Eduardo López, Del malestar a la amenaza: La Sociedad de Fomento Fabril y el populismo ibañista, 1950 – 1953,
Izquierdas, 36, noviembre 2017: 28-54
Del malestar a la amenaza: La Sociedad de Fomento Fabril y el
populismo ibañista, 1950 - 1953*
From discontent to threat: The Sociedad de Fomento Fabril and Ibáñez
administration, 1950 – 1953
Eduardo López Bravo**
Resumen: Esta comunicación aborda el itinerario de transformaciones de las fuerzas
de la producción industrial durante los años 1951 y 1953. En este período, asistimos a
nivel nacional a una etapa marcada por la “transición” entre las formas de hacer
política de los años cuarenta y el posterior clima político e ideológico de los años
sesenta. En esta breve coyuntura, las fuerzas empresariales agrupadas principalmente,
aunque no exclusivamente, en torno a SOFOFA, también experimentaron una fase de
“transición” que las empujó a un proceso de cambios organizacionales que las condujo
a la rearticulación de las organizaciones que representaban los intereses empresariales
y, por otra parte, al cuestionamiento de su colaboración con el modelo de
industrialización bajo la supervisión del Estado. En este contexto, el hito empresarial
de la Convención Nacional de Industria de junio del año 1953 constituyó un punto de
inflexión caracterizado por el “giro retórico-discursivo” de las fuerzas de la
producción contra la naturaleza de la modernización capitalista implementada en Chile
desde 1939. En el cuadro de incertidumbre y amenaza que abrió el intervencionismo
estatal propiciado por el populismo ibañista, el torneo industrial puso en evidencia al
interior de SOFOFA un duro debate y conflicto generacional entre aquellos que
proponían un modo de acción político empresarial más enérgico frente al poder
político y aquellos deseaban continuar con el lobby y los métodos de persuasión
corporativista informales con autoridades y parlamentarios.
Palabras Clave: Populismo, Empresarios, SOFOFA, Industrialización.
Esta comunicación es parte del Proyecto FONDECYT Nº1150819 "El itinerario del proyecto monetarista chileno (19521975)" dirigido por el Ph., D. Luis Ortega Martínez. Agradecimientos a Maximiliano Ortega Valenzuela como Asistente
de Investigación por su generoso aporte y comentarios.
** Magister en Historia de América. Candidato a Doctor en Historia en Estudios Americanos. Instituto de Estudios
Avanzados (IDEA), Universidad de Santiago de Chile. E-mail: eduardolopezb@yahoo.es
Página
*
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Abstract: This article analyses the organizational and political changes experienced
by SOFOFA, the Chilean industrialist main organization. In a time span characterized
by growing confrontational politics, the industrialist also implemented organizational
changes in SOFOFA and engaged in a prolonged and profound debate about their
relationship with the public sector. The III Industry National Conference, organized
by SOFOFA and held in June 1953, marked a turning point. It signaled a much more
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critical stance towards the model of capitalist modernization since 1939. Propelled by
the uncertainty and the threat unleashed by the economic interventionism of the
second Ibáñez administration (1952-1958), the conference brought to the fore the
disagreements and the generational conflict between those members who wanted a
more vigorous entrepreneurial position vis-à-vis the authorities and those who
preferred to maintain the traditional lobbying methods and informal corporatist
arrangements with government officials and congressmen.
Keywords: populism, Businessmen, SOFOFA, industrialization
Recibido: 22 / 05/ 2017
Aceptado: 03 / 07/ 2017
Introducción: El problema global
Los años cincuenta pusieron en evidencia los límites de lo que Boltansky y Chiapello
describieron para los años treinta como la “era del Intervencionismo”1. En efecto, el
capitalismo supervisado por el Estado en el período de post guerra fue progresivamente
impugnados por los intereses empresariales globales, generando (tempranamente) las
condiciones para la futura “ofensiva neoliberal” de los años setenta.2 En el ámbito nacional,
el descenlace del ciclo del radicalismo y el segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo
puso en evidencia que la estrategia de crecimiento económico implementada desde fines de
la década de 1930 se había agotado.3
Respecto de la reacción de las fuerzas de la producción en esta coyuntura existen algunas
divergencias. Para algunos historiadores, las influencias empresariales en el aparato del
Estado se vieron seriamente afectadas. Desde esta perspectiva, el rumbo que tomó el
gobierno de González Videla en su etapa final y, especialmente, el carácter populista del
movimiento ibañista constituyeron serios obstáculos para que el empresariado ejerciera
influencia directa sobre el gobierno como era ya tradición durante las administraciones
radicales. Incluso, aun cuando lograrán revertir políticas que los afectaban, no podían estar
Página
Luc Boltanski y Eve Chiapello. El Nuevo Espíritu del Capitalismo. Ediciones Akal, S.A. 2002. Como sostienen los
autores, la “era del Intervencionismo”, es entendida como un tipo de modernización capitalista donde las relaciones entre
las empresas, la fuerza laboral y los gobiernos funcionaron en marcos de colaboración a través de instituciones que no
necesariamente fueron de mercado.
2 Tomás Undurraga. Divergencias. Trayectorias del neoliberalismo en Argentina y Chile, Santiago, Ediciones
Universidad Diego Portales, 2014, p. 26
3 Respecto de los efectos económicos de la segunda administración de Ibáñez véase a Ricardo Ffrench-David. Chile, entre
el neoliberalismo y el crecimiento con equidad. Cuarenta años de políticas económicas y sus lecciones para el futuro. JC
Sáez Editor SPA., Santiago, 2014 (Quinta Edición). Tomás Moulian. El Gobierno de Ibáñez, 1952- 1958. Material
docente sobre historia de Chile. Programa Flacso – Santiago de Chile Nº 2. Enero, 1986.
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seguros por cuánto tiempo se mantendrían las decisiones que había adoptado el gobierno.4
Otros trabajos han argumentado que la agudización de los problemas históricos en los
ámbitos económico y social durante la década de los cincuenta; es decir, la inflación y el
bajo crecimiento, la caída de los salarios reales y desempleo, fueron factores que se
tradujeron en incertidumbre e incluso se temió el cierre del sistema democrático por parte
de sectores del empresariado y la derecha política.5 Desde otro punto de vista, se ha
sostenido que la primera etapa del gobierno de Ibáñez fue percibido por los empresarios
con temor. Específicamente, el plan de “emergencia económica” que el Ministro de
Hacienda Felipe Herrera implementó durante los meses de abril - septiembre 1953, cuyos
objetivos consideraron el control de precios y el control estatal del comercio, despertaron
fuertes resistencias empresariales.6 Una mirada analítica tributaria de las ciencias políticas
manifiesta que el ibañismo fue percibido como una “amenaza” para las fuerzas productoras
del país. En esta perspectiva, Ibáñez configuró esta percepción fruto de su carácter
populista y la heterogeneidad de la coalición política que lo acompañó.7
Los trabajos de Sofía Correa, Verónica Valdivia y Manuel Gárate han contribuido al debate
sobre la participación del mundo empresarial en dos coyunturas relevantes y cuyos
resultados fue impulsar estrategias alternativas a la crisis del modelo de crecimiento
económico. En primer lugar, el convenio entre la Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad Católica de Chile y el Departamento de Economía de la Universidad de
Chicago que comenzó a ser negociado en 1955. En segundo lugar, la contratación, a
instancias del grupo empresarial El Mercurio, de la Misión Klein-Saks en el mismo año. 8
Como sostiene Luis Ortega, ambos hitos marcaron el arranque político e intelecctual del
monetarismo en el país; sin embargo, se encuentra pendiente el estudio de los actores
individuales y colectivos que dieron contenido e impulso a este itinerario de
transformaciones.9
Sin tratarse de tesis erróneas, estas perspectivas analíticas deben ser complementadas, pues
ellas no consideran en toda su dimensión el comportamiento político de los gremios
empresariales y las relaciones con el Estado y la política. En este artículo sostenemos que
los primeros años de la década de los cincuenta mostró en toda su dimensión el
comportamiento político de los gremios empresariales cuando enfrentan contextos de
incertidumbre, malestar y amenaza. En la coyuntura que revisamos, los gremios
Página
Sofía Correa. Con las riendas del poder. La derecha chilena en el siglo XX. Random House Mondadori S.A. Santiago de
Chile, 2011. Marcelo Cavarozzi. The government and the industrial bourgeosie in Chile: 1938 – 1964. University of
California, 1975.
5 Juan Pablo Couyoumdjian. “¿Por qué la misión Klein Saks? Los orígenes de un programa de estabilización económica
para Chile” en Juan Pablo Couyoumdjian (Editor). Reformas económicas e instituciones políticas: la experiencia de la
misión Klein Saks en Chile. Universidad del Desarrollo, Santiago, 2011.
6
Tomás Moulian. El gobierno... op. cit., pp. 28 – 30.
7 Véase Pablo Rubio y Xaviera Salgado. “Gremios empresariales y derecha chilena: Redes de poder y propuestas
programáticas de la Sociedad Nacional de agricultura, 1952 – 1958” Les Cahiers ALHIM. Partis, mouvements et
organisations patronales: les droites dans le Cone Sud Latino- américain (1950 – 2016). Nº 32, 2016.
8 Al respecto véase, Verónica Valdivia. Nacionales y gremialistas. El “parto” de la nueva derecha política chilena 19641973. Santiago, LOM, 2008; Sofía Correa, op. cit.; Manuel Gárate. La revolución capitalista de Chile (1973 – 2003.
Universidad Alberto Hurtado. Santiago de Chile, 2012.
9 Luis Ortega Martínez. “La nueva SOFOFA y los orígenes del gremialismo empresarial, 1953 y 1957”. Inédito.
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empresariales debieron enfrentar un escenario adverso como grupo de interés. En efecto, las
transformaciones políticas, los poderes públicos y las fuerzas sindicales cuestionaron
crecientemente los pilares en que se funda la empresa privada: el derecho de propiedad; la
seguridad jurídica; la libertad económica y la autoridad en la empresa.10
La dinámica política y económico social de los años cincuenta crearon las condiciones para
la impugnación de la clase empresarial al capitalismo supervisado por el Estado. En
adelante, las asociaciones gremiales junto con el apoyo técnico de asesorías
norteamiericanas se vincularan de diversa forma e intensidad en espacios empresariales y
académicos para elaborar un programa político alternativo a la crisis integral de la
economía y redefinir un nuevo liderazgo y estrategia empresarial para impulsar el
desarrollo.11
Para redactar este trabajo hemos revisado fuentes documentales y periódicos. En relación a
las primeras, están constituidas por las Actas del Consejo Directivo y las Juntas Generales
de Socios de SOFOFA. Estas fueron publicadas en la revista gremial “Industria”. Los
períódicos consultados fueron El Mercurio y El Debate. Además, se ha revisado la revista
Industria y Panorama Económico. De esta manera, hemos podido reunir el material
suficiente para reconstruir el proceso histórico que nos proponemos relatar.
El malestar y el conflicto generacional al interior de SOFOFA
Con ocasión de la 67ª Junta General Ordinaria de Socios de la Sociedad de Fomento Fabril
(en adelante SOFOFA), en enero de 1951, y cuando habían concluido los discursos que
Walter Müller y Jorge Alessandri, Domingo Arteaga Infante solicitó la palabra para
manifestar que:
“[…] merecen elogios el discurso del señor Müller y el llamado hecho por el señor
Alessandri, y también acepto el aumento de la cuota social, pero sí con la condición
de que las entidades patronales cambien de política: que haya más energía para
defender los justos intereses de los industriales y menos banquetes y discursos y
contemporización con el Presidente de la República y los Ministros de Estado.
[…]” 12
Haciendo uso del derecho a réplica, el presidente de SOFOFA volvió a destacar en los
evidentes beneficios de las tácticas de convergencia y lobby que realizaba habitualmente la
Sociedad con las autoridades y los parlamentaros.
“[…] si los socios se tomaran la molestia de leer la revista “INDUSTRIA” que se
Genaro Arriagada. Los empresarios y la política. LOM Ediciones. Santiago de Chile, 2004. pp. 94 – 95.
Coincidimos con autores cómo Juan Gabriel Valdés, Sofía Correa, Manuel Gárate, Luis Ortega y Joaquín Fernández
Abara, quienes sostienen que la década de 1950 constituye la etapa de recepción de ideas monetaristas, principalmente a
través de transferencias ideológicas desde Estados Unidos y la adopción de un nuevo programa alternativo al del
capitalismo estatal desarrollista, en los que radicarían los antecedentes del proyecto neoliberal chileno. Véase Ortega,
Luis, “Las operaciones ideológicas y políticas en la construcción de un nuevo proyecto económico (y social) para Chile,
1950-1970”, Revista Espacio Regional, vol. XI, n° 11, 2015; Ortega, 2015; Gárate, op. cit.; Correa, op. cit., y Juan Gabriel
Valdés. La Escuela de Chicago: Operación Chile. Buenos Aires, Grupo Zeta, 1989.
12 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 2. Año LXVII. Febrero, 1951. p. 115.
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reparte mensualmente, estarán al corriente de la acción constante que desarrolla la
Sociedad durante todo el año, ante el Gobierno y el Parlamento. Por otra parte, la
acción directa y enérgica no es tan fácil como el señor Arteaga se la imagina […]”
13
Se enfrentaban tempranamente al interior de la entidad gremial dos maneras de concebir las
relaciones entre los industriales y el poder político. En un extremo, los tradicionales
liderazgos de Walter Müller14 en SOFOFA y de Jorge Alessandri15 en la Confederación de
la Producción y el Comercio (en adelante CPC), quienes fueron partidarios de continuar
recurriendo a las tácticas flexibles que habían utilizado tradicionalmente en otros períodos
relativamente ásperos para el mundo empresarial.16 los contactos personales con altos
funcionarios administrativos y políticos en el congreso, alentaron las acciones de
organizaciones públicas "amigables" y atacaron selectivamente las organizaciones o
funcionarios públicos "hostiles".17
Paralelamente, un grupo de jóvenes empresarios aglutinados en su mayoría en ASIMET,
abogaron por una defensa de los intereses de los industriales más confrontacional respecto
del gobierno y de los poderes políticos. Estos nuevos liderazgos empresariales,
cuestionaron crecientemente los resultados concretos de las tácticas de moderación de la
dirigencia tradicional y postularon el reforzamiento de la presencia pública de los
empresarios mediante acciones más enérgicas respecto del gobierno de turno. En palabras
de Domingo Arteaga, “[…] Es necesario que tengamos plena conciencia del poder
económico que representamos y, por consiguiente, podemos luchar de igual a igual con los
poderes públicos […]” 18
Se trató de una nueva generación de empresarios que se formaron como empresarios
después de la depresión de los años treinta. Entre ellos destacaron los dirigentes de la
Asociación de Industriales Metalúrgicos de Chile (ASIMET), como Eugenio Heiremans
13
Ibíd.
Walter Müller Hess. Presdente de SOFOFA entre 1935 – 1955. Figura relevante de los empresarios industriales por
tres décadas. Fue uno de los principales gestores y defensores de las políticas económicas implementadas a través de
CORFO, al mismo tiempo que privilegió como presidente de SOFOFA una política de colaboración con el Estado, tanto a
través de contactos personales y en la participación como representantes de la sociedad en organismos públicos.
15 Jorge Alessandri Rodríguez (1896 – 1986). Importante político, empresario y dirigente gremial que se desempeñó
como Presidente de la República entre 1958 – 1964. Entre 1926 y 1932 fue electo diputado por Santiago, para luego ser
presidente de la Caja de Caja de Crédito Hipotecario entre 1932 y 1938. Tras el triunfo de Pedro Aguirre Cerda, se dedicó
a la actividad empresarial como presidente de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC). En el gobierno
de Gabriel González Videla, fue designado ministro de Hacienda entre 1947 y 1950. En 1944 fue elegido presidente de la
Confederación de la Producción y el Comercio cargo que debió dejar en 1947 para reingresar a la política. En 1950
reasume la presidencia de la CPC hasta 1957. En 1957 fue electo Senador por Santiago.
http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3470.html. visitado el 13 de marzo 2017.
16 Reforzaban estas acciones los vínculos institucionales formales la presencia del presidente de SOFOFA en los
directorios del Banco Central; en el Consejo Directivo de CORFO; en el Consejo de Economía Nacional; en la Comisión
Nacional de Petróleo y en la Comisión de Establecimiento de Industrias del Ministerio de Economía y Comercio. Véase
boletín Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 1. Año LXVII. Enero, 1951. p. 5.
17 Cavarozzi, op. cit., p. 248; Cecilia Montero. La revolución empresarial chilena.Cieplan/Dolmen Ediciones. pp. 97 – 98.
18 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 2. Año LXVII. Febrero, 1951. p. 115.
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Despouy (S.A. Heiremans “Socometal”)19, Ernesto Ayala20, Fernando Smith, Hernán
Briones21 y Domingo Arteaga Infante (Fábricas Arteaga Ltda.)22, quienes manifestaron
abiertamente diferencias con el estilo de conducción de SOFOFA y CPC en los últimos 15
años de aplicación del modelo de industrialización bajo supervisión estatal.
¿Cómo comprender el protagonismo de ASIMET y el motivo de las críticas gremiales y
políticas a la conducción de SOFOFA y la CPC? En primer término, desde mediados de la
década de 1940 y, especialmente, a inicios de los años cincuenta, la industria metalúrgica
chilena alcanzó el primer lugar entre las actividades fabriles del país tanto por el número de
obreros y empleados que en ella se desempañaban como por el monto de capitales
invertidos en esta actividad.23 En segundo lugar, se trató del principal gremio industrial con
productos elaborados para la exportación del país en base a minerales como cobre, acero y
fierro fundido.24 Finalmente, y a diferencia de las industrias tradicionales, la viabilidad de
la industria del metal dependía directamente de la promoción estatal del comercio exterior;
fuese indirectamente a través de las licencias de importación y tarifas protectoras, o
directamente, a través de los créditos industriales financiados por el Estado.25 En todas las
Eugenio Heiremans Despouy (1923 – 2010). Empresario y dirigente empresarial dos veces presidente de SOFOFA y
máximo líder de Asociación de Industriales Metalúrgicos de Chile (ASIMET). Al hacerse cargo de la empresa de su padre
(Socometal), se preocupó de tomar cursos de administración en Estados Unidos y Europa. Creador del sistema mutual
chileno mediante la Asociación Chilena de Seguridad (Achs), conformó junto a Hernán Briones y Ernesto Ayala el grupo
de “Los Tres Mosqueteros”, cercano al gobierno de facto del General Augusto Pinochet y defensor del libre mercado.
También contribuyó al desarrollo industrial, a la integración económica con Argentina y la creación de ICARE.
Complementó su actividad como presidente de la asociación con otros cargos, tales como director de CMPC, Indura,
Megavisión, CEP, Universidad Bernardo O'Higgins y la Corporación Patrimonio Cultural de Chile. Se desempeñó como
director de la Fundación Jorge Alessandri Rodríguez y de la Fundación Hernán Alessandri Rodríguez. El Mercurio.
18.12.2010. Cuerpo Economía y Negocios.
20 Ernesto Ayala Oliva (1916 – 2007). Su padre (Ernesto Ayala Schlegel) fue un ingeniero civil e historiador de vocación
que publicó la “Historia de la Ingenieria” en 1938. En 1939 se titulo de Ingeniero Civil en la Universidad de Chile.
Realizó su práctica profesional en la CMPC de Puente Alto. Curso un postgrado de Ingeniería Eléctrica en Estados
Unidos. Trabajó en el Ministerio de Obras Públicas, en CORFO y asumió como gerente general de FENSA. Fue
presidente de ASIMET entre 1952 y 1954. Accionista de Indura, creada en 1948, con sus amigos de toda la vida: Eugenio
Heiremans y Hernán Briones (los llamados tres mosqueteros), además de Eduardo Campino y Mario Vignola. Reemplazó
a Jorge Alessandri como gerente general de la CMPC en 1957 hasta el año 1981. Presidente del directorio de la CMPC
hasta 2002. Se desempeñó como presidente de SOFOFA entre 182 y 1987. Véase, Manuel José Gamonal. Ernesto Ayala
Oliva. Constructor del progreso. Aguilar Chilena de Ediciones S.A. Santiago de Chile, 2012.
21 Hernán Briones Gorostiaga (1913 – 2005). Estudió ingeniería en la Universidad de Chile y un postgrado en la
Universidad de Charlottenburgo, en Berlín. Como representante de una empresa norteamericana, Briones puso las líneas
para los primeros trolebuses que circularon en Santiago. En 1944, creó su primera empresa, "H. Briones". El holding de la
Familia Briones, incluye negocios que van desde el cemento, a través de Empresas Bío Bío, hasta Porcelanas Florencia,
pasando por la industria de gas comprimido. Ellas dan empleo a unas 4.000 personas. Presidente de SOFOFA entre 1991
y 1993, fue nombrado Consejero Honorario del gremio empresarial en junio de 1994. En 1995, presidió el directorio de la
Fundación Pinochet. El año 2004, presentó su libro "90 años de historia", una especie de autobiografía, cuyo prólogo
lleva la firma de Augusto Pinochet.
22
Domingo Arteaga Infante. Ingeniero Químico graduado en la Universidad de Michigan en 1923, The Michigan
Alumnus, Vol. XLIX, Nº 14, 06.02.1943. En 1933 estableció la Fábrica Arteaga Limitada elaboradora de productos
químicos. Profesor de Química Industrial en la Universidad Católica; Referencia extraída desde el sitio Web:
http://diccionariobiograficodechile.blogspot.cl/search?q=Domingo+Arteaga, visitado el 3 de diciembre 2016.
23 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 3, Año LXX, marzo, 1953. p. 243. “Nota de la Asoc. De
Industriales metalúrgicos al Sr. Ministro de Economía y Comercio”.
24 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 3, Año LXX, marzo, 1953. p. 244.
25 Cavarozzi, op. cit., p. 249.
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decisiones relacionadas con la definición de los impuestos a la exportación e importación
de mercaderías, las industrias metalúrgicas fueron los principales incumbentes.
En marzo de 1953, Ernesto Ayala Oliva, expuso lo que consideró el papel que la asociación
metalúrgica cumplía en la coyuntura que vivía el país:
“[…] Podemos exhibir con orgullo a nuestras visitas de esta noche y al país en
general la organización que reúne todos los metalúrgicos de Chile. Hemos sido
calificados, y lo seremos por largo tiempo –así lo espero- como el grupo patronal
gremial más agresivo; siempre en el campo de lo útil al país, y más lleno de vida y
entusiasmo para trabajar en defensa de los legítimos derechos de la industria chilena
[…]” 26
La amenaza populista de Ibáñez
La situación preelectoral 1950 – 1952 fue paradojal. Mientras los indicadores económicos
del período mostraban una fase de estabilidad y crecimiento, el clima ideológico
evidenciaba una sensación de desencanto y frustración con los partidos políticos y las
formas de hacer política. Lo anterior es relevante, pues, el fenómeno del ibañismo durante
la campaña presidencial y su posterior triunfo electoral no es resultado del deterioro de la
situación económica de la población.
Una breve mirada a los principales índices económicos muestra que el Producto Geográfico
Bruto (PGB) en el quinquenio 1950 – 1953 alcanzó al 6,1%, mostrando desempeños
bastante más elevados que los resultados que entregó el período 1945-1950 que fue tan sólo
del 3,0%. En cuanto a las cifras de inflación, los indicadores tampoco eran especialmente
preocupante. En efecto, el año 1948 alcanzó al 16,82%, subiendo al 20,60% en 1949 luego
disminuir en 1950 en 16,51 para volver a subir al 23,39% en 1951. El año 1952 la inflación
disminuyó notablemente al 12,02%. Por lo tanto, si bien el trienio 1949 – 1951 señalaba
alzas de precios preocupantes, estas no anunciaban una tendencia al alcista.27 Ahora bien,
entre 1949 y 1952 el sueldo vital aumentó más que el costo de la vida. Por ejemplo, en
1949 el sueldo vital alcanzó a21,05%, el año 1950 subió al 25% y en 1951 disminuyó
levemente al 22,9%.28 En opinión de Aníbal Pinto, el oleaje inflacionario no adquirió
proporciones amenazantes sino hasta 1954.29
Página
26 El Mercurio. 28.03.1953. p. 17. Cuerpo 2: “Asociación de Industriales Metalúrgicos agasajo al señor Eugenio
Heiremans”
27 José Díaz, Rolf Lüders y Gert Wagner. Chile 1810 – 2010. La República en cifras. Historical Statistics. Ediciones
Universidad C atólica de Chile. Santiago, 2016. p. 374.
28 Panorama Económico. 22.05.1952. Nº 100. p. 279. Cifras obtenidas de la CORFO, sección estudios.
29 Aníbal Pinto. Chile, un caso de desarrollo frustrado. Editorial Universitaria S. A., 1973. pp. 206 – 207.
34
Por tanto, el “terremoto ibañista” del año 1952 se explica por un clima ideológico y político
previo marcado por el desencanto y la frustración. Se trató de un desencanto cuyo origen se
asoció a las formas de hacer política y, principalmente, por las zigzagueantes políticas
económicas del radicalismo entre 1944 y 1951. En este sentido, la opinión pública observó
crecientemente que la aplicación de programas sociales y económicos redistributivos eran
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reemplazos en corto tiempo por propuesta de estabilización de derecha.30
Como ha sostenido Joaquín Fernández Abara, la campaña ibañista de 1952 se caracterizó
por un moralismo mesiánico, nacionalista y anti oligárquicos ajenos al tradicional juego
partidista. Su programa, fruto de un proceso largo y tedioso, se orientó en un afán
democratizador y manteniendo en el plano económico una política de fomento al desarrollo
nacional bajo el rol planificador del estado. Dentro de esta mirada crítica anti oligárquica y
antigobiernista, el ibañismo identificó al candidato empresarial Arturo Matte como parte de
la “reacción plutocrática”, responsable de corromper la “conciencia pública” mediante el
cohecho. 31.
Arturo Matte fue el más genuino representante del mundo empresarial tradicional.
Integrante del clan familiar Alessandri, destacó por una breve trayectoria política. Ministro
de Hacienda del presidente Juan Antonio Ríos entre el 1 de septiembre de 1943 hasta el 6
de octubre de 1944 fue también Senador por Santiago entre 1949 y 1957. Operador político
y consejero de los presidentes de la República Arturo y Jorge Alessandri, respectivamente
su suegro y cuñado. Sin embargo, la mayor parte del tiempo la dedico al mundo de los
negocios y las organizaciones patronales. 32 La candidatura de Matte se transformó en la
opción que establecía puentes entre las redes de la derecha política y los gremios
empresariales, representando la transición en la Derecha por figuras que mostraran
trayectoria empresarial y vinculación política. Matte fue la perfecta combinación de ambas
aspiraciones.
Tanto el grupo empresarial El Mercurio como SOFOFA no demoraron en tomar partido por
su candidatura. En la editorial de julio de 1952, El Mercurio alertaba del peligro que
enfrentaban las libertades políticas y económicas en la elección de septiembre:
“[…] En la elección presidencial del 4 de septiembre próximo se enfrentan una vez
más estos conceptos primarios de la asociación política en una lucha tal vez
decisiva para la nacionalidad […] Las doctrinas que procuran amenguar o extinguir
la libertad económica llevan, aun cuando no lo confiesen, a sofocar la libre
iniciativa de los hombres y a convertir a éstos en minúsculos rodamientos de un
aparato estatal gigantesco. Contra esta pretensión que niega los fueros de la persona
humana, arrasa el criterio de libertad asentado en las costumbres de todos los
chilenos y frustra el ordenado disfrute de lo que cada uno ha granjeado en la lucha
económica, se alza incontenible la opinión pública independiente, formada en las
Tomás Moulian. Fracturas. De pedro Aguirre Cerda a Salvador Allende (1938 – 1973). LOM Ediciones. Santiago,
2014. p. 152.
31 Joaquín Fernández Abara. El ibañismo (1937-1952): Un caso de populismo en la política chilena. Instituto de Historia
Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile, 2007. pp. 181 – 190.
32
Arturo Matte Larraín (1893 – 1980), abogado, educador (Sociedad de Instrucción Primaria) y empresario chileno.
Presidente de la Compañía de Acero del Pacífico (CAP); gerente de la Sociedad de la Renta Urbana Pasaje Matte y
gerente de la Sociedad Agrícola Trinidad S.A, Limache; presidente de la sociedad Portal Fernández Concha; director de
Sederías Chile, Sumar S.A., y de la Organización Kappés; Consejero de la Caja de Seguro Obrero (más tarde se denominó
Servicio de Seguro Social), Consejero de la Compañía de Petróleos de Chile (COPEC); Consejero de la Compañía
Manufacturera de Papeles y Cartones; Presidente del Banco Sud Americano y Presidente de la Sociedad Productora de
Papeles; Director de la Sociedad Cerámica Carrascal y Presidente de Viñas Chile S.A. Reseñas Biográficas Biblioteca del
Congreso de Chile.
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lides del trabajo y dotada de iniciativa, voluntad y energía propia […]”.33
En sus memorias políticas, Arturo Olavarría Bravo exponía con claridad las expectativas de
un electorado volátil y díscolo en el proceso eleccionario de 1952. La sociedad chilena, en
su opinión, buscaba un cambio político para mejorar sus condiciones de vida y el liderazgo
de una figura presidencial autoritaria.
“[…] Con cualquiera de ellos (Matte y Alfonso), seguiría el espectáculo
vergonzoso de los parlamentarios dedicados exclusivamente a sus prebendas y
negociados y, como el presidente constitucional necesitaría sus votos en el
Congreso para poder gobernar, tendría que encubrirlos, y todo seguiría igual.
El señor Ibáñez, sí. A la menor dificultad, a la menor obstrucción de alguna
iniciativa de bien público, clausuraría el Congreso, le colocaría la histórica
herradura y mandaría a pasear a las islas inhóspitas a los señores parlamentarios de
la oposición […]”34
El propio Arturo Matte señaló respecto del proceso eleccionario y la figura de Carlos
Ibáñez del Campo su evaluación sobre los resultados electorales en 1952: “todos se
equivocan con él. Sus adversarios lo creían un idiota, y estaban profundamente
equivocados. Sus amigos lo consideraban incapaz de cualquier picardía, y tampoco era
así. ¿Qué por qué me ganó a mí? Porque el país estaba hambriento de autoridad, creyó
más en la firmeza de un militar que de un civil”. 35
En este clima político y electoral, ¿cuál fue la posición que las fuerzas de la producción
adoptaron frente al triunfo electoral de Carlos Ibáñez del Campo? Varias son las respuestas
tentativas. En primer lugar, la coalición que acompañaba al candidato Carlos Ibáñez
despertó incertidumbre en los hombres de negocios. El “general de la esperanza” apareció
disfrazado de nuevo izquierdista y apoyado por una coalición política heterogénea que
incluía a Socialistas Populares, Agrario Laboristas e independientes. Especial preocupación
constituyó el apoyo del Partido Socialista Popular, quienes apostaban por el populismo
como alternativa de alianza política para enfrentar a radicales y comunistas. Como destaca
Cavarozzi, cuatro fueron sensibilidades políticas en disputa dentro del gobierno. Por una
parte, aquellos proclives al entendimiento con la derecha política y el mundo empresarial
para promover políticas antiinflacionarias. Un segundo grupo (Partido Socialista Popular)
propusieron transformar el éxito electoral de Ibáñez en un movimiento de clase obrera. En
tercer lugar, un sector liderado por el Partido Agrario Laborista que aspiró a crear un
movimiento populista. Finalmente, quienes pretendía un populismo de carácter autoritario.
36
Página
El Mercurio. 26.07.1952. p. 3. Editorial: “Libertades políticas y libertades económicas”.
Arturo Olavarria Bravo. Chile entre dos Alessandri. Memorias políticas. Tomo II. Editorial Nascimento. Santiago,
1962. p. 121
35 Sociedad de Instrucción Primaria (Editor.) Arturo Matte Larraín. Un hombre de excepción. Editorial Universitaria.
Santiago de Chile, 1980. p. 21.
36 Cavarozzi, op. cit., pp. 220 – 221.
33
34
36
En segundo término, el programa de gobierno. En opinión de El Mercurio, el camino que
proponía Ibáñez “está señalado por la línea económica estatista de intervención
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gubernamental sobre todos los procesos de la producción y el comercio”37. La propuesta
ibañista era mucho más que eso: asumía un carácter “nacional-popular”, siguiendo la moda
del peronismo. Entre las principales medidas se encontraba la derogación de la Ley de
Defensa de la Democracia, el rechazo del pacto militar con Estados Unidos, la reforma
electoral y el desarrollo orgánico del movimiento popular. En tercer lugar, el impacto del
resultado electoral. El general Ibáñez obtuvo el 46,79% de los votos. El abanderado de la
derecha y la clase empresarial, Arturo Matte Larraín, alcanzó el 27,81% de los sufragios. El
candidato radical, Pedro Enrique Alfonso, sufrió un sería derrota con tan sólo el 19,95% de
las preferencias. Por último, el candidato testimonial del Partido Socialista, Salvador
Allende, con el 5,45% del electorado.38
Finalmente, los primeros 120 días de gobierno ibañista fueron decisivos. En este período, el
gobierno de Ibáñez solicitó al Parlamento Facultades Extraordinarias para implementar
reformas económicas que incluían: a) controlar el mercado crediticito y la política
monetaria mediante la creación del Banco del Estado; b) aumento de las atribuciones del
Banco Central para controlar el crédito; c) creación de INACO para controlar el comercio
interno; d) la creación de la Superintendencia de Abastecimientos de Precios; y e) fortalecer
la organización de los trabajadores, política impulsada por el Partido Socialista Popular y el
Ministro del Trabajo Dr. Clodomiro Almeyda. Estos esfuerzos se concretaron finalmente
con la formación de la Central Única de Trabajadores (CUT) en febrero de 1953.39
Frente al paquete de medidas económicas, el empresariado mantuvo inicialmente una
actitud de cautela. En opinión del consejero de SOFOFA y presidente de ASIMET,
Eugenio Heiremans, los antecedentes económicos entregados en las cámaras del Congreso
Nacional por el ministro Rosetti “confirman lo que hemos venido aseverando desde hace
mucho tiempo, sin que nunca se prestara oído a nuestro llamamiento”. Por su parte, Walter
Müller, manifestaba que “nos hemos impuesto con gran interés de las declaraciones
francas y valientes hechas por el ministro acerca de la grave situación financiera por que
atraviesa el país, y lamentar que no se prestará atención a los llamados de advertencia
hechos por nuestra sociedad” 40
En el marco de los primeros acercamientos entre el gobierno de Ibáñez y los empresarios,
destacó la visita del ministro de Economía y Comercio, Sr. Edecio Torreblanca, al Consejo
de SOFOFA el 26 de noviembre de 1952. Torreblanca miembro del partido Unión Nacional
y con antiguos vínculos de amistad con Ibáñez se identificó con la línea del entendimiento
con el mundo empresarial para enfrentar las dificultades económicas y la inflación. En
dicho encuentro, Torreblanca expresó sus ideas personales sobre el papel de los
empresarios en el terreno económico.
El Mercurio. 4.09.1952. p. 3. Editorial: “La elección”.
Correa. op. cit., p. 188,
39 El Mercurio. 19.11.1952. pp. 3 y 27. Cuerpo 1 y 3. Véase, además, Moulian, Fracturas… op. cit., p. 159 y , Ricardo
Ffrench-Davis. Políticas económicas en Chile, 1952 – 1970. Centro de Estudios de Planificación Nacional. Ediciones
Nueva Universidad. Universidad Católica de Chile. pp. 23 – 25.
40 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 12, Año LXIX, Diciembre, 1952. Acta de Sesiones del
Consejo Directivo Nº 2138. 19.11.1952. p. 741.
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“[…] El productor necesita tranquilidad; y por eso el Gobierno tiene el propósito de
mejorar todo lo posible las relaciones entre el capital y el trabajo…
Los empresarios necesitan sensación de confianza, libertad para su trabajo; debe
darse alas a la iniciativa particular creadora del progreso. La exagerada intervención
del Estado es funesta […]”41
A pesar de la coincidencia de intereses entre el ministro y SOFOFA, la principal amenaza
para los empresarios provino desde el Ministerio del Trabajo. En declaraciones efectuadas
al matutino “El Debate”, Almeyda sostuvo una opinión crítica al funcionamiento de las
Juntas de Conciliación para resolver los conflictos laborales legales e ilegales. Asimismo,
se manifestó favorable a la formación de una Central Única de Trabajadores42. Los gremios
empresariales no dudaron en manifestar su molestia. Mediante un pronunciamiento oficial
del Consejo de la SOFOFA, primero, y en audiencia con presidente de la República,
después, expusieron su voz de alarma frente a las expresiones del ministro Almeyda. Para
los empresarios, la intervención del gobierno en las Juntas de Conciliación en conflictos
laborales, “significaría la derogación lisa y llana del Código del Trabajo, cuyo espíritu es
evitar que los diferendos que surjan entre empleadores y asalariados deriven en
movimientos que escapan a las normas que el mismo código”. 43
Para los empresarios, los conflictos laborales ilegales eran expresión de la participación de
actores políticos o profesionales que alteraban y cuestionaban uno de los pilares esenciales
de la empresa privada: la autoridad en la empresa.
“[…] Nuestra experiencia como empresarios confirmada por los representantes que
mantenemos en la Juntas, nos indica de manera irredargüible que los conflictos
ilegales provienen, en la casi totalidad de los casos, de las actuaciones de agitadores
políticos o profesionales, totalmente desvinculados de las partes en conflicto, y
cuyas finalidades verdaderas están muy distantes de ser las de obtener satisfacción
de las necesidades efectivas del sector asalariado o una mayor justicia social […]”44
En diciembre de 1952, el Consejo de SOFOFA expresó sus primeas críticas al plan
económico de Ibáñez. Las aprehensiones se relacionaron con la propuesta sobre el crédito
bancario y la creación del Banco del Estado. Una vez más, Heiremans, manifestó una
opinión crítica señalando que:
Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 12, Año LXIX, Diciembre, 1952. Acta de Sesiones del
Consejo Directivo Nº 2139. 26.11.1952. pp. 747 – 748.
42 El Debate. 18.11.19.
43 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 12, Año LXIX, Diciembre, 1952. “La Sociedad de Fomento
Fabril se dirige a S. E. El Presidente de la República observando declaraciones del señor Ministro del Trabajo”. p. 715.
44 Ibid.
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38
“[…] un grave peligro, y es que en forma velada se ha dado a conocer el
establecimiento del Banco del Estado en la exposición. Así se dice: en primer
término, ordenar la política crediticia del estado mediante la centralización y
unificación de todas las instituciones de crédito público a fin de fomentar y
organizar un mercado de capitales que permita aprovechar racionalmente los
ahorros normales del país. Sabemos que lo que se termina fomentando es el poder
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político del Estado a través de la distribución del crédito […]” 45
Un cuadro de incertidumbre se hizo patente con la propuesta de reforma del régimen de
cambios y aumento de las atribuciones estatales en el comercio exterior. La Segunda
convención Nacional de Industriales Metalúrgicos desarrollada en Talca en octubre de 1952
expresó
“[…] El Gobierno piensa establecer un cambio único que se reajustaría
periódicamente. Nosotros hemos propiciado un tipo único pero libre, que se rija
según la oferta y la demanda […] Se anuncia una importación directa por parte del
estado de artículos y material primas esenciales. Según informaciones posteriores
dichas importaciones se harían por intermedio de la CORFO, o sea se crearía una
verdadera central de compras bajo tuición estatal. Creo que la sociedad de Fomento
Fabril debe oponerse rotundamente a esto […]” 46
En el contexto descrito, no resultó extraño que reflotara el conflicto generacional al interior
de SOFOFA. Los representantes de ASIMET renovaron sus demandas de un cambio en las
tácticas de persuasión utilizadas por la conducción de SOFOFA. En mayo de 1953, la
Asociación Metalúrgica envió una nota de protesta al Consejo de la sociedad solicitando
“[…] la conveniencia de adoptar una actitud más dura hacia el Ministro de Finanzas y sus
tácticas dilatorias. El Sr. Rosetti todavía no ha firmado el decreto que otorga la exención
de impuestos a los bienes manufacturados exportados que él premió hace dos meses […]”47
El decreto en cuestión proponía dejar libre de impuestos a las mercaderías exportadas
directamente por sus fabricantes. Las industrias metalúrgicas eran los principales
interesados en esta discusión, toda vez que se trataba del principal gremio industrial con
productos elaborados para la exportación del país48
En junio del mismo año, previo a la organización de la Convención Nacional de Industria,
ASIMET volvió a insistir en sus críticas. Con ocasión de la reelección de Jorge Alessandri
como presidente de la CPC, Eugenio Heiremans manifestó la falta de efectividad del
gremio cupular para enfrentar las dificultades de las fuerzas de la producción en el último
tiempo.
“[…] calurosa adhesión y máxima colaboración al señor Alessandri, pero, no está
de acuerdo en la acción pasiva que desarrolla la Confederación. Por lo que respecta
a la campaña contra INACO, considera que ella no debería haberse efectuado
independientemente por una rama de la producción, sino que por las cuatro en su
conjunto a través de la Confederación […] no se obtiene nada de los Poderes
Públicos sin lucha y una actitud pasiva no ofrece resultados […]” 49
Página
Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 12, Año LXIX, Diciembre, 1952. Acta de Sesiones del
Consejo Directivo. Op.cit. p. 751.
46 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 10, Año LXIX, octubre 1952. “Convención Nacional de
Industriales Metalúricos”. p. 588 y Nº 12, Año LXIX, Diciembre, 1952. “Sesión Nº 2140, 3.12.1952.
47 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 5, Año LXX, mayo, 1953. Acta de Sesiones del Consejo
Directivo Nº 2.149. 20.05.1953
48 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 3, Año LXX, marzo, 1953. p. 244.
49 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 1, Año LXX, junio, 1953. Acta de Sesiones del Consejo
Directivo Nº 2.150. 3.06.1953. p. 590. Véase, Cavarozzi, op. cit., pp. 252 – 253.
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En respuesta, Alessandri destacó que la labor de la Confederación,
“[…] puede considerarse opaca, en cambio es de gran trascendencia. La situación
actual de la industria y del comercio es de una gravedad enorme. La orientación
política es izquierdizante, y ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado tenemos
fuerzas para enmendar leyes dictadas por el Presidente de la República. No
tenemos, pues, ninguna probabilidad de obtener por vía legislativa solución a
nuestras dificultades. Por otra parte, los decretos con fuerza de ley sólo se conocen
una vez ya dictados. Contra esto sólo tenemos dos caminos: propiciar enmiendas
por medio de la persuasión tranquila y convincente, o realizar una enérgica
campaña de crítica […] aunque desempeñe un papel menos lucido, hay mayores
ventajas en la persuasión, y es preferible a la campaña enérgica que, aun cuando es
más espectacular, no logra éxito y a veces su resultado es contraproducente […]” 50
En la misma sintonía, Walter Müller, señaló:
“[…] en la próxima Convención industrial deberemos satisfacer las exigencias de
los convencionales que desean una crítica espectacular, y al mismo tiempo debemos
tener en cuenta que estarán presente autoridades gubernativas a las cuales conviene
tratar de persuadir. Por consiguiente, es preciso que aunemos las dos modalidades,
sin excedernos a ningún extremo […]” 51
La Convención Nacional de Industrias de 1953
La convocatoria a sesión extraordinaria del Congreso Nacional por parte de Gabriel
González Videla para el mes de abril de 1951, con el objetivo de discutir y aprobar un
paquete amplio de reformas en temas de legislación social y laboral, 52 fue el momento en
que ASIMET promovió y propuso al interior de SOFOFA una serie de acciones inmediatas
para enfrentar “proyectos de ley perjudiciales a la producción”. Eugenio Heiremans,
aprovechó la coyuntura para enviar una nota al Consejo Directivo de la Sociedad
expresando:
“[…] cada uno de estos proyectos significa para la industria, y en general para la
actividad comercial y producción nacional, golpes de extrema violencia […]
[…] estos proyectos son agitados en este período pre eleccionario para beneficiar a
determinados grupos políticos, y por este mismo motivo hay el temor de que sean
aprobados sin mayor estudio […]” 53
La comunicación de ASIMET solicitaba la organización de un encuentro empresarial “[…]
en el cual se analizaría la gravísima situación actual del país, y que nos daría la
Página
Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 1, Año LXX, junio, 1953, Acta de Sesiones del Consejo
Directivo Nº 2.150. 3.06.1953. p. 591.
51 Ibíd.
52 Los proyectos de ley enviados al Congreso incluyeron Reforma a las leyes de Seguro Obligatorio y de accidentes del
trabajo (leyes 4054 y 4055); la inamovilidad y previsión de los empleados particulares; proyectos anti inflacionistas;
modificaciones a las Caja Nacional de Ahorro, Caja de Crédito Agrario, Instituto de Crédito Industrial y Banco Central de
Chile; además, de legislación para la seguridad de obreros en faenas mineras.
53 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 4. Año LXVII. Abril, 1951. p. 239.
40
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oportunidad de obtener una unión de nuestras fuerzas para seguir luchando en forma
constructiva por el bien de la Patria […] 54
La propuesta de Heiremans no logró convencer al Consejo de socios de SOFOFA. En
opinión de Ramón Montero, vicepresidente de la Sociedad, la materialización de la
Convención debería incluir a todas las ramas de la producción y, por consiguiente, su
organización correspondía a la CPC. El consejero, Carlos Del Fierro, antes de realizar la
Convención era fundamental efectuarse previamente la Junta Trimestral de socios. En
definitiva, el Consejo optó por efectuar la Junta Trimestral en lugar del torneo industrial. 55
En la Junta Extraordinaria de Socios de la Sociedad del 16 de mayo de 1951, Heiremans
volvió a insistir en la idea de una Convención Nacional industrial. Desde su perspectiva,
“[…] la Asociación de Industriales Metalúrgicos ha propuesto la celebración de una
Convención de industriales y la Confederación a petición de la Sociedad está considerando
si esta Convención pueda hacerse extensiva a otras ramas de la producción. Estimamos
que si esta última no se puede realizar debe ser organizada por la Sociedad y los
industriales […]”. 56
En esta oportunidad, la demanda de ASIMET encontró apoyo en otro miembro del consejo
de la Sociedad, Alejandro Dussaillant,57 quien destaco:
“[…] el acierto y luminosidad de las notas que la Sociedad ha enviado a los poderes
públicos. Pero, desgraciadamente lo políticos hacen poco de estas peticiones,
porque la mayoría de los proyectos que benefician a la masa del electorado son un
verdadero cohecho, mucho más grave que el dinero que se hace los días de
elecciones, porque tiene consecuencias que afectan indefinidamente a todo el país.
Esto no podrá decirse en notas oficiales al Gobierno, pero si puede declararse en
mítines para que lo conozca la opinión pública […]” 58
A pesar del respaldo que comenzó a concitar la propuesta de los jóvenes líderes de
ASIMET entre algunos socios y consejeros de SOFOFA, al finalizar el año 1951 la
conducción del principal gremio representante de toda la industria del país continuaba en
manos de empresarios tradicionales como Müller, Montero, Katz y Alessandri. Los meses
de junio y julio del año 1951, mostraron el peso de la influencia que aún mantenían Müller
54
Ibíd.
Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 5. Año LXVII. Mayo, 1951. p. 294.
56 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 5. Año LXVII. Mayo, 1951. Acta Junta General extraordinaria
de Socios del 16 d emayo de 1951. p. 307.
57 Alejandro Dussaillant (1880 – 1973) Dueño de la Viña Casablanca de Lontué, una de las más modernas en la primera
mitad del siglo XX y destinada al consumo nacional e internacional. Director de la Sociedad Anónima Sub-Productos
Vinícolas Lontué. Fue elegido diputado por la Duodécima Circunscripción Departamental "Talca, Lontué y Curepto",
período 1930 a 1934; fue diputado reemplazante en la Comisión Permanente de Hacienda e integró la Comisión
Permanente de Industria y Comercio. Reelecto diputado por la misma Circunscripción, pero que ahora sólo incluía a
Lontué y Talca, periodo 1933 a 1937; integró la Comisión Permanente de Hacienda, de la que fue presidente; y la
Comisión Permanente de Industrias. Elegido nuevamente diputado, por la reformada Duodécima Agrupación
Departamental "Lontué, Talca y Curepto", período 1937 a 1941; integró la Comisión Permanente de Hacienda. Miembro
de la Sociedad Nacional de Agricultura, SNA, de la Sociedad de Fomento Fabril, SOFOFA, del Club de La Unión y del
Club Liberal. http://historiapolitica.bcn.cl/resenas_parlamentarias/wiki/Alejandro_Dussaillant_Louandre.
58 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 5. Año LXVII. Mayo, 1951. Acta Junta General extraordinaria
de Socios del 16 d emayo de 1951. p. 308.
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y Alessandri, quienes se transformaron en las figuras gremiales que hicieron frente a los
proyectos de estabilización y reformas en temas de legislación social y laboral que propuso
la administración de González Videla.59
Con todo, la campaña electoral para las presidenciales de 1952 interrumpió el debate y
controversias dentro de las filas de SOFOFA y, específicamente, la realización de una gran
convención de industriales. El creciente cuestionamiento de los jóvenes líderes reformista
de SOFOFA a la conducción de los industriales más tradicionales bajo el liderazgo de
Müller y Alessandri quedaría suspendido en interés de una preocupación común: intentar
hacer de Arturo Matte Larraín el nuevo presidente de la República.
En sesión del Consejo de Directorio de SOFOFA de 25 marzo de 1953, Eugenio Heiremans
reiteró la idea de realizar una contundente convención de industriales para el mes de junio
del mismo año. Los motivos que esgrimió se enmarcaron en dificultades de cooperación
entre los socios y la necesidad de aunar voluntades frente a los desafíos políticos actuales.
“[…] la poca cooperación que los industriales prestan a la labor de la Sociedad, lo
que se demuestra en la escasa asistencia a las juntas de socios. (Agregó que) antes
que se produzca una disminución de la influencia de la Sociedad ante los poderes
públicos por esta apatía de los industriales, es urgente realizar un trabajo de
agrupación de las fuerzas gremiales y de actualización de la labor de la Sociedad
[…]” 60
La iniciativa, además, se instalaba cuando Domingo Arteaga Infante y Eugenio Heiremans
comenzaron paulatinamente a controlar la mesa directiva de SOFOFA y se posicionaron
como los articuladores principales de la Comisión organizadora del encuentro empresarial.
La convención industrial surgió en momentos en que la etapa populista del gobierno de
Ibáñez había afectado seriamente las influencias empresariales en el gobierno y,
específicamente, cuando un conjunto de iniciativas del ejecutivo se volvieron una seria
amenaza para el mundo de la producción. En opinión de Ernesto Ayala Oliva,
“[…] El futuro inmediato de la industria en Chile no se ve claro. Hay para ella
confusionismo y trabas y vientos de fronda. Se ha hablado, cometiendo gravísimo
error, a nuestro juicio, de nacionalizar las minas del carbón y otras industrias
importantes. Los conflictos de trabajo han mantenido su base política y la inflación
está sentando sus garras cada vez más profundas en el corazón de Chile […]” 61
El Mercurio, quien realizó una amplia campaña de difusión del encuentro empresarial,
destacó la situación de incertidumbre y amenaza de los empresarios industriales frente a las
políticas gubernamentales. “[…] las erróneas orientaciones intervencionistas que en los
últimos años han alcanzado caracteres amenazantes para la capitalización y estabilidad de
Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 7. Año LXVII. Julio, 1951. Véase la “Asamblea Nacional de
la Producción y del Comercio contra proyectos económicos lesivos a los intereses generales del país”. 9.07.1951, Teatro
Victoria de Santiago. pp. 397 – 408.
60 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 1, Año LXIX, enero, 1953. Acta de Sesiones del Consejo
Directivo Nº 2.145, 25.03.1953. p. 69. Las actas de sesiones del Consejo Directivo correspondientes al 11 y 25 de marzo
de 1953 fueron insertadas por retardo en imprimir la revista del mes de enero del mismo año.
61 Ibid.
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los negocios […]”. 62
Efectivamente, la coyuntura que se abría en marzo de 1953 para las asociaciones
empresariales fue de incertidumbre y amenaza. En este análisis tuvieron en cuenta los
resultados electorales de las elecciones parlamentarias del 1º de marzo de 1953. En efecto,
surgió una nueva configuración del sistema de partidos, cuyo carácter fundamental fue la
fragmentación del escenario político en comparación con las elecciones de 1949. El
principal cambio que se verificó fue el debilitamiento de los denominados partidos
históricos: radicales, conservadores y liberales. Estas tres fuerzas disminuyeron su votación
desde el 60% de votos en 1949 al 33% de electores en 1953. Sin lugar a dudas, la derecha
política fue el sector político que mostró una ostensible baja en su performance electoral.
Diferente fue el comportamiento electoral para los dos partidos más importantes del
ibañismo. El Agrario Laborista obtuvo el 19,73% de las preferencias y el Partido Socialista
Popular alcanzó el 7% de los votos. 63
Una segunda amenaza provino del ministro Clodomiro Almeyda. Bajo su gestión dio su
apoyo a los dirigentes sindicales que intentaban crear la Central Única de Trabajadores,
arbitró favorablemente en conflictos laborales y promovió el salario mínimo para los
obreros agrícolas. En editorial de El Mercurio del 5 de marzo de 1953, se puso de
manifiesto la actitud de Almeyda en los conflictos laborales,
“[…] la actuación que ha desarrollado el actual ministro del Trabajo se caracteriza
por un criterio enteramente ajeno a la función arbitral que le corresponde al
Gobierno en los conflictos entre las empresas y obreros, y por el propósito definido
de anticipar soluciones favorables a la parte trabajadora sin considerar la
repercusión que ellas tengan para la estabilidad de la producción para la economía
nacional […]” 64
La conformación de la Central Única de Trabajadores y el aumento de movilizaciones
laborales consideradas por el empresariado como “ilegales” contaron con la aprobación del
gobierno. SOFOFA levantó su voz de alarma frente a conflictos laborales. Durante el
conflicto laboral que afectaban los establecimientos industriales de propiedad del consejero
de la Sociedad Domingo Arteaga Infante, SOFOFA, dirigió una nota al ministro del Interior
manifestando que “no puede permanecer indiferente ante los numerosos conflictos
colectivos de trabajo que continúan suscitándose y las huelgas legales o ilegales que con
este motivo han sobrevenido con perjuicios evidentes para la marcha de las industrias y
para la economía del país”. 65
Finalmente, dos iniciativas de gobierno se transformaron en determinantes para el mundo
empresarial: El Convenio entre Chile y Argentina suscrito el 21 de febrero de 1953 por los
Página
El Mercurio. 20.06.1953. p. 3. Cuerpo 1. Editorial: Convención Nacional de la Industria
Véase, Germán Urzúa Valenzuela. Historia política de Chile y su evolución electoral desde 1810 a 1992. Editorial
Jurídica de Chile. Santiago, 1992. pp. 564 – 565; Federico G. Gil. El sistema político de Chile. Editorial Andrés Bello.
Santiago de Chile 1969. pp. 250 – 251. Moulian, Fracturas… op. cit., p. 160.
64 El Mercurio. 5.03.1953. p. 3. Editorial: “Errónea política del trabajo”
65 El Mercurio. 20.03.1953. p. 28 (Cuerpo 3). “Inserción: La Sociedad de Fomento Fabril protesta por violaciones legales
amparadas por el Intendente”.
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presidentes Carlos Ibáñez del Campo y Juan Domingo Perón, y la creación del Instituto
Nacional de Comercio (INACO).
La denominada “Acta de Santiago” expresó los planes de integración económica binacional
bajo los principios comunes de soberanía política, justicia social e independencia
económica.66 Las principales advertencias sobre los perjuicios del acuerdo de “Cordillera
Libre y Unión Aduanera” provino de la Acción Nacional Agraria. En su opinión, “la
complementación económica de que ahora se habla y que algunos conciben también como
política, representaría, en los términos en que hasta este momento se ha planteado, la
anemia industrial y agrícola de Chile”. 67 Por su parte, el boletín de industria de SOFOFA,
manifestaba que “la amplitud de esta fórmula ha causado verdadera alarma entre los
productores de Chile y, sin duda, ellos son perfectamente justificado, ya que la aplicación
de un tratado de esta naturaleza significaría la abolición de todas las medidas dictadas a
través de la historia económica del país”. 68
En comunicación escrita al departamento de Política Comercial del Ministerio de
Relaciones exteriores, SOFOFA presentó sus observaciones al Acta de Santiago:
“[…] Concordamos, pues, con el propósito de mejorar nuestras relaciones
comerciales con la nación limítrofe, nos permitimos sugerir que ello se haga
mediante un estudio en detalle de los artículos a intercambiarse y no por medio de
una abolición general de derechos que significaría en la práctica paralizar un
considerable número de actividades productoras nacionales que llevan una vida
precaria debido al proceso inflacionista, a la onerosa legislación social y a los
elevados impuestos vigentes en nuestro país, factores todos estos que no inciden en
modo tan grave como entre nosotros sobre la producción argentina […]” 69
En cuanto al INACO, las organizaciones gremiales levantaron su preocupación por
considerar la institución parte de una medida intervencionista estatal. En declaración
pública la Cámara Central de Comercio de Chile consideró a INACO como un monopolio
estatal que estaría “sujeto a las influencias políticas y al lento e inepto rodaje burocrático
(que) sería incapaz de reemplazar los eficaces servicios del comercio privado”. 70
En opinión de Hernán Elgueta Guerin, la creación de INACO representaba:
“[…] (un) competidor de la actividad privada. No se puede pensar que existan
hombres de negocio que consideren prudente competir con un organismo del
Estado que no pagará impuestos, que no pagará intereses al capital, que podrá
obtener reducción de derechos aduaneros, que no sufrirá tramitaciones para obtener
Véase a Rodrigo Mardonez Zuñiga. “Chile y su comercio con Argentina, 1930 – 1960”. Revista Historia. Volúmen
29, 1995 – 1996. Instituto de Historia. Pontificaia Universidad Católica de Chile. p. 251; Arturo Olavarria Bravo, op. cit.,
p. 187.
67 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 3, Año LXX, marzo, 1953. p. 219. “La agricultura chilena
frente a los proyectos de cordillera libre y unión aduanera”.
68 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 3, Año LXX, marzo, 1953. p. 205. Editorial: “Proyecto de
Tratado con la Argentina”.
69 Industria. Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril. Nº 3, Año LXX, marzo, 1953. p. 209. “Puntos de vista de
fomento fabril frente al tratado con Argentina”.
70 El Mercurio. 18.05.1953. Cuerpo 2. p. 13. “Instituto de Comercio significa establecer monopolio a favor del Estado”
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sus permisos de importación y que, por último, tendrá el privilegio, inalcanzable
para el sector privado, de poder vender bajo el costo y perder dinero cuando lo
estime necesario; pues dichas perdidas se vaciarán, en forma imperceptible para la
mayoría del país, en el océano del presupuesto fiscal […]” 71
En rigor, INACO constituyó para el mundo empresarial una clara amenaza populista y
estatista. Mediante la creación de este organismo, el gobierno se propuso acrecentar
sustancialmente las atribuciones del estatales en el comercio exterior, controlando e
intentando desplazar al sector comercial privado.
Con todo, los días 19, 20 y 21 de junio del año 1953, en Viña del Mar, tuvo lugar la
Convención Nacional de Industria. El torneo industrial marcó un punto de inflexión en las
futuras relaciones entre SOFOFA y los poderes políticos. Con la presencia de casi mil
delegados de todo el país, quienes representaron a 7.500 empresas y talleres de todo el país,
el evento mostró un camino de renovación y re-articulación de la clase empresarial. 72
La comisión organizadora del encuentro estuvo integrada por Walter Müller, presidente de
SOFOFA; Guillermo Guzmán Durán, vicepresidente de la comisión organizadora;
Benjamín Aguirre; José Caffarena, Luis Bengoa, Domingo Arteaga y el presidente de la
comisión Eugenio Heiremans. La mesa directiva de la convención quedó conformada por
Walter Müller, representante de SOFOFA, Guillermo Guzmán Durán en representación de
las fuerzas productoras de Valparaíso, Gregorio Díaz como representante de la zona sur y
convencional de la Fábrica de Loza de Penco y Enrique Quintano, presidente del comité de
industria de Antofagasta y representante de los industriales de la zona norte. Guillermo
Guzmán Durán, un año más tarde, se convertiría en presidente fundador de la Asociación
de Industriales de Valparaíso y Aconcagua (ASIVA).73 Por último, figuró entre los
invitados de honor del encuentro empresarial el periodista Joaquín Lepeley, en calidad de
Director de El Mercurio. 74
El programa, temario y resoluciones del encuentro significaron un duro revés para las
políticas económicas y sociales aplicadas por el ibañismo en su fase populista. Los
convencionales discutieron en el trabajo de las seis comisiones el intervencionismo estatal,
el aumento constante de los gastos del servicio público, el incremento de la inflación, la
intervención estatal en la fijación de precios, las relaciones entre capital y trabajo, el
régimen monetario y la política de cambios internacionales. 75 Walter Müller, presentó un
discurso de apertura crítico al gobierno de Ibáñez,
“[…] Dado el enorme aporte de la industria a la vida económica de la nación se
puede afirmar sin necesidad de mayores pruebas que todo tropiezo que se oponga al
desarrollo de esta actividad se traduce en un perjuicio de orden nacional […]
Ibid,
El Mercurio. 19.06.1953. p. 23. LIV. Nº 19.045
73 El Mercurio de Valparaíso. 17.08.2014. “60 año de ASIVA. 1954 – 2004”
74 Industria. Boletín Sociedad de Fomento Fabril. Nº 6, Año LXX, junio 1953. p. 514.
75 El Mercurio. 18.06.1953. p. 3. “Problemas de nuestra organización industrial”.
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Es deplorable constatar; sin embargo, que a pesar de la importancia de la industria y
de la experiencia de sus organizaciones y personeros, ellas no han sido tomadas
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debidamente en cuenta en la formulación de los programas de Gobierno, y no han
podido pesar suficientemente ante los poderes constituidos y la opinión pública del
país en general […]” 76
Por su parte, Pedro Ibáñez, presidente de la Cámara de Comercio de Chile y relator de la
comisión “Enseñanza técnica y profesional” manifestó:
“[…] Desde luego, salta a la vista que, en la conducta de la política económica
nacional, se ha establecido desde hace mucho tiempo una lucha entre quienes
desean solucionar nuestras angustias mediante estudios serios y acciones eficaces y
quienes, guiados por su desconocimiento de estas materias, dan satisfacción a
demandas demagógicas, agravan los peligros que nos rodean y empujan al país a un
colapso inevitable, si se persiste en tan equivocados rumbos. Frente a estas confusas
y sombrías circunstancias, no cabe duda que la voluntad de este gran sector de
nuestra patria que representa las fuerzas de la producción, respaldará políticamente
a los gobernantes conscientes de su responsabilidad, que aspiran a implementar un
régimen austero, ponderado y realizador, y a terminar con la demagogia de eso otro
gran sector que paraliza y anula la propia acción del gobierno […]” 77
Ciertamente, el encuentro empresarial posibilitó a las asociaciones gremiales avanzar desde
la intervención pública en términos de “las políticas” sectoriales hacia la “vida política”.
En función de lo anterior, a través de la convención industrial las organizaciones gremiales
desplegaron una estrategia ofensiva – defensiva que utilizando un discurso técnico se
propuso transmitir ideas y, de paso, posicionar un diálogo más confrontacional con las
autoridades sectoriales del Gobierno y los parlamentarios. Como sostuvo Eugenio
Heiremans,
“[…] En el origen de esta Convención hay conceptos fundamentales que no
podríamos pasar por alto en esta oportunidad. Es necesario que se comprenda de
una vez por todas que el creador de riquezas, el que transforma lo que entrega la
naturaleza para proporcionar bienes útiles a la colectividad, es un hombre digno de
estímulo y todo respeto. El progreso, a través de la historia, sólo ha sido posible en
base al esfuerzo tenaz de estos hombres; sin embargo, y triste es reconocerlo, en
nuestro país se les ha postergado en forma injusta, desconociendo la importancia
que para la colectividad reviste su labor […]”. 78
Efectivamente, la unidad de los empresarios era fundamental para el éxito de la convención
industrial y, específicamente, para enfrentar la amenaza populista ibañista. En este sentido,
Heiremans manifestó que:
“[…] Como miembros de una colectividad, y por la responsabilidad que tenemos
como administradores de capitales y directores de trabajadores, tenemos obligación
Discurso de Walter Müller en el banquete de clausura de la Convención Nacional de Industria: “La industria
manufacturera es la rama más importante de la vida económica nacional”. Industria. Boletín Sociedad de Fomento Fabril.
Nº 6, Año LXX, junio 1953. p. 535.
77 El Mercurio. 21.06.1953. p. 27. Cuerpo 3: “Con asistencia del Presidente de la República será clausurada hoy
Convención Nacional de Industrial”
78 Industria. Boletín Sociedad de Fomento Fabril. Nº 6, Año LXX, junio 1953. Eugenio Heiremans. “De nuestro esfuerzo
dependen en gran parte destinos del progreso nacional”. p. 527.
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ineludible de ser parte activa y dinámica de la vida nacional. Aceptemos, pues,
como primera medida para el éxito de nuestra causa, esta gran falla que hemos
tenido, y hagámonos el firme propósito de realizar los mayores esfuerzos para
variar fundamentalmente nuestra forma de actuar […]
Nuestra primera etapa está encaminada a obtener la unión férrea de los industriales
del país para que formando un frente común podamos superar la mera actuación
defensiva para lanzarnos en pos de un plan constructivo […]” 79
En tono similar, el empresario textil, Sr. Juan Yarur, formuló a El Mercurio las siguientes
declaraciones días antes de la realización de la convención,
“[…] Generalmente se enfrentaba la solución de los problemas que afectan a la
industria en forma aislada y sólo después que estos entraban a una etapa de crisis.
[…] de la Convención Nacional de industria pueden surgir las bases fundamentales
de una industrialización racionalizada, propuesta por los propios interesados, lo cual
evitará la anarquía y la secuela de la frecuente estatización de algunas iniciativas
creadoras que no encuentran perspectivas de desarrollo, por estar desvinculadas de
la realidad económico-industrial del país […]” 80
En la ceremonia de clausura del torneo industrial, Jorge Alessandri, compartió la crítica del
aumento de las atribuciones del Estado en el comercio interno y exterior. En presencia de
Carlos Ibáñez del Campo y su Ministro de Economía, Rafael Tarud, sostuvo que “se
exagera constantemente la intervención estatal en la economía olvidando casi siempre que
esta no es por sí misma una meta, sino que un medio cuya finalidad es defender los
intereses colectivos”.81 Asimismo, aprovechó la oportunidad para analizar el
desenvolvimiento económico chileno desde 1938 y manifestar que el programa político y
económico del ibañismo estaba destinado a zozobrar debido a las medidas de
intervencionismo estatal:
“[…] Su implantación indiscriminada, como ha ocurrido corrientemente, conduce a
resultados diametralmente opuestos y la transforman en una nueva y de las más
connotadas causas del proceso inflacionista al frenar la producción, al eliminar todo
aliciente para el abaratamiento de los costos y al dificultar el normal
aprovisionamiento y la distribución; factores que conducen por si mismos a
encarecer los productos y a toda clase de abusos y de especulaciones. Esta forma de
practicarla tiene, también, otro aspecto no menos grave y peligroso y es las
posibilidades inmensas que más tarde o más temprano, abre a la gestión
administrativa y, luego, a la desmoralización de la vida política y económica” 82
El evento industrial acordó las siguientes medidas:
Ibid., p. 258 - 259.
El Mercurio. 6.06.1953. Cuerpo 2.
81 Industria. Boletín Sociedad de Fomento Fabril. Nº 6, Año LXX, junio 1953. Jorge Alessandri Rodríguez. Discurso
Banquete de Clausura Convención Nacional de Industria. p. 545.
82 Ibid.
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a) Coordinación con entidades gremiales, tanto de obreros como de empleados, para
enfrentar los problemas económicos y políticos comunes.
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b) Organización de un organismo técnico en SOFOFA para el estudio de los problemas
económicos que afecten la producción en base de antecedentes estadísticos para
informar al país en general, y en especial, a las entidades de la producción.
c) Constituir comisiones zonales o nacionales para orientar a los representantes
patronales y los obreros.
d) Que el Estado intervenga en aquellos casos en que el capital privado no pueda
hacerlo por la naturaleza de la inversión.
e) Incorporar a las entidades de la producción en la Comisión que estudiaba las
reformas al Código del Trabajo.
f) Considerar el carácter técnico de los cargos de ministro del Trabajo, Director
General del Trabajo, presidentes de las Juntas de Conciliación e Inspectores
provinciales”.
g) Diferenciar entre huelgas legales e ilegales y respetar el Código del Trabajo. 83
El aumento de las huelgas legales e ilegales, fue uno de los temas centrales de debate en la
convención industrial. Al respecto, se ha sostenido que las fuerzas de la producción
mantuvieron una conducta de aceptación formal de las relaciones laborales establecidas en
las leyes sociales de los años 20 y, específicamente, del Código del Trabajo de 1931.84 Sin
embargo, la aceptación formal de las organizaciones obreras y sus demandas salariales
tuvieron como paraguas la aplicación de Ley 8.987 (Ley de Defensa Permanente de la
Democracia). Mediante esta legislación no sólo se persiguió la presencia pública del
Partido Comunista y sus sindicatos afines; sino que también se afectó el derecho a huelga y
las manifestaciones obreras. Lo anterior posibilitó que entre 1944 y 1951 se produjeran una
situación de creciente recesión de las manifestaciones conflictivas legales y un aumento
sostenido de las huelgas ilegales. 85
En el discurso de clausura de la Convención, Walter Müller, colocó el acento en la
sobrecarga de la demanda económica de sindicatos y trabajadores.
“Las relaciones entre capital y trabajo constituyen nuestra preocupación
permanente. Ellas han sido sistemáticamente deformadas por intervenciones
demagógicas o políticas, prometiendo falacias imposibles de cumplir […]
Los industriales y productores […] no demuestran insensibilidad social, sino que
espíritu realista al oponerse a todas las demasías que, olvidando dicha realidad,
pretenden resolver los problemas nacionales por encima de ella creando inflación y
todo cortejo de descontento social y de inestabilidad económica” 86
En consecuencia, la raíz de los problemas entre capital y trabajo y de los factores
inflacionarios se encontraban en “gastos fiscales desorbitados; aumento de jornales y
El Mercurio. 22.06.1953. pp. 30 – 31. Cuerpo 3: “Conclusiones de la Convención de Industrias”
Joaquín Fernández Abara y Margarita Goldflam Leiva. “Hacia la constitución de una economía de mercados
jerárquicos: modernización capitalista y tradicionalismo social en los industriales chilenos (1952 – 1958)”. Les Cahiers
ALHIM. Partis, mouvements et organisations patronales: les droites dans le Cone Sud Latino- américain (1950 – 2016).
Nº 32, 2016.
85 Crisóstomo Pizarro. La Huelga Obrera en Chile. Ediciones SUR. Santiago de Chile, 1996. p. 137 – 139.
86 Industria. Boletín Sociedad de Fomento Fabril. Nº 6, Año LXX, junio 1953. p. 537
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sueldos en mucho mayor proporción que el aumento del costo de la vida”.87 La presencia
de sectores políticos proclives a satisfacer las demandas salariales y no enfrentar la
inflación se transformó en un marco de incertidumbres y amenazas a los intereses de los
empresarios. En palabras de Jorge Alessandri,
“[…] Se atiende al estado de ánimo, que parece prevalecer en vastos sectores
asalariados y que encuentra acogida en importantes conglomerados políticos en
orden a reclamar para aquellas ventajas aún mayores que las ya alcanzadas y que
[…] junto con la notoria descapitalización de las empresas públicas y privadas son
la consecuencia precisa de que aquellas ya han sobrepasado lo que realmente
permitía hacer el incremento efectivo de la producción […]”88
Por otra parte, los industriales aprovecharon la convención industrial para cuestionar el
desempeño del ministro de Economía Rafael Tarud. En la perspectiva de los hombres de
empresa, su gestión incrementó las atribuciones estatales en el comercio exterior y eliminó
a los representantes de la producción del Consejo de Comercio Exterior, con lo cual
quebraba el entendimiento entre capital privado y Estado.89 Consiente de estas críticas,
Tarud aprovechó la cena de clausura del torneo industrial para, en nombre del gobierno,
profundizar sobre lo que él denominó como “derecha Económica”.
“[…] Los hombres de esfuerzo, sean grandes o pequeños, jamás se han identificado
con la llamada “Derecha Económica” […] quienes forman parte de este sector
privilegiado los que han satisfecho sus ansias de lucro y que han acumulado un gran
potencial económico y suelen ser arrastrados – para mantener ese predominio – a
invadir el campo de la política. Estos y no otros constituyen la Derecha Económica.
Y esta Derecha Económica, señores, lejos de ser un factor de progreso es un grave
peligro para la estabilidad del país. Usar el poder político, no en razón de altos
ideales, sino de intereses de círculos, es trastocar la jerarquía de valores, es
empequeñecer una función elevada, es, en fin, desvirtuar los afanes más nobles que
inspiran al hombre: El servicio de su Patria […]” 90
Ibíd. p. 501.
Ibíd.
89 Correa, op. cit., pp. 193 – 194.
90 El Mercurio. 24.06.1953. p. 3. Cuerpo 1: “Real sentido de la función capitalista”. Véase también en Industria. Boletín
Sociedad de Fomento Fabril. Nº 6, Año LXX, junio 1953. Rafael Tarud, Ministro de Economía y Comercio, Rafael Tarud.
Discurso en nombre del Gobierno en “Banquete de Clausura Convención Nacional de Industria”. p. 553.
88
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87
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Un hecho relevante y con efectos de mediano y largo alcance fueron la discusión y
resoluciones de dos mesas de trabajo fundamentales para los gremios empresariales: la
organización de las fuerzas de la producción y la asistencia técnica. El objetivo, en ambas
mesas fue incorporar modernos métodos de organización, funcionamiento y producción.
Para tales efectos, se mandató el refuerzo de las actuales asociaciones gremiales
industriales y la formación de nuevos gremios en todos los sectores y regiones del país.
Con este objetivo, los consejeros de SOFOFA conformaron en el mes de junio de 1953 una
Comisión integrada por Jorge Alessandri, Eugenio Heiremans, Domingo Arteaga, Ernesto
Ayala, José Caffarena, Manuel Comandari, Benjamín Hurtado, José Merino, Rodolfo
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Opazo y Jorge Yarur. 91 Entre las primeras medidas que “Comisión de Reorganización de
las Fuerzas de la Producción” (como se denominó) propusieron al Consejo reformas a los
estatutos de SOFOFA, multas por inasistencia a las sesiones del consejo directivo y la
realización de “visitas a provincias para reorganizar asociaciones industriales (y)
campañas de socios”. 92
Tan relevante como lo anterior fue el acuerdo adoptado en la Convención de recomendar a
los industriales del país relacionarse con el “Servicio de Cooperación Técnica Industrial”
(en adelante “El Servicio”).93 El Servicio formó parte de un convenio suscrito en junio de
1952 entre CORFO y el International Cooperation Administration (ICA), dependiente del
Gobierno de Estados Unidos. Un año más tarde, el convenio entraba en plena vigencia y
funcionamiento.
El acuerdo de cooperación tuvo como representante en Chile a un funcionario clave: Albion
Patterson. Su figura ha sido destacada por Manuel Gárate en profundidad, considerándolo
uno de los “padres de los Chicago Boys” en Chile junto a Theodore W. Schultz y Julio
Chaná94. Patterson cumplió un papel de enlace en las negociaciones entre la Facultad de
Ciencias Económicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile y el Departamento de
Economía de la Universidad de Chicago para el establecimiento de un acuerdo de
cooperación académica para la formación de economistas chilenos que pudieran
contrarrestar la influencia del estructuralismo y el marxismo en la formación profesional de
los economistas chilenos.95
La relevancia de la labor que desarrolló Mr. Patterson durante los cuatro años de
permanencia en el país fueron reconocidas por los sectores de la producción y del comercio
en la cena de homenaje realizada en septiembre de 1957. Distinguido en como socio
honorario de SOFOFA, el ingeniero Raúl Sáez96 destacó cuatro iniciativas de colaboración
Página
Sesión de Consejeros de SOFOFA Nº 2.151, 24.06.1953. En Industria. Boletín Sociedad de Fomento Fabril. Nº 6, Op.
Cit. p. 598.
92 Sesión de Consejeros de SOFOFA Nº 2.153, 22.07.1953. En Industria. Boletín Sociedad de Fomento Fabril. Nº 7, Año
LXX, julio 1953. pp. 673.
93 El Mercurio. 22.06.1953. pp. 30 – 31.
94 Julio Chaná Cariola (1909 – 1995) Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad
Católica entre 1954 – 1964. Theodore W. Schultz, Decano de la facultad de Economía de la Universidad de Chicago entre
1946 - 1959.
95 Gárate, op. cit., pp. 122 – 124.
96 Raúl Sáez (1913 – 1992). Ingeniero Civil de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y
Tecnológicas en 1992. Su primer proyecto fue el Plan de Electrificación Nacional, el cual desencadenó la fundación de
ENDESA donde asumió la gerencia hasta 1961. Asimismo, se desempeñó como ingeniero jefe de la Compañía de Acero
del Pacífico (CAP) y le correspondió estudiar soluciones técnicas para la construcción de la usina de la siderúrgica
Huachipato. Entre 1950 y 1952, organizó y fue el primer jefe del Departamento de Planificación Nacional de CORFO.
Dirigió los estudios técnicos, económicos y financieros que permitieron organizar la Industria Azucarera de BetarragaSacarina que condujeron, en 1952, a la creación de la Industria Azucarera Nacional S.A (IANSA). Fue, además, el primer
presidente de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL). Dirigió los trabajos para evitar que el
lago Riñihue inundara con sus aguas la ciudad de Valdivia, a raíz del terremoto que afectó la zona sur del país el año
1960.
Nombrado Ministro de Hacienda en 1968, cargo que abandonó a las pocas semanas, dirigió las negociaciones que
condujeron a la Chilenización del cobre y concibió la estrategia que debía inspirar la Corporación Nacional del Cobre de
Chile (CODELCO – Chile). En septiembre de 1973 fue llamado al Gobierno por el general Gustavo Leigh, participando
50
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dirigidas por Patterson y que, en su juicio, habían transformado a Chile en “[…] una
especie de laboratorio continental en el cual se forjan exitosos experimentos que
comienzan a ser adoptados en los programas de la Administración de Cooperación
Internacional en otros países latinoamericanos […]”.97 Los programas a los que hacía
alusión fueron “El Plan Chillán”; el “Instituto Chileno de Administración Racional de
Empresas” (ICARE); la operación “jefe” y la ejecución del “Agro Servicio” cuyo propósito
fue la instalación de un programa de asistencia técnica y extensión agrícola.
Fruto de las experiencias de colaboración de la misión de Patterson y la ICA en Chile,
importantes sectores de los gremios empresariales fortalecieron la desconfianza en el
Estado y los partidos políticos en la intromisión no racional en la economía. En este
proceso, la influencia ideológica norteamericana y su modelo histórico de industrialización
fueron claves. La trascendencia de ICA y, específicamente, la labor de Mr. Patterson fue
central en los cambios que comenzaron a desplegarse en SOFOFA durante la década de
1950. Su labor de cooperación con los gremios empresariales coincidió con un movimiento
de renovación de sus cuadros dirigentes; entre los que destacaron Domingo Arteaga
Infante, Eugenio Heiremans, Ernesto Ayala, Hernán Briones, Juan Yarur Banna, entre
otros. Este segmento del empresariado se propuso imponer, desde SOFOFA, un programa
de rearticulación orgánico gremial funcional a la formulación en el mediano plazo de un
proyecto económico y político desvinculado de los partidos políticos tradicionales de la
derecha.
Reflexiones Finales
El análisis del conflicto generacional al interior de SOFOFA, de las transformaciones del
discurso y programa de los industriales chilenos durante la fase populista del segundo
gobierno de Carlos Ibáñez mostró en toda su dimensión el comportamiento político de los
gremios empresariales cuando enfrentan contextos de incertidumbre, malestar o amenaza.
Este contexto, las conclusiones y debates de la convención industrial posibilitaron que los
hombres de empresa no sólo expresarán su opinión sobre las dificultades sectoriales
vinculadas a la industria, sino que también respecto de las políticas económicas y sociales
de la fase populista del gobierno ibañista. En rigor, ninguna de las demandas y alertas
empresariales fue nueva. Lo que se modificó sustancialmente en esta oportunidad fue el
contexto en que fueron expresadas las críticas. En efecto, fue la primera vez desde 1944
que los industriales, reunidos en una convención, expresaban públicamente sus
reivindicaciones y temores frente la gestión gubernamental.98.
Página
como asesor económico de la Junta Militar, especialmente, en materias relacionadas con la Coordinación Económica y
Desarrollo hasta 1975. Véase, Raúl Sáez. Hombre del siglo XX. Editorial Dolmen. 2 tomos. Santiago de Chile, 1994.
97 Industria. Boletín Sociedad de Fomento Fabril. Nº 9. Septiembre, 1957. p. 18.
98 Convención Industrial de Chile, celebrada entre el 15 al 17 de diciembre de 1944 en la ciudad de Santiago.
51
Asimismo, esta fase constituyó la primera reacción crítica del conjunto de las fuerzas
industriales y de SOFOFA, en particular, no sólo contra las medidas económicas del
gobierno de Ibáñez, sino que contra un capitalismo supervisado por el Estado. Una
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arremetida sobre las bases del Estado de Compromiso surgido en la década de los 30’.
Parafraseando a Claus Offe, para un segmento del mundo empresarial “el Estado fue
considerado la enfermedad de aquello que pretendía curar”.99 Dicho de otro modo, para los
gremios industriales este acuerdo político en lugar de armonizar los conflictos de una
sociedad mercantil, los exacerbó. Su rol de estabilizador interno de tipo económico, social y
político terminó limitando que las fuerzas del mercado funcionen de modo apropiado y
benéfico.
Finalmente, es necesario matizar que hacia junio de 1953 se encontrará resuelto un
conflicto generacional al interior del gremio industrial. En otras palabras, la contraposición
entre un sector juvenil partidario de una política más agresiva contra las circunstancias
económicas y políticas del país (los empresarios duros) y otro sector (empresarios blandos)
gremial proclive a la continuidad en el lobby y los métodos corporativistas de colaboración
con el Estado.100 Ciertamente, la Convención Nacional de Industrias evidenció
contradicciones, críticas y diferencias sobre el tipo de relaciones futuras entre el
empresariado y el poder político. Estas reacciones empresariales comenzaron a quedar de
manifiesto frente al cuadro de incertidumbre y amenaza del intervencionismo estatal
propiciado por el ibañismo. No obstante, la Convención Nacional de Industrias evidenció
que por sobre las diferencias entre duros y blandos, aún existían motivos que unían a ambas
sensibilidades: la fase populista del gobierno de Ibáñez.
La acentuación de las dificultades económicas durante 1954 y la crisis estructural del
populismo ibañista terminó con este delicado equilibrio. En efecto, las transformaciones
que hemos revisado en este artículo se consolidaron con la elección directiva de SOFOFA
de 1955. En dicha elección, Domingo Arteaga, representante de los sectores juveniles,
reemplazó a Walter Müller. Terminaban de esta manera 20 años de hegemonía de los
sectores más tradicionales en la conducción de SOFOFA.
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