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Quienes somos realmente: la historia del yo

2017

En este libro se argumenta que el Yo no es una ilusión y que se desarrolla cognitiva-afectivamente en su relación con el exterior; pero que no es tan libre como se argumenta en la actualidad, por la ideología del individualismo. El Yo interactúa con la situación específica y se redefine en función de la misma, de modo que es flexible y cambiante. Y bajo ciertas condiciones surge un Yo colectivo que anula las características psicológi- cas de los distintos Yos ́ individuales, y que define la conducta social. Así que la situación define, a veces parcial y a veces totalmente, la conducta del Yo, de modo que no es tan libre. Hay Yos ́ más manipulables y otros menos. La historia de pertenencia del infante es decisiva en la seguridad de la personalidad del adulto. La libertad psicológica tiene que ver mucho con la calidad de la relación emocional que recibimos de nuestra madre los primeros doce meses.

¿QUIÉNES SOMOS REALMETE? La historia del yo por CARLOS OBREGÓN ¿QUIÉNES SOMOS REALMENTE? La historia de yo 1a edición, 2017, Ediciones Universitarias Derechos Reservados © 2016, Carlos Federico Obregón Díaz Diseño y formación: Ricardo Pascoe (Spot-ON)www.spot0n.com Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito del autor y/o del editor. Este libro se encuentra disponible en formato digital en Kindle Amazon (www.amazon.com) ÍNDICE los cinco desafíos de la existencia del yo 15 raíces históricas y filosóficas del yo 50 ¿quiénes somos realmente? 88 más allá del yo 130 bibliografía 138 [5] INTRODUCCIÓN ¿Quién soy yo realmente? Es una pregunta que nosotros nos hacemos con regularidad. Pensamos, hacemos y soñamos cosas que no entendemos. Vivimos un Yo frágil y cambiante y nos es difícil reconocernos en él. La imagen racional que hemos construido de nuestro propio Yo difícilmente coincide con ese otro Yo que actúa y hace. El enigma individual de nuestro propio Yo es profundo y de difícil solución, pues este parece obedecer en ocasiones a fuerzas superiores o distintas a nosotros que no entendemos. Hacemos esfuerzos por guiar nuestra conducta con firmeza y claridad y con frecuencia no lo logramos, nuestro otro Yo siempre nos sorprende y actúa de formas inesperadas. Cada uno de nosotros nos cuestionamos con frecuencia quiénes somos y cuál es nuestro verdadero Yo. ¿Somos diferentes a los demás? ¿Qué tanto? Todos sentimos fuerzas que parecen dominarnos y nos llevan a realizar acciones que nuestra razón no necesariamente aprueba. Y, sin embargo, podemos decidir si mover el brazo o no, si ir o no a una fiesta. ¿Qué tanto decidimos? y ¿qué tanto somos consecuencia de nuestro origen material y animal o de presiones y determinantes sociales? ¿Quién es el Yo? Es una pregunta que nos apasiona a todos y cuya respuesta puede influir decisivamente en nuestra conducta diaria. La pregunta no es sólo qué tanto podemos decidir, sino qué tanto conviene que decidamos. ¿Qué es la felicidad? ¿Qué es la vida? Es un ejecutivo de alto nivel tomando decisiones diarias o es un gato en la azotea gozando a plenitud del sol. Todos sabemos que quizá son ambas cosas, ¿pero en qué proporción? ¿Cuándo decidir? ¿Cuándo contemplar? ¿Cuándo liderar? ¿Cuándo simplemente vivir con el flujo de la vida? ¿Qué tan animal ser? ¿Para qué fuimos hechos? Estas y otras preguntas no tienen respuesta definitiva y en alguna medida dependen de cómo es cada uno de nosotros y de nuestra genética individual, pero pueden ser productivamente iluminadas por el estudio de la historia del Yo al que se abocará este manuscrito. ¿Quién es el yo? Hay cuatro maneras de pensar en el Yo, la primera es como un ente físico individual, consecuencia de la necesidad evolutiva de lograr la mayor diversidad genética posible, para garantizar la supervivencia de la especie, y en última instancia, de la vida. La segunda es un [7] 8 carlos obregón Yo con conciencia de la individualidad y de la propia existencia, el cual se encuentra en los animales capaces de sentir emoción. La tercera es un Yo con la noción de un tiempo extendido y con una visión autobiográfica; una habilidad única de los seres humanos. Y la cuarta es un Yo con capacidad de decidir con claridad sobre su futuro y el de su sociedad, y que posee derechos humanos que puede hacer valer ante el grupo social.1 La individualidad física del Yo es incuestionable; y en animales con capacidad de emocionarse la consciencia de su individualidad también lo es. La noción de un tiempo extendido y la visión autobiográfica ya es característica de algunos homínidos y es una peculiaridad innegable del Homo sapiens. Sin embargo, la capacidad del Yo de decidir su futuro es altamente cuestionable y ha sido sujeto de discusión y análisis tanto filosófico como científico. Y como veremos, esta capacidad es parcialmente función del sistema conceptual y del arreglo institucional específico histórico al que hagamos referencia. Los derechos humanos del Yo son aún más cuestionables y totalmente función de la cultura específica estudiada. La historia del Yo se escribe a lo largo del tiempo a través de distintas concepciones y realidades institucionales de lo que es el individuo y su vida social. En distintas épocas el Yo se ha visualizado en formas diferentes. Y por extraño que parezca, el Yo que decide su futuro y que tiene derechos humanos es una creación histórica específica de la sociedad occidental contemporánea. En la mayor parte de las sociedades antiguas no hay un verdadero Yo –no hay un individuo–, no existe la cuarta manera descrita con anterioridad. En la religión Hindú y en el Budismo el Yo se considera una mera ilusión. Y para el Cristianismo feudal y el Islam el Yo existe sólo temporalmente, pues finalmente está determinado por su origen religioso y su destino está definido, es reunirse con su padre el creador. Aun en la sociedad occidental ha habido dudas sobre la existencia del Yo. Para Freud el Yo –el ego– realmente no existe pues está determinado por el ello y como consecuencia su conducta es salvaje, sexual, egoísta y agresiva. El Yo –el ego vacío– freudiano, determinado por el conflicto entre el ello y las restricciones sociales del superego, refleja adecuadamente al individuo agresivo de Hobbes y al de Lorenz –en su libro sobre la agresión–.2 Por otro lado, para las grandes tradiciones Cristiana, Hindú e Islámica el Yo –aun cuando es sólo una ilusión o sólo existe temporalmente– es social y responsable. Apenas en los sesenta, Skinner argumentó que el Yo no existe pues es totalmente manipulable desde el exterior. 1 2 Un buen análisis neurobiológico de los primeros tres Yo´s se encuentra en Damasio, 2010. Lorenz, 1966. introducción 9 Hoy en día hay un gran consenso sobre la capacidad del Yo de aprender, de desarrollarse y de tomar decisiones por sí mismo. Pero las preguntas de: ¿Quiénes somos realmente? ¿Hay un verdadero Yo? y ¿cómo es?, continúan siendo relevantes. Como veremos, la psicología y filosofía contemporáneas nos ofrecen respuestas importantes que, sin embargo, son diversas, y en algunos casos, incluso contradictorias, de modo que es necesario reflexionar sobre este tema con una visión científica, evolucionista e histórica como la que presenta este manuscrito, la cual nos arroja nuevas perspectivas de gran utilidad. La relevancia de entender al Yo no es solo académica, su entendimiento es fundamental para la vida diaria exitosa de cada uno de nosotros. Entendernos es fundamental para poder vivir a nuestro pleno potencial. ¿Es el Yo manipulable a la Skinner o no? ¿Somos sólo una ilusión, como dice el Budismo, o podemos tomar decisiones libremente, como arguye Sartre y la psicología norteamericana contemporánea? ¿Somos por naturaleza agresivos o no? ¿Es el mal sólo el contraste del bien, el cual al final predomina socialmente? Hemos sido educados en general en la noción tradicional de que el bien siempre triunfa. Pero nuestra realidad diaria es distinta. Cada uno de nosotros busca en las noches respuestas a nuestros sueños más escondidos, algunos de los cuales son más perversos de lo que nos gustaría aceptar. Todos los días vivimos el contraste entre la posibilidad de predar a otros o de ayudarlos. Hay un animal escondido en nuestro interior que nos abruma y consume nuestra energía, y que exige acciones que con frecuencia no están a la altura que demandan nuestros principios éticos y morales. Acciones que al final justificamos –por no tolerar la disonancia moral– con racionalismos mal entendidos. Cuando abrimos un periódico, en una página se alaba el bien y la ayuda a los más desesperados y en la otra se documenta el mal y la perversión que implica abusar de los más necesitados. Arguyendo falsamente que se defiende el bien, se establecen guerras y se asesina o se condena a la muerte a miles de personas, se violan despiadadamente niños y niñas, y se abusa de muchas maneras de los pobres. Entendernos a nosotros mismos en nuestra verdadera capacidad de dañar a otros y reconocer lo mal que pueden marchar los fenómenos sociales, es en nuestra opinión el primer paso necesario para poder establecer una verdadera y adecuada armonía social y personal. La armonía es una condición necesaria de la existencia, pues la relación entre los existentes le da sentido a la existencia de cada particular. Yo no podría estar aquí escribiendo si no hubiera gravedad –armonía, el 10 carlos obregón equilibrio interplanetario–, lo que permite que yo no salga volando o me desintegre. La armonía en el átomo –dada porque los electrones mantengan apropiadamente sus órbitas– es requisito de la existencia del mismo. Y el átomo, a su vez, es indispensable para mi propia existencia, pues los átomos forman moléculas que constituyen células, tejidos, órganos y, finalmente, a mi ser. Pero a diferencia del universo material, que se transforma pero siempre existe como energía-materia, el universo social, y en particular cada individuo, no tienen una existencia permanente. Incluso, la desaparición de la vida misma sería un evento de poca relevancia para la dinámica global del universo material. El hombre y la vida en sí son elementos prescindibles de la armonía universal. El antropocentrismo en que fuimos educados nos enseñó que el universo fue creado para nuestro beneficio, que somos lo más sofisticado de la existencia de la vida, que el transcurso de la historia es tal que el bien siempre predomina sobre el mal, y que tenemos acceso a la vida eterna. Estos cuatro argumentos están implícitos en las bellas pinturas de Miguel Ángel en la capilla sixtina y también son centrales a otros pensamientos como el del Islam. Los pensamientos Hindú, Chino, y en general el asiático, no son antropocéntricos; el hombre es sólo uno más de los elementos del universo, pero comparte con el pensamiento occidental la creencia en la vida eterna vía la resurrección. Y ¿qué significa la vida eterna? Que el hombre es elevado a la categoría de permanente –igual que la materia– y entonces su armonía con el todo universal queda garantizada. En todos estos pensamientos –como en la cosmogonía primaria–, la armonía entre todo lo que existe es el principio básico con el cual se supera la fragilidad temporal del universo social y personal que tanto le preocupaba a Heidegger.3 Así, el hombre se concibe integrado de forma fundamental a todo lo que existe, de modo que el universo social –como el material– se ve como un universo armónico. En el Cristianismo, en el Budismo y en Fromm es a través del amor a los demás que el hombre debe realizar su verdadera esencia que lo integra en armonía al universo existencial.4 Las obligaciones para con la sociedad se ven, así, como el ordenador social por excelencia. El individuo ético –por naturaleza– garantiza el adecuado equilibrio personal y social. 3 1962. En el Cristianismo el amor a los demás es una extensión del amor a Dios, mientras que en el Budismo es la consecuencia lógica de entender que nuestra individualidad es sólo una ilusión. En Fromm amar a los demás es la esencia del hombre. Para el Budismo, véase Barrett, W. Ed., 2006, y para Fromm, Fromm, 1956-2003. 4 introducción 11 Sin embargo, no hay bases científicas para sostener la existencia de dicha armonía social e individual. La herencia evolutiva del hombre es la de vivir en grupos pequeños de entre 100 y 150 miembros5 no hay nada que lo vincule a grupos extendidos, mas que los sistemas conceptuales, que son frágiles, que difieren de cultura a cultura y que no son universales.6 ¿El bien y el mal se definen, así, por el grupo al que se pertenece. Un mismo acto, por ejemplo matar, se puede clasificar como bueno si se refiere a alguien de afuera del grupo –matar al enemigo– y como malo si se refiere a alguien dentro del grupo. Pero, además, aun al interior del grupo se violan con frecuencia los preceptos morales enunciados; por ejemplo, ¿por qué se mata con alguna frecuencia a miembros del grupo de referencia? Porque el sistema conceptual de referencia que mantiene unido a cualquier grupo extendido es de por sí frágil.7 Mientras que el Budismo oriental busca enseñar que el individuo es sólo una ilusión y que su verdadera esencia es su relación con todo lo que existe, lo que le da sentido a su ser.8 La ideología del individualismo occidental nos presenta a un individuo cuya esencia es estar independiente y libre de imaginar su futuro como él quiera, y de tomar decisiones sobre sí mismo y su sociedad. Así, se ve a la sociedad como la suma de las acciones individuales.9 Mientras que la libertad para el Budismo reside en contemplar el universo e integrarnos a él mediante la meditación y la iluminación; es decir, en realizar que como individuos somos sólo una ilusión. La libertad para Occidente es el ejercicio individual de la capacidad de ver el futuro y de decidir; el hombre es libre de transformar lo que le rodea para su beneficio. ¿Qué es la libertad? ¿Quién tiene razón? ¿Es de verdad la comunidad la suma de las acciones individuales? ¿O más bien, la comunidad explica las acciones individuales? ¿Qué tanto nuestra conducta determina al grupo social de referencia? ¿Somos libres de determinar la relación con lo que nos rodea, como argumenta Sartre? ¿O es realizar la relación que ya tenemos con lo que nos rodea lo que realmente es la libertad? ¿Quiénes somos? ¿Quiénes somos? Que podemos matar y recibir una medalla de honor o matar y ser condenados a la silla eléctrica. Que podemos estar orgul5 Dunbar, 1992. 6 Obregón, 2008b. 7 Obregón, 2014a. 8 Véase Barrett, W. Ed., 2006. 9 Rand Ayn, 1964. 12 carlos obregón losos de matar o francamente decepcionados de nosotros mismos por el mismo acto. ¿Tenemos moral? ¿Qué tan animales somos? ¿Cómo fortalecer nuestro Yo? ¿Qué significa ser libres? ¿Cómo ser felices? ¿Cómo vivir? y ¿a dónde vamos? En un extremo, el Budismo, Freud y Skinner nos dicen que el Yo es sólo una ilusión, en el otro, Sartre, Allport y la psicología positiva argumentan que el Yo es libre y que tiene control sobre su psique, porque el futuro lo podemos contemplar como queramos, de modo que basta un ejercicio de voluntad para que logremos nuestro bienestar psicológico. Hoy en día la balanza se ha inclinado sustancialmente a la segunda postura –la ideología del individualismo permea en gran parte de la vida social contemporánea–. ¿Pero es realmente correcta? ¿En realidad somos tan libres? En este libro se argumenta que el Yo no es una ilusión y que se desarrolla cognitiva-afectivamente en su relación con el exterior; pero que no es tan libre como se argumenta en la actualidad, por la ideología del individualismo. El Yo interactúa con la situación específica y se redefine en función de la misma, de modo que es flexible y cambiante. Y bajo ciertas condiciones surge un Yo colectivo que anula las características psicológicas de los distintos Yo´s individuales, y que define la conducta social. Así que la situación define, a veces parcial y a veces totalmente, la conducta del Yo, de modo que no es tan libre. Hay Yo´s más manipulables y otros menos. La historia de pertenencia del infante es decisiva en la seguridad de la personalidad del adulto. La libertad psicológica tiene que ver mucho con la calidad de la relación emocional que recibimos de nuestra madre los primeros doce meses. Personalidades inseguras no son capaces de mentalizar apropiadamente el futuro. Conflictos emocionales serios impiden el funcionamiento de las áreas cerebrales que se requieren para mentalizar. Somos de herencia material y animal. No existimos como individuos aislados. No podemos decidir ir en contra de las grandes leyes del universo y de la evolución. Si lo hacemos no tendremos éxito y pereceremos. La libertad de decidir nuestro futuro está íntimamente ligada a nuestra estabilidad emocional y al adecuado desarrollo de nuestras pertenencias. Es necesario integrar de alguna manera los pensamientos oriental y el occidental para comprendernos mejor. La libertad es, a la vez, entender nuestras pertenencias y desarrollarlas –tanto a los seres que amamos, como al grupo social y al universo existencial–, así como ejercer nuestra imaginación futura para decidir alternativas de acción. Pero lo segundo depende de manera crítica de lo primero. La estabilidad emocional es un introducción 13 prerrequisito para mentalizar apropiadamente, porque somos evolutivamente mamíferos con emociones y las emociones no son otra cosa que mecanismos de respuesta de supervivencia aprendidos a través de millones de años. Sí nacemos agresivos y desaprendemos la agresión vía la madre. Y el sexo sí es un instinto fundamental, porque la reproducción sexuada es clave para la diversificación del pool genético y la supervivencia de la vida. Pero la agresión y el sexo se orientan por la pertenencia familiar y social –se socializan–. La agresión no es un ordenador social en las sociedades humanas como si lo es en el reino animal. Las sociedades humanas establecen sistemas conceptuales, y sus correspondientes arreglos institucionales, que definen el orden social. Pero dichos sistemas conceptuales son frágiles en grupos extendidos como los de las sociedades contemporáneas y fallas de pertenencia dan lugar, de nueva cuenta, a la agresión como forma de relacionamiento social.10 Así que nuestra libertad, entendida como nuestra capacidad de decidir nuestro futuro, está muy condicionada. Debemos movernos, desafiarnos física y mentalmente, y prestar atención a lo que nos rodea, porque si no nuestro Yo material no funciona apropiadamente; el cerebro no se desarrolla adecuadamente, la neurogénesis deja de funcionar y la senilidad prematura y/o la muerte es el destino seguro. Debemos crecer en grupo y satisfacer nuestras necesidades de pertenencia o no lograremos la libertad psicologíca y seremos presa de desequilibrios que nos llevarán a la agresión como forma de relacionamiento. Sin pertenencia –un instinto evolutivo– nuestro Yo animal no funciona adecuadamente y nos convertimos en seres aislados, agresivos, peligrosos socialmente y nuestra conducta está dominada instintivamente, como Freud lo predijera. Fallas de pertenencia familiar crean individuos inseguros, manipulables, víctimas de relaciones agresivas y proclives a desajustes psicológicos serios.11 Fallas de pertenencia social crean arreglos institucionales que producen agresión como forma de relacionamiento.12 Nuestra genética interactúa con el medioambiente y ambos influyen decisivamente en nuestra conducta. La libertad individual idealizada por la ideología del individualismo simplemente no existe, estamos muy condicionados en nuestro actuar. Incluso nuestra capacidad de imaginar el futuro depende de nuestra estabilidad emocional. 10 Lewis, T., Amini, F., y Lannon, R., 2000. 11 Siegel, A., 2005. 12 Véanse los experimentos de Sheriff y Harvey, y de Zimbardo en el capítulo primero. 14 carlos obregón Pero todo lo anterior no significa que el Yo sea sólo una ilusión. Ni necesariamente tenemos que estar dominados por el sexo y la agresión, ni somos siempre manipulables, ni nuestra genética es determinante. Pero sí requerimos desarrollar la adecuada pertenencia, las instituciones sí son importantes, y contemplar y admirar el universo existencial sí es parte de nuestra naturaleza evolutiva. La libertad de imaginar nuestro futuro tiene como prerrequisito nuestra libertad psicológica. La vida no es sólo decidir sino gozar, vivir, adaptarse, moverse, desafiarse… ser. Tenemos que desarrollar adecuadamente lo que somos genética y evolutivamente. Y esto en sí implica una forma de libertad que es distinta a la libertad de elegir y que es un prerrequisito de esta última. No hay nada equivocado en la propuesta de un individuo que desarrolle su potencial imaginativo al máximo y que vea su futuro con optimismo y flexibilidad –de hecho es lo deseable–, pues implica un desarrollo evolutivo del cerebro humano. Pero dicho individuo no puede existir en el vacío de su individualidad, la soledad aniquila. Sus fortalezas existenciales vienen de sus pertenencias. Una base emocional sólida fomenta una imaginación poderosa. Mentalizar es el último paso del camino a la libertad, no el único, ni el primero. No hay contradicción entre la pertenencia y la libertad entendida como imaginar el futuro y tomar decisiones, son complementarias. Para entender nuestro Yo y sus características hay que recurrir a los conocimientos científicos en distintas disciplinas, el camino es difícil, pero la recompensa es significativa. Tenemos muchas preguntas, vayamos por algunas respuestas, estudiemos juntos la historia del Yo. LOS CINCO DESAFÍOS DE LA EXISTENCIA DEL YO La gran tradición del pensamiento humano contemporáneo está basada en la presunción de un Yo libre y racional que puede decidir sus acciones y su futuro. Sin embargo, esta aseveración ha sido cuestionada con frecuencia por diversos psicólogos en el útimo siglo. En este capítulo discutimos los cinco desafíos más importantes que se han presentado. El primero es el Yo vacío de Freud; el segundo es el Yo inexistente –manipulable y determinado por causas externas– de la psicología del aprendizaje de Skinner; el tercero es el Yo colectivo –que define la conducta individual– de la literatura de la psicología social; el cuarto es el Yo biológico de la psicología genética, y el quinto es el Yo emotivo de la psicología del apego (o la pertenencia). Como veremos, ninguno de ellos ha sido decisivo en demostrar la inexistencia del Yo; pero en conjunto representan un desafío sustancial que cuestiona seriamente la presunción del individuo libre que sustenta la filosofía política de Occidente. Entender los principales argumentos que se han presentado tanto por los detractores como por los defensores del Yo es de gran importancia en el proceso que buscamos de entender quién es ese Yo que está dentro de nosotros. el primer desafío: el yo vacío-freud Quién de nosotros no se ha sentido aterrado viendo una buena película de Alfred Hitchcock o admirado y sorprendido ante las formas extrañas de las pinturas de Salvador Dalí; sin embargo, nunca nos detenemos a pensar que las contribuciones de arte de ambos autores no serían posible si no hubieran tenido la influencia de las contribuciones de Sigmund Freud. Nuestras mentes se rigen en gran medida por un inconsciente que ninguno de nosotros termina de entender. Quién no se ha despertado confuso y a veces atemorizado por alguna pesadilla en donde hay sangre, violencia o acciones de nosotros mismos que no podemos explicar. Pocos pensadores han tenido el impacto en la psique colectiva que tuvo Sigmund Freud. Ante la visión de un hombre religioso que, aun cuando [15] 16 carlos obregón es capaz de pecar, históricamente busca el bien y está unido a los demás por el amor fraternal. Al ser todos hijos de Dios, Freud antepone la noción de un hombre animal, salvaje, agresivo y dominado por sus apetitos sexuales. El rechazo ideológico-filosófico fue inmediato –y continúa– y explica en gran medida que muchos aseveren que Freud simplemente estaba equivocado y que ha sido ampliamente superado. Pero, como veremos, estas críticas van demasiado lejos, pues algunas de las contribuciones de Freud resultan innegables. Para entender a Sigmund Freud hay que hacerlo en su contexto histórico. Hay dos grandes influencias que definen su pensamiento: la lectura de Darwin y las condiciones conservadoras y restrictivas que imponía la sociedad cristiana de su época. Freud, después de leer a Darwin se sintió tan profundamente impresionado que dejó su carrera de medicina y estudió dos años de zoología para entender bien al mencionado autor. Darwin había señalado que todos los animales tenían un instinto de preservación que incluía tanto la pelea por sobrevivir como la inclinación a reproducirse. La selección natural darwiniana por la capacidad sexual de reproducirse está detrás de los principales conceptos de Freud. Para Freud la naturaleza animal del hombre es el origen de las raíces inconscientes de la conducta humana. El ego –el Yo– es de alguna manera el sirviente de fuerzas inconscientes e incontrolables de la mente. Freud se vuelve ateo porque piensa que la religión tiende a suprimir las fuerzas naturales de supervivencia evolutiva como el sexo. Y para él, son estas fuerzas moralistas represivas las que causan la neurosis. Para Freud, Darwin, habiendo demostrado el origen animal del hombre, abre las puertas para poder explicar su conducta en términos científicos y para dejar de lado la espiritualidad y la moral racional como normas explicativas de la misma. Así, terminó convencido del origen animal del hombre y de que –como en todos los animales– su naturaleza biológica definía un conjunto de emociones que determinaban su conducta en busca de la supervivencia. En particular, Freud distinguió los instintos de sexo y de agresión. Y es la naturaleza restrictiva de la sociedad cristiana de su época la que, al frustrar la satisfacción de los instintos básicos, crea la frustración. La cual inicialmente se registra en el inconsciente y posteriormente da origen a la neurosis –por ejemplo al temor de ser reprimido de nuevo ante deseos instintivos–. De esta manera, el ello –los instintos– y el súper ego –las restricciones sociales– determinan totalmente la conducta del Yo –el ego–, el cual es inexistente desde este punto. Para Freud, el trauma está frecuentemente relacionado con eventos de la niñez o la juventud, y de los cinco desafíos de la existencia del yo 17 especial importancia son las experiencias relativas a la sexualidad. La neurosis está particularmente relacionada con la etapa de Edipo –de tres a cinco años–, en la cual el niño inicia su diferenciación de otros y comienza a jugar con sus genitales. El método de Freud, como es bien conocido, fue el de documentar los problemas psicológicos de sus clientes.13 La gran contribución de Freud fue la de comprender las implicaciones psicológicas de nuestro origen animal, lo que implica que las emociones son más relevantes para la conducta que el raciocinio y que gran parte de lo que hacemos lo determina el inconsciente. Esto cambió para siempre la forma en la que nos entendemos a nosotros mismos y ha sido comprobado por la neurobiología contemporánea. Pero Freud también tuvo desaciertos relevantes. Quizá la limitación más importante de la contribución de Freud es que nunca buscó resolver el problema de la interacción de los instintos –el ello– con distintos súper egos. Así, por ejemplo en Totem y Taboo, Freud estudia a las sociedades primitivas erróneamente usando la preconcepción de la relación entre el súper ego y el ello de su propia sociedad –de donde deriva el complejo de Edipo–.14 Este problema fue rápidamente entendido por los posfreudianos, quienes explican el desarrollo de los infantes según la relación con la madre, y muestran que el desarrollo normal es posible.15 Señalan que el ego es autónomo e independiente del ello y que se desarrolla con el medioambiente.16 Argumentan que el ego se forma como consecuencia de la interacción entre normas sociales y motivadores internos,17 al tiempo que introducen la idea de que los instintos están ligados a objetos externos, por ejemplo a la madre.18 Los posfreudianos también ven el proceso de desarrollo como un proceso de individualizarse.19 Es decir, se van formando Yo’s distintos según la interacción particular del súper ego con el ello. Este surgimiento específico del Yo en los posfreudianos es un antecedente importante de la gran relevancia que le dará posteriormente la psicología contemporánea al Yo. 13 Véase Obregón, 2015a. 14 Véase Obregón, 2009. 15 Ana Freud, 1926. Hartmann 1939. Además, entre 1945 y 1959 los trabajos empíricos de Spitz muestran que los niños pequeños pueden mostrar depresión si no interactúan con adultos. 16 17 Erikson, 1950. 18 Jacobson, 1954. 19 Mahler, 1963, 1979. 18 carlos obregón La teoría cognitiva –iniciada por Piaget– es la base en la que se sustenta gran parte de la psicología contemporánea y se basa en un ego, en un Yo con capacidad de aprender. Un Yo que desarrolla un sistema cognitivo mental interno que le sirve de guía para procesar información. La evolución de modelos más sofisticados de inteligencia artificial mostrarían la necesidad de un modelo cognitivo interno para procesar la información infinita, mientras que el cerebro empieza a concebirse como un sistema cognitivo complejo e interdependiente, visión que los descubrimientos de la neurobiología contemporánea han fortalecido. Pero, contrario a lo que argumentaba Piaget, este modelo interno cognitivo, como Bowlby, Main y otros mostrarían, tiene una base afectiva innegable. Las emociones son determinantes en el proceso mediante el cual aprendemos de la realidad exterior. Así que, aun cuando Freud no entendió la relevancia del sistema cognitivo mental interno, sí estaba en lo correcto en la indiscutible relevancia de nuestro Yo emocional, el cual es sin discusión una herencia animal. Estos modelos mentales determinan la atención, la memoria y la conciencia cognitiva. Hoy en día tanto las etapas rígidas de desarrollo de Piaget como las de Freud han sido empíricamente rechazadas y hay un consenso amplio en varios frentes, como son: 1) la importancia del inconsciente; 2) la relevancia de las emociones; 3) que los instintos son relevantes, pero no son autónomos, son redefinidos en la interacción con el medioambiente externo, y 4) que se desarrolla un Yo cognitivo que aprende inteligentemente del exterior, pero que este aprendizaje tiene una base afectiva innegable. Ya desde 1960 el posfreudiano Sandler introdujo la noción de representaciones mentales, la cual hace compatible al estructuralismo posfreudiano con la psicología cognitiva contemporánea. El Yo, capaz de relacionarse con el exterior con base en representaciones mentales, además de aprender es capaz de visualizarse en el futuro y de tomar decisiones. Esta línea de investigación ha sido particularmente fructífera en la psicología norteamericana. Allport es el primero que se abre de lleno a las consecuencias de esta visión del individuo. Para Allport, al individuo normal no lo determina su infancia sino sus preocupaciones presentes y sobre todo sus objetivos futuros.20 Allport fue un pensador original al enfocar la psique del hombre normal en vez de la psicopatología, lo que influiría decisivamente en el curso posterior que tomó la psicología norteamericana, particularmente la psicología positiva. Por su parte, Kelly unió la tradición Gestalt con la capacidad cognitiva representacional del hombre y argumentó que siempre se pueden construir representaciones alternativas 20 1937, 1961. los cinco desafíos de la existencia del yo 19 del universo.21 Rogers, a su vez, enfatiza el carácter fenomenológico de la realidad y la relevancia de la estructura cognitiva del yo y la ve como un determinante fundamental de la psicología individual. También señala la importancia de la congruencia en las relaciones interpersonales. Dos congruencias son clave para Rogers: 1) entre el organismo –la realidad fenomenológica subjetiva total, esto es, la realidad percibida– y el Yo, y 2) entre el Yo y el Yo ideal. Incongruencias en el punto 1 forman las psicopatologías, incongruencias que se generan cuando los individuos reciben recompensa psicológica condicionada de los padres. Pero para Rogers, en contraposición a Freud, la represión puede evitarse. Una personalidad saludable se forma cuando se recibe recompensa psicológica incondicional. Incongruencias en el punto 2 generan desajustes e insatisfacción. Rogers acepta el inconsciente, pero no lo ve como dominado por traumas de la infancia. El pensamiento de Rogers llevó al desarrollo de su terapia centrada en la persona, que hace énfasis en la empatía y que ha sido de gran influencia. La empatía de Rogers recoge la afectividad necesaria en la relación paciente-psiquiatra, y en general en las relaciones humanas.22 La escuela contemporánea de psicología positiva de Seligman y otros, le pone especial énfasis a la capacidad del individuo de decidir, de visualizar su futuro y de crearse actitudes positivas. De este modo, se ha logrado un consenso empírico-teórico sobre la existencia de un Yo afectivo, inteligente, capaz de aprender, de visualizar el futuro y de tomar decisiones. Y aparentemente el desafío de Freud a la existencia del Yo ha sido superado. El problema es que el Yo no es realmente tan libre como Allport y la escuela contemporánea de psicología positiva sugieren. Los posfreudianos siguen tratando con éxito la neurosis con base en el psicoanálisis. Las etapas de desarrollo, aunque no son lo rígidas que Freud pensaba, son relevantes en la creación de traumas. Hay una gran evidencia acumulada en el sentido de que la conciencia es de hecho sólo una parte pequeña de la actividad mental.23 El inconsciente no necesariamente es el freudiano –dominado por los instintos autónomos de sexo y de agresión–, sino que también contiene la pertenencia de Bowlby (el apego) y la empatía de Rogers. Sin embargo, no hay duda de que fallas de pertenencia en la educación del niño tienen como consecuencia el resurgimiento de la agresión como forma básica de relacionamiento que garantiza la supervivencia 21 1955, 1969. 22 1959, 1961, 1977. 23 Kihlstrom, 1987. 20 carlos obregón individual. En los animales la pertenencia emocional y la agresión son los ordenadores sociales. En las sociedades avanzadas –de grandes grupos humanos– son los sistemas conceptuales y sus correspondientes arreglos institucionales los que establecen el orden. Fallas en la pertenencia social conducen a la agresión entre miembros de un mismo grupo social. Y la ausencia de un sistema conceptual y un arreglo institucional común entre grupos distintos, con frecuencia puede llevar a la agresión como forma de relacionamiento entre los mismos. Hay evidencia empírica de la importancia del instinto de agresión tanto en los trabajos de etología de Lorenz y otros,24 como en estudios empíricos psicológicos del desarrollo de infantes que sugieren que la agresión es nata y se desaprende fundamentalmente a través de la enseñanza de la madre.25 Y hoy sabemos que en el caso de los niños desorganizados con problemas emocionales serios de desorden de personalidad es frecuente encontrar abuso sexual real en la niñez.26 El origen material y animal del hombre y los condicionantes que ello implica han sido sistemáticamente desdeñados por los pensadores de Occidente, cuya filosofía política y social gira alrededor de un individuo libre capaz de decidir su futuro y el de su sociedad. Pero a pesar de los grandes esfuerzos en esta dirección, el origen animal del hombre que Freud trajera a la psicología permanece como su gran contribución. La neurobiología contemporánea revalida el señalamiento de Freud del origen animal, pasional y emotivo del hombre.27 Se ha demostrado que la forma de percepción y almacenamiento de imágenes es similar en el hombre y en los animales.28 Los animales imaginan, planean, anticipan el tiempo –aun cuando no extendido– y entienden la muerte, aunque sólo a un nivel emocional y no conceptual. La diferencia del hombre con los animales es únicamente la de un lenguaje más sofisticado, que permite un sinnúmero de combinaciones de las imágenes almacenadas y da origen a estructuras conceptuales que permiten la noción de un tiempo extendido y la visión autobiográfica de sí mismo. Pero esta diferencia no borra los orígenes animales del hombre. En particular es necesario entender el papel de las emociones. Las emociones son respuestas ante el medioambiente que garantizan la supervivencia, son una herencia de lo que en los protozoarios 24 1966. 25 Fonagy, 2004, y Allen et al., 2008. 26 Jacobson y Rowe, 1999. 27 Panksepp, J., 1998. 28 Damasio, 2010 y 2006. los cinco desafíos de la existencia del yo 21 son reacciones, en los reptiles son instintos de respuesta y en los mamíferos se transforman en emociones. Las emociones ordenan la infinita información exterior y seleccionan la que será almacenada, aquella que es evolutivamente relevante para la supervivencia de cada especie. En el ser humano la razón está supeditada a las imágenes almacenadas con base en las emociones. Es en este sentido que las emociones son determinantes primigenias de la conducta. Empíricamente se ha demostrado que ante fallas agudas de la pertenencia, el área del cerebro que se requiere para mentalizar apropiadamente deja de funcionar.29 Es decir, las crisis emocionales impiden el adecuado análisis mental –racional– de la situación, algo que la mayoría de nosotros hemos experimentado en un momento o en el otro. Particularmente las emociones que se aprenden el primer año de vida resultan relevantes en la conducta posterior. La imaginación en el hombre, dado el lenguaje sintáctico que posee, es un instrumento muy poderoso, más que en otros animales, pero a pesar de ello, la imaginación está fundamentalmente dirigida por las emociones. Sin emociones no hay imaginación. Las emociones son determinantes fundamentales en la actuación del hemisferio derecho del cerebro, que captura el exterior con base en imágenes emocionales complejas, como una cámara fotográfica emotiva. Y sin la información del hemisferio derecho la lógica racional del izquierdo no puede trabajar apropiadamente. Como ya mencionamos, Freud se equivocó en cuanto a que quizo universalizar las relaciones sociales de su época y no se dio cuenta que en otras sociedades y otros tiempos históricos los problemas psicológicos cambian. La neurosis, aun cuando sigue siendo relevante para la sociedad occidental actual, es menos importante que en la sociedad que vivió Freud. El problema psicológico más agudo de las sociedades contemporáneas son los desórdenes de personalidad –debido a la soledad y la anomia–, que se explican más como problemas de fallas de pertenencia social que como complejos psicosexuales asociados con la conducta restrictiva de los padres. Su teoría de los sueños también estaba errónea, estos no son necesariamente manifestaciones de complejos del pasado, ni se asocian siempre a represiones consecuencia de la conducta restrictiva 29 La actividad mental asociada a la pertenencia puede bloquear el funcionamiento de las áreas asociadas con el control cognitivo y la capacidad de mentalizar. Bartels y ZeKi, 2000, 2004. Fonagy (en Busch, 2008) señala que cuando hay problemas de pertenencia y se dispara la necesidad de la pertenencia, el circuito mesocortilímbico dopaminérgico prevalece e impide aprender a mentalizar. Siegel (1999) comenta que: “en estados de excesiva excitación se ha sugerido que los procesos –elevados– de los circuitos neocorticales se apagan” (p. 259). 22 carlos obregón de los padres, son consecuencia de nuestras emociones que se manifiestan en la noche a través de imágenes almacenadas por el hemisferio derecho cerebral, y como el izquierdo no opera adecuadamente, dichas imágenes se recogen sin orden y se mezclan de formas inesperadas. Pero, en lo que sí tenía razón Freud es en la importancia de las emociones –consecuencia de nuestro origen animal–. Así que aun cuando estas emociones no se restringen a las relaciones sociales de una sociedad en particular, las de Freud sí son un determinante fundamental de la conducta, de los sueños y de problemas psicológicos. Es así que si uno no juzga a Freud por sus argumentos específicos, sino por su gran visión del problema psicológico del hombre, se tiene que reconocer que su contribución es de gran envergadura en la historia del pensamiento humano. Fonagy y Target concluyen que a pesar de las debilidades de Freud en su teoría de las etapas del desarrollo, en su visión del ego vacío y su desprecio por la formación del mismo a partir de la interacción con el medioambiente, sus contribuciones para el estudio del inconsciente son innegables y que su visión de la neurosis fue guía para la visión estructural posfreudiana de la misma, la cual sigue siendo utilizada hoy en día por la psiquiatría posfreudiana contemporánea.30 Hall y Lindsey concluyen que la principal razón por la cual Freud continúa teniendo relevancia no es su método científico de análisis, sino su visión compleja del hombre.31 Freud tenía razón en que la base primigenia de la conducta del hombre son sus emociones guiadas por sus instintos de supervivencia y que gran parte del aprendizaje sobre el exterior es inconsciente, esto en sí es un gran descubrimiento que prevalece. Western argumenta que la visión de Freud es compatible con modelos contemporáneos de inteligencia artificial que muestran un conflicto entre autoafirmarse y transformarse.32 El conflicto entre los instintos de supervivencia animales individuales y las restricciones sociales que visualizó Freud es de carácter general y no puede subestimarse, aun cuando debe reconocerse que dicho conflicto no anula necesariamente al Yo, como Freud consideraba. Desde nuestro punto de vista la gran contribución de Freud es su visión del hombre, en la cual siempre hay algún grado de tensión entre su “diferencia” –su individualidad– y su pertenencia. Esta visión permite comprender la fragilidad de la pertenencia; y a la agresión, como consecuencia de fallas de pertenencia. 30 2003. 31 1998. 32 1998 y 1999. los cinco desafíos de la existencia del yo 23 Freud descubre las implicaciones psicológicas del animal que todos somos. Sus contribuciones, incluyendo ya las críticas contemporáneas, se pueden sintetizar de la siguiente manera: Si niegas al animal que llevas dentro te dominará y serás presa de la agresión como forma de relacionarte con los demás. En cambio, si lo reconoces, lo aceptas, lo satisfaces y lo orientas por la pertenencia, tu animal se desarrollará apropiadamente de acuerdo con sus características evolutivas; y como forma fundamental de tu ser, enriquecerá con mucho tus relaciones positivas con el exterior. el segundo desafío: el yo manipulable-skinner En los años setenta mi amigo OJ Harvey dio una excelente plática sobre la psicología de la esclavitud. Él señalaba que para esclavizar a alguien psicológicamente se necesitan dos factores. El primero es estar en posición de un estímulo que sea central para el otro y el segundo es proporcionárselo al azar. OJ fue el alumno más brillante de Sheriff y se formó en la tradición de la Gestalt y de la psicología social europea, pero su plática sin lugar a dudas utilizó los conocimientos adquiridos en la teoría conductiva de Skinner, la cual había mostrado que ratas a las que se les da el estímulo al azar perecen pegadas al timbre que se asocia al estímulo. Esto nos muestra hasta dónde todos hemos aprendido de este último autor, quien, a pesar del rechazo permanente de los defensores del Yo, nos mostró que podemos ser mucho más manipulables de lo que creíamos. Skinner sacudió los cimientos de la cultura contemporánea del individualismo con el argumento de que el Yo es una ilusión. Este autor –clasificado por la American Psychological Association como el psicólogo más eminente del siglo xx– propuso que la ciencia pronto dejará de lado al Yo, en la medida que vaya describiendo empíricamente las causas externas de la conducta. Él señala que nosotros asociamos erróneamente la conducta a “a algo que sucede adentro de nosotros” a lo que llamamos “La Libertad de Decidir”, y argumenta que lo que sucede al interior de nosotros es en realidad sólo consecuencia de causas previas externas. Para Skinner, el objetivo de la ciencia de la psicología era predecir y controlar el comportamiento de un organismo a partir de su actual situación de estímulo y su historia de refuerzo. En una novela utópica llamada Walden dos (Walden Two) de 1948 y un bestseller de 1971 llamado Más allá de la libertad y la dignidad (Beyond Freedom and Dignity), argumenta que el futuro de la humanidad depende 24 carlos obregón del abandono de los conceptos de libertad y dignidad individuales y de la ingeniería del entorno humano, de modo que el comportamiento se debe controlar sistemáticamente con fines deseables, en lugar de hacerlo al azar. Skinner identificó tres tipos de operantes –respuestas– que pueden seguir el comportamiento: 1) Neutrales, 2) Reforzadores, y 3) Castigos. El condicionamiento operante puede usarse para explicar una amplia variedad de comportamientos, desde el proceso de aprendizaje hasta la adicción y la adquisición del lenguaje. También tiene aplicación práctica –como en la economía simbólica– en aulas, prisiones y hospitales psiquiátricos. Sin embargo, el condicionamiento operante no tiene en cuenta el papel de los factores heredados y cognitivos en el proceso de aprendizaje –en seres humanos y animales– y, por lo tanto, es una explicación incompleta del mismo. Por ejemplo, Kohler encontró –en 1924– que los primates a menudo parecen resolver problemas en un destello de discernimiento en lugar de ser consecuencia de un aprendizaje de ensayo y error. Y la teoría del aprendizaje social de Bandura mostró empíricamente que los seres humanos pueden aprender automáticamente a través de la observación. Cada vez es más evidente que las predisposiciones genéticas existen y son importantes determinantes de la conducta, y como la neurociencia contemporánea muestra, nuestros cerebros son altamente especializados y modularizados para ciertas tareas –nuestras psicologías y comportamientos incluidos–. Terapias conductistas aplicadas, por ejemplo al autismo y a la homosexualidad, no fueron exitosas demostrando la importancia de otros factores. Por otro lado, Bandura y otros, encontraron empíricamente que el condicionamiento es mediado cognitivamente.33 Los individuos piensan y se autorregulan, y desarrollan hipótesis sobre las consecuencias de repetir una conducta o de cambiarla. El reforzamiento pasa por una evaluación de la hipótesis utilizada. A esto se le llama el reforzamiento del Yo. Los individuos interactúan con el medioambiente influyéndolo y siendo influídos por él. Los seres humanos, dada su capacidad cognitiva, pueden observar, aprender e imitar; por ejemplo, la agresión puede ser consecuencia del aprendizaje social. Actualmente la terapia conductista aislada prácticamente se ha abandonado, y en su lugar se utiliza una terapia cognitiva-conductista. La cual ha sido utilizada con éxito en un sinnúmero de terapias, incluyendo fobias simples, trastornos de ansiedad y adicción, depresión; y cuando se usa junto con antipsicóticos, puede incluso ayudar en el tratamiento de la esquizofrenia. En gran medida los descubrimientos empíricos de Bandura y otros, dieron respuesta al desafío del Yo planteado por Skinner. Pero sólo hasta 33 1962, 1973, 1977, 2006. los cinco desafíos de la existencia del yo 25 cierto punto, porque, como veremos en las próximas dos secciones, este Yo es menos estable, más emotivo y más influenciable desde el exterior de lo que la teoría cognitiva racional de Piaget y las teorías de la personalidad del Yo argumentaran inicialmente. De modo que, aun cuando el Yo no sea siempre 100% manipulable –como Skinner argumentara– bajo ciertas condiciones los seres humanos pueden ser manipulados a aceptar situaciones por demás adversas a sus creencias iniciales. Así como lo muestran los abusos sexuales y la esclavización de adultos y menores de edad en prisiones, monasterios, el ejército y muchos otros ambientes en donde son vejados con regularidad, y no solo ellos se acostumbran a aceptarlo sino que aquellos que los rodean también. No hay duda de que Skinner tenía razón en que si deseamos obtener la conducta individual adecuada necesitamos las instituciones sociales apropiadas. Se pueden sintetizar las contribuciones de Skinner, ya tomando en cuenta las críticas y los descubrimientos contemporáneos en este campo, de la siguiente manera: Si te concentras en tu interior y desprecias la influencia del medioambiente, seguramente terminarás siendo mucho más manipulable de lo que creías; en cambio, si reconoces su enorme influencia y te preocupas por pertenecer a los ambientes adecuados, ello contribuirá significantivamente a tu desarrollo psicológico. tercer desafío: el yo colectivo: la psicología social A pesar de los monumentales desafíos al Yo de Freud y de Skinner, la historia del Yo, dado el éxito de la psicología cognitiva, se continuó escribiendo. Particularmente en la psicología norteamericana, en donde las teorías de la personalidad de Murray, Allport, Catell y Eysenck, junto con la psicología del Yo de Kelly y Rogers, se volvieron la corriente dominante, sobre todo en los sesenta y setenta. Las teorías de la personalidad se abocaron a responder qué queda en esta psicología individual, qué hay en este ego –en este Yo– que no está vacío. Y si cada persona es única, es natural que pretendamos explicar la conducta a partir del entendimiento de esta persona, que es a lo que se dedica la psicología del Yo. Sin embargo, como veremos, los estudios más recientes de psicología social mostraron que el Yo resultó ser más flexible y cambiante ante influencias del exterior de lo que creían estos autores. Y en particular bajo ciertas condiciones surge un Yo colectivo que determina la conducta individual. 26 carlos obregón El dictum de Allport orientó definitivamente a la psicología social norteamericana; este señala que no hay psicología social si no se basa esencial y totalmente en la psicología de los individuos, en la psicología del Yo.34 Así, los primeros trabajos de psicología social se orientan a buscar características individuales; por ejemplo, el liderazgo se estudia desde las características particulares del líder. Pero ya con Murray,35 queda claro empíricamente que la personalidad es dinámica. La personalidad es un compromiso entre los impulsos del individuo y las demandas e intereses de otras personas. La visión de la personalidad dinámica de Murray (y Carlson) antecede a la de Mischel, quien produce una revolución que lleva a la integración de las teorías de la personalidad y la psicología social. Mischel argumentó que el trabajo empírico no ha mostrado que las condiciones conductuales son altamente generalizables, ni las amplias predisposiciones son demostrables.36 Su argumentación provocó un debate sobre la persona, situación que ha dominado la literatura de los últimos 35 años. Para él, la personalidad es plástica, el individuo actúa diferente en diversas situaciones. Su enfoque se dirige a entender lo que el individuo construye en situaciones específicas versus la de noción de rasgos globales de personalidad. En 2004 este autor reconoce que los rasgos de personalidad estables tienen algún valor para interpretar la personalidad individual, pero insiste en la importancia de interpretarlos junto a un análisis cuidadoso de la plasticidad de la personalidad. La gran contribución de Mischel es su modelo de la personalidad cognitivoafectiva dinámica, el cual permite la integración de la psicología social con la psicología del Yo y muestra que el Yo es un Yo social. Mischel no describe adecuadamente cómo se aprenden estas conductas plásticas de la personalidad, el proceso de aprendizaje es mejor explicado por Bandura. Pero los dos pensamientos son compatibles. La consecuencia de las contribuciones de Mischel y otros, es que la psicología social contemporánea norteamericana tiene que partir de explorar los sistemas mentales, las estructuras y procesos intraindividuales cognitivo-afectivos que contribuyen a patrones coherentes y distinguibles de experiencia y acción.37 El proceso de liderazgo en el contexto de la visión contemporánea de la psicología social norteamericana, en contra34 Allport, 1924, y véase Graumann, 1986. 35 Murray, H. A., 1968. 36 1973, 1995. 37 Cervone et al. en Rhodewalt, 2008, y Kuhl et al., 2006. los cinco desafíos de la existencia del yo 27 posición con los primeros estudios basados en las características particulares del líder, es un proceso interactivo en el cual tanto el líder como los liderados participan, no existen características estáticas que definan al líder. El liderazgo depende de las circunstancias y de los liderados en forma dinámica.38 Los prejuicios raciales también deben ser considerados en forma dinámica y contextual.39 Las representaciones son relacionales.40 Este enfoque contemporáneo hace inadecuado buscar separar los efectos de la persona –del Yo– versus la situación. Las funciones sociales no se pueden desligar del contexto social: la habilidad de los niños para discriminar objetos está ligada al contexto, y lo mismo es para funciones sociales más complejas.41 Entender diferencias temperamentales requiere de establecer los contextos,42 y de introducir factores culturales.43 La narrativa combina a la persona –al Yo– a la relación interpersonal y a la situación.44 El lenguaje es de orden social y es necesario para una gran parte de la actividad mental individual.45 En este contexto intrapersonal la pregunta relevante es qué pasa con el Yo de Rogers y otros. El Yo busca mantener su propia autoconcepción al navegar el ambiente social.46 El Yo busca mantener una autoestima segura, verdadera y óptima.47 La autoestima depende de la conducta actual dirigida a un objetivo del individuo.48 Dados todos estos resultados empíricos, es claro que el Yo se determina junto con su situación social. De modo que el rescate del Yo de las teorías de la personalidad y de la psicología del Yo resultó ser muy parcial, pues el Yo no sólo actúa de forma distinta ante diferentes situaciones, sino que las situaciones definen parcialmente al Yo. La gran contribución de la psicología social contemporánea norteamericana es que vincula al individuo – al Yo– con la sociedad a partir de un modelo cognitivo-afectivo dinámico, 38 Chemers en Rhodewalt, 2008. 39 Devine et al. en Rhodewalt, 2008. 40 Baldwin, 1992, 1999. 41 Cantor y Kihlstrom, 1987. 42 Kagan. 43 Fox et al., 2005. 44 Hermans, 2001. 45 Toulmin, 1985, y Harre y Tissaw, 2005. 46 Higgins, 1996, y Leary y Baumesiter, 2000. 47 Kernis, 2003. 48 Rhodewalt y Peterson en Rhodewalt, 2008. 28 carlos obregón de modo que el Yo se concibe fundamentalmente como un Yo social. Los estudios de neuroimagen han arrojado algunos resultados interesantes para la psicología social: 1) Usamos diferentes partes del cerebro cuando nos estamos relacionando con familiares o conocidos versus extraños. 2) Nuestro conocimiento está sesgado por nuestras motivaciones sociales; es decir, usamos diferentes partes del cerebro en relaciones con supuestos colaboradores versus con supuestos competidores.49 El énfasis actual de la psicología social norteamericana en la interdependencia de la personalidad –del Yo– y el medioambiente social produce un acercamiento con la concepción europea. Sin embargo, la distancia entre las dos epistemologías es aún considerable, pues la metodología europea parte de categorías de grupo que no son fácilmente reconciliables con la terminología individual usada por la escuela norteamericana. El desafío más importante del Yo proviene de la tradición europea, aun cuando algunos de los experimentos más importantes fueron realizados en Estados Unidos. La tradición europea siguió la epistemología de la escuela Gestalt. Esta escuela aplica la teoría de sistemas a la psicología y argumenta que la conducta está determinada por un campo psicofísico de un sistema de fuerzas de estresantes y tensionadores, de modo que la forma cómo percibimos un objeto está determinado por el campo total en el cual el objeto está inmerso.50 Aplicada a la psicología social, la idea es que el comportamiento social emerge al nivel del grupo social y no al nivel del individuo. A continuación describimos dos experimentos hechos en Estados Unidos –en la tradición europea– que han sido de gran relevancia para entender cómo surge la conducta al nivel de grupo. El primer experimento fue realizado en 1954 por Sheriff, Harvey y otros: The Robbers Cave Experiment (El experimento de la cueva de Robbers); quizá sea el estudio empírico más importante hecho sobre la conducta de grupos.51 El experimento consistió en llevar a 22 muchachos a un parque en Oklahoma. Los muchachos fueron divididos en dos grupos, mismos que desconocían la existencia del otro grupo. En cuanto descubrieron al otro grupo empezó la competencia por el territorio, la cual terminó en que se atacaran uno al otro, destruyendo sus banderas y vandalizando el campamento del grupo contrincante, llamando al otro grupo con palabras insultantes y haciendo armas con calcetines llenos 49 Downey et al. en Rhodewalt, 2008. 50 Lewin, K., 1951. 51 Sheriff, Harvey et al., 1954,1961. los cinco desafíos de la existencia del yo 29 de piedras, en fin, la confrontación seguramente hubiera llegado a un incidente mayor de no ser porque los instructores intervinieron. Hay tres lecciones importantes que se pueden sacar de este experimento: la primera es la clara distinción que se hace entre miembros del propio grupo –el ingroup– y miembros del otro grupo –el outgroup–. La segunda es que si las instituciones que cobijan a ambos grupos son débiles o inexistentes como en este experimento, la agresión es la forma natural de relacionarse entre los grupos. La tercera es que la conducta individual queda determinada, no por los valores o la psicología individual de cada miembro, sino por la conducta grupal –por un Yo colectivo– determinada por el conflicto por el territorio e intereses con el grupo extraño. La escuela Gestalt tenía razón, la conducta social que emerge no puede pronosticarse a partir de la psicología de los miembros individuales. Nótese que Skinner también tenía razón, pues las instituciones inadecuadas –insuficientes para crear una pertenencia común entre ambos grupos– crean una conducta individual inapropiada y colectivamente agresiva contra el grupo contrincante. Este estudio explica porqué grupos tribales en sociedades primarias interactúan con frecuencia entre ellos vía la agresión y porqué la guerra ha sido una forma de relacionamiento entre grupos que pertenecen a sistemas conceptuales distintos a lo largo de toda la historia del hombre. El segundo experimento fue hecho por Zimbardo en la Universidad de Stanford en 1971.52 Los sujetos fueron asignados al azar para desempeñar el papel de “prisionero” o “guardia”, dejando finalmente a diez prisioneros y once guardias. Los guardias trabajaron en grupos de tres –siendo reemplazados después de un turno de ocho horas–, y los prisioneros fueron divididos en tres habitaciones–. También había una celda de confinamiento solitario para los prisioneros que se “portaron mal”. La simulación de la prisión se mantuvo como “vida real” tanto como fue posible. Se ordenó a los guardias que hicieran lo que creyeran necesario para mantener la ley y el orden en la prisión, y para exigir el respeto de los prisioneros. No se permitió violencia física. Sin embargo, a las pocas horas de comenzar el experimento algunos guardias comenzaron a acosar a los prisioneros. Se comportaban de una manera brutal y sádica, que aumentaba a medida que pasaban los días y los presos se hacían cada vez más sumisos. El experimento se salió de control muy rápidamente y tuvo que terminarse a los seis días de quince que se planeaban originalmente. Este experimento demuestra la obediencia de las personas cuando se les proporciona una ideología legitimadora y apoyo social e institucional. También ilustra la 52 Zimbardo, 2007. 30 carlos obregón teoría de la disonancia cognitiva y cómo el poder de la autoridad puede llevar a la crueldad. Los abusos de los derechos humanos ocurridos en la prisión de Abu Ghraib, bajo las fuerzas armadas estadunidenses después de la guerra de 2003 en Irak, pueden ser un ejemplo reciente de lo ocurrido en este experimento en la vida real. De hecho, hay ejemplos como este en las cárceles de todo el mundo y en otras instituciones donde las autoridades tienen un poder definitivo sobre otros miembros de la comunidad, como el ejército, internados de escuelas religiosas, y otras. Estos dos experimentos, y muchos otros en psicología social, han demostrado que el grupo ejerce una influencia determinante en la conducta individual. En la escuela de psicología europea la teoría de identidad social de Tajfel,53 Hogg,54 Doise,55 Turner y Oakes y otros,56 sostiene que la explicación de conductas sociales, sólo a partir de conducta individual e interpersonal, deja mucho por explicar a nivel de la conducta de grupos. En la tradición de Durkheim y de la escuela Gestalt, estos autores defienden la categoría de una dimensión social, una identidad social –un Yo colectivo–. La investigación se dirigió a una serie de comportamientos sociales tales como estereotipos;57 solidaridad y cohesión de grupo;58 conducta de masas;59 el fenómeno de la desindividualización60 y conformidad y conducta normativa.61 La relativa importancia del individuo en el grupo fue tratado por esta teoría, no en términos de características de personalidad individual sino en términos de prototipos, así se trató la conducta desviante62 y el fenómeno del liderazgo.63 El liderazgo es para esta teoría la consecuencia de acercarse al prototipo; miembros marginales no tienen influencia. Para estos autores como para la psicología norteamericana, el individuo busca un concepto personal y una identidad social posi53 1972, 1984. 54 2006. 55 1986. 56 1986. 57 Oakes et al., 1994. 58 Hogg, 1993. 59 Reicher, 1984. 60 Reicher et al., 1995. 61 Abrams y Hogg, 1990. 62 Márquez et al., 2001. 63 Hogg, 2003. los cinco desafíos de la existencia del yo 31 tiva y entonces optimiza las categorías sociales a usar en un proceso psicológico a resaltarse.64 Pero la diferencia con la tradición norteamericana es que este proceso usa categorías sociales. En esta concepción el grupo es primario porque es el marco de referencia que permite que la individualidad emerja.65 Una de las ventajas de este enfoque es que permite analizar con mayor claridad tanto las diferencias culturales e institucionales en la relación individuo-sociedad,66 como la dinámica de la significación social. La psicología social norteamericana muestra empíricamente cómo un Yo cognitivo afectivo dinámico, en conjunto con la situación, define la conducta. Esto en sí es una contribución relevante, pues deja claro que el Yo es emocional, dinámico e inestable, y que se influye en forma decisiva por la situación. Sin embargo, la psicología social norteamericana continúa, cuando menos parcialmente, en la tradición del dictum de Allport, pues finalmente, a pesar del que el Yo se redefine por la situación, se le rescata como una pieza central de la dinámica social. Pero el Yo está sujeto a presiones sociales que, como ya vimos, en ocasiones resultan determinantes. Dadas las contribuciones empíricas de la psicología social europea, resulta claro que bajo ciertas condiciones, la conducta social no puede explicarse como la suma de conductas individuales ante una situación dada, sino que surge un Yo colectivo, y bajo estas condiciones, la conducta del Yo individual se explica a partir del Yo colectivo y no viceversa. Las características individuales afectivo-cognitivas de los individuos participantes dejan de ser relevantes. La importancia de este tercer desafío del Yo se puede resumir de la siguiente manera: No hay duda que las instituciones sociales determinan la conducta individual en más ocasiones de lo que nos gustaría admitir. Por lo que la revisión de si las instituciones están o no logrando sus objetivos es de extrema relevancia. Aunque enseñarle al individuo una ética personal –lo que también se hace por instituciones– es necesario para preservar el orden social, no es suficiente; por lo tanto no podemos confiar en juicios individuales para preservar el orden social. Para cada uno de nosotros la lección es cuidarnos de no caer presa de instituciones inapropiadas, pues con mucha probabilidad nos convertiremos en víctimas de las mismas. La discusión anterior sobre los tres primeros desafíos ha dejado claro que hay un Yo con capacidad de aprendizaje que se va formando y que 64 Hogg, 2006, y Simon, 2004. 65 Hogg, 2001. 66 Markus y Kitayama, 1991, y Oyserman et al., 2002. 32 carlos obregón va diferenciando a las personas, de modo que las respuestas a estímulos externos son intermediadas en forma cognitiva diversa por distintos Yo’s. El proceso cognitivo de formación del Yo tiene una base emocional fundamental. La primera forma de interacción del Yo con el exterior es en base a las emociones, que son herencia antigua de instintos de respuesta animal. El Yo es plástico y flexible, una característica de supervivencia adaptativa, y tiene respuestas distintas en situaciones ambientales diferentes. Como la psicología social norteamericana ha demostrado, el Yo se define en conjunto con la situación. Los descubrimientos de la psicología social europea, y en particular los experimentos de Sheriff y Harvey, y de Zimbardo, muestran con claridad que al nivel del grupo surge, como decía Durheim, un Yo colectivo; y que la conducta individual puede, en ciertas ocasiones, ser mejor pronosticada por este Yo colectivo que por la diferencia cognitivo-afectiva entre los individuos ¿En qué condiciones surge este Yo colectivo? Ante la presencia de una amenaza colectiva externa y la ausencia de instituciones claramente definidas entre el grupo amenazante y el referente; o cuando una definición institucional crea fallas que favorecen la agresión de unos individuos contra los otros. El experimento de Zimbardo deja claro que fallas institucionales favorecen la agresión entre individuos, particularmente el abuso cruel de aquellos que tienen el poder, y esto nos lleva a que Freud y Lorenz tenían razón en que la agresión es una característica nata del ser humano dado su origen animal. Como ya vimos, los niños nacen agresivos y desaprenden la agresión vía la madre. Además, como Bandura ha demostrado, la agresión también se puede aprender socialmente, de modo que puede generalizarse y dar fácilmente origen al caos al interior de un grupo. El experimento de Sheriff y Harvey muestra que la agresión es una forma natural de relacionarse entre grupos sociales que no tienen instituciones comunes. El hombre agresor de Freud en busca de la satisfacción de sus necesidades instintivas, particularmente el sexo, es una realidad en cada uno de nosotros, pero esta agresión puede ser desaprendida y guiada socialmente. Sin embargo, ante fallas sociales de pertenencia, la agresión reaparece. ¿Qué tan manipulables somos? Mucho más de lo que imaginamos. Los experimentos de Zimbardo y Sheriff, y Harvey muestran que los individuos cumplen, en su gran mayoría, con los papeles asignados por el Yo colectivo. Ante fallas institucionales, Skinner tenía razón, la conducta individual humana es manipulable a un grado que es sorprendente; particularmente porque en estos experimentos muchos de los papeles asignados iban en contra de la formación cognitivo-afectiva de cada los cinco desafíos de la existencia del yo 33 uno de los participantes. De modo que si resumimos las contribuciones de los tres desafíos estudiados hasta ahora, ellos dejan claro que aun cuando sí hay un Yo, las fronteras del mismo son muy plásticas, es altamente influenciable desde el exterior, y se convierte en un ser agresor ante fallas institucionales. Todos estos descubrimientos cuestionan seriamente la capacidad de decidir individual y libremente el futuro. Además de todo lo anteriormente mencionado, la genética contemporánea ha proporcionado nuevos elementos que cuestionan la visión del hombre libre, capaz de decidir su futuro y de crearse cognitivamente con base en su voluntad, actitudes positivas por sí mismas. Este será el tema de la próxima sección. cuarto desafío: el yo biológico, la psicología genética La genética ha demostrado con claridad que hay diferencias genéticas individuales y que son un claro determinante tanto del fenotipo como de la la conducta individual. Tomemos, por ejemplo, el caso de la obesidad. Estudios de gemelos (que comparten 100% su genética) creados por distintas familias en distintas condiciones sociales muestran una correlación importante con su grado de obesidad; de modo que es claro que hay componentes genéticos de la misma. Los estudios familiares y los estudios de gemelos proporcionan estimaciones de la fracción de la variación de la población que puede atribuirse a la variación heredada o la heredabilidad. Las estimaciones de heredabilidad oscilan entre el 30 y el 70%, con una estimación típica de 50%; es decir, aproximadamente la mitad de la variación de la masa corporal en una población es el resultado de factores heredados.67 Sin embargo, la genética no se desenvuelve por sí misma en un programa predeterminado, sino que el programa genético es flexible y se adapta a las condiciones medioambientales. Siguiendo con el ejemplo de la obesidad, descendientes de italianos en Argentina son por lo general delgados, mientras que los mismos descendientes en Estados Unidos tienden a ser obesos; el pool genético es el mismo, pero las diferencias ambientales y culturales producen un resultado distinto. La obesidad, una vez establecida genera su propia homeostasis, pues el exceso de grasa baja el metabolismo y hace que sea más difícil perder el peso. Todo lo anterior no quiere decir que una persona no pueda utilizar su libertad de 67 Lyon et al., 2005. 34 carlos obregón decidir para dejar de ser obesa, pero es definitivamente más difícil cuando las condiciones genéticas y ambientales están en contra, tan difícil que la mayoría de las personas no dejan de ser obesas a pesar de estar conscientes de las enormes implicaciones negativas en la salud que ello implica. En general, dejar la obesidad requiere de ayuda externa, terapias, grupos de apoyo, etcétera, y aun así, muchas veces no se logra. Este es un ejemplo sencillo de la vida diaria, pero sirve para abrir la discusión de esta sección, que pretende señalar que además de los determinantes instintivos de la conducta (Freud, Lorenz) y de los determinantes externos (Skinner, la psicología social), hay determinantes genéticos importantes. El proyecto del genoma humano ha permitido la comparación de grandes números de personas, y esto ha fortalecido sustancialmente el ya conocido resultado en estudios de gemelos y de adopción sobre la influencia de la genética en la conducta. Plomin y otros (2016), hacen un buen resumen de los principales descubrimientos en este ramo. Ellos mencionan diez resultados específicos, los cuales podemos agrupar en tres grupos. En el primer grupo están los resultados uno, cuatro, siete y ocho de Tomin y otros. El uno es que el genoma individual tiene correlación significativa con la habilidad cognitiva, la psicopatología, la personalidad, el uso de sustancias adictivas y la dependencia a la droga.68 El resultado cuatro es que muchas asociaciones al nivel del fenotipo pueden explicarse como consecuencias genéticas.69 El séptimo resultado es que la mayoría 68 Estos resultados son recientes y han sido encontrados entre 2012 y 2015. Pero confirman los estudios de gemelos y de niños adoptados previamente realizados. En estudios de inteligencia de gemelos (comparten 100% de información genética) versus mellizos (comparten 50% de información genética) en varios países la correlación típica para los primeros es de 85%, mientras que para los segundos es solo de 60% (resultados entre 1981 y 1989). Para la esquizofrenia la influencia va del 15% al 50% (resultados entre 2002 y 2013). Autismo, hiperactividad, religiosidad, altruismo, creencias políticas y preferencias de comida también han mostrado influencia genética definitiva. Las características genéticas, además, son significativamente heredables: la inteligencia en 50%, la personalidad del 30 al 50 por ciento. 69 El primer ejemplo es que las correlaciones cognitivas al nivel del fenotipo entre inteligencia, lectura, matemáticas y lenguaje van del 53 al 65%, y la mitad de esta correlación puede ser explicada por un análisis genético multivariado. El segundo ejemplo es que la ansiedad y la depresión se correlacionan porque tienen la misma causa genética, y la neurosis y la depresión también son mediadas genéticamente. El tercer ejemplo es que se ha mostrado que hay un riesgo genético común entre esquizofrenia, transtorno bipolar, transtornos del espectro autista, discapacidad intelectual y transtorno de déficit de atención e hiperactividad (resultados de 2015). Todos estos resultados parecen implicar que siempre que se encuentra una correlación fenotípica entre dos rasgos conductuales, la contribución genética a la correlación fenotípica es significativa y sustancial. los cinco desafíos de la existencia del yo 35 de las medidas del “entorno”, tales como estilo de parentesco y ambiente familiar, apoyo social y eventos de vida, y entornos de vecindario, escuela y trabajo, muestran una influencia genética significativa.70 El octavo resultado es que la mayoría de las asociaciones entre las medidas ambientales y los rasgos psicológicos están significativamente mediadas genéticamente.71 Los resultados en este primer grupo se explican por el objetivo fundamental de la evolución, que es la supervivencia adaptativa. La diversificación genética y la selección natural se dan a través de los genes; si los genes no influyeran en el fenotipo ni en la conducta del mismo, la evolución pondría en riesgo la supervivencia –no haría su trabajo–. Por lo anterior, es de esperarse que haya correlación entre los genotipos, los fenotipos y la conducta tal y como la encontramos en este primer grupo de resultados.72 En el segundo grupo están los resultados tres, cinco y seis de Tomin y otros. El tres es que la herencia es consecuencia de muchos genes con poco efecto. Esta característica permite flexibilidad adaptativa. Un sistema de muchos genes es flexible y superior desde el punto de vista de la supervivencia ante distintos ambientes que un solo gene causal. En la lógica de la evolución está la creación de sistemas complejos, interactivos, flexibles, que involucran tanto a la herencia genética diversificada en muchos genes como a la influencia del medioambiente. Dada esta lógica, posiblemente no deberíamos esperar poder avanzar mucho en descubrir relaciones causales determinadas entre genes específicos y comportamientos conductuales complejos. Una buena argumentación en esta 70 La razón es que diferencias genéticas tempranas, por ejemplo en personalidad y psicopatología, orientan a esa persona a ambientes que las amplifican (en 2013 y 2014 el genoma individual ha sido usado para confirmar este resultado). 71 Los investigadores están comenzando a usar el genoma humano para proporcionar apoyo adicional para este hallazgo. Este resultado sugiere un modelo activo de experiencias moldeadas en las que los seres humanos seleccionan (o se les seleccionan), modifican y crean experiencias en parte basadas en sus propensiones genéticas. Un primer ejemplo es que, en 1996, se encontró que la negatividad en la conducta de la madre se correlacionaba en 61% con la conducta antisocial del adolescente, y de este 61% el 40% se explica genéticamente, el 16% por el ambiente compartido entre madre e hijo y 5% por el ambiente no compartido. Un segundo ejemplo es que se ha mostrado una mediación genética significativa entre el estado socioeconómico familiar –que se correlaciona con la educación de los padres y su inteligencia–, la inteligencia de los niños y el rendimiento educativo (resultados de 2014 y 2015). 72 Como comentan Lee et al. (2016, p. 30): “Si vivimos en un mundo que es lo suficientemente simple como para que la selección natural sea robusta, quizá no es sorprendente que podamos progresar duplicando la estrategia de la naturaleza de usar tamaños de muestra grandes para detectar pequeñas correlaciones de rasgos de adn.” 36 carlos obregón dirección se encuentra en Turkheimer (2016). El quinto resultado es que la heredabilidad de la inteligencia aumenta a lo largo del desarrollo, este resultado se limita a la inteligencia. El sexto resultado es que la estabilidad en diferentes edades se debe a la genética, mientras que los cambios por la edad se deben a factores ambientales. La estabilidad genética puede explicar hasta 80% de la estabilidad en el fenotipo. Interpretar el quinto resultado en el contexto del sexto es de particular relevancia. El hecho de que a pesar de que, en general, la genética provee la estabilidad, la heredabilidad de la inteligencia se incrementa con la edad, sugiere un modelo activo de experiencias moldeadas en las que los seres humanos seleccionan (o se les seleccionan), modifican y crean experiencias, en parte basadas en sus propensiones genéticas. En términos más generales, diferencias genéticas tempranas, por ejemplo en personalidad y psicopatología, orientan a esa persona a ambientes que las amplifican, y los ambientes tienden también a seleccionarlas. Esto explica también el octavo resultado de que la mayoría de las asociaciones entre las medidas ambientales y los rasgos psicológicos están significativamente mediadas genéticamente. El tercer grupo consiste de los resultados dos, nueve y diez de Tomin y otros. El resultado dos es que ninguna característica genética es 100% heredable, los rangos van del 30 al 50%, lo que quiere decir que el resto es explicado por factores ambientales. Este resultado también obedece a la lógica de la evolución, la heredabilidad de los genes es de esperarse para que la selección natural funcione, pero el determinismo genético (la herencia al 100%) llevaría a respuestas inflexibles ante medioambientes diversos, y de nueva cuenta disminuiría sustancialmente la capacidad adaptativa. La importancia de los factores ambientales en la conducta –alrededor del 50%– es esencial para la supervivencia. En esta línea también debe interpretarse el hallazgo nueve. El noveno resultado es que la mayoría de los efectos ambientales no son compartidos por los niños que crecen en la misma familia, y es uno de los hallazgos más trascendentales de utilizar modelos de genética conductual.73 El resultado diez es que los desórdenes psicológicos comunes, tales como las discapacidades de aprendizaje y la psicopatología común como la esquizofrenia, el autismo 73 Originalmente se pensaba que mismos padres igual a mismo ambiente. Pero como los modelos genéticos sólo explicaban la mitad de la conducta, esto indicaba que el medioambiente tenía que explicar la otra mitad. Esto llevó eventualmente al entendimiento de que las experiencias con los padres, de entrada no son las mismas para diferentes hijos, aun cuando los padres sí sean los mismos. El mensaje no es que las experiencias familiares no son importantes, sino que las experiencias sobresalientes que afectan el desarrollo de los niños son específicas para cada niño en la familia y no generales para todos los niños de la familia. los cinco desafíos de la existencia del yo 37 y la hiperactividad, son sólo extremos cuantitativos de los mismos factores genéticos que afectan al resto de la distribución, y en este sentido, es normal que la anormalidad ocurra.74 Este último descubrimiento también obedece a la lógica evolutiva. La diversificación genética implica que todas las probabilidades se cubren, de modo que es natural que incluya extremos que son diferentes a la mayoría y que, en este sentido, son anormales. Así que resulta lógico que haya bases genéticas de comportamientos que describimos como anormales Quizá el descubrimiento más importante de la neurobiología contemporánea sea precisamente que el programa genético no está predeterminado, sino que es plástico y se desarrolla adecuadamente sólo si el medioambiente es el apropiado. Los descubrimientos empíricos de la neurobiología contemporánea son inexplicables a la luz del determinismo biológico y genético. El cerebro humano no se desarrolla mediante un programa genético preconcebido, rígido e insensible al medioambiente, por el contrario, sólo funciona apropiadamente si la relación medioambiental es la adecuada.75 La neuroplasticidad descubierta en los últimos años muestra con claridad que el objetivo fundamental del programa genético es la supervivencia en el cambiante medioambiente; distintas áreas del cerebro pueden readaptarse a hacer funciones que originalmente no les correspondían. Este cuarto desafío se puede resumir de la siguiente manera: Se ha demostrado que la influencia de la genética en la conducta es de alrededor del 50%, mientras que el otro 50% se debe a variables ambientales. Pero la influencia de la genética no es determinante sino que actúa en conjunto con el medioambiente en un sistema muy complejo que involucra la interacción de muchos genes y muchas variables ambientales para optimizar las posibilidades de adaptación y de supervivencia. A nivel personal la genética es importante, pero no es el único factor que determina nuestra conducta; por lo tanto, debemos rechazar cualquier forma de determinismo genético. 74 Se excluyen miles de trastornos de genes únicos raros, como la fenilcetonuria que produce incapacidad intelectual y tiene una frecuencia de 1 en 10 000. 75 Si bloqueamos la vista a gatitos recién nacidos nunca logran ver, pues el área del cerebro requerida no se les desarrolla. Esto se conoce como el periodo crítico. Hubel, D. H. & T. N. Wiesel, 1970. Sin embargo, a pesar del periodo crítico, nuevas interacciones ambientales son enfrentadas con neuroplasticidad –no la misma al nacer– pero suficiente para indicar que el cerebro continúa siempre con un desarrollo plástico vinculado a las necesidades ambientales que se le presentan, véase Obregón, 2013a. 38 carlos obregón quinto desafío: el yo emotivo, la psicología de la pertenencia La psicología de la pertenencia ha sido demostrada empíricamente y permite recobrar la visión de Freud acerca de la importancia de las emociones, dado el origen animal del hombre, la relevancia del inconsciente y la necesidad de explicar la psique humana desde un punto de vista evolutivo.76 Pero en contraposición a Freud, la psicología de la pertenencia rechaza la relevancia de los instintos autónomos del sexo y la agresión, y se enfoca al estudio de otro instinto evolutivo, el del apego o pertenencia. La gran contribución de la psicología de la pertenencia es que permite explicar cómo se integra la psique individual al grupo social, principalmente a través de la relación emocional inicial con la madre o progenitora, de modo que hay casos de éxito–de pertenencia segura– y casos de fracaso –de pertenencia insegura–. En los primeros, la libertad psicológica –buscada por Piaget y por los defensores del Yo– puede ejercerse por el individuo; en los segundos, fallas de pertenencia impiden que dicha libertad sea ejercida dándole la razón a los detractores del Yo. A pesar de que Bowlby rechazó los instintos autónomos de Freud de sexo y agresión, aprendió de este último la importancia del origen animal del hombre y de las emociones, así como la necesidad de entenderlo desde un punto de vista evolutivo. Y también fue influido por hecho de que los posfreudianos y la psicología del objeto inglesa (Klein, Winnicott y Fairbain) ya habían introducido la relevancia del objeto exterior –la madre– en la formación del Yo.77 Así, para él, la pregunta a resolver era cómo explicar la formación del Yo desde un punto de vista evolutivo. Bowlby acepta la noción de Fairbain de que la relación con el objeto exterior (la madre) define la psicología del infante –del Yo–; pero la concibe como un instinto, como un sistema de apego (pertenencia) heredado como consecuencia de la evolución. El instinto de apego lo toma de los trabajos de etología de Lorenz, quien había descubierto que los gansos y otros animales siguen lo primero que ven cuando nacen, se apegan.78 La teoría psicológica de la pertenencia (Attachment Theory) argumenta que 76 Como siempre en la ciencia, la discusión continúa, aun cuando los principales resultados ya se encuentran sólidamente establecidos. Véase, por ejemplo, Mikulincer, M., 2010, y Mercer, J., 2011. 77 Una versión empírica más reciente de la psicología del objeto es la de Kernberg, véase, por ejemplo, Kernberg, O. F., 1980. 78 Lorenz, 1935. los cinco desafíos de la existencia del yo 39 el infante tiene instintos que lo guían a buscar una figura de pertenencia, busca asegurarse la continua disponibilidad de su protectora.79 Bowlby también recibió la influencia de la teoría del aprendizaje de Jean Piaget, según la cual el bebé, al tocar lo que le rodea –al ejercer su libertad de movimiento– desarrolla una relación de causa-efecto versus con el exterior, y esta se registra en él como un esquema mental que va definiendo al Yo. Pero, en lugar de la noción de esquema mental, él utilizó la de un modelo interno de trabajo –proveniente de trabajos iniciales en inteligencia artificial–. El modelo interno de trabajo de Bowlby, a diferencia del esquema mental de Piaget, tiene un contenido emocional, lo que era de esperarse, dada la influencia evolutiva animal de Freud. Para este autor, la pertenencia es un imperativo biológico de la evolución. La forma en la cual los padres tratan a los niños es de fundamental importancia para explicar su desarrollo, de modo que el modelo interno de trabajo, el cual determina la forma en la que el infante procesa el mundo alrededor de él, se forma a partir de la interacción emotiva con sus padres. El modelo interno de trabajo propuesto por Bowlby sería verificado posteriormente empíricamente por Ainsworth y Main. La pertenencia también es crucial para Bowlby en el desarrollo psicológico de los adultos; esta última propuesta sería verificada empíricamente por Fonagy. Mary Ainsworth, quien colaboró con Bowlby, demostró empíricamente que el modelo interno de trabajo de distintos infantes varía en función de la relación con su madre o cuidadora.80 Estos experimentos la llevaron a la conclusión de que es la calidad de la comunicación preverbal entre la madre y el infante lo que define la seguridad de la personalidad de este último. Estos estudios empíricos permitieron clasificar a los niños en tres categorías: los niños seguros, los niños evasivos y los niños ambivalentes. Las madres de los niños seguros establecen una comunicación contingente y colaboradora. Los niños inseguros optimizan –en la medida que pueden– la calidad de la protección que reciben: los niños evasivos no muestran sus emociones ya que no esperan atención. Los niños ambivalentes muestran en todo momento su preocupación por la disponibilidad de la madre, buscando ser escuchados por esta. Una alumna de Ainsworth, Mary Main, descubrió experimentalmente una nueva categoría de infantes, los niños de conducta desorganizada.81 La conducta desorganizada es consecuencia del 79 Bowlby, 1969, 1973, 1980. 80 1967, 1978. 81 Main y Sólomon, 1990. 40 carlos obregón temor a los padres, a quienes identifican como fuente de peligro, o bien, de observar a unos padres temerosos e incapaces de actuar. Mary Main se preocupó por diseñar estudios longitudinales para poder apreciar la permanencia del modelo interno de trabajo.82 El primer resultado importante de Main consiste en haber hallado una fuerte correlación entre la clasificación de la personalidad del niño –según la conducta del infante a los doce meses en la situación extraña– y los modelos internos de representación con los que el niño interpreta los hechos que ocurren a su alrededor a los seis años. El segundo resultado relevante consistió en la correlación entre la conducta del infante a los doce meses y el estado mental representacional de los padres en relación con la pertenencia. Main propuso que los modelos internos de trabajo de Bowlby son en realidad procesos estructurales que determinan no sólo los sentimientos y la conducta sino también la atención, la memoria y la conciencia cognitive. Estos modelos internos de trabajo se relacionan “no sólo con patrones diferentes de conducta no verbal sino también con patrones del lenguaje y de la estructura mental”.83 Los estudios de Main muestran que las reglas que el bebé aprende para sobrevivir se mantienen a lo largo de la vida y determinan no sólo la conducta posterior sino la forma en que el universo es percibido. Main mostró que estas reglas influyen decisivamente en el estilo que se tendrá al ejercer la paternidad. Diversos estudios han confirmado las propuestas de Bowlby, Ainsworth y Main. Ijsendoorn corroboró las correlaciones de Main en seis países.84 Hesse consignó que Benoit y Parker encontraron correlaciones en tres generaciones.85 Sroufe y otros, demostraron que los niños seguros se convierten en líderes, los niños evasivos victimizan a otros, y los niños ambivalentes tienden a ser víctimas.86 Schore muestra que los niños evasivos, cuando son adultos, tienen un factor de riesgo que les relaciona con problemas de narcisismo, esquizoides y de obsesividad; los niños ambivalentes, cuando son adolescentes, tienden a correlacionarse con la anorexia, y de adultos se relacionan con la histeria y la histriónica.87 Y Fonagy encuentra que los niños desorganizados, cuando son expuestos 82 Main, Hesse y Kaplan, 2005. 83 Main et al., 1985, p. 67. 84 1995. 85 1999. 86 1999. 87 2002. los cinco desafíos de la existencia del yo 41 a lo largo de la vida a presiones sociales adicionales, se relacionan con desórdenes serios de la personalidad.88 La relación de pertenencia tiene una centralidad emocional. Existe una conexión emotiva entre mamíferos –producto de una larga evolución– que permite la protección de los bebés y el desarrollo de la vida en grupo. En el caso de los reptiles, la agresión es un medio para obtener lo que se necesita. Los reptiles no tienen emociones y sólo optimizan su propia supervivencia. En los mamíferos las emociones definen las relaciones entre ellos, el balance hormonal y el sexo. Las emociones de pertenencia restringen en los mamíferos la agresión reptiliana y los conduce a proveer protección para que se desarrolle la relación entre la madre y el bebé. La comunicación emotiva es esencial para establecer la relación de pertenencia. Sin emociones no hay pertenencia. Las expresiones verbales de las que es capaz el hombre carecen de sentido si no están respaldadas por la comunicación no verbal emocional. La teoría psicológica de la pertenencia señala que no sólo la personalidad posterior del niño, del adolescente y del adulto se correlaciona con los primeros aprendizajes, sino también su modelo mental de procesar información y la actitud posterior que tendrá como padre o madre. La neurobiología ha probado que el desarrollo neuronal del infante depende de la calidad de la relación con sus padres. Ambas, la teoría psicológica de la pertenencia y la neurobiología contemporánea, resaltan la importancia de la calidad de la comunicación no verbal y de la relación emocional. La seguridad de la personalidad del niño, del adolescente y del adulto no se correlacionan con la genética sino con la calidad de la comunicación no verbal y los cuidados que recibe de infante.89 La pertenencia no sólo es relevante para el infante sino también para el adulto. Además de Mary Ainsworth y Mary Main, un tercer psicólogo que aportó evidencia empírica a la teoría de pertenencia fue Fonagy, quien se dedicó a estudiar las condiciones bajo las cuales individuos adultos pueden modificar las características de la relación de pertenencia que desarrollaron en la infancia. En 1987 Fonagy y los dos Steele (discípulos de Fonagy) demostraron empíricamente que: 1) El estado de la mente de los padres en relación con la pertenencia puede predecir la conducta del hijo en la situación extraña a los doce meses. 2) Padres con fuerte capacidad reflexiva –habilidad de mentalizar versus débil– son de tres a cuatro 88 2003. 89 Siegel y Hartzell, 2003, p. 149. 42 carlos obregón veces más probables de crecer niños seguros. 3) Una fuerte capacidad de mentalizar puede romper el ciclo de desventaja que vincula a padres inseguros con hijos inseguros. De este modo, hay dos rutas para tener una personalidad segura, la primera es a partir de una pertenencia segura de infante y la segunda es aprender a mentalizar de adulto. Pero mentalizar implica la capacidad de leer y entender nuestras propias emociones y de ver con flexibilidad representacional nuestro pasado. Las terapias basadas en mentalizar proveen nuevas fuentes seguras de pertenencia, principalmente el terapeuta –una función similar a la empatía de Rogers–. Y sólo un número limitado de personas pueden lograr cambiar su personalidad, la mayoría queda atrapada en su pasado. Fonagy, Target y otros, hacen compatible la psicología de la pertenencia con la psicología cognitiva contemporánea. Estos trabajos dejan claro que es posible cambiar, pero no es fácil; se requiere de un apoyo cognitivo afectivo que implica nuevas fuentes seguras de pertenencia. Mentalizar es un término psicológico acuñado por Fonagy, Target y otros, el cual implica hacer algo más mental. Mentalizar es un proceso social en el cual el individuo, a través de sus relaciones emocionales con otros –inicialmente la madre–, empieza a poder entender sus propias emociones. Hacer mentales las emociones es el primer paso de mentalizar e implica entenderlas a plenitud. El segundo paso tiene que ver con la capacidad representacional del hombre para ver su realidad –lo que Mary Main llamó el meta conocimiento–90 e involucra ver con desprendimiento y flexibilidad las distintas alternativas que pueden explicar nuestro pasado, para poder desprendernos de las fijaciones emocionales que este puede implicar, y así poder dejar de lado las respuestas conductuales rígidas ocasionadas por traumas emocionales producidos por el pasado. El tercer paso es ver el futuro también con flexibilidad representacional. Mentalizar es distinto a razonar porque implica leer apropiadamente nuestras emociones, sin lo cual razonar puede ser sólo racionalizar nuestra conducta provocada por fijaciones emocionales del pasado. Mentalizar es un acto de la mente pero involucra las emociones.91 Mentalizar es una característica de las personalidades seguras. La mentalización, como concluyen Gergely y Unoca,92 desde el punto de vista evolutivo debió iniciarse con la capacidad de leer las mentes de otros, pero 90 Main, M., 1991. 91 Fonagy en Busch, 2008, y Obregón, 2016, p. 83. 92 En Busch, 2008. los cinco desafíos de la existencia del yo 43 pronto se utilizó para leer la propia mente, y se vincula con la capacidad cognitiva de controlar las emociones, lo que genera mejores estrategias de expresión emocional tanto en relaciones cooperativas como competitivas. Dado que la capacidad cognitiva de control emocional se aprende en la relación con los cuidadores, la capacidad de mentalizar se relaciona con la calidad de la relación de pertenencia inicial y difiere significativamente entre individuos, como la psicología de la pertenencia ha demostrado. Por lo que aprender a mentalizar a partir de una herencia de personalidad insegura es difícil y requiere de apoyos cognitivos y afectivos –de pertenencia– externos. Bowlby pensaba que la psicología de la pertenencia establecía un puente entre Freud y Piaget, es decir, entre el inconsciente y el consciente, entre el determinismo y la libertad. La conducta de aquellos individuos con pertenencia insegura se determina a partir de su pasado emocional, mientras que los de pertenencia segura son libres de mentalizar y desarrollar conscientemente su libertad individual. Esta intuición de Bowlby es crucial para entender gran parte de la controversia que se ha dado en torno a la libertad. Por una parte, se busca explicar la conducta psicológica de aquellos individuos atrapados por su pasado emocional y con pocos grados de libertad, por la otra, se intenta entender la conducta de losindividuos exitosos capaces de vivir con plenitud su presente y de decidir su futuro. El objetivo de las terapias psicológicas es flexibilizar el pasado psicológico emocional para liberar al individuo. La libertad psicológica implica nuestra capacidad de reinterpretar nuestro pasado y de mentalizar individualmente nuestro presente y nuestro futuro. Pero aprender a ser libres no es un proceso que pueda ser sólo racional y consciente, al contrario, implica el desarrollo emocional y el uso de la imaginación. La libertad psicológica requiere de un adecuado desarrollo de la pertenencia. Este quinto desafío se puede resumir de la siguiente manera: La teoría psicológica de la pertenencia representa un gran desafío para la visión de un individuo libre, capaz de decidir su futuro, porque muestra con claridad que dado el origen animal del hombre, es la calidad emocional de su primera relación de pertenencia con la madre lo que define la seguridad psicológica de la personalidad tanto del bebé como del adulto. Es cierto que se puede aprender a ser seguro de adulto, pero no es fácil y requiere de nueva cuenta de apoyo emocional. No es posible mentalizar apropiadamente si no tenemos una base emocional adecuada. A nivel personal, si no tenemos la pertenencia apropiada, nos será imposible lograr la libertad psicológica. 44 carlos obregón conclusión Ninguno de los cinco desafíos del Yo estudiados en este capítulo ha logrado demostrar que el Yo esta vacío o que es irrelevante. En cierto sentido, podríamos argumentar que la historia de la psicología la ha ganado el Yo. El desafío de Freud llevó al reconocimiento de la relevancia del Yo de los posfreudianos y de la psicología del objeto. El desafío de Skinner llevó al aprendizaje cognitivo de Bandura, en donde el Yo interactúa con el medioambiente en el proceso de aprendizaje. El desafío de la psicología social ha llevado a la psicología social norteamericana en donde el Yo se define en conjunto con la situación en un proceso dinámico cognitivoafectivo, pero en donde el Yo sigue teniendo relevancia. El desafío de la psicología genética culmina en que alrededor de 50% de la conducta está determinada por el medioambiente, de modo que el determinismo genético se rechaza. Y el desafío de la psicología de la pertenencia termina en que es posible mentalizar y adquirir una pertenencia segura de adulto a pesar de una historia emotiva de pertenencia insegura de infante. Ante estos resultados no es sorprendente que la historia del Yo haya sido escrita como un gran triunfo del mismo; y que la psicología norteamericana contemporánea vea al individuo normal como capaz de crearse cognitivamente, con base en su voluntad, actitudes positivas. Pero la historia del Yo ha sido escrita demasiado triunfalmente, en gran parte por el sesgo filosófico que caracteriza al sistema político de las sociedades occidentales basado en la libertad individual. Pues si bien es cierto que ninguno de los desafíos ha mostrado la irrelevancia o inexistencia del Yo, también lo es que ninguno de ellos ha sido realmente superado, y que cada uno presenta condiciones bajo las cuales el Yo no opera con la libertad que le otorga Occidente. El origen evolutivo, emocional, animal del hombre que Freud estudió y sus enormes implicaciones para la psique humana es una realidad que se ha demostrado neurobiológicamente. Freud no logró entender el instinto de pertenencia de Bowlby, y por ello no desarrolló las implicaciones del mismo, además de que no comprendió que una apropiada pertenencia puede orientar en forma social adecuada a los instintos de agresión y sexo; pero ante fallas de pertenencia, queda claro que la agresión sí es un ordenador social tal y como Freud lo pronosticara. La psicología social europea tiene razón en que, bajo ciertas condiciones, surge un Yo colectivo que explica mejor la conducta individual que las características psicológicas particulares de cada participante. La preocupación de Skinner por las instituciones los cinco desafíos de la existencia del yo 45 apropiadas sigue siendo relevante. Además, personalidades inseguras pueden ser individualmente altamente manipulables, tal y como este autor lo pronosticara. Si bien es cierto que el determinismo genético ha sido rechazado, también lo es que dadas las influencias genéticas y medioambientales, el margen que queda para las decisiones individuales libres es muy reducido. La psicología de la pertenencia provee un marco que permite entender tanto a las personalidades inseguras –incapaces de mentalizar apropiadamente y que por ello no pueden ejercer su libertad psicológica– como a las personalidades seguras que sí pueden. Pero aun las personalidades seguras pueden ser manipulables socialmente ante condiciones específicas –el surgimiento de un Yo colectivo–. Así, se requiere no sólo de la adecuada pertenencia en la familia, sino también al nivel de la sociedad. En ambos niveles, fallas de pertenencia dan lugar a la agresión. A nivel individual los niños inseguros –consecuencia de fallas de pertenencia familiar– son agresivos o víctimas de la violencia. A nivel social las instituciones inadecuadas –fallas de pertenencia social– dan también lugar a la agresión; recordemos los experimentos de Sheriff y Harvey, y de Zimbardo. Fallas de pertenencia familiar se asocian a individuos agresivos dominados por sus instintos animales de supervivencia a la Freud, y manipulables a la Skinner. Y fallas de pertenencia social desatan la agresión instintiva entre grupos y/o individuos. En todos estos casos, el Yo deja de tener la libertad de mentalizar qué se requiere para cualquier proceso adecuado de toma de decisiones. Los desafíos no demuestran que el Yo esté vacío –la existencia del mismo ha sido demostrada cognitivamente–, pero sí dejan claro que la capacidad individual de mentalizar depende de que se tenga estabilidad emocional y pertenencia adecuada. En otros trabajos he ampliado el concepto inicial de Bowlby de la psicología del apego (Attachment) y he preferido utilizar la palabra pertenencia en lugar de apego.93 La razón es que aun cuando en el hombre y en los animales la pertenencia siempre tiene una centralidad afectiva –por lo que en ambos hay apego– la pertenencia en el hombre va más allá e involucra también la parte conceptual, esto es lo que Fonagy demostró al introducir su concepto de mentalizar.94 La pertenencia no sólo se da en la relación con la madre sino también con los seres cercanos, y a esta pertenencia yo la he denominado la primera vía de pertenencia, el amor. Además, hay una pertenencia al grupo social que ha sido demostrada 93 Obregón, 2009. 94 Un desarrollo del concepto de meta conocimiento de Mary Main. 46 carlos obregón por diversas corrientes psicológicas –como la psicología interpersonal de Murray, la psicología social, y otras disciplinas como la sociología–. El Yo colectivo de Durkheim, como vimos en los experimentos de Sheriff y Harvey, y de Zimbardo, es una realidad. La pertenencia social –en particular a grandes grupos– no puede entenderse sin el sistema conceptual que los identifica, y aquí se muestra de nuevo la importancia de usar la pertenencia en lugar del apego. A la pertenencia al grupo social la he denominado la segunda vía de pertenencia o la significación social. Significarse es obtener significado, es decir sentido. El grupo social le da significado al individuo, le da identidad. Finalmente, he identificado una tercera vía de pertenencia al universo biológico y material que nos circunda, y la he llamado la significación existencial. El hombre ha buscado –en todas las culturas– significarse por esta tercera vía, ya sea vía la magia, la religión o de otras maneras. La importancia de esta tercera vía ha sido demostrada empíricamente por muchas terapias actuales que han medido los impactos positivos de la meditación, como reducción del estrés, que permite curarse mas rápidamente de algunas enfermedades concretas como la psoriasis.95 Las tres vías de pertenencia tienen un contenido emotivo que les da sentido y vitalidad; sin una base afectiva no hay pertenencia. En cuanto a la significación existencial hay rituales mágicos y religiosos, el concepto de iluminación budista y el amor a Dios como base de la relación con el. En cuanto a la significación social hay rituales sociales de todo tipo, símbolos de identificación, nacionalismo, y otros. Y en la primera vía ya vimos que la personalidad depende de la relación inicial afectiva con la madre o la progenitora. La primera vía, de hecho, provee una centralidad emocional que el individuo requiere evolutivamente, que no se puede reemplazar con las otras dos vías. Pero la pertenencia también tiene un contenido conceptual. En la primera vía, el niño va aprendiendo el lenguaje de la madre y ella le enseña a mentalizar, a desaprender la agresión y a socializar. En cuanto a la segunda vía, la significación social siempre tiene un sistema conceptual de referencia que se refleja en un arreglo institucional que rige la vida comunal. En particular la significación social la he descompuesto en otros trabajos en tres sistemas: el integrador –valores, creencias, hábitos y costumbres que mantienen al grupo unido–; el del poder –uso de la fuerza–, y el económico y de intercambio.96 El integrador es la base que aglutina 95 Kabat Zinn, 2005. 96 Véase Obregón, 2008b y 2009. los cinco desafíos de la existencia del yo 47 a toda sociedad. El del poder se usa para mantener el orden interno y para responder agresiones externas; aunque debe notarse que el orden interno nunca puede mantenerse sólo con base en el sistema de poder. Si el integrador no funciona apropiadamente, el del poder es sólo una ayuda adicional. El económico y de intercambio en sociedades primarias no está sustancialmente diferenciado del integrador y es poco relevante, mientras que en la sociedad occidental tiene preeminencia y compite en importancia con el sistema integrador. En relación con la tercera vía, la significación existencial también tiene siempre un sistema conceptual de referencia y un arreglo institucional correspondiente –iglesias, monasterios–. Las tres vías de pertenencia quedan entonces definidas no sólo por las característica evolutivas del hombre, también por sistemas conceptuales y arreglos institucionales específicos de cada cultura, que definen la forma de expresión de las tres vías de pertenencia en forma particular para cada sociedad. Los desafíos del Yo pueden verse a la luz de los conceptos vertidos con anterioridad. Todos los niños nacen agresivos –una característica necesaria para la supervivencia–, así que fallas en la primera vía hacen que el niño no desaprenda la agresión. Estas fallas dan lugar a individuos inseguros que se tornan fácilmente en agresores o en víctimas, como ha demostrado la psicología de la pertenencia. Y pueden producir neurosis, como anticipó Freud, y como hoy en día todavía lo demuestran los posfreudianos. Ante fallas de pertenencia en la primera vía, Freud tenía razón en la enorme relevancia de los instintos agresivos y en su capacidad de determinar la conducta humana. Además, individuos inseguros, dada su poca capacidad de mentalizar apropiadamente, resultan emocionalmente manipulables, dándole aquí la razón a Skinner. La psicólogia genética nos ha demostrado que la genética interactúa con el medioambiente para determinar la conducta, de modo que individuos que nacen más agresivos de lo normal, sujetos a fallas de pertenencia en esta primera vía, pueden volverse agresores peligrosos.97 Fallas de pertenencia en la segunda vía dan lugar a la agresión entre grupos y a individuos agresivos, como la psicología social lo ha demostrado. La agresión social es un fenómeno particularmente preocupante porque, además de que se aprende socialmente, puede generalizarse con 97 Y, por el contrario, una pertenencia adecuada puede atenuar las tendencias genéticas iniciales; por ejemplo, monos que nacen agresivos debido a problemas genéticos, pueden ser enseñados por madres monas adecuadas a controlar su agresión, como ha mostrado Kraemer. 48 carlos obregón facilidad. Una vez que, bajo ciertas condiciones, surge un Yo colectivo, la conducta individual es altamente manipulable, de modo que las características psicológicas del Yo individual se tornan irrelevantes. Además, estas fallas pueden producir anomia y soledad, y los crecientes desórdenes de la personalidad, que se han vuelto la principal enfermedad psiquiátrica en las sociedades occidentales contemporáneas. Las personalidades desorganizadas son incapaces de determinar libremente su conducta, por lo que se vuelven agresivas y con frecuencia suicidas.98 Por lo general la pertenencia por la tercera vía –la significación existencial– es alcanzable emotivamente siguiendo simplemente las pautas de nuestro origen animal, el cual nos permite pertenecer al mundo biológico y material que nos circunda. Pero algunas sociedades estimulan y otras inhiben la pertenencia existencial de nuestro origen animal. La falta de movimiento y el estilo de comida son problemas serios en Occidente que lo ha vuelto obeso y que puede verse como una falla de pertenencia existencial, aun cuando hay diferencias individuales considerables. En Asia, en cambio, por lo general no hay obesidad. La significación existencial tiene una base conceptual que pertenece al sistema conceptual de la sociedad en cuestión, por lo que la tercera vía está asociada a la pertenencia social. En el Budismo, aun cuando la iluminación es un proceso individual, la meditación individual se enseña por monjes, existen los monasterios y la religión budista es de carácter colectivo. En el Catolicismo, aun cuando el amor a Dios es personal e individual, la Iglesia juega un papel preponderante, además de que este se expresa en el amor a los otros, nuestros hermanos. En el Protestantismo la relación con Dios es personal, pero se da vía el trabajo por la comunidad. Así, fallas de pertenencia por la tercera vía están asociadas a fallas de pertenencia por la segunda vía. En los monasterios budistas los monjes que no lograban iluminarse eran azotados. En la inquisición los no creyentes eran sacrificados. Y en el Protestantismo la falta de éxito en el trabajo, que define la relación con Dios, designifica existencialmente al individuo. El Yo individual, capaz de decidir, requiere de mentalizar apropiadamente y para ello requiere tener libertad psicológica, es decir, una base emocional y de pertenencia adecuada. De no ser así, las fallas de pertenencia se asocian a los desafíos del Yo estudiados en este capítulo: el individuo se torna agresivo (Freud), manipulable (Skinner), inseguro (psicología de la pertenencia) y más proclive a ser determinado por las características particulares de su genética (psicología genética). Los cinco 98 Kernberg, O. F. (1992) discute la agresión y los desórdenes de la personalidad. los cinco desafíos de la existencia del yo 49 desafíos dejan claro que el Yo sólo funciona apropiadamente si no se dan fallas de pertenencia, pues de darse, su conducta queda determinada por estas. Y las fallas de pertenencia no son producidas o controlables por el Yo. En la primera vía dependen de la madre o progenitora, mientras que en la segunda vía, de instituciones sociales que, a su vez, determinan fallas de pertenencia por la tercera vía. De modo que el Yo individual es consecuencia de instituciones sociales adecuadas que garanticen una adecuada pertenencia. El Yo individual es por naturaleza siempre un Yo social. La libertad psicológica del Yo individual es un fenómeno social. Pero la determinación social del Yo individual va aun más allá de lo que hemos concluido en este capítulo. Hasta ahora hemos asumido que el individuo que decide está dado y que es natural, y sólo hemos estudiado bajo qué condiciones puede decidir o no, y hemos concluido que sólo puede decidir apropiadamente si las instituciones sociales son adecuadas. Pero en el siguiente capítulo nos abriremos a la pregunta de si en verdad el individuo es aquel que decide, y aquí nos referimos a aquel que define su conducta en términos sociales o que toma decisiones que afectan a su sociedad. Como veremos, en otras sociedades distintas a la occidental, el individuo no necesariamente decide, las decisiones son sociales. Estas son hechas a nivel colectivo, a nivel de la comunidad representada por todo el grupo social (como en algunas de las sociedades primarias) o por un grupo selecto, clan de ancianos, el senado romano, entre otros. En estas otras sociedades la conducta individual en términos sociales está totalmente –o en gran medida– definida por la comunidad. Pero este tema ya pertenece al siguiente capítulo. RAÍCES HISTÓRICAS Y FILOSÓFICAS DEL YO Jonathan Haidt, un psicólogo norteamericano famoso, escribe que su primera visita a Brasil le hizo comprender realmente lo que es la comunidad.99 La visión occidental está tan extendida en la educación que la historia y la filosofía que se nos enseña empieza en Grecia y culmina en el individualismo de la sociedad occidental; pero la realidad, como Jonathan descubrió en Brasil, es que la gran mayoría de los habitantes del planeta –Asia, Rusia, Medio Oriente, África y América Latina– viven en comunidad y sólo 15% en el individualismo. Es cierto que la sociedad occidental ha sido de gran influencia en otras sociedades, pero aun así el 85% vive con significativamente mayor influencia de la comunidad que del individualismo. En la historia del hombre la relación comunal siempre definió las obligaciones del individuo, de modo que el Yo, capaz de definir su conducta por sí mismo y de tomar decisiones sociales vía la democracia y con una serie de derechos asignados, es producto de una etapa en un grupo particular de sociedades que dio origen al Yo occidental. Para entender las diferencias entre el individualismo y la comunidad, nada tan relevante como las iluminadoras discusiones que sostuvieron en Francia Sartre –el gran filósofo de la libertad– y Levy Strauss –el gran antropólogo–. En las cuales, una y otra vez, Levy Strauss mostró a Sartre que la libertad individual no tiene ninguna relevancia en las sociedades primarias. Mientras que Sartre parte de deducciones filosóficas, Levy Strauss lo hace desde el análisis científico de muchas sociedades primarias. La antropología contemporánea demuestra a plenitud que en las sociedades primarias imperaba la comunidad y no el individualismo. Lo que Haidt vio en Brasil no puede entenderse desde la perspectiva del individualismo contemporáneo, sólo se entiende apropiadamente desde la visión de la comunidad que caracterizaba a las sociedades primarias. La historia no inicia en Grecia y culmina en el individualismo de la sociedad occidental, inicia en las sociedades primarias a partir de las cuales se dan distintas rutas de diferenciación, y en la mayoría de ellas la comunidad prevaleció. Es sólo en la específica ruta que lleva a las sociedades 99 Haidt, 2012. [50] raíces históricas y filosóficas del yo 51 occidentales contemporáneas que el individualismo triunfó, y aun en ellas la comunidad continúa siendo más relevante de lo que se reconoce ideológicamente. Sólo pensemos que en los países occidentales avanzados en el siglo xx –el siglo del individualismo– los gobiernos pasaron de representar sólo alrededor del 10% de la economía a cerca del 40 por ciento. La filosofía no tiene la capacidad de llegar a verdades universales generales, sino que, como argumenta Derrida, se asumen de inicio aquellas verdades que después se pretenden demostrar deductivamente.100 Lo anterior no quiere decir que la filosofía no sea útil, al contrario, las reflexiones filosóficas nos llevan a un nivel de comprensión de los temas que se estudian que no alcanzaríamos de otra manera. Pero lo que sí quiere decir es que las verdades filosóficas, siendo supuestos introducidos por cada escritor, tienen las siguientes características: están delimitadas por la visión histórica de los filósofos de cada época, además de que son contradictorias entre ellas, incluso entre filósofos que pertenecen al mismo tiempo histórico y a la misma sociedad, pues reflejan el punto de vista particular de cada uno y no pueden ser sujetas a verificación científica. En la tradición de Heidegger, la filosofía de Sartre idealiza la libertad individual en la Europa del siglo xx e ilumina algunas de sus características, pero, como Jean Luc Nancy muestra, y tal como Derrida argumentaba, Sartre no demuestra la existencia de la libertad individual sino que la asume de entrada.101 Para analizar las sociedades contemporáneas occidentales del siglo xx, el supuesto idealista de Sartre tiene relevancia, pero es irrelevante para entender a las sociedades primarias, como Levy Strauss lo demostrara. Y también es irrelevante, en buena medida, para entender a las sociedades no occidentales actuales que constituyen 85% de la población mundial y que aun hoy en día se encuentran mucho más determinadas por herencias diversificadas de la comunidad primaria que por el individualismo occidental. El Yo occidental tiene una historia particular. Desde el punto de vista de las relaciones productivas, el Yo se origina en los talleres griegos productores de hierro. La producción comercial del hierro, un metal superior al bronce clave en la producción de armas, entre otras cosas, fue prohibido por el Estado Persa, lo que produjo el surgimiento de pequeños talleres productivos fuera de Persia, que es lo que dio origen a la cultura Griega. Dado que estas nuevas formaciones sociales no tenían una historia propia, requerían de diseñar una forma de gobierno, así surge la democracia en 100 Derrida, J., 1968, y Obregón, 2009. 101 Jean Luc Nancy, 1993. 52 carlos obregón Grecia, la cual sólo se da entre iguales –los ciudadanos–.102 Al final de la época feudal sucede en Europa un evento similar. Portugal y Holanda comerciaban las especies y España el oro, lo que incrementó el comercio en Europa sustancialmente. Ante ello, los estados que no tenían ni especies ni oro tuvieron que dedicarse a la producción masiva para tener algo que intercambiar en el creciente comercio mundial, esto dio origen a los burgos o ciudades,103 a los cuales se llevaron hombres provenientes de los feudos y que requerían mujer, aquí se forma la familia unicelular. Y los burgos, con creciente poder, requerían una nueva forma de gobierno ya que carecían de tradiciones propias. La solución inicial es propuesta por Hobbes, quien argumenta que los ciudadanos llevaron a cabo un contrato implícito entre ellos para darle el poder al monarca, para que este estableciera un Estado que garantizara que los ciudadanos –de naturaleza agresiva– no se agredieran unos a otros. En un principio, la alianza con las ciudades fue muy bien vista por los reyes quienes siempre estaban siendo desafiados por los señores feudales poderosos que ambicionaban el trono. Pero con el tiempo el poder de las ciudades crece y estas buscan independizarse del monarca, aquí surge la democracia sustentada filosóficamente en los trabajos de Rousseau, Locke, Kant, Hume y otros. La democracia se justifica por el derecho divino de los ciudadanos –igual que antes lo tenía el rey– de libertad política y económica. Los derechos humanos se interpretan como una consecuencia natural de entender los principios morales que residen en la mente del Señor –la propuesta de Santo Tomás– o que fueron implantados por este en la naturaleza humana –San Agustín–. Toda la filosofía occidental surge de esta propuesta. Tanto Locke como Kant sostenían que el conocimiento de lo moral –entre ello los derechos humanos– se obtenía de forma diferente al conocimiento normal del mundo material exterior.104 En Locke hay dos propuestas contradictorias: la primera es que todas las ideas provienen de la percepción sensible y todas las esencias son nominales, ideas complejas, sustancias forjadas por nuestra mente; y la segunda es que las ideas morales complejas son esencias reales, sustancias reales. La neurobiología contemporánea sustenta la primera propuesta, pero no hay nada que permita validar la segunda. Las ideas son imágenes (mapas cerebrales) que provienen de información corporal, y la imaginación y la razón las pu102 Obregón, 1997 y 2013c. 103 Obregón, 1997 y 2013c. 104 Obregón, 2014a. raíces históricas y filosóficas del yo 53 eden reordenar de forma creativa dando origen a imágenes complejas. Pero todo lo que imaginamos proviene de información sensible, y lo que imaginamos es la base sobre la que razonamos. La razón, neurobiológicamente hablando, no puede conocer directamente el exterior, lo conoce a través del cuerpo. La segunda propuesta de Locke –de que la razón puede conocer la ley divina y de que lo moral consiste de sustancias reales– es contraria a lo que conocemos empíricamente sobre el funcionamiento del cerebro. En cuanto a Kant, el cerebro funciona con base en las sensaciones corpóreas recibidas del mundo real, por lo que sólo le es posible conocer el mundo fenoménico; no hay posibilidades, neurobiológicamente hablando, de que el cerebro conozca, como propuso Kant, el mundo nouménico.105 Ya el lector puede darse cuenta de las enormes implicaciones filosóficas de los recientes descubrimientos neurobiológicos. Pues si el individuo no tiene acceso a las verdades morales universales, se colapsa el idealismo que caracteriza al racionalismo desde Platón hasta Sen. Hume, se da cuenta de la contradicción en el pensamiento de Locke en cuanto a su afirmación de que en el mundo natural las sustancias son nominales y producto de la mente, mientras que en el mundo moral son sustancias reales que provienen de la ley divina, por lo que Hume rechaza tácitamente que el hombre tenga acceso –con su razón– a la ley divina. Como ya vimos, neurobiológicamente Hume tenía razón. Él, sin embargo, no negó que el hombre fuera un ser moral; su solución fue la de proponer que el hombre es de naturaleza benevolente y que esta benevolencia es la que explica la actitud moral del hombre a través de la historia y su buen comportamiento en la sociedad. De modo que la pregunta es: ¿de veras somos benevolentes, como Hume afirmó? Hay bases neurobiológicas para la empatía y compasión que sentimos por otros seres humanos, e incluso por animales. Iacoboni, en 1999, descubrió neuronas espejo en los seres humanos, mismas que ya habían sido descubiertas años antes en los monos.106 Estas neuronas nos dan la capacidad de interpretar correctamente las emociones en otros mamíferos, una ventaja obtenida en el proceso evolutivo. Pero los seres humanos no nacemos ni benevolentes ni morales, como Hume argumentara. Las neuronas espejo no sólo sirven para las emociones de compasión y benevolencia, también para detectar la agresión en la expresión facial y corporal de otros mamíferos. De hecho, hay evidencia empírica en estudios del desarrollo de infantes de que la agresión es innata y se desaprende socialmente con posterioridad. La madre o cuidadora es la 105 Obregón, 2014a. 106 Iacoboni, M. et al., 1999. 54 carlos obregón que enseña al infante a controlar su agresión y a portarse en congruencia con las normas sociales.107 Hay, además, mucha evidencia empírica de que la agresión se puede aprender socialmente.108 De modo que no hay bases neurobiológicas para afirmar, como Hume lo hizo, que el ser humano es naturalmente benevolente y moral. La solución de Hume –de que el hombre es moral por naturaleza gracias a la benevolencia innata– es particularmente insatisfactoria pues, de tener él razón, sería casi imposible explicar la agresión que caracteriza distintas facetas de la vida humana. De esto se dio cuenta Adam Smith, por ello, en su teoría de los sentimientos morales, además del instinto de simpatía por otros seres humanos de Hume, Smith reintroduce la capacidad racional del ser humano de conocer la ley moral divina y la noción de que Dios guía al hombre a la moralidad (como lo había hecho Locke, curiosamente Sen usa al espectador imparcial de Smith, que no es sino Dios, aunque él no lo diga).109 En conclusión, el cerebro no puede, neurobiológicamente hablando, conocer verdades éticas universales ni vía la razón, ni vía las emociones. ¿Es este un resultado sorprendente? En realidad no, todos los filósofos occidentales de la modernidad que justificaron los derechos humanos de libertad política y económica son hijos del esencialismo –que proviene desde Platón–. Y la verdad es que, como ha argumentado Derrida, las filosofías esencialistas necesitan asumir de entrada como verdaderas las esencias que pretenden demostrar. Neurobiológicamente, el hombre simplemente no tiene acceso a verdades universales. Los derechos humanos no son universales en el sentido de que podamos acceder a su conocimiento, y tampoco lo son en un sentido institucional. El mundo en su conjunto se ve como una sociedad que no respeta los derechos humanos; nada más lejos que imaginar una verdadera democracia mundial donde cada habitante de la tierra tuviera un voto de ciudadano. Así que los derechos humanos son sólo una realidad institucional histórica de las sociedades occidentales avanzadas hecha realidad, de manera particular al interior de cada una de estas sociedades. Las sociedades occidentales están tan acostumbradas a la noción del individualismo, que la negación del Yo por Freud, y más tarde por Skinner, como ya mencionamos, causó un gran revuelo social y surgieron los defensores del Yo, los cuales dominan la psicología contemporánea. 107 Fonagy, 2004, y Allen et al., 2008. 108 Bandura, 1973. 109 Obregón, 2014a, y Sen, 2009. raíces históricas y filosóficas del yo 55 Sin embargo, la visión triunfante del Yo, que caracteriza a la sociedad occidental actual, no es compartida por otras sociedades. La negación del Yo, como veremos, es en cierta medida lo normal en la tradición de la cultura oriental y de la mayor parte del mundo, así como en gran parte de la historia misma del propio Occidente. El Yo, entendido como el individuo que tiene derechos y capacidad de mentalizar y de tomar decisiones en cuanto a su propia conducta, su futuro individual y en relación con la sociedad, es una realidad institucional histórica particular de la sociedad occidental contemporánea. Esto no quiere decir que los individuos no existieran o existan en otras sociedades, o que no fueran o sean capaces de decidir ante ciertas alternativas; los propios animales toman decisiones. Pero es muy distinta la realidad de la individualidad, la cual es una característica genética biológica evolutiva del individualismo, el cual es una construcción histórico-social de la sociedad occidental. Dado que la vida busca sobrevivir en un medioambiente material cambiante, la diversidad genética implica la individualidad –la existencia de individuos con características genéticas diferenciadas optimiza la posibilidad de supervivencia de la especie–. A esto se debe que seamos individuos. Y nos morimos porque es a través de la herencia que se hereda la genética –que es superior para sobrevivir ante un medioambiente específico–, esta es la base de la selección natural.110 La propia existencia del individuo implica que debe estar dotado de instintos de supervivencia, a esto se refiere Lorenz en su libro sobre la agresión.111 La existencia individual tiene que estar asociada con instintos egoístas para que las posibilidades de supervivencia sean óptimas. Y también necesariamente implica capacidad de lectura del medioambiente exterior y cierto nivel de toma de decisiones respecto de este. Si los individuos se lanzaran de las alturas, se arrojaran al fuego o no temieran a las serpientes, la evolución no hubiera hecho su trabajo. La vida existe a nivel individual y a este nivel es que se da el aprendizaje. Tanto los animales como los hombres determinan en alguna medida su conducta. Esta individualidad es también una característica animal. Sin embargo, como muchos animales, además de los instintos básicos de supervivencia individual, el hombre tiene un instinto de pertenencia tanto hacia su progenitora como a su grupo social. El hombre fue diseñado por la evolución para ser social, para desarrollarse en grupo. El grupo es 110 Obregón, 2014b. 111 1966. 56 carlos obregón necesario para el adecuado desarrollo neuronal. Monos aislados no crecen sanos y tienden a automutilarze, por ejemplo.112 Y a niños excesivamente maltratados el cerebro no se les desarrolla adecuadamente porque el exceso de cortisol evita que se desenvuelva al tamaño natural.113 Así que la individualidad ocurre evolutivamente en un contexto social. Las implicaciones psicológicas de lo anterior son en cierta medida el gran descubrimiento de Bowlby. Aun cuando Bowlby fue demasiado lejos al rechazar los instintos de supervivencia de Freud, pues ante fallas de pertenencia es evolutivamente esperado que el individuo recurra a dichos instintos. No deja de ser interesante que Lorenz estudiara tanto el instinto de apego como el instinto de agresión. La individualidad es entonces una realidad física evolutiva que se da en un contexto social, el cual puede o no diferenciar socialmente al individuo. Y lo puede diferenciar de varias maneras. El individualismo es sólo una de las varias formas de diferenciar socialmente al individuo –que corresponde a la historia particular de Occidente. En este capítulo nos referiremos a la historia de distintos sistemas conceptuales. Veremos que algunos no diferenciaron al individuo y otros lo hicieron de manera distinta a Occidente. La concepción de la relación individuo-sociedad (entendido el individuo como individualidad) fue siempre tema central del pensamiento del hombre. Pero en las sociedades primarias la relación individuo-sociedad se supedita a aquella relación entre la sociedad y el medioambiente natural. La magia –el sistema conceptual– de la sociedad primaria concibe la existencia como un universo cosmogónico –interrelacionado– con un orden definido, de modo que el papel del hombre es el de entender este orden y ajustarse a él. No sólo no se diferencía socialmente al individuo, sino que tampoco se diferencía al grupo social del universo en su totalidad. La religión Hindú es una heredera de la visión cosmogónica de la magia primaria y fue la de mayor influencia en Asia del sur. En el Budismo, una forma avanzada de la religión Hindú, se concibe la iluminación como el entendimiento de que todo lo individual no es sino una ilusión. En la mayor parte de las sociedades el orden social se concibe a partir de las obligaciones de los individuos sin reconocimiento de sus derechos. No se espera que los individuos tomen decisiones sociales y una gran parte de su conducta in112 Kraemer, 1992, y Kraemer et al., 1989, 1990, 1996. 113 La negligencia en su cuidado produce exceso de cortisol y otras hormonas del estrés, causa de daño neuronal, y puede producir que sus cráneos tengan una circunferencia menor y su cerebro se encoja por la pérdida de millones de células, a consecuencia de la falta de interacción personal y de protección maternal. Teicher, 2002, y Teicher et al., 1997. raíces históricas y filosóficas del yo 57 dividual y su futuro están socialmente determinados. Las cosas son como deben ser, el orden está establecido y el individuo tiene que cumplir con las tareas que le define su papel social, cualesquiera que este sea. Japón, a pesar de ser un país desarrollado y de la enorme influencia occidental a la que ha estado sujeto, es todavía un buen ejemplo de una sociedad basada en las obligaciones individuales para con la comunidad y en la cual el individuo no se haya socialmente diferenciado; es decir, no se espera que tome decisiones sociales, estas siempre se deciden en grupo, y lo que tiene que hacer individualmente está estrechamente definido. Lo anterior nos lleva a una pregunta interesante: ¿a qué nivel y quién toma decisiones sociales? Mientras que en Occidente el individuo –diferenciado con base en sus derechos– es el eje central de las decisiones sociales vía la democracia, en otras sociedades han sido –o son– grupos selectos de personas, como los ancianos de la tribu o el senado romano. Y esto nos lleva a otra pregunta relevante, se nos ha enseñado que una sociedad es libre cuando los individuos ejercen sus derechos de libertad económica, de expresión y de libertad política. ¿Pero, quiere decir esto que todas las sociedades no occidentales –sin individualismo– no son libres? ¿Y entonces, cómo entendemos las discusiones sobre la libertad en otras sociedades? Por ejemplo, Cicerón, el gran orador y senador romano, siendo amigo de César y pudiendo como consecuencia gozar de grandes privilegios, se opuso a él, al punto que le costó la vida. ¿Por qué se oponía Cicerón? Él nos dice que porque defendía la libertad de Roma. Pero en Roma no había individualismo, el senado era electo entre la elite y no democráticamente. Si tomamos la definición occidental de libertad nunca entenderemos por qué Cicerón defendió al senado con su vida. Cicerón defendía al senado porque representaba el equilibrio político que permitía que se mentalizara socialmente en favor de las grandes mayorías –a favor de Roma– y no sólo en favor de los intereses particulares de los Césares. Y tuvo razón, Julio César inició el periodo del poder ilimitado de los emperadores que llevó a las locuras de Tiberio y Calígula, entre otros, y a la decadencia romana. La libertad social es en sí un concepto más amplio que la definición particular de Occidente, que sólo se adecúa a su propia historia institucional. En otros trabajos114 hemos definido la libertad social como la consecuencia de que aquellos que tomen decisiones mentalizen en favor de la comunidad. Esta siempre fue la diferencia entre las comunidades sincrónicamente libres y aquellas cuya sincronía fue destrozada por la tiranía de unos cuantos. Las sociedades primarias 114 Obregón 2013c presenta un estudio detallado de lo que es la libertad en distintas sociedades. 58 carlos obregón son libres cuando no han sido conquistadas. ¿Pero entonces, en qué consiste la libertad individual? Se nos ha enseñado que un individuo es libre cuando ejerce sus derechos de libertad económica, política y de expresión; pero la libertad psicológica no necesariamente es lo mismo que la libertad descrita por el individualismo. Un individuo puede ejercer su libertad económica –e incluso hacerlo con éxito–, su libertad política y de expresión, pero puede tener desequilibrios psicológicos importantes y no ser realmente libre. Pensemos en grandes celebridades como Marilyn Monroe o Michael Jackson cuyos suicidios así lo demuestran. En el capítulo siguiente profundizaremos más sobre este tema, por ahora basta con describir, como lo hemos hecho, la libertad psicológica individual como: tener estabilidad emocional y pertenencia. En la sociedad primaria los individuos son libres porque tienen libertad psicológica aun cuando no tengan la económica, la de expresión o la política. En cambio, en la sociedad occidental un individuo puede tener las susodichas libertades del individualismo y no ser realmente libre por no tener libertad psicológica. Así que si definimos la libertad individual como la libertad psicológica, podríamos definir más ampliamente la libertad social como aquella que se da cuando se cumplen las siguientes dos condiciones: 1) la sociedad les provee a los individuos estabilidad emocional y pertenencia, y 2) aquellos que toman decisiones mentalizan a favor de la comunidad. Esta definición de libertad es más amplia que la occidental y puede ser utilizada para diversas sociedades actuales e históricas. En particular nos permite distinguir a las comunidades que son libres de las que no lo son.115 Que el Yo de la sociedad occidental no exista en otras sociedades no quiere decir que muchos de los descubrimientos de la psicología cognitiva o de otras escuelas no tengan de alguna manera validez científica universal, pero lo que es cierto es que muchos de sus descubrimientos quedan En las sociedades primarias se mentaliza colectivamente, el propósito del ritual es el de darle contenido emocional a la acción social, de modo que las decisiones tienen una base emotiva y se mentaliza en favor de la colectividad, porque es esta la que toma las decisiones. En otras sociedades en donde hay un grupo selecto –el clan de ancianos, el senado romano– se entiende que ellos conocen y representan el sentir emotivo de la colectividad y su trabajo es mentalizar en favor de esta. En la sociedad occidental se presume que los individuos tienen libertad psicológica y cada individuo mentaliza por sí mismo, y vía la democracia se mentaliza en favor de la sociedad en la medida que todos participan. En todos los casos puede haber fallas de pertenencia que lleven a que no se mentalice en favor de la comunidad y que por ello esta no sea libre: sociedades primarias conquistadas, grupos selectos que mentalicen en favor de sus intereses particulares, democracias formales que sirven sólo para ser utilizadas por minorías depredadoras que compran votos o los controlan a través del sistema de poder. 115 raíces históricas y filosóficas del yo 59 sujetos a la realidad institucional, histórica, social, particular. Por ejemplo, pensemos en Freud, el origen evolutivo de los instintos básicos de supervivencia es de carácter general, pero como se guían y orientan por la pertenencia familiar y social, varía de cultura a cultura. Su complejo de Edipo es característico sólo de la familia unicelular cerrada y del súperego represor de la sociedad religiosa en que él vivió. Los experimentos de Skinner son de carácter universal, pero su visión de la necesidad de controlar centralmente a la sociedad no lo es. Que hay un proceso cognitivo en el proceso de desarrollo es un resultado general de Piaget –pero sus etapas no lo son–, y el proceso tiene características afectivas que él no comprendió. ¿En qué consiste el proceso cognitivo de desarrollo? Varía mucho entre los niños de nueva Samoa de Margaret Mead y la sociedad occidental de Piaget. En Bowlby el instinto de pertenencia del infante es de carácter universal, el cómo satisfacerlo varía de sociedad a sociedad. Que las emociones positivas proveen bienestar psicológico es un resultado universal. Que se puedan producir con un esfuerzo cognitivo individual es cuestionable –aun para la sociedad occidental– y no tiene relevancia alguna para otras sociedades donde el individuo no está diferenciado y no toma decisiones individuales en relación con su conducta –como muestra Levy Strauss que es el caso en las sociedades primarias–. Así que la historia del Yo, mientras que tiene bases científicas generales, se escribe de forma distinta en contextos sociales diferentes. Evolutivamente el individuo (entendido como individualidad) requiere de una vida social, lo que implica que cada sociedad tiene que encontrar la forma de resolver la relación individuo-sociedad de forma tal que satisfaga las necesidades neurobiológicas del individuo. Estudios recientes de neurobiología muestran que el individuo requiere para su adecuado desarrollo cerebral dos conjuntos de condiciones; aquellas relacionadas con su individualidad y las relacionadas con su pertenencia (para más en este tema, véase el capítulo tres).116 Empíricamente puede apreciarse que el desarrollo cerebral requiere de movimiento, desafío físico y mental, y de prestarle atención a lo que nos rodea. Estas tres condiciones son necesarias para interactuar apropiadamente con el medioambiente; sin ellas el individuo no desarrolla adecuadamente su individualidad. Por otro lado, el desarrollo neuronal también requiere de la pertenencia, la cual, como ya señalamos, se manifiesta en tres vías: a la madre –los seres cercanos–, a la sociedad y al universo material y biológico que nos circunda. Cada sociedad tiene su forma particular de satisfacer las mencionadas condicio116 Véase también Obregón, 2013a. 60 carlos obregón nes neurobiológicas; el individualismo es solo una forma específica de la sociedad occidental contemporánea. Lo anterior es particularmente relevante para nuestro estudio del Yo, porque nosotros siempre pensamos en el Yo en términos occidentales, nos sentimos responsables de nuestras decisiones y nos angustia no sólo nuestra responsabilidad sino la soledad que implica el tomar constantemente decisiones. No sólo sobre nosotros, sino sobre un contexto social del cual tenemos poco conocimiento. Esta ansiedad –característica del individualismo– no está presente en otras sociedades en donde la anomia no es un fenómeno social, por ello es los desórdenes de la personalidad no son una enfermedad psiquiátrica relevante. Una de las preguntas importantes a responder es ¿qué sucede en estas otras sociedades para que el individuo no se sienta solo y aislado como en Occidente? Como veremos, muchas de estas otras sociedades mantuvieron una cohesión social que le mantiene al individuo un papel social definido y lo guía con mayor precisión en su vida diaria. El objetivo no es el de prejuzgar cuál sociedad es mejor en cuanto a cómo resuelve la relación individuo-sociedad, sino abrir nuestra mente al entendimiento de que somos seres que podemos adaptarnos a distintos sistemas conceptuales y arreglos institucionales. De modo que lo que es verdaderamente nuestra naturaleza, por todo lo que hoy sabemos científicamente –el tema del capítulo siguiente–, no está definido por los ideales propuestos por Occidente. Hay contribuciones innegables de Occidente a la humanidad, pero al compararlo con otras sociedades, se entienden mejor tanto los costos como las alternativas de dichas contribuciones. El Yo con derechos, capaz de tomar decisiones, es el eje del capitalismo y explica el brutal crecimiento económico y tecnológico de los últimos siglos, y la democracia es un logro innegable. Sin embargo, el Yo triunfante de Occidente es en general más obeso que otras sociedades, toma un gran número de medicinas diarias sin lograr ni más longevidad ni mayor calidad de vida diaria, padece de soledad y anomia, y con frecuencia se dan casos de suicidio y/o agresión violenta hacia otros. Los ideales occidentales se han limitado al contexto de los sistemas sociales y económicos de las naciones desarrolladas, y el mundo en su conjunto no los ha implementado. No hay justicia internacional que sea respetada por los Estados poderosos, los ocho magnates más ricos poseen la misma fortuna que la mitad más pobre de los habitantes del planeta,117 y la agresión y la violencia continúan 117 Nuevo informe enero 2017 de la organización contra la desigualdad Oxfam, en https:// www.oxfam.org/.../2017.../ocho-personas-pose. raíces históricas y filosóficas del yo 61 siendo ordenadores sociales fundamentales a nivel global. Hay costos en la solución occidental que no son indispensables. El Yo occidental violenta de varias maneras nuestras necesidades evolutivas. No somos como Occidente dice. Y es necesario comprender que otras sociedades han encontrado respuestas que son superiores a las de Occidente en algunas dimensiones de nuestra naturaleza evolutiva. Y es conveniente entender el porqué para poder aprender de ellas. En este camino de ir más allá del Yo occidental se requieren dos pasos. El primero es describir cómo otras sociedades resolvieron la relación individuo-sociedad, lo que muestra que a pesar de los reclamos de muchos de los pensadores occidentales –que por cierto, en alguna medida se contradicen en sus propuestas–, la solución occidental del Yo no obedece a la naturaleza del hombre, sino que es sólo una propuesta filosófico-social más; un sistema conceptual particular que obedece al desarrollo histórico específico de algunas de las naciones desarrolladas. Este es el propósito de este capítulo. El segundo paso es entender cuál es nuestra naturaleza evolutiva desde un punto de vista científico, para poder entender, así, quiénes somos realmente y cuál es el camino para nuestra realización personal. Este es el propósito del capítulo tres. Y como argumentaremos en el cuarto y último capítulos, entendernos a nosotros mismos nos lleva a que la solución va más allá del Yo que nos ha propuesto Occidente. Nuestra educación en Occidente, como ya mencionamos, típicamente empieza con el pensamiento griego para después llevarnos al pensamiento occidental como una lógica secuela del mismo. Uno de los grandes problemas de dicha educación es que privilegia el individualismo versus la comunidad y no nos permite entender cuál ha sido la verdadera historia de la mayor parte de la humanidad. Aquí iniciaremos –en la primera sección– con el estudio de las sociedades primarias, las cuales son comunales y, por lo tanto, son las más antitéticas al individualismo de la sociedad occidental. Dedicamos algún espacio a este estudio porque entender a las sociedades primarias es necesario para comprender cómo surge la comunidad. Esto nos permitirá –en la siguiente sección– describir brevemente cómo otras sociedades distintas de Occidente se fueron desarrollando y diferenciando por rutas distintas a este. Como veremos, históricamente la comunidad siempre fue más relevante que el individuo. Aun hoy en día, en las sociedades occidentales actuales la comunidad continúa siendo prevalente, pero el surgimiento del individualismo le ha dado al individuo tal relevancia que, aun sin desaparecer la supremacía real de la comunidad, hasta cierto grado la ha relegado ideológicamente a segundo término. En el resto del 62 carlos obregón mundo sucede exactamente lo contrario, la influencia de las sociedades occidentales ha difundido el individualismo en otras sociedades; pero en estas se encuentra relegado a segundo término –tanto real como ideológicamente– y lo que prevalece son las relaciones sociales tradicionales basadas en la relevancia indiscutible de la comunidad. Sin entender la sociedad primaria es imposible comprender el porqué la comunidad es tan importante para el 85% del planeta; así que pasemos a estudiarla. el yo en la magia Hay una gran cantidad de libros e investigaciones escritos sobre las sociedades primarias y sus características, las cuales son muy distintas en diversas sociedades; pero, como Kupper muestra, la característica distintiva que aparece en todas ellas es que existe un ordenador cosmogónico primario y la causalidad individual se explica como expresión de la fuerza universal que incluye el origen y el orden total del cosmos, así que en todas estas sociedades no existe el Yo.118 Levy Strauss muestra que este ordenador cosmogónico universal es una forma general de pensar sobre la naturaleza y su relación con la sociedad, que no tiene nada que ver con la religión.119 En las sociedades primarias el individuo –el Yo– no está diferenciado del grupo social. Y la libertad, en el sentido que la entendemos hoy en día en las sociedades occidentales, no existe. Es conveniente aquí reflexionar –desde el punto de vista de la neurobiología contemporánea– cómo es que surgió la magia. El cerebro humano no distingue entre imaginación y realidad –véase el experimento de Ramachandran en el capitulo tres–.120 En la sociedad primaria no se contaba con el método científico, de modo que la única forma que tenía el hombre primario de verificar si sus imágenes correspondían o no a su realidad, era a través de sus sentidos, y los sentidos no distinguen apropiadamente entre las imágenes almacenadas y la realidad exterior, porque para el cerebro son lo mismo. Así que, del mismo modo que la realidad se convierte en imágenes cerebrales, es también posible que el cerebro se confunda y haga que las imágenes cerebrales sean percibidas 118 Kupper, 2005. 119 Levy Strauss, 1964. 120 Vease también Obregón, 2013a y Ramachandrian, 2011. raíces históricas y filosóficas del yo 63 como la realidad. Esto explica porqué cuando soñamos podemos tener físicamente en el cuerpo alteraciones como sudar con miedo y/o excitarse sexualmente, a la gente que jura y perjura que vio a un muerto y a quien afirma que habló con una divinidad. Eventos que nunca pueden demostrase cuando se buscan a través del método científico que proporciona un proceso objetivo –en cuanto a que puede ser refutado– de conocimiento público. La magia primaria es un trance en grupo –emotivo, ritualista– que tiene por como objetivo hacer realidad la imaginación. Y este proceso satisface la necesidad de pertenencia existencial que el hombre tiene. Además de que le proporciona un sistema pragmático conservador que asegura la preservación del grupo y la supervivencia de los miembros del mismo. Ante la fragilidad para manejar su medioambiente y el miedo que este le impone, la magia representó un mecanismo de defensa psicológico del hombre primario que resultó crucial para su supervivencia tanto emotiva como pragmática. La magia, dada la incertidumbre del mundo que tiene alrededor, es pragmáticamente el sistema conceptual que favorece la supervivencia del hombre primario en su entorno.121 Para el hombre primario el objetivo no era modificar su entorno sino sobrevivir en él, así que el medioambiente estaba dado –de una manera objetiva– y lo que se requería era ordenarlo, entender sus regularidades – cuando van los animales al río a beber agua para poder cazarlos etcétera–. La cosmología primaria permitía darle un orden a la relación del hombre con su entorno que le daba la oportunidad de explotar sus regularidades para sobrevivir; y había poco margen para la innovación y el riesgo, de modo que los aprendizajes adquiridos se mantenían como costumbres establecidas protegidas por el ritual. El ritual primario es un paradigma conservador que permite acumular conocimiento empírico en relación con el mundo material que rodea al hombre primario, es la forma de vivir y de relacionarse con el universo que lo rodea. La magia es un ordenador cosmogónico de carácter universal –no sólo ordena el mundo social, sino el animal, el biológico, el material y el sobrenatural–, y aun el tiempo queda definido por el ordenador universal.122 La magia define las condiciones de satisfacción tanto de la individualidad como de las tres vías de pertenencia. La cosmogonía primaria –la magia– es universal y abarca todo lo existente, tiene una concepción cíclica del tiempo, y cree en la resurrección. La magia primaria 121 Rappaport, 2001. 122 Levy Strauss, 1964. 64 carlos obregón es distinta a la actual, pues es a la vez mágica en los términos actuales y pragmática –como la ciencia y la ingeniería actual–, ya que guía al hombre primario en sus actividades de supervivencia diarias. Para entenderlo pensemos en la cacería, la tecnología de caza la usa el hombre primario, pero a la vez pinta los animales que va a cazar en las cuevas. Para él, lo uno no es concebible sin lo otro. Un ejemplo más es cuando una mujer va a dar a luz, se presenta la partera pero también el médico brujo, la primera hace la parte pragmática y el segundo, la ritual –la magia incluye las dos–. Como puede apreciarse, aun en las sociedades actuales hay vestigios de la magia primaria; por ejemplo, hacemos los juegos olímpicos, pero con un gran ritual sin el cual no serían realmente concebibles. En esta cosmogonía mágica primaria todo el universo aparece ordenado: los vivos, los muertos, los animales, las plantas, el territorio y hasta los dioses. Los dioses no son todopoderosos si no están sujetos al orden universal. La mitología hindú y la griega son herederas de la magia primaria, en ambas los dioses y los hombres pelean entre ellos, y a veces los hombres ganan. Hércules, por ejemplo, elige ser hombre en lugar de dios. En la sociedad primaria el Yo no está diferenciado. No hay ningún grado de libertad individual. A aquellos que no hacen exactamente aquello que está prescrito se les mata. En esta sociedad primaria conservadora no hay pragmáticamente espacio para el riesgo que implica diferenciar al individuo –al Yo– y darle libertad económica y libertad de amar. En la sociedad primaria la centralidad emocional del individuo es con el grupo social, ya que la familia unicelular y la ampliada existen pero no se han diferenciado del grupo social. La madre pare y el cuidado del infante con frecuencia lo hacen las mujeres viejas de la tribu, y la madre joven se va a hacer labores de recolección. La vida de cada individuo se establece con base en la cosmogonía universal. Esto no quiere decir que el amor maternal no exista, pues, como hemos visto, este se basa en un instinto de pertenencia que caracteriza no sólo a los seres humanos sino, en general, a los mamíferos. Tampoco implica que el amor en general –como una relación entrañable entre seres cercanos– no se diera; la relación emotiva entre seres humanos es una herencia mamífera y las relaciones afectivas son expresadas en el rostro, una habilidad que se comparte con otros primates. Pero el amor en la sociedad primaria tiene características muy diferentes a las de la sociedad occidental y está determinado por la cosmogonía universal primaria. La magia mantiene la “diferencia” –a la Derrida– de la individualidad con el resto de lo existente, pero no existe un Yo socialmente diferenciado. raíces históricas y filosóficas del yo 65 La significación individual se obtiene vía la pertenencia cosmogónica con la naturaleza, la cual tiene un alto contenido emocional. La cosmogonía establece con especificidad no sólo el orden social sino también el del universo existencial. En la sociedad primaria la significación individual está garantizada pues proviene directamente de la cosmogonía universal. El papel del ritual es alimentar y mantener la relación emotiva con la sociedad y con el medioambiente biológico y material que rodea al individuo. La mentalización y el estar conscientes no son procesos individuales –no hay un Yo–, son de orden social. El orden social es pragmático y objetivo. Aun cuando el papel individual es definido específicamente, la sociedad en su conjunto mantiene flexibilidad. La sociedad primaria ofrece coherencia y continuidad, la cual, junto con la centralidad emocional que provee el ritual y la cercanía de la vida comunitaria, le dan la confiabilidad necesaria a la relación de pertenencia del individuo con sus seres cercanos, su grupo social y el universo existencial que le rodea. Las condiciones evolutivas de la individualidad –para el desarrollo cerebral– son satisfechas en la sociedad primaria. El individuo tiene un desafío físico y mental constante en su relación con la naturaleza, está en constante movimiento y tiene que prestarle atención a lo que le rodea para sobrevivir. Es notoria la capacidad de los individuos de las sociedades primarias de recordar cada detalle del camino que recorren. Los instintos básicos de supervivencia están regulados por la pertenencia social, la cual define los rituales sexuales y regula –orienta– la agresión individual; le da protección social y ritual al individuo, lo que disminuye su miedo, además de que le proporciona formas sociales de satisfacer su hambre. Las características genéticas individuales existen, pero se ven sobreseídas por una cosmología primaria muy precisa que define específicamente los papeles sociales de cada individuo. En particular, es de notar que las sociedades primarias satisfacen plenamente la necesidad emocional de la pertenencia. No sólo los rituales son altamente emotivos, sino que, además, los grupos son pequeños y permiten el desarrollo adecuado de la pertenencia emotiva entre el individuo y el grupo social –los individuos se conocen entre ellos, se miran a los ojos y desarrollan una relación emocional–. Para esto, por cierto, nos diseñó la evolución. Robin Dunbar ha demostrado que para las especies vertebradas el logaritmo del tamaño del cerebro es proporcional al logaritmo del tamaño del grupo social. Los chimpancés viven en grupos de 30 miembros y los seres humanos deberíamos vivir –según el tamaño de 66 carlos obregón nuestro cerebro– en grupos de 150 miembros.123 Si viviéramos en grupos del tamaño mencionado, la relación de pertenencia emotiva, basada en el contacto visual entre todos los miembros, sería todavía posible como amalgamador social. La ampliación de grupos humanos a mucho más miembros se debe, entre otros factores, al surgimiento del lenguaje, que permite el desarrollo de la pertenencia conceptual. En la sociedad primaria ya se da claramente la pertenencia conceptual, pero se mantiene la pertenencia emotiva con el grupo social. Esta última, debido a la ampliación del grupo, se pierde en sociedades posteriores, en las cuales el grupo social es reemplazado –en cuanto a pertenencia emocional se refiere–, primero, por la familia ampliada y, posteriormente, por la familia unicelular. La magia primaria ya tiene una característica fundamental que tendrían todos los sistemas de valores posteriores; las propuestas se generan de tal modo que se ubican más allá de la capacidad de ser refutadas pragmáticamente o por el conocimiento científico. Por ejemplo, si a un hombre primario lo lleváramos de cacería y le mostráramos que cazamos a pesar de no haber pintado ritualmente con anterioridad, su respuesta será que alguien más debió haber pintado por nosotros. Del mismo modo que algún religioso puede señalar que a pesar de que somos libres de decidir nuestra actuación, la voluntad de Dios siempre se cumple. Pues si hacemos A o B, de todos modos es lo que Dios quería. Una de las características de la magia es que se privilegia la pertenencia sobre la individualidad, el individuo se ve como una pieza más integrada al grupo social –a la comunidad– cuyo bienestar y supervivencia es el verdadero objetivo. Así, se cumple la necesidad social de darle cohesión al grupo social –integrando al individuo–. El individuo en la sociedad primaria no es libre, no toma decisiones y no tiene derechos; las cosas son como son y hay que hacer lo que hay que hacer, de modo que no existe un Yo. La dinámica social es necesaria. El el grupo tiene que ver por su supervivencia, se mentaliza y se toman decisiones; pero se hace a nivel del grupo social y siempre respetando el orden dado por la cosmogónia universal que relaciona lo social con el universo material y biológico que lo circunda. Las sociedades primarias no conquistadas son básicamente libres (de aquí y en adelante nos referimos a la libertad social en el sentido de la definición propuesta con anterioridad) pues le proporcionan estabilidad emocional y pertenencia al individuo, que se mentaliza a favor de la sociedad en su conjunto. 123 Dunbar, 1992. raíces históricas y filosóficas del yo 67 el yo en sociedades distintas a occidente A partir de la concepción inicial de la magia se dieron diversas rutas de diferenciación social que llevaron a distintas sociedades a sistemas conceptuales alternativos. La ruta que siguió Occidente es sólo una de ellas, y se distingue de las demás en forma muy particular, como hemos venido insistiendo, por la diferenciación social del individuo con base en tres dimensiones centrales: 1) que el individuo se considera responsable y capaz de decidir su conducta y su futuro; 2) que se le otorgan sus derechos –libertad política, económica y de expresión–, y 3) que su capacidad de decidir –vía la democracia– se constituye en el pilar que define el universo social. Las demás rutas son distintas entre ellas, pero comparten el denominador común de que no diferenciaron socialmente al individuo como lo hizo Occidente, en todas ellas prevalece más claramente la comunidad sobre el individualismo. el yo hindú-budista Los sistemas conceptuales de Asia en general se definen a partir de la influencia de tres grandes corrientes de pensamiento: el Hinduismo-Budismo, el Neoconfucionismo y el Islam. Y en las tres se desarrolla el pensamiento comunitario, es decir, se enfatizan las obligaciones del individuo para con la comunidad. La India introdujo su cultura Hindú y Mongol, así como los conceptos de reyes, dioses y sultanes que definieron los sistemas tradicionales de poder en Birmania y Tailandia, y en general en el sur de Asia. El Budismo viajó a China y forma parte del Neo confucionismo (Confucio-Budismo-Taoismo), que influyó también a Japón, Corea, y en general al norte de Asia. El Islam es el sistema conceptual de los países árabes y es influyente en muchos otros países, en los cuales parte de la población profesa esta religión. El Yo socialmente diferenciado aparece por primera vez en la India, en donde el individuo ya se hallaba diferenciado en el proceso productivo, por lo que se le diferencia también a nivel conceptual. Pero no es un Yo activo que decida su conducta, tome decisiones y tenga derechos; sino uno pasivo que cumple con sus obligaciones. La membresía del individuo a la sociedad –a la comunidad– se define vía un sistema estricto de castas, mientras que la organización social le define cómo actuar; y, por lo tanto, el individuo hace sólo lo que le corresponde hacer. Las vías del amor 68 carlos obregón y de la significación social están definidas por tradiciones y costumbres establecidas por la cosmogonía hindú. El Yo pasivo hindú se parece significativamente al Yo de la sociedad primaria. El único papel activo del Yo –que lo diferencia de la sociedad primaria– se da en lo religioso. La religión Hindú es una herencia de la sociedad primaria, pero el pensamiento hindú corresponde a una sociedad tradicional más avanzada. El Yo religioso es responsable de buscar por sí mismo su significación existencial, la cual consiste en desarrollar una relación de pertenencia –una integración– con el dios hindú –con el universo existencial–. Las características de pertenencia segura de la significación existencial dependen del esfuerzo individual del Yo religioso por significarse. La significación existencial tiene una función social en la sociedad hindú, inculcarles el deber a los individuos, razón por la cual se les pide que renuncien al placer y al egoísmo. Las enseñanzas religiosas hindúes consisten en el entendimiento de que la individualidad es irrelevante y que el verdadero significado de la existencia son los lazos con todo el universo existencial. Así, hay una pertenencia al universo material y biológico que circunda al hombre. En el hinduismo cada individuo se enfrenta a su significación existencial, en función básicamente de la casta a la que pertenece, además de sus características propias, su capacidad intelectual, su edad. No todos pueden practicar el mismo Yoga. En particular, en el Budismo –una forma avanzada de la religión Hindú– la iluminación consiste en comprender los dos principios fundamentales de la existencia: el primero es el surgimiento interdependiente de todo lo que existe y el segundo que la individualidad es solo una ilusión. Así que aun cuando existe un Yo religioso diferenciado, el propósito de la iluminación es hacerle entender al individuo que en realidad no existe, que es solo una ilusión. De modo que el proceso de iluminación consiste en la negación del Yo religioso para reintegrar al individuo a la cosmogónica universal hindú. Así, mientras que el pensamiento occidental enfatiza la existencia y la importancia de un Yo tanto en lo social como en lo religioso, en el pensamiento hindú no hay un Yo en lo social y la religión budista consiste en la negación del Yo. Nótese la reducción de estrés que genera el Budismo, pues el individuo iluminado se integra en forma natural a todo lo que le rodea –como en la sociedad primaria–, y en lugar de sentirse responsable de cambiarlo, se siente relajado al contemplarlo y sentirse parte de él; lo anterior ha sido demostrado empíricamente en diversas terapias psicológicas que utilizan actualmente métodos de meditación budista.124 124 Davidson, 2000; Davidson et al., 2003, y Obregón, 2009. raíces históricas y filosóficas del yo 69 La India contemporánea satisface las dos condiciones neurobiológicas de desarrollo cerebral, pero no lo hace a la manera de la sociedad occidental, a pesar de la fuerte influencia de esta. En cuanto a la individualidad: se satisface por tradiciones y costumbres tradicionales que ponen énfasis en la respiración y el movimiento, en la concentración y en prestar atención a todo lo que nos rodea –estar conscientes–, y a desafiarse continuamente física y mentalmente –como las posturas budistas y de yoga y las discusiones y enseñanzas–. Es de notar que en la India, como en gran parte de Asia, no hay obesos –lo que caracteriza a muchas sociedades occidentales–. En cuanto a la pertenencia: el amor y la familia están prácticamente definidos por la tradición, de modo que hay poco o ningún margen para el Yo. La sociedad y el sistema político hindú, a pesar de la democracia, continúan muy influenciados por las viejas costumbres y los pepeles sociales tradicionales. Así que hay un Yo socialmente diferenciado a la manera occidental en lo político y en lo económico, pero que se rige más por sus obligaciones que por sus derechos, y que es activo en la toma de decisiones sociales vía la democracia, aunque esta se encuentra intermediada por las viejas costumbres. En cuanto a la significación existencial: las viejas religiones Hinduismo y Budismo continúan siendo el sistema conceptual prevalente. La sociedad hindú es libre en cuanto a que le provee estabilidad emocional y pertenencia a los individuos y se mentaliza en favor de la sociedad en su conjunto. el yo en el neoconfucionismo En China aparece por primera vez un Yo socialmente diferenciado, capaz de tomar decisiones, pero en contraposición al Yo social occidental, sus decisiones no definen el universo social. Este último, en China, está definido por el racionalismo, entendiéndolo como aquel sistema conceptual que concibe la razón como capaz de acceder a la verdad. En este caso, el universo social más conveniente dadas las situaciones históricas particulares de este país. El Yo socialmente diferenciado de china tiene capacidad de aprendizaje y de decidir su conducta, pero se conduce por una ética que lo guía en el cumplimiento de sus obligaciones y no tiene derechos inalienables, como el Yo social occidental. El Budismo viajó de la India a China, pero sólo resolvía la significación existencial y, en dado caso, formas sociales religiosas de vida que 70 carlos obregón pudieran ser relevantes para lugares pequeños –como el Tíbet–, pero que eran a todas luces insuficientes e inadecuadas para resolver el gran problema histórico chino que ha sido la integración de su vasto imperio. A ello se debe el rechazo de China hacia el Budismo como arreglo social, que aun hoy en día se refleja en la confrontación china con el Dalai Lama. La solución del problema chino requería de desarrollar la responsabilidad individual del Yo de significarse mediante la segunda vía –la de la significación social–. La solución la propuso Confucio. Él establece el orden social en China basado en tres pilares centrales: la familia, las obligaciones individuales, y la fuerza de la autoridad para hacer cumplir las obligaciones. La gran contribución de Confucio fue la de establecer un sistema integrador social basado en la paz, la cultura y la ética, el cual redujo la importancia del Estado militar a un segundo orden. Confucio representó un cambio de perspectiva fundamental respecto del pensamiento anterior, básicamente mágico. Confucio introdujo una forma particular de racionalismo social según el cual el hombre, en su concreción, es el centro de discusión filosófica. El pensamiento de Confucio es un tratado fundamental sobre la obligación del Yo como fuente de la significación social. El racionalismo de Confucio es social –comunal–, no individualista. El individuo –el Yo– se significa socialmente cumpliendo sus obligaciones éticas para con los demás. En Confucio hay explícitamente un Yo diferenciado socialmente al que se le reconoce su capacidad de tomar decisiones y que debe ser orientado vía una ética social. Esto es muy diferente al Hinduismo en donde el Yo está diferenciado socialmente sólo en el sentido de que hay obligaciones distintas y claramente definidas para diversos individuos, y –como en la sociedad primaria– cada quien hace lo que tiene que hacer. Pero el Yo social de Confucio es muy distinto al de Occidente, la ética de Confucio se orienta a que el individuo aprenda a cumplir con sus obligaciones. El Yo social de Confucio, como ya mencionamos, no tiene derechos y no son las decisiones individuales del Yo social las que constituyen o forman el universo social, sino que este último está ordenado con base en la discusión racional. El primer pilar del orden social son las obligaciones del Yo social. Humanismo y propiedad en la conducta son valores que se alaban en contraposición al utilitarismo y al militarismo. El segundo pilar del orden social es la familia. Confucio llama a vivir con propiedad las cinco relaciones básicas de la sociedad, o sea, aquellas entre padre e hijo, hermano mayor y menor, esposa y esposo, amigo mayor y amigo menor, y autoridad social y miembro de la sociedad. El tercer pilar es la autoridad, raíces históricas y filosóficas del yo 71 misma que se encarga de que el individuo cumpla con sus obligaciones. La autoridad, como todos los gobernados, es parte de la comunidad y está sujeta al orden moral racional. Esta es en parte la razón por la cual el Kuomitang pierde la batalla contra Mao Tze Tung; la corrupción del Kuomitang y la defensa de este de los intereses occidentales violaron los principios morales comunales de Confucio, en los cuales estaba basada su autoridad. El ejercicio autoritario de Mao se entiende mejor desde la concepción de la sociedad primaria que desde la occidental. Mao no representaba derechos divinos, ni asumía que tenía derecho a prerrogativas especiales por ser la autoridad. El “autoritarismo” de Mao se basó en un orden comunal moral. Este orden moral, comunal, autoritario de Mao es particularmente inaceptable para Occidente, pues hereda de la sociedad primaria el poco respeto a la vida individual –y en el caso de Mao, a los derechos humanos en general– que existía en esta última. En el Neoconfucionismo, la primera vía de pertenencia –el amor– es de orden social y se establece en la familia. Confucio se enfocó en proveer el camino para la segunda vía –la de la significación social–; y el Budismo y el Taoísmo se adaptaron y se redujeron a una práctica personal encaminada a la tercera vía –la significación existencial–. El Budismo se adaptó a la visión de la familia y del Estado del Confucionismo clásico. En cuanto al Taoísmo, Tao es la norma del universo y es la forma en la cual el hombre debe ordenar su vida para sincronizarse con la forma en que el universo opera y desarrollar aún más su significación existencial. El Neoconfucionismo (Confucio+Budismo+Taoísmo) fue la base oficial que conformó el pensamiento y la sociedad china. El comunismo chino rescató la institución del individuo del Neoconfucionismo según la cual el papel ético del Yo –del individuo– es integrarse a su sociedad cumpliendo con sus obligaciones para con esta. El Neoconfucionismo define explícitamente las tres vías de significación individual y establece la conducta adecuada a seguir por el individuo según la ética que se explicita. El Neoconfucionismo, en contraposición al hinduismo, provee una solución racional tanto al estudio del individuo como al análisis y definición de la relación individuo-sociedad. Las características de pertenencia segura del amor y de la significación social no son obtenibles sólo con la membresía, como en las sociedades primaria e hindú, pero están disponibles para todos aquellos individuos que vivan con propiedad y cumplan con sus obligaciones. Las características de pertenencia segura de la significación existencial, como en la sociedad hindú, dependen del esfuerzo propio del individuo por significarse. 72 carlos obregón La China de hoy presenta dos problemas centrales. El primero es que la interacción con Occidente y la introducción de un Yo con libertades económicas –aun cuando no políticas–, mientras que ha acelerado el crecimiento económico de la sociedad china en forma impresionante, también está acelerando la desigualdad social, pues son los grupos vinculados al auge del capitalismo chino los que más se enriquecen, y estos grupos tienen lazos familiares y de amistad con la autocracia política china. El segundo es que las formas de participación política tradicional comienzan a ser desafiadas por una clase media china que, aun cuando incipiente, está creciendo. Cómo definir nuevas formas de participación social es posiblemente el desafío más importante de la China de hoy. En Japón como en la India y en China, la pertenencia y la estabilidad emocional provienen básicamente del sistema conceptual japonés tradicional; pero en contraposición a China, y en forma similar a la India, el proceso de mentalización social se hace con base en el proceso democrático occidental pero influido por el sistema conceptual japonés. El sistema conceptual se adapta y se transforma para ser funcional a las condiciones históricas concretas de la sociedad en cuestión. Así es como se desarrolla un arreglo institucional que corresponde al sistema conceptual pero que refleja las condiciones históricas propias de cada sociedad. Mientras que China dejo atrás125 el feudalismo militar 500 años antes de su encuentro con Occidente, Japón se encontraba inmerso en él. Para Japón el Neoconfucionismo resultó funcional para reforzar la fuerza de la autoridad durante el shogunato Tokugawa (1603-1867). Y ante el desafío occidental, los tradicionales valores militares de la cultura japonesa reaccionaron y reforzaron su integración social. En el militarismo se establece una relación reptiliana con otras sociedades, de manera que la relación emotiva y conceptual social local se fortalece. Las condiciones sociales de integración militar desarrollaron un Japón en donde la significación social es mucho más importante que en China. En China la lealtad social se expresaba mediante las cualidades escolares, la inteligencia y la astucia, la milicia se despreciaba, y el consumo ostentoso era permitido. En Japón el éxito militar, la fuerza y la capacidad de competir eran los atributos premiados, en tanto que la frugalidad era necesaria para prepararse para la guerra. El Yo japonés, tal como el chino, se define en función de sus responsabilidades sociales para con la comunidad. La autoridad en Japón –como en China– está restringida por el orden social moral de Confucio. 125 Obregón, 2009b. raíces históricas y filosóficas del yo 73 En Japón es notoria la buena distribución del ingreso. Los salarios de altos ejecutivos en Japón son con mucho menores en relación al salario de un obrero en Estados Unidos. Mientras que en Estados Unidos las diferencias se aceptan, pues se asumen como consecuencia natural de la competitividad económica individual; en Japón la clase alta, como todos los demás, está sujeta al orden moral y a las consideraciones del bien de la comunidad. Mientras que el individuo chino tiene sus áreas privadas de significación en la primera vía –en la familia– y en la tercera vía –mediante las artes, las ciencias, el Budismo y el Taoísmo–; en Japón todo se subordina a la relación con la sociedad. En Japón la familia existe y el Budismo y el Taoísmo se practican, pero el individuo se concibe en función del grupo social. La tradición militar en la cultura japonesa se traduce en la costumbre de que todas las decisiones son comunales –se toman en grupo–. Mientras que en China mentalizar es un proceso individual, aun cuando sancionado socialmente; en Japón mentalizar es un proceso social directamente y el individuo queda sujeto, en su proceso de razonamiento y de toma de decisiones, totalmente al grupo. Las características de pertenencia segura en Japón –como en Occidente– dependen crucialmente de la significación social, aun cuando las formas de significarse sean muy distintas. En contraposición a Occidente, el proceso económico en Japón es de orden social, la competencia individual al interior se restringe y la competencia se orienta hacia el exterior. En Japón126 el sistema económico, aún hoy en día, está básicamente subordinado al sistema integrador, aun cuando ya hay conflictos importantes. Tanto en Japón como en China la significación social depende de que el individuo cumpla con sus obligaciones sociales. El fracaso en significarse socialmente se traduce en vergüenza y en descrédito personal. En el Japón tradicional no hay nada que el individuo no esté dispuesto a hacer por la sociedad; esto explica a los kamikazes de la segunda guerra mundial. El Japón contemporáneo se define a partir de dos influencias contradictorias: la tradicional, en la cual el individuo sólo existe en función de su significación social dada por el sistema integrador de su comunidad; y la occidental, con su énfasis en el individualismo, en el cual el individuo es responsable de significarse por las tres vías, y la significación social depende crucialmente del éxito económico individual. Esta contradicción se traduce en frustración y confusión. En las dos tradiciones, sin embargo, la significación social es de gran relevancia y el fracaso en esta dimensión explica parcialmente el alto índice de suicidios en Japón. El Japón de hoy 126 Obregón, 1997. 74 carlos obregón está en el proceso de definir sus propias instituciones a manera de lograr una nueva solución propia. Tanto China como Japón son sociedades libres en cuanto a que proveen estabilidad emocional y pertenencia a los individuos y se mentaliza en favor de la sociedad en su conjunto. el yo en el islam Además de los países arabes, la cultura musulmana fue la influencia predominante en el sur de Asia, particularmente en Pakistán, Bangladesh, Malasia e Indonesia. El problema de Mahoma era el de crear un imperio, para lo que establece al individuo obligaciones sociales –de origen religioso– muy precisas. Tanto en el Islam como en Japón, el militarismo –enfrentar al exterior– fortalece los lazos comunales y tiene como consecuencia que el individuo se supedita a la comunidad, a la sociedad. El orden social en el Islam tiene un solo pilar, la religión, especificada en el Corán. Para el Islamismo, Dios es el centro del universo, es inmaterial, todopoderoso y benevolente. Su libro religioso es el Corán, considerado la revelación más precisa del pensamiento de Dios, pues fue dictado por él mismo. El Corán precisa normas de vida, y una hermandad entre quienes creen en Alá. Islam proviene de la palabra salam, que significa “la paz”, la cual proviene de entregarle la vida a Dios. El mundo fue creado por el deseo de Dios, el Yo libre no existe, el hombre es libre sólo para cumplir sus responsabilidades, como en el Catolicismo, y será juzgado por sus acciones, irá al cielo o al infierno. El Islam define con claridad las obligaciones del hombre en lo individual y en lo social. El Islamismo, con su precisión –considerablemente mayor que la del Catolicismo feudal–, subordina lo social a lo religioso y todo lo demás a lo social. Así, el Islam se convirtió de un pueblo bárbaro a un poderoso imperio en sólo un siglo, y dio lugar a una enorme expansión cultural en Damasco y Bagdad, que sería una herencia invaluable para el surgimiento de la cultura occidental. En la actualidad, cientos de millones de personas son creyentes del Islamismo. En el Islam todo queda definido y gobernado a partir de una religión poderosa. Tanto en el Islam como en la sociedad primaria, la significación por las tres vías depende de una cosmogonía integral, en la sociedad raíces históricas y filosóficas del yo 75 primaria, la magia, y en el Islam, la religión expresada en el Corán. La religión provee en el Islam las características de pertenencia segura por las tres vías. La significación social y la significación en el amor se alcanzan como consecuencia de lograr la significación existencial. Las obligaciones religiosas del individuo le especifican al detalle las obligaciones sociales que debe cumplir. Tanto en el Islamismo como en el catolicismo, aquel que cumpla con sus obligaciones presumiblemente obtiene la significación existencial, pero está siempre sujeto al juicio de Dios. Esta es una diferencia con el Hinduismo y el Neoconfucionismo, en los cuales si el hombre hace lo que debe hacer se significa y sólo depende de él mismo y no está sujeto a la voluntad divina. La religión glorifica al gobierno dándole toda la autoridad divina; sin embargo, el gobierno queda vinculado a la comunidad a través de la mutua interpretación del Corán; el concepto islámico de Shira, consulta, define que debe haber discusión comunal sobre la luz del Corán. El Islam contemporáneo ha sido particularmente influido por su relación con Occidente. En el Islam, como en el Catolicismo feudal, la significación existencial define totalmente la significación social. Esta característica del Islam fue la que concentró el poder en las autoridades, las cuales, además de tener el poder político, detentaban el poder religioso, lo que llevó a los abusos de dichas autoridades en la apropiación de las riquezas obtenidas en la relación económica con Occidente –proveniente del petróleo–. Los abusos de las autoridades islámicas son reminiscentes de los papas católicos feudales, como los Borgia. Las sociedades islámicas son sólo parcialmente libres. Por un lado proveen pertenencia y estabilidad emocional proveniente básicamente del pensamiento y del arreglo institucional islámico tradicional, pero, por el otro, el proceso de mentalización no se hace en muchos de estos países para el beneficio social. La consecuencia es que, a pesar de ser países ricos, muchos de ellos no han podido satisfacer adecuadamente las necesidades económicas crecientes de su población. Lo anterior ha desquebrajado la pertenencia social y la estabilidad emocional individuales. Los países islámicos se encuentran actualmente en una gran transición hacia un nuevo orden social –hoy desconocido–, que seguramente estará orientado por sus fortalezas tradicionales y no será el proceso democrático occidental, pero estará influido por este en mayor medida de lo que lo ha estado hasta el día de hoy. 76 carlos obregón el yo en áfrica Como ya hemos documentado, en sociedades distintas a la occidental la diferenciación histórica no conduce al individualismo. África no es la excepción. El sistema conceptual africano tradicional es una forma diferenciada de la cosmogonía primaria –no hay un Yo–, la cual define las tres vías y provee las características de pertenencia segura de la comunidad. Pero África fue conquistada y dividida culturalmente y en muchos países presenta formas de autoritarismo que reflejan un desorden social. La historia africana se escribe a partir de un gran territorio subpoblado, lo cual dificultó la interrelación cultural y el desarrollo económico de este continente a lo largo de su historia. La historia del aislamiento relativo de África se escribe a partir de la caída del poder relativo de Egipto, primero ante Persia y, finalmente, ante Roma. África, aislada y subpoblada, se vio marginada del comercio mundial durante los siglos de auge de este, en los cuales la supremacía europea se estableció. El retraso relativo de África la hizo fácil presa y fue conquistada por otras culturas, mismas que trajeron nuevas religiones como el Cristianismo y el Islamismo. La conquista europea de África la dividió a lo largo de líneas geográficas sobreimpuestas que destruyeron la unidad cultural previamente existente; grandes comunidades fueron artificialmente divididas y segregadas, y con ello no sólo se perdió una parte del acervo cultural de las mismas, sino que al hacerlas convivir artificialmente bajo el mismo territorio con otras comunidades, se dio origen a conflictos étnico-culturales de los cuales África todavía es presa. La conquista de África trajo como consecuencia la exportación de esclavos, lo cual agravó el problema de la subpoblación, agravó la discriminación contra la mujer, retrasó la integración global y gestó el autoritarismo africano. La abolición de la esclavitud fue lenta y resistida por grupos de interés. Ya para la independencia, las sociedades tradicionales africanas se habían consolidado como una mezcla de las sociedades primarias diferenciadas que culturalmente son, de los regímenes autoritarios impuestos por los conquistadores, y de los conflictos étnico-culturales consecuencia de la fragmentación africana en líneas divisorias artificiales. África ejemplifica, como nadie más, las consecuencias desastrosas de la implementación forzosa del individualismo occidental. Este destruyó la libertad sincrónica africana; pues la libertad del individualismo no correspondía al sistema conceptual y al arreglo institucional africano tradicional, el cual, dado que la conquista divide a las culturas, no fue lo suficientemente resiliente como para evitar la amplia destrucción ocasionada por raíces históricas y filosóficas del yo 77 Occidente. África es un gran continente. Y hay naciones con muy distintos grados de avance en cuanto a la libertad social se refiere. Mientras que África del sur ha avanzado a pasos agigantados a ser una sociedad primordialmente libre, pues hoy en día ya provee pertenencia social y estabilidad emocional y su proceso de mentalización, basado parcialmente en la democracia occidental y parcialmente en el sistema tradicional africano, se lleva a cabo para el beneficio de la sociedad; muchos de los países africanos no son libres pues se encuentran atrapados en democracias formales y derechos económicos que no funcionan y que son sólo usados para mentalizar en beneficio de las minorías dictatoriales en el poder. Además, la destrucción del sistema conceptual tradicional africano y la implantación de formalidades liberales occidentales que no funcionan han atrapado a muchos países africanos en un desorden social caracterizado por la primacía de la agresión reptiliana, en donde no se le satisfacen al individuo sus necesidades de estabilidad emocional y de pertenencia. el yo en latinoamérica Tanto Latinoamérica como África son inexplicables sin la influencia de la intervención occidental. Pero Latinoamérica, en contraposición con África, no fue destruida por Occidente sino colonizada. El sistema tradicional conceptual de Latinoamérica y su arreglo institucional correspondiente son consecuencia –en buena medida– de esta colonización. Hoy en día, Latinoamérica se compone de un conjunto de sociedades parcialmente libres que le dan pertenencia y estabilidad emocional al individuo en distintos grados, dependiendo del país, lo cual proviene principalmente del sistema conceptual tradicional latinoamericano, en donde el Yo no existe. En cuanto al sistema de mentalización, este se usa con mucha frecuencia para el beneficio de minorías privilegiadas. El problema de Latinoamérica es que fue colonizada desde un principio con base en los privilegios de unos cuantos poderosos. Y la estructura social continúa reflejando el hecho de que esta minoría se apropia de gran parte de la riqueza social que proviene de la interacción con Occidente. Latinoamérica es un mosaico cultural con influencia de tres grandes grupos migratorios. La primera migración milenaria es de origen asiático y dio origen a las culturas indígenas, la segunda migración es europea, y la tercera es principalmente de esclavos negros. 78 carlos obregón El sistema conceptual de México, Colombia, Perú, Ecuador y América Central refleja aún hoy en día la fuerza integradora de la cultura indígena inicial –una forma diferenciada de la sociedad primaria–, en la cual no hay un Yo. Pero la conquista dejó una huella significativa. La consecuencia del encuentro entre indígenas y españoles es la creación de una sociedad tradicional dual resultado de la imposición autocrática –formal– de lo español sobre lo indígena y la supervivencia de las tradiciones indígenas a través de la resiliencia de las instituciones informales. La migración española de los conquistadores y colonizadores, fuertemente influenciada por el Islam, pertenecía a una sociedad europea premoderna y racionalista en la cual el Yo libre tampoco había sido diferenciado. Esta sociedad tradicional dual, en la cual el Yo del individualismo no existe ni formal ni informalmente, se enfrenta al Occidente capitalista contemporáneo y adopta la democracia como parte del sistema formal. Como Japón, estos países sufrieron, y continúan sufriendo, las consecuencias del conflicto, por un lado, de la influencia Occidental contemporánea y la democracia formal y, por el otro, de las instituciones tradicionales, pero el conflicto es aún más difícil de resolver porque la propia sociedad tradicional en estos países tiene un origen dual no resuelto. En los países latinoamericanos de origen indígena existe una indefinición acerca de las vías adecuadas para lograr la significación individual. Por un lado, existen democracias formales y libertad individual, y el individuo es responsable de significarse, como en Occidente, en cada una de las tres vías de pertenencia. En la influencia capitalista contemporánea la significación existencial se obtiene con el trabajo individual (Protestantismo), mientras que la religión se encuentra compartamentalizada del resto de la vida social. La significación social se obtiene también vía el trabajo y está altamente influenciada por el éxito económico individual. También hay libertad de amar y es responsabilidad del individuo tener éxito en él. Por el otro lado, la sociedad tradicional dual define las vías de pertenencia en forma distinta a Occidente: en cuanto a la primera vía, hay normas tradicionales de cómo amar y ser amado; en relación a la segunda vía, la significación social se otorga en buena medida a partir de cumplir las obligaciones que impone la membresía al grupo social, hay obligaciones formales e informales y no son iguales para todos; y en cuanto a la tercera vía, en la cultura indígena está dada por una diferenciación de la cosmogonía primaria y en la española precapitalista, por lo religioso –un Catolicismo racionalista exacerbado por la influencia islámica–. Así es que el individuo se encuentra inseguro de su significancia y de raíces históricas y filosóficas del yo 79 qué hacer para lograrla; no sabe si regresar a lo indígena, identificarse con la España racionalista o aceptar los valores individualistas del Occidente contemporáneo. En estas sociedades, la centralidad emocional reside en la familia, la cual es un híbrido entre la familia ampliada de la sociedad tradicional y la unicelular de la familia occidental moderna. La desintegración familiar es un fenómeno relativamente limitado en estas sociedades. En particular, destaca el papel predominante de la familia en proporcionarle al individuo las características de pertenencia segura del amor. Las características de pertenencia segura de la significación social provienen primordialmente del sistema integrador de la sociedad informal de herencia indígena. Las características de pertenencia segura de la significación existencial están dadas por una mezcla de la magia indígena y de la religión católica española; el protestantismo está poco diseminado. La segunda migración que influencía a la cultura latinoamericana es de origen europeo, básicamente española, pero se expande posteriormente a otros países de origen tales como Italia, Alemania, e incluso China, Japón, y otros. Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay muestran la influencia de la segunda migración. Chile y, sobre todo, Paraguay, muestran, en términos relativos, una mayor influencia indígena. En cierto sentido, Paraguay se quedó a la mitad, entre el primer grupo de países y el segundo. En este segundo grupo de países se desarrollan sociedades tradicionales europeas –en donde el Yo no existe– caracterizadas por un racionalismo premoderno que justificó el surgimiento del autoritarismo en distintos periodos históricos. Dada la influencia occidental contemporánea, las vías de significación individual tampoco están claras en este segundo grupo de países; pero en contraposición al primer grupo, el individuo no encuentra solaz en sus propias tradiciones. La lejanía geográfica de estos países del mundo desarrollado ha dado lugar a una cultura local basada en el aislamiento; por ejemplo, la cultura argentina tradicional propia surge en La Pampa. En Argentina, dada la influencia europea, la familia tiende a ser más unicelular y más sujeta a la influencia occidental de desintegración, pero mantiene rasgos importantes de la familia ampliada. La centralidad emocional reside en la familia, y esta es la encargada de proveer las características de pertenencia segura del amor. Las características de pertenencia segura de la significación social no se logran adecuadamente debido a la debilidad del sistema integrador, las características de pertenencia segura de la significación existencial las da el Catolicismo. En este segundo grupo de países, como en Occidente y dada la influencia de este, la pertenencia segura no 80 carlos obregón siempre se logra. La ansiedad y la angustia individual son más frecuentes en este segundo grupo de países latinoamericanos que en el primero. Brasil, y en alguna medida Venezuela, muestran particularmente la influencia de la tercera migración, la de los esclavos negros aunada a una migración europea minoritaria dominada por portugueses y españoles en una primera etapa. Pero en Brasil, a diferencia de Venezuela, sí se logró el desarrollo de una cultura nacional. Las instituciones brasileñas son producto de una historia propia y han desarrollado tradiciones fuertes que provienen de diferenciaciones de la sociedad primaria a la cual pertenecía la gran mayoría negra. Brasil es el único país en el mundo en donde los blancos tomaron el poder; pero los negros ganaron la cultura, la música es negra, al igual que los colores de la ropa, la noción del tiempo, la desnudez en la playa. Brasil desarrolló una fortaleza tradicional que proviene en gran medida de una forma diferenciada de la sociedad primaria en la cual el Yo no existe y lo que prevalece es la comunidad.127 La sociedad brasileña es una mezcla de una sociedad tradicional europea premoderna, la cual es una minoría, y una sociedad primaria diferenciada, la cual es la mayoría. Venezuela es posiblemente el país latinoamericano con mayores contrastes migratorios. La cultura caribeña se mezcla con europeos y negros, e inclusive algunos indígenas. En este tercer grupo de países la variedad migratoria, aunada la pobreza histórica de la población negra, ha dificultado el surgimiento de una nación homogénea. El tema de la integración nacional y de un Estado capaz de definir y dirigir las obligaciones individuales, ha sido tema central en la historia de este tercer grupo de países. La crisis política venezolana es consecuencia de la incapacidad de la riqueza petrolera para continuar subsidiando, a la vez, a la creciente población caribeña negra y la vida suntuosa de la clase alta venezolana. El problema básico del Brasil es integrar a gran parte de su población a la vida activa del país. Ninguna de estas sociedades diferencia al individuo al estilo occidental. La libertad individual del Yo llega a Brasil, como para el resto de Latinoamérica, como una institución proveniente del exterior. En Brasil, sin embargo, en contraposición con Argentina o Chile, el ejercicio de la autoridad social ha requerido de menos violencia militar. La razón es la fortaleza de las tradiciones desarrolladas por la cultura brasileña, la cual es una fuente de estabilidad social de la cual carece Argentina. En Brasil, como en el resto de Latinoamérica, la significación individual sufre el contraste entre Occidente y la sociedad tradicional, pero como en el primer grupo (aunque en menor grado), la fuerza de la sociedad tradicional le da pertenencia al individuo y significación. 127 Esto es lo que Haidt se encontró. raíces históricas y filosóficas del yo 81 El amor, la significación social y la significación existencial en Brasil tienen fuertes raíces mágicas. La centralidad emocional reside en la familia. La familia es ampliada y con fuertes raíces en las tradiciones provenientes de la magia, por lo que provee las características de pertenencia segura del amor. Las características de pertenencia segura de la significación social se obtienen del sistema integrador informal, se obtienen de la participación en la comunidad, la cual se define por tradiciones añejas que conviven con la modernidad. Las características de pertenencia segura de la significación existencial se obtienen a partir de la magia diferenciada que caracteriza a Brasil, por ejemplo a través de tradiciones añejas que vinculan el cuerpo con el entorno. El brasileño, dada su influencia mágica, es de los tres grupos latinoamericanos que vive una relación más estrecha con el medioambiente natural. En contraposición con México, la influencia de Occidente en Brasil ha sido menor dada la posición geográfica de este último. el yo en la sociedad occidental El Yo del individualismo es una diferenciación relativamente reciente en Occidente. Aun cuando hubo algunas diferenciaciones incipientes en Grecia, estas no fueron decisivas en el rumbo histórico posterior de Occidente sino hasta finales del feudalismo, con el surgimiento de los burgos o ciudades. Hay en Occidente dos sistemas conceptuales que se diferencian históricamente. El primero es el racionalismo y el segundo, la armonía. En el racionalismo se asume que la razón puede conocer las verdades externas, entre ellas cuál sería el mejor sistema social –un supuesto similar al de Confucio–. En la armonía el racionalismo prevalece en cuanto al universo material y biológico, pero se asume que la razón no puede conocer cuál sería el mejor sistema social, sino que este se determina a través de la democracia. La democracia, sin embargo, se sustenta, a su vez, en los derechos humanos, los cuales sí son cognoscibles a través de la razón (aun cuando en algunas variantes que no fueron las más exitosas se usan las emociones, por ejemplo el individuo benevolente de Hume), así que, en este sentido, la armonía es definitivamente una forma de racionalismo. En el racionalismo el Yo del individualismo no se diferencia, en la armonía sí. En Occidente se ha dado una gran batalla conceptual en cuanto a de dónde proviene el conocimiento social, si de la razón –racionalismo puro– o de la voluntad popular –la forma particular de racionalismo que constituye la armonía–. 82 carlos obregón El autoritarismo, el fascismo, el derecho divino a gobernar, y otros, se basan en el racionalismo puro; la democracia se fundamenta en la armonía. Desde el punto de vista religioso, el racionalismo fue usado para justificar el carácter trascendental del individuo. La religión, apoyada en el racionalismo, se convierte en una nueva manera de reducir la angustia del hombre ante el mundo natural y sobrenatural que le rodea y de paliar su soledad e intrascendencia. De esta forma, el sistema conceptual occidental encuentra en la racionalidad una solución similar a la congruencia mágica de la sociedad primaria. El racionalismo, mediante las esencias, integra al individuo a la sociedad y al mundo de lo existencial; además, dada su esencia de hijo de Dios, vincula al individuo con lo sobrenatural y de nueva cuenta vincula a los vivos y a los muertos. Puede apreciarse la enorme influencia de la magia en el racionalismo occidental. El orden social en Occidente –previo a la democracia– estaba determinado, como en el Islam, fundamentalmente por un racionalismo religioso, en ambos la significación existencial define a la significación social. En las cruzadas, ambos bandos luchaban en el nombre de Dios. En el Cristianismo, como en el Islamismo, el individuo tiene que ganarse su significancia; el único significante per se es Dios. Esto, en ambos casos, se traduce en una dependencia del individuo de lo divino; ausente en el pensamiento primario, en el Hinduismo, en el Budismo y en el Neoconfucionismo. Tanto en el Catolicismo feudal como en el Islam se le pone un énfasis especial a la significación existencial, y aquel que no la logra, sufre en su autoestima, se le margina socialmente y no logra su significación social, e incluso puede ser condenado a muerte. En su desarrollo, inicial el Catolicismo en Roma sirvió como una fuente de significación propia de los individuos que les permitía, a través de la Iglesia, lograr la significación existencial y rechazar la significación social producto del capricho de la locura de los emperadores romanos. El Catolicismo le da un valor intrínseco al individuo por ser hijo de Dios, y le da la posibilidad de significarse si sigue la conducta apropiada. Pero con el desarrollo de la armonía y el éxito del capitalismo la Iglesia va cediendo su lugar preponderante en la vida social a la autoridad civil, lo que refuerza la importancia de la significación social. El Catolicismo va cediendo ante el Protestantismo; y en el Protestantismo es el trabajo social lo que vincula al hombre con Dios. En el Protestantismo el individuo –mediante su trabajo social– satisface el deseo divino y se comunica directamente con Dios. La consecuencia es que la significación existencial se obtiene a través del trabajo social, raíces históricas y filosóficas del yo 83 a través de la significación social. En este sentido, el Protestantismo libera lo social de lo religioso. Mientras que en el Catolicismo feudal y en el Islam lo religioso determina lo social, en el Protestantismo lo social define lo religioso; pero lo social queda libre de tener otras esferas de relación con el individuo que no pasen por la religión. En la armonía occidental el individuo es responsable de significarse por las tres vías. El amor depende de su elección y es su responsabilidad construir su propia felicidad familiar, lo que se dificulta porque la familia está amenazada por la dispersión geográfica del proceso productivo y las presiones que esto ocasiona, particularmente cuando madre y padre trabajan. La significación social es de gran relevancia, y se encuentra muy relacionada al éxito económico. El Estado benefactor le da significado al individuo sólo con su membresía; pero no deja de existir marginación en esta membresía de segundo orden, pues socialmente conlleva el símbolo de haber fracasado. Así que la membresía social de primer orden, el individuo tiene que ganársela con su trabajo y su éxito económico. En la significación social de Occidente el éxito o fracaso económico es crucial. El fracaso económico se vuelve determinante en la significación individual, pues conlleva, a la vez, una dessignificación social y existencial. Las sociedades occidentales contemporáneas son libres en cuanto a que proveen de manera aceptable la pertenencia, y la estabilidad emocional para la gran mayoría de los individuos y las instituciones democráticas desarrolladas garantizan por lo general que el proceso de mentalización se haga para beneficio social. El proceso de mentalización en Occidente es de orden individual. El amor en Occidente está amenazado por la potencial desintegración de la familia. Sin embargo, la familia no se ha desintegrado totalmente, se han creado, más bien, otros grupos de referencia para el individuo, como clubes sociales, escuelas, y otros. Pero a pesar de ello, el problema del aislamiento individual subsiste y puede llegar a ser grave para algunos individuos. En la sociedad occidental no todos los individuos logran las características de pertenencia segura en la segunda vía. En las sociedades tradicionales estas características dependen de que el individuo cumpla con sus obligaciones, en contraposición con Occidente, dependen también del éxito en la competencia económica y este éxito no necesariamente esta bajo el control del individuo. A lo anterior se deben los problemas psicológicos asociados con la soledad y el aislamiento que produce el fracaso social en Occidente. 84 carlos obregón El talón de Aquiles de las sociedades occidentales es la soledad y el aislamiento que, para una minoría relevante, produce el fracaso familiar y socio-económico. A ello se deben los problemas psicológicos de anomia, ansiedad, depresión y desórdenes de la personalidad que tipifican a Occidente. Para mejorar la calidad de su libertad psicológica, Occidente debe desarrollar nuevas formas que fortalezcan la pertenencia individual de orden privado –como la familia– y la significación existencial individual, así como nuevas formas de significación social desvinculadas del éxito económico. el yo en la sociedad mundial La libertad social depende de un adecuado arreglo institucional que refleje el sistema conceptual de referencia. Hoy el arreglo institucional mundial no refleja los principios de ningún sistema conceptual global de referencia; claramente no refleja los principios del humanismo occidental, el cual sólo rige apropiadamente al interior de un conjunto limitado de países desarrollados. Y no se ha desarrollado un sistema conceptual común adecuado. No hay un proceso global ordenado de mentalización para el beneficio de la sociedad mundial y para resolver los problemas de la globalización (ni hay democracia mundial, ni un arreglo institucional eficiente que la reemplace). La mentalización mundial está al servicio de los intereses de unos cuantos países poderosos. Y la pertenencia y la estabilidad emocional de los individuos no se derivan de su pertenencia social mundial. Es decir, la sociedad mundial no es una sociedad libre. conclusión En el primer capítulo concluímos que el Yo en el individualismo no necesariamente tiene la libertad psicológica que se necesita para poder mentalizar apropiadamente; no sólo en relación a su conducta y su futuro, sino también en relación al universo social que ha de formarse vía la democracia con las decisiones de todos los individuos. Lo anterior tiene tanto implicaciones personales como sociales. Personalmente implica que no somos libres sólo por tener derechos y ejercerlos, sino que es necesario entendernos psicológica y evolutivamente en relación con nuestros instin- raíces históricas y filosóficas del yo 85 tos y nuestras pasiones para desarrollar la adecuada pertenencia y estabilidad emocional que nos provea la libertad psicológica que buscamos. Socialmente significa que, sin las adecuadas instituciones, los individuos se relacionan entre sí y con otros grupos sociales vía la agresión. La democracia es una institución con muchas virtudes, pero sólo funciona apropiadamente si los individuos toman decisiones correctas y, sobre todo, si hay un arreglo institucional adecuado que las soporte, como una autoridad judicial independiente, prensa libre, y otras instituciones. La democracia, por sí misma, no garantiza que no haya agresión ni entre los miembros del mismo grupo ni, sobre todo, contra miembros de otros grupos que no pertenecen a la democracia en cuestión. El argumento frecuente de que entre naciones democráticas no hay agresión está equivocado, como puede mostrarse tanto conceptual como históricamente. En este capítulo hemos ido más allá de los desafíos del Yo del capítulo primero y hemos contestado la pregunta relevante de si el Yo siempre existe en distintas sociedades, y la respondimos negativamente. Hemos enseñado que históricamente hay muy diversas rutas de diferenciación a partir de la sociedad primaria, y que Occidente es sólo una de ellas. Y específicamente hemos descrito en qué consiste cada una de las otras rutas y cómo se distinguen de Occidente. La historia de la humanidad es la de la comunidad y no la del individualismo, el cual es una diferenciación particular y relativamente reciente de la sociedad occidental. Para 85% de los habitantes del planeta el individualismo llega exportado de Occidente, no es parte de su propia historia y no es el eje que amalgama y define las relaciones sociales, las cuales todavía provienen –en su mayoría– de los sistemas conceptuales tradicionales de cada sociedad. La comunidad es el eje de la historia humana y está definida en su relación con el universo biológico y material que la circunda. Del análisis que hemos llevado a cabo en este capítulo hay tres puntos que es conveniente destacar. El primero es que los viejos sistemas conceptuales no desaparecen, sino que se transforman en los nuevos, pero sus vestigios quedan. La magia primaria permanece diferenciada en la religión Hindú, en el Budismo, en el Taoísmo y en las cosmogonías tanto de África como de Latinoamérica indígena y negra. El racionalismo es heredero de la magia pues mantiene de esta la noción de un universo existencial ordenado, el cual se puede, en este caso, accesar con la razón. En particular, el orden social óptimo se podía entender a través de la razón, tanto para Confucio como para Platón. El racionalismo, además, convive con religiones y visiones cosmogónicas –que son diferenciaciones de la 86 carlos obregón magia– como el Budismo, el Taoísmo o la mitología y mística griega. La armonía es una forma particular de racionalismo, y como este mantiene la noción de un universo existencial ordenado, aun cuando en lo social sólo está ordenado parcialmente. Los principios morales y los derechos humanos pueden ser accesados por la razón, pero el orden social óptimo no se puede conocer con la razón, sino que es el producto de la democracia. La armonía también convive con religiones que son formas diferenciadas de la magia primaria, como el Protestantismo y el Catolicismo. El segundo punto es que todas las rutas de diferenciación satisfacen en mayor o menor grado a las tres vías de pertenencia. De una manera o de la otra el hombre ha satisfecho su necesidad de significación existencial vía su pertenencia a un orden que va más allá de la comunidad social y que se relaciona con todo lo que existe. Desde esta perspectiva, la cosmogónia universal de la sociedad primaria no sólo resulta más entendible, sino más familiar a nuestras creencias contemporáneas. Además, la significación social siempre se satisface, y es lo que permite el orden social; sin embargo, las respuestas son variadas e histórica y culturalmente específicas. El orden social puede derivarse de la cosmogónia existencial universal (la magia, el Catolicismo, el Islam), del análisis racional del hombre y sus características (Confucio, Platón), de la relación de la historia del hombre con el universo material (Marx), o de la democracia, entre otras. Y también todas las rutas de diferenciación satisfacen la necesidad de pertenencia por la primera vía, dándole al individuo la centralidad emocional que requiere, la cual se obtiene inicialmente en la sociedad primaria del grupo social, después de la familia ampliada y, finalmente, de la familia unicelular. El tercer punto es que Occidente, a pesar de ser una ruta de diferenciación única y diferente a las demás en cuanto a cómo diferencía al individuo, mantiene muchas cosas en común con las otras rutas de diferenciación. A pesar del humanismo, la guerra y la agresión son las formas de relacionamiento entre países occidentales y de estos con países que no lo son, una constante en la historia del hombre. A pesar del humanismo, la vejación y explotación de los más pobres y necesitados continúa. Aun cuando con el capitalismo la riqueza global ha aumentado como nunca antes en la historia, la distribución del ingreso mundial entre países ha empeorado. A pesar del individualismo, los gobiernos de los países desarrollados pasan en el siglo xx del 10 al 40% de la riqueza nacional, mostrando la fuerza de la comunidad. A pesar del humanismo, los soldados son enviados a la guerra a sacrificar su vida en defensa de los intereses de raíces históricas y filosóficas del yo 87 la comunidad, así que el sacrificio del individuo también es una constante en la historia. Las religiones y sus creencias hoy en día en Occidente son sólo formas diferenciadas de la magia primaria. La comunidad en Occidente sigue siendo preeminente al individuo. De modo que, si usamos únicamente el marco ideológico del individualismo humanista, ni siquiera podemos comprender al Occidente contemporáneo. Dado que el Yo libre no existe necesariamente en todas las culturas y tiempos históricos y tampoco explica de manera adecuada por sí solo la historia reciente del propio Occidente, podemos concluir que no somos los seres que describe la ideología del individualismo. Pero, entonces, ¿quiénes somos realmente? Responder esta pregunta es el propósito del próximo capítulo. Buscaremos la respuesta en los avances científicos más recientes. Como veremos, el Yo occidental individualista no es suficiente ni para entender ni para realizar adecuadamente nuestra naturaleza evolutiva, ni personal ni socialmente. Hay que ir mas allá del Yo, este es el tema del capítulo final. ¿QUIÉNES SOMOS REALMENTE? Nos hemos referido a lo largo de este manuscrito al individuo del individualismo. Pero, ¿quién es? ¿Es como lo describen los pensadores occidentales contemporáneos que defienden la ideología del individualismo? ¿Es realmente tan diferente a los individuos de otras sociedades? El individuo del individualismo es, a la vez, una diferenciación histórica institucional y una ideología que trasciende la realidad institucional histórica de Occidente. Las democracias occidentales y los derechos humanos que otorgan a sus ciudadanos, entre ellos la libertad de expresión y la libertad económica, se encuentran consolidadas institucionalmente. Pero, ideológicamente hablando, el individualismo va más allá. Y es la propuesta de que los derechos humanos son universales, de que el individuo puede tomar decisiones adecuadamente sobre su conducta y su futuro, y de que sus decisiones y acciones son la verdadera causa de toda la dinámica social. Por decirlo así, es la aseveración de que la suma de las acciones individuales es lo que constituye a la sociedad. La realidad histórica del individualismo es innegable, pero, como vimos en el capítulo anterior, el individualismo no se gestó históricamente en otras sociedades. Y aun en Occidente, como ya mencionamos, el individualismo explica sólo parte de la historia reciente. La historia del individualismo se enmarca en una historia más larga y más amplia –la historia de la comunidad–, la cual también es de gran relevancia en el Occidente contemporáneo. En la primera sección discutimos con algún detalle las propuestas ideológicas del individualismo y mostramos que el argumento de que son defendibles científicamente es injustificado. En la segunda sección ofrecemos una explicación científica evolutiva del individuo –del Yo– y la contrastamos con la visión ideológica del individualismo de la primera sección. De esta manera, concluimos que: 1) el individuo del individualismo es genética y biológicamente similar al de otras sociedades, y que tiene los mismos instintos básicos y necesidades de pertenencia; pero que la forma de satisfacción de los instintos se orienta por las pertenencias, las cuales pueden expresarse en formas diferenciales en distintas sociedades –el individualismo histórico de Occidente es sólo una de ellas–; 2) [88] ¿quiénes somos realmente? 89 que para Occidente, como para otras sociedades, la comunidad es más importante que el individuo; 3) que la ideología del individualismo, ni corresponde a quienes somos científicamente, ni tampoco es una realidad institucional del Occidente contemporáneo; 4) que es necesario distinguir entre el individualismo como una realidad histórica, en la cual el individuo es liberado, pero en donde la comunidad sigue siendo definitiva, y la ideología del individualismo, que pretende que la dinámica social es la suma de las acciones individuales; 5) que mientras que la ideología del individualismo está científicamente equivocada, el individualismo, como realidad histórica, le ha traído grandes beneficios a la humanidad, y 6) que la fascinación occidental con la libertad individual se entiende por los beneficios que el individualismo, como realidad histórica, ha traído, y por el hecho de que, como nunca antes, la creatividad individual y el espacio vital individual se han expandido a dimensiones impensables en otras sociedades. Y finalmente cerramos este capítulo con la discusión de si los individuos somos libres o no, y sobre qué significa la libertad tanto individual como social en Occidente y en otras sociedades. la defensa ideológica del individualismo Es conveniente resaltar que, desde luego, no hay una sola visión ideológica del individuo en el individualismo, sino varias y en distintas disciplinas. Aquí discutiremos las distintas visiones que se han propuesto en tres disciplinas: la filosofía, la psicología y la economía. El individualismo ilosóico Hay varios representantes notables del individualismo filosófico, entre ellos vale la pena destacar dos escuelas que nos servirán de referencia: la filosofía análitica lingüística de Bertrand Rusell, Ludwig Wittgenstein, y Jhon Searle; y el existencialismo de Jean Paul Sartre y otros. La filosofía analítica o filosofía lingüística enfatiza el estudio del lenguaje y el análisis lógico de los conceptos, y defiende el atomismo lógico según el cual el mundo consiste de una pluralidad de cosas independientes que tienen sus cualidades y de las relaciones entre el- 90 carlos obregón las. Rusell argumentó que hay una correspondencia unívoca entre las matemáticas, la realidad y el lenguaje. Searle, siguiendo estas proposiciones, argumenta que la racionalidad presupone que el individuo –consciente– tiene libertad de elegir, lo que significa que su cerebro no está deterministicamente determinado, por lo que seguramente será explicable a futuro con física cuántica. Y son los individuos que eligen de común acuerdo los que crean las instituciones, de las cuales se desprende el deber ser. La intencionalidad presume un background (el conjunto de habilidades, capacidades tendencias y disposiciones que los humanos tienen) y un network (la red de creencias, deseos y otros estados intencionales que tienen). A pesar de su enfoque cientificista, la filosofía analítica no demuestra científicamente lo que presupone sino que lo asume de entrada. Y de hecho lo que presupone está en contra de lo que hoy sabemos en distintas disciplinas científicas: 1) como mencionamos ya en el capítulo primero, los experimentos neurobiológicos y psicológicos contemporáneos muestran la gran relevancia de las emociones y del inconsciente,128 por lo que no tiene sentido asumir la capacidad racional de decidir del ser humano como Searle lo hace. 2) Las instituciones sociales son consecuencia del desarrollo histórico específico de distintas sociedades, como vimos en el capítulo anterior, y en la mayoría de ellas el individuo, libre de decidir, ni siquiera se encuentra diferenciado (Obregón, 2008b y 2013b). Por lo que no tiene sentido ver las instituciones sociales como el mutuo acuerdo entre individuos ejerciendo su capacidad racional de decidir, como Searle lo hace. 3) Asumir que tendremos una explicación cuántica de la consciencia es ir demasiado lejos, quién sabe qué encontrará la ciencia a futuro. Hoy en día ni siquiera podemos hacer compatible la física cuántica y la relatividad general. Por su parte, el reduccionismo es un programa válido en la ciencia, no hay nada que nos indique que llegaremos algún día a reducir todos los conocimientos a ser explicados con una sola teoría científica; por el contrario, distintos fenómenos son explicados con distintos modelos científicos aun al interior de una misma disciplina. 4) La noción del atomismo lógico se contradice con la realidad científica de que existe una serie de fenómenos emergentes en distintos niveles de la realidad –lo que defendía la escuela Gestalt–. Por ejemplo, pensemos en el Yo colectivo de los experimentos psicológicos de Sheriff y Harvey y de Zimbardo del primer capítulo. Aun desde el punto de vista sólo de la física, sin incluir otras 128 Obregón, 2013a. ¿quiénes somos realmente? 91 ciencias, la idea del atomismo no ha podido verificarse;129 la teoría de cuerdas –la idea de que todo puede explicarse a partir de la vibración de elementos atomizados–, a pesar de su interés teórico, no tiene ninguna verificación empírica. 4) La relación unívoca entre el lenguaje, la realidad y las matemáticas es también insostenible a la luz del estudio y del análisis científico de la evolución del lenguaje:130 en primer lugar, el lenguaje es sólo parte de la forma en la que percibimos la realidad exterior, pensemos en la psicología de la pertenencia y en el hecho de que la personalidad se forma en los primeros doce meses, antes del lenguaje. En segundo lugar, el lenguaje es consecuencia de un largo proceso evolutivo de posiblemente 2 millones de años, y ya hace 100 000 años que existía un lenguaje sintáctico incipiente; en cambio, los textos matemáticos más viejos que conocemos tienen alrededor de 2 000 años.131 En tercer lugar, el lenguaje se fue desarrollando como consecuencia de un proceso social cognitivo de la realidad exterior y es una herencia evolutiva del lenguaje animal. En esta perspectiva evolutiva uno no puede sino rechazar que el lenguaje sea parte de una estructura cerebral dada, como Chomsky ha venido señalando, y que el lenguaje, las matemáticas y la realidad tengan una correspondencia unívoca, como Rusell argumentó. Simplemente, en el proceso evolutivo no es posible determinar en qué momento en el tiempo se dio la correspondencia unívoca a la que Rusell convoca; y de insistir en ella, se tendría que explicar por qué las matemáticas se retrasaron más de 95 000 años en relación con el lenguaje sintáctico. Finalmente, las propuestas de la filosofía analítica no son sino una visión epistemológica –ideológica– más de la realidad que no es comprobable científicamente. En conclusión la ideología del individualismo no puede sostenerse con base en las aseveraciones de la escuela de filosofía analítica. El individuo aislado, capaz de decidir racionalmente, no corresponde a lo que sabemos en distintas ciencias. El trabajo existencialista de Sartre es posiblemente el más importante hasta ahora escrito en cuanto a explorar filosóficamente la esfera de la libertad individual. Para Sartre, el mundo exterior al individuo –“ser por sí mismo”– es siempre una dualidad entre la existencia y la nada, pues el mundo exterior depende para su existencia de estar relacionado con el individuo que lo observa –“ser en sí mismo”–. Como la 129 Obregón, 2013a. 130 Obregón, 2014b. La tablilla de barro denominada plimpton 322 encontrada en Babilonia, fechada en 1900 a. C. y el papiro de Moscú encontrado en Egipto y fechado en 2000-1800 a. C. 131 92 carlos obregón naturaleza y el significado del mundo exterior finalmente dependen del significado que les da el individuo, por definición el individuo es ontológicamente libre. Esta libertad se manifiesta en un acto de voluntad en el tiempo –a la Heidegger– que define los objetivos respecto al futuro, mediante el cual el individuo le da sentido a todo su mundo exterior incluyendo su propia presencia ante sí mismo, su propio pasado y su medioambiente social y físico. Sartre no niega que existan restricciones externas a la libertad individual. Pero su punto es que a pesar de que las restricciones iluminan la situación, es la libertad individual la que les da su significado mismo de ser restricciones. En esta visión el individuo, siendo ontológicamente libre, es responsable de su destino, aun cuando con frecuencia tienda a automentirse y a negarse su capacidad de libertad –“mal destino”. Jean Luc Nancy132 hace una deconstrucción de Sartre, al estilo de Derrida, y muestra que el problema con Sartre es que a pesar de que se centra en la libertad individual (y se libera del “ser” esencial de Heidegger), hereda de Heidegger la necesidad ontológica del “ser” de ser libre y se la adjudica a los seres individuales. Sartre no demuestra la libertad individual, la asume como una verdad esencial. En el pensamiento de Sartre el individuo es liberado pero en forma de necesidad. El hombre es obligado a ser libre. La existencia individual es dominada por esta libertad ontológica –esencial–. La libertad individual asumida por Sartre es una idealización del individuo de Occidente que ilumina algunos aspectos de la libertad del individuo en las sociedades contemporáneas –en particular señala el nuevo poder creativo y volitivo que los caracteriza comparados con individuos de otras sociedades–, y de allí su contribución. Sin embargo, el individuo occidental real, como hemos venido argumentando y como señalan los cinco desafíos del capítulo primero, no es el de Sartre. Y además de que no corresponde al individuo occidental, el individuo de Sartre no tiene ninguna relevancia para las sociedades primarias. A esto se debieron las agudas críticas de Levy-Strauss. El intento de Sartre133 de dar un sentido histórico a su filosofía de la libertad existencial estaba condenado al fracaso desde un principio, pues finalmente se pretendía utilizar un bosquejo idealizado del hombre del siglo xx para explicar y entender la historia. De modo que la ideología del individualismo occidental tampoco puede sostenerse con base en el existencialismo de Sartre. 132 1993. 133 2004. ¿quiénes somos realmente? 93 El individualismo económico La economía surge con Adam Smith y su famoso libro sobre la riqueza de las naciones, en el cual este autor propone que la expansión del mercado, consecuencia del individuo históricamente diferenciado en Occidente, es lo que permite el desarrollo económico. Es el consumo masivo de los nuevos ciudadanos lo que permite la producción a gran escala, la cual ocasiona el desarrollo tecnológico que produce la expansión de la riqueza. El trabajo de Smith es un análisis institucional histórico de distintas sociedades que explica el porqué del rápido crecimiento económico de Inglaterra versus otras naciones como España y Portugal. Las propuestas de Smith han sido verificadas por la propia historia posterior del capitalismo. Sin embargo, no hay en Smith ninguna intención de proponer que la sociedad es la suma de las acciones individuales como la ideología del individualismo posterior adujera. En Smith, las instituciones históricas son importantes; y además el liberalismo económico sólo incluye una parte de la esfera social, sólo aquellas acciones que no perjudiquen a otros. El tratado económico de Smith se escribe a la luz de su teoría de los sentimientos morales –Smith era un profesor de ética–. Así, lo que Smith pretende demostrar es que la libertad económica individual puede crear desarrollo económico y, por lo tanto, no perjudica a otros sino que los beneficia, y por ello es una acción éticamente aceptable. Para él, queda claro que la libertad económica queda inserta en una relación más amplia del individuo con la comunidad, que es una relación moral-ética. En Smith hay un estudio detallado tanto de los sentimientos morales de Hume como de la capacidad del hombre de accesar las leyes morales de Dios, como lo había propuesto Locke. Smith, a pesar de ser el padre de la economía, no es, como se ha argumentado erróneamente, el padre de la ideología individualista.134 La ideología individualista surge con la escuela neoclásica, la cual pretende demostrar que las acciones individuales sumadas gestan la acción social. En particular, se pretende demostrar tres propuestas: 1) Que la suma de las decisiones económicas individuales, que optimizan el bienestar económico individual, maximiza el bienestar económico social. 2) Que el agregado de las decisiones económicas individuales explica el equilibro económico social, y que este es pareto-óptimo; es decir, que no es posible beneficiar a nadie sin perjudicar a otro, y es, en este sentido, una solución óptima. 3) Que los agentes económicos son racionales pues 134 Obregón, 2008a. 94 carlos obregón toman en cuenta toda la información disponible y la procesan racionalmente, además de que dicha racionalidad lleva a un equilibrio macroeconómico estable de pleno empleo.135 De la primera propuesta se encargó la Teoría del bienestar (Welfare Economics) y después de muchos años de discusión teórico-matemática se llegó al teorema de Arrow, que muestra que las acciones individuales económicamente óptimas no conducen al máximo bienestar económicosocial. De la segunda propuesta se encargó la Teoría del equilibrio general, desarrollada de forma matemática magnifica por Arrow, Debreu y muchos otros. Y de nueva cuenta, después de muchos años de discusión, se concluyó que no es posible demostrar la estabilidad del equilibrio social, y menos aun su unicidad. La posibilidad de multiequilibrios es hoy ampliamente reconocida. Además, Nash demostró que existe un sinnúmero de equilibrios generales que son pareto-subóptimos. Así que la segunda propuesta tampoco pudo ser demostrada. De la tercera propuesta se encargó la escuela de expectativas racionales. Hoy todavía hay discusión sobre si los agentes económicos son racionales o no; pero de lo que ya no queda ninguna duda –después de la crisis económica mundial del 2008– es que, de ser racionales, su racionalidad no conduce a un equilibrio de pleno empleo. De modo que la tercera propuesta tampoco prosperó.136 Así, la escuela neoclásica fue así incapaz de demostrar la propuesta ideológica de que la suma de las acciones económicas individuales constituyen la realidad económico-social. Hoy en día, en lo que yo he denominado los economistas de la tercera generación hay un amplio consenso sobre la importancia de las instituciones para definir el equilibrio económico social. Estas instituciones sociales pueden verse como: 1) la respuesta necesaria ante la incertidumbre de largo plazo. Ellas crean certidumbre, definen las expectativas de largo plazo de las que hablaba Keynes; 2) aquellas que proveen la información necesaria para que las transacciones económicas puedan llevarse a cabo (Stiglits y otros), o 3) las que instituyen los juegos económicos entre los participantes (Nash). Pero lo que ya es claro es que las instituciones de la comunidad juegan un papel importante en el equilibrio económico social (North y otros).137 Sin embargo, las ideologías tienen su extraña forma de permanecer y de influir pensamientos posteriores. La ideología del individualismo no 135 Véase Obregón, 2008a. 136 Obregón, 2008a. 137 North, D. C., 2005, y Obregón, 2008b. ¿quiénes somos realmente? 95 es la excepción. El institucionalismo de North mantiene la propuesta de la ideología individualista de que es la creatividad individual la que provoca el desarrollo económico, pero, como he mostrado en otros trabajos, esta propuesta es injustificada. Simplemente de ser cierta la propuesta de North, el rápido crecimiento económico reciente de algunos países asiáticos no se hubiera producido.138 Su individuo creativo no es sino el individuo diferenciado históricamente por Occidente, no es sino el resultado histórico específico de una sociedad en particular.139 Sen, por su lado, resuelve el dilema del teorema del bienestar de Arrow regresando a la vieja propuesta de Kant y de Smith de que hay ciertos valores universales comunes a los que los individuos pueden accesar, o en su versión más moderna, un subconjunto de ellos con los que pueden estar de acuerdo, de modo que dichos valores proveen el marco que permite las decisiones necesarias para optimizar el bienestar social. Pero dado que, como ya hemos argumentado, la mente individual no tiene acceso, neurobiológicamente hablando, a valores éticos universales, los valores que se requieren para el equilibrio económico no son sino valores de la comunidad (que por cierto varían entre sociedades, en algunos casos sin elementos morales comunes, muy a pesar de Sen).140 Pero a pesar de que tanto la propuesta de North como la de Sen contienen elementos ideológicos del pasado, lo que es cierto es que ambos muestran que la ideología del individualismo, desde el punto de vista económico, fracasó. La sociedad, en ninguno de ellos, es la suma de las acciones individuales. En North se requiere de instituciones y en Sen, de valores éticos externos para explicar el equilibrio económico. Por todo lo anterior, queda claro que la economía no ha podido sustentar científicamente la ideología del individualismo. El individualismo psicológico Las características psicológicas del individuo han sido y son sujeto de discusión. Distintas escuelas de psicología enfatizan distintos aspectos. La batalla principal ha sido sobre la relevancia del Yo, sobre su capacidad de decidir con libertad su futuro y sobre cómo afecta esto su conducta. En 138 Obregón, 2008a. 139 Obregón, 2008b. 140 Obregón, 2014a, y Sen, A., 2009. 96 carlos obregón una primera instancia, Freud niega al Yo, y Piaget se dedica a estudiar cómo se forma este. Y aun cuando parezca contradictorio, ambos tuvieron parcialmente razón. Piaget logró mostrar cómo se va construyendo el Yo interno a través del aprendizaje que provee el contacto con el mundo exterior; y Freud descubrió la relevancia de las emociones y del inconsciente. En una segunda instancia, Skinner se enfrenta a la teoría cognitiva, y de nuevo ambas fueron contribuciones importantes. Para un conjunto restringido de conductas y/o bajo ciertas condiciones especiales, Skinner tenía razón; pero para la mayoría de las conductas, como demostraron Bandura y otros, hay un Yo interno con capacidad cognitiva que interactúa con el exterior. La tercera instancia de la discusión la estamos viviendo hoy en día. Mientras que la psicología positiva describe un Yo capaz de encontrar su bienestar psicológico mediante un esfuerzo cognitivovolitivo –ejerciendo su voluntad– mirando al futuro; la psicología de la pertenencia pone énfasis a la importancia de la herencia de pertenencia particularmente de los primeros doce meses. La psicología de la pertenencia no niega que los individuos puedan cambiar, ni tampoco la relevancia de contemplar el futuro con flexibilidad representacional, pero arguye que: 1) es difícil cambiar; 2) que el proceso requiere de nuevas fuentes de pertenencia, y 3) que también es importante mirar al pasado y al presente con flexibilidad representacional. Mientras que la psicología positiva se enfoca sólo en individuos normales, la psicología de la pertenencia lo hace en todos los individuos. Como en el primer capítulo ya describimos la psicología de la pertenencia, en esta sección discutiremos con mayor detenimiento la psicología positiva, la cual no sólo es actualmente la principal escuela defensora del individualismo psicológico, sino que además ha sido muy exitosa. La psicología positiva inicia con la propuesta de que la psicología debe enfocarse en estudiar cómo incrementar el bienestar psicológico de los individuos normales. Esta escuela ha producido una gran cantidad de literatura empírica, que muestra que diversas actitudes positivas producen o se correlacionan con una serie de beneficios. A continuación se enlistan las distintas actitudes positivas que pueden medirse como bienestar psicológico subjetivo: 1) emociones positivas y una actitud positiva respecto del futuro, el presente y el pasado; 2) el comprometernos con una actividad que nos satisfaga y nos produzca flujo (low en inglés); 3) relaciones humanas positivas; 4) encontrar una razón –una misión– para estar en este mundo, y 5) tener objetivos logrables y realizarlos. Entre los beneficios que se han documentado se encuentran mayor capacidad de ¿quiénes somos realmente? 97 manejar el estrés, mejor salud y longevidad,141lleva a mayores ingresos, mejor desempeño en el trabajo, más creatividad y productividad, mayor autocontrol, comportamientos más prosociales y relaciones sociales de mayor calidad.142 El lector –familiarizado con esta literaturav ya habrá reconocido en las cinco actitudes mencionadas el modelo de perma de Seligman, de su libro Flourish (Florecer), de 2011. La gran contribución de la psicología positiva es que ha dirigido el interés de la sociedad a cómo incrementar el bienestar psicológico de la población y a los beneficios que esto produce. Hoy en día, una serie de países producen cuentas nacionales sobre la felicidad, un gran logro.143 Sobre los resultados empíricos no hay nada que discutir, representan un avance sólido en la ciencia de la psicología. Sin embargo, los resultados son presentados en el contexto de cuatro propuestas –no comprobadas– que no necesariamente tenemos que aceptar. La primera propuesta es que los individuos normales son distintos a los anormales. La segunda es que los individuos normales son capaces de cambiar de actitud por su propia voluntad; una herencia de la visión humanista de Sartre. La tercera propuesta es que hay una serie de virtudes comunes en todas las culturas, algo similar a la propuesta inicial de Rawls,144 de la cual él se retracto posteriormente.145 Hay aquí el sesgo ideológico de querer generalizar los valores occidentales y elevarlos a valores universales.Y la cuarta propuesta es que el individuo normal, capaz de cambiar con su voluntad su actitud, existe en todas las culturas; también una herencia de Sartre. La primera propuesta: los individuos normales son distintos a los anormales. Seligman y otros (2013) hacen una distinción detallada entre si la conducta está determinada por el pasado o por la evaluación de las alternativas futuras, y argumentan –citando una serie de experimentos con animales– que la conducta tiene que ser evolutivamente prospectiva, tiene que mirar al futuro. Entre otros, se cita un interesante experimento en el que las ratas aprenden a saltar como consecuencia del aprendizaje a la Skinner, mediante choques eléctricos, pero a pesar de que el refuerzo condicionante se elimina por un periodo muy largo, las ratas continuan saltando, lo que quiere decir que saltan para evitar un posible choque 141 Diener y Chan, 2011. 142 DeNeve, Diener, Tay y Xuereb, 2013. 143 Esto es como consecuencia de un artículo de Diener y Seligman de 2004. 144 Rawls, J., 1971. 145 Rawls, J., 1996. 98 carlos obregón futuro.146 Hasta aquí el resultado científico es claro y compatible con muchos otros resultados,147 y estamos de acuerdo con estos autores en la aseveración de que la “prospección de futuros posibles es una explicación fundamental de gran parte de la conducta humana y animal”. Desde el punto de vista evolutivo, Seligman y otros deben tener razón, pues la mayoría –los normales– debe tener capacidad adaptativa ante un universo externo cambiante para optimizar sus posibilidades de supervivencia. Mirar al futuro y tomar decisiones es, sin duda, una característica evolutiva de la individualidad. De modo que las memorias del pasado sí deben leerse –para los casos normales– en relación a una prospección del futuro. Pero la supervivencia implica que somos básicamente seres emotivos. Las emociones, como dijimos, son patrones de respuesta adquiridos para la supervivencia a través de millones de años, y leemos el medioambiente a través de estas emociones, de modo que tanto las memorias del pasado como la prospección tienen innegablemente una base emotiva. La evolución nos diseñó para crecer en grupos sociales pequeños en donde la pertenencia emotiva estaba garantizada, de modo que la base emocional era la adecuada para leer el medio ambiente. Fallas de pertenencia producen aberraciones evolutivas cuya base emocional es inadecuada, en las cuales su prospección del futuro queda distorsionada. Monos que crecen solos se automutilan y son incapaces toda su vida de aprender una vida social.148 Esto explica buena parte de conductas humanas individuales y sociales agresivas como el suicidio y los asesinatos masivos. La respuesta de Seligman sería que la psicología positiva se refiere sólo a psicologías normales. Pero aquí empieza el problema, cómo distinguimos lo normal de lo anormal si sabemos que la conducta, desde el punto de vista genético, es un continuo.149 Además, el Yo es situacionalmente definido –como lo demostró la psicología social norteamericana–, de modo que se 146 Página 122. Los animales también imaginan. En experimentos con ratas se ha demostrado que estas son capaces de almacenar imágenes abstractas y de utilizarlas para su toma de decisiones. Un documental de la bbc muestra cómo un tiburón viaja y decide ocultarse toda la noche en una cueva para poder depredar a las morsas cuando estas se meten al mar por la mañana. Los animales imaginan y toman decisiones que involucran tanto imágenes abstractas como una noción del tiempo y del futuro cercano. Para dichas decisiones, los animales reproducen las imágenes almacenadas como mapas neuronales. Nosotros hacemos lo mismo. Nuestra herencia animal es clara: la diferencia entre los animales y nosotros es sólo una de Quantum y no una de Qualitas. 147 148 Kraemer 1990, y Kraemer et al., 1989, 1992, 1996. 149 Como ya vimos en el primer capítulo. ¿quiénes somos realmente? 99 puede ser normal ante ciertas situaciones y anormal ante otras. Lo ideal es que una sola teoría explique al mismo tiempo lo normal y lo anormal, como lo hace la psicología de la pertenencia y como no lo puede hacer la psicología positiva. La segunda propuesta: los individuos normales son capaces de cambiar de actitud por su propia voluntad. Este es quizá el problema más serio de la psicología positiva. Su creencia en la fuerza de voluntad para cambiar de actitud está relacionada con su noción de que la prospección del futuro determina cómo leemos el pasado, pues en su visión, si logramos ser optimistas con base en las alternativas futuras, entonces nos veremos de forma diferente tanto hoy como en nuestro pasado. Pero el problema es quién es el Yo que ve el futuro. Y claramente hay dos alternativas: o el Yo no existe y entonces todos veríamos el futuro de la misma forma y decidiríamos igual, en cuyo caso todos seríamos negativos u optimistas, lo cual no hace sentido. O bien, hay distintos Yo´s con distintas capacidades de ser optimistas y con distintas visiones del futuro, y si hay distintos Yo´s, entonces, ¿qué los determina? Y tiene que ser el aprendizaje del pasado o diferencias genéticas. Pero las diferencias genéticas son un dato dado y, como ya vimos, nunca son determinantes definitivos de la conducta. Así que, si excluimos la genética, la voluntad tiene que estar ligada al pasado. Y por las contribuciones de Mischel, estos Yo´s son flexibles y se determinan según la situación. De modo que regresamos necesariamente a que el pasado y el presente influyen, y necesariamente a que el voluntarismo de la escuela de psicología positiva es excesivo. Cambiar es más difícil que sólo querer. Si es difícil adelgazar, es aun más difícil cambiar nuestro modelo interno de trabajo, la forma en la que vemos la vida. Lo cual no quiere decir que para individuos normales, popularizar información de cómo se puede lograr no sea interesante –porque se crea consciencia social sobre los problemas, y esto es muy útil en sí, y es una contribución importante de la psicología positiva–, pero no implica que realmente logremos un cambio de actitud en los individuos. Hay muchas propagandas que difunden información sobre las causas de la obesidad, pero no logran eliminar el problema social de la misma. Seligman y otros (2013) arguyen que la capacidad de decidir entre alternativas futuras es lo que constituye la libertad de desear (el free will en inglés), la cual se contrapone con la visión de que la conducta obedece a motivadores del pasado que dirigen la conducta (drive en inglés). Pero el pasado cultural, animal y personal del hombre siempre es parte fundamental de cómo se introspecciona el futuro. Siempre estamos influ- 100 carlos obregón enciados parcialmente por el pasado, lo cual es también una característica evolutiva de supervivencia. Por ejemplo, pensemos que nos quemamos con la llama de la estufa, el recuerdo vivido del evento nos protege de quemarnos de nuevo. Si no estuvieramos influenciados por el pasado, la supervivencia estaría en riesgo. Y no sólo nuestro pasado personal influye, también el de la cultura a la que pertenecemos, y también nuestro pasado animal. Es cierto que el pasado se lee en función de la prospección del futuro, pero también lo es que la prospección del futuro está limitada emocionalmente por nuestro pasado. Por ejemplo, los seres humanos rechazamos instintivamente a las serpientes, emoción que proviene de un pasado humano muy remoto. La interacción entre pasado y futuro es lo que define nuestra conducta. Y lo normal es un balance adecuado entre los dos. La visión de que el futuro determina el pasado, pero el pasado no al futuro, es inadecuada. Es por ello que mentalizar incluye tanto ver el pasado como el futuro con flexibilidad representacional. De este modo, es necesario integrar los drive y el “free will” en una sola teoría, lo que la psicología positiva no logra hacer. Hay una diferencia importante entre introspeccionar el futuro y establecer alternativas y decidir entre ellas, la decisión va más allá de establecer las alternativas. Y la pregunta obligada es ¿qué nos hace desear la alternativa específica? La primera respuesta, y es correcta, es que la supervivencia evolutiva nos dirige. Pero como la vida individual es social, esta supervivencia evolutiva lleva a sistemas conceptuales sociales e individuales (el modelo interno de trabajo de Bowlby) que tienen una base emotiva y que discriminan en forma diferencial distintas alternativas. De no ser cierto lo anterior, la enorme diferencia de conducta entre individuos de la misma cultura y de otras culturas ante eventos similares sería inexplicable. Estos sistemas conceptuales están determinados por el pasado y determinan la forma en que vemos el futuro, y en particular qué elegimos, qué deseamos. Hay una interrelación entre el futuro y el pasado que es necesariamente cierta. Sin pasado no podemos explicar que es la voluntad la que nos lleva a discriminar alternativas futuras. El voluntarismo implícito en la psicología positiva se refleja claramente en el último libro de Seligman, Florecer (2011). En el cual uno tiene la sensación de estar leyendo un libro de autoayuda, pues se argumenta que si se tiene voluntad de seguir lo que perma sugiere y se utiliza el libro tanto en casa como en el trabajo, se puede cambiar nuestra perspectiva psicológica e incrementar nuestro bienestar. El problema es que mientras hay mucha investigación que demuestra que si se tienen las ¿quiénes somos realmente? 101 cinco actitudes mencionadas en perma hay mayor bienestar psicológico –con todos los beneficios que ello implica–, no es para nada evidente que reflexionando en casa o en el trabajo logremos la voluntad de adquirir dichas actitudes, y menos aun que aunque queramos adquirirlas, lo podamos hacer. Pensemos en el Flow. En una bailarina de ballet profesional influyeron tantos factores –desde su educación familiar hasta su escuela y habilidades personales etcétera–, que no basta con desear ser bailarina, ni con intentarlo. Claro, hay que desearlo, pero hay muchos otros factores. Czikszentmihalyi mismo reconoce que no se sabe bien cómo es que algunas personas logran el Flow. Lo mismo ocurre con las otras cuatro actitudes. El problema es que no se tienen y no es fácil crearlas. El problema es casi tautológico, si se tienen las actitudes hay mayor bienestar psicológico, pero el problema a resolver es, precisamente, que no se tienen, y no es evidente que un manual de autoayuda nos permita adquirir dichas propiedades. La pregunta a resolver es porqué algunos tienen las actitudes positivas y otros no, y cómo se pueden obtener, y la respuesta de la psicología positiva, dado su voluntarismo, es demasiado optimista. El problema del voluntarismo está también presente en el famoso libro de Flow (Flujo) de Czikszentmihalyi. Para quien la conciencia es “información intencionalmente ordenada”, y cada cual se encarga de definir qué información ingresa a su sistema, usando para esto su atención. Y la batalla por la felicidad es una batalla contra la entropía –que desordena la conciencia–. El estado opuesto a esa entropía es el de la experiencia óptima del Flow. Pero, de nueva cuenta, el problema es cómo llegamos a este estado óptimo y porqué algunos llegan y otros no. Si todos organizáramos apropiadamente la información intencionalmente y bastara con enfocarnos en nuestra conciencia, pues casi todos experimentaríamos el flow, lo cual no es el caso. La importancia del pasado y del presente representacional del individuo es indiscutible - la voluntad consiente no basta por si misma. El optimismo es injustificado. Dado que la realidad psicológica del individuo es representacional,150 el Yo psicológico es una suma compleja de la visión representacional que el individuo tiene tanto de su pasado, de su presente y de su futuro. Y esta 150 El primer psicólogo en proponer que la mente psicológica es representacional fue el posfreudiano Sanders en 1962. Representacional se refiere a que la mente nunca ve la realidad sino imágenes mentales que la representan, de modo que hay lugar para que la imaginación imagine la realidad de formas diferentes. Esta característica de la mente humana es evolutiva mente una característica de supervivencia pues da flexibilidad psicológica ante la realidad externa que permite regular el estrés y las respuestas que se tengan en general ante estímulos externos. 102 carlos obregón visión refleja su pasado de pertenencia y las fallas de esta que pudieran haberle ocurrido. La calidad de la estabilidad emocional del individuo, dada en gran medida por su pertenencia, define su habilidad de imaginar y ver con flexibilidad representacional su pasado, su presente y su futuro. De este modo, no sólo la elección entre alternativas futuras es distinta para diversos Yo´s, sino que la prospección del futuro también lo es; la calidad de las alternativas que se evalúan en el sentido de que tanta libertad de acción permiten, dependen de la estabilidad emocional y de la pertenencia. Lo anterior implica que el optimismo del voluntarismo de la psicología positiva es injustificado. No todos los individuos pueden crearse alternativas futuras que les provean alternativas significativas; influye el pasado, el medioambiente, su estabilidad emocional y la calidad de su pertenencia, hay muchos factores a considerar. Aquellos que tienen actitudes positivas normalmente tienen muchos de estos factores a su favor, y para los que no las tienen, la información de que deberían ser positivos es claramente insuficiente en la mayoría de los casos para que puedan cambiar de actitud. La tercera propuesta: hay una serie de virtudes comunes en todas las culturas. Seligman y Peterson151 crearon una lista de lo que ellos llaman virtudes universales, que son apreciadas en distintas culturas. La lista incluye: sabiduría/conocimiento, coraje, humanidad, justicia, templanza y trascendencia, y se descompone en 24 características. Virtudes que no tienen ninguna relación con las sociedades primarias y que pueden o no ser relevantes en distintos grados para diversas sociedades comunales, las cuales, en la gran mayoría de casos, no las ven como virtudes individuales sino comunales. Pero uno encuentra lo que desea encontrar; Seligman y otros (2005)152 argumentan que los resultados empíricos muestran: 1) Correlaciones en los ochenta entre las características propuestas entre adultos en todo el mundo y dentro de Estados Unidos. Y argumentan que las correlaciones desafían las diferencias culturales, étnicas y religiosas, un argumento muy difícil de creer; 2) correlaciones más altas entre adultos de distintas naciones que entre adultos y adolescentes en Estados Unidos, aun cuando las últimas también son significativas, de nueva cuenta implicando que diferencias culturales son menos importantes que las de edad, y de nuevo es muy difícil creer que el resultado es correcto, y 3) que las fortalezas «del corazón” –entusiasmo, gratitud, esperanza y amor– están más sólidamente asociadas con la satisfacción con la vida 151 2004. 152 Park, Peterson y Seligman, 2005. ¿quiénes somos realmente? 103 que las fuerzas más cerebrales como la curiosidad y el amor al aprendizaje, lo cual, dada la importancia evolutiva de la emociones, es un resultado creíble. Para el lector, el sesgo ideológico del individualismo en el listado de virtudes y en las primeras dos conclusiones deberá ser evidente. Por ejemplo, pensemos en las comunidades indígenas de Chiapas, en donde las decisiones se toman colectivamente y no se espera que los individuos tengan las virtudes de Seligman y Peterson. Pensemos en el Budismo, que busca enseñar que el individuo es sólo una ilusión y que simplemente no puede transformarse en una lista de las virtudes que debería tener un individuo. Hay aquí un choque de trenes culturales que simplemente se pasa de lado y se ignora, y se producen resultados globales que no tienen ningún sentido claro. Algunos de los resultados empíricos de la psicología positiva muestran por sí mismos el sesgo ideológico. Ed Diener ha introducido el concepto de swb (Subjective Well Being), en español bienestar subjetivo. swb es una medida simple de cómo autopercibe el individuo su bienestar psicológico. Diener encontró que los países ricos son en general más felices que los países pobres. Además, la satisfacción con la vida para la mayoría de los países aumenta a medida que se hacen más ricos con el tiempo.153 Estos resultados se explican porque las categorías utilizadas son occidentales, de modo que se encuentra, en cierto sentido, lo que se asume de entrada, los países más ricos –que son los occidentales– son los que son más felices con los valores occidentales medidos. Y a medida que los países se vuelven más ricos, en general están más influenciados por el capitalismo dominante global de Occidente. Sin embargo, la propia literatura de la psicología positiva ya empieza a encontrar diferencias culturales aun en las categorías occidentalizadas que utilizan, lo que muestra claramente la importancia de la comunidad. Los predictores de swb pueden diferir entre culturas.154 Por ejemplo, la autoconsistencia en las situaciones es más importante para la swb en las culturas individualistas que en las colectivistas.155 Además, afectar el equilibrio, experimentando más emociones agradables que desagradables, está fuertemente asociado con la satisfacción de la vida en las naciones individualistas, pero no en las naciones colaborativas.156 La asociación entre la autoestima y la satisfacción con la vida es mucho más fuerte en 153 Diener, Tay y Oishi, 2013. 154 Tov y Diener, 2007. 155 Suh, 2002. Citado en Diener, 2016. 156 Suh, Diener, Oishi y Triandis, 1998. Citado en Diener, 2016. 104 carlos obregón la cultura individualista que en la cultura colectivista.157 Por el contrario, la armonía de la relación y las normas son predictores más fuertes de la satisfacción de la vida entre las naciones colectivistas.158 Curhan y otros159 encontraron que el estatus social objetivo (por ejemplo el nivel de educación) predijo la satisfacción de vida más fuertemente entre los japoneses que entre los americanos, mientras que el estado social subjetivo predijo la satisfacción de vida más fuerte entre los estadunidenses que entre los japoneses. Diener y sus colegas también descubrieron un efecto de congruencia cultural tal que las personas son más felices si sus características coinciden con las normas culturales. Por ejemplo, las personas religiosas son mucho más felices que las personas no religiosas en naciones o en regiones muy religiosas, pero esa diferencia desaparece en las naciones o regiones no religiosas.160 Finalmente, Diener investigó las diferencias de swb entre Dinamarca y Estados Unidos, y descubrió que la gente en Dinamarca es en general más feliz que en Estados Unidos, a pesar de tener ingresos similares.161 La cuarta propuesta: el individuo normal, capaz de cambiar con su voluntad su actitud, existe en todas las culturas. Seligman y otros (2013), especulan que una función principal de la conciencia humana es permitir una mejor prospección individual y compartida del futuro. La vida en grupo, argumentan –citando a Tomasello (1999)–, implica que el grupo debe compartir información, planificar el futuro, y llevar a cabo conjuntamente estos planes, monitoreando el progreso de cada uno y ajustándose en consecuencia. Es decir, requiere coordinarse de una manera distintiva para satisfacer planes de más largo plazo –que se extienden en el tiempo–. Estos autores tienen razón, lo que distingue la conciencia humana de la conciencia animal es efectivamente la capacidad de tener una visión autobiográfica y la noción de un tiempo extendido.162 Pero lo anterior sólo se logra como consecuencia de un lenguaje más sofisticado que el de los animales, consecuencia de un proceso evolutivo caracterizado por una vida social más intensa. Es debido al uso de tecnologías productivas que sustentan la vida social y a la necesidad de interacciones con otros seres 157 Diener y Diener, 1995; Oishi, Diener, Lucas y Suh, 1999. 158 Por ejemplo, Kwan, Bond y Singelis, 1997; Suh et al., 1998. Citados en Diener, 2016. 159 2014. 160 Diener, Tay y Myers, 2011. 161 Biswas-Diener, Vitterso y Diener, 2010. 162 Damasio, 2010. ¿quiénes somos realmente? 105 humanos que el cerebro crece, lo cual, a su vez, permite más capacidad cognitiva y el desarrollo del lenguaje más sofisticado. La mejor prospección del futuro es, entonces, consecuencia de un lenguaje de origen social, lo que el individuo piensa es en sí de origen social. El ser humano es por excelencia evolutivamente un ser social. Y en la mayoría de las sociedades la prospección individual está al servicio de la prospección colectiva o social. Lo importante es la supervivencia del grupo y no necesariamente la del individuo, la cual sólo es relevante en cuanto a que la supervivencia del grupo implica la de la mayoría de sus miembros. Es necesario entonces distinguir entre: 1) la libertad de la individualidad, una característica tanto animal como humana que implica la libertad de decidir “free will” como una herramienta necesaria de la subsistencia; 2) la libertad de la individualidad particularmente humana, que implica la visión de un tiempo extendido gracias al lenguaje humano de origen social, y 3) la libertad del individualismo, la cual implica la diferenciación social que le permite al individuo usar su libertad de la individualidad particularmente humana para decidir tanto su conducta individual como participar en decisiones sociales a través de la democracia, misma que ordena al universo social. Seligman y otros, distinguen entre 1 y 2 pero no entre 2 y 3. El mismo problema que tiene Sartre, y por el cual Levy Strauss lo criticó severamente. En las sociedades primarias se da prospección colectiva del futuro, y desde luego esto implica usar la prospección individual porque la existencia es individual; pero los individuos no son libres de decidir su conducta social, ni el universo social es consecuencia del voto individual. En el sentido del individualismo, los individuos no son libres en la sociedad primaria, pero sí lo son en el sentido 1 y 2. Seligman y otros, inadvertidamente, quizá por su poco entrenamiento filosófico o quizá, y más probablemente por su sesgo ideológico, colapsan 2 y 3. Pero este es un triple salto mortal, porque es precisamente la diferencia entre las sociedades comunales y las del individualismo occidental. Los experimentos de Sheriff y Harvey y de Zimbardo dan cuenta de que aun un individuo occidental, bajo ciertas condiciones, claudica su capacidad individual de prospección y acepta la de la colectividad como guía de su conducta. En las sociedades primarias este siempre era el caso en cuanto a conducta social se refiere. Muchas de las sociedades comunales actuales tienen, como vimos en el capítulo anterior, gran influencia de formas diferenciadas de la sociedad primaria, en las cuales el individuo libre occidental no existe. De modo que no existe el individuo que pueda reflexionar en cómo incre- 106 carlos obregón mentar su actitud positiva y su felicidad. Para las sociedades comunales –que representan la mayoría de los habitantes del planeta–, la búsqueda de la felicidad no es primordialmente individual sino colectiva. No sólo las categorías usadas por la psicología positiva, sino el método propuesto para incrementar la felicidad, tienen un sesgo ideológico individualista. En conclusión, hay dos grandes contribuciones de la psicología positiva; la primera es la de señalar la necesidad y las conveniencias de enfocarse en el bienestar psicológico de la población en general, y la segunda es que ha demostrado empíricamente que diversas actitudes positivas incrementan el bienestar psicológico, lo que produce una serie de beneficios en el ser humano. Sin embargo, subsisten varios problemas: 1) La forma de definir la felicidad y el bienestar psicológico tiene un sesgo cultural a favor del individualismo. 2) Se asume una separación entre individuos normales y anormales, cuando en realidad es un continuo. 3) Se asume equivocadamente que los individuos normales pueden cambiar con voluntad sus actitudes para hacerlas positivas. 4) Se asume que dichos individuos normales existen en todas las culturas. Así que podemos concluir que la psicología positiva no produce una defensa científica creíble del individualismo ideológico. En la próxima sección discutiremos quiénes somos realmente, basándonos en una visión neurobiológica evolutiva del ser humano que toma en cuenta el conocimiento acumulado en distintas disciplinas sociales. quiénes somos realmente El Budismo nos enseña la relación del individuo con el todo existencial. Heidegger nos dice que el dilema del hombre es el tiempo; Freud, que somos agresivos; Skinner, que somos manipulables; la psicología genética, que esta determina 50% de la conducta; la psicología social europea, que el grupo determina la conducta individual; la psicología de la pertenencia, que es la calidad emocional de la relación con la madre los primeros doce meses de vida lo que define la seguridad de la personalidad; Piaget, que el Yo se va formando en el aprendizaje con el medioambiente; la psicología cognitiva, que hay un Yo que interacciona con el medioambiente; Bandura muestra que el aprendizaje es función de la relación del Yo con el medioambiente; Mischel señala que mientras que el Yo puede tener ciertos rasgos generales, siempre se define en función de una situación ¿quiénes somos realmente? 107 específica; Sartre argumenta que el individuo es libre en cuanto que puede visualizar el futuro como él quiera, y la psicología positiva nos enseña que actitudes positivas producen bienestar psicológico, y argumenta que con voluntad y mirando al futuro podemos crear el optimismo que nos lleve a actitudes positivas. Como vemos, el espectro de las visiones del hombre es muy amplio, y va desde que el Yo es una ilusión en el Budismo, en Freud y en Skinner, hasta que el Yo es esencialmente libre en Sartre, Allport y la psicología positiva; va desde la religión budista, en la cual el individuo es sólo una parte insignificante de la existencia universal, hasta el antropocentrismo del Cristianismo, en el cual el universo fue hecho para el beneficio del hombre y este representa el ser más perfecto de la existencia en su categoría de hijo de Dios. ¿Quién tiene razón? ¿Quiénes somos? ¿Por qué tanta diversidad de visiones del hombre? ¿Cómo es posible que distintas escuelas en psicología, con visiones tan opuestas del hombre, tengan resultados empíricos sólidos? ¿Hay alguna manera de poner todos estos pensamientos juntos? En lo que sigue daremos una explicación científica evolutiva de quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos. Y, como veremos, explica en buena medida por qué tanta diversidad en las visiones del hombre, además de que nos permite entender el por qué surgió cada una de ellas y en qué ha contribuido al entendimiento de quiénes somos. La historia de la existencia está dada por el azar. En tiempos muy largos, eventos improbables ocurren y generan secuencias que no son previsibles. Para entender quiénes somos tenemos que mirarnos en la gran perspectiva de la historia del universo y de la evolución de la vida. La vida no es sino un accidente más del universo material y al interior de la historia de la misma; es decir, la existencia del hombre también es resultado del azar, claramente pudo o no haber sucedido. En el principio sólo había materia concentrada –energía infinita–. Un gas homogéneo. Y todo surge aquí. Una explosión y aparecen cientos de miles de soles y millones de estrellas, aparece el universo que conocemos hace 14 000 millones de años. Las estrellas nacen y mueren y se entierran en agujeros negros de energía y materia concentrada. Y pasan miles de millones de años y surge la tierra con sus particularidades hace 4 500 millones de años. Y otros 1 000 millones de años más y, como un accidente improbable, como una historia que no quería contarse, surge la vida –la primera bacteria– hace 3 500 millones de años. Y otros 1 500 millones de años y aparece la primera célula con núcleo –hace 2 000 millones de años–. Y otros 1 000 millones de años y ya hace 1 000 millones de años existe la primera célula multicelular; un evento de gran relevancia porque per- 108 carlos obregón mitiría la reproducción sexuada posterior. Y otros 500 millones de años, y como otro evento improbable –debido a la reproducción sexuada y a una rara abundancia de oxigeno–, se diversifica la vida y especies surgen y desaparecen en lo que se conoce como la revolución Cámbrica –hace 542 millones de años–. Aquí el primer vertebrado sobrevive gracias al azar –si no lo hubiera hecho la raza humana no existiría–. Los reptiles aparecen hace 325 millones de años y dominan el planeta. Y otro accidente, un cometa impacta la tierra y los dinosaurios desaparecen hace 65 millones de años. Debido a ello, los mamíferos, que ya habían aparecido hace 225 millones de años, y que vivían en un planeta dominado por reptiles, se expanden, diversifican y se convierten en la especie dominante. Si esto no hubiera sucedido, el hombre tampoco existiría. Hace 18 millones de años surge el orangután, y hace sólo siete que, de un ancestro común, surge el chimpancé y los homínidos.163 Y los homínidos empiezan a vivir en grupos más grandes que los chimpancés, gracias a otro evento improbable, el dominio de la tecnología de piedra. Los chimpancés en laboratorio pueden aprender tecnología de piedra de hace 3 400 millones de años, pero no la de hace 2 600 millones de años. Algo pasa en este periodo que hace que el dominio de la tecnología de la piedra vaya distinguiendo al hombre.164 El uso de las manos lo hace bípedo, los nuevos requisitos tecnológicos y la necesidad de interactuar con grupos más grandes hace que su cerebro crezca y desarrolle un lenguaje más sofisticado hasta llegar al lenguaje sintáctico. Ya el Homo abilis y el Homo erectus son claros antecesores del hombre. Pero no es sino hasta el Homo sapiens que aparece el hombre que conocemos.165 El Homo sapiens, gracias a sus habilidades sociales, desaparece competitivamente a los otros homínidos, incluyendo al poderoso e inteligente Hombre de Neanderthal. 163 Obregón, 2016, p. 34. 164 Los primeros homínidos aparecen hace 6 o 7 millones de años. Los homínidos se distinguen por ser bípedos. Pero hasta hace 4 millones de años tenían cerebros pequeños que empezaron a crecer. Hace dos millones tenían ya un cerebro de tamaño considerable y usaban artefactos de piedra. Quizá el accidente que permitió la diferenciación de los homínidos fue posiblemente el descubrimiento accidental de que al romper una roca surgen pedazos filosos que pueden ser de utilidad. Se han descubierto dos tecnologías de piedra muy antiguas –la primera en Dikika, Etiopia, fechada hace 3.4 millones de años– y la segunda en Gona, Etiopia, fechada hace 2.6 millones de años. Es por demás interesante que simios en el laboratorio pueden reproducir la tecnología de Dikika, pero no la de Gona. Algo sucedió en este periodo que hizo crecer al cerebro –de modo que permite tecnologías que ya los simios no pueden reproducir. 165 El Homo erectus aparece hace dos millones de años y el Homo sapiens entre 200 y 100 000 años atrás. ¿quiénes somos realmente? 109 ¿Quiénes somos? Somos tiempo e historia. Consecuencia de accidentes concatenados. Somos materia que, por el producto del azar, se transforma en vida. Somos vida que para sobrevivir en un universo material cambiante diversifica el pool genético. Somos animales y, como otras especies, consecuencia de la selección natural que va perfeccionado ciertas habilidades. El águila vuela; el delfín alcanza 90 kilómetros por hora en el agua; la ballena y el elefante son poderosos; el tiburón, el león y el tigre son amenazadores; el orangután es fuerte; las hormigas son organizadas y tienen gran capacidad de supervivencia, el hombre es inteligente. ¿Por qué todas estas habilidades tan distintas? Por la diversificación del pool genético al azar, la herencia y la selección natural. Somos sólo una especie más consecuencia de la evolución. Sí somos más inteligentes que otras especies, pero menos resilientes, y algunas de ellas –como las bacterias y las hormigas– probablemente nos sobrevivirán en el planeta, otras son más ágiles o mucho más fuertes que nosotros. La diversificación evolutiva crea la diversidad. Nuestra gran herencia es material y después animal. Las emociones son nuestra forma básica de relacionarnos con el exterior. Estas no son sino la herencia evolutiva de respuestas necesarias de la vida ante la materia que ya se encuentran en los protozoarios, que se desarrollan como instintos de repuesta en los reptiles y que, finalmente, se convierten en emociones en los mamíferos. Las emociones ordenan nuestra supervivencia evolutiva en el entorno material y biológico que nos sustenta, son la base fundamental de nuestra relación de pertenencia con el mismo, a la cual yo he denominado en otros trabajos la tercera vía. Esta pertenencia es evolutivamente heredada y es nuestra relación potencial genética y biológica con el universo existencial que nos rodea. Dicha pertenencia nos da significado, nos significa respecto al universo en su totalidad. Es por ello que a la tercera vía la he denominado la significación existencial. A esto se debe que nos emocione ver la luna o las estrellas, que nos encanten los colores que nos indican las diversas vitaminas, y que nos agrade el trinar de los pájaros. Además de la tercera vía, como hemos insistido, estamos dotados de dos vías más de pertenencia. La segunda vía es con el grupo social, pues requerimos del grupo para sobrevivir no sólo productivamente sino para cuidar a recién nacidos que nacen con un cerebro aún no formado. El hombre es en sí la consecuencia evolutiva de la ampliación del grupo social –por el accidente del control de la tecnología de piedra– y proviene ya de primates que eran sociales de entrada. En los primates el tamaño de la vista en el cerebro es mucho mayor que en otros mamíferos, en los cuales, por ejemplo, el olfato es más predominante. Con los ojos, los primates pueden distinguir emociones de otros 110 carlos obregón primates e interactuar con ellos, una habilidad heredada que fue crucial en los homínidos para la posibilidad de aprender a convivir en grupos sociales más grandes, y que finalmente culminó en la sociabilidad del Homo sapiens –hace 100 o 200 000 años–. El tamaño del cerebro del hombre, sin embargo, indica que fuimos evolutivamente diseñados para vivir en grupos de 100 a máximo 150 miembros,166 en los cuales todavía podíamos mirarnos y compartir emociones de forma directa, una forma fundamental de convivencia que le da solidez emotiva a la pertenencia social. Las imágenes cerebrales son captadas de forma similar en muchos mamíferos, no hay nada particularmente humano en este proceso. Sin embargo, gracias al lenguaje más sofisticado, el hombre puede realizar muchas combinaciones con sus imágenes cerebrales y puede concebir un tiempo extendido y ubicarse en él –ya los homínidos tenían rituales de entierros hace 750 000 años–.167 El hombre es el único que tiene noción de que morirá digamos en 30 o 40 años, o los que parezca corresponderle individualmente. Este lenguaje sofisticado permite la ampliación a grandes grupos sociales mediante la creación de sistemas conceptuales. A cada sistema conceptual le corresponde un arreglo institucional específico que organiza y permite la supervivencia del grupo ampliado. Pero estos grandes grupos sociales ya no se vinculan a través de la mirada, por lo tanto, los sistemas conceptuales que los vinculan carecen de la solidez emotiva que caracterizaba a los pequeños grupos. El sesgo racional de los sistemas conceptuales de los grandes grupos sociales hace que su vínculo siempre sea frágil. Por ello el énfasis en los símbolos nacionales, entre otros, buscando crear un lazo emocional, pero este siempre es débil e insuficiente. Los miembros del grupo al interior de un sistema conceptual se identifican como amigos y aliados, y a los que pertenecen a otro sistema conceptual se les señala como potenciales competidores y enemigos, por lo que pueden ser desechables. Esto explica las guerras en la historia del hombre. La fragilidad de los sistemas conceptuales de grandes grupos sociales explica la agresión aun entre miembros del mismo grupo. La primera vía de pertenencia, como ya señalamos, es el amor a los seres cercanos, y es la que nos da la centralidad emocional que necesitamos evolutivamente y que en las sociedades primarias recibimos del grupo social, en las tradicionales de la familia ampliada y en las sociedades más occidentalizadas de la familia unicelular. La forma más fundamental de pertenencia se da en la primera vía –entre la madre y el hijo–. Y este amor se extiende al padre y a otros miembros muy cercanos. Fallas en esta vía, como ya vimos, producen personalidades inseguras, desequilibrios psicológicos individuales. 166 Dunbar, 1992. 167 Obregón, 2014b. ¿quiénes somos realmente? 111 El Yo material Ante todo somos materia. Y nuestra pertenencia al universo material y biológico es fundamental para nuestra existencia. La importancia de esta tercera vía es que le provee un orden al universo exterior que le permite al hombre iniciar la comprensión del mismo. Es de las regularidades de donde el hombre aprende del exterior, y lo que le permite su supervivencia. Qué animal hace qué en las mañanas y adónde va, cuáles son sus hábitos diarios, esto es lo que le permite al hombre cazarlo. En qué época crecen las plantas y en dónde, etcétera. Todos los sistemas conceptuales y sus correspondientes arreglos institucionales han satisfecho esta tercera vía de pertenencia, desde la magia primaria hasta las grandes religiones. La característica fundamental de la existencia material es la armonía. Las tres leyes de Newton nos enseñaron que cada particular existe en relación con la existencia de otros particulares, y ni la relatividad general de Einstein ni la física cuántica modifican este concepto básico. La existencia material del universo implica la armonía tanto entre los planetas como entre las órbitas de los electrones en el átomo.168 La vida surge en esta armonía universal, pero en contraposición a la energía (los bosones en términos de la física) y la materia (los fermiones), la vida no tiene una existencia permanente. La vida es un accidente, igual que surgió puede llegar a desaparecer, y no le sucedería nada a la armonía universal de la materia y la energía. Aun si la tierra desapareciera no sucedería nada. Hay varias condiciones que se derivan de nuestro Yo material. La primera es que estamos relacionados con todo lo que existe sólo por el hecho de existir; sin gravedad yo no estaría aquí y sin la estabilidad de los átomos tampoco. En esto tiene razón el Budismo, todo lo que existe está interrelacionado. La segunda condición es que al ser un accidente de la materia, no participamos de la permanencia de la armonía universal de la energía y la materia. Nosotros no somos indispensables en dicha armonía. El hombre, como especie, podría desaparecer, y muy probablemente esto ocurra en un futuro lejano, y no le sucedería nada a la armonía universal, las leyes físicas seguirían siendo las mismas, y la materia y la eenergía estarían allí. Así, el hombre está necesariamente inserto en el tiempo, un punto que Heidegger explora con gran detalle. La tercera condición es que el universo material está en movimiento –la tierra gira y las estaciones cambian–, por lo que todas las especies animales que implican una forma superior de adaptación se mueven, ya sea buscando pastizales o a los animales que comen pasto 168 Obregón, 2014b. 112 carlos obregón o buscando condiciones óptimas de reproducción. Como animales, todos los órganos de los seres humanos fueron diseñados para el movimiento. Aquellas partes del cuerpo que usamos crecen en el cerebro, los dedos de un pianista son más grandes en el cerebro; y lo que no usamos se desaparece en el cerebro y se atrofia en el cuerpo. Un neurobiólogo importante incluso afirma que el único propósito del cerebro es el de permitir la coordinación del cuerpo para permitir el movimiento.169 Moverse implica desplazarse por medioambientes distintos siempre peligrosos e inciertos, ya sea por la falta de las condiciones alimenticias que se requieren o por la presencia de otros animales que pudieran agredirnos –depredadores o competidores–. Para el animal el medio externo siempre es desafiante tanto física como mentalmente, por ello es que requiere de prestarle atención a todo lo que le rodea. Estas tres condiciones: moverse, desafiarse física y mentalmente, y prestarle atención a todo lo que nos rodea, han sido demostradas empíricamente en el laboratorio como condiciones necesarias para el adecuado desarrollo neurobiológico.170 Estamos hechos para interactuar 169 Rodolfo Llinas citado en Obregón, 2013a. Ratas que crecen en medioambientes enriquecidos en los que pueden correr, mantienen y desarrollan alrededor de 15% más neuronas vivas en comparación con ratas que crecen en una simple caja, son más capaces de aprender tareas y resisten mejor el estrés (Volkmar y Greenough, 1972, y Kempermann, Gage et al.). La acetilcolina, un químico necesario para aprender, se encuentra en mayores cantidades en ratas entrenadas en problemas espaciales difíciles (Renner y Rosenzweig, 1987). Las ratas forzadas a hacer ejercicio no obtienen los beneficios neuronales mencionados con anterioridad. ¡El ejercicio tiene que ser voluntario! El ejercicio voluntario promueve el crecimiento de nuevas células cerebrales y la necesidad de aprender enfrentándose a nuevos ambientes, además de que mantiene las células existentes por un periodo más prolongado (Springer et al., 2005). La vida de una rata en un ambiente enriquecido en el cual el animal puede correr, existen otros animales alrededor y hay objetos que explorar, incrementa el peso de la corteza cerebral 5% y el de las áreas directamente estimuladas hasta en 9% (Rosenzweig et al., 1962). La falta de movimiento deja sin funcionar a nuestros sistemas dopamínico y de atención, los cuales son cruciales para la plasticidad cerebral (Vaillant, 2002). En cuanto a la necesidad de prestar atención para que el cerebro se desarrolle, como ya dijimos, el cuerpo existe en el cerebro topológicamente representado por mapas neuronales –imágenes–. Aquellas partes que usamos más crecen, y si las dejamos de usar se desaparecen; por ejemplo, en los músicos que tocan instrumentos de cuerda hay un mayor espacio cerebral para los dedos de la mano izquierda (Elbert et al., 1995). Kilgard y Merzenich demostraron experimentalmente con monos que el cambio en el mapa neuronal sólo se da si el mono presta atención a la tarea que está haciendo (Kilgard y Merzenich, 1998). Desde el punto de vista cerebral, las dos claves para pelear en contra de la vejez son hacer ejercicio físico y mantener tareas desafiantes a nivel mental; el movimiento es vida. La depresión se caracteriza por hipocampos más reducidos (Santarelli et al., 2003). En este sentido, la neurogénesis en el hipocampo pareciera ser la mejor cura contra la depresión, ya que el ejercicio reduce la depresión, y la mejor manera de combatirla es estar expuesto constantemente a la novedad. En cambio, el estrés crónico impide la neurogénesis. El ejercicio físico mantiene funcionando apropiadamente nuestro sistema respiratorio y cardiovascular, el cual es esencial 170 ¿quiénes somos realmente? 113 con el medioambiente natural que nos rodea, sin lo cual nuestros cerebros simplemente no se desarrollarían adecuadamente. No podemos entendernos si no contemplamos nuestra naturaleza material. Movernos, desafiarnos física y mentalmente, y prestar atención a lo que nos rodea es indispensable, comprender nuestra temporalidad es fundamental, desarrollar nuestra pertenencia por la tercera vía nos baja el estrés y nos da todo tipo de beneficios de salud, como lo muestran los estudios científicos de la psicología budista contemporánea.171 En su pertenencia al universo material y biológico, el hombre tiene una gran oportunidad existencial, la cual ha sido mejor entendida por la filosofía oriental que por la occidental. El Yo animal La tarea básica de la evolución es la de garantizar la supervivencia de la vida ante un universo material cambiante y cuyos cambios son impredecibles. Para cumplir su tarea, la evolución diversifica el pool genético lo más posible para optimizar la probabilidad de que alguna especie o algún individuo pueda sobrevivir ante los cambios ambientales por venir. Y lo hace mediante cuatro procesos: 1) Diversificando las especies.172 2) Diversificando al azar el pool genético de cada especie –la deriva al azar–.173 3) Promoviendo la variabilidad genética individual al interior de cada especie.174 4) Y mejorando la adaptación de la especie a un cambio medioambiental específico mediante la selección natural darwiniana.175 Los tres grandes factores que para la neurogénesis. La individualidad implica: “movimiento voluntario, prestar atención a lo que nos rodea y la exploración de un exterior siempre novedoso”. La individualidad, la pertenencia y el desarrollo neuronal pertenecen a un mismo catálogo diseñado por la evolución para la adecuada adaptación del organismo al exterior y garantizar así su supervivencia. 171 Davidson, R. J., 2000. Davidson, R. J., et al., 2003. Obregón, 2009. La reproducción sexuada permite aprovechar la abundancia de oxígeno en el medioambiente, y produjo la revolución cámbrica. 172 La deriva al azar va creando cambios al azar en las proporciones del genotipo de la población. Esta se produce como consecuencia del carácter finito de la población que constituye una especie. El pool genético de los herederos, siendo también finito, difiere de la generación anterior generando así un pool genético sin dirección definida, a la deriva. 173 174 Vía tres procesos: la mutación al azar, la recombinación y la migración. 175 La selección natural es el único de los procesos que va creando la adaptación dirigida de la especie al nuevo ambiente, a veces es suficiente y la especie sobrevive, y a veces no y desaparece. Por ello es también necesaria la deriva genética que diversifica las especies al azar. Pero la selección natural es la única que explica el perfeccionamiento de la especie, como las bellas alas de un águila. 114 carlos obregón definen la dinámica biológica son: 1) la herencia –Mendel–; 2) el azar –la mutación, la recombinación y la migración producen variación genética individual y la deriva genética produce cambios al azar en las proporciones del genotipo en la población–, y 3) la selección natural –Darwin–, la que genera cambios evolutivos adaptativos al medioambiente en las proporciones del genotipo en la población. En particular, las posibilidades de supervivencia de una especie dada dependen de que existan individuos, lo cual diversifica el pool genético al interior de la especie, y de que estos sean mortales y capaces de heredar: estos requisitos son necesarios tanto para la deriva genética como para la selección natural. La existencia individual y la muerte –la herencia– son requeridas por el proceso evolutivo. Por ello es que existimos como individuos y por ello es que nos morimos. Nuestra característica más fundamental, nuestra temporalidad, se debe, así, a la necesidad de la vida de adaptarse a un universo material cambiante. Con todo lo anterior ya podemos dar una repuesta científica inicial a las grandes preguntas filosóficas que nos preocupan. ¿De dónde venimos? De una serie de accidentes concatenados que dieron primero origen al universo que conocemos, después a la tierra, a la vida, a la revolución cámbrica y a que no se desapareciera el primer vertebrado, a la superioridad de los mamíferos y su diversificación, al accidente del dominio de la tecnología de piedra, entre otros. ¿Quiénes somos? Como consecuencia del accidente de la tecnología de piedra nos fuimos desarrollando como hominidos en seis vertientes concatenadas hasta llegar al Homo sapiens. Nuestra característica más distintiva es que somos un ser por excelencia social. La seis vertientes mencionadas son: 1) Mayor habilidad técnica: cacería, recolección, rituales. 2) Mayor necesidad de cooperación y comunicación: expande la vida social, se amplía la capacidad de imitar a otros y de entender sus mentes, se aprende a controlar las emociones propias. 3) Mayor capacidad cognitiva: da lugar a pensamientos más sofisticados. 4) El bipedalismo: va liberando las manos para otras actividades y se crea la capacidad física fonológica. 5) Crece el tamaño cerebral. 6) Se sofistica el lenguaje. ¿A dónde vamos? Como todas las especies, a perfeccionar nuestra adaptación al medioambiente natural. Y si se diera un cambio muy drástico en el mismo, posiblemente a desaparecer. Nuestro Yo individual animal ya nos define ciertas características evolutivas que son necesarias para la supervivencia. Tiene que haber diferencias genéticas sustanciales entre los individuos y estas deberán interactuar con el medioambiente para crear conductas diferenciadas. Este, como ya vimos, ¿quiénes somos realmente? 115 es el descubrimiento empírico de la psicología genética contemporánea. Pero el punto a enfatizar es que era evolutivamente esperado. Tiene que haber un instinto sexual poderoso, porque la reproducción sexuada es uno de los mecanismos más importantes para la diversificación del pool genético. Y tiene que haber un instinto de agresión nato porque la evolución requiere que los individuos protejan su propia supervivencia. Como ya vimos, se ha demostrado empíricamente que los niños nacen agresivos.176 Lorenz ha documentado extensamente la necesidad de la agresión en el reino animal. Y Freud tenía que tener razón, la agresión y el sexo son y tienen –evolutivamente– que ser instintos básicos.177 Los animales tienen que pelear por su posibilidad de sobrevivir y por satisfacer su instinto sexual, y de no ser así, la supervivencia evolutiva estaría en riesgo. Y nosotros, los seres humanos, somos un animal más y no somos ninguna excepción a estas reglas evolutivas. Así que si la sociedad reprime los deseos sexuales, necesariamente le producirá problemas psicológicos graves a la psicología individual; y de nueva cuenta Freud tenía razón. Pero la pregunta obligada es: ¿bajo qué condiciones este animal individual se socializa y cómo lo hace? El Yo social Una vez que entendemos científicamente de dónde venimos en el gran marco de lo que es la existencia tanto material como biológica, llegamos a la necesaria conclusión de que somos seres sociales por excelencia. Lo que distingue al ser humano de otros animales es el lenguaje. El lenguaje sintáctico humano permite muchas más combinaciones de imágenes almacenadas en el cerebro, lo que lleva a la noción de un tiempo extendido y a la conciencia autobiográfica. Y el lenguaje es de origen social. El ser humano nace precisamente como consecuencia de la profundización en la vida social. La cabeza del bebé no saldría por la madre si el cerebro ya estuviera lo formado que se requiere para sustentar la vida social que el hombre requiere. Por lo tanto, una consecuencia de la ampliación de la vida social es que hay que cuidar al bebé los primeros años, y es el grupo el que protege a la madre para que pueda llevar a cabo dichos cuidados. De este modo, la segunda vía de pertenencia –la significación social– y la primera –el amor– son una consecuencia directa de nuestro origen evolutivo. 176 Fonagy, 2003. 177 Lorenz agrega el del hambre y el del miedo. 116 carlos obregón No somos seres individuales sino sociales. Y como consecuencia, la supervivencia del grupo siempre será prioridad sobre la supervivencia individual. Somos individuos porque así lo requiere la diversificación del pool genético, pero somos seres sociales porque es lo que permitió el crecimiento de nuestro cerebro, el lenguaje, y todo lo que somos como seres humanos. La historia del hombre es la historia de la comunidad y no la del individuo simplemente porque así fuimos diseñados por la evolución. Por ello, todos los sistemas conceptuales y sus correspondientes arreglos institucionales tienen una solución para la vida comunal. El individuo se significa socialmente, sin esta significación el individuo perece, como bien lo entendió Durkheim en su famoso libro sobre el suicidio, como lo muestran los niños aislados en los hospitales que Spitz documentó, y muchos otros resultados. La importancia del grupo social para el individuo ha sido señalada por muy diversos estudios psicológicos. Murray incluso propone que la psicología del individuo se define en la relación interpersonal. La capacidad de mentalizar se desarrolla en grupo. Y hasta la psicología positiva, a pesar de su sesgo individualista, ha documentado que las relaciones adecuadas con otros son posiblemente el factor más importante para el bienestar psicológico.178 Que la relación con la madre es fundamental en la formación del ego del bebé fue documentado primero por los posfreudianos, despues por la psicología del objeto y más recientemente ha sido documentado extensamente por la psicología de la pertenencia. La relación emotiva con la madre los primeros doce meses de vida define qué tan segura es la personalidad futura del individuo. Es la madre la que enseña al niño a desaprender la agresión y a socializar, inicialmente emotivamente y posteriormente vía el lenguaje, que también le enseña. La relación entre la madre y el niño es una herencia evolutiva del instinto del apego que se encuentra en muchos animales, como demostró Lorenz inicialmente y como ha sido ya confirmado por muchos otros. Aquí tenemos ya otra pieza fundamental para entender a nuestro Yo. La pertenencia guía y dirige los instintos básicos, esta es la tarea básica de la socialización. Pero esta tarea no siempre se hace adecuadamente, por muchas razones, como puede ser la ocupación de la madre en otras tareas –por un inadecuado arreglo institucional social que la proteja–, problemas psicológicos de la En 2002, Diener realizó un estudio en la Universidad de Illinois con Martin Seligman, encontrando que “las características más destacadas compartidas por el 10% de estudiantes con los niveles más altos de felicidad y el menor signo de depresión eran sus fuertes lazos con amigos y familiares y el compromiso de pasar tiempo con ellos”. 178 ¿quiénes somos realmente? 117 propia madre, entre otras. Fallas de pertenencia dan lugar a personalidades inseguras. Y fallas de pertenencia pueden regresar al individuo a su animal aislado y a la agresión como forma de relacionarse con los demás, lo que puede llevar a formas violentas de satisfacer instintos básicos como el sexo o la agresión, manifestada en el simple daño físico a otros. La neurosis freudiana es consecuencia de fallas de pertenencia ligadas a la represión del instinto sexual. Los desórdenes de la personalidad son consecuencia de fallas de pertenencia social, pero en este caso se refieren al aislamiento individual, a la anomia, a la soledad, y a la sensación psicológica de que la vida no tiene sentido y a autoculparse o a culpar a la sociedad por ello; lo cual, en casos extremos, puede conducir a la automutilación, al suicidio o a los asesinatos masivos. Otra manifestación de este aislamiento individual es la drogadicción, la que provee químicos que reemplazan aquellos que recibimos normalmente en la interacción con los demás.179 El aislamiento individual extremo es normalmente consecuencia de fallas de pertenencia combinadas en las dos primeras vías de pertenencia, fallas en la educación materna y familiar y fallas en las instituciones sociales. Dichas fallas son particularmente dañinas en aquellos individuos que ya tienen una propensión genética particular a ser agresivos. La agresión en casos extremos puntuales puede deberse a deficiencias genéticas extremas, como es el caso de algunos psicópatas. Pero la agresión, como fenómeno social, se relaciona a fallas de pertenencia y se agrava por el hecho de que esta puede ser aprendida socialmente, como Bandura ha demostrado. En el reino animal los ordenadores sociales son la agresión y la pertenencia emocional, que permiten que el proceso de reproducción se lleve a cabo. Evolutivamente fuimos diseñados, como ya mencionamos, para pertenecer a pequeños grupos en los cuales la centralidad emocional necesaria por nuestra herencia animal se encontraba por lo general satisfecha. En estos grupos la agresión –como en el reino animal– continúa siendo un ordenador social importante. Pero en la medida que la vida social se extiende y se va estableciendo una relación social mas típicamente humana, la agresión se va sustituyendo como ordenador social por un sistema conceptual social y su correspondiente arreglo institucional. Pero al extenderse el grupo más allá de nuestra herencia evolutiva, inevitablemente la base emotiva de la pertenencia también se diluye, por lo que la familia ampliada, y posteriormente la unicelular, van sustituyendo 179 Obregón, 2009. 118 carlos obregón al grupo social como proveedoras de la requerida centralidad emocional. Miembros del grupo que no tienen una conexión visual y emotiva sólo pertenecen entre sí por la conexión conceptual e institucional, la cual siempre es más racional y más frágil, y fallas en esta dan lugar a la agresión entre miembros del mismo grupo. Y entre grupos sin un sistema conceptual e institucional común, la agresión es el ordenador social, tal y como en el reino animal.180 De este modo, tanto Freud como Bowlby tenían razón. Somos un animal agresivo y sexual, pero también social. Nuestros instintos básicos El sistema conceptual consiste de una mezcla de conocimientos, creencias y hábitos que explican integralmente la realidad social y física, y orientan y dirigen la conducta social e individual. Y la implementación pragmática del sistema conceptual se da mediante el arreglo institucional que no es sino el conjunto de instituciones que hacen operable el sistema conceptual. Dado que lo más fundamental de un grupo social es que se constituya, es necesario que exista un sistema integrador –o de identificación social–, el cual consiste de las tradiciones y costumbres; obligaciones establecidas socialmente –por ejemplo normas establecidas, la ley–; valores y creencias sociales en general; principios éticos; la religión; benevolencia, y compromisos adquiridos individualmente, pero sancionados socialmente. El sistema integrador es fundamental en todas las sociedades para mantener el orden social, pero ante fallas en el mismo, todas las sociedades constituyen un sistema paralelo que garantice que el orden se mantiene –el sistema de poder–, el cual no es sino el uso de la fuerza pública para mantener dicho orden. La función fundamental del sistema de poder es garantizar que las fallas de pertenencia –aquellos individuos que no lograron ser socializados apropiadamente y que usan su agresión personal– no atenten contra el orden social establecido por el sistema integrador. El sistema de poder corresponde a lo que sería la agresión en el reino animal, pero mientras que en el reino animal la agresión es un ordenador social, en las sociedades humanas el orden se establece básicamente con el sistema integrador, y el sistema de poder es sólo complementario. En las sociedades humanas el uso del poder –la agresión– a nivel individual está siempre prohibido; las relaciones entre los individuos se dan vía el sistema integrador, y sólo ante fallas de pertenencia se ejerce la fuerza pública, precisamente para evitar que la agresión individual atente contra el orden social establecido. Una segunda función del sistema de poder es defender al grupo social de la posible agresión de otros grupos sociales. Además del sistema integrador y del sistema de poder existe un tercer sistema que es conveniente destacar, particularmente porque en las sociedades avanzadas ha obtenido gran preeminencia, este es el sistema económico y de intercambio, el cual no es sino la producción y distribución de bienes económicos y las relaciones de intercambio egoísta en general, incluyendo el intercambio económico. Este sistema es necesario para la supervivencia del grupo social, pues los individuos necesitan satisfacer las necesidades materiales de supervivencia. De esta manera se puede concebir a la significación social como definida a partir de los tres sistemas de relacionamiento social mencionados: el sistema integrador –o de identificación social–, el sistema de poder y el sistema económico y de intercambio. Una clasificación similar se debe inicialmente a Kenneth Boulding. Podrían usarse otras clasificaciones –pues una clasificación finalmente no es sino una abstracción de la realidad, la cual podría abstraerse de otras maneras–, pero esta tiene la ventaja de que destaca los elementos mínimos indispensables que se requieren para el funcionamiento ordenado de la sociedad, el cual, como ya señalamos, es un requisito evolutivo de supervivencia de la misma y de los individuos que la componen. 180 ¿quiénes somos realmente? 119 de supervivencia están allí, pero son guiados por la pertenencia. Y ante fallas de esta, la agresión se desata como forma de relacionamiento social. El Yo neurobiológico El cerebro del hombre –como el de los animales– funciona guardando imágenes que se obtienen a través de los sentidos y que se seleccionan vía las emociones, que no son sino instintos de repuesta que optimizan la supervivencia. Para el cerebro no existe la realidad, sino las imágenes almacenadas. En un sentido muy objetivo, la realidad y la imaginación son indistinguibles. Para entenderlo es bueno recordar el experimento de Ramachandran. Los veteranos de guerra que han perdido un miembro sufren con frecuencia –95 por ciento de los casos– de dolores agudos en el miembro que perdieron, o de intensa comezón, a pesar de que el miembro ya no existe. Ramachandran181 descubrió que el brazo perdido todavía existía en el cerebro y se había remapeado, en algunos casos, en la región topológicamente cercana: la cara. De modo que, al rascarse la cara, los veteranosaliviaban la comezón que sentían en el brazo perdido. La pregunta que Ramachandran se hizo es: ¿cómo poder amputar un brazo que no existe para desaparecer el dolor que sienten los veteranos en dicho brazo? Para ello, Ramachandran usó el principio descubierto por Taub, de que lo que no se usa desaparece en el cerebro y el poder de la imaginación.182 Este científico diseñó la caja de los espejos en la cual el paciente mete el único brazo que le queda por un agujero y se le pide que lo mueva. Debido al espejo, el paciente tiene la ilusión de que también está moviendo el brazo que no tiene. Ramachandran va poco a poco, a través del tiempo, reduciendo el tamaño del espejo que refleja el brazo inexistente, hasta que dicho miembro se refleja tan pequeño que prácticamente desaparece. Como consecuencia de la ilusión de que el brazo perdido va desapareciendo en el espejo, el mapa cerebral del brazo perdido también va desapareciendo, hasta que se logra su desaparición total. Como resultado, el brazo inexistente ha sido amputado del cerebro y el dolor y la comezón desaparecen, todo ello mediante el poder de la imaginación. Mediante este procedimiento, Ramachandran también ha logrado hacer que pacientes muevan un brazo 181 Ramachandran, 2011. 182 Para el trabajo de Taub, véase Obregón, 2013a. 120 carlos obregón paralizado. En este caso, se meten los dos brazos en la caja de los espejos, pero el espejo es de tamaño normal, en la medida que el paciente mueve el brazo sano tiene la ilusión especular de que está moviendo también el brazo paralizado. El miembro paralizado no puede moverse porque, debido a que ha estado inutilizado por mucho tiempo, ya no existe en el mapa cerebral y, por lo tanto, el cerebro no puede enviar señales para que se mueva. La terapia, entonces, consiste en regenerar el brazo paralizado en el mapa cerebral, y esto se logra con la ilusión de que se está moviendo; el cerebro, al ser engañado por el espejo, reconstruye en el mapa cerebral el brazo antes inmóvil y, una vez reinstalado, el cerebro puede enviar señales para que el brazo recupere el movimiento. Como las imágenes y la realidad son lo mismo para el cerebro, la realidad psicológica del individuo es representacional, lo que Sandler ya señalaba en 1960.183 El individuo tiene una representación vía imágenes de su pasado y de su presente, y una prospección de su futuro. Pero las tres son imaginadas, son representaciones de la realidad y no la realidad misma. La capacidad representacional de contemplar la realidad es una característica evolutiva de supervivencia, porque le permite al individuo enfrentar con flexibilidad psicológica estímulos negativos provenientes de exterior. Le permite remontar traumas pasados, enfrentar situaciones presentes adversas e imaginar futuros deseables. Vivir en este mundo imaginado permite, además, usar las emociones como guía de supervivencia, las cuales almacenan información y la procesan en cantidades y velocidades que la razón humana no podría. La aversión emotiva ante las serpientes protege, por ejemplo, al ser humano con una rapidez y eficacia que cualquier procedimiento racional de análisis de la situación no alcanzaría. Las emociones son fundamentales en la recolección de imágenes y en cómo las combinamos vía la imaginación. La existencia del hombre en un mundo imaginado, guiado por las emociones, es una característica fundamental del ser humano que nos explica mucho de quiénes somos. Explica, por ejemplo, cómo se fija la neurosis vía las emociones ante la represión de un instinto básico.184 Y también explica porqué la personalidad del niño se determina a los doce meses, antes de que hable y de que su cerebro racionalmente esté formado. Pero al mismo tiempo también nos explica porqué visualizar el futuro con flexibilidad e imaginación es 183 Véase también 1994. La neurosis no es la enfermedad del momento de las sociedades avanzadas, sino los desórdenes de la personalidad, pero continúa siendo relevante y tratada con éxito por los psiquiatras posfreudianos. 184 ¿quiénes somos realmente? 121 una característica evolutiva de supervivencia. Y porqué un Sartre o un Allport insistían en la importancia de esta habilidad que está particularmente desarrollada en el ser humano.185 La clave para juntar visiones del ser humano que parecen contradictorias es comprender con profundidad el papel de las emociones. Las terapias de mentalizar son exitosas porque proveen una base de pertenencia nueva que da estabilidad emocional para visualizar con flexibilidad representacional el pasado, el presente y el futuro. Tener actitudes positivas está asociado necesariamente con poseer pertenencias adecuadas. Las actitudes positivas, si no se tienen, no se obtienen sólo con el ejercicio de la voluntad individual. Actitudes positivas son el reflejo de una estabilidad emocional que se logra básicamente a través de satisfacer las tres vías de pertenencia. El desarrollo emotivo no se logra a través de ejercicios de la conciencia, ni prospeccionando el futuro, sino a través de vivir emociones apropiadas. A amar se aprende amando, no reflexionando en ello. La emoción es praxis, vida y no pensamiento. Cada una de las grandes visones acerca del ser humano de los grandes pensadores y psicólogos que comentamos en el primer párrafo se enfoca en alguna característica del hombre, el enfoque científico evolutivo de las tres vías de pertenencia nos permite entender cómo cada una de estas características interactúa con las otras. La necesidad de la significación existencial es explicable científicamente y es la base de todos los pensamientos religiosos. El Budismo se enfoca en la significación existencial, pero le añade la resurrección, lo que le da al hombre una eternidad de la cual carece, cuando menos en términos científicos. El Cristianismo y el Islam hacen lo mismo que el Budismo, pero reflejan ya la confianza de un individuo que había sido históricamente diferenciado y que, admirado por sus propios logros, se eleva a la categoría de hijo de Dios, gestando una visión antropocéntrica que tampoco tiene bases científicas. Freud se enfoca en las consecuencias de la represión social de los instintos básicos de supervivencia y Bowlby, en el instinto de pertenencia. Como ya vimos, ambos son válidos y pueden reconciliarse si uno entiende las propuestas de Freud como fallas de pertenencia. Skinner también puede ser explicable de esta manera, pues los individuos altamente manipulables tienen por lo general personalidades inseguras –consecuencia de fallas de pertenencia–. La psicología social europea y la norteamericana pueden entenderse como descubrimientos paralelos de distintos elementos de la realidad social. En sociedades con 185 Como ya señalamos, el ser humano es el único que puede contemplar un tiempo extendido. 122 carlos obregón el individuo libre diferenciado es natural que el Yo interaccione con el medioambiente exterior, como dice la psicología norteamericana; pero aun en estas sociedades la comunidad, como siempre en la historia, tiene preeminencia, tal y como arguye la psicología social europea. Fallas de pertenencia social reflejadas en arreglos institucionales inadecuados pueden provocar individuos manipulables a la Skinner y a la agresión como forma de relacionamiento social como muestran los experimentos de Sheriff y Harvey y de Zimbardo. De modo que, como decía Skinner, es necesario tener las instituciones adecuadas. La genética influye significativamente en la conducta, pero no es determinante. El hombre sí tiene una capacidad particular de contemplar un futuro extendido en el tiempo, y la representación apropiada de este –optimista– sí es un mecanismo para incrementar el bienestar psicológico, tal y como argumenta la psicología positiva, pero esto asume que no hay fallas de pertenencia significativas. Las actitudes positivas reflejan un adecuado balance emocional y la apropiada pertenencia. No se puede ser positivo sólo porque uno quiere, y cambiar de un día al otro. Sí se puede cambiar, pero se requiere de apoyo emocional y de pertenencia de fuentes externas. El ser humano va mucho mas allá de la conciencia; y esfuerzos cognitivos volitivos siempre estarán limitados en su capacidad de transformar a la conducta humana. Pero a pesar de sus limitaciones, el resultado empírico de la psicología positiva de que actitudes positivas se relacionan con mayor bienestar psicológico y los beneficios que esto conlleva, es sólido. El Yo ni es sólo una ilusión, como dicen el Budismo, Freud y Skinner, ni es el Yo libre con una capacidad volitiva irrestricta, como afirman Sartre, Allport, Kelly y la psicología positiva. El Yo no es una ilusión sino que existe y se desarrolla cognitivamente en la interacción con el medioambiente, como Piaget lo anunciara. Este Yo interactúa con el medioambiente, como Bandura muestra empíricamente. Y es flexible y se redefine en función de la situación, como Mischel mostrara, pero existe. Pero no es un Yo cognitivamente irrestricto mirando libremente al futuro, sino que es un Yo cognitivamente definido por su aprendizaje pasado, el cual tiene un sesgo afectivo fundamental. El Yo necesariamente está influido por su pasado psicológico, en particular por la calidad de la pertenencia. El Yo es básicamente un Yo emotivo que tiene que vivir sus emociones y desarrollarlas. Un Yo que tiene que satisfacer sus instintos guiados por la pertenencia. Que tiene que moverse y desafiarse física y mentalmente, y prestarle atención a lo que le rodea –es un yo que tiene que vivir–. Sin calidad de vida material, animal, emotiva y de pertenencia no habrá ¿quiénes somos realmente? 123 estabilidad emocional y no habrán esfuerzos cognitivo-volitivos contemplando el futuro que sean de gran ayuda. A vivir se aprende viviendo, a emocionarse se aprende emocionándose. El hombre no sólo es voluntad cognitiva, sino también vida, emoción, pasión, instintos y pertenencia. Mentalizar es un concepto más complejo y más completo que el esfuerzo cognitivo por ser positivo, pues involucra expresamente entender nuestras emociones. Pero aun mentalizar es insuficiente, pues no se trata sólo de entender las emociones, sino de vivirlas y desarrollarlas, y esto requiere de una adecuada pertenencia. Como los comentarios anteriores muestran, el marco evolutivo científico de las tres vías de pertenencia nos permite entender en qué características del ser humano se enfoca cada escuela, y en su caso, cuáles son las contribuciones y las limitaciones de la misma.186 Beneicios del individualismo En la sociedad occidental tenemos una gran fascinación por la libertad individual, aun cuando con frecuencia no precisamos a qué nos referimos, ni la ponemos en el contexto de una visión más amplia del ser humano. Pero a pesar de las limitaciones mencionadas, conviene responder con la mayor precisión posible, ¿a qué se debe dicha fascinación y si es justificada? Y ¿cuáles son los beneficios y los costos del individualismo? La diferenciación del individuo en la historia de Occidente conduce al sistema conceptual de la armonía, en el cual el individuo es libre de mentalizar, de determinar su conducta y su futuro, y en la cual el universo social se define a partir de las libres decisiones de los individuos. Hay dos factores que justifican ampliamente la fascinación con la libertad individual. El primero es que la mentalización individual y la creciente complejidad de la vida social en todos los sentidos presenta al individuo nuevos retos mentales que son bienvenidos en términos evolutivos. El segundo es que la mentalización individual potencia enormemente la creatividad social, lo que ha sido factor decisivo en la expansión científica, tecnológica y cultural que ha acompañado a la expansión económica. La mentalización individual sofisticada del individualismo es una forma específica de desarrollar al máximo la característica de la individualidad humana que permite la noción de un tiempo extendido; así que la creatividad individual y poder contemplar el futuro en forma individual se vuelven factores atractivos y adictivos. 186 Una presentación mas detallada y completa de este marco se encuentra en Obregón, 2016. 124 carlos obregón Entre sus beneficios, la libertad individual –como se entiende en el individualismo– está íntimamente relacionada con la expansión económica más significativa de la historia del mundo. La gran contribución de Smith fue la de entender que el egoísmo individual era el motor más importante del crecimiento económico. Dicho crecimiento no obedece a los capitalistas, como es la versión mas comúnmente aceptada, sino como nos dijo Smith, a la ampliación de los mercados y a la producción masiva, que fue la que permitió el desarrollo tecnológico y la necesidad de capitales como consecuencia.187 La ampliación de los mercados se da para satisfacer las necesidades económicas de la nueva clase media en crecimiento a nivel mundial, característica del individualismo. Las necesidades crecientes de la clase media son el motor del crecimiento en el capitalismo, lo que lo distingue de otras expansiones económicas anteriores de los viejos imperios. Todos ellos colapsaron porque en la medida que el imperio se hacía más extenso, los costos de expandir el mercado se volvieron mayores que los beneficios obtenidos por la conquista. El capitalismo crece por sí mismo gracias a las necesidades de la clase media, que no sólo crecen, sino que específicamente guían hacia la producción masiva y, por ende, al desarrollo tecnológico requerido para la expansión de la riqueza. En este sentido, la pareja capitalismo-democracia, asociada a las nuevas libertades individuales diferenciadas históricamente, ha sido, sin duda, la causante de la gran expansión económica de los últimos siglos. Es cierto que recientemente ha habido una expansión económica significativa en Asia y mucho mayor que en muchos países occidentales individualistas, pero Asia le exporta mucho a Occidente, lo que es una forma de capitalismo dependiente. No sabemos si a futuro la visión comunal de Asia logre o no un capitalismo independiente, pero lo que sí es innegable es lo productivo que ha sido el individualismo, y esto también justifica en alguna medida la fascinación que produce la libertad individual. Sin embargo, la libertad individual del individualismo también ha tenido costos. El énfasis en el individuo, su potencial creativo y su capacidad de decisión han llevado a la visión de un hombre todopoderoso, capaz de controlar su medioambiente. En lo religioso, la consecuencia fue el antropocentrismo, definido por el hecho de que se afirma que somos hijos de Dios y, por ende, lo más importante de la creación. La consecuencia es que la relación individuo-sociedad se vuelve central y se deja de lado la relación sociedad-universo existencial, que era la primordial en la sociedad primaria, y la relación individuo-universo existencial, que 187 Obregón, 2008a. ¿quiénes somos realmente? 125 caracteriza a la religión Hindú y al budismo. Oriente ha desarrollado más la significación existencial individual, pues hay una relación directa del individuo con el universo existencial; mientras que en Occidente está intermediada por Dios. En particular, la relación con Dios en el Protestantismo se da vía el trabajo social, de modo que no sólo la relación individuo-universo existencial se transforma en la relación individuo-Dios, sino que esta última se define en la relación individuo-sociedad. El hombre occidental busca cambiar su medioambiente, mientras que el oriental busca contemplarlo. Para el budismo el individuo es una ilusión, para el Cristianismo el individuo es el hijo de Dios. Este todopoderoso individuo occidental busca controlar su medioambiente a tal extremo que se ha olvidado de las viejas rutinas de movimiento, de meditación y de alimentación que caracterizaban a las religiones antiguas como el budismo. El individuo occidental se mueve poco, come mal y de más, se pone obeso y recurre a la medicina moderna para evitar los males que sus malos hábitos le ocasionan. Pero no se puede ir en contra de la evolución y pretender resolverlo con base en la química medicinal contemporánea: sin movimiento, sin buena alimentación y con estrés no hay solución posible. El énfasis en la individualidad tiende a desmantelar a la familia en la medida en que la mujer trabaja y las actividades productivas se diversifican geográficamente. Y la relación del individuo con Dios vía el trabajo social, que caracteriza al Protestantismo, como ya mencionamos, hace depender a la significación existencial de la significación social. La excesiva dependencia en lo social se asocia al hecho de que la significación social se influye cada vez más por el éxito económico. Así, el fracaso económico, aunado a la desmantelación de la familia, son causas frecuentes de la anomia y la soledad individual quellevan a toda clase de desórdenes de la personalidad, los cuales, en casos extremos, pueden llevar al suicidio o a el asesinato masivo. ¿Somos libres o no? La reflexión sobre la libertad individual necesariamente pasa por definir qué es. La libertad de decidir a nivel individual, como ya señalamos, es una herencia animal. Los animales también deciden, tienen noción del tiempo y usan categorías abstractas. Pero sólo los seres humanos tienen la noción de un tiempo extendido, lo que les permite una conciencia autobiográfica y el entendimiento de su propio tiempo de vida. La libertad de 126 carlos obregón decidir contemplando un tiempo futuro extendido es una característica de todos los seres humanos en todas las culturas. Que esta libertad de decidir sea usada o no para decidir individualmente la conducta individual social es una concesión social que algunas sociedades dan y otras no. Occidente, en términos generales, da esta concesión, y aun así sólo lo hace en áreas socialmente determinadas; la mayoría de las sociedades contemporáneas sancionan una serie de actividades individuales tales como desvestirse en público, drogarse, suicidarse, entre muchas otras. Que esta libertad de decidir sea usada para definir a representantes que podrán tomar decisiones sobre la vida social y las instituciones es también una concesión social particular de Occidente. En otras sociedades la habilidad individual de prospeccionar el futuro es usada para tomar decisiones colectivas, ya sea por todo el grupo social –la sociedad primaria– o por un grupo selecto –el senado romano. Hasta aquí hemos discutido la libertad como la habilidad de prospeccionar el futuro y tomar decisiones sobre él, pero no hemos señalado de qué depende esta habilidad; es decir, no hemos discutido si siempre se tiene o no. Ya dijimos que los animales deciden. Pero pensemos en las ratas de Skinner cuando se les da el estímulo al azar y se vuelven locas y mueren pegadas al timbre ya sin hacer caso de si hay comida al lado o no. Claramente ya no son libres de decidir. Hay, entonces, ciertas condiciones que predefinen la libertad de decidir tanto animal como humana. El experimento de Skinner viola una de las condiciones de desarrollo de la tercera vía de la pertenencia, la posibilidad de aprender del exterior prestando atención a él. Observese que la madre que no es contingente y colaboradora y que produce niños inseguros viola la misma condición –aunque siempre en menor grado, pues nunca actúa 100% al azar–, impide el aprendizaje del niño sobre su medioambiente. Prestar atención y aprender en un ambiente siempre desafiante física y mentalmente es una condición necesaria para el desarrollo cerebral normal. Ya vimos que en casos extremos de niños abusados cruelmente el cerebro no se desarrolla con normalidad. La genética está hecha para desenvolverse en la interacción adecuada con el medioambiente, y de no darse, esta genética no produce los resultados esperados. Recuérdese los gatos bebés a los que se les bloquea la visión por un largo periodo y después ya nunca desarrollan el área del cerebro que necesitan para ver y se quedan ciegos para siempre. De modo que aun cuando la libertad de decidir de herencia animal es una característica evolutiva de supervivencia muy antigua, y como tal debe darse en la mayoría de los individuos, hay una serie de condiciones ¿quiénes somos realmente? 127 que impiden que la libertad de decidir de herencia animal se desarrolle normalmente. Aquí ya hay una primera lección sobre la libertad, esta requiere que nos movamos, que prestemos atención a lo que nos rodea y que nos desafiemos física y mentalmente, requiere que aprendamos constantemente, esto es vivir. Además, es necesario distinguir entre la libertad de decidir de herencia animal y la libertad específicamente humana de decidir en un tiempo extendido, la segunda es consecuencia de un lenguaje social que es relativamente reciente en la historia de la evolución. Y aun cuando pueda argumentarse que es necesaria para la supervivencia de grandes grupos humanos, no lo es para nuestra herencia evolutiva primordial, caracterizada por pequeños grupos. De modo que es de esperarse que mientras que la genética que se asocia a la capacidad de decidir de herencia animal sea muy fuerte y determine que la mayoría lo pueda hacer en condiciones normales, no podemos esperar la misma ayuda de la genética en las decisiones de tiempo extendido asociadas con el lenguaje, cuya relación con la supervivencia evolutiva es sólo tangencial. La capacidad humana de prospección en un tiempo extendido se asocia al lenguaje y no proviene primordialmente de la evolución genética –aun cuando tenga impactos genéticos, pues hay una retroalimentación–, sino del desarrollo de la vida social en grandes grupos. Por lo que es de esperarse que dicha capacidad sea más frágil y más fácil de impedir que la decisión de decidir de herencia animal. Dado que el lenguaje es de origen social y que la capacidad de decidir en un tiempo extendido es de origen social, no es sorprendente que bajo ciertas condiciones sociales la capacidad de introspección individual se sujete a la social. ¿Cuáles son estas condiciones? Ya parcialmente las definimos a través de los experimentos de Sheriff y Harvey, y de Zimbardo. La presencia de una amenaza colectiva externa y la ausencia de instituciones claramente definidas entre el grupo amenazante y el referente, o cuando una definición institucional crea fallas que favorecen la agresión de unos individuos contra los otros. La libertad de decidir puede atrofiarse, entonces, de formas variadas. Dada nuestra herencia animal, la insatisfacción persistente de un instinto básico de supervivencia tiende a impedir la libertad de decidir. Esto es lo que Freud y Lorenz nos enseñaron, que la agresión, como respuesta instintiva, domina la conducta cuando hay insatisfacción significativa de necesidades básicas. La agresión es una respuesta instintiva no racional que no evalúa alternativas futuras detenidamente, y no hay flexibilidad representacional. La libertad implica la adecuada satisfacción de los instintos básicos. 128 carlos obregón Pero, como somos seres sociales, los instintos básicos tienen que ser guiados en su satisfacción por la pertenencia en las tres vías. Si la pertenencia no se satisface, caemos en rigidez emocional que nos lleva a personalidades inseguras que nos harán más manipulables y más susceptibles de enfermedades mentales que impidan nuestra libertad de decidir. La libertad de decidir en un tiempo extendido es particularmente dependiente de que tengamos una apropiada pertenencia, pues requiere una mayor estabilidad emocional. Mirar a un futuro más lejano implica un ejercicio más agudo de la imaginación, y esta depende directamente de nuestra capacidad emocional; además de que implica tomar más riesgo en la decisión, lo que requiere, a su vez, de mayor estabilidad emocional. Satisfacer nuestras pertenencias y desarrollarnos emocionalmente incrementa nuestra libertad de decidir, particularmente en un tiempo extendido. Por ello hay que buscar un desarrollo emocional intenso y hay que recordar que a emocionarse se aprende emocionándose. ¿Somos libres o no? La libertad de decidir de herencia animal es una realidad para la gran mayoría de nosotros, y puede atrofiarse, pero sólo bajo ciertas condiciones extremas. Sin embargo: no movernos, no prestar atención a lo que nos rodea y no desafiarnos física y mentalmente nos va atrofiando. La ausencia de neurogénesis asociada a problemas de movimiento físico deteriorará eventualmente –de forma significativa– nuestra capacidad de decidir de herencia animal. La libertad de decidir en un tiempo extendido no necesariamente la tenemos, pues es muy sensible a nuestra estabilidad emocional, a la adecuada pertenencia y a la satisfacción apropiada de los instintos de supervivencia guiados por la pertenencia. ¿Qué es la libertad? Es la suma de: 1) la libertad de decidir de herencia animal; 2) la libertad psicológica, y 3) la libertad de decidir en un tiempo extendido. En otras sociedades los individuos por lo general tienen el punto número1 y pueden alcanzar el 2, o no, y el 3, aun cuando es una habilidad individual, es usada socialmente para que el grupo en su colectividad o un grupo selecto decida la conducta individual y la social. En el individualismo los individuos también tienen por lo general el punto 1, pero además de poder alcanzar o no la libertad del 2, pueden lograr o no parcialmente el 3. En este último, el uso de la libertad de decidir en un tiempo extendido se usa individualmente para determinar ciertas conductas individuales sociales y el ejercicio de un conjunto de derechos, entre ellos el de votar por representantes que tomen las decisiones sociales. En el individualismo, como en otras sociedades, si no se alcanza el 2 no se es realmente libre. Pero, además, sin el 2 el 3 no puede ejercerse adecuadamente. ¿quiénes somos realmente? 129 En términos generales para todas las sociedades, como ya hemos definido en otros trabajos: A) la libertad individual como la consecuencia de tener pertenencia y estabilidad emocional, es decir el 2, y B) la libertad social como una sociedad que les da a sus individuos estabilidad emocional y pertenencia, y se mentaliza –se ejerce el punto 3– socialmente a favor de la mayoría. Estas definiciones se aplican a cualquier sociedad, y en el individualismo habría que agregar el mentalizar –ejercer el punto 3– parcialmente a nivel individual. No somos necesariamente libres aun cuando tenemos el potencial de serlo. Para lograr ser libre hay que ir más allá del Yo del individualismo. Hay que entender quiénes somos psicológicamente y que no basta con ejercer nuestros derechos sociales y con creer que decidimos nuestra conducta para ser libres. La libertad implica poder instrospeccionar con flexibilidad representacional nuestro futuro extendido, y para ello la imaginación es necesaria, la cual depende de nuestro balance emocional y de nuestras pertenencias. Para poder imaginar y cambiar hay primero que estar emocionalmente bien anclado en aquello a lo que pertenecemos. Este será el tópico del próximo capítulo. MÁS ALLÁ DEL YO La característica fundamental del Yo humano es la de tener memoria autobiográfica y poder imaginar un futuro extendido, esto es lo que nos distingue de los animales. Esta habilidad es siempre individual porque la existencia es individual; pero como el ser humano surge evolutivamente como ser social, dicha habilidad es siempre usada para beneficio de la colectividad. Y es esta última la que decide si el individuo tiene o no esferas de conducta social que sean individuales. Lo que distingue a Occidente es que le da derechos al individuo de usar esta habilidad para: decidir ciertas conductas y parcialmente su futuro, y expresarse y ejercer su libertad económica y política –vía el voto–. En este sentido, Occidente es diferente de otras sociedades. Pero no podemos perder de vista que aun en Occidente sigue siendo la comunidad la que decide las esferas de libertad del individuo. La prostitución, la drogadicción, desnudarse en público, y muchas otras actividades, son reguladas. Inclusive, en qué consiste la libertad política –cómo se cuentan los votos– es regulado, no siempre la mayoría gana, como sucede con frecuencia en Estados Unidos. La libertad económica también esta regulada y sujeta a toda clase de impuestos. Los impuestos estimulan y guían la actividad individual aun en áreas tan privadas como tener hijos o no y cuántos. El gobierno, como ya mencionamos, pasó en el siglo xx en los países desarrollados del 10 al 40% de la economía; es decir, en el siglo de la ideología del capitalismo los gobiernos se apropian casi de un tercio adicional de la riqueza que se produce para decidir comunalmente cómo se usa la misma. Los soldados son reclutados en forma obligatoria y enviados a la guerra a morir, o cuando menos pelear por los intereses de la comunidad. Así que lo primero es distinguir entre el Occidente real histórico y la ideología individualista. El primero está fuertemente determinado por la comunidad y sus instituciones, y la segunda argumenta erróneamente que la actividad social es igual a la suma de las acciones individuales. La historia del hombre es la historia de la comunidad y esta ha producido sistemas conceptuales y arreglos institucionales diversos –aun al interior del propio Occidente– que regulan y dirigen las acciones individuales. Lo anterior es una discusión importante. Porque lo primero que nos indica es que el individuo aislado tomando decisiones es una creación ideológica inexis[130] más allá del yo 131 tente aun en el propio individualismo histórico de Occidente. El individuo aislado simplemente es una aberración evolutiva y no puede sobrevivir. El Yo individual siempre es un Yo social. Para entendernos tenemos que ir más allá del Yo individual y necesariamente necesitamos comprendernos en nuestras raíces evolutivas, las cuales nos indican: 1) que somos seres sociales –la pertenencia social–. 2) Que requerimos del cuidado materno para madurar el cerebro –el amor, la primera vía de pertenencia–. 3) Que requerimos movernos, prestar atención a lo que nos rodea y desafiarnos física y mentalmente para que el cerebro se desarrolle apropiadamente. Tenemos una conexión necesaria con el medioambiente –material y biológica– sin la cual nuestra genética no se desenvuelve apropiadamente –la pertenencia existencial–. 4) Que la herencia más fundamental de supervivencia son nuestras emociones y que ellas guían nuestra imaginación. 5) Que somos por herencia animales y que, por lo tanto, tenemos instintos de supervivencia. Así, el Yo individual está inserto en su realidad evolutiva que lo relaciona con todo el universo existencial, con lo social y con lo familiar. La individualidad y la pertenencia están indisolublemente asociadas por el proceso evolutivo. El cuadro 4.1 nos presenta la relación entre la individualidad y la pertenencia, tal y como la he discutido en trabajos previos.188 El punto a destacar aquí es que el individuo no puede desarrollarse si no es en una adecuada pertenencia. Las habilidades individuales dependen, así, del desarrollo apropiado de la misma. Cuadro 4.1. La dualidad individualidad-pertenencia INDiVIDUALIDAD PERTENENCIA 1) Genética individual 1) El amor 2) Instintos de supervivencia 2) La significación social Agresión, sexo, miedo, hambre INDIVIDUO 3) Condiciones neurobiológicas para el desarrollo cerebral: movimiento, prestar atención, desafiarse mental y físicamente 3) La significación existencial La pertenencia también se requiere para el desarrollo cerebral MEDIOAMBIENTE La libertad individual necesariamente requiere de imaginar alternativas futuras, pero dicha imaginación es función de nuestra estabilidad emocional, dada básicamente por la adecuada satisfacción de las tres vías 188 Obregón, 2016, p. 45. 132 carlos obregón de pertenencia. Ser libres implica desarrollar nuestro ser individual según sus necesidades evolutivas. En el camino a la libertad he definido seis pasos para lograrla. El cuadro 4.2 presenta dichos pasos y su definición. Lo importante es entender que no somos individuos aislados que podamos volitivamente acceder al sexto paso de la mentalización y contemplar con flexibilidad representacional nuestro pasado, presente y futuro, y cambiar nuestro bienestar psicológico, como propone la psicología positiva. Por el contrario, estamos arraigados a un grupo social y familiar, y relacionados con el universo biológico y material. Hay características evolutivas que nos definen y que reclaman ciertas conductas sin las cuales quedamos atrapados en fijaciones emotivas que impiden nuestra libertad psicológica, o incluso, en casos extremos, simplemente que nuestro cerebro se desarrolle apropiadamente. A estas alturas el lector ya comprenderá que estos seis pasos simplemente reconocen nuestro origen evolutivo y nuestras pertenencias. Por ello hay un orden, hay que satisfacer los primeros cuatro para lograr alcanzar los esfuerzos volitivos que requieren los últimos dos y en particular la libre imaginación que requiere el último. La libertad de decidir implica capacidad de imaginación representacional, entre más sea esta última, mejor la calidad de la primera. Pero la imaginación representacional depende de nuestro desarrollo emocional –que esta íntimamente relacionado con la satisfacción de nuestras tres vías de pertenencia–. No hay soluciones individuales, no hay libertad individual si no se da en un contexto social y evolutivo. No hay individuo sin comunidad. Cuadro 4.2. El camino a la libertad Primer paso: Movimiento voluntario. Como el universo material se mueve, la vida se mueve para adaptarse. Y nosotros tenemos que movernos. Sin movimiento no hay solución para el ser humano. Y tiene que ser movimiento voluntario. Tenemos que desafiarnos física y mentalmente, prestándole atención a lo que nos rodea. Fuimos hechos para interaccionar apropiadamente con el exterior. De no hacerlo, nuestra genética no funciona adecuadamente, nuestro cerebro no crecerá con normalidad y/o la neurogénesis se detendrá. Segundo paso: La satisfacción de los instintos de supervivencia guiada por la pertenencia. Somos animales, y como tales, tenemos una herencia evolutiva. El sexo y la agresión son indispensables para la supervivencia. Sin satisfacerlos apropiadamente quedamos emotivamente atrapados por la necesidad de hacerlo. Pero deben ser guiados por la pertenencia. Tercer paso: El desarrollo adecuado de las tres vías de pertenencia. El Yo individual simplemente no existe. Desde que surgió, el hombre nace como ser social. Requerimos de la maternidad para que el cerebro se desarrolle. Y tenemos una conexión natural con el universo existencial producto más allá del yo 133 de una larga evolución. Sin entender lo que somos no podemos desarrollarnos adecuadamente. La libertad está en ser lo que somos. Y esta clase de libertad antecede y es prioritaria a la libertad individual de decidir nuestra conducta individual en un sentido social. Cuarto paso: El desarrollo de la libertad emocional. Las emociones son herencia de instintos de respuesta de supervivencia, son la forma fundamental de relacionarnos con el exterior. Emocionarse es vivir. Y vivir implica acción. Ser requiere necesariamente hacer. Reflexionar y pensar no es suficiente. Es requerido desarrollar nuestras emociones por sí mismas. La estabilidad emocional se necesita para el desarrollo exitoso de los pasos quinto y sexto. Quinto paso: Estar consciente.189 Proviene del Budismo y se refiere a un ejercicio cognitivo-volitivo mediante la meditación, y en última instancia, la iluminación, que nos orienta a poner énfasis en el aquí y el ahora, tomando consciencia de la importancia en si de vivir y de ser parte de todo el maravilloso mundo que nos rodea. En el Budismo hay un sesgo a la tercera vía de la pertenencia, a la relación con el universo existencial. Pero, en un sentido más general, estar consciente puede ser usado para las primeras dos vías de pertenencia y también para todas las actividades que hagamos.190 Y no necesariamente tiene que estar ligado, como en el Budismo, a reconocer que el individuo es sólo una ilusión. Podemos estar conscientes de nuestro amor específico a nuestros seres cercanos y saber que es único y especial. Reconocer nuestra individualidad y apreciarla, así como a nuestro cuerpo y a nuestros amores, no se contradice con estar consciente, pero sí se requiere mirar todo con profundidad vital y agradecimiento a la vida y a lo que nos da. Estar consciente es muy importante, pero no puede sustituir el adecuado proceso de vida mediante el cual desarrollamos nuestras pertenencias y nuestras emociones. Vivir no es reflexionar. Hay que vivir, y si vivimos apropiadamente, entonces podemos enriquecer nuestra vitalidad con la reflexión. Pero con desequilibrio emocional y sin pertenencias es imposible reflexionar como lo requiere el proceso de estar consciente. Sexto paso: Mentalizar. Es también un esfuerzo cognitivo-volitivo que es distinto a razonar, pues implica entender nuestras emociones y mirar con flexibilidad representacional nuestro pasado y presente para poder lograr ver –también con flexibilidad representacional– el futuro y poder imaginar alternativas psicológicamente ricas y variadas que realmente nos den alternativas. Pero no se puede mentalizar con crisis emocionales, simplemente las áreas del cerebro requeridas para mentalizar se bloquean. El primer paso es el movimiento voluntario, lo que implica movernos en un ambiente que nos desafíe física y mentalmente, prestándole atención a lo que nos rodea. Estas son condiciones de la neurogénesis. Sin este primer paso no hay salud, sin él, nuestro Yo material se deteriorara apresuradamente. No hay medicina moderna que pueda ayudarnos. Como individuos tenemos que satisfacer las reglas evolutivas, o no sólo no lograremos la libertad, sino que nos deterioraremos física y mentalmente, y habrá una senilidad y muerte prematuras. No podemos tomar decisiones individuales en contra de la evolución y de nuestro origen material y animal. 189 Germer, C. K., Siegel, R. D., 2005, y Bishop et al., 2004. 190 Siegel, D. J., 2007, y Obregón, 2009. 134 carlos obregón El segundo paso es la satisfacción de los instintos de supervivencia guiada por la pertenencia. La evolución tiene que garantizar la reproducción sexuada, no podemos –como individuos o como instituciones– ir en contra de ello y no esperar consecuencias. Si no satisfacemos los instintos básicos, estaremos en contra de la evolución y no lograremos nuestra libertad psicológica; quedaremos emocionalmente atrapados por su insatisfacción y seremos víctimas y victimarios de conductas agresivas. Sin embargo, somos seres sociales y estos instintos tienen que estar guiados por la pertenencia, porque, de no ser así, la destrucción de nuestras pertenencias también impedirá nuestra libertad psicológica. El tercer paso es el desarrollo adecuado de las tres vías de pertenencia. Sin el amor de otros –la primera vía–, el individuo no puede ni desarrollarse ni subsistir. Su propia concepción de sí mismo y su capacidad representacional de autocontemplarse en un tiempo extendido se debe al lenguaje de origen social. Sin significación social –la segunda vía–, el individuo no tiene sentido psicológico –la soledad extrema lleva al suicidio y/o a la agresión–. Sin desarrollar su pertenencia existencial, el hombre no puede subsistir, es de ella que aprende las regularidades para interaccionar con el exterior, y es ella la que le permite relacionarse con el mismo. El individuo no puede decidir ir en contra de sus pertenencias sin perder su libertad psicológica y amenazar gravemente su supervivencia. El cuarto paso es el desarrollo de la libertad emocional. Las emociones nos permiten discriminar la infinita información que recibimos del exterior y darle un sentido de supervivencia evolutiva. El adecuado desarrollo de nuestro ser emocional es fundamental para ser libres psicológicamente. Sin libertad emocional no podemos accesar apropiadamente los esfuerzos cognitivos volitivos de los dos últimos pasos. Es cierto que la razón y la voluntad cognitiva también son necesarias para la regulación afectiva y que hay una retroalimentación necesaria entre los primeros cuatro pasos y los últimos dos; pero también lo es que hay un orden de prioridad evolutiva. En particular, es necesario entender que la razón y la voluntad cognitiva no son la via idónea para el desarrollo emocional. A emocionarse se aprende emocionadose. Y casos extremos de desequilibrio emocional simplemente impiden el uso de la razón, se bloquea el área del cerebro que se usa para mentalizar. Así que, de nueva cuenta, no podemos decidir individualmente no desarrollar nuestras emociones sin sufrir graves consecuencias. Los pasos quinto y sexto, estar consciente y mentalizar, son esfuerzos cognitivo-volitivos del Yo individual, los cuales no pueden llevarse a cabo apropiadamente sin la satisfacción previa de los primeros cuatro pasos. más allá del yo 135 Simplemente, si decidimos como individuos no satisfacer los primeros cuatro pasos, no podremos accesar adecuadamente a los últimos dos. No hay soluciones individuales. Además, aun estar consciente y mentalizar son procesos colectivos. Estar consciente implica aprender a estarlo –y esto se enseña por otros–, y mentalizar implica leer nuestras emociones apropiadamente –y también se aprende–. Las terapias exitosas de estar consciente y de mentalizar se basan siempre en fortalecer las pertenencias. El padre de la psicología del Yo –Rogers– entendió con claridad lo anterior, por ello su énfasis en la necesidad de la empatía.191 Ha sido demostrado que el éxito de distintas terapias depende mucho más de la relación con el terapeuta que de la terapia utilizada.192 Aun en el individualismo occidental tenemos que ir más allá del Yo para poder entendernos y desarrollarnos apropiadamente. El sobreenfasis en el individuo de la ideología individualista es inapropiado y peligroso. Las grandes contribuciones del individualismo histórico no están ligadas a la ideología del individualismo, la cual es una visión equivocada e inapropiada de la propia historia de Occidente. En este, como en todas las culturas, la comunidad le ha proveído al individuo de las condiciones que requiere su origen evolutivo, de no haberlo hecho así no hubiera sido exitoso. Por ejemplo, el deterioro de la familia unicelular se ha visto acompañado de mayor vida social a través de instituciones de educación, membresías a partidos políticos, clubes sociales y deportivos, entre otros. La significación social, a pesar de la enorme influencia del sistema económico y de intercambio, todavía tiene influencia significativa del sistema integrador, pensemos, por ejemplo, en el estado de bienestar. Y la significación existencial, a pesar de su énfasis en el trabajo como forma de conexión a Dios, también se da a partir de instituciones religiosas que prevalecen y que continúan con poder social que, aunque sea más reducido que en el pasado, continúa siendo de gran relevancia. Occidente tiene mucho que enseñarle a otras culturas en materia de su exitoso individualismo institucional histórico, que ha promovido el desarrollo económico, cultural y la creatividad individual y social a dimensiones históricamente insospechadas. Pero Occidente también tiene que aprender de otras culturas formas tradicionales –más exitosas– de satisfacer las pertenencias, tales como la estabilidad que provee la familia y la importancia de una significación individual de orden privado, como la del Budismo. De hecho, otras culturas ya están aprendiendo del indi191 Obregón, 2009. 192 Obregón, 2009. 136 carlos obregón vidualismo histórico occidental y Occidente de ellas. La democracia se ha expandido alrededor del mundo, el Budismo es cada vez más sujeto de interés por académicos y psicólogos occidentales,193 y políticas familiares son cada vez más frecuentes en las compañías occidentales de frontera. Todas estas reflexiones nos deben llevar a rechazar el individualismo ideológico y su visión del individuo aislado; no sólo porque está equivocado, sino porque no logrará guiarnos al apropiado desarrollo del Yo. Para lograrlo, es necesario ir más allá del Yo y contemplarnos en nuestro origen material y evolutivo. Dejar de concebirnos como el centro del universo, volvernos humildes y aceptar nuestra insignificancia. Entender nuestra enorme limitación temporal. Y reconocer que, para ser libres, tenemos que empezar por identificarnos con lo que nos rodea. Para ser libres hay que reconocer nuestro Yo material; movernos, desafiarnos físicamente, prestarle atención a lo que nos rodea y gozar de la luna, del sol, del mar y del cielo estrellado. Gran parte de la libertad reside en identificarnos y contemplar con admiración el universo existencial y la maravillosa conexión que tenemos con él. No se trata necesariamente de cambiarlo, sino de adaptarnos. La pregunta no es qué medicina me permite bajar grasa sin moverme, sino reconocer que no tengo otra alternativa que hacerlo. Es un cambio de manera de ver las cosas; la libertad no sólo es decidir, sino ser, vivir, desarrollar mis emociones, gozar mis pertenencias, satisfacer mis instintos. Querer ser libres sólo con base en nuestra supuesta superioridad humana sobre los animales es un error. Si negamos al animal que llevamos dentro, él nos dominará. Satisfacer a nuestro animal no nos esclaviza, por el contrario, nos libera. Si nos oponemos al universo material, nos destruirá. Si vamos en contra de la evolución no triunfaremos. Lo anterior no quiere decir que claudiquemos la libertad de decidir, ni que regresemos al pasado o neguemos la importancia de los logros del mundo actual, no hay necesidad; las libertades de ser y de decidir se pueden armonizar y fortalecer una a la otra. Para fortalecer nuestra imaginación necesitamos la libertad psicológica que provee la estabilidad emocional y la pertenencia; y el desarrollo de la complejidad mental que implica el individualismo occidental es bienvenida en términos evolutivos. La tecnología no tiene que estar opuesta a la naturaleza. Ir mas allá del Yo es entender que hay una lógica de la existencia universal. Que la vida tiene que adaptarse a un universo material cambiante Que nosotros somos vida y que hay reglas que tenemos que satisfacer 193 Obregón, 2009. más allá del yo 137 –como moverse–. Que somos de herencia animal y necesariamente tenemos instintos de supervivencia que hay que satisfacer –como el sexo–. Que lo que nos identifica en la evolución como humanos es que surgimos de la ampliación del grupo social –somos seres sociales por excelencia–. Que el crecimiento del cerebro implica que los primeros años el bebé requiere protección. Que, como animales, tenemos un instinto de apego que se transforma en el hombre en pertenencia a través del proceso de socialización. Que las emociones son herencias muy antiguas de instintos de respuesta que garantizan la supervivencia. Que somos parte de la mecánica de la vida y de la existencia, y que, por lo tanto, no podemos ser libres si vamos en contra de la misma. Que vivir es adaptarse a lo que nos rodea, desarrollar nuestras pertenencias, sentir, gozar y crecer nuestras emociones, satisfacer nuestros instintos. Que vivir es ser libres en una libertad del ser que antecede a la libertad de decidir, tanto evolutivamente como en el desarrollo de infantes y del bienestar psicológico de los adultos. Una vez que la libertad del ser se realiza a plenitud tenemos libertad psicológica y podemos imaginar el futuro contemplando alternativas representacionales y podemos decidir. Pero el Yo que decide lo tiene que hacer en el contexto de lo que es evolutivamente. Ir mas allá del Yo es ir más allá de la visión estrecha del mismo. Es gozar nuestra capacidad imaginativa y de elección, fortalecida por la libertad psicológica proveniente del adecuado desarrollo emocional y de las pertenencias. Contemplar el mar, amar a nuestra familia, gozar un buen vaso de vino, oír música, bailar, y desarrollar un modelo computacional o científico-tecnológico es posible a la vez. BIBLIOGRAFÍA Abrams, D. y M. A. Hogg (1990). Social identication, selfcategorization and social inuence. European review of Social Psychology, 1, pp. 195-228. Ainsworth, M. D. S. (1967). Infancy in Uganda. Infant care and the growth of love. Baltimore: The Johns Hopkins University Press. Ainsworth, M. D. S., M. C. Blehar, E. Waters and S. Wall (1978). Patterns of attachment: A psychological of the Strange Situation. Hillsdalle, NJ. Allen G. J., P. Fonagy and A. W. Bateman (2008). Mentalizing in clinical Practice. Arlington, VA.: American Psychiatric Publishing. Allport, G. W. (1937). Personality: A psychological interpretation. New York: Holt. Allport, G. W. (1961). Pattern and growth in personality. New York: Holt, Rinehart and Winston. Baldwin, M. W. (1992). 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