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Las cupas de Riotinto

Las cupae de Riotinto (Huelva) Las cupae de Riotinto (Huelva) JUAN AURELIO PÉREZ Universidad de Huelva MACÍAS AQUILINO DELGADO DOMÍNGUEZ Museo Minerio de Riotinto Fundación Río Tinto I. Las minas de Riotinto Los últimos estudios han planteado que el volumen de escorias romanas en Riotinto es menor del que se estimaba, pero ese cubicaje de escorias sigue siendo el más importante de época romana1. En este sentido, se considera que las minas de Riotinto fue uno de los mayores centros productivos del mundo antiguo. Adquirió más importancia en época romana, cuando la peculiaridad de sus depósitos minerales, de masas polimetálicas, hizo posible que la producción metalúrgica basculara sobre dos pilares fundamentales, la plata y el cobre, acompañados por una pequeña producción de hierro, que todavía no podemos dimensionar en toneladas de escorias, aunque se asocia generalmente a la fabricación de herramientas para el trazado interior de las labores de exploración y arranque de minerales. De la cantidad de minerales extraídos nos ofrece también una idea la colección de herramientas mineras de hierro de época romana, de las que el Museo Minero de Riotinto posee la más rica y amplia colección tipológica. Sin intentar ahora realizar una síntesis de la evolución de su minería antigua, tarea que desbordaría la finalidad introductoria de estos párrafos, sí conviene subrayar que esa cantidad de escorias es proporcional a 1 Estos problemas de los cubicajes de escorias romanas de Riotinto pueden verse en ROTHENBERG, B., GARCÍA, F., BACHMANN, H. G., y GOETHE, J.: 1990. 303 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología la extensión de los hábitats y las necrópolis romanas de estas minas2, cuyas dimensiones contrastan con su categoría de vicus, un hábitat disperso donde la administración imperial no permitió un desarrollo municipal que hubiera entorpecido la producción minero-metalúrgica3. Con antecedentes en época protohistórica (Cerro Salomón) y prerromana (Cortalago)4, la explotación romana no es más que una continuidad a lo largo de la etapa republicana, cuya única novedad se encuentra en la aparición de algunos castella que protegen el metallum. Habrá que esperar a época augustea para que el panorama productivo cambie sustancialmente, ya que a la tradicional producción de plata le acompañará a partir de ahora la explotación de los minerales de cobre infrayacentes, y los hábitats mineros se multiplican, en relación a cada una de las zonas de extracción (Fig. 1). Pero Riotinto no es más que una de las minas que forman parte de la denominada Faja Pirítica Ibérica (Zona Geológica Surportuguesa), un extenso conjunto de mineralizaciones, de génesis común, que se extienden desde la provincia de Sevilla (Las Cruces y Aznalcóllar) hasta la desembocadura del Sado en el Alentejo Litoral (Sierra de Caveira). Entre ellas destacan por su laboreo romano las minas de Riotinto, Tharsis, Buitrón, Sotiel Coronada, Cueva de la Mora, São Domingos, Aljustrel, y Caveira5, uno de los mayores distritos mineros del mundo antiguo formado por grandes masas minerales a veces de casi 1 km de longitud. La actual paralización minera que vive esta zona tiene que ver más con los mercados internacionales que con el agotamiento de los minerales, aunque es evidente que las leyes han bajado drásticamente entre los minerales procesados en época romana y los que se procesan en la actualidad. Pero esta zona no se destaca sólo por estas grandes masas minerales, en la Zona Ossa Morena hay mayor abundancia de yacimientos mineros, y aunque son de menor entidad, de carácter filoniano, eran de minería más sencilla, en la mayor parte de los casos simples trabajos superficiales. Desde este punto de vista puede ser erróneo el concepto de mina de Riotinto, pues en realidad estos distritos mineros de la Zona Surportuguesa están formados por varias masas polimetálicas, y conviene emplear 2 3 4 5 PÉREZ MACÍAS, A.: 1986(a), 135-148. PÉREZ MACÍAS, A.: 2002, 407-431. BLANCO, A., y ROTHENBERG, B.: 1981. DOMERGUE, C.: 1990. 304 Las cupae de Riotinto (Huelva) Fig. 1. Mapa general de ubicación del área minera de Riotinto el plural. En cada mina existen en realidad varias minas sin conexión física, pues cada uno de los cotos mineros comprende varias masas6. Por apuntar algunos ejemplos, las minas de Riotinto están formadas por las masas de Salomón, Lago, Dehesa y Mal Año, que forman la zona conocida como Filón Norte, más Filón Sur, Masa San Dionisio (Atalaya), Masa Planes, y Masa San Antonio (todavía sin explotar) (Fig. 1); Tharsis por las masas de Filón Sur, Filón Norte, Filón Centro, Sierra Bullones, y Poca Pringue; y Aljustrel por las masas de Algares, São João, y las descubiertas recientemente en el siglo XX, Moinho, Feitais y Gavião. No todas estas masas se explotaron en la antigüedad, solo las que se delataban en superficie por los duros crestones silicatados de óxidos de hierro (gossan). Otras fueron descubiertas en tiempos recientes por métodos geofísicos (Neves Corvo), fuera del alcance de la tecnología de esta época. Esta disposición de las masas minerales tiene una incidencia en el poblamiento romano de estas minas, y los distintos hábitats están relacionados directamente con las masas de minerales, y de ahí que los metalla estén formados en realidad por varios vici. 6 PINEDO VARA, I.: 1963. 305 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología Fig. 2. Masas y canteras de gossan transportado, habitual soporte de las cupae de las necrópolis de Riotinto 306 Las cupae de Riotinto (Huelva) Los poblados mineros de Riotinto son conocidos desde comienzos del siglo XX por la preocupación que mostraron los técnicos británicos por el estudio del pasado de esta mina, y entre ellos destacan el ingeniero T. Palmer, que centró sus esfuerzos en el estudio de las técnicas mineras, L. U. Salkield, el técnico metalúrgico que clasificó las escorias romanas del suroeste ibérico en escorias de cobre y escorias de plomo-plata, y el geólogo D. Williams, al que debemos un plano de los restos arqueológicos que iban apareciendo a la par que se extendían los trabajos de minería a todas las masas desde la explotación inicial de Filón Sur. En ese plano de D. Williams se anotaron ya los poblados de Cortalago/Llano de los Tesoros, Marismilla, Bellavista, Tres Cruces, y Cerro del Moro, en cuyos alrededores se empezaron a excavar las necrópolis romanas para formar con sus ajuares un primer museo (Riotinto Museum), que tras varios cambios de ubicación se estableció finalmente en la barriada victoriana de Bellavista (Fig. 1). Las investigaciones desarrolladas desde entonces han aumentado considerablemente nuestro conocimiento de estos asentamientos mineros, tanto desde el punto de vista estratigráfico como en su imbricación con la producción metalúrgica de cada una de esas masas7. Desde época protohistórica, una vez abandonado Cerro Salomón, la población se concentró, a fines del siglo VII o comienzos del siglo VI a. C., en la zona de Filón Norte (Cortalago), a los pies de la ladera norte de Cerro Salomón, donde se encuentra la Corta del Lago, que seccionó en parte este poblado y permitió una primera lectura estratigráfica, realizada por G. D. B. Jones8. Este asentamiento seguirá siendo en adelante el referente principal de la zona, hasta la segunda mitad del siglo II d. C., momento en el que se paraliza totalmente la minería industrial, que no volverá a renacer hasta el siglo IV d. C., pero sin que esto signifique una restitutio de este hábitat. A la par que se intensificaron los trabajos de minería con la explotación del resto de las masas en época augustea, irán surgiendo el hábitat de Marismilla, junto a la Masa Planes, el de Tres Cruces, a donde llegaría el mineral desde la cercana mina de Peña de Hierro (Nerva), y el de Bellavista, próximo a la Masa de San Dionisio (Corta Atalaya). Fuera del área de minería se formalizó la conditio de un praesidium en el Cerro del 7 8 PÉREZ MACÍAS, A.: 1998. JONES, G. D. B.: 1980, 146-165. 307 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología Moro (Nerva), un asentamiento de fuerte sabor militar en su edilicia y en sus materiales, pero en el que también se establecieron técnicos metalúrgicos que ensayaron el beneficio de otros minerales (sulfuros de cobre secundarios, como calcosina y melaconita, los famosos Negrillos de Riotinto), que darían paso a la producción de cobre. Los trabajos mineros de mayor envergadura y la metalurgia de la plata siguió concentrada en la zona de Filón Norte, en el vicus de Cortalago/Llano de los Tesoros, hasta el punto de que por la gran escombrera de escorias que iba formando el hábitat redujo su superficie, en beneficio del recién fundado Cerro del Moro, el centro administrativo de las minas en época augusto-tiberiana. A mediados del siglo I d. C., en época claudio-neroniana, se abandonó definitivamente el Cerro del Moro y Cortalago volverá a ser el lugar central de las minas, la sede de los funcionarios imperiales, creciendo a partir de este momento a lo largo de las laderas septentrionales de Cerro Salomón, Cerro Colorado y Cerro Retamar, hasta alcanzar una dimensión de unos 2 km de longitud a mediados del siglo II d. C. Es el hábitat mejor conocido, porque la mayor parte de las excavaciones arqueológicas se han desarrollado en él por su amplio desarrollo estratigráfico. Del resto de los poblados apenas se han recogido materiales en algunas catas de comprobación, y su investigación puede depararnos todavía sorpresas. En lo que también ha contribuido la prospección arqueológica del entorno ha sido en la localización de toda una serie de castella en las vías de entrada a los metalla, tanto de época republicana (Cerro del Castillejo) como imperial (Cerro San Cristóbal), lo que certifica que estos distritos mineros del suroeste estuvieron militarizados, para asegurar los caminos, los abastecimientos, para labores de policía, etc., como aparece recogido en las tablas de Aljustrel9. II. Las necrópolis romanas de Riotinto Sobre las necrópolis de estos poblados mineros contamos con algunas informaciones antiguas. Las primeras noticias sobre las necrópolis apare- 9 DOMERGUE, C.: 1983. 308 Las cupae de Riotinto (Huelva) cen en el siglo XIX, en las que ya se destacan los enterramientos de la zona de La Dehesa, en uno de los caminos que salían de Riotinto hacia el Norte. A mediados del siglo XIX R. Rúa Figueroa, ingeniero del entonces Real Asiento de Riotinto, nos comenta del siguiente modo cómo era la necrópolis romana de La Dehesa: “…Una gran parte de la Dehesa y otros puntos de aquel término, están sembrados de numerosas sepulturas que las leyes romanas hacían abrir al paso de los caminantes. Vasta y olvidada necrópoli oculta bajo una gruesa capa de escorias y cuya exploración no sería estéril para la oscura historia de aquella olvidada comarca. Nosotros hemos abierto algunas de esas sepulturas; hemos arrebatado a la tierra las cenizas humanas para confundirlas con las cenizas de la industria; hemos exhumado los restos de antiguas generaciones… ¡Profundas emociones embargaban mi ánimo al mirar esparcidas al viento aquellas cenizas que han reposado en paz tantos siglos! ¡En esas humildes tumbas, resguardadas por losas de un tamaño considerable y provista la superior de un agujero central se han encontrado objetos de tan solo algún valor a los ojos de un arqueólogo!. La última morada de aquellos infelices proletarios no podía encerrar nada que estimulase la codicia de las generaciones que les sucedieron. El tosco candil de minero, reblandecido por el húmedo contacto de la tierra; diferentes lacrimatorios, don sagrado que depositaban en la urna mortuoria los amigos del finado; diversas clases de pateras…, y el triste óbolo corroído por el transcurso de los siglos, tales son los restos que se encuentran en aquellas sepulturas, confundidos todos con el carbón de la abrasadora pira y los clavos que sin duda sirvieron para sostenerla...”10. Esta breve descripción de una de las necrópolis más extensas, la de La Dehesa11 (Fig. 3), correspondiente al asentamiento de Cortalago/Llano de los Tesoros, apunta los principales rasgos de las necrópolis de estas poblaciones mineras. En primer lugar, su relación con los caminos que salían 10 11 RÚA FIGUEROA, R.: 1859, 15. Queremos manifestar nuestro agradecimiento a la empresa minera EMED TARTESSUS, que nos ha facilitado el acceso a la Necrópolis de la Dehesa (Minas de Riotinto) para tomar datos para la realización del presente trabajo. 309 Fig. 3. Necrópolis de La Dehesa Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología 310 Las cupae de Riotinto (Huelva) Fig. 4. Diversos detalles de la necrópolis de La Dehesa 311 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología de la mina, en este caso concreto con la vía hacia Augusta Emerita a través de la Sierra de Aracena, uno de tantos “carriles romanos”, en expresión del propio R. Rúa Figueroa, trabajados en la blanda pizarra y que conservan todavía los surcos producidos por las cubiertas de hierro de las ruedas de los carros (vías encarriladas). En segundo lugar, el predominio absoluto del ritual de incineración, el propio del siglo I y II d. C, la época de florecimiento de la minería de la plata y cobre en este coto minero. Y finalmente, los agujeros para las libaciones y los ajuares, con ungüentarios y lucernas como elementos comunes junto con la olla cineraria y alguna pátera de Sigillata. No extraña así que en el Rio Tinto Museum las principales colecciones sean las lucernas12 y los unguentarios13, en la mayoría de los casos completos. Las lucernas son de fabricación local, bastas y de mayor capacidad; se ha considerado que se utilizaban para la iluminación de las galerías, por ello y por las excavaciones del hábitat sabemos incluso de su uso generalizado en ambientes domésticos y funerarios. Desde la compra de las minas en 1873 por el consorcio británico Rio Tinto Company Limited y con el comienzo de las extracciones de minerales al aire libre (cortas, open cash system), es cuando todos estos restos arqueológicos comentados por R. Rúa Figueroa iban a estar en peligro de desaparición por la envergadura de los trabajos de minería, que además se iban a ir extendiendo al resto de las masas mineralizadas desde la inicial explotación borbónica en Filón Sur (La Mina). La continua aparición de objetos arqueológicos, tanto en la zona de minería (norias, cangilones, herramientas, etc.) como en las áreas de tratamiento y vivienda, fue el motivo de la creación de un pequeño museo en el sector de Filón Norte (Riotinto Museum). Se incentivó incluso la excavación de tumbas al comprar la compañía los objetos de las mismas para engrosar las colecciones de este museo. El primer trabajo científico en las áreas funerarias fue realizado por G. D. B. Jones14. A partir de los datos aportados por los ingenieros de minas planteó un acercamiento al poblamiento romano en toda la zona de minería, relacionando las zonas de viviendas, las áreas de minería y de tratamiento metalúrgico (escoriales), y la situación de las necrópolis. Individualizó varias zonas de necrópolis, una en La Dehesa, donde se han 12 13 14 LUZÓN, J. Mª.: 1967, 138-150. PRICE, J.: 1977, 30-39. JONES, G. D. B.: 1980, 146-165. 312 Las cupae de Riotinto (Huelva) Fig. 5. Mausoleo y tumba en fosa de la necrópolis de La Dehesa 313 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología concentrado las excavaciones y de ahí que sea la necrópolis más extensa, otra en las inmediaciones de la Masa de San Dionisio (Corta Atalaya), en los alrededores de los escoriales de plata de la barriada de Bellavista (Fig. 7), junto a los escoriales de cobre de Tres Cruces, y en los escoriales de cobre de Marismilla (Fig. 6). Todos los cementerios se encuentran próximos a caminos, excavados en el suelo de pizarra. Limpiezas superficiales le permitieron documentar el rastro de estos caminos en las zonas de La Dehesa, el que se dirigía hacia Mérida, y en Tres Cruces. Sus trabajos de limpieza y excavación se centraron en las dos zonas de mayor interés, el poblado romano de Cortalago y la necrópolis de La Dehesa. En Cortalago realizó una limpieza de perfiles que permitió plantear una primera fase de producción metalúrgica en época prerromana (ss. VIIVI a. C.), presente en los paquetes de escorias prerromanas de los estratos de la base de la estratigrafía. El área denominada hoy día necrópolis romana de La Dehesa es una zona de visita turística que quedó protegida entre las instalaciones mineras de Trituración, Lixiviación, Flotación, y Concentración, cuyos terrenos también formaron parte de esa necrópolis romana. La necrópolis de La Dehesa estaba muy destruida por estas instalaciones industriales de la mineralurgia del oro y de la plata, pero en la zona de limpieza pudieron registrarse unos 290 enterramientos, la mayor parte expoliados de antiguo. En el conjunto de los enterramientos conservados anota la existencia de los restos de dos mausoleos frente a una mayoría de enterramientos de incineración en fosas, que relaciona con la comunidad de mineros y esclavos de los siglos I y II d. C (Fig. 5). Las tumbas de incineración están excavadas en la roca del terreno y sus dimensiones son generalmente de un metro y medio de longitud. En los modelos más elaborados tenían un pequeño loculus excavado en el fondo de la fosa. Como elementos de señalización de estos enterramientos considera que todas dispondrían de cipos monolíticos semicilíndricos (cupae), y explica la variedad de dimensiones en las cupas por los distintos tipos de rebaje para recibir el epígrafe funerario, de forma rectangular, a dos aguas, etc. (Fig. 4). En las tareas de limpieza de G. D. B. Jones no se encontró ninguna cupa in situ, todas procedían de los alrededores. La necrópolis de La Dehesa es lógicamente el mayor de los cementerios romanos de Riotinto, pues corresponde al poblado más extenso, el de Cortalago, pero contiene también enterramientos de épocas anteriores, al314 Las cupae de Riotinto (Huelva) Fig. 6. Necropólis junto a los escoriales de plomo de Marismilla gunas tumbas de pozo prerromanas, que no se han podido fechar con más detalle debido a que se encontraban expoliadas (Fig. 3). No obstante, algunos materiales de tipología fenicia que se encontraban en las oficinas de Rio Tinto Company Limited en la sede londinense, hoy depositados en el Museo Minero de Riotinto, confirman que en esta zona se encontraría también la necrópolis del asentamiento Orientalizante de Cerro Salomón. 315 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología Algunos datos más aporta la tumba de Lucius Iulius Reburrinus, identificado con la marca L.I.R. de las lucernas de Riotinto. Aunque se trata también de un hallazgo casual, pudieron registrarse algunas características del enterramiento: “se trata de un enterramiento de incineración rodeado de un muro de sillares y cubierto con una gran losa de pizarra perforada en el centro… Dentro de la sepultura se encontraron algunos fragmentos de una pieza pequeña de hierro, muy oxidado y un tintero de Terra Sigillata que es el segundo conocido en España…” 15. Esta gran necrópolis de La Dehesa se prolonga desde la zona intervenida por Jones, junto a la aldea de La Dehesa y las Oficinas Generales de Cerro Colorado, hasta el área del poblado de Cortalago/Llano de los Tesoros (Fig. 1). Otros sectores de esa gran necrópolis hemos podido excavarlos en la zona conocida como Stock de Gossan16 (Figs. 1 y 6), donde los enterramientos presentaban las mismas características que los de la zona de La Dehesa, fosas de tendencia rectangular excavadas en la pizarra, como pequeño locus en el interior o bien formando un pequeño compartimento anexo a la fosa. Por la forma de las tumbas, es probable también que se utilizaran cipos del tipo cupa, pero no contamos con ninguna referencia que señale hallazgos de cupas en esta área del Stock de Gossan. Excavamos un total de seis estructuras funerarias. Salvo la número 6, probablemente prerromana, el resto de los enterramientos eran fosas de forma rectangular excavadas en el suelo de pizarra. Sus medidas son variables, predominan las cajas de 1,40 por 0,90 m y en las mayores de 2,40 por 1 m. En las tumbas mejor conservadas la profundidad podía alcanzar los 0,70 m. Pudimos comprobar que las fosas eran enterramientos tipo bustum, en los que se realizaba la cremación, y tenían un pequeño compartimento lateral o de fondo que servía para recoger los restos de la incineración. En algunas fosas se pudo comprobar que uno de esos busta se había construido de escorias, a que quedaron adheridos algunos huesos. De esta área de necrópolis proceden algunos epígrafes funerarios descontextualizados17, entre ellos los de Faustilla Flaviorvm (CILA 1, 35) (Fig. 12), Ponti Caburi (CILA 1, 36), y Aebura (CILA 1, 36a). 15 16 17 LUZÓN, J. Mª., y RUIZ, D.: 1970, 137-138. PÉREZ MACÍAS, J. A.: 1986(b), 187-192. GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, J.: 1989, citado como CILA 1. 316 Las cupae de Riotinto (Huelva) Fig. 7. Necrópolis en los alrededores de los escoriales de plata de Bellavista Sobre el resto de las necrópolis apenas contamos con más datos que su emplazamiento por hallazgos casuales, aunque podemos establecer algunas diferencias. La necrópolis que G. D. B. Jones sitúa en la Barriada de Bellavista debería extenderse hasta las Escuelas Profesionales de Riotinto (Fig. 7), donde se localizaron algunas tumbas con cupas y aras funerarias, de las que trataremos más adelante. De ella también procede la inscripción de Germanus (CILA 1, 34). En la zona de Marismilla (Fig. 6), a ambas orillas del río Tinto, existen varios sectores de necrópolis con distintos tipos de enterramientos, en uno predominan los enterramientos en hoyo con urna de incineración 317 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología con plato tapadera de tradición ibérica, en otro tumbas de ladrillos con cubrición a dos aguas con tégulas, y finalmente, también han aparecido enterramientos de incineración en ánforas tipo Beltrán IIB con tapaderas de Cerámica Común Africana. Los materiales de estas tumbas nos permiten situar su período de uso desde la primera mitad del siglo I d. C. y siglo II d. C., y entre estos materiales destacan las lucernas de L.I.R. Una excavación de urgencia en esta zona documentó un sector donde predominan pequeños mausoleos con tumbas de incineración18. En las proximidades de esta necrópolis se han reutilizado algunos sillares de gossan, y se recuperó una cupa actualmente expuesta en la plaza anexa al Ayuntamiento de Minas de Riotinto (Fig. 10). Los enterramientos de Tres Cruces responden a otra tipología, son cistas de forma rectangular construidas con lajas de pizarra, aunque un caso es de tendencia poligonal. No se conservan materiales de estas tumbas. A propósito de estas zonas de necrópolis, en otra ocasión hemos tenido la oportunidad de tratar de una serie de elementos arquitectónicos y cipos funerarios en gossan, extraído de una lapicaedina situada, por el material empleado en la zona de Alto de la Mesa y Marismilla19, con el que se han labrado, aras, cupas, basas, fustes, capiteles, y sillares (Fig. 11). El gossan es un mineral de hierro relacionado con la oxidación superficial de las masas polimetálicas20 (Fig. 1). En Riotinto existen tres variedades de gossan, el gossan masivo, formado por la denudación de las masas de sulfuros, el gossan de stockwork, que cubre la zona de fumarolas que dieron origen a la sedimentación submarina de sulfuros, y el gossan transportado, un mineral producto de la sedimentación del sulfato de hierro y otros materiales que llevan en suspensión las aguas superficiales que proceden de las masas de mineral, es endémico de Riotinto y es en el que están construidas las cupas objeto de este trabajo (Fig. 2) Tanto el gossan masivo como el de stockwork tienen interés minero por sus contenidos de plata y oro, metales que no están presentes en el gossan transportado, que fue ex- 18 19 20 DE LA BANDERA, M. L., DOMÍNGUEZ, A., CAMACHO, M., y LEÓN, M.: 2004, 545-553. PÉREZ MACÍAS, J. A.: 2009, 339-364. Sobre gossan transportado ver GARCÍA PALOMERO, F.: 1980; FERNÁNDEZ-REMOLAR, D. C., MORRIS, R. V., GRUENER, J. E., AMILS, R., y KNOLL, A. H.: 2005, 149-167; MALKI, M., GONZÁLEZ-TORIL, E., SANZ, J. L., GÓMEZ, F., RODRÍGUEZ, N., y AMILS, R.: 2006, 223-228. 318 Las cupae de Riotinto (Huelva) Fig. 8. Síntesis de rasgos formales de las cupae de Riotinto plotado como mena para la obtención de hierro por Rio Tinto Company Limited entre 1897 y 1944, extrayéndose 1.513.072 toneladas21. La mayor parte de estos materiales en gossan transportado se encuentran hoy en una zona de reserva arqueológica en la necrópolis romana de La Dehesa y en los jardines del Museo Minero de Riotinto (Figs. 10 y 11). Esta zona de reserva arqueológica de la necrópolis de La Dehesa se protegió cuando comenzó el Proyecto Cerro Colorado de Rio Tinto Pa21 DELGADO, A., MORENO, A., PÉREZ MACÍAS, J. A., GEMIO, G., y REGALADO, Mª C.: en prensa. 319 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología tiño S. A., centrado en la explotación de plata y oro del gossan masivo. En otros casos se han reutilizado algunos de estos materiales de gossan en algunos edificios industriales de la mina, especialmente los sillares, para reforzar con sillarejo encadenado las esquinas, o como simple elemento de adorno. En algunos pueblos de la comarca también se han aprovechado algunos materiales de gossan (Figs. 10 y 11), como los sillares y cupas encastrados en los muros y contrafuertes de la Iglesia parroquial de San Vicente y Ermita de San Blas de Zalamea la Real, y los sillares que se encuentran en el Parque de los Cipreses de El Campillo y en la aldea de Las Delgadas (Zalamea La Real). Sólo se han reconocido algunos sillares in situ en las construcciones romanas del hábitat de Cortalago/Llano de los Tesoros, en fase del siglo II d. C., pero no es una tónica general que el poblado romano utilice opus quadratum de sillería de gossan. El gossan como material de construcción en forma de mampuestos de mediano tamaño sólo aparece en la tercera fase de las construcciones romanas, en época bajo imperial (s. IV d. C.). La rareza de las cupas ha ocasionado que en algunos pueblos de la comarca se recogieran ejemplares para el adorno de las plazas públicas y calles. Este ha sido el caso del pueblo de Minas de Riotinto, de su pedanía de La Dehesa y de la aldea de Las Delgadas (Zalamea La Real), donde se han colocado cupas, fustes y basas sobre pedestales de ladrillo como mobiliario urbano (Fig. 10). Todas estas piezas de gossan transportado deben relacionarse con monumentos funerarios, como se desprende de los elementos descubiertos en la necrópolis de La Dehesa, en la que todos los monumentos y cipos funerarios son de esta variedad de gossan, una señal de que esta cantera y su officina (statio serraria) trabajarían casi en exclusiva para el ámbito funerario (Fig. 2). En el conjunto de los materiales que se encuentran en la necrópolis de la Dehesa y el Museo Minero de Riotinto predominan los monumentos funerarios en forma de cupae monolíticas22, con o sin plinto incorporado, pero todas con cajetines en hueco relieve para colocar la inscripción funeraria, y arae23, monolíticas y de pequeño formato, o más monumentales, con piezas independientes para la gola, el 22 23 DELGADO, A.: 2006, 216 DELGADO, A.: 2006, 206 320 Las cupae de Riotinto (Huelva) Fig. 9. Síntesis de módulos de las cupae de las necrópolis de Riotinto cuerpo y coronamiento con cima reversa, frontón, foculus y pulvini. Junto a estas piezas de clara filiación tipológica, abundan asimismo algunos frontones sin pulvinos laterales, fustes de columnas de distintos módulos, 321 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología Fig. 10. Diversas cupae de Riotinto, algunas reutilizadas como parte del mobiliario urbano 322 Las cupae de Riotinto (Huelva) imoscapos con basa, sumoscapos con capitel toscano, algún ejemplo de capitel corintizante24, y elementos moldurados de difícil clasificación, que pertenecerían a otros tipos de monumentos funerarios. En los fustes de columna los hay de más de 60 cm de diámetro, aunque el tipo más repetido es el de 35/40 cm de diámetro (Fig. 11) No podemos corroborarlo, pero pueden proceder de monumentos funerarios en forma de capillas o templetes de mediano tamaño, como aquellas estructuras que G. D. B. Jones interpretó como sepulcros turriformes, ya que se conservan a nivel de cimientos y no es seguro que su forma sea turriforme. Sobre el terreno se ven también alineaciones de sillares de gossan embutidos en el terreno, con fosa de cimentación, que deben corresponden a los muros que delimitan los recintos funerarios que agrupaban las distintas áreas de la necrópolis, recintos funerarios que pertenecerían a los collegia funeraticia, como el Collegium Salutare bajo la protección de Júpiter Optimo Máximo que recoge una inscripción de Riotinto (CILA 1, 28) (Fig. 4). Es posible que estos recintos funerarios contaran con portadas monumentales, como aquella que describe R. Rúa Figueroa para aclararnos que no corresponde a la puerta de la ciudad25. A esta arquitectura monumental podrían asociarse los grandes fustes de columna de 60 cm de diámetro, medidas que sobrepasan las dimensiones más modestas de las tumbas en forma de aedicula o monumentum. Con las cupas puede estar relacionado un plinto de gossan transportado con una perforación central, que se encuentra en los jardines del Museo Minero de Riotinto. Sus medidas son de 1,60 de largo, 60 cm de ancho y 30 cm de grosor (Figs. 4, 9 y 10). Pudo haber servido como tapa de la fosa con agujero para libaciones, según el tipo ya descrito de la tumba de Reburrinus. Desconocemos, no obstante, su procedencia exacta, salvo la indicación de que procede de la zona de Corta del Lago, hasta donde se extendía esta necrópolis de La Dehesa. 24 25 DELGADO, A.: 2006, 219 RÚA FIGUEROA, R.: 1859, 60. 323 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología III. Las cupas de Riotinto Es imposible conocer el número exacto de tumbas con cupae que había en las necrópolis de Riotinto, pero no creemos que todas las tumbas estuvieran señaladas con este tipo de cipos funerarios tal como pensó G. D. B. Jones. Eso sí, el gossan transportado ha sido reutilizado y es probable que su número fuera mucho mayor que el conservado. Es posible afirmar, incluso, que este tipo de cipo no se utilizó en todas las necrópolis, sólo se conocen ejemplares de las necrópolis de La Dehesa, de las Escuelas Profesionales y uno en la necrópolis de Marismilla. De todas ellas sólo tenemos seguridad de su procedencia de tres de los ejemplares expuesto en las salas del Museo Minero de Riotinto, que se encontró en las obras de construcción de las Escuelas Profesionales de Riotinto, una necrópolis junto a la vía de salida del metallum en dirección a Huelva (Onoba). De esta necrópolis procede también un ara en gossan transportado con corona funeraria y tabula ansata en el frontón. Las cupas y el ara se quedaron en las Escuelas Profesionales, donde se aprovecharon para montar el altar de la capilla, y sólo recientemente han pasado a las colecciones de este Museo (Figs. 4, 7 y 10). Actualmente se conservan en la Cuenca Minera de Riotinto 19 cupas completas (Fig. 10) o casi completas. La mayor parte procede de la zona arqueológica de la necrópolis de La Dehesa, tres todavía se encuentran en la zona de necrópolis visitable, mientras otras se trasladaron al Museo Minero de Riointo para exposición y depósito, dos se han colocado en una plaza de Riotinto y en una calle de la pedanía de la Dehesa, y otras dos se trasladaron con un fragmento de ara funeraria al Museo de Huelva, materiales hoy expuestos en sus jardines (Fig. 10). Todo el conjunto de cupas tienen unas características comunes (Fig. 8) en cuanto a la tipología y el soporte de gossan transportado, pero las medidas son dispares en cada una de ellas. Como elementos comunes están su forma de monolito semicilíndrico y el hueco relieve para colocar la placa de la inscripción en uno de sus lados largos, aunque el hueco puede simular un tejado a dos aguas o bien una bóveda rebajada. En todos los casos este hueco de la inscripción está bordeado por un marco en relieve que sobresale ligeramente de la superficie de la cupa. Aunque sus medidas no sean estándares, sí pueden diferenciarse tres módulos 324 Las cupae de Riotinto (Huelva) (Figs. 9 y 10), uno mayor, de cupas más largas, entre los 1.60/1,65 m de longitud, otro mediano, de entre 0,80/1,10 m de longitud, y otro pequeño, de 65/55 cm de largo. En los ejemplares medianos, como el expuesto en el Museo Minero de Riotinto, de 80 cm de longitud, se incorpora a la cupa un plinto rectangular que forma parte de la misma pieza, pero no puede asegurarse que sea ésta la forma corriente de estas pequeñas cupas. Y los ejemplares pequeños se caracterizan por carecer de ventanas para la inscripción y unas medias entre 65/55 cm de longitud. Sí parece seguro que en las cupas de mayores dimensiones se prefiere que la ventana de la inscripción sea a dos aguas, mientras en las más medianas el hueco relieve es rectangular. Para la toma de las dimensiones de estas cupas que hemos podido localizar enteras, se ha optado por considerar su longitud en la base de los lados largos, su anchura en la base de los lados cortos, y su altura en el centro vertical de los lados menores. El hueco de la inscripción y su marco alcanza siempre la base de un lado mayor y nunca llega a su parte superior, ocupa aproximadamente un tercio de su altura. La cupa de la necrópolis de las Escuelas Profesionales (Figs. 7, 8 y 10) es de un módulo más pequeño que el resto. Su forma también difiere ligeramente, es monolítica, pero presenta la singularidad de contar con un plinto que sirve de base al semicilindro. Como otras cupas, tiene también en una de las caras largas, antes de la zona curvada, el hueco para recibir la inscripción funeraria y sus contornos exteriores sobresalen del relieve de la cupa formando el marco cuadrangular. Sus dimensiones, incluido el plinto, son de 80 cm de largo, 60 cm de ancho y 55 cm de alto. La ventana de la inscripción ofrece un campo epigráfico rectangular de 27 por 21,5 cm de 6 cm de profundidad, y el marco es de 36 por 35 cm. El otro ejemplar procedente de las Escuelas Profesionales corresponde al módulo mayor, de 1,03 m de largo, 55 cm de ancho y 60 cm de alto. La ventana de la inscripción, a la que se ha rebajado el marco, tiene unas dimensiones de 30 por 30 cm y 4,5 de profundidad. En los jardines del Museo Minero se encuentran otras cupas. Una de módulo mediano, tumbada por el lado en el que se encuentra la ventana de la inscripción, por lo que no podemos ofrecer medidas de ésta. Sus dimensiones son de 0,86 m de largo, 46,9 cm de alto y 0,44 cm de alto. En uno de los laterales se ha tallado una plataforma en forma de mesa, y es el único ejemplar de Riotinto que tiene estas características. 325 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología También se conservan tres de forma paralelepípeda, con ranuras en la cara superior propias de los umbrales de puertas. La más completa tiene 76,5 cm de largo, 39 cm de ancho y 35 cm de alto. Se identifican con cupas por la ventana de la inscripción, que tienen una medidas de 17,5 por 19 cm de lados y 7 cm de profundidad. Otras son de módulo pequeño, y ninguna de ellas tiene tallado el hueco para recibir la lápida funeraria, por lo que deben ser anepígrafas (Figs. 9 y 10). La más pequeña es de 55 cm de largo, 31 cm de ancho y 26 cm de alto, otra de 57 cm de largo, 34 cm de ancho y 32,5 cm de ancho, y la tercera de 65 cm de largo, 31 cm de ancho y 26 cm de alto. Alguna de ellas tiene en la base una ranura y hoyo propio de las piedras gorroneras. En la necrópolis de La Dehesa se conservan tres ejemplares. Se montaron sobre tres tumbas de fosa cuando se acondicionó la zona de enterramientos para su visita. Las tres tienen un mismo módulo, pero de diferentes medidas (Fig. 4). La mejor conservada tiene unas dimensiones de 1,60 m de largo, 80 cm de ancho y 60 cm de alto. En una de las caras largas tiene rebajado el hueco de tendencia rectangular para insertar la inscripción funeraria, de 35 cm de alto, 40 cm de ancho y 10 cm de profundidad, y su parte superior remata en tejado a doble vertiente. En las caras laterales de este hueco relieve se ha tallado una pequeña ranura o carril de 3 cm de grosor para encastrar la lápida funeraria. Toda esta zona de la cupa donde iría la inscripción está resaltada, en relieve, con respecto al resto de la cupa, para formar el marco, de 53 cm de largo y 42 cm de alto (Fig. 9). Una segunda, no tan bien conservada, tiene medidas semejantes, 165 cm de largo, 70 cm de ancho y 77 cm de alto. El hueco para la inscripción, rectangular con doble vertiente, es algo mayor, de 40 por 40 cm y una profundidad de 10 cm, pero tiene roto el carril para encajar la inscripción. El marco que rodea el hueco tiene menos relieve y es mayor, de 50 por 50 cm. Una tercera está fragmentada y es de módulo menor, de 60 cm de alto y 60 cm de ancho. Conserva parte del hueco de la inscripción, de 40 cm de alto y 10 de profundidad. El marco también está tallado en relieve con respecto a la superficie de la cupa y tiene 40 cm de lado. En Riotinto se encuentra otra cupa completa en la plaza del Ayuntamiento. Está completa, salvo algunos fragmentos de lascas que han debido saltar en los distintos procesos de traslado y montaje. Procede de la necró326 Las cupae de Riotinto (Huelva) polis de Marismilla (Minas de Riotinto), de donde fue recuperada e instalada en la plaza anexa al consistorio. Esta cupa tiene las siguientes medidas, 1,10 cm de lago, 65 cm de anchura y 65 cm de altura máxima. La caja para la placa funeraria es de forma rectangular, con la parte superior en forma de arco rebajado, de 38 por 38 cm. Los pequeños raíles laterales para encajar la lápida son de 5 cm de anchura. La ventana en hueco relieve está rodeada por un marco en relieve con unas dimensiones de 50 por 50 cm (Fig. 10). En la pedanía de La Dehesa, el barrio minero que recibe nombre de la denominación antigua de toda esta zona de Riotinto, también se han recogido algunos materiales en gossan de este cementerio romano. Aparecieron cuando comenzaron las grandes operaciones mineras del proyecto Cerro Colorado, y entre ellas destacan una pequeña ara funeraria monolítica que se guarda en la Capilla de San Antonio de Padua (Fig. 11), y una cupa monolítica que se ha colocado sobre un pedestal de mampostería en la plaza de la iglesia. Sus dimensiones son de 90 cm de longitud, 55 cm de ancho y 65 cm de alto. La ventana en hueco relieve de la inscripción funeraria está fragmentada, pero el marco tiene completo la parte superior y es de 40 cm de lado (Fig. 10). Las dos cupas del Museo de Huelva se encuentran expuestas en los jardines de entrada. La de mayores dimensiones sirvió un tiempo como portada al Museo de Bellavista en Riotinto, donde fue utilizada como columna con otros materiales de gossan, un trozo de fuste y un capitel corintio de mármol. Todavía conserva en uno de los lados menores el revoco del mortero que la unía con esas piezas. Sus dimensiones son de 102 cm de lago, 47 cm de ancho y 39 cm de alto. El cajetín para la inscripción, fracturado, tiene 25 por 23 cm, y el marco 25 cm de ancho (Fig. 10). La otra cupa es un material reutilizado, pues no es redondeada, semicilíndrica, el bloque de gossan ha sido trabajado para conseguir unos rebajes en forma de L, posiblemente para encajar los goznes de una puerta. No obstante, conserva la forma de cupa y, sobre todo, el cajetín de la inscripción. Sus dimensiones son de 85 cm de largo, 43 cm de ancho y 35 cm de alto. El cajetín para inscripción no tiene marco, está roto, y la ventana es de 21 por 25 cm (Fig. 10). En un principio puede interpretarse que es una cupa reutilizada como umbral o dintel de puerta, caso que también se presenta en algunas de las del Museo Minero de Riotinto, como hemos indicado anteriormente, 327 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología pero es más probable que sean piedras gorroneras reutilizadas como cupas. En el último cuarto del siglo II d. C. se asiste a una fuerte crisis de la minería y el poblado de Cortalago se despuebla drásticamente, por lo que la escasa población que permanece a fines del siglo II y en el siglo III d. C., pudo utilizar estos goznes como cupas tallando el cajetín para la inscripción. En el momento de máximo esplendor de la minería, en la primera mitad del siglo II d. C. parece poco probable que con la lapicaedina en pleno funcionamiento se reutilizaran estos materiales (Fig. 10). Si bien, al menos, podemos plantear que la mayor parte de las cupas de Riotinto proceden de la necrópolis de La Dehesa, el espacio funerario del gran poblado de Cortalago/Llano de los Tesoros, que explota las masas de Filón Norte (Salomón, Lago y Dehesa), de la necrópolis de Marismilla (Minas de Riotinto), empleada por los mineros que trabajaron Masa Planes y la necrópolis de las Escuelas Profesionales de Riotinto, que debe ser el área funeraria del poblado de Bellavista, el hábitat de los mineros y metalurgos que trabajaban en la masa de San Dionisio (Corta Atalaya), hay que tener en consideración que la mayor parte de ellas se encontraron descontextualizadas. Esto quiere decir que poco podemos aportar en cuanto a la resolución de los problemas que plantean este tipo de monumentos funerarios, salvo los paralelos tipológicos y su relación con otros tipos y conjuntos hispanos, el emeritense y el tarraconense, pero se nos escapan otras cuestiones fundamentales, como es por ejemplo el colectivo social que prefiere este tipo de cipos funerarios. En la provincia de Huelva parece haberse extendido el uso de este tipo de cipo funerario en el siglo II d. C. No sólo en Riotinto, sino también en otros asentamientos que no tienen nada que ver directamente con la minería, aunque sí pudieron estar relacionados con ella a través de las líneas de abastecimiento y de los caminos. Una primera característica que puede subrayarse es que si toda esta zona minera, que se extiende por gran parte del suroeste peninsular, desde la provincia de Sevilla hasta el Atlántico en el Alentejo Litoral, estuvo sujeta a la administración imperial (procuratores), era previsible que en todas ellas o en las más importantes (Riotinto, Tharsis, Sotiel Coronada, São Domingos, Aljustrel, Castillo de Buitrón y Cueva de la Mora) su dependencia del fisco se reflejara también en la conjunción de un sistema viario que mantuviera en conexión todas las minas, como parece desprenderse de que determina328 Las cupae de Riotinto (Huelva) dos productos, como las lucernas mineras de L.I.R., aparezcan en algunas de estas minas, en lugares relativamente alejados (Riotinto y Aljustrel), a consecuencia de ser productos fabricados exclusivamente para ambientes mineros. Sin embargo, no ocurre así con el predominio de determinados cipos funerarios, como son las cupae y las arae, que sólo abundan en Riotinto y hasta el momento no han aparecido en ninguna otra necrópolis de las minas de la zona. Habría que pensar por tanto que la administración local de cada mina mantiene su propio nivel de relaciones de acuerdo con la situación del metallum, sin la injerencia de una entidad superior que centralice todo lo referente a la minería de estas comarcas mineras. Así puede explicarse que determinados productos de abastecimiento alimentario, como el aceite bético (Dressel 20), lleguen a unas minas, como Aljustrel, y a otras no, como Riotinto. Esto no quiere decir que el aceite no llegara a Riotinto, sino simplemente que no llegaría por vía marítima, sino en pipas por las vías que comunicaban estas minas con Italica y Hispalis, o bien desde la Campiña de Huelva, que se inserta en el mismo ciclo productivo de la Baja Andalucía. Desde otro punto de vista, parece claro también que no pueden interpretarse solamente desde el punto de vista social —desde su uso por una determinada clase social: los escalones más bajos de la población minera— ya que este tipo de monumentos no han cuajado en todas las minas, donde los grupos de población serían similares. En resumen, a pesar de las intensas relaciones que mantendrían unos cotos mineros con otros, este tipo de cipo funerario no cuajó en todos los poblados mineros de la Faja Pirítica, sólo en Riotinto. En este sentido resulta sugestivo relacionar las cupas de Riotinto con las de Italica26 y Augusta Emerita27 (Fig. 1), muy semejantes a las de Caesarea (Cherchel)28. Como las nuestras destacan las de Mérida por su austeridad y sencillez, la caja para recibir la inscripción en una de las caras largas29, y porque 26 27 28 29 Las formas italicenses en CABALLOS, A.: 1994, 227-235 y en su contribución a este volumen. Para las cupas emeritenses: CALDERA DE CASTRO, Mª P.: 1978, 455 -463; BEJARANO, A.: 1996, 37-58. LEVEAU, Ph.: 1977, 209-256. De esta característica se alejan otros grupos hispanos, como el de la Meseta, KNAPP, R. C.: 1992; GÓMEZ-PANTOJA, J. L.: 2003, 493-511, y STYLOW, A. U.: 2006, 283-286; y el aragonés: ANDREU, J., JORDÁN, Á. A., NASARRE, E., y LAUSÉN, Mª.: 2008, 123-138 todas, por otra parte, bien presentes en este volumen. 329 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología Fig. 11. Diversos materiales romanos en gossan transportado algunas se alzan sobre plinto incorporado a la base monolítica de la cupa o como piezas independientes. Por encima del origen africano para este tipo de cipos funerarios, en el que el puente de unión con Mérida serían 330 Las cupae de Riotinto (Huelva) los ejemplares de Baelo30, Gades31, Corduba32, Carmo33 e Italica, su abundancia en Riotinto pudo originarse por las influencias que llegan a este coto minero desde Itálica y desde Mérida, con las que estaba bien comunicada esta mina.Y esta idea debe plantearse con relación a una cuestión que no ha sido muy considerada hasta ahora con respecto al complejo administrativo que favoreció la producción de plata en Riotinto a partir de época imperial. Desde el descubrimiento de las tablas de bronce Aljustrel, se admite que la administración imperial (fiscus) tuvo una importancia capital en el desarrollo de la minería y la producción de plata y cobre en los cotos mineros del suroeste, pero no ha llegado a plantearse cómo pudo la administración imperial fiscalizar la producción y a partir de qué tipo de estructura administrativa. Es evidente, al menos, que desde época flavia la figura del procurator (metallorum), en general liberto imperial, es el personaje clave y la epigrafía da fe de ello (CILA 1, 29). Pero, ¿son procuradores de distritos mineros, de minas o de las minas de la provincia? Por los rastros de estos procuradores en la epigrafía más parece que se ocupen de distritos mineros, como el procurator montis Mariani (CIL II, 1179) o el procurator massae Marianae (CIL XIV, 52) o de zonas mineras más amplias34. El procurador tendría su sede en una capital provincial, mientras los metalla estarían dirigidos por subprocuratores, curatores o vicarii. En este sentido la relación con Mérida tendría que ver por las relaciones entre el procurador y el legado imperial de Mérida, al que correspondería el control militar de la zona y la protección de la producción de plata, cuyos caminos de salida desde las minas pudieron no ser los mismos que los de los lingotes de cobre. El control del fisco sobre la producción de plata y cobre, las monedas de plata de Mérida y la circulación monetaria en la cuenca de Riotinto apuntan en esa dirección35. No extraña así que la acuñación de monedas en Augusta Emerita coincida con el relanzamiento de la minería de la plata en Riotinto y otras minas del suroeste peninsular, y de una presencia efectiva de contingen30 31 32 33 34 35 PARIS, P.: 1926. QUINTERO, P.: 1931. RUIZ OSUNA, A. B.: 2007, 95. BELÉN, Mª., GIL, S., HERNÁNDEZ, G., LINEROS, R., y PUYA, M.: 1986, 53-61. LE ROUX, P.: 1985. PÉREZ MACÍAS, J. A., y DELGADO, A.: 2007, 37-185. 331 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología tes militares en las minas. El nivel de detalle de estas relaciones se nos escapa por la falta de evidencias epigráficas, pero creemos que las cupas nos abren un horizonte de relaciones entre estos dos lugares, la capital de la provincia imperial más cercana a las minas y la mina imperial más importante de la Bética. Ir más allá de esta insinuación puede ser arriesgado, pero parece evidente que hemos de sopesar un cierto nivel de relaciones que hasta ahora no se ha sugerido, por más que en toda esta zona del oeste peninsular la política augustea marque el inicio de la colonización efectiva del territorio, tanto desde el punto de vista de la creación de nuevos asentamientos (deductiones) que vertebren el territorio como de la explotación económica (uillae y metalla). Un documento de estas relaciones sería también la migración de emeritenses a las minas de Riotinto (CILA 1, 37). En definitiva, pensamos que la abundancia de estos tipos de cipos funerarios en Riotinto, una mina imperial, pudo estar influenciado por el nivel de relaciones que mantiene este coto minero con la sede del legatus Augusti, de quien dependerían en última instancia todos los funcionarios imperiales que formaban parte del aparato administrativo. Dado que estas cupas sólo han aparecido en Riotinto, esta mina pudo ser el lugar central de todo este distrito minero, sin que cada mina tuviera unas líneas de comunicación propias con la administración imperial. Fuera ya de la zona minera, en la provincia de Huelva se conocen otros ejemplos en Punta Umbría (cupa structilis)36 y en Corteconcepción (cupa solida)37 (Fig. 12). Pensamos que estas diferencias se originan en las distintas posibilidades de abastecimiento de roca, pues en la zona costera de Punta Umbría los suelos están formados por dunas y arcillas terciarias, mientras en la zona de Sierra Morena los batolitos de Campofrío y Santa Olalla del Cala ofrecían unas magnificas oportunidades de cantería, de más fácil labra que las vulcanitas de la zona minera del Andévalo. En Riotinto había un material más fácil de trabajar que las vulcanitas, una roca sedimentaria que incorpora diversos componentes dentro de una matriz de óxido de hierro. Es el denominado gossan transportado (Figs. 1 y 2), que se formó por la denudación de las masas de sulfuros masivos y la lenta deposición de los sulfatos de hierro en zonas pantanosas, donde 36 37 CAMPOS, J. M., PÉREZ MACÍAS, J. A., y VIDAL, N. O.: 1999, 155-232. PÉREZ MACÍAS, J. A.: 2006, 88. 332 Las cupae de Riotinto (Huelva) se oxidó y se cementó con otros materiales. Este gossan transportado, bien distinto del gossan masivo que forma los crestones oxidados de las masas de sulfuros polimetálicos, sólo se da en Riotinto, en Mesa Pinos o Alto de la Mesa, Marismilla y Naya donde estarían situadas la cantera de donde saldrían estas cupas y otros elementos arquitectónicos. Pero ni desde Riotinto se exportó este tipo de materiales funerarios a otras zonas mineras cercanas, ni en el resto de las minas se utilizaron que sepamos este tipo de cipos, que podrían haber sido construidos en otras rocas o bien en mampostería. A pocos kilómetros de Riotinto, en el Cabezo del Tesoro (Campofrío), en el batolito más cercano a Riotinto, se ha localizado una pequeña cantera donde se trabajaba el granito para la talla de cupas, y algunas de ellas quedaron allí sin terminar38. De esta cantera o de alguna de las conocidas en otros puntos de la zona de sierra procedería la cupa de granito de Corteconcepción39 (Fig. 12). Lo que sí es posible establecer a partir de la disposición de este tipo de cupas, sin otorgar una categoría especial a los tipos monolíticos o de mampostería, es que se alinean a lo largo de una vía de comunicación que, partiendo de la Ría de Huelva (Tinto-Odiel), el territorio de la antigua Onuba, se dirigía hacia la cuenca minera de Riotinto (Urium), y desde aquí acababa tras pasar la Sierra de Aracena en la vía de la Plata y en Augusta Emerita. Por ello los paralelos más cercanos se encuentran en Augusta Emerita y en Italica. Los ejemplares conocidos en Italica pertenecen a la variedad structilis, pero se asemejan a las solidae de Riotinto en que son macizas y presentan ciertas similitudes, como el marco epigráfico. Es más, conservaban todavía restos de pintura roja, con lo que su apariencia debería ser similar a las de Riotinto, serradas en gossan de intenso color rojo. La vía que comunicaba Riotinto con Italica terminaba en Beja (Pax Iulia)40, otra zona donde son abundantes las cupas, el convento pa- 38 39 40 BLANCO, A., y ROTHENBERG, B.: 1981, 95. Para otras canteras romanas de granito se conocen en la zona de Almonaster la Real ver BENDALA, M., COLLANTES, A., FALCÓN, T., y JIMÉNEZ, A.: 1991, 69 y en Aracena ver ROMERO, E.: 2003, 59. Esta vía en RUIZ ACEVEDO, J. M.: 1998 y JIMÉNEZ MARTÍN, A.: 2006, 225-238. Para esos contactos, remitimos a la contribución de M. Bustamante y A. Olmedo a este mismo volumen. 333 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología cense (Bajo Alentejo), pero las cupas de Riotinto son muy diferentes a las alentejanas41, que imitan perfectamente la forma de tonel de las pipas. Desde el punto de vista de su talla, el gossan transportado no es un material apropiado. Aunque sea un mineral sedimentario, presenta muchas inclusiones de otras rocas, cuarzo, sílice, pizarra, y vulcanitas, a veces en fragmentos del tamaño de un puño, lo que no permite un desbastado y repiqueteado limpio (Fig. 2). Hubiera sido de más fácil manejo el granito próximo de la zona de la sierra. A parte de que esas canteras de granito pudieran encontrarse fuera de los límites del metallum, extremo que pudiera justificarlo, la existencia de unos minerales sin aprovechamiento minero tampoco justifican la utilización de este material en elementos arquitectónicos y de decoración arquitectónica, ya que el gossan transportado es un material basto, con el que es imposible conseguir buenos desbastados y pulimentos. Su uso sólo estaría justificado como material de construcción en forma de mampuestos o sillarejos, ya que es más duro que la pizarra y de mejor manejo que las vulcanitas, las rocas más abundantes en la zona. Si no existían verdaderos problemas para que estos tipos de elementos arquitectónicos vinieran de las zonas aledañas de la sierra, donde hay documentadas canteras, la única solución que encontramos para explicar el éxito de este material es su intenso color rojo, con el cual destacaría en un paisaje dominado por los grises de las pizarras y los pardos de las vulcanitas. Y en relación con ello parece apuntar que en algunas cupas, como las de Italica o las de Alba Iulia (Apulum) se conserven todavía huellas de estuco enlucido de rojo42. Pensamos que esta coincidencia no es simple casualidad y que el rojo tiene una explicación funeraria, lo que explicaría también que sea en la arquitectura funeraria donde se utiliza mayoritariamente este material. De este modo, habría que considerar que el uso del gossan transportado podría ser una consecuencia de su tonalidad rojiza, cuyo simbolismo funerario se nos escapa. Sobre su cronología tampoco contamos con muchos elementos de análisis. La falta de contextualización de las cupas de Riotinto impide plantear aquélla sobre bases seguras, pero en relación con la datación de la necrópolis y de los ajuares que se conservan de la misma, su cronolo41 42 ENCARNAÇÃO, J. d’.: 1984 y CANTO, A. Mª.: 1997. BERCIU, I., y WOLSKI, W.: 1970. 334 Las cupae de Riotinto (Huelva) Fig. 12. Otros ejemplos de cupae en Huelva gía se situaría a lo largo del siglo II d. C. Hay que tener en cuenta, como hemos indicado anteriormente, que en la excavación del asentamiento de Cortalago estos materiales arquitectónicos en gossan sólo se han registrado en la fase antonina, y esto es también un índice cronológico que viene a corroborar esa datación (Fig. 11). 335 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología IV. Discusión Los monumentos funerarios en forma de cupas presentan todavía una serie de interrogantes, entre ellos su origen, su cronología y evolución, y los aspectos sociales y cultuales que favorecieron su extensión. La mayor parte de los investigadores señalan que el origen de las cupas se encuentra en el Norte de África, donde su cronología arranca desde el siglo I d. C.43, y se han explicado como la perduración de elementos púnicos. Aparecen en las provincias de Numidia, Africa Proconsularis y Mauretania, y se considera que a través de las tradicionales relaciones culturales con Hispania este tipo habría entrado en la Península Ibérica desde comienzos del siglo II d. C.44. Su aparición en la necrópolis paleocristiana de Tarragona hizo pensar, incluso, a algunos autores en un origen africano del cristianismo peninsular45. Se considera que serían la expresión de migraciones de población norteafricana, y así lo ha señalado M. Bendala para las cupas de Mérida46. A. W. Haley defiende también esta explicación y recuerda que algunos nombres de difuntos que aparecen en las cupas son de origen africano, como Lucius Firmidius Peregrinus, de una cupa de Myrtilis, con origo Uticensis (IRCP 99)47. En Riotinto esta circunstancia no podemos confirmarla, pues el único epígrafe de un posible emigrante africano es el de Saturnia Afrae (CILA 1, 45), cuyo cognomen se interpreta como étnico que indica procedencia. La mayor parte de la migración que llega a estas minas procede del oeste peninsular, de la Lusitania, de Mérida (CILA 1, 37) y Lisboa (CILA 1, 38), y de Galicia (CILA 1, 33 y 40). Sobre la génesis de la tipología de este monumento funerario, L. Bacchielli piensa que serían la monumentalización, en mampostería o piedra, de un primitivo túmulo de tierra, y sus variantes atenderían a las En Tipasa aparecen en la segunda mitad del siglo I d. C., ver BOUCHENAKI, M.: 1975. Sobre la dispersión de este tipo de monumento funerario véase: JULIÀ, D.: 1965, 29-70; WOLSKI, W., y BERCIU, I.: 1970, 919-965.; BONNEVILLE, J.-N.: 1981, 5-38; ABASCAL, J. M.: 1995, 31-105; STYLOW, A. U.: 2001, 163-182 y BARATTA, G.: 2006, 1669-1681. 45 BLÁZQUEZ, J. Mª.: 1967, 30-50. 46 BENDALA, M.: 1979, 141-161. 47 HALEY, W.: 1991, 24. 43 44 336 Las cupae de Riotinto (Huelva) diferentes tradiciones culturales de cada lugar48. Para W. Wolski e I. Berciu las cupas hispanas imitan a las formas africanas49. Estas formas habrían comenzado en África como forma simbólica simplificada de las casas, siguiendo la costumbre de los sepulcros helenísticos con tejados a doble vertiente, y aquí por influencia del hábitat norteafricano terminaría formando una techumbre semicilíndrica. Sin embargo, estos autores no consideran que algunas inscripciones de estos cipos se refieren específicamente a cupa o su diminutivo cupula como sinónimos del tipo de enterramiento, y los barriles están claramente representados en las cupae alentejanas, que los imitan perfectamente50. Entre los ejemplares hispanos se encuentran los conjuntos béticos de Baelo, Carmo e Italica, las lusitanas de Augusta Emerita, las de Olisipo51, y las del conventus Pacensis, y el grupo de la tarraconense52. En la Península Ibérica uno de los primeros trabajos sobre las cupas estuvo dedicado al grupo de la tarraconense, las de Tarraco y Barcino, y a partir de ellas se apuntaron ya una serie de características generales53. Las cupas monolíticas de Barcelona suelen estar apoyadas sobre uno o dos escalones y corresponden en su inmensa mayoría con enterramientos de incineración. Aproximadamente la mitad tienen tubo para libaciones en la cara posterior. La inscripción funeraria se graba en uno de los lados largos y el marco suele estar ornamentado con molduras, frontones y pulvinos. Su cronología se ha situado desde el primer tercio del siglo II d. C. hasta la primera mitad del siglo III d. C. Y el estudio onomástico de las inscripciones relaciona a sus usuarios con un grupo bastante homogéneo desde el punto de vista social, esclavos, libertos o descendientes de esclavos, muchos de ellos con cognomina de origen oriental. BACCHIELLI, L.: 1986, 303-319. BERCIU, I., y WOLSKI, W.: 1970. 50 Véanse los ejemplos reseñados en FERNIGUE, E.: 1877, 1594-1595. En Hispania también se recoge esta denominación en alguna inscripción de las cupas de Barcelona CIL II, 6178. 51 MANTAS, V.: 1982, 5-99. 52 JULIÀ, D.: 1965, 29-70; LÓPEZ VILAR, J.: 1999-2000, 65-103; BELTRÁN DE HEREDIA, J.: 2007, 12-63 y ANDREU, J.: 2008, 7-42. 53 JULIÀ, D.: 1965, 29-70. 48 49 337 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología Otro segundo grupo numeroso es el lusitano, que se puede dividir en los subgrupos de Mérida, Lisboa y Alentejo. Las de Augusta Emerita, muchas de ellas reaprovechadas en la alcazaba emiral, son monolíticas, y algún ejemplar descubierto in situ demuestra que se encontraba sobre un pequeño escalón de piedra. La inscripción puede aparecer en una cartela sobre uno de los lados mayores o bien sobre uno de los costados cortos. Las de la zona de Olisipo llevan las inscripciones en los lados cortos, y como grupo especial las alentejanas imitan perfectamente la forma de barril, como las aparecidas en Beja, Mértola, Alcacer do Sal, Alcaçobas, Évora y Viana do Alentejo. La peculiaridad de las formas de tonel alentejanas se han interpretado como pervivencias de ritos funerarios autóctonos, por la costumbre de depositar las incineraciones en contenedores de vino o como trasunto del culto a Endovellicus o Sucellus, entre cuyos atributos se encuentran las pipas de vino. La aparición de este numeroso grupo de cupas en un asentamiento como Riotinto, uno de las mayores minas de época romana en época imperial, sería un argumento a favor para considerar sus relaciones con poblaciones de esclavos o libertos. Siguiendo la descripción que realiza Estrabón de algunas minas hispanas y de la gran cantidad de esclavos empleados en ellas54, se ha seguido la opinión de que la mayor parte de los trabajos mineros se realizan con mano de obra esclava, pero esto no es anormal o inusitado en la economía romana, fundamentalmente esclavista55. Por otra parte, está además esa expresión romana de los damnati ad metalla, los condenados a trabajos forzados en las minas, que contribuye a esa idea. Desde este punto de vista, el enterramiento en cupa, generalmente considerado el de gente pobre56, esclavos o libertos, encajaría en ese modelo. No obstante, más allá de esa constatación en la necrópolis occidental de Barcino, poco más podemos demostrar en el caso de Riotinto, ya que no podemos relacionar la epigrafía funeraria de la zona con este tipo de monumentos. En primer lugar, porque las menciones a esclavos y libertos en las minas no son lo numerosas que cabría esperar, y no es mucho más abundante en otros ámbitos económicos de otras zonas de Huelva, por ejemplo en los establecimientos pesqueros de la costa y en los STR., III, 147-148 HOPKINS, K.: 1981. 56 RODÀ, I.: 2007, 114-123. 54 55 338 Las cupae de Riotinto (Huelva) agrícola-ganaderos de la campiña y la sierra. Y en segundo lugar, porque sí podemos descartar que esos epígrafes funerarios de esclavos proceden de enterramientos de tipo cupa. Como ejemplo de todo ello vamos a realizar un breve comentario de los tipos de soportes y medidas de los epígrafes funerarios de Riotinto. El conjunto de epígrafes latinos de Riotinto es uno de los más importantes de la provincia de Huelva junto con el lapidario de Aroche. En Riotinto los epígrafes pueden dividirse en los honoríficos, como el del procurador Pudens dedicado a Nerva (CILA 1, 29) o el del conjunto escultórico dedicado a Claudio57, minoritarios ante la abrumadora mayoría de epígrafes funerarios. Dentro de éstos, que son los que nos interesan, una primera clasificación puede plantearse por el tipo de soporte en mármol, como el de Reburrinus (CILA 1, 38) o el de la asociación funeraria antes citada (CILA 1, 28). Por ser un material más noble y un producto de importación, parece que están reservados a población libre o a colegios. Basta recordar que el pedestal de las estatuas de Claudio y Livia eran bloques de pizarra revestidos de lastras de mármol. En el resto de los epígrafes funerarios, independientemente de sus calidades, se emplea la pizarra. De los conservados, por sus dimensiones muy pocos podrían insertarse en los raíles de la ventana de la inscripción de las cupas. Las de mayores dimensiones, como la de L. Helvius Lupus, que se conserva entera (CILA 1, 37), procedente de la necrópolis de La Dehesa, tiene mayores dimensiones (30 por 63 cm) que estas ventanas de las cupas, las más grandes de 40 por cm. Algunas de las que podrían relacionarse con esas dimensiones, como la del figulus Olisiponense (CILA 1, 38), sabemos que no correspondía a una tumba con cupa por la descripción que de ella recogió J. Mª Luzón. Aquellas que corresponden a esclavos, como la de Germanus (CILA 1, 34), de 45 por 30 cm, o la de Faustilla (CILA 1, 35) (Fig. 12), de 74 por 42 cm, no podemos relacionarlas con estas cupas por sus dimensiones ni por su forma. Son lápidas de pizarra de mayores dimensiones, para ir colocadas exentas y su forma coincide en los dos casos, estelas alargadas con cabecera semicircular. Es decir, las dos únicas lápidas funerarias de esclavos no son de cupae. Parece ser que tanto los esclavos privados, como Germanus, y los pertenecientes a la familia Caesaris, como Fausti57 GIMENO, H., y STYLOW, A. U.: 2007, 227-234. 339 Las cupae hispanas: origen, difusión, uso, tipología lla, utilizan la misma tipología de soportes y lápidas funerarias. Es un tema, en definitiva, en el que las cupas de Riotinto no pueden aportar nuevos puntos de vista. Por otro lado, salvo la inscripción de Pudens, no se han conservado inscripciones de otros libertos, algunos de los cuales deberían ocupar puestos en la administración imperial de las minas, desde los altos cargos de subprocuradores, vicarios, etc. Sí podemos avanzar algo más en otra de las explicaciones que se han planteado sobre la difusión de este tipo de cipo funerario, su relación con adeptos de las deidades mistéricas orientales58. Uno de los objetos que más abundan entre los materiales que proceden de las excavaciones de la necrópolis de La Dehesa son los pequeños platillos de bronce (Fig. 12), emparentados con los ritos de estas deidades, como los cymbali de Magna Mater, los crotala de los ritos báquicos, y el sistrum de las procesiones isíacas. Aunque en ocasiones se utilizaron simplemente como símbolos de duelo y luto59, si estos platillos se encontraban en los ajuares funerarios de las tumbas con cupas, extremo del que tampoco hay certeza, podrían relacionarse con profesos de estas deidades. El culto a Cibeles entra en Roma en época tardo-republicana, se extiende entre los patricios y en época imperial alcanza la categoría de divinidad nacional. En el relieve del sacerdote (Gallus) de Cibeles del Museo Capitolino se encuentran los emblemas de su culto, entre ellos la flauta, la cista mística, la pandereta, los dos cymbalos, diademas con las imágenes de Zeus y de Attis, adormidera, disciplinas de tres colas formadas por tabas engarzadas, etc. D. Julià relaciona el relieve de las hachas sagradas (ascia) que aparece en algunas cupas de Barcelona con el culto a Cibeles60, como trasunto del taurobolium, una ceremonia de bautismo con la sangre del toro, considerada fuente de vida y resurrección61, lo que podría explicar el color rojo de los enlucidos de algunas cupas (Fig. 9). La relación de las cupas con el culto de Dionisos/Baco fue descartada por D. Julià en razón de la escasa incidencia de este culto en Hispania62. BENDALA, M.: 1979, 141-161. POTTIER, E.: 1877, 1697-1698. 60 JULIÀ, D.: 1965. 61 CUMMONT, F.: 1929. 62 JULIÀ, D.: 1965. 58 59 340 Las cupae de Riotinto (Huelva) Los platillos también se utilizan en el sistrum de las ceremonias del culto a Isis, como aparece en un relieve de la procesión isíaca del Museo Vaticano, en el que desfilan una sacerdotisa coronada con flor de loto y serpiente (uraeus) en la mano, un escriba sagrado con la cabeza rapada y diadema, el profeta con la situla de agua sagrada, y una última figura con el cazo haciendo sonar el sistrum. Nada tendría de extraño que en Riotinto estuviera implantada una comunidad de Isis a tenor de los cada vez más numerosos testimonios de su culto en la Bética y de los templos conocidos en Baelo Claudia e Italica63, esta última con relaciones directas como hemos podido comprobar por la tipología de las cupas, pero hasta el momento carecemos de otras referencias epigráficas y arqueológicas de cultos orientales en Riotinto, donde como centro administrativo imperial predomina el culto oficial de Roma. Naturalmente que las cupas pueden tener en sí mismas una explicación más simple, que sean reflejo de relaciones con el Norte de África, y de ahí su aparición en centros comerciales importantes, como la colonia ostiense64. La atracción económica de este distrito minero y su alto nivel de relaciones comerciales serían así una razón importante de la extensión del uso de estos cipos funerarios en Riotinto. Sobre el culto de Isis en Hispania véase ALVAR, J.: 1981, 309-320. Para la Bética: CORZO, R.: 1991, 123-148; ATENCIA, R., y BELTRÁN FORTES, J.: 1998, 171-196. 64 CALZA, G.: 1940. 63 341