CERNUNNOS Y SUS ANTECEDENTES
ORIENTALES
Susana Reboreda Morillo*
Ladislao Castro Pérez**
Universidrzde de Vigo
RESUMEN
Este artículo aborda la problemática de una divinidad céltica llamada Cernunnos
y sus semejanzas con el denominado proto-Shiva de Mohenjo Daro, dos mil años más
antiguo y en la India. Ambos son la imagen arquetípica del llamado Señor de los Animales, el dominador de las fieras, imagen sagrada, hierártica y zoomórfica adaptada a
diferentes sociedades encuadrables en el tronco indoeuropeo, pero jcómo explicar el
paralelismo, en qué parámetros podemos plantear la comparación?
Palabras clave: lndoeuropeos, religión celta, Cernunnos, Mohenjo Daro.
ABSTRACT
This article talk about the subject of a celtic deity called Cernunnos and his similarity with the proto-Shiva from Mohenjo Daro, two thousand yeras before in India.
Both of them are the image of the Lord of Animals, sacred animalistic icon adaptaed
to diferent societies belonging to the indoueropean family of languages, but jhow
explain this strong analogy between two images from so different times?
Key Words: Indo-Europeans, Celtic religion, Cernunnos, Mohenjo Daro.
...- .-
-
'Profesora Titular de Historia Antigua. Facultad de Historia (Universidad de Vigo), Campus de Ourense,
As Lagoas, 32004 - Ourense; rmoriilo@uvigo.es
**Profesor Titular de Prehistoria. Facultad de Historia (Universidad de Vigo), Campus de Ourense, As
Lagoas, 32004 - Ourense; castro@uvigo.es
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AnMurcia, 19-20,2003-2004
SUSANA REBOREDA MORILLO Y LADISLAO CASTRO PÉREZ
Si dos imágenes pertenecientes a contextos y temporalidades muy diferentes presentan un alto grado de
semejanza es posible que el azar sea la causa o bien que
existan conexiones que explican su parecido. Entre algunos sellos del valle del Indo datables en el 111 milenio
a . c . y las representaciones del dios celta Cernunnos,
especialmente la de Gundestrup, durante la Edad del
Hierro en Europa hay tales coincidencias que no parece
haber nada fortuito. Es la imagen arquetípica del llamado Seiior de los Animales, o dominador de fieras,
imagen sagrada, hierática y zoomórfica adaptada a diferentes sociedades encuadrables en el tronco indoeuropeo y separadas por más de dos mil años. ¿Cómo explicar el paralelismo, en qué parámetros podemos plantear
la comparación?
El método comparativo es consustancial al estudio histórico de las religiones (Brelich 1979; Detienne
200 l ) , por esa razón el problema no reside simplemente
en comparar, ya que al fin y al cabo todos los historiadores lo hacen, sino en cómo se compara. En este sentido, Bermejo (2001, 164 SS.;2003, 472) sostiene que
un acontecimiento no puede ser pensado como tal si no
es enmarcado en el espacio y el tiempo, que las reflexiones sobre la religión desde el inicio de nuestra tradición
cultural siempre fueron acompañadas de una perspectiva comparativa, y que en las comparaciones entre dioses establecemos una operación de asimilación basada en
el criterio de búsqueda de las semejanzas. En el terreno
de la mitología, la lógica subyacente a la comparación se
basa en una serie de reglas, que pueden sistematizarse en
estas proposiciones: toda analogía es una identidad; toda
analogía posee la propiedad conmutativa; toda analogía
posee la propiedad transitiva; de la analogía puede derivarse una teoría.
Al desarrollarse el conocimiento del sánscrito, los
gramáticos comenzaron a darse cuenta de la semejanza
de sus raíces y sus formas de flexión y conjugación con
las del latín y el griego. Y es que un grupo muy amplio
de lenguas como el latín, el griego, las lenguas germánicas y eslavas, el sánscrito y otro conjunto de lenguas del
Próximo y Lejano Oriente podrían explicarse a partir de
la existencia de un antepasado común: la lengua indoeuropea (Mallory y Adams, 1997). Esta lengua, según la
lógica de la historiografía del s. XIX, debía estar unida
a un pueblo, y ese pueblo debería tener una patria primitiva, que lingüistas y arqueólogos se pusieron afanosa-
mente a buscar. Junto a la patria se supuso la existencia
de una cultura, formada por unas instituciones y unas
formas de conducta y pensamiento, y así se pasaría a
hablar también de una primitiva religión indoeuropea
que justificaría el desarrollo de una mitología indoeuropea comparada (Bermejo, 2003, 483). Si partimos de
que los indoeuropeos son una raza o una cultura que se
extiende desde Irlanda a la China, dotada de formas de
pensar comunes, entonces nuestros saltos en el tiempo y
el espacio están justificados. De Irlanda a la India, de la
Gallia a Grecia, pasando por Roma y la Germania, existe
y se manifiesta todo un conjunto de motivos y esquemas
míticos, de estructuras sociales y teológicas (Le Roux y
Guyonvarc'h, 1993, 31). No hay propiamente un fenómeno religioso absolutamente único en toda su extensión,
pero hay identidades y semejanzas suficientes para que se
comparen series completas de fenómenos homólogos.
Ahora bien, el término indoeuropeo no es más que
una designación ideal, más lingüística que geográfica,
aplicada generalmente a grupos de pueblos cuya protohistoria es mal conocida y está mal delimitada. Es un
concepto contemplado de forma bastante distinta según
el punto de vista, sea del lingüista, del antropólogo o
del arqueólogo. No existe una arqueología indoeuropea
común. Algunos autores (Le Roux y Guyonvarc'h, 1993,
19) entienden que más que una unidad política, lingüística o económica, lo indoeuropeo es una forma de vivir y
de pensar que supone un fuerte parentesco inicial.
El debate está abierto entorno a una discutible cultura
común proto-indoeuropea, o a un proto-léxico indoeuropeo. Algunos autores muy críticos con Dumézil y la
mitología comparada y el trifuncionalismo han señalado
la ausencia de realidad histórica inherente a las construcciones de su escuela. Si las instituciones sociales de
grupos indoeuropeoparlantes tan lejanos en el espacio
como los celtas y los indios parecen tener formas similares explicables por un antepasado común, habría que
indicar cuándo y dónde floreció esa sociedad ancestral
¿No cabría pensar, opinan algunos estudiosos, que ese
sistema tripartito no sea exclusivo de los pueblos indoeuropeos y se explique como una división obvia en determinadas sociedades con un nivel similar de desarrollo?
De todos modos, a partir de los estudios de Dumézil
sobre mitología comparada entre los diversos ámbitos
indoeuropeos han sido aclarados, por él o por otros
autores que trabajan en la misma línea, muchos aspectos de la religiosidad de diversos pueblos antiguos, que
se entienden mejor desde la perspectiva de la herencia
CERNUNNOS Y SUS ANTECEDENTES ORIENTALES
común. Ese patrimonio cultural, mítico en su estado
original, habría sido objeto de historización en ámbitos como el romano o el céltico. Por lo que se refiere a
los celtas, a la hora de analizar las evidencias en torno
a Cernunnos se hace necesario un método oblicuo que
atienda a la heterogeneidad del registro y que se ve complicado por el hecho de que las divergencias locales
parecen haber sido grandes entre las diversas tribus de
la Gallid. NO hay razón para asumir la existencia de una
religión completamente uniforme pancéltica en tiempos
prerromanos. Hay muchos problemas para caracterizar
a las divinidades que en mayor o menor medida conocemos pertenecientes a la Edad del Hierro europea. De
todos modos, en el caso del Valle del Indo durante el 111
milenio a . c . nuestras lagunas son mucho mayores.
EL DIOS CELTA CERNUNNOS
Dios céltico caracterizado como Señor de los Animales, en su postura sedente con las piernas cruzadas,
con larga cornamenta de ciervo brotando de sus sienes y
uno o más torques, además de una pesada bolsa, aunque
no todos estos atributos se incluyen en cada una de las
representaciones de Cernunnos. El dios, a veces fricéfalo, aparece frecuentemente acompañado por una serpiente con cabeza de carnero o bien por otros animales
como el ciervo, el perro, el jabalí, el toro, el león; además, también se representa a divinidades, incluyendo su
consorte femenina, quien usualmente sujeta una cornucopia. Una de las atribuciones esenciales de Cernunnos
era la de Señor de los Animales, una especie de Dominador de Fieras, con profundas raíces en Oriente. Además,
el carácter zooantropomorfo de Cernunnos pone de
relieve supervivencias totémicas y chamánicas muy antiguas. Conocemos su nombre céltico y también representaciones prerromanas del dios, aunque la mayor parte de
las imágenes, más o menos romanizadas, conocidas de
esta divinidad están hechas en piedra y se localizaron en
los territorios de las tribus de los secuanos, eduos, bituriges, santones, namnetes y arvernos; es decir, en la Gallia
central y septentrional (Green, 1992, 232) y también
más hacia occidente en el suroeste de Gran Bretaiia.
Desde comienzos del s. XX diversos autores han
venido considerando a Cernunnos y a su consorte como
protectores de la naturaleza, creadores y alimentadores
de los seres humanos, los animales y las plantas; grandes
divinidades de la fertilidad y la regeneración. Algunos
le atribuyeron el nombre de Di5 Pater, siguiendo la cita
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de César (BG VI, 18) acerca de que los celtas creían ser
descendientes de ese dios; otros autores aunque también
subrayaron el aspecto de la fertilidad, pusieron el acento
en el ámbito de la riqueza material. En general se acepta
que se trata de una divinidad dominadora de la naturaleza, de la prosperidad y la regeneración, distribuidor
de riqueza, pero también un dios ctoniano que además
cubría el ámbito de los muertos y de la otra vida.
Otra característica menos frecuente de Cernunnos es
su representación como un ser de tres cabezas o bien trifronte, en el caso de la estatuilla de bronce de Etang-surArroux (Saone-et-Loire) las dos laterales están encima
de sus orejas; el dios tiene las piernas cruzadas y lleva
un torques al cuello y otro sobre su rodilla, originariamente su cabeza central ostentaba cuernos. Cernunnos
está acompafiado por dos serpientes carnero, una se alimenta de un montón de fruta y la otra de un cuenco que
contiene una sustancia incierta; en el monumento de
Nuits-St-Georges (Burgundy) se aprecia una tríada de
deidades: diosa-madre, hermafrodita y un dios de cabeza
triple con cuernos de ciervo, los tres están sentados.
Uno de los principales atributos de Cernunnos es su
cornamenta, que en el caldero de Gundestrup (Dinamarca), datado en los SS.11-1 a.c., es idéntica a la del
ciervo que está a su derecha (lám. 1). También en esta
representación aparece materialmente rodeado de animales: el ciervo, la serpiente, dos toros de estilo oriental,
dos leones afrontados, una especie de perro, un lobo y
un hombre montado sobre un delfín. El hecho de que
una serie de animales muy distintos convivan en un
mismo espacio sin conflictos crea una escena que evoca
al mundo del estado paradisíaco, donde no hay tiempo
ni historia, un mundo paradójico que no es "nuestro
mundo", sino un paraíso, puesto que está exento de las
tensiones que lo definen. En la misma escena del vaso
de Gundestrup, Cernunnos, sentado como Buda, sujeta
con una mano un torques idéntico al que rodea su cuello. El dios lleva el mismo vestido que otras figuras del
caldero y también el cinturón. Buena parte de la superficie está cubierta de hojas, casi siempre en grupos de
tres. La parte central de la escena se parece mucho a la
del cubilete de plata de Lyon (Castro, 1998, 71); si bien
aquí la influencia romana es manifiesta, donde, además
del torques en la mano derecha, de nuevo se aprecia el
perro acompafiante. Diferentes autores han visto en esta
escena la imagen de una especie de Seiíor de los Animales de la Edad del Hierro europea, y algunos encontraron paralelos en ciertos pasajes de las epopeyas irlande-
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Lámina 1: Placa de Cernunnos del caldero de Gundestrup (Hatt, 1976, lám. 49).
sas (Kinsella, 1969), donde Cúchulainn es presentado
también como guardián de los animales del llano. Pero
Cernunnos no era el único dios protector de los animales y los bosques, pues había muchos otros de ámbito
geográfico más restringido.
La representación de Cernunnos en el vaso de Gundestrup es la que más asemeja a las del valle del Indo,
pero hay otros testimonios iconográficos de este dios:
- El grabado de Valcamónica es una imagen prerromana del tiempo en que los celtas ocuparon el norte
de Italia. De las conservadas es la más antigua de
Cernunnos, datada en el s. IV a.c.; la comunidad
celta de los camunianos continuó la antigua tradición de realizar grabados o insculturas en las rocas,
que tuvo su auge durante la Edad del Bronce, una de
estas escenas grabadas presenta al dios que se considera Cernunnos con cornamenta de ciervo, un torques en el brazo derecho y una serpiente cornuda
en el izquierdo, está acompañado por una figura
humana itifálica más pequeña con los brazos en alto
en actitud de adoración, su órgano sexual está muy
acentuado, quizás simbolizando la fecundidad; posiblemente este viril acompañante del dios fue metamorfoseado tras la conquista romana en esos efebos
que denominaron Mercurio y Apolo (Jacobsthal,
1969; Ross, 1967), ambos acompañan a Cernunnos
en el relieve de Reims.
- El relieve de Reims, datado en el s. 1 d.C., es el mejor
conservado de todos ellos, en él está representado un
frontón triangular con una rata, en el panel central
Mercurio y Apolo flanquean a Cernunnos, con cuernos y torques de remates, el dios celta sostiene en
el regazo un saco del que extrae granos o monedas
y ante su pedestal hay un toro y un ciervo afrontados; en su iconografía parece mostrar una función
relacionada con la fecundidad, con la tierra y con la
riqueza.
El Altar del museo de Cluny, París. Este bloque,
conocido como el Pilar de los Nautas y hallado bajo
el coro de Notre-Dame, presenta la inscripción:
CERNUNNOS: "el cornudo", y es un claro ejemplo de sincretismo. Cernunnos con dos torques colgando de sus cuernos y orejas de cérvido, está caracterizado como un anciano con barba. Ha sido datado
en época de Tiberio, hacia 137 d.C. La inscripción ha
valido para identificar a la postre la imagen del dios
con cornamenta de ciervo con el dios Cernunnos.
Por lo tanto, a diferencia de otras divinidades celtas,
este dios aparece iconográficamente definido mucho
antes de la romanización del occidente de Europa, a
partir de entonces atributos como el torques, en ocasiones representado más de una vez, la cornamenta
de cérvido, la serpiente con cabeza de carnero cornudo y la evidencia de un simbolismo de fertilidad
serán propios del Cernunnos celto-romano, rasgos
recurrentes aunque no siempre asociados. La imagen de Cernunnos de Saint-Sifret (Gard) es un tanto
diferente del resto de los dioses cornudos galo-romanos, pues sus cuernos son de carnero, pero como de
costumbre aparece sentado y con torques.
En el altar de Saintes, hoy en el Museo de Saint Germain, de época flavia, Cernunnos aparece sedente,
con torques y el saco, a su lado la diosa consorte con
la cornucopia. Aunque no en Saintes, en otras estatuilla~de bronce la diosa se representa con cuernos
de ciervo. Las dos estatuas de Sommerécourt (Alto
CERNUNNOS Y SUS ANTECEDENTES ORIENTALES
Marne), también de época flavia, muestran un simbolismo ctónico que no estaba en Saintes; ambas
figuras llevan vasos en los que ofrecen alimento a las
tres serpientes con cabeza de carnero, dos serpientes
rodean el cuerpo de Cernunnos, mientras que la diosa
tiene sólo una, además de una cornucopia y una granada. En una imagen de bronce de Étang-sur-~rroux
(Burgundy) de nuevo hallamos la iconografía de
Cernunnos y las serpientes. En Yzeures-sur-Creuse
(Indre-Loire) un grabado representa a un joven con
una serpiente carnero enrollada en sus piernas. En la
imagen de Cirencester (Gloucester Shire) el cuerpo
de Cernunnos está formado en parte por dos serpientes carnero que parecen reemplazar sus piernas.
En Vendoeuvres (Indre) Cernunnos está flanqueado
por dos serpientes con cabeza humana. En la imagen
de Bouray (Seine-et-Oise), datada hacia el s. 1 d.C.,
no lleva cuernos pero sí patas y pezuñas de ciervo.
- En diferentes monedas del ámbito céltico aparece
Cernunnos, así en las de los catalauni y otras tribus anteriores a la conquista romana (SS.11-1 a.c.),
donde vemos al dios en su típica postura sentado;
en el reverso los torques y la serpiente. Posteriormente continuarán las acuñaciones con imágenes
parecidas como la moneda celta de plata de Petersfield (Hampshire), datada en el año 20 d.C., que
representa a Cernunnos con cuernos y una especie
de rueda solar entre ellos.
- En la península Ibérica conocemos algunas imágenes de dioses con cuernos que de un modo general e
hipotético se han relacionado con Cernunnos. López
Monteagudo (1977, 191-2) señala los siguientes paralelos: cabeza bifronte en piedra de Jano Candelario,
Salamanca; dos relieves en piedra de Riotinto; relieve
de Lourizán, Pontevedra, de un dios bicorne denominado Vestius Aloniecus; cerámica pintada numantina; diadema de Mones, donde se aprecian varios
guerreros con astas de ciervo y un batracio? en posición idéntica (perspectiva cenital) al del caldero de
Gundestrup. De todos modos no hay certeza de que
realmente se puedan identificar con el dios Cernunnos.
- En tiempos tardorromanos hay indicios de la pervivencia del culto a Cernunnos (Hatt, 1965), o de la
tríada Esus-Smertrios-Cernunnos, los cánones conciliares reiteradamente arremetían contra las mascaradas rituales celebradas en las calendas (Vives, 1963).
Al parecer durante las calendas de enero hombres y
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mujeres, tras realizar cacerías rituales, bailaban disfrazados de ciervos, toros o becerros. La relación entre
estas prácticas paganas y el ciclo mítico estaciona1 de
Esus-Smertrios-Cernunnos podría estar documentada por una serie de monumentos galo-romanos; así
por ejemplo, un vaso hallado en Alesia y fechado en
el s. 111 ostenta una escena de cacería de ciervo y un
cortejo báquico, la asociación de estos dos temas se
ha interpretado tentativamente como una evidencia
de que los galos recurrían a la iconografía de las bacanales greco-romanas para representar sus tradicionales mascaradas de ciervos y ciervasl. Al parecer, en
el momento en que Cernunnos se transformaba en
Esus, los galos salían a cazar ciervos en los bosques,
después de sacrificarlos los desollaban y se disfrazaban con sus pieles aún calientes para danzar frenéticamente. También se ha visto en las frecuentes representaciones de la leyenda de Acteón en los relieves
funerarios de la Gallid, una posible manifestación
encubierta del Cernunnos celta.
- Existen diversas pervivencias medievales de la iconografía de Cernunnos, como se puede observar en el
pilar norte de Clonmacnoise (Irlanda) o en una hoja
del libro de Bobbio de Turín. En realidad la representación del demonio en contextos cristianizados no
será ajena a la de la antigua divinidad.
SENOR DE LOS ANIMALES
Entre los celtas, el ciervo simbolizaba la naturaleza
salvaje, a veces los cuernos están exagerados en la iconografía. La veneración del ciervo y su estrecha asociación
con lo sobrenatural llevó al concepto de un dios cuya
identidad podría estar representada por una imagen que
traspasaba la frontera entre lo humano y lo animal. Las
representaciones prerromanas de Cernunnos permiten
plantear que su origen fue un dios muy antiguo celta,
aunque su imagen se vio emancipada de su pasado animal al menos desde el s. IV a.c., como pone de manifiesto el documento de Valcamónica. La imagen del dios
Cernunnos trascendía los límites de la forma humana al
adoptar rasgos de animal, su simbolismo se veía poten1 Cabe la posibilidad de que las abundantes cornamentas de ciervos adultos, que también han aparecido en otros depósitos cultuales
en diversas áreas de Europa, encontradas en la villa romana de la
Olmeda, Palencia, respondan a una de estas cacerías o mascaradas
rituales.
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ciado por esta dimensión zoomórfica y simbólica, por
esta capacidad del dios de encarnarse bajo forma animal. En ocasiones los cuernos del dios son separables o
desmontables y están realizados en un material distinto
al del resto de la cabeza, a veces son de metal, madera o
incluso verdaderas cornamentas de ciervo.
Una poderosa tradición veía en el ciervo un significado religioso, a veces símbolo de vitalidad demoníaca,
de virilidad o fertilidad. El poder simbólico del ciervo
está atestiguado y recreado en la leyenda de san Hubert,
cuya conversión se produjo cuando halló al mítico
ciervo con una cruz colocada entre sus cuernos. El dios
con cuernos de ciervo nos introduce en la categoría de
los dioses que participan de la naturaleza animal, tal vez
inspirados por un arcaico totemismo o bien formas evolucionadas de un culto tributado anteriormente a una
divinidad encarnada en el propio animal; es frecuente
que cuando se produce el paso al antropomorfismo las
divinidades conserven algún rasgo del animal, con ello
aluden a las cualidades simbólicas y naturales que representan (agilidad, fuerza, fecundidad, astucia, etc.).
En general, el dios cornudo de los celtas por antonomasia es Cernunnos, aunque es un poco arriesgado
llamar Cernunnos a todos los dioses celtas con cuernos
(Piggott, 1975) y por otra parte conviene precisar en
este contexto la diferencia entre los cuernos de toro y
las cornamentas de ciervo, por ejemplo, pues los primeros evocan a un animal pendenciero y peligroso para los
humanos, mientras que las segundas corresponden a un
animal menos agresivo y asociado a la idea de prosperidad, si bien el toro es también un animal a menudo asociado a la fertilidad. El toro sólo está asociado a Cernunnos en tres monumentos: en la estela de Reims, el relieve
de Luxemburgo y el caldero de Gundestrup. Como antes
comentamos, en Gundestrup es Señor de los Animales,
pero sólo el toro y el ciervo sobreviven en un limitado
número de monumentos galorromanos.
Hay un dios germánico, Freyr, vinculado con la fertilidad quien ocasionalmente también gozaba del mismo
atributo, la cornamenta del ciervo. En un poema dialogado de la Edda, los Skírnismál, Freyr, enamorado de la
giganta Gerdr, decide enviar a su servidor Skírnir para
que le ofrezca oro y la amenace con la espada con objeto
de ganarla para sí, pero será en vano; Skírnir pide a Freyr
su espada, Freyr consiente y jamás h recuperará, de suerte
que en el único duelo que se le conozca, contra el e n i p á tico Beli, no tendrá más arma que la mano o una cornamenta de ciervo (Dumézil, 1990), y habrá de lamentarlo
pues se presentará desastrosamente armado a la batalla
del fin del mundo.
En la iconografía celto-romana en el nordeste de la
Gallid otro animal con frecuencia asociado a Cernunnos
es la serpiente, que puede tener la cabeza de carnero cornudo; la serpiente-carnero contribuye al simbolismo de
la fertilidad y la regeneración, al potenciar las cualidades del dios Cernunnos como divinidad de la naturaleza
y fertilidad, como señor de la renovación y el renacimiento, aspectos que son aparentes en la generalidad de
las representaciones de este dios. Cuando la serpientecarnero acompafia a Cernunnos, con frecuencia él sujeta
con su mano al animal por detrás de la cabeza, a veces
incluso le alimenta en su mano. Este ser híbrido está
asociado a la representación de diversos dioses.
En el caldero de Gundestrup la serpiente-carnero
aparece en tres de las escenas: una con el dios de la rueda,
otra en la procesión de guerreros y otra con Cernunnos.
La serpiente pertenece al ámbito de la esfera ctónica, al
dominio de los muertos. Por su parte el simbolismo del
carnero en muy diferentes contextos presenta implicaciones con la fertilidad y lo funerario, tanto es así que en
su estudio Bober (195 1, 26) cita paralelos de China, de
las estepas y de Grecia, pues entiende que este híbrido
guarda alguna relación con la mitología griega.
Hay un texto de Plinio acerca del simbolismo de la
serpiente entre los celtas que merece la pena recordar
(Plinio NH 29.52, Ovum anginum): "Hay otra especie
de huevo muy famosa entre los galos pero no mencionada por los griegos: innumerables serpientes se enrollan conjuntamente, segregando saliva de sus bocas y
secreción de sus cuerpos, en un estrecho abrazo, en lo
que se llama "huevo de serpiente". Los druidas dicen
que se proyecta en el aire por los silbidos de las serpientes y que conviene recogerlo en una capa antes de que
toque el suelo. Quien se apodera de él debe huir a caballo, pues es perseguido por las serpientes hasta que éstas
se encuentran con el obstáculo de un río. Se reconoce
este huevo porque flota contracorriente, incluso aunque
está engastado en oro. La astuta habilidad de los magos
en encubrir sus fraudes se expresa en la opinión de que
debe recogerse en una determinada fase de la luna, como
si fuera posible hacer depender de la voluntad humana
la coincidencia de las serpientes y la luna en esta operación. Yo he visto, ciertamente, este huevo, que tiene el
tamaño de una manzana mediana y la piel cartilaginosa
como los numerosos brazos de un pulpo. Los druidas lo
tienen en alta estima porque da la victoria en los procesos
CERNUNNOS Y SUS ANTECEDENTES ORIENTALES
y procura fácil acceso a los potentados, y hasta tal punto
son culpables de tal fraude que un caballero romano de
los voconcios fue ejecutado por el difunto emperador
Claudio por guardar un huevo semejante en su pecho
durante un proceso, y por ninguna otra razón".
Por su parte, John Rhys (1928-29) sostenía que el
dios Cernunnos, que sobrevive en Shakespeare como
Herne the Hunter no es otro que Virupaksha, un dios
de la India budista que es una forma de Buda occidental. Virupaksha sujeta como Cernunnos en su mano
izquierda una serpiente cornuda que es el Naga de los
cultos hindúes; Naga es el prototipo de dragón chino.
Así Cernunnos sería un rey Naga que controlaría el
suministro del agua, la fertilidad de la tierra y proporcionaría el bienestar a los seres humanos en este mundo
y en el otro.
LA POSTURA SEDENTE
La postura sedente de Cernunnos ha recibido distintas denominaciones: postura del sastre, búdica, yóguica,
"accroupi", etc. Recientemente, M. Green (1992, 232)
ha manifestado que la postura sedente no es significativa
pues tal posición podría ser natural y cómoda para gente
acostumbrada a sentarse en el suelo, como observaron los
clásicos acerca de los celtas. Nosotros pensamos que sí es
significativa y que se trata de una característica esencial
de este dios: sentado y con las piernas cruzadas, tal como
se representa a Buda. Esta posición puede ser indicio de
una costumbre celta, puede tener una significación hierática. En un cierto estadio cultural, parece haber existido un tratamiento universal de la deidad concretado
en una postura rígida, simétrica y frontal, con una fuerte
carga autoritaria y dogmática; con esta expresión de
concentrada potencia, los celtas honraban a sus dioses y
a sus héroes con estatuas o, a veces, con simples cabezas.
Salvo excepciones, la idea de hacer estatuas, les llegó del
mundo clásico y en ciertas regiones alcanzó una difusión
mayor o más temprana, como entre los celto-ligures de
la Gallia meridional, pero cuando adoptaron la costumbre de representar a sus dioses no se contentaron con
representarlos bajo su forma romana, si no que recurrieron a un fondo de signos y símbolos propiamente galos:
las grandes cornamentas de ciervo, el martillo, la rueda,
el torques, las figuras sentadas y en posición hierática, la
serpiente con cabeza de carnero, etc. (De Vries, 1963).
Hay toda una serie de estatuas anteriores a la conquista
que representan a difuntos heroizados sentados con las
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piernas cruzadas (Roquepertuse, Entremont, Ollioules,
Glanum, Russan), a la derecha de la imagen del difunto
una urna cineraria atestigua, por otra parte, el rito de
incineración; posteriormente otras imágenes de dioses y
héroes conservarán esta misma postura sedente que, en
un intento por explicarla, podríamos comparar con la
que en Oriente se cultivó durante siglos. En el budismo
Zen la postura sedente es fundamental2, cuando se trata
de seguir el camino (el budismo), lo más importante es sentarse.. ., pasarse el tiempo sentado con el cuerpo erguido,
sin ningún pensamiento de adquisición, sin ningún sentimiento de l o p r h iluminación.. . Ciertamente, el mérito
está en permanecer sentado a la hora de lograr la iluminación (Eliade, 1980).
De todos modos no siempre se le representa así y
además hay otros seres que adoptan la misma actitud y
no llevan cuernos. Escritores griegos y romanos refieren
que los galos, por lo común, se sentaban en el suelo con
las piernas cruzadas, podría ser pues un gesto étnico que
la divinidad conserva. Pero Cernunnos no siempre aparece sentado, la imagen de Margerides (Corrkze, Francia) representa al dios cornudo en pie con torques en la
mano y vestido con una túnica.
En monedas de Bactria del s. 1 a . c . el rey Maues
y sus sucesores están representados en la misma postura sedente. Algunas interpretaciones difusionistas del
s. XIX consideraban que eran hitos intermedios en la
transmisión entre India y la Gallia.
Es interesante notar que Pan, dios griego comparable a Cernunnos en su resistencia a la antropormorfización, aparece sentado con las piernas cruzadas en ciertos
relieves áticos del s. IV a.c., como el de Parnes o el de
Ilissos, en Berlín.
Tanto en el mundo celta como en el escita la representación de esta postura sedente está reservada a ciertas circunstancias y ceremonias. Así por ejemplo, en el
arte escita en muy pocas ocasiones puede verse. La placa
de oro decorada con una escena de confraternización
solemne, datada a comienzos del s. IV a . c . y procedente
del kourgan de Berdians'kyi (Reeder, 2001, 149, lam.
42), presenta a dos escitas en la postura sedente habitual
de Cernunnos y bebiendo del mismo cuerno. La escena
representa un ritual escita (Heródoto IV, 70),en el que
2 "En muchos monasterios budistas, el superior ya no insiste lo
suficiente en que es preciso permanecer sentado y por eso el budismo
está en decadencia", cf. Th. De Bari (ed.): Sources ofjapanese Tvadztion, Nueva York, 1958, p. 253.
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AnMurcia, 19-20,2003-2004
SUSANA REBOREDA M O N L L O Y LADISLAO CASTRO PÉREZ
mezclaban su sangre con el vino que después habrían de
beber.
La primera representación antropomórfica de Buda
se documenta en el s. 1 d . c . , pero se entiende que esta
postura tuvo sus prototipos en figuras de maestros en
la larga historia de la postura yogui de contemplación.
Hans Berstl, el más importante exponente de la teoría del
origen hindú de la postura sedente de Buda, trazó una
teoría difusionista hacia occidente de esta tradición que
sitúa en el cambio de era. La contribución más valiosa
de su estudio es el esclarecimiento del papel jugado por
ciertas terracotas greco-egipcias en la expansión hasta la
G a l h del gesto sedente. Imágenes tardohelenísticas y
romanas ilustran el uso de esta postura en figuras femeninas que a menudo llevan uvas y una granada o por
representaciones de Isis alimentando a Horus, de las que
se conocen ejemplos similares de talleres de la Gallia.
Es muy posible que el motivo existiese en el arte monumental en el complejo de los cultos mistéricos de Deméter en Grecia y de Isis en Egipto. Sean o no sean estas
estatuillas egipcias derivadas de la India (Bober, 195 1,
22) y a pesar de la documentada penetración del culto
de Isis en Germania y la Gallid, hay evidencia de que las
influencias que intervinieron en las representaciones de
Cernunnos son anteriores, como prueban los documentos de Valcamónica y Gundestrup.
En relación con este asunto son cruciales los fragmentos de estatuaria de la Roquepertuse, cerca de Velaux en
el sur de Francia. En estas estatuas lamentablemente descabezadas no sabemos si se representa a Cernunnos, pero
sí deben estar conectadas con su culto. El pórtico del santuario muestra representaciones de cabezas decapitadas,
rasgo que parece adecuado al ambiente de un recinto
sagrado de un dios ctónico como debía serlo Cernunnos. Pinturas de aves, peces, flores, plantas y otros ornamentos en los mismos pilares donde están las cabezas en
sus nichos, podrían aludir a la fertilidad. La cerámica del
yacimiento se data desde comienzos del s. VI hasta el 11 a.
C., los restos escultóricos podrían ser del s. 111 a . c .
En opinión de Bober (1951, 77) la postura sedente
evolucionó de prototipos del Mediterráneo oriental desde
donde se extendería hasta la G a l h a través de las colonias griegas del sur de Francia, o a través de la región del
Mar Negro, donde las tribus celtas mantuvieron comunicación con sus vecinos del oeste. Bober explica (195 1,
25) así los paralelos en la India y en la Galia en lo referente a la postura sedente: un uso hierático de la postura
se documenta en las primeras dinastías de Ur; algunos
sellos y otros objetos de arte menor de Sumer y del valle
del Indo ilustran la difusión del motivo en el arte mesopotámico y en el valle del Indo del 111 milenio a.c. Una
vez introducido en la India seguramente persistió, a juicio de Coomaraswamy, hasta su adopción como imagen
oficial de Buda en el s. 1 d.C. Desde la misma tradición
próximo-oriental el motivo pudo expandirse a Egipto
y sobrevivir hasta ser uno de los elementos orientales
del arte fenicio-jónico. Esta explicación difusionista es
tal vez un tanto simplista. En opinión de este autor no
hay que buscar en la India las fuentes de la postura de
Cernunnos, pero queda en el aire la cuestión arqueológica de las potentes corrientes artísticas que fluyen entre
oriente y occidente.
EL TORQUES
Otra peculiaridad de Cernunnos es el torques que
rodea su cuello y que en ocasiones también sujeta con
su mano, aunque la iconografía de este dios no es siempre tan homogénea. El hecho de que el dios porte un
torques en la mano, además de llevarlo al cuello, es otro
asunto de interpretación compleja; el tema también lo
conocemos en algunas monedas. A la vista de que uno
de los usos atestiguados de los torques fue el de servir
como bienes de alto valor inscritos en redes de intercambio (de un comercio noble) o con los que se premiaba
u honraba, cabe la posibilidad de que el gesto de sujetarlo en la mano indicase su papel en los intercambios
de regalos, institución clave entre los celtas y en general
en cualquier economía primitiva, pensemos además en
los torques que llevan como dones los escitas en la escalinata del palacio de Persépolis o bien, sin ir más lejos, en
los textos clásicos que nos ilustran sobre esta costumbre;
lo que no parece probable es que llevasen los torques en
la mano de un lado a otro (Castro, 1998). Una imagen
de un oppidum de Amboise (Indre-et-Loire) está representada tal y como venimos diciendo, con un torques al
cuello y otro en su mano, su imagen recuerda mucho al
Cernunnos de una de las placas del vaso de Gundestrup
y es de por sí arquetípica en el mundo celta, el dios además sostiene un perro sobre su rodilla, tal como suelen
aparecer las diosas madres. También se ha apuntado al
posible atributo de heroización que podría significar el
torques en la mano, algo que no se adecúa a la iconografía del dios. De lo que no cabe duda es del carácter
sagrado de estas insignias, que seguramente tuvieron un
significado amplio y polisémico.
CERNUNNOS Y SUS ANTECEDENTES ORIENTALES
LA TRICEFALLA
Un elemento importante en la iconografía religiosa
celta es la noción de lo triple, la creencia en el carácter mágico del número tres y concretamente el tricefalismo, documentado en diversos lugares: Irlanda, Gran
Bretaña, Galia y mundo celta en general. Conocemos,
por ejemplo, representaciones de tres cabezas, tres cuernos o tres dioses asociados formando tríada, como en
la estela de Reims, con Cernunnos, Mercurio y Apolo,
o la mencionada por el poeta romano Lucano (Farsalia
1, 444-6) (Taranis, Esus y Teutates); tríadas que no eran
exclusivas de los celtas. La mayoría de las tríadas divinas
que conocemos por la iconografía son femeninas y se
interpretan como Diosas-Madres o como la triplicidad
de la Diosa-Madre. Las fuentes vernáculas celtas inciden reiteradamente en esta obsesión por lo triple. En
el mundo clásico había tríadas como la Capitolina de
Roma (Júpiter, Juno, Minerva), así como una serie de
dioses que se representaban con una imagen triple; la
estatua trifaz de Diana, denominada Trivia, figuraba en
las encrucijadas y por ello se asimilaba a la de Mercurio; hay que destacar el frecuente carácter tricefálico del
Mercurio galo, cualidad que también comparte con la
divinidad griega Hécate, por ejemplo, ambas son divinidades de los caminos y por lo tanto su situación en las
encrucijadas estaría, en parte al menos, relacionada con
la necesidad de proteger las vías (trivialis).
La idea de un ser con tres cabezas y cuerpos aparece
repetidamente en el mundo clásico y no parece fortuito
que tengan en común alguna filiación ctónica: Cerberos,
Hécate, Tifón y sobre todo Gerión. Bober (1951) opinaba que la imagen de Gerión, muy representada en el
arte etrusco, pudo ser asimilada por los celtas del norte
de Italia y así formarían su dios tricéfalo sobre la base de
esta iconografía mediterránea. Existen diversas divinidades indoeuropeas tricéfalas (Pettazzoni, 1946). Entre
las tribus germánicas había una diosa con tres cabezas
llamada Trigla y también hubo un dios eslavo con tres
cabezas conocido con el nombre deTriglav.
A menudo el tricéfalo celta suele asociarse con EsusSmertrios-Cernunnos, como expresión de su metamorfosis, el gran dios ctoniano, uno y trino, representación
del ciclo anual sobre el que se organizaba el calendario,
la actividad litúrgica, procesiones, sacrificios, mascaradas, etc. El Cernunnos tricéfalo de Condat (Perigueux)
ilustra perfectamente esta obsesión de los celtas; en este
caso un dios galo, si bien morfológicamente romano,
AnMurcia, 19-20, 2003-2004
151
luce un típico torques con remates de la época de La
Tkne, además la más grande de las tres cabezas estaba
provista de cuernos metálicos (Reinach, 1926). Las tribus de Burgundy, los eduos y lingones, adoraron a Cernunnos, a quien percibían como un ser de tres cabezas
(Green, 1992, 233). La figura de bronce de Étang-surArroux, cerca de Autun, tiene una cabeza principal y dos
secundarias, una a cada lado. En una escultura de NuitsSaint-George, Cernunnos tiene tres caras. En el grabado
de Beaune es uno de sus acompañantes quien tiene tres
cabezas y no el propio dios-ciervo, es decir, aquí forma
parte de una tríada de divinidades.
Además, hay un buen número de imágenes tricéfalas
del dios galo-romano Mercurio (De Vries, 1963), cuyas
relaciones con Esus-Smertrios-Cernunnos son evidentes
pero no están bien definidas. César aseguraba que en la
Gallia había una gran cantidad de estatuillas de Mercurio tricéfalas. Aunque los atributos de los dioses romanos eran intercambiables y no caracterizaban exclusivamente a una divinidad definida o su funcionalidad, sea
la tricefalia o cualquier otro rasgo, lo que pudo suceder es que, de todas las divinidades antropomorfizadas
del panteón romano, la de Mercurio era una de las más
proclives a transformaciones, además hay que considerar
que Teutates recuerda por su inspiración mística y escatológica a la figura de Hermes o Mercurio. C . Dumézil
(1942) ha estudiado el duelo con el monstruo tricéfalo
como una de las pruebas clásicas en las iniciaciones militares. En las estelas de Tréveris y Metz, de época imperial, el grupo de las Parcas hilando la lana está representado sobre una cabeza de tricéfalo, personificación de la
muerte, monstruo infernal que Hércules, habitualmente
vinculado con Smertrios, había encadenado.
La multiplicación de la imagen, sea doblándola
o triplicándola, fue una de las fórmulas que los celtas
emplearon para representar a sus dioses, con objeto de
expresar o incrementar su poder, no parece que se tratase básicamente un concepto estilístico, sino más bien
un arraigado concepto religioso, o tal vez ambas cosas.
El tricefalismo debe ser entendido entre los recursos
que partiendo de la exageración de una parte de la imagen, es decir, jerarquizando sus proporciones, pretenden
hacer reconocible la potencia de un atributo o de una
divinidad; era un mensaje añadido a unos seres sobrenaturales que no precisaban ser conformados según los
constreñimientos de un realismo que, desde luego, era
ajeno a la concepción de los celtas. De acuerdo con sus
tradiciones, los celtas creían que cada divinidad había
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AnMtrn.irz, 19-20. 2003-2004
SUSANA REBOREDA MORILLO Y LADISLAO CASTRO PÉREZ
nacido junto con otras dos del mismo nombre y en el
mismo parto.
Las imágenes tricéfalas suelen estar asociadas o corresponder a Mercurio y a Cernunnos; más aún, parece existir una asimilación iconográfica y funcional entre ambas
divinidades, seguramente a partir de la semejanza de sus
atributos y atribuciones: el petasos (gorro alado), propio del heraldo de los dioses, se asimilaría a los cuernos;
el caduceo o bastón con dos serpientes que servía para
guiar a las almas al otro mundo, se asimilaría con la serpiente carnero; la bolsa, con monedas o grano, símbolo
de fertilidad, riqueza y comercio, es un elemento aparentemente común, y también lo es el torques pues en
numerosas imágenes de ambas divinidades se constata
su presencia en el ámbito céltico. Hay muestras evidentes de un proceso sincrético.
EL SENOR DE LOS ANIMALES EN EL VALLE
DEL INDO
A diferencia de las grandes religiones de Egipto o
Grecia, el hinduismo ha sobrevivido tenazmente hasta
convertirse en la fe más antigua del mundo. En Medras
se celebran todavía rituales formulados ya en el segundo
milenio a . c . (Stadtner, 1999). Pero los centros urbanos
más antiguos del subcontinente fueron fundados en el
111 milenio a . c . en el Valle del Indo, fecha en la que se
admite el desarrollo de la estructura tripartita en Asia.
No obstante, poco se sabe de las creencias de aquellas
gentes, ya que sólo han pervivido algunos objetos y su
lenguaje escrito, que se conserva en cientos de sellos de
piedra y sigue desafiando a los filólogos.
La Cultura de Harappa, en el valle del Indo, fue
uno de los mayores centros de civilización de Eurasia
(Mallory y Adams, 1997, 256), floreció hacia 2700- 1900
a . c . a lo largo del río Indo y la región costera hacia el
sur. Esta cultura ocupó un área de unos 800.000 km
cuadrados y los asentamientos difieren desde pequefias aldeas hasta grandes ciudades. Los centros urbanos
más grandes, de 8 0 a 85 hectáreas, fueron Harappa en
el norte, Mohenjo Daro en el valle medio del Indo y
la más recientemente descubierta, pero no excavada,
de Ganweriwala en Bahawalpur. Las ciudades estaban
construidas de ladrillos cocidos y hay una gran uniformidad en las técnicas constructivas, tamaño de ladrillos,
sistema de pesas y medidas y otras cuestiones matemáticas y tecnológicas. Pese a todo, esta aparente uniformidad no se ve avalada por las evidencias de la antropolo-
gía física que sugieren una considerable heterogeneidad
entre las poblaciones de los diferentes centros urbanos.
Esta cultura fue esencial en la historia de esta región; sin
embargo, es cuestionable si su contribución fue principalmente lingüística.
Hacia 1500 a . c . estacultura fueeclipsada por el pueblo
ario -cuyo lenguaje era el sánscrito-, que penetró en la
India desde el noroeste y fue haciéndose lentamente con
el control de la mayor parte del subcontinente (Wheeler,
1968). Al igual que las grandes lenguas europeas de la
Antigüedad, el sánscrito descendía de la lengua madre
que se conoce como indoeuropeo. Durante un tiempo
se creyó que el colapso de las ciudades del Indo se debía
a las invasiones de Indo-Arios aunque esto reposaba en
una mínima evidencia (38 cadáveres no enterrados en
los niveles superiores de Mohenjo Daro, interpretados
como indicio de muertes violentas, y una lectura muy
libre del Rgveda que habla del saqueo de fortalezas). La
teoría de la invasión, al menos como la causa del colapso
de la civilización, no tiene hoy mucho crédito (Posselh,
1982; Parpola, 1995) y otros factores, sobre todo medio
ambientales, se apuntan como causas más probables.
Las evidencias arqueológicas más representativas de
la primitiva civilización del Valle del lndo son pequeños
sellos de piedra que suelen tener imágenes de animales, con frecuencia toros. El artista, incluso en un formato tan diminuto, captura la esencia de los animales,
es decir, del mundo natural. Esta capacidad sugiere una
sólida unión a la naturaleza que persistirá en el arte indio
a lo largo de milenios. En algunos de estos sellos aparece
lo que podría ser tal vez un asceta, sentado en la postura
yóguica, sugiriendo posiblemente la gran antigüedad del
ascetismo y la meditación. De hecho, algunos esrudiosos identifican esta misteriosa figura representada en los
sellos como un prototipo del dios Shiva. Además, estos
sellos proporcionan la evidencia de la todavía indescifrada y posiblemente indescifrable escritura del Indo.
En el sello hallado a principios del s. XX en Mohenjo
Daro (Museo de Nueva Delhi) se representa una figura
trifronte con grandes cuernos de búfalo, sentada en la
postura denominada mulabandhasana, o 'postura del
loto": piernas cruzadas, brazos extendidos y manos sobre
las rodillas (lám. 2). Se trata de una imagen itifálica, circunstancia que tal vez aluda a la fertilidad. Hay varios
animales alrededor, como corresponde a un Señor de
los Animales. Las concomitancias con la iconografía de
Cernunnos del vaso de Gundestrup son evidentes. El
sedente de Mohenjo Daro es trifronte, en realidad es la
CERNUNNOS Y SUS ANTECEDENTES ORIENTALES
AtzMzirria, 13-20, 2003-2004
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Lámina 2: Sello dc esrearira de Mohenjo Daro. Museo Nacional de
India, Nueva Delhi (Kenoyer, 1999, fig. 6.18).
Lámina 3: Sello de esrearira dc Mohenjo Daro Museo de Islamahad
(Kenoyer, 1999, fig. 6.19).
representación más antigua de un trifronte; la figura del
búfalo se repite de forma semejante al ciervo en la escena
de Cernunnos, hay también una serpiente y otros animales.
Otro sello de la misma ciudad del Indo (Museo de
Islamabad) (Iám. 3) presenta una figura idéntica en la
misma postura sedente, pero en este otro sello los animales han desaparecido, sólo permanecen los signos (no
descifrados); por ejemplo, el signo del pez que, según
Asko Parpola (1995), probablemente simbolice a un
dios de la muerte y de la fertilidad. Este Señor de los
Animales trifaz de Mohenjo Daro es considerado como
prototipo del dios indio Shiva, principal dios hindú que
también era Señor de los Animales (Shiva Pashupati, es
decir, Señor de los Animales) (James, 1962) y que además suele representarse con torques al cuello. Acerca
de la postura sedente doctrinaria o mulabandhasana, se
considera que puede ser indicio de la gran antigüedad de
la meditación y el ascetismo.
Es posible que la postura sedente sea una manifestación de la práctica de meditación y en este sentido,
conviene tener presente que el yoga es una de las denominadas Seis Doctrinas (Saddarshana) que, en su conjunto, abarcan las corrientes mayoritarias de la filosofía
india. El texto básico de esta escuela es el Yogd Sutras, a
tribuido a Pantajali, que quizá viviese ya en el s. 11 a . c .
El término yoga podría traducirse por "disciplina espi-
ritual" y requiere entrenamiento psíquico. A lo largo de
los siglos han ido apareciendo diferentes sistemas. Entre
los más antiguos estaba el Yoga Real (Raja Yogd), que
recomendaba un entrenamiento en siete fases; una fase
llevaba a la siguiente, pero sólo era posible cambiar de
fase cuando la primera era dominada por el practicante.
Se empezaba por el autocontrol; era necesario practicar
la veracidad y la castidad, y evitar la codicia. Además
había otros pasos, como el dominio de las posturas de
meditación, el control de la respiración, y finalmente la
meditación profunda (samadhi). Otro sistema de yoga,
el Yoga de Encantamientos (Mantrayoga), se decantaba
por la recitación de sílabas y frases propicias. Otro, el
Yoga de la Fuerza (Hathayoga), se inclina hacia el ejercicio físico y las posturas complicadas.
Uno de los objetivos principales del practicante de
yoga consiste en despertar el "poder de la serpiente", el
kundalini, un poder considerado femenino que reside
en estado latente en la base de la columna vertebral.
A lo largo de la columna hay seis ruedas (chakras) que
son concentraciones de energía. Mediante la práctica
del yoga, el kundalini va subiendo a través de los seis
chakras hasta unirse a un centro psíquico que se encuentra en el interior del cráneo, conocido como sahasrara, y
a menudo denominado flor de loto. En la pintura india
no son infrecuentes las representaciones del cuerpo, o
"cuerpo cósmico", incluyendo los chakras y el ktindalini.
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AnMurcia. 19-20,2003-2004
SUSANA REBOREDA MORlLLO Y LADISLAO CASTRO PÉREz
En este contexto cobran sentido tanto la postura conocida como Mulabandhasana como la presencia de la serpiente asociada a este proto-Shiva o al Cernunnos celta.
PARALELISMOSY ARQUEOLOG~AINDOEUROPEA
En el caldero de Gundestrup del Museo de Copenhague, obra que muestra una evidente influencia de la
platería tracia -lo que ha posibilitado su datación en los
SS. 11-1 a.c.-, pero cuyo contenido iconográfico es celta,
la representación de Cernunnos en postura yóguica
recuerda a la imagen de los sellos de Mohenjo Daro que
hemos comentado anteriormente. La escena es tan similar que sólo puede deberse a una tradición común.
Dado que Irlanda permaneció alejada de la influencia romana, y en menor medida Gales también, preservó
muchas cosas de la herencia céltica que se perdieron en
el Continente. Herencia que recuerda a la de la India,
pues ambas sociedades comparten tradiciones indoeuropeas comunes. En su memorable estudio, Dillon (1975)
reúne evidencias sobre la supervivencia en India en el
este y los celtas en el oeste de las antiguas tradiciones
indoeuropeas en cuanto a lenguaje, literatura, sociedad
y religión. Establece paralelismos en el terreno de la religión, la sociedad, el parentesco y el derecho consuetidinario, así como entre el sánscrito y el irlandés en la poesía cortesana y en la tradición heroica. El sánscrito y los
arcaicos dialectos celtas (especialmente el irlandés antiguo) comparten importantes rasgos lingüísticos estructurales.
Diversos autores han señalado la similitud entre los
brahmanes de la India y los druidas celtas (Dillon, 2002;
Le Roux y Guyonvarc'h, 1993). Más aún, se plantea la
homología entre los druidas, equites ypkbs de la sociedad gala, según César (BG IV) y los brahman, kshatriya
y vaishya de la sociedad hindú (Dillon, 1975, 26), como
muestra de una herencia común indoeuropea.
Otro de los elementos de comparación entre las formaciones sociales celta e hindú es el ritual del rey y el
caballo que relata Giraldus Cambrensis (Tqpographa
Hibemiae, 111 25), cuando escribe sobre un bárbaro rito
practicado por cierta gente en Tiyconnell (Ulster) en la
Edad Media: una yegua era sacrificada, desmembrada
y colocada en un gran caldera para ser cocinada y después consumida por el rey que también se sentaba en el
caldero, se bafiaba en su jugo y bebía su caldo. Antes de
matar a la yegua el rey imitaba a un semental preten-
diendo acoplarse con ella. En todo este simbolismo la
yegua parece representar a la tierra de Irlanda (Green,
1992, 187), cuya fertilidad estaba asegurada por su
unión con el rey mortal. Este sagrado matrimonio con
la fertilidad, representada por una yegua, encuentra un
sorprendente paralelo en la asva-medha hindú, o bien
"sacrifio del caballo" (Satapatha Brahmana XIII, 1-5)
(Dillon, 1975, 107).
La noción de una diosa de la soberanía con quien
debe casarse el rey es un lugar común de la literatura
irlandesa. El rey era originalmente una encarnación del
divino dios-ancestro de la tribu, y Dillon (1975, 106)
sugiere que la noción de su matrimonio con una diosa
de la soberanía es afín a la de Shiva tomando una diosa
compañera como sakti, o fuente de poder. La idea de
un matrimonio sagrado también se puede documentar
en la mitología griega (Bermejo, 1988), y la asociación
del caballo con la fertilidad aparece en el culto de Poseidón, quien era en origen Señor de la Tierra. Poseidón
y Démeter eran a veces representados como semental
y yegua (Dillon, 1975, 108). Esta supervivencia de un
antiguo rito de inauguración en Irlanda e India es, sin
embargo, un lazo destacable entre celtas e indo-arios,
quienes comparten el concepto de realeza y su ritual,
las formas de matrimonio, o las creencias concernientes
a la verdad como un poder dinámico y de control del
Universo
En otro orden de cosas, también existía la práctica
común a Irlanda y la India del ayuno como medio de
compensación, que sólo conservaron los celtas en el
ámbito europeo. Así por ejemplo, para obtener compensación ante una ofensa, una persona se presentaba en la
casa del ofendido y se quedaba en ella ayunando a la
espera de obtener alguna compensación (Dillon, 2002);
práctica completamente aceptada y reconocida por ley.
En el ámbito de la literatura también se registran
identidades y paralelismos (Dillon, 1975, 146). En la
sintaxis del verbo o en las formas narrativas en prosa y
verso, por ejemplo. En India, como en Irlanda, el poeta
era el historiador oficial, el guardián de las tradiciones
del pasado y las registraba en largos poemas históricos
(Ibidem, 52 SS).Semejanzas en la poesía cortesana y en la
narrativa heroica, especialmente entre las Jatakas budistas y las Sagas irlandesas. Prosa narrativa con diálogos en
verso, característica tanto de las sagas irlandesas (en Gales
también existía) como de la forma Akhyana de Bt-ahmanas y Jatakas. Muchas ideas e imágenes son comunes a
ambas tradiciones, tanto que conducen a pensar en una
CERNUNNOS Y SUS ANTECEDENTES ORIENTALES
fuente común, y esa fuente sólo puede ser la narrativa
original indoeuropea. Dillon (1975, 94) muestra cómo
vedas, griegos, eslavos y celtas comparten una misma
tradición de poesía heroica en las formas métricas y en
las ideas que la inspiraban. Tanto en historias de India
como de Irlanda hay episodios en los que una persona es
capaz de obrar un milagro mediante la recitación formal
de la verdad (Ibidem, 88). Poder mágico de la verdad, el
más alto principio de la creación.
Hay otros temas que permiten constatar la semejanza.
En la Galia, Gran Bretaña e Irlanda, los celtas luchaban
desde los carros, que eran un atributo del héroe, al igual
que en la India (Ibidem, 120). Otro tema compartido es
la estimación de la riqueza en ganado, como medida del
valor; la vaca representa fortuna, prosperidad, la satisfacción de las necesidades y deseos de los hombres (Ibidem,
121). Además, no podemos pasar por alto la similitud
entre el calendario hindú y el galo, a juzgar por el calendario de Coligny, descubierto en 1897.
En consecuencia, el examen de las analogías entre
el Cernunnos celta y el proto-Shiva de Mohenjo Daro
debe entenderse en el contexto más amplio de la identidad indoeuropea que ambas sociedades comparten, pero a la vez sería necesario que avanzase nuestro conocimiento de la arqueología indoeuropea para
una mejor definición de este término y de las bases
arcaicas de la civilización. Estas notas sólo son un
intento de formular algunas preguntas en el marco
de una arqueología indoeuropea que apenas podemos
vislumbrar.
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