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Un viaje del alma por la primera novela de Miguel Delibes

1995, Castilla Estudios De Literatura

SHERYL LYNN POSTMAN I. La sombra del ciprés es alargada, la primera novela de Miguel Delibes, inicia la carrera literaria del autor vallisoletano. A través de esta obra, Delibes crea un ambiente en el que se destacan dos mundos: uno medieval y otro contemporáneo. La nueva creación de dos ambientes permite al escritor poner en relieve la distinción total de éstos: uno cerrado, pasivo, y limitado; el otro, abierto, activo, y sin confines. La relación entre estos mundos opuestos tiene un gran efecto en el desarrollo psicológico y emocional del protagonista, Pedro, y su historia personal viene a ser un viaje perpetuo entre éstos, y la manera en que trata de reconciliar ambas esferas.

Un viaje del alina en la primera novela de Miguel Delibes SHERYL LYNN POSTMAN I. La sombra del ciprés es alargada, la primera novela de Miguel Delibes, inicia la carrera literaria del autor vallisoletano. A través de esta obra, Delibes crea un ambiente en el que se destacan dos mundos: uno medieval y otro contemporáneo. La nueva creación de dos ambientes permite al escritor poner en relieve la distinción total de éstos: uno cerrado, pasivo, y limitado; el otro, abierto, activo, y sin confines. La relación entre estos mundos opuestos tiene un gran efecto en el desarrollo psicológico y emocional del protagonista, Pedro, y su historia personal viene a ser un viaje perpetuo entre éstos, y la manera en que trata de reconciliar ambas esferas. El tema central de la novela, muy sencillo aparentemente, es la vida de un huérfano que va a estudiar el bachillerato en la ciudad medieval que es Ávila. Durante su primer año, conoce y estima a otro estudiante, Alfredo, que repentinamente, muere. Pasan arios de estudio y soledad y Pedro tiene que elegir una carrera. Para escaparse de la vida sepultada que Ileva, escoge la vida marinera. Lejos de Ávila, Pedro conoce y se enamora de una mujer extranjera,•Jane, que también muere inesperadamente en un accidente automovilistico. Para adentrarse en su dolor, Pedro vuelve a Ávila. En el cementerio donde yace su antiguo amigo, une, simbólicamente, los espiritus de los dos seres queridos, y destierra la tristeza de su antigua forma de ser. Delibes divide este libro en dos partes: la primera se concentra en la estancia juvenil de Pedro dentro de las murallas de Ávila; y la segunda en su madurez, fuera de este mundo enclaustrado. Creadas estas dos partes separadas, el escritor construye la estructura temática de su obra: la dualidad en que nuestro protagonista ha de vivir y la de Ávila. Sin embargo, para subrayar esta separación temporal y espacial, el narrador explica al principio del libro: 160 SHERYL LYNN POSTMAN "...con esto sólo pretendía enfrentar dos edades, dos conceptos de vida, dos civilizaciones..."1. La importancia de la ciudad es obvia, desde el principio del relato cuando el protagonista empieza su narración: Yo naci en Ávila, la vieja ciudad de las murallas, y creo que el silencio y el recogimiento casi mistico de esta ciudad se me metieron en el alma nada más nacer (p. 29). Aunque pasara muchos arios fuera, Pedro al final de la novela vuelve a evocar a la ciudad: "Me sonreía el contorno de Ávila allá, a lo lejos" (p. 303). Empezando y terminando el libro con referencia específica a Ávila, ciudad amurallada, Delibes crea la ilusión de un marco alrededor de la novela, y así construye con ella una muralla lingtiística. II. En las sociedades arcaicas y tradicionales, el mundo adyacente a los muros es concebido como un microcosmos, fuera de los límites de este mundo cerrado empieza el dominio de lo desconocido y de lo amorfo. Dentro de ellos hay un espacio ordenado, porque hay habitantes y organización; fuera, se encuentra lo desconocido y la región peligrosa de los diablos, los fantasmas, los muertos y los extranjeros; el caos, la muerte, o la noche. Para esta sociedad, los enemigos que amenazan son peligrosos porque encarnan los poderes hostiles, y así, las ciudades empezaron como defensas mágicas, establecidas para impedir las incursiones de los malos espíritus más bien que de un ataque. En la Edad Media, las murallas de una ciudad fueron ritualmente consagradas como defensa del demonio, de la enfermedad y de la muerte2. Sin embargo, este mundo sirve para el establecimiento psicológico del protagonista. Alfonso Rey explica que la ciudad de Ávila es más bien una prolongación del estado anímico de Pedro. Además, la visión que el narrador da de Ávila es muy "subjetiva, encaminada sobre todo a reflejar un estado de ánimo"3. Edgar Pauk también examina la evolución de Pedro basándose en la importancia de la ciudad4. El conflicto temporal viene a ser más claro en una conversación entre Pedro y su amigo intimo, Alfredo: ' Miguel Delibes, Obra completa, Tomo I, La sombra del ciprés es alargada (Barcelona: Ediciones Destino, 19164), p. 68. Todas las citas a esta edición van indicadas con el n ^ mero de la página entre paréntesis. 2 Mircea Eliade, Images and Symbols: Studíes in Religious Symbolism (Ney York: A Search Book: Sheed and Ward, 1969), pp. 37-39. 3 Alfonso Rey, La originalidad novelística de Delibes (Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela, 1975), p. 26. 4 Edgar Pauk, Miguel Delibes: Desarrollo de un escritor (1947-1974) (Madrid: Editorial Gredos, 1975), p. 30. UN VIAJE DEL ALMA EN LA PRIMERA NOVELA DE MIGUEL DELIBES 161 ...ÉI entendía que el hombre de cinco o diez siglos antes vivía más en la realidad que el actual. Se afanaba en levantar murallas, conventos o catedrales, porque tenía un concepto más serio de la vida: conservar la existencia, para llegar a Dios. ...En consecuencia, el hombre actual se limitaba a conservar los monumentos del antiguo y ^ nicamente levantaba teatros, cafés, y otros lugares de esparcimiento con una raíz exclusivamente material... Don Mateo parece hijo de las piedras de Ávila (pp. 68-69). Para el maestro de Pedro, la Edad Media es el mundo sagrado y eterno, consta en su referencia a conventos, catedrales y murallas. En la sociedad arcaica, cada ámbito habitado tenia un centro, que era el lugar más sacralizado. A^ n más, cada centro se consideraba como el centro del mundo, donde se unifican el cielo y la tierra, como consecuencia de una teofania que se cumplió en aquel lugar 5 . Pedro, sin embargo, adereza esta situación cuando se refiere a Don Mateo como "hijo de las piedras de Ávila". III. Si aceptamos el concepto de que las murallas de la Edad Media tienen su base en la tradición antigua, entonces las piedras también tienen su significado. Seg^ n Mircea Eliade, las piedras son simbolos de la religión y por eso, siempre son signos que significan algo superior al hombre 6 , con lo que se refuera la idea de que Ávila, ciudad amurallada con piedras, es sagrada. Además de simbolo de lo eterno, las piedras de Ávila son testimonios de la historia espariola, la de la reconquista. Tanto Pedro como Don Mateo, su maestro, se dan cuenta de ello, y Pedro, de niño, juega con sus amigos reviviendo, l^ dicamente, la epopeya medieval: Desde allí nos lanzábamos en tropel a la "conquista" de la ciudad. Nos considerábamos un ejército medieval galopado sobre ágiles corceles, cuya ^ nica meta estribaba en asaltar la muralla y "desalojar al enemigo" de su fortaleza (p. 69). El carácter doble de la ciudad es una cosa visible para el muchacho: ...AI salir de la muralla nos sorprendió el zumbido trepidante de la fábrica de harinas. Nos miramos Alfredo y yo, y ambos desvíamos después la mirada hacia las lucecitas que brillaban allí, en las ventanas, entre correas sinfín y mecanismos atrayentes y desconocidos... La ciudad amurallada, quieta en aquella tarde de noviembre, ofrecía desde allí un aspecto sugestivo y misterioso (p. 75). La muralla es lo misterioso y lo que determina el limite entre dos mundos antitéticos. El concepto de dualismo representado por Ávila, se ve en esos dos ámbitos que obsesionan a Pedro, uno dentro de la muralla y el otro fuera. Nótese que fuera de la muralla el protagonista se enfrenta con una fábrica, elemen- 5 Mircea Eliade, Patterns in Comparative Religions. Translated by Rosemary Sheed (Cley eland and New York: The World Publishing Company, 1967), p. 231. 6 Patterns in Comparative Religions, p. 234. 162 SHERYL LYNN POSTMAN to del mundo nuevo, práctico y ruidoso; mientras que dentro está la serenidad y la quietud, con lo que se refuerza, no sólo la idea de un microcosmos, sino además lo sagrado de esta esfera. Para Pedro, Ávila es el recinto sagrado, el centro del mundo. En Ávila empieza y termina su historia, y como consecuencia, forma parte de su ser. Cuando muere su mujer, Jane, Pedro decide volver a Ávila: Una noche, en viaje ya de regreso a España, recordé a Ávila, la Ávila ^ nica, maravillosamente pálida y alada de una noche en plenilunio. La rememoré con ansias anormales, casi bestiales de poseerla, de identificarme con ella, de relajar a su amparo mi atormentado espíritu y dejarle que se impregnase de su arieja y nostálgica substancia... (p. 296). Ávila se convierte en el "axis mundi" del personaje, el centro de su universo, y todo el mundo habitable se extiende alrededor de é1 7 . El papel que la ciudad desemperia en la vida del protagonista es respaldado por otras estructuras que llegan a ser simbolos de esa ciudad cerrada: la pecera de cristal en casa de Don Mateo; la sensación emocional que sufre Pedro al morir Alfredo; la corbeta que le regaló el hijo de un naviero. El lector observará que todas son cosas circunscritas en un marco determinado, haciéndonos a creer que Pedro se asocia con un mundo de limites cerrados. IV. Al entrar por primera vez en casa de Don Mateo, Pedro describe la emoción que siente: Cuando me apeé en la puerta de Don Mateo me invadió una sensación de soledad como no la había sentido nunca. Me hacía el efecto de que nadie en el mundo daría un paso por afecto hacia mí. Yo era un estorno que ^ nicamente por dinero podía aceptarse... (p. 33). Recuérdese que la función de las murallas en la Edad Media fue la de proteger el centro de los malos espiritus, de lo desconocido. Pedro ha creado una muraIla alrededor de si, para protegerse de si mmismo, y de este modo construye un centro sacro dentro de su propio ser. Para Pedro, la "soledad" no es sólo el espiritu malo, sino lo profano de su vida. El indicio que nos da para mostrar la construcción de la muralla viene cuando dice "me invadió" 8 . Solamente una invasión fisica o, como en este caso, espiritual, podria atravesar su falsa muralla; demostrándonos que no tiene poder y que no es eterna. Si Ávila es lo eterno, salir de viaje es penetrar en el mundo del tiempo, entregarse a lo temporal, y como la vida es un tejido del tiempo, viajar es entregarse a vivir. Pedro pasa la vida intentando huir de situaciones que él cree tie7 Mircea Eliade, The Sacred and The Profane (New York: Harper and Row, 1961), translated by William R. Trask, pp. 36-37. 8 Nótese que el narrador utiliza estas mismas palabras, "me invadió" o "me invadia" en varias partes del libro: por ejemplo las pp. 299, 303. UN VIAJE DEL ALMA EN LA PRIMERA NOVELA DE MIGUEL DELIBES 163 nen limitaciones marcadas. Por eso huye de Ávila abriendo así las puertas de su vida al tiempo dejando el enclaustramiento del "axis mundi": Me seducía el apartamiento del mundo, el poner frontera entre mi existencia y el arraigo terreno, cuyo desprendimineto a la larga había de causarme un nuevo dolor, pero me acobardaba ante la posibilidad de una vida excesivamente contemplativa..., (p. 151). Y, en vez de escoger una vida de contemplación y retiro (del claustro espiritual), escoge la de marinero, vida sin limitaciones físicas y sin fin determinado. De este modo penetra en la vida activa: ...me decidí, al fin, por una carrera que, conservándome en el mundo, me permitía al propio tiempo mantenerme apartado de él. Decidí hacerme marino mercante. ...Su carácter variable, la constante movilidad de horizontes y de personas, rimaba a la perfección con mi deseo de evitar tratos y relaciones reiterados o permanentes... (pp. 153-154). Ahora bien, al escoger la vida marinera, Pedro no se desgaja del todo de la vida contemplativa. El marinero viaja, pero dentro de su nave (en el mundo sin límites del mar), limitado por el navío, su misma muralla, por más que sea muralla en movimiento. Hasta que conoce a Jane, trata de escapar de cada tipo de confin menos del de su propio ser, que lo tiene apresado en su mundo interior. Tan evidente es que los demás tienen conciencia de ello: ...Es terrible, créame, Pedro, un espíritu atormentado; un espíritu que se adelanta a su momento y piensa en la noche cuando es de día y se reboza de antemano en la angustia de la obscuridad. Frente al sol de buscar la sombra y la luz en las tinieblas. Pero, d)or qué buscar las tinieblas en el día y en la noche?... (p. 255). V. Pedro enfrenta la primera antítesis de todo tiempo: la luz y la sombra, símbolos tan poderosos que su significado va más allá de polos opuestos. En el Antiguo Testamento, varias veces la luz representa la salvación prometida a los fieles y la sombra simboliza la ira de Dios. También en los Evangelios sinópticos, la muerte de Jes ^ s es representada con la sombra. No obstante, aquí parece ser evidente que aunque la luz es la salvación, y como consecuencia, la sombra es la perdición, Pedro debería buscar un equilibrio entre ambas. Es durante la segunda vuelta a Ávila, después de la muerte de Jane, cuando Pedro comienza a tener conciencia de esta confrontación necesaria. Seg^ n Karl Jung, la sombra quiere decir la parte negativa de la personalidad. Jung dice que la sombra es un problema moral que desafía toda la personalidadego, así que nadie se puede dar cuenta de ella sin un considerable esfuerzo moral. Para llegar a la conciencia de la sombra, cada uno tiene que reconocer la sombra fácilmente. Basta un poco de autocrítica para poder penetrarla9. 9 Ed. Joseph Campbell, oks, 1985). The Portable Jung, trans. by R.F.C. Hull (New York: Penguin Bo- 164 SHERYL LYNN POSTMAN Para aliviarse de los fantasmas antiguos que influyen tanto en su vida, este viajero ha de estar en Ávila, el lugar que los ha creado: ...Ante la entrada principal de la muralla me invadió una vaga congoja, un difuso conocimiento de una relación latente entre Jane y aquellas añosas piedras. Las piedras se amontonaban con un sentido arquitectónico diluido y bello, dando prestancia y solidez a un fragmento de historia ya desgraciadamente fenecido. ...Hasta mí ascendia el profundo clamor de las campanas de mil conventós lanzando sus ecos, dilatados y austeros, a los albores del nuevo dia (pp. 299, 301). Si Ávila es el mundo sagrado, entonces Jane, que viene de la ciudad de Providencia, en los Estados Unidos, tiene que ser la mujer providencial a causa de la relación creada entre aquella ciudad y ella misma l°. Y aunque sirve de mujer providencial, no como cree nuestro protagonista. Pedro espera que su mujer le libre de su cárcel privada y que le deje volar fuera de su mundo encerrado. Desgraciadamente él no reconoce que Ávila sea su destino y que la providencia de Jane funcione de manera trágica: llega a ser, sin embargo, su voz misteriosa y mistica que le guía de nuevo a su (una vez) odiosa (y secretamente amada) Ávila. El milagro ocurre: al volver Pedro se libra de ella, de sus muros, de lo que en el pasado le encarceló dándole opresión, terror, y un deseo desenfrenado de escapar. Reconciliado con la vida y la muerte, y sobretodo, con sí mismo, es el hombre sin padres, sin amigos, y sin amor, el huérfano eterno. Xámo ocurre esta metamorfosis? VI. La importancia de la ciudad Ilega a ser más clara en cuanto Pedro empieza a asociar esta ciudad circundante con Jane, su mujer muerta pero viva en el recuerdo: No sé cómo encadené a Jane a mis pensamientos. Y otra vez torné a adivinar una vaga relación entre su ser y la naturaleza circunclante; una mutua, confortable influencia que ensartaba en una misma fibra todo el nostálgico mundo de mis recuerdos (p. 301). No obstante, el momento culminante del encuentro entre el pasado y el presente tiene lugar en el camposanto de la ciudad, pues la muerte para el cristiano es el símbolo del renacer de la vida eterna. Y ahora Pedro se da cuenta de que esta confrontación le era necesaria para poder seguir adelante. Al saberlo, la sensación que le invade es de esperanza: ...Así permaned un rato, absorto, renovando en mi mente los primeros arios de mi vida, el latente sabor de mi primera amistad. Luego, casi inconscientemente, extraje de un bolsillo el aro de Jane circundado por la inscripción de Zoroastro y me aproximé a la tumba de mi amigo, ...introduje el anillo y lo dejé caer... Véase mi artículo "Jane, la mujer providencial de Pedro en La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes" (Universidad de Madrid: Epos)". UN VIAJE DEL ALMA EN LA PRIMERA NOVELA DE MIGUEL DELIBES 165 Ahora ya estaban eslabonados, atados, mis afectos; las dos corrientes que vitalizaran mi espíritu habían alcanzado su punto de confluencia. Cuando una hora más tarde abandonaba el cementerio me invadió una sensación desusada de relajada placidez. Se me hacía que ya había encontrado la razón suprema de mi pervivencia en el mundo. Ya no me encontraba solo. Detrás dejaba a buen recaudo mis afectos. Por delante se abría un día transparente, f ^ lgido, y la muralla de Ávila se recortaba, dentada y sobria, sobre el azul del firmamento. ...Y fue casualmente en el momento én que tropecé con un obstáculo oculto por la nieve. Al mirar hacia el suelo comprobé que a la nieve la hace barro el contacto del pie... (p. 303). Pedro une sus dos amores, y se reconcilia con la vida, o sea con la muerte que forma parte de la vida, en el campo de los muertos (cle los vivos sub specie aeternitatis). La muerte de sus dos seres queridos tiene efectos profundos en su vida. En ambos casos Pedro fue testigo de una muerte cruel e inesperada. La de Alfredo le estimuló a irse de Ávila y separarse de todo contacto humano. Sin embargo, Jane, en Providencia, le llevó a volver a su ciudad. La alianza matrimonial que Pedro hace en la tumba de su amigo tiene las palabras de Zoroastro: "El matrimonio es un puente que conduce al cielo". En este momento Pedro comprende que su enclaustramiento es voluntario y que la antigua ciudad no tiene nada que ver con ello. Además comprende que su aislamiento personal ha sido un grave error y que se debe aceptar a sí mismo para poder aceptar y abrazar la vida. Pedro puede entrar en la luz, es símbolo de su salvación, y allí las cosas pueden crecer y no morir, como en la sombra. Lo helado del camposanto empieza a deshacerse en contacto con la vida. Entonces, Ávila, el eterno "axis mundi", le sonde con toda su historia y dominado desde lo alto por DIos, el "axis mundi" es el templo por excelencia. Situando esta novela, básicamente, en la ciudad de Ávila, Miguel Delibes nos alerta desde el principio para entender cómo la ciudad define en cierta medida al protagonista y su manera de ser. Crea un mundo amurallado geográficamente, ayuda al lector a ver el mundo cerrado y restrictivo del ser del protagonista. Pedro, desde el comienzo, pretende huir obsesivamente de este mundo clausurado ante el terror de ser ahogado por él. Objetivamente, el título mismo se refiere a dos muertes: una de la vieja ciudad de Ávila, y la otra en el mundo mecanizado de afuera. El ciprés, símbolo de la paz eterna en el reinado de las tumbas, ha alargado su sombra más allá del límite original, Ávila. La sombra, al alargarse, llega a envolver también la vida, el alma, de Pedro, cuya existencia ha sido una larga serie de sufrimientos: huérfano, pierde a su mejor amigo y enviuda. Ahora está solo, pero vivo bajo la sombra del ciprés, donde encontrará su resurrección. Delibes hace ver que el hado siempre está presente en las acciones humanas, y nadie puede escaparse de él. Se debe vivir con el destino: y es ésta acaso la consideración que Ileva a Pedro a volver a su ciudad natal. No hay reconciliación 166 • SHERYL LYNN POSTMAN entre estos dos mundos separados, sino que uno es el complemento al otro. Finalmente, los dos son mortales, pero el milenario de Ávila, parece ser, al protagonista de la novela, más inmortal. El viaje es de la matriz y la vuelta a los origenes. La sombra del ciprés también tiene que ver con la madurez, la meditación. Es la meditación de los santos de Ávila que envuelven la vida madura de Pedro, y al aceptarlos nos hace ver que nos quedan la paciencia, la humildad y el destino.