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en Aragón
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HOYA DE HUESCA - SOMONTANO
LOS MONEGROS
Enciclopedia del Románico en Aragón
HUESCA
VOLUMEN IV
Dirección
José María Pérez González
Coordinación científica
Domingo Buesa Conde
2017
AGÜERO
/ 1635
en estos momentos el obispo aragonés García de Aragón comenzó a reivindicar estas zonas que
antaño pertenecieron al obispado de Huesca. Este hecho provocó las continuas luchas de poder
entre los obispados de Huesca-Jaca y Pamplona con las que hubo de terminar el Papado. En 1101
los obispos Esteban de Huesca-Jaca y Pedro de Pamplona resuelven que Agüero y Murillo quedarán
en manos de Pamplona, mientras que el monasterio de San Felices quede para el oscense. En la
actualidad pertenece al obispado de Jaca.
E
Iglesia de San Salvador
N SU PLAZA PRINCIPAL se ubica el templo parroquial de
San Salvador, edificio muy transformado que, aunque
se ha fechado desde finales del siglo XI, muy posiblemente los restos más antiguos de su fábrica actual no sean
anteriores a la mitad del siglo XII. Descuella entre el caserío su
elevada torre de planta cuadrada de los siglos XVI-XVII.
Si bien la iglesia fue iniciada en su etapa románica con
un proyecto en planta de una sola nave y ábside, en la actualidad se nos presenta con tres naves, de las que las dos laterales
son resultado de su posterior fase gótica y la central de una
etapa románica muy avanzada. Esta nave central se encuentra
en la actualidad cubierta por una bóveda apuntada que posiblemente sustituyó a la original de cañón. Las transformaciones del periodo gótico, además, abrieron unos grandes arcos
apuntados en los muros laterales de la nave. No obstante
aún se conservan los grandes capiteles de la fase románica,
que soportan los arcos fajones, así como el arranque superior
de las columnas. Los dos capiteles del arco presbiterial son
cestas dobles que descansan sobre columnas geminadas y
que están decorados con motivos vegetales, el del lado norte,
y con dos leones, el opuesto. Los del arco fajón, son cestas
simples sobre fuste único y presentan motivos similares a los
anteriores: tema vegetal en el lado septentrional y un león
en el meridional. La percepción interior del ábside original
románico fue transformada por un retablo mayor de época
barroca.
En el lado sur se conserva una puerta ojival desde la que
se accede a un atrio que comunica, en la parte inferior, con
un espacio de una sola nave con arco muy rebajado, obra
moderna que pudo estar destinado a las funciones de cripta.
En este lugar se puede contemplar actualmente una talla policromada de la Virgen con el Niño procedente de la vecina
ermita de la Virgen del Llano, así como otras valiosas piezas
que configuran un pequeño museo parroquial.
El muro norte de la nave central está coronado por unos
canecillos que soportaban el primitivo alero, que incluso se
pueden contemplar de cerca accediendo por una bella escalera románica de caracol situada a los pies del mismo muro.
Dichos canecillos presentan motivos geométricos, decoración de rollos, animales (un león, una cabeza de bovino y un
ave que se pica las patas), un rostro de un individuo barbado
con corona, una cabeza diabólica con cuernos, más otras
figuras de difícil interpretación. Su estilo no coincide no con
los capiteles de interior ni con lo que veremos en la portada.
Sin duda el elemento románico más destacado del
templo es la portada septentrional, ubicada en un porche de
época posterior, que ha perdido su cubierta y que cuenta con
dos grandes arcos de medio punto en su lado norte. Dicha
portada está formada por cuatro arquivoltas y una chambrana
de taqueado. Aquellas están decoradas, desde el interior, por
una estructura en retícula formada por tres hileras de celdillas
cuadradas, una moldura de grueso bocel, un friso de tallos
que se encierran sobre sí mismos, rematados en dos bucles
Interior de la nave central
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2 3m
Planta
Alzado norte
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en los extremos inferiores, y que delimitan círculos en los
que se ubican flores tripétalas y, en la exterior un tallo que se
desarrolla en sinuoso movimiento y del que surgen alternativamente a cada lado unas flores de forma triangular con dos
hojas curvadas en su base. Las arquivoltas descansan sobre
sendos pares de columnas rematadas por capiteles figurati-
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2 3m
vos cuyos cimacios presentan una decoración, coincidente
con las impostas, que está formada por motivos diferentes a
ambos lados de la portada. Mientras que el conjunto impostacimacios del lado oriental se orna con una serie de hojas de
marcado relieve formadas por siete pétalos puntiagudos y
enmarcadas por dos tramos de tallos finalizados en bucle, en
AGÜERO
Capiteles de la nave central
el lado opuesto se repite un motivo compuesto por una planta
de seis finas y curvadas hojas, remada por un fruto en forma
de lágrima.
En las dos parejas de capiteles que soportan las arquivoltas se representa, en el lado occidental, a dos leones enfrentados que comparten la cabeza y a un personaje sentado en
cuclillas entre dos aves y que sopla por dos cuernos; por su
parte, en los del lado oriental figuran una sirena-ave con las
alas desplegadas y las garras apoyadas en el collarino y dos
rapaces afrontadas que sujetan con sus garras sendos animales
que parecen peces. Resulta una solución extraña la sustitución
de las habituales mochetas empotradas en las jambas por
una pareja de capiteles, con sus respectivas columnas, para
soportar el tímpano. Estos capiteles muestran también una
decoración figurada formada, el del lado este, por un individuo desnudo y agachado que sujeta por el cuello a dos seres
híbridos con alas, cabeza de ave y cola de reptil, y el del lado
opuesto, a un personaje con casulla y báculo que bendice
entre dos leones. Ambas piezas, cuyo estilo coincide con el
de las otras cuatro cestas de la portada, tienen gran interés.
El primero porque, de forma más tosca y algo transformada,
replica el modelo iconográfico del capitel del personaje desnudo entre águilas del interior de la iglesia de Santiago de la
misma localidad; el segundo porque, a pesar de lo que a priori
puede hacer pensar su indumentaria, puede ser interpretado
como Daniel en el foso de los leones, dado que este personaje
veterotestamentario no es extraño que aparezca representado
con vestimenta clerical (OLAÑETA, 2012, pp. 101-105).
Canecillo del muro norte de la nave central
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1638 /
AGÜERO
Pero, sin duda, el elemento de más interés de toda la
portada es su gran tímpano, el cual presenta una Maiestas
Domini sedente, con nimbo crucífero, enmarcada en una alargada mandorla y que bendice con su mano derecha mientras
sujeta con la izquierda un libro abierto, el cual apoya en sobre
su pierna. Se encuentra acompañado de los cuatro símbolos
del Tetramorfos, los cuales están identificados por sendos
títuli con el nombre de cada evangelista: IOH(anne)S, LVCAS,
MARCVS y [MAT]EVS. Mientras tres de los vivientes portan sendos libros, el águila sujeta con sus garras una cartela con la
inscripción IN PRINCIPIO ERAT VERBUM, frase con la que se inicia
el Evangelio de san Juan. Resulta interesante observar como
los dos símbolos aéreos, el águila y el ángel, salen de unas
nubes representadas por varias líneas onduladas. Dulce Ocón
relacionó este tímpano con el friso de la iglesia de Santiago
de Carrión de los Condes –por su planificación general, diseño de las figuras y ciertos rasgos estilísticos como los pliegues
que caen sobre las rodillas–, si bien señaló la mayor rudeza
de la pieza oscense, fruto de una menor habilidad. Para esta
Portada
autora la portada de Agüero suponía “la cabeza de serie de un
grupo de tímpanos de igual temática repartidos por la geografía aragonesa” en el que incluía los de Sos del Rey Católico
y Luesia, y la considera obra que podría datarse a comienzos
de siglo XIII (OCÓN, 1985, I, pp. 29-30), fecha que, como ya
veremos, nos parece demasiado tardía.
Hasta hace poco han pasado desapercibidos ciertos aspectos, tanto estilísticos como estructurales, de esta portada
que resultan fundamentales para entenderla (OLAÑETA, 2010).
Un análisis pormenorizado de los distintos elementos que
la componen nos permite observar que la talla del tímpano
presenta un tratamiento de la proporción de las figuras, de su
anatomía y de los pliegues mucho más naturalista que la de
los capiteles. Estas diferencias se ponen claramente de manifiesto cuando se comparan figuras similares, como el león de
san Marcos con los felinos de los capiteles o el águila de san
Juan con las rapaces del capitel del lado este, por no hablar
de la gran distancia que separa la calidad de la Maiestas Domini
de la presunta imagen de Daniel.
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Tímpano de la portada
Capiteles del lado izquierdo de la portada
Capitel del lado izquierdo de la portada. Personaje entre animales fantásticos
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AGÜERO
Desde el punto de vista estructural, se observa que las
piezas centrales de cada arquivolta son más cortas y provocan
una interrupción en la secuencia decorativa, lo cual es claro
indicio de que han sido cortadas. En la chambrana puede
comprobarse como la adaptación de una de las piezas provoca la ruptura de la alternancia de tacos, de tal forma que dos
de ellos se convierten en un largo cilindro al pasar a ser uno
prolongación del otro. La utilización de columnas, con sus
correspondientes capiteles, en lugar de jambas lisas y ménsulas para sostener el tímpano es, como ya hemos comentado,
una característica nada habitual, la cual, junto al añadido de
unos estrechos sillares detrás de las columnas-jamba, difícilmente puede entenderse como una solución estructural fruto
del diseño original de la portada. Las impostas también han
sido cortadas y ampliadas, y rellenos los huecos generados
con esta operación. Asimismo resulta extraño que las basas
de las columnas interiores hayan sido recortadas para que no
sobresalgan de los fustes. Todos estos aspectos estilísticos y
estructurales apuntan a que el tímpano fue incorporado a una
portada que carecía de él, una vez esta ya estaba realizada.
Este tímpano, obra de un taller diferente y más dotado
técnicamente que el que realizó el resto de la portada, fue
proyectado muy posiblemente, para la cercana iglesia de
Santiago, cuya interrupción de la primera etapa provocó que
Capitel del lado derecho de la portada. Daniel en el foso de los leones
esta pieza quedara descontextualizada y sin ser incorporada a
la portada para la que se había proyectado (OLAÑETA, 2010).
Son numerosos los estilemas que comparte este tímpano con
los frisos de los ábsides de Santiago de Agüero. Sorprende el
gran parecido de las cabezas de los ángeles –el de san Mateo
en la parroquial y el de la escena del sueño de los Magos en la
de Santiago–, las cuales presentan idéntico tratamiento de los
acaracolados bucles de sus cabellos, de los ojos (incisiones de
trépano en los extremos y globos oculares esféricos), cejas,
párpados, boca (recogida y con trépano en las comisuras) y
prominente mentón. También se observan notables semejanzas en las alas de estas figuras angélicas o en la anatomía del
león de san Marcos del tímpano y de uno de los grifos del
friso exterior del ábside central.
Por si estos paralelismos no fueran suficientes, es posible
observar también similitudes con la escultura de la cabecera
de Santo Domingo de la Calzada, obra con la que se relacionan los frisos de la iglesia de Santiago. Son especialmente
reseñables los aspectos en común existentes entre la Maiestas
Domini del tímpano con la Trinidad paternitas riojana, o entre
el águila de san Juan y el mismo símbolo que aparece junto a
la citada figuración trinitaria.
Si tenemos en cuenta que la portada de la parroquial no
se encuentra en el lugar para el que fue proyectada y que fue
trasladada al muro norte, posiblemente en el siglo XVI, desde
su ubicación original en el primitivo muro oriental, quizás
no resulte descabellado proponer este como el momento en
el que se modificó su estructura para que pudiera albergar el
tímpano descontextualizado de Santiago.
En la ficha dedicada a la iglesia de Santiago hemos propuesto, a pesar de la opinión mayoritariamente contraria de
los especialistas, la precedencia cronológica de Santiago de
Agüero respecto a la Calzada, y una datación para los frisos
oscenses entre 1155 y 1165. Por lo comentado, cabría hacer
extensiva esta datación al tímpano. Si a ello añadimos la ya
comentada inspiración de uno de los capiteles de la portada
en otro del interior de Santiago, la fecha de finales del siglo XI
que en algún momento se ha manejado para la portada resulta
del todo inadecuada.
Texto y fotos: JAOM/EGC - Planos: MTAD
Bibliografía
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