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Educar en la creatividad para la creatividad.

Reflexiones en torno a la Educación y la primera infancia,AIZPÚN, Teresa (ed.), OMM PRESS, Madrid, 2015. ISBN: 978-84-944416-0-8 Textos por ; Sonia Alonso, Katia Hueso, Teresa Aizpún, Janet Val Tribouilier

Educar en la creatividad y para la creatividad. El juego libre. Janet Val Tribouillier Psicóloga, Maestra de Ed. Infantil en el Colegio Internacional Aravaca de Madrid. El poder de la creatividad en el aula. La creatividad constituye una actividad concreta que ayuda al aprendizaje de conceptos más abstractos: potencia las habilidades sociales en la medida que todo sucede en un grupo, implica la mejora de las relaciones con otros miembros del grupo, es un recurso único para educar en valores desde la experiencia. La expresión de sentimientos y emociones son indivisibles en cuanto a la creatividad se refiere, y la escuela genera un lugar idóneo para la educación emocional mediante una relación de confianza entre el profesor y el alumno. No olvidemos también que se enriquecen las capacidades lingüísticas y expresivas de quien la practica, además de tener en cuenta que la creatividad en sí misma es un ingredientebásico en la motivación de los procesos de aprendizaje y que lleva consigo un componentelúdico que lo hace ser muy atractivo en la enseñanza. La educación jamás debería desestimar la creatividad en todas sus vertientes. Todos podemos aprender a ser más creativos, básicamente porque todos los niños son curiosos y queremos contrastar nuestros pensamientos con la realidad, ver qué pasa si... De ahí que la creatividad esté tan ligada a la experimentación o al juego. La metodología va más allá de la improvisación y requiere también de una planificación, aunque no lo parezca. Su hacer se podría encuadrar en una metodología de acción y reflexión, así como de transformación y juego, para concebir nuevas líneas de trabajo o de experimentación. Se trata de un proceso continuo y dinámico. La creatividad incorpora en este proceso las ideas de originalidad y flexibilidad que no son específicas de los grandes genios, ni están reservadas a un tipo exclusivo de sujetos. En todo proceso creador hay unos ingredientes fundamentales para el pensamiento y la construcción de éste, durante el cual hay un constante análisis ante los problemas que se presenten. La forma en cómo nos disponemos a resolver los problemas conforman nuestra actitud para muchas otras facetas de nuestra vida. ¿Puede ser la escuela un lugar para aprender de la vida o sobre ella? Quizás sea la escuela el lugar idóneo para explorar; más aún, para jugar, porque las experiencias que el juego o la exploración generan podríanparecerse a los acontecimientos que nos depara la vida misma, dando lugar al juego simbólico. Somos seres simbólicos, se trata de un proceso que empieza en la infancia. También es un instrumento necesario para los procesos de aprendizaje,por ello se incluye el trabajo en rincones en las aulas como una estrategia pedagógica que persigue el desarrollo de distintitos aprendizajes del niño en función de sus necesidades. Asimismoactúan estos rincones como catarsis del mundo afectivo del niño. La gran riqueza del juego simbólico, entre otros aspectos a valorar, nos ayuda a apropiarnos de las metáforas de la vida, hacerlas propias o transformarlas. Además de conocer el mundo que nos rodea, nos adaptamos mejor a los cambios que en la vida derivan, desarrollando competencias y actitudes para comprender mejor dichos cambios. Y cabe la posibilidad de enfrentarse a los problemas que subyacen en el día a día de formas diferentes y con soluciones múltiples. En edades tempranas es necesario que el juego simbólico esté presente en nuestras actividades docentes, ya que es ingrediente esencial para el correcto desarrollo de los niños. Y es preciso para que se desarrollen otras facetas propias de la inteligencia, el lenguaje, las relaciones sociales, la gestión de nuestras emociones y de aquello que sentimos en nuestro interior y lo que sienten otros, como resolver pequeños problemas que se presentan en el día a día -teniendo la suerte de que la escuela ofrece ese lugar donde hacer la preguntas necesarias que luego serán indagadas-. El hombre piensa de dos maneras:una lineal y otra lateral. La forma lineal es aquella más sistemática y secuenciada; es un tipo de pensamiento ordenado donde cada paso es importante en el razonamiento. El pensamiento lateral es más divergente, va a saltos, no necesita de un orden lógico o de una secuencialidad de hechos (Artola y Hueso, 2008). El pensamiento creativo requiere de ambas formas de pensar, necesita construir y destruir, formando por tanto una mayor apertura de mente porque no se considera nada como un hecho fijo, y se elaboran múltiples respuestas ante un mismo problema, donde los fallos o las imperfecciones tienen cabida. Conforme el niño va creciendo las acciones mentales van haciéndose más flexibles, más móviles y más ligadas entre sí; se agrupan por relaciones o por asociaciones donde la acción y el lenguaje son instrumentos que generan estos avances. El cuerpo de los niños interviene en su totalidad junto con sus diversas modalidades perceptivas coordinadas entre sí, también la parte afectiva y la de las interrelaciones sociales. Toda esta amalgama forma la identidad del niño y por tanto de la persona. Un conjunto de experiencias creativas en el aula ayudan en el desarrollo, ya no solo del pensamiento y del aprendizaje, sino también del autoconcepto y de la empatía. Desde este planteamiento se considera imprescindible para una educación integral de la persona, tomar en cuenta la capacidad del niño para hacerse preguntas, para relacionarse con los demás, para dar respuestas ante situaciones nuevas, para comunicarse estableciendo un vínculo entre sus propias emociones y sus pensamientos. La escuela debe proporcionar este lugar donde se acepten las respuestas diversas y posibles ante un mismo problema, donde una pregunta pueda ser la ocasión para encontrar no una respuesta sino múltiples y se genere un espíritu entre artístico y científico como una actitud para que, con todas las herramientas que estén a nuestro alcance, podamos investigar y crear nuevas formas de pensamiento. Porque el pensamiento creativo abre nuevas contingencias, no solo para la expresión personal, sino para conocer al otro, una de tantas razones para crear nuevos métodos de trabajo en el aula. Al fomentar el aprendizaje creativo se pretende además disfrutarlo,disfrutar de este proceso en sí mismo, sin más. También será inevitable incluir otros valores tan imprescindibles para el desarrollo de la persona como el cultivo del respeto al otro, y, consecuentemente, la educación en la diversidad, la cooperación, la escucha, la resolución de conflictos desde la no violencia, por ejemplo. El cuerpo y el movimiento como medios de pensamiento. Para favorecer una comunicación basada en la creatividad ha de tenerse en cuenta que el niño no reproduce la realidad sin más, sino que la reconstruye a partir de su propio entendimiento y sobre todo de su vivencia. El niño experimenta con su cuerpo desde las sensaciones y percepciones que le llenan de información desde todos sus sentidos. Y el cuerpo también es un instrumento de expresión. Se entiende que el niño es el sujeto activo, participa de su proceso creativo y es un elemento consustancial al desarrollo de la personalidad, por lo que es responsabilidad del docente que prevalezca esta práctica en el día a día pese a los cambios legislativos o diversas realidades educativas que se produzcan. Es responsabilidad del docente propiciar espacios para que se produzcan procesos de creatividad lúdica, con lo que hay que facilitar medios para ello desde diferentes propuestas e integrarlas en todas las áreas que el niño debe seguir desde el currículo. El desarrollo creativo será fruto del establecimiento de aquellos contextos creados en la práctica. La creatividad debe ser entonces un recurso, o mejor dicho un camino globalizador, ya que afecta a otros procesos bien sean cognitivos o afectivos, culturales o corporales. Esto es lo que nos lleva a considerar la acción docente como una acción dentro de un marco de metodología activa, siendo así un aprendizaje vivencial. El drama, el arte, la poesía, la música…no han de entenderse exclusivos de la experiencia creativa. La exploración de las ideas y de las emociones compete a todas las áreas o aspectos escolares desde la libertad para expresar, teniendo en cuenta que no hay ideas malas o buenas, sino que son propuestas de actuación. Esto implica una actitud activa por parte del docente. El impulso del juego nace en el cerebro, no se aprende, es innato en el ser humano. Cuando jugamos, nos movemos, el cerebro produce dopamina, sustancia necesaria para el desarrollo del sistema nervioso. Investigaciones recientes nos advierten que pacientes afectados por Parkinson y niños con déficit de atención o niños hiperactivos tienen niveles de dopamina muy bajos. El movimiento en edades tempranas es necesario para el aprendizaje porque disponemospara nuestra exploración de todo nuestro sistema sensorial. Nuestros sentidos tienen necesidad de estímulos diversos.Además el ser humano integra algunas percepciones y otras las descarta, por lo que el acto de aprender es algo vivo, dinámico, nuestra vida es un acto de construcción permanente. El acto creativo es una búsqueda constante para ensanchar el mundo, pero debemos considerar con esta premisa que cada persona aprende de forma singular y propia,cada uno procesa de forma diferente lo que aprende del mundo.Tanto es así que para un niño autista, por ejemplo, le podría ser insoportable una caricia.Paradójicamente la belleza,según se mire, radica en que estos niños no descartan aspectos del entorno que a otras personas probablemente se les escaparían. Casi con seguridad, cuando nos movemos aprendemos y por tanto podríamos estar construyendo pensamiento. Ordenamos y reorganizamos ideas, informaciones, ritmos y expresiones de forma que, si se diese visibilidad a estas nuevas realidades que del movimiento derivan y pudiéramos verlo, serían posiblemente un nuevo arcoíris lleno de varias dimensiones. Bruner decía que el juego es una proyección del mundo exterior; el aprendizaje interioriza estas acciones a un mundo interior transformándonos a nosotros mismos. Shopenhauer sugirió que sólo a través de nuestros cuerpos tenemos acceso directo al conocimiento. El desarrollo de la capacidad creadora. En el proceso del juego como dinámica de transformación, no sólo es posible plantear la representación consciente de una situación real, sino también abrir un espacio donde las personas puedan “soñarla”, “imaginarla” o “jugarla” de manera libre y creativa. De esta forma el “cómo es nuestra realidad” y el “cómo nos gustaría que fuera”, se visualizan no como dos hechos aislados sino como parte de un mismo proceso gracias al encuentro entre realidad y deseo (Javier Abad Molina). Los espacios para el movimiento son necesarios como práctica, ya no solo para el pensamiento creativo, sino para tener ese lugar de comosi fuera la vida mencionado anteriormente. Pero es importante resaltar que encontramos otras rutas vitales desde una experiencia creativa y creadora. Si solo hubiese una realidad posible, si solo hubiese una respuesta posible a una pregunta, la vida se tornaría gris y difícil de llevar. Todos los acontecimientos serían confusos y sin lógica, afectando a nuestro autoconocimiento. Quizás seamos la percepción de lo que somos. Nuestros sentidos han sido adiestrados para ver, oír y oler solo una serie de cosas que provienen de una cultura dada, ignorando otras. Es posible que el acto de pensar en sí mismo necesite de la creatividad para desarrollarse, para crear nuevas secuencias inexploradas. ¿Qué artista podría explorar la realidad, si antes de comenzar ya se impone barreras? Y ¿qué pasaría si nos consideráramos todos artistas de nuestro hacer, de nuestra felicidad, de nuestras decisiones? ¿Qué impide el desarrollo creador? Si esa vida gris permanece mucho tiempo, se arraiga en nuestras creencias de tal manera que cada vez es más difícil incorporar nuevas visiones de la realidad. Aceptar que se trata de un proceso cambiante es entender que se aprende en entornos de juego y de movimiento, y si le añadimos una posibilidad de expresión le estamos dando valor a los diferentes puntos de vista que surgen del pensamiento creador. ¿Qué pasaría si tomáramos más la vida como un juego? Como decía Allan Watts,quizás una parte del secreto de nuestra felicidad radica en tomar la vida como un juego, donde una persona integrada es aquella que es tan espiritual como material, tan mundana como no, evitando caer en los extremos,poniendo en tela de juicio nuestras convenciones y escuchando otras nuevas. Este proceso puede ser divertido, lúdico y por tanto placentero. Soñar con posibles proyectos, participar activamente de lo que aprendemos en la escuela puede ser de gran disfrute. La curiosidad pueril no debería desvanecerse con el paso del tiempo. Por ello, el valor al consumo de objetos terminados, el perfeccionamiento, las exigencias, la pereza o los excesivos quehaceres, la vergüenza, el sentido del ridículo, miedo al rechazo, etc., nos limitan y controlan. Es posible que el rol del maestro sea ahora más que nunca responsable de alguna manera de mantener este proceso creativo activo y vivo mientras se pueda,porque de alguna manera su esfuerzo nos conducirá a una sociedad un poco más sana. Sin dejar de lado el apoyo imprescindible y el rol de las familias en esta cuestión. No nos olvidemos que la creatividad en sí misma presupone una actividad basada en ensayo y error. Los fallos son bienvenidos. No se trata de alcanzar grandes victorias, sino de realizar pequeños pasos hacia nuestra propia identidad y siempre gozando de lo que producimos: incorporando sensaciones que provienen del silencio, del tacto, de la exploración, de momentos de soledad o momentos compartidos etc., la intensidad de nuestra labor brinda alegría por aprender creativamente. Otro aspecto para desarrollar la capacidad creadora en nosotros es que debemos de alguna manera conectar con nuestro cuerpo, unir mente y cuerpo. Una persona en contacto con su cuerpo sabe lo que esalegría, serenidad, miedo o ira entre otras emociones y sensaciones, aquellas únicas y personales que dependen de uno mismo. Primero hemos de estar en contacto con lo que sentimos y percibimos. No podemos separarnos del mundo de lo sensorial tan temprano. Una vez hechas las conexiones necesarias desde lo más cercano pasamos a otras más multidimensionales. Desde lo sensorial por ejemplo podemos comprender las matemáticas o las ciencias. Un niño ha de hacer filas de cochecitos y agrupaciones para comprender términos como más o menos, muchos o pocos. La expresión pienso, luego existo ha perpetuado que de alguna manera nos equipararnos con nuestro cerebro. Tradicionalmente hemos heredado teorías que separan el cuerpo de la mente y esto quizás es una losa que no deja respirar a la creatividad. Comprender que el yo que percibe no lo hace de forma separada al universo del que forma parte es primordialpara integrar una actitud en la forma de aprender más globalizadora. Otro camino es aceptarnos tal y como somos nosotros mismos y los demás. Para el buen desarrollo creativo has de querer desnudarte de verdad, los niños lo hacen de forma natural, simplemente “son”. ¿Aceptamos nuestra imagen sin condiciones con genuino amor? El docente debe reconocer cada aportación, por pequeña o insuficiente que parezca. Estábamos llenando botellas de agua con otros elementos en clase, pintura, aceites, purpurina etc. hasta que un día un niño entró en clase con un trocito de cartulina recortada en la mano y diciendo: yo he traído una montaña para poner en mi botella. A partir de ese momento cada vez aparecían nuevos retos y nuevas metáforas hasta que empezaron a tener propiedades propias. La botella para curar heridas, la botella para hacerte reír, la que te lleva con el viento al silencio... Esto fue parte de un proyecto paralelo al curso escolar,lleno de poesía y color además de ciencia, experimentación y juego. Cuando atendemos a nuestras necesidades y las nutrimos, crece nuestra autonomía, mejora nuestra autoestima y se genera una capacidad de satisfacción. Cuando trabajamos creativamente realmente trabajamos con nuestra Vida. La creatividad se origina en la realidad del niño, en lo que siente y percibe. Cuanta más acción creativa más va afinando sus vivencias. El juego como actividad de aprendizaje. Los espacios de juego permiten a la infancia experimentar la naturaleza de las relaciones con significado propio; de esta manera dan sentido a una comunidad, pero también y sin pretenderlo ponen de relieve la importancia de la experiencia de un tiempo libre de calidad, a la vez que dan valor a la creatividad. Es necesario brindar espacios donde la infancia pueda desarrollar estas relaciones significativas desde el sentido propio que cada niño ofrece, construyendo así sus propios territorios. Personalmente me ha fascinado siempre cómo se apropian de cualquier territorio, sea un lugar público o en espacios abiertos. Quizás el niño busca el reflejo de su identidad y para ello necesita afirmarse también en el terreno que habita, haciéndolo suyo. La sensibilidad de proyectar, diseñar, pensar y compartir espacios es un proceso activo. Un lugar donde los objetos cambian de rol es en sí mismo no solo una acción pedagógica, sino también una acción que está vinculada o tiene un punto en común con el arte contemporáneo. Quizás porque estos espacios apropiados por el niño van más allá de la palabra y dependen de la mirada del espectador, una acción seductora donde pasan cosas sin prisa. El jugar en espacios libres brinda también el hecho de comprender aspectos físicos tales como los pesos, las alturas, el movimiento, las medidas o las orientaciones. Estará sujeto a la función de los objetos y de las directrices que se plantean, siempre impredecibles. El espacio libre para el juego de los niños es en sí mismo también un espacio de representación para la propia transformación personal. El juego esuna forma en que los niños entienden ciertos acontecimientosdel entorno y de la relación de ellos mismos con los objetos, de un modo lúdico. Aspectos como la construcción del pensamiento, el desarrollo y la exploración de diferentes necesidades internas o motrices, la elaboración del lenguaje simbólico o bien las actitudes que los niños manifiestan frente a ciertos hechos o personas se consolidan durante el juego libre. Toda actividad puede realizarse lúdicamente, sea cual fuere su categoría. Pero ¿qué hacen en realidad los niños? ¿Aprenden? ¿Resulta útil este aprendizaje? ¿Es posible queesté secuestrando la infancia de los niños una sociedad que los cubre constantemente de estímulos? O como dice Catherine L’Ecuyer el asombro es no dar el mundo por supuesto. Una flor, la luna, una sombra, el verde de las hojas, el viento en el pelo de mamá, una sonrisa… Educar en el asombro es educar al niño en el agradecimiento por la vida y por la belleza que nos rodea. Vuelvo a subrayar que es el movimiento lo que influye en el desarrollo de un niño y en su modo de interiorizar el mundo. El niño construye su pensamiento y crea su identidad a través del juego. Y mejor aún si éste es juego libre. Libre de juicios, libre de tiempos, libre en espacio. Ojalá pudiéramos retomar los espacios públicos o acercar a los niños más a la naturaleza con la convicción de que el objetivo primordial del juego es jugar, ejercer de niño sin más, donde el papel del adulto esté libre de juicios y lleno de escucha. Esto en el único momento que poseen los niños, que es cuando son niños y no más tarde, sino ahora. La importancia del juego libre. El juego proporciona nuevas actitudes o puntos de vista, respuestas, materiales, propiedades, texturas, estructuras o atributos visuales auditivos o cenestésicos. Es en el juego libre donde los niños manifiestan lo aprendido. El niño alcanza la posibilidad de crear, observando y experimentando; además del movimiento confluyen la cooperación, la memoria y los vínculos afectivos. La memoria es activa, la neurociencia nos indica que el movimiento es un ingrediente necesario para fortalecer el desarrollo apropiado del niño, pero además a través de ello nos conocemos y valoramos sobre todo nuestras propias fuerzas, así como intuimos nuestras propias limitaciones. A través del juego ocurre una magia especial, el niño se pregunta y pregunta a otros, investiga y se comunica. Amplía su experiencia social y el conocimiento del entorno natural, desde lo más cercano a él mismo. Es necesario añadir que este proceso debería realizarse desde un ambiente seguro y sereno, teniendo en cuenta los ritmos personales de cada uno. Eminentes investigadores de la educación han llegado a la conclusión de que el aprendizaje más valioso es el que se produce a través del juego (Des 1967, Sylva, 1977, Yardley 1984, Bruner 1970, Piaget y Donalson 1978, Curtis 1986…) El juego es el principal medio de aprendizaje en la primera infancia…los niños desarrollan gradualmente conceptos de relaciones causales, el poder de discriminar, de establecer juicios y de sintetizar, de imaginar y formular (Des, 1967, pfo 523) A veces se olvida que en la educación infantil el juego es una acción imprescindible. Y sin querer, o influenciados por una educación tremendamente cargada de contenidos, se orienta más hacia un propósito, hacia objetivos concretos. Horarios cada vez más fragmentados, que dan más peso en educación al pensamiento lógico, arrinconan las capacidades más esenciales del ser humano. Los maestros consideramos que el desarrollo conceptual de los niños depende en gran medida de excelentes experiencias de primera mano, sin ignorar la riqueza multisensorial. Hoy día ya no existe un conocimiento perenne; actualmente la realidad está sujeta a cambios técnicos, políticos o sociales. Con la creatividad y el fomento de un pensamiento crítico se logra equilibrar la balanza de las habilidades del pensamiento y la utilización de los dos hemisferios cerebrales, el lógico y el creativo conjuntamente. En estas circunstancias crece una persona capaz de improvisar ante un problema, básicamente porque confía en sí mismo. En cualquier caso, el aprendizaje desde estas perspectivas puede ser un buen estímulo siempre y cuando se posibilite la repetición de impulsos nerviosos. Pero también se puede fortalecer de una forma más asertiva a través de procesos lúdicos recreativos. El aprendizaje desde el punto de vista de las neurociencias va más allá de lo básico, con el reforzamiento de la sinapsis como la base de la memoria, pero además son necesarias la comprensión y la asimilación de la información para relacionar o asociar a nivel mental la información significativa y contextualizada. Un proceso educativo que logre que las dendritas sean mucho más ramificadas y produzcan más sinapsis podrá generar un mayor número de señales que faciliten los procesos de aprendizaje y contenidos de la escuela. Quizás uno de los valores más destacables del juego libre es la posibilidad de equivocarse. La equivocación, como proceso de aprendizaje necesario para comprender desde el ensayo, y como fuente inagotable de conocimiento de los significados que los niños están adquiriendo (Bruner 1975). El niño se siente libre y en esa libertad se permite licencias para consigo mismo o para con los demás. El permitirse ser falibles en una enseñanza que está cada vez más dominada por la celeridad o por la preocupación de mostrar resultados, donde apenas hay momentos para la reflexión más allá de la información básica que se proporciona, es ya casi un lujo los tiempos para la experimentación en la escuela. El aprendizaje es un descubrimiento auténtico que solo puede tener lugar en un tiempo determinado y si todos los sentidos participan en la exploración.*(1)Este tipo de aprendizaje se convierte en un modelo significativo. Gianni Rodariintenta demostrar en su libro que los errores (además de reírse de ellos) son una fuente creativa inagotable. Un magnifico error creativo es el que se encuentra en la Cenicienta de Perrault: el zapatito de cristal en principio iba ser de piel, por lo visto fue un error ortográfico lo que originó una afortunada equivocación. En lugar de vair (piel de marta cebellina) se acomodó un verre (vidrio o cristal). Ese error creativo se convirtió en una bella imagen de aquel zapatito de cristal de nuestra infancia. El juego libre proporciona la oportunidad de aprender sin sentir qué se hace mal o bien. No hay fallos, sino oportunidades para comprender el mundo que nos rodea. El rol del maestro consiste en garantizar que los procesos de aprendizaje sean continuos y evolutivos en sí mismos, en abarcar más factores que los puramente intelectuales, en ayudar a integrar aquellos aspectos tan necesarios como los emocionales, sociales, físicos y estéticos. Todos estos ingredientes se combinan para formar un modelo de aprendizaje donde los niños muestren un pensamiento divergente y creativo, así como la capacidad de encontrar soluciones a los retos que se les presenten. Es necesario ofrecer tiempos de juego. Los niños se apropian del lugar haciéndolo suyo y no necesitan la mirada del adulto, de su juicio o evaluación; en cambio permiten que el adulto sea un punto de referencia para dar reconocimiento o para sentirse seguros. Simplemente es conveniente recordar que el objetivo principal que tiene un niño con respecto al juego es jugar. El niño pone en práctica mediante la experimentación su aprendizaje, empatía o el conocimiento del otro, además de comprenderse a sí mismo y de construir su identidad. Pero no solo desarrolla la sociabilidad, sino algo de lo que se habla poco en educación: la intuición y la espontaneidad, también necesarias en la vida. MihalyCsikszentmihaly, dentro del marco de la psicología positiva, expresó que la gente es más feliz cuanto está en estado de fluir. En 1975 acuñó este término interesante en su investigación sobre la felicidad: The flow, o concentración completa en una actividad o situación donde la persona encuentra una libertad y gozo absolutos. Se trata de un estado en el que parece que el tiempo vuela, no recuerdas si quiera tu sensación de hambre o cansancio. El compromiso con lo que estás haciendo es elevado, así como el desarrollo pleno de una habilidad o varias que empleas en dicha situación. El movimiento y el pensamiento están sincronizados. Este neurólogo nos habla de cómo alcanzar la felicidad, para ello es necesario como requisito mínimo el optimismo, no estar solo, estar activo, y hacer aquello que se nos da bien. No es de extrañar ver artistas absortos en su proceso de creación, científicos dispuestos a emplear el tiempo que sea necesario en un laboratorio, músicos componiendo sin parar. Es que la felicidad la brinda aquello que haces y que te apasiona, sin esfuerzo y sin resistencias porque nada te distrae. En el flujo las habilidades están en equilibrio con las destrezas de aquello que se esté haciendo. El niño se concentra durante y en su juego, presta atención a cada uno de los detalles y experimenta tanto las habilidades que tiene y conoce, como aquellas que no. El flujo está entre el aburrimiento y el stress. ¿Es acaso mucho inconveniente que un niño se aburra? ¿Cuáles pueden ser sus consecuencias? En la sociedad moderna en la que vivimos nos da miedo que los niños jueguen en los soportales de las casas. Y en las familias y en la escuela, el adulto suele ser guía constante de los juegos de los niños, siendo estos cada vez más dirigidos. El adulto no solo está excesivamente presente en el juego y ocio de los niños, sino que les proporciona constantemente algo que hacer para cultivar sus destrezas. El niño de esta manera aprende que el adulto es fuente constante que le proporciona estímulos, con lo que limita su creatividad de la misma manera que no conoce los riesgos de cualquier actividad que se precie. Buscar soluciones a los riesgos es crear situaciones de juego placenteras con lo más esencial, como pudiera ser una simple caja. Hoy día es casi poco frecuente ver a un niño jugando con elemento simple o que provengan de la naturaleza. El exceso de actividad lúdica dirigida crea dependencia lúdica. Cuanta más tecnología, ritmos trepidantes o ambientes controlados, menos espontaneidad y creatividad en los niños, así como la falta de encontrar soluciones a conflictos cotidianos. … La estimulación de actitudes creativas: Algunas claves para llevarlo a la práctica. Tristemente tenemos que convivir con horarios fragmentados, con las prisas y de alguna manera la sobrestimulación se ha vuelto intensa en nuestra vida moderna, donde la información es tan veloz, que para poder crear necesitamos espacios apacibles con cierto sosiego que puede provenir de nuestro interior a pesar del ruido. A veces una relajación previa ayuda mucho. Hay que respetar los ritmos de cada uno. Si un niño experimenta algo con temor, o está muy cansado, o bien no quiere participar, es mejor no insistirle. El rol del maestro es estar presente pero no pasivo, sin expectativas ni juicios y sin esperar un resultado final que se pueda exhibir. El docente ha de estimular la interna convicción de que los niños ya son un TODO completo y sensible, actualizando sus potencialidades. Aceptar lo que ofrece un niño al grupo o a los docentes como un regalo único sin condiciones, con genuino amor. Esto ayudará al niño a gustarse a sí mismo. Respetar el tono y la postura corporal.*(2) Identificar cada tensión corporal o postura. Tendremos en cuenta que hay maneras que van más allá de las palabras. La relación del cuerpo esta entrelazado con aspectos cognitivos y estos a su vez con los expresivos. Sin extenderme mucho en este punto, tener cerca una pedagogía acorde a las características y necesidades de los niños, pero sobre todo darnos cuenta que existen los cien lenguajes del niño como decía Loris Malaguzzi. Atender a sus necesidades, escucharlas. Cuando las atendemos y las nutrimos estamos ofreciendo al niño un crecimiento lleno de autonomía y autoestima, pero sobre todo cargado de alegría. Optar por un lenguaje positivo, caricias verbales. Que el niño perciba que sus expresiones son respetadas y reconocidas sin ser puestas en constante evaluación, permitiendo una cierta libertad de manifestar su individualidad. No se trata de alcanzar un objetivo a cualquier coste, sino de disfrutar del proceso. Tampoco aferrarse a un resultado, debemos aceptar múltiples resultados posibles. Y no dejar de crear e inventar, lo mejor es ofrecer las herramientas que sean necesarias para alcanzar sus ideas, pero sin olvidar que a veces la idea en sí, el boceto, ya es una aportación increíble para este proceso. Buscar el humor en lo cotidiano, dar valor a las cosas más pequeñas o aparentemente absurdas. Pero no olvidar las emociones que se produzcan, tomarlas en cuenta, reconociéndolas y dándoles valor. Permitir una conducta inventiva, referida a la creación de un objeto mediante la estructuración de lo conocido, ampliandolímites posibles, buscando nuevas funciones. La intuición y la imaginación son características de esta conducta. Permitir propuestas que no sean siempre armoniosas, bellas o equilibradas. Los procesos puede ser caóticos y en ese hacer aparentemente desordenado confluye un orden interno propio, individual. En esto se origina la tolerancia a la diversidad y a la libertad de expresión. Aceptarla curiosidad y el deseo de conocer aquello que nos sorprende. Realizar, preguntar y generar indagaciones sobre aquello que nos confunde o aquellos conocimientos que son complejos, permitiendo crear juicios nuevos ajustados o no a la realidad, contrastados y comprobados. Aunque la creatividad no es patrimonio exclusivo de las artes, no cabe duda de que su naturaleza propia conlleva y potencia la actividad creadora. Debemos tener en cuenta que nos puede dar muchos indicios de formas posibles de generar conductas y actividades creativas, permitiendo que la educación artística forme parte de ese proceso globalizador del que hablábamos antes. Donde crear formas artísticas o desarrollar capacidades de expresiónestética es en sí mismo crear cultura. Todos los aspectos arriba mencionados confluyen en el desarrollo de la capacidad creativa y por ende en el proceso creador. Seguro que hay muchas más características o ingredientes que nutran este proceso que no están mencionados, como la sensibilización de la mirada, la escucha atenta, el desarrollo de la afectividad infantil, el desarrollo del pensamiento simbólico, diversas dimensiones estéticas, etc. Todos y cada uno de estos aspectos han de ser también explorados y compartidos por los docentes. Pero en definitiva se trata de una actitud de integración que implica preservar en los niños su esencia sensitiva y su relación con el mundo que le rodea, buscando un medio que habilite vivencias para expresar su imaginación, ampliándola y transformándola, asegurándonos un crecimiento armónico. Sin olvidar que es interesante recrearnos en estos procesos, apreciando nuestra libertad creativa y la belleza que supone percibir el mundo con la mirada del otro. *(1) En el estudio de Katja M. Mayer, Izzet B. Yildiz, Manuela Macedonia, Katherina Von Kriegstein. Visual and motor cortices differentially support the translation of foreign language words. CurrentBiology (2015). Explicado en un comunicado del Instituto Max Planck. Se demostró que el implicar al sistema nervioso motor (formado por neuronas y vías de conexión que participan en la ejecución de nuestros movimientos) resulta especialmente importante para el aprendizaje especialmente en los idiomas. Elestudio sugiere, que aquellos métodos de aprendizaje que implican varios sentidos, pueden resultar más eficientes que los que se basan sólo en la escucha o en la lectura. Sus hallazgos respaldan la teoría del aprendizaje multisensorial, que señala que el cerebro aprende más fácilmente cuando se estimulan en paralelo varios sentidos. *(2) Linda B. Smith nos muestra en su investigación, Posture affects how robots and infants map words to objects. Plos One (2015) Un estudio de la universidad de Indiana en EEUU que la postura resulta crítica en las primeras etapas de la adquisición de nuevos conocimientos. Ofrece un enfoque para el estudio de la relación entre los objetos de la cognición y las posturas corporales. Bibliografía; Artola, T y Hueso, A (2008) Cómo desarrollar la creatividad en los niños. Madrid Palabra. Moisés MatoLópez, (2006) El BaúlMágico: Imaginación y Creatividad con niños de 4 a 7 años. Ed. Ñaque. Mantovani, A (1996) El teatro, un juego más. Sevilla Colección temas de educción artística. Navarro, M. R. (2005). El valor pedagógico de la dramatización: su importancia en la formación del profesorado. Tesis doctoral Universidad de Sevilla. Patricia Sarlé, (2008). Enseñar en clde juego, Ed. Noveduc Libros, Eugenia Trigo Aza, (1999). Creatividad Y motricidad, Colección verde, ed. INDE Francisco Mora, (2013). Neuroeducación, ed. Alianza Editorial Gianni Rodari, (2014). Gramática de la fantasía, ed. 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