R. Tarruella ― O. Rofes / 180 Encants
Numero
1
Febrero 2012
180 ENCANTS:
EL LIBRO DE ARTISTA COMO GENERADOR DE RELACIONES
Rosa Tarruella Planas
Universidad de Barcelona
Octavi Rofes
Eina, centro universitario adscrito a la Universitat Autònoma de Barcelona
Recibido: 31 de enero de 2012
Aceptado: 15 de febrero de 2012
Resumen:
180 Encants es un proyecto artístico que se desplegó en 180 libros hechos a
partir de revistas, periódicos, dibujos, restos de cajones, pruebas de taller, pruebas de
grabado, materiales impresos varios. Cada libro es una compresión temporal y
aleatoria de documentación impresa en donde la confluencia de los sucesos –artísticos,
históricos, sociales- propone otras maneras de percepción de las imágenes. El proyecto
se termina con la donación de cada uno de estos libros. El artículo se compone de dos
partes, la primera es un relato en 1ª persona del desarrollo del proyecto por parte de su
autora, y la segunda una reflexión conjunta posterior analizando las diferentes
implicaciones de la puesta circulación de los libros mediante el don.
Palabras clave: imágenes, impresos, libro de artista, instalación, donación.
*****
1. Encants, desarrollo de proyecto
“Me decía que no es la obra hecha y sus apariencias o sus efectos en el mundo lo que es capaz
de realizarnos y edificarnos, sino solamente la manera en que la hicimos.”
Paul Valéry 1
Este es el texto que puede leerse en la contraportada de los libros Encants:
1
P. VALERY, Reflexiones. México, 2002, p. 125, selección, traducción y prólogo de Glenn Gallardo. En
“Carta sobre Mallarmé”, publicado primero en el 1 de abril de 1927 de la Revue de Paris y
posteriormente, de matera definitiva, en Varieté II (1929), nota de la traductora.
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“Pilas de papel, cajones llenos a rebosar. Se trata de tirar o guardar. En un
continuum de ojeadas, de instantes de miradas singulares, ir haciendo, y después ya sólo
queda agrupar, doblar y cortar. Encants es la supervivencia de unos restos después de la
barbarie de la guillotina. Han quedado los rastros de mutilaciones, de cortes dolorosos al
papel para hacer cada página.
No puedo dar una explicación al hecho absolutamente contradictorio de
preservar un documento, de guardarlo, y después destrozarlo en el sentido más literal,
para llegar a formar un todo, una suma, de la medida de este libro.
La información es la que ha quedado en cada página, el resto no era necesario.
No importa si el documento no se entiende. Algunos documentos han perdido vigencia
porqué su información ha caducado. Muchos otros se pueden encontrar en los archivos,
hemerotecas o digitalizados en la red. Otros documentos se han convertido en páginas
que son manifestaciones gráficas, retazos visuales (recortes) de biografías compartidas,
y por esto, motivo de complicidad histórica. Otras páginas son productos del azar, del
paso del tiempo, o son páginas en blanco. Algunas son homenajes secretos.
Hacer pilas. Escoger cada hoja entre las pilas ordenadas. Ir agrupando, hacer
pequeños envoltorios. Es fácil hacer un libro como este. Me gusta que sea un libro
ilegible y que no tenga más sentido que el que presenta, el de una estricta visualidad.
Pudiendo ser hojeado con las manos se manifiesta su “ser” objeto. Así mismo, lleva
adheridas muchas otras posibles lecturas y es que las razones de hacer un libro no se
terminarán nunca.”
Aquí queda ya enunciada una parte de la obra Encants, pues el proyecto consta
de dos episodios: el primero, referido a su creación y producción (su “ir haciéndose”) y
el segundo, que se refiere a su donación (su “ser dado”).
Cómo empezó Encants
Es bien verdad que la memoria a veces engaña, pienso que empezó en 2004, y
además fue sin querer, sin buscar como hacemos a veces los creadores, qué hacer2.
2
“Sin duda, el artista usa muchos materiales para hacer su obra: sucesos y emociones que le ocurren, o
hasta que le cuentan. Pero al cabo de un tiempo, pasado el impulso del instante, a menudo es incapaz de
distinguir cómo y cuando tuvo lugar aquel suceso que intuyó como una cosa que podría ser interesante,
para realizar una obra artística, un libro o un poema.” El pintor catalán Viladecans habla de la libreta del
artista como lugar donde germina la creación. No fue mi caso, esta vez no lo apunté como suelo hacer
siempre, en ningún cuaderno. J.P.VILADECANS, “El quadern”, Cultura/s, La Vanguardia, no 501
(2012), p.19
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La idea surgió de improvisto, al ver una cantidad bastante considerable de
revistas Destino y algunos Triunfos, que mi padre había ido guardando a lo largo de los
años. A su muerte no me sentía capaz de tirarlas, pero tampoco podía conservarlas en el
estado en que llegaron a mis manos, destrozadas por la humedad que se había ido
colando a lo largo del tiempo, guardadas olvidadas en un rincón de un cuarto trasero del
jardín de la casa. Se me ocurrió que podría hacer algo con aquellos montones de papel.
Un libro, varios libros. Tenía también yo tantos y tantos restos de papeles….
Empecé a agrupar material más tarde, en el año 2005 3 . Mucho mejor
conservados sabía que en algún lugar se encontraban también revistas y diarios que se
habían ido guardando en aquella casa, y que provenían de la época de la 1ª guerra
mundial. La memoria infantil había fabulado con aquellas fotos de sucesos trágicos,
extraños, exóticos, mezcladas con noticias de otros continentes, de algunas revistas que
provenían de la época de mis abuelos. Así que decidí buscarlos y hacer una primera
“pila” de material posible para los futuros libros. La colección “heredada” consistía
también en números sueltos de monografías, o a veces casi la colección entera, que
ofrecía en su mayor parte el diario al cual estaba suscrito mi padre, “La Vanguardia”,
que podían ser temas de historia de la cocina, de animales de compañía, de grandes
inventos, historia de los juegos olímpicos, hasta la historia de la guerra civil española y
de las dos guerras mundiales.
Mi propia colección consistía en dibujos de mi época de estudiante de diseño:
apuntes del natural; bocetos; trozos de papeles usados, algunos pintados, con texturas,
con trazos de lápiz, acuarela, carboncillo; papeles de colores, papeles de seda, de
regalo, papeles antiguos que guardamos y vamos encontrando a lo largo de los años,
que tienen escondido su sentido en su propia materia. Papeles nuevos sin usar. Restos
de cajones: el fondo de los cajones del taller y el material generado por la práctica
durante muchos años de mi actividad como artista grabadora: máculas, pruebas de
estado….Algunos grabados primerizos… Pruebas de dibujos, de acuarelas…
Materiales impresos varios: materiales de la tesis, fotocopias; sobres de cartas que
guardamos porque nos gusta la caligrafía del remitente, por su sellos y la estampilla;
cantidad de documentación de eventos artísticos, anuncios de conferencias y
programas de exposiciones de museos, galerías. Restos de viajes: planos de ciudades,
mapas de lugares…. Viejos Paris-Match. Números sueltos de colecciones de temas
que publicaba “El País”: Historia del rock, historia del cine… Muchos números de la
3
Por motivos urgentes de un cambio doble de domicilio y de taller.
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revista “Historia y Vida”… Capítulos enteros de libros fotocopiados difíciles de
encontrar –inmediato posfranquismo- de mi época de estudiante de historia. Algunos
documentos incluso anteriores al sistema de reproducción de las máquinas copiadoras
que creo se llamaban “ciclostil”. Las hojas en papel de calco como copia de textos
escritos a máquina…. Apuntes de la universidad, de los cursos de idiomas…. Un buen
inventario que no hice en aquel momento, pero que me remite a la idea de diferentes
grupos de materiales, que lograron crear una colección de restos. Estoy pensando en
los traperos4. Ya volveré más tarde sobre este tema.
Ahora quisiera poner la atención sobre el valor que entonces di a todo aquel
material: el valor de la documentación impresa. Tanto los dibujos, las texturas de los
papeles, como el material propiamente impreso. El papel como lugar de los registros
temporales de acontecimientos. La impresión no tanto entendida como sistema de
reproducción sino la de la huella visual asentada en el lugar, su imagen, que comunica
a expensas del tiempo transcurrido y debido a los cambios de circunstancias en que se
produce la mirada sobre la misma, puede ser que aquella destile otros mensajes
distintos de los que tuvo en su momento. Walter Benjamin habla de la legibilidad de
las imágenes y como cada presente viene determinado por las imágenes que
sincronizan con aquel 5 . En el caso de las fotocopias, aunque valoré también la
paradoja del descubrimiento de las cualidades de lo antiguo, de lo deficiente… me
interesaban porque remiten a la historia, pues son registros temporales y como
también en otros documentos, a la geografía, porque remiten a los lugares. Ejercicios
y juegos de la memoria.
Visité algunas imprentas para dar forma a la idea de hacer unos libros. Luego
todo quedó en reposo. El proyecto realmente comienza en la primavera de 2010, cuando
pedí el ISBN dando nombre a los libros, Encants 6. Mientras, empecé a guillotinar papel
y solicité una beca que más tarde me fue concedida 7 y propuse hacer la cantidad de 100
libros, calculando por encima el material de que disponía.
Cómo Encants se iba haciendo
4
En mi infancia pasaba cada mañana por delante de la vivienda de un matrimonio de traperos, todo
estaba muy arreglado en aquel cuarto que se entrevía desde la calle, cuyo pavimento de tierra era barrido
cada día, y aún guardo la imagen de los montones ordenados de trapos, periódicos, cajas de latón….Era
allí donde durante muchos años íbamos dejando las vanguardias y demás que luego ellos revendían a
empresas papeleras que reciclaban en papel para apuntes de dibujo.
5
G. DIDI-HUBERMAN, Ce que nous voyons, ce qui nous regarde. Paris, 1992, pp. 137-138. Transcribo
aquí una parte de la cita de W. Benjamin que largamente comenta Didi-Huberman: “La marque
historique des images (der historische Index der Bilder) n’indique pas seulement qu’elles appartiennent à
une époque determinée, elle indique surtout qu’elles ne parviennent à la lisibilité (Lesbarkeit) qu’à une
époque déterminée. Et le fait de parvenir “à la lisibilité” représente certes un point critique déterminé
(ein bestimmter kritischer Punkt) dans le mouvement qui les anime. Chaque présent est déterminé par les
images qui sont synchrones avec lui; chaque Maintenant est le Maintenant d’une connaissabilité
(Erkennbarkeit) déterminée. Avec lui, la vérité est chargée de temps jusqu’à en exploser. (Cette
explosión, et rien d’autre, est la mort de l’intentio, qui coincide avec la naissance du véritable temps
historique, du temps de la vérité.)”
6
En catalán esta palabra tiene dos significados: 1) en singular: poder de encantamiento, la cosa que
produce el encantamiento y 2) en plural: lugar donde se venden cosas viejas (y nombre de la estación de
la línea 2 del metro de Barcelona, línea que tomo diariamente).
7
Beca per a la recerca i la creació en els ambits artístics i del pensament per a l’any 2010, Conca,
Generalitat de Catalunya, Departament de Cultura.
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El siguiente paso pues, fue ir cortando con la guillotina, de una forma
sistemática, todos aquellos materiales, algunos de los cuales estaban rotos o como ya
dije antes, deteriorados por humedades, de manera que había de ir revisando casi hoja
por hoja por donde iría el corte en vertical, y en horizontal. Las medidas de los cortes
obviamente eran mucho más grandes que las que corresponderían a las medidas reales
de las hojas del libro, teniendo en cuenta que habría un segundo proceso de corte en el
momento de la encuadernación de cada volumen. Si las hojas o papeles eran de medidas
superiores a las que permite el corte de la guillotina portátil, previamente se tenía que
doblar en dos o tres pliegos, dependiendo de los gruesos. Entonces, la intencionalidad
del corte ya era determinante, pues se incidía en potenciar el fragmento como noticia,
como forma, como tono de color, de textura. Muchas veces era sumamente importante
calcular por donde sería el último corte que daría el encuadernador, para que quedara
aquella imagen final que me parecía más interesante, o más inquietante, que la previa
del documento original. Preveía donde quedaría cortado un titular, un trozo de artículo,
un anuncio, un texto, un dibujo, una mancha del papel, algún agujero…cualquier
accidente visual que pudiera ser interpretado en clave estética, o ideológica, o
simplemente cargada de ironía. A veces también decidía cortar al azar.
Construyendo a posteriori el relato de cómo se iba haciendo, ahora constato que
este proceso de decidir en donde cortar puede enlazar con los juegos visuales que más
tarde, al ir escogiendo las hojas de los montones, empecé a establecer mientras iba
haciendo cada libro.
Después de cortar, como si de una receta se tratara, viene el agrupar.
Agrupar remite a hablar de las colecciones, tanto de antes como de después de
las agrupaciones, pues esos conjuntos que son la fuente de Encants se constituyen con lo
que se ha encontrado, más lo que se ha querido guardar, más lo que no se ha querido
tirar. Y también remite a pensar en la recolección, en ir recogiendo de aquí, de allá. En
este relato se trata, también, de buscar compañías, de atreverse a hacer asociaciones: me
acuerdo de Christian Boltanski, una instalación suya que vi en Paris, en el Grand Palais
–“MONUMENTA- 2010”. Precisamente en una entrevista sobre esta obra8 Boltanski se
acuerda de cuando de pequeño iba con su madre a ferias donde recogían todo lo que
podían, folletos, flyers y catálogos…. Y cómo volvían a casa cargados…
La instalación del Grand Palais: una inmensa montaña de ropa usada, una grúa
que iba cogiendo con sus tenazas cual dedos delicados unas pocas piezas, las iba
alzando lentamente hacia lo alto de la cúpula de vidrio, y luego aquellas tenazas se
abrían de golpe y escupían la ropa….. otra vez al gran montón… Una operación
repetida, hipnótica…. El ruido de la máquina te remitía a cualquier obra en construcción,
ese escalofrío de la máquina que abre y cierra sus tenazas … Era fascinante, quedabas
como encantada ante la visión de tanta ropa que había envuelto cuerpos, era bastante
inquietante notar la ausencia de pasadas vidas humanas que la usaron. En otra entrevista
este artista dice que él quería que el visitante estuviera dentro, no ante su obra…9. Era
8
http://www.dailymotion.com/video/xbdlq8_entretien-avec-christianboltanski_creation?start=3#from=embed. Ver también
http://es.phaidon.com/agenda/art/events/2012/march/12/christian-boltanskis-island-of-death/
9
http://www.youtube.com/watch?v=Lv7tatnhFAc
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verdad que el largo recorrido dentro del Grand Palais, el frío que hacía, la duración y el
oír constante de los latidos de corazón que acompañaban las extensiones, cual
muestrarios ordenados en el pavimento, de abrigos de tamaños tan grandes que te
imaginabas personajes de leyendas, lejanos en el tiempo… todo ello te envolvía, te
situaba dentro de la obra. Sensaciones no muy distintas, en verdad, de la primera vez
que visité una instalación suya, en Barcelona en Poble Nou, el año 1994, donde había
llenado de ropa usada una habitación hasta la altura de las ventanas abiertas: era un
mayo o junio caluroso y era inaguantable el fuerte olor a humanidad, aquella era una
presencia hecha de multitudes ausentes…
Las acumulaciones. Aunque me estoy saltando el orden cronológico del relato,
me acuerdo ahora del operario que encuadernó los libros Encants. Cuando me hizo la
entrega de los paquetes de a 5 envueltos con sumo cuidado, quiso enseñarme los
montones de recortes que todavía guardaba, en grandes contenedores. Eran los cortes
que él había hecho en la manipulación final de cada libro. Estaba maravillado ante
aquella acumulación de tiras, me traspasó esta sensación ante tanta abundancia que se
hace extraña a nuestra mirada.
Pilas de materiales diferentes. Ver como se van formando montoncitos de papel
que sólo luego serán hojas. Aún es papel, no hay forma. Se van apilando los materiales
cortados. Luego se van clasificando: grupos de colores, grupos de temas, grupos de
papeles de distintas texturas, gruesos, finos, transparentes, papeles blancos, hojas de
bloc. El grupo de los dibujos más anónimos, el de los grabados más sentidos… Fui
haciendo muchos montones, tantos como categorías que me parecía podían ser
establecidas por sus distintos sentidos o cualidades. Y como categoría de relleno, los
grupos de los numerosos montones de hojas cortadas de las revistas: aquellas hojas
llenas de texto, grandes titulares, noticias, fotos, anuncios….
Empiezo a hacer libros. Las hojas se van escogiendo, y como bien dice Valéry,
“escoger viene impuesto por el número de los posibles” 10. Se van juntando las hojas de
los distintos montoncitos, y se van haciendo nuevos montones, esta vez ya son libros.
Qué significaba para mí ir haciendo este tipo de obra (o se puede decir: los
sentidos que le fui dando)
Las hojas se van compilando a la manera d’objects trouvés, en su conocida
acepción de readymades. Y añado otro sentido a esta compilación, hago una asociación
con la figura del trapero, de quien Baudelaire se acuerda en más de una ocasión y a
quien dedica uno de sus más bellos versos, “El vino de los traperos”. A propósito de la
atención que presta Baudelaire a estos personajes comenta W. Benjamin: “En sus calles
encuentran los poetas las basuras de la sociedad y en ésta su reproche heroico. Y así
parece como si en su tipo más preclaro se estampase otro más bien grosero. En él calan
hondo los rasgos del trapero que tan constantemente ocupó a Baudelaire. (…) Esta
descripción es una única, prolongada metáfora del comportamiento del poeta según el
sentir de Baudelaire. Trapero o poeta, a ambos les concierne la escoria; ambos
persiguen solitarios su comercio en horas en que los ciudadanos se abandonan al sueño;
10
P. VALERY, Piezas sobre arte. Madrid, 1999, p. 96.
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incluso el gesto es en los dos el mismo”11. Benjamín vuelve de nuevo a este personaje
en su gran obra Le Livre des Passages 12.
Cada vez que empezaba a hacer un nuevo volumen, tomaba una decisión de
cómo hacerlo: sobre si establecer un orden o un desorden interno; cómo sería este
orden: sólo visual? Las relaciones que se van estableciendo entre las imágenes, de los
anuncios, de las tipografías, las texturas más o menos grises de los textos, las noticias
gráficas… los colores… hasta las texturas táctiles rugosas, papeles más finos…. Todo
interacciona en un juego de analogías y asociaciones casi automáticas. Cualquier
accidente visual puede devenir un símbolo, obvio o secreto, da igual, que a su vez actúa
de detonante, como una chispa que enciende nuevas asociaciones.
O bien, decidir que daría paso al azar que va fluyendo temporalmente, creando
determinados ritmos pues el ojo registra palabras que se pueden encadenar y crear
nuevos significados. ¿Por los temas que se trataban en los textos? ¿Por las imágenes de
los anuncios? Había muchas ocasiones para juegos poéticos.
A veces cogía un grupo de hojas del montón de las revistas y las iba colocando
en sentido inverso al inicial, de manera que para poder seguir una posible lectura de
cada página (aunque difícil, al ser fragmentos de textos), se debía seguir el orden
contrario a la lectura occidental. Varias veces conté también, al juntar las hojas para
hacer el libro, con la complicidad del que lo recibiría. En más de una ocasión hice el
libro pensando en un destinatario preciso. Algo que no he dicho hasta ahora es que
desde el primer momento del proyecto estaba decidido que cada uno de estos libros
sería dado, sería regalado.
Mientras iba haciendo pilas de libros, empecé a escribir el texto para la
contraportada de Encants. Iba haciendo, sin saber exactamente cuántos saldrían de todo
el material que había ido preparando. Llegué al libro 100. Tomé la decisión de usar todo
el material, hasta terminarlo.
Ahora me pregunto si esta decisión determinó un cambio cualitativo en el ir
haciéndose la obra Encants. Intentaré averiguar si afectó pasar de 100 libros a 180, si
hubo resultados diferentes y si fueron visibles en la etapa final de Encants, que fue el
momento de su presentación pública.
Hacer cada libro significó poner en funcionamiento diferentes segmentos de
memoria. Creo que en algún momento también le daba sentido a un deseo soterrado de
salvaguardar -pese a que había destruido parte de los documentos- algunas señales
(índices?) de aquellos, que continuaban vigentes en su nueva condición de fragmentos
11
W. BENJAMIN, Iluminaciones/2 (Baudelaire). Madrid, 1972, p. 98.
W. BENJAMIN, París Capitale du XIX Siècle. Le Livre des Passages. París, 2000, pp. 364-365: “Le
chiffonnier est la figure la plus provocatrice de la misère humaine. Lumpenprolétaire en un double sens:
vêtu de vieux chiffons il s’occupe de chiffons. “Voici un homme chargé de ramasser les débris d’une
journée de la capitale. Tout ce que la grande cité a rejeté, tout ce qu’elle a perdu, tout ce qu’elle a
dédaigné, tout ce qu’elle a brisé, il le catalogue, il le collectionne. Il compulse les archives de la
débauche, le capharnaüm des rebuts. Il fait un triage, un choix intelligent; il ramasse, comme un avare un
trésor, les ordures qui, remâchées par la divinité de l’Industrie, deviendront des objets d’utilité ou de
jouissance” (Du vin et du haschisch, Oeuvres, I, p.249-250). Baudelaire se reconnaît dans le chiffonnier,
comme le montre cette description en prose de 1851.”
12
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gracias al efecto de construcción de cada libro. Las miradas iban decidiendo los
protocolos a seguir para ordenar, según unos criterios, el orden de concatenación de las
páginas. Se empezaron a establecer verdaderas secuencias, que de una forma casi
automática creaban el funcionamiento interno de cada libro. La memoria de una frase
vista y que se quiere ligar a un texto, o a un papel de un color determinado, dando
sentido a una frase del texto que estás mirando, o a un espacio vacío, o a una sucesión
de imágenes que se van alternando o repitiendo.
El libro “es también un espacio de proposición”, dice Anne Moeglin 13 .
Especialista en el análisis del libro de artista, Moeglin va desgrananando con ejemplos
de aquellos libros hechos de acumulaciones, inventarios, clasificaciones, colecciones y
recolecciones, (entre otras muchas maneras de hacer) el porqué son considerados libros
de artista y no catálogos u otro tipo de libros de arte: aquellas acumulaciones, aquellas
colecciones que el libro contiene en su interior, constituyen el efecto de masa que es lo
que lo hace significativo14. El orden consecutivo de las páginas no determina a su vez
que cada página siguiente sea una consecuencia de la anterior. En Encants el efecto de
masa que provocan los conjuntos de textos, las colecciones de fragmentos, que han sido
ordenados secuencialmente mientras se iba haciendo cada libro es lo que constituye su
finalidad. Las páginas no reclaman unas detrás de otras su sentido, sólo su consecución
material es lo que va formando aquella masa. Es en este efecto de conjunto heterogéneo
donde se encuentra el significado final del libro y su razón de ser hecho.
En este sentido, Encants es además, un trabajo deconstructivo: siendo rota la
dimensión cronológica inicial de cada documento, por la forma de ordenar las
páginas de cada libro, voy redimensionando la sucesión de imágenes como una
nueva cronografía. De todas estas mezclas surgen nuevas uniones que despliegan
nuevos fragmentos temporales. Dije al principio que cada libro Encants es una
compresión temporal y aleatoria de documentación impresa en donde la confluencia
de los aconteceres -artísticos, históricos, sociales- constituye otras maneras de
percepción de las imágenes.
13
A. MOEGLIN-DELCROIX, “Pensare”. En A.MOEGLIN-DELCROIX, L. DEMATTEIS, G. MAFFEI,
A. RIMMAUDO, Guardare, raccontare, pensare, conservare, cuatro percorsi del libro d’artista dagli anni
’60 ad oggi. Mantova, 2004, p. 185.
14
A. MOEGLIN-DELCROIX, Esthétique du libre d’artiste 1960/1980. París, 1997 (reeditado en 2011),
p. 231.
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He reflexionado sobre el cambio del número de libros: el pasar de 100 a los 180
libros, finalmente. Cada libro empieza y termina consigo mismo. Todos son iguales,
hechos de la misma forma: coger unas hojas e irlas juntando. Lo que varía, y cada vez
es un nuevo comenzar, es la forma o el orden en que se van juntando estas hojas.
Podemos hablar de libro-rizoma? Sí, son libros nómadas, como dirían DeleuzeGuattari15. No es una suma de libros, son un libro, y otro libro, y otro libro…. Así fui
pasando de los 100 y continué añadiendo a la pila de los acoplamientos-alianzas de las
hojas, un libro más, y otro... Hasta agotar todo el material, hasta que se terminó.
No puedo hablar de un cambio cualitativo, sólo se ha tratado de hacer más libros,
los libros no varían del primero al último en cuanto a sus cualidades de libro. Cuando
me parecía que hacer uno más se convertía en una tarea sin sentido, sin deseo, cuando el
deseo de hacerlo desaparecía y se convertía en una carga, dejaba de hacer otro libro. Ya
lo decía Valéry, “se hace preciso cambiar de objeto”16.
Moeglin establece una diferencia entre la función que hace el marco de un
cuadro, que encierra una pintura, y lo que ocurre dentro de un libro. Con los ejemplos
que presenta y analiza de las publicaciones de dos artistas, Annette Messager y HansPeter Feldman, dice de ellas que “sugieren la hipótesis de una fuerza de cohesión
específica y de un poder-significar irreductible, intrínsecamente ligados al libro como
estructura. En este caso, más exacta que la del marco, exterior a aquello que encuadra,
la imagen de lugar cerrado exprimiría más adecuadamente cómo se establece, en el
interior del libro, la interrelación entre un espacio de inscripción y las componentes que
allí se inscriben, que más bien lo habitan y no que lo ocupan” 17.
Parece pues que cada libro Encants es una parte de un todo que nunca tendrá la
misma forma. Cada libro funciona como una pieza única resultado del acontecer de su
producción, repetida en su unicidad. También cada libro destila y reitera el valor
simbólico de las imágenes impresas, encadenadas en fragmentos intersticiales. Al fin y
al cabo es así como funciona casi siempre nuestra memoria. Los 180 libros Encants
quieren ser una valoración de la vida de las imágenes hecha desde una perspectiva
artística, a la vez que es un proyecto que trata del valor del tiempo desplazado en las
mismas, en el conjunto de toda la documentación impresa que los constituye. Pero
además, este todo no será una obra única, la pieza acabada, hasta que cada uno de los
libros haya sido entregado a quien quiera tenerlo. Esta es la idea primigenia d’Encants.
Faltaba encontrar un espacio contenedor de las piezas. Faltaba dar presencia física
a estos contenedores y colocarlos en un lugar, para poder mostrarlos y ser ofrecidos a los
presentes en una convocatoria pública, como un regalo. Aquí se acabaría Encants.
El fin(al) de Encants: su donación
15
G. DELEUZE; F. GUATTARI, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Barcelona, 1998, pp. 25-29.
P.Valéry, ob. cit., p. 190.
17
A. MOEGLIN-DELCROIX, Esthétique du livre ... p. 207 . La traducción de la cita es de la autora de
este artículo.
16
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La impresión de la portada y contraportada 18 . La encuadernación. Encants
termina el mes de marzo de 2011, en una instalación que hice en Barcelona, en el Espai
Barra de Ferro de Eina, Escola de Disseny i Art. Era una línea horizontal hecha de 180
libros, situados dentro de unos módulos de madera colocados uno al lado del otro sobre
una estantería de 4 metros de largo. De lejos sólo se veían los lomos numerados de los
libros y el nombre Encants repetido cada vez. La instalación tenía una única finalidad y
era la de instituir una performance de la donación. Como la intención no era la de dejar
la obra expuesta muchos días como es habitual en las exhibiciones, la estética del
artefacto expositivo tenia que ser visualmente muy breve, muy ligera. Descarté otras
posibilidades, como una escenografía de lugar recogido de lectura, con un sofá cómodo
y una luz que invitara a la lectura reposada; o una estantería de diseño atrevido….
Busqué que fuera una línea continua, limpia y precisa en el muro de la galería.
Esta línea compacta sólo duró el rato de hacer la presentación el día señalado.
Las palabras del amigo Octavi Rofes, vice-director de Eina, iniciaron el acto con su
explicación del significado del don, antes de dar paso a la invitación a cada uno de los
asistentes a coger un libro. Supo hacerme intervenir haciéndome unas preguntas
cruciales que me ayudaron a explicar un poco la génesis y producción de la obra. Una
obra que no se veía claramente en qué consistía, pues ¿qué era aquella línea llena de
libros en la pared?
Se fue creando una atmósfera excitante por la alegría que acompaña el recibir un
regalo. Un regalo que consistía en los restos que habitualmente tiramos a la papelera….
Y la línea de la pared se empezó a llenar de espacios vacíos, que eran el espacio dejado
por cada libro que cogía cada persona que asistió al acto. Aquí termina 180 Encants.
*****
2. El tiempo del don: una conversación a posteriori.
Octavi Rofes_ Mientras preparábamos esta entrevista, tuvimos noticia de la muerte de
Wislawa Szymborska, una autora cuya obra conoces bien y que presenta ciertas
afinidades con tu trabajo. Por esto que me parece oportuno empezar recordando uno
de sus poemas, “Escribir un currículum”, en el que se plantea la conversión de
recuerdos volubles en datos inmutables con el fragor de las máquinas trituradoras de
papel de fondo. Precisamente, una de las imágenes que has escogido para documentar
el proceso que ha dado lugar a Encants muestra las tiras de papel sobrantes una vez
guillotinadas las hojas, una imagen que parece evocar el mismo tipo de ruido de las
trituradoras del que habla Szymborska. Pero, en cambio, en tu obra no se da la
conversión desde la volubilidad de la acumulación de papeles dispersos hacia la
inmutabilidad del libro. A pesar de haber respetado las características que definen el
formato “libro”, hasta conseguir el reconocimiento legal que supone disponer de ISBN,
has transgredido el sentido del libro como contenedor estable de información y como
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Pedi a Tadeusz Nuckowski que hiciera el diseño de la cubierta inspirándose en la colección nrf de la
editorial francesa Gallimard, siempre me gustaron esos libros tan clásicos: su tipografía, los colores, una
elegancia neutra…
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instrumento de difusión de conocimiento. ¿Qué te llevó a dar forma de libro de artista a
un proyecto cuyas intenciones parecen tan alejadas de las funciones que le asignamos?
Rosa Tarruella_ En Encants el aspecto exterior del libro actúa como el envoltorio en
los regalos. En este sentido, es una convención y de aquí la importancia de obtener el
ISBN, el reconocimiento oficial que garantiza el carácter auténticamente “libro” del
objeto que tenemos entre las manos. Pero, por otro lado, a pesar de la seguridad que nos
transmite la uniformidad de su aspecto y el certificado que les otorga el código, el
interior de cada uno de los 180 ejemplares es diferente. Cada libro es una pieza única
pero están numerados como si se tratara de una serie. En un mismo objeto coinciden,
por tanto, tres marcos de referencia distintos: el de la mercancía producida
mecánicamente y con un tiraje ilimitado, el de la serie limitada numerada, habitual en la
creación gráfica, y, finalmente, el de la pieza única. Que el libro recoja los tres modos,
en principio incompatibles, de producción y distribución es sintomático de mi
concepción del libro como una forma abierta. A pesar de crear libros con regularidad y
de formar parte, desde el año 1998, del colectivo artístico 13L con cuyos miembros
tengo la oportunidad de compartir experiencias explorando los potenciales del libro de
artista, lo cierto es que nunca me ha preocupado demasiado saber con seguridad que
supone el hecho de hacer un libro. Mi interés por la teoría del libro no es una limitación,
al contrario, suelo encontrar en su lectura estímulos para ensanchar los límites de lo que
se entiende por libro.
OR.- Has comparado el formato de libro con el envoltorio del regalo. Encants está,
evidentemente, hecho para ser dado y en el momento mismo de la presentación pública
de los 180 ejemplares numerados, tuvo lugar su rápida dispersión. El conjunto
heterogéneo de papeles acumulado durante años y que había obtenido cierta unidad en
su conjunto, se disolvía y el vacío ocupó los módulos de madera que unos instantes
antes contenían los ejemplares en la exposición. ¿Podemos decir que la obra tiene
lugar en dos momentos de dirección opuesta, una primera acción centrípeta de
“empaquetar” seguida de una acción centrífuga de propagación a través del regalo?
RT.- Sí, siempre y cuando no se considere el primer momento como un trabajo
individual y el siguiente como una acción colectiva. El proceso previo a la exposición y
al regalo no fue solitario, la mayor parte de las decisiones surgieron de consultas,
consejos y recomendaciones de una red de amistades que se fue tejiendo alrededor del
proyecto. Los módulos de madera que contienen los libros son fruto de las
observaciones de Joaquim Chancho sobre la presentación del material documental en
las obras en On Kawara, es a través de conversaciones con Antonia Vilà que concibo la
disposición en una única larga línea horizontal, y sin la precisión milimétrica de Klaus
Spies que estuvo a cargo de la producción no se hubiera conseguido que mis intenciones
se materializasen. De la misma manera que mi deseo de dar un cierto aire de neutralidad
y elegancia a la cubierta del libro fue resuelto gracias al diseño de Tadeusz Nuckowski,
una propuesta que evocaba la colección N.R.F de Gallimard y que reforzaba la ironía
del proyecto. Y, finalmente, la numeración serigrafiada en el lomo se hizo gracias a la
colaboración de Enric Mas. Al estar los libros ya encuadernados tuvimos que
serigrafiar sobre un papel de reporte para poder transferirlo luego al libro. Cada una de
estas colaboraciones no las veo como soluciones técnicas a la realización sino como
aportaciones decisivas en el desarrollo del proyecto.
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OR: La ironía que se hace más evidente aún si observamos el simulacro de código de
barras onduladas y su “ISBN”, es este carácter irónico, y volvemos a encontrarnos
cerca de Szymborska, un componente significativo de Encants?
RT: Sí, sin duda. ¿Qué se está regalando? Aquello que normalmente deberíamos haber
eliminado y que ha adquirido, sin saber muy bien cómo, un nuevo valor. Los residuos
de los que nos cuesta desprendernos pasan a manos de otros, y junto con los residuos
viaja una carga moral: la dificultad de desprenderse de un regalo. Un complejo proceso
del cual resulta el alargamiento inesperado de la vida de estos restos que, para quien los
reciba, no tienen ni tan solo el valor documental, o sentimental, de los recuerdos
personales.
OR: Pero a pesar de que el contenido de los libros , una vez regalados, no forme parte
del pasado de quien ahora lo posea, esto no quita que esta descontextualización no sea
una nueva fuente de valor.
RT: Sí, en el fondo hay un amor por el papel que el libro transmite y que puede ser muy
fácilmente asumido y compartido. La situación fuera de contexto biográfico o
archivístico permite descubrir calidades formales, reconstruir la secuencias que he ido
construyendo intencionalmente con la selección de los diferentes tipos de hojas, o
también aquellas relaciones que puedan descubrirse o crearse más allá de mi intención.
OR: De la misma manera que, durante el proceso en el interior del libro, se establecen
relaciones a partir del diálogo entre los materiales de origen heterogéneo, también el
conjunto de libros, al disolverse a través del regalo, es origen de nuevas relaciones. De
hecho, aquello que distingue el regalo de la mercancía es su capacidad para generar
relaciones. En la mercancía, una vez cerrada la transacción, la relación entre las
partes se rompe; el regalo, en cambio, abre una cadena de alianzas, compromisos y
deudas que mantiene activa la relación. Tu presencia durante la donación hacía que
esta no fuera un acto anónimo, impersonal, y facilitaba el acercamiento y la
interacción. ¿Qué impresión sacaste del retorno en forma de comentarios que te
llegaban sobre el libro?
RT. En parte me sorprendió que la mayoría de las respuestas al libro tratasen sobre el
concepto, la idea general, y muy pocas sobre la tripa del libro. Supongo que la
valoración del contenido llegó en un momento posterior porque el tipo de atención que
requiere Encants es similar a la de la lectura. Tenía muy clara la necesidad de organizar
un acto así, me interesa la transición entre el carácter público y bullicioso de la
inauguración, la dispersión de Encants cuando los ejemplares pasaban a manos de sus
destinatarios, y, finalmente, la revelación privada y tranquila del contenido, del mundo
en miniatura que guarda cada ejemplar.
OR. Tanto la producción como la presentación y distribución de Encants están, por
tanto, concebidas como procesos, acciones que se suceden con una voluntad de
historicidad, de establecer referencias memorables entre diferentes secuencias
temporales. Esto conecta Encants con buena parte de tu obra, tanto con el grabado
como con la fotografía, en la que la memoria, la narración y la periodicidad juegan un
papel determinante. La novedad, en Encants, es haber introducido la acción, incluso
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una cierta ritualización que extiende el ámbito de la creación hasta incluir no sólo la
concepción y realización del objeto artístico sino también su circulación.
RT. Es cierto que muchas de mis obras se dan en el tiempo, requieren no sólo una
percepción lenta sino que también buscan generar cortocircuitos en la experiencia de la
temporalidad. En mi último libro para 13L, Munia, he ordenado dos años de fotografías
tomadas con el teléfono móvil a mi gata y sus cachorros en mi casa de Zalesie. El libro
tiene una planificación de secuencias y ritmos casi cinematográficos, pero una “lectura”
atenta descubre que la lógica temporal ha sido transgredida y que la narración presenta
una anomalía que obliga a considerar el tiempo no como algo dado sino como un
elemento problemático que da sentido al libro. Es cierto que en Encants di un paso más
allá del objeto al incluir en el proyecto la formalización de su distribución, pero lo
considero dentro de la exploración del campo abierto en el trabajo con libros de artista.
Con el libro me encuentro más libre incluso que haciendo grabados.
OR. En su brillante análisis de la instalación The Man Who Flew into Space de Ilia
Kabakov, el filósofo Boris Groys19 habla del artista como agente de privatización del
sueño colectivo que en el caso de la Unión Soviética había sido previamente
expropiado y manipulado por una “traición estatal” a la que la “traición artística” de
Kabakov responde con un gesto de liberación y restitución del imaginario.
Generalizando esta perspectiva podríamos considerar la creación artística como una
actividad de gestión del imaginario en la que no se trata sólo de producir nuevas
imágenes sino también de empaquetar las existentes en nuevos contenedores
acondicionados para albergar conjuntos no convencionales que reactiven la
circulación de imágenes privadas y colectivas. En este sentido, el día de la
inauguración definí Encants como un “caballo de Troya”, un instrumento discreto pero
muy eficaz para producir desplazamientos de sentido.
RT: Pero es cierto que este desplazamiento se produce. Partir de una antigua
acumulación de papeles y revistas, algo que pudo ser eliminado en un instante pero
que, en cambio, fue preso de la necesidad de guardar. Años más tarde, dar respuesta a
la pregunta “¿qué hacer con todo esto?”. Descubrir que una mala impresión puede
fascinar, que surgen multitud de juegos visuales al reencuadrar y recombinar las
distintas hojas. Hacer un libro buscando un envoltorio para un regalo. Y finalmente,
observar como una exposición cuidadosamente preparada se disuelve en el momento
de la inauguración y cada una de las 180 partículas pasa a formar parte de diferentes
entornos en los que seguirá alargando su existencia. Yo no hablaría de “caballo de
Troya”, es una imagen que queda lejos de la alegría y la ilusión con las que se ha
producido el regalo de Encants.
19
Groys, Boris. The Man Who Flew into Space from his Apartment, Londres, Afterall Books, 2006.
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