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'Diario de un cazador', de Miguel Delibes: Moral y biopoder

2021, ECOLOGÍA Y MEDIOAMBIENTE EN LA LITERATURA Y LA CULTURA HISPÁNICAS

La obra de Miguel Delibes (1920-2010) es bien conocida en su relación con la defensa del medioambiente y la descripción del paisaje de Castilla. En este trabajo voy a tratar de analizar de qué forma vertebra esas preocupaciones Delibes y cómo las relaciona con su sistema moral y su visión del mundo, al menos, desde una perspectiva fundacional.

IGNACIO D. ARELLANO-TORRES Y MARIELA INSÚA (EDS.) ECOLOGÍA Y MEDIOAMBIENTE EN LA LITERATURA Y LA CULTURA HISPÁNICAS CON PRIVILEGIO . EN NEW YORK . IDEA . 2021 IGNACIO D. ARELLANO-TORRES Y MARIELA INSÚA (EDS.) ECOLOGÍA Y MEDIOAMBIENTE EN LA LITERATURA Y LA CULTURA HISPÁNICAS NEW YORK, IDEA, 2021 INSTITUTO DE ESTUDIOS AURISECULARES (IDEA) COLECCIÓN «Peregrina», 12. CONSEJO EDITOR: DIRECTOR:VICTORIANO RONCERO (STATE UNIVERSITY OF NEW YORK-SUNY AT STONY BROOK, ESTADOS UNIDOS) SUBDIRECTOR: ABRAHAM MADROÑAL (CSIC-CENTRO DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES, ESPAÑA) SECRETARIO: CARLOS MATA INDURÁIN (GRISO-UNIVERSIDAD DE NAVARRA, ESPAÑA) CONSEJO ASESOR: WOLFRAM AICHINGER (UNIVERSITÄT WIEN, AUSTRIA) TAPSIR BA (UNIVERSITÉ CHEIKH ANTA DIOP, SENEGAL) SHOJI BANDO (KYOTO UNIVERSITY OF FOREIGN STUDIES, JAPÓN) ENRICA CANCELLIERE (UNIVERSITÀ DEGLI STUDI DI PALERMO, ITALIA) PIERRE CIVIL (UNIVERSITÉ DE LE SORBONNE NOUVELLE-PARÍS III, FRANCIA) RUTH FINE (THE HEBREW UNIVERSITY-JERUSALEM, ISRAEL) LUCE LÓPEZ-BARALT (UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO, PUERTO RICO) ANTÓNIO APOLINÁRIO LOURENÇO (UNIVERSIDADE DE COIMBRA, PORTUGAL) VIBHA MAURYA (UNIVERSITY OF DELHI, INDIA) ROSA PERELMUTER (UNIVERSITY OF NORTH CAROLINA AT CHAPEL HILL, ESTADOS UNIDOS) GONZALO PONTÓN (UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA, ESPAÑA) FRANCISCO RICO (UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA, ESPAÑA / REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, ESPAÑA) GUILLERMO SERÉS (UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA, ESPAÑA) CHRISTOPH STROSETZKI (UNIVERSITÄT MÜNSTER, ALEMANIA) HÉLÈNE TROPÉ (UNIVERSITÉ DE LE SORBONNE NOUVELLE-PARÍS III, FRANCIA) GERMÁN VEGA GARCÍA-LUENGOS (UNIVERSIDAD DE VALLADOLID, ESPAÑA) EDWIN WILLIAMSON (UNIVERSITY OF OXFORD, REINO UNIDO) Impresión: Ulzama Digital. © De los autores ISBN: 978-1-938795-75-6 Depósito Legal: M-34931-2021 New York, IDEA/IGAS, 2021 IGNACIO D. ARELLANO-TORRES Y MARIELA INSÚA (EDS.) ECOLOGÍA Y MEDIOAMBIENTE EN LA LITERATURA Y LA CULTURA HISPÁNICAS NEW YORK, IDEA, 2021 ÍNDICE Nota preliminar ..................................................................................... 9 Siglos xvii a xix Ignacio Arellano Ornitología poética: un título errado en Quevedo (la décima al jilguero, no al ruiseñor) ................................................................. Carlos Mata Induráin Elementos de la naturaleza en la comedia burlesca del Siglo de Oro ............................................................................... Sabyasachi Mishra La descripción del mundo urbano español en la Vida y hechos de Estebanillo González .................................................. David Barreiro Jiménez Alexander von Humboldt y su Naturgemalde: leer la naturaleza en el siglo xix y su relectura ecológica en el siglo xxi ....................... Santiago Sevilla-Vallejo La elipsis y la ambivalencia de una nueva geografía interior en Insolación de Emilia Pardo Bazán .................................................. Lucía Maudo García Pampa argentina o campiña inglesa: la integración de W. H. Hudson con la naturaleza .................................................... 13 27 47 57 71 89 Siglo xx Mariela Insúa Cervantes y las rosas (1916) y una florida amistad intelectual: los chilenos Leonardo Eliz y Clemente Barahona Vega .................... 105 8 ÍNDICE Adriana Kolijn La relación entre el hombre y el maíz en Hombres de maíz (1949) de Miguel Ángel Asturias ................................................................ Carlos Gámez Pérez Diario de un cazador, de Miguel Delibes: moral y biopoder ............... David García Ponce La perspectiva ecocrítica en el realismo social: análisis de Tierra de olivos de Antonio Ferres ................................................ Vijaya Venkataraman El discurso ecológico en las obras de Eduardo Galeano: una literatura contra la eco-injusticia .............................................. María Luisa Lecaros Respeto al medioambiente en «El planeta Tierra se examina» de José Antonio del Cañizo ............................................................ Siglo xxi Ana María Casas-Olcoz La dificultad de conceptualizar el horror: una lectura cognitiva de La noche del diablo (2009) de Miguel Dalmau .............................. Swati Babbar La crisis de sostenibilidad en Cenital de Emilio Bueso ..................... Jesús Guzmán Mora De cristalino a agridulce: el río Tajo a su paso por Toledo desde la ecocrítica literaria en la obra de Santiago Sastre Ariza ......... Anita Saini ¿Nos falta la mirada infantil?: reflexiones medioambientales en Otro zoo de Rodrigo Rey Rosa y en el budismo ........................ Justine Temeyissa Patale Modalidades del ecofeminismo en la poesía de Xánath Caraza ........ Alejandro Zamora De la bicicleta como extensión del sujeto. Geografía y subjetividad del ciclismo urbano en La ciclista de las soluciones imaginarias ............. Mayuresh Kumar y Amit Rao Enseñanza ecocrítica en las clases de español: conciencia ambiental y nosotros ....................................................................... Mariano Iturbe The Teachings of Pope Francis in the Encyclical Letter Laudato si’: On Care for our Common Home .................................................. 123 133 143 159 171 187 203 213 229 237 253 267 277 DIARIO DE UN CAZADOR, DE MIGUEL DELIBES: MORAL Y BIOPODER* Carlos Gámez Pérez Càtedra Dr. Bofill de Ciències i Humanitats Universitat de Girona La obra de Miguel Delibes (1920-2010) es bien conocida en su relación con la defensa del medioambiente y la descripción del paisaje de Castilla.Ya en 1975, Michael Handelsman apuntaba estas preocupaciones en un artículo1. En este trabajo voy a tratar de analizar de qué forma vertebra esas preocupaciones Delibes y cómo las relaciona con su sistema moral y su visión del mundo, al menos, desde una perspectiva fundacional. Delibes, que era profesor de Derecho Mercantil en Valladolid antes de obtener prestigio como escritor, se había iniciado como caricaturista y periodista en el diario El Norte de Castilla2. Escritor de profundas convicciones católicas, como se observa en La sombra del ciprés es alargada3, el espacio de demarcación de toda su obra literaria es el medio rural castellano, «donde Delibes enraíza su idílico canto a la armonía entre * Esta investigación se enmarca dentro del proyecto de I + D + i: Narrativas urbanas sobre la naturaleza. La construcción contemporánea de conocimiento sobre historia natural (España y Gran Bretaña, 1950-1980) [Ref. PID2019-106208GB-I00], dirigido por el académico Carlos Tabernero y aprobado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. 1 2 3 Handelsman, 1975. Gracia y Ródenas, 2010, p. 292. Mainer, 2010, p. 381. 134 CARLOS GÁMEZ PÉREZ naturaleza y hombre»4, en palabras de Jordi Gracia y Domingo Ródenas, que definen su estética como la de: «Un hombre integrado armónicamente con su entorno natural condenado a la derrota»5. Se trata de una narrativa construida a partir de la experiencia del autor, hijo de familias procedentes de dos municipios de Cantabria (Molledo y Limpias), aficionado a la caza, que desde niño frecuenta los pueblos de sus padres, y desde la adolescencia los campos, los humedales y las montañas de los alrededores de Valladolid y que, ya de mayor, complementará estas experiencias con el contacto con los actores del medio natural, ya sean humanos, léase cazadores, ecologistas o defensores de la conservación de la naturaleza, como el divulgador televisivo Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980), como no humanos, en este caso animales, plantas o accidentes naturales. La suya es una narrativa ajena al idealismo que desarrolló el grupo del 98 por el campo castellano. Entre otras cosas, no aparece en ningún momento esa imagen de la meseta que los intelectuales del cambio de siglo tanto veneraron y sí una serie de personajes reales que habitaron ese territorio. Como afirma Ródenas en el prólogo a Los santos inocentes, sus textos son «una celebración de la Castilla rural, duradera y hospitalaria, pero despojada de la épica nacionalista de la generación del 98»6. La obra fundacional de esta apuesta estética es El camino (1950), su tercera novela, en donde pone en tela de juicio la idea de progreso tal como se la entendía entonces, muy relacionada con la industrialización, el avance tecnológico y la desertización del campo, que entonces está por venir en España y que desmenuzará en su discurso de aceptación como académico en la RAE: El sentido del progreso desde mi obra, dictado el 25 de mayo de 1975. Continuará trabajando en esta línea en Las ratas (1962), y su defensa de las culturas del campo castellano llegará hasta Los Santos Inocentes (1981), novela cuyo germen se encuentra en el relato «La milana», publicado en 1963. Pero se trata de un discurso literario urbano, puesto que el autor siempre vive en una capital de provincia, y su construcción estética no está exenta de idealizaciones. Por esta razón he elegido para mi análisis Diario de un cazador, premio Nacional de Literatura en 1955. Aunque la perspectiva que allí refleja evolucione con 4 5 6 Mainer, 2010, p. 382. Mainer, 2010, p. 433. Ródenas, 2005, p. 9. DIARIO DE UN CAZADOR, DE MIGUEL DELIBES 135 los años, resulta una obra paradigmática porque el protagonista Lorenzo, un joven bedel de instituto muy aficionado a la caza, comparte su experiencia vital con el autor. Según Gracia y Ródenas Lorenzo se retrata en su diario corno un hombre común, aficionado a la caza, noble y algo fanfarrón, honesto y desprendido, con el que Delibes guarda mucho en común (salvo la bravuconería). El escritor quiso forjar un personaje con bastante de sí mismo, sobre todo el amor a la naturaleza y el sentido de la probidad y la amistad, pero también la experiencia del lenguaje. Por primera vez Delibes concede voz plena a un narrador que pertenece al medio rural y que hace de la caza y el contacto con el monte su principal aliciente vital7. Aunque para mí se trata de un joven que vive su existencia cotidiana en una pequeña ciudad de provincias, y su experiencia con el medio rural se circunscribe a su relación con la caza. Exactamente, lo mismo que sucede con Delibes. El libro cubre un año y medio de vida de ese joven cazador aficionado. Según palabras del propio Delibes que definen bien su proyecto literario «en toda novela debe haber, al menos, tres elementos: un hombre, un paisaje y una pasión»8. En Diario de un cazador el hombre es Lorenzo, la pasión es la caza y el paisaje el del campo castellano. Eso no es obstáculo para que el lector descubra en el libro la lucha por la existencia que desarrolla Lorenzo: sus esfuerzos por conseguir un puesto estable en el instituto, la convivencia con la madre, no siempre armónica, a partir del momento en que abandonan la casa en la que vivían para pasar a residir en un bloque de pisos, las complejas relaciones con los vecinos, la interacción con los amigos en el bar, todos ellos aficionados a la caza y, muy especialmente, su incipiente enamoramiento de la joven Anita. Pero es la caza lo que llena la vida de Lorenzo. Y es en estos pasajes donde se insertan las descripciones sobre la naturaleza: Salir al campo a las seis de la mañana en un día de agosto no puede compararse con nada. Huelen los pinos y parece que uno estuviera estrenando el mundo9. 7 8 9 Gracia y Ródenas, 2010, p. 434. Gracia y Ródenas, 2010, p. 433. Delibes, 1956, p. 19. Cito en adelante por esta edición. 136 CARLOS GÁMEZ PÉREZ Fuimos en tren hasta lo de Illera. Es un cazadero hermoso con una ladera muy áspera, llena de jaras y tomillos, y un chaparral arriba, en el páramo. El río corre y espejea con el sol. Lo de Illera, a las doce del día, es un bonito espectáculo10. El sol rompió una nube y el campo se llenó de colores11. De la misma forma, es el ejercicio de la caza lo que permite discernir los ciclos de la naturaleza, como las estaciones o los cambios de tiempo. Todo esto lo articula Delibes mediante un uso magistral del lenguaje coloquial del hombre castellano de extracción humilde y recuperando el léxico de los cazadores para describir el medio ambiente. Se observa en el texto un discurso de orden y jerarquía en la propiedad, explotación y gestión del medio natural. Queda claro que existe una autoridad invisible que gestiona los cotos y otros lugares de caza, como se desprende de la entrada del 19 de octubre, en donde, aunque sobornan al guarda, después se encuentran con el vigilante que les comunica que están en un coto vedado y se tienen que marchar pese a que no hay evidencias de los postes que limitan el coto (p. 54). En ningún momento duda el narrador de la palabra y la autoridad del guarda, sino que las acata. Tiene claro que no debe entrar en los cotos: «Me prometí de antemano no pisar una hierba del coto» (p. 67). Pero cuando la ansiedad por la falta de piezas es mayor y Lorenzo es hallado in fraganti, asume su error y la mordida que debe hacerle al guarda para que no lo multe (p. 68).Y el día que van a cazar y les cae una nevada, Lorenzo asume que el lugar (Miranda), sería perfecto como coto, aunque ellos no pudieran cazar allí (p. 80). Del mismo modo, trata de respetar a las palomas, excepto en un caso (p. 197), porque tienen dueño y, por tanto, serían de titularidad privada. En cambio, cuando caza en un terreno comunitario: el monte de Villalba, afirma que «no tiene más inconveniente que el de ser del común, y ya se sabe lo que ocurre en este país con las cosas que son del común» (p. 87). Tan solo hay dos quejas a este ordenamiento del campo: ante la legislación que impide cazar cuando nieva, y su justificación es poética: «El que hizo esa ley no vio volar las perdices de lo de Miranda con la cellisca» (p. 80); y otra ante la, a su juicio, arbitraria decisión de posponer la veda (pp. 183-184). Pero, en general, el narrador asimila esta legislación y las sanciones disciplinares 10 11 Delibes, 1956, pp. 39-40. Delibes, 1956, p. 47. DIARIO DE UN CAZADOR, DE MIGUEL DELIBES 137 que puede conllevar saltársela, no solo cuando asume sus errores, también cuando describe la escena en la que a su compañero Pepe le confiscan la escopeta por no tener los papeles en regla (p. 88). Por otra parte, la propiedad debe ser productiva y conllevar una gestión, como la tala o no de árboles del coto (p. 104). No se acepta la simple acumulación de algunos propietarios, por eso se critica el coto del Marqués por su estado: «se conoce que no lo cuida» (p. 113). Ahora bien, se trata de una estructura mediada por el dinero. Eso bien lo sabe el narrador cuando desvela su deseo de ir a cazar al coto de Muro si le toca la lotería, para desembolsar los cuarenta duros que le supondría la multa sin ningún tipo de remordimiento económico (p. 87). Lorenzo sabe cómo liberarse de la jerarquía de los cotos y los propietarios, pero la solución no está al alcance de su bolsillo y esa situación socioeconómica condiciona la novela. Aunque la censura está presente en la publicación, el hecho de que no existan reediciones no censuradas, como en otros escritos del período, por ejemplo, Tiempo de silencio, hace pensar que nos encontramos ante el pensamiento esencial de Delibes al respecto. Se puede considerar al Delibes que construye al personaje de Lorenzo como un liberal que confía en la propiedad privada mucho más que en la pública, hasta el punto de que cita a Ford cuando sueña con crear una conservera de liebres en la Argentina (pp. 203-204). Aunque en Las ratas y Los santos inocentes esta perspectiva cambiará, introduciendo elementos de justicia social, aquí, se rige por las relaciones de la governmentality liberal de Michel Foucault (analizado por Gordon12), que son las que rigen en el franquismo de una manera extrema, como demuestro en mi tesis doctoral13.Y en cuanto al medio natural, la visión del mundo de Delibes incluye tanto a los animales como a las tierras dentro de la biopolítica. Es el poder político quien gestiona la zoe tanto de los animales como de las plantas, de la misma forma que lo hace con los seres humanos. La coincidencia espacial que Giorgio Agamben menciona para la zoe y la bios14, se desarrollaría a partir de una zoe ampliada que incluye el medio natural. Independientemente de quién lo gestione, Delibes considera que medio natural y sociedad están interrelacionados armónicamente. 12 13 14 Gordon, 1991. Gámez-Pérez, 2018, p. 79. Agamben, 1998, p. 107. 138 CARLOS GÁMEZ PÉREZ Son estos parámetros de jerarquía y gestión de los terrenos de caza, por un lado, y de las penurias económicas por el otro, lo que condiciona la relación con, y el respeto, al medio natural y la gestión de esta zoe ampliada. Pese a que el protagonista tiene que enfrentarse con la pareja de la benemérita ocultando una liebre cazada fuera de temporada en su morral (pp. 23-24), es el primero en firmar la petición contra los furtivos en la reunión en la Sociedad de Cazadores (p. 25). Lorenzo está indignado: «los daños causados por esa bazofia [los furtivos] son, además de las treinta y tres hembras muertas, las noventa y nueve crías que no nacerán o no podrán vivir sin teta» (p. 25). También se indigna cuando encuentra una presa, atrapada por trampas puestas por furtivos, pudriéndose (p. 104). Pero existe una tensión ahí entre la conservación del medio ambiente y el respeto a la normativa, y las necesidades pecuniarias de los cazadores protagonistas, de extracción humilde, para los que volver de vacío resulta un drama. Esta tensión se observa en la dificultad que tiene un cazador íntegro, como es Lorenzo, cuando debe lidiar con la fauna, en concreto, en su salida con “el Pepe”, un cazador mucho menos escrupuloso, cuando se encuentran el nido de una liebre: Tenía tres crías recién paridas que parecían ratones a medio pelo. El Pepe me propuso manear los chaparros, puesto que la madre no andaría lejos. «¿Y las crías?», le pregunté. «Tampoco estarán malas en el cocido», respondió el Pepe. «Me sabe mal, la verdad», le dije. «Si no lo hacemos nosotros, otros lo harán», dijo. En el fondo me petaba el plan y al Pepe le sobraba razón (p. 30). De la misma forma, sin escrúpulos, habla Melecio de comerse una liebre que se ha alimentado de carroña (p. 117). El campo y la caza se presentan como actividades que, además de lúdicas, permiten a los cazadores complementar sus paupérrimas economías domésticas. Por eso Lorenzo lleva un balance de piezas de cada temporada (p. 117). El amigo de Lorenzo, Melecio, le comenta su interés por ir al coto del Pavo y así cazar tres conejos con los que afrontar mejor las Navidades en familia (p. 60). Sin embargo, los cazadores son muy conscientes de que deben permitir al ecosistema recuperarse para seguir posibilitándoles la caza (p. 61). Y la crítica frente al excesivo uso de abonos y la tecnificación de la producción del campo es generalizada entre los cazadores y los guardas (p. 78). DIARIO DE UN CAZADOR, DE MIGUEL DELIBES 139 Esa mentalidad pragmática y economicista de la zoe se aplica a todo lo que envuelve la caza, incluso la explotación de los animales, si hace falta, candidatos en un concurso de perros tras la bendición, como la Doly, la perra de Melecio (p. 103). O a la hora de utilizar hembras de hurones (bichas) para que la caza sea más productiva (p. 103). Pero el ejercicio de la caza y la situación socioeconómica del campo corren en paralelo con un sistema moral que se extiende más allá de la gestión del medio natural y rige las relaciones éticas entre las personas y los momentos dramáticos o memorables de la novela. Es un sistema moral presidido por Dios, como se observa en la escena en que Lorenzo contempla en silencio la luna: «Así, como nosotros, debió de sentirse Dios al terminar de crear el mundo» (p. 136), que es quien, en palabras del párroco, Don Florián, ha creado el paraíso de los cazadores (p. 120), el lugar del cielo en el que Dios organiza cacerías para los que han llegado hasta allí, mediante el cual consigue la confesión del Pepe antes de su muerte. Ese sistema moral se sustenta en el escrito en la narración de la armonía con la naturaleza y, de forma indirecta, en el orden que rige la gestión del medio natural, como se revela en la noche en que Lorenzo va a cazar patos y contempla la luna junto a Melecio, verdadero clímax del libro, que se vuelve a mencionar en la escena sentimentalmente más importante, la del beso entre Lorenzo y Anita (p. 152). El momento culminante de ese ordenamiento moral tiene lugar con otra muerte, la del Mele, el hijo de Melecio (pp. 168-171), que es la crisis de la narración. En ese breve fragmento coinciden las reflexiones del narrador sobre la insignificancia del ser humano a través de situaciones extraídas de la caza, la poética del drama, y la pertenencia del mundo animal a esos instantes trágicos en la figura de la Doly, la perra de Melecio, que se comporta como un ser humano ante la pérdida. Y ese orden moral está íntimamente ligado a la naturaleza. El día en que el narrador y Melecio van a cazar a Villavieja, uno de los días en los que la naturaleza se revela más hermosa: «es un verdadero espectáculo. El río se ensancha allí y corre el agua tan mansa que parece un lago. En la ribera crecen olmos y alisos gigantescos y los tamarindos están tan prietos que apenas entra el sol» (p. 182), es cuando Melecio le confiesa que su mujer vuelve a estar embarazada, lo que restituye el orden, roto con la muerte del Mele, de forma simbólica para Lorenzo, de manera literal 140 CARLOS GÁMEZ PÉREZ para Melecio, que considera que el niño que va a nacer será el mismo que murió. Es precisamente el río, que ha quitado la vida al chaval, el protagonista natural de ese día de cacería, el símbolo que indica que la vida sigue su curso en los mismos términos. De hecho, el símbolo del agua del río corriendo curso abajo es el que más se repite en las escenas de caza. Ese orden moral es superior y está en consonancia con los valores de la caza y de la propiedad privada. También incluye nuestro paso por la vida, como se refleja en el envejecimiento del párroco (p. 187), o la enfermedad de la madre de Lorenzo. Cuando se rompe, se rompe el equilibrio, como cuando Tochano dispara contra su perro (pp. 185-186). Ese orden moral es el que sustenta las vidas de todos los personajes, con sus cotidianos dramas particulares: la viudedad de la madre, el matrimonio de la hermana, casada con un borracho, el hermano que en la capital adopta a un niño que le sale rebelde (pp. 103-104), la muerte del Pepe, que es con diferencia el más polémico de los compañeros de Lorenzo. La novela, por tanto, encierra un discurso de biopoder entendido como explotación de un medio ordenado en su gestión y patrimonio, en una extensión del concepto de zoe que incluye animales y plantas, y respeta la tradición porque de esta manera se conserva el orden moral, que es superior a ojos del narrador, y que se cierra con la muerte de la madre de Lorenzo y el futuro matrimonio en el horizonte, como el río de la vida, que sigue su curso. Pero también incluye un elemento de ecocriticismo importante, como es el de la zoe ampliada, aquí referida, que permitiría concebir el medio natural y la sociedad como un todo. Aunque esta es una cosmovisión que evolucionará en la obra de Delibes, en el momento de escribir Diario de un cazador es la que preside su pensamiento. Bibliografía Agamben, Giorgio, Homo Sacer, Stanford, Stanford UP, 1998. Delibes, Miguel, Diario de un cazador, Barcelona, Destino, 1956. Delibes, Miguel, El camino, Barcelona, Austral, 2018. Delibes, Miguel, El sentido del progreso desde mi obra, Madrid, Real Academia Española, 2013. Delibes, Miguel, Las ratas, Barcelona, Austral, 2020. Delibes, Miguel, Los santos inocentes, ed. Domingo Ródenas, Madrid, Crítica, 2005. Gámez-Pérez, Carlos, Las Ciencias y las Letras: Pensamiento tecno-científico y cultura en España (1959-2016),Vigo, Editorial Academia del Hispanismo, 2018. DIARIO DE UN CAZADOR, DE MIGUEL DELIBES 141 Gordon, Colin, «Governmental Rationality: An Introduction», en The Foucault Effect: Studies in Governmentality, ed. G. Burchell, C. Gordon y P. Miller, London, Harvester/Wheatsheaf, 1991, pp. 1-51. Handelsman, Michael, «Environmental Concerns in Miguel Delibes», South Atlantic Bulletin, 1975, 40.4, 1975, pp. 61-66. Gracia, Jordi y Ródenas, Domingo, Derrota y restitución de la modernidad, 19392010, en Historia de la literatura española (v. 7), ed. José Carlos Mainer, Madrid, Crítica, 2010. Ródenas, Domingo, «Solidaridad y justicia poética: Los santos inocentes», prólogo a Los santos inocentes, de Miguel Delibes, Barcelona, Crítica, 2005, pp. 7-61.