¿QUIÉNES SOMOS REALMETE?
La historia del yo
por
CARLOS OBREGÓN
¿QUIÉNES SOMOS REALMENTE?
La historia de yo
1a edición, 2017, Ediciones Universitarias
Derechos Reservados © 2016, Carlos Federico Obregón Díaz
Diseño y formación: Ricardo Pascoe (Spot-ON)www.spot0n.com
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ÍNDICE
los cinco desafíos de la existencia del yo
15
raíces históricas y filosóficas del yo
50
¿quiénes somos realmente?
88
más allá del yo
130
bibliografía
138
[5]
INTRODUCCIÓN
¿Quién soy yo realmente? Es una pregunta que nosotros nos hacemos
con regularidad. Pensamos, hacemos y soñamos cosas que no entendemos. Vivimos un Yo frágil y cambiante y nos es difícil reconocernos en
él. La imagen racional que hemos construido de nuestro propio Yo difícilmente coincide con ese otro Yo que actúa y hace. El enigma individual
de nuestro propio Yo es profundo y de difícil solución, pues este parece
obedecer en ocasiones a fuerzas superiores o distintas a nosotros que no
entendemos. Hacemos esfuerzos por guiar nuestra conducta con firmeza
y claridad y con frecuencia no lo logramos, nuestro otro Yo siempre nos
sorprende y actúa de formas inesperadas.
Cada uno de nosotros nos cuestionamos con frecuencia quiénes somos
y cuál es nuestro verdadero Yo. ¿Somos diferentes a los demás? ¿Qué
tanto? Todos sentimos fuerzas que parecen dominarnos y nos llevan a
realizar acciones que nuestra razón no necesariamente aprueba. Y, sin
embargo, podemos decidir si mover el brazo o no, si ir o no a una fiesta.
¿Qué tanto decidimos? y ¿qué tanto somos consecuencia de nuestro origen material y animal o de presiones y determinantes sociales? ¿Quién es
el Yo? Es una pregunta que nos apasiona a todos y cuya respuesta puede
influir decisivamente en nuestra conducta diaria. La pregunta no es sólo
qué tanto podemos decidir, sino qué tanto conviene que decidamos. ¿Qué
es la felicidad? ¿Qué es la vida? Es un ejecutivo de alto nivel tomando
decisiones diarias o es un gato en la azotea gozando a plenitud del sol.
Todos sabemos que quizá son ambas cosas, ¿pero en qué proporción?
¿Cuándo decidir? ¿Cuándo contemplar? ¿Cuándo liderar? ¿Cuándo simplemente vivir con el flujo de la vida? ¿Qué tan animal ser? ¿Para qué
fuimos hechos? Estas y otras preguntas no tienen respuesta definitiva y en
alguna medida dependen de cómo es cada uno de nosotros y de nuestra
genética individual, pero pueden ser productivamente iluminadas por el
estudio de la historia del Yo al que se abocará este manuscrito.
¿Quién es el yo? Hay cuatro maneras de pensar en el Yo, la primera
es como un ente físico individual, consecuencia de la necesidad evolutiva
de lograr la mayor diversidad genética posible, para garantizar la supervivencia de la especie, y en última instancia, de la vida. La segunda es un
[7]
8
carlos obregón
Yo con conciencia de la individualidad y de la propia existencia, el cual
se encuentra en los animales capaces de sentir emoción. La tercera es un
Yo con la noción de un tiempo extendido y con una visión autobiográfica; una habilidad única de los seres humanos. Y la cuarta es un Yo con
capacidad de decidir con claridad sobre su futuro y el de su sociedad, y
que posee derechos humanos que puede hacer valer ante el grupo social.1
La individualidad física del Yo es incuestionable; y en animales con
capacidad de emocionarse la consciencia de su individualidad también
lo es. La noción de un tiempo extendido y la visión autobiográfica ya es
característica de algunos homínidos y es una peculiaridad innegable del
Homo sapiens. Sin embargo, la capacidad del Yo de decidir su futuro es
altamente cuestionable y ha sido sujeto de discusión y análisis tanto filosófico como científico. Y como veremos, esta capacidad es parcialmente función del sistema conceptual y del arreglo institucional específico histórico
al que hagamos referencia. Los derechos humanos del Yo son aún más
cuestionables y totalmente función de la cultura específica estudiada.
La historia del Yo se escribe a lo largo del tiempo a través de distintas
concepciones y realidades institucionales de lo que es el individuo y su vida
social. En distintas épocas el Yo se ha visualizado en formas diferentes. Y
por extraño que parezca, el Yo que decide su futuro y que tiene derechos
humanos es una creación histórica específica de la sociedad occidental
contemporánea. En la mayor parte de las sociedades antiguas no hay un
verdadero Yo –no hay un individuo–, no existe la cuarta manera descrita
con anterioridad. En la religión Hindú y en el Budismo el Yo se considera
una mera ilusión. Y para el Cristianismo feudal y el Islam el Yo existe sólo
temporalmente, pues finalmente está determinado por su origen religioso
y su destino está definido, es reunirse con su padre el creador.
Aun en la sociedad occidental ha habido dudas sobre la existencia del
Yo. Para Freud el Yo –el ego– realmente no existe pues está determinado
por el ello y como consecuencia su conducta es salvaje, sexual, egoísta y
agresiva. El Yo –el ego vacío– freudiano, determinado por el conflicto entre el ello y las restricciones sociales del superego, refleja adecuadamente
al individuo agresivo de Hobbes y al de Lorenz –en su libro sobre la
agresión–.2 Por otro lado, para las grandes tradiciones Cristiana, Hindú
e Islámica el Yo –aun cuando es sólo una ilusión o sólo existe temporalmente– es social y responsable. Apenas en los sesenta, Skinner argumentó
que el Yo no existe pues es totalmente manipulable desde el exterior.
1
2
Un buen análisis neurobiológico de los primeros tres Yo´s se encuentra en Damasio, 2010.
Lorenz, 1966.
introducción
9
Hoy en día hay un gran consenso sobre la capacidad del Yo de aprender, de desarrollarse y de tomar decisiones por sí mismo. Pero las preguntas de: ¿Quiénes somos realmente? ¿Hay un verdadero Yo? y ¿cómo
es?, continúan siendo relevantes. Como veremos, la psicología y filosofía
contemporáneas nos ofrecen respuestas importantes que, sin embargo,
son diversas, y en algunos casos, incluso contradictorias, de modo que
es necesario reflexionar sobre este tema con una visión científica, evolucionista e histórica como la que presenta este manuscrito, la cual nos
arroja nuevas perspectivas de gran utilidad. La relevancia de entender al
Yo no es solo académica, su entendimiento es fundamental para la vida
diaria exitosa de cada uno de nosotros. Entendernos es fundamental para
poder vivir a nuestro pleno potencial.
¿Es el Yo manipulable a la Skinner o no? ¿Somos sólo una ilusión,
como dice el Budismo, o podemos tomar decisiones libremente, como arguye Sartre y la psicología norteamericana contemporánea? ¿Somos por
naturaleza agresivos o no? ¿Es el mal sólo el contraste del bien, el cual al
final predomina socialmente?
Hemos sido educados en general en la noción tradicional de que el
bien siempre triunfa. Pero nuestra realidad diaria es distinta. Cada uno
de nosotros busca en las noches respuestas a nuestros sueños más escondidos, algunos de los cuales son más perversos de lo que nos gustaría
aceptar. Todos los días vivimos el contraste entre la posibilidad de predar
a otros o de ayudarlos. Hay un animal escondido en nuestro interior que
nos abruma y consume nuestra energía, y que exige acciones que con
frecuencia no están a la altura que demandan nuestros principios éticos y
morales. Acciones que al final justificamos –por no tolerar la disonancia
moral– con racionalismos mal entendidos. Cuando abrimos un periódico, en una página se alaba el bien y la ayuda a los más desesperados y en
la otra se documenta el mal y la perversión que implica abusar de los más
necesitados. Arguyendo falsamente que se defiende el bien, se establecen
guerras y se asesina o se condena a la muerte a miles de personas, se violan despiadadamente niños y niñas, y se abusa de muchas maneras de los
pobres. Entendernos a nosotros mismos en nuestra verdadera capacidad
de dañar a otros y reconocer lo mal que pueden marchar los fenómenos
sociales, es en nuestra opinión el primer paso necesario para poder establecer una verdadera y adecuada armonía social y personal.
La armonía es una condición necesaria de la existencia, pues la relación entre los existentes le da sentido a la existencia de cada particular.
Yo no podría estar aquí escribiendo si no hubiera gravedad –armonía, el
10
carlos obregón
equilibrio interplanetario–, lo que permite que yo no salga volando o me
desintegre. La armonía en el átomo –dada porque los electrones mantengan apropiadamente sus órbitas– es requisito de la existencia del mismo.
Y el átomo, a su vez, es indispensable para mi propia existencia, pues
los átomos forman moléculas que constituyen células, tejidos, órganos y,
finalmente, a mi ser. Pero a diferencia del universo material, que se transforma pero siempre existe como energía-materia, el universo social, y en
particular cada individuo, no tienen una existencia permanente. Incluso,
la desaparición de la vida misma sería un evento de poca relevancia para
la dinámica global del universo material. El hombre y la vida en sí son
elementos prescindibles de la armonía universal. El antropocentrismo en
que fuimos educados nos enseñó que el universo fue creado para nuestro
beneficio, que somos lo más sofisticado de la existencia de la vida, que
el transcurso de la historia es tal que el bien siempre predomina sobre el
mal, y que tenemos acceso a la vida eterna. Estos cuatro argumentos están implícitos en las bellas pinturas de Miguel Ángel en la capilla sixtina y
también son centrales a otros pensamientos como el del Islam. Los pensamientos Hindú, Chino, y en general el asiático, no son antropocéntricos;
el hombre es sólo uno más de los elementos del universo, pero comparte
con el pensamiento occidental la creencia en la vida eterna vía la resurrección. Y ¿qué significa la vida eterna? Que el hombre es elevado a la
categoría de permanente –igual que la materia– y entonces su armonía
con el todo universal queda garantizada.
En todos estos pensamientos –como en la cosmogonía primaria–, la
armonía entre todo lo que existe es el principio básico con el cual se
supera la fragilidad temporal del universo social y personal que tanto le
preocupaba a Heidegger.3 Así, el hombre se concibe integrado de forma
fundamental a todo lo que existe, de modo que el universo social –como
el material– se ve como un universo armónico. En el Cristianismo, en el
Budismo y en Fromm es a través del amor a los demás que el hombre
debe realizar su verdadera esencia que lo integra en armonía al universo
existencial.4 Las obligaciones para con la sociedad se ven, así, como el
ordenador social por excelencia. El individuo ético –por naturaleza– garantiza el adecuado equilibrio personal y social.
3
1962.
En el Cristianismo el amor a los demás es una extensión del amor a Dios, mientras que
en el Budismo es la consecuencia lógica de entender que nuestra individualidad es sólo
una ilusión. En Fromm amar a los demás es la esencia del hombre. Para el Budismo, véase
Barrett, W. Ed., 2006, y para Fromm, Fromm, 1956-2003.
4
introducción
11
Sin embargo, no hay bases científicas para sostener la existencia de
dicha armonía social e individual. La herencia evolutiva del hombre es la
de vivir en grupos pequeños de entre 100 y 150 miembros5 no hay nada
que lo vincule a grupos extendidos, mas que los sistemas conceptuales,
que son frágiles, que difieren de cultura a cultura y que no son universales.6 ¿El bien y el mal se definen, así, por el grupo al que se pertenece.
Un mismo acto, por ejemplo matar, se puede clasificar como bueno si se
refiere a alguien de afuera del grupo –matar al enemigo– y como malo
si se refiere a alguien dentro del grupo. Pero, además, aun al interior del
grupo se violan con frecuencia los preceptos morales enunciados; por
ejemplo, ¿por qué se mata con alguna frecuencia a miembros del grupo
de referencia? Porque el sistema conceptual de referencia que mantiene
unido a cualquier grupo extendido es de por sí frágil.7
Mientras que el Budismo oriental busca enseñar que el individuo es
sólo una ilusión y que su verdadera esencia es su relación con todo lo
que existe, lo que le da sentido a su ser.8 La ideología del individualismo
occidental nos presenta a un individuo cuya esencia es estar independiente y libre de imaginar su futuro como él quiera, y de tomar decisiones
sobre sí mismo y su sociedad. Así, se ve a la sociedad como la suma de
las acciones individuales.9 Mientras que la libertad para el Budismo reside
en contemplar el universo e integrarnos a él mediante la meditación y la
iluminación; es decir, en realizar que como individuos somos sólo una
ilusión. La libertad para Occidente es el ejercicio individual de la capacidad de ver el futuro y de decidir; el hombre es libre de transformar lo
que le rodea para su beneficio. ¿Qué es la libertad? ¿Quién tiene razón?
¿Es de verdad la comunidad la suma de las acciones individuales? ¿O
más bien, la comunidad explica las acciones individuales? ¿Qué tanto
nuestra conducta determina al grupo social de referencia? ¿Somos libres
de determinar la relación con lo que nos rodea, como argumenta Sartre?
¿O es realizar la relación que ya tenemos con lo que nos rodea lo que
realmente es la libertad? ¿Quiénes somos?
¿Quiénes somos? Que podemos matar y recibir una medalla de honor
o matar y ser condenados a la silla eléctrica. Que podemos estar orgul5
Dunbar, 1992.
6
Obregón, 2008b.
7
Obregón, 2014a.
8
Véase Barrett, W. Ed., 2006.
9
Rand Ayn, 1964.
12
carlos obregón
losos de matar o francamente decepcionados de nosotros mismos por el
mismo acto. ¿Tenemos moral? ¿Qué tan animales somos? ¿Cómo fortalecer nuestro Yo? ¿Qué significa ser libres? ¿Cómo ser felices? ¿Cómo
vivir? y ¿a dónde vamos?
En un extremo, el Budismo, Freud y Skinner nos dicen que el Yo es
sólo una ilusión, en el otro, Sartre, Allport y la psicología positiva argumentan que el Yo es libre y que tiene control sobre su psique, porque el
futuro lo podemos contemplar como queramos, de modo que basta un
ejercicio de voluntad para que logremos nuestro bienestar psicológico.
Hoy en día la balanza se ha inclinado sustancialmente a la segunda postura –la ideología del individualismo permea en gran parte de la vida
social contemporánea–. ¿Pero es realmente correcta? ¿En realidad somos
tan libres?
En este libro se argumenta que el Yo no es una ilusión y que se desarrolla cognitiva-afectivamente en su relación con el exterior; pero que no
es tan libre como se argumenta en la actualidad, por la ideología del individualismo. El Yo interactúa con la situación específica y se redefine en
función de la misma, de modo que es flexible y cambiante. Y bajo ciertas
condiciones surge un Yo colectivo que anula las características psicológicas de los distintos Yo´s individuales, y que define la conducta social. Así
que la situación define, a veces parcial y a veces totalmente, la conducta
del Yo, de modo que no es tan libre. Hay Yo´s más manipulables y otros
menos. La historia de pertenencia del infante es decisiva en la seguridad
de la personalidad del adulto. La libertad psicológica tiene que ver mucho
con la calidad de la relación emocional que recibimos de nuestra madre los
primeros doce meses. Personalidades inseguras no son capaces de mentalizar apropiadamente el futuro. Conflictos emocionales serios impiden el
funcionamiento de las áreas cerebrales que se requieren para mentalizar.
Somos de herencia material y animal. No existimos como individuos aislados. No podemos decidir ir en contra de las grandes leyes del universo
y de la evolución. Si lo hacemos no tendremos éxito y pereceremos. La
libertad de decidir nuestro futuro está íntimamente ligada a nuestra estabilidad emocional y al adecuado desarrollo de nuestras pertenencias.
Es necesario integrar de alguna manera los pensamientos oriental y el
occidental para comprendernos mejor. La libertad es, a la vez, entender
nuestras pertenencias y desarrollarlas –tanto a los seres que amamos,
como al grupo social y al universo existencial–, así como ejercer nuestra
imaginación futura para decidir alternativas de acción. Pero lo segundo
depende de manera crítica de lo primero. La estabilidad emocional es un
introducción
13
prerrequisito para mentalizar apropiadamente, porque somos evolutivamente mamíferos con emociones y las emociones no son otra cosa que
mecanismos de respuesta de supervivencia aprendidos a través de millones de años. Sí nacemos agresivos y desaprendemos la agresión vía la
madre. Y el sexo sí es un instinto fundamental, porque la reproducción
sexuada es clave para la diversificación del pool genético y la supervivencia de la vida. Pero la agresión y el sexo se orientan por la pertenencia
familiar y social –se socializan–. La agresión no es un ordenador social en
las sociedades humanas como si lo es en el reino animal. Las sociedades
humanas establecen sistemas conceptuales, y sus correspondientes arreglos institucionales, que definen el orden social. Pero dichos sistemas conceptuales son frágiles en grupos extendidos como los de las sociedades
contemporáneas y fallas de pertenencia dan lugar, de nueva cuenta, a la
agresión como forma de relacionamiento social.10
Así que nuestra libertad, entendida como nuestra capacidad de decidir
nuestro futuro, está muy condicionada. Debemos movernos, desafiarnos
física y mentalmente, y prestar atención a lo que nos rodea, porque si
no nuestro Yo material no funciona apropiadamente; el cerebro no se
desarrolla adecuadamente, la neurogénesis deja de funcionar y la senilidad prematura y/o la muerte es el destino seguro. Debemos crecer en
grupo y satisfacer nuestras necesidades de pertenencia o no lograremos
la libertad psicologíca y seremos presa de desequilibrios que nos llevarán
a la agresión como forma de relacionamiento. Sin pertenencia –un instinto evolutivo– nuestro Yo animal no funciona adecuadamente y nos
convertimos en seres aislados, agresivos, peligrosos socialmente y nuestra
conducta está dominada instintivamente, como Freud lo predijera. Fallas
de pertenencia familiar crean individuos inseguros, manipulables, víctimas de relaciones agresivas y proclives a desajustes psicológicos serios.11
Fallas de pertenencia social crean arreglos institucionales que producen
agresión como forma de relacionamiento.12 Nuestra genética interactúa
con el medioambiente y ambos influyen decisivamente en nuestra conducta. La libertad individual idealizada por la ideología del individualismo simplemente no existe, estamos muy condicionados en nuestro actuar. Incluso nuestra capacidad de imaginar el futuro depende de nuestra
estabilidad emocional.
10
Lewis, T., Amini, F., y Lannon, R., 2000.
11
Siegel, A., 2005.
12
Véanse los experimentos de Sheriff y Harvey, y de Zimbardo en el capítulo primero.
14
carlos obregón
Pero todo lo anterior no significa que el Yo sea sólo una ilusión. Ni
necesariamente tenemos que estar dominados por el sexo y la agresión,
ni somos siempre manipulables, ni nuestra genética es determinante. Pero
sí requerimos desarrollar la adecuada pertenencia, las instituciones sí son
importantes, y contemplar y admirar el universo existencial sí es parte
de nuestra naturaleza evolutiva. La libertad de imaginar nuestro futuro
tiene como prerrequisito nuestra libertad psicológica. La vida no es sólo
decidir sino gozar, vivir, adaptarse, moverse, desafiarse… ser. Tenemos
que desarrollar adecuadamente lo que somos genética y evolutivamente.
Y esto en sí implica una forma de libertad que es distinta a la libertad de
elegir y que es un prerrequisito de esta última.
No hay nada equivocado en la propuesta de un individuo que desarrolle su potencial imaginativo al máximo y que vea su futuro con optimismo y flexibilidad –de hecho es lo deseable–, pues implica un desarrollo
evolutivo del cerebro humano. Pero dicho individuo no puede existir en
el vacío de su individualidad, la soledad aniquila. Sus fortalezas existenciales vienen de sus pertenencias. Una base emocional sólida fomenta una
imaginación poderosa. Mentalizar es el último paso del camino a la libertad, no el único, ni el primero. No hay contradicción entre la pertenencia
y la libertad entendida como imaginar el futuro y tomar decisiones, son
complementarias.
Para entender nuestro Yo y sus características hay que recurrir a los
conocimientos científicos en distintas disciplinas, el camino es difícil, pero
la recompensa es significativa. Tenemos muchas preguntas, vayamos por
algunas respuestas, estudiemos juntos la historia del Yo.
LOS CINCO DESAFÍOS DE LA EXISTENCIA DEL YO
La gran tradición del pensamiento humano contemporáneo está basada
en la presunción de un Yo libre y racional que puede decidir sus acciones
y su futuro. Sin embargo, esta aseveración ha sido cuestionada con frecuencia por diversos psicólogos en el útimo siglo. En este capítulo discutimos los cinco desafíos más importantes que se han presentado. El primero es el Yo vacío de Freud; el segundo es el Yo inexistente –manipulable
y determinado por causas externas– de la psicología del aprendizaje de
Skinner; el tercero es el Yo colectivo –que define la conducta individual–
de la literatura de la psicología social; el cuarto es el Yo biológico de la
psicología genética, y el quinto es el Yo emotivo de la psicología del apego
(o la pertenencia). Como veremos, ninguno de ellos ha sido decisivo en
demostrar la inexistencia del Yo; pero en conjunto representan un desafío
sustancial que cuestiona seriamente la presunción del individuo libre que
sustenta la filosofía política de Occidente. Entender los principales argumentos que se han presentado tanto por los detractores como por los
defensores del Yo es de gran importancia en el proceso que buscamos de
entender quién es ese Yo que está dentro de nosotros.
el primer desafío: el yo vacío-freud
Quién de nosotros no se ha sentido aterrado viendo una buena película
de Alfred Hitchcock o admirado y sorprendido ante las formas extrañas
de las pinturas de Salvador Dalí; sin embargo, nunca nos detenemos a
pensar que las contribuciones de arte de ambos autores no serían posible si no hubieran tenido la influencia de las contribuciones de Sigmund
Freud. Nuestras mentes se rigen en gran medida por un inconsciente que
ninguno de nosotros termina de entender. Quién no se ha despertado
confuso y a veces atemorizado por alguna pesadilla en donde hay sangre, violencia o acciones de nosotros mismos que no podemos explicar.
Pocos pensadores han tenido el impacto en la psique colectiva que tuvo
Sigmund Freud. Ante la visión de un hombre religioso que, aun cuando
[15]
16
carlos obregón
es capaz de pecar, históricamente busca el bien y está unido a los demás
por el amor fraternal. Al ser todos hijos de Dios, Freud antepone la noción de un hombre animal, salvaje, agresivo y dominado por sus apetitos
sexuales. El rechazo ideológico-filosófico fue inmediato –y continúa– y
explica en gran medida que muchos aseveren que Freud simplemente
estaba equivocado y que ha sido ampliamente superado. Pero, como veremos, estas críticas van demasiado lejos, pues algunas de las contribuciones de Freud resultan innegables.
Para entender a Sigmund Freud hay que hacerlo en su contexto
histórico. Hay dos grandes influencias que definen su pensamiento: la
lectura de Darwin y las condiciones conservadoras y restrictivas que imponía la sociedad cristiana de su época. Freud, después de leer a Darwin
se sintió tan profundamente impresionado que dejó su carrera de medicina y estudió dos años de zoología para entender bien al mencionado autor. Darwin había señalado que todos los animales tenían un instinto de
preservación que incluía tanto la pelea por sobrevivir como la inclinación
a reproducirse. La selección natural darwiniana por la capacidad sexual
de reproducirse está detrás de los principales conceptos de Freud. Para
Freud la naturaleza animal del hombre es el origen de las raíces inconscientes de la conducta humana. El ego –el Yo– es de alguna manera el
sirviente de fuerzas inconscientes e incontrolables de la mente. Freud se
vuelve ateo porque piensa que la religión tiende a suprimir las fuerzas
naturales de supervivencia evolutiva como el sexo. Y para él, son estas
fuerzas moralistas represivas las que causan la neurosis. Para Freud, Darwin, habiendo demostrado el origen animal del hombre, abre las puertas
para poder explicar su conducta en términos científicos y para dejar de
lado la espiritualidad y la moral racional como normas explicativas de la
misma. Así, terminó convencido del origen animal del hombre y de que
–como en todos los animales– su naturaleza biológica definía un conjunto
de emociones que determinaban su conducta en busca de la supervivencia. En particular, Freud distinguió los instintos de sexo y de agresión.
Y es la naturaleza restrictiva de la sociedad cristiana de su época la que,
al frustrar la satisfacción de los instintos básicos, crea la frustración. La
cual inicialmente se registra en el inconsciente y posteriormente da origen a la neurosis –por ejemplo al temor de ser reprimido de nuevo ante
deseos instintivos–. De esta manera, el ello –los instintos– y el súper ego
–las restricciones sociales– determinan totalmente la conducta del Yo –el
ego–, el cual es inexistente desde este punto. Para Freud, el trauma está
frecuentemente relacionado con eventos de la niñez o la juventud, y de
los cinco desafíos de la existencia del yo
17
especial importancia son las experiencias relativas a la sexualidad. La
neurosis está particularmente relacionada con la etapa de Edipo –de tres a
cinco años–, en la cual el niño inicia su diferenciación de otros y comienza
a jugar con sus genitales. El método de Freud, como es bien conocido, fue
el de documentar los problemas psicológicos de sus clientes.13
La gran contribución de Freud fue la de comprender las implicaciones psicológicas de nuestro origen animal, lo que implica que las emociones son más relevantes para la conducta que el raciocinio y que gran
parte de lo que hacemos lo determina el inconsciente. Esto cambió para
siempre la forma en la que nos entendemos a nosotros mismos y ha sido
comprobado por la neurobiología contemporánea. Pero Freud también
tuvo desaciertos relevantes. Quizá la limitación más importante de la
contribución de Freud es que nunca buscó resolver el problema de la
interacción de los instintos –el ello– con distintos súper egos. Así, por
ejemplo en Totem y Taboo, Freud estudia a las sociedades primitivas
erróneamente usando la preconcepción de la relación entre el súper ego
y el ello de su propia sociedad –de donde deriva el complejo de Edipo–.14 Este problema fue rápidamente entendido por los posfreudianos,
quienes explican el desarrollo de los infantes según la relación con la
madre, y muestran que el desarrollo normal es posible.15 Señalan que el
ego es autónomo e independiente del ello y que se desarrolla con el medioambiente.16 Argumentan que el ego se forma como consecuencia de
la interacción entre normas sociales y motivadores internos,17 al tiempo
que introducen la idea de que los instintos están ligados a objetos externos, por ejemplo a la madre.18 Los posfreudianos también ven el proceso
de desarrollo como un proceso de individualizarse.19 Es decir, se van
formando Yo’s distintos según la interacción particular del súper ego
con el ello. Este surgimiento específico del Yo en los posfreudianos es un
antecedente importante de la gran relevancia que le dará posteriormente
la psicología contemporánea al Yo.
13
Véase Obregón, 2015a.
14
Véase Obregón, 2009.
15
Ana Freud, 1926.
Hartmann 1939. Además, entre 1945 y 1959 los trabajos empíricos de Spitz muestran que
los niños pequeños pueden mostrar depresión si no interactúan con adultos.
16
17
Erikson, 1950.
18
Jacobson, 1954.
19
Mahler, 1963, 1979.
18
carlos obregón
La teoría cognitiva –iniciada por Piaget– es la base en la que se sustenta
gran parte de la psicología contemporánea y se basa en un ego, en un Yo con
capacidad de aprender. Un Yo que desarrolla un sistema cognitivo mental
interno que le sirve de guía para procesar información. La evolución de
modelos más sofisticados de inteligencia artificial mostrarían la necesidad de
un modelo cognitivo interno para procesar la información infinita, mientras
que el cerebro empieza a concebirse como un sistema cognitivo complejo e
interdependiente, visión que los descubrimientos de la neurobiología contemporánea han fortalecido. Pero, contrario a lo que argumentaba Piaget,
este modelo interno cognitivo, como Bowlby, Main y otros mostrarían,
tiene una base afectiva innegable. Las emociones son determinantes en el
proceso mediante el cual aprendemos de la realidad exterior. Así que, aun
cuando Freud no entendió la relevancia del sistema cognitivo mental interno, sí estaba en lo correcto en la indiscutible relevancia de nuestro Yo emocional, el cual es sin discusión una herencia animal. Estos modelos mentales
determinan la atención, la memoria y la conciencia cognitiva.
Hoy en día tanto las etapas rígidas de desarrollo de Piaget como las
de Freud han sido empíricamente rechazadas y hay un consenso amplio
en varios frentes, como son: 1) la importancia del inconsciente; 2) la relevancia de las emociones; 3) que los instintos son relevantes, pero no son
autónomos, son redefinidos en la interacción con el medioambiente externo, y 4) que se desarrolla un Yo cognitivo que aprende inteligentemente
del exterior, pero que este aprendizaje tiene una base afectiva innegable.
Ya desde 1960 el posfreudiano Sandler introdujo la noción de representaciones mentales, la cual hace compatible al estructuralismo posfreudiano con la psicología cognitiva contemporánea. El Yo, capaz de relacionarse con el exterior con base en representaciones mentales, además de
aprender es capaz de visualizarse en el futuro y de tomar decisiones. Esta
línea de investigación ha sido particularmente fructífera en la psicología
norteamericana. Allport es el primero que se abre de lleno a las consecuencias de esta visión del individuo. Para Allport, al individuo normal
no lo determina su infancia sino sus preocupaciones presentes y sobre
todo sus objetivos futuros.20 Allport fue un pensador original al enfocar
la psique del hombre normal en vez de la psicopatología, lo que influiría
decisivamente en el curso posterior que tomó la psicología norteamericana, particularmente la psicología positiva. Por su parte, Kelly unió la
tradición Gestalt con la capacidad cognitiva representacional del hombre y
argumentó que siempre se pueden construir representaciones alternativas
20
1937, 1961.
los cinco desafíos de la existencia del yo
19
del universo.21 Rogers, a su vez, enfatiza el carácter fenomenológico de
la realidad y la relevancia de la estructura cognitiva del yo y la ve como
un determinante fundamental de la psicología individual. También señala
la importancia de la congruencia en las relaciones interpersonales. Dos
congruencias son clave para Rogers: 1) entre el organismo –la realidad
fenomenológica subjetiva total, esto es, la realidad percibida– y el Yo, y 2)
entre el Yo y el Yo ideal. Incongruencias en el punto 1 forman las psicopatologías, incongruencias que se generan cuando los individuos reciben
recompensa psicológica condicionada de los padres. Pero para Rogers,
en contraposición a Freud, la represión puede evitarse. Una personalidad
saludable se forma cuando se recibe recompensa psicológica incondicional. Incongruencias en el punto 2 generan desajustes e insatisfacción. Rogers acepta el inconsciente, pero no lo ve como dominado por traumas de
la infancia. El pensamiento de Rogers llevó al desarrollo de su terapia
centrada en la persona, que hace énfasis en la empatía y que ha sido de
gran influencia. La empatía de Rogers recoge la afectividad necesaria en
la relación paciente-psiquiatra, y en general en las relaciones humanas.22
La escuela contemporánea de psicología positiva de Seligman y otros, le
pone especial énfasis a la capacidad del individuo de decidir, de visualizar
su futuro y de crearse actitudes positivas. De este modo, se ha logrado
un consenso empírico-teórico sobre la existencia de un Yo afectivo, inteligente, capaz de aprender, de visualizar el futuro y de tomar decisiones. Y
aparentemente el desafío de Freud a la existencia del Yo ha sido superado.
El problema es que el Yo no es realmente tan libre como Allport y la escuela contemporánea de psicología positiva sugieren.
Los posfreudianos siguen tratando con éxito la neurosis con base en el
psicoanálisis. Las etapas de desarrollo, aunque no son lo rígidas que Freud
pensaba, son relevantes en la creación de traumas. Hay una gran evidencia
acumulada en el sentido de que la conciencia es de hecho sólo una parte
pequeña de la actividad mental.23 El inconsciente no necesariamente es el
freudiano –dominado por los instintos autónomos de sexo y de agresión–,
sino que también contiene la pertenencia de Bowlby (el apego) y la empatía
de Rogers. Sin embargo, no hay duda de que fallas de pertenencia en la educación del niño tienen como consecuencia el resurgimiento de la agresión
como forma básica de relacionamiento que garantiza la supervivencia
21
1955, 1969.
22
1959, 1961, 1977.
23
Kihlstrom, 1987.
20
carlos obregón
individual. En los animales la pertenencia emocional y la agresión son los
ordenadores sociales. En las sociedades avanzadas –de grandes grupos
humanos– son los sistemas conceptuales y sus correspondientes arreglos
institucionales los que establecen el orden. Fallas en la pertenencia social
conducen a la agresión entre miembros de un mismo grupo social. Y la
ausencia de un sistema conceptual y un arreglo institucional común entre
grupos distintos, con frecuencia puede llevar a la agresión como forma de
relacionamiento entre los mismos. Hay evidencia empírica de la importancia del instinto de agresión tanto en los trabajos de etología de Lorenz y
otros,24 como en estudios empíricos psicológicos del desarrollo de infantes
que sugieren que la agresión es nata y se desaprende fundamentalmente
a través de la enseñanza de la madre.25 Y hoy sabemos que en el caso de
los niños desorganizados con problemas emocionales serios de desorden de
personalidad es frecuente encontrar abuso sexual real en la niñez.26
El origen material y animal del hombre y los condicionantes que ello
implica han sido sistemáticamente desdeñados por los pensadores de Occidente, cuya filosofía política y social gira alrededor de un individuo libre
capaz de decidir su futuro y el de su sociedad. Pero a pesar de los grandes
esfuerzos en esta dirección, el origen animal del hombre que Freud trajera
a la psicología permanece como su gran contribución. La neurobiología
contemporánea revalida el señalamiento de Freud del origen animal, pasional y emotivo del hombre.27 Se ha demostrado que la forma de percepción y almacenamiento de imágenes es similar en el hombre y en los
animales.28 Los animales imaginan, planean, anticipan el tiempo –aun
cuando no extendido– y entienden la muerte, aunque sólo a un nivel
emocional y no conceptual. La diferencia del hombre con los animales es
únicamente la de un lenguaje más sofisticado, que permite un sinnúmero
de combinaciones de las imágenes almacenadas y da origen a estructuras
conceptuales que permiten la noción de un tiempo extendido y la visión
autobiográfica de sí mismo. Pero esta diferencia no borra los orígenes
animales del hombre. En particular es necesario entender el papel de las
emociones. Las emociones son respuestas ante el medioambiente que garantizan la supervivencia, son una herencia de lo que en los protozoarios
24
1966.
25
Fonagy, 2004, y Allen et al., 2008.
26
Jacobson y Rowe, 1999.
27
Panksepp, J., 1998.
28
Damasio, 2010 y 2006.
los cinco desafíos de la existencia del yo
21
son reacciones, en los reptiles son instintos de respuesta y en los mamíferos se transforman en emociones. Las emociones ordenan la infinita información exterior y seleccionan la que será almacenada, aquella que es
evolutivamente relevante para la supervivencia de cada especie. En el ser
humano la razón está supeditada a las imágenes almacenadas con base en
las emociones. Es en este sentido que las emociones son determinantes
primigenias de la conducta. Empíricamente se ha demostrado que ante
fallas agudas de la pertenencia, el área del cerebro que se requiere para
mentalizar apropiadamente deja de funcionar.29 Es decir, las crisis emocionales impiden el adecuado análisis mental –racional– de la situación,
algo que la mayoría de nosotros hemos experimentado en un momento o
en el otro. Particularmente las emociones que se aprenden el primer año
de vida resultan relevantes en la conducta posterior. La imaginación en
el hombre, dado el lenguaje sintáctico que posee, es un instrumento muy
poderoso, más que en otros animales, pero a pesar de ello, la imaginación
está fundamentalmente dirigida por las emociones. Sin emociones no hay
imaginación. Las emociones son determinantes fundamentales en la actuación del hemisferio derecho del cerebro, que captura el exterior con
base en imágenes emocionales complejas, como una cámara fotográfica
emotiva. Y sin la información del hemisferio derecho la lógica racional
del izquierdo no puede trabajar apropiadamente.
Como ya mencionamos, Freud se equivocó en cuanto a que quizo
universalizar las relaciones sociales de su época y no se dio cuenta que
en otras sociedades y otros tiempos históricos los problemas psicológicos
cambian. La neurosis, aun cuando sigue siendo relevante para la sociedad occidental actual, es menos importante que en la sociedad que vivió
Freud. El problema psicológico más agudo de las sociedades contemporáneas son los desórdenes de personalidad –debido a la soledad y la
anomia–, que se explican más como problemas de fallas de pertenencia
social que como complejos psicosexuales asociados con la conducta restrictiva de los padres. Su teoría de los sueños también estaba errónea,
estos no son necesariamente manifestaciones de complejos del pasado, ni
se asocian siempre a represiones consecuencia de la conducta restrictiva
29
La actividad mental asociada a la pertenencia puede bloquear el funcionamiento de las
áreas asociadas con el control cognitivo y la capacidad de mentalizar. Bartels y ZeKi, 2000,
2004. Fonagy (en Busch, 2008) señala que cuando hay problemas de pertenencia y se dispara la necesidad de la pertenencia, el circuito mesocortilímbico dopaminérgico prevalece
e impide aprender a mentalizar. Siegel (1999) comenta que: “en estados de excesiva excitación se ha sugerido que los procesos –elevados– de los circuitos neocorticales se apagan”
(p. 259).
22
carlos obregón
de los padres, son consecuencia de nuestras emociones que se manifiestan
en la noche a través de imágenes almacenadas por el hemisferio derecho
cerebral, y como el izquierdo no opera adecuadamente, dichas imágenes
se recogen sin orden y se mezclan de formas inesperadas. Pero, en lo que
sí tenía razón Freud es en la importancia de las emociones –consecuencia
de nuestro origen animal–. Así que aun cuando estas emociones no se
restringen a las relaciones sociales de una sociedad en particular, las de
Freud sí son un determinante fundamental de la conducta, de los sueños
y de problemas psicológicos. Es así que si uno no juzga a Freud por sus
argumentos específicos, sino por su gran visión del problema psicológico
del hombre, se tiene que reconocer que su contribución es de gran envergadura en la historia del pensamiento humano.
Fonagy y Target concluyen que a pesar de las debilidades de Freud
en su teoría de las etapas del desarrollo, en su visión del ego vacío y su
desprecio por la formación del mismo a partir de la interacción con el
medioambiente, sus contribuciones para el estudio del inconsciente son
innegables y que su visión de la neurosis fue guía para la visión estructural
posfreudiana de la misma, la cual sigue siendo utilizada hoy en día por
la psiquiatría posfreudiana contemporánea.30 Hall y Lindsey concluyen
que la principal razón por la cual Freud continúa teniendo relevancia no
es su método científico de análisis, sino su visión compleja del hombre.31
Freud tenía razón en que la base primigenia de la conducta del hombre
son sus emociones guiadas por sus instintos de supervivencia y que gran
parte del aprendizaje sobre el exterior es inconsciente, esto en sí es un
gran descubrimiento que prevalece. Western argumenta que la visión de
Freud es compatible con modelos contemporáneos de inteligencia artificial que muestran un conflicto entre autoafirmarse y transformarse.32 El
conflicto entre los instintos de supervivencia animales individuales y las
restricciones sociales que visualizó Freud es de carácter general y no puede
subestimarse, aun cuando debe reconocerse que dicho conflicto no anula
necesariamente al Yo, como Freud consideraba. Desde nuestro punto de
vista la gran contribución de Freud es su visión del hombre, en la cual
siempre hay algún grado de tensión entre su “diferencia” –su individualidad– y su pertenencia. Esta visión permite comprender la fragilidad de la
pertenencia; y a la agresión, como consecuencia de fallas de pertenencia.
30
2003.
31
1998.
32
1998 y 1999.
los cinco desafíos de la existencia del yo
23
Freud descubre las implicaciones psicológicas del animal que todos
somos. Sus contribuciones, incluyendo ya las críticas contemporáneas, se
pueden sintetizar de la siguiente manera: Si niegas al animal que llevas
dentro te dominará y serás presa de la agresión como forma de relacionarte con los demás. En cambio, si lo reconoces, lo aceptas, lo satisfaces y
lo orientas por la pertenencia, tu animal se desarrollará apropiadamente
de acuerdo con sus características evolutivas; y como forma fundamental
de tu ser, enriquecerá con mucho tus relaciones positivas con el exterior.
el segundo desafío: el yo manipulable-skinner
En los años setenta mi amigo OJ Harvey dio una excelente plática sobre
la psicología de la esclavitud. Él señalaba que para esclavizar a alguien psicológicamente se necesitan dos factores. El primero es estar en posición de
un estímulo que sea central para el otro y el segundo es proporcionárselo
al azar. OJ fue el alumno más brillante de Sheriff y se formó en la tradición
de la Gestalt y de la psicología social europea, pero su plática sin lugar
a dudas utilizó los conocimientos adquiridos en la teoría conductiva de
Skinner, la cual había mostrado que ratas a las que se les da el estímulo al
azar perecen pegadas al timbre que se asocia al estímulo. Esto nos muestra hasta dónde todos hemos aprendido de este último autor, quien, a
pesar del rechazo permanente de los defensores del Yo, nos mostró que
podemos ser mucho más manipulables de lo que creíamos.
Skinner sacudió los cimientos de la cultura contemporánea del individualismo con el argumento de que el Yo es una ilusión. Este autor –clasificado por la American Psychological Association como el psicólogo más
eminente del siglo xx– propuso que la ciencia pronto dejará de lado al Yo,
en la medida que vaya describiendo empíricamente las causas externas de
la conducta. Él señala que nosotros asociamos erróneamente la conducta
a “a algo que sucede adentro de nosotros” a lo que llamamos “La Libertad
de Decidir”, y argumenta que lo que sucede al interior de nosotros es en
realidad sólo consecuencia de causas previas externas. Para Skinner, el
objetivo de la ciencia de la psicología era predecir y controlar el comportamiento de un organismo a partir de su actual situación de estímulo y su
historia de refuerzo. En una novela utópica llamada Walden dos (Walden Two)
de 1948 y un bestseller de 1971 llamado Más allá de la libertad y la dignidad (Beyond Freedom and Dignity), argumenta que el futuro de la humanidad depende
24
carlos obregón
del abandono de los conceptos de libertad y dignidad individuales y de la
ingeniería del entorno humano, de modo que el comportamiento se debe
controlar sistemáticamente con fines deseables, en lugar de hacerlo al azar.
Skinner identificó tres tipos de operantes –respuestas– que pueden seguir el comportamiento: 1) Neutrales, 2) Reforzadores, y 3) Castigos. El
condicionamiento operante puede usarse para explicar una amplia variedad
de comportamientos, desde el proceso de aprendizaje hasta la adicción y
la adquisición del lenguaje. También tiene aplicación práctica –como en la
economía simbólica– en aulas, prisiones y hospitales psiquiátricos. Sin embargo, el condicionamiento operante no tiene en cuenta el papel de los factores heredados y cognitivos en el proceso de aprendizaje –en seres humanos
y animales– y, por lo tanto, es una explicación incompleta del mismo. Por
ejemplo, Kohler encontró –en 1924– que los primates a menudo parecen
resolver problemas en un destello de discernimiento en lugar de ser consecuencia de un aprendizaje de ensayo y error. Y la teoría del aprendizaje social de Bandura mostró empíricamente que los seres humanos pueden aprender automáticamente a través de la observación. Cada vez es más evidente
que las predisposiciones genéticas existen y son importantes determinantes
de la conducta, y como la neurociencia contemporánea muestra, nuestros
cerebros son altamente especializados y modularizados para ciertas tareas
–nuestras psicologías y comportamientos incluidos–. Terapias conductistas
aplicadas, por ejemplo al autismo y a la homosexualidad, no fueron exitosas demostrando la importancia de otros factores. Por otro lado, Bandura
y otros, encontraron empíricamente que el condicionamiento es mediado
cognitivamente.33 Los individuos piensan y se autorregulan, y desarrollan
hipótesis sobre las consecuencias de repetir una conducta o de cambiarla.
El reforzamiento pasa por una evaluación de la hipótesis utilizada. A esto se
le llama el reforzamiento del Yo. Los individuos interactúan con el medioambiente influyéndolo y siendo influídos por él. Los seres humanos, dada
su capacidad cognitiva, pueden observar, aprender e imitar; por ejemplo,
la agresión puede ser consecuencia del aprendizaje social. Actualmente la
terapia conductista aislada prácticamente se ha abandonado, y en su lugar
se utiliza una terapia cognitiva-conductista. La cual ha sido utilizada con
éxito en un sinnúmero de terapias, incluyendo fobias simples, trastornos de
ansiedad y adicción, depresión; y cuando se usa junto con antipsicóticos,
puede incluso ayudar en el tratamiento de la esquizofrenia.
En gran medida los descubrimientos empíricos de Bandura y otros,
dieron respuesta al desafío del Yo planteado por Skinner. Pero sólo hasta
33
1962, 1973, 1977, 2006.
los cinco desafíos de la existencia del yo
25
cierto punto, porque, como veremos en las próximas dos secciones, este
Yo es menos estable, más emotivo y más influenciable desde el exterior
de lo que la teoría cognitiva racional de Piaget y las teorías de la personalidad del Yo argumentaran inicialmente. De modo que, aun cuando el
Yo no sea siempre 100% manipulable –como Skinner argumentara– bajo
ciertas condiciones los seres humanos pueden ser manipulados a aceptar situaciones por demás adversas a sus creencias iniciales. Así como
lo muestran los abusos sexuales y la esclavización de adultos y menores
de edad en prisiones, monasterios, el ejército y muchos otros ambientes
en donde son vejados con regularidad, y no solo ellos se acostumbran a
aceptarlo sino que aquellos que los rodean también. No hay duda de que
Skinner tenía razón en que si deseamos obtener la conducta individual
adecuada necesitamos las instituciones sociales apropiadas.
Se pueden sintetizar las contribuciones de Skinner, ya tomando en
cuenta las críticas y los descubrimientos contemporáneos en este campo,
de la siguiente manera: Si te concentras en tu interior y desprecias la
influencia del medioambiente, seguramente terminarás siendo mucho
más manipulable de lo que creías; en cambio, si reconoces su enorme
influencia y te preocupas por pertenecer a los ambientes adecuados, ello
contribuirá significantivamente a tu desarrollo psicológico.
tercer desafío: el yo colectivo: la psicología social
A pesar de los monumentales desafíos al Yo de Freud y de Skinner, la
historia del Yo, dado el éxito de la psicología cognitiva, se continuó escribiendo. Particularmente en la psicología norteamericana, en donde las
teorías de la personalidad de Murray, Allport, Catell y Eysenck, junto
con la psicología del Yo de Kelly y Rogers, se volvieron la corriente dominante, sobre todo en los sesenta y setenta. Las teorías de la personalidad
se abocaron a responder qué queda en esta psicología individual, qué hay
en este ego –en este Yo– que no está vacío. Y si cada persona es única, es
natural que pretendamos explicar la conducta a partir del entendimiento de esta persona, que es a lo que se dedica la psicología del Yo. Sin
embargo, como veremos, los estudios más recientes de psicología social
mostraron que el Yo resultó ser más flexible y cambiante ante influencias
del exterior de lo que creían estos autores. Y en particular bajo ciertas
condiciones surge un Yo colectivo que determina la conducta individual.
26
carlos obregón
El dictum de Allport orientó definitivamente a la psicología social
norteamericana; este señala que no hay psicología social si no se basa esencial y totalmente en la psicología de los individuos, en la psicología del
Yo.34 Así, los primeros trabajos de psicología social se orientan a buscar
características individuales; por ejemplo, el liderazgo se estudia desde las
características particulares del líder. Pero ya con Murray,35 queda claro
empíricamente que la personalidad es dinámica. La personalidad es un
compromiso entre los impulsos del individuo y las demandas e intereses
de otras personas. La visión de la personalidad dinámica de Murray (y
Carlson) antecede a la de Mischel, quien produce una revolución que
lleva a la integración de las teorías de la personalidad y la psicología
social. Mischel argumentó que el trabajo empírico no ha mostrado que
las condiciones conductuales son altamente generalizables, ni las amplias predisposiciones son demostrables.36 Su argumentación provocó un
debate sobre la persona, situación que ha dominado la literatura de los
últimos 35 años. Para él, la personalidad es plástica, el individuo actúa
diferente en diversas situaciones. Su enfoque se dirige a entender lo que
el individuo construye en situaciones específicas versus la de noción de
rasgos globales de personalidad. En 2004 este autor reconoce que los
rasgos de personalidad estables tienen algún valor para interpretar la
personalidad individual, pero insiste en la importancia de interpretarlos
junto a un análisis cuidadoso de la plasticidad de la personalidad. La
gran contribución de Mischel es su modelo de la personalidad cognitivoafectiva dinámica, el cual permite la integración de la psicología social
con la psicología del Yo y muestra que el Yo es un Yo social. Mischel no
describe adecuadamente cómo se aprenden estas conductas plásticas de la
personalidad, el proceso de aprendizaje es mejor explicado por Bandura.
Pero los dos pensamientos son compatibles.
La consecuencia de las contribuciones de Mischel y otros, es que la
psicología social contemporánea norteamericana tiene que partir de explorar los sistemas mentales, las estructuras y procesos intraindividuales
cognitivo-afectivos que contribuyen a patrones coherentes y distinguibles
de experiencia y acción.37 El proceso de liderazgo en el contexto de la
visión contemporánea de la psicología social norteamericana, en contra34
Allport, 1924, y véase Graumann, 1986.
35
Murray, H. A., 1968.
36
1973, 1995.
37
Cervone et al. en Rhodewalt, 2008, y Kuhl et al., 2006.
los cinco desafíos de la existencia del yo
27
posición con los primeros estudios basados en las características particulares del líder, es un proceso interactivo en el cual tanto el líder como los
liderados participan, no existen características estáticas que definan al líder. El liderazgo depende de las circunstancias y de los liderados en forma
dinámica.38 Los prejuicios raciales también deben ser considerados en forma dinámica y contextual.39 Las representaciones son relacionales.40 Este
enfoque contemporáneo hace inadecuado buscar separar los efectos de la
persona –del Yo– versus la situación. Las funciones sociales no se pueden
desligar del contexto social: la habilidad de los niños para discriminar
objetos está ligada al contexto, y lo mismo es para funciones sociales más
complejas.41 Entender diferencias temperamentales requiere de establecer
los contextos,42 y de introducir factores culturales.43 La narrativa combina
a la persona –al Yo– a la relación interpersonal y a la situación.44 El lenguaje es de orden social y es necesario para una gran parte de la actividad
mental individual.45 En este contexto intrapersonal la pregunta relevante
es qué pasa con el Yo de Rogers y otros. El Yo busca mantener su propia
autoconcepción al navegar el ambiente social.46 El Yo busca mantener
una autoestima segura, verdadera y óptima.47 La autoestima depende de
la conducta actual dirigida a un objetivo del individuo.48 Dados todos
estos resultados empíricos, es claro que el Yo se determina junto con su
situación social. De modo que el rescate del Yo de las teorías de la personalidad y de la psicología del Yo resultó ser muy parcial, pues el Yo
no sólo actúa de forma distinta ante diferentes situaciones, sino que las
situaciones definen parcialmente al Yo. La gran contribución de la psicología social contemporánea norteamericana es que vincula al individuo –
al Yo– con la sociedad a partir de un modelo cognitivo-afectivo dinámico,
38
Chemers en Rhodewalt, 2008.
39
Devine et al. en Rhodewalt, 2008.
40
Baldwin, 1992, 1999.
41
Cantor y Kihlstrom, 1987.
42
Kagan.
43
Fox et al., 2005.
44
Hermans, 2001.
45
Toulmin, 1985, y Harre y Tissaw, 2005.
46
Higgins, 1996, y Leary y Baumesiter, 2000.
47
Kernis, 2003.
48
Rhodewalt y Peterson en Rhodewalt, 2008.
28
carlos obregón
de modo que el Yo se concibe fundamentalmente como un Yo social. Los
estudios de neuroimagen han arrojado algunos resultados interesantes
para la psicología social: 1) Usamos diferentes partes del cerebro cuando
nos estamos relacionando con familiares o conocidos versus extraños. 2)
Nuestro conocimiento está sesgado por nuestras motivaciones sociales;
es decir, usamos diferentes partes del cerebro en relaciones con supuestos
colaboradores versus con supuestos competidores.49
El énfasis actual de la psicología social norteamericana en la interdependencia de la personalidad –del Yo– y el medioambiente social produce un acercamiento con la concepción europea. Sin embargo, la distancia entre las dos epistemologías es aún considerable, pues la metodología
europea parte de categorías de grupo que no son fácilmente reconciliables
con la terminología individual usada por la escuela norteamericana. El
desafío más importante del Yo proviene de la tradición europea, aun
cuando algunos de los experimentos más importantes fueron realizados
en Estados Unidos. La tradición europea siguió la epistemología de la
escuela Gestalt. Esta escuela aplica la teoría de sistemas a la psicología y
argumenta que la conducta está determinada por un campo psicofísico
de un sistema de fuerzas de estresantes y tensionadores, de modo que
la forma cómo percibimos un objeto está determinado por el campo total en el cual el objeto está inmerso.50 Aplicada a la psicología social, la
idea es que el comportamiento social emerge al nivel del grupo social y
no al nivel del individuo. A continuación describimos dos experimentos
hechos en Estados Unidos –en la tradición europea– que han sido de
gran relevancia para entender cómo surge la conducta al nivel de grupo.
El primer experimento fue realizado en 1954 por Sheriff, Harvey y
otros: The Robbers Cave Experiment (El experimento de la cueva de
Robbers); quizá sea el estudio empírico más importante hecho sobre la
conducta de grupos.51 El experimento consistió en llevar a 22 muchachos a un parque en Oklahoma. Los muchachos fueron divididos en dos
grupos, mismos que desconocían la existencia del otro grupo. En cuanto
descubrieron al otro grupo empezó la competencia por el territorio, la
cual terminó en que se atacaran uno al otro, destruyendo sus banderas
y vandalizando el campamento del grupo contrincante, llamando al otro
grupo con palabras insultantes y haciendo armas con calcetines llenos
49
Downey et al. en Rhodewalt, 2008.
50
Lewin, K., 1951.
51
Sheriff, Harvey et al., 1954,1961.
los cinco desafíos de la existencia del yo
29
de piedras, en fin, la confrontación seguramente hubiera llegado a un
incidente mayor de no ser porque los instructores intervinieron. Hay tres
lecciones importantes que se pueden sacar de este experimento: la primera es la clara distinción que se hace entre miembros del propio grupo –el
ingroup– y miembros del otro grupo –el outgroup–. La segunda es que si las
instituciones que cobijan a ambos grupos son débiles o inexistentes como
en este experimento, la agresión es la forma natural de relacionarse entre
los grupos. La tercera es que la conducta individual queda determinada,
no por los valores o la psicología individual de cada miembro, sino por la
conducta grupal –por un Yo colectivo– determinada por el conflicto por el
territorio e intereses con el grupo extraño. La escuela Gestalt tenía razón,
la conducta social que emerge no puede pronosticarse a partir de la psicología de los miembros individuales. Nótese que Skinner también tenía
razón, pues las instituciones inadecuadas –insuficientes para crear una
pertenencia común entre ambos grupos– crean una conducta individual
inapropiada y colectivamente agresiva contra el grupo contrincante. Este
estudio explica porqué grupos tribales en sociedades primarias interactúan con frecuencia entre ellos vía la agresión y porqué la guerra ha sido
una forma de relacionamiento entre grupos que pertenecen a sistemas
conceptuales distintos a lo largo de toda la historia del hombre.
El segundo experimento fue hecho por Zimbardo en la Universidad de
Stanford en 1971.52 Los sujetos fueron asignados al azar para desempeñar
el papel de “prisionero” o “guardia”, dejando finalmente a diez prisioneros
y once guardias. Los guardias trabajaron en grupos de tres –siendo reemplazados después de un turno de ocho horas–, y los prisioneros fueron
divididos en tres habitaciones–. También había una celda de confinamiento
solitario para los prisioneros que se “portaron mal”. La simulación de la
prisión se mantuvo como “vida real” tanto como fue posible. Se ordenó a
los guardias que hicieran lo que creyeran necesario para mantener la ley
y el orden en la prisión, y para exigir el respeto de los prisioneros. No se
permitió violencia física. Sin embargo, a las pocas horas de comenzar el
experimento algunos guardias comenzaron a acosar a los prisioneros. Se
comportaban de una manera brutal y sádica, que aumentaba a medida
que pasaban los días y los presos se hacían cada vez más sumisos. El experimento se salió de control muy rápidamente y tuvo que terminarse a
los seis días de quince que se planeaban originalmente. Este experimento
demuestra la obediencia de las personas cuando se les proporciona una
ideología legitimadora y apoyo social e institucional. También ilustra la
52
Zimbardo, 2007.
30
carlos obregón
teoría de la disonancia cognitiva y cómo el poder de la autoridad puede
llevar a la crueldad. Los abusos de los derechos humanos ocurridos en la
prisión de Abu Ghraib, bajo las fuerzas armadas estadunidenses después
de la guerra de 2003 en Irak, pueden ser un ejemplo reciente de lo ocurrido
en este experimento en la vida real. De hecho, hay ejemplos como este en
las cárceles de todo el mundo y en otras instituciones donde las autoridades
tienen un poder definitivo sobre otros miembros de la comunidad, como el
ejército, internados de escuelas religiosas, y otras. Estos dos experimentos,
y muchos otros en psicología social, han demostrado que el grupo ejerce
una influencia determinante en la conducta individual.
En la escuela de psicología europea la teoría de identidad social de
Tajfel,53 Hogg,54 Doise,55 Turner y Oakes y otros,56 sostiene que la explicación de conductas sociales, sólo a partir de conducta individual e
interpersonal, deja mucho por explicar a nivel de la conducta de grupos.
En la tradición de Durkheim y de la escuela Gestalt, estos autores defienden la categoría de una dimensión social, una identidad social –un
Yo colectivo–. La investigación se dirigió a una serie de comportamientos sociales tales como estereotipos;57 solidaridad y cohesión de grupo;58
conducta de masas;59 el fenómeno de la desindividualización60 y conformidad y conducta normativa.61 La relativa importancia del individuo en
el grupo fue tratado por esta teoría, no en términos de características de
personalidad individual sino en términos de prototipos, así se trató la conducta desviante62 y el fenómeno del liderazgo.63 El liderazgo es para esta
teoría la consecuencia de acercarse al prototipo; miembros marginales no
tienen influencia. Para estos autores como para la psicología norteamericana, el individuo busca un concepto personal y una identidad social posi53
1972, 1984.
54
2006.
55
1986.
56
1986.
57
Oakes et al., 1994.
58
Hogg, 1993.
59
Reicher, 1984.
60
Reicher et al., 1995.
61
Abrams y Hogg, 1990.
62
Márquez et al., 2001.
63
Hogg, 2003.
los cinco desafíos de la existencia del yo
31
tiva y entonces optimiza las categorías sociales a usar en un proceso psicológico a resaltarse.64 Pero la diferencia con la tradición norteamericana
es que este proceso usa categorías sociales. En esta concepción el grupo es
primario porque es el marco de referencia que permite que la individualidad emerja.65 Una de las ventajas de este enfoque es que permite analizar
con mayor claridad tanto las diferencias culturales e institucionales en la
relación individuo-sociedad,66 como la dinámica de la significación social.
La psicología social norteamericana muestra empíricamente cómo un
Yo cognitivo afectivo dinámico, en conjunto con la situación, define la
conducta. Esto en sí es una contribución relevante, pues deja claro que
el Yo es emocional, dinámico e inestable, y que se influye en forma decisiva por la situación. Sin embargo, la psicología social norteamericana
continúa, cuando menos parcialmente, en la tradición del dictum de Allport, pues finalmente, a pesar del que el Yo se redefine por la situación,
se le rescata como una pieza central de la dinámica social. Pero el Yo está
sujeto a presiones sociales que, como ya vimos, en ocasiones resultan
determinantes. Dadas las contribuciones empíricas de la psicología social
europea, resulta claro que bajo ciertas condiciones, la conducta social no
puede explicarse como la suma de conductas individuales ante una situación dada, sino que surge un Yo colectivo, y bajo estas condiciones, la
conducta del Yo individual se explica a partir del Yo colectivo y no viceversa. Las características individuales afectivo-cognitivas de los individuos
participantes dejan de ser relevantes.
La importancia de este tercer desafío del Yo se puede resumir de la
siguiente manera: No hay duda que las instituciones sociales determinan la
conducta individual en más ocasiones de lo que nos gustaría admitir. Por lo
que la revisión de si las instituciones están o no logrando sus objetivos es de
extrema relevancia. Aunque enseñarle al individuo una ética personal –lo
que también se hace por instituciones– es necesario para preservar el orden
social, no es suficiente; por lo tanto no podemos confiar en juicios individuales para preservar el orden social. Para cada uno de nosotros la lección es
cuidarnos de no caer presa de instituciones inapropiadas, pues con mucha
probabilidad nos convertiremos en víctimas de las mismas.
La discusión anterior sobre los tres primeros desafíos ha dejado claro
que hay un Yo con capacidad de aprendizaje que se va formando y que
64
Hogg, 2006, y Simon, 2004.
65
Hogg, 2001.
66
Markus y Kitayama, 1991, y Oyserman et al., 2002.
32
carlos obregón
va diferenciando a las personas, de modo que las respuestas a estímulos
externos son intermediadas en forma cognitiva diversa por distintos Yo’s.
El proceso cognitivo de formación del Yo tiene una base emocional fundamental. La primera forma de interacción del Yo con el exterior es en
base a las emociones, que son herencia antigua de instintos de respuesta
animal. El Yo es plástico y flexible, una característica de supervivencia
adaptativa, y tiene respuestas distintas en situaciones ambientales diferentes. Como la psicología social norteamericana ha demostrado, el Yo se
define en conjunto con la situación. Los descubrimientos de la psicología
social europea, y en particular los experimentos de Sheriff y Harvey, y
de Zimbardo, muestran con claridad que al nivel del grupo surge, como
decía Durheim, un Yo colectivo; y que la conducta individual puede, en
ciertas ocasiones, ser mejor pronosticada por este Yo colectivo que por
la diferencia cognitivo-afectiva entre los individuos ¿En qué condiciones
surge este Yo colectivo? Ante la presencia de una amenaza colectiva externa y la ausencia de instituciones claramente definidas entre el grupo
amenazante y el referente; o cuando una definición institucional crea fallas que favorecen la agresión de unos individuos contra los otros.
El experimento de Zimbardo deja claro que fallas institucionales favorecen la agresión entre individuos, particularmente el abuso cruel de
aquellos que tienen el poder, y esto nos lleva a que Freud y Lorenz tenían
razón en que la agresión es una característica nata del ser humano dado
su origen animal. Como ya vimos, los niños nacen agresivos y desaprenden la agresión vía la madre. Además, como Bandura ha demostrado,
la agresión también se puede aprender socialmente, de modo que puede
generalizarse y dar fácilmente origen al caos al interior de un grupo. El
experimento de Sheriff y Harvey muestra que la agresión es una forma
natural de relacionarse entre grupos sociales que no tienen instituciones
comunes. El hombre agresor de Freud en busca de la satisfacción de sus
necesidades instintivas, particularmente el sexo, es una realidad en cada
uno de nosotros, pero esta agresión puede ser desaprendida y guiada
socialmente. Sin embargo, ante fallas sociales de pertenencia, la agresión
reaparece. ¿Qué tan manipulables somos? Mucho más de lo que imaginamos. Los experimentos de Zimbardo y Sheriff, y Harvey muestran que
los individuos cumplen, en su gran mayoría, con los papeles asignados
por el Yo colectivo. Ante fallas institucionales, Skinner tenía razón, la
conducta individual humana es manipulable a un grado que es sorprendente; particularmente porque en estos experimentos muchos de los papeles asignados iban en contra de la formación cognitivo-afectiva de cada
los cinco desafíos de la existencia del yo
33
uno de los participantes. De modo que si resumimos las contribuciones de
los tres desafíos estudiados hasta ahora, ellos dejan claro que aun cuando
sí hay un Yo, las fronteras del mismo son muy plásticas, es altamente
influenciable desde el exterior, y se convierte en un ser agresor ante fallas institucionales. Todos estos descubrimientos cuestionan seriamente la
capacidad de decidir individual y libremente el futuro. Además de todo
lo anteriormente mencionado, la genética contemporánea ha proporcionado nuevos elementos que cuestionan la visión del hombre libre, capaz
de decidir su futuro y de crearse cognitivamente con base en su voluntad,
actitudes positivas por sí mismas. Este será el tema de la próxima sección.
cuarto desafío: el yo biológico,
la psicología genética
La genética ha demostrado con claridad que hay diferencias genéticas
individuales y que son un claro determinante tanto del fenotipo como de
la la conducta individual. Tomemos, por ejemplo, el caso de la obesidad.
Estudios de gemelos (que comparten 100% su genética) creados por distintas familias en distintas condiciones sociales muestran una correlación
importante con su grado de obesidad; de modo que es claro que hay componentes genéticos de la misma. Los estudios familiares y los estudios de
gemelos proporcionan estimaciones de la fracción de la variación de la
población que puede atribuirse a la variación heredada o la heredabilidad. Las estimaciones de heredabilidad oscilan entre el 30 y el 70%, con
una estimación típica de 50%; es decir, aproximadamente la mitad de la
variación de la masa corporal en una población es el resultado de factores
heredados.67 Sin embargo, la genética no se desenvuelve por sí misma en
un programa predeterminado, sino que el programa genético es flexible y
se adapta a las condiciones medioambientales. Siguiendo con el ejemplo
de la obesidad, descendientes de italianos en Argentina son por lo general delgados, mientras que los mismos descendientes en Estados Unidos
tienden a ser obesos; el pool genético es el mismo, pero las diferencias
ambientales y culturales producen un resultado distinto. La obesidad,
una vez establecida genera su propia homeostasis, pues el exceso de grasa
baja el metabolismo y hace que sea más difícil perder el peso. Todo lo
anterior no quiere decir que una persona no pueda utilizar su libertad de
67
Lyon et al., 2005.
34
carlos obregón
decidir para dejar de ser obesa, pero es definitivamente más difícil cuando
las condiciones genéticas y ambientales están en contra, tan difícil que la
mayoría de las personas no dejan de ser obesas a pesar de estar conscientes de las enormes implicaciones negativas en la salud que ello implica.
En general, dejar la obesidad requiere de ayuda externa, terapias, grupos
de apoyo, etcétera, y aun así, muchas veces no se logra. Este es un ejemplo sencillo de la vida diaria, pero sirve para abrir la discusión de esta sección, que pretende señalar que además de los determinantes instintivos
de la conducta (Freud, Lorenz) y de los determinantes externos (Skinner,
la psicología social), hay determinantes genéticos importantes.
El proyecto del genoma humano ha permitido la comparación de
grandes números de personas, y esto ha fortalecido sustancialmente el
ya conocido resultado en estudios de gemelos y de adopción sobre la
influencia de la genética en la conducta. Plomin y otros (2016), hacen
un buen resumen de los principales descubrimientos en este ramo. Ellos
mencionan diez resultados específicos, los cuales podemos agrupar en
tres grupos.
En el primer grupo están los resultados uno, cuatro, siete y ocho de
Tomin y otros. El uno es que el genoma individual tiene correlación
significativa con la habilidad cognitiva, la psicopatología, la personalidad,
el uso de sustancias adictivas y la dependencia a la droga.68 El resultado
cuatro es que muchas asociaciones al nivel del fenotipo pueden explicarse
como consecuencias genéticas.69 El séptimo resultado es que la mayoría
68
Estos resultados son recientes y han sido encontrados entre 2012 y 2015. Pero confirman
los estudios de gemelos y de niños adoptados previamente realizados. En estudios de inteligencia de gemelos (comparten 100% de información genética) versus mellizos (comparten
50% de información genética) en varios países la correlación típica para los primeros es de
85%, mientras que para los segundos es solo de 60% (resultados entre 1981 y 1989). Para
la esquizofrenia la influencia va del 15% al 50% (resultados entre 2002 y 2013). Autismo,
hiperactividad, religiosidad, altruismo, creencias políticas y preferencias de comida también
han mostrado influencia genética definitiva. Las características genéticas, además, son significativamente heredables: la inteligencia en 50%, la personalidad del 30 al 50 por ciento.
69
El primer ejemplo es que las correlaciones cognitivas al nivel del fenotipo entre inteligencia, lectura, matemáticas y lenguaje van del 53 al 65%, y la mitad de esta correlación puede
ser explicada por un análisis genético multivariado. El segundo ejemplo es que la ansiedad
y la depresión se correlacionan porque tienen la misma causa genética, y la neurosis y la
depresión también son mediadas genéticamente. El tercer ejemplo es que se ha mostrado
que hay un riesgo genético común entre esquizofrenia, transtorno bipolar, transtornos del
espectro autista, discapacidad intelectual y transtorno de déficit de atención e hiperactividad
(resultados de 2015). Todos estos resultados parecen implicar que siempre que se encuentra
una correlación fenotípica entre dos rasgos conductuales, la contribución genética a la correlación fenotípica es significativa y sustancial.
los cinco desafíos de la existencia del yo
35
de las medidas del “entorno”, tales como estilo de parentesco y ambiente familiar, apoyo social y eventos de vida, y entornos de vecindario,
escuela y trabajo, muestran una influencia genética significativa.70 El octavo resultado es que la mayoría de las asociaciones entre las medidas
ambientales y los rasgos psicológicos están significativamente mediadas
genéticamente.71 Los resultados en este primer grupo se explican por el
objetivo fundamental de la evolución, que es la supervivencia adaptativa. La diversificación genética y la selección natural se dan a través
de los genes; si los genes no influyeran en el fenotipo ni en la conducta
del mismo, la evolución pondría en riesgo la supervivencia –no haría su
trabajo–. Por lo anterior, es de esperarse que haya correlación entre los
genotipos, los fenotipos y la conducta tal y como la encontramos en este
primer grupo de resultados.72
En el segundo grupo están los resultados tres, cinco y seis de Tomin y otros. El tres es que la herencia es consecuencia de muchos genes
con poco efecto. Esta característica permite flexibilidad adaptativa. Un
sistema de muchos genes es flexible y superior desde el punto de vista
de la supervivencia ante distintos ambientes que un solo gene causal. En
la lógica de la evolución está la creación de sistemas complejos, interactivos, flexibles, que involucran tanto a la herencia genética diversificada
en muchos genes como a la influencia del medioambiente. Dada esta
lógica, posiblemente no deberíamos esperar poder avanzar mucho en
descubrir relaciones causales determinadas entre genes específicos y comportamientos conductuales complejos. Una buena argumentación en esta
70
La razón es que diferencias genéticas tempranas, por ejemplo en personalidad y psicopatología, orientan a esa persona a ambientes que las amplifican (en 2013 y 2014 el genoma
individual ha sido usado para confirmar este resultado).
71
Los investigadores están comenzando a usar el genoma humano para proporcionar apoyo
adicional para este hallazgo. Este resultado sugiere un modelo activo de experiencias moldeadas en las que los seres humanos seleccionan (o se les seleccionan), modifican y crean
experiencias en parte basadas en sus propensiones genéticas. Un primer ejemplo es que, en
1996, se encontró que la negatividad en la conducta de la madre se correlacionaba en 61%
con la conducta antisocial del adolescente, y de este 61% el 40% se explica genéticamente, el
16% por el ambiente compartido entre madre e hijo y 5% por el ambiente no compartido.
Un segundo ejemplo es que se ha mostrado una mediación genética significativa entre el
estado socioeconómico familiar –que se correlaciona con la educación de los padres y su
inteligencia–, la inteligencia de los niños y el rendimiento educativo (resultados de 2014 y
2015).
72
Como comentan Lee et al. (2016, p. 30): “Si vivimos en un mundo que es lo suficientemente simple como para que la selección natural sea robusta, quizá no es sorprendente que
podamos progresar duplicando la estrategia de la naturaleza de usar tamaños de muestra
grandes para detectar pequeñas correlaciones de rasgos de adn.”
36
carlos obregón
dirección se encuentra en Turkheimer (2016). El quinto resultado es que
la heredabilidad de la inteligencia aumenta a lo largo del desarrollo, este
resultado se limita a la inteligencia. El sexto resultado es que la estabilidad
en diferentes edades se debe a la genética, mientras que los cambios por la
edad se deben a factores ambientales. La estabilidad genética puede explicar hasta 80% de la estabilidad en el fenotipo. Interpretar el quinto resultado en el contexto del sexto es de particular relevancia. El hecho de que
a pesar de que, en general, la genética provee la estabilidad, la heredabilidad de la inteligencia se incrementa con la edad, sugiere un modelo activo
de experiencias moldeadas en las que los seres humanos seleccionan (o
se les seleccionan), modifican y crean experiencias, en parte basadas en
sus propensiones genéticas. En términos más generales, diferencias genéticas tempranas, por ejemplo en personalidad y psicopatología, orientan
a esa persona a ambientes que las amplifican, y los ambientes tienden
también a seleccionarlas. Esto explica también el octavo resultado de que
la mayoría de las asociaciones entre las medidas ambientales y los rasgos
psicológicos están significativamente mediadas genéticamente.
El tercer grupo consiste de los resultados dos, nueve y diez de Tomin
y otros. El resultado dos es que ninguna característica genética es 100%
heredable, los rangos van del 30 al 50%, lo que quiere decir que el resto
es explicado por factores ambientales. Este resultado también obedece
a la lógica de la evolución, la heredabilidad de los genes es de esperarse
para que la selección natural funcione, pero el determinismo genético
(la herencia al 100%) llevaría a respuestas inflexibles ante medioambientes diversos, y de nueva cuenta disminuiría sustancialmente la capacidad
adaptativa. La importancia de los factores ambientales en la conducta
–alrededor del 50%– es esencial para la supervivencia. En esta línea también debe interpretarse el hallazgo nueve. El noveno resultado es que la
mayoría de los efectos ambientales no son compartidos por los niños que
crecen en la misma familia, y es uno de los hallazgos más trascendentales
de utilizar modelos de genética conductual.73 El resultado diez es que
los desórdenes psicológicos comunes, tales como las discapacidades de
aprendizaje y la psicopatología común como la esquizofrenia, el autismo
73
Originalmente se pensaba que mismos padres igual a mismo ambiente. Pero como los
modelos genéticos sólo explicaban la mitad de la conducta, esto indicaba que el medioambiente tenía que explicar la otra mitad. Esto llevó eventualmente al entendimiento de que
las experiencias con los padres, de entrada no son las mismas para diferentes hijos, aun cuando los padres sí sean los mismos. El mensaje no es que las experiencias familiares no son
importantes, sino que las experiencias sobresalientes que afectan el desarrollo de los niños
son específicas para cada niño en la familia y no generales para todos los niños de la familia.
los cinco desafíos de la existencia del yo
37
y la hiperactividad, son sólo extremos cuantitativos de los mismos factores genéticos que afectan al resto de la distribución, y en este sentido, es
normal que la anormalidad ocurra.74 Este último descubrimiento también
obedece a la lógica evolutiva. La diversificación genética implica que todas las probabilidades se cubren, de modo que es natural que incluya
extremos que son diferentes a la mayoría y que, en este sentido, son
anormales. Así que resulta lógico que haya bases genéticas de comportamientos que describimos como anormales
Quizá el descubrimiento más importante de la neurobiología contemporánea sea precisamente que el programa genético no está predeterminado, sino que es plástico y se desarrolla adecuadamente sólo si
el medioambiente es el apropiado. Los descubrimientos empíricos de la
neurobiología contemporánea son inexplicables a la luz del determinismo
biológico y genético. El cerebro humano no se desarrolla mediante un
programa genético preconcebido, rígido e insensible al medioambiente,
por el contrario, sólo funciona apropiadamente si la relación medioambiental es la adecuada.75 La neuroplasticidad descubierta en los últimos años
muestra con claridad que el objetivo fundamental del programa genético
es la supervivencia en el cambiante medioambiente; distintas áreas del
cerebro pueden readaptarse a hacer funciones que originalmente no les
correspondían.
Este cuarto desafío se puede resumir de la siguiente manera: Se ha demostrado que la influencia de la genética en la conducta es de alrededor
del 50%, mientras que el otro 50% se debe a variables ambientales. Pero
la influencia de la genética no es determinante sino que actúa en conjunto
con el medioambiente en un sistema muy complejo que involucra la interacción de muchos genes y muchas variables ambientales para optimizar
las posibilidades de adaptación y de supervivencia. A nivel personal la
genética es importante, pero no es el único factor que determina nuestra
conducta; por lo tanto, debemos rechazar cualquier forma de determinismo genético.
74
Se excluyen miles de trastornos de genes únicos raros, como la fenilcetonuria que produce
incapacidad intelectual y tiene una frecuencia de 1 en 10 000.
75
Si bloqueamos la vista a gatitos recién nacidos nunca logran ver, pues el área del cerebro
requerida no se les desarrolla. Esto se conoce como el periodo crítico. Hubel, D. H. & T.
N. Wiesel, 1970. Sin embargo, a pesar del periodo crítico, nuevas interacciones ambientales
son enfrentadas con neuroplasticidad –no la misma al nacer– pero suficiente para indicar
que el cerebro continúa siempre con un desarrollo plástico vinculado a las necesidades
ambientales que se le presentan, véase Obregón, 2013a.
38
carlos obregón
quinto desafío: el yo emotivo,
la psicología de la pertenencia
La psicología de la pertenencia ha sido demostrada empíricamente y permite recobrar la visión de Freud acerca de la importancia de las emociones, dado el origen animal del hombre, la relevancia del inconsciente y
la necesidad de explicar la psique humana desde un punto de vista evolutivo.76 Pero en contraposición a Freud, la psicología de la pertenencia
rechaza la relevancia de los instintos autónomos del sexo y la agresión, y
se enfoca al estudio de otro instinto evolutivo, el del apego o pertenencia.
La gran contribución de la psicología de la pertenencia es que permite explicar cómo se integra la psique individual al grupo social, principalmente
a través de la relación emocional inicial con la madre o progenitora, de
modo que hay casos de éxito–de pertenencia segura– y casos de fracaso
–de pertenencia insegura–. En los primeros, la libertad psicológica –buscada por Piaget y por los defensores del Yo– puede ejercerse por el individuo; en los segundos, fallas de pertenencia impiden que dicha libertad
sea ejercida dándole la razón a los detractores del Yo.
A pesar de que Bowlby rechazó los instintos autónomos de Freud de
sexo y agresión, aprendió de este último la importancia del origen animal
del hombre y de las emociones, así como la necesidad de entenderlo
desde un punto de vista evolutivo. Y también fue influido por hecho de
que los posfreudianos y la psicología del objeto inglesa (Klein, Winnicott
y Fairbain) ya habían introducido la relevancia del objeto exterior –la
madre– en la formación del Yo.77 Así, para él, la pregunta a resolver era
cómo explicar la formación del Yo desde un punto de vista evolutivo.
Bowlby acepta la noción de Fairbain de que la relación con el objeto
exterior (la madre) define la psicología del infante –del Yo–; pero la concibe como un instinto, como un sistema de apego (pertenencia) heredado
como consecuencia de la evolución. El instinto de apego lo toma de los
trabajos de etología de Lorenz, quien había descubierto que los gansos y
otros animales siguen lo primero que ven cuando nacen, se apegan.78 La
teoría psicológica de la pertenencia (Attachment Theory) argumenta que
76
Como siempre en la ciencia, la discusión continúa, aun cuando los principales resultados
ya se encuentran sólidamente establecidos. Véase, por ejemplo, Mikulincer, M., 2010, y
Mercer, J., 2011.
77
Una versión empírica más reciente de la psicología del objeto es la de Kernberg, véase,
por ejemplo, Kernberg, O. F., 1980.
78
Lorenz, 1935.
los cinco desafíos de la existencia del yo
39
el infante tiene instintos que lo guían a buscar una figura de pertenencia,
busca asegurarse la continua disponibilidad de su protectora.79 Bowlby
también recibió la influencia de la teoría del aprendizaje de Jean Piaget,
según la cual el bebé, al tocar lo que le rodea –al ejercer su libertad de
movimiento– desarrolla una relación de causa-efecto versus con el exterior,
y esta se registra en él como un esquema mental que va definiendo al Yo.
Pero, en lugar de la noción de esquema mental, él utilizó la de un modelo
interno de trabajo –proveniente de trabajos iniciales en inteligencia artificial–. El modelo interno de trabajo de Bowlby, a diferencia del esquema
mental de Piaget, tiene un contenido emocional, lo que era de esperarse,
dada la influencia evolutiva animal de Freud. Para este autor, la pertenencia es un imperativo biológico de la evolución. La forma en la cual los
padres tratan a los niños es de fundamental importancia para explicar su
desarrollo, de modo que el modelo interno de trabajo, el cual determina
la forma en la que el infante procesa el mundo alrededor de él, se forma
a partir de la interacción emotiva con sus padres.
El modelo interno de trabajo propuesto por Bowlby sería verificado
posteriormente empíricamente por Ainsworth y Main. La pertenencia
también es crucial para Bowlby en el desarrollo psicológico de los adultos; esta última propuesta sería verificada empíricamente por Fonagy.
Mary Ainsworth, quien colaboró con Bowlby, demostró empíricamente
que el modelo interno de trabajo de distintos infantes varía en función de
la relación con su madre o cuidadora.80 Estos experimentos la llevaron a
la conclusión de que es la calidad de la comunicación preverbal entre la
madre y el infante lo que define la seguridad de la personalidad de este
último. Estos estudios empíricos permitieron clasificar a los niños en tres
categorías: los niños seguros, los niños evasivos y los niños ambivalentes.
Las madres de los niños seguros establecen una comunicación contingente
y colaboradora. Los niños inseguros optimizan –en la medida que pueden–
la calidad de la protección que reciben: los niños evasivos no muestran sus
emociones ya que no esperan atención. Los niños ambivalentes muestran
en todo momento su preocupación por la disponibilidad de la madre, buscando ser escuchados por esta. Una alumna de Ainsworth, Mary Main,
descubrió experimentalmente una nueva categoría de infantes, los niños de
conducta desorganizada.81 La conducta desorganizada es consecuencia del
79
Bowlby, 1969, 1973, 1980.
80
1967, 1978.
81
Main y Sólomon, 1990.
40
carlos obregón
temor a los padres, a quienes identifican como fuente de peligro, o bien, de
observar a unos padres temerosos e incapaces de actuar.
Mary Main se preocupó por diseñar estudios longitudinales para
poder apreciar la permanencia del modelo interno de trabajo.82 El primer
resultado importante de Main consiste en haber hallado una fuerte correlación entre la clasificación de la personalidad del niño –según la conducta del infante a los doce meses en la situación extraña– y los modelos
internos de representación con los que el niño interpreta los hechos que
ocurren a su alrededor a los seis años. El segundo resultado relevante
consistió en la correlación entre la conducta del infante a los doce meses
y el estado mental representacional de los padres en relación con la pertenencia. Main propuso que los modelos internos de trabajo de Bowlby son
en realidad procesos estructurales que determinan no sólo los sentimientos y la conducta sino también la atención, la memoria y la conciencia
cognitive. Estos modelos internos de trabajo se relacionan “no sólo con
patrones diferentes de conducta no verbal sino también con patrones del
lenguaje y de la estructura mental”.83 Los estudios de Main muestran que
las reglas que el bebé aprende para sobrevivir se mantienen a lo largo de
la vida y determinan no sólo la conducta posterior sino la forma en que
el universo es percibido. Main mostró que estas reglas influyen decisivamente en el estilo que se tendrá al ejercer la paternidad.
Diversos estudios han confirmado las propuestas de Bowlby, Ainsworth y Main. Ijsendoorn corroboró las correlaciones de Main en seis
países.84 Hesse consignó que Benoit y Parker encontraron correlaciones
en tres generaciones.85 Sroufe y otros, demostraron que los niños seguros
se convierten en líderes, los niños evasivos victimizan a otros, y los niños ambivalentes tienden a ser víctimas.86 Schore muestra que los niños
evasivos, cuando son adultos, tienen un factor de riesgo que les relaciona
con problemas de narcisismo, esquizoides y de obsesividad; los niños
ambivalentes, cuando son adolescentes, tienden a correlacionarse con la
anorexia, y de adultos se relacionan con la histeria y la histriónica.87 Y
Fonagy encuentra que los niños desorganizados, cuando son expuestos
82
Main, Hesse y Kaplan, 2005.
83
Main et al., 1985, p. 67.
84
1995.
85
1999.
86
1999.
87
2002.
los cinco desafíos de la existencia del yo
41
a lo largo de la vida a presiones sociales adicionales, se relacionan con
desórdenes serios de la personalidad.88
La relación de pertenencia tiene una centralidad emocional. Existe
una conexión emotiva entre mamíferos –producto de una larga evolución– que permite la protección de los bebés y el desarrollo de la vida en
grupo. En el caso de los reptiles, la agresión es un medio para obtener
lo que se necesita. Los reptiles no tienen emociones y sólo optimizan
su propia supervivencia. En los mamíferos las emociones definen las
relaciones entre ellos, el balance hormonal y el sexo. Las emociones
de pertenencia restringen en los mamíferos la agresión reptiliana y los
conduce a proveer protección para que se desarrolle la relación entre la
madre y el bebé. La comunicación emotiva es esencial para establecer la
relación de pertenencia. Sin emociones no hay pertenencia. Las expresiones verbales de las que es capaz el hombre carecen de sentido si no
están respaldadas por la comunicación no verbal emocional. La teoría
psicológica de la pertenencia señala que no sólo la personalidad posterior del niño, del adolescente y del adulto se correlaciona con los primeros
aprendizajes, sino también su modelo mental de procesar información y
la actitud posterior que tendrá como padre o madre. La neurobiología
ha probado que el desarrollo neuronal del infante depende de la calidad
de la relación con sus padres. Ambas, la teoría psicológica de la pertenencia y la neurobiología contemporánea, resaltan la importancia de la
calidad de la comunicación no verbal y de la relación emocional. La
seguridad de la personalidad del niño, del adolescente y del adulto no se
correlacionan con la genética sino con la calidad de la comunicación no
verbal y los cuidados que recibe de infante.89
La pertenencia no sólo es relevante para el infante sino también para
el adulto. Además de Mary Ainsworth y Mary Main, un tercer psicólogo que aportó evidencia empírica a la teoría de pertenencia fue Fonagy,
quien se dedicó a estudiar las condiciones bajo las cuales individuos adultos pueden modificar las características de la relación de pertenencia que
desarrollaron en la infancia. En 1987 Fonagy y los dos Steele (discípulos
de Fonagy) demostraron empíricamente que: 1) El estado de la mente de
los padres en relación con la pertenencia puede predecir la conducta del
hijo en la situación extraña a los doce meses. 2) Padres con fuerte capacidad reflexiva –habilidad de mentalizar versus débil– son de tres a cuatro
88
2003.
89
Siegel y Hartzell, 2003, p. 149.
42
carlos obregón
veces más probables de crecer niños seguros. 3) Una fuerte capacidad
de mentalizar puede romper el ciclo de desventaja que vincula a padres
inseguros con hijos inseguros. De este modo, hay dos rutas para tener
una personalidad segura, la primera es a partir de una pertenencia segura
de infante y la segunda es aprender a mentalizar de adulto. Pero mentalizar implica la capacidad de leer y entender nuestras propias emociones
y de ver con flexibilidad representacional nuestro pasado. Las terapias
basadas en mentalizar proveen nuevas fuentes seguras de pertenencia,
principalmente el terapeuta –una función similar a la empatía de Rogers–.
Y sólo un número limitado de personas pueden lograr cambiar su personalidad, la mayoría queda atrapada en su pasado. Fonagy, Target y otros,
hacen compatible la psicología de la pertenencia con la psicología cognitiva contemporánea. Estos trabajos dejan claro que es posible cambiar,
pero no es fácil; se requiere de un apoyo cognitivo afectivo que implica
nuevas fuentes seguras de pertenencia.
Mentalizar es un término psicológico acuñado por Fonagy, Target
y otros, el cual implica hacer algo más mental. Mentalizar es un proceso social en el cual el individuo, a través de sus relaciones emocionales con otros –inicialmente la madre–, empieza a poder entender sus
propias emociones. Hacer mentales las emociones es el primer paso de
mentalizar e implica entenderlas a plenitud. El segundo paso tiene que
ver con la capacidad representacional del hombre para ver su realidad
–lo que Mary Main llamó el meta conocimiento–90 e involucra ver con
desprendimiento y flexibilidad las distintas alternativas que pueden explicar nuestro pasado, para poder desprendernos de las fijaciones emocionales que este puede implicar, y así poder dejar de lado las respuestas
conductuales rígidas ocasionadas por traumas emocionales producidos
por el pasado. El tercer paso es ver el futuro también con flexibilidad
representacional. Mentalizar es distinto a razonar porque implica leer
apropiadamente nuestras emociones, sin lo cual razonar puede ser sólo
racionalizar nuestra conducta provocada por fijaciones emocionales del
pasado. Mentalizar es un acto de la mente pero involucra las emociones.91
Mentalizar es una característica de las personalidades seguras. La mentalización, como concluyen Gergely y Unoca,92 desde el punto de vista evolutivo debió iniciarse con la capacidad de leer las mentes de otros, pero
90
Main, M., 1991.
91
Fonagy en Busch, 2008, y Obregón, 2016, p. 83.
92
En Busch, 2008.
los cinco desafíos de la existencia del yo
43
pronto se utilizó para leer la propia mente, y se vincula con la capacidad
cognitiva de controlar las emociones, lo que genera mejores estrategias de
expresión emocional tanto en relaciones cooperativas como competitivas.
Dado que la capacidad cognitiva de control emocional se aprende en la
relación con los cuidadores, la capacidad de mentalizar se relaciona con
la calidad de la relación de pertenencia inicial y difiere significativamente
entre individuos, como la psicología de la pertenencia ha demostrado.
Por lo que aprender a mentalizar a partir de una herencia de personalidad
insegura es difícil y requiere de apoyos cognitivos y afectivos –de pertenencia– externos.
Bowlby pensaba que la psicología de la pertenencia establecía un puente entre Freud y Piaget, es decir, entre el inconsciente y el consciente,
entre el determinismo y la libertad. La conducta de aquellos individuos
con pertenencia insegura se determina a partir de su pasado emocional,
mientras que los de pertenencia segura son libres de mentalizar y desarrollar conscientemente su libertad individual. Esta intuición de Bowlby
es crucial para entender gran parte de la controversia que se ha dado en
torno a la libertad. Por una parte, se busca explicar la conducta psicológica de aquellos individuos atrapados por su pasado emocional y con pocos
grados de libertad, por la otra, se intenta entender la conducta de losindividuos exitosos capaces de vivir con plenitud su presente y de decidir
su futuro. El objetivo de las terapias psicológicas es flexibilizar el pasado
psicológico emocional para liberar al individuo. La libertad psicológica
implica nuestra capacidad de reinterpretar nuestro pasado y de mentalizar individualmente nuestro presente y nuestro futuro. Pero aprender a
ser libres no es un proceso que pueda ser sólo racional y consciente, al
contrario, implica el desarrollo emocional y el uso de la imaginación. La
libertad psicológica requiere de un adecuado desarrollo de la pertenencia.
Este quinto desafío se puede resumir de la siguiente manera: La teoría psicológica de la pertenencia representa un gran desafío para la visión
de un individuo libre, capaz de decidir su futuro, porque muestra con
claridad que dado el origen animal del hombre, es la calidad emocional
de su primera relación de pertenencia con la madre lo que define la seguridad psicológica de la personalidad tanto del bebé como del adulto.
Es cierto que se puede aprender a ser seguro de adulto, pero no es fácil y
requiere de nueva cuenta de apoyo emocional. No es posible mentalizar
apropiadamente si no tenemos una base emocional adecuada. A nivel
personal, si no tenemos la pertenencia apropiada, nos será imposible
lograr la libertad psicológica.
44
carlos obregón
conclusión
Ninguno de los cinco desafíos del Yo estudiados en este capítulo ha logrado demostrar que el Yo esta vacío o que es irrelevante. En cierto sentido, podríamos argumentar que la historia de la psicología la ha ganado
el Yo. El desafío de Freud llevó al reconocimiento de la relevancia del Yo
de los posfreudianos y de la psicología del objeto. El desafío de Skinner
llevó al aprendizaje cognitivo de Bandura, en donde el Yo interactúa con
el medioambiente en el proceso de aprendizaje. El desafío de la psicología
social ha llevado a la psicología social norteamericana en donde el Yo se
define en conjunto con la situación en un proceso dinámico cognitivoafectivo, pero en donde el Yo sigue teniendo relevancia. El desafío de
la psicología genética culmina en que alrededor de 50% de la conducta
está determinada por el medioambiente, de modo que el determinismo
genético se rechaza. Y el desafío de la psicología de la pertenencia termina
en que es posible mentalizar y adquirir una pertenencia segura de adulto
a pesar de una historia emotiva de pertenencia insegura de infante. Ante
estos resultados no es sorprendente que la historia del Yo haya sido escrita como un gran triunfo del mismo; y que la psicología norteamericana
contemporánea vea al individuo normal como capaz de crearse cognitivamente, con base en su voluntad, actitudes positivas.
Pero la historia del Yo ha sido escrita demasiado triunfalmente, en
gran parte por el sesgo filosófico que caracteriza al sistema político de
las sociedades occidentales basado en la libertad individual. Pues si bien
es cierto que ninguno de los desafíos ha mostrado la irrelevancia o inexistencia del Yo, también lo es que ninguno de ellos ha sido realmente
superado, y que cada uno presenta condiciones bajo las cuales el Yo
no opera con la libertad que le otorga Occidente. El origen evolutivo,
emocional, animal del hombre que Freud estudió y sus enormes implicaciones para la psique humana es una realidad que se ha demostrado
neurobiológicamente. Freud no logró entender el instinto de pertenencia
de Bowlby, y por ello no desarrolló las implicaciones del mismo, además
de que no comprendió que una apropiada pertenencia puede orientar en
forma social adecuada a los instintos de agresión y sexo; pero ante fallas
de pertenencia, queda claro que la agresión sí es un ordenador social tal
y como Freud lo pronosticara. La psicología social europea tiene razón
en que, bajo ciertas condiciones, surge un Yo colectivo que explica mejor la conducta individual que las características psicológicas particulares
de cada participante. La preocupación de Skinner por las instituciones
los cinco desafíos de la existencia del yo
45
apropiadas sigue siendo relevante. Además, personalidades inseguras pueden ser individualmente altamente manipulables, tal y como este autor
lo pronosticara. Si bien es cierto que el determinismo genético ha sido
rechazado, también lo es que dadas las influencias genéticas y medioambientales, el margen que queda para las decisiones individuales libres es
muy reducido.
La psicología de la pertenencia provee un marco que permite entender
tanto a las personalidades inseguras –incapaces de mentalizar apropiadamente y que por ello no pueden ejercer su libertad psicológica– como a las
personalidades seguras que sí pueden. Pero aun las personalidades seguras pueden ser manipulables socialmente ante condiciones específicas –el
surgimiento de un Yo colectivo–. Así, se requiere no sólo de la adecuada
pertenencia en la familia, sino también al nivel de la sociedad. En ambos
niveles, fallas de pertenencia dan lugar a la agresión. A nivel individual
los niños inseguros –consecuencia de fallas de pertenencia familiar– son
agresivos o víctimas de la violencia. A nivel social las instituciones inadecuadas –fallas de pertenencia social– dan también lugar a la agresión;
recordemos los experimentos de Sheriff y Harvey, y de Zimbardo. Fallas
de pertenencia familiar se asocian a individuos agresivos dominados por
sus instintos animales de supervivencia a la Freud, y manipulables a la
Skinner. Y fallas de pertenencia social desatan la agresión instintiva entre
grupos y/o individuos. En todos estos casos, el Yo deja de tener la libertad de mentalizar qué se requiere para cualquier proceso adecuado de
toma de decisiones. Los desafíos no demuestran que el Yo esté vacío –la
existencia del mismo ha sido demostrada cognitivamente–, pero sí dejan
claro que la capacidad individual de mentalizar depende de que se tenga
estabilidad emocional y pertenencia adecuada.
En otros trabajos he ampliado el concepto inicial de Bowlby de la
psicología del apego (Attachment) y he preferido utilizar la palabra pertenencia en lugar de apego.93 La razón es que aun cuando en el hombre y
en los animales la pertenencia siempre tiene una centralidad afectiva –por
lo que en ambos hay apego– la pertenencia en el hombre va más allá e
involucra también la parte conceptual, esto es lo que Fonagy demostró
al introducir su concepto de mentalizar.94 La pertenencia no sólo se da
en la relación con la madre sino también con los seres cercanos, y a esta
pertenencia yo la he denominado la primera vía de pertenencia, el amor.
Además, hay una pertenencia al grupo social que ha sido demostrada
93
Obregón, 2009.
94
Un desarrollo del concepto de meta conocimiento de Mary Main.
46
carlos obregón
por diversas corrientes psicológicas –como la psicología interpersonal de
Murray, la psicología social, y otras disciplinas como la sociología–. El
Yo colectivo de Durkheim, como vimos en los experimentos de Sheriff
y Harvey, y de Zimbardo, es una realidad. La pertenencia social –en
particular a grandes grupos– no puede entenderse sin el sistema conceptual que los identifica, y aquí se muestra de nuevo la importancia de
usar la pertenencia en lugar del apego. A la pertenencia al grupo social
la he denominado la segunda vía de pertenencia o la significación social.
Significarse es obtener significado, es decir sentido. El grupo social le
da significado al individuo, le da identidad. Finalmente, he identificado
una tercera vía de pertenencia al universo biológico y material que nos
circunda, y la he llamado la significación existencial. El hombre ha buscado –en todas las culturas– significarse por esta tercera vía, ya sea vía
la magia, la religión o de otras maneras. La importancia de esta tercera
vía ha sido demostrada empíricamente por muchas terapias actuales que
han medido los impactos positivos de la meditación, como reducción del
estrés, que permite curarse mas rápidamente de algunas enfermedades
concretas como la psoriasis.95
Las tres vías de pertenencia tienen un contenido emotivo que les da
sentido y vitalidad; sin una base afectiva no hay pertenencia. En cuanto
a la significación existencial hay rituales mágicos y religiosos, el concepto
de iluminación budista y el amor a Dios como base de la relación con
el. En cuanto a la significación social hay rituales sociales de todo tipo,
símbolos de identificación, nacionalismo, y otros. Y en la primera vía ya
vimos que la personalidad depende de la relación inicial afectiva con la
madre o la progenitora. La primera vía, de hecho, provee una centralidad
emocional que el individuo requiere evolutivamente, que no se puede
reemplazar con las otras dos vías.
Pero la pertenencia también tiene un contenido conceptual. En la
primera vía, el niño va aprendiendo el lenguaje de la madre y ella le
enseña a mentalizar, a desaprender la agresión y a socializar. En cuanto a
la segunda vía, la significación social siempre tiene un sistema conceptual
de referencia que se refleja en un arreglo institucional que rige la vida
comunal. En particular la significación social la he descompuesto en otros
trabajos en tres sistemas: el integrador –valores, creencias, hábitos y costumbres que mantienen al grupo unido–; el del poder –uso de la fuerza–,
y el económico y de intercambio.96 El integrador es la base que aglutina
95
Kabat Zinn, 2005.
96
Véase Obregón, 2008b y 2009.
los cinco desafíos de la existencia del yo
47
a toda sociedad. El del poder se usa para mantener el orden interno y
para responder agresiones externas; aunque debe notarse que el orden
interno nunca puede mantenerse sólo con base en el sistema de poder.
Si el integrador no funciona apropiadamente, el del poder es sólo una
ayuda adicional. El económico y de intercambio en sociedades primarias
no está sustancialmente diferenciado del integrador y es poco relevante,
mientras que en la sociedad occidental tiene preeminencia y compite en
importancia con el sistema integrador. En relación con la tercera vía, la
significación existencial también tiene siempre un sistema conceptual de
referencia y un arreglo institucional correspondiente –iglesias, monasterios–. Las tres vías de pertenencia quedan entonces definidas no sólo por
las característica evolutivas del hombre, también por sistemas conceptuales y arreglos institucionales específicos de cada cultura, que definen la
forma de expresión de las tres vías de pertenencia en forma particular
para cada sociedad.
Los desafíos del Yo pueden verse a la luz de los conceptos vertidos
con anterioridad. Todos los niños nacen agresivos –una característica
necesaria para la supervivencia–, así que fallas en la primera vía hacen
que el niño no desaprenda la agresión. Estas fallas dan lugar a individuos
inseguros que se tornan fácilmente en agresores o en víctimas, como ha
demostrado la psicología de la pertenencia. Y pueden producir neurosis,
como anticipó Freud, y como hoy en día todavía lo demuestran los posfreudianos. Ante fallas de pertenencia en la primera vía, Freud tenía razón
en la enorme relevancia de los instintos agresivos y en su capacidad de
determinar la conducta humana. Además, individuos inseguros, dada su
poca capacidad de mentalizar apropiadamente, resultan emocionalmente
manipulables, dándole aquí la razón a Skinner. La psicólogia genética nos
ha demostrado que la genética interactúa con el medioambiente para determinar la conducta, de modo que individuos que nacen más agresivos
de lo normal, sujetos a fallas de pertenencia en esta primera vía, pueden
volverse agresores peligrosos.97
Fallas de pertenencia en la segunda vía dan lugar a la agresión entre
grupos y a individuos agresivos, como la psicología social lo ha demostrado. La agresión social es un fenómeno particularmente preocupante
porque, además de que se aprende socialmente, puede generalizarse con
97
Y, por el contrario, una pertenencia adecuada puede atenuar las tendencias genéticas
iniciales; por ejemplo, monos que nacen agresivos debido a problemas genéticos, pueden
ser enseñados por madres monas adecuadas a controlar su agresión, como ha mostrado
Kraemer.
48
carlos obregón
facilidad. Una vez que, bajo ciertas condiciones, surge un Yo colectivo, la
conducta individual es altamente manipulable, de modo que las características psicológicas del Yo individual se tornan irrelevantes. Además, estas fallas pueden producir anomia y soledad, y los crecientes desórdenes
de la personalidad, que se han vuelto la principal enfermedad psiquiátrica
en las sociedades occidentales contemporáneas. Las personalidades desorganizadas son incapaces de determinar libremente su conducta, por lo
que se vuelven agresivas y con frecuencia suicidas.98
Por lo general la pertenencia por la tercera vía –la significación existencial– es alcanzable emotivamente siguiendo simplemente las pautas de
nuestro origen animal, el cual nos permite pertenecer al mundo biológico
y material que nos circunda. Pero algunas sociedades estimulan y otras
inhiben la pertenencia existencial de nuestro origen animal. La falta de
movimiento y el estilo de comida son problemas serios en Occidente que
lo ha vuelto obeso y que puede verse como una falla de pertenencia existencial, aun cuando hay diferencias individuales considerables. En Asia,
en cambio, por lo general no hay obesidad. La significación existencial
tiene una base conceptual que pertenece al sistema conceptual de la sociedad en cuestión, por lo que la tercera vía está asociada a la pertenencia social. En el Budismo, aun cuando la iluminación es un proceso individual,
la meditación individual se enseña por monjes, existen los monasterios y
la religión budista es de carácter colectivo. En el Catolicismo, aun cuando
el amor a Dios es personal e individual, la Iglesia juega un papel preponderante, además de que este se expresa en el amor a los otros, nuestros
hermanos. En el Protestantismo la relación con Dios es personal, pero
se da vía el trabajo por la comunidad. Así, fallas de pertenencia por la
tercera vía están asociadas a fallas de pertenencia por la segunda vía.
En los monasterios budistas los monjes que no lograban iluminarse eran
azotados. En la inquisición los no creyentes eran sacrificados. Y en el
Protestantismo la falta de éxito en el trabajo, que define la relación con
Dios, designifica existencialmente al individuo.
El Yo individual, capaz de decidir, requiere de mentalizar apropiadamente y para ello requiere tener libertad psicológica, es decir, una
base emocional y de pertenencia adecuada. De no ser así, las fallas de
pertenencia se asocian a los desafíos del Yo estudiados en este capítulo:
el individuo se torna agresivo (Freud), manipulable (Skinner), inseguro
(psicología de la pertenencia) y más proclive a ser determinado por las
características particulares de su genética (psicología genética). Los cinco
98
Kernberg, O. F. (1992) discute la agresión y los desórdenes de la personalidad.
los cinco desafíos de la existencia del yo
49
desafíos dejan claro que el Yo sólo funciona apropiadamente si no se dan
fallas de pertenencia, pues de darse, su conducta queda determinada por
estas. Y las fallas de pertenencia no son producidas o controlables por
el Yo. En la primera vía dependen de la madre o progenitora, mientras
que en la segunda vía, de instituciones sociales que, a su vez, determinan
fallas de pertenencia por la tercera vía. De modo que el Yo individual
es consecuencia de instituciones sociales adecuadas que garanticen una
adecuada pertenencia. El Yo individual es por naturaleza siempre un Yo
social. La libertad psicológica del Yo individual es un fenómeno social.
Pero la determinación social del Yo individual va aun más allá de lo
que hemos concluido en este capítulo. Hasta ahora hemos asumido que el
individuo que decide está dado y que es natural, y sólo hemos estudiado
bajo qué condiciones puede decidir o no, y hemos concluido que sólo
puede decidir apropiadamente si las instituciones sociales son adecuadas.
Pero en el siguiente capítulo nos abriremos a la pregunta de si en verdad
el individuo es aquel que decide, y aquí nos referimos a aquel que define
su conducta en términos sociales o que toma decisiones que afectan a su
sociedad. Como veremos, en otras sociedades distintas a la occidental, el
individuo no necesariamente decide, las decisiones son sociales. Estas son
hechas a nivel colectivo, a nivel de la comunidad representada por todo
el grupo social (como en algunas de las sociedades primarias) o por un
grupo selecto, clan de ancianos, el senado romano, entre otros. En estas
otras sociedades la conducta individual en términos sociales está totalmente –o en gran medida– definida por la comunidad. Pero este tema ya
pertenece al siguiente capítulo.
RAÍCES HISTÓRICAS Y FILOSÓFICAS DEL YO
Jonathan Haidt, un psicólogo norteamericano famoso, escribe que su
primera visita a Brasil le hizo comprender realmente lo que es la comunidad.99 La visión occidental está tan extendida en la educación que la
historia y la filosofía que se nos enseña empieza en Grecia y culmina en el
individualismo de la sociedad occidental; pero la realidad, como Jonathan
descubrió en Brasil, es que la gran mayoría de los habitantes del planeta
–Asia, Rusia, Medio Oriente, África y América Latina– viven en comunidad y sólo 15% en el individualismo. Es cierto que la sociedad occidental
ha sido de gran influencia en otras sociedades, pero aun así el 85% vive
con significativamente mayor influencia de la comunidad que del individualismo. En la historia del hombre la relación comunal siempre definió
las obligaciones del individuo, de modo que el Yo, capaz de definir su
conducta por sí mismo y de tomar decisiones sociales vía la democracia
y con una serie de derechos asignados, es producto de una etapa en un
grupo particular de sociedades que dio origen al Yo occidental.
Para entender las diferencias entre el individualismo y la comunidad,
nada tan relevante como las iluminadoras discusiones que sostuvieron
en Francia Sartre –el gran filósofo de la libertad– y Levy Strauss –el
gran antropólogo–. En las cuales, una y otra vez, Levy Strauss mostró
a Sartre que la libertad individual no tiene ninguna relevancia en las sociedades primarias. Mientras que Sartre parte de deducciones filosóficas,
Levy Strauss lo hace desde el análisis científico de muchas sociedades
primarias. La antropología contemporánea demuestra a plenitud que en
las sociedades primarias imperaba la comunidad y no el individualismo.
Lo que Haidt vio en Brasil no puede entenderse desde la perspectiva del
individualismo contemporáneo, sólo se entiende apropiadamente desde
la visión de la comunidad que caracterizaba a las sociedades primarias.
La historia no inicia en Grecia y culmina en el individualismo de la sociedad occidental, inicia en las sociedades primarias a partir de las cuales
se dan distintas rutas de diferenciación, y en la mayoría de ellas la comunidad prevaleció. Es sólo en la específica ruta que lleva a las sociedades
99
Haidt, 2012.
[50]
raíces históricas y filosóficas del yo
51
occidentales contemporáneas que el individualismo triunfó, y aun en ellas la comunidad continúa siendo más relevante de lo que se reconoce
ideológicamente. Sólo pensemos que en los países occidentales avanzados
en el siglo xx –el siglo del individualismo– los gobiernos pasaron de representar sólo alrededor del 10% de la economía a cerca del 40 por ciento.
La filosofía no tiene la capacidad de llegar a verdades universales generales, sino que, como argumenta Derrida, se asumen de inicio aquellas
verdades que después se pretenden demostrar deductivamente.100 Lo anterior no quiere decir que la filosofía no sea útil, al contrario, las reflexiones filosóficas nos llevan a un nivel de comprensión de los temas que
se estudian que no alcanzaríamos de otra manera. Pero lo que sí quiere
decir es que las verdades filosóficas, siendo supuestos introducidos por
cada escritor, tienen las siguientes características: están delimitadas por la
visión histórica de los filósofos de cada época, además de que son contradictorias entre ellas, incluso entre filósofos que pertenecen al mismo
tiempo histórico y a la misma sociedad, pues reflejan el punto de vista
particular de cada uno y no pueden ser sujetas a verificación científica.
En la tradición de Heidegger, la filosofía de Sartre idealiza la libertad
individual en la Europa del siglo xx e ilumina algunas de sus características, pero, como Jean Luc Nancy muestra, y tal como Derrida argumentaba, Sartre no demuestra la existencia de la libertad individual sino
que la asume de entrada.101 Para analizar las sociedades contemporáneas
occidentales del siglo xx, el supuesto idealista de Sartre tiene relevancia,
pero es irrelevante para entender a las sociedades primarias, como Levy
Strauss lo demostrara. Y también es irrelevante, en buena medida, para
entender a las sociedades no occidentales actuales que constituyen 85%
de la población mundial y que aun hoy en día se encuentran mucho más
determinadas por herencias diversificadas de la comunidad primaria que
por el individualismo occidental.
El Yo occidental tiene una historia particular. Desde el punto de vista
de las relaciones productivas, el Yo se origina en los talleres griegos productores de hierro. La producción comercial del hierro, un metal superior
al bronce clave en la producción de armas, entre otras cosas, fue prohibido
por el Estado Persa, lo que produjo el surgimiento de pequeños talleres
productivos fuera de Persia, que es lo que dio origen a la cultura Griega.
Dado que estas nuevas formaciones sociales no tenían una historia propia,
requerían de diseñar una forma de gobierno, así surge la democracia en
100
Derrida, J., 1968, y Obregón, 2009.
101
Jean Luc Nancy, 1993.
52
carlos obregón
Grecia, la cual sólo se da entre iguales –los ciudadanos–.102 Al final de la
época feudal sucede en Europa un evento similar. Portugal y Holanda
comerciaban las especies y España el oro, lo que incrementó el comercio
en Europa sustancialmente. Ante ello, los estados que no tenían ni especies ni oro tuvieron que dedicarse a la producción masiva para tener algo
que intercambiar en el creciente comercio mundial, esto dio origen a los
burgos o ciudades,103 a los cuales se llevaron hombres provenientes de los
feudos y que requerían mujer, aquí se forma la familia unicelular. Y los
burgos, con creciente poder, requerían una nueva forma de gobierno ya
que carecían de tradiciones propias. La solución inicial es propuesta por
Hobbes, quien argumenta que los ciudadanos llevaron a cabo un contrato implícito entre ellos para darle el poder al monarca, para que este
estableciera un Estado que garantizara que los ciudadanos –de naturaleza
agresiva– no se agredieran unos a otros. En un principio, la alianza con las
ciudades fue muy bien vista por los reyes quienes siempre estaban siendo
desafiados por los señores feudales poderosos que ambicionaban el trono.
Pero con el tiempo el poder de las ciudades crece y estas buscan independizarse del monarca, aquí surge la democracia sustentada filosóficamente
en los trabajos de Rousseau, Locke, Kant, Hume y otros. La democracia
se justifica por el derecho divino de los ciudadanos –igual que antes lo
tenía el rey– de libertad política y económica. Los derechos humanos se
interpretan como una consecuencia natural de entender los principios morales que residen en la mente del Señor –la propuesta de Santo Tomás– o
que fueron implantados por este en la naturaleza humana –San Agustín–.
Toda la filosofía occidental surge de esta propuesta.
Tanto Locke como Kant sostenían que el conocimiento de lo moral –entre ello los derechos humanos– se obtenía de forma diferente al
conocimiento normal del mundo material exterior.104 En Locke hay dos
propuestas contradictorias: la primera es que todas las ideas provienen
de la percepción sensible y todas las esencias son nominales, ideas complejas, sustancias forjadas por nuestra mente; y la segunda es que las ideas
morales complejas son esencias reales, sustancias reales. La neurobiología
contemporánea sustenta la primera propuesta, pero no hay nada que permita validar la segunda. Las ideas son imágenes (mapas cerebrales) que
provienen de información corporal, y la imaginación y la razón las pu102
Obregón, 1997 y 2013c.
103
Obregón, 1997 y 2013c.
104
Obregón, 2014a.
raíces históricas y filosóficas del yo
53
eden reordenar de forma creativa dando origen a imágenes complejas.
Pero todo lo que imaginamos proviene de información sensible, y lo que
imaginamos es la base sobre la que razonamos. La razón, neurobiológicamente hablando, no puede conocer directamente el exterior, lo conoce a
través del cuerpo. La segunda propuesta de Locke –de que la razón puede
conocer la ley divina y de que lo moral consiste de sustancias reales– es
contraria a lo que conocemos empíricamente sobre el funcionamiento del
cerebro. En cuanto a Kant, el cerebro funciona con base en las sensaciones
corpóreas recibidas del mundo real, por lo que sólo le es posible conocer el
mundo fenoménico; no hay posibilidades, neurobiológicamente hablando,
de que el cerebro conozca, como propuso Kant, el mundo nouménico.105
Ya el lector puede darse cuenta de las enormes implicaciones filosóficas
de los recientes descubrimientos neurobiológicos. Pues si el individuo no
tiene acceso a las verdades morales universales, se colapsa el idealismo
que caracteriza al racionalismo desde Platón hasta Sen.
Hume, se da cuenta de la contradicción en el pensamiento de Locke
en cuanto a su afirmación de que en el mundo natural las sustancias son
nominales y producto de la mente, mientras que en el mundo moral son
sustancias reales que provienen de la ley divina, por lo que Hume rechaza
tácitamente que el hombre tenga acceso –con su razón– a la ley divina.
Como ya vimos, neurobiológicamente Hume tenía razón. Él, sin embargo,
no negó que el hombre fuera un ser moral; su solución fue la de proponer
que el hombre es de naturaleza benevolente y que esta benevolencia es la
que explica la actitud moral del hombre a través de la historia y su buen
comportamiento en la sociedad. De modo que la pregunta es: ¿de veras
somos benevolentes, como Hume afirmó? Hay bases neurobiológicas para
la empatía y compasión que sentimos por otros seres humanos, e incluso
por animales. Iacoboni, en 1999, descubrió neuronas espejo en los seres humanos, mismas que ya habían sido descubiertas años antes en los monos.106
Estas neuronas nos dan la capacidad de interpretar correctamente las emociones en otros mamíferos, una ventaja obtenida en el proceso evolutivo.
Pero los seres humanos no nacemos ni benevolentes ni morales, como
Hume argumentara. Las neuronas espejo no sólo sirven para las emociones de compasión y benevolencia, también para detectar la agresión en la
expresión facial y corporal de otros mamíferos. De hecho, hay evidencia
empírica en estudios del desarrollo de infantes de que la agresión es innata
y se desaprende socialmente con posterioridad. La madre o cuidadora es la
105
Obregón, 2014a.
106
Iacoboni, M. et al., 1999.
54
carlos obregón
que enseña al infante a controlar su agresión y a portarse en congruencia
con las normas sociales.107 Hay, además, mucha evidencia empírica de que
la agresión se puede aprender socialmente.108 De modo que no hay bases
neurobiológicas para afirmar, como Hume lo hizo, que el ser humano es
naturalmente benevolente y moral. La solución de Hume –de que el hombre es moral por naturaleza gracias a la benevolencia innata– es particularmente insatisfactoria pues, de tener él razón, sería casi imposible explicar
la agresión que caracteriza distintas facetas de la vida humana. De esto se
dio cuenta Adam Smith, por ello, en su teoría de los sentimientos morales,
además del instinto de simpatía por otros seres humanos de Hume, Smith
reintroduce la capacidad racional del ser humano de conocer la ley moral
divina y la noción de que Dios guía al hombre a la moralidad (como lo
había hecho Locke, curiosamente Sen usa al espectador imparcial de Smith,
que no es sino Dios, aunque él no lo diga).109
En conclusión, el cerebro no puede, neurobiológicamente hablando,
conocer verdades éticas universales ni vía la razón, ni vía las emociones.
¿Es este un resultado sorprendente? En realidad no, todos los filósofos
occidentales de la modernidad que justificaron los derechos humanos
de libertad política y económica son hijos del esencialismo –que proviene desde Platón–. Y la verdad es que, como ha argumentado Derrida,
las filosofías esencialistas necesitan asumir de entrada como verdaderas
las esencias que pretenden demostrar. Neurobiológicamente, el hombre
simplemente no tiene acceso a verdades universales. Los derechos humanos no son universales en el sentido de que podamos acceder a su
conocimiento, y tampoco lo son en un sentido institucional. El mundo
en su conjunto se ve como una sociedad que no respeta los derechos humanos; nada más lejos que imaginar una verdadera democracia mundial
donde cada habitante de la tierra tuviera un voto de ciudadano. Así que
los derechos humanos son sólo una realidad institucional histórica de las
sociedades occidentales avanzadas hecha realidad, de manera particular
al interior de cada una de estas sociedades.
Las sociedades occidentales están tan acostumbradas a la noción del
individualismo, que la negación del Yo por Freud, y más tarde por Skinner, como ya mencionamos, causó un gran revuelo social y surgieron
los defensores del Yo, los cuales dominan la psicología contemporánea.
107
Fonagy, 2004, y Allen et al., 2008.
108
Bandura, 1973.
109
Obregón, 2014a, y Sen, 2009.
raíces históricas y filosóficas del yo
55
Sin embargo, la visión triunfante del Yo, que caracteriza a la sociedad
occidental actual, no es compartida por otras sociedades. La negación del
Yo, como veremos, es en cierta medida lo normal en la tradición de la
cultura oriental y de la mayor parte del mundo, así como en gran parte
de la historia misma del propio Occidente.
El Yo, entendido como el individuo que tiene derechos y capacidad
de mentalizar y de tomar decisiones en cuanto a su propia conducta, su
futuro individual y en relación con la sociedad, es una realidad institucional histórica particular de la sociedad occidental contemporánea. Esto
no quiere decir que los individuos no existieran o existan en otras sociedades, o que no fueran o sean capaces de decidir ante ciertas alternativas;
los propios animales toman decisiones. Pero es muy distinta la realidad
de la individualidad, la cual es una característica genética biológica evolutiva del individualismo, el cual es una construcción histórico-social de
la sociedad occidental.
Dado que la vida busca sobrevivir en un medioambiente material
cambiante, la diversidad genética implica la individualidad –la existencia de individuos con características genéticas diferenciadas optimiza la
posibilidad de supervivencia de la especie–. A esto se debe que seamos
individuos. Y nos morimos porque es a través de la herencia que se hereda la genética –que es superior para sobrevivir ante un medioambiente
específico–, esta es la base de la selección natural.110 La propia existencia
del individuo implica que debe estar dotado de instintos de supervivencia, a esto se refiere Lorenz en su libro sobre la agresión.111 La existencia
individual tiene que estar asociada con instintos egoístas para que las
posibilidades de supervivencia sean óptimas. Y también necesariamente
implica capacidad de lectura del medioambiente exterior y cierto nivel de
toma de decisiones respecto de este. Si los individuos se lanzaran de las
alturas, se arrojaran al fuego o no temieran a las serpientes, la evolución
no hubiera hecho su trabajo. La vida existe a nivel individual y a este
nivel es que se da el aprendizaje. Tanto los animales como los hombres
determinan en alguna medida su conducta. Esta individualidad es también una característica animal.
Sin embargo, como muchos animales, además de los instintos básicos
de supervivencia individual, el hombre tiene un instinto de pertenencia
tanto hacia su progenitora como a su grupo social. El hombre fue diseñado
por la evolución para ser social, para desarrollarse en grupo. El grupo es
110
Obregón, 2014b.
111
1966.
56
carlos obregón
necesario para el adecuado desarrollo neuronal. Monos aislados no crecen
sanos y tienden a automutilarze, por ejemplo.112 Y a niños excesivamente
maltratados el cerebro no se les desarrolla adecuadamente porque el exceso
de cortisol evita que se desenvuelva al tamaño natural.113 Así que la individualidad ocurre evolutivamente en un contexto social. Las implicaciones
psicológicas de lo anterior son en cierta medida el gran descubrimiento de
Bowlby. Aun cuando Bowlby fue demasiado lejos al rechazar los instintos
de supervivencia de Freud, pues ante fallas de pertenencia es evolutivamente esperado que el individuo recurra a dichos instintos. No deja de ser
interesante que Lorenz estudiara tanto el instinto de apego como el instinto
de agresión. La individualidad es entonces una realidad física evolutiva que
se da en un contexto social, el cual puede o no diferenciar socialmente al
individuo. Y lo puede diferenciar de varias maneras. El individualismo es
sólo una de las varias formas de diferenciar socialmente al individuo –que
corresponde a la historia particular de Occidente.
En este capítulo nos referiremos a la historia de distintos sistemas
conceptuales. Veremos que algunos no diferenciaron al individuo y otros
lo hicieron de manera distinta a Occidente. La concepción de la relación
individuo-sociedad (entendido el individuo como individualidad) fue
siempre tema central del pensamiento del hombre. Pero en las sociedades
primarias la relación individuo-sociedad se supedita a aquella relación
entre la sociedad y el medioambiente natural. La magia –el sistema conceptual– de la sociedad primaria concibe la existencia como un universo
cosmogónico –interrelacionado– con un orden definido, de modo que
el papel del hombre es el de entender este orden y ajustarse a él. No
sólo no se diferencía socialmente al individuo, sino que tampoco se diferencía al grupo social del universo en su totalidad. La religión Hindú es
una heredera de la visión cosmogónica de la magia primaria y fue la de
mayor influencia en Asia del sur. En el Budismo, una forma avanzada
de la religión Hindú, se concibe la iluminación como el entendimiento
de que todo lo individual no es sino una ilusión. En la mayor parte de
las sociedades el orden social se concibe a partir de las obligaciones de
los individuos sin reconocimiento de sus derechos. No se espera que los
individuos tomen decisiones sociales y una gran parte de su conducta in112
Kraemer, 1992, y Kraemer et al., 1989, 1990, 1996.
113
La negligencia en su cuidado produce exceso de cortisol y otras hormonas del estrés, causa de daño neuronal, y puede producir que sus cráneos tengan una circunferencia menor
y su cerebro se encoja por la pérdida de millones de células, a consecuencia de la falta de
interacción personal y de protección maternal. Teicher, 2002, y Teicher et al., 1997.
raíces históricas y filosóficas del yo
57
dividual y su futuro están socialmente determinados. Las cosas son como
deben ser, el orden está establecido y el individuo tiene que cumplir con
las tareas que le define su papel social, cualesquiera que este sea. Japón, a
pesar de ser un país desarrollado y de la enorme influencia occidental a la
que ha estado sujeto, es todavía un buen ejemplo de una sociedad basada
en las obligaciones individuales para con la comunidad y en la cual el
individuo no se haya socialmente diferenciado; es decir, no se espera que
tome decisiones sociales, estas siempre se deciden en grupo, y lo que tiene
que hacer individualmente está estrechamente definido.
Lo anterior nos lleva a una pregunta interesante: ¿a qué nivel y quién
toma decisiones sociales? Mientras que en Occidente el individuo –diferenciado con base en sus derechos– es el eje central de las decisiones
sociales vía la democracia, en otras sociedades han sido –o son– grupos
selectos de personas, como los ancianos de la tribu o el senado romano.
Y esto nos lleva a otra pregunta relevante, se nos ha enseñado que una
sociedad es libre cuando los individuos ejercen sus derechos de libertad
económica, de expresión y de libertad política. ¿Pero, quiere decir esto
que todas las sociedades no occidentales –sin individualismo– no son
libres? ¿Y entonces, cómo entendemos las discusiones sobre la libertad
en otras sociedades? Por ejemplo, Cicerón, el gran orador y senador romano, siendo amigo de César y pudiendo como consecuencia gozar de
grandes privilegios, se opuso a él, al punto que le costó la vida. ¿Por qué
se oponía Cicerón? Él nos dice que porque defendía la libertad de Roma.
Pero en Roma no había individualismo, el senado era electo entre la elite
y no democráticamente. Si tomamos la definición occidental de libertad
nunca entenderemos por qué Cicerón defendió al senado con su vida.
Cicerón defendía al senado porque representaba el equilibrio político que
permitía que se mentalizara socialmente en favor de las grandes mayorías
–a favor de Roma– y no sólo en favor de los intereses particulares de los
Césares. Y tuvo razón, Julio César inició el periodo del poder ilimitado
de los emperadores que llevó a las locuras de Tiberio y Calígula, entre
otros, y a la decadencia romana. La libertad social es en sí un concepto
más amplio que la definición particular de Occidente, que sólo se adecúa
a su propia historia institucional. En otros trabajos114 hemos definido la
libertad social como la consecuencia de que aquellos que tomen decisiones mentalizen en favor de la comunidad. Esta siempre fue la diferencia
entre las comunidades sincrónicamente libres y aquellas cuya sincronía
fue destrozada por la tiranía de unos cuantos. Las sociedades primarias
114
Obregón 2013c presenta un estudio detallado de lo que es la libertad en distintas sociedades.
58
carlos obregón
son libres cuando no han sido conquistadas. ¿Pero entonces, en qué consiste la libertad individual?
Se nos ha enseñado que un individuo es libre cuando ejerce sus
derechos de libertad económica, política y de expresión; pero la libertad
psicológica no necesariamente es lo mismo que la libertad descrita por
el individualismo. Un individuo puede ejercer su libertad económica –e
incluso hacerlo con éxito–, su libertad política y de expresión, pero puede
tener desequilibrios psicológicos importantes y no ser realmente libre.
Pensemos en grandes celebridades como Marilyn Monroe o Michael
Jackson cuyos suicidios así lo demuestran. En el capítulo siguiente profundizaremos más sobre este tema, por ahora basta con describir, como
lo hemos hecho, la libertad psicológica individual como: tener estabilidad
emocional y pertenencia. En la sociedad primaria los individuos son libres porque tienen libertad psicológica aun cuando no tengan la económica, la de expresión o la política. En cambio, en la sociedad occidental un
individuo puede tener las susodichas libertades del individualismo y no
ser realmente libre por no tener libertad psicológica. Así que si definimos
la libertad individual como la libertad psicológica, podríamos definir más
ampliamente la libertad social como aquella que se da cuando se cumplen
las siguientes dos condiciones: 1) la sociedad les provee a los individuos
estabilidad emocional y pertenencia, y 2) aquellos que toman decisiones
mentalizan a favor de la comunidad. Esta definición de libertad es más
amplia que la occidental y puede ser utilizada para diversas sociedades actuales e históricas. En particular nos permite distinguir a las comunidades
que son libres de las que no lo son.115
Que el Yo de la sociedad occidental no exista en otras sociedades no
quiere decir que muchos de los descubrimientos de la psicología cognitiva
o de otras escuelas no tengan de alguna manera validez científica universal, pero lo que es cierto es que muchos de sus descubrimientos quedan
En las sociedades primarias se mentaliza colectivamente, el propósito del ritual es el de darle
contenido emocional a la acción social, de modo que las decisiones tienen una base emotiva y
se mentaliza en favor de la colectividad, porque es esta la que toma las decisiones. En otras sociedades en donde hay un grupo selecto –el clan de ancianos, el senado romano– se entiende
que ellos conocen y representan el sentir emotivo de la colectividad y su trabajo es mentalizar
en favor de esta. En la sociedad occidental se presume que los individuos tienen libertad psicológica y cada individuo mentaliza por sí mismo, y vía la democracia se mentaliza en favor
de la sociedad en la medida que todos participan. En todos los casos puede haber fallas de
pertenencia que lleven a que no se mentalice en favor de la comunidad y que por ello esta no
sea libre: sociedades primarias conquistadas, grupos selectos que mentalicen en favor de sus
intereses particulares, democracias formales que sirven sólo para ser utilizadas por minorías
depredadoras que compran votos o los controlan a través del sistema de poder.
115
raíces históricas y filosóficas del yo
59
sujetos a la realidad institucional, histórica, social, particular. Por ejemplo, pensemos en Freud, el origen evolutivo de los instintos básicos de
supervivencia es de carácter general, pero como se guían y orientan por
la pertenencia familiar y social, varía de cultura a cultura. Su complejo de
Edipo es característico sólo de la familia unicelular cerrada y del súperego
represor de la sociedad religiosa en que él vivió. Los experimentos de
Skinner son de carácter universal, pero su visión de la necesidad de controlar centralmente a la sociedad no lo es. Que hay un proceso cognitivo
en el proceso de desarrollo es un resultado general de Piaget –pero sus
etapas no lo son–, y el proceso tiene características afectivas que él no
comprendió. ¿En qué consiste el proceso cognitivo de desarrollo? Varía
mucho entre los niños de nueva Samoa de Margaret Mead y la sociedad
occidental de Piaget. En Bowlby el instinto de pertenencia del infante
es de carácter universal, el cómo satisfacerlo varía de sociedad a sociedad. Que las emociones positivas proveen bienestar psicológico es un
resultado universal. Que se puedan producir con un esfuerzo cognitivo
individual es cuestionable –aun para la sociedad occidental– y no tiene
relevancia alguna para otras sociedades donde el individuo no está diferenciado y no toma decisiones individuales en relación con su conducta
–como muestra Levy Strauss que es el caso en las sociedades primarias–.
Así que la historia del Yo, mientras que tiene bases científicas generales,
se escribe de forma distinta en contextos sociales diferentes.
Evolutivamente el individuo (entendido como individualidad) requiere de una vida social, lo que implica que cada sociedad tiene que encontrar la forma de resolver la relación individuo-sociedad de forma tal que
satisfaga las necesidades neurobiológicas del individuo. Estudios recientes
de neurobiología muestran que el individuo requiere para su adecuado
desarrollo cerebral dos conjuntos de condiciones; aquellas relacionadas
con su individualidad y las relacionadas con su pertenencia (para más en
este tema, véase el capítulo tres).116 Empíricamente puede apreciarse que
el desarrollo cerebral requiere de movimiento, desafío físico y mental, y
de prestarle atención a lo que nos rodea. Estas tres condiciones son necesarias para interactuar apropiadamente con el medioambiente; sin ellas el
individuo no desarrolla adecuadamente su individualidad. Por otro lado,
el desarrollo neuronal también requiere de la pertenencia, la cual, como
ya señalamos, se manifiesta en tres vías: a la madre –los seres cercanos–,
a la sociedad y al universo material y biológico que nos circunda. Cada
sociedad tiene su forma particular de satisfacer las mencionadas condicio116
Véase también Obregón, 2013a.
60
carlos obregón
nes neurobiológicas; el individualismo es solo una forma específica de la
sociedad occidental contemporánea.
Lo anterior es particularmente relevante para nuestro estudio del Yo,
porque nosotros siempre pensamos en el Yo en términos occidentales,
nos sentimos responsables de nuestras decisiones y nos angustia no sólo
nuestra responsabilidad sino la soledad que implica el tomar constantemente decisiones. No sólo sobre nosotros, sino sobre un contexto social
del cual tenemos poco conocimiento. Esta ansiedad –característica del
individualismo– no está presente en otras sociedades en donde la anomia
no es un fenómeno social, por ello es los desórdenes de la personalidad
no son una enfermedad psiquiátrica relevante. Una de las preguntas importantes a responder es ¿qué sucede en estas otras sociedades para que
el individuo no se sienta solo y aislado como en Occidente? Como veremos, muchas de estas otras sociedades mantuvieron una cohesión social
que le mantiene al individuo un papel social definido y lo guía con mayor
precisión en su vida diaria. El objetivo no es el de prejuzgar cuál sociedad
es mejor en cuanto a cómo resuelve la relación individuo-sociedad, sino
abrir nuestra mente al entendimiento de que somos seres que podemos
adaptarnos a distintos sistemas conceptuales y arreglos institucionales.
De modo que lo que es verdaderamente nuestra naturaleza, por todo lo
que hoy sabemos científicamente –el tema del capítulo siguiente–, no está
definido por los ideales propuestos por Occidente.
Hay contribuciones innegables de Occidente a la humanidad, pero
al compararlo con otras sociedades, se entienden mejor tanto los costos
como las alternativas de dichas contribuciones. El Yo con derechos, capaz
de tomar decisiones, es el eje del capitalismo y explica el brutal crecimiento económico y tecnológico de los últimos siglos, y la democracia
es un logro innegable. Sin embargo, el Yo triunfante de Occidente es en
general más obeso que otras sociedades, toma un gran número de medicinas diarias sin lograr ni más longevidad ni mayor calidad de vida diaria,
padece de soledad y anomia, y con frecuencia se dan casos de suicidio
y/o agresión violenta hacia otros. Los ideales occidentales se han limitado
al contexto de los sistemas sociales y económicos de las naciones desarrolladas, y el mundo en su conjunto no los ha implementado. No hay
justicia internacional que sea respetada por los Estados poderosos, los
ocho magnates más ricos poseen la misma fortuna que la mitad más pobre de los habitantes del planeta,117 y la agresión y la violencia continúan
117
Nuevo informe enero 2017 de la organización contra la desigualdad Oxfam, en https://
www.oxfam.org/.../2017.../ocho-personas-pose.
raíces históricas y filosóficas del yo
61
siendo ordenadores sociales fundamentales a nivel global. Hay costos en
la solución occidental que no son indispensables. El Yo occidental violenta de varias maneras nuestras necesidades evolutivas. No somos como
Occidente dice. Y es necesario comprender que otras sociedades han encontrado respuestas que son superiores a las de Occidente en algunas
dimensiones de nuestra naturaleza evolutiva. Y es conveniente entender
el porqué para poder aprender de ellas.
En este camino de ir más allá del Yo occidental se requieren dos pasos.
El primero es describir cómo otras sociedades resolvieron la relación individuo-sociedad, lo que muestra que a pesar de los reclamos de muchos
de los pensadores occidentales –que por cierto, en alguna medida se contradicen en sus propuestas–, la solución occidental del Yo no obedece a
la naturaleza del hombre, sino que es sólo una propuesta filosófico-social
más; un sistema conceptual particular que obedece al desarrollo histórico
específico de algunas de las naciones desarrolladas. Este es el propósito
de este capítulo. El segundo paso es entender cuál es nuestra naturaleza
evolutiva desde un punto de vista científico, para poder entender, así,
quiénes somos realmente y cuál es el camino para nuestra realización
personal. Este es el propósito del capítulo tres. Y como argumentaremos
en el cuarto y último capítulos, entendernos a nosotros mismos nos lleva
a que la solución va más allá del Yo que nos ha propuesto Occidente.
Nuestra educación en Occidente, como ya mencionamos, típicamente
empieza con el pensamiento griego para después llevarnos al pensamiento
occidental como una lógica secuela del mismo. Uno de los grandes problemas de dicha educación es que privilegia el individualismo versus la comunidad y no nos permite entender cuál ha sido la verdadera historia de la
mayor parte de la humanidad. Aquí iniciaremos –en la primera sección–
con el estudio de las sociedades primarias, las cuales son comunales y, por
lo tanto, son las más antitéticas al individualismo de la sociedad occidental.
Dedicamos algún espacio a este estudio porque entender a las sociedades
primarias es necesario para comprender cómo surge la comunidad. Esto
nos permitirá –en la siguiente sección– describir brevemente cómo otras
sociedades distintas de Occidente se fueron desarrollando y diferenciando
por rutas distintas a este. Como veremos, históricamente la comunidad
siempre fue más relevante que el individuo. Aun hoy en día, en las sociedades occidentales actuales la comunidad continúa siendo prevalente, pero
el surgimiento del individualismo le ha dado al individuo tal relevancia
que, aun sin desaparecer la supremacía real de la comunidad, hasta cierto
grado la ha relegado ideológicamente a segundo término. En el resto del
62
carlos obregón
mundo sucede exactamente lo contrario, la influencia de las sociedades
occidentales ha difundido el individualismo en otras sociedades; pero en
estas se encuentra relegado a segundo término –tanto real como ideológicamente– y lo que prevalece son las relaciones sociales tradicionales basadas
en la relevancia indiscutible de la comunidad. Sin entender la sociedad primaria es imposible comprender el porqué la comunidad es tan importante
para el 85% del planeta; así que pasemos a estudiarla.
el yo en la magia
Hay una gran cantidad de libros e investigaciones escritos sobre las sociedades primarias y sus características, las cuales son muy distintas en diversas sociedades; pero, como Kupper muestra, la característica distintiva
que aparece en todas ellas es que existe un ordenador cosmogónico primario y la causalidad individual se explica como expresión de la fuerza
universal que incluye el origen y el orden total del cosmos, así que en
todas estas sociedades no existe el Yo.118 Levy Strauss muestra que este
ordenador cosmogónico universal es una forma general de pensar sobre
la naturaleza y su relación con la sociedad, que no tiene nada que ver con
la religión.119 En las sociedades primarias el individuo –el Yo– no está
diferenciado del grupo social. Y la libertad, en el sentido que la entendemos hoy en día en las sociedades occidentales, no existe.
Es conveniente aquí reflexionar –desde el punto de vista de la neurobiología contemporánea– cómo es que surgió la magia. El cerebro humano no distingue entre imaginación y realidad –véase el experimento
de Ramachandran en el capitulo tres–.120 En la sociedad primaria no se
contaba con el método científico, de modo que la única forma que tenía
el hombre primario de verificar si sus imágenes correspondían o no a
su realidad, era a través de sus sentidos, y los sentidos no distinguen
apropiadamente entre las imágenes almacenadas y la realidad exterior,
porque para el cerebro son lo mismo. Así que, del mismo modo que la
realidad se convierte en imágenes cerebrales, es también posible que el
cerebro se confunda y haga que las imágenes cerebrales sean percibidas
118
Kupper, 2005.
119
Levy Strauss, 1964.
120
Vease también Obregón, 2013a y Ramachandrian, 2011.
raíces históricas y filosóficas del yo
63
como la realidad. Esto explica porqué cuando soñamos podemos tener
físicamente en el cuerpo alteraciones como sudar con miedo y/o excitarse sexualmente, a la gente que jura y perjura que vio a un muerto y a
quien afirma que habló con una divinidad. Eventos que nunca pueden
demostrase cuando se buscan a través del método científico que proporciona un proceso objetivo –en cuanto a que puede ser refutado– de conocimiento público. La magia primaria es un trance en grupo –emotivo,
ritualista– que tiene por como objetivo hacer realidad la imaginación.
Y este proceso satisface la necesidad de pertenencia existencial que el
hombre tiene. Además de que le proporciona un sistema pragmático
conservador que asegura la preservación del grupo y la supervivencia
de los miembros del mismo. Ante la fragilidad para manejar su medioambiente y el miedo que este le impone, la magia representó un mecanismo de defensa psicológico del hombre primario que resultó crucial
para su supervivencia tanto emotiva como pragmática. La magia, dada
la incertidumbre del mundo que tiene alrededor, es pragmáticamente el
sistema conceptual que favorece la supervivencia del hombre primario
en su entorno.121
Para el hombre primario el objetivo no era modificar su entorno sino
sobrevivir en él, así que el medioambiente estaba dado –de una manera
objetiva– y lo que se requería era ordenarlo, entender sus regularidades –
cuando van los animales al río a beber agua para poder cazarlos etcétera–.
La cosmología primaria permitía darle un orden a la relación del hombre
con su entorno que le daba la oportunidad de explotar sus regularidades
para sobrevivir; y había poco margen para la innovación y el riesgo, de
modo que los aprendizajes adquiridos se mantenían como costumbres
establecidas protegidas por el ritual.
El ritual primario es un paradigma conservador que permite acumular
conocimiento empírico en relación con el mundo material que rodea al
hombre primario, es la forma de vivir y de relacionarse con el universo
que lo rodea. La magia es un ordenador cosmogónico de carácter universal –no sólo ordena el mundo social, sino el animal, el biológico, el
material y el sobrenatural–, y aun el tiempo queda definido por el ordenador universal.122 La magia define las condiciones de satisfacción tanto
de la individualidad como de las tres vías de pertenencia. La cosmogonía
primaria –la magia– es universal y abarca todo lo existente, tiene una concepción cíclica del tiempo, y cree en la resurrección. La magia primaria
121
Rappaport, 2001.
122
Levy Strauss, 1964.
64
carlos obregón
es distinta a la actual, pues es a la vez mágica en los términos actuales y
pragmática –como la ciencia y la ingeniería actual–, ya que guía al hombre primario en sus actividades de supervivencia diarias. Para entenderlo
pensemos en la cacería, la tecnología de caza la usa el hombre primario,
pero a la vez pinta los animales que va a cazar en las cuevas. Para él, lo
uno no es concebible sin lo otro. Un ejemplo más es cuando una mujer
va a dar a luz, se presenta la partera pero también el médico brujo, la
primera hace la parte pragmática y el segundo, la ritual –la magia incluye
las dos–. Como puede apreciarse, aun en las sociedades actuales hay vestigios de la magia primaria; por ejemplo, hacemos los juegos olímpicos,
pero con un gran ritual sin el cual no serían realmente concebibles.
En esta cosmogonía mágica primaria todo el universo aparece ordenado: los vivos, los muertos, los animales, las plantas, el territorio y hasta
los dioses. Los dioses no son todopoderosos si no están sujetos al orden
universal. La mitología hindú y la griega son herederas de la magia primaria, en ambas los dioses y los hombres pelean entre ellos, y a veces los
hombres ganan. Hércules, por ejemplo, elige ser hombre en lugar de dios.
En la sociedad primaria el Yo no está diferenciado. No hay ningún grado
de libertad individual. A aquellos que no hacen exactamente aquello que
está prescrito se les mata.
En esta sociedad primaria conservadora no hay pragmáticamente espacio para el riesgo que implica diferenciar al individuo –al Yo– y darle libertad económica y libertad de amar. En la sociedad primaria la centralidad
emocional del individuo es con el grupo social, ya que la familia unicelular
y la ampliada existen pero no se han diferenciado del grupo social. La
madre pare y el cuidado del infante con frecuencia lo hacen las mujeres
viejas de la tribu, y la madre joven se va a hacer labores de recolección. La
vida de cada individuo se establece con base en la cosmogonía universal.
Esto no quiere decir que el amor maternal no exista, pues, como hemos
visto, este se basa en un instinto de pertenencia que caracteriza no sólo a
los seres humanos sino, en general, a los mamíferos. Tampoco implica que
el amor en general –como una relación entrañable entre seres cercanos– no
se diera; la relación emotiva entre seres humanos es una herencia mamífera
y las relaciones afectivas son expresadas en el rostro, una habilidad que se
comparte con otros primates. Pero el amor en la sociedad primaria tiene
características muy diferentes a las de la sociedad occidental y está determinado por la cosmogonía universal primaria.
La magia mantiene la “diferencia” –a la Derrida– de la individualidad
con el resto de lo existente, pero no existe un Yo socialmente diferenciado.
raíces históricas y filosóficas del yo
65
La significación individual se obtiene vía la pertenencia cosmogónica con
la naturaleza, la cual tiene un alto contenido emocional. La cosmogonía
establece con especificidad no sólo el orden social sino también el del universo existencial. En la sociedad primaria la significación individual está
garantizada pues proviene directamente de la cosmogonía universal. El
papel del ritual es alimentar y mantener la relación emotiva con la sociedad y con el medioambiente biológico y material que rodea al individuo.
La mentalización y el estar conscientes no son procesos individuales –no
hay un Yo–, son de orden social. El orden social es pragmático y objetivo.
Aun cuando el papel individual es definido específicamente, la sociedad
en su conjunto mantiene flexibilidad. La sociedad primaria ofrece coherencia y continuidad, la cual, junto con la centralidad emocional que
provee el ritual y la cercanía de la vida comunitaria, le dan la confiabilidad necesaria a la relación de pertenencia del individuo con sus seres
cercanos, su grupo social y el universo existencial que le rodea.
Las condiciones evolutivas de la individualidad –para el desarrollo
cerebral– son satisfechas en la sociedad primaria. El individuo tiene un
desafío físico y mental constante en su relación con la naturaleza, está en
constante movimiento y tiene que prestarle atención a lo que le rodea
para sobrevivir. Es notoria la capacidad de los individuos de las sociedades primarias de recordar cada detalle del camino que recorren. Los
instintos básicos de supervivencia están regulados por la pertenencia social, la cual define los rituales sexuales y regula –orienta– la agresión
individual; le da protección social y ritual al individuo, lo que disminuye
su miedo, además de que le proporciona formas sociales de satisfacer su
hambre. Las características genéticas individuales existen, pero se ven
sobreseídas por una cosmología primaria muy precisa que define específicamente los papeles sociales de cada individuo.
En particular, es de notar que las sociedades primarias satisfacen plenamente la necesidad emocional de la pertenencia. No sólo los rituales
son altamente emotivos, sino que, además, los grupos son pequeños y
permiten el desarrollo adecuado de la pertenencia emotiva entre el individuo y el grupo social –los individuos se conocen entre ellos, se miran a
los ojos y desarrollan una relación emocional–. Para esto, por cierto, nos
diseñó la evolución. Robin Dunbar ha demostrado que para las especies
vertebradas el logaritmo del tamaño del cerebro es proporcional al logaritmo del tamaño del grupo social. Los chimpancés viven en grupos de
30 miembros y los seres humanos deberíamos vivir –según el tamaño de
66
carlos obregón
nuestro cerebro– en grupos de 150 miembros.123 Si viviéramos en grupos
del tamaño mencionado, la relación de pertenencia emotiva, basada en
el contacto visual entre todos los miembros, sería todavía posible como
amalgamador social. La ampliación de grupos humanos a mucho más
miembros se debe, entre otros factores, al surgimiento del lenguaje, que
permite el desarrollo de la pertenencia conceptual. En la sociedad primaria
ya se da claramente la pertenencia conceptual, pero se mantiene la pertenencia emotiva con el grupo social. Esta última, debido a la ampliación del
grupo, se pierde en sociedades posteriores, en las cuales el grupo social es
reemplazado –en cuanto a pertenencia emocional se refiere–, primero, por
la familia ampliada y, posteriormente, por la familia unicelular.
La magia primaria ya tiene una característica fundamental que tendrían todos los sistemas de valores posteriores; las propuestas se generan
de tal modo que se ubican más allá de la capacidad de ser refutadas
pragmáticamente o por el conocimiento científico. Por ejemplo, si a un
hombre primario lo lleváramos de cacería y le mostráramos que cazamos
a pesar de no haber pintado ritualmente con anterioridad, su respuesta
será que alguien más debió haber pintado por nosotros. Del mismo modo
que algún religioso puede señalar que a pesar de que somos libres de
decidir nuestra actuación, la voluntad de Dios siempre se cumple. Pues si
hacemos A o B, de todos modos es lo que Dios quería.
Una de las características de la magia es que se privilegia la pertenencia sobre la individualidad, el individuo se ve como una pieza más
integrada al grupo social –a la comunidad– cuyo bienestar y supervivencia es el verdadero objetivo. Así, se cumple la necesidad social de darle
cohesión al grupo social –integrando al individuo–. El individuo en la
sociedad primaria no es libre, no toma decisiones y no tiene derechos;
las cosas son como son y hay que hacer lo que hay que hacer, de modo
que no existe un Yo. La dinámica social es necesaria. El el grupo tiene
que ver por su supervivencia, se mentaliza y se toman decisiones; pero se
hace a nivel del grupo social y siempre respetando el orden dado por la
cosmogónia universal que relaciona lo social con el universo material y
biológico que lo circunda.
Las sociedades primarias no conquistadas son básicamente libres (de
aquí y en adelante nos referimos a la libertad social en el sentido de la
definición propuesta con anterioridad) pues le proporcionan estabilidad
emocional y pertenencia al individuo, que se mentaliza a favor de la sociedad en su conjunto.
123
Dunbar, 1992.
raíces históricas y filosóficas del yo
67
el yo en sociedades distintas a occidente
A partir de la concepción inicial de la magia se dieron diversas rutas de diferenciación social que llevaron a distintas sociedades a sistemas conceptuales
alternativos. La ruta que siguió Occidente es sólo una de ellas, y se distingue de las demás en forma muy particular, como hemos venido insistiendo, por la diferenciación social del individuo con base en tres dimensiones
centrales: 1) que el individuo se considera responsable y capaz de decidir su
conducta y su futuro; 2) que se le otorgan sus derechos –libertad política,
económica y de expresión–, y 3) que su capacidad de decidir –vía la democracia– se constituye en el pilar que define el universo social. Las demás
rutas son distintas entre ellas, pero comparten el denominador común de
que no diferenciaron socialmente al individuo como lo hizo Occidente, en
todas ellas prevalece más claramente la comunidad sobre el individualismo.
el yo hindú-budista
Los sistemas conceptuales de Asia en general se definen a partir de la
influencia de tres grandes corrientes de pensamiento: el Hinduismo-Budismo, el Neoconfucionismo y el Islam. Y en las tres se desarrolla el pensamiento comunitario, es decir, se enfatizan las obligaciones del individuo
para con la comunidad. La India introdujo su cultura Hindú y Mongol,
así como los conceptos de reyes, dioses y sultanes que definieron los sistemas tradicionales de poder en Birmania y Tailandia, y en general en el sur
de Asia. El Budismo viajó a China y forma parte del Neo confucionismo
(Confucio-Budismo-Taoismo), que influyó también a Japón, Corea, y en
general al norte de Asia. El Islam es el sistema conceptual de los países
árabes y es influyente en muchos otros países, en los cuales parte de la
población profesa esta religión.
El Yo socialmente diferenciado aparece por primera vez en la India,
en donde el individuo ya se hallaba diferenciado en el proceso productivo, por lo que se le diferencia también a nivel conceptual. Pero no es un
Yo activo que decida su conducta, tome decisiones y tenga derechos; sino
uno pasivo que cumple con sus obligaciones. La membresía del individuo
a la sociedad –a la comunidad– se define vía un sistema estricto de castas,
mientras que la organización social le define cómo actuar; y, por lo tanto,
el individuo hace sólo lo que le corresponde hacer. Las vías del amor
68
carlos obregón
y de la significación social están definidas por tradiciones y costumbres
establecidas por la cosmogonía hindú.
El Yo pasivo hindú se parece significativamente al Yo de la sociedad
primaria. El único papel activo del Yo –que lo diferencia de la sociedad
primaria– se da en lo religioso. La religión Hindú es una herencia de la
sociedad primaria, pero el pensamiento hindú corresponde a una sociedad
tradicional más avanzada. El Yo religioso es responsable de buscar por sí
mismo su significación existencial, la cual consiste en desarrollar una relación de pertenencia –una integración– con el dios hindú –con el universo
existencial–. Las características de pertenencia segura de la significación existencial dependen del esfuerzo individual del Yo religioso por significarse.
La significación existencial tiene una función social en la sociedad
hindú, inculcarles el deber a los individuos, razón por la cual se les pide
que renuncien al placer y al egoísmo. Las enseñanzas religiosas hindúes
consisten en el entendimiento de que la individualidad es irrelevante y
que el verdadero significado de la existencia son los lazos con todo el
universo existencial. Así, hay una pertenencia al universo material y biológico que circunda al hombre. En el hinduismo cada individuo se enfrenta a su significación existencial, en función básicamente de la casta
a la que pertenece, además de sus características propias, su capacidad
intelectual, su edad. No todos pueden practicar el mismo Yoga. En particular, en el Budismo –una forma avanzada de la religión Hindú– la
iluminación consiste en comprender los dos principios fundamentales de
la existencia: el primero es el surgimiento interdependiente de todo lo que
existe y el segundo que la individualidad es solo una ilusión. Así que aun
cuando existe un Yo religioso diferenciado, el propósito de la iluminación
es hacerle entender al individuo que en realidad no existe, que es solo una
ilusión. De modo que el proceso de iluminación consiste en la negación
del Yo religioso para reintegrar al individuo a la cosmogónica universal
hindú. Así, mientras que el pensamiento occidental enfatiza la existencia
y la importancia de un Yo tanto en lo social como en lo religioso, en el
pensamiento hindú no hay un Yo en lo social y la religión budista consiste en la negación del Yo. Nótese la reducción de estrés que genera el
Budismo, pues el individuo iluminado se integra en forma natural a todo
lo que le rodea –como en la sociedad primaria–, y en lugar de sentirse responsable de cambiarlo, se siente relajado al contemplarlo y sentirse parte
de él; lo anterior ha sido demostrado empíricamente en diversas terapias
psicológicas que utilizan actualmente métodos de meditación budista.124
124
Davidson, 2000; Davidson et al., 2003, y Obregón, 2009.
raíces históricas y filosóficas del yo
69
La India contemporánea satisface las dos condiciones neurobiológicas
de desarrollo cerebral, pero no lo hace a la manera de la sociedad occidental, a pesar de la fuerte influencia de esta. En cuanto a la individualidad: se satisface por tradiciones y costumbres tradicionales que ponen
énfasis en la respiración y el movimiento, en la concentración y en prestar
atención a todo lo que nos rodea –estar conscientes–, y a desafiarse continuamente física y mentalmente –como las posturas budistas y de yoga y
las discusiones y enseñanzas–. Es de notar que en la India, como en gran
parte de Asia, no hay obesos –lo que caracteriza a muchas sociedades
occidentales–. En cuanto a la pertenencia: el amor y la familia están prácticamente definidos por la tradición, de modo que hay poco o ningún
margen para el Yo. La sociedad y el sistema político hindú, a pesar de
la democracia, continúan muy influenciados por las viejas costumbres y
los pepeles sociales tradicionales. Así que hay un Yo socialmente diferenciado a la manera occidental en lo político y en lo económico, pero que
se rige más por sus obligaciones que por sus derechos, y que es activo en
la toma de decisiones sociales vía la democracia, aunque esta se encuentra intermediada por las viejas costumbres. En cuanto a la significación
existencial: las viejas religiones Hinduismo y Budismo continúan siendo
el sistema conceptual prevalente. La sociedad hindú es libre en cuanto a
que le provee estabilidad emocional y pertenencia a los individuos y se
mentaliza en favor de la sociedad en su conjunto.
el yo en el neoconfucionismo
En China aparece por primera vez un Yo socialmente diferenciado, capaz de tomar decisiones, pero en contraposición al Yo social occidental,
sus decisiones no definen el universo social. Este último, en China, está
definido por el racionalismo, entendiéndolo como aquel sistema conceptual que concibe la razón como capaz de acceder a la verdad. En este
caso, el universo social más conveniente dadas las situaciones históricas
particulares de este país. El Yo socialmente diferenciado de china tiene
capacidad de aprendizaje y de decidir su conducta, pero se conduce por
una ética que lo guía en el cumplimiento de sus obligaciones y no tiene
derechos inalienables, como el Yo social occidental.
El Budismo viajó de la India a China, pero sólo resolvía la significación existencial y, en dado caso, formas sociales religiosas de vida que
70
carlos obregón
pudieran ser relevantes para lugares pequeños –como el Tíbet–, pero que
eran a todas luces insuficientes e inadecuadas para resolver el gran problema histórico chino que ha sido la integración de su vasto imperio. A ello
se debe el rechazo de China hacia el Budismo como arreglo social, que
aun hoy en día se refleja en la confrontación china con el Dalai Lama. La
solución del problema chino requería de desarrollar la responsabilidad
individual del Yo de significarse mediante la segunda vía –la de la significación social–. La solución la propuso Confucio. Él establece el orden
social en China basado en tres pilares centrales: la familia, las obligaciones individuales, y la fuerza de la autoridad para hacer cumplir las obligaciones. La gran contribución de Confucio fue la de establecer un sistema
integrador social basado en la paz, la cultura y la ética, el cual redujo la
importancia del Estado militar a un segundo orden.
Confucio representó un cambio de perspectiva fundamental respecto
del pensamiento anterior, básicamente mágico. Confucio introdujo una
forma particular de racionalismo social según el cual el hombre, en su
concreción, es el centro de discusión filosófica. El pensamiento de Confucio es un tratado fundamental sobre la obligación del Yo como fuente de
la significación social. El racionalismo de Confucio es social –comunal–,
no individualista. El individuo –el Yo– se significa socialmente cumpliendo sus obligaciones éticas para con los demás. En Confucio hay explícitamente un Yo diferenciado socialmente al que se le reconoce su capacidad
de tomar decisiones y que debe ser orientado vía una ética social. Esto
es muy diferente al Hinduismo en donde el Yo está diferenciado socialmente sólo en el sentido de que hay obligaciones distintas y claramente
definidas para diversos individuos, y –como en la sociedad primaria–
cada quien hace lo que tiene que hacer. Pero el Yo social de Confucio
es muy distinto al de Occidente, la ética de Confucio se orienta a que el
individuo aprenda a cumplir con sus obligaciones. El Yo social de Confucio, como ya mencionamos, no tiene derechos y no son las decisiones
individuales del Yo social las que constituyen o forman el universo social,
sino que este último está ordenado con base en la discusión racional.
El primer pilar del orden social son las obligaciones del Yo social.
Humanismo y propiedad en la conducta son valores que se alaban en
contraposición al utilitarismo y al militarismo. El segundo pilar del orden social es la familia. Confucio llama a vivir con propiedad las cinco
relaciones básicas de la sociedad, o sea, aquellas entre padre e hijo, hermano mayor y menor, esposa y esposo, amigo mayor y amigo menor, y
autoridad social y miembro de la sociedad. El tercer pilar es la autoridad,
raíces históricas y filosóficas del yo
71
misma que se encarga de que el individuo cumpla con sus obligaciones.
La autoridad, como todos los gobernados, es parte de la comunidad y
está sujeta al orden moral racional. Esta es en parte la razón por la cual
el Kuomitang pierde la batalla contra Mao Tze Tung; la corrupción del
Kuomitang y la defensa de este de los intereses occidentales violaron los
principios morales comunales de Confucio, en los cuales estaba basada
su autoridad. El ejercicio autoritario de Mao se entiende mejor desde la
concepción de la sociedad primaria que desde la occidental. Mao no representaba derechos divinos, ni asumía que tenía derecho a prerrogativas
especiales por ser la autoridad. El “autoritarismo” de Mao se basó en un
orden comunal moral. Este orden moral, comunal, autoritario de Mao es
particularmente inaceptable para Occidente, pues hereda de la sociedad
primaria el poco respeto a la vida individual –y en el caso de Mao, a los
derechos humanos en general– que existía en esta última.
En el Neoconfucionismo, la primera vía de pertenencia –el amor– es
de orden social y se establece en la familia. Confucio se enfocó en proveer
el camino para la segunda vía –la de la significación social–; y el Budismo y el Taoísmo se adaptaron y se redujeron a una práctica personal
encaminada a la tercera vía –la significación existencial–. El Budismo se
adaptó a la visión de la familia y del Estado del Confucionismo clásico.
En cuanto al Taoísmo, Tao es la norma del universo y es la forma en la
cual el hombre debe ordenar su vida para sincronizarse con la forma en
que el universo opera y desarrollar aún más su significación existencial.
El Neoconfucionismo (Confucio+Budismo+Taoísmo) fue la base oficial
que conformó el pensamiento y la sociedad china. El comunismo chino
rescató la institución del individuo del Neoconfucionismo según la cual el
papel ético del Yo –del individuo– es integrarse a su sociedad cumpliendo
con sus obligaciones para con esta. El Neoconfucionismo define explícitamente las tres vías de significación individual y establece la conducta
adecuada a seguir por el individuo según la ética que se explicita. El
Neoconfucionismo, en contraposición al hinduismo, provee una solución
racional tanto al estudio del individuo como al análisis y definición de la
relación individuo-sociedad. Las características de pertenencia segura del
amor y de la significación social no son obtenibles sólo con la membresía,
como en las sociedades primaria e hindú, pero están disponibles para
todos aquellos individuos que vivan con propiedad y cumplan con sus
obligaciones. Las características de pertenencia segura de la significación
existencial, como en la sociedad hindú, dependen del esfuerzo propio del
individuo por significarse.
72
carlos obregón
La China de hoy presenta dos problemas centrales. El primero es que
la interacción con Occidente y la introducción de un Yo con libertades
económicas –aun cuando no políticas–, mientras que ha acelerado el crecimiento económico de la sociedad china en forma impresionante, también está acelerando la desigualdad social, pues son los grupos vinculados
al auge del capitalismo chino los que más se enriquecen, y estos grupos
tienen lazos familiares y de amistad con la autocracia política china. El
segundo es que las formas de participación política tradicional comienzan
a ser desafiadas por una clase media china que, aun cuando incipiente,
está creciendo. Cómo definir nuevas formas de participación social es
posiblemente el desafío más importante de la China de hoy.
En Japón como en la India y en China, la pertenencia y la estabilidad emocional provienen básicamente del sistema conceptual japonés
tradicional; pero en contraposición a China, y en forma similar a la
India, el proceso de mentalización social se hace con base en el proceso
democrático occidental pero influido por el sistema conceptual japonés.
El sistema conceptual se adapta y se transforma para ser funcional a
las condiciones históricas concretas de la sociedad en cuestión. Así es
como se desarrolla un arreglo institucional que corresponde al sistema
conceptual pero que refleja las condiciones históricas propias de cada
sociedad. Mientras que China dejo atrás125 el feudalismo militar 500
años antes de su encuentro con Occidente, Japón se encontraba inmerso
en él. Para Japón el Neoconfucionismo resultó funcional para reforzar
la fuerza de la autoridad durante el shogunato Tokugawa (1603-1867).
Y ante el desafío occidental, los tradicionales valores militares de la
cultura japonesa reaccionaron y reforzaron su integración social. En el
militarismo se establece una relación reptiliana con otras sociedades,
de manera que la relación emotiva y conceptual social local se fortalece. Las condiciones sociales de integración militar desarrollaron un
Japón en donde la significación social es mucho más importante que en
China. En China la lealtad social se expresaba mediante las cualidades
escolares, la inteligencia y la astucia, la milicia se despreciaba, y el consumo ostentoso era permitido. En Japón el éxito militar, la fuerza y la
capacidad de competir eran los atributos premiados, en tanto que la
frugalidad era necesaria para prepararse para la guerra. El Yo japonés,
tal como el chino, se define en función de sus responsabilidades sociales
para con la comunidad. La autoridad en Japón –como en China– está
restringida por el orden social moral de Confucio.
125
Obregón, 2009b.
raíces históricas y filosóficas del yo
73
En Japón es notoria la buena distribución del ingreso. Los salarios de
altos ejecutivos en Japón son con mucho menores en relación al salario
de un obrero en Estados Unidos. Mientras que en Estados Unidos las
diferencias se aceptan, pues se asumen como consecuencia natural de la
competitividad económica individual; en Japón la clase alta, como todos
los demás, está sujeta al orden moral y a las consideraciones del bien de
la comunidad. Mientras que el individuo chino tiene sus áreas privadas
de significación en la primera vía –en la familia– y en la tercera vía –mediante las artes, las ciencias, el Budismo y el Taoísmo–; en Japón todo
se subordina a la relación con la sociedad. En Japón la familia existe y
el Budismo y el Taoísmo se practican, pero el individuo se concibe en
función del grupo social. La tradición militar en la cultura japonesa se
traduce en la costumbre de que todas las decisiones son comunales –se
toman en grupo–. Mientras que en China mentalizar es un proceso individual, aun cuando sancionado socialmente; en Japón mentalizar es un
proceso social directamente y el individuo queda sujeto, en su proceso de
razonamiento y de toma de decisiones, totalmente al grupo.
Las características de pertenencia segura en Japón –como en Occidente– dependen crucialmente de la significación social, aun cuando las
formas de significarse sean muy distintas. En contraposición a Occidente,
el proceso económico en Japón es de orden social, la competencia individual al interior se restringe y la competencia se orienta hacia el exterior.
En Japón126 el sistema económico, aún hoy en día, está básicamente subordinado al sistema integrador, aun cuando ya hay conflictos importantes.
Tanto en Japón como en China la significación social depende de que el
individuo cumpla con sus obligaciones sociales. El fracaso en significarse
socialmente se traduce en vergüenza y en descrédito personal. En el Japón
tradicional no hay nada que el individuo no esté dispuesto a hacer por la
sociedad; esto explica a los kamikazes de la segunda guerra mundial.
El Japón contemporáneo se define a partir de dos influencias contradictorias: la tradicional, en la cual el individuo sólo existe en función de
su significación social dada por el sistema integrador de su comunidad; y
la occidental, con su énfasis en el individualismo, en el cual el individuo
es responsable de significarse por las tres vías, y la significación social depende crucialmente del éxito económico individual. Esta contradicción se
traduce en frustración y confusión. En las dos tradiciones, sin embargo,
la significación social es de gran relevancia y el fracaso en esta dimensión
explica parcialmente el alto índice de suicidios en Japón. El Japón de hoy
126
Obregón, 1997.
74
carlos obregón
está en el proceso de definir sus propias instituciones a manera de lograr
una nueva solución propia.
Tanto China como Japón son sociedades libres en cuanto a que
proveen estabilidad emocional y pertenencia a los individuos y se mentaliza en favor de la sociedad en su conjunto.
el yo en el islam
Además de los países arabes, la cultura musulmana fue la influencia
predominante en el sur de Asia, particularmente en Pakistán, Bangladesh, Malasia e Indonesia. El problema de Mahoma era el de crear
un imperio, para lo que establece al individuo obligaciones sociales
–de origen religioso– muy precisas. Tanto en el Islam como en Japón,
el militarismo –enfrentar al exterior– fortalece los lazos comunales y
tiene como consecuencia que el individuo se supedita a la comunidad,
a la sociedad. El orden social en el Islam tiene un solo pilar, la religión,
especificada en el Corán. Para el Islamismo, Dios es el centro del universo, es inmaterial, todopoderoso y benevolente. Su libro religioso
es el Corán, considerado la revelación más precisa del pensamiento
de Dios, pues fue dictado por él mismo. El Corán precisa normas de
vida, y una hermandad entre quienes creen en Alá. Islam proviene de
la palabra salam, que significa “la paz”, la cual proviene de entregarle
la vida a Dios. El mundo fue creado por el deseo de Dios, el Yo libre
no existe, el hombre es libre sólo para cumplir sus responsabilidades,
como en el Catolicismo, y será juzgado por sus acciones, irá al cielo
o al infierno.
El Islam define con claridad las obligaciones del hombre en lo individual y en lo social. El Islamismo, con su precisión –considerablemente
mayor que la del Catolicismo feudal–, subordina lo social a lo religioso
y todo lo demás a lo social. Así, el Islam se convirtió de un pueblo bárbaro a un poderoso imperio en sólo un siglo, y dio lugar a una enorme
expansión cultural en Damasco y Bagdad, que sería una herencia invaluable para el surgimiento de la cultura occidental. En la actualidad,
cientos de millones de personas son creyentes del Islamismo. En el Islam todo queda definido y gobernado a partir de una religión poderosa. Tanto en el Islam como en la sociedad primaria, la significación
por las tres vías depende de una cosmogonía integral, en la sociedad
raíces históricas y filosóficas del yo
75
primaria, la magia, y en el Islam, la religión expresada en el Corán.
La religión provee en el Islam las características de pertenencia segura
por las tres vías. La significación social y la significación en el amor
se alcanzan como consecuencia de lograr la significación existencial.
Las obligaciones religiosas del individuo le especifican al detalle las
obligaciones sociales que debe cumplir.
Tanto en el Islamismo como en el catolicismo, aquel que cumpla con
sus obligaciones presumiblemente obtiene la significación existencial,
pero está siempre sujeto al juicio de Dios. Esta es una diferencia con
el Hinduismo y el Neoconfucionismo, en los cuales si el hombre hace
lo que debe hacer se significa y sólo depende de él mismo y no está
sujeto a la voluntad divina. La religión glorifica al gobierno dándole
toda la autoridad divina; sin embargo, el gobierno queda vinculado a la
comunidad a través de la mutua interpretación del Corán; el concepto
islámico de Shira, consulta, define que debe haber discusión comunal
sobre la luz del Corán.
El Islam contemporáneo ha sido particularmente influido por su
relación con Occidente. En el Islam, como en el Catolicismo feudal,
la significación existencial define totalmente la significación social.
Esta característica del Islam fue la que concentró el poder en las autoridades, las cuales, además de tener el poder político, detentaban el
poder religioso, lo que llevó a los abusos de dichas autoridades en la
apropiación de las riquezas obtenidas en la relación económica con
Occidente –proveniente del petróleo–. Los abusos de las autoridades
islámicas son reminiscentes de los papas católicos feudales, como los
Borgia.
Las sociedades islámicas son sólo parcialmente libres. Por un lado
proveen pertenencia y estabilidad emocional proveniente básicamente
del pensamiento y del arreglo institucional islámico tradicional, pero,
por el otro, el proceso de mentalización no se hace en muchos de estos
países para el beneficio social. La consecuencia es que, a pesar de ser
países ricos, muchos de ellos no han podido satisfacer adecuadamente
las necesidades económicas crecientes de su población. Lo anterior ha
desquebrajado la pertenencia social y la estabilidad emocional individuales. Los países islámicos se encuentran actualmente en una gran
transición hacia un nuevo orden social –hoy desconocido–, que seguramente estará orientado por sus fortalezas tradicionales y no será
el proceso democrático occidental, pero estará influido por este en
mayor medida de lo que lo ha estado hasta el día de hoy.
76
carlos obregón
el yo en áfrica
Como ya hemos documentado, en sociedades distintas a la occidental la
diferenciación histórica no conduce al individualismo. África no es la excepción. El sistema conceptual africano tradicional es una forma diferenciada de la cosmogonía primaria –no hay un Yo–, la cual define las tres
vías y provee las características de pertenencia segura de la comunidad.
Pero África fue conquistada y dividida culturalmente y en muchos países
presenta formas de autoritarismo que reflejan un desorden social.
La historia africana se escribe a partir de un gran territorio subpoblado,
lo cual dificultó la interrelación cultural y el desarrollo económico de este
continente a lo largo de su historia. La historia del aislamiento relativo de
África se escribe a partir de la caída del poder relativo de Egipto, primero
ante Persia y, finalmente, ante Roma. África, aislada y subpoblada, se vio
marginada del comercio mundial durante los siglos de auge de este, en los
cuales la supremacía europea se estableció. El retraso relativo de África la
hizo fácil presa y fue conquistada por otras culturas, mismas que trajeron
nuevas religiones como el Cristianismo y el Islamismo. La conquista europea de África la dividió a lo largo de líneas geográficas sobreimpuestas
que destruyeron la unidad cultural previamente existente; grandes comunidades fueron artificialmente divididas y segregadas, y con ello no sólo
se perdió una parte del acervo cultural de las mismas, sino que al hacerlas
convivir artificialmente bajo el mismo territorio con otras comunidades, se
dio origen a conflictos étnico-culturales de los cuales África todavía es presa.
La conquista de África trajo como consecuencia la exportación de esclavos,
lo cual agravó el problema de la subpoblación, agravó la discriminación
contra la mujer, retrasó la integración global y gestó el autoritarismo
africano. La abolición de la esclavitud fue lenta y resistida por grupos de
interés. Ya para la independencia, las sociedades tradicionales africanas se
habían consolidado como una mezcla de las sociedades primarias diferenciadas que culturalmente son, de los regímenes autoritarios impuestos por
los conquistadores, y de los conflictos étnico-culturales consecuencia de la
fragmentación africana en líneas divisorias artificiales.
África ejemplifica, como nadie más, las consecuencias desastrosas de
la implementación forzosa del individualismo occidental. Este destruyó
la libertad sincrónica africana; pues la libertad del individualismo no correspondía al sistema conceptual y al arreglo institucional africano tradicional, el cual, dado que la conquista divide a las culturas, no fue lo suficientemente resiliente como para evitar la amplia destrucción ocasionada por
raíces históricas y filosóficas del yo
77
Occidente. África es un gran continente. Y hay naciones con muy distintos
grados de avance en cuanto a la libertad social se refiere. Mientras que
África del sur ha avanzado a pasos agigantados a ser una sociedad primordialmente libre, pues hoy en día ya provee pertenencia social y estabilidad emocional y su proceso de mentalización, basado parcialmente en
la democracia occidental y parcialmente en el sistema tradicional africano,
se lleva a cabo para el beneficio de la sociedad; muchos de los países africanos no son libres pues se encuentran atrapados en democracias formales
y derechos económicos que no funcionan y que son sólo usados para mentalizar en beneficio de las minorías dictatoriales en el poder. Además, la
destrucción del sistema conceptual tradicional africano y la implantación
de formalidades liberales occidentales que no funcionan han atrapado a
muchos países africanos en un desorden social caracterizado por la primacía de la agresión reptiliana, en donde no se le satisfacen al individuo
sus necesidades de estabilidad emocional y de pertenencia.
el yo en latinoamérica
Tanto Latinoamérica como África son inexplicables sin la influencia de
la intervención occidental. Pero Latinoamérica, en contraposición con
África, no fue destruida por Occidente sino colonizada. El sistema tradicional conceptual de Latinoamérica y su arreglo institucional correspondiente son consecuencia –en buena medida– de esta colonización. Hoy
en día, Latinoamérica se compone de un conjunto de sociedades parcialmente libres que le dan pertenencia y estabilidad emocional al individuo
en distintos grados, dependiendo del país, lo cual proviene principalmente del sistema conceptual tradicional latinoamericano, en donde el Yo
no existe. En cuanto al sistema de mentalización, este se usa con mucha
frecuencia para el beneficio de minorías privilegiadas. El problema de
Latinoamérica es que fue colonizada desde un principio con base en los
privilegios de unos cuantos poderosos. Y la estructura social continúa
reflejando el hecho de que esta minoría se apropia de gran parte de la
riqueza social que proviene de la interacción con Occidente.
Latinoamérica es un mosaico cultural con influencia de tres grandes
grupos migratorios. La primera migración milenaria es de origen asiático
y dio origen a las culturas indígenas, la segunda migración es europea, y
la tercera es principalmente de esclavos negros.
78
carlos obregón
El sistema conceptual de México, Colombia, Perú, Ecuador y América
Central refleja aún hoy en día la fuerza integradora de la cultura indígena
inicial –una forma diferenciada de la sociedad primaria–, en la cual no
hay un Yo. Pero la conquista dejó una huella significativa. La consecuencia del encuentro entre indígenas y españoles es la creación de una sociedad tradicional dual resultado de la imposición autocrática –formal– de lo
español sobre lo indígena y la supervivencia de las tradiciones indígenas
a través de la resiliencia de las instituciones informales. La migración
española de los conquistadores y colonizadores, fuertemente influenciada
por el Islam, pertenecía a una sociedad europea premoderna y racionalista en la cual el Yo libre tampoco había sido diferenciado. Esta sociedad
tradicional dual, en la cual el Yo del individualismo no existe ni formal
ni informalmente, se enfrenta al Occidente capitalista contemporáneo y
adopta la democracia como parte del sistema formal. Como Japón, estos
países sufrieron, y continúan sufriendo, las consecuencias del conflicto,
por un lado, de la influencia Occidental contemporánea y la democracia
formal y, por el otro, de las instituciones tradicionales, pero el conflicto es
aún más difícil de resolver porque la propia sociedad tradicional en estos
países tiene un origen dual no resuelto.
En los países latinoamericanos de origen indígena existe una indefinición acerca de las vías adecuadas para lograr la significación individual.
Por un lado, existen democracias formales y libertad individual, y el individuo es responsable de significarse, como en Occidente, en cada una
de las tres vías de pertenencia. En la influencia capitalista contemporánea
la significación existencial se obtiene con el trabajo individual (Protestantismo), mientras que la religión se encuentra compartamentalizada del
resto de la vida social. La significación social se obtiene también vía el
trabajo y está altamente influenciada por el éxito económico individual.
También hay libertad de amar y es responsabilidad del individuo tener
éxito en él. Por el otro lado, la sociedad tradicional dual define las vías
de pertenencia en forma distinta a Occidente: en cuanto a la primera vía,
hay normas tradicionales de cómo amar y ser amado; en relación a la
segunda vía, la significación social se otorga en buena medida a partir
de cumplir las obligaciones que impone la membresía al grupo social,
hay obligaciones formales e informales y no son iguales para todos; y en
cuanto a la tercera vía, en la cultura indígena está dada por una diferenciación de la cosmogonía primaria y en la española precapitalista, por lo
religioso –un Catolicismo racionalista exacerbado por la influencia islámica–.
Así es que el individuo se encuentra inseguro de su significancia y de
raíces históricas y filosóficas del yo
79
qué hacer para lograrla; no sabe si regresar a lo indígena, identificarse
con la España racionalista o aceptar los valores individualistas del Occidente contemporáneo. En estas sociedades, la centralidad emocional
reside en la familia, la cual es un híbrido entre la familia ampliada de la
sociedad tradicional y la unicelular de la familia occidental moderna. La
desintegración familiar es un fenómeno relativamente limitado en estas
sociedades. En particular, destaca el papel predominante de la familia en
proporcionarle al individuo las características de pertenencia segura del
amor. Las características de pertenencia segura de la significación social
provienen primordialmente del sistema integrador de la sociedad informal de herencia indígena. Las características de pertenencia segura de la
significación existencial están dadas por una mezcla de la magia indígena
y de la religión católica española; el protestantismo está poco diseminado.
La segunda migración que influencía a la cultura latinoamericana es de
origen europeo, básicamente española, pero se expande posteriormente a
otros países de origen tales como Italia, Alemania, e incluso China, Japón,
y otros. Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay muestran la influencia de
la segunda migración. Chile y, sobre todo, Paraguay, muestran, en términos relativos, una mayor influencia indígena. En cierto sentido, Paraguay se quedó a la mitad, entre el primer grupo de países y el segundo.
En este segundo grupo de países se desarrollan sociedades tradicionales
europeas –en donde el Yo no existe– caracterizadas por un racionalismo
premoderno que justificó el surgimiento del autoritarismo en distintos
periodos históricos. Dada la influencia occidental contemporánea, las vías
de significación individual tampoco están claras en este segundo grupo de
países; pero en contraposición al primer grupo, el individuo no encuentra
solaz en sus propias tradiciones.
La lejanía geográfica de estos países del mundo desarrollado ha dado
lugar a una cultura local basada en el aislamiento; por ejemplo, la cultura
argentina tradicional propia surge en La Pampa. En Argentina, dada la
influencia europea, la familia tiende a ser más unicelular y más sujeta
a la influencia occidental de desintegración, pero mantiene rasgos importantes de la familia ampliada. La centralidad emocional reside en la
familia, y esta es la encargada de proveer las características de pertenencia segura del amor. Las características de pertenencia segura de la significación social no se logran adecuadamente debido a la debilidad del
sistema integrador, las características de pertenencia segura de la significación existencial las da el Catolicismo. En este segundo grupo de países,
como en Occidente y dada la influencia de este, la pertenencia segura no
80
carlos obregón
siempre se logra. La ansiedad y la angustia individual son más frecuentes
en este segundo grupo de países latinoamericanos que en el primero.
Brasil, y en alguna medida Venezuela, muestran particularmente la influencia de la tercera migración, la de los esclavos negros aunada a una migración europea minoritaria dominada por portugueses y españoles en una
primera etapa. Pero en Brasil, a diferencia de Venezuela, sí se logró el desarrollo de una cultura nacional. Las instituciones brasileñas son producto de
una historia propia y han desarrollado tradiciones fuertes que provienen de
diferenciaciones de la sociedad primaria a la cual pertenecía la gran mayoría negra. Brasil es el único país en el mundo en donde los blancos tomaron
el poder; pero los negros ganaron la cultura, la música es negra, al igual
que los colores de la ropa, la noción del tiempo, la desnudez en la playa.
Brasil desarrolló una fortaleza tradicional que proviene en gran medida de
una forma diferenciada de la sociedad primaria en la cual el Yo no existe
y lo que prevalece es la comunidad.127 La sociedad brasileña es una mezcla
de una sociedad tradicional europea premoderna, la cual es una minoría,
y una sociedad primaria diferenciada, la cual es la mayoría. Venezuela es
posiblemente el país latinoamericano con mayores contrastes migratorios.
La cultura caribeña se mezcla con europeos y negros, e inclusive algunos
indígenas. En este tercer grupo de países la variedad migratoria, aunada la
pobreza histórica de la población negra, ha dificultado el surgimiento de
una nación homogénea. El tema de la integración nacional y de un Estado
capaz de definir y dirigir las obligaciones individuales, ha sido tema central
en la historia de este tercer grupo de países. La crisis política venezolana es
consecuencia de la incapacidad de la riqueza petrolera para continuar subsidiando, a la vez, a la creciente población caribeña negra y la vida suntuosa
de la clase alta venezolana. El problema básico del Brasil es integrar a gran
parte de su población a la vida activa del país. Ninguna de estas sociedades
diferencia al individuo al estilo occidental. La libertad individual del Yo
llega a Brasil, como para el resto de Latinoamérica, como una institución
proveniente del exterior. En Brasil, sin embargo, en contraposición con
Argentina o Chile, el ejercicio de la autoridad social ha requerido de menos
violencia militar. La razón es la fortaleza de las tradiciones desarrolladas
por la cultura brasileña, la cual es una fuente de estabilidad social de la cual
carece Argentina. En Brasil, como en el resto de Latinoamérica, la significación individual sufre el contraste entre Occidente y la sociedad tradicional,
pero como en el primer grupo (aunque en menor grado), la fuerza de la
sociedad tradicional le da pertenencia al individuo y significación.
127
Esto es lo que Haidt se encontró.
raíces históricas y filosóficas del yo
81
El amor, la significación social y la significación existencial en Brasil
tienen fuertes raíces mágicas. La centralidad emocional reside en la familia.
La familia es ampliada y con fuertes raíces en las tradiciones provenientes
de la magia, por lo que provee las características de pertenencia segura del
amor. Las características de pertenencia segura de la significación social se
obtienen del sistema integrador informal, se obtienen de la participación en
la comunidad, la cual se define por tradiciones añejas que conviven con la
modernidad. Las características de pertenencia segura de la significación
existencial se obtienen a partir de la magia diferenciada que caracteriza a
Brasil, por ejemplo a través de tradiciones añejas que vinculan el cuerpo
con el entorno. El brasileño, dada su influencia mágica, es de los tres grupos latinoamericanos que vive una relación más estrecha con el medioambiente natural. En contraposición con México, la influencia de Occidente
en Brasil ha sido menor dada la posición geográfica de este último.
el yo en la sociedad occidental
El Yo del individualismo es una diferenciación relativamente reciente
en Occidente. Aun cuando hubo algunas diferenciaciones incipientes en
Grecia, estas no fueron decisivas en el rumbo histórico posterior de Occidente sino hasta finales del feudalismo, con el surgimiento de los burgos
o ciudades. Hay en Occidente dos sistemas conceptuales que se diferencian
históricamente. El primero es el racionalismo y el segundo, la armonía. En
el racionalismo se asume que la razón puede conocer las verdades externas,
entre ellas cuál sería el mejor sistema social –un supuesto similar al de Confucio–. En la armonía el racionalismo prevalece en cuanto al universo material y biológico, pero se asume que la razón no puede conocer cuál sería
el mejor sistema social, sino que este se determina a través de la democracia. La democracia, sin embargo, se sustenta, a su vez, en los derechos
humanos, los cuales sí son cognoscibles a través de la razón (aun cuando
en algunas variantes que no fueron las más exitosas se usan las emociones,
por ejemplo el individuo benevolente de Hume), así que, en este sentido, la
armonía es definitivamente una forma de racionalismo. En el racionalismo
el Yo del individualismo no se diferencia, en la armonía sí. En Occidente
se ha dado una gran batalla conceptual en cuanto a de dónde proviene el
conocimiento social, si de la razón –racionalismo puro– o de la voluntad
popular –la forma particular de racionalismo que constituye la armonía–.
82
carlos obregón
El autoritarismo, el fascismo, el derecho divino a gobernar, y otros, se basan en el racionalismo puro; la democracia se fundamenta en la armonía.
Desde el punto de vista religioso, el racionalismo fue usado para justificar el carácter trascendental del individuo. La religión, apoyada en el
racionalismo, se convierte en una nueva manera de reducir la angustia
del hombre ante el mundo natural y sobrenatural que le rodea y de paliar
su soledad e intrascendencia. De esta forma, el sistema conceptual occidental encuentra en la racionalidad una solución similar a la congruencia
mágica de la sociedad primaria. El racionalismo, mediante las esencias,
integra al individuo a la sociedad y al mundo de lo existencial; además,
dada su esencia de hijo de Dios, vincula al individuo con lo sobrenatural
y de nueva cuenta vincula a los vivos y a los muertos. Puede apreciarse
la enorme influencia de la magia en el racionalismo occidental.
El orden social en Occidente –previo a la democracia– estaba determinado, como en el Islam, fundamentalmente por un racionalismo religioso, en ambos la significación existencial define a la significación social.
En las cruzadas, ambos bandos luchaban en el nombre de Dios. En el
Cristianismo, como en el Islamismo, el individuo tiene que ganarse su
significancia; el único significante per se es Dios. Esto, en ambos casos,
se traduce en una dependencia del individuo de lo divino; ausente en el
pensamiento primario, en el Hinduismo, en el Budismo y en el Neoconfucionismo. Tanto en el Catolicismo feudal como en el Islam se le pone un
énfasis especial a la significación existencial, y aquel que no la logra, sufre
en su autoestima, se le margina socialmente y no logra su significación
social, e incluso puede ser condenado a muerte.
En su desarrollo, inicial el Catolicismo en Roma sirvió como una
fuente de significación propia de los individuos que les permitía, a través
de la Iglesia, lograr la significación existencial y rechazar la significación
social producto del capricho de la locura de los emperadores romanos. El
Catolicismo le da un valor intrínseco al individuo por ser hijo de Dios,
y le da la posibilidad de significarse si sigue la conducta apropiada. Pero
con el desarrollo de la armonía y el éxito del capitalismo la Iglesia va
cediendo su lugar preponderante en la vida social a la autoridad civil,
lo que refuerza la importancia de la significación social. El Catolicismo
va cediendo ante el Protestantismo; y en el Protestantismo es el trabajo
social lo que vincula al hombre con Dios.
En el Protestantismo el individuo –mediante su trabajo social– satisface el deseo divino y se comunica directamente con Dios. La consecuencia es que la significación existencial se obtiene a través del trabajo social,
raíces históricas y filosóficas del yo
83
a través de la significación social. En este sentido, el Protestantismo libera
lo social de lo religioso. Mientras que en el Catolicismo feudal y en el
Islam lo religioso determina lo social, en el Protestantismo lo social define
lo religioso; pero lo social queda libre de tener otras esferas de relación
con el individuo que no pasen por la religión.
En la armonía occidental el individuo es responsable de significarse
por las tres vías. El amor depende de su elección y es su responsabilidad
construir su propia felicidad familiar, lo que se dificulta porque la familia
está amenazada por la dispersión geográfica del proceso productivo y
las presiones que esto ocasiona, particularmente cuando madre y padre
trabajan. La significación social es de gran relevancia, y se encuentra muy
relacionada al éxito económico. El Estado benefactor le da significado al
individuo sólo con su membresía; pero no deja de existir marginación en
esta membresía de segundo orden, pues socialmente conlleva el símbolo
de haber fracasado. Así que la membresía social de primer orden, el individuo tiene que ganársela con su trabajo y su éxito económico. En la significación social de Occidente el éxito o fracaso económico es crucial. El
fracaso económico se vuelve determinante en la significación individual,
pues conlleva, a la vez, una dessignificación social y existencial.
Las sociedades occidentales contemporáneas son libres en cuanto a
que proveen de manera aceptable la pertenencia, y la estabilidad emocional para la gran mayoría de los individuos y las instituciones democráticas
desarrolladas garantizan por lo general que el proceso de mentalización
se haga para beneficio social. El proceso de mentalización en Occidente
es de orden individual.
El amor en Occidente está amenazado por la potencial desintegración
de la familia. Sin embargo, la familia no se ha desintegrado totalmente, se
han creado, más bien, otros grupos de referencia para el individuo, como
clubes sociales, escuelas, y otros. Pero a pesar de ello, el problema del
aislamiento individual subsiste y puede llegar a ser grave para algunos
individuos.
En la sociedad occidental no todos los individuos logran las características de pertenencia segura en la segunda vía. En las sociedades tradicionales estas características dependen de que el individuo cumpla con
sus obligaciones, en contraposición con Occidente, dependen también
del éxito en la competencia económica y este éxito no necesariamente
esta bajo el control del individuo. A lo anterior se deben los problemas
psicológicos asociados con la soledad y el aislamiento que produce el
fracaso social en Occidente.
84
carlos obregón
El talón de Aquiles de las sociedades occidentales es la soledad y el
aislamiento que, para una minoría relevante, produce el fracaso familiar
y socio-económico. A ello se deben los problemas psicológicos de anomia,
ansiedad, depresión y desórdenes de la personalidad que tipifican a Occidente. Para mejorar la calidad de su libertad psicológica, Occidente debe desarrollar nuevas formas que fortalezcan la pertenencia individual de orden
privado –como la familia– y la significación existencial individual, así como
nuevas formas de significación social desvinculadas del éxito económico.
el yo en la sociedad mundial
La libertad social depende de un adecuado arreglo institucional que
refleje el sistema conceptual de referencia. Hoy el arreglo institucional
mundial no refleja los principios de ningún sistema conceptual global de
referencia; claramente no refleja los principios del humanismo occidental,
el cual sólo rige apropiadamente al interior de un conjunto limitado de
países desarrollados. Y no se ha desarrollado un sistema conceptual
común adecuado. No hay un proceso global ordenado de mentalización
para el beneficio de la sociedad mundial y para resolver los problemas de
la globalización (ni hay democracia mundial, ni un arreglo institucional
eficiente que la reemplace). La mentalización mundial está al servicio de
los intereses de unos cuantos países poderosos. Y la pertenencia y la estabilidad emocional de los individuos no se derivan de su pertenencia social
mundial. Es decir, la sociedad mundial no es una sociedad libre.
conclusión
En el primer capítulo concluímos que el Yo en el individualismo no necesariamente tiene la libertad psicológica que se necesita para poder mentalizar apropiadamente; no sólo en relación a su conducta y su futuro,
sino también en relación al universo social que ha de formarse vía la
democracia con las decisiones de todos los individuos. Lo anterior tiene
tanto implicaciones personales como sociales. Personalmente implica que
no somos libres sólo por tener derechos y ejercerlos, sino que es necesario
entendernos psicológica y evolutivamente en relación con nuestros instin-
raíces históricas y filosóficas del yo
85
tos y nuestras pasiones para desarrollar la adecuada pertenencia y estabilidad emocional que nos provea la libertad psicológica que buscamos. Socialmente significa que, sin las adecuadas instituciones, los individuos se
relacionan entre sí y con otros grupos sociales vía la agresión. La democracia es una institución con muchas virtudes, pero sólo funciona apropiadamente si los individuos toman decisiones correctas y, sobre todo, si hay
un arreglo institucional adecuado que las soporte, como una autoridad
judicial independiente, prensa libre, y otras instituciones. La democracia,
por sí misma, no garantiza que no haya agresión ni entre los miembros
del mismo grupo ni, sobre todo, contra miembros de otros grupos que
no pertenecen a la democracia en cuestión. El argumento frecuente de
que entre naciones democráticas no hay agresión está equivocado, como
puede mostrarse tanto conceptual como históricamente.
En este capítulo hemos ido más allá de los desafíos del Yo del capítulo
primero y hemos contestado la pregunta relevante de si el Yo siempre
existe en distintas sociedades, y la respondimos negativamente. Hemos
enseñado que históricamente hay muy diversas rutas de diferenciación a
partir de la sociedad primaria, y que Occidente es sólo una de ellas. Y específicamente hemos descrito en qué consiste cada una de las otras rutas
y cómo se distinguen de Occidente.
La historia de la humanidad es la de la comunidad y no la del individualismo, el cual es una diferenciación particular y relativamente reciente de
la sociedad occidental. Para 85% de los habitantes del planeta el individualismo llega exportado de Occidente, no es parte de su propia historia y no
es el eje que amalgama y define las relaciones sociales, las cuales todavía
provienen –en su mayoría– de los sistemas conceptuales tradicionales de
cada sociedad. La comunidad es el eje de la historia humana y está definida
en su relación con el universo biológico y material que la circunda.
Del análisis que hemos llevado a cabo en este capítulo hay tres puntos
que es conveniente destacar. El primero es que los viejos sistemas conceptuales no desaparecen, sino que se transforman en los nuevos, pero
sus vestigios quedan. La magia primaria permanece diferenciada en la
religión Hindú, en el Budismo, en el Taoísmo y en las cosmogonías tanto
de África como de Latinoamérica indígena y negra. El racionalismo es
heredero de la magia pues mantiene de esta la noción de un universo existencial ordenado, el cual se puede, en este caso, accesar con la razón. En
particular, el orden social óptimo se podía entender a través de la razón,
tanto para Confucio como para Platón. El racionalismo, además, convive
con religiones y visiones cosmogónicas –que son diferenciaciones de la
86
carlos obregón
magia– como el Budismo, el Taoísmo o la mitología y mística griega. La
armonía es una forma particular de racionalismo, y como este mantiene
la noción de un universo existencial ordenado, aun cuando en lo social
sólo está ordenado parcialmente. Los principios morales y los derechos
humanos pueden ser accesados por la razón, pero el orden social óptimo
no se puede conocer con la razón, sino que es el producto de la democracia. La armonía también convive con religiones que son formas diferenciadas de la magia primaria, como el Protestantismo y el Catolicismo.
El segundo punto es que todas las rutas de diferenciación satisfacen
en mayor o menor grado a las tres vías de pertenencia. De una manera
o de la otra el hombre ha satisfecho su necesidad de significación existencial vía su pertenencia a un orden que va más allá de la comunidad
social y que se relaciona con todo lo que existe. Desde esta perspectiva, la
cosmogónia universal de la sociedad primaria no sólo resulta más entendible, sino más familiar a nuestras creencias contemporáneas. Además, la
significación social siempre se satisface, y es lo que permite el orden social; sin embargo, las respuestas son variadas e histórica y culturalmente
específicas. El orden social puede derivarse de la cosmogónia existencial
universal (la magia, el Catolicismo, el Islam), del análisis racional del
hombre y sus características (Confucio, Platón), de la relación de la historia del hombre con el universo material (Marx), o de la democracia, entre
otras. Y también todas las rutas de diferenciación satisfacen la necesidad
de pertenencia por la primera vía, dándole al individuo la centralidad
emocional que requiere, la cual se obtiene inicialmente en la sociedad
primaria del grupo social, después de la familia ampliada y, finalmente,
de la familia unicelular.
El tercer punto es que Occidente, a pesar de ser una ruta de diferenciación única y diferente a las demás en cuanto a cómo diferencía al
individuo, mantiene muchas cosas en común con las otras rutas de diferenciación. A pesar del humanismo, la guerra y la agresión son las formas
de relacionamiento entre países occidentales y de estos con países que no
lo son, una constante en la historia del hombre. A pesar del humanismo,
la vejación y explotación de los más pobres y necesitados continúa. Aun
cuando con el capitalismo la riqueza global ha aumentado como nunca
antes en la historia, la distribución del ingreso mundial entre países ha
empeorado. A pesar del individualismo, los gobiernos de los países desarrollados pasan en el siglo xx del 10 al 40% de la riqueza nacional, mostrando la fuerza de la comunidad. A pesar del humanismo, los soldados
son enviados a la guerra a sacrificar su vida en defensa de los intereses de
raíces históricas y filosóficas del yo
87
la comunidad, así que el sacrificio del individuo también es una constante
en la historia. Las religiones y sus creencias hoy en día en Occidente son
sólo formas diferenciadas de la magia primaria. La comunidad en Occidente sigue siendo preeminente al individuo. De modo que, si usamos
únicamente el marco ideológico del individualismo humanista, ni siquiera podemos comprender al Occidente contemporáneo.
Dado que el Yo libre no existe necesariamente en todas las culturas y
tiempos históricos y tampoco explica de manera adecuada por sí solo la
historia reciente del propio Occidente, podemos concluir que no somos
los seres que describe la ideología del individualismo. Pero, entonces,
¿quiénes somos realmente? Responder esta pregunta es el propósito del
próximo capítulo. Buscaremos la respuesta en los avances científicos más
recientes. Como veremos, el Yo occidental individualista no es suficiente
ni para entender ni para realizar adecuadamente nuestra naturaleza evolutiva, ni personal ni socialmente. Hay que ir mas allá del Yo, este es el
tema del capítulo final.
¿QUIÉNES SOMOS REALMENTE?
Nos hemos referido a lo largo de este manuscrito al individuo del individualismo. Pero, ¿quién es? ¿Es como lo describen los pensadores occidentales contemporáneos que defienden la ideología del individualismo? ¿Es
realmente tan diferente a los individuos de otras sociedades? El individuo
del individualismo es, a la vez, una diferenciación histórica institucional
y una ideología que trasciende la realidad institucional histórica de
Occidente. Las democracias occidentales y los derechos humanos que
otorgan a sus ciudadanos, entre ellos la libertad de expresión y la libertad
económica, se encuentran consolidadas institucionalmente. Pero, ideológicamente hablando, el individualismo va más allá. Y es la propuesta
de que los derechos humanos son universales, de que el individuo puede
tomar decisiones adecuadamente sobre su conducta y su futuro, y de
que sus decisiones y acciones son la verdadera causa de toda la dinámica
social. Por decirlo así, es la aseveración de que la suma de las acciones
individuales es lo que constituye a la sociedad.
La realidad histórica del individualismo es innegable, pero, como vimos en el capítulo anterior, el individualismo no se gestó históricamente
en otras sociedades. Y aun en Occidente, como ya mencionamos, el individualismo explica sólo parte de la historia reciente. La historia del
individualismo se enmarca en una historia más larga y más amplia –la
historia de la comunidad–, la cual también es de gran relevancia en el
Occidente contemporáneo.
En la primera sección discutimos con algún detalle las propuestas
ideológicas del individualismo y mostramos que el argumento de que
son defendibles científicamente es injustificado. En la segunda sección
ofrecemos una explicación científica evolutiva del individuo –del Yo– y
la contrastamos con la visión ideológica del individualismo de la primera
sección. De esta manera, concluimos que: 1) el individuo del individualismo es genética y biológicamente similar al de otras sociedades, y que
tiene los mismos instintos básicos y necesidades de pertenencia; pero que
la forma de satisfacción de los instintos se orienta por las pertenencias,
las cuales pueden expresarse en formas diferenciales en distintas sociedades –el individualismo histórico de Occidente es sólo una de ellas–; 2)
[88]
¿quiénes somos realmente?
89
que para Occidente, como para otras sociedades, la comunidad es más
importante que el individuo; 3) que la ideología del individualismo, ni
corresponde a quienes somos científicamente, ni tampoco es una realidad
institucional del Occidente contemporáneo; 4) que es necesario distinguir
entre el individualismo como una realidad histórica, en la cual el individuo es liberado, pero en donde la comunidad sigue siendo definitiva,
y la ideología del individualismo, que pretende que la dinámica social es
la suma de las acciones individuales; 5) que mientras que la ideología del
individualismo está científicamente equivocada, el individualismo, como
realidad histórica, le ha traído grandes beneficios a la humanidad, y 6)
que la fascinación occidental con la libertad individual se entiende por
los beneficios que el individualismo, como realidad histórica, ha traído,
y por el hecho de que, como nunca antes, la creatividad individual y el
espacio vital individual se han expandido a dimensiones impensables en
otras sociedades.
Y finalmente cerramos este capítulo con la discusión de si los individuos somos libres o no, y sobre qué significa la libertad tanto individual
como social en Occidente y en otras sociedades.
la defensa ideológica del individualismo
Es conveniente resaltar que, desde luego, no hay una sola visión ideológica del individuo en el individualismo, sino varias y en distintas disciplinas. Aquí discutiremos las distintas visiones que se han propuesto en
tres disciplinas: la filosofía, la psicología y la economía.
El individualismo ilosóico
Hay varios representantes notables del individualismo filosófico, entre
ellos vale la pena destacar dos escuelas que nos servirán de referencia: la
filosofía análitica lingüística de Bertrand Rusell, Ludwig Wittgenstein, y
Jhon Searle; y el existencialismo de Jean Paul Sartre y otros.
La filosofía analítica o filosofía lingüística enfatiza el estudio del
lenguaje y el análisis lógico de los conceptos, y defiende el atomismo
lógico según el cual el mundo consiste de una pluralidad de cosas independientes que tienen sus cualidades y de las relaciones entre el-
90
carlos obregón
las. Rusell argumentó que hay una correspondencia unívoca entre las
matemáticas, la realidad y el lenguaje. Searle, siguiendo estas proposiciones, argumenta que la racionalidad presupone que el individuo
–consciente– tiene libertad de elegir, lo que significa que su cerebro no
está deterministicamente determinado, por lo que seguramente será
explicable a futuro con física cuántica. Y son los individuos que eligen de común acuerdo los que crean las instituciones, de las cuales se
desprende el deber ser. La intencionalidad presume un background (el
conjunto de habilidades, capacidades tendencias y disposiciones que
los humanos tienen) y un network (la red de creencias, deseos y otros
estados intencionales que tienen).
A pesar de su enfoque cientificista, la filosofía analítica no demuestra científicamente lo que presupone sino que lo asume de entrada. Y
de hecho lo que presupone está en contra de lo que hoy sabemos en
distintas disciplinas científicas: 1) como mencionamos ya en el capítulo
primero, los experimentos neurobiológicos y psicológicos contemporáneos muestran la gran relevancia de las emociones y del inconsciente,128
por lo que no tiene sentido asumir la capacidad racional de decidir
del ser humano como Searle lo hace. 2) Las instituciones sociales son
consecuencia del desarrollo histórico específico de distintas sociedades,
como vimos en el capítulo anterior, y en la mayoría de ellas el individuo, libre de decidir, ni siquiera se encuentra diferenciado (Obregón,
2008b y 2013b). Por lo que no tiene sentido ver las instituciones sociales como el mutuo acuerdo entre individuos ejerciendo su capacidad
racional de decidir, como Searle lo hace. 3) Asumir que tendremos una
explicación cuántica de la consciencia es ir demasiado lejos, quién sabe
qué encontrará la ciencia a futuro. Hoy en día ni siquiera podemos
hacer compatible la física cuántica y la relatividad general. Por su parte,
el reduccionismo es un programa válido en la ciencia, no hay nada que
nos indique que llegaremos algún día a reducir todos los conocimientos
a ser explicados con una sola teoría científica; por el contrario, distintos fenómenos son explicados con distintos modelos científicos aun al
interior de una misma disciplina. 4) La noción del atomismo lógico se
contradice con la realidad científica de que existe una serie de fenómenos emergentes en distintos niveles de la realidad –lo que defendía la
escuela Gestalt–. Por ejemplo, pensemos en el Yo colectivo de los experimentos psicológicos de Sheriff y Harvey y de Zimbardo del primer
capítulo. Aun desde el punto de vista sólo de la física, sin incluir otras
128
Obregón, 2013a.
¿quiénes somos realmente?
91
ciencias, la idea del atomismo no ha podido verificarse;129 la teoría de
cuerdas –la idea de que todo puede explicarse a partir de la vibración
de elementos atomizados–, a pesar de su interés teórico, no tiene ninguna verificación empírica. 4) La relación unívoca entre el lenguaje, la
realidad y las matemáticas es también insostenible a la luz del estudio y
del análisis científico de la evolución del lenguaje:130 en primer lugar, el
lenguaje es sólo parte de la forma en la que percibimos la realidad exterior, pensemos en la psicología de la pertenencia y en el hecho de que la
personalidad se forma en los primeros doce meses, antes del lenguaje.
En segundo lugar, el lenguaje es consecuencia de un largo proceso evolutivo de posiblemente 2 millones de años, y ya hace 100 000 años que
existía un lenguaje sintáctico incipiente; en cambio, los textos matemáticos más viejos que conocemos tienen alrededor de 2 000 años.131 En
tercer lugar, el lenguaje se fue desarrollando como consecuencia de un
proceso social cognitivo de la realidad exterior y es una herencia evolutiva del lenguaje animal. En esta perspectiva evolutiva uno no puede
sino rechazar que el lenguaje sea parte de una estructura cerebral dada,
como Chomsky ha venido señalando, y que el lenguaje, las matemáticas y la realidad tengan una correspondencia unívoca, como Rusell argumentó. Simplemente, en el proceso evolutivo no es posible determinar en qué momento en el tiempo se dio la correspondencia unívoca a
la que Rusell convoca; y de insistir en ella, se tendría que explicar por
qué las matemáticas se retrasaron más de 95 000 años en relación con
el lenguaje sintáctico. Finalmente, las propuestas de la filosofía analítica
no son sino una visión epistemológica –ideológica– más de la realidad
que no es comprobable científicamente. En conclusión la ideología del
individualismo no puede sostenerse con base en las aseveraciones de
la escuela de filosofía analítica. El individuo aislado, capaz de decidir
racionalmente, no corresponde a lo que sabemos en distintas ciencias.
El trabajo existencialista de Sartre es posiblemente el más importante hasta ahora escrito en cuanto a explorar filosóficamente la esfera
de la libertad individual. Para Sartre, el mundo exterior al individuo
–“ser por sí mismo”– es siempre una dualidad entre la existencia y la
nada, pues el mundo exterior depende para su existencia de estar relacionado con el individuo que lo observa –“ser en sí mismo”–. Como la
129
Obregón, 2013a.
130
Obregón, 2014b.
La tablilla de barro denominada plimpton 322 encontrada en Babilonia, fechada en 1900
a. C. y el papiro de Moscú encontrado en Egipto y fechado en 2000-1800 a. C.
131
92
carlos obregón
naturaleza y el significado del mundo exterior finalmente dependen del
significado que les da el individuo, por definición el individuo es ontológicamente libre. Esta libertad se manifiesta en un acto de voluntad
en el tiempo –a la Heidegger– que define los objetivos respecto al futuro, mediante el cual el individuo le da sentido a todo su mundo exterior
incluyendo su propia presencia ante sí mismo, su propio pasado y su
medioambiente social y físico. Sartre no niega que existan restricciones
externas a la libertad individual. Pero su punto es que a pesar de que
las restricciones iluminan la situación, es la libertad individual la que les
da su significado mismo de ser restricciones. En esta visión el individuo,
siendo ontológicamente libre, es responsable de su destino, aun cuando
con frecuencia tienda a automentirse y a negarse su capacidad de libertad –“mal destino”.
Jean Luc Nancy132 hace una deconstrucción de Sartre, al estilo de
Derrida, y muestra que el problema con Sartre es que a pesar de que
se centra en la libertad individual (y se libera del “ser” esencial de Heidegger), hereda de Heidegger la necesidad ontológica del “ser” de ser
libre y se la adjudica a los seres individuales. Sartre no demuestra la
libertad individual, la asume como una verdad esencial. En el pensamiento de Sartre el individuo es liberado pero en forma de necesidad. El
hombre es obligado a ser libre. La existencia individual es dominada
por esta libertad ontológica –esencial–. La libertad individual asumida
por Sartre es una idealización del individuo de Occidente que ilumina
algunos aspectos de la libertad del individuo en las sociedades contemporáneas –en particular señala el nuevo poder creativo y volitivo que
los caracteriza comparados con individuos de otras sociedades–, y de
allí su contribución. Sin embargo, el individuo occidental real, como
hemos venido argumentando y como señalan los cinco desafíos del
capítulo primero, no es el de Sartre. Y además de que no corresponde
al individuo occidental, el individuo de Sartre no tiene ninguna relevancia para las sociedades primarias. A esto se debieron las agudas críticas
de Levy-Strauss. El intento de Sartre133 de dar un sentido histórico a su
filosofía de la libertad existencial estaba condenado al fracaso desde un
principio, pues finalmente se pretendía utilizar un bosquejo idealizado
del hombre del siglo xx para explicar y entender la historia. De modo
que la ideología del individualismo occidental tampoco puede sostenerse con base en el existencialismo de Sartre.
132
1993.
133
2004.
¿quiénes somos realmente?
93
El individualismo económico
La economía surge con Adam Smith y su famoso libro sobre la riqueza de
las naciones, en el cual este autor propone que la expansión del mercado,
consecuencia del individuo históricamente diferenciado en Occidente, es
lo que permite el desarrollo económico. Es el consumo masivo de los
nuevos ciudadanos lo que permite la producción a gran escala, la cual
ocasiona el desarrollo tecnológico que produce la expansión de la riqueza. El trabajo de Smith es un análisis institucional histórico de distintas
sociedades que explica el porqué del rápido crecimiento económico de
Inglaterra versus otras naciones como España y Portugal. Las propuestas
de Smith han sido verificadas por la propia historia posterior del capitalismo. Sin embargo, no hay en Smith ninguna intención de proponer que
la sociedad es la suma de las acciones individuales como la ideología del
individualismo posterior adujera. En Smith, las instituciones históricas
son importantes; y además el liberalismo económico sólo incluye una
parte de la esfera social, sólo aquellas acciones que no perjudiquen a
otros. El tratado económico de Smith se escribe a la luz de su teoría de
los sentimientos morales –Smith era un profesor de ética–. Así, lo que
Smith pretende demostrar es que la libertad económica individual puede crear desarrollo económico y, por lo tanto, no perjudica a otros sino
que los beneficia, y por ello es una acción éticamente aceptable. Para él,
queda claro que la libertad económica queda inserta en una relación más
amplia del individuo con la comunidad, que es una relación moral-ética.
En Smith hay un estudio detallado tanto de los sentimientos morales de
Hume como de la capacidad del hombre de accesar las leyes morales de
Dios, como lo había propuesto Locke. Smith, a pesar de ser el padre de
la economía, no es, como se ha argumentado erróneamente, el padre de
la ideología individualista.134
La ideología individualista surge con la escuela neoclásica, la cual
pretende demostrar que las acciones individuales sumadas gestan la acción social. En particular, se pretende demostrar tres propuestas: 1) Que
la suma de las decisiones económicas individuales, que optimizan el bienestar económico individual, maximiza el bienestar económico social.
2) Que el agregado de las decisiones económicas individuales explica el
equilibro económico social, y que este es pareto-óptimo; es decir, que no
es posible beneficiar a nadie sin perjudicar a otro, y es, en este sentido,
una solución óptima. 3) Que los agentes económicos son racionales pues
134
Obregón, 2008a.
94
carlos obregón
toman en cuenta toda la información disponible y la procesan racionalmente, además de que dicha racionalidad lleva a un equilibrio macroeconómico estable de pleno empleo.135
De la primera propuesta se encargó la Teoría del bienestar (Welfare
Economics) y después de muchos años de discusión teórico-matemática
se llegó al teorema de Arrow, que muestra que las acciones individuales
económicamente óptimas no conducen al máximo bienestar económicosocial. De la segunda propuesta se encargó la Teoría del equilibrio general, desarrollada de forma matemática magnifica por Arrow, Debreu y
muchos otros. Y de nueva cuenta, después de muchos años de discusión,
se concluyó que no es posible demostrar la estabilidad del equilibrio social,
y menos aun su unicidad. La posibilidad de multiequilibrios es hoy ampliamente reconocida. Además, Nash demostró que existe un sinnúmero de
equilibrios generales que son pareto-subóptimos. Así que la segunda propuesta tampoco pudo ser demostrada. De la tercera propuesta se encargó la
escuela de expectativas racionales. Hoy todavía hay discusión sobre si los
agentes económicos son racionales o no; pero de lo que ya no queda ninguna duda –después de la crisis económica mundial del 2008– es que, de
ser racionales, su racionalidad no conduce a un equilibrio de pleno empleo.
De modo que la tercera propuesta tampoco prosperó.136
Así, la escuela neoclásica fue así incapaz de demostrar la propuesta ideológica de que la suma de las acciones económicas individuales
constituyen la realidad económico-social. Hoy en día, en lo que yo he
denominado los economistas de la tercera generación hay un amplio
consenso sobre la importancia de las instituciones para definir el equilibrio económico social. Estas instituciones sociales pueden verse como:
1) la respuesta necesaria ante la incertidumbre de largo plazo. Ellas crean
certidumbre, definen las expectativas de largo plazo de las que hablaba
Keynes; 2) aquellas que proveen la información necesaria para que las
transacciones económicas puedan llevarse a cabo (Stiglits y otros), o 3)
las que instituyen los juegos económicos entre los participantes (Nash).
Pero lo que ya es claro es que las instituciones de la comunidad juegan
un papel importante en el equilibrio económico social (North y otros).137
Sin embargo, las ideologías tienen su extraña forma de permanecer y
de influir pensamientos posteriores. La ideología del individualismo no
135
Véase Obregón, 2008a.
136
Obregón, 2008a.
137
North, D. C., 2005, y Obregón, 2008b.
¿quiénes somos realmente?
95
es la excepción. El institucionalismo de North mantiene la propuesta de
la ideología individualista de que es la creatividad individual la que provoca el desarrollo económico, pero, como he mostrado en otros trabajos,
esta propuesta es injustificada. Simplemente de ser cierta la propuesta de
North, el rápido crecimiento económico reciente de algunos países asiáticos no se hubiera producido.138 Su individuo creativo no es sino el individuo diferenciado históricamente por Occidente, no es sino el resultado
histórico específico de una sociedad en particular.139 Sen, por su lado,
resuelve el dilema del teorema del bienestar de Arrow regresando a la
vieja propuesta de Kant y de Smith de que hay ciertos valores universales
comunes a los que los individuos pueden accesar, o en su versión más
moderna, un subconjunto de ellos con los que pueden estar de acuerdo,
de modo que dichos valores proveen el marco que permite las decisiones
necesarias para optimizar el bienestar social. Pero dado que, como ya
hemos argumentado, la mente individual no tiene acceso, neurobiológicamente hablando, a valores éticos universales, los valores que se requieren
para el equilibrio económico no son sino valores de la comunidad (que
por cierto varían entre sociedades, en algunos casos sin elementos morales comunes, muy a pesar de Sen).140
Pero a pesar de que tanto la propuesta de North como la de Sen contienen elementos ideológicos del pasado, lo que es cierto es que ambos
muestran que la ideología del individualismo, desde el punto de vista
económico, fracasó. La sociedad, en ninguno de ellos, es la suma de las
acciones individuales. En North se requiere de instituciones y en Sen, de
valores éticos externos para explicar el equilibrio económico.
Por todo lo anterior, queda claro que la economía no ha podido sustentar científicamente la ideología del individualismo.
El individualismo psicológico
Las características psicológicas del individuo han sido y son sujeto de
discusión. Distintas escuelas de psicología enfatizan distintos aspectos. La
batalla principal ha sido sobre la relevancia del Yo, sobre su capacidad de
decidir con libertad su futuro y sobre cómo afecta esto su conducta. En
138
Obregón, 2008a.
139
Obregón, 2008b.
140
Obregón, 2014a, y Sen, A., 2009.
96
carlos obregón
una primera instancia, Freud niega al Yo, y Piaget se dedica a estudiar
cómo se forma este. Y aun cuando parezca contradictorio, ambos tuvieron parcialmente razón. Piaget logró mostrar cómo se va construyendo el
Yo interno a través del aprendizaje que provee el contacto con el mundo
exterior; y Freud descubrió la relevancia de las emociones y del inconsciente. En una segunda instancia, Skinner se enfrenta a la teoría cognitiva,
y de nuevo ambas fueron contribuciones importantes. Para un conjunto
restringido de conductas y/o bajo ciertas condiciones especiales, Skinner
tenía razón; pero para la mayoría de las conductas, como demostraron
Bandura y otros, hay un Yo interno con capacidad cognitiva que interactúa con el exterior. La tercera instancia de la discusión la estamos viviendo hoy en día. Mientras que la psicología positiva describe un Yo capaz
de encontrar su bienestar psicológico mediante un esfuerzo cognitivovolitivo –ejerciendo su voluntad– mirando al futuro; la psicología de la
pertenencia pone énfasis a la importancia de la herencia de pertenencia
particularmente de los primeros doce meses. La psicología de la pertenencia no niega que los individuos puedan cambiar, ni tampoco la relevancia
de contemplar el futuro con flexibilidad representacional, pero arguye
que: 1) es difícil cambiar; 2) que el proceso requiere de nuevas fuentes de
pertenencia, y 3) que también es importante mirar al pasado y al presente
con flexibilidad representacional. Mientras que la psicología positiva se
enfoca sólo en individuos normales, la psicología de la pertenencia lo
hace en todos los individuos.
Como en el primer capítulo ya describimos la psicología de la pertenencia, en esta sección discutiremos con mayor detenimiento la psicología
positiva, la cual no sólo es actualmente la principal escuela defensora del
individualismo psicológico, sino que además ha sido muy exitosa.
La psicología positiva inicia con la propuesta de que la psicología debe
enfocarse en estudiar cómo incrementar el bienestar psicológico de los
individuos normales. Esta escuela ha producido una gran cantidad de
literatura empírica, que muestra que diversas actitudes positivas producen o se correlacionan con una serie de beneficios. A continuación se
enlistan las distintas actitudes positivas que pueden medirse como bienestar psicológico subjetivo: 1) emociones positivas y una actitud positiva
respecto del futuro, el presente y el pasado; 2) el comprometernos con
una actividad que nos satisfaga y nos produzca flujo (low en inglés); 3)
relaciones humanas positivas; 4) encontrar una razón –una misión– para
estar en este mundo, y 5) tener objetivos logrables y realizarlos. Entre los
beneficios que se han documentado se encuentran mayor capacidad de
¿quiénes somos realmente?
97
manejar el estrés, mejor salud y longevidad,141lleva a mayores ingresos,
mejor desempeño en el trabajo, más creatividad y productividad, mayor
autocontrol, comportamientos más prosociales y relaciones sociales de
mayor calidad.142 El lector –familiarizado con esta literaturav ya habrá
reconocido en las cinco actitudes mencionadas el modelo de perma de
Seligman, de su libro Flourish (Florecer), de 2011. La gran contribución
de la psicología positiva es que ha dirigido el interés de la sociedad a
cómo incrementar el bienestar psicológico de la población y a los beneficios que esto produce. Hoy en día, una serie de países producen cuentas
nacionales sobre la felicidad, un gran logro.143
Sobre los resultados empíricos no hay nada que discutir, representan
un avance sólido en la ciencia de la psicología. Sin embargo, los resultados son presentados en el contexto de cuatro propuestas –no comprobadas– que no necesariamente tenemos que aceptar. La primera propuesta
es que los individuos normales son distintos a los anormales. La segunda
es que los individuos normales son capaces de cambiar de actitud por
su propia voluntad; una herencia de la visión humanista de Sartre. La
tercera propuesta es que hay una serie de virtudes comunes en todas las
culturas, algo similar a la propuesta inicial de Rawls,144 de la cual él se
retracto posteriormente.145 Hay aquí el sesgo ideológico de querer generalizar los valores occidentales y elevarlos a valores universales.Y la cuarta
propuesta es que el individuo normal, capaz de cambiar con su voluntad
su actitud, existe en todas las culturas; también una herencia de Sartre.
La primera propuesta: los individuos normales son distintos a los anormales. Seligman y otros (2013) hacen una distinción detallada entre si
la conducta está determinada por el pasado o por la evaluación de las
alternativas futuras, y argumentan –citando una serie de experimentos
con animales– que la conducta tiene que ser evolutivamente prospectiva,
tiene que mirar al futuro. Entre otros, se cita un interesante experimento
en el que las ratas aprenden a saltar como consecuencia del aprendizaje a
la Skinner, mediante choques eléctricos, pero a pesar de que el refuerzo
condicionante se elimina por un periodo muy largo, las ratas continuan
saltando, lo que quiere decir que saltan para evitar un posible choque
141
Diener y Chan, 2011.
142
DeNeve, Diener, Tay y Xuereb, 2013.
143
Esto es como consecuencia de un artículo de Diener y Seligman de 2004.
144
Rawls, J., 1971.
145
Rawls, J., 1996.
98
carlos obregón
futuro.146 Hasta aquí el resultado científico es claro y compatible con
muchos otros resultados,147 y estamos de acuerdo con estos autores en la
aseveración de que la “prospección de futuros posibles es una explicación
fundamental de gran parte de la conducta humana y animal”. Desde el
punto de vista evolutivo, Seligman y otros deben tener razón, pues la
mayoría –los normales– debe tener capacidad adaptativa ante un universo externo cambiante para optimizar sus posibilidades de supervivencia.
Mirar al futuro y tomar decisiones es, sin duda, una característica evolutiva de la individualidad. De modo que las memorias del pasado sí deben
leerse –para los casos normales– en relación a una prospección del futuro.
Pero la supervivencia implica que somos básicamente seres emotivos. Las
emociones, como dijimos, son patrones de respuesta adquiridos para la
supervivencia a través de millones de años, y leemos el medioambiente
a través de estas emociones, de modo que tanto las memorias del pasado
como la prospección tienen innegablemente una base emotiva. La evolución nos diseñó para crecer en grupos sociales pequeños en donde la
pertenencia emotiva estaba garantizada, de modo que la base emocional
era la adecuada para leer el medio ambiente. Fallas de pertenencia producen aberraciones evolutivas cuya base emocional es inadecuada, en las
cuales su prospección del futuro queda distorsionada. Monos que crecen
solos se automutilan y son incapaces toda su vida de aprender una vida
social.148 Esto explica buena parte de conductas humanas individuales y
sociales agresivas como el suicidio y los asesinatos masivos. La respuesta
de Seligman sería que la psicología positiva se refiere sólo a psicologías
normales. Pero aquí empieza el problema, cómo distinguimos lo normal de lo anormal si sabemos que la conducta, desde el punto de vista
genético, es un continuo.149 Además, el Yo es situacionalmente definido
–como lo demostró la psicología social norteamericana–, de modo que se
146
Página 122.
Los animales también imaginan. En experimentos con ratas se ha demostrado que estas
son capaces de almacenar imágenes abstractas y de utilizarlas para su toma de decisiones.
Un documental de la bbc muestra cómo un tiburón viaja y decide ocultarse toda la noche en
una cueva para poder depredar a las morsas cuando estas se meten al mar por la mañana.
Los animales imaginan y toman decisiones que involucran tanto imágenes abstractas como
una noción del tiempo y del futuro cercano. Para dichas decisiones, los animales reproducen las imágenes almacenadas como mapas neuronales. Nosotros hacemos lo mismo.
Nuestra herencia animal es clara: la diferencia entre los animales y nosotros es sólo una de
Quantum y no una de Qualitas.
147
148
Kraemer 1990, y Kraemer et al., 1989, 1992, 1996.
149
Como ya vimos en el primer capítulo.
¿quiénes somos realmente?
99
puede ser normal ante ciertas situaciones y anormal ante otras. Lo ideal
es que una sola teoría explique al mismo tiempo lo normal y lo anormal,
como lo hace la psicología de la pertenencia y como no lo puede hacer la
psicología positiva.
La segunda propuesta: los individuos normales son capaces de cambiar de actitud por su propia voluntad. Este es quizá el problema más serio
de la psicología positiva. Su creencia en la fuerza de voluntad para cambiar de actitud está relacionada con su noción de que la prospección del
futuro determina cómo leemos el pasado, pues en su visión, si logramos
ser optimistas con base en las alternativas futuras, entonces nos veremos
de forma diferente tanto hoy como en nuestro pasado. Pero el problema
es quién es el Yo que ve el futuro. Y claramente hay dos alternativas: o
el Yo no existe y entonces todos veríamos el futuro de la misma forma y
decidiríamos igual, en cuyo caso todos seríamos negativos u optimistas,
lo cual no hace sentido. O bien, hay distintos Yo´s con distintas capacidades de ser optimistas y con distintas visiones del futuro, y si hay distintos
Yo´s, entonces, ¿qué los determina? Y tiene que ser el aprendizaje del
pasado o diferencias genéticas. Pero las diferencias genéticas son un dato
dado y, como ya vimos, nunca son determinantes definitivos de la conducta. Así que, si excluimos la genética, la voluntad tiene que estar ligada
al pasado. Y por las contribuciones de Mischel, estos Yo´s son flexibles
y se determinan según la situación. De modo que regresamos necesariamente a que el pasado y el presente influyen, y necesariamente a que el
voluntarismo de la escuela de psicología positiva es excesivo. Cambiar
es más difícil que sólo querer. Si es difícil adelgazar, es aun más difícil
cambiar nuestro modelo interno de trabajo, la forma en la que vemos la
vida. Lo cual no quiere decir que para individuos normales, popularizar
información de cómo se puede lograr no sea interesante –porque se crea
consciencia social sobre los problemas, y esto es muy útil en sí, y es una
contribución importante de la psicología positiva–, pero no implica que
realmente logremos un cambio de actitud en los individuos. Hay muchas
propagandas que difunden información sobre las causas de la obesidad,
pero no logran eliminar el problema social de la misma.
Seligman y otros (2013) arguyen que la capacidad de decidir entre
alternativas futuras es lo que constituye la libertad de desear (el free will
en inglés), la cual se contrapone con la visión de que la conducta obedece a motivadores del pasado que dirigen la conducta (drive en inglés).
Pero el pasado cultural, animal y personal del hombre siempre es parte
fundamental de cómo se introspecciona el futuro. Siempre estamos influ-
100
carlos obregón
enciados parcialmente por el pasado, lo cual es también una característica
evolutiva de supervivencia. Por ejemplo, pensemos que nos quemamos
con la llama de la estufa, el recuerdo vivido del evento nos protege de
quemarnos de nuevo. Si no estuvieramos influenciados por el pasado,
la supervivencia estaría en riesgo. Y no sólo nuestro pasado personal influye, también el de la cultura a la que pertenecemos, y también nuestro
pasado animal. Es cierto que el pasado se lee en función de la prospección
del futuro, pero también lo es que la prospección del futuro está limitada
emocionalmente por nuestro pasado. Por ejemplo, los seres humanos rechazamos instintivamente a las serpientes, emoción que proviene de un
pasado humano muy remoto. La interacción entre pasado y futuro es lo
que define nuestra conducta. Y lo normal es un balance adecuado entre
los dos. La visión de que el futuro determina el pasado, pero el pasado
no al futuro, es inadecuada. Es por ello que mentalizar incluye tanto ver
el pasado como el futuro con flexibilidad representacional. De este modo,
es necesario integrar los drive y el “free will” en una sola teoría, lo que la
psicología positiva no logra hacer.
Hay una diferencia importante entre introspeccionar el futuro y establecer alternativas y decidir entre ellas, la decisión va más allá de establecer las alternativas. Y la pregunta obligada es ¿qué nos hace desear
la alternativa específica? La primera respuesta, y es correcta, es que la
supervivencia evolutiva nos dirige. Pero como la vida individual es social, esta supervivencia evolutiva lleva a sistemas conceptuales sociales
e individuales (el modelo interno de trabajo de Bowlby) que tienen una
base emotiva y que discriminan en forma diferencial distintas alternativas. De no ser cierto lo anterior, la enorme diferencia de conducta entre
individuos de la misma cultura y de otras culturas ante eventos similares
sería inexplicable. Estos sistemas conceptuales están determinados por
el pasado y determinan la forma en que vemos el futuro, y en particular
qué elegimos, qué deseamos. Hay una interrelación entre el futuro y el
pasado que es necesariamente cierta. Sin pasado no podemos explicar
que es la voluntad la que nos lleva a discriminar alternativas futuras.
El voluntarismo implícito en la psicología positiva se refleja claramente en el último libro de Seligman, Florecer (2011). En el cual uno
tiene la sensación de estar leyendo un libro de autoayuda, pues se argumenta que si se tiene voluntad de seguir lo que perma sugiere y se
utiliza el libro tanto en casa como en el trabajo, se puede cambiar nuestra
perspectiva psicológica e incrementar nuestro bienestar. El problema es
que mientras hay mucha investigación que demuestra que si se tienen las
¿quiénes somos realmente?
101
cinco actitudes mencionadas en perma hay mayor bienestar psicológico
–con todos los beneficios que ello implica–, no es para nada evidente que
reflexionando en casa o en el trabajo logremos la voluntad de adquirir
dichas actitudes, y menos aun que aunque queramos adquirirlas, lo podamos hacer. Pensemos en el Flow. En una bailarina de ballet profesional
influyeron tantos factores –desde su educación familiar hasta su escuela
y habilidades personales etcétera–, que no basta con desear ser bailarina,
ni con intentarlo. Claro, hay que desearlo, pero hay muchos otros factores. Czikszentmihalyi mismo reconoce que no se sabe bien cómo es que
algunas personas logran el Flow. Lo mismo ocurre con las otras cuatro
actitudes. El problema es que no se tienen y no es fácil crearlas. El problema es casi tautológico, si se tienen las actitudes hay mayor bienestar psicológico, pero el problema a resolver es, precisamente, que no se tienen, y
no es evidente que un manual de autoayuda nos permita adquirir dichas
propiedades. La pregunta a resolver es porqué algunos tienen las actitudes positivas y otros no, y cómo se pueden obtener, y la respuesta de la
psicología positiva, dado su voluntarismo, es demasiado optimista.
El problema del voluntarismo está también presente en el famoso libro de Flow (Flujo) de Czikszentmihalyi. Para quien la conciencia es “información intencionalmente ordenada”, y cada cual se encarga de definir
qué información ingresa a su sistema, usando para esto su atención. Y la
batalla por la felicidad es una batalla contra la entropía –que desordena
la conciencia–. El estado opuesto a esa entropía es el de la experiencia
óptima del Flow. Pero, de nueva cuenta, el problema es cómo llegamos
a este estado óptimo y porqué algunos llegan y otros no. Si todos organizáramos apropiadamente la información intencionalmente y bastara
con enfocarnos en nuestra conciencia, pues casi todos experimentaríamos
el flow, lo cual no es el caso. La importancia del pasado y del presente
representacional del individuo es indiscutible - la voluntad consiente no
basta por si misma. El optimismo es injustificado.
Dado que la realidad psicológica del individuo es representacional,150
el Yo psicológico es una suma compleja de la visión representacional que
el individuo tiene tanto de su pasado, de su presente y de su futuro. Y esta
150
El primer psicólogo en proponer que la mente psicológica es representacional fue el posfreudiano Sanders en 1962. Representacional se refiere a que la mente nunca ve la realidad
sino imágenes mentales que la representan, de modo que hay lugar para que la imaginación
imagine la realidad de formas diferentes. Esta característica de la mente humana es evolutiva mente una característica de supervivencia pues da flexibilidad psicológica ante la
realidad externa que permite regular el estrés y las respuestas que se tengan en general ante
estímulos externos.
102
carlos obregón
visión refleja su pasado de pertenencia y las fallas de esta que pudieran
haberle ocurrido. La calidad de la estabilidad emocional del individuo,
dada en gran medida por su pertenencia, define su habilidad de imaginar y ver con flexibilidad representacional su pasado, su presente y su
futuro. De este modo, no sólo la elección entre alternativas futuras es
distinta para diversos Yo´s, sino que la prospección del futuro también lo
es; la calidad de las alternativas que se evalúan en el sentido de que tanta
libertad de acción permiten, dependen de la estabilidad emocional y de
la pertenencia. Lo anterior implica que el optimismo del voluntarismo
de la psicología positiva es injustificado. No todos los individuos pueden
crearse alternativas futuras que les provean alternativas significativas; influye el pasado, el medioambiente, su estabilidad emocional y la calidad
de su pertenencia, hay muchos factores a considerar. Aquellos que tienen
actitudes positivas normalmente tienen muchos de estos factores a su
favor, y para los que no las tienen, la información de que deberían ser
positivos es claramente insuficiente en la mayoría de los casos para que
puedan cambiar de actitud.
La tercera propuesta: hay una serie de virtudes comunes en todas las
culturas. Seligman y Peterson151 crearon una lista de lo que ellos llaman
virtudes universales, que son apreciadas en distintas culturas. La lista
incluye: sabiduría/conocimiento, coraje, humanidad, justicia, templanza
y trascendencia, y se descompone en 24 características. Virtudes que no
tienen ninguna relación con las sociedades primarias y que pueden o no
ser relevantes en distintos grados para diversas sociedades comunales, las
cuales, en la gran mayoría de casos, no las ven como virtudes individuales sino comunales. Pero uno encuentra lo que desea encontrar; Seligman y otros (2005)152 argumentan que los resultados empíricos muestran:
1) Correlaciones en los ochenta entre las características propuestas entre
adultos en todo el mundo y dentro de Estados Unidos. Y argumentan
que las correlaciones desafían las diferencias culturales, étnicas y religiosas, un argumento muy difícil de creer; 2) correlaciones más altas entre
adultos de distintas naciones que entre adultos y adolescentes en Estados Unidos, aun cuando las últimas también son significativas, de nueva
cuenta implicando que diferencias culturales son menos importantes que
las de edad, y de nuevo es muy difícil creer que el resultado es correcto,
y 3) que las fortalezas «del corazón” –entusiasmo, gratitud, esperanza y
amor– están más sólidamente asociadas con la satisfacción con la vida
151
2004.
152
Park, Peterson y Seligman, 2005.
¿quiénes somos realmente?
103
que las fuerzas más cerebrales como la curiosidad y el amor al aprendizaje, lo cual, dada la importancia evolutiva de la emociones, es un resultado
creíble. Para el lector, el sesgo ideológico del individualismo en el listado
de virtudes y en las primeras dos conclusiones deberá ser evidente. Por
ejemplo, pensemos en las comunidades indígenas de Chiapas, en donde
las decisiones se toman colectivamente y no se espera que los individuos
tengan las virtudes de Seligman y Peterson. Pensemos en el Budismo,
que busca enseñar que el individuo es sólo una ilusión y que simplemente
no puede transformarse en una lista de las virtudes que debería tener un
individuo. Hay aquí un choque de trenes culturales que simplemente se
pasa de lado y se ignora, y se producen resultados globales que no tienen
ningún sentido claro. Algunos de los resultados empíricos de la psicología
positiva muestran por sí mismos el sesgo ideológico. Ed Diener ha introducido el concepto de swb (Subjective Well Being), en español bienestar
subjetivo. swb es una medida simple de cómo autopercibe el individuo su
bienestar psicológico. Diener encontró que los países ricos son en general
más felices que los países pobres. Además, la satisfacción con la vida para
la mayoría de los países aumenta a medida que se hacen más ricos con
el tiempo.153 Estos resultados se explican porque las categorías utilizadas
son occidentales, de modo que se encuentra, en cierto sentido, lo que se
asume de entrada, los países más ricos –que son los occidentales– son los
que son más felices con los valores occidentales medidos. Y a medida que
los países se vuelven más ricos, en general están más influenciados por el
capitalismo dominante global de Occidente.
Sin embargo, la propia literatura de la psicología positiva ya empieza
a encontrar diferencias culturales aun en las categorías occidentalizadas
que utilizan, lo que muestra claramente la importancia de la comunidad.
Los predictores de swb pueden diferir entre culturas.154 Por ejemplo, la
autoconsistencia en las situaciones es más importante para la swb en las
culturas individualistas que en las colectivistas.155 Además, afectar el equilibrio, experimentando más emociones agradables que desagradables,
está fuertemente asociado con la satisfacción de la vida en las naciones
individualistas, pero no en las naciones colaborativas.156 La asociación
entre la autoestima y la satisfacción con la vida es mucho más fuerte en
153
Diener, Tay y Oishi, 2013.
154
Tov y Diener, 2007.
155
Suh, 2002. Citado en Diener, 2016.
156
Suh, Diener, Oishi y Triandis, 1998. Citado en Diener, 2016.
104
carlos obregón
la cultura individualista que en la cultura colectivista.157 Por el contrario,
la armonía de la relación y las normas son predictores más fuertes de la
satisfacción de la vida entre las naciones colectivistas.158 Curhan y otros159
encontraron que el estatus social objetivo (por ejemplo el nivel de educación) predijo la satisfacción de vida más fuertemente entre los japoneses
que entre los americanos, mientras que el estado social subjetivo predijo
la satisfacción de vida más fuerte entre los estadunidenses que entre los
japoneses. Diener y sus colegas también descubrieron un efecto de congruencia cultural tal que las personas son más felices si sus características
coinciden con las normas culturales. Por ejemplo, las personas religiosas
son mucho más felices que las personas no religiosas en naciones o en
regiones muy religiosas, pero esa diferencia desaparece en las naciones
o regiones no religiosas.160 Finalmente, Diener investigó las diferencias
de swb entre Dinamarca y Estados Unidos, y descubrió que la gente en
Dinamarca es en general más feliz que en Estados Unidos, a pesar de
tener ingresos similares.161
La cuarta propuesta: el individuo normal, capaz de cambiar con su
voluntad su actitud, existe en todas las culturas. Seligman y otros (2013),
especulan que una función principal de la conciencia humana es permitir
una mejor prospección individual y compartida del futuro. La vida en
grupo, argumentan –citando a Tomasello (1999)–, implica que el grupo
debe compartir información, planificar el futuro, y llevar a cabo conjuntamente estos planes, monitoreando el progreso de cada uno y ajustándose
en consecuencia. Es decir, requiere coordinarse de una manera distintiva
para satisfacer planes de más largo plazo –que se extienden en el tiempo–.
Estos autores tienen razón, lo que distingue la conciencia humana de la
conciencia animal es efectivamente la capacidad de tener una visión autobiográfica y la noción de un tiempo extendido.162 Pero lo anterior sólo
se logra como consecuencia de un lenguaje más sofisticado que el de los
animales, consecuencia de un proceso evolutivo caracterizado por una
vida social más intensa. Es debido al uso de tecnologías productivas que
sustentan la vida social y a la necesidad de interacciones con otros seres
157
Diener y Diener, 1995; Oishi, Diener, Lucas y Suh, 1999.
158
Por ejemplo, Kwan, Bond y Singelis, 1997; Suh et al., 1998. Citados en Diener, 2016.
159
2014.
160
Diener, Tay y Myers, 2011.
161
Biswas-Diener, Vitterso y Diener, 2010.
162
Damasio, 2010.
¿quiénes somos realmente?
105
humanos que el cerebro crece, lo cual, a su vez, permite más capacidad
cognitiva y el desarrollo del lenguaje más sofisticado. La mejor prospección del futuro es, entonces, consecuencia de un lenguaje de origen social,
lo que el individuo piensa es en sí de origen social. El ser humano es por
excelencia evolutivamente un ser social. Y en la mayoría de las sociedades
la prospección individual está al servicio de la prospección colectiva o social. Lo importante es la supervivencia del grupo y no necesariamente la
del individuo, la cual sólo es relevante en cuanto a que la supervivencia
del grupo implica la de la mayoría de sus miembros.
Es necesario entonces distinguir entre: 1) la libertad de la individualidad, una característica tanto animal como humana que implica la libertad
de decidir “free will” como una herramienta necesaria de la subsistencia;
2) la libertad de la individualidad particularmente humana, que implica
la visión de un tiempo extendido gracias al lenguaje humano de origen
social, y 3) la libertad del individualismo, la cual implica la diferenciación
social que le permite al individuo usar su libertad de la individualidad
particularmente humana para decidir tanto su conducta individual como
participar en decisiones sociales a través de la democracia, misma que
ordena al universo social. Seligman y otros, distinguen entre 1 y 2 pero
no entre 2 y 3. El mismo problema que tiene Sartre, y por el cual Levy
Strauss lo criticó severamente. En las sociedades primarias se da prospección colectiva del futuro, y desde luego esto implica usar la prospección
individual porque la existencia es individual; pero los individuos no son
libres de decidir su conducta social, ni el universo social es consecuencia
del voto individual. En el sentido del individualismo, los individuos no
son libres en la sociedad primaria, pero sí lo son en el sentido 1 y 2. Seligman y otros, inadvertidamente, quizá por su poco entrenamiento filosófico o quizá, y más probablemente por su sesgo ideológico, colapsan 2 y
3. Pero este es un triple salto mortal, porque es precisamente la diferencia
entre las sociedades comunales y las del individualismo occidental. Los
experimentos de Sheriff y Harvey y de Zimbardo dan cuenta de que aun
un individuo occidental, bajo ciertas condiciones, claudica su capacidad
individual de prospección y acepta la de la colectividad como guía de su
conducta. En las sociedades primarias este siempre era el caso en cuanto
a conducta social se refiere.
Muchas de las sociedades comunales actuales tienen, como vimos en
el capítulo anterior, gran influencia de formas diferenciadas de la sociedad primaria, en las cuales el individuo libre occidental no existe. De
modo que no existe el individuo que pueda reflexionar en cómo incre-
106
carlos obregón
mentar su actitud positiva y su felicidad. Para las sociedades comunales
–que representan la mayoría de los habitantes del planeta–, la búsqueda
de la felicidad no es primordialmente individual sino colectiva. No sólo
las categorías usadas por la psicología positiva, sino el método propuesto
para incrementar la felicidad, tienen un sesgo ideológico individualista.
En conclusión, hay dos grandes contribuciones de la psicología positiva; la primera es la de señalar la necesidad y las conveniencias de enfocarse en el bienestar psicológico de la población en general, y la segunda
es que ha demostrado empíricamente que diversas actitudes positivas incrementan el bienestar psicológico, lo que produce una serie de beneficios
en el ser humano. Sin embargo, subsisten varios problemas: 1) La forma
de definir la felicidad y el bienestar psicológico tiene un sesgo cultural a
favor del individualismo. 2) Se asume una separación entre individuos
normales y anormales, cuando en realidad es un continuo. 3) Se asume
equivocadamente que los individuos normales pueden cambiar con voluntad sus actitudes para hacerlas positivas. 4) Se asume que dichos individuos normales existen en todas las culturas. Así que podemos concluir
que la psicología positiva no produce una defensa científica creíble del
individualismo ideológico.
En la próxima sección discutiremos quiénes somos realmente, basándonos en una visión neurobiológica evolutiva del ser humano que toma
en cuenta el conocimiento acumulado en distintas disciplinas sociales.
quiénes somos realmente
El Budismo nos enseña la relación del individuo con el todo existencial.
Heidegger nos dice que el dilema del hombre es el tiempo; Freud, que
somos agresivos; Skinner, que somos manipulables; la psicología genética,
que esta determina 50% de la conducta; la psicología social europea, que
el grupo determina la conducta individual; la psicología de la pertenencia, que es la calidad emocional de la relación con la madre los primeros
doce meses de vida lo que define la seguridad de la personalidad; Piaget,
que el Yo se va formando en el aprendizaje con el medioambiente; la psicología cognitiva, que hay un Yo que interacciona con el medioambiente;
Bandura muestra que el aprendizaje es función de la relación del Yo con
el medioambiente; Mischel señala que mientras que el Yo puede tener
ciertos rasgos generales, siempre se define en función de una situación
¿quiénes somos realmente?
107
específica; Sartre argumenta que el individuo es libre en cuanto que puede
visualizar el futuro como él quiera, y la psicología positiva nos enseña que
actitudes positivas producen bienestar psicológico, y argumenta que con
voluntad y mirando al futuro podemos crear el optimismo que nos lleve a
actitudes positivas. Como vemos, el espectro de las visiones del hombre es
muy amplio, y va desde que el Yo es una ilusión en el Budismo, en Freud
y en Skinner, hasta que el Yo es esencialmente libre en Sartre, Allport y
la psicología positiva; va desde la religión budista, en la cual el individuo
es sólo una parte insignificante de la existencia universal, hasta el antropocentrismo del Cristianismo, en el cual el universo fue hecho para el beneficio del hombre y este representa el ser más perfecto de la existencia en
su categoría de hijo de Dios. ¿Quién tiene razón? ¿Quiénes somos? ¿Por
qué tanta diversidad de visiones del hombre? ¿Cómo es posible que distintas escuelas en psicología, con visiones tan opuestas del hombre, tengan
resultados empíricos sólidos? ¿Hay alguna manera de poner todos estos
pensamientos juntos? En lo que sigue daremos una explicación científica
evolutiva de quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos. Y, como
veremos, explica en buena medida por qué tanta diversidad en las visiones
del hombre, además de que nos permite entender el por qué surgió cada
una de ellas y en qué ha contribuido al entendimiento de quiénes somos.
La historia de la existencia está dada por el azar. En tiempos muy
largos, eventos improbables ocurren y generan secuencias que no son
previsibles. Para entender quiénes somos tenemos que mirarnos en la
gran perspectiva de la historia del universo y de la evolución de la vida.
La vida no es sino un accidente más del universo material y al interior
de la historia de la misma; es decir, la existencia del hombre también es
resultado del azar, claramente pudo o no haber sucedido. En el principio
sólo había materia concentrada –energía infinita–. Un gas homogéneo.
Y todo surge aquí. Una explosión y aparecen cientos de miles de soles
y millones de estrellas, aparece el universo que conocemos hace 14 000
millones de años. Las estrellas nacen y mueren y se entierran en agujeros
negros de energía y materia concentrada. Y pasan miles de millones de
años y surge la tierra con sus particularidades hace 4 500 millones de
años. Y otros 1 000 millones de años más y, como un accidente improbable, como una historia que no quería contarse, surge la vida –la primera
bacteria– hace 3 500 millones de años. Y otros 1 500 millones de años
y aparece la primera célula con núcleo –hace 2 000 millones de años–.
Y otros 1 000 millones de años y ya hace 1 000 millones de años existe
la primera célula multicelular; un evento de gran relevancia porque per-
108
carlos obregón
mitiría la reproducción sexuada posterior. Y otros 500 millones de años,
y como otro evento improbable –debido a la reproducción sexuada y a
una rara abundancia de oxigeno–, se diversifica la vida y especies surgen
y desaparecen en lo que se conoce como la revolución Cámbrica –hace
542 millones de años–. Aquí el primer vertebrado sobrevive gracias al
azar –si no lo hubiera hecho la raza humana no existiría–. Los reptiles
aparecen hace 325 millones de años y dominan el planeta. Y otro accidente, un cometa impacta la tierra y los dinosaurios desaparecen hace 65
millones de años. Debido a ello, los mamíferos, que ya habían aparecido
hace 225 millones de años, y que vivían en un planeta dominado por reptiles, se expanden, diversifican y se convierten en la especie dominante. Si
esto no hubiera sucedido, el hombre tampoco existiría. Hace 18 millones
de años surge el orangután, y hace sólo siete que, de un ancestro común,
surge el chimpancé y los homínidos.163 Y los homínidos empiezan a vivir
en grupos más grandes que los chimpancés, gracias a otro evento improbable, el dominio de la tecnología de piedra. Los chimpancés en laboratorio pueden aprender tecnología de piedra de hace 3 400 millones de años,
pero no la de hace 2 600 millones de años. Algo pasa en este periodo que
hace que el dominio de la tecnología de la piedra vaya distinguiendo al
hombre.164 El uso de las manos lo hace bípedo, los nuevos requisitos tecnológicos y la necesidad de interactuar con grupos más grandes hace que
su cerebro crezca y desarrolle un lenguaje más sofisticado hasta llegar al
lenguaje sintáctico. Ya el Homo abilis y el Homo erectus son claros antecesores del hombre. Pero no es sino hasta el Homo sapiens que aparece
el hombre que conocemos.165 El Homo sapiens, gracias a sus habilidades
sociales, desaparece competitivamente a los otros homínidos, incluyendo
al poderoso e inteligente Hombre de Neanderthal.
163
Obregón, 2016, p. 34.
164
Los primeros homínidos aparecen hace 6 o 7 millones de años. Los homínidos se distinguen por ser bípedos. Pero hasta hace 4 millones de años tenían cerebros pequeños que
empezaron a crecer. Hace dos millones tenían ya un cerebro de tamaño considerable y usaban artefactos de piedra. Quizá el accidente que permitió la diferenciación de los homínidos
fue posiblemente el descubrimiento accidental de que al romper una roca surgen pedazos
filosos que pueden ser de utilidad. Se han descubierto dos tecnologías de piedra muy antiguas –la primera en Dikika, Etiopia, fechada hace 3.4 millones de años– y la segunda en
Gona, Etiopia, fechada hace 2.6 millones de años. Es por demás interesante que simios en
el laboratorio pueden reproducir la tecnología de Dikika, pero no la de Gona. Algo sucedió
en este periodo que hizo crecer al cerebro –de modo que permite tecnologías que ya los
simios no pueden reproducir.
165
El Homo erectus aparece hace dos millones de años y el Homo sapiens entre 200
y 100 000 años atrás.
¿quiénes somos realmente?
109
¿Quiénes somos? Somos tiempo e historia. Consecuencia de accidentes
concatenados. Somos materia que, por el producto del azar, se transforma
en vida. Somos vida que para sobrevivir en un universo material cambiante
diversifica el pool genético. Somos animales y, como otras especies, consecuencia de la selección natural que va perfeccionado ciertas habilidades. El
águila vuela; el delfín alcanza 90 kilómetros por hora en el agua; la ballena
y el elefante son poderosos; el tiburón, el león y el tigre son amenazadores; el orangután es fuerte; las hormigas son organizadas y tienen gran
capacidad de supervivencia, el hombre es inteligente. ¿Por qué todas estas
habilidades tan distintas? Por la diversificación del pool genético al azar, la
herencia y la selección natural. Somos sólo una especie más consecuencia
de la evolución. Sí somos más inteligentes que otras especies, pero menos
resilientes, y algunas de ellas –como las bacterias y las hormigas– probablemente nos sobrevivirán en el planeta, otras son más ágiles o mucho más
fuertes que nosotros. La diversificación evolutiva crea la diversidad.
Nuestra gran herencia es material y después animal. Las emociones son
nuestra forma básica de relacionarnos con el exterior. Estas no son sino la
herencia evolutiva de respuestas necesarias de la vida ante la materia que
ya se encuentran en los protozoarios, que se desarrollan como instintos de
repuesta en los reptiles y que, finalmente, se convierten en emociones en
los mamíferos. Las emociones ordenan nuestra supervivencia evolutiva en
el entorno material y biológico que nos sustenta, son la base fundamental
de nuestra relación de pertenencia con el mismo, a la cual yo he denominado en otros trabajos la tercera vía. Esta pertenencia es evolutivamente
heredada y es nuestra relación potencial genética y biológica con el universo existencial que nos rodea. Dicha pertenencia nos da significado, nos
significa respecto al universo en su totalidad. Es por ello que a la tercera
vía la he denominado la significación existencial. A esto se debe que nos
emocione ver la luna o las estrellas, que nos encanten los colores que nos
indican las diversas vitaminas, y que nos agrade el trinar de los pájaros.
Además de la tercera vía, como hemos insistido, estamos dotados de dos
vías más de pertenencia. La segunda vía es con el grupo social, pues requerimos del grupo para sobrevivir no sólo productivamente sino para cuidar a
recién nacidos que nacen con un cerebro aún no formado. El hombre es en sí
la consecuencia evolutiva de la ampliación del grupo social –por el accidente
del control de la tecnología de piedra– y proviene ya de primates que eran sociales de entrada. En los primates el tamaño de la vista en el cerebro es mucho
mayor que en otros mamíferos, en los cuales, por ejemplo, el olfato es más predominante. Con los ojos, los primates pueden distinguir emociones de otros
110
carlos obregón
primates e interactuar con ellos, una habilidad heredada que fue crucial en los
homínidos para la posibilidad de aprender a convivir en grupos sociales más
grandes, y que finalmente culminó en la sociabilidad del Homo sapiens –hace
100 o 200 000 años–. El tamaño del cerebro del hombre, sin embargo, indica
que fuimos evolutivamente diseñados para vivir en grupos de 100 a máximo
150 miembros,166 en los cuales todavía podíamos mirarnos y compartir emociones de forma directa, una forma fundamental de convivencia que le da
solidez emotiva a la pertenencia social. Las imágenes cerebrales son captadas
de forma similar en muchos mamíferos, no hay nada particularmente humano
en este proceso. Sin embargo, gracias al lenguaje más sofisticado, el hombre
puede realizar muchas combinaciones con sus imágenes cerebrales y puede
concebir un tiempo extendido y ubicarse en él –ya los homínidos tenían rituales de entierros hace 750 000 años–.167 El hombre es el único que tiene noción
de que morirá digamos en 30 o 40 años, o los que parezca corresponderle individualmente. Este lenguaje sofisticado permite la ampliación a grandes grupos
sociales mediante la creación de sistemas conceptuales. A cada sistema conceptual le corresponde un arreglo institucional específico que organiza y permite
la supervivencia del grupo ampliado. Pero estos grandes grupos sociales ya no
se vinculan a través de la mirada, por lo tanto, los sistemas conceptuales que
los vinculan carecen de la solidez emotiva que caracterizaba a los pequeños
grupos. El sesgo racional de los sistemas conceptuales de los grandes grupos
sociales hace que su vínculo siempre sea frágil. Por ello el énfasis en los símbolos nacionales, entre otros, buscando crear un lazo emocional, pero este siempre es débil e insuficiente. Los miembros del grupo al interior de un sistema
conceptual se identifican como amigos y aliados, y a los que pertenecen a otro
sistema conceptual se les señala como potenciales competidores y enemigos,
por lo que pueden ser desechables. Esto explica las guerras en la historia del
hombre. La fragilidad de los sistemas conceptuales de grandes grupos sociales
explica la agresión aun entre miembros del mismo grupo.
La primera vía de pertenencia, como ya señalamos, es el amor a los seres
cercanos, y es la que nos da la centralidad emocional que necesitamos evolutivamente y que en las sociedades primarias recibimos del grupo social, en
las tradicionales de la familia ampliada y en las sociedades más occidentalizadas de la familia unicelular. La forma más fundamental de pertenencia se
da en la primera vía –entre la madre y el hijo–. Y este amor se extiende al
padre y a otros miembros muy cercanos. Fallas en esta vía, como ya vimos,
producen personalidades inseguras, desequilibrios psicológicos individuales.
166
Dunbar, 1992.
167
Obregón, 2014b.
¿quiénes somos realmente?
111
El Yo material
Ante todo somos materia. Y nuestra pertenencia al universo material y
biológico es fundamental para nuestra existencia. La importancia de esta
tercera vía es que le provee un orden al universo exterior que le permite
al hombre iniciar la comprensión del mismo. Es de las regularidades de
donde el hombre aprende del exterior, y lo que le permite su supervivencia. Qué animal hace qué en las mañanas y adónde va, cuáles son sus
hábitos diarios, esto es lo que le permite al hombre cazarlo. En qué época
crecen las plantas y en dónde, etcétera. Todos los sistemas conceptuales y
sus correspondientes arreglos institucionales han satisfecho esta tercera vía
de pertenencia, desde la magia primaria hasta las grandes religiones.
La característica fundamental de la existencia material es la armonía.
Las tres leyes de Newton nos enseñaron que cada particular existe en relación con la existencia de otros particulares, y ni la relatividad general
de Einstein ni la física cuántica modifican este concepto básico. La existencia material del universo implica la armonía tanto entre los planetas
como entre las órbitas de los electrones en el átomo.168 La vida surge en
esta armonía universal, pero en contraposición a la energía (los bosones en
términos de la física) y la materia (los fermiones), la vida no tiene una existencia permanente. La vida es un accidente, igual que surgió puede llegar a
desaparecer, y no le sucedería nada a la armonía universal de la materia y
la energía. Aun si la tierra desapareciera no sucedería nada.
Hay varias condiciones que se derivan de nuestro Yo material. La primera es que estamos relacionados con todo lo que existe sólo por el hecho
de existir; sin gravedad yo no estaría aquí y sin la estabilidad de los átomos
tampoco. En esto tiene razón el Budismo, todo lo que existe está interrelacionado. La segunda condición es que al ser un accidente de la materia, no
participamos de la permanencia de la armonía universal de la energía y la
materia. Nosotros no somos indispensables en dicha armonía. El hombre,
como especie, podría desaparecer, y muy probablemente esto ocurra en un
futuro lejano, y no le sucedería nada a la armonía universal, las leyes físicas
seguirían siendo las mismas, y la materia y la eenergía estarían allí. Así, el
hombre está necesariamente inserto en el tiempo, un punto que Heidegger
explora con gran detalle. La tercera condición es que el universo material
está en movimiento –la tierra gira y las estaciones cambian–, por lo que
todas las especies animales que implican una forma superior de adaptación
se mueven, ya sea buscando pastizales o a los animales que comen pasto
168
Obregón, 2014b.
112
carlos obregón
o buscando condiciones óptimas de reproducción. Como animales, todos
los órganos de los seres humanos fueron diseñados para el movimiento.
Aquellas partes del cuerpo que usamos crecen en el cerebro, los dedos
de un pianista son más grandes en el cerebro; y lo que no usamos se desaparece en el cerebro y se atrofia en el cuerpo. Un neurobiólogo importante incluso afirma que el único propósito del cerebro es el de permitir la
coordinación del cuerpo para permitir el movimiento.169 Moverse implica
desplazarse por medioambientes distintos siempre peligrosos e inciertos,
ya sea por la falta de las condiciones alimenticias que se requieren o por
la presencia de otros animales que pudieran agredirnos –depredadores o
competidores–. Para el animal el medio externo siempre es desafiante tanto
física como mentalmente, por ello es que requiere de prestarle atención a
todo lo que le rodea. Estas tres condiciones: moverse, desafiarse física y
mentalmente, y prestarle atención a todo lo que nos rodea, han sido demostradas empíricamente en el laboratorio como condiciones necesarias para
el adecuado desarrollo neurobiológico.170 Estamos hechos para interactuar
169
Rodolfo Llinas citado en Obregón, 2013a.
Ratas que crecen en medioambientes enriquecidos en los que pueden correr, mantienen
y desarrollan alrededor de 15% más neuronas vivas en comparación con ratas que crecen
en una simple caja, son más capaces de aprender tareas y resisten mejor el estrés (Volkmar
y Greenough, 1972, y Kempermann, Gage et al.). La acetilcolina, un químico necesario para
aprender, se encuentra en mayores cantidades en ratas entrenadas en problemas espaciales
difíciles (Renner y Rosenzweig, 1987). Las ratas forzadas a hacer ejercicio no obtienen los
beneficios neuronales mencionados con anterioridad. ¡El ejercicio tiene que ser voluntario! El
ejercicio voluntario promueve el crecimiento de nuevas células cerebrales y la necesidad de
aprender enfrentándose a nuevos ambientes, además de que mantiene las células existentes
por un periodo más prolongado (Springer et al., 2005). La vida de una rata en un ambiente
enriquecido en el cual el animal puede correr, existen otros animales alrededor y hay objetos
que explorar, incrementa el peso de la corteza cerebral 5% y el de las áreas directamente
estimuladas hasta en 9% (Rosenzweig et al., 1962). La falta de movimiento deja sin funcionar
a nuestros sistemas dopamínico y de atención, los cuales son cruciales para la plasticidad
cerebral (Vaillant, 2002). En cuanto a la necesidad de prestar atención para que el cerebro se
desarrolle, como ya dijimos, el cuerpo existe en el cerebro topológicamente representado por
mapas neuronales –imágenes–. Aquellas partes que usamos más crecen, y si las dejamos de
usar se desaparecen; por ejemplo, en los músicos que tocan instrumentos de cuerda hay un
mayor espacio cerebral para los dedos de la mano izquierda (Elbert et al., 1995). Kilgard y
Merzenich demostraron experimentalmente con monos que el cambio en el mapa neuronal
sólo se da si el mono presta atención a la tarea que está haciendo (Kilgard y Merzenich, 1998).
Desde el punto de vista cerebral, las dos claves para pelear en contra de la vejez son hacer
ejercicio físico y mantener tareas desafiantes a nivel mental; el movimiento es vida. La depresión se caracteriza por hipocampos más reducidos (Santarelli et al., 2003). En este sentido, la
neurogénesis en el hipocampo pareciera ser la mejor cura contra la depresión, ya que el ejercicio reduce la depresión, y la mejor manera de combatirla es estar expuesto constantemente
a la novedad. En cambio, el estrés crónico impide la neurogénesis. El ejercicio físico mantiene
funcionando apropiadamente nuestro sistema respiratorio y cardiovascular, el cual es esencial
170
¿quiénes somos realmente?
113
con el medioambiente natural que nos rodea, sin lo cual nuestros cerebros
simplemente no se desarrollarían adecuadamente.
No podemos entendernos si no contemplamos nuestra naturaleza material. Movernos, desafiarnos física y mentalmente, y prestar atención a lo que
nos rodea es indispensable, comprender nuestra temporalidad es fundamental, desarrollar nuestra pertenencia por la tercera vía nos baja el estrés y nos
da todo tipo de beneficios de salud, como lo muestran los estudios científicos de la psicología budista contemporánea.171 En su pertenencia al universo
material y biológico, el hombre tiene una gran oportunidad existencial, la
cual ha sido mejor entendida por la filosofía oriental que por la occidental.
El Yo animal
La tarea básica de la evolución es la de garantizar la supervivencia de la vida
ante un universo material cambiante y cuyos cambios son impredecibles.
Para cumplir su tarea, la evolución diversifica el pool genético lo más posible
para optimizar la probabilidad de que alguna especie o algún individuo
pueda sobrevivir ante los cambios ambientales por venir. Y lo hace mediante cuatro procesos: 1) Diversificando las especies.172 2) Diversificando al
azar el pool genético de cada especie –la deriva al azar–.173 3) Promoviendo
la variabilidad genética individual al interior de cada especie.174 4) Y mejorando la adaptación de la especie a un cambio medioambiental específico
mediante la selección natural darwiniana.175 Los tres grandes factores que
para la neurogénesis. La individualidad implica: “movimiento voluntario, prestar atención a
lo que nos rodea y la exploración de un exterior siempre novedoso”. La individualidad, la
pertenencia y el desarrollo neuronal pertenecen a un mismo catálogo diseñado por la evolución para la adecuada adaptación del organismo al exterior y garantizar así su supervivencia.
171
Davidson, R. J., 2000. Davidson, R. J., et al., 2003. Obregón, 2009.
La reproducción sexuada permite aprovechar la abundancia de oxígeno en el medioambiente, y produjo la revolución cámbrica.
172
La deriva al azar va creando cambios al azar en las proporciones del genotipo de la
población. Esta se produce como consecuencia del carácter finito de la población que constituye una especie. El pool genético de los herederos, siendo también finito, difiere de la
generación anterior generando así un pool genético sin dirección definida, a la deriva.
173
174
Vía tres procesos: la mutación al azar, la recombinación y la migración.
175
La selección natural es el único de los procesos que va creando la adaptación dirigida de la
especie al nuevo ambiente, a veces es suficiente y la especie sobrevive, y a veces no y desaparece.
Por ello es también necesaria la deriva genética que diversifica las especies al azar. Pero la selección
natural es la única que explica el perfeccionamiento de la especie, como las bellas alas de un águila.
114
carlos obregón
definen la dinámica biológica son: 1) la herencia –Mendel–; 2) el azar –la
mutación, la recombinación y la migración producen variación genética
individual y la deriva genética produce cambios al azar en las proporciones
del genotipo en la población–, y 3) la selección natural –Darwin–, la que
genera cambios evolutivos adaptativos al medioambiente en las proporciones del genotipo en la población.
En particular, las posibilidades de supervivencia de una especie dada
dependen de que existan individuos, lo cual diversifica el pool genético al
interior de la especie, y de que estos sean mortales y capaces de heredar:
estos requisitos son necesarios tanto para la deriva genética como para
la selección natural. La existencia individual y la muerte –la herencia–
son requeridas por el proceso evolutivo. Por ello es que existimos como
individuos y por ello es que nos morimos. Nuestra característica más
fundamental, nuestra temporalidad, se debe, así, a la necesidad de la vida
de adaptarse a un universo material cambiante.
Con todo lo anterior ya podemos dar una repuesta científica inicial
a las grandes preguntas filosóficas que nos preocupan. ¿De dónde venimos? De una serie de accidentes concatenados que dieron primero origen
al universo que conocemos, después a la tierra, a la vida, a la revolución
cámbrica y a que no se desapareciera el primer vertebrado, a la superioridad de los mamíferos y su diversificación, al accidente del dominio de la
tecnología de piedra, entre otros. ¿Quiénes somos? Como consecuencia
del accidente de la tecnología de piedra nos fuimos desarrollando como
hominidos en seis vertientes concatenadas hasta llegar al Homo sapiens.
Nuestra característica más distintiva es que somos un ser por excelencia
social. La seis vertientes mencionadas son: 1) Mayor habilidad técnica:
cacería, recolección, rituales. 2) Mayor necesidad de cooperación y comunicación: expande la vida social, se amplía la capacidad de imitar a otros
y de entender sus mentes, se aprende a controlar las emociones propias.
3) Mayor capacidad cognitiva: da lugar a pensamientos más sofisticados.
4) El bipedalismo: va liberando las manos para otras actividades y se crea
la capacidad física fonológica. 5) Crece el tamaño cerebral. 6) Se sofistica
el lenguaje. ¿A dónde vamos? Como todas las especies, a perfeccionar
nuestra adaptación al medioambiente natural. Y si se diera un cambio
muy drástico en el mismo, posiblemente a desaparecer.
Nuestro Yo individual animal ya nos define ciertas características evolutivas que son necesarias para la supervivencia. Tiene que haber diferencias
genéticas sustanciales entre los individuos y estas deberán interactuar con
el medioambiente para crear conductas diferenciadas. Este, como ya vimos,
¿quiénes somos realmente?
115
es el descubrimiento empírico de la psicología genética contemporánea.
Pero el punto a enfatizar es que era evolutivamente esperado. Tiene que
haber un instinto sexual poderoso, porque la reproducción sexuada es uno
de los mecanismos más importantes para la diversificación del pool genético.
Y tiene que haber un instinto de agresión nato porque la evolución requiere
que los individuos protejan su propia supervivencia. Como ya vimos, se
ha demostrado empíricamente que los niños nacen agresivos.176 Lorenz ha
documentado extensamente la necesidad de la agresión en el reino animal.
Y Freud tenía que tener razón, la agresión y el sexo son y tienen –evolutivamente– que ser instintos básicos.177 Los animales tienen que pelear por su
posibilidad de sobrevivir y por satisfacer su instinto sexual, y de no ser así,
la supervivencia evolutiva estaría en riesgo. Y nosotros, los seres humanos,
somos un animal más y no somos ninguna excepción a estas reglas evolutivas. Así que si la sociedad reprime los deseos sexuales, necesariamente
le producirá problemas psicológicos graves a la psicología individual; y de
nueva cuenta Freud tenía razón. Pero la pregunta obligada es: ¿bajo qué
condiciones este animal individual se socializa y cómo lo hace?
El Yo social
Una vez que entendemos científicamente de dónde venimos en el gran
marco de lo que es la existencia tanto material como biológica, llegamos a
la necesaria conclusión de que somos seres sociales por excelencia. Lo que
distingue al ser humano de otros animales es el lenguaje. El lenguaje sintáctico humano permite muchas más combinaciones de imágenes almacenadas en el cerebro, lo que lleva a la noción de un tiempo extendido y a la
conciencia autobiográfica. Y el lenguaje es de origen social. El ser humano
nace precisamente como consecuencia de la profundización en la vida social. La cabeza del bebé no saldría por la madre si el cerebro ya estuviera
lo formado que se requiere para sustentar la vida social que el hombre requiere. Por lo tanto, una consecuencia de la ampliación de la vida social es
que hay que cuidar al bebé los primeros años, y es el grupo el que protege
a la madre para que pueda llevar a cabo dichos cuidados. De este modo, la
segunda vía de pertenencia –la significación social– y la primera –el amor–
son una consecuencia directa de nuestro origen evolutivo.
176
Fonagy, 2003.
177
Lorenz agrega el del hambre y el del miedo.
116
carlos obregón
No somos seres individuales sino sociales. Y como consecuencia, la
supervivencia del grupo siempre será prioridad sobre la supervivencia
individual. Somos individuos porque así lo requiere la diversificación del
pool genético, pero somos seres sociales porque es lo que permitió el crecimiento de nuestro cerebro, el lenguaje, y todo lo que somos como seres
humanos. La historia del hombre es la historia de la comunidad y no la
del individuo simplemente porque así fuimos diseñados por la evolución.
Por ello, todos los sistemas conceptuales y sus correspondientes arreglos
institucionales tienen una solución para la vida comunal. El individuo
se significa socialmente, sin esta significación el individuo perece, como
bien lo entendió Durkheim en su famoso libro sobre el suicidio, como
lo muestran los niños aislados en los hospitales que Spitz documentó, y
muchos otros resultados. La importancia del grupo social para el individuo ha sido señalada por muy diversos estudios psicológicos. Murray
incluso propone que la psicología del individuo se define en la relación
interpersonal. La capacidad de mentalizar se desarrolla en grupo. Y hasta
la psicología positiva, a pesar de su sesgo individualista, ha documentado
que las relaciones adecuadas con otros son posiblemente el factor más
importante para el bienestar psicológico.178
Que la relación con la madre es fundamental en la formación del
ego del bebé fue documentado primero por los posfreudianos, despues
por la psicología del objeto y más recientemente ha sido documentado
extensamente por la psicología de la pertenencia. La relación emotiva
con la madre los primeros doce meses de vida define qué tan segura es
la personalidad futura del individuo. Es la madre la que enseña al niño
a desaprender la agresión y a socializar, inicialmente emotivamente y
posteriormente vía el lenguaje, que también le enseña. La relación entre
la madre y el niño es una herencia evolutiva del instinto del apego que
se encuentra en muchos animales, como demostró Lorenz inicialmente
y como ha sido ya confirmado por muchos otros. Aquí tenemos ya otra
pieza fundamental para entender a nuestro Yo. La pertenencia guía y
dirige los instintos básicos, esta es la tarea básica de la socialización. Pero
esta tarea no siempre se hace adecuadamente, por muchas razones, como
puede ser la ocupación de la madre en otras tareas –por un inadecuado
arreglo institucional social que la proteja–, problemas psicológicos de la
En 2002, Diener realizó un estudio en la Universidad de Illinois con Martin Seligman,
encontrando que “las características más destacadas compartidas por el 10% de estudiantes
con los niveles más altos de felicidad y el menor signo de depresión eran sus fuertes lazos
con amigos y familiares y el compromiso de pasar tiempo con ellos”.
178
¿quiénes somos realmente?
117
propia madre, entre otras. Fallas de pertenencia dan lugar a personalidades inseguras. Y fallas de pertenencia pueden regresar al individuo
a su animal aislado y a la agresión como forma de relacionarse con los
demás, lo que puede llevar a formas violentas de satisfacer instintos básicos como el sexo o la agresión, manifestada en el simple daño físico a
otros. La neurosis freudiana es consecuencia de fallas de pertenencia ligadas a la represión del instinto sexual. Los desórdenes de la personalidad
son consecuencia de fallas de pertenencia social, pero en este caso se refieren al aislamiento individual, a la anomia, a la soledad, y a la sensación
psicológica de que la vida no tiene sentido y a autoculparse o a culpar
a la sociedad por ello; lo cual, en casos extremos, puede conducir a la
automutilación, al suicidio o a los asesinatos masivos. Otra manifestación
de este aislamiento individual es la drogadicción, la que provee químicos
que reemplazan aquellos que recibimos normalmente en la interacción
con los demás.179
El aislamiento individual extremo es normalmente consecuencia de
fallas de pertenencia combinadas en las dos primeras vías de pertenencia,
fallas en la educación materna y familiar y fallas en las instituciones sociales. Dichas fallas son particularmente dañinas en aquellos individuos que
ya tienen una propensión genética particular a ser agresivos.
La agresión en casos extremos puntuales puede deberse a deficiencias genéticas extremas, como es el caso de algunos psicópatas. Pero la
agresión, como fenómeno social, se relaciona a fallas de pertenencia y se
agrava por el hecho de que esta puede ser aprendida socialmente, como
Bandura ha demostrado.
En el reino animal los ordenadores sociales son la agresión y la pertenencia emocional, que permiten que el proceso de reproducción se lleve
a cabo. Evolutivamente fuimos diseñados, como ya mencionamos, para
pertenecer a pequeños grupos en los cuales la centralidad emocional
necesaria por nuestra herencia animal se encontraba por lo general satisfecha. En estos grupos la agresión –como en el reino animal– continúa
siendo un ordenador social importante. Pero en la medida que la vida
social se extiende y se va estableciendo una relación social mas típicamente humana, la agresión se va sustituyendo como ordenador social por
un sistema conceptual social y su correspondiente arreglo institucional.
Pero al extenderse el grupo más allá de nuestra herencia evolutiva, inevitablemente la base emotiva de la pertenencia también se diluye, por lo
que la familia ampliada, y posteriormente la unicelular, van sustituyendo
179
Obregón, 2009.
118
carlos obregón
al grupo social como proveedoras de la requerida centralidad emocional. Miembros del grupo que no tienen una conexión visual y emotiva
sólo pertenecen entre sí por la conexión conceptual e institucional, la
cual siempre es más racional y más frágil, y fallas en esta dan lugar a la
agresión entre miembros del mismo grupo. Y entre grupos sin un sistema
conceptual e institucional común, la agresión es el ordenador social, tal y
como en el reino animal.180
De este modo, tanto Freud como Bowlby tenían razón. Somos un
animal agresivo y sexual, pero también social. Nuestros instintos básicos
El sistema conceptual consiste de una mezcla de conocimientos, creencias y hábitos que
explican integralmente la realidad social y física, y orientan y dirigen la conducta social e individual. Y la implementación pragmática del sistema conceptual se da mediante el arreglo
institucional que no es sino el conjunto de instituciones que hacen operable el sistema conceptual. Dado que lo más fundamental de un grupo social es que se constituya, es necesario
que exista un sistema integrador –o de identificación social–, el cual consiste de las tradiciones y costumbres; obligaciones establecidas socialmente –por ejemplo normas establecidas,
la ley–; valores y creencias sociales en general; principios éticos; la religión; benevolencia,
y compromisos adquiridos individualmente, pero sancionados socialmente. El sistema integrador es fundamental en todas las sociedades para mantener el orden social, pero ante
fallas en el mismo, todas las sociedades constituyen un sistema paralelo que garantice que el
orden se mantiene –el sistema de poder–, el cual no es sino el uso de la fuerza pública para
mantener dicho orden. La función fundamental del sistema de poder es garantizar que las
fallas de pertenencia –aquellos individuos que no lograron ser socializados apropiadamente
y que usan su agresión personal– no atenten contra el orden social establecido por el sistema
integrador. El sistema de poder corresponde a lo que sería la agresión en el reino animal,
pero mientras que en el reino animal la agresión es un ordenador social, en las sociedades
humanas el orden se establece básicamente con el sistema integrador, y el sistema de poder
es sólo complementario. En las sociedades humanas el uso del poder –la agresión– a nivel
individual está siempre prohibido; las relaciones entre los individuos se dan vía el sistema
integrador, y sólo ante fallas de pertenencia se ejerce la fuerza pública, precisamente para
evitar que la agresión individual atente contra el orden social establecido. Una segunda función del sistema de poder es defender al grupo social de la posible agresión de otros grupos
sociales. Además del sistema integrador y del sistema de poder existe un tercer sistema que
es conveniente destacar, particularmente porque en las sociedades avanzadas ha obtenido
gran preeminencia, este es el sistema económico y de intercambio, el cual no es sino la
producción y distribución de bienes económicos y las relaciones de intercambio egoísta en
general, incluyendo el intercambio económico. Este sistema es necesario para la supervivencia del grupo social, pues los individuos necesitan satisfacer las necesidades materiales de
supervivencia. De esta manera se puede concebir a la significación social como definida a
partir de los tres sistemas de relacionamiento social mencionados: el sistema integrador –o
de identificación social–, el sistema de poder y el sistema económico y de intercambio. Una
clasificación similar se debe inicialmente a Kenneth Boulding. Podrían usarse otras clasificaciones –pues una clasificación finalmente no es sino una abstracción de la realidad, la cual
podría abstraerse de otras maneras–, pero esta tiene la ventaja de que destaca los elementos
mínimos indispensables que se requieren para el funcionamiento ordenado de la sociedad,
el cual, como ya señalamos, es un requisito evolutivo de supervivencia de la misma y de los
individuos que la componen.
180
¿quiénes somos realmente?
119
de supervivencia están allí, pero son guiados por la pertenencia. Y ante
fallas de esta, la agresión se desata como forma de relacionamiento social.
El Yo neurobiológico
El cerebro del hombre –como el de los animales– funciona guardando
imágenes que se obtienen a través de los sentidos y que se seleccionan
vía las emociones, que no son sino instintos de repuesta que optimizan
la supervivencia. Para el cerebro no existe la realidad, sino las imágenes
almacenadas. En un sentido muy objetivo, la realidad y la imaginación
son indistinguibles. Para entenderlo es bueno recordar el experimento de
Ramachandran.
Los veteranos de guerra que han perdido un miembro sufren con frecuencia –95 por ciento de los casos– de dolores agudos en el miembro
que perdieron, o de intensa comezón, a pesar de que el miembro ya no
existe. Ramachandran181 descubrió que el brazo perdido todavía existía en
el cerebro y se había remapeado, en algunos casos, en la región topológicamente cercana: la cara. De modo que, al rascarse la cara, los veteranosaliviaban la comezón que sentían en el brazo perdido. La pregunta que
Ramachandran se hizo es: ¿cómo poder amputar un brazo que no existe
para desaparecer el dolor que sienten los veteranos en dicho brazo? Para
ello, Ramachandran usó el principio descubierto por Taub, de que lo que
no se usa desaparece en el cerebro y el poder de la imaginación.182 Este
científico diseñó la caja de los espejos en la cual el paciente mete el único
brazo que le queda por un agujero y se le pide que lo mueva. Debido al
espejo, el paciente tiene la ilusión de que también está moviendo el brazo
que no tiene. Ramachandran va poco a poco, a través del tiempo, reduciendo el tamaño del espejo que refleja el brazo inexistente, hasta que dicho
miembro se refleja tan pequeño que prácticamente desaparece. Como consecuencia de la ilusión de que el brazo perdido va desapareciendo en el espejo, el mapa cerebral del brazo perdido también va desapareciendo, hasta
que se logra su desaparición total. Como resultado, el brazo inexistente
ha sido amputado del cerebro y el dolor y la comezón desaparecen, todo
ello mediante el poder de la imaginación. Mediante este procedimiento,
Ramachandran también ha logrado hacer que pacientes muevan un brazo
181
Ramachandran, 2011.
182
Para el trabajo de Taub, véase Obregón, 2013a.
120
carlos obregón
paralizado. En este caso, se meten los dos brazos en la caja de los espejos,
pero el espejo es de tamaño normal, en la medida que el paciente mueve
el brazo sano tiene la ilusión especular de que está moviendo también
el brazo paralizado. El miembro paralizado no puede moverse porque,
debido a que ha estado inutilizado por mucho tiempo, ya no existe en el
mapa cerebral y, por lo tanto, el cerebro no puede enviar señales para que
se mueva. La terapia, entonces, consiste en regenerar el brazo paralizado
en el mapa cerebral, y esto se logra con la ilusión de que se está moviendo;
el cerebro, al ser engañado por el espejo, reconstruye en el mapa cerebral
el brazo antes inmóvil y, una vez reinstalado, el cerebro puede enviar señales para que el brazo recupere el movimiento.
Como las imágenes y la realidad son lo mismo para el cerebro, la realidad psicológica del individuo es representacional, lo que Sandler ya señalaba en 1960.183 El individuo tiene una representación vía imágenes de su
pasado y de su presente, y una prospección de su futuro. Pero las tres son
imaginadas, son representaciones de la realidad y no la realidad misma. La
capacidad representacional de contemplar la realidad es una característica
evolutiva de supervivencia, porque le permite al individuo enfrentar con
flexibilidad psicológica estímulos negativos provenientes de exterior. Le
permite remontar traumas pasados, enfrentar situaciones presentes adversas e imaginar futuros deseables. Vivir en este mundo imaginado permite,
además, usar las emociones como guía de supervivencia, las cuales almacenan información y la procesan en cantidades y velocidades que la razón
humana no podría. La aversión emotiva ante las serpientes protege, por
ejemplo, al ser humano con una rapidez y eficacia que cualquier procedimiento racional de análisis de la situación no alcanzaría.
Las emociones son fundamentales en la recolección de imágenes y
en cómo las combinamos vía la imaginación. La existencia del hombre
en un mundo imaginado, guiado por las emociones, es una característica
fundamental del ser humano que nos explica mucho de quiénes somos.
Explica, por ejemplo, cómo se fija la neurosis vía las emociones ante la
represión de un instinto básico.184 Y también explica porqué la personalidad del niño se determina a los doce meses, antes de que hable y de que
su cerebro racionalmente esté formado. Pero al mismo tiempo también
nos explica porqué visualizar el futuro con flexibilidad e imaginación es
183
Véase también 1994.
La neurosis no es la enfermedad del momento de las sociedades avanzadas, sino los
desórdenes de la personalidad, pero continúa siendo relevante y tratada con éxito por los
psiquiatras posfreudianos.
184
¿quiénes somos realmente?
121
una característica evolutiva de supervivencia. Y porqué un Sartre o un
Allport insistían en la importancia de esta habilidad que está particularmente desarrollada en el ser humano.185
La clave para juntar visiones del ser humano que parecen contradictorias es comprender con profundidad el papel de las emociones. Las terapias de mentalizar son exitosas porque proveen una base de pertenencia
nueva que da estabilidad emocional para visualizar con flexibilidad representacional el pasado, el presente y el futuro. Tener actitudes positivas
está asociado necesariamente con poseer pertenencias adecuadas. Las actitudes positivas, si no se tienen, no se obtienen sólo con el ejercicio de la
voluntad individual. Actitudes positivas son el reflejo de una estabilidad
emocional que se logra básicamente a través de satisfacer las tres vías de
pertenencia. El desarrollo emotivo no se logra a través de ejercicios de la
conciencia, ni prospeccionando el futuro, sino a través de vivir emociones
apropiadas. A amar se aprende amando, no reflexionando en ello. La
emoción es praxis, vida y no pensamiento.
Cada una de las grandes visones acerca del ser humano de los grandes
pensadores y psicólogos que comentamos en el primer párrafo se enfoca
en alguna característica del hombre, el enfoque científico evolutivo de las
tres vías de pertenencia nos permite entender cómo cada una de estas
características interactúa con las otras.
La necesidad de la significación existencial es explicable científicamente y es la base de todos los pensamientos religiosos. El Budismo se
enfoca en la significación existencial, pero le añade la resurrección, lo que
le da al hombre una eternidad de la cual carece, cuando menos en términos científicos. El Cristianismo y el Islam hacen lo mismo que el Budismo, pero reflejan ya la confianza de un individuo que había sido históricamente diferenciado y que, admirado por sus propios logros, se eleva
a la categoría de hijo de Dios, gestando una visión antropocéntrica que
tampoco tiene bases científicas. Freud se enfoca en las consecuencias de
la represión social de los instintos básicos de supervivencia y Bowlby, en
el instinto de pertenencia. Como ya vimos, ambos son válidos y pueden
reconciliarse si uno entiende las propuestas de Freud como fallas de pertenencia. Skinner también puede ser explicable de esta manera, pues los
individuos altamente manipulables tienen por lo general personalidades
inseguras –consecuencia de fallas de pertenencia–. La psicología social
europea y la norteamericana pueden entenderse como descubrimientos
paralelos de distintos elementos de la realidad social. En sociedades con
185
Como ya señalamos, el ser humano es el único que puede contemplar un tiempo extendido.
122
carlos obregón
el individuo libre diferenciado es natural que el Yo interaccione con el
medioambiente exterior, como dice la psicología norteamericana; pero
aun en estas sociedades la comunidad, como siempre en la historia, tiene
preeminencia, tal y como arguye la psicología social europea. Fallas de
pertenencia social reflejadas en arreglos institucionales inadecuados pueden provocar individuos manipulables a la Skinner y a la agresión como
forma de relacionamiento social como muestran los experimentos de
Sheriff y Harvey y de Zimbardo. De modo que, como decía Skinner, es
necesario tener las instituciones adecuadas. La genética influye significativamente en la conducta, pero no es determinante. El hombre sí tiene una
capacidad particular de contemplar un futuro extendido en el tiempo, y
la representación apropiada de este –optimista– sí es un mecanismo para
incrementar el bienestar psicológico, tal y como argumenta la psicología
positiva, pero esto asume que no hay fallas de pertenencia significativas.
Las actitudes positivas reflejan un adecuado balance emocional y la apropiada pertenencia. No se puede ser positivo sólo porque uno quiere, y
cambiar de un día al otro. Sí se puede cambiar, pero se requiere de apoyo
emocional y de pertenencia de fuentes externas. El ser humano va mucho
mas allá de la conciencia; y esfuerzos cognitivos volitivos siempre estarán
limitados en su capacidad de transformar a la conducta humana. Pero a
pesar de sus limitaciones, el resultado empírico de la psicología positiva
de que actitudes positivas se relacionan con mayor bienestar psicológico
y los beneficios que esto conlleva, es sólido.
El Yo ni es sólo una ilusión, como dicen el Budismo, Freud y Skinner, ni es el Yo libre con una capacidad volitiva irrestricta, como afirman
Sartre, Allport, Kelly y la psicología positiva. El Yo no es una ilusión sino
que existe y se desarrolla cognitivamente en la interacción con el medioambiente, como Piaget lo anunciara. Este Yo interactúa con el medioambiente, como Bandura muestra empíricamente. Y es flexible y se redefine
en función de la situación, como Mischel mostrara, pero existe. Pero no
es un Yo cognitivamente irrestricto mirando libremente al futuro, sino
que es un Yo cognitivamente definido por su aprendizaje pasado, el cual
tiene un sesgo afectivo fundamental. El Yo necesariamente está influido
por su pasado psicológico, en particular por la calidad de la pertenencia.
El Yo es básicamente un Yo emotivo que tiene que vivir sus emociones
y desarrollarlas. Un Yo que tiene que satisfacer sus instintos guiados por
la pertenencia. Que tiene que moverse y desafiarse física y mentalmente,
y prestarle atención a lo que le rodea –es un yo que tiene que vivir–.
Sin calidad de vida material, animal, emotiva y de pertenencia no habrá
¿quiénes somos realmente?
123
estabilidad emocional y no habrán esfuerzos cognitivo-volitivos contemplando el futuro que sean de gran ayuda. A vivir se aprende viviendo,
a emocionarse se aprende emocionándose. El hombre no sólo es voluntad cognitiva, sino también vida, emoción, pasión, instintos y pertenencia. Mentalizar es un concepto más complejo y más completo que el esfuerzo cognitivo por ser positivo, pues involucra expresamente entender
nuestras emociones. Pero aun mentalizar es insuficiente, pues no se trata
sólo de entender las emociones, sino de vivirlas y desarrollarlas, y esto
requiere de una adecuada pertenencia.
Como los comentarios anteriores muestran, el marco evolutivo científico de las tres vías de pertenencia nos permite entender en qué características del ser humano se enfoca cada escuela, y en su caso, cuáles son las
contribuciones y las limitaciones de la misma.186
Beneicios del individualismo
En la sociedad occidental tenemos una gran fascinación por la libertad individual, aun cuando con frecuencia no precisamos a qué nos referimos,
ni la ponemos en el contexto de una visión más amplia del ser humano.
Pero a pesar de las limitaciones mencionadas, conviene responder con
la mayor precisión posible, ¿a qué se debe dicha fascinación y si es justificada? Y ¿cuáles son los beneficios y los costos del individualismo?
La diferenciación del individuo en la historia de Occidente conduce al
sistema conceptual de la armonía, en el cual el individuo es libre de mentalizar, de determinar su conducta y su futuro, y en la cual el universo social
se define a partir de las libres decisiones de los individuos. Hay dos factores que justifican ampliamente la fascinación con la libertad individual. El
primero es que la mentalización individual y la creciente complejidad de la
vida social en todos los sentidos presenta al individuo nuevos retos mentales
que son bienvenidos en términos evolutivos. El segundo es que la mentalización individual potencia enormemente la creatividad social, lo que ha
sido factor decisivo en la expansión científica, tecnológica y cultural que ha
acompañado a la expansión económica. La mentalización individual sofisticada del individualismo es una forma específica de desarrollar al máximo
la característica de la individualidad humana que permite la noción de un
tiempo extendido; así que la creatividad individual y poder contemplar el
futuro en forma individual se vuelven factores atractivos y adictivos.
186
Una presentación mas detallada y completa de este marco se encuentra en Obregón, 2016.
124
carlos obregón
Entre sus beneficios, la libertad individual –como se entiende en el individualismo– está íntimamente relacionada con la expansión económica
más significativa de la historia del mundo. La gran contribución de Smith
fue la de entender que el egoísmo individual era el motor más importante
del crecimiento económico. Dicho crecimiento no obedece a los capitalistas, como es la versión mas comúnmente aceptada, sino como nos dijo
Smith, a la ampliación de los mercados y a la producción masiva, que fue
la que permitió el desarrollo tecnológico y la necesidad de capitales como
consecuencia.187 La ampliación de los mercados se da para satisfacer las
necesidades económicas de la nueva clase media en crecimiento a nivel
mundial, característica del individualismo. Las necesidades crecientes de
la clase media son el motor del crecimiento en el capitalismo, lo que lo
distingue de otras expansiones económicas anteriores de los viejos imperios. Todos ellos colapsaron porque en la medida que el imperio se
hacía más extenso, los costos de expandir el mercado se volvieron mayores que los beneficios obtenidos por la conquista. El capitalismo crece
por sí mismo gracias a las necesidades de la clase media, que no sólo
crecen, sino que específicamente guían hacia la producción masiva y, por
ende, al desarrollo tecnológico requerido para la expansión de la riqueza.
En este sentido, la pareja capitalismo-democracia, asociada a las nuevas
libertades individuales diferenciadas históricamente, ha sido, sin duda, la
causante de la gran expansión económica de los últimos siglos. Es cierto
que recientemente ha habido una expansión económica significativa en
Asia y mucho mayor que en muchos países occidentales individualistas,
pero Asia le exporta mucho a Occidente, lo que es una forma de capitalismo dependiente. No sabemos si a futuro la visión comunal de Asia
logre o no un capitalismo independiente, pero lo que sí es innegable es
lo productivo que ha sido el individualismo, y esto también justifica en
alguna medida la fascinación que produce la libertad individual.
Sin embargo, la libertad individual del individualismo también ha
tenido costos. El énfasis en el individuo, su potencial creativo y su capacidad de decisión han llevado a la visión de un hombre todopoderoso,
capaz de controlar su medioambiente. En lo religioso, la consecuencia fue
el antropocentrismo, definido por el hecho de que se afirma que somos
hijos de Dios y, por ende, lo más importante de la creación. La consecuencia es que la relación individuo-sociedad se vuelve central y se deja
de lado la relación sociedad-universo existencial, que era la primordial
en la sociedad primaria, y la relación individuo-universo existencial, que
187
Obregón, 2008a.
¿quiénes somos realmente?
125
caracteriza a la religión Hindú y al budismo. Oriente ha desarrollado
más la significación existencial individual, pues hay una relación directa
del individuo con el universo existencial; mientras que en Occidente está
intermediada por Dios.
En particular, la relación con Dios en el Protestantismo se da vía el
trabajo social, de modo que no sólo la relación individuo-universo existencial se transforma en la relación individuo-Dios, sino que esta última
se define en la relación individuo-sociedad. El hombre occidental busca
cambiar su medioambiente, mientras que el oriental busca contemplarlo.
Para el budismo el individuo es una ilusión, para el Cristianismo el individuo es el hijo de Dios. Este todopoderoso individuo occidental busca
controlar su medioambiente a tal extremo que se ha olvidado de las viejas
rutinas de movimiento, de meditación y de alimentación que caracterizaban a las religiones antiguas como el budismo. El individuo occidental se
mueve poco, come mal y de más, se pone obeso y recurre a la medicina
moderna para evitar los males que sus malos hábitos le ocasionan. Pero
no se puede ir en contra de la evolución y pretender resolverlo con base
en la química medicinal contemporánea: sin movimiento, sin buena alimentación y con estrés no hay solución posible.
El énfasis en la individualidad tiende a desmantelar a la familia en la
medida en que la mujer trabaja y las actividades productivas se diversifican
geográficamente. Y la relación del individuo con Dios vía el trabajo social,
que caracteriza al Protestantismo, como ya mencionamos, hace depender a
la significación existencial de la significación social. La excesiva dependencia
en lo social se asocia al hecho de que la significación social se influye cada
vez más por el éxito económico. Así, el fracaso económico, aunado a la
desmantelación de la familia, son causas frecuentes de la anomia y la soledad individual quellevan a toda clase de desórdenes de la personalidad, los
cuales, en casos extremos, pueden llevar al suicidio o a el asesinato masivo.
¿Somos libres o no?
La reflexión sobre la libertad individual necesariamente pasa por definir
qué es. La libertad de decidir a nivel individual, como ya señalamos, es
una herencia animal. Los animales también deciden, tienen noción del
tiempo y usan categorías abstractas. Pero sólo los seres humanos tienen
la noción de un tiempo extendido, lo que les permite una conciencia autobiográfica y el entendimiento de su propio tiempo de vida. La libertad de
126
carlos obregón
decidir contemplando un tiempo futuro extendido es una característica
de todos los seres humanos en todas las culturas. Que esta libertad de decidir sea usada o no para decidir individualmente la conducta individual
social es una concesión social que algunas sociedades dan y otras no. Occidente, en términos generales, da esta concesión, y aun así sólo lo hace
en áreas socialmente determinadas; la mayoría de las sociedades contemporáneas sancionan una serie de actividades individuales tales como
desvestirse en público, drogarse, suicidarse, entre muchas otras. Que esta
libertad de decidir sea usada para definir a representantes que podrán
tomar decisiones sobre la vida social y las instituciones es también una
concesión social particular de Occidente. En otras sociedades la habilidad
individual de prospeccionar el futuro es usada para tomar decisiones colectivas, ya sea por todo el grupo social –la sociedad primaria– o por un
grupo selecto –el senado romano.
Hasta aquí hemos discutido la libertad como la habilidad de prospeccionar el futuro y tomar decisiones sobre él, pero no hemos señalado de
qué depende esta habilidad; es decir, no hemos discutido si siempre se
tiene o no. Ya dijimos que los animales deciden. Pero pensemos en las
ratas de Skinner cuando se les da el estímulo al azar y se vuelven locas
y mueren pegadas al timbre ya sin hacer caso de si hay comida al lado o
no. Claramente ya no son libres de decidir. Hay, entonces, ciertas condiciones que predefinen la libertad de decidir tanto animal como humana.
El experimento de Skinner viola una de las condiciones de desarrollo de
la tercera vía de la pertenencia, la posibilidad de aprender del exterior
prestando atención a él. Observese que la madre que no es contingente
y colaboradora y que produce niños inseguros viola la misma condición
–aunque siempre en menor grado, pues nunca actúa 100% al azar–, impide el aprendizaje del niño sobre su medioambiente. Prestar atención y
aprender en un ambiente siempre desafiante física y mentalmente es una
condición necesaria para el desarrollo cerebral normal. Ya vimos que en
casos extremos de niños abusados cruelmente el cerebro no se desarrolla
con normalidad. La genética está hecha para desenvolverse en la interacción adecuada con el medioambiente, y de no darse, esta genética no
produce los resultados esperados. Recuérdese los gatos bebés a los que se
les bloquea la visión por un largo periodo y después ya nunca desarrollan
el área del cerebro que necesitan para ver y se quedan ciegos para siempre. De modo que aun cuando la libertad de decidir de herencia animal
es una característica evolutiva de supervivencia muy antigua, y como tal
debe darse en la mayoría de los individuos, hay una serie de condiciones
¿quiénes somos realmente?
127
que impiden que la libertad de decidir de herencia animal se desarrolle
normalmente. Aquí ya hay una primera lección sobre la libertad, esta
requiere que nos movamos, que prestemos atención a lo que nos rodea
y que nos desafiemos física y mentalmente, requiere que aprendamos
constantemente, esto es vivir.
Además, es necesario distinguir entre la libertad de decidir de herencia animal y la libertad específicamente humana de decidir en un tiempo
extendido, la segunda es consecuencia de un lenguaje social que es relativamente reciente en la historia de la evolución. Y aun cuando pueda
argumentarse que es necesaria para la supervivencia de grandes grupos
humanos, no lo es para nuestra herencia evolutiva primordial, caracterizada por pequeños grupos. De modo que es de esperarse que mientras
que la genética que se asocia a la capacidad de decidir de herencia animal
sea muy fuerte y determine que la mayoría lo pueda hacer en condiciones normales, no podemos esperar la misma ayuda de la genética en las
decisiones de tiempo extendido asociadas con el lenguaje, cuya relación
con la supervivencia evolutiva es sólo tangencial.
La capacidad humana de prospección en un tiempo extendido se asocia al lenguaje y no proviene primordialmente de la evolución genética
–aun cuando tenga impactos genéticos, pues hay una retroalimentación–,
sino del desarrollo de la vida social en grandes grupos. Por lo que es de
esperarse que dicha capacidad sea más frágil y más fácil de impedir que la
decisión de decidir de herencia animal. Dado que el lenguaje es de origen
social y que la capacidad de decidir en un tiempo extendido es de origen
social, no es sorprendente que bajo ciertas condiciones sociales la capacidad de introspección individual se sujete a la social. ¿Cuáles son estas
condiciones? Ya parcialmente las definimos a través de los experimentos
de Sheriff y Harvey, y de Zimbardo. La presencia de una amenaza colectiva externa y la ausencia de instituciones claramente definidas entre el
grupo amenazante y el referente, o cuando una definición institucional
crea fallas que favorecen la agresión de unos individuos contra los otros.
La libertad de decidir puede atrofiarse, entonces, de formas variadas.
Dada nuestra herencia animal, la insatisfacción persistente de un instinto
básico de supervivencia tiende a impedir la libertad de decidir. Esto es lo
que Freud y Lorenz nos enseñaron, que la agresión, como respuesta instintiva, domina la conducta cuando hay insatisfacción significativa de necesidades básicas. La agresión es una respuesta instintiva no racional que no
evalúa alternativas futuras detenidamente, y no hay flexibilidad representacional. La libertad implica la adecuada satisfacción de los instintos básicos.
128
carlos obregón
Pero, como somos seres sociales, los instintos básicos tienen que
ser guiados en su satisfacción por la pertenencia en las tres vías. Si la
pertenencia no se satisface, caemos en rigidez emocional que nos lleva
a personalidades inseguras que nos harán más manipulables y más susceptibles de enfermedades mentales que impidan nuestra libertad de decidir. La libertad de decidir en un tiempo extendido es particularmente
dependiente de que tengamos una apropiada pertenencia, pues requiere
una mayor estabilidad emocional. Mirar a un futuro más lejano implica
un ejercicio más agudo de la imaginación, y esta depende directamente de
nuestra capacidad emocional; además de que implica tomar más riesgo
en la decisión, lo que requiere, a su vez, de mayor estabilidad emocional.
Satisfacer nuestras pertenencias y desarrollarnos emocionalmente incrementa nuestra libertad de decidir, particularmente en un tiempo extendido. Por ello hay que buscar un desarrollo emocional intenso y hay que
recordar que a emocionarse se aprende emocionándose.
¿Somos libres o no? La libertad de decidir de herencia animal es una
realidad para la gran mayoría de nosotros, y puede atrofiarse, pero sólo
bajo ciertas condiciones extremas. Sin embargo: no movernos, no prestar
atención a lo que nos rodea y no desafiarnos física y mentalmente nos va
atrofiando. La ausencia de neurogénesis asociada a problemas de movimiento físico deteriorará eventualmente –de forma significativa– nuestra capacidad de decidir de herencia animal. La libertad de decidir en un
tiempo extendido no necesariamente la tenemos, pues es muy sensible a
nuestra estabilidad emocional, a la adecuada pertenencia y a la satisfacción
apropiada de los instintos de supervivencia guiados por la pertenencia.
¿Qué es la libertad? Es la suma de: 1) la libertad de decidir de herencia
animal; 2) la libertad psicológica, y 3) la libertad de decidir en un tiempo extendido. En otras sociedades los individuos por lo general tienen el punto
número1 y pueden alcanzar el 2, o no, y el 3, aun cuando es una habilidad
individual, es usada socialmente para que el grupo en su colectividad o un
grupo selecto decida la conducta individual y la social. En el individualismo
los individuos también tienen por lo general el punto 1, pero además de
poder alcanzar o no la libertad del 2, pueden lograr o no parcialmente el 3.
En este último, el uso de la libertad de decidir en un tiempo extendido se
usa individualmente para determinar ciertas conductas individuales sociales y el ejercicio de un conjunto de derechos, entre ellos el de votar por representantes que tomen las decisiones sociales. En el individualismo, como
en otras sociedades, si no se alcanza el 2 no se es realmente libre. Pero,
además, sin el 2 el 3 no puede ejercerse adecuadamente.
¿quiénes somos realmente?
129
En términos generales para todas las sociedades, como ya hemos
definido en otros trabajos: A) la libertad individual como la consecuencia
de tener pertenencia y estabilidad emocional, es decir el 2, y B) la libertad
social como una sociedad que les da a sus individuos estabilidad emocional y pertenencia, y se mentaliza –se ejerce el punto 3– socialmente a
favor de la mayoría. Estas definiciones se aplican a cualquier sociedad,
y en el individualismo habría que agregar el mentalizar –ejercer el punto
3– parcialmente a nivel individual.
No somos necesariamente libres aun cuando tenemos el potencial de
serlo. Para lograr ser libre hay que ir más allá del Yo del individualismo.
Hay que entender quiénes somos psicológicamente y que no basta con
ejercer nuestros derechos sociales y con creer que decidimos nuestra conducta para ser libres. La libertad implica poder instrospeccionar con flexibilidad representacional nuestro futuro extendido, y para ello la imaginación es necesaria, la cual depende de nuestro balance emocional y de
nuestras pertenencias. Para poder imaginar y cambiar hay primero que
estar emocionalmente bien anclado en aquello a lo que pertenecemos.
Este será el tópico del próximo capítulo.
MÁS ALLÁ DEL YO
La característica fundamental del Yo humano es la de tener memoria
autobiográfica y poder imaginar un futuro extendido, esto es lo que nos
distingue de los animales. Esta habilidad es siempre individual porque la
existencia es individual; pero como el ser humano surge evolutivamente
como ser social, dicha habilidad es siempre usada para beneficio de la colectividad. Y es esta última la que decide si el individuo tiene o no esferas de
conducta social que sean individuales. Lo que distingue a Occidente es que
le da derechos al individuo de usar esta habilidad para: decidir ciertas conductas y parcialmente su futuro, y expresarse y ejercer su libertad económica y política –vía el voto–. En este sentido, Occidente es diferente de otras
sociedades. Pero no podemos perder de vista que aun en Occidente sigue
siendo la comunidad la que decide las esferas de libertad del individuo.
La prostitución, la drogadicción, desnudarse en público, y muchas otras
actividades, son reguladas. Inclusive, en qué consiste la libertad política
–cómo se cuentan los votos– es regulado, no siempre la mayoría gana, como
sucede con frecuencia en Estados Unidos. La libertad económica también
esta regulada y sujeta a toda clase de impuestos. Los impuestos estimulan
y guían la actividad individual aun en áreas tan privadas como tener hijos
o no y cuántos. El gobierno, como ya mencionamos, pasó en el siglo xx en
los países desarrollados del 10 al 40% de la economía; es decir, en el siglo
de la ideología del capitalismo los gobiernos se apropian casi de un tercio
adicional de la riqueza que se produce para decidir comunalmente cómo se
usa la misma. Los soldados son reclutados en forma obligatoria y enviados
a la guerra a morir, o cuando menos pelear por los intereses de la comunidad. Así que lo primero es distinguir entre el Occidente real histórico y
la ideología individualista. El primero está fuertemente determinado por la
comunidad y sus instituciones, y la segunda argumenta erróneamente que
la actividad social es igual a la suma de las acciones individuales. La historia
del hombre es la historia de la comunidad y esta ha producido sistemas
conceptuales y arreglos institucionales diversos –aun al interior del propio
Occidente– que regulan y dirigen las acciones individuales. Lo anterior
es una discusión importante. Porque lo primero que nos indica es que el
individuo aislado tomando decisiones es una creación ideológica inexis[130]
más allá del yo
131
tente aun en el propio individualismo histórico de Occidente. El individuo
aislado simplemente es una aberración evolutiva y no puede sobrevivir.
El Yo individual siempre es un Yo social. Para entendernos tenemos que
ir más allá del Yo individual y necesariamente necesitamos comprendernos
en nuestras raíces evolutivas, las cuales nos indican: 1) que somos seres sociales –la pertenencia social–. 2) Que requerimos del cuidado materno para
madurar el cerebro –el amor, la primera vía de pertenencia–. 3) Que requerimos movernos, prestar atención a lo que nos rodea y desafiarnos física
y mentalmente para que el cerebro se desarrolle apropiadamente. Tenemos
una conexión necesaria con el medioambiente –material y biológica– sin
la cual nuestra genética no se desenvuelve apropiadamente –la pertenencia existencial–. 4) Que la herencia más fundamental de supervivencia son
nuestras emociones y que ellas guían nuestra imaginación. 5) Que somos por
herencia animales y que, por lo tanto, tenemos instintos de supervivencia.
Así, el Yo individual está inserto en su realidad evolutiva que lo relaciona con todo el universo existencial, con lo social y con lo familiar. La
individualidad y la pertenencia están indisolublemente asociadas por el
proceso evolutivo. El cuadro 4.1 nos presenta la relación entre la individualidad y la pertenencia, tal y como la he discutido en trabajos previos.188
El punto a destacar aquí es que el individuo no puede desarrollarse si no
es en una adecuada pertenencia. Las habilidades individuales dependen,
así, del desarrollo apropiado de la misma.
Cuadro 4.1. La dualidad individualidad-pertenencia
INDiVIDUALIDAD
PERTENENCIA
1) Genética individual
1) El amor
2) Instintos de supervivencia
2) La significación social
Agresión, sexo, miedo, hambre
INDIVIDUO
3) Condiciones neurobiológicas para
el desarrollo cerebral: movimiento,
prestar atención, desafiarse mental
y físicamente
3) La significación existencial
La pertenencia también se requiere
para el desarrollo cerebral
MEDIOAMBIENTE
La libertad individual necesariamente requiere de imaginar alternativas futuras, pero dicha imaginación es función de nuestra estabilidad
emocional, dada básicamente por la adecuada satisfacción de las tres vías
188
Obregón, 2016, p. 45.
132
carlos obregón
de pertenencia. Ser libres implica desarrollar nuestro ser individual según
sus necesidades evolutivas. En el camino a la libertad he definido seis pasos para lograrla. El cuadro 4.2 presenta dichos pasos y su definición. Lo
importante es entender que no somos individuos aislados que podamos
volitivamente acceder al sexto paso de la mentalización y contemplar con
flexibilidad representacional nuestro pasado, presente y futuro, y cambiar nuestro bienestar psicológico, como propone la psicología positiva. Por
el contrario, estamos arraigados a un grupo social y familiar, y relacionados con el universo biológico y material. Hay características evolutivas
que nos definen y que reclaman ciertas conductas sin las cuales quedamos atrapados en fijaciones emotivas que impiden nuestra libertad psicológica, o incluso, en casos extremos, simplemente que nuestro cerebro
se desarrolle apropiadamente. A estas alturas el lector ya comprenderá
que estos seis pasos simplemente reconocen nuestro origen evolutivo y
nuestras pertenencias. Por ello hay un orden, hay que satisfacer los primeros cuatro para lograr alcanzar los esfuerzos volitivos que requieren los
últimos dos y en particular la libre imaginación que requiere el último.
La libertad de decidir implica capacidad de imaginación representacional, entre más sea esta última, mejor la calidad de la primera. Pero la
imaginación representacional depende de nuestro desarrollo emocional
–que esta íntimamente relacionado con la satisfacción de nuestras tres
vías de pertenencia–. No hay soluciones individuales, no hay libertad
individual si no se da en un contexto social y evolutivo. No hay individuo
sin comunidad.
Cuadro 4.2. El camino a la libertad
Primer paso: Movimiento voluntario. Como el universo material se mueve, la vida se mueve
para adaptarse. Y nosotros tenemos que movernos. Sin movimiento no hay solución para el ser
humano. Y tiene que ser movimiento voluntario. Tenemos que desafiarnos física y mentalmente,
prestándole atención a lo que nos rodea. Fuimos hechos para interaccionar apropiadamente con el
exterior. De no hacerlo, nuestra genética no funciona adecuadamente, nuestro cerebro no crecerá
con normalidad y/o la neurogénesis se detendrá.
Segundo paso: La satisfacción de los instintos de supervivencia guiada por la pertenencia. Somos
animales, y como tales, tenemos una herencia evolutiva. El sexo y la agresión son indispensables
para la supervivencia. Sin satisfacerlos apropiadamente quedamos emotivamente atrapados por la
necesidad de hacerlo. Pero deben ser guiados por la pertenencia.
Tercer paso: El desarrollo adecuado de las tres vías de pertenencia. El Yo individual simplemente
no existe. Desde que surgió, el hombre nace como ser social. Requerimos de la maternidad para
que el cerebro se desarrolle. Y tenemos una conexión natural con el universo existencial producto
más allá del yo
133
de una larga evolución. Sin entender lo que somos no podemos desarrollarnos adecuadamente.
La libertad está en ser lo que somos. Y esta clase de libertad antecede y es prioritaria a la libertad
individual de decidir nuestra conducta individual en un sentido social.
Cuarto paso: El desarrollo de la libertad emocional. Las emociones son herencia de instintos de
respuesta de supervivencia, son la forma fundamental de relacionarnos con el exterior. Emocionarse es vivir. Y vivir implica acción. Ser requiere necesariamente hacer. Reflexionar y pensar no
es suficiente. Es requerido desarrollar nuestras emociones por sí mismas. La estabilidad emocional
se necesita para el desarrollo exitoso de los pasos quinto y sexto.
Quinto paso: Estar consciente.189 Proviene del Budismo y se refiere a un ejercicio cognitivo-volitivo
mediante la meditación, y en última instancia, la iluminación, que nos orienta a poner énfasis en el
aquí y el ahora, tomando consciencia de la importancia en si de vivir y de ser parte de todo el maravilloso mundo que nos rodea. En el Budismo hay un sesgo a la tercera vía de la pertenencia, a la relación con el universo existencial. Pero, en un sentido más general, estar consciente puede ser usado
para las primeras dos vías de pertenencia y también para todas las actividades que hagamos.190 Y no
necesariamente tiene que estar ligado, como en el Budismo, a reconocer que el individuo es sólo una
ilusión. Podemos estar conscientes de nuestro amor específico a nuestros seres cercanos y saber que
es único y especial. Reconocer nuestra individualidad y apreciarla, así como a nuestro cuerpo y a
nuestros amores, no se contradice con estar consciente, pero sí se requiere mirar todo con profundidad vital y agradecimiento a la vida y a lo que nos da. Estar consciente es muy importante, pero no
puede sustituir el adecuado proceso de vida mediante el cual desarrollamos nuestras pertenencias y
nuestras emociones. Vivir no es reflexionar. Hay que vivir, y si vivimos apropiadamente, entonces
podemos enriquecer nuestra vitalidad con la reflexión. Pero con desequilibrio emocional y sin pertenencias es imposible reflexionar como lo requiere el proceso de estar consciente.
Sexto paso: Mentalizar. Es también un esfuerzo cognitivo-volitivo que es distinto a razonar, pues implica entender nuestras emociones y mirar con flexibilidad representacional nuestro pasado y presente
para poder lograr ver –también con flexibilidad representacional– el futuro y poder imaginar alternativas psicológicamente ricas y variadas que realmente nos den alternativas. Pero no se puede mentalizar
con crisis emocionales, simplemente las áreas del cerebro requeridas para mentalizar se bloquean.
El primer paso es el movimiento voluntario, lo que implica movernos en un ambiente que nos desafíe física y mentalmente, prestándole
atención a lo que nos rodea. Estas son condiciones de la neurogénesis.
Sin este primer paso no hay salud, sin él, nuestro Yo material se deteriorara apresuradamente. No hay medicina moderna que pueda ayudarnos.
Como individuos tenemos que satisfacer las reglas evolutivas, o no sólo
no lograremos la libertad, sino que nos deterioraremos física y mentalmente, y habrá una senilidad y muerte prematuras. No podemos tomar
decisiones individuales en contra de la evolución y de nuestro origen
material y animal.
189
Germer, C. K., Siegel, R. D., 2005, y Bishop et al., 2004.
190
Siegel, D. J., 2007, y Obregón, 2009.
134
carlos obregón
El segundo paso es la satisfacción de los instintos de supervivencia
guiada por la pertenencia. La evolución tiene que garantizar la reproducción sexuada, no podemos –como individuos o como instituciones– ir en
contra de ello y no esperar consecuencias. Si no satisfacemos los instintos
básicos, estaremos en contra de la evolución y no lograremos nuestra
libertad psicológica; quedaremos emocionalmente atrapados por su insatisfacción y seremos víctimas y victimarios de conductas agresivas. Sin
embargo, somos seres sociales y estos instintos tienen que estar guiados
por la pertenencia, porque, de no ser así, la destrucción de nuestras pertenencias también impedirá nuestra libertad psicológica.
El tercer paso es el desarrollo adecuado de las tres vías de pertenencia.
Sin el amor de otros –la primera vía–, el individuo no puede ni desarrollarse ni subsistir. Su propia concepción de sí mismo y su capacidad
representacional de autocontemplarse en un tiempo extendido se debe al
lenguaje de origen social. Sin significación social –la segunda vía–, el individuo no tiene sentido psicológico –la soledad extrema lleva al suicidio
y/o a la agresión–. Sin desarrollar su pertenencia existencial, el hombre
no puede subsistir, es de ella que aprende las regularidades para interaccionar con el exterior, y es ella la que le permite relacionarse con el
mismo. El individuo no puede decidir ir en contra de sus pertenencias sin
perder su libertad psicológica y amenazar gravemente su supervivencia.
El cuarto paso es el desarrollo de la libertad emocional. Las emociones
nos permiten discriminar la infinita información que recibimos del exterior
y darle un sentido de supervivencia evolutiva. El adecuado desarrollo de
nuestro ser emocional es fundamental para ser libres psicológicamente. Sin
libertad emocional no podemos accesar apropiadamente los esfuerzos cognitivos volitivos de los dos últimos pasos. Es cierto que la razón y la voluntad cognitiva también son necesarias para la regulación afectiva y que hay
una retroalimentación necesaria entre los primeros cuatro pasos y los últimos dos; pero también lo es que hay un orden de prioridad evolutiva. En
particular, es necesario entender que la razón y la voluntad cognitiva no
son la via idónea para el desarrollo emocional. A emocionarse se aprende
emocionadose. Y casos extremos de desequilibrio emocional simplemente
impiden el uso de la razón, se bloquea el área del cerebro que se usa para
mentalizar. Así que, de nueva cuenta, no podemos decidir individualmente
no desarrollar nuestras emociones sin sufrir graves consecuencias.
Los pasos quinto y sexto, estar consciente y mentalizar, son esfuerzos
cognitivo-volitivos del Yo individual, los cuales no pueden llevarse a cabo
apropiadamente sin la satisfacción previa de los primeros cuatro pasos.
más allá del yo
135
Simplemente, si decidimos como individuos no satisfacer los primeros
cuatro pasos, no podremos accesar adecuadamente a los últimos dos. No
hay soluciones individuales. Además, aun estar consciente y mentalizar
son procesos colectivos. Estar consciente implica aprender a estarlo –y
esto se enseña por otros–, y mentalizar implica leer nuestras emociones
apropiadamente –y también se aprende–. Las terapias exitosas de estar
consciente y de mentalizar se basan siempre en fortalecer las pertenencias. El padre de la psicología del Yo –Rogers– entendió con claridad
lo anterior, por ello su énfasis en la necesidad de la empatía.191 Ha sido
demostrado que el éxito de distintas terapias depende mucho más de la
relación con el terapeuta que de la terapia utilizada.192
Aun en el individualismo occidental tenemos que ir más allá del Yo
para poder entendernos y desarrollarnos apropiadamente. El sobreenfasis en el individuo de la ideología individualista es inapropiado y peligroso. Las grandes contribuciones del individualismo histórico no están
ligadas a la ideología del individualismo, la cual es una visión equivocada e inapropiada de la propia historia de Occidente. En este, como
en todas las culturas, la comunidad le ha proveído al individuo de las
condiciones que requiere su origen evolutivo, de no haberlo hecho así no
hubiera sido exitoso. Por ejemplo, el deterioro de la familia unicelular se
ha visto acompañado de mayor vida social a través de instituciones de
educación, membresías a partidos políticos, clubes sociales y deportivos,
entre otros. La significación social, a pesar de la enorme influencia del
sistema económico y de intercambio, todavía tiene influencia significativa
del sistema integrador, pensemos, por ejemplo, en el estado de bienestar.
Y la significación existencial, a pesar de su énfasis en el trabajo como
forma de conexión a Dios, también se da a partir de instituciones religiosas que prevalecen y que continúan con poder social que, aunque sea más
reducido que en el pasado, continúa siendo de gran relevancia.
Occidente tiene mucho que enseñarle a otras culturas en materia de
su exitoso individualismo institucional histórico, que ha promovido el
desarrollo económico, cultural y la creatividad individual y social a dimensiones históricamente insospechadas. Pero Occidente también tiene
que aprender de otras culturas formas tradicionales –más exitosas– de
satisfacer las pertenencias, tales como la estabilidad que provee la familia
y la importancia de una significación individual de orden privado, como
la del Budismo. De hecho, otras culturas ya están aprendiendo del indi191
Obregón, 2009.
192
Obregón, 2009.
136
carlos obregón
vidualismo histórico occidental y Occidente de ellas. La democracia se ha
expandido alrededor del mundo, el Budismo es cada vez más sujeto de
interés por académicos y psicólogos occidentales,193 y políticas familiares
son cada vez más frecuentes en las compañías occidentales de frontera.
Todas estas reflexiones nos deben llevar a rechazar el individualismo
ideológico y su visión del individuo aislado; no sólo porque está equivocado, sino porque no logrará guiarnos al apropiado desarrollo del Yo.
Para lograrlo, es necesario ir más allá del Yo y contemplarnos en nuestro
origen material y evolutivo. Dejar de concebirnos como el centro del
universo, volvernos humildes y aceptar nuestra insignificancia. Entender
nuestra enorme limitación temporal. Y reconocer que, para ser libres,
tenemos que empezar por identificarnos con lo que nos rodea. Para ser
libres hay que reconocer nuestro Yo material; movernos, desafiarnos físicamente, prestarle atención a lo que nos rodea y gozar de la luna, del
sol, del mar y del cielo estrellado. Gran parte de la libertad reside en
identificarnos y contemplar con admiración el universo existencial y la
maravillosa conexión que tenemos con él. No se trata necesariamente
de cambiarlo, sino de adaptarnos. La pregunta no es qué medicina me
permite bajar grasa sin moverme, sino reconocer que no tengo otra alternativa que hacerlo. Es un cambio de manera de ver las cosas; la libertad
no sólo es decidir, sino ser, vivir, desarrollar mis emociones, gozar mis
pertenencias, satisfacer mis instintos. Querer ser libres sólo con base en
nuestra supuesta superioridad humana sobre los animales es un error.
Si negamos al animal que llevamos dentro, él nos dominará. Satisfacer
a nuestro animal no nos esclaviza, por el contrario, nos libera. Si nos
oponemos al universo material, nos destruirá. Si vamos en contra de la
evolución no triunfaremos.
Lo anterior no quiere decir que claudiquemos la libertad de decidir,
ni que regresemos al pasado o neguemos la importancia de los logros
del mundo actual, no hay necesidad; las libertades de ser y de decidir
se pueden armonizar y fortalecer una a la otra. Para fortalecer nuestra
imaginación necesitamos la libertad psicológica que provee la estabilidad
emocional y la pertenencia; y el desarrollo de la complejidad mental que
implica el individualismo occidental es bienvenida en términos evolutivos. La tecnología no tiene que estar opuesta a la naturaleza.
Ir mas allá del Yo es entender que hay una lógica de la existencia universal. Que la vida tiene que adaptarse a un universo material cambiante
Que nosotros somos vida y que hay reglas que tenemos que satisfacer
193
Obregón, 2009.
más allá del yo
137
–como moverse–. Que somos de herencia animal y necesariamente tenemos instintos de supervivencia que hay que satisfacer –como el sexo–.
Que lo que nos identifica en la evolución como humanos es que surgimos
de la ampliación del grupo social –somos seres sociales por excelencia–.
Que el crecimiento del cerebro implica que los primeros años el bebé
requiere protección. Que, como animales, tenemos un instinto de apego
que se transforma en el hombre en pertenencia a través del proceso de
socialización. Que las emociones son herencias muy antiguas de instintos de respuesta que garantizan la supervivencia. Que somos parte de la
mecánica de la vida y de la existencia, y que, por lo tanto, no podemos
ser libres si vamos en contra de la misma. Que vivir es adaptarse a lo
que nos rodea, desarrollar nuestras pertenencias, sentir, gozar y crecer
nuestras emociones, satisfacer nuestros instintos. Que vivir es ser libres
en una libertad del ser que antecede a la libertad de decidir, tanto evolutivamente como en el desarrollo de infantes y del bienestar psicológico de
los adultos. Una vez que la libertad del ser se realiza a plenitud tenemos
libertad psicológica y podemos imaginar el futuro contemplando alternativas representacionales y podemos decidir. Pero el Yo que decide lo tiene
que hacer en el contexto de lo que es evolutivamente.
Ir mas allá del Yo es ir más allá de la visión estrecha del mismo. Es
gozar nuestra capacidad imaginativa y de elección, fortalecida por la libertad psicológica proveniente del adecuado desarrollo emocional y de las
pertenencias. Contemplar el mar, amar a nuestra familia, gozar un buen
vaso de vino, oír música, bailar, y desarrollar un modelo computacional
o científico-tecnológico es posible a la vez.
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