Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Universidad del Perú. Decana de América
Dirección General de Estudios de Posgrado
Facultad de Letras y Ciencias Humanas
Unidad de Posgrado
La psicología evolucionista: una evaluación
epistemológica
TESIS
Para optar el Grado Académico de Magíster en Filosofía con
mención en Epistemología
AUTOR
Mike Christian CRUZADO TORRE
ASESOR
Mg. Álvaro Arturo REVOLLEDO NOVOA
Lima, Perú
2021
Reconocimiento - No Comercial - Compartir Igual - Sin restricciones adicionales
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Usted puede distribuir, remezclar, retocar, y crear a partir del documento original de modo no
comercial, siempre y cuando se dé crédito al autor del documento y se licencien las nuevas
creaciones bajo las mismas condiciones. No se permite aplicar términos legales o medidas
tecnológicas que restrinjan legalmente a otros a hacer cualquier cosa que permita esta licencia.
Referencia bibliográfica
Cruzado, M. (2021). La psicología evolucionista: una evaluación epistemológica.
[Tesis de maestría, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Facultad de Letras
y Ciencias Humanas, Unidad de Posgrado]. Repositorio institucional Cybertesis
UNMSM.
Metadatos complementarios
Datos de autor
Nombres y apellidos
Mike Christian Cruzado Torre
Tipo de documento de identidad
DNI
Número de documento de identidad
44530776
URL de ORCID
https://orcid.org/0000-0002-5263-5660
Datos de asesor
Nombres y apellidos
Álvaro Arturo Revolledo Novoa
Tipo de documento de identidad
DNI
Número de documento de identidad
08148444
URL de ORCID
https://orcid.org/0000-0002-9170-9968
Datos del jurado
Presidente del jurado
Miguel Ángel Polo Santillán
Nombres y apellidos
Tipo de documento
DNI
Número de documento de identidad
08002363
Miembro del jurado 1
Nombres y apellidos
Óscar Augusto García Zárate
Tipo de documento
DNI
Número de documento de identidad
06688834
Miembro del jurado 2
Nombres y apellidos
Javier Aldama Pinedo
Tipo de documento
DNI
Número de documento de identidad
08005787
Datos de investigación
Línea de investigación
ODS 4.27 Lógica, epistemología e historia de
la ciencia.
Grupo de investigación
Episteme
Agencia de financiamiento
Sin financiamiento.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Ubicación geográfica de la
investigación
País: Perú
Departamento: Lima
Provincia: Lima
Distrito: Cercado de Lima
Latitud: -12.057031
Longitud: -77.081458
Año o rango de años en que se
realizó la investigación
2019 – 2021
Filosofía
http://purl.org/pe-repo/ocde/ford#6.03.01
URL de disciplinas OCDE
Historia y filosofía de la ciencia y la
tecnología
http://purl.org/pe-repo/ocde/ford#6.03.02
UNIDAD DE POSGRADO
ACTA DE SUSTENTACIÓN DE TESIS DE
GRADO ACADÉMICO DE MAGISTER
A los veintidós días del mes de diciembre de dos mil veintiuno, siendo las 08.00 horas,
vía virtual, se reunió el Jurado de Grado integrado por los profesores Dr. Miguel Ángel Polo
Santillán (Presidente), Mg. Álvaro Revolledo Novoa (Asesor), Dr. Óscar García Zárate
(Informante) y Dr. Javier Aldama Pinedo (Informante) para calificar la sustentación de la tesis
titulada La psicología evolucionista: una evaluación epistemológica, presentada por el
señor Mike Christian Cruzado Torre Bachiller en Filosofía, para optar el Grado de Magíster
en Filosofía con mención en Epistemología.
Hecha la exposición y absueltas las preguntas formuladas por el Jurado, éste acordó la
siguiente calificación de acuerdo a lo establecido por el Reglamento General de Estudios de
Posgrado.
Excelente (20)
Habiendo sido aprobada la sustentación de la tesis, el Jurado recomendó que la Facultad
proponga que se le otorgue el grado académico de Magister en Filosofía con mención en
Epistemología al bachiller Mike Christian Cruzado Torre.
El acto académico de sustentación concluyó a las
Dr. Miguel Ángel Polo Santillán
Presidente
Profesor Principal T.C.
Dr. Óscar García Zárate
Informante
Profesor Principal T.C.
10.00
horas.
Mg. Álvaro Revolledo Novoa
Asesor
Profesor Auxiliar T.C.
Dr. Javier Aldama Pinedo
Informante
Profesor Principal T.C.
Dedicatoria
La presente investigación se la dedico a mi Maguita, la mamá más maravillosa del mundo.
Su sonrisa siempre me alegra la vida.
Resumen
Una de las implicancias de la teoría de la evolución por selección natural es que ella ha moldeado
no solo el cuerpo sino la mente humana. La psicología evolucionista sostiene que la arquitectura
mental es prominentemente modular; es decir, se compone de módulos mentales que
evolucionaron, porque sus efectos resolvían con más eficacia problemas adaptativos particulares
en el ambiente de adaptación evolutiva de la especie humana. No obstante, el debate sobre el grado
de modularidad de la mente, así como el significado mismo de modular ha sido una historia de
permanentes malentendidos. El objetivo de la presente investigación es evaluar las críticas
conceptuales y teóricas contra la psicología evolucionista. En el desarrollo de este debate, no se ha
discernido debidamente entre distintos niveles de análisis, se ha asumido una visión estrecha de la
dinámica científica, no se ha tenido en cuenta los elementos principales para evaluar hipótesis
adaptativas, hubo una interpretación poco generosa de los postulados de la psicología evolucionista
y rasgos como innato, encapsulado y dominio específico adquieren un matiz distinto desde un
enfoque funcional. Aclarando estas dificultades, se concluye que la psicología evolucionista es
epistemológicamente viable.
Palabras clave: adaptación, explicación próxima, explicación distal, modularidad
Abstract
One of the implications of the theory of evolution by natural selection is that it has shaped not only
the body but the human mind. Evolutionary psychology holds that mental architecture is
prominently modular; that is to say, it is composed of mental modules that evolved, because their
effects effectively solved particular adaptive problems in the evolutionary adaptation environment
of the human species. However, the debate on the degree of modularity of the mind, as well as the
meaning of modular has been a history of permanent misunderstandings. The objective of the
present investigation is to evaluate the conceptual and theoretical criticisms against evolutionary
psychology. In the development of this debate, it has not been properly discerned between different
levels of analysis, a narrow view of the scientific dynamics has been assumed, the main elements
have not been considered to evaluate adaptive hypotheses, there was an ungenerous interpretation
of the Postulates of evolutionary psychology and traits such as innate, encapsulated and domain
specific acquire a different nuance from a functional approach. Solving these difficulties, it is
concluded that evolutionary psychology is epistemologically viable.
Keywords: adaptation, proximal explanation, distal explanation, modularity
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………. 6
CAPÍTULO I
TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN POR SELECCIÓN NATURAL
1.1. Antecedentes teológicos...…………………………………………………………………...11
1.2. Selección natural: la explicación tradicional...………………………………………………13
1.3. Selección natural: la síntesis moderna...……………………………………………………. 17
1.3.1. El problema del altruismo..……………………………………………………….. 19
1.3.2. La teoría de la eficacia inclusiva……………………………………………………20
1.3.3. El altruismo recíproco.…………………………..………………………………....23
1.4. Selección sexual………..………………………………………………………………….... 25
1.4.1. Selección intersexual e intrasexual ...………………………………………………26
1.4.2. Teoría de la inversión parental……..……………………………………………….27
1.5. El proyecto adaptacionista: aclaraciones conceptuales..…………………………………….29
1.5.1. Tres sentidos de adaptación…..………………………………….………………..30
1.5.2. Productos de la evolución…..……………………………………………………..32
1.5.3. Adecuación, exaptación y sprandel……………………………………………….34
CAPÍTULO II
LA PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA
2.1. Definición y objetivos…..………………………………………………………….………..43
2.2. La psicología evolucionista como metateoría……..…………………….…………………..44
2.2.1. (M) Supuesto metateórico básico………………………………………………….47
2.2.2. Supuestos metateóricos especiales……..…………………………….……………50
- (M1) Mecanismos psicológicos evolucionados como la unidad principal de análisis…50
- (M2) Orientación modular de los mecanismos psicológicos evolucionados………...…54
- (M3) Ambiente de adaptación evolutiva……………………………………….……….57
2.3. Ejemplos de sistemas de procesamiento de información especializados (D-módulos)……...62
- Supervivencia……………………………………………………….…………………..62
- Reproducción……………………………………………………….…………………..66
CAPÍTULO III: EVALUACIÓN DE LAS CRÍTICAS EPISTEMOLÓGICAS
3.1. Heurística prospectiva y retrospectiva……………………………………………………….72
3.2. Just So Stories………………………………………………………………………………..73
3.2.1. Los Picapiedras o la idealización del pasado………………………………………75
3.2.2. Sobre la infalsabilidad de la PE……………………………………………………77
3.3. ¿Inferencias imposibles?.........................................................................................................83
3.3.1. Exacerbar las diferencias para mostrar lo especial de cada ser humano…...……...83
3.3.2. Escepticismo dogmático: el problema del grano grueso…...……………………...86
3.3.3. La forma refleja la función…………………...……………………………………88
3.4. Confusiones de niveles de análisis: los 4 porqués…………………………...………………92
3.4.1. Genes y epigenética…...…………………………………………………………...95
3.4.2. Ontogenia y neuronas……………...………………………………………………99
3.4.3. Variabilidad cultural y naturaleza humana………...……………………………..105
CAPÍTULO IV
EN DEFENSA DE LOS MÓDULOS MENTALES MASIVOS (MMM)
4.1. Introducción……...…………………………………………………………………………110
4.2. La modularidad según Fodor………...……………………………………………………...113
4.3. La modularidad según la psicología evolucionista………...……………………………….114
4.4. Discusión sobre la caracterización de los rasgos modulares………………………………. 116
4.4.1. Innato…………………………………………………………………..................116
4.4.2 Encapsulado……...………………………………………………………………. 122
4.4.3 Dominio específico……...………………………………………………………...128
CONCLUSIONES………………………………………………………………………………138
REFERENCIAS………………………………………………………………………………...143
Índice de tablas y figuras
Tabla 1: Coeficiente de relación genética entre diversos grupos parentales ………………………21
Figura 1: Tipos de procesos evolutivos…………………………………………………………..30
Figura 2: Esquema de los productos de la evolución……………………………………………...33
Figura 3: Esquema de los efectos de un rasgo R…………………………………………………40
Figura 4: Esquema jerárquico de las bases epistemológicas de la psicología evolucionista vista
como una metateoría……………………………………………………………………………...46
Figura 5. Esquema sobre la percepción que usualmente se tiene sobre la influencia de los genes
en los animales humanos y no-humanos…………………………………………………………51
Tabla 2. Distintos tipos de problemas adaptativos que ha padecido el ser humano a lo largo de su
historia evolutiva…………………………………………………………………………………58
Tabla 3. Características usadas en la selección de emparejamiento entre hombres y mujeres según
se reporta en estudios transculturales…………………………………………………………….71
Figura 6: Esquema de la interacción entre el ambiente de adaptación evolutiva, los problemas
adaptativos, y las adaptaciones psicológicas y fisiológicas………………………………………72
Figura 7: Diversos tipos de evidencia para validar una adaptación psicológica…………………80
Figura 8. Rangos de evidencia sobre la postulación de una hipótesis de un rasgo psicológico
adaptativo…………………………………………………………………………………………81
Tabla 4. Explicaciones próximas y distales……………………………………………………...94
Figura 9. Ilusión óptica de Roger Shepard……………………………………………………...122
INTRODUCCIÓN
Objetivos y métodos
Antes de la publicación del Origen de las especies (1856), la biología era preminentemente una
actividad descriptiva sobre los mecanismos que subyacen en los organismos y cómo están
integrados. Darwin brindó un marco teórico que posibilitó la generación de hipótesis, explicaciones
y predicciones que convertirían a la biología como una actividad propiamente científica. Desde
entonces, las explicaciones funcionales respecto de los diversos rasgos de los animales humanos
estuvieron a la orden del día, aunque existía reticencia cuando se quería aplicar los mismos
principios evolutivos al ser humano. Filósofos como Dewey comprendieron que la filosofía no
podía estar alejada de estos nuevos descubrimientos, ya que sus implicaciones respecto a quién es
el ser humano eran profundas. Sin embargo, era una minoría de filósofos quienes se veían a sí
mismos como ‘darwinistas’ o ‘evolucionistas’.
En 1968 salió a la luz el libro Sociobiología de Edward Wilson, el cual causó un revuelo por
explícitamente querer indagar el distintivo carácter social del comportamiento humano desde los
nuevos y fascinantes avances de la biología evolutiva. Nuevamente, los ataques de este abordaje
llegaron de varios flancos, la crítica del filósofo de la ciencia Philip Kitcher (1985) fue muy
influyente al respecto. A pesar de los hercúleos esfuerzos del filósofo de la biología Michael Ruse
(1981, 1983a) para aclarar estas confusiones, los detractores seguían sosteniendo que los
sociobiólogos eran deterministas, justificaban el status quo, el racismo o sexismo. Este intenso
debate también conllevó a afinar con más cuidado las metodologías y las bases epistemológicas
sobre las que se asentarían los nuevos avances en la comprensión del ser humano.
7
A mediados de los 80 e inicios de los 90 surgieron varios trabajos donde se aplicaban los principios
darwinianos a la cognición humana (no al comportamiento mismo), lo que se llegó a conocer como
la psicología evolucionista (en adelante, PE) (Barkow, Cosmides & Tooby & 1992). Esta
perspectiva considera que la selección ha moldeado la mente humana (entendida como un sistema
de procesamiento de información) para resolver una serie de problemas adaptativos que fueron
recurrentes en nuestros ancestros. Dado que los problemas han sido de diferente índole, la mente
que los ha resuelto también lo son (multitud de módulos o circuitos mentales), por lo que están
sesgados en recoger ciertos tipos de información del exterior para producir comportamientos o
respuestas fisiológicas adaptativas mediante reglas de inferencia o decisión.
Una vez más, hubo un ácido recibimiento a este enfoque que se caracterizaba por su carácter
adaptacionista, modular y de orientación computacionalista sobre el fenómeno mental. Los
filósofos Mario Bunge y David Buller, el paleontólogo Gould, el genetista Lewontin y quizá con
mayor énfasis, científicos sociales y antropólogos, han levantado feroces críticas contra la
psicología evolucionista, desde que no son más que cuentos o relatos adaptacionistas sin ningún
sustento empírico hasta no ser más que el mismo lobo disfrazado de oveja, el cual conlleva los
mismos problemas que sus antecesores (v.g. deterministas, reduccionistas, etc.).
Dada las continuas críticas que viene recibiendo la psicología evolucionista desde diferentes
flancos, mi trabajo se centrará en evaluarlas. A pesar de que considero —y existen buenas razones
para sostenerlo (Segerstrale , 2000; Geher & Gambacorta , 2004; Hagen, 2005, 2015; Jonason &
Schmitt , 2016; Pinker, 2003, 2008)— que varios detractores sucumben —en última instancia— a
la falacia moralista; es decir, pensar que una creencia es falsa, porque las consecuencias de que sea
verdadera son indeseables (en corto, es falso porque es moralmente pernicioso), me enfocaré en
los aspectos epistemológicos.
8
En ese sentido, el objetivo de la tesis es mostrar que una parte importante de este debate recae en
confusiones conceptuales, la falta de discernimiento entre distintos niveles de análisis, una visión
estrecha de la dinámica científica y una interpretación poco generosa de los postulados de la PE.
El método empleado apelará a las clarificaciones terminológicas, tomando en cuenta el aparato
conceptual proveniente de la filosofía de la biología, la filosofía de la ciencia y la filosofía de la
mente en conjunción con la evidencia empírica disponible (antropológica, psicológica, genética,
neurocientífica, etc.). Mi influencia filosófica se inscribe dentro de lo que se conoce como filosofía
naturalista o biofilosofía.
División de la investigación
La psicología evolucionista es una metateoría que toma a la teoría de la selección natural como
base para abordar el fenómeno psicológico. La división de la presente investigación se dividirá de
la siguiente manera. En el capítulo primero, se describe la teoría contemporánea de la selección
natural y la selección sexual, pues lo que se desprende de ambas es la teoría de la eficacia inclusiva
y la teoría de la inversión parental, las cuales son cruciales para la generación de hipótesis y
predicciones contrastables de la PE. Asimismo, se clarifican términos como adaptación,
adecuación, exaptación y sprandel, los cuales han causado (y causan) enormes confusiones.
En el segundo capítulo, muestra los objetivos y la definición de la PE, así como sus principales
supuestos 1) la selección natural ha moldeado distintos rasgos del ser humano, específicamente, su
psicología o mente (entendida como un sistema de procesamiento de información), por lo que una
parte de ella estará inclinada a promover la supervivencia y reproducción, 2) la mente humana es
modular, es decir, se compone, aunque no exclusivamente, de distintos circuitos o sistemas de
procesamiento de información evolucionados que han ayudado a resolver diversos tipos de
problemas adaptativos específicos (v.g. evitar predadores, con quién formar coaliciones, cómo
9
detectar tramposos, quién es una buena pareja, etc.), 3) los diversos módulos mentales han surgido
en el ambiente de adaptación evolutiva de nuestra especie, por lo que están sesgados en resolver
desafíos adaptativos recurrentes de nuestros antepasados cazadores-recolectores y no problemas
actuales, con lo cual puede haber un desajuste (mismatch). Además, se muestra evidencia de los
distintos problemas de supervivencia y reproducción que nuestra psicología está moldeada para
resolver.
Dado que los detractores concuerdan que nuestra psicología puede estar sesgada en procurar
nuestra supervivencia y reproducción, las principales críticas subyacen a los supuestos 2) y 3). En
ese sentido, el capítulo 3 analiza las acusaciones de que la PE no es sino cuentos adaptativos o so
just stories, sugieren hipótesis infalsables o realizan inferencias imposibles de realizar. Además, se
coloca énfasis en los distintos niveles de análisis (próximo y distal) y se sostiene que varias críticas
no han tenido en cuenta estas distinciones o las han confundido.
Finalmente, el capítulo 4 es una defensa de los módulos mentales masivos, dado que una parte
considerable de las críticas han confundido los módulos según Fodor y han desestimado la
modularidad a la Darwin; es decir, colocando énfasis en la funcionalidad. De ahí que, aunque los
módulos se caractericen por ser innato, encapsulado o de dominio específico estos posean un matiz
distinto bajo el dominio de la psicología evolucionista.
Agradecimientos
El presente trabajo tiene sus raíces en mi formación como estudiante de pregrado en la UNMSM,
allí fui parte del grupo de filosofía analítica Sentido y Referencia, el cual permitió canalizar y
profundizar mis intereses académicos. Además, haber culminado mis estudios de maestría en mi
alma mater contribuyó a consolidar y ordenar mi investigación. Deseo expresar mi agradecimiento
10
al profesor David Villena Saldaña, quien me brindó bibliografía actualizada que me fue valiosa.
También, mostrar mi aprecio a mi asesor de tesis durante la maestría, el profesor León Untiveros,
quien me brindó sabios consejos y observaciones agudas a mis continuos avances de tesis.
Asimismo, agradecer al profesor Álvaro Revolledo, pues me motivó a continuar (y acelerar) la
investigación y sus apreciaciones finales fueron relevantes para fortalecer la estructura y afinar los
argumentos del presente trabajo.
Finalmente, no hay palabras que puedan expresar mi profundo cariño hacia mi papá y mi mamá,
quienes son y serán mi eterna alegría.
11
CAPÍTULO I
TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN POR SELECCIÓN NATURAL
1.1. Antecedentes teológicos
Incluso para quienes no viven en bosques llenos de floresta y amplios valles o cerca de las
sabanas es usual percatarse de que los diversos organismos (hormigas, calamares, aves de rapiña,
coyotes, avispas, etc.) poseen rasgos y comportamientos que les permiten adecuarse al ambiente
donde se desarrollan. En otras palabras, parecen moldeados por una mano superior oculta.
Asimismo, en toda esta variedad, también encontramos similitudes y relaciones jerárquicas (los
leones se parecen a los leopardos, aves muy pequeñas ponen huevos igual que aves muy grandes y
de diferentes especies, los chimpancés poseen rasgos gestuales parecidos a los nuestros) en la
multitud de ambientes.
La adaptación y la diversidad aparecen como problemas o misterios que engendran diversas
posturas teológicas, sobre todo, antes de 1859 (año de la publicación del libro El origen de las
especies). Sobre ambas cuestiones, la historia natural va de la mano junto con la teología natural
(apelar a la evidencia mundana a favor de la existencia de un ser supremo). En el siglo XIX, se
volvió famoso el argumento del diseño, sistematizado y popularizado por el arcediano William
Paley (2009) en su Teología Natural. En este texto, se sugiere un experimento mental en el cual
compara el diseño de un reloj con el diseño de los organismos. Si alguien cruza un brezal, se
tropieza con una piedra y se pregunta cómo llegó esa piedra justo ahí, no es absurdo responder que
siempre ha estado en ese lugar. Si en vez de una piedra hubiera sido un reloj, esa misma respuesta
sí que sería absurda, pues el reloj posee partes que se conectan para un propósito en particular (el
12
propósito es de su diseñador), de modo que si se dispone de otro modo no funcionaría o no lo haría
correctamente.
De forma análoga, las diversas características de los organismos no son sino funciones
dadas por un gran diseñador, de ahí que, efectivamente, los organismos son diseñados por Él de un
solo golpe 1 . Además, en la década de 1830, surgió un proyecto fomentado por el duque de
Bridgewater, en el cual pedía a los intelectuales de la época que demostraran “el poder, la sabiduría
y la bondad de Dios, tal como se manifiesta en la creación” (Cronin: 1995, p.31).
Por un lado, tenemos el “creacionismo intervencionista”, cada rasgo de los organismos
(color de piel, su forma de correr, sus comportamientos, etc.) ha sido diseñado desde el principio
de su desarrollo para un fin preestablecido. En ese sentido, las especies han permanecido sin
modificaciones desde su génesis, pues un ser perfecto los ha creado. Por ello, los rasgos de los
organismos no poseen un componente histórico; es decir, no hay un ancestro común del cual ellos
hayan evolucionado. Ciertamente, Dios no solo creó el mundo y lo dejó desenvolverse según leyes
naturales creadas por él, siendo solo un contemplador de su creación; sino que, de vez en cuando,
interviene para moldear nuevos diseños, los cuales podemos ver en la naturaleza 2.
Por otro lado, tenemos el “creacionismo platónico”. Dios más que preocuparse en
singularidades, ha dado modelos ideales (similar al estilo platónico) dentro de un objetivo superior.
Es decir, en el plan divino existen arquetipos perfectos que los demás organismos y especies
tienden a parecerse. Esta afirmación última es relevante, porque abre la posibilidad de que exista
imperfección. Los creacionistas platónicos se enorgullecen de ello, porque veían confirmadas sus
afirmaciones en las similitudes estructurales entre las especies, aunque a nivel individual cabe
1
2
Helena Cronin (1995) llama a esta postura “el argumento utilitarista del diseño”.
De aquí subyace la frase teológica “Dios se deja conocer por medio de la naturaleza”.
13
esperar una serie de imperfecciones (dado que la forma o estructura es de mayor prioridad que la
función o adaptación), a nivel global las estructuras encajan con el esquema de los modelos ideales.
En ese sentido, es posible explicar la semejanza en la diversidad, porque los organismos
han sido moldeados según la estructura básica de los planes divinos. En suma, los científicos
interesados en explicar la adaptación tienden a investigar a los organismos de forma individual
(analizando a los miembros de su especie, pero sin establecer conexiones con otras especies). Los
interesados en la variación indagarán sobre las relaciones de los diferentes individuos en la
naturaleza para hacer patentes las simetrías y el orden según el proyecto de la mente divina.
En ambos casos, la intervención superior era inevitable en las explicaciones; también, se
carecía de una relación entre adaptación y diversidad. Charles Darwin logra hacernos entender una
forma de hacer compatible ambas ideas, así como dar cuenta de los diseños sin apelar a un
diseñador.
1.2. La selección natural: la explicación tradicional
Darwin (1859) conocía las implicancias sociales y culturales de sus ideas, un golpe directo
a la visión teológica del mundo natural3, por lo que fue muy metódico al momento de exponer los
argumentos que sostienen su teoría. En vez de comenzar por las afirmaciones más polémicas, se
detendrá en dar cuenta de un fenómeno en el cual todos nosotros difícilmente podríamos estar en
desacuerdo: la selección artificial. Él era un conocedor del mundo agrícola-ganadero y sabía que
los cultivadores de plantas o los criadores de ganado eligen sus mejores ejemplares—y descartan
3
Se piensa que este golpe es el último lugar donde Dios podía esconderse; es decir, encontrar creencias razonables
para postular su existencia, pero dado que Darwin nos ofrece una imagen naturalista del mundo, esta última opción se
desvanece (Dupré, 2007). En ese sentido, la teología se naturalizó.
14
los peores— para obtener productos (verduras, flores y frutas más grandes o resistentes o ganado
más carnoso, etc.).
En su época, eran famosos los galgos (perros de carrera), los cuales llevaban una amplia
historia de selección de los cachorros con mejores dotes para las carreras (patas largas, musculosos
y pelo no lanudo). Los rasgos que poseen no aparecieron al azar, fueron desarrollándose por
intervención del ser humano, al querer destacar ciertas características y descartar otras. Los
springer spaniel son perros de caza, seleccionados para hacer salir a la presa de su escondite y de
comprender las indicaciones de su amo, con lo cual han desarrollado una impresionante capacidad
de aprender y comprender los gestos faciales (Roberts, 2019). El pequinés es un tipo de perro muy
pequeño que mide entre 15 y 25 centímetros y un peso promedio de 6 kilos, seguramente
seleccionado con fines estéticos.
Aunque no se tenía ninguna idea sobre genes, se sabía que la prole no era idéntica a sus
progenitores, las diferencias (por más sutiles) saltaban a la vista. Tales diferencias eran
seleccionadas de acuerdo con el objetivo en la mente del ser humano y, a lo largo de varias
generaciones, estas características se heredaban, con lo cual podíamos ver diferencias notables
entre los individuos actuales y sus ancestros. Podemos explicar las variaciones (forma, color,
tamaño, actitudes, comportamientos, etc.) de ciertos animales domésticos por selección artificial.
¿Pero qué sucede en la naturaleza?
El famoso ejemplo de “los pinzones de Darwin” viene a colación (ABC, 2016; Coyne,
2009; Darwin,1859). Son 15 especies de aves que se hallan en el archipiélago de las Galápagos y
la isla del Coco (Costa Rica), poseen fenotipos parecidos, pero divergen en tamaño y forma del
pico, ello debido a las condiciones ambientales en la cuales les ha tocado vivir. Darwin barruntó
que una especie podría haber llegado hace mucho tiempo y sus proles podrían haberse ido
15
modificando para adecuarse al ambiente, ya que daba la “coincidencia” de que los pinzones con
picos gruesos se hallaban en un lugar donde había semillas duras, los pinzones con picos largos,
moraban donde la fuente principal de alimentación eran las flores. Sus picos se ajustaban para el
tipo de alimentación donde residían. ¿Quién fue el que seleccionó sus rasgos?
Darwin explicó los diseños de los organismos sin apelar a un diseñador consciente. La
argumentación darwinista es la siguiente:
➢ Los organismos están en constante lucha por la existencia (competencia por sobrevivir y
reproducirse)
Se toma la idea del clérigo Thomas Malthus: la población crece exponencialmente; los
recursos, aritméticamente. Ante las limitaciones de los recursos se generan problemas y disputas.
➢ Esta lucha se produce por las presiones ambientales en el curso de la vida de los organismos
En el contexto vegetal y animal, las variedades de organismos luchan por la existencia,
debido a los desafíos ambientales; por ejemplo, carencia de alimentación, enfermedades, bruscos
cambios climáticos o fenómenos naturales, amenaza de depredadores, etc.
➢ Dado que la prole no es igual a sus progenitores, existen diferencias que les ayudarán a
lidiar mejor con las presiones ambientales.
Como en el caso de las plantas, el ganado o los perros, se muestra que existe variabilidad
en los rasgos de los organismos (un color que le ayude a camuflarse, picos más gruesos para
alimentarse de granos pesados, piernas más veloces para huir de depredadores, etc.).
16
➢ Ya que la descendencia hereda los rasgos de sus progenitores, quienes sobrevivan y se
reproduzcan más pasarán esos rasgos a la siguiente generación, por lo que se volverán más
prevalente en la población.
En contraste con la selección artificial, en la naturaleza se carece de una mente que guie el
proceso conscientemente, simplemente prevalece quien posee las características que le permitan
lidiar mejor con los desafíos que afectan a su supervivencia y reproducción. En otras palabras, la
naturaleza ha seleccionado qué rasgos son oportunos para sobrevivir y reproducirse (es decir, qué
características aumentan su éxito biológico) y qué rasgos no lo son.
➢ Con el pasar del tiempo, las variaciones favorables se irán acumulando y expandiendo lo
que llevará a un cambio gradual y heredable que ocurren en las poblaciones a través de las
generaciones (evolución). Tal y como afirma Darwin:
Las variaciones, por ligeras que fuesen, y cualquiera que sea la causa de que la
procedan, si son en algún grado provechosas para los individuos de una especie, en
sus relaciones infinitamente complejas con otros seres orgánicos y con sus
condiciones físicas de vida, tenderán a la conservación de estos individuos y serán,
en general, heredadas por la descendencia. La descendencia también tendrá, por
tanto, la mayor probabilidad de sobrevivir, pues de los muchos individuos que nacen
periódicamente de una especie cualquiera, sólo un corto número puede sobrevivir.
He denominado a este principio, por el cual toda variación ligera, si es útil, se
conserva, con el término de selección natural. (1859, p.49)
En suma, podemos explicar los diseños de los organismos sin un diseñador consciente ni
omnisciente. Efectivamente, las adaptaciones es lo que intenta explicar la selección natural. Hasta
17
aquí tenemos tres elementos a destacar: variación, herencia y selección natural. Sin variación ni
herencia no era posible la selección natural, por lo que se necesitaba explicar una fuente permanente
de variaciones y que algunas de estas variaciones se transmitan de una generación en generación;
sin embargo, Darwin no tenía una respuesta convincente (Ruse, 1983a). Ello llegó varias décadas
después.
1.3. La selección natural: la síntesis moderna
En el transcurso de 1930, se produjo la síntesis entre las teorías de Darwin y Mendel, la
cual fue tildada como neodarwinismo (en Gran Bretaña) o teoría sintética de la evolución (en EE.
UU.) (Ruse, 2008). Ello permitió aclarar y explayar diversos conceptos relevantes en la teoría y
explicación darwiniana que mostraremos a continuación4.
Cada organismo posee un potencial biótico (número máximo de descendientes posibles
para una especie dada), pero existen diversas presiones adaptativas tanto del medio (clima
inhóspito, insuficientes recursos, etc.) como social (encontrar pareja, formar alianzas, etc.), por lo
que no será posible satisfacerlo. Asimismo, los descendientes varían aleatoriamente en relación
con sus progenitores debido a las variaciones (diferencias en los rasgos físicos, estructurales,
químicos, comportamentales) producto de las mutaciones (alteración en la secuencia de ADN).
Algunas de estas variaciones serán heredadas a través de los genes a la decendencia y en mayor
proporción si permite una reproducción diferencial positiva (algunos sobrevivirán y se
reproducirán más que otros); es decir, si tales genes o sus variantes (alelos) heredados aumentan
su eficacia o aptitud biológica (fitness); es decir, la disposición o capacidad de un genotipo
4
La explicación no es histórica, no detallaremos todos los debates que se produjo, sino que expondremos de forma
concisa los términos esenciales que, finalmente, serán relevantes para la presente investigación.
18
determinado en producir prole que continúe reproduciéndose en relación con la capacidad de otros
genotipos en hacerlo.
En suma, la selección natural da cuenta de este proceso, el cual ocurre cuando existe
variabilidad, heredabilidad y reproducción diferencial no aleatorio. Además, sus productos son las
adaptaciones, el rasgo que es común a una población que evolucionó por selección natural y les
brinda a los individuos de esa población mayor eficacia biológica en comparación con los que le
precedieron, pues resuelven de mejor manera los problemas adaptativos recurrentes en su ambiente
ancestral.
De este modo, a lo largo del tiempo, los organismos estarán gradualmente mejor adaptados
a su ambiente5 y se dará paso a la evolución; es decir, se producirá un cambio en la distribución de
las frecuencias genéticas dentro de una población a través del tiempo. En ese sentido, podemos dar
cuenta de las semejanzas en la diversidad; esto es, las variedades de organismos se parecen, porque
han evolucionado a partir de un ancestro en común.
En suma, la selección natural al elegir, conservar y acumular rasgos que aumenten la
eficacia biológica, a través de muchas generaciones, irá moldeando los aspectos de los organismos.
Incluso es posible que durante todo este largo proceso los grupos de una misma especie no podrán
cruzarse entre sí, no les será posible intercambiar sus genes, con lo cual habrá ocurrido el fenómeno
de la especiación. De esta manera, se va formando lo que Darwin llamó el árbol de la vida, la
génesis, surgimiento, la evolución de los seres y sus distintivos rasgos a partir de un o unos
5
Si las especies se encuentran adaptadas a su medio, la evolución tiende a ser lenta, pero si colonizan un nuevo
ambiente, la selección natural tiende a ser más intensa. Asimismo, para que exista un cambio evolutivo enorme (v.g.
de dinosaurio a un pollo), se requiere millones de años (Coyne, 2009).
19
ancestros comunes del cual todos somos descendientes. Es posible, por tanto, dar una explicación
a la diversidad y la variedad de las especies naturales sin apelar a ningún agente sobrenatural.
1.3.1. El problema del altruismo
La selección natural es exigente, agoradora, implacable. Es intolerante con la debilidad e
indiferente al sufrimiento. Favorece al duro, al terco, al sano. Uno puede esperar que los
organismos moldeados por esta fuerza lleven su sello, que sufran en su propia imagen, —
se puede esperar que estén comprometidos en su lucha, persiguiendo sus propios intereses,
sin importarles los demás—. Lo más seguro es que la selección natural con seguridad aleje
la caballerosidad y el auto sacrificio. El egoísmo sería el ganador. (Cronin, 1995, p. 327)
Efectivamente, si la selección natural sólo escoge a quienes poseen rasgos que aumenten
su eficacia biológica, en un ambiente A1 podrán sobrevivir los más rudos, en un ambiente A2 los
más nobles, en otro ambiente A3 los más sacrificados y así. No obstante, ello es contraintuitivo a
primera vista. Si se supone que la naturaleza no es el paraíso y que en cada ambiente haya
dificultades que sortear, ¿cómo es posible explicar el altruismo entre los animales? Si un rasgo así
apareciera en un grupo, aquellos individuos que no posean este rasgo se aprovecharían de quienes
que sí lo tuvieran, esos últimos irían desapareciendo y aquellos lograrían mayor eficacia biológica,
pues ¿qué beneficio conllevaría arriesgarse o sacrificarse por otro organismo si no voy a poder
seguir reproduciéndome?
Veamos, un organismo O1 tiene una conducta altruista cuando su acción beneficia a otro(s)
organismo(s) O2, en perjuicio de O1. Por ejemplo, el gorila que ahuyenta a depredadores para salvar
a sus hijos a pesar de exponerse a un inminente peligro. El beneficio y el perjuicio se juzgan en
función de si disminuye o aumenta la eficacia biológica. La acción del altruista reduce su eficacia
20
biológica (perjuicio), pero lo incrementa (beneficio) al individuo en quien recae su acción
(Dugatkin, 2007).
Asimismo, cabe diferenciar entre altruismo psicológico y biológico. En el primero, el
organismo O1 beneficia a otro(s) organismo(s) O2, pues tiene la intención de hacerlo, aunque
conlleve un perjuicio a O1. V.g. cuando se dona sangre o un órgano a un familiar, amigo o
desconocido. En el segundo, se caracteriza por las consecuencias de una acción y no por la
intención o motivos detrás de la acción altruista (es decir, tal y como lo hemos definido
anteriormente). A pesar de que el altruismo biológico no se apela a intenciones, podemos afirmar
que existe el altruismo en animales no-humanos por las consecuencias de su comportamiento
(beneficio-perjuicio), aun si se carece de conciencia.
En el razonamiento darwinano, el altruismo fue un problema difícil, dado que él concebía
al individuo como la unidad de selección. Por tanto, se selecciona rasgos que aumenten la aptitud
biológica de los individuos. En ese sentido, la eficacia darwiniana refiere al número de
descendientes directos de un individuo que sobrevive y se reproducen en la siguiente generación.
Sin embargo, desde un punto de vista de los genes, esta medida es muy estrecha.
1.3.2. La teoría de la eficacia inclusiva
En el neodarwinismo, el gen es la unidad: i) funcional (posee la información para construir
el organismo), ii) de herencia (transmite la información de una generación a la siguiente), iii) de
cambio (los genes pueden pasar de una forma a otra a través de generaciones; es decir, producto de
las mutaciones, un alelo cambia a otro alelo distinto) (Ruse, 2008). Hay un desplazamiento del
individuo al gen, pues los genes son las unidades de herencia y la selección natural tiene que ver
con la reproducción diferencial de los genes más que de los individuos (Dawkins, 1993).
21
Desde esta perspectiva, existe una relación genética entre los progenitores y la prole. El
coeficiente de relación genética (r) entre el progenitor y su prole es de 0,5, existe 50% de
probabilidades de transmitir un alelo determinado a su descendencia, pues los gametos
(espermatozoides y óvulos) poseen una copia única de cada gen del progenitor, el (r) de la prole
con sus progenitores es de 0,5 también, dado que recibe una copia de cada gen de cada progenitor,
pero el (r) del abuelo y el nieto es de 0.25; es decir, la probabilidad de que abuelo y nieto compartan
un alelo es de 25% y el (r) del sobrino y el tío (el hermano de su padre) también será de 0.25
(Dugatkin, 2007). A partir de estas consideraciones, veamos la siguiente tabla:
Generación
Hermano
Medio hermano
Primo hermano
Propia
1/2 (0,5)
1/4 (0,25)
1/8 (0,125)
Del padre
1/4 (0,25)
1/8 (0,125)
1/16 (0.0625)
Del abuelo
1/8 (0,125)
1/16 (0.0625)
1/32 (0.03125)
Del bisabuelo
1/16 (0.0625)
1/32 (0.03125)
1/64 (0.015625)
Tabla 1. Coeficiente de relación genética entre diversos grupos parentales. Los datos son una adaptación de Lee
Dugatkin (2007)
La conexión entre el grado de parentesco (la relación genética que poseen) y el altruismo
se va haciendo más evidente. Hamilton (1964) aplicó un análisis de costo-beneficio en la
explicación de cómo evolucionó el altruismo y su relación con la maximización de la aptitud
reproductiva. En su famosa “regla de Hamilton” (como se la rotuló), la selección natural favorece
el gen del altruismo si r x b >c, donde r es el coeficiente de relación genética, b el beneficio de
quien recibe (el receptor) del acto altruista y c el costo de quien actúa altruistamente (el actor).
22
La selección natural puede favorecer un gen 6 que provoque comportamientos altruistas si
el costo c de ese comportamiento es menor que el beneficio b con lo cual se compensa, pues tales
comportamientos recaen sobre los familiares (parientes); es decir, si b de la acción del altruista
dado a los parientes consanguíneos es mayor que c, ya que el actor y el receptor (o los receptores)
comparten genes comunes, pero todos los parientes no poseen el mismo r, por lo que solo tienen
cierta probabilidad de poseer ese gen, de modo que las acciones altruistas se verán favorecidas con
quienes portan mayor relación génica y disminuirá con quienes porten menos.
Si adoptamos la perspectiva del gen, el altruismo posee sentido biológico. La eficacia
darwiniana debe expandirse para capturar a los genes. No se debe medir la aptitud sólo por el
número prole fértil que se logra tener (eficacia darwiniana), también se debe sumar y considerar a
los parientes, pues ellos poseen fracciones de cargas genéticas similares a las nuestras; es decir, la
eficacia o aptitud inclusiva (inclusive fitness). La teoría de la eficacia inclusiva ha sido un avance
fundamental para explicar y comprender diversos aspectos biológicos y es la base de las
investigaciones que desean aplicar una visión evolucionista sobre diferentes fenómenos (Schmitt,
2008; Soler, 2009; Scott-Phillips, Dickins & West, 2011). Al respecto, Goetz y Schackelford
(2015) afirman que “La teoría de la eficacia inclusiva de Hamilton es considerada el más
importante avance en nuestro entendimiento de la selección natural, tanto así que el término ‘teoría
de la eficacia inclusiva’ es sinónimo de ‘evolución por selección natural’” (p. 570).
Por tanto, un organismo puede tener un comportamiento altruista, incluso arriesgando su
vida, si ello aumenta las probabilidades de sobrevivencia y reproducción de sus parientes
(incrementa su eficacia inclusiva), esto es, fomenta la perpetuación de los genes que ambos
Decir que existe “un gen” es una forma concisa de hablar, no se debe tomarla de forma tan literal, dado que puede
haber más genes comprometidos los cuales están interrelacionados, pero resalta que el fenotipo en cuestión posee un
componente e influencia genética.
6
23
comparten. Esta explicación también recibe el nombre de selección por parentesco (kin selection)
(Hamilton, 1964; Maynard, 1964).
La regla de Hamilton no sólo permite explicar el altruismo entre hermanos, o entre abuelo
y nieto, sino entre cualquier par de parientes. Conociendo los costos y beneficios asociados
con un acto altruista, y conociendo también el coeficiente de relación genética involucrado,
la fórmula de Hamilton nos permite prever si la selección natural favorecerá el altruismo
en ese caso y también para cualquier otra terna de valores de r,b y c. (…) Cuanto más
cercana sea la relación de parentesco, tanto más probable se desarrollará el altruismo.
(Dugatkin, 2007, p.173)
Dado que compartimos el 50% de nuestros genes con nuestros hermanos y el 12.5% con
nuestros primos, desde una perspectiva biológica, vale la pena sacrificarse por dos hermanos u
ocho primos. En síntesis, el altruismo surgió como una estrategia evolutiva, pues incrementa la
eficacia inclusiva. Esto explicaría las razones biológicas que poseen los más feroces animales para
comportase altruísticamente con su descendencia y familiares, arriesgando su vida por alimentar,
cuidar, protegerlos ante las amenazas. Entre los más feroces animales está el Homo sapiens, desde
luego.
1.3.3. El altruismo recíproco
Queda claro hasta aquí que la selección por parentesco no ayuda a explicar los casos de
altruismo (o aparente altruismo) entre organismos no relacionados parentalmente u organismos de
diferentes especies. Robert Trivers (1971) propuso su teoría denominada altruismo recíproco. La
idea básica es que la interacción entre individuos y sus respectivos comportamientos cooperativos
tiene mejores resultados que si fuesen egoístas. Para ello los individuos deben interactuar
24
frecuentemente y han de poseer una memoria7 que les recuerde cómo deben actuar (v.g. recordar
si su colega ha cooperado anteriormente o lo ha traicionado). Se ayuda con la expectativa de recibir
ayuda en un futuro. Robert Axelrod y William Hamilton, inspirados en el altruismo recíproco de
Trivers, desarrollaron un modelo teórico aplicando la teoría de juegos y simulaciones por
computadora.
La táctica tit-for-that es una estrategia cooperativa condicional en la cual un individuo A
coopera con otro individuo B y reproduce su comportamiento. Si B colaboró, A también colaborará
la próxima vez (en la siguiente interacción), si B no lo hizo, A tampoco lo hará. Pero si B no
colabora y luego lo hace, A lo perdona pues copiará la acción anterior olvidando las demás
traiciones. En las hembras de los murciélagos vampiros (Desmodus rotundus), regurgitan la sangre
para dárselo a otros compañeros (parientes o no-parientes) que no han tenido la suerte de encontrar
comida. Asimismo, un murciélago puede morir de hambre al cabo de tres días, por lo cual, dadas
las condiciones en las que se encuentran y las interacciones que se dan entre ellas, ha podido
evolucionar un tipo de comportamiento altruista (Cronin, 1995).
En suma, «mientras que la regla de Hamilton explica la cooperación y el altruismo entre
parientes consanguíneos, ese artículo de Axelrod y Hamilton parece explicar su evolución en
ausencia del parentesco genético». (Dugatkin, 2007, pp. 135). Si bien es cierto que en la explicación
de la evolución del altruismo se ha apelado a la selección grupal (Sober & Wilson, 1999), esta no
cuenta aún con evidencia suficiente (Penner, Dovidio, Piliavin & Schroeder 2005).
7
No necesariamente un cerebro desarrollado y complejo.
25
1.4. La selección sexual
Darwin fue consciente de que había rasgos en los organismos que perjudicaban su
supervivencia, no obstante, les ayudaban a reproducirse. Por ejemplo, la gran y colorida cola del
pavo real le impide desplazarse con agilidad y es más susceptible a caer en las garras de los
depredadores, pero tiene mayor chance de ser escogido por una hembra. De ser elegido, sus genes
prevalecerán y se propagarán, de modo que la selección puede haber ejercido una presión sobre
aquellos rasgos fenotípicos (colas grandes, coloridas y brillosas) que aumenten la reproducción
diferencial incluso a costa de la supervivencia. Esta idea puede resultar anti-intuitiva a primera
vista, pero es lo que se sigue de los principios evolutivos.
Imaginemos que el organismo O1 haya recibido una mutación de un alelo que le permite
vivir el triple del promedio de su especie, pero reduce drásticamente su fertilidad en contraste con
otros organismos O2 que viven menos, pero que su tasa de fertilidad es mucho mayor. Por más
beneficio individual que posea O1 en términos de supervivencia e incluso aunque este rasgo pueda
a duras penas heredarse, lo más probable es que se pierda en pocas generaciones. Como diría el
insigne evolucionista Jared Diamond (1999), no hay por qué envidar a Matusalén sino es posible
dejar descendencia fértil. Para colocar un ejemplo concreto, Diamond explica el canibalismo
sexual; el cual se da cuando un miembro de la pareja es devorado o muerto por el otro miembro al
momento o después de copular.
Esta situación ocurre en algunas arañas donde la hembra se alimenta del macho durante o
luego de la cópula. Esta estrategia ha llegado a florecer por las peculiares condiciones en
que viven estos especímenes. Las oportunidades de dejar descendencia son muy limitadas
para los machos, dadas las bajas densidades de la población. En ese sentido, encontrar una
pareja es sumamente difícil y si se la encuentra esa tal vez sea la única oportunidad de
26
procrear. Para ello, lo mejor (la estrategia más oportuna según el contexto) es dar a la
hembra la alimentación necesaria, dado que el acceso a los alimentos se correlaciona con
el aumento del número de la progenie producida. Si el macho intentara procrear sin que la
hembra tenga los nutrientes necesarios para mantener a las crías, probablemente ninguno
de ellos sobreviva, sus genes no pasarían a la siguiente generación, pero si ofrece como
carnada puede ir legando más esperma mientras la hembra lo va devorando. La cantidad de
espermatozoides legados va ligado a más huevos fertilizados. (pp. 13-14)
Aunque se suela distinguir entre selección natural y selección sexual, actualmente la
mayoría de científicos evolucionistas fusionan ambos términos bajo el rótulo de selección natural
(Goetz & Shackelford, 2015). Habiendo realizado estas aclaraciones, se entiende por selección
sexual el proceso que opera sobre los rasgos relacionados a incrementar la eficacia en los
apareamientos y el número de descendientes. Debido al dimorfismo sexual, los machos suelen
competir por tener mayor acceso a las hembras (selección intrasexual) o las hembras elegir al
macho adecuado (selección intersexual).
1.4.1. Selección intrasexual e intersexual
Manuel Soler (2009) realiza una síntesis de los aspectos más relevantes de la selección
sexual y sus dos estrategias. Por un lado, la competencia entre machos por aparearse con hembras
se conoce como selección intrasexual, (i) actúa favoreciendo la habilidad de un sexo (usualmente
el macho) para competir por las fertilizaciones, (ii) la competencia puede ser directa (v.g. luchas),
unas veces se da a través de la defensa de territorios o recursos que las hembras necesitan, otras
veces creando jerarquía social, (iii) explica el surgimiento y evolución de las armas usadas por los
machos en las riñas entre ellos (v.g. astas, cuernos, colmillos, etc.), (iv) cuando es intensa, provoca
dimorfismo sexual más pronunciado (v.g. machos de mayor tamaño que hembras).
27
Por otro lado, la elección de un macho por parte de las hembras se cataloga como selección
intersexual, (i) actúa favoreciendo los rasgos de un sexo (usualmente un macho) que sean eficaces
atrayendo a los individuos del otro sexo (usualmente hembras), (ii) provoca (mayormente en
machos) el surgimiento y la evolución de adornos que suelen ser exagerados y extravagantes (v.g.
la cola del pavo real), (iii) es menos evidente que la selección intrasexual, (iv) las hembras pueden
basar su elección en distintos rasgos sexuales secundarios simultáneamente.
1.4.2. Teoría de la inversión parental
Además, la teoría de la selección sexual es la causa principal de las diferencias de aspecto de los
sexos; es decir, del dimorfismo sexual. En la mayoría de las especies, resulta evidente el dimorfismo
sexual entre machos y hembras. Poseen comportamientos diferentes respecto al cortejo, la caza, el
modo de proteger a las crías, las feromonas que emiten, etc., pero ¿cómo surge el dimorfismo
sexual, específicamente en el ser humano, y de qué manera se halla ligado a los aspectos
comportamentales de las especies? La principal diferencia entre hembras y machos son el tamaño
de células sexuales que generan (gametos). En el macho, los espermatozoides se generan en una
cantidad enorme.
Según Manuel Soler (2009), el hombre expulsa alrededor de 180 millones de ellos cuando
eyacula y se generan 12 millones cada hora (bajo el coste de producción). Sin embargo, las mujeres
nacen con una cantidad de óvulos (aproximadamente 400) para toda la vida y las van perdiendo
con el pasar del tiempo. Además, los óvulos aportan nutrientes al espermatozoide (este solo aporta
el ADN paterno). Asimismo, el tamaño de los espermatozoides es minúsculo en comparación con
los óvulos (un millón de veces más grande). Estas diferencias son relevantes, porque condiciona el
comportamiento reproductor de machos y hembras, dado que un gameto aporta más recursos a la
descendencia que el otro, el acto sexual conlleva distintas cargas para ambos sexos.
28
La fecundidad del macho se limita solo por la cantidad de hembras de las que puede
disponer y la hembra, dado que aporta más, es quien tiende a ser más selectiva al momento de
escoger con quién procrear. La reducida cantidad de sus óvulos y lo que conlleva la fecundación,
los gastos energéticos propios y de la prole, el embarazo, la gestación, la lactancia y la cría son
factores importantes para la supervivencia y la manutención de la descendencia (quienes poseen
sus genes). De ahí que las hembras poco selectivas 8 eran más vulnerables y podían caer en
desgracia— así como su prole—; por lo que las chances de heredar sus genes disminuían.
En contraste, las hembras que tendían a ser más selectivas lidiaban mejor con todo el peso
que conlleva la gestación y los cuidados parentales. Por ello, la evolución ha favorecido que, en el
caso de los humanos, las mujeres sean (en mayor proporción) más selectivas que los varones
respecto a la elección de parejas y los varones a ser más competitivos para resaltar y ser elegidos
(Schmitt, 2005). En síntesis, la contribución diferencial de cada sexo a la prole (la inversión
parental) genera un conflicto de intereses (el macho al invertir menos está más predispuesto a
acceder a más números de hembras, la hembra al invertir más está más predispuesta a ser más
selectiva), lo que conlleva a estrategias reproductivas diferenciales (Vivaldi y Cabrero, 2002).
Dado que el macho posee un gran potencial reproductivo, la selección favorecerá a quienes
compitan por procrear con más hembras, en cambio, la selección favorecerá a las hembras que
optimicen la calidad de la descendencia emparejándose con el macho adecuado9.
Cuando se habla de estrategias evolutivas o en un lenguaje intencional “X desea esto, Y tiende a comportase de esta
forma, Z intentará realizar tales acciones” no se debe entender como si se estuviera tomando acciones de forma
consciente.
9
Ello no agota el complejo tema de la selección sexual, solo mostramos sus aspectos más resaltantes. Tanto varones
como mujeres poseen estrategias de emparejamiento de corto o de largo plazo (Buss, 1994).
8
29
1.5. El proyecto adaptacionista: aclaraciones conceptuales
Las ideas evolutivas rondaban en el ambiente académico de Darwin. Las investigaciones
mostraban que los organismos iban cambiando con el transcurso del tiempo y se amoldaban al
ambiente. Ese ajuste, se decía, entre el organismo y el ambiente mostraba que no era un suceso
aleatorio, sino guiado por una mano sobrenatural que los dotaba de funcionalidad y explicaba por
qué los organismos mostraban un diseño especializado. Darwin naturalizó tales explicaciones
mostrando que era posible seguir manteniendo la creencia en que los organismos detentan ciertos
diseños y funciones de acuerdo con el contexto en el cual evolucionaron, sin embargo, el proceso
de tales cambios, diseños y funciones se debe a un proceso natural, sin intervención divina.
En ese sentido, era posible explicar la variedad de adaptaciones y las complejas
características de los organismos apelando a procesos naturales. La selección natural explicaba las
formas adaptativas que tomaron las diversas variedades de organismos. Ello tuvo como
consecuencia que la biología evolucionista tomase partido por el adaptacionismo, el enfoque que
prima la investigación, identificación y verificación de las adaptaciones de los organismos fue
cobrando mayor fuerza entre los investigadores (Sober, 1996).
Pronto los debates acerca del significado de adaptación, así como sus características, límites
y alcances se multiplicaron. Desde la década de los 70, surgieron una serie de críticos al Programa
Adaptacionista (PA), como posteriormente se lo rotuló. El paleontólogo Gould y el genetista
Lewontin destacan entre sus más severos críticos y el debate perduró más de cuatro décadas sin
llegar— al parecer— a ningún consenso entre los involucrados10. Andrews, Gangestad y Matthews
10
Las críticas al (PA) mantenidas por la biología evolucionista se trasladaron rápidamente hacia la psicología
evolucionista (PE), dado que esta también tenía como un concepto central el adaptacionismo para sus investigaciones.
Las actuales críticas a la PE aún conservan los aspectos principales de las réplicas de Gould y Lewontin, por ello, se
esclarecerá ciertos términos que suelen causar confusión y que serán importantes cuando abordemos las críticas
epistemológicas en el capítulo 3 y las críticas a la hipótesis de la modularidad masiva mental en el capítulo 4.
30
(2018) afirman que “pocos debates son más centrales para la biología evolucionista y, en particular,
para la psicología evolucionista [que el adaptacionismo]”. (p.490).
El proyecto adaptacionista es la investigación focalizada en identificar, explicar y realizar
hipótesis contrastables de los rasgos adaptativos en los organismos. Brevemente, este enfoque se
pregunta cuáles son los criterios usados para detectar rasgos adaptativos y cómo comprobar que así
son. El PA no identifica el proceso evolutivo (cambios a través del tiempo en la estructura orgánica)
con el proceso de selección natural, dado que existen otros procesos como la deriva genética
(fluctuaciones aleatorias en la frecuencia de los alelos), la selección sexual (proceso que selecciona
rasgos que aumentan principalmente la eficacia reproductiva), en otros (Diéguez, 2012).
Selección natural
Procesos evolutivos
Selección sexual
Deriva genética, etc.
Figura 1. Esquema de los distintos procesos evolutivos
Sin embargo, se considera a la selección natural como un mecanismo fundamental para
explicar los fenotipos complejos y funcionales, dado que estos aumentan la eficacia biológica de
los individuos en una población ancestral y en un ambiente específico. Esto les permite sortear los
problemas adaptativos (las presiones selectivas recurrentes del medio físico o social) y, con el
tiempo, tales adaptaciones se fijan en las especies generando rasgos típicos.
1.5.1. Tres sentidos de adaptación
La teoría de la evolución por selección natural brindó a la biología un marco teórico que le
permitía realizar nuevas investigaciones, generar hipótesis, predicciones y refinar métodos para
comprender y explicar la diversidad de rasgos de los organismos (Diéguez, 2012). En ese sentido,
31
se preguntaban cómo identificar rasgos adaptativos, qué rasgos son moldeados por la selección
natural y por qué los han mantenido en el tiempo, etc. Ante la ambigüedad de la palabra
‘adaptación’ se suelen realizar la siguiente distinción:
(a) Adaptación en sentido coloquial: una persona cambia de trabajo y pronto se llega a
ambientar bien en este nuevo lugar; es decir, se ha adaptado a un sitio diferente. Aquí el sentido de
refiere a la capacidad de un individuo de acomodarse a una situación actual específica (V.g. “luego
de 3 semanas, me he adaptado a comer solo vegetales”, “he adaptado mi trabajo a esta nueva
pandemia”, “las normas sociales de este país son extrañas, pero ya logré adaptarme”)
(b) Adaptación como proceso: “es el proceso evolutivo que modifica un rasgo o conjunto
de rasgos fenotípicos que aumentan la eficacia biológica de un organismo en un ambiente
específico respecto a poblaciones ancestrales mediante selección natural” (Soler, 2002, p.148).
(c) Adaptación como producto: el rasgo o conjunto de rasgos cuya configuración funcional
compleja11 (special designe) se debe a que es producida por selección natural (SA).
[Los procesos de selección natural no pueden explicar el origen o la aparición de
caracteres adaptativos, sólo su expansión en poblaciones]. Es decir, la selección natural
explica el cambio en la distribución de frecuencias de un carácter en una población, no su
origen [es incorrecto afirmar ‘aparece este problema adaptativo, por eso, surge este rasgo
adaptativo’]. Por tanto, no se puede decir que un carácter (adaptativo) aparece en una
11
En la literatura de la biología evolucionista, es común usar el término special designe para referirse a rasgos
complejos que han sido moldeados por selección natural y cumplen la función de resolver problemas adaptativos (Buss,
1995). Es decir, mantienen la idea de que un fenotipo (por ejemplo, los diversos tipos de picos en las aves que están
adaptados para consumir diferentes productos según el ambiente donde se hallen) posee un diseño específico para una
función específica, pero sin comprometerse con un Diseñador. Sin embargo, usaré con mayor frecuencia el término
“configuración funcional compleja” o “configuración funcional” para disminuir los malentendidos (salvo que el
contexto evite claramente malas interpretaciones), dado que son muy comunes las confusiones y las suposiciones
cuando se usan constantemente tales adjetivos (Al-Shawaf, Zreik, & Buss, 2018).
32
población debido a su funcionalidad [no es direccional], pero sí que se expande en dicha
población debido a las ventajas selectivas que implica su función (proceso adaptativo).
(Soler, 2002, pp. 148-149)
Gould y Lewontin (1982) acusaron al PA de llevar de en su seno un paradigma
panglossiano. En el relato expuesto por Voltaire (ironizando entorno a la idea de que vivimos en
el mejor de los mundos posibles según Leibniz), el Dr. Pangloss asume esta postura afirmando que
Las cosas no pueden ser de otra forma: todo tiene una finalidad y todo está hecho
necesariamente para el mejor fin. Nótese atentamente que las narices han sido hechas para
llevar gafas, y por ello tenemos gafas. Los pies han sido instituidos visiblemente para ir
calzados y por este motivo tenemos zapatos. (Gould y Lewontin, 1982, p. 5)
En otras palabras, el PA cree que todos los rasgos de los organismos son adaptaciones. No
obstante, al parecer fue una licencia poética la que los llevó a realizar tal acusación, debido a que
desde la época de Darwin (1859) se sabía que cada uno de los rasgos no pueden considerarse
adaptaciones (Cronin, 1995). Y tampoco había evidencias de que la mayoría de los biólogos
evolucionistas sostuvieran tales tesis (Dennett, 1999). Los diversos aspectos del fenotipo de un
organismo estarán constituidos por ser adaptativos, subproductos o ruidos.
1.5.2. Productos de la evolución
En principio, cualquier aspecto puede potencialmente convertirse en una adaptación
dependiendo de las presiones selectivas y los efectos que posean. Los efectos hacen referencia al
modo en el cual un aspecto del fenotipo interactúa con el ambiente. Un rasgo puede tener distintos
efectos (neutrales, perjudiciales, beneficiosos). En ese sentido, el adaptacionismo tiene que ver con
cómo un rasgo se expande debido a los efectos —en la aptitud biológica— que posee (Andrew,
33
Gangestad y Matthews, 2002). Un rasgo, en principio, puede poseer diversos efectos que incluso
pueden ser perniciosos; sin embargo, si entre ellos han un efecto que resulta beneficioso y supera
los costos de los efectos perjudiciales (en términos de sobrevivencia y reproducción), la selección
natural puede operar sobre tal efecto.
Adaptaciones
Productos de la evolución
Subproductos
Ruidos
Figura 2. Esquema de los productos de la evolución.
Las adaptaciones son las características heredadas cuyos efectos resuelven más
eficazmente problemas adaptativos (relacionados a la supervivencia y reproducción) que las
alternativas en competencia durante el periodo de tiempo en el cual ellas evolucionaron (Tooby &
Cosmides, 1992). Los problemas adaptativos son las diversas presiones selectivas por las cuales
han pasado los organismos en su historia evolutiva. En ese sentido, cualquier rasgo heredado cuyo
efecto contribuye a lidiar mejor con los problemas de supervivencia y reproducción será
seleccionado, se mantendrá y acumulará con el tiempo, y predominará en la población gracias a
sus efectos adaptativos en un ambiente ancestral.
Los subproductos son características heredadas sin valor funcional que existen, porque
están inherentemente acoplados a rasgos adaptativos. V.g. el ombligo es un rasgo que todos los
seres humanos poseemos, pero carece de valor adaptativo. Su origen es una secuela de haber
cortado el cordón umbilical a los recién nacidos. Por último, los ruidos son características
heredadas sin valor funcional que surgen, debido a eventos ambientales azarosos o mutaciones
genéticas (Soler, 2002; Geher, 2004).
34
El filósofo John Dupré (2002) remodela la crítica sosteniendo que el PA idealiza los
aspectos ontológicos de las adaptaciones, pues asume que un rasgo posee efectos entre los cuales
resalta uno que se relaciona con una mayor eficacia biológica, por lo que será seleccionado; por
tanto, tal rasgo es funcional y explica su prevalencia. No obstante, cualquier característica tendrá
numerosos efectos (distintos grados entre lo perjudicial, lo neutro y lo beneficioso) y muchos o
todos ellos tendrán algún efecto en la aptitud biológica de un organismo; lo cual también explicaría
su prevalencia. En ese sentido, su crítica es ontológica, ya que se basa en el reclamo que no todos
los rasgos son adaptaciones (afirmación que es correcta, pero que no es incompatible con el PA).
Es posible dramatizar el asunto sugiriendo un debate entre los atomistas vs. los integracionistas:
Un adaptacionista extremo sostendrá que cada rasgo evoluciona independientemente de
todos los demás [rasgos y sus efectos]. Un anti-adaptacionista extremo sostendrá que cada
rasgo está inmerso en una red de correlaciones que hace que sea imposible cambiar una
parte sin cambiar sistemáticamente la totalidad. [Los biólogos de carne y hueso raramente
ocupan ninguno de los dos extremos]. (Sober, 1996, p.201)
1.5.3. Adecuación, exaptación y sprandel
Siguiendo el análisis de Ginnobili y Blanco (2007), es posible ordenar las críticas de Gould
y Lewontin de la siguiente forma. Ambos criticaban el abordaje del PA, pues entusiasmado por
encontrar adaptaciones por todas partes, consideran características adaptativas a muchos rasgos sin
considerar que puedan ser exaptaciones (Gould, 1991) o sprandels (Gould & Lewontin, 1979).
Por esta razón, el PA (1) acopla selección natural y adaptación en vez de discernirlas, por
lo que no conciben lo primero sin lo segundo y viceversa. Sin embargo, ello sería un error, dado
35
que cabe la posibilidad de que se dé (1.1) un proceso de selección natural sin adaptaciones o (1.2)
un producto adaptativo sin selección natural. Para sustentar (1.1) sugiere este experimento mental:
Una mutación que duplica la fecundidad de los individuos se extenderá rápidamente por la
población. Si no hubiese cambio alguno en la eficiencia de la utilización del recurso, los
individuos no dejarán más descendientes que antes, sino que simplemente depositarán el
doble de huevos, a la vez que el excedente muere a causa de la limitación de recursos. ¿En
qué sentido están los individuos de la población completa mejor adaptados que antes?
(Gould & Lewontin, 1979, p.592)
Como señala Ginnobili y Blanco (2007), la eficacia 12 es una propiedad relativa a un
ambiente y tiempo específico, no en términos absolutos (comparaciones en un ambiente y en un
tiempo cualquieras). Además, sea M la mutación que duplica la fecundidad de los individuos, si en
el tiempo T2 (luego de M) se ha fijado M en una población, el ambiente diferirá de T1 (antes de
M), dado que son distintas las presiones ambientales que han ocasionado la evolución del rasgo y
la fijación en la población.
Como afirma Lewontin (1978), los organismos no son pasivos ante el ambiente, sino que
van creando nuevos nichos. La duplicación de la prole implica nuevas presiones para los individuos
de la población (no es lo mismo una población de 1000 que una de 2000). En ese sentido, si son
diferentes las presiones ambientales (antes de la mutación y después de fijada la mutación en la
población), la comparación no es viable, dado que la selección (la cual mantiene, configura y
propaga M en una población) diferirá en un ambiente u otro.
12
La eficacia se da cuando ciertas características de un organismo se ajustan bien a las características de un ambiente,
por lo que le facilita la sobrevivencia y reproducción.
36
Cabe la posibilidad que tal mutación se haya fijado en la población, de ser ese el caso se
trataría de un proceso estocástico, pero ese no es el tipo de ejemplos que Gould desea ofrecer. Por
tanto, resulta confuso afirmar que haya selección natural —en corto, proceso que elige y expande
mutaciones favorables— sin adaptación —producto final este lento proceso—; peor aún, realizar
comparaciones relativas a la eficacia de una mutación en ambientes y tiempos distintos y sobre
poblaciones distintas (según su ejemplo, la mutación duplica la fecundidad de los individuos, ello
implica una presión selectiva nueva que puede generar conflictos, ser más susceptibles a
depredadores, etc.).
Es posible refinar su crítica e interpretarla como un cuestionamiento sobre la creencia de
que (i) un rasgo adaptativo debe relacionarse necesariamente con la cantidad de prole. Es posible
que una población, dada las pocas fuentes de alimentación, el número de depredadores, el tamaño
de esa especie, etc. le convenga tener pocos hijos, esta sería una mejor estrategia dadas las
condiciones que prevalece. En algunos casos, la multiplicación de prole será perjudicial. Por lo que
la cantidad no se debe tomar en términos absolutos, sino relativos. Esta crítica hacia el PA es
correcta asumiendo que el PA sostiene (i); lo cual no es el caso (Sober, 1996; Andrew, Gangestad
& Matthews, 2002; Alcock, 2009).
Respecto a (1.2) resulta conceptualmente incoherente afirmar que es posible adaptación sin
selección. Un rasgo es considerado adaptativo, porque sus efectos inciden favorablemente en la
eficacia inclusiva, tales efectos se propagan en una población ancestral por selección natural para
cumplir una función específica respecto a un problema adaptativo particular. La selección es el
único proceso conocido que produce configuración funcional compleja (diseño especial). Que en
este proceso haya otros factores (desconocidos o estocásticos) que hayan incidido en la producción
de ese rasgo adaptativo resulta plausible, pero no va al meollo del asunto.
37
No obstante, es posible reformular la crítica de Gould para que resulte más consistente
(Ginnobilli y Blanco, 2007). Adaptación es el término que se aplica a un rasgo moldeado por
selección natural (componente histórico), pero el término adecuación se entiende como el rasgo
que muestra valor adaptativo en el presente sin hacer referencia a la razón de su génesis. Resulta
plausible concebir adecuación sin selección, de ahí que no todos los rasgos adecuados son
adaptaciones y ello podría ocurrir de tres modos: adecuación fisiológica (v.g. cuando los jugadores
de futbol van a la altura días antes para “adecuarse” al ambiente), con base genética (v.g. casos de
personas que nacen con una mutación que los hace inmunes ciertas enfermedades) y cultural13
(v.g. la “herencia” se da mediante el aprendizaje). Por tanto, así formulada, esta crítica permite
discernir con mayor claridad los diversos procesos que pueden moldear los rasgos y es un llamado
de atención para ser más precavidos; lo cual es razonable14.
Otra crítica contra el PA es que (2) consideran la función actual de un rasgo y rápidamente
afirman que es una adaptación cuando no es el caso. Esto sucede, porque no se toma en cuenta las
exaptaciones y los sprandels. Por el primer término se entiende una característica que “ahora posee
valor adaptativo, pero que no fue construido por selección natural para su uso actual” (Gould &
Vrba, 1982, p.4). Por ejemplo, la emergencia de las plumas en las aves se debe a un factor
termorregulador (es una adaptación), pero luego fue co-optado (en analogía con ‘adaptado’) para
la función de volar (es una exaptación). El rasgo R (plumas), evoluciona por selección natural y
cumple la función F1 (termorregulador), más adelante, R es co-optado para cumplir la función F2
(volar).
13
En el capítulo 3 abordaremos con más extensión las críticas hacia la psicología evolucionista formulada por
investigadores en ciencias sociales.
14
En el capítulo 2 y 3, se describe y explica los criterios que usa la psicología evolucionista, tomada de la biología
evolutiva, para discernir qué rasgos psicológicos son o no adaptativos.
38
Hay otro tipo de exaptación que Gould califica como sprandel. Un sprandel surge como un
subproducto (es decir, efectos secundarios de una adaptación), pero cumple una función. El famoso
ejemplo que coloca Gould (1979) es el de la catedral de San Marcos.
Las enjutas [sprandels], espacios triangulares agudos formados por la intersección de un
par de arcos, son subproductos necesarios en la arquitectura de una cúpula construida sobre
arcos. (…) Este mosaico de la gran cúpula central de la catedral de San Marcos, es tan
refinado, tan armonioso, tan bien logrado que uno pudiera estar tentado a considerarlo como
la razón de ser del edificio arquitectónico; lo cual, sería, sin embargo, y de forma evidente,
invertir el orden de las cosas. (p. 581)
El espacio restante entre las intersecciones de los arcos son adaptaciones, porque cumple
una función, pero el espacio no se produce con ese objetivo (no se colocan así los arcos para
producir ese espacio y que posea una función), sino por el simple hecho de que si colocas dos arcos
al lado del otro va a surgir un espacio. Estas distinciones permiten discernir mejor el origen, la
funcionalidad original y la funcionalidad actual de cualquier carácter adaptativo.
En síntesis, exaptaciones y sprandels se dan en las diferentes características que constituyen
a los organismos, de modo que algunos serán (i) co-optadas de una adaptación, (ii) otras co-optadas
de un sprandel. Por tanto, se acusa a los adaptacionistas15 de no percibir la cantidad de exaptaciones
y sprandels existente en los organismos—sobre todo en los que produce el cerebro humano— por
sus estrechas miras, ya que están enfocados en ver solo adaptaciones16.
15
En este grupo se encuentran los psicólogos evolucionistas.
Buss, Haselton, Shackelford, Bleske y Wakefield (1998) replican que Gould asume que, si un rasgo no presenta una
función actual, no cabe calificarlo de adaptación o exaptación, pero los rasgos no necesitan ser actualmente funcionales
para calificarlos de adaptaciones o exaptaciones. Por ejemplo, el gusto por la grasa o los azúcares se explica, porque
hace millones de años eran alimentos apreciados por su alto contenido energético; lo cual fue una adaptación para que
busquemos o consumamos tales productos (Harari, 2018). Este gusto se da incluso cuando actualmente dispongamos
16
39
Como hemos visto, esta acusación es gratuita. No obstante, es plausible exigir
investigaciones más exhaustivas para establecer si un rasgo funcional es efectivamente adaptativo
o posee otras características. Además, sea una exaptación o adaptación, la explicación del proceso
se encuentra necesariamente ligado a factores históricos. El filósofo Ernst Mayr (1983) aclara que
la explicación de la historia de un fenómeno evolutivo se da mediante una “narración histórica”,
en el sentido de que los productos de la evolución han de reconstruir la historia evolutiva del rasgo
mediante preguntas respecto a cuáles han sido las ventajas selectivas responsables de su presencia
en un ambiente ancestral. En otras palabras, tanto los biólogos como los psicólogos evolucionistas
intentan explicar por qué existe tal rasgo y ello conllevan un componente histórico.
Asumiendo que el origen y el cambio de función no se origina en primer lugar por la
selección natural (y en ello Gould coloca mucho énfasis), ella sí explica, lo que no hacen los
factores aleatorios o culturales, la evolución del rasgo para su función actual. Es decir, una vez
aparecida la nueva funcionalidad, la selección iría optimizando y propagando el rasgo para
cumplir con tal función y; por ende, el surgimiento de nuevas adaptaciones y su propagación en la
población e incluso su fijación en la especie como un rasgo que forma parte de su naturaleza.
Volviendo al ejemplo de las plumas en aves, y a que en un momento de su historia evolutiva
facilitaron pequeños desplazamientos aéreos (posible origen de una nueva función), [a
partir de ahí la selección natural favoreció la exageración del carácter (plumas) y con
formas determinadas] (por ejemplo, asimétricas con respecto a los cañones en las plumas
de diversos alimentos altos en azúcares o grasas. Ello explicaría el desajuste entre el ambiente ancestral en el cual
evolucionó tal mecanismo y el ambiente actual. A pesar de ello, la inclinación por el consumo de alimentos altos en
azúcares y grasas es una adaptación por la función ancestral que cumplió, aunque actualmente conlleve más perjuicios
que beneficios (Evans & Zarate, 1999). Similarmente, aunque las plumas de las aves con el tiempo dejen de ser
funcionales (no sirvan para volar o como termorregulador), igualmente es correcto calificar a las plumas que servían
para volar como exaptación, debido a que no se requiere que un rasgo exaptado actualmente esté activo, sino que lo
estuviera en el momento en que se afirma que sirvió como una exaptación. Es decir, las plumas en el tiempo T1 sería
una adaptación (termorregulación), en T2 una exaptación (volar) y en el T3 no funcional.
40
más relacionadas al vuelo…) por lo que las formas de las plumas de aves actuales serían
una adaptación al vuelo y no una exaptación. (Soler, 2006, p.149)
Asimismo, dado que las presiones selectivas van variando a lo largo del tiempo, los efectos
de los rasgos adaptativos no son eternos, de modo que es razonable esperar que vayan
modificándose para ajustarse a nuevas presiones (Dennett. 1995); es decir, la selección optimiza y
fomenta los rasgos para sus nuevas funciones. En el ambiente A1 y tiempo T1, el rasgo R posee
una serie de efectos:
Efecto funcional
Efecto poco beneficioso
Efectos del rasgo R
Efecto neutral
Efecto perjudicial
Figura 3. Esquema de los efectos de un rasgo R.
En otro ambiente A2 y tiempo T2, las presiones selectivas pueden variar por lo que los
efectos que en un momento no fueron relevantes pueden volverse funcionales 17. La selección puede
que no actúe sobre ellos en un primer momento, pero su optimización, así como la explicación del
por qué ese rasgo se ha mantenido y propagado en esa población, sí le corresponde.
En resumen, la selección explica la presencia de un rasgo en una población, su
optimización, su función (tal rasgo es producido para solucionar tal problema adaptativo). Por ello,
la adaptación es un concepto explicativo, debido a que está conectada al proceso de la selección
17
O un efecto funcional de una adaptación puede volverse disfuncional al variar rápidamente el ambiente. Como es el
caso de nuestra inclinación natural hacia los dulces. En el capítulo 2 hablaremos más sobre el desajuste evolutivo
(evolutionary mismatch).
41
natural. No obstante, ¿qué proceso explica las exaptaciones? Estas se dan— aparentemente— por
un proceso de reclutamiento (“co-optación”); es decir, un rasgo es captado o reclutado para
cumplir un nuevo propósito, pero ello solamente es “[reportar el nuevo uso, no explicarlo]. No hay
ningún tipo de proceso a través del cual los viejos rasgos obtienen nuevos usos. El término
“reclutamiento” subsume una multitud de diferentes formas en las cuales los rasgos son usados en
los comportamientos” (Browne, 2002, p.511).
Al fin y al cabo, una exaptación lo es porque parece una adaptación18. Un rasgo secundario
es un efecto incidental de una adaptación. Gould hace un llamado al pluralismo en contra de un
monismo centrado en las adaptaciones; sin embargo, por las razones que hemos mostrado, “la idea
de que debemos decidir si el adaptacionismo es verdadero antes de empezar el proyecto construir
y poner a prueba explicaciones adaptacionistas específicas es poner el carro delante de los bueyes”.
(Sober, 1996, p.212).
Si conceptos como sprandel o exaptación son útiles, sirve para frenar los excesos (o
supuestos excesos) del pensamiento adaptacionista reportando, no explicando, que existen
funciones que tal vez no hayan surgido en sus orígenes por selección natural, pero no es una daga
mortífera como pensaba Gould y sus colegas. Incluso si resulta útil, tal vez sea conveniente
proponer otros calificativos como efecto adaptativo (adaptative effect) o efecto fortuito (fortuitous
effect) de la adaptación para disminuir confusiones (Crawford, 2002).
Un efecto adaptativo de un rasgo es un efecto que contribuye a su eficacia actual, porque
su eficacia depende directamente de procesos fisiológicos o psicológicos que evolucionaron
18
Aquí, hacemos un uso estricto del término exaptación según la definición de Gould y su relación con la EB. En ese
sentido, las exaptaciones también poseen funciones, por ello, pueden competir con las adaptaciones. Sin embargo, si
se entiende exaptaciones solamente como rasgos que posee utilidades (sin relación con la EB), el problema es más
agudo, dado que solamente un rasgo como las manos poseen infinidad de usos y ¿puede un proceso de reclutamiento
dar cuenta de todos los usos que en principio son infinitos?
42
en el ambiente de adaptación evolutiva para llevar a cabo una tarea similar, aunque no
idéntica. Un efecto fortuito de una adaptación es un efecto que contribuye a su eficacia
actual, pero no invoca a procesos fisiológicos o psicológicos que, a simple vista, parecen
mediarlos (…) El concepto de efecto adaptativo focaliza la atención en cómo la historia de
la selección natural afecta las funciones actuales. En mi opinión, eso es lo que realmente
importa. (p.512)
La bióloga Marlene Zuk (2002) es más concluyente sobre la importancia de las aclaraciones
(o confusiones) ofrecidas por Gould:
Finalmente, yo no estoy segura de que solamente describir si los rasgos son exaptaciones o
actualmente adaptativos sea de mucho valor para comprender la evolución. Nuevamente,
pocos biólogos evolucionistas que trabajan en sistemas no-humanos se preocupan por ese
tema, a pesar de las esperanzas de Gould y Vrba. Una búsqueda bibliográfica de la ISI Web
Science en la que se usa la palabra exaptación como palabra clave muestra solo 72
citaciones desde 1975. En contraste, la palabra adaptación produce 59,719. (pp. 533-534)
Efectivamente, el enfoque adaptativo ha sido exitoso, tiene larga data (más de 70 años) y
ha jugado (y juega) un papel heurístico sumamente valioso que guía las preguntas y los métodos
de investigación en diversos ámbitos de la biología y estudios afines.
43
CAPÍTULO II
LA PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA
2.1. Definición y objetivos
La psicología evolucionista (PE) es un enfoque multidisciplinario que busca comprender,
describir, explicar la mente y el comportamiento humanos aplicando los conocimientos de la
biología evolucionista al fenómeno psicológico (Barkow, Cosmides, & Tooby, 1992). Además,
posee una orientación computacionalista de la mente; la cual es entendida como sistemas
especializados de información (o mecanismos psicológicos evolucionados) propensos a capturar o
filtrar un rango limitado de información externa o interna (inputs) para producir comportamientos
o efectos fisiológicos adaptativos (outputs) mediante inferencias o reglas de decisión (un
procedimiento de ‘si-entonces’) (Tooby & Cosmides, 2015).
En ese sentido, la PE es una metateoría, pues toma como supuesto central el pensamiento
evolutivo biológico para indagar y generar teorías, hipótesis y predicciones respecto a nuestros
mecanismos psicológicos evolucionados o módulos mentales como tradicionalmente se lo catalogó
(Cosmides & Tooby, 1987). Asimismo, la PE considera que la mente humana (instanciada en el
cerebro) se compone—aunque no exclusivamente— de un vasto número de sistemas
especializados de procesamiento de información19 que han sido configurados (diseñados) por la
19
A pesar de que tradicionalmente no se ha afirmado que todos los rasgos psicológicos son adaptativos, se suele
malinterpretar de esta manera (Cosmides & Tobby, 1997; Corrêa, Cabral dos Santos, Piccoli & Raad, 2017; Corrêa,
2018). Para evitar estas confusiones, cabe distinguir entre la versión débil y la fuerte de la hipótesis de la modularidad
masiva (Samuels, 2000). La primera sostiene que la mente humana se compone en gran parte, pero no completamente,
de módulos adaptativos. La segunda afirma que la mente humana está compuesta enteramente de módulos adaptativos.
La primera versión es consistente con la asunción de que pueden existir mecanismos psicológicos evolucionados
menos específicos que jueguen un rol importante en la eficacia inclusiva, así como en la interacción con otros módulos.
Esta postura es defendida; por ejemplo, por Cosmides y Tooby (1987), así como por la mayoría de psicólogos
evolucionistas actuales (Schmitt & Pilcher, 2004; Shackelford, & Liddle, 2014; Hagen, 2015; Lewis, Al-Shawaf,
Conroy-Beam, Asao & Buss, 2017).
44
selección natural a través de una extensa historia evolutiva para resolver problemas adaptativos (a
nivel computacional, entendidos como problemas de procesamiento de información) recurrentes
en nuestros ancestros del Paleolítico.
El objetivo de la PE es identificar 20 cuáles son esos problemas de procesamiento de
información características de la especie humana, elaborar modelos psicológicos que pueden haber
evolucionados para resolver tales problemas y testear las diferentes propuestas (Schmitt, 2008)
2.2. La psicología evolucionista como metateoría
Una metateoría (Lakatos, 1970, 1978; Kuhn, 2013) les brinda a los científicos nuevos lentes
para observar y analizar el mundo de una manera diferenciada. No se pregunta por el color de los
lentes o la marca, sino si te permiten ver con claridad, incluso objetos que antes eran oscuros o
borrosos y por su largo o corto alcance de visión; es decir, por su utilidad21. En ese sentido, una
metateoría es un conjunto de supuestos básicos consensuados que los científicos usan para producir
y desarrollar teorías de nivel intermedio e hipótesis; en otras palabras, es una herramienta heurística
que guía la investigación abriendo nuevos caminos y evitando otros, releyendo y reinterpretación
de hechos u observaciones anteriormente realizadas y provee criterios para reconocer o descubrir
nuevos fenómenos.
Es posible dividir en dos vertientes los supuestos de la PE (Durrant & Ellis, 2013). El
primero hace referencia a (M) la teoría evolucionista moderna (supuesto metateórico básico) y el
20
Tooby y Cosmides (2015) consideran que existen dos grandes objetivos. Primero, a largo plazo, mapear el conjunto
de adaptaciones evolutivas (genéticas, ontogenéticas, anatómicas, neurales, etc.) que constituyen la naturaleza humana.
Segundo, a corto plazo, reconstruir o refundar las ciencias sociales (y en general, todas las áreas de las humanidades)
proveyendo un modelo de la naturaleza humana (constituido por una serie de adaptaciones a diversos niveles) basado
en las ciencias naturales.
21
La falsificación empleada por Popper (1980) no juega un rol relevante en la persuasión científica actual, pues los
científicos no desean solo ir falsificando sus hipótesis o teorías, sino mostrar los criterios para conocer cuál de ellas es
más verdadera que otra y tampoco las descartan rápidamente por algún resultado negativo o contradictorio (Conway
& Schaller, 2002).
45
segundo (supuestos metateóricos especiales) se compone de tres aspectos: (M1) mecanismos
psicológicos evolucionados como la unidad principal de análisis, (M2) orientación modular de los
mecanismos psicológicos evolucionados, (M3) el ambiente de adaptación evolutiva. El supuesto
metateórico básico está también asumido de forma consensuada por los científicos evolucionistas,
mientras que los supuestos metateóricos especiales son propios de la PE.
El rótulo ‘psicología evolucionista’ abarca ambos sentidos metateóricos y junto con las
teorías de nivel intermedio (v.g. teoría de la inversión parental, teoría de la calidad genética, etc.)
producen diversas hipótesis —afirmaciones generales sobre el estado del mundo (cómo es o está
estructurado) que se esperan observar si la teoría desde la cual se genera es de hecho verdadera—
y específican predicciones (instanciaciones testeables de las hipótesis; es decir, afirmaciones
particulares sobre el estado del mundo que se espera observar si la hipótesis fuese verdadera) 22.
Esta heurística propone una estructura jerárquica de la explicación psicológica
evolucionista (Buss, 2019; Keteelar, Ellis, 2000):
22
Aspectos centrales de un abordaje científico (Hempel, 1966; Popper, 1984; Sober, 1996; Chalmers, 2000; Diéguez,
2012)
46
LA PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA COMO METATEORÍA
Supuesto metateórico básico (M)
Supuestos metateóricos especiales (M1, M2, M3)
Teorías de nivel medio
Teoría de la coevolución
Teoría de la inversión parental
parásito-huésped
y selección sexual
Teoría del altruismo
recíproco
Hipótesis
H1: Especies en las cuales los sexos
H2: Cuando los machos contribuyan
H3 Miembros del sexo que invierten
difieran en su inversión parental,
a veces con recursos para la prole,
menos parentalmente en la prole
el sexo que más invierta será más
las hembras seleccionarán parejas
serán más competitivos entre sí
selectivo en emparejarse.
basadas, en parte, en su habilidad
para acceder en el apareamiento
y disposición para aportar recursos.
con el sexo que invierte más.
Predicciones específicas
P1: Las mujeres han evolucionado
P2 Mujeres han evolucionado preferencias P3: Mujeres se divorciarán de los
preferencias y atracción por
por hombres que muestran señales que
hombres que no contribuyan con
hombres de alto estatus
indiquen disposición en invertir en ellas
los recursos esperados si pueden
y sus hijos
hacerlo mejor en el “mercado
de emparejamiento”
Figura 4. Esquema jerárquico de las bases epistemológicas de la psicología evolucionista vista como una metateoría.
47
2.2.1. (M) Supuesto metateórico básico
La PE considera la teoría de la evolución por selección natural como la base primordial de
su propuesta y la asume como correcta, de modo que no buscan verificarla 23, sino indagar modos
de aplicarla al estudio de la mente humana. Recordemos que la selección natural se basa en (i) la
variación fenotípica, (ii) la reproducción diferencial y (iii) la heredabilidad. Los rasgos diseñados
por la selección no solo incrementan su supervivencia, sino que están focalizados en aumentar su
reproducción diferencial.
Además, la selección natural es el único proceso conocido que produce adaptaciones
(organización funcional compleja), debido a que sus efectos poseen funciones que han
evolucionado para resolver problemas concretos en un ambiente ancestral. Asimismo, la teoría de
la eficacia inclusiva conceptualiza los genes como las unidades de selección (Hamilton, 1964;
Williams, 1966), por lo que una parte considerable de los diferentes rasgos fenotípicos (físicos,
anatómicos, comportamentales) de los organismos ayudarán a sobrevivir y reproducir, otros serán
efectos incidentales de las adaptaciones y otras ruidos. También, la selección sexual ha jugado un
papel relevante en moldear nuestro fenotipo. Es posible dividir entre selección intraespecífica e
interespecífica. La teoría de la inversión parental ha sido considerada como una teoría que ha
revolucionado nuestra comprensión sobre el fenómeno del emparejamiento en animales humanos
y no-humanos.
La PE toma el trabajo de George Williams (1966), quien enfatiza la importancia de mapear
las adaptaciones mediante la búsqueda de indicios que muestren un diseño especial (v.g. economía,
eficiencia, complejidad, precisión, especialización) y hechos de diversa índole que sean compatible
23
Desde luego, los nuevos avances tendrán un impacto en afinar las propuestas de la PE.
48
con ello. El enfoque adaptacionista es la suposición adecuada cuando se examina por primera vez
la biología de cualquier organismo vivo.
Finalmente, la PE como metateoría promueve la unidad del conocimiento y la cohesión de
distintas disciplinas científicas (antropología, medicina, neurociencia, genética, etc.) del cual,
sostiene, carecen las ciencias sociales (psicología, sociología y en general las ciencias del
comportamiento.), dado que —tradicionalmente— ellas se han visto como disciplinas autónomas
(Tooby & Cosmides, 1990a, 1900b; Lieberman, 2006; Pinker, 2008; Nettle, 2009a). Esta situación
ha generado que se postulen teorías e hipótesis a espaldas o en oposición a un enfoque evolutivo
del ser humano y han tomado como modelo o influencia principal la idea empirista de la tabula
rasa; es decir, la mente es un papel en blanco el cual posee exclusivamente contenidos provenientes
del exterior (Pinker, 1994).
Cosmides y Tooby (1997) considera que la metáfora de la pizarra en blanco se ha
actualizado y que hoy se habla de un ordenador de propósito general; es decir, los contenidos
mentales provienen exclusivamente del exterior (medio físico y social) y la arquitectura
evolucionada mental se basa en un número muy reducido de mecanismos de procesamiento de
información de propósito general (v.g. inducción, racionalidad, inteligencia, imitación, capacidad
para la cultura), sin contenido y capaz de absorber cualquier tipo de información cultural o inputs
ambientales igualmente bien; es decir, sin preferencia o tendencia innata.
La antropóloga Susan Mckinnon (2012) en su libro —con un título muy sugerente—
“Genética Neoliberal: mitos y moralejas de la psicología evolucionista” afirma que
De acuerdo con la teoría de la mente que suscribe la gran mayoría de los antropólogos
culturales, la misma está definida, no por mecanismos funcionalmente específicos que
49
resuelven problemas adaptativos determinados, sino más bien por mecanismos generales
que permiten que el cerebro actúe como una herramienta flexible. Estos mecanismos
generales son los que permiten a los seres humanos resolver una gran variedad de problemas
en diferentes contextos, así como aprender y crear formas culturales y comportamientos
distintos. De hecho, los antropólogos sostienen que los entornos variables y fluctuantes en
los cuales tuvo lugar la evolución humana tienen que haber favorecido los mecanismos
generales que permitían programas abiertos de comportamiento y cognición, exactamente
lo opuesto a los módulos específicos para cada función que postulan los psicólogos
evolucionistas. (p.8)
Desde esta postura, se usan los mismos mecanismos para regular y resolver distintos
problemas adaptativos (cómo evadir depredadores, qué expresiones faciales reflejan estados
emocionales, cuáles son las señales a tener en cuenta para evitar el incesto, etc.). También, estos
mecanismos carecen de contenido preexistente en sus procesamientos, no están configurados para
detectar cierto tipo de información más fácilmente que otros, ni poseen características particulares
para procesar inputs específicos. Por tanto “el mundo social organiza e infunde significado en las
mentes individuales, pero nuestra arquitectura psicológica humana universal no tiene estructuras
distintivas que organicen el mundo social ni le infundan significados”. (Cosmides y Tooby, 1997,
p.4). A esta perspectiva se la denomina Modelo Estándar de la Ciencia Social (MECS). No se
afirma que esta postura esté totalmente errada24, sino incompleta, dado que hace falta un enfoque
evolucionista que la complemente.
24
Desde un nivel de explicación próxima, las ciencias sociales son sumamente valiosas y así lo ha reconocido la PE;
sin embargo, se debe añadir explicaciones distales provenientes de un razonamiento evolutivo para que el panorama
esté completo. Veremos este punto con más detalle en el capítulo 3.
50
En ese sentido, en el debate sobre si la estructura de la mente humana evolucionó para
parecerse a un sistema de procesamiento general con pocos (o ningún) programas innatos o su
evolución se parece a una red interconectada de múltiples sistemas de procesamiento de
información innatos. en la cual cada uno se activa dependiendo del tipo de inputs proporcionado
por el contexto, junto con un sistema de procesamiento más general que puede actuar como interfaz
(regulando la interacción con otros módulos) (Barrett & Kurzban, 2006), la PE apuesta por la
segunda opción25.
2.2.2. Supuestos metateóricos especiales
Estos supuestos son propios de la PE, pues considera que se infieren (aunque no
deductivamente) del conocimiento biológico evolutivo.
(M1) Los mecanismos psicológicos evolucionados como la unidad principal de análisis
Es incorrecto asumir que la selección haya llegado hasta nuestro cuello. Por un lado, se
acepta que nuestra constitución física es producto de la selección natural. Por otro lado, se niega (o
minimiza) que alcance al cerebro, pues él está configurado exclusivamente por la cultura o el
aprendizaje social. Pocos dudarían que la vista fue diseñada para —entre otras funciones— ver,
las manos para asir, los pulmones para respirar o el intestino delgado para la digestión de la comida,
pero la mente y el cerebro ¿para qué están diseñado?
25
Incluso Tobby y Cosmides (1992), quienes a veces son considerados (en general, injustificadamente) como radicales
en su postura sobre lo mental, afirmaban lo siguiente hace casi treinta años: “Esta debilidad de la arquitectura de
dominio general no se debe a que todas las técnicas de resolución de problemas relativamente generales sean inútiles,
de hecho, muchos son útiles. Por ejemplo, la capacidad de rechazar proposiciones, porque son contradictorias, la
capacidad de asociación, la capacidad de recalibrar en función de las consecuencias de las acciones. La debilidad surge
porque [la arquitectura de dominio específico] sensible al contexto y especializado es eliminado de la arquitectura
mental”. (p.105).
51
Cuando se menciona que los genes codifican los rasgos físicos o anatómicos de los
organismos, tales como los colores de las aves o las formas de sus picos o el color del cabello y la
estatura en los humanes, no parece haber mucha discusión al respecto. Asimismo, si añadimos que
comportamientos como amamantar a las crías, construir un nido o realizar bailes como forma de
cortejo también son rasgos moldeados por los genes, no abre un conflicto siempre y cuando se
registra hacia los animales no-humanos, ya que suele atribuir solo al ser humano la capacidad
superior del razonamiento y la conciencia. Es decir, existe una “supra-racionalidad” atribuida a
nuestra especie que explicaría todos nuestros comportamientos26. En su modo más extremo, el
esquema de este pensamiento es el siguiente:
Color/ físico ✔
Animales no-humano
Comportamiento/psicología ✔
¿Influencian los genes?
Color/ físico ✔
Animal humano
Comportamiento/psicología
Figura 5. Esquema sobre la percepción que usualmente se tiene sobre la influencia de los genes en los animales
humanas y no-humanos.
Subyace la idea de que la razón, la conciencia, la inteligencia o simplemente la cultura en
el ser humano ha sobrepasado los instintos, los genes o cualquier postulado biológico. Es incorrecto
26
Según el etólogo español Manuel Soler (2009), la revolución en el estudio del comportamiento animal se da cuando
se acepta que existen comportamientos que son heredables; lo cual significa que existe un componente genético de por
medio a través del cual puede actuar la selección natural optimizando los comportamientos; es decir, haciéndolos más
adaptativos al ambiente donde se halla. Sin embargo, la PE no aplica la teoría de selección natural directamente al
comportamiento, sino al nivel psicológico; es decir, a la mente (Barret, Pollet & Stulp, 2014).
52
asumir la concepción de que la evolución haya llegado hasta nuestro cuello, es decir, aceptar que
nuestra constitución física es producto de la selección natural, pero no nuestro cerebro. Desde un
punto de vista evolucionista, nuestro organismo ha pasado por un largo proceso de evolución a lo
largo de su historia, los rasgos 27 cuyos efectos contribuían a aumentar las posibilidades de
reproducirse se han ido preservando y propagando. Tales efectos de los rasgos no se limitan al
color de los ojos y la estatura, sino a la estructura anatómica y sus órganos constituyentes, entre
ellos, la mente y el cerebro (Shackelford, & Liddle, 2014).
El cerebro es un sistema físico de componentes orgánicos, en el cual las neuronas
(encargadas de transmitir información) se reúnen en circuitos (conjunto de conexiones
especializados en procesar información diferenciada) cuyo trabajo consiste en recibir información
del medio (físico y social) y de partes del cuerpo a través de receptores sensoriales, y producir
comportamiento (movimientos musculares) (Cosmides & Tooby, 2015). Tales comportamientos
poseen efectos 28 (unos serán neutrales, perjudiciales, o beneficiosos en relación con la aptitud
inclusiva); por lo que es posible considerar los comportamientos, generados por la interacción del
ambiente con nuestra psicología, como el reflejo de los rasgos de los organismos.
En un nivel de análisis, tales rasgos son aspectos, componentes o propiedades del sistema
nervioso, con lo cual producen outputs particulares (v.g. producir movimiento, percepciones,
emociones, pensamientos, etc.) de acuerdo con ciertos inputs dados en ambientes particulares. En
otro nivel de análisis, tales rasgos se describen en términos de algoritmos, circuitos o sistemas de
27
Recordemos que los rasgos son los aspectos fenotípicos relativamente estables del organismo, los cuales pueden ser
diferenciados apelando a criterios como su apariencia, sus efectos, sus cusas, etc. Entre ellos se incluyen los rasgos
disposicionales; decir, el rasgo x se expresa bajo ciertas condiciones. Por ejemplo, la disposición de desarrollar callos
si existe fricción continua o la disposición de aprender un comportamiento según ciertas condiciones específicas
(Andrew, Gangestad, & Matthews, 2002). Los rasgos psicológicos son rasgos disposicionales.
28
Los efectos hacen referencia al modo en que un aspecto del fenotipo interactúa con el ambiente (Williams, 1996).
53
procesamiento de información, instanciados en la estructura del sistema nervioso o el cerebro, a
través de procesos epigenéticos (interacción de genes y ambiente), que se encargan de regular tales
comportamientos particulares (v.g. movimiento, pensamiento, emoción, etc.) (Gangestad, 2008).
En ese sentido, la selección natural actuará no directamente en los comportamientos, sino en los
sistemas de procesamiento de información que regulan tales comportamientos, pues ayudan a
resolver problemas adaptativos de proceso de información, con lo cual promueven la eficacia
inclusiva (Cosmides & Tooby, 1987). Este es el nivel de análisis de la teoría psicológica
evolucionista29.
Una descripción cognitiva especifica qué tipo de información toma el mecanismo como
input, qué procedimiento usa para transformar esa información, qué tipo de estructura de
datos (representaciones) operan sobre esos procedimientos y qué tipo de representación o
comportamiento genera como output. El estudio de la cognición es el estudio de cómo los
humanos y otros animales procesan la información.
Para entender claramente los argumentos siguientes, es importante comprender
exactamente qué se entiende por nivel cognitivo o nivel de procesamiento de información.
(…) Algunos investigadores usan [el término ‘cognitivo’] en un sentido restringido,
referidos a los llamados procesos “mentales superiores” como el razonamiento, distintos de
otros procesos psicológicos como “emoción” o “motivación” (…). En contraste, nosotros
usamos el término cognitivo y procesamiento de información para referirse a un lenguaje o
nivel de análisis que puede ser usado para describir precisamente cualquier proceso
psicológico: el razonamiento, la emoción, la motivación y el control motor pueden ser
29
Esta también es una diferencia relevante con la sociobiología, la cual aplicada la selección directamente al
comportamiento.
54
descritos en términos cognitivos, si los procesos que les dan origen son conscientes o
inconscientes, simples o complejos. (Tooby & Cosmides, 1992, p.65)
La naturaleza humana consistiría en el conjunto de tales sistemas, módulos o mecanismos;
es decir, el diseño psicológico adaptativo típico de nuestra especie. Tener en cuenta este nivel de
análisis es importante, porque se ha creído que la infinidad de comportamientos humanos en
distintas sociedades y culturas hace imposible la idea misma de “naturaleza humana”. Sin embargo,
los mecanismos psicológicos evolucionados son sensibles a los diferentes tipos de inputs, por lo
que su activación no será independiente del ambiente donde se desenvuelvan; en otras palabras,
son dependientes del contexto. Entonces, detrás de los diferentes comportamientos manifestados
entre individuos y las culturas subyace la arquitectura mental evolucionada (Tooby & Cosmides,
1990b; Cosmides &Tooby, 1992).
(M2) Orientación modular de los mecanismos psicológicos evolucionados
La PE sostiene que la mente está estructurada por una multitud de adaptaciones de dominio
específico30 (apodada también la hipótesis de los módulos mentales masivos), en la que cada una
de ellas ayuda a resolver problemas adaptativos específicos. Estas adaptaciones son entendidas
como órganos mentales, módulos darwinianos, entidades psicológicas evolucionadas, programas
30
Actualmente existe un debate si realmente es necesaria la postulación de módulos mentales para sostener la
viabilidad de la PE. Dentro de este marco, algunos psicólogos evolucionistas consideran que no hay necesidad de
módulos, pues su veracidad no se demostrará mediante razonamientos teóricos sino evidencia empírica (Burke, 2014).
Eso no significa que toda la empresa de la PE esté en jaque, pues se mantiene la idea de que la selección ha moldeado
la psicología humana como muestran cada vez más las evidencias (Buss, 2019, Confer et. al., 2010). Así que tenemos
libros de psicología evolucionista (Geher, 2014) donde no mencionan o toman en cuenta la postulación de módulos
mentales en el sentido tradicional del término, esto es, según lo postulado por Cosmides y Tooby (1992). Dado que el
debate en torno a los módulos ha estado lleno de confusiones, malentendidos, tergiversaciones y caricaturizaciones a
lo largo de su historia, algunos autores optan por nombrarlos de forma distinta (v.g. mecanismos psicológicos
evolucionados, módulos darwinianos, mecanismos psicológicos evolucionados). Pienso una parte considerable de las
críticas a los módulos mentales masivos son infundadas. En el capítulo 4 argumentaré al respecto.
55
cognitivos especializados o mecanismos psicológicos adaptativos31 (MPAs) y poseen las siguientes
características:
i Un MPA surge y posee sus rasgos constitutivos, porque resolvió un problema particular
relativo a la supervivencia o la reproducción de forma recurrente a lo largo de la historia
evolutiva.
ii Un MPA está diseñado para capturar solo una pequeña parte de la información.
iii El input de un MPA le indica a un organismo el problema adaptativo particular al que se
enfrenta.
iv El input de un MPA es transformado en output a través de reglas o procedimientos de
decisión.
v El output de un MPA puede ser una actividad fisiológica, información para otros
mecanismos psicológicos o un comportamiento manifiesto.
vi El output de un MPA está dirigido hacia la solución de un problema adaptativo particular.
(Buss, 2019, pp. 105-108)
El debate sobre la modularidad ha sido extenso y en el camino existen muchos
malentendidos y confusiones (Pietraszewski, & Wertz, 2021). Una causa se debe a que la idea de
una mente modular fue postulada primeramente por Fodor (1983), pero su caracterización no se
corresponde con el énfasis funcional que le da la PE. Por ello, a modo de evitar aumentar más
confusiones, consideraré los MPA como D-módulos32—módulos psicológicos evolucionados a la
31
Evolved psychological mechanism o EPMs.
En el capítulo 4 argumento a favor de la hipótesis de la modularidad masiva y examino que varios de los argumentos
esgrimidos contra ella; en realidad, se enfocan en la versión modular de Fodor, no la de la PE. La letra D es por Darwin,
32
56
Darwin; es decir, enfatizando su valor adaptativo—; también entendidos como sistemas de
aprendizaje funcional especializados en el procesamiento de información.
Si nos preguntamos cuáles son los D-módulos que han surgido a través de la historia de
nuestro linaje, eso dependerá del ambiente donde haya surgido el organismo y los diferentes tipos
de desafíos que ha enfrentado. El ambiente posee un conjunto de información (inputs) que les ha
llegado a los organismos través de sus sentidos y que su cerebro ha procesado para producir outputs
—comportamientos, respuestas fisiológicas o psicológicas— que se ajusten mejor a los problemas
de procesamiento de información (qué inputs son relevantes para resolver tal problema adaptativo);
es decir, que sean más propensos a sobrevivir y reproducirse.
Al ver un animal muerto y en descomposición por la calle, produce respuestas conductuales
distintas. Si se es un ave carroñera, es un manjar que se debe comer cuanto antes 33. Si se es un
humano, es repugnante y uno se debe alejar cuanto antes. Ante los mismos estímulos las respuestas
son distintas. Cómo actuar según ciertos inputs está en función del sistema de procesamiento de
información. Aquellos que comían carne podrida continuamente tendían a vivir y reproducirse
menos que quienes lo evitaban; a lo largo del tiempo, la selección actuó sobre tal sistema que
produjera comportamientos que detecten señales de alimentos en descomposición y produzcan
acciones que eludan comerlo (v.g. generando asco o disgusto antes tales señales) (Hlay et al, 2021).
En ese sentido, existe una competencia por solucionar desafíos sobre qué clase de inputs procesar.
La selección actuará modificando, promoviendo, manteniendo u optimizando los D-módulos que
tales módulos darwinianos son adaptaciones cuya función resuelve problemas adaptativos que fueron recurrentes en
el ambiente donde evolucionó.
33
El sistema digestivo de los buitres presenta una acidez elevada y su intestino es capaz de matar las bacterias de un
animal en descomposición (BBC, 2014).
57
promuevan la eficacia o aptitud reproductiva (reproductive success), pues en última instancia, la
supervivencia es un mecanismo para su incremento (Trives, 2002).
En resumen, lo esencial en la lógica evolutiva es que la selección natural maximiza la
transferencia de genes (eficacia inclusiva). Ella operará sobre los efectos de los fenotipos que
primen el aumento de la reproducción diferencial. Debido a que D-módulos regulan los
comportamientos— específicamente los adaptativos— la selección promoverá aquellos Dmódulos que ayuden a resolver desafíos adaptativos (v.g. qué tipo de información se debe capturar
de forma que pueda responder con mayor eficacia) que han sido constantes en la historia evolutiva
de una especie generando efectos fisiológicos o comportamentales adaptativos.
(M3) Ambiente de adaptación evolutiva (AAE)
La historia del linaje de una especie está plagada de obstáculos que ha tenido que superar
en diferentes momentos y ambientes, unos constantes y otros más variables 34. Han afrontado una
serie de presiones selectivas (referidas a los desafíos del medio o a problemas sociales) según el
ambiente donde han evolucionado35. En el caso del Homo sapiens, las adaptaciones que surgieron
durante la hominización (el proceso por el cual nos convertimos en seres humanos) se dieron en el
pleistoceno (un período que abarca aproximadamente hace 2 millones de años y finaliza hace 10
mil años). Asimismo, sólo hace 100 mil años la especie humana logró migrar fuera del África y
34
Por ejemplo, si la especie E en el ambiente A se ha enfrentado constantemente con el problema adaptativo de evadir
al predador P1, entonces su cerebro está especializado en detectar señales que permitan evadir mejor a P1. En otras
palabras, subyacen ciertos tipos de disposiciones de comportamiento de un organismo en ciertas situaciones.
35
Las presiones selectivas afectan la eficacia reproductiva de los organismos y se puede dividir en factores abióticos
o bióticos. Los primeros hacen referencia a la temperatura, la humedad, la composición química del ambiente, la
concentración de oxígeno y de CO2, el Ph, las radiaciones y fuerzas físicas externas (v.g. la presión soportada por los
organismos en ambientes oceánicos, montañas, etc.) (Soler, 2002). Los segundos se relacionan elementos que afectan
el acceso a recursos necesarios para la alimentación y reproducción, estos a su vez dan lugar a competencias intra e
inter-específicas (entre los miembros de la misma especie o distintas especies respectivamente), reparto de recursos,
depredación y parasitismo, etc. En ese sentido, este factor involucra desafíos que deben sortear los individuos en
competencia con otros individuos, no solo con el medio físico (Soler, 2009).
58
expandirse por todos los continentes (Toobi & Cosmides, 1992, 2015). Nuestros ancestros han
vivido alrededor del 99% de la historia evolutiva como cazadores-recolectores en pequeñas bandas
nómadas de aproximadamente 150 personas (Dumbar, 1989).
A partir de estas consideraciones surge el concepto de ambiente de adaptación evolutiva36
(AAE), el cual hace referencia a las diversas presiones selectivas recurrentes que subyacen en los
entornos ancestrales en los cuales ha surgido el conjunto de adaptaciones que poseen las especies
en general, y el ser humano en particular (Barkow, Cosmides & Tooby,1992). Existe una extensa
variedad de presiones selectivas —entendidos como problemas adaptativos de procesamiento de
información; es decir, qué tipo de inputs son relevantes procesar de forma eficaz y cuáles se puede
descartar de acuerdo con este desafío adaptivo en particular— que han llevado— en última
instancia— a generar mecanismos psicológicos evolucionados para regular y promover
comportamientos adaptativos particulares (que aumenten la eficacia reproductiva).
PROBLEMAS ADAPTATIVOS
Evadir depredadores Elegir alimentos
Seleccionar parejas
Escoger un hábitat
Miedo a las arañas y Evadir productos que Competir por atraer al Búsqueda
serpientes.
contengan
sustancias sexo
tóxicas.
Elegir alimentos altos en
grasas y azúcares.
Environment of evolutionary adaptedness (EEA)
opuesto encontrar un sitio con
mediante
diversas recursos y que sirva
estrategias
de refugio.
(inteligencia,
atractivo,
generoso,
poderoso,
juventud,
etc.).
36
por
59
Tabla 2. Distintos tipos de problemas adaptativos que ha padecido el ser humano a lo largo de su historia evolutiva
(Confer, et. al., 2010, p.111).
Los D-módulos encajan con las características del ambiente de adaptación evolutiva (clima,
predadores, recursos alimenticios, plantas venenosas, tipos de animales disponibles, bandas
enemigas, interacciones sociales, etc.), dado que las presiones recurrentes incidirán en la forma de
las adaptaciones para hacer frente a cada problema específico. No obstante, no se debe entender el
AAE como refiriéndose a un solo ambiente en particular en un lugar y tiempo determinados (un
ambiente ancestral paradigmático donde todas nuestras adaptaciones surgieron), sino “el
compuesto estadístico de las presiones selectivas que causaron el diseño de una adaptación. Por
tanto, el AAE de una adaptación puede ser diferente del de otra” (Cosmides & Tooby, 1997, pp.
13-14). De ahí que sea importante diferenciar entre la AAE de una especie y la AAE de una
adaptación.
Los D-módulos surgieron para hacer frente a los problemas de un ambiente que nosotros
ya no formamos parte. En términos evolutivos, 100 mil años (momento en el cual el Homo sapiens
salió del África) es un tiempo muy corto para que ocurran modificaciones drásticas que configuren
radicalmente la naturaleza psicológica, incluso a pesar de los grandes cambios surgidos con el
advenimiento de la agricultura hace 10mil años y la revolución industrial hace tan solo 500 años
(Lierberman, 2014). Poseemos un cráneo moderno, pero una mente de la Edad de piedra fue el
slogan que ha abanderado y condensado la PE para dar cuenta de su perspectiva respecto a los Dmódulos (Evans & Zarate, 1999). La naturaleza humana, bajo esta visión, se encontraría en tales
mecanismos psicológicos moldeados por la selección natural.
Si las adaptaciones mentales han evolucionado hace millones de años en un ambiente que
difiere del actual, ello indica que existe un desajuste evolutivo (evolutionary mismatch) entre los
D-módulos para enfrentar problemas adaptativos de antaño y nuestro contexto contemporáneo. El
60
psicólogo evolucionista Glenn Geher (2004) coloca un excelente ejemplo que evidencia este
desajuste evolutivo.
Durante millones de años, las tortugas marinas llegaban a las playas de Florida para desovar
y sus crías se dirigían hacia el mar, para vivir lejos de allí y regresar años después a Florida
(¡como los neoyorquinos!). Resulta que la forma en que las tortugas jóvenes sabían dirigirse
hacia la dirección del océano se basaba en la luz que brillaba por la noche en el mar. El mar
refleja maravillosamente la luz de la luna y las estrellas, y durante millones de años, un
simple algoritmo de "dirígete hacia la luz de la noche" permitió a las tortugas dirigirse
efectivamente hacia el mar para seguir una estrategia de vida eficaz. Bueno, luego vino
Miami (…) [Ella] y las otras grandes ciudades de la costa de Florida están llenas de muchas
luces brillantes por la noche, lo cual provocó una catástrofe ecológica para las tortugas
marinas. Moldeados por la evolución para dirigirse hacia la luz por la noche, millones de
crías se dirigieron hacia las carreteras y ciudades, encontrando una muerte prematura en
lugar de una larga vida marina. Este es todavía un problema actual que es abordado por
varias entidades conservacionistas. (p. 18)
Esta situación prevalece en el ser humano. Como señala el neuropsicólogo clínico Javier
Tirapu: “La carga genética que condiciona nuestros instintos y nuestras conductas [mediadas por
los circuitos neurales], las que nos dota de un diseño emocional para sobrevivir, apareció adaptada
a los ambientes ancestrales y no a nuestra situación actual” (2008, p.38). Dado que la información
recibida no es neutral a nuestros sistemas de procesamientos, habrá circunstancias en que ciertos
comportamientos actuales nos sean perjudiciales, pues estamos inclinados a ellos. Por ejemplo, las
adicciones actuales atentan flagrantemente contra los principios darwinianos, pues socaban la vida
de las personas y de sus más allegados.
61
La visión de que el ser humano repita conductas placenteras y rechace las que no lo son,
solo explica parte del problema de las adicciones. Desde un punto de vista evolucionista,
las drogas activan el sistema dopaminérgico mesolímbico y los receptores opioides, con lo
cual envían señales al cerebro que le indican beneficios de corte adaptativos (que desde
luego no lo son). Ello, a su vez, incide en el aumento del consumo desplazando
paulatinamente las conductas en principio adaptativas.
De hecho, otras conductas del “hombre moderno” tienen unos efectos similares
sobre el cerebro, por ejemplo, los videojuegos o internet. El cerebro humano demuestra
continuamente su vulnerabilidad a recompensas que afectan a la adaptación porque nuestros
cerebros no están diseñados para afrontar con efectividad el acceso a las drogas, a los video
juegos o a internet. El desencuentro entre nuestros viejos cerebros y nuestros modernos
ambientes tal vez sea la mayor causa de los problemas de salud mental que observamos en
la actualidad. (…) Un organismo como el nuestro, con un sistema de recompensa anticuado
y mediado químicamente, en una sociedad como la nuestra, resulta especialmente
susceptible a la adicción. (Tirapu, 2008, pp. 40-41)
Los rasgos de los organismos evolucionan para adaptarse a las características que posee el
AAE dado que las presiones selectivas han sido recurrentes en su historia filogenética; sin embargo,
cuando el ambiente cambia —sobre todo tan drásticamente—los organismos se hallan menos
adaptados al AAE. Ello genera un problema, pues el conjunto de adaptaciones está integrado en
las especies y, aunque las condiciones ambientales sean muy diferentes, aún siguen influenciando
sus comportamientos.
62
Por estas razones, no es correcto asumir —como erróneamente piensa Lloyd y Feldman
(2002, p. 154)— que la PE considera a los organismos individuales como maximizadores de
eficacia (fitness-maximizers); sino como ejecutores de adaptaciones (adaptation-executers).
Por tanto, al enfocarse en los comportamiento, la pregunta adaptacionista no es “cómo
contribuye esta o aquella acción a la reproducción de este individuo en particular” [ fitnessmaximizers], sino “¿cuál es la arquitectura psicológica humana subyacente que conduce a
este comportamiento en determinadas circunstancias específicas? [adaptation-executers]”.
(Tooby & Cosmides, 1922, p.55)
2.3. Ejemplos de sistemas de procesamiento de información especializados (Dmódulos)
Este es un breve esquema de los problemas adaptativos los cuales se pueden dividir según
promuevan adaptaciones que incida en la supervivencia o la reproducción.
Supervivencia
Actualmente, gran parte del planeta (sobre todo las más occidentalizadas) consume grandes
cantidades de grasas y azúcares que los lleva a padecer altos índices de obesidad. Nuestro país no
escapa a esta tendencia. Según el Ministerio de Salud (2019), aproximadamente el 70% de adultos
peruanos padecen de obesidad. Asimismo, casi un cuarto de millón de niños menores de 5 años
presenta sobrepeso y obesidad. Esta tendencia a las grasas y azúcares se da en diferentes culturas
con diferentes sistemas políticos, religiosos, costumbres o tradiciones.
Ello resulta un misterio hasta que miramos con los lentes de la evolución cuáles eran los
hábitos alimentarios de nuestros ancestros cazadores-recolectores en la sabana africana. El
historiador Yuval Noah Harari (2018) realiza una explicación concisa al respecto:
63
¿Por qué razón, si no, la gente se atiborra de comida con un elevado contenido calórico que
no le hace ningún bien al cuerpo? Las sociedades ricas actuales están a punto de padecer
una plaga de obesidad, que se está extendiendo rápidamente a los países en vías de
desarrollo. La razón por la que nos regodeamos en los alimentos más dulces y grasientos
que podemos encontrar es un enigma, hasta que consideramos los hábitos alimentarios de
nuestros ancestros recolectores. En las sabanas y los bosques en los que habitaban, los
dulces con un alto contenido calórico eran muy raros y la comida en general era escasa. Un
recolector medio de comida de hace 30.000 años solo tenía acceso a un tipo de alimento
dulce: la fruta madura y la miel. Si una mujer de la Edad de Piedra daba con un árbol
cargado de higos, la cosa más sensata que podía hacer era comer allí mismo tanto como
pudiera, antes de que la tropilla de papiones local dejara el árbol vacío.
El instinto de hartarnos de comida de alto contenido calórico está profundamente
arraigado en nuestros genes. En la actualidad, a pesar de que vivimos en apartamentos de
edificios de muchos pisos y con frigoríficos atestados de comida, nuestro ADN piensa
todavía que estamos en la sabana. Esto es lo que nos hace tragarnos una copa grande de
helado Ben & Jerry cuando encontramos una en el congelador, y la acompañamos con una
Coca-Cola gigante. (p.37)
El ser amargo o ser dulce no es un rasgo que sea inherente a los alimentos, los concebimos
así producto de los D-módulos diseñados para influir en nuestra conducta alimentaria (Geher,
2004). Un problema recurrente (v.g. ¿qué tipo de alimento debo comer con mayor asiduidad de
modo que aumenten mis chances de vivir y cuáles debería evitar?) para nuestros ancestros era
procurar alimentos altos en calorías y grasas, quienes estaban más motivados en buscar tales
alimentos— en contraste con quienes no— mejoraban sus oportunidades de supervivencia. “Si
64
encuentras alimentos dulces, intenta comer lo más que puedas” parece haber sido la regla provista
por un D-módulo para generar comportamientos que tiendan a engullir y motivarnos a buscar tales
productos. Otras reglas como “si encuentras alimentos dulces o grasientos, evita comerlos” o “si
encuentras alimentos dulces o grasientos, come con moderación” no han sido favorecidos por la
selección natural.
En ese sentido, estamos sesgados en buscar esos alimentos, pues fueron valiosos para
nuestros ancestros, aunque actualmente esta tendencia nos produzca más perjuicios que
beneficios37.
Öhman y Mineka (2001) sostienen que los organismos poseen sistemas motores y nerviosos
que permiten identificar señales que detenten peligros o amenazas mortales. Estos tipos de
estímulos ejercerían una presión fuerte debido a que resultaría fatal para el organismo (sus genes
no pasarían a las próximas generaciones) si no lo percibieran de forma rápida. El desafío adaptativo
a encarar es “¿qué inputs son relevantes detectar de modo que actúe de forma rápida para evitar
estos tipos de depredadores?” Los animales amenazantes emitirán sonidos, olores u otras señales
que son susceptibles de ser detectados por organismos que se vean amenazados ante ellos. En el
caso de los primates (incluido los humanos), debido al AAE, ha surgido el D-módulo del miedo
hacia las serpientes y las arañas; es decir, aprendemos con mayor facilidad a detectar señales de
ambos animales, debido a que la inoculación de su veneno conllevaría resultados mortíferos y su
presencia ha sido un desafío recurrente en nuestra historia evolutiva.
37
Esta explicación de un patrón comportamental en diversas sociedades permite comprender que la función evolutiva
de un mecanismo psicológico explica el por qué existe tal D-módulo (explicación distal o última); es decir, la función
adaptativa conectada a la eficacia reproductiva, pero ello no agota los diversos componentes causales de un
comportamiento en específico. También interviene los detalles de cómo el mecanismo psicológico trabaja (explicación
próxima). En el capítulo 3 se profundizará al respecto.
65
En nuestro actual ambiente industrializado y altamente tecnológico, son las muertes por
choque de auto o incluso por andar despistado por la calle mirando el celular las que nos causan
más accidentes, pero no existe un D-módulo para evitarlos (lo cual sería actualmente beneficioso),
pues la selección tiende a actuar de forma pausada y gradual, y toma varios miles de años en
configurar o diseñar rasgos adaptativos (Darwin, 1959; Dawkins, 2003; Pinker, 2008; Tooby &
Cosmides, 2015).
En la antigüedad, los humanos que veían serpientes o arañas y en vez de escapar
rápidamente se detenían a jugar con ellas o meditaban qué hacer o esperaban a investigar si
realmente han visto lo que han visto enfermaban o morían más que aquellos que huían rápidamente,
pues aunque la sombra de una serpiente tal vez sea el producto de una rama caída y la luz tenue de
un atardecer, la energía gastada en saltar o evadir una señal de peligro es poca comparado con la
consecuencia de morir o quedar mal herido (Evans & Zarate, 1999). En ese sentido, el D-módulo
—la regla “si te encuentras con una serpiente o araña, detente o huye”—
es selectivo (sesgado a un tipo de input en específico), automático (carece de un proceso de
reflexión para actuar), encapsulado (una vez activado el módulo sigue su curso con poca
posibilidad de que otros procesos interfieran) y relativo a un circuito neural especializado.
(Ohman y Mineka, 2001 p. 485)
Análogamente, el famoso “efecto García” (García y Koelling, 1996) muestra que las ratas
aprenderán fácilmente a asociar náuseas con comida que, con sonidos o luces, porque en su historia
evolutiva las náuseas se asociaban con comida tóxica o patógena, no con sonidos ni luces. Por
tanto, en ellas evolucionó un sistema de aprendizaje especializado en procesar cierto tipo de
información (v.g. detecte, como medida de alarma, señales de ciertas clases de alimento que
66
provoquen nauseas) más rápida y sencillamente que otros (v.g. que detecte señales de luces o
sonidos que tiendan a provocar nauseas). En conclusión,
[Las especies han evolucionado mecanismos de aprendizaje de problemas específicos que
están especializados para aprender información relevante para los problemas adaptativos
particulares que encontraron en el curso de su evolución]. Especies que no tienen una
historia evolutiva siendo presas de serpientes; por ejemplo, no evolucionan estos
mecanismos especializados de aprendizaje del miedo. (Al-Shawaf, Lewis, Wehbe & Buss,
2019, p.2)
Reproducción
Encontrar y conservar una pareja, así como dejar descendencia fértil, son problemas
adaptativos cuyas consecuencias inciden en la aptitud reproductiva de los organismos, de modo
que la selección debió moldear rasgos psicológicos que incrementaran nuestras posibilidades de
resolver estas dificultades. La PE echa mano de la teoría de la selección sexual y la inversión
parental (Trives, 1972), para generar hipótesis y arrojar luz al respecto. La teoría de Trives sostiene
que debido a la asimetría en las células sexuales en la que una aporta nutrientes (mayoritariamente
las hembras) y el otro no (mayoritariamente los machos) una suele ser más cauta al momento de
emparejarse, pues si no recibe la ayuda correspondiente están en riesgo tanto ella como sus crías.
Por tanto, las hembras que eran más cautas en elegir pareja dejaban más descendencia y sus genes
se propagaban más. Los machos, en contraste, tenderán a aparearse con más hembras y a ser menos
selectivos, por lo que competirán por aquellos rasgos deseables por las hembras 38.
38
Cabe resaltar que tal explicación no involucra ningún tipo de razonamiento consciente y existe una serie de
estrategias de emparejamientos de corto o largo plazo en ambos sexos. Asimismo, ello se da en términos estadísticos,
así que nadie debería sentirse aludido. En el capítulo 1 la explicación es más extendida.
67
En ese sentido, la inversión diferencial parental de cada sexo a la prole genera un conflicto
de intereses (el macho al invertir menos está más predispuesto a acceder a más números de
hembras, la hembra al invertir más está más predispuesta a ser más selectiva), lo que conlleva a
estrategias reproductivas diferenciales —cada sexo diferirá en su comportamiento y psicología,
pues la inversión es distinta— (Vivaldi y Cabrero, 2002). Debido a que el macho posee un gran
potencial reproductivo, la selección favorecerá a quienes compitan por procrear con más hembras
(tenderán a preferir emparejamientos a corto plazo), en cambio, la selección favorecerá a las
hembras que optimicen la calidad de la descendencia emparejándose con el macho adecuado que
invierta en ella y su prole (tenderán a elegir emparejamientos a largo plazo)39. En resumen, al
momento de elegir una pareja, los problemas adaptativos que deben encarar son qué tipo de señales
son deseables para una relación a corto o a largo plazo. Las señales variarán de acuerdo con el
sexo40.
Las mujeres, a nivel transcultural, tienen a ser más precavidas al elegir con quién
emparejarse, estarán más orientadas a involucrarse en relaciones de largo plazo y escogerán a
hombres que exhiban señales de poseer recursos económicos o buenas perspectivas financieras,
alto estatus social y ligeramente mayores (ambos se relacionan con el acceso a recursos), laboriosos
o ambiciosos (Buss, 1996). Asimismo, un hombre emocionalmente inestable tiende a ser
egocéntrico, posesivos, monopolizar el tiempo de su pareja, muy celoso sexualmente, agresivos,
malhumorado e infieles; no obstante, un hombre emocionalmente estable muestra conducta más
equilibradas, dedica su esfuerzos al trabajo o estudios, se enfrenta mejor al estrés y ante condiciones
39
Ciertamente, existen varios factores a tomar en cuenta. Por ejemplo, la razón de sexos que es la proporción de
hembras respecto al número de machos. Cuanto más machos haya por cada hembra, mayor será la competencia, pero
si el número de macho es muy reducido, es posible que se inviertan los papeles y sean las hembras quienes compitan
por los machos.
40
Por esta razón, a veces se suele señalar que la especie humana posee dos naturalezas.
68
adversas (Buss, 2000). Por tanto, las mujeres que en el pasado ancestral prestaban atención a
señales de un hombre emocionalmente equilibrado y lo elegía tenían más chances de asegurar
recursos para ella y su descendencia.
Algunas investigaciones han mostrado que las mujeres prefieren voces masculinas más
graves, sobre todo cuando están en ovulación y cuando lo consideran en un compromiso a corto
plazo (Feinberg, et al., 2006). La voz masculina más grave se relaciona con altos niveles de
testosterona, los cuales repercuten en el sistema inmunológico de los humanos. En ese sentido, la
preferencia por tales rasgos sería análogo a la preferencia de las pavas en preferir machos con colas
elaboradas, pues ciertos rasgos masculinos proporcionan señales honestas de la calidad genética de
un hombre (Shackelford y Liddle, 2014).
Análisis respecto al dimorfismo de las voces (Puts, Hodges, Cárdenas & Gaulin, 2007)
señalan que el principal correlato acústico del tono (frecuencia fundamental F0) es
aproximadamente la mitad de alto en comparación con las mujeres, las frecuencias formantes
(formant frequencies) que afecta la percepción del timbre de voz están en un espacio más cercado
en los hombres, tal espacio conocido como “dispersión de formantes” (formant dispresión Df) se
halla inversamente relacionada a la longitud del tracto vocal, el cual es mucho mayor en los
hombres.
En este estudio que se llevó a cabo, hacían escuchar a las mujeres diferentes voces
masculinas las cuales fueron manipuladas mediante programas de sofware para analizar
mejor cuáles eran elegidas como predominantemente más masculinas. Los resultados
mostraron que los grados bajos de F0 y la Df afectaban independientemente las atribuciones
de dominancia entre los hombres. Ello sugiere que las voces de los hombres evolucionaron
como señal de dominancia física. Este rasgo es deseable, porque involucra prestigio,
69
respecto o liderazgo. Además, los grados bajos de F0 y Df se desarrollan según los altos
niveles de andrógenos, los cuales podrían ser signos honestos de vigor y salud. (p. 343)
En síntesis, los hombres poseen una infinidad de diferencias físicas, de personalidad,
emocionales, económicas, etc. Algunas de esas diferencias serán más deseadas que otras para las
mujeres. Por ejemplo, unos rasgos serán neutrales (tamaño del ombligo, forma de la oreja, tener la
uña del meñique muy corta), otros indeseables (tacaño, malhumorado, promiscuo, con muchas
deudas) y otros deseables (habilidad atlética, inteligencia, laboriosos, empáticos, etc.).
De entre las mil formas en que los hombres se diferencian, la selección, a lo largo de cientos
de miles de años, centró las preferencias de las mujeres en las características más valiosas
desde el punto de vista adaptativo (…) [Cada atributo por separado constituye un
componente del valor que un hombre tiene, como pareja, para una mujer”]. (Buss, 1996,
pp.44)
Los hombres, a nivel transcultural, tienen a ser menos precavidos al elegir con quién
emparejarse, estarán más orientados a involucrarse en relaciones de corto plazo, muestran mayor
inclinación por el sexual casual, competirán con otros hombres en obtener más recursos y
posicionamiento social, prefieren mujeres que exhiban señales de mayor valor reproductivo (la
cantidad de hijos que probablemente uno tenga en el futuro), por lo que tenderán a interesarse en
rasgos de juventud (la cual se relaciona con la fertilidad) o el atractivo físico en mayor medida que
las mujeres. Sobre este último rasgo, es posible apelar que la belleza es relativa a la persona, la
sociedad donde vida o la cultura a la que pertenece, por lo que la variedad es tan inmensa que no
es posible brindar patrones al respecto, pero no es el caso.
70
Contrariamente a lo que a veces han sugerido algunos antropólogos, el concepto de belleza
no parece que varíe de forma significativa entre culturas. Las principales características que
han sido puestas de manifiesto por diferentes estudios como componentes de este concepto
general de belleza son: labios carnosos, barbilla pequeña, piel suave y sin manchas, pelo
lustroso, dientes blancos, pechos firmes, características simétricas, rasgos femeninos, y una
relación cintura-cadera baja de aproximadamente 0.7, es decir, marcada por una cintura
estrecha y unas caderas anchas. ¿Qué tienen en común estas características? Pues que todas
ellas son indicadoras de buena salud y juventud y, ambas cosas, indican un elevado valor
reproductivo. En definitiva, la belleza femenina no está definida por un conjunto de
caracteres o rasgos arbitrarios, sino que, por regla general, las mujeres bellas son
potencialmente más fértiles y pueden dar a un hombre un mayor número de hijos que otras
menos atractivas. [Estas estrategias de búsqueda de pareja en humanos (…) son
predicciones claras de la teoría evolutiva]. (Soler, 2009, p. 120)
Cuando buscan relaciones a largo plazo, prestarán más atención a quién van a dirigir sus
recursos; por ello, se necesita tener seguridad de paternidad. El problema adaptativo de la
inseguridad paternal no es un desafío para las mujeres dado que siempre tendrán la certeza de que
su hijo le pertenece (ella es quien da luz), el hombre no tiene tal seguridad (en la antigüedad no
existía pruebas de ADN ni tenían conocimiento de óvulos ni espermatozoides). En ese sentido,
ellos tenderán a preferir valores de emparejamiento a largo plazo como la castidad e inexperiencia
sexual (Buss, 2015). Además, ellos les prestarán mayor atención a los celos sexuales (si su pareja
le es infiel sexualmente en vez de comprometerse más emocionalmente); en contraste, las mujeres
se enfocarán en mayor medida con los celos emocionales, dado que estaría en riesgo los aportes
hacia ella y la prole (Buss, 2019).
71
Manuel Soler (2009), especialista en ecología del comportamiento, realiza un cuadro
resumiendo las características usadas en la selección de emparejamiento entre hombres y mujeres
según se muestra en los estudios transculturales del emitente psicólogo David Buss. La importancia
relativa a cada uno de estos rasgos en ambos sexos varía entre 0 y 3 y se muestra su universalidad.
CARACTERÍSTICAS
Riqueza y recursos
Posibilidades
de
conseguir recursos
Ambición
y
competitividad
Altura y fuerza
Belleza y atractivo
físico
Juventud
Virginidad o castidad
Inteligencia
Amabilidad
y
comprensión
Que sea una buena
persona
IMPORTANCIA
IMPORTANCIA
¿ES
UNIVERSAL?
PARA
LOS PARA LAS MUJERES (SÍ: EN MÁS DEL
HOMBRES (0-3)
(0-3)
95%
DE
LAS
CULTURAS)
1
2,5
Sí
1
2,5
Sí
0,5
2,5
Sí
0
2,8
2,5
1,5
Sí
Sí
3
1,6
2
2
0
1,3
2
2
Sí
NO
Sí
Sí
2,3
2,3
Sí
Tabla 3. Características usadas en la selección de emparejamiento entre hombres y mujeres según se reporta en estudios
transculturales (Soler, 2009, p.118).
72
CAPÍTULO III
EVALUACIÓN DE LAS CRÍTICAS EPISTEMOLÓGICAS
La psicología evolucionista (PE), como programa metateórico, posee una amplia gama de
problemas y temas que ha abordado desde sus inicios en los 80 y su desarrollo en la década de los
90 hasta la actualidad. Las críticas provienen de diversos campos. Sin embargo, considero que
existen críticas que van a la raíz de la concepción central de la PE, las cuales si son ciertas
socavarían su base entera. A continuación, ponderaremos dichas críticas, pero antes se distinguirá
entre dos tipos de abordajes heurísticos típicos de la PE.
3.1. Heurística prospectiva y retrospectiva
Siguiendo la distinción propuesta por el filósofo de la ciencia Edouard Machery (2011), el
primero es llamado heurística prospectiva; el cual hace referencia al conocimiento que se tiene de
la AAE, las presiones selectivas recurrentes, y la generación de hipótesis y predicciones respecto
a los módulos psicológicos. El segundo es la heurística retrospectiva (conocida también como
ingeniería inversa) en el cual se apela a la estructura o forma de un posible módulo psicológico y
se infiere qué problema adaptativo particular ha ayudado a resolver de modo que haya sido
favorecido por la selección natural.
AAE
Problemas Adaptativos
Adaptaciones psicológicas/fisiológicas
Figura 6: Esquema de la interacción entre el ambiente de adaptación evolutiva, los problemas adaptativos, y las
adaptaciones psicológicas y fisiológicas.
73
Las flechas amarillas pequeñas indican la dinámica de la heurística prospectiva, mientras
que las verdes la heurística retrospectiva. En esta última se muestra con mayor claridad el ajuste
entre las características que posee la EEA y el diseño de los organismos para encarar los problemas
adaptativos de su EEA. La PE se enfoca principalmente en el segundo tipo de heurística, aunque
los críticos acérrimos se han concentrado en la primera. Se evaluará ambas réplicas.
3.2. Just So Stories
Gould (1991), junto con otros actuales críticos (Buller, 2005; Richardson, 2007; Laland &
Brown, 2011), acusa a la EP de formular cuentos o narraciones adaptacionistas (Just so stories)
para fundamentar que ciertos rasgos psicológicos son adaptaciones. Este término ha sido
reinterpretado por lo menos de 12 diversas maneras (Smith, 2016). Lo esencial puede ser capturado
por la siguiente definición ‘conjeturas plausibles basadas en narraciones históricas de carácter
adaptacionista sin sustento empírico’. En ese sentido, lo que buscan las explicaciones respecto a
los rasgos psicológicos adaptativos es que guarden coherencia histórica evolutiva.
Un ejemplo paradigmático, parafraseando el caso propuesto por Javier Tirapu (2008), es el
siguiente. Según los manuales de psicopatología, el trastorno Esquizotípico se caracteriza por la
conducta excéntrica, anomalías en el pensamiento y el afecto. Además, tienden a ser supersticiosos
y tener pensamientos mágicos (v.g. sufren cuadros de ilusiones y fantasías), algunas veces creen
poseer poderes sobrenaturales o experimentar sucesos paranormales. Estos hechos pueden ser
interpretados de forma adaptacionista; es decir, como rasgos adaptativos ancestrales que
actualmente no son funcionales. Recordemos, el ser humano ha vivido buena parte de su historia
evolutiva en grupos de 150 personas aproximadamente (Dunbar, 1992, 1998; Dunbar & Shultz,
2007).
74
Debido a que se carecía de medidas anticonceptivas, era difícil que ese número de personas
se mantuviera estable en el grupo. Esta situación originaría conflictos internos (se reduce la sana
convivencia o se dificulta el reparto de comida). El surgimiento de la esquizofrenia se encontraría;
por ende, en la necesidad de dividir el grupo para embarcarse hacia nuevas aventuras junto con un
pequeño séquito.
El esquizofrénico, por las características que posee, sería el indicado en liderar al nuevo
grupo que se ha dividido y, para ello, tendrá que convencer de forma decidida a sus nuevos
seguidores de que no van a la deriva, sino que están siendo guiados hacia una meta suprema, pues
resulta que él ha sido el elegido por un ser divino. En muchas religiones, los autodenominados
“hijos de un ser divino” suelen apelar a revelaciones, voces ocultas, visiones, sueños o experiencias
místicas para acreditar su figura de líder religioso.
Realmente el pensamiento mágico, supersticioso, místico y religioso, así como sus
creencias en la vida extraterrestre o en sus propios poderes induce a pensar que los
esquizotípicos son los líderes religiosos elegidos para iniciar la búsqueda de la tierra
prometida. Las revelaciones hechas a estos sujetos peculiares pueden haber jugado un papel
primordial en las rupturas de grupos grandes para generar un grupo más pequeño que se
embarque en la aventura de buscar una nueva identidad. (Tirapu, 2008, p.47)
Esta es una explicación fascinante de cómo pudieron haber surgido tantos grupos religiosos
y el por qué sus líderes tienen características tan parecidas. Además, guarda coherencia con la
explicación adaptacionista, dado que los líderes de los grupos suelen tener el control de las mujeres
y son quienes poseen más hijos que el resto. Sin embargo, tal hipótesis es totalmente indemostrable.
¿Cómo saber que cada líder de grupos humanos ancestrales, o la mayoría de ellos, eran
esquizotípicos? Este caso sería considerado sin mayores reparos en un just so stories.
75
Por tanto, las explicaciones adaptativas que apelen solamente a la coherencia histórica
evolutiva deben ser descartadas del ambiente científico y delegarlas a las revistas de poesía o
literatura. No obstante, es injusto sostener que la EP son solo buenas historias, ya que encontramos
una serie de investigaciones y evidencia empírica en prestigiosas revistas académicas (v.g. SAGE,
Evolutionary Behavioral Sciences, Frontiers in Psychology, etc.), no en revistas de literatura (por
más que sus acérrimos críticos lo deseen así). No obstante, esto no hace verdaderas las hipótesis
de la PE (se caería en una tremenda falacia), pero quienes sostienen tan sueltamente que solo se
basan en cuentos adaptacionistas tienen la carga de la prueba41. Veamos más a profundidad esta
cuestión, quizá el razonamiento y las evidencias mostradas por la PE partan de premisas endebles;
lo cual mellaría las conclusiones que se saquen.
3.2.1. Los Picapiedras o la idealización del pasado
Algunos han mostrado una serie de evidencia que muestran que la AAE no es un lugar y
tiempo determinado, sino que posee una amplia variedad (Laland & Brown, 2002), así que la PE
no se corresponde con la evidencia. Creer que estamos adaptados a vivir como Los Picapiedras —
la famosa serie de televisión— no es sino romantizar o idealizar un pasado que jamás existió.
La AAE es un concepto importante para la EP; la cual hace referencia a los diversos
problemas adaptativos que afectaron a nuestros ancestros y las circunstancias bajo las cuales los
resolvieron. Para que surjan adaptaciones, los problemas deben ser continuos; es decir, que ciertas
características del ambiente se mantengan constantes. Por ejemplo, si nos encontramos con un
cóndor nos puede destrozar con su pico y sus garras. Sin dudas, esto sería un problema serio y sería
conveniente que tengamos ciertas adaptaciones que nos permitan incrementar nuestras chances de
41
Este tipo de críticas parecen más la expresión de un deseo vehemente que la afirmación de un hecho.
76
resolver tal problema (un mecanismo de detección de cóndores, por ejemplo), pero las
posibilidades de encontrarnos con un cóndor son sumamente bajas, por lo que tal dificultad no ha
sido continua, de modo que la presión selectiva no es fuerte.
Lo que sí poseemos es un miedo innato a las serpientes (Öhman, & Mineka, 2001), porque
ha sido una amenaza constante en nuestra historia y es compatible con la evidencia sobre cómo
fueron las condiciones ecológicas de aquella época. En corto, aquellos que eran más lentos en
detectarlas o que no les tenían miedo, eran más susceptibles de ser mordidos y morir. En contraste,
aquellos quienes poseían mecanismos de detección de serpientes y que les generaran miedo tendían
a incrementar sus chances de sobrevivir.
Ello sugiere que hubo una presión estadísticamente relevante para que pudieran surgir las
adaptaciones. Estas no aparecen en corto tiempo, dado que los nuevos alelos deben coordinar y
fijarse con otros locis; es decir, integrase a la configuración del organismo de modo que sus efectos
produzcan más ventajas que perjuicios (si la mutación ayuda a resolver ese problema, pero lo
conlleva daños fatales como tumores o esterilidad, la selección no la seleccionará ni propagará).
Este proceso lleva cientos o miles de generaciones, sobre todo cuando las adaptaciones son
complejas.
Debido a que las adaptaciones evolucionaron y asumieron su moderna forma en diferentes
tiempos y debido a que aspectos diferentes de un ambiente fueron relevantes para diseñar
cada una de ellas, la AAE para una adaptación puede ser algo diferentes de otra AAE para
otra adaptación. (Tooby & Cosmides, 2015, p.25)
77
3.2.2. Sobre la infalsabilidad de la PE
Otra forma de formular el famoso Just So Stories es afirmar que las hipótesis
adaptacionistas de la EP no son susceptibles de ser falsadas. Para postular que un rasgo es
adaptativo se deben establecer criterios para identificarlos. La PE toma como base para las
identificaciones de los rasgos adaptativos las contribuciones del eximio biólogo George William
(1966), así como de otros psicólogos evolucionistas (Barkow, Cosmides & Tooby, 1992; Schmitt,
2008; Buss, 2015). Por ejemplo, entre los criterios que podemos destacar para considerar un rasgo
psicológico como adaptativo es que estos sean42:
(a) Universales: los mecanismos psicológicos deben ser prevalentes en la mayoría de los seres
humanos. El conjunto de ellos formaría parte de la naturaleza humana.
(b) Interactivas: es necesaria la exposición de ciertos ambientes para que se pueda expresar el
mecanismo psicológico y pueda tener relevancia en el comportamiento del individuo. Por
ejemplo, los callos —rasgo disposicional— surgen cuando hay fricción continua y cuando
cesan van desapareciendo.
(c) Funcionales: efectos de un rasgo que ayudan a resolver problemas adaptativos en el
ambiente ancestral donde evolucionó, por ello, se propagó en la población, dado que
aumentaba la eficacia inclusiva.
(d) Modularidad: los mecanismos psicológicos no resuelven problemas globales sino
específicos, por ello, tienden a estar configurados para cumplir con una función específica.
Los PE consideran que existen una amplia gama de problemas adaptativos, ello les lleva a
42
Cada rasgo adaptativo, debido al problema que enfrenta, tendrá sus propias particularidades; de modo que no se
espera que todos los rasgos postulados como mecanismos psicológicos evolucionados posean cada uno de estos
criterios.
78
sugerir que también existe una multitud de módulos psicológicos especializados para
resolverlos.
(e) Económicos43: poca de la energía que se gasta es retenida en las adaptaciones a través del
tiempo. No hay sólo una forma de resolver problemas adaptativos, pero si en la forma 1 se
gasta menos energía que en la forma 2 y dado que los recursos no suelen ser abundantes, la
forma 1 tendrá más chances de ser seleccionada.
(f) Complejo: es un organización funcional compleja, debido a que las nuevas configuraciones
o diseños no se crean de la nada, sino provienen de lo que ya existe; es decir, de anteriores
adaptaciones (incluso de subproductos o ruidos). En ese sentido, se arrastran restricciones
pasadas para las nuevas formas adaptativas.
En suma, el rasgo debe mostrar un diseño especial para un propósito específico (la razón
por la cual evolucionó) que ayude a resolver problemas adaptativos; con lo cual, ponderando los
pros y los contras de los costos de tal diseño, los beneficios resulten mayores que los perjuicios en
términos evolutivos; es decir, que, en última instancia, se incremente la posibilidad de sobrevivir
y dejar prole fértil.
Un segundo paso, luego de detectar qué rasgos podrían ser adaptativos, es postular
hipótesis, predicciones y cuáles son las evidencias disponibles al respecto. Los constructos
psicológicos no son observables directamente (v.g. amor, odio, conservador, etc.), deben ser
inferidos mediante medidas psicológicas. Según Cronbach y Meehl, en su artículo seminal
“Construct validity in psychological tests” de 1955, la validación de constructos psicológicos debe
Para no confundir términos similares, en este caso preferimos el término “económico” a “eficaz”, dado que este
último usualmente hace referencia a los rasgos de un organismo que se ajustan bien a las características de un ambiente
y, como consecuencia, facilita la sobrevivencia y reproducción; es decir, aumenta la aptitud inclusiva. Desde luego,
rasgos más económicos tienden a ser más eficaces.
43
79
cumplir al menos tres requisitos principales (a) el constructo X se articula en función de una teoría
que determina lo que el constructo en mención es; es decir, qué conceptos están ligados al
constructo y cuáles no, (b) proponer modos de medir empíricamente los conceptos. Por ejemplo,
mediante encuestas, resultados experimentales, medidas comportamentales, análisis de casos,
observaciones sistemáticas, etc., (c) testear empíricamente las relaciones hipotéticas entre los
conceptos
Cuando las relaciones se corresponden con las expectativas teóricas, se considera que el
constructo postulado por el investigador es válido. Como nos enseñó Popper (1980) ninguna
hipótesis es corroborada solo por una sola validación de la hipótesis en mención; es decir, por más
que tal hipótesis haya recibido apoyo empírico. Por tanto, resultaría apresurado si cualquier
investigador (incluyendo a los de la PE) afirman entusiastamente que sus hipótesis son hechos
consumados solo por recibir cierto apoyo factual.
En ese sentido, se prefiere apelar a una red nomológica (nomological network) de evidencia
que sea continuamente afinada, actualizada y que se acumulen la evidencia que proviene de otras
disciplinas. A través de tal red, es posible validar los postulados psicológicos adaptativos mediante
la acumulación de evidencias. La siguiente muestra los distintos tipos de evidencia que se utilizan
para validar una adaptación psicológica.
80
Figura 7. Diversos tipos de evidencia para validar una adaptación psicológica (Schmitt & Pilcher, 2004, p. 645)
Dado que la PE es una empresa joven, resulta poco probable que un rasgo psicológico
adaptativo posea evidencia de las 8 categorías expuestas en la figura 7. Sin embargo, es posible
establecer rangos de evidencia. Por ejemplo, el rasgo adaptativo R1 solo posee evidencia de la
casilla “Evidencia Fisiológica”, mientras R2 posee de 3 casillas (“Evidencia Médica”, “Evidencia
teorética” y “Evidencia filogenética”). R1 no tendría menor grado de evidencia que R3. En síntesis,
a partir del grado de evidencia de la postulación de un rasgo psicológico adaptativo es posible
establecer los siguientes grados o rangos:
81
mínima: una casilla
moderada: de dos a tres casillas
Evidencia
extensiva: de cuatro a cinco casillas
ejemplar: de seis a más casillas
Figura 8. Rangos de evidencia sobre la postulación de una hipótesis de un rasgo psicológico adaptativo (Schmitt, 2008).
Desde luego, en cada una de las casillas entran en juego otras variables como el número de
evidencias disponibles (si hay solo un ejemplo mostrado o múltiples ejemplos, si se realizó a través
de metodología de calidad o no, si los posee técnicas actualizadas y bien ejecutadas, si sus niveles
de control son óptimos, etc.) (Schmitt & Pilcher, 2004). Estas consideraciones con compatibles con
la afirmación del insigne biólogo George Williams (1966)
La adaptación evolutiva es un concepto oneroso y especial que no debería ser usado
innecesariamente y un efecto no debería ser llamado una función a menos que sea
claramente producido por un diseño y no por azar. Cuando se la reconoce, la adaptación no
debería ser atribuida a un nivel de organización superior al exigido por la evidencia. La
selección natural es la única explicación aceptable para la génesis y el mantenimiento de la
adaptación. (p. v)
Dos ejemplos al respecto. Los informes antropológicos muestran que en la mayoría de
sociedades y culturas los miembros de las familias no tienden a procrear entre sí. Ello puede resultar
un conocimiento trivial en la actualidad según los avances de la genética, pues sabemos que quienes
tienen hijos con miembros de su familia conllevan problemas genéticos. Sin embargo, tal
conocimiento especializado era desconocido por nuestros antepasados. Por lo que es sensato
82
postular que la evitación del incesto (incest avoidance); es decir, la inclinación por rechazar tener
sexo con tus padres, hermanos o hijos es una adaptación (Brown, 1991).
Ello es compatible con la Evidencia Intercultural y la Evidencia Médica, ya mencionada.
Además, existe evidencia etnográfica de que en la vida caza y forrajeo de nuestros ancestros estaba
ausente el incesto (Lieberman & Symons, 1998) y ello guarda sentido (Evidencia Etnográfica),
dado que las relaciones entre parientes tienden a reducir las probabilidades de legar descendencia
fértil (Evidencia Teórica) y tampoco encontramos evidencia de que en los animales salvajes sea
común el incesto (Evidencia Filogenética). Por último, crecer con un miembro del sexo opuesto
antes de los 6 años intensifica la evitación del incesto (Lieberman, Tooby & Cosmides, 2007); lo
cual muestra el desarrollo de una configuración funcional específica (Evidencia Psicológica). En
conclusión, la evitación del incesto como una adaptación psicológica encuentra evidencia en
diversos tipos de estudios; por lo que sería razonable calificarlo como evidencia ejemplar.
Otro ejemplo es la postulación de una adaptación psicológica a aprender fácilmente a temer
a las serpientes (Öhman & Mineka, 2001, 2003). En otras palabras, es más fácil aprender a temerle
a una serpiente que a un conejo. Existen evidencia fisiológica de todos los procesos internos que
suceden cuando notamos una serpiente y los mecanismos hormonales que surgen como
mecanismos de defensa o huida ante un posible depredador (Evidencia Fisiológica). Asimismo, se
destacan evidencias filogenéticas y psicológicas. Dado que son tres el número de casillas en las
evidencias mostradas es posible calificar a esta adaptación psicológica como moderada.
En conclusión, los críticos acérrimos de la PE han afirmado que los postulados solo se basan
en explicaciones narrativas o que sus hipótesis son infalsables, pero no son ciertas a la luz del
desarrollo de la PE, tanto en sus postulados teóricos como empíricos. No obstante, algunas quejas
se deben a que realizan inferencias imposibles.
83
3.3. ¿Inferencias imposibles?
Una de las dudas más saltantes de los críticos hace referencia al AAE, pues si su
configuración ha moldeado la psicología humana, el conocimiento detallado nos debería dar
indicios fuertes de los problemas que encararon nuestros antepasados y que los supuestos módulos
mentales ayudan a resolver, pero nuestro conocimiento es sumamente limitado e incluso nulo de
cómo era el pasado ancestral, por lo que la PE estará viciado desde el principio (Buller, 2006;
Smith, 2020).
3.3.1. Exacerbar las diferencias para mostrar lo especial de cada ser humano
A veces se intenta mostrar una diferencia radical entre el pasado y el presente como si se el
ser humano hubiera vivido en un planeta o galaxia diferente. Esto sucede pues los antropólogos
tienden a exagerar la singularidad de las sociedades y culturas que analizan, y son más reticentes
en ver las similitudes (Buss, 2011). Respecto a la AAE, aún la gravedad nos afecta, la geología se
mantuvo relativamente estable, la química no ha variado drásticamente, no se tiene evidencias de
que en aquella época los varones quedaran embarazados, las mujeres no menstruaran, los niños
desde el nacimiento ya corrían o intentaban cazar presas, ni que fuera posible vivir 900 años,
cortarse un miembro del cuerpo y que aparezca uno nuevo o la existencia de poblaciones que tengan
la capacidad de vivir debajo de los océanos, que sus prole tenga la característica de poseer 4
extremidades, 3 ojos y con reproducción asexual. El punto no es que no haya diferencias
importantes, sino que exagerarlas anula o nos ciega ante similitudes relevantes.
Imaginemos dos billetes de un dólar, uno proveniente de USA y otro de Perú, podríamos
decir que si analizamos en detalle ambos poseen un sinfín de diferencias: no son de colores
idénticos, uno parece más desgastado, se obtuvieron por un proceso distinto, el otro parece ser de
84
una textura diferente, si los colocamos en un microscopio poseen otras bacterias, no ocupan el
mismo espacio, el más viejo parece más sensible a climas húmedos, etc. Si esto sucede con simple
billete, comparar dos lugares distintos dentro de un mismo continente o peor aún, comparar un
ambiente pasado y uno presente multiplicaría infinitamente las diferencias. Por tanto, se debe tener
cuidado en no inflar la singularidad de los ambientes, las sociedades o las culturas por más exóticas
que nos parezcan (el relativismo cultural es muy influente en las ciencias sociales), pues tiende a
volvernos miopes ante las similitudes relevantes.
Además, si las diferencias ambientales y sociales son tan enormes ¿es imposible encontrar
patrones culturales? El antropólogo evolucionista Donald Brown (1991) elaboró una extensa lista
de universales humanos 44 (conducta y lenguaje manifiestos universales basados en trabajos
etnográficos) entre los que podemos destacar:
44
•
oposición al abuso de poder
•
periodos de aprendizaje críticos.
•
concepto de precedencia (así es como consiguió sus manchas el leopardo)
•
proverbios, refranes
•
machos participan en más violencia de coalición
•
concepto de justicia
•
chupar las heridas o el dedo
•
conciencia de la autoimagen (preocupación por la opinión de los demás)
•
distinción entre verdadero y falso
Esto no significa que basta que una característica sea universal para inmediatamente inferir que sea parte de un
módulo adaptativo. Nunca se afirmó tal falacia. Leer es universal, pero no hay un módulo para la lectura. Los criterios
adaptativos antes mencionados no lo indican, destacan los criterios que se espera tengan los mecanismos psicológicos;
pero debido a que cara mecanismo resuelve problemas distintos, no se espera que cada uno de ellos cumpla con todos
los requisitos.
85
•
interpretación de los sueños
•
producción musical
•
territorialidad
•
tabúes
Ello sugiere que a pesar de la inmensa variabilidad aún podemos encontrar patrones
universales humanos; por lo que se debe tener en cuenta un nivel de abstracción que captura la
invariabilidad de lo variable (Tooby & Cosmides, 1990b). En ese sentido, cierta estructura de la
AAE será similar y otra estructura será diferente a las condiciones actual respecto a los desafíos
adaptativos. Más precisamente, a las diversas presiones selectivas recurrentes que subyacen en los
entornos ancestrales en los cuales han surgido el conjunto de adaptaciones que poseen el ser
humano (Barkow, Cosmides & Tooby,1992).
Asimismo, tampoco es cierto de que si no conocemos con precisión milimétrica la AAE
desconocemos los problemas adaptativos de nuestros ancestros. Cabe recordar que el AAE no solo
hace referencia a condiciones o presiones ecológicas sino también sociales, v.g. los problemas
derivados de la vida social juegan un rol preponderante en la evolución de los primates y,
particularmente, del ser humano (Dunbar, 1998). Como indica Fischer (1999), durante la
evolución:
Los humanos han debido, entre otras muchas tareas, reconocer regularmente objetos, evitar
depredadores, evitar el incesto, evitar ciertas toxinas en el embarazo, calcular distancias,
identificar alimentos, cazar animales, adquirir una gramática, detectar cuándo los niños
requieren ayuda, atender gritos de alarma, evitar enfermedades contagiosas, elegir pareja,
inducir a la persona elegida a que los elijan, elegir a aquellas personas con alto valor
reproductivo, balancearse al caminar, entender y fabricar herramientas… interpretar
86
correctamente las situaciones sociales, ayudar a parientes… evitar que su pareja tenga
descendientes con terceros, mantener amistades, reconocer caras, reconocer nociones,
cooperar, combinar adecuadamente estas tareas, etc. […] La solución de estos problemas
condujo a la aparición de los módulos preprogramados que el modelo describe, y además
al hecho de que esas soluciones son en un cierto modo similares, lo que permite afirmar
que las conductas humanas tienen un carácter específico de su especie y que la naturaleza
es, efectivamente única. (p.128)
Muchos de estos desafíos aún son parte de nuestro día a día y nuestras predisposiciones
hacia ciertos comportamientos todavía juegan un rol importante en nuestra forma de actuar. Por
tanto, se ha de tener en cuenta este nivel de abstracción de esas regularidades, dado que las
selección configura los rasgos de los organismos para sortear obstáculos en el ambiente donde
evolucionó; en otras palabras, los organismos llevan la marca de la estructura que ha sido
moldeada para sortear problemas adaptativos ancestrales.
3.3.2. Escepticismo dogmático: el problema del grano grueso
El conocimiento del pasado a partir de elementos del presente siempre es dificultoso en
diversas áreas del saber (antropología, física, química, biología, geología, etc.). No obstante, cierta
indeterminación del pasado no es un fenómeno de saber todo o saber nada, dependiendo del área,
existen gradaciones (Smith, 2016).
Sterelny y Griffiths (1999) y Buller (2005) concuerdan en que las afirmaciones de la EP son muy
generales respecto a las presiones selectivas de la AAE, que si uno analizara con mayor detalle
dejarían de tener un sentido significativo. Por ejemplo, las aves pasaron por presiones selectivas en
87
las cuales los machos competían por aparearse con la mayor cantidad de hembras. Sin embargo,
las aves despliegan diferentes comportamientos para atraer a futuras parejas, unos danzarán, otros
construirán un nido, otros proveerán alimentos, etc. Entonces, sostener que los seres humanos
pasaron por presiones selectivas para conseguir parejas es un hecho verdadero (un gran problema
adaptativo) pero no detallado (subproblemas) y justamente son esos detalles relevantes de los que
carecemos respecto de la vida de nuestros ancestros. Ese ese conocimiento el cual es básicamente
incognoscible.
El problema con este argumento es que disponemos de una serie de conocimientos sobre
los comportamientos sexuales de los animales no humanos (Alcock, 2009) y lo sabemos partiendo
de hipótesis adaptativas y contrastándolas con hechos del presente. Justamente, en esta clase de
información es la que se basa el razonamiento respecto a las distintas formas de comportamiento
sexual de las aves. En ese sentido, ¿solo es posible tal conocimiento cuando se trata solamente de
animales no humanos, pero en la especie Homo sapiens tal información no es posible? Si la
respuesta es afirmativa, los críticos tienen la carga de la prueba.
De la historia de la ciencia podemos aprender que los investigadores trabajan con los
mejores datos disponibles, se generan hipótesis, se rechazan otras, se confirman y— con el pasar
del tiempo— se van refinando y reinterpretando los datos a la luz de nuevos descubrimientos
(Hempel, 1966; Lakatos, 1978; Popper, 1980; Kuhn, 2013; Chalmers, 2000). Por tanto, las
hipótesis generadas por la PE a partir del saber actual de la EEA no se vician automáticamente,
porque no poseamos un amplio y detallado conocimiento, dado que la dinámica de la ciencia es
basarse en el mejor conocimiento disponible e ir generando diversas hipótesis, nuevas
metodologías, nuevas reinterpretaciones. Conocimientos futuros iluminarán las hipótesis
propuestas, reforzando algunas o rechazándolas. La ciencia trabaja con el conocimiento que posee
88
a la mano, el mejor conocimiento disponible. Como pensaba Mario Bunge (2000), el exceso de
escepticismo cae en el dogmatismo.
3.3.3. La forma refleja la función
La generación de hipótesis es el corazón del progreso científico y la PE se ha destacado por
esta característica. Se suele apelar a la heurística retrospectiva o ingeniería inversa; es decir, inferir
la función a partir de la estructura del rasgo adaptativo (en corto, si el rasgo R1 exhibe
características de diseño, entonces R1 está diseñado para la función F1). La forma refleja la función,
pero la función viene primero es una frase que sienta sus bases en la dinámica de la biología
evolutiva. En la historia de las especies, suceden diferentes desafíos adaptativos que deben sortear
en distintos niveles (químicos, ecológicos, sociales, etc.).
Por ejemplo, según el estudio de Barta et al. (2008) sobre la rutina migratoria de las aves,
estas dependen de varios factores: la disponibilidad de comida, la calidad de las plumas, la locación
geográfica y el momento del año. Todos estos factores son determinantes para ponderar cuál será
el comportamiento óptimo que adoptarán las aves en tal o cual circunstancias. No es realista pensar
que en todas las circunstancias y en todas las vicisitudes que se encuentren las aves posean
decisiones óptimas para cada una de ellas. Por el contrario, es razonable asumir que posean reglas
que en promedio produzcan comportamientos óptimos tomando en cuenta las regularidades de los
problemas adaptativos que han formado parte de su historia evolutiva. Por todo lo dicho,
Si las reglas son flexibles, entonces diferentes tipos de reglas (o parámetros para un tipo de
regla dada) podría evolucionar en diferentes circunstancias. Si las reglas no son flexibles,
89
entonces es necesario que las reglas evolucionen para, en promedio, puedan desempeñarse
bien en todas las circunstancias. (McNamara & Houston, 2009, p. 674)
La selección estampa su firma en la forma de los organismos, porque los efectos de esa
forma se relacionan con el aumento de su reproducción diferencial en su ambiente de adaptación
evolutiva. Es posible entonces apreciar un encaje entre las características que posee la AAE y el
diseño de los organismos; en otras palabras, el diseño refleja la estructura de la AAE. Asimismo,
la selección captura los problemas adaptativos frecuentes y va moldeando a los organismos, por lo
que estos, con el tiempo, exhibirán rasgos fenotípicos de diseño (Hagen, 2015). Entonces, la
selección hace que los organismos sean textos históricos vivos los cuales pueden ser leídos si
sabemos descifrar el lenguaje informacional-funcional con el cual fue escrito.
[La selección natural es un algoritmo de aprendizaje]. El aprendizaje es la adquisición de
información útil sobre el ambiente. A través de la reproducción diferencial de alelos entre
generaciones, la selección natural aprende qué tipos de transformaciones incrementa la
reproducción en un ambiente particular y almacena esa información en el genoma. En una
especie, cada alelo ha sido fijado por la selección natural es una valiosa pieza de
información sobre los rasgos que son útiles para la reproducción de esa especie en su AAE.
Así, todas las adaptaciones del cuerpo son, en ese sentido, producto del aprendizaje (…)
[Como todos los algoritmos del aprendizaje, la selección natural solo puede aprender
patrones o relaciones estables]. (Hagen, 2005, p.160)
Sabemos que los rasgos complejos funcionales han evolucionado por selección natural y
que tales rasgos reflejan la estructura del ambiente ancestral. Las bibliotecas de medicina,
neurología y genética están repletas de conocimientos sobre cuáles son las funciones del sistema
inmune, órganos, huecos, células, neuronas, etc. Ciertamente, no es conocimiento completo, pues
90
las investigaciones siguen a la orden del día (Hagen, 2015, p.147). El punto es que este
conocimiento ilumina cuáles fueron las presiones selectivas (su AAE) que promovieron la
propagación de rasgos que resolvieran tales problemas adaptativos. A grandes rasgos, sabemos que
la configuración actual de nuestros ojos o nuestra caminata bípeda han sido moldeados en un
ambiente no acuático, debido a que dentro del agua nuestra visión se dificulta y nuestros pasos son
lentos y descoordinados. En ese sentido, las adaptaciones psicológicas o fisiológicas reflejan los
problemas adaptativos que fueron constantes para cualquier especie.
Resulta sospechoso pensar que del cuello hacia abajo la selección nos ha moldeado, pero
que el cerebro ha transcendido a este proceso natural, porque la cultura lo ha detenido o inhibido45.
Esta es la clase de dicotomía cuerpo-mente que subyace en las críticas (además de cierta biofobia);
y con mayor énfasis, en profesionales de humanidades y sociales (Van den Berghe, 1990; Wilson,
2009; Geher & Gambacorta, 2012; Perry & Mace, 2010; Varella, Seidl-de-Moura, Santos, Ferreira
& Bussab, 2013; Jonason & Schmitt, 2016).
Como hemos argumentado anteriormente, desde la visión de la PE la selección actúa a
través de sistemas de procesamiento de información especializados (módulos darwinianos), estos
sistemas competirán (quién soluciona de forma más eficaz, económica y fiable un problema
específico) y evolucionarán a través de sucesivas generaciones en interacción con inputs externos
(físicos o sociales) e internos (estados del organismo) para generar efectos comportamentales o
efectos fisiológicos adaptativos (emociones, percepciones, razonamientos, etc.) (Cosmides &
Tobby, 1987; Tooby & Cosmides, 2015).
45
En el siguiente apartado, mostraremos cómo las explicaciones culturales no se oponen a las distales, sino que se
complementan. La evolución cultura actúan de forma más intensa y rápida que la evolución biológica, pero eso no
implica que hemos trascendido nuestra biología.
91
Estos D-módulos han sido diseñados, porque captura problemas adaptativos frecuentes y
particulares, no infrecuentes ni generales. Por ello, en un nivel menor, la amplia variabilidad sobre
distintos aspectos y que se dan de forma inhabitual hace difícil que la selección pueda aprender
algo útil, pero en un nivel de abstracción mayor, la selección— a través de sucesivas
generaciones— aprende a detectar regularidades que inciden en la reproducción diferencial y
diseña rasgos que resuelvan tales problemas. Así, se aclara mejor el sentido de que la forma refleja
la función.
La PE genera una serie de hipótesis psicológicas adaptativas (v.g. a través del razonamiento
de ingeniería inversa, análisis de costo-beneficios o modelos de la evolución de rasgos óptimos),
estas hipótesis compiten entre sí con el fin de detectar y explicar la forma o estructura de los
sistemas de procesamiento de información especializados (o efectos secundarios de ellos). Si las
hipótesis se cumplen y existe evidencia complementaria sólida, es razonable afirmar que la
existencia de ese módulo darwiniano se debe a que cumplió una función específica para resolver
un problema específico en su AAE.
Solo en el 2013 en las revistas Evolutionary Psychology y Evolution and Human Behaviour,
el 17% son artículos donde se derivan hipótesis mediante la reflexión de los problemas adaptativos
que encararon nuestros ancestros en el Pleistoceno y al menos un 80% consiste en testear las
hipótesis derivadas de fundamentos evolucionistas (Burke, 2014) y esta tendencia continua en la
actualidad. En síntesis, el escepticismo radical sobre la AAE y las hipótesis adaptativas
psicológicas no están justificadas para hacer la PE imposible.
92
3.4. Confusiones en diferentes niveles de explicación
Antes de Darwin, las ciencias de ese entonces se limitaban a realizar descripciones sobre
los distintos comportamientos que se observaban en distintos lugares (Alcock & Crawford, 2008).
Aunque el conocimiento acumulado fue valioso, no era el panorama completo, pues faltaban
explicaciones distales. Si estamos de acuerdo en que el hombre es un ser natural, que ha
evolucionado de otros seres naturales durante millones de años y que la selección natural, a lo largo
de nuestra historia evolutiva, ha moldeado nuestro cuerpo, incluidos nuestra psicología y cerebro,
entonces una parte de estas poseerá estrategias que le permitieron sobrevivir y reproducirse
(Dawkins, 1993).
Ya desde la época de Darwin, las explicaciones funcionales eran vistas con recelo (Cronin,
1995). La llegada de la sociobiología a mediados de los 70 (el estudio del comportamiento social
desde un enfoque biológico) propició un intenso debate sobre la posibilidad, las implicancias éticas
y políticas, y los alcances cognoscitivos de este proyecto (Ruse, 1981a, 1983b; Segerstrale, 2000;
Alcock, 2001). Sus detractores (Goudl & Lewontin, 1979; Gould & Vrba, 1982; Gould, 1991) no
solo los acusaban de mala ciencia o pseudociencia, sino de pervertir la ética y la política (Pinker,
2003).
A inicios de los 90 se fue consolidando lo que se catalogó como psicología evolucionista
(PE) (Barkow, Cosmides & Tooby, 1992), una empresa que procura identificar y explicar la
psicología y el comportamiento humanos teniendo como base la selección natural y una orientación
computacionalista de la mente entendida como mecanismos psicológicos especializados (o
sistemas especializados en procesar información) que han evolucionado para filtrar ciertos tipos de
información (inputs) para producir comportamientos o efectos fisiológicos adaptativos (outputs) a
través de reglas de decisión (un proceso de ‘si-entonces’) (Cosmides & Tooby, 1987).
93
Parte de las críticas a las hipótesis de la PE descansan en la ambigüedad de la pregunta
“¿por qué se produce este comportamiento?”, la cual lleva a generar confusiones en distintos
niveles explicativos. Se expondrán las críticas desde diferentes flancos a la PE y se mostrará que,
si bien a primera vista parecen obstáculos insalvables, no lo son, pues muchas de las diferentes
explicaciones son compatibles con el enfoque de la PE. Esta confusión se da, pues las críticas no
toman en cuenta los criterios para evaluar las hipótesis adaptativas y son susceptibles de caer en la
ambigüedad del lenguaje respecto al por qué sucede tal fenómeno psicológico o comportamental.
A continuación, expondré una tabla (en base a las actualizaciones recientes) que servirá
como marco teórico para abordar las críticas hacia la PE centradas en genes y epigenética,
ontogenia y neuronas y variabilidad cultural y naturaleza humana.
94
Cuatro
áreas
de
la
DESARROLLO / HISTÓRICO
FORMA ÚNICA
biología:
Una secuencia que da como resultado un
Cuatro preguntas
rasgo.
El rasgo en un corte de tiempo.
PRÓXIMO
ONTOGENIA
MECANISMO
Explica cómo funcionan
¿Cómo se desarrolla el rasgo en los
¿Cuál es la estructura del rasgo?, ¿cómo
los organismos mediante
individuos?
funciona?
la
Descripción de las formas del rasgo en
Descripción de la anatomía, fisiología y
etapas secuenciales de la vida y el
regulación del rasgo, y cómo trabaja el
mecanismo que controla el desarrollo.
rasgo para lograr su función. Sistema
Efectos de la heredabilidad en el
nervioso para la detección de estímulos
comportamiento
ambientales,
descripción
de
su
mecanismo y ontogenia
sistemas
o
desarrollo
sensores-motores
de
vía
interacciones gen-ambiente.
sistema
endocrino
para
ajustar la respuesta a los estímulos
ambientales
y
sistema
esquelético-
muscular para ejecutar las respuestas.
DISTAL/EVOLUTIVO
FILOGENIA
SIGNIFICANCIA ADAPTATIVA
Explica por qué funciona
¿Cuál es la historia filogenética del
¿Cómo han interactuado las variaciones en
ese organismo de esa
rasgo?
un rasgo con el entorno para influir en la
manera. Es decir, cómo
Descripción de la historia del rasgo
aptitud biológica de manera que ayuden a
una especie llegó a su
reconstruida a partir de sus antepasados
explicar la forma de ese rasgo?
forma actual a través de la
genotípicos
Eventos
Descripción de cómo las variaciones en el
descripción
una
ocurridos durante la evolución desde el
rasgo han influido en la aptitud. Función
secuencia de formas y
origen del comportamiento hasta el
anterior y actual del comportamiento en
cómo fueron influidas por
presente.
promover la eficacia reproductiva del
de
la selección natural y otros
y
fenotípicos.
individuo.
factores evolutivos
Tabla 4. Explicaciones próximas y distales. Esta tabla se basa en los trabajos de Tinbergen (1963); Nesse (2013) y
Alcock (2009).
95
3.4.1. Genes y epigenética
Alcock (2009) brinda un ejemplo claro de explicación próxima que nos servirá para detectar
confusiones de análisis. Nos cuenta que, en EE. UU. y Canadá, existe un ratón de campo que se
caracteriza por ser monogámico; es decir, posee solo una pareja sexual, ya sea en el ciclo
reproductivo o incluso toda la vida. Sin embargo, la mayoría de ratones de esa especie son
polígamos, se relacionan con varias hembras en la misma estación reproductiva. Para explicar esta
diferencia, las investigaciones mostraron qué regiones específicas del cerebro del macho
monógamo poseen gran cantidad de receptores proteicos que se conectan a la hormona vasopresina.
Cuando este copula reiteradas veces, la vasopresina es producida y liberada en la corriente
sanguínea hacia la región palio ventral, siendo recibida por el receptor proteico V1a. Esta región
cumple la función de proveer sensaciones reforzadoras asociadas a ciertos comportamientos.
Entonces, cuando la vasopresina estimula a los receptores V1a se activan intensamente, ello actúa
como un mecanismo de circuito cerebral de recompensa que motiva a los machos monógamos a
permanecer al lado de su pareja, formando así lazos sociales de largo plazo. En los machos
polígamos, el sistema de recompensa es diferente, ya que no poseen gran cantidad de receptores
V1a.
Además, este receptor es codificado por el gen avpr1a, que en la versión del macho
monógamo hace aumentar los receptores V1a en la región palio ventral, pero en la versión del
macho polígamo, no. Cuando a este último se le insertó la versión del gen de macho monógamo,
su comportamiento se modificó, pues sus relaciones se volvieron mucho más estables e incluso
antes de la copulación. Por tanto, el gen avpr1a contribuye en el comportamiento monogámico del
macho de campo. Hasta aquí se evidencia un ejemplo claro de explicación próxima y cabe enfatizar
que ninguna de las dos respuestas es incompatible o superior a la otra, sino complementarias. En
96
entendimiento de genes, hormonas, neuronas y partes específicas del cerebro es importante para
comprender cabalmente el comportamiento. Si se pregunta ¿por qué ese roedor es monógamo? y
se obtiene una respuesta similar, sabremos que se trata de un nivel próximo.
Antes de 1859, la biología era una empresa descriptiva y fue recién con Charles Darwin
que se tornó una ciencia propiamente dicha, pues brindó las bases teóricas para realizar hipótesis y
predicciones contrastables. En ese sentido, cuando se desea realizar explicaciones distales o
evolutivas, los investigadores recurren a su teoría e intentan de que sea compatible con ella. Las
hipótesis psicológicas y comportamentales de la psicología evolutiva dan cuenta de explicaciones
distales, no próximas.
En una lectura poco atenta, han cuestionado y preguntado dónde, cuántos y cuáles son los
supuestos genes que determinan el comportamiento adaptativo postulado por la PE (Rose, 2000;
Lewontin; Rose & Kamin, 2003). Incluso, se ha llegado a afirmar que la PE sostiene la existencia
de genes para todo o casi todo. Por ejemplo, un gen para resistirse a desempeñar ciertos roles, otro
que provoca que un niño asesine a su hermanita recién nacida, otro para que un macho preñe a
todas las hembras y así sucesivamente (McKinnon, 2012).
Quizá esté de más decir que nadie en su sano juicio ha postulado algo semejante, dado que
sostener que existen componentes genéticos para ciertos comportamientos no significa que solo
importan los genes y nada más (Williams, 1966; Shackelford & Liddle, 2014). Además, estas
réplicas parecen confundir la PE con la genética conductual, que está interesada, más bien, en saber
qué diferencias entre personas que conviven en un ambiente en particular se explican a partir de
diferencias genéticas; en otras palabras, dada una población P en un ambiente particular A, ¿hasta
qué punto las diferencias entre las personas de esa P en ese A son explicables en base a diferencias
de sus genes? (Cosmides & Tobby, 1997).
97
En contraste, la PE sostiene que el ser humano, como los demás organismos, posee una
arquitectura universal típica de la especie conformada por adaptaciones psicológicas evolucionadas
que son producto y se desarrollan a través de la interacción de los genes y el ambiente. Dado que
esta arquitectura es universal, su base genética también lo es, por lo que la heredabilidad de
adaptaciones complejas tiende a ser muy baja, no alta (Tooby & Cosmides, 1990). Las diferencias
comportamentales de los individuos en diferentes contextos, por tanto, pueden surgir de esta
arquitectura mental típica de su especie; por ejemplo, produciendo comportamientos adaptativos
(v.g. arriesgar la vida para salvar a sus hijos) (Hamilton, 1964; Maynard, 1964), efectos secundarios
(v.g. la violencia contra hijos que no son propios) (Daly & Wilson, 2018) o comportamientos
desadaptativos (v.g. abarrotarse de dulces y grasas) (Lierberman, 2014).
Teniendo en cuenta estas consideraciones, se hace más claro que ciertas críticas
provenientes de la epigenética (el estudio de la interacción entre el genoma y el ambiente) como
contrapuestas a la PE están mal guiadas. La epigenética hace referencia a los mecanismos no
genéticos (no explicables debido a la secuencia del ADN) que altera o regula la expresión génica,
a corto o largo plazo, y, por tanto, define el fenotipo del organismo (Delgado, 2014a; Delgado,
2014b). A veces, el proceso de regulación génica equivale a activar o desactivar un gen y este
efecto puede transmitirse de una generación a otra sin afectar el código del ADN, sino encendiendo
o apagando el gen (Scott-Phillips, Dickins & West, 2013).
Gemelos idénticos monocigóticos comparten la misma secuencia de ADN, pero la
expresión del genoma (su fenotipo) varía (v.g. no coinciden en la misma personalidad, uno
desencadena una enfermedad mientras el otro no), debido a sus distintas experiencias o ambientes
(diferentes relaciones sociales, estilos de dieta, aficiones, vicios, niveles de estrés, etc.) (Spuch &
Agís-Balboa, 2014).
98
Se ha tratado la epigenética como una explicación distal (Scott-Phillips, Dickins & West,
2013), pero esta explica cómo opera el organismo, no por qué opera de esa forma en particular.
Veamos el siguiente ejemplo (Champagne, 2008): en condiciones de estrés, las madres tienden a
cuidar menos a sus crías y estas, a su vez, cuidan menos a su propia prole; mientras que, en
condiciones benignas, las madres incrementan el cuidado de sus crías y estas son más propensas a
aumentar el cuidado de su prole. Se ha demostrado que esta divergencia es consecuencia, no tanto
por la herencia genética, sino comportamental; es decir, el comportamiento de los padres altera el
comportamiento de las generaciones posteriores.
Esta es la plasticidad inducida por el ambiente, en la que un mecanismo próximo mapea el
medio ambiente y calibra el fenotipo de acuerdo con ello (…) Una consecuencia de esta
plasticidad frente a la variación ecológica es que dos organismos genéticamente idénticos
pueden ser fenotípicamente diferentes, debido al hecho de que existen en diferentes
ecologías y, entonces, tienen fenotipos calibrados diferenciados. (Scott-Phillips, Dickins &
West, 2013, p. 44)
Como veremos más adelante, la naturaleza humana universal, entendida como rasgos
psicológicos adaptativos típicos de la especie, no implica invariabilidad individual o cultural. En
suma, el objetivo de la PE no es la búsqueda de genes ni se halla comprometida necesariamente
con ellos; es decir, que, si no se logra identificar los genes de las posibles adaptaciones, entonces
es una empresa viciada. Tampoco resulta adecuado proponer la epigenética como una explicación
distal, sino próxima, pues permite entender cómo los organismos se ajustan al ambiente, pero no
por qué lo hacen de esa manera en particular. Lo que se debe exigir son evidencias que muestren
que tal adaptación muestre características de diseño; es decir, que los efectos de ese rasgo hayan
servido para resolver un problema adaptativo específico. En ese sentido, sus críticas exigen datos
99
que se refieren a explicaciones próximas, lo cual, en el mejor de los casos, confunde niveles de
análisis y, en el peor, caen en la caricaturización (falacia del hombre de paja).
3.4.2. Ontogenia y neuronas
El filósofo y científico Mario Bunge no escapa de este error. Su animadversión hacia la PE,
a la que cataloga dentro de la psicología informacionista, se ha hecho patente en diversas
publicaciones. En su libro “Filosofía de la psicología” (Bunge & Ardilla, 2002) indica que, entre
los diferentes tipos de pseudo-explicación, se encuentra el teleológico que “consiste en imaginar
metas, haya o no pruebas para ello” (p. 289) y menciona a Freud quien, según sus palabras, afirma
que los síntomas neuróticos surgen con el fin de evitar la angustia.
Efectivamente, ya Darwin criticaba a quienes creen que en la naturaleza o que los
organismos tienden a un fin último (quizá guiado por la mano de un ser superior), pero él naturalizó
las explicaciones teleológicas. No hay Creador que guíe la evolución de los organismos, sino que
es el azar (las variaciones) y la necesidad (selección natural) quienes dan cuenta de este proceso;
es decir, variaciones que tengan efectos beneficiosos sobre la diferencia reproductiva serán
seleccionados y, con el tiempo, quienes poseen tales rasgos serán más frecuentes en las
poblaciones, en contraste con quienes no los ostentan. En un sentido, la finalidad de la selección
natural es producir adaptaciones, pero este es un proceso natural, no metafísico o trascendental. Si
hay variedad, heredabilidad y diferencia reproductiva, la selección natural operará, de lo contrario,
no lo hará (Mayr, 1988).
Bunge no toma en cuenta estas consideraciones, a pesar de que formaban parte de un amplio debate
(Ruse, 1983a, 2008; Cronin, 1995; Andrew, Gangestad & Matthews; 2002). Por ello, cuando se
100
pregunta el porqué de un fenómeno, él lo entiende desde una explicación próxima, sin considerar
la distal46.
Las invocaciones de la finalidad están desprovistas de poder explicativo (…) es verdad que
miramos para ver, pero es un hecho que hay que explicar (quizá encontrando que la
activación de los lóbulos prefrontales ‘prepara’ la corteza visual y así facilita el
funcionamiento de esta última. (Bunge & Ardilla, 2002, p.289)
Ya que nos encontramos en el ejemplo sobre explicación (o pseudo-explicación)
teleológica, se esperaría que se corrija y aclare el sentido en el mismo nivel de análisis, pero no es
el caso. El por qué distal, en corto, afirmaría que vemos, porque tuvimos antepasados que lo hacían
y ello fue evolucionando, dado que tenía un impacto en la reproducción diferencial. Esta confusión
es común:
Ahora que los psicólogos evolucionistas están hablando persistentemente sobre
‘mecanismos’ (…), ellos necesitan poner énfasis en los problemas subyacentes de
causalidad y superveniencia [cómo opera el cerebro] en lugar de simplemente hacer
suposiciones computacionales sobre la naturaleza de los procesos subyacentes. (Panksepp
& Panksepp, 2000, p. 118)
En ausencia de una teoría neurobiológica establecida de cómo (o de hecho si) los genes que
sesgan el crecimiento y las conexiones de las neuronas durante el desarrollo influyen en los estados
46
Y cuando considera la evolutiva se muestra reticente. Señala que la explicación evolucionista apela a ventajas y
desventajas selectivas de un rasgo conductual o mental, “por ejemplo, se ha sostenido que la evolución de la capacidad
para sentir dolor se debe a su valor para la supervivencia, pues nos permite identificar estímulos nocivos y, por ende,
evitarlos. Sin embargo, también se puede suponer que un umbral elevado de dolor en circunstancias críticas (por
ejemplo, el parto o la batalla) confiere ventaja selectiva” (Bunge & Ardilla, 2002, p. 291). No se entiende bien cómo
su réplica podría ser relevante ya que, en general, el dolor es un rasgo adaptativo (Woolf, 2010), lo que no implica que
se posea la misma resistencia al dolor en cada parte de nuestro cuerpo, ni que sean iguales en hombre o mujeres o se
rechace la posibilidad de que existan dolores no adaptativos o maladaptativos.
101
psicológicos relevantes, se carece de una parte fundamental de vía causal. (Laland & Brown, 2002,
p.185).
Peor aún, a veces se le suele imputar a la PE de que la postulación de módulos psicológicos
implica que, a nivel cerebral, se dé solo en una parte específica del cerebro (Buller & Hardcastle,
2000; Gould, 1991).
Para clarificar si la modularidad cerebral de dominio específico es una realidad física, la
psicología evolucionista y las neurociencias deben basarse en la evidencia existente de la
estructura y función del cerebro para respaldar todas las afirmaciones que intentan dilucidar
cómo funciona la mente y el cerebro. (Panksepp & Panksepp, 2000, pp. 118-120)
Sin embargo, solo se resalta su funcionalidad especializada y es compatible con que puede
estar en una parte o en más regiones del cerebro (Cosmides, & Tooby, 1987; Tooby & Cosmides,
1992; Barrett, & Kurzban, 2006).
Este punto es importante, porque la PE propone rasgos psicológicos evolucionados que
resuelven problemas adaptativos específicos, pero no menciona cuáles son los correlatos
neuronales específicos que forman el circuito de tales rasgos propuestos ni en qué parte particular
del cerebro se procesa. Bunge concluye que la PE “concibe la mente como un ente en sí mismo,
distinto y separado del cerebro, y capaz de trabajar con autonomía e incluso de mirar dentro de sí
mismo” (Bunge & Ardilla, 2002, p. 121). Un hermoso non sequitur a todas luces. Este parece ser
el mayor incomodo de Bunge para desacreditar la PE. Por ejemplo, en su Diccionario de filosofía
(2001), afirma lo siguiente:
Funcionalismo. La tesis según la cual en todos los casos lo único que se necesita son
informes funcionales. Esta tesis es popular entre los biólogos moleculares, los psicólogos
102
cognitivos de la escuela computacionalista [v.g. la PE] y los filósofos idealistas de la mente.
El funcionalismo es un obstáculo a la investigación científica y tecnológica, pues desalienta
el descubrimiento de los mecanismos (…) inhibe la búsqueda de los mecanismos profundos
[resaltado en el original]. (p. 90)
En su libro “Las pseudociencias ¡Vaya Timo!” (2012) afirma que la psicología
computacionalista es acientífica, pues
se aísla a sí misma con respecto a la neurociencia y la ciencia social, y el aislamiento
disciplinar es un indicador fiable de la falta de cientificidad (…) solo enmascara nuestra
ignorancia sobre los mecanismos neuronales (recordemos que no hay explicación verdadera
sin mecanismo y que todo mecanismo es material (…) valga lo dicho como muestra de
pseudociencia. (p.54)
Acusaciones similares47 encontramos en su libro “Pseudociencia e Ideología” (1985, pp.
83-87). Efectivamente, los circuitos cerebrales procesan información, por lo que una explicación
completa de un output requerirá la descripción sobre el tipo de información representada y
procesada, pero esta pueda ser obtenida sin saber al detalle los mecanismos neurales; es decir, no
depende del conocimiento de su instanciación física, sino que muestre evidencia de que el
mecanismo de aprendizaje especializado ha sido diseñado por la evolución para solucionar una
tarea adaptativa específica; la cual sería su función. (Tooby & Cosmides, 2015; Lewis, Al-Shawaf,
Conroy-Beam, Asao, & Buss, 2017).
47
Las investigaciones realizadas por la PE son multidisciplinarias e involucran nuevos descubrimientos sobre diversos
fenómenos (genéticos, hormonales, neurales, etc.) (Barrett & Kurzban; 2006; Buss, 2015, 2019). Por ello, es un temor
infundado, pues hay varios estudios que involucran un acercamiento neurocientífico (Krill, Platek, Goetz &
Shackelford, 2007; Cosmides & Tooby, 2015).
103
Veamos el siguiente experimento mental. Imaginemos que se descubre que hubo
civilización en Marte, ya que los robots que enviaron no solo muestran fotos nítidas en blanco y
negro de la existencia de riachuelos, ríos y plantas, sino también huellas de animales y
construcciones en forma de casas. Además, se ha encontrado un artefacto extraño: tiene forma
triangular y posee un agujero grande en la parte superior y un complemento que sirve como tapa,
y otro agujero, que está al lado derecho donde sobresale un tubo en forma de pico, y en el lado
izquierdo, posee un asa. Su diseño no parece indicar que fue creado como arma de combate o
instrumento de caza. A pesar de que el pico es un poco filudo, resultaría difícil que se use para
cortar el cabello o las uñas, desmembrar carne de animales o labrar la tierra. Dado que tiene los
rasgos de una tetera de tres lados con asa y pico, sus características reflejan que sirve para calentar
líquidos, esa es su función. Es una conjetura razonable, a pesar de no saber de qué está constituido
el material, cuánto pesa o de qué color es.
La moraleja es que la evidencia de diseño especial es el criterio para afirmar que el rasgo
de un organismo es una adaptación. De ahí que cabe preguntar si la hipótesis de un rasgo adaptativo
posee propiedades que resuelvan ese problema en particular de forma precisa, eficiente, fiable y
económica (William,1966). El rasgo debe mostrar una configuración especial para un propósito
específico (la razón por la cual evolucionó) que ayude a resolver problemas adaptativos,
ponderando los pros y los contras de los costos de tal diseño. En síntesis, la evidencia que apoya
el postulado de una adaptación proviene de sus rasgos de diseño que predice.
Por ejemplo, la teoría de la inversión parental de Trives (1972) señala que debido a la
asimetría en las células sexuales en la que una aporta nutrientes (las hembras en mayor proporción)
y el otro no (los machos en mayor proporción), las estrategias reproductivas serán distintas. Uno
tenderá a querer aparearse con más hembras y a ser menos selectivos, por lo que competirán por
104
aquellos rasgos deseables por las hembras; la otra tenderá a ser más cauta al momento de
emparejarse, dado que, si no recibe la ayuda correspondiente, está en riesgo tanto ella como sus
crías. En ese sentido, el dimorfismo sexual producirá diferencias en distintos niveles
(comportamental, fisiológico, anatómico), incluido el cognitivo (Ellis et al., 2008).
Los psicólogos evolucionistas han postulado y han encontrado evidencias de que existen
diferencias marcadas respecto a los celos románticos (Buss, Larsen, Westen & Semmelroth, 1992).
La mujer no tendrá dudas de su maternidad respecto a su prole, pues en ella se da el embarazo, en
cambio, para el padre este sí es un problema (sobre todo en un ambiente ancestral sin pruebas de
ADN). Los celos de los hombres estarán sesgados en mayor proporción hacia señales de infidelidad
sexual, mientras que los celos de las mujeres hacia indicios de infidelidad emocional (por la falta
de compromiso en la relación a largo plazo y la pérdida de recursos).
Asimismo, se identifican aspectos del rasgo postulado como adaptación para ver si existen
otros rasgos que se integran para resolver el problema, lo cual haría improbable que ello se realice
de forma azarosa; descartar que no sea un subproducto de una adaptación y, como cualquier otra
hipótesis científica, cuán exactas y fiables son sus predicciones, si estas están mejor apoyadas que
hipótesis alternativas y si con congruentes con otros tipos de evidencia (Schmitt y Pilcher, 2004).
En suma, el criterio principal para testear una hipótesis adaptativa modular es si evidencia y predice
un diseño específico para resolver problemas adaptativos específicos (Lewis, Al-Shawaf, ConroyBeam, Asao & Buss, 2017).
105
3.4.3. Variabilidad cultural y naturaleza humana.
Recordando el primer ejemplo acerca de la monogamia o poligamia del ratón, una
explicación distal apelaría a datos filogenéticos y procuraría alinear su explicación a factores que
hayan aumentado su eficacia inclusiva. Es decir, el comportamiento monogámico se expandió,
dado que la población de roedores escaseaba, por lo que adoptar una estrategia del cuidado de la
pareja en vez de intentar aparearse con varias tenía mejores consecuencias en la multiplicación de
sus genes. Análogamente, si deseáramos explicar la razón evolutiva del llanto de los niños se haría
hincapié en que llorar es un comportamiento que incita la búsqueda de ayuda de su cuidador, pues
aquellos niños que no lloraban tendían a sobrevivir menos o sufrir mayores dolencias.
La explicación próxima del porqué llora el bebé podría apelar a factores externos: “la mamá
dejó de amamantarlo”, “se cayó de su cuna”, “hace mucho frío y no está abrigado”; o internos, “su
sistema límbico está alterado”, “tales hormonas no están funcionando como se debe”, “cierta parte
del cerebro se activa cuando reciben estas señales”. Se las considera explicaciones próximas,
porque dan cuenta de las causas inmediatas que desencadenan la expresión de un output (en este
caso, el llanto).
La distinción entre ambos tipos de explicaciones no se da de forma caprichosa o arbitraria,
sino que es una consecuencia directa de la teoría de la evolución por selección natural (Ruse, 2008).
Las adaptaciones se dan por un proceso de selección que discrimina rasgos de acuerdo con sus
implicaciones en la eficacia inclusiva; en ese sentido, la selección producirá organismos que posean
una serie de rasgos (físicos, químicos, comportamentales o mentales) que promuevan la expansión
de sus genes (eficacia inclusiva). Por ello, los organismos parecerán haber sido diseñados
(moldeados) para maximizar su reproducción diferencial, por lo que exhibirán formas funcionales
(rasgos adaptativos) que den cuenta de ello (la forma refleja la función) (Mayr, 1983; Tooby &
106
Cosmides, 2015). Por tanto, si se quiere dar una explicación distal de la existencia de algún rasgo
debo hacer referencia al efecto funcional que posee ese rasgo; es decir, de qué modo contribuye a
la eficacia inclusiva (Gangestad, 2008).
Estas distinciones son fundamentales para el paradigma del neodarwinismo (Dennett,
1999); sin embargo, no han sido adecuadamente distinguidas en la literatura respecto al
entendimiento del comportamiento humano. Por ejemplo, Scott-Phillips, Dickins y West (2011)
sostienen que una parte importante de la literatura basada en el entendimiento del altruismo o la
cooperación no ha logrado discernirlo claramente. A la pregunta de nivel distal ‘por qué un
individuo realiza un comportamiento en beneficio de otro’ (es decir, por qué existe tal
comportamiento), se responde con uno de nivel próximo: ‘debido a la religión’, ‘a preocupaciones
respecto a la culpa o alabanza’ o ‘rituales costosos’. Estas respuestas son factores que desencadenan
respuestas inmediatas (v.g. generan comportamientos cooperativos), pero no explican por qué
existe la cooperación en la población, pues una explicación distal de un rasgo menciona sus efectos
en la eficacia inclusiva.
No es que los estudios citados anteriormente sean poco valiosos, por lo contrario, ellos
ayudan a explicar cómo los comportamientos cooperativos pueden conducir beneficios en
la aptitud, de modo directo o indirecto. Nuestro punto es solo que ellos describen cómo la
cooperación puede trabajar y no por qué trabaja. (p.41)
Análogamente, sociólogos y antropólogos colocan énfasis en el aprendizaje y las
experiencias de los individuos que son moldeados por la sociedad y la cultura que viven. Asimismo,
apelan a la inmensa diversidad de comportamientos, vestimentas, rituales, sacrificios, actos
egoístas, cooperativos, danzas, músicas, etc., para mostrar que es difícil, sino imposible, afirmar la
existencia de una naturaleza humana inflexible que supuestamente tienen los Homo sapiens, pero
107
—sostienen— esta diversidad muestra que nuestra naturaleza es alta o infinitivamente moldeable,
debido a la plasticidad general de nuestro cerebro. Se concluye que la variabilidad cultural se
asienta en la plasticidad cerebral (McKinnon, 2012).
Primero, cabe distinguir entre cultura emergente48 (evoked culture) y cultura transmitida
(transmitted culture) (Nettle, 2009a). El primero se entiende como los outputs adaptativos (efectos
de comportamiento o fisiológicos funcionales) que surgen (se activan) por la interacción entre las
diferentes circunstancias locales (operan como inputs) y la arquitectura modular psicológica
evolucionada. El segundo da cuenta de las ideas, valores, tradiciones o representaciones que existen
inicialmente en una mente y se van transmitiendo hacia otras a través de la observación o
interacción. Desde esta perspectiva, sostener la existencia de una naturaleza humana (adaptaciones
psicológicas típicas de la especie) no implica invariabilidad cultural ni que la variabilidad
fenotípica se basa en la variabilidad genotípica.
Los saltamontes poseen la capacidad de poseer un cuerpo oscuro o verde si se los coloca
sobre un fondo oscuro o claro, respectivamente. Esta variación no se basa en diferencias
genéticas, sino que el desarrollo de uno u otro color se debe estrictamente al ambiente. En
su historia evolutiva, la regularidad del ambiente donde solían habitar probablemente
variaba entre fondos oscuros y claros, por lo que la selección ha configurado su estructura
de modo que sea sensible a estos cambios ambientales, porque ello aumentaba su
reproducción diferencial. “La capacidad para cambiar de color de acuerdo con las
circunstancias locales es una característica genética del saltamontes, una característica que
ha sido fijada por la selección natural”. (Nettle, 2009a, p.225)
‘Evocar’ en español tiene el sentido de ‘recordar’, por eso he preferido el término ‘emerger’, pues emerge de la
interacción entre los módulos psicológicos y los contextos locales.
48
108
Análogamente, tenemos la cultura A que se caracteriza por la escasez de recursos y la
cultura B donde hay abundancia de recursos. En la elección de una potencial pareja, son más
deseados y atrayentes los cuerpos grandes en la cultura A, pero se prefiere los cuerpos más delgados
en la cultura B. Afirmar que esta variación es simplemente cultural no es una explicación, sino una
descripción de lo que sucede en ambas culturas, ya que no da cuenta del por qué se da este patrón
cultural (escasos recursos, cuerpos grandes más atrayentes, abundante recursos, cuerpos delgados
más atrayentes) ni por qué las diferencias entre sociedades se reflejan dentro de las sociedades (v.g.
una clase social y económica baja en la cultura B tenderá a preferir cuerpos más grandes) (Nettle,
2009a).
Asimismo, afirmar que las preferencias están determinadas por la cultura y asumir que esa
es la explicación final de la variación cultural es confundir niveles explicativos. Efectivamente, los
inputs de ambas culturas desencadenan distintos comportamientos, pero esa sería una explicación
próxima, no última.
En nuestra historia evolutiva, se ha recorrido diversos ambientes con altos y bajos recursos,
la selección ha moldeado nuestra psicología para hacer frente a los desafíos adaptativos más
recurrentes que se ha experimentado en nuestra filogenia, de modo que una estrategia eficiente era
encontrar ciertos patrones y desencadenar respuestas particulares (Nettle, 2009b). En ese sentido,
nuestra psicología evolucionada es sensible a las variaciones ambientales.
La energía que se gasta en depositar grasa es energía desviada de otras funciones, y los
cuerpos grandes hacen que varias actividades sean menos eficientes. Por tanto, si los
recursos se mantendrán constantes y abundantes, se optimiza el éxito reproductivo al
preferir un cuerpo pequeño para uno mismo y su pareja. No obstante, las reservas de grasa
tienen una ventaja crucial si es probable que el flujo de recursos sea intermitente, ya que
109
permiten amortiguar la escasez. Por tanto, en un entorno donde es probable que exista tal
escasez, es ventajoso preferir un cuerpo más grande para uno mismo y crucialmente —si
eres hombre— para la madre de tus hijos. (Nettle, 2009a, p.228)
Dada nuestra historia evolutiva, el patrón se explica a partir de una psicología evolucionada
cuya función es modificar las preferencias corporales de acuerdo con las condiciones ambientales
locales. En ese sentido, el patrón cultural emerge de la arquitectura mental modular evolucionada
en interacción con los inputs ambientales particulares. La cultura emergente es una explicación
distal, pues la capacidad de variar las preferencias corporales según la disponibilidad de alimento
se entiende como una adaptación que mejora la eficacia inclusiva. Por esta razón, David Buss
sostiene que “el mito de la cultura como una explicación causal, independiente de la psicología
evolucionada de los humanos debe ser rechazada” (2001, p. 970).
Finalmente, “la cultura emergente, entonces, es un concepto útil para explicar la diversidad
y el cambio culturales, dentro y entre las sociedades” (Nettle, 2009a, p. 230). No obstante, ello no
agota todo lo concerniente a la cultura, dado que aquí no se da cuenta del contenido de los rituales,
danzas, rituales, etc. La cultura transmitida, por su parte, suele dar este tipo de explicaciones y los
antropólogos son especialistas en informarnos con detalle de ello (Henrich, 2017; Cochran &
Harpending, 2009).
110
CAPÍTULO IV
UNA DEFENSA DE LA HIPÓTESIS DE LA MODULARIDAD MASIVA (HMM)49
La Psicología Evolucionista (PE) sostiene la hipótesis de la modularidad masiva (HMM),
en el que la mente es entendida como un conjunto de módulos que cumplen una función específica
para revolver problemas adaptativos recurrentes en nuestro ambiente de adaptación evolutiva. Este
conjunto formaría parte de la naturaleza humana y el objetivo de la PE es identificarlos y
explicarlos en términos distales. Sus detractores arguyen que la concepción modular es
inconsistente con el conocimiento teórico y empírico actual. A partir de los trabajos de Carruthers,
Crawford, Barrett y Kurzban defenderé que varias de las críticas contra HMM asumen la
concepción modular de Fodor (F-módulos), quien enfatiza el aspecto intencional. Sin embargo, la
PE destaca la funcionalidad biológica, concibe los módulos como rasgos adaptativos que
evolucionan por sus efectos en la reproducción diferencial; es decir, módulos darwinianos (Dmódulos) y los entiende como sistemas de procesamiento de información. Ello les da un matiz
distinto al carácter innato, encapsulado y de dominio específico de la concepción modular, por lo
que las implicancias y los supuestos teóricos y empíricos también varían. Finalmente, aclaradas
estas confusiones conceptuales y brindando evidencia factual, se concluye que la HMM es
epistemológicamente viable.
4.1. Introducción
El abordaje de la mente ha suscitado una serie de teorías de lo más variopintas. Antes de
1960, se la consideraba como una caja negra y las especulaciones sobre sus contenidos poco
científicas. Posteriormente, la llamada “revolución cognitiva” permitió abordar la estructura
49
El presente capítulo es una ampliación del artículo que próximamente será publicado en la revista Tesis (2021).
111
interna mental a través de describir las relaciones sistemáticas entre inputs informativos y outputs
comportamentales (Barret & Kurzban, 2006). Este nuevo lenguaje informático/computacional
permitía describir de forma más precisa los procesos, las propiedades, las operaciones y la
arquitectura regulatoria de los mecanismos psicológicos especializados en procesar información y
que posibilitaron la moderna ciencia de la mente y sus bases físicas (Corrêa , 2018; Donato, 2018).
Hacia finales de los 80 e inicios de los 90 se fue gestando la fusión de las ciencias cognitivas
con una visión adaptacionista, lo que se catalogó como la “segunda revolución cognitiva”. El libro
Adaptative Mind (1992) de Lesda Cosmides y John Tobby; agrupó una serie de artículos de
destacados intelectuales (Steven Pinker, David Buss, Donald Symons, Margo Wilson, entre otros)
y fue muy influyente en los nuevos avances del comportamiento y la mente humanos.
El razonamiento era sencillo. Así como los organismos poseen rasgos físicos, químicos o
fisiológicos que han sido moldeados por la selección natural, también el cerebro (un sistema físicoquímico) pasó por este proceso influyendo así en nuestro comportamiento, es decir, promoviendo
ciertos comportamientos en vez de otros según los efectos que incidan en la eficacia biológica. Sin
embargo, la selección natural no selecciona comportamientos en sí mismo, sino los mecanismos
mentales que la hacen posible, pues estos regulan el comportamiento, así como el desarrollo y el
cuerpo adaptativamente en respuesta a ciertos tipos de inputs para encarar problemas adaptativos
concretos (Cosmides & Tooby, 1987). Ello permite realizar predicciones y proporcionar
explicaciones sobre comportamientos manifiestos que esos mecanismos mentales generan o
regulan (Schmitt, 2008).
Dado que estos mecanismos resuelven problemas adaptativos puntuales recurrentes en el
pasado ancestral se esperaba que la mente sea masivamente modular y no un mecanismo de
procesamiento de información general. Sin embargo, desde sus inicios, su concepción modular dio
112
paso a una serie de controversias. En 1983, el filósofo Jerry Fodor publica “The Modularity of
Mind”, un libro sumamente influyente y que abrió nuevos caminos para posteriores
investigaciones. Se tendía a no diferenciar su caracterización (la cual llamaré ‘F-módulo’) de la
postulada por los psicólogos evolucionistas, quienes hacen hincapié en la especialización funcional
(por ello, los considero módulos a la Darwin o ‘D-módulos’).
Ian Sthepen (2014) piensa que se gana poco formalizando prematuramente la fundación de
la PE, pues se estaría colocando la teoría antes que la data. Es correcto sostener que, en última
instancia, serán las futuras investigaciones las que arrojen luz sobre esta controversia. Sin embargo,
algunas críticas han mal interpretado la teoría y, a partir de estos equívocos, han desestimado
completamente la PE.
Pietraszewski y Wertz (2021) sostiene que el debate no solo sobre el grado de modularidad,
sino sobre el significado mismo de ‘modular’ ha sido una historia de permanentes malentendidos,
por lo que básicamente no hubo un debate propiamente dicho. Esta ‘confusión modular’ (the
modularity mistake) no ha permitido distinguir distintos (no necesariamente contradictorios)
niveles de análisis; en concreto, el nivel intencional (bando de Fodor), el nivel funcional (bando de
la PE) y el nivel de instanciación física (implementational level) (bando neurocientífico). Esta
situación no se puede tomar a la ligera, pues “a engañado a toda una generación de científicos sobre
la evolución y la mente, y activamente obstaculiza el progreso en la comprensión de cómo funciona
la mente” (Pietraszewski & Wertz, 2021, p.4.).
Por ello, el objetivo del presente ensayo es aclarar esta confusión; específicamente, entre
los módulos según Fodor y la PE. En primer lugar, describiré los F-módulos y los D-módulos
destacando los rasgos modulares que más han causado confusión como dominio específico,
encapsulado e innato. En segundo lugar, mostraré y explicaré mediante argumentos teóricos
113
(provenientes de la filosofía de la mente y la filosofía de la biología) y evidencias empíricas, cómo
los detractores de la hipótesis de la modularidad masiva (HMM) han errado en distinguir la
caracterización funcional de la PE basándome principalmente en los trabajos del filósofo Peter
Carruthers, los psicólogos Charles Crawford y Robert Kurzban, y el antropólogo Clark Barrett.
Finalmente, concluiré que la concepción modular de la PE ha mostrado ser epistemológicamente
viable, pues poseen evidencia empírica y sustento teórico robusto.
4.2. La modularidad según Fodor
En 1983, Fodor popularizó la concepción modular de la mente. Su propuesta hacía
referencia a un modelo teórico de organización jerárquica (arquitectura mental) compuesto por tres
sistemas: 1) procesador central (sistema de cognición inteligente), 2) módulos (se hallan en la
región cerebral periférica y actúan desde el material recibido por los trasductores), 3) trasductores
(captan información ambiental mediante los sentidos). Inician el procesamiento de información de
los inputs externos. Desde esta perspectiva, los F-módulos poseen las diversas características, pero
nos centraremos en estas:
Dominio específicos: restringidos a ciertos tipos de contenidos que constituyen sus inputs
(solo procesan ese tipo en particular) y que poseen sus propios transductores
Encapsulados: la información de cada módulo está restringida a cada uno de ellos sin
existir comunicación ni influencia de otra parte del sistema (específicamente de niveles más altos
de procesamiento).
Innatos: no es aprendido por el individuo, sino que viene con él, pues posee un componente
genético fuerte en el sentido de que ejerce un control difícil o imposible de evitar o modificar por
el ambiente y el aprendizaje.
114
Fodor defiende la modularidad para el lenguaje o partes de la percepción y la rechaza para
las capacidades cognitivas como raciocinio, inferencias, creencias, etc. Su visión fue sumamente
influyente y abrieron nuevas líneas de investigación. Sin embargo, generó también una serie de
problemas conceptuales y confusiones a los ojos de los psicólogos evolucionistas, pues melló o
hizo más difícil entender la D-modular inspirada en la biología y necesariamente asociada a la
funcionalidad (Buss, 2019).
4.3. La modularidad según la psicología evolucionista
El abordaje de la PE le da un matiz distinto a cada una de estas características. En principio,
si consideramos modular un rasgo que posee una función específica para resolver un problema
particular, entonces ello se da a nivel celular, hormonal, en tejidos u órganos, así como en
características anatómicas o fisiológicas. En ese sentido, la modularidad masiva permea todos los
aspectos de los organismos (es universal), porque es más eficaz y confiable en la solución de
problemas de adaptación que un dominio general (Gangestad, 2008).
La PE extiende este razonamiento al nivel de lo mental. Debido a que los problemas
adaptativos son problemas de procesamiento de información (qué tipos de inputs detectar, en qué
momentos, cuán rápido responder, sobre qué dominio específico) se necesitan mecanismos de
aprendizaje especializados que permitan filtrar información, procesarla y dar con la solución del
problema adaptativo de forma eficiente. Las diversas presiones selectiva recurrentes que subyacen
a entornos ancestrales nos dan pistas de cómo ha sido configurada la mente humana. En el Homo
sapiens, la hominización ocurrió en el Pleistoceno (un periodo que abarca entre hace 2 millones de
años y culminó hace 10 mil años con la llegada de la agricultura). El hecho de haber vivido la
mayor parte de nuestra historia evolutiva —un 99%— en bandas de cazadores-recolectores de
115
aproximadamente 150 individuos (Dunbar, 1992, 1998) incide en nuestra psicología, pues allí ha
surgido el conjunto de adaptaciones que poseemos (Barkow, Cosmides & Tooby,1992).
Problemas como encontrar pareja, buscar comida, evitar alimentos tóxicos, identificar
emociones, saber con quién cooperar, etc., han moldeado la cognición y el comportamiento para
hacerles frente (Al-Shawaf, Lewin, Wehbe& Buss, 2019). En esta visión, la selección no se aplica
directamente al comportamiento, sino mediante sistemas de procesamiento de información
especializados (D-módulos), estos competirán (quién resuelve de forma más eficaz el problema en
concreto) y evolucionarán a través de generaciones en interacción con inputs externos (físicos o
sociales) e internos (estados del organismo) para generar comportamientos manifiestos (Cosmides
& Tobby, 1987). Estas adaptaciones las entenderemos como D-módulos y su configuración se
expande, pues ayudó a resolver un problema adaptativo recurrente en nuestra AAE, filtra una parte
restringida de inputs (el tipo de inputs le muestra al organismos qué problema adaptativo encara),
ese input se transforma en output mediante reglas o procedimientos de decisión (v.g. ‘Si-entonces’),
el output se refiere a una actividad fisiológica, información para otros D-módulos o la expresión
de un comportamiento manifiesto y el output de ese D-módulo se enfoca en resolver un problema
adaptativo particular (Buss, 2019, pp. 105-108).
En síntesis, desafíos adaptativos recurrentes de nuestro AAE requieren soluciones que
puedan capturar esos patrones; por esta razón, se requiere D-módulos, pues actúan de forma
eficiente al capturar inputs relevantes y producir outputs que resuelvan tales desafíos. Debido a que
son problemas de procesamiento de información particulares requieren mecanismos de
procesamiento de información particulares cuyos efectos inciden en la eficacia biológica; por ello,
han sido seleccionados en un ambiente ancestral para cumplir una función específica. Veamos
brevemente el contraste de los D-módulos con los F-módulos:
116
Dominio específico: las adaptaciones evolucionan para cumplir funciones específica, esto
es, resolver problemas en dominios particulares, por ello son menos adecuadas para resolver
problemas en otros dominios (Barrett & Kurzban, 2006).
Encapsulado:
las operaciones internas de un módulo no pueden basarse en ninguna información retenida
fuera de ese módulo, esto no es afirmar que el sistema no pueda acceder a ninguna
información almacenada, por su puesto, ya que podría tener su propia base de datos, en la
cual consultar durante sus operaciones. (Carruthers, 2006, p. 5)
Innato:
Contiene información sobre el problema ambiental que miembros de esa especie ha
enfrentado, así como su solución, el cual está codificado en los genes por la selección
natural. En el momento de la concepción, esta información está disponible para un
organismo en desarrollo. Durante el desarrollo, copera con la información del entorno del
desarrollo actual para producir el fenotipo de la adaptación. (Crawford, 2008, p. 201)
4.4 Discusión sobre la caracterización de los rasgos modulares
Si bien las evidencias empíricas son fundamentales para el avance del conocimiento, los
debates teóricos también se deben tomar en cuenta, ya que es posible malinterpretar una perspectiva
y asumir que esa visión conlleva supuestos erróneos o posee consecuencias inadmisibles. Esto tiene
como consecuencia guiar las investigaciones por un camino errado o desechar arbitrariamente
teorías o hipótesis valiosas. Veremos que esta situación sucede en las controversias sobre la
viabilidad epistemológica de la PE.
117
4.4.1 Innato
Se ha interpretado la PE como sosteniendo una postura genética fuerte, casi en el sentido de
determinismo genético (la idea de que los genes controlan el comportamiento) (Rose, 2000). A
partir de esa errada interpretación a) se pregunta dónde están los supuestos genes o cuál es la base
genética para tal comportamiento si es que existe (Lewontin, Rose & Kamin, 2003), b) muestran
evidencia de que las experiencias sí influyen en nuestros pensamientos y acciones como si ello
contradijese a la PE (Peter, 2013), c) asumen que la variedad de comportamientos a nivel cultural
mostraría que los genes y, por ende, los supuestos módulos psicológicos evolucionados, si es que
existen, poseen poca o nula influencia (McKinnon, 2012).
a) En busca de los genes
La viabilidad epistemológica de la PE no depende de encontrar los genes para algún
comportamiento en particular, puesto que no se necesita tal conocimiento para explicar un rasgo
adaptativo, sino las evidencia de diseño (eficiente, económico, complejo, modular, funcional, etc.)
que el supuesto rasgo posee (Williams, 1966). Aunque careciéramos de la más mínima información
sobre cuáles son los genes involucrados en nuestros ojos que permiten una visión particular, su
diseño muestra que están configurados para ver de ciertas formas y no de otras, mejor en unas
circunstancias y no en otras, distinguen un rango de tamaño, etc. (Puell, 2006). El rasgo debe
mostrar un diseño para un propósito específico, pues esta es la razón por la cual evolucionó; es
decir, los efectos de su diseño ayudaron a incrementar la eficacia inclusiva (Lewis, Al-Shawaf,
Conroy-Beam, Asao & Buss, 2017).
Ciertamente, un ojo es un rasgo palpable y observable, no así los módulos mentales. Por ello,
luego de detectar un posible módulo mental, la PE realiza hipótesis y predicciones al respecto. Por
118
ejemplo, se postula que poseemos un D-módulo sesgado en aprender fácilmente a detectar señales
(inputs) de animales que fueron una amenaza constante en nuestro ambiente ancestral
(específicamente, a las serpientes) y a responder (outputs) rápidamente al respecto (deteniéndose,
huyendo o luchando) (Öhman, 2001). Este D-módulo actúa así: “Si percibes señales de una
serpiente, ¡huye!”. Esta regla de decisión fue esencial, pues incidía positivamente en la eficacia
inclusiva. Quienes percibían señales de serpientes y no se alarmaban o las acariciaban, no
propagaron sus genes en comparación con quienes sí se mostraron atentos. Asimismo, se apela a
una red nomológica de evidencias (fisiológicas, médicas, interculturales, filogenéticas, etc.)
(Schmitt & Pilcher, 2004). La validación de las hipótesis de los D-módulos dependerá de cuánta
evidencia posea. En el caso del ejemplo anterior, existe distintos tipos de evidencias que la
confirman (Öhman, 2003).
Lo fundamental hasta aquí es que las hipótesis de la PE buscan explicar el fenómeno a un nivel
distal, no próximo. La explicación próxima responde a la pregunta “¿cómo funciona ese
organismo” mediante la descripción de su ontogenia y sus mecanismos, mientras que la explicación
distal responde a la pregunta “¿por qué funciona ese organismo de esa manera?” mediante la
descripción de su filogenia y su significancia adaptativa (Tinbergen, 1963; Nesse, 2013, Alcock,
2009). La búsqueda de genes corresponde a una explicación próxima, no distal.
Asimismo, quizá el lenguaje intencional de frases como “existe un gen X para el rasgo Y” o
“el rasgo comportamental Y posee un módulo mental X” hallan llevado a confusión. Con ello, solo
se enfatiza que la expresión de un rasgo, y su respectivo efecto por el cual fue seleccionado, posee
un componente genético significativo, el cual no descarta las condiciones específicas de fondo ni
la interacción con el ambiente (Crawford, 2000).
119
b) ¿Las experiencias importan?
Es posible distinguir entre entorno ecológico (v.g. tipos de parásitos, flora y fauna), entorno
social (v.g. normas culturales) y entorno interno (v.g. la carga de mutaciones de un individuo)
(Lewis et al., 2017). Los D-módulos son sensibles a ellos, pues han evolucionado para extraer
información específica de acuerdo con los desafíos recurrentes del entorno ancestral, por lo que
diferentes entornos pueden conllevar distintos tipos de informaciones pertinentes para computar y
encarar problemas adaptativos, lo cual resulta en diferentes outputs. En ese sentido, la existencia
de rasgos psicológicos evolucionados es sensible a los contextos, no se niega las influencias
ontogenéticas, ecológica, sociales o culturales, por tanto, no se espera que se expresen en todos los
entornos conocidos
50
(Tooby & Cosmides, 2015). Los rasgos psicológicos son rasgos
disposicionales, se expresan de un modo en particular si se dan ciertas condiciones. Los callos son
rasgos disposicionales, aparecen cuando hay fricción, de lo contrario no. Veamos un ejemplo.
Organismos que causan enfermedades han sido prevalentes en nuestra historia evolutiva y han
ejercido una fuerte presión selectiva (Ackerman et al., 2009), por lo que poseer mecanismos que
ayuden detectar señales tempranas de patógenos e inciten a evadirlos (en términos
comportamentales) serían beneficiosos. Se postula que los individuos de regiones que
históricamente han padecido tasas más altas de enfermedades infecciosas mostrarán una menor
apertura a la experiencia, sociosexualidad y extraversión, pues tales acciones disminuyen la
posibilidad de infecciones, tal hipótesis ha encontrado evidencia (Schaller & Murray, 2008).
Asimismo, los patógenos afectan la morfología durante el desarrollo (los hace más asimétricos).
Unos estudios han mostrado que quienes viven en zonas con alta densidad de parásitos prestan
Peor aún creer que la PE sostiene que “los mecanismos innatos mentales gobiernan todo el comportamiento humano”
(Herrnstein-Smith, 2005, p. 130) o que todos los rasgos mentales son adaptativos (Smith, 2020), pero la PE toma en
cuenta las diferencias entre adaptaciones, efectos incidentales de las adaptaciones y ruidos (Hagen, 2005).
50
120
mucho más atención e importancia al atractivo físico de sus parejas (Gangestad & Buss, 1993,
Ainsworth & Maner, 2019).
Según Corrêa, Cabral dos Santos, Piccoli & Raad (2017) cada producto de la evolución
(incluido los módulos mentales) conlleva un proceso de maduración, debido a que pasan por
procesos ontogenéticos particulares y se van desenvolviendo de acuerdo con periodos adecuados
según la ventaja adaptativa en cuestión51. Por ello, las experiencias en distintas etapas de la vida
de un individuo son relevantes en la expresión de los D-módulos.
c) ¿Es posible conjugar la variedad comportamental con los rasgos psicológicos innatos?
A lo que la PE hace referencia es a los sistemas de procesamiento de información
especializados y no a la universalidad del comportamiento manifiesto (Tooby & Cosmides, 1990).
Veamos, Thornhill (1980) investigó las tácticas reproductivas del “escorpión volador” (Panorpa),
los machos (a) consiguen un insecto muerto y copulan mientras la hembra se lo come (b) generan
una masa de saliva proteica como regalo nupcial (c) si no les es posible (a) ni (b) intentan forzar a
la hembra para aparearse. Los machos adultos disponen de todas estas tácticas, la aplicación
dependerá de la habilidad competitiva de los machos relativas a las contingencias de los factores
internos y externos. La táctica (a) es más exitosa si los machos detentan mayor habilidad
competitiva; en contraste, la (c) si es mucho menor. Al respecto, Crawford (2008) propone un
experimento mental valioso para una mejor comprensión de la interacción entre T-módulos y
variación individual y ambiental:
51
Cabe diferenciar entre una adaptación innata y el fenotipo de una adaptación (Crawford, 2008). El primero da cuenta
de la información y la solución, codificada en los genes por selección natural, sobre los problemas ambientales que
fueron recurrentes para los miembros de una especie, lo segundo puede no contribuir a la eficacia biológica en un
momento particular del tiempo evolutivo donde el organismo vive actualmente; por lo que cabe la posibilidad de
producirse situaciones de desadaptación.
121
Suponga que trillizos idénticos de escorpiones voladores residen en diferentes ambientes en
competición macho-macho. El trillizo A reside en un ambiente de intensa competición machomacho. El trillizo B reside en un lugar de competición moderada. Finalmente, el trillizo C reside
en un ambiente donde la competición macho-macho está ausente. ¿Cuán diferentes serán sus
comportamientos? El intento de forzar una copulación estará ausente en el ambiente del trillizo
C; el cual está libre de competición. Sin embargo, esta táctica será usual en el ambiente de
intensa competición del trillizo A. La táctica de la masa proteica será una táctica de
apareamiento frecuente en un ambiente de moderada competición del trillizo B. Finalmente, la
táctica del insecto muerto será una táctica vista en el ambiente del trillizo C.
Debido de que los trillizos machos de escorpiones voladores son genéticamente idénticos,
las diferencias genéticas entre ellos no pueden contribuir a las diferencias en su
comportamiento de cortejo. Entonces, la heredabilidad de las tácticas es cero. Sin embargo, los
genes de los tres machos—y, en efecto, los genes que cada macho de escorpión volador tiene—
han contribuido al desenvolvimiento de los comportamientos antes vistos. [Si bien es verdad
que los diferentes ambientes están produciendo las diferencias de comportamiento y que las
diferencias genéticas no están involucradas, las diferencias ambientales actúan a través del
mecanismo de procesamiento de información genéticamente innato que todos los escorpiones
voladores poseen]. Por tanto, los genes que cada macho escorpión voladores poseen está
profundamente involucradas en la producción de todas esas diferencias de comportamientos.
¡Cero heredabilidad no implica que los genes no afectan el desarrollo! (pp. 204-205)
Por tanto, señalar la variedad de comportamientos a nivel cultural como refutación automática
de los D-módulos no resulta satisfactorio, puesto que estos pueden darse a través de D-módulos o
efectos asociados a los D-módulos (efectos secundarios). Estos estudios muestran que la
122
postulación de una naturaleza humana universal 52 ligada a sistemas de procesamientos de
información especializada no implica invariabilidad cultural, por el contrario, si tales sistemas son
sensibles a la variedad de inputs culturales da como resultado outputs variables culturalmente53
(Al-Shawaf, Lewin, Wehbe & Buss, 2019).
4.4.2 Encapsulado
Figura 9. Ilusión óptica de Roger Shepard (1990)
Al observar ambas mesas, nuestro cerebro las interpreta como si no fueran iguales, pero lo
son. Los paralelogramos sobre las mesas son idénticos, incluso si tenemos conocimiento
(realizamos las mediciones correspondientes) de que son iguales las seguimos percibiendo como
distintas. Nuestros estados cognitivos no varían a pesar de la información nueva recibida. Incluso
aunque deseáramos percibirla tal como es, parece que estamos impedidos cognitivamente de
La idea de una naturaleza humana (entendida como el conjunto de rasgos adaptativos típico de la especie) no implica
que cada adaptación sea idéntica, dado que existen variaciones individuales, sociales o económicas. Todos tenemos
corazones, riñones o hígados que cumplen las mismas funciones, pero debido a distintos factores (v.g. problemas
genéticos, complicaciones en el desarrollo, mutaciones, exposición a un ambiente de gran altitud) no son idénticos. El
estómago de un niño nacido en la población más humilde de Ayacucho no es el mismo que uno nacido en el sector
económico más acomodado de Lima, aunque sus estómagos cumplen funciones similares no son idénticos.
Análogamente, un D-módulo será sensible a las experiencia y factores coyunturales. Las mamíferas embarazadas son
sensibles a las hormonas (progestina, estrógeno y prolactina) que libera la placenta del feto para maternalizar su
cerebro. Además, durante el embarazo y en el momento del nacimiento, el aumento de oxitocina desencadena
conductas de preocupación hacia sus bebés (abrigarlos, amamantarlos, limpiarlos, etc.). No obstante, si la madre es
adicta a las drogas (v.g. cocaína o heroína) suele mostrar una conducta menos maternal, pues los efectos de estos
estupefacientes supera los efectos de los opiáceos endógenos que producen satisfacción por el bienestar de su bebé
(Churchland, 2015, p. 46).
53
Otros comportamientos no estarán asociados a los D-módulos (se tiene en cuenta el ruido y los efectos secundarios).
También, la evolución cultural, sobre todo en los últimos 10 mil años, ha sido sumamente rápida e influyente (Cochran
& Harpending, 2009).
52
123
hacerlo. Ello mostraría que el procesamiento de información posee un filtro que captura inputs
específicos, sus operaciones internas son automáticas y no pueden basarse en ninguna información
mantenida fuera de ese sistema (la información está encapsulada) (Fodor, 1983).
Fodor (2000) distingue entre dos tipos de arquitecturas cognitivas bien marcadas: “La gran
división es entre nociones de modularidad que implican información encapsulada y nociones de
modularidad que no la implican” (p.56). Esto supondría que a) cada módulo sea independiente y
que incluso se encuentren en algún lugar particular del cerebro (Buller & Hardcastle, 2000; Gould,
2000), b) los módulos, al ser automáticos, deberían responder rápidamente al filtrar los inputs
específicos para los cuales están configurados (Fodor, 1983).
a) Sobre la independencia modular y su ubicación cerebral
Son los F-módulos que se caracterizan por ser fuertemente encapsulados (sus operaciones
internas no pueden ser basarse en ninguna información mantenida fuera de ese sistema), pero no
necesariamente los D-módulos que remarcan la funcionalidad encapsulada, los cuales son
compatibles con las ciencias de la computación (Hagen, 2005).
En otras palabras, lo que está encapsulado, desde un punto de vista evolucionista, es la
función, no la data en sí misma. Los problemas adaptativos, desde la visión computacional, se
entienden como problemas respecto a qué tipo de información se deben filtrar o procesar. Sin
embargo, los módulos propiamente dichos, a consideración de Fodor (2000), sería solo aquellos
informacionalmente encapsulados; lo cual constituye una visión no necesariamente errónea, sino
distinta dado que su análisis se da a nivel intencional, no funcional (Pietraszewski & Wertz, 2021).
Los D-módulos poseen un filtro que deja pasar ciertos inputs y desestimará toda la demás
información contenida en la mente, solo los procesos encapsulados pueden ser tanto austeros
124
(frugal) en la captación de cierta cantidad inputs (la información requerida) para su normal
funcionamiento y en la complejidad de los algoritmos que se despliegan para procesar la
información (Carruthers, 2006).
“La evolución favorecerá una variedad de heurísticas de búsqueda que sean suficientemente
buenas sin ser exhaustivas” (Carruthers, 2006, p.15) y que la computabilidad de inputs sea
satisfactoria en lugar de óptima (Cosmides & Tooby, 1987). Por tanto, resulta plausible sostener
que, desde una visión funcional, en un sistema encapsulado modular “las operaciones internas no
pueden verse afectadas por mucha o toda información retenida en la mente en el curso de su
procesamiento” (Carruthers, 2006, p.16). Ello indica que los módulos no son completamente
aislados, pueden interactuar con otros módulos y ser susceptibles de formar redes integradas.
Esta errónea interpretación de los módulos como siendo carente de interacción es asumida
incluso por algunos defensores de la PE. El psicólogo Darren Burke (2014) en su artículo “Why
isn’t everyone an evolutionary psychology” defiende la PE de sus detractores e incentiva a no temer
(por sus supuestas implicaciones éticas o políticas) o mostrar un escepticismo radical sobre este
abordaje que tantas contribuciones valiosas ha mostrado. Sin embargo, se muestra receloso de la
tradicional visión cognitiva computacional y modular de la PE, pues él prefiere un enfoque
cognitivo que prime “las interacciones dinámicas e integradas entre el organismo y el medio
ambiente, este es un ajusto mucho más natural para un enfoque evolutivo” (p.3).
La idea subyacente a la creencia de que los módulos son totalmente independientes es que
el fallo de una adaptación mental no afecta a otra; lo cual sería evidencia de su falta de integración.
Al respecto, el caso del autismo es sugerente. Dado que los problemas en el medio físico (búsqueda
de comida, orientación especial) difieren de los del medio social (con quién cooperar, lucha por el
dominio territorial, búsqueda de pareja) (Soler, 2002), se distingue entre una mente física y una
125
mente social, en el cual cabe esperar que si un módulo en un dominio no funciona correctamente
los demás módulos sí lo harán.
Investigaciones han mostrado que los niños autistas carecen de una teoría de la mente
(cuando un sujeto atribuye estados mentales como creencias, deseos, intensiones, etc. a sí mismo
y a otros); es decir, su capacidad para penetrar en la mente de las personas se ve seriamente
disminuida, lo cual les trae dificultades en los procesos de comunicación social (Baron-Cohen,
2010), pero deja intactos otros sistemas cognitivos funcionales (Baron-Cohen, Leslie & Frith,
1985).
Por tanto, resulta plausible sostener que, si bien su mente social está comprometida, la
mente física actúa sin tales complicaciones; por lo que ambas son independientes. Efectivamente,
son independientes, pues la carencia de un módulo no necesariamente daña a otro módulo. Sin
embargo, no se sigue necesariamente que el conjunto de adaptaciones mentales no esté integrado
o incomunicado. La pérdida de visión no afecta el sentido del gusto, la carencia del sistema auditivo
posee poca o ninguna influencia en el sistema digestivo, pero no se infiere que los individuos no
posean una organización integral de sus componentes.
La selección natural nos brindó la maquinaria del procesamiento de información para
producir comportamiento, al igual que nos dio la maquinaria de procesamiento de
información para producir la digestión. Esta maquinaria selecciona — y frecuentemente
busca — información particular del entorno; lo manipula, extrae inferencias de él, una parte
es almacenada en la memoria de forma alterada, el producto [del procesamiento] de la
maquinaria se utiliza para realizar modelos mentales, para informar a otras partes del
sistema e instruir a las neuronas motoras responsables del comportamiento. La función
126
evolutiva del cerebro humano es procesar información de manera que conduzca hacia
comportamientos adaptativos. (Cosmides & Tooby, 1987, p.282)
En un sistema interactivo funcional complejo, no se espera que el daño de cualquiera de sus
partes sea mortal para el individuo, ni que cada una de ellas sea totalmente independiente, un
sistema así sería difícil que logre evolucionar. Si bien se espera que la red modular sea susceptible
de interactuar (como lo harían los órganos físicos ante una dificultad), no se sigue que deban
siempre interactuar o deban interactuar con todos los módulos. La metáfora de la navaja suiza
(Cosmides & Tooby, 1997) para hacer comprensible la idea de que la mente posee distintos
mecanismos particulares para solucionar diferentes problemas específicos y no un mecanismo
general que resuelva todos los problemas, pudo haber sido hasta cierto punto esclarecedora, pero
quizá también contribuyó a fomentar la creencia de que los módulos estaban compartimentados y
que no establecían comunicación, solo cumplían mecánicamente su función.
Finalmente, exigir el lugar donde se encuentra los módulos es reclamar por una explicación
próxima, pero esa no es el nivel explicativo de la PE. Ella resalta la funcionalidad especializada de
los D-módulos y estos son compatibles con que puedan estar en una parte o en más regiones del
cerebro (Cosmides, & Tooby, 1987, Tooby & Cosmides, 2015; Barrett, & Kurzban, 2006). Dado
que su nivel de análisis es una orientación computacionalista de la mente, se mapean los
mecanismos psicológicos evolucionados a través de estos lentes; los cuales —en última instancia—
son plausibles de estar instanciados a nivel neural.
Al respecto, Mario Bunge (2001, 2012) consideraba a la psicología computacionalista
(como él la calificaba) de ser una pseudociencia, porque —supuestamente— se aísla de la
neurociencia y ello es un indicio de no ser científica. Sin embargo, existen varios trabajos que
127
abordan las cuestiones neurocientíficas y las buscan integrar a los trabajos de la PE (Mundale &
Bechtel, 1996; Ray, 2013; Elimari, & Lafargue, 2020).
b) ¿Cuán automático debería ser?
Dado un D-módulo, la detección y el procesamiento de ciertos tipos de inputs pueden ser
automáticos, pero la generación de su respectivo output puede tomar un lapso relevante si así lo
exige el problema adaptativo específico. Por ejemplo, la evitación del incesto (incest avoidance)
es la tendencia de evadir y mostrar disgusto por mantener relaciones sexuales con miembros de tu
familia (padres, hijos y hermanos). Estudios (Lieberman & Symons, 1998) sugieren que la mente
está inclinada a buscar señales que identifiquen a familiares, por lo que sería una adaptación
psicológica que solucionaría el problema del incesto y sus deletéreas consecuencias genéticas. Hay,
por lo menos, dos principales señales: la co-residencia infantil (ver crecer a otro niño en la misma
casa durante años) y la asociación maternal perinatal (mirar a tu madre dando de lactar a otro niño).
Estas son dos tipos de información específica que usa la mente humana para identificar parientes
cercanos y evitar el incesto (Lieberman, Tooby & Cosmides, 2007).
Esta adaptación psicológica para detectar parientes y el procesamiento de inputs
especializados puede ser automática, pero la generación de su respectivo output tomará un lapso
más prolongado y es razonable, en términos evolutivos, que sea así. En el pasado ancestral, se vivía
en bandas de 150 o 200 personas (Dunbar, 1992, 1998), si se recibe visita de no parientes por un
periodo corto de tiempo y el mecanismo se activa automáticamente haciendo disminuir el deseo
sexual nuestras chances de encontrar una pareja futura disminuiría. Cada breve visita resultaría en
más aversión sexual incluso con desconocidos. En contraste, la detección, el procesamiento y la
generación de un output (detenerse, luchar o huir) ante las señales de un depredador como una
serpiente exige que la respuesta sea más rápida (Ohman y Mineka, 2001). Ambos casos son
128
problemas adaptativos distintos, lo que conllevará respuestas distintas. En términos evolutivos, es
plausible que los D-módulos funcionen así (teniendo en cuenta los costos y beneficios y su
implicancia en la eficacia inclusiva).
Evidentemente, este último rasgo psicológico adaptativo será diferente a otro procesador
de información especializado debido a que actúan sobre diferentes inputs, en un periodo específico,
con estrategias diversas, responden a propiedades del ambiente distintos y actúan más
automáticamente, porque así lo demanda el problema adaptativo en concreto. Dado que se busca
eficacia, no se espera que sean lentos, pero no se sigue que deban ser todos sumamente automáticos
(en la detección, procesamiento y respuesta). Asimismo, no es incompatible con que puedan ser
influenciados a voluntad, aunque sí se espera que tal influencia no se dé tan fácilmente (Gangestad,
2008).
4.4.3. Dominio específico
Laland y Brown (2002) defienden la posibilidad de apelar a la mente como un procesador
general e intentan brindar una explicación al respecto mostrando su viabilidad evolutiva; es decir,
reinterpretando fenómenos que aparentemente concuerdan con un enfoque modular de la mente
apelando a una explicación de la mente como procesador general. a) Critica que los D-módulos
pueden no ser tan específicos como pensábamos, sino más generales de lo que creíamos, b) se
reinterpretan fenómenos (v.g. búsqueda de pareja, evitar predadores) a la luz de una regla general
o c) se apela a la plasticidad cerebral.
También, Laland y Brown (2002) aceptan que pueda haber casos en que la especialización
de procesamientos psicológicos reduzca los costos y el gaste de energía en contraste con
129
procesamientos generales o de mayor alcance, pero eso— señalan— no descarta que pueda haber
soluciones generales si eso acarrea menor costo por un trabajo bien hecho.
a) Los módulos no son tan específicos
Por ejemplo, los seres humanos podrían tener un módulo que los lleve a estar predispuestos
a temer a las serpientes, pero no tienen módulos que discriminen entre serpientes peligrosas
e inofensivas o especies constrictoras o venenosas, a pesar del hecho de que se puede
concebir alguna utilidad de tal discriminación. Procesos de dominio general no son más
incompatibles con la teoría evolutiva que procesos de dominio específico (Laland y Brown,
2002, p. 183).
Por un lado, los rasgos biológicos funcionales, así como las adaptaciones psicológicas, no
necesitan tener un nivel de detalle como exigen Laland y Brown para ser considerado genuinamente
específicos (discriminar entre serpientes peligrosas e inofensivas, constrictoras o venenosas).
Quizá el costo de diferenciar con exactitud entre una serpiente venenosa de una inofensiva pueda
ser letal en un entorno ambiental ancestral, dado que tomaría segundos valiosos para defendernos
(más precisión conlleva más lentitud). Dado que el veneno de las serpientes han sido un problema
adaptativo mortal, es menos costoso ser más inexacto en su detección que más exacto. Es mejor un
sistema que responda con rapidez ante una amenaza tan letal a pesar de que pueda emitir falsas
alarmas, este sería un coste de gasto de energía y tiempo, aquel se paga con la muerte (Mineka &
Öhman, 2002).
Asimismo, si más útil significa más optimizado y, por tanto, exigir que un rasgo sea óptimo
y más optimizado para catalogarlo como realmente particular, no tomaría cuenta los trade-off de
las adaptaciones (Alcock & Crawford, 2008). Cada rasgo adaptativo acarrea costos (v.g. tiempo y
130
energía) y se espera que en ese trade-off los efectos de los rasgos que promueven la eficacia
biológica sean mayores que los perjuicios y así sean susceptibles de ser seleccionados.
Por otro lado, que el módulo del miedo a las serpientes no sea tan puntual no se sigue que
sea de dominio general como se da a entender. Se lo relaciona principalmente como un dominio
específico porque procesa información relevante sobre los cuales subyacen mecanismos
apropiados (fisiológicos, hormonales, neurales, etc.) para cumplir una función puntual respecto de
un problema particular recurrente ancestralmente y no para otro problema; en ese sentido, i) los
inputs computados están delimitados y se correlacionan con las amenazas recurrentes en el pasado
evolutivo de los primates, ii) mecanismos de aprendizaje del miedo a las serpientes estarán
sesgados en detectarlas y motivar una rápida respuesta al margen de que se tenga conciencia, iii)
la activación del módulo, por estar frente a un peligro letal, difícilmente encontrará interferencias
de otros módulos, iv) probablemente los circuitos cerebrales subyacentes se localicen en áreas
subcorticales o en el tronco encefálico (Öhman & Mineka, 2001).
Al respecto, John McNamara y Alasdair Houston (2009) cuestionan la idea de que las reglas
sean completamente flexibles, en el sentido de que estas puedan especificar qué hacer en cada
posible circunstancia y puedan especificar una respuesta plástica altamente flexible, ya que
El número de situaciones es muy vasto para esperar que evolucione una decisión óptima
para cada situación. En cambio, probablemente los animales evolucionarán reglas que, en
promedio, funcionen bien en su entorno natural… El mensaje es que el mundo es tan
complejo para que la evolución produzca reglas de comportamientos óptimos en cada
posible circunstancia (p. 671).
131
b) Reinterpretando hechos a partir de reglas generales
Laland y Brown (2002) insisten en que las reglas generales son evolutivamente viables.
Incluso Cosmides y Tooby (1987) nunca lo negaron categóricamente; sin embargo, el modo en que
lo argumentan no resulta satisfactorio.
Una regla como ‘es probable que las acciones que van seguidas de un resultado positivo se
repitan, mientras aquellas que van seguidas de un resultado negativo serán eliminadas” es
de dominio general en el sentido de que puede aplicarse igualmente a la conducta
relacionada con la búsqueda de alimentos, evitar depredadores o buscar pareja (p. 184).
En primer lugar, en la mayoría de culturas, los humanos están motivados a buscar grasas y
azúcares, porque fueron fuentes de energía valiosas, pero escasas en la sabana africana. Para
obtener grasas se debe cazar animales gordos o carroñar, para azúcares se necesita encontrar frutas
maduras. Ambas tareas no son sencillas, de modo que un deseo intenso por buscar estos alimentos
resultaría altamente adaptativo. Sin embargo, en nuestro medio actual, donde tales productos son
fácilmente accesibles, ese deseo intenso resulta contraproducente e igualmente lo seguimos
consumiendo (Evans & Zarate, 1999). Lo que en un momento fue una adaptación, actualmente se
ha convertido en una desadaptación evolutiva (evolutionary mismatch), lo cual juega a favor de
ser considerada una adaptación mental diseñada para lidiar con problemas adaptativos ancestrales
y no actuales (Andrews, Gangestad & Matthews, 2002). La regla mostrada por Laland y Brown,
por ser tan general, no da cuenta de ello.
En segundo lugar, esa regla es susceptible caer en el problema de la explosión combinatoria
que se da cuando se tiene que computar una gran cantidad y tipos de información sin ninguna o
con una guía muy superficial como para tomar decisiones que ayuden a resolver el problema de
132
forma eficiente (Tooby & Cosmides, 1992). Dado que distintos problemas conllevan distintas
soluciones, diversas clases de inputs que computar de acuerdo con las presiones del medio físico o
social, las cuales a su vez poseen múltiples desafíos, adaptaciones psicológicas que funcionan como
filtros de información, operarán de forma más eficiente y tenderán a evitar la explosión
combinatoria (Confer et al., 2010).
c) Sobre la plasticidad cerebral
Se ha querido mostrar que el procesamiento de información general puede ser compatible
con una explicación evolucionista, puesto que la plasticidad cerebral subyace a este mecanismo;
de modo que no se la puede descartar sin más (Laland y Brown, 2002; Buller & Hardcastle, 2002;
Bolhuis, Brown, Richardson & Laland, 2011). Esta afirmación es correcta y solo futuras
investigaciones mostrarán la respuesta, no es dable negarla categóricamente solo a partir de la
teoría sin evidencia sólida que la respalde, pero —nuevamente— el modo en que la intentan
defender su postura es cuestionable.
Por ejemplo, respecto a la evitación del incesto (incest avoindance); en el cual los
individuos de diferentes culturas tienden a evadir y sentir disgusto por mantener relaciones sexuales
con familiares (hermanos, hijos o padres), la hipótesis de Westermarck (1891/1922) postula que
existen mecanismos de aprendizaje evolucionados que capturan información relevante para
detectar parentescos y rehusar el contacto sexual (v.g. ver a tu madre embarazada y luego cuidar al
bebé, y convivir con otro niño durante años), dado que la endogamia conlleva graves problemas
genéticos (Lieberman & Symons, 1998).
Al respecto, Bolhuis, Brown, Richardson & Laland (2011) señalan que no es necesario
postular módulos mentales para dar cuenta de este fenómeno, puesto que el conocimiento de tal
133
información puede ser transmitido a través del “folclore, cuentos y canciones, así como
prohibiciones y proscripciones de comportamientos establecidos por la costumbre y la ley” (p.3).
Sin embargo, Westermack (1891/1922) ha respondido a esta objeción:
La teoría del aprendizaje social en cuestión implica que el hogar es mantenido libre de
relaciones incestuosas por ley, costumbre o educación. Pero incluso si las prohibiciones
sociales podrían prevenir uniones entre parientes cercanos, ellas no podrían prevenir el
deseo de tales uniones. El instinto sexual difícilmente puede ser cambiado por
prescripciones y dudo si todas las leyes contra las relaciones homosexuales, incluso las más
draconianas, han podido alguna vez extinguir el deseo de alguien que ha nacido con
tendencias homosexuales. Sin embargo, nuestras leyes contra el incesto son apenas
percibidas como restricciones sobre los sentimientos individuales y la simple razón de esto
es que en casos normales no existe el deseo por los actos que prohíben (pp. 192-193).
Lieberman (2006) analiza 4 hipótesis que se siguen de la teoría de aprendizaje social para
explicar la evitación del incesto y ninguna recibe apoyo. Nuevamente, es posible que el
procesamiento de información general puede ser compatible con una explicación evolucionista,
pero el modo en que lo desea respaldar no es satisfactorio, pues es mejor interpretada y explicada
mediante módulos mentales específicos. Sobre todo, cuando se producen casos de desadaptación
evolutiva, pues el módulo no evolucionó para resolver problemas actuales, sino ancestrales.
Si la hipótesis del mecanismo psicológico específico de evasión del incesto es correcta; el
cual está diseñado para identificar individuos que co-habitan durante los primeros años de vida e
inhiben el desarrollo de atracción sexual de esos individuos, entonces es posible que se den casos
de desadaptación evolutiva.
134
Se reportó la existencia de matrimonios en Taiwán; en la cual una niña es adoptada por la
familia de su futuro esposo y criada en su casa hasta el día de su boda, a partir del cual se espera
que adopten los papeles de esposo y esposa. Debido a que cohabitan desde niños, el mecanismo de
evitación de incesto identifica a su futura pareja como si fuera un pariente cercano. Como
consecuencia, se reporta que tales matrimonios reportan menos interés sexual, menor tasas de
fertilidad, relaciones satisfactorias más bajas y tasas de divorcios más altas (Liberman, et. al. 2007;
Liberman & Symons, 1998). Asimismo, matrimonios entre hijos de hermanos, en el Líbano, suelen
ser menos exitosos (Wolf, 1995) y niños criados en los mismos kibutz israelíes (sentamientos
judíos) pocas veces se casan (Shepher, 1983). También, hermanos genéticamente emparentados
que no reciben información específica relacionada con la co-residencia y la asociación materna
perinatal pueden sentir menos rechazo de comprometerse sexualmente e incluso enamorarse
(Childs, 1998).
Finalmente, dado que las explicaciones ofrecidas por la PE son a nivel distal; el por qué
(nivel filogenético y funcional) no compite con las explicaciones próximas que dan cuenta del
cómo (nivel causal y ontogenética), ambas son complementarias, aunque a veces no se las suele
discernir con claridad (Barret, Pollet & Stulp, 2014). Las hipótesis socioculturales investigan las
causas próximas de fenómenos mentales (qué información social y culturales son relevantes para
el desarrollo del mecanismo psicológico, cómo este trabaja, en qué condiciones suelen
desenvolverse, etc.), mientras que las hipótesis adaptativas cuál ha sido el valor funcional de tal
fenómeno mental de modo que pueda formular predicciones sobre sus causas próximas (cuáles son
los inputs específicos que desencadenan su activación y cómo ha de operar tal mecanismo
psicológico) (Al-Shawaf, Lewin, Wehbe & Buss, 2019).
135
Para que haya conflicto entre hipótesis adaptativas y socioculturales estas deben predecir
causas próximas de comportamiento opuestas o que no estén alineadas. Sugerir una explicación
sociocultural como refutación instantánea, cuando en realidad puede ser compatible con una
explicación adaptativa, malentiende los niveles de análisis y explicación (Nettle, 2009).
4.5. Síntesis
La psicología evolucionista entiende la mente como un conjunto de módulos mentales
masivos que resuelven problemas adaptativos específicos que fueron recurrentes en nuestro
ambiente de adaptación evolutiva. Unas de sus características son el ser innato, encapsulado y de
dominio específico. Desde su concepción, el debate se ha tornado en una historia llena de
confusiones entre uno y otro bando. Por un lado, la modularidad según Fodor, quien enfatizaba el
nivel intencional; por otro lado, la modularidad según la PE, que destacaba su aspecto funcional.
Estas diferencias son importantes, pues ambos asumen e implican postulados teóricos y empíricos
distintos. Por esa razón, se prefiere calificar a los módulos mentales como D-módulos (módulos
adaptativos a la Darwin); es decir, sistemas de procesamiento de información especializados y a
partir de allí aclarar las confusiones.
Lo innato refiere a la información codificada en los genes por selección natural sobre el problema
ambiental que miembros de esa especie ha enfrentado, así como su solución. Esa información es
sensible tanto a los inputs internos de los organismos como a los ambientales para el
desencadenamiento del output. No es correcta la acusación de que los D-módulos asumen una
concepción genética fuerte, no toma en cuenta las experiencias o es incompatible con la variedad
de comportamientos culturales.
136
Por encapsulado se entiende que las operaciones internas del D-módulo no pueden basarse
exclusivamente en información conservada fuera de ese módulo adaptativo; lo cual no impide que
puedan interactuar con otros módulos formando redes integradas, pues lo que está encapsulado es
la funcionalidad. Ello indica que cada problema adaptativo, entendido como un problema de qué
clase de información se debe procesar, desencadena distintos tipos de D-módulos. Por ello, es
erróneo asumir que la PE considera los módulos como aislados unos de otros, reprocharle que no
muestra evidencia de en qué lugar del cerebro se encuentran o creer que, dada la filtración de los
inputs correspondientes, la generación del output debe ser sumamente automática.
Ser de dominio específico indica que el D-módulo cumple una función específica, resolver el
problema adaptativo particular que es la razón por la cual evolucionó en el pasado ancestral. Esto
sugiere que pueda existir una desadaptación evolutiva, al encontrarnos con desafíos adaptativos en
un entorno contemporáneo. No se requiere que los D-módulos sean sumamente específicos para
ser genuinamente específico, pues se debe tener en cuenta los trade-off de los efectos de las
adaptaciones. Apelar a una regla general que explique un vasto número de problemas adaptativos
es susceptible de caer en el problema de la explosión combinatoria por la gran cantidad de
información que se debe computar sin tener una guía específica que permita discriminar
eficientemente. En contraste, los D-módulos al ser específicos evitan este problema y, aunque
puedan darse casos de desadaptación evolutiva —debido al ambiente contemporáneo— ello apoya
la hipótesis de la masiva modularidad mental, no de la mente como procesador general. Si bien la
plasticidad general es un elemento importante para explicar integralmente fenómenos
comportamentales, esta da cuenta de explicaciones próximas. En cambio, las explicaciones de la
PE son de nivel distal. En principio, no hay incompatibilidad entre ambos niveles de explicación.
137
Finalmente, como nos muestra la historia de la ciencia, la acumulación de evidencias sólidas nos
indicará cuál es la postura más acertada y, una vez aclaradas estas confusiones conceptuales, hasta
el momento todo indica que la PE es epistemológicamente viable. Cabe prestar atención a las
discusiones teóricas, pues estas no solo ayudan a entender la complejidad, los supuestos e
implicaciones del fenómeno y las teorías que lo abordan, sino que también guían las
investigaciones futuras.
138
CONCLUSIONES
1. Cada organismo posee un potencial biótico, pero la existencia de diversas presiones selectivas
(sociales o ambientales) impide alcanzarlo totalmente. Además, los descendientes varían
aleatoriamente de sus progenitores, dado que las variaciones son producto de las mutaciones.
Algunas variaciones serán heredadas a través de los genes a la prole y se propagarán si aumentan
la reproducción diferencial; es decir, si estos genes o sus variantes (alelos) heredados incrementan
su eficacia o aptitud biológica. En síntesis, la selección natural explica este proceso; el cual sucede
cuando existe variabilidad, heredabilidad y reproducción diferencial no aleatoria.
2. En el neodarwinismo, el gen es la unidad funcional, de herencia y de cambio. La eficacia
darwiniana (la medición de la aptitud por el número de prole fértil del individuo) se expande para
abarcar los genes; es decir, la eficacia inclusiva considera a los parientes que poseen fracciones de
cargas genéticas similares, pues transmitirán sus genes a otras generaciones. La regla de Hamilton
explica el altruismo entre parientes mediante la fórmula “r x b >c”, siendo r el coeficiente de
relación genética, b el beneficio de quien recibe el acto altruista y c el costo de quien actúa
altruísticamente.
3. La selección sexual es el proceso que opera sobre los rasgos relacionados a incrementar la
eficacia en los apareamientos y el número de descendientes. Se divide en selección intersexual e
intra sexual. Además, explica el dimorfismo sexual (las diferencias de fenotípicas entre los sexos).
La contribución diferencial de cada sexo a la prole genera un conflicto de intereses (el macho al
invertir menos está más predispuesto a acceder a más números de hembras, la hembra al invertir
más está más predispuesta a ser más selectiva), lo que conlleva a estrategias reproductivas
diferenciales. Esto se conoce como la teoría de la inversión parental.
139
4. Cabe distinguir entre procesos evolutivos (selección natural, selección sexual, deriva genética,
etc.), sentidos de adaptación (coloquial, proceso y producto), productos de la evolución
(adaptaciones, subproductos, ruidos) y entre adecuación, exaptación o sprandel.
5. La psicología evolucionista (PE) se entiende como un enfoque multidisciplinario que busca
comprender, describir, explicar la mente y el comportamiento humanos aplicando los
conocimientos de la biología evolucionista al fenómeno psicológico. Su objetivo es identificar
cuáles son esos problemas de procesamiento de información características de la especie humana,
elaborar modelos o hipótesis psicológicos que pueden haber evolucionados para resolver tales
problemas y testear las diferentes propuestas.
6. La PE es una metateoría (herramienta heurística que guía la investigación) que se compone de
un supuesto metateórico básico (la teoría de la selección natural) y de tres supuestos metateóricos
especiales (i) los mecanismos psicológicos evolucionados (o D-módulos) son la unidad principal
de análisis (estos son comprendidos como sistemas de procesamiento de información
especializados, su diseño se expandió por selección natural, ya que es eficaz en filtrar una parte
restringida de inputs, los cuales transforma en outputs mediante procedimientos de decisión); (ii)
los mecanismos psicológicos evolucionados poseen una orientación modular (la mente está
principalmente estructurada por una multitud de adaptaciones psicológicas de dominio específico
que surgen, porque resuelven un problema adaptativo particular mediante la filtración de inputs y
su posterior transformación en outputs —respuesta fisiológica, psicológica o comportamental—
mediante reglas de decisión, este output de un D-módulos está direccionado a resolver un problema
adaptativo específico); (iii) el ambiente de adaptación evolutiva (las diversas presiones selectivas
recurrentes que subyacen en los entornos ancestrales en los cuales ha surgido el conjunto de
adaptaciones que poseen las especies en general, y el ser humano es particular). Dado que los D-
140
módulos no están diseñados para lidiar con problemas actuales y el contexto es diferente, puede
ocurrir desajustes evolutivos. En ese sentido, se considera a los organismos como ejecutores de
adaptaciones más que maximizadores de eficacia.
7. La PE propone dos tipos de abordajes heurísticos (prospectiva y retrospectiva). Se le acusa de
que sus hipótesis son infalsables; sin embargo, se establecen criterios objeticos para identificar las
adaptaciones (complejos, económicos, eficientes, interactivos, modulares, etc.); es decir, el rasgo
debe mostrar un diseño especial para un propósito específico (la razón por la cual evolucionó) que
ayude a resolver problemas adaptativos puntuales. Ello se une a la generación de hipótesis
(tomando en cuenta las teorías biológicas) y predicciones contrastables; así como una red
nomológica de evidencia provenientes de distintas áreas del saber (evidencia genética, fisiológica,
médica, teórica, filogenética, intercultural, cazador-recolector). Según el peso de la evidencia
disponible para validar una hipótesis adaptativa, se le puede asignar niveles de evidencia a las
hipótesis psicológicas adaptativas (mínima, moderada, extensiva o ejemplar).
8. El conocimiento detallado del pasado siempre nos será incompleto y nuestro ambiente de
adaptación evolutiva (AAE) no escapada de ello, pero no se sigue que la PE realiza inferencias
imposibles, poseemos conocimiento de los problemas ecológicos y sociales que atravesaron,
muchos de los cuales (sobre todo los sociales) aún se mantienen (v.g. evitar el incesto, ciertas
toxinas en el embarazo, qué indicadores son fiables al momento de elegir una pareja a corto o a
largo plazo, etc.). En ese sentido, se ha de tener en cuenta las regularidades de los problemas que
hemos atravesados, pues la selección estampa su firma en los diseños de los organismos, pues los
efectos de esos diseños aumentaron la reproducción diferencial en el AAE. Por esta razón, existe
un encaje entre las presiones selectivas (las características de la AAE) y el diseño de los
organismos; en otras palabras, el diseño refleja la estructura de la AAE. Por ello se afirma que los
141
organismos son textos históricos vivos que se pueden leer si sabemos descifrar el lenguaje
(computacional-funcional) con el cual fue escrito.
9. La pregunta “¿por qué se produce ese comportamiento” es ambigua y generó (y genera)
confusiones en los distintos niveles de explicación de un fenómeno. El nivel próximo explica cómo
funcionan los organismos mediante la descripción de su ontogenia (la descripción de las formas
del rasgo en etapas secuenciales de la vida) y de sus mecanismos (la descripción de cómo trabaja
su sistema nervioso, endocrino o esquelético-muscular). El nivel distal explica por qué funcionan
los organismos de esa manera mediante la descripción de su filogenia (la historia evolutiva del
rasgo) y su significancia adaptativa (de qué manera contribuye o contribuyó a la eficacia inclusiva).
La PE se enfoca en las explicaciones distales, no próximas.
10. Se asume que la idea de naturaleza humana es incompatible con la variabilidad individual y
cultural. Cabe distinguir entre una cultura emergente (los ouputs adaptativos que emergen de la
interacción entre las distintas circunstancias locales, que operan como inputs, y la arquitectura
modular evolucionada) y una cultura transmitida (ideas, valores, tradiciones o representaciones
transmitidas de una mente a otras). En ese sentido, el patrón cultural emerge de la arquitectura
mental modular evolucionada con los inputs ambientales particulares.
11. El debate sobre la modularidad mental es una historia de malentendidos, pues no se ha sabido
distinguir con claridad entre distintos niveles de análisis (intencional, instanciación física y
funcional). Rasgos modulares como innato, encapsulado o dominio específico poseen diferentes
connotaciones según el tipo de abordaje. Dado que Fodor tuvo una influencia notable en la
concepción de la mente como modular, esta se confunde con la concepción modular de la PE
enfocada en la funcionalidad, no en la intencionalidad.
142
12. Lo innato de un D-módulo apunta hacia el contenido de la información sobre el problema
ambiental que miembros de esa especie ha enfrentado (no es una mente como tabula rasa) —así
como su solución— el cual está codificado en los genes por selección natural. En el momento de
la concepción, esta información está disponible en el organismo durante su desarrollo y coopera
con los inputs del entorno del desarrollo actual para producir outputs (fenotipos) de la adaptación
particular. Si bien los distintos ambientes (con inputs variables) producen diferentes
comportamientos y estas diferencias no poseen un correlato genético, las diferencias ambientales
actúan a través de los D-módulos genéticamente innatos. Por ello, la variabilidad de
comportamientos a nivel cultural no refuta automáticamente las hipótesis modulares psicológicas.
13. Un D-módulo encapsulado significa que sus operaciones internas no pueden basarse en ninguna
información retenida fuera de ese D-módulo, lo cual no implica que el sistema no pueda acceder a
ninguna información almacenada que le pueda servir consultar durante sus operaciones. En otras
palabras, lo que está encapsulado es la función. Los D-módulos varían de acuerdo con el problema
adaptativo que están enfrentando, por ello, la detección, el filtro y el procesamiento de ciertos
inputs pueden ser automáticos, pero la generación de su respectivo output puede tomar un lapso
relevante si así lo exige el problema adaptativo. Ello evita caer en la explosión computacional.
14. El dominio específico de un D-módulo apunta a que las adaptaciones evolucionan para cumplir
funciones específicas que resuelvan problemas específicos en dominios particulares. Unos Dmódulos serán menos adecuados para resolver problemas en otros dominios o cuando el ambiente
varía sustancialmente (produciendo un desajuste evolutivo). No es razonable exigir detalles
minuciosos para que un D-módulo sea considerado genuinamente específico, pues se debe
considerar los costos y beneficios del problema en cuestión. En cada rasgo adaptativo se espera un
trade-off entre sus efectos, si el efecto funcional es mayor a los prejuicios será seleccionado.
143
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