Pe rs o n a j e s j a h e n c i a n o s
Personajes jahencianos / coordinadora María Dolores Rincón
González; introducción Tomás Roldán Cañas; Alejandro
Fornell Muñoz… [et. al.]. – Jaén: Universidad, 2021.
444 p. ; 17 x 24 cm
ISBN 978-84-9159-465-9
1. Jaén (España: Provincia) - Vida intelectual 2. Giennenses.
I. Rincón González, María Dolores, coord. II. Roldán Cañas,
Tomás, intr. III. Fornell Muñoz, Alejandro, coaut.
316.7 (460.352)
Obra desarrollada a partir de la idea original
del programa Jaén Genuino
© Textos, sus autores
© Imágenes, sus autores
© Edición, Universidad de Jaén
Primera edición, diciembre 2021
Coordina María Dolores Rincón González
Edita Universidad de Jaén
Diseña y maqueta Virginia Alcántara [ virginiaalcantara.es ]
Imprime Gráficas 'La Paz' de Torredonjimeno, S. L.
ISBN: 978-84-9159-465-9
Depósito legal: J 790-2021
Impreso en España / Printed in Spain
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta
obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por
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Pe rs o n a j e s j a h e n c i a n o s
Índice
Presentación
XI
Introducción
XV
Siglo II
1.
Cayo Sempronio y Sempronio Fusca
21
Siglo X
2.
Hasday Ibn Saprút
31
Siglo XIII
3.
Muhammad I Ibn al-Ahmar
45
4.
Ibn Malik al-Yayyaní
55
5.
Miguel Lucas de Iranzo
67
6.
Ferrán Mexía
77
7.
Teresa de Torres
87
8.
Gutierre González Doncel
101
9.
Esteban Gabriel Merino
113
JUAN GÓMEZ ORTEGA
TOMÁS ROLDÁN CAÑAS
Siglo XV
Siglo XVI
ALEJANDRO FORNELL MUÑOZ
ÁNGEL C. LÓPEZ Y LÓPEZ
FRANCISCO VIDAL-CASTRO
FRANCISCO VIDAL-CASTRO
MANUEL JÓDAR MENA
JOSÉ JULIO MARTÍN ROMERO
MARÍA DEL CONSUELO DÍEZ BEDMAR
MARÍA AMPARO LÓPEZ ARANDIA
FRANCISCO JUAN MARTÍNEZ ROJAS
10. Cristóbal Méndez
125
11. Andrés de Vandelvira
133
12. Francisco del Castillo ‘el Mozo’
145
13. Alonso de Freylas
157
14. Gaspar Salcedo de Aguirre
167
15. Pedro Ordóñez de Ceballos
181
16. Melchor de Soria y Vera
191
17. Juan de Aranda Salazar
199
MARÍA LUISA ZAGALAZ SÁNCHEZ
PEDRO A. GALERA ANDREU
PEDRO A. GALERA ANDREU
Siglo XVII
MARÍA DOLORES RINCÓN GONZÁLEZ
MARÍA DOLORES RINCÓN GONZÁLEZ
RAÚL MANCHÓN GÓMEZ
FELIPE SERRANO ESTRELLA
PEDRO A. GALERA ANDREU
VII
Índice
Siglo XVII
18. Juan Gutiérrez de Godoy
211
19. Baltasar Moscoso Sandoval
217
20. Sebastián Martínez Domedel
229
21. Mariana de Carvajal
237
22. Juan Manuel de la Puente
255
23. Fray Benito Marín
263
24. José Martínez de Mazas
271
25. Ramón Garay
281
26. Bernardo López
293
27. Rafael Martínez Molina
307
28. Francisco de Paula Coello de Portugal
313
29. Antonio Almendros Aguilar
333
30. José del Prado y Palacio
345
31. Patrocinio de Biedma y Lamoneda
355
32. Justino Flórez Llamas
369
33. Antonio Flores de Lemus
379
34. Emilio Cebrián Ruiz
391
35. Bernabé Soriano de la Torre
401
36. Rafael Porlán y Merlo
411
37. Antonio Alcalá Venceslada
419
38. Josefa Segovia Morón
429
JUAN CARLOS JIMÉNEZ DEL CASTILLO
FRANCISCO JUAN MARTÍNEZ ROJAS
FELIPE SERRANO ESTRELLA
DÁMASO CHICHARRO CHAMORRO
Siglo XVIII
JAVIER MARÍN LÓPEZ
JOSÉ A. GUTIÉRREZ ÁLVAREZ
FRANCISCO JAVIER ILLANA LÓPEZ
FRANCISCO JAVIER ILLANA LÓPEZ
PEDRO JIMÉNEZ CAVALLÉ
Siglo XIX
DÁMASO CHICHARRO CHAMORRO
MARÍA DOLORES RINCÓN GONZÁLEZ
MANUEL G. ALCÁZAR MOLINA
ANTONIO M. RUIZ ARMENTEROS
MARÍA ISABEL SANCHO RODRÍGUEZ
LUIS GARRIDO-GONZÁLEZ
MARÍA ISABEL SANCHO RODRÍGUEZ
RAFAEL CASUSO QUESADA
Siglo XX
ANTONIO MARTÍN MESA
ISABEL MARÍA AYALA HERRERA
ANTONIO SALIDO SÁNCHEZ
RAFAEL ALARCÓN SIERRA
MARÍA ÁGUEDA MORENO MORENO
CARMEN MARÍA SÁNCHEZ MORILLAS
VIII
Pe rs o n a j e s j a h e n c i a n o s
Cayo Sempronio y
Sempronia Fusca
Promotores de las ter mas romanas del barrio
de la Magdalena
UNIVERSIDAD DE JAÉN
L
a existencia de Cayo Sempronio y Sempronia Fusca se constata a través de una
inscripción tallada sobre un bloque calizo
de considerables proporciones (altura = 62
cm; longitud = 2,22 m; grosor máximo = 40
cm), que actualmente se exhibe en el vestíbulo del Museo Provincial de Jaén, y que
está registrada en varios catálogos (CIL II,
3361, CIL II2/5,30, CILAJA, 21) (Figura 1).
Se trata de uno de los pocos epígrafes jiennenses del que se conoce su contexto original gracias a la información proporcionada
por Martínez de Mazas. Es él quien señala que la piedra fue extraída de las cercanas ruinas de unos antiguos baños situados
entre la Casa del Agua y los Baños de Don
Fernando (en las entonces tenerías del conde de Villardompardo) y que fue reutilizada
para adornar la fachada sur de la desaparecida iglesia de San Miguel, en el barrio de
la Magdalena, durante su ampliación en el
siglo XVI. En su visita a dichos baños, Ambrosio de Morales los consideró de origen
SIGLO II
ALEJANDRO FORNELL MUÑOZ
1
romano, hecho confirmado por el Deán de
Mazas, que incluso menciona que en su
época (finales del siglo XVIII) aún se conservaban allí varias bóvedas de ladrillo y argamasa de fuerte estructura.
Puesto que, como veremos seguidamente, la inscripción hace referencia a la
donación de unas termas para la ciudad,
resulta admisible que el epígrafe estuviera
primitivamente colocado en un lugar preferente de dicho edificio, pues según la norma (recogida en el Digesto L, 10, 2, pr. y L,
10, 7, 1), quien costeaba la realización de
obras públicas tenía derecho a recibir, como premio a su generosidad y para perpetuar su memoria en la comunidad, un rótulo con su nombre en un lugar visible de la
construcción financiada (tal y como se sigue
haciendo hoy), permaneciendo allí aunque
la obra fuera posteriormente reparada.
El contacto con la cultura griega hizo
que Roma asumiera hábitos de higiene personal —que previene enfermedades—, algo
21
Pe rs o n a j e s j a h e n c i a n o s
Fig. 1. Inscripción honorífica de los
Sempronios (Foto: fondo colección
del Museo Arqueológico Provincial
de Jaén).
Traducción según González, C. y Mangas, J.:
«Cayo Sempronio Semproniano, hijo de Cayo,
de la tribu Galeria, duoviro por dos veces,
pontífice perpetuo, y Sempronia Fusca Vibia
Anicila, su hija, dieron y dedicaron estas termas,
abasteciéndolas de agua y dotándolas de un
bosque de trescientas acnuas, todo con su
dinero y a sus expensas».
SIGLO II
fundamental para conservar la salud en una
sociedad preindustrial donde no existían ni
antibióticos ni antivirales. Es por ello que los
baños públicos o termas supusieron uno de
los principales referentes del equipamiento
de las ciudades romanas, puesto que muy
pocas casas disponían de agua corriente y
un espacio propio para el aseo. Además, su
uso higiénico —si bien fundamental— no
era el único, ya que también las termas eran
consideradas lugares de reunión y de actividades gimnásticas y lúdicas. En consecuencia, se trata de edificios necesarios aunque
costosos, ya que en ciertas ocasiones erigir
un inmueble de tal índole llevaba aparejado
la construcción de un acueducto o de otras
vías de suministro hídrico. Por eso no deja de ser significativo que las termas fueran
22
Pe rs o n a j e s j a h e n c i a n o s
subvencionadas por personajes destacados
de la sociedad, los únicos con capacidad para efectuar fuertes inversiones en la realización de determinadas obras monumentales
de interés colectivo.
Según reza en nuestro epígrafe, Cayo Sempronio y Sempronia Fusca no solo
sufragaron los gastos de la edificación de
unas termas, sino también de su correspondiente traída de agua y de un bosque (de
un área equivalente a 37 ha) del que obtener la madera para calentarla.
Varios son los puntos de la ciudad donde se han pretendido identificar los vestigios de unas termas romanas. Algunos
autores como Morales Rodríguez, han querido verlos en las losas de mármol y piedra
caliza halladas bajo el patio de la iglesia de
C a yo S e m p ro n i o y S e m p ro n i a F u s c a
23
SIGLO II
la Magdalena. No obstante, este pavimento romano de grandes losas, junto al pedestal con la inscripción dedicada a Apolo Augusto (CILAJA, 16) que sirve de soporte a
uno de los arcos del patio actual de la iglesia, ha sido interpretado por Lázaro Damas
con un templo dedicado a este polifacético dios. Tal posibilidad no carece de sentido si tenemos en cuenta un hecho observado con frecuencia: la continuidad del uso
sagrado de un espacio a lo largo del tiempo
reflejado en la superposición de edificios
destinados a diferentes cultos. Así, la iglesia católica de principios del siglo XVI se levanta sobre los restos de una mezquita, que
a su vez pudo construirse sobre un lugar de
culto anterior. Por tanto, parece más aceptable que en lugar de unas termas estemos
ante la presencia de un templo romano.
Otro espacio propuesto para su localización es el Palacio de Villardompardo,
donde existen restos romanos que pueden
observarse bajo un suelo de vidrio transparente del que está dotada la sala previa a
los baños árabes. El hamman islámico responde al mismo esquema y funcionamiento que las termas romanas, aunque notoriamente simplificado por la escasa afición de
los musulmanes a la práctica de la natación.
Esto explicaría que restos de antiguas termas romanas sirvieran de base para posteriores baños árabes de la época del califato de Córdoba. Es factible, pues, que este
fuera el caso constatado en el palacio de Villardompardo, donde los baños árabes (siglo XI), a juzgar por la naturaleza de sus muros, pudieron conformarse sobre los restos
de unas termas romanas alimentadas por
el acueducto del Barranco de los Escuderos, como defiende Serrano Peña. Sin embargo, estas supuestas termas no pueden
relacionarse con la de nuestro epígrafe, el
cual hace referencia explícita a la donación
de un bosquecillo destinado a proporcionar
la madera que sirviera de combustible para el calentamiento de los baños, y no resulta muy factible que dicho bosque se encontrara en pleno centro de la población. Esto
significa que las termas aludidas en la inscripción de los Sempronios han de buscarse en una zona más próxima a los terrenos
boscosos de extramuros.
Aunque actualmente carecemos de
constatación arqueológica concluyente sobre el emplazamiento exacto del edifico termal construido por los Sempronios, descartadas las otras alternativas, siendo fiel al
texto epigráfico y atendiendo a la descripción de los restos de un posible acueducto que hace el cronista Cazabán a comienzos del siglo pasado, tendríamos suficientes
indicios para situar las termas en el barrio
de la Magdalena, en los terrenos inmediatamente a espaldas del convento de Santa Úrsula y el colegio Ruiz Jiménez (parte del antiguo Huerto de Cárdenas), una zona extrema
de la ciudad casi colindante con la antigua
muralla norte, y donde todavía, entre la moderna urbanización de extramuros, pueden
apreciarse densos espacios verdes herederos del viejo bosque romano (Figura 2).
Aceptar que los restos de adscripción
romana hallados en la sala previa a los baños árabes podrían corresponder con unas
termas, aunque no sean las sufragadas por
los Sempronios, supone admitir la existen-
Fig. 2. Localización de los vestigios
del Jaén romano:
SIGLO II
1.- Muralla Republicana.
2.- Muralla Imperial.
3.- Fuente de la Magdalena.
4.- Acueducto del Carmen.
5.- Acueducto Huerto de Cárdenas.
6.- Ubicación de las termas.
7.- Necrópolis.
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Pe rs o n a j e s j a h e n c i a n o s
cia de dos baños públicos en la ciudad —en
Villardompardo y Santa Úrsula— separadas
por una distancia inferior a los 500 m, algo
que puede resultar excesivo para un municipio tan modesto como era Aurgi. Lo más
lógico es suponer que ambos baños no funcionaron contemporáneamente, sino que
se usaron en distintos momentos del período imperial (Figura 2).
Para González y Mangas las fórmulas
epigráficas y los caracteres paleográficos
de la inscripción de los Sempronios sitúan
su datación en el reinado de Trajano (98117 d.C.). Es decir, estas termas se edificaron poco después de que Vespasiano (71-
C a yo S e m p ro n i o y S e m p ro n i a F u s c a
25
SIGLO II
79 d.C.) concediera el estatuto municipal al
antiguo núcleo de población indígena que
habitaba en Jaén, denominándolo Municipio Flavio Aurgitano, más conocido como
Aurgi. Por tanto, cabe pensar que estos baños fueron los primeros que disfrutó la ciudad, mientras que el posible edificio termal
de Villardompardo sería más tardío, quizás
del Bajo Imperio, lo que explicaría que aún
quedaran restos reaprovechables cuando
los musulmanes levantaron el hamman en
el siglo XI.
A la luz de todos los epígrafes conocidos de la provincia de Jaén, queda claro
que la donación realizada por Cayo Sempronio Semproniano y su hija Sempronia
Fusca supera en magnitud a cualquier otra
construcción conocida en Aurgi y a aquellas
relacionadas con otras termas. Asimismo,
podemos afirmar que es la segunda evergesía más importante constatada en el territorio provincial jiennense, únicamente superada por la que realiza Quinto Torio Culleo en
Castulo (Cazlona, Linares), que se considera
la mayor documentada en Hispania.
Como señala Genaro Chic, en una sociedad como la romana, dominada por la idea
de prestigio, era importante quien más podía dar a los ciudadanos para hacerlos dependientes mediante la deuda de gratitud.
Esto suscitaba una serie de actuaciones benéficas, por medio de las cuales los potentados se reservaban los puestos de responsabilidad, ya que eran los únicos que podían
ganarse el favor de la gente con generosidad antes de las elecciones, y luego poder
pagar los costos inherentes al desempeño
del cargo obtenido. Pero algunas everge-
sías —como es el caso de nuestro benefactor Cayo Sempronio— se efectuaron después de ejercer una de las altas dignidades
religiosas que solían culminar la carrera política de un potentado local. Es decir, los
notables no siempre actuaron con la expectativa de que tales generosidades les ayudaran a progresar en su carrera política, sino como agradecimiento a posteriori por
los honores recibidos y como contribución
personal comprometida con el bienestar de
su comunidad. Independientemente de la
motivación, durante el Ato Imperio estos
actos evergéticos constituyeron el nervio
de la vida económica de las comunidades
urbanas en formación o en vías de consolidación. Es decir, los evergetas o benefactores aliviaban un presupuesto crónicamente
deficitario o daban lo que la ciudad no estaba en disposición de proporcionar.
La misma inscripción que estamos analizando nos informa de las responsabilidades
públicas que asumió Cayo Sempronio Semproniano, único munícipe que aparece en la
epigrafía de Aurgi desarrollando una carrera mixta, pues desempeñó puestos civiles
(duoviro) junto a otros religiosos (pontífice
perpetuo). El primero de estos cargos constituye el máximo poder ejecutivo en la magistratura local, que además ocupó en dos
ocasiones; el segundo, en cambio, reviste una alta dignidad sacra y es asumida en
condición de perpetuidad. Así pues, estaríamos ante el personaje con más prestigio,
experiencia y fortuna en la vida de la localidad aurgitana, lo cual resulta acorde con la
grandeza de su donación, que debió de exigir la inversión de una considerable suma.
SIGLO II
Lógicamente, el encumbramiento de Cayo Sempronio se explica a partir de la pertenencia a una de las familias más poderosas
de la ciudad en el siglo II d.C., puesto que
aunaba el poder político y el económico. Es
por ello que creemos oportuno dedicar unas
líneas a la gens Sempronia —una de las más
notorias del total de quince constatadas en
Aurgi— para conocer su origen, qué papel
desempeñó en la administración municipal y
en qué basó su poderío económico.
Los Sempronios proceden de una familia romana de gran antigüedad, cuya época
gloriosa está prácticamente limitada al período republicano, pues muy pocos miembros de esta gens tuvieron algún papel relevante en Roma durante el Imperio. Entre
sus componentes más destacados se encuentran Tiberio Sempronio Graco, pretor
de la Citerior (180 a.C.), procónsul (179178) y padre de los dos tribunos de la plebe más ilustres: Tiberio (162-133 a.C.) y Cayo Sempronio Graco (154-121 a.C.).
En Hispania este es uno de los gentilicios o “apellidos” más frecuentes. Concretamente, en el sur peninsular se localizan
en Lacilbula (Grazalema, Cádiz), Canania (Alcolea del Río, Sevilla), Irni (El Saucejo, Sevilla), Oducia (Mesa de Lora, Sevilla),
Ostippo (Estepa, Sevilla), Villo (Rancho de
la Estaca, Sevilla), Baedro (Los Pedroches,
Córdoba) —donde se proyectan masivamente—, Ipsca (Cortijo de Iscar, Córdoba),
Mellaria (Fuente Obejuna, Córdoba), Mirobriga (Cortijo del Cabezo, Badajoz), Nescania (Valle de Abdalajís, Málaga), Singilia
Barba (Antequera, Málaga) y en las ruinas
de los Castellanos (Campillos, Málaga).
26
Pe rs o n a j e s j a h e n c i a n o s
Como afirma Morales Rodríguez, los
Sempronios meridionales aparecen generalmente ocupando cargos de importancia
en la administración municipal, realizando
evergesías y enlazándose matrimonialmente con otras familias notables como la Junia, la Cornelia o la Emilia.
En la provincia de Jaén, además de en
Aurgi, los encontramos en Batora (Torre
Benzalá, Torredonjimeno; Sempronia Saturtina, CILAJA, 72), en Obulco (Porcuna; Lucio Sempronio Postumo y Sempronia Campania, CILAJA, 324 y 325) y, sobre todo, en
la ciudad minera de Baesucci (Vilches), donde se han constatado hasta trece individuos
con dicho nombre, seis de los cuales fueron seviros (cargo religioso menor) y probablemente libertos de Cayo Sempronio Celer, un importante personaje al que rinden
honores varios municipios (CILAJA, 45, 47,
48, 49, 54, 60).
Es muy difícil que sepamos nunca el origen del dispendio de riqueza que hacen
Sempronio Semproniano y su hija Sempronia en Aurgi, pero intuimos que pudieran
ser terratenientes que participaban en actividades relacionadas con el tráfico de mercancías, préstamos a la gruesa o el patrocinio de talleres artesanales. Otra posibilidad
es que los Sempronios aurgitanos estuvieran emparentados con el Cayo Sempronio
Celer (siglo I d.C.) de Baesucci —temporalmente próximos—, cuyo ámbito de influencia era muy amplio a la luz de los honores
que le tributan a este personaje no solo el
municipio baesucitano, sino también el de
Vivatia (Baeza), Tugia (Toya, Peal de Becerro) y Laminium (Fuente Llana, Ciudad Real).
C a yo S e m p ro n i o y S e m p ro n i a F u s c a
27
SIGLO II
Por ello, no descartamos la teoría de que
algún antepasado inmediato de Cayo Sempronio Semproniano fuera miembro de esta
poderosa familia de Baesucci, posiblemente
enriquecida con la minería, que se trasladara por negocios al municipio vecino de Aurgi y que acabara estableciéndose con fortuna en él, llegando a convertir su familia en
una de las principales de nuestra ciudad.
Una última cuestión que nos queda por
despejar es si Sempronia Fusca participó o
no realmente en la donación en la que aparece junto a su padre. Y si fue así, de dónde procedía el dinero que supuestamente
aportó a la donación. La epigrafía demuestra que en Hispania las damas realizaron todo tipo de actos benéficos, bien de forma
independiente o conjuntamente con algún
miembro varón de la familia (padres, esposos o hijos). Tal como reza en nuestra inscripción, Sempronia Fusca figura junto a su
progenitor en la donación de las termas.
Puesto que las mujeres no podían poseer
un patrimonio adquirido personalmente,
sino recibido por herencia tras la muerte
del padre —que no es el caso—, la única
posibilidad de que hubiese contribuido sería en el supuesto de que estuviera casada
y que dispusiese de parte de su dote para colaborar.
Cuando un notable, al realizar personalmente un acto evergético, incorporaba en
su gesto a alguno de sus familiares, pretendía proyectar a través de ellos una imagen
corporativa de su clan. Si son sus hijos varones los que figuran asociados, hay una
clara intención de destacarlos como garantía de una futura continuidad familiar en la
vida política municipal. Puesto que las mujeres estaban al margen de la participación
política, cuando aparecen coligadas en una
evergesía el objetivo era obtener alguno
de los sacerdocios femeninos, que también
enaltecían a la familia y era lo único que les
permitía a ellas un ejercicio real de poder.
No disponemos de documentos que
nos revelen si Sempronia Fusca consiguió
desempeñar finalmente un sacerdocio. Pero, independientemente de ello, su participación en la vida pública del municipio
aurgitano queda patente a través de la donación conjunta que hace con su padre.
En definitiva, con esta humilde semblanza hemos tratado de exponer todo lo que
sabemos acerca de la vida y obra de algunos de los individuos más destacados de la
sociedad del Jaén romano, una parte relevante de nuestra historia poco conocida,
pero no por eso menos importante. Es evidente que aún queda mucho trabajo por
hacer, pues existen otros ilustres personajes romanos que permanecen ignotos para los jiennenses. Desde estas líneas queremos hacer ver que el pasado de Jaén es tan
íbero como romano, y que una buena parte de este pasado no siempre se encuentra
escondido bajo nuestros pies, sino olvidado por la memoria colectiva. Si con este pequeño homenaje a los hombres y mujeres
que contribuyeron a forjar nuestra ciudad
e historia hemos despertado el interés por
el mismo, nos consideraremos satisfechos.
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