Percepción, abducción y creatividad
en C. S. Peirce
Perception, abduction and creativity in C. S. Peirce
Percepção, abdução e criatividade em C. S. Peirce
Fecha de entrega: 20 de septiembre de 2014
Fecha de evaluación: 15 de noviembre de 2014
Fecha de aprobación: 15 de diciembre de 2014
Alessandro Ballabio*
Resumen
Este artículo presenta un enfoque del problema de la relación entre
abducción y percepción en la ilosofía de C. S. Peirce, tratando de
mostrar la percepción y la abducción, o hipótesis, como procesos
creativos capaces de introducir una novedad en el conocimiento. En
primer lugar se muestra cómo cada conocimiento, incluso el lógico,
está fundamentado en la experiencia de la percepción, y cómo esta
presupone una continuidad cosmológica entre la mente y el mundo
para poder funcionar. Sucesivamente se pone en evidencia cómo la
hipótesis no es nada más que aquel procedimiento que reconoce, como
un relámpago, esta continuidad cosmológica de experiencia entre la
mente y el mundo. Finalmente, la abducción se conigura como un
razonamiento que, libremente, obstruye y modiica el lujo continuo de
*
Doctorando en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. El presente artículo recoge algunos
aspectos de la investigación doctoral, en la cual se estudia el tema de la visión creativa en C. S. Peirce
y M. Merleau-Ponty. Contacto: ballabio.alessandro@gmail.com
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la experiencia perceptiva, creando nuevas transiciones de sentido que se
traducen en novedosos sistemas de creencias y hábitos de vida práctica.
Palabras clave: percepción, abducción, instinto, continuidad cosmológica, libertad, creatividad.
Abstract
he aim of this work is to present the problem of the relationship between Perception and Abduction (Hypothesis) in Peirce’s philosophy, in
order to show them as creative processes able to introduce a novelty in
the realm of knowledge. First of all, this article shows how every kind
of knowledge, even the logical one, has its root in the ground of the
perceptual experience, and how this last one implies a cosmological
continuity between the mind and the world in order to be operative.
herefore, it highlights how the Hypothesis is precisely the process
that suddenly recognizes this cosmological continuity of experience
between the mind and the world. Finally, it emphasizes the Abduction
as the reasoning that, freely, obstructs and modiies the continual low
of the perceptive experience, creating new conigurations of meaning,
which evolve into innovative systems of belief and habits of practical life.
Keywords: Perception, Abduction, instinct, cosmological continuity,
liberty, creativity.
Resumo
Este artigo apresenta um enfoque sobre o problema da relação entre a
abdução e a percepção na ilosoia de C. S. Peirce. Pretendemos demonstrar a percepção e a abdução, ou hipótese, como processos criativos
capazes de introduzir a novidade ao campo do conhecimento. Portanto,
inclusive a lógica está fundamentada na experiência da percepção, e
esta pressupõe uma continuidade cosmológica entre a mente e o mundo para funcionar. Sucessivamente é colocado em evidência como a
hipótese é aquele procedimento que podemos reconhecer, tal como o
relâmpago. Esta seria a continuidade cosmológica de experiência entre
a mente e o mundo. Nesse sentido, a abdução se conigura como um
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raciocínio que, livremente, obstrui e modiica o luxo contínuo da experiência perceptiva, criando novas transições de sentido que podem ser
traduzidas em inovadores sistemas de crenças e hábitos da vida prática.
Palavras-chave: Percepção, abdução, instinto, continuidade cosmológica, liberdade, criatividade.
Introducción
In these lectures (Harvard Lectures, 1903), Peirce returned to the issue he
had irst raised in 1868-69 as the key question of philosophy, and for which
he had proposed a preliminary answer in 1892 in ‘he Law of Mind’ — how
Knowledge as experience is possible at all; that is, how does independent,
intractable nature, both within and without us, enter into logical discourse?
He answered that it enters by means of the abduction (hypothetic inference)
which mediates between the percept and the perceptual judgment, between,
for example, the color perceived by the eye and the perception of space inferred
from it (Brent, 1998: 291).
En la cita anterior Brent considera la posibilidad del conocimiento como experiencia y su relación con el pensamiento lógico, como problemas llave de la ilosofía
peirceana, durante tres fases distintas de su desarrollo (1868-69, 1892, 1903). Brent
señala la abducción como la solución a estas cuestiones, en cuanto proceso mediador
entre el percepto y el juicio perceptivo. El papel de este artículo será, por una parte
el de mostrar la pertinencia de esta tesis de Brent sobre la abducción, y por otra el
de presentarla como la única inferencia lógica creativa que introduce un elemento
novedoso en el conocimiento, en cuanto fundamentada en una determinada concepción cosmologica, así como observa Brioschi: “from one side, dealing with abduction
we can trace and comprehend how a logical process allows novelty, that is how we
can come to new ideas; from the other, dealing with Peirce’s cosmology we can see
how novelty is encompassed in his conception of an evolving universe. In other
words, Peirce’s eforts on creativity are to be found either in logic or in cosmology”
(Brioschi, 2014: 158).
En el artículo “Pragmatism as the Logic of Abduction” (1903), Peirce airma que los
elementos de cada concepto entran en el pensamiento lógico a través de la puerta de
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la percepción y salen por la de la acción: “the elements of every concept enter into
logical thought at the gate of perception and make their exit at the gate of purposive
action; and whatever cannot show its passports at both those two gates is to be arrested as unauthorized by reason” (EP 2: 241). A partir de esta airmación, es oportuno
entender de dónde se derivan los conceptos relacionados con las inferencias lógicas
fundamentales, como la necesidad deductiva, la probabilidad inductiva y la credibilidad abductiva. Además, ¿de dónde se deriva el mismo concepto de inferencia? Por
cierto, Peirce considera que los conceptos del pensamiento formal no surgen a partir
de un acto de adopción de una inferencia lógica o de la airmación de su razonabilidad. Al contrario, nuestra inicial familiaridad con una inferencia lógica, su acto de
adopción y la primera fase del proceso de formalización conceptual empiezan por
la percepción “herefore it cannot be in the act of adoption of an inference, in the
pronouncing of it to be reasonable, that the formal conceptions in question can irst
emerge. It must be in the irst perceiving that so one might conceivably reason […]
What can our irst acquaintance with an inference, when it is not yet adopted, be but
a perception, —a perception of a world of ideas?” (EP 2: 233).
De igual modo, Sandra Rosenthal, en “Peirce’s Pragmatic Account of Perception”
(2004), acota que según Peirce cualquier forma de conocimiento empieza por la
percepción, la cual no se reduce a la recepción sensible y pasiva de un material indeterminado, sino que está caracterizada por una actividad creativa e interpretativa
de la subjetividad: “all knowledge begins with perception, but perception is not the
having of brute givens. Rather, there is a creative element in perceptual awareness,
an interpretive creativity brought by the perceiver” (Rosenthal, 2004: 193). Según lo
anterior, es oportuno considerar que si los objetos de nuestra percepción son datos
meramente individuales que no tienen nada que ver con la generalidad de un concepto, ¿qué tipo de relación hay entre la particularidad del percepto (‘la silla’) y la
universalidad de una noción (‘amarillo’) expresada por un juicio perceptivo (‘la silla es
amarilla’)? ¿Qué procedimiento es capaz de descubrir e inferir esta relación? Aunque
parece que no existe ninguna conexión entre la individualidad de un percepto y la
generalidad de un juicio perceptivo, es evidente, por el contrario, que hay un cierto
tipo de continuidad entre los dos. De hecho, el percepto es un elemento sensible
que se maniiesta en la atención perceptiva (perceptual awareness) y que provoca la
formulación de un juicio perceptivo. Sin embargo, según Peirce el proceso de formación de un juicio perceptivo no es del todo consciente y no puede ser comprobado
lógicamente. En otros términos, el juicio perceptivo es el resultado de un proceso que
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no debe cumplir ningún acto de inferencia lógica para desarrollarse, sino que realiza
sus actos al interior de un proceso cognoscitivo continuo, iniciado por la Percepción:
“so this process of forming the perceptual judgment, because it is subconscious and
so not amenable to logical criticism, does not have to make separate acts of inference
but performs its acts in one continuous process” (EP 2: 227).
Por cierto, Peirce no está airmando que primero viene la observación de un percepto
y luego la interpretación del dato recibido a través de un juicio. Tampoco distingue
netamente la materia sensible y la forma del juicio, sino más bien constata que esta
involucra desde el comienzo una interpretación creativa del contenido presentado
por la percepción, que Rosenthal deine abductiva: “he percept is that sensory element which is presented in perceptual awareness. It in turn instigates the formation
of the perceptual judgment, which involves a creative interpretation placed upon the
percept or presented sense content or, in other terms, an abduction which yields a
hypothesis as to what the content is” (Rosenthal, 2004: 194). Aunque la deinición y
la evolución del concepto de abducción1 es una cuestión de fundamental importancia
para la comprensión del desarrollo del pensamiento de Peirce, en este artículo se
tratará sola y someramente con relación al tema de la percepción. En particular, las
preguntas que guiarán el trabajo son: ¿cómo la abducción descubre la relación entre
la individualidad del percepto y la generalidad del juicio perceptivo? ¿Cómo los distingue y al mismo tiempo reconoce su continuidad experiencial? ¿Cuál concepción
cosmológica permite el desarrollo de la inferencia abductiva?
Percepto, juicio perceptivo y abducción
En “On a New List of Categories” (1867), Peirce airma en primer lugar que los
conceptos elementales surgen solamente con relación a la experiencia: “elementary
conceptions only arise upon the occasion of experience” (EP 1: 3); y, en segundo
lugar, airma que el aspecto general de un percepto puede detectarse por la acción
del proce- dimiento de la prescision. La prescision actúa sobre un objeto que es un
entero-todo general y consiste en poner atención a una parte de este, sin hacer ninguna suposición sobre el resto: “exclusive attention consists in a deinite conception
or supposition of one part of an object, without any supposition of the other” (EP 1:
1
Para profundizar el tema de la abducción se remite a los estudios de Shanahan (1986), Anderson
(1987) y Niño (2007).
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2). En general, la prescision concierne a una capacidad de la mente de separar dos
elementos conteni- dos en ella. Por ejemplo, si observamos una supericie roja, a través de la prescision es posible separar el concepto de ‘rojo’ del de ‘azul’ y el concepto
de ’espacio’ del de ’color’, porque puedo concebir abstractamente un espacio sin
color entre un rostro y la pared que se está mirando. Sin embargo, el proceso apenas
descrito no es recíproco: no es posible prescindir o abstraer el concepto de color de
aquel de espacio, ni el concepto de ‘rojo’ de aquel de ‘color’: “prescision is not a reciprocal process. It is frequently the case, that, while A cannot be prescinded from B,
B can be prescinded from A” (EP 1: 3). En efecto, el concepto de ‘rojo’ requiere el de
‘color’, mientras que el concepto de ‘color’ no exige necesariamente el de ‘rojo’; por
analogía, el concepto de ‘color’ requiere aquel de ‘espacio’, pero no viceversa:“I can
prescind red from blue, and space from color; but I cannot prescind color from space,
nor red from color” (EP 1: 3). En síntesis, con el método de la prescision se puede
resaltar y aislar, por ejemplo, el sujeto de un juicio perceptivo (‘la pared’) con respeto
al predicado (‘es roja’). Sin embargo, airmar que se puede separar mentalmente un
concepto general a partir de la experiencia perceptiva de un hecho individual, no
justiica la existencia de la generalidad en la individualidad, porque el concepto podría
tener una existencia meramente mental. En otros términos, si bien es verdad que los
conceptos elementales surgen de la experiencia y se detectan a través de la prescision,
se hace necesario dar razón de la génesis de la generalidad en la individualidad y de
cómo el hombre la reconoce en el corazón mismo de la experiencia perceptiva. De
hecho, si no tenemos una percepción directa de la generalidad, ¿cómo es posible
tener experiencia de ella? ¿Cómo se genera? ¿Cuál es el punto de encuentro entre
generalidad e individualidad?
En el artículo “Pragmatism as the Logic of Abduction” (1903), Peirce presenta el
caso de una ilusión óptica con la inalidad de poner en evidencia la continuidad de
experiencia que hay entre un percepto y su correspondiente juicio perceptivo, y el
papel que el momento interpretativo-creativo juega en la determinación del sentido
del percepto.
Ahora bien, al observar la igura señalada es posible notar que alternativamente
aparece un muro de piedras o una línea en serpentina, y solamente cuando airmamos a través de un juicio perceptivo que “es un muro de piedras” o “es una línea en
serpentina”, el objeto se ija en un ‘muro’ o en una ‘línea’. A partir de este ejemplo
es evidente que la percepción del ‘muro’ o más bien de la ‘línea’ depende de una
visión interpretativa y creativa introducida responsablemente por el observador. Así
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Figura 1. El muro o la línea (EP 2: 226).
entonces, la decidida preferencia por uno de los dos modos de clasiicar el percepto
muestra que esta clasiicación está contenida en el juicio perceptivo mismo: “but
the very decided preference of our perception for one mode of classing the percept
shows that this classiication is contained in the perceptual judgment” (EP 2: 228). En
resumen, en las ilusiones ópticas el sentido del percepto individual se hace maniiesto
y comprensible solamente a partir de un juicio perceptivo que contiene elementos
de generalidad introducidos por un acto interpretativo y creativo, que Peirce deine
abductivo: “this shows that this phenomena are true connecting links between abductions and perceptions” (EP 2: 228).
Ahora bien, es oportuno aclarar qué debe entenderse por abducción en general y
a cuál de sus conceptos hace referencia Peirce en las Harvard Lectures en 1903. La
deinición formal de abducción en cuanto razonamiento que a partir del ‘consecuente’ nos lleva al ‘antecedente’, remonta al artículo “Some Consequences of Four
Incapacities” (1868) y permanece a lo largo de toda la evolución del pensamiento
peirceano: “and as the minor premiss in this form appears as antecedent or reason
of a hypothetical proposition, hypothetic inference may be called reasoning from
consequent to antecedent” (EP 1: 35). En efecto, como acota Douglas Niño: “Peirce
usará continuamente este signiicado explícitamente al menos hasta 1911 (MS
764, n.d./34), e implícitamente hasta un mes antes de su muerte en marzo de 1914
(MS752) para esa clase de razonamiento independientemente de la palabra que use
[‘Hipótesis’, ‘Retroducción’, ‘Abducción’]” (Niño, 2007: 27). Además, la consideración
de la abducción como inferencia que desde el ‘consecuente’ remonta al ‘antecedente’
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deriva de un análisis que Peirce hace del silogismo aristotélico, a través de la teoría
medieval de la consequentiae, a partir de la cual se origina la doctrina de la ‘regla,
caso, resultado’, citada en el artículo “Deduction, Induction and Hypothesis” (1878).2
Así que bajo el punto de vista de su estructura formal, la abducción es la inferencia
de un ‘antecedente’ (Case) a partir de una ‘consecuencia’ (Rule) y un ‘consecuente’
(Result): “he medieval logicians [...] called the fact expressed by a premise an antecedent, and that which follows from it its consequent; while the leading principle,
that every (or almost every) such antecedent is followed by such a consequent, they
termed the consequence” (EP 1: 155). A propósito, Douglas Niño pregunta: “¿por qué
el antecedente es admitido entonces como el Caso? Porque, nos dice Peirce en 1898
(RLT: 131), los escolásticos llamaron la premisa menor ‘antecedente’ y la conclusión
‘consecuente’, y fue apoyado en esta idea de los escolásticos que concibió su doctrina
de la ‘regla, resultado y caso” (Niño, 2007: 27).
Sin embargo, aunque Peirce deine la abducción a lo largo de toda su vida como el
razonamiento que pasa de la consecuencia y del consecuente al antecedente, su concepto evoluciona de manera considerable. Así como Maddalena nota, la deinición de
abducción que Peirce elaboró en 1878 es una variación de una inferencia deductiva,
en particular es la inversión de un silogismo en primera igura.3 En efecto, al observar
la tabla siguiente la abducción aparece como una mera desiguración de la deducción:
Deduction
Abduction
Rule:
All the beans from this bag
Rule:
are white.
All the beans from this bag are
white.
Case:
These beans are from this
Result:
bag.
hese beans are white.
Result:
hese beans are white.
hese beans are from this bag
Case:
(EP 1: 188).
2
“This point is derived from Peirce’s analysis of the Aristotelian syllogism through the lens of the
medieval theory of consequentiae which originated the famous ‘Rule, Case, Result doctrine (RCRd)
for the three forms of inference, particularly known through the example of the bag of beans” (Niño,
2014: 353).
3
“The irst formulation of abduction is a mere inversion of deductive syllogism in Barbara” (Maddalena,
2005: 244).
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Según el esquema presentado es fácil entender que, aunque el orden de los factores
implicados cambia, el núcleo argumentativo permanece idéntico, porque en ambos
procedimientos la conclusión está contenida en la premisa mayor. Entonces, la única diferencia entre los dos razonamientos consiste en una inversión del orden del
con- secuente (Result), que en la deducción concluye el procedimiento, mientras
que en la abducción constituye la premisa menor. Sucesivamente en las Cambridge
Conferences (1898) en la segunda Lecture, Peirce presenta un concepto de abducción
como una argumentación probable derivada de la segunda igura del silogismo aristotélico (RLT: 123-142). De todos modos, Peirce no puede aceptar la reducción de
la abducción a un caso particular de deducción, así que presenta en 1903 una nueva
y diferente deinición de abducción con el propósito de defender su autonomía e
irreductibilidad en cuanto inferencia lógica: “the surprising fact, C, is observed;
but if A were true, C would be a matter of course. Hence, there is reason to suspect
that A is true” (EP 2: 231, 1903). Ahora bien, retomando el concepto de abducción
de 1878, es más evidente que es posible lograr la conclusión solamente en cuanto
ya está contenida en la premisa mayor: la regla incluye el caso particular, como en
la Deducción. Sin embargo, en la deinición de 1903 el corazón de la abducción no
es algo relacionado a la deducción y en efecto consiste en el pasaje desde un hecho
sorprendente individual ‘C’ a una hipótesis condicional general (if A were true, C
would be a matter of course). En este caso, la conexión entre los pasajes del razonamiento no es una fase del proce- dimiento abductivo como en la deinición de 1878,
sino que más bien precede todo su desarrollo en virtud de un lujo de continuidad
general y sugiere una probable relación entre el caso contenido en la premisa mayor
y el de la conclusión, así como acota Maddalena: “in order to defend the autonomy
of abduction, we have to establish that the link between the three passages must be
somehow already present before abduction. […] We can see here a change of genus
(from the genus that includes the particular case to the one that can include the
rule, the case, and the result), which allows expressing a more general continuity
that is the only chance to explain the case stated in the premise and the one in the
conclusion” (Maddalena, 2005: 245). La sugerencia de una posible relación entre lo
individual y lo general, entre el percepto y el juicio perceptivo llega a nuestra mente
como un relámpago: “the abductive su- ggestion comes to us like a lash. It is an
act of insight, although of extremely fallible insight” (EP 2: 227). Además, conecta
de manera inesperada y novedosa elementos que ya estaban presentes en ella antes
del acto perceptivo: “it is true that the diferent elements were in our mind before;
but it is the idea of putting together what we had never before dreamed of putting
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together which lashes the new suggestion before our contemplation” (EP 2: 227).
En otros términos, el razonamiento hipotético halla la conexión entre una hipótesis
mental y un cierto resultado observado, de manera que se puede inferir, correcta y
novedosamente, la relación entre este y una supues- ta ley general. Así que es posible
airmar que la abducción presupone una visión interpretativa y creativa de los factores
en juego, fundamentada en una relación de continuidad entre la generalidad de la
hipótesis y la individualidad del caso percibido.
El hecho de que lleguemos a interpretar correctamente un fenómeno percibido, a
través de una hipótesis mental sugerida por el procedimiento abductivo y expresada
por un juicio perceptivo, se explica solamente si suponemos que la generalidad de este
último (perceptual judgment) está radicada en el corazón mismo de la percepción de
lo individual (percept). Finalmente, la abducción es el proceso que descubre y hace
visible la unidad y continuidad entre las hipótesis mentales y los hechos del mundo
a través de una ley general. Sin embargo, ¿cómo se explica esta continuidad entre
generalidad (perceptual judgment), individualidad (percept) y abducción? ¿En qué
tipo de concepción cosmológica se fundamenta?
Instinto, cosmología y creatividad
En muchos pasajes de su obra, Peirce airma que una adecuada explicación del origen
de las inferencias lógicas, en particular de la abducción, está íntimamente relacionada con una ilosofía general del universo: “every true induction is an immediate
inspiration from on high. I respect this explanation [...] because it is intimately
connected with a general philosophy of the universe” (EP 1: 168). Lo anterior signiica que el hombre podría desarrollar análisis siempre más sutiles y soisticados
con respecto al funcionamiento de los procedimientos lógicos y volverse cada vez
más capaz de combinar y aplicar las reglas formales de la lógica, sin haber hecho el
mínimo avance hacia la solución y la comprensión del secreto de la abducción. Por
ejemplo, el problema de cómo es posible que el razonamiento abductivo introduzca
un contenido novedoso en el conocimiento puede explicarse solamente a partir de
una cierta concepción cosmológica: aquella que considera la mente humana apta para
la comprensión del mundo: “the mind of man is strongly adapted to the comprehension of the world (EP 1: 181). Como acota Sara Barrena “la abducción supone por lo
tanto la introducción de una novedad que contribuye a aumentar la inteligibilidad
del mundo, que es original en cuanto que es expresión de la propia subjetividad y
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que tiene un valor explicativo” (Barrena, 2006:116). Sin embargo, ¿cómo se justiica
esta extraordinaria sintonía entre mente y mundo?
Peirce está convencido de que todos los conocimientos humanos derivan del instinto, cuya tendencia es la de adivinar la hipótesis explicativa correcta (tendency to
guess right) y aprovechar la verdad: “while if he [man] has any decided tendency to
guess right, as he may have, then no matter how oten he guesses wrong, he will get
at the truth at last” (EP 2: 250). Aun así, el instinto no es una facultad mágica que
descubre los secretos de la naturaleza al primer intento, más bien lo hace después
de varios errores y, sin embargo, en algún momento halla la solución. La abducción
supone admitir que hay una operación lógica cuyo resultado es solo probable y que
incluso puede ser equivocado. “No es un razonamiento exacto ni infalible, pero sí el
más valioso de todos sin el cual no podría introducirse ninguna novedad” (Barrena,
2006: 117). Es un talento que selecciona la hipótesis más fecunda con el in de crear
un conocimiento novedoso y que se radica en una sintónica connaturalización de la
mente humana con la estructura del cosmos. Si la hipótesis interceptada con base en
un criterio de plausibilidad es comprobada por todas las etapas del método cientíico,
se genera una creencia estable, es decir una ‘nueva verdad’, cuyo contenido no es nada
más que la realización de ‘lo que estaba presente en nuestras mentes antes’ (what
was in our minds just before). Sin embargo, ¿qué debe entenderse con el concepto
de ‘plausibilidad’? “What does ‘plausible’ mean? We say that a hypothesis might be
possible but it is not plausible […] Sometimes we can even translate plausible as
reasonable” (Maddalena, 2013: 74). Como ya se airmó, la plausibilidad señala propiamente el grado de aceptabilidad de una teoría, con base en la instintiva tendencia
del hombre a comprender la verdad (tendency to be true). En efecto, la sintonía entre
la mente humana y la verdad de las cosas (attuned to the truth of things), es lo que
hace posible reconocer la plausibilidad de una hipótesis explicativa, detectada por la
abducción. Así entonces, ¿cuál cosmología salvaguarda y soporta este talento abductivo? La concepción de un ‘mundo-casual’ (chance-world) contrapuesta a la de uno
necesario no contempla una forma de libertad o creatividad por parte del hombre.
Diversamente, el razonamiento abductivo presupone que la mente interpretante es
libre de reconocer la plausibilidad de la hipótesis seleccionada con relación al hecho
observado. Finalmente, es fácil entender que un mundo totalmente gobernado por
un principio casual o por leyes necesarias y absolutas, no tendría ningún secreto por
descubrir y nada estimularía la inteligencia y responsabilidad humana a arriesgarse
a dar solución a los enigmas del conocimiento y de la naturaleza. En todo caso, el
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hombre encuentra la verdad después de pocos intentos: “how oten he [man] guesses
wrong, he will get at the truth at last” (EP 2: 250). Entonces, la única cosmología que
apoyaría su libertad de adivinar correctamente o equivocarse es la de un mundo
cuyo orden está en camino y cuyos valores asumen una importancia relativa a la vida
práctica y a la percepción que el hombre tiene de ellos: “it is requisite to consider the
characters of things as relative to the perceptions and active powers of living beings”
(EP 1: 175). De hecho, si un observador existe en un universo, este debería tener las
características adecuadas para la generación de él: la cosmología debe considerar la
existencia del cosmólogo como factor determinante de su orden cósmico. En otras
palabras, cada mundo es una visión del mundo que está relacionada con la menor
o mayor importancia que el hombre atribuye a las características de aquel mismo
mundo: “We further see that so long as we regard characters abstractly, without regard
to their relative importance, etc., there is no possibility of a more or less degree of
orderliness in the world” (EP 1: 175). Como airma Giovanni Maddalena, los hombres a través de sus gestos y prácticas de vida se hacen responsables de atribuir una
relativa importancia a las circunstancias y a los hechos, cambiando su sentido usual
y volviéndose creativos. “Creative gestures stem always from circumstances that can
appear trivial to many but signiicant to the person who accepts them knowingly as a
chance for a meaning or as a ‘responsibility’. It is not a case that ‘responsibility’ comes
from ‘respondeo’ that means ‘to answer’. Creativity is our answer to the ap- peal of
reality” (Maddalena, 2013: 74).
Ahora bien, retomando nuevamente la deinición de abducción formulada en 1903
es posible notar cómo el ‘factor humano’, caracterizado por la libertad y responsabilidad de asumir un hábito de respuesta de mundo, juega un papel determinante en su
desarrollo: “the surprising fact, C, is observed; but if A were true, C would be a matter
of course. Hence, there is reason to suspect that A is true” (EP 2: 231). El razonamiento
apenas descrito es un procedimiento lógico que iniere ‘retroductivamente’ las leyes
generales del cosmos (“A is true”), a partir de un hecho sorprendente observado
(“the surprising fact C”). En otros términos, el hábito abductivo del hombre reconoce
una cierta relación de uniformidad entre un fenómeno percibido ‘C’ del mundo y su
plausible hipótesis explicativa mental ‘A’: la interceptación de este tipo de conexión
se basa en el reconocimiento de un elemento común y general entre un hecho ‘C’ y
una hipótesis ‘A’, suponiendo una previa y sintónica continuidad cosmológica entre
la mente y el mundo. Lo que es interesante subrayar es que el reconocimiento que la
abducción hace de la relación entre el hecho ‘C’ y la hipótesis ‘A’ no es au- tomático,
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sino encargado a la libertad y creatividad humana: el hombre libremente reconoce
la plausibilidad de la hipótesis ‘A’ y la acepta como preliminar explicación del hecho
observado ‘C’. Como se ve, la hipótesis no es un procedimiento desligado de los
hechos, neutro y que se limita a considerar el mundo desde un punto de vista exterior; más bien es un razonamiento inteligente y creativo que, desde el interior de un
mundo, supone los caracteres comunes y generales de los fenómenos observados
y habilita el hombre a la percepción de ellos. Por consiguiente, es evidente que el
estudio cosmológico no es un simple análisis de los hechos del mundo, más bien es
una consideración de su correspondencia y sintonía con la mente.
The Law of Mind
Si la cosmología estudia la relación entre los hechos del mundo y las ideas de la mente,
¿qué es lo que garantiza esta correspondencia?, ¿qué elemento asegura la sintonía
entre ideas con hechos e ideas con otras ideas?, ¿qué hace posible esta continuidad
entre el pensamiento y los hechos?, ¿qué cosa está verdaderamente presente en la
mente cuando piensa los fenómenos del mundo? Evidentemente, el hombre puede
detectar la correspondencia entre ideas y hechos solamente si en el universo cada
cosa es continua con otra: “but what evidence is there that we can immediately know
only what is ‘present’ to the mind? […] A thing may be said to be wherever it acts;
but the notion that a particle is absolutely present in one part of space and absolutely
absent from all the rest of space is devoid of all foundation” (CP 1.38). Según Peirce el
mundo es un continuum de cosas relacionadas entre ellas, o mejor dicho, cada cosa es
un nudo de conexiones que implica la totalidad de las partes que constituyen el tejido
cosmológico. Este tipo de continuidad y armonía cósmica viviente es propiamente
lo que Peirce deine ‘ley de la mente’ en su artículo “he Law of Mind” (1892): “this
supreme law, which is the celestial and living harmony” (EP 1: 330). Airmar que el
mundo está gobernado por la ley de la mente, no quiere decir que se conoce la teoría
mental que describe la totalidad de los fenómenos del mundo; signiica más bien que
se reconoció la idea viviente sin la cual ningún fenómeno podría manifestarse como
tal a la mente: “and to say that mental phenomena are governed by law does not mean
merely that they are describable by a general formula; but that there is a living idea”
(EP 1: 330). Esta ley no es una fórmula, sino una praxis o una idea viviente que se
muestra en los hábitos de respuestas que el hombre encarna frente a contextos actuales o posibles. Así entonces, el mundo está atravesado por la continuidad viviente
de la mente que degrada y encarna en los diferentes fenómenos del mundo y hábitos
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de vida, más que en una materia inerme y muerta sin relación alguna con la mente
misma: “what we call matter is not completely dead, but is merely mind hidebound
with habits […] hey are embodied ideas” (EP 1: 331-2). En otros términos, el mundo está hecho de mente y el pensamiento de materia: la mente se asemeja al cosmos
sintonizándose con la ley de la viviente armonía universal. La continuidad es tal
hasta que ninguna obstrucción la interrumpe; por el contrario se pliega y emergen
ciertas características importantes que determinan la formación de hábitos, incluso
perceptivos. La creatividad de la cual hablamos en este artículo es precisamente la
libre interrupción y ruptura de esta continuidad cosmológica y el novedoso cambio
que acontece dentro la experiencia del lujo continuo de nuestras percepciones.
“Creativity is thus a peculiar kind of change that happens within this changing experience. he peculiarity is due to the fact that creativity seems connected to something
new, which would be by deinition something that breaks continuity” (Maddalena y
Zalamea, 2013: 7). Aunque la percepción de un objeto individual, la visión creativa de
una ley general y la introducción de una idea novedosa representan una ruptura de
la continuidad cosmológica, se hacen posibles solamente a partir de esta, de un lujo
continuo de objetos e ideas que queda en la mente y que encuentra correspondencia
en el mundo: “We all have some idea of continuity. Continuity is luidity, the merging of part into part” (CP 1.164). Aún más, para que haya pensamiento es necesario
suponer un tipo de continuidad entre la mente y el mundo, y entre ideas e ideas. De
hecho, podríamos preguntarnos: ¿cómo es posible que las ideas estén relacionadas
entre ellas?, ¿cómo es posible que una idea pasada esté presente en la mente? Según
las palabras de Peirce:
How can a past idea be present? Not vicariously. hen, only by direct perception. In other words, to be present, it must be ‘ipso facto’ present. hat is, it
cannot be wholly past; it can only be going, ininitesimally past, less past than
any assignable past date. We are thus brought to the conclusion that the present
in connected with the past by a series of real ininitesimal steps (EP 1: 314).
En la cita, el ilósofo airma que una idea pasada puede estar presente en la mente solo
si se puede percibir de forma directa. Una idea pasada nunca será totalmente pasada,
sino que tiene una relación de continuidad, aunque ininitesimal, con una presente.
Sin embargo, ¿cómo es posible percibir una idea pasada de manera directa?, ¿con
base en qué es posible esta percepción? Peirce explica la continuidad de las ideas con
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base en la continuidad temporal y, entonces, lo que debería ser percibido de manera
directa es propiamente esta continuidad temporal que subyace al lujo de ideas en la
mente. En efecto, para poder percibir la continuidad entre ideas es necesario percibir
la continuidad temporal que permite la emergencia y la distinción de ellas. Pero, ¿es
posible percibir el lujo temporal directamente?, ¿cómo? De hecho, es imposible percibir la continuidad temporal en sí misma, más bien puede ser detectada a partir del
cambio de las cualidades percibidas en la sensación. El tiempo en sí mismo no muta
si antes no hay algo que muta en el tiempo; aún más, el cambio temporal se percibe
solamente a partir del cambio de cualidades dadas en la sensación y sin este cambio
no hay propiamente tiempo: “time with its continuity logically involves some other
kind of continuity than its own. Time, as the universal form of change, cannot exist
unless there is something to undergo change and to undergo a change continu- ous
in time there must be a continuity of changeable qualities” (EP 1: 323). Percibir la
continuidad de las cualidades cambiantes (continuity of changeable qualities) es
como percibir la continuidad de una línea: cada punto es un borde que tiene una
dimensión ininitesimal e imperceptible, sin la cual no habría continuidad. Asimismo
las dimensiones temporales del pasado o del presente son como los puntos de la línea
del ejemplo anterior: son tránsitos que brindan una forma universal a la continuidad de las cualidades cambiantes en la sensación. El tiempo es la forma universal
del cambio (time, as the universal form of change), y todavía sin la percepción del
cambio de las cualidades en la sensación no habría ningún tipo de continuidad, ni
siquiera temporal. Así que una idea pasada no es nada más que una idea presente en
la mente, cuya evidencia perceptiva se ha ido degradando ininitesimalmente en la
continuidad de las cualidades cambiantes en la sensación. En síntesis, una idea pasada
es una débil, pero directa, percepción de una idea presente ipso facto en la mente.
Conclusiones
Finalmente, se ha intentado mostrar en el presente trabajo, en primer lugar, cómo
cada abducción comienza por la puerta de la percepción conservando las mismas
estructuras en su proceder y, en segundo lugar, cómo “el jardín abductivo es el espacio
de la creatividad” (Zalamea, 2001: 36). En efecto, por una parte el acto perceptivo no
es nada más que el reconocimiento de aquellas estructuras que permiten la emergencia de un objeto individual de experiencia, en el horizonte de manifestación general,
constituido por la relación de continuidad entre la mente y el mundo.
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Por otra, el razonamiento hipotético, siendo completamente radicado en la experiencia perceptiva, es propiamente aquel procedimiento que halla como un relámpago y
crea libremente un conocimiento novedoso a partir del reconocimiento de esa continuidad cosmológica y de experiencia que constituye el fondo de cualquier hábito de
vida. De hecho, obstruyendo e interrumpiendo libremente el lujo continuo de ideas
y percepciones de objetos, la hipótesis descubre que el mundo es un continuum de
cosas relacionadas entre ellas y que cada una es un nudo de conexiones que implica
una relación con la mente. Esta es propiamente la ley de la mente: una armonía cósmica viviente con relación a la experiencia, en primer lugar perceptiva, que el hombre
tiene de las cosas del mundo. Y la primera percepción que el hombre tiene es la de un
cambio de cualidades en la sensación. Lo cual signiica que, por ejemplo, la percepción
del pasaje desde una cosa pasada hacia una presente no depende del tiempo, sino
más bien permite la percepción directa de lo que del pasado está presente en la mente
humana. En otros términos, la Percepcióndel cambio permite la formación de la idea
de un continuum temporal y no viceversa. Así entonces, hasta se podría airmar que
el tiempo es la primera emergencia creativa de los procesos perceptivo-abductivos.
En síntesis, la experiencia perceptiva, difuminada en la práctica abductiva, es capaz
de hallar y modiicar aquel continuum cosmológico y temporal que es condición de
cognoscibilidad y manifestación de las cosas del mundo circunstante. Introduciendo
en el conocimiento humano nuevas emergencias de sentido y posibles y novedosas
prácticas culturales, la percepción y la abducción representan las primeras y las fundamentales experiencias creativas del hombre.
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