Sik, María Eugenia, “Crónicas de un evento. Archivos personales en transición, de lo privado a lo
público, de lo analógico a los digital”, en Políticas de la Memoria, n° 19, Buenos Aires, 2019,
pp. 141-152. ISSN 1668-4885 / ISSNe 2683-7234
Dossier | Archivos personales en transición
Crónicas de un evento
Archivos personales en transición,
de lo privado a lo público, de lo analógico a lo digital
María Eugenia Sik*
Introducción
En las siguientes páginas presentaremos una reseña de las actividades y los debates producidos en las tres extensas jornadas
en donde confluyeron más de 300 personas en las diferentes
actividades propuestas durante los días 15, 16 y 17 de abril en el
laberinto del Centro Cultural Borges. Este espacio dedicado a los
fondos de archivos creados por personas, se inició en el año 2017
con las IIas Jornadas de Reflexión, I Congreso Internacional. Los
archivos personales: prácticas archivísticas, problemas metodológicos y usos historiográficos, que constituyeron un rico panorama
del estado actual de este tipo de acervos en la Argentina y en
la región.1 La convocatoria siempre tuvo como leit motiv tácito
el diálogo entre “ambos lados del mostrador”, porque no son
muchos los espacios en donde se presenten trabajos de organización y puesta en acceso de archivos e intervenciones que son
fruto de la investigación a partir de este tipo de acervos.
Debido al previsible crecimiento de este evento, para la edición
2019 de estas jornadas el CeDInCI decidió aliarse a otras dos
instituciones para su realización: el Archivo Instituto de Investigación en Arte y Cultura Dr. Norberto Griffa de la Universidad Nacional Tres de Febrero (IIAC-UNTREF, Buenos Aires, Argentina) y
el Archivo General de la Universidad de la República (Montevideo, Uruguay). Este auspicioso modo de articulación interinstitucional es fruto de inquietudes y reflexiones comunes, y nos lleva
a aventurar que el desarrollo teórico-metodológico en el ámbito
de los archivos personales en el espacio rioplatense, encuentra
un fuerte impulso en organizaciones vinculadas a las instituciones universitarias, especialmente aquellas de gestión pública.2
*000 .CeDInCI-UNSAM.
1000 .En el año 2015, se realizaron las I Jornadas de Reflexión sobre la construcción del archivo: Archivos, Cultura Y Patrimonio, organizadas por el
Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas
(CeDInCI) y la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de San Martín el 27 de agosto de 2015. Para la segunda jornada, que además contó
con la presencia de especialistas del exterior, el eje pasó a ser exclusivamente el de los archivos personales. Las actas de las jornadas pueden
consultarse en http://cedinci.unsam.edu.ar/pdf/jornadas/Actas-Archivos-Personales.pdf.
2000 El comité académico de las jornadas estuvo compuesto por: Lila Caima-
Gran parte de los equipos de trabajo de estas tres instituciones
presentaron ponencias e intervinieron en paneles y conferencias.3
Tal como reza el texto de la fundamentación del Congreso para
este año, el advenimiento de la “era digital” ha modificado rotundamente las formas de escribir, los medios y los soportes,
así como la velocidad y volumen de la circulación de mensajes.4
En esta nueva coyuntura se han modificado sustancialmente las
demandas por parte de distintos grupos de interés con respecto
a los archivos personales albergados en instituciones. Esto es
evidente en el incremento de las demandas de digitalización de
acervos y de visibilidad de catálogos y guías de archivo en la web.
En ese sentido, también se ha modificado cuantitativamente la
disponibilidad de documentos que constituyen insumos para diferentes tipos de investigaciones. El tránsito del paradigma de la
escasez al de la abundancia ha coadyuvado nuevas reflexiones
sobre las nuevas tensiones que implican esa mutación desde la
práctica histórica, que serán cada vez más frecuentes en los años
venideros.5
ri (CONICET-UDESA, Argentina), Edgardo Castro (UNSAM, Argentina),
Laura Fernández Cordero (CeDInCI – UNSAM/ CONICET, Argentina),
Daniel Link (UNTREF, Argentina), Vania Markarian (Universidad de la
República, Uruguay), Horacio Tarcus (CeDInCI – UNSAM-CONICET, Argentina) y Diana Wechsler (IIAC-UNTREF). El comité organizador de las
jornadas fue conformado por: María Inés Afonso Esteves (IIAC-UNTREF),
Julio Cabrio (UDELAR), Virginia Castro (CeDInCI – UNSAM), Martín Paz
(IIAC-UNTREF), Eugenia Sik (CeDInCI – UNSAM) y Olga Zurita (IIAC-UNTREF).
3000 Como siempre, luego de un evento tan intenso, queda una enorme deuda con todas las personas que colaboraron para que sea posible: con la
Fundación Williams (en especial, a Martín Oliver), que financió el evento
para que quienes trabajan con archivos en la Argentina y en otros puntos de la región puedan tener contacto con experiencias de primer nivel
del exterior, incluso en un momento de crisis como la actual; a los/as
comentaristas que respondieron gustosamente a la convocatoria y enriquecieron las discusiones en cada una de las mesas; al equipo de trabajo
e investigadores del CeDInCI y del IIAC-UNTREF, por ponerse al hombro
acreditaciones, registro audiovisual, asistencia técnica e inquietudes e
imprevistos habituales.
4000 La fundamentación completa se encuentra disponible en http://jornadasarchivos.cedinci.org/fundamentacion-2/.
5000 Roy Rosenzweig, “Scarcity or Abundance? Preserving the past in the
digital Era”, en American Historical Review, v. 108, nº 3, pp. 735-762.
Véase además Lila Caimari, La vida en el archivo: goces y tedios en el
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Desde la disciplina archivística David Thomas sintetizó algunos
de los dilemas que emergen a partir de la masificación de los
documentos digitales, enumerando tres paradojas principales:
en primer lugar, que en el mundo digital las leyes creadas para
generar una gran apertura de documentos ha incrementado la
destrucción masiva de registros; la segunda paradoja es que más
documentos pueden significar menos información y menos conocimiento y, por último, que más registros pueden traducirse en
archivos con colecciones más pequeñas.6
Estas paradojas se relacionan con otras problemáticas señaladas por el archivista del National Archives del Reino Unido: los
desafíos para manejar la documentación sensible, el traslado de
la responsabilidad por esos actos de quienes se encargan de gestionar la documentación hacia profesionales de la informática y
los nuevos mecanismos necesarios para garantizar la integridad
de los registros.
Como Thomas, muchas personas vinculadas a las Ciencias de la
Información vienen puntualizando la necesidad de políticas de
preservación digital que garanticen la continuidad, la trazabilidad, la interoperabilidad de los registros y la recuperación de la
información en nuevas interfaces informáticas, entre otros aspectos. En otras palabras: los documentos digitales, a diferencia del
papel u otros soportes que han demostrado una perdurabilidad
en el tiempo considerable, requieren de mecanismos más complejos para que sean legibles y recuperables en el tiempo. Es
por eso que han surgido diversos proyectos vinculados a esta
problemática, como el proyecto “The International Research on
Permanent Authentic Records in Electronic Systems” (INTERPARES) y varios esquemas de metadatos y protocolos de gestión de
documentos electrónicos en diversos países.
Otro asunto ineludible de este nuevo tipo de producción de registros se relaciona con el gran volumen de documentos, que socava la efectividad de las herramientas de búsqueda archivísticas
conocidas hasta el momento y afecta la capacidad de almacenaje
de las instituciones.
Esto se vincula no solamente a los documentos digitalizados,
sino sobre todo al surgimiento de los documentos llamados
“nacidos digitales”, cuya producción tiene su origen en mundo
virtual. Muchos de los desarrollos arriba mencionados, han sido
orientados al ámbito de los archivos institucionales.
Esta problemática no es ajena a los archivos personales, cada
vez más plagados de documentos surgidos en el mundo virtual.
Un ejemplo usual de este tipo de acervos serían los correos electrónicos que, a su vez, ponen en evidencia el problema de la propiedad ulterior de los archivos, ya que una gran parte del voluminoso conjunto de documentos e interacciones digitales de las
personas se realizan dentro de plataformas que se encuentran
albergadas en servidores del exterior, propiedad de poderosas
empresas como Google, Yahoo o Facebook, entre otras.
Un número de Tábula, la prestigiosa revista de la Asociación
de Archiveros de Castilla y León (ACAL), tuvo como eje el “ego
archivo: memorias personales en el mundo digital”. Allí, entre
otras intervenciones acerca de la memoria y el olvido en este
nuevo escenario, Luis Esteve Casellas i Serra se refiere a ciertos
condicionamientos actuales: por un lado –dada la volatilidad del
mundo digital, caracterizado por una pronunciada obsolescencia
tecnológica–, la ya mencionada pérdida de control sobre los documentos personales y, paradójicamente, un aumento imparable
de la capacidad gestionar la trazabilidad de nuestros actos como
individuos; por otro lado, ha proliferado la cantidad memorias
personales, ante una mayor capacidad de fijar recuerdos, experiencias y vivencias en distintos medios, digitales o no. Es así que,
ante esta encrucijada, el autor se pregunta si es el fin de los ingresos de los fondos personales y, en general, hacia los archivos
públicos, si será válido el concepto de fondo personal, ya que
para el autor, digital y archivo son una contradicción semántica.7
Esteve Casellas i Serra sostiene entonces que, democratizados
los medios de creación de los documentos, una sociedad democrática no puede asumir que la preservación de la memoria, de
los archivos, se convierta en la nueva manifestación del poder
o de los grupos sociales dominantes.8 Es por eso que en este
contexto de multiplicación de las memorias personales, que asimismo banaliza a los documentos que se encuentran además
cada vez más desagregados, se deben garantizar políticas activas
de preservación de la memoria digital de personas y colectivos,
abandonando una relación parasitaria entre archivistas y archivos
personales por una política más activa y sistemática. El establecimiento de un compromiso ético en la transferencia de la documentación, reviste de fundamental importancia ya que la libertad
de crear conlleva la responsabilidad de conservar, entendiéndose
como un acto consciente y voluntario.
Sin embargo, a pesar de este escenario en apariencia futurista, el
panorama actual se completa con otro proceso simultáneo. En
la convocatoria al Congreso nos referíamos al desarrollo de los
archivos personales en la región, evidenciado en tres aspectos:
un mayor interés por parte de familiares y/o albaceas de donar
oficio de la historia, Buenos Aires, Sigloveintiuno, 2017.
6000 David Thomas, “The digital”, en David Thomas, Simon Fowler, y Valerie
Johnson, The Silence of the Archive, Principles and Practice in Records
Management and Archives Series, Londres, Facet Publishing, 2017.
Políticas de la Memoria n° 19 | Noviembre 2019
7000 .Serra, Lluís-Esteve Casellas i, “Memorias personales digitales y archivos:
¿oxímoron o simbiosis?”, en Tábula, nº 17, 2014, pp. 157-172.
8000 Serra, Lluís-Esteve Casellas i, “Memorias personales...”, op. cit., p. 160.
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los fondos a instituciones públicas, un espacio institucional y profesional cada vez más preparado para recibir dichos acervos, y
una creciente consciencia de su valor por parte de la comunidad
de investigadores, que estarían pasando paulatinamente de la
esfera privada (herederos, albaceas, editores, etc.) a la esfera pública (archivos públicos, archivos dependientes de universidades,
archivos bajo control de la sociedad civil). Este tránsito acarrea
otro tipo de problemáticas, quizás más discutidas, pero que en
la actualidad todavía revisten de un importante grado de incertidumbre.
Problemas de abordaje de los archivos personales desde
la Archivística
Los archivos personales en la Argentina se encuentran cada vez
más traccionados hacia instituciones de diverso tipo. En los últimos años, en paralelo a un mayor desarrollo de la disciplina archivística local y de la apertura de nuevos acervos, creció la valoración, tratamiento y utilización de la documentación producida
por una persona física en ejercicio de sus actividades. Si bien no
contamos con información estadística precisa, podemos tomar
como indicio de este fenómeno el creciente interés por diversas
instancias de formación y reflexión sobre estos acervos.9 Este
9
A partir de la década de 2000 y, sobre todo, en los últimos años se
encuentran más antecedentes vinculados al estudio de los archivos
personales. Políticas de la Memoria fue uno de las primeras revistas en publicar artículos de reflexión dentro del dossier “Archivos del
Sur”, que contaba con un artículo de Roberto Pittaluga, otro de Mariana Nazar y, sobre el objeto que aquí nos convoca, un artículo de
Adriana Petra: “Los documentos particulares como fuentes históricas:
la experiencia del CeDInCI con los fondos de archivo de las izquierdas
argentinas”, en Políticas de la Memoria, n° 6/7 , 2007, pp. 206-211.
Políticas de la Memoria publicó a Philippe Artières y Dominique Kalifa, “El historiador y los archivos personales: paso a paso”, en Políticas de la Memoria, n° 13, 2013, pp. 7-11; Horacio Tarcus, “Los archivos
del movimiento obrero, los movimientos sociales y las izquierdas en
la Argentina”, en Políticas de la Memoria, n° 10/11/12, 2011, pp. 7-20.
También se publicaron artículos de reflexión sobre distintos aspectos específicos que tienen una estrecha vinculación con los fondos
personales: la correspondencia como objeto de estudio en el dossier,
tales como: “El género epistolar como desafío”, que contó con intervenciones de Cecile Dauphin, Leticia Pagliai y Laura Fernández Cordero, en Políticas de la Memoria nº 14, 2014, las bibliotecas personales
entendidas como parte de un acervo documental fueron abordadas
por Virginia Castro en “La biblioteca de Samuel Glusberg en el CeDInCI” en Políticas de la Memoria, nº 16, 2016, pp. 50-58. Recientemente, junto con la creación del “Programa de Memorias políticas
feministas y sexo genéricas”, se publicó un análisis de los acervos vinculados al activismo por la disidencia sexo-genérica: María Luisa Peralta, “Los archivos de lxs militantes gltb: la historia del movimiento en
su propia voz”, en Políticas de la Memoria, n° 17, 2017, pp. 252-256.
Pueden citarse también, por ejemplo, los trabajos de María del
Carmen Mastropierro dedicados a los archivos privados, entre los que se incluyen los archivos personales: Archivos privados: análisis y gestión, Buenos Aires, Alfagrama, 2006 y
El
Porqué de los archivos privados, Buenos Aires, 2008.
En el marco de la Universidad de La Plata se presentaron diversas
intervenciones que contribuyeron a puntualizar aspectos teóricos
y metodológicos acerca de este objeto de estudio: Florencia Bossié, “Archivos personales: Su tipo particular de organización y tratamiento documental”, en Tercer Congreso Internacional CELEHIS de
Dossier | Archivos personales en transición
tipo de intervenciones no son exclusivas del ámbito argentino: la
reflexión archivística sobre los fondos personales se incrementó
en los últimos años de la década de 1990 y sobre todo, en el nuevo siglo.10 En muchos trabajos se comparte el diagnóśtico de una
situación de incomodidad o de marginalidad en el abordaje de
este tipo de acervos con respecto a la teoría archivística. Sin embargo, a pesar de que los fondos personales muchas veces han
sido abordados como “colecciones de manuscritos”, y eran objeto de abordajes metodológicos diferenciados a los previstos por
la Archivística, en la actualidad hay un mayor consenso acerca de
que estos documentos constituyen fondos de archivo y, por ello,
pueden aplicarse las herramientas metodológicas disponibles.
Literatura, 2008; Graciela Goldchluk, y Mónica Pené (eds.), Palabras
de archivo, Santa Fe, Poitiers, France, Ediciones UNL, Centre de Recherches Latino-Américaines, 2013; Patricia Funes, “A veces de noche enciendo la luz para no ver: Memoria, archivo personal y espacio
biográfico”, en VIII Jornadas de Sociología de la UNLP, La Plata, 2014.
También en el CeDInCI, en los últimos años, Virginia Castro ha presentado una ponencia sobre los fondos personales en las I Jornadas de Reflexión sobre la construcción del archivo: Archivos, Cultura Y Patrimonio,
organizadas por el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI) y la Biblioteca Central de la Universidad
Nacional de San Martín el 27 de agosto de 2015: María Virginia Castro,
“Silencios y énfasis en los archivos personales: saber de los archivos”, en
Actas de Ias. Jornadas de reflexión sobre la construcción del archivo.
Archivo, Cultura y Patrimonio, Buenos Aires: CeDInCI, 2015, pp. 99-119.
La misma institución fue encargada de la realización de las Segundas
Jornadas de Reflexión / Primer Congreso Internacional. Los archivos personales: prácticas archivísticas, debates metodológicos y usos historiográficos, en el año 2017 permitió consolidar un espacio -que continúa
en esta nueva edición dos años después- de debate multidisciplinario
que permite realizar una buena fotografía del estado del arte de la temática sobre los fondos personales en la Argentina. Las actas del evento se encuentran publicadas en Maria Virginia Castro y María Eugenia
Sik (comps.), Actas de las II Jornadas de discusión/I Congreso Internacional. Los archivos personales: prácticas archivísticas, problemas
metodológicos y usos historiográficos, Buenos Aires, CeDInCI, 2018.
Ese mismo año se realizó en la Ciudad de Córdoba, como actividad
adicional al X Congreso de Archivología del MERCOSUR (CAM), el
I Encuentro de Archivos Personales, coordinado por Noelia García y
Maria Celina Soares de Mello e Silva. Gran parte de los trabajos allí
presentados, relativos a diversos fondos particulares, se compilaron
en el volumen Archivos personales: experiencias de organización y
gestión, Córdoba, Redes, 2017. Por otro lado, el año pasado en el Archivo General de la Nación, se llevó adelante el taller “Identificación,
clasificación, descripción y evaluación de fondos personales”, coordinado por Mariana Nazar y Ana Guerra, que propició un espacio de intercambio organizado sistemáticamente en diferentes ejes de trabajo.
Si bien este recorrido es acotado, una revisión bibliográfica adicional
a la mencionada, que incluye además una perspectiva comparativa de
distintos países (Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, España y México)
puede encontrarse en la tesis de maestría de la colombiana Marta Cecilia Pulgarín Gallego, Revisión bibliográfica sobre archivos personales
en Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, España y México en el período
2006 - 2016, Antioquia: Universidad de Antioquia, 2017.
10.....0Si bien la problemática y el desarrollo y la puesta en acceso de fondos
y colecciones particulares se encuentra presente en la disciplina archivística moderna desde sus comienzos, se ha producido un renovado
interés disciplinar mucho más abarcativo en los últimos años. El caso
canadiense suele citarse como uno de los pioneros a partir de la década
del setenta. En el caso de Brasil, puede citarse la publicación del número
de la revista Estudos Históricos, consagrado a esta problemática en el
año 1998. En España, se cita como mojón el Seminario sobre Archivos
Personales organizado por la Biblioteca Nacional de España en el año
2004, cuyos trabajos fueron publicados en el año 2006. También fueron objeto del ya citado dossier en la revista Tábula, de la Asociación de
Archiveros de Castilla y León (ACAL), relativo a las memorias personales
en el mundo digital del año 2014.
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Sik, María Eugenia, “Crónicas de un evento. Archivos personales en transición, de lo privado a lo
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Abonar a la homogeneización procedimental archivística implica reforzar la conceptualización y el abordaje como fondo para
construir una mirada integral, arqueológica, de la producción documental y con un fuerte énfasis en los contextos de producción
¿Esto implica que todos los criterios metodológicos provistos
por la archivística son adecuados? Para pensar las singularidades
hemos dividido las problemáticas acerca de los archivos personales en dos grandes ejes: en primer lugar, aquellas relativas a la
heterogeneidad documental de este tipo de fondos y, por el otro,
a aquellos aportes que señalan diferencias constitutivas esenciales con respecto a los archivos institucionales, especialmente a
aquellos de carácter estatal.
La heterogeneidad documental de los fondos personales es una
de las características más evidentes. En los fondos personales,
se tensiona, sobre todo, el carácter seriado de la documentación
(uno de los pilares conceptuales que construyen la definición
de documento de archivo), que —a diferencia de otros tipos de
documentos—, se caracteriza desde una perspectiva archivística
por su singularidad (siempre refleja un acto determinado) y su
interrelación orgánica con un conjunto de documentos que no
puede ser entendida sin el análisis de quien produce ese acervo.
Esta dificultad de asir el carácter seriado de la documentación
ha generado, en algunas oportunidades, dos tipos de consecuencias prácticas: por un lado, una “forzada” serialización de los documentos que, con el objeto de armonizar teoría con práctica
archivística más institucionalista —buscando no caer en las clasificaciones “artificiales” para no generar un colapso estructural
de los fondos— termina presa de esa dicotomía. Por otro lado,
en muchos casos esta fragmentariedad plantea un problema de
límites: se encuentra una frontera confusa con la noción de donante, que en muchos ocasiones conlleva el agrupamiento físico
de documentos de diversa procedencia priorizando las unidad
temática por sobre la visibilidad de la subjetividad de quien produce los documentos.
Además, la tensión por el carácter seriado implica otro problema,
vinculado con la finalidad del resguardo de los fondos personales. Como sabemos, una gran parte de estos acervos arriban a las
instituciones constituidas como fondos de carácter permanente
y con una finalidad orientada, mayoritariamente, a la investigación académica. Los procesos de selección por parte de donantes, archivistas, gestores patrimoniales, etc., tienden a resguardar
ciertos tipos documentales específicos. En muchas ocasiones, las
facturas de los servicios u otros documentos administrativos no
llegan con el conjunto o se expurgan una vez ingresado el acervo (quizás documentando la eliminación de esos documentos)
del fondo. Por lo tanto, la documentación prototípicamente más
seriada de los acervos es, paradójicamente, la menos valorada.
Por fuera del problema del carácter seriado y de la fragmentación
Políticas de la Memoria n° 19 | Noviembre 2019
de los documentos de archivo, los fondos personales tienen otra
característica diferencial importante con respecto a los acervos
institucionales que se vincula con la rendición de cuentas por los
actos a la ciudadanía. En este sentido, en los fondos personales,
en tanto privados, no tienen la obligación de dar acceso ciudadano a sus acervos. Lo que en los archivos institucionales estatales
es (o debería ser) la excepción —ej. la documentación secreta—,
en los archivos personales la documentación es producida, en
muchas oportunidades, para no ser leída por otras personas más
que las involucradas. En otras palabras: detrás de la apertura
pública de los fondos personales no hay una obligación fundada
en el derecho moderno: hay un interés colectivo por instalar a
esos fondos como integrantes de un patrimonio público común.
Esta diferencia constitutiva con respecto a los archivos institucionales también se observa en la forma de producción de la documentación, que se aleja de las gestiones reguladas y estandarizadas. Es por eso que en muchas oportunidades, es la psicología
la que brinda más herramientas para abordar a estos conjuntos
documentales, más que el Derecho u otras disciplinas más proclives a desentrañar la lógica de los acervos institucionales.11 En ese
sentido, aparece una mayor sensibilidad hacia las intenciones autobiográficas de quien lo produce, lo que genera operaciones de
destrucción, soslayamiento y enfatización de ciertos tramos de
la vida de manera consciente o inconsciente. Las operaciones de
ordenamiento y descarte son, aunque resulte obvio, menos procedimentadas y por lo tanto, los silencios en los archivos personales son más frecuentes que en los archivos institucionales, en
donde éstos son productos de falencias institucionales diversas.
Los fondos personales conservan, muchas veces, huellas de resistencia y enfrentamiento al control institucional, manifestado
en las distintas facetas del estado o de las corporaciones. Esto es
evidente, sobre todo, cuando se amplía el espectro de los fondos
pasibles de ordenarse y disponerse para la consulta pública: los
fondos de activistas, de la “gente común” o de aquellas personas
consideradas abyectas.12
Por todo lo mencionado, los acervos personales revisten una mayor vulnerabilidad jurídica y requieren otro tipo de sensibilidad
11000“Los archivos personales, por lo tanto, no son solo sobre transacciones
de negocios personales ‘oficiales’ y actividades formales, sino que también son la fuente más frecuente de comentarios sobre la vida diaria y
personal y las relaciones, casi por su propia naturaleza. En lineas generales, el fondo es un sitio donde la personalidad y los eventos de la
vida interactúan en forma documental. Ciertamente, como dirían Michel
Foucault y otros críticos postestructuralistas, las personas en sus palabras privadas y reflexiones personales a menudo refleja, generalmente
inconscientemente, diversas costumbres públicas o normas sociales. Si
bien estas reflexiones personales se convierten en fuentes útiles para
comprender estas perspectivas sociológicas más amplias, son los filtros
personales los que revelan el carácter interno de quien crea los registros. Aquí tenemos la psicología de los archivos más que su transaccionalidad” Catherine Hobbs, “The Character of Personal Archives: Reflections on the Value of Records of Individuals”, en Archivaria, nº 52, 2001,
pp. 126-35 (traducción propia).
1200 Philippe Artières, “Arquivar a própria vida”, en Estudos Históricos, v. 11,
n° 21, 1998, pp. 9-34.
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en las políticas públicas: no son acervos creados por actos jurídicos concretos —como los que constituyen organizaciones—,
y la posibilidad de compra, venta, desguace discrecional son mayores. La tensión entre autonomía y control social se torna más
evidente y crítica: la voluntad de transferir los documentos a una
institución, tenga las características que tenga, depende del crecimiento de una comunidad interesada, presente y activa.
Una postal infeliz, un congreso actual
Cuando el comité organizador ya había delineado la fundamentación y los ejes principales del Congreso, un suceso nos llevó
a reforzar que lo que estábamos pensando se revestía de una
importante actualidad. Este intenso 2019 comenzó con la triste noticia de la venta de un conjunto de documentos pertenecientes al emblemático artista plástico Juan Carlos Romero a un
coleccionista del exterior, de quien se desconoce el nombre y el
destino que se le dará a ese acervo. Romero tenía la intención
de donar la documentación a una institución pública argentina,
pero nunca avanzó más allá de convenios específicos de digitalización de ciertos materiales puntuales. Asimismo, un grupo de
colaboradores quisieron crear una fundación dedicada al legado
del artista. Ninguno de estos proyectos se terminó de concretar.
Una vez muerto Romero y luego de algunas desavenencias testamentarias, sus hijos —en carácter de derechohabientes del legado del artista plástico—, fueron quienes se habrían encargado
de concretar la venta. Cuando se supo la noticia, el caso comenzó
a visibilizarse a través de colectivos artísticos que realizaron intervenciones en protesta. Movilizó a investigadores y directores
de instituciones, y a varias personas del ámbito del funcionariado
público. La prensa lo reflejó a través de varias notas en medios
del país y del exterior y se plantearon algunas estratégias jurídicas que tuvieron más buena voluntad que eficacia: una de ellas
fue el intento de denunciar ante la filial local de la Interpol que
esa venta se había realizado sin dar aviso al Archivo General de
la Nación, organismo que tiene la potestad legal de controlar la
venta de documentación con valor histórico argentino. Esa iniciativa fracasó porque, para poder controlar esos bienes, primero hay que registrarlos y, dicho registro, contemplado en la Ley
15.930 —sancionada en 1961— nunca fue implementado.
Pasadas las jornadas de archivos personales, desde Uruguay nos
llegaban noticias de la venta del archivo de la poeta Idea Vilariño
a la Universidad de Princeton. En este caso, a diferencia del de
Romero, se sabe que el fondo va a estar disponible en una Universidad de Estados Unidos para la comunidad de investigadores,
lo que tendrá como efecto que un menor número de personas
del Río de la Plata que quieran acceder puedan hacerlo sin una
beca específica o una cuantiosa erogación monetaria. Pero basta
Dossier | Archivos personales en transición
leer la crónica sobre la venta del archivo personal de Vilariño
escrita por Larre Borges, para concluir que la transacción distó
mucho de ser un simple caso de “venta al mejor postor”.13
Estos casos no son los primeros ni —lamentablemente— creemos que sean los últimos. De hecho, han sido numerosas las
intervenciones públicas de denuncia por estos mecanismos de
drenaje patrimonial, como las de Horacio Tarcus, quien ha señalado en reiteradas ocasiones su preocupación al respecto, insistiendo en la necesidad de un nuevo compromiso de los poderes
públicos con la cultura que generen campañas públicas para aumentar la conciencia social sobre el significado del patrimonio,
que regule la compraventa de documentos privados, el registro
de los documentos disponibles en distintos acervos, entre otras
propuestas.14 Pero la repercusión de los casos evidencia una
oportunidad singular para volver a reflexionar sobre la vulnerabilidad archivística de nuestro país, sobre lo que consideramos
patrimonio (y que por lo tanto tiene una mayor protección legal)
y lo que queda opacado, en una zona gris y que habilita aún más
estos espacios de lucro y secretismo.
Uno de los problemas centrales es que la legislación nacional
desconoce el concepto de “fondo de archivo personal”, herramienta conceptual que además de habilitar el abordaje de un
acervo desde una perspectiva arqueológica, permite contrarrestar el abordaje coleccionista, con todo lo que eso implica. En las
normas aparecen enumeradas una determinada cantidad de tipologías documentales (cartas, manuscritos, fotografías, etc.) que
pertenecen a “hombres notables”, lo que podría ser interpretado
como un “fondo de archivo”.15 Sin embargo, al no explicitar ese
concepto y al estar muy emparentado a trayectorias de “grandes
figuras” —a pesar de que la historiografía y la archivística han
venido ampliando ese abanico conceptual desde hace décadas—
el resultado es que el control sobre el drenaje patrimonial solo
se ha circunscrito a causas judiciales por documentos aislados.
Podemos tomar como ejemplo la conocida querella por la carta
de José de San Martín a Bernardo O’Higgins, atravesado además
por otras discusiones ajenas a una política archivística integral.
Creemos que el avance de las discusiones y las campañas de denuncia y la activación de políticas públicas dentro de la comunidad archivística, académica y artística —cada vez más sensible
e interesada en que los archivos personales—, puede torcer la
1300 Ana Inés Larre Borges, “Los papeles de Idea”, en Brecha, 26/04/2019.
Disponible en https://brecha.com.uy/los-papeles-de-idea/.
1400 Tarcus, Horacio “¿El drenaje patrimonial como destino? Bibliotecas, hemerotecas y archivos argentinos: un caso de subdesarrollo cultural”, en
La Biblioteca, nº 1, 2004/2005.
1500 .Tomemos a modo de ejemplo el artículo 16 de la Ley del Archivo General de la Nación, que considera “documentos históricos” “c) Las cartas privadas, diarios, memorias, autobiografías, comunicaciones y otros
actos particulares y utilizables para el conocimiento de la historia patria” Argentina, Ley 15.930: Archivo General de la Nación. Funciones,
1961. Disponible en http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/60000-64999/60674/norma.htm.
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balanza y lograr que los fondos sean albergados en instituciones
locales fortalecidas, en un marco de apoyo estatal, organizados
de acuerdo a criterios profesionales de excelencia y a compromiso de acceso ineludible. Las discusiones y presentaciones dentro
de estas jornadas son otro buen indicador para permitirnos un
poco de optimismo en este sentido.
Tres días de discusiones multidisciplinares para un objeto polifacético
Además de la ampliación de la cantidad de asistentes, hay otros
indicadores que muestran un crecimiento del espacio que comenzó con las IIas Jornadas de Reflexión / I Congreso Internacional. Los archivos personales: prácticas archivísticas, problemas
metodológicos y usos historiográficos, celebrado en 2017. En
primer lugar, se multiplicaron las actividades, muchas de ellas
realizadas en simultáneo: 3 conferencias, 4 talleres de formación
profesional, 5 paneles verdaderamente polifónicos —que incluyeron especialistas en Humanidades Digitales, referentes en la
gestión de archivos vinculados a las Artes, donantes, representantes del auspicioso proyecto estatal del Sistema Nacional de
Documentación Histórica (en adelante, SNDH) y activistas por la
diversidad sexo-genérica— y 34 ponencias que presentaron trabajos en curso en distintos puntos del país y de la región. Pero,
como no se puede analizar el fenómeno del crecimiento del espacio únicamente desde el prisma numérico, nos detendremos en
los ejes de debate y puesta en común que marcaron el desarrollo
de esas tres intensas jornadas.
Las conferencias que cerraron cada uno de los tres días del Congreso estuvieron a cargo de intelectuales de amplia trayectoria.
Daniel Link, en su provocativa conferencia “Bien de archivo” (en
un juego de palabras con letra “B” y en una clara referencia derrideana), trajo las conceptualizaciones de Baldassare Bonifacio, autor de un tratado de Archivística en el siglo XVII para reflexionar,
entre otros aspectos, acerca de la integridad del archivo en la
actualidad digital, poniendo a dialogar los preceptos de Bonifacio
con la perspectiva archivística actual de Mariana Nazar y Andrés
Pak Linares, retomando autores como Arlette Farge, Severo Sarduy, Michel Foucault y Umberto Eco.
El segundo día del Congreso, Vania Markarian revisitó las construcciones historiográficas en torno a dos figuras de amplia gravitación político-intelectual en Uruguay (Vivian Trías y Aldo Solari),
a partir de nuevos aportes documentales en archivos localizados
en Estados Unidos y Europa. Estos documentos aportan informaciones que complejizan la inserción de estos actores en las redes
político intelectuales en las que se encontraban insertas estas
figuras durante la Guerra Fría.
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Cerrando el evento, Horacio Tarcus brindó una conferencia sobre
la correspondencia, basándose en su amplio trabajo con epistolarios y en la bibliografía actual sobre el tema. Tarcus hizo una
exposición extensa sobre la importancia del epistolario para la
cultura de izquierdas. Para él, las cartas fueron auténticos articuladores políticos y su estudio permitió generar una verdadera
renovación en la historia de las izquierdas: más multidimensional,
más crítica y más abierta. Entre los desafíos que atraviesan el
trabajo con las cartas se encuentra: el análisis de su materialidad, la dimensión de la realidad profunda, la de la subjetividad,
los afectos y la de la materialidad de las cartas. El director del
CeDInCI recorrió reflexivamente su extensa trayectoria como estudioso y editor de diversos intercambios de cartas, muchos de
estos pertenecientes al acervo del CeDInCI. Tarcus también realizó un extenso decálogo de las tipologías de cartas, que, para el
historiador, tienen una validez relativa porque ante la publicación
de una mayor cantidad de epistolarios, esas tipologías tienden a
estallar.
Complementariamente a estas conferencias magistrales con referentes de amplia trayectoria, convocamos a una contundente
pluralidad de voces para debatir en los cinco paneles que se
realizaron en los tres días de las jornadas. El primero de ellos
constituyó una invitación a sintonizar nuestras prácticas más conocidas con los aportes acerca de las “Humanidades Digitales”.
De esta manera, el Congreso comenzó imaginando un puente
interdisciplinar caracterizado por una gran mutación de las ciencias humanas tal cual las conocíamos. Si bien esta flamante especialización no se encuentra directamente relacionada con la
práctica archivística, en el panel se buscaron zonas comunes con
este campo emergente, especialmente por el horizonte que se
abre a partir del crecimiento cuantitativo de documentos que el
entorno digital produce.
En este panel, Gimena del Río Rande, presidenta de la Asociación
Argentina de Humanidades Digitales, fue la encargada de realizar una nutrida introducción a esta disciplina que “trabaja en la
intereseccionalidad entre las Ciencias Humanas y las Tecnologías
del cómputo”. La investigadora se refirió a diversas metodologías
de trabajo que se aplican a los documentos digitalizados o a los
nacidos digitales. Una de las riquezas de esta forma de trabajo
se relaciona con el procesamiento de grandes volúmenes de información, por fuera de la capacidad humana. Luego se refirió a
distintos proyectos provenientes de diversas disciplinas surgidos
dentro del paraguas de las humanidades digitales.
Luego le tocó el turno a Ana Torres Terrones, del archivo José
Carlos Mariátegui quien expuso la plataforma online desarrollada junto a Jaume Naualart Vitupana a partir de un fondo de
archivo que cuenta con un gran volumen de documentación digitalizada y accesible en línea.16 En este proyecto en particular, que
1600 http://www.mariategui.org/vis/.
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reviste una especial singularidad dentro del espacio archivístico
latinoamericano, se utilizaron los datos de la correspondencia
de Mariátegui y los artículos de la revista Amauta. Así, se puede
visualizar la compleja red de colaboradores y corresponsales que
articulaba al proyecto revisteril de Mariátegui, a partir de un trabajo de identificación y carga por nombres, años, ubicación geográfica y temas, entre otra información disponible en este acervo.
El último expositor de este panel fue el archivista digital Peter
Chan, de la Universidad de Stanford, quien comentó las características que adquiere este nuevo perfil profesional y las diferentes problemáticas y estrategias vinculadas al tratamiento de los
archivos digitales, cada vez más presentes en las instituciones
patrimoniales: el análisis de la integridad de los documentos
digitales, la migración, la emulación de plataformas, etc.. Chan
también se refirió brevemente también al sistema ePADD, sobre
el que versó uno de los talleres del evento, que detallaremos
más adelante.
El lunes por la tarde tuvo lugar el panel “Archivos personales
y Artes”, en la que convergieron investigadores y especialistas
en curaduría y gestión cultural. El moderador del panel, Rodolfo
Biscia, presentó un sofisticado estado de la cuestión en torno a
los llamados “archivos de arte”. Allí, Biscia señaló la ruptura de
la clásica diferencia entre obra, proyecto y archivo, ya que hoy en
día esos documentos —otrora relegados— son una parte importante de las propuestas expográficas. Así, el llamado “impulso
de archivo”, noción de Hal Foster que teoriza sobre la figura del
artista como archivista, sería un nuevo avatar del artista como
curador. Finalmente, Biscia reflexionó sobre la domiciliación de
las obras de arte y se refirió al caso de Juan Carlos Romero anteriormente mencionado.
El panel continuó con exposiciones varias sobre arte y archivo.
Lucía Ulanovsky, encargada del Archivo del Museo de Arte Moderno, se refirió a las colecciones que allí se albergan y a los
procesos de trabajo en este espacio que está adquiriendo mayor
visibilidad dentro del conglomerado del museo, y a los usos que
esos acervos han tenido hasta el momento. Agustín Diez Fisher,
de la fundación Espigas, detalló la historia y sus formas de articulación institucional. También expuso acerca de las características
del acervo custodiado y a las ediciones y otras iniciativas llevadas adelante por la fundación. Diana Wechsler, por su parte, se
refirió a su destacada experiencia como investigadora del Arte y
reflexionó acerca de la producción de su propio archivo generado
en ese rol.
Estas exposiciones se vieron enriquecidas, además, por dos mesas en donde se presentaron diversos trabajos recientes con los
llamados “archivos de arte”. La mesa “archivos personales y arte”
y una mesa vinculada a la curaduría digital que a su vez estaba
relacionada a otro conjunto de presentaciones (“experiencias de
Dossier | Archivos personales en transición
accesso digital”). Allí se interesaba puntualizar sobre este renovado rol a partir de selección de documentación que conlleva la
socialización de contenidos en Internet, usualmente más escasos
en proporción a los acervos depositados en las instituciones dedicadas a gestión documental.
Otro panel novedoso en el marco de las jornadas —y en los
eventos archivísticos en general— constituyó el llamado “Diálogo entre archivistas y donantes”. Tal como el nombre lo indica,
la propuesta era que quienes donan acervos pudieran hablar en
primera persona para poder aproximarse a las tareas previas, a
los criterios que las llevaron a optar por una institución, y otras
vicisitudes de ese proceso que suele variar caso a caso pero que
no está exento de un sinnúmero de decisiones y acuerdos, expectativas y vaivenes. Creemos imprescindible continuar este tipo
de instancias por fuera del trato cotidiano que cada institución
pueda tener con sus donantes, ya que de esta socialización de
experiencias también depende el éxito de una política pública
archivística. Porque independientemente de posibles cambios legales o procedimientales, es necesario un compromiso activo de
quienes poseen un fondo personal, así como de una mayor comprensión del alcance del trabajo en las instituciones receptoras.
Marcelo Ernesto Ferreyra, histórico activista por la diversidad sexo-genérica argentina, se refirió a su experiencia de trabajo con su
cuantioso acervo que comenzó a partir de la práctica del clipping
—es decir, la recolección de recortes periodísticos— de aquellas
noticias que se encontraban vinculadas al colectivo LGTTTBIQ*
en toda la región. Comentó, además, los motivos por los que
decidió donar su acervo al CeDInCI y las tareas de digitalización
que realiza con anterioridad a la donación, ya que al tratarse de
un acervo abierto, Ferreyra va actualizando la donación cada vez
que concurre al CeDInCI.
Por su parte, la investigadora en arte Victoria Lopresto se refirió
al archivo de María Juana Heras Velasco, escultora santafesina
fallecida en el año 2014. Lopresto detalló el proceso de acompañamiento en los últimos años de vida de la artista y cómo se fue
conformando el “Archivo Taller Heras Velasco”, que elaboró un
convenio de digitalización de la documentación con el Archivo
IIAC-UNTREF, llevando adelante un proceso de puesta en valor
colaborativa.
Luego le tocó el turno a Laura Batkis, que se refirió a su relación
afectiva con el artista plástico y escultor Pablo Suárez. Contó
cómo fue recolectando documentación de Suárez y lo que significó “desprenderse” de ese acervo para que quede bajo cuidado
del IIAC-UNTREF.
El coordinador del Archivo del Instituto de Investigaciones sobre
el Arte y la Cultura (IIAC), Martín Paz, reflexionó sobre el modo
de trabajar en dicha institución fundada hace seis años a partir
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de la recepción de los fondos por parte del instituto dirigido por
Diana Wechsler. En la exposición detalló algunas particularidades de los fondos presentados en el panel aportando su perspectiva archivística sobre esa comunidad de prácticas.
Horacio Tarcus hizo la exposición “aguafiestas” (en sus palabras),
que permitió complejizar a los casos virtuosos que se expusieron
en el panel. Se refería a un amplio abanico de inconvenientes
que se presentan con frecuencia al pautar la donación a una institución y que Tarcus conoce con pericia luego de más de veinte
años de experiencia de gestión en el CeDInCI, que actualmente
cuenta con más de 140 fondos de archivo. Allí se refirió a la competencia desigual que afrontan las instituciones argentinas con
respecto a las universidades del exterior a la hora de financiar la
adquisición de acervos. También aludió a ciertos pedidos de quienes donan que, en algunas oportunidades, terminan generando
inconvenientes a la hora de organizar y dar acceso a un fondo de
archivo, por ejemplo: donar archivos a diversas instituciones en
una supuesta combinación entre las ocupaciones o intereses de
una persona o la misión institucional, las intervenciones sin experiencia, la descripción de documentación que supuestamente
“mancha” una trayectoria o las donaciones por tramos. Concluyó
su alocución diciendo que debemos pensar formas jurídicas, formas de contrato y, sobre todo, predicar con el ejemplo.
El último día del Congreso arrancó con otra faceta fundamental y urgente del quehacer archivístico: el debate sobre políticas
públicas para archivos personales. Durante el primer congreso
de 2017, al igual que en otras actividades similares, estas preocupaciones afloraron transversalmente en las distintas mesas.
Es por eso que en esta edición se decidió generar un panel específico en donde se presentara el trabajo del Sistema Nacional
de Documentación Histórica, novedad destacada en el panorama
archivístico Argentino. Para referirse al sistema se presentó su
director, Lucas Luchilo y Mariana Nazar, quien participa activamente como representante del Archivo General de la Nación (en
adelante, AGN). Luchilo esbozó un diagnóstico de la situación de
los archivos que motivó esta línea de trabajo dentro de la Secretaría de Ciencia y Ténica de la Nación: la escasez de un directorio
sobre archivos, el desinterés político, los vacíos normativos, la
falta de un diagnóstico sobre la situación, entre otros problemas.
Luego presentó la labor realizada en el marco del sistema a partir
de la construcción de comunidades de prácticas —en las que
participan profesionales de la archivística y la bibliotecología e
historiadores, entre otros perfiles— y detalló las líneas de acción
en las que se han ido trabajando: el formulario de adhesión para
que las instituciones que custodian fondos de archivo puedan
registrarse y acceder a financiamientos para capacitación y para
equipamiento para conservación o digitalización, un diagnóstico
de la situación de los archivos en la argentina y actividades de
capacitación. También planteó el problema de la falta de adhesión por el momento por parte de las instituciones archivísticas.
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Mariana Nazar, por su parte, basó su exposición en torno al rol
del Archivo General de la Nación. La archivista se refirió a las
líneas de acción específicas y los alcances y limitaciones de la
máxima autoridad archivística local, el AGN, responsable de la
documentación del Poder Ejecutivo Nacional. Hizo un pormenorizado análisis de la normativa y de los déficits normativos para
dar cumplimiento a las misiones del archivo. Puntualizó que el
AGN no es el Estado y, por lo tanto, no puede abarcar todas las
demandas de la sociedad, aunque brinden espacios de asesoramiento y capacitación archivística a todas las instituciones que lo
requieran. Desde ya, no faltó la arenga por una mayor cantidad
de políticas públicas para los archivos. También se refirió a los
aportes puntuales del AGN dentro del Sistema Nacional de Documentación Histórica y a los off topic generados a partir de las
inquietudes comunes en las reuniones. Realizó, por otra parte,
una distinción entre archivos personales de interés público y archivos personales construidos a partir de la apropiación ilegítima
de documentación pública. También explicitó el interés, por parte
del AGN, de impulsar el Comité Nacional de Memoria del Mundo
en la Argentina para poder relevar documentación de carácter
histórico. Del mismo modo, se refirió al registro contemplado en
el artículo 3 de la Ley 15930 (del Archivo General de La Nación)
que nunca ha sido instrumentado desde que fue creada la ley
en 1961.17
Nazar también puntualizó que es importante tanto la aplicación
de la disciplina archivística como el reconocimiento profesional
de quienes trabajan en los archivos. Asimismo, insistió en la importancia de que los archivos se organicen profesionalmente,
respetando los principios de la archivística, sin ser esto necesariamente un reclamo corporativo.
Luego de estas exposiciones, desde el comité organizador de
las Jornadas nos habíamos propuesto la creación —dentro de la
programación— de un espacio de topo asambleario para discutir
políticas públicas con las autoridades presentes más el público
interesado. Esta asamblea permitió debatir problemas específicos de los archivos personales para poder conseguir políticas
públicas apropiadas.
El abogado José Miguel Onaindia puntualizó que, si bien las normas son importantes, el problema no se agota en una reforma
legislativa. Hay cuestiones a revisar que entran en el ámbito de
1700 .El artículo 3 de la ley establece que entre las atribuciones del AGN se
encuentran: “f) Solicitar de instituciones privadas y de particulares información acerca de documentos de valor histórico que obren en su
poder; [...] h) Tomar intervención en las transferencias de documentos
que se efectúen entre particulares y proponer al Poder Ejecutivo, previo
asesoramiento de la Comisión Nacional de Archivos, que se crea por
la presente ley, declaraciones de utilidad pública y la consiguiente expropiación cuando correspondiere i) Dictaminar, a los fines del artículo
17 en los casos en que se intente extraer del país documentos históricos”. Argentina, Ley 15.930: Archivo General de la Nación. Funciones,
1961. Disponible en http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/60000-64999/60674/norma.htm.
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las conductas, porque de lo contrario se cae en el “angelismo
racionalista” del siglo XIX. En ese sentido, es importante la conciencia de las personas que tienen o reciben un archivo sobre el
valor social del acervo. El problema de la legislación vinculada
al patrimonio cultural es su origen corporativo, lo que propicia
el soslayamiento del principal derecho involucrado: el de acceso a la cultura. Es por eso que los Estados invierten en cultura.
Debemos ser conscientes de que la reforma legislativa no agota
el asunto, y resulta indispensable generar una conciencia social
que tenga efectos más deseados, incluso con una legislación deficiente.
Quien suscribe este artículo propuso tomar como modelo de organización a la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, ya
que es una institución que permite la articulación entre la esfera
privada y lo público protegiendo el patrimonio, generando financiamientos y herramientas técnicas de trabajo que puedan aplicar
las instituciones amparadas bajo dicha comisión.18
Lucas Luchilo, se detuvo en analizar el esquema de financiamiento de los instrumentos amparados bajo legislación corporativa.
Por ejemplo, en el caso de las bibliotecas populares, aludió al
financiamiento a partir de un porcentaje de lo recaudado a partir
de los juegos de azar. Lo mismo que ocurre en otras legislaciones, como la Ley Nacional de Teatro o el del Instituto Nacional
de Cinematografía. Es por eso que para Luchilo tienen que estar
contemplados criterios presupuestarios pero también valorativos para la implementación de estos instrumentos: ¿Queremos
que la gente juegue más para que se financien las instituciones
culturales?
También hizo alusión a la limitación del impacto del mandato
estatal frente a otras alternativas, citando por ejemplo el caso
del Sistema Nacional de Repositorios Digitales, que a pesar de
que se encuentra en funcionamiento, quienes se dedican a la investigación prefieren subir sus trabajos a plataformas privadas,
como Research Gate.
Quién suscribe y otras personas presentes apuntamos que en la
actualidad, muchas instituciones que custodian fondos de archivos dependen regularmente de aplicaciones a distintas organizaciones para lograr financiamientos por proyectos, y por lo tanto, tampoco podemos dar cuenta del origen de los fondos que
sustentan actualmente a las instituciones o personas que llevan
adelante el tratamiento archivístico de los fondos documentales.
Asimismo, Isabel Wschebor, de la Universidad de la República de
1800 .Algunos ejes de justificación de la propuesta se presentaron en la mesa
“Aspectos teóricos y conceptuales” de este congreso en la ponencia
de María Eugenia Sik, “Singularidades y regularidades: apuntes para la
construcción de políticas públicas para los archivos personales”. Véase
Eugenia Sik en Actas de las IIIas Jornadas de Reflexión, II Congreso
Internacional. Archivos personales en transición, de lo privado a lo
público, de lo analógico a lo digital, CeDInCI, 2019.
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Uruguay, planteó la diferencia entre el archivo personal trabajado para uso privado, y el archivo personal trabajado por el bien
público. Como los fines son bien distintos, el Estado no tiene que
financiar con fondos públicos trabajos archivísticos que van a ser
de uso privado. Mencionó, entre otras cuestones, el valor económico, social y cultural, y subrayó la revalorización que genera
sobre los acervos el trabajo técnico archivístico.
Samuel Salgado Tello de Chile se refirió al funcionamiento del
Fondart, programa del Ministerio Nacional de la Cultura y las Artes. Este fondo respalda desarrollos en distintas especialidades
y se orienta para públicos o privados, pero la única contraparte
demandada es una actividad (por ejemplo, una charla breve en
una escuela). El Estado no cumple un rol activo en el control del
acceso a los bienes que se financian y no evita que se venda el
patrimonio.
Lucas Luchilo, por su parte, volvió a puntualizar que hay que analizar si hay un interés público a proteger a partir de la legislación
y cuál es el carácter del bien y de las instituciones a resguardar,
volviendo sobre la problemática de la protección de bienes privados por parte del Estado. Por último, insistió en la relevancia
de completar las adhesiones al Sistema Nacional de Documentación Histórica para comenzar a relevar necesidades y porque los
niveles de adhesión y las líneas de financiamiento van a permitir
calibrar esas diferentes y contribuir a la visibilización de los acervos depositados en diferentes instituciones.
A partir de allí, en la asamblea hubo alusiones a situaciones institucionales particulares de todo el país y no faltaron las consultas
acerca de las adhesiones al SNDH. Con todo, fue una fructífera
instancia de intercambio que es apenas un mojón más en un debate público que necesita proliferarse e intensificarse en distintos espacios.
Por la tarde tuvimos el último panel del evento: “Sexo y Revolución en los archivos personales”. El panel, coordinado por Laura
Fernández Cordero, tenía como fin presentar las memorias y experiencias de trabajo con archivos por parte de personas vinculadas al activismo por la diversidad sexo-genérico e integrantes
del Programa de Memorias Políticas Feministas y Sexo Genéricas
del CeDInCI. En primer lugar, Francisco Fernández, “licenciado
en Geografía, becario doctoral, activista transmasculino y puto”
reflexionó acerca de lo que considera “prácticas trans del archivo”. Este tipo de lecturas “a contrapelo” permiten ver cómo esta
perspectiva ha ampliado el universo de lo posible en la historia.
Las prácticas trans del archivo, siguiendo los trabajos de Susan
Stryker, pusieron en evidencia las prácticas cisexistas en quienes
ordenan los archivos y en quienes produjeron esas materiales.
Para Francisco Fernández, estas lecturas complejizan y discuten
los relatos dominantes acerca del colectivo activista por la diversidad sexo-genérica.
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Ivana Dominique Bordei, “archivista, una centinela del pasado y
trabajadora sexual”, realizó una profunda exposición de diversas
historias de vida de sus compañeras travestis, de quienes atesoró
varios archivos fotográficos que acompañaron y enriquecieron la
exposición. Ella pudo guardar muchas fotos porque vivía en un
departamento, a diferencia de la gran mayoría de sus compañeras que habitaban en casas tomadas u otros alojamientos. En su
relato sobre la vida de sus compañeras no faltaron iluminaciones
acerca de una cotidianeidad marcada frecuentemente por la violencia y la muerte. Pero la archivista hizo también una crítica a
esas caracterizaciones plenamente centradas en esa dimensión
trágica.
Nicolás Cuello “Licenciado en Historia de las Artes y Becario doctoral”, se refirió al proceso de construcción de su propio archivo
de investigación acerca de los cruces entre las políticas sexuales
y las prácticas artísticas desde la última dictadura militar argentina. Cuello, al igual que Francisco Fernández, criticó el relato
cristalizado acerca de la historia del activismo por la diversidad
centrado en el “gay, porteño, blanco, con una perspectiva político ideológica vinculada a su relación con el movimiento de
Derechos Humanos y con una línea vinculada a la integración y
al reconocimiento de garantías legales”. El historiador del arte y
activista reflexionó acerca de la materialidad de esos archivos,
apuntando a una historia sexualizada de la circulación de esos
objetos, en donde importan las marcas revulsivas presentes en
dichos documentos, como rastros de semen, cintas, etc..
La materialidad de los objetos también fue debatida en las distintas mesas, que presentaron un amplio abanico de soportes documentales contenidos en los fondos de archivo y una pluralidad
de contextos de producción geográfica y personal. No faltó la
mesa sobre archivos y Literatura, tópico muy presente en la edición anterior de las jornadas, al igual que un segmento dedicado
a distintas trayectorias político-intelectuales. Este año, además,
se organizaron tres nuevas mesas a partir de la convocatoria: una
de archivos familiares, otra llamada “archivos en los límites” (con
acervos que escapan de la clásica clasificación entre lo personal
y lo institucional) y una fructífera mesa sobre aspectos teóricos
y conceptuales.
Nuevamente, el Congreso sobre archivos personales, en su objetivo de articular la teoría con la práctica archivística, ofreció
también cuatro talleres de formación profesional con especialistas del exterior. El abogado y gestor cultural José Miguel Onaindia —argentino residente en Uruguay—, propició un espacio de
discusión acerca de una problemática muy acuciante para las instituciones que custodian fondos de archivo: los aspectos legales
vinculados al trabajo con archivos personales.
Onaindia se refirió a grandes marcos regulatorios teniendo en
cuenta los principales ejes conflictivos: por un lado, la perspec-
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tiva de Derechos Humanos, de rango constitucional para el caso
argentino, como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en especial, su artículo 15.3 que establece el acceso a la cultura y cuyo sujeto jurídico es colectivo; y
las normas que protegen el derecho a la intimidad y los derechos
de autor, que son de carácter individual.19
Ante estos conflictos y, sobre todo, ante la escasez de una normativa unificada que proteja específicamente y en su integralidad
a los fondos de archivo y la obsolescencia de normativas que
poco sirven para los nuevos parámetros de intimidad y publicidad a partir de la revolución tecnológica, Onaindia sugirió tener
presente el Pacto anteriormente citado. Allí, el órgano de interpretación dispuso que en ese documento la explotación comercial no constituye un derecho humano de primera generación,
sino un mecanismo para fomentar la creatividad. Por lo tanto, si
hay un conflicto, tiene primacía el acceso a la cultura.
No faltaron en este taller las discusiones sobre materiales como
la correspondencia y apareció, nuevamente, el problema del archivo de Juan Carlos Romero como un excelente caso testigo
para analizar las problemáticas actuales en materia de protección jurídica.
El archivista digital Peter Chan, de la Universidad de Stanford,
fue el facilitador de un taller sobre el sistema Appraisal, processing, preservation, discovery, and delivery of historical email
archives (ePADD), que es un software de código abierto que permite migrar las cuentas de correo electrónico para poder realizar
intervenciones archivísticas. También permite extraer entidades
que faciliten la búsqueda temática y disponer los correos electrónicos para la consulta en las instituciones. En este taller hubo
espacio, además, para discutir las posibilidades de aplicación de
este software en la Argentina.
Samuel Salgado, director del Centro Nacional del Patrimonio
Fotográfico (en adelante, CENFOTO) de la Universidad Diego
Portales de Chile, dictó un taller sobre gestión digital de acervos fotográficos e imágenes digitales. Durante el encuentro se
abordaron problemáticas específicas vinculadas con las prácticas
archivísticas, las estrategias de conservación de los documentos
fotográficos y las políticas de acceso y difusión de fondos y colecciones. Salgado presentó también diversos casos de proyectos desarrollados por CENFOTO en los últimos dieciocho años y
los asistentes del taller pudieron compartir inquietudes y experiencias referidas a este tipo de fondos.
1900 .“Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a respetar la
indispensable libertad para la investigación científica y para la actividad
creadora”. Naciones Unidas, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptado y abierto a la firma, ratificación y
adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de 16
de diciembre de 1966. Disponible en https://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CESCR.aspx.
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Las uruguayas Fabricia Malán, María Girard y Evangelina Ucha,
a partir de su experiencia de trabajo con el fondo personal de
Alfredo Zitarrosa, ofrecieron un taller de limpieza y conservación
de soportes no tradicionales. Quienes asistieron a esa actividad
pudieron poner las manos a la obra para limpiar discos de vinilo,
cassettes y otros materiales para preservarlos en el largo plazo,
tarea básica antes de emprender cualquier proceso de tratamiento archivístico y digitalización de estos documentos cada vez más
presentes en los acervos.
Como es evidente, esta crónica es acotada pero quiso destacar la
variedad de intervenciones que se desplegaron en este congreso
sobre archivos personales. Este fue, otra vez más, un evento en
el cual el espacio de catarsis —omnipresente en cada encuentro
de archivistas— se tradujo en el afianzamiento de futuras líneas
de acción posibles. Asimismo, en este espacio se ha dado cuenta
de una considerable cantidad de proyectos diversos, profesionales y con mayor sintonía con el contexto social, cultural y tecnológico en el que se insertan. Mantener archivos personales, como
sostiene Philippe Artières,20 es una contribución al conocimiento
del género humano, es por eso que este objeto que nos apasiona
nos llama constantemente a la reflexión y a la acción.
Referencias bibliográficas
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Artières, Philippe, y Dominique Kalifa “El historiador y los archivos personales: paso a paso”, en Políticas de la Memoria, n° 13,
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Barros, Thiago Henrique Bragato, “As implicações teóricas
dos arquivos pessoais: elementos conceituais”, en Ponto de
Acesso, v. 5, nº 1, 2011, pp. 66-84. Disponible en https://doi.org/10.9771/1981-6766rpa.v5i1.4868.
Dossier | Archivos personales en transición
en Tábula, nº 17, 2014, pp. 45-59.
Castro, María Virginia “Silencios y énfasis en los archivos personales: saber de los archivos”, en Actas de Ias Jornadas de
reflexión sobre la construcción del archivo. Archivo, Cultura
y Patrimonio, pp. 99-119, Buenos Aires, CeDInCI, 2015. Disponible en http://cedinci.unsam.edu.ar/pdf/Jornadas/Actas-JORNADAS-ARCHIVOS-I_CEDINCI-UNSAM.pdf.
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Resumen
Este artículo constituye una narración crítica de las diferentes intervenciones y debates que se llevaron a cabo
durante las IIIas Jornadas de Reflexión, II Congreso Internacional. Archivos personales en transición: de lo privado
a lo público, de lo analógico a lo digital, organizado por
el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas, el archivo del Instituto de Investigaciones sobre el Arte y la Cultura de la Universidad de Tres
de Febrero y el archivo General de la Universidad de la
República. La convocatoria de este año versaba sobre
dos grandes problemáticas, cuya fundamentación podrá
encontrarse en el presente artículo: la mutación en las
formas de producción, circulación, acopio y propiedad
de los documentos personales en el entorno digital, sobre todo, en lo concerniente a los documentos llamados
“nacidos digitales”; y, por otro lado, las problemáticas
jurídicas, éticas y prácticas del traslado de los acervos
personales del ámbito doméstico al institucional.
Palabras clave: archivos personales – archivística – políticas públicas – legislación – eventos académicos – arte.
Abstract:
Chronicles of an event. Personal files in transition,
from private to public, from analog to digital
This article constitutes a critical narration of the different interventions and debates that took place during
the IIIas Jornadas de Reflexión, II Congreso Internacional.
Archivos personales en transición: de lo privado a lo público, de lo analógico a lo digital, organized by the Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de
Izquierdas, the archive of the Instituto de Investigaciones sobre el Arte y la Cultura of the Universidad de Tres
de Febrero and the Archivo General de la Universidad
de la República. This year’s call was about two major
problems, which foundations can be found in this article: the mutation in the ways of production, circulation,
collection and ownership of personal documents in the
digital environment (especially in regard to the “digital
born” documents); and, on the other hand, the legal,
ethical and practical problems of the transfer of personal collections from the domestic to the institutional
sphere.
Key words: personal archives, archival science, public
policies, law, academic events, arts
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