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Sensopercepción investigación escritos

Las lecturas, las experiencias y los modos del decir son dispares, difieren en cada una de nosotras, de eso se trata: de mostrar más que de explicar. De compartir desde lo sensible y desde la conceptualización todo aquello que esta práctica comprende en el ámbito del movimiento y en su visión del hombre en el mundo. La propuesta de Sensopercepción-investigación es una propuesta abierta, pero con una dirección muy clara que convoca a estudiantes, docentes y directivos que de algún modo tienen su foco puesto en el cuerpo y el movimiento. Corporalidad on-off line, digitalización y conectividad Carolina Di Palma.....................................................................

Sensopercepción espacio de investigación -escritos- Daniela Yutzis y Déborah Kalmar -coordinadoras- Sensopercepción, espacio de investigación -escritos- Sensopercepción, espacio de investigación -escritosDaniela Yutzis y Déborah Kalmar -coordinadorasTextos de: Anabella Di pego Ana Sabrina Mora Anahí Acosta Verónica Buzza Julia Catalá Helue Errandonea Florencia Roig Lucía Squillacioti Diana Tessari Eugenia Maldonado Inés Rosetti Carolina Di Palma -recepción y corrección de textos- Copyright© 2024 Sensopercepción, espacio de investigación Ninguna parte de esta publicación podrá ser traducida, reproducida, archivada en ningún sistema o transmitida de ninguna forma, electrónica, mecánica, fotocopiada o de cualquier otra manera, sin el consentimiento previo, por escrito de las editoras. ISBN 9798322890935 Para más información: Déborah Kalmar Estudio Kalmar-Stokoe kalmarstokoe@gmail.com @estudio_kalmar_stokoe CABA, Argentina Daniela Yutzis Amancay Educación del Movimiento danielayutzis@gmail.com @amancayeducaciondelmovimiento La Plata, Argentina Foto de cubierta: Micaela Messera Diagramación: Enrique Peñas Diseño de Cubierta: Daniela Yutzis Editorial Amancay Educación del Movimiento Índice Prólogo....................……………………………………………………………………......…...…..7 Sensopercepción, espacio de investigación Daniela Yutzis y Déborah Kalmar………………………………………………............….......….9 Sensopercepción, políticas del cuerpo Daniela Yutzis……………………………………….........…………………………….......…..….15 Cuerpo vivido y experiencia del dolor en Hannah Arendt Anabella Di Pego…………………........…………………………………………………..........…21 Temporalidades y materialidades: algunas coordenadas para pensar el movimiento Ana Sabrina Mora…………………………….......…………………………………………..........31 Corporalidad on-off line, digitalización y conectividad Carolina Di Palma……………………………………………………........……...……….........…39 Enciende una danza (o la trinchera y el refugio menos pensado) Anahí Acosta ………………………………………………………….........………….…..........…45 Cuerpo en vínculo con el territorio Verónica Buzza…………………………………………………………………….......…..........…51 Algunos modos de escritura acerca y desde la Sensopercepción Reflexiones para pensar la práctica Julia Catalá……………………………………………………………………..….......…...........…61 Sensopercepción y verbalización, el tercero que aparece Helue Errandonea …………………………………………………………….......………........…69 Acerca de recuperar el saber del cuerpo, desde la mirada de Suely Rolnik Florencia Roig……………………………………………………………...……..........................73 La ausencia en la imagen. Sobre el vacío en el espacio-cuerpo Lucía Squillacioti..…………………………………………………………………...................…79 Bitácora de una herida Diana Tessari…………………………………………………………………….…...................…87 Explorando temporalidades; Sensopercepción y Educación Física María Eugenia Maldonado…………………………………………………………...............…...93 La tensión como límite Inés Rosetti …………………………………………………………………………...................…99 Prólogo Este libro es tal vez el primer libro de una serie de Escritos que pretenden compartir las búsquedas e inquietudes de quienes participamos semanalmente de los encuentros de Sensopercepción-espacio de investigación cada viernes de 10 a 12 por una plataforma virtual. Por eso comenzamos con un primer texto que cuenta de qué se trata nuestro grupo. Luego se presentan artículos de dos investigadoras de la Universidad Nacional de La Plata que fueron invitadas a un conversatorio en nuestro espacio y a continuación se ofrece la recopilación de escritos de muchas de las participantes. Las lecturas, las experiencias y los modos del decir son dispares, difieren en cada una de nosotras, de eso se trata: de mostrar más que de explicar. De compartir desde lo sensible y desde la conceptualización todo aquello que esta práctica comprende en el ámbito del movimiento y en su visión del hombre en el mundo. 7 Agradecimientos A Guillermo Beilinson, Micaela Messera y Enrique Peñas. A cada una de las participantes de los encuentros semanales, a las que escribieron, a quienes escribirán en los próximos libros y a quienes no han escrito pero comparten y construyen con nosotras el decir, hacer y pensar cada viernes en comunidad. Con inmenso agradecimiento este libro está dedicado a Patricia, allí donde esté, porque está siempre presente. 8 Sensopercepción espacio de investigación Daniela Yutzis danielayutzis@gmail.com Déborah Kalmar kalmarstokoe@gmail.com En los años 70, Patricia Stokoe comenzó a incorporar en sus clases de Expresión Corporal un espacio que llamó “el momento de Sensopercepción, la pasión de investigar”. El tiempo dedicado a esta tarea se fue extendiendo hasta que la Sensopercepción fue tomando un lugar propio en su trabajo, devino un espacio de exploración en sí mismo. Cada año, al finalizar el ciclo de clases, reunía a las docentes de su estudio y les pedía que volvieran a pensar los modos de definir, de nombrar, de decir esa práctica a la que se dedicaban. Ella misma volvía a repensar la disciplina. Aún con su gran capacidad visionaria, ¿habrá vislumbrado el devenir de los temas, las preguntas y las prácticas que suscitó desde entonces? Quien investiga excava, “y sobre todo, no ha de tener reparo en volver una y otra vez al mismo asunto, en irlo revolviendo y esparciendo como se revuelve y esparce la tierra. Los contenidos no son sino esas capas que tan sólo tras una investigación cuidadosa entregan todo aquello por lo que vale la pena excavar: imágenes que separadas de su contexto, son joyas en los sobrios aposentos del conocimiento posterior, como quebrados torsos en la galería del coleccionista” (Benjamin, IV/1: 350). La multiplicidad de factores que se conjugan en la práctica de Sensopercepción nos posiciona frente a un abismo que parece ser inabarcable y ciertamente lo es. De este modo, cada viernes, docentes, investigadoras y estudiantes de todo el país, nos reunimos en este encuadre que llamamos Sensopercepción espacio de investigación y nos 9 abocamos en cada encuentro a la inexorable infinitud de investigar la sensopercepción. De a momentos con una actitud contemplativa, pero mayormente con la mirada atenta a la conciencia de una constelación crítica que nos permita avanzar y recorrer de diferentes modos todas las áreas de interés que esta práctica nos convoca. Los encuentros no pretenden concluir definiciones certeras y acabadas, más bien tienen la pretensión de habitar ese abismo inconmensurable en que las preguntas van haciendo la senda. Cuando la mirada frente al conocimiento incluye el saber de la imposibilidad de conocerlo todo, el espacio se extiende y la reflexión nos invita a leer, a producir y a hacer de este espacio un lugar de experiencia. Por eso una y otra vez rodeamos desde la materialidad misma del conocimiento la potencia del hacer y el pensar. Si entendemos la tradición como una forma de lectura y al mismo tiempo como una actualización permanente de ese modo de leer, entonces la propuesta de Patricia Stokoe está presente y entra a su vez en diálogo con los escenarios posibles y actuales en los que cada una de las personas que concurre a estos encuentros está habitando. La propuesta de Sensopercepción-investigación es una propuesta abierta, pero con una dirección muy clara que convoca a estudiantes, docentes y directivos que de algún modo tienen su foco puesto en el cuerpo y el movimiento. Eso incluye por ejemplo una persona que trabaja en áreas de la comunicación y la infancia, docentes de Expresión Corporal, del método Feldenkrais, eutonistas, artistas de la danza, la plástica y el teatro, psicomotricistas, educadoras. Nuestros encuentros semanales intentan pasar de la práctica a la teoría, la reflexión, la lectura, el estudio y la escucha. La presentación y la exposición junto con la exploración del movimiento. Hemos recorrido aquellas fuentes primarias que hicieron posible el despertar de la sensopercepción y que hacen de su práctica una continuidad que si bien no es unidireccional tiene una delimitación precisa; indagamos y exploramos los principales ejes del movimiento que ellas se proponen. Tal como se indicó, la complejidad de cada tema requiere ser abordado de múltiples formas. Es así como los rodeos nos enfrentan a otras miradas sobre aparentes mismos 10 temas. Es por ello, que se siguen sumando interesadas -hasta el día de hoy somos todas mujeres- y el espacio está siempre abierto. Algunas de las integrantes pueden dedicar una hora semanal de estudio a esta propuesta y otras toman apoyo aquí para la escritura de sus proyectos. Cada una desde su lugar de estudio, desde sus preguntas. Tal vez preguntar es uno de los impulsos hacia la investigación, puesta en contacto con el propio deseo, puesta en movimiento hacia los propios centros de interés y probablemente tramita una tensión que no se resuelva. Convive con la incerteza, la apertura y reflexión hacia sucesivas, potenciales respuestas, o tal vez expande la sensibilidad, como quien escucha atento los indicios de un movimiento en la dirección anhelada; para poder reflexionar hay que deshacerse de ciertos apegos y moverse en un espacio relacional sin expectativas ni demasiados prejuicios. Así comenzamos la actividad este año, invitando a cada una a “venir hacia su pregunta” para presentarla al grupo, aunque fuera un esbozo, un trazo vivo, incompleto. La pregunta que se esboza, opera como flecha de sentido que no sofoca la inmediatez. El preguntar deviene un cierto foco para cada quien, y a su vez abre diversidad de caminos de investigación, aperturas y cierres para una disciplina que enlaza diversidad de herramientas en la complejidad de nuestro vivir. ¿Qué preguntas tengo que hacer para generar la curiosidad, la inquietud por la investigación y validar el tiempo de la contemplación de la vida, sin apuros, aquí y ahora? ¿Qué prácticas nos conducen a habitar el cuerpo consciente? ¿Qué enlace y aporte puede realizar la Sensopercepción a la Danza y todos los lenguajes artísticos? ¿Qué rol juega en habilitar el disfrute del movimiento y la danza al alcance de todos? ¿Qué es la conciencia? ¿Y la conciencia del cuerpo? ¿Dónde habita el pensamiento? 11 ¿Es la percepción una forma de conocimiento? ¿Dónde se entrelaza la palabra con la percepción? ¿Cuándo se separan? ¿Se aloja la memoria en todo el cuerpo? ¿Qué aporta el análisis minucioso del movimiento al despliegue de la poética? ¿Dónde y cómo se inicia un primer paso en el andar? ¿Qué dice y que informa el dolor? ¿Cómo se expresa el cuerpo en la relación con otro ser humano como acompañante en situación de trauma? Este año, impulsadas por las preguntas, entramos por algunos lugares puntuales de la práctica como la exploración de diversidad de pasajes o recorridos del movimiento, las calidades perceptuales y de organización del sistema que el explorar brinda a cada quien, entendiendo que la percepción no es lineal, es un campo, es un territorio, una experiencia y es multidimensional. Retomamos la investigación de recursos clásicos, ya propuestos por nuestros maestros hace tantos años, siempre vigentes, que invitan al análisis y descripción del movimiento (y allí nos apoyamos en la magnífica tarea que Olga Nicosia desarrolla en este ámbito) y sugerimos lecturas guiadas con espacio de reflexión que muchas veces coordinamos desde nuestros recursos y otras, convocamos a docentes e investigadoras de distintas áreas del conocimiento académico como la filosofía, la antropología, el arte. Las clases son virtuales y en este caso estamos agradecidas de ello. Si bien festejamos el encuentro, y de hecho nos hemos reunido de forma presencial en diciembre 2022 y en febrero 2023 en La Plata para movernos en comunidad, la virtualidad nos regala la posibilidad de encontrarnos semanalmente desde Tucumán, España, Estados Unidos, La Plata, Neuquén, Mar del Plata, el Bolsón, Bariloche, Buenos Aires, Catamarca. 12 La síntesis de este proceso puede realizarse en nuestro modo de movernos en la vida cotidiana, en la danza, en los aportes en la formación artística en diversas disciplinas, en la elaboración de clases de expresión corporal, en la reflexión sobre cada uno de los temas abordados o emergentes y eventualmente en el campo del pensamiento, en la escritura y la palabra hacia la elaboración poética para unos o la elaboración teórica para otros. “No cesaremos de explorar y el fin de nuestra exploración será llegar donde empezamos y conocer el lugar por primera vez”, -escribe T.S.Eliot en Cuatro Cuartetos-. Al decir de Patricia “el cuerpo se mete en todo”, Sensopercepción puede sin duda realizar su aporte al arte, la salud, la educación, las casas, las calles, la vida. Quien desee sumarse a esta propuesta abierta y continua, desde ya es bienvenido. 13 Sensopercepción, políticas del cuerpo Daniela Yutzis danielayutzis@gmail.com La Sensopercepción tiene la particularidad de ser una técnica de educación del movimiento que se forja en nuestro país. Su crecimiento se constituye en diálogo con otras prácticas afines que se despliegan en Dinamarca, Inglaterra e Israel, entre otros países, unas décadas después de la Segunda Guerra Mundial. Si bien el reconocimiento de su tarea no siempre se encuentra del todo explicitado, su trabajo se cuela por los intersticios de la danza, la educación física, el teatro, el arte, la salud y la educación en diferentes espacios a lo largo de todo nuestro país, como un homenaje y agradecimiento permanente a su creadora, Patricia Stokoe. Los conceptos y contenidos centrales se mantienen y conforman una tradición en el ámbito de la educación del movimiento y el soporte conceptual que la avala se renueva y se actualiza; es decir su tradición es recibida como forma de lectura acorde a la singularidad de los pensamientos de cada momento. De eso trata este artículo, de pensar algunos principios de la sensopercepción, ligados a los modos del conocimiento, a los usos del tiempo y a la concepción de cuerpo que habita esta práctica. Este relato se propone compartir nociones de su práctica y pensamiento que van más allá de las clases y que al mismo tiempo devienen constitutivas de las mismas. Como suele suceder, además de avanzar con la explicación iré compartiendo las preguntas que eso despierta. La Sensopercepción está particularmente mediada por la palabra. La clase es una narrativa, una experiencia que pretende invitar a un trabajo de investigación con un registro con valor testimonial para cada quien. Ese modo de atravesamiento implica una pregnancia individual de la práctica, en un trabajo que a su vez es un consenso en 15 comunidad. Partimos de un acuerdo preestablecido y en constante construcción, donde cada alumna/o transita la clase de modo particular a partir de una propuesta precisa. La clase obedece a un recorrido, a una organización de determinado movimiento, a una invitación para tener la experiencia de cierta calidad de movimiento que resuena de manera singular en cada quien. El acuerdo que se va instituyendo solicita que en gran parte de las clases el trabajo se transite en silencio, con ojos cerrados, con la escucha atenta. Intentar no copiar la forma de lo que hace el otro no siempre es sin dificultad. Por eso, la contundencia del lenguaje intenta arremeter al menos por un momento con la primacía de lo visual por sobre lo sonoro; “lo sonoro, arrebata la forma. No la disuelve, más bien, la ensancha le da amplitud, un espesor y una vibración a la que el dibujo nunca hace otra cosa que aproximarse” (Nancy, 2008:12). Mientras que lo visual insiste en su permanencia incluso allí cuando se desvanece, lo sonoro “aparece y desaparece aún en su permanencia” (Nancy, 2008: 13). Estar, tenderse a la escucha es en este sentido habitar una tensión, prestar oídos con la curiosidad de dejarnos inquietar. Entender lo que dice, dar consistencia al valor de la palabra y dejarnos resonar en aquello que perdura, sabiendo que su acceso no siempre es instantáneo ni inmediato, sino que requiere ser anudado, decantar, descender y apropiarse. Estar a la escucha es así permanecer en un margen y dejar que eso que escucho suscite una inquietud, promueva un movimiento que se continúa en algunos otros, no de manera infinita. Al escuchar dejo tender un puente con el otro, al menos con quien dice. La práctica de la clase apoya su metodología en el rodeo, es decir que no hay una forma acabada a la cual llegar, sino que la clase consiste en la observación de esos recorridos sin centrar la atención en un fin. Se pretende dejar ver la superposición de capas que entraman el tejido de cada movimiento. Acostumbrados a las leyes del progreso y el avance, la propuesta nos desorienta y se presenta a contrapelo, llevando el interés hacia lo que sucede, hacia los estratos, las contingencias, las opciones múltiples en los modos de hacer, en contraposición a la pretensión de un saber indiscutido y 16 perfecto al cual acceder. La palabra no tiene pretensión de ser un estímulo, porque el estímulo espera una respuesta determinada. La palabra aquí, es invitación, es investigación. Por eso la gramática del lenguaje resulta tan significativa en la clase, qué decir, cómo decir. Porque el lenguaje en esta propuesta no constituye una consigna que sólo ordena y antecede la acción, sino que lenguaje y acción entrelazan su participación. Cada palabra pliega, cada oración desdobla, expande en un ejercicio permanente de los modos del decir. ¿Qué es pensar la experiencia del lenguaje? Resistirse a la palabra como mero signo, ampliar el análisis y la percepción que liga a una palabra con un movimiento exacto, alejarse de cierto convencionalismo del lenguaje y empujar su aparente controlado mecanismo más allá de los límites; “el lenguaje es el lugar del ser; es todo el topos del ser, ante todo porque es en el lenguaje donde se abre la relación tangencial del ser y la significación se abre, como un despliegue intensivo del lenguaje” (Oyarzun, 2020: 26). A su vez, el lenguaje es pensado en términos de diversidad de lenguajes, entendiendo esta expresión como insignia de la imposibilidad de nombrar la verdad única a través de la palabra; pues el propio lenguaje exhibe en sus palabras su propio límite, la imposibilidad de decirlo todo. El problema de pensar el lenguaje como puro medio que comunica no recae sólo en la concepción de puro medio, sino en los supuestos que ello implica. De manera tal, que ante todo, la ruptura es con la concepción del lenguaje como puro medio transparente, sin pliegues ni fracturas. Esta crítica interfiere a su vez en la relación lineal lenguaje-acción; porque interrumpir esta noción desata la causalidad que supone a la lengua como herramienta eficaz para la comunicación que antecede a la acción. En este sentido, lenguaje y acción desenlazan su ligazón de causalidad, anticipación y eficacia instrumental, para abrir el juego a una multiplicidad de modos de relación. La comunicación de este modo no es a través del lenguaje sino que es en él. Existe un momento en la vida en la que nos enseñan y aprendemos movimientos de múltiples maneras, para luego andar en el mundo y probar diferentes prácticas. Eso nos permite una cierta funcionalidad que se instituye con innumerables hilos que tejen una trama que está en constante cambio. Pero este recorrido nunca resulta del todo 17 transparente. No sabemos muy bien cómo nos movemos. Y ese es uno de los ejes que observamos en esta práctica. No para develarlos y explicitarlos, sólo para asomarnos en cuerpo y palabra a la observación minuciosa, al detalle de lo nimio. La pregunta por las formas en que abordamos el pensamiento acerca de cómo nos movemos y de cómo indagamos las prácticas del cuerpo queda a veces atrapada en la información tecnicista que ordena de manera insistente números, cuadros, clasificaciones que homologan. Debemos pensar al movimiento también en su adscripción a lo sensible, ligado a un entorno, constituido en una trama que incluye una multiplicidad de factores y conocimientos. La facultad sensitiva no es un acto, sino la posibilidad de una potencia. Tal vez desistir de la permanencia en buscar ese lugar a alcanzar (además como si eso fuera posible), objetivo a lograr, meta a superar que no es más que pura frustración en sí misma hacia la apertura de lo contingente y con algún tipo de movilidad; que habitar el movimiento sea preguntarnos por el movimiento. No hay posibilidad de vida con la pura estabilidad. Alejarnos de la pura mirada, al menos por un instante. Demorarse, retrasarse, dejar que el encuentro con el cuerpo quede a veces del lado de una artesanía en el sentido de la atención que requiere. Dejar avanzar la atención por sobre la costumbre. Poder observar sin intervenir. Descubrir las posibilidades que habilita el movimiento es a condición de que cada quien se torne sobre sí mismo y difiere de ir a buscar aquellas “verdades” que quiero encontrar. La mirada de observador requiere cierta humildad. La pregunta que surge entonces es cómo abordar esa práctica más allá del puro gobierno sobre el cuerpo. La mediación técnica que se apropia del cuerpo no es un hecho aislado. Al contrario, asume su forma en la aceleración de una masa distraída y dispersa. El hábito, la potencia de la mirada, la desatención. 18 ¿Cómo abordar algún conocimiento del cuerpo dejando que la información se asome? Cuál es la relación entre sujeto y objeto, entre experiencia y conocimiento. Cómo propiciar una experiencia y dejar que nos arremeta cierta posibilidad de desarticulación, de dislocación? “La existencia de una relación objetiva entre consciencia empírica y concepto objetivo de experiencia es sin más imposible” (Benjamin, Ob. II/1: 167). Tal vez en el derrotero de la incesante cantidad de estímulos, de la proliferación de las inagotables vivencias que pretenden ofrecer lo nuevo –que no es más que la pura novedad vacua- sólo precisemos al menos un instante de silencio de imagen, un breve llamado a dejar-nos confundir entre lo inteligible, lo sensible y lo espiritual. Referencias bibliográficas Benjamin, W. (2007). Obras II, Vol. 1.España: Abada. Nancy, J.L. (2008). A la escucha. Trad. de Horacio Pons. Buenos Aires: Amorrortu. Oyarzún P. (2020). Doing Justice. Three Essays on Walter Benjamin. Cambridge: Polity Press. 19 Cuerpo vivido y experiencia del dolor en Hannah Arendt Anabella Di Pego anadipego@gmail.com En este trabajo reconstruiré la concepción del cuerpo vivido y de la experiencia del dolor en Hannah Arendt basándome fundamentalmente en el prólogo de La condición humana y en el parágrafo 15 del tercer capítulo del libro titulado en la edición alemana “La abolición de la propiedad «muerta» en favor de la apropiación «viva»” (2007:129138)1. Para comenzar quisiera hacer algunos comentarios introductorios sobre la cuestión del cuerpo en la perspectiva arendtiana. La condición humana se encuentra históricamente forjada, es decir, las condiciones bajo las que se da el modo que entendemos la vida humana y como comprendemos lo humano es algo que se constituye históricamente. La mitad del siglo XX constituyó un punto de inflexión al respecto y con las explosiones atómicas comenzó lo que traducen como “mundo moderno” [modern world] pero es el mundo contemporáneo puesto que “modern” en inglés refiere a lo contemporáneo. Las explosiones atómicas marcan el fin de la época moderna y el comienzo del mundo contemporáneo, que está asignado por el desarrollo de la ciencia y de la técnica y cómo impacta eso en lo que entendemos por lo humano así como en las condiciones en que se da la vida. Tal vez el ejemplo del primer satélite artificial puesto en órbita alrededor de la tierra con el que Arendt abre el prólogo puede resultar un poco obsoleto, pero es interesante su análisis de este hecho corriente hoy en día. Este suceso fue recibido con alivio por constituir el primer 1 En la edición en español el apartado se titula “Lo privado de la propiedad y riqueza” (2001: 120-127) siguiendo la versión en inglés “The Privacy of Property and Wealth” (1998: 109-118). 21 paso del hombre para librarse de la prisión terrena. Resulta llamativo que si bien en la filosofía frecuentemente se ha visto el cuerpo como la prisión del alma es novedoso que ahora se vea a la tierra como prisión de la humanidad. Esto marca una ruptura que se da en el mundo contemporáneo humano respecto de la tierra y del cuerpo propio como condiciones que configuran el modo en que se nos da la experiencia y bajo las que reproducimos la vida. La tierra no es solamente un objeto o un cuerpo, en el sentido de cuerpo físico, ni nuestro cuerpo propio es un cuerpo en el sentido de algo que ocupa un lugar en el espacio que no puede ser ocupado al mismo tiempo por otro cuerpo. Ambos son de alguna manera lo que podríamos decir un suelo o sustrato (Husserl, 2006), esto es, constituyen la base a partir de la cual, por ejemplo, se configura la posibilidad del movimiento, esto es, de percibir el movimiento. En ese sentido, el cuerpo propio y la tierra son los puntos de referencia de todo movimiento; el punto fijo que permite percibir el movimiento de los otros cuerpos. Se está produciendo una ruptura respecto de esta idea del cuerpo propio y de la tierra como suelos y sustratos de nuestra experiencia. De alguna manera están deviniendo cuerpos físicos que ocupan un lugar en el espacio cuando en realidad posibilitan nuestra experiencia y la vida tal como la conocemos hasta ahora. Si bien el libro no se ocupa del mundo contemporáneo en sentido estricto, es interesante mostrar el análisis que hace de las condiciones de la época moderna que permiten esclarecer la situación contemporánea y en ese marco quisiera abordar específicamente el parágrafo 15. Más allá de las referencias históricas, constituye una elucidación de lo que ocurre con el cuerpo en la época moderna en función de entender los desafíos actuales. La particularidad de ese parágrafo es que aparece la noción de cuerpo (body) con centralidad y en la traducción que ella misma hace al alemán de su libro observamos que utiliza dos expresiones diferentes Körper y Leibliche2. Mientras el primero remite al cuerpo físico, el segundo sería lo corporal 2 Sin lugar a dudas se evidencia la resonancia de la distinción de Husserl (2005) entre Körper y Leib así como 22 en tanto cuerpo vivido o cuerpo sintiente. En castellano, como en inglés, tampoco tenemos dos palabras distintas y por eso sería preciso adjetivar el segundo término para marcar la distinción. Leibliche remite a la singularidad del cuerpo vivo, por lo que se traduce como cuerpo sintiente o cuerpo vivido, sólo que como la traducción del libro al español se ha realizado del inglés, se ha perdido este importante matiz. Quiero proponer una lectura de este parágrafo 15 atendiendo a ese matiz para discutir cierta lectura tradicional de que el cuerpo en Arendt está vinculado con la labor y con las necesidades de la vida, es decir, al ámbito de lo biológico. En ese sentido si consideramos las distinciones entre lo que ella considera el ámbito de la labor, del trabajo y de la acción, el cuerpo sería lo inferior y lo que tenemos en común con respecto a todo el resto de los seres vivos. Si recuperamos la distinción entre el cuerpo en el sentido físico y un cuerpo que es un cuerpo sintiente, podremos apreciar que Arendt hace referencia a una doble reducción del cuerpo en la época moderna. Por un lado, una reducción del cuerpo en tanto cuerpo sintiente o cuerpo vivido a cuerpo físico, es decir, una tendencia a concebir el cuerpo en términos de cuerpo físico que ocupa un lugar en el espacio. Frente a ello el concepto de cuerpo sintiente muestra en qué sentido ese cuerpo remite a la posibilidad de percibir, de sentir placer y dolor, es decir, que el cuerpo es lo que nos abre en realidad al mundo, permitiéndonos percibir el mundo justamente porque podemos ser afectados. Entonces el cuerpo es el anclaje de la apertura al mundo y también una de las experiencias del cuerpo, la del dolor en general es considerada como el punto de mayor cierre sobre sí mismo porque cuando tenemos un dolor, pensemos en un dolor muy agudo, justamente el cuerpo se repliega sobre sí mismo y desaparece el mundo exterior. De modo que el cuerpo es lo que nos abre al mundo a la vez que también lo que en determinadas experiencias puede sustraernos del mundo pero precisamente porque ese mundo nos afecta. El cuerpo vivido es así la condición de posibilidad de la apertura y de la percepción del mundo, desarmando de esta manera Arendt la reducción moderna del cuerpo sintiente a cuerpo físico. su tematización del cuerpo vivido y la percepción. Véanse al respecto especialmente los parágrafos §§ 35-42 del libro II de Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica de Husserl (2005). 23 La otra reducción que se opera en la época moderna y que Arendt quiere desmontar es la reducción de las experiencias corporales vividas a vivencias privadas independientes del mundo. Quisiera hacer una breve referencia a la distinción entre vivencia y experiencia que resulta necesaria para entender esta cuestión y que tampoco aparece en la edición española. Efectivamente en alemán Arendt utiliza las expresiones Erlebnis (vivencia) y Erfahrung (experiencia) probablemente esté tomando la distinción de Walter Benjamin (2012: 212 y 236), para quien las vivencias tienen que ver con la dimensión subjetiva y son vivencias singulares o únicas e mientras que la experiencia detenta una singularidad que siempre puede ser compartida con otros. Frente al carácter subjetivo de la vivencia, la experiencia remite a los sentidos compartidos que emergen en relación con el mundo y con el estar con los otros. Arendt se refiere a la “experiencia del cuerpo” entendiéndola como una experiencia compartida e intersubjetiva que, sin embargo, se ha ido reduciendo en la época moderna a una “vivencia del cuerpo” como algo totalmente independiente del mundo. En este sentido, cuando señala que nuestra idea del cuerpo y las vivencias del cuerpo son lo más privado, aquello que difícilmente se puede compartir con los otros, está remitiendo a la concepción moderna dominante. Arendt se posiciona críticamente respecto de la idea de raigambre moderna del cuerpo como algo completamente individual y cuyas “experiencias” no pueden ser compartidas puesto que siempre se pierde algo cuando se quiere comparte esa singularidad irreductible de las vivencias propias. Desarmar esta concepción requiere dos movimientos complementarios respecto de la tradición filosófica, por un lado, criticar la concepción de Locke y por otro lado retomar los aportes de Wittgenstein en relación con el argumento del lenguaje privado (1999: §§ 243-315). Este segundo movimiento no lo encontramos explícitamente en Arendt, pero quisiera mostrar que se encuentra insinuado y que el análisis wittgensteniano resuena en su lectura del dolor. En relación con Locke3 es muy conocida su posición respecto de la justificación 3 Véase especialmente el capítulo quinto “De la propiedad” y remitimos especialmente al parágrafo 27: “Cualquier cosa que él [hombre] saca del estado en que la naturaleza la produjo y la dejó, y la modifica con su labor y añade a ella algo que es de sí mismo, es, por consiguiente, propiedad suya. Pues al sacarla 24 de la propiedad privada a partir del trabajo de nuestras manos, es decir, en función de las transformaciones que el trabajo introduce en la materia natural se encuentra fundada su apropiación privada. Así, si labramos un campo, ese trabajo transformador justifica la apropiación privado del mismo en la medida que hay un valor adicional en el campo producto de nuestro trabajo. La justificación de la apropiación privada se ancla en el cuerpo propio y más precisamente en el trabajo de nuestras cuerpo sobre algo natural que lo transforma y le da un valor adicional. A partir de esto, se produce según Arendt un cercamiento de lo común, en el sentido de una sustracción de lo común, puesto que eso otrora común puede ser considerado privado por ese trabajo de nuestro propio cuerpo. El cuerpo propio se vuelve entonces, advierte Arendt, el arquetipo de toda propiedad privada porque es la única cosa que no se puede compartir con otros, nada es menos común y menos comunicable que lo que ocurre en los confines de nuestro cuerpo, erigiéndose en el más seguro escudo contra la visibilidad y audibilidad del ámbito público. Locke se presenta así situando al cuerpo propio como fundamento de la propiedad privada pero también como la experiencia más privada que nos sustrae y se sustrae completamente del ámbito público y del ámbito compartido. Esta es la visión dominante en la época moderna. Así como hay un cercamiento de lo común que tiene que ver con el surgimiento de la propiedad privada, también podríamos decir que hay un cercamiento del cuerpo propio, una especie de vallado que repliega al cuerpo sobre sí mismo aislándolo del mundo. Por eso, Arendt conecta este movimiento de la filosofía moderna con dos fenómenos concomitantes: el repliegue que concibe al cuerpo como lo más privado y la idea de pérdida o alienación del mundo. El modo en que la época moderna concibe el cuerpo como lo más privado y aislado del mundo se encuentra a la base de dos fenómenos que Arendt procura indagar críticamente, a saber, la pérdida del mundo común y la alienación del mundo4. Ahora del estado común en el que la naturaleza la había puesto, agrega a ella algo con su trabajo, y ello hace que no tengan ya derecho a ella los demás hombres” (2006: 37). 4 Aquí no profundizo en esta cuestión que he abordado en el trabajo “Crítica del humanismo, labor y cuerpo en Hannah Arendt” (Di Pego, 2022). 25 quiero compartirles esta frase que está solamente en la edición alemana del libro, es decir, no está en la edición en inglés y por tanto tampoco traducida al español. La idea es que la crítica arendtiana da lugar a pensar de otra manera el cuerpo diferente de la imperante en la época moderna. La vivencia del cuerpo [Körpererlebnis], que toda filosofía sensualista da por supuesto como una condición permanente [Dauerzustand], no es de ninguna manera algo sobreentendido como dado; es por el contrario sólo alcanzable a través de una en extremo aguda facultad de representación y de imaginación [Vorstellungs- und Einbildungskraft]. (Arendt, 2007: 134). Esta frase resulta especialmente iluminadora porque justamente en la filosofía moderna aparece el cuerpo como lugar de la experiencia de mayor certeza, en tanto una experiencia que es dada como sobreentendida. Pero Arendt nos dice que eso que siempre se da por supuesto de manera permanente y como algo dado, solo puede ser alcanzable como tal a través de la facultad de la imaginación y de la representación. La concepción del cuerpo que la filosofía moderna presenta como dada independiente del mundo, como una certeza previa a todo conocimiento del mundo exterior, en realidad está constituida por la facultad de la imaginación que en alemán es una facultad de hacer presente imágenes diversas, es decir, es al mismo tiempo una facultad de imaginar y de representar a través de imágenes. De manera que la imaginación no es entendida como mera fantasía o inventiva sino como la capacidad de representarse distintas posiciones, distintas imágenes respecto de alguna cuestión. Si entendemos al cuerpo como producto de esta facultad y las experiencia que tenemos cuerpo como producto de la misma, entonces resulta manifiesto que el cuerpo funciona como suelo, esto es, como un marco dado para el modo en que percibimos el movimiento, el ordenamiento espacial y temporal. Sin embargo este cuerpo que consideramos como dado y que opera como una evidencia en nuestra cotidianidad, está construido históricamente. En Sobre la certeza, Wittgenstein (1972: § 97) hace referencia al lecho de un río y ese lecho justamente es lo que permite 26 que el agua circule por un determinado canal pero el lecho mismo es lo que permanece aunque el agua vaya corriendo, eso sería como lo dado. Pero cuando viene una crecida del río parte del lecho se remueve y continúa con el agua aunque permanecen otros sedimentos formando el lecho. Esa es un poco la idea de cómo eso que efectivamente en nuestra experiencia cotidiana no es tematizado y opera como algo dado, puede al mismo tiempo estar pero construido histórica y socialmente e incluso va cambiando en distintas épocas. A partir de esta referencia a Wittgenstein, vamos a remitir muy someramente a su argumento del lenguaje privado para profundizar la crítica a la idea del cercamiento del cuerpo, o sea al modo en que se ha entendido el cuerpo como lo más privado y lo inaccesible a los otros en la modernidad; esa experiencia que no tiene nada en común o que cuando es puesta en común necesariamente pierde parte de su singularidad. El argumento del lenguaje privado se encuentra vinculado precisamente con el dolor en tanto es considerada justamente la experiencia que resulta completamente intransferible. ¿Cómo podría otro saber cuál es mi dolor? Este es el problema dado que el dolor es algo justamente individual y nadie puede acceder a mi sensación de dolor. Wittgenstein advierte que si ese dolor es absolutamente privado, tendríamos que poder crear un lenguaje privado que dé cuenta de la singularidad de esa sensación. En este caso, podríamos cada vez que tenemos una sensación denominarla de determinada manera y tomar nota cada vez que aparece de nuevo esa sensación de dolor. De manera que cada vez que reaparece esa sensación de dolor, lo que hago es contrastar esa sensación de dolor con el recuerdo de la sensación de dolor precedente, considerando en este caso que hay una concordancia entre la sensación precedente y la actual. Wittgenstein se pregunta cómo podría en ese caso determinar si es correcta o incorrecta mi adscripción del dolor a la nueva sensación porque lo que tengo es el recuerdo de la sensación precedente. En este sentido, considera que no hay forma de establecer que sea correcta o incorrecta porque no hay ningún criterio externo. Necesariamente la corrección o incorrección requiere de un criterio externo y ahí pone el ejemplo para hacerlo más gráfico que sería como si quisiésemos que una mano le done dinero a la otra mano; 27 podríamos hacer todo, incluso redactar un contrato en una mano, pero igualmente no sería una donación de una mano a la otra mano. Entonces la idea es que el criterio externo es lo que posibilita el reconocimiento del significado de una palabra como correcto e incorrecto. Y eso tiene que ver con el uso público del lenguaje, es decir, el lenguaje requiere criterios externos por lo que no puede haber un lenguaje privado. Incluso el reconocimiento del dolor como experiencia fundamental requiere del lenguaje compartido. Así el denominado argumento del lenguaje privado en Wittgenstein lo que viene a mostrar es que no puede haber un lenguaje privado porque el lenguaje tiene que ver con comunicar y para comunicar tiene que haber sentidos que podamos establecer si son usados de manera correcta o incorrecta es decir que siguen ciertas reglas compartidas. En el caso del lenguaje privado no puede haber ningún tipo de reglas ni criterio para determinar su uso. Así lo que en la tradición filosófica aparecía como paradigma de la experiencia y de un lenguaje inequívoco, lo privado en cuanto al dolor, se muestra como sólo concebible y reconocible en relación con el lenguaje público y sus criterios externos. De modo que la misma experiencia privada del dolor requiere del lenguaje compartido para ser conceptualizada y para ser reconocida y en nosotros mismo y también en los otros. En este sentido, la relación entre lenguaje y experiencia, por un lado, nos muestra en qué sentido no es posible aislar o delimitar la experiencia del lenguaje porque el lenguaje es constitutivo de esa experiencia. Por otro lado, pone de manifiesto en qué medida el lenguaje también requiere de los otros y de las manifestaciones de los otros, es decir, el dolor no sería meramente una sensación sino que remitiría a una gramática del dolor que tiene que ver con el tipo de reacciones, el tipo de expresiones, la misma gestualidad. La manera en que lo manifiesta el cuerpo y el modo en que reaccionamos es lo que hace reconocible el dolor para los otros e incluso para nosotros mismos porque nos permite saber que alguien tiene dolor a la vez que también ir reconociendo y constituyendo las experiencias del dolor. Entonces esta idea de gramática expresiva del dolor o de cualquier experiencia del cuerpo remite a una gramática compartida de 28 gestualidades y reacciones que constituyen el dolor, por lo que no se trata para conocer el dolor de acceder a una interioridad exclusiva sino por el contrario comprender sus manifestaciones exteriores. Esta exteriorización nos permite reconocer el dolor en el otro y en nuestro propio cuerpo. En el parágrafo 293 de las Investigaciones Filosóficas, Wittgenstein remite a un escarabajo en un una caja. La significatividad del lenguaje no remite a un vínculo secreto entre la sensación o experiencia interna y el lenguaje externo, o entre la cosa y la palabra. Esa interioridad es inaccesible para los otros y como analogía nos propone pensar en esa interioridad como una caja. Cada uno puede ver adentro de su caja que hay un escarabajo pero nadie puede ver la caja de los otros sino solamente su propia caja. El escarabajo al interior de la caja puede pensarse en analogía con el dolor. La filosofía se ha empeñado en entender el significado del dolor por su relación con esa interioridad (o escarabajo). Así resulta inquietante que nunca podemos acceder a la interioridad de los otros y por tanto, saber qué es lo que sienten respecto del dolor puesto que solo podemos ver el escarabajo al interior de nuestra caja. Sin embargo, entendemos y podemos distinguir cuando alguien siente dolor. En consecuencia, el significado y la comprensión de lo que sea el dolor no depende de esa sensación interna o en el acceso a los escarabajos. Así, Wittgenstein está desarmando el modo de entender la significatividad del lenguaje que, no reside en un contenido de la conciencia, sino en las manifestaciones y comportamientos externos. Esto no quiere decir que no haya interioridad (o que no existan los escarabajos al interior de la caja) sino simplemente que el significado del dolor y de la experiencia de nuestro propio cuerpo no reside en una sensación interior sino en las manifestaciones, reacciones y gestualidades que vamos compartiendo con los otros. De manera que el significado del lenguaje de nuestro cuerpo y del dolor se ha desplazado desde la interioridad solo accesible al sujeto de la vivencia para mostrarse inscripta y desplegada en una compleja gramática compartida de manifestaciones externas diversas. 29 Referencias bibliográficas Arendt, H. (1998). The Human Condition. Chicago: Chicago University Press. Arendt, H. (2001). La condición humana. Trad. R. Gil Novales. Barcelona: Paidós. Arendt, H. (2007). Vita activa oder Vom tätigen Leben. Münich: Piper. Benjamin, W. (2008). Sobre algunos motivos en Baudelaire, en Obras, libro I/vol.2. Trad. A. Brotons Muñoz. Madrid: Abada. Di Pego, A. (2022). Crítica del humanismo, labor y cuerpo en Hannah Arendt, Differenz. Revista internacional de estudios heideggerianos y sus derivas contemporáneas. Universidad de Sevilla, año 9, nro. 8, pp. 35-53. Husserl, E. (2005). Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica. Libro Segundo: Investigaciones fenomenológicas sobre la constitución. Trad. A. Zirión Q. México: Fondo de Cultura Económica. Husserl, E. (2006). La tierra no se mueve. Trad. A. Serrano de Haro. Madrid: Editorial Complutense. Locke, J. (2006). Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil. Un ensayo sobre el verdadero origen, alcance y fin del Gobierno Civil. Trad. C. Mellizo. Madrid: Tecnos. Wittgenstein, L. (1972): On Certainty. G. E. M. Anscombe y G. H. von Wright (Eds.). Trad. D. Paul y G. E. M. Anscombe. Oxford: Basil Blackwell. Wittgenstein, L. (1999): Investigaciones filosóficas. Trad. A. García Suárez y U. Moulines. Madrid: Altaya. 30 Materialidades de los tiempos: algunas coordenadas para pensar el movimiento Ana Sabrina Mora sabrimora@gmail.com A mediados de los ‘90 María Victoria Díaz escribió un cuento que no mostró ni leyó a nadie. En él aparecían personas con las que compartía la vida cotidiana en ese momento: la amiga con la que convivía, otras amigas de nuestro grupo, estudiantes universitarios conocidos de aquel momento, además de un taxista que una noche la obligó a tirarse del auto al exhibir un arma. Dentro del cuento estas personas existían en una realidad paralela, en la que un episodio puntual y concreto quedaba integrado en un mundo ficcional ubicado en un futuro cercano donde diferentes planos de realidad se confundían, aunque permanecía intacta la sensación de miedo, el desconcierto, la necesidad de escapar y el impulso de actuar rápido ante un peligro inminente que tuerce por completo la previsibilidad de un viaje en taxi. Escribió la historia y la guardó en una caja junto con otras cosas. En el 2000 Victoria fue mamá y en 2013 murió. En 2023 Laureana, su hija, encontró ese cuento y filmó un corto inspirado en él. Gracias a ella, la línea de tiempo dejó de ser tal. La linealidad, una vez más, se mostraba como un recorte arbitrario de un transcurrir que sólo algunas veces es una línea recta que se mueve a un ritmo regular, que tiene aceleraciones, desaceleraciones, quietudes, vueltas atrás y proyecciones hacia adelante, que deja cosas guardadas en otros tiempos o las hace parte del presente, que a veces tiene un final y otras veces tiene eternidades. La línea del tiempo ahora, en el corto de Laureana y en el acto de filmarlo, es un circuito infinito o un espiral o una cinta de Moebius; cualquier cosa menos algo que tiene un inicio, unos fragmentos sucesivos y un final. 31 La tarde del miércoles 12 de abril de 2023, Déborah Kalmar, Daniela Yutzis y yo nos preparábamos para tener una conversación por zoom para delinear una charla con estudiantes y docentes del grupo de Sensopercepción, espacio de investigación, que ocurriría unos días después, la mañana del viernes 21 de abril. Nada hacía pensar que no sería un diálogo que comenzaría con la alegría de encontrarnos y seguiría tratando temas, ideas, dinámicas, intereses, preguntas. Minutos antes llegó un mensaje, Daniela no estaría en la reunión, había acontecido algo que interrumpió el tiempo, que detuvo el mundo, que lo cambió por completo. Nos reunimos con Déborah, pero la conversación fue totalmente diferente a lo previsto unos minutos antes (un mundo anterior). Recordamos las palabras que inician Eclesiastés 3; sentimos cuán hondo llega la certeza de que todo tiene su tiempo, su hora, su perpetuidad, su restauración, cuando algo hace que el tiempo se detenga y que el mundo como se lo conoce parezca llegar a su fin, cuando lo que se intuía previsible muestra no serlo, cuando todo cambia en un instante, cuando las cosas no suceden como creemos que deberían, cuando pierde sentido lo que parecía lo más cotidiano y a la vez parece ser lo único que puede seguir existiendo o hacernos existir. Si lo que fue ya es y lo que ha de ser fue ya, quizás no hay línea de tiempo sino enredos de todos los tiempos en torno a acontecimientos que los organizan. En aquel momento fugado de la línea cotidiana del tiempo, recordé también un texto que escribimos cuando estaba sucediendo el período de aislamiento producto de la pandemia por covid-19, mediante encuentros semanales por zoom, junto con Julia Catalá, Elizabeth López, Lucía Merlos, Mariana Sáez, Juliana Verdenelli e Ignacio Yuchark (Catalá et.al., 2020). De estos encuentros, donde poníamos en diálogo imágenes fotográficas tomadas por Ignacio con nuestras experiencias de la vida en pandemia, surgió una publicación textual y visual, seguida de otras publicaciones audiovisuales y multimediales, con el título “Cielo adentro”. Allí, con cierta nostalgia de la vida afuera, de caminar entre los árboles de un bosque o entre los edificios de una ciudad, pensando sobre qué de nosotras había quedado allá afuera y qué de ese afuera había quedado en nosotras, reflexionamos sobre cómo se conoce el mundo desde el cuerpo y sobre 32 cómo se relacionan los ritmos del cuerpo y los del resto del mundo, partiendo de qué es lo que el aislamiento y la reclusión en el adentro nos permitían develar y comprender respecto a esto. El mundo seguía viviendo sin nosotras allí afuera, las cosas mantenían su propia coreografía, se movían con o sin nosotras, a veces con nuestra huella, a veces a pesar de nosotras, a veces como si nunca hubiéramos existido, como si no fuéramos necesarias, otras veces como si estuvieran en pausa esperando que volviéramos, para que las hagamos volver a moverse. En “Cielo adentro” nos preguntábamos si en esa contingencia donde el tiempo parecía detenido, condensado, achatado, el mundo y cada cuerpo se estarían acompasando en un nuevo tipo de ritmo; no sólo qué ritmo nos estaba marcando el mundo, sino también: ¿qué ritmo les marco a otros/as, qué ritmo le marco al mundo, qué ritmo propongo, qué ritmo me propongo? El tiempo extraño de la pandemia formó una cotidianeidad extrañada, signada por la ajenidad y el dislocamiento, y ese extrañamiento cotidianizado, esa sensación frecuente de existir dentro de una película de ciencia ficción, transformaba nuestra percepción del tiempo y con él, de nuestras propias temporalidades corporizadas. Ahora que la forma del tiempo marcaba un nuevo ritmo, ahora que se cotidianizaba lo extraño, sentíamos que los nuevos nombres del tiempo eran la confusión, la superposición, la detención, el vértigo. Así, escribimos: “no dimos con el tiempo, él dio con nosotrxs, en una embestida intensa Igual, todo tiene un ritmo. Nuestros pedazos de mundo cambiaron. Nuestros bordes se acentuaron. Las cosas que tocamos y que nos rozan nos hablan de otra manera. (…) vamos armando algo con pedazos del mundo” (Catalá et. al, 2020, p. 3). Cada cuerpo, en definitiva, se seguía moviendo, no se detenían las corrientes sanguíneas, ni las vibraciones, ni los temblores, ni los pensamientos que se les enredaban. En esa pausa extendida y profunda, entonces, había movimientos por todos lados; pero con otros sentidos, por la disrupción de la vida como la conocíamos y el extrañamiento que esto producía, pero también por el curioso convencimiento de que lo que estaba ocurriendo había estado esperando ocurrir y estaba esperando finalizar para armar algo distinto, porque es difícil salir de la idea de la linealidad del tiempo. 33 Traer aquel 2020 al 12 de abril de 2023 llevaba todo a otro lugar. Antes del instante que torció el mundo, ya éramos otras por aquellas experiencias de la pandemia, ya éstas habían estado componiendo algo con la materialización de la compleja historia de nuestros cuerpos, con las multilineales historias de nuestra sangre. Algo más habíamos comprendido, algo más había sucedido, mucho permanecía incomprensible. De repente todo tenía que volver a articularse. Salí del encuentro por zoom con Déborah con la sensación de que crear algo con los fragmentos que dejaba la ruptura del mundo no sería fácil, pero era, sin dudas, esperanzador. Si no apostábamos a eso, si no creíamos en la posibilidad de rearmarnos, ¿cómo volveríamos a bailar, a jugar con los ritmos, con los tiempos, con las historias? Al menos podíamos partir de una clave que habíamos encontrado: el tiempo no es uno solo, no es una línea, no es continuo sino que se suspende, golpea, sorprende, va y vuelve, no es estable, no es efímero ni es eterno, es todo eso a la vez. Cuando las corrientes de un cuerpo se detienen, el mundo se detiene y el mundo sigue. Y puede volver, porque la evocación lo hace parte de una vida y de un mundo que siguen, porque la evocación lo reinstaura en un presente, porque algo surge y devela que el tiempo es todo menos una sola línea que empieza y termina. Llegado el día del seminario con Déborah, Daniela, las docentes y las estudiantes del grupo de sensopercepción, presenté algo distinto de lo que había planeado semanas antes. Ya no era solo una explicación de debates de la socio-antropología sobre corporalidades, materialidades, movilidades y temporalidades, para pensar su aplicación al movimiento de la danza. Al imbricarse estos mismos elementos con otros, con los de los sucesos con todo aquello que el acontecimiento había sugerido, se trataba de un agrupamiento distinto, con otras fuentes y, sobre todo, con otros efectos. Recordé allí un texto que habíamos escrito hacía varios años (“Anfisbena desde adentro”, con el Grupo de Estudio sobre Cuerpo, 2015), sobre la tarea de desarmar y volver a armar, sobre universos que se entrelazan, sobre escrituras desde los cuerpos, sobre interacciones de voces, sobre puntos de partida y de llegada, sobre puentes. Ocurrió, finalmente, una conversación aquella mañana de viernes, en la cual fuimos trazando caminos e itinerarios entre, por un lado, el movimiento corporal 34 y el ritmo en la danza y la sensopercepción, y por otro, las discusiones prometidas sobre materialidad, corporalidad, movilidad y temporalidad en perspectiva socioantropológica. Caminamos por concepciones sobre el espacio desde las movilidades (con la guía de María Julia Carozzi, 2015), revisando investigaciones sobre el desplazamiento espacial y sobre los aspectos motrices de las prácticas sociales, partiendo de un concepto de movilidades que “incluye tanto los movimientos en gran escala de gente, objetos, capital e información a través del mundo, como los procesos más locales de transporte diario, movimiento a través del espacio público y de objetos materiales en la vida cotidiana” (Hannam y otros, 2006, p. 1), pasando por concepciones sobre las movilidades en tanto canalizadas, encauzadas, ordenadas, limitadas o determinadas por distintos condicionantes (Cresswell, 2010), o en tanto producto performático de travesías y relatos de travesías (Turnbull, 2002). Luego circulamos por discusiones del campo de los estudios sobre materialidades, siguiendo a Arjun Appadurai (1991) en tanto entiende que los actores sociales son quienes codifican la significación de las cosas y que indagando sobre las mismas cosas en movimiento es posible comprender los contextos de relaciones sociales de las que forman parte y en cuyos entramados producen interacciones específicas; y a Tim Ingold (2012 y 2013) y su invitación a enfocarse en la potencia y las transformaciones de las materialidades en su circulación por distintos espacios sociales y ensamblamientos particulares de relaciones sociales entre personas y entre personas y cosas. Y finalmente cruzamos hacia conceptualizaciones sobre el tiempo y las temporalidades como ámbitos de producción de la cultura, haciendo pie en la propuesta del ritmoanálisis (Lefebvre y Régulier, 1985), en tanto parte del estudio de la vida cotidiana que se ocupa de la interacción entre ésta y los ritmos, entendiendo a éstos como “las modalidades concretas del tiempo social” (p. 222); según esta propuesta de análisis ritmológico, la vida cotidiana en el capitalismo se regula “desde el tiempo cuantitativo y homogéneo de los relojes”, pero “permanece recorrida y atravesada por los grandes ritmos cósmicos y vitales”, resultando en que lo cotidiano es “una interacción perpetua entre estos ritmos y los procesos repetitivos ligados al tiempo homogéneo” (p. 222), interacción atravesada por múltiples tensiones y discordancias. En este recorrido, buscamos articular estas lecturas con preguntas en torno a los cuerpos 35 y las corporalidades, el movimiento danzado y la sensopercepción, reintegrando esas líneas conceptuales en los intereses y búsquedas individuales e interaccionales. En esta búsqueda surgió la motivación de situar lo corporal en tanto materialidad, por ende impregnada de movimiento y de tiempo, de movilidades y de temporalidades. Más adelante emergió la invitación a transformar aquella charla en un breve capítulo, agregando así más giros al espiral. Cuando, tras muchas idas y vueltas, este texto comenzó a tomar su forma ¿definitiva?, se hizo puro presente un recuerdo mediado por el paso de casi dos décadas, de un día terminando una clase de sensopercepción dictada por Daniela, cuando le comenté con asombro que me iba de sus clases sintiendo los ojos más abiertos y la mirada más amplia. “Y sí”, me respondió, sonriente y sin asombro, como si hubiera estado esperando que eso sucediera, como si hubiera sabido que eso sucedería. “Y sí”, quizás diría ella ahora, “es así, así tenías que escribir este capítulo, tarde, después que pasó todo, con otra mirada”. Referencias bibliográficas Appadurai Arjun (1991). La vida social de las cosas. Perspectiva cultural de las mercancías, México, Grijalbo/Conaculta. Carozzi, María Julia, (2015). “El itinerario detrás del mapa: concepciones performáticas y prácticas del espacio desde la perspectiva de las movilidades”. En AA.VV. Hacer espacio. Circulaciones múltiples entre cuerpo y palabras. La Plata, Club Hem Editores. Pp. 353-361. Catalá, Julia, Elizabeth López Betancourth, Lucía Merlos, Ana Sabrina Mora, Mariana Sáez, Juliana Verdenelli e Ignacio Yuchark (2020). “Cielo adentro”. Proyecto (Re)-mover-(nos) “Diálogos expansivos transdisciplinarios”. Revista Loie https://loie.com.ar/secciones/escenarioloie/removernos/, Bandcamp https://removernos.bandcamp.com/releases. Cresswell, Tim (2010). “Towards a politics of mobility”. Environment and planning D: Society and Space, 28.1. Pp. 17-31. 36 Grupo de Estudio sobre Cuerpo (2015). “ANFISBENA desdeadentro”. En: AA.VV. Hacer espacio. Circulaciones múltiples entre cuerpo y palabras. La Plata, Club Hem Editores. Pp. 381-386. Hannam Kevin, Mimi Sheller y John Urry (2006). “Mobilities, Immobilities and Moorings”. Mobilities, 1 (1). Pp. 1-22. Ingold, Tim (2012). “El diseño de ambientes para la vida”, en: Ambientes para la vida. Conversaciones sobre humanidad, conocimiento y antropología. Montevideo, Ediciones Trilce. Pp. 19-34. Ingold, Tim (2013). Los Materiales contra la materialidad. Papeles de Trabajo, Año 7, N° 11. Pp. 19-39. Lefebvre, Henri y Catherine Régulier (1985). “Le project rythmanalytique”. Communications, nº 41, pp. 191-199. Lefebvre, Henri (2004). Rhythmanalysis: Space, Time and Everyday Life. Continuum, London. [English translation by Stuart Elden y Gerald Moore of Elements of Rhythmanalysis originally published as Éléments de rythmanalyse by Éditions Syllepse, Paris, 1992.] Turnbull, David (2002). “Performanceand Narrative, Bodies and Movement in the Construction of Places and Objects, Spaces and Knowledges: TheCaseof theMalteseMegaliths”, en: Theory, Culture & Society, 19. Pp. 125-143. 37 Corporalidad on-off line, digitalización y conectividad Carolina Di Palma carolina.dipalma@gmail.com Nuestra ritualidad en la vida cotidiana se consolida mirando series hasta el infinito, jugando videojuegos on line, scroleando en redes sociales o navegando por hipervínculos en buscadores. Eso dentro de las pantallas. Fuera de las pantallas, caminamos por ciudades cada vez más inteligentes (smart) portadoras de cámaras de vigilancia que reconocen biometricamente rostros y geolocalizaciones que capturan los dispositivos móviles que llevamos en nuestras manos. Cada vez más los requisitos para cualquier gestión de acceso a servicios públicos o privados nos demanda algún logueo y, cuando hacemos clic en Aceptar en las bases y condiciones, sumamos a nuestra identidad metadatos. Esta digitalización de la vida con conectividad, produce transformaciones de una nueva subjetividad que articula de manera novedosa la vida orgánica y la vida virtual. Además, desde las pantallas se producen nuevos discursos interpeladores que convocan a nuevos modos de ser y de estar en el mundo. La simulación virtual, la interactividad, la narración no lineal de los hipervínculos, la inteligencia artificial, son algunas de las potencialidades expresivas que habilitan las interfaces con las que podemos narrar el mundo, narrarnos y narrar a los otros hoy. Estas nuevas narrativas vinculadas a nuevos lenguajes y formatos transforman la espacialidad, temporalidad, los modos de socialidad y los modos de encarnar y habitar los cuerpos. Las pantallas a su vez, disputan hoy en día un nuevo sentido común vinculado al juego sin fin, la vida sin límites, sin dolor ni muerte, el valor de la velocidad, el valor de la optimización, la formas de participación acción-reacción y la automatización vinculada 39 a una desensibilización que puede acelerarse y miniaturizar hasta la molecularización, sin rozamiento, a temperaturas bajo cero y la computación cuántica. Se instala un nuevo deseo de jugar a ser dios, pero vinculado a número gúgol que tiene tantos ceros hasta que un cuerpo se cansa. Y decimos que un número matemático puede cansarse porque, hasta ahora, cada vez que entramos a las pantallas convertidos en metadatos, nuestros cuerpos orgánicos siguen ahí, afuera de la pantalla, comandando la consola, un celular, una computadora. Ese gasto de energía cognitiva que hacemos desde nuestros comandos a las interfaces para ingresar a la vida virtual, se transforma en metadato que sirve para una nueva gubernamentalidad algorítmica que modula la articulación on-off line de nuestras nuevas formas de estar en el mundo. Estas nuevas formas de producir subjetividad, modulan, no modelan como en la disciplina, nuevos modos de ser a través de recomendaciones y segmentación de perfiles y gustos que se basan en una combinación de grandes bases de datos o Big Data que hace la inteligencia artificial sobre nuestros movimientos en la nube y en la tierra. Y digo en la tierra porque modula nuestras prácticas en todos los casos, digitales y físicas orgánicas territoriales. Las nuevas formas de gobierno son performativas de la articulación on-off line de la vida en el marco de un modelo de negocios de extractivismo de la atención. En términos de lo que fue pensado como sujeto cartesiano moderno, las nuevas subjetividades producidas por un nuevo espíritu del capitalismo estarían siendo convocadas a un modo de ser al extremo, alejado cada vez más del estar siendo propuesto por Kush (2005), encarnados en avatares o nicknames. La sensibilidad que produce habitar un espacio abstracto numérico digital no tiene registro de la muerte, del dolor, ni de la finitud, más relacionadas con el estar siendo del cuerpo orgánico. Por otro lado, en la virtualidad cualquier vulnerabilidad o fragilidad se suple con la compra de más vida o energía a través de tarjetas de crédito. Esta transformación cultural vinculada a la tecnología digital funciona porque estos espacios simulados, tienen la potencia de crear mundos tales como los que habitamos en los espacios físicos y construir otros nuevos. Siempre a condición de que el cuerpo 40 carnal, que está afuera, conectado a una interfaz, recargue energías y se detenga en algún momento para sostener una duración de movimiento y reposo. Estos nuevos modos de estar en la continuidad on-off line demandan un cuerpo post-orgánico es decir, un cuerpo intervenido con tecnología que supla la finitud y el desgaste propio de lo orgánico. En tanto propuestas de interpelación que surgen desde las tramas de los consumos culturales digitales, la creencia de que “todo es posible” y “a mi gusto” en ese estar sin interrupción en la red, probablemente esté naturalizando ese gasto ilimitado y sin pausa por voluntad propia. La propuesta para reflexionar juntos las transformaciones de la sensibilidad contemporánea, consiste en pensar a la tecnología digital como una nueva tecnicidad y no de manera instrumental. Una tecnicidad quiere decir que algún nuevo dispositivo aparece en un momento histórico determinado, en medio de transformaciones culturales que habilitan nuevos procesos de subjetivación, o lo que es lo mismo, promueven nuevos modos de ser y de estar en el mundo. Y si bien, las pantallas proponen algunos modelos posibles de habitar el mundo, también los cuerpos de hoy entablan todo tipo de diálogos donde intervienen resistencias, concesiones, negociaciones, según los contextos de la vida cotidiana y las experiencias singulares y colectivas. Una de estas experiencias que resisten es la investigación en sensopercepción para la que escribimos este artículo. En este contexto de digitalización, las industrias de las telecomunicaciones proponen constantemente nuevos espacios supuestamente públicos y de acceso gratuito, como Google, Youtube, Facebook, Twitter, que en realidad son privados, para una participación regida dentro de las opciones predeterminadas del hardware y del software. Las interfaces desde los formatos nos habilitan a movernos de determinada manera y habilitan ciertas reglas de juego y participación que no pueden ser modificadas. Lo mismo ocurre con los videojuegos y plataformas de streaming. Algunos consumos culturales digitales tienen accesos y descargas gratuitas y otros son pagos porque brindan 41 beneficios, es decir, ganar más. Cuando el el modo de acceso es la gratuidad es por la venta de metadatos de los usuarios. Es solo gratuito lo que monetiza nuestra energía transformándola en metadato. Cuando entramos en los espacios virtuales con la creencia de que todo es posible en la red y que podemos jugar hasta el infinito, respondemos voluntariamente a la demanda de las industrias de las redes sociales, series y videojuegos del consumo sin interrupción, llamada por la industria de las telecomunicaciones, modelo de negocio del Ocio Interactivo o extractivismo de la atención. La desaparición de la pausa en los videojuegos actuales y las maratones de series son ejemplos de esta transformación en la demanda que el cuerpo orgánico con energías limitadas no puede responder. Una economía con una producción más automatizada requiere mucho menos trabajo mecánico del cuerpo humano y más trabajo cognitivo para lo que queda afuera de las fábricas. La producción industrial queda a cargo de las máquinas y los servicios relegados al trabajo abstracto intelectual. En Silicon Valley las compañías vinculadas al negocio de la nube y la producción de nuevos dispositivos digitales, (Google, Facebook, Apple, Microsoft) se transforman en ciudades que son empresas, los empleados viven en Facebook, Apple, Microsoft, los espacios físicos se vuelven flexibles, transparentes y circulares. La externalización de la mano de obra se concreta en lugares geográficos por especialidades y las starts ups funcionan en plataformas navales fuera de los territorios continentales y de toda su reglamentación. Empresas como Uber, Rappi y Iunigo, no tienen más que oficinas virtuales que se relacionan con sus trabajadores vía algoritmos. La renta, la captura de la producción social, no se extrae de la producción ya que está automatizada y externalizada, sino que se extrae del consumo. Los nuevos modelos de negocios hacen posible la monetización del tiempo de ocio. Aproximarnos a la extracción de las energías en la instancia de consumo cognitivo es posible sólo si consideramos esta articulación de los cuerpos on-off line. Si pensáramos el cuerpo orgánico por un lado y el cuerpo avatar virtual por otro, nunca llegaríamos a pensar el problema político hoy del cuerpo que expresa a través del síntoma. 42 Estos espacios virtuales que transitamos a diario funcionan como espacios virtuales de excepción porque no están regulados por el sistema de derecho. Al mismo tiempo, discursos de la cultura digital convocan desde estos espacios a nuevos modos de ser y de estar sin mediación del sistema de derecho. Nuevos modos de control a través de la atención, modos de habitar la simultaneidad y el instante presente, una nueva sensibilidad conectiva, la demanda de más velocidad sin interrupción, los automatismos y el pensamiento computacional, la gamificación de la vida cotidiana, autogobierno y gubernamentalidad algorítmica, la física cuántica y la molecularización, el cálculo probabilístico, la monetización del tiempo de ocio, son algunos de los significantes que nos llevan a pedirle a los saberes del cuerpo nociones acerca de la piel, la sensopercepción, el toque, el contacto, el movimiento y la quietud, el reposo, el tiempo para la respiración y la escucha. Nunca tan vigentes las luchas de la expresión corporal, la sensopercepción, la improvisación y todas las experiencias que se tomaron un tiempo de interrupción para la escucha, deseos del cuerpo y el registro sensible. Cuando sostener la vida es hoy un objetivo del biopoder contemporáneo, el cuidado de la vida, en cambio, quizá nos demande prestar atención para ampliar los horizontes de lo sensible. 43 Enciende una danza (o la trinchera y el refugio menos pensado) Anahí Acosta anahineuquen@hotmail.com Tal vez, en el comienzo de los tiempos, primero fue la curiosidad. Antes que la nada. Antes que el cielo y la tierra. Fue la chispa que encendió el universo, potencia que contenía todos los caminos, fuerza vital. Sin dudas, el cosmos danza antes de la aparición del ser humano. ¿Cómo percibir la conexión sensible de mi humanidad a esa matriz que parece un alma tan propia y a la vez universal? Los cuerpos se mueven naturalmente desde su origen, integrándose a la vida y siendo vida. El movimiento sin prisa y sin stop, es un tren que me lleva a los distintos territorios que, yendo desde la piel hacia adentro, se replica creativamente en el cosmos, como una fiesta interminable. Porque cada gesto forma parte de su contexto, es decir, de la tierra en donde brota, y posee los ritmos del día y de la noche, de las geografías y los climas, de los vínculos que los seres establecen. ¿Cómo crear intencionalmente algo único e irrepetible? Algo que narre mis días y que sea presencia plena. La danza nos sitúa en un aquí y ahora. Cada vez que sucede, de alguna forma misteriosa nos conecta con aquella génesis del Universo, donde todo es alma. ¿Cómo podría entonces definirla aun pudiendo reconocerla al instante? Puedo entrar en ella y dejarla habitarme, ella y yo somos la misma. 45 Pensamos que para que exista la danza debe haber movimiento en cualquiera de sus matices, organizado en torno a una melodía, o simplemente al ritmo de nuestra respiración, pero ¿todo movimiento es danza? ¿y la quietud? La quietud está habitada por innumerables movimientos, mientras más a fondo queremos llegar para seleccionar solo uno, más se multiplican en infinidad de variables que se combinan entre sí. Mientras reflexiono sobre esto, mis neuronas se conectan y danzan intercambiando señales, y mi piel, mis huesos solo aparentan inmovilidad. Puedo definir el movimiento como el recorrido de un cuerpo (o de una parte de él) en el espacio desde el punto X al Y. Si dentro de ese espacio busco recorrer el fragmento más pequeño posible del espacio físico, y me dispongo a la paciente tarea de explorarlo, solo consigo multiplicar infinitamente las posibilidades sensitivas y abrir en mí, un sinfín de territorios en constante movimiento. Puedo llamar a esta tarea la búsqueda de la partícula mínima de la danza. La imagino como una pequeña semilla que contiene dentro de sí un árbol, que a su vez produce semillas. El ciclo se repetirá y multiplicará infinidad de veces. Para las ciencias naturales, incluso lo sólido está en movimiento. Los físicos no han logrado establecer en lo experimental el punto exacto de la quietud, no hay registro de lo que le sucede a la materia en el cero absoluto5, tomado como valor hipotético de la quietud total. En esta búsqueda se logró llegar a puntos cercanos a este cero, y resulta que por ejemplo el helio, llevado hasta esa cercanía empieza a transformarse y hacer cosas inusuales, y no se vuelve sólido, sino que se vuelve un superfluido, puede atravesar cosas, puede trepar las paredes del contenedor en el que se encuentra. Asombroso. 5 “Vale la pena aclarar que la mecánica cuántica, la rama de la física que describe los fenómenos a escala atómica y molecular, predice que aún en el cero absoluto de temperatura habrá cierta energía de movimiento de los componentes de un sistema que no podrá eliminarse, así es que esta energía se denomina energía de punto cero de un sistema”, Nicolás Budini. Físico. 46 Usando una imagen metafórica accesible a mi comprensión, puedo agregar que la física trata a los sólidos como un montón de pelotitas con masa; como resortes que vibran, y mientras más calor se les proporciona, más vibran, hasta que en un momento empiezan a desplazarse por el espacio, y pasan de sólido a líquido o a gas. Danzan y se transforman. Todo es movimiento, íntegramente. Entonces, podría afirmar que la quietud absoluta no existe, que todo en todas partes y a su tiempo, se mueve. Que la quietud sería, desaparecer por completo, ¿es esto posible? El universo se transforma constantemente y cuando algo en él deja de existir físicamente, continúa vivo a través de la memoria, de la palabra, de los rastros, y se transforma. Permanece. En sensopercepción indagamos en nuestro cuerpo a través del micro movimiento, buscando la quietud, cada vez un poco más micro, consiguiendo abrir un sinfín de sitios inexplorados en nuestro ser. Si pudiéramos imaginar el momento de la quietud cero, ¿qué impulsó el primer movimiento? Puedo pensar que fue el deseo, o la curiosidad; pero, acaso éstos últimos, ¿no son también movimiento? Son una pulsión de danza, nuestro cuerpo forma parte activa de este universo de partículas deseantes y curiosas. En la sumatoria de sus microdesplazamientos genera huellas indelebles que van escribiendo nuestra historia. Dice Michel Foucault “puede existir un «saber» del cuerpo, que no es exactamente la ciencia de su funcionamiento, y un dominio de sus fuerzas que es más que la capacidad de vencerlas: este saber y este dominio constituyen lo que podría llamarse la tecnología política del cuerpo” (2008:158). Tal como dice Silvana Vignale6. “El 6 Silvana Vignale. Doctora en Filosofía. Investigadora de CONICET. Profesora Titular de Filosofía y de Antropología Filosófica y Sociocultural, en la carrera de Licenciatura de Psicología, Facultad de Psicología, Universidad del Aconcagua. 47 cuerpo es un campo de fuerzas, atravesado por la historia y por las relaciones de poder, y así como es objeto y blanco de poder, es, al mismo tiempo, el lugar propio de las resistencias” (2008). Entonces baila Baila para transformar mutar habitar Baila para manifestar, para resistir Baila la memoria colectiva Baila para encontrar la belleza de la vida Baila Es inevitable. Y de paso, te salvas un poco de las heridas del horror del desamor de la tristeza y de la muerte, que tal vez no existe. Bailando volvemos al origen, donde están todas las preguntas. Por allí se sale, por donde entramos, aunque no seamos ya las mismas personas. 48 Referencias bibliográficas Foucault, M. (2008). Vigilar y castigar, nacimiento de la prisión. Buenos Aires, Siglo XXI. Vignale, S. (2008). La disciplina: una tecnología política del cuerpo. Recuperado de https:// antropologiafiuda.wordpress.com/2018/05/20/la-disciplina-una-tecnologia-politica-delcuerpo/?frame-nonce=dc2bd419e6&preview=true&iframe=true&revision=3&calypso_ token=30756d4e-f690-4bd7-8a77-03b4d94899bc#_ftn3 Peñafiel,V. Miguel N., Ph.D. Cero absoluto, Cuestiones en la filosofía de la física. p. 44 https:// www.researchgate.net/publication/360978513_Cero_absoluto Tipler, P. A. (1989). Física moderna. Ed. Revertè, SA. p. 68. Universidad Nacional del Litoral (2017) De qué se trata el cero absoluto Recuperado de https:// web9.unl.edu.ar/noticias/news/view/de_qu%C3%A9_se_trata_el_cero_absoluto Vinen, W.F. (2004). The physics of superfluid helium. Recuperado de https://cds.cern.ch/ record/808382/files/p363.pdf 49 Cuerpo en vínculo con el territorio Verónica Buzza verobuzza@gmail.com “Hablar con las propias palabras significa colocarse en la lengua desde dentro, sentir que las palabras que usamos tienen que ver con nosotros , que las podemos sentir como propias cuando la decimos (…)Significa abandonar la seguridad de cualquier enunciado para exponerse a la inseguridad de las propias palabras, en la incertidumbre de los propios pensamientos” Gubbay y Kalmar, 2017 Devenires de la escritura La palabra escrita para mí es un misterio, quizás porque es mía cuando la pienso y deja de ser mía cuando la escribo. De lo que quiero hablar en este inicio es de mi voz temblorosa, de mi diseño espacio -temporal vacilante en torno a este escrito. No es como visualizar una cumbre y “asaltarla” usando un vocabulario propio del montañismo. El devenir de esta escritura es zigzagueante y tembloroso muy por fuera de ciertos ideales que creo jamás alcanzare. Quizás quienes me lean puedan develar este misterio de mi recorrido (aunque comprendo, hay misterios que no necesitan ser develados), que comenzó en torno a la religiosidad y a lo sagrado, que intuyo ligado a lo que interpreto cómo Estado de Danza, donde de alguna manera yo dejo de ser yo para habitar en comunión con un todo y es justo ahí donde el tema trans-muta para preguntarme por lo propio. Qué es lo propio, qué es la propia danza, la propia palabra, cuando lo propio está hecho de tantxs otrxs. 51 Y así, interpelada por cuestiones relativas a “lo sagrado” y a “lo propio”, decido salir de mi (¿salgo de mi?) una fuga hacia otros territorios, a pensar mi territorio tucumano, en realidad fue un pensamiento en voz alta que lo dije con tal pasión que mis oyentes a su vez dijeron “este es el camino de tu escritura” ¿Este es el camino? Cuerpo-Territorio “Quiero ser clara y no puedo, mi mano derecha pellizca los pliegues de la piel de mi mano izquierda, estoy inclinada con actitud de escucha… yo tenía una abuela con piel arrugada que contaba historias… ¿Cuál es el vínculo entre mi abuela y la montaña? ¿Entre su piel y mi piel?” La palabra cuerpo unida al territorio aparece con frecuencia en las voces de los movimientos feministas. Entre los escritos sobre la temática rescato el relato de una experiencia llamada “Cartografía corporal. Metodología del Mapeo del Cuerpo como Territorio” (Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo, 2017:33). La experiencia muestra a un grupo de mujeres acompañada con relatos, dibujos del contorno de sus cuerpos y adentro de sus cuerpos dibujada la montaña; los ríos; su casa; la laguna; la tierra; una calle; los bosques. La pregunta que se repite a lo largo de la práctica es ¿dónde ubicamos esos lugares que habitamos en nuestros cuerpos? La propuesta busca generar un proceso de entendimiento de “cómo nuestro cuerpo es el territorio que habitamos y cómo el territorio que habitamos configura nuestro cuerpo” (Colectivo Miradas Críticas, 2017:37). Al leerlo me quedan resonando esas imágenes y relatos, me conmueven aun sin comprender o quizás porque comprendo, que hay contextos, situaciones, en donde la frontera entre el afuera y lo que habita de nuestra piel hacia adentro es difusa. En el texto Cartografía Sentimental la autora señala que “Para los geógrafos, la cartografía, a diferencia del mapa, que es una representación de un todo estático, es un 52 diseño que acompaña y se hace al mismo tiempo que los movimientos de transformación del paisaje” (Rolnik, S, 1989:15). Cómo en aquellas mujeres, donde la cartografía de sus cuerpos y territorios se transforman y reinventan cada día en un tejido vincular, la piel se expande sobre los territorios, los territorios tras-pasan la piel con receptores especializados para percibir el dolor; el toque frío o cálido de una mano; el roce de un tejido. De esta manera comprendo que los límites que en ciertos territorios tiene un trazo preciso, milimétricamente medido por el ojo sagaz de algún/a terrateniente, en nuestro territorio cuerpo se desdibujan ¿Cuál es el adentro y cuál es el afuera? para acercarme a este interrogante traigo al relato una banda de Moebius (Escher, M, 1898-1972) Relaciono esta imagen con palabras de Rolnik “un espacio sin anverso ni reverso, sin dentro ni fuera, sin arriba ni abajo, sin izquierda y derecha” (Rolnik, S, 2019:36). 53 El estar siendo Si entendemos que el territorio que habitamos configura nuestra corporalidad, habría que despojarnos de una idea del Ser estable y universal, para pensarnos en un estar siendo, en un existir en relación, en un estado o un modo de estar de la existencia en los territorios sujeta a cualquier transformación. Estar siendo en relación al paisaje, al tiempo y espacio que habitamos, a las existencias humanas y no humanas con las que nos vinculamos. Casalla nos dice en el prólogo del libro “Indios Porteños y Dioses” del pensador argentino Rodolfo Kusch, que la americana es una cultura femenina, donde prima el estar sobre el ser, donde el estar es estar abierto al juego de las fuerzas de lo real y este es un juego dramático, sin certezas (Kush, R, 2000). Es interesante que el texto, de alguna manera, nos lleve a pensar que nuestra existencia busca de certezas. Quizás esta corporalidad porosa, frágil ante la existencia, es más difícil en los tiempos y espacios que habitamos. ¿Es lo mismo estar siendo en las densas ciudades, en las húmedas yungas, o en los valles, o montañas? ¿Permitimos que la gravidez del lugar nos afecte? ¿Qué nos atraviese y deforme? Aunque hablar de territorio es hacer referencia a un espacio geográfico y a un desborde de la geografía, a ese “más allá… o a un más acá del territorio. Tal como lo expresara Kusch en su relato sobre las antiguas calles del Cuzco7, donde imperaba otro criterio de la vida, donde la magia y la religión convertían a una calle en otra cosa. (…) Ante todo el espacio que vivía el quichua no estaba vacío, sino que estaba contaminado por la divinidad. Cuando una quichua salía de su casa no entraba en 7 Antigua capital del imperio Inca. 54 la calle cómo si esta estuviera vacía, sino que ingresaba a un lugar que era aún más sagrado que su propio hogar(…) Siempre había en la calle un símbolo mágico: una puerta, un paredón, alguna piedra que debía ser adorada. Por todos los lados espiaba la divinidad. Indudablemente en el Cuzco antiguo la calle era más importante que el hogar de cada uno. Entre aquel entonces y hoy en día (…) las cosas han cambiado (…) La calle para nosotros es, en suma, la tierra de nadie (Kusch, 2000:168-169). Esto me lleva a reflexionar sobre una frase tan tucumana “necesito verde, necesito aire” ¿qué necesitamos realmente? Es ahí donde la selva, los valles y montañas se transforman en algo más, quizás ese hilo que aún nos une a un sentipensar (Borda, F, 2009) ancestral que creíamos perdido. Entonces, ¿Cómo reencantar nuestros espacios? ¿Cómo abrirse al misterio de la existencia? Guiada por estos interrogantes, mis pensamientos viajan al noroeste Tucumano, hacia pueblos que han conservado su memoria ancestral: Amaicha del Valle, Colalao del Valle, al pueblo de Talapazo donde la palabra es Sagrada y se nombra en lengua Kakán (en un susurro casi inaudible) a “Etiéj el Gran Espíritu” que está conectado a tu “mé (tu alma), que es quien eres” (Bixio y Cejas, 2020). A lo largo del camino al pueblo de Talapazo espía la divinidad (Kusch, R, 2000), las apachetas8 símbolos mágicos acompañan a lxs viajerxs ante un imponente paisaje, ante ese sol que lastima, ante la mirada distante del cacique Antonio. De manera misteriosa, al recuperar estos territorios desde la escritura, percibo en mi interior este principio de complementariedad de mi estar siendo banda de moebius sin anverso ni reverso, sin dentro ni fuera, sin arriba ni abajo, sin izquierda y derecha. ¿Puedo reconocer esa frontera que me separa de lxs habitantes de Talapazzo? ¿Puedo reconocer en mí el amanecer y el ocaso? 8 Montículo hecho de piedra de carácter religioso para nuestros pueblos originarios. 55 Kesselman diría, “será preciso un cuerpo vibrátil, sensible a lo imperceptible y que resuene con lo humano en toda su complejidad” (Kesselman, S, 2023). Porque abrirnos al juego de fuerzas de lo real, es abrirnos a un vínculo con la vida misma en toda su magnitud y esplendor, pero también a su fragilidad y ocaso. Sentimiento de inquietud ante el misterio La práctica sensoperceptiva me permite establecer un vínculo con la complejidad de la existencia, esa es mi forma de habitar (mé)9. Desde la sensopercepción trazo un borde, una frontera que entiendo precaria y frágil. Reconozco ciertos recorridos como propios: la atención a mi piel tocando el aire, la madera, la ropa, el sonido; la atención a los apoyos organizando mi estructura ósea, mis pensamientos divagantes ; la atención al gesto respiratorio, al in-conmovible esternón, al suelo del paladar y al suelo pélvico; a las resonancias del movimiento. La senso me invita a una escucha particular hacia la reverberancia, hacia el resto, a habitar mis ausencias, mis caídas, mis contradicciones. A buscar ese doble papel de la experiencia sensoperceptiva10 (Kalmar Gubbay, 2009), donde lo que se mantiene plegado se despliega, se expande hacia un más allá, (o hacia un más acá), es ahí donde se suspende el sentido, es ahí donde puedo abrirme al misterio de la existencia, encontrar al mundo un cielo, reencantar mi suelo, estar siendo cuerpo vibrátil, sensible a lo imperceptible y que resuena con lo humano en toda su complejidad. (Kesselman, S, 2023). 9 Este “Mé” con tilde se relaciona con el párrafo anterior. Los hablantes del kakán conciben que Mé es tu alma, es quien eres en conexión con Etéj, el Gran espíritu. 10 La Sensopercepción juega un doble papel, tanto en recoger y evocar lo que recibimos por el aparato sensorial, en forma cada vez más detallada, clara y diferenciada; como en la estimulación de la asociación y producción de imágenes que van a dar lugar a la fantasía creadora, esenciales para alimentar la vida sensible y artística de cada individuo” (Kalmar y Gubbay, 2009). 56 Así cómo en las prácticas sensoperceptivas leer a Kusch me despierta una sensibilidad particular hacia lo sagrado, hacia el vínculo con el misterio de la existencia. Mi cotidianidad muestra sus contradicciones, no creo (o no quiero creer) en lo suprahumano ni lo ultrahumano, pero, una pulsera roja en las muñecas me delata; una vela prendida a los ancestros cada tanto; la mirada que se escapa hacia el cielo en el centro tucumano, tan ruidoso, tan sucio, “tan tierra de nadie” (Kusch, R, 2000). Mientras escribo recuerdo a Carmencita cuando decía: “Escuchen ese pájaro, es porque vienen visitas, escondan una escoba detrás de la puerta si quieren que se vayan rápido” Me río de su ingenuidad, pero hace bastante que evito pasar debajo de una escalera, poner el bolso en el suelo, y en este sentido, recupero las palabras del poeta “En un mundo sin cielo, la tierra se convierte en abismo” (Mamush, D, 2005). Conclusión de este recorrido A raíz de esto que vengo pensando, de lo escrito en estas páginas, me pregunto por la Expresión Corporal, esa forma de danza que practico, que vivo, que respiro; una danza que valora los encuentros sutiles, que valora el demorarse; la presencia sensible y despierta, que busca generar encuentros más amables con unx mismx y con lxs otrxs; que intenta crear otras realidades posibles y soñadas. 57 Una cosa es danzar, y otra decir, diría Kusch, cuando digo algo lo expreso como por una rendija, y atrás queda todo lo que además habría que decir y no alcanzo a expresar (…) Detrás de lo que digo puede haber algo así como un río, un torrente o un océano, y esto último sólo lo expresa la danza (Kush, R, 2000). Referencias bibliográficas Ahumada, M (2021) Módulo III-Clase 2 Espiritualidades populares en la perspectiva de Rodolfo Kusch: Mánticas del sacrificio. 4ta cohorte de la Diplomatura universitaria en Filosofía de la Liberación. Universidad de San Isidro Dr. Plácido Marín (USI). Buenos Aires. Bixio, B y Cejas, R (2020) “Tiri Kakan: Recuerda Nuestra Lengua Ancestral”-1° ed- Córdoba: Ecoval editorial. Borda, F (2009) Una sociología sentipensante para América Latina .Bogotá: Siglo del Hombre Editores CLACSO. Bruce, B (2021). Módulo III-Clase 1 Intercambios inconclusos sobre la religiosidad en Abya Yala. 4ta cohorte de la Diplomatura universitaria en Filosofía de la Liberación. Universidad de San Isidro Dr. Plácido Marín (USI). Buenos Aires. Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo (2017) Mapeando el Cuerpo-territorio. Guía metodológica para mujeres que defienden sus territorios. https:// territorioyfeminismos.org/ Cullen, C A. (2014), El conocimiento “forma” cuando se sabe “deformado” por el suelo que habitamos. Recuperado de: https://www.scielo.br/j/aval/a/6svvV3Pn6dHSdNTgKqzP8TN/?for mat=pdf&lang=es Darwish, Mahmud (2005, enero). “Contrepoint” (Homenaje a Edward Said), Le Monde diplomatique, p. 28.traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos. Recuperado de https://rebelion.org/docs/9854.pdf Escher, M C (1964) Franja de Moebius II. Publicado el 25 mayo, 2011 en https://www. wikiart.org/en/m-c-escher/moebius-strip-ii 58 Gubbay M. & Kalmar D, (2017) El movimiento en la educación. Buenos Aires: Novedades Educativas. Kalmar D, & Gubbay M. (2009) Sensopercepción. Recuperado de: https://recursoscorporales. blogspot.com/2009/12/sensopercepcion-por-deborah-khalmar-y.html Kesselman, S (2023) El Paradigma Corporal y la Relajación Activa, publicado el 24 de Abril de 2023 en https://www.telam.com.ar/notas/202304/626417-pensamientos-corporales-kesselman-eutonia. html Kusch, R (2000), “Indios, porteños y dioses”. Tomo I. Obras Completas. Rosario: Fundación Ross. Kusch, R (2007), Geocultura del Hombre Americano. Tomo III. Obras Completas. Rosario: Fundación Ross. Rolnik, S (1989) Cartografia Sentimental: transformações contemporâneas do desejo”. São Paulo: Estação Liberdade. Rolnik, S (2019) Esferas de la insurrección - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Tinta Limón. Sierra Bonilla, A S (2020) Módulo I-Clase 5 Psicología de la Liberación en Abya Yala: articulaciones otras entre y con los feminismos. 4ta cohorte de la Diplomatura universitaria en Filosofía de la Liberación. Universidad de San Isidro Dr. Plácido Marín (USI). Buenos Aires. 59 Algunos modos de escritura acerca y desde la Sensopercepción: reflexiones para pensar la práctica Julia Catalá Juliacatala7@gmail.com Lo que sigue son apuntes y reflexiones acerca de la Sensopercepción que surgen a partir de una práctica de escritura muy particular que es la que circula en las redes sociales, especialmente en Instagram. Una escritura que deviene de un entramado de variables: la de querer explicar de qué se trata la Sensopercepción y por qué a alguien le serviría desarrollarla; la de seleccionar una y otra vez las palabras adecuadas para que no sean “demasiadas” -en una plataforma que privilegia la imagen- pero que al mismo tiempo logren transmitir lo más fielmente posible la esencia de la disciplina; la de necesitar yo misma la escritura en un proceso de retroalimentación constante con las reflexiones que provienen de mi práctica docente. Ese ensayo de explicación, entre la demanda y la inspiración, es muchas veces contradictorio. En los últimos años Instagram se volvió un espacio de difusión casi obligado y de sentido común para quienes trabajamos de manera “autogestiva”. Pero no alcanza con hacer circular la información de un horario de clase, el formato comunicacional demanda producir algún tipo de “contenido”, dar a conocer, explicar, ofrecer verdades originales, tips para una “vida saludable”, más aún si del movimiento se trata. Convencer. Vender. Al margen de las dificultades propias para hablar en nombre del saber, nada está más lejos del marketing que la Sensopercepción. Su trabajo no pretende establecer recetas estereotipadas de movimientos correctos, buenas 61 posturas o imágenes fijas de lo que es un cuerpo “saludable”. Tampoco asegura un cuerpo “consciente”. Lo que propone la práctica es un despliegue artesanal a través de una búsqueda corporal-de-movimiento que, abonada por la experiencia colectiva, va construyendo sus propias preguntas y verdades, sus trayectorias singulares. No hay lugares de llegada iguales para todos. No hay un modelo de cuerpo al que copiar, ni siquiera un modelo “contrahegemónico”.11 Sin embargo, quienes estudiamos el movimiento desde esta metodología elaboramos un modo de pensar, de decir y de hacer que puede resultar valioso para construir un abordaje acerca del cuerpo desde sus múltiples significaciones. Por lo tanto, algo hay para decir, y el uso de las redes sociales es un medio privilegiado para ello. Es desde esta contradicción y desde la necesidad de dar a conocer mi trabajo, que fui desarrollando una especie de obsesión por desmenuzar cada vez más qué es eso que la práctica propone y por buscar la forma adecuada para transmitirlo, tratando de no perder la poética propia de la Sensopercepción. En términos generales fui construyendo dos modos de escritura. Uno guiado por la necesidad de crear imágenes -que son las protagonistas de la red social- pero con palabras, otro guiado por la búsqueda de una explicación más objetiva. En el modo “poético” escribo con imágenes que no puedo retratar en una foto o en un vídeo para historias. Escribo sin esconder el registro singular. Escribo desde la búsqueda misma a través del movimiento, todo aquello que no se puede ver mediante una cámara, dado que no alcanza la imagen visual de una posición corporal determinada; no es la posición lo que nos interesa. Es eso que está detrás. 11 Muchas veces hacia el interior de las técnicas corporales se genera cierto sentido común alrededor del cuerpo que se suele contraponer a la construcción hegemónica como si esos cuerpos hubiesen ya alcanzado un estatus diferente al del “común de la gente”. Se habla así de “cuerpo consciente”, “cuerpo conectado”, “cuerpo-mente” “cuerpo sensible”, entre otros. 62 Podemos resumir diciendo que es un modo que no busca generar explicación de causas y efectos; en todo caso provocar una invitación. La Sensopercepción investiga el movimiento desde los detalles, valoriza lo sutil que escapa a la mirada apurada de lo cotidiano. Prioriza una temporalidad ajustada al devenir de un cuerpo que moviéndose se indaga y se crea a sí mismo. Hacer zoom y detenerse, observar, preguntarse, dejarse mover por las palabras y paisajes. Abrazar el movimiento como refugio y potencia El recorrido es interno, único vamos creando imágenes, pensando movimiento armando camino abrimos nuestras más íntimas redes lo pequeño se vuelve inmenso lo sencillo, despliegue Entre el cielo y la tierra el arriba se volvió adelante, el abajo atrás avanzo, prolongando una ofrenda sé que puedo volver la espalda a la base ir, sabiendo estar en la presencia del regreso mínimo el paisaje a veces es más inmenso es más frondoso aunque los ojos apenas divisen “¿cómo se llaman esas cosas que ves cuando cerras los ojos?” 63 Ir al suelo como acto de resistencia de encuentro con la sensibilidad de lo que soy, de lo que estoy Ir al suelo y recibirme, reunirme darme la energía aquí, ahora no a la máquina, no al patrón, no al avatar ir al suelo acompañada en comunidad, no sólo de todas mis versiones ir, insistir, seguir yendo con todes les que seguimos disfrutando tan hondamente de la humanidad que se festeja, que se recicla, se rearma, se transita Ir al suelo como acto de amor, de contacto y de persistencia Ir al suelo una vez cada vez todas las veces. Por otro lado, el modo “explicativo” deviene del intento de traducir las singularidades de la experiencia a un lenguaje que pueda invitar también a aquellos que se encuentran más alejados de la práctica. Explicar qué es, para qué y cómo se desarrolla el trabajo corporal desde la Sensopercepción. 64 Algunos punteos: Las secuencias de movimiento desarrolladas durante las clases se orientan a brindar variados repertorios de acciones y gestos motrices y posturales. Estas secuencias se incorporan a través de un método de indagación y experimentación con el cuerpo, los elementos, el contacto, la palabra, la anatomía, la música y la poética, valorando la particularidad de cada quien y la diversidad de puntos de partida y de llegada. La Sensopercepción es una metodología de educación somática, implica poner en juego el sistema mismo de aprendizaje que tenemos instalado en el cuerpo, el cómo se aprende al aprender, mediante el movimiento. No alcanza con copiar un movimiento desde afuera, es preciso -para que haga sentido a quien lo realiza- construirlo desde las propias referencias, desde adentro. Indagarlo, probar. En este proceso los movimientos organizados en secuencias, así como la información anatómica, los objetos, las imágenes poéticas, la música y la palabra son vías facilitadoras, disparadores, rutas posibles. Hay tantas formas, posiciones y trayectorias como personas que investigan el movimiento. Practicando Sensopercepción se pueden incorporar gestos de movimiento distintos a los acostumbrados: desautomatizar patrones motrices y posturales, observando e indagando los micromovimientos que los componen para probar nuevas relaciones entre ellos. Probar hacer de otro modo. Indagar. Dejarse estar en el espacio en blanco. Primero hay que suspender algo del “yo”, cuestionarlo para que no vengan todas las costumbres encima, para dejar aparecer el no saber. Esto que hago ‘así’ siempre sin dudar, como por ejemplo el acto más cotidiano de caminar, ¿cómo lo hago? ¿Qué zonas del pie entran en contacto con el piso, de qué manera? ¿Dónde está el peso? ¿Con qué parte empujo? ¿Un pie hace lo mismo que el otro? Preguntar. Con la curiosidad de nunca antes haber caminado. Practicando Sensopercepción se suelen aliviar tensiones al integrar: nuevas zonas de apoyo para descargar o empujar el peso, sitios de proyección hacia el espacio, el 65 sostén desde la estructura ósea, la reorganización de las fuerzas musculares, el uso de tiempos de movimiento y pausas de reorganización acordes, entre otros. “Aliviar tensiones” parece a veces frase hecha, un modo marketinero de difundir la práctica. Todos queremos un poco de alivio en esta actualidad llena de tecnología, sedentarismo y presión por tener una vida saludable. Incluso es un automatismo que adquirimos dentro de la práctica misma, un modo de decir rápido algo de lo que se puede ‘lograr’ haciendo Sensopercepción. Las tensiones son parte de nuestro andar cotidiano y devienen de factores múltiples, por supuesto que no es suficiente una práctica corporal para modificarlas y mucho menos quitarlas. Tampoco es el objetivo directo del trabajo. Pero muchas veces sucede que en ciertos lugares del cuerpo que sentimos trabados o bloqueados hacemos circular el movimiento y como consecuencia algo en el sistema de tensiones se modifica. Quizás sea un espacio en una articulación que suena y la contractura pesa menos, quizás sólo se exprese en un suspiro, en un bostezo, un dejar de empujar con las lumbares para adelante. A veces es momentáneo, después de la clase una vuelve a su cotidianeidad con sus hábitos y tensiones. A veces queda en el recursero corporal para ser “activado” en la cola del supermercado, ¿dónde descargo el peso de la cabeza? ¿Armo el arco de los pies o colapsa el tobillo para adentro? Practicando Sensopercepción se va construyendo una mirada atenta al espacio interno y al mismo tiempo al espacio circundante; trazar puentes entre el adentro y el afuera. En un presente cada vez más atravesado por la tecnología y la simultaneidad e inmediatez que ésta conlleva, pareciera desarrollarse un doble repliegue del cuerpo, enajenado de sí mismo y de los demás. Absorbido en las pantallas el cuerpo pareciera aislarse del entorno, de los otros cuerpos, de las personas e incluso de las propias sensaciones internas. Como un devenir virtual paralelo con la emocionalidad generalmente desbordada. Abrir un momento de escucha sin otro estímulo que el de la pregunta acerca de cómo está ese cuerpo que soy yo 66 y que está ahí, podría convertirse en una herramienta de autogestión de cierto bienestar personal - psíquico, físico y social. Sin embargo, esta importancia del “sí-mismo” y del “espacio interior” se ha sobredimensionado para justificar el individualismo creciente. Incluso se volvió una exigencia del mundo contemporáneo, “se vos misma/o”, “sueña, ríe, ama”, etc. Pero ¿es posible ser sin los otros? ¿Cómo camina ese cuerpo en la calle?, ¿de qué manera la sensación del apoyo sucesivo de los pies construye mi andar en el medio de los otros cuerpos? ¿Cómo compartir el espacio con los demás? ¿Cómo no quedar encerrado en uno/a mismo/a? Practicando Sensopercepción se explora el movimiento a través de su vínculo con la palabra y la imagen, en un entramado anatómico-kinésico-poético que amplía el lenguaje. ¿Cómo provocar al movimiento? Indagarlo, llamarlo, desafiar sus trazos automáticos, ¿Cómo generar nuevos trazos que sorprendan, que despierten la curiosidad y el interés por el movimiento? El lenguaje corporal no está escindido del pensamiento. Las palabras pertenecen a ambas superficies, las que acostumbramos a pensar como mundos separados: el cuerpo y el intelecto. Quien guía una clase de Sensopercepción va hilvanando las palabras buscando entramar esas esferas con referencias anatómicas, espaciales, sensoriales, imaginarias, cotidianas. Quien guía no muestra con su cuerpo el movimiento para ser imitado, sino que ofrece -para que el otro lo genere y lo inventepalabras, tonos de la voz, silencios, preguntas. Busca generar estímulos para despertar un interés en el mover. Este modo tan particular de entramar el decir, el mover, el pensar, el sentir, el crear a través del cuerpo en movimiento es un modo de desarrollar un lenguaje con más recursos en tanto se enriquece la expresividad y la comunicación con los demás. Para cerrar podría decir que ambos modos de escritura provienen de la misma intención de hacer circular por uno de los circuitos sociales más utilizados actualmente -Instagram- un modo de conocimiento que es la Sensopercepción. Una intención que va en doble dirección, hacia los demás y hacia mí misma, en tanto que en el mismo acto 67 de comunicar de qué se trata este “mundo”, voy integrando lo ya conocido con aquello que deviene sorpresivamente en el saber en la medida que lo explico. Esta escritura es, así, simultáneamente un medio de comunicación, de expresión y de aprendizaje. Ya sea en su forma más poética o más explicativa esta escritura se volvió parte de la práctica misma de la Sensopercepción, un modo muy particular de poner en movimiento el pensamiento y la creatividad, un movimiento a través de las palabras. Estas reflexiones acerca de una práctica de la que poco se escribe intentan también compartir algunas ideas -inacabadas, desordenadas- no para definir la Sensopercepción sino para aportar a seguir pensando los alcances de su práctica y los modos de enunciar sus potencialidades. 68 Sensopercepción y verbalización, el tercero que aparece Helue Errandonea hmerrandonea@gmail.com “...Si bien el mundo común es el lugar de reunión de todos, quienes están presentes ocupan diferentes posiciones en él, y el puesto de uno puede no coincidir más con el de otro que la posición de dos objetos. Ser visto y oído por otros deriva su significado del hecho de que todos ven y oyen desde una posición diferente” Hannah Arendt, La condición humana Cada viernes hace un año y medio por la mañana, se activa el ritual de la reunión. Desde distintos puntos del país y del mundo, vamos preparando espacios y cuerpos. Vamos aguardando en la sala de espera virtual y así cada una a su tiempo pueda llegar y disponerse. Hace un año y medio somos convocadas por el Espacio de Investigación de Sensopercepción coordinado por Deborah Kalmar y Daniela Yutzis. Espacio que se fue construyendo en torno a la presencia sostenida y curiosa. Convoca la propuesta y la pregunta por la propuesta, ¿De qué hablamos cuando hablamos de Sensopercepción? ¿Cuáles son sus principios? ¿Cómo surge la Sensopercepción? ¿Qué disciplinas nutren a la Sensopercepción? ¿Cuáles son los modos de hacer y decir de esta práctica? ¿Qué vinculaciones vamos descubriendo en esta práctica que parece alimentarse de muchas fuentes y nutrir los registros sensoriales de quienes la probamos? Mucho de esto que se teje viene de la mirada profundamente pedagógica y humanista de Patricia Stokoe. Su confianza en la danza al alcance de todxs y los 69 modos de diseñar situaciones de enseñanza y de aprendizaje para que cada quien pueda simbolizar a través del movimiento su propia subjetividad. Tocar los bordes de la danza para ir dejando huella en el registro de lo que es susceptible de ser danzado, es decir todo. Desde el gesto cotidiano de rascarse hasta el concepto más abstracto. Estos encuentros configuraron a Patricia profundamente ligada a la tierra, a los territorios y a todo lo que acontece en ellos. Una ética vinculada a estar parado sobre los pies y a mirar desde lo común. Cada una de las clases/itinerarios nos ponemos en contacto con los temas que orbitan y alimentan a la Sensopercepción. Se trata de sensibilizar para emprender el viaje del sensar, de estar a la escucha. La práctica de la Sensopercepción se nos ofrece a partir de la verbalización de un recorrido, de incentivaciones orientadas a ligar la atención en el cuerpo y la conciencia del movimiento. La incentivación es a través de la palabra y el viaje está cuidadosamente planeado con la coherencia metodológica de ir regando las preguntas que florecen con la potencia porosa de la escucha. Siempre es hacia el movimiento pero la vinculación con otros ámbitos nos muestra la posible red de relaciones que subyacen en la práctica. Un péndulo entre lo íntimo de cada una y el mundo común que extiende la práctica. Cada propuesta trae consigo el poner la palabra sobre la mesa, los modos de expresar la sensación, de compartir esa experiencia que leuda en lo propio y se amasa con las otras. Se materializa la práctica a través de la palabra, de la lengua común que adopta diversas formas de expresar eso nuevo que surge cuando las palabras van al encuentro de otras palabras que retornan y nos muestran otros modos de nombrar. Termina cada encuentro y algo de tiempo/itinerario/investigación se funde en el ritmo cotidiano y otro poco resiste dentro para recordarnos que otros modos de habitar nuestros mundos son posibles: la escucha abierta, el oído que orienta hacia algún trinar lejano, el pasar de una brisa que inclina la cabeza, el pasaje del peso al caminar, el aire ensanchando las costillas, la lengua que recorre el paladar. Y vuelven las palabras que provocan sinuosas danzas internas que despliegan posibles diálogos entre un afuera y un 70 adentro que se torna cada vez más difuso, evocan las preguntas por el estar siendo y el estar y convocan entre la potencia del afecto, desafíos y sonrisas, al próximo encuentro. Quedan los ecos de la práctica: eso de abrir espacios internos, encontrar vínculos, ir al encuentro de lo que quiere venir cuando se pone en relación una parte, otra y el todo. Los caminos de ese encuentro pueden ser variados y las sensaciones muchas, múltiples, diversas. Hay pausas dentro de la práctica, hay descansos y retornos. También hay un momento de reunirse y compartir desde la palabra. De encontrarse con las miradas y los silencios ¿Cuál será la relación del tiempo y el encuentro con el decir? A veces las palabras tardan en llegar, se demora el encuentro de lo múltiple/movimiento con el sentido nunca unívoco de la palabra. Tal vez haya que balbucear, probar. Rastrear en lo abierto y múltiple de la palabra algo de lo transitado. Experiencia, sensación y palabra como ámbitos abiertos, plenos de posibilidad. Buscar, ensayar, dejar que la lengua se ensanche, se pliegue, que sea conductora de esos sentidos que desean ser nombrados para darle existencia y consistencia sonora a la práctica. Buscar tal vez en la musicalidad de las palabras, en la memoria del cuerpo resonante. Entramar con la sustancia de lo dicho ese registro que ya no es único y privado sino que se encuentra con otras, otros, otres para, en el mejor de los casos ponerlo en relación y construir nuevos sentidos. Nuevos, distintos/otros mundos comunes pasibles de ser nombrados. 71 Acerca de recuperar el saber del cuerpo, desde la mirada de Suely Rolnik 12 Florencia Roig mflorroig@gmail.com Un cuerpo conectado consigo mismo y atravesado por las fuerzas del mundo. El pensamiento y el arte como herramientas a través de las cuales recuperar la fuerza vital y descolonizar el inconsciente, ligado desde hace tiempo a lógicas del sistema. Un cuerpo conectado consigo mismo y atravesado por las fuerzas del mundo. Capaz de sentir y habitarse en la afectación. El pensamiento y el arte como herramientas a través de las cuales es posible recuperar la fuerza vital para “descolonizar el inconsciente” (Rolnik, 2018) el cual se ha visto ligado desde hace tiempo, a las lógicas del sistema capitalista. Son las formas culturales existenciales engendradas en una relación viva con el otro, las que desestabilizan continuamente las cartografías vigentes. Así se refiere a las expresiones del cuerpo vibrátil. Tomando forma y fuerza como paradoja, y los efectos del mundo como campo de fuerzas en el cuerpo. Podemos afirmar que el mundo vivo es una experiencia viva en el cuerpo, con lo cual, los efectos del mundo están en él. Rolnik sostiene que la experiencia de las fuerzas del mundo en el cuerpo es una experiencia estética, esta oscila en la fricción entre el extrañamiento y lo familiar. Para este trabajo comparte una serie de sugerencias con el fin desprogramar el inconsciente colonial, las cuales son presentadas en el libro Esferas de la insurrección: 12 Suely Rolnik es psicoanalista, filósofa, crítica cultural y curadora nacida en Brasil en 1948. 73 1. Desanestesiar la vulnerabilidad ante las fuerzas 2. Reactivar el saber del cuerpo 3. Desobstruir el acceso a la sensación 4. Sostenerse en la tensión de lo extraño-familiar hasta crear un decir que, por ser portador de su pulsación, sea capaz de actualizarlo 5. No atropellar el tiempo propio de la creación 6. No renunciar al deseo 7. No negociar lo innegociable 8. Ejercer la función ética, política y clínica del pensamiento Es aquí donde halla la conexión con el área de la Sensopercepción, que invita a la escucha propioceptiva, a través de distintas técnicas y también a la educación a través del arte. Una política bajo la piel Existe un Nuevo Activismo que propone el derecho a la vida en su esencia de potencia creadora y no restringe su lucha a la ampliación de derechos. Su objetivo está vinculado a la reapropiación de la fuerza vital que se ha visto secuestrada por el régimen colonial capitalístico, llevando al deseo a una entrega a sus designios, este es el principio micropolítico del régimen que hoy domina el planeta. La apropiación del derecho a la vida está directamente encarnada en sus acciones. La base de la economía capitalista es la explotación de la fuerza de trabajo y de la cooperación inherente a la producción para extraer plusvalía de ellas. A esto llama ella, proxenetización o cafisheo para designar más precisamente la frecuencia vibratoria de sus efectos en nuestros cuerpos. En su actual versión, es de la propia vida que el capital 74 se apropia, de su potencia de creación; es la propia pulsión de creación individual y colectiva de nuevas formas de existencia que el capital explota, haciendo de ella su motor. Es la propia fuerza vital de los elementos que forman la biósfera, la que el régimen colonial-cafisheístico expropia y corrompe, secuestrando la fuerza creadora de mundos en el propio nacimiento de su impulso. En él todo está estandarizado, dominado por los medios de comunicación y el consumo. Para combatirlo es necesario tomar una decisión micropolítica: resistir el régimen dominante en nosotros mismos. Como un territorio a conquistar y construir día a día, en cada existencia humana, en el universo relacional y en la construcción de lo común. Sublevarse implica diagnosticar el modo de subjetivación vigente y el régimen inconsciente que le es propio, a partir de ahí, investigar cómo y por dónde es posible viabilizar un desplazamiento cualitativo del principio que rige. Ahora bien ¿Cómo esquivar el régimen del inconsciente en nosotros mismos y en nuestro entorno? La respuesta sólo puede darse en el terreno de la investigación de la propia experiencia. Buscando vías de acceso a la potencia de creación en nosotros mismos. En este sentido, es imprescindible encontrar herramientas para crear disponibilidad a la información, a las resonancias de los afectos de las fuerzas del mundo. Pensar y subjetivarse, aunque no aisladamente. Crear redes. Experimentar la potencia micropolítica de las prácticas artísticas y permitirnos el cambio. Es en esta instancia donde las herramientas que brinda la sensopercepción pueden colaborar. Habilitando el espacio de escucha a las sensaciones físicas y emocionales, creando confianza en la propia percepción, viabilizando el acceso a la sensación y también dando lugar para que la actividad emerja. Investigando en la repetición de un movimiento simple, para deasautomatizarlo y observar qué es lo que se activa cada vez, probando diferentes maneras en el hacer. Abriendo la reflexión en varias direcciones. Ahondando en la propiocepción y aumentando el conocimiento y la confianza en el saber del cuerpo. 75 Reconectar con la propia voluntad más allá de las pautas socioculturalmente instauradas, pondrá en marcha el movimiento hacia una dirección alineada con nosotros mismos. Hacer uso ético y clínico del pensamiento, enseñándonos a nosotros mismos a pensar, a aprender de las experiencias, observando y actualizando, no repitiendo, haciéndonos conscientes para guiarnos hacia el bien propio y común. La sensopercepción como así también otras disciplinas artísticas nos pueden ayudar a pensar, a vernos y expresarnos en dirección de aquello que pide paso, siendo canales para elaborar y manifestar pensamiento crítico, creativo y nuevas formas de mundo. Rolnik cita aquí la obra plástica “Caminhando” de Ligia Clark, artista brasilera cuyo trabajo se ubica dentro del Movimiento de los años 60’, ligado a la activación ético clínica de la función del arte. Aquí el acontecimiento artístico es la propia experiencia del sujeto, que mediante la acción de realizar un corte en una banda de Moebius de papel, habilita una manera de sentir el tiempo y el espacio diferente y generando reflexiones al respecto. Cuando el deseo es convocado a actuar se definirán sus políticas, éstas corresponden a distintos regímenes de inconsciente pulsional. El saber-de-lo-vivo sabernos constituidos por los efectos del flujo vital y sus relaciones mutables lleva a otro sentido. Al entrar en nuestro cuerpo las fuerzas del mundo, se integran con las fuerzas que lo animan y generan otros mundos en estado virtual, los cuales producen sensación de extrañamiento. “Esta es la esfera micropolítica de la existencia humana, habitarla es esencial para situarnos en relación con la vida y hacer elecciones que la protejan y la potencien.” (Rolnik, 2018, 100) “Tales fuerzas alcanzan todos los cuerpos que lo componen -humanos y no humanos- haciendo de ellos un solo cuerpo, en variación continua, téngase o no consciencia de esto. Podemos designar esos efectos como afectos. Se trata de una experiencia extrapersonal, pues aquí no hay contorno personal, ya que somos los efectos 76 cambiantes de la fuerza de la biosfera: Saber-del-cuerpo, saber-de-lo-vivo, saber ecoetológico.” (Rolnik, 2018: 100). Cuando el deseo logra responder activamente, en una temporalidad propia, busca actuar teniendo en mira la descolonización del inconsciente, retomando el poder de decidir el destino de la pulsión y reasumiendo la responsabilidad ética ante la vida. Partiendo del principio de que esto implica al terreno de todas nuestras relaciones, de las más íntimas a las más distantes, los efectos de cualquier gesto en esa dirección son colectivos. Aquí las respuestas pueden ser reactivas o creadoras. La intención es liberarse de la opresión política, la explotación económica, del silenciamiento, de la invisibilización para ocupar el lugar del habla, de la existencia. Implicándose, reapropiándose del lenguaje y potenciando la vida, escuchándonos a nosotros mismos. La anatomía es una relación interna, es pensamiento, es experiencia. Los órganos se relacionan, así como los tejidos y las superficies también. Las relaciones anatómicas son relaciones emocionales. Lo que sucede en nuestro interior se manifiesta en nuestro exterior y también al revés. Las relaciones humanas son interacciones somáticas de la pulsación emocional y la forma conductual, dentro y fuera de nosotros. Recuperar el saber del cuerpo, es ponerse en contacto con todos los tejidos orgánicos, sentir y atender, para que emerja el espacio, para abrir la escucha a lo que estos nos cuentan en forma de emoción, recuerdo, sensación, actividad. Para conocernos y trabajar en reencontrar la vitalidad y la posibilidad de habitarnos de manera integral. Este trabajo implica hacer consciente la desautomatización, como necesidad socio-cultural y comenzar la transformación desde la propia corporalidad. Por eso resulta inspirador para mí, encauzar las clases de arte con el concepto de cuerpo vibrátil para la construcción de un lenguaje poético personal devenido de 77 un lugar genuino. A través de la propuesta hacia los estudiantes de llevar la mirada hacia sí mismos, desde sus sensaciones físicas y emocionales, darles valor y encontrar ahí un decir, unos lineamientos que subyacen y organizan la creación de un discurso que luego irá tomando forma mediante el uso de las herramientas propuestas por cada disciplina artística. Comencé a llevar adelante esta propuesta conscientemente, en clases de taller de joyería online durante el año 2020, en la situación del aislamiento obligatorio por la pandemia. Durante esos días no había venta de insumos de materiales y tampoco entendíamos bien qué estaba pasando. Frente a esa situación la propuesta fue: cerrar los ojos para poder sentir la corporalidad en todas sus partes, respirar, y a modo de escaneo dejarlas hablar. Al cabo de unos minutos, les invité a hacer un dibujo que pueda expresar el estado interno del cuerpo según se haya percibido y teniendo en cuenta las fuerzas que lo estaban atravesando. Luego de una conversación, les propuse que construyeran un objeto que pueda subsanar una dificultad, de manera simbólica o real. De entre ellos recuerdo unos tapaojos calados en bronce, que permitían descansar los ojos del exceso de pantallas y relajarlos con el frío del metal, al colocarlos sobre los mismos cerrando los párpados. Referencias bibliográficas Keleman,S. (1999). Anatomía emocional. La estructura de la experiencia somática. Desclée de Brouwer. Rolink, S. (2018). Esferas de la insurrección. Apuntes para descolonizar el inconsciente.Tinta Limón. Rolnik, S. (2006). ¿El Arte cura? Cuaderns Portraits, MACBA. Rolnik, S. - Guattari, F. (2014). Micropolítica. Cartografía del deseo. Tinta Limón. 78 La ausencia en la imagen. Sobre el vacío en el espacio-cuerpo Lucía Squillacioti luciasqu@gmail.com “Treinta radios se unen en el centro; Gracias al agujero podemos usar la rueda. El barro se modela en forma de vasija; Gracias al hueco puede usarse la copa. Se levantan muros en toda la tierra; …Gracias a las puertas se puede usar la casa. Así pues, la riqueza proviene de lo que existe, Pero lo valioso proviene de lo que no existe” La riqueza y lo valioso. Tao Te King Una inquietante pregunta sobre el espacio y las imágenes viene a encontrarse con mi corporeidad. Pienso en este conocimiento empírico: mi cuerpo, ¿Qué dice? ¿Cómo aprender de él? ¿Con qué lenguaje? ¿Qué puede mi cuerpo? Sabemos del misterio inherente que acerca Spinoza cuando dice: nadie sabe lo que puede un cuerpo, pero más allá de la potencia, o de las potencias, intento descubrir 79 qué dice un cuerpo. Qué dice mi cuerpo, cómo experimenta, qué imagen nombra esa experiencia. Quiero describir una curva, desde el suelo con los ojos cerrados armo una parábola, una luz curvilínea aparece en mi cuerpo, ¿Aparece? ¿Existe en mi interior una materia correspondiente? ¿De dónde proviene esa imagen? Sé muy bien que, al codificarla, algo se perderá. Ha quedado inscripta, sin embargo, en algún lugar de mi consciencia. Pegada a la madera del piso, la piel de mis manos recibe el suelo y otorga presencia, a medida que voy habitando ese sitio, adentro mío. Los sentidos imaginan los espacios internos, dan presencias simultáneas de ese estar me. Conservo una sensación, se detienen unos segundos los pensamientos. Son instantes de pura presencia, busco ver en el aparente vacío. Lo que veo, no tiene una posición específica, ni en el tiempo, ni en el espacio. Se parece más a un haz de luz que vi en sueños. La dimensión corporal se define en un espacio atemporal, pasible a la observación, un servicio de los sentidos, incluso la mente ¿Un espacio vacío? Desde aquí el tema del espacio conlleva a la búsqueda de una poética capaz de significar desde la multidimensión. Se abre un tajo en el cual, registro un sitio desde la apropiación y desde el acontecimiento. Un lugar se constituye en dónde el espacio es habitado, un lugar es el espacio-tiempo interpelando un sentido. Construyendo imágenes que desbordan lo visible. Un lugar es donde podemos estar siendo. 13 Sobre la arquitectura corporal Aquí se deja el territorio de la arquitectura como ciencia positiva para ingresar en una tierra desconocida. (Caveri, 2001:83) 13 alusión al concepto acuñado por Rodolfo Kusch. 80 La arquitectura es un pensamiento sobre el espacio, que persigue un lenguaje, siempre cambiante. Tanto como el habitar. Y un camino que recorro desde el cuerpo, aprendiendo siempre a ampliar el cuadro, a cambiar la imagen. Sobre el encuadre/ fuera de cuadro La palabra encuadre y el verbo encuadrar aparecieron con el cine para designar ese proceso mental y material, presente ya en la imagen pictórica y fotográfica, y por el cual se llega a una imagen que contiene un cierto campo visto desde un cierto ángulo, con ciertos límites precisos. (Aumont, 1992: 162) ¿Un espacio puede realmente estar vacío? ¿Qué existencia tiene aquello que imagino, que figuro, que completo? A través de estas preguntas intento relacionar el fuera de cuadro de la imagen visual, el silencio en la armonía, la pausa en el movimiento. Si aquello que a priori determinamos vacío de un recinto o cóncavo en nuestro cuerpo no está también pleno de percepción, sentido; lleno de imagen. En un cuarto colmado de evocaciones o en mi cuerpo al actuar, proyectando lo que siento, invisible, confiada de la recepción de la mirada en la cuarta pared. Encuadrar es el ejercicio consciente de la mirada. En todo encuadre hay una construcción y hay sobre todo un adentro y un afuera del cuadro. Lo velado, los sueños, la mirada que escapa a la cámara en la película. Acaso será en ese vacío donde el sentido se crea, enriquece, posibilita una mirada subjetiva, propia, siempre misteriosa. 81 Sobre la percepción Finalmente, el descubrimiento de que la visión no era un registro mecánico de elementos, sino la captación de estructuras significativas. (Arnheim, 1979: 20) La percepción es una forma de conocimiento, que se sirve de todo lenguaje, sin codificar previamente a qué estructura pertenece. Comprende la mirada exploradora, abierta a un saber nuevo. Percibir como actitud creativa y curiosa del mundo que me rodea tanto como nuestra posibilidad de rodearlo, configurar nuevas capas de lo visible, lo audible, de nuestro ser en relación. Hallar desde mi mirada singular la posibilidad de recoger y configurar imágenes. Toda traducción será particular, validando lo propio, al mismo tiempo que devela la polisemia intrínseca en la imagen, siempre desbordando la forma e indispensable de ella. Sobre percepción y observación/ tiempo corporal La fotografía implica que sabemos algo del mundo si lo aceptamos tal como la cámara lo registra. Pero esto es lo opuesto a la comprensión, que empieza cuando no se acepta el mundo por su apariencia. (Sontag, 2006: 42) Mi observación es también una forma del tiempo, una forma que quizá se parece más a caminar el bosque, demorando en la espesura, escuchando los pasos. El tiempo como una manera de estar, una observación presente, encontrando capas de profundidad en lo visible. Mi cuerpo es un caudal inagotable de imágenes, es también por tanto un misterio y una fuente de conocimiento. La mirada curiosa puede permanecer en el cuerpo con asombro, reconociendo que aquello que la interpretación puede explicar no es suficiente para reconocer las 82 dimensiones y el tiempo corporal. Modificando el punto de vista, creando un nuevo interés, ampliando el cuadro. Ser nuestro observador, una atención particular que posibilita la transformación. Aprehender tal vez, el interés como forma de conciencia. Sobre propiocepción e imagen (...) “en la eutonía no existen estereotipos de comportamiento y lo único verdaderamente específico es la actitud de observación y propioceptividad que permite tener una vivencia más profunda de las sensaciones corporales”. (Hemsy de Gainza, 1983: 13) Nuestras imágenes internas nos permiten reconocer un espacio. En ocasiones, la propiocepción se vale de imágenes visuales que muestran contrastes, texturas que aluden distancias, formas. Así, puedo reconocerme también en el espacio exterior y comprender mejor las relaciones adentro-afuera. En sus estudios de la Eutonía Gerda Alexander hizo un especial énfasis en la propiocepción y en el vínculo de ésta con la posibilidad de realizar dibujos o modelos del propio cuerpo. La relación con el aumento de imágenes en la propiocepción modifica en el tiempo la conciencia de espacio. Me parece un punto de especial conexión, en el que podemos observar cómo percibimos, es decir, cuál grado de conciencia tenemos de nosotros, del espacio de nuestro cuerpo, de mi cuerpo en el espacio. Sobre la imaginación Lo importante es la necesidad de las imágenes, no cómo son producidas. Cuando imaginamos cosas, existimos: no pertenezco a este mundo si no puedo decir que lo imagino a mi manera. (Evgen Bacvar, “el fotógrafo ciego”). Es en nuestra mirada singular donde se halla la posibilidad de recoger y configurar imágenes. 83 Me pregunto por esas imágenes que no están lanzadas a futuros posibles, esas imágenes que sirven a otras imágenes o que permanecen ocultas en mí durante un tiempo, hasta que alguna evocación las trae de nuevo a la superficie, para decir algo, para crear una imagen nueva. Existen otras imágenes. Observaciones y sueños atemporales, que no persiguen una linealidad a contrastar. Revelaciones de nuestra corporalidad. Posibilidades de estar, junto a la ausencia. Tal vez para poder sentir la presencia. “Imaginar es ausentarse, es lanzarse a una vida nueva”. (Bachelard, 1958:12) Sobre la ausencia como información El mundo no es abismal. Es sólo múltiple en sus manifestaciones. No es un ser, sino un camino que se modifica permanentemente. (Han, 2019: 95) La representación cuenta con dos expedientes para mostrar la cosa en su ausencia: la imagen sensible y el concepto inteligible (ambos furtivamente enlazados). (Escobar, 2009:27) Busco lo singular, lo sin nombre. La ausencia como escisión entre el lenguaje y lo codificado de la experiencia. Busco una poética del cuerpo, a través de la captación de imágenes singulares. Los huecos. Mi experiencia busca el lenguaje para plasmar la percepción en expresión. Una traducción posible, cargada de metáforas, mezcladas con sensaciones orgánicas, caminos manifiestos, de actitud creativa, sensación compartida, vivencia singular, expresión de imágenes, búsquedas de la palabra propia. El acontecimiento busca un nuevo texto, en el que inscribir algo de esa traducción, de lo no aprehendido totalmente. Imagina al mismo tiempo que busca. 84 Soy mi sitio Escucho una canción (veo una ciudad, una escena, luces). Vine a buscarla casi convencida de conocer esa guitarra que apareció ayer en la película. Hace unos días Albertina Carri dijo en una entrevista que hacemos películas para las conversaciones que tendremos sobre éstas. O las pistas que encuentra mi cuerpo en las imágenes, agrego. ¿Será precisamente íntimo de aquello que se despega por un momento del pensamiento? También la creación y el silencio. Percepción de mis espacios internos, ese suelo, esa voz. ¿Transitará el tiempo del cuerpo aquello que se sale del hábito? Un hiato en el ritmo usual, una pista, una sugerencia, una lluvia, una guitarra, una película, un sueño. Un espacio nuevo. Yo soy mi sitio declama el título de un libro de Horacio Wainhaus, he convertido esa frase en afirmación y pregunta, sembrando una pista sobre lo situado de ser. Mi sitio está plagado de imágenes, pensamientos, traducciones, sensaciones sin nombre. Mi sitio es este cuerpo, que habilita la convivencia de todo aquello, dando lugar a lo propio, que tal vez sólo pueda provenir de la observación y del vacío. Referencias bibliográficas Aumont, Jacques (1992) La imagen. Buenos Aires: Paidós. Arnheim, Rudolf (1979) Arte y percepción visual. Madrid: Alianza. Bachelard, Gaston (1958) El aire y los sueños. Ensayo sobre la imaginación y el movimiento. México: FCE. 85 Caveri, Claudio (2001) El hombre a través de la arquitectura. Buenos Aires: C. Lohé 1967. Escobar, Ticio (2009) El arte fuera de sí. La irrepetible Aparición de la distancia. El marco incompleto. Valencia: IVAM. Han, Byung-Chul (2019) Ausencia. Acerca de la cultura y la filosofía del Lejano Oriente. Buenos Aires: Caja Negra. Heimsy de Gainza, Violeta (1983) Conversaciones con Gerda Alexander. Vida y pensamiento de la creadora de la Eutonía. Buenos Aires: Paidós. Sontag, Susan (2006) Sobre la fotografía. México: Alfaguara. Wainhaus, Horacio (2017) Yo Soy mi Sitio. Del espacio según Gastón Breyer. Buenos aires: Flanbé: Morphia. Entrevista a Evgen Bavcar. Recuperado de: https://clubdefotografia.net/evgen-bavcar-elfotografo-ciego. 86 Bitácora de una herida Diana Tessari diangelatessari@gmail.com “Una silla sigue siendo una silla, incluso cuando no hay nadie sentado allí. Pero una silla no es una casa y una casa no es un hogar cuando no hay nadie ahí para abrazarte fuerte y no hay nadie allí a quien puedas dar un beso de buenas noches. Vaya, oh, niña” Hal David Mi cuerpo no es una casa, tampoco es una silla. Mi cuerpo es mi hogar, porque “yo”, ese ser único e irrepetible, lo habita. Hay lugares que visito con frecuencia y otros a veces, pero algunos, a los que nunca voy, se llenan de telas de araña y por supuesto de arañas y no apetece ir. Pero hay un lugar, que queda a la altura del pecho y es redondo, central, es ahí donde viven los fantasmas. Hay fantasmas de todas las edades, las que he vivido y las que no. Por temporadas la habitación redonda está tranquila, en cambio hay otras épocas en las que es muy difícil pasar cerca sin estremecerse. Es en esas ocasiones que tengo que ir con cuidado por el resto de mi casa porque más de una vez algún fantasma se cuela por la rendija inferior de la puerta y reptando por el suelo sale y se instala en otro lugar de la casa. Allí, cambia las cosas de lugar, pone algún cuadro del revés y cuando entro, los relatos han cambiado, hablan de otras cosas. Dan miedo, tristeza, y muchas veces un gran dolor que llega desde más abajo del lugar redondo. 87 Más abajo parece que hubiese un horno que nadie cuida, del que nada se sabe. A veces huele muy sabroso, pero otras, huele fétido. Si en ese momento, me armo de valor y recorro los lugares a los que nunca voy y quito las arañas y sus telas, los aromas se armonizan… Pero cuando no sé, no puedo, hago de cuenta que no importa, ese horrible olor sube y sube hasta el lugar más alto de mi cuerpo-casa y lo que allí habita, quizás lo más sagrado, se separa y se va afuera, parece que flota a mi alrededor. Y si llegamos a este punto, nuestro cuerpo-casa deja de ser un lugar seguro. En situaciones de alto estrés es la corporalidad la que se trastoca, arrastrando consigo a la vitalidad, las emociones y las capacidades cognitivas. Algo intangible se separa. Ese cuerpo-casa, vivenciado interiormente como un “lugar seguro” se desmorona y trae un correlato físico y anímico, que, si bien a veces podemos acomodarlo, deja huellas en el cuerpo y en el alma; tergiversa la comprensión, distorsiona el sentir y hace su reflejo en una voluntad desorganizada. De acuerdo a la neurofisiología, el cerebro reptiliano se pone al mando, ese cerebro primitivo que se ocupa de nuestra supervivencia toma las riendas y como consecuencia la corteza cerebral se desvincula del sistema. Nuestro pensar, aquello profundamente humano, deja de estar a disposición. Y aunque esto no lo podamos ver, se manifiesta a través de muchas expresiones tanto físicas como emocionales. Y aunque son muy aparatosas y nos hacen pensar en una patología, todo este grupo de síntomas son una “Reacción normal frente a un evento anormal” (B. Ruf). Y esto es bueno dejarlo en claro ya que son manifestaciones que tienen como búsqueda volver todo el sistema al equilibrio en un intento “fallido” por recuperar la salud. 88 Cuando esto ocurre podemos ver que se presentan rupturas en los ritmos, el respiratorio y el cardíaco, trastornos entre el sueño y la vigilia, trastornos alimenticios, miedo, ansiedad, ataques de pánico, híper e hipo actividad, vergüenza y culpa, conductas agresivas y violentas, procesos de disociación, lagunas en la memoria, relatos distorsionados y un sinfín de manifestaciones más. Lo cierto es que el evento en sí mismo que desencadena el shock traumático y que en ocasiones puede resultar devastador nos lleva más atrás en nuestra biografía y suele despertar vivencias traumáticas ocurridas en la infancia. Se activa una memoria sin palabra, una memoria que vive impresa en nuestra corporalidad. Richard Tedeschi, que trabaja desde hace décadas con veteranos de guerra, contó en una conferencia que las situaciones traumáticas de un alto porcentaje de las personas que participan en sus programas están situadas en su primera infancia, lo que Cyrulnik define como etapa pre-lingüística. “Hay que golpear dos veces para producir una herida” (A. Freud) “El primer golpe, el que se recibe en la realidad, provoca el dolor de la herida o el desgarro de la carencia. Y el segundo, el que se encaja en la representación de la realidad, provoca el sufrimiento de haber sido humillado, abandonado.” (Cyrulnik. p. 24) Así quedan escritas las heridas en nuestra historia, grabadas en nuestra memoria, en nuestro cuerpo. También dice Cyrulnik: “Para curar el primer golpe, es preciso que mi cuerpo y mi memoria consigan realizar una lenta cicatrización. Y para atenuar el sufrimiento del segundo golpe, he de cambiar la idea de lo que ha sucedido, he de conseguir modificar la representación de mi desgracia y su puesta en escena ante vuestros ojos.” (Ibíd.) Para poder hacer esta metamorfosis, porque la cicatriz nunca es segura -es una brecha en el desarrollo de la personalidad que en cualquier momento puede abrirse por un golpe de azar-, trabajamos incesantemente. (Ibíd.) 89 Hay varios caminos posibles y uno de ellos es el trabajo de Sensopercepción. El trabajo sensoperceptivo produce un profundo vínculo con la propiocepción, esa intuición global o conocimiento inmediato de nuestro cuerpo, como explica J. Le Boulch. Y a su vez pide una presencia despierta de la organización del Yo que permite alinear las tres cualidades del alma humana: el pensar, el sentir y la voluntad a través de la quietud y el movimiento, y con ello, es el vínculo con nuestro cuerpo que trae a nuestro encuentro imágenes, emociones, descubrimientos de nuestra historia que han quedado grabados en él y vuelven como un regalo. Esto nos permite reconstruir el mundo interior, “mi cuerpo-casa”, para volver a conquistar ese lugar seguro donde habitarme y sanarme. La Sensopercepción tiene una cualidad remarcable: la objetividad. A través de la observación consciente, del registro perceptivo del peso, de las distancias, de la respiración, de los pequeños movimientos, que finalmente pueden llegar a ser un movimiento más grande que involucra a todo el cuerpo, etc., esa objetividad permite formar un cuenco que acoge a la subjetividad en el marco de un lugar seguro y allí pueden realizarse procesos de sanación de las heridas. Es ahí, donde el binomio interioridad-mundo exterior se vuelven a enlazar formando una cinta de Moebius, como comentaba Daniela Yutzis. En el encuentro con nuestra corporalidad, guardiana silenciosa de nuestras memorias, tenemos pistas para procesar situaciones traumáticas. En su objetividad, la Sensopercepción crea un espacio donde tu Ser puede expresarse en un lugar seguro. Y en este proceso, como en todos los procesos relacionados con la resiliencia, algo es fundamental: el encuentro con el otro, arquetípico y profundamente humano. En el trabajo de Sensopercepción nunca estamos solos, siempre hay un “otro” que guía la tarea, cual narrador del cuerpo y del alma, y acompaña con una presencia activa que da pistas, que se ofrece desde su propio ser y nos envuelve con su voz, sus palabras, 90 sus metáforas y su poética. Además, a veces trabajamos en parejas y es ese con-tacto del “otro” con nuestra piel el que nos permite percibir el límite de nuestro cuerpo y reintegrarnos, y esta percepción nos devuelve la representación de nosotros mismos como unidad. Cuando lo más sagrado en nosotros se separa y parece que flota a nuestro alrededor, la Sensopercepción es una gran aliada para reconstruir el camino de regreso y encontrar una nueva forma de habitar nuestra interioridad como un lugar seguro. Referencias bibliográficas Cyrulnik, B., (2013). Los patitos feos. Barcelona, Pengüin Random House Grupo Editorial. Le Boulch, J. (1979). La educación por el movimiento en la edad escolar. Barcelona, Paidós. Ruf, B., (2017). Pedagogía de Emergencia. Madrid, editorial Tales & Tales. 91 Explorando temporalidades: Sensopercepción en Educación Física María Eugenia Maldonado marieugemaldo3@gmail.com La amplia gama de acepciones y manifestaciones que posee la dimensión temporal y el ritmo como componente de la misma, toma presencia en el movimiento como lenguaje y escenario tangible. En esta instancia realizo algunas aproximaciones teóricas a partir de micro experiencias realizadas en las clases de Movimiento Expresivo en la formación docente en Educación Física, en las que se aborda el conocimiento del cuerpo explorando el vínculo con la dimensión temporal y el uso de las mismas desde la perspectiva que ofrece la Sensopercepción. Introducción Abordar lo temporal, implica según Kalmar (2017: 80) poder considerarlo como un “sistema de relaciones, un lapso entre emplazamiento y otro, entre una acción y otra: lo cual evidencia acciones como: durar, suceder, trascurrir, anticipar, devenir, demorar”, Puede decirse entonces, que el tiempo evidencia un suceder, y en este sentido el ritmo (así como otros componentes) ocupa un espacio privilegiado y se constituye como componente intrínseco de la misma. De este modo, pensar la dimensión temporal respecto al movimiento, y a las prácticas en general repercute en considerarla como factor regulador; “…la característica 93 fundamental de un movimiento es de orden temporal” (Lebouch, 1992: 201) es decir; como aspecto que integra y ordena, manifestando de esta manera “una danza de los opuestos en equilibrada cadencia” (Lucca, 1994: 4) reposo luego de la acción, pausa luego del caos o del esfuerzo, como ejemplo. Por tanto, pensar que es posible desvincularse del tiempo, o aislarse de la diversidad de ritmos que nos rodean, es tarea incierta, porque, aunque estos no sean percibidos en su totalidad, dichos ritmos coexisten y nos atraviesan íntegramente. Ejemplificando esto, Lucca clasifica y agrupa la diversidad de ritmos en cronológicos, (medibles) orgánicos y biológicos (ritmo circadiano, cardíaco, respiratorio) y ritmo kairológico como aquel que está desprovisto de todo objetivo de producción y eficacia y responde a un tiempo espacio subjetivo, vinculado al placer y a una mayor conciencia en tanto “un eterno fluir del presente” (1994: 4). El abordaje de la dimensión temporal alberga y converge infinitas posibilidades; en referencia a la velocidad de la acción (rápido, lento, pausado, agitada, constante) y a su duración (largo, corto, súbito, instantáneo, eterno), siendo de este modo, una referencia implícita que se encuentra en toda investigación o exploración del movimiento. Interesa remarcar, entonces, la potencia del uso de las diversas temporalidades desde el encuadre sensoperceptivo en vínculo con la auto observación y la escucha del propio cuerpo, las cuales constituyen un puente hacia formas más genuinas y conscientes de la vivencia corporal. ¿Pero qué sucede con el ritmo en constante aceleración, cuando es organizado desde lo externo se instala en el cuerpo? ¿Qué sucede con la escisión, la ruptura o la desconexión de los propios ritmos aquellos que guían el andar, el fluir del movimiento, el registro la postura o la respiración? Y ante esto ¿cuáles son los significados sostenidos desde lo cultural asociados a la velocidad que impactan en lo disciplinar y que inhibe otras posibilidades en torno a la vivencia corporal? 94 La experiencia de ser humano implica llevar adelante la vida y contar con un cuerpo en el que muchas veces escasean o son solapados los propios registros en tanto estos, llegan por los senderos culturales más aceptados y conocidos como el dolor, el límite y/o la exigencia extrema. Podría pensarse entonces, superficialmente, que este registro del cuerpo subyace de manera inconsciente y persiste como ritual olvidado potenciado por las condiciones de vida actuales. En este sentido sortear la ajenidad del propio cuerpo recorriendo senderos diferentes a lo anteriormente citado requiere un aprendizaje desde un marco pedagógico y vincular. Sensopercepción y experiencias en la formación docente La sensopercepción en palabras de Kalmar (2005: 45) hace referencia a dos aspectos; uno que se orienta a estimular la capacidad de observación y registro de estímulos, y el otro como técnica y camino hacia la danza”. En tanto técnica colabora a profundizar y retornar con mayor amplitud y agudeza a la percepción del propio cuerpo, siendo este un aprendizaje que colabora para la vida en general, constituyéndose, además, como una de las propuestas que abordamos en la formación específica en Educación Física. En referencia a esto resulta significativo y altamente potenciador, la posibilidad de integrar estas propuestas en formación docente, porque además de lo mencionado, permite el desarrollo de imágenes internas; el desarrollo de la imagen de la forma del movimiento, su trayectoria y dinámica. Micro experiencias Me interesa recuperar algunas experiencias que permitieron observar y problematizar la dimensión temporal en vínculo con la conciencia corporal en el marco de las propuestas de Sensopercepción en particular en la formación docente en EF. 95 Los emergentes que fueron observados durante las primeras clases evidenciaban modos naturalizados en los estudiantes, en cuanto a los modos de responder desde el movimiento, en los que aparecían respuestas en forma de resolución rápida y eficiente ante lo planteado. Este modo de responder se replicaba luego a las propuestas de Sensopercepción o las técnicas afines (Eutonía) repitiéndose lo anterior: la velocidad constituía un modo de respuesta habitual. Una segunda evidencia y arista resulta como consecuencia de lo anterior, en torno al uso y apropiación personal del tiempo, ya que los estudiantes esperaban la voz de mando o la señal que conducía el tiempo de duración y finalización de propuestas de parte del docente. Esto podría entenderse, al mirar en perspectiva y como consecuencia de la presencia que prevalece sobre algunos estilos de enseñanza en el campo específico de la EF los cuales proveen una intervención precisa y basada en la directividad en relación a este contenido. El resultado de esto: apropiación interna del tiempo en el hacer como consecuencia de la obediencia al tiempo exterior enmarcado por la voz docente. Entonces: ¿Cuáles son los permisos posibles para abrirse hacia otros tiempos estipulados en los aprendizajes hacia nuevos registros? Y en las propuestas grupales; ¿Cómo co-construyo con otros un tiempo de aprendizaje propicio que permita escuchar-me y escuchar al otro concertando lo propio y lo ajeno? Fue necesario intervenir para pensar y problematizar la dinámica de resolución de las propuestas en torno al tiempo de cada una, al tiempo en que los estudiantes se dejaban “comprometer recorrer y saborear” las mismas. Como si la única meta fuera finalizar la tarea, cumplir obedientemente para quedar liberados de la “opresión” de hacer, sin el registro consciente que sostiene la búsqueda, y a su vez tiempo que delimita 96 y configura un modo de ser-estar en el cuerpo, moldeado por lo vigente y válido en la cultura. A modo de cierre El abordaje o conciencia acerca de las diversas temporalidades es un aspecto fundamental a tener en cuenta en los procesos de aprendizaje y en cuanto a los propósitos que se persiguen desde la Sensopercepción para enriquecer las experiencias y colaborar con el conocimiento del propio cuerpo. En el marco de la Educación Física, la Sensopercepción como propuesta formativa integra posicionamientos ideológicos y políticos evidenciando un método que recupera conocimientos a partir del saber corporal, la escucha y registro corporal. Como camino que se despliega a partir de la sensibilidad, permite el dialogo con nuestra naturaleza corpórea donde la indagación y cuidado de si y los demás, construye puentes y posibilidad de retorno infinitas por diferentes cauces. Cauces y recorridos que no contienen trampas ni esquivas intelectuales, sino que priorizan la entrega y la confianza en lo humano como dimensión en sí y en otros; a partir de lo que se es y se percibe, e invita a dialogar con el cuerpo y lo que de él emerge. En medio de un entorno cada vez más digitalizado y virtual en el que la presencia corpórea y consciente se debate entre la fluidez de las imágenes de cuerpos creados artificialmente y la experiencia inmediata de los sentidos especialmente el visual, la Sensopercepción constituye un camino ondulante, (o un recorrido lineal ) direccionando el impulso consciente hacia espacios no tangibles y desconocidos del propio cuerpo y que habilita diálogos con lo que somos en el aquí y ahora desde la subjetividad. Referencias bibliográficas Lucca Kossana (1994). Ritmos y repetición, de la biología a la música” Ponencia en XI Jornadas de Ciencia y Musicoterapia. Universidad Renee Descartes: Paris. 97 Lebouch J (1992). Hacia una ciencia del movimiento humano: Introducción a la psicokinetica. Paidós: Barcelona. Kalmar D, (2005). Que es la Expresión Corporal. A partir de la corriente de trabajo creada por Patricia Stokoe. Lumen: Buenos Aires. 98 La tensión como límite Ines Rosetti inerossettitango@gmail.com Este trabajo se propone recorrer diferentes usos del concepto de tensión en las clases de Sensopercepción. Para eso partimos de una experiencia durante una clase. Frente al pedido frecuente de trabajar con un esfuerzo muscular mínimo, consideramos de interés volver a indagar la tensión, el movimiento y la regulación del tono muscular, ante todo entendiendo la potencia de la pregunta y el desarrollo de la multiplicidad de respuestas que ofrecen diferentes usos y apreciaciones. En ese sentido Feldenkrais toma la noción de transformar la tensión en movimiento (habría que buscarlo eso) y desde la Eutonía se indaga el tono muscular. Las preguntas que organizan mi trabajo refieren a ¿Qué es la tensión? ¿Por qué quiero evitarla? ¿Puedo usarla a favor de mi trabajo corporal? ¿Hay un sólo tipo de tensión muscular? ¿Puedo evitar todo tipo de tensión? ¿Para qué me serviría lograrlo? ¿Cómo influyen estas nociones en mi vida cotidiana, cuando termina la clase? Introducción Me encuentro en la clase de Sensopercepción, como todos los viernes, trabajando en una secuencia de movimientos en extremo sutiles. La propuesta me lleva a expandir minuciosamente mi propiocepción. En determinado momento, mientras investigo la dirección de movimiento que escucho que me proponen (estoy con ojos cerrados, mirando sensiblemente mi mundo interno) la docente sugiere que desarrolle el gesto indicado pero sin tensión. Si siento tensión debo volver, retroceder hasta un punto anterior en donde no aparezca esa sensación. En ese momento reviso mi registro 99 corporal, me aseguro de no estar sintiendo tensión, ajusto el gesto, acomodo el devenir del movimiento a dicha indicación y sigo con el ejercicio, atenta a las consignas que se van detallando paulatinamente, casi susurradas. A partir de ese momento, en el mar de sensaciones y pensamientos que me envuelven, surgen las siguientes indagaciones ¿A dónde me lleva la tensión? ¿Debo evitarla siempre? ¿Necesito la tensión en el uso diario de mi cuerpo? ¿Podría buscar la sensación de tensión en lugar de evitarla? ¿Es inherente aplicarle una connotación negativa? Durante ese devenir de preguntas, se me presenta una reformulación posible ¿Puedo usar la tensión a favor del trabajo de sensopercepción? Me interesó esta última pregunta, en dirección a una búsqueda proveniente del ámbito de la enseñanza, de convertir todas las premisas en enunciados afirmativos y no negativos. Mientras sigo acostada en el piso, con ojos cerrados, y desarrollando esos mínimos movimientos microperceptivos, se despliega mi pensamiento como un fractal de interrogantes y matices. Me aborda entonces la siguiente metáfora: La tensión como una sensación semáforo. Si tomo la sensación de tensión como advertencia, aviso de no avanzar, uso esta sensación como guía dentro del ejercicio, para saber qué caminos del movimiento discontinuar. Una brújula, una pauta dentro del movimiento. Registrar esa tensión me permite recalcular y retroceder en el desarrollo del ejercicio hasta el punto previo a esa sensación. Esta hipótesis me invita a adueñarme de la gestión del ejercicio, a sentirme segura en el desarrollo de mi propia experiencia sensoperceptiva, a fin de apropiarme del trabajo realizado para nutrirme en el devenir de mi uso corporal. La tensión ¿un mal necesario? Una vez terminada la clase, el fractal de pensamientos e interrogantes continúa allí, y no puedo evitar el movimiento de preguntas que se ha desatado durante la exploración de Sensopercepción. ¿Qué es la tensión? ¿Por qué apareció en la clase 100 de sensopercepción con una connotación negativa? ¿Qué dicen los autores sobre este tema? ¿Tiene alguna función sentir tensión? ¿Siempre deseo evitarla? ¿Puedo usarla a favor de mi trabajo corporal? ¿Hay un sólo tipo de tensión muscular? ¿Es posible evitar todo tipo de tensión? ¿De qué me serviría lograrlo? ¿Cómo influyen estas nociones en mi vida cotidiana una vez que terminó la clase? Me vuelco a investigar sobre estos interrogantes, a través de los autores que solemos nombrar en las clases. Moshé Feldenkrais hace constante referencia a la tensión como una sensación indeseable, y se la asocia con el siguiente campo conceptual: Excesiva, interna, remanente, continua, obstaculiza el logro, el músculo se acorta, el ejercicio libera de tensión, la tensión interrumpe el movimiento. Llega a decir “Esta tensión no sólo obstaculiza el logro de lo que se desea; incluso puede poner en peligro la vida.” (1985: 91) Gerda Alexander en cambio se refiere constantemente a las tensiones (en plural), pareciera utilizar de forma indistinta los términos tensiones y tono y asocia estos conceptos con la siguiente red de significados: regular, equilibrar, liberar, justas, armoniosas, inadecuadas, defectuosas, emocionales, inhibiciones de la infancia, sentir tensiones. El término eu-tonía refiere a una tensión armoniosa y sobre todo necesaria para cada tipo de actividad corporal. Aquí no existe per-se una connotación negativa del concepto, sino que se presentan las tensiones como una variable necesaria que se desea ajustar, adecuar, equilibrar. Estudios de kinesiología y fisiatría han investigado la capacidad de estiramiento activo que tienen los músculos. Allí reconocen la posibilidad del tejido muscular de trabajar activamente desarrollando fuerza excéntrica. Esta dirección de fuerza muestra que el entrenamiento corporal y la rehabilitación, trabajados propioceptivamente hacia la activación descompresiva de los tejidos elásticos, ofrece resultados efectivos de recuperación de funcionalidad y mejoras en el rendimiento físico. Se trata de trabajar en contra del acortamiento y la atrofia, y de la hiper-compresión articular a través de un estiramiento activo de la fibra. 101 Este paradigma fisiológico se vincula con el concepto arquitectónico de tensión integrada o tensegridad. Se propone que hay estructuras tenségricas que son mecánicamente estables no por la resistencia de sus partes individuales, sino debido a que la estructura completa redistribuye y balancea las tensiones mecánicas (Ingber, 1997). El equilibrio de las formas y estructuras se debe a una tensión global excéntrica de elementos elásticos, que permiten que la discontinuidad de elementos rígidos no haga colapsar las estructuras. Donald Ingber observa esta mecánica en diversas estructuras de la naturaleza, y propone observar el cuerpo humano bajo este paradigma. Dentro del cuerpo, es el tejido conectivo el encargado de transportar de forma global la información, para permitir entender la estructura corporal a través de esta perspectiva tenségrica. Estas asociaciones devienen en un cambio de perspectiva en tratamientos kinesiológicos y en el entrenamiento de la fuerza y la flexibilidad en público general y para el alto rendimiento. Se opta por un abordaje propioceptivo sobre estos mecanismos, que permiten equilibrar el funcionamiento de los gestos corporales y lograr una conexión tónica de cadena global, que contribuya a aliviar la hipertonicidad concéntrica que se acumula en torno a las articulaciones, y mejorar el rendimiento físico. La tensión (excéntrica, multidireccional y descompresiva) del sistema mio-fascial aquí se utiliza como un medio, parte de la búsqueda kinésica para conseguir cuerpos más flexibles, saludables, funcionales. De esta triangulación conceptual llegamos a la tensión como un término polisémico, contenedor de atributos que se mueven en direcciones opuestas. La tensión como el punto de partida de líneas divergentes. Sensación buscadaindeseable, saludable-insalubre, lineal-multidireccional, excesiva-necesaria, compresiva-descompresiva, activa-pasiva, funcional-disfuncional, equilibradadesmedida, concéntrica-excéntrica, acumulada-liberada, muscular-emocional. Una tensión terminológica con el cuerpo como escenario de debate. Fuerzas opuestas que en su límite, su punto de partida, se encuentran con su antítesis. Una 102 definición que no existe sin un conjunto de oposiciones. Acepciones que sólo valen en tanto contienen a su contrario, a la negación de sí mismas. Vuelvo a preguntarme, a indagar: ¿Puedo, entonces, buscar la tensión, para lograr la distensión? ¿Cuál es el punto de partida para esos términos que se mueven en direcciones opuestas? ¿Es posible pensar la tensión quizás entonces como si fuera una malla, una red que filtra, retiene y contiene elementos aparentemente contrarios en medio de este oleaje de valoraciones que parecen repelerse mutuamente? ¿Podríamos pensar en la palabra tensión como umbral, como un lugar de transición: permanecer en el límite entre dos lugares, pero sin dejar de estar en ninguno? Un límite pero al mismo tiempo un espacio de flujo entre el adentro y el afuera. Un pasaje, una transformación, una experiencia, una zona de movimiento. Referencias bibliográficas Alexander, G. (1979). La Eutonía. Un camino hacia la experiencia total del cuerpo. Paidos: Buenos Aires. Benjamin, W. (2005). Libro de los pasajes. Ed. Akal: Buenos Aires. Benjamin, W. (2010). Obras, libro IV, vol.1. Madrid: Abada. Feldenkrais, M. (1985) Autoconciencia por el movimiento. Paidos: Barcelona. Hemzy de Gainza, V. (1996) Aproximación a la eutonía, conversaciones con Gerda Alexander. Paidos: Buenos Aires. Ingber Donald E. (1997) Tensegridad: la base arquitectónica de la mecanotransducción celular. En Revisión anual de fisiología, vol. 59, páginas 575–599. Naishtat, F. (2017). Tiempo, ruina y salvación en Martín Heidegger y Walter Benjamin. XI Jornadas de Investigación del Departamento de Filosofía FaHCE-UNLP, 8 al 11 de agosto de 2017, Ensenada, Argentina. EN: Actas publicadas. : Universidad Nacional de La Plata. 103 Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Filosofía. En Memoria Académica. Disponible En: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.13764/ ev.13764.pdf Nishikawa et al. (2011) ¿Es la titina un filamento enrollado? Un nuevo giro en contracción muscular. En Proceedings of the Royal Society. Pilat, A. (2000). Acerca de las terapias miofasciales - Clase Magistral. En Terapia Manual Venezolana, Número 4, Vol. 1. Caracas. 104 Epílogo Este trabajo forma parte de un proyecto conjunto que denominamos Sensopercepción, espacio de investigación. Además de los textos de quienes coordinamos esta tarea, hemos tenido el inmenso gusto de contar con artículos de Anabella Di Pego y Ana Sabrina Mora basados en los respectivos encuentros que hemos tenido con cada una de ellas en el espacio de nuestras reuniones semanales. Los escritos que componen este ejemplar son fiel muestra de los modos y recorridos singulares de cada una de quienes participan en esta comunidad de estudio, práctica e investigación. 105