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La ciudad letrada de Angel Rama

1985, Revista Iberoamericana

RESENAS 369 Walker cumple cabalmente tal funci6n. Sin embargo, va mas alli para ampliar nuestra sensibilidad acometiendo una lectura atrevida y creadora de textos diversos, cuyos simbolos mas resaltantes han sido la dificultad, el asombro, el descentramiento. Por la precisi6n de sus juicios, amplia documentaci6n y claridad de expresi6n, La vocacion literaria del pensamiento histdrico en America es obra imprescindible para los estudiosos de las letras coloniales y para quienes se ocupan de la historia cultural y literaria de la America Latina, cuyos signos ha decodificado Enrique PupoWalker de manera tan certera como brillante. RAQUEL CH ANG-RODRfGUEZ The City College, CUNY. ANGEL RAMA: La ciudad letrada. Hanover, N. H.: Ediciones del Norte, 1984. La obra critica de Angel Rama, prematuramente truncada por su tragica desaparici6n en 1983, constituye un legado de incalculable valor para estudiosos presentes y futuros de la cultura latinoamericana. Profundo conocedor de la historia y de las letras del continente, Angel Rama analiza en libros y ensayos esclarecedores el papel de sus movimientos literarios y de sus autores. Entre sus numerosos titulos pueden citarse: Ruben Dario y el modernismo (1970); La generacion critica, 1939-1969, panorama de la literatura uruguaya (1972); Salvador Garmendia y la narrativa informalista (1975); Los gauchipoliticos rioplatenses (1976); El universo simbdlico de Jos& Antonio Ramos Sucre (1978); La novela latinoamericana,1920-1980 (1982), y La ciudad letrada, el libro p6stumo que aqui resefiamos. En esta iltima obra Rama ofrece un penetrante estudio del papel desempefiado por la intelectualidad en las sociedades latinoamericanas, desde la fundaci6n de sus ciudades coloniales, y a travs de la emancipaci6n politica y cultural, hasta las revoluciones que marcan el comienzo de nuestro siglo. El texto viene precedido de una <Nota de los editores>>, un articulo de Mario Vargas Llosa (<<Angel Rama: la pasi6n y la critica>>), publicado en El Comercio de Lima con motivo de la muerte de Rama, un Pr6logo de Hugo Achugar y una nota del propio autor, testimonio de agradecimiento a los que le brindaron su apoyo en el infructuoso intento de obtener, en 1983, permiso de residencia en los Estados Unidos. El libro se compone de seis capitulos. ciudad ordenada analiza la fundaci6n de las ciudades coloniales, subrayando la primacia que en tal proceso tuvieron los esquemas de pensamiento. <Antes de ser una realidad de calles, casas y plazas..., las ciudades emergian ya completas por un parto de la inteligencia (pp. 11-12). Las sefias particularizantes y las constricciones objetivas de la realidad fueron desdeiiadas, la realidad debia plegarse al proyecto pensado. El autor contrasta la ciudad europea, cuyo gradual crecimiento habia derivado del desarrollo agricola y de la necesidad que dste produjo de centros mercantiles, y la ciudad latinoamericana que se estableci6 como puesto de avanzada al que le fue encomendada la construcci6n de su contorno agricola. Impuesta sobre un medio rural que le era ajeno, la ciudad colonial se apropid de sus recursos naturales y humanos y concentr6 dentro de si el poder politico, econ6mico y cultural. Este proceso, y la vocaci6n urbana que lo impulsa desde sus origenes, marcan, segin Rama, la evoluci6n de la sociedad latinoamericana y sirven de base a la ideologia predominante de sus intelectuales. El autor muestra que la funci6n desempefiada por religiosos, educadores, escritores y funcionarios -<<la ciudad letrada>>- se asocia estrechamente a las funciones, necesidades y privilegios del poder. El intelectual, afirma Rama, no es un mero servidor del po- <<La .370 RESENAS <<modelos der, ya que es tambien productor de mensajes y disefialor de culturales, destinados a la conformaci6n de ideologias ptblicas (p. 30). Su influencia no deja por ello de ser subsidiaria del poder real de la sociedad que lo respalda. La condici6n privilegiada del grupo letrado favorece, por parte de 6ste, una actitud elitista que en cultural produce la reverencia de la palabra escrita y su distanciamiento del habla, constituy6ndose lo que Rama designa <<la ciudad escrituraria>>. La lengua ptblica que registran los documentos legales, la oratoria religiosa y las relaciones protocolarias estd desligada de la lengua popular y cotidiana. Los escritos, incluso el corpus legal, no emanan de la vida social, sino que procuran -<impon6rsele y encuadrarla dentro de un molde no hecho a su medida>> (p. 42). La sacralizaci6n de un lenguaje minoritario mediante la escritura sirve al prop6sito exclusivista del grupo letrado, indispensable int6rprete de la palabra escrita, al tiempo que asegura la vigencia indiscutida de la norma lingtifstica y cultural metropolitana. Muestra el autor que las nuevas repiblicas independientes heredaron, y por lo general dejaron intactos, los condicionamientos anteriormente descritos. La «<ciudad letrada> sigui6 cumpliendo las mismas funciones de grupo minoritario, al servicio de los nuevos poderosos, y la escisi6n entre el corpus legal y la vida social no fue superada. Esta problemdtica vuelve a plantearse, y en mayor escala, durante las jiltimas decadas del siglo xix, como explica Rama en ciudad modernizada>>. Se vive en 6sta una visi6n de las funciones intelectuales>> (p. 74), las cuales sirven para alcanzar posiciones de prestigio dispensadas por el poder central. La letrada>> incorpora nuevos grupos en ascenso sin alterar su cardcter. Pruebas de ello son, segtn nuestro critico, la creaci6n de las Academias de la Lengua, la identificaci6n de los escritores con la imposici6n de la norma urbana capitalina y su ceguera, cuando no rechazo, frente al dinamismo lingiiistico y cultural producido por la misma modernizaci6n, al concentrar en la urbe una muchedumbre diversificada de inmigrantes ultramarinos y del interior del pais. No niega el autor merito a aquellos que, como Jose Hernandez, recogen por la escritura la tradici6n oral de las comunidades rurales en vias de desaparici6n. Afirma, sin embargo, que <la escritura de los letrados es una sepultura donde es inmovilizada, fijada y detenida para siempre la producci6n oral> (p. 87). Rama describe el papel que le corresponde a la letrada>> como disefiadora de proyectos educativos que abren perspectivas de ascenso social. Sefiala, sin embargo, la relaci6n conflictiva entre nuevos y viejos grupos de ciudadanos reflejada en el matiz xen6fobo de la literatura, exclusivo dominio de la clase establecida, y en el intento, por parte de 6sta, de construir raices y disefiar por la escritura la identidad nacional. Frente a la urbe cambiante que no es ya del todo suya, el grupo letrado construye una ciudad pasada, de funci6n ideologizante, que sera sacralizada por la literatura. El autor afirma que el fin de siglo produjo, junto a la creciente especializaci6n que alentaba la dedicaci6 exclusiva de los escritores a su vocaci6n literaria, una participaci6n activa o ideol6gica de la mayoria de ellos en la vida politica. Ensayistas, poetas y novelistas se sintieron compelidos a ser ide6logos y gufas espirituales de sus respectivas sociedades. La falta de un piblico lector, y la inevitable necesidad de vender sus servicios a los dirigentes de la politica o del periodismo, tambi6n politizado, limit6 drdsticamente su campo de acci6n. Emerge, a pesar de ello, un pensamiento critico de relativa independencia, producto del liberalismo econ6mico y de la urbanizaci6n. El circulo del poder se amplia, dando cabida a nuevos grupos dirigentes de comerciantes, industriales, expertos de la administraci6n, las finanzas y la ensefianza. El iltimo capitulo del presente estudio estd dedicado a <La ciudad revoluciona- o10 <<idealizada <<La <<ciudad <<ciudad RESENAS 371 da>>, esto es, a la era iniciada por la Revoluci6n mexicana. El autor analiza el irpacto que tiene la conjunci6n de populismo y nacionalismo en la formaci6n de sucesivas generaciones intelectuales. La letrada> comienza a incorporar, y a promover desde sus posiciones de gobierno, ideas, valores y sensibilidades correspondientes a los sectores bajos o recientemente educados. Rama hace aqui especial referencia a la militancia politica de los intelectuales en los regimenes de Jose Batlle y Ord6iiez en el Uruguay e Hip6lito Yrigoyen en la Argentina. El proceso politico, que ha dado prioridad a la educaci6n popular, crea un piblico lector de amplia base democritica. Este hecho impulsa el desarrollo de formas de teatro, mlsica y literatura para un publico masivo, asi como, a un nivel mas alto, el surgimiento de las casas editoriales, que independizan al escritor. El autor considera particularmente valiosa la contribuci6n de estos intelectuales cuyas actividades mantuvieron, segin afirma, «mas vinculos entre el sector politico y humanistico de los hoy imaginables (p. 155). La democratizaci6n produce, ademys, el tipo de intelectual no universitario, autodidacta, que se desempefia, sin embargo, como profesional de las letras. En sus reflexiones finales sobre la dificil convivencia de los intelectuales y los caudillos de la Revoluci6n mexicana, Rama advierte que la dificultad en la relaci6n de acci6n y pensamiento va mas ally de las diferencias de clase, y obviamente alude a ello al inscribir el conflicto dentro de tradicionalmente dificil conjugaci6n de las dos espadas, de los dos poderes del mundo (p. 171). Su libro nos deja a las puertas de nuestra 6poca, sin entrar en ella. No analiza, por ejemplo, la posici6n del intelectual argentino entre los dos regimenes peronistas. Y no aborda, tal vez por considerarse el autor demasiado envuelto en la trama, las complejas relaciones entre militancia ideol6gica y militancia armada y, en general, el papel del intelectual en la sociedad latinoamericana de las dos iltimas decadas. Pensamos que este iltimo libro de Rama, producto de su mente 1Icida y de su gran capacidad de sintesis, inspirard a otros estudiosos de nuestra cultura a proseguir la tarea. <<ciudad <la MALVA E. FILER Brooklyn College, CUNY. ANDRIS AVELLANEDA: El habla de la ideologia. Buenos Aires: Editorial Sudamrne- ricana, 1983. El peronismo es un fen6meno politico que ha marcado profundamente el desarro1lo de la Argentina contemporynea en aspectos que abarcan el marco cultural, el hist6rico-politico y el socio-econ6mico, y cuyo impacto reci6n comienza a investigarse con alguna profundidad y distancias para un anylisis critico vylido. El habla de la ideologia. Modos de replica literaria en la Argentina contempordnea es un texto que se inserta en este espacio critico al plantearse una probleintica, a mi parecer, de interes fundamental para la interpretaci6n de la producci6n literaria argentina actual en relaci6n dial6ctica con el contorno politico que nutre las obras de creaci6n en dosis diversas. El libro consta de un breve prefacio, un capitulo introductorio sobre la problemdtica a examinarse y dos partes mas extensas que exploran dos modelos basicos de la r6plica. En el prefacio, el autor provee al lector de un brevisimo escenario hist6ricopolitico de la nueva Argentina que se inicia a partir del primer golpe militar, encabezado por el general Uriburu en el aiio de 1930, y cuyas consecuencias hoy pueden juzgarse mas claramente. El advenimiento del peronismo, su crecimiento medular