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Origen y Alcázar islámico.

2013, Apuntes del Alcázar de Sevilla, 14

Apuntes DEL REAL ALCÁZAR DE SEVILLA Presidente D. Juan Ignacio Zoido Álvarez Primer Teniente de Alcalde Delegado de Relaciones Institucionales D. Javier Landa Bercebal Director D. Jacinto Pérez Elliott Consejo asesor D. Javier Landa Bercebal D. Manuel del Valle Arévalo D. Ángel Díaz del Río Hernando D. José Antonio Solís Burgos Edita Patronato del Real Alcázar y de la Casa Consistorial Patio de Banderas, s/n 41004 Sevilla Tel. 954 502 324. Fax. 954 502 068 www.patronato-alcazarsevilla.es email: direccion@patronato-alcazarsevilla.es Colaboradores de este número 14 Vicente Lleó, Alfonso Jiménez, Alfredo Morales, Antonio Almagro, Miguel Ángel Tabales, Rafael Cómez, Ana Marín Fidalgo, José María Cabeza, Rafael Manzano, Enrique Valdivieso, Gonzalo Martínez del Valle, Alfonso Pleguezuelo, Rafael Valencia y Ramón María Serrera Diseño 623 Spi.-AJS Fotografías Autores de los artículos. Páginas 1 a 17, 20 a 31, 37, 50 a 71, 92 a 95, 112, 118 a 127, 131, 134 a 153, 157, 161, 167, 171 a 179, 190 a 191, 199 a 200, 204, 206 a 255, 267, 271 a 376 de Antonio Jiménez. Página 261 Foto de Michal Osmenda. Creative Commons Attribution 2.0 Generic Traducción Ana Jiménez Palmer Producción y edición 623 Spi ISSN: 1578-0619 Impreso en España Depósito Legal: CA-17-2012 Nº 14 de 2013 SUMARIO 18 20 30 50 72 92 94 118 LAS UNIDADES DE PATRIMONIO MUNDIAL EN SEVILLA EL ALCÁZAR LA CATEDRAL ANTES DEL PATRIMONIO MUNDIAL EL ARCHIVO DE INDIAS LA HISTORIA DEL ALCÁZAR ORIGEN Y ALCÁZAR ISLÁMICO EL ALCÁZAR BAJOMEDIEVAL Alfonso Jiménez El Archivo General de Indias, única institución archivística de carácter continental y el principal depósito documental para el estudio de la administración española en el Nuevo Mundo, continúa a la vanguardia y demuestra su excepcionalidad y universalidad, como reconoció la Unesco al declararlo Patrimonio de la Humanidad. PLANIMETRÍA DE LOS MONUMENTOS DEL PATRIMONIO MUNDIAL EN SEVILLA Vicente Lleó Evocaciones históricas y literarias de las impresiones que el Alcázar produjo en los espíritus más refinados que vivieron en él o que lo visitaron deambulando por sus salones y jardines, el poso de las miradas que sobre sus muros se deslizaron a lo largo de los siglos. Un compendio que constituiría algo así como el alma de este ágora de la Sevilla musulmana y cristiana, renacentista y barroca, tan compleja como la ciudad misma. 10 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA Antecedentes de la Catedral de Sevilla desde que existe conciencia patrimonial hasta 1987, fecha de su inclusión en la lista del Patrimonio Mundial, y los mecanismos internos que se han empleado para conseguir que en la actualidad sea autosostenible como templo y como monumento. Alfredo Morales Antonio Almagro El conjunto monumental integrado por el Alcázar, la Catedral y el Archivo de Indias de la ciudad de Sevilla ha sido objeto en estos últimos 25 años de una vasta labor de documentación. El uso sistemático de procedimientos fotogramétricos clásicos, obligado por la envergadura y características de los propios monumentos ha dado lugar a una extensa colección de bellos y precisos dibujos. Miguel Ángel Tabales Rafael Cómez Análisis desde el punto de vista del historiador del arte del conjunto del Alcázar de Planteamos un panorama Sevilla desde el siglo XIII evolutivo de los drásticos hasta finales del siglo XV, cambios que ha vivido la que ofrece una síntesis ciudad de Sevilla desde su acerca del palacio gótico y el origen en el primer milenio palacio mudéjar. Se presenta antes de Cristo hasta el siglo el estado de la cuestión XIII, centrándonos en el área acerca del Alcázar de meridional de la ciudad, Pedro I, al mismo tiempo para presentar el origen del que las últimas investigacioAlcázar y su rápida nes de restauradores, arampliación en época queólogos y arquitectos así almohade. como nuestras propias aportaciones más recientes. APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 11 SUMARIO 138 154 174 176 196 214 234 258 LA ARQUITECTURA DEL ALCÁZAR EN LA EDAD DE CARLOS V EL ALCÁZAR CONTEMPORÁNEO EL ALCÁZAR Y LAS ARTES LOS PATIOS Y JARDINES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA LA COLECCIÓN PICTÓRICA DE LOS REALES ALCÁZARES UN PALACIO DE AZULEJOS EL ALCÁZAR DE SEVILLA COMO ESPACIO LITERARIO LAS ÓPERAS DEL ALCÁZAR Rafael Manzano Enrique Valdivieso. Gonzalo Martínez del Valle Ana Marín Durante la estancia de los Reyes Carlos V y la Infanta Doña Isabel de Portugal se acometieron obras importantes en el Alcázar, como fueron las galerías superiores del Cuarto real Alto y la remodelación de los corredores altos del Patio de las Doncellas. Nuevos corredores que se reconstruirían al gusto italiano y cuyo encargo fue dado a Antonio María Aprile de Caroba y Bernardino de Bissone. 12 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA José María Cabeza La constitución del organismo municipal Patronato del Real Alcázar en 1993, ha permitido agilizar y dinamizar las numerosas y delicadas tareas de conservación patrimonial, más las actividades culturales que se vienen organizando y atendiendo con sus propios recursos, sin olvidar la diversidad de funciones a desempeñar como edificio municipal, residencia de la Jefatura del Estado, espacio cultural, aula universitaria y monumento turístico, entre otras. El Alcázar de Sevilla alberga una extensa colección de pinturas que se despliega en el Cuarto y el Salón del Almirante, la capilla, decorada con obras de carácter religioso, y la zona alta del palacio, donde que se encuentra un mayor número de pinturas con temas relacionados con la historia o sedes de la corona española o retratos de diferentes miembros de la familia real mientras que en otros casos su presencia se justifica por ser de autores sevillanos. El Alcázar de Sevilla alberga una extensa colección de pinturas que se despliega en el Cuarto y el Salón del Almirante, la capilla, decorada con obras de carácter religioso, y la zona alta del palacio, donde se encuentra un mayor número de pinturas con temas relacionados con la historia o sedes de la corona española o retratos de diferentes miembros de la familia real mientras que en otros casos su presencia se justifica por ser de autores sevillanos. Alfonso Pleguezuelo El objetivo de este artículo es exponer por primera vez una historia resumida de los azulejos del Real Alcázar de Sevilla, basada en la recopilación de los datos publicados hasta el presente y en la observación detenida de sus revestimientos cerámicos. Se ofrecen aquí un panorama general, una valoración patrimonial y unas propuestas finales con la intención de seguir avanzando en su conocimiento y en su futura preservación. Rafael Valencia La riqueza patrimonial del Alcázar incluye una herencia inmaterial en la que destaca la literatura, de todos los géneros, que el monumento ha generado y la que se ha producido entre sus muros a lo largo de los siglos. Desde un pensamiento político a una obra de teatro o un poema, el Alcázar de Sevilla mantiene su función de surtidor del que sigue manando la cultura. Ramón María Serrera El Alcázar de Sevilla es el marco donde se desarrollan dos de las hermosas óperas de madurez de Gaetano Donizetti: La Favorita y Maria Padilla. Ambas tienen un fondo histórico real, dos monarcas monarcas castellanos, Alfonso XI y su hijo legítimo Pedro I, que desprecian a las reinas consortes para entregar sus ardientes corazones a las dos amantes, Leonor de Guzmán y María de Padilla. APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 13 Carta del Alcalde El Alcázar ha celebrado junto con la Catedral y el Archivo de Indias de Sevilla su 25 aniversario desde que fueran proclamadas Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. Cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura reconoció a este conjunto monumental con esta distinción no hacía sino subrayar su valor capital como signo de nuestra identidad y su contribución como ingrediente necesario de la identidad europea. Estamos hablando de un patrimonio que se ha mantenido vivo a través de las generaciones y en el que todos hemos contribuido en su mantenimiento y su puesta en valor. Sevilla está otorgando una creciente importancia a la conservación y el realce de sus tesoros artísticos. El patrimonio es una forma de vanguardia, ya que lo más moderno es, tiene que ser, lo que resulta inigualable, irrepetible, y en eso aquí lo somos y mucho. España es una fuente inagotable de riqueza cultural y, en concreto, Sevilla es una potencia de primer orden en cuanto al patrimonio se refiere. Como alcalde de Sevilla me siento muy orgulloso de contar con esta riqueza cultural y cómo no de contribuir desde el Patronato y el Ayuntamiento a que el Palacio Real en uso más antiguo de Europa siga manteniendo su esencia gracias a su conservación. Juan Ignacio Zoido Álvarez Presidente del Patronato del Real Alcázar APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 15 Introducción La Declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO de la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias de Sevilla, supuso el reconocimiento a nivel universal de este conjunto inseparable. Veinticinco años después conmemoramos dicha efemérides con la firme convicción desde del Patronato de velar por el cumplimiento de la conservación y uso del Alcazar, como marcan sus Estatutos, con arreglo a su categoría de BIC. La conservación como columna vertebral desde la Dirección del Patronato y a ella van encaminadas las demás labores y competencias que dimanan del cargo. Y no es tarea fácil compaginar en dichas tareas los usos y actividad de Residencia Real, Edificio civil para la representación de la ciudad o la voracidad del turismo, con esta obra de Arquitectura de más de mil años de vigencia. La conservación del monumento como rige la Ley de Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía y la difusión de a través de los mecanismos pertinentes, constituyen dos de las líneas que marcan nuestra actuación, siendo uno de los medios más fértiles para ello, desde que se creara en el año 1999, la revista Apuntes del Alcázar. Hoy hacemos especial dedicación en esta edición número catorce a esa Declaración como Patrimonio de la Humanidad con este monográfico. Tres son los bloques en los que se descompone el texto, como tres monumentos los que conforman el conjunto de la Declaración de la UNESCO objeto del primero de ellos, siendo los dos restantes una mirada a la Historia y a las Artes reunidos por firmas plenamente identificadas con el monumento en las últimas décadas, con sus propias versiones histórica, artística y constructiva del mismo. El Alcázar como elemento indisoluble que conforma la triada que sustenta el plano de la Historia de Sevilla junto con la Catedral y el Archivo de Indias. Arquitectura Religiosa y Civil frente al poder regidor desarmado ante los sentidos. El mejor cahiz de tierras de España según Luis de Zapata Chavez descrito por Vicente Lleó, Alfonso Jiménez y Alfredo Morales, con el dibujo como método de análisis para la compresión de la Arquitectura y su Historia de Antonio Almagro. Es el origen de la Sevilla desconocida bajo el suelo del Patio de Banderas, cuando era puerto romano al abrigo de los embates del mar y foro de Corporaciones con Templo a Isis que nos descubre Miguel Ángel Tabales, antes de ser el Alcazar definitivo de la Dar Al-Imara y también el Alcazar de Bendición llorado por el Rey Poeta desde su exilio. El delirio de un Rey castellano para construir su obra entre leyendas, ejemplo único de arquitectura mudéjar descrita por Rafael Comez. La soberbia imperial en sus esponsorios de aquel nieto sobre el que la reina Isabel llegó a decir “Cayo la suerte sobre Matías” el día de su nacimiento, historia diseccionada pulcramente por Ana Marín. O este foro investigador y motor de desarrollo para el turismo y la economía local que nos legó José María Cabezas en esta Sevilla heredada del siglo XX. Arquitectura única, ecléctica, amalgama de estilos que se solapan en el viaje a través del tiempo. Arquitectura sin prisas, de patios y jardines, narrada por Rafael Manzano y fuente literaria de Romero Murube. Es la música compuesta entre silencios ocultos tras la muralla a la que nos invita Ramón María Serrera, la riqueza en policromías de ceramistas estudiadas por Pleguezuelo que juegan con las epigrafías literarias que nos traduce el profesor Valencia y el paseo por la colección pictórica descrita por Enrique Valdivieso. Todo ello se intenta recopilar en este ejemplar que esperamos que deje en la memoria del lector, como un grabado sobre el mármol blanco en la almagra del tiempo. Jacinto Pérez Elliot Director del Real Alcázar de Sevilla APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 17 LA HISTORIA DEL ALCÁZAR ORIGEN Y ALCÁZAR ISLÁMICO Miguel Ángel Tabales Rodríguez P EN LA HORQUILLA FORMADA POR EL GUADALQUIVIR Y EL TAGARETE, LUGAR ELEGIDO POSTERIORMENTE PARA CONSTRUIR EL ALCÁZAR, SE HAN DETECTADO LOS PRIMEROS INDICIOS DE ACTIVIDAD HUMANA EN LA CIUDAD. ocas ciudades españolas han sufrido cambios en su fisonomía tan drásticos como los que vivió Sevilla desde su origen a comienzos del primer milenio antes de Cristo hasta el siglo XIII, momento en el que adoptó en lo básico su configuración urbana actual. Viviendas, calles y monumentos han ido enmascarando desde entonces su pasado islámico sin lograr eliminar del todo un esquema topográfico y urbanístico que supuso en su momento (el período almohade) una renovación sin precedentes de su apariencia. Fue tan determinante el impulso político emprendido por Yusuf I a partir de 1172 que en apenas un siglo desapareció cualquier vestigio de la ciudad antigua. Coincidieron en tal empresa las decisiones humanas con los designios de la naturaleza, pues fue durante los primeros siglos del segundo milenio cuando el Guadalquivir, siempre cambiante, desarrolló su actividad más violenta provocando oscilaciones que condicionaron definitivamente la evolución de una ciudad que vivió una verdadera metamorfosis al ampliar considerablemente su espacio habitable. Las escasas fuentes históricas islámicas dibujan un panorama confuso en el que las contradicciones y ambigüedades han permitido asentar paradigmas que afectan de lleno tanto a la generalidad de Sevilla como al espacio específico ocupado por el Alcázar; y lo han hecho de tal modo que resulta difícil alterar postulados e hipótesis pese a la contundencia de las evidencias arqueológicas incorporadas en las últimas décadas. Esta pequeña contribución versará precisamente sobre esa nueva realidad; para ello plantearemos un panorama evolutivo en el que tendrán cabida los citados cambios, centrándonos en el área meridional de Sevilla, para presentar a continuación el origen del Alcázar y su rápida ampliación en época almohade. Utilizaremos en consecuencia argumentos arqueológicos abarcando un amplio abanico de evidencias que irán desde la interpretación de los escasos documentos de la época hasta los puramente materiales, en especial los de naturaleza sedimentológica y estratigráfica. 96 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA EL ÁREA MERIDIONAL DE SEVILLA ANTES DE LA CONSTRUCCIÓN DEL ALCÁZAR Para entender las transformaciones vividas por este sector debemos situarnos en un horizonte orográfico muy diferente al actual. Hoy día el Alcázar y todo su entorno, aunque en el límite sur de la ciudad histórica, ha perdido el protagonismo que tuvo tradicionalmente dentro de la trama urbana al haber sido rodeado y enfundado por edificaciones de todo tipo a la par que la ciudad se extendía hacia el Sur y el Oeste, desarticulando su posición como baluarte defensivo y como núcleo de control de los accesos al puerto. Sin embargo, los primeros habitantes de Sevilla convivieron con un paisaje radicalmente distinto en el que el río, el arroyo Tagarete y el promontorio fundacional situado en el lago Ligustino sobre la llanura aluvial, en las cercanías del golfo Tartésico, generaban un panorama geográfico muy alejado de la percepción llana hoy dominante. De hecho, hasta el siglo XII cualquier viajero que se aproximara a Spal, Hispalis o la primera Isbiliya a través del río observaría una ciudad sobre una ligera elevación y con un extenso puerto bajo la protección de potentes murallas. Ni el río, ni las murallas, cuando las hubo, se situaban en su posición actual; hay que imaginarlos cientos de metros al Este, aproximadamente en un eje cambiante que atravesaría por el centro el casco histórico actual en sentido Norte Sur1. En la horquilla formada por el Guadalquivir y el Tagarete, lugar elegido posteriormente para construir el Alcázar, se han detectado los primeros indicios de actividad humana en la ciudad. Se datan en el siglo IX a. C. aunque bajo el Patio de Banderas se han rescatado materiales arqueológicos descontextualizados mucho más antiguos (cerámicas neolíticas y calcolíticas). Lo cierto es que hace tres mil años unas hogueras comunales delatan la presencia de unos sevillanos primigenios asentados en el límite del promontorio, consumiendo productos costeros cocinados con aceite en vasijas a torno. No sabemos a ciencia cierta si esta gente del Hierro Antiguo eran los habitantes del Valle del Guadalquivir influenciados por la llegada de los cananeos o como creemos, siguiendo al profesor Escacena, eran simplemente cananeos colonizando el valle, pero está claro que iniciaron una aventura urbana sin retroceso que todavía hoy sigue viva2. También Roma dejó su huella bajo el Alcázar. En el siglo II a. C. en esta zona se levantaron estructuras de tipo industrial; estanques y canalizaciones pavimentados con suelos de opus signinum y muros de adobe encalados sobre zócalos de mampostería que inaugurarían un urbanismo cuyos principios básicos, a saber: orientaciones, viarios, etc., se mantendrían grosso modo hasta el período islámico. Podemos especular con la cercanía del área portuaria en las inmediaciones y con la probable relación entre ambas instalaciones pero aún no ha sido posible identificar nexos incuestionables. A mediados del siglo I a. C. se produjo una reforma de gran calado mediante la construcción de un edificio notable por sus dimensiones cuyos restos se han conservado en relativo buen estado bajo el Patio de Banderas. A una cota superior a la de las edificaciones portuarias situadas en las inmediaciones se han excavado los restos de un gran edificio público constituido mediante una serie de estancias que rodean un patio central; desconocemos sus límites, que trascienden el perímetro de la excavación del Patio de Banderas, pero advertimos cómo hacia el Sur un gran pórtico parece conectar dicha estructura con un espacio abierto de notables dimensiones que se situaría bajo el apeadero del Alcázar. El edificio en cuestión, construido mediante la técnica africana, suelos de opus signinum y pilares de roca calcarenítica, salvaba un desnivel pronunciado hacia el Sur mediante un sótano que se adaptaba al terreno a la par que la primera planta corregía la irregularidad mediante una cota única. Su función pública queda fuera de toda duda a juzgar por un relieve fálico protector esculpido en uno de sus accesos, así como por los múltiples depósitos con ofrendas votivas rescatados en su cimentación. Algunos materiales extraídos de los rellenos de amortización indican posibles almacenamientos de ánforas vinarias lusitanas, los pavimentos parecen a su vez garantizar la protección de los productos y algunas huellas del mobiliario perimetral de dos de sus estancias principales parecen definir espacios destinados al control y gestión de los bienes allí almacenados. Podría en realidad tratarse de un gran hórreo municipal con cámaras subterráneas de aireación aunque este extremo no ha sido aún verificado. En el extremo Sur, las acumulaciones de revestimientos arquitectónicos como placas marmóreas, revestimientos pictóricos polícromos, cornisas decoradas, epígrafes, placas votivas, fustes de grandes dimensiones con acanaladuras, etc., nos permiten especular con la posibilidad de que el edificio se abriese a un patio o plaza en el que tal vez se edificó, ya en época imperial, un templo o sacellum dedicado a una deidad femenina, probablemente Isis, a juzgar por el hallazgo referido por Rodrigo Caro en 1605, justo en las inmediaciones, de una estatua de Isis con Horus en basalto negro, hoy desaparecida. (Figura 1) Desde el punto de vista del urbanismo romano este hallazgo permite cuando menos plantear varios argumentos para la discusión y la investigación futura. Uno de ellos es que la zona meridional de Híspalis situada sobre el puerto se urbaniza a fines del siglo II a. C., manteniendo, aunque con múltiples reformas, una vida activa hasta el siglo III d. C. Estuvo destinada al almacenamiento de bienes tal vez desembarcados en el citado puerto si bien hacia el extremo sur pudo haberse erigido una plaza en la cual se constituiría un templo dedicado a la diosa Isis. La arquitectura y funciones citadas así como la preeminencia de sus cotas respecto a la orilla fluvial permiten cuando menos plantear la posibilidad de que esta zona estuviera protegida por las murallas de la ciudad romana, hasta ahora no identificadas de manera incontestable. En torno al 200 d. C. se produjo un acontecimiento cuyo calado repercutiría notablemente en el desarrollo de la zona. Nos referimos a una grave destrucción provocada por una inundación cuyas consecuencias afectaron directamente a la topografía actual del Alcázar ya que, una vez destruido el citado edificio, los depósitos acumulados posibilitaron una subida generalizada del nivel del terreno corrigiéndose desde entonces el antiguo desnivel e iniciándose una secuencia de transformaciones que repercutió en una horizontalidad que ya nunca se abandonó. Este evento catastrófico debió condicionar la vida portuaria al menos en esta zona de Hispalis; tal vez ahora se produjera un desplazamiento del mismo o al menos de sus atracadeAPUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 97 Figura 1. Planta de los restos republicanos (s. I a. C.) bajo el Patio de Banderas. Figura 2. Planta de los restos tardoantiguos (s. V-VI) bajo el Patio de Banderas. LAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DESARROLLADAS ENTRE EL ESPACIO COMPRENDIDO POR EL SECTOR CATEDRAL, PATIO DE BANDERAS Y PALACIO DEL REY DON PEDRO DENTRO DEL ALCÁZAR DE SEVILLA, HAN SACADO A LA LUZ EN PRIMER LUGAR UN EXTENSO CONJUNTO DE ALFARES. ros principales hacia zonas menos expuestas al Norte. Lo cierto es que sobre las ruinas del hórreo se construyeron piletas de uso industrial e incluso algunas tumbas que dibujan un panorama objetivamente más pobre si lo comparamos con el esplendor previo. Tendría que llegar el período tardío para que la cristianización de la ciudad antigua devolviera parte de la monumentalidad perdida a la zona al erigirse aquí un nuevo complejo arquitectónico que formaría parte de un grupo de edificaciones de carácter religioso distribuidas a lo largo del camino principal de salida de Spalis hacia el Sur. Desconocemos si en las inmediaciones se levantó una basílica, como ya apuntaran Bendala y Negueruela, pero la edificación excavada bajo el Patio de Banderas estuvo flanqueada por tumbas al menos en el siglo VI y VII y las inscripciones, bases de mesas de altar y piezas arquitectónicas visigóticas, recuperadas en los rellenos de amortización y en los alrededores así como la organización espacial del edificio excavado, nos permiten plantear la hipótesis de que bajo el Alcázar se situaría un monasterio que, como en otras ciudades, necesaria- 98 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA mente estaría vinculado a otras edificaciones de carácter religioso o funerario, que de momento no han aparecido. Destacan en este gran edificio, sea cual fuere su función (monasterio o palacio), sus recios muros de mampostería y sus pavimentos de losas cerámicas al tresbolillo así como un pozo construido mediante sillares y tegulae que alimentaba mediante tubos de plomo un estanque o pileta situado en un patio porticado en torno al que se distribuían estancias y pasillos de amplias dimensiones. Todo ello fue desmontado para erigir sobre el solar resultante otro nuevo edificio reforzado con estribos que, aunque muy mal conservado, perduró desde el siglo VII al XI, momento de la reorganización del espacio por los musulmanes. (Figura 2) Poco más puede extraerse de momento de las edificaciones de este período si exceptuamos la vinculación necesaria entre los mismos y el puerto o la vía principal de salida de la ciudad hacia el Sur. Especular sobre su naturaleza religiosa y sobre la ciudad tardía más allá de lo comentado es de momento estéril, dada la escasez de excavaciones en Sevilla, y en especial en esta zona, vinculadas a esta época. Pero dicho esto y dado que las fuentes son ricas a la hora de llenar de contenido histórico un período como este mediante alusiones a conflictos civiles como el episodio de Hermenegildo o los hechos de época isidoriana, la invasión islámica o el mismo saqueo normando, no tenemos más remedio que suponer un panorama para la segunda mitad del primer milenio en el que nuestro sector, plenamente urbanizado, protagonizara, tal vez en clave religiosa, alguno de los más importantes hechos acontecidos en la ciudad. LA REORGANIZACIÓN URBANA ISLÁMICA. ALFARES Y BARRIOS DURANTE EL PERÍODO ABBADÍ La historiografía tradicional, basándose en una interpretación de diferentes fuentes islámicas y partiendo de una concepción del urbanismo emiral y califal muy alejado de lo que la arqueología comienza a vislumbrar, mantuvo un discurso convertido en paradigma quasi inamovible en el que la fundación del Alcázar en el emirato y la ampliación vivida en época taifa, sobre todo durante el reinado del legendario al-Mutamid, determinaban las atribuciones cronológicas de los principales recintos y palacios del actual conjunto monumental. Años de excavaciones dentro y fuera de sus muros obligan a plantear nuevas hipótesis, esta vez basadas en evidencias materiales (nunca incompatibles con las fuentes islámicas), en las que independientemente de los vacíos y las dudas, se defiende un proceso de transformación alternativo3. Las excavaciones arqueológicas desarrolladas entre el espacio comprendido por el sector Catedral, Patio de Banderas y Palacio del Rey Don Pedro dentro del Alcázar de Sevilla, han sacado a la luz en primer lugar un extenso conjunto de alfares sustituido rápidamente por un urbanismo islámico previo a la construcción del primer recinto del Alcázar, tal y como hoy lo entendemos. Situado aparentemente extramuros en pleno siglo XI, el hipotético arrabal se distribuía a lo largo de un amplio espacio APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 99 EL SUBSUELO DEL PATIO DE BANDERAS HA DADO A CONOCER UNOS RESTOS QUE CONSOLIDAN UNA PERCEPCIÓN ESPACIAL Y CRONOLÓGICA RICA EN TRANSFORMACIONES Y REDISTRIBUCIONES. que abarcaba al menos desde la actual Catedral y Archivo de Indias hasta el Jardín Inglés del Alcázar y perduraría hasta bien adentrado el siglo XII, para desaparecer durante el proceso de transformación del sector meridional de la ciudad islámica durante el califato almohade. Sabemos que durante algún tiempo una parte del mismo quedó cercado por las potentes murallas pétreas del primer recinto del Alcázar pero desconocemos de momento si alguna muralla previa, ya desaparecida, contendría una parte del mismo en una alcazaba, que eso sí, en ningún caso pudo contener edificación alguna anterior a mediados del siglo XI. En este sentido, el subsuelo del Patio de Banderas ha dado a conocer unos restos que consolidan una percepción espacial y cronológica rica en transformaciones y redistribuciones. Dibujan un panorama complejo, cuyo inicio para el período islámico está marcado por la destrucción de una secuencia previa correspondiente a un edificio del s. VII localizado a su vez sobre unas ruinas tardoantiguas. La explanación del terreno y la continua ejecución de fosas de expolio para extraer material constructivo procedente de los edificios romanos infrayacentes darían lugar a la edificación de un barrio que sufriría varios cambios hasta su definitiva desaparición, un siglo después. Desde el punto de vista urbanístico, los edificios excavados se adaptan a dos orientaciones diferentes establecidas por sendas calles, una de las cuales se situaba en el límite oriental del actual patio, cruzándolo oblicuamente de Noroeste a Sureste; conocemos con certeza la anchura de una de las calles que contaba con al menos 3.5 metros entre fachadas, por cuyo centro discurría una alcantarilla que recogía los vertidos procedentes de numerosas letrinas situadas en las viviendas. Dicha red sustituyó en el siglo XII al sistema original, mucho más simple aunque habitual en el período prealmohade, consistente en la evacuación a pozos ciegos localizados en la calle, que serían limpiados con cierta asiduidad dada su escasa dimensión. Las viviendas se organizaban en torno a patios con parterre rehundido de formato cuadrangular sin andenes o particiones internas. Muros de mampostería, suelos a la almagra, revestimientos con lacerías rojas y unas dimensiones globales siempre reducidas, marcan la tónica general. Sucede lo mismo 100 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA bajo el Patio de las Doncellas, el León o el de la Montería, si bien aquí una de las casas destacaba por su buena ejecución a base de ladrillo y pavimentos de losas cerámicas a hueso de excelente factura. (Figura 3) En resumen, allí donde se ha excavado bajo el Alcázar actual se advierte la misma pauta, a saber: las edificaciones abbadíes son de dimensiones reducidas, mayoritariamente humildes si exceptuamos algún caso, se disponen irregularmente sobre el terreno adaptándose a los desniveles, lo que justifica sus orientaciones aparentemente anárquicas o cuando menos delatoras de un nivel de previsión en la urbanización cuando menos bajo; pero sobre todo, y esto es lo más importante, siempre aparecen bajo los niveles del primer recinto del Alcázar, con una única excepción en la zona occidental del mismo (bajo el palacio principal, actual casa 7/8 del Patio de Banderas), donde recientes sondeos han detectado cómo una de las viviendas taifas-almorávides se dispone extrañamente a una cota muy alta, claramente intramuros (que sorprendentemente se ha mantenido hasta nuestros días). Creo que cuando el Alcázar se levantó, en algún momento del final del siglo XI o inicios del XII, al menos parte del barrio preexistente se mantuvo en pie sufriendo alteraciones y reformas hasta que progresivamente a lo largo del siglo XII una arquitectura de módulo muy superior fue adecuándose de manera ordenada y jerárquica al nuevo espacio amurallado eliminando no solo cualquier vestigio del barrio taifa sino también de su anárquica topografía. Pero ¿cuál fue la función y justificación de un núcleo de población tan extenso teóricamente extramuros en esta zona meridional de la ciudad? Lo cierto es que tanto las descripciones de la época como los restos arqueológicos coinciden en lo básico, mostrándonos un paisaje funerario junto al río, el cementerio de los alfareros, en el sector Constitución-Plaza Nueva, y un área plenamente urbanizada bajo la Catedral, el Archivo de Indias y el Alcázar que podría corresponderse con lo que las fuentes denominan barrio de Yabbana o también de Ibn Jaldún, arrabales donde se edificarían posteriormente los distintos recintos del Alcázar y mezquita mayor, sin descartar por supuesto que en algún punto concreto de este sector, hasta ahora no localizado, se erigiera algún Figura 3. Planta de los restos islámicos previos a la construcción del Alcázar (s. XI) bajo el Patio de Banderas. edificio defensivo que diera pie a la implementación de dicha función durante el período posterior. EL ALCÁZAR ISLÁMICO Generalidades y estado de la cuestión. Las noticias sobre Isbiliya y su protagonismo político durante la Alta Edad Media serán una constante en los relatos de los cronistas islámicos; son claras las referencias durante la conquista musulmana a los vínculos generados entre los invasores y la aristocracia visigoda, no hay duda del colapso al que fue sometida durante la primera incursión normanda de 844, durante la cual perdió casi toda su población, o las revueltas de comienzos del siglo X en las que el rebelde Ibn Abdún estuvo a un paso de provocar la involución política del emirato, por no hablar del castigo al que fue sometida por el entonces emir Abd al Rahman en 913/14, tras la rebelión protagonizada por el gobernador Hayyay. En los inicios del siglo XI los bereberes atacaron en dos ocasiones sus murallas de tierra y algunos años después la recién creada dinastía abbadí progresó (por boca de al-Mutamid) al punto de reconvertir el paisaje urbano en un vergel de palacios y fortalezas de ensueño. Si somos fieles a las fuentes, cualquiera de las situaciones comentadas tuvo reflejos en nuestra ciudad en esfuerzos de fortificación y lo cierto es que en cualquier otra circunstancia todavía hoy quedarían huellas de cada uno de dichos eventos si no hubiera sucedido lo que en el siglo XII sucedió, es decir, la renovación urbana más drástica de su historia por obra de los califas almohades. Precisamente las reformas vividas por la ciudad en el siglo XII y la primera mitad del XIII se centraron en su flanco meridional, en el lugar donde en teoría se realizaron las obras promovidas desde el siglo IX. Todos los investigadores que trabajaron sobre este período, desde Rafael Valencia, Guerrero Lobillo a Magdalena Valor y el que suscribe, dieron por bueno un horizonte en el que, a falta de dataciones científicas, parecía lógica la identificación de las murallas pétreas que hoy configuran el primer recinto del Alcázar con cualquiera de las APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 101 TRAS EL ASEDIO A QUE FUE SOMETIDA LA CIUDAD POR ABD AL-RAHMAN III, HAYIB BADR DEMOLIÓ SUS MURALLAS “(...) SUS PARTES MÁS ALTAS AL NIVEL DE LAS MÁS BAJAS” Y ORDENÓ CONSTRUIR EL ANTIGUO ALCÁZAR LLAMADO DAR ALIMARA “(...) RODEÁNDOLO CON UNA ALTA MURALLA DE PIEDRA Y SÓLIDAS TORRES DE DEFENSA. dos grandes obras emprendidas durante el período emiral. De hecho, en la bibliografía se fue consolidando una hipótesis razonable cuyo argumento de base era la existencia de un alcázar emiral definido en principio por el sector amurallado del Patio de Banderas y del Palacio Gótico, para posteriormente ser ampliado por al-Mutamid hacia Occidente, lugar donde se ubicaría el palacio de al-Mubarak, situado bajo el Palacio del Rey Don Pedro. Sin embargo, años de investigación arqueológica en el Alcázar y en el resto de Sevilla han ido redefiniendo dicha interpretación ajustando mejor las cronologías a medida que comenzaba a comprenderse el cambio producido en la orografía urbana en los diferentes momentos de su historia. Cientos de excavaciones han marcado los ciclos de expansión y contracción de la trama urbana así como la ubicación y desplazamiento de los cauces fluviales del Guadalquivir y el Tagarete, en cuya confluencia se desarrollaron las actividades portuarias desde la antigüedad, permitiendo avanzar nuevas hipótesis de transformación que básicamente se corresponden con la tradicional en lo que respecta a la secuencia de cambios pero no en la cronología de sus principales murallas y palacios. En síntesis, sin descartar nuevos hallazgos que permitan justificar y definir mejor el proceso, pero ateniéndonos a los datos disponibles, puede defenderse que las murallas del Alcázar que hoy disfrutamos fueron levantadas en un período no anterior a la década de los años 20 del siglo XI y no posterior a mediados del siglo XII, si bien es cierto que las dataciones radiocarbónicas y el análisis de los materiales arqueológicos de sus cimentaciones apuntan hacia un período más ajustado situado en una horquilla entre las últimas décadas del XI y primeras del XII, coincidiendo con la expansión de la ciudad hacia el Sur. Esta evidencia, junto a la preexistencia de urbanismo en dicho sector, parece alejarnos de la imagen de un recinto aislado relativamente alejado del núcleo urbano para acercarnos más bien a la de un amurallamiento de un sector edificado previamente. Entonces, dado que lo que hoy ha quedado a duras penas puede datarse en época taifa, ¿existiría en consecuencia un alcázar en este sector con anterioridad? ¿Estaría la Dar al Imara de Abd al-Rahman III en esta zo- 102 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA na? ¿Cabría la posibilidad de que murallas más antiguas fueran reemplazadas por las actuales? ¿Sería descartable la existencia de recintos diferentes a los del siglo XII e incluso de palacios como los que al-Mutamid describiera desde su destierro mogrebí? En nuestra opinión aunque nada es descartable sin embargo sí quedan claras algunas evidencias con las que debe contarse a la hora de establecer cualquier argumento; son estas: Fecha de las murallas. Las del primer recinto se datan a fines del XI o inicios del XII. Tanto los dos frentes pétreos principales, al Oeste y el Norte, como los cimientos del límite oriental y la misma puerta de herradura original no pueden bajar de esa fecha. Sin embargo, en el interior de la torre de flanqueo occidental de esta puerta se excavó una torre previa que junto a otras estructuras localizadas bajo la casa 16 del Patio de Banderas nos permiten adivinar un sistema de acceso previo al definitivo. Parece que a un primer paso le siguieron obras para complicar el tránsito mediante un acodo protegido, todo ello en un lapso de tiempo reducido. Este acceso no sobrevivió al período almohade y a fines del siglo XII ya estaba cegado si bien previamente su luz se redujo a la de un simple portillo adintelado. Parece obvio que en esa época los accesos principales se trasladaron a los nuevos recintos cercanos a la Puerta de Jerez y al sector del León y la Contratación. Ambigüedad en las referencias andalusíes. En este sentido, se han hecho interpretaciones de todo tipo, pudiendo atribuir su levantamiento al constructor sirio Sinan, tras la destrucción de los vikingos a mediados del siglo IX4, a la creación de la Dar al-Imara en 914 tras la destrucción de Abd al-Rahman III5 o incluso al palacio de Ibn ‘Abbad6 (mediados del XI). Disponemos básicamente de tres referencias a nuevas fortificaciones que podrían de algún modo afectar a su fundación: Año 913-914 (301 H). Tras el asedio a que fue sometida la ciudad por Abd al-Rahman III, Hayib Badr demolió sus murallas “(...) sus partes más altas al nivel de las más bajas” y ordenó construir el antiguo alcázar llamado Dar al-Imara “(...) rodeándolo con una alta muralla de piedra y sólidas torres de defensa (...)”7. Año 1009 (399 H). La ciudad se reconstruye con muros de tapial ya que en el califato interesaba que estuviera abierta. La ciudad es atacada por los bereberes en 1023 y 10368. Año 1091-1092 (484 H). Cerco de al-Mutamid9 en su alcazaba. Intenta dos salidas frustradas por dos puertas situadas al Sur de la ciudad (cercanas o del Alcázar), las de al-Faray y al-Najil. El general Sir no puede tomar la fortaleza por las armas y solo lo hace al abrirse las puertas desde dentro10. Tal vez esta última referencia sea la más adecuada; no olvidemos que los materiales más abundantes en los primeros niveles arqueológicos corresponden al período taifa avanzado y no al califal o emiral. Tampoco debe obviarse la evidencia de que en las fuentes posteriores siempre se habla de visitas, actuaciones de reparación o adosamientos al antiguo palacio de Ibn ‘Abbad, y nunca a la casa del gobierno, que por otro lado podría estar situada en otro lugar. Proceso de ampliaciones iniciales. Para el segundo recinto, sector en el que luego se construiría el gran palacio del Caracol o Gótico sobre el principal de los palacios almohades, tanto las murallas de tapia de los lados oriental y sSur como los lienzos pétreos del lado oeste, tampoco se salen del período citado. De hecho pensamos que esta ampliación no es otra cosa que una operación inmediata que formaría parte de la misma obra una vez decididas tres novedades, a saber: levantar cámaras sobre las torres originales regenerando el almenado, garantizar el nuevo acceso en recodo y construir un gran palacio en el lado sur. Por su parte a mediados del siglo XII, tal vez en época de Abd al-Mumin, se produciría una ampliación hacia Occidente en torno a cuyo palacio principal, el de la Contratación, se edificarían viviendas menores, habilitándose nuevos tránsitos entre los que destacaría el principal, bajo el actual arquilllo de la Plata y el arco de Miguel de Mañara hacia el Patio del León. Este tercer recinto se subdividía a su vez en varios sectores amurallados y aterrazados que permi- tían el paso suave a lo largo de un área extensa que salvaba un agudo desnivel hacia el río Guadalquivir y el Tagarete. Palacios principales de cada recinto. Dentro del primer recinto destaca en el tercio central del lado occidental un gran edificio de proporciones muy superiores a los del resto. Es el situado bajo las casas 2, 3, 4, 5 y sobre todo 7/8 del Patio de Banderas. Aunque muy retocado durante el siglo XIX, tanto los planos históricos de Vermondo Resta y Sebastián Van der Borcht, de 1609 y 1759 respectivamente, dejan clara su estructura y distribución en torno a un patio central de crucero con una gran alberca avanzada sobre su galería norte. Se conserva una de las cúpulas de la nave septentrional estudiada recientemente por Antonio Almagro. Recientes excavaciones confirman su antigüedad así como la preexistencia de estructuras a una cota muy superior a la de los demás edificios de este recinto primigenio. Aunque en estos momentos dicho inmueble está en fase de estudio parece claro a día de hoy no solo su jerarquía superior en el contexto del primer Alcázar sino su elevación y probable amurallamiento independiente. El segundo recinto englobaría un número aproximado de tres unidades domésticas entre las que destacaría la que luego sería solar del gran Palacio de Alfonso X. Dicho palacio, enorme para su tiempo, destacó por su jardín deprimido en torno al cual se dispondrían las estancias principales. Su construcción solucionó el problema del desnivel existente entre los dos recintos, permitiendo la convivencia de las dos cotas, por un lado la de las estancias habitables, para las que se tuvo que recurrir al relleno artificial hasta enrasar con la cota del primer recinto, mientras que el patio, que ocupa la mayor parte del nuevo espacio conservó su nivel previo, ahorrándose con ello lo que de otro modo hubiera supuesto una inversión muy superior. El resultado, alabado durante los siglos posteriores, quedó desvirtuado primero por la sustitución de su nave sur por el palacio Gótico que sacrificó unos metros de patio y sobre todo por las obras de refuerzo provisionales habilitadas por Van der Borcht tras el terremoto de Lisboa en 1755 que supusieron, tras algún tanteo, el cegamiento de los cuarteles de ajardinamiento y la subida de cotas definitiva. APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 103 Este palacio islámico ha sido objeto de numerosos estudios arqueológicos que han ido perfilando su configuración y formato original. Por su parte, el tercer recinto estaba organizado en torno al palacio de la Contratación, de proporciones exactas al edificio cabecero del primer recinto e igualmente concebido mediante dos naves enfrentadas separadas por un patio con jardín deprimido que, al igual que sucediera en el palacio Gótico o en el palacio mudéjar de Pedro I, se dotaría ya en época castellana de un andén de crucero. EL ALCÁZAR GANÓ EN POCOS AÑOS UNA EXTENSIÓN DE DOCE HECTÁREAS EN SUS FLANCOS OCCIDENTAL, MERIDIONAL Y SEPTENTRIONAL MEDIANTE EL AMURALLAMIENTO DE DOS GRANDES ALCAZABAS, UNA POR LADO DEL TAGARETE Y OTRA HACIA EL GUADALQUIVIR Y HACIA LA MISMA CIUDAD. Alejamiento del río y dominio de los desniveles. No puede entenderse el rápido crecimiento del Alcázar hacia el Oeste si no se analiza la topografía preexistente; en este sentido hemos estudiado los sedimentos del entorno y los del flanco occidental de Sevilla confirmándose un paulatino desplazamiento del cauce fluvial hacia Occidente desde la época tardoantigua, proceso que se complica durante la Alta Edad Media y que conlleva una consecuente y progresiva colonización por parte del urbanismo islámico. El Alcázar avanza hacia el Oeste y el Sur, sobre todo en el siglo XII, coincidiendo con el encauzamiento del río en su posición actual. Transformaciones desde Yusuf I en adelante. La decisión política de instalar la capital almohade en nuestra ciudad se tradujo de inmediato en la ampliación de su recinto amurallado y la consecuente extensión del Alcázar hasta el mismo cauce fluvial. El Alcázar ganó en pocos años una extensión de doce hectáreas en sus flancos occidental, meridional y septentrional mediante el amurallamiento de dos grandes alcazabas, una por lado del Tagarete y otra hacia el Guadalquivir y hacia la misma ciudad. Por fortuna, la descripción de las obras hecha por Ibn Sahib Al Salá y la relativa buena conservación de alguna de las murallas permite reconocer con fiabilidad dicho esfuerzo, que sería completado ya en el siglo XIII con la construcción del antemuro, la canalización como foso del arroyo Tagarete y sobre todo con la alcazaba, tal vez atarazana o embarcadero real ocupado después por la Casa de la Moneda y Corral de las Herrerías, además, por supuesto, de 104 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA la construcción de las torres de la Plata y del Oro. Se generó así una verdadera ciudad palatina desde la que se rigieron los destinos del nuevo imperio, en la que se habilitaron las funciones necesarias para garantizar tales necesidades. Dentro del área amurallada se construyó la mezquita aljama, se habilitaron zonas industriales y artesanales separadas de las zonas palatinas y se reforzaron las defensas del puerto garantizándose probablemente el acceso independiente del califa a través de un embarcadero propio, pero ante todo, se habilitaron nuevas puertas hacia la ciudad en la Puerta de Jerez, convirtiendo definitivamente esta zona de Sevilla en su referente monumental, cosa que no se ha perdido aún hoy día. En apenas dos siglos Isbiliya desplazó todas sus funciones jerárquicas desde su primitivo centro tradicional en el área de la mezquita de Ibn Adabbás, posterior basílica del Salvador, hasta el sector meridional extramuros organizado en torno al conjunto de alcazabas y alcázares levantados entre los siglos XI y XIII. Sectorización y funciones Con todo ello trabajamos en la actualidad basándonos en una hipótesis de partida que dirige las investigaciones hacia algunos puntos clave en los que advertimos incoherencias topográficas así como hacia los nexos de los distintos recintos y sus edificios emblemáticos. No nos cabe duda de que en años sucesivos todo acabará aclarándose. De momento planteamos los siguientes pasos en el nacimiento y desarrollo del Alcázar andalusí: El Alcázar primitivo (primeros recintos ss. XI-XII) La muralla del Alcázar antiguo es sin duda, por su extensión y fábrica, uno de los monumentos sevillanos más representativos. Sin contar con el área de la antigua portada de herradura de la calle Joaquín Romero Murube, que es claramente posterior, el frente norte dispone de tres lienzos y tres torres que suman 100 pies islámicos o 98.88 m11. La forma cuadrada del primer recinto parece no tener discusión; es decir, que existen fuertes indicios de amurallamiento desde la torre del Patio de la Montería y bajo el Palacio del Yeso, cerrando la fortaleza por el flanco sur12. Esta idea, ya argumentada por Jiménez en 1981, se refuerza con la evidencia de Figura 4. El primer recinto del alcázar (ss. XI-XII inicial). la posterioridad del lienzo oriental del Alcázar, muy retocado pero con una fábrica de tapial avanzada, incluso en cimientos. A estas consideraciones hay que añadir otra nueva, la topográfica, quizás más convincente que las anteriores y que se basa en la abrupta diferencia de cotas existente entre los niveles pisados por los primeros habitantes de la alcazaba (+ 10 snm)13 y los del mismo momento en el sector meridional, situados a la cota + 6-7 snm. Las murallas del primer recinto hunden sus cimientos hasta los 7-8 m. de profundidad, solo un poco más abajo que el nivel de habitación; mientras que las del sector meridional bajan considerablemente14. Esta diferencia es insalvable sin la existencia de una fuerte muralla intermedia hoy desaparecida, tal vez desde que en 1172 el califa Yusuf I ordenase “el desmonte del palacio de Ibn Abad para la construcción de la base de la Giralda”. (Figura 4) Desde el punto de vista de la técnica constructiva la dominante es la paramentada mediante sillares isódomos de roca alcoriza de acarreo pertenecientes posiblemente a la muralla romana. Las medidas medias son de 0.50 m. para la hilada y el ancho es variable, aunque predominan los tizones de la misma medida. El aparejo es irregular, pero hay tendencia a colocar diátonos y medios tizones de modo esporádico y desordenado. La unión es de barro y cal sin aparentes cuñas de ladrillo o ripio. Inicialmente, la imagen que se tenía del conjunto de esta alcazaba de formato cuadrangular parecía responder al esquema clásico omeya: torres estrechas y altas, con evidencias de la existencia de escarpas poco pronunciadas en sus primeras hiladas, macizas hasta el adarve, con sus lienzos y torres unidos por este sin cámaras ni merlatura con albardilla piramidal. Dicha interpretación dejaba aún algunos interro- APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 105 LAS EXCAVACIONES DEL BARRIO ABBADÍ DEL PATIO DE BANDERAS DEMUESTRAN QUE SUS CASAS Y CALLES FUERON REFORMADAS AL MENOS EN DOS OCASIONES DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XII. gantes por resolver, como el por qué de una sustitución tan drástica y perfecta del almenado previo por otro, tal vez en el s. XII, llegando a pensar incluso en una coetaneidad entre sillares y merlones15. Sin embargo, recientes investigaciones en la casa nº 7 y 8 del Patio de Banderas han venido a alterarla, al aparecer un sistema defensivo en las torres del primer recinto del Alcázar que tuvo una función y uso reconocibles hasta la incorporación de sus cámaras a lo largo del s. XII. Se trata de la incorporación de una cámara estrecha a manera de buzón que perfora cada una de las torres a lo largo de toda su extensión longitudinal-central, conectando al exterior por su parte superior a través de una trampilla visible en todas las torres que discurren por el lienzo norte y oeste del recinto. El sistema de buzones suponemos es anulado en el momento de las obras correspondientes a la ampliación del recinto I, incorporando el nuevo cuerpo de almenas y elevando las cámaras de las torres, lo que implica la pérdida de uso de dicho sistema ideado originalmente. Asimismo, hemos de advertir de las suspicacias que tenemos respecto a la identificación de una posible fase productiva que vendría a romper la originalidad tanto de la merlatura como de las cámaras superiores de las torres en momentos avanzados del siglo XX y que bien podrían corresponderse con las obras realizadas por Félix Hernández. El fundamento de nuestras inferencias se basa en un expediente de obras hallado en los fondos del archivo del Museo Arqueológico de Córdoba, en el que se detallan las operaciones de resanado y acondicionamiento del sector noroccidental del recinto con motivo de la apertura de la calle Joaquín Romero Murube. Dicho documento aporta precisiones desconocidas hasta el momento, como el tipo de materiales empleados y sus cantidades, así como datos sobre la ubicación de cada reparación. En este sentido, podemos avanzar la constatación de un proceso reciente para, al menos, todo el cuerpo superior de las murallas del recinto primitivo, desmontando así la afirmación sobre la conservación de su estructura original. De hecho, algunos merlones del lienzo norte han sido fechados por radiocarbono a fines del siglo XVIII, tal vez tras el terremoto de Lisboa, por mano de Vermondo Resta. En el interior de este primer recinto, que creemos fue ampliado sobre la marcha hacia el 106 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA Sur, se mantuvo, al menos hasta que dicha ampliación fue completada, parte de la urbanización previa. Las excavaciones del barrio abbadí del Patio de Banderas demuestran que sus casas y calles fueron reformadas al menos en dos ocasiones durante la primera mitad del siglo XII, lo que necesariamente las hace compatibles con los lienzos del Alcázar (en caso de que estos sean prealmohades) pero, sobre todo, demuestran que en la esquina noroccidental del recinto se conservó una edificación cuyas cotas sobreelevadas sobre el resto condicionaron las obras de los nuevos edificios, una vez se inició la reforma generalizada del interior. La idea de la existencia de un segundo recinto al Sur de la alcazaba antigua no está presente en la tradición historiográfica. Así, algunos autores (Tubino, Guerrero, Manzano, Valor, Cómez) extienden el palacio primigenio hasta los jardines; otros como Alfonso Jiménez, que sí advierten la cuadratura de este, uniformizan el área situada entre la judería y el arquillo de la Plata dentro de un gran recinto que coincidiría con el alcázar de la Bendición “Qsar al-Mubarak” cantado por al-Mutamid16. (Figura 5) Además de la práctica duplicación del espacio anterior, la nueva alcazaba contará con un nuevo acceso en recodo que sustituirá al anterior, abierto en la cara oriental. Para ello se levanta un castillete de control al que pertenecía la doble puerta de herradura de la calle Joaquín Romero Murube. De la muralla occidental de esta segunda alcazaba se mantienen en pie una parte de la torre central y el segundo lienzo, que se conserva en alzado en la cara oeste del patio del palacio Gótico. La fábrica del lienzo y de la torre excavada es similar, con un aparejo pétreo tosco e irregular algo distinto al del recinto primitivo. La torre, a diferencia de las de este, disponía de una única escarpa y hundía sus cimientos en niveles de época taifa. Por su parte, en el pasaje que comunica el Patio de la Danza con la alberca del jardín de los Baños de Doña María, pudimos localizar la muralla de tapial correspondiente al límite meridional. Lo cierto es que tras la finalización de las obras del Alcázar, con una extensión de dos hectáreas, el espacio interior fue renovado según un diseño jerárquico específico en el que sendos palacios principales se disponían en cada uno de los sectores resultantes rodeándose de otros de Figura 5. Incorporación del segundo recinto del Alcázar (ss. XI-XII inicial). menor categoría aunque de dimensiones notablemente superiores a las de las urbanizaciones previas. El aspecto más llamativo de esta operación viene dado por la probable identificación de estos recintos iniciales como el sector nuclear del “Qsar al-Mubarak” de la tradición abbadí. Este extremo solo sería posible si nos acogiésemos a la parte inferior de la horquilla cronológica marcada por el radiocarbono y la estratigrafía, siendo solo una posibilidad que puede variar a medida que logremos cerrar dicha horquilla; no olvidemos que aunque en cualquier otra circunstancia el hecho de ajustar una datación como esta en el transcurso de 80 años sería un logro importantísimo, sin embargo aquí nos movemos en un período en el que los cambios históricos son tan radicales y trascendentes para la historia local, que es cuando menos peligroso aventurar autorías abbadíes, almorávides o incluso almohades iniciales (por supuesto pueden descartarse las previas y posteriores). Pensamos no obstante, y esto es algo que no queremos de momento aseverar, que parte de los edificios abbadíes citados por al-Mutamid pudieron encuadrarse en su interior, al menos los principales, sin que descartemos en absoluto la posibilidad de que alguno de los inmuebles localizados al Occidente formaran parte de un complejo que por lo que sabemos no dispondría de ningún amurallamiento que lo protegiese17. Como antecedentes al mencionado conjunto, contamos con el propio testimonio del rey alMutadid, el cual contaba con un alcázar rodeado de olivares y alamedas en la margen derecha del río, enfrente de la alcazaba, al que se desplazaba mediante un servicio de barcas18. Este palacio (denominado por Ibn Bassam como el castillo brillante “Hisn al-Zahir”) fue el favorito del rey antes de la construcción del citado Alcázar de la Bendición19. Hasta ahora se ha identificado co- APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 107 OTROS PALACIOS FUERON LEVANTADOS EN AQUEL PERÍODO EN LAS INMEDIACIONES DEL ALCÁZAR; SIN EMBARGO, EL ALCÁZAR DE LA BENDICIÓN (AL-MUBARAK) FUE EL MÁS IMPORTANTE DE LOS LEVANTADOS POR LA DINASTÍA ABBADÍ. mo Hisn al-Faray (la posterior San Juan de Aznalfarache) pero no debe descartarse su presencia en el actual área de la Moneda, Jardines de Cristina o inmediaciones, puesto que no olvidemos que en el siglo XI el cauce del río estaba en las inmediaciones del Alcázar actual. Otros palacios fueron levantados en aquel período en las inmediaciones del Alcázar20; sin embargo, el Alcázar de la Bendición (al-Mubarak) fue el más importante de los levantados por la dinastía abbadí. Según Guerrero debió estar levantado ya a la llegada de al-Muta‘mid al poder. Las referencias a este nuevo y suntuoso palacio chocan a veces con las evidencias arqueológicas rescatadas hasta el presente21. En este sentido, contamos con los testimonios de distintos cronistas como al-Marrakuši, Ibn Zaydun, Ibn Hamdis, Ibn Sahib alSala o, Ibn al-Ahmar, los cuales nos plantean un panorama contradictorio22. No solo las pruebas arqueológicas nos hablan de la desaparición completa del alcázar al-Mubarak, sino también los documentos históricos que dejan claramente de mencionar esa realidad idealizada por al-Mu‘tamid a partir del siglo XII, siendo vagas y contradictorias las referencias en el siglo XIII. En definitiva, nos hallamos ante un Alcázar cuya cronología para sus dos primeros recintos data de los últimos momentos del s. XI e inicios del s. XII, lo cual no quita que en etapas anteriores pudiera existir alguna frotaleza en ese lugar, ni tampoco que su fecha inicial pudiera avanzar hasta los primeros momentos del s. XII. En este sentido, los argumentos arqueológicos23 van en esta dirección, justificando dicha empresa en el contexto de las reformas de gran calado consistentes en la sustitución de los edificios interiores y exteriores como fruto de una reorganización drástica de sus funciones. Una interpretación lógica (no necesariamente correcta) dada la historia de la taifa sevillana podría justificar la construcción del primer recinto en tiempos del rey guerrero alMutadid (1042-1069), terminándose el segundo recinto en tiempos de al-Mutamid (10691091), quien edificaría alguno de los más hermosos palacios (unidades de habitación diminutas en torno a patios) en su interior, añadiendo otros al exterior en un período de desbordamiento generalizado de la urbe. Es probable que el Alcázar de la Bendición no fuera 108 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA más que una idealización del conjunto monumental incluido dentro de los dos recintos con algunos jardines perimetrales y algún palacio aislado junto al río Guadalquivir, más cercano en aquella época al Alcázar. Pero debemos dejar claro que no pueden descartarse con los datos actuales en la mano otras posibilidades, siempre en el sentido del adelantamiento de dichos procesos en algunas décadas, incluso adentrándonos ya en el siglo siguiente. En este sentido, la excavación recién iniciada del palacio principal del primer recinto, sito en el Patio de Banderas, permitirá resolver las dudas existentes. El Alcázar almohade (mediados del s. XII-1221) El tercer proceso de ampliación del Alcázar se llevará a cabo a mediados del s. XII, momento en el que, tras medio siglo de ocupación almorávide, los almohades procederán a una reorganización de sus espacios, construyendo amplios recintos amurallados al exterior, “alcazaba exterior e interior”, pasando de dos hectáreas a diecisiete. La nueva alcazaba se formó uniendo la torre suroriental del recinto II (hoy bajo el palacio Gótico) con la torrecilla hexagonal de Abd al-Aziz, situada en la avenida de la Constitución. En este lienzo se abrió tal vez en ese momento el arquillo de la Plata, constituido como acceso principal24. Al Norte, el recinto estaba formado por el muro de Santo Tomás que partía del lado occidental del Alcázar primitivo. Para penetrar en el área palatina debía salvarse el apeadero (Patio del León), en el que se abría un acceso en recodo que repartía el tránsito hacia el sector antiguo (Recintos I y II) y hacia el nuevo (palacios de la Contratación, Montería, Asistente, Príncipe y los dos situados bajo el del Rey Don Pedro). (Figura 6) En este sentido, advertimos dos procesos consecutivos durante la segunda mitad del siglo XII. En primer lugar se constata el adosamiento al Oeste del Alcázar primitivo de un nuevo recinto amurallado en cuyo interior se levantó una urbanización de nuevo cuño. Poco después fueron incorporados otros recintos para dar cobijo a los nuevos inmuebles representativos del poder califal, la mezquita y las alcazabas para, por último, reforzar el conjunto militar con obras defensivas en la margen fluvial. Figura 6. Adosamiento del tercer recinto del Alcázar (s. XII). En cuanto a la muralla, pudimos analizarla arqueológicamente bajo los patios del Príncipe, del palacio de Pedro I (Patio de las Doncellas) y del León (portada de la Montería)25. Al Norte, delimitaba un espacio trapezoidal al que se accedía por el arco cegado en la calle Miguel de Mañara y que ha quedado fosilizado en el Alcázar actual como “Patio del León” en cuyo fondo se encontraba un muro de tapial en el que se habilitó un baluarte situado en el lado occidental (bajo el actual Patio de la Montería) dispuesto estratégicamente para facilitar tránsitos y salvar los desniveles existentes entre los distintos recintos. En el interior de este recinto se levantó un complejo palatino de hasta nueve edificios26, ubicándose ordenadamente pero apiñados, sin apenas diferencias jerárquicas aparentes27. El uso de dichos palacios varió sin duda durante los dos siglos posteriores; de hecho la arqueología demuestra un proceso constante de transformación regido por los mismos principios de atomización de los espacios y de simplificación de los patios ajardinados. En algún caso las transformaciones fueron más drásticas, como en la casa excavada al sur del Patio de las Doncellas, en la que se edificaron nuevas galerías al simplificarse el espacio de su patio debido a la afección de las obras del palacio alfonsí del Caracol en el siglo XIII. El gran Palacio de Pedro I acabó definitivamente en 1356 con una buena parte de este barrio. El resto aún perdura, al menos en lo sustancial, bajo los recubrimientos y ornatos de las denominadas casas del Asistente y de la Contratación. La organización interior del recinto tercero ha aportado novedades valiosas para la comprensión de la evolución del Alcázar islámico. APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 109 PARA LA ERECCIÓN DE LA OBRA ALMOHADELAS CONSTRUCCIONES ABBADÍES FUERON LITERALMENTE ARRASADAS, SE NIVELÓ EL ESPACIO, SUBIENDO LA COTA EN MÁS DE UN METRO. TODO ESTO EVIDENCIA UN REPLANTEAMIENTO COMPLETO DEL SECTOR OCCIDENTAL DEL ALCÁZAR AL MÁS PURO ESTILO IMPERIAL. Por una parte, la arquitectura almohade detectada es incompatible con el posterior edificio mudéjar levantado por Pedro I en 1366, por orientación y cotas. Por otro lado, los edificios almohades excavados se orientan ortogonalmente respecto a una alineación Norte-Sur que atraviesa todo el espacio comprendido entre la Puerta actual del León y la antigua muralla meridional. Esto implica que las irregularidades se trasladan a las partes secundarias de ambos núcleos, es decir, junto a las murallas del Alcázar primitivo, al Este. En esa zona se localizaban los servicios y posibles escaleras. Allí las dependencias y patios adoptaban formas trapezoidales (en la Montería) y paralelas (en el resto). No es descartable por tanto que parte de alguna dependencia fuera reutilizada en esta zona (y solo en ella) por el magnífico edificio mudéjar (tal vez las pequeñas bóvedas de la escalera). Los restos de construcciones abbadíes previas se localizaron a cotas muy inferiores y con orientaciones distintas a las almohades. Para la erección de la obra almohade fueron literalmente arrasadas, se niveló el espacio, subiendo la cota en más de un metro. Todo esto evidencia un replanteamiento completo del sector occidental del Alcázar al más puro estilo imperial, eludiendo cualquier reutilización. En otras palabras, además de ofrecer una nueva visión del complejo palatino almohade se descarta la conexión mantenida desde antiguo entre algunas estructuras actualmente en pie y las legendarias y poéticas obras realizadas bajo los gobiernos de al-Mutadid y al-Mutamid; ni el alcázar de Don Pedro reutilizaba la al-Turayya28 ni tal vez los restos localizados bajo la Contratación pertenecían a una fase abbadí29. El programa de ampliaciones emprendidas por ‘Abd al-Mumin se vería notablemente impulsado durante las décadas finales del siglo XII e iniciales del XIII30. Como resultado de esta ampliación31, vieron la luz numerosos recintos diferentes, convirtiendo el núcleo palatino en una verdadera ciudad dentro de la ciudad32 en el que se diversificaban las distintas funciones que, en algunos casos, serán de carácter residencial, militar u oficial, y en otros garantizarían actividades artesanales o de recreo (jardines y huertas)33. El resultado de esta ampliación, descrito por Alfonso Jiménez en 1981, consistió en la incorporación de lo que al-Sala denominó Al- 110 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA cazabas Exterior e Interior y que básicamente separaban, por un lado, los espacios situados entre el Recinto III y la muralla urbana meridional, y por otro, el recinto situado hacia la madina, en el que se habrían de levantar la gran mezquita aljama y nuevos barrios adosados a sus murallas. Es decir, mientras se englobaban por parte de la cerca urbana grandes espacios situados junto al “nuevo” cauce del río, el espacio meridional se fortificaba hasta extremos insospechados, tal vez con 11 o 12 recintos diferentes. De ese modo surgirían el Corral de Jerez, el posible palacio de Abu Hafs, en el entorno de la Torre de la Plata, la alcazaba de San Miguel, la Mezquita, y por último, ya en 1221, la coracha de la Torre del Oro y el antemuro34. Sin duda, la operación constructiva más significativa en el interior de los recintos recién creados fue la erección de la gran mezquita aljama, inicialmente englobada en uno de dichos recintos, pero definitivamente abierta hacia la nueva alcaicería y el resto de la ciudad por el Norte. Estudios recientes han ido definiendo el perímetro exacto de la aljama, su construcción, desde la ingeniosa preparación del terreno y su alminar hasta la ampliación hacia el Norte35. Las reformas emprendidas entre 1172 y 1189, bien descritas por la crónica de Ibn Sahib al-Sala, y refrendadas por la arqueología, terminaron por definir una aljama interpuesta majestuosamente entre la madina y el Alcázar, de la que formaba parte y con la que compartía murallas y pasajes crípticos. (Figura 7) El Alcázar almohade se configura al final de su constante renovación como un complejo palatino en el que se combinan las dos prioridades del nuevo poder califal: por un lado, la creación de una gran urbe amurallada (proceso que culmina en 1221 con la construcción de la coracha de la Torre del Oro) encabezada por una alcazaba fuerte e intrincada, y, en segundo lugar, una reorganización drástica de los palacios interiores que eliminaba todo vestigio de irregularidad previa e incorporaba una nueva arquitectura, mucho más ordenada que la abbadí, cuya ejecución fue posible por la eliminación completa de lo anterior y la subida generalizada de cotas, cosa que se aprecia como consecuencia del impulso en la distribución de la ciudad en sus barrios contiguos, donde también se eliminarán casas y calles y se cambiará la orientación de casas y calles y nivel topográ- fico36. (Figuras 8 y 9) La Alcazaba Exterior cercaba hacia el Sur los recintos II y III, un espacio periférico en el que anteriormente se habían constituido huertas y alfares pertenecientes a la Mary al Fidda o “Pradera de la Plata”. En época almorávide recibiría el nombre de Yannat al Musalla, donde se erigiría algún oratorio al aire libre37. La identificamos con los dos recintos situados al sur del Alcázar abbadí (recintos I y II) y almohade inicial (recinto III). Los hemos denominado recinto IV (situado al Sur de ambos), y recinto V, el mayor, situado junto al Tagarete lindando con los recintos III y IV. Por otra parte, la denominada por al-Sala “Alcazaba Interior” se corresponde con una serie de recintos situados al Norte y Oeste del recinto primitivo del Alcázar, que incorporaban ámbitos de muy distinta índole. Los hemos separado en dos grupos diferentes; los situados ante el Alcázar primitivo, a los que hemos denominado “recintos VI y VII”, y los que acogerían a la gran mezquita aljama y sus áreas de acceso desde la ciudad, los “recintos VIII, IX y X”. El resultado final nos muestra la imagen actual de un Alcázar en constante formación, reaprovechando espacios y orientaciones en algunos casos, y en otros, eliminando edificaciones anteriores fruto de las nuevas necesidades del momento. En definitiva, y para el período islámico, nos encontramos ante un complejo palacial cuyos inicios datan, según los análisis arqueológicos pertinentes, de no antes de mediados del s. XI. La ciudad experimentaría en este punto y de manera gradual una transformación radical, materializada en primera instancia por la construcción de los recintos I y II, de dos hectáreas de extensión, para pasar en menos de un siglo a ocupar hasta un total de diecisiete, distribuidas en once recintos desde los que ejercitar las diferentes facetas del nuevo orden imperial. RESTOS ANDALUSÍES EN EL ALCÁZAR ACTUAL Un recorrido inverso al de la visita turística actual, más lógico desde la perspectiva histórica, que comenzara desde la muralla norte y el Patio de Banderas y fuera progresando hacia el interior del Alcázar, permitiría entender mejor tanto su origen como la evolución que sufrió durante los siglos posteriores. En este sentido, la totalidad del recinto primitivo exterior, que queda mayoritariamente fuera del conjunto visitable, conserva las murallas perimetrales prácticamente íntegras, si bien el almenado pertenece a épocas muy recientes en su mayor parte. La puerta original, hoy cegada, está rehabilitada como parte de una sala de conferencias en la casa nº 16 del Patio de Banderas y aunque las torres que la flanquean no se corresponden con las originales ayudan a comprender su prestancia original; es un verdadero absurdo histórico que esta parte del Alcázar islámico, seguramente la más emblemática de todo el conjunto, ni se pueda visitar ni esté bajo control del Patronato del Alcázar. (Figura 10) En el interior del primer recinto se distribuyen numerosas casas que rodean el Patio de Banderas. Son el resultado de la transformación continua de los edificios levantados durante el siglo XII y a grandes rasgos mantienen enmascaradas una gran parte de la estructura original; en algún caso, como en la casa nº 2, incluso se han conservado las piletas originales del patio así como una cúpula y parte de la nave principal del palacio primitivo sito en la casa 7/8, igualmente ajenos al control del Patronato del Alcázar. El resto de las casas, como la antigua casa del alcaide, sita entre las casas 11 y 12 del Patio de Banderas, aún no han sido estudiadas en profundidad, por lo que ignoramos qué sorpre- Figura 7. El alcázar almohade a mediados del siglo XIII. APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 111 te el Patio del Crucero islámico, retocado en diferentes ocasiones desde el período alfonsí, aún conserva parte del perímetro en sus galerías si bien, de nuevo, se trata de un espacio oculto a los visitantes. En definitiva, para hacernos una idea del interior de lo que sería el espacio palatino más asombroso de al Ándalus durante los Figura 8. Yesería de la galería meridional del Patio del Yeso (ss. XII-XIII). sas esconden. Los mismos Palacio del Yeso y Cuarto del Maestre, aunque muy retocados y desarticulados en su lado norte, formaron parte de las viviendas del primer recinto, una vez que este fue ampliado, y mantienen un importante nivel de conservación, si bien cada muro delata reformas continuas que desvirtúan el modelo original y por desgracia no están abiertos al público. El resto del primer recinto fue radicalmente reorganizado en épocas posteriores, por lo que en resumen, paradójicamente, salvo las murallas y la puerta original, y solo desde el exterior, en la actualidad los escasos restos andalusíes conservados no pueden visitarse y están por investigar. 112 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA siglos XII y XIII, o bien hay que excavar, o desarrollar análisis de paramentos no destructivos o hay que solicitar algún permiso específico para transitar por los pasajes del Patio del Crucero, lo que en definitiva nos lleva a la misma conclusión que para el primer recinto, a saber: no hay manera de que un visitante común tenga posibili- Figura 9. Superposición del palacio Gótico sobre los restos del palacio principal del alcázar almohade. El segundo recinto, que se dispuso en torno al principal de los palacios andalusíes, ya desaparecido bajo los cimientos del palacio Gótico, conserva su amurallamiento oriental y parte del occidental, este oculto tras la fachada del Patio del Crucero, y ha perdido por completo el lienzo sur. Las murallas son solo visibles en el tramo contiguo a los patios de la Alcubilla y del Chorrón, destacando la impresionante mole de la torre del Agua, o del Enlace en su esquina suroriental. Tanto la coronación de dicha torre como el almenado fueron retocados durante la Baja Edad Media por lo que incluso en este caso la percepción del carácter islámico casi ha desaparecido. Afortunadamen- APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 113 Figura 10. Restos pertenecientes al alcázar islámico conservados en la actualidad. EL PANORAMA EN SÍNTESIS NOS LLEVA A TOMAR CONSCIENCIA DE UNA REALIDAD INSALVABLE: DENTRO DEL ACTUAL ALCÁZAR LO ISLÁMICO ESTÁ OCULTO, HA DESAPARECIDO O ESTÁ ENMASCARADO, MIENTRAS QUE ES EN SU EXTERIOR DONDE, AL MENOS EN LAS MURALLAS, SE CONSERVA ALGO DEL ANTIGUO ESPLENDOR DEL MÁS COMPLEJO DE LOS CONJUNTOS PALATINOS DE LA ÉPOCA. 114 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 115 CONFIAMOS EN QUE LAS HUELLAS DEL ALCÁZAR Y SU ORIGEN ISLÁMICO SIGAN FORMANDO PARTE DE LA DISCUSIÓN CIENTÍFICA COTIDIANA ENTRE LOS RESPONSABLES DE SU GESTIÓN Y QUE DICHO INTERÉS SE TRADUZCA A CORTO PLAZO EN UN ESFUERZO DIVULGATIVO QUE, AUNQUE RECONOCEMOS QUE NO ES FÁCIL, RESPONDA A LAS EXPECTATIVAS QUE LA SOCIEDAD Y EL SENTIDO COMÚN DEMANDAN. dades de tomar consciencia de dónde está, ya que la percepción de la singularidad de este sector palatino en época almohade es sencillamente nula. El tercer recinto, accesible desde el Arquillo de la Plata, ocupaba unas tres hectáreas y englobaba lo que hoy ocupan el gran Palacio de Pedro I y el de la Contratación, quedando delimitado por las murallas del León y las del Jardín Inglés-Mariana de Pineda. Si un visitante del Alcázar transita por la parte de este recinto incluida en la visita turística, de nuevo las posibilidades de que perciba algún elemento de época islámica son nulas si exceptuamos la parte del muro de tapial fosilizada dentro del conjunto de la puerta original entre el Patio de la Montería y el del León. Años de excavaciones han permitido comprender que la reforma arquitectónica materializada por Pedro I en el siglo XIV fue letal para los edificios islámicos previos. De hecho no solo estos fueron sustituidos sino que las nuevas construcciones castellanas variaron las orientaciones y la distribución original, dificultando cualquier posibilidad de conservación de lo previo. Solo en el ala del Patio del Asistente y de la Contratación quedan huellas, al menos de las orientaciones; en el primer caso completamente desfiguradas por la arquitectura de los siglos XVI y XVII, y en el segundo, aunque muy retocadas en el período mudéjar, al menos las trazas islámicas fundamentales aún son reconocibles si bien, para no ser menos, este palacio emblemático para el Alcázar y la ciudad hoy día está ocupado por una administración pública y queda fuera del control del Alcázar. Dicho de otro modo, tampoco en el tercer recinto se reconoce directamente la huella islámica y allí donde es posible, como en el Palacio de la Contratación, el Arquillo de la Plata, el lienzo de Santo Tomás, etc., o bien estamos fuera del Alcázar actual o los restos están desfigurados en época castellana, o ambas cosas. En el resto de los recintos que conformaron el espectacular conjunto almohade el tiempo ha ido borrando (y enterrando) los edificios musulmanes, aunque en este caso, por fortuna, gran parte de las murallas y torres se han mantenido. Destacamos el extremo occidental formado por las torres del Oro y de la Plata con sus amurallamientos casi intactos o el lienzo meridional de la alcazaba exterior, visible en 116 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA un largo tramo en los jardines del Alcázar, aunque con sus estructuras enmascaradas por los grutescos manieristas. El panorama en síntesis nos lleva a tomar consciencia de una realidad insalvable: dentro del actual Alcázar lo islámico está oculto, ha desaparecido o está enmascarado, mientras que es en su exterior donde, al menos en las murallas, se conserva algo del antiguo esplendor del más complejo de los conjuntos palatinos de la época. Pero lejos del pesimismo y asumido el reto intelectual, estamos convencidos de que en años venideros sabremos explicar mejor todo aquello que la arqueología va incorporando día a día. No será fácil porque el Alcázar hoy solo controla una mínima parte de su extensión original, y porque allí donde se levantaran sus edificios principales hoy se ubican espacios y palacios cuya belleza, valores patrimoniales y buena conservación, dificultan cualquier intento de reintegración aunque solo sea parcial de alguna evidencia islámica; es el caso del palacio excavado bajo el Patio de la Montería, o el del pequeño sondeo en el Jardín del Crucero, o las casas del Jardín Inglés, Patio de las Doncellas, del León, etc. Confiamos en que las huellas del Alcázar y su origen islámico sigan formando parte de la discusión científica cotidiana entre los responsables de su gestión y que dicho interés se traduzca a corto plazo en un esfuerzo divulgativo que, aunque reconocemos que no es fácil, responda a las expectativas que la sociedad y el sentido común demandan de todos los que en la actualidad gestionamos, conservamos, investigamos, restauramos y explicamos el Alcázar de Sevilla. NOTAS 1 Una amplia visión del proceso en Tabales (2009) síntesis de la memoria de Investigación del Proyecto General de Investigación “Análisis Arqueológico del Alcázar de Sevilla 2000-2005”. 2 Responde esta interpretación a los últimos estudios realizados en el Patio de Banderas sintetizados en Tabales (2013 b: 8-40). 3 Las excavaciones del Patio de Banderas y las del palacio principal del recinto primitivo del Alcázar (en Alba y Tabales 2013 a) han contribuido notablemente a replantear el papel del barrio abbadí previo así como al conocimiento en detalle del proceso de implantación de la fortificación original. 4 Según Rafael Manzano (1976, 76) y M. Valor (1991,93), tanto el estilo arquitectónico, la fábrica, los aparejos, como los paralelos formales con otros edificios sugieren una cronología algo más antigua. A ello contribuyen según Valor (1991, 39) algunos textos islámicos, como los de Ibn al Qutiyya (trad. J. Ribera, 1926, 51) en el que se cita, tras la destrucción de la ciudad por parte de los normandos, en 844-45, cómo las tropas cordobesas encontraron al gobernador cercado en su alcazaba. También Ibn Hayyan (trad. E. Guraieb, 1953, XIX, 164) refiere cómo durante la revuelta de los muladíes en 889-90, Umayya, atacado en su palacio del centro de la ciudad, salió huyendo en dirección al "palacio del príncipe", donde se resguardó. En definitiva, el aparejo irregular atizonado, la forma de las torres, sus dimensiones, etc. y las referencias a la existencia de dos palacios en la ciudad emiral, permitirían situar el primitivo recinto durante la segunda mitad del IX, construido tal vez por el Sirio Abdala, al que mandara Abd ar-Rahman II reconstruir las murallas (Ibn al Qutiya, trad. Ribera, 1926, 50). Como paralelo más claro estarían la Alcazaba de Mérida (834) y el Castillo de Balaguer (897). 5 Jiménez Martín (1981:11-31), Valor (1991:89). 6 En este contexto las fuentes hablan de la existencia de un alcázar, “donde administraba desde dentro sus asuntos, dedicando el día a la consolidación del gobierno, consagrando la noche a continuados placeres, y así no cesaban de rondar ante él las copas de vino y se recreaba con ellas tomando posesión de la vida de sus enemigos...” (Ibn ‘Idari, 1993:124). De este recinto, que tal vez coincidiera con el más antiguo de los localizados en el actual alcázar, conocemos la existencia de una puerta ante la cual se extendía un jardín en el que el rey gustaba exponer las cabezas de sus enemigos. Sabemos que contenía una Rawda, espacio funerario donde Abbad (al-Mutadid) fue enterrado y que disponía de mezquita propia y hamman. 7 Texto de Al-Bakri, Maestro (1963:51). 8 Texto de Ibn ‘Idari, Maíllo (1993: 119 y162). 9 Los poemas de al-Mutamid describen un mundo palatino fastuoso que ha sido objeto de las más diversas interpretaciones pero que hasta el momento no ha dado la cara de modo evidente. El renombrado al-Qasr al-Mubarak (alcázar de la Bendición) estaba levantado ya a la llegada de al-Mutadid Guerrero (1974: 97). Junto al palacio, alabado por su belleza en tiempos de al-Mutamid, se construyó un barrio que todavía en época almohade persistía (Hawmat al-Qasr al-Mubarak), citado por al-Marrakuši. En opinión de Guerrero el área ocupada por los actuales jardines y patios del alcázar, así como el sector ocupado por el mismo palacio del Rey Don Pedro sería identificable con la célebre mansión; para ello se basa en la descripción que hace el poeta Ibn Zaydūn del complejo abbadí y de su elemento más destacado, el salón de las Pléyades o al-Turaŷŷa, así como en la descripción que Ibn Hamdis realiza de su cúpula, del estanque principal y de los artificios que lo presidían. Según al-Sala, para construir la Giralda en 1184 se utilizaron piedras procedentes del palacio de Ibn Abbad, identificado por Guerrero como al-Mubarak, lo que parece dar a entender que ya en momentos almohades estaba en proceso de desmantelamiento. En este sentido, se ha venido identificando desde entonces al-Turaŷŷa con el salón de embajadores del palacio mudéjar basándose en la presencia de arcos triples califales de herradura similares a los del salón rico de Madinat al-Zahra. 10 Texto de Abd Allah. Levi-Provençal (1948:53). 11 Las dimensiones de los lienzos y torres son de Este a Oeste: lienzo Este: 26.55 (sin contar con el añadido en tapial que conecta el muro con la torre de flanqueo de la portada de herradura); lienzo central: 27.63 m.; lienzo occidental: 30.30 m.; torre Este: 4.45 m.; torre Central: 4.14 m.; torre de esquina occidental: 5.51 m. 12 Tras analizar los resultados de la excavación de 1997 en la torre nororiental del Patio de la Montería, el problema del primer recinto (que es sin duda uno de los principales a nivel urbano), parece aclararse, al menos en parte. En efecto, en lo concerniente a la disposición espacial y configuración, la torre demuestra la existencia de una alineación en sentido Oeste-Este, que partiendo de su cara oriental, cerraría el primer recinto militar, dando lugar a una fortificación prácticamente cuadrada, algo superior a los cien metros de lado, con amplias torres esquinadas cuadrangulares (entre 5 y 6 m. de lado), y pequeños bastiones (dos por lado, de entre 4 y 5 m.) poco prominentes, estrechos y estilizados. Es posible que existan indicios físicos del lienzo meridional de esta alcazaba bajo las letrinas localizadas por Rafael Manzano en el Patio del Yeso. En este sentido, parece confirmarse la teoría del pequeño recinto cuadrangular, si bien, en nuestra opinión, todo el frente este, que limita con el barrio de Santa Cruz (y antiguamente con la Via Augustea), formaría parte de una ampliación hacia esa arteria fundamentada en un cambio de puerta, y en la práctica duplicación del recinto durante el siglo siguiente a su construcción. 13 Cotas del Patio de Banderas, Puerta de calle Joaquín Romero Murube. 14 Muralla sur situada bajo el Palacio Gótico, muralla oriental del Alcázar, torre del ángulo sureste del Patio de la Montería, Torre del Agua. 15 Otra variable que apoyaba el argumento de la coetaneidad era la falta absoluta de reaprovechamiento de la merlatura previa, lo cual no es propio de un período en el que el acarreo es la característica clave, y que se emplea incluso en las torres, aparejando sillares, sillarejos, ladrillos y mampuestos. No obstante, y con todas las reservas, se consideró como norteafricana (almorávide o almohade) debido al uso del remate piramidal, al conocimiento documental de obras en el siglo XII, a la lógica de torres resaltadas con cámara superior, al mismo uso del ladrillo de manera industrial, al tipo de aparejo de las torres, etc. 16 Jiménez Martín (2000:51). 17 El tercer recinto amurallado no sería levantado hasta mediados del siglo XII, siendo su factura íntegramente almohade. 18 Cita Guerrero a Ibn Bassa, Dajiraa, III, Ms. Gota, fol. 38. 19 Guerrero Lovillo (1974, 93). 20 Las mismas Elegías de Agmat, escritas en su destierro por el rey al-Mutamid, nos presentan palacios como los de al-Zāhī, al-Wahīd, siempre al Oeste, de los cuales ya no queda nada. Del primero de ellos se sabe que era un castillo elevado equiparable a la ciudadela de Alepo situada según Pères próximo a la Torre del Oro (refiriéndose casi con todo certeza a Aznalfarache). En al-Zāhī se construyó una qubba muy alabada junto a una sala denominada “de la felicidad de las felicidades”. Desde sus terrazas podía contemplarse al-Mubārak. Por su parte, el palacio de al-Mukarram parece estar situado en el centro urbano; según Guerrero en el entorno de la calle Regina, donde recientemente ha sido localizado un palacio ”almohade” de grandes dimensiones. Otros edificios citados por al-Mutā‘mid, como al-Wahīd o al-Muzainiya no tienen una clara ubicación. 21 Guerrero Lovillo (1974:97 y sigs.). 22 Según al-Marrākušī, Ibn Ammar fue encerrado en una gurfa sobre la puerta de al-Mubārak donde murió a manos del propio al-Mu‘tāmid. En nuestra opinión, ya que no hay ninguna muralla que rodee los edificios de este período excavados bajo el Príncipe, Doncellas y Montería, alude claramente a la puerta en recodo de la Agencia de la Biodiversidad, construida en el siglo XI como único tránsito posible al Alcázar. Por ello, o los recintos I y II responden a lo denominado al-Mubārak, o al-Marrākušī confunde al-Mubārak con el antiguo Alcázar, o generaliza denominando con el citado nombre a todo el alcázar y palacios adyacentes. Por su parte Ibn Zaydūn (1003-1070), visir de al-Mu‘tāmid, canta a un hermoso salón cupular situado en el centro de alMubārak al que llama at-Turaŷŷa “de las Pléyades” rodeado por cinco salones” (Ibn Zaydūn, Diwan, ed. Kamil Kilani, Cairo, 1351/1932, p. 149, citado por Pères en La poesíe Andalouse en Arabe Classique au XI siècle, p. 139). No tenemos nada que objetar a dicha descripción salvo en su identificación con el Salón de Embajadores del Palacio del Rey Don Pedro, por parte de Guerrero, cosa que queda manifiestamente descartado. En consecuencia, si queremos buscar una qubba similar entre los edificios aún en pie esto debe hacerse en el interior de los II primeros recintos donde aún hoy señorea la estancia cuadrangular del Salón mudéjar de la Justicia, construido sobre una qubba previa. Asimismo, Ibn Hamdis alaba el salón cupulado en unos versos que son grabados en la misma sala. En su descripción se especifica que existía en ella decoración figurativa (por Pères en La poesíe Andalouse en Arabe Classique au XI siècle, p. 139, citado por Guerrero 1974, 98). Junto al salón un estanque con un surtidor de plata que representaba un elefante. No podemos objetar nada; simplemente debemos reflexionar sobre el dato obtenido en el palacio de al-Mutā‘mid excavado bajo la Montería que pone de manifiesto que hasta ahora la única decoración prealmohade encontrada es de lacería (Tabales (2000 a: 24). No podemos descartar la existencia de programas ornamentales como los descritos, lógicos dado el carácter poco rigorista de la dinastía abbadita y del postcalifato en general, pero aún no se han localizado sus evidencias. Tal vez dicha decoración así como los surtidores figurativos fueran eliminados con saña tras la conquista almorávide, y la pintura localizada en la alberca de al-Mutamid no sea más que una reforma almorávide. Siguiendo a al-Salā, la Giralda, “se construyó con piedras del palacio de Ibn Abbād”, identificando Guerrero al-Mubārak con dicho palacio, lo que le induce a pensar que en 1184, al-Mubārak es el antiguo alcázar abbadí (recintos I y II) procediendo los sillares alcorizos de los lienzos sur y este del primero de ellos. Asimismo, dicho cronista recoge la visita de Hilal, hijo del rey Ibn Mardanīš de Murcia, alojado en en alMubārak y sus acompañantes en casas cercanas (Ibn Sahib al-Sala, al-Mann bi-l-Imama, trad. Huici Miranda (1969:194-195). Esta cita de al-Salā recogida por el Bayān y por Guerrero pone de manifiesto a nuestro entender que al-Mubarak todavía existía en los primeros tiempos del monarca almohade, caracterizándose por disponer de un palacio principal y varios adyacentes. Esta imagen, consolidada en nuestra historiografía, es la causante de que se le ubique en la actualidad con la Casa de la Contratación sevillana (Manzano, 1995: 99). Pero ya hemos comentado que todos los edificios identificables en ese entorno como almohades son posteriores al siglo XI (incluida a mi juicio la Casa de la Contratación). Por ello, queremos situar dicha visita en los palacios infrayacentes del sector occidental del Alcázar previos a los actuales. Por último, Ibn al-Ahmar, el fundador de la dinastía nasrí granadina se alojó en al-Mubārak en los inicios del reinado de Alfonso X y para protegerlo de robos y ataques el rey le construyó una empalizada. Es este el principal argumento de Guerrero para teorizar respecto a que en el siglo XIII, y por tanto también ahora, parte de al-Mubārak existía (Al-Bayan al-Mugrib, por Ibn ‘Idari al-Marrakuši, en Huici (1954: 284-286). En realidad al-Marrakuši habla del Palacio de Ibn Abbad que Guerrero identifica claramente con al-Mubarak; pero en torno a 1260, fecha del alojamiento, el Alcázar de los almohades disponía de un amplísimo sistema de recintos (más de una decena) que complicaban el paso desde la ciudad. La misma catedral, la midah, y demás recintos habrían sido ocupados por los castellanos, reduciéndose el alcázar real al antiguo palacio de Ibn Abbād. A mi juicio, en esos momentos el tercer recinto (Montería, Contratación, Don Pedro...) estaría mal defendido por ruina de la muralla norte (la de Santo Tomás). Esta sería la zona empalizada. Coincidimos con Terrase (Guerrero Lovillo, 1974: 105) en que no hoy no quedaría nada de al-Mubarak debido a las grandes reformas almohades y cristianas. 23 Podemos citar las excavaciones del Patio del León (Tabales, 2005), donde se hallan pruebas de la datación del Alcázar no anterior al s. XI y tampoco posterior a mediados del XII, las del Patio de la Montería (Sondeo III, Tabales, 1997), donde los materiales extraídos del cimiento de la torre suroccidental son posteriores al primer tercio del s. X, o las del sondeo II de la parte meridional del Patio de Banderas, en el que se localizó una edificación fechada en el s. XI cuyos cimientos penetraban bastante bajo el nivel de cimentación de los muros del Alcázar (Tabales, 2001: 387). Asimismo, la fosa de expolio mediante la cual se extrajeron sillares alcorizos para la construcción del Alcázar rompe las estructuras romanas localizadas bajo el Patio del León y se rellena con cerámica islámica fechada en el s. XI. El relleno o losa de nivelación que sirvió de base para la construcción del Alcázar y que se sitúa sobre la citada fosa, contiene materiales tardocalifales del siglo XI, siendo este último paquete el más abundante. Sobre dichos niveles el relleno de la zanja de cimentación del muro oeste del Alcázar ha sido excavado a lo largo de cinco metros obteniéndose un amplísimo repertorio de materiales entre los que destacan las cerámicas del siglo XI avanzado (cerámicas con decoración verdemanganeso, ataifores melados y un amplio repertorio de piezas de origen califal y desarrollo en el siglo XI avanzado). Por otro lado los primeros edificios adosados que se construyen en el exterior oeste del Alcázar son posteriores al siglo XI a juzgar por la cerámica de sus cimientos y perduran transformándose hasta el siglo XIV. Se entiende que un edificio se adosa a la muralla en el exterior cuando esta deja de servir militarmente, con lo que su cronología debe ser algo anterior al momento en que esto sucede (según la historiografía solo el siglo XII justificaría una relajación similar). 24 Algunos autores (Fernández 1980:77) la consideran almohade, aunque retocada en época bajomedieval cristiana. 25 La excavación del Patio del Príncipe (Tabales, 2001) permitió definir su proceso de construcción, datándose en función de la cerámica de los rellenos de su zanja en las décadas centrales del siglo XII, lo que invalida la posibilidad de que dicho recinto (hoy parcialmente conservado) contuviera el conocido palacio de al-Mubārak, demostrándose incluso cómo destruía alguna de sus probables dependencias. Lo más sencillo sería atribuir el proceso constructivo y de reurbanización palatina vivido tras la construcción de la muralla al período almorávide, pero hay piezas estampilladas consideradas almohades, lo que nos obliga a no descartar una cronología posterior (en no mucho) al 1148. La excavación practicada en la galería sur del Patio de las Doncellas (Tabales, 2002) ha reforzado esta cronología. Allí la muralla fue localizada en la galería meridional realizando un ligero quiebro hacia el Este ante el pilar de esquina del ángulo suroccidental. Su enteste con el antiguo Alcázar se define en un punto cercano al primer estribo de la capilla del Palacio Gótico, confirmándose la irregularidad de las orientaciones murarias de este límite meridional del Alcázar y la ciudad durante gran parte de los siglos XI y XII. El dato principal extraído de la observación de la estratigrafía de la muralla es la cotejación de la apertura de su zanja de fundación desde una cota superior a la de la edificación abbadí previa y sobre los rellenos inmediatos a su derribo, lo que muestra claramente su posterioridad. El material recuperado dentro de la zanja es también taifa y almorávide. 26 Se han localizado, mediante diferentes excavaciones arqueológicas (Tabales, 2010), restos completos o parciales de al menos siete edificios distribuidos en el interior del tercer recinto. Pensamos que además, los actuales palacios del Asistente y de la Contratación, formarían parte de dicha organización. 27 Caso similar al de la Ciudadela de Amman en el período omeya (Almagro et alii 2000). 28 Guerrero Lovillo (1974). 29 Manzano (1995:118 y ss.). 30 (Cortes SE-III A y III B) en Tabales (2002 j: 212). 31 Jiménez Martín (1981: 11-29); Valor (1991: 216-266). 32 Valor (1991: 216). 33 Pasará durante unos decenios de tener cinco hectáreas a superar las 17. 34 Deben incorporarse a esta visión las novedades presentadas tras los estudios del sector de la Moneda (Campos et alii, 1987) y los del teórico palacio de Abū Hafs (Amores et alii, 1987: 343), así como los análisis de la Torre de la Plata realizados en 1991 (Valor, 2000:85). También deben considerarse los resultados de los trabajos realizados en la Catedral y en su Cilla (Jiménez Martín, 2000: 57-60), entre los que destacan la aparición de la muralla que flanqueaba meridionalmente la mezquita (Tabales et alii, 2002: 229), la localización de los límites y fases de la aljama, la aparición de los barrios arrasados para la construcción de esta, las casas adosadas a las murallas en el interior de la alcazaba interior, la localización del complejo acceso en recodo junto a la Giralda, etc. (Tabales et alii, 2002: 169), la aparición de la Midā (Vera et alii, 1995), y sobre todo, la localización de lienzos y torres de la alcazaba bajo el Archivo de Indias (Pozo et alii, 2005), avenida de la Constitución y calle San Fernando. 35 Los trabajos arqueológicos en la Catedral, coordinados por Alfonso Jiménez desde 1995 y dirigidos por M. A. Tabales y Álvaro Jiménez, han permitido definir el proceso de formación y transformación de la mezquita aljama hasta su cristianización definitiva. Se han publicado numerosos artículos relativos a las diversas campañas emprendidas tanto en el perímetro como en su interior; cabe mencionar como resumen de todas ellas la monografía: VVAA, 2003: Magna Hispalensis (I). La recuperación de la mezquita aljama. 36 Tabales (2002 g: 39). 37 Torres Balbás (1982:85-98). APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 117