Diplomado para Jóvenes
Emprendedurismo
3er. Módulo
Liderazgo Proactivo
Comportamiento
organizacional
Stephen P. Robbins
Pearson Prentice Hall
Décima edición
CONFIANZA: LOS CIMIENTOS DEL LIDERAZGO
La confianza o la falta de confianza es un tema de liderazgo cada vez más importante en
las organizaciones de nuestros días. En esta sección damos una definición de confianza
y algunos lineamientos para ayudar a construirla junto con la credibilidad.
¿Qué es la confianza?
La confianza es la esperanza positiva de que otra persona no se conducirá de forma
oportunista, por medio de palabras, obras o decisiones. Los dos elementos más
importantes de nuestra definición son que implica familiaridad y riesgo.
La frase esperanza positiva de nuestra definición asume que hay conocimiento y
familiaridad sobre la otra parte. La confianza es un proceso que se da en el tiempo y se
basa en muestras relevantes pero limitadas de experiencia. Tarda en formarse; se
fortalece gradualmente y se acumula. A todos se nos hace difícil, cuando no in pasible,
confiar en alguien inmediatamente si no sabemos nada sobre esa persona. En Última
instancia, en un caso de ignorancia total, podemos apostar, pero no confiar. Sin
embargo, a medida que conocemos a alguien y que la relación madura, nos sentimos
más seguros de nuestra capacidad de abrigar una esperanza positiva.
La expresión de forma oportunista se refiere al riesgo inherente y la vulnerabilidad de
cualquier relación de confianza. La confianza consiste en hacerse vulnerable, cómo
cuando revelamos información intima o confiamos en las promesas de otro. Por su
propia naturaleza, la confianza deja abierta la posibilidad de sufrir decepciones o de que
se aprovechen de nosotros. Pero la confianza no es por si misma correr riesgos, sino una
disposición a correrlos. Por eso, cuando confío en alguien espero que no se aprovechara
de mí. Esta disposición a correr riesgos es común en todas las situaciones que tienen
que ver con la confianza.
¿Cuáles son las dimensiones clave que
constituyen el concepto de confianza? Las
pruebas recientes seria las cinco:
integridad, competencia, congruencia,
lealtad y franqueza (véase la figura 12.1).
La integridad atañe a la honestidad y la
veracidad. De las cinco dimensiones, esta
parece la más importante cuando alguien
evalúa que tan confiable es otro. "Sin
tener una impresión del “carácter moral”
y la “honestidad básica”, las otras
dimensiones de la confianza carecen de
sentido.
La competencia abarca las habilidades y los conocimientos técnicos e interpersonales
del individuo. ¿Sabe esa persona de que habla? Es poco probable que confiemos en
alguien si no sentimos respeto por sus capacidades. Se necesita creer que la persona
posee las capacidades y las destrezas para realizar lo que dice que hace.
La congruencia se relaciona con qué tanto se puede depender de un individuo; qué tan
previsible y de buen juicio es al manejar una situación. "La incongruencia entre palabras
y actos reduce la confianza." Esta dimensión es particularmente relevante para los
gerentes. "Nada se nota más pronto [...] que una discrepancia entre lo que predican los
ejecutivos y lo que esperan que practiquen sus empleados".
La lealtad es la disposición a defender y dar la cara por otra persona. La confianza
requiere que uno cuente con que alguien no actúe de manera oportunista.
La última dimensión de la confianza es la franqueza. ¿Es posible confiar en que una
persona dirá toda la verdad?
Confianza y liderazgo
La moral se desplomó en las oficinas corporativas de Chrysler a las afueras de Detroit
por los comentarios del presidente de DaimlerChrysler Jurgen Schrempp. Cuando
Daimler-Benz y Chrysler se fusionaron, Schrempp lo llamó una "fusión de iguales",
pero en el otoño de 2000 admitió que había mentido. Ahora dice que realmente nunca
pretendió que las compañías unidas fueran iguales. De haber dicho la verdad —
confiesa—, no se habría cerrado el trato ni habría podido convertir Chrysler en otra
unidad operativa de Daimler. Con estas palabras, Schrempp diezmó cualquier confianza
que hubiera tenido entre los empleados de Chrysler.
Como ilustra el ejemplo de DaimlerChrysler, la confianza es un atributo fundamental
vinculado al liderazgo. Cuando la confianza se rompe, puede tener consecuencias
graves en el desempeño de un grupo. La honestidad y la integridad se encuentran entre
las seis características que se relacionan constantemente con el liderazgo. Cada vez se
hace más evidente que es imposible dirigir personas que no confían en uno.
Como dijo un autor: "Parte de la tarea de los líderes ha sido y sigue siendo trabajar con
las personas para hallar y resolver problemas, pero que los líderes accedan a los
conocimientos y la creatividad que se necesitan para solucionar los problemas depende
de cuánto confíen en ellos. La confianza y la confiabilidad gradúan el acceso de los
líderes al conocimiento y la cooperación".
Cuando los seguidores confían en su líder, están dispuestos a hacerse vulnerables a los
actos de éste, seguros de que no abusará de sus derechos e intereses. Es poco probable
que los empleados admiren o sigan a alguien que consideran deshonesto o a quien crean
que puede aprovecharse de ellos. Por ejemplo, la honestidad suele aparecer en los
primeros lugares de las listas de las características que más admiran los trabajadores en
sus líderes. "La honestidad es absolutamente esencial para el liderazgo. Si las personas
van a seguir a alguien de buen grado, sea al campo de batalla o a la sala de juntas,
primero quieren estar seguras de que es digno de su confianza."
Ahora más que nunca la eficacia de gerentes y líderes depende de su capacidad de
ganarse la confianza de sus seguidores. Por ejemplo, la reingeniería, los recortes de
personal y la mayor contratación de trabajadores eventuales han socavado mucho la
confianza de los empleados en la dirección. En una encuesta de trabajadores
estadounidenses que abarcó todo ese país, se encontró que solo la mitad confiaba en sus
directores. En épocas de cambio e inestabilidad, la gente acude a las relaciones
personales en busca de guías, y la calidad de estas relaciones está determinada en buena
medida por la confianza. Además, las practicas modernas de la administración, como el
facultamiento y el uso de equipos de trabajo, exigen confianza para ser eficaces. Por
último, desde luego, ha habido revelaciones sin precedente desde el otoño de 2001 sobre
delitos cometidos por los directores de muchas grandes corporaciones estadounidenses.
Los líderes de Enron, Adelphia Communications, WorldCom, Dynergy, Martha
Stewart, Living Omnimedia, ImClone Systems y Tyco International fueron acusados de
realizar diversas actividades (desde préstamos secretos y arreglos internos hasta
manipulación de las cifras de utilidades para evadir impuestos) que sacudieron la
confianza que tenían en ellos los empleados y los inversionistas, proveedores y clientes.
Tres tipos de confianza
En las relaciones que se dan en las organizaciones hay tres tipos de confianza: por
disuasión, por conocimiento y por identificación.
Confianza por disuasión Las relaciones más frágiles se basan en la confianza por
disuasión, y una falta o una incongruencia pueden destruirlas. Esta forma de confianza
parte del miedo a las represalias si esta se retira. Los individuos que se encuentran en
esta relación hacen lo que dicen porque temen las consecuencias de no cumplir con sus
obligaciones.
La confianza por disuasión funciona solo en la medida en que es posible aplicar un
castigo, las consecuencias están claras y se aplica efectivamente el castigo cuando la
confianza se rompe. Para que se sostenga, la posible pérdida del contacto con el otro
debe valer más que las ventajas potenciales que tenga traicionar las expectativas. Más
aún, la parte que pueda salir dañada debe estar dispuesta a devolver el daño (por
ejemplo, no tengo reparos en hablar mal de usted si usted traicione mi confianza) a
quien se condujo con deslealtad.
La mayoría de las relaciones nuevas comienzan sobre la disuasi6n. Tomemos como
ejemplo una situaci6n en la que usted le vende su coche al amigo de un amigo. Usted no
conoce al comprador y quizá se sienta incitado a no contarle todos los problemas que
sabe que tiene el coche. Este proceder aumentaría sus posibilidades de vender el coche y
conseguir el mayor precio, pero usted no se guarda la información, sino que explica las
fallas. ¿Por qué? Por miedo de las represalias. Si más adelante el comprador piensa que
lo engañó, es probable que se lo diga a su amigo mutuo. Si usted supiera que el
comprador nunca le diría nada a ese amigo de los dos, quizá se sentiría tentado a
aprovechar la oportunidad. Si no hay dudas de que el comprador acudiría con ese amigo
y de que este lo tendría en un menor concepto por haber sacado ventaja de él, podríamos
explicar su honestidad en términos de una disuasión.
Otro ejemplo de confianza por disuasión es el de una nueva relación de gerente y
empleado. Por lo regular, el empleado confía en el nuevo jefe aunque tenga pocos
antecedentes sobre los cuales basar esa confianza. El vinculo que crea esta confianza
está en la autoridad del jefe y el castigo que puede imponer si el empleado no cumple
con sus obligaciones laborales.
Confianza por conocimiento La mayoría de las relaciones en una organización se
arraigan en la confianza por conocimiento, es decir, una confianza basada en la
previsibilidad del comportamiento luego del tiempo de trato. Se da cuando uno tiene
información suficiente sobre alguien para entenderlo bien y ser capaz de pronosticar
acertadamente su conducta.
La confianza por conocimiento depende de la información, ya no de la disuasión. El
conocimiento de la otra parte y la previsión de su comportamiento sustituye contratos,
castigos y disposiciones legales habituales de la confianza por disuasión. Este
conocimiento se alcanza con el tiempo y es una función de la experiencia que acumula
confianza y previsibilidad. Cuanto más se conoce a alguien, mejor se predice cómo
actuará. La previsibilidad favorece la confianza incluso si previsiblemente el otro no es
de fiar, porque las formas en que traicionará la confianza pueden ser pronosticadas.
Cuanto más trato y comunicación se tenga con alguien, más se genera esta forma de
confianza y más se depende de ella.
Es interesante observar que en el plano de la confianza por conocimiento, ésta no
rompe por fuerza un proceder incongruente. Si uno cree que puede comprender
explicarse la infracción del otro, la aceptará, la perdonará y seguirá adelante con
relación. En cambio, la misma incongruencia en un plano de disuasión romperá
confianza seguramente y para siempre.
la
o
la
la
En el contexto de la organización, las relaciones entre el gerente y sus subordinados se
basan en el conocimiento. Las dos partes tienen suficiente experiencia de trabajar
juntas y saben exactamente qué esperar. Por ejemplo, mucho tiempo de un trato franco
y honesto no se va a terminar por una sola falta.
Confianza por identificación El plano superior de confianza se alcanza cuando hay
una conexión emocional entre las partes. Permite que uno actúe como agente del otro y
lo sustituya en las transacciones con los demás. Es la llamada confianza por
identificación, la que se da porque las partes entienden las intenciones del otro y
aprecian sus gustos y deseos. Esta comprensión mutua crece al punto de que uno puede
actuar a la perfección por el otro.
En este plano los controles son mínimos. No hay que supervisar al otro porque hay una
lealtad incuestionable.
El mejor ejemplo de confianza por identificación es la de una pareja con muchos años
de feliz unión. El marido llega a aprender lo que es importante para su esposa y se le
adelanta. Por su parte, ella confía en que él prevea lo que le parece importante sin tener
que preguntar. La mayor identificación los faculta para pensar como el otro, sentir como
el otro y responder como el otro.
En las organizaciones, ocasionalmente se ve una confianza por identificación entre
personas que han trabajado juntas mucho tiempo y tienen tanta experiencia que se
conocen por dentro y fuera. También es la confianza ideal a la que aspiran los gerentes
en los equipos: que los integrantes se sientan tan seguros y confiados de los demás, que
los anticipen y actúen libremente en su ausencia. Pero en la realidad, en el mundo actual
del trabajo, en la mayoría de las grandes corporaciones se han roto los lazos de
confianza por identificación que acaso se hayan formado con los empleados de más
tiempo. Las promesas rotas desembocaron en la descomposición de lo que una vez fue
un vínculo de lealtad indisputable, sustituido ahora con una confianza por conocimiento.
LOS LÍDERES COMO CANALIZADORES DE SIGNIFICADOS
Los líderes son los individuos que definen la realidad de la organización mediante la
articulación de una visión. Este concepto de los líderes como "canalizadores de
significados" tiene un prejuicio, pues concierne predominantemente a los directores de
las organizaciones. Por ende, tiene una importancia más directa para explicar éxitos y
fracasos de los principales ejecutivos que de los supervisores de piso. No obstante, los
gerentes de nivel inferior pueden crear visiones para dirigir sus unidades. Solo que es
más difícil definir estas visiones y adaptarlas a las metas de la organización en conjunto.
Presentamos tres teorías contemporáneas del liderazgo cuyo elemento común es que
retratan a los líderes como personas que usan palabras, ideas y su presencia para
"alentar a las tropas". Para entender mejor el poder de las palabras, para inspirar a los
demás, primero tenemos que revisar el concepto de contextualización.
Temas de contextualización
El discurso "Tuve un sueño" de Martin Luther King, Jr., moldeó en gran medida el
movimiento de los derechos civiles. Sus palabras crearon una imaginería de lo que sería
Estados Unidos cuando desaparecieran los prejuicios raciales. Lo que hizo King fue
contextualizar el movimiento de los derechos civiles de manera que los demás lo vieran
como él lo veía.
Contextualizar es una forma de usar el lenguaje para manejar los significados.' Es una
manera en que los lideres influyen en cómo se yen y se entienden los acontecimientos.
Consiste en seleccionar y destacar uno o más aspectos de un tema y excluir los demás.
La contextualización se parece al trabajo del fotógrafo. El mundo visual es
esencialmente ambiguo. Cuando el fotógrafo apunta su cámara y enfoca una toma, la
encuadra. Así, los demás ven lo que él quiere que vean: ven desde su punto de vista. Tal
es exactamente lo que hacen los líderes cuando contextualizan un tema. Eligen que
aspectos o partes del tema quieren que enfoquen los otros y cuales quieren que omitan.
Los abogados defensores se ganan la vida contextualizando los temas. Por ejemplo,
construyen sus argumentos para que el jurado vea a su cliente a la luz más favorable.
Incluyen "hechos" que colaboren para que el jurado lo declare "inocente", excluyen
aquellos que no hablen bien de él y tratan de dar otras interpretaciones de los "hechos"
que para el fiscal lo hacen culpable.
Los grupos de cabildeo también ofrecen ilustraciones coloridas del concepto de
contextualización. El liderazgo de la Asociación Nacional del Rifle (ANR) ha tenido
mucho éxito para limitar el control de armas en Estados Unidos, y lo ha la grado a
fuerza de no detenerse en balaceras, muertes y ni siquiera en los actos de defensa
propia, sino enmarcando el control de armas en el contexto de la "libertad" de la primera
enmienda. En la medida en que la ANR ha moldeado la opinión pública para que piense
que controlar las armas significa despojar a los ciudadanos de su derecho a portar
armas, es que ha podido minimizar las regulaciones. En el mismo tenor, los primeros
oponentes del aborto apoyaban su causa llamándose "antiabortistas". En respuesta, los
defensores, como se daban cuenta de la imagen negativa de usar la denominación
"proabortistas", cambiaron el contexto y afirmaron que estaban "a favor de la libre
elección".
Entonces, ¿por qué es importante la contextualización para el liderazgo actual? Porque
en el ambiente complejo y caótico en el que trabajan cada vez mas líderes, proporciona
considerablemente más margen de maniobra con respecto a los "hechos". Muchas
veces, lo real es lo que el líder dice que es real. Lo que es importante es lo que señala
como importante. Los líderes se valen del lenguaje para influir en las percepciones de
sus seguidores sobre el mundo, el significado de los sucesos, las ideas sobre causas y
consecuencias y las visiones del futuro. Mediante contextualización los líderes
determinan si las personas observan o no los problemas, cómo los entienden y
recuerdan y cómo reaccionan. Así, la contextualización es una herramienta poderosa
con la que los líderes influyen en la manera en que los demás ven e interpretan la
realidad.
Liderazgo carismático
John F. Kennedy, Martin Luther King, Jr., Mary KayAsh (fundadora de Mary Kay
Cosmetics), Steve Jobs (fundador de Apple Computer), Ted Turner, Herb Kelleher (ex
director ejecutivo de Southwest Airlines) y Bill Clinton son citados a menudo como
líderes carismáticos. ¿Qué tienen en común?
Qué es el liderazgo carismático De acuerdo con la teoría del liderazgo carismático, los
seguidores hacen atribuciones de capacidades de liderazgo extraordinarias o heroicas
cuando observan ciertos comportamientos. Aunque se han realizado varios estudios
para identificar las características personales de los líderes carismáticos, los mejor
documentados han aislado cinco peculiaridades que los distinguen de los otros: tienen
una visión, están dispuestos a correr riesgos para materializarla, son sensibles a las
restricciones del ambiente y a las necesidades de sus seguidores y muestran un
comportamiento que se sale de lo ordinario. Estas características se anotan en la figura
12.2.
¿Cómo influyen los líderes carismáticos en sus seguidores? Las pruebas apuntan a un
esquema de cuatro pasos. Comienza cuando un líder articula una visión atractiva que
ofrece a los seguidores una sensación de continuidad en la que se vincula el presente
con un futuro mejor en la organización. Enseguida, el líder comunica expectativas de un
desempeño sobresaliente y expresa su confianza en que los seguidores pueden lograrlo,
con lo que fortalece su autoestima y su seguridad personal. Luego, el líder transmite
mediante palabras y actos un nuevo conjunto de valores y con su comportamiento pone
el ejemplo para que lo imiten sus seguidores. Por último, el líder carismático hace
sacrificios personales y muestra una conducta poco convencional para demostrar su
valor y su convencimiento de la visión.
¿Qué podemos decir del efecto del líder carismático en sus seguidores? Cada vez hay
más investigaciones en las que se muestran correlaciones impresionantes entre el
liderazgo carismático y la satisfacción y el desempeño elevado de los seguidores.
Quienes trabajan con líderes carismáticos se sienten motivados para empeñar un
esfuerzo adicional y, como quieren y respetan a su líder, expresan mas satisfacción.
¿Los líderes carismáticos nacen o se hacen? Si el carisma es deseable, ¿se puede
aprender a ser un líder carismático o bien estos líderes nacen con sus cualidades?
Mientras que una pequeña minoría todavía piensa que el carisma no se aprende, la
mayoría de los expertos piensan que es posible capacitar a los individuos para que
exhiban comportamientos carismáticos y gocen de los beneficios de ser señalados como
"líderes carismáticos". Por ejemplo, varios autores proponen que una persona puede
aprender a ser carismática si sigue un proceso de tres pasos. En primer lugar, tiene que
adquirir el aura del carisma, para lo cual debe mantener una perspectiva optimista,
apelar a la pasión como catalizador para generar entusiasmo y comunicarse con todo el
cuerpo, no solo con palabras. En segundo, un individuo atrae a los demás si crea un
vínculo que los inspire a seguirlo. En tercero, el individuo materializa el potencial de los
seguidores al penetrar en sus emociones. El método parece funcionar, como lo prueban
los investigadores que han logrado hacer que estudiantes de licenciatura en
administración "actúen" como carismáticos. Se les enseñó a articular una meta general,
comunicar esperanzas de desempeño elevado, manifestar confianza en la capacidad de
los seguidores de satisfacer estas esperanzas y simpatizar con las necesidades de los
subordinados; aprendieron a proyectar una presencia poderosa, confiada y dinámica y
ejercitaron una voz atractiva y cautivadora. Para captar mejor la dinámica y la energía
del carisma, los líderes fueron capacitados para que manifestaran peculiaridades
carismáticas no verbales: alternaban entre caminar y sentarse al borde del escritorio, se
inclinaban hacia los sujetos, mantenían el contacto ocular y tenían posturas relajadas y
expresiones animadas. Los investigadores descubrieron que los estudiantes podían
aprender a proyectar carisma. Más aún, los seguidores de estos líderes tuvieron un
mayor desempeño y ajuste a las tareas, así como una mejor adaptación a los líderes y al
grupo, que quienes trabajaban en grupos dirigidos por líderes no carismáticos.
Cuando el carisma es un inconveniente No siempre hacen falta líderes carismáticos
para obtener un gran desempeño de los empleados. El carisma es más apropiado cuando
la tarea de los seguidores tiene un componente ideológico o cuando el ambiente es muy
tenso e incierto. Esto explicaría por qué, cuando surge un líder carismático, es más
probable que sea en la política, la religión, en épocas de guerra o cuando una empresa
está iniciando o enfrenta una crisis que pone en peligro su existencia. En la década de
1930, Franklin D. Roosevelt ofreció una visión para sacar a los estadounidenses de la
Gran Depresión. A comienzos de la década de 1970, cuando Chrysler Corp. estaba al
borde de la bancarrota, necesitaba un líder carismático con ideas poco convencionales
como Lee Iaccoca, para que reinventara la compañía. En contraste, la incapacidad de
GM para enfrentar directamente sus problemas a finales de la década de 1990, tales
como la imposibilidad de sacar a tiempo los nuevos vehículos, una aversión al cambio
muy arraigada y un desempeño financiero deslucido, se atribuían al director ejecutivo
John Smith, Jr., y su falta de carisma.
Liderazgo transformacional
Otra corriente de investigación se ha centrado en distinguir a los líderes
transformacionales de los transaccionales. Como los líderes transformacionales son
también carismáticos, hay una superposición entre este tema y nuestra exposición
anterior.
Casi todas las teorías de liderazgo se ocupan de los líderes transaccionales, los que
guían o motivan a sus seguidores en la dirección de las metas establecidas aclarando los
papeles y las tareas. También hay otros líderes que inspiran a sus seguidores para que
trasciendan sus intereses personales por el bien de la organización y que llegan a tener
un efecto profundo y extraordinario en ellos. Se trata de los líderes transformacionales,
como Andrea Jung de Avon y Richard Branson del VirginGroup. Estos líderes prestan
atención a los intereses y las necesidades de desarrollo individual de los seguidores;
modifican la conciencia que tienen de los temas, pues los ayudan a ver los viejos
problemas de maneras nuevas, y son capaces de excitarlos, estimularlos e inspirarlos
para que hagan un esfuerzo adicional por alcanzar las metas del grupo. En la figura 12.3
se identifican y definen cuatro características que distinguen a estos dos tipos de líderes.
El liderazgo transaccional y el transformacional no deben considerarse métodos
opuestos de hacer las cosas." El liderazgo transformacional se construye en base al
liderazgo transaccional: incita un esfuerzo y un desempeño que va más allá de lo que
hubiera ocurrido con el planteamiento transaccional solo. Asimismo, el liderazgo
transformacional es más que carisma. "El [líder] puramente carismático quiere que sus
seguidores adopten su visión del mundo y no pasa de ahí; el líder transformacional
tratará de infundir en sus seguidores la capacidad de cuestionar no sólo las opiniones
establecidas, sino incluso las que estableció él mismo."
Las pruebas de la superioridad del liderazgo transformacional sobre el transaccional son
abrumadoras. Por ejemplo, en varios estudios con militares estadounidenses,
canadienses y alemanes se encontró que en todos los rangos los líderes
transformacionales eran considerados más eficaces que los transaccionales. Y los
gerentes de FedEx que sus seguidores calificaron con mayor liderazgo transformacional,
fueron evaluados por sus supervisores inmediatos como capaces de un mayor
desempeño y más merecedores de un ascenso. En resumen, las pruebas indican que el
liderazgo transformacional se correlaciona más que el transaccional con tasas bajas de
rotación, mayor productividad y mayor satisfacción de los empleados."
Liderazgo visionario
El término visión ya apareció en nuestro análisis anterior del liderazgo carismático, pero
el liderazgo visionario va más allá del carisma.
Definición de liderazgo visionario El liderazgo visionario es la capacidad de crear y
articular una visión realista, atractiva y creíble del futuro de la organización o la unidad
organizacional que crece y mejora a partir del presente. Esta visión, si se elige e
implanta apropiadamente, reúne tanta energía que, "de hecho, inicia el futuro pues
convoca habilidades, talentos y recursos para que acontezca".
En una revisión de varias definiciones se aprecia que la visión difiere en varios modos
de otras formas de señalar una dirección. "Una visión comprende una imaginería clara e
irresistible que ofrece una manera nueva de mejorar, que reconoce y aprovecha las
tradiciones y entrelaza las acciones que las personas pueden emprender para realizar un
cambio. La visión nutre las emociones y energía de las personas. Cuando está bien
articulada, genera el entusiasmo que la gente siente por los encuentros deportivos y
otras actividades del tiempo libre y lleva al trabajo esta energía y dedicación."
Cualidades de una visión Las propiedades fundamentales de una visión son
posibilidades de inspiración centradas en los valores, asequibles, ricamente imaginables
y articuladas. Las visiones deben poder crear posibilidades que inspiren, sean únicas y
ofrezcan un orden nuevo que distinga a la organización. Es probable que una visión
fracase si no provee una idea del futuro clara y ostensiblemente mejor para la
organización y sus miembros. Las visiones deseables concuerdan con los tiempos y las
circunstancias y reflejan la exclusividad de la organización. Los integrantes de la
empresa deben creer que la visión es alcanzable. Deben percibirla como un reto, pero
uno factible. Las visiones que están bien articuladas y tienen una imaginería poderosa se
captan y aceptan más fácilmente.
¿Qué ejemplos hay de visiones? Rupert Murdoch tuvo una visión del futuro de la
industria de las telecomunicaciones con una combinación de entretenimiento y medios
masivos. A través de su News Corporation, Murdoch integró exitosamente una red de
difusoras, estaciones de televisión, estudios de cine, editoriales y sistemas satelitales de
distribución mundial. La visión de la difunta Mary Kay Ash de mujeres emprendedoras
que vendían productos que mejoraban su imagen personal le dio el impulso a su
compañía de cosméticos. Michael Dell creó una visión empresarial que le permite a Dell
Computer vender y entregar directamente al consumidor una computadora personal
terminada en menos de ocho días.
Cualidades de un líder visionario ¿Qué habilidades debe poseer el líder visionario?
Cuando tienen una visión, estos líderes exhiben tres cualidades que se relacionan con la
eficacia de sus funciones visionarias. En primer lugar está su capacidad de explicar la
visión a los demás. El líder necesita comunicar claramente la visión, de palabra y por
escrito, en lo que respecta a las acciones necesarias y los fines. En segundo lugar, tiene
que ser capaz de expresar la visión no sólo lingüísticamente sino también con su
comportamiento, lo que le exige conducirse de maneras que la transmitan y la refuercen.
La tercera habilidad consiste en poder extender la visión a diversos contextos de
liderazgo. Es la capacidad de ordenar las actividades para que la visión se aplique a
diversas situaciones. Por ejemplo, la visión tiene que ser tan significativa para los
empleados de contabilidad como para los de marketing, lo mismo en Praga que en
Pittsburg.
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EFICACIA DEL LIDERAZGO
Como se demuestra en nuestra investigación de los rasgos, los líderes necesitan una
inteligencia básica y conocimientos sobre el trabajo. Pero el CI y las habilidades
técnicas son "capacidades mínimas": son necesarias pero no bastan para el liderazgo. Lo
que hace que un individuo se desempeñe excepcionalmente es la posesión de los cinco
componentes de la inteligencia emocional: conciencia personal, administración
personal, motivación, empatía y habilidades sociales. Sin IE, una persona puede tener
una capacitación sobresaliente, una mente muy analítica, una visión a largo plazo y un
caudal inacabable de ideas estupendas, y aún así no lograr ser un gran líder. Esto es
cierto sobre todo cuando los individuos ascienden en la organización. Las pruebas
indican que cuanto mayor es el rango de una persona considerada gran realizadora, más
se distinguen las capacidades de la IE como la razón de su eficacia. En particular,
cuando se compararon grandes realizadores con directores comunes, casi 90 por ciento
de la diferencia de eficacia se atribuyó a factores de IE, más que a la inteligencia básica.
Es interesante recordar que se ha señalado que la madurez de la eficacia como líder de
Rudolph Giuliani se apegó al curso de desarrollo de su inteligencia emocional. En la
mejor parte de sus ocho años como alcalde de Nueva York, Giuliani gobernó con mano
de hierro. "Hablaba recio, combatía y exigía resultados. El resultado fue una ciudad más
limpia, más segura y mejor gobernada, pero también más polarizada. Los críticos lo
llamaban tirano de oídos sordos. A los ojos de muchos, en su liderazgo faltaba algo
importante, algo que, reconocieron esos críticos, afloró con el derrumbe del World
Trade Center. Una compasión recién encontrada, que complementó su mando: una
mezcla de resolución, empatía e inspiraci6n que reconfortó a millones." Es probable que
una serie de dificultades personales que le habían ocurrido a Giuliani en menos de un
año antes de los ataques terroristas (como un cáncer de próstata y el rompimiento muy
publicitado de su matrimonio), hayan estimulado sus capacidades emocionales y su
compasión por los demás.
Se ha probado que la IE guarda una relación positiva con el desempeño laboral en todos
los niveles, pero es especialmente importante sobre todo en los puestos que requieren
mucho trato social. Por supuesto, de eso trata el liderazgo. Los grandes líderes exhiben
los cinco componentes fundamentales de la IE:
Conciencia. Mostrar confianza en él, hacer evaluaciones realistas y tener la
capacidad de reírse de sí mismo.
Administración personal. Ser confiable e íntegro, mostrarse cómodo en las
ambigüedades y abierto al cambio.
Motivación. Tener un gran impulso por las realizaciones, optimismo y un
compromiso sólido con la organización.
Empatía. Pericia para formar y retener a las personas talentosas, sensibilidad a
otras culturas y servicio a clientes y compradores.
Habilidades sociales. Capacidad de encabezar el cambio, dotes de persuasión y
pericia para formar y dirigir equipos.
Las pruebas recientes llevan a concluir que la IE es un elemento esencial de la eficacia
en el liderazgo.
FUNCIONES DE LIDERAZGO CONTEMPORÁNEAS
¿Qué exigencias peculiares hacen los equipos a los líderes? ¿Por qué muchos líderes
eficaces son también mentores activos? ¿Cómo pueden los líderes inculcar en sus
empleados las capacidades del liderazgo de uno mismo?
El liderazgo del equipo
Cada vez es más frecuente que el liderazgo se dé en el contexto de los equipos. A
medida que aumenta la popularidad de los equipos, se acentúa la importancia del líder
como el guía de los integrantes. La función del líder de un equipo es distinta de la
función tradicional de liderazgo que cumplen los supervisores de piso. Así lo aprendió
J.D. Bryant, supervisor de la planta Forest Lane en Dallas de Texas Instruments. Un día
supervisaba tranquilamente a un personal de 15 armadores de tableros de circuitos y al
día siguiente le anunciaron que la compañía iba a estructurarse en equipos y que él tenía
que convertirse en un "facilitador". "Se suponía que debía enseñarle a los equipos todo
lo que sé y luego dejarlos que tomaran sus propias decisiones", explicó. Confundido por
su nuevo papel, admitía que "no había ningún plan claro sobre lo que se suponía que
tenía que hacer".
Muchos líderes no están capacitados para hacer el cambio a los equipos. Como dijo un
connotado consultor: "incluso los gerentes más capaces tienen problemas para hacer la
transición, porque ya no se consideran apropiadas todas las actividades de orden y
control que antes los alentaban a realizar. No hay ninguna razón para tener ninguna
habilidad ni ningún sentido al respecto".' El mismo consultor calculó que "tal vez 15 por
ciento de los gerentes son líderes de equipo innatos; otro 15 por ciento nunca podrían
dirigir un equipo porque va en contra de su personalidad [son incapaces de sublimar su
estilo dominante para el bien del equipo]. Enseguida está el enorme grupo central: el
liderazgo de equipos no se les da naturalmente, pero lo pueden aprender".
Así, el reto para la mayoría de los gerentes es aprender a ser buenos líderes de equipos.
Tienen que aprender habilidades como la paciencia para compartir información, confiar
en los demás, ceder autoridad y saber cuándo intervenir. Los líderes eficaces han
dominado el difícil acto de equilibrio de saber cuándo dejar solo al equipo y cuándo
participar. Los nuevos líderes pueden tratar de conservar demasiado control en una
época en la que los integrantes de los equipos necesitan más autonomía o bien pueden
abandonarlos cuando necesitan su apoyo y ayuda.
En un estudio de 20 empresas que se habían reorganizado en equipos se encontraron
ciertas responsabilidades comunes que tenían que asumir todos los líderes: dirigir,
facilitar, manejar los problemas de disciplina, revisar el desempeño del equipo y de los
individuos, capacitar y tener comunicación. Muchas de estas responsabilidades se
aplican a los gerentes en general. Una forma más significativa de describir el trabajo del
líder de equipo es centrarse en dos prioridades: manejar el límite exterior del equipo y
facilitar los procesos del equipo. Dividimos estas prioridades en cuatro funciones
específicas.
Primera, los líderes de los equipos son enlaces con unidades externas: la dirección, otros
equipos internos, clientes y proveedores. El líder representa al equipo ante ellas,
consigue los recursos necesarios, aclara las expectativas de los demás sobre el equipo,
reúne información externa y la comparte con los integrantes.
Segunda, los líderes de los equipos solucionan problemas. Cuando un equipo tiene
problemas y pide ayuda, los líderes convocan juntas para tratar de resolverlos. Esto casi
nunca se relaciona con temas técnicos u operativos porque los integrantes generalmente
saben más del trabajo que su líder. Por lo general, la aportación del líder consiste en
formular preguntas agudas, ayudar al equipo a hablar de los problemas y conseguir los
recursos del exterior. Por ejemplo, cuando un equipo de una empresa aeroespacial
necesita más colaboradores, el líder asume la responsabilidad de aumentar el personal.
Presenta el caso del equipo ante la dirección y recaba la autorización del departamento
de recursos humanos.
En tercer lugar, los líderes son administradores de conflictos. Cuando surgen los
desacuerdos, ayudan a solucionar los conflictos. ¿Cómo se originaron? ¿A quienes
comprenden? ¿Cuáles son los asuntos? ¿Qué opciones hay para resolverlos? ¿Cuáles
son las ventajas y desventajas de cada una? Al hacer que los integrantes se ocupen de
estas preguntas, el líder disminuye los trastornos que causan los conflictos internos.
Por último, los líderes son entrenadores (coaches). Aclaran expectativas y funciones,
enseñan, apoyan, alientan y hacen lo que sea necesario para que los integrantes mejoren
su desempeño en el trabajo.
Función de mentor
Muchos líderes establecen relaciones de tutoría. Un mentor es un empleado de más edad
que patrocina y apoya a un empleado menos experimentado (su protegido). Esta función
de mentor comprende entrenar, asesorar y patrocinar. Como entrenadores (coaches), los
mentores hacen que sus protegidos ejerciten sus habilidades. Como consejeros, brindan
apoyo y fomentan la confianza. Como patrocinadores, intervienen activamente a
nombre de sus protegidos, cabildean para que a sus protegidos les asignen encargos
visibles y hacen política para que les den recompensas como ascensos y aumentos.
Los buenos mentores son también buenos maestros. Presentan las ideas con claridad,
escuchan bien y entienden los problemas de sus protegidos. También comparten sus
experiencias, fungen como modelos a seguir, comparten sus contactos y son guías en el
laberinto político de la organización. Aconsejan y conducen para sobrevivir y salir
adelante en la organización y son cajas de resonancia para las ideas que un protegido
duda en compartir con su supervisor directo. Un mentor avala a su protegido, responde
por él en los círculos más altos de la organización y hace las presentaciones adecuadas.
Algunas organizaciones tienen programas formales de mentores, que se asignan
oficialmente a los empleados nuevos o a los más prometedores. Por ejemplo, en Edward
Jones, una empresa de servicios financieros con 24,000 empleados, se asignan mentores
a los nuevos empleados que terminaron el programa inicial de dos meses de estudio en
casa y el seminario de cinco días sobre servicio a clientes. Los nuevos empleados se
convierten en la sombra de su mentor durante tres semanas para aprender de qué manera
hace sus negocios la compañía. Pero a diferencia de Edward Jones, en la mayoría de las
empresas los mentores son informales: los gerentes escogen personalmente a un
empleado y lo adoptan como protegido.
Las relaciones de tutoría más eficaces son las que se dan fuera de la estructura
inmediata de jefe y subordinado, pues en este contexto hay tensiones y conflictos de
intereses atribuibles a que los gerentes evalúan directamente el desempeño de los
subordinados, lo que limita la franqueza y la profundidad de la comunicación.
¿Por qué quiere un líder ser mentor? Porque le trae beneficios personales, aparte de que
también beneficia a la organización. La relación entre mentor y protegido le concede al
primero una puerta de acceso directo a las actitudes y los sentimientos de los empleados
de nivel inferior. Los protegidos son un recurso excelente cuando hay posibles
problemas, porque dan signos precoces de advertencia. Ofrecen información oportuna a
los gerentes que rebasa los canales formales. Por tanto, la relación entre mentor y
protegido establece un valioso canal de comunicación con el que el primero obtiene
noticias sobre los problemas antes de que sean del conocimiento general en la dirección.
Además, en términos de interés privado, la tutoría puede darle a los ejecutivos una
satisfacción personal. En las etapas posteriores de su carrera, muchas veces los gerentes
pueden darse el lujo de representar el papel del estadista anciano. Son respetados por su
buen juicio, formado al paso de muchos años de experiencias variadas. Para un mentor,
puede ser gratificante aprovechar la oportunidad de compartir sus conocimientos con los
demás. Desde el punto de vista de la organización, el mentor crea un sistema de apoyo
para los empleados de más potencial. Cuando hay mentores, los protegidos se sienten
más motivados, mejor parados políticamente y es menos probable que renuncien. Por
ejemplo, en un estudio se encontró que cuando sostenían una relación significativa con
un mentor, los protegidos tenían ascensos más favorables y frecuentes, ganaban más
que quienes no contaban con un mentor, estaban más comprometidos con la
organización y tenían más éxito profesional.
¿Todos los empleados de la organización tienen las mismas probabilidades de participar
en una relación con un mentor? Por desgracia la respuesta es negativa. Las pruebas
indican que las minorías y las mujeres tienen menos probabilidades de ser elegidas
como protegidas que los hombres blancos y por tanto tienen menos probabilidades de
aprovechar sus beneficios. Los mentores se inclinan a elegir protegidos que se les
parecen de acuerdo con criterios como antecedentes, escolaridad, sexo, raza, grupo
étnico y religión. “De manera natural, la gente se convierte en mentor y se comunica
más fácilmente con aquellos con los que más se identifica”. Por ejemplo, en Estados
Unidos los puestos directivos de la mayoría de las organizaciones los ocupan
tradicionalmente hombres blancos, lo que hace difícil que escojan minorías y mujeres.
Además, en lo que se refiere a una relación de tutoría entre sexos, los gerentes de más
edad prefieren protegidos hombres para no tener problemas de atracción sexual o de
habladurías. Para enfrentar estos problemas, muchas organizaciones responden con
programas formales de mentores y con capacitación y dirección de los mentores
potenciales de grupos especiales, como minorías y mujeres.
Liderazgo de uno mismo
¿Es posible que las personas se dirijan a sí mismas? En cada vez más investigaciones se
indica que sí. Los defensores del liderazgo de uno mismo proponen que hay un conjunto
de procesos mediante los cuales los individuos pueden controlar su conducta. Además,
los líderes eficaces (o los que sus partidarios llaman superlíderes) ayudan a sus
seguidores a dirigirse ellos mismos. Para lograrlo, fomentan en los demás la capacidad
de liderazgo y alientan a sus seguidores para que ya no dependan de líderes formales
que los dirijan y motiven.
¿Cómo hacen los líderes para formar líderes que se dirijan solos? Se han propuesto los
siguientes elementos:
1. Ejemplifican el liderazgo de uno mismo. Se observan, se fijan metas personales
difíciles, se dirigen y se refuerzan. Hacen patentes estos comportamientos y
alientan a los demás a practicarlos y ejecutarlos.
2. Alientan a los empleados para que se fijen sus metas. Tener metas específicas y
cuantitativas es la parte más importante del liderazgo de uno mismo.
3. Estimulan el hábito de recompensarse para fortalecer e incrementar las
conductas deseadas. En cambio, hay que limitar el acto de castigarse solo a las
ocasiones en que se ha sido deshonesto o destructivo.
4. Crean hábitos de pensamiento positivo. Incitan a los empleados a ejercer la
visualización creativa y el diálogo interno para reforzar su propia motivación.
5. Crean un ambiente de liderazgo de uno mismo. Rediseñan las tareas para
aumentar las recompensas propias del trabajo y para centrarse en estas
características e incrementar la motivación.
6. Alientan la autocritica. Animan a los empleados a ser críticos con su propio
desempeño.
Las premisas del liderazgo de uno mismo son que las personas son responsables,
capaces y listas para ejercer su iniciativa sin las restricciones externas de jefes, reglas y
normas. Con apoyo, los individuos pueden supervisar y controlar su comportamiento.
La importancia del liderazgo de uno mismo ha aumentado con la creciente popularidad
de los equipos. Los equipos facultados para dirigirse solos necesitan individuos que se
manejen a sí mismos. La administración no puede esperar que individuos que han
pasado su vida laboral bajo un liderazgo centrado en el jefe se adapten de pronto a los
equipos autodirigidos. Por tanto, la capacitación en el liderazgo de uno mismo es un
medio excelente para que los empleados hagan la transición de la dependencia a la
autonomía.
LIDERAZGO MORAL
Sorprendentemente, el tema del liderazgo y la ética ha recibido poca atención. Apenas
hasta hace poco los pensadores morales y los investigadores del liderazgo han
comenzado a considerar las implicaciones éticas del liderazgo. ¿Por qué ahora? Una
razón sería el creciente interés por la ética en todo el campo de la administración. Otra
razón seria el descubrimiento hecho por biógrafos meticulosos de que muchos de
nuestros líderes del pasado (como Martin Luther King, Jr., John F. Kennedy y Franklin
D. Roosevelt) tenían insuficiencias morales. Ciertamente las audiencias en el
enjuiciamiento del presidente estadounidense Bill Clinton por perjurio y otros cargos no
hicieron nada para aminorar la preocupación por el liderazgo ético, aparte de que los
acontecimientos que culminaron en la bancarrota de Enron Corp., en los que ejecutivos
de esta compañía, su empresa de contabilidad Arthur Andersen y su empresa legal
Vinson & Elkins se entregaron a numerosas actividades inmorales, aumentaron las
inquietudes del público y los políticos sobre las normas éticas de las empresas de ese
país.
La ética concierne al liderazgo en varias coyunturas. Por ejemplo, una autoridad ha
dicho que los líderes transformacionales fomentan las virtudes morales cuando tratan de
cambiar las actitudes y conductas de sus seguidores. El carisma tiene también un
componente ético. Los líderes inmorales se inclinan a aprovechar su carisma para
acentuar el poder sobre sus seguidores y dirigirlos hacia sus fines egoístas. Se considera
que los líderes morales deben poner su carisma al servicio de la sociedad y de los
demás. También está el tema del abuso del poder de los líderes, por ejemplo cuando se
conceden ellos mismos salarios y bonos cuantiosos y, al mismo tiempo, tratan de
reducir los costos despidiendo empleados de mucho tiempo. Desde luego, el tema de la
confianza remite explícitamente a la honestidad y la integridad del liderazgo.
La eficacia del liderazgo tiene que referirse a los medios que usa el líder al tratar de
conseguir sus metas, así como al contendido de esas metas. Por ejemplo, el éxito de Bill
Gates en la conducción de Microsoft al dominio del negocio mundial del software es el
resultado de una cultura de trabajo muy exigente, que impone a los trabajadores
jornadas de largas horas y es intolerante con quienes pretenden equilibrar el trabajo y su
vida personal. Los competidores de Microsoft y funcionarios del gobierno
estadounidense también han señalado esta cultura presionada y competitiva como el
origen de muchas prácticas inmorales, desde aprovechar el control del sistema operativo
Windows para favorecer a los socios y subsidiarias de Microsoft hasta incitar a sus
vendedores para que "aplasten" a la competencia. Un aspecto importante es que la
cultura de Microsoft es copia de la personalidad de su presidente y fundador Gates.
Además, el liderazgo ético debe ocuparse del contenido de las metas del líder. ¿Son
moralmente aceptables los cambios que quiere el líder para la organización? ¿Un líder
empresarial es eficaz si erige el éxito de su organización vendiendo productos que
dañan la salud de los consumidores? Esta pregunta podría formularse, digamos, a los
ejecutivos de las tabacaleras. ¿O tiene éxito el líder militar si gana una guerra que, para
empezar, no debió haber peleado?
El liderazgo no es ajeno a los valores. Antes de juzgar que un líder es eficaz, debemos
considerar los medios de que se valió para alcanzar sus metas y el contenido moral de
éstas.
LIDERAZGO EN LÍNEA: ALGUNAS ESPECULACIONES
¿Cómo se dirige a personas que están alejadas y cuyo trato se reduce básicamente a las
comunicaciones digitales escritas? Es una pregunta que, hasta ahora, ha recibido poca
atención de los investigadores del CO. La investigación sobre el liderazgo se ha dirigido
casi exclusivamente a las situaciones verbales y en persona. Pero no podemos ignorar la
realidad de que los gerentes actuales y sus empleados están cada vez más enlazados por
redes, en lugar de la proximidad física. Los ejemplos obvios son los gerentes que usan
cotidianamente el correo electrónico para comunicarse con su personal, los que
supervisan proyectos o equipos virtuales y los que tienen empleados que trabajan en
casa y están enlazados a la oficina por una computadora y un módem.
Si el liderazgo es importante para inspirar y motivar a empleados dispersos, necesitamos
ofrecer algunos lineamientos sobre cómo puede funcionar en este contexto. Recuerde
que la falta de investigaciones en la materia nos orilla a hacer grandes especulaciones.
La intención aquí no es darle las normas definitivas del liderazgo en línea, sino
introducirlo a un tema cada vez más importante y llevarlo a meditar cómo cambia el
liderazgo cuando las relaciones se definen por el trato a través de redes.
En las comunicaciones en persona, las palabras duras pueden suavizarse con actos no
verbales. Por ejemplo, una sonrisa y gestos de consuelo mitigan el impacto de palabras
fuertes como decepcionante, insatisfactorio, inadecuado o inferior a las expectativas.
Este componente no verbal falta en el trato en línea. La estructura de las palabras en la
comunicación digital tiene también el poder de motivar o desmotivar al destinatario. ¿El
mensaje está compuesto de sentencias completas o de frases? En el último caso,
parecerá más seco y amenazador. Del mismo modo, un mensaje en mayúsculas equivale
a gritar. El gerente que, sin mala intención, expide un mensaje compuesto por frases
breves en mayúsculas tendrá una respuesta muy distinta que si hubiera enviado el
mismo mensaje en un texto hilvanado en oraciones completas y con letras mayúsculas y
minúsculas.
Los líderes tienen que asegurarse de que el tono de su mensaje refleje las emociones que
quieren enviar. ¿Es un mensaje formal o informal? ¿Concuerda con el estilo verbal del
remitente? ¿Comunica su importancia o urgencia real? El hecho de que el estilo de
escritura de muchas personas sea distinto que su estilo de trato personal plantea sin
dudas un problema potencial. Por ejemplo, este autor ha observado varios líderes
afectuosos y carismáticos que no se sienten a gusto escribiendo y hacen sus
comunicaciones textuales mucho más formales que su estilo verbal. Esto no sólo genera
confusión entre los empleados, sino que también obstaculiza la eficacia general de los
líderes.
Por último, los líderes en línea tienen que escoger un estilo. ¿Usan emoticonos,
abreviaturas, lenguaje popular, etc.? ¿Adaptan su estilo al destinatario? De las
observaciones se desprende que algunos gerentes tienen dificultades para adaptarse a las
comunicaciones computarizadas. Por ejemplo, usan el mismo estilo con sus jefes que
con su personal, con consecuencias desafortunadas. O bien emplean las comunicaciones
digitales de forma selectiva para "esconderse" cuando dan malas noticias.
Sabemos que los mensajes comunican más que la información superficial. Desde el
punto de vista del líder, los mensajes pueden comunicar confianza o desconfianza,
estatus, instrucciones del trabajo o cordialidad. Conceptos como estructura de las tareas,
conducta de apoyo y visión se dejan comunicar por escrito tan bien como de palabra.
Incluso es posible que los líderes comuniquen su carisma mediante un texto. Pero para
transmitir bien el liderazgo en línea, los gerentes deben aprender que tienen opciones en
las palabras, estructura, tono y estilo de sus comunicaciones digitales. También tienen
que adquirir la capacidad de "leer entre líneas" los mensajes que reciban. De la misma
manera que la IE abarca la habilidad para vigilar y evaluar las emociones de los demás,
los buenos líderes en línea tienen que adquirir la capacidad de descifrar los
componentes emocionales de los mensajes.
Cualquier exposición del liderazgo en línea tiene también que considerar la posibilidad
de que la era digital puede convertir en líderes a quienes no lo son. Algunos gerentes sin
habilidades satisfactorias para el liderazgo en persona podrían brillar en línea. Quizá sus
dotes están en la comunicación por escrito y en la capacidad de leer los verdaderos
mensajes tras los comunicados que reciben. No se ha abordado esta situación peculiar
en la bibliografía del liderazgo.
Proponemos que los líderes en línea tienen que meditar atentamente que acciones
quieren que estimulen sus mensajes digitales. Aunque las comunicaciones en red son un
canal relativamente nuevo, también es poderoso. Si se usa con propiedad, fortalece y
mejora la eficacia del liderazgo de un individuo; pero cuando se usa mal, tiene el
potencial de socavar mucho de lo que el líder consiguió con sus expresiones verbales.
Este análisis nos lleva a la conclusión tentativa de que, para cada vez más gerentes, las
buenas capacidades de trato personal deben incluir la habilidad de comunicar por
escrito, a través de una pantalla, afecto, emoción, confianza y liderazgo y de leer las
emociones en los mensajes de los demás. En este mundo nuevo de comunicaciones, las
destrezas de redacción se van a convertir en una extensión de las habilidades
interpersonales.
OBJECIONES AL CONSTRUCTO DEL LIDERAZGO
Un connotado experto en administración objeta la función omnipotente que academicos,
administradores en ejercicio y el público en general le han dado al concepto de
liderazgo: "En el siglo XVI, las personas responsabilizaban a Dios de todo lo que no
comprendían. ¿Por qué se arruinaban las cosechas? Dios. ¿Por qué se moría alguien?
Dios. Ahora nuestra explicación para todo es el liderazgo". Observe que cuando una
compañía tiene éxito, la gente necesita alguien a quien darle el crédito, que por lo
regular es el director ejecutivo. Del mismo modo, cuando una compañía tiene un mal
desempeño hace falta alguien a quien culpar y el director ejecutivo también cumple este
papel. Pero mucho del éxito o el fracaso de una organización se debe a factores ajenos a
la influencia del liderazgo. En muchos casos, es cuestión de hallarse en el lugar correcto
o equivocado en determinado momento. Por ejemplo, cuando la demanda de microchips
crecía a 60 por ciento o más al año, los líderes de los fabricantes, como Intel y
Motorola, eran considerados genios. Del mismo modo, los directores ejecutivos de
fabricantes de computadoras personales como Compaq y Gateway eran alabados en la
década de 1990, cuando la demanda de ellas era explosiva. Pero en 2001 esos mismos
líderes eran criticados por el declive de los negocios de su compañía y muchos fueron
sustituidos cuando las utilidades se hundieron. La pregunta fundamental sobre el
liderazgo es: en una recesión, cuando los consumidores y las empresas reducen sus
compras de tecnología, ¿cómo va a ayudar el despedir a un director ejecutivo a
aumentar la demanda de chips o de computadoras personales? La respuesta es que no
ayuda en nada.
El primer argumento propone que el liderazgo tiene que ver más con las apariencias que
con la realidad: no es necesario ser un líder eficaz, sino parecerlo. El segundo
argumento cuestiona la noción de que un liderazgo siempre será eficaz cualquiera que
sea la situación. Este argumento dice que en muchas situaciones lo que hagan los líderes
será irrelevante.
Liderazgo como atribución
La teoría de la atribución aborda las maneras en que las personas tratan de dar un
sentido a las relaciones de causa y efecto. Cuando algo ocurre, queremos atribuirlo a
otra cosa. La teoría de la atribución del liderazgo afirma que éste no es más que una
atribución que la gente hace respecto de otros individuos. La teoría de la atribución ha
mostrado que las personas señalan en los líderes características como inteligencia,
sociabilidad, facilidad de palabra, agresividad, entendimiento y diligencia. Del mismo
modo, se ha descubierto que el líder que destaca en las dimensiones personales y de
tareas, como vimos en el capítulo anterior, es congruente con las atribuciones de lo que
es un buen líder, es decir, cualquiera que sea la situación, este estilo de liderazgo se
considera el mejor. En el plano de la organización, la teoría de la atribución explica las
condiciones en las que se recurre al liderazgo para dar cuenta de los resultados de la
empresa. Estas condiciones son extremas en el desempeño de la organización. Cuando
una organización tiene un desempeño extremadamente negativo o positivo, la gente se
inclina a hacer atribuciones de liderazgo para explicarlo. Como dijimos, esta tendencia
aclara la vulnerabilidad de los directores ejecutivos cuando su organización sufre un
revés económico grave, sin que importe cuánto tuvieron que ver en ello, y también por
qué se les da el crédito de los resultados económicos más positivos, igualmente sin que
importe si aportaron mucho o poco.
Uno de los resultados más interesantes de la bibliografía sobre el modelo de atribución
del liderazgo es la impresión de que los líderes eficaces se consideran congruentes o
inquebrantables en sus decisiones. Una de las explicaciones de que Ronald Reagan
(durante su primer periodo presidencial) fuera considerado un líder radica en que estaba
totalmente comprometido y era firme y constante en las decisiones que tomaba y las
metas que fijaba. En cambio, el ex presidente George Herbert Bush socavó la impresión
pública de su liderazgo al aumentar el impuesto sobre la renta después de afirmar
categóricamente durante ciertos individuos su campaña: "Óiganlo bien, no habrá más
impuestos".
De acuerdo con la teoría de la atribución del liderazgo, diríamos que lo que importa para
ser considerado un "líder eficaz" es proyectar la apariencia de ser un líder, en lugar de
centrarse en los logros reales. Quienes quieran ser líderes pueden tratar de moldear la
impresión de que son listos, atractivos, fáciles de palabra, enérgicos, trabajadores y
congruentes con su estilo. Con ello, aumentan la probabilidad de que sus jefes, colegas
y empleados los consideren líderes eficaces.
Sustitutos y neutralizadores del liderazgo
El liderazgo no siempre es importante. En conjunto, los datos de numerosos estudios
demuestran que en muchas situaciones son irrelevantes todas las acciones que
emprendan los líderes. Ciertas variables de los individuos, los puestos y la organización
sustituyen el liderazgo o neutralizan el efecto del líder como influencia en sus
seguidores.
Los neutralizadores hacen imposible que el comportamiento del líder marque alguna
diferencia en los resultados de los seguidores. Niegan la influencia del líder. Por su
parte, los sustitutos hacen que la influencia del líder sea no sólo imposible, sino también
innecesaria. Reemplazan la influencia del líder. Por ejemplo, características de los
empleados como su experiencia, capacitación, orientación "profesional" o indiferencia
hacia las recompensas de la organización sustituyen o neutralizan el efecto del
liderazgo. La experiencia y la capacitación pueden reemplazar la necesidad del apoyo
de un líder o la capacidad de crear una estructura y reducir la ambigüedad del trabajo.
Los puestos que son previsibles y rutinarios o los que son satisfactorios por si mismos
imponen menos exigencias a la variable de liderazgo. Características de la organización
como metas explícitas formalizadas, reglas y procedimientos rígidos y grupos de trabajo
cohesionados también sustituyen el liderazgo formal (véase la figura 12.5).
Este descubrimiento reciente de que los líderes no siempre repercuten en los resultados
de los seguidores no debe sorprendernos tanto. Con todo, los defensores del concepto de
liderazgo le dan un peso excesivo a esta variable para explicar y predecir el
comportamiento. Es demasiado simplista pensar que los empleados se dirigen a
conseguir unas metas solo por los actos de su líder. Por tanto, es importante reconocer
explícitamente que el liderazgo es otra variable de nuestro modelo general de CO. En
algunas situaciones, explica en buena parte la productividad, ausencias, rotación,
satisfacción y comportamiento ciudadano de los empleados, pero en otras aporta poco a
esos fines.
DESCUBRIMIENTO Y FORMACIÓN DE LÍDERES EFICACES
El objetivo fundamental de nuestro examen es preguntarnos cómo pueden las
organizaciones encontrar o formar líderes eficaces. Tratemos de dar con una respuesta.
Selección
Todo el proceso que recorren las organizaciones para ocupar los puestos administrativos
se reduce al ejercicio de identificar a quienes serán líderes eficaces. La búsqueda puede
comenzar con un repaso de los requisitos del puesto que está vacante. ¿Qué
conocimientos, capacidades y habilidades se necesitan para hacer el trabajo? Hay que
analizar la situación para hallar a los candidatos que mejor se adapten al puesto.
Los exámenes son útiles para identificar y seleccionar líderes. Los exámenes de
personalidad sirven para detectar características de liderazgo: ambición y energía, deseo
de dirigir, honestidad e integridad, confianza, inteligencia y conocimientos del trabajo.
También es razonable aplicar exámenes para tener las puntuaciones de supervisión
personal de un candidato al liderazgo. Quienes más se supervisan tienen más
probabilidades de superar el desempeño de los otros porque son mejores para interpretar
las situaciones y adaptar su comportamiento. También cabe evaluar la inteligencia
emocional de los candidatos. Dada la importancia de las destrezas sociales para la
eficacia gerencial, los candidatos con más IE tendrán una ventaja, sobre todo en
situaciones en las que se requiere un liderazgo transformacional.
Las entrevistas dan la oportunidad de evaluar a los candidatos al liderazgo. Por ejemplo,
sabemos que la experiencia no es muy buena para pronosticar la eficacia del líder, pero
sí es importante la experiencia en una situación concreta. En las entrevistas se puede
determinar si la experiencia del candidato concuerda con la situación del puesto
vacante. Del mismo modo, la entrevista es un vehículo razonablemente bueno para
identificar el grado al que un candidato posee características de liderazgo como
ambición, confianza, una visión, facilidad de palabra para contextualizar los temas o
una presencia física carismática.
Conocemos la importancia de los factores situacionales para el éxito del liderazgo, y
debemos aprovechar este conocimiento para hacer corresponder a los líderes con la
situación. ¿La situación requiere un líder enfocado en el cambio? Entonces, busquemos
cualidades transformacionales. De otra manera, optemos por las transaccionales.
También podemos preguntarnos si el liderazgo es realmente importante para el puesto
que nos interesa. Quizá haya factores situacionales que lo sustituyan o lo neutralicen. En
este caso, el líder cumple una función nada más simbólica u ornamental y no es crucial
la importancia de elegir a la persona "correcta".
Capacitación
En conjunto, las organizaciones gastan miles de millones de dólares, yenes y euros en
capacitación y desarrollo del liderazgo." Estos esfuerzos adoptan muchas formas: de los
programas de liderazgo para ejecutivos que cuestan 50,000 dólares en universidades
como Harvard a las experiencias de navegación en la Outward Bound School. Aunque
buena parte del dinero gastado en capacitación arroja beneficios dudosos, nuestra
revisión sugiere que hay varias cosas que la administración puede hacer para obtener el
mayor efecto de sus presupuestos en esta materia.
En primer lugar, aceptemos lo obvio: no todas las personas se pueden capacitar por
igual. Cualquier clase de capacitación en liderazgo será más fructífera con individuos
proclives a supervisarse, pues tienen la flexibilidad para modificar su comportamiento.
¿Qué tipo de cosas pueden aprender los individuos que se relacionen con una mayor
eficacia del liderazgo? Tal vez sea demasiado optimista el pensar que se puede enseriar
a "crear visiones", pero podemos enseriar a aplicar destrezas. Podemos capacitar a las
personas para que "comprendan los contenidos temáticos que son cruciales para
concebir visiones eficaces". También podemos enseriar habilidades como el fomento de
la confianza y el trabajo de mentor. Asimismo, es posible enseriar a los líderes las
técnicas del análisis situacional. Pueden aprender a evaluar qué comportamientos de
liderazgo son mejores para cada una.
Para dar una nota de optimismo, digamos que las pruebas indican que la capacitación
conductual mediante ejercicios de ejemplificación puede aumentar la capacidad de un
individuo de exhibir cualidades de liderazgo carismático.