Sección central
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Estudios Artísticos: revista de investigación creadora
Menstruación: de los imaginarios a la
imaginación
Artículo de investigación
Recibido: 30 de enero de 2020
Aprobado: 1 de abril de 2020
Stephanny Parra Ordoñez de Valdés
Universidad Pedagógica Nacional, Colombia
stephyp57@hotmail.com
—
Cómo citar este artículo: Parra Ordoñez de Valdés,
Stephanny (2020). Menstruación: de los imaginarios a la imaginación. Estudios Artísticos: revista
de investigación creadora, 6(9) pp. 280-292. DOI:
https://doi.org/10.14483/25009311.16243
<
Resumen
La menstruación y específicamente la menarquía,
ha sido considerada a lo largo de la historia, y en
diversas culturas, como un hecho trascendental
que no solo marca un rasgo biológico en la vida
de las mujeres, sino que conecta la feminidad con
imaginarios simbólicos que han trascendido de
generación en generación, de la mano de mitos,
tradiciones y rituales, que se mantienen vigentes y
que configuran formas discriminatorias de concebir la menstruación y en consecuencia a las mujeres. Teniendo en cuenta este contexto, en este
artículo se plantea un análisis sobre los imaginarios
simbólicos de la menstruación en diferentes culturas y momentos históricos, así como su reflexión
en el marco de los discursos de un grupo de jóvenes, maestros y maestras del Colegio la Toscana
Lisboa, ubicado en la localidad de Suba, Bogotá.
Finalmente se esboza una apuesta pedagógica
basada en la imaginación y la expresión artística,
como camino hacia la resignificación de la menstruación en el escenario escolar.
De la Serie de pinturas estudiantes grado 5. (Bogotá, 2015).
Colegio la Toscana Lisboa.
Palabras Clave
Cuerpo; menstruación; imaginarios; mujeres;
símbolos
https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/deed.es
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Menstruation: From Imaginaries to
the Imagination
Menstruation : depuis les imaginaires
à l'imagination
Abstract
Résumé
Menstruation, and specifically menarche, has
been considered throughout history, and in
various cultures, as a transcendental fact that
not only marks a biological feature in women's
lives, but also connects femininity with symbolic
imagery that has transcended from generation to
generation, with the help of myths, traditions and
rituals, which remain in force and which shape
discriminatory ways of conceiving menstruation
and, consequently, women. Taking this context
into account, this article presents an analysis of
the symbolic imagery of menstruation in different
cultures and historical moments, as well as its
reflection in the framework of the speeches of a
group of young adults, teachers from the Colegio
La Toscana Lisboa, located in the locality of Suba,
Bogotá. Finally, a pedagogical bet based on imagination and artistic expression is outlined, as a path
towards the resignification of menstruation on the
school stage.
La menstruation, et en particulier la ménarche, a
été considérée tout au long de l'histoire et dans
diverses cultures comme un fait transcendantal qui
non seulement marque une caractéristique biologique dans la vie des femmes, mais relie également
la féminité à l'imagerie symbolique qui a transcendé de génération en génération, avec l'aide de
mythes, de traditions et de rituels, qui restent en
vigueur et qui façonnent des façons discriminatoires de concevoir les menstruations et par conséquent les femmes. Compte tenu de ce contexte,
cet article présente une analyse de l'imagerie symbolique des menstruations dans différentes cultures et moments historiques, ainsi que sa réflexion
dans le cadre des discours d'un groupe de jeunes
adultes, enseignants au Colegio La Toscana Lisboa,
situé dans la localité de Suba, Bogotá. Enfin, un pari
pédagogique basé sur l'imagination et l'expression
artistique est esquissé, comme un chemin vers
la résinification de la menstruation sur la scène
scolaire.
Keywords
Body; menstruation; imaginary; women; symbols
Mots clés
Corps ; menstruation ; imaginaire ; femmes ;
symboles
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Estudios Artísticos: revista de investigación creadora
Menstruação: dos imaginários à
imaginação
Nukanchi imasa kaska nispak sug
rigch: imasa iachakuna kauagtakuna
guagüita kai llagtama challamuska
Resumo
A menstruação e especificamente a menarca, tem
sido considerada ao longo da história, e em diversas culturas, como um fato transcendental que não
só marca uma característica biológica na vida das
mulheres senão que conecta a feminilidade à imaginários simbólicos que transcendem de geração
em geração, pela mão de mitos, tradições e rituais,
que se mantêm vigentes e que configuram formas
discriminatórias de conceber a menstruação e por
consequência as mulheres. Tendo em conta este
contexto, neste artigo se apresenta uma análise
sobre os imaginários simbólicos da menstruação
em diferentes culturas e momentos históricos,
assim como sua reflexão no contexto dos discursos de um grupo de jovens, professores e professoras do Colégio la Toscana Lisboa, localizado no
bairro de Suba, Bogotá. Por fim, é delineada uma
aposta pedagógica baseada na imaginação e na
experiência artística, como caminho para a ressignificação da menstruação no cenário escolar.
Maillallachiska
Kai kilkapi ninakumi imasami warmikunata mana
allilla kauankuna guaguita kai alpama chaiamuku
warmikunata jiru kauankuna ñugpata Nukanchipa
kausapi iachaskakuna warmi puralla chaskiga, kunaura tiami achka iachakuna chasallata
munankuna warmikuna iachai kungapa imasamika
wambra llukai nispa chasalla wambra llukauramanda kauankuna ukunimanda iachaikungapa
nispa kunaura utka pusankuna doctorkuna.
Rimangapa Ministidukuna
Achka suma rimai ailastimai; warmi wambra
llukanpaga; iachakuna wambrita kauangapa; mana
allilla kausai sug kuna kauangapa.
Palabras clave
Corpo; menstruação; imaginários; mulheres;
símbolos
Menstruación: de los imaginarios a la imaginación / Stephanny Parra Ordoñez de Valdés 283
Introducción
Los mitos, las leyendas y los imaginarios sociales que rodean la menstruación, han sido desde
siempre un elemento vital en la configuración de
sentidos a propósito de la feminidad. Para Simone
de Beauvoir (1949) “Al igual que el pene extrae del
contexto social su valor privilegiado, del mismo
modo es el contexto social el que hace de la
menstruación una maldición” (p. 139) que se revela
en las imágenes y relatos cotidianos en los que
mujeres de diferentes edades se ven sometidas al
aislamiento y la vergüenza.
Con frecuencia escuchamos que la menstruación
es la marca vital, que da inicio a la adultez de la
mujer “de niña a mujer”, lo que no queda dicho es
que esta condición está cargada de simbolismos,
en su mayoría negativos que llevan a las niñas a
sentir temor de convertirse en mujeres. Lejos de
ser una condición que las dignifique, como lo veremos al largo del documento, la menstruación es
considerada como una mancha que obstaculiza la
vida plena de las mujeres.
Con la intención de identificar cuáles han sido
los imaginarios que sostienen parte de los mitos
y representaciones sociales que hoy se tienen
sobre la menstruación, a lo largo del texto haré
una breve revisión documental sobre el tema, que
se contrasta con un ejercicio de indagación realizado con estudiantes de grado quinto y octavo del
Colegio La Toscana Lisboa, a través de la observación participante en talleres de aula y entrevistas
cortas que además incluyeron la opinión de docentes de la institución.
Antes de continuar, es importante señalar que
acudimos a la categoría de imaginario simbólico,
al considerar que la menstruación, es un concepto cuya significación está vinculada a diversas
imágenes que no necesariamente la explican de
manera objetiva y racional; contrario a ello están
ligadas a lo misterioso, a lo mágico, a cierto tabú
que esconde un sentido secreto, una suerte de
epifanía.
La menstruación se constituye en un campo simbólico en tensión, prueba de ello son las diferentes
palabras y expresiones utilizadas para referirse
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a este mismo hecho (la regla, el periodo, la luna,
entre otras), lo que comprueba su inestabilidad y
dinamismo. Para Durand, la imaginación simbólica
propiamente dicha, emerge cuando el significado
es imposible de presentar y el signo solo puede
referirse a un sentido que le resulta escaso y equivoco. De este modo, el dominio predilecto del
simbolismo y en este caso de la menstruación,
es “lo no-sensible en todas — sus formas; inconsciente, metafísico, sobrenatural y surreal” (Durand,
1968, p. 14).
Siendo plenamente conscientes de las limitaciones
que supone la complejidad del tema a tratar, este
documento se plantea como una apertura a la
reflexión y el diálogo, que culmina con una apuesta
pedagógica que busca, a través de la creación y la
imaginación, resignificar e incomodar los símbolos
naturalizados de la menstruación, en la búsqueda
de instaurar nuevos imaginarios.
Imaginarios simbólicos sobre la
menstruación
El triunfo del signo sobre el símbolo dice Duran,
obedece a una lógica cartesiana que se basa en
“un método de análisis y de medición matemática,
producido por un deseo de enumeración y de
observación en el cual desembocará la ciencia
histórica” (Durand, 1968, p. 28). Es así, como el símbolo pierde vigencia ante la imposibilidad de asirlo
por completo en el signo, su multiplicidad interpretativa se vuelve peligrosa, por lo que se le asigna
un lugar de desprestigio epistemológico.
No obstante, esto no quiere decir que la función
cohesionadora del símbolo en el plano cultural
desaparezca o se vea menguada, contrario a
ello, el símbolo, sigue ostentando el acceso a lo
trascendente y contribuyendo a la definición de
identidades culturales, que, a su vez, revelan el
inconsciente colectivo de una sociedad, definiendo sus marcos de posibilidad en un entramado
de poderes históricos que van mutando con el
paso del tiempo.
Para Durand, las estructuras antropológicas de lo
imaginario que dan soporte a las culturas, resultan
del análisis de la representación del mundo a través de dos polaridades que ha denominado como
Estudios Artísticos: revista de investigación creadora
régimen diurno y régimen nocturno, las cuales
operan como un sistema de agrupamiento basado
en un dualismo antagónico.
El primer régimen, el diurno, es el tiempo lineal y, también,
el reino de la luz y el miedo a las tinieblas, pues éstas son la
expresión de la muerte como tiempo final. Es el régimen
de Antítesis, de la separación, de la heterogeneidad. El
segundo, el Régimen Nocturno, es el tiempo cíclico donde
la muerte es asimilada de otra manera, por medio de mitos,
rituales o relatos que colocan esta muerte del lado de
la iniciación, del aprendizaje, como una parte de la vida.
(Franzone, 2005)
Para Bachelard, (citado por Durand, 1968, p. 96 )
“La imaginación se revela como el factor general
de equilibración psicosocial” , de ahí que el análisis
de los símbolos se enfrente a la ausencia de una
pureza concreta, lo que dificulta ubicarlos con
facilidad en los regímenes sugeridos por Durand
(regimen diurno y nocturno), por lo que se hace
necesario recurrir a las redundancias, a las repeticiones de sentido y a la ritualización, como caminos para establecer la naturaleza de cada símbolo.
prácticas tradicionales que vinculan la menstruación con fenómenos fantásticos.
Gran parte de los elementos ficcionales que
rodean la menstruación, no solo configuran el
magma de significación de un aspecto fisiológico
en la vida de las mujeres, sino que se revierte
sobre las concepciones e imaginarios discriminatorios sobre la feminidad. Cada mujer menstrua en
promedio 2520 días a lo largo de su vida, lo que
equivaldría a siete años seguidos, tiempo durante
el cual es foco de innumerables juicios valorativos
que la relegan de la vida pública y la someten al
aislamiento.
Llama la atención que en este tránsito de lo público
a lo privado, la menstruación haya sido signada
de diversas maneras, así lo muestra el estudio de
Alarcón (2004) en el que cita las palabras coloquiales de uso diario para referirse a la menstruación,
recogidas por Luis Flórez, quien las publicó en uno
de los documentos del Instituto Caro y Cuervo.
La colora- da, el consuelo, la cortada del dedo, la corriente,
la cosa, la costumbre, la mensual, el chorrito, la cho- rriada,
En lo que sigue del texto, veremos cómo las repeticiones y redundancias acerca de los imaginarios
simbólicos sobre la menstruación, la sitúan en un
lugar antagónico en relación con su equivalente
masculino, “el semen”. Para Beauvoir, “Al igual que
el pene extrae del contexto social su valor privilegiado, del mismo modo es el contexto social
el que hace de la menstruación una maldición”
(Beauvoir, 1949, p. 139). La menstruación se constituye en una marca vital femenina ritualizada, que,
a diferencia del semen y del propio pene, (simbolizado en la mayoría de las culturas como marca de
poder), se explaya en un plexo simbólico amplio y
diverso, que conecta con una imagen nociva del
flujo menstrual.
estar chorriando, estar chorriando la piña, el derrame, la
diecinueve y doce, estar enferma, estar entiempada, tener
la enfermedad del mes, estar a fin de mes, tener el flujo,
tener la hemorragia, estar con la luna, estar con la luna
brava, estar de luto, estar mala, tener las lluvias, tener el mal
de las mujeres, estar con la mensualidad, estar con el mes,
tener visita, estar con la mestruel, estar con la demostración, estar con la administración, estar con la postración,
estar morajiá, estar pagando arriendo, estar con Pachito,
estar con el Chapulín Colorado, estar con el período,
estar picada del murciélago, tener la regla, estar con el
reglamento, estar con esa bicha, estar con esa jeoda, estar
con el reglero, estar con el arreglamiento, estar en remate
de mes, estar con la roja, estar en la semana, estar con la
soltura, estar con el treinta y jeo, estar con la treinta y una,
estar con la veintiuna, estar en esos días. (Flórez, 1969)
Según Durand, el imaginario social occidental
relativo a esta concepción nociva de la menstruación tiene una doble raíz socio-histórica: el
mundo greco-latino y el sistema de pensamiento
judeocristiano (Durand, 1981). En ambos marcos de
significación religiosa está presente esta idea del
ciclo menstrual, como algo con poder sobrenatural. Sucede lo mismo en gran parte de las comunidades indígenas de las que se conocen rituales y
Lo que muestra esta variedad de palabras asignadas, es su carácter provisional, magmático
(Castoriadis) y flexible que se pliega sobre interpretaciones diversas, en diferentes contextos.
Además, refleja un deseo particular de ocultar,
de pasar por desapercibido un hecho que para
muchas mujeres y para la sociedad en general
resulta vergonzoso e indeseable.
Menstruación: de los imaginarios a la imaginación / Stephanny Parra Ordoñez de Valdés 285
Para Simone De Beauvoir,
La mancilla menstrual la inclina a la mujer hacia el disgusto
y el temor. «¡He ahí lo que significan esas palabras: ser
mujer!». La fatalidad que hasta entonces pesaba sobre
ella confusamente y desde fuera, está agazapada en su
vientre; no hay medio de escapar; y se siente acosada. En
una sociedad sexualmente igualitaria, no encararía ella la
menstruación sino como su manera singular de acceder
a su vida adulta; el cuerpo humano conoce en hombres y
mujeres muchas otras servidumbres más repugnantes, a
las cuales se acomodan fácilmente, porque, siendo comu-
a una carga simbólica histórica, caracterizada por
las diferentes formas de reclusión a las que han
sido sometidas las jóvenes en diversas culturas,
con el fin de evitar su contacto con la comunidad.
Para Durand (1968), una de las características principales del imaginario, es que se encuentra en el
inconsciente, para ser más exactos en el inconsciente colectivo situado por Jung, por lo que las
acciones vinculadas a cada símbolo resultan en
la mayoría de casos carentes de sentido lógico,
como es el caso de los aislamientos de las niñas
menstruantes.
nes a todos, no representan una tara para nadie; las reglas
inspiran horror a la adolescente, porque la precipitan a una
categoría inferior y mutilada. (Beauvoir, 1949, p. 74)
La fatalidad a la que se refiere Beauvoir, habita el
inconsciente de las niñas ante un hecho desconocido del que no obstante se enteran por rumores
y mitos ampliamente difundidos en sus círculos
cercanos. Son los imaginarios culturales los que
devienen en normas y símbolos que crean una
representación de mundo (Castoriadis) que para
este caso resulta peligrosa.
En Colombia, por ejemplo, uno de los casos más
emblemáticos que sigue vigente hasta el día de
hoy, es el de las comunidades Wayuu, originarias
de la Guajira al norte del país. Según su tradición,
cuando a las niñas les viene la menarquía deben
participar del páülüjütü o encierro. Citando un
texto de Vergara (1997) Alarcón (2005) asegura
que en los indígenas Wayuu,
No se destaca la pubertad en los varones, pero las niñas
están sometidas a un severo rito de paso. Cuando la
muchacha empieza a menstruar, es sometida a un período
El primer contacto con la menstruación está cargado de simbolismos asociados a una etapa de
iniciación: “convertirse en mujer”, lo cual implica
una serie de cambios. Durante el ejercicio de indagación realizado con estudiantes de grado octavo
y décimo del Colegio La Toscana Lisboa, varias de
ellas aseguraron que la menarquía trajo consigo
un aislamiento de su comunidad de amigos. Por
otra parte, las prácticas cotidianas que realizaban
antes fueron abandonadas al considerar que se
encontraban en un momento nuevo de sus vidas,
además el hecho de estar menstruando constituía
un riesgo inminente de mancharse y ser la burla de
todos, por lo que durante este periodo preferían
mantenerse alejadas:
Antes de que me llegara la menstruación, yo parecía un
miquito jugando con mis primos, brincando de un lado al
otro, pero después uno ya no puede hacer eso, una vez
me manché sin culpa y me la montaron, además como que
a uno le deja de gustar. (Estudiante grado décimo). (Parra,
2018, p. 81)
Si pensamos en la menstruación como una categoría vinculada a los imaginarios sociales, resulta
fácil entender que este autoaislamiento obedece
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de reclusión, al término del cual se ha convertido en mujer
equipada para casarse. Durante el inicio de esta reclusión, la joven es completa o parciamente rapada y luego
instalada en una hamaca colgada cerca del techo de la
casa. Durante los días siguientes es cuidada con alimentos
vegetales especiales, llamados jaguapi, y observa una
dieta rigurosa. En ese tiempo la bañan con frecuencia y la
instruyen en las tareas femeninas, tejido, hilado, le imparten conocimientos sobre los procesos tradicionales de
control natal, embarazo y quizás algunas técnicas eróticas.
(Alarcón, 2005, p. 38)
En su obra Los ritos mágicos y trágicos de la pubertad femenina, Gutierre Tibón (1984), narra como el
temor a la primera sangre de las niñas, llevó a varias
culturas a recluirlas en condiciones poco favorables, como es el caso de una isla al oeste de Nueva
Guinea, la Nueva Irlanda; que se les segregaba
durante cuatro o cinco años en minúsculas jaulas
conservadas en la oscuridad, con absoluta prohibición de que posara los pies en el suelo: así vegetaba la desdichada criatura desde los nueve hasta
los trece o catorce años. (…) En la tribu australiana
de los Walkelburn la mujer considerada tabú no
puede entrar en el campamento por el mismo sendero que los hombres. Una violación a esta ley se
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Imagen 1. Serie de pinturas estudiantes grado 5. (Bogotá, 2015). Colegio la Toscana Lisboa.
Menstruación: de los imaginarios a la imaginación / Stephanny Parra Ordoñez de Valdés 287
castiga con la muerte. (…) (En California). Aquí los
indios pensaban que una joven, en su menarquía,
estaba poseída de un grado particular de poder
sobrenatural; pero con frecuencia se le asociaba
con un fuerte poder maligno inherente a su condición. (Tibón, 1984).
Asco, dolor, miedo, tristeza, susto, sorpresa, impresión,
vomito, escalofríos, llanto… de nuevo dolor y un gesto de
repulsión. La menstruación, una mancha de sangre, un castigo divino, la prueba del pecado, la sangre que no sirve, el
peligro de la gestación, aquello que no se nombra, aquello
que se susurra, el miedo de lo desconocido, el temor al
repudio, incomodidad, melancolía, inseguridad, indisposi-
Por su parte, en la tradición judeocristiana también
se hace mención a la reclusión durante el periodo
menstrual:
Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en
su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la
tocare será inmundo hasta la noche. Todo aquello sobre
que ella se acostare mientras estuviere separada, será
inmundo; también todo aquello sobre que se sentare será
inmundo. Y cualquiera que tocare su cama, lavará sus ves-
ción, angustia, secreto, lejanía… Aquello que nos convierte
en mujeres.1 (Parra, 2018, p.78)
Por su parte, las estudiantes de grado quinto de
aproximadamente 8 a 10 años, a quienes no les
había venido la menstruación respondieron a la
misma pregunta, pero a través de una imagen, las
imágenes que más rasgos en común tuvieron fueron las de la serie de pinturas (Imagen 1., página
anterior).
tidos, y después de lavarse con agua, será inmundo hasta
la noche. También cualquiera que tocare cualquier mueble
sobre que ella se hubiere sentado, lavará sus vestidos; se
lavará luego a sí mismo con agua, y será inmundo hasta la
noche. (Lv. 15: 19-23)
Es importante señalar que los argumentos para el
aislamiento en todas las culturas revisadas no obedecen a una reflexión teórica e intelectual, quiere
decir esto que no existe una razón lógica por la
que las mujeres deban aislarse de su comunidad
durante su periodo menstrual. No obstante, dado
que su definición ha estado cargada de afectos y
simbolismos, nos apegamos a la idea plantada por
Castoriadis según la cual,
Las significaciones imaginarias sociales crean un mundo
propio para la sociedad considerada, son en realidad
ese mundo: conforman la psique de los individuos. Crean
Lo que revelan tanto las palabras como las pinturas
realizadas por las niñas y jóvenes, es la prevalencia
del imaginario nocivo sobre la menstruación. Para
Durand, “una imagen simbólica necesita ser revivida sin cesar” (1968, p. 38) Citando a Lévi-Strauss,
pone como ejemplo la repetición del mito y de las
parábolas evangélicas como “una repetición de
ciertas relaciones, lógicas y lingüísticas, entre ideas
o imágenes expresadas verbalmente” (p. 13) que
llevan a la revelación del misterio, a la aparición de
un sentido secreto, a la epifanía.
El símbolo es pues, una representación flexible de
múltiples refundaciones tal es el caso de la menstruación y su mitificación que aparece renovada
en diversos discursos, para citar un ejemplo bíblico
como el de Lévi-Strauss nos referiremos a las palabras de Yahvé a Moisés en el Levítico:
así una “representación” del mundo, incluida la sociedad
misma y su lugar en ese mundo: pero esto no es un cons-
Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando dé a luz una mujer
tructual intelectual; va parejo con la creación del impulso
y tenga un hijo, será impura durante siete días; será impura
de la sociedad considerada (una intención global, por así
como en el tiempo de su menstruación. Al octavo día será
decir) y un humor o Stimmung específico –un afecto o una
circuncidado el hijo, pero ella quedará en casa durante
nebulosa de afectos que embeben la totalidad de la vida
treinta y tres días en la sangre de su purificación; no tocará
social. (Castoriadis, 1997, pp. 9)
nada santo ni irá al santuario hasta que se cumplan los días
de su purificación. Si da a luz una hija, será impura durante
A la pregunta ¿Qué te evoca la palabra menstruación? Realizada a estudiantes (mujeres) de grados
octavo y décimo a quienes ya les había venido su
primera menstruación, más del 80% respondieron
con las siguientes expresiones:
dos semanas, como el tiempo de su menstruación, y se
quedará en casa durante sesenta y seis días en la sangre de
su purificación. (Lv 12: 1-5)
1
Entrevistas a estudiantes de grado octavo y décimo.
Colegio La Toscana Lisboa IED. Bogotá, agosto de 2015.
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Estudios Artísticos: revista de investigación creadora
En el Corán, por su parte, el símbolo se repite de la
siguiente forma:
es que las mujeres no se bañen durante la menstruación y
Te preguntan acerca de la menstruación. Di: “Es un mal
De los imaginarios a la imaginación
en lo posible permanezcan en casa.2
¡manteneos pues aparte de las mujeres durante la menstruación y no os acerquéis a ellas hasta que se hayan purificado! Y cuando se hayan purificado, id a ellas como Alá os
lo ha ordenado”. Quien teme a Alá, él le facilita sus cosas.
(Verso 2.222)
En el siglo XVII, Plinio el viejo, escritor y científico,
nacido en lo que hoy conocemos como Italia,
escribió en una de las obras más importantes del
enciclopedismo “Naturalis historia”, lo que sus estudios le habían revelado sobre la menstruación:
Pero no encontraremos difícilmente nada más prodigioso
que el flujo menstrual. La proximidad de una mujer en este
estado hace agriar el mosto; a su contacto, los cereales se
convierten en estériles, los injertos mueren, las plantas de
los jardines se secan, los frutos de los árboles donde ella
está sentada caen; el resplandor de los espejos se enturbia
nada más que por su mirada; el filo del acero se debilita,
el brillo del marfil desaparece, los enjambres de las abejas
mueren; incluso el bronce y el hierro se oxidan inmediatamente y el bronce toma un olor espantoso; en fin, la
rabia le entra a los perros que prueban de dicho líquido
y su mordedura inocula un veneno sin remedio. Hay más:
Parafraseando a Durand, somos hijos/as de una civilización racionalista y positivista, que se ha empeñado en hacer labor iconoclasta, que no obstante
y pese a su esfuerzo ha fracasado. Los símbolos
siguen configurando las culturas, “Pero, asimismo,
la potencia de figuración de las figuras, la interpelación de los emblemas, de las alegorías, de las
simples palabras, con toda su carga de evocación
poética, exigen irrevocablemente otra interpretación” (Durand, 1968, p. 121).
Lo que he mostrado a lo largo del documento,
es la relevancia de los imaginarios simbólicos a
propósito de la menstruación en las formas de
interpretación y de vivencia de estas por parte
de las jóvenes. Lo que no queda suficientemente
dicho es su impacto negativo en la configuración
de la feminidad. Si el momento de convertirse en
mujeres está marcado por el hecho biológico de
menstruar, y este último, es un hecho históricamente cargado de simbolismos nocivos, sin duda
la noción de “ser mujer” comporta de entrada una
condición de desigualdad.
el asfalto, esa sustancia tenaz y viscosa que, a una época
precisa del año sobrenada un lago de Judea, que se llama
Asphaltites, no se deja dividir por nada, pues se adhiere a
todo lo que toca, excepto por un hilo infectado por este
veneno. Se dice incluso que las hormigas, esos animalejos minúsculos, le son sensibles: ellas echan los granos
Sabiendo la complejidad de la pretensión de instaurar nuevos imaginarios que redistribuyan los
lugares de poder y generen un nuevo equilibrio
simbólico, nos planteamos siguiendo a Castoriadis
la necesidad de interpretar el imaginario como:
que transportan y no los vuelven a recoger. Este flujo tan
curioso y tan pernicioso aparece todos los treinta días en la
No causal, como un comportamiento que no solo es
mujer, y, con más intensidad todos los tres meses (Hist. Nat.,
imprevisible sino creador (de individuos, grupos, clases
VII, pp. 64-66)
o sociedades enteras) no se presenta como una mera
desviación de un tipo existente sino como planteamiento
Ahora bien, al contrastar estas definiciones con
algunos mitos vigentes para jóvenes, maestros
y maestras participantes de la indagación, nos
encontramos las siguientes afluencias: Por un lado
el imaginario de la impureza y perjuicio a terceros
durante la menstruación, explícito en mitos como:
Durante la menstruación las mujeres no deben regar las
plantas porque las dañan; la mujeres con menstruación no
de un nuevo tipo de comportamiento, como institución de
una nueva regla social… en síntesis, como algo que surge o
se produce y no se puede deducir de la situación precedente, como conclusión que supera las premisas o como
postulación de premisas nuevas. (Poirier, 2005, p. 62)
De este modo acudimos a la imaginación y su
expresión artística para hacer lo que Durand ha
denominado la remitización, “es decir, recolección
deben alzar a los niños recién nacidos porque pueden
enfermarlos; no es bueno que una mujer con la menstruación te corte el cabello porque puede achilarlo; lo mejor
2
Resultado de las entrevistas realizadas a estudiantes,
maestras y maestros en julio de 2015.
Menstruación: de los imaginarios a la imaginación / Stephanny Parra Ordoñez de Valdés 289
del sentido, colectado, cosechado, en todas sus
redundancias y vivido de pronto por la conciencia
que lo medita en una epifanía instaurativa, que
constituye el mismo ser de la conciencia” (Durand,
1968, p. 119).
A través de la experiencia artística y pedagógica
“De la discriminación a la contemplación” nos
proponemos entonces, remitizar la menstruación
por medio de la experiencia estética en el sentido
rancieriano (Ranciére, 2009), que configura formas
sensibles y marcos materiales que transforman,
en este caso, el contexto escolar y que más allá
de hacer una alusión a lo bello, busca tal como lo
anota el mismo autor, develar esa verdad sensible
que configura la sociedad, y que lo hace en buena
medida de forma no evidente. Este ejercicio busca
poner en diálogo la experiencia sensitiva de comunidad educativa en un escenario de intercambio
de ideas, imaginarios y evocaciones que se vuelven metáfora y metonimia en un cuerpo femenino,
mi cuerpo.
La experiencia se viste de útero y recrea la interpretación de un fenómeno invisibilizado, oculto,
en el que se transita de lo público a lo privado y en
el que se superponen las relaciones entre lo individual y lo colectivo. El uso de la metáfora del útero
y la vagina como escenario material de evocación,
reflexión y cuestionamiento, es para este montaje
en palabras de Castro “el verbo animado, la acción
carnal, ilusión, vivencia de la transformación”.
La entrada a la tradicional aula de clases intervenida por la obra plástica de una gran vagina es una
entrada al mundo de la imaginación que se nutre
de los resultados obtenidos durante esta investigación y que a su vez plantea una reflexión profunda
sobre la producción de conocimiento sobre la
menstruación, ya no como la mera información de
un fenómeno biológico ajeno y distante, sino como
una experiencia sensitiva, estética e íntima.
Las imágenes y relatos descritos en los ejercicios
de aula y a través de las entrevistas muestran que
la menstruación es una experiencia visual. Su definición y representación surgen como un intento
de dar significado a aquello que experimenta el
cuerpo femenino durante ciertos periodos de
tiempo a lo largo de su vida y del que se tiene
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principal fuente de conocimiento a través de una
experiencia esencialmente simbólica.
El cuerpo femenino después de la menarquía
queda capturado, inmovilizado, manchado con
sangre. Aquellas actividades que otrora fueron
dignas de niños y niñas ahora serán restringidas
para los cuerpos sensibles y delicados de mujeres
adultas.
Es así como en el centro del montaje, de mi útero,
yace un cuerpo vaciado, resultado de la privación
y el silencio. Un cuerpo blanco hecho de yeso,
un cuerpo sangrante, un cuerpo menstruante que
dibuja gota a gota la escritura de una corporalidad
ajena y distante. Un cuerpo que se toma el centro
del aula para mostrar su existencia viva, para recordarnos la existencia de cuerpos femeninos que
habitan la escuela sin ser reconocidos.
Finalmente, veintiocho fotos, veintiocho flores,
veintiocho tomas, veintiocho días. La ruta que
guía el camino por el ciclo menstrual a través de
mi lente, de mi cuerpo. Cuatro colores, diferentes
tonos, cuatro etapas, sensaciones que cambian de
un color a otro. El adentro, yo. La metáfora en su
mayor expresión, lo indecible hecho color, hecho
imagen.
Una invitación a la ruptura, a desnaturalizar lo
asqueroso y volverlo armonioso. Una puerta a
la imaginación y a la deconstrucción y reconstrucción social desde lo sensitivo. En palabras de
Castro citando a Milán, el retorno de la metáfora
a “su función original y crítica: el desenmascaramiento del mundo de la apariencia, inventando a
la vez una realidad distinta, más cercana al origen
fundacional de las palabras”.
En ultimas, se trata de un esfuerzo por decir, por
denunciar, un ejercicio que continúa escribiéndose y del cual no hay conclusiones absolutas,
solo aproximaciones a una parcela de la realidad
de niños, niñas, hombres y mujeres que transitan
la escuela despojados de sus propios cuerpos; se
trata de “aprovechar la imaginación es ser capaces
de romper con lo que está supuestamente fijado y
terminado, con lo objetivo y automáticamente real”
(Greene, 2005).
Estudios Artísticos: revista de investigación creadora
Imagen 2. De la discriminación a la contemplación: Una experiencia estética de la menstruación en la escuela. (Instalación, abril
2016). Proyecto UAQUE Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Fotografías: Archivo propio.
Menstruación: de los imaginarios a la imaginación / Stephanny Parra Ordoñez de Valdés 291
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