Apuntes
DEL REAL ALCÁZAR DE SEVILLA
Presidente
D. Juan Ignacio Zoido Álvarez
Primer Teniente de Alcalde
Delegado de Relaciones Institucionales
D. Javier Landa Bercebal
Director
D. Jacinto Pérez Elliott
Consejo asesor
D. Javier Landa Bercebal
D. Manuel del Valle Arévalo
D. Ángel Díaz del Río Hernando
D. José Antonio Solís Burgos
Edita
Patronato del Real Alcázar y de la Casa Consistorial
Patio de Banderas, s/n
41004 Sevilla
Tel. 954 502 324. Fax. 954 502 068
www.patronato-alcazarsevilla.es
email: direccion@patronato-alcazarsevilla.es
Colaboradores de este número 14
Vicente Lleó, Alfonso Jiménez, Alfredo Morales, Antonio Almagro,
Miguel Ángel Tabales, Rafael Cómez, Ana Marín Fidalgo, José María
Cabeza, Rafael Manzano, Enrique Valdivieso, Gonzalo Martínez del Valle,
Alfonso Pleguezuelo, Rafael Valencia y Ramón María Serrera
Diseño
623 Spi.-AJS
Fotografías
Autores de los artículos. Páginas 1 a 17, 20 a 31, 37, 50 a 71, 92 a 95,
112, 118 a 127, 131, 134 a 153, 157, 161, 167, 171 a 179, 190 a 191,
199 a 200, 204, 206 a 255, 267, 271 a 376 de Antonio Jiménez.
Página 261 Foto de Michal Osmenda. Creative Commons
Attribution 2.0 Generic
Traducción
Ana Jiménez Palmer
Producción y edición
623 Spi
ISSN: 1578-0619
Impreso en España
Depósito Legal: CA-17-2012
Nº 14 de 2013
SUMARIO
18
20
30
50
72
92
94
118
LAS UNIDADES
DE PATRIMONIO
MUNDIAL
EN SEVILLA
EL ALCÁZAR
LA CATEDRAL
ANTES
DEL PATRIMONIO
MUNDIAL
EL ARCHIVO DE
INDIAS
LA HISTORIA
DEL
ALCÁZAR
ORIGEN
Y ALCÁZAR
ISLÁMICO
EL ALCÁZAR
BAJOMEDIEVAL
Alfonso Jiménez
El Archivo General de
Indias, única institución
archivística de carácter
continental y el principal
depósito documental para el
estudio de la administración
española en el Nuevo
Mundo, continúa a la
vanguardia y demuestra su
excepcionalidad y
universalidad, como
reconoció la Unesco al
declararlo Patrimonio de la
Humanidad.
PLANIMETRÍA
DE LOS
MONUMENTOS
DEL PATRIMONIO
MUNDIAL
EN SEVILLA
Vicente Lleó
Evocaciones históricas y
literarias de las impresiones
que el Alcázar produjo en
los espíritus más refinados
que vivieron en él o que lo
visitaron deambulando por
sus salones y jardines, el
poso de las miradas que
sobre sus muros se
deslizaron a lo largo de los
siglos. Un compendio que
constituiría algo así como el
alma de este ágora de la
Sevilla musulmana y
cristiana, renacentista y
barroca, tan compleja como
la ciudad misma.
10 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
Antecedentes de la Catedral
de Sevilla desde que existe
conciencia patrimonial hasta
1987, fecha de su inclusión
en la lista del Patrimonio
Mundial, y los mecanismos
internos que se han
empleado para conseguir
que en la actualidad sea
autosostenible como templo
y como monumento.
Alfredo Morales
Antonio Almagro
El conjunto monumental
integrado por el Alcázar, la
Catedral y el Archivo de
Indias de la ciudad de
Sevilla ha sido objeto en
estos últimos 25 años de una
vasta labor de
documentación. El uso
sistemático de
procedimientos
fotogramétricos clásicos,
obligado por la envergadura
y características de los
propios monumentos ha
dado lugar a una extensa
colección de bellos y
precisos dibujos.
Miguel Ángel
Tabales
Rafael Cómez
Análisis desde el punto de
vista del historiador del arte
del conjunto del Alcázar de
Planteamos un panorama
Sevilla desde el siglo XIII
evolutivo de los drásticos
hasta finales del siglo XV,
cambios que ha vivido la
que ofrece una síntesis
ciudad de Sevilla desde su
acerca del palacio gótico y el
origen en el primer milenio
palacio mudéjar. Se presenta
antes de Cristo hasta el siglo el estado de la cuestión
XIII, centrándonos en el área acerca del Alcázar de
meridional de la ciudad,
Pedro I, al mismo tiempo
para presentar el origen del
que las últimas investigacioAlcázar y su rápida
nes de restauradores, arampliación en época
queólogos y arquitectos así
almohade.
como
nuestras propias
aportaciones más recientes.
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 11
SUMARIO
138
154
174
176
196
214
234
258
LA
ARQUITECTURA
DEL ALCÁZAR
EN LA EDAD DE
CARLOS V
EL ALCÁZAR
CONTEMPORÁNEO
EL ALCÁZAR Y
LAS ARTES
LOS PATIOS
Y JARDINES DEL
ALCÁZAR
DE SEVILLA
LA COLECCIÓN
PICTÓRICA DE
LOS REALES
ALCÁZARES
UN PALACIO DE
AZULEJOS
EL ALCÁZAR
DE SEVILLA
COMO ESPACIO
LITERARIO
LAS ÓPERAS
DEL ALCÁZAR
Rafael Manzano
Enrique Valdivieso.
Gonzalo
Martínez del Valle
Ana Marín
Durante la estancia de los
Reyes Carlos V y la Infanta
Doña Isabel de Portugal se
acometieron obras
importantes en el Alcázar,
como fueron las galerías
superiores del Cuarto real
Alto y la remodelación de
los corredores altos del Patio
de las Doncellas.
Nuevos corredores que se
reconstruirían al gusto
italiano y cuyo encargo fue
dado a Antonio María Aprile
de Caroba y Bernardino de
Bissone.
12 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
José María
Cabeza
La constitución del
organismo municipal
Patronato del Real Alcázar
en 1993, ha permitido
agilizar y dinamizar las
numerosas y delicadas tareas
de conservación patrimonial,
más las actividades
culturales que se vienen
organizando y atendiendo
con sus propios recursos, sin
olvidar la diversidad de
funciones a desempeñar
como edificio municipal,
residencia de la Jefatura del
Estado, espacio cultural,
aula universitaria y
monumento turístico, entre
otras.
El Alcázar de Sevilla alberga
una extensa colección de
pinturas que se despliega en
el Cuarto y el Salón del Almirante, la capilla, decorada
con obras de carácter religioso, y la zona alta del palacio,
donde que se encuentra un
mayor número de pinturas
con temas relacionados con
la historia o sedes de la corona española o retratos de diferentes miembros de la familia real mientras que en
otros casos su presencia se
justifica por ser de autores
sevillanos.
El Alcázar de Sevilla alberga
una extensa colección de
pinturas que se despliega en
el Cuarto y el Salón del
Almirante, la capilla,
decorada con obras de
carácter religioso, y la zona
alta del palacio, donde se
encuentra un mayor
número de pinturas con
temas relacionados con la
historia o sedes de la corona
española o retratos de
diferentes miembros de la
familia real mientras que en
otros casos su presencia se
justifica por ser de autores
sevillanos.
Alfonso
Pleguezuelo
El objetivo de este artículo
es exponer por primera vez
una historia resumida de los
azulejos del Real Alcázar de
Sevilla, basada en la
recopilación de los datos
publicados hasta el presente
y en la observación detenida
de sus revestimientos
cerámicos. Se ofrecen aquí
un panorama general, una
valoración patrimonial y
unas propuestas finales con
la intención de seguir
avanzando en su
conocimiento y en su futura
preservación.
Rafael Valencia
La riqueza patrimonial del
Alcázar incluye una herencia
inmaterial en la que
destaca la
literatura, de todos los
géneros, que el monumento
ha generado y la que se ha
producido entre sus muros a
lo largo de los siglos. Desde
un pensamiento político a
una obra de teatro o un
poema, el Alcázar de Sevilla
mantiene su función de
surtidor del que sigue
manando la cultura.
Ramón María
Serrera
El Alcázar de Sevilla es el
marco donde se desarrollan
dos de las hermosas óperas
de madurez de Gaetano
Donizetti: La Favorita y
Maria Padilla. Ambas tienen
un fondo histórico real, dos
monarcas monarcas
castellanos, Alfonso XI y su
hijo legítimo Pedro I, que
desprecian a las reinas
consortes para entregar sus
ardientes corazones a las dos
amantes, Leonor de Guzmán
y María de Padilla.
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 13
Carta del Alcalde
El Alcázar ha celebrado junto con la Catedral y el Archivo de Indias de Sevilla
su 25 aniversario desde que fueran proclamadas Patrimonio de la Humanidad por
parte de la UNESCO.
Cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura reconoció a este conjunto monumental con esta distinción no hacía sino
subrayar su valor capital como signo de nuestra identidad y su contribución como ingrediente necesario de la identidad europea.
Estamos hablando de un patrimonio que se ha mantenido vivo a través de las
generaciones y en el que todos hemos contribuido en su mantenimiento y su puesta
en valor.
Sevilla está otorgando una creciente importancia a la conservación y el realce
de sus tesoros artísticos. El patrimonio es una forma de vanguardia, ya que lo más
moderno es, tiene que ser, lo que resulta inigualable, irrepetible, y en eso aquí lo somos
y mucho.
España es una fuente inagotable de riqueza cultural y, en concreto, Sevilla es
una potencia de primer orden en cuanto al patrimonio se refiere. Como alcalde de Sevilla me siento muy orgulloso de contar con esta riqueza cultural y cómo no de contribuir desde el Patronato y el Ayuntamiento a que el Palacio Real en uso más antiguo
de Europa siga manteniendo su esencia gracias a su conservación.
Juan Ignacio Zoido Álvarez
Presidente del Patronato del Real Alcázar
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 15
Introducción
La Declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO de la Catedral, el Alcázar y el
Archivo de Indias de Sevilla, supuso el reconocimiento a nivel universal de este conjunto inseparable.
Veinticinco años después conmemoramos dicha efemérides con la firme convicción desde del Patronato de velar por el cumplimiento de la conservación y uso del Alcazar, como marcan sus Estatutos,
con arreglo a su categoría de BIC.
La conservación como columna vertebral desde la Dirección del Patronato y a ella van encaminadas
las demás labores y competencias que dimanan del cargo.
Y no es tarea fácil compaginar en dichas tareas los usos y actividad de Residencia Real, Edificio civil
para la representación de la ciudad o la voracidad del turismo, con esta obra de Arquitectura de más de
mil años de vigencia.
La conservación del monumento como rige la Ley de Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía
y la difusión de a través de los mecanismos pertinentes, constituyen dos de las líneas que marcan nuestra
actuación, siendo uno de los medios más fértiles para ello, desde que se creara en el año 1999, la revista
Apuntes del Alcázar.
Hoy hacemos especial dedicación en esta edición número catorce a esa Declaración como Patrimonio de la Humanidad con este monográfico.
Tres son los bloques en los que se descompone el texto, como tres monumentos los que conforman
el conjunto de la Declaración de la UNESCO objeto del primero de ellos, siendo los dos restantes una
mirada a la Historia y a las Artes reunidos por firmas plenamente identificadas con el monumento en
las últimas décadas, con sus propias versiones histórica, artística y constructiva del mismo.
El Alcázar como elemento indisoluble que conforma la triada que sustenta el plano de la Historia
de Sevilla junto con la Catedral y el Archivo de Indias. Arquitectura Religiosa y Civil frente al poder regidor desarmado ante los sentidos. El mejor cahiz de tierras de España según Luis de Zapata Chavez
descrito por Vicente Lleó, Alfonso Jiménez y Alfredo Morales, con el dibujo como método de análisis
para la compresión de la Arquitectura y su Historia de Antonio Almagro.
Es el origen de la Sevilla desconocida bajo el suelo del Patio de Banderas, cuando era puerto romano
al abrigo de los embates del mar y foro de Corporaciones con Templo a Isis que nos descubre Miguel
Ángel Tabales, antes de ser el Alcazar definitivo de la Dar Al-Imara y también el Alcazar de Bendición
llorado por el Rey Poeta desde su exilio.
El delirio de un Rey castellano para construir su obra entre leyendas, ejemplo único de arquitectura
mudéjar descrita por Rafael Comez.
La soberbia imperial en sus esponsorios de aquel nieto sobre el que la reina Isabel llegó a decir
“Cayo la suerte sobre Matías” el día de su nacimiento, historia diseccionada pulcramente por Ana Marín.
O este foro investigador y motor de desarrollo para el turismo y la economía local que nos legó José
María Cabezas en esta Sevilla heredada del siglo XX.
Arquitectura única, ecléctica, amalgama de estilos que se solapan en el viaje a través del tiempo.
Arquitectura sin prisas, de patios y jardines, narrada por Rafael Manzano y fuente literaria de Romero
Murube.
Es la música compuesta entre silencios ocultos tras la muralla a la que nos invita Ramón María Serrera,
la riqueza en policromías de ceramistas estudiadas por Pleguezuelo que juegan con las epigrafías literarias
que nos traduce el profesor Valencia y el paseo por la colección pictórica descrita por Enrique Valdivieso.
Todo ello se intenta recopilar en este ejemplar que esperamos que deje en la memoria del lector,
como un grabado sobre el mármol blanco en la almagra del tiempo.
Jacinto Pérez Elliot
Director del Real Alcázar de Sevilla
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 17
LA HISTORIA
DEL ALCÁZAR
ORIGEN
Y ALCÁZAR ISLÁMICO
Miguel Ángel Tabales Rodríguez
P
EN LA
HORQUILLA
FORMADA POR EL
GUADALQUIVIR Y EL
TAGARETE, LUGAR
ELEGIDO
POSTERIORMENTE PARA CONSTRUIR
EL ALCÁZAR, SE
HAN DETECTADO
LOS PRIMEROS
INDICIOS DE
ACTIVIDAD
HUMANA EN LA
CIUDAD.
ocas ciudades españolas han sufrido
cambios en su fisonomía tan drásticos
como los que vivió Sevilla desde su
origen a comienzos del primer milenio antes de Cristo hasta el siglo XIII, momento en el que adoptó en lo básico su configuración urbana actual. Viviendas, calles y monumentos han ido enmascarando desde entonces
su pasado islámico sin lograr eliminar del todo
un esquema topográfico y urbanístico que supuso en su momento (el período almohade)
una renovación sin precedentes de su apariencia. Fue tan determinante el impulso político
emprendido por Yusuf I a partir de 1172 que
en apenas un siglo desapareció cualquier vestigio de la ciudad antigua. Coincidieron en tal
empresa las decisiones humanas con los designios de la naturaleza, pues fue durante los primeros siglos del segundo milenio cuando el
Guadalquivir, siempre cambiante, desarrolló
su actividad más violenta provocando oscilaciones que condicionaron definitivamente la
evolución de una ciudad que vivió una verdadera metamorfosis al ampliar considerablemente su espacio habitable.
Las escasas fuentes históricas islámicas dibujan un panorama confuso en el que las contradicciones y ambigüedades han permitido
asentar paradigmas que afectan de lleno tanto
a la generalidad de Sevilla como al espacio específico ocupado por el Alcázar; y lo han hecho de tal modo que resulta difícil alterar postulados e hipótesis pese a la contundencia de
las evidencias arqueológicas incorporadas en
las últimas décadas.
Esta pequeña contribución versará precisamente sobre esa nueva realidad; para ello
plantearemos un panorama evolutivo en el que
tendrán cabida los citados cambios, centrándonos en el área meridional de Sevilla, para
presentar a continuación el origen del Alcázar
y su rápida ampliación en época almohade.
Utilizaremos en consecuencia argumentos arqueológicos abarcando un amplio abanico de
evidencias que irán desde la interpretación de
los escasos documentos de la época hasta los
puramente materiales, en especial los de naturaleza sedimentológica y estratigráfica.
96 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
EL ÁREA MERIDIONAL DE SEVILLA
ANTES DE LA CONSTRUCCIÓN
DEL ALCÁZAR
Para entender las transformaciones vividas por
este sector debemos situarnos en un horizonte
orográfico muy diferente al actual. Hoy día el
Alcázar y todo su entorno, aunque en el límite
sur de la ciudad histórica, ha perdido el protagonismo que tuvo tradicionalmente dentro de
la trama urbana al haber sido rodeado y enfundado por edificaciones de todo tipo a la par
que la ciudad se extendía hacia el Sur y el Oeste, desarticulando su posición como baluarte
defensivo y como núcleo de control de los accesos al puerto. Sin embargo, los primeros habitantes de Sevilla convivieron con un paisaje
radicalmente distinto en el que el río, el arroyo
Tagarete y el promontorio fundacional situado
en el lago Ligustino sobre la llanura aluvial, en
las cercanías del golfo Tartésico, generaban un
panorama geográfico muy alejado de la percepción llana hoy dominante. De hecho, hasta
el siglo XII cualquier viajero que se aproximara
a Spal, Hispalis o la primera Isbiliya a través
del río observaría una ciudad sobre una ligera
elevación y con un extenso puerto bajo la protección de potentes murallas. Ni el río, ni las
murallas, cuando las hubo, se situaban en su
posición actual; hay que imaginarlos cientos
de metros al Este, aproximadamente en un eje
cambiante que atravesaría por el centro el casco histórico actual en sentido Norte Sur1.
En la horquilla formada por el Guadalquivir y el Tagarete, lugar elegido posteriormente
para construir el Alcázar, se han detectado los
primeros indicios de actividad humana en la
ciudad. Se datan en el siglo IX a. C. aunque bajo el Patio de Banderas se han rescatado materiales arqueológicos descontextualizados mucho más antiguos (cerámicas neolíticas y calcolíticas). Lo cierto es que hace tres mil años
unas hogueras comunales delatan la presencia
de unos sevillanos primigenios asentados en el
límite del promontorio, consumiendo productos costeros cocinados con aceite en vasijas a
torno. No sabemos a ciencia cierta si esta gente
del Hierro Antiguo eran los habitantes del Valle
del Guadalquivir influenciados por la llegada
de los cananeos o como creemos, siguiendo al
profesor Escacena, eran simplemente cananeos
colonizando el valle, pero está claro que iniciaron una aventura urbana sin retroceso que todavía hoy sigue viva2.
También Roma dejó su huella bajo el Alcázar. En el siglo II a. C. en esta zona se levantaron estructuras de tipo industrial; estanques
y canalizaciones pavimentados con suelos de
opus signinum y muros de adobe encalados sobre zócalos de mampostería que inaugurarían
un urbanismo cuyos principios básicos, a saber: orientaciones, viarios, etc., se mantendrían grosso modo hasta el período islámico. Podemos especular con la cercanía del área portuaria en las inmediaciones y con la probable
relación entre ambas instalaciones pero aún
no ha sido posible identificar nexos incuestionables. A mediados del siglo I a. C. se produjo
una reforma de gran calado mediante la construcción de un edificio notable por sus dimensiones cuyos restos se han conservado en relativo buen estado bajo el Patio de Banderas.
A una cota superior a la de las edificaciones
portuarias situadas en las inmediaciones se
han excavado los restos de un gran edificio
público constituido mediante una serie de estancias que rodean un patio central; desconocemos sus límites, que trascienden el perímetro de la excavación del Patio de Banderas, pero advertimos cómo hacia el Sur un gran pórtico parece conectar dicha estructura con un
espacio abierto de notables dimensiones que
se situaría bajo el apeadero del Alcázar. El edificio en cuestión, construido mediante la técnica africana, suelos de opus signinum y pilares
de roca calcarenítica, salvaba un desnivel pronunciado hacia el Sur mediante un sótano que
se adaptaba al terreno a la par que la primera
planta corregía la irregularidad mediante una
cota única. Su función pública queda fuera de
toda duda a juzgar por un relieve fálico protector esculpido en uno de sus accesos, así como por los múltiples depósitos con ofrendas
votivas rescatados en su cimentación. Algunos
materiales extraídos de los rellenos de amortización indican posibles almacenamientos de
ánforas vinarias lusitanas, los pavimentos parecen a su vez garantizar la protección de los
productos y algunas huellas del mobiliario perimetral de dos de sus estancias principales
parecen definir espacios destinados al control
y gestión de los bienes allí almacenados. Podría en realidad tratarse de un gran hórreo
municipal con cámaras subterráneas de aireación aunque este extremo no ha sido aún verificado. En el extremo Sur, las acumulaciones
de revestimientos arquitectónicos como placas
marmóreas, revestimientos pictóricos polícromos, cornisas decoradas, epígrafes, placas votivas, fustes de grandes dimensiones con acanaladuras, etc., nos permiten especular con la
posibilidad de que el edificio se abriese a un
patio o plaza en el que tal vez se edificó, ya en
época imperial, un templo o sacellum dedicado a una deidad femenina, probablemente
Isis, a juzgar por el hallazgo referido por Rodrigo Caro en 1605, justo en las inmediaciones, de una estatua de Isis con Horus en basalto negro, hoy desaparecida. (Figura 1)
Desde el punto de vista del urbanismo romano este hallazgo permite cuando menos
plantear varios argumentos para la discusión y
la investigación futura. Uno de ellos es que la
zona meridional de Híspalis situada sobre el
puerto se urbaniza a fines del siglo II a. C.,
manteniendo, aunque con múltiples reformas,
una vida activa hasta el siglo III d. C. Estuvo
destinada al almacenamiento de bienes tal vez
desembarcados en el citado puerto si bien hacia el extremo sur pudo haberse erigido una
plaza en la cual se constituiría un templo dedicado a la diosa Isis. La arquitectura y funciones citadas así como la preeminencia de sus
cotas respecto a la orilla fluvial permiten cuando menos plantear la posibilidad de que esta
zona estuviera protegida por las murallas de la
ciudad romana, hasta ahora no identificadas de
manera incontestable.
En torno al 200 d. C. se produjo un acontecimiento cuyo calado repercutiría notablemente en el desarrollo de la zona. Nos referimos a una grave destrucción provocada por
una inundación cuyas consecuencias afectaron
directamente a la topografía actual del Alcázar
ya que, una vez destruido el citado edificio, los
depósitos acumulados posibilitaron una subida
generalizada del nivel del terreno corrigiéndose desde entonces el antiguo desnivel e iniciándose una secuencia de transformaciones que
repercutió en una horizontalidad que ya nunca
se abandonó.
Este evento catastrófico debió condicionar
la vida portuaria al menos en esta zona de Hispalis; tal vez ahora se produjera un desplazamiento del mismo o al menos de sus atracadeAPUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 97
Figura 1.
Planta de los restos
republicanos (s. I a. C.)
bajo el Patio de Banderas.
Figura 2.
Planta de los restos tardoantiguos (s. V-VI) bajo el
Patio de Banderas.
LAS
EXCAVACIONES
ARQUEOLÓGICAS
DESARROLLADAS
ENTRE EL ESPACIO
COMPRENDIDO
POR EL SECTOR
CATEDRAL,
PATIO DE
BANDERAS Y
PALACIO DEL
REY DON PEDRO
DENTRO DEL
ALCÁZAR DE
SEVILLA, HAN
SACADO A LA LUZ
EN PRIMER LUGAR
UN EXTENSO
CONJUNTO DE
ALFARES.
ros principales hacia zonas menos expuestas al
Norte. Lo cierto es que sobre las ruinas del hórreo se construyeron piletas de uso industrial
e incluso algunas tumbas que dibujan un panorama objetivamente más pobre si lo comparamos con el esplendor previo. Tendría que llegar el período tardío para que la cristianización
de la ciudad antigua devolviera parte de la monumentalidad perdida a la zona al erigirse aquí
un nuevo complejo arquitectónico que formaría parte de un grupo de edificaciones de carácter religioso distribuidas a lo largo del camino principal de salida de Spalis hacia el Sur.
Desconocemos si en las inmediaciones se levantó una basílica, como ya apuntaran Bendala
y Negueruela, pero la edificación excavada bajo el Patio de Banderas estuvo flanqueada por
tumbas al menos en el siglo VI y VII y las inscripciones, bases de mesas de altar y piezas arquitectónicas visigóticas, recuperadas en los
rellenos de amortización y en los alrededores
así como la organización espacial del edificio
excavado, nos permiten plantear la hipótesis
de que bajo el Alcázar se situaría un monasterio que, como en otras ciudades, necesaria-
98 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
mente estaría vinculado a otras edificaciones
de carácter religioso o funerario, que de momento no han aparecido. Destacan en este gran
edificio, sea cual fuere su función (monasterio
o palacio), sus recios muros de mampostería y
sus pavimentos de losas cerámicas al tresbolillo
así como un pozo construido mediante sillares
y tegulae que alimentaba mediante tubos de
plomo un estanque o pileta situado en un patio
porticado en torno al que se distribuían estancias y pasillos de amplias dimensiones. Todo
ello fue desmontado para erigir sobre el solar
resultante otro nuevo edificio reforzado con estribos que, aunque muy mal conservado, perduró desde el siglo VII al XI, momento de la
reorganización del espacio por los musulmanes. (Figura 2)
Poco más puede extraerse de momento de
las edificaciones de este período si exceptuamos la vinculación necesaria entre los mismos
y el puerto o la vía principal de salida de la ciudad hacia el Sur. Especular sobre su naturaleza
religiosa y sobre la ciudad tardía más allá de lo
comentado es de momento estéril, dada la escasez de excavaciones en Sevilla, y en especial
en esta zona, vinculadas a esta época. Pero dicho esto y dado que las fuentes son ricas a la
hora de llenar de contenido histórico un período como este mediante alusiones a conflictos
civiles como el episodio de Hermenegildo o los
hechos de época isidoriana, la invasión islámica o el mismo saqueo normando, no tenemos
más remedio que suponer un panorama para
la segunda mitad del primer milenio en el que
nuestro sector, plenamente urbanizado, protagonizara, tal vez en clave religiosa, alguno de
los más importantes hechos acontecidos en la
ciudad.
LA REORGANIZACIÓN URBANA
ISLÁMICA. ALFARES Y BARRIOS
DURANTE
EL PERÍODO ABBADÍ
La historiografía tradicional, basándose en
una interpretación de diferentes fuentes islámicas y partiendo de una concepción del urbanismo emiral y califal muy alejado de lo
que la arqueología comienza a vislumbrar,
mantuvo un discurso convertido en paradigma quasi inamovible en el que la fundación
del Alcázar en el emirato y la ampliación vivida en época taifa, sobre todo durante el reinado del legendario al-Mutamid, determinaban las atribuciones cronológicas de los principales recintos y palacios del actual conjunto
monumental. Años de excavaciones dentro y
fuera de sus muros obligan a plantear nuevas
hipótesis, esta vez basadas en evidencias materiales (nunca incompatibles con las fuentes
islámicas), en las que independientemente de
los vacíos y las dudas, se defiende un proceso
de transformación alternativo3.
Las excavaciones arqueológicas desarrolladas entre el espacio comprendido por el sector
Catedral, Patio de Banderas y Palacio del Rey
Don Pedro dentro del Alcázar de Sevilla, han
sacado a la luz en primer lugar un extenso conjunto de alfares sustituido rápidamente por un
urbanismo islámico previo a la construcción
del primer recinto del Alcázar, tal y como hoy
lo entendemos. Situado aparentemente extramuros en pleno siglo XI, el hipotético arrabal
se distribuía a lo largo de un amplio espacio
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 99
EL SUBSUELO
DEL PATIO DE
BANDERAS HA
DADO A CONOCER
UNOS RESTOS QUE
CONSOLIDAN UNA
PERCEPCIÓN
ESPACIAL Y
CRONOLÓGICA
RICA EN
TRANSFORMACIONES Y
REDISTRIBUCIONES.
que abarcaba al menos desde la actual Catedral
y Archivo de Indias hasta el Jardín Inglés del
Alcázar y perduraría hasta bien adentrado el siglo XII, para desaparecer durante el proceso de
transformación del sector meridional de la ciudad islámica durante el califato almohade. Sabemos que durante algún tiempo una parte del
mismo quedó cercado por las potentes murallas pétreas del primer recinto del Alcázar pero
desconocemos de momento si alguna muralla
previa, ya desaparecida, contendría una parte
del mismo en una alcazaba, que eso sí, en ningún caso pudo contener edificación alguna anterior a mediados del siglo XI.
En este sentido, el subsuelo del Patio de
Banderas ha dado a conocer unos restos que
consolidan una percepción espacial y cronológica rica en transformaciones y redistribuciones. Dibujan un panorama complejo, cuyo inicio para el período islámico está marcado por
la destrucción de una secuencia previa correspondiente a un edificio del s. VII localizado a
su vez sobre unas ruinas tardoantiguas. La explanación del terreno y la continua ejecución
de fosas de expolio para extraer material constructivo procedente de los edificios romanos
infrayacentes darían lugar a la edificación de
un barrio que sufriría varios cambios hasta su
definitiva desaparición, un siglo después.
Desde el punto de vista urbanístico, los
edificios excavados se adaptan a dos orientaciones diferentes establecidas por sendas calles, una de las cuales se situaba en el límite
oriental del actual patio, cruzándolo oblicuamente de Noroeste a Sureste; conocemos con
certeza la anchura de una de las calles que contaba con al menos 3.5 metros entre fachadas,
por cuyo centro discurría una alcantarilla que
recogía los vertidos procedentes de numerosas
letrinas situadas en las viviendas. Dicha red
sustituyó en el siglo XII al sistema original,
mucho más simple aunque habitual en el período prealmohade, consistente en la evacuación a pozos ciegos localizados en la calle, que
serían limpiados con cierta asiduidad dada su
escasa dimensión. Las viviendas se organizaban en torno a patios con parterre rehundido
de formato cuadrangular sin andenes o particiones internas. Muros de mampostería, suelos
a la almagra, revestimientos con lacerías rojas
y unas dimensiones globales siempre reducidas, marcan la tónica general. Sucede lo mismo
100 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
bajo el Patio de las Doncellas, el León o el de
la Montería, si bien aquí una de las casas destacaba por su buena ejecución a base de ladrillo y pavimentos de losas cerámicas a hueso de
excelente factura. (Figura 3)
En resumen, allí donde se ha excavado bajo el Alcázar actual se advierte la misma pauta,
a saber: las edificaciones abbadíes son de dimensiones reducidas, mayoritariamente humildes si exceptuamos algún caso, se disponen
irregularmente sobre el terreno adaptándose a
los desniveles, lo que justifica sus orientaciones aparentemente anárquicas o cuando menos
delatoras de un nivel de previsión en la urbanización cuando menos bajo; pero sobre todo,
y esto es lo más importante, siempre aparecen
bajo los niveles del primer recinto del Alcázar,
con una única excepción en la zona occidental
del mismo (bajo el palacio principal, actual casa 7/8 del Patio de Banderas), donde recientes
sondeos han detectado cómo una de las viviendas taifas-almorávides se dispone extrañamente a una cota muy alta, claramente intramuros
(que sorprendentemente se ha mantenido hasta nuestros días). Creo que cuando el Alcázar
se levantó, en algún momento del final del siglo XI o inicios del XII, al menos parte del barrio preexistente se mantuvo en pie sufriendo
alteraciones y reformas hasta que progresivamente a lo largo del siglo XII una arquitectura
de módulo muy superior fue adecuándose de
manera ordenada y jerárquica al nuevo espacio
amurallado eliminando no solo cualquier vestigio del barrio taifa sino también de su anárquica topografía.
Pero ¿cuál fue la función y justificación de
un núcleo de población tan extenso teóricamente extramuros en esta zona meridional de
la ciudad? Lo cierto es que tanto las descripciones de la época como los restos arqueológicos coinciden en lo básico, mostrándonos un
paisaje funerario junto al río, el cementerio de
los alfareros, en el sector Constitución-Plaza
Nueva, y un área plenamente urbanizada bajo
la Catedral, el Archivo de Indias y el Alcázar
que podría corresponderse con lo que las fuentes denominan barrio de Yabbana o también de
Ibn Jaldún, arrabales donde se edificarían posteriormente los distintos recintos del Alcázar y
mezquita mayor, sin descartar por supuesto
que en algún punto concreto de este sector,
hasta ahora no localizado, se erigiera algún
Figura 3.
Planta de los restos islámicos
previos a la construcción
del Alcázar (s. XI) bajo el Patio
de Banderas.
edificio defensivo que diera pie a la implementación de dicha función durante el período
posterior.
EL ALCÁZAR ISLÁMICO
Generalidades y estado de la cuestión.
Las noticias sobre Isbiliya y su protagonismo
político durante la Alta Edad Media serán una
constante en los relatos de los cronistas islámicos; son claras las referencias durante la conquista musulmana a los vínculos generados entre los invasores y la aristocracia visigoda, no
hay duda del colapso al que fue sometida durante la primera incursión normanda de 844,
durante la cual perdió casi toda su población,
o las revueltas de comienzos del siglo X en las
que el rebelde Ibn Abdún estuvo a un paso de
provocar la involución política del emirato,
por no hablar del castigo al que fue sometida
por el entonces emir Abd al Rahman en
913/14, tras la rebelión protagonizada por el
gobernador Hayyay. En los inicios del siglo XI
los bereberes atacaron en dos ocasiones sus
murallas de tierra y algunos años después la
recién creada dinastía abbadí progresó (por boca de al-Mutamid) al punto de reconvertir el
paisaje urbano en un vergel de palacios y fortalezas de ensueño. Si somos fieles a las fuentes, cualquiera de las situaciones comentadas
tuvo reflejos en nuestra ciudad en esfuerzos de
fortificación y lo cierto es que en cualquier otra
circunstancia todavía hoy quedarían huellas de
cada uno de dichos eventos si no hubiera sucedido lo que en el siglo XII sucedió, es decir,
la renovación urbana más drástica de su historia por obra de los califas almohades.
Precisamente las reformas vividas por la
ciudad en el siglo XII y la primera mitad del
XIII se centraron en su flanco meridional, en
el lugar donde en teoría se realizaron las obras
promovidas desde el siglo IX. Todos los investigadores que trabajaron sobre este período,
desde Rafael Valencia, Guerrero Lobillo a Magdalena Valor y el que suscribe, dieron por bueno un horizonte en el que, a falta de dataciones
científicas, parecía lógica la identificación de
las murallas pétreas que hoy configuran el primer recinto del Alcázar con cualquiera de las
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 101
TRAS EL ASEDIO A
QUE FUE SOMETIDA
LA CIUDAD POR
ABD AL-RAHMAN III,
HAYIB BADR
DEMOLIÓ SUS
MURALLAS “(...) SUS
PARTES MÁS ALTAS
AL NIVEL DE LAS
MÁS BAJAS” Y
ORDENÓ
CONSTRUIR EL
ANTIGUO ALCÁZAR
LLAMADO DAR ALIMARA “(...)
RODEÁNDOLO
CON UNA ALTA
MURALLA DE PIEDRA
Y SÓLIDAS TORRES
DE DEFENSA.
dos grandes obras emprendidas durante el período emiral. De hecho, en la bibliografía se
fue consolidando una hipótesis razonable cuyo
argumento de base era la existencia de un alcázar emiral definido en principio por el sector
amurallado del Patio de Banderas y del Palacio
Gótico, para posteriormente ser ampliado por
al-Mutamid hacia Occidente, lugar donde se
ubicaría el palacio de al-Mubarak, situado bajo
el Palacio del Rey Don Pedro.
Sin embargo, años de investigación arqueológica en el Alcázar y en el resto de Sevilla
han ido redefiniendo dicha interpretación ajustando mejor las cronologías a medida que comenzaba a comprenderse el cambio producido
en la orografía urbana en los diferentes momentos de su historia. Cientos de excavaciones
han marcado los ciclos de expansión y contracción de la trama urbana así como la ubicación
y desplazamiento de los cauces fluviales del
Guadalquivir y el Tagarete, en cuya confluencia se desarrollaron las actividades portuarias
desde la antigüedad, permitiendo avanzar nuevas hipótesis de transformación que básicamente se corresponden con la tradicional en lo
que respecta a la secuencia de cambios pero no
en la cronología de sus principales murallas y
palacios.
En síntesis, sin descartar nuevos hallazgos
que permitan justificar y definir mejor el proceso, pero ateniéndonos a los datos disponibles, puede defenderse que las murallas del Alcázar que hoy disfrutamos fueron levantadas
en un período no anterior a la década de los
años 20 del siglo XI y no posterior a mediados
del siglo XII, si bien es cierto que las dataciones radiocarbónicas y el análisis de los materiales arqueológicos de sus cimentaciones
apuntan hacia un período más ajustado situado en una horquilla entre las últimas décadas
del XI y primeras del XII, coincidiendo con la
expansión de la ciudad hacia el Sur. Esta evidencia, junto a la preexistencia de urbanismo
en dicho sector, parece alejarnos de la imagen
de un recinto aislado relativamente alejado del
núcleo urbano para acercarnos más bien a la
de un amurallamiento de un sector edificado
previamente. Entonces, dado que lo que hoy
ha quedado a duras penas puede datarse en
época taifa, ¿existiría en consecuencia un alcázar en este sector con anterioridad? ¿Estaría la
Dar al Imara de Abd al-Rahman III en esta zo-
102 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
na? ¿Cabría la posibilidad de que murallas más
antiguas fueran reemplazadas por las actuales?
¿Sería descartable la existencia de recintos diferentes a los del siglo XII e incluso de palacios
como los que al-Mutamid describiera desde su
destierro mogrebí?
En nuestra opinión aunque nada es descartable sin embargo sí quedan claras algunas
evidencias con las que debe contarse a la hora
de establecer cualquier argumento; son estas:
Fecha de las murallas.
Las del primer recinto se datan a fines del XI o
inicios del XII. Tanto los dos frentes pétreos
principales, al Oeste y el Norte, como los cimientos del límite oriental y la misma puerta
de herradura original no pueden bajar de esa
fecha. Sin embargo, en el interior de la torre
de flanqueo occidental de esta puerta se excavó
una torre previa que junto a otras estructuras
localizadas bajo la casa 16 del Patio de Banderas nos permiten adivinar un sistema de acceso
previo al definitivo. Parece que a un primer paso le siguieron obras para complicar el tránsito
mediante un acodo protegido, todo ello en un
lapso de tiempo reducido. Este acceso no sobrevivió al período almohade y a fines del siglo
XII ya estaba cegado si bien previamente su luz
se redujo a la de un simple portillo adintelado.
Parece obvio que en esa época los accesos principales se trasladaron a los nuevos recintos cercanos a la Puerta de Jerez y al sector del León
y la Contratación.
Ambigüedad en las referencias andalusíes.
En este sentido, se han hecho interpretaciones
de todo tipo, pudiendo atribuir su levantamiento al constructor sirio Sinan, tras la destrucción de los vikingos a mediados del siglo
IX4, a la creación de la Dar al-Imara en 914 tras
la destrucción de Abd al-Rahman III5 o incluso
al palacio de Ibn ‘Abbad6 (mediados del XI).
Disponemos básicamente de tres referencias a
nuevas fortificaciones que podrían de algún
modo afectar a su fundación:
Año 913-914 (301 H).
Tras el asedio a que fue sometida la ciudad por
Abd al-Rahman III, Hayib Badr demolió sus
murallas “(...) sus partes más altas al nivel de
las más bajas” y ordenó construir el antiguo alcázar llamado Dar al-Imara “(...) rodeándolo
con una alta muralla de piedra y sólidas torres
de defensa (...)”7.
Año 1009 (399 H).
La ciudad se reconstruye con muros de tapial
ya que en el califato interesaba que estuviera
abierta. La ciudad es atacada por los bereberes
en 1023 y 10368.
Año 1091-1092 (484 H).
Cerco de al-Mutamid9 en su alcazaba. Intenta
dos salidas frustradas por dos puertas situadas
al Sur de la ciudad (cercanas o del Alcázar), las
de al-Faray y al-Najil. El general Sir no puede
tomar la fortaleza por las armas y solo lo hace
al abrirse las puertas desde dentro10.
Tal vez esta última referencia sea la más
adecuada; no olvidemos que los materiales
más abundantes en los primeros niveles arqueológicos corresponden al período taifa
avanzado y no al califal o emiral. Tampoco debe obviarse la evidencia de que en las fuentes
posteriores siempre se habla de visitas, actuaciones de reparación o adosamientos al antiguo
palacio de Ibn ‘Abbad, y nunca a la casa del gobierno, que por otro lado podría estar situada
en otro lugar.
Proceso de ampliaciones iniciales.
Para el segundo recinto, sector en el que luego
se construiría el gran palacio del Caracol o Gótico sobre el principal de los palacios almohades, tanto las murallas de tapia de los lados
oriental y sSur como los lienzos pétreos del lado oeste, tampoco se salen del período citado.
De hecho pensamos que esta ampliación no es
otra cosa que una operación inmediata que
formaría parte de la misma obra una vez decididas tres novedades, a saber: levantar cámaras
sobre las torres originales regenerando el almenado, garantizar el nuevo acceso en recodo y
construir un gran palacio en el lado sur. Por su
parte a mediados del siglo XII, tal vez en época
de Abd al-Mumin, se produciría una ampliación hacia Occidente en torno a cuyo palacio
principal, el de la Contratación, se edificarían
viviendas menores, habilitándose nuevos tránsitos entre los que destacaría el principal, bajo
el actual arquilllo de la Plata y el arco de Miguel de Mañara hacia el Patio del León. Este
tercer recinto se subdividía a su vez en varios
sectores amurallados y aterrazados que permi-
tían el paso suave a lo largo de un área extensa
que salvaba un agudo desnivel hacia el río
Guadalquivir y el Tagarete.
Palacios principales de cada recinto.
Dentro del primer recinto destaca en el tercio
central del lado occidental un gran edificio de
proporciones muy superiores a los del resto.
Es el situado bajo las casas 2, 3, 4, 5 y sobre
todo 7/8 del Patio de Banderas. Aunque muy
retocado durante el siglo XIX, tanto los planos
históricos de Vermondo Resta y Sebastián Van
der Borcht, de 1609 y 1759 respectivamente,
dejan clara su estructura y distribución en
torno a un patio central de crucero con una
gran alberca avanzada sobre su galería norte.
Se conserva una de las cúpulas de la nave septentrional estudiada recientemente por Antonio Almagro. Recientes excavaciones confirman su antigüedad así como la preexistencia
de estructuras a una cota muy superior a la
de los demás edificios de este recinto primigenio. Aunque en estos momentos dicho inmueble está en fase de estudio parece claro a
día de hoy no solo su jerarquía superior en el
contexto del primer Alcázar sino su elevación y
probable amurallamiento independiente. El segundo recinto englobaría un número aproximado de tres unidades domésticas entre las que
destacaría la que luego sería solar del gran Palacio de Alfonso X. Dicho palacio, enorme para
su tiempo, destacó por su jardín deprimido en
torno al cual se dispondrían las estancias principales. Su construcción solucionó el problema
del desnivel existente entre los dos recintos,
permitiendo la convivencia de las dos cotas, por
un lado la de las estancias habitables, para las
que se tuvo que recurrir al relleno artificial hasta
enrasar con la cota del primer recinto, mientras que el patio, que ocupa la mayor parte
del nuevo espacio conservó su nivel previo,
ahorrándose con ello lo que de otro modo hubiera supuesto una inversión muy superior.
El resultado, alabado durante los siglos posteriores, quedó desvirtuado primero por la
sustitución de su nave sur por el palacio Gótico que sacrificó unos metros de patio y sobre
todo por las obras de refuerzo provisionales
habilitadas por Van der Borcht tras el terremoto de Lisboa en 1755 que supusieron, tras algún tanteo, el cegamiento de los cuarteles de
ajardinamiento y la subida de cotas definitiva.
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 103
Este palacio islámico ha sido objeto de numerosos estudios arqueológicos que han ido perfilando su configuración y formato original.
Por su parte, el tercer recinto estaba organizado en torno al palacio de la Contratación, de
proporciones exactas al edificio cabecero del
primer recinto e igualmente concebido mediante dos naves enfrentadas separadas por un
patio con jardín deprimido que, al igual que
sucediera en el palacio Gótico o en el palacio
mudéjar de Pedro I, se dotaría ya en época castellana de un andén de crucero.
EL ALCÁZAR GANÓ
EN POCOS AÑOS
UNA EXTENSIÓN
DE DOCE
HECTÁREAS EN SUS
FLANCOS
OCCIDENTAL,
MERIDIONAL Y
SEPTENTRIONAL
MEDIANTE EL
AMURALLAMIENTO
DE DOS GRANDES
ALCAZABAS, UNA
POR LADO DEL
TAGARETE Y OTRA
HACIA EL
GUADALQUIVIR Y
HACIA LA MISMA
CIUDAD.
Alejamiento del río y dominio de
los desniveles.
No puede entenderse el rápido crecimiento del
Alcázar hacia el Oeste si no se analiza la topografía preexistente; en este sentido hemos estudiado los sedimentos del entorno y los del
flanco occidental de Sevilla confirmándose un
paulatino desplazamiento del cauce fluvial hacia Occidente desde la época tardoantigua,
proceso que se complica durante la Alta Edad
Media y que conlleva una consecuente y progresiva colonización por parte del urbanismo
islámico. El Alcázar avanza hacia el Oeste y el
Sur, sobre todo en el siglo XII, coincidiendo
con el encauzamiento del río en su posición
actual.
Transformaciones desde Yusuf I
en adelante.
La decisión política de instalar la capital almohade en nuestra ciudad se tradujo de inmediato en la ampliación de su recinto amurallado y
la consecuente extensión del Alcázar hasta el
mismo cauce fluvial. El Alcázar ganó en pocos
años una extensión de doce hectáreas en sus
flancos occidental, meridional y septentrional
mediante el amurallamiento de dos grandes alcazabas, una por lado del Tagarete y otra hacia
el Guadalquivir y hacia la misma ciudad. Por
fortuna, la descripción de las obras hecha por
Ibn Sahib Al Salá y la relativa buena conservación de alguna de las murallas permite reconocer con fiabilidad dicho esfuerzo, que sería
completado ya en el siglo XIII con la construcción del antemuro, la canalización como foso
del arroyo Tagarete y sobre todo con la alcazaba, tal vez atarazana o embarcadero real ocupado después por la Casa de la Moneda y Corral de las Herrerías, además, por supuesto, de
104 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
la construcción de las torres de la Plata y del
Oro. Se generó así una verdadera ciudad palatina desde la que se rigieron los destinos del
nuevo imperio, en la que se habilitaron las funciones necesarias para garantizar tales necesidades. Dentro del área amurallada se construyó la mezquita aljama, se habilitaron zonas industriales y artesanales separadas de las zonas
palatinas y se reforzaron las defensas del puerto garantizándose probablemente el acceso independiente del califa a través de un embarcadero propio, pero ante todo, se habilitaron
nuevas puertas hacia la ciudad en la Puerta de
Jerez, convirtiendo definitivamente esta zona
de Sevilla en su referente monumental, cosa
que no se ha perdido aún hoy día. En apenas
dos siglos Isbiliya desplazó todas sus funciones
jerárquicas desde su primitivo centro tradicional en el área de la mezquita de Ibn Adabbás,
posterior basílica del Salvador, hasta el sector
meridional extramuros organizado en torno al
conjunto de alcazabas y alcázares levantados
entre los siglos XI y XIII.
Sectorización y funciones
Con todo ello trabajamos en la actualidad basándonos en una hipótesis de partida que dirige las investigaciones hacia algunos puntos
clave en los que advertimos incoherencias topográficas así como hacia los nexos de los distintos recintos y sus edificios emblemáticos.
No nos cabe duda de que en años sucesivos todo acabará aclarándose. De momento planteamos los siguientes pasos en el nacimiento y
desarrollo del Alcázar andalusí:
El Alcázar primitivo
(primeros recintos ss. XI-XII)
La muralla del Alcázar antiguo es sin duda, por
su extensión y fábrica, uno de los monumentos
sevillanos más representativos. Sin contar con
el área de la antigua portada de herradura de
la calle Joaquín Romero Murube, que es claramente posterior, el frente norte dispone de tres
lienzos y tres torres que suman 100 pies islámicos o 98.88 m11. La forma cuadrada del primer recinto parece no tener discusión; es decir,
que existen fuertes indicios de amurallamiento
desde la torre del Patio de la Montería y bajo
el Palacio del Yeso, cerrando la fortaleza por el
flanco sur12. Esta idea, ya argumentada por Jiménez en 1981, se refuerza con la evidencia de
Figura 4.
El primer recinto del alcázar
(ss. XI-XII inicial).
la posterioridad del lienzo oriental del Alcázar,
muy retocado pero con una fábrica de tapial
avanzada, incluso en cimientos. A estas consideraciones hay que añadir otra nueva, la topográfica, quizás más convincente que las anteriores y que se basa en la abrupta diferencia de
cotas existente entre los niveles pisados por los
primeros habitantes de la alcazaba (+ 10
snm)13 y los del mismo momento en el sector
meridional, situados a la cota + 6-7 snm. Las
murallas del primer recinto hunden sus cimientos hasta los 7-8 m. de profundidad, solo
un poco más abajo que el nivel de habitación;
mientras que las del sector meridional bajan
considerablemente14. Esta diferencia es insalvable sin la existencia de una fuerte muralla intermedia hoy desaparecida, tal vez desde que
en 1172 el califa Yusuf I ordenase “el desmonte
del palacio de Ibn Abad para la construcción
de la base de la Giralda”. (Figura 4)
Desde el punto de vista de la técnica constructiva la dominante es la paramentada mediante sillares isódomos de roca alcoriza de acarreo
pertenecientes posiblemente a la muralla romana. Las medidas medias son de 0.50 m. para la
hilada y el ancho es variable, aunque predominan los tizones de la misma medida. El aparejo
es irregular, pero hay tendencia a colocar diátonos y medios tizones de modo esporádico y desordenado. La unión es de barro y cal sin aparentes cuñas de ladrillo o ripio.
Inicialmente, la imagen que se tenía del
conjunto de esta alcazaba de formato cuadrangular parecía responder al esquema clásico omeya: torres estrechas y altas, con evidencias de la
existencia de escarpas poco pronunciadas en
sus primeras hiladas, macizas hasta el adarve,
con sus lienzos y torres unidos por este sin cámaras ni merlatura con albardilla piramidal. Dicha interpretación dejaba aún algunos interro-
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 105
LAS
EXCAVACIONES
DEL BARRIO ABBADÍ
DEL PATIO DE
BANDERAS DEMUESTRAN QUE
SUS CASAS Y
CALLES FUERON
REFORMADAS AL
MENOS EN DOS
OCASIONES
DURANTE LA
PRIMERA MITAD
DEL SIGLO XII.
gantes por resolver, como el por qué de una sustitución tan drástica y perfecta del almenado
previo por otro, tal vez en el s. XII, llegando a
pensar incluso en una coetaneidad entre sillares
y merlones15. Sin embargo, recientes investigaciones en la casa nº 7 y 8 del Patio de Banderas
han venido a alterarla, al aparecer un sistema defensivo en las torres del primer recinto del Alcázar que tuvo una función y uso reconocibles hasta la incorporación de sus cámaras a lo largo del
s. XII. Se trata de la incorporación de una cámara
estrecha a manera de buzón que perfora cada
una de las torres a lo largo de toda su extensión
longitudinal-central, conectando al exterior por
su parte superior a través de una trampilla visible en todas las torres que discurren por el lienzo
norte y oeste del recinto. El sistema de buzones
suponemos es anulado en el momento de las
obras correspondientes a la ampliación del recinto I, incorporando el nuevo cuerpo de almenas y elevando las cámaras de las torres, lo que
implica la pérdida de uso de dicho sistema ideado originalmente.
Asimismo, hemos de advertir de las suspicacias que tenemos respecto a la identificación
de una posible fase productiva que vendría a
romper la originalidad tanto de la merlatura como de las cámaras superiores de las torres en
momentos avanzados del siglo XX y que bien
podrían corresponderse con las obras realizadas
por Félix Hernández. El fundamento de nuestras
inferencias se basa en un expediente de obras
hallado en los fondos del archivo del Museo Arqueológico de Córdoba, en el que se detallan las
operaciones de resanado y acondicionamiento
del sector noroccidental del recinto con motivo
de la apertura de la calle Joaquín Romero Murube. Dicho documento aporta precisiones desconocidas hasta el momento, como el tipo de
materiales empleados y sus cantidades, así como
datos sobre la ubicación de cada reparación. En
este sentido, podemos avanzar la constatación
de un proceso reciente para, al menos, todo el
cuerpo superior de las murallas del recinto primitivo, desmontando así la afirmación sobre la
conservación de su estructura original. De hecho, algunos merlones del lienzo norte han sido
fechados por radiocarbono a fines del siglo
XVIII, tal vez tras el terremoto de Lisboa, por
mano de Vermondo Resta.
En el interior de este primer recinto, que
creemos fue ampliado sobre la marcha hacia el
106 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
Sur, se mantuvo, al menos hasta que dicha ampliación fue completada, parte de la urbanización previa. Las excavaciones del barrio abbadí
del Patio de Banderas demuestran que sus casas y calles fueron reformadas al menos en dos
ocasiones durante la primera mitad del siglo
XII, lo que necesariamente las hace compatibles con los lienzos del Alcázar (en caso de que
estos sean prealmohades) pero, sobre todo, demuestran que en la esquina noroccidental del
recinto se conservó una edificación cuyas cotas
sobreelevadas sobre el resto condicionaron las
obras de los nuevos edificios, una vez se inició
la reforma generalizada del interior.
La idea de la existencia de un segundo recinto al Sur de la alcazaba antigua no está presente en la tradición historiográfica. Así, algunos
autores (Tubino, Guerrero, Manzano, Valor, Cómez) extienden el palacio primigenio hasta los
jardines; otros como Alfonso Jiménez, que sí advierten la cuadratura de este, uniformizan el
área situada entre la judería y el arquillo de la
Plata dentro de un gran recinto que coincidiría
con el alcázar de la Bendición “Qsar al-Mubarak”
cantado por al-Mutamid16. (Figura 5)
Además de la práctica duplicación del espacio anterior, la nueva alcazaba contará con
un nuevo acceso en recodo que sustituirá al
anterior, abierto en la cara oriental. Para ello
se levanta un castillete de control al que pertenecía la doble puerta de herradura de la calle
Joaquín Romero Murube. De la muralla occidental de esta segunda alcazaba se mantienen
en pie una parte de la torre central y el segundo lienzo, que se conserva en alzado en la cara
oeste del patio del palacio Gótico. La fábrica
del lienzo y de la torre excavada es similar, con
un aparejo pétreo tosco e irregular algo distinto al del recinto primitivo. La torre, a diferencia de las de este, disponía de una única escarpa y hundía sus cimientos en niveles de época
taifa. Por su parte, en el pasaje que comunica
el Patio de la Danza con la alberca del jardín
de los Baños de Doña María, pudimos localizar
la muralla de tapial correspondiente al límite
meridional.
Lo cierto es que tras la finalización de las
obras del Alcázar, con una extensión de dos hectáreas, el espacio interior fue renovado según un
diseño jerárquico específico en el que sendos palacios principales se disponían en cada uno de
los sectores resultantes rodeándose de otros de
Figura 5.
Incorporación del segundo
recinto del Alcázar
(ss. XI-XII inicial).
menor categoría aunque de dimensiones notablemente superiores a las de las urbanizaciones
previas. El aspecto más llamativo de esta operación viene dado por la probable identificación
de estos recintos iniciales como el sector nuclear
del “Qsar al-Mubarak” de la tradición abbadí.
Este extremo solo sería posible si nos acogiésemos a la parte inferior de la horquilla cronológica marcada por el radiocarbono y la estratigrafía,
siendo solo una posibilidad que puede variar a
medida que logremos cerrar dicha horquilla; no
olvidemos que aunque en cualquier otra circunstancia el hecho de ajustar una datación como esta en el transcurso de 80 años sería un logro importantísimo, sin embargo aquí nos movemos en un período en el que los cambios históricos son tan radicales y trascendentes para la
historia local, que es cuando menos peligroso
aventurar autorías abbadíes, almorávides o incluso almohades iniciales (por supuesto pueden
descartarse las previas y posteriores). Pensamos
no obstante, y esto es algo que no queremos de
momento aseverar, que parte de los edificios abbadíes citados por al-Mutamid pudieron encuadrarse en su interior, al menos los principales,
sin que descartemos en absoluto la posibilidad
de que alguno de los inmuebles localizados al
Occidente formaran parte de un complejo que
por lo que sabemos no dispondría de ningún
amurallamiento que lo protegiese17.
Como antecedentes al mencionado conjunto, contamos con el propio testimonio del rey alMutadid, el cual contaba con un alcázar rodeado
de olivares y alamedas en la margen derecha del
río, enfrente de la alcazaba, al que se desplazaba
mediante un servicio de barcas18. Este palacio
(denominado por Ibn Bassam como el castillo
brillante “Hisn al-Zahir”) fue el favorito del rey
antes de la construcción del citado Alcázar de la
Bendición19. Hasta ahora se ha identificado co-
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 107
OTROS
PALACIOS
FUERON
LEVANTADOS
EN AQUEL PERÍODO
EN LAS
INMEDIACIONES DEL ALCÁZAR;
SIN EMBARGO, EL
ALCÁZAR DE LA
BENDICIÓN (AL-MUBARAK) FUE EL MÁS
IMPORTANTE DE
LOS LEVANTADOS
POR LA DINASTÍA
ABBADÍ.
mo Hisn al-Faray (la posterior San Juan de Aznalfarache) pero no debe descartarse su presencia en el actual área de la Moneda, Jardines de
Cristina o inmediaciones, puesto que no olvidemos que en el siglo XI el cauce del río estaba en
las inmediaciones del Alcázar actual.
Otros palacios fueron levantados en aquel
período en las inmediaciones del Alcázar20; sin
embargo, el Alcázar de la Bendición (al-Mubarak) fue el más importante de los levantados
por la dinastía abbadí. Según Guerrero debió
estar levantado ya a la llegada de al-Muta‘mid
al poder. Las referencias a este nuevo y suntuoso palacio chocan a veces con las evidencias arqueológicas rescatadas hasta el presente21.
En este sentido, contamos con los testimonios de distintos cronistas como al-Marrakuši, Ibn Zaydun, Ibn Hamdis, Ibn Sahib alSala o, Ibn al-Ahmar, los cuales nos plantean
un panorama contradictorio22. No solo las
pruebas arqueológicas nos hablan de la desaparición completa del alcázar al-Mubarak, sino también los documentos históricos que dejan claramente de mencionar esa realidad idealizada por al-Mu‘tamid a partir del siglo XII,
siendo vagas y contradictorias las referencias
en el siglo XIII.
En definitiva, nos hallamos ante un Alcázar cuya cronología para sus dos primeros recintos data de los últimos momentos del s. XI
e inicios del s. XII, lo cual no quita que en etapas anteriores pudiera existir alguna frotaleza
en ese lugar, ni tampoco que su fecha inicial
pudiera avanzar hasta los primeros momentos
del s. XII. En este sentido, los argumentos arqueológicos23 van en esta dirección, justificando dicha empresa en el contexto de las reformas de gran calado consistentes en la sustitución de los edificios interiores y exteriores como fruto de una reorganización drástica de sus
funciones. Una interpretación lógica (no necesariamente correcta) dada la historia de la taifa
sevillana podría justificar la construcción del
primer recinto en tiempos del rey guerrero alMutadid (1042-1069), terminándose el segundo recinto en tiempos de al-Mutamid (10691091), quien edificaría alguno de los más hermosos palacios (unidades de habitación diminutas en torno a patios) en su interior, añadiendo otros al exterior en un período de desbordamiento generalizado de la urbe. Es probable que el Alcázar de la Bendición no fuera
108 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
más que una idealización del conjunto monumental incluido dentro de los dos recintos con
algunos jardines perimetrales y algún palacio
aislado junto al río Guadalquivir, más cercano
en aquella época al Alcázar.
Pero debemos dejar claro que no pueden
descartarse con los datos actuales en la mano
otras posibilidades, siempre en el sentido del
adelantamiento de dichos procesos en algunas
décadas, incluso adentrándonos ya en el siglo
siguiente. En este sentido, la excavación recién
iniciada del palacio principal del primer recinto, sito en el Patio de Banderas, permitirá resolver las dudas existentes.
El Alcázar almohade
(mediados del s. XII-1221)
El tercer proceso de ampliación del Alcázar se
llevará a cabo a mediados del s. XII, momento
en el que, tras medio siglo de ocupación almorávide, los almohades procederán a una reorganización de sus espacios, construyendo amplios recintos amurallados al exterior, “alcazaba exterior e interior”, pasando de dos hectáreas a diecisiete.
La nueva alcazaba se formó uniendo la torre suroriental del recinto II (hoy bajo el palacio Gótico) con la torrecilla hexagonal de Abd
al-Aziz, situada en la avenida de la Constitución. En este lienzo se abrió tal vez en ese momento el arquillo de la Plata, constituido como
acceso principal24. Al Norte, el recinto estaba
formado por el muro de Santo Tomás que partía del lado occidental del Alcázar primitivo.
Para penetrar en el área palatina debía salvarse
el apeadero (Patio del León), en el que se abría
un acceso en recodo que repartía el tránsito hacia el sector antiguo (Recintos I y II) y hacia el
nuevo (palacios de la Contratación, Montería,
Asistente, Príncipe y los dos situados bajo el
del Rey Don Pedro). (Figura 6)
En este sentido, advertimos dos procesos
consecutivos durante la segunda mitad del siglo
XII. En primer lugar se constata el adosamiento
al Oeste del Alcázar primitivo de un nuevo recinto amurallado en cuyo interior se levantó
una urbanización de nuevo cuño. Poco después
fueron incorporados otros recintos para dar cobijo a los nuevos inmuebles representativos del
poder califal, la mezquita y las alcazabas para,
por último, reforzar el conjunto militar con
obras defensivas en la margen fluvial.
Figura 6.
Adosamiento del tercer recinto
del Alcázar (s. XII).
En cuanto a la muralla, pudimos analizarla
arqueológicamente bajo los patios del Príncipe,
del palacio de Pedro I (Patio de las Doncellas)
y del León (portada de la Montería)25. Al Norte, delimitaba un espacio trapezoidal al que se
accedía por el arco cegado en la calle Miguel
de Mañara y que ha quedado fosilizado en el
Alcázar actual como “Patio del León” en cuyo
fondo se encontraba un muro de tapial en el
que se habilitó un baluarte situado en el lado
occidental (bajo el actual Patio de la Montería)
dispuesto estratégicamente para facilitar tránsitos y salvar los desniveles existentes entre los
distintos recintos.
En el interior de este recinto se levantó un
complejo palatino de hasta nueve edificios26,
ubicándose ordenadamente pero apiñados, sin
apenas diferencias jerárquicas aparentes27. El
uso de dichos palacios varió sin duda durante
los dos siglos posteriores; de hecho la arqueología demuestra un proceso constante de transformación regido por los mismos principios de
atomización de los espacios y de simplificación
de los patios ajardinados. En algún caso las
transformaciones fueron más drásticas, como
en la casa excavada al sur del Patio de las Doncellas, en la que se edificaron nuevas galerías
al simplificarse el espacio de su patio debido a
la afección de las obras del palacio alfonsí del
Caracol en el siglo XIII. El gran Palacio de Pedro I acabó definitivamente en 1356 con una
buena parte de este barrio. El resto aún perdura, al menos en lo sustancial, bajo los recubrimientos y ornatos de las denominadas casas
del Asistente y de la Contratación.
La organización interior del recinto tercero
ha aportado novedades valiosas para la comprensión de la evolución del Alcázar islámico.
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 109
PARA LA
ERECCIÓN DE
LA OBRA
ALMOHADELAS
CONSTRUCCIONES
ABBADÍES
FUERON
LITERALMENTE
ARRASADAS, SE
NIVELÓ EL
ESPACIO,
SUBIENDO LA
COTA EN MÁS DE
UN METRO. TODO
ESTO EVIDENCIA
UN
REPLANTEAMIENTO COMPLETO
DEL SECTOR
OCCIDENTAL
DEL ALCÁZAR AL
MÁS PURO ESTILO
IMPERIAL.
Por una parte, la arquitectura almohade detectada es incompatible con el posterior edificio
mudéjar levantado por Pedro I en 1366, por
orientación y cotas. Por otro lado, los edificios
almohades excavados se orientan ortogonalmente respecto a una alineación Norte-Sur que
atraviesa todo el espacio comprendido entre la
Puerta actual del León y la antigua muralla meridional. Esto implica que las irregularidades se
trasladan a las partes secundarias de ambos núcleos, es decir, junto a las murallas del Alcázar
primitivo, al Este. En esa zona se localizaban los
servicios y posibles escaleras. Allí las dependencias y patios adoptaban formas trapezoidales (en
la Montería) y paralelas (en el resto). No es descartable por tanto que parte de alguna dependencia fuera reutilizada en esta zona (y solo en
ella) por el magnífico edificio mudéjar (tal vez
las pequeñas bóvedas de la escalera).
Los restos de construcciones abbadíes previas se localizaron a cotas muy inferiores y con
orientaciones distintas a las almohades. Para la
erección de la obra almohade fueron literalmente arrasadas, se niveló el espacio, subiendo
la cota en más de un metro. Todo esto evidencia un replanteamiento completo del sector occidental del Alcázar al más puro estilo imperial, eludiendo cualquier reutilización. En otras
palabras, además de ofrecer una nueva visión
del complejo palatino almohade se descarta la
conexión mantenida desde antiguo entre algunas estructuras actualmente en pie y las legendarias y poéticas obras realizadas bajo los gobiernos de al-Mutadid y al-Mutamid; ni el alcázar de Don Pedro reutilizaba la al-Turayya28
ni tal vez los restos localizados bajo la Contratación pertenecían a una fase abbadí29.
El programa de ampliaciones emprendidas
por ‘Abd al-Mumin se vería notablemente impulsado durante las décadas finales del siglo
XII e iniciales del XIII30. Como resultado de esta ampliación31, vieron la luz numerosos recintos diferentes, convirtiendo el núcleo palatino
en una verdadera ciudad dentro de la ciudad32
en el que se diversificaban las distintas funciones que, en algunos casos, serán de carácter residencial, militar u oficial, y en otros garantizarían actividades artesanales o de recreo (jardines y huertas)33.
El resultado de esta ampliación, descrito
por Alfonso Jiménez en 1981, consistió en la
incorporación de lo que al-Sala denominó Al-
110 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
cazabas Exterior e Interior y que básicamente
separaban, por un lado, los espacios situados
entre el Recinto III y la muralla urbana meridional, y por otro, el recinto situado hacia la
madina, en el que se habrían de levantar la gran
mezquita aljama y nuevos barrios adosados a
sus murallas. Es decir, mientras se englobaban
por parte de la cerca urbana grandes espacios
situados junto al “nuevo” cauce del río, el espacio meridional se fortificaba hasta extremos
insospechados, tal vez con 11 o 12 recintos diferentes. De ese modo surgirían el Corral de Jerez, el posible palacio de Abu Hafs, en el entorno de la Torre de la Plata, la alcazaba de San
Miguel, la Mezquita, y por último, ya en 1221,
la coracha de la Torre del Oro y el antemuro34.
Sin duda, la operación constructiva más
significativa en el interior de los recintos recién
creados fue la erección de la gran mezquita aljama, inicialmente englobada en uno de dichos
recintos, pero definitivamente abierta hacia la
nueva alcaicería y el resto de la ciudad por el
Norte. Estudios recientes han ido definiendo
el perímetro exacto de la aljama, su construcción, desde la ingeniosa preparación del terreno y su alminar hasta la ampliación hacia el
Norte35. Las reformas emprendidas entre 1172
y 1189, bien descritas por la crónica de Ibn Sahib al-Sala, y refrendadas por la arqueología,
terminaron por definir una aljama interpuesta
majestuosamente entre la madina y el Alcázar,
de la que formaba parte y con la que compartía
murallas y pasajes crípticos. (Figura 7)
El Alcázar almohade se configura al final
de su constante renovación como un complejo
palatino en el que se combinan las dos prioridades del nuevo poder califal: por un lado, la
creación de una gran urbe amurallada (proceso
que culmina en 1221 con la construcción de
la coracha de la Torre del Oro) encabezada por
una alcazaba fuerte e intrincada, y, en segundo
lugar, una reorganización drástica de los palacios interiores que eliminaba todo vestigio de
irregularidad previa e incorporaba una nueva
arquitectura, mucho más ordenada que la abbadí, cuya ejecución fue posible por la eliminación completa de lo anterior y la subida generalizada de cotas, cosa que se aprecia como
consecuencia del impulso en la distribución de
la ciudad en sus barrios contiguos, donde también se eliminarán casas y calles y se cambiará
la orientación de casas y calles y nivel topográ-
fico36. (Figuras 8 y 9)
La Alcazaba Exterior cercaba hacia el Sur
los recintos II y III, un espacio periférico en el
que anteriormente se habían constituido huertas y alfares pertenecientes a la Mary al Fidda
o “Pradera de la Plata”. En época almorávide
recibiría el nombre de Yannat al Musalla, donde
se erigiría algún oratorio al aire libre37. La identificamos con los dos recintos situados al sur
del Alcázar abbadí (recintos I y II) y almohade
inicial (recinto III). Los hemos denominado recinto IV (situado al Sur de ambos), y recinto
V, el mayor, situado junto al Tagarete lindando
con los recintos III y IV.
Por otra parte, la denominada por al-Sala
“Alcazaba Interior” se corresponde con una serie
de recintos situados al Norte y Oeste del recinto
primitivo del Alcázar, que incorporaban ámbitos
de muy distinta índole. Los hemos separado en
dos grupos diferentes; los situados ante el Alcázar primitivo, a los que hemos denominado “recintos VI y VII”, y los que acogerían a la gran
mezquita aljama y sus áreas de acceso desde la
ciudad, los “recintos VIII, IX y X”. El resultado
final nos muestra la imagen actual de un Alcázar
en constante formación, reaprovechando espacios y orientaciones en algunos casos, y en otros,
eliminando edificaciones anteriores fruto de las
nuevas necesidades del momento.
En definitiva, y para el período islámico,
nos encontramos ante un complejo palacial cuyos inicios datan, según los análisis arqueológicos pertinentes, de no antes de mediados del s.
XI. La ciudad experimentaría en este punto y de
manera gradual una transformación radical, materializada en primera instancia por la construcción de los recintos I y II, de dos hectáreas de
extensión, para pasar en menos de un siglo a
ocupar hasta un total de diecisiete, distribuidas
en once recintos desde los que ejercitar las diferentes facetas del nuevo orden imperial.
RESTOS ANDALUSÍES
EN EL ALCÁZAR ACTUAL
Un recorrido inverso al de la visita turística actual, más lógico desde la perspectiva histórica,
que comenzara desde la muralla norte y el Patio
de Banderas y fuera progresando hacia el interior del Alcázar, permitiría entender mejor tanto
su origen como la evolución que sufrió durante
los siglos posteriores. En este sentido, la totalidad del recinto primitivo exterior, que queda
mayoritariamente fuera del conjunto visitable,
conserva las murallas perimetrales prácticamente íntegras, si bien el almenado pertenece a épocas muy recientes en su mayor parte. La puerta
original, hoy cegada, está rehabilitada como
parte de una sala de conferencias en la casa nº
16 del Patio de Banderas y aunque las torres que
la flanquean no se corresponden con las originales ayudan a comprender su prestancia original; es un verdadero absurdo histórico que esta
parte del Alcázar islámico, seguramente la más
emblemática de todo el conjunto, ni se pueda
visitar ni esté bajo control del Patronato del Alcázar. (Figura 10)
En el interior del primer recinto se distribuyen numerosas casas que rodean el Patio de
Banderas. Son el resultado de la transformación
continua de los edificios levantados durante el
siglo XII y a grandes rasgos mantienen enmascaradas una gran parte de la estructura original;
en algún caso, como en la casa nº 2, incluso se
han conservado las piletas originales del patio
así como una cúpula y parte de la nave principal
del palacio primitivo sito en la casa 7/8, igualmente ajenos al control del Patronato del Alcázar. El resto de las casas, como la antigua casa
del alcaide, sita entre las casas 11 y 12 del Patio
de Banderas, aún no han sido estudiadas en
profundidad, por lo que ignoramos qué sorpre-
Figura 7.
El alcázar almohade a mediados
del siglo XIII.
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 111
te el Patio del Crucero islámico, retocado en diferentes ocasiones desde el período alfonsí, aún
conserva parte del perímetro en sus galerías si
bien, de nuevo, se trata de un espacio oculto a
los visitantes. En definitiva, para hacernos una
idea del interior de lo que sería el espacio palatino más asombroso de al Ándalus durante los
Figura 8.
Yesería de la galería meridional
del Patio del Yeso (ss. XII-XIII).
sas esconden. Los mismos Palacio del Yeso y
Cuarto del Maestre, aunque muy retocados y
desarticulados en su lado norte, formaron parte
de las viviendas del primer recinto, una vez que
este fue ampliado, y mantienen un importante
nivel de conservación, si bien cada muro delata
reformas continuas que desvirtúan el modelo
original y por desgracia no están abiertos al público. El resto del primer recinto fue radicalmente reorganizado en épocas posteriores, por
lo que en resumen, paradójicamente, salvo las
murallas y la puerta original, y solo desde el exterior, en la actualidad los escasos restos andalusíes conservados no pueden visitarse y están
por investigar.
112 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
siglos XII y XIII, o bien hay que excavar, o desarrollar análisis de paramentos no destructivos
o hay que solicitar algún permiso específico para
transitar por los pasajes del Patio del Crucero, lo
que en definitiva nos lleva a la misma conclusión
que para el primer recinto, a saber: no hay manera de que un visitante común tenga posibili-
Figura 9.
Superposición del palacio Gótico
sobre los restos del palacio
principal del alcázar almohade.
El segundo recinto, que se dispuso en torno al principal de los palacios andalusíes, ya
desaparecido bajo los cimientos del palacio Gótico, conserva su amurallamiento oriental y
parte del occidental, este oculto tras la fachada
del Patio del Crucero, y ha perdido por completo el lienzo sur. Las murallas son solo visibles en el tramo contiguo a los patios de la Alcubilla y del Chorrón, destacando la impresionante mole de la torre del Agua, o del Enlace
en su esquina suroriental. Tanto la coronación
de dicha torre como el almenado fueron retocados durante la Baja Edad Media por lo que
incluso en este caso la percepción del carácter
islámico casi ha desaparecido. Afortunadamen-
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 113
Figura 10.
Restos pertenecientes al alcázar
islámico conservados
en la actualidad.
EL PANORAMA EN
SÍNTESIS NOS LLEVA
A TOMAR
CONSCIENCIA DE
UNA REALIDAD
INSALVABLE:
DENTRO DEL
ACTUAL ALCÁZAR
LO ISLÁMICO ESTÁ
OCULTO, HA
DESAPARECIDO O
ESTÁ
ENMASCARADO,
MIENTRAS QUE ES
EN SU EXTERIOR
DONDE, AL MENOS
EN LAS MURALLAS,
SE CONSERVA
ALGO DEL
ANTIGUO
ESPLENDOR DEL
MÁS COMPLEJO DE
LOS CONJUNTOS
PALATINOS DE LA
ÉPOCA.
114 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 115
CONFIAMOS
EN QUE LAS
HUELLAS DEL
ALCÁZAR Y SU
ORIGEN ISLÁMICO
SIGAN FORMANDO
PARTE DE LA
DISCUSIÓN
CIENTÍFICA
COTIDIANA
ENTRE LOS
RESPONSABLES
DE SU GESTIÓN Y
QUE DICHO
INTERÉS SE
TRADUZCA A
CORTO PLAZO EN
UN ESFUERZO
DIVULGATIVO
QUE, AUNQUE
RECONOCEMOS QUE NO ES
FÁCIL, RESPONDA A
LAS EXPECTATIVAS
QUE LA SOCIEDAD
Y EL SENTIDO
COMÚN
DEMANDAN.
dades de tomar consciencia de dónde está, ya
que la percepción de la singularidad de este sector palatino en época almohade es sencillamente
nula.
El tercer recinto, accesible desde el Arquillo de la Plata, ocupaba unas tres hectáreas y
englobaba lo que hoy ocupan el gran Palacio
de Pedro I y el de la Contratación, quedando
delimitado por las murallas del León y las del
Jardín Inglés-Mariana de Pineda. Si un visitante del Alcázar transita por la parte de este recinto incluida en la visita turística, de nuevo
las posibilidades de que perciba algún elemento de época islámica son nulas si exceptuamos
la parte del muro de tapial fosilizada dentro del
conjunto de la puerta original entre el Patio de
la Montería y el del León. Años de excavaciones han permitido comprender que la reforma
arquitectónica materializada por Pedro I en el
siglo XIV fue letal para los edificios islámicos
previos. De hecho no solo estos fueron sustituidos sino que las nuevas construcciones castellanas variaron las orientaciones y la distribución original, dificultando cualquier posibilidad de conservación de lo previo. Solo en el
ala del Patio del Asistente y de la Contratación
quedan huellas, al menos de las orientaciones;
en el primer caso completamente desfiguradas
por la arquitectura de los siglos XVI y XVII, y
en el segundo, aunque muy retocadas en el período mudéjar, al menos las trazas islámicas
fundamentales aún son reconocibles si bien,
para no ser menos, este palacio emblemático
para el Alcázar y la ciudad hoy día está ocupado por una administración pública y queda
fuera del control del Alcázar. Dicho de otro
modo, tampoco en el tercer recinto se reconoce directamente la huella islámica y allí donde
es posible, como en el Palacio de la Contratación, el Arquillo de la Plata, el lienzo de Santo
Tomás, etc., o bien estamos fuera del Alcázar
actual o los restos están desfigurados en época
castellana, o ambas cosas.
En el resto de los recintos que conformaron el espectacular conjunto almohade el tiempo ha ido borrando (y enterrando) los edificios
musulmanes, aunque en este caso, por fortuna,
gran parte de las murallas y torres se han mantenido. Destacamos el extremo occidental formado por las torres del Oro y de la Plata con
sus amurallamientos casi intactos o el lienzo
meridional de la alcazaba exterior, visible en
116 APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA
un largo tramo en los jardines del Alcázar, aunque con sus estructuras enmascaradas por los
grutescos manieristas.
El panorama en síntesis nos lleva a tomar
consciencia de una realidad insalvable: dentro
del actual Alcázar lo islámico está oculto, ha
desaparecido o está enmascarado, mientras
que es en su exterior donde, al menos en las
murallas, se conserva algo del antiguo esplendor del más complejo de los conjuntos palatinos de la época.
Pero lejos del pesimismo y asumido el reto
intelectual, estamos convencidos de que en
años venideros sabremos explicar mejor todo
aquello que la arqueología va incorporando día
a día. No será fácil porque el Alcázar hoy solo
controla una mínima parte de su extensión original, y porque allí donde se levantaran sus
edificios principales hoy se ubican espacios y
palacios cuya belleza, valores patrimoniales y
buena conservación, dificultan cualquier intento de reintegración aunque solo sea parcial
de alguna evidencia islámica; es el caso del palacio excavado bajo el Patio de la Montería, o
el del pequeño sondeo en el Jardín del Crucero, o las casas del Jardín Inglés, Patio de las
Doncellas, del León, etc.
Confiamos en que las huellas del Alcázar
y su origen islámico sigan formando parte de
la discusión científica cotidiana entre los responsables de su gestión y que dicho interés se
traduzca a corto plazo en un esfuerzo divulgativo que, aunque reconocemos que no es fácil,
responda a las expectativas que la sociedad y
el sentido común demandan de todos los que
en la actualidad gestionamos, conservamos, investigamos, restauramos y explicamos el Alcázar de Sevilla.
NOTAS
1
Una amplia visión del proceso en Tabales (2009) síntesis de la memoria de Investigación del Proyecto General
de Investigación “Análisis Arqueológico del Alcázar de Sevilla 2000-2005”.
2
Responde esta interpretación a los últimos estudios realizados en el Patio de Banderas sintetizados en Tabales
(2013 b: 8-40).
3
Las excavaciones del Patio de Banderas y las del palacio principal del recinto primitivo del Alcázar (en Alba
y Tabales 2013 a) han contribuido notablemente a replantear el papel del barrio abbadí previo así como al
conocimiento en detalle del proceso de implantación de la fortificación original.
4
Según Rafael Manzano (1976, 76) y M. Valor (1991,93), tanto el estilo arquitectónico, la fábrica, los aparejos,
como los paralelos formales con otros edificios sugieren una cronología algo más antigua. A ello contribuyen
según Valor (1991, 39) algunos textos islámicos, como los de Ibn al Qutiyya (trad. J. Ribera, 1926, 51) en el
que se cita, tras la destrucción de la ciudad por parte de los normandos, en 844-45, cómo las tropas cordobesas
encontraron al gobernador cercado en su alcazaba. También Ibn Hayyan (trad. E. Guraieb, 1953, XIX, 164)
refiere cómo durante la revuelta de los muladíes en 889-90, Umayya, atacado en su palacio del centro de la
ciudad, salió huyendo en dirección al "palacio del príncipe", donde se resguardó. En definitiva, el aparejo irregular atizonado, la forma de las torres, sus dimensiones, etc. y las referencias a la existencia de dos palacios
en la ciudad emiral, permitirían situar el primitivo recinto durante la segunda mitad del IX, construido tal vez
por el Sirio Abdala, al que mandara Abd ar-Rahman II reconstruir las murallas (Ibn al Qutiya, trad. Ribera,
1926, 50). Como paralelo más claro estarían la Alcazaba de Mérida (834) y el Castillo de Balaguer (897).
5
Jiménez Martín (1981:11-31), Valor (1991:89).
6
En este contexto las fuentes hablan de la existencia de un alcázar, “donde administraba desde dentro sus
asuntos, dedicando el día a la consolidación del gobierno, consagrando la noche a continuados placeres, y así
no cesaban de rondar ante él las copas de vino y se recreaba con ellas tomando posesión de la vida de sus enemigos...” (Ibn ‘Idari, 1993:124). De este recinto, que tal vez coincidiera con el más antiguo de los localizados
en el actual alcázar, conocemos la existencia de una puerta ante la cual se extendía un jardín en el que el rey
gustaba exponer las cabezas de sus enemigos. Sabemos que contenía una Rawda, espacio funerario donde
Abbad (al-Mutadid) fue enterrado y que disponía de mezquita propia y hamman.
7
Texto de Al-Bakri, Maestro (1963:51).
8
Texto de Ibn ‘Idari, Maíllo (1993: 119 y162).
9
Los poemas de al-Mutamid describen un mundo palatino fastuoso que ha sido objeto de las más diversas
interpretaciones pero que hasta el momento no ha dado la cara de modo evidente. El renombrado al-Qasr
al-Mubarak (alcázar de la Bendición) estaba levantado ya a la llegada de al-Mutadid Guerrero (1974: 97).
Junto al palacio, alabado por su belleza en tiempos de al-Mutamid, se construyó un barrio que todavía en
época almohade persistía (Hawmat al-Qasr al-Mubarak), citado por al-Marrakuši. En opinión de Guerrero el
área ocupada por los actuales jardines y patios del alcázar, así como el sector ocupado por el mismo palacio
del Rey Don Pedro sería identificable con la célebre mansión; para ello se basa en la descripción que hace el
poeta Ibn Zaydūn del complejo abbadí y de su elemento más destacado, el salón de las Pléyades o al-Turaŷŷa,
así como en la descripción que Ibn Hamdis realiza de su cúpula, del estanque principal y de los artificios que
lo presidían. Según al-Sala, para construir la Giralda en 1184 se utilizaron piedras procedentes del palacio de
Ibn Abbad, identificado por Guerrero como al-Mubarak, lo que parece dar a entender que ya en momentos
almohades estaba en proceso de desmantelamiento. En este sentido, se ha venido identificando desde entonces
al-Turaŷŷa con el salón de embajadores del palacio mudéjar basándose en la presencia de arcos triples califales
de herradura similares a los del salón rico de Madinat al-Zahra.
10
Texto de Abd Allah. Levi-Provençal (1948:53).
11
Las dimensiones de los lienzos y torres son de Este a Oeste: lienzo Este: 26.55 (sin contar con el añadido en
tapial que conecta el muro con la torre de flanqueo de la portada de herradura); lienzo central: 27.63 m.;
lienzo occidental: 30.30 m.; torre Este: 4.45 m.; torre Central: 4.14 m.; torre de esquina occidental: 5.51 m.
12
Tras analizar los resultados de la excavación de 1997 en la torre nororiental del Patio de la Montería, el problema del primer recinto (que es sin duda uno de los principales a nivel urbano), parece aclararse, al menos
en parte. En efecto, en lo concerniente a la disposición espacial y configuración, la torre demuestra la existencia
de una alineación en sentido Oeste-Este, que partiendo de su cara oriental, cerraría el primer recinto militar,
dando lugar a una fortificación prácticamente cuadrada, algo superior a los cien metros de lado, con amplias
torres esquinadas cuadrangulares (entre 5 y 6 m. de lado), y pequeños bastiones (dos por lado, de entre 4 y
5 m.) poco prominentes, estrechos y estilizados. Es posible que existan indicios físicos del lienzo meridional
de esta alcazaba bajo las letrinas localizadas por Rafael Manzano en el Patio del Yeso. En este sentido, parece
confirmarse la teoría del pequeño recinto cuadrangular, si bien, en nuestra opinión, todo el frente este, que
limita con el barrio de Santa Cruz (y antiguamente con la Via Augustea), formaría parte de una ampliación
hacia esa arteria fundamentada en un cambio de puerta, y en la práctica duplicación del recinto durante el
siglo siguiente a su construcción.
13
Cotas del Patio de Banderas, Puerta de calle Joaquín Romero Murube.
14
Muralla sur situada bajo el Palacio Gótico, muralla oriental del Alcázar, torre del ángulo sureste del Patio de
la Montería, Torre del Agua.
15
Otra variable que apoyaba el argumento de la coetaneidad era la falta absoluta de reaprovechamiento de
la merlatura previa, lo cual no es propio de un período en el que el acarreo es la característica clave, y que se
emplea incluso en las torres, aparejando sillares, sillarejos, ladrillos y mampuestos. No obstante, y con todas
las reservas, se consideró como norteafricana (almorávide o almohade) debido al uso del remate piramidal,
al conocimiento documental de obras en el siglo XII, a la lógica de torres resaltadas con cámara superior, al
mismo uso del ladrillo de manera industrial, al tipo de aparejo de las torres, etc.
16
Jiménez Martín (2000:51).
17
El tercer recinto amurallado no sería levantado hasta mediados del siglo XII, siendo su factura íntegramente
almohade.
18
Cita Guerrero a Ibn Bassa, Dajiraa, III, Ms. Gota, fol. 38.
19
Guerrero Lovillo (1974, 93).
20
Las mismas Elegías de Agmat, escritas en su destierro por el rey al-Mutamid, nos presentan palacios como
los de al-Zāhī, al-Wahīd, siempre al Oeste, de los cuales ya no queda nada. Del primero de ellos se sabe que
era un castillo elevado equiparable a la ciudadela de Alepo situada según Pères próximo a la Torre del Oro
(refiriéndose casi con todo certeza a Aznalfarache). En al-Zāhī se construyó una qubba muy alabada junto a
una sala denominada “de la felicidad de las felicidades”. Desde sus terrazas podía contemplarse al-Mubārak.
Por su parte, el palacio de al-Mukarram parece estar situado en el centro urbano; según Guerrero en el entorno
de la calle Regina, donde recientemente ha sido localizado un palacio ”almohade” de grandes dimensiones.
Otros edificios citados por al-Mutā‘mid, como al-Wahīd o al-Muzainiya no tienen una clara ubicación.
21
Guerrero Lovillo (1974:97 y sigs.).
22
Según al-Marrākušī, Ibn Ammar fue encerrado en una gurfa sobre la puerta de al-Mubārak donde murió a
manos del propio al-Mu‘tāmid. En nuestra opinión, ya que no hay ninguna muralla que rodee los edificios de
este período excavados bajo el Príncipe, Doncellas y Montería, alude claramente a la puerta en recodo de la
Agencia de la Biodiversidad, construida en el siglo XI como único tránsito posible al Alcázar. Por ello, o los recintos I y II responden a lo denominado al-Mubārak, o al-Marrākušī confunde al-Mubārak con el antiguo Alcázar, o generaliza denominando con el citado nombre a todo el alcázar y palacios adyacentes. Por su parte
Ibn Zaydūn (1003-1070), visir de al-Mu‘tāmid, canta a un hermoso salón cupular situado en el centro de alMubārak al que llama at-Turaŷŷa “de las Pléyades” rodeado por cinco salones” (Ibn Zaydūn, Diwan, ed. Kamil
Kilani, Cairo, 1351/1932, p. 149, citado por Pères en La poesíe Andalouse en Arabe Classique au XI siècle, p.
139). No tenemos nada que objetar a dicha descripción salvo en su identificación con el Salón de Embajadores
del Palacio del Rey Don Pedro, por parte de Guerrero, cosa que queda manifiestamente descartado. En consecuencia, si queremos buscar una qubba similar entre los edificios aún en pie esto debe hacerse en el interior
de los II primeros recintos donde aún hoy señorea la estancia cuadrangular del Salón mudéjar de la Justicia,
construido sobre una qubba previa. Asimismo, Ibn Hamdis alaba el salón cupulado en unos versos que son
grabados en la misma sala. En su descripción se especifica que existía en ella decoración figurativa (por Pères
en La poesíe Andalouse en Arabe Classique au XI siècle, p. 139, citado por Guerrero 1974, 98). Junto al salón
un estanque con un surtidor de plata que representaba un elefante. No podemos objetar nada; simplemente
debemos reflexionar sobre el dato obtenido en el palacio de al-Mutā‘mid excavado bajo la Montería que pone
de manifiesto que hasta ahora la única decoración prealmohade encontrada es de lacería (Tabales (2000 a:
24). No podemos descartar la existencia de programas ornamentales como los descritos, lógicos dado el carácter poco rigorista de la dinastía abbadita y del postcalifato en general, pero aún no se han localizado sus
evidencias. Tal vez dicha decoración así como los surtidores figurativos fueran eliminados con saña tras la
conquista almorávide, y la pintura localizada en la alberca de al-Mutamid no sea más que una reforma almorávide. Siguiendo a al-Salā, la Giralda, “se construyó con piedras del palacio de Ibn Abbād”, identificando
Guerrero al-Mubārak con dicho palacio, lo que le induce a pensar que en 1184, al-Mubārak es el antiguo
alcázar abbadí (recintos I y II) procediendo los sillares alcorizos de los lienzos sur y este del primero de ellos.
Asimismo, dicho cronista recoge la visita de Hilal, hijo del rey Ibn Mardanīš de Murcia, alojado en en alMubārak y sus acompañantes en casas cercanas (Ibn Sahib al-Sala, al-Mann bi-l-Imama, trad. Huici Miranda
(1969:194-195). Esta cita de al-Salā recogida por el Bayān y por Guerrero pone de manifiesto a nuestro entender que al-Mubarak todavía existía en los primeros tiempos del monarca almohade, caracterizándose por
disponer de un palacio principal y varios adyacentes. Esta imagen, consolidada en nuestra historiografía, es
la causante de que se le ubique en la actualidad con la Casa de la Contratación sevillana (Manzano, 1995:
99). Pero ya hemos comentado que todos los edificios identificables en ese entorno como almohades son
posteriores al siglo XI (incluida a mi juicio la Casa de la Contratación). Por ello, queremos situar dicha visita en
los palacios infrayacentes del sector occidental del Alcázar previos a los actuales. Por último, Ibn al-Ahmar, el
fundador de la dinastía nasrí granadina se alojó en al-Mubārak en los inicios del reinado de Alfonso X y para
protegerlo de robos y ataques el rey le construyó una empalizada. Es este el principal argumento de Guerrero
para teorizar respecto a que en el siglo XIII, y por tanto también ahora, parte de al-Mubārak existía (Al-Bayan
al-Mugrib, por Ibn ‘Idari al-Marrakuši, en Huici (1954: 284-286). En realidad al-Marrakuši habla del Palacio
de Ibn Abbad que Guerrero identifica claramente con al-Mubarak; pero en torno a 1260, fecha del alojamiento,
el Alcázar de los almohades disponía de un amplísimo sistema de recintos (más de una decena) que complicaban el paso desde la ciudad. La misma catedral, la midah, y demás recintos habrían sido ocupados por los
castellanos, reduciéndose el alcázar real al antiguo palacio de Ibn Abbād. A mi juicio, en esos momentos el
tercer recinto (Montería, Contratación, Don Pedro...) estaría mal defendido por ruina de la muralla norte (la
de Santo Tomás). Esta sería la zona empalizada. Coincidimos con Terrase (Guerrero Lovillo, 1974: 105) en que
no hoy no quedaría nada de al-Mubarak debido a las grandes reformas almohades y cristianas.
23
Podemos citar las excavaciones del Patio del León (Tabales, 2005), donde se hallan pruebas de la datación
del Alcázar no anterior al s. XI y tampoco posterior a mediados del XII, las del Patio de la Montería (Sondeo
III, Tabales, 1997), donde los materiales extraídos del cimiento de la torre suroccidental son posteriores al
primer tercio del s. X, o las del sondeo II de la parte meridional del Patio de Banderas, en el que se localizó
una edificación fechada en el s. XI cuyos cimientos penetraban bastante bajo el nivel de cimentación de los
muros del Alcázar (Tabales, 2001: 387). Asimismo, la fosa de expolio mediante la cual se extrajeron sillares
alcorizos para la construcción del Alcázar rompe las estructuras romanas localizadas bajo el Patio del León y
se rellena con cerámica islámica fechada en el s. XI. El relleno o losa de nivelación que sirvió de base para la
construcción del Alcázar y que se sitúa sobre la citada fosa, contiene materiales tardocalifales del siglo XI,
siendo este último paquete el más abundante. Sobre dichos niveles el relleno de la zanja de cimentación del
muro oeste del Alcázar ha sido excavado a lo largo de cinco metros obteniéndose un amplísimo repertorio
de materiales entre los que destacan las cerámicas del siglo XI avanzado (cerámicas con decoración verdemanganeso, ataifores melados y un amplio repertorio de piezas de origen califal y desarrollo en el siglo XI
avanzado). Por otro lado los primeros edificios adosados que se construyen en el exterior oeste del Alcázar
son posteriores al siglo XI a juzgar por la cerámica de sus cimientos y perduran transformándose hasta el siglo
XIV. Se entiende que un edificio se adosa a la muralla en el exterior cuando esta deja de servir militarmente,
con lo que su cronología debe ser algo anterior al momento en que esto sucede (según la historiografía solo
el siglo XII justificaría una relajación similar).
24
Algunos autores (Fernández 1980:77) la consideran almohade, aunque retocada en época bajomedieval
cristiana.
25
La excavación del Patio del Príncipe (Tabales, 2001) permitió definir su proceso de construcción, datándose
en función de la cerámica de los rellenos de su zanja en las décadas centrales del siglo XII, lo que invalida la
posibilidad de que dicho recinto (hoy parcialmente conservado) contuviera el conocido palacio de al-Mubārak,
demostrándose incluso cómo destruía alguna de sus probables dependencias.
Lo más sencillo sería atribuir el proceso constructivo y de reurbanización palatina vivido tras la construcción
de la muralla al período almorávide, pero hay piezas estampilladas consideradas almohades, lo que nos obliga
a no descartar una cronología posterior (en no mucho) al 1148.
La excavación practicada en la galería sur del Patio de las Doncellas (Tabales, 2002) ha reforzado esta cronología.
Allí la muralla fue localizada en la galería meridional realizando un ligero quiebro hacia el Este ante el pilar de esquina del ángulo suroccidental. Su enteste con el antiguo Alcázar se define en un punto cercano al primer estribo
de la capilla del Palacio Gótico, confirmándose la irregularidad de las orientaciones murarias de este límite meridional del Alcázar y la ciudad durante gran parte de los siglos XI y XII. El dato principal extraído de la observación
de la estratigrafía de la muralla es la cotejación de la apertura de su zanja de fundación desde una cota superior
a la de la edificación abbadí previa y sobre los rellenos inmediatos a su derribo, lo que muestra claramente su
posterioridad. El material recuperado dentro de la zanja es también taifa y almorávide.
26
Se han localizado, mediante diferentes excavaciones arqueológicas (Tabales, 2010), restos completos o
parciales de al menos siete edificios distribuidos en el interior del tercer recinto. Pensamos que además, los
actuales palacios del Asistente y de la Contratación, formarían parte de dicha organización.
27
Caso similar al de la Ciudadela de Amman en el período omeya (Almagro et alii 2000).
28
Guerrero Lovillo (1974).
29
Manzano (1995:118 y ss.).
30
(Cortes SE-III A y III B) en Tabales (2002 j: 212).
31
Jiménez Martín (1981: 11-29); Valor (1991: 216-266).
32
Valor (1991: 216).
33
Pasará durante unos decenios de tener cinco hectáreas a superar las 17.
34
Deben incorporarse a esta visión las novedades presentadas tras los estudios del sector de la Moneda (Campos et alii, 1987) y los del teórico palacio de Abū Hafs (Amores et alii, 1987: 343), así como los análisis de la
Torre de la Plata realizados en 1991 (Valor, 2000:85). También deben considerarse los resultados de los trabajos
realizados en la Catedral y en su Cilla (Jiménez Martín, 2000: 57-60), entre los que destacan la aparición de
la muralla que flanqueaba meridionalmente la mezquita (Tabales et alii, 2002: 229), la localización de los límites y fases de la aljama, la aparición de los barrios arrasados para la construcción de esta, las casas adosadas
a las murallas en el interior de la alcazaba interior, la localización del complejo acceso en recodo junto a la Giralda, etc. (Tabales et alii, 2002: 169), la aparición de la Midā (Vera et alii, 1995), y sobre todo, la localización
de lienzos y torres de la alcazaba bajo el Archivo de Indias (Pozo et alii, 2005), avenida de la Constitución y
calle San Fernando.
35
Los trabajos arqueológicos en la Catedral, coordinados por Alfonso Jiménez desde 1995 y dirigidos por M.
A. Tabales y Álvaro Jiménez, han permitido definir el proceso de formación y transformación de la mezquita
aljama hasta su cristianización definitiva. Se han publicado numerosos artículos relativos a las diversas campañas emprendidas tanto en el perímetro como en su interior; cabe mencionar como resumen de todas ellas
la monografía: VVAA, 2003: Magna Hispalensis (I). La recuperación de la mezquita aljama.
36
Tabales (2002 g: 39).
37
Torres Balbás (1982:85-98).
APUNTES DEL ALCÁZAR DE SEVILLA 117