Rosa Campoalegre Septien
Anny Ocoró Loango
(coordinadoras)
Afrodescendencias
y contrahegemonías
DESAFIANDO AL DECENIO
Afrodescendencias y
contrahegemonías
Desafiando al decenio
Afrodescendencias y contrahegemonías: desafiando al decenio / Rosa Campoalegre Septien, Anny Ocoró Loango ... [et al.] ; coordinación general
de Rosa Campoalegre Septien ; Anny Ocoró Loango. - 1a ed . - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires : CLACSO, 2019.
Libro digital, PDF (Red de Posgrados / Arata, Nicolás)
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-722-442-9
1. Afroamericanos. 2. Feminismo. 3. Políticas Públicas. I. Campoalegre
Septien, Rosa, coord. II. Ocoró Loango, Anny, coord.
CDD 305.89601732
Afrodescendencias y
contrahegemonías
Desafiando al decenio
Rosa Campoalegre Septien
Anny Ocoró Loango
(Coordinadoras)
Ana Féliz Lafontaine
Aquiles Castro
Barnd Reiter
Carlos Álvarez Nazareno
Claudia Miranda
Geoffroy de Laforcade
Jacques Bartrand Mengue Moli
Jorge Enrique García Rincón
Karina Andrea Bidaseca
Roberto Carlos da Silva Borges
Santiago Arboleda Quiñonez
Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
Teresa de Jesús Mojica Morga
Yoannia Pulgarón Garzón
Colección Red de Posgrados
Director de la colección - Nicolás Arata
CLACSO - Secretaría Ejecutiva
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Asistentes: Inés Gómez, Magdalena Rauch, Alejandro Cipolloni, Camila Downar y Sofía Barbuto
Diseño de tapa y colección: Ana Uranga
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ISBN 978-987-722-442-9
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Pensar en clave de
transmisión
La colección Posgrados reúne trabajos que profesores y profesoras
construyen cotidianamente en el entramado de la Red de Posgrados
de CLACSO, un espacio cuyo propósito es desarrollar propuestas de
formación en el campo de las ciencias sociales y las humanidades.
A través de la Red de Posgrados, CLACSO impulsa el diálogo de
saberes entre estudiantes que provienen de la academia, de la
función pública, que se desempeñan como líderes y lideresas sociales, entre otros.
Tanto en la plataforma virtual como en las escuelas de posgrado, las propuestas formativas recuperan y actualizan tradiciones
del pensamiento social latinoamericano y caribeño, promueven
la reflexión crítica y creativa, y estimulan el desarrollo de nuevos enfoques teóricos y metodológicos para el estudio de las experiencias nacionales y regionales, desde una visión comparada.
Esta colección aspira a reunir algunas de esas producciones para
colocarlas en circuitos de lecturas más amplios.
Convencidos y convencidas de que no hay mayor acto de investigación que preparar una clase, las producciones que alojan estas páginas fueron escritas desde diferentes posiciones docentes,
comprometidos con la transmisión del conocimiento, la construcción de lazos intergeneracionales y la puesta en común de experiencias que contribuyan con uno de los objetivos del Consejo:
formar nuevas camadas de investigadores e investigadoras para
el desarrollo de las ciencias sociales y las humanidades en perspectiva latinoamericana y caribeña.
Nicolás Arata
Índice
Puntos de partida: Invitando al debate
13
Sección I: Afroepistemologías y pedagogías
cimarronas
Más allá de un cuento de hadas: resistencia y
otros aprendizajes para la historiografía de la
diáspora africana
Claudia Miranda
El encuentro de Rogerio Velásquez y Manuel
Zapata Olivella
Jorge Enrique García Rincón
La representación histórica de la
territorialidad y los espacios exílicos en
Occidente y el Caribe: brechas abiertas por
Sylvia Wynter e Achille Mbembe
Geoffroy de Laforcade
27
63
91
Sección II: Mirando desde los feminismos negros
Cuba: ante los retos del Decenio y bajo el
lente de los feminismos negros
Rosa Campoalegre Septien
125
Del soldado raso a la capitana de la patria: un
aporte para repensar los feminismos negros
desde la Argentina
Anny Ocoró Loango
Las “Puertas del no retorno” en África:
performatividad descolonial y estéticas
feministas en las memorias afro-transatlánticas
en Ana Mendieta y Édouard Glissant
Karina Bidaseca
El Museo Afromexicano de Huehuetán,
testimonio de resistencia
Teresa de Jesús Mojica Morga
157
181
207
Sección III: Políticas públicas, migración y
afrodescendencias
Racismo global y migradestierro en la óptica
intercultural
Santiago Arboleda Quiñonez
233
Racialización de las políticas públicas de
inmigración en República Dominicana
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
257
Construir la paz en África: la contribución del
liderazgo africano
Jacques Bertrand Mengue Moli
289
Reparaciones y autonomía política: Lecciones
históricas de la lucha antirracista
Bernd Reiter
305
Sección IV: Cultura afro y resistencias
“Exu”: Ancestralidade e subjetividade na
produção do Coletivo de Cinema Negro Siyanda 337
Roberto Carlos da Silva Borges y Samuel
Silva Rodrigues de Oliveira
Cultura afrouruguaya: “El candombe y la
comparsa como espacios de resistencia”
Carlos Álvarez Nazareno
359
Cultura Rastafari en Cuba: Identidades y
formas de resistencia
Yoannia Pulgarón Garzón
375
Anexos
Sobre las coordinadoras
Sobre las autoras y los autores
415
417
OTHEO (Ondigui Onana, Theodore). Roots of tradition and
cultural cooperation. Camerún. Colección de arte Unesco
Puntos de partida:
Invitando al debate
Este libro sale a la luz en medio de una América Latina convulsa,
en movimiento, que testimonia el despliegue de políticas neoliberales en las que prevalece la profundización de las desigualdades sociales. El ascenso institucional de la derecha en algunos
países de la región no solo ambiciona la mantener la hegemonía
cultural, sino que alienta la avanzada conservadora y neoliberal
en toda la región.
Para los pueblos adrodescendientes son tiempos difíciles, en los
que los derechos conquistados la década pasada en algunos países están amenazados. Es así que el concepto de hegemonía de
Gramsci toma plena vigencia y reclama el fortalecimiento del
pensamiento contrahegemónico, frente al resurgimiento de narrativas eurocéntricas y discursos racistas que, a través del desprecio de las luchas sociales, la subvaloración de la diversidad
étnico-racial, de género y otras, pretenden afianzarse América
Latina y el Caribe. Se profundiza el racismo estructural.
13
En medio de este adverso panorama, el libro pretende contribuir al fortalecimiento de las resistencias contrahegemónicas,
en un momento en el que la región lo requiere, haciendo parte de la colección Red de Posgrados, que auspicia el Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Surge aunando esfuerzos, solidarios y cimarrones. Hoy nuevamente el pensamiento crítico y emancipatorio debe estar presente uniendo
nuestras voces y nuestras luchas.
En busca de abrir nuevas perspectivas de análisis y de debate en
el contexto del Decenio Internacional de los pueblos afrodescendientes1, el Grupo de Trabajo CLACSO [GT] “Afrodescendencias
y propuestas contrahegemónicas”, presenta este libro, fruto de
tres años de intensa labor. Reúne las voces de dieciséis autores y autoras de las Américas, la participación de un colega africano y tres estudiantes que han egresado de nuestra Escuela
Internacional de Posgrado “Más allá del decenio internacional
de los pueblos afrodescendientes”. Deviene, entonces, un diálogo entre Cuba, Argentina, Brasil, EE. UU., Colombia, Ecuador,
México, República Dominicana y Camerún.
Este texto pone en el centro del debate intelectual y político las
afrodescendencias, sus encrucijadas, disputas y luchas contrahegemónicas. Se trata del trabajo de autoras y autores, mayoritariamente afrodescendientes, pero también de intelectuales/activistas no afrodescendientes. Nos une el compartir la investigación y
el activismo político: el compromiso.
1
Decenio que regirá desde el primero de enero de 2015 hasta el
31 de diciembre 2024, bajo el lema “Afrodescendientes: reconocimiento,
justicia y desarrollo”.
14
PUNTOS DE PARTIDA: INVITANDO AL DEBATE
Componen este libro catorce trabajos, distribuidos en cuatro secciones temáticas: Afroepistemologías y pedagogías cimarronas;
Mirando desde los Feminismos negros; Políticas públicas, Migración
y Afrodescendencias y Cultura afro y resistencias. Cuatro secciones
que a la vez simbolizan cuatro entradas para mirar la realidad latinoamericana hoy, no solo por las tensiones que expresan sino también por las resistencias y contrahegemonías implicadas.
En el primer capítulo, “Más allá de un cuento de hadas: resistencia y otros aprendizajes para la historiografía de la diáspora
africana”, Claudia Miranda hace un llamado para recuperar la
memoria de la lucha afrodescendiente y africana, así como la historiografía de la diáspora, para fortalecer la conexión con África
y para resignificar nuestras subjetividades. La autora nos convoca a que, desde nuestras propias “excavaciones epistemológicas”,
aportemos a la tarea descolonizadora.
En esa misma dirección, Jorge García nos adentra en el
Pensamiento Educativo Afrocolombiano, definido como “(…) un
campo epistémico construido en la exterioridad de la estructura
institucional y académica del país”. Así, de la mano de dos de los
pensadores pioneros del campo intelectual negro en Colombia,
Rogerio Velázquez y Manuel Zapata Olivella, visibiliza el ocultamiento y el desprecio de la academia colombiana hacia el pensamiento negro, al tiempo que evidencia los aportes de esta rica
producción afrocolombiana al desarrollo del pensamiento crítico
latinoamericano y caribeño.
Cierra esta primera sesión la reflexión propuesta por Geoffroy
de Laforcade quien en “La representación histórica de la territorialidad y los espacios exílicos en Occidente y el Caribe: Brechas
abiertas por Sylvia Wynter e Achille Mbembe”, propone un
15
diálogo entre el pensamiento de Sylvia Wynter y Achille Mbembe
que visibiliza la “resistencia epistémica a la narrativa del occidentalocentrismo que abre brechas para nuestra comprensión
del pasado compartido del mundo biocéntrico y racializado en el
que vivimos”. El autor propone un interesante recorrido que problematiza, desde el aporte de estos autores, el orden dominante
que naturaliza y racializa las diferencias.
En la segunda sección: Mirando desde los feminismos negros,
Rosa Campoalegre Septien discute sobre el racismo en Cuba
“ante los retos del Decenio y bajo el lente de los feminismos negros”. La autora argumenta que “el racismo persiste en la sociedad cubana actual, a pesar de la obra social de la Revolución que
transformó sustancialmente las condiciones de vida y trabajo de
la población, sin distinciones de clase, sexo y ‘raza’, garantizando
los derechos humanos fundamentales”. Brinda una mirada histórica, decolonial e interseccional para sustentar que, en el contexto actual, “el racismo ya no puede ser visto solamente como
herencia del capitalismo, en calidad de problema no resuelto en
la construcción socialista, se trata de un nuevo proceso de reconfiguración (…) en un entorno internacional y regional agravado”,
donde sigue en pie el desafío de: ¿Y las negras qué?, formulado
por la escritora activista afrocuabana Inés Martiatu (2012).
Continúa esta sección el artículo de Anny Ocoró Loango,
quien visibiliza la recuperación y apropiación de la figura de
María Remedios del Valle por parte del movimiento negro en
Argentina, como parte de la disputa por marcar nuevos significados culturales que potencian las luchas afroaspóricas y
feministas negras, en esa argentinidad esquiva a la etnicidad
y a la diversidad. Argumenta que esta “heroína negra (…) participa de la construcción de la patria y es parte de la creación
16
PUNTOS DE PARTIDA: INVITANDO AL DEBATE
de discursos contrahegemónicos en los que su figura es reinventada y apropiada desde las luchas feministas negras en
Argentina”.
Karina Bidaseca en “‘Las Puertas del no retorno’ en África: performatividad descolonial y estéticas feministas en las memorias afrotransatlánticas en Ana Mendieta y Édouard Glissant”, nos pone ante
un crudo relato en el que se entrelazan el racismo, el capitalismo y
el poder colonial. Narra cómo “el abismo que se abría al atravesar la
puerta marcaba el tránsito de ser sujetos a mercancías, algunos morían antes de atravesarlo, otros de perecer en la travesía eran arrojados al mar”. La puerta del no retorno testimonia la crueldad esclavista y es también una metáfora para pensar los tiempos globales.
Tiempos en los que, producto de las políticas xenófobas y racistas
que imperan hoy en buena parte de los países europeos, la vida de
los migrantes africanos es abandonada en los mares.
En el cierre de esta sección, el análisis de la experiencia de trabajo del “Museo afroamericano de Huehuetán” es presentado por
Teresa de Jesús Mojica Morga para mostrar el olvido y la invisibilización del Estado mexicano hacía el pueblo negro-afromexicano. La autora da cuenta de cómo el multiculturalismo, profesado por la Constitución política, está sustentado en los pueblos
indígenas, y deja en el olvido a los afromexicanos. Es así que, a
través de una reflexión sobre el museo afro, la autora visibiliza el
importante papel que han jugado las mujeres afrodescendientes
en la lucha contra el racismo y discriminación que viven estas
poblaciones, al destacar la experiencia de resistencia, visibilización y reconocimiento que vienen gestando a través del museo.
El artículo de Santiago Arboleda Quiñonez “Racismo global y migradestierro en la óptica intercultural” inaugura la tercera sección
17
del libro: políticas públicas, migración y afrodescendencias. Desde
una lectura global de los procesos migratorios, Santiago propone
la categoría migradesterrado para analizar los procesos migratorios contemporáneos en los que se intersectan prácticas racistas,
extractivistas, neocolonialistas y de destierro. Argumenta que “al
debate sobre las migraciones le falta asumir de manera central,
ética y sistemática el problema del racismo, como asunto sustantivo y constitutivo, sin el cual, por lo tanto, no se puede comprender en sus justas dimensiones el funcionamiento de estas en el
orden global”. Al mismo tiempo, devela la crudeza del despojo de
las riquezas del planeta, mediante el estractivismo neoliberal.
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine, en “Racialización de las
políticas públicas de inmigración en República Dominicana”,
analizan cómo las élites dominicanas desarrollaron durante fines del siglo XIX y todo el siglo XX, políticas de inmigración que
desalentaron la existencia étnica de las poblaciones de origen no
caucásico en su proyecto de nación. El recorrido crítico por estas
políticas explica la reproducción cotidiana del “prejuicio racial
antinegro y antihaitiano” y las prácticas racistas que marcan la
realidad presente en dicho país. En palabras de los autores, “la
República Dominicana constituye el extraño caso de un país de
población negra y ‘mulata’ que no se reconoce oficialmente como
tal, en razón de que el prejuicio racial forma parte de la ideología
dominante en la sociedad”.
En “Construir la paz en África: la contribución del liderazgo
africano”, Jacques Bertrand Mengue Moli analiza el proceso de
construcción de la paz en África liderado por Nelson Mandela de
Sudáfrica y Paul Biya de Camerún. Destaca cómo este proceso
de paz ha sido pensado y orientado “en un contexto de afirmación de la filosofía del renacimiento africano llamado desde hace
18
PUNTOS DE PARTIDA: INVITANDO AL DEBATE
varios siglos por los afrodescendientes en la diáspora y sobre el
continente mismo”. Menciona que, para los líderes africanos, es
muy importante avanzar con la resolución de los conflictos que
vive el continente hoy, ya que “sin la paz, ningún desarrollo es
posible”.
Cierra los temas de esta sección el artículo de Bernd Reiter
“Reparaciones y autonomía política”, en la que el autor reflexiona sobre las políticas de reparación y autonomía política como
propuesta para reparar a las poblaciones afrodescendientes que
sufrieron las consecuencias de la esclavización. Sostiene que “los
efectos devastadores de la esclavitud y el colonialismo no pueden
abordarse con los marcos democráticos liberales a los que se adhiere la mayoría de los países del hemisferio”.
En la última sección, Cultura afro y Resistencias, Roberto Carlos
da Silva Borges y Samuel Silva Rodrigues de Oliveira analizan en
“’Exu’: ancestralidade e subjetividade na produção do Coletivo
de Cinema Negro Siyanda”, la representación de la religiosidad afro-brasileña, a partir de la memoria y narrativa del colectivo de cine negro do Rio de Janeiro, Siyanda. Muestran que:
“Comumente, os orixás são signos da cultura afro-brasileira,
africana e da diáspora, na estética cinematográfica do coletivo
Siyanda, eles têm importante papel na reelaboração da subjetividade das personagens e do encontro de suas identidades”.
Seguidamente, Carlos Alvarez Nazareno nos propone, en su artículo titulado “La cultura afrouruguaya, el candombe y la comparsa como espacios de resistencia”, una reflexión sobre el candombe como espacio de resistencia y de reivindicación de la cultura
y la música afro. Analiza en forma crítica las prácticas que reproducen el racismo, el machismo y la homolesbotransfobia al
19
interior de las comparsas, y marca también las luchas por el reconocimiento y el respeto a la diversidad que se vienen ganando
en este espacio. “(…) estas nuevas experiencias y avances deben
pensarse en el marco del desarrollo de las reivindicaciones feministas y del reconocimiento de los derechos de la diversidad sexual a través de las leyes recientemente conquistadas”.
Culmina esta sección volviendo al Caribe, a través de Yoannia
Pulgarón Garzón, quien en su artículo “Cultura Rastafari en Cuba:
Identidades y formas de resistencia” analiza, en clave decolonial,
la vigencia de la cultura rastafari, sus posturas fundacionales, su
evolución y las demandas actuales de los sujetos que la reivindican. Evicencia cómo la cultura rastafari está ligada a “la identidad
cultural, la identidad racial, la africanía y la resistencia cultural”.
Actualmente, en palabras de la autora, “la identidad racial negra,
defendida desde la Cultura Rastafari, articula esta defensa histórico-cultural del legado africano, con criterios de autoafirmación,
luchas y resistencias frente al “estado de discriminación racial,
desvalorización cultural, desigualdad social y falta de poder político en el que aún permanecen las masas afrodescendientes de
la región”. También acompañan este libro poemas de las artistas
afrocaribeñas Nancy Morejón y Shirley Campbell Barr, e imágenes de valiosas obras de artistas afrodescendientes y africanos/
as que interpretan nuestra resistencia afrodiaspórica.
Finalmente, queremos expresar nuestro agradecimiento a
CLACSO por su apoyo para la realización del libro, y a todas las
personas que colaboraron para hacer realidad su publicación, en
especial a las autoras y autores que asumieron con rigor y responsabilidad esta propuesta. Les invitamos a leer esta rica producción esperando que, desde una reflexión crítica, puedan serles de utilidad las discusiones y aportes presentados. El propósito
20
PUNTOS DE PARTIDA: INVITANDO AL DEBATE
es no detenernos, con la mirada puesta en los futuros que intentamos compartir, de cara a nuestras luchas. Luchas que asumen
como prioridad estratégica desafiar al decenio.
21
SECCIÓN I:
Afroepistemologías y
pedagogías cimarronas
Cimarrones
Cuando miro hacia atrás
y veo tantos negros,
cuando miro hacia arriba
o hacia abajo
y son negros los que veo
qué alegría vernos tantos
cuántos;
y por ahí nos llaman ‘minorías’
y sin embargo
nos sigo viendo
Esto es lo que dignifica nuestra lucha
ir por el mundo y seguirnos viendo,
en Universidades y Favelas
en Subterráneos y Rascacielos,
entre giros y mutaciones
barriendo mierda
pariendo versos.
Nancy Morejón1
1
Una de las más destacadas poetizas afrocubanas. Ha recibido varios
reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Literatura de Cuba
en el 2001 y el Premio Internacional Corona de Oro 2006 de Macedonia.
Más allá de un cuento
de hadas: resistencia y
otros aprendizajes para
la historiografía de la
diáspora africana
Claudia Miranda
Es posible afirmar que mis principales inspiraciones para pensar dinámicas menos individuales y más colectivas en la práctica del trabajo de investigación sean el cuadro teórico-epistémico
y la trayectoria política de Frantz Omar Fanon1. La comprensión
más efectiva se dio en el año 2003, con la presencia del filósofo
camerunés Joseph-Achille Mbembe, en Brasil, más precisamente en el Curso Avanzado en Estudios Étnico-raciales (Centro de
Estudios Afro-Orientales/UFBA). Al participar en sus clases sobre el influente pensador del siglo XX, comprendí que Fanon examinaba la violencia como un medio y que ella hace parte de su
1
A los 19 años se enlistó como voluntario en las fuerzas de Gaulle y
luchó en Europa. Recibió mención honrosa por su valentía en 1940 y,
en 1946, consiguió una beca para estudiar en Lyon (medicina). Participó
activamente de la Frente de Liberación Nacional (FLN) y centralizó sus
acciones en el territorio al Norte de África.
27
Claudia Miranda
cuadro teórico representando un lenguaje o una práctica. En su
modo de comprender, solamente después de la muerte del colonizador la vida podría brotar otra vez. Fanon ha hecho la siguiente
afirmación: “Si tuviera que definirme, diría que espero, busco conocer lo que me rodea, interpreto todos mis hallazgos. Me he vuelto un sensitivo” (Fanon, 1983, p. 99). No es una exageración afirmar que los grupos sociales racializados fueron/son definidos por
un vocabulario colonial en el sentido de mantenerse fijos como
animales, como no seres, como incapaces, sin memoria y sin historia. Recuperar ese mosaico es una tarea colectiva y acompañar el
trabajo realizado, hoy, en diferentes países, por diferentes grupos
e investigación, forma parte de la demanda que se nos exige a nosotras/os, como afrodescendientes. Es una convocatoria para las
disputas epistemológicas en arenas diversas.
Atentas/os a los argumentos fanonianos, se aprende acerca de
la participación política insurgente y, sobre todo, cómo se aprovechan nuestras excavaciones epistemológicas, recomposiciones
que pueden venir a favorecer la comprensión de desigualdades y
de injusticias con África y sus herederas/os. La teorización y promoción de nuevas investigaciones forman parte de la tarea descolonizadora que es, sin duda, comunitaria e inevitable. La teoría
fanoniana tiene como una de sus más fecundas características
permitir que analicemos la insurgencia en contra de la violencia
física y de la violencia simbólica, ya que esta sugiere un examen
de los diferentes efectos. Su argumento sobre la guerra debe ser
interpretado a la luz de la descolonización: libertar al colonizador
que reside dentro de cada colonizada/o sería lo mismo que tomar
consciencia de la condición colonial y de sus heridas. El eje más
significativo, que nace de la aproximación con Fanon, tiene que
ver con las identidades inventadas y, con ello, podemos reconocer
los efectos de la fijación asimétrica de grupos humanos.
28
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
Por todo eso, el aporte de este trabajo es recuperar vínculos interpretativos y ampliar las provocaciones incluidas en la agenda del Decenio Internacional de los pueblos afrodescendientes
(2015-2024). Uno de los objetivos es entender cómo reconectamos aprendizajes desde adentro, cómo impulsamos procesos pedagógicos en donde la historiografía de la diáspora africana se
convierta en un portal de resignificación de subjetividades y de
otras propuestas de agendas antirracistas.
Resistencia histórica africana y contestaciones
afrodescendientes
Ghana, Togo, Benín y Nigeria son identificados como parte de la
Costa de la Mina —región del Golfo de Guinea— y, así, pueden
ser incluidos como importantes regiones de un gran portal epistemológico que el continente africano ofrece al mundo. Al cartografiar las innumerables formas de reapropiación e intersecciones culturales, África —cuna de la humanidad— es la gran
matriz. Más allá de la Costa de la Mina, otros países están presentes, teniendo en vista la capilaridad de la violencia colonial que
garantizó la formación de una diáspora africana. En mi opinión
—aún bajo los efectos de la degeneración de las identidades no
europeas—, hemos reorganizado la existencia y hemos promovido nuevos desplazamientos políticos en territorios desconocidos
cruzando diferentes filosofías.
Las identidades de las/los africanas/os y de las/los afrodescendientes fueron/son manejadas y reinventadas como “espacio vacío”, las civilizaciones negadas y violadas —en las formas de representación construidas en el Occidente— son clandestinizadas
y ese fenómeno se relaciona con la banalidad del mal, procesada
29
Claudia Miranda
por los colonizadores y mercaderes de vidas humanas. El mito
de la superioridad racial blanca —europea— favoreció la idea de
inexistencia de un pasado cultural fuera del territorio del colonizador y, así, las naciones dislocadas reflejan las disyunciones
y fricciones presentes en la vida y en la agenda de lucha por el
reconocimiento de esa violación. Aún es necesario problematizar
las metas narrativas históricas para entender el legado africano
en el mundo. La dominación occidental se ha valido de herramientas alienantes y la “historia”, como un campo disciplinar, es
responsable de negar la existencia de cosmovisiones múltiples,
de filosofías y procesos estéticos también diversos.
La historia de la diáspora africana empieza a ser reivindicada
en el mundo y en el campo político, el campo de la lucha retórica. Desestabilizan las bases de esta perspectiva europea, que
se concibe como única. Las herencias africanas están en el centro de las preocupaciones de los grupos interesados en fomentar procesos antirracistas. No obstante, podemos indagar sobre
lo que sería la reorganización de la existencia y donde podríamos abrigarla en términos conceptuales. Ir más allá de un cuento
de hadas puede significar reorientar la percepción del fenómeno de esta diáspora, al asumir la multiplicidad de capas de una
presencia con especificidades e idiosincrasias. La memoria de
la lucha afrodescendiente pasa a ser el punto aglutinador para
que localicemos la línea del tiempo, el conectivo entre el mundo
africano y la diáspora africana. Toussaint L’Ouverture (Haití),
Reina Nanny (Jamaica), Benkos Biohó (Colombia), Esteban
Mesa Montejo (Cuba), Zumbi dos Palmares y Dandara (Brasil),
Rey Miguel (Venezuela) y Rey Baiano (Panamá) aparecen en la
historia de resistencia de africanas/os e hijas/os de africanas/
os, en el período de dominación comprendido entre los siglos
XVI y el XIX.
30
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
La actuación de Eric Williams2 (Trinidad y Tobago), como
miembro de la Comisión Caribeña (de 1943 hasta 1955), le propició condiciones de imprimir ideas que cruzaron el siglo XX
con expresivo significado por incluir muchos de los trazos de
los engranajes coloniales y criticar sus efectos en la vida cotidiana de las poblaciones de Caribe. En carta a Fernando Ortiz,
en el año de 1940, Williams (2011, p. 359) hace una declaración acerca del lugar de importancia de Cuba en sus estudios
sobre el negro y, en ella, resalta su interés por investigar las
historias y los modos de vivir en la región de la que formaba
parte. Refleja, asimismo, la mirada sobre las formas de alianza
internacional de la época, contemplando los estudios históricos. Entre sus principales obras están: Capitalism and slavery
(Capitalismo y esclavitud), The negro in the Caribbean (El negro en el Caribe), History of the people of Trinidad and Tobago
(Historia del pueblo de Trinidad y Tobago), British historians
and the West Indies From Columbus to Castro (Historiadores
británicos y las Indias Occidentales de Colón a Castro). La
Casa de las Américas3 publica El Negro en el Caribe y otros
textos (de Erick Williams) en el año de 2011 y, conjuntamente con otras importantes fuentes, como la Revista Casa de las
Américas, nos permite tener mayor comprensión del papel de
la historiográfica producida, hoy, sobre el Caribe.
2
Eric Williams (1911-1981) fue el principal líder de Trinidad y Toba-
go durante los últimos años del periodo colonial. Es reconocido como el
fundador de la historiografía del Caribe.
3
La Casa de las Américas es una organización fundada en 1959, que
tiene como uno de los nombres de los elaboradores de la propuesta a
Haydée Santamaría. Su finalidad es, sobre todo, el apoyo a las investigaciones y el intercambio cultural con los países vecinos.
31
Claudia Miranda
Cuba es parte de la diáspora yorubá, así como Brasil, hace parte de un contexto de gran movilización político-cultural de jóvenes caribeñas/os, como ocurre en el movimiento Hip Hop. Para
Roberto Zurbano (2018)
(…) es un espacio donde comienza a debatirse, tímidamente, los
conflictos raciales viejos y nuevos. No es poco el esfuerzo que
vienen haciendo personas, grupos, instituciones (…) que insisten en la necesidad de abrir una nueva etapa en el camino de la
total emancipación de nuestra población negra (p. 1).
Cuba sigue una fase interesante de mayor debate sobre algunos aspectos de la condición de las/os afrocubanas/os, en el
marco del Decenio para Afrodescendientes (2015-2024). Su relevante posición en el Caribe y su ejemplo de sociedad exigen
nuevas interpretaciones sobre las relaciones raciales en todo
el planeta. Hace mucho que se puede acompañar el esfuerzo
analítico, hecho por órganos que observan los fenómenos promovidos por la colonización. En el campo de la investigación,
tenemos algunos trayectos que ganan relieve. El ejemplar de
número 36 de la Revista Casa de las Américas (1966) reunió
estudios sobre literatura, artes, religiosidad y enfrentamientos en los diferentes países con presencia africana. Trabajos
de Aimé Césaire, Frantz Omar Fanon y de Fernando Ortiz, formaron parte de la edición y, ya en el inicio del texto Antillanos
y africanos, de Fanon (1966), encontramos un análisis sobre la
adopción de la idea de pueblo negro: “Hace dos años, terminaba yo una obra sobre el problema del hombre de color en el
mundo blanco. Sabía que no era en lo absoluto necesario amputar la realidad. No ignoraba que en el seno mismo del ‘pueblo negro’ esa entidad, se podía distinguir movimientos desgraciadamente bastante inestéticos” (p. 5).
32
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
En su defensa, las idiosincrasias revelan importantes trazos de
la reinvención posible en cada territorio y discurre sobre las
percepciones que pueden adoptarse sobre las heridas de la colonización en las Antillas. El artículo sugiere mayor atención
para los efectos del contacto con los países involucrados en la
colonización. En el ejercicio teórico-epistemológico de Fanon,
hay una búsqueda de la razón del hombre colonizado y, con ese
objetivo, razona de manera inédita sobre su rehabilitación política, cultural y psicológica. Se destaca la siguiente idea sobre
procesos de brutalizar al colonizado: “Los valores, en efecto, son
irreversiblemente envenenados e infectados cuando se les pone
en contacto con el pueblo colonizado. Las costumbres del colonizado, sus tradiciones, sus mitos, sobre todo sus mitos, son la
señal misma de esa indigencia, de esa depravación constitucional” (Fanon, 1979, p. 36). Además de ser un referente, en los debates que acompañaron el fin de los imperios coloniales, el psiquiatra, nacido en Martinica, es un personaje fundamental en
la lucha por la independencia de Argelia, donde actuó como un
auténtico revolucionario. Es fácil concordar que su orientación
terapéutica está dirigida a los difíciles procesos de reinserción
social a través del establecimiento de formas democráticas de
vida colectiva.
La influencia de Fanon aparece en estudios psicoanalíticos de
expertas como Grada Kilomba4 (2019, p. 33), una profesional
del área que aprovecha ejes reveladores en su obra fundante y
4
Grada Kilomba (Lisboa, 1968) es psicóloga, escritora y artista inter-
disciplinar afrodescendiente, con familia en Angola y San Tomé y Príncipe. Presenta gran conocimiento del trabajo de Frantz Omar Fanon y
otras/os estudiosas/os de la crítica poscolonial.
33
Claudia Miranda
trata el colonialismo como una herida abierta. Lo define como
una máscara del silenciamiento: “La máscara representa el colonialismo en su totalidad. Ella simboliza políticas sádicas de conquista y dominación y sus regímenes brutales de silenciamiento de las/os llamadas/os Otras/os: ¿quién puede hablar? ¿Qué
pasa, cuando hablamos? ¿Y sobre qué podemos hablar?”. Con
esa comprensión, va más allá por entender que el racismo adopta
la negación para legitimar y mantener las estructuras violentas y,
como un acto mágico, el sujeto negro pasa a figurar como el que
no está en su lugar: cambia de lugar con el blanco y pasa a ser el
gran enemigo. En resumen:
En el mundo conceptual blanco, el sujeto Negro se identifica
como el objeto “malo”, encarnando los aspectos que la sociedad
blanca ha reprimido y convirtiéndose en tabú, es decir, agresión
y sexualidad. Como resultado, terminamos coincidiendo con la
amenaza, el peligro, lo violento, lo emocionante y también lo sucio pero deseable, lo que permite que la blancura se considere
moralmente ideal, decente, civilizada y majestuosamente generosa, en control total y libre de ansiedad, que causa tu historia
(Kilomba, 2019, p. 37).
La autora en cuestión amplía los estudios iniciados por el autor
de Martinica, justamente, para aprovechar puntos no explotados,
sobre las fantasías violentas creadas acerca de las/os negras/os.
Kilomba parte de un eje clave en Fanon: tener que luchar contra el odio de todo el mundo blanco, tener que comprender sus
manifestaciones en vivo. De alguna manera, al intentar volver al
punto inicial de los estudios fanonianos, es estratégico comenzar
a juntar las brechas existentes para recomponer su camino interpretativo teniendo en cuenta las preocupaciones con la liberación de África.
34
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
África y su diáspora siguen como parte de nuestras preocupaciones y las/os expertas/os y las/os activistas afrodescendientes enfrentan el rompecabezas en donde estamos todas/os nosotras/os.
Queda obvio lo que Ada Ferrer (2012) considera sobre el desprecio
por el protagonismo de las poblaciones afrodescendientes cuando problematiza, específicamente, aspectos de las entrañas de la
Revolución haitiana y los desenlaces de esa reacción anticolonial
para el mundo caribeño y latinoamericano. Ciertamente, la rebeldía e insurgencia de Haití es un hito para las utopías que nos mueven en la contemporaneidad. La Revolución de Saint-Domingue
(1791-1804) se dio bajo el liderazgo de François Toussaint Breda
(Toussaint L’Ouverture) y es, según el análisis de Aníbal Quijano
(2006), el más prominente ejemplo de descolonización, implicando
poblaciones esclavizadas y colonizadores europeos. En su análisis,
es la primera revolución global descolonizadora de todo el mundo
contemporáneo. “Colonización del poder” y “descolonización del
poder” están sobrepuestas en el proceso que se ha vivido en la primera revolución global descolonizadora de todo el mundo histórico contemporáneo. Negros contra blancos, rebelados, proclaman
en su Constitución que todos los pueblos del mundo son iguales.
Se trata de un paradigma de resistencia y de afirmación visiblemente temido por su ejemplaridad.
Todas las preguntas hechas sobre el rescate de la memoria de
luchas están relacionadas con las demandas actuales de nuestra
humanización y existencia y, para alcanzar un cuadro que contestara a estas preguntas, como ejercicio epistemológico, muchas
investigaciones emergieron y se convirtieron en indispensables.
Autoras/es situadas/os en las fronteras entre África y Brasil,
por ejemplo, presentaron proposiciones coherentes para el trabajo exigido en las disputas retóricas que desestabilizan metas
narrativas.
35
Claudia Miranda
Llaman la atención los estudios realizados en São Paulo por
el antropólogo Kabengele Munanga5 en el Centro de Estudios
Africanos (Universidad de São Paulo). En su grupo, recibió estudiosas/os que subvencionan, en la actualidad, el debate sobre
racismo, desigualdades y sobre políticas de acciones afirmativas, entre tantos objetos de investigación. A la vez, no es posible
hablar de desplazamiento político de las poblaciones racializadas sin considerar los aportes del área y de esa manera, es justo resaltar un giro conceptual ya hecho en las últimas décadas.
Munanga (2016) ha logrado influenciar el debate actual debido a
la condición que garantizó al abrir el espacio a temas que se desarrollaron en las brechas de las universidades de prestigio, en la
historia reciente de las Ciencias Sociales.
Tendrá sentido traer puntos de dicha actuación multiplicadora.
En las líneas que siguen, podremos encontrar algunas huellas
sobre su protagonismo como un pensador africano que, por su
propia cuenta, se ha instalado en Brasil: “(…) panafricanismo,
negritud y Teatro Experimental do Negro son tres movimientos
diaspórico-africanos que nacieron en épocas y contextos históricos diferentes, sin embargo, tienen algunas convergencias en
términos político-ideológicos y líneas de acción” (p. 111). Explica
5
Kabengele Munanga nació en la República Democrática de Con-
go, donde se graduó en Antropología Social y Cultural por la Universidad Oficial del Congo. Trabaja como profesor visitante senior de la
Universidade Federal do Recôncavo de Bahia. Fue director del Museo
de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo (1983-1989),
participante del equipo gestor del Museo de Arte Contemporáneo de la
Universidad de São Paulo (2002-2006) y dirigió el Centro de Estudios
Africanos de la Universidad de São Paulo (2006-2010).
36
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
que: “La negritud es un concepto de síntesis (...) una actitud total
de respuesta a una situación. Aimé Césaire, con Léopold Sedar
Senghor, Léon Damas y otros, creaba el término negritud y lo define como conciencia de ser negro, simple reconocimiento de un
hecho que implica aceptación” (p. 121).
En Negritud: usos y sentidos (1988, p. 23) una idea que destaca es:
“(…) se trata primero de proclamar la originalidad de la organización sociocultural de los negros para, después, definir su unidad, a
través de una política de contra aculturación, es decir, desalienación
auténtica”. Indiscutiblemente, el investigador congoleño, actuante
en Brasil, tiene un papel central en la lucha por la consolidación de
áreas que sostienen el debate de las relaciones raciales y, en ese ritmo, apoya las formas de construcción de puentes entre la diáspora
africana y África. En Por qué ensinar a história da África e do negro
no Brasil de hoje? (2015, p. 20), la preocupación es saber: “cómo enseñar la historia de esos pueblos que en la historiografía oficial fue
preterida y sustituida por la historia de un único continente, silenciando la rica diversidad cultural en nombre de un monoculturalismo justificado por el llamado sincretismo cultural o mestizaje”.
Menciona los reales objetivos de enseñar la historia y la cultura europea en detrimento de otras perspectivas históricas.
En el análisis de Rafael Sanzio Araújo dos Anjos6 (2005, p. 174)
sobre el lugar de la Geografía y de la Cartografía, es imprescindible
6
Rafael Sanzio Araújo dos Anjos es profesor de la Universidad de
Brasilia. Nació en Santo Antônio de Jesus (Bahía), habiendo sido criado en las culturas locales, bañadas en referencias afrodescendientes y
quilombolas, rasgos propios de un Estado con más de 80% de población
afrobrasileña.
37
Claudia Miranda
criticar la acción pedagógica tradicional y conservadora de jerarquías que siguen actuando en los sistemas de enseñanza. En diferentes momentos, el geógrafo ha defendido mayor atención a los
saberes producidos en los espacios de los quilombos y su tesis es
forjada desde la inserción en esa cotidianidad afrobrasileña. Se
trata de desmitificar la idea de que «El quilombo es algo del pasado». Complementa con el argumento de que es “pasado”, pero,
sobre todo, es “presente”, considerando que existe una convivencia secular no asumida, regida por una geopolítica de la invisibilidad. Hace una crítica en donde resalta que, después de más de
ciento veintiséis años años de la sanción de la Ley Áurea, las poblaciones afrodescendientes aún están representadas como algo
del pasado, especialmente las que viven en los palenques, las que
son campesinas. Las provocaciones de Munanga y de Anjos convocan a romper los silencios sobre la transposición de las “culturas” en las plantillas que adoptan las Ciencias Sociales, provocan
nuevas preguntas sobre las brechas que se deben encontrar para
que redimensionemos las acciones de protección del legado invisibilizado a lo largo de los siglos de sometimiento del “otro colonial”. La segregación informal puede ser una definición alineada
a las formas de invisibilización garantizadas en las concepciones
míticas y en las conductas de discriminación racial.
Resultan indispensables en el análisis de Sheila S. Walker, especialmente en el libro Conocimiento desde Adentro: Los afrosudamericanos hablan de sus pueblos y sus historias (2012) y el
documental Rostros familiares, lugares inesperados: una diáspora africana global (2018). Ello promueve que fomentemos una
reorganización en la agenda de estudios, sin perder conexiones fundamentales con las culturas africanas presentes en todo
el mundo. Al reunir un grupo expresivo de interlocutoras/es,
Walker amplía la base de consulta ya producida sobre el mosaico
38
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
heredado y traducido puertas adentro. En él, se reúnen estudiosas/os como: Lucía Molina y Mario López (Argentina); Juan
Angola Maconde (Bolivia); Marta Salgado Henriquez (Chile);
Raúl Platicón (Colombia); José F. Chalá Cruz (Ecuador); Lázaro
Medina y José Medina (Paraguay); Oswaldo Bilbao y Newton
Mori (Perú); Juanpedro Machado (Uruguay); y Jesús Chucho
García (Venezuela). Podemos considerar que se trata de una iniciativa para enunciar demandas legítimas de revisión histórica,
que se vincula con el Decenio Internacional para los pueblos
afrodescendientes (2015-2024), proclamado por la Organización
de Naciones Unidas (ONU). Bajo el subtítulo Afrodescendientes:
reconocimiento, justicia y desarrollo, la década está dedicada a los
pueblos de ascendencia africana, y con esa distinción, la comunidad internacional manifiesta su preocupación respecto a más de
200 millones de personas que se autoproclaman afrodescendientes en las Américas y que sufren las consecuencias devastadoras
de la esclavitud, aún en la actualidad.
La memoria del comercio transatlántico de africanas/os exige
proyectos reparadores además de análisis exhaustivos y permanentes, pautados en la observación y evaluación de la situación
que nos afecta a todas/os, en el final de la segunda década del
siglo XXI.
Desplazamiento, rebeldía y resistencia
Ya sabemos que en contextos como el de Brasil, las poblaciones
secuestradas de sus países de origen fueron las responsables de
toda la producción de riqueza que alimentó a Europa. El siglo XVI
marcó el inicio del tráfico negrero y marca un tiempo de absoluta violencia e ignorancia sobre las poblaciones explotadas en las
39
Claudia Miranda
colonias inglesas, francesas, holandesas, españolas y portuguesas.
La dinámica adoptada en el ámbito de los movimientos sociales
incluye diálogos con organismos nacionales e internacionales en
los diferentes países donde se ubican las poblaciones afrodescendientes. Al organizar su agenda de intervención, la ONU presenta
un abanico de demandas, fruto de denuncias y reivindicaciones
que las asociaciones y colectivos antirracistas ya conocen bien.
El documento “Decenio Internacional para los Afrodescendientes
(2015-2024): reconocimiento, justicia y desarrollo” presenta la siguiente afirmación:
El Decenio Internacional de Afrodescendientes es una ocasión
para promover mayor conocimiento, valor y respeto a las conquistas de la población afrodescendiente y a sus aportes a la
humanidad. Es una herramienta útil para abrir camino al trabajo y a la cooperación futura entre estados, organizaciones internacionales y regionales, sociedad civil y otros, a fin de apurar
la situación de los derechos humanos y del bienestar de la población afrodescendiente (ONU, 2016, p. 7).
Los ajustes para incrementar esa agenda dependieron de compromisos de cooperación y movilización, según lo que se aprecia en las
acciones agregadoras descritas. De los temas elegidos y que forman
parte de las atribuciones de las/os involucradas/os, por la comunidad internacional, se destacan, por lo menos, cuatro de ellos:
•
•
Apoyar iniciativas y proyectos que procuren honrar y preservar la memoria histórica de la población afrodescendiente.
Usar el Decenio como una oportunidad para interactuar con
la población afrodescendiente sobre medidas adecuadas y
eficaces para detener e invertir las consecuencias duraderas
40
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
•
•
de la esclavitud, del tráfico de esclavos y del comercio transatlántico de esclavos, de personas africanas capturadas y,
para ese efecto, garantizar la participación y la consulta de
organizaciones no gubernamentales, otras partes interesadas y la sociedad civil como un todo.
En la planificación de actividades para el Decenio, examinar
cómo se pueden utilizar los programas y recursos existentes
para el beneficio de la población afrodescendiente de manera más eficaz.
Dar la debida importancia a metas y objetivos que procuren
la eliminación del racismo, de la discriminación racial, de la
xenofobia e intolerancias relacionadas en contra de la población afrodescendiente en los debates realizados por las
Naciones Unidas en la agenda de desarrollo pos 2015.
Sin embargo, estamos frente a una ola de pérdidas de derechos
y de mayor riesgo para los grupos más vulnerabilizados en todo
el planeta. La historia de usurpación de riquezas, de vidas africanas, de memoria ancestral, son algunos de los puntos clave para
nuestra revisión teórica y política. Además, tienen que ver con las
condiciones establecidas en el documento de la ONU, elaborado,
conjuntamente, para apoyar las acciones del Decenio.
Honrar la memoria histórica, crear oportunidades para interactuar y considerar las metas de esa movilización internacional, implica el incremento de foros permanentes de discusión y
de proposición de opciones socioeconómicas y socioeducativas.
La ampliación de las fuentes de consulta es necesaria para alimentar acervos que, por su parte, favorezcan diferentes áreas de
investigación, elaboración de políticas sociales y formación política, en sentido amplio. Las metas pueden promocionar otras
brechas emancipatorias y además observatorios críticos que
41
Claudia Miranda
logren mayor articulación internacional generando concepciones
investigativas otras, conectadas con la realidad. La movilización
exigida puede garantizar la comprensión de los riesgos generados por el racismo y por la colonialidad del poder.
Es posible recuperar la orientación de Aníbal Quijano (2006) sobre la tarea que aún nos convoca:
(…) la colonialidad del poder hace de América Latina un escenario de des/encuentros entre nuestra experiencia, nuestro conocimiento y nuestra memoria histórica. No es sorprendente, por eso, que nuestra historia no haya podido tener un
movimiento autónomo y coherente, y más bien se haya configurado como un largo y tortuoso laberinto donde nuestros insolutos problemas nos habitan como fantasmas históricos. Y no
se podría reconocer y entender este laberinto, es decir, debatir
nuestra historia e identificar nuestros problemas, si no se consiguiera primero identificar nuestros fantasmas, convocarlos y
contender con ellos (p. 5).
Tomar parte de estas reacciones es, también, comenzar a entender más de la historiografía que desafía a ser promocionada y
convocar a nuestros fantasmas sería lo mismo que abrir la mano
del silencio sobre las formas de deshumanización de las/os no
blancas/os, las personas racializadas que han vivido los efectos
de un fenómeno —racialización— eficaz por garantizar la subalternización de algo definido, a lo largo de la historia colonial,
como “el resto del mundo”.
Las civilizaciones interrumpidas fueron forzosamente esparcidas por todo el globo. Y sobre esos aspectos es importante dar énfasis al trabajo de Sheila S. Walker (2012), pero, sobre todo, lo que
42
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
ha destacado como diáspora africana global. “Honrar y preservar
la memoria histórica de la población afrodescendiente” significa
admitir que esa memoria corre riesgo. Tener que ajustar, políticamente, una década para el trabajo de denuncia en el mundo, señalando las condiciones de deshumanización que se han sufrido
es una señal de la gravedad del desarrollo del comercio de personas. En la lucha por el reconocimiento no será posible renunciar
a la revisión de la historiografía y, por ende, la investigación realizada sobre la presencia africana en el Caribe, en América Latina
y en otros contextos, está retrasada.
En Recolocando los pedazos de Osiris/Recomponiendo el rompecabezas: la diáspora africana en la América del Sur hispanohablante, Walker se pone en red con el grupo que propone la obra
Conocimiento desde adentro: los afrosudamericanos hablan de sus
pueblos y sus historias. Con esa dinámica de revisión de la historiografía, señala muchos de los perjuicios que tuvimos —y aún
tenemos— debido a datos culturales e históricos forjados sobre
África, africanos/as y afrodescendientes. El hecho de reunir dichos estudiosos y estudiosas de América Latina y el Caribe, así
como sus visiones, y fomentar nuevos espacios de intercambio
sobre “versiones legítimas” no puede ser tratado como un episodio más de la cooperación internacional.
La iniciativa aboga por el conocimiento producido en las comunidades de intelectuales afrodescendientes y disputa conceptos cuando sugiere una perspectiva “afrogénica” en lugar de una
perspectiva “eurogénica”. La propuesta dice mucho de las exigencias de la agenda para el “Decenio Internacional para los
Afrodescendientes” (ONU). Jesús Chucho García (2012), por ejemplo, se concentra en señalar las “afroepistemologías” y la “afroepistemetódica” y, en su argumento, los conocimientos que están más
43
Claudia Miranda
allá de los libros son los conocimientos que las definen. Trata de
valorizar la recreación y la innovación de expresiones culturales:
Es en el campo de las artes donde más se evidenciaron los procesos de creatividad. Los géneros musicales representan un laboratorio permanente de creatividad de las y los africanos y
sus descendientes: de la rumba a la timba cubana, de la samba
a la timbalada en Brasil, existe un rosario de ritmos bailables
que hoy sacuden los espacios; y el candomble, tanto en Uruguay
como en Paraguay y Argentina, refresca ese torrente de células
rítmicas que rompieron los espacios ortodoxos de las iglesias y
los conventillos, para luego tomar las favelas y luego las calles,
plazas y avenidas para convertirse en símbolos de la música y
la danza universales (p. 92).
Las localizaciones de García son relevantes ya que presentan una
tecnología de insurgencia colectiva, un proceso desarrollado estratégicamente con el objetivo de mantener viva la memoria ancestral. Palenque San Basilio (Colombia) y Quilombo de Palmares
(Brasil) están entre las principales comunidades autónomas, creadas por grupos de líderes y lideresas responsables de revoluciones
silenciadas por los cánones europeos, por la historiografía oficial.
Por otro lado, hemos concluido, alineados con Oyèronké Oyěwùmí,
que tendremos que asumir otras posibilidades interpretativas
sobre nuestras historias y memoria. Sobre la importancia de sus
estudios. La autora ha ocupado un lugar de gran relevancia en
la crítica a los discursos occidentales sobre el “otro de la colonización”, específicamente pensando la cultura yorubá, de la cual
forma parte. Sus análisis procuran “encontrar formas en que la
investigación africana pueda estar mejor nutrida por las preocupaciones e interpretaciones locales y, a la vez, por experiencias
44
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
africanas que deben tenerse en cuenta en la construcción general de la teoría, a pesar del racismo estructural del sistema global”
(Oyěwùmí, 2010, p. 26).
En líneas generales, hay una alerta fundamental que, además,
puede ayudarnos a criticar los ajustes coloniales que invisibilizan la trayectoria afrodiaspórica: “las realidades africanas se interpretan con base en estas afirmaciones occidentales, lo que
encontramos son distorsiones, ofuscaciones en el lenguaje y a
menudo una falta total de comprensión debido a la inconmensurabilidad de las categorías e instituciones sociales” (p. 33).
Ya se sabe que las formas de valorización de la herencia africana
se dan, sobre todo, por vía de la historia oral y, acerca de eso, el
argumento de Catherine Walsh y Juan García Salazar (201, p. 81)
gana espacio. Al acompañar el cotidiano de los colectivos organizados comunitariamente en Ecuador, Walsh y Salazar afirman
que, desde siempre, el Estado es parte del problema para las/
los afroecuatorianas/os. Si podemos considerar lo que son “inspiraciones coloniales”7, veremos que las condiciones que se viven
en Colombia, Venezuela, Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Cuba,
Haití, Brasil, Paraguay, Uruguay, México, entre otros tantos países
de la “diáspora africana global”,8 son condiciones provocadas y
que atienden a procesos de deshumanización de las poblaciones
afrodescendientes.
7
Para profundizar, recomiendo la investigación de Claudia Miranda
(2017).
8
Sobre este tema es recomendable ver a Sheila S. Walker (2012).
45
Claudia Miranda
En Cuba, un proyecto de Estado colonial fue consolidado en el
contexto posterior a la Revolución haitiana y la ejemplaridad que
el país vecino (Haití) promovió, hizo nacer olas de concientización que llegaron más allá del Caribe. Haití se consolidó como un
símbolo de rebeldía y de cambio absoluto. Ada Ferrer (2012) indica importantes atravesamientos sobre la invisibilización de la
verdad con respecto a la Revolución haitiana:
Incluso las obras clásicas de Eric Hobsbawm y Jacques Godechot,
o incluso los diccionarios históricos de la Revolución Francesa,
apenas mencionan la revolución de los esclavos en SaintDomingue. Ellos tienen sobre el evento una misma mirada que
lo deja bajo una relativa obscuridad. Sin precedentes o equivalentes en su negación a la esclavitud y al colonialismo, radical en
sus efectos, la Revolución haitiana aún es poco conocida, a pesar
del interés que viene despertando en las últimas décadas, mereciendo la calificación como tema “olvidado por la revolución
mundial”, como lo hizo Trouillot recientemente (p. 38).
Destaca los rumores continuos y los efectos provocados en Cuba y
aclara que, en el estado colonial, el miedo era el de una eminente
invasión: “Los empleados del estado colonial hablaban en contener el ‘contagio’, ‘el mal ejemplo’ y ‘la atracción’ de la rebelión y de
la libertad, llamando la atención por las constantes amenazas representadas por esclavos extranjeros o personas libres de color, y
sobre los peligrosos proyectos de naciones e imperios enemigos”
(Ferrer, 2012, p. 40). Para la autora, la ‘ceguera voluntaria’ permanece. La magnitud de un movimiento de absoluto sometimiento
de grupos humanos es lo que diferencia el caso de tráfico europeo
del caso africano. Entre los siglos XVI y XIX, más de tres millones
de personas fueron víctimas de violencia colonial y Haití fue la
primera república negra, fruto de la insurgencia descolonizadora.
46
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
Prácticas descolonizadoras y espiritualidad
Artista Ilea Ferraz. Obra: Pente africano
Mantener viva la memoria ancestral implica considerar las formas de las manifestaciones culturales y religiosas. Se puede decir que el Cabildo9 (Habana/Cuba) y el Maracatu10 (Recife/Brasil)
9
Un tipo de asociación comunitaria de origen africano creada en
Cuba en fines del 1500, pero con inspiraciones en las cofradías españolas de Sevilla. Involucraba bailes relacionados a las naciones africanas
presentes en Cuba y movilizaba diferentes participantes en las festividades. Los encuentros favorecían la realización de ritos, como consultas
a las divinidades africanas.
10 Maracatu es una manifestación popular de Pernambuco con una ri-
47
Claudia Miranda
presentan características muy similares, anunciadas por sus
practicantes, nos conducen a intersecciones que involucran a las/
los desplazada/os de sus respectivos territorios. Se buscan cables
conductores para la interpretación de la saga, de la reinvención
de sí, en tiempos de violación de la libertad individual y colectiva.
La vida cotidiana en los países de la diáspora africana revela ataduras estratégicas para nuevas formas de resistencia. Se pueden
ver en esas grietas opciones creativas en los ángulos donde son
forjados nuevos desplazamientos, por la recreación de las expresiones heredadas. En otros términos, la memoria ancestral manifiesta, en los dos contextos, ya indica la conexión existente.
Con un pequeño grupo de interlocutores, en la ciudad de Rio de
Janeiro, Paulo Benjamín de Oliveira (1901-1949), conocido como
“Paulo da Portela”, fue un artista involucrado con la dinámica de
las Escuelas de Samba. Con su trabajo ha participado en la metrópoli de un movimiento que es parte de una importante comunidad invisibilizada, segregada, marginada. Particularmente,
el Caxambu y el Jongo (manifestaciones de tradición Bantú) influenciaron su percepción cuando creaba sus músicas y los ritmos del “samba”. Con esa inserción, se vio produciendo movimientos culturales que se encontraban con las dinámicas de las
Escuelas de Samba11.
tualística colectiva, marcada por el sincretismo religioso, como el baile y
la música. Surge en el siglo XVIII con elementos africanos e indígenas.
11 Se trata de un tipo de gremio cultural que se organiza alrededor de
la fiesta popular del Carnaval. Abriga proyectos sociales y de formación
histórica para personas de áreas periféricas, participantes en las actividades carnavalescas.
48
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
De sus innumerables composiciones se destacan: Linda
Guanabara, Homenagem ao Morro Azul, Para que havemos de
mentir, Cantar de um Rouxinol, Teste ao Samba, O meu nome
já caiu no esquecimento, Orgulho e Hipocrisia, Cocorocó, Pam,
Coleção de Passarinhos, Ouro desça do seu trono, O Grande
Fingimento, Quitandeiro, Serei Teu Ioiô, Cidade Mulher y Olhar
Assim. Al analizar parte de la obra poética, veremos concepciones artísticas, concepciones de sí, y de la experiencia comunitaria. Asimismo, traspasa temas sobre la desigualdad y ensaya
respuestas. Se puede notar cómo, en distintos ámbitos, las letras
de la música revelan sus perspectivas de pertenencia, de alegría
y realización.
Otra apuesta anticolonial de praxis descolonizadora es la valorización de los estudios sobre la vida cotidiana, pero con la participación efectiva de la gente que ocupa el territorio. En Memórias
da plantação: episódios de racismo cotidiano (2019), la investigadora Grada Kilomba privilegia esos resquicios con énfasis en el
racismo sufrido, en vivo, al describir lo que importa para la recomposición narrativa sobre la diáspora africana.
Maria Alice Resende Gonçalves (2007) señala fragilidades en
los estudios que las Ciencias Sociales han privilegiado y produce su crítica tomando como base la propia trayectoria en el
campo. Examina los lugares transformados en “no locus” de investigación, en Brasil (Río de Janeiro/Sudeste). Investiga temas
que se relacionan con espacios desfavorecidos, rebajados, espacios que son excluidos, vistos como “no relevantes”. La vida
lúdica de los practicantes del Candomblé formó parte del estudio de Gonçalves sobre la pertenencia afrodescendiente: destaca la “Casa de Oxóssi” y el “Grêmio Recreativo Escola de Samba
Acadêmicos do Cubango”:
49
Claudia Miranda
La escuela, así como el terreiro tienen un rol relevante en la vida
de los integrantes de esta comunidad. El binomio casa (privado)/calle (público) se aplica perfectamente a la comprensión
del tema. Las dos asociaciones conllevan un sentido comunitario, representan lugares de encuentro, espacios intermediarios
entre la casa y la calle, donde sus integrantes establecen lazos
de convivencia y solidaridad, que les permiten la construcción
de una identidad propia (pp. 85-86).
Aproxima su visión a la de Rafael Sanzio Araújo dos Anjos (2015)
cuando afirma que los espacios de los terreiros de Candomblé
son comunidades con dinámica propia y sus integrantes “además de las actividades sagradas, desarrollan otras que pueden
ser vistas con dominio profano, es decir, trabajan, se divierten”
(Gonçalves, 2007, p. 87). Las conclusiones del trabajo —sobre el
lugar de lo lúdico para los integrantes de una Casa de Santo—,
pueden ampliar la comprensión de las innumerables tácticas de
reorganización de la vida, así como propiciar la ubicación de tecnologías de resistencia sociocultural.
En los años ochenta, Rita Laura Segato (1986, p. 11) se dedicó a
entender, desde la antropología, los cultos a Shango y, así, enfatizó la experiencia en Recife. Se aproximó a las tradiciones africanas para entender rótulos de personalidad respecto a una concepción peculiar del yo, además de presentar trazos de la vida de
los miembros de las casas:
Uno de los aspectos fundamentales del culto es la relación de
equivalencia que se establece entre sus miembros y los orixás
(“santos”) del panteón sobre la base de las similitudes de comportamiento entre unos u otros. De esta manera, los orixás funcionan como una tipología para clasificar a la gente según su
50
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
personalidad. En Recife, son seis los orixás entre los cuales, en
general, se hace la elección del santo a ser adscrito por el proceso de iniciación que vincula, ritualmente y de manera definitiva, cada nuevo miembro a su ‘dueño de cabeza’ (1984, p. 5).
Efectivamente, los resultados no agotan las innumerables posibilidades interpretativas y, como se puede ver, el tema de las religiones de matrices africanas ha ocupado un puesto diferenciado
en los estudios etnográficos y antropológicos. La región nordeste de Brasil es, definitivamente, una región estratégica para el
entendimiento de la influencia de la cultura Nagó en la formación de la identidad nacional. Pernambuco, Bahía, Minas Gerais y
Maranhão están entre los estados de mayor concentración. Entre
las tareas relacionadas con la defensa de la historiografía de la
diáspora africana es indispensable mantener los oídos atentos
para el portal que se abre cuando reivindicamos ese legado. La
diversidad lingüística y el dominio de un conjunto de idiomas
por parte de aquellas/os nacidas/os en África, las tradiciones orales del Candomblé —religión afrobrasileña derivada de los cultos
tradicionales africanos— son algunos elementos de esa perspectiva de resistencia. Es necesario entender que el Estado, la Iglesia
Católica y toda la sociedad esclavista dificultaron las manifestaciones religiosas de los africanos y de sus hijas/os.
Al elaborar un perfil de Mãe Menininha do Gantois12, Semira
Adler Vainsencher (2019) de la Fundación Nabuco, observa que
fue acosada por antropólogos y sociólogos que buscaban informaciones para redactar sus tesis y lograr, de esa manera, sus diplomas de doctoras/es en las subáreas de las Ciencias Sociales. María
12 Su nombre de bautismo es María Escolástica da Conceição Nazaré.
51
Claudia Miranda
Escolástica da Conceição Nazaré (1894-1986) participó activamente como persona pública y, desde el puesto de sacerdotisa del Ilê
Iyá Omi Axé Iyamassé, orientó la vida de artistas, estudiosas/os, gobernantes, pobladores de los barrios populares e hijas/os de Santo.
En todo el país, llama la atención el poder de la matriarca bahiana que, desde una vida dedicada a la cura y al equilibrio social, ha
influenciado, de muchas maneras, la construcción de la identidad
nacional, quizá por estar ubicada en un estado (Bahía) de excesivo
poder, como es el caso. Salvador ha sido la primera capital del país.
Mãe Menininha do Gantois recibió un homenaje inédito en ocasión de la fecha de su nacimiento y, su casa, después de una década
de su muerte (1992), se convirtió en el Memorial Mãe Menininha.
Bahía es un capítulo fundamental para comprender Brasil y sus
idiosincrasias, y se puede afirmar que fue debido a ese camino que
se mantuvo el legado africano-afrodescendiente. Cabe entender
cómo esas sacerdotisas —Ialorixás—, actuaron también políticamente, negociando los espacios performáticos.
En acuerdo con Kabengele Munanga (2015), se puede destacar:
(...) la historia de un pueblo es el punto inicial del proceso de
construcción de su identidad, además de otros constitutivos
como la cultura, los comportamientos colectivos, la geografía
de los cuerpos, la lengua, la territorialidad, etc. No es sin razón que todas las ideologías de dominación hayan intentado
falsificar y destruir las historias de los pueblos que han dominado. La historia de África en la historiografía colonial fue
negada y cuando la contaron se hizo desde el punto de vista
del colonizador. Asimismo, la historia del negro en Brasil también recibió la misma estrategia de falsificación y negación, y
cuando se la contó fue desde el punto de vista del otro y de sus
intereses (p. 31).
52
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
El autor aporta para nuestra comprensión de gran parte de los
problemas que se deben enfrentar para una praxis de investigación anticolonial. Es urgente dar a conocer nombres que hacen
parte de esa vía crucis, en donde valorar las herencias africanas ha sido un proyecto de vida y de muchos riesgos. Maria Júlia
da Conceição Nazareth, Pulchéria da Conceição Nazareth, Maria
Escolástica da Conceição Nazareth, Mãe Ondina (Ondina Valéria
Pimentel), Mãe Senhora (Maria Bibiano do Espírito Santo), Mãe
Aninha (Eugênia Anna Santos), Mãe Stella de Oxóssi (Maria
Stella de Azevedo) y Mãe Beata de Iemanjá (Beatriz Moreira
Costa), son algunas de esas importantes sacerdotisas afrobrasileñas que han trabajado duramente la dimensión espiritual alineada con la dimensión político-existencial. Con ellas, entendemos que todo terreiro es una familia, un espacio de aprender que
tiene como base la sabiduría ancestral, mantenida de generación
en generación.
Entre las casas más tradicionales están: el Gantois, Casa Blanca,
Afonjá, Alaketu y Cobre. Maria Stella de Azevedo Santos (19252018) fue la quinta Ialorixá do Ilê Axé Opó Afonjá en Salvador
(Bahía) y sacerdotisa electa Miembro de la Academia de Letras
de Bahía, en reconocimiento a su importante trabajo de investigación y promoción de los cultos afrobrasileños. En el año de
2009, recibió el título de Doctora Honoris Causa de la Universidad
del Estado de Bahía. Mãe Beata de Iemanjá (1931-2017) nació
en ese mismo Estado y fue una Mãe de Santo reconocida por
la actuación e influencia como feminista y agente sociopolítico, dando gran énfasis a la lucha en favor de la garantía de los
Derechos Humanos y de la conservación del medio ambiente.
De nación Ketu, su práctica de intervención incluyó la producción intelectual y la formación de nuevos/as activistas de los
movimientos sociales, orientando, especialmente, las conductas
53
Claudia Miranda
frente al problema de la intolerancia religiosa. Gana relieve su
libro, producido en 1997, con el título Caroço de Dendê: a sabedoria dos terreiros: como Ialorixás e Babalorixás passam conhecimento a seus filhos. Como justificación, apunta la sabiduría de
los grupos populacionales de Bahía, que han trabajado bajo la
cultura del Dendê13. Frente a todo eso, ha sido invitada por las
Naciones Unidas para hacer la presentación de la obra, por el
reconocimiento de su papel como activista y por el valor de la
investigación.
En Recife, capital del estado de Pernambuco (región nordeste),
los relatos de persecución a los terreiros de Candomblé señalan
muertes y prisiones de Ialorixás y Babalorixás, en las décadas de
1920, 1930, 1940. En entrevista, Adeildo Paraíso14 (Ivo de Xambá)
relata episodios de las historias de sus abuelas y abuelos, sobre
la prohibición y persecución de parte de la seguridad del Estado.
Esa experiencia de violencia aún se da, con algunos intervalos
y treguas, hasta los años ochenta en la capital pernambucana,
e incluyó diferentes estrategias de parte de liderazgos en pos
del diálogo con el poder público, en Pernambuco y en la capital
del país. Maria de Lourdes Silva (Mãe Badia), vivió entre 1915 y
1991, y fue una de las principales figuras de la cultura popular del
Estado. Según Cláudia Albuquerque Verardi (2017, p. 1), “el local
13 La literatura indica que la planta “Dendezeiro” (Elaeis guineensis)
es de origen africana. Llegó a Brasil con las/os africanas/os, alrededor
del año 1500. Bahía se destaca en la producción.
14 Adeildo Paraíso (Ivo de Xambá) es hijo de la Ialorixá Severina Paraíso da Silva, Mãe Biu (1914-1993). A sus diez años, fue iniciado en el
Culto a los Orixás, recibiendo consagración de Oxum. Ver entrevista en:
https://www.youtube.com/watch?v=tlbPur1upbQ&t=470s
54
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
donde ella vivía quedó conocido como Axé das Tias do Pátio do
Terço o Casa das Tias, habiendo sido organizado y liderado por
ella y otras ‘Xangozeiras’”.
Para irnos más allá de un cuento de hadas, tendremos que mapear
las importantes trayectorias que han tenido estas Ialorixás en la
vida pública de Brasil, en donde han influenciado los rumbos de
la toma de decisiones en los diferentes estratos sociales. Creo que
son estas algunas de las más relevantes características, clandestinizadas por las metanarrativas históricas. Son puntos que no están
reflejados en los análisis sobre organización social y político del
país, con el mayor número de negras/os, fuera de África.
La región nordeste de Brasil tiene, por todas esas marcas, un
acervo inestimable para la historiografía de la diáspora africana
y, en ese mismo camino, está ubicado el protagonismo de las sacerdotisas, hijas de africanas/os. Y, para entender la problemática racial y las exigencias hechas en el proceso de supervivencia
de las poblaciones africanas y de sus hijas/os, tenemos muchas
etapas en las excavaciones epistemológicas. De los sustentáculos
del Terreiro Xambá se puede aprender sobre las vinculaciones
con países africanos como Camerún, Nigeria y Ghana. Xambá
(Tchambá) está ubicada en la región de la República de Ghana y
en las fronteras con los países mencionados líneas arriba.
Dichas trayectorias son ejemplos sobre cómo las herederas y los
herederos de saberes ancestrales africanos establecen reinados
y promueven intervenciones poderosas que se desdoblan como
puentes entre África y su diáspora. Brasil comienza a enfrentar
desafíos difíciles con el cambio de agenda de las/os afrobrasileñas/os. Ya es posible acompañar tal fenómeno y entender sus estrategias para salir de los espacios de subalternidad extremada.
55
Claudia Miranda
En el caso de Colombia, el cuadro teórico de Santiago Arboleda
Quiñonez (2016) pone en el centro del debate la trayectoria diaspórica e indica las similitudes entre los territorios ocupados por
los países de Europa. Problematiza los modos de silenciar las
percepciones filosóficas de los estratos no blancos en la diáspora
africana y sugiere praxis anticoloniales:
(…) cuando se habla de inclusión o integración, se partirá del
imperativo de la diferencia como derecho a la igualdad no asimilacionista. Igualdad al disfrute de las conquistas tecnológicas y científicas humanas. Se puede plantear con este autor, lo
fundamental de la relación intercultural como potencia transformadora de las relaciones en la nación, respetando la pluralidad de lo afrocolombiano y afrodiaspórico en el conjunto de las
formas de vida no tenidas en cuenta hasta ahora, que aportan
a nuevos diseños sociales y en consecuencia renovados pensamientos y proyectos políticos en los cuales quepamos todos
desde nuestras diferencias y nuestras similitudes, en el reto de
refundar un nuevo país (p. 369).
Son esos algunos desafíos dejados por la práctica de clandestinización15 de los saberes desautorizados, saberes silenciados
por las narrativas oficiales, por la historia que se permitió legitimar como “oficial”. Quiñonez entiende la interculturalidad
como “clave o principio convivencial, transformador de las asimetrías coloniales modernas, reproductoras de las múltiples exclusiones” (2016, p. 369). Asimismo, las otras epistemologías han
permanecido entre nosotras/os por las brechas, por las rutas
que hemos hecho.
15 Sobre el concepto, consultar a Santiago Arboleda Quiñonez (2016).
56
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
Aunque tengamos dificultades de nombrar el dolor de este descamino, logramos recuperar “desde adentro” con excavaciones
epistémicas. El grito fanoniano ha impulsado las formas de resistencia en distintos momentos y en diferentes países y regiones. A mi juicio, la situación “exige arqueologías colectivas y urgentes, ancladas en rutas hechas en el contramano del proceso
colonial. En términos concretos, se trata de una propuesta metodológica en donde lo más urgente es conocer y poner fuerza
en las voces clandestinizadas para generar acciones anticoloniales” (Miranda, 2017, p. 176).
Algunas conclusiones
La enseñanza de las distintas asignaturas, elaboradas para diferentes carreras universitarias, exige una amplia revisión teórico-epistémica y la dicha “racionalidad científica” está en el centro de la crítica de jóvenes —mujeres y hombres involucradas/
os con la denuncia de las metanarrativas— las que son aceptadas como “contenido válido” para la transposición/mediación
didáctica.
Para seguir otros flujos epistemológicos tendremos que comenzar a mapear las narrativas subterráneas, ya que salir adelante
significa aprender, incluso, sobre la clandestinización de nuestras memorias de resistencia, nuestro modus vivendi y, también,
sobre nuestros traumas coloniales. La historiografía de la diáspora africana es un reto y será necesario involucrar muchos
grupos sociales en un proceso de excavación epistemológica, lo
que sigo incluyendo bajo el paraguas de las “investigaciones expedicionarias”. La represión de las fuerzas coloniales ha sufrido
metamorfosis, sin embargo, sigue con su proceso multifacético y
57
Claudia Miranda
exitoso de asfixia del otro colonial. Justamente por eso será necesario preguntar sobre cómo se frenan las desventajas de los
pueblos racializados.
En las relaciones coloniales, la mirada de quien domina es capaz
de inmovilizar o disponer a las personas transformadas en objetos y, en ese juego de dominación, las víctimas pueden ser “productos” listos para el consumo. Las/os no blancas/os fueron y son,
aún, herederas/os de las desventajas de este escenario y los datos sobre las poblaciones afrodescendientes están en el centro de
los debates sobre insurgencia y movilidad socioeducativa. Es una
tarea colectiva ubicar tecnologías que han marcado las alternativas, las salidas para asegurar otros caminos posibles y movernos
a favor de los derechos humanos.
El Decenio de los pueblos afrodescendientes es, entre muchas
cosas, fruto de movilización política, teniendo como justificación la alarmante situación de desventaja y, aún, los modos de
violación de vidas, de personas racializadas. En esa atmósfera, se producen enfermedades, experiencias traumáticas y dolores físicos, pero sobre todo fragilidad psíquica de un número
indescriptible de gente. Al mismo tiempo, tenemos que seguir
y eso incluye observar las brechas en las que conformamos la
otra existencia, la vida comunitaria anclada en nuestra memoria ancestral.
Asociaciones, colectivos y grupos de investigadoras/es que han
logrado mantener foros permanentes de discusión, caminan, también, con las Casas de Santo y, además, reinventan sus identidades profesionales. Acompañan datos sobre la violencia en contra
de las manifestaciones religiosas heredadas de África, intervienen con proyectos educacionales y luchan por la democratización
58
MÁS ALLÁ DE UN CUENTO DE HADAS
de las instituciones públicas. Por otra parte, hay denuncia, sugerencias anticoloniales y esfuerzos para investigar lo que significa
la resistencia cultural, académica y política a lo largo de la experiencia de las/os afrodescendientes. Todo eso es lucha antirracista desarrollada con sacrificios físicos, reinvención del trabajo y
del tiempo comunitario.
Es prioritario el abordaje de estudios que subvencionen la historiografía de la diáspora africana, para que se pueda contemplar
pasado y presente, con apuestas en la reinserción del protagonismo de los estratos que lucharon en la clandestinidad, aunque sin
recursos y sin reconocimiento. En otros términos, es fundamental
considerar las observaciones sobre los lugares desprestigiados
en los estudios de las Ciencias Sociales, es pedagógico garantizar metodologías en donde se valore las demandas del submundo, del espacio/tiempo en donde aguantamos cotidianos violentos, estigmas por las marcas de África, que llevamos en nuestros
cuerpos.
En este rescate de la memoria de nuestras rutas investigativas, he
partido de la posibilidad que nace de utopías oxigenantes, es decir, de pensar con las comunidades de terreiros, con las Ialorixás,
y Babalorixás, pensar con las/os ancianas/os de los palenques
sobre el renacimiento humano, sobre el pasado-presente, sobre
África y su diáspora, sobre la existencia y la reexistencia. El objetivo de este trabajo ha sido aprender sobre las innumerables
tesituras político-epistemológicas que están en proceso de construcción y siguen alternativas descolonizadoras. Es una tarea colectiva recuperar los caminos diaspóricos para que vayamos “más
allá de un cuento de hadas”.
59
Claudia Miranda
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El encuentro de Rogerio
Velásquez y Manuel
Zapata Olivella1
La idea del maestro intelectual
afrocolombiano
Jorge Enrique García Rincón
Introducción
Desde sus comienzos, el proyecto educativo nacional en
Colombia se construyó de espaldas a la población de origen africano. En efecto, después de que los negros contribuyeron con
su propia sangre en las guerras de independencia de la Nueva
Granada hasta 1819 en la batalla de Boyacá, el proyecto santandereano (primera política educativa del país) los negó como
sujetos escolares. La ley de 1820 menciona la creación de escuelas para indígenas (Jaramillo, 1989) como un asunto aleatorio al
propósito general de establecer una democracia como resultado de la formación de una ciudadanía común. En la emergente
1
Este artículo es parte de una investigación más amplia que recupe-
ra el pensamiento crítico afrocolombiano en el campo de la Educación
y la Pedagogía como un proyecto de insumisión epistémica.
63
Jorge Enrique García Rincón
nación colombiana de esos tiempos, los negros no tienen cabida
en la estructura social, no solamente por su condición de gente
esclavizada sino también por una supuesta imposibilidad epistémica que, de acuerdo con la percepción que se tiene de ellos,
impedía su incursión en la categoría racional de ciudadanos. En
consecuencia, su destino seguirá siendo la esclavitud pese al
tránsito de la colonia a la república. Dicho régimen esclavista fue prolongado hasta 1852 cuando entra en vigencia la ley
abolicionista.
Dado este contexto histórico, es lícito afirmar que, con muy pocas
excepciones de negros pardos y mulatos formados a la sombra
de los potentados, la educación oficial del Estado en el siglo XIX
no fue dirigida a la gente de origen africano en Colombia. Según
lo cuentan Rogerio Velásquez (1961, 1992), Miguel A. Caicedo
(2011), cuando en las primeras décadas del siglo XX la educación
oficial hizo presencia en las poblaciones negras (especialmente
las del Pacifico) llegó como proyecto civilizatorio y como un componente del racismo estructural y epistémico que daba por cierta
la condición de “barbarie” en la que vivían estos pueblos, desconociendo, de este modo, sus construcciones sociales y culturales.
Pero aún más, Bernardo Merizalde (1921)2 , en nombre del proyecto educativo de la iglesia católica, reconoce los territorios de
las comunidades negras como escenario de “conquista espiritual”
(p. 170). Conquista que podría traducirse en reconquistas permanentes de estas poblaciones para dar lugar a un extractivismo exacerbado de sus territorios (Ó Loingsighte, 2013). El mismo
Merizalde sugiere, en un acto de racismo epistémico, que a esas
2
Sacerdote de la Congregación Agustinos Recoletos, autor de la obra
“Estudio de la Costa colombiana del Pacifico”.
64
EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
comarcas deben llegar hombres inteligentes con maquinarias
modernas para la explotación del oro, con lo que se garantizaría
el “progreso” de la región (p. 143).
Los primeros pensadores negros, que desarrollaron un cuestionamiento del proyecto educativo nacional, nacieron en las dos
primeras décadas del siglo XX. Estos pensadores pueden ser considerados pioneros de lo que en adelante se llamará Pensamiento
Educativo Afrocolombiano. Sus postulados en Educación se mueven en contravía de los discursos ideológicos de la época, que
incluyen a los negros en el ámbito de las “malas razas” como corolario de las doctrinas del progreso, el darwinismo social y el determinismo geográfico, muy en auge por esos tiempos.
Ahora bien, en el desarrollo del Pensamiento Educativo
Afrocolombiano son frecuentes las coincidencias entre los pensadores y entre estos y las experiencias educativas del movimiento social. En efecto, en el marco de la criticidad afrodiaspórica en
Colombia se puede ver cómo Diego Luis Córdoba (1945), Manuel
Zapata Olivella (1990) comprenden que en los contextos de las
comunidades negras los conceptos de raza y clase son una misma cosa. De la misma forma, Amir Smith Córdoba (1980) y Jesús
Lacides Mosquera (1975) coinciden en que la salida más plausible a la hora de una reafirmación identitaria y política de la población afro es el encuentro del negro consigo mismo como paso
previo a cualquier otra posibilidad de relación. Los desarrollos de
estas ideas desbordarían los límites de este artículo y por tanto serán susceptibles de ser analizados en ensayos posteriores3. Para
3
Ver Por fuera de la casa del amo. Editora Universidad de Nariño
(2016).
65
Jorge Enrique García Rincón
el caso presente, nos ocuparemos en detalle de auscultar el encuentro entre Manuel Zapata Olivella y Rogerio Velásquez en la
concepción de la idea del maestro intelectual afrocolombiano. No
obstante, es pertinente agregar que en el imaginario del profesorado en América Latina la genealogía del concepto del maestro
intelectual se ubica en la obra de Henry Giroux (1997). Este pensador crítico de la pedagogía, muy ponderado por sus aportes en
la iluminación del carácter transformador de la educación desarrolla sus ideas en este sentido varias décadas después de los pensadores negros colombianos. Estos autores, reconocidos como antropólogos, investigadores y novelistas, serán asumidos aquí como
pensadores de la educación. Como lo veremos más adelante, sus
planteamientos sobre una educación diferencial para los negros y
demás oprimidos en Colombia, servirán de guía para las generaciones posteriores que asumieron la construcción del movimiento
social afrocolombiano, pero también, dada su tendencia al autonomismo se constituyen en referentes para los movimientos de reivindicación de la diáspora africana en general.
En el ámbito de la academia y los debates de la educación en
Colombia, la idea del maestro intelectual afrocolombiano es una categoría nueva que ha podido ser extraída de la obra Tierra mojada
(1947)4 de M. Zapata Olivella y Apuntes socio-económicos del Atrato
medio (1961) de Rogerio Velásquez. Las sugerencias de los autores
mencionados se han podido traducir en componentes del pensamiento crítico e intelectual de las comunidades negras a partir de
la investigación “Insumisión epistémica y pensamiento educativo
afrocolombiano siglo XX”, posteriormente publicado con el título
“Por fuera de la casa del amo”. Por lo tanto, el presente artículo se
4
Estudiaré aquí la edición de 1972.
66
EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
desprenderá del libro mencionado cuya centralidad es la visibilización de un pensamiento ignorado por la academia colombiana. Pese
a su ocultamiento deliberado, se podría demostrar la existencia de
dicho pensamiento durante todo el siglo XX aportando de forma
significativa al desarrollo del pensamiento crítico latinoamericano.
Se debe aclarar, sin embargo, que el concepto de maestro intelectual afrocolombiano que subyace en el pensamiento de Velásquez
y Zapata Olivella, se caracteriza más que por su afiliación a las
grandes academias, por su compromiso social y comunitario, más
que a la concepción de maestro de aula, se refieren a la capacidad
del profesor para dinamizar y organizar los procesos que romperán con la lógica del poder escolar y también porque desarrollará,
conjuntamente con las comunidades, “epistemologías otras” con lo
cual su acción educativa adquiere un carácter político e intelectual.
De este modo, Velásquez y Zapata, como pioneros del pensamiento educativo afrocolombiano, en medio de otros autores muy
importantes como Diego Luis Córdoba y Miguel Antonio Caicedo
Mena, entre otros, fijarán un derrotero crítico y contribuirán en la
consolidación del campo epistémico educativo que no solo agregará en ellos un nuevo perfil político cultural, sino también los
constituye en pensadores de la pedagogía crítica y de la educación como proyecto liberador en el ámbito de las comunidades
negras de Colombia y América latina.
Manuel Zapata Olivella: maestros intelectuales
y redentores de pobres
Manuel Zapata Olivella nació en Lorica Córdoba en 1920 y murió
en Bogotá en 2004. En Tierra Mojada, su primera novela, el autor
67
Jorge Enrique García Rincón
hace un relato desgarrador sobre la violencia y el despojo de los
campesinos negros, indios y mulatos nativos de las zonas bajas
del río Sinú. El hacendado Jesús Espitia, con respaldo militar y
poder institucional, usurpó de manera sistemática las tierras de
los labriegos, pues alegaba tener derechos sobre esas propiedades. Los campesinos, obligados a abandonar sus cultivos, tuvieron que refugiarse en la desembocadura del río y construir un
pueblo (Los Secos) a riesgo de perder la vida por efectos de la
fuerza de las mareas. No obstante, Espitia llevó la persecución
hasta los manglares e intentó arrebatarles los terrenos pantanosos, donde se habían refugiado.
En el centro de esta historia aparece un personaje que cambiará su rumbo; en efecto, Marcos Olivares, joven negro bachiller,
oriundo de Lorica, llega al pueblo de San Bernardo como maestro
oficial. Desde el primer momento, su tarea de educador lo lleva,
además de impartir conocimientos a los niños, a indicar caminos
de organización en la comunidad. Al percatarse de la deprimente
situación de la escuela del pueblo, que había sido refugio de los
maestros borrachos que lo antecedieron, anuncia lo que sería su
tarea como educador en esa comunidad; el narrador de la historia lo describe así:
Quedó atónito al mirar la casa en donde funcionaba la escuela.
Las paredes de boñiga y bahareque, como lo hubiera anunciado
Azael, estaban en lamentable estado. En el interior, los bancos y
tableros lucían el abandono y la ausencia de las manos infantiles sobre el polvo y la telaraña que cubrían los muebles. Las lluvias habían penetrado por el caballete y desteñido las pizarras.
En presencia de la incuria de sus antecesores, Olivares sintió
duplicada su decisión de llevar a la mente de los niños y jóvenes el concepto de una verdadera escuela (p. 139).
68
EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
Zanele Muholi: Somnyama Ngonyama, Hail the Dark Lioness5
Basado solamente en la creencia en la libertad y en un futuro
mejor para los hombres, Olivares se lanza hacia las comunidades del Bajo Sinú para concretar la escuela ideal. En esta tarea,
tendrá que enfrentarse al gamonal Espitia y a sus epígonos y declarados seguidores, como el sacerdote del pueblo, el alcalde y el
capataz Morelos. Sus recorridos por las comunidades tenían el
objetivo de convencer a los padres para que enviaran a sus hijos
a la escuela, en un intento por restituir al pueblo el escenario de
5
Tomado
de
https://aperture.org/shop/somnyama-ngonya-
ma-hail-the-dark-lioness/
69
Jorge Enrique García Rincón
formación que no solo se les había negado por la negligencia de
los maestros anteriores, sino por la dinámica politiquera que dominaba en la región.
Según Zapata Olivella, el contacto del maestro con los campesinos enflaquecidos y agotados por las necesidades hizo que él
sintiera el peso de su propia descendencia de esclavos. El maestro observaba, en la humildad y la ansiedad de los cultivadores
por escucharlo, la materia prima para la construcción de un ideal
de sociedad, que venía aplazado por las constantes arremetidas
del gamonal que entorpecían la existencia de las comunidades.
Olivares se fijó en los ademanes y en el silencio de los mayores
que, como expresión de sabiduría, se callaban expectantes para
escucharlo. No obstante, desde el principio el maestro mostró su
inteligencia con interpretaciones pedagógicas de los cuentos que
los campesinos habían escuchado de generación en generación.
El maestro tendrá que oír el sermón del cura del pueblo, tras conocerse la noticia de que él había ayudado a uno de los jóvenes
de Los Secos a recuperar a su novia, que había caído en manos
del hijo del gamonal. Zapata Olivella mostrará con este episodio
el conflicto entre la lógica del poder y los oprimidos moradores
del pueblo, que esperan una oportunidad para rebelarse, pero,
ante todo, dejará ver la complejidad del papel que un maestro negro tendrá que desempeñar en la búsqueda del reconocimiento
de la dignidad para su comunidad. En efecto, el cura, en defensa
de los intereses del gamonal, se dirige al pueblo de San Bernardo
en los siguientes términos:
El demonio se encuentra entre nosotros. Ha invadido nuestro
pueblo y nuestros campos, enseñando el odio contra la Santa
Iglesia. Los padres de familia deben tener cuidado con sus hijas
70
EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
y no deben enviar sus niños a la escuela, porque el maestro que
tenemos es la encarnación de Satanás (…). Su osadía y descaro lo ha llevado a perpetrar el crimen contra las buenas costumbres. En Moñitos acaba de raptarse a una joven y, no contento con ello, trató de asesinar al hijo de nuestro benefactor
Jesús Espitia. Aquí tenemos otro testigo que nunca mentiría:
Félix Morelos, que también fue víctima del agresor (…). Pueblo
de San Bernardo, si queréis libraros de la ira y el castigo de
Dios, arrojad a ese impío de tu seno, con piedras y palos, como
Jesucristo arrojó a los mercaderes del templo (pp. 174-175).
Con este pasaje, el pensador tipifica la escuela del diablo, que va
a encontrarse en su obra de madurez ¡Levántate Mulato!, lo que
indica que el ideal de un maestro y de una escuela que trastoca el
orden existente fue parte de su pensamiento educativo, que hizo
periplo en toda su obra y, por lo tanto, en toda su vida. En este
sentido, la verdadera educación del pueblo tendrá que oponerse a
la injusticia y se obliga a enfrentarse a quienes ostentan el poder,
no importa la apariencia de su investidura. El legado del Zapata
Olivella, a través de esta obra, será clave para comprender la importancia de contar con maestros que puedan desarrollar una representación intelectual en el ámbito de las comunidades negras,
cuyo proceso histórico estuvo signado por las prohibiciones y la
degradación ontológica producto de la esclavización.
No obstante, ante la acusación pública del sacerdote, congraciado
con el gamonal, y ante el desconcierto y confusión en que entró
el pueblo, el maestro Olivares respondió, revestido de coraje, de
la siguiente manera:
¡Hermanos campesinos! ¡Labriegos explotados! ¡Madres sufridas! A ustedes les pregunto, ¿quién ha robado sus tierras?
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Jorge Enrique García Rincón
¿Quién los hace trabajar como bestias y los mantiene bajo la
explotación? Jesús Espitia, el amo cruel, que roba y deshonra
a sus hijas. El verdugo que incendia y destroza los sembrados
de ustedes para arruinarlos y convertirlos en sus esclavos (…).
Ustedes conocen mi honradez y mi pobreza –decía–; soy hijo del
pueblo, soy de vuestra propia carne y por eso combato a Espitia,
que los oprime. Contra él y el señor cura, que patrocina sus hijos espurios, debemos levantar nuestros puños. Acabemos con
su tiranía y terminará el crimen, la impudicia y la explotación.
(…) te anuncio, Jesús Espitia, que tu imperio se derrumba –continuó Olivares–. Los oprimidos acabarán con tus latrocinios,
castigarán tus crímenes y se redimirán de la esclavitud en que
los tienes. No olvides (pp. 175-176).
Con este ejemplo de rebeldía, dice el narrador, los campesinos de
San Bernardo borraban de sus mentes el miedo ancestral que le
tenían al poder del gamonal. En otros términos, a partir de ese
momento las comunidades se quitaron el bozal y comprendieron que el enemigo no era tan invulnerable como aparentaba.
Debido a la acción de un maestro comprometido con su estirpe,
con su raza, con su pueblo, es posible un modelo de escuela que
formase para la dignidad y para la libertad. La actitud insumisa
de Olivares no solo anuncia el ideal del maestro en contextos de
explotación, sino también el objeto mismo de la educación. Antes
que la sujeción a las normas de la academia per se, la escuela
debe constituirse en escenario de cohesión comunitaria para la
defensa de un determinado proyecto de sociedad. Por lo tanto, la
definición última de Educación, según esta lógica, está relacionada íntimamente con procesos de liberación.
En adelante, el autor describe la forma cómo el maestro
Olivares se mete en los intersticios del pueblo para convencer
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EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
a cada labriego de la necesidad de organizarse frente a la explotación que sufren, como consecuencia de las infamias de
Espitia. El maestro pide ayuda a personas justas y dispuestas
a colaborar en el propósito de que los campesinos contaran
con un lugar específico donde pudieran reunirse y concertar la
forma como se relacionarán con el gamonal. De esta manera,
con sus propias fuerzas, construyeron la Casa del Campesino
y desde ahí se planificó todo el proceso que llevaría a fijar los
precios justos que deberían recibir por las peonadas. Olivares
les hace ver la importancia de la unificación, al aducir que “Es
preciso que comprendan que todos nosotros somos pobres,
esta es nuestra característica y por eso debemos unirnos para
ser más fuertes”.
Al enterarse de esta organización, el gamonal utilizó todo tipo de
argucias para convencer a los campesinos para que trabajasen
en sus cosechas: les daría mejores precios y condiciones laborales. Los campesinos, que siguieron las orientaciones del maestro,
permanecieron firmes en las decisiones tomadas e hicieron caso
omiso de los ofrecimientos.
Con el paso de los días, la cohesión social se hizo más fuerte. Al
respecto, Zapata Olivella hace la siguiente descripción:
Los discursos del maestro no habían sido estériles y en los campesinos se despertaba el sentimiento de unión en contra del
poderoso. Con los días, los siervos eran menos fieles y menos
fanáticos. Los jóvenes discípulos eran los que mejor recibían
las enseñanzas revolucionarias y, como estaban vinculados a
los labriegos por lazos de sangre, llevaban la inquietud a los
mayores. El pueblo despertaba del letargo en que lo sumía el
temor y el hambre (p. 239).
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Jorge Enrique García Rincón
Como era de esperarse, el gamonal no se quedaría quieto y, al
aprovechar su condición de senador de la República, envió dos
noticias al pueblo: la sentencia a su favor sobre la propiedad de
Los Secos, territorio donde vivían los campesinos despojados,
y, por otra parte, anunciaba la destitución del maestro Olivares.
Lamentablemente para Espitia, su reacción fue demasiado tarde.
La gente del río Sinú ya se había compenetrado con las ideas revolucionarias del maestro y emprendería acciones para contrarrestar las artimañas del gamonal. En efecto, en reunión de los
campesinos, uno de los alumnos de Olivares toma la palabra, cedida por el maestro, y se pronuncia en este sentido:
Ahora yo les anuncio que el maestro fue destituido de la dirección de la escuela. Como comprenderán, esto ha sido obra
del mismo Espitia. ¿Qué vamos a hacer frente a estos problemas? El maestro les ha aclarado la necesidad que tenemos de
estar ahora más unidos que nunca y ayudar a los sequeños.
¿Cómo vamos a hacer esto? En primer lugar, nos negamos a
trabajar en Los Secos al servicio de Espitia (…). Ninguno de
nosotros debe sembrar, limpiar o cosechar en esas tierras.
Por otro lado, el maestro ha dicho que estará con nosotros,
puesto que está dispuesto a continuar la lucha. No piensa
darnos la espalda en la presente situación y debemos aprovechar su estadía aquí para que las clases no se suspendan,
porque, aunque vendrá otro maestro a sustituirlo, es seguro
que será un protegido de Espitia y del cura. Nada nuevo podemos esperar de él, sino el desinterés y la perversidad de
los anteriores. La escuela pública volverá a ser centro de borrachines y de corrupción, como lo fue antes de la llegada del
maestro Olivares. Si queremos continuar con escuela propia debemos hacerla, como hicimos la Casa del Campesino.
Nosotros hemos visto como el río le ha dado la espalda a
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EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
Espitia, alejado sus aguas de sus cultivos y devuelto las tierras que había robado al pueblo. Así pues, ahora podemos levantar una escuela en la barranca (p. 253).
De acuerdo con este testimonio, queda claro que el maestro no
se repliega frente a las amenazas y la destitución del cargo; él ya
había previsto este momento y su decisión es continuar al frente
de la dinámica social de estos pueblos. Ese intelectual negro de
San Bernardo había sembrado la ideología de la dignidad, la unidad, la organización y la libertad entre los labriegos del río. En
este sentido, la propuesta de construcción de una nueva escuela
no es más que la continuidad del proceso que construyó la Casa
del Campesino, por lo que se puede decir que el maestro trazó el
camino con bastante precaución y tiempo.
El narrador agrega que los sanbernardinos iniciaron la construcción de la nueva escuela, lo que concitó la furia del gamonal,
quien observaba el progreso de la construcción religiosamente
todas las mañanas. Veía aquella casa grande con paredes blancas
como un desafío a su poder y su dominio (p. 253). Para dar mayores especificidades sobre su ideal de escuela, Zapata introduce el
siguiente fragmento:
El nuevo maestro, uno de sus tantos esbirros [se refiere a
Espitia], miraba con sorpresa el grupo reducido de escolares
en sus clases, mientras que Olivares, asesorado por sus antiguos discípulos, no alcanzaba a suministrar sus enseñanzas. A
la nueva escuela, no solo concurrían los niños, sino también
los adultos. Todos aquellos que de un modo u otro participaran en su construcción querían recibir el fruto de su esfuerzo,
justificándose el nombre de Escuela del Pueblo que le habían
dado. El maestro, orgulloso de haber convertido en triunfo lo
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Jorge Enrique García Rincón
que había sido una derrota, no solo se limitó a la enseñanza,
sino que, a diario, cuando los campesinos regresaban de sus labores, los recibía para hablarles de temas que les despertaban
sus conciencias de proletarios, y el ejemplo de su propia escuela le servía para revelarles su poderío, siempre que unieran y
fortalecieran sus intereses (p. 254).
Aquí se encuentra, en su más honda esencia, el pensamiento educativo de Zapata Olivella. La escuela no es solo un escenario donde se trasmiten unos conocimientos a los niños, como si estos no
estuvieran inmersos en dinámicas sociales complejas. La escuela
debería ser más bien un lugar para el diálogo comunitario y un
camino para la comprensión crítica de la realidad histórica de los
pueblos; como diálogo comunitario, se anticipa a las teorías de la
pedagogía crítica freiriana, que considera a la educación como un
diálogo político. Por lo tanto, en San Bernardo, la escuela del diablo, aquella que fue objeto de la crítica del cura porque la manejaba un librepensador, a quien llamó encarnación de Satanás, se
transforma en la Escuela del Pueblo, lo que no solo indica su carácter libertario por su apertura a la comunidad, sino también por
el tipo de enseñanza que ella imparte. La escuela del Pueblo, como
espacio de diálogo, entraña poderes: el poder para la construcción
de la conciencia crítica (Freire, 1967), el poder de unificación de los
ideales comunitarios y el poder de la organización política.
Rogerio Velásquez: El currículo, la pedagogía
y el maestro negro en el Chocó
Rogerio Velásquez nace en Sipí (Chocó) en 1908 y muere en
Quibdó en 1965. Para encontrar elementos educativos en el pensamiento de este autor, trabajaré aquí, específicamente, sobre el
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EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
documento Apuntes socioeconómico del Atrato medio (1961), texto
que revela con mucha claridad sus concepciones de la pedagogía,
el currículo y el papel del maestro en su condición de pertenencia al contexto socio-cultural de los educandos.
Como lo constataremos en el desarrollo de esta parte del artículo, el discurso educativo de Velásquez, pese a la distancia de casi
quince años con la primera obra de Zapata Olivella, es también
precursor del enfoque diferencial, de la educación propia y del
ideal del maestro intelectual; pero aún más, su pensamiento educativo multicentrado también se ocupa de socializar las demandas sociales y denunciar las paupérrimas condiciones en que viven los negros del Chocó y el Pacifico colombiano en general por
su distancia con la formación e instrucción, como él mismo lo ha
explicado (p. 153).
En Apuntes socioeconómicos del Atrato medio, Velásquez estudia
la geografía de la región, la cultura de sus habitantes, las vías de
comunicación, las formas de la vivienda, la alimentación, los motivos de las enfermedades más comunes, las razones de la migración de los territorios, las condiciones higiénicas, las formas
curativas propias, la educación y la producción agrícola y mercadeo. Este estudio etnográfico se mueve en varios planos de crítica: por un lado, en la crítica a la herencia esclavista que forjó las
condiciones de pobreza de la población de origen africano en el
Pacífico y su dependencia de los grupos de poder económico y
social. Sobre este aspecto, al referirse a los hombres rurales del
Chocó, Velásquez (2010) afirma:
Hombres de capital disponible, pero ignorantes en cuanto a las
necesidades de elevación y dignidad que permiten llegar a la
más alta plenitud, son constreñidos a imitar las viviendas de la
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Jorge Enrique García Rincón
elite que vive en Quibdó o Istmina, lugares frontera de los encuestados. Ante estos ejemplos, dañinos por demás, el ribereño
que ha visto la sanidad, nutrición y vivienda de los citadinos
transige con su estado por carencia de corrección, o de orientación y estímulo que lo hagan aprovechar al máximo todo lo
bueno de la cultura básica (pp. 145-146).
El autor muestra el escenario donde el nativo debe reconstruir
su dignidad y superar la herencia esclavista que lo ha obligado a
vivir en condiciones paupérrimas. No obstante, el elemento central en este apartado es aquello que está detrás del discurso de la
dependencia y la imitación. Es clara la insinuación sobre el ejercicio de la autonomía de los negros en sus territorios, asunto que
solo puede lograrse por la vía de la formación o, para ser fiel a su
palabra, por el camino de la superación del estado de carencia de
corrección.
Es evidente que el autor considera la educación u orientación
como el escenario donde es posible disfrutar de la cultura propia o cultura básica, como él la nombra. Esa educación, de corte
esencialista o culturalista, se centra en el propósito de lo que se
ha llamado la restitución ontológica del negro; es decir, la educación solo sirve para que cada uno se comprenda a sí mismo en su
contexto territorial y, desde allí, comprender el resto del universo.
Por otro lado, Velásquez también se refiere aquí al tema de la vivienda, en los siguientes términos:
Hasta el presente, las habitaciones chocoanas se construyen sin
planos de ninguna clase, sin que el Gobierno Departamental
intervenga en la elaboración y distribución de las viviendas. Corredores y cuartos, tarimas o barbacoas, mobiliario y
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enlucimiento, son hijos de la invención del dueño de la casa.
La artesanía impreparada e improvisada que construye evita
siempre el esfuerzo de hacer dependencias para utensilios, víveres, animales domésticos, baños, sanitarios, etc. Asientos, camas y mesas son construidos por carpinteros “macheteros” en
los días festivos (p. 145).
Este pensador desarrolla una crítica hacia adentro, en el sentido
en que las creencias y supersticiones de los propios nativos se
constituyen en explicación de los males que aquejan a las comunidades chocoanas. En este caso, Velásquez construye argumentos críticos, desde el análisis de las condiciones de salud, para
indicar que, antes que asuntos sobrenaturales, la mala alimentación, que se suma a los trabajos forzados, la insalubridad del agua
de consumo, los insectos y la convivencia con animales sin vacunar, entre otras, son las verdaderas razones de las enfermedades
en los pueblos del Atrato medio. Escuchemos de su voz:
Del origen de las enfermedades no se dice, sino que ellas son
mandadas por Dios o “puestas” por un enemigo. La falta de instrucción no deja ver el suelo lleno de larvas de uncinariasis que
se recogen por los pies, ni los mosquitos de los pozos que están
cerca del rancho, ni los ataques del recién nacido que provienen
del mal corte del cordón umbilical. La ignorancia no ve la falta
de sanidad del poblado, de los animales y cultivos, y carga contra los hechizos productores de sapos, culebras y tortugas, contra
la tuberculosis que “seca” el cuerpo “porque sabandijas internas
están succionando a toda hora la sangre del paciente” (p. 153).
Como se puede observar, en las últimas tres citas el eje articulador de las problemáticas chocoanas deviene en una suerte de
deficiencia de los procesos educativos, bajo la forma de “falta de
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Jorge Enrique García Rincón
instrucción”, “ignorancia”, “carencia de corrección u orientación”,
e “impreparación”. En efecto, la postura del autor es que, hasta
los años sesenta del siglo XX, la gran mayoría de los negros chocoanos de la zona rural dependía del hábito minero como herencia de la esclavización y descuidó labores fundamentales como la
agricultura; prefería un jornal diario que someterse a los esfuerzos que implica el cultivo de las tierras. Por lo tanto, el abandono
del campo en favor de las prácticas de la minería hizo carrera en
las generaciones siguientes y configuró una sociedad negra con
graves limitaciones en términos de otras habilidades productivas
y desarrollo intelectual.
Velásquez señala que, según el censo de 1951, de treinta y cinco mil trescientos sesenta y cuatro habitantes que tenía Quibdó,
pudo hallar que el 58% eran analfabetos. Esta advertencia tiene
el sentido de reflexionar que, si eso estaba sucediendo en la mismísima capital del departamento, ¿cuál podría ser la situación
de las zonas rurales desprovistas de infraestructura educativa
y marcadas por un acostumbrado desinterés por la escuela formal? Los niños y jóvenes se dedicaban, antes de los doce años de
edad, al conocimiento de las especies nativas y labores del campo. Cuando, por fin, el niño asistía a la escuela, los compromisos
de familia impedían su permanencia; como lo explica el autor:
Los sábados de cada semana se emplean los estudiantes en la
búsqueda de la comida, leña, oficios caseros, bajada a Quibdó
por el mercado, etc. Con la falta de asistencia a clases, las enfermedades y las fiestas del caserío, el fracaso escolar es evidente. Después vienen las repeticiones de los estudios y, al final, la vida libre del campo, con la cabeza cargada de una mala
lectura, las oraciones del cristiano y la ignorancia de la vida
moderna (p. 165).
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EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
Sumada a estas dificultades, también destaca la lejanía de las escuelas, las dificultades de los caminos y el andar por los torrentosos ríos como impedimentos serios de los procesos de formación
de los niños chocoanos ribereños de su tiempo, pero quizás el
centro de sus preocupaciones en esta materia es el tipo de educación que reciben sus coterráneos y corraciales. Como se verá
en lo que sigue, el discurso educativo en este documento se revela como uno de los más importantes que se hubieran producido
en términos de crítica, desde la mirada de los negros, al proyecto
estatal de educación en Colombia.
Para empezar a escudriñar con mayor profundidad su pensamiento en el campo de la educación, del estudio socioeconómico
del Atrato medio, se comentará aquí lo que he denominado, siguiendo al autor, su crítica de doble sentido: hacia adentro, referida a las limitaciones de los maestros chocoanos, y hacia afuera,
donde cuestiona la responsabilidad del Estado.
Sobre los maestros chocoanos, aduce:
El maestro del Chocó es casi siempre un individuo licenciado
en disciplinas pedagógicas, pero desconoce de la vida campestre. Preparado para hablar de memoria, ignora las costumbres
del medio donde va a ejercer y las reacciones de los poblados
ante sistemas verdaderamente civilizadores. Áreas de cultivo,
ocupaciones secundarias de los habitantes, ritmo de vida cotidiana del conjunto, formas de estratificación y diferenciación
sociales, símbolos de prestigio de las familias, mecanismos de
interacción comunal, sistemas de asociación formal e informal
y conjunto de valores de las aldeas, todo es desconocido por
el preceptor, que habla de programas extraños a la geografía
(pp. 166-167).
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Jorge Enrique García Rincón
Este autor tiene mayor tendencia a pensar la educación desde una concepción pedagógica-curricular y centrarse en las finalidades mismas del proceso educativo en contextos específicos como el pueblo negro del Chocó; además, cuestiona el papel
del educador que, aún perteneciendo a la misma tierra, cultura
y tradición, promueve un proyecto de educación absolutamente descontextualizado. Esta crítica hacia adentro es la base para
redireccionar los procesos de formación y darle un sentido más
endógeno a la educación en cuanto que estrategia para la solución de problemáticas socioeconómicas, políticas, culturales y
ambientales, que constituyen el día a día de las comunidades. Se
trata de una postura política autonómica, en la que el proceso de
educación está llamado a servir de escenario para la edificación
de un proyecto de sociedad basado en la aplicación de un conjunto de prácticas, valores y construcciones sociales y culturales
propias de los pueblos negros de los territorios estudiados.
Con mucha precisión, la investigación de Velásquez esboza los
componentes del currículo. Si se tiene en cuenta que se escribió en
1961, se puede considerar pionero de lo que hoy se conoce como
currículo propio Afro Pacífico (Asocoetnar, 2011), no tanto por la
cantidad de contenidos culturales y comunitarios, sino por la decisión política implicada en las concepciones de educación desde
una perspectiva endógena. Ni más ni menos, estamos frente a la
idea de una Educación casa adentro, como lo ha expresado el pensador afroecuatoriano Juan García (s/f); el desarrollo de este concepto encuentra su mejor expresión en el texto de Velásquez.
Léase:
La enseñanza de ángulos, pirámides y cilindros abarca más días
que las fases de movilización a los mercados de Quibdó y Lloró,
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EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
o conocer la manera de calafatear una canoa, secar pantanos
de los colinales, castrar cerdos, fabricar cestos de fácil venta en
el comercio. En lugar de vigorizar las fuentes económicas o de
comprender en detalle situaciones desfavorables para los peones, el maestro rural se encierra en las reglas de tres, sin que
pueda hablar de suelos y tierras aptos para una diversificación
agrícola, sin ver los factores que afectan la producción, sin dar
con la forma de que los cultivos perennes como yuca, piña, cañas y frutales tomen sitio de altura entre los sembradores ribereños. Un deseo de deslumbrar lleva al educador a pronunciar
discursos sobre la Comunidad de Naciones y Día de la Raza,
pero no a buscar la salud del grupo, ni a colaborar en el aumento de las comodidades corregimentales, a despertar el interés
por la cooperación, ni a levantar el entusiasmo por la novedad,
ni a trazar símbolos culturales que sean seguidos con fuerza
por los agricultores (p. 167).
Es palmaria aquí la idea de una educación propia, con una dosis
alta de sentido práctico ligado a necesidades concretas. No otra
cosa puede ser el currículo, sino una respuesta al conjunto de demandas de un proyecto de vida comunitario. De nuevo, la crítica
a la actitud del docente deja traslucir la idea de la urgencia de un
maestro líder, comprometido con los problemas del pueblo, con
lo que se retoma aquí el concepto de intelectualidad afrodiaspórica. En efecto, si el papel del maestro contribuye a despertar el
interés por la cooperación, a levantar el ánimo de los moradores
del territorio y a orientar la creación de símbolos culturales que
sirvieran de narrativas cohesionadoras, social y políticamente se
está frente a un docente intelectual. Este maestro, añorado hoy
por las comunidades, con su actuar político-educativo se constituye en motor de la intelectualidad de su pueblo, garantizando de
esta manera una sociedad que hace respetar sus derechos.
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Jorge Enrique García Rincón
Por lo tanto, en la base del pensamiento educativo de Velásquez
se expone la idea de la necesidad de contar con maestros intelectuales que luchen por la autonomía de sus comunidades, para
que estas, a su vez, puedan decidir no solamente sobre los propósitos de su formación, sino también sobre el destino de sus pueblos. Sin duda, al entender que el proyecto educativo nacional,
pese a las luchas de Diego Luis Córdoba desde los años treinta,
seguía siendo confesional y elitista, el pensamiento educativo de
Rogerio Velásquez es una postura revolucionaria para su tiempo.
En relación con los programas académicos estatales, Velásquez
postula fuertes críticas:
Pero el error en la educación del campesino chocoano no es del
maestro que se ciñe a los programas escolares del Gobierno
Nacional. La culpa radica en el Estado, que no ha mirado las
diferencias regionales del país, para dar con oportunidad las
guías educativas que consulten las necesidades de cada medio.
A nuestro modo de ver, cada piso térmico debiera tener su escuela específica. (…) Con organizaciones diferenciadas, podría
la escuela chocoana atender la educación e ilustración básicas
del pueblo, arraigar emigrantes, crear solidaridad (p. 168).
En esta crítica a los programas del Estado, es decir crítica hacia
afuera, Velásquez habla desde adentro, con dolor de tierra; es un
precursor del discurso de la diferencia; al plantear la necesidad
de escuelas específicas, según la diversidad de los territorios y
la organización diferenciada del sistema escolar en el Chocó,
se anuncia no solo como un visionario de la educación propia,
sino de los derechos de los negros en Colombia; sus planteamientos se adelantan a las sentencias y autos de las Cortes que,
cincuenta años después de sus escritos, introducen el concepto
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EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
de enfoque diferencial. Velásquez es un pensador de la diferencia y, más propiamente, de la diferencia afro-latina-colombiana.
En el texto referido, se comprende también como un llamado a la
autonomía territorial y a la reconstrucción de la identidad política
y cultural; el arraigo a la tierra es clave para crear el tejido social
que se requiere en la consolidación del proyecto de vida, el mismo
que dependerá de una educación ajustada a los intereses locales.
Su crítica certera al sistema educativo oficial da cuenta de un pensamiento insumiso y de la posibilidad de una educación propia
o libertaria para los pueblos negros del Chocó y el Pacífico, en el
sentido de que la gente del territorio afro pudiera comprender los
elementos primordiales del conflicto histórico-político que ha incidido en la condición marginal de sus pueblos.
Desde esta mirada, la libertad, como categoría de análisis presente en este discurso, no solo insinúa el conocimiento de una realidad adversa, sino fundamentalmente la posibilidad de incidir en
ella para transformarla. La traducción más apropiada de libertad
como comprensión del conflicto histórico-político es lo que se ha
denominado aquí identidad política crítica.
De los intelectuales afrocolombianos del siglo XX, Velásquez
presenta una mayor cantidad de ideas organizadas en torno a un
proyecto educativo ajustado a las realidades de las comunidades
negras. En sus argumentos sobre lo que debería ser la educación en el Chocó, se pueden identificar fines, principios, métodos,
contenidos y hasta perfil de los maestros, como aparece en el siguiente texto:
Con nuevas guías oficiales, el maestro podría colaborar en
el acrecentamiento de la propiedad de los campesinos, en el
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Jorge Enrique García Rincón
rango y elevación del ribereño, en los recreos populares, en el
apego a la tierra y a la familia. La vida de la aldea, la riqueza
del suelo, la naturaleza de los productos, las costumbres y tradiciones mutuas, cooperativas, crías, alimentación y alojamiento, integración de grupos que permanecen separados por restricciones o presiones sociales, semillas, abonos, fertilizantes,
técnicos, créditos, serían, entre otras cosas, las actividades del
educador en los corregimientos chocoanos (p. 169).
Como se constata en los textos anteriores, más que un asunto
meramente pedagógico la educación de la que habla Velásquez
es un proyecto político-pedagógico que integra técnicas, estrategias, propuestas que precisan los campos del conocimiento necesarios para una vida digna de las poblaciones del Pacífico, pero
también intenta dar respuesta a una visión de mundo endógena
que, desde un evidente direccionamiento político, busca no solo
la recuperación y/o actualización de las prácticas de vida, sino la
defensa de esa cultura y su territorio.
Velásquez, hay que decirlo una vez más, es pionero de la intelectualidad afrodiaspórica colombiana. Detrás de su idea de un
maestro que debe colaborar en el afianzamiento de la noción de
territorialidad, con todos sus corolarios: familia, riqueza del suelo, integración de grupos, economía, usos y costumbres, subyace
el concepto del maestro intelectual, cuyo compromiso político lo
constituye en motor y guía de una comunidad compelida a rehacer sus vocaciones y consolidar el proyecto del buen vivir.
De los textos de Velásquez se deduce que el conformismo de los
negros de estas regiones es hijo de la ausencia de la escuela, o de
la falta de influencia educativa; de la educación que, cuando llegó
a beneficiar a la población negra, tuvo mucho de discriminación
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EL ENCUENTRO DE ROGERIO VELÁSQUEZ Y MANUEL ZAPATA OLIVELLA
y de racismo. Es decir, la educación que tanto se reclamó o se anheló para los negros chocoanos se presentó en las comunidades
durante las primeras décadas del siglo XX como proyecto civilizatorio del Estado y por lo tanto negador de la epistemología propia de estos pueblos.
De esta forma, se han recorrido parcialmente los discursos sobre
temas educativos en Rogerio Velásquez y su andar por el Pacífico
negro, para denunciar las inconmensurables desventajas de esta
población en relación con otras latitudes de Colombia. Sin duda,
su tenacidad, su fuerza argumentativa al explicar lo que la educación no debe ser para el caso de regiones con mayoría de población negra, insinúa, también, para este siglo, aquello que no
debe faltar en la construcción de proyectos educativos endógenos que han de aplicarse en estos territorios.
A manera de conclusiones
En mi modo de ver, las descripciones que estos pensadores hacen sobre el papel de los educadores negros en sus contextos
territoriales tipifican el concepto gramsciano de intelectual orgánico (Portelli, 1977). Su pertenencia a un sector subalterno de
la sociedad, sumado a la comprensión crítica de su realidad y a
las acciones que debe ejecutar enderezadas a la dignificación de
las gentes de su comunidad, no solo lo edifican como un maestro
intelectual sino también como defensor de derechos y como redentor de pobres según lo expone Zapata Olivella en Chambacú
corral de negros (1990). No obstante, el concepto gramsciano experimenta aquí un giro peculiar en el sentido en que este intelectual negro no está ubicado solo en la lucha de clases del proletariado según la concepción marxista, la acción intelectual de los
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Jorge Enrique García Rincón
maestros negros incluye una lucha étnico-racial dadas las condiciones de racismo estructural que sufren las poblaciones negras
en Colombia.
Por otra parte, la noción de maestro intelectual afrocolombiano puede emparentarse con las descripciones de Edward Said
(1994) en el sentido en que, según este autor, el intelectual representa una postura epistémica favorable a un público. Es un personaje interesado en deconstruir las estructuras ideológicas del
poder y ponerlas en evidencia frente a la sociedad expoliada. En
concreto, el intelectual es aquel que es capaz de decirle la verdad
al poder (p. 103) y también “alguien que ha apostado con todo su
ser en favor del sentido crítico y que por lo tanto se niega a aceptar formulas fáciles, o clisés estereotipados o las confirmaciones
tranquilizadoras o acomodaticias de lo que tiene que decir el poderoso (…)” (p. 40).
Traducido al campo de las luchas afrocolombianas por una
educación “otra”, los conceptos de intelectualidad en Said pueden encontrar un buen ejemplo en las denuncias y reclamaciones que han hecho los pensadores analizados aquí. De hecho, para concretar un proyecto de vida autonómico sujeto a
las reglas del pueblo, los autores dejan ver la necesidad de
maestros dispuestos a entregar su vida para salvaguardar el
interés colectivo. Estos maestros son, en el decir de Velásquez,
aquellos capaces de suscitar dinámicas culturales que conciten la atención comunitaria sobre los problemas sociales. Más
no son intelectuales porque ostentasen una formación académica, sino fundamentalmente porque representan una postura política que impulsa el desarrollo de la subjetividad colectiva en la que se implica a su vez el cuestionamiento del orden
establecido.
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Velásquez y Zapata Olivella proponen procesos y acciones político-educativas con un altísimo valor pedagógico, las mismas que
tendrán que retomarse en los nuevos debates acerca del impacto que sigue causando la aplicación de la educación estandarizada en los territorios de las comunidades negras en Colombia.
En este sentido, las ideas pedagógicas aquí analizadas resultan
clave para el proyecto de fortalecimiento político del movimiento social afrocolombiano en cuyo seno se deben contemplar las
salidas a la crisis humanitaria de estas poblaciones víctimas del
racismo estatal colombiano.
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90
La representación histórica
de la territorialidad y
los espacios exílicos en
Occidente y el Caribe:
brechas abiertas por Sylvia
Wynter e Achille Mbembe
Geoffroy de Laforcade
La historiadora y filósofa jamaicana nacida en Cuba, Sylvia
Wynter, identifica la normatividad blanca como un absolutismo
ontológico que se naturaliza como perfección y, en un proceso
otroficador permanente, obliga a sus excluidos a definirse en
relación con él. Se sustenta en un paradigma de la historia que
reifica la modernidad de los últimos siglos como el estándar definitorio contra el cual se juzgan todas las culturas, las tradiciones de identidad y de pensamiento humanos. En la imposibilidad de existir fuera de esta modernidad, aquellos a quienes se
niega la blanquitud son convocados para reforzarla, aceptando
su diferencia como una aflicción y aspirando a borrarla; existen
solo en un espacio de “liminalidad” del cual la ideología dominante no permite escapar (Wynter, 1993). Mientras más los historiadores modernos escriben sobre el pasado como un trampolín fijo y acabado para el presente, Michel Rolph-Trouillot,
(1995) nos recuerda, más se representa ese pasado como un
mundo separado (pp.152-153); las identidades y territorios
91
Geoffroy de Laforcade
delimitados que experimentamos hoy parecen ser una mejora
sobre el caos o la inmadurez de sus antecedentes “premodernos.” Identificar la blanquitud como normatividad impuesta, ver
más allá de su imperativo y su pretensión de universalidad, es
practicar la desobediencia epistémica. Fanon (2016) argumentó
que era necesario un
(…) regreso a (…) las temporalidades diferenciales en las cuales la subjetividad se trama, y a la par, (…) un retorno a la política como espacio de la imaginación cultural y social. Tal regreso está marcado por el hecho que debe acontecer en territorios
concretos, ya que no hay ninguna posibilidad de ofrecer un relato descolonizador sin que medie una configuración del espacio de ocurrencia de este relato (De Oto, 2016, p. 65)
La llamada “revolución” del capitalismo fue una contrarrevolución completa que requirió una redefinición de género del “hombre” y una nueva disciplina social para impulsar la capacidad
productiva del trabajo, destruyendo cualquier cosa que suponga
un límite para la plena explotación del trabajador, comenzando
con la red de relaciones que unía a las personas con el mundo
natural, con otras personas, con sus culturas y con sus propios
cuerpos (Federici, 2018, pp. 26-27). Al mismo tiempo, la modernidad nunca ha sido inmune a la existencia de espacios exílicos de
cimarronaje, áreas de la vida social y económica en las cuales las
personas luchan por escapar de las relaciones y procesos de dominación, forjando subterfugios de autonomía, ya sea territorial o
simbólica, en otras palabras, áreas liminales que permanecen relativamente autónomas de la valorización capitalista y del control
estatal (Grubacic & O’Hearn, 2016). Una dimensión importante
de la creación de espacios exílicos o fugitivos es la subversión de
la narrativa misma de la modernidad; para Bruno Latour (1993),
92
LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
estamos entrando en un mundo no moderno del que nunca nos
hemos realmente ido (p. 130). Wynter se refiere a Clifford Geertz
para argumentar que el modo de ser específico de nuestra cultura contemporánea no es menos local y específico que todas las
demás culturas humanas. “Sin embargo, el problema es que esta
cultura continúa viéndose a sí misma ni siquiera como una cultura, y así reprimiendo la verdad fugitiva de que no es más que una
de las formas que la historia ha tomado localmente” (Geertz 1993,
p. 16). Ese mundo moderno se basa en la narrativa que reivindica
la universalidad, pero en realidad ha sido parroquialmente cristiano, europeo y blanco.
Wynter busca como desenmascarar la aniquilación de la experiencia colonizada en la teoría social moderna, proporcionando
una crítica esencial de los fundamentos de la modernidad y un
camino para escapar de ella. Escribe que la revolución humanista de los siglos XIV y XV, el surgimiento de nuevas ciencias y
la colonización de las Américas produjo una nueva “declaración
descriptiva” de lo que significa ser humano. El antiguo orden de
conocimiento escolástico, teocéntrico, latino-cristiano, gradualmente se convirtió en “moderno,” dividiendo a los blancos racionales de los afrodescendientes e indígenas irracionales; y luego,
como resultado de la revolución darwiniana del siglo XIX, en la
cual el pensamiento evolucionista reemplazó a la razón teocéntrica clásica, creando la nueva figura biocéntrica del hombre económico en soporte de la dominación de clase de la nueva burguesía. Los europeos fueron narrados de manera eugénica como
evolutivamente seleccionados, y sus “otros” deseleccionados por
las “leyes de la naturaleza” para convertirse en “razas”; la racialización se convirtió en un principio fundador de la cultura moderna, etiquetando como desviados e inferiores no solo a los negros y a los pueblos indígenas, sino también a las mujeres, los
93
Geoffroy de Laforcade
homosexuales, los marginalizados, los refugiados, los pobres y
los supuestos premodernos. Observa que “hace quinientos años,
nuestras razas y naciones, los binarios de oposición mediante los
cuales imaginamos el género, la existencia de homosexuales y
heterosexuales, etc., habrían sido incomprensibles para los humanos; la gente en ese momento no se habría entendido a través
de ninguna de esas categorías.” Añade que “fue el impacto económico y material del Nuevo Mundo sobre el Viejo lo que transformaría a Europa de un proyecto civilizador entre otros, el cristiano,
al único, Occidental, frente al que todas las demás civilizaciones
eran programadas como “otras” a desaparecer” (Sharma, 2015,
p.165). De ahí la doble naturaleza de la modernidad: la expansión simultánea del pensamiento que llevó al descubrimiento de
que existía una humanidad geográficamente dispersa, pero aún
compartida, en todo el planeta y la eliminación genocida de gran
parte de esa humanidad, a medida que los imperios en Europa
extendían sus dominios.
Solo un cambio de perspectiva, argumenta la filósofa, un desafío
insurgente a los códigos del hombre occidental, puede comenzar a revertir los efectos de esta transformación, en el cual los
deseleccionados, en lugar de buscar la inclusión o la simple reparación histórica, reconocen y aceptan que su marginación es
intrínseca a todo el orden del conocimiento, el ser y el poder que
los convirtió en negros, indígenas, salvajes, brujas, clases o seres
peligrosos que residían fuera del concepto falsamente universal,
burgués occidental, del hombre civilizado. Lo que se ha entendido
como humano hasta ahora nunca ha explicado a toda la especie.
Pero los códigos binarios de otredad no pueden desaparecer simplemente rechazándolos, o combatiendo los fundamentos económicos de la discriminación. Deben ser transgredidos a través de
una praxis ecuménica que sale de las dualidades biocéntricas
94
LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
inscritas en cuerpos recolonizados y memorias negadas, movilizando la experiencia exiliada de liminalidad dentro del orden
dominante para crear nuevas historias de lo vivido, voces de la
experiencia de los “otros” deseleccionados; reimaginando de manera ecléctica pasados míticos y experiencias de opresión para
subvertir la victimización de los desposeídos y empoderarlos con
su propia subjetividad. Wynter demuestra que las transmutaciones pasadas de órdenes de conocimiento ontológicas y epistemológicas siempre se activaron desde posiciones liminales dentro
del orden establecido. Lo que ella llama la perspectiva divergente
del “archipiélago esclavo” es la respuesta herética a la ideología
dominante (Wynter, 1993; Scott, 2000).
El filósofo camerunés Achille Mbembe (2017) coincide en afirmar que la propiedad del universalismo como concepto no debe
concederse a Occidente. Su diagnóstico sobre el mundo contemporáneo es grave:
“La captura, la depredación, la extracción y la guerra asimétrica
convergen con la rebalcanización del mundo y la intensificación de las prácticas de zonificación, todo lo cual apunta a una
nueva colusión entre lo económico y lo biológico. (...) Este ‘imperialismo de desorganización’, que se alimenta del caos y alimenta los temores, aprovecha las prácticas de zonificación para
fabricar desastres y multiplica los estados de excepción en casi
todas partes” (p.5).
Los paralelismos entre el pasado de la modernidad y su crisis actual son evidentes. La expansión del horizonte espacial europeo
fue de la mano de la división y el encogimiento de la imaginación histórica y cultural. Una vez que se identificaron y clasificaron los géneros, las especies y las razas, no quedó nada más que
95
Geoffroy de Laforcade
enumerar las diferencias entre ellos (p.17). Hoy, alentada por los
procesos de globalización y los efectos contradictorios que provocan, la problemática de la raza ha irrumpido una vez más en la
conciencia contemporánea. La fabricación de sujetos raciales ha
vuelto con venganza.
Para entender las implicaciones históricas del desafío de Wynter
y Mbembe desde la periferia del eurocentrismo del pensamiento hegemónico, debemos relativizar la narrativa dominante de
Europa como una civilización excepcional con raíces en la antigüedad griega y romana, un “viejo mundo” que se lanzó a un
nuevo mundo más primitivo que domesticó “naturalmente” en la
coyuntura del siglo XVI, cuando su modo supuestamente superior de entender lo humano se convirtió en el del mundo que iba
transformándose en “occidentocéntrico”. La “modernidad”, iniciada por la expansión del poder ibérico-cristiano en el mundo
atlántico y la evolución gradual del centro del sistema mundial
desde el sudoeste de Asia hasta el norte de Europa a lo largo de
un período de tres siglos, coincidió con la invención del sistema colonial. Una crítica del mundo occidentocéntrico debe empezar por una comprensión de lo que entendemos por Europa
y Occidente, que surgieron concomitantemente con el sistema-mundo, y un desenmascaramiento de la colonialidad en todas sus formas, incluida su dimensión epistémica.
El nacimiento de la idea de raza ocurrió durante la gestación y la
secularización de la modernidad y fue el resultado de un surgimiento complejo y gradual de Europa como una entidad geopolítica y cultural, que no estaba completa en el momento de la conquista. La raza, en la época medieval, se usaba para referirse a
la casta y se aplicó a plantas y animales. Solo más tarde, después
de la larga batalla entre cristianos y musulmanes en Iberia y la
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LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
posterior expansión atlántica, la palabra adquirió un significado
étnico como una designación de musulmanes y judíos por parte
de católicos que atribuyeron la impureza de la sangre a esas tradiciones socio-religiosas. Posteriormente, se aplicó a los africanos
y a los pueblos indígenas de las Américas, en un largo proceso de
designación y clasificación que ayudó a afirmar la superioridad de
los pueblos europeos sobre las poblaciones colonizadas. La raza
fue utilizada en el siglo XVIII para caracterizar al género femenino y a las variedades de seres humanos que se reorganizaron
jerárquicamente en el siglo XIX por el llamado racismo científico
para designar especies, una ideología que fue movilizada por una
nueva de nacionalismo para reificar y naturalizar diferencias codificadas por el desarrollo de las imaginadas características físicas
y mentales de los sujetos colonizados desarrollados en los siglos
XVI y XVII (Bethencourt, 2016, pp. 6-7). El sustantivo se usó para
etiquetar subespecies de la humanidad, que fueron virtualmente
transformadas en especies reales por el racismo científico a mediados del siglo XIX. A fines del siglo XIX y principios del XX,
cuando el nacionalismo triunfó en el mundo occidental, el sustantivo “raza” se impuso como equivalente al de nación. Así que la trayectoria del prejuicio y sus genealogías históricas que se remontan
a la antigüedad mediterránea no fue lineal, y sin las contingencias
específicas de la aparición del capitalismo en la Europa atlántica
durante la era moderna, las ideas sobre etnicidad y raza no necesariamente habrían evolucionado como lo hicieron. Las ideas clásicas sobre la identidad permitieron una fluidez y ambigüedad que
la fijación moderna en la clasificación racial no permite.
Europa es un invento de la historia moderna reciente, que reformuló sus orígenes en genealogías legendarias de la herencia grecorromana utilizando discursos de diferencia étnica y racial de manera teleológica y engañosa. El ascenso del Imperio
97
Geoffroy de Laforcade
romano a partir del siglo II a. C., durante el cual la república
dio paso a la monarquía, no hizo, como el historiador francés
Lucien Febvre ha señalado, más que la antigua Grecia, crear
algo parecido a lo que ahora consideramos como “Europa”. La
historia de Europa comenzó con el Imperio carolingio, sin ninguna conexión geográfica con el mundo mediterráneo que había sido fundamental para la antigüedad grecorromana; además, en los siglos X y XI, todavía no existía un mundo europeo
unificado. La Europa carolingia era un imperio continental basado en una extensión de la autoridad de la Iglesia Cristiana de
Roma, y sus “otros” eran musulmanes, paganos, eslavos, alemanes y finlandeses. El término “Europa” solo comenzó a usarse
frecuentemente en el siglo XVI; la conquista de las Américas
coincidió con la invención de Europa, entidad no tan vieja, un
hecho que rompe la designación eurocéntrica del mundo que
encontró como “nuevo” (Febvre, 1999, p. 186).
En los albores de la época medieval, la parte occidental del
Imperio romano se había dividido en un mosaico de pequeñas
y localizadas comunidades gobernadas por reyes y señores de
guerra que no se consideraban a sí mismos ni como emperadores, ni como romanos, y menos como europeos; se habían extendido por toda la zona y habían destruido la ciudad de Roma, la
mayor parte del norte de la Galia estaba ocupada por pequeños
reinos anglosajones, el sudeste de la Galia estaba gobernada por
los Borgoñones, Italia y Dalmacia estaban bajo el dominio de
Ostrogodas, y la mayor parte de la costa del norte de África estaba controlada por Vandales o reinos Mauri. Incluso si consideramos al cristianismo como la matriz unificadora de este mundo
medieval primitivo, se trataba de un cristianismo fracturado por
la herejía y el cisma. Cuando, en la segunda mitad del primer
milenio, las regiones occidentales del antiguo imperio romano
98
LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
fueron asediadas por invasores (musulmanes, magiares, vikingos), los cristianos medievales resucitaron un vocabulario clásico
de barbarismo para designar a sus “otros”. Eso sería recordado en
el Renacimiento para designar a los indígenas americanos y africanos negros en la era de la exploración marítima y la esclavitud.
Mientras tanto, la historia de África que se conoció en el mundo
medieval temprano, pero que luego se borraría, se estaba desarrollando. En el momento de la conversión de Roma al cristianismo, el Imperio de Aksum (Etiopía) conquistó el antiguo Meroe y
gobernó durante tres siglos en lo que hoy es Yemen y el sur de
Egipto, creando un espacio geográfico para la difusión de las comunidades cristianas primitivas. Fenicios y griegos se habían establecido en el norte de África durante muchos siglos y desde su
introducción de camellos en la región, el comercio interregional
se había extendido por todas partes. Durante la época romana, los
marineros mediterráneos de lo que ahora llamamos Indonesia
se asentaron en la costa este del continente, contribuyendo a un
mosaico ya vibrante de lenguas y costumbres que se mezclarían
y prosperarían cuando migraciones diversas aumentaran los vínculos entre África y Eurasia en los siglos XI al XIII. Muchos de los
“habshis” (gente del moderno “Cuerno de África”) y “siddis” (de
África oriental) fluyeron hacia regiones de Mesopotamia y el sur
de Asia. Dentro de África, los pueblos de habla nilótica de Egipto
y Nubia emigraron a la región de los Grandes Lagos (ahora
Uganda, Ruanda y Burundi), y otros del valle superior del Congo
crearon el Imperio Lunda en el África central ecuatorial. El río
Níger, lo que hoy es Marruecos, el Mar Rojo y el Congo estaban
conectados en lo que Patrick Manning (2010) llama una inmensa “red africana”, mucho antes de que los europeos comenzaran
a interactuar con los pueblos de África occidental en el siglo XV
(pp. 39-40). “La red africana funcionó como un mecanismo eficaz
99
Geoffroy de Laforcade
para difundir bienes materiales, innovaciones culturales e información. Como resultado, desde tiempos muy tempranos, la red
africana vinculó todo el hemisferio oriental, África, Eurasia y las
islas vecinas, con una red multidireccional que promovió y facilitó el movimiento de bienes materiales, personas e ideas desde
un lugar a otro” (pp. 41-42). De hecho, la historiografía del mundo
atlántico primitivo ha reconocido a África occidental y al Caribe
no como periferias sino como crisoles de la modernidad, sitios
de “variadas y constantemente cambiantes interacciones entre
pueblos de origen indígena, europeo y africano (...)” (Altman y
Wheat, 2019; Wheat, 2016; Rodney, 1970). El sistema atlántico en
el corazón de nuestra tradición inventada de “Occidente” comenzó a tomar forma en África occidental incluso antes de que Colón
tropezara con América.
Todavía no existía un lenguaje de “raza” para designarlos desde
adentro o afuera. La expansión islámica a partir del siglo VII fue
multilingüe y multiétnica, integrando nuevas etnias en Eurasia
y el norte de África; también desarrolló un lenguaje de otredad
que tomó prestado del antiguo tropel de la “barbarie,” designando a los seljuks turcos, bereberes, africanos negros y aún a
los cruzados cristianos como “otros.” Como lo escribe Francisco
Bethencourt, el color de la piel y otras descripciones fenotípicas
de los seres humanos prefiguraron estereotipos que se desarrollaron posteriormente durante la expansión europea. Los africanos negros, señaló, ya eran desfavorablemente comparados con
el resto de la humanidad y etiquetados como salvajes, supuestamente alegres y de inteligencia inferior, aunque el escritor árabe al-Jahiz de Basora consideraba a los negros superiores a los
blancos y no había ninguna presuposición de la herencia de rasgos estereotipados de una generación a otra. África había sido
identificada desde la época griega y romana como una frontera
100
LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
entre las sociedades vigiladas y bárbaras, expuesta al desierto
y las regiones cálidas e inhabitables. Las condiciones supuestamente extremas de clima y suelo favorecieron la visión europea
de monstruos y hombres salvajes que solían reflexionar sobre
las fronteras entre cultura y naturaleza, humanos y animales, sociedades organizadas y el desierto. Los historiadores han encontrado, sin embargo, que las personas de piel oscura o de ascendencia africana no tuvieron desventajas especiales en la cultura
griega y romana (Bethencourt, 2013, pp. 17-18; Snowden, 1983;
Thompson, 2011).
Cuando en el siglo XI Cerdeña, Sicilia y Córcega fueron tomadas
por cristianos del mundo musulmán, se preparó el escenario para
el lanzamiento de la Primera Cruzada en 1096. Posteriormente, a
medida que las ciudades y el comercio se dispararon desde los
siglos XIII al XV, la Europa cristiana fue imbuida como nunca
antes por las culturas del Oriente. Las afirmaciones ontológicas
de la conciencia eurocéntrica están fortalecidas por representaciones de la misma Europa que se basan no en esta historia,
sino en la época romántica del nacionalismo, con su uso selectivo del mito y la ciencia para definir su identidad y la de sus otros
colonizados. Wynter entiende estas hegemonías ideológicas, en
particular la de “raza,” no solo como abstracciones, sino como
“verdades” vividas y encarnadas que son instituidas discursivamente, reguladas, normalizadas y legitimadas como disciplina, y
nos condicionan a comportarnos de ciertas maneras: “[La] concepción bioeconómica de lo humano (...) determina la hegemonía del sistema económico sobre los sistemas sociales y políticos
[y] exige el funcionamiento del modo de producción capitalista
como la expresión cotidiana de esa hegemonía” (Scott, 2000, p.
160). Nos invita a reflexionar sobre la historia de las mutaciones
que engendraron la sustitución del liberalismo económico por el
101
Geoffroy de Laforcade
absolutismo teológico y el liberalismo modernos. ¿Cómo se convirtió en algo común la idea del Occidente y su supremacía sobre
el resto del mundo?
Siguiendo a David Graeber (2002), fue el mundo islámico, no
Europa, el que comenzó el proceso de transformar el mundo medieval en un bien común más “universal;” la “islamización” en lugar de la “occidentalización” conectó el pasado de la antigüedad
con el desarrollo de la protomodernidad del mundo euromediterráneo: “[sus] esfuerzos intelectuales para fusionar las escrituras
judeo-cristianas con las categorías de la filosofía griega, el énfasis
literario en el amor cortés, el racionalismo científico, el legalismo,
el monoteísmo puritano, la fascinación misionera con el ‘misticismo oriental’ (…)” (p. 340). La reconquista cristiana de Iberia entre
los siglos VIII y XII creó nuevas formas de identidad colectiva en
zonas como Asturias, Galicia, Portugal, León, Castilla, Navarra,
Aragón y Cataluña, todavía no “España” o “Europa”, sino una
mezcolanza de comunidades judías, cristianas y musulmanas que
incluían migrantes, obispos y gobernantes de los mundos franco, borgoñón e inglés en una tierra dominada desde el año 711
por influencias africanas y árabes. Los cristianos eran minoría en
Iberia cuando cobró impulso la recristianización, marcada por la
esclavitud y deportación masivas de musulmanes en el siglo XIII
y el desplazamiento violento de judíos en el siglo XV (que ya había ocurrido en Inglaterra en 1290 y en Francia en 1306 y 1394)
(Bethencourt, 2013, pp. 27-31).
La imposición de la doctrina de la iglesia romana, particularmente durante las Cruzadas, marcó el comienzo de una nueva era de
intolerancia y prejuicio que chocó con el proclamado universalismo del cristianismo y sus apologistas escolásticos. Aunque los
pogromos, las expulsiones y la esclavitud de judíos y musulmanes
102
LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
se habían practicado durante las Cruzadas y como resultado de
la conquista, fue en los últimos siglos de la Edad Media, desde el
siglo XIII hasta el XV, que la segregación sistemática y la conversión violenta y la exclusión de comunidades de diferentes orígenes religiosos empezó en las áreas cristianas latinas. Prejuicios
contra judíos y musulmanes se vincularon a la idea de la ascendencia. Las dos comunidades religiosas se agruparon en la legislación eclesiástica latina como “enemigo interno” (Bethencourt
2013, pp. 60-61). Prejuicios étnicos basados en la lealtad religiosa
crecieron durante las Cruzadas. A medida que el centro del poder
económico y cultural se desplazó hacia el oeste durante la expansión marítima europea en el siglo XVI, la supremacía blanca, basada en la inferiorización de las culturas “exóticas” para justificar
la dominación política, fue la ideología que condujo al surgimiento, en el siglo XVIII, de la idea de “civilización.” En 1609-1610,
Felipe II de España expulsó a los moriscos de Castilla, Aragón y
Cataluña. A diferencia de los musulmanes y los judíos, víctimas
de pogromos anteriores, los moriscos habían sido violentamente
convertidos y evangelizados, y su expulsión se debió no a su fe
sino a su supuesta falta de “asimilación” (Bethencourt, 2013, pp.
141-143).
Este enemigo interno surgió como parte de una nueva ideología
política de un Estado centralizado abarcando una población religiosamente homogénea, presagiando la nueva visión del mundo
que prevalecería en las conquistas de las Américas. En el siglo
XVI, la definición teológica de la humanidad dio paso al énfasis en el fenotipo y el color de la piel bajo el ímpetu del comercio transatlántico de esclavos, ya que los prejuicios desarrollados
por los europeos del norte contra los pueblos del sur de Europa
se incorporaron a la clasificación de diferentes “géneros” de humanidad, atribuyendo actitudes y comportamientos a los pueblos
103
Geoffroy de Laforcade
“inferiores” que se verían reflejados en teorías “científicas” y biologizadas de las “razas” del siglo XVIII en adelante. La evolución
de feudos reales a estados monárquicos generó un entusiasmo
entre las élites por la idea de una civilización europea, que fue
contemporánea con el surgimiento de naciones, nacionalidades
y nacionalismos; todas estas nociones emergieron en el contexto
de las Guerras Napoleónicas, después de las cuales entraron en
el léxico de la teoría política. La búsqueda romántica de las raíces históricas de pueblos y naciones acompañó el biocentrismo y
la concepción bioeconómica de lo humano que Wynter denuncia.
Llegamos a la coyuntura de la aparición del pensamiento sociogénico analizado por Wynter (siguiendo a Fanon) (Wynter 2000;
2009). El racismo científico, en parte influenciado por respuestas europeas a nuevas desigualdades generadas por el industrialismo y el imperio, surgió en los escritos de Compte, Spencer y
Lamarck como un modelo de evolución basado en una distorsión
de las teorías de Darwin sobre la evolución natural, centrándose
en la inmutabilidad de características humanas heredadas y definidas en términos de “razas”. Los viejos prejuicios con respecto
a “salvajes” y “pueblos primitivos,” afinados en los siglos XVI y
XVII a medida que Europa emergía como un concepto y sus súbditos coloniales como variedades inferiores (“deseleccionadas”)
de seres humanos, se incorporaron a una nueva narrativa de la
evolución social, mientras que la historia se movilizó para explicar y legitimar las jerarquías y desigualdades desarrolladas por
la modernidad y el capitalismo. La narrativa teleológica de los
supuestos “orígenes” de la “civilización europea” en la antigüedad griega y romana, la implementación de la segregación física
y cultural y de políticas discriminatorias por parte de los estados recientemente organizados con sus formas de poder biopolítico, dieron paso al racismo científico y el imperialismo moderno.
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LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
El humanismo bioeconómico o liberal inventó somatotipos entre
razas más claras y más oscuras (Scott, 2000, p. 183). Siguiendo a
Wynter:
La domesticación de tierras y pueblos occidentales podría llevarse a cabo más fácilmente en un contexto en el que todo lo que
no era Occidente se convirtió en el Adynaton1 de todo lo que era
Occidente. El territorio no occidental se convirtió en la frontera/selva/ naturaleza. El hombre no occidental se convirtió en el
“salvaje” o el “monstruo salvaje.” Las nuevas definiciones de lo
“natural” institucionalizaron el ser occidental como la norma del
hombre; y el hombre no occidental como el otro, el todavía-no, los
no-hombres que garantizaban el ser de la norma por su propio
no-ser. Al crearse a sí mismo como la norma de los hombres, la
burguesía occidental creó la idea de lo primitivo, la idea de lo salvaje, de los “paganos despreciados,” de los “ethnos.” Inventaron la
idea de su propia negación (Wynter, 2003, p. 83).
Para ella, esta reinvención del yo occidental es el fundamento
del racismo, un término usado tanto para definir como para evitar una relación de clase concreta entre Occidente y el resto del
mundo.
1
El Adynaton (del griego antiguo ἀδυνατον, “imposibilidad”, a partir
de α- (a-, “sin”) + δύναμαι (verbo dynamai, “soy poderoso, soy capaz”)
o impossibilia en latín, es un recurso retórico que engloba cualquier
recreación poética de lo ficticio y lo imposible, una forma de hipérbole
o exageración que consiste en expresar imposibilidad invirtiendo la lógica de lo real. https://es.wikipedia.org/wiki/Adynaton
105
Geoffroy de Laforcade
El racismo fue la forma a través de la cual, en el contexto de
la economía de mercado mundial, la estructura de clase como
relación entre los pueblos centrales y periféricos, se expresó.
De hecho, el racismo fue la ideología indispensable de las formas de nuestros modos de control laboral que eran imperativos para la explotación capitalista de los pueblos de la periferia
(Wynter, 2003, p.84).
Aquí radica la originalidad del análisis de Wynter. Los seres humanos no son seres puramente biológicos sino que narran sus
modos de ser autoinscriptos. La cultura, tal como la relatan los
humanos, es específica de su relación cognitiva con la naturaleza
y entre sí. Siguiendo a Fanon, los seres humanos son “piel” (bios)
y “máscara” (mythoi). Cómo nos narramos a nosotros mismos,
nuestro lenguaje, es fundamental para lo que somos. Inventamos
mythoi o máscaras (divinidad, naturaleza, vida, historias de origen) junto con nuestras biografías (reconocimiento cognitivo
del parentesco), de manera necesariamente plural, recordando
nuestro futuro. La negación colonial/occidental del pasado, su insistencia en una dirección de la historia que ahoga la pluralidad
de formas de ser humano en nombre de la universalidad e inscribe la marginalidad y la fatalidad en los cuerpos de sus oprimidos
inferiorizados, solo se puede superar si imaginamos pasados y
futuros que no imitan las estructuras asesinas de la modernidad,
que recrean los diversos bienes comunes que fueron despojados
por la empresa colonial al narrar experiencias, perspectivas, resistencias y futuros desde la perspectiva exílica y liminal de los
cuerpos marcados para deselección (McKittrick, 2015, pp. 17-32).
El objetivo de Wynter es liberar el concepto occidental de humanismo de su aspecto tribal de Nosotros y el Otro, transformando
su premisa universal abstracta en el global humano concreto, el
“nosotros” concreto” (Wynter, 2003, p. 89).
106
LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
Achille Mbembe (2017) llega a las mismas conclusiones sobre
la raza y la modernidad: África en general y la oscuridad en
particular se presentaron como símbolos consumados de un estado vegetativo y limitado (p. 11). El transnacionalismo de la
condición negra fue un momento constitutivo para la modernidad, con el Atlántico como su incubadora. En nuestros tiempos,
los riesgos sistemáticos experimentados por los esclavos negros
durante el capitalismo temprano se han convertido en la norma para las personas oprimidas en todo el mundo. La condición
de la diáspora ha universalizado la condición negra, tomando
prestado tanto de la lógica esclavista de captura y depredación
como de la lógica colonial de ocupación y extracción, así como
de las guerras civiles y las incursiones de épocas anteriores. Las
guerras de ocupación y contrainsurgencia tienen como objetivo
no solo rastrear y eliminar al enemigo sino también crear una
partición en el tiempo y una atomización del espacio (Mbembe,
2017, p. 4). En su andamiaje del concepto de raza y su historia a
lo largo de la modernidad, Mbembe tiene cuidado de no incluir
a todas las personas de ascendencia africana en una esencia,
identidad o experiencia. La blanquitud como expresión racializada del universalismo abstracto implica la igualdad en la condición humana (mientras excluye a los no blancos de cualquier
existencia o agencia en la formulación de los bienes comunes
humanos).
107
Geoffroy de Laforcade
Los Guerreros de Shangó - Emilio O’Farrill Almendariz (Matanzas, Cuba, 2019).
La negritud, por lo contrario, es una expresión de alteridad, y se
expresa en una gran variedad de realidades culturales, históricas
y geográficas. Es la conciencia de las experiencias negras, algo
que todas las personas negras comparten, y una herencia ineludible que influye en cada relación que las personas de ascendencia africana desarrollan con el mundo de la blancura. Más que
una esencia, es lo que, siguiendo a Édouard Glissant (1990), llama un “en-común”, y como tal es un lugar desde el cual se puede
superar la negación de lo que comparte la humanidad (y lo que
niega el universalismo abstracto). Mbembe defiende una epistemología de puentes en lugar de silos. El racismo consiste en la
invención de un doble, un sustituto, una máscara, un simulacro
a través de la biologización del cuerpo negro y su conversión en
un recurso natural que se extrae con fines de lucro económico y
108
LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
subyugación política. La naturalización de la “diferencia”, argumenta, es una neurosis social, una forma violenta de conocimiento basada en la evasión de la misma universalidad que utiliza
como una lámina. La comprensión de Mbembe de lo “en-común”
de la herencia negra le permite extender la pertinencia de la experiencia africana y afrodiaspórica a las víctimas contemporáneas de nuevas formas de opresión. El trato que reciben hoy los
trabajadores migrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados
se basa tanto en la lógica esclavista de la captura y la depredación como en la lógica colonial de la ocupación y la extracción,
así como en las guerras civiles y las incursiones de épocas anteriores. Al igual que las expansiones imperialistas, las guerras de
ocupación y contrainsurgencia de hoy buscan no solo rastrear y
eliminar al enemigo, sino también crear una partición en el tiempo y una atomización del espacio (2017, pp. 177-178).
Para Wynter también la experiencia negra en el Nuevo Mundo ha
sido paradigmática de la experiencia no occidental de los pueblos
nativos; constituyó una crítica diaria de la conciencia abstracta del humanismo. La cultura oral afrodescendiente constituye
como cultura, la herejía del humanismo europeo; y es por eso que
la cultura popular negra ha constituido una experiencia cultural
subterránea tan subversiva del statu quo de la cultura occidental
como lo fue el cristianismo en las catacumbas del Imperio romano. Porque fue en esta cultura que los negros se reinventaron a
sí mismos dentro de espacios exílicos de cimarronaje cultural,
como un nosotros que no necesitaba de un “otro” para constituir
su ser: establecía los parámetros culturales de un ethnos concretamente universal (Wynter, 2003, pp. 85-86). Lo que el universalismo occidental entiende como humano nunca ha tenido
en cuenta a toda la especie; ya que los códigos binarios de otredad no desaparecerán, deben ser transgredidos a través de una
109
Geoffroy de Laforcade
praxis ecuménica de ser humano que sale de las dualidades biocéntricas. Esto es la política tal como la define Jacques Rancière
(1995): “Todo lo que cambia un cuerpo de lugar asignado o cambia el destino de un lugar, es visible lo que no tiene lugar para ser
visto, y hace oír como un discurso lo que antes solo se escuchaba
como ruido” (p.53).
Lo que, siguiendo a Wynter, Walter Mignolo denomina “scientia decolonial” (Mignolo, 2015, pp.117-119) busca como refundir
el espacio, la cronología y la subjetividad, representando límites y espacios exílicos en términos que desestabilizan la matriz
de conocimiento que hemos explorado a través de los escritos
de Wynter y Mbembe. Su objetivo es reclamar un concepto de
lo universal que define la humanidad como una coproducción
social, histórica y discursiva en lugar de meramente biológica,
para convertirnos en “revolucionarios cognitivos” que ven nuestro “potencial para forjar relaciones sociales entre sí; relaciones
que reconocen no solo los cambios masivos provocados por los
eventos posteriores a la invasión de las Américas sino también la
posibilidad de lo que podemos hacer con estos cambios (Sharma,
2015, p. 197). Es en el Caribe, el centro gravitatorio tanto de la
génesis de la modernidad euroatlántica como de sus puntos más
sobresalientes de resistencia, que la historia occidententocéntrica encuentra con su negación más potente. Este “terreno disputado”, en constante cambio, de la denominada frontera imperial
anglo-español-franco-holandesa es también el punto de partida donde comenzó la experiencia de la colonización y el pensamiento biocéntrico. Cuando el geógrafo histórico francés Pierre
Chaunu (1959) lo llamó “Mediterráneo americano”, consideró que
ese espacio estaba separado de un “Mediterráneo europeo” por
la “distancia subjetiva” del océano (p. 349). En la era de la vela,
el tiempo de navegación desde La Habana a la ciudad portuaria
110
LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
mexicana de Veracruz era aproximadamente equivalente al viaje
desde La Habana a las Azores portuguesas. En esta configuración, el Caribe estaba en el centro de la economía atlántica; más
que un archipiélago, era una puerta estratégica entre el mundo
ibérico/africano y las Indias. En la cosmovisión de los primeros
navegadores transatlánticos modernos, cualquier territorio entre
los puertos andaluces/canarios y Lima, Cartagena o Veracruz, entre Sevilla y “Tierra Firme” era una isla (pp. 350-352 y 468-469).
En su genealogía del término “Caribe,” Lulú Giménez (1990) escribe que las “Antillas” originalmente se referían a todas las tierras del “Nuevo Mundo”, antes de ser imaginadas, en contraste
con “Tierra Firme”, como puertos de escala transitorios en la
búsqueda más grande de un camino a Asia. Todos los habitantes
de las Antillas que resistieron al gobierno católico fueron llamados “Caribes” en referencia a los Caribes nativos que pronto se diezmarían, y el límite atlántico del noreste de la América
española se conoció como “Caribana” o “Terra Canibalorum”
para designar la antropofagia fantaseada de los isleños nativos. Con la colonización británica de St. Kitts, las Antillas menores asumieron la denominación anglófona de “Islas Caribee”.
La España imperial prefirió hasta su extinción la expresión
“Mar de las Antillas” sobre la inglesa “Indias Occidentales del
Caribe”, que dio paso bajo la hegemonía norteamericana a la
frase geopolítica “Región del Caribe”, una entidad más grande
que abarcaba las costas atlánticas de Centroamérica y del norte
de continente sudamericano. Con el redescubrimiento intelectual y político de su herencia africana en la década de 1920, “el
Caribe” comenzó a definirse a través de las barreras lingüísticas como un archipiélago de naciones isleñas con una cultura
distinta y compartida. La insularidad, argumenta Giménez, se
convirtió en un dispositivo a través del cual se imaginaban las
111
Geoffroy de Laforcade
“identidades nacionales” a lo largo de la era de la descolonización (pp. 73-78 y 156-169). Nunca una representación del espacio sin oposición ni mediación, el “Caribe” no había sido narrado
como una convención geográfica estable, ordenada y “conocible”; sus límites eran, en palabras de Chaunu (1959), “catastróficas” en lugar de “lineales” (p. 469). Al titular un capítulo de su
historia general del Caribe “La cabina de Europa” (“The Cockpit
of Europe”), Eric Williams (1970) capturó tanto la violencia del
nacimiento de la región como su falta de distinción cultural en
la imaginación occidental. La reificación de los marcos insulares
de identidad nacional en la era moderna fragmentó aún más la
conciencia del Caribe al dividir las islas según su afiliación lingüística con uno de los imperios marítimos europeos. Una simbolización más liberadora para la imaginación histórica, que ha
definido el Caribe para una generación de visionarios literarios,
puede ser la “diversidad preservada” de la “creolidad” (Bernabé,
Champoiseau y Confiant 1993, p. 89), la “multiplicidad diaspórica” de Paul Gilroy (1993), una “formación caótica, viva, desorganizada” en movimiento incesante, “un mismo cambiando que
lucha continuamente por su autorrealización (...)” (p. 122).
Para George Lamming (2001), la isla “no conoce fronteras, excepto el océano, que es su puerta de entrada a la eternidad,” es
“una reserva de secretos,” “un lugar privado que atrae múltiples formas de intrusión” (p. 28). Allí, la formación diaspórica
de identidades locales y regionales, que se originó en África,
el Mediterráneo, Europa y Asia, se convirtió en un fenómeno
histórico fluido y dinámico, que precedió la aparición de estados nacionales (tanto en Europa como en las Américas) y confundieron sus mitos narcisistas de clausura (Whitten y Torres,
1998, p. 18). El Caribe, descrito alegóricamente por Antonio
Benítez-Rojo (1992) como pasaje, un “puente isleño” convertido
112
LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
en “archipiélago” por sus focos continentales, un “mar cultural
sin fronteras, (...) una forma fractual paradójica que se extiende infinitamente a través de un mundo finito” (pp. 2 y270), una
colección de naciones “políglotas,” “eclécticas,” “porosas” y “absorbentes” fundadas por el genocidio, cuyos límites son, en la
feliz frase de Gordon Lewis (1983), no barreras en el sentido
habitual, sino más bien “membranas permeables para un flujo
e interflujo masivo y constante de grupos e individuos” (p.18).
Históricamente unidos por el comercio mundial, la migración
forzosa y voluntaria, las guerras imperiales y las luchas globales
y locales por la libertad y la emancipación, las ciudades portuarias del Caribe y la costa de esclavos africana formaron una red
de interacción material, humana y simbólica que se extendió a
través de cinco siglos antes del surgimiento de las mitologías
nacionalistas modernas que actualmente las dividen. En este
sentido, el Caribe es una extensión de África misma, un continente preocupado desde hace mucho tiempo por sus orígenes,
pero que, durante siglos, ha sido un punto de partida hacia varias otras regiones del mundo,” (...) un lugar donde la conciencia del entrelazado en el mundo, la relativización de las raíces y
la pertenencia primaria, (la) forma de abrazar (…) lo extraño, el
extranjero y lo distante, esta capacidad de reconocer su rostro
frente al extranjero y de valorar las huellas de lo distante en lo
cercano, de domesticar a lo desconocido y trabajar con todo que
parece a cosas opuestas: es esta sensibilidad cultural, histórica
y estética lo que indica claramente el término afropolitanismo”
(Mbembe, 2019, pp. 226-229).
El encuentro con el Caribe hizo que sociedades europeas emergentes cambiaran su encallamiento en un mundo medieval imaginario y finito de identidades fijas y lealtades ancestrales por
lo que Liliane Hilaire-Pérez (1997) llamó “una génesis de la
113
Geoffroy de Laforcade
desorientación, una nueva y vertiginosa conciencia del espacio,
de las fronteras y de la temporalidad que dio origen a la modernidad” (p. 14). Una historia conceptualizada desde el punto de vista estrechamente insular de la formación de naciones modernas
y diferencias esenciales racializadas, una tradición acuñada por
el mundo capitalista euroamericano del siglo XIX, pierde el caos
de esta herencia atlántica. Naufragan pueblos enteros en islas de
imaginación encapsulada, cancela toda narrativa de resistencia
u otredad, descuida solidaridades difusas y polisémicas a favor
de totalizaciones, y olvida episodios enteros del pasado que contradicen la inevitabilidad de su resultado heroico y uniforme. El
silenciamiento del pasado, escribe Michel Rolph-Trouillot (1995),
“es parte de la historia de Occidente y es probable que persista, incluso en forma atenuada, siempre y cuando la historia de
Occidente no se vuelva a contar de manera que hace avanzar la
perspectiva del mundo” (p. 107).
Los marginados tallan espacios autónomos de activismo y lazos
horizontales de solidaridad que prefiguran la construcción de
una nueva agencia colectiva, diversa en sus expresiones culturales, híbrida en su apropiación de significantes de pertenencia y
sin consolidar en su imagen territorial. La historia y la memoria
eurocéntricas han anclado nuestras representaciones del pasado
en una historia que naturaliza naciones, fronteras y tropos de alteridad (culturales o raciales) como si estuvieran predestinados
a adoptar la forma en que los conocemos hoy. Nos corresponde
recuperar el aprecio por lo que James Clifford (1997) llamó “modelos no occidentales o no solo occidentales de vida cosmopolita, transnacionalidades no alineadas que luchan dentro y contra los Estados-nación (...)” (p. 277). Peter Linebaugh y Marcus
Rediker (2013) escribieron sobre la “tripulación mezclada” de
marineros, esclavos y plebeyos de todos los orígenes, insurgentes
114
LA REPRESENTACIÓN HISTÓRICA DE LA TERRITORIALIDAD Y LOS ESPACIOS EXÍLICOS
y disidentes que formaron comunidades de resistencia y solidaridades radicales en todo el Atlántico revolucionario, a través de
espacios geográficos y culturales creados por la expansión de los
estados territoriales. Cuando el poeta franco-martinicano Patrick
Chamoiseau (2018) evoca alegóricamente a los pueblos migrantes “inclasificables” de la actualidad (p. 43), está proyectando en
nuestra conciencia contemporánea una historia similar de transversalidad exílica, una “contramedida” en los intersticios de dualismos binarios, que, como lo sugiere Gloria Anzaldúa (1987),
exige que nos desenganchemos de los patrones de recuerdo y
representación que definen nuestras subjetividades racializadas
y espacialmente barricadas.
Si, parafraseando a Marc Augé (1994), el tratamiento simbólico
del espacio es “a la vez una matriz intelectual, una construcción social, una herencia y la primera condición de toda la historia, ya sea individual o colectiva” (p. 6), entonces la historia
de la fertilización intelectual, cultural y material cruzada entre
el Caribe y el mundo, a través de la esclavitud y la emancipación, la migración laboral transatlántica, asiática e interregional, las fronteras de los asentamientos y los imperios, ofrece una base empírica y conceptual muy rica para un enfoque
comparativo, intercultural y transnacional de los aspectos más
destacados de aquellos legados históricos compartidos, que
comúnmente se asumen de carácter moderno o nacional, pero
que unen inextricablemente las luchas anticoloniales pasadas,
presentes y futuras con las nuestras. Como dice Hans-Georg
Gadamer (1989): “Nuestra conciencia histórica está siempre
llena de una variedad de voces en las que se escucha el eco
del pasado. Solo en la multiplicidad de tales voces existe: esto
constituye la naturaleza de la tradición en la que queremos
compartir y tener parte” (p. 284).
115
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119
SECCIÓN II:
Mirando desde los
feminismos negros
*Rotundamente Negra*
Me niego rotundamente
a negar mi voz mi sangre y mi piel
y me niego rotundamente
a dejar de ser yo
a dejar de sentirme bien
cuando miro mi rostro en el espejo
con mi boca rotundamente grande
y mi nariz rotundamente hermosa
y mis dientes rotundamente blancos
y mi piel valientemente negra
y me niego categóricamente
a dejar de hablar mi lengua,
mi acento y mi historia
y me niego absolutamente
a ser parte de los que callan
de los que temen
de los que lloran
porque me acepto
rotundamente libre
rotundamente negra
rotundamente hermosa.
Shirley Campbell Barr
Cuba: ante los retos del
Decenio y bajo el lente de
los feminismos negros
Rosa Campoalegre Septien
“Sin las afrocubanas, el feminismo está incompleto”
Inés María Martiatu Martiatu (1942-2013)
Cuando en el siglo XIX, José Martí fundamenta la tesis de que:
“Esa de racista viene siendo una palabra confusa y hay que ponerla en claro” (1893, p. 298), coloca un cuestionamiento en términos de derechos y de acción política que trasciende las realidades del tema en el contexto cubano. De ese modo, alerta acerca
de un debate político y cultural en “Nuestra América”, que continúa hasta la actualidad.
Siguiendo esta senda, este texto recorre tres rutas de análisis
complementarias y en tensión:
•
•
En primer lugar, se cuestiona qué es racismo, para fijar un
posicionamiento epistémico.
En segundo lugar, interpela cómo transcurre el Decenio
Internacional de los Afrodescendientes, intentando quebrar
los silencios, fijando la atención en Cuba.
125
Rosa Campoalegre Septien
•
En tercer lugar, retoma el interrogante crucial formulado por
la escritora y activista afrocubana Inés Martiautu (2012): “¿Y
las negras qué?” para seguir reflexionando sobre el afrofeminismo en Cuba.
Hoy, en el contexto del Decenio Internacional de los Afrodescendientes, estas ideas refuerzan su vigencia y se insertan en
la renovada agenda de lucha contra el racismo en América Latina
y el Caribe. Es un debate que emerge y cobra disímiles sentidos en
Cuba. Incursionar en los porqués es el desafío que afronta este texto
desde el lugar de enunciación de una afrofeminista cubana.
Un lugar de enunciación que sigue resultando polémico, “complicado”, por eso ante la pregunta que formuló Cubainformación
(2018), consistente en “Rosa, ¿realmente existe el feminismo negro en Cuba?”, esta autora no dudó en responder:
Las feministas sabemos que sí, que hay otros feminismos, que
el feminismo no es una masa homogénea. Es como el mundo en
que vivimos: muy heterogéneo. Si entendemos que el feminismo es teoría crítica, que es un campo de acción o más bien de
batallas, pero que también el feminismo es lugar de enunciación, entonces ese lugar de enunciación para las afrocubanas es
el feminismo negro. Sí, existe el feminismo negro en Cuba porque existen voces, corazones, luchas, esperanzas, sentimientos,
identidades desde la negritud (2018, p. 3).
Una aproximación a los fundamentos de esta categórica respuesta es el camino de análisis de este trabajo, que llega a su destino
cuando las afrodescendencias transcurren en las encrucijadas de
un Decenio, a sabiendas de la necesidad de rebasarlo desde las
contrahegemonías (Campoalegre, 2017).
126
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
Racismo: Un posicionamiento epistémico en
tensión
Mirar al racismo desde el afrofeminismo impone una perspectiva
decolonial, histórica e interseccional. Este es un punto de partida
epistémico que debe situarse en una plataforma en común, como
premisa para el diálogo con quién se acerque a estas líneas.
Los feminismos negros hacen parte del pensamiento y las prácticas decoloniales en América Latina y el Caribe. Representan una
ruptura epistémica y política con el feminismo hegemónico, occidental, a partir de la crítica a la colonialidad del poder/saber /género, en la lucha contra el racismo y el heterosexismo. Al definir
qué es lo decolonial, la autora adscribe al criterio de la investigadora Catherine Walsh (2009):
Suprimir la “s” y nombrar “decolonial” no es promover un anglicismo. Por el contrario, es marcar una distinción con el significado en castellano del “des”. No pretendemos simplemente desarmar, deshacer o revertir lo colonial; es decir, pasar de
un momento colonial a un no colonial, como que fuera posible
que sus patrones y huellas desistan de existir. La intención, más
bien, es señalar y provocar un posicionamiento —una postura y
actitud continua— de transgredir, intervenir, in-surgir e incidir.
Lo decolonial denota, entonces, un camino de lucha continuo
en el cual podemos identificar, visibilizar y alentar “lugares” de
exterioridad y construcciones alternativas (pp. 14-15).
Y cuando se insiste en la perspectiva decolonial, el propósito
central es visibilizar y construir esos caminos otros de la lucha
contra el racismo y todas las formas de discriminación, lo determinante es la capacidad de articulación.
127
Rosa Campoalegre Septien
En la perspectiva histórica, las genealogías del racismo en la región han sido ampliamente argumentadas por Aníbal Quijano
(2000), quien en su crítica a la colonialidad coloca al racismo en
el centro del debate político como “instrumento principal de dominación”. Esta deconstrucción es clave para la comprensión del
fenómeno en cuestión.
Estudios sobre negritudes en América Latina y el Caribe han demostrado que:
Las sociedades latinoamericanas se desarrollaron a partir de
concepciones e ideologías racistas, a nombre de la cuales se establecieron jerarquías, configurando un orden racial con clara
desventaja para el negro. La glorificación de la identidad nacional blanco-mestiza y el mito de la democracia racial en América
Latina contribuyeron a negar las raíces negras en los estados
nacionales, al mismo tiempo, que construyeron la imagen del
negro como alguien ajeno al progreso y a los valores de la ciudadanía moderna (Ocoró y Alves, 2018, p. 13).
Las poblaciones negras fueron colocadas en la situación del
otro/a “invisible”, descalificado/a, subreal, despojándolo/a de su
condición humana. Fue un proceso continuo de cosificación de
las negritudes, que se inició con el genocidio de la trata negrera y
fue perpetuado por la esclavización.
128
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
Black ebony sculpture, in the Ujamaa style of Makonde
art. Tanzania. Colección de arte de la UNESCO
Este proceso histórico es complementado, hasta hoy, por el racismo estructural, con énfasis en las políticas de blanqueamiento y
el epistemicidio (De Sousa, 2011), que no solo hace invisible el
pensamiento negro y sus importantes contribuciones, sino que
produce progresivamente y de forma permanente múltiples obstáculos materiales, epistémicos y espirituales.
En el contexto del Decenio Internacional de los pueblos afrodescendientes, especialmente en los procesos de formación política,
es decisivo comprender el real alcance del racismo. Al respecto, Quince Ducan (2015) alerta: “Se suprime al grupo definido en
términos de raza mediante el genocidio, ya sea por la eliminación
como entidad biológica o por medio del ataque directo a la base
epistemológica de su concepción del mundo, con lo cual se comete etnocidio” (p. 210).
Tales políticas fueron muy conocidas en el Caribe y
Centroamérica, pero hoy se descubre la historia terrible de las
129
Rosa Campoalegre Septien
negritudes en otros espacios como Argentina, Uruguay, Chile,
México y los países miembros de la comunidad andina. Ante
la pregunta “¿Hay negros en este país?” o las aseveraciones de
“No los hay”; “Existen muy pocos, que no son de acá, son migrantes”, el movimiento afrodescendiente como parte de su estrategia política ha impuesto la lucha por el logro de la visibilidad
estadística. Este proceso promueve la construcción de herramientas censales que incorporen debidamente la variable étnico-racial, capaz de fundamentar las políticas públicas hacia
las poblaciones afrodescendientes.
Pero las naciones latinoamericanas y caribeñas no pudieron obviar el impacto de lo “negro” en los procesos identitarios claves,
aunque siempre en espacios de subalternidad. En estas condiciones “el mestizaje” devino en una de las “herramientas de la casa
del amo” (Lorde, 2003), por excelencia, que es aún indispensable
deconstruir.
En franca lucha, la presencia negra se abre paso en los imaginarios sociales. Son ilustrativos de este comportamiento histórico
obras paradigmáticas de la cultura cubana. Pero la imagen de la
cubanidad viene centrada en el mestizaje Al respecto, es relevante la metáfora clásica del “ajiaco” empleada por Fernando Ortiz
(1939) para analizar los factores humanos de la cubanidad. En sus
investigaciones este autor demuestra una tesis fundamental para
la comprensión del pueblo cubano, al señalar que:
(…) la cubanidad no está solamente en el resultado sino también en el mismo proceso complejo de su formación, desintegrativo e integrativo, en los elementos sustanciales entrados en
su acción, en el ambiente en que se opera y en las vicisitudes de
su transcurso. Lo característico de Cuba es que, siendo ajiaco,
130
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
su pueblo no es un guiso hecho, sino una constante cocedura.
De ahí que su composición cambie y la cubanidad tenga sabor
y consistencia distintos según sea catado en lo profundo o en la
panza de la olla o en su boca, donde las viandas aún están crudas y burbujea el caldo claro (…) (p. 6).
En ese ajiaco, desde sus orígenes, ser una persona negra se
construyó socialmente como diferenciación social desventajosa.
Entonces, cómo no esperar de esa diversidad constitutiva, manifestaciones, grupos sociales, pensamientos, programas de lucha y
actitudes, también diversos. Desde las genealogías críticas, el ser
cubano/a no puede ser, siendo interpretado de modo esencialista,
castrado por la universalidad.
Sobre este tema, resulta indispensable la singular interpretación
del poeta nacional Nicolás Guillén (1931, pp. 117-118), valorando
la presencia negra en Cuba y su impacto al afirmar en Sóngoro
cosongo que:
Esta es la fiesta del bongó
Aquí el que más fino sea,
responde, si llamo yo.
Unos dicen: Ahora mismo,
otros dicen: Allá voy.
Pero mi repique bronco,
pero mi profunda voz,
convoca al negro y al blanco,
que bailan el mismo son,
cueripardos y almiprietos
más de sangre que de sol,
pues quien por fuera no es noche,
por dentro ya oscureció.
131
Rosa Campoalegre Septien
Aquí el que más fino sea,
responde, si llamo yo.
En esta tierra, mulata
de africano y español,
(Santa Bárbara de un lado,
del otro lado, Changó) (…)
Nótese que el planteamiento epistemológico y político de lo “racial” exige tomar en consideración el componente cultural. Las
relaciones de poder son trasversalizadas por la cultura y viceversa, afianzando en la práctica el racismo estructural. Ello conduce a la tensión entre el multiculturalismo y el interculturalismo que es objeto de profuso debate en América Latina y el
Caribe. Esta tensión debe ser replanteada superando las dicotomías, construyendo nuevos horizontes de reflexión y acción
transformadora.
Completa este posicionamiento la perspectiva interseccional,
que representa una de las contribuciones más significativas de
los feminismos negros. Desde Kimberlé Crenshaw (1989) han tenido desarrollos en contextos diversos tanto académicos como en
los movimientos sociales. Entre ellos se destacan: Lelia González,
1987; Manifiesto de la Colectiva del Río Combahee, 1983/1977;
Sueli Carneiro, 2005; Collins, 2005; Curiel, 2008; Davis, 2016;
Viveros 2016 y Hurtado, 2018.
La interseccionalidad como herramienta teórico-metodológica
es capaz de dar cuenta, visibilizar analizar y denunciar las múltiples opresiones que emergen de la matriz de desigualdad, tras
el entrecruzamiento género, etnia/ “raza”, poder, clase, sexualidades, generación, territorios, cuerpos y diversidad funcional
132
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
entre otros. En consecuencia, es una potente herramienta de
lucha que, según señala Mara Viveros (2016):
“(...) ha servido para desafiar el modelo hegemónico de “La
Mujer” universal, y para comprender las experiencias de las
mujeres pobres y racializadas como producto de la intersección
dinámica entre el sexo/género, la clase y la raza en contextos de
dominación construidos históricamente” (p. 8).
Pero la intencionalidad es también interpelada desde el pensamiento decolonial y en consecuencia se desarrolla en calidad de
teoría/perspectiva/paradigma en tensión. Una de las críticas más
consistentes la ofrece la autora María Lugones (2011). En este artículo, se entiende la interseccionalidad en calidad de paradigma,
tal como lo expresa Marie Hancock (2007), haciendo confluir la
teoría normativa y la investigación empírica.
Sobre tales presupuestos, se define racismo en calidad de un subsisistema fundamental de opresión que se desarrolla como proceso,
basado en la supuesta existencia de “razas” entre los seres humanos
y la inferioridad de unas sobre otras, a partir de modelo hegemónico
de blanquitud y la visión subalterna de la negritud y otras poblaciones no “blancas” asentado en la matriz de desigualdad social.
En el caso de Cuba considerando la obra social realizada y las
transformaciones actuales es relevante la definición de racismo
que adelanta Rita Segato (2017), cuando como punto de mira distingue entre prejuicio y discriminación y define el racismo institucional y el racismo estructural:
Llamamos racismo estructural a todos los factores, valores y
prácticas que colaboran con la reproducción de la asociación
133
Rosa Campoalegre Septien
estadística significativa entre raza y clase (definida aquí como
la combinación de situación económica e inserción profesional), es decir, todo lo que contribuye para la fijación de las personas no-blancas en las posiciones de menor prestigio y autoridad, y en las profesiones menos remuneradas.
Llamamos racismo institucional a las prácticas institucionales
que llevan a la reproducción de las desventajas de la población
no blanca (p. 49).
Paralelamente, otros autores/as alertan sobre el racismo epistémico
basado en fundamentos eurocéntrico y patriarcal (Grosfoguel, 2011)
y en particular vinculado a las experiencias de mujeres negras académicas en instituciones universitarias de las Américas (Hurtado,
2018). Ello da cuenta de la capacidad del racismo de diversificarse y
recomponerse en disímiles ámbitos, pero siempre está latente en su
base, al menos en una relación fundacional, consistente en género,
“raza”, poder y territorio que subyace en las hegemonías.
Cuba: Aproximación a un contexto
problematizador en la encrucijada del Decenio
Internacional de los Afrodescendientes
La
proclamación
del
Decenio
Internacional
de
los
Afrodescendientes (2015-2024), por la Organización de Naciones
Unidas (ONU), plantea nuevos interrogantes y desafíos para la comunidad internacional. Particularmente estos se acentúan en los
países donde la impronta de África y su diáspora es más notable.
A pesar de la enconada polémica acerca del empleo del término, defendemos su utilización al calor de los debates e impactos
134
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación
Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia (2001).
Afrodescendencias en plural, apunta a su diversidad socioestructural, contextual y política. Son definidas mediante el enfoque multidimensional, que ha marcado el programa de acción
del Grupo de Trabajo CLACSO Afrodescendencias y propuestas
contrahegemónicas. Ellas son vistas en calidad de:
•
•
•
•
•
Componente socioestructural, conformado por el impacto de la
diáspora africana y su transformación en los diferentes países.
Movimiento social contrahegemónico.
Actor estratégico del desarrollo social.
Lugar de enunciación de nuestras luchas y vida cotidiana.
Legado cultural ancestral e identitario que produce conocimientos y acción política transformadora.
También en Cuba la polémica sobre afrodescendencias es intensa,
acrecentada por los anclajes políticos. Los supuestos, en primer lugar, tienen que ver con el recurrente argumento de que se trata del
traslado mecánico desde el movimiento negro de Estados Unidos,
como concepto ajeno a la realidad cubana. En segundo lugar, a partir de lo anterior y de la incidencia de la lucha ideológica asentada
en el diferendo histórico entre Cuba y Estados Unidos, se extiende
la tesis que generaliza la “intencionalidad política” de su uso. Tales
aseveraciones no se corresponden con la trayectoria y aportaciones del movimiento afrolatinoamericano y caribeño que se cristalizaron en la Conferencia de Santiago (2000).
Esta supuesta copia tampoco se corresponde con el liderazgo negro en las gestas de liberación nacional cuya figura emblemática
es Antonio Maceo junto al grupo de generales negros que contribuyeron sustancialmente a la transformación del carácter y el
135
Rosa Campoalegre Septien
sentido histórico de esa guerra, radicalizándola desde sus bases
al vincular los objetivos de independencia nacional, abolición de
la esclavitud y el antimperialismo.
La pregunta clave es: ¿acaso el pensamiento negro en Cuba no se
caracteriza también por uno de los atributos de la cubanidad: el
dinamismo y la creatividad, por la “constante cocedura”, en la que
insistía Fernando Ortiz (1939, p 6)? ¿Por qué se parte de que no
puede ser auténtico y que, por consiguiente, hay que importarlo?
Ello en la práctica tiene un efecto excluyente y estigmatizador.
No es un fenómeno nuevo. Las luchas en el país siempre se vieron marcadas por el conflicto entre la identidad racial y los objetivos de unidad para la lucha política nacional. La idea de que
la reivindicación de tipo racial puede afectar a la unidad ha contribuido a la baja visibilidad y al poco entendimiento del tema en
el país. Ello fue relegando el “tema afro”, aún en pleno Decenio
Internacional de los pueblos afrodescendientes. Se ha demostrado que resulta insuficiente la comprensión acerca de que “la
lucha por el Socialismo es también una lucha desde las diversidades y es una lucha que implica el reconocimiento de estas
diferencias” (Campoalegre, 2018, p. 1). La necesidad de la convergencia entre las políticas universales y las de reconocimiento es
un asunto litigante en las ciencias sociales cubanas.
Desde los noventa y hasta la actualidad, Cuba se debate entre la
encrucijada de profundos cambios. Cabría preguntarse cómo estos influyen en el tema racial. Primero, la crisis socioeconómica
que caló hondo en todas las esferas de la sociedad; después, el
proceso de “actualización del modelo económico y social” (2011)
ratificado como estrategia política por el VII Congreso del Partido
Comunista.
136
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
Los impactos principales de la crisis muestran un deterioro de
las condiciones de vida de la población, ampliación de las desigualdades sociales y el debilitamiento de determinados valores
morales. De la crisis, algunos grupos sociales salen con mayores desventajas, particularmente las familias negras y “mestizas”
(Campoalegre, Chávez, Samón, Lopez, Barriel y Manreza et, al,
2016), mientras otros fortalecen sus posiciones ventajosas. Tales
factores han reconfigurado el tema racial como nunca antes. De
la reconfiguración emergen múltiples aprendizajes.
El primero de ellos es que el racismo persiste en la sociedad cubana actual, a pesar de la obra social de la Revolución que transformó sustancialmente las condiciones de vida y trabajo de la
población, sin distinciones de clase, sexo y “raza”, garantizando
los derechos humanos fundamentales. Pero una mirada histórica e interseccional sobre este asunto demuestra que no todas las
clases, grupos y sectores e individuos arriban a las conquistas sociales de la Revolución con iguales condiciones de partida, todo
lo contario. Además, no tienen la misma capacidad real –económica, política, educacional, cultural— para aprovecharlas, aún en
políticas de pleno acceso, como la educación, la salud y el empleo.
La presencia negra no es tendencia en los sectores que generan mayores ingresos y reconocimiento social en el país: turístico, privado, formas de gestión no estatal, medios de comunicación social, educación universitaria y cargos de dirección. En
paralelo, existe un reforzamiento de esta posición desventajosa
en los imaginarios sociales, en la discriminación simbólica y reproducida por los medios de comunicación social, en el cuerpo
hipersexuado y folclorizado de las mujeres negras y “mestizas”.
En el modo de asumir las parejas interraciales por parte de las
familias, en la aspiración latente al “blanqueamiento” acuñada en
137
Rosa Campoalegre Septien
la difundida frase de “adelantar la raza”. Otras veces, se alza el
prejuicio de asociar a las personas no blancas características estigmatizantes, capacidades solo para determinadas profesiones,
oficios preferencias y formas de comportarse.
En consecuencia, el racismo ya no puede ser visto solamente
como herencia del capitalismo, en calidad de problema no resuelto en la construcción socialista. Se trata de un nuevo proceso
de reconfiguración bajo la impronta de un contexto socioeconómico más desigual, la recomposición de la estructura social y las
transformaciones socioeconómicas en un entorno internacional
y regional agravado.
¿Hay racismo y discriminación social en Cuba? No puede sostenerse una respuesta negativa, como la que se inició en los años
sesenta y se ha sostenido hasta la actualidad en el discurso público oficial.
En este sentido, el politólogo y economista afrocubano, Esteban
Morales (2018), acierta al valorar que:
(…) si negamos la existencia del tema y las insuficiencias sociales que lo alimentan, entre nosotros, estaremos comprometiendo, no solo el futuro de los aún discriminados, sino de toda
la sociedad cubana. Pues el tema racial continúa siendo uno de
los más complejos, desafiantes y desatendidos de nuestra realidad social actual (p. 3).
En Cuba, posterior al triunfo revolucionario, el tema racial ha tenido una línea del tiempo azarosa que se inicia con las transformaciones sociales en los sesenta, conducentes al planteamiento oficial de la liquidación del racismo, sostenido además en
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CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
determinados medios académicos. Sobre esta base fue convertido en tema político tabú, problemático, hasta la situación actual
en el contexto del Decenio.
Caracteriza el comportamiento del Decenio Internacional de los
Afrodescendientes, el silencio sobre el tema, que solo de manera
aislada aparece en términos académicos o socioculturales, en organizaciones, proyectos, grupos y redes de la sociedad civil, pero
no en el discurso político.
Paralelamente, el plan de acción del Decenio de las y los afrodescendientes en las Américas formulado por la Organización
de Estados Americanos (OEA) (2016), se desarrolla inmerso en
la tendencia al retroceso de los avances sociales en la región y
el deterioro de la situación de las personas afrodescendientes,
especialmente las mujeres (Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL) 2018). Ello acentúa el cuestionamiento de en qué medida, en las condiciones del racismo estructural
predominante en la región, pueden materializarse las metas del
Decenio.
Podrían identificarse los retos de Cuba en el Decenio mediante
una enumeración inacabada que solo debe ser vista en calidad
de preliminar. En la situación actual, se mantienen tendencias
encontradas que van desde el aumento del debate público, las
transformaciones en el activismo afrocubano y el mantenimiento
del planteamiento oficial acerca de que existen solo vestigios de
discriminación racial.
Actualmente, el activismo afrocubano vivencia tendencias de
cambio consistentes en la ampliación, la diversificación, su mayor organización y articulación interna, así como sus vínculos
139
Rosa Campoalegre Septien
estructurales con el movimiento afrolatinoamericano y caribeño y las entidades académicas especializadas en este campo de
estudios; la existencia de mayor producción científico/literaria sobre el tema (2018) y el reforzamiento del afrofeminismo
(Campoalegre, 2019).
En Cuba dejó de existir una sociedad estructurada para la desigualdad racial y solo en ese sentido es que desaparece el racismo estructural o, más bien, sus bases principales. La irrupción y
la dinámica de crecimiento de la propiedad privada en el país y
su legitimidad con rango constitucional (Asamblea Nacional del
Poder Popular, 2018) distinguen el nuevo contexto del tema, en el
que el racismo no solo se reconfigura: se reanima, como también
lo hace la lucha antirracista.
En primer lugar, romper el silencio sobre este tema implicaría
incorporarlo en la agenda oficial de política pública como una
oportunidad para el despliegue de potencialidades sociales. En
este sentido es factible prever la realización de acciones tales
como:
•
•
Replantear estructural y conceptualmente el discurso político sobre el tema, despojándolo de esencialismo, mediante
la alusión a derechos universales, cuya manifestación más
evidente es la tesis de que “todos somos cubanas y cubanos”, lo cual es cierto, pero somos diferentes; la descalificación del concepto afrodescendiente /afrocubano y la negación de la existencia del racismo y la discriminación racial.
Desmitificar el tema, despojándolo del ver si es necesario
repetirlo.
Eliminar la invisibilidad estadística mediante nuevos mecanismos de registro y de identificación, tanto censales
140
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
•
•
•
como el resto de las estadísticas nacionales. Se trata de
que se convierta una variable transversal, pues sin diagnóstico certero de base no pueden esperase resultados
eficaces en política pública. Los estudios recientes de genética médica demuestran que más de un 30% de la población cubana tiene una ancestra africana (MarchecoTeruel, Parra, Fuentes-Smith, Salas, Buttensch, Demontis,
2014)). Nos viene de sangre. Sin embargo, hoy se reivindican como negros y negras solo el 9,3% de la población cubana, según reporta el último censo de población y viviendas realizado en el país (Oficina Nacional de Estadísticas
e información ONEI, 2014). Esta batalla en Cuba tiene
un perfil muy discreto a diferencia del resto de América
Latina y el Caribe.
Articular y reconocer el activismo afrodescendiente, abriendo espacios de legitimidad jurídica y con la comprensión de
que es muy heterogéneo, por su composición, enfoques estratégicos y actitud política.
Replantearnos qué hemos alcanzado con las políticas de
cuotas y otras, evaluar su impacto como base de perfeccionamiento. Es importante que las políticas públicas atiendan
a la invisibilidad y generen alternativas desde el activismo
afrodescendiente.
Desplegar los mecanismos educativos para sensibilizar y divulgar qué es el Decenio, cuáles son sus líneas estratégicas,
oportunidades y retos. Desarrollar el estudio de África, su
historia, filosofía, cultura y lenguas autóctonas, en los niveles educativos del país. ¿Y las negras qué?
Retomando a Inés María Martiatu (Lalita) y en tributo a ella, se
ha elegido el título de este epígrafe, el cual hace referencia al
141
Rosa Campoalegre Septien
texto, aún inédito1 que le confirió el Premio Casa de las Américas:
“Y las negras qué. Pensando el afrofeminismo en Cuba” (2012). Esta
joya aún latente del pensamiento cubano, refleja una preocupación central que define a los feminismos negros.
No es casual, entonces, encontrar este tipo de decontrucción del
feminismo hegemónico en reconocidas pensadoras y activistas
afrolatinoamericanas y caribeñas. Así lo muestran las afrobrasileñas Léila González cuando se pregunta ¿Cómo explicar ese
olvido por parte del feminismo? (1987, p. 135) y, posteriormente,
Sueli Carneiro en su imperioso llamado a “Ennegrecer el feminismo” (2003).
Lalita examina las genealogías del feminismo negro en el país. Allí,
fija la atención en las escritoras afrocubanas en el siglo XIX, valorándolas en calidad de antecedentes de los feminismos negros.
La autora, que constituye uno de los referentes más importantes
del tema, coloca en discusión aprendizajes y valores del afrofeminismo desde un conocimiento situado en el momento que le tocó
vivir, al calor de la Revolución cubana, deconstruyendo siempre,
generando alternativas con su prosa y su ejemplo de vida.
Cabe reflexionar en las aportaciones de los feminismos negros a
la sociedad cubana, que gozan de probada y renovada continuidad. Al unísono, tales contribuciones manifiestan rasgos distintivos de esos feminismos otros, en el contexto internacional. Es
vital conocer qué no debemos olvidar las afrofeministas cubanas
1
Gracias al blog “Negra cubana tenía que ser” de la afrofeminista
cubana Sandra Álvarez y al ensayista afrocubano Alberto Abreu hemos
podido acceder a un fragmento de este texto.
142
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
de hoy, qué compartir con las nuevas generaciones, qué narrar
en los ámbitos familiar y público sobre los feminismos negros.
Acerca de estas cuestiones medulares, se centrará el análisis que
seguidamente será presentado.
Una de las principales contribuciones afrofeministas a la sociedad cubana es la lucha por los derechos de las mujeres negras
frente al racismo, el patriarcado y el feminismo hegemónico. Al
respecto, Lalita, al ser entrevistada, señala este legado que solía
valorar en “Minerva”2, ser intelectual y guerrera:
Intelectual y guerrera, dos cualidades que habrían de destacarse en la mayoría de las mujeres escritoras de Minerva. Ellas
sabían muy bien a la lucha a que se enfrentaban para dejar escuchar sus voces y reclamos desde su condición de mujeres y
de negras en la sociedad colonial.
El grupo de poetas y escritoras negras y mestizas que se nuclearon alrededor de la revista Minerva hicieron honor a su
nombre y a sus propósitos. Y como veremos, fueron capaces de
articular un discurso en que abordaban temas tales como la reivindicación de su identidad y de su africanía, la experiencia de
la esclavitud, el orgullo racial y la exhortación a la superación
cultural. Estos contenidos ya denotan un pensamiento feminista en el que se cruza lo racial para constituir un muy temprano
antecedente del feminismo negro en Cuba (Martiatu, 2012, p. 2).
2
Se refiere a Minerva “Revista quincenal dedicada a la mujer de
color”, fundada en el siglo XIX.
143
Rosa Campoalegre Septien
Nótese un desafío vigente para las académicas negras en Cuba
de todos los tiempos y que ha sido tesis central del afrofeminismo. Por eso, con Lalita, suponiendo una conversación imaginaria
sobre este tema, se defiende la intención de reflejar, nítidamente
y con voz propia, lo que Patricia Collins (2000) ha conceptuado
como punto de vista de las mujeres negras. Es decir, nuestro punto, nuestro compromiso.
Explorando las aportaciones de los feminismos negros en Cuba
sobresale la historia y su papel en la lucha antirracista y feminista:
Primero conocer su historia, su cultura. La historia de feminismo en Cuba no está completa si se excluye a las afrofeministas, a las negras. Una afrofeminista estadounidense, Patricia
Hill Collins, dice que en el afrofeminismo lo más importante
es la recuperación de la herencia africana, la actuación contra
los prejuicios y la ruptura de los estereotipos. El afrofeminismo
surgió en África y llegó aquí en el primer barco negrero. Esas
mujeres tuvieron una beligerancia tremenda en toda la época
de la esclavitud (Martiautu, 2013, p. 4).
Nótese cómo se re-conoce la herencia africana y afroamericana, pero la transforma sustancialmente, mediante la contextualización del lugar de enunciación. Mientras, las genealogías de
los feminismos negros se identifican como unas de las precursoras a Sojourner Truth (Jabardo, 2012), sobre de su texto oral
“Acaso no soy mujer”3. Ello se reporta en la historiografía como la
3
Este hecho tuvo lugar mediante la irrupción de Sojourner en la
Convención de los Derechos de la Mujer, en 1852,
144
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
primera deconstrucción de la categoría mujer en su concepción
universal, hegemónica, eurocéntrica, heteresexual y blanca.
Sin embargo, para los afrofeminismos en Cuba, los antecedentes
se remontan al primer acto de la trata trasatlántica, esas mujeres
negras esclavizadas que encontraron vías para mantener presente
primero a África y después a ese nuevo pueblo afrodiaspórico que
irían forjando, seguidas de aquellas que fueron cimarronas. Destaca
el ejemplo de Carlota comandando las sublevaciones de personas
esclavizadas durante el colonialismo español en la zona central
del país. No es casual que ella sea el potente símbolo de la Escuela
Internacional de Posgrado “Más allá del Decenio Internacional de los
pueblos afrodescendientes”, experiencia inédita de formación y acción política que tiene lugar en La Habana, Cuba, desde el año 2017.
Monumento a Carlota en Matanzas4
4
Tomado de https://www.cubanet.org/wp-content/uploads/2017/01/
carlota.jpg
145
Rosa Campoalegre Septien
El cómo y qué contar delinea la epistemología y la pedagogía alternativas. Entonces, se entiende como un compromiso de primer lugar profundizar en las excavaciones cimarronas (Miranda, 2019).
Aquí se enmarca otra de las aportaciones fundamentales distintivas de los feminismos negros a escala mundial. También, en Cuba
puede encontrarse la historia oral para romper el silencio y la invisibilidad como mecanismo de educación y de reforzamiento identitario. En palabras de Georgina Herrera y Daysi Rubiera (2005) se
aprecia como deber prioritario: “(…) ¡contarlo todo! (…) era una de
las misiones de las negras viejas de antes” (p. 75).
Resulta crucial no olvidar a nuestras ancestras, a las madres de
leche y las madres de santo, tampoco a aquellas que laboraban
en el comercio en las calles, en el trabajo doméstico y de cuidados que fueron protagonistas de “Sobre las olas”5, mostrando una
cara desconocida: las mujeres y familias negras cubanas lejos de
los espacios tradicionales en que suelen representarlas. Hay que
traspasar las fronteras de lo que acertadamente Lalita denominó
posición folclorista o costumbrista (2013); dígase una posición dócil para reproducir prejuicios y discriminación racial.
En la actualidad el qué contar debe ser encarado tomando como
línea de base la articulación entre las metas nacionales y regionales de las afrofeministas y las deudas de igualdad con las mujeres afrodescendientes.6 En las metas regionales, constituye un
referente estratégico la Plataforma política7 de las lideresas de
5
Obra de Inés María Martiatu.
6
Según reporta un reciente estudio efectuado por la Comisión Eco-
nómica de América Latina y el Caribe, (2018).
7
Tales metas orientan a: combatir el racismo es responsabilidad de
146
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
América Latina y el Caribe ante el Decenio, realizada por la Red de
Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora.
El pasado año, esta Red organizó el Foro Internacional “A cuatro
años del Decenio: Alcances y desafíos”, subrayando que:
“(…) para nosotras el Decenio de la Población Afrodescendiente
es fundamental para visibilizar la situación que enfrentamos,
sensibilizar a la sociedad y gobernantes de nuestra realidad y la
necesidad apremiante de diseñar e implementar políticas públicas a nuestro favor, y contribuir al reconocimiento nacional e
internacional de nuestros derechos y transformar esa realidad
en que vivimos” (2018, p. 14).
Al calor de estas luchas en Cuba, bajo la lente de los feminismos
negros, crece el papel de las afrocubanas, lo que se manifiesta en
destacadas iniciativas dirigidas por ellas (anexo 1). Si, antes, el
liderazgo afrofeminista se concentraba en los proyectos de carácter sociocultural, actualmente se advierte como tendencia de
cambio el desplazamiento hacia proyectos de emprendimiento
económico/comunitario. Tal comportamiento sugiere la impronta
todas y todos; una vida digna, sin pobreza; decidir nuestro futuro, nuestros derechos civiles son derechos humanos; educación para todas y de
calidad , atención de salud integral, sexual y reproductiva; no más violencia hacia las mujeres afrodescendientes; visibilización en censos y
estadísticas nacionales, protección y oportunidades para la niñez, adolescencia y juventud; proteger el medio ambiente; acceso a los recursos
naturales y económicos; seguridad y soberanía alimentaria; proteger a
las y los migrantes; rescate y reconocimiento de nuestro patrimonio;
acceso a la justicia y garantizar nuestra seguridad ciudadana.
147
Rosa Campoalegre Septien
del nuevo contexto socioeconómico cubano, con la diversificación
de los tipos de propiedad, que permiten enfocar nuevos espacios
para la autonomía económica y política de las mujeres.
Caracterizan estas iniciativas que están desarrollando vínculos para la articulación entre ellas, mediante la capacidad de
transverzalizar algunos temas como la comunicación, las cadenas productivas y, en menor medida, las acciones de formación. Tales iniciativas se diferencian entre sí por sus objetivos,
su etapa de desarrollo, nivel y tipo de estructuración organizativa, perfil, visiones sobre la problemática racial y conexión
internacional.
Sin embargo, el reto sigue siendo el papel de la formación para
la lucha antirracial, que no se aprecia nítidamente en la mayoría de los proyectos. Ante ello surge como barrera la aún débil
participación institucional de las Academias en este proceso. Al
tiempo que la ampliación y diversificación del activismo afrocubano, particularmente en el campo afrofeminista, sugiere la necesidad de articular una plataforma de acción consensuada que
logre mayores avances en la lucha contra el racismo.
En vísperas de un nuevo en encuentro
El desafío asumido en este texto, al decidir proponer la reflexión sobre un tema actual y particularmente polémico como
es Cuba: ante los retos del Decenio, bajo la lente de los feminismos
negros, no puede darse en calidad de asunto concluido. Debe
seguir replicando como el Bongó y estar abierto como la cubanidad, frente a interrogantes y nuevos retos para la construcción
de alternativas.
148
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
Sin lugar a dudas, el Decenio Internacional de los Afrodescendientes aún no gana terreno en la sociedad cubana actual.
Unas veces se torna invisible y en otras “complicado”. Sin embargo, ante la reconfiguración del racismo, nuestras luchas también
cambian. Hay un importante activismo afrodescendiente liderado por mujeres negras. Escuchemos eso, démosle más protagonismo y participación. Se impone ver claramente cómo se interpreta desde las negritudes y las feminidades nuestra Cuba de
hoy y cómo se articula con lo mejor de la obra colectiva en estos
sesenta años de un país en Revolución.
La propuesta es continuar el diálogo. ¿Cuándo? Pronto, quizás
en nuestra IV Escuela Internacional de Posgrado “Más allá del
Decenio”.
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153
Rosa Campoalegre Septien
Anexo 1
Iniciativas afrocubanas lideradas por mujeres: variantes y
perfiles
N°
Denominación
Variante
Perfil básico
1
Red Barrial Afrodescendiente
Red
Comunitario-Educativo
2
Negra cubana tenía
que ser
Blog
Comunicacional.
3
Club del espendrún
Proyecto
Emprendimiento comunitario sociocultural
4
Casa tomada MirArte
Proyecto
Emprendimiento comunitario sociocultural
5
Beyond Roots
Proyecto
Emprendimiento económico
6
Afroestética
Proyecto
Emprendimiento económico y estético
7
Bárbara Power
Proyecto
Emprendimiento comunitario estético
8
Justicia y equidad racial
Proyecto
Protección Jurídica
9
Muñeca negra
Proyecto
Emprendimiento comunitario sociocultural
10
Sonrisa de esperanza
Proyecto
Emprendimiento comunitario sociocultural
11
Zulú
Proyecto
Emprendimiento económico
12
Lo llevamos rizos
13
La negra Tomasa
Proyecto
Salud
14
15
Sociocultural estético
Más que olé, más que
omó y más que okó
Proyecto
154
Religioso
CUBA: ANTE LOS RETOS DEL DECENIO Y BAJO EL LENTE DE LOS FEMINISMOS NEGROS
16
Nosotres
Proyecto
Sociocultural
17
VERMAS
Proyecto
Internacional. Formativo
18
Afro Cuba bella
Proyecto
Sociocultural
Fuente: Elaboración propia (2018-2019).
155
Del soldado raso a la
capitana de la patria: un
aporte para repensar los
feminismos negros desde
la Argentina
Anny Ocoró Loango
En Argentina, hacia el final de la primera década del presente siglo, los/as afrodescendientes logran la puesta en marcha de políticas para promover su visibilización y reconocimiento. Es a partir del año 2010 cuando más claramente integran la agenda del
Estado y son el sujeto de distintos programas y políticas públicas.
En el Censo de 2010, los/as afrodescendientes, por primera vez
desde finales del siglo XIX, retornaron a la agenda estadística1
1
De acuerdo con los datos del Censo de 2010 relevados por el Insti-
tuto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en Argentina, 149.493
personas se reconocen como afrodescendientes. Esto representa el
0,4% del total de la población del país (40.117.096). De ese 0,4% (el total
de población afrodescendiente), 73.429 son mujeres y 76.064 son varones, que representan el 49% y el 51% respectivamente. El 67,9% tiene
entre 15 y 64 años de edad y su distribución en el territorio nacional se
concentra, en el 70,3%, en Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos
157
Anny Ocoró Loango
del Estado. Uno de los avances más significativos a favor de esta
población ha sido la aprobación de la Ley 26.852 del 24 de abril
de 2013, que instauró a nivel nacional el primer reconocimiento
legislativo para los afrodescendientes, al establecer el 8 de noviembre como el “Día Nacional de los/as Afroargentinos/as y de
la Cultura Afro”. La ley representa un avance significativo a favor
de la inclusión de este grupo, no solo en la legislación, sino también en la política pública del Estado. Esta ley ha sido consecuencia del trabajo del activismo afro de los últimos años y ha servido,
a su vez, para otorgarles legitimidad como actores políticos dentro de la realidad nacional.
La Ley 26.852 hace referencia tanto a los afroargentinos, como a
la cultura afro. Este hecho permite dar lugar a todas las diásporas
que conviven dentro del territorio nacional, las que a su vez han
impulsado la consecución de la ley. En efecto, esta es producto de
un conjunto de organizaciones integradas por diásporas heterogéneas. Las reivindicaciones del movimiento no solo están orientadas a la lucha por la visibilización de los/as afroargentinos/as,
sino también de los/a africanos/as y afrolatinoamericanos/as. Los
temas y las agendas políticas igualmente han variado. Mientras en
los primeros años del movimiento los reclamos estaban orientados
a romper la invisibilización, la creación de políticas públicas y la
recuperación de lugares de la memoria, las últimas demandas han
Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba. El censo también destaca que el
92% de los/as afrodescendientes censados/as son nacidos en el país y
apenas un 8% en el extranjero, principalmente en Uruguay (17,7%), Paraguay (13,7%) y Brasil (12%). Este hecho es importante, pues cuestiona
la afirmación de que en Argentina no hay afrodescendientes o que los
que hay corresponden a población extranjera.
158
DEL SOLDADO RASO A LA CAPITANA DE LA PATRIA
posicionado la agenda de las mujeres negras/afrodescendientes
en las reivindicaciones. Hoy, el campo político y organizativo del
movimiento negro en Argentina, además de plantear cuestiones
ligadas a la situación de abusos policiales que viven los/as de migrantes africanos/as y la lucha contra el racismo2, se caracteriza
por el indiscutido empoderamiento de las mujeres negras y la politización de la identidad afrofeminista.
Las organizaciones afrodescendientes han utilizado la lucha contra la invisibilidad como instrumento de movilización política,
como mecanismo de legitimación de sus demandas y como medio para afirmar su presencia en la vida nacional. No olvidemos
que en Argentina se concedió un espacio central a la inmigración europea,3 en el marco de un patrón de homogeneización que
combatió la diversidad dentro del proyecto de nación. En la naturaleza del proyecto que se pretendía gestar, la inmigración haría
posible expandir la “raza blanca” por todo el territorio, para que
2
El asesinato del líder senegalés Massar Ba en la ciudad de Buenos
Aires, en circunstancias aún no esclarecidas, el 7 de marzo de 2016, y
el aumento de la violencia institucional, en particular contra los vendedores informales africanos, ha estado también en la agenda de los
reclamos del movimiento en los últimos años.
3
A partir de la Constitución Política de 1853 se inicia el período de-
nominado “la organización nacional”, que se extiende hasta la década
del ochenta del mismo siglo. Desde mediados de esa década, el gobierno inició campañas para la llegada masiva de inmigrantes a Argentina,
estimulando su ingreso mediante distintos programas de apoyo. Las
élites celebraban el aumento considerable de la población inmigrante
en el país y veían con admiración el “mejoramiento” de la raza que su
origen europeo aportaba a Argentina.
159
Anny Ocoró Loango
pudiera surgir una próspera “nueva Argentina” (Censo, 1895). Se
puso, entonces, en marcha un proyecto de nación basado en principios eurocéntricos y excluyentes para regir la sociedad, que
dejó al margen a las poblaciones negras e indígenas.
El movimiento afro en Argentina
Desde fines de la década de los ochenta del siglo XX surgen activistas y militantes que reivindican el lugar de la población negra
en Argentina, pero será a principios de la primera década del siglo XXI cuando más organizaciones integran las reivindicaciones
afro en el país, asumiendo la denominación de “afrodescendiente”. Este término ha aglutinado comunidades, grupos y experiencias organizativas en la región. A principios del presente siglo, se
convirtió en una denominación de referencia para la construcción identitaria y de articulación de la diferencia étnica y cultural
en la región.
A lo largo de estos años, el movimiento negro ha venido construyendo espacios de participación, visibilización y articulación política, con base en el derecho de ser reconocido como un gestor más
de la historia y la vida presente de Argentina. Desde el Censo de
2010, el movimiento ganó mayor visibilidad pública, manifestándose paulatinamente como un actor político más. De esta forma, se
abre una nueva esfera de participación política para los afrodescendientes, que tuvo como principal punto las negociaciones para
la inclusión de la pregunta étnica en el Censo de 20104.
4
La forma en la que se preguntó sobre la identidad afrodescen-
diente en el Censo 2010 fue: ¿Usted o alguna persona de este hogar
160
DEL SOLDADO RASO A LA CAPITANA DE LA PATRIA
Los logros del movimiento afro en Argentina no podrían haberse llevado a cabo sin las diversas luchas sociales que los/as afrodescendientes de otros países han batallado a lo largo del siglo
XX y en el presente siglo XXI. Sin embargo, resulta oportuno
destacar la presencia de los/as inmigrantes afrodescendientes
y africanos/as que, en las dos últimas décadas, han arribado al
país y su importancia en la visibilización del movimiento afro. En
Argentina, el movimiento afro organizado no solo se compone
de afroargentinos sino que se nutre de otras expresiones diaspóricas, configurando así un movimiento heterogéneo. Hay una
alta participación de migrantes dentro del movimiento afro en
Argentina y casi todas las organizaciones afro están integradas
por afrolatinos/as5 y africanos/as.
Estos/as migrantes han contribuido a la visibilización de los/as
afroargentinos/as y en muchos casos han aportado al movimiento experiencia organizativa, ya que algunos/as de sus activistas
han hecho parte de organizaciones afro en sus países de origen.
Se trata, entonces, de un proceso que a la par que se nutre de la
oleada de inmigrantes afro, también ha permitido a muchos/as de
ellos/as construir una identidad afrodescendiente y participar de
es afrodescendiente o tiene antepasados de origen afrodescendiente o
africano (padre, madre, abuelos/as, bisabuelos)? (INDEC, 2010).
5
La denominación “afrolatino” es reciente y poco a poco se ha ve-
nido insertando en el campo académico. Compartimos y retomamos
la conceptualización propuesta por Lao-Montes (2007), para quien
“Afro-latinidad es una categoría étnico-racial que se refiere a las historias, memorias, lugares sociales, culturas expresivas, movimientos sociales, organización política y experiencias vividas por las personas de
origen africano en Latinoamérica” (p. 63).
161
Anny Ocoró Loango
un activismo. Cierto es que, muchos de ellos, como fruto de la vivencia de ser negro/a en Argentina y de la confluencia con el movimiento afroargentino, han asumido la identificación afro. Esto
nos recuerda que las identidades son construidas socialmente y
se activan en el marco de determinados contextos históricos.
La inmigración de los últimos años no solo ha servido al movimiento para ampliar los depositarios de las demandas e ir argumentando la existencia de un país pluricultural, sino que,
además, ha incrementado la presencia cotidiana de los rostros
negros. Particularmente en la ciudad de Buenos Aires, la pluralidad étnica va introduciendo en la estructura social urbana una
diversidad en aumento (Borja y Castells, 1997). La inmigración
negra se cuela paulatinamente en el tejido urbano de la ciudad,
en tanto da identidad a determinados lugares que empiezan a ser
asociados con la presencia de población afrodescendiente.
En los últimos años, el movimiento negro se ha visto enriquecido
por un número importante de mujeres negras, muchas de ellas
migrantes, que han contribuido a tensionar las visiones estereotipadas que existen sobre ellas, problematizan el racismo, crean
y visibilizan espacios de politización de su identidad y nutren cotidianamente las luchas y apuestas políticas de los feminismos
negros latinoamericanos. Se destacan las nuevas maneras de organizarse y los modos de negociación en los espacios de poder,
así como las tensiones y disputas que configuran el campo social
y político de sus luchas. Por razones que exceden a los objetivos
de este trabajo, no profundizaremos sobre estas cuestiones.
Como mencionamos atrás, la Ley 26.852 del 24 de abril de 2013
establece el 8 de noviembre como el “Día Nacional de los/as
Afroargentinos/as y de la Cultura Afro” en conmemoración de
162
DEL SOLDADO RASO A LA CAPITANA DE LA PATRIA
la fecha de fallecimiento de María Remedios del Valle. El movimiento negro eligió la efeméride de esta mujer negra como
fecha emblemática de su festejo y de su reconocimiento nacional. María Remedios del Valle ha sido resignificada y “apropiada” como un símbolo del aporte de los/as afrodescendientes a la
patria, trascendiendo el lugar que otrora ocupara el tradicional
soldado Falucho. A continuación, nos detendremos un poco en
ambas figuras, para luego analizar este giro, en clave de los feminismos negros, que el tránsito de una a la otra habilita.
Falucho, un héroe mítico negro del siglo XIX
Si bien la existencia histórica de Falucho, un héroe mítico negro,
ha sido puesta en duda y algunos lo toman como una leyenda
popular u oficial, lo que se conoce apunta a señalar que su nombre era Antonio Ruiz y que fue soldado del ejército libertador.
Fusilado en 1824, es recordado porque “prefirió morir como héroe
y con honor antes de hacer traición a su bandera” (Azcoaga, 2006,
p. 314). Hoy está presente un monumento en su honor entre las
avenidas Santa Fe y Luis María Campos, en la ciudad de Buenos
Aires.
El soldado Falucho es revindicado e institucionalizado hacia fines de 1880. Concretamente, fue incorporado en la construcción
de la memoria nacional, en el contexto de 1880, en honor a los
soldados que combatieron en la guerra del Paraguay6, así como
6
La Guerra de la Triple Alianza o Guerra del Paraguay (1865-1870)
fue un enfrentamiento bélico entre la coalición formada por la Argentina, Uruguay y el imperio de Brasil contra la República del Paraguay.
163
Anny Ocoró Loango
aquellos que lucharon por la emancipación (Ocoró Loango, 2010).
En este período, si bien no era una idea nueva, cobra mucha fuerza el interés de activar la participación ciudadana en la construcción de una memoria nacional, caracterizada por amplios debates entre intelectuales y políticos encaminados a determinar
quiénes debían hacer parte del panteón de héroes de la patria.
En ese contexto, se abre un pequeño espacio para reconocer el
lugar de los negros, en ese panteón nacional, instituido desde el
campo militar a través de Falucho.
Falucho era una figura aceptada por la élite porteña y quedó retratado en la memoria de la ciudad. Sin embargo, como mito fundante, la historia de Falucho habla del pasado, habla de la muerte,
y lo hace en momentos en que triunfaba el modelo hegemónico
de nación gestado por las élites. Falucho se hace visible cuando el
modelo de nación imaginada estaba concretándose. Pero tal visibilidad se otorga como héroe desaparecido; así, su desaparición
es de alguna manera la inauguración de una nueva nación que
ya no tiene relación con él (Ocoró, Loango, 2010). De este modo,
Falucho es, sin duda, un gesto de reconocimiento en la memoria
nacional del aporte militar de los negros, pero su carácter anónimo y “raso” es también una forma de anunciar la desaparición
de los negros o su borramiento. De ahí entonces que la nueva nación, encaminada hacia el progreso y el desarrollo, surgía enfatizando la temprana desaparición de la población negra (sumado
al aniquilamiento de muchos indígenas) para sellar los cimientos
Posturas críticas y revisionistas califican esta guerra como un genocidio
contra el pueblo paraguayo y han puesto en evidencia el papel central
que tuvo el imperio británico en la génesis y el financiamiento de la
guerra, debido a sus intereses económicos y geopolíticos en la región.
164
DEL SOLDADO RASO A LA CAPITANA DE LA PATRIA
de la hegemónica blanquedad argentina. Falucho es la cabeza visible que emerge como mito que consolida el relato de la desaparición de la población negra.
De ahí en más, este personaje ingresó al currículo o la gramática
de los programas de los actos escolares. Ya desde finales de siglo
XIX y principios de siglo XX, Falucho y los soldados negros que
participaron de las batallas de la independencia hacían parte de
los programas de actos escolares, a través de poesías y discursos
escolares que exaltaban su heroísmo. Un ejemplo de esto lo podemos ver en el libro de Román Vallescos, Las fiestas patrias: tratado de la preparación y ejecución de los actos cívicos en las escuelas de la República, publicado en 1907. El autor recopila poesías,
biografías de próceres, discursos alusivos a las fechas de celebración nacional como el 25 de Mayo, programas de actos escolares,
anécdotas de celebraciones patrias en las escuelas, entre otras.
En una de las reseñas de programas que recopila Vallescos sobre
los temas tratados en la conmemoración del 25 de Mayo en una
escuela nocturna que atendía niños pobres, una maestra de primer grado comentaba:
Destiné una de las clases de lectura, a lecturas patrióticas,
anécdotas históricas sobre el valor de nuestros soldados, etc.
Debiendo tener lugar en la noche del 23 la exhibición de vistas
patrióticas y estando a mi cargo la explicación del monumento
a Falucho, conté a los alumnos la acción del valiente soldado.
Hice algunas consideraciones respecto a ser héroes ignorados
y a la ingratitud nacional (Vallescos, 1907, p. 211).
Otro de los discursos recopilados es la conferencia que dictó
Santiago Etchmendi, alumno del curso superior del profesorado,
165
Anny Ocoró Loango
a sus estudiantes de la Escuela Normal. En ella, les hablaba de la
bandera argentina, de los héroes de Mayo y en un apartado manifestaba a los estudiantes lo siguiente:
Tendamos siempre, niños, a conservar el recuerdo de sus glorias. Veamos siempre en ella el patriotismo de Belgrano, el
genio de San Martín, el heroísmo de Falucho. No la olvidemos jamás, y en los días dedicados a rememorar sus glorias,
entonemos con fuerza y entusiasmo el himno de sus triunfos
(Vallescos, 1907, p. 46).
Posteriormente, entre los años treinta y cuarenta del siglo XX,
la revista La Obra, en un intento por renovar las prácticas escolares, introduce más personajes negros en la representación escolar (Ocoró, Loango, 2010). Esta promovía en los lectores la renovación pedagógica y las prácticas escolares para encarar, con
nuevas ideas, el trabajo en el aula. A partir de 1932 vemos una
marcada inclusión de los/as negros/as, vinculados/as a distintas
tareas de la vida colonial en las actividades propuestas.
Ambas “inclusiones” sostienen un lugar subalterno para las poblaciones y llama la atención que, mientras la figura de Falucho
establecía una conexión entre los negros y la independencia, aun
cuando estuviese edificada desde un panteón que solo mirase al
pasado, los “nuevos negros” incorporados aparecen más marginales a los sucesos de la independencia, integran el pueblo que
celebra los sucesos desarrollados por otros.
166
DEL SOLDADO RASO A LA CAPITANA DE LA PATRIA
María Remedios del Valle: la “Madre de la Patria” de
origen africano reivindicada en el siglo XXI
Escultura de María Remedios del Valle, inaugurada, en el año 2018, en la
Escuela Nº 25 de la ciudad de Santa Rosa de la Pampa en Argentina7.
Esta heroína negra, entre 1810 y 1814, durante los acontecimientos que siguieron a la Revolución de Mayo, se vinculó
como combatiente del Ejército del Norte en contra del ejército
realista, en lo que hoy representa el norte argentino y parte de
Bolivia. Participó en las batallas de Ayohuma, Salta y Vilcapugio
y, por su destacado desempeño, el general Manuel Belgrano la
designó capitana del ejército. Por su incansable labor y su heroísmo en las batallas, los soldados la apodaban “la Madre de la
7
Tomada de: https://www.eldiariodelapampa.com.ar/index.php/edi-
cion-digital/locales/54192-la-escuela-n-25-inauguro-una-esculturade-la-madre-de-la-patria
167
Anny Ocoró Loango
Patria”. Hacia la década de los veinte del siglo XIX, una vez que
inicia gestiones para obtener una pensión, empieza a ser reconocida institucionalmente por su heroica lucha por la patria
(Guzmán, 2016).
Si bien en el Río de la Plata “las mujeres de todas las clases sociales
cumplieron un rol primordial durante la experiencia revolucionaria y también durante la militarización que acompañó este proceso”
(Guzmán, 2016, p. 3), Remedios del Valle testimonia el rol histórico
de las poblaciones de origen africano y, en especial, de las mujeres
negras, en el proceso de emancipación. Recordemos que tempranamente se registraba su participación voluntaria o involuntaria en
conflictos bélicos con otras naciones, en las guerras civiles o en las
luchas por la independencia, y su activa participación en las filas
militares va a ser una constante en la historia de Argentina del siglo XIX. Al finalizar el proceso de independencia, los negros integraron los ejércitos en la guerra contra Brasil (1825-1828), se vincularon a las guerras civiles entre unitarios y federales, y asimismo
fueron reclutados para pelear en la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay (1865-1870). Su participación en muchos casos estuvo
motivada por la promesa de libertad, cosa que no siempre se logró,
pues “el común denominador de su destino en el ejército fue masivamente, la muerte” (Morrone, 1995, p. 19).
Remedios del Valle perdió a sus hijos y a su esposo en los enfrentamientos y, sin embargo, siguió participando activamente de varios combates y se ocupaba de los heridos (Cutolo, 1985). Años
más tarde, después de estar sometida a la mendicidad, fue ascendida a sargento mayor de Caballería, el 21 de noviembre de 1829.
Posteriormente, fue incluida en la Plana Mayor Activa del Ejército,
por medio del Decreto del 16 de abril de 1835 y se le asignó una
modesta pensión (Cutolo, 1985). Es conocido que Juan Manuel de
168
DEL SOLDADO RASO A LA CAPITANA DE LA PATRIA
Rosas8 le otorgó su apellido, en reconocimiento a su labor, y desde
ahí pasó a llamarse Remedios Rosas (Galasso, 2005). Murió el 8 de
noviembre de 1847, la fecha reivindicada hoy para celebrar el “Día
Nacional de los/as Afroargentinos/as y de la Cultura Afro”. A partir
de la celebración del Bicentenario de la Independencia (en 2010),
varios académicos e historiadores destacaron su importancia, entre ellos el reconocido historiador Pacho O’ Donell (2010), lo que
dio un gran empuje de su figura, emergiendo con gran fuerza en el
relato de movilización del movimiento afro.
Desde fines de la década pasada, el Estado comenzó a reconocer
a los/as afrodescendientes y su aporte a la historia nacional. Dan
cuenta de ello las políticas a favor de su reconocimiento ya mencionadas y también el impulso que el movimiento afro ha dado
a la figura de María Remedios. Anteriormente solo se hablaba
del sargento Cabral9 y del soldado Falucho. Juan Bautista Cabral
es muy recordado por su heroísmo, aunque rara vez se menciona que era negro. Lo mismo ocurre con Falucho que encarnara
los valores del soldado común, el “nuevo héroe consagrado para
glorificar la lealtad sin límites del soldado raso a su bandera”;
8
Caudillo popular del siglo XIX. Fue gobernador de la Provincia de
Buenos Aires (1829-1832 y 1834-1852) y tuvo una relación muy cercana
con la población de origen africano. (Vease Ocoró, Loango 2010).
9
Juan Bautista Cabral, conocido como el sargento Cabral, es un hé-
roe nacional argentino. Se sabe que era hijo de una negra esclavizada y
de un indio guaraní. Este formaba parte del Regimiento de Granaderos
a Caballo y en la batalla San Lorenzo (1813) contra el ejército realista le
salvó la vida del general San Martín a costa de la suya. Cabral es también recordado en distintos monumentos, homenajes y canciones que
recuerdan su heroísmo en la lucha por la libertad de la Nación.
169
Anny Ocoró Loango
un monumento era necesario para el “soldado oscuro del ejército de los Andes que prefirió la muerte a la ignominia en el motín
del 4 de febrero de 1824” (Bertoni, 2001, p. 190). Aun cuando el
Congreso aprobó recursos para la construcción del monumento, no hubo unanimidad en convertir a Falucho en el símbolo del
soldado raso (Bertoni, 2001). Por el contrario, en el caso de la figura de María Remedios del Valle todo el movimiento afro cerró
filas para lograr su reconocimiento. De hecho, dos proyectos de
ley, para conceder un día de celebración a los/as afroargentinos/
as y a la cultura africana, fueron aprobados en su nombre.10
María Remedios del Valle. Una lectura en clave de los
feminismos negros
La recuperación y la apropiación de la figura de María Remedios
del Valle por el activismo afro es parte de la disputa por marcar
nuevos significados culturales, nuevas representaciones y nuevos
procesos simbólicos en esa argentinidad, aún, esquiva a la etnicidad y a la diversidad. La representación de una heroína negra tiene mucha fuerza simbólica, pues participa de la construcción de
la Patria y pasa a integrar la creación de discursos contrahegemónicos en los que su figura es reinventada para formar parte de la
memoria histórica nacional.
10 El segundo proyecto derivó en la aprobación de la Ley 14.276 de
2011, que establece el 11 de octubre en la Provincia de Buenos Aires
como “Día de la Cultura Africano-Argentina”. La fecha del 11 de octubre se toma también en homenaje a María Remedios del Valle, ya
que el 11 de octubre de 1827 fue reconocida como “Madre de la Patria”,
otorgándosele un sueldo de capitán de infantería.
170
DEL SOLDADO RASO A LA CAPITANA DE LA PATRIA
María Remedios del Valle aparece disputando la capitanía de la
Patria. No representa a un soldado raso, sino que ingresa al grupo de personas con rango importante dentro del ejército de la
Independencia. El hecho de ser una mujer reivindicada traza una
distancia respecto a las figuras masculinas tradicionalmente involucradas en las efemérides escolares y en las efemérides reivindicadas por el movimiento negro en la región (Ocoró Loango, en
prensa). Esto, a su vez, está asociado a las transformaciones contemporáneas de las Ciencias Sociales, en las que el género fue incorporado como una variable significativa para entender procesos
sociales históricos y del presente. Del mismo modo se relaciona
con el cuestionamiento que el feminismo negro y el movimiento
de mujeres afro ha desarrollado en las últimas décadas. Este último en particular, porque ha hecho de la política de identidad una
de las estrategias para combatir los sistemas de dominación patriarcales y las representaciones hegemónicas, “articulando ‘raza’,
género, clase y sexualidad como categorías políticas para explicar
las realidades de las mujeres afrodescendientes frente al racismo,
sexismo, clasismo y el heterosexismo” (Curiel, 2002, p. 1).
Esta inclusión representa sin duda un logro y un giro importante
en una nación que se fundó sobre las bases de un Estado “blanco y
europeo”. No hay que desmerecer este reconocimiento institucional
a una mujer afroargentina, no solo por la historia de sufrimiento
y lucha de María Remedios del Valle, sino también por lo que esto
representa para las luchas de las mujeres negras en Argentina y
en toda América Latina. Valga recordar que, en el siglo XIX, ante la
significativa disminución de la población masculina producto del
reclutamiento para prestar sus servicios en las guerras, las mujeres presidieron muchas de las asociaciones o llamadas naciones.
Estas asociaciones comunitarias, además de organizar fiestas y procesiones, ayudaban económicamente para que los/as esclavizados/
171
Anny Ocoró Loango
as pudieran comprar su libertad. La participación en la dirección
en estas asociaciones les posibilitó ganar espacios de decisión en
su propio grupo étnico, así como desempeñar un rol protagónico en
asuntos políticos, al asumir el liderazgo y la iniciativa en variados
momentos. Esto se mantiene hasta hoy, ya que el movimiento negro
en Argentina tiene rostro de mujer. Casi todas las organizaciones
que lo integran están presididas o lideradas por mujeres negras y
su rol ha sido fundamental para alcanzar las conquistas obtenidas.
La falta de documentación de la forma en que los grupos subalternos participaron del proceso de Independencia ha llevado a que la
atención se centre en los miembros de la élite porteña que dirigieron el proceso. Como bien lo ha estudiado Di Meglio (2006), para el
caso argentino, el papel de los grupos subalternos en la vida política de Buenos Aires entre 1810 y 1830 fue destacado. Estos no fueron solo la caja de resonancia de los sectores dominantes, sino que,
por el contrario, contribuyeron a sostener el destino de Buenos
Aires. Estos grupos tuvieron una presencia masiva en manifestaciones públicas, en la circulación de ideas, rumores, motines, canciones que fueron importantes para llevar a cabo y sostener la revolución. Así, la figura de María Remedios del Valle revindica ese
protagonismo subalterno. Subalterno no solo por su origen étnico/
racial, sino también por su condición de mujer, y porque en medio
de una ardua realidad para la población negra, en especial para las
mujeres,11 abrazó una causa libertaria que trascendía a su grupo
de origen y la vinculaba en una revolución para todos/as.
11 El lugar de las mujeres implicaba una doble responsabilidad, pues
no solo asumían tareas productivas, sino que también tenían que satisfacer las necesidades sexuales de los esclavos y sus amos. Estas mujeres “como cualquier otro objeto, eran tasadas, vendidas, rematadas,
172
DEL SOLDADO RASO A LA CAPITANA DE LA PATRIA
María Remedios del Valle instala la negritud en la construcción
de la Patria. Esto ha servido como punto de enlace para que los/as
afrodescendientes/as reinterpreten la historia afro y el papel que
desempañaron en la construcción de la Nación, al entrar así en la
construcción de los héroes y las heroínas nacionales. Argentina
tiene ahora una madre de la patria y es de origen africano. La Ley
26.852 ordena que el día 8 de noviembre sea incluido en el calendario de las actividades escolares y encomienda al Ministerio de
Educación de la Nación que se incorpore su conmemoración, así
como la promoción de la cultura afro, a los contenidos curriculares de todos los niveles del sistema educativo. También delega a
la Secretaría de Cultura de la Nación la conmemoración de la fecha mediante políticas públicas orientadas a visibilizar y apoyar
la cultura afro.
Esta emergencia negra femenina, ligada a la construcción de la
Patria en el espacio escolar, es un aporte importante para pensar
otros “otras educaciones” desde la negritud y desde los feminismos
negros. Estas “otras educaciones” subvierten las tradicionales figuras masculinas y blancas que han poblado la historia de la educación y apuntan a confrontar los sistemas de dominación patriarcal y las representaciones hegemónicas que abundan en nuestras
escuelas. María Remedios del Valle habilita un espacio para que
otras voces puedan narrar la Nación y, en especial, para que las
hipotecadas, embargadas, alquiladas, donadas, heredadas” (Golberg,
2000, p. 68). Eran comúnmente sometidas a constantes abusos y castigos, además de ser vistas como un objeto sexual, tanto así que cuando
eran violadas o abusadas (estando esto prohibido por el orden colonial)
se les atribuía la responsabilidad por su supuesta tendencia natural a
la obscenidad (Golberg, 2000, p. 68).
173
Anny Ocoró Loango
voces negras puedan narrar las historias nacionales y romper con
la historia hegemónica, con la historia única y patriarcal. Su ingreso como efeméride escolar contribuye a reconstruir un nuevo discurso de nación que no solo revindica héroes/heroínas nacionales
denostados/as por la historia oficial, sino que, además, avanza hacía la reparación simbólica y la valorización de la negritud en la
sociedad argentina. Es, finalmente, un aporte para avanzar hacia
la construcción de una escuela intercultural, antirracista y antipatriarcal y para avanzar hacia sociedades más conscientes de su
historia y del valor de su diversidad cultural.
Mujeres negras y emancipación. Un campo poco
estudiado e invisibilizado en América Latina
En América Latina las mujeres negras han ocupado un lugar destacado en el movimiento afro y en la gestión de procesos organizativos. Muchas de ellas lideran organizaciones o forman parte de
ellas y han hecho un importante aporte a la visibilización de la
negritud. Particularmente en Argentina resulta claro que el movimiento afroargentino tiene mucho que ver con la gestión y participación de las mujeres. Al igual que Remedios del Valle, durante la
época de la emancipación, numerosas mujeres negras, pese a que
su historia en las Américas ha estado marcada por las múltiples
formas de opresión, discriminación y racismo que la experiencia
colonial impuso, hicieron importantes contribuciones a los procesos de emancipación de América Latina y el Caribe. Mujeres como
Catalina Luango en Colombia, Juana La Avanzadora en Venezuela,
las Lanceras de Artigas en Uruguay, Carlota y Ferminia en Cuba,
Teresa Benguela en Brasil, entre muchas otras, contribuyeron a
romper el sistema esclavista a través de las luchas cimarronas en
los palenques, rochelas y quilombos (Ocoró, en prensa).
174
DEL SOLDADO RASO A LA CAPITANA DE LA PATRIA
Sin duda hubo una participación indiscutida de los sectores subalternos y en particular de las mujeres negras en los procesos de
emancipación de América Latina y el Caribe. Estas participaron
activamente en la lucha por la libertad y tuvieron un rol protagónico en la resistencia al orden colonial-esclavista, así como en
las luchas por la Independencia y distintas guerras civiles de los
países latinoamericanos. Sin embargo, estas resistencias han sido
poco estudiadas, valoradas y difundidas. Al punto que se sigue
sosteniendo que los procesos libertarios son solo consecuencia
de hombres blancos, pertenecientes a los sectores de élite, y en
algunos casos, pocos, se ha reconocido una participación periférica, marginal, a algunos hombres negros. Esto también nos pone
ante el desafío de pensar nuevas periodizaciones del feminismo
negro en América Latina y el Caribe. Sin duda alguna, pensar las
experiencias libertarias de las mujeres negras como expresiones
propias de un feminismo negro, desde las coordenadas socio-históricas y contextuales latinoamericanas, exige también incorporar una mirada interseccional que considere no solo el sexismo
sino también el racismo y la matriz colonial. Por ello, entonces, al
analizar la lucha por la libertad que han librado las mujeres negras, no podemos ignorar el sistema esclavista y colonial en que
se gestaban y ante el que resistían y combatían. Como bien argumenta Campoalegre (2018):
El sistema moderno colonial de género revela los nexos entre
género y “raza”, como múltiples opresiones, que reproducen a
escala global, un racismo estructural de larga data, capaz de
atravesar las políticas públicas fijando las huellas de la esclavitud como procesos de subalternalización racializada, naturalizada y sostenida, no solo de determinados grupos, sino de las
estructuras sociales. En este contexto, se profundizan los feminismos latinoamericanos y caribeños, de los que hace parte el
175
Anny Ocoró Loango
feminismo negro en la región, que sin renunciar a su herencia
africana y al legado afroamericano, proyecta otras visiones del
tema (p. 23).
El racismo no reconoce la igualdad del otro/a. Por el contrario, lo
subalterniza, y no solo a él, subalterniza sus conocimientos, sus
tradiciones y su cultura. El racismo enquistado en nuestras sociedades y su negación de los/as afrodescendientes como sujetos
productores de conocimiento y como hacedores/as de historia, ha
contribuido a que las luchas de las mujeres negras hayan sido y
sean ignoradas. Recordemos que el dominio colonial de Europa
sobre América no solo se apoyó en el sometimiento militar, el
genocidio y el control de sus recursos. También supuso la instauración de un sistema de ideas que postulaba la superioridad
natural de los europeos. Este discurso construyó al europeo como
sujeto civilizador y a los otros pueblos como seres sin razón, seres animalizados que debían ser dominados. La histórica exclusión de las mujeres negras de las estructuras sociales y políticas
ha sido una constante en varios países de la región. La desigualdad estructural de género, así como la división desigual del trabajo han contribuido a subordinarlas y a limitar su representación
y sus aportes a los procesos de construcción de las naciones latinoamericanas. Las mujeres negras experimentan múltiples situaciones de subalternidad, vinculadas por un lado al sexismo y
por otro al racismo, propio de una región que ha negado lo afro
y lo indígena.
El racismo, los prejuicios y estereotipos construidos en el período
colonial sobre las mujeres negras continúan presentes en muchos espacios y siguen reproduciendo jerarquías raciales que limitan el acceso de las mujeres negras al pleno goce de sus derechos. El racismo contribuye a ocultar, subalternizar y silenciar las
176
DEL SOLDADO RASO A LA CAPITANA DE LA PATRIA
históricas de las mujeres negras en América Latina y es por ello
que debemos recuperar esa historia, pues es parte de nuestro patrimonio libertario y es también una herramienta de lucha contra
el racismo epistémico.
En las últimas décadas, las mujeres negras han conquistado
espacios importantes y han ganado protagonismo, pero también es cierto que en muchos casos continúan a la sombra de
la historia oficial y son relegadas por cuenta de una cultura
patriarcal y racista. Romper la invisibilización de la participación de las mujeres negras en los procesos de emancipación
en América Latina y el Caribe es, sin duda, parte ineludible de
la lucha contra el racismo epistémico. Es urgente desplegar líneas de investigación que permitan identificar y valorizar las
resistencias y luchas que las mujeres negras han dado a favor
de la emancipación, durante el periodo colonial y republicano,
visibilizando cómo estas han contribuido a generar horizontes
libertarios en la región.
Disputar, problematizar y repensar nuevas periodizaciones para
los feminismos negros contribuye sin duda a romper el silenciamiento de la historia de las mujeres negras, el silenciamiento de
nuestros saberes y epistemologías y de nuestras luchas emancipatorias. También nos posiciona desde una perspectiva contrahegemónica e insumisa, que desde la exterioridad y la rebeldía
valoriza, construye y acompaña las voces negras que hoy están
en resistencia. Voces que, a través de la recuperación de nuestra historia intelectual negra, sacudirán los cimientos del racismo
epistémico y contribuirán a desenmascarar las múltiples caras
del poder colonial.
177
Anny Ocoró Loango
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180
Las “Puertas del no retorno”
en África: performatividad
descolonial y estéticas
feministas en las memorias
afro-transatlánticas en
Ana Mendieta y Édouard
Glissant1
Karina Bidaseca
Introducción a la “puerta del no retorno”
El escritor nigeriano Esiaba Irobi ha escrito que los “africanos
sobrevivieron a la travesía del Atlántico trayendo consigo escrituras performativas”.
1
Este texto es producto de la investigación “Cuerpos y cosmopolíticas”.
Ministerio de Educación, Secretaría de Políticas Universitarias, 2018 y
2019, con sede en el “Programa Poscolonialidad, pensamiento fronterizo y
transfronterizo en los estudios feministas” y UNIAFRO (IDAES/UNSAM),
bajo mi dirección. Reconoce una versión anterior titulada “Poéticas del
Mar/Voces feministas desde el Sur para descolonizar las artes y cosmopolíticas”, publicada en el dossier. De una éstesis de la memoria. Territorios
y geopolítica de la Revista ÑAWI: arte.diseño.comunicación- semestral de
la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), Ecuador. Recuperado
de: <http://www.revistas.espol.edu.ec/index.php/nawi/announcement>.
181
Karina Bidaseca
Poéticas del Mar/Voces del Sur y Diálogos Transatlánticos.
Plataforma mundial para descolonizar las artes y cosmopolitas
(Sea Poetics/Southern Voices & Transatlantic Dialogues. World
Platform for Descolonializing Arts & Cosmopolitics), impulsa
la cocreación de una Plataforma de Comunidad y Futuridades
(Community Futurities Plattform/CFP)” desde el Sur, y explora
formas alternativas de teorizar sobre la colonialidad, el racismo
y las “futuridades”2, experimentando con la apertura de archivos orales y performances de artistas feministas.
Este proyecto nace inspirado en la simbolización de “La puerta del no-retorno”3, ubicada al final del recorrido del Museo de
la isla de Gorée (Sénegal); adquiere ese nombre y es representada en diferentes paredes de la ciudad de Dakar. A través de
esa puerta eran deportadas las poblaciones africanas obligadas a trabajar como esclavas y esclavos en las plantaciones en
2
Así, el término “futuridades” fue utilizado por primera vez en 1993
por el crítico Mark Dery en su artículo “Black to the Future”. La cineasta
y autora de “Afrofuturism: The World of Black Sci Fi & Fantasy Culture”
(2013) Ytasha L. Womack, define el término como “la intersección entre cultura negra, tecnología, liberación e imaginación, con una pizca
de misticismo. (…) Es una forma de unir el futuro con el pasado y, en
esencia, de ayudar a reinventar la experiencia de las personas de color”
o “desmontar la raza como tecnología”.
3
Ubicada en la ciudad de Ouidah, Benín, La puerta de no retorno
es un monumento de la memoria de la tragedia humana. La ciudad de
Ouidah fue un punto estratégico de intercambio. Desde allí partieron
esclavos de toda África rumbo al nuevo continente, en el que dejaron
una huella imborrable.
182
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
América, apelando a los discursos científicos y religiosos del siglo XV que justificaban su no-humanidad.
El abismo que se abría al atravesar la puerta marcaba el tránsito de ser sujetos a mercancías, algunos morían antes de atravesarla, otros, al perecer en la travesía, eran arrojados al mar.
Ubicada en la trama de dos temporalidades que se confunden
en el “tout-monde”/“mundialización”, proclamado por el poeta de
la negritud, Édouard Glissant y en la actualidad, en los trayectos
dramáticos de refugiades/inmigrantes exiliados por el capitalismo, que son violentamente expulsados a la intemperie en las zonas de no-ser fanoniana.
Una acción política que hoy propone el concepto de “fronteras
abiertas”, este texto está entretejido en tramas textuales y performáticas, que abordan la obra de intelectuales como Fanon,
Glissant, Audre Lorde y la obra de la artista cubana Ana Mendieta.
Este artículo, en particular, abordará las formas de pensamiento situado, las prácticas de éstetesis femeninas transatlánticas,
tomando la obra de la artista cubana Ana Mendieta en Oaxaca,
México y en Cuba, para abrazar los conceptos de territorios de
memoria, arte feminista situado y descolonial. A nivel metodológico, se basa en una combinación de técnicas de revisión bibliográfica y documental, y trabajo de archivo etnográfico con metodologia socio-afectiva plasmada en la amistad entre mujeres.
Devenir Caribes del mundo
La “Puerta de no retorno” ubicada próxima a la ciudad de Dakar,
en Senegal y el apartheid de Sudáfrica se actualizan como
183
Karina Bidaseca
potentes metáforas de estos nuevos tiempos globales. En mi diario de campo registrado durante un viaje a la Isla de Gorée, en el
mes de julio de 2014, guardo una imagen alegórica de la llamada “Puerta del no retorno” que se imprime como memoria en los
muros en la ciudad medina. Como un límite franqueado por el
ancho mar de las estrellas.
La puerta del no retorno. Isla de Gorée. Sénégal.
Foto tomada por la autora. 26 de Julio de 2014.
Construida en 1786, la “Casa de los esclavos” en la isla estuvo bajo dominación francesa desde 1817 hasta la independencia de Senegal en 1960 y en 1978 fue declarada Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco.
184
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
La Mansión de los esclavos. Isla de Gorée. Foto tomada por la autora.
Esa puerta orientada hacia la inmensidad del Atlántico negro, es
sin dudas el límite abismal con el llamado “Nuevo Mundo”. Se
llega a ella en el último itinerario del recorrido de la Casa de los
Esclavos. Esta funcionó como enclave de la comercialización de
seres humanos que han sido reclutados en África durante la trata esclavista del siglo XVI. Cuando los barcos anclaban allí, ya no
había posibilidad de retorno desde América. Tampoco había retorno para nuestra humanidad.
La isla de Gorée, como en los castillos Elmina y Cape Coast4 situados en Ghana conservan esa historia. En Cape Coast, los
4
El castillo de Elmina formó parte del Imperio Portugués durante
ciento cincuenta y cinco años hasta su conquista por los holandeses
en 1637, en la nombrada Costa de Oro Holandesa hasta la definitiva
colonización moderna de Ghana por el Imperio Británico hacia finales
del siglo XIX. El castillo de Cape Coast fue construido en 1653 por los
185
Karina Bidaseca
esclavos eran capturados: esperaban allí entre seis y doce semanas más de mil hombres y quinientas mujeres. Ambos lugares
funcionaron como centros de excepción. En ellos también se erigen las “Puertas de No Retorno”.
Se calcula que entre trescientos y cuatrocientos cincuenta esclavos podían ser hacinados en un solo barco en el que emprenderían un viaje que duraría aproximadamente cien días.
Disposición de los esclavos en los barcos de la trata esclavista hacia
América. Fuente: Catálogo del Museo de la Esclavitud. Gorée Island.
suecos. Una década más tarde los daneses tomaron el enclave, y luego
los británicos hasta la independencia de Ghana en 1957. En 1844 se
convertió en la sede del gobierno colonial británico en la Costa de Oro.
186
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
El mundo en relación a través de Glissant
Es muy impactante escuchar al poeta y pensador martiniqués
Édouard Glissant (2010), en una entrevista a bordo de un barco
rumbo a la isla en la que nació y vivió, hablar acerca de su propio
viaje biográfico:
Estamos acá en Anse Cafard, en las afueras del Diamant (Isla
de Martinica). Es el lugar que ha sido consagrado por Laurent
Valere, un artista joven de Martinica que hizo este Monumento,
donde Jacques Coursil está tocando la trompeta. El Monumento
fue hecho para honrar las víctimas del barco de la trata esclavista clandestino que naufragó acá. Digo clandestino, porque el
barco fue involucrado en la trata de esclavos después de que
[la trata] fuera prohibido por cada país. El barco fue atrapado
en una tormenta acá, entre estas rocas, en esta costa; y todos
los miembros de la tripulación desaparecieron. No sabemos el
nombre del capitán; ni siquiera sabemos el nombre del barco. Parecía que el barco transportaba igbos esclavizados. Puesto
que los igbos fueron reconocidos por suicidarse para escapar
de la esclavitud, los comerciantes de esclavos prefirieron ocultar su identidad; dijeron que eran Fongs u otros nombres. Por
eso este barco fue clandestino en todos los sentidos del término. Algunas de las personas esclavizadas fueron salvadas por
la población esclavizada local; las otras fueron prisioneras. Los
propietarios de las plantaciones en el área afirmaron que ellas
les pertenecían porque eran parte de su propiedad. Sin embargo, sus deseos no fueron concedidos, porque los pasajeros
fueron parte de un comercio ilegal y, por lo tanto, no podían ser
considerados como esclavos; ni podían ser considerados como
hombres libres, porque eran negros (Un mundo en relación,
Nueva York, 2010).
187
Karina Bidaseca
No se trata solo de una forma de sentir el pasado, vivir en los ancestros quienes hicieron la travesía en condiciones crueles, que
son diferentes de estas. Para Glissant:
Cada diáspora es el viaje desde la unidad hasta la multiplicidad.
Esto es importante en todos los movimientos del mundo. No
nos olvidamos que África fue la fuente de todo tipo de diásporas. Existió la diáspora que dio a luz a la humanidad hace millones de años, porque África es la fuente del género humano.
Y [también dio a luz a] otras diásporas, por ejemplo la diáspora que fue impuesta por la esclavitud. Y hoy tenemos también
diásporas impuestas por la pobreza, la miseria y la emigración.
Como resultado, África siempre ha estado vuelta hacia afuera,
condicionada a ir a otro lugar. Y el regreso ocurrirá cuando la
esclavitud y la dominación desaparezcan.
En efecto, hacia 1950 el poeta de la negritud, Aimé Césaire, resignificó el concepto marxista de alienación para definir al colonialismo como “condición deshumanizante de por sí”, lo que
implicaba tanto la objetivación del colonizado como la deshumanización del colonizador.
Los procesos de racialización que ello trajo aparejado —tras las
sucesivas colonizaciones del término Caribe— se utilizaron para
referirse a grupos humanos, geografías y territorios, sobre indígenas “caníbales” y, luego, sobre esclavizados africanos. “La primera
traducción de la palabra caribe a un idioma europeo se remonta a 1492. En el diario de su primer viaje a América, el genovés
Cristóbal Colón tomó nota de unos ‘caribes’ o ‘caníbales’, siempre
al este de los arahuacos antillanos que le daban las noticias. En
el transcurso de ese y del segundo viaje al año siguiente, Colón
identificó a esos caribes como habitantes antropófagos de lo que
188
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
hoy llamamos las Antillas Menores y otras partes de ese Nuevo
Mundo.”5 (Gaztambide, 2016, p. 2) El autor aborda cómo la denominación de una región geográfica, el Caribe, es un invento del
siglo XX. Esta invención arranca precisamente de la transición
en nuestra región de la hegemonía europea a la estadounidense.
En ¡Qué tal raza!6 Quijano desarrolló su tesis acerca de la idea de
“raza”. “Nace con ‘América’ y originalmente se refiere, presumiblemente, a las diferencias fenotípicas entre ‘indios’ y conquistadores, principalmente ‘castellanos’. Sin embargo, las primeras
gentes dominadas a las que los futuros europeos aplican la idea
de ‘color’ no fueron los ‘indios’. Fueron los esclavos secuestrados
y negociados desde las costas de lo que ahora se conoce como
África y a quienes se llamará ‘negros’. Pero, aunque sin duda parezca ahora extraño, no es a ellos que originalmente se aplica la
idea de “raza”, a pesar de que los futuros europeos los conocen
desde mucho antes de llegar a las costas de la futura América.
Durante la Conquista, los ibéricos, portugueses y castellanos,
usan el término ‘negro’, un ‘color’, como consta en las crónicas
de ese período. Sin embargo, en ese tiempo los ibéricos aún no se
identifican a sí mismos como ‘blancos’. Este ‘color’ no se construye sino un siglo después, entre los britanicos-americanos durante el siglo XVII, con la expansión de la esclavitud de los africanos
en América del Norte y en las Antillas británicas. Y obviamente, allí ‘white’ (‘blanco’) es una construcción de identidad de los
5
Véase Antonio Gaztambide, (2006). “La invención del Caribe a partir
de 1898 (Las definiciones del Caribe, revisitadas)”. Jangwa Pana 5: 1-23.
6
Publicado en América Latina en Movimiento, No. 320: <http://
alainet.org/publica/320.phtml>. Obtenido de <http://alainet.org/active/929&lang=es>, el 22 de agosto de 2011.
189
Karina Bidaseca
dominadores, contrapuesta a ‘black’ (‘negro’ o ‘nigger’), identidad
de los dominados, cuando la clasificación ‘racial’ está ya claramente consolidada y ‘naturalizada’ para todos los colonizadores
y, quizás, incluso entre una parte de los colonizados”.
Desde la Jamaica anglófona, Stuart Hall, inspirado en Fanon, ha
interpretado la política imperial de la racialización como un “exterior”. “No es sino hasta el momento de la descolonización y de
los derechos civiles en Estados Unidos, que me di cuenta de que
cualquiera sea el color real de mi piel, social, histórica, cultural
y políticamente me identifiqué con ser negro” (The Stuart Hall
Project, 2013).
La raza es definida por Hall como una construcción discursiva y
no biológica, y que además tiene poca especificidad:
[la raza] es una categoría organizadora de aquellas maneras de
hablar, de aquellos sistemas de representación y de las prácticas sociales (discursos) que utilizan un conjunto suelto y a menudo no-específico de diferencias en las características físicas
–el color de la piel, la textura del pelo, los rasgos físicos y corporales, etc.– como marcas simbólicas a fin de diferenciar un grupo de otro en lo social (The Stuart Hall Project, 2013).
Sin embargo, el desmantelamiento de la idea biológica de raza no
supuso la eliminación del racismo, sino que adoptó otras características (Hall, 2010).
Viví a través de la más exclusiva clase y casta del mundo. Era
tres tonos más oscuro que mi familia y es el primer hecho social que sabía de mí mismo. Estaba huyendo de todo esto a lo
largo de toda mi existencia antes de venir a Inglaterra (...). En
190
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
Jamaica la pregunta acerca de qué tono exactamente eres, en la
Jamaica colonial, era la pregunta más importante (The Stuart
Hall Project, 2013).
“Ser negro” significaba ser parte de la de la población mayoritaria. Ser “de color” implicaba un “peldaño por encima del
resto”.
Hall proviene del mundo insular, del pensamiento del Caribe
desarrollado entre las islas anglófonas –las West Indies o the
Caribbean–, y en Les Antilles o la Caraïbe, como escriben los antillanos francófonos. Un mundo que inspiró las valiosas contribuciones de los poetas de la negritud: Aimé Césaire, Frantz Fanon,
Edouard Glissant. Un pensar situado que enfrentó la colonialidad del saber, los modos hegemónicos que pretendió alcanzar el
proyecto eurocéntrico. Un pensamiento diaspórico.
“Lo que ahora llamamos el Caribe nació de nuevo, en esa violencia real y simbólica. Sabemos que África es una construcción moderna”, expresó en 1998 en ocasión del quincuagésimo aniversario de la fundación de la University of the West Indies, dando
lugar a una importante disertación sobre qué significa la diáspora (Hall, 2003, p. 477).
En el camino de la independencia, el mapa antillano de la posguerra mostraba estados independientes y colonias o posesiones, y un movimiento intelectual y político que debe pensar la
descolonización de las Antillas en el marco de la departamentalización colonialista impuesta; la segmentación de la población, la violencia, el desprecio por las poblaciones africanas y
sus descendientes implicaba confrontar con un mundo profundamente racista.
191
Karina Bidaseca
La pregunta acerca de qué experiencias acontecen en el cuerpo
colectivo desterritorializado/desgarrado/animalizado de nuestro
tiempo poscolonial, se ubica en la intersección de esa memoria
ancestral con las futuridades de nuestra contemporaneidad.
Estimulan este trabajo las historias coloniales de racismo afrotransatlánticas que destellan en las “poéticas del mar” –el laberinto archipielar del Caribe frente el llano mar Mediterráneo— como
metáforas de las posibilidades de intervenir en los artefactos de
captura (neo)coloniales. Un movimiento que en la larga duración
proyecta liberar al cuerpo racializado del trauma colonial, y al
mundo, del peso del racismo y la venganza —siguiendo el pensamiento del filósofo camerunés Achille Mbembe—. El “devenir
negro del mundo” es:
Diferente —pero aún más representativa de la fusión potencial
entre el capitalismo y el animismo— es la posibilidad de que los
seres humanos sean transformados en cosas animadas, en datos
digitales y códigos. Por primera vez en la historia de la humanidad, la palabra negro no remite solamente a la condición que se
les impuso a las personas de origen africano durante el primer
capitalismo —depredaciones de distinta índole, desposesión de
todo poder de autodeterminación y, sobre todo, del futuro y del
tiempo, esas dos matrices de lo posible—. Es esta nueva característica fungible, esta solubilidad, su institucionalización como
nueva norma de existencia y su propagación al resto del planeta, lo que llamamos el devenir-negro del mundo (Mbembe, 2016).
A partir de comprender con Aníbal Quijano (1990), que: “Utopía
y estética están hechas de la misma materia. Toda utopía es la
búsqueda de liberación de una sociedad del orden presente;
búsqueda de subversión del mundo. Toda nueva estética tiene
192
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
consecuencias de carácter utópico. Ahora bien, no toda estética tiene carácter utópico. Esa materia que las une es la rebelión
contra toda forma de poder, contra la materialidad de las relaciones sociales tanto como las intersubjetivas” (p. 733).
En palabras del poeta martiniqués:
Los africanos del Nuevo Mundo, afroamericanos, pero también
los antillanos, brasileños, etc., escaparon del abismo y llevan
dentro de ellos la dimensión del abismo. Los africanos habían
perdido todo; no tenían nada, ni siquiera una canción. En el jazz
los negros estadounidenses tuvieron que recomponer, a través
de la memoria y el sufrimiento extraordinario, el eco de lo que
África había significado para ellos. El jazz no salió de un libro,
sino de un escape de memorias dolorosas. Por eso el jazz es válido para todos, no solo para gente negra, porque es una reconstrucción de una memoria afligida de algo que hubo desaparecido y lo traemos de vuelta. Requirió de un esfuerzo espantoso.
Por eso el jazz fue tan trágico al principio. Pienso que una persona está en un estado de cambio perpetuo. Y lo que yo llamo
creolización es la misma señal de ese cambio (2010).
El cuerpo-obra de Mendieta como territorio fue abordado en
el primer libro de esta colección, ¿Dónde está Ana Mendieta?
Estéticas feministas afro-descoloniales y políticas eróticas caribeñas y antillanas (2017), me inspira a interpretar una éstesis de la
memoria territorial que se plasma en el cuerpo femenino, primera colonia humana inseminada.
En un trabajo anterior, publicado en 2014, su obra me convocó a la reflexión sobre la potencia ético-política que puede asumir el discurso crítico de las Ciencias Sociales y Humanidades
193
Karina Bidaseca
en relación con el arte de las mujeres desplazadas, cuyos cuerpos marcados soportan el peso histórico de las violencias que sellan con su rúbrica indeleble el sexismo, el racismo y el clasismo.
Cuestionando las bases orientalistas de lo que llamé oportunamente una “retórica salvacionista” (Bidaseca, 2010; 2012; 2014),
trabajé sobre la tesis del “exilio” de las mujeres del mundo, inspirándome en el arte de la artista cubana exiliada. En aquella
oportunidad, las preguntas se dirigían a comprender: ¿Cómo es
posible pensar en el entremedio de las categorías de “lo bello” y
“lo efímero” el agenciamiento de las mujeres que son testigos de
la experiencia traumática? ¿Pueden nuestras disciplinas agrietar
horizontes discursivos de justicia simbólica?7
Audre Lorde nos interpela: “¿Qué quiere decir que las herramientas del patriarcado racista se usen para examinar el fruto
de ese mismo patriarcado? Quiere decir que solo los perímetros
más estrechos de un cambio social serán posibles y permitidos.”8
Del poder erótico que Lorde define como: “(...) el puente que conecta lo espiritual y lo político es precisamente lo erótico, lo sensual, aquellas expresiones físicas, emocionales y psicológicas de
lo más profundo, poderoso y rico de nuestro interior, aquello que
7
Véase “Lo bello y lo efímero como configuraciones de emancipa-
ción. Una retrospectiva de la obra de la artista cubana Ana Mendieta”.
En Revista Internacional de Pensamiento Político, Universidad Pablo
de Olavide, Vol. 9 (2014), Sevilla, España.Recuperado de: <https://www.
upo.es/revistas/index.php/ripp/article/view/3626>.
8
Audre Lorde, Esta Puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermun-
distas en los Estados Unidos, p. 90, Ed. por Ch.Moraga y Ana Castillo,
1988. p. 157, ISM Press Inc,San Fancisco, EE. UU.
194
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
compartimos: la pasión del amor en su sentido más profundo” propuse hablar de una “poética (erótica) de la Relación” (Bidaseca,
2017), uniendo esta obra con el pensamiento de Glissant. Un erotismo que busca constituirse en “el espacio entre la incipiente conciencia del propio ser y el caos de los sentimientos más fuertes. Es
una sensación de satisfacción interior que siempre aspiramos a
recuperar una vez que la hayamos experimentado” (Lorde).
Los poemas publicados por Audre Lorde en su libro Chosen
poems – Old and New, en Between Ourselves esgrime: “La diferencia
es esa conexión cruda y poderosa de donde se forja nuestro poder
personal”. “Sin comunidad, no hay liberación. Solo hay el más vulnerable y temporal armisticio entre el individuo y su opresión. Pero
comunidad no debe significar el despojo de nuestras diferencias, ni
el pretexto patético de que nuestras diferencias no existen”.9
La creación de una comunidad como reserva de libertad es una
de las más potentes afirmaciones que la poeta dejó como legado:
Dentro de la interdependencia de diferencias mutuas no dominantes se encuentra la seguridad que nos permite descender
al caos del conocimiento y regresar con visiones verdaderas de
nuestro futuro, junto con el poder concomitante para efectuar
los cambios que puedan realizar el buen futuro. La diferencia
es esa conexión de carne viva y poderosa en la que se fragua
nuestro poder personal.10
9
Audre Lorde, Esta Puente, mi espalda. Voces de Mujeres tercermun-
distas en los Estados Unidos, p. 91, Ed. por Ch.Moraga y Ana Castillo,
1988. p. 157, ISM Press Inc.San Fancisco, EE. UU.
10 Ibíd. 15
195
Karina Bidaseca
Siguiendo el hilo de mi argumentación acerca de una “poética
erótica de la Relación”:
Si la piel de los cuerpos feminizados recolonizados es escrita
por los guiones de los fundamentalismos globales (religiosos,
políticos, culturales, económicos), de qué modo las artistas que
producen obra desde el sur, como Ana Mendieta, escriben en
sus cuerpos los procesos de ocupación/colonización/descolonización, acudiendo a una resemantización de los signos contemporáneos de agencia feminista (Bidaseca, 2018, p. 21).
Cuerpos entre tierra-mar. Éstesis laberíntica e
insular y la jungla africana
La insularidad y la animalidad, aparecen recurrentemente en la obra
de Mendieta. Titulada “Ocean Bird/Pájaro del océano (Washup)/
Ana Mendieta, esta filmación que tuve la oportunidad de ver en el
Museo MAMBA de Buenos Aires —durante la muestra exhibida en
el mes de agosto de 201811—, fue realizada en La Ventosa, Salina
Cruz, Oaxaca, México, en 1974. Forma parte de una serie de 104 films entre 1971 y 1981, tomados por su cámara Súper 8.
11
Las obras exhibidas en MAMBA en agosto de 2018 fueron: Ocean
Bird, Paracaídas, Perro, Respiración del pasto, Moffitt Building Piece, Huellas del cuerpo, Esculturas Rupestres y Sin título de su magistral serie “Siluetas”. Galería Lelong and Co. junto a la Colección Ana Mendieta. Ana
Mendieta: Experimental and Interactive Films fue la primera exposición a
gran escala realizada en 2016, en una galería neoyorquina dedicada a sus
filmes. Disponible en Ana Mendieta: inédito. Jaque al arte, 11/02/2016.
Disponible en: https://jaquealarte.com/ana-mendieta-inedita/
196
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
Reaparece en ella —como en su obra Feathers on a woman (Iowa,
1972)— la transferencia entre animales y humanos. En esta las
plumas de un gallo se adosan al cuerpo de una mujer. El gallo
blanco es el animal que los ñáñigos —sociedad secreta masculina— usaban para los rituales en la santería afrocubana. Un animal y una mujer, quien realiza el sacrificio/transferencia. Se trata
de una emergencia identitaria, de un devenir animal, que es al
mismo tiempo ave y mujer.
En las tradiciones espirituales de los pueblos yorubas en África,
fuente de la cual ella bebió, las plumas y las alas tienen una fuerte
significación y forman parte de ritos y ceremonias. El sincretismo
supone una opción para escapar a la absolutización de la dominación. “El film tomado en Oaxaca, muestra un oxímoron: un ave flotando sobre la superficie azul oscura del océano puede permanecer
allí sin ofrecer resistencia al tiempo ni al océano” (Bidaseca, 2017).
“El abismo es, en verdad, una tautología, todo el océano, todo el
mar al fin dulcemente dispuesto a los placeres de la arena, como
un enorme comienzo, se halla únicamente acompasado por estas
bolas enmohecidas”, escribe Édouard Glissant en su Poética de la
Relación (2017: 40).12
La importancia que en su libro Santos e Daimones Rita Segato
(2005) registró sobre las características de las aguas —las saladas,
el agua de mar y las dulces, las aguas de río—, comprendieron a
12 En otro de los films hallados recientemente, Butterfly (1975), Mendieta incorpora un procesador de video de 16 canales para agregar
efectos de polarizado y alto contraste a imágenes de ella misma con lo
que parecen ser alas emplumadas.
197
Karina Bidaseca
Iemanjá y Oxum en el mito de origen yoruba entre los miembros
del culto Xangô de Recife. En sus palabras: “Encontramos aquí
evocada la traición histórica del Atlántico, al traer los esclavos
para el Nuevo Mundo e interponer definitivamente su insuperable distancia con África. Hay, en ese sentido, una ambivalencia
con relación al mar, que separó en el pasado, pero que vincula en
el presente las costas de los dos continentes. El elemento de “falsedad” es atribuido explícitamente a la duplicidad e imprevisibilidad del mar, cuya superficie esconde por debajo una profundidad turbulenta que no es posible ver, haciendo que la emergencia
del oleaje tormentoso sea impredecible: “ves la superficie, pero
no ves el fondo”, suele decir la gente del culto (p. 202). 13
Mendieta trajo consigo la experiencia dolorosa del exilio desde
su isla, Cuba, en el imperio del Norte. Frente a la “amnesia imperial” (tal como Stuart Hall aludía a la historia de Gran Bretaña en
su relación imperialista con sus excolonias), su pasado colonial
pesa, entre la verdad silenciosa de Centroamérica y el fantasma
colonial que acecha en las metrópolis occidentales.
13 Refiere a la “separación de las aguas”, que implicaba argumentar sobre el supuesto “estatus más alto de Iemanjá (agua de mar) en relación a
Oxum (agua dulce). La madre “fría, distante, jerárquica, indiferente que representa la primera, una maternidad convencional”, en oposión al cariño
verdadero de Oxum, la madre adoptiva. Iemanjá como divinidad asociada
al mar comparte sus cualidades de “traicionera y falsa”En el oráculo de caracoles, Iemanjá, la madre “legítima”, biológica y hierática, “habla” en dos
posiciones llamadas Obedi y ossatunukó. La primera significa “traición”,
y la segunda “vemos la superficie, pero no vemos el fondo: la falsedad”.
(2008, p. 184) Su estudio concluye expresando que “el racismo y la misoginia en Brasil están entrelazados en un gesto psíquico único” (p. 202).
198
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
En estas contemporáneas travesías de diásporas, “el problema
consiste en si el cruce de las fronteras culturales permite liberarse de la esencia del yo (…) o si, como la cera, la migración solo
cambia la superficie del alma, preservando la identidad bajo sus
formas proteicas” (Bhabha, 1996, p. 269).
La diferencia cultural se ha vuelto con Benjamin “el elemento de
la traducción que no se presta a la traducción (…) La traducción
cultural desacraliza los supuestos transparentes de la supremacía cultural, y en este acto mismo exige una especificidad conceptual, una diferenciación histórica dentro de las posiciones minoritarias” (Bhabha, 1996: 274).
Su cuerpo aparece fundido a su país, esa isla que, al liderar una
revolución emblemática, se ganó el lugar en el mundo. Recrea
una “poética de la relación” en términos de Glissant (2017).
“Creía que la importancia del arte residía en la esfera espiritual”,
tal como transcribe Marcia Tucker en el prefacio del libro Ana
Mendieta: a retrospective (1987) —editado por The New Museum of
Contemporary Art en Nueva York—. “El arte es una parte material
de la cultura, pero su valor mayor reside en su rol espiritual y en su
influencia en la sociedad, ya que es la contribución más grande que
podemos hacer al desarrollo intelectual y moral de la humanidad.”
Su obra es elocuente. Su voz también. Dotada de una éstesis que
supo interpelar los imperativos políticos del feminismo y arte del
establishment, a lo largo de una vida espiritual tan efímera y, a la
vez, perdurable como su obra. Utilizando barro, arena y hierba,
hojas y ramas fundía su cuerpo y lograba transmutar su dolor en
energía artística. Para 1972, Ana Mendieta deseaba que sus imágenes “tuvieran poder, que fuesen mágicas”. Su propio cuerpo fue
199
Karina Bidaseca
el medio en que plasmó esas representaciones efímeras. “Abracé
tradiciones espirituales de los yorubas en África y elementos del
catolicismo” (citado por del Río, 1988, p. 43).
Su sentido estaba unido a su interés por los orígenes, por los ritos de
los ñáñigos, por la santería, por las huellas corporales. Transformó
los elementos que la naturaleza le proveía en ofrendas artísticas
(del Río, 1988, p. 50). Flores, agua, rocas, granizo, fuego, tierra, esqueletos, sangre, se convertían en metáforas poéticas de gran valor
espiritual. “Hacer esculturas-cuerpo es para mí —sostenía— la etapa final de un ritual”. Convencida de que la cultura capitalista podía
acabar la conectividad espiritual con la tierra, dejó sus huellas corporales en Oaxaca, México, Cuba, Iowa, Nueva York.
Mendieta sentía una fuerte inclinación por los árboles. A su obra
es preciso verla mimetizada con ellos, y el final de su obra, interrumpida por la trágica desaparición del proyecto de plantar árboles en el parque, quedó disuelto. Entre sus escritos, ella menciona
que leyó una tradición oral africana, que hablaba de cómo las jóvenes, cuando se casaban y migraban a otra aldea, se llevaban un
saco de tierra y comían un poco de ella cada día, para apaciguar
el dolor del desarraigo. Esta concepción aparece en el “jardín criollo” de Glissant, percibiendo uniones fuertes entre ambos escritos:
“De acuerdo con una interpretación europea, el árbol representa la genealogía.
De hecho, se lo llama el árbol genealógico, ¿no?
Ante todo, el árbol es todas las raíces y el tronco, después de eso
vienen las ramas, de generación en generación. Entonces el árbol es lo que excluye todo lo demás.
200
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
Yo misma y algunas otras pensamos que este punto de vista no
es útil para nosotros.
Si me pidiera dibujar un árbol, nunca dibujaría un árbol.
Dibujaría un bosque. Dibujaría una jungla.
Entonces, instintivamente, yo rechazo la genealogía.
Porque en el barco negrero perdimos el árbol. Perdimos el árbol africano, el Baobab, el árbol sagrado, bajo el cual los mayores se reunían y hablaban.
En el barco negrero perdimos nuestras lenguas, nuestros dioses, todos los objetos familiares, canciones, todo. Perdimos todo.
Todo lo que quedó fueron rastros.
Por eso creo que nuestra literatura es una literatura de rastros.
Cuando los esclavos llegaron al otro lado del Atlántico, tenían
pequeños jardines secretos, que eran clandestinos, a causa del
hecho de que ellos eran, obviamente, hambreados, sus amos no
los alimentaban suficientemente.
Entonces, en la noche, cuando terminaban trabajar, cultivaban
lo que se llama el jardín criollo.
Era un lugar conocido solo por ellos para proteger los productos agrícolas de las manos de ladrones.
Una de las características de estos jardines criollos, que ellos
habían inventado y nosotros habíamos perdido desde hacía
201
Karina Bidaseca
tiempo, fue que en un espacio muy estrecho podían cultivar
miles de diferentes tipos de árboles, olores diferentes. Cocos,
ñames, naranjas, pinos, dachines, choutchines, boniatos, mandioca. Lo hacían de tal forma que las plantas se protegían
mutuamente.
Era la esencia del jardín criollo. Este principio del jardín criollo es el mismo que el principio de rizomas. No es el principio
del árbol, o el árbol genealógico. Es el principio de la distribución. Y desafortunadamente hemos perdido este principio.
Hemos perdido esta ciencia y conocimiento que los esclavos
tenían. Fueron estos jardines criollos los que les permitieron
sobrevivir”.
Si la “creolización” es clave en el pensamiento del autor, pues
consiste en que: “puedes cambiar, puedes estar con el Otro,
puedes intercambiar con el Otro mientras dejas de ser tú mismo, no eres uno, eres múltiple, y eres tú mismo. No estás perdido porque eres múltiple. No estás desorganizado porque
eres múltiple.”, entonces, ¿cómo experimentan esos cuerpos,
esas multiplicidades, en su lucha permanente y feroz contra la
colonialidad?
Devenir Mendietas. Devenir multiplicidades
“Es una comprobación insistente que la transformación del mundo tiene lugar primero como transfiguración estética. (…) Es necesario admitir, en consecuencia, una relación fundamental entre utopía y estética. ¿Por qué la utopía se constituye y se aloja,
primero, en el reino de lo estético?” (2014, p. 733), se pregunta
Quijano (1990) en un escrito que, bajo el título de “Estética de
202
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
la utopía”, fue publicado en Lima en la Revista Hueso húmero.
Me refiero no solo al exilio de un territorio, una isla, Cuba, sino
al exilio del pensamiento archipielar, tan propio del Caribe que
Glissant ha poetizado de este modo:
Le toma prestadas la ambigüedad, la fragilidad, la derivación.
Admite la práctica del desvío, que no es ni huida ni renuncia.
Reconoce el alcance de las imaginerías de la Huella y las ratifica. ¿Acaso es renunciar a gobernarnos? No, es sintonizar con
esa parte del mundo que, precisamente, se ha extendido en archipiélagos, esas a modo de diversidades en la extensión, que, no
obstante, aproximan orillas y desposan horizontes. Nos damos
cuenta de qué lastre continental y agobiante, y que llevábamos
a cuestas, había en esos suntuosos conceptos del sistema que
hasta hoy han empuñado las riendas de la Historia de las humanidades y han dejado de ser adecuadas para nuestros desperdigamientos, nuestras historias y nuestros no menos suntuosos
derroteros errabundos. La idea del archipiélago, de los archipiélagos, nos franquea esos mares (Glissant, 2006, p. 33).
Hacia 1973, Oaxaca, México marca su regreso a la tierra, más bien
su retorno al País Natal, parafraseando al poeta Aimé Césaire,
con la obra Imagen de Yagul, series Siluetas Works, realizadas en
México entre 1973-1977.
“Sumergirme en México fue como regresar al origen, y poder conseguir magia con solo estar allí”, expresó (citado en Perrault,
1988; p. 44).
En este movimiento de “recuperación” aparecen las “Siluetas”
(1973), huellas indelebles; simbolizando vaginas como ritual y
como acto político. “(…) A estas marcas se las llama Siluetas, pero
203
Karina Bidaseca
son realmente vaginas plasmadas en las lomas o en la hierba.
Los expresionistas abstractos deseaban identificar sus cuerpos
con la tierra, pero hombres, al fin y al cabo, no pudieron acercarse tanto” (escribe William Zimmer, citado por Petra Barreras del
Río, 1988, p. 47).
“Esto era cierto en cuanto a los grabados en las rocas y las inscripciones de símbolos femeninos. Ellos la ayudaron a curarse a
sí misma, aunque solo temporalmente. Si uno pudiera por lo menos reclamar una porción pequeña de la tierra como su propio
territorio, entonces el exilio se mitigaría”, escribe Perrault (p. 20).
La idea de “fronteras abiertas”, “porosas” que imperiosamente
requiere este nuevo tiempo, se encuentra plasmada en la memoria territorial que cartografían el viaje de regreso de Mendieta a
Cuba —pasando antes por Oaxaca—, pero también en las posibilidades de experimentación y plasticidad que logra su propio
cuerpo. Sus obras impactan por una fugacidad porosa que perfora los muros erigidos entre naturaleza/cultura. Se ubica en esa
zona de transmutación entre humano-no-humano y animal, para
expresar el fracaso de la modernidad en asegurar nuestra permanencia en la tierra.
Documentó su arte en soportes visuales, videos y fotografías. Esta
materialidad constituye la huella de esa huella y permite recuperar la espiritualidad de Ana Mendieta en su ausencia/presencia.
Esa extraña ligazón entre erotismo y muerte que marca su vida
es parte del fenómeno que interroga el feminismo hoy, el feminicidio. Luchas que se entablan cuerpo a cuerpo dirimiendo el control de la vida de Mendieta y, finalmente, muestran en el desenlace
de su muerte intempestiva, las fauces del patriarcado furibundo.
Órganos estrellados contra el piso. La piel se eriza.
204
LAS “PUERTAS DEL NO RETORNO” EN ÁFRICA
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tradição arquetipal Brasilia: Editora da Universidade de Brasilia.
205
El Museo Afromexicano de
Huehuetán, testimonio
de resistencia
Teresa de Jesús Mojica Morga
Huehuetán flor… donde inicia una historia
Este museo es parte de un sueño. Un sueño que comenzó a construirse con el corazón de la gente. Gente que busca reivindicar a
nuestros ancestros y a nosotros, los afromexicanos de hoy. Que
el mundo vea nuestra riqueza cultural y nuestras bellas tradiciones, que nos llenan de orgullo y nos dignifican. Agradezco a
mi madre, Doña Petra Morga, por donar esta casa, también la colaboración y asesoría del INAH, a las embajadas de Sudáfrica y
Jamaica por sus aportaciones, al movimiento afromexicano y a
toda la gente entusiasta que participa de manera desinteresada
para que este proyecto sea posible, especialmente a mis paisanos
de Huehuetán.
De acuerdo con la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, México es un país “pluricultural sustentado originalmente en sus pueblos indígenas”. Sin embargo, ha olvidado al
207
Teresa de Jesús Mojica Morga
pueblo negro afromexicano, que sufre discriminación y racismo
de manera sistemática. Conocer la historia de mis ancestros me
motivó a ser parte del Movimiento Afromexicano que lucha por
la visibilización y el reconocimiento constitucional de los afrodescendientes en México como sujetos de derecho público.
El pueblo afromexicano está conformado por los descendientes
de mujeres y hombres de origen africano que fueron traídos, en
su mayoría, de manera forzada al territorio nacional durante la
conquista y la colonia, entre los siglos XV al XIX, así como en
migraciones históricas que se encuentran asentadas en un territorio y conservan su identidad y expresiones culturales, o parte
de ellas.
La población negra ha sufrido el mayor desplazamiento étnico
cultural en tiempos de la esclavitud realizada por los españoles y portugueses. Provenían de Nigeria, Benín, Angola, Congo,
Mozambique y Cabo Verde; representantes de las etnias de los
mandingos, wolofs y bantús desembarcaron en el Puerto de
Veracruz, Campeche y Acapulco.
Actualmente en México se les conoce como afrodescendientes o
afromexicanos, aunque dependiendo el Estado y la región se autodenominan negros, jarochos, mazcogos, costeños. La condición
racial en la que viven es fomentada por su color de piel, la pobreza y la marginación, se desconoce su historia y su cultura porque
se les ha negado la inclusión en los libros de texto.
Asimismo, en septiembre de 2013, la Cámara de Diputados el
Primer Foro Nacional Afromexicano al cual acudieron más de
quinientos afrodescendientes de todo el país, organizaciones sociales, políticas y académicas, para conformar la iniciativa que
208
EL MUSEO AFROMEXICANO DE HUEHUETÁN, TESTIMONIO DE RESISTENCIA
reforma los artículos 2, 27, 28 y 115 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos y equiparar los derechos de los
afromexicanos con los indígenas.
Dicha iniciativa de reforma para reconocer constitucionalmente
a los afromexicanos como una de las tres raíces culturales, históricas y sociales del país (Dip. Mojica, Teresa de Jesús, 2013) en el
Congreso de la Unión el 2 de octubre de 2013 y obtuvo el respaldo
de los coordinadores parlamentarios de todos los partidos políticos y cientos de firmas de los diputados federales. Sin embargo,
esta propuesta no fue aprobada por la falta de sensibilidad para
asignar recursos a políticas públicas para los afromexicanos.
Se propuso a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión
un punto de acuerdo por el que se exhorta al Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (INEGI) a la aplicación de un conteo
intercensal para la comunidad afromexicana. Paralelamente, se
exhortó al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)
y a la Secretaría de Educación Pública (SEP) a que sea contemplada la población afromexicana en el censo de escuelas, maestros y alumnos de educación básica y especial que se realizó de
septiembre a noviembre de 2013 en todo el país.
Fundación Afromexicana Petra Morga A. C.
En el año 2014 nace la Fundación Afromexicana Petra Morga A.
C., la cual es una asociación sin fines de lucro que trabaja para
lograr el reconocimiento constitucional del pueblo afrodescendiente, como una de las tres raíces culturales, sociales e históricas
de México. También, estamos dedicados a fomentar la visibilización y el desarrollo económico de la población afrodescendiente,
209
Teresa de Jesús Mojica Morga
en especial con las mujeres y los/as jóvenes, para que estos accedan a políticas públicas, programas, acciones afirmativas y capacitación. De igual forma, impulsamos de manera continua prácticas para evitar la discriminación e impulsar la integración de los
afromexicanos en los censos, su inclusión en los libros de texto
en el país, y el respeto por sus derechos humanos.
Esta fundación fue creada en honor a mi madre doña Petra Morga
Quiterio, quien actualmente tiene 77 años y desde niña fue víctima de discriminación y racismo por ser mujer y negra, lo que no
le permitió acceder a la educación. Ella aprendió a leer y escribir
ya siendo adulta.
Por eso desde la Fundación Afromexicana trabajamos con mujeres y jóvenes, para impulsarlos y darles herramientas que
les permitan un mejor desarrollo social, educativo y económico, hemos realizado eventos como el “Conversatorio Mujeres
Afrodescendientes: Avances, Obstáculos y Retos del Siglo
XXI”, el Primer Encuentro de Poetas, Versadores y Copleros
Afromexicanos y el Taller Afromexicanos y Liderazgo, que busca
su capacitación y empoderamiento.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el
año 2015 realizo la primera Encuesta Intercensal a los afromexicanos, la cual arrojó que hay 1 381 853 afrodescendientes, siendo
el 1,2% de la población nacional.
La población afromexicana se encuentra distribuida en los treinta y dos estados que conforman la República Mexicana. Las entidades con la mayor población afromexicana son: Guerrero,
Oaxaca, Veracruz, la Ciudad de México y el Estado de México. En
Guerrero con 229 514, son un 6,5 %; en Oaxaca con 196.213 son
210
EL MUSEO AFROMEXICANO DE HUEHUETÁN, TESTIMONIO DE RESISTENCIA
un 4,9%; y en Veracruz de Ignacio de la Llave con 266 163 son un
3,3%; Estado de México con 304 274 son un 1,9% y en la Ciudad de
México con 160 353 son 1,8% de la población.
Estadísticas
1,8%
6,5%
1,9%
4,9%
3,3%
Los datos que arroja la Encuesta Intercensal Afrodescendiente
tienen un sesgo importante debido a que la aplicaron sin una campaña de visibilización y sensibilización previa, no capacitaron de
forma adecuada a los encuestadores y las personas no comprendían la pregunta. Se desconoce también toda la historia y las aportaciones de los afrodescendientes en la Independencia de México,
ni la conformación del Estado Nación, por lo tanto, se les dificulta
comprender la importancia de autoadscribirse como afromexicanos, ya que consideran que en la práctica esto no les trae ningún
beneficio, solo estigmatización, racismo y discriminación.
Ante esta problemática y en la búsqueda de soluciones, nos dimos a la tarea de contar la historia afrodescendiente, desde la
llegada de Juan Garrido, el africano que fue parte de los conquistadores del Nuevo Mundo al llegar en la expedición de
los españoles junto a Hernán Cortes en 1519, a las costas de
Cozumel (Aguirre, 1972).
211
Teresa de Jesús Mojica Morga
En este año, 2019, se conmemoran los quinientos años de presencia africana en nuestras tierras, nos borraron de la historia y nos blanquearon de manera sistemática desde los gobiernos y la propia sociedad. Por eso, a fin de honrar a nuestros
ancestros y en el contexto del “Decenio Internacional para los
Afrodescendientes: Reconocimiento, Justicia y Desarrollo”, establecido por la Organización de las Naciones Unidas7 (2014),
creamos el Museo Afromexicano de Huehuetán, en la casa que
hizo en 1885 José Ángeles Morga Mayo. En esta casa, donde nació y vivió su hijo Luis Morga Villalba, padre de Petra Morga
Quiterio, quien también nació y vivió en dicha casa junto a su esposo Salvador Mojica Ponce, donde procrearon a sus siete hijos,
Amelia, Cristina, Salvador, Ventura (+), Carlota, Teresa de Jesús y
Beatriz Mojica Morga.
Museo Afromexicano
Este museo se inauguró el 21 de julio de 2017 en Huehuetán, municipio de Azoyú, Guerrero, el Estado con mayor población afrodescendiente en México, y nació con el propósito de dar a conocer el pasado y el presente del pueblo afromexicano. Desde la
época del virreinato, los españoles trajeron a personas de origen
africano, en su mayoría de manera forzada. Esto influyó en la relación entre las etnias que ya habitaban en nuestro pueblo desde
la época prehispánica, modificando la cultura, alimentación, formas de vestir, danzas y creencias religiosas.
Es una reflexión del pasado a través de sus textos, gráficos y diversos objetos; nos muestra la importancia de la población afromexicana de Huehuetán, comunidad de la Costa Chica de Guerrero,
para sentirnos orgullosos de nuestro patrimonio histórico.
212
EL MUSEO AFROMEXICANO DE HUEHUETÁN, TESTIMONIO DE RESISTENCIA
Existen personajes como José María Morelos y Pavón, Vicente
Guerrero y Juan Álvarez, héroes afrodescendientes cuya participación fue fundamental en el movimiento de independencia
de México.
El Museo Afromexicano nace con el esfuerzo de la Fundación
Afromexicana Petra Morga A. C., pobladores de Huehuetán y
amigos colaboradores que de manera desinteresada han participado en su creación.
Seguimiento y trabajos previos del museo
afromexicano
El 24 de enero de 2017, se llevó a cabo la primera de varias reuniones entre representantes de la Fundación Afromexicana Petra
Morga A. C. y el Instituto Nacional de Antropología e Historia,
para planear y organizar los trabajos.
El 11 de enero de 2017 se realizó la reunión con la embajadora de Jamaica, Excma. Sra. Sandra Anita Grant Griffiths; apoyando al movimiento afrodescendiente en México, quien donó al
Museo Afromexicano una pintura de Bob Marley, símbolo de los
jamaiquinos.
213
Teresa de Jesús Mojica Morga
El 15 de febrero de 2017 tiene lugar una reunión con el embajador de Sudáfrica, Sandile Nogxina; y la consejera política, Athea
Joubert; quienes donaron una fotografía de Nelson Mandela, una
vasija de la tribu ndebele forrada con chaquira y un cuadro de
una mujer de la tribu xhosa con atuendo típico, tribu a la que pertenecía Nelson Mandela.
A consecuencia de la violencia, mi familia salió desplazada hace más
de cuarenta y cinco años del pueblo de Huehuetán, y esta casa se
encontraba en malas condiciones por el abandono, por lo que se reconstruyó respetando la arquitectura original y se distribuye con una
oficina de atención al público en la parte frontal izquierda y cinco salas temáticas, contando con un gran patio trasero con jardín, donde
se pueden montar exposiciones temporales y realizamos eventos.
El Museo está compuesto por cinco salas que están distribuidas
de la siguiente manera:
1.1. Sala uno
a. Huehuetán, “donde abundan los viejos”
Formó parte de un conjunto de grupos culturales que se establecieron en un territorio conocido como Ayacaxtla.
Esta provincia abarcaba desde las riberas del río de Ayutla hasta
las llanuras de la Costa. Al parecer Huehuetán estuvo habitado
por poblaciones originarias hablantes de la lengua huehueteca.
Los grupos indígenas prehispánicos desarrollaron un importante
comercio con grupos mixtecos y nahuas, con quienes intercambiaron productos de la costa del Pacífico como el chile, la sal de
mar, el cacao, entre otros.
214
EL MUSEO AFROMEXICANO DE HUEHUETÁN, TESTIMONIO DE RESISTENCIA
Según datos existentes, Huehuetán tuvo una población que se
calculó en el año 1522 de diez mil habitantes. Poco después de la
conquista de México hubo una drástica caída demográfica de indígenas, a causa de las enfermedades traídas por los españoles,
como la viruela y el sarampión, así como los malos tratos y las
formas de explotación infrahumanas ejercidas por los conquistadores. Para el año 1582, el genocidio provocó que en Huehuetán
la población se redujera a doscientos habitantes.
Hoy en día se calculan unos dos mil quinientos pobladores.
b. La Conquista
A partir de la conquista de México en 1521 comenzaron a arribar,
de manera forzada, miles de personas de distintas culturas del
continente africano a la entonces Nueva España.
El exterminio de la mayoría de la población indígena y la prohibición
de Carlos V de esclavizarlos en 1542, generó la demanda de mano
de obra para las nuevas empresas económicas. Ante esta situación,
la Corona española autorizó el comercio de personas desde África.
Varias regiones del continente africano se habían convertido en
importantes reinos y sus sociedades sobresalían por sus conocimientos, el desarrollo económico en la agricultura y la ganadería,
los textiles y la orfebrería (García, C., 2018).
Estos grupos contaban con cosmovisiones y religiones en donde
los ancestros desempeñaban un papel fundamental y las mujeres eran valoradas y respetadas por un trabajo en la comunidad.
El esclavo era considerado una mercancía y cualquier persona que la pagara podía adquirir uno y dedicarlo a las tareas que
215
Teresa de Jesús Mojica Morga
considerara convenientes. Asiento o contrato concedido a Pedro
Gómez de Reynel por el rey de España, para que en un período
de nueve años llevará cuatro mil doscientos cincuenta esclavos a
América y ahí los vendiera a quien pudiera comprarlos.
c. Llegada forzada de africanos
Mujeres, hombres, niños y niñas del continente africano desembarcaron en los puertos de Veracruz, de Acapulco y, más tarde,
de Campeche para ser trasladados a la Ciudad de México y después repartidos hacia distintas regiones de la Nueva España, entre ellos a la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca.
En las costas del entonces llamado Mar del Sur, como esclavizados y libres, desempeñaron actividades en la servidumbre, la minería, en la ganadería y la arriería como vaqueros y capataces, así
como en la pesca y la agricultura.
Es importante recordar que en América no se conocían los caballos, ni el ganado menor y mayor, por lo que los africanos y sus
descendientes fueron los encargados de estas labores, en las que
sobresalen desde entonces hasta nuestros días.
d. Indígenas, africanos y españoles
A lo largo del período colonial convivieron en la región de la
Costa Chica de Guerrero y Oaxaca mujeres y hombres africanos,
con indígenas y europeos. Sin embargo, las poblaciones de origen africano fueron las que más se asentaron en las Costas del
Océano Pacífico.
Hacia finales del siglo XVI, El Mariscal de Castilla arribó con personas esclavizadas de África para repartirlas en sus propiedades que
abarcaban tierras de los estados actuales de Guerrero y Oaxaca,
216
EL MUSEO AFROMEXICANO DE HUEHUETÁN, TESTIMONIO DE RESISTENCIA
entre ellas se formó la encomienda de Huehuetán. Se dice que esta
encomienda fue dada en herencia a doña María Ambrosia de Vargas,
quien al no tener descendientes la heredó a los “negros” huehuetecos para que ellos la trabajaran. A pesar de ello, las desigualdades
económicas y sociales perduraron a lo largo de los años.
Existen testimonios que muestran que en la Costa Chica de
Guerrero y, en particular, en Huehuetán, se realizaban construcciones conocidas como redondos, se trata de habitaciones redondas, con techo de palma cónico, construidas de varas y su interior
se aplanaba con adobe; estaban destinadas a usos múltiples relacionados con la vivienda.
Según Gonzalo Aguirre Beltrán (1979), pionero de los estudios
afromexicanos, este tipo de construcción podría ser de origen
africano, ya que sus características se asemejan a edificaciones
de culturas africanas, especialmente de la región bantú de África
Central. Los redondos ya se han dejado de construir en la Costa
Chica y solo quedan algunos como muestra de esta singular forma de vivienda.
2. Sala dos
a. La independencia y la abolición de la esclavitud
Las desigualdades sociales, económicas y los problemas que se
vivían hacia finales del siglo XVIII desencadenaron la guerra de
Independencia de México, liderada en 1810 por Miguel Hidalgo
y Costilla.
El apoyo de las poblaciones afrodescendientes a la causa independentista más reconocido es el de la participación en las
217
Teresa de Jesús Mojica Morga
tropas de José María Morelos y Pavón, quien se comprometió
con Hidalgo a levantar el movimiento insurgente en la Tierra
Caliente del Pacífico. En sus filas se encontraban dueños de haciendas que fungían como jefes rebeldes, mulatos en su mayoría.
Grandes líderes del Estado de Guerrero, como Juan Álvarez y
Vicente Guerrero, fueron esenciales en la lucha insurgente y
aunque sus nombres y participación son reconocidos en la historia de México, poco o nada se dice sobre su ascendencia africana.
La causa independentista desde su inicio luchó por la igualdad
entre las personas y la abolición de la esclavitud. Primero, Miguel
Hidalgo proclamó un bando exigiendo que “Todos los dueños de
esclavos deberán darles la libertad”.
Más tarde, José María Morelos y Pavón, plasma en los Sentimientos
de la Nación de 1813 la abolición de la esclavitud, las diferencias
raciales y estamentales. Finalmente, Vicente Guerrero proclamó
formalmente la abolición de la esclavitud en 1829 y queda proscrito en la Constitución de 1857.
b. Revolución mexicana
Los movimientos armados trastocan drásticamente la vida de los
pueblos que los sufren y alteran la realidad y la vida cotidiana
de las personas, al suscitar pasiones que sacan a la superficie
las tensiones, los rencores, los conflictos lentamente acumulados, en donde aparece lo peor y lo mejor de los individuos y las
comunidades.
Esto nos permite hablar más que de una revolución, de varias revoluciones, porque cada pueblo asumió sus agravios como bandera reivindicatoria de su propia lucha.
218
EL MUSEO AFROMEXICANO DE HUEHUETÁN, TESTIMONIO DE RESISTENCIA
Por eso, la historia de la Revolución mexicana en Guerrero registra veintitrés bandas de revolucionarios y alzados que asolaban
al Estado desde 1911, lo hace en forma fragmentaria puesto que
se dispersan en las diferentes regiones cada uno con distintas
demandas (Beltrán, 1972)
El pueblo de Huehuetán ha sido objeto de sangrientas luchas y
saqueos constantes desde la época de las luchas maderistas y zapatistas, ya que sus pobladores apoyan la causa zapatista.
Y fue hasta el año de 1925 que, por decreto del presidente Álvaro
Obregón, ordena a las fuerzas armadas de la Costa Chica entregar sus armas, concluyendo con ello una etapa de abusos, crímenes y despojos injustificados.
c. Diablos, apaches y mojigangas
Varias conmemoraciones se llevan a cabo en Huehuetán que forman parte de su historia y patrimonio cultural.
Destacan “Los apaches”, quienes tradicionalmente bailan el 12
de octubre en un grupo conformado por varios danzantes que se
cubren de manteca o aceite con carbón pulverizado para pintarse de negro el cuerpo y el rostro; usan penachos, arcos y flechas
con trajes de colores y junto con ellos baila una mujer llamada la
América, que es el personaje central de esta danza.
“Los diablos”, característicos en toda la región de la Costa
Chica, salen y juegan en las celebraciones de Todos Santos.
Tradicionalmente usan ropas oscuras bailando un son lineal y
cruzado. Con sus máscaras destaca un diablo mayor, llamado el
Terrón, Pancho o Tenango (dependiendo el lugar), que juega a
perseguir a una mujer mulata con máscara blanca, llamada la
219
Teresa de Jesús Mojica Morga
Minga, quien carga una muñeca que representa a su hija, la que
ofrece al público para que participen en el baile o, si no, den un
aporte para la leche de la niña.
3. Sala tres
a. Ignacio Magallón Herrera
Originario de Huehuetán, hijo de Galdino Magallón y Leodora
Herrera, nació con gran talento para cantar, tocar diferentes instrumentos y componer las canciones que marcaron toda una
época en la Costa Chica y el Estado de Guerrero.
Junto con sus hermanos Rufino, Antonio, Bulfrano y Carlos
fundó, en 1953, la orquesta La Flor de Mayo, años después, en
1958, cambiaron el nombre de su grupo por el de la banda La
Perla Suriana; a partir de 1960 se consolidan como el Conjunto
Magallón cuyos temas como El cuarare, la Huehueteca, Juguito
de Piña y Papaya, el Corrido de Melitón Chegüe, fueron algunos
de sus éxitos.
b. Casiano García Jarquín
Pintor huehueteco, nacido el 9 de marzo de 1950. Sus padres fueron Arnulfo García y Amelia Jarquín dedicados al campo. A los
veintidós años decidió cambiar los instrumentos de labranza por
los pinceles y se trasladó a Acapulco.
En el puerto, trabajó en la albañilería para subsistir, mientras
pintó acuarelas que vendía en el malecón, su habilidad y destreza hicieron que se distinguiera y su obra hoy en día traspasa fronteras. El tema principal de sus cuadros son paisajes en
los que predominan flores y mujeres; hay quien dice que las
220
EL MUSEO AFROMEXICANO DE HUEHUETÁN, TESTIMONIO DE RESISTENCIA
féminas asemejan a las parotas, árboles frondosos de madera
dura y erguida que abunda en la región.
c. Mujeres de Huehuetán
En nuestra entidad, las mujeres han desempeñado un papel muy
importante en el desarrollo social y económico. En Huehuetán
han nacido y vivido grandes mujeres que han hecho historia, entre las que destacan: Julia Jarquín que, en 1912, combatió al lado
de los zapatistas en el frente de batalla; Maximiliana Quiterio
Patricio (Tía Chilango), la primera mujer arriera que viajaba de
Huehuetán hasta el centro de Acapulco; Manuela Medel Ruíz destacada alfarera; Pomposa Graciano Cisneros y Marcelina Sotelo
Saligan que fueron curanderas, parteras y tenían conocimientos
de hierbas y medicina tradicional; Petra Morga Quiterio comerciante, campesina, ganadera y practicante de medicina; Eladia
Quiterio Patricio comerciante, fabricante de jabón y pólvora para
las cámaras que tronaban en las fiestas; Beatriz Mojica Morga
política y candidata a gobernadora por el Estado de Guerrero; y
Teresa de Jesús Mojica Morga diputada federal y, hoy en día, presidenta de la Fundación Afromexicana Petra Morga A. C.
Petra Aurora Guadalupe Morga Quiterio… el
ejemplo a seguir
Mujer fuerte, visionaria, trabajadora y llena de sabiduría, nació el
17 de julio de 1942, hija de Luis Morga Villalba y Teodora Quiterio
Patricio, quienes tuvieron cuatro hijos: Ángel, Adalberto, Petra y
Juan.
En esta casa, Petra Morga Quiterio y Salvador Mojica Ponce contrajeron matrimonio el 10 de julio de 1962, cuando ella tenía veinte
221
Teresa de Jesús Mojica Morga
años de edad, y procrearon a sus siete hijos. Todos ellos hoy profesionales, gracias a la conducción firme y perseverante de sus padres.
Doña Petra rompió los esquemas tradicionales, pues en aquellos
tiempos no se permitía el desarrollo e independencia de la mujer. Fue costurera, enfermera, comerciante, campesina, ganadera,
practicante de medicina y aún hoy sigue siendo activista social.
Petra Morga inspiró la creación de este Museo Afromexicano que
busca reivindicar, inspirar y luchar por más sueños a través del
desarrollo y empoderamiento.
4. Sala cuatro
a. Cocina
“Vente paye chiquitillo que la cocina te espera el delicioso chile
loco, que hará que enchiles los labios y te salga los mocos”
La cocina afromexicana, como parte de la tradición mexicana, es
el punto central de las reuniones familiares, en ellas se elaboran
exquisitas comidas como el frijol molido, chipile, bledo blanco,
machuco de plátano y el tradicional caldillo loco.
Se construyen en los espacios al aire libre de las viviendas y se
conforman por un fogón, así como horcón que sostiene una tinaja
hecha de barro para mantener el agua fresca ante las temperaturas de la zona.
El metate con su metlapil no puede faltar ya que con él se preparan las pastas para los platillos de la cultura costeña, como el
mole, chilate y la masa para las ricas tortillas.
222
EL MUSEO AFROMEXICANO DE HUEHUETÁN, TESTIMONIO DE RESISTENCIA
Los tapancos o alacenas, como actualmente las conocemos, se
utilizan para guardar los diferentes trastes que se necesitan en la
preparación de los alimentos.
Sus pisos de tierra aplanada, que evitan la concentración de polvo, son por demás básicos y de suma importancia.
Sala cinco
a. Internacional
El continente africano es parte fundamental de la evolución de
la humanidad, su migración pobló los continentes del mundo y
a partir del siglo XV hasta el XIX se dio la migración forzada de
más de trece millones de africanos al continente americano por
la esclavitud.
La diáspora está conformada por personas de origen africano y
sus descendientes que viven y se desarrollan fuera del continente sin importar su nacionalidad.
El término afrodescendiente ha sido utilizado para identificar a
los descendientes de africanos que fueron esclavizados y embarcados a nuestro continente y que actualmente son más de doscientos millones en América Latina, que tuvieron que reconstruir
su vida fuera de su territorio de origen, por el comercio trasatlántico de esclavos, siendo Brasil el segundo país con mayor población afrodescendiente fuera de África.
En México, la Encuesta Intercensal realizada en 2015 por el
INEGI, dice que son un millón trescientos ochenta y dos mil mexicanos los que se autoadscriben afrodescendientes y representan
223
Teresa de Jesús Mojica Morga
el 1,2 % de la población nacional, de ellos setecientos cinco mil
son mujeres y seiscientos setenta y siete mil son hombres; siendo
Guerrero el de mayor población afromexicana, donde hay doscientos veintinueve mil quinientos catorce, seguido por Oaxaca
con ciento noventa y seis mil doscientos trece afromexicanos.
Dentro del Museo se tendrán exposiciones fotográficas temporales como la exposición fotográfica “Afromexicanos” que se compone de momentos de la vida cotidiana y festiva en diferentes
comunidades de la Costa Chica de Guerrero y de Oaxaca, nos
cuentan parte de sus tradiciones, costumbres, cultura, música,
danza, gastronomía, oficios, vestuario, color y sabor.
Se buscará exponerse en diferentes partes de México y del
mundo para dar a conocer la vida cotidiana de los afromexicanos, que han sufrido un pasado y un presente lleno de racismo y
discriminación.
En esta lucha por los derechos del pueblo, comunidades y personas afromexicanas se avanza muy lento; después de más de
veinte años del Movimiento Afromexicano levantando la voz y
exigiendo justicia, por fin, el 9 de agosto de 2019 se oficializó el
reconocimiento constitucional afromexicano de manera nominativa en la Constitución. Ahora debemos luchar para que en una
nueva reforma constitucional nos reconozcan como sujetos de
derecho público y tener acceso a las políticas públicas, programas y acciones afirmativas, que es lo que puede ayudar a resarcir
tantos años de atraso, pobreza y marginación al pueblo negro de
México.
De manera decidida y en unidad los representantes del Movimiento
Afromexicano acordamos con Carole Schmitz Basañez, directora
224
EL MUSEO AFROMEXICANO DE HUEHUETÁN, TESTIMONIO DE RESISTENCIA
general adjunta del Censo de Población y Vivienda del Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 6 de agosto de
2019, la pregunta de autoadscripción afromexicana o afrodescendiente, que se hará en el próximo Censo 2020 en todo el territorio
mexicano y dice así:
“Por sus antepasados y de acuerdo con sus costumbres y tradiciones, ¿(Nombre) se considera afromexicana(o), negra(o) o
afrodescendiente?
( Sí )
( No )”
La lucha por el reconocimiento, la justicia y el desarrollo del
pueblo, las comunidades y las personas afromexicanas camina a
paso lento, pero seguiremos poniendo nuestro granito de arena
en esta lucha noble y justa.
En conclusión, la existencia del Museo Afromexicano de
Huehuetán cumple una función muy importante de visibilización y concientización a la población en general, es de entrada
gratuita y sus aportaciones nos llenan de orgullo, ya que es un
museo vivo en el que interactúan la cultura y las tradiciones; es
un oasis de conocimiento e historia en un pueblo negro olvidado por los gobiernos; es un lugar donde la gente se reencuentra,
convive y sonríe; es un esfuerzo familiar para dejar un legado
a las nuevas generaciones, pero sobre todo es un homenaje a
nuestros ancestros porque gracias a ellos y a su resistencia estamos hoy aquí.
225
Teresa de Jesús Mojica Morga
Cortesía: Fundación Afromexicana Petra Morga A.C.
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Cuijla. México DF: Fondo de Cultura Económica.
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226
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de Estadística y Geografía a aplicar un conteo intercensal para la
Comunidad Afromexicana. México DF: Cámara de Diputados .
Organización Naciones Unidas (ONU) (2014). Proclamación del
Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2015-2024).
227
SECCIÓN III:
Políticas públicas,
migración y
afrodescendencias
Extracto del poema EL ENCUENTRO*
Después de todo era necesario
desenmascarar la historia
y hacerla escupir con sangre toda la verdad
era necesario sentarla frente a los nuestros
y hacerla hablar
entonces habló.
Me contó entre gritos sobre los primeros
las primeras voces en poblar la tierra
me contó llorando del principio humano
me dijo despacio que se arrepentía
que la perdonáramos
y que la humanidad con certeza
empezó en África
Shirley Campbell Barr
Racismo global y
migradestierro en la óptica
intercultural
Santiago Arboleda Quiñonez
En este trabajo abordaré cuatro puntos. Primero, algunos elementos referidos al orden global, sobre todo desde una perspectiva crítica hacia los posicionamientos oficiales, especialmente el
de la OIM, acerca de las migraciones, en relación con Naciones
Unidas, acerca de las metas contenidas en los objetivos de desarrollo del milenio que se cerraron en el año 2015. Segundo, haré
un esbozo grosso modo de las dos tendencias políticas predominantes, desde donde se asume el problema de las migraciones
en los Estados Unidos de América. Como tercer punto planteo el
caso colombiano, focalizando lo sucedido en Buenaventura, principal puerto marítimo del país y, por último, defenderé el proyecto de la interculturalidad como posibilidad para redimensionar
las dudosamente llamadas “migraciones”.
La tesis central aquí sustentada es que al debate sobre las migraciones le falta asumir de manera central, ética y sistemática
el problema del racismo, como asunto sustantivo y constitutivo,
233
Santiago Arboleda Quiñonez
sin el cual, por lo tanto, no se puede comprender en sus justas
dimensiones el funcionamiento de estas en el orden global, por
un lado. Vinculado con lo anterior, por otro lado, enfrentar este
núcleo articulador nos facilita revelar el continuado despojo histórico de riquezas naturales, territorios y vidas humanas; pero, en
general, la vida en diferentes países, regiones y ecosistemas del
planeta. Fenómeno agudizado en la fase actual de extractivismo
neoliberal, que ha desenmascarado una vez más las razones de
la expulsión de poblaciones enteras desde los lugares colonizados o expoliados; quienes en adelante se convierten en migrantes, desplazados, refugiados internos-nacionales o internacionales, según el caso y las razones aparentes, que se oficializan como
verdaderas por los discursos político-institucionales.
De acuerdo con Stuart Hall (2013) “El racismo es una estructura del discurso y la representación que intenta expulsar simbólicamente al otro —lo borra, lo coloca allá en el tercer mundo,
en la margen—” (p. 352). En su comportamiento cotidiano institucionalizado, el racismo produce exclusión de todo tipo; de la
participación efectiva en la vida político-económica y sociocultural, manifestándose como discriminación racial, que sustenta sus prácticas en una supuesta inferioridad biológica del otro,
asunto insuperable, esencial, que lo condena a lo más bajo de la
sociedad.
La explicitación del racismo por razones biológicas, tipo eugenesia del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, se ha
desplazado a planos más sutiles, tal vez como resultado de una
búsqueda de exorcización de las atrocidades de la Segunda
Guerra Mundial, salida acentuada más aún bajo la doctrina multiculturalista, con su retórica de tolerancia a la diversidad y diferencia cultural. Este giro configura lo que Paul Gilroy (2001)
234
RACISMO GLOBAL Y MIGRADESTIERRO EN LA ÓPTICA INTERCULTURAL
ha denominado “Racismo cultural”, lo que podemos comprender
como la situación en que se reproducen, mantienen y afianzan
las prácticas de asimetrías sociales, fundamentadas en supuestos
genéticos, pero remozadas por la discursividad de la igualdad, la
inclusión y la integración de la diferencia cultural, en el sentido
más amplio.
En este caso, ese tránsito que revela un disimulo estructural, un
simulacro legitimado por las élites, es lo que se denomina mimesis. Se trata de una acción de solapamiento del funcionamiento
del sistema, que tiene distintas manifestaciones y articulaciones
según el contexto específico. Ello resulta nodal para entender, en
una perspectiva de historicidad, el tratamiento actual que se le
ha dado al denominado migrante, tanto en el plano político-jurídico del sistema mundial y correspondientemente en los diferentes países, que configuran esta geopolítica, como en la pluralidad de abordajes que registra el pensamiento crítico social que,
sin embargo, no logra desanclarse y desmarcarse para proponer
categorías abiertas, basadas en una renovada epistemología y posición teórica, que nos permitan rebasar el concepto oficial de
migrante y migración, teniendo muy presentes las drásticas fisonomías que nos presenta la movilidad humana, al menos en
las últimas tres décadas. Desde luego, no es mi propósito aquí
discutir estos enfoques, algunos de muchas trayectorias en las
Ciencias Sociales, por lo cual requieren su empresa específica de
análisis.
Estos eufemísticamente llamados “migrantes”, en su mayoría
despojados históricos a lo largo de generaciones, no cuentan más
que con su cuerpo, su fuerza de trabajo y lo que queda de sus vidas. Presionados, obligados y para nada “voluntariamente”, deben huir de sus hogares, sus familias, sus paisajes, generalmente
235
Santiago Arboleda Quiñonez
en sentido sur-norte del planeta; para soportar nuevas vejaciones por quienes los saquearon y los siguen saqueando legalmente que, en el lugar de llegada, los confinan a las zonas de no humanidad (Fanon, 1973; 2003). Bajo la sospecha permanente del
delito, por indocumentados, que cuando mucho, entrarán a engrosar la explotación en los trabajos más mal pagos, las múltiples
humillaciones cotidianas y las exclusiones estructurales.
Es decir, sufren en carne viva los embates de la discriminación
racial y del racismo, de tal suerte, que lo que vemos en este ciclo en que muchos pierden la vida por tratar vivirla en mejores
condiciones para sí y para sus familias, es la fingida amnesia y el
cinismo de las élites político-económicas en los países ricos y colonialistas, de donde proceden las multinacionales del proyecto
de muerte, que ha convertido en famélica a la mayoría del planeta en su acumulación voraz guerrerista, que parece no tener
límites ni sosiego. En fin, son los rostros del colonialismo de larga duración, que ha construido este tipo de sujeto y subjetividad,
como desecho maleable y necesario del capitalismo y en nombre
de la ciencia, normaliza la barbarie bajo sofismas como los conceptos de “migrante” y “migraciones”. Cuando en realidad lo que
ha sucedido, subrayemos, es un destierro económico1, en que el
1
En otros trabajos he propuesto y desarrollado como desmarque a
los conceptos hegemónicos de migrante y migraciones las categorías
de desterrado y destierro histórico, con el propósito de avanzar en la
construcción necesaria de una epistemología crítica desde la humanización y de una posición teórica de acción que contribuya a cambiar el
sentido común político-administrativo de este drama humano, tal vez
el de mayor envergadura mundial, ya que en su comprensión integral
y compleja está la cara escamoteada de la pobreza, el cambio climático
236
RACISMO GLOBAL Y MIGRADESTIERRO EN LA ÓPTICA INTERCULTURAL
abandono de sus territorios de origen dista mucho de la voluntad
y la decisión autónoma de los individuos, su parentela y su comunidad, como lo ilustraremos con la situación de Buenaventura,
por el entronque transnacional que representa.
En consecuencia, se debe asumir la construcción de un renovado utillaje categorial, movilizador y motivador de preguntas
fundamentales que desestabilicen los conceptos oficializados y
legitimados, los cuales resultan obsoletos para la comprensión
de estas históricas pero renovadas y punzantes realidades; enfoques que viabilicen de fondo, la posibilidad de análisis y acciones comprensivas para la transformación de nuestras percepciones, nuestras sensibilidades y ojalá de nuestras realidades. Es la
función que en principio busca la categoría de migradesterrado,
una provocación epistemológica y reflexiva desde la praxis en
este sentido para enfrentar los desbordantes retos de los tiempos
contemporáneos.
Racismo y mimesis global
Hace tres años inicié una mirada con detenimiento a los objetivos de desarrollo del milenio, era evidente en ese momento que
dichos objetivos en su mayoría no se iban a cumplir, ni siquiera
en un 50%, pese a los enmascaramientos y tapicerías de oficio,
de las evaluaciones oficiales de los gobiernos; hoy la realidad de
los pueblos así lo demuestra. Ni siquiera para el caso de Europa
y sus consecuencias asociadas; presentadas como causas de la inseguridad ciudadana, el desempleo, la desnutrición, etc. Para mayor detalle
ver (Arboleda, 2004; 2007; 2011).
237
Santiago Arboleda Quiñonez
oriental, con todos los programas de ayudas, los resultados avizoran alguna esperanza; es aplastante la hecatombe del capitalismo
generalizada en el planeta. Una de las aristas más preocupantes
de este “des-propósito” es el objetivo número uno, que persiguió
erradicar el hambre y la pobreza, paradójicamente, es quizá de
los más pobres en sus logros2.
Son justamente estos contingentes de familias, en su mayoría
ubicados al sur del planeta, según el lenguaje oficial; pobres o
en condiciones de indigencia, quienes por razones estrictamente
económicas o por situación de violencia en sus territorios avanzan en romerías, en torbellinos desesperados hacia los países
del norte, en tanto privilegiada válvula de escape. La “migración”
en gran medida cumple esta función; un escape social para los
desprotegidos del planeta, gentes racializadas y empobrecidas
por los siglos de colonialismo, siendo este un nexo estructural a
tal fenómeno. De ahí que debemos articular para el análisis los
“des-propósitos” del milenio a las “migraciones” como un problema global y explicitar dicho problema en su integralidad y complejidad con la urgencia requerida en la agenda de los Estados y
los organismos multilaterales a nivel mundial y de la academia
crítica con vocación descolonizadora.
Es claro que los objetivos de desarrollo del milenio no puntualizan sobre el problema de la “migración”, sin embargo, ella prefigura su contexto de preocupación y, aunque se disimula y se
2
Aunque la pobreza continúa en aumento, producto de desempleo
masivo en el planeta, con distintas maniobras de prestidigitación evaluativa, en la medición de los indicadores, se modera y se oculta esta
realidad que hiere nuestros sentidos.
238
RACISMO GLOBAL Y MIGRADESTIERRO EN LA ÓPTICA INTERCULTURAL
mimetiza, este fenómeno que tiene impronta de género, raza y
clase debe enfrentarse en su conjunto si se quisiera lograr mediante su actualización algo de tales objetivos, que directamente
beneficiara a los pueblos. Justamente, cuando observamos que
los muros y murallas separatistas entre los Estados se levantan
mientras, por otro lado, los discursos globalizadores hablan de
libre comercio y ciudadanía del mundo. Podemos en ello evidenciar la imposibilidad del logro de tales objetivos de hecho, siempre y cuando no se enfrente con sinceridad y rigor y de manera
central el problema del racismo y del clasismo, asunto que tiene
centralidad en la excesiva concentración de la riqueza y los privilegios en consecuencia. Reproductores de los patrones de inequidad, exclusión y marginación, en otras palabras, de estructuras coloniales al interior de los Estados empobrecidos del sur
global.
Por otro lado, al observar el informe sobre migración en el mundo
de la OIM 2011, cuyo énfasis está puesto en la reflexión acerca de
la representación que se construye sobre los migrantes, especialmente en los países de destino; es decir, la función que cumplen
académicos, políticos, medios de comunicación, sociedad civil y
el Estado en la producción de discursos sobre estos sujetos, se
puede constatar igualmente que se evita a toda costa vincular el
problema del racismo a las migraciones de manera abierta. Y que,
en gran medida, esta postura recae en una predisposición al estigma y a la construcción del migrante, como un sujeto negativo
dentro de la sociedad que lo recibe y/o en la que intenta insertarse. Al considerar los volúmenes de movilidad poblacional el
informe nos dice:
Hubo cierta reducción de las corrientes migratorias hacia
los países desarrollados durante la crisis e inmediatamente
239
Santiago Arboleda Quiñonez
después —por ejemplo, en los Estados Unidos de América el
número de extranjeros que ingresó en el país bajó de 1.130.818
en 2009, a 1.042.625 en 2010; en el Reino Unido la cifra descendió de 505.000 en 2008 a 470.000 en 2009; en España bajó
de 692.228 en 2008, a 469.342 en 2009; en Suecia disminuyó de
83.763 en 2009, a 79.036 en 2010; y en Nueva Zelandia de 63.910
en 2008, a 57.618 en 2010 (DAES, de próxima publicación). Sin
embargo, al no registrarse cambios trascendentales en los modelos de movimiento de personas, el contingente mundial de
migrantes que se había constituido en el transcurso de varios
decenios fue escasamente afectado: en 2010, se estimaba que el
número total de migrantes internacionales en el mundo era de
214 millones de personas —es decir, un aumento con respecto
a los 191 millones de 2005 (DAES, 2009). Puesto que el número estimado de migrantes internos es de 740 millones (PNUD,
2009), eso significa que alrededor de mil millones de personas
son migrantes (aproximadamente uno de cada siete habitantes
de la población mundial) (OIM, 2011, p. 53).
Aunque el informe aboga por una elaboración positiva de la imagen del migrante, sobre la base de evidencias empíricas, en que
el mismo migrante sea sujeto del debate y se autodefina en los
medios masivos de comunicación; la homogenización que subyace en él a la hora de plantear la gestión de la migración en el país
de llegada al valorar la diversidad cultural como un elemento
fundamental en el impulso al espíritu empresarial y el aumento de la productividad en los grupos de trabajo se revela en el
refuerzo por pensar la llamada “media de integración” que, en
gran medida, redunda en la presunción de una asimilación sucesiva de la cultura de destino, o a la que se llega, mientras se
abandona, generalmente, a través de las generaciones, la cultura
de origen. Estos mecanismos de integración, lógicamente, tienen
240
RACISMO GLOBAL Y MIGRADESTIERRO EN LA ÓPTICA INTERCULTURAL
diferencias entre los distintos países; reproduciendo en su seno
una jerarquía que niega la igualdad y/o equidad cultural y humana y, por el contrario, reproducen implícitamente la idea de
la superioridad de unos grupos humanos sobre los otros. En la
medida en que unos, los migrantes regulares e irregulares, deben asimilarse con la menor resistencia posible, mientras otros
imponen los modelos de comportamiento y las rutas por donde
debe transitar la vida y el sentido existencial, afianzando su superioridad colonial.
Para el 2013, Naciones Unidas3 estima en 232 millones los migrantes internacionales, la mayoría estarían concentrados en
Europa, Asía y América del Norte y se habrían movido en sentido
sur-norte, manteniendo el porcentaje de los últimos dos decenios
frente al total de población mundial (3%). Sin embargo, con un
significativo aumento del 10.8 millones de personas en el flujo
migratorio entre 2010 y 20134.
3
Para mayores detalles de la composición regional y el conjunto de
propuestas, que en gran medida reeditan los planteamientos de la OIM
en sus informes anuales, ver Informe del secretario general “Migración
y Desarrollo”, socializado el 30 de julio de 2014.
4
Aunque no desarrollaré aquí este debate, discrepo de la explica-
ción a cierto énfasis que presenta el Informe sobre Migraciones en el
Mundo 2013, de la OIM, sobre el cambio o, mejor, la diversificación de
la dirección de los migrantes, en que “solo el 40%” lo hace en el destino
sur-norte”. No porque no pueda ser cierto tal cambio, como lo muestran
algunas cifras, sino porque no hace el énfasis suficiente en la crisis
económica que vive Europa y Estados Unidos desde el 2008, arrojando
población hacia otros países del norte y del sur geográfico, con relativa
estabilidad económica, muchos de ellos dolarizados. Tal es el caso de
241
Santiago Arboleda Quiñonez
En su conjunto, ambos informes (OIM, 2011 y 2013) dan cuenta
de lo que contemporáneamente se conoce como neorracismo, paradigma en el cual se puede enunciar que hay racismo sin racistas, dado que este se expresa en términos de diferencia cultural,
inserto en los sistemas políticos, legislativos y constitucionales,
que muestran por la vía de la diferencia y la diversidad cultural
los éxitos o fracasos de los grupos humanos. De ahí que el ascenso social, más que asociarse a oportunidades reales, tienda a
explicarse por la vía de la potencialidad adaptiva y la capacidad
de la cultura de la cual provienen los sujetos; escondiéndose con
ello el racismo de viejo cuño, que insistía no en la diferencia académico-cultural sino, ante todo, en la superioridad biológica, genética de unos grupos frente a otros, resáltese: los colonizadores
sobre los colonizados.
Insisto en la idea de mimesis global del racismo, política epistémica presente en los discursos contemporáneos, que despliegan
nuevos mecanismos de exclusión, ahora mucho más sutiles ya
que se institucionalizan y no requieren que sean operados cotidianamente por los sujetos; sin embargo, ello no significa que no
se presenten amplias situaciones de discriminación racial cotidiana contra los migrantes internacionales, que avanzan del sur
del planeta hacia el norte, algunas ampliamente difundidas al
tiempo que estimuladas por los medios masivos de comunicación.
Ecuador, con relación a la migración de españoles y en menor medida
italianos. De paso, también oculta la continuidad del voraz saqueo extractivista en los países del sur geográfico. A lo cual se debe agregar la
discusión que el mismo informe insinúa, acerca de qué entender por
sur y norte, para precisar el cambio y, lo que es igual de importante, su
volumen. (OIM, 2013, p. 25).
242
RACISMO GLOBAL Y MIGRADESTIERRO EN LA ÓPTICA INTERCULTURAL
Como lo habíamos planteado, la “migración” en consecuencia es
un escape a la situación de pobreza en la mayoría de los casos,
pero un escape doloroso, traumático ante los embates de neorracismo, amalgamado con el racismo de viejo cuño, que redunda en
medidas restrictivas y de persecución contra el migradesterrado.
Pese a las críticas antes señaladas, el informe sobre migración de
la OIM 2011 arroja ejes de trabajo que deben tenerse en cuenta
para el trámite de este fenómeno en condiciones de mayor justicia social y económica si se asume una crítica al colonialismo.
Dado que es evidente el crecimiento cada vez más acelerado de
las “migraciones”, los “desplazamientos”, los éxodos y los “refugiados”, convirtiéndose tal vez en el tema más importante del siglo XXI; como lo había anunciado Dubois: el problema de la línea de color sería central en el siglo XX, y este atraviesa, en lo
sucesivo, moviendo contingente de población por diversas razones, fundamentalmente asociadas al desequilibrio ambiental y
a la desigualdad económica, como ya está claro históricamente.
Entre las estrategias que se destacan propuestas por el informe,
señalemos:
1- Fomentar un discurso sobre la migración, abierto, equilibrado
y amplio: aquí se aboga por asumir el problema como un asunto
multilateral, examinando el lugar de la “migración” en la planificación demográfica social y económica de cada uno de los países,
para superar cualquier estigma a priori, dimensionando el papel
que cumplen estas en el desarrollo de cada uno de los países.
Lo cual implica aprovechar los escenarios existentes y habilitar
unos escenarios para el surgimiento de enfoques renovados, que
hagan frente a la tendencia de aumento de la migración internacional tanto en volumen como en su complejidad, y apunte a tener cada vez más una normativa con calidad humana.
243
Santiago Arboleda Quiñonez
2- Despolitización del debate y examen directo de las cuestiones
de interés: revisar los intereses de cada país y precisar el “límite
de migración adecuado” o posible que cada uno concibe, apoyado
tanto en sus necesidades como en sus temores a partir de investigaciones empíricas, más allá de los intereses de grupos o sectores particulares.
3- Colaboración con los medios de comunicación para apoyar la
presentación equilibrada de la información: programa de capacitación a reporteros, periodistas y comunicadores; material adecuado para orientarlos y un papel activo de los investigadores,
superar la separación existente entre estos, los medios de comunicación, los sectores políticos, la sociedad civil en general y los
organismos internacionales.
4- Reconocimiento de los “migrantes” como agentes de comunicación activos: conceder participación activa en las deliberaciones públicas y su derecho a la autorrepresentación, con criterios
de igualdad humana, como ya se había señalado.
El informe indica también que es en los momentos de crisis económica cuando más se acentúa el señalamiento negativo contra
los migrantes y la imposibilidad de que se puedan expresar; en
ese sentido, señala la noción de “la resistencia de las migraciones
internacionales”, con lo cual significa que, pese a las crisis económicas, los flujos de migración permanecen más o menos estables
y por momentos tienden a aumentar, asimismo las remesas hacia
los países de origen.
Como se puede deducir, el “límite de migración adecuado” y la
“resistencia de los migrantes internacionales”, son proporcionales a las expoliaciones del colonialismo en los países que
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RACISMO GLOBAL Y MIGRADESTIERRO EN LA ÓPTICA INTERCULTURAL
expulsan. Calcular límites y disminuir los migradesterrados implicaría también frenar, contener y/o extinguir el despojo, el saqueo y la barbarie. ¿Será posible esto?
Obra del artísta senegales Modou Niang (1945). Donada por Leopold Sédar
Senghor, presidente de Senegal de 1960 a 1980. Colección UNESCO/N. Burke
245
Santiago Arboleda Quiñonez
Hacia una conceptualización alternativa: el
caso de EE. UU.
Se ha destacado que el conjunto de propuestas de ley sobre migración en EE. UU. participa básicamente de dos concepciones centrales: las que enfocan el problema proponiendo formas abiertas de exclusión y discriminación social, expuestas por
Sassenbrenner5 y otros, a las cuales se les puede denominar formas de “apartheid de control político”, y las defendidas por Bush
y Kennedy, entre otros, que proponen formas más sutiles de control y dominación por parte de las élites blancas, las cuales se
pueden denominar de neoapartheid (Grosfoguel y MaldonadoTorres, 2007).
Estos investigadores han mostrado que, hasta hoy, mientras la
primera busca negar totalmente los derechos humanos, civiles
y políticos a más de 12 millones de migrantes irregulares, manteniéndolos como ilegales, la segunda trata de gradualizar el reconocimiento de estos derechos, ofreciendo un programa de trabajadores huéspedes, mano de obra barata. Se puede afirmar
que estas propuestas de ley se encuentran situadas entre el racismo y el neorracismo; para nada se trata de un debate entre
5
Un ejemplo actual de esta tendencia es el precandidato presidencial
2016 por el Partido Republicano, el multimillonario Donald Trump, quien
abiertamente en su campaña bajo el lema “EE. UU. y yo no tenemos
tiempo para ser políticamente correctos” la ha emprendido contra los
mexicanos y los migrantes latinos indocumentados, con señalamientos
racistas. No obstante, como se ha observado, tiene un significativo número de seguidores, lo que nos recuerda la pervivencia del pensamiento
eugenésico, en la economía moral y ética de las élites y de esta sociedad.
246
RACISMO GLOBAL Y MIGRADESTIERRO EN LA ÓPTICA INTERCULTURAL
republicanos y demócratas o racistas y antirracistas. Son propuestas bipartidistas que revelan la continuidad de legados coloniales imperiales, acudiendo de una u otra manera a la premisa
de que la ausencia de un discurso racista en la política es al tiempo la ausencia de racismo.
Idea que, como antes se ha señalado, debe cuestionarse de fondo, dado que moviliza también lo que los autores antes referidos
llaman “la analógica inmigrante”, consistente en trasladar la supuesta inmigración exitosa de los europeos a los Estados Unidos
como patrón de medida al resto de inmigrantes, con lo que se
juzga, en consecuencia, que el fracaso de los inmigrantes latinos,
gran problema para este imperio, se debe a su mentalidad, a su
cultura, presupuesto que ya habíamos señalado como mecanismo de neorracismo en versión de racismo cultural.
De ahí que los autores propongan la necesidad de una fina tipología
de los migrantes, con base en su historia, su trayectoria, su cultura y
el tipo de tratamiento que han recibido en su proceso de inserción
en la sociedad de llegada. Mi planteamiento es que esto permitiría
salir de dicha trampa teórico-epistemológica, cuestionando de por
sí la idea de migración y de migrantes establecida en los discursos
institucionales hegemónicos, tal como lo señalábamos en el caso de
los informes de migraciones de 2011 y 2013. En este sentido, debemos preguntarnos nuevamente qué son las migraciones, qué es un
migrante y cuál es la utilidad de estos conceptos para pensar desde
una perspectiva de humanización y descolonización las nuevas relaciones en el mundo, con criterios de equidad y de justicia social,
finalmente de igualdad humana y planetaria.
Desde esta perspectiva, la noción de migración e inmigrantes normalizan inmensas tragedias humanas de las mayorías
247
Santiago Arboleda Quiñonez
planetarias, resultado de la expoliación histórica de los países
colonizadores del norte, que reproducen una desigualdad social,
perpetuada como un hecho natural al funcionamiento de las sociedades. Desnaturalizar este fenómeno, evidenciando que toda
la carga negativa sobre los migrantes, incluidas las categorías
oficiales tales como migrantes irregulares, indocumentados, ilegales, entre otras, han sido construidas por esta mentalidad colonialista y se instauran en una idea básica de negación de la
igualdad humana, cuestión clave en la comprensión del racismo
estructural que, finalmente, justifica la explotación de la naturaleza y las personas como lo estamos mencionando.
Enfatizar este punto de vista pretende, ante todo, invitar a la exploración de nuevas categorías y enfoques, a pensar y actuar en
uno de los mayores problemas que presenta la humanidad contemporánea, por lo que la categoría de “migración” se nos convierte en un eufemismo, en un concepto que esconde una máquina de discriminación peyorativa, ultrajes y muerte, como lo
venimos sustentando y reiterando. Consecuentemente, si acudimos al criterio voluntad en la movilidad de un lugar al otro, central en esta definición, el “migrante” resulta ser una minoría privilegiada en gran medida, que se desplaza de un punto a otro
del planeta a voluntad, gestionando sus intereses. Las inmensas
mayorías no son más que desterrados económicos, destierro que
la colonialidad del poder (Quijano, 2010) ha asumido como connatural a la economía del mundo y a las relaciones sociales institucionales entre nuestros países, cuyo símbolo inocultable son
los muros que se levantan para evitar la entrada de los famélicos
desterrados.
En consecuencia, si bien es válido, como lo sugieren los informes oficiales, gestionar este destierro en condiciones de mayor
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RACISMO GLOBAL Y MIGRADESTIERRO EN LA ÓPTICA INTERCULTURAL
dignidad humana, el esfuerzo debe ser colocado, según la perspectiva que propongo, en transformar la desigualdad, la inequidad, en fin, el colonialismo histórico estructural como alternativa,
entre otras, de hacer viable la vida en el planeta.
Colombia y Buenaventura
Entre los 4.167.388 de colombianos en el exterior, es decir el 9%
de la población colombiana para el 2008 (Anuario estadístico,
2008), las mujeres representan el 51.4%, de ahí que se pueda hablar de feminización del destierro económico. Dicha población se
encuentra entre las edades de 30–34 años, laboralmente activos,
aproximadamente el 41% con estudios de secundaria. Tratándose
de las regiones más empobrecidas del país, los estudios sobre
estos desplazamientos o destierros económicos son escasos. En
el foco que nos interesa puntualizar, Buenaventura, son prácticamente inexistentes. Esta localidad detenta el rango de ser
el puerto marítimo más importante del país, ubicado en el mar
Pacífico, al suroccidente colombiano, con una población permanente aproximada de 450 mil habitantes y una población fluctuante de 200 mil personas semanalmente, dedicadas a distintas
labores relacionadas con la explotación portuaria. El 90% de la
población es afrocolombiana, el 3% es indígena, los restantes se
identifican como mestizos.
La riqueza natural, la oferta ambiental, la riqueza cultural en las
que el capital nacional y extranjero han desplegado toda suerte
de saqueo legal e ilegal, rearticulándose en ejes como la minería
del oro, la pesca, la explotación portuaria, entre otros renglones
estratégicos, más aún en la coyuntura actual de implementación
del TLC con los Estados Unidos de América. Ello contrasta con
los altos índices de empobrecimiento y el desgarrador paisaje de
249
Santiago Arboleda Quiñonez
carencia material en que están sumidos sus habitantes. Situación
agudizada por una prolongada crisis humanitaria, generada por
los grupos armados legales e ilegales, que ha colocado un volumen de familias sin tierra, aún por calcular con el rigor necesario, pero que algunos estiman en más de 1 millón de personas
para toda la región del pacífico, de la cual Buenaventura podría
representar el 30%. Desde luego, se trata de una cifra bastante
imprecisa6.
En las anteriores condiciones, Buenaventura tiene la particularidad de ser una continua expulsora de población hacia distintos países, respondiendo a su economía de enclave. Primero
se configuró el fenómeno de destierro económico denominado el “norteñismo”, flujo de población joven masculina que se
dirigió hacia los Estados Unidos, en calidad de polizones en
los barcos, entre mediados de los años setenta y finales de los
años ochenta del siglo XX. Nunca tendremos cifras de cuántos
fueron los “norteños” que siguieron esta ruta y, menos, cuántos perecieron en el intento, muertos entre los contenedores, o
arrojados al mar como intrusos por los marineros. Lo cual no
deja de recabar fosilizadas imágenes mentales sobre la trata
trasatlántica de los africanos en el período de la esclavización
moderna. Después del fracaso estrepitoso de este proyecto de
huida y rebusque del futuro por fuera del territorio que dejó
como saldo experiencias personales y familiares de asesinatos,
6
Para mayor información ver el Informe de la Human Raights Watch
“La crisis en Buenaventura. Desapariciones, desmembramientos y desplazamientos en el principal puerto de Colombia en el pacífico colombiano”. EE. UU., 2014, y el del Centro Nacional de Memoria Histórica “Buenaventura. Puerto sin comunidad”. Imprenta nacional, Bogotá 2015.
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RACISMO GLOBAL Y MIGRADESTIERRO EN LA ÓPTICA INTERCULTURAL
vendettas entre mafias y largas condenas en las cárceles norteamericanas, por causa del tráfico de drogas, Buenaventura
ensayó un nuevo proyecto.
Ahora fueron sus jóvenes mujeres las que huyeron hacia Italia
y España, configurándose hacia finales de los años noventa y
con mayor fuerza a partir del 2000 el fenómeno denominado “las
italianas”, marcado por el estigma de la prostitución, tanto en el
lugar de origen como de llegada. A lo largo de esta década los
volúmenes de mujeres han bajado y se han matizado con una dirección hacia Chile desde mediados de la década de 2000. Este se
concibió como lugar de paso en la fuga que tenía como destino final Europa, sin embargo, muchas veces, ante la imposibilidad de
continuar o ensayar otras rutas, terminó siendo el lugar de destino final. A tal punto que fraguó una representación denominada
por los medios de comunicación chilena “las gaviotas colombianas” o “las gaviotas negras de Buenaventura”; mostradas a través
de la televisión chilena en ejercicio de prostitución callejera en
la capital, además de otras ciudades intermedias. Todo ello mientras los capitales seguían y siguen explotando insaciablemente
las riquezas antes indicadas. De esto tampoco contamos con cifras medianamente cercanas.
La fragmentación familiar y del tejido social, el deterioro de la
confianza cotidiana, la delincuencia juvenil, el fortalecimiento de
los grupos armados ilegales con jóvenes contingentes de la localidad, ha sido el resultado notorio de estos fracasados proyectos de búsqueda de futuro, tanto en los Estados Unidos como en
Europa. Ello se muestra apenas como un ejemplo que está por
investigarse en sus reales dimensiones, tanto cuantitativa como
cualitativamente. Uno de los cuadros más trágicos de destierro
económico internacional, estimulado por la economía de enclave
251
Santiago Arboleda Quiñonez
colonialista que, sin embargo, sigue oculto en el eufemismo de las
migraciones y los migrantes para el caso colombiano. Este destierro, como lo he señalado, tiene color, adjetivación racial y sexista.
Llamo la atención de casos similares para efectos de investigaciones comparativas y colaborativas.
La óptica intercultural
Como lo he anunciado en los elementos expuestos anteriormente, la interculturalidad como reto y proyecto de transformación
social pacífica gana sentido en el horizonte de la descolonización:
descolonización epistemológica; asumiendo y/o construyendo
nuevos enfoques y herramientas conceptuales para comprender y transformar las relaciones sociales, culturales y económicas. Solo en este sentido, se pueden emprender políticas públicas trasformadoras que hagan posible el diálogo entre culturas
para la concreción de cambios sustanciales; partiendo de la condición indispensable de la igualdad humana y la equidad social,
fundantes de nuevos modelos de organización social, o lo que
algunos han denominado democracias interculturales (De Souza
Santos, 2006), que derrumben los neorracismos, por sutiles que
sean y benévolos que parezcan, esto es, que no es suficiente reconocer la diversidad y la pluralidad cultural y humana mientras se
normaliza el estado injusto de las relaciones sociales en el sistema mundo, imposibilitando de plano diálogos etopolíticos reales,
movilizadores de posibilidades comunicativas interculturales; en
el aparato educativo como reproductor central de los estereotipos, en los medios de comunicación masiva, en las instituciones
de servicios sociales y en sí en la vida cotidiana.
Enfaticemos entonces que el reconocimiento de la diversidad es
plausible, pero no es suficiente, porque en sí mismo reproduce de
252
RACISMO GLOBAL Y MIGRADESTIERRO EN LA ÓPTICA INTERCULTURAL
manera camuflada los legados jerárquicos del colonialismo, los
repertorios de las víctimas y los victimarios, de los blancos y los
otros, de los conquistados y los conquistadores; de los que tienen
derecho a hablar y de los que solo escuchan. Un sencillo paso
para iniciar rutas de interculturalidad en el tema que nos ocupa
es que salgamos dudando de la utilidad teórico-epistemológica
de la noción de migrante y migración para denominar a la mayoría de los contingentes de población que se mueven en el mundo, en el sentido de sur-norte en su mayoría, ello, como ya lo he
sustentado, por la fuerte carga ideológica y política que impone
y moviliza en su contenido, como paradigma totalizante y cuasi
inmovilizador del pensamiento.
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255
Racialización de las
políticas públicas de
inmigración en República
Dominicana1
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
Introducción
Mientras desde los espacios de poder en la República
Dominicana se repita el discurso que pretende negar la existencia de un prejuicio racial como parte de la ideología dominante en nuestra sociedad, desde las Ciencias Sociales se debe
persistir en rechazar ese discurso poniendo en relieve su carácter insostenible y esclareciendo sus motivaciones y propósitos.
De esa manera contribuimos para que en su momento esta sociedad supere ese lastre.
Cada vez que trasciende en los medios de comunicación alguna queja o denuncia sonora sobre discriminación en razón de
1
Extracto de una investigación más amplia sobre el tema, presentada
como requisito de tesis de maestría en Historia dominicana y del Caribe.
257
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
rasgos étnicos, la respuesta no se hace esperar desde las instancias de dirección de dichos medios y desde el Estado, rechazando que en el país tenga lugar esa injusticia.
Desde la esfera oficial se pretende que, si alguna vez desde el
Estado se impulsó una política signada por el racismo o el prejuicio racial, se circunscribe a la dictadura de Trujillo (19301961). Ese componente en el discurso oficial se ha planteado claramente en foros internacionales: “Ni antes ni después
de la dictadura trujillista la discriminación racial antihaitiana ha formado parte de las políticas estatales, aunque es innegable que aparecen manifestaciones individuales, siempre
indeseables”2.
Si bien es cierto que, “a pesar de los estereotipos problancos,
los diferentes grupos raciales y étnicos se mezclan sin muchos
problemas”, no es menos cierto que en virtud de esos estereotipos, en la vida cotidiana se reproduce un prejuicio racial antinegro, el cual es potenciado por las políticas de inmigración
impulsadas por el Estado durante el siglo XIX y el primer tercio
del siglo XX, es decir antes de que se instalara la dictadura de
Trujillo. La importancia del abordaje de esta problemática en un
2
De la intervención de la delegación dominicana representada por el
embajador encargado de asuntos de Derechos Humanos del Ministerio
de Relaciones Exteriores, Dr. Henry Garrido en el marco del 56º período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, sobre el tema 6 titulado “El racismo, la discriminación racial,
la xenofobia y todas las formas de discriminación”, en Ginebra, el 24
de marzo del 2000. Fuente: Documento circulado por el Ministerio de
Relaciones Exteriores de República Dominicana.
258
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
período previo a la dictadura se explica en virtud del desconocimiento en amplios segmentos de la sociedad dominicana de que
la racialización de las políticas públicas en materia migratoria
trasciende dicho período.
Michiel Baud (1999) ha afirmado que
(…) las diferencias étnicas y raciales entre la élite y la masa de
la población eran bien vagas, pero al mismo tiempo que minimizaba la heterogeneidad racial de su sociedad, la élite ‘externalizaba’ el argumento racial. Este fue explotado para definir la
identidad dominicana en oposición al vecino haitiano (…) Las
ideologías conservadoras trataron de encubrir —o al menos de
quitar énfasis— a la heterogeneidad étnica de la sociedad dominicana mediante la construcción de un enemigo común (…)
(pp. 177-178).
En esta exposición se presentan algunos referentes clave que ponen en relieve la vinculación que existe entre las ideas de esa élite sobre nación e inmigración y cómo esas ideas se tradujeron en
políticas públicas.
En el pensamiento de la élite intelectual y política, aposentó muy
temprano la idea de que el principal obstáculo que tenía el país
para consolidar el proyecto de nación que acariciaba era su despoblación. Dicho reto fue valorado al influjo de las ideas predominantes en la época en toda la región acerca de las vías hacia
la modernidad: el ideal de progreso y civilización eran claves, al
tiempo que se identificó en la población caucásica la portadora de tales atributos, porque a la población local le incapacitaba
para esa misión la hibridez en su composición étnica y el supuesto estado de barbarie en que se encontraba. Esa visión sugería
259
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
que la población local podía participar efectivamente en la constitución de la nación, solo después de haber sido beneficiada de
un proceso de regeneración, el cual sería a su vez resultado de la
labor civilizadora que desplegarían los inmigrantes blancos.
En el imaginario de las élites, además de esa inmigración, la afirmación de la nación requería de otros dos factores: agricultura y
capital.
Al tiempo que se perfiló una preferencia por el tipo caucásico, se
definió un discurso que denigró a los grupos étnicos raciales no
blancos atribuyéndoles unas taras supuestamente inherentes a
su condición étnico-racial en tanto que indígenas, mulatos, negros, amarillos…
En el contexto del continente como portaestandartes de esas
ideas se destacaron Juan Bautista Alberdi, Domingo Faustino
Sarmiento, entre otros. En la experiencia dominicana, se destacan Ulises Francisco Espaillat, Eugenio María de Hostos, José
Ramón López, entre muchos otros3.
3
Como obras emblemáticas de estos autores sobre etnia, inmigra-
ción y nación destacan: Juan Bautista Alberdi, Bases y punto de partida
para la organización política de la República Argentina (1915); Domingo
F. Sarmiento, Facundo o civilización y barbarie (1845); Ulises Francisco
Espaillat y Quiñones, Escritos de Espaillat (1909) e Ideas de Bien Patrio (1962) ambas publicadas póstumamente; Eugenio María de Hostos,
Hostos en Santo Domingo, vol. 1 (1939); José Ramón López, La alimentación y las razas (1896).
260
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
Eugenio María de Hostos
En 1882 el liberalismo civilizador de Hostos incluyó la inmigración como “uno de los dos problemas esenciales de la sociedad
dominicana” (Hostos, 1939, p. 87) y consideró la inmigración más
que solución económica como una vía civilizatoria.
Cassá (1976), estudioso del pensamiento de Hostos se inclina por no
ubicarle en la corriente spenceriana, señalando que las teorías racistas no predominaron en este pensador, admite, no obstante. que
tuvo influencias del darwinismo social e identifica un positivismo
progresista y nacionalista en dicho autor (pp. 61-85). Sin embargo,
debemos recordar que el racismo científico que atravesó el pensamiento latinoamericano estuvo unido a la ideología del progreso del
sector liberal para la cual las poblaciones campesinas y negras requerían ser sometidas a un proceso de regeneración y civilización.
El progreso se correspondía con el ideal de los sectores urbanos al
tiempo que se reveló excluyente y discriminatorio para gran parte
de la población que procedía de la esclavitud, que fue considerada
incapacitada para aportar en la consolidación de la nación.
Desde otra perspectiva se ha planteado que Hostos no superó la
visión estratificada de la sociedad compuesta por salvajes, bárbaros y civilizados. Esa estratificación contemplaba etapas del
desarrollo social, que abarcaba el salvajismo, barbarie, semibarbarie, semicivilización y la civilización. Y, a pesar de que quiso
encontrar una salida de esa contraposición extrema por medio
de la educación, no alcanzó a superar el dilema de Sarmiento
(Avelino, 2007, pp. 16-20).
Hostos (1939) afirmó que las sociedades antillanas debían agotar un proceso racional para constituirse como nación. En 1884
261
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
planteó que “la República no podrá considerarse civilizada, ni
aún en vías de concienzuda civilización, hasta que haya realizado
un proceso y programas que le hacen llegar a la fase civilizatoria”
(p. 132). Según su visión, en dicho proceso los inmigrantes europeos jugarían un papel fundamental.
En el artículo “Quisqueya, su sociedad y algunos de sus hijos” de
1883, Hostos (1939) se refiere a las fiestas, bailes y costumbres
populares y a la tendencia festiva, la mezcla étnica de la población y su estado social como un problema de atraso de la sociedad dominicana: “En donde empiezan y terminan esas fiestas, ahí
empieza y acaba la única iniciativa social de aquel pueblo. Fuera
de esa no toma jamás ninguna otra. Un poco por la heterogeneidad de la población, otro poco por el clima, mucho por la educación” (p. 284). Establece un paralelismo entre el acordeón y el
atabal como expresiones de civilización, el primero, y salvajismo,
el segundo. En este punto los prejuicios funcionaron como argumentos de la modernidad contra la ruralidad, fuente del prejuicio
del pensamiento dominante en esa época4.
La afirmación de Hostos (1939) “Lo que ante todo interesa a la
República es poblarse y lo que sobre todo le conviene es civilizarse”, “Poblar es gobernar, y gobernar es civilizar” (p. 180),
4
Ángel Rama en Ciudad Letrada explica ampliamente esa concep-
ción de la modernidad contra la ruralidad en los intelectuales latinoamericanos. Define ciudad letrada como ámbito de dominio del saber
por un sector articulado al poder en las ciudades americanas coloniales
y poscoloniales. Articulación que rodea el poder dentro de la ciudad
bastión, ciudad puerto, ciudad pionera de las fronteras civilizadoras,
ciudad asiento de los poderes” (Rama, 1998, p.32).
262
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
conecta con lo que escribió años después al constatar que no se
concretaran masivamente planes de inmigración europea. Su
texto de 1901 “Civilización o muerte”, parafraseando a Sarmiento
(“civilización o barbarie”), expresa un grito de lamento ante el
fracaso político de los proyectos de inmigración emprendidos
hasta la fecha.
José Ramón López
Este pensador expuso en sus escritos de principios del siglo XX
la idea de la “amenaza haitiana” al nacionalismo en la frontera.
Planteó la colonización de la frontera con Haití, establecer un
muro de contención con inmigrantes caucásicos para blanquear
y “dominicanizar” esa región. En sus trabajos de la época se encuentran las primeras ideas sobre la “amenaza idiomática y cultural en la frontera” (López, 1991, pp. 95-98). En 1902, López atacó la dinámica social en esa región, la comercialización, y definió
la frontera como “pérdida nacional” sugiriendo una supuesta “invasión pacífica” procedente desde Haití. En ese sentido, postuló
a favor del asentamiento de inmigración europea en esta región,
con lo cual “podremos oponer a todo peligro de invasión una trinchera tremenda e infranqueable de familias blancas, inteligentes,
robustas y laboriosas (…)” (2005, pp. 81, 86-87).
Invasión, amenaza, sangre arruinada y blanqueamiento son expresiones que emergen en sus escritos como elementos de un
discurso antihaitiano sobre la frontera que marcó la entrada del
siglo XX.
En 1908 publicó el escrito “La conquista de la frontera”, en
el cual sugirió al gobierno colocar “nuevos clavos” en la división fronteriza. Insistió que el Congreso destinara dinero para
263
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
escuelas “nacionales”, y vio como un mal que en la comunidad
de Restauración se hablase creol, la lengua haitiana (2005, p.
357). Su racismo y prejuicio le llevaron a creer que los hijos
de inmigrantes europeos que nacieran en las colonias agrícolas que proponía habilitar serían ciudadanos dominicanos
superiores:
(…) fuertes, laboriosos, honrados e inteligentes; porque para
degeneración sobrado tenemos con la de casa. Hay que hacer
sacrificios por atraerlos, pero a los buenos solamente. Sus hijos
han de ser ciudadanos dominicanos, y es preciso que resulten
superiores, que ya hay bastante chamuschina (2005, p. 207).
En la misma perspectiva civilizatoria promovió el blanqueamiento en la frontera. En su actuación política tradujo sus prejuicios
sobre el bracero y el campesino al que calificó de “violento” y
“degenerado”.
Ese mismo texto contiene una recomendación concluyente sobre
la procedencia de la inmigración que salvaría el país: “Todas las
naciones europeas tienen elementos de población apropiados al
fin de desarrollo económico que aspiramos para la frontera occidental (…) pero los más convenientes son los españoles del norte
de la Península” (1991, p. 95).
Francisco J. Peynado
Este autor, de un protagonismo importante en la vida pública durante las primeras décadas del siglo XX, promovió reformas para
el “progreso” del país y para atraer inmigrantes europeos. Esas
reformas —como casi todo el pensamiento decimonónico— estaban centradas en la ciudad.
264
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
Reprodujo las ideas que circularon a fines del siglo XIX sobre
colonias para fomento agrícola y “mejorar la raza”, acogiendo dos
perfiles del inmigrante anhelado: capitalista y blanco civilizado.
Argumentó sobre el “fantasma de la invasión haitiana”, profundizando la concepción de López al respecto.
Sus ideas sobre la inmigración están desarrolladas en el ensayo
Por la inmigración publicado en 1909 en el cual propone que:
Necesitamos inmigrantes sanos, inteligentes y laboriosos, no solo
como nuevos factores de producción de riqueza del país, que eleven a mayor potencia su facultad creadora, sino hasta como elemento biológico que acrezca la vitalidad de nuestra raza con un
contingente de nueva sangre que active y fortalezca la que circula
en nuestras venas. Inyectar sangre de gente blanca a las familias
del Caribe tropical, y especialmente a la población dominicana.
(…) oponiendo una barrera de gente blanca, sana y laboriosa,
a la invasión paulatina de los haitianos, solucionaremos definitivamente el conflicto fronterizo sin la necesidad, que de otro
modo será imperiosa, tarde o temprano, de recurrir al desastroso medio de las armas (1994, pp. 22-24).
En el referido texto incluye propuestas en el plano económico sobre producción, transporte y comercio, las cuales reivindica como
fuente de la riqueza de los pueblos, destacando la carencia de vías
de transporte como un obstáculo para el país enrumbarse hacia “el
progreso”. Esas realizaciones sintetizan “grosso modo” el programa que sugirió al gobierno para instalar la inmigración caucásica. En su ensayo concluye preguntando “… ¿por qué no instituirlo
aquí si aspiramos a encauzar hacia nuestras playas inmigración de
gente blanca, sana y laboriosa?” (Peynado, 1994, p. 69).
265
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
En 1916 Peynado retomó algunos de sus planteamientos de 1909 en
un discurso pronunciado con el título Política panamericana y regeneración nacional5, el cual fue reeditado posteriormente en 1944
en la Antología de la Literatura Dominicana, coordinada por Manuel
Arturo Peña Batlle coincidiendo con la celebración del centenario
de fundación de la República. En ese texto, entre otras cosas, reiteró
los requisitos que consideró necesarios para el acceso del país a la
modernidad, entre los que destacó la cuestión del orden, y se refiere
a los “pueblos bárbaros de Asia y África” (Peña Batlle, 1944, pp. 433434 y 437). La reedición de ese discurso significa que casi a mitad
del siglo XX en el país se continuaba reproduciendo la idea de “regeneración” que fue central en todo el discurso eugenésico durante
el siglo XIX y principios del siglo XX en América Latina.
5
El discurso fue pronunciado con motivo de los Juegos Florales An-
tillanos celebrados en Santo Domingo el 27 de febrero 1916.
266
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
Untitled (Mkpuk Eba)1974. Fotografía del artista nigeriano
J.D. ‘Okhai Ojeikere (1930–2014). Fuente: https://www.
metmuseum.org/art/collection/search/542419
267
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
Balance a las políticas aplicadas desde el
Estado
Tras la proclamación de la república, fueron numerosas las iniciativas legales y otras acciones de promoción de inmigración aplicadas desde el Estado dominicano, dirigidas a estimular la llegada de
inmigrantes preferiblemente canarios, a promover la inmigración
desde Europa o Estados Unidos, estimular la llegada de capitalistas desde Cuba, Puerto Rico o facilitar la inmigración de los mismos blancos asentados en otros territorios como Venezuela.
Un común denominador en las Constituciones, leyes y reglamentos producidos en esos años era la reiteración de facilidades o
flexibilización de las condiciones para que los extranjeros pudieran optar por la nacionalidad dominicana.
Aunque algunos de dichos textos legales se refieren a “extranjeros”, sin entrar en mayores detalles, en muchos otros se precisaba que esa política estaba dirigida a españoles canarios o peninsulares y fue enarbolada desde la proclamación de la República
en 1844.
En ese sentido ilustra el siguiente dato: en 1845, el ministro enviado por Pedro Santana en procura del reconocimiento de la república recién proclamada ante el gobierno de Estados Unidos, Dr.
José María Caminero, dirigió una comunicación al secretario de
Estado de esa nación, en la que afirma entre otras cosas: “Uno de
los principales objetivos que ocupan la atención del gobierno es
provocar inmediatamente la inmigración de agricultores extranjeros, que, aumentando la población blanca no solo establezca más
seguridad sino que atrayendo y alimentando el comercio resulte
también la pública prosperidad (…)” (Lockward, 1978, p. 12).
268
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
Algunas decisiones oficiales adoptadas durante el siglo XIX relacionadas con migración:
Ley, Decreto, Resolución o medida
administrativa
Contenido u objetivo
Constitución Política de 1844 en su
art. 13 y Reglamento del 26 de noviembre 1844.
Ofrece facilidad de inmigración a
extranjeros.
31 de marzo 1848, Mensaje del presidente de la República Pedro Santana ante el Congreso.
Insiste en la oferta de facilidad a
inmigración de extranjeros.
Ley del 22 abril 1852, durante gobierno de Buenaventura Báez;
Decreto 263 del 24 abril 1852.
Amplía las facilidades a los extranjeros: asignar tierras en propiedad
a los cabezas de familias, exoneración de servicio militar, entre otras.
Se faculta al Poder Ejecutivo para
tomar todas las medidas que juzgue
convenientes para fomentar la inmigración de extranjeros.
Constitución revisada por el Congreso de Plenipotenciarios en 1881.
Consagra la flexibilización de las
condiciones para que los extranjeros puedan acceder a la nacionalidad dominicana.
En 1860 General Felipe Alfau, enviado extraordinario y Plenipotenciario ante Isabel II.
Propuso un convenio sobre inmigración.
28 de mayo 1866 el Estado dominicano otorga una concesión a Sir
William Cazneau.
Para traer inmigrantes a Santo Domingo y Azua y establecer colonias
a lo largo de la frontera.
18 de enero 1879, General Cesáreo
Guillermo emite decreto
Otorga franquicias a inmigrantes de
las Antillas vecinas para la industria azucarera.
17 junio 1884, Resolución del Congreso Nacional.
Dispone que el 30% de los derechos
de exportación sean destinados a la
inmigración.
Fue derogada al mes siguiente por
las dificultades económicas del país.
269
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
1884, Antes del anterior decreto,
el presidente Francisco Gregorio
Billini concertó acuerdo con empresarios.
Para traer inmigrantes naturales de
las islas Canarias.
Constitución que había sido revisada en 1881, es de nuevo reformada
por la Convención de 1887.
Mantiene la flexibilización de las
condiciones para que los extranjeros puedan acceder a la nacionalidad dominicana.
1891, 24 de junio.
Se dispone que los ayuntamientos
destinen el 5% de sus rentas generales para atraer inmigración al
territorio de la república.
1891, 24 de enero, el Poder Ejecutivo concede a F. C. de Castro exoneración de derechos de puerto.
Para los buques de bandera nacional que trajeran al país no menos
de 50 inmigrantes.
1895, 25 de junio, Ulises Heureaux
crea la Junta Central de Inmigración en la capital y otras organizaciones subordinadas.
Promoción de la inmigración, creación de las condiciones en el nivel
local para acoger los inmigrantes.
A inicios de la década de 1880, desde el Estado, se hicieron esfuerzos para materializar el ideal de progreso delineado en el
discurso de los pensadores. Una de las grandes tareas que conducirían a esa meta era los caminos o carreteras6. Las políticas
públicas así concebidas relacionaban esas obras de infraestructura con agricultura, inmigración (caucásica) y progreso.
No había lugar a dudas sobre el tipo de inmigración que se promovía, ya que se prefería que procediera del clima propio de la
raza caucásica: por eso se pensaba desarrollar asentamientos con
6
Lo afirmado se constata, entre otros en los siguientes autores: Es-
paillat (1987, p. 128), Cestero (1972, pp. 154-165), Bonó (2000, pp. 51 y
81-92) y (1980, p. 99).
270
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
los inmigrantes “en las regiones más feraces de la isla, donde hay
climas favorables a toda clase de cultivos, y saludables por demás
a la inmigración que proviniera de zonas templadas o frías”. La
queja era que esas zonas permanecían incultas y abandonadas
por falta de caminos regulares que facilitaran su acceso (AGN,
Gaceta Oficial GO 508, 1884).
Esa misma fuente menciona, además, que por esos días se habrían
producido negociaciones entre el gobierno y hacendados para
promover inmigración de asiáticos y europeos. Posteriormente
los asiáticos también fueron objeto de discriminación.
El seguimiento de esa política fue sistemático. Un contrato suscrito
en 1884 entre el gobierno dominicano y Andrés Sosvilla González,
capitán de la marina mercante española y empresario de inmigración, mediante el cual el primero se comprometía a “(…) traer en
el mes de marzo de 1885 en buques, el mayor número de familias
o individuos inmigrantes, sanos, robustos y sin imperfección física
de ninguna clase, aptos para los trabajos en campo, debiendo ser
los inmigrantes nativos y procedentes de las Islas Canarias” (AGN,
GO 533, 1884). El contrato que se propuso contenía una serie de
concesiones a los eventuales inmigrantes y empresarios involucrados. Su alcance y contenido era en lo fundamental el modelo en
que se fundamentaron otros proyectos de inmigración que posteriormente ensayaron diferentes gobiernos: compensación económica a favor del promotor o empresario organizador del transporte por cada inmigrante; acceso gratuito a la tierra por parte los
inmigrantes, facilidad logística por parte del Estado para su establecimiento inicial, exenciones impositivas, entre otras.
En 1891 mediante resolución N°2981 del vicepresidente de la
República, se otorgó concesión, por un año prorrogable, al Sr. F.
271
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
C. de Castro con la exoneración de los derechos de puerto a los
buques que se dediquen al transporte de inmigrantes. El primer
artículo de dicha resolución la condicionó a “que no baje de cincuenta el mínimo de inmigrantes en cada viaje” (Colección de
Leyes Decretos y Resoluciones, 1929, p. 11).
El último proyecto de inmigración en el siglo XIX data de 1894,
durante el gobierno de Ulises Heureaux mediante resolución
N°3394 del Poder Ejecutivo, autorizó al Sr. Francisco Leonte
Vásquez a establecer una colonia de inmigrantes en los terrenos llamados San José (Los Llanos), entre Santo Domingo y San
Pedro de Macorís.
Una importante ley sobre franquicias agrarias fue aprobada al
iniciar la segunda década del siglo XX, la 50027 cuyo artículo 12
derogó expresamente toda otra ley que le fuere contraria. Aquí
se adelantaron disposiciones que luego serían encuadradas en
la ley de inmigración del año siguiente: Las empresas agrícolas
no podrán traer para su fomento inmigrantes que no sean de la
raza blanca. Pero como sucedió antes y después, toda disposición
legal restrictiva sobre ese particular al mismo tiempo contempló las condiciones y el mecanismo que viabilice la excepción, en
este caso, cuando “las cosechas o las zafras de un año cualquiera
se perjudiquen por falta de braceros, podrá el Poder Ejecutivo
facultar la inmigración de los de otra raza de las islas vecinas o
de otra procedencia, y únicamente por las cosechas o zafras de
ese año”.
7
Aprobada de urgencia el 8 de julio de 1911 durante el gobierno de
Ramón Cáceres, GO 2207, en: Colección de Leyes, Decretos y Resoluciones, pp. 224-230.
272
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
Se trató de una política que vinculó la promoción de la actividad
agrícola y la promoción de una inmigración deseada al mismo
tiempo que se identificó otra inmigración como no deseada. En
otras palabras, había una inmigración que era considerada “buena” y otra “mala inmigración”.
En 1911, el Secretario de Agricultura e Inmigración8 informó al
presidente de la república sobre el desarrollo de los trabajos para
el establecimiento de una colonia de inmigrantes europeos.
Según el ministro, el presidente orientó llevar adelante esos
planes con el propósito de construir un ensayo de colonización
aprovechando una oferta que llegó por medio del cónsul general
en New York, ciudadano Juan Bautista Alfonseca C., la cual consistía en traer al país hasta 100 mil inmigrantes de nacionalidad
rumana.9
Al ponderar el proyecto, el ministro advirtió que de la atención
que se dedicara a ese “primer ensayo de inmigración” dependería el éxito de nuevos asentamientos que dieran lugar a “una corriente inmigratoria espontánea que venga a aumentar nuestra
población con una raza vigorosa i fuerte”.
La diplomacia dominicana fue muy activa respecto de los planes y proyectos sobre migración concebidos particularmente durante los años 1919-1928. Ha resultado muy útil la revisión del
8
Memoria citada, del Secretario de Estado de Agricultura e Inmigra-
ción presentada al ciudadano presidente de la República, 22 de febrero
de 1911.
9
Memoria del año 1911 citada, p. 55.
273
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
comportamiento del servicio diplomático dominicano en algunos
países de Sudamérica, cuyas políticas migratorias tuvieron importante impacto en la región: tales son los casos de Argentina,
Chile y Brasil. Asimismo, las diligencias realizadas por la representación dominicana en algunos países europeos, desde donde
se deseaba traer los inmigrantes.
En fecha 14 de noviembre 1919, el gobierno de ocupación norteamericana en el país respondió al cónsul dominicano en
Ámsterdam, quien alentaba la idea de inmigración desde
Holanda con intención de establecer colonias agrícolas en el país.
Naturalmente, esa no era la inmigración que interesaba al gobierno militar de ocupación:
(…) el gobierno (…) no está al presente en condiciones de contribuir a los gastos que supone una colonización.
En cuanto a la clase de trabajadores que encontrarían trabajo
inmediato (…) serían aquellos que pudieran atender a las labores del campo en los ingenios azucareros, o en los trabajos
de carreteras en Obras Públicas (AGN, Gobierno Militar, 1919,
caja 45)10.
Durante el período 1916-1924 el país, ocupado por tropas norteamericanas, perdió su soberanía. De acuerdo con la necesidad del
esquema de dominación y explotación insular promovido por el
10 La comunicación está dirigida al oficial administrativo del Departamento de Relaciones Exteriores en el Palacio. Firmada por el Departamento de Agricultura e Inmigración Lient. Commander, CEC, U.S., Navy.
Military Government.
274
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
gobierno de ocupación, se permitió una mayor apertura para el
ingreso masivo de trabajadores inmigrantes no caucásicos para
la industria azucarera a contrapelo de los deseos de los dirigentes políticos e intelectuales nacionales. En esos años es que se
inicia la inmigración procedente desde el vecino Haití (también
ocupado por tropas norteamericanas 1915-1934), que pasó a ser
la más importante en razón de su volumen.
En el año 1925, siendo Tulio M. Cestero embajador Extraordinario y ministro Plenipotenciario en la Legación de la
República Dominicana en Chile y Argentina, desde esas sedes
fueron enviadas con frecuencia al Ministerio de Relaciones
Exteriores, noticias de prensa y de otras fuentes sobre la materia migratoria.
Mediante comunicación del 9 de marzo 1925, Cestero afirma la
existencia de planes para una inmigración italiana al país y explica su agenda ante el Ministro de Exteriores:
En relación con esta importante materia, es mi propósito estudiar en la República Argentina, este aspecto de la inmigración
italiana allí: qué cualidades tienen los italianos de las distintas regiones de la Península, y cómo la desarrollan en América,
para determinar cuáles de esos italianos son más útiles para
las labores agrícolas, y cuáles para los trabajos urbanos. Las informaciones que de este estudio se deduzcan podrán ser útiles
para la inmigración italiana que se proyecta en nuestro país
(AGN, Ministerio de Relaciones Exteriores, 1925, oficio 78).
La última parte de la cita no deja lugar a dudas sobre el destino
final de las informaciones colectadas por los funcionarios diplomáticos dominicanos en el exterior.
275
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
Diversos reportes fueron enviados a la Cancillería por parte de Cestero sobre la experiencia de la inmigración europea
en Argentina, Chile y Brasil, asimismo remitió leyes, reglamentos y decretos que servían de marco jurídico a la inmigración en
esos países y los cuales le eran requeridos por el Ministerio de
Relaciones Exteriores dominicano.
En el contenido de la correspondencia diplomática consultada
sobre esta temática durante la segunda década del siglo XX, se
reiteraban los referentes sobre “progreso” y “civilización” que venía postulando la élite: caminos, ferrocarril, agricultura e inmigración caucásica.
La frontera y los planes de inmigración
En relación con la frontera con Haití, fueron concebidas y aplicadas varias iniciativas de las que se presenta una muestra que
ilustra respecto de las políticas en esta materia.
El Congreso Nacional abordó en 1907 la necesidad de colonización de la frontera. Hasta ese momento la cuestión frontera estuvo presente en el discurso y en propuestas, pero no se habían
dado pasos concretos como el que implica la promulgación de
una ley11.
Esa ley en su primer artículo “declara de interés público el fomento de todas las comarcas colindantes con la República vecina
de Haití”. Además, estableció una meta específica para cada año
11 Ley 4747 del 24 de abril 1907, publicada en GO 1782.
276
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
traer al país cuarenta familias de agricultores de la raza blanca
por cuenta del Estado; y, para financiar el proyecto, la misma ley,
en su segundo artículo, ordenó incluir en el presupuesto anual
del país la suma de 40 mil dólares.
Al mismo tiempo que el Estado promovió la inmigración caucásica, mantuvo la autorización de entrada de braceros para la industria azucarera, inmigración esta rechazada por las élites.
La normativa que aplicaba en el caso de los braceros advertía
que esos inmigrantes serían admitidos solo excepcionalmente,
sin embargo, esa inmigración llegó en el marco de un activo flujo
por medio de autorizaciones otorgadas por los diferentes gobiernos apoyados en la citada excepcionalidad que más adelante formalizó la ley de inmigración de 1912.
Todas las iniciativas de ley y otras medidas adoptadas para traer
inmigrantes durante los primeros años del siglo XX, ocurrieron
al mismo tiempo que se difundían mensajes en diversas publicaciones que circulaban en el país, en las que se reiteraban llamados para promover inmigración con colonos europeos.
En 1909 Emiliano Tejera Bonetti, a propósito de proyectos en
la frontera, postuló a favor de la colonización, no solo inmigración y, considerando experiencias de otros países, argumentó
que se requería de “una acción oficial, reguladora, proteccionista, traducida en buenas leyes de colonización (…)”. Recordó
que, en algunas naciones, iniciativas con el mismo propósito “ofrecían la propiedad de la tierra al colonizador en condiciones mui (sic) fáciles y además le entregaban los útiles
de labranza necesarios”. Llamó a tener presente los fracasos
y éxitos de esos otros países, “porque no basta con atraer al
277
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
inmigrante, es preciso saber conservarlo” (AGN, Secretaría de
Agricultura e Inmigración, Memoria 22 de febrero 1909).
En la parte final de su mensaje, el ministro propuso que “(…)
para iniciar una corriente migratoria desde Europa a este país es
indispensable, en primer término: redactar buenas leyes de colonización, que ofrezcan al extranjero el incentivo de encontrar
en esta nueva patria la tierra que le falta en su patria de origen”.
Una vez el país recuperó su soberanía con la salida de las tropas de ocupación en 1924, la élite dominicana retomó la política
fronteriza cuyo eje lo constituye el soñado “plan de colonización”
con inmigrantes caucásicos. En esa ocasión fue creada mediante
ley una comisión encargada de formular y redactar un plan de
colonización de territorios en la frontera con inmigrantes procedentes de España, las Islas Canarias y las Baleares o con hispanoamericanos de raza blanca.12 El informe que presentó la indicada comisión contiene la más amplia propuesta concebida hasta
entonces para el asentamiento de inmigración caucásica en la
frontera. Concluyó con un plan de inmigración y colonización organizado en catorce capítulos que describen con detalles la parte
conceptual y operativa del proyecto.
12 Ley N° 77 del 4 de diciembre de 1924, GO 3600. La comisión fue
presidida por el secretario de Estado de Agricultura e Inmigración y
trabajó durante seis meses a partir del 1º de enero del 1925.
278
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
Rechazo de la inmigración que llegó
Durante los primeros años del siglo XX, el desarrollo de la industria azucarera fue la principal actividad económica del país en
capacidad de demandar amplios contingentes de trabajadores y,
por tanto, susceptible de incidir en la demanda de inmigrantes.
Sin embargo, la inmigración que estaba asociada a la industria
azucarera procedente de las islas del caribe y Haití, no era la que
deseaban los intelectuales y funcionarios públicos dominicanos.
Esa contradicción entre la inmigración deseada y la que efectivamente llegó, se constituyó en un dilema para los gobiernos
que, en vano, quisieron modificar el lugar de procedencia de los
llamados “braceros” que reclutaban los ingenios. Sin embargo, el
poder económico y la influencia política de los propietarios de
ingenios terminaban imponiéndose.
En 1909 el gobernador de la provincia San Pedro de Macorís en un
Informe al Ministro de Agricultura e Inmigración, en el apartado
titulado “Inmigración”, recordó “(…) las ventajas que el aumento
de población reportará a los intereses del país (…)”. Más adelante en dicho documento se deja constancia del tipo de inmigración
que corresponde a esas expectativas, así como las ventajas del país
para lograrla: la inmigración sería aquella dotada de unas “condiciones etnográficas” que en lugar de desmejorar “nuestra raza” la
honren; entre las ventajas que presentaba el país destacó la existencia de “mucho terreno inculto” (AGN, Memoria del Secretario
de Agricultura e Inmigración, 1909, pp. 166-168).
Según ese discurso, los inmigrantes que en ese momento llegaron al país impactaban negativamente en “nuestra raza”, por
eso el mismo mensaje contiene la queja de que “únicamente
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Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
somos visitados por los espontáneos inmigrantes de las islas de
Barlovento que no vienen en ningún sentido a favorecer la condición del país (…) una vez concluida la molienda en los ingenios regresan a sus hogares con los ahorros que han hecho en
aquellos”13.
El interés por modificar la procedencia de esa inmigración llegada en la primera década del siglo XX fue reiterado en 1911 cuando el secretario de Estado de Agricultura e Inmigración, en las
memorias que rindió ante el presidente de la República, informó
que abandonó una iniciativa que propondría a los propietarios
de ingenios al informarse de que ya su antecesor Tejera lo había
intentado sin éxito años antes.
Al respecto afirmó el ministro que:
Desde que ocupé esta Secretaría de Estado, pensé convocar al
grupo de Hacendados de Macorís del Este, con objeto de cambiar impresiones con ellos i ver si era posible llegar a un entendido por el cual la población permanente de esas empresas
industriales, fuera de inmigrantes españoles. Cuando me disponía a tratar este asunto, me encontré con que ya mi antecesor,
Ciudadano Emilio Tejera Bonetti lo había hecho por mediación
del entonces Gobernador de aquella Provincia, General Pedro
María Rubirosa hijo, sin resultado. Mi antecesor proponía hacer un ensayo con corto número de inmigrantes europeos, para
conocer al término de la zafra, si el trabajo rendido por estos,
correspondía al mayor salario que había que pagársele, con
13 AGN, Memoria citada del secretario de Agricultura e Inmigración,
1909, p. 167.
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RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
preferencia al jornalero cocolo. La proposición no fue aceptada
i esta Secretaría dio por terminada su gestión, esperando mejores tiempos para favorecer los intereses del país en este camino (AGN, Secretaría de Agricultura e Inmigración, 22 de enero
1911, pp. 55-59).
Para modificar esa situación a favor de su criterio, los funcionarios públicos apostaban a una ley que regulase la inmigración, la
cual fue planteada por el Secretario de Estado de Agricultura e
Inmigración como una tarea urgente considerando que “Las poderosas compañías industriales y agrícolas, que en breve se establecerán en el Este de la República, tendrán necesidad de traer
braceros para fomentar sus empresas (y) si con tiempo no se resuelve todo lo pertinente a la inmigración, continuará llegando a
nuestras playas gente de raza inferior i por cuya restricción ha
clamado más de una vez la prensa nacional” (Loc. Cit.).
La Ley 5.074 de 1912 sobre inmigración contiene alguna innovación respecto de la legislación generada hasta entonces, porque
estableció un requisito especial para los inmigrantes de determinadas regiones. En ese sentido, de acuerdo con el artículo tercero de dicha ley, necesitaban permiso previo para ingresar al país
los naturales de colonias europeas en América, los de Asia, los de
África y los de Oceanía, así como los braceros de otra raza que no
fuera la caucásica.
La severidad en la penalización que se estableció por violación
del permiso para los inmigrantes de las regiones discriminadas,
ilustra sobre la intención de obligarles efectivamente a ingresar
inmigrantes solo en virtud de “permiso previo”. La sanción reza
en los siguientes términos: “los inmigrantes comprendidos en el
artículo tercero que lleguen sin previo permiso serán repatriados
281
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
en el mismo buque que los haya traído, y el capitán de la embarcación será multado con cien pesos, por cada uno de dichos
inmigrantes”.
Esa ley sirvió a tres objetivos: 1º. Señaló directamente la preferencia por un tipo especial de inmigración que diligentemente
el gobierno promovería; 2º. Formalizó un marco jurídico para el
control sobre la inmigración no caucásica; 3º. Ofreció respuesta a
la demanda de los sectores sociales, especialmente el comercio,
que reclamó se frenara la inmigración de trabajadores azucareros porque buena parte de sus ingresos no circulaban en la economía del país debido que al concluir cada zafra, dichos trabajadores eran repatriados a sus respectivas naciones.
En el texto citado destaca el eufemismo de que se valen las autoridades para esquivar un enfoque abiertamente discriminatorio en términos raciales: se usa la noción colonias europeas en
América para no referir directamente a las islas potencialmente emisoras de inmigración no deseada. En el caso de las que
son identificadas como “Antillas que fueron españolas”, refieren
a una población blanca procedente desde Cuba y Puerto Rico,
pues las demás islas están habitadas principalmente por población negra.
La indicada ley de 1912 en esencia mantuvo los criterios contenidos en un reglamento emitido antes, en el año 1905, por eso abrió
el país a personas civilizadas y de buena salud cuyo ingreso no requería mayores trámites, mientras los no caucásicos necesitaban
de permiso. Con el objetivo de impulsar la inmigración caucásica,
en ocasión de la promulgación de dicha ley, fueron establecidas
oficinas reclutadoras en Europa, Estados Unidos y las antiguas
colonias españolas, para negociar contratos con los agricultores
282
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
quienes, además de ser portadores de las cualidades enumeradas
más arriba, debían traer consigo 500 pesos per cápita. La creación de instituciones del tipo agencias de inmigración destacadas
en países europeos establecida por dicha ley fue un recurso similar utilizado también por otros países en la región de América
Latina y el Caribe que estaban embarcados en promover inmigración blanca a sus territorios.
El carácter racista de las políticas públicas en torno a la inmigración que se postularon desde el Estado dominicano fue observado por testigos extranjeros: A propósito de la inmigración
que llegó al país en las primeras dos décadas del siglo XX, el encargado de asuntos consulares de la Legación Británica en Santo
Domingo, el 26 de enero de 1926, mediante oficio a sus superiores, afirmó que el gobierno estaba interesado en “evitar esa inmigración anual por dos razones: 1º preferirían que los dominicanos hicieran este trabajo; 2º desea impedir, tanto como sea
posible, la entrada de la gente de color y alentar la inmigración
blanca”14.
A lo largo de esta exposición se confirma la convergencia que
existe entre las ideas discriminatorias concebidas por la élite intelectual sobre la composición étnica de la nación, y la racialización de las políticas inmigratorias del Estado dominicano, cuyo
legado potenció el prejuicio y la discriminación racial en la sociedad dominicana de ayer y de hoy.
14 Documento de la Legación Británica, Santo Domingo, República
Dominicana, 16 de enero de 1926. Publicado en Revista Historia y Geografía, Museo de Historia y Geografía; N° 1, 1982, pp.105-108; Original
en Fondos de la Foreign Office, Public Record Office, Londres.
283
Aquiles Castro y Ana Féliz Lafontaine
Los efectos en el largo tiempo de todo ese
proceso
La racialización de las políticas migratorias por el Estado dominicano coadyuvó al afianzamiento del legado racista derivado
de la colonización y su manifestación más dramática en la sociedad dominicana contemporánea se expresa en la trágica sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional de la República, que
despojó de la nacionalidad dominicana a decenas de miles de
dominicanos de ascendencia haitiana. Con esa funesta decisión
se profundiza la situación de apatridia de un amplio segmento de la población nacida en el país, discriminada y segregada
por el hecho de ser negro, pobre y descendiente de trabajadores
inmigrantes haitianos, quienes la referida sentencia califica de
“pasajeros en tránsito”, pese a su documentada residencia en el
país por más de 30 y 40 años.
Finalmente, una consecuencia grave de las vicisitudes que
atravesaron históricamente la cuestión racial en la sociedad
dominicana, lo constituye el conflicto de identidad que afecta
la población, al no ser consciente de su condición étnica, víctima de la ideología racista dominante. Por esa circunstancia, el
dominicano, en general, no se asume negro y se siente cómodo
identificando su fenotipo como de color “indio”, un invento de
la dictadura.
284
RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
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RACIALIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE INMIGRACIÓN
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287
Construir la paz en
África: la contribución del
liderazgo africano
Jacques Bertrand Mengue Moli
Introducción
Durante mucho tiempo, hablar de África ha sido para varios autores europeos la oportunidad para expresar su orgullo de ser civilizado, mientras pretendían describir a un continente negro, lleno
de bárbaros. Casi nunca se hablaba de la imaginación filosófica,
política, moral y estética que los africanos querían expresar para
ellos mismos. El historiador Achille Mbembe (2000) muestra que
todo el discurso europeo del final del siglo XX e inicio del siglo
XXI, quería demostrar que África era un continente amenazado
por la locura, donde pandemias y genocidios imponían sus leyes.
Todo lo que tenía que ver con África era algo poco normal, por
esa tierra no se conocía el orden y el derecho. Si, en cocasiones,
puede apreciarse que el continente africano ha sido un motivo de
preocupación, también se puede ver que los países africanos han
logrado muchas veces por sí mismos tomar medidas para salir
289
Jacques Bertrand Mengue Moli
de los tiempos oscuros. Al respecto, son ilustrativas las cuestiones referidas a la paz, que ha sido durante muchos años un tema
de gran preocupación de la Organización de Naciones Unidas
(ONU). En realidad, en los años noventa, al salir de la guerra fría,
de las veinte operaciones de mantenimiento de paz desarrolladas
en el mundo, dieciséis eran desplegadas en África.
Esto tiene que ver con el hecho de que los mal llamados “países
periféricos” han sido tomados como campos de batallas por las
grandes potencias hegemónicas del mundo. Pero poco a poco, los
países africanos han creado un mecanismo que permite salir de
la época de los conflictos armados fratricidios e ingresar en la
era de la paz y de la convivencia. Esto se ha hecho bajo el liderazgo de algunas personalidades africanas, algunas de las cuales eran muy famosas como Nelson Mandela de Sudáfrica, y por
otras poco conocidas como Paul Biya de Camerún.
En las siguientes líneas, se analiza el trabajo de construcción
de la paz en África hecho por líderes como Nelson Mandela de
Sudáfrica y Paul Biya de Camerún. Se puede ver que esta actividad de construcción de la paz sobre el continente se ha hecho
por estos líderes, en un contexto de afirmación de la filosofía del
renacimiento africano llamado desde hace varios siglos por los
afrodescendientes en la diáspora y sobre el continente mismo.
Por eso, en primer lugar, veremos de qué se trata cuando se habla
del renacimiento africano, posteriormente se valorará el compromiso de Mandela y Sudáfrica por la paz en el continente y finalmente será objeto de reflexión la obra de un arquitecto de paz a
largo plazo como lo es Paul Biya1de Camerún.
1
Actual presidente de la República de Camerún, en función desde 1982.
290
CONSTRUIR LA PAZ EN ÁFRICA: LA CONTRIBUCIÓN DEL LIDERAZGO AFRICANO
Foto de Paul Biya y Nelson Mandela, durante la visita
del leader de Sud África en Camerún en 1996.2
I Comprender el renacimiento africano
Durante casi cinco siglos, África ha conocido un largo período oscuro, caracterizado por el dominio europeo y árabe, que ha dado
lugar al crimen de la trata esclavista de africanos en varias partes
del mundo. Este período de dolor y de humillación, que ha visto
algunos hijos de África colaborar con los opresores, ha también
sido la época donde muchos héroes sobre el continente y en la
diáspora se levantaron para enfrentar el poder colonial.
2
Tomada de: https://www.stopblablacam.com/economie-et-politi-
que/1606-760-est-il-vrai-que-nelson-mandela-n-avait-jamais-misles-pieds-au-cameroun
291
Jacques Bertrand Mengue Moli
Como héroes antiesclavistas del continente podemos nombrar
a título ilustrativo al rey Mvita Nkanga o Antonio I del reino de
Congo, que levantó a su pueblo para enfrentar a los esclavistas
portugueses el 29 de octubre de 1665 durante la llamada batalla de
Ambouila, localidad ubicada en la actual Angola. El rey de Congo
se oponía a la caza de esclavos sobre su territorio, y ya lo había expresado en varias cartas escritas al rey Juan II de Portugal. Pero
este ya había logrado corromper a algunos notables del reino para
destronar al rey Mvita Nkanga. A fin de imponer el orden sobre su
territorio, el rey de Congo tuvo que enfrentar una batalla decisiva,
durante la cual perdió la guerra, debido a la falta de armas y de recursos frente al poderío militar que tenían los portugueses y sus
aliados. Su cabeza fue cortada y llevada por los portugueses.
Para hablar de la actualidad del concepto de renacimiento africano, se puede decir que toma auge con los movimientos de liberación de este continente bajo el dominio de las potencias europeas.
Este movimiento de emancipación se inició en la diáspora africana en América por la igualdad y la dignidad del negro, ha sido
encabezada por varias figuras a lo largo de los siglos. Los más emblemáticos pueden ser, sin pretensión de nombrar a todos: ToutSaint Louverture (Haití, 1743-1803) Web Du Bois (Estados Unidos,
1868-1963), Marcus Garvey (Jamaica, 1887-1940) y Martin Luther
King Jr. (Estados Unidos, 1929-1968). Cada uno de ellos ha luchado por la dignidad del africano, y su herencia sigue vigente hasta
nuestros días. Los partidos políticos africanos, de manera poco a
poco coordinada, empezaron a constituirse para reivindicar una
emancipación del africano. De allí nació un partido político como
el Congreso Nacional Africano en 1912 en Sudáfrica. Es muy llamativo que este movimiento político haya adoptado como himno
una canción elaborada por un joven maestro de escuela metodista
de la cercanía de la ciudad de Johannesburgo, en el idioma nativo
292
CONSTRUIR LA PAZ EN ÁFRICA: LA CONTRIBUCIÓN DEL LIDERAZGO AFRICANO
xhosa. En efecto, la canción “Nkosi Sikelel’i Africa”, que hoy día es
el himno nacional de Sudáfrica, Zambia y Tanzania, después de
haber sido el de Zimbabwe y de la guerrilla de la Unión Nacional
para la Independencia Total de Angola (UNITA) en Angola, es una
canción compuesta en 1887 por Enoch Santonga (1873-1904). En
esta canción se trata de llamar la bendición de Dios sobre África,
sus hijos e hijas, sus hombres y mujeres para que, con la ayuda del
Espíritu Santo, logren vencer el mal, representado por la opresión
colonial sobre el continente. Por este motivo, se pide también a
Dios dar su toda poderosa bendición a los dirigentes del continente, para que actúen en el sentido de la felicidad del pueblo que están guiando (B. Jules-Rosette y D. Coplan, 2004).
Los trabajos del historiador senegalés Cheik Anta Diop (1954),
que presentan el origen negro de la civilización egipciana y
muestran que África puede apoyarse en su pasado para construir
su nueva modernidad, dan un nuevo empuje teórico y práctico al
movimiento de renacimiento africano. En efecto, derrotar el discurso racista que quería hacer de África un continente sin historia, para consagrar a África como la fuente de toda la sabiduría
de la antigüedad, que sea en el conocimiento de los misterios de
Dios, la filosofía, la matemática, la arquitectura, la astrología, la
medicina etc. Estos conocimientos dan confianza al africano en el
concierto de las naciones, y le permiten imaginar un futuro lindo
y lleno de esperanzas.
La lucha de Nelson Mandela y sus compañeros frente al sistema
odioso del régimen del Apartheid tiene su inspiración y determinación en la certeza de la significación estratégica y política de
África, de la posibilidad de su futuro. La lucha desde esa convicción sigue y posibilitó vencer de manera pacífica este sistema de
opresión basado en el racismo más brutal.
293
Jacques Bertrand Mengue Moli
Mandela y su sucesor Tabo Mbeki encabezaron la corriente del
renacimiento africano de varias maneras, especialmente contribuyendo al lanzamiento del nuevo plan de desarrollo de África
“New Partnership for African Development- NEPAD” y encabezando el liderazgo de la construcción de la paz en el continente.
A continuación, este artículo se enfoca en el tema de la paz sobre
el continente africano, subrayando la actuación de algunos líderes africanos como Mandela y Paul Biya.
II El compromiso de Mandela y Sudáfrica por
la paz y la seguridad en África
El compromiso de Mandela y Sudáfrica por la paz en África se
puede constatar mediante el examen de tres cuestiones medulares. La primera tiene que ver con la gestión de las negociaciones
de paz en Burundi (1993-2000). La segunda con la negociación de
los acuerdos de paz en Congo (1996-2002) y la tercera con la concepción de un nuevo plan para el desarrollo de África.
Burundi es un país ubicado en África Central, en la región de
los Grandes Lagos. Este país tenía una inestabilidad política muy
fuerte desde su independencia en 1962. Los primeros golpes de
estado ocurrieron a partir de 1962 y siguieron hasta los años noventa. La dificultad del caso de Burundi es que estos conflictos de
gestión del poder tienen una base étnica.
En efecto, aunque hablando el mismo idioma, el kirundi, los grupos Hutu y Tutsi luchan por el control del poder. Estos grupos formaban parte de las antiguas clases sociales del reino de Burundi,
y desempeñaban dos papeles distintos en las relaciones de poder.
294
CONSTRUIR LA PAZ EN ÁFRICA: LA CONTRIBUCIÓN DEL LIDERAZGO AFRICANO
El Grupo social Tutsi era de donde salían los reyes y legisladores del país, mientras el grupo social Hutu era el de los obreros y
campesinos. Antes de la colonización del país, cada grupo jugaba
su papel de manera armónica. De tal modo que los Tutsi, que son
14% de la población de un país de casi 11 millones de habitantes,
se dedicaban en su mayoría a la ganadería, mientras los Hutu,
que son la mayoría (84%), se dedicaban a la agricultura.
Este papel social ha sido utilizado durante la colonización alemana y luego belga para organizar políticas discriminatorias acerca
de los Hutu, utilizando a los Tutsi para explotarlos. Los colonizadores pensaban que los Tutsi eran superiores en inteligencia
y nobleza a los Hutu, por lo que consideraban que debían estar
a cargo de todos los puestos importantes del país y disfrutar de
todos los privilegios. Esta política se manifestó ampliamente en
la educación, donde las escuelas eran prioritariamente abiertas
para educar a la joven élite Tutsi, desvalorizando a los jóvenes
Hutu.
Sobre esta base se generó un sentimiento de discriminación de
los Hutu, que empezaron a organizarse en partidos políticos durante la colonia, para expresar su descontento. Con la independencia, en 1962, los colonizadores dejaron el poder a los Tutsi,
lo que dio lugar a protestas que luego tomaron la vía de la lucha
armada.
En los años noventa siguen estas luchas de poder sangrientas entre los rebeldes Hutu y el gobierno nacional de Burundi, gestionado por los militares, en su mayoría Tutsi. La lucha entre las capas
dirigentes de ambas comunidades era tan fuerte que había una
herida fresca en el escenario político del país. En efecto, después
de un primer acuerdo de paz firmado en Arusha, en Tanzania, en
295
Jacques Bertrand Mengue Moli
1992, hubo elecciones democráticas que llevaron al poder a un
presidente Hutu llamado Melchior Ndadaye. Este presidente fue
asesinado en 1993 por los militares Tutsi, mediante un golpe de estado a este gobierno democrático. Posteriormente, para organizar
la vuelta del país a la paz, la Organización de la Unidad Africana
entregó el mandato al expresidente de Tanzania, Julius Nyerere,
para encabezar negociaciones de paz en Arusha. Nyerere, ya azotado por la enfermedad, inició las negociaciones que no pudo concluir. Después de su fallecimiento en 1999, la Organización de
la Unidad Africana (OUA) solicitó al expresidente de Sudáfrica,
Nelson Mandela, proseguir con esta difícil tarea.
El emblemático líder sudafricano lo aceptó y propició la firma de
los acuerdos de paz de Arusha II, el 28 de agosto de 2000. Algunos
autores atribuyen, de manera reduccionista, el éxito de Mandela
en esta tarea a su gran carisma y autoridad moral. Si bien Mandela
era en efecto un combatiente de la libertad, un preso por la justicia,
un nacionalista y un panafricanista, que había logrado encontrar
un acuerdo con sus antiguos opresores para seguir viviendo juntos
(C. Bentley& R. Southall, 2000), el logro de la paz no debe olvidar
el papel de los pueblos africanos en su acción político-colectiva.
Con pedagogía y firmeza, Mandela ha logrado convencer a los actores de la guerra en Burundi de que podían superar el conflicto
armado y sus heridas, para lograr encontrar una fórmula que les
permitiera seguir viviendo juntos. El héroe panafricano inspiró
en lo que ya había demostrado su éxito durante las negociaciones
de salida del Apartheid en Sudáfrica, para aplicarlo en las negociaciones en Burundi. Destaca que en estas negociaciones había
diecinueve partidos políticos y movimientos de guerrilla, que defendían distintos puntos de vista. El método de Mandela era trabajar sobre un consenso entre los grupos.
296
CONSTRUIR LA PAZ EN ÁFRICA: LA CONTRIBUCIÓN DEL LIDERAZGO AFRICANO
El compromiso logrado entonces por Mandela era el de compartir el poder entre los grupos Tutsi y Hutu por dos períodos transitorios de dieciocho meses cada uno, antes de organizar elecciones democráticas libres. Este compromiso fue consagrado por la
firma del acuerdo de Arusha el 28 de agosto de 2000, en presencia de los presidentes Bill Clinton de Estados Unidos, Museveni
de Uganda, Arap Moi de Kenya, Chisano de Mozambique, el secretario general de la OUA y el vicepresidente Jacob Zuma de
Sudáfrica.
A sabiendas de que la paz debe ser sostenida por una mejora de
las condiciones económicas del país, Mandela fungió en calidad
de representante de Burundi frente a las instituciones financieras
internacionales, para hacer sostenibles los esfuerzos de Burundi
en el camino de la paz. Esto se hizo durante la Conferencia de
los donantes para Burundi en París en el año 2000, organizada
por el Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo, con la participación de las mayores potencias del
mundo.
Algo interesante que se debe mencionar es que este proceso de
paz en Burundi, coordinado por Mandela, ha sido sostenido por
el Gobierno de Sudáfrica, después de la salida de Mandela de
este proceso. Es decir que Sudáfrica, con su vicepresidente Jacob
Zuma, ha sido parte de la aplicación de los acuerdos de Arusha II,
e incluso envió allí un contingente de unos ochocientos soldados
para monitorear la aplicación de los acuerdos. Este compromiso
sudafricano por la paz se ha también demostrado en las negociaciones para resolver la crisis en el Congo.
En la República Democrática del Congo, cuando empezó la guerra civil entre el gobierno del presidente Mobutu Sessesseko y el
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Jacques Bertrand Mengue Moli
jefe rebelde Laurent Desiré Kabila, Nelson Mandela estuvo en
primera línea para negociar la paz entre los beligerantes. Hizo
varios viajes para hablar con los protagonistas, hasta logró reunirlos en un barco militar sudafricano el 4 de mayo 1997. Pero el
líder sudafricano no logró convencer el jefe rebelde, que ya tenía
todo el país bajo su control, de aceptar una gestión transitoria del
poder donde no iba a ser el actor principal. El rechazo de la propuesta de Mandela por Laurent Desiré Kabila fue seguido por la
toma del poder del jefe rebelde el 17 de mayo 1997.
Pero menos de un año después el mismo Laurent Desiré Kabila,
ya en el poder, enfrentaba una nueva rebelión, constituida por
sus antiguos aliados que protestaban contra su modelo de gestión del país. El conflicto era tan fuerte que los analistas hablaron
de la primera guerra mundial africana (Garth le Pere, 2006), porque mientras la rebeldía era respaldada por Ruanda y Uganda,
Kabila y su gobierno eran respaldados por Angola, Namibia y
Zimbabue.
Otra vez, Mandela tuvo que acompañar la iniciativa de negociaciones para el cese del fuego que se desarrollaron en Lusaka,
en Zambia. Estas negociaciones, coordinadas por el presidente
Frederick Chiluba de Zambia, fueron concluidas por el acuerdo
de cese al fuego de 1999, firmado en Lusaka. Pero este acuerdo
no era suficiente, porque faltaba una conclusión política del conflicto. Por eso, el presidente de Sudáfrica de esta época, Thabo
Mbeki, tuvo que sostener un nuevo círculo de negociaciones en
Sudáfrica, con el objetivo de lograr obtener una conclusión política de la guerra civil.
Con este motivo, Sudáfrica, junto a otros países, tuvo que tomar
recursos de su presupuesto para hospedar a trescientos sesenta
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CONSTRUIR LA PAZ EN ÁFRICA: LA CONTRIBUCIÓN DEL LIDERAZGO AFRICANO
delegados del Congo durante seis meses en Sun City para dar espacio a un diálogo que se concluyó el 17 de diciembre de 2002, con
la firma del Acuerdo Global e Inclusivo de la Transición Política
en República Democrática del Congo. Este acuerdo ha logrado
una transición política, mediante la fórmula un presidente y cuatro vicepresidentes, que eran parte de las antiguas rebeldías y de
los movimientos políticos del país. El gran logro de este acuerdo
es que ha permitido salvaguardar la unidad del país, mientras
sus líderes trabajan para consolidar las instituciones nacionales
a largo plazo.
También, se debe mencionar la fuerte impronta de Sudáfrica
en la formulación del nuevo plan para el desarrollo de África
(NEPAD). Se trata de un programa de la Unión Africana, ubicado en Midrand, en Sudáfrica, que coordina las políticas de desarrollo de los países africanos. Este programa es el fruto de dos
iniciativas conjuntas, una del presidente de Senegal, Abdoulaye
Wade, llamado Plan Omega, y otra del presidente de Sudáfrica,
Thabo Mbeki, llamado Plan de Desarrollo del Milenio. Es un plan
que tiene como objetivo general movilizar recursos internos al
continente y recursos externos de los socios para el desarrollo,
para realizar inversiones en los sectores estratégicos identificados como clave para el desarrollo del continente.
El trabajo de pacificación del continente es una tarea importantísima que no puede ser dejada solo a un país, sea cual sea su prestigio y sus recursos. Es por esta razón que se debe mencionar el
largo y paciente trabajo de los otros países africanos que se dedican a la construcción de una África unida, en paz, y próspera.
En este sentido, podemos mencionar al presidente Paul Biya de
Camerún, quien ha hecho de la paz el lema central de su actuación política.
299
Jacques Bertrand Mengue Moli
III Camerún, un país gobernado por la filosofía
del pacifismo
Por haber enfrentado un conflicto armado durante la época de
su descolonización, entre una insurrección popular animada por
el movimiento nacionalista llamado Unión de las Poblaciones
de Camerún (UPC) y el poder colonial francés, Camerún conoce desde muy temprano el gusto amargo de la guerra, con sus
numerosas pérdidas humanas y en todos los ámbitos de la vida
social. Por este motivo, los cameruneses y sus autoridades no
quieren dar apertura a una política que puede traer un conflicto armado, capaz de alejar al país del camino hacia el desarrollo
económico y social.
Esta postura ha sido afirmada desde los años 1967-1970, cuando
el gran país vecino de Camerún que es Nigeria, enfrentaba una
guerra de secesión, animada por el coronel Odumegwu Ojukwo
en su parte fronteriza de Camerún. En efecto, a pesar de las presiones de algunas potencias europeas, las autoridades de Yaundé
se negaron a que su territorio fuese usado como base logística para los secesionistas. Este rechazo a la desestabilización de
Nigeria ha ayudado a este país a vencer la rebeldía y a consolidar
su unidad.
Mucho más, cuando el ejército de Nigeria invadió la península
de Bakasi en diciembre de 1993, el pueblo de Camerún y su gobierno, además de defender su territorio, decidieron llevar el caso
frente a la Corte Internacional de Justicia de la Naciones Unidas.
En efecto, en marzo de 1994, Camerún depositó una protesta
frente a la Corte Internacional de Justicia para pedir que el conflicto con Nigeria sobre la disputa de la península de Bakasi sea
resuelto por la vía del derecho internacional. Nigeria aceptó dar
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CONSTRUIR LA PAZ EN ÁFRICA: LA CONTRIBUCIÓN DEL LIDERAZGO AFRICANO
seguimiento a la vía del derecho después de muchas hesitaciones. Desde entonces, la corte empezó a analizar los argumentos
de ambos países y se declaró competente para juzgar el caso en
1998, ya que Nigeria le pedía a la corte que se declarara incompetente para juzgar este caso. Nigeria sostenía que la negociación
bilateral y un compromiso amigable era la mejor vía para resolver el caso, mientras Camerún sostenía que solo debía prevalecer
el derecho internacional para solucionar en forma duradera este
conflicto que ya había causado muchos muertos en los dos países.
Por lo tanto, la corte, por lo esencial, aceptó los argumentos de
Camerún y el 10 de octubre de 2002 pronunció un fallo que fue
histórico, reconociendo la soberanía de Camerún sobre el territorio disputado. Desde entonces, Nigeria aceptó la decisión y con
la ayuda de estados testigos como Inglaterra, Francia, Alemania y
Estados Unidos, bajo la facilitación del secretario general de las
Naciones Unidas, Kofi Annan, se firmó un acuerdo bilateral facilitando la aplicación de la decisión de la corte internacional de
justicia en Greentree, el 12 de junio de 2006.
Este acuerdo organizaba el retiro de las tropas de Nigeria en la
zona disputada y arreglaba el tema de la gestión de los ciudadanos de Nigeria establecido en la península. En breve, se preveía
un periodo transitorio de cinco años para que los ciudadanos de
Nigeria se adaptasen a las leyes de Camerún. El 13 de agosto de
2006, las tropas de Nigeria se retiraron de la península de Bakasi,
y permitieron a África celebrar la sabiduría de los presidentes
Paul Biya de Camerún y Olesegun Obasandjo de Nigeria, quienes
fueron los grandes arquitectos de este éxito.
De manera específica, se puede notar en Paul Biya tiene una
fuerte inclinación hacia la promoción de las relaciones pacíficas
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Jacques Bertrand Mengue Moli
con los países vecinos. Esto se puede notar por la arquitectura
institucional que imagina e inspira a los demás países y, también,
a la gestión que hace de los conflictos que ocurren a dentro de su
vecindario.
En efecto, el presidente de Camerún propició el pacto de no agresión entre los países de África Central en febrero de 1996. Este
pacto, firmado en Yaundé, impide a cada uno de los países firmantes fomentar una agresión o sostener cualquier acto de agresión
de un país vecino. Este pacto ha dado lugar unos años después
a la conformación del Consejo de Paz y de Seguridad de África
Central (COPAX) en Yaundé, los días 25 y 26 de febrero de 1999
(Mvie Meka, 2007), bajo el liderazgo de Paul Biya de Camerún.
Este consejo de paz y de seguridad ha puesto en marcha algunos
mecanismos de mediación y resolución de conflictos armados en
África Central, que han sido muy útiles para gestionar los peligros en un país muy inestable como la república centroafricana.
Se puede notar que, para resolver definitivamente el tema de la
piratería marítima en el Golfo de Guinea, varias iniciativas salieron de Camerún, para conformar lo que hoy se llama la Comisión
del Golfo de Guinea, que reúne a los países de África Central y
de África Occidental. Esta comisión permite hoy día que se hable
poco de piratería en esta parte del mundo, porque los países que
la conforman han juntado sus esfuerzos para enfrentar a esta
amenaza común.
Conclusiones
Se puede ver que los líderes africanos ya han tomado en sus manos el tema de la resolución de los conflictos sobre el continente,
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CONSTRUIR LA PAZ EN ÁFRICA: LA CONTRIBUCIÓN DEL LIDERAZGO AFRICANO
notando ya que, sin la paz, ningún desarrollo es posible. De modo
que cada uno, con sus particularidades y trayectoria propia, hace
lo necesario para solucionar a los problemas que conciernen a
la paz y a la seguridad de los pueblos africanos. Hemos visto que
Nelson Mandela se dedicó mucho a las mediaciones en el continente, poniendo en juego su autoridad moral para lograr obtener acuerdos de paz. Paralelamente, el presidente Paul Biya de
Camerún, con su experiencia y su filosofía política propia, ha logrado armar una arquitectura de paz y de seguridad en África
Central y en el Golfo de Guinea, que permite a la mayoría de los
países de esta región de gozar de una estabilidad que propicia
el desarrollo económico. Poco a poco, África está logrando por sí
misma ganar la batalla de la paz.
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304
Reparaciones y autonomía
política: Lecciones
históricas de la lucha
antirracista
Bernd Reiter
Introducción
Este capítulo sostiene, primero, con el teórico brasileño Jacob
Gorender (1923-2013), que la esclavitud fue la fuerza estructuradora
predominante en la creación de la realidad americana moderna. La
esclavitud creó el campo de juego en el que todas las generaciones
futuras tenían que interactuar. En todas partes en las Américas, desde Canadá hasta Tierra del Fuego, y muy notablemente en el Caribe,
el poder, la riqueza, la tierra, el acceso, el prestigio social y el honor
fueron informados y, de hecho, construidos a través de la esclavitud. Con muy pocas excepciones (Haití, Cuba y, en cierta medida,
México), no hubo una ruptura de las jerarquías sociales, raciales y
financieras construidas durante los tiempos de esclavitud, por lo que
las realidades de hoy están directamente vinculadas a este pasado.
Luego, sostiene que los efectos devastadores de la esclavitud y el
colonialismo no pueden abordarse con los marcos democráticos
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Bernd Reiter
liberales a los que adhiere la mayoría de los países del hemisferio. Dentro de ellos, pueblos indígenas, así como afrolatinos y
caribeños, seguirán siendo minorías, siempre en riesgo de caer
en la tiranía de las mayorías blancas y mestizas que los rodean
y controlan los países en los que viven. El único lugar para que
prosperen las comunidades afrodescendientes e indígenas de las
Américas es dentro de sus propias comunidades, de donde son la
mayoría. Los grupos de indígenas americanos en todo el hemisferio han reconocido durante mucho tiempo que no pueden confiar en sus colonizadores y sus descendientes para asegurar su
bienestar y por eso han luchado por la autonomía política de sus
comunidades desde que los europeos comenzaron a conquistarlos y robar sus tierras. Su lucha se vio facilitada por los primeros
contratos firmados, luego violados, pero también por el hecho de
que los intrusos europeos invadieron sus tierras ancestrales, promoviendo así la huida y la resistencia. En la mayor parte de las
Américas, las comunidades afrodescendientes no han tenido acceso a la tierra después de la esclavitud y, por lo tanto, enfrentan
dificultades cuando buscan crear territorios políticamente autónomos en los que sean mayoría. Sin embargo, el éxito reciente
de las comunidades Quilombolas del Brasil, así como la exitosa
búsqueda de derechos colectivos sobre la tierra en Colombia, resaltan la relevancia y la viabilidad de esta estrategia. El caso de
la Alemania posnazista muestra que la autonomía política debe
implicar el reconocimiento de la culpa de los males infligidos
por la esclavitud e instituciones similares, e ir acompañada del
pago de reparaciones para que las comunidades políticas autónomas sean económicamente viables. Solo cuando se cumplan
estas condiciones se podrán superar los legados de la esclavitud
y establecer la justicia y la igualdad de oportunidades. Sin ellas,
es probable que la violencia siga siendo endémica y que una convivencia pacífica parezca difícil de alcanzar.
306
REPARACIONESYAUTONOMÍAPOLÍTICA:LECCIONESHISTÓRICASDELALUCHAANTIRRACISTA
Esclavitud
La importancia de la esclavitud en la estructuración de la realidad americana1 contemporánea ha sido subestimada. La esclavitud africana y nativa americana fue una realidad en todas las
Américas desde 1500 hasta mediados del siglo XIX, desde Canadá
hasta Chile (Andrews, 2004). De los más de 10 millones de esclavos africanos traídos al nuevo mundo, casi la mitad terminó en
Brasil y unos 2 millones en el Caribe, donde las plantaciones de
caña de azúcar eran la base de la economía (Knight, 1978). En
la mayoría de los países del hemisferio sur, los esclavos africanos y nativos americanos y sus descendientes fueron erradicados físicamente, empujados a las áreas más remotas del territorio
nacional, despojados de los medios para alcanzar el estatus de
ciudadanos iguales a través de la aplicación de racismo, a veces
legal y otras ilegal (Andrews, 2004; Winant, 2002). La esclavitud,
que duró entre 300 y 400 años en las Américas, junto a otras instituciones de explotación sistemática, como la encomienda y los
sistemas de mita, crearon la base sobre la cual el futuro de las
Américas se construyó. Permitió a los colonizadores y sus descendientes construir riqueza en detrimento de los esclavizados y
explotados, y promulgó las jerarquías sociales y raciales que se
convirtieron en la base de los países americanos independientes
del futuro.
El racismo continúa sofocando las oportunidades de vida de los
afrodescendientes en las Américas hoy en día, especialmente
aquellos con una tez más oscura y características notables “africanas”. Los marcos democráticos liberales que se establecieron
1
“Americana” aquí se refiere a todas las Américas, incluido el Caribe.
307
Bernd Reiter
en la mayoría de las Américas después de la independencia no
han podido brindar a las minorías la misma protección y las mismas oportunidades. Por el contrario, en la mayoría de los países
del hemisferio occidental, los pactos de élite blanca se forjaron
para excluir a los no blancos de los beneficios de la ciudadanía
y del acceso equitativo a la educación, la salud, la vivienda y los
empleos decentes.
Este capítulo sostiene que una exclusión, discriminación y marginación tan profundamente arraigadas y altamente normalizadas no puede deshacerse dentro de los marcos democráticos liberales que predominan en la región. En la mayoría de los países,
la transición de la esclavitud a la libertad fue la que llevó de la
plantación a la servidumbre doméstica para las mujeres afrodescendientes y al desempleo para los hombres afrodescendientes.
En ningún lugar del hemisferio ha habido un esfuerzo concertado hacia la reparación, la restitución, la reconstrucción o incluso el reconocimiento de los antiguos trabajadores esclavos y
forzados. En la mayoría de los países, los antiguos esclavos, una
vez en libertad, fueron expulsados de la tierra a los barrios marginales de las ciudades emergentes, donde en lugar de encontrar
oportunidades, se enfrentaron a mayorías hostiles de blancos o
mestizos que aprobaron leyes contra el holgazaneo y la vagancia
para controlar al empobrecido exesclavo. Algunos países, como
Argentina, encontraron formas de erradicar físicamente a su población afrodescendiente a través de la guerra y las políticas de
inmigración exclusivamente para blancos (Andrews, 2004).
En muchos países, los nativos fueron desclasificados a menores
antes la ley, requiriendo tutela blanca o mestiza. En ningún lugar
de las Américas los antiguos esclavos se integraron activamente a la sociedad en general después de la emancipación. En vez
308
REPARACIONESYAUTONOMÍAPOLÍTICA:LECCIONESHISTÓRICASDELALUCHAANTIRRACISTA
de esto, confrontaron a sociedades altamente competitivas y se
veían obligados a competir con aquellos que no solo habían acumulado activos y capitales en los últimos siglos, sino que lo habían hecho con la ayuda de explotar a los esclavos. Difícilmente
puede imaginarse una competencia más injusta, particularmente en sistemas capitalistas donde la cantidad de activos al entrar
en mercados competitivos determina, en gran medida, el resultado. En tales mercados, es prácticamente imposible alcanzar a
aquellos que ingresaron antes y con más activos (Hirsch, 1976).
Proporcionar a los antiguos esclavos y a sus descendientes en
las Américas una oportunidad justa de tener éxito en la vida y
poder competir con todos aquellos que han construido su riqueza y asegurado su acceso a la tierra y la propiedad mediante la
explotación de los trabajadores esclavizados y forzados requiere
reconocimiento, reparación y autonomía política. A continuación,
explicamos por qué:
Sociedades Esclavistas
La esclavitud existía antes y fuera de las Américas, seguro. Pero
la esclavitud fue temporal, relacionada con la deuda y la guerra, como en el África precolonial, o más relacionada con la servidumbre doméstica, como en la Roma clásica y en Grecia. En
ningún lugar tenemos relatos de esclavitud que despojase a una
persona de su propia personalidad, eliminando su nombre, idioma y cultura de manera tan consistente y violenta como en las
Américas. La esperanza de vida de un esclavo en Brasil era de
siete años después de su llegada. (Rodrigues, 1988 [1906]) Los
castigos infligidos a los esclavos fugitivos son tema de películas
de terror e incluyen mutilaciones, cortes de miembros y el uso de
máscaras de hierro y otros dispositivos en sus cuerpos. Marcas,
309
Bernd Reiter
cortes y mutilaciones eran la norma. También lo fueron los abusos sexuales, físicos y emocionales. Los “maestros” de los esclavos
buscaron y encontraron formas de reducirlos a menos que animales, privándolos incluso de los medios mínimos para resistir.
En la mayoría de las sociedades de esclavos del hemisferio occidental, hablar las lenguas africanas fue prohibido, se prohibió
tocar la batería, se ilegalizó el baile africano, se declaró la religión
africana contra la ley colonial. A los esclavizados no se les permitió aprender a leer y escribir los idiomas de sus “maestros” y
sus reuniones se controlaron y se socavaron activamente. Fueron
privados de todo menos de sus cuerpos físicos y, por lo tanto, reducidos a máquinas. Máquinas baratas y altamente efectivas, ya
que permitieron a sus “maestros” enriquecerse y construir riqueza en forma de tierra y propiedad (Gorender, 2001).
Cuando terminó la esclavitud, América era la región más desigual del mundo, y lo sigue siendo hoy en día. En ninguna parte
del hemisferio occidental ha habido una disculpa oficial por la
esclavitud, con muy pocas y recientes excepciones. En ningún lugar ha habido un reconocimiento oficial de los daños, los males
y los sufrimientos que la esclavitud causó a los africanos y a los
pueblos indígenas de las Américas, y mucho menos un intento
de abordar estos daños. La reconstrucción solo se intentó en los
Estados Unidos. Allí, la Oficina de Refugiados, Libertos y Tierra
Abandonada de los EE. UU fue fundada en 1865, después de que
el sur norteamericano esclavista perdiera su derecho a esclavizar
a otros, pero el Congreso cerró la oficina en 1872 (Foner, 2002).
En lugar de proporcionar tierras a los exesclavos, el presidente
Johnson emitió indultos a los confederados y restauró los títulos
de sus tierras (Foner, 2002, p. 159). Los cuarenta acres de tierras
públicas que la oficina procuró otorgar a todos los hombres libres
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REPARACIONESYAUTONOMÍAPOLÍTICA:LECCIONESHISTÓRICASDELALUCHAANTIRRACISTA
nunca se materializaron, por orden del presidente. En cambio, las
tierras que se habían entregado a los que habían sido esclavizados antes de esa orden fue devuelta a sus dueños originales.
Nada de eso se intentó en Brasil, Colombia, Honduras, Perú,
Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile, Costa Rica, Jamaica, México o
Guadalupe. En los países donde ocurrieron revoluciones, como
en México, Nicaragua y Cuba, se llevaron a cabo reformas agrarias, pero en ninguna parte abordaron los problemas específicos de los exesclavos. La posemancipación no llevó a medidas
de educación, vivienda, salud y propiedad para ellos, en ninguna
parte. Y, lo que es más importante, no se hizo nada para eliminar
las riquezas de quienes las adquirieron ilegalmente a través de
la esclavitud, en cualquier país del hemisferio, con la excepción
de Haití.
En cambio, en casi toda América, cuando la esclavitud terminó formalmente, las jerarquías sociales, económicas y políticas
construidas durante 300 a 400 años de esclavitud se convirtieron
en el campo de juego en el que se erigieron las sociedades en las
que los antiguos esclavos y sus amos compitieron por empleos,
ingresos y riqueza, las perspectivas de futuro, así como el prestigio, el estatus, el reconocimiento y el honor.
Después de la esclavitud, cuando algunos exesclavos tuvieron
éxito, contra todo pronóstico y gracias a la voluntad inquebrantable y el sentido de comunidad de sus compañeros lograron alcanzar niveles humildes de poder económico o político, invariablemente los antiguos “maestros” reaccionaron violentamente,
matando, linchando, amenazando y robando a los antiguos esclavos sus bienes y logros, pero también su derecho a votar y a ser
educados (Alexander, 2010). Si en la mayoría de los países de las
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Bernd Reiter
Américas esclavista no ocurrió tal violencia es porque sus poblaciones afrodescendientes e indígenas nunca representaron una
amenaza para el poder económico y político de los esclavistas y
sus descendientes (Marx, 1998).
Después de que se les robara todo, el día después de la emancipación, fueron informados de que no tendrían derecho a reclamar ningún tipo de trato especial, que serían como todos los
demás en esta nación mestiza: marrón, mixta y nada especial.
Cualquier persona o grupo que se hubiese atrevido a disputar
esta narrativa hegemónica fue declarado traidor antipatriótico
(Muñera, 2011).
Cuando, alrededor de los años 1920 y 1930, una ola de malestar
popular y agitación recorrió la mayor parte de las Américas, amenazando potencialmente las bien establecidas jerarquías construidas durante la esclavitud, la clase seguidora de exesclavistas,
ahora llamada “clase política”, afirmó su firme control sobre el
poder restringiendo la franquicia y estableciendo sistemas casi
feudales de poder y control. Cuando otra ola de disturbios populares comenzó a barrer todo el continente en los años 1940, 1950
y 1960, la única solución para las élites tradicionales fue recurrir
a los militares.
El movimiento de derechos civiles de los Estados Unidos de la década del sesenta se destaca como un intento de atacar estas desigualdades heredadas, pero sus logros, aunque significativos, no
han cambiado la estructura básica de la desigualdad tan arraigada
en todas las sociedades americanas y sus instituciones sociales,
culturales y económicas. En los Estados Unidos, el patrimonio promedio de un domicilio afrodescendiente en 2014 era de 6.314 dólares en comparación con 110.500 de los domicilios blancos. Según
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REPARACIONESYAUTONOMÍAPOLÍTICA:LECCIONESHISTÓRICASDELALUCHAANTIRRACISTA
el censo de 2010, los afroamericanos, que representan el 13% de
la población total, constituían el 40% de la población encarcelada.
Según el censo de los Estados Unidos, el desempleo entre los afrodescendientes siempre ha sido el doble que entre los blancos. La
educación muestra el mismo patrón, con un 40% de blancos con título universitario en comparación con un 20% de afrodescendientes (Pew Research Center, 2018). La brecha en el rendimiento que
separa a los afrodescendientes y blancos estadounidenses ha permanecido sin cambios en áreas tan cruciales como la educación, el
empleo, los ingresos y, sobre todo, la riqueza.
Democracia liberal y poder mayoritario:
empeorando la situación
Cuando las democracias liberales y representativas están compuestas por mayorías estructurales, las minorías, por definición,
no podrán asegurar que sus preferencias se convierten en políticas. Alexis de Tocqueville (1988) describió este problema cuando
visitó los Estados Unidos en la década de 1830, seguido por toda
una serie de publicaciones en ciencias políticas, ya que ha dedicado esfuerzos a comprender mejor el problema de la “tiranía de la
mayoría”. En el mejor de los casos, las minorías pueden contar con
la protección de las mayorías abusivas, pero su voluntad política
no puede convertirse en el gobierno de la tierra, siempre y cuando diverjan estructuralmente y sistemáticamente de la mayoría. O
bien una minoría deja de ser minoría y se mezcla con la mayoría,
o sus preferencias se ignorarán de forma rutinaria (Barry, 1979).
Los afrodescendientes y los “indios” siguen siendo estigmatizados, menospreciados y estereotipados, incluso en países como
Brasil, donde los descendientes de africanos representan una
313
Bernd Reiter
mayoría numérica. En todo caso, Brasil demuestra que una mayoría afrodescendiente numérica aún puede ser percibida y tratada como una minoría por aquellos que dicen ser “blancos”
(Reiter, 2008; 2018).
Repensar democracia a través de comunidad
El único lugar donde las minorías discriminadas pueden encontrar refugio en sociedades racializadas es dentro de sus propias
comunidades. Varios pueblos nativos o indígenas de las Américas
lo han entendido durante mucho tiempo, y buscaron distancia
de los invasores europeos y sus descendientes. La lucha indígena en todas partes de América ha sido, casi por definición, una
lucha por la autonomía política y el autogobierno y casi siempre
tiene una dimensión territorial (Blaser et al., 2010; Dinerstein,
2014). Vine Deloria (1969) encuentra que, en general, “las tribus
que pueden manejar sus conflictos de reservaciones de la manera tradicional india generalmente progresan más y tienen mejores programas que las tribus que continuamente hacen adaptaciones al sistema de valores blanco” (p. 21). También afirma: “El
despertar de las tribus apenas está comenzando. Los tradicionalistas consideran que el movimiento cumple las antiguas predicciones religiosas Hopi e Iroquois del fin de la dominación blanca del continente” (p. 246). Haciendo eco de las demandas de los
indígenas en todo el mundo, Deloria ve la única solución a los
problemas de los pueblos indígenas en su soberanía territorial,
autonomía política y autogobierno: “Lo que necesitamos es un
acuerdo, en espíritu y de hecho, de deje-nos-en paz” (p. 27).
En contraste, las comunidades afrodescendientes enfrentan una
lucha más complicada, ya que no pueden confiar en una “patria”
314
REPARACIONESYAUTONOMÍAPOLÍTICA:LECCIONESHISTÓRICASDELALUCHAANTIRRACISTA
y en contratos firmados en siglos pasados con fuerzas invasoras.
Hoy en día, la mayoría de los afrodescendientes en las Américas
viven en entornos urbanos. Nunca se les dio acceso a la tierra.
Sin embargo, algunas comunidades afrodescendientes en Brasil
han adoptado la misma estrategia que algunos grupos nativos,
que buscan su propio territorio, la distancia de las culturas blanca y mestiza que los rodea y la autonomía política para que puedan convertirse en creadores de su propio destino. En Brasil,
Colombia, Surinam y Jamaica, los intentos de establecer comunidades afrodescendientes libres, conocidas como comunidades
maroon, quilombo o palenques, están bien documentadas durante los tiempos de esclavitud (Price, 1973). En Brasil, el intento más conocido e influyente de establecer un quilombo fue el
“Quilombo de Palmares”, un conglomerado de ciudades libres y
fortificadas en el interior del noreste de los actuales estados de
Bahía, Pernambuco, Sergipe y Alagoas (Reiter, 2009).
Palmares fue destruido en 1697, pero su mera existencia y la
complejidad de su organización interna nos permiten percibir
que la creación de comunidades y ciudades libres fue una estrategia importante y constante de resistencia durante la esclavitud.
El estado brasileño actualmente reconoce a unas 2 mil comunidades quilombolas, con una población total estimada de aproximadamente 2 millones. Las comunidades quilombolas contemporáneas se denominan oficialmente “Comunidades quilombolas
reminiscentes” y el número total demuestra su importancia continuada como un repertorio de resistencia contra la esclavitud y
la discriminación.
En Colombia, los esclavos fugitivos, conocidos como Cimarrones,
crearon repúblicas libres, algunas de las cuales duraron varios
315
Bernd Reiter
cientos de años, conocidas como palenques (Price, 1973). Los palenques creados en la región de los Montes de María de Colombia
se fundaron en 1600 bajo el liderazgo de Benkos Bioho, un esclavo fugitivo que probablemente fue tomado de África Occidental.
Los palenques creados por él y otros a su alrededor se destacan
entre otras experiencias porque nunca fueron conquistados por
los españoles. Los descendientes de los cimarrones originales todavía viven en el mismo lugar en la actualidad. Las aldeas y los
pueblos creados por estos cimarrones eran verdaderamente libres y ofrecían refugio a otros africanos y sus descendientes, así
como a los no africanos. Confiaban fuertemente en el comercio.
Establecieron su propia constitución y, al parecer, tomaron decisiones colectivas democráticamente.
Los palenques son los verdaderos lugares de nacimiento de la democracia en las Américas y también los lugares donde se creó y
se continúa practicando una ciudadanía fuerte, activa e igualitaria. El Palenque de San Basílio, el único palenque de las Américas
que existe de manera continua, mantuvo su autonomía política y
su libertad durante la era colonial e incluso hasta principios del
siglo XX, pero finalmente la perdió, cuando el estado colombiano
comenzó a integrar territorios previamente descuidados al espacio político nacional. (Reiter, 2015)
La integración nacional bajo el modelo liberal-individualista
predominante, junto con un racismo profundo capaz de sobrevivir y prosperar bajo el disfraz de liberalismo abstracto, ha erosionado la autonomía del cimarrón en Colombia, a pesar de la nueva
Constitución colombiana de 1991 que promueve la participación
popular y reconoce explícitamente la diversidad étnica, otorgando derechos especiales a las comunidades de afrodescendientes.
(Reiter, 2015, p. 14).
316
REPARACIONESYAUTONOMÍAPOLÍTICA:LECCIONESHISTÓRICASDELALUCHAANTIRRACISTA
En resumen, la comunidad ha sido el lugar de refugio, resistencia
y renovación para los descendientes de esclavos, tanto afrodescendientes como indígenas, en toda América. En las áreas urbanas, donde la autonomía política territorial es más difícil de lograr,
las comunidades religiosas y culturales negras han cumplido el
mismo propósito que las reservas para los nativos. Las iglesias y
clubes negros han sido refugios seguros para los descendientes
de personas esclavizadas en todas las Américas (Reiter, 2009).
Reconocimiento, reparaciones y territorio: el
caso de Alemania
La Alemania nazi usó y abusó de más de 20 millones de trabajadores forzados y esclavizados, en muchos casos hasta la muerte.
En 1944, el 26,5% de la fuerza laboral alemana consistía en extranjeros que fueron obligados a trabajar para el Reich alemán
(Plato et al., 2010). El estado alemán, aunque de mala gana y contra la oposición interna, ha enfrentado, al menos parcialmente, el
mal que perpetuó contra los judíos y otros. Los aliados y después
el estado alemán confiscaron aquellas riquezas que se acumularon explotando el trabajo esclavizado, desmanteló industrias
como Krupp y envió a sus presidentes a la cárcel, después de que
fueron declarados culpables durante los juicios de Núremberg.
Alemania reconoció el derecho de Israel a la soberanía y apoyó sus
esfuerzos para lograrlo. Los libros didácticos alemanes discuten en
detalle las guerras mundiales y los niños alemanes aprenden sobre el holocausto. Ciertamente, los pagos reparatorios no pueden
deshacer los males infligidos a un pueblo, y muchos israelíes se
opusieron a recibir reparaciones de Alemania (Slyomovics, 2014).
Sanear debe comenzar con la admisión de la culpa. Esto, en el caso
317
Bernd Reiter
alemán, solo se logró después de perder una guerra y la creciente
presión internacional para hacerlo, e incluso entonces, no todos
los alemanes aceptaron responsabilizarse por lo que habían hecho o permitido que se hiciera. Pero a pesar de la presión popular,
Konrad Adenauer, el canciller alemán de posguerra (1949-1963),
expresó una disculpa a Israel en 1951 (Lavy, 1996). Después de la
disculpa, “Los alemanes acordaron pagar entre 3,4 y 3,5 mil millones de marcos alemanes; también se llegó a un acuerdo sobre los
pagos anuales, incluida la obligación de entregar bienes por un
monto de 400 millones de marcos alemanes antes del 31 de marzo
de 1954” (Balabkins 1971, p. 134).
De hecho, entre 1953 y 1967, Alemania pagó 3 mil millones
de marcos alemanes de reparación a Israel y 450 millones al
Congreso judío. Con este dinero, la comunidad judía emergente
en Israel compró equipos y materias primas para las industrias
emergentes, actualizó su red eléctrica e invirtió aproximadamente la mitad del dinero entrante en los ferrocarriles de ese país.
También invirtió en equipo de minería y en infraestructura de
canalización de agua. Compró combustible e invirtió en naves comerciales. En 1956, el estado alemán contribuyó el 87,5% de los
ingresos estatales de Israel (Segev, 1991).
En el año 2000, 55 años después del final de la guerra, el gobierno alemán, en cooperación con seis organizaciones asociadas de
Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Polonia y la República Checa, y apoyado por la Conferencia de Reclamaciones Judías, creó la fundación “Recuerdo, Responsabilidad y Futuro” para procesar las reclamaciones de extrabajadores esclavos y sus descendientes. De
2001 a 2007, ellos recibieron unos 8 mil euros cada uno. En total,
se pagaron 4.37 mil millones de euros a alrededor de 1.66 millones de beneficiarios en cien países (Informe al Congreso, Oficina
318
REPARACIONESYAUTONOMÍAPOLÍTICA:LECCIONESHISTÓRICASDELALUCHAANTIRRACISTA
de Asuntos Europeos y Euroasiáticos, 2006). El estado alemán
prohibió el uso de símbolos de organizaciones inconstitucionales, cualquier preparación e incitación a la guerra, así como la
incitación al odio contra segmentos de la población. El uso o visualización de cualquier símbolo relacionado con el nazismo es
punible con hasta tres años de prisión.
En 2013, Alemania acordó pagar 1.000 millones de dólares
por la atención domiciliaria de los sobrevivientes del holocausto en todo el mundo. También en 2013, la Conferencia de
Reclamaciones Judías presionó exitosamente para que se incluyeran pagos retroactivos en el acuerdo de coalición que
establece el nuevo gobierno alemán. A principios de 2014, el
Ministerio de Trabajo alemán propuso una enmienda a la legislación alemana sobre pensiones de la Seguridad Social,
otorgando pagos retroactivos que datan de 1997 a todos los beneficiarios. El Bundestag lo aprobó en junio de 20142. Nada de
eso existe para los descendientes de esclavos y trabajadores
forzados en las Américas.
En los Estados Unidos, el uso de símbolos racistas hasta el día
de hoy está respaldado por la cláusula de protección de “libertad
de expresión”, tal como está escrita en la Primera Enmienda a la
Constitución, ratificada en 1791. En lugar de recibir reparaciones y tierras, los antiguos esclavos presenciaron la emergencia
del Ku-Klux-Klan, en 1865. Para la década de 1920, el Klan contaba con unos 4 millones de miembros y operaba en casi todos
los estados del país. En lugar de ver las riquezas que ayudaron a
2
http://www.claimscon.org/what-we-do/compensation/ger-
many-payments/zrbg/
319
Bernd Reiter
acumular distribuidos entre ellos, los libertos se encontraron sin
tierra, sin refugio, sin acceso a una educación de calidad o servicios de salud de calidad.
En todas partes de las Américas, la población afrodescendiente e
indígena fue testigo de la aprobación de leyes de vagancia, que
los demonizaron y trataron de expulsarlos de las ciudades.
Si bien la acción afirmativa, las cuotas y la titulación colectiva de
la tierra en Brasil, Colombia y Bolivia son acciones que buscan
favorecer a poblaciones históricamente excluidas, ninguna de estas medidas incluye un desmantelamiento activo de los privilegios acumulados por aquellos que se beneficiaron de la esclavitud de otros. Sin embargo, solo al nivelar activamente el campo
de juego podemos lograr la igualdad de oportunidades y la justicia. (Sen, 2009; Rawls, 2001; Hacker, 2011). Una nivelación de este
tipo exigiría la identificación de aquellos que directa e indirectamente se beneficiaron y continúan beneficiándose de la esclavitud, la encomienda, la mita y otras formas de esclavitud, trabajo
forzoso y servidumbre por contrato.
El único camino para la justicia y la igualdad
de oportunidades
Las reparaciones no pueden deshacer la culpa. Una comprensión y aceptación de cómo se construyó el privilegio blanco en las
Américas, es decir, sobre la espalda y en detrimento de las poblaciones indígenas y afrodescendientes, debe lograr esto. Ello solo puede ocurrir si los privilegiados de todos los países con antecedentes
de esclavitud, encomienda, mita y sistemas similares de explotación sistemática no solo reconocieran la naturaleza de sus propios
320
REPARACIONESYAUTONOMÍAPOLÍTICA:LECCIONESHISTÓRICASDELALUCHAANTIRRACISTA
privilegios sino también la continua estigmatización que los nativos
y los afroamericanos experimentan cada día, y las consecuencias
que esta estigmatización tiene para ellos. La única forma de lograrlo es a través de la educación. Las escuelas en todas partes, desde
el jardín de infantes hasta la secundaria, deben enseñar cómo se
construyó y perpetúa hoy el privilegio blanco. La historia tendría
que enseñarse de diferentes maneras en cada nación americana,
reconociendo la contribución indígena y afrodescendiente a la riqueza blanca, y los nacionalismos tendrían que cambiarse y ofrecer
una manera de ver las injusticias infligidas a los afroamericanos y
nativos americanos para que luego pueden imaginarse como miembros plenos e iguales de la comunidad de la que están actualmente
excluidos. Después de una admisión colectiva de culpabilidad en
forma de currículos escolares modificados y un nacionalismo alterado, la acción debe seguir en forma de reparaciones. La brecha histórica que separa a las generaciones actuales de los propietarios de
esclavos puede parecer amplia, pero los beneficios de la injusticia
racial pasada son muy visibles hoy en día.
La justicia exige no solo el reconocimiento sino la igualdad de
oportunidades y, al menos, que el campo de juego sea nivelado
para todos los jugadores, la libre competencia no compensará los
errores del pasado que han estructurado el campo de juego y lo
han desvelado en el pasado. Las políticas de acción afirmativa
son demasiado pequeñas y específicas para lograr la justicia. La
justicia debe construirse sobre la misma oportunidad y la igualdad de oportunidades debe crearse y aplicarse, antes de que las
personas compitan entre sí, como admite incluso el gurú del individualismo liberal, John Rawls (Rawls, 2001; Hacker, 2011).
Pensando en la justicia racial en América Latina y el Caribe y
teniendo en cuenta sus particularidades, pueden ser valoradas
321
Bernd Reiter
algunas experiencias de la Alemania posnazista que podrían ser
analizadas desde una perspectiva crítica con vistas a acciones de
reparación:
1. Todos los símbolos que glorifican el racismo deben ser clasificados como discursos de odio y prohibidos;
2. Las riquezas acumuladas durante la esclavitud y mediante el
trabajo esclavo deben ser retiradas de sus poseedores actuales
y entregadas a quienes las han construido y luego han sufrido
los legados de la esclavitud;
3. Las instituciones negras tienen que ser creadas y apoyadas
masivamente por el estado, con los recursos recuperados de la
esclavitud. Estas instituciones incluyen infraestructura, salud,
educación y transporte.
Como la mayoría da las poblaciones de afrodescendientes hoy en
día habitan en entornos urbanos, podría valer la pena explorar
la viabilidad de “quilombos urbanos”, es decir, territorios negros
tradicionales como receptores de medidas de reparación, particularmente en las áreas de infraestructura, vivienda, educación,
salud y fondos universitarios.
Al abogar por un fortalecimiento de las comunidades afrodescendientes y nativas como receptores de reparaciones y
autonomía, no defiendo el apartheid. En cambio, en aquellas
comunidades atacadas y destruidas por la esclavitud, la marginación y el racismo persistente, las reparaciones y la inversión son la única manera de nivelar el campo de juego para
que sus miembros puedan competir en los mercados actuales con las mismas oportunidades de ganar y, por lo tanto, ser
miembros plenos e iguales de sus comunidades nacionales. La
comunidad también es el único lugar donde se puede lograr el
322
REPARACIONESYAUTONOMÍAPOLÍTICA:LECCIONESHISTÓRICASDELALUCHAANTIRRACISTA
reconocimiento o, en este caso, restablecerlo. Las reparaciones, el reconocimiento y la autonomía política son, por lo tanto, los elementos centrales de este llamado a la autonomía de
la comunidad.
Si bien el logro de estos objetivos planteará dificultades técnicas, deben respetarse los principios bajo los cuales se pagaron las reparaciones alemanas a judíos sobrevivientes del holocausto e a todos los que fueron esclavizados por los nazis en
sus campos de trabajo y sus industrias, es decir: deben identificarse aquellos individuos que se han beneficiado de la esclavitud, la encomienda, la mita y sistemas similares de explotación sistemática y el valor de sus posesiones debe evaluarse y
rastrearse hasta los días actuales. Los que han sido esclavizados deben ser identificados junto con sus descendientes. Deben
ser compensados y sus instituciones apoyadas para que se les
permita prosperar. Solo cuando los terrores del pasado sean reconocidos, confrontados, resueltos y rectificados podemos esperar avanzar hacia un futuro mejor, más justo. Solo con estas
medidas podemos esperar sacar la vergüenza y la culpa de los
hombros de la América blanca para que pueda comenzar a interactuar con la América afrodescendiente e indígena de una manera normal, sin la carga del peso del pasado. La justicia libera
a todos y todas y aunque no todos son culpables, todos somos
responsables.
Conclusión
Dada la fuerza continua del racismo estructural y el estigma racial en todos los países americanos, desde Canadá hasta Chile y
el Caribe, algunas lecciones parecen inevitables:
323
Bernd Reiter
1. Los marcos democráticos liberales, con su énfasis en los derechos individuales, no pueden proteger a las comunidades afrodescendientes y nativas americanas porque las transforman,
automáticamente, en minorías estructurales impotentes, incapaces de aplicar políticas que favorezcan sus intereses;
2. Las ideologías liberales que van de la mano con los sistemas
democráticos liberales son incapaces de tomar en cuenta adecuadamente las necesidades de las comunidades afrodescendientes y nativas;
3. Los únicos refugios seguros para los afrodescendientes y los
nativos son sus propias comunidades. Para vivir seguros y poder prosperar, estas comunidades necesitan protección y la capacidad de tomar decisiones colectivas para sus miembros, por
lo tanto: autonomía política;
4. Para que las comunidades afrodescendientes y nativas sean
viables, se deben pagar reparaciones de todos aquellos que se
han beneficiado de la esclavitud;
5. El reconocimiento requiere que, más allá de las reparaciones,
las comunidades afrodescendientes y nativas reciban disculpas oficiales por los males que se les infligieron históricamente.
Esto también requiere una reescritura de las historias nacionales y una reescritura de la mayoría de los libros didácticos que
tratan historias nacionales para resaltar los errores cometidos
en estas comunidades y resaltar sus contribuciones a la construcción de las naciones en las que viven. A final: los terrores
cometidos en el pasado no se olvidan nunca, pero recordarlos
es el primer paso para rectificarlos.
La violencia generalizada que caracteriza a todas las Américas
tiene razones estructurales. Es causada, en parte, por las desigualdades extremas que marcan las Américas. Los descendientes de esclavos se ven obligados a vivir con los descendientes de
324
REPARACIONESYAUTONOMÍAPOLÍTICA:LECCIONESHISTÓRICASDELALUCHAANTIRRACISTA
sus antiguos amos, sin que nunca haya habido una ruptura en
la historia. No hay disculpas oficiales, no se reconocen daños,
no hay restituciones ni reparaciones. Por el contrario, la mayoría de los países del hemisferio han creado regímenes nacionales que hacen imposible que los exesclavos reclamen un estatus
especial dentro del tejido nacional. Los antiguos “maestros” aún
controlan la mayor parte de la tierra y ejercen el poder político
en casi todos los países de las Américas, con muy pocas y recientes excepciones. Lo hacen sonriendo, evitando culpas y proyectando fallas a todos los que han abusado para llegar a donde
están ahora. En los Estados Unidos, aquellos que se benefician
hoy de los terrores cometidos en el pasado sostienen banderas
confederadas, y el estado los apoya para hacerlo. En otras partes de las Américas, los antiguos poseedores de esclavos se han
convertido en élites políticas y económicas, que ahora emplean
a los antiguos esclavos como sirvientes domésticos, manos de
campo o trabajadores mal pagados.
Los sistemas democráticos liberales no pueden proteger a las
minorías estructurales, ni siquiera en teoría. El caso del trato
que la Alemania posnazista otorgó a las víctimas del holocausto y de la esclavitud nazista muestra que la única manera de
proteger a una comunidad es estableciendo autonomía política. Israel muestra qué tan lejos puede llegar una comunidad si logran el reconocimiento de sus opresores anteriores,
las reparaciones de todos aquellos que construyeron su riqueza y poder a través del trabajo esclavo y la autonomía territorial. Es hora de que las comunidades afrodescendientes de
las Américas aprendan esta lección de Israel. También pueden
aprenderlo de los nativos americanos, que han abrazado esta
misma estrategia durante siglos.
325
Bernd Reiter
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331
SECCIÓN IV:
Cultura afro y resistencias
Extracto del poema “LIBERADA”
(...) Tengo certeza de mí misma y de los míos
no necesito autorizaciones para ser
no pido ya permisos para vivir.
Hoy disfruto con sobrada elegancia mi negrura
la llevo con honor, con garbo y distinción
la paseo por parques, mercados y plazas
por escenarios, anfiteatros
simples coloquios y grandes conferencias
con placer me colma mi alma
el discurso y la vida.
Ya no intento disimularla en mi cabello
en mi tez o en mis distinguidas alocuciones
... la aprendí de memoria
desde dentro, con historia y desde el centro del alma.
Shirley Campbell Barr
“Exu”: Ancestralidade e
subjetividade na produção
do Coletivo de Cinema
Negro Siyanda
Roberto Carlos da Silva Borges y
Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
“No panteão dos deuses africanos, exu é considerado
uma força motora, geradora, criativa e onipresente, cuja
existência se faz nas margens, nos limites, na limiaridade e nas suas múltiplas caracterizações”.
Maria josé somerlate barbosa (2001: 155, apud silva, s/d)
“Exu é ‘um saber, praticado na diáspora’ e, também, ‘…o
princípio dinâmico do universo’”.
Luiz Rufino (2016: 56)
O artigo analisa a representação da religiosidade afro-brasileira
na produção de Siyanda, um coletivo de cinema negro do Rio de
Janeiro. Investiga-se a trajetória e a formação do coletivo a partir
do relato de memória de um de seus produtores e da narrativa
que se constrói em dois de seus filmes: Siyanda (2015) e Senhor
de Toda Cruz (2016), curtas-metragens exibidos em diferentes
festivais de cinema, produzidos e protagonizados por pessoas
negras. A narrativa em ambos os filmes se constrói a partir da
interação entre orixás e humanos. Exu é o elo dessa interação no
primeiro filme, e, no segundo, é aquele que conduz, que direciona
337
Roberto Carlos da Silva Borges y Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
e mostra o caminho. Comumente, os orixás são signos da cultura
afro-brasileira, africana e da diáspora, na estética cinematográfica do coletivo Siyanda, eles têm importante papel na reelaboração da subjetividade das personagens e do encontro de suas
identidades.
A crítica decolonial tem revisitado a representação e presença
de Exu nas experiências da diáspora. Os afro-brasileiros reconstroem símbolos da luta e da resistência política e cultural a partir
da releitura do patrimônio cultural das religiões bantu que foram
alvo do processo de escravização. Exu, divindade yorubana, ganha conotações e significados além daqueles inscritos no campo
das religiosidades de terreiro e expande suas imagens para o âmbito da cultura de massa e urbana das cidades que foram palco da
diáspora africana.
No Rio de Janeiro, o coletivo Siyanda — Cinema Experimental
Negro estabeleceu uma relação intrínseca com essa memória
ancestral nas trajetórias individuais e coletivas do grupo. O artigo busca analisar os caminhos dessa representação de Exu
no audiovisual em dois pontos: primeiro, analisa a importância
dos coletivos no tenso enegrecimento do cinema; na segunda,
compreende as imagens de Exu em dois curtas-metragens premiados em festivais de cinema, Siyanda (2015) e Senhor de Toda
Cruz (2016).
338
“EXU”: ANCESTRALIDADE E SUBJETIVIDADE NA PRODUÇÃO DO COLETIVO DE CINEMA
Siyanda — Cinema Experimental Negro:
movimento social negro e audiovisual /
cinema antirracista
Zózimo Bulbul no set do longa Abolição, de 19881
A diversidade de trajetórias e processos de engajamento na
construção do cinema e audiovisual antirracista foi tematizada
por diferentes autores. Essa experiência remonta à formação da
indústria e linguagem cinematográfica no Brasil, período em que
se destaca o Cinema Novo e a luta dos produtores negros para
problematizarem e ampliarem sua participação na produção de
cinema e audiovisual no país. Nos anos setentas, os trabalhos e a
1
Tomado de: <https://www.nexojornal.com.br/expresso/2019/01/30/
Qual-o-legado-de-Z%C3%B3zimo-Bulbul-para-o-cinema-negro-nacional>.
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Roberto Carlos da Silva Borges y Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
geração de Zózimo Bulbul, Waldir Onofre e Antônio Pitanga explicitaram a questão racial como eixo da discussão estética e da
representatividade de negros na cadeia produtiva da indústria
cinematográfica e da televisão (Carvalho, 2006; Carvalho, 2017;
Borges e Oliveira, 2018; Borges e Oliveira, 2017; Monteiro, 2017;
Araújo, 2017).
Esse debate não se esgotou com a atuação desses personagens,
visto que as questões apresentadas por eles tiveram repercussão
na luta do movimento negro e na política antirracista implantada
pelo governo nos anos 2000. Na contemporaneidade, produzindo
médias e curtas-metragens exibidos em festivais de cinema do
Brasil na década de 2010, os coletivos negros tornaram-se atores de destaque da produção do audiovisual e cinema antirracista. Ainda que o tema seja pouco debatido no âmbito da história do cinema e do audiovisual, que se concentra na análise
da produção, distribuição e consumo dos longas-metragens e da
televisão, a produção dos coletivos negros é um dos vetores que
explicam o que Joel Zito Araújo (2017) compreendeu como tenso
enegrecimento do cinema.
O aumento do número de produtores, diretores, roteiristas e atores negros, bem como de um consumo balizado pela crítica antirracista transformaram o circuito de produção e recepção cinematográfica. Tendo participado da curadoria dos Encontros
de Cinema Negro Zózimo Bulbul entre 2013 e 2017 (cf. Borges
e Oliveira, 2017), observando o número expressivo de curtas e
médias metragens feitos por jovens cineastas — ligados a produtoras e coletivos negros —, Araújo (2017) compreendia que a
estética nacionalista e assimilacionista, que nega a existência do
racismo e que inspirou a construção do cinema nacional, estava
sendo alterada por novo paradigma estético.
340
“EXU”: ANCESTRALIDADE E SUBJETIVIDADE NA PRODUÇÃO DO COLETIVO DE CINEMA
Criado entre 2015 e 2016, o coletivo Siyanda — Cinema
Experimental Negro é um dos produtores de cinema/audiovisual
que ganhou destaque na cena cultural urbana do Rio de Janeiro.
Hugo Lima é uma das lideranças do coletivo negro de cinema e
diretor de curtas e média-metragens. Ele narrou o processo de
formação do coletivo da seguinte maneira:
Em 2015, eu tinha entrado para o coletivo negro aqui do CEFET,
por intermédio da minha irmã. Ela falou, “Vai lá que é perto da
Veiga”, e eu já conhecia a Nathália, que acompanhava o coletivo também e era amiga da minha irmã já de FAETEC, também
estudaram juntas. Enfim, conheci as pessoas, comecei a trocar
ideia, sendo que nesse meio tempo, eu tinha comprado uma câmera, uma Nikon 5200, uma bem básica assim, e eu já estava começando a tirar algumas fotos. E conversando com o pessoal, eu
falei “Cara, por que a gente não faz o seguinte…. Por que a gente
não filma esses relatos que a gente fica falando aí e tal, das nossas causas, que a gente sofreu racismo? Por que a gente não faz
um negócio assim?”. Aí, o pessoal, “Ah, vamos fazer, vamos fazer”,
pronto, começamos a fazer, eu comecei a filmar. (Lima, 2018: 5)
No trecho da entrevista acima, Hugo Lima conta como gravou
seu primeiro média metragem. Nascido no Rio de Janeiro em
1988, cresceu no subúrbio de Vila Valqueire, onde fez o ensino
fundamental e médio na escola situada na Vila Militar de campos do Afonso e o curso técnico de elétrica na Escola Técnica
Visconde de Mauá, que faz parte da rede da FAETEC. Jovem negro de periferia, ingressou no curso superior de engenharia de
computação na Universidade Veiga de Almeida com 25 anos e se
engajou na luta antirracista. Quando gravou o média-metragem
Negros Dizeres (2015), participava da formação do coletivo negro
do CEFET-RJ, próximo do seu campus da Universidade Veiga de
341
Roberto Carlos da Silva Borges y Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
Almeida. Por incentivo de amigos do coletivo, resolveu participar
do Festival 72 horas. Produziu o filme Siyanda (2016), analisado
neste artigo, que ganhou o prêmio de melhor roteiro e foi colocado terceiro no festival. A partir do sucesso e repercussão dos filmes, um grupo de cerca de 20 pessoas resolveu fundar um outro
coletivo: Siyanda — Cinema Experimental Negro.
O coletivo Siyanda — Cinema Experimental Negro surgiu dessas
experiências de engajamento político em coletivos negros e do reconhecimento da importância do audiovisual/cinema para construir uma política antirracista. A dinâmica de produção dos filmes
é marcada pela lógica dos coletivos negros que possuem múltiplas
funções: (a) “trazer as pessoas para um debate racial profundo”,
disponibilizando material para discussão de questões gerais; (b)
“autoajuda, onde as pessoas choram as mágoas, contam seus casos
de racismo”, e há o “acolhimento”, ninguém vai questionar se é racismo ou não, nem negar a experiência individual de racismo; (c)
compartilhar e solidarizar em experiências políticas de outros coletivos negros (Lima, 2018: 10-11). Os filmes Negros Dizeres (2015)
e Siyanda (2016) circularam e provocaram o debate do coletivo negro, dando visibilidade às questões colocadas em pauta pelo grupo.
No coletivo, desenvolve-se uma formação e debate sobre a importância da linguagem do cinema e do audiovisual na luta antirracista, elaborando uma definição sobre o que seria um cinema
negro. No processo de formação do coletivo de cinema experimental negro, Hugo e outros participantes passaram por oficinas
e cursos de cinema e produção e criaram um cineclube, consumindo filmes com um olhar crítico.
O Centro Afro-Carioca de Cinema e as edições do Encontro de
Cinema Negro Zózimo Bulbul são vistos como centrais nessa
342
“EXU”: ANCESTRALIDADE E SUBJETIVIDADE NA PRODUÇÃO DO COLETIVO DE CINEMA
construção do “cinema como uma arma” de militância política para
a formação de subjetividades e da imaginação do futuro. Citando
Yasmin Thainá, diretora de Kbela (2015) — curta-metragem produzido na perspectiva da colaboração com coletivos negros feministas que recebeu prémios nacionais e internacionais —, Hugo
Lima comenta:
A Yasmin Thayná fala que fazer cinema, fazer audiovisual, é
criar imagem. E criar imagem é projetar futuro; e projetar futuro é criar e projetar subjetividade e isso é poder, mexer na
cabeça das pessoas. Então eu acho isso, que você criar imagem
é você mexer na subjetividade das pessoas, então é poder. E eu
acho que letrar as pessoas dentro do audiovisual; entender o
que está se passando ali, “tim tim” por “tim tim”, é muito importante. (Lima, 2017: 21)
O cinema negro é construído dentro de uma perspectiva contra-hegemônica que enfatiza critérios estéticos e de representatividade do negro no cinema, já defendidos nos manifestos Dogma
Feijoada (2000) e Manifesto do Recife (2001), que ressaltaram a
importância da presença de negros e negras no cinema e da forma como era representado. As lutas travadas pelos produtores e
agentes do campo cinematográfico, enfatizavam a importância de
inserir pessoas negras na cadeia produtiva, tendo consequência
também na forma como a linguagem era construída.
Pode-se observar a tese defendida por esses atores e manifestos do cinema negro na fala de Hugo, quando define cinema negro como: “o cinema feito por pessoas pretas”. Quando eu digo
“feito por pessoas pretas”, é o cinema todo pensado — desde a
raiz” (Lima, 2017: 10). A cadeia produtiva do cinema foi construída para destacar corpos brancos na cena; o cinema negro tenta
343
Roberto Carlos da Silva Borges y Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
romper com esse status quo. “Parece que é uma coisa trivial, mas
não é. Como o diretor trata o corpo negro em cena; como o diretor
de fotografia ilumina, as narrativas, o que está e o que não está
em cena, aquela roupa que não estoura na pele negra quando
está na luz do sol quando eu digo que é “um cinema pensado por
negros” passa por tudo isso” (Idem, 2002: 12).
Na visão de Hugo Lima, “a gente é obrigado a entender as coisas que o cinema branco produz. E como a gente está inserido num contexto branco, num mundo maior para os brancos, a
gente entende porque se não a gente não vive” (Idem, 2018: 14).
Diferenciando-se da produção hegemônica centrada nas “referências” da cultura branca, o cinema negro centra-se nas “referências” da cultura negra. Em outra fala, Hugo explica: “tudo
na vida é referência. Eu acho que a maneira de fazer cinema
que mais toca o público negro é a maneira de cinema que reverencie e referencie as nossas referências” (Idem, 2018: 13).
Nesse sentido, além de buscar referências negras na cultura e
sociedade, tem-se o objetivo de realizar uma comunicação para
as pessoas negras.
O coletivo Siyanda, assim como outras produções do cinema negro, estariam distorcendo positivamente a linguagem cinematográfica, gerando novas referências para a produção audiovisual:
Algumas pessoas não entendem, e eu acho isso muito bonito
[…] A gente não está revolucionando, a gente está distorcendo
a linguagem cinematográfica, não é? Que nem Glauber Rocha
que fazia aquela câmera tremida, e tal, e o pessoal: “Ah, não!”.
A gente está fazendo alguma coisa errada, e eu acho isso muito
bonito sim. Uma coisa que se comunica com um, mas não se comunica com o outro. Acho super interessante. (Lima, 2018: 13)
344
“EXU”: ANCESTRALIDADE E SUBJETIVIDADE NA PRODUÇÃO DO COLETIVO DE CINEMA
Edileuza Penha (2014) fala de “ancestralidade” e “espaço de
resistência” dos negros ao identificar a produção do cinema negro contemporâneo. Ao que parece, na visão do coletivo Siyanda, interessa construir essas “referências” afro-brasileiras na linguagem cinematográfica com intuito específico
de promover uma distorção da linguagem. Essa tem sido a
tônica da extensão produção do coletivo Siyanda — Cinema
Experimental Negro.
Os filmes Siyanda (2015) e senhor de toda cruz (2016)
“um filme que inspirou o siyanda também foi o filme do crua,
óna; que fala sobre exu. É um filme que ficou na minha cabeça durante muito tempo, eu falei: ‘caraca, que filme cara…’.
Foi uma narrativa que eu nunca tinha visto, uma parada que…
nossa. Uma coisa que poucas pessoas entendem também: ‘pô
um cara com a camisa do flamengo, com dread andando pela
rua… bebendo a cerveja dos outros, sabe…’ eu fiquei: ‘caraca…
cara, que figura é essa?’ quando eu vi minha cabeça explodiu,
eu falei ‘caraca. É cinema assim que eu tenho que fazer, que eu
quero fazer, meu deus do céu’. É isso.
(Lima, 2018: 24)
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Roberto Carlos da Silva Borges y Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
Cinema de “Alma no olho”, curta de Zózimo Bulbul na
mostra “Soul in the Eye”, do Festival de Roterdã2
Dois curtas-metragens do coletivo Siyanda conectam-se na construção do que seriam essas “referências” e “ancestralidades” na
construção de um cinema contra-hegemônico: Siyanda (2015)
e Senhor de Toda Cruz (2016). Segundo o diretor do filme, essas produções figuram a representação de Exu. Outro filme que
dialoga com esses é uma produção do Coletivo Criativo de Rua
(CRUA), que realizou o curta-metragem Onã (2014), sabendo-se
que “Onã seria o senhor dos caminhos ou aquele que é o próprio
caminho. Qualificado dessa maneira, Exu é aquele que nos concede mobilidade, ritmo, movimento e, por consequência, caminhos” (Rufino, 2017: 75).
2
Tomado
de:
<https://ogimg.infoglobo.com.br/in/23406797-fc6-e19/
FT1086A/652/x80811948_SCCena-de-Alma-no-olho-filme-na-mostraSoul-in-the-eye-no-Festival-de-Roterda.jpg.pagespeed.ic.utfuD1gg__.jpg>.
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“EXU”: ANCESTRALIDADE E SUBJETIVIDADE NA PRODUÇÃO DO COLETIVO DE CINEMA
Siyanda é um curta-metragem de apenas seis minutos. O tempo
reduzido do filme possibilita uma narrativa compacta que nos leva
a acessar, por intermédio de Exu, vários orixás do panteão africano. A história inicia em “media res” e nos apresenta uma mulher
negra, cuja história não conhecemos e não conheceremos. Ela traz
um envelope de papel nas mãos e suas expressões sugerem dor,
tristeza, frustração, desilusão ou tudo junto. Ao fundo, na trilha sonora que compõe a narrativa fílmica, ouvimos a cantora Luciane
Dom, em voz lamentosa, cantando “Madeira e Sal”, cuja letra descreve uma travessia do oceano por meio de um navio negreiro,
com a dor, a solidão, a angústia, características daquela viagem:
Eu vim roubado da minha terra / Eu vim sem roupa, realeza / A
fome a bater / Descalça e a corrente a me marcar / Vejo ao meu
lado os filhos a temer / Na fresta eu olho a luz do céu / Com a
mão no chão eu oro em yoruba / Cheiro de angústia balançando
ao leu / Madeira e sal empesteiam este lugar / Tudo a mexer, a
embrulhar / Suor a descer, viagem a levar. (Dom, 2018)
A personagem mencionada guarda o papel em sua bolsa, limpa
as lágrimas do rosto e, desolada, apoia-se em um poste na rua. É
necessário seguir, e ela segue com sua dor e seu choro. No trajeto, ela se encosta em uma parede, como que para tomar fôlego.
Nessa parede, vemos algumas palavras de difícil compreensão
com exceção de uma delas, que está bastante nítida: sereia, o ser
místico habitante dos mares, que encanta navegadores e provoca
o imaginário de muitos homens e mulheres. A palavra “sereia”,
repleta de significados, pode ser entendida como uma chave de
entrada para o místico, para o sobrenatural.
Logo em seguida, ao passar na primeira encruzilhada de seus
caminhos, ali está Exu, fumando seu cigarro. A passagem da
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Roberto Carlos da Silva Borges y Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
personagem desperta a sensibilidade de Exu, que se vira em direção à mulher. O Orixá, conhecido como aquele que guarda os
caminhos, por sua sensibilidade, capta a dor da mulher que passa
por ele e decide segui-la. A mulher, mesmo sem perceber, passa
a ser guardada e cuidada por ele. Como Exu é o responsável pela
comunicação de homens e mulheres com todos os outros Orixás
e, também, entre os Orixás, ele faz contato com Xangô, que percebe a dor da mulher e vai também ao seu encontro. Da mesma
forma como agiu com Xangô, Exu faz contato com Oxóssi, Iansã,
Oxum e Iemanjá.
Acompanhada por todos esses deuses e deusas, a mulher caminha sem percebê-los. Ela segue em direção à orla, em um lugar do
Rio de Janeiro que se situa próximo aos Cais de onde aportavam
negros e negras escravizados. Ainda chorando, a mulher para
diante de uma das paredes envidraçadas do Museu do Amanhã.
A cena do choro é cortada e ela aparece, em seguida, rodeada
pelos Orixás, vestida com uma roupa de tecido africano bastante colorido e um turbante do mesmo tecido. Exu está ao seu lado.
Ela olha para trás e para os lados, mas não percebe que grande
parte do Orun3, acionada pelo Orixá Exu, está a seu lado. Siyanda
termina mostrando ao espectador um dos papéis de Exu: aquele
que cuida, que zela e que leva aos outros Orixás as nossas dores
para que todos eles possam cuidar de nós.
Em 2016, a estética do primeiro curta-metragem e a perspectiva de narrar histórias do cotidiano urbano e da ancestralidade
foi retomada no filme Senhor de Toda Cruz (2016). O filme inicia
3
“Orun” é um termo em língua yoruba utilizado para se referir ao
mundo espiritual, onde os orixás residem.
348
“EXU”: ANCESTRALIDADE E SUBJETIVIDADE NA PRODUÇÃO DO COLETIVO DE CINEMA
mostrando um menino negro que corre pelas ruas do Centro
do Rio de Janeiro, mais precisamente no espaço hoje conhecido
como Pequena África, próximo à antiga Zona Portuária. Os gestos, expressões e olhar do menino denotam que ele está perdido. A necessidade de encontrar o que procura, leva-o a retirar o
calçado e correr em direção à orla. O menino está de costas para
a câmera e de frente para o mar. A sensação de que ele pode se
jogar no mar é real, quando, então, uma mão negra segura a sua.
É Exu.
Nos momentos que antecedem o encontro com Exu, podemos ouvir uma trilha sonora com berimbau. Logo após o encontro, uma
voz grave e masculina acompanha os berimbaus e a letra da música cantada nos diz:
Todos os caminhos são meus / Não há um só passo que eu não
tenha dado /Não há ida que eu já não tenha vindo / De toda
terra eu já experimentei/ Quem eu guio, tem destino / Mas a
quem não dou destino, não há guia que dê rumo / Eu ligo, eu
desligo / Eu desligo quem liga e faço desquerer o desligar / Sou
de confundir quem entende / Mas posso explicar, se assim quiser / Fecho a boca do falante ou embaralho os ouvidos de quem
escuta / É só eu querer / Termino ontem o que eu comecei hoje
/ De costas eu vou pro início / Conheço tudo que um dia vão saber / E sei tudo que um dia vai se esquecer / Sei do verso / Sei
do avesso. (Lima e Conceição, 2018)
A trilha sonora faz referência ao título do filme e ao seu protagonista, o Orixá Exu. É importante sublinhar que a música foi criada por Hugo Lima, diretor do filme, e por Dona Conceição, cantor negro e membro do Coletivo Siyanda, exclusivamente para o
curta-metragem.
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Roberto Carlos da Silva Borges y Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
Na cena seguinte, vemos o menino sendo guiado por Exu, que
conversa com ele como se estivesse lhe ensinando algo. Sobre os
trilhos de trem, Exu ensina ao menino como caminhar e como ter
cuidado, enquanto o conduz pelos caminhos que devem ser percorridos. Em seguida, eles estão na Pedra do Sal, lugar simbólico
e sagrado do Rio de Janeiro, onde os negros e negras escravizados
eram vendidos. Ali, reside parte de nossa memória ancestral e se
localiza parte da história dolorosa vivida pelas pessoas que chegavam aqui trazidas pelos navios negreiros. Este é um momento especial: o menino põe a mão sobre seu peito e sua expressão
parece ser a de quem reconhece o lugar ou recupera algum tipo
de lembrança. Exu parece acalentar o garoto e lhe aponta a Pedra
do Sal, por gesto, ordena que o menino se dirija àquele local. O
garoto chega à Pedra, mas hesita em subi-la. Exu, mais uma vez,
segura em seu ombro e o chama para sair dali, voltando a caminhar com o menino pelas ruas do Centro do Rio de Janeiro. Exu
conversa com o menino como se lhe transmitisse ensinamentos.
Repentinamente, propõe uma disputa de corrida com o menino,
quando, na encruzilhada, Exu desaparece e o menino reencontra seu pai de quem havia se perdido. Os dois, pai e filho, discutem, como se procurassem explicação para o ocorrido. Após um
abraço afetuoso, ambos caminham abraçados em direção ao carro do pai. Exu volta para a mesma encruzilhada do primeiro filme, se limpa e se ajeita para se sentar no seu lugar de sempre,
após ter cumprido sua missão.
Exu, Siyanda e Senhor de Toda Cruz
O Orixá Exu é protagonista nos dois filmes e, em ambos, assume o
papel daquele que cuida, guarda e conduz. Exu é a personificação
350
“EXU”: ANCESTRALIDADE E SUBJETIVIDADE NA PRODUÇÃO DO COLETIVO DE CINEMA
do princípio da transformação nas representações construídas
na cultura afro-brasileira. Ele é controverso, ambivalente, dicotômico, ambíguo: possui diferentes manifestações, variados nomes e muitas diferentes histórias. Ele não é o bem nem o mal,
ele simplesmente é. É a “boca que tudo come”, é a linguagem e a
comunicação em toda a sua potência, é o Senhor dos caminhos e
das possibilidades (Rufino, 2016: 70). Exu pode ser o próprio caminho. Ele é o Senhor dos encontros e dos desencontros, como
também é o grande linguista divino, que domina todas as línguas
e é capaz de interpretar qualquer alfabeto, seja para os humanos,
seja para os deuses (Barbosa, 2001: 158). Sua perspicácia está em
poder ser o que Ele quiser (Rufino, 2017: 50).
Exu é, ao mesmo tempo, o elemento constitutivo e o elemento dinâmico de todos os seres sobrenaturais e de tudo o que existe (Santos,
2008: 130). O papel de Exu é múltiplo e consiste em solucionar todos
os trabalhos, abrir caminhos ou fechá-los, ajudar as pessoas a desenvolverem seus destinos como também colaborar com cada uma
das entidades sobrenaturais (ibidem: 132). Diz-se de Exu que ele é
o primogênito do Universo (id: 134) e como destaca Rufino (2016:
68): “Exu nasceu antes que a própria mãe”. Ele exerce o papel de
mensageiro dos orixás para os homens, destes para os orixás e entre
os próprios orixás (Rocha, 1966: 68, apud Barbosa, 2001: 155). Exu
está em todos os lugares. Todo os seres e toda matéria individualizada, seja no Aiyê4 ou no Orun, estão acompanhados de seu próprio
Exu (id: 138), de onde se conclui que não há lugar onde Exu não esteja, não há ser, natural ou sobrenatural, que ele não conheça. É o
Exu individual que permite a cada ser o seu nascimento, desenvolvimento ulterior e sua multiplicação (idem: 162).
4
Termo em língua yoruba que se refere à terra, ao mundo físico.
351
Roberto Carlos da Silva Borges y Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
A ambiguidade de Exu e sua jocosidade não podem ser negadas e
podem ser conferidas, por exemplo, na história muito conhecida
dos rapazes que eram muito amigos e, por isso, despertaram a inveja das outras pessoas que moravam no lugarejo. Essas pessoas
recorrem a Exu, que vestiu uma roupa que era vermelha de um
lado e preta do outro e passou entre os dois rapazes. Naturalmente,
um viu Exu vestido de vermelho e o outro de preto, o que foi suficiente para causar contenda ainda não ocorrida entre os moços
(Didi, 2007: 33, apud Silva, s/d). A tensão entre os dois amigos chegou ao ponto de se agredirem fisicamente. Quando Exu voltou
para apartar a briga e ambos conseguiram ver o lado de Exu que
não viram antes, descobrem o engodo e tentaram fazer as pazes,
mas a amizade já estava destruída. Exu desaparece e com ele desaparece também a mútua confiança que os moços possuíam antes.
Falar de Exu no ocidente, em países cujas culturas e religiosidades
foram e são constituídas a partir de religiões judaico-cristãs, remete-nos ao fato de que os colonizadores invadiram países africanos
para saqueá-los, sequestrar seus povos para subjugá-los e promover um dos maiores genocídios de que se tem registro na história da
humanidade. A brutalidade desse crime não se ateve a tirar a vida
das pessoas, mas também destruir sua cultura, sua língua e religiosidade e um dos ardis para isso foi a demonização de suas crenças,
seus deuses, seus ritos, sua fé e práticas religiosas. A figura de Exu
passou a ocupar, neste bojo, por estratégia perversa dos colonizadores, o lugar do próprio Lúcifer, o demônio cristão.
A opção por uma representação de Exu como ator central dos
curtas-metragens dialoga com a identidade negra na diáspora.
Na diáspora, Exu é a potência que se reinventa a partir dos
cacos despedaçados. Senhor das gingas, dribles e esquivas,
352
“EXU”: ANCESTRALIDADE E SUBJETIVIDADE NA PRODUÇÃO DO COLETIVO DE CINEMA
absorve os golpes sofridos e os refaz como acúmulo de força
vital, engole tudo que há e os vomita de maneira transformada.
(Rufino, 2017: 113)
No primeiro filme, Siyanda, deve-se a Ele o contato com cada um
dos Orixás acionados para socorrer a mulher. Não sabemos qual
o seu problema, mas sabemos que o problema é muito grave, pois
quase todo o Orun fora mobilizado para seu socorro. Rufino (2017:
52) nos fala de “Yangí, o Exu ancestral, é o elemento que substancia a invenção de novos seres, daqueles que se erguem das sobras
e cacos despedaçados pelas atrocidades coloniais e reinventam a
vida enquanto possibilidade”. É este o papel de Exu na vida daquela mulher, ele faz com que ela se transforme a partir de seus
próprios cacos e sobras e que se coloque como um novo ser.
No segundo filme, Exu parte em resgate do menino negro que se
perdera de seu pai. Aqui, Exu educa, ensina e guia o menino pelas ruas e encruzilhadas do Centro do Rio de Janeiro para levá-lo
de volta ao seu caminho e ao encontro de seu pai.
É interessante pensarmos que nas narrativas sobre Exu, nos Itans5,
Orikis6 ou textos acadêmicos, não é comum vermos a imagem do
Orixá Exu associada ao cuidado dos seres, a atenção e, como consta nas narrativas, carinho e atenção. Nos dois filmes analisados, no
entanto, é este o papel de Exu: socorrer a quem precisa!
5
“Itan” é o termo em língua yoruba para se referir ao conjunto de todos
os mitos, histórias e canções transmitidas oralmente de geração a geração.
6
“Orikis” é um termo em língua yoruba que se refere a louvações e/
ou saudações.
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Roberto Carlos da Silva Borges y Samuel Silva Rodrigues de Oliveira
Partindo do que nos informa Santos (2008: 131): “Em virtude de
como Exu foi criado por Olodumare, ele deve resolver tudo o que
possa aparecer e isso faz parte de seus trabalhos e de suas obrigações”, a proposta de Hugo Lima, ainda que possa parecer a alguns uma subversão da identidade do Orixá Exu, ela se constitui
como um novo Oriki, que valoriza a forma como Exu tem sido visto, tem agido e socorrido seu povo.
Considerações finais
O coletivo Siyanda — Cinema Experimental Negro participa da
formação do cinema negro. Surgido em 2015, estabeleceu o cinema como forma de educação e debate sobre o antirracismo experimentado por jovens negros na cidade do Rio de Janeiro. Hugo
Lima é uma das lideranças desse coletivo.
Os curtas-metragens de Hugo Lima elaboram a imagem de Exu como
guardião e aquele que socorre seu povo. Nos filmes Siyanda (2015) e
Senhor de Toda Cruz (2016), existe uma opção pela centralidade de
Exu como agente do cotidiano urbano do Rio de Janeiro, num diálogo
com a identidade negra construída na diáspora. Ao contrário do caráter ambíguo que marca a representação do mesmo em Itans, Orikis
ou textos acadêmicos, sobressai na narrativa audiovisual do coletivo
negro a representação de um Orixá que intercede e protege os seus.
A presença da religiosidade afro-brasileira no cinema brasileiro
é atravessada por exotismo e um racismo que a associa a “alienação” ou ao “mal”. O cinema produzido pelo coletivo Siyanda
rompe com esse estigma reproduzido no cinema mainstream e
introduz Exu como elemento vivo da memória e recriação das
identidades no cotidiano urbano carioca.
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“EXU”: ANCESTRALIDADE E SUBJETIVIDADE NA PRODUÇÃO DO COLETIVO DE CINEMA
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357
Cultura afrouruguaya: “El
candombe y la comparsa
como espacios de
resistencia”1
Carlos Álvarez Nazareno
“El renacer de la cultura afro y este combatir prejuicios como el racismo, la segregación y la xenofobia van
uniendo los grupos étnicos y van saliendo de las tinieblas a que fueron sometidos en toda América evolucionando síquicamente e intelectualmente los afrouruguayos” (Britos, 1997).
Cuando hablamos de la cultura afrouruguaya y de una de sus
principales expresiones como es el candombe, nos adentramos
en el terreno de valores, costumbres, tradiciones, sentimientos de
identidad, goce y alegría que se expresan a través de la música,
la danza y la percusión, entre otras cuestiones que involucran a
esos grupos humanos que llamamos comparsas.
1
Una primera versión de este artículo fue publicada en el informe de la
investigación “Comparsas y diversidad sexual, Algunas escenas posibles”,
en junio de 2019 por el Ministerio de Desarrollo Social, Uruguay. Uno de
los objetivos de dicha investigación fue generar una primera reflexión sobre el cruce entre disidencia sexual y candombe afrouruguayo, ante la ausencia de literatura académica local, políticas públicas y de la memoria del
movimiento social afrouruguayo y de la diversidad sexual en la temática.
359
Carlos Álvarez Nazareno
Foto: temple de tambores en la ciudad de Montevideo
Foto: desfile de la comparsa Sinfonía de Ansina
Desde “el candombe es de los negros, pero gozan los demás” a
“la comparsa es realidad y la vida es fantasía”, frases rítmicas de
360
CULTURA AFROURUGUAYA
diferentes canciones de ayer y hoy, enuncian el sentir de negros/
as y blancos/as, viejxs y jóvenes sobre un elemento cultural que
nació en Uruguay y hoy se expande por todo el mundo, al punto tal de haber sido denominado por la Unesco como Patrimonio
Inmaterial de la Humanidad.
Como señala Méndez
(…) el candombe, que goza hoy de una fuerte presencia en el
Uruguay —y que lo excede—es una música producto de los
mestizajes en esta región. Los géneros musicales son inestables mientras están vivos. Sus límites y presiones lo hacen modificarse dentro de sí mismos, expandiéndose, retrayéndose; en
fin, transformándose (2013, p. 13).
En ese sentido, en la Argentina presenciamos una explosión geográfica y de difusión del candombe, de cuerdas de tambores y
comparsas que de norte a sur toman las calles. También debemos
destacar la creciente cantidad de cuerdas y grupos de candombe
en distintos países de Europa y Estados Unidos que, producto de
la migración afrouruguaya, diseminan el candombe y lo hacen
crecer en muchos países, como elemento cultural e identitario
del Uruguay y de la cultura afrouruguaya.
En esa difusión del candombe muchas veces no se visibiliza la
historia, la lucha y la resistencia de la comunidad afrouruguaya.
El candombe se ha tornado un elemento popular que ha logrado
romper el clivaje de clase, género, étnico-racial, sexual y territorial.
Esto ha despertado varios debates y problemáticas que emanan de
esta promoción y expansión del candombe. Hay quienes sienten
que lxs afros estamos perdiendo el protagonismo de este elemento
cultural propio de la cultura afrouruguaya y su resistencia.
361
Carlos Álvarez Nazareno
Durante mucho tiempo el candombe estaba vinculado a “negro,
tambor y vino” y otros prejuicios que lo reducían a pequeños
grupos de Montevideo, y hoy, producto de la apropiación cultural, tocar y bailar candombe es percibido por algunos sectores
como “cool” y de “onda/moda”. Así, cientos de personas blancas
que muchas veces desconocen la historia de lucha, resistencia
y tradición del candombe y de la comunidad afro, se cuelgan un
tambor y disfrutan de la danza, pero no ponen el cuerpo contra el
racismo ni por la igualdad y el desarrollo de las personas negras
y/o afrodescendientes.
Nosotres activistas, académicxs y candomberxs afro, no podemos
escindir lo imbricado de nuestra cultura con la lucha contra el racismo y por el desarrollo de las comunidades afro. Poder pensar
uno de los clivajes sociales como la diversidad sexual y su aporte a
la cultura afro y particularmente a las comparsas, plantea el gran
desafío, como sostiene el intelectual afro fundador de los Estudios
Culturales, Stuart Hall, “Pareciera que el trabajo y el pensamiento verdaderamente interesante y productivo no tienen lugar sin la
tensión productiva de intentar combinar, navegar y coordinar ‘diversas’ identidades al mismo tiempo, diversos compromisos y posiciones” (Stuat Hall, en Fredik Jameson, 1998, p. 89).
Reivindicar nuestro conocimiento situado y aportar en este artículo como afrodescendiente, gay, candombero y migrante, tiene
como objetivo recuperar nuestra ancestralidad y experiencias comunitarias y candomberas y visibilizar el aporte de las personas,
en su mayoría afros que, a través del arte, lograron trascender y
dejar —más allá de su orientación sexual e identidad de género—
un marca, una huella, un legado para que el candombe, su danza,
su música y su cultura sigan creciendo, brindando espacios de integración y desarrollo de nuestras negritudes y sexualidades.
362
CULTURA AFROURUGUAYA
La danza del candombe en el marco de una comparsa la desarrollan todos sus componentes, particularmente mama viejas y
gramilleros, escoberos, bailarinas, bailarines, destaques y vedettes, personajes fundamentales de este grupo humano. Con la incorporación de esta última, la comparsa sufrió una de sus principales modificaciones en su estructura tradicional en la búsqueda
de mejorar su performance, sobre todo, su competitividad en
el marco del concurso de carnaval y de Llamadas. Rosa Luna,
Marta Gularte, “La Negra” Johnson, vedettes y referentas históricas, bailaron con grandes partenaires, que con galantería y destaque brillaron y dejaron su marca y referencia en la historia del
candombe.
Grandes referentes del candombe y con diversos roles en la
comparsa como Carlos “Pirulo” María Albin Pintos y Carlos “La
Araña” Anaya, con su danza, vestimenta y homosexualidad dejaron sus marcas en las calles, escenarios y en nuestra comunidad, con todo el orgullo de ser excelentes bailarines. Raúl “Zulú”
Ciccocioppo Silva, Roberto “Gonzalo” Lencina y Héctor Amorín
impusieron la elegancia y aportaron la influencia de la técnica,
clásica y moderna, para bailar y ampliar los límites de la danza
candombe.
La lucha contra el racismo, el machismo y la
homolesbotransfobia en las comparsas
Históricamente, lesbianas, gays, bisexuales y personas trans
(LGBT) de la comunidad afro han participado e integrado las diferentes comparsas que han surgido en Uruguay y en distintas
partes del mundo. Podemos también recordar al grande de José
De Lima que, además de bailar, cambió la estética de la comparsa
363
Carlos Álvarez Nazareno
y revolucionó el vestuario y su visión general. También a Jorge
Céspedes y a “Beto” Barreiro, históricos bailarines y candomberos de ley, quienes al día de hoy nos siguen deleitando con sus
coreografías y danza candombe.
La nueva camada de jóvenes bailarines que reivindicamos la
danza candombe y el rol de los bailarines, poniendo el cuerpo en
resistencia y nuestra ancestralidad en cada momento de la danza, reivindicamos con orgullo nuestro rol en la comparsa. Ya no
solo somos negrxs, pobres, putos, maricas, tortas y travestis, sino
promotores, productores y difusores de la cultura afrouruguaya.
Este lugar de enunciación nos permite posicionarnos y asumirnos desde una perspectiva cultural afrocéntrica y, al mismo tiempo, problematizar la influencia de la “blanquitud” en la estructura de la comparsa y en lo que se espera del rol del partenaire. El
partenaire es una figura que corporaliza estereotipos de la cultura eurocéntrica socialmente valorada y reconocida. Así, la galantería valorada en la danza candombe surge para acompañar
a la vedette, reproduciendo, desde una perspectiva eurocéntrica,
mecanismos históricos de dominación y ocultamiento del deseo
sexual para performatearlo.
En referencia a este tema, desde la perspectiva poscolonial rescatamos las palabras del historiador cubano y estudioso de la
danza, Ramiro Guerra (2000):
En su larga y ancha geografía pueden encontrarse innumerables bailes de este tipo, dominados por el galanteo sin mediación de abrazos. (…) Siempre prima, por supuesto, la respetuosa gentileza del varón y el porte de grácil coquetería femenino,
herederos ambos, quizás, de las danzas de corte europeo en que
364
CULTURA AFROURUGUAYA
la galantería caballeresca se imponía como fachada de refinamiento de una cultura occidental masculina, sobre todo a partir
del Renacimiento (p. 8).
La penetración de la cultura eurocéntrica se corrobora en la danza candombe, así como también se reproducen en algunas comparsas el machismo y otros mecanismos de opresión. No obstante, como parte del proceso que analizamos, el candombe y las
comparsas se han constituido en espacios de lucha y resistencia
contra el racismo, el machismo y la homolesbotransfobia, además
de ser espacios de integración y desarrollo de nuestros aportes
y potencialidades. Esto nos ha permitido generar un enclave de
visibilización de la negritud y de la diversidad sexual, reivindicando los valores de igualdad y diversidad y la lucha contra la
homofobia dentro de la comunidad afro y del racismo social para
poner en valor nuestros aportes y desafíos en la construcción y
desarrollo de la cultura afro.
A los varones maricas, homosexuales, gays, queers, aun siendo
partenaires, no nos ha sido fácil encontrar un lugar dentro de la
comparsa y ponerlo en valor. El desafío fue y es corrernos de la
estigmatización, la pobreza, las periferias y los márgenes de la
exclusión y colocarnos en el centro de la escena cultural y social,
valiéndonos del orgullo, la visibilización y la resistencia.
En la comunidad candombera son infinitos los relatos sobre el
gran bailarín “Pirulo”, al respecto nos comenta en la entrevista
realizada para esta investigación la hija del “Macho” Lungo, referente histórico del mundo comparsero y gestor de la inclusión
de la vedette, quien también albergó en su casa a “La Araña” y a
diversos personajes sexualmente diversos atravesando los prejuicios de la época:
365
Carlos Álvarez Nazareno
Mira, mi papá siempre contaba que un día iba cruzando la plaza Independencia para la comisión de fiesta que estaba ahí en
Juncal y venía con Pirulo, caminando los dos, cruzando. Y había
un tarado sentado en un banco. Pirulo era boxeador, pero ese
señor pensó que era maricón y cuando van pasando le dice “bo,
negro puto”, ¡ay, para qué! Mi padre no sabía ni lo que iba a hacer porque fue inmediato, lo agarró, lo levantó y ¡pam! Y lo dejó
tirado, noqueado. Y papá dice “que equivocado que estaba”, sí,
dice Pirulo, “sí, este no le dice más negro puto a nadie”.
La tensión entre la “masculinidad” en la danza candombe y la
diversidad sexual siempre tuvo lugar en la comparsa. Poner en
valor nuestra orientación sexual y la lucha contra la homofobia
dentro del candombe trajo imbricando también el desarrollo del
rol del bailarín y su danza candombe hasta hoy.
Por otra parte, a las mujeres a las que les gustaba el ámbito de
la comparsa también fueron y son estigmatizadas por su participación. No hace muchos años la mayoría de ellas fueron tildadas de “fáciles” y “putas”, entre otros prejuicios, y a las que querían tocar el tambor se las señaló como lesbianas. Las mujeres
también tuvieron que romper diferentes estigmas cuando buscaban tocar el tambor o simplemente expresar su sexualidad
dentro de la comparsa. Hoy seguimos viendo en estos ámbitos
prácticas altamente sexistas y machistas, de cosificación de las
mujeres y actitudes transfóbicas. También existen otras comparsas, lideradas e integradas por personas LGBT, que promueven la presencia diversa y los valores de la cultura afro. Ejemplo
de ello son Julio Sosa “Kanela” y su comparsa, la ex “Elumbe”,
“Sinfonía de Alsina” y la “Cuerda de la Explanada”, entre otras,
que son respetuosas de la diversidad sexual en la promoción de
la cultura afro.
366
CULTURA AFROURUGUAYA
Estas nuevas experiencias y avances deben pensarse en el marco del desarrollo de las reivindicaciones feministas y del reconocimiento de los derechos de la diversidad sexual a través de las
leyes recientemente conquistadas. Las comparsas se hacen eco,
social y culturalmente, de estos avances, y son interpeladas por
estos nuevos procesos de igualdad.
Hoy, como consecuencia de ese proceso de transformación, a los
varones afro nos está más permitido bailar y ocupar ese lugar en
la comparsa y las mujeres están penetrando en los diferentes roles: portabanderas, tamborileras, bailarinas, coordinadoras, pero
aún no son dueñas totales de una comparsa. Lo que muestra otro
costado de expresión del machismo.
También producto del mismo machismo, la danza de los bailarines
de candombe se puso en tensión en las comparsas. Se cuestiona
que la mayoría de los bailarines blancos que ingresan a las comparsas y compiten en el concurso de las Llamadas de Montevideo,
siendo gays, generan cierta confusión y distorsión respecto al rol
del bailarín y su danza. Desde una perspectiva crítica muchos bailarines blancos que se suman a las comparsas expresan una danza “feminizada” que trajo muchas críticas respecto de nuestro rol
como bailarines: les criticaron que “quieren opacar a la vedette”,
“se mueven más que ellas”, etc. Lo que tuvo como consecuencia
una distorsión de nuestro rol y abonó el retraimiento de todos los
varones afro y puso en tensión la masculinidad en la performatividad de la danza candombe. Uno de nuestros entrevistadxs, referente del candombe expresó: “los varones bailamos candombe
y nos gozamos, hasta tocando bailamos y si un día pinta en un
cumpleaños salimos a bailar y todo, pero también había como mucho miedo antes, los varones negros bailaban en los cumpleaños y
puerta adentro pero no en la calle por el qué dirán”.
367
Carlos Álvarez Nazareno
Por ello es necesario rescatar el surgimiento de la figura de la vedette
y con ella el rol del bailarín, quien tomó cuerpo no solo para acompañar a esta nueva figura en la comparsa y ser su partenaire, sino para
abrir el camino a la cuerda de tambores, hacer espacio y permitir el
despliegue y desarrollo de la danza candombe. Esto permitió llamar
la atención sobre la vedette, como cuentan lo hacía “Pirulo” con sus
saltos y despliegue que anunciaba la cuerda de tambores que venía
detrás. Todo ello sin descuidar a su compañera de danza, aspecto
central que da cuenta de esa conexión amorosa que presenta cadencia y goce con ese sonido envolvente y polirrítmico, esa sinfonía de
tambores que vienen hablando detrás de sus cuerpos.
En ese sentido, está surgiendo con fuerza una corriente de jóvenes afro que, intentando romper estigmas y el mandato social
que sostiene “los varones tocan y las mujeres bailan”, se lanzan
a la danza candombe orgullosos de la cultura afro sin que esto
interpele necesariamente su sexualidad. Así, ocupan la escena
candombera nuevas masculinidades en resistencia y oposición a
la cultura machista y homofóbica que tuvo un fuerte arraigo en la
cultura uruguaya particular.
Foto: Comparsa “La Candela de San Telmo (Argentina)
368
CULTURA AFROURUGUAYA
Los hombres afrodescendientes y africanos históricamente bailaron los distintos ritmos y expresiones de la cultura afro. En la
liturgia de las religiones de matriz afro existen danzas de Orisha
solo permitidas para varones. Luego del proceso de esclavización
y colonialismo, las danzas afro y el rol de los varones afro tuvieron un gran desarrollo en toda América Latina. Los varones afro
bailan danzas típicas, desde Cuba con la salsa hasta Brasil con
la samba. Incluso en el carnaval argentino, tanto en la ciudad de
Buenos Aires como en el litoral, las murgas y comparsas tienen
influencia de la cultura afro y se destaca una gran participación
de varones en el baile.
Es por ello que resulta fundamental que el cuerpo y la danza de
los varones afro rompa tabúes y estigmas y siga construyendo resistencia, reivindicando su lugar en la comparsa y combatiendo
la perpetuación del machismo y la homofobia.
La comparsa y las identidades trans afro
Las personas trans y su lugar en la comparsa tuvo y tiene otro
significado respecto del rol y la integración de la diversidad sexual. Hubo diferentes momentos y experiencias de inclusión y
exclusión que dan cuenta de la transfobia existente al interior
de las comparsas. No hay experiencias de inclusión e integración de chicas trans en las comparsas que no hayan atravesado
la burla, la risa socarrona y la discriminación. Una de las primeras comparsas tradicionales en asumir la inclusión de personas
trans, ya en los años noventa en las Llamadas de Isla de Flores,
fue “Sinfonía de Ansina”. Su principal referente y candombero
Gustavo Oviedo nos decía al respecto:
369
Carlos Álvarez Nazareno
Mira, nosotros nunca tuvimos ese tabú de... bueno, de repente rompimos barreras con eso, ¿no? O abrimos puertas, ¿por
qué no tener la misma oportunidad que tienen todos? ¿Por ser
trans? No, ¡son seres humanos, bo! ¿Y por qué no pueden ser
parte si es una fiesta popular? ¿Eh? Eso [sic] son mitos que
crean, ¿viste?
En aquellos tiempos, recuerdo que eran travestis blancas que
solo las veíamos el día de las Llamadas, llegaban con sus trajes
llenos de plumas minutos antes de comenzar el desfile y las
ubicaban adelante entre los primeros cuadros de la comparsa.
No había una integración con el cuerpo de baile. Eran solo figuras exóticas que se mostraban en ese momento y luego no
las veíamos más, ni en los ámbitos del ensayo de la comparsa ni cuando salían los tambores los domingos por Palermo y
Barrio Sur. En esos momentos de encuentro comunitario y disfrute del candombe con un fuerte sentido barrial e identitario,
no estaban.
La comparsa durante las Llamadas sí las tenía como protagonistas, pero solo en ese momento. En los últimos años podemos
ver otro tipo de inclusión de las personas trans, en particular, las
afro. Traspasando el exotismo, han generado una integración en
los distintos espacios del cuerpo de baile. Ahora vemos personas trans bailarinas, destaques y hasta en algunas comparsas
han sido vedettes. Adriana Arrascaeta de la comparsa Elumbé,
recuperando la historia de su prima y tocaya María Adriana
Arrascaeta, nos decía al respecto:
Yo creo que la empoderaba, le daba como otra impronta porque
ella estaba muy orgullosa de la comparsa y de lo que hacíamos
entre todos, y también la ponía en un lugar muy visible, en un
370
CULTURA AFROURUGUAYA
lugar que en otros aspectos de la vida no lo tenía. Además, al ser
la única mujer trans de la comparsa, la gente no se daba cuenta
de lo que ella era. Era una mujer más.
Generacionalmente ha habido cambios en ese sentido, producto de los derechos conquistados socialmente, las experiencias de
Lorena Rosas y Kevin Roik como jóvenas afros trans, dan cuenta
de cierta apertura en diferentes comparsas y contextos. Si bien
sabemos de la transfobia que esconden algunas comparsas actuales que, aunque recuperan ciertos valores de la cultura afro,
reproducen la transfobia y el machismo.
Diferentes expresiones de la cultura afro han integrado a la diversidad sexual y particularmente a las personas trans, prueba de ello
no solo es su inclusión en las comparsas sino en las prácticas de las
religiones de matriz afro. En la Umbanda, el Batuque, el Candomble
y la Quimbanda las personas LGBT han encontrado un gran lugar
de inclusión y desarrollo de sus potencialidades y también una alternativa de crecimiento a los lugares de vulnerabilidad y estigmatización al que el sistema sistemáticamente las ha llevado.
También la comparsa se trasformó en un espacio de “realización”
para las personas trans, generando otro lugar de visibilización
luego de romper con la hipersexualización de la que son víctimas.
Los cuerpos negros han sido históricamente hipersexualizados
como una estrategia del sistema racista, que justificó las violaciones a nuestras mujeres afro por la voluptuosidad de sus cuerpos
y cosificó a los varones negros por su fogosidad y virilidad. Las
mujeres trans y, sobre todo, las afro, son víctimas del prejuicio y
la estigmatización, que encierra el preconcepto de que todos sus
movimientos, acciones y vínculos al interior de la comparsa estaban basados en la búsqueda de sexo.
371
Carlos Álvarez Nazareno
Mostrarse, disfrutar y participar de espacios populares y multitudinarios como el carnaval, el candombe y la comparsa se constituyó en un lugar de visibilización, orgullo y resistencia contra el
estigma y la marginación. El candombe aportó y aporta a esa visibilización positiva dando otro lugar de enunciación, integración
y respeto en el marco de la cultura, que da una respuesta positiva
a los distintos tipos de estigmatización y violencia que recibían
socialmente en las calles. Una de las entrevistadas planteó:
Yo la recuerdo a ella saludando a todo el mundo, no tanto bailando, bailaba, pero muy poco. Pero con la gente se sonreía, tiraba besos y la aplaudían mucho, tenía mucha hinchada todo
el tiempo, como que tenía un aura. Ella quería salir por Isla de
Flores a ser la estrella y disfrutaba muchísimo. Era como su
momento de esplendor.
A modo de conclusión
La cultura afro y particularmente el candombe nos propone reflexionar y analizar las condiciones de inclusión, integración y
exclusión que se yuxtaponen con las posibilidades de promoción
de las identidades y la conciencia social del ser afrodescendiente
y de la diversidad sexual. En los últimos años el candombe volvió
a resurgir impulsado por distintas generaciones de candomberxs que, a partir de la lucha y la resistencia del movimiento afro
organizado, también se han sumado nuevas generaciones de jóvenes/as afro que reivindican nuestra cultura, nuestra negritud,
la música afro y expresiones del candombe. Los contextos locales
nos posibilitan pensar los mecanismos de reproducción y configuración del racismo, el sexismo, el machismo, la homolesbotransfobia y el patriarcado. La estructura común de dominación
372
CULTURA AFROURUGUAYA
y colonización de estos modos de opresión nos obliga a generar
acciones, intervenciones y promover políticas afirmativas y de
inclusión que garanticen igualdad, equidad y no discriminación.
Transformar las subjetividades y los procesos materiales de exclusión en nuestras sociedades, comunidades y colectivos, implica repensar nuestras propias prácticas, mecanismos de articulación y solidaridad e indagar nuevos procesos de descolonización
para aportar nuevas estrategias en la lucha social y política contra el racismo y construir nuevas realidades.
Hoy, la interseccionalidad se propone como una estrategia en la
lucha política y colectiva que desafía la articulación y producción
de los movimientos sociales desde una perspectiva decolonial.
En ese sentido, el desafío central es la distribución equitativa del
poder, la ruptura de toda hegemonía y de privilegios estructurantes que sustentan nuestra sociedad. Las mujeres afro, los afros
LGBT y diversos grupos disidentes hemos comenzado ese camino como estrategia política y emancipatoria por la real inclusión
de nuestras diversidades. ¿Y tú?
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374
Cultura Rastafari en Cuba:
Identidades y formas de
resistencia
Yoannia Pulgarón Garzón
Pensar la cultura rastafari en claves decoloniales significa dialogar de manera crítica con categorías como identidad cultural, identidad racial, africanía y resistencia cultural. Categorías
que se conectan armónicamente en el sistema simbólico rastafari, haciendo visible a un actor social, sujeto cultural y político
que en sus prácticas dialoga activamente con y desde propuestas decoloniales. Ya sea mediante la reproducción “pasiva” de
los postulados fundacionales de este movimiento, nacido en
Jamaica (en los que se exaltaba el orgullo racial, la valorización de la cultura y la historia de África); o de su reinterpretación a partir de las realidades particulares y sociales a las que
responden.
Con el presente artículo, nos proponemos revisitar algunos resultados obtenidos en 2016, en el marco de una investigación
sobre la identidad cultural rastafari en jóvenes rastas cubanos. Las nuevas lecturas realizadas a los discursos de aquellos
375
Yoannia Pulgarón Garzón
sujetos no permiten que envejezca el tema de estudio, y sí impulsan nuevos interrogantes sobre esta población que adquiere
cada vez una mayor fuerza en el país.
Algunas de las nuevas preguntas son: por qué continúa existiendo la necesidad sentida de ser rastafari, de reproducir estas ideas, prácticas, estilos de vida, postura social; en cualquier
parte del mundo, casi noventa años después de creado este
movimiento sociocultural reivindicativo en Jamaica. Cuáles
fueron sus bases ideológicas fundacionales, cómo se conservan y evolucionan tales ideas. Cuáles son las demandas que
movilizan a los actuales sujetos identitarios. Cuáles son esas
experiencias particulares de vida en contextos socialmente
estructurados y diversos que posibilitan que esta alternativa
identitaria sea la mejor opción, y la única posible para muchos
así asumidos.
En efecto, tales ideas muestran las continuidades y rupturas
presentes en el tema, así como la posibilidad de reconocer críticamente aquellos aportes epistémicos, antropológicos, sociológicos, que la cultura rastafari le puede ofrecer a la teoría
decolonial en todos sus ámbitos: estéticos, sociales, espirituales, cosmovisiones. No se trata de adaptar la cultura rasta a
la perspectiva decolonial sino de buscar los puntos de confluencias entre estas categorías conceptuales. Y dialogar con
lo que aportan grupos culturales minoritarios como los rastas,
con otras experiencias sociales y saberes, capaces de movilizar
prácticas de resistencia cultural. Varios de estos conceptos serán abordados en el artículo en función de las nuevas lecturas
a los resultados mencionados.
376
CULTURA RASTAFARI EN CUBA
Cultura rastafari en contexto. Breve
acercamiento a su origen, historia y desarrollo
La cultura rastafari surge y se desarrolla en Jamaica, a partir de
1930. Desde sus inicios se convirtió en un movimiento de resistencia y una respuesta cultural alternativa frente al colonialismo vivido por varios siglos en esta isla caribeña. Los postulados
ideológicos promovidos por esta, desde las etapas iniciales, exaltaban el orgullo racial, la valorización de la cultura y la historia
de África; a través de dos corrientes de pensamiento: el etiopianismo y el garveyismo.
La primera de estas corrientes tuvo como base ideológica la idealización de África. Su etapa de mayor esplendor fue a fines del
siglo XVIII, cuando el nombre de Etiopía se utilizaba en la literatura bíblica para denominar a esa región y como sinónimo de
África (Yawney, 1994; Larenas, 2002; Furé, 2011; Faúndez, 2012;
entre otros). Por otra parte, el trabajo ideológico realizado por
Marcus Garvey1 promovió el orgullo racial y la valorización de la
1
Marcus Mosiah Garvey (nacido en 1887), fue un líder jamaicano
que promovió un proyecto de regreso a África (Back to África) que, a la
larga, fracasó, no sin antes haber aglutinado en cuarenta y tres países
a más de cinco millones de seguidores de la UNIA (Asociación Universal para el Mejoramiento del Negro, siglas en inglés). Este fue un
movimiento de masas de personas negras, que influyó determinantemente en varias generaciones posteriores (Furé, 2011, p. 36). La UNIA,
fundada en Jamaica en 1914 por Marcus Garvey, fue un movimiento
que intentó unir a africanos y afrodescendientes en torno a un ideario
reivindicativo de la raza negra. En virtud de su carismático liderazgo,
el mismo Garvey fue tomado por algunos de sus seguidores como una
377
Yoannia Pulgarón Garzón
cultura y la historia africanas. El garveyismo tuvo sus raíces en
medio de la estructura social de Jamaica, organizada sobre los
criterios de la clase social y el color de la piel. En esta estructura desigual, se ubicaban los negros y pobres en la base de la pirámide social, siendo la gran mayoría de la población jamaicana
(Furé, 2011; Ulloa, 2007; García, 2014).
El desarrollo e influencia de estas concepciones condicionaron
el surgimiento y la posterior evolución de las ideas sobre rastafari. En una primera etapa, su rasgo más importante fue la propagación de la concepción del Dios negro y la divinidad de Haile
Selassie I2, afianzándose este movimiento como una manifestación religiosa. En un segundo momento, se consolidó como un
movimiento nacionalista, de conciencia racial, “enraizando la
identidad y la unidad nacional jamaicana en el reconocimiento
de los orígenes de la mayoría negra” (Furé, 2011, p. 43). Esta etapa
mostró el necesario interés de secularizar el movimiento, separándolo de su orientación estrictamente religiosa, visibilizándolo
como una forma de protesta ante el statu quo.
El desarrollo y consolidación de las ideas rastafaris estuvieron también permeadas por diversos acontecimientos políticos,
especie de mesías, el que aseguró el calado profundo de su mensaje
proclive a la dignificación del negro y a mirar en África, la tierra originaria, el lugar donde serían posibles la salvación, la libertad y una vida
digna (Ulloa, 2007, p. 117).
2
Emperador de Etiopía y considerado como el primer Dios viviente
que tuvo la historia de las religiones populares. Su deificación dio lugar
al surgimiento, a partir de 1930, de rastafari como un movimiento social
y como nueva forma de religiosidad popular jamaicana.
378
CULTURA RASTAFARI EN CUBA
sociales y culturales, ocurridos en la región caribeña y en los EE.
UU. Entre ellos, la visita de Haile Selassie a Jamaica en 1964, la
repatriación de los restos de Garvey en 1966, la identificación con
el renacimiento negro norteamericano y con la ideología del movimiento Black Power en los EE. UU.; y, sobre todo, en el Caribe, a
través del intelectual guyanés Walter Rodney (Furé, 2011).
Paralelo a estos procesos, ocurre la absorción de esta filosofía por
muchos jóvenes de los ghettos urbanos de Jamaica. Ellos aportaron su herencia social, espíritu emprendedor y ansias de rebeldía, resultantes de haber crecido en condiciones de desventaja
social y pobreza. A esto se suma el surgimiento del reggae como
resultado de la evolución de la música popular jamaicana. Este
nuevo ritmo musical constituyó un vehículo de proyección crítica
hacia la sociedad: “entonces muchos jóvenes como Jimmy Cliff,
Bob Marley, Meter Tosh, etcétera, utilizarían el reggae para expresar anhelos rastas y censurar con fuerza el orden social vigente” (Furé, 2011, p. 44).
Al comenzar la década de los setenta del siglo XX, en su tercera etapa, rastafari y reggae constituían ya un sistema articulado
alrededor de una unidad temática, donde los problemas sociales
y una visión realista del futuro eran preocupaciones fundamentales. En esta fase se fortaleció la secularización, los entonces
símbolos religiosos y atributos espirituales fueron adoptados por
personas de todo el mundo, como resultado de la ininterrumpida globalización cultural del sistema rasta-reggae; surgiendo un
gran número de nuevos y diferentes seguidores.
El auge de estas ideas en Cuba estuvo marcado por la cercanía
geográfica con Jamaica. Y las grandes semejanzas entre ambos
pueblos, dentro de la diversidad regional caribeña. El pasado
379
Yoannia Pulgarón Garzón
colonial de ambas derivó en su cultura y modos de vida, aunque
difieran en su condición de hispano y angloparlantes, respectivamente. La composición étnica, el mestizaje, la interacción entre
raza y clase en la estructura social, el carácter fusionable de sus
musicales tradicionales, y otros elementos histórico-culturales
favorecieron el arraigo de la cultura rastafari en algunos grupos
sociales del país (Furé, 2011).
Identidad cultural rastafari en claves
afroepistémicas
Pede, Yves (1959). Las almas de los Ancestros.
Colección de arte de la Unesco3.
3
Tomado de: http://www.unesco.org/artcollection/NavigationAction.
do?idOeuvre=2763&nouvelleLangue=es
380
CULTURA RASTAFARI EN CUBA
La pertinencia de abordar el tema desde un concepto como el de
identidad cultural rastafari, permite revelar lo global y lo particular de esta expresión simbólica. Es decir, aquellas maneras diferentes que existen de reinterpretar la cultura, a partir de los condicionamientos sociales y el carácter socialmente estructurado
de los procesos simbólicos. Pero, a la vez, revelar los elementos
comunes presentes en las cosmovisiones, discursos e imaginarios rastafaris. Al decir de Furé (2011): “Rastafari se ha convertido
en una cultura de fácil desplazamiento, que viaja en sus símbolos
y expresiones culturales reinterpretados según las condiciones
locales” (p. 30).
Analizar los significados atribuidos a la cultura rastafari en clave
de identidad y resistencia permite que se comprenda este espacio simbólico de pertenencia como un asidero alternativo. Para
Larenas (s.f.), a pesar de la heterogeneidad de los rastas, existen
ejes comunes a través de los cuales experimentan e interpretan
el mundo. Tales como, “(…) el sentido de la identidad/solidaridad,
representado en la identificación con el pasado africano, el reconocimiento del sufrimiento de los esclavos, el sentido compartido
de lo que significa vivir marginado y la lucha por la liberación de
la opresión y la injusticia” (Larenas, s.f., p. 5).
En la práctica identitaria de muchos rastas convergen y se articulan posturas antirracistas y de resistencia cultural, que hacen
distintiva sus identidades. En la cultura están presentes las ideas
de lucha y de resistencia desde sus bases ideológicas fundacionales. La concepción de resistencia emerge como un elemento
articulador dentro de la heterogeneidad de formas de vivir la
identidad rastafari, pues funciona como el lente a través del cual
estos sujetos experimentan e interpretan el mundo. A lo que Furé
(2011) denomina ideología común, a través de la cual,
381
Yoannia Pulgarón Garzón
(...) ser considerado un rasta en cualquier parte del mundo presupone, entre otras cosas e independientemente del color de la
piel, abandonar los prejuicios coloniales, racistas y estereotipos
de belleza eurocéntricos que denigran la condición de ser negro, amar la naturaleza y la paz (…)(pp. 45-46).
Entre las formas legitimadas de resistencia defendidas por los
rastas, se distingue el desmontaje de varios dispositivos coloniales, o sea de diferenciación y subordinación sociales como
la “raza”, la clase, el género (Quijano, 2007). Y es que un rasta,
en definitiva, reproduce la conciencia de lo “negro” y de sus
luchas. La mirada hacia la “negritud”45 y la defensa de sus valores, el legado de África y la historia de sus pueblos constituyen premisas claves en la práctica identitaria de muchos rastas (Larenas, 2002; Furé, 2011; Contreras, et al., s.f.), al colocar
en el centro de sus luchas las reivindicaciones de los pueblos
negros56, la defensa de las culturas y estéticas negras, cuestiones que, además, centran sus discursos identitarios y de resistencias. Es un combate contra todas las formas de colonialidad (del poder/saber), de racismo y el concepto hegemónico
de “raza”.
Para Quijano (2007), “la dominación es el requisito de la explotación, y la raza es el más eficaz instrumento de dominación
que, asociado a la explotación, sirve como clasificador universal
del actual patrón mundial de poder capitalista” (p. 24). Por su
4
Movimiento literario fundado en Francia en 1939 que reivindicaba
el rol de la cultura negra y el aporte de los sujetos negros. Entre sus
defensores destacan los intelectuales Aimee Cesaire y Franz Fanon.
5
Entendiendo la categoría “negro” como una identidad política.
382
CULTURA RASTAFARI EN CUBA
parte, el racismo se concibe como el “proceso que suprime y excluye a un sector de los seres humanos” (Campos, 2013, p. 210).
Es una opresión basada en la supuesta existencia de “razas” y la
inferioridad de unas sobre otras, sobre la base del modelo hegemónico de “blanquitud” y la visión subalterna de la “negritud” y
otras poblaciones no “blancas” (Campolaegre, 2017).
Actualmente, la identidad racial negra defendida desde la cultura
rastafari, articula esta defensa histórico-cultural del legado africano, con criterios de autoafirmación, luchas y resistencias frente
al “estado de discriminación racial, desvalorización cultural, desigualdad social y falta de poder político en el que aún permanecen las masas afrodescendientes de la región [Latinoamérica],
quienes aún aparecen con los mayores índices de desigualdad en
los indicadores oficiales” (Laó-Montes, 2013, p. 66). Esta coyuntura social excluyente, matizada por las diferencias de los contextos sociales, emergen como problemáticas y demandas que los
rastas incorporan también a su causa identitaria (Larenas, 2002;
Larrañaga, 2008; Furé, 2011).
Las luchas decoloniales que reproducen como rastas se expresan en su actuar cotidiano. Se evidencian desde sus maneras de
hacer, sus discursos y saberes, que rompen con lógicas y dispositivos coloniales como los ya enunciados, y otros relacionados con sus prácticas de vida, a partir de sus vínculos con la
naturaleza y las relaciones humanas, el cuidado del cuerpo/salud, las formas de alimentación saludables. Todas devienen formas de resistir frente a prácticas hegemónicas, dictadas como
universales.
383
Yoannia Pulgarón Garzón
Discursos de resistencias en jóvenes rastas
cubanos
Rastafari es una tendencia cultural alternativa que, por un lado, se
construye bajo los efectos de la resistencia y, por el otro, mediante
procesos de readaptación y cambio. En Cuba se distingue por ser una
expresión cultural creativa, que no puede desligarse de los conceptos
de raza y estructura social, elementos que favorecen que no se visibilice como un fenómeno de masas y condiciona que se reproduzca
mayoritariamente en sectores de descendencia negra y mestiza.
En el estudio realizado en 2016 sobre la identidad cultural rastafari en un grupo de jóvenes rastas de La Habana6 (Pulgarón,
2016), se dialogó sobre el tema desde un enfoque afroepistémico,
al establecer los vínculos existentes entre la pertenencia a la cultura rastafari, la defensa del reggae y la importancia de asumirse
como negros/mestizos. El estudio actualizó las miradas sobre el
tema a partir de las vivencias de los propios sujetos en relación
con el contexto histórico y social donde se expresan.
El reggae7, por sus propias características, se estructura como símbolo de mucha fuerza dentro de la cultura. Siendo, además, un
6
La propuesta constituyó un estudio descriptivo-analítico y se abor-
dó desde una perspectiva cualitativa. La muestra estuvo compuesta por
dieciocho sujetos que se identifican como rastafaris con edades comprendidas entre los 20 y 34 años de edad, residentes en la capital del
país. En su mayoría fueron negros y mestizos.
7
El género musical constituye un elemento que nuclea y articula al
resto de la simbología rastafari. Ha servido de instrumento de defensa
de esa cultura para resaltar sus valores espirituales y éticos.
384
CULTURA RASTAFARI EN CUBA
medio para canalizar estados de ánimo, denuncias sociales e intereses; por lo que en él se sintetiza todo lo que representa lo rastafari para el rasta que la defiende. Podría decirse que el género se
ha convertido en la bandera de la cultura/movimiento en el país,
sobre todo para aquellos con mayor compromiso. A través de este
género y mediante las redes que se establecen para su distribución
y consumo se potencia la interacción de los rastas con otros actores. Ello lo ubica también como mediador de relaciones sociales.
La cultura rastafari se asume como un espacio o medio para existir socialmente y en sus procesos de integración social se convierte en un vehículo importante para ser, estar y participar como
rastas en la sociedad. Para los sujetos, reproducir en su práctica
cotidiana y defender la filosofía de lucha y de resistencia que
se le adjudica a la cultura, es también una forma de existir y de
asumirse como sujetos culturalmente identificados. Así manifestó una de las personas entrevistadas:
Lo principal que debe tener una persona en la vida es saber a qué
misión vino a este mundo, tú puedes venir a hacer muchas cosas,
pero de todas ellas hay una en la que más vas a relucir, y esa es
donde más te van a aplaudir. (…) Donde más voy a ser aplaudido
es por la música. Mi misión a través de rastafari es la música, he
recibido un poco de reconocimiento más por eso. Todo el que me
conoce sabe que yo he podido meterme en una pila de balaceras,
pero al final me dicen tranquilo, fulano, si yo sé que por donde
más tú tienes tu golpetazo es por aquí. Si hay un reconocimiento
por aquí, por ahí es por donde yo tengo que entrar. (…) (Rasta A).8
8
Fragmentos de la entrevista realizada a sujeto rasta como parte del
trabajo de campo de la investigación: La identidad cultural Rastafari en
385
Yoannia Pulgarón Garzón
Desde estas palabras se reconoce el rol preponderante que juega el reggae para la vida como rastas de los sujetos estudiados.
Deviene elemento articulador para sus identidades, evidenciado
en sus roles como creadores de música reggae y como sus consumidores. Para los protagonistas del estudio la producción/consumo de reggae resultó altamente reconocida como una práctica
que los define. Además, colocaron a un mismo nivel de importancia la defensa de esta cultura y la necesidad de que el mensaje
sobre rastafari trascienda a través de su música.
“(…) Ese es mi objetivo, que el movimiento se mantenga a través de mi música (...) toda mi música habla de bendiciones, no
de maldiciones, y de bendiciones que vienen del más allá, eso
para mí unifica, edifica, ese es el propósito: construir, edificar,
educar y lo hago a través de mi música. (…)” (Rasta B).
“Yo puedo ser mañana pistolero, adventista, lo que sea, pero si
al final mi misión es esa, hacer arte, hacer música, esa es la que
tengo que desempeñar (…) por donde más me desempeñé fue
a través de la música, y he tenido mis discusiones, y como dice
el dicho, todo tiene su tiempo. Hoy no lo van a entender, mañana sí, y ha sucedido así. Muchos hermanos míos están comprendiendo que mi misión de guerra frente al sistema babilón,
contra el sistema de confusión por donde debo desempeñarlo
es por la música (…)” (Rasta A).
Se hace evidente en sus propios discursos un reconocimiento de
que su aporte hacia la cultura, su contribución, está mediada por
lo que puedan hacer a través de su música. Se defiende el ideal
jóvenes rastas de La Habana. Aproximaciones desde un estudio de caso.
386
CULTURA RASTAFARI EN CUBA
de poder transmitir un legado con ella. La asunción de sus roles
como una misión, como un deber, refuerza su sentido de pertenencia hacia la cultura/movimiento, quedando reforzada la comprensión y la percepción de su identidad como rastas mediante
el proceso de diferenciación e igualación con otros sujetos culturalmente definidos.
Esta realidad defendida desde los interaccionistas simbólicos y
sintetizada en las palabras de Maritza Rizo (2005), “(...) sería el
sentido del yo y el sentido del otro generalizado, pues a través de
ese tipo de interacciones simbólicas, se mantienen y refuerzan,
permitiendo a los seres humanos reconocerse como tales y dotar
de sentido a sus experiencias” (p. 134). Desde esta lógica de pensamiento, los sujetos logran tomar conciencia de sus diferencias,
posibilitando la autoidentificación con sus iguales y la conformación de grupalidades con sentido y significaciones simbólicas
compartidas.
El sentido de pertenencia hacia la cultura rastafari está muy ligado al plano motivacional como elemento que justifica la continuidad de sus representantes. En los discursos de los sujetos se
evidenció el compromiso e interés por defenderla y mantenerla. Destacaron las posiciones de lograr la unidad entre los rastas
como elemento clave para que la identidad perviva.
(…) Ahora mismo no me considero el único exponente, pero si
el que más se está metiendo en eventos de empuje del género
(reggae), y voy un poquitico atrás (hacer historia), pues cuando
se conoce la historia de la cultura como tal y del reggae hecho
por rastafari, es una cultura de guerra contra lo mal hecho, de
resistencia. Aquí, naturalmente, hay grupos que no están para
dar esa historia de batalla y de resistencia, y eso es lo que hace
387
Yoannia Pulgarón Garzón
que se entorpezca un poco el avance del movimiento reggae en
Cuba (…) En la cultura del movimiento del reggae y de rasta no
son todos los que están batallando, son contados con las manos
los que están haciendo esa batalla contra el sistema, y el sistema contra ellos, se pueden contar con las manos. (Mi grupo) 9 es
uno de los cinco exponentes contados con las manos que están
batallando por el movimiento del país, los demás… no puedo
hablarte por los demás (…) (Rasta A).
Si se asume la participación social no solamente como presencia
sino desde la arista del compromiso consciente con un proyecto,
con el logro de objetivos y metas a cumplir, entonces el reggae
resulta la vía principal para hacer visible ese objetivo manifiesto.
En sus identidades como rastas el consumo y producción de reggae los reproduce como sujetos de la cultura, como sus defensores y, a la vez, encuentran en el ejercicio de esta práctica cultural
nuevas formas de expresión social y sentidos de vida.
Se evidencia de esta manera la articulación entre la participación
y la identidad, pues desde “la participación social se desarrolla la
capacidad e identidad de los actores que se autoconstruyen como
sujetos de poder en este proceso” (Fleitas, Proveyer y González,
2005, p. 197). El ser rasta condiciona una actitud ante la vida, una
proyección social y simbólica que los define. Desde sus discursos,
la referencia a luchar contra Babilonia10, contra lo que los perju-
9
Se omitió el nombre del grupo del entrevistado por cuestión de res-
peto al carácter anónimo de la entrevista.
10 El término Babilonia para los rastas encierra todo lo negativo y malo
que existe en el mundo, y sus prácticas deben ir encaminadas a luchar contra lo que este representa. El término proviene del vocablo bíblico Babel.
388
CULTURA RASTAFARI EN CUBA
dica como rastas, implica una postura de resistencia y de crítica
frente a lo que los rodea, lo cual se traduce en respuestas identitarias y formas de participación que también reproducen a la
Cultura.
Defensa de la africanía en sus prácticas
identitarias como rastas
Una de las luchas más sentidas que viven los rastas en Cuba tiene que ver con el rescate y defensa de África en sus prácticas de
vida. Pese a que las distancias físicas con el continente africano
son acentuadas, no ocurre igual con el legado histórico y cultural
cristalizado en la idiosincrasia del pueblo cubano. Cuestión esta
que favorece la permanencia del referente negro y africano en
sus discursos:
“La negritud es el punto polémico que tiene rasta, tiene que ver
con el tema de la repatriación, volver a África. Muchos rastas lo
ven como la idea de Marcus Garvey, coger un barco e irse para
allá… y otros dicen que no, que no tienes que irte, si tú quieres
irte para África lo puedes hacer, pero donde quiera que tú estás, tú debes vivirlo como tal. El retorno debe ser espiritual (…)
Como dice Peter Tosh, si eres un hombre negro, entonces eres
africano…” (Rasta C).
Desde las reinterpretaciones que hacen de la historia de los pueblos africanos construyen su presente y dialogan de manera particular con la idea del retorno a África y la visión de África como
la tierra madre. Estas concepciones decoloniales rompen con
todo lo que reproduzca la hegemonía del poder blanco y los dispositivos de la colonialidad del saber/poder. Según Larenas (s.f.),
389
Yoannia Pulgarón Garzón
los rastas asumen la repatriación, el volver a África como una orden divina que no depende de la acción humana; eso diferencia
este proceso de la migración. Es “un regreso a lo que se poseía
antes” (Murrel y Taylor, 1998, p. 392).
En este caso es una posesión relacionada con la(s) identidad(es)
sometida(s) y con una identificación de África con la liberación
de ese sometimiento. También se asume como una necesidad de
buscar sus raíces y recuperar sus riquezas en protesta contra el
orden establecido. Por tanto, el retorno deviene símbolo estructurador de sus identidades y experiencias sociales como rastas en
los diferentes contextos sociales.
Otra lectura contrahegemónica frente al poder blanco es la defensa y uso de los dreadlocks como forma natural de llevar el cabello. Símbolo que denota para esta Cultura una manifestación
de ruptura con el ideal de belleza eurocéntrico.
“En este sentido los dreadlocks pasaron a ser una forma de rechazo al concepto de belleza de Babilonia; es decir, un modo de
restablecer el orgullo hacia una característica física africana y
una forma de expresar su creencia de un compromiso con la
naturaleza” (Larenas, 2002, p. 7).
El concepto de Babilonia se retoma, en esta oportunidad, como
sinónimo de lo negativo y a lo que se debe hacer resistencia, por
lo que en sus fundamentos lo vinculan con los códigos socialmente aceptados de belleza física y de la buena apariencia, que
no toman en cuenta otros patrones de vestir y proyección social.
Se rompe con aquella norma “socialmente construida” y, como
alternativa, emerge la defensa de todo lo relacionado con la cultura africana.
390
CULTURA RASTAFARI EN CUBA
La lucha contra la discriminación racial también se erige como
bandera activa en la población estudiada. Rompen de esa manera
con el sometimiento, las ausencias y las incomprensiones de las
que han sido víctimas:
“(…) Creo que es influyente la temática de los negros y no negros. Te pones a ver que a lo largo de todo el tiempo fuimos
bastante maltratados, y por supuesto la gente demuestra su reacción. Y actualmente todavía hay ese racismo (…) Creo que
en Cuba se percibe como una cultura de resistencia bastante
fuerte, es como algo que está siempre presente la temática de la
resistencia (…)” (Rasta D).
Estas ideas vinculan el significado dado a la cultura y la realidad
que viven como rastas. Posiciones que los conectan con la historia que les antecede, así como también marca sus discursos y
acciones cotidianas. Pertenecer al movimiento rastafari significa
dialogar de manera más o menos directa con una realidad discriminatoria sufrida; ya sea por ser negros o mestizos, ser rastas o
por las prácticas que realizan.
Estudios anteriores sobre la temática en Cuba (Larenas, 2002;
Furé, 2011; García, 2012) reconocen que muchos de estos sujetos
culturalmente definidos asumen como un elemento inherente a
sus identidades el haber vivido alguna experiencia de marginación o discriminación. Cuestión que atenta contra procesos de
integración social de estos grupos humanos y que los conduce a
mantener en alto la bandera de la resistencia.
391
Yoannia Pulgarón Garzón
Ideas finales
Se hace cada vez más necesario indagar en las formas de lucha y
de resistencias generadas por comunidades negras y movimientos
sociales de la africanía moderna. La cultura rastafari, en este caso,
funciona como una de estas experiencias al articularse en favor del
cambio social y del rompimiento de las múltiples cadenas de opresión racial que aún perviven. Se constituye, a su vez, en alternativa
sociocultural liberadora y decolonial, que visibiliza y rescata las herencias africanas, los saberes ancestrales de los pueblos africanos,
trayéndolos al presente con lecturas críticas y contextualizadas.
Desde aquí se nos revelan otras prácticas, discursos alternativos
y resistencias culturales que precisan ser analizadas en todas
sus opciones y dimensiones. Sobre todo, teniendo en cuenta lo
que para Boaventura de Sousa (2009) representa la necesidad de
nuevos procesos de producción y valoración de conocimientos,
así como nuevas relaciones entre los diferentes tipos de saberes.
En ese sentido, buscamos construir saberes sobre la cultura rastafari, reconociendo y escuchando las voces y experiencias de sus
propios protagonistas.
A través de sus vivencias y narrativas como rastas, el conocimiento generado trajo a la luz otros saberes, otras subjetividades
y actores sociales, invisibilizados históricamente por las Ciencias
Sociales tradicionales y las culturas hegemónicas en América
Latina, y que se nos presentan como actores sociales con discursos y prácticas comprometidas con sus realidades sociales y culturales, con capacidad para recrear su tradición histórica de resistencias, producir poder y también nuevos saberes. En función
de romper con lógicas coloniales y neocoloniales eurocéntricas,
dictadas como universales.
392
CULTURA RASTAFARI EN CUBA
En la dinámica identitaria de los sujetos estudiados se configuraron varias cuestiones que se articulan: sus referentes motivacionales, las prácticas que les distinguen, las maneras de participar
socialmente a través de la cultura. Todo ello matiza las diferentes
respuestas identitarias de los sujetos y revelan los diversos procesos participativos que se asumen al interior de la cultura, los
cuales muchas veces trascienden las fronteras de lo rastafari e
impactan en la sociedad macro.
Los elementos abordados revelaron, desde un enfoque sociológico, la articulación que existe entre los procesos simbólicos y los
ámbitos sociohistóricos que los estructuran. Por otra parte, el análisis de la realidad identitaria de estos jóvenes devino forma de
apostar por el reconocimiento social de la cultura Rastafari como
proyección social e identidad consolidada, en tanto se ha convertido para sus actores en un espacio para existir socialmente.
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Anexos
Red de Mujeres Afrodescendientes
399
Recopilación, redacción y edición:
Glenda Joanna Wetherborn
Fotografías:
Maricruz Carrasco, Glenda Joanna Wetherborn,
Yvette Modestin, Adela Panezo, Plashka Meade
Webster
Comisión de relatoría:
Adela Panezo (Panamá);
Ofelia Castillo Pérez, Génesis Gutiérrez y Cecilia
Cuesta Morales (Colombia);
Sagrario del Carmen Cruz (México);
Lizia de Oliveira Carlvalho (Brasil);
Johana Bermúdez (Honduras).
Diseño y diagramación:
Elizabeth Fonseca Bojorge
© Asociación Red de Mujeres Afrolatinoamericanas Afrocaribeñas y de la
Diáspora
Derechos reservados, noviembre 2018
Rotonda Bello Horizonte, 2 c. al sur, 1 c. abajo, 1/2 c. al sur. Casa H II-6 Managua,
Nicaragua
email: rmafroni@ibw.com.ni / comuni@mujeresafro.org
www.mujeresafro.org
400
Red de Mujeres Afrodescendientes
Presentación
En la semana del 10 al 14 de octubre, la ciudad de Cali, Colombia,
se engalanó con la presencia de doscientas mujeres aproximadamente, de veintiún países de América Latina y El Caribe, protagonistas del desarrollo del Foro Internacional “A cuatro años del
Decenio: Alcances y desafíos del Observatorio de la Plataforma
Política de las mujeres afrodescendientes, organizado por la
Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la
Diáspora”, un espacio de articulación e incidencia que desde 1992
ha convocado a mujeres negras y afrodescendientes de la región.
Este foro tuvo como objetivo primordial intercambiar experiencias y estrategias de incidencia social y política de las mujeres
afrolatinoamericanas, afrocaribeñas y de la diáspora; antes, durante y más allá del Decenio de los pueblos afrodescendientes.
401
Participaron afrolideresas de veintidós países: la Región Andina
(Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y Venezuela), Cono Sur
(Uruguay, Chile, Argentina y Brasil), Caribe (Cuba, Haití, Puerto
Rico y República Dominicana), Centroamérica (Belice, Costa
Rica, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá) y de la
Diáspora (Estados Unidos).
El evento internacional se realizó en las instalaciones del Hotel
Dann Carlton de Cali, Colombia. Desde el acto de inauguración
realizado en la tarde-noche del 11 de octubre, hasta el acto de
clausura por la noche del 13 de octubre, el programa incluyó momentos de diálogos subregionales, un conversatorio de jóvenes
afrolatinoamericanas y afrocaribeñas, el desarrollo de mesas temáticas y espacios de plenaria, así como la III Asamblea General
de la ARMAAD, en la cual se eligió a la nueva Coordinación
General y Regional para el período 2018-2022. A lo largo de estos
momentos del foro, hubo intercambio cultural, plasmado de la
espiritualidad, arte y degustación gastronómica que caracteriza a
la población afrodescendiente.
Este foro fue producto de reuniones y gestiones de preparación
y coordinación por parte del Comité Organizador en Colombia,
que desde julio 2017 se vinieron realizando, así como reuniones
y articulaciones a través de medios electrónicos con el Equipo
Coordinación de la Red, para definir detalles relacionados con la
organización del evento. También se dinamizaron procesos nacionales en cada uno de los países donde la Red tiene presencia,
para evaluar el Plan de Incidencia 2014-2017.
Además, se coordinó con las responsables del equipo del
Observatorio, a fin de contar con información actualizada desde
2015 hasta 2018 sobre los avances en el cumplimiento de los ejes
402
y demandas que se priorizaron y que se han monitoreado de la
Plataforma Política, en cada uno de los once países involucrados
hasta la fecha. La información recopilada se presentó en un informe consolidado.
Durante este foro internacional se compartieron las experiencias, valoraciones, lecciones aprendidas, propuestas y estrategias
de cara a la implementación del Decenio Internacional para las y
los afrodescendientes y el cumplimiento de la Plataforma Política
de las mujeres afrodescendientes de las Américas y El Caribe, a
efecto de tener un panorama y balance regional en los primeros
años transcurridos de esta importante Década, así como los desafíos para los siguientes seis años y más allá del Decenio.
¡El decenio avanza y nosotras también!
403
Palabras de Dorotea Wilson, Coordinadora
General de la ARMAAD
Buenas tardes:
Representantes del Estado de Colombia: directora de Asuntos
Étnicos, Ministerio del Interior. Consejería Presidencial de
Equidad para la Mujer.
Mecanismo de Jurisdicción Especial para la Paz Secretaría
de Asuntos Étnicos de la Gobernación del Valle. Alcaldía del
Municipio de Villa Rica.
Organización Internacional para las Migraciones, Programa
Inclusión para la Paz. Representantes de Organizaciones y
Organismos de Cooperación Internacional. ONU Mujeres.
OXFAM, Fondo De Población De Las Naciones Unidas
404
UNFPA, ICCO KIA, UNICATOLICA Cali, PROFAMILIA, Manos
Visibles, Representantes de Organizaciones y Movimientos de
Mujeres.
Hermanas Afrodescendientes de veintidós países de América
Latina, el Caribe y la Diáspora, entre quienes se encuentran diputadas, ministras de gobierno, exministras, alcaldesas, concejalas, regidoras y representantes de mecanismos para el Adelanto
de las mujeres en estos países y lideresas comunitarias.
Les damos la bienvenida a este Foro Internacional: A cuatro
años del Decenio: “Alcances y desafíos del Observatorio de la
Plataforma Política de las Mujeres Afrodescendientes”.
Arribamos al cuarto año del Decenio Internacional de la
Población Afrodescendiente, mismo que fue acordado por la
Asamblea General de Naciones Unidas en la resolución número
68/237, habiendo comenzado el 1 de enero de 2015 y terminará el
31 de diciembre de 2024.
Como actoras esenciales que somos en el logro de los objetivos y metas planteadas a favor de las mujeres afrodescendientes de América Latina y el Caribe, realizamos en 2015 la Primera
Cumbre de Lideresas Afrodescendientes de la Región, en la que
consensuamos y aprobamos una plataforma política que define
cuestiones fundamentales a reivindicar ante las autoridades en
cada uno de nuestros países, regiones y subregiones, y en los organismos internacionales.
También organizamos un observatorio para dar seguimiento a los avances en la Red de Mujeres Afrodescendientes definición y ejecución de políticas públicas a favor de las mujeres
405
afrodescendientes, así como conocer las mejores prácticas y poder compartirlas para que todas vayamos aprendiendo de quienes hacen mejor las cosas.
A la par, continuamos impulsando estrategias y acciones de incidencia que nos permitan visibilizar la situación de las mujeres
afrodescendientes y sus demandas, así como exigir la definición
y ejecución de políticas públicas a nuestro favor, todo ello en el
contexto del Decenio.
Como sabemos, las mujeres afrodescendientes enfrentamos una
histórica marginación económica y social, y barreras que impiden el rescate de nuestra identidad y valores, de nuestra cosmovisión, incluso de nuestros modelos estéticos, pues la violencia
cultural de los sectores dominantes desconoce y destruye el valor
de nuestra historia y tradiciones.
La precarización de las condiciones de vida de los derechos humanos fundamentales como son el derecho a la salud, a la educación, al trabajo, el derecho a la tierra, es el reflejo de la explotación, opresión y desigualdad que persiste y que de manera
directa incide en no alcanzar la autonomía física, económica y en
la toma de decisiones.
América Latina y El Caribe han sido históricamente una región
marcada por profundas desigualdades políticas, económicas y
sociales, lo cual persiste pese a los esfuerzos desarrollados contra las formas más extremas de desigualdad.
Según datos del PNUD y CEPAL, la población regional afrodescendiente llega al 30% del total, porcentaje que representa más
de 200 millones de personas; concentrándose una gran parte en
406
países como Brasil y Colombia, así como en la mayoría de los países del Caribe. Alrededor del 50% somos mujeres, es decir, por lo
menos, 100 millones en total. Estas cifras se traducen aproximadamente en un 15% de mujeres afrodescendientes sobre el total
de la población en América Latina y el Caribe.
En el documento de Estrategia para priorizar a las mujeres afrodescendientes, elaborado por ONU Mujeres, se destacan los siguientes indicadores de desigualdad seleccionados a nivel regional:
De los seiscientos veinte cargos, de un total de más de cuatro mil,
ocupados por mujeres parlamentarias en América Latina, solo hay
siete mujeres negras. Por lo tanto, mientras el sistema de cuotas no
reconozca que el racismo tiene efecto regulador en la sociedad, el
mismo sistema seguirá reproduciendo la exclusión racial.
Las personas afrolatinoamericanas tienen muy poca o ninguna
seguridad en el empleo, lo que prueba la segregación racial existente en toda la región. La discriminación racial en el mercado
laboral proviene de las desigualdades en el sector educativo.
La marginalización económica de las mujeres afrodescendientes
se manifiesta en la exclusión que sufren de las inversiones en
capital humano y en la ocupación productiva de sus respectivos
países, así como en las limitaciones estructurales que enfrentan
para acceder a los recursos productivos.
Las personas afrodescendientes en general, y las mujeres en
particular, constituyen la gran mayoría de las personas pobres,
sin acceso a servicios básicos, tales como agua potable, electricidad, servicios de saneamiento o recolección de residuos, sin acceso a vivienda digna.
407
En los últimos años el contexto de nuestra región ha cambiado
considerablemente, reflejando importantes retrocesos a las políticas sociales.
Políticos neoliberales asumen el poder y promueven recortes fiscales, recortes del gasto público, recorte de la inversión social,
recorte al apoyo básico que la población más pobre y que las mujeres requerimos.
Los recortes fiscales son básicamente recortes a los servicios de
salud y educación.
Las políticas neoliberales implican, además, la privatización de
la seguridad social, la privatización de los recursos naturales, del
agua y el servicio de esta hacia la población.
Políticos conservadores y fundamentalistas asumen el poder y, en
consecuencia, restringen los derechos sexuales y reproductivos
de las mujeres imponiendo sus propias concepciones machistas
y patriarcales.
Los Estados están reprimiendo a la población en vez de protegerla. Están actuando con violencia en vez de evitarla.
En muchos de nuestros países se está limitando la libertad de
expresión. En muchos de nuestros países se está limitando la libertad de movilización.
En muchos de nuestros países se están criminalizando las protestas de la población y la movilización por sus derechos.
408
El accionar de nuestra Red no es ajeno a esta realidad. Desde que
me sumé a la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas
y de la Diáspora y, más cuando asumí la Coordinación General de
nuestra Red, consideré que el reto era inmenso.
Se trata de cuestionar un modelo de sociedad cuya economía se
basa en explotar y esclavizar a las personas a fin de obtener ganancias inconmensurables. Siempre he dicho que la base de la
esclavitud es económica.
Se trata de visibilizar la situación de las afrodescendientes, de
hacer conciencia en la sociedad y en quienes ostentan el poder
político y el poder real, el poder económico, que no puede existir
una sociedad democrática ni justa en tanto exista la desigualdad
y, más aún, la marginalidad de la población afrodescendiente.
Se trata de fortalecer nuestra identidad como mujeres afrodescendientes, de reivindicar-nos tal cual somos y reivindicar la justeza de nuestros derechos y aspiraciones.
Se trata de hacer ver al resto de mujeres de nuestras sociedades
que tenemos reivindicaciones específicas, que nuestras reivindicaciones son parte de las reivindicaciones de las mujeres en
general, y como tales deben ser incorporadas en el cuerpo de demandas de las mujeres en todos y cada uno de nuestros países.
Se trata de cuestionar el androcentrismo, machismo y patriarcado en la sociedad y en el seno mismo de la comunidad afrodescendiente, reclamar nuestro derecho a la justicia y a la igualdad
ante los hombres afrodescendientes y unirnos en una misma lucha por nuestras reivindicaciones históricas.
409
Se trata de promover sociedades más justas, inclusivas, democráticas, que garanticen los derechos humanos de todas y cada una
de nosotras.
En estos años en que me ha correspondido coordinar las acciones de nuestra red, hemos impulsado, en conjunto con el resto de
compañeras que conforman las instancias de representación y
gestión, acciones para incidir ante los Estados, ante los organismos internacionales, ante la sociedad.
También hemos promovido alianzas con los movimientos de
mujeres y feministas, con los movimientos afrodescendientes del continente, con los movimientos indígenas, con los movimientos por los derechos LGTBI, y en cada país las lideresas afrodescendientes desarrollan las alianzas que consideran
necesarias.
Nuestra red ha crecido, la hemos hecho crecer, hemos ampliado
la participación de lideresas afrodescendientes en toda nuestra
dinámica. Esa realidad la pueden comprobar en los informes y
análisis que se presentan en este foro.
Nuestra estrategia de alianzas y nuestras acciones de incidencia
nos han permitido visibi-lizar la situación de las mujeres afrodescendientes y exponer nuestras demandas, pero los avances
prácticos son pocos y lentos.
Debo insistir en esta situación para que analicemos a fondo qué
acciones debemos realizar para lograr avances reales.
La Organización de Naciones Unidas, la OEA, el SICA y resto
de organismos multinacionales acuerdan plataformas, decenios,
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planes de acción, pero no se dispone de recursos financieros pertinentes para implementar esas plataformas y planes de acción.
Los Estados avanzan en leyes antidiscriminación, algunos definen políticas y en otros definen entidades institucionales para
trabajar la problemática afrodescendiente, pero no se proporcionan los recursos financieros para concretar esas políticas, esos
planes y hacer funcionales esas instituciones a favor de la población afrodescendiente.
No basta, entonces, con lograr acuerdos en los organismos multinacionales y políticas y decisiones generales en los Estados.
Debemos demandar el compromiso real de la clase política nacional y multinacional para que, en el contexto del decenio de la
población afrodescendiente, se destinen los recursos financieros
necesarios a fin de concretar las plataformas, las políticas y los
planes que se definan.
Este foro es para compartir entre nosotras parte de nuestra historia y colectivizarla. Para, como dice el eslogan de la red, seguir
“Construyendo a viva voz nuestra historia”.
Como hemos explicado en otras ocasiones, para nosotras el
Decenio de la Población Afrodescendiente es fundamental para
visibilizar la situación que enfrentamos, sensibili-zar a la sociedad y gobernantes de nuestra realidad y la necesidad apremiante de diseñar e implementar políticas públicas a nuestro favor, y
contribuir al reconocimiento nacional e internacional de nuestros derechos y transformar esa realidad en que vivimos.
Este foro debe darnos más herramientas para continuar en nuestra lucha y movilización por nuestros derechos y reivindicaciones.
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¿Por qué Colombia fue escogida para la realización de este foro
internacional?
1. Es el segundo país con mayor población afrodescendiente de la
región.
2. Las mujeres constituyen una fuerza determinante en el proceso de paz.
3. La fortaleza del trabajo realizado por las mujeres afrodescendientes y las alianzas con el movimiento amplio de mujeres y
feministas, con la comunidad universitaria y otros sectores, así
como con organismos internacionales.
4. El nivel organizativo alcanzado, el trabajo que desarrollan en
los territorios y la colaboración con la red.
Posterior al foro, las participantes en la red procederemos a realizar elección de nuevas autoridades. Se elegirán nuevas enlaces nacionales y representantes a la instancia de coordinación
regional, y a una nueva Coordinadora General. Indudablemente
que con la renovación de nuestras autoridades saldremos más
fortalecidas.
Debemos garantizar la inclusión y participación de las jóvenes
afrodescendientes en todas nuestras instancias de gestión y
coordinación.
Nosotras hemos retomado la bandera de nuestras antecesoras,
quienes enfrentaron peores situaciones desde la época de la esclavitud, asumimos su lucha por la libertad y nuestra dignidad,
por nuestros derechos como persona.
Aspiramos a que otras lideresas retomen nuestra bandera y continúen la lucha hasta que las futuras generaciones de
412
afrodescendientes, que la niñez y la juventud afrodescendiente,
tengan una vida digna y en igualdad de condiciones que el resto
de personas del continente.
Finalmente, quiero agradecer a las diferentes instancias del
Estado de la República de Colombia que han apoyado la realización de este foro.
Agradecemos a los organismos y organizaciones que han aportado su apoyo financiero y logístico, de quienes esperamos continúen con su compromiso de colaboración: ONU Mujeres, Fondo
de Población, OXFAM, ICO KIA de Holanda, Universidades y
Alcaldías de Colombia.
Agradezco profundamente el apoyo y la confianza que todas y
cada una de las lideresas afrodescendientes han depositado en
mi persona. Espero haber cumplido con sus expectativas.
Muchas gracias.
413
Sobre las coordinadoras
ROSA
CAMPOALEGRE
Sociológicas,
profesora
e
SEPTIEM.
Doctora
investigadora
titular.
en
Ciencias
Afrocubana.
Afrofeminista. Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas
[CIPS]. Coordinadora de: la Escuela Internacional de Posgrado “Más
allá del Decenio Internacional de los pueblos afrodescendientes”, el
grupo de trabajo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
[CLACSO] “Afrodescendencias y propuestas contrahegemónicas”, la
cátedra “Nelson Mandela” y el grupo de estudios sobre familia del
CIPS. Posee el Premio Academia de Ciencias de Cuba y la Orden
Carlos J. Finlay. Profesora invitada de diversas universidades en
Iberoamérica. Profesora de la especialización y curso internacional
sobre estudios afrolatinoamericanos y caribeños (CLACSO).
ANNY OCORÓ LOANGO. Doctora en Ciencias Sociales y máster en Ciencias Sociales con Orientación en Educación (FLACSO,
Argentina). Se desempeña como docente de grado y posgrado
en la Universidad Nacional de Tres de Febrero y en la Facultad
415
Latinoamericana de Ciencias Sociales y preside la Asociación de
Investigadores/as Afrolatinoamericanos/as y del Caribe - AINALC.
Profesora de la Escuela Internacional de Posgrado “Más allá del decenio de los pueblos afrodescendientes” y de la Especialización y
Curso Internacional sobre estudios afrolatinoamericanos y caribeños (CLACSO).
416
Sobre las autoras
y los autores
ANA FÉLIZ LAFONTAINE. Licenciada en Historia. Máster en
Historia dominicana y del Caribe. Educadora y documentalista.
Docente en el Instituto Superior Pedro Francisco Bonó, departamento Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD y
en programas de actualización docente en Instituto Tecnológico de
Santo Domingo INTEC. Ha trabajado en proyectos de investigación
sobre trabajadores inmigrantes haitianos, educación y género.
AQUILES CASTRO. Dominicano. Educador, licenciado en antropología. Posee una maestría en Historia dominicana y estudios de posgrado en ecología y medio ambiente. Docente en los departamentos
de Sociología e Historia-Antropología de la Universidad Autónoma
de Santo Domingo UASD y en el Instituto Superior “Pedro Francisco
Bonó”; trabaja en el Archivo General de la Nación AGN. Miembro del
equipo de la Escuela Multitemática. Ha trabajado en proyectos de
animación con jóvenes, de investigación y solidaridad sobre trabajadores inmigrantes haitianos.
417
BERND REITER. Profesor titular de Ciencias Políticas en la
Universidad del Sur de Florida, director del Instituto para el Estudio
de América Latina y el Caribe (ISLAC) de la USF y editor de la serie especial de libros Descolonizando los Clásicos de Routledge.
Obtuvo su PhD. en política comparativa del Centro de Posgrado de la
Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY Graduate Center)
y ha sido investigador visitante en Alemania, Brasil, Colombia y
España. Su trabajo se centra en la raza, la democracia, la ciudadanía
y la descolonización.
CARLOS ÁLVAREZ NAZARENO. Educador popular y estudiante
de sociología. Referente de la Agrupación Afro Xango “Por la inclusión y la Justicia social” y activista por los derechos humanos de las
personas afrodescendientes, africanas, migrantes y LGBTI+. En el
marco del Decenio Internacional afrodescendiente viene impulsando activamente la creación del Foro Permanente Afrodescendiente
de la ONU. Integrante del equipo coordinador de la Escuela de
CLACSO “Más allá del decenio de los pueblos afrodescendientes”.
CLAUDIA MIRANDA. Profesora asociada en el Departamento de
Didáctica, del Programa de Posgrado en Educación (UNIRIO), de la
Escuela Internacional CLACSO “Más allá del decenio de los pueblos
afrodescendientes” y de la Especialización y Curso Internacional
de Estudios Afroamericanos y del Caribe. Postdoctora en Estudios
Interdisciplinarios de Comunidades y Ecología Social (UFRJ).
Miembro del Grupo de Trabajo CLACSO Afrodescendencia y propuestas contrahegemónicas.
GEOFFROY DE LAFORCADE. (PhD., Universidad de Yale, 2001) Es
un historiador francés radicado en Estados Unidos, profesor titular
de Historia de América Latina y el Caribe en la Universidad Estatal
de Norfolk. Ha publicado sobre temas de migraciones e identidades
418
transnacionales, trabajadores y movimientos obreros, diásporas africanas, imaginarios revolucionarios, culturas populares, memoria e
historiografía.
JACQUES BERTRAND MENGUE MOLI. Máster en Historia de
Relaciones Internacionales de la Universidad de Yaundé I, y máster
en Relaciones Internacionales del Instituto de Relaciones internacionales de Camerún (IRIC), donde está preparando un doctorado
en Relaciones Internacionales. Sus campos de investigaciones son la
paz, la seguridad y la integración africana.
JORGE ENRIQUE GARCÍA RINCÓN. Doctor en Ciencias de la
Educación en la Universidad de Nariño, Rudecolombia. Es docente investigador adscripto al Centro de Memorias Etnicas de la Universidad
del Cauca, integrante de la Asociación Brasilera de pesquizadores negros (ABPN) y de la Asociación de investigadores Afrolatinoamericanos
y del Caribe (AINALC). Fue coordinador de la Comisión Pedagógica
Nacional de las comunidades negras en Colombia.
KARINA ANDREA BIDASECA. Feminista descolonial. Obtuvo
su posdoctorado en ciencias sociales, niñez y juventud (CINDE/
Universidad Manizales, PUC-SP, COLEF, CLACSO) en 2016. Doctora
de la Universidad de Buenos Aires. Coordina el Programa Sur-Sur en
CLACSO y forma parte del equipo docente de la Escuela Internacional
de Posgrado “Más allá del decenio de los pueblos afrodescendientes” (CLACSO/CIPS), la especialización en Epistemologías del Sur y
en Estudios afrolatinoamericanos y caribeños. Es investigadora del
CONICET (IDAES/UNSAM).
ROBERTO CARLOS DA SILVA BORGES. Doutor em Estudos da
Linguagem. Professor Titular do Programa de Pós-Graduação em
Relações Étnico-Raciais (PPRER) e do Departamento de Línguas
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Estrangeiras Aplicadas às Negociações Internacionais (LEANI), do
CEFET/RJ. Atua na área Interdisciplinar, com foco nas relações raciais, no antirracismo e no cinema
SANTIAGO ARBOLEDA QUIÑONEZ. Ph.D. Profesor de la
Universidad Andina Simón Bolívar-Quito, Área de Letras y Estudios
Culturales, coordinador de la Cátedra de Estudios afro-andinos. Sus
campos de investigación son: destierro, despojo y paz; pensamiento
crítico afrolatinoamericano y nación; educaciones y etnoeducación;
interculturalidad y políticas culturales.
SAMUEL SILVA RODRIGUES DE OLIVEIRA. Doutor e História,
Política e Bens Culturais pelo CPDOC-FGV, pós-doutorado História
pela Universidade Federal Fluminense, atua no Programa de PósGraduação em Relações Étnico Raciais, pesquisando História Social
das cidades, Memória e Movimentos Sociais, e Identidades nas lutas
antirracistas.
TERESA DE JESÚS MOJICA MORGA. Actual presidenta de la
Fundación Afromexicana Petra Morga, A.C., fue diputada federal por
el Estado de Guerrero, es la primera legisladora que se asumió públicamente como afromexicana. Es licenciada en Publicidad con maestría en Alta Dirección en Comunicación y Publicidad. Pertenece a la
Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora.
YOANNIA PULGARÓN GARZÓN. Licenciada en Sociología por la
Universidad de La Habana, Cuba. Cursa la maestría en Sociología en
la misma universidad. Es investigadora del Centro de Estudios sobre
la Juventud, La Habana, Cuba, donde ha trabajado las temáticas de
los valores, cultura e identidades juveniles. Es Miembro del Consejo
Editorial de la Revista ESTUDlO y del Grupo de Trabajo CLACSO
Afrodescendencia y propuestas contrahegemónicas.
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