El agua:
Perspectiva
ecosistémica
y gestión
integrada
Coordinadores:
Leandro del Moral Ituarte
Pedro Arrojo Agudo
Tony Herrera Grao
Fundación Nueva Cultura del Agua
© Fundación Nueva Cultura del Agua, 2015
Pedro Cerbuna 12 · 50009 Zaragoza · Tel: 976 761 572
Correo electrónico: fnca@unizar.es · www.fnca.eu
Diseño de colección: Tropical · www.tropicalestudio.com
ISBN: 978-84-944788-0-2
El agua:
Perspectiva
ecosistémica
y gestión
integrada
Coordinadores:
Leandro del Moral Ituarte
Universidad de Sevilla
Pedro Arrojo Agudo
Universidad de Zaragoza
Tony Herrera Grao
Fundación Nueva Cultura del Agua
Índice
Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
I - El reto de integrar valores y principios ecológicos, sociales y éticos
Pedro Arrojo Agudo, Universidad de Zaragoza
8
II - Nuevos enfoques institucionales para la gestión del agua: Directiva marco de agua
Abel La Calle Marcos, Fundación Nueva Cultura del Agua
16
III - Metodologías y herramientas para la planiicación y gestión
integrada del agua.
Julia Martínez Fernández, Fundación Nueva Cultura del Agua
49
IV - El ciclo hidrológico: Hidrología supericial, sistemas acuíferos
y aguas subterráneas
Enric Vázquez-Suñé y Marta Marizza, Universidad Politécnica de
Barcelona
75
V - La gestión sostenible de ecosistemas acuáticos continentales,
aguas costeras y de transición: Hábitats, biodiversidad y funciones
hidrogeomorfológicas
María Rosario Vidal-Abarca Gutiérrez, Universidad de Murcia;
Jordi Salat Umbert, Instituto de Ciencias Marinas-CSIC;
Alfredo Ollero Ojeda, Universidad de Zaragoza;
Colaboradores: Askoa Ibisate González de Matauco, Fernando Magdaleno Mas, Miguel Sánchez Fabre, María del Mar Sánchez
Montoya y María Luisa Suárez Alonso
120
4
ÍNDICE
VI - Valores productivos: Nuevos enfoques, estrategias y herramientas económicas para incentivar la eiciencia y gestionar riesgos desde el paradigma de sostenibilidad
Pedro Arrojo, Universidad de Zaragoza y Francesc La-Roca,
Universidad de Valencia
185
VII - El agua en el medio urbano: Tecnologías y gobernanza de los
servicios de agua y saneamiento
Francisco Cubillo, Canal de Isabel II, Madrid y Pedro Arrojo Agudo,
Universidad de Zaragoza
238
VIII - Agua, agricultura y desarrollo rural en el marco de la UE
Joan Corominas Masip, Fundación Nueva Cultura del Agua
264
IX - Ecología política del agua
Beatriz Rodríguez Labajos y Joan Martínez Alier, Universidad
Autónoma de Barcelona
300
X-Cambio climático y gestión de riesgos en el marco del cambio
global
Leandro del Moral Ituarte, Universidad de Sevilla y Jorge Olcina
Cantos, Universidad de Alicante
357
XI - Gobernanza del agua
Alba Ballester Ciuró, Universidad de Zaragoza y Joan Subirats
Humet, Universidad Autónoma de Barcelona
390
XII- Casos de referencia basados en la participación ciudadana
Programa Cultivando Agua Boa. Jair Kotz, Itaipu Binacional
417
El contrato de río como instrumento de participación: el caso del Matarraña. Lucía Soriano, Laura Sánchez y Estíbaliz Campos, Fundación
Nueva Cultura del Agua
426
5
IX - Ecología Política del agua
Beatriz Rodríguez Labajos
Joan Martínez Alier
Universidad Autónoma de Barcelona
Introducción
Este capítulo busca ayudar a distinguir y aplicar los conceptos de
la ecología política y de la justicia ambiental, a relexiones generales y
a casos concretos sobre la gestión del agua. En particular, el análisis se
enfoca en la conexión entre los conlictos ambientales y el activismo
hídrico, un tema al que no se le ha concedido suiciente atención en
la literatura cientíica. La idea principal del capítulo es reunir a las
literaturas de la ecología política, los estudios de la justicia hídrica y
los conlictos ecológico-distributivos. El capítulo ofrece una revisión y
categorización de conlictos hídricos, mostrando cómo los movimientos sociales están afrontándolos de manera creativa, generando en el
proceso nuevas modalidades de gestión y gobernanza hídrica.
Con este propósito, el capítulo examina, en primer lugar, diversas
metodologías para el análisis y sistematización de los conlictos hídricos. A continuación, se discuten varios ejemplos que ilustran una
tipología de conlictos hídricos basada en las fases del ciclo de vida
de la mercancía (o ‘commodity chain’, en la literatura anglosajona). La
sección posterior estudia las movilizaciones sociales en conlictos de
agua, que a veces desembocan en alternativas de manejo y gobernanza. Finalmente, se apuntan algunas conclusiones de este capítulo.
300
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
1. Los conceptos fundamentales de la Ecología Política y la justicia ambiental en gestión de las aguas
1.1. ¿Qué es la Ecología Política?
Nos preguntamos, ¿qué es la Ecología Política? ¿Qué temas aborda?
¿Cuáles son los desarrollos más recientes en Ecología Política del agua?
Para muchos ecólogos, las palabras ‘Ecología Política’, puestas juntas,
suenan mal. La ecología es una ciencia que como la deinió Haeckel en
1866 estudia las relaciones entre el medio abiótico y la vida. Estudia
pues cómo la diversidad de ecosistemas y de especies se ha ido creando
y se mantiene en diversos ecosistemas, qué lujos de energía y de materiales (incluyendo el agua) ingresan y circulan en esos ecosistemas.
Todo eso es muy anterior a la aparición de la especie humana hace
unos 300.000 años. La vida en el planeta empezó mucho antes, hace
unos 4.000 millones de años. La Ecología estudia cómo se distribuyen las plantas y animales (biogeografía), cómo establecen cadenas
tróicas y cómo circula la energía y los materiales en los ecosistemas
(ecología de sistemas), cómo las especies crecen o desaparecen y cómo
colonizan nuevos territorios (ecología de poblaciones). Los humanos
llegaron tarde. Hubo ecología durante muchos millones de años sin
humanos. Y cuando empezó la investigación y enseñanza de Ecología,
había mucho que hacer, a partir de Haeckel, sin incluir a los humanos
en tales estudios. Los humanos no fueron incluidos en los estudios de
Ecología hasta muy entrado el siglo XX.
La Ecología humana sería pues una parte de la ecología que estudia a las sociedades humanas desde el punto de vista de su uso e
inluencia sobre los lujos de energía y materiales, y su repercusión
en la biodiversidad. Por ejemplo, la agricultura como actividad humana ha inluido en los ecosistemas naturales. La inluencia humana
es hoy tan grande en la sociedad industrial que hay quienes proponen que el periodo geológico actual sea denominado ya como el
Antropoceno. Nuevas subdivisiones de la ecología humana, que a los
ecólogos tradicionales ponen nerviosos, han sido apareciendo: etnoecología, agroecología, ecología urbana, ecología industrial, y hasta la
ecología política.
301
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
La Ecología política estudia cómo la distribución del poder (que
es el tema principal de la ciencia política) determina el uso que los
humanos hacen del ambiente natural, es decir, cómo el poder favorece
o excluye uno u otro uso entre categorías de humanos, y también con
respecto a otras especies. Robbins (2004:11) subraya que el cambio
ambiental y las condiciones ecológicas son fruto de un proceso político. Citando a Bryant y Bailey (1997) señala que el foco de atención de
la ecología política es la idea de que los costes y beneicios asociados
con el cambio ambiental se distribuyen en su mayor parte de manera
desigual, incidiendo así en las inequidades sociales y económicas existentes. De esta manera, las relaciones de poder se ven afectadas por - y
a su vez, afectan a – la situación ambiental y social.
Una ilustración del enfoque de la economía política a la gestión del
agua la encontramos en Swyngedouw (1999 y trabajos posteriores). En
ellos se muestran las intrincadas relaciones entre políticas de agua, poder político y el rol de la ingeniería en el proceso de modernización de
la sociedad española durante el último siglo. Todo ello lleva, al parecer
del autor, a una intensa transformación espacial y ecológica, en la que
el agua y el ‘paisaje hídrico’ (waterscape) tienen un rol fundamental.
Existe un ciclo natural del agua, que existiría igualmente si no hubiera seres humanos, con la evaporación del agua del mar, la precipitación como lluvia o nieve, la vuelta al mar o a lagos por los ríos,
y otra vez la evaporación. Ese ciclo movido por la energía solar tiene
una enorme importancia en la regulación del clima y obviamente en
la vida en el planeta tierra. Pero además la circulación del agua se
ve afectada por la actuación humana, mediante canales, trasvases y
represas, mediante elevaciones para riegos y por la modiicación de
la calidad biológica de los curso de agua. A esas modiicaciones, en
beneicio de algunos sectores de la población y en perjuicio de otros,
geógrafos como Jamie Linton y Erik Swyngedouw, les han llamado
el ciclo hidro-social. Los sistemas de gestión del agua precisamente
inciden en esos ciclos hidro-sociales.
La Ecología política del agua estudia pues las intervenciones en
el ciclo hidro-social y el despliegue del poder en tales conlictos ecológico-distributivos. En general, la ecología política analiza conlictos
locales o globales en el acceso a recursos naturales o en las cargas de la
302
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
contaminación, conlictos que nacen del creciente metabolismo social,
y muestra cómo los diferentes actores utilizan diferentes lenguajes de
valoración. En este sentido, la ecología política tiene elementos en común con la Economía ecológica, que analiza el metabolismo social.
La economía ecológica nace de una tradición intelectual que intenta
entender la manera en que las instituciones y relaciones económicas
se encuentran insertas en un mundo físico y, por tanto, condicionadas
a él. Las elecciones de los actores basadas en valoraciones puramente
monetarias serán, pues, insuicientes para entender estas precondiciones físicas de la economía (Martínez Alier, 2009).
Así, nos preguntamos quién tiene poder para hacer una mina a
cielo abierto que va a contaminar el agua o para oponerse a ello. Nos
preguntamos quién tiene poder (legitimado o no por la costumbre o
el derecho) para usar el agua disponible de un río o a abrir pozos para
alcanzar la napa freática excluyendo a otros. Nos preguntamos, con
respecto a otras especies, si los humanos debemos reconocer (como
establece el art. 71 de la Constitución de Ecuador de 2008) los derechos
de la Naturaleza, y si existen ya sentencias judiciales que determinan
el derecho de un río o de un lago a que su morfología o su diversidad
biológica no sea alterada. Nos preguntamos quién tiene el poder de hacer una represa que inunde terrenos agrícolas o bosques, en beneicio
de una compañía eléctrica y en perjuicio de los habitantes ribereños
aguas arriba y aguas abajo, y nos preguntamos también qué procedimientos de decisión valen para determinar si se puede o no se puede
construir tal represa. ¿Basta con el ordeno y mando de un dictador,
hace falta un análisis costo-beneicio complementado por una cosmética evaluación de impacto ambiental, o es acaso preciso realizar un
análisis multi-criterial participativo o un referéndum local? ¿Cabe oponer a la construcción de esa represa la obligatoriedad de una consulta
previa según el Convenio 169 de la OIT para territorios indígenas?
1.2. Conflictos de distribución ecológica y justicia hídrica
Nada hay tan abundante en la Tierra como el agua. Sin embargo, en
su mayor parte se trata de agua de mar (más del 95%). Además, la mayor
parte del agua dulce existente en el planeta en realidad no es accesible,
porque está en los glaciares y en cubiertas permanentes de nieve. Así,
pues, una particularidad esencial del agua es el papel clave —aún más
303
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
que en cualquier otro recurso— de su calidad. Lo que necesitamos los
humanos es agua de determinada calidad (ya sea para beber, para la
agricultura o para refrigerar una central termoeléctrica) disponible en
determinados lugares. Siguiendo a Naredo (1997: 14), podemos aplicar
el símil de la ‘entropía’ al agua: el ‘gradiente’ de la calidad del agua tiende
a disminuir, perdiendo cota de alzada y acumulando materiales como
por ejemplo sales, desde que aparece en forma de lluvia hasta que llega
al mar, donde alcanza su máximo nivel de entropía, que la radiación solar invierte al devolver el agua a las nubes y al caer de nuevo en forma de
lluvia de agua dulce. El proceso de pérdida de calidad del agua se acelera
por la actividad humana como se ve claramente en la contaminación
química de aguas supericiales o de acuíferos. Cuando una compañía
minera o una ciudad usan el agua para evacuar residuos, la calidad desciende. Por tanto, no puede ya emplearse en otros usos como el abastecimiento humano o la agricultura. Por ello se intenta evitar conlictos
entre usos marcando normas de calidad que, en sí mismas, suelen ser
objeto de discusión. También son los humanos quienes impulsan la ‘biocontaminación’ con la introducción deseada o no de especies invasoras.
La búsqueda de agua de calidad adecuada ha motivado la construcción de aljibes y cisternas para recoger el agua de lluvia para uso
doméstico en zonas de aguas supericiales y subterráneas salobres.
También ha motivado trasvases de agua entre zonas y costosas inversiones —en dinero y energía— para obtener agua dulce a partir de
agua salada por medio de desaladoras, que lo que hacen es sustituir
parcialmente lo que la energía solar proporciona de forma gratuita.
Esta ‘sustitución’ sería imposible a gran escala a nivel mundial dada la
limitación de la disponibilidad de energía. Cabe pensar, sin embargo,
que en algunos casos las nuevas tecnologías, como la ósmosis inversa
u otras técnicas de desalación, puedan hacer accesible —con costes
decrecientes— una parte del gran depósito del agua del mar para uso
doméstico. Frente al pesimismo geopolítico de quienes anuncian ‘guerras por el agua’ más intensas que las ‘guerras por el petróleo’ (como
las que se dan entre Israel, Palestina, Jordania, Siria, por ejemplo), vale
la pena por una vez mostrar un cierto optimismo tecnológico.
Los cambios inducidos en la disponibilidad de agua en la cantidad
y calidad requeridas ayudan a explicar la emergencia de conlictos hídricos. El cuadro IX.1 clasiica estos conlictos en dos ejes. El primero
304
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
clasiica los conlictos por el momento en el que se producen: en la extracción, en el transporte, o en la contaminación tras su uso. En ecología
política, estudiamos conlictos en la minería de uranio pero también los
conlictos sobre residuos de las centrales nucleares. Distintos momentos,
distintos conlictos a lo largo de una misma ‘cadena de la mercancía’
(commodity chain). Esta misma lógica puede aplicarse a los conlictos
del agua. Pero los conlictos pueden también clasiicarse por su extensión geográica. Hay conlictos locales (el proyecto Conga de minería
de oro en Cajamarca, Perú, por su intención de usar el agua de lagunas
locales) y conlictos globales (el exceso de gases de efecto invernadero
lleva a cambios climáticos, y por tanto a reclamos de una ‘deuda ecológica’ y a movimientos de ‘justicia climática’). Y hay a veces conlictos
‘glocales’, de raíz local o regional y de fama e importancia global, como
las represas del río Narmada en la India y conlictos similares que llevaron a constituir la Comisión Mundial sobre Represas antes del 2000.
Fase de la
cadena de la
mercancía
Ámbito espacial
Local
Nacional y regional
Global
Extracción
Conlictos de presas o
desalinizadoras.
Agua para procesos
locales de extracción
mineral (incluyendo
áridos) o de petróleo
o gas.
Mega-proyectos de riego
Agua para plantaciones
de árboles o
agrocombustibles para la
exportación.
Gestión insostenible de
pesquerías e impactos de
la acuacultura.
Demandas de agua del
turismo.
Acaparamiento de agua
(water grabbing) global.
Tendencia global a
la privatización de la
distribución del agua .
Transporte y
comercio
Mega-proyectos de
gestión de agua
Efectos locales de
infraestructuras viarias
(por ej. acuíferos
‘pinchados’ por el AVE
en España).
Contaminación por
derrames de petróleo.
Hidrovías.
Trasvases entre cuencas.
Sistemas encadenados de
presas.
Exportación global de
agua ‘virtual’.
Residuos y
contaminación, post
-consumo
Agua contaminada por
uso doméstico urbano.
Contaminación de
acuíferos por nitratos
de origen agropecuario.
Lluvia ácida.
Contaminación de
cuencas enteras (por.
ej. Lerma – Chapala –
Santiago en México).
Acidiicación de los
océanos.
Desaparición de
glaciares por el cambio
climático.
Cuadro IX.1. Clasificación de conflictos ambientales en materia de aguas / ecosistemas acuáticos. Fuente: Elaboración propia.
305
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
La idea de injusticia ambiental surge de la inequidad en la distribución de los niveles de riesgo ambiental entre diferentes segmentos
de la sociedad. En los Estados Unidos, a partir de la década de 1980, la
evidencia de injusticias ambientales por razones económicas y raciales
(como la concentración de instalaciones no deseadas en barrios de población afroamericana o pobre) llevó al surgimiento de movilizaciones
contra el “racismo ambiental”, por los derechos civiles (Bullard, 1994).
Más tarde, el concepto de Justicia Ambiental fue adoptado y desarrollado por académicos de diferentes disciplinas (desde la sociología a la
ciencia política), trascendiendo los elementos de justicia distributiva,
para incluir también el reconocimiento o representación de los valores
plurales de los actores involucrados, las garantías para su participación
efectiva y la protección de sus capacidades (Schlosberg, 2003, 2007).
Existen también movimientos que se llaman de ‘justicia hídrica’,
vinculados a conlictos y luchas por el agua desde los ámbitos más locales. La evidencia de injusticias hídricas ha llevado a la movilización
del concepto en el ámbito académico, que trata de explicar y trazar
las diferentes facetas de la ‘justicia hídrica’ en colaboración con activistas. Así lo hace, por ejemplo, un grupo de la Universidad de Wageningen que explica que el agua corre en dirección al poder (Boelens
et al. 2011). Donde el poder se acumula, allá llega el agua que se robó
de otros sitios. Por eso existen tribunales éticos sobre agua, como se
explica más adelante. Existen grupos de apoyo como International
Rivers, de alcance mundial.
Sin embargo, los conlictos de agua no suelen tener un alcance global, salvo tal vez en lo que respecta a la acidiicación de los océanos o
a la progresiva desaparición de glaciares. Tienen un ámbito geográico más restringido que el cambio climático o la destrucción de la capa
de ozono, y suelen tener alcances locales y regionales. Por ejemplo, el
trasvase del rio San Francisco en Brasil no es un tema local sino regional, afecta varios estados. Igualmente los proyectos de ‘interlinking of
the rivers’ en la India o más modestamente el transvase Tajo-Segura o
los trasvases del río Ebro en España. Exceden la escala local pero no
son temas globales. Sin embargo, hay relaciones entre lo regional y lo
global. La desaparición de algunos ecosistemas (manglares, arrecifes
de coral) y de especies ¿es un tema conceptualmente global (como
también lo es el de la gestión del agua), pero con manifestaciones
306
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
locales y regionales? En este sentido la literatura utiliza el término
glocal para hablar de procesos que se maniiestan en lo local, pero se
reproducen en diferentes partes del mundo, respondiendo a fuerzas
motrices comunes. Urkidi (2010) utiliza el término en el mismo sentido para estudiar conlictos ecológico-distributivos en el ámbito de la
minería metálica en América Latina.
1.3. Herramientas de análisis para el estudio de conflictos
ambientales en la gestión del agua y el territorio
El poder del que hablamos en ecología política aparece en dos niveles: el de imponer burdamente una decisión por las buenas o por la
malas, y el de imponer o consensuar más soisticadamente el procedimiento que legitime la decisión.
En la contabilidad macroeconómica se puede intentar introducir la
valoración de las pérdidas de servicios de los ecosistemas y de biodiversidad ya sea en cuentas satélites (en especie o en dinero) ya sea modiicando el PIB para llegar a un PIB ‘verde’. Pero en cualquier caso, la
valoración económica de las pérdidas tal vez sea baja en comparación
con los beneicios económicos de un proyecto que destruya un ecosistema local o que destruya la biodiversidad. Por esta razón, resulta útil
contar con métodos de análisis que trascienden la valoración monetaria
y amplíen la incorporación de valores plurales. Entre ellos, se cuentan
los métodos para la evaluación multi-criterio, el cálculo de análisis de
lujos materiales, la identiicación de servicios ambientales proporcionados por ecosistemas acuáticos y el mapeo de conlictos, que se describen
brevemente a continuación.
1.3.1 Evaluación multicriterio
Los métodos de evaluación multi-criterio (EMC) incluyen toda
una familia de metodologías de apoyo a la toma de decisiones que
permite identiicar soluciones ‘adecuadas’ ante problemáticas complejas. La EMC ayuda a estructurar problemas en la esfera de la gestión
socio-ambiental, incluyendo objetivos ecológicos, sociales, políticos y
económicos en conlicto, considerando a diversos grupos de interés y
diferentes lenguajes de valoración. Un problema multi-criterio típico
viene caracterizado por la presencia de a) un número predeinido de
307
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
alternativas (cursos de acción en relación al problema abordado), y b)
diferentes criterios de valoración de dichas alternativas, a menudo en
conlicto (por ejemplo, impactos ambientales, rentabilidad y efectos en
el empleo). Tales criterios suelen obedecer a las perspectivas y lenguajes de valoración de diferentes grupos de actores que participan en el
proceso de decisión o se ven afectados por éste.
Gerber et al. (2012) compilan y explican diferentes métodos de
EMC que en su opinión contribuyen de mejor manera a apoyar la deliberación y el análisis en situaciones de conlicto ambiental. Además de
determinadas propiedades de los datos, una cualidad que resulta deseable en EMC en apoyo a la justicia ambiental (y por ende, la justicia
hídrica), es la facilidad con la que el método incorpore la participación
de los actores involucrados a lo largo de la evaluación. En su revisión,
los autores muestran cómo la EMC se ha utilizado en el pasado para
evaluar alternativas relacionadas con la gestión hídrica. Tal es el caso
de los trabajos de Moral et al (2006), que estudia el abastecimiento de
agua para la Costa del Sol (España), de De Marchi et al. (2000) que
estudia la situación de la gestión del agua en Troina, Sicilia (Italia), o
Antunes et al. (2011) que analiza la gestión del riego en Caia (Portugal).
1.3.2 Metabolismo hídrico
Desde el punto de vista metabólico, el agua es un recurso difícil
de clasiicar. El ciclo integral del agua es un ‘fondo’ que se renueva
constantemente de manera natural y que nos da un lujo de productos
y servicios, un recurso siempre renovable cuya disponibilidad futura
no depende de que lo utilicemos más o menos. El agua se evapora
mediante la energía solar y cae otra vez en forma de lluvia en una cantidad global similar de año en año aunque con variabilidad regional.
Además, la acción humana puede afectar a dicho ciclo.
Ahora bien, ciertas cantidades de agua no son un ‘fondo’ continuamente renovable sino un stock agotable porque además del agua supericial que, ciertamente, no abunda en todas partes, existe un stock
de agua subterránea en los acuíferos que, si se extrae rápidamente,
puede agotarse. El agua extraída de un acuífero debe verse así como
un recurso similar a los recursos renovables biológicos, aunque ahora
la tasa de renovación no depende de la reproducción biológica sino de
308
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
la iniltración de agua. Pero en cualquier caso cuando la extracción
supera a la tasa de renovación ‘natural’ entonces disminuye el stock:
la extracción no es sostenible. Incluso en algunos acuíferos, en zonas
sin apenas lluvia, la tasa de iniltración es tan pequeña que podemos
hablar de ‘agua fósil’, como un recurso en la práctica ‘no renovable’.
En este sentido, se dan casos de acuíferos con pequeña recarga como
en el Campo de Dalias (Almería, Andalucía) y otros sencillamente sin
recarga actual (Desierto Libio): estos son los auténticamente fósiles.
Otro efecto de destrucción de stocks es la salinización (calidad) y la
subsidencia y consiguiente compactación del acuífero con pérdida de
capacidad de almacenamiento.
Igualmente el stock de agua contenido en un glaciar del cual provenga la provisión para las comunidades de regantes puede ir disminuyendo debido al cambio climático global.
Recientemente, se han desarrollado metodologías que permiten
valorar las cantidades de agua utilizadas en procesos de producción.
Hoekstra (2003) deine agua virtual como la cantidad de agua usada en
los procesos de producción de mercancías a lo largo de su ciclo de vida.
Igualmente, divide este concepto en el agua ‘azul’ (que se extrae de los
ríos, lagos o acuíferos en procesos de producción, como por ejemplo el
riego), el agua ‘verde’ (evapotranspirada durante el crecimiento de los
cultivos) y el agua ‘gris’ (contaminada por el uso agrícola, industrial
o doméstico). El consumo per cápita de agua virtual contenida en la
dieta varía de acuerdo al tipo de dieta. Mientras una dieta de subsistencia puede requerir volúmenes del orden de 1 m3/día, una dieta con
alto contenido de carne, a los niveles de consumo de Estados Unidos,
supone un uso de agua virtual de 5 m3/día (Allan, 2011).
En la misma línea, la huella hídrica de una entidad (individuo, comunidad o empresa) es el volumen total de agua dulce utilizada para
producir los bienes o servicios que el individuo o comunidad consumen, o la empresa produce. La Water Footprint Network ofrece algunos
ejemplos que apuntan a la utilidad del concepto de huella hídrica para
señalar inequidades en el uso del recurso. La huella hídrica de China
es del orden de 700 m3/año per cápita, de los cuales sólo el 7% se obtiene fuera de sus fronteras. En contraste, igualmente en Asia, cada
japonés tiene una huella hídrica de 1.150 m3/año, en un 65% obtenida
fuera de las fronteras niponas (www.waterfootprint.org).
309
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
Los indicadores de metabolismo hídrico son útiles per se, ya que revelan vínculos entre producción y consumo que pueden ser utilizados
en medidas de gestión tales como etiquetado para la sensibilización
de los consumidores. No obstante, su pertinencia también depende en
gran medida del sentido de los lujos de agua virtual. Es bien conocido
el contrasentido que supone la exportación de tomate desde zonas áridas del sur de España hacia la húmeda Europa del norte. En un sentido
similar, las exportaciones de celulosa, soja o etanol desde América Latina a Europa o China o Estados Unidos acarrean importantes volúmenes de agua ‘virtual’. En una lectura geopolítica, analizar el comercio
global de agua ‘virtual’ permite revelar dependencias materiales entre
distintas regiones del planeta.
1.3.3 Análisis de servicios ambientales
El agua tiene unas funciones de mantenimiento de los ecosistemas
previas y más fundamentales que cualquier extracción humana porque sin ella la vida no sería posible. Las demandas de agua de cada
ecosistema dependen en gran medida de sus comunidades vegetales.
De hecho, la existencia de desiertos o de zonas con poca vegetación en
lugares de clima cálido puede entenderse como una respuesta ecológica a la escasez de agua. Las alteraciones humanas de la vegetación
inluyen en los excesos o déicits de agua de un territorio. Así, la introducción de vegetación en zonas con escasez natural de agua viene a
intensiicarla. Ejemplo de ello sería la implantación de campos de golf
en el Mediterráneo. En deinitiva, la disponibilidad natural de agua en
cada territorio es un condicionante al tipo de beneicios que los humanos pueden esperar de sus ecosistemas.
Los conlictos ambientales sobre el agua pueden verse como conlictos sobre quien se aprovecha y quien pierde acceso a servicios ambientales, ya sea de producción, de regulación o culturales. Una conluencia
de ríos (prayag, en el Himalaya), una cascada, pueden ser sagrados para
la población local. Si son destruidas al construir represas, una compensación monetaria no puede realmente comprar lo que es sagrado. Las
mujeres pehuenche en Chile que se opusieron a la represa de Endesa en
el Bio-Bio, oponían sus derechos territoriales a la ganancia económica.
No veían el río primordialmente como una fuente de electricidad.
310
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
La identiicación de los servicios ambientales proporcionados por
ecosistemas acuáticos es importante para la gestión. Hacia 1997, antes
de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de 2005, De Groot y Daily introdujeron con fuerza la perspectiva de los servicios ambientales.
Se trata de analizar cómo las funciones ecológicas sirven a propósitos
humanos, como el ciclo del agua (evaporación, precipitación) y el ciclo
del carbono (cuadro IX.2). Recientemente, la iniciativa The Economics of
Ecosystems and Biodiversity (TEEB) (Russi et al., 2013) ha dedicado uno
de sus informes a la revisión del nexo entre el ciclo hidrológico y la provisión de servicios ecosistémicos, en ecosistemas acuáticos como arrecifes coralinos, sistemas costeros, manglares, y humedales, ríos y lagos.
Categorías
Provisión
Regulación
Culturales
Soporte
Ejemplos
Provisión de materias primas (ibras, madera).
Base biofísica para actividades de pesca (en aguas interiores y
marinas), caza y pastoreo.
Abastecimiento de agua.
Contribución a la producción de energía eléctrica.
Protección costera.
Puriicación del agua.
Secuestro de carbono.
Mantenimiento de la temperatura y precipitación (regulación
del clima).
Regulación de inundaciones.
Control biológico.
Descomposición de residuos.
Turismo, recreación, y calidad estética.
Beneicios espirituales y religiosos, provisión de valores para
generaciones futuras.
Educación e investigación.
Contribución a la producción primaria (por ej. bancos de
peces).
Dispersión de semillas en corrientes de agua.
Formación y circulación de sedimentos.
Control de la erosión.
Cuadro IX.2. Ejemplos de servicios ecosistémicos en ámbitos acuáticos, de
acuerdo a las categorías de servicios de la Evaluación de los Ecosistemas del
Milenio. Fuente: Elaboración propia.
311
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
Ejemplo de los conlictos causados por la apropiación de los servicios ambientales en ecosistemas hídricos es la tradicional tensión en
la determinación de los caudales ecológicos. En el caso de Cataluña,
por ejemplo, el río Ter ha estado sujeto por casi cien años a una regulación de los caudales para la generación de energía hidroeléctrica y,
más recientemente, para el abastecimiento urbano de Barcelona. Los
beneicios de los servicios ecosistémicos del río se llevan así a manos
privadas o semi-privadas, mientras que los beneicios libremente accesibles, como la recreación o la apreciación estética, se ven afectados.
Jordà y Rodríguez-Labajos (2014) analizan dichos conlictos utilizando
el enfoque de los servicios ambientales para entender los lenguajes de
valoración en conlicto en este caso. El uso o apropiación de los servicios ambientales es un tema de conlicto.
1.3.4 Mapeo de conflictos
El análisis de conlictos se ve diicultado, en ocasiones, por la dispersión geográica de dichos procesos. Una vía para conectar casos
especíicos a un movimiento generalizado de justicia ambiental, o para
identiicar interpretar pautas generales de actuación es la creación de
bases de datos ad hoc vinculados a redes de activismo. Tal es el caso,
por ejemplo de redes que intervienen en conlictos por actividades petroleras (como Oilwatch, www.oilwatch.org), o en conlictos mineros
(como OCMAL, www.conlictosmineros.net). El mapeo de conlictos
es a menudo una herramienta que, al tiempo que apoya las alianzas
entre iniciativas locales, facilita el análisis de conlictos más allá de la
observación de casos de estudio.
Una iniciativa global de investigación en justicia ambiental es el
proyecto EJOLT 2011-15 (Organizaciones de Justicia Ambiental, Pasivos Ambientales y Comercio Internacional, www.ejolt.org), que se ha
dado a la tarea de compilar casos de conlictos sobre diferentes temáticas (cuadro IX.3).
312
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
Tipo
Ejemplos
Nuclear
Extracción de uranio; plantas nucleares;
almacenamiento de residuos nucleares.
Minería metálica
y materiales de
construcción
Extracción mineral (para metales) y también para
construcción (arenas y gravas) procesamiento de
minerales; relaves.
Gestión de residuos
Basura electrónica y otras conlictos en zonas de
importación de desechos; desguace de navíos;
privatización de los residuos; ; incineradoras;
disposición incontrolada; residuos industriales;
residuos municipales.
Biomasa
Acaparamiento de tierras; plantaciones de
árboles; tala ilegal; productos no maderables;
desforestación; agrotóxicos; agrocombustibles;
manglares vs camaroneras; biopiratería;
producción industrial intensiva (monocultivos /
ganado); pesquerías.
Combustibles fósiles,
justicia climática,
energía
Extracción de carbón, petróleo y gas; conlictos
relacionados con el cambio climático (inc.
glaciares, acidiicación de océanos, aumento
nivel de mar); REDD / MDL; aerogeneradores;
conlictos por proyectos de geoingeniería.
Transporte e
infraestructura
Megaproyectos; carreteras, aeropuertos, trenes de
alta velocidad.
Gestión del agua
Presas; trasvases; hidrovías; desalinización;
contaminación; tratamiento de aguas residuales.
Biodiversidad
Especies invasoras; OGM; conlictos de
conservación.
Industria
Localización de instalaciones; contaminación
industrial.
Cuadro IX.3. Tipos de conflictos ambientales en EJOLT.
Fuente: proyecto EJOLT 2011-15
La hipótesis principal, y el eje estructurador de la taxonomía de
conlictos, es que el aumento del metabolismo social en términos de
uso de energía y materiales (incluyendo el agua) lleva a un crecimiento de los conlictos ambientales. En éstos, el agua tiene a menudo un
313
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
rol importante, pero EJOLT no está especíicamente enfocado sobre el
agua. Sí lo está, en cambio el trabajo de Sisteré (2012), que con base
en el cuestionario de EJOLT, ha preparado un sistema para el conocimiento ciudadano sobre conlictos hídricos en Cataluña (http://waterconlictsproject.blogspot.com.es). De esta manera, se han identiicado
y analizado conlictos hídricos paradigmáticos, por una parte (igura
IX.1), y la red de organizaciones de justicia hídrica que operan en el
territorio, por el otro.
Figura IX.1. Conflictos hídricos emblemáticos en Cataluña. Fuente: Sisteré, 2012
El listado de casos, preparado y validado de la mano de grupos
activistas, no es exhaustivo, pero es una aceptable representación de
la casuística de los conlictos hídricos vigentes. Se muestran casos de
contaminación de origen agrícola (los purines de Osona), industrial
(los lodos del embalse de Flix) o extractivo (las minas de sal de Sallent). Los conlictos de abastecimiento están representados por el emblemático trasvase del Ebro, y también por la construcción del Canal
Segarra Garrigues, así como por los retos que impone la concentración
urbana en la zona metropolitana de Barcelona. Otros conlictos, vinculados a transformaciones hidromorfológicas en las cuencas (como
314
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
en las riveras del Anoia o en el delta del Llobregat) o al proceso de
privatización de la empresa pública de distribución de agua en alta,
Aigues del Ter Llobregat, se asocian a procesos de expansión urbana.
Finalmente, el tema de los caudales mínimos, crucial en la gestión de
los ríos mediterráneos, esta representada por los casos del Ter, el Segre
y el río Gaià, éste último concesionado a la industria petroquímica
hasta el año 2050.
2. Más allá del agua: conflictos frente a grandes
proyectos de minería, petróleo y expansión de la
frontera agropecuaria
La Ecología olítica indirectamente estudia el uso del agua cuando
analiza diversos conlictos ambientales que no son solamente o primordialmente sobre el agua. Son pues temas estudiados en la Ecología política el aprovechamiento del agua por una plantación de banano o caña
de azúcar o de eucaliptos (en perjuicio de otros usos), la desecación de
humedales, la canalización de agua para uso urbano y su uso posterior
para evacuar residuos, la contaminación de agua por la minería y la industria del petróleo. Es decir, muchos conlictos sobre el uso de biomasa,
el territorio urbano, o la minería, son a la vez conlictos sobre el agua.
En este apartado, teniendo en cuenta que el agua es omnipresente
en la biología y en la ecología, se ven casos de conlictos que no son
primordialmente sobre agua y que son a la vez conlictos sobre el
agua. La minería, la industria petrolera y las plantaciones tienen un
‘efecto arrastre’ sobre el agua. Usan agua y contaminan agua.
Supongamos que una compañía minera, como Vedanta, Tata o Birla,
contamina el agua en una aldea de la India por la minería de bauxita,
de hierro o de carbón. Las familias no tienen otro remedio que abastecerse del agua de los arroyos o de los pozos. El salario rural es algo más
de un euro al día. Si los pobres han de comprar agua, todo su salario
se iría simplemente en agua para beber para ellos y sus familias. La
contribución de la naturaleza a la subsistencia humana de los pobres no
queda pues bien representada en términos monetarios. El asunto no es
crematístico sino de subsistencia. Sin agua, leña y estiércol, y pastos para
el ganado, la gente empobrecida simplemente se muere. Las mujeres son
315
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
las primeras que protestan. Precisamente la problemática ecológica no
se maniiesta en los precios, pues los precios no incorporan costos ecológicos ni tampoco los trabajos cuidativos ni los productos y servicios
naturales necesarios para la reproducción social.
La Corte Suprema de la India ha ordenado incluir en los costos
de los proyectos el Valor Neto Actualizado de los bosques destruidos
(según sus productos maderables y no maderables, tanto los que van
al mercado como no, y según los servicios ambientales afectados, todo
ello actualizado a una arbitraria tasa de descuento). En general, eso no
va a impedir que se realice un proyecto minero o una hidroeléctrica.
En cambio, eso sí puede ocurrir cuando se esgrimen valores como los
derechos territoriales indígenas o la sacralidad de una arboleda o un
cerro en defensa de la tierra y del agua.
De ahí la idea del ‘PIB de los pobres’ que fue introducida en el primer informe del proyecto TEEB (Sukhdev, 2008). El menoscabo del
llamado PIB de los pobres no debe medirse en dinero únicamente,
sino en pérdida de sustento, perdida de satisfacción vital, pérdida de
capacidades para subsistir y salir adelante. Si el agua de un arroyo o del
acuífero local es contaminada por la minería, las mujeres más pobres
no pueden comprar agua en botella de plástico, por tanto, cuando la
gente pobre del campo ve que su propia subsistencia está amenazada
por un proyecto minero o una represa o una plantación forestal o una
gran área industrial, a menudo protesta no porque sean ecologistas o
ambientalistas sino porque necesita inmediatamente los servicios de
la naturaleza para su propia vida. Ese es el ecologismo de los pobres e
indígenas, presente en tantos movimientos de resistencia y de justicia
ambiental en las fronteras de la extracción y de la contaminación.
Lo vemos en 2012 en México en la resistencia a la presa de La Parota
o la de El Zapotillo en Jalisco o Las Cruces en el río San Pedro en Nayarit
(de parte de indígenas Cora aguas arriba y también de quienes pescan o
recogen ostiones en el estuario). Esos miles de conlictos por la justicia
ambiental y social, por la justicia hídrica y climática, se deben al aumento
del metabolismo social. Se forman redes en defensa de las comunidades
contra la minería, en defensa de los bosques y de los ríos, se forman asambleas de afectados. Así está ocurriendo en el río Xingú, en Brasil, con la
enorme represa de Belo Monte. Así pasó en la represa de Tucuruí, en Pará,
que vende su electricidad barata a las empresas productoras de aluminio.
316
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
Cuando en cualquier lugar del mundo una comunidad lucha contra una plantación de eucaliptos (para pasta de papel o celulosa para
exportación), o contra un ingenio azucarero que se lleva el agua (como
en Morelos en tiempos de Emiliano Zapata), contra una mina que va a
destruir la calidad del agua local, contra una extracción ilegal de arenas
y gravas en el río, está luchando por la justicia ambiental y por la justicia
social, y concretamente por la justicia hídrica. Es decir, muchos conlictos sobre el uso de biomasa, el territorio urbano, o la minería, son a la
vez conlictos sobre el agua, como veremos en los apartados siguientes.
2.1. Conflictos de agua en la extracción minera o petrolera
Un tipo de minería al que no se da mucha importancia (en comparación con la minería de cobre, de oro, de hierro o bauxita) es la extracción de gravas y arenas (Özkaynak et al , 2013). Sin embargo, en los
análisis de lujos de materiales de la economía, éste apartado siempre
es importante. Veamos lo que ocurre en el Tunjuelo al sur de Bogotá.
Del Páramo del Sumapaz y la Laguna de los Tunjos o Chisacá
descienden los ríos Chisacá y Mugroso que forman el río Tunjuelo
cuyo caudal oscila de 20 m3/s hasta 150 m3/s. Abastece de agua a la
zona sur de Bogotá, tiene valores paisajísticos y ambientales, y proporciona materiales de construcción y suelo para viviendas. En esta
zona, la explotación de materiales inertes en canteras, causa enormes socavones, el represamiento de aguas y mayor riesgo de inundaciones. En los alrededores del río hay 2,5 millones de personas en
cinco localidades. Además, en el área urbana de la cuenca del río se
encuentra ubicado el Relleno Sanitario Doña Juana, en la localidad
de Ciudad Bolívar, con una extensión de 450 has, servicio básico
para la disposición inal de residuos sólidos generados por Bogotá y
la región. El conlicto está entre las empresas Holcim, Cemex y una
Fundación del Arzobispado de Bogotá, que son los empresarios mineros, y la población local que teme que el cambio en la morfología
del río Tunjuelo lleve a inundaciones y deslaves, como los que ya
han ocurrido en algunas ocasiones.
La minería arrastra conlictos sobre el agua o la energía. Hay en
Chile, como en Sudáfrica, un complejo minero-energético que necesita
agua. En contra de lo que se suele decir, Chile es un país con muchas
protestas anti-mineras en las que el tema principal es el agua, ya sea
317
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
por las represas en el Sur o por el agotamiento de fuentes de agua o su
contaminación. Lo mismo ocurre, ciertamente, en Perú.
En Perú, el más fuente conlicto minero se está dando en el norte,
en Cajamarca. Pero hay muchos otros, con frecuencia (como en Kañaris,
Lambayeque) en zonas de cabecera de cuencas. Las poblaciones protestan y el gobierno de Ollanta Humala, como anteriormente el de Alan
García, recurre a la represión policial y militar.
La Newmont Mining Corporation (USA) y el grupo Buenaventura
(Perú) son los accionistas principales de Minera Yanacocha S.A, que
explota una de las minas de oro más importantes del mundo en Cajamarca. Los pasivos ambientales de Yanacocha son enormes. Cerros
destruidos, tierras apropiadas ilegalmente, aguas contaminadas en varias provincias y un derrame de mercurio que acabó en juicios contra
los damniicados. Yanacocha tiene mala fama. Newmont tiene tanta
presencia en Cajamarca que la policía se desplaza a veces en vehículos
con el logo de la compañía. Pero ésta ya tuvo que ceder una vez ante
los campesinos y Marco Arana (un sacerdote y activista ambiental), renunciando a destruir el Cerro Quilish que es una reserva de agua para
la ciudad de Cajamarca. La persistente resistencia social y la opinión
pública adversa llevaron a que Newmont anunciara la suspensión de
actividades de la nueva mina Conga, en agosto de 2012, tras la muerte
de varios manifestantes y una marcha por el agua hasta Lima.
Siguen, a continuación, breves resúmenes de varios otros casos actuales de conlictos por agua, a causa de la minería metálica. De estos,
solamente en América latina, hay cientos. Por ejemplo, en Mendoza, Argentina, el gobierno local se preparaba a autorizar del proyecto minero de cobre San Jorge, que en 2011 movilizó fuertemente a la sociedad
mendocina y puso en peligro la elección del gobernador peronista Paco
Pérez (pro-minero). La consigna local ha sido “el agua y la vida no se negocian”1. Otro caso es el de la empresa Xtrata (ahora Glencore) en Tintaya, Cusco, Perú, en la que la minería de cobre ha contaminado los suelos
y el agua. Las protestas han desembocado varias veces en represión y
muertes (De Echave, 2009; Temper y Martínez-Alier, 2012).
El proyecto minero Paredones Amarillos de la compañía canadiense
Vista Gold en Baja California, México, propuso la construcción de una
1. Con datos del Observatorio de Conlictos Mineros de América Latina (OCMAL).
318
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
planta desaladora para proveer de agua al proceso de extracción (minería de oro). Grupos ambientalistas y actores económicos interesados
en el uso turístico y recreativo del área lograron frenar este plan, que
ha resurgido bajo varias denominaciones. Actualmente se encuentra en
tramitación con la designación La Concordia.
En Panamá, el Proyecto Petaquilla Gold en Donoso supuso la remoción ilegal de la cubierta forestal, la destrucción de cauces luviales y
vertidos a ríos por esa mina de oro Ello generó la protesta de la etnia
Rey Quibián, que se manifestó en defensa del agua ante la sede de la
empresa en Canadá2. Esta es una de las numerosas protestas indígenas
en Panamá contra la minería pero también contra las hidroeléctricas.
Los ngöbes-buglé que preside la cacica general, Silvia Carrera, se opusieron en 2012 a una ley minera en discusión, cuyo epicentro son las
hidroeléctricas. Hay un canto ngöbe con fuerza de himno presente en
todas sus ceremonias y actos, que expresa el respecto y la relevancia
espiritual concedida al agua y los ríos, ahora amenazados por la minería y las hidroeléctricas:
“El agua que me da la vida,
que cubre el calor del sol,
llegarías tan lejos conmigo
si tan sólo pudiera llevarte adonde fuera
(…)
No te enojes, no te alejes
Nosotros te necesitamos
como el niño pequeño necesita a la madre ” 3
Los conlictos de la minería se dan por la competencia en el uso del
agua, pero también por su deterioro. En este sentido, los derrumbes
de diques de relaves o estériles (también llamados en Latinoamérica
presas de jales o diques de colas, tailings dams) merecen una mención
2. Indígenas exigen el cierre de proyecto minero de Petaquilla (El mundo hoy, Telesur,
14/02/2012). Accesible en línea en: http://www.youtube.com/watch?v=mS48FF2tnkM . Fecha de acceso: 25/02/2013
3. Ngöbe-buglé: el guardián de las aguas (Telesur Blogs, 2012). Disponible en línea en
http://www.telesurtv.net/articulos/2012/02/24/ngobe-bugle-el-guardian-de-las-aguas.
Fecha de acceso: 25/02/2013
319
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
especial en los estudios de ecología política del agua. Este es un riesgo
habitual. Las mineras depositan sus residuos mezclados con barros y
agua en diques, que a veces se derrumban.
Un ejemplo es el caso de la Mina María, Cananea, Sonora, en México,
donde 50 mil toneladas de tóxicos se desbordaron por un derrumbe en
junio de 20084. El derrame ocasionó la muerte de una persona, generó
daños a la lora y a los mantos freáticos de una zona de la sierra ‘La Mariquita’. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA)
reportó posibles modiicaciones en las condiciones del suelo, impactos
en la vegetación nativa y contaminación del agua con efectos en la salud,
en forma de afecciones intestinales, a raíz del derrame. El agua de la
presa contaminada corrió por el arroyo Los Alisos. Fue necesario retirar
al ganado del lugar. La empresa minera es del Grupo Carso. También en
Sonora, el 7 de agosto de 2014, la ruptura de un dique de la mina Buenavista del Cobre provocó el derrame de sulfato de cobre al cauce del río
Bacanuchi que se dispersó a otros cursos de agua. Unas 22,000 personas
se vieron afectadas y se generaron daños ambientales estimados por la
PROFEPA en más 1800 millones de pesos (más cien millones de euros).
El proyecto pertenece al Grupo México, una de las mayores mineras a
nivel internacional, pero ¿quién se hace cargo realmente de los pasivos
ambientales en situaciones como éstas?
Veamos lo que ocurrió en Andalucía en España, en 1998, cuando
una balsa de residuos de metales pesados muy contaminantes, procedentes de una mina perteneciente a la empresa sueco-canadiense Boliden-Apirsa, situada en Aznalcóllar, se rompió y liberó todas esas sustancias al río Guadiamar, que luye hacia el Parque Natural de Doñana. La
indemnización por el desastre ecológico que debía abonar la empresa
responsable, Boliden, aún no se ha pagado. Se calculó en más de 90 millones de euros lo que debería pagar Boliden a la Junta de Andalucía, que
es el dinero que se gastó en los costes para hacer frente a la limpieza y a
la restauración de la cuenca del Guadiamar a causa del vertido5.
4. Derrame en presa de jales ocasiona daño ecológico (Magacinemx, 5/06/2008). Disponible en http://www.magazinemx.com/bj/articulos/articulos.php?art=6632 . Fecha de acceso:
25/02/2013
5. Boliden sigue sin pagar por el desastre de Aznalcóllar (Ecología verde, 26/04/2011). Disponible en: http://www.ecologiaverde.com/boliden-sigue-sin-pagar-por-el-desastre-de-aznalcollar/. Fecha de acceso: 25/02/2013.
320
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
En la Amazonía de Ecuador los ríos han sido dañados y el agua
de extracción del petróleo ha sido colocada en ‘piscinas’. Eso es lo que
hizo la empresa Texaco, al igual que Petrocuador y otras empresas
petroleras. Estas ‘piscinas’ de agua muy contaminada dañan el agua
subterránea y a veces se desbordan. Lamentablemente, este tipo de situaciones no son sólo del pasado. La Fundación Pachamama y el Centro de Derechos Económicos y Sociales, realizaron una inspección a
las zonas donde se produjeron dos derrames petroleros en mayo 2012
que afectaron los ríos Quehuiparo, Shiripuno, Cononaco y Tihuino
que llegan hasta la Zona Intangible Tagaeri Taromenane (ZITT) dentro
del Parque Nacional Yasuní. En sus conclusiones, estas organizaciones
señalan: “Nos preguntamos: hasta cuándo se nos seguirá airmando que
las empresas petroleras que operan en nuestra Amazonía, utilizan tecnología de punta El Ministerio del Ambiente ni siquiera posee la información necesaria sobre los derrames ocurridos en la zona Acaso no hemos
aprendido nada de lo que se ha llamado el ‘mayor desastre ambiental’
conocido como el ‘Caso Texaco’ “(Narváez, 2012).
Hoy en día, Chevron-Texaco debe asumir una reparación de más de
9 mil millones de dólares por los impactos provocados en la Amazonía
ecuatoriana. Martínez Alier (2011a) y Joseph (2012) aportan una descripción de daños a las aguas, a los suelos y a la salud de las personas
en este caso, junto con un análisis de la histórica sentencia de 14 febrero 2011, por la que se le impuso a Chevron una condena de unos 6
dólares por barril extraído (entre los años 1970 y 1990) como compensación de daños, más otros 6 dólares de multa o de ‘penalidad punitiva’
por no haber ofrecido ni tan siquiera disculpas. Esta sentencia ha sido
ratiicada en apelación, aunque en la Corte Nacional de Ecuador se
eliminó la penalidad punitiva.
Mientras tanto, hay otras compañías estatales o privadas que causan daños similares tanto en Ecuador como en otros países. Actualmente hay diversos juicios en marcha contra la empresa Shell por tantos años de actividad literalmente criminal en el Delta del Niger.
El agua está presente, pues, en conlictos de extracción de petróleo
y gas, a los que se añade la actual polémica sobre el impacto en los
acuíferos que tendrá el fracking del gas de esquisto.
321
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
2.2. Los conflictos en el uso de la tierra y el agua (deforestación, plantaciones forestales y agrocombustibles)
Es obvio que las plantas necesitan agua para crecer. Cuando una
zona geográica exporta biomasa a otra zona, a la vez le está ‘exportando’ (o le está permitiendo ahorrar) el agua que se usó (ya fuera de
lluvia o de riego) para que creciera esa biomasa. El nexo entre los conceptos de huella hídrica, agua ‘virtual’ y exportación de biomasa viene
explicado en trabajos de Madrid et al. (2013), Velázquez et al. (2011),
Pérez Rincón (2006) y Pengue (1996). Éste último ofrece un excelente
análisis de la exportación de agua de Argentina, del que se toman unos
párrafos a continuación.
“La agricultura es una de las principales producciones demandantes de agua (suma alrededor del 70 % en el promedio mundial),
siendo el riego una de las actividades que genera preocupación respecto a la disponibilidad e impactos sobre la demanda de agua potable que puede implicar el incremento de las extracciones a través
de este hacia las décadas venideras (…)
Producir alimentos implica consumir agua “Todo pasto es
agua” decía el padre de la agricultura conservacionista argentina
(Molina, 1967) Para producir un kilogramo de granos, se necesitan
entre mil a dos mil kilogramos de agua, lo que equivale a alrededor
de 1 a 2 m3 de agua 1 Kg de queso necesita alrededor de 5 000
a 5 500 Kg de agua y uno de carne, demanda unos 16 000 kilogramos de este elemento vital (Hoekstra, 2003) En este sentido a
pesar de la eiciencia que se ha buscado en la producción agrícola,
el agua y la sequía han sido factores restrictivos para la producción
en muchos países del mundo
En el caso de la agricultura hay que distinguir dos componentes
importantes en el agua que se mueve del suelo a la atmósfera, que
son: la evaporación y la transpiración La primera es la pérdida directa
del agua del suelo hacia la atmósfera y la segunda es la cantidad de
agua que se mueve a través de la planta al ser absorbida por la raíz,
luyendo por el xilema, evaporándose por el mesóilo y inalmente difundiendo como vapor de agua a la atmósfera a través de los estomas
Los dos componentes a los efectos de cálculos vinculados al consumo
del recurso, se integran en el concepto de evapotranspiracion
322
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
No obstante esta importancia, la producción de granos ha considerado el uso del agua en sistemas de secano como un insumo de
uso no restrictivo y que no ha sido imputado a las cuentas de costos
y beneicios Sin embargo, los alimentos contienen una porción relativamente importante de agua en su estructura y han demandado
porcentajes muchísimo más altos de este insumo, durante el proceso
de producción ” (Pengue, 1996: 59).
Así pues, cuando un territorio exporta biomasa a otro, decimos
que exporta agua ‘virtual’, pero no es virtual sino real y la podemos
calcular. Tanto da que la biomasa sea celulosa, agro-combustibles, cereales, azúcar, etc. Por ejemplo, la exportación de soya o de celulosa de
Brasil implica también una gran ‘exportación’ de lo que se llama agua
virtual, que es el agua realmente gastada para que crezcan las plantas
(soya o eucaliptos) y que por tanto no se usó para otros ines.
Entre los casos de cultivos energéticos, destaca la polémica de la
jatropha. Dicen que el piñón (Jatropha curcas) para biodiesel crece con
poca agua y es resistente a la sequía. Sin embargo, si no cuenta con
suiciente lluvia o riego, su rendimiento es reducido. En la práctica,
compite pues por agua y por tierra con otros cultivos, como se ha estudiado en detalle en Tamil Nadu en la India (Ariza et al., 2010).
Mención aparte merecen las plantaciones de eucaliptos, y los conlictos que generan en todo el mundo. Las enormes áreas de plantación
de eucalipto desde la década de los setenta merecieron la denominación de ‘desiertos verdes’. El concepto da mucho que pensar. Se reiere
a la pérdida de biodiversidad en los monocultivos de árboles pero también al agotamiento de agua. Puede estudiarse los inconvenientes de
las plantaciones de árboles como eucaliptos y otros (“las plantaciones
no son bosques”) en el informe de Overbeek et al. (2012).
Estas disputas también se dan en la actualidad en el sur de España.
Al lado de Doñana, en Andalucía amenazaba en 2008 la plantación de
eucaliptos: “Si en cada hectárea caben 1 400 eucaliptos, eso implica un
consumo de 42 000 litros de agua por hectárea /día”. Según Ecologistas
en Acción, esta nueva área de expansión del eucalipto se sumaría a
las más de 2.000 hectáreas que la Empresa Nacional de Celulosa en
España (ENCE) está implantando en Huelva, “por si no fueran pocas las
100 000 hectáreas que aún hay de eucalipto para pasta de papel y que
323
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
han transformado uno de los mejores bosques mediterráneos de Andalucía en un pre-desierto”6. Los eucaliptos no son nuevos en Doñana. Fue
precisamente la amenaza de su plantación masiva, junto a algodonales
y arrozales, la que dio lugar a la creación del Parque Nacional en 1969.
3. Conflictos en la gestión de los servicios de agua
y saneamiento
3.1. Derechos de propiedad (acceso) al agua
Aunque la Ecología política del agua insiste en los conlictos que surgen sobre su uso, eso no signiica que eluda el estudio de sistemas de
gestión que han conseguido a la vez evitar conlictos sociales y mantener la calidad y cantidad de agua para los humanos y los ecosistemas.
Estudiamos pues cuáles son los ‘derechos de propiedad’ sobre el
agua. ¿Es el agua del primero que se la lleva, es el agua de propiedad
estatal, es de propiedad privada, o será más bien el agua de propiedad
y gestión comunitaria? ¿Qué relaciones hay entre sistemas de propiedad y sistemas de gestión? Este es también un tema de la ecología
política. Estudiamos la interacción entre la distribución del poder y las
realidades materiales del metabolismo social en las que se insertan las
luchas ambientales, incluyendo los conlictos del agua. Y estudiamos
asimismo los sistemas de gestión del agua que pueden haber evitado
conlictos siguiendo aquí los trabajos de Elinor Ostrom (2000).
Cuando el agua ha sido escasa, la propia sociedad ha creado instituciones para gestionarla. Pero otras veces ha existido una simple ‘regla
de captura’, por ejemplo, para acceder al agua subterránea mediante
pozos. Al abaratarse el esfuerzo de sacar agua mediante bombas de petróleo o eléctricas, se extrae una cantidad excesiva y baja la capa freática. Debe entonces instituirse una nueva regla. Por ejemplo, en Gujarat
y Maharashtra, India, la agricultura capitalista de caña de azúcar ‘roba’
agua a las familias pobres, al igual que los ingenios azucareros en Mo-
6. Los eucaliptos amenazan Doñana (20 minutos, 27/11/2008). Disponible en: http://blogs.
20minutos.es/cronicaverde/2008/11/27/los-eucaliptos-amenazan-doaaana/. Fecha de acceso: 25/02/2013.
324
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
relos en la época de Emiliano Zapata. En países del mundo pobre cuya
agricultura es mayormente irrigada y que dependen de ella para la alimentación humana (la India, Pakistán, China, Egipto, Irán, Irak, y en
parte México y Perú), el argumento de que el agua debería dedicarse a
un uso más ‘rentable’ no resulta apropiado: aunque crematísticamente
podría ser verdad no lo es socialmente.
En zonas de antigua agricultura irrigada, frente a la interpretación histórica que establece una correspondencia entre falta de agua,
grandes obras de irrigación y un ‘despotismo oriental’ (como argumentó Karl Wittfogel), puede argumentarse con más razón que han
existido instituciones democráticas, en forma de comunidades de
regantesque han regulado el uso del agua. Muchas de esas instituciones ancestrales fueron estudiadas por Elinor Ostrom (2000), uno de
cuyos primeros artículos fue sobre el antiguo Tribunal de las Aguas
de Valencia. Las ofrendas a los Apu (grandes cerros nevados), que
son fuente del agua en valles andinos como el del Colca, son una
manifestación de esa regulación comunitaria del uso del agua, como
también en el sur de la India y en Sri Lanka los templos locales han
cumplido esta función. Cada templo tiene su tanque de agua (una
pequeña represa de tierra) para que la comunidad riegue. A la vez el
tanque ofrece otros servicios de producción (la pesca por ejemplo) y
de regulación ambiental. Asimismo, en algunos poblados de la India,
de forma comunitaria se han construido en los últimos años estructuras físicas de ‘recolección de agua’ (water harvesting). Eso requiere
que existan o surjan instituciones sociales que cooperen mediante
trabajos comunitarios en esas construcciones y que después regulen
el uso del agua (prohibiendo por ejemplo determinados cultivos que
requieren mucha agua).
En resumen, si el acceso al agua subterránea o el acceso al agua
supericial de los ríos, estuviera abierto sin restricción al primero que
llega, seguramente habrá abuso. Es lo que Garrett Hardin (1968) llamó
equivocadamente ‘tragedia de los bienes comunes’ cuando quería decir ‘tragedia del acceso abierto a todos’. Las opciones de gestión comunitaria, gestión estatal o gestión privatizada (mediante concesiones administrativas), son válidas para evitar los problemas del acceso abierto.
No obstante, las implicaciones sociales de cada una son diferentes.
325
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
3.2. Imposición de la gestión centralizada del agua urbana y
la controversia de la privatización
Veamos al respecto algunos conlictos nacidos de la gestión de
servicios de agua y saneamiento en contextos urbanos. A través de
una revisión de los modelos contrapuestos de gestión comunitaria y
gestión centralizada del agua, tanto pública como privada, se puede
identiicar los argumentos de los actores involucrados y los nuevos
casos de innovación institucional.
En los últimos 20 años, hay conlictos contra la privatización de los
servicios de agua urbanos. El agua en la ciudad sirve distintos usos: el
suministro doméstico, la limpieza de espacios públicos y la evacuación
de residuos. ¿Quién tiene derecho a apoderarse de esos usos del agua,
y después cargar un precio que asegure las necesarias inversiones?
A nivel global, un grupo reducido de compañías se reparte el grueso de los mercados de distribución y saneamiento de agua. El cuadro IX.4 muestra las diez mayores, por volumen de agua gestionado.
En conjunto, estas empresas sirven a casi 380 millones de personas,
dos tercios de las cuales se encuentra fuera del país de origen de las
compañías. La naturaleza multinacional de muchas de las compañías
involucradas en procesos de privatización es uno de los argumentos,
pero no el único, en los conlictos. Veamos a continuación alguna de
las principales controversias.
326
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
Compañía
País
Población servida
(2010)
Volumen de agua gestionado
(millones m3/año; 2008/2009)
Veolia
Environment
Francia
124.480.000
Suez
Environment
Francia
Agbar2
España
Áreas de operación1
Total
% domés.
Distrib.
Saneam.
Total
20
7.421
5.217
12.638
Europa (Francia, Alemania,
Reino Unido, otros);
Norteamérica (EEUU), AsiaPaciico, Otros.
117.409.000
10
2.588
1.978
4.566
Más de 70 países en a) Norte
América; b) Europa central,
Mediterráneo y Oriente
medio, 3) Asia-Pacíico.
29.525.000
52
2.735
1.0183
3.753
Europa (España, Reino
Unido), N África (Argelia),
América Latina (Chile,
Colombia, Cuba, México,
Perú), Asia-Pacíico (China).
Sabesp
Brasil
26.200.000
100
1.630
1.373
3.003
Brasil.
Guangdong
Investment
China
5.800.000
100
1.993
n.a.
1.993
China.
Shangai
Industrial
China
13.900.000
100
n.a.
n.a.
1.973
China.
Sembcorp
Singapur
5.350.000
8
n.a.
n.a.
1.935
Asia (Singapur, Filipinas,
China, Indonesia), Medio
Oriente (EAU, Omán), Otros
(Chile, Panamá, Reino
Unido, Sudáfrica).
Thames
Water
Reino
Unido
13.000.000
100
938
1.026
1.964
Reino Unido.
FCC
España
27.372.000
48
976
505
1.481
Europa (España, Portugal, R.
Checa, Italia, Montenegro,
Rumania); Oriente medio
(EAU, Arabia Saudí), N
África (Argelia, Egipto),
América Latina (Chile,
Colombia, Ecuador, México,
Perú); Asia (China).
Cuadro IX.4. Diez principales compañías privadas de agua, por volúmenes gestionados. Fuente: adaptado de Owen, 2010.
Revisando el escenario latinoamericano, Chile aparece como caso
ejemplar de la ‘revolución neoliberal’. Al igual que en otros sectores de
la vida nacional, grupos económicos privados controlan la propiedad
y la gestión del agua, arropados por un Código de aguas de 1981 coherente con la Constitución de 1980. A tenor de ello, el 90% de los derechos de acceso al agua se encuentra concentrado en grandes empresas,
sobre todo mineras, en un marco de falta de regulación sobre caudales
Notas: (1) Según información en el sitio web de cada compañía; (2) Subsidiaria Suez Environment; (3) Sólo para España y Chile.
327
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
ambientales. Desde 2008 hasta la fecha, las sucesivas iniciativas legislativas para restablecer el estatus del agua como un bien de dominio
público no han fructiicado en una reforma constitucional. En un contexto propenso a la escasez, la equidad y cobertura en el acceso, así
como el entorno ambiental, se han visto impactados por la derivación
del recurso hacia usos energéticos o extractivos privados, tal como se
ha expuesto en la sección anterior. Ante esta situación, Castro y Quiroz
(2011) caracterizan las dimensiones de la injusticia hídrica del caso
chileno, que incluye falta de prelación de usos más necesarios, otorgación gratuita y perpetua de derechos de uso o falta de consideración
normativa a los pueblos originarios, entre otros.
Siguiendo a la ola privatizadora, se suceden en otros países las resistencias a la privatización de la gestión del agua. En ocasiones, resultan exitosas, y se convierten en hitos de las luchas por la justicia
hídrica. Tal fue el caso de la famosa oposición a la privatización del
agua urbana en Cochabamba (Bolivia). Crespo (2000) explica el caso,
construyendo su argumentación a partir de los antecedentes de movilizaciones campesinas en esta región caracterizada por la escasez
permanente del recurso hídrico. En este contexto, en 1999 tiene lugar
la concesión privada de la empresa municipal de distribución en Cochabamba, vinculada a un proyecto de trasvase denominado Misicuni.
Paralelamente, a nivel nacional, se aprueba sin consenso una regulación del abastecimiento y saneamiento del agua inluida por recomendaciones liberalizadoras del Banco Mundial.
La reacción pública no se hace esperar, organizada en torno una
‘Coordinadora Departamental del Agua y la Vida’, que van creciendo
en alcance, hasta la organización de una ‘toma simbólica’ de la ciudad
de Cochabamba que fue violentamente reprimida. En abril de 2000, la
coordinadora sometió a referéndum popular las medidas privatizadoras. El resultado fue en un 90% favorable a reapropiación pública de la
gestión. Ante la evidencia de una movilización masiva y permanente,
el gobierno decidió inalmente la rescisión del contrato de privatización, trasladando la administración del agua a la Coordinadora, junto
con la considerable deuda de la empresa. Desde entonces, la gestión
del agua en Cochabamba tiene un carácter público, y se ha erigido
como un ejemplo de éxito de los movimientos sociales contra el avance
de las multinacionales del agua. Con todo, existen graves problemas
328
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
de abastecimiento en muchas áreas de la ciudad, que se han paliado
mediante la conformación de comités de agua que regulan el uso de
acuerdo a usos y costumbres comunitarios.
La tendencia a retomar el control público de la gestión del agua no
es un fenómeno aislado. Pigeon et al. (2012) han compilado los casos
de París (Francia), Dar es Salaam (Tanzania), Hamilton (Canadá), Malasia (a nivel nacional) y Buenos Aires (Argentina). En este último caso,
se reporta cómo la concesión de distribución y saneamiento por 30
años que se otorgó a Suez en 1993 (a través de su subsidiaria Aguas Argentinas SA, AASA) fue cancelada ante incumplimientos contractuales. Azpiazu y Castro (2012) explican cómo durante una primera fase
de privatización, hasta 2002, el gobierno observó incumplimientos signiicativos por parte de AASA en relación a los acuerdos de inversión,
y a la cobertura y calidad del servicio. Pese a las quejas, el gobierno
toleró estos incumplimientos, y además cedió a las demandas corporativas de aumentos y dolarización de la tariicación, que supusieron
una evolución regresiva de las tasas de servicio. Adicionalmente, la
empresa se endeudó con entidades inancieras internacionales, lo que
la hizo vulnerable a posibles devaluaciones en la paridad peso-dólar,
como inalmente ocurrió en 2002. A raíz de ello, se inicia una confrontación entre AASA, que busca restaurar el equilibrio inanciero
exigiendo nuevos privilegios y congelando las inversiones, y las autoridades argentinas, que aducen incumplimiento del contrato inicial.
Finalmente, en 2006 se cancela la concesión a AASA, pasando la
gestión a una compañía pública, con un 10% de participación de los
sindicatos de trabajadores. La nueva compañía, AySA, ha expandido la
red de distribución y saneamiento, si bien opera en un contexto de desequilibrio inanciero subsanado por transferencias gubernamentales.
Resulta destacable mencionar que AySA ha articulado la expansión de
infraestructura de la mano de cooperativas de trabajadores que proveen la fuerza de trabajo (por ejemplo, el ‘Plan Agua x Trabajo’). En
Argentina, se han dado otros casos de remunicipalización en Santa Fe,
Córdoba y Tucumán.
La defensa del agua como elemento que debe ser gestionado desde
lo público está en la raíz de iniciativas como la reforma constitucional
de Uruguay en 2004 que se describe en el apartado siguiente. Entretanto, nuevas procesos de privatización se han visto truncados en el
329
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
reciente contexto de crisis internacional. Así, en 2012 la privatización
de El Canal de Isabel II, en Madrid, no se llevó a cabo tal cual preveía
el gobierno regional. En ello pesa, tal vez, el resultado de la consulta
popular en el que 167 mil personas (el 99% de los participantes) votaron a favor de una gestión enteramente pública de la empresa. O tal
vez pesa más la mala coyuntura económica, que ante el desinterés de
los posibles inversores, auguraba una exigua incorporación de capital.
Entretanto, en Barcelona la privatización de la compañía Aigües
del Ter – Llobregat (ATLL), formalizada en 2012 entre el gobierno de la
Generalitat Catalana y Acciona se ha visto envuelta en una formidable
polémica. Por un lado, las asociaciones vecinales - con antecedentes en
la ‘guerra del agua’ de 1991 por el encarecimiento del recibo del aguay organizaciones ecologistas particularmente sensibles a los conlictos
hídricos han creado una alianza a través de la plataforma Aigua és Vida
(http://plataformaaiguaesvida.wordpress.com/) que da seguimiento a
ésta y otra controversia en la creación de un partenariado mixto para
la gestión del ciclo integral del agua en la zona metropolitana de Barcelona. Por otro lado, la opacidad de la privatización ha desencadenado
una guerra empresarial entre la concesionaria Acciona y su rival en el
concurso, Aguas de Barcelona, que impugnó la adjudicación, con respuesta favorable del órgano administrativo correspondiente. En una
suerte de paranoia gubernamental la Generalitat presentó un recurso en contra de su propia resolución que anulaba la adjudicación de
ATLL. A inicios de 2015, Acciona seguía gestionando ATLL, a pesar
de la imminente revocación de la adjudicación, con encarecimientos
signiicativos y permanentes del servicio para los consumidores.
En los casos expuestos, hay una contraposición entre distintas visiones de la gestión. Los críticos contra la privatización de los sistemas
urbanos de agua apuntan a que la perspectiva neoliberal de tratar el
agua como una mercancía tiene el objetivo de generar beneicios empresariales más que dar un buen servicio al que pobres y ricos tienen
derecho. Da más beneicios vender metros cúbicos de agua que cuidar
el ambiente natural. Todo eso es cierto. Pero el creciente uso de agua
para los riegos, para la industria y para el uso doméstico, no es sólo
producto de una corriente ideológica, sino obedece al crecimiento del
metabolismo de la economía que exige más energía, más materiales
y genera más residuos. Dicho crecimiento requiere intervenciones en
330
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
el ciclo hidro-social y transformaciones en los paisajes hídricos que
favorezcan el aumento en la escala de uso de los recursos. Eso ocurre
igualmente bajo gobiernos que no son neo-liberales. Dichas transformaciones, al igual que las grandes obras de infraestructura, acarrean a
su vez nuevos conlictos, como se verá en el apartado siguiente.
3.3. Conflictos por grandes obras de infraestructura (presas, trasvases e hidrovías)
Domeñar los ríos, evitar que se ‘pierda’ el agua, ha sido el sueño de
muchos ingenieros hidráulicos. Sin embargo, desde el punto de vista
ecológico, el agua de los ríos no se pierde sino que desempeña funciones ecológicas en las riberas, proporciona sedimentos en los deltas, se
depura a sí misma al oxigenarse, y lleva nutrientes al mar, contribuyendo así a la prosperidad de las zonas pesqueras litorales. Esas ideas
de gestión ecosistémica de los ríos, según las cuales el agua que no se
usa para la economía tiene importantes funciones ecológicas que el
mercado olvida, están cada vez más presentes en el debate. Son ideas
reforzadas por el estudio de los valores que proporcionan los servicios
ambientales, según la escuela de De Groot y Daily y la Evaluación de
los Ecosistemas del Milenio, como hemos visto en un apartado anterior. Estas nuevas ideas no están, sin embargo, plenamente asentadas
en la conciencia pública. Hace muy pocos años, no resultaba extraño
leer frases como la siguiente: “Buena parte del agua del Ródano va al
mar, sin dejar provecho alguno a las regiones por las que cruza La conciencia de que el agua es hoy un bien escaso espolea la imaginación de
los franceses que ansían vender ese bien a los catalanes ” 7. El agua que
llega al delta del Ródano (el gran humedal de La Camarga) y al mar,
era vista como agua perdida.
En esta forma de pensamiento, la construcción de embalses, al igual
que la práctica de los trasvases, imponen ‘derechos de propiedad’ sobre
el agua, frecuentemente en beneicio del Estado o de empresas concesionarias que suponen una expropiación de usos tradicionales anteriores.
7. Francesc Arroyo, “Los franceses quieren vender el agua del Ródano a Cataluña. Los empresarios dicen por primera vez que el trasvase del río podría ser un gran negocio”, El País,
Barcelona, 2 de mayo de 1999.
331
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
A veces eso acontece incluso en el ámbito internacional: al delta del Colorado en México ya no llega agua porque se queda toda en EEUU.
Así, en la segunda mitad del siglo XX y en lo que llevamos del XXI,
las pequeñas represas o azudes para regadío pasaron a la historia. Esa
ha sido la época de las grandes obras de infraestructura. Tanto da que
los regímenes políticos fueran democráticos o no: bajo Nehru o bajo
Mao, bajo Franco o Nasser o en Estados Unidos, en la antigua URSS
o ahora en Brasil, India, China, avanzan todavía las grandes presas.
Hay en la Economía del Agua, una discusión entre la vieja escuela del aumento de la disponibilidad, y la nueva escuela que destaca
las políticas de demanda para dirigir el agua a usos más rentables y
favorecer su ahorro y reutilización. Al disminuir el uso de agua e impulsar su reutilización, se facilita mantener agua suiciente en los ríos
para funciones ecológicas. La importancia de mantener las funciones
ecológicas es un elemento fundamental de ruptura con los antiguos
enfoques modernizadores de gestión hídrica. Los embalses han sido
un procedimiento muy importante para aumentar el abastecimiento
de agua. En la segunda mitad del siglo XX abundaron como fuente de
hidroelectricidad, pero también como fuente de agua para regadíos
agrícolas, apoyo a trasvases entre cuencas y zonas urbanas. Hoy en día
son cuestionados pero su construcción continúa.
Por supuesto, hay voces en disenso. El año 2000, la Comisión Mundial
de Represas publicó un célebre informe que aportaba un enfoque innovador en la planiicación hidrológica y energética, buscando proteger a los
afectados por las presas y al medio natural (WCD, 2000). La producción
de autores como Patrick McCully (1996) o la labor de redes como la que
McCully dirigió, la International Rivers Network, aportan informaciones
muy completas y visiones críticas de la construcción de grandes presas.
Doce años después de lo que pareció ser un hito en la denuncia
por la WCD de los males causados por represas, el mundo contempla el mismo o mayor ritmo de construcción e inundación. Más de
45000 presas de más de 15 metros de altura alteran los ecosistemas
y a la poblaciones que dependen de ellos, en todos los grandes sistemas luviales del planeta (Nilsson et al., 2005). Aguas arriba, se desplaza a la población, sin compensación ni relocalización adecuadas.
Se pierden tierras de cultivo, se pierden restos arqueológicos, biodiversidad. Aguas abajo, escasea el agua, desaparece la pesca. Se gana
332
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
kilovatios-hora, se gana a veces agua para regadíos. Pero, ¿quién gana
y quién pierde, ahora y en el futuro? Los regímenes luviales regulados alteran la diversidad ecológica y las funciones ecosistémicas de los
ríos, la temperatura y los lujos de sedimentos. Los embalses vienen de
la mano de homogeneización biótica a nivel global, por la introducción
deliberada y accidental de especies exóticas favorecidas por las condiciones ambientales en los embalses (Poff et al., 2007). Un artículo
en Water Alternatives revelaba hace pocos años que 472 millones de
personas se han visto negativamente afectadas aguas abajo de grandes
represas (Richter et al. 2010).
Hoy por hoy, la represa más polémica de toda América Latina es tal
vez la de Belo Monte, que está siendo construida a pesar de protestas
indígenas y ecologistas en el Río Xingú en el estado de Pará cerca de
Altamira. Su potencia instalada será de tal vez de 11.000 MW, la tercera mayor del mundo tras las Tres Gargantas en China (20.300 MW) e
Itaipú en la frontera paraguayo-brasileña (14.000 MW).
Se dice a veces que las hidroeléctricas, como no queman carbón ni
gas, producen electricidad sin producir CO2. A veces hasta les dan ‘créditos de carbono’. Sin embargo, Belo Monte implica la destrucción de
cientos de kilómetros cuadrados de bosque que almacenaba y absorbía
CO2. Además, los bosques inundados por Belo Monte, al pudrirse bajo
el agua (como ocurrió ya en Tucuruí cerca de Belén) generarán grandes cantidades de metano que es un gas con efecto invernadero más
potente que el CO2.
El crecimiento de la economía de la India, de Brasil, de China etc.
lleva a una mayor demanda de electricidad. A veces la demanda no es
interna: se requiere electricidad para la minería y el beneicio de metales para la exportación. Una parte signiicativa de la creciente oferta de
hidroelectricidad de Perú y de Chile es para la exportación minera, tal
como se argumentaba en la sección anterior. En la India, los planes de
represas en el Himalaya y en Nororiente contemplan 50.000 MW de
potencia. En Brasil y en toda América latina se contempla mucho más,
del orden de 300.000 MW, ¿pero con qué costos?
Las presas son un eslabón en el esfuerzo por el control modernizador de los ríos, pero no el único. Trasvases de agua entre cuencas
y trazados de hidrovías (como la proyectada en el Paraguay-Paraná
entre Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay en el marco del
333
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
proyecto IIRSA8) suponen también elementos esenciales, a menudo
polémicos, en el funcionamiento del metabolismo hídrico.
El trasvase (transposição) del Río Sao Francisco en Brasil llamó
mucho la atención, desde su aprobación en 2005 (Suassuna, 2011).
Un obispo, apoyado por el pueblo, se declaró en huelga de hambre
contra ese trasvase, todavía en construcción. El ayuno del obispo del
nordestino estado de Bahía, buscaba llamar la atención sobre una de
las obras que mayores impactos ambientales y sociales tendrán en el
Brasil. “Por amor al río, amor al pueblo ribereño del San Francisco y al
pueblo nordestino, estoy haciendo este ayuno”, decía el obispo de Barra, Luiz Flavio Cappio de 61 años. Ese caso de Brasil se parece a otros:
las iniciativas de interlinking of the rivers en la India o el trasvase del
Ebro en España. En Brasil, Leonardo Boff, el teólogo de la liberación,
encabezó un maniiesto que indicaba: “Repudiamos el actual proyecto
del gobierno federal de trasvase del río San Francisco (…) [porque] no
es democrático, porque no democratiza el acceso al agua para las personas que tienen sed en la región semiárida“. Pero el presidente Lula
aseguraba que las obras llevarán agua a 12 millones de pobres y que
“entre los pobres y el obispo me quedo del lado de los pobres” (Zibechi, 2007). El problema de esta interpretación de Lula, es que muchos
pobres estaban con el obispo.
3.4. ¿Hay un pico del agua?
A veces se quiere ver los conlictos sobre el agua como efectos de
la escasez de agua. La extracción de agua estaría llegando a su pico, de
aquí para delante habrá que bajar su consumo anual, como ocurrirá
con el ‘pico del petróleo’ y con el ‘pico del fósforo’. El concepto tendría implicaciones diferentes en lo relativo al agua ‘renovable’ (la que
luye libremente a través del ciclo hidrológico en periodos cortos de
tiempo), el agua ‘no renovable’ (los ciclos más lentos del agua fósil) y
el agua ‘ecológica’ o los llamados (graciosamente) ‘caudales mínimos’
(que dan soporte a las funciones de los ecosistemas acuáticos) (Gleick
8. IIRSA, Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana.
Eje Hidrovía Paraguay Paraná. http://www.iirsa.org/ejehidrovia.asp. Fecha de acceso
25/02/2013.
334
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
et al., 2010). Si bien estas perspectivas abren un interesante debate, no
estamos de acuerdo con la tesis de que la escasez de agua sea el resultado de un condicionamiento físico.
El consumo humano directo es una parte muy pequeña de las demandas globales. Para la agricultura el tema es otro, en países con amplios regadíos la agricultura absorbe más del 70 por ciento de todo el
consumo pero hemos de ver si se trata de cultivos de subsistencia o si se
malgasta el agua en cultivos de exportación, como los ya mencionados
tomates de Almería (que incorporan o, mejor dicho, disipan mucha agua
‘virtual’), como los espárragos de exportación de la costa de Perú, una
costa donde no llueve y toda la agricultura es de riego. O como la exportación de agrocombustibles, como el etanol de Piura en la costa norte de
Perú y tantos otros ejemplos, entre ellos los bananos regados de la costa
de Ecuador. Se utiliza mucha agua en la agricultura que no necesariamente sirve a los propósitos de un derecho humano fundamental.
Es muy distinto desalar agua del mar en situaciones de escasez de
agua para la población urbana pobre (como sería en Gaza, en Palestina) que desalar agua para la minería, como piensan hacer en Namibia
para la minería de uranio para exportar. Una cosa absurda y dañina.
Hay muchos conlictos sobre el agua, pero la mayoría no se originan en la falta de agua para el consumo doméstico. Son conlictos
vinculados a la utilización del agua como materia prima en otros usos
o como vehículo de evacuación de residuos. Por ejemplo, para la expansión de la urbanización y el turismo, como en Valencia o Alicante
o Murcia, cuando se hablaba del trasvase del Ebro. O para producir hidroelectricidad, como en el gran conlicto ya mencionado por la represa de Belo Monte en el Xingú en Brasil. O para regar en la agricultura,
lo que a veces es necesario para la subsistencia de la gente local como
en tantos cultivos de arroz en Asia, pero otras veces es simplemente
para ganar dinero en cultivos de exportación.
4. Nuevos enfoques legales, institucionales y económicos
Más allá de generar una mayor sensibilidad sobre las temáticas
socio-ecológicas y, en ocasiones, encontrar respuesta a problemáticas
especíicas, los conlictos ambientales pueden llegar a convertirse en
335
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
verdaderos revulsivos a la innovación institucional. Esto es cierto a niveles locales de gestión comunitaria, como estudiaron Ostrom y otros
autores. Y también lo es al nivel de las políticas públicas.
En España, a principios de la década de 2000, la reacción contra el
trasvase del Ebro previsto en el Plan Hidrológico Nacional (PHN) de
2001 hizo que protestas locales preexistentes se convirtieran en masivas, abriendo un amplio debate que incluía a los movimientos sociales y
a la comunidad cientíica. Son numerosas las entidades que participaron
en la popularización de una nueva cultura del agua a raíz de este caso.
Cabe destacar entre ellas a la Plataforma en Defensa de l’Ebre (www.
ebre.net), creada el año 2000 en Tortosa, que hizo de una tubería anudada un icono de la protesta social antitransvasista, y la Fundación Nueva
Cultura del Agua (www.fnca.eu), constituida en 1998 como un foro de
relexión académica y profesional sobre políticas de gestión del agua.
El PHN de 2001, y proyecto del trasvase del Ebro que allí se contemplaba, fueron modiicados en 2005 (BOE, 23/06/2005) en gran parte
gracias a esta reacción social. Más allá de este éxito, cuya resiliencia frente a cambios en la políticas gubernamentales está actualmente siendo
puesta a prueba, el gran logro de las luchas antitransvasistas desde el
Ebro fue doble. Por una parte, la Nueva Cultura del Agua se convirtió
en referencia, inspiración e impulso de nuevos fundamentos de gestión,
con inluencia más allá de las fronteras del país. Algunos de ellos, como
la unidad de cuenca o la dimensión ecosocial del agua, son plenamente
consistentes con los principios la Directiva marco del agua (2000/60/CE)
que guía la actuación de la Unión Europea en la política de aguas.
Por otro lado, la intensidad del movimiento contra el PHN contribuyó a reforzar la representación (en el sentido de Schlosberg, 2007)
de otras movilizaciones locales, tanto en la propia región afectada por
el trasvase como en otras localidades del ámbito regional y estatal.
Proliferaron plataformas contra infraestructuras de diversa índole,
centrales termoeléctricas, implantación de parques eólicos, defensa
del medio natural, etc. con visibilidad e inluencia política. “Cuando
nacen, estos movimientos evidencian el divorcio entre la política y el
territorio, la lejanía y el olvido […], nuestras movilizaciones responden
a un sentimiento de defensa del territorio y de un modelo diferente al
que nos quieren imponer” (Roser Vernet, portavoz de la Plataforma
del Priorat en La Vanguardia, 09/07/2005). Ésta es una visión de la
336
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
reivindicación territorial, en la línea de la justicia ambiental, muy diferente de la argüida ‘cultura del no’ o de los supuestos casos ‘NIMBY’
que (por ejemplo) el expresidente de la Generalitat de Catalunya, Jordi
Pujol instaba a superar, alertando del peligro que suponen para el progreso económico y social (y para la práctica de la ingeniería) (Centre
d’Estudis Jordi Pujol, Cátedra UPC-Endesa red, 2012).
4.1. Redes nacionales y transnacionales de resistencia y
justicia hídrica
La movilización contra el trasvase del Ebro (que le ganó a Pedro
Arrojo el único Premio Goldman conseguido por un ciudadano español) es uno de los muchos ejemplos de resistencia que se pueden interpretar en clave de justicia hídrica. En este apartado se revisan otros del
ámbito latinoamericano o internacional.
En América Latina, existen numerosas organizaciones de la sociedad civil que abordan problemáticas vinculadas al agua. Es muy común que movimientos o redes anti-mineras (como RECLAME en Colombia o ‘No a la Mina’ en Argentina) o de resistencia a monocultivos
de árboles (como el World Rainforest Movement basado en Uruguay)
incluyan el agua entre sus principales reivindicaciones. A continuación se mencionan, a modo de ejemplo, únicamente tres redes nacionales cuya línea de actuación se orienta de manera muy particular en
movilizaciones vinculadas a conlictos hídricos.
El Movimento dos Atingidos por Barragens (MAB, www.mabnacional.org.br) es un movimiento popular brasileño de acción colectiva en
la lucha contra las presas. De maniiesta orientación reivindicativa y
política, es uno de los movimientos más antiguos de afectados por
presas, con origen en la década de los setenta. En el marco de la crisis
energética de aquel momento, el gobierno militar apoyó el desarrollo de grandes hidroeléctricas que supusieron el desplazamiento de
decenas de miles de personas. En la época en que surgían otras fuerzas políticas destacadas, como el Movimiento de los Sin Tierra o el
Partido de los Trabajadores, el descontento se canalizó en este caso a
través de comisiones regionales de afectados, que resistían los proyectos hidroeléctricos o, al menos, reivindicaban indemnizaciones justas
y obtención de nuevas tierras. Casos emblemáticos de aquel momento fueron las presas de Tucuruí (Pará), Itaipu (segunda más grande
337
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
del mundo, binacional con Paraguay), Sobradinho (Bahía) y Itaparica
(Pernambuco, Bahía) y otras represas más pequeñas en Rio Grande do
Sul. En la actualidad, como hemos visto son de particular interés las
campañas en torno al proyecto hidroeléctrico Belo Monte río Xingú
(Pará), de efectos ambientales y culturales particularmente adversos,
dadas las grandes dimensiones del proyecto y su emplazamiento, y las
movilizaciones por las presas en el río Madeira (Jirau y Santo Antônio)
en la región del Amazonas vecina a Bolivia, en las que están involucradas empresas constructoras y bancos europeos.
El Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa
de los Ríos (MAPDER, www.mapder.lunasexta.org), fundado en 2004,
reúne organizaciones sociales y a comunidades de todo México que
se sienten afectadas por la construcción de presas. Aborda de manera
integral la defensa de los ríos, la tierra, los derechos humanos y la
vida. Entre otros casos, la participación de esta red ha sido crucial en
movilizaciones contra proyectos hidroeléctricos como La Parota (Guerrero), Paso de la Reina (Oaxaca), y está siendo particularmente activo
en el caso de los proyectos de El Zapotillo en el río Verde (Jalisco) y
Las Cruces en el río San Pedro (Nayarit). En 2013 se ha anunciado
que El Zapotillo, que despertó un amplio movimiento de oposición, se
construirá tal vez con una cota menor dejando sin inundar el poblado de Temacapulín. Allí se celebró el III Encuentro Internacional de
Afectados por Represas en octubre de 2010 organizado por MAPDER.
El Centro Nacional Salud Ambiente y Trabajo (CENSAT Agua Viva,
www.censat.org), es parte en Colombia de la asociación internacional
Friends of the Earth. Constituido en 1989, busca fortalecer capacidades
de actores empobrecidos del país. La defensa del buen vivir consta
entre sus aspiraciones explícitas, así como el impulso a movimientos
sociales que reivindiquen la justicia. Si bien cuenta con diversas áreas
de trabajo, entre las que destacan campañas en materia de minería,
CENSAT es uno de los principales interlocutores latinoamericanos en
defensa del agua. La organización ha abordado con mirada crítica la
privatización del recurso y la gestión del agua, y su incorporación en
tratados de libre comercio y otros acuerdos internacionales. Se articula
con el movimiento antirepresas Ríos Vivos, activo en la lucha frente
al Proyecto Hidroeléctrico del Río Sogamoso (Hidrosogamoso) en Santander. Ha jugado un papel importante en la resistencia a la minería
338
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
en el caso del Páramo del Almorzadero (Santander) y en el proyecto La
Colosa (Tolima). Apoyó la lucha de los Embera Katío contra las repreas
de Urrá. En Colombia es muy aguda en 2012 la lucha frente a la represa
de El Quimbo en el departamento de Huila en el rio Magdalena, que
inundará 8000 ha y que es construida por Emgesa (Enel y Endesa).
Este tipo de redes nacionales juega un rol importante en vincular
actores y organizaciones locales que se ven afectados por la misma problemática en diferentes lugares. También coordinan esfuerzos con otros
movimientos aines que operan en el mismo ámbito territorial, pero no
necesariamente en la misma temática. Una característica interesante
de estas redes nacionales es su capacidad de sintetizar las experiencias
locales en discusiones más amplias, a través de su participación o interlocución con redes o entidades internacionales, alertando también a
ciudadanos de países de donde proceden las empresas constructoras. Ya
en este ámbito internacional, algunos ejemplos de entidades que apoyan
diversas formas de apoyo a la justicia hídrica son las siguientes.
El Tribunal Latinoamericano del Agua (TLA, http://tragua.com)
es una instancia alternativa de justicia ambiental centrada en aportar resoluciones de carácter moral, jurídicamente fundamentadas,
a controversias relacionadas con los sistemas hídricos en América
Latina. Fundado en 1998, el TLA celebra audiencias de juzgamiento
en el ámbito latinoamericano y en ocasiones audiencias locales. A la
fecha ha atendido más de 250 consultas y ha acogido del orden de 60
casos de gran relevancia. Algunos veredictos emblemáticos incluyen
el exhorto a la suspensión del proyecto minero Conga, en Perú, por
la amenaza a la afectación al derecho humano al agua (TLA, 2012);
las recomendaciones de evaluación técnica y de remediación de actos
violatorios a de los derechos humanos y derechos procedimentales
en el caso del proyecto hidroeléctrico La Parota, en México (TLA,
2006),y la exigencia de cese de actividades petroleras en el área de
Laguna del Tigre, Guatemala (que es un sitio Ramsar), con la consiguiente condena de resarcimiento de daños a la empresa responsable
(Anadarko Petroleum) (TLA, 2000).
La Red Latinoamericana contra represas y por los ríos, sus comunidades y el agua (REDLAR, www.redlar.org), constituida en 1999, reúne a un amplio número de organizaciones procedentes de dieciocho
países de la región. Apoya campañas orientadas a fortalecer la sobera-
339
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
nía sobre sus aguas y ha organizado una serie de encuentros internacionales que favorecen el intercambio de experiencias en cada uno de
los países representados.
International Rivers Network (www.internationalrivers.org) es una
red internacional de afectados por presas y organizaciones de base con
representación en cinco continentes, con énfasis en America Latina,
Asia y África. Desde su formación en 1985, ofrece formación, asistencia técnica y apoyo en intermediación a comunidades afectadas,
además de promover campañas en casos especíicos, como Belo Monte
(Brasil) o Xayaburi (Laos). Ha acompañado casos exitosos de resistencia a proyectos en el Pantanal (Brasil), el río Mekong en el sudeste
asiático, y en los valles luviales de Nepal. Es la entidad encargada de
coordinar el Día internacional de acción por los ríos y contra las presas
(14 de marzo) y mantiene una base de datos actualizada de materiales
sobre conlictos de presas.
4.2. El derecho humano al agua
¿Qué deienden estas organizaciones? Evidentemente, muchas movilizaciones son de corte defensivo, ante amenazas concretas de desplazamiento o pérdida de acceso a medios de vida. No obstante, la
reivindicación va más allá. De las resistencias nacen las alternativas
locales o internacionales. Revisando alguno de los lemas de determinadas campañas, es fácil advertir el énfasis puesto en la idea del agua
como fuente de vida, por un lado, y la insistencia en el acceso al recurso como un derecho, por el otro:
• ‘Somos agua’ (Marcha por la Vida, Ecuador, con diversos convocantes, encabezados por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador);
• ‘Por el agua, por la vida’ (No a la Mina, Argentina);
• ‘Ríos para la Vida’, ‘Nuestra vida son los ríos’ (Taller Ecologista,
Rosario, Argentina);
• ‘La vida no se puede detener’ (Ríos Vivos, Colombia, en la campaña
‘Río Sogamoso sin represa’);
• ‘El agua, un derecho fundamental’ (Comisión de Justicia Social Diócesis de Chimbote y Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, Perú);
340
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
• ‘El agua es un derecho humano’ (Iniciativa Ciudadana Europea
para elevar una propuestas legislativa al Parlamento Europeo);
• ‘El agua es un derecho, no una mercancía’ (Ingeniería sin Fronteras).
Frente a estas demandas de orden universalista, la Organización
Mundial de la Salud y UNICEF reconocen, tristemente, que casi 900
millones de personas carecen de acceso a agua potable segura y 2.500
millones (el 35% de la población mundial) no disponen de saneamiento adecuado (UNICEF y OMS, 2008). Ello supone graves impactos en
las condiciones de vida, en forma de aumento de la mortalidad, morbilidad y cargas económicas y laborales adicionales para los hogares,
especialmente para las mujeres, en la obtención de agua.
El derecho humano al agua no sólo es una necesaria reclamación
social, sino que tiene fundamento jurídico en tratados y declaraciones internacionales desde la propia Declaración Universal de Derechos
Humanos. UNESCO (2009) revisa en detalle dichos fundamentos. No
obstante, no es hasta julio de 2010, tras quince años de debates, cuando Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Resolución en la
que reconoce de manera explícita el derecho humano al agua potable
y el saneamiento (Naciones Unidas, 2010a, 2010b). Cabe señalar que
dicha resolución fue adoptada a iniciativa de Bolivia, cuyo presidente
encabezó una campaña que logró el copatrocinio de cuarenta países,
únicamente Serbia entre los europeos. El representante de Bolivia en
la Asamblea General, Pablo Solón, enfatizó en su intervención: “El
agua potable y el saneamiento no son solamente elementos o componentes principales de otros derechos como ‘el derecho a un nivel de vida
adecuado’ El derecho al agua potable y al saneamiento son derechos
independientes que como tal deben ser reconocidos No es suiciente
exhortar a los Estados a que cumplan con sus obligaciones de derechos
humanos relativas al acceso al agua potable y al saneamiento Es necesario convocar a los Estados a promover y proteger el derecho humano
al agua potable y al saneamiento” (Solón, 2010).
Las posiciones en pugna en torno al reconocimiento e instrumentación de este derecho tienen, en buena parte, su explicación en visiones opuestas sobre modelos de gestión del agua. Para sus defensores, el
derecho humano al agua, tanto en lo relativo al acceso básico como al
saneamiento, impone su gestión como servicio público. En tanto que de-
341
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
recho inalienable, la gestión del recurso difícilmente puede quedar bajo
el control de la iniciativa privada, cuyos criterios de manejo no necesariamente pasan por la ‘solidaridad, cooperación mutua, acceso colectivo,
equidad, control democrático y sostenibilidad’ (Serrano et al., 2012:7).
Frente a ello, por mucho tiempo ha primado una visión del acceso
al agua y saneamiento ligada a satisfacción de necesidades y de garantía de estándares de vida adecuados, que el Estado coniguraría de
manera gradual, en consistencia a la estructura económica y del nivel
de desarrollo de cada país (García y IEPALA, 2010). En modelos de desarrollo basados en el crecimiento, se supone que las necesidades son
crecientes, por lo que esta visión del agua favorece criterios de gestión
como el aumento de suministro como negocio y la eiciencia. Después
de varias décadas de políticas de inspiración neoliberal en todo el norte y el sur global, la eiciencia parece ir indisolublemente asociada a
la participación del sector privado en la gestión del recurso. Los detractores de esta visión apuntan a ejemplos en los que la participación privada en la gestión del agua, y la consecuente mercantilización
del recurso, únicamente contribuyen a aumentar los beneicios de un
sector extremadamente concentrado en pocas grandes corporaciones
transnacionales (Harsono, 2003, EA y ISF, 2012). Eso es lo que estuvo en la raíz de luchas contra la privatización del agua en contextos
urbanos como se explicó con referencia a los casos de Cochabamba y
Buenos Aires, y tantos otros.
El debate sobre el agua como derecho humano se ha expresado de
manera abierta en diferentes conlictos. Uno de los más connotados
es el de la reforma constitucional en Uruguay, que se erigió en una
referencia de la democracia directa en defensa del derecho humano
al agua. La Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida de
Uruguay promovió un plebiscito por el que se puso a consideración de
los uruguayos los siguientes puntos: el agua como dominio público;
la prestación directa y exclusiva del servicio de agua potable y saneamiento por personas jurídicas estatales; la gestión del agua y el ordenamiento territorial a nivel de cuencas hidrográicas; y la participación
de los usuarios y la sociedad civil en las instancias de planiicación,
gestión y control de los recursos hídricos (Domínguez et al., 2013).
En octubre de 2004, el 60% de los votantes conirmaron estos puntos en referéndum, promoviendo así una reforma constitucional que
342
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
establece, en su artículo 47, que ‘El agua es un recurso natural esencial para la vida El acceso al agua potable y el acceso al saneamiento
constituyen derechos humanos fundamentales’ (República Oriental de
Uruguay, 2004). Asimismo se reservan para el Estado las funciones de
abastecimiento de agua potable y saneamiento. Cabe destacar, no obstante, que esto diiculta tal vez la posibilidad de instrumentar modelos
autogestionarios a nivel local.
4.3. Derechos de la Naturaleza y agua
Las organizaciones de justicia hídrica no sólo han sido activos en el impulso al derecho humano al agua, como se acaba de indicar. También han
sido los primeros en promover el reconocimiento al agua, junto con la tierra y el aire, es decir, a la Naturaleza en deinitiva, como sujeto de derechos.
“En la práctica de nuestros pueblos andinos la tierra, el agua y el aire
asumen la condición de sujeto de derechos en la perspectiva de la ecología profunda. La invocación de la Pachamama está acompañada de la
exigencia de su respeto, que se traduce en la regla ética del bien de todo
lo viviente, y lo no viviente entre los que existe complementariedad y
equilibrio. Todos estamos en la tierra, somos parte de ella y es vital para
nuestra existencia. Por ello toda persona, comunidad, pueblo o nacionalidad podrá exigir el cumplimiento de los derechos de la naturaleza.” 9
Dos casos en Ecuador nos ofrecen la perspectiva legal en la defensa
de los derechos de la Naturaleza, y en particular de los ecosistemas
acuáticos. El artículo 71 de la Constitución de Ecuador (Asamblea
Constituyente, 2008) establece que cualquier persona, comunidad o
nacionalidad podrá reclamar de las autoridades públicas el respeto a
los derechos de la Naturaleza.
En este marco, los trabajos de ampliación de la carretera Vilcabamba-Quinara, en Loja, al sur de Ecuador, resultaron en el desecho de
grandes cantidades de rocas y material de excavación. Durante tres
años, y hasta 2011, el proyecto promovido por el Gobierno Provincial
se llevó a cabo sin estudios de impacto ambiental, aumentando los
9. Comisión de Justicia Social, ‘Carta abierta: Agua y tierra – opción de vida, el Agua es un
derecho humano, responsabilidad ciudadana’, 23 de mazo de 2012. Disponible en http://comisiondejusticiasocial.blogspot.com.es/2012/03/carta-abierta-el-agua-es-un-derecho.html.
Fecha de acceso: 26/02/2013.
343
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
riesgos vinculados a las crecidas del río durante las lluvias invernales.
Los activistas ambientales Richard F. Wheeler y Eleanor G. Huddle demandaron la observación de la provisión del artículo 71 de la Constitución, en el caso del río Vilcabamba. El 30 de marzo de 2011, la Corte
Provincial de Justicia de Loja, reconociendo los hechos, hizo efectiva la
garantía constitucional a favor de los demandantes, asentando un antecedente histórico en el cumplimiento a los Derechos de la Naturaleza
(Corte Provincial de Loja, 2011, Greene 2011, Melo, 2011).
El segundo caso es el siguiente, ocurrido lejos de Ecuador. El 20
de abril de 2010, la explosión y posterior hundimiento de la torre petrolífera Deepwater Horizon, que operaba en aguas ultra-profundas
para la compañía British Petroleum (BP), produjo uno de los mayores
derrames repentinos de petróleo que se conocen, varias veces superior
al del conocido caso del Exxon Valdez, aunque de menor magnitud
que los acumulados a lo largo de los años en la Amazonia ecuatoriana.
El daño ambiental producido se extendió por un área tan extensa que
su monitoreo únicamente pudo llevarse a cabo utilizando técnicas de
percepción remota. Además de los impactos económicos y en la salud
de las personas, los impactos ecológicos, reconocidamente amplios,
aún no se conocen en su totalidad.
En noviembre de 2012 un grupo de cientíicos, activistas y líderes
indígenas de diferentes partes del mundo (incluyendo a los reconocidos activistas Vandana Shiva y Nnimmo Bassey, y a Alberto Acosta, ex
Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente) presentaron ante la
Corte Constitucional del Ecuador una demanda contra BP por haber
violado los Derechos de la Naturaleza y los Derechos del Mar consagrados. La demanda no es de compensación económica, sino que busca
instar a BP a dejar en el subsuelo una cantidad de petróleo equivalente
a la derramada, así como de ordenar a la empresa resarcir a la Naturaleza por la afectación en los ciclos climáticos debido a la producción
petrolera (Acción Ecológica, 2012).
¿Por qué una demanda en Ecuador si los hechos sucedieron en el
Golfo de México? Los demandantes señalan que la defensa de los Derechos de la Naturaleza, al igual que la de los Derechos Humanos,
debe acogerse a un principio de jurisdicción universal. Ello dotaría a
las autoridades legales de un país de la facultad de perseguir crímenes
ambientales cometidos, tanto por nacionales como por extranjeros, en
344
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
cualquier parte del mundo. Independientemente del rumbo que tome
esta demanda, no hay duda de su intento de fomentar innovaciones en
el pensamiento jurídico establecido.
4.4. Derechos y deberes económicos en el uso del agua
Hoy en día es muy frecuente predicar el aago de servicios ambientales. Por ejemplo, una ciudad aguas abajo puede pagar algo a comunidades de las alturas para que cuiden el agua, las puede compensar
económicamente por no contaminar con pesticidas, por no ensuciarlas
con un exceso de fertilizantes. Aquí interviene también la distribución
del poder, más allá de los mecanismos de mercado y de encantadoras
negociaciones coasianas. Por ejemplo, los productores cañeros del Valle de Cali en Colombia pagan algo a los indígenas de aguas arriba,
pero ¿están esos pagos poco a poco cambiando los derechos de propiedad, de manera que los poderosos cañeros se sienten ya propietarios
del agua contra los desvalidos indígenas?
En los análisis en Estados Unidos, se han considerado los valores
recreativos (amenities) de ecosistemas acuáticos para la pesca o para
deportes o para admirar bellos paisajes, en oposición a valores mercantiles como la producción de electricidad (Krutilla, 1967). Para hacer
posible un análisis costo-beneicio hay que hacer conmensurables ambos tipos de valores, dando una valoración monetaria (en mercados
icticios) a los valores recreativos gratuitos. Eso puede hacerse, por qué
no, pero no es necesario para alcanzar decisiones razonables.
En todo caso, lo que no está en el mercado no son solo las ‘amenidades’
sino muchas veces las necesidades más perentorias de la gente pobre y,
desde luego, las necesidades de los no nacidos y de otras especies y también las propias necesidades de la Naturaleza en la forma de garantía delos
caudales de los ríos y de conservación de las especies que los habitan.
Frente al análisis costo-beneicio del desarrollo de las cuencas luviales (incluso admitiendo la modiicación introducida por Krutilla en
las tasas de descuento que deben aplicarse a la actualización de los
valores recreativos y de la producción de kilowatios), se alza ahora
un enfoque multicriterial como ayuda para la toma de decisiones que
tiene en cuenta las funciones ecológicas del agua en los ríos, aunque
sea difícil darles un valor monetario actualizado. Precisamente, los
movimientos en contra de los embalses como el del Narmada o los
345
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
del Himalaya en la India, o los movimientos de los atingidos por barragens (MAB) en Brasil, o el Movimiento Mexicano de Afectados por
la Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER), plantean en la práctica
otros criterios de valoración, distintos de los habitualmente admitidos
por ingenieros y economistas.
4.5. Demandas de agua
La orientación tradicional de la gestión del agua ha considerado frecuentemente sólo la cantidad en una óptica de oferta, es decir, se hace
una proyección de las futuras demandas de agua en base al aumento
esperado de población y del ingreso y de diferentes actividades económicas (como planes agrarios, minería o atracción de turistas), y entonces se prepara un plan de abastecimiento, acudiendo a nuevas fuentes
o mediante embalses. La cuestión se plantea en términos de minimizar
los costes de provisión usando en cada momento las oportunidades con
costo marginal inferior. Sin embargo, la nueva Economía del Agua ha
puesto en cuestión este enfoque poniendo el acento en la necesidad de
gestionar la demanda ya que la demanda como concepto económico
depende de los precios y viene condicionada por decisiones de planiicación económica y del territorio (Aguilera Klink, 1994). También se
habla de los problemas de calidad del agua y no sólo de la cantidad, y se
pone atención en los usos en la economía y en los ecosistemas.
Hay sin duda una relación entre nivel de ingreso y consumo de
agua que, para usos domésticos, oscila entre los mil litros por persona
al día entre la gente más rica en California y los treinta litros por persona al día en la gente muy pobre de zonas urbanas. Más allá de esos mil
litros por persona al día, o incluso antes, la elasticidad-ingreso de la
demanda doméstica de agua se torna cero, pero como ocurre en otros
casos de ‘desmaterialización’ relativa, llegar al punto en que el uso de
agua ya no aumenta, supone un gasto tan alto que difícilmente podrá
conseguirse con generalidad si hay que mantener, además, los otros
usos de agua para la industria y la agricultura.
Pero hay zonas ricas del mundo —como por ejemplo es en promedio el área metropolitana de Barcelona— en las que el uso de agua per
cápita es bajo, cercano a los 100 litros por persona y día. Por tanto, el
uso de agua doméstica no sólo depende del nivel de renta sino también
de factores culturales (incluyendo el grado de concienciación sobre la
346
IX - ECOLOGÍA POLÍTICA DEL AGUA
necesidad de ahorro) y de estilos de vida (como el tipo de vivienda) y
por supuesto de la estructura de las tarifas. En algunos contextos es
razonable subir los precios del agua al menos para consumos que superen determinados niveles considerados básicos; en otros contextos
la subida de precios —que puede ser consecuencia de una privatización— atenta contra lo que con razón se considera un derecho humano básico: el acceso a unas cantidades de agua de calidad necesarias
para una vida digna y saludable.
4.6. Mercados de agua: una innovación discutible
Como ya se explicó anteriormente, el mayor uso de agua en el mundo no es el doméstico ni el industrial sino, con mucha diferencia, el
uso para la agricultura de regadío. El uso eiciente del agua en la agricultura es, pues, un tema clave que obviamente depende de los incentivos económicos. En economías ricas, como la española, es razonable
marcarse como objetivo la reducción del uso del agua en la agricultura
para transferirla a usos más rentables o simplemente para evitar problemas ambientales cuando descienden los caudales de los ríos. No parece necesario dedicar un recurso tan escaso como el agua en el sur de
Europa para incrementar la producción agrícola. Para estimular la eiciencia en el uso del agua se puede aplicar instrumentos económicos
como unos precios mayores (que, como mínimo, relejen los costes de
las infraestructuras que frecuentemente recaen sobre las administraciones públicas) o mercados de agua, cuyo funcionamiento dependen
de los “derechos de propiedad”. La idea de transferencias mercantiles
de derechos de uso del agua no nos parece mal en algunos contextos,
siempre que sean parte de una política de gestión de la demanda de
agua frente a la política tradicional de aumentar los abastecimientos
cuyo paradigma son los grandes trasvases entre cuencas para que así
la oferta suba continuamente, aunque sea con costos marginales monetarios y ambientales ascendentes.
Las concesiones administrativas de caudales de agua para usos agrarios que existen en muchos lugares crean unos ‘derechos de uso’ que
se pueden cuestionar aunque eso sea muy difícil jurídicamente y/o políticamente. La idea de los intercambios mercantiles es la siguiente. Si
una federación de regantes quiere ‘vender’ el agua para otros usos como
puede ser el abastecimiento urbano, quizás hay que permitirlo (especial-
347
EL AGUA: PERSPECTIVA ECOSISTÉMICA Y GESTIÓN INTEGRADA
mente cuando no implica transferencias a larga distancia) y teniendo
en cuenta los factores ecológicos y otros posibles efectos sobre terceros
lo que requiere un análisis que va más allá de los intereses económicos
de compradores y vendedores. El caso práctico más conocido es el de
bancos de agua californianos activados a principios de los noventa en
momentos de escasez debido a una situación de sequía. Una entidad
pública compraba agua, es decir, el compromiso de no utilizar temporalmente cantidades concedidas, a un precio ijado para en parte venderla
—a un precio mayor— y en parte para no utilizarla y así mantener
mayores caudales (para usos ambientales). Los vendedores fueron agricultores y los compradores empresas de abastecimiento urbano de agua.
Si el instrumento preferido es el mercado, hemos de tener presente
que la eiciencia de los distintos usos está siempre en relación con una
determinada estructura de dotaciones iniciales de agua de los diversos
territorios y grupos sociales, y también con el poder adquisitivo de los
usuarios, que puede ser muy desigual. Tal vez se aplique aquí la ‘regla
de Lawrence Summers’, es decir, “los pobres venden barato” (Martínez-Alier, 2011b). Así, en un caso anteriormente citado —extracción
de agua subterránea de pozos para regar caña de azúcar de empresas
en la India— existe actualmente un abuso unilateral de los poderosos.
Supongamos que haya una reasignación de ‘derechos de propiedad’, y
que de una situación de acceso libre al agua de la capa freática se vaya
a un sistema de concesiones igualitarias. Sin embargo, si se instaura
un mercado de tales concesiones, el agua irá hacia los ricos (aunque
las mujeres pobres protesten), no ya por la imposición del poder sino
por la libertad (desigual) del mercado. Además, en los mercados, los
intereses sociales preocupados por mantener los caudales ecológicos
seguramente no estarán representados.
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