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Novedades en el campamento de la Legio VII Gemina

II Congreso de Arqueología Militar en Hispania. Producción y abastecimiento en el ámbito militar, León Octubre 2004. págs. 733-745 NOVEDADES EN EL CAMPAMENTO DE LA LEGIO VII GEMINA por FELIPE SAN ROMÁN FERNÁNDEZ PILAR MARTÍN DEL OTERO EMILIO CAMPOMANES ALVAREDO FERNANDO A. MUÑOZ VILLAREJO Talactor SL RESUMEN Presentamos aquí los resultados de algunas intervenciones arqueológicas desarrolladas recientemente en el campamento de la legio VII gemina en León. ABSTRACT We present here some last archaeological interventions in the camp of legio VII gemina at León. LOS BARRACONES Tras casi veinte años de excavaciones y decenas de parcelas excavadas, no ha sido hasta fechas recientes cuando hemos podido identificar correctamente la planta de un barracón de la legio VII gemina. Esto se debe a varios factores, fundamentalmente a la conservación desigual de los restos en diferentes zonas de la ciudad. También hay que tener en cuenta, que muchas veces, el tamaño de las parcelas urbanas y en consecuencia, de los sondeos arqueológicos, no permiten observar los restos más que parcialmente, por lo cual la identificación resulta difícil. Estas excavaciones recientes en los espacios identificados como barracones, han tenido lugar tanto en los correspondientes a la legio VII gemina, como a los de la legio VI victrix que subyacen bajo los primeros. Y a pesar de pertenecer a cuerpos militares diferentes mantienen unas estructuras constructivas muy similares con las distribuciones internas clásicas, de arma y papilio, mientras que en el exterior no se ha llegado a constatar la configuración de veranda u otro elemento porticado. En lo tocante a los sistemas constructivos se han seguido los empleados habitualmente en el campamento legionario. Consistiría en un zócalo de mampostería, a partir del cual se elevarían 734 F. SAN ROMÁN, P. MARTÍN, E. CAMPOMANES y F. A. MUÑOZ los alzados de las paredes realizadas mediante tapiales, que muy probablemente pudieran llevar algún tipo de revestimiento pictórico tanto al interior como al exterior, aunque desafortunadamente no nos han llegado hasta nuestros días. Dicho esto, la única identificación indudable de un barracón la encontramos en las intervenciones de la calle el Cid, 10 c/v a Ordoño IV, y el solar adyacente de la calle El Cid c/v/ a calle López Castrillón1. En el primero, se localizaron tres contubernia pertenecientes a un barracón, construidos mediante muros formados por un zócalo de sillarejos de arenisca trabados con mortero, mientras que sus cimentaciones habían sido realizadas a base de cantos de río de diverso tamaño unidos entre sí con una arcilla muy pastosa y de color amarillento. Los citados zócalos registrados durante los trabajos presentaban todos ellos una superficie alisada, a partir de la cual se elevarían los alzados de tapial que conformaban toda la estructura. Con respecto a las superficies de circulación empleadas durante el uso del edificio, se pudo observar que mientras el suelo de la zona del arma se realizó mediante arcilla, el del papilio había sido ejecutado con una planchada de opus signinum, de gran calidad, consistencia y durabilidad mucho mayor que el solado del arma. La comunicación entre ambas estancias se realizaba a través de una puerta afrontada con otra que daba acceso al exterior. Las dimensiones para el arma eran de 3.50 mts por 2, 04 m., el papilio de 4, 55 m por 3, 5. m., mientras que las puertas de comunicación alcanzaban los 1, 20 m de anchura. En la excavación adyacente, la conservación de los restos era más deficiente, aún así se pudo observar la continuidad del barracón de orientación norte-sur, y lo que se trataba de otros tres contubernia más aunque desafortunadamente, la presencia de un sótano contemporáneo y las obras que en época moderna se habían realizado en el solar, han impedido observar los restos en toda su dimensión. La posición de este barracón dentro del mapa del campamento quedaría, situado entre los principia y la porta principalis dextra, y posiblemente ocupando todo este sector. En este caso nos encontraríamos ante la ubicación de la primera Cohorte, que normalmente suele encontrar su asiento en el latera praetoria, no muy lejos de una de las puertas principales LA CONFIGURACION DEL ESPACIO EXTRAMUROS La mayor incidencia en intervenciones arqueológicas en el espacio extramuros se han concentrado en su flanco occidental, concretamente en las inmediaciones de la puerta occidental o porta principalis dextra, lo que ha permitido tener un conocimiento bastante preciso de la zona, así como elaborar un modelo de ocupación. Por los restos aparecidos podríamos hablar de dos tipos de hallazgos, zonas donde únicamente se documentan vertederos o bien, por el contrario, espacios en los que se levantan edificaciones cuando estos últimos dejan de utilizarse. Su distribución espacial parece seguir franjas que se situarían paralelas a la muralla, con una primera formada por excavaciones en las que han aparecido restos constructivos y una segunda franja englobando las excavaciones en las que se han localizado zonas de vertederos. 1 Excavaciones codirigidas por Emilio Campomanes Alvaredo y Fernando A. Muñoz Villarejo. La primera de ellas realizada entre junio-julio de 2002 y la segunda en mayo de 2004. NOVEDADES EN EL CAMPAMENTO DE LA LEGIO VII GEMINA 735 Fig. 1. Reconstrucción de la planta del campamento de la legio VII gemina: 1. Situación de los barracones; 2. Área extramuros del campamento; 3. Intervención en la calle cardenal Landázuri. Con respecto a la primera franja, que sería la más próxima al recinto campamental, vendría definida por la aparición de diversos restos de viviendas que pertenecerían a la cannaba del campamento. Estas intervenciones corresponderían con el patio del Instituto Juan del Enzina, la Casa 736 F. SAN ROMÁN, P. MARTÍN, E. CAMPOMANES y F. A. MUÑOZ Botines y el solar de la calle General Lafuente c/v a calle La Rúa, ocupado actualmente por el Casino de León. Los materiales y las técnicas de construcción empleados en todos ellos son similares. Los muros fueron levantados mediante un zócalo de mampostería a base de cantos rodados trabados con barro de color amarillento, mientras que los alzados habrían sido de adobe o tapial, de los que se han conservado algunas pequeñas muestras. Relacionándose con los muros también aparecieron niveles de circulación, realizados mediante cantos rodados o en ocasiones más escasas con opus signinum, y enfoscados, unas veces caídos por el propio derrumbe de las estructuras y en contadas ocasiones pervivían en algunas pequeñas zonas de los paños de los muros. Las excavaciones a las que vamos ha hacer alusión, ordenadas de norte a sur son las siguientes: 1. El patio del Instituto de Enseñanza Secundaria Juan del Enzina2, de cuyas dos campañas sólo aportó restos romanos la segunda de ellas. Aparecieron restos de una construcción definida por un primer muro de cantos rodados y paralelo a él otro murete realizado mediante una línea de adobes, existiendo una especie de pasillo entre ambos, que conservaba parte de estuco blanco en su cara interna y del cual se localizó todo su derrumbe en dirección sur. Las construcciones se disponían con una orientación similar a la muralla a escasa distancia de esta y los restos fueron interpretados como parte de un patio de una edificación. Esta edificaciones se habría abandonado a finales del siglo I o comienzos del II d. C. Los estratos que sellaban los derrumbes y las estructuras contenían materiales fundamentalmente del siglo I y algunos se prolongaban hacia el siglo II. 2. En el Edificio Pallarés se han sucedido varias intervenciones3, posiblemente las más conocidas por su prolongada difusión. La primera de ellas tuvo lugar en el extremo oriental donde se tuvo la oportunidad de documentar una amplia secuencia histórica que comenzaba a inicios del siglo I d. C. o el cambio de Era con evidencias constructivas, interpretadas en su momento como un pontón de madera y que más adelante fue revisado con la ampliación de las excavaciones (Miguel Hernández & García Marcos, 1993). Se observaba una etapa de mediados del siglo I d. C. y una última fase de época flavia, que es la que nos interesa en este trabajo, a la que se asociaban algunos restos constructivos de muros realizados con cantos trabados con barro. De la segunda campaña existen menos noticias aunque parece deducirse la prolongación de los niveles arqueológicos hacia el Oeste (García Marcos, 1997). Una última intervención realizada por uno de nosotros en el extremo occidental del edificio volvió a confirmar la secuencia histórica. 3. En el Edificio Botines4 se excavó una franja de este a oeste en la trasera del edificio. En la zona próxima aparecieron los restos de una habitación que se encontraba definida por un cimien2 Las excavaciones se realizaron en dos campañas. La primera no llegó a documentar los niveles romanos, mientras que la segunda es la que analizamos aquí por sus resultados. Fue codirigida por D. Emilio Campomanes Alvaredo y D. Felipe San Román Fernández y realizada en los meses de abril y mayo de 2002. 3 En este caso se ha excavado la práctica totalidad de la superficie de la parcela a lo largo de varias campañas. La primera, dirigida por D. Fernando Miguel Hernández entre enero y junio de 1990, consistió en un sondeo en el extremo este de la parcela. La segunda campaña, por el mismo director, se desarrolló en 1994 y afectó a buena parte del edificio, aunque disponemos de menos información al respecto. Una última campaña, dirigida por D. Emilio Campomanes Alvarado, tuvo lugar en febrero de 2000 y consistió en un pequeño sondeo en el extremo oeste de la parcela. 4 Las excavaciones fueron desarrolladas en dos campañas, ambas dirigidas por D. Victorino García Marcos y afectaron a una franja en la trasera del edificio, de este a oeste. La primera de ellas, en 1995, tuvo lugar en la mitad oeste, mientras que la segunda afectó a toda la mitad este. NOVEDADES EN EL CAMPAMENTO DE LA LEGIO VII GEMINA 737 to de cantos rodados, mientras que la localización de los derrumbes de sus alzados dio como resultado la aparición de pinturas murales con motivos vegetales. Por debajo se constató una secuencia histórica similar a la descrita en Pallarés (García Marcos, 1997). En lo tocante al sector más occidental aparecieron los mismos niveles, esta vez sin restos constructivos en las fases pertenecientes al asentamiento de la legio VII. Fig. 2. Planta de los hallazgos de los barracones de la I Cohorte. 4. Por último, en los sondeos realizados en el solar de la calle General Lafuente c/v calle la Rúa5 aparecieron los cimientos de varios muros realizados mediante cantos rodados que debían pertenecer a una zona de ocio de la población civil y militar por la aparición entre los materiales de un elevado porcentaje de jarras y fichas de juego. Al sureste del solar se localizó una canalización de agua limpia construida mediante dos muros de mampostería de cantos rodados y calizas trabados con argamasa, en cuyo interior se localizaron restos de opus caementicium. La segunda franja a la que hacíamos alusión en un principio englobaría las excavaciones en las que se han localizado únicamente zonas de vertedero sin edificaciones. Estas intervenciones corresponderían, de nuevo, con los edificios de Botines y Pallarés, en su zona más alejada de la muralla. 5. En la misma calle y hacia Occidente, las intervenciones se han prolongado hasta casi afectar toda la vía. La siguiente intervención tuvo lugar en el n. 2 de la calle Pilotos Regueral6 donde volvimos a confirmar la presencia de una rica secuencia histórica del siglo I, en este caso sin ningún resto constructivo romano. Algo similar ocurrió en el n. 4 de la calle Pilotos Regueral7. 5 La excavación se desarrolló durante los meses de octubre a diciembre de 2001, siendo dirigida la intervención por D. Fernando A. Muñoz Villarejo. 6 Excavación dirigida por D. Emilio Campomanes y realizada en dos campañas en el año 2000. 7 Excavación codirigida por D. Emilio Campomanes Alvaredo y D. Felipe San Román Fernández, realizada en los meses de febrero y junio de 2003. 738 F. SAN ROMÁN, P. MARTÍN, E. CAMPOMANES y F. A. MUÑOZ En su totalidad, la zona proporcionó únicamente una estratigrafía histórica depositada desde el siglo I d. C. hasta comienzos del siglo II. En ella se han diferenciado tres fases. Una primera de comienzos del siglo I d. C., de época tardoaugustea o tiberiana, la siguiente correspondiente a mediados del siglo I d. C. y la tercera desarrollada en época flavia hasta comienzos del siglo II d. C., que ya ha sido suficientemente desgranada en otros trabajos, por lo que no incidiremos más en esta ocasión (Miguel Hernández & García Marcos, 1993; García Marcos, 1996 y 1997; Campomanes et alii, 2002) La Fase Tardoantigua y la evolución a la Edad Media En otro trabajo precedente (Muñoz Villarejo, et alii, 2002) ya llamábamos la atención sobre la presencia de algunas piezas de la tardoantigüedad que aparecían en diferentes intervenciones de la ciudad de León, en las que documentábamos la presencia de imitaciones de terra sigillata gálica tardía gris, aunque los contextos no eran todo lo esclarecedores que hubiéramos deseado. Recientemente hemos tenido la oportunidad de localizar una secuencia arqueológica mucho más explícita en la excavación realizada en la calle Cardenal Landázuri n. 118, donde ha sido posible documentar uno de los escasos ejemplos del tránsito entre la ocupación del campamento de la tardoantigüedad hacia la Alta Edad Media, a lo largo de un período muy poco conocido de la arqueología leonesa. Los restos hallados correspondieron con uno de los extremos de sendos edificios o pabellones del campamento legionario, que presentaban una orientación norte-sur y que limitaban por el sur con una de sus calles. Habían sido construidos en un momento impreciso de época altoimperial, que no fue posible fijar debido a la escasez de materiales. En ambos casos aparecieron restos de la primera estancia y parte de una segunda, de 2, 40 m x 2, 10 m., pavimentadas mediante suelos de opus signinum. El que denominamos edificio n. 1, el más oriental, aparecía colmatado por los derrumbes de tejas de sus cubiertas, que en algunos casos aparecieron selladas con marcas en las que figuraba el nombre del emperador reinante junto a los epítetos de la legión, en los que documentamos algunos ejemplares con la lectura L(egio) VII G(emina) GOR(diana ) P(ia) F(elix). Estos restos nos proporcionan unas fechas de la segunda mitad del siglo III d. C., momento en el que se registra la amortización de numerosos edificios del campamento legionario En cuando al denominado edificio n. 2, situado al occidente, habría estado en uso hasta al menos los siglos V ó VI y sobre su pavimento de opus signinum se depositaron los primeros niveles de abandono con materiales fechados en este periodo. Es en este momento cuando amplios estratos, debidos a vertidos, colmatan la zona y la sobreelevan en casi 1 m La estratigrafía parece mostrar una secuencia de la ocupación entre este periodo y la Alta Edad Media, momento en el que el registro material es más conocido. La ocupación se completaba con unos restos constructivos y una pequeña necrópolis en la que aparecieron 4 inhumaciones asociadas a materiales de los siglos X-XI, fundamentalmente la hasta ahora denominada “cerámica gris leonesa”. 8 La excavación fue dirigida por D. Emilio Campomanes Alvaredo y D. Felipe San Román Fernández, realizada en los meses de mayo y junio de 2003. NOVEDADES EN EL CAMPAMENTO DE LA LEGIO VII GEMINA Fig. 3. Distribución de las intervenciones al occidente del exterior del campamento. 739 740 F. SAN ROMÁN, P. MARTÍN, E. CAMPOMANES y F. A. MUÑOZ Fig. 4. Fotografía de los hallazgos en el patio del IES Juan del Enzina. Materiales: fase siglo V-VI En casi todas las unidades estratigráficas de esta fase observamos la presencia tanto de TSHT como de TS Gálica Tardía, fundamentalmente imitaciones de posible origen local. Entre la TSHT hay que señalar una reducida presencia de piezas decoradas a molde, contando con ejemplares de la forma 37 tardía decorados mediante sectores de círculos. Dentro del conjunto cerámico destacan los ejemplares decorados a base de estampillas, como los platos de la forma Palol-Cortés 4 que en algún caso aparecen decorados con estampillas geométricas en sus alas. Así mismo contamos con otro ejemplar de plato o fuente , cuyas estampillas geométricas figuran en la base. NOVEDADES EN EL CAMPAMENTO DE LA LEGIO VII GEMINA 741 Fig. 5. Planta de los restos hallados en la intervención de la calle Cardenal Landázuri. Las piezas de TSGT y sus imitaciones, a falta de perfiles completos, y no existiendo una tipología sistematizada se han agrupado según su funcionalidad siguiendo los trabajos de Paz Peralta (1991). El repertorio formal mayoritario es el de los cuencos carenados, con un amplio grupo de formas, algunas de ellas con baquetón exterior. Aspecto destacado es la escasa aparición de pies de copas, situación poco corriente en este tipo de piezas, donde suelen estar bien representados. Asimismo aparecen bien representadas las fuentes y platos, fundamentalmente los de ala recta y otro de borde poligonal (forma 8, Hayes 97) cuya datación parece situarse avanzada la segunda mitad del siglo V ó tal vez inicios del VI. Caso excepcional y único hasta el momento es la aparición de una tapadera estampillada, decorada mediante pequeñas palmetas de disposición radial en su exterior. El barniz es cubriente, de un tono negro brillante, de gran calidad, la pasta está bien depurada. Todas estas características hacen presuponer el origen importado de esta pieza y concretamente de la región Narbonense. 742 F. SAN ROMÁN, P. MARTÍN, E. CAMPOMANES y F. A. MUÑOZ Fig. 6. Materiales arqueológicos procedentes de la intervención en la calle Cardenal Landázuri: TSHT y TS Gálica Tardía e imitaciones. NOVEDADES EN EL CAMPAMENTO DE LA LEGIO VII GEMINA 743 Las pastas, en la mayoría de las piezas, es fina y está bien decantada, las tonalidades varían del gris oscuro al tipo “sandwich terroso”. En cuanto al barniz apreciamos diferentes calidades, desde los más densos y brillantes, cubriendo la totalidad de la pieza, como el mencionado caso de la tapadera y algunos cuencos carenado, hasta otros más desvaídos y menos cubrientes, que se distribuyen por franjas en bandas horizontales aplicadas empleando como instrumental los cantos rodados sobre el cuerpo de la pieza. Estos últimos, con toda seguridad, corresponderían con imitaciones locales o regionales, de centros aún no localizados, de los productos galos. La cerámica común de esta fase está dominada por un nutrido grupo de piezas de cocina y almacenaje, de pastas micáceas. También están presentes otros grupos de pastas y cocciones oxidantes. Estos materiales se pueden poner en relación con un pequeño lote de TSGT gris de la propia ciudad de León que se asociaba a otra TS focea, gracias a la que podríamos fecharlas con claridad en el siglo V entre fines del siglo V y el VI, (Muñoz Villarejo et alii, 2002: 654) periodo en el que podría encuadrarse el lote que ahora analizamos9. Fig. 7. Materiales arqueológicos procedentes de la intervención en la calle Cardenal Landázuri: cerámicas comunes. Materiales: fase de los siglos VI-VIII En esta etapa de la ocupación se encuentran ausentes, o muy residualmente, las piezas de TSHT. En cambio se mantienen algunos ejemplares de imitaciones de TSGT de barniz poco 9 Nuestro agradecimiento a Francisco Blanco García, Profesor Contratado Doctor de la UAM, por sus valiosas aportaciones. 744 F. SAN ROMÁN, P. MARTÍN, E. CAMPOMANES y F. A. MUÑOZ cubriente, entre la que destacamos un ejemplar de un cuenco carenado de borde recto y exvasado, en el que se aprecia el resto de una estampilla geométrica muy desvaída, en cuyo borde se conserva un grafito con las letras “X” (mayúscula) y “s” (minúscula) y de lectura (Christus) cuya grafía se corresponde a la empleada en la Alta Edad Media por la letra visigótica (García Villada, 1974). Sin duda la evolución cronológica de estos cuencos carenados aparece bien marcada en el desarrollo de su baquetón exterior, si bien en los más antiguos éste aparece más alto, conforme avanza el tiempo desciende en su posición externa. De cierto interés es una de las piezas de esta etapa, ejemplar cuyas características formales y decorativas se encuentran a medio camino entre las imitaciones de TSGT y las cerámicas grises medievales de origen leonés. Se trata del borde de un posible cuenco de labio marcado, decorado con una estampilla de círculos concéntricos y una doble línea sinuosa incisa bajo el labio, preconizando modelos claramente medievales. Mientras que su forma, su decoración estampillada y su exterior grisáceo podrían encuadrarla en una producción local de TSGT, hay otras características que inducen a pensar que se trate de una producción medieval, como la decoración de ondas, la ausencia casi total de barniz y su pasta grisácea. El conjunto de piezas que se documenta en esta misma unidad sigue incidiendo en esta mixtura de elementos tardoantiguos y altomedievales. Así, en el conjunto figura una jarra gris de cocción reductora, pintada a base de líneas verticales paralelas en blanco, o el borde de un gran recipiente de almacenaje de pasta micácea decorado con una franja de rosetas estampilladas. El final del período altomedieval está representado por un conjunto de piezas de cerámica común de cocciones reductoras, principalmente ollas de forma globular y fondo plano con acanaladura, adscribibles sin duda a los siglos VIII-IX. BIBLIOGRAFÍA CAMPOMANES ALVAREDO, E., MUÑOZ VILLAREJO, F. Y ALVAREZ ORDAS, J. C. (2002): “Ocupaciones militares anteriores a la llegada de la legio VII gemina a la ciudad de León”, A. Morillo (coord.), Arqueología Militar Romana en Hispania, Anejos de Gladius 5, Madrid, 651-659. GARCÍA Y BELLIDO, A. (1970): “Estudios sobre la legio VII gemina y su campamento en León”, Legio VII Gemina, León, 569-599. GARCÍA MARCOS, V. 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