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La radio en tiempos de
movilidad y networking
José Luis Fernández
Doutor em Ciências Sociais
Professor de Simiótica da Universidade
de Buenos Aires (Argentina)
E-mail: jl.fernandez@ibopeinteligencia.com.ar
Resumen: Este artículo pone el acento en la movilidad del broadcasting radiofónico pero desde la preocupación actual por la
movilidad productiva y en networking. ¿Los estudios sobre movilidad se deben diferenciar duramente de los estudios sobre fenómenos estáticos?¿ Cómo compite la movilidad networking con la
movilidad broadcasting? Recuperaremos el concepto del utopismo para comprender las relaciones de lo radiofónico con el resto
de las mediatizaciones con las en el espacio social. Veremos como
Arnheim e Eco incorporaron la figura del viaje en sus escritos y,
indagaremos acerca de los resultados de esas reflexiones.
Palabras clave: Movilidad, broadcasting, networking, radio,
producción, recepción.
O rádio em tempos de mobilidade de networking
Resumo: Este artigo enfatiza a mobilidade da radiodifusão, mas
a partir da preocupação atual com mobilidade produtiva e networking. Os estudos sobre mobilidade devem se diferenciar
nitidamente dos estudos sobre os fenômenos estático? Como a
mobilidade networking compete com a mobilidade de radiodifusão? Vamos recuperar o conceito de utopismo para entender
as relações do rádio e demais mídias no espaço social. Para tanto
veremos como Arnheim e Eco incorporaram a figura da viagem
em seus escritos e, questionaremos os resultados dessas reflexões
para o desenvolvimento de pesquisas sobre a vida do rádio no
contexto midiático atual de mobilidade.
Palavras-chave: Mobilidade, broadcasting, networking, produção, recepção.
The radio in times of mobile networking
Abstract: This article is focused on the mobility of the radio’s
broadcasting but from the present preoccupation by the productive mobility in networking. Would it be necessary to differentiate studies on mobility in front of studies on static phenomena? In which levels the mobility networking competes with
the mobility broadcasting? The paper reviews the concept of the
utopianism to understand the relationships among radio with
the rest of media; the paper take in advantage both Arnheim and
Eco’s description about the relationships between the figureof
the journey and the radio reception in his writings and analysis
and, finally, the results of these conclusions.
Keywords: mobility, broadcasting, networking, production, reception.
Las mediatizaciones móviles están en el
centro de la escena. Sus soportes tecnológicos son los smartphones, las tablets, las aparentemente efímeras netbooks. Los usos sociales de esa movilidad que más interesan a la
teoría son las producciones individuales subidas a las redes, es decir, lo que es considerado como una etapa superior del networking.
Desde allí, con más entusiasmo que resultados, también se va convirtiendo en móvil la
acción colaborativa en los discursos que circulan en los intersticios de la cultura.
Todos los tipos discursivos son interpelados por la movilidad: la información en
todas sus variantes, la ficción y muchos de
sus formatos, la música y los diversos cuestionamientos que se hacen a la industria, la
publicidad que nos alcanza en los espacios
menos pensados, etc.
Junto con las observaciones sobre los
nuevos fenómenos que produce la movilidad y sus relaciones con el networking, pa-
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rece inevitable el anuncio de las consecuencias que esas novedades generarán sobre las
teorías y metodologías para el estudio de las
mediatizaciones.
Sin embargo, la producción que desde
sus dispositivos móviles generan los ciudadanos de a pie convive con el fenómeno de
individuos leyendo o escuchando, es decir,
recibiendo discursos, mientras se desplazan
por el espacio urbano, realizan sus ejercicios
físicos o, muy frecuentemente, mientras trabajan y/o estudian. Si bien lo que se expande
más velozmente es la movilidad productiva,
la movilidad receptiva sigue avanzando y pasando desapercibida dentro de las grandes
tendencias que tiñen a nuestra actualidad. Y,
aunque parezca increíble, no hay todavía una
teoría sobre ese tipo fenómenos. ¿La movilidad receptiva y la movilidad productiva son
parte del mismo sistema de intercambio comunicacional o se trata sin más de dos etapas
diferenciadas de la mediatización móvil?
Este artículo pone el acento en la movilidad del broadcasting radiofónico pero, si bien
tendrá en cuenta la historia de esa movilidad,
se la pondrá en relación con la movilidad productiva. Logan y Scolari (2010, p.170-174),
historiando las relaciones entre información
y movilidad, diferencian ubicuidad (la información se acerca al receptor), portabilidad
(el receptor recibe la información pero en
traslado) y movilidad (el receptor también
puede emitir mientras se mueve). Es decir
que la movilidad novedosa es la movilidad
productiva vinculada en ese momento, hace
apenas tres años, a la presencia de los smartphones y la expansión del wi-fi con las posibilidades de expandir toda la vida interactiva y colaborativa a los individuos allí donde
ellos estuvieren.
Ese mismo enfoque lo encontramos un
trabajo apenas previo de Igarza según quien
(2009, p. 27) los dispositivos móviles afectan
muy especialmente la vida en la sociedad urbana: “de entre todas las TICS conocidas, la
telefonía móvil es la que potencialmente tiene
más impacto directo en el uso y navegación
de los espacios urbanos”.1 La proposición de
Igarza también es compleja y muy rica, porque desde ella, por un lado, se construye una
sociología del ocio-intersticial (Capítulo 2 y
3) y desde ese punto de vista del ocio intersticial y sus conflictos con el tiempo de trabajo se comienza en los siguientes capítulos a
evaluar los consumos de contenidos a través
de los dispositivos móviles.
Logan y Scolari ubican, como corresponde, el broadcasting radiofónico en el período
eléctrico de la relación información-movilidad, previo al digital en el que se impondría la
producción de la información por el también
receptor. Igarza le otorga poco espacio a la radio en ese escenario de competencia intersticial entre mediatizaciones y prácticas sociales,
muy posiblemente por el hecho de que estaba
pensando solamente en las nuevas mediatizaciones y en los nuevos usos de las tecnologías
móviles, más vinculadas al networking que al
broadcasting aunque en muchos de los consumos que menciona, si bien llegan a través de
nuevos medios, no parece haber en todos los
casos un ruptura con las emisiones centralizadas propias del broadcasting.
En un artículo que publicamos en 2009,
describíamos a la radio como un medio,
precisamente “con una vida en gran medida
intersticial…” (Fernández, 2009, p. 108) y
decíamos que las “condiciones de base” para
que la radio siga existiendo (en realidad,
como veremos, cierto tipo de radio aunque
el más importante) son:
– Que haya instituciones emisoras que
produzcan textos de sonido, con preeminencia de fragmentos en vivo e informativos.
– Que haya sectores de la sociedad, más
o menos extensos, interesados en recibir textos de sonido, con preferencia por textos con
fragmentos en vivo e informativos, es decir,
como fuente al menos parcial de construcción de imagen del mundo en que se vive.
– Que a esos sectores sociales les interese
1
Acerca de la importancia que le otorgamos a las relaciones
entre mediatizaciones y espacio urbano ver Fernández 2008:
11 12.
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ejercitar esa recepción, mientras desarrollan
otras actividades sociales, es decir, fuera de la
quietud del hogar aunque incluyendo las actividades y movimientos dentro de él. (Fernández, 2009, p. 108-109).2
Las propuestas de la radio de insertarse en
la movilidad de la vida social comienzan con
la muy temprana presencia de la radio, aún
de válvulas, en los automóviles y explota con
la miniaturización del transistor (esto está
bien observado por Logan y Scolari). Ya en
la década de 1960, la radio se presenta como
móvil y “siguiendo a la audiencia” como en
este aviso de Radio El Mundo, en el que conviven broadcasting y movilidad.3
Figura 1 – Publicidade da Rádio El Mundo
Para estos temas nuevos sobre las nuevas
y las viejas mediatizaciones conviene tener
presente un comentario en el prefacio del
libro en que nuestro artículo citado está incluido, donde bajo el título “Los medios en
la era post-masiva” se advierte que, si bien
“…los discursos ‘extincionistas’ están de
moda… parece ser que los medios masivos
nunca terminan de irse…” (Carlón; Scolari,
p. 8). Además, sabemos que nuestros análisis
2
Hay proposiciones que auguran una presencia de aspectos de
lo radiofónico en la actual etapa de mediatizaciones. Es el caso
de, por ejemplo, de Nadini de Almeida López (2012) quien
fundamenta que el radioreportagem es el género del futuro radiofónico. Como se verá aquí, el radiorreportaje está incluido
en el tipo de radiofonía que pensamos que va a permanecer.
3
Aviso de Radio El Mundo, Revista Leoplán, 4 nov. 1964 (publicado en Tobi 2008, p. 83).
sobre lo radiofónico deben estar prevenidos
de la excesiva concreción de sus resultados (la
presencia de la voz, del ruido o de la música)
o de su excesiva abstracción (importancia y/o
efectos sociales macro de la radio a partir de
su existencia previa, ni descripta, ni explicada). Así que siempre debemos tener cuidado
en no responder con proposiciones generales
a los olvidos que frecuentemente sufren las
mediatizaciones del sonido.
Dos temas, entonces, interesan aquí. En
primer lugar, ¿los estudios sobre movilidad se
deben diferenciar duramente de los estudios
sobre fenómenos estáticos? Y, en un segundo
momento, ¿cómo compite la movilidad networking con la movilidad broadcasting?
Para hacer frente a esas dificultades, por
un lado, hemos abordado el análisis de los
textos radiofónicos privilegiando en un primer momento el componente espacio construido por sobre el de contenido incluido, y
por el otro hemos definido casi desde un
principio al discurso radiofónico como “intrínsecamente utópico” (Fernández, 1988)
para dar cuenta de la importancia central de
la articulación de múltiples espacios - intra y
extramediáticos - en la conformación de los
textos radiofónicos.
Esos rasgos textuales de relativa abstracción espacial son complementarios del
funcionamiento del medio con respecto a
la recepción, en la que el sujeto no es fijado
espacialmente y puede trasladarse, mientras
continúa, aun involuntariamente, escuchando. Es decir que siempre nos resultó evidente
esa característica intersticial de la escucha radiofónica que mencionábamos, respecto del
conjunto de la vida social con la que convive.
Tal vez por estas características distintivas, autores como Rudolf Arnheim y Umberto Eco - insoslayables en el momento del
reconocimiento a los aportes teóricos en el
campo de los medios en broadcasting en general y de lo radiofónico en particular - han
utilizado de diferentes maneras la perspectiva del viaje del receptor, tanto en la descripción como en la explicación de sus observa-
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Trousson (1994) formuló, siguiendo a
Cioranescu, el concepto del utopismo, en
tanto que actividad general del espíritu aplicable, como tal, a las ciencias, la economía,
el urbanismo, la política, la historia, la ciencia ficción, etc. Es el mismo fenómeno que
Traversa (1994, p. 66), consideraba como “un
régimen standard del aparato psíquico...tan
frecuente y exigido como las tantas otras formas del velar y del soñar”.
Es reconocido el lugar que se le ha asignado al punto de vista en la propia construcción
de los objetos que se pretende estudiar. Ya en
Platón, la mirada del filósofo (en su caso,
plena, transparente, lúcida) se confrontaba
con la dificultosa observación de la realidad
representada en la pared de la caverna a partir de la reflexión de la luz de la hoguera.
Ese punto de vista, considerado consti-
tuyente de la observación científica, tiene
en el caso de lo radiofónico un interés especial porque se ha mostrado resistente a ser
penetrado por el análisis discursivo y, más
notoriamente, por las dificultades de acumulación que han tenido esos análisis. La presencia central y fascinante de la voz y la de
lenguajes externos al medio, como la música
o el drama, dificultan la captación de su especificidad.
En nuestro trabajo de análisis, siguiendo
a Arnheim, hemos prestado especial atención a la dimensión espacial de los textos radiofónicos.5 Pero la descripción de espacios y
la del espacio desde el que se hace la descripción son, como vimos, problemas de actualidad en ciencias sociales.
En el diccionario existen acerca del término espacio dos acepciones principales,
complementarias pero parcialmente contradictorias: “continente de todos los objetos
que existen a la vez” y “parte de este continente ocupada por cada uno de los dichos
objetos sensibles”. Es decir que la misma
definición de espacio trata de preservar un
compromiso relacional entre el continente y
lo contenido.
Ante esa disyuntiva, encontramos al menos desde Platón, la decisión de tomar a lo social como un espacio general, dado y abarcable por el pensamiento, en el que se pueden
poner y sacar cosas (discursos, personajes,
dispositivos técnicos, acciones), prever zonas
y rangos de incidencia, etc. Cuando el filósofo
se negaba a admitir a los poetas en la ciudad,
hacía en realidad más una selección de géneros que de oficios. Debían expulsarse las que
describe como artes imitativas - la epopeya,
la tragedia, la pintura - y conservarse “...los
himnos a los dioses y los elogios a los hombres de bien...” (Platón, 1982, p. 205). 6
4
Por supuesto, hablar de observación de textos percibidos a
través de la audición merece una discusión en la que espero
avanzar en próximos trabajos. Debe tenerse en cuenta, de todos modos, que en todo este trabajo nos centramos en los problemas del “observador en el discurso científico” y no en el del
“sujeto receptor social”.
5
Una reseña acerca de las dificultades en el análisis del discurso radiofónico, la justificación de la perspectiva espacial para
encarar ese análisis y sobre la imposibilidad de sostener la existencia de un lenguaje radiofónico, en Fernández, 1994.
6
La lectura que hacemos aquí deviene, aunque simplificadamente, de Genette, G, 1977.
ciones del fenómeno de la radio en nuestra
sociedad. Es decir, que la reflexión sobre la
movilidad de la audiencia tiene una larga
aunque lateral tradición dentro de los estudios del broadcasting radiofónico.
En ese marco, creemos que es de utilidad
recuperar aquí las características generales
del concepto y del régimen del utopismo para
comprender las relaciones de lo radiofónico con el resto de las mediatizaciones con
las que compite en el espacio social; luego,
veremos las maneras en que, tanto Arnheim
como Eco, incorporaron la figura del viaje
en sus escritos y análisis y, por último, indagaremos acerca de los resultados de esas
reflexiones para el desarrollo de la investigación acerca de la vida de lo radiofónico en el
actual contexto mediático.4
Utopismo: el punto de vista frente al
espacio discursivo
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La existencia de ese punto de vista es posible porque responde a una concepción de lo
social y lo discursivo ubicada en un espacio
equivalente al que da la intuición perceptiva. Es el tipo de espacio conceptual necesario
para que existan proyectos de utopía (desde
este punto de vista, el modelo de la caverna
actúa en Platón como contraespacio necesario para la comprensión conceptual del espacio construido y privilegiado: la observación
clara y directa se opone a la observación distorsionada e indirecta).7
La concepción unicista del espacio social
entra en crisis a finales del siglo XIX. Según
Traversa, que lo ve desde la semiótica de los
medios, convergen allí dos series de fenómenos difícilmente escindibles:
– A nivel conceptual, la aparición de doctrinas sobre lo social, lo cultural y lo humano
que ponen en cuestión el concepto de unicidad, tanto en el plano social como individual
(el marxismo, el psicoanálisis, la antropología, las reflexiones nietzscheanas sobre la
cultura).
– A nivel práctico, el hecho de que las
nuevas utopías, al dejar el soporte exclusivo del libro, se ven obligadas a incidir inmediatamente en la propia práctica social,
además de su asentamiento en los libros. El
socialismo utópico urbanístico, el olimpismo y el vegetarianismo actúan, con mayor o
menor éxito en la sociedad.
A pesar de que es imposible profundizar aquí acerca de las consecuencias de estos fenómenos, puede verse claramente que
son muy diferentes de las producidas por las
etapas previas: frente a un barrio diseñado y
construido de acuerdo a un cierto modelo
general de vivienda obrera, por ejemplo, la
concepción general deberá pasar las pruebas
del uso efectivo, del gusto estético sectorial,
7
Así, la observación del filósofo, es directa y se hace bajo la luz
natural y plena del sol, oponiéndose a la del observador de la
caverna, que percibe la imagen reflejada sobre la pared gracias a
la luz artificial y direccionada del fuego que ilumina la caverna.
Por otra parte, y muy significativamente, este observador está
encadenado, en oposición al filósofo que no denuncia sujecciones espaciales. Platón VII 381 y sgtes.
de la adaptación a los cambios del conjunto
de la sociedad, etc. La existencia de esa intersección entre el espacio virtual del proyecto,
y el efectivo de la práctica social, es lo que
lleva a Traversa a postular que, desde el siglo
XIX, las utopías dejan paso a las mixtopías.
Debe retenerse esa idea de tensión entre la
observación de los fenómenos sociales y la
puesta en obra de las ideas de base utopista.
¿Qué ocurre con los medios y especialmente
con un medio tan escurridizo como la radio?
Se observan
realidades textuales
o de recepción desde
un punto de vista sin
fijación espacial
que se dirige a un
espacio transparente
Utopismo y viajes respecto a
lo radiofónico
Como dijimos antes, el hecho de que dos
autores que le han dedicado profunda atención a la vida del medio radiofónico hayan
utilizado la recepción en viaje para describir algunos de sus fenómenos, no puede no
presentar interés. Se trata, en definitiva, del
punto de vista de quien observa y reflexiona
sobre lo observado.
Arnheim en los años ‘30 y Eco en los ‘70
describen fenómenos de lo radiofónico y
ambos utilizan, efectivamente, figuras de
viaje para describirlos. ¿Qué muestran y qué
ocultan esos caminos?
El autor alemán escribe en las primeras
épocas de la radio intentando fundar una estética radiofónica, de bases psicológico-gestálticas, del mismo modo como se había intentado previamente con la pintura y el cine.
En ese marco, la figura del viaje aparece dos
veces. Su Introducción comienza con un via-
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je propio, en el transcurso de unas vacaciones, y Arnheim se muestra fascinado por la
posibilidad que le brinda la radio que emite en un café de la costa italiana de ponerse
en contacto, por decirlo así, con la cultura
universal (Arnheim, 1980, p. 15). En el caso
siguiente, ya en el final del libro, el viaje no
lo realiza el autor sino un ciudadano medio
quien, descripto por el observador que permanece ajeno, sale de su hogar – en donde es
muy posible que ya estuviera escuchando la
radio – y es acompañado, al atravesar la ciudad, por su sonido, que va brotando de di-
Llamamos show
radiofónico a esos
programas que se
proponen a una escena
poblada por humoristas,
locutores, especialistas
en diferentes temas
ferentes aparatos receptores (Arnheim, 1980,
p. 153). Es recién en este caso donde aparece
la preocupación de Arnheim por los efectos
del discurso radiofónico que se entrometería en la vida de las personas más allá de su
voluntad.
La fecundidad de la perspectiva de Arnheim se valora en el trabajo de de Oliveira
Menezes (2007, p. 98-118), quien explora
tránsitos sonoros en casos de textualidad radiofónica en los que se manifiesta la capacidad del discurso de la radio para despegarse
de la fijación espacial. Esa condición material
ubica está en el origen de nuestras preocupaciones sobre este tema.
El artículo de Umberto Eco al que haremos referencia es, en cambio, de fines de
la década del 70 del siglo XX. Eco analiza
el fenómeno de la proliferación de las llamadas radios libres – a partir, aparentemente, de sus experiencias de recepción en el
auto – dando cuenta de lo que ocurría en
ese momento al recorrer, manteniendo fijo
el dial, la distancia que por autopista separa
a Milán de Florencia. Pero ese receptor que
construye su texto aparece desdoblado. Por
un lado está el que analiza las características
de algunos de los textos que percibe y que se
manifiesta en primera persona. Por el otro,
está el receptor, construido en tercera persona, que al desplazarse por ese recorrido,
atraviesa, advertida o inadvertidamente, el
área de emisión de diferentes radios cuyas
ondas se superponen o se suceden.
Además de las múltiples sugerencias acerca de los problemas específicos del estudio de
los textos radiofónicos, en estos dos trabajos
se manifiesta una aparente doble oposición
en las posiciones de descripción: observación fija/observación en movimiento y movimiento propio/movimiento ajeno. Pero,
desde lo que puede aprovecharse como lector para utilizar luego en el trabajo de análisis, ambas son parcialmente engañosas. Lo
que seguramente me quedará (como veremos, me ha quedado) es que, por un lado, se
observan ciertas características de los textos
(trato de analizarlos) y, por el otro, se observan las actitudes del receptor de esos textos
(trato de estudiar sus posiciones de recepción y/o sus efectos).
Estamos, por lo tanto, en pleno utopismo:
se observan realidades textuales o de recepción desde un punto de vista sin fijación espacial que se dirige a un espacio transparente, perfectamente iluminado y abarcable de
una sola mirada.
Sin embargo, hechos como el de la “escucha inevitable”, descripto por Arnheim, y
el del “atravesamiento espacial de distintas
emisiones”, que apunta Eco, son impensables
si el observador no los ha, de algún modo,
experimentado. Este problema no puede dejar de ser interesante porque, como se ve, se
pone en juego la ganancia o pérdida, en la
observación, de rasgos importantes del objeto observado. Avanzaremos a partir del análisis de resultados de nuestro propio trabajo.
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El análisis del show radiofónico:
persistencia del utopismo
Llamamos show radiofónico a esos programas que se caracterizan por proponer
una escena poblada por humoristas, locutores, especialistas en diferentes temas y el
conductor, que se destaca en este contexto,
más por su carácter de coordinador y emblema del programa que por un saber específico
que lo distinga. Ese espacio es el marco en el
que se va a producir la aparición de múltiples
géneros breves: noticias, comentarios, chistes, sketches humorísticos, canciones, tandas publicitarias, recetas culinarias, etc. Esto
cancela la necesidad de una línea única en el
programa y trae como efecto la posibilidad
de entrar y salir de la escucha sin por ello perder la continuidad que, en realidad, no existe
en el sentido narrativo del término. Pero, de
todos modos, la retórica relativamente fijada
del conductor la consideramos como garante
de la isotopía del discurso; no se produce un
efecto de acumulación o interacción anárquica porque esa retórica produce un efecto
de sentido equivalente a es el mismo programa, es el mismo espacio y es el mismo texto.
Por supuesto, sabemos que muchos de
esos géneros incluidos en el show radiofónico tienen vida propia, relativamente independiente del género que los incluye. Es
decir, nadie ignora la existencia en ese plano
de fenómenos de intertextualidad y transposición; pero esas observaciones resultan
en cierto sentido ajenas a la descripción del
género como tal y, especialmente, de sus modos de funcionamiento: una vez establecidos
los materiales con que trabaja, podemos observarlo en su conjunto. Y ya establecida, esa
mirada necesita variar solamente en términos de la distancia con respecto a su objeto
(la fijación misma de la distancia que permite englobar el género show radiofónico es
determinada por los objetivos previos de la
investigación que se detienen, en este caso,
en la descripción de un género).
La distancia, entonces, en cierto nivel
constituye al objeto, pero no cambia el eje
del punto de vista ni las características del
espacio: una larga distancia permitiría, en el
extremo de las ciencias sociales, abarcar al
conjunto de una sociedad dentro de la cual,
la radio es uno entre otros de los procedimientos de intercambio discursivo, equivalente en este sentido al contacto cara a cara,
la TV, el cine, el libro, etc.; si la acortamos
algo, nos quedaría en la mira el conjunto de
los textos radiofónicos, clasificados en géneros por la sociedad, uno de los cuáles es el
show radiofónico; si seguimos con la aproximación nos vamos introduciendo dentro de
alguno de los géneros hasta que, dentro de
él, llegamos a distinguir, por ejemplo, diferencias de estilos individuales de locución y,
desde más cerca aún, pequeñas variaciones
diarias o de momento.8
Es innegable que, planteado así, el utopismo es una herramienta básica para indagar
fenómenos como los que hemos descripto;
nos resulta ordenador, permite que compartamos y discutamos descripciones y conclusiones. Pero en el mundo del show radiofónico se vienen produciendo desde la década
del 80 del siglo pasado novedades que, fundamentalmente, afectan ese lugar ocupado
por la retórica del conductor: pierde su ordenamiento y aparecen formas de rupturas.
Dado que resulta imposible aquí desarrollar características específicas, vamos a
decir que esas rupturas se polarizan: en un
extremo, la manifestación en la palabra del
conductor de estilos de expresión propios
de tribus urbanas de jóvenes, en el otro,
una fuerte metadiscursividad distanciada
y graciosa acerca de costumbres históricas
de conducción radiofónica. En el primer
caso, el conductor tiende a actuar como un
anti-conductor, su retórica se opone a la tradicional citando a otras ajenas al medio; en el
segundo, tiende a actuar como un archi-conductor,9 desde una posición abarcadora de la
conducción clásica a la que presupone.
Como se sabe, tanto la larga como la corta distancia tienden
al infinito.
9
Descripciones más precisas acerca de estos cambios en: Fernández, 1996.
8
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Lo que me interesa destacar aquí es que
esos rasgos coinciden con lo que se da en llamar estilo postmoderno y que, en el mismo
movimiento, cuestionan el punto de vista fijo
del observador; muy evidentemente exigen
prestar atención a fenómenos de diferente
orden: en el primer caso, a costumbres discursivas y de socialidad ajenas en principio al
medio; en el segundo, se debe poner en juego
un saber histórico acerca de costumbres discursivas previas. El no tener en cuenta esos
rasgos pondría en riesgo la posible existencia
de una isotopía integradora.10
Se genera para el estudioso la necesidad
evidente, por lo tanto, de dos movimientos
de observación diferenciados: del interior del
texto hacia afuera del mismo y del texto hacia
su pasado (lejano o reciente). El analista ya no
debería estar quieto y debería emprender viajes espaciales y/o temporales. En este punto,
la presencia de ciertos rasgos del estilo de la
época se sintoniza con las preocupaciones actuales de que hablábamos, vinculadas al cuestionamiento del lugar del investigador y a la
búsqueda de perspectivas transdisciplinarias.
Es verdad, si dejamos la cuestión en este
nivel de generalidad, que el punto de vista
en movimiento del observador, el efecto de
viaje, queda privilegiado y que coinciden,
por decirlo así, el momento estilístico con el
momento epistemológico. Pero tratemos de
prestar atención a los sucesivos momentos
del proceso:
a. Hemos descripto un género que, en
tanto tal, se define por la presencia de rasgos
previsibles (si nuestra descripción es correcta, debe ser bastante coincidente con la de un
receptor medio del género).
b. Comenzamos a reconocer ciertos rasgos que ponen en cuestión las costumbres
del género; en nuestro caso, rasgos no previsibles en la retórica del conductor del show
radiofónico (este reconocimiento debe existir
también en el receptor medio).
c. Se pone en cuestión nuestro modelo de
isotopía dentro del género: cómo se produce
10
Referencia a la continuidad de lo posmoderno…
el efecto de integración textual en este género
compuesto por fragmentos (si este cuestionamiento se produce entre todos o casi todos
los oyentes, se trata de un efecto de ruptura
que Steimberg (2013, p. 85-88) denominaría
antigénero; si, en cambio, hay sectores que se
adaptan a esos desvíos, se trata de un estilo
dentro del género). De todos modos, quien
debe seguir avanzando en la reflexión es el
investigador, no el receptor medio.
d. Emprendemos, como investigadores,
un recorrido hacia otras áreas de intercambio discursivo; en el caso del anti-conductor,
tendremos éxito si avanzamos hacia costumbres discursivas no radiofónicas; en el caso
del archi-conductor, si nos movemos hacia
otros tipos de textos previos dentro del propio medio.
e. A partir de ese provisorio éxito analítico (con la dosis de evanescencia característica de esa noción en nuestro trabajo), reformulamos nuestro modelo que – en este caso,
y sin pretender discutirlo aquí – incorporará,
por decirlo así, isotopías de estilos de sector
y de época a la propia del género.
Si consideramos que esto puede constituir un avance en nuestro conocimiento actual del show radiofónico, advertiremos que,
de esos cinco momentos de trabajo, cuatro
están claramente inscriptos dentro del utopismo y sólo uno (el d.) dentro de la dinámica del viaje.
Dejando de lado que esos momentos – en
definitiva como en Arnheim y Eco – pueden
yuxtaponerse, vemos que todos son necesarios para producir el efecto de avance. Por
ejemplo, sin el momento d. nuestro trabajo se
detendrá ante la sorpresa del cambio; pero sin
el momento e. habrá sido puramente descriptivo o, en última instancia, autorreferencial.
Seguramente, todo lo expuesto hasta aquí
podría extenderse a cualquier tipo de texto
y de cualquier época, pero en el caso de lo
radiofónico en general, y de sus estilos de
época en particular, puede considerarse estratégico hasta el punto de que, como hemos
visto, la imposibilidad de articulación entre
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la posición del utopismo y la del viaje nos llevaría a una situación de parálisis o de intrascendencia. El mérito de autores como Arnheim y Eco es que, al arriesgarse a la salida
de la posición utopista, dando testimonio en
sus escritos acerca de sus viajes – a través de,
y con respecto a, lo radiofónico – nos abren
una puerta a la comprensión de la vida de
textos que, por otras vías, mantendrían cerrada la puerta de su intimidad.
el smartphone, la tablet y, en menor medida
ahora, la notebook y la netbook son dispositivos que nos acompañan en nuestros recorridos sociales.
Esa movilidad encierra varios niveles de
prácticas sociales y comunicacionales que,
poco a poco, se van abriendo y complejizando:
– En primer lugar aparece la movilidad de
la conversación telefónica, rápidamente olvidada a pesar de la expansión que todavía está
generando ese uso.
Broadcasting y movilidad:
lo intersticial en reconocimiento
Volvamos ahora a la cuestión de la movilidad con el objetivo, no sólo de comprender
y valorar la presencia pasada, presente y futura de lo radiofónico en nuestra sociedad,
sino también para comprender el momento
actual de las mediatizaciones. Estamos convencidos que el sostener la tensión entre lo
previo y lo nuevo en las mediatizaciones es
más productivo para captar las claves de la
época que el dejarse llevar por la larga lista
de novedades que nos impide pensar el conjunto.11
La reflexión acerca de la cuestión de la
movilidad actual en las mediatizaciones
aparece complementaria y estructuralmente
relacionada con la recepción estacionaria de
los discursos mediatizados audiovisuales.12
La butaca, la sala, el living del hogar, la cama
en el dormitorio son situaciones espectatoriales fijas respecto de las cuales la movilidad es inexistente o, como mucho, desviante.
Frente a esa situación de fijación espacial,
11
Sobre la utilidad de la oposición entre listas y estatutos en la
evaluación de las novedades constantes en el mundo de las mediatizaciones, una idea tomada de Metz (1979); así como ocurre con las figuras retóricas, y otros muchos fenómenos sociales,
el investigador puede dejarse llevar por la lista de fenómenos,
que le produce un efecto de sintonía con la novedad, o correr el
riesgo de parar el movimiento y establecer estatutos, estados a
veces provisorios, pero que sirvan para organizar el campo más
allá de la pura sucesión
12
Ver en Metz las nociones de “ir al cine” (1979, p. 14-16) y todas las sutilezas de diferenciación entre “ver teatro” y “ver cine”
(1979, p. 60-66); sobre la importancia otorgada al “hogar” en
los estudios televisivos, ver los comentarios de Carlón sobre los
estudios culturales y especialmente Morley (2004, p. 106-108).
Muchos casos
de utilización de
mediatizaciones
móviles son de pura
recepción, sin
formar parte de la
producción discursiva
– Luego se expande la utilización escritural con el crecimiento de los usos del sms,
el chat y los posteos en las redes.13 Aquí hay
un cambio de entidad muy importante, porque mientras el sms y el chat proponen usos
interindividuales equivalentes a los del teléfono, los posteos en las redes ya presuponen
un individuo emisor que, muchas veces, se
dirige a un público virtual equivalente por
su posición en cualidad, aunque que no necesariamente en cantidad, a la audiencia del
broadcasting.
– Otra movilidad, sobre la que se ha reflexionado largamente, es la práctica del
trabajo fuera de la oficina y en lugares no
establecidos (teletrabajo); esta movilidad es
la del usuario y la de su conectividad con su
server de origen. Es decir que esta movilidad,
13
Al menos hasta hace muy poco, las conversaciones interindividuales basadas sólo en audio seguían creciendo, dado que
todavía realizamos nuevas conversaciones que hace diez años
eran imposibles. Lo que sí ocurre que en el total de usos de un
teléfono móvil y más aún de un smartphone, el porcentaje de
usos telefónicos disminuye progresivamente.
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José Luis Fernández – La radio en tiempos de movilidad y networking
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típicamente de networking, no tiene ninguna
relación con el modelo del broadcasting.
– La incorporación de cámaras fotográficas y
de video a los teléfonos móviles y a los smarphones expande en riqueza de dispositivos técnicos
la producción del usuario quien está en condiciones de convertirse en un emisor audiovisual.14
Una primera observación es que aún esas
diferenciadas prácticas intersticiales son observadas desde una posición utopista. Es decir que, al menos por ahora, las rupturas y
transformaciones comunicacionales no obligan a una ruptura epistemológica respecto
del punto de vista del observador. ¿Qué quiere decir esto? Que para entender y comparar
nuevas prácticas con las previas es necesario
situarse siempre, al menos en momentos diversos del trabajo de investigación, en una
posición externa a la propia práctica como
nativos de la sociedad que estudiamos.
Por otro lado, vemos que se confirma lo
que decíamos al principio sobre que no todas las nuevas posibilidades de comunicación móvil generan prácticas productivas ni
aún prosumidoras, para utilizar un término
actual. Muchos casos de utilización de mediatizaciones móviles son de pura recepción,
en espacios variables, pero sin formar parte
de la producción discursiva intersticial. De
hecho, una de las propuestas básicas para
el uso de las tablets es la competencia con
los e-books, mimetizándose con el atributo
de portabilidad del libro, pero ello no incide siquiera en el cambio de los espacios de
uso; el libro, como la tablet, serán utilizados
en los medios de transporte pero ello no incide en la vida de la literatura, por ejemplo,
como contenido discursivo.15 Esto no es se-
cundario, porque así como en el cara a cara
no utilizamos salvo en escasas ocasiones, las
posibilidades multisensoriales de interacción,
reguladas por las leyes de los tipos discursivos antes que por las de la mediatización, no
todos los individuos de nuestra sociedad tienen la voluntad de exponerse, o de sostenerse, como emisores.16
Mientras estos fenómenos mediáticos se
desarrollan, por un lado, pero fundamentalmente en la medida en que las vamos estudiando, por el otro, lo que encontramos aquí,
como ocurre en diversas áreas de las nuevas
mediatizaciones, junto con prácticas convergentes y novedosas, encontramos otras divergentes y viejas, es decir que las nuevas mediatizaciones no traen únicamente novedades
y, además, no reemplazan plenamente a las
anteriores. Dicho en otros términos, broadcasting y networking conviven más o menos
conflictivamente y compiten entre sí mientras se complementan.
En síntesis, en la movilidad y sus mediatizaciones encontramos tres posibilidades: las
centralmente productivas con mayor o menor
interacción; las puramente interactivas y las
centralmente receptoras.17 La radio – al menos
desde la aparición de la televisión en el hogar
y la posterior miniaturización que permitió el
transistor – se convirtió en emisores broadcasting en búsqueda de un receptor individual y
móvil. Aún dentro del hogar, la radio acompaña al ama de casa en sus tareas hogareñas
(Winocur, 2002, p. 144-147) y entonces, como
vimos al principio, la radio es el medio que
acompaña al receptor en su vida social.
¿Con qué compite la radio en ese contexto de movilidad receptora? Es verdad que
14
La diversidad de fenómenos listados muestran que considerar la movilidad mediática como un solo fenómenos, dista de
estar confirmada lógicamente pero es necesario aceptar la discusión también en el plano en que se da.
15
Recordemos que, desde hace unos años (Fernández, 2008, p.
32-35) sostenemos que para comprender el funcionamiento
general de un medio y establecer si una novedad mediática es
importante o no, es necesario tener en cuenta lo que ocurre en
al menos tres series de vida relativamente independiente: la de
los dispositivos técnicos, la de lo específicamente discursivo y la
de usos y prácticas sociales vinculados. Por supuesto que la gran
novedad del e-book es la hipertextualidad y no su movilidad.
16
Más sobre este aspecto en nuestra discusión sobre el enfoque que atribuimos a Enzensberger (1984) en Fernández et al.
2012, p.107-108).
17
Tengamos en cuenta que en un fenómeno como el de www.
Vorterix.com definido como un fenómeno de streaming en
Internet conviven una radio FM, un teatro donde se organizan recitales que se mediatizan en vivo, la misma emisión radiofónica por streaming en Internet, con imagen televisiva del
estudio más una compleja oferta audiovisual en el muro. Todo
ese complejo sistema multimediática, centrado en el streaming
consiste muy poco en networking y es una gran operación multimediática en broadcasting.
Líbero – São Paulo – v. 17, n. 34, p. 65-76, jul./dez. de 2014
José Luis Fernández – La radio en tiempos de movilidad y networking
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la portabilidad de los medios audiovisuales
y escriturales han ocupado un espacio de
recepción en medios de transporte que no
conducen los individuos receptores y en situaciones externas a hogares y oficinas como
bares o salas de esperas y que, recientemente, Google ha presentado Google Glass (ver
http://www.google.com/glass/start/what-itdoes/), un dispositivo audiovisual basado
en la realidad aumentada y soportado en la
recepción por smartphones que tendrá aplicaciones para organizar un viaje a través del
transporte urbano. Aunque no sea utilizado
mientras se conducen automóviles, tiene
usos que la radio broadcasting no permite,
como la búsqueda activa de información sobre el contexto del viaje. Pero todavía la radio
tiene un largo recorrido informativo y de entretenimiento en la vida social móvil.
Para terminar, es necesario recordar que la
gran competencia a la radio-broadcasting ha
resultado ser el fonografismo portátil, por la
proliferación de dispositivos que permiten el
grabado y regrabado de cualquier producción
musical y su selección y edición en manos del
receptor y que desde hace bastante tiempo
convive con el teléfono celular. Es decir, que la
única gran competencia a la radio-broadcasting es respecto al uso intraindividual de la comunicación. Para dejar la radio, hay que dejar
la información, una decisión fácil en períodos
breves pero imposible que sea definitiva para
el individuo que, para recorrer lo social, necesita estar informado.
¿Cómo se explicar esa permanencia? A mi
entender por dos vías. Por un lado, la que podríamos denominar como estructural: cierto
segmento importante de población ejerce su
recorrido y trabajo social en contacto con el
broadcasting informativo y la radio del show
radiofónico parece no tener rivales por ahora. Pero, por el otro lado, hace falta proponer alguna hipótesis acerca de por qué cada
oyente elige una opción de programación
entre todas las que la radio le ofrece; la nuestra es que debe ser clave el vínculo de simetría / complementariedad que cada oyente
establece, no sólo con el conjunto del show
radiofónico que elija, sino con el conductor,
que le propone relaciones diferenciadas con
el conjunto abarcado de vida social y cultural. Habrá que investigar más en ese sentido
de la recepción.
Líbero – São Paulo – v. 17, n. 34, p. 65-76, jul./dez. de 2014
José Luis Fernández – La radio en tiempos de movilidad y networking
(artigo recebido nov.2013/aprovado mar.2014)
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