Balún Canán Quotes
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Balún Canán Quotes
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“Matilde se la había dado todo. Pero eso un hombre no lo agradece nunca, eso se paga profiriendo un insulto. Otras mujeres esperaban su turno y serían menos torpes de lo que ella fue.”
― Balún Canán
― Balún Canán
“Y se hubiera creído que eran sollozos los espasmos repentinos que sacudían el pecho de aquellas mujeres si sus pupilas, tercamente fijas en el altar, no estuvieran veladas”
― Balún-Canán
― Balún-Canán
“Nadie se acordó de desatar a las dos mulas que trotaban desesperadamente, y siempre en círculo, alrededor del trapiche. El aire sollamado les chicoteaba las ancas. Y aquel olor irrespirable de jugo de caña que se combustiona les hacía toser torpemente, ahogándolas.
Una dobló las patas delanteras antes que la otra. Cayó, con los belfos crispados, y los enormes dientes desnudos. Y la otra siguió corriendo, arrastrando aquel peso muerto al que estaba uncida, todavía una vuelta más.
La humareda se alzó ahora espesa del hedor de carne achicharrada.
La llanura cedió con un leve crujido, con la docilidad, con la rapidez del papel. Lo rastrero del fuego devoró primero a la hierba. Luego se quebró el zacatón alto, porque su tallo carece de fuerza. Y por último los grandes árboles de los que salieron volando multitud de pájaros. Las ramas se descuajaron estrepitosamente llenando de chispas el aire de su caída.
El incendio resollaba en esta gran extensión como una roja bestia de exterminio.
El tropel de las reses se detenía ante las alambradas para embestirlas. Los postes, carcomidos ya por la catástrofe, oponían sólo una breve resistencia y después se desmoronaban esparciendo, hasta lejos, pequeños trozos de carbón. Pero algún ternero quiso escurrir su cuerpo entre una hilada de alambre y otra y se quedó allí, trabado entre las púas, arrancándose la piel en cada esfuerzo por libertarse, mugiendo, con los ojos desorbitados, hasta que un llamear súbito vino a poner fin a su agonía.
Las vacas de vientres cargados, los bueyes con la lentitud de su condición, se desplazaban dejando en el barro chicloso la huella de su pezuña hendida. Y el fuego venía detrás, borrando aquella huella.
Los otros, los que podían escapar con su ligereza, se despeñaron en los barrancos y allí se quedaron, con los huesos rotos, gimiendo, hasta que el fuego también bajó a la hondura y se posesionó de ella.
Los que pudieron llegar a los aguajes se lanzaron al río y nadaron corriente abajo. Muchas reses se salvaron. Otras, cogidas en los remolinos, golpeadas contra las piedras, vencidas por la fatiga, fueron vistas pasar, por otros hombres, en otras playas, hinchadas de agua, rígidas, picoteadas al vuelo por los zopilotes.
En la montaña resonaron aullidos. El batz balanceándose de una rama a otra. El tigre que hizo temblar a la oveja en su aprisco. Los pájaros que enloquecen de terror. Y las hormigas que se desparramaron sobre la tierra, con una fiebre inútil, con una diligencia sin concierto, con una desesperada agitación.”
― Balún Canán
Una dobló las patas delanteras antes que la otra. Cayó, con los belfos crispados, y los enormes dientes desnudos. Y la otra siguió corriendo, arrastrando aquel peso muerto al que estaba uncida, todavía una vuelta más.
La humareda se alzó ahora espesa del hedor de carne achicharrada.
La llanura cedió con un leve crujido, con la docilidad, con la rapidez del papel. Lo rastrero del fuego devoró primero a la hierba. Luego se quebró el zacatón alto, porque su tallo carece de fuerza. Y por último los grandes árboles de los que salieron volando multitud de pájaros. Las ramas se descuajaron estrepitosamente llenando de chispas el aire de su caída.
El incendio resollaba en esta gran extensión como una roja bestia de exterminio.
El tropel de las reses se detenía ante las alambradas para embestirlas. Los postes, carcomidos ya por la catástrofe, oponían sólo una breve resistencia y después se desmoronaban esparciendo, hasta lejos, pequeños trozos de carbón. Pero algún ternero quiso escurrir su cuerpo entre una hilada de alambre y otra y se quedó allí, trabado entre las púas, arrancándose la piel en cada esfuerzo por libertarse, mugiendo, con los ojos desorbitados, hasta que un llamear súbito vino a poner fin a su agonía.
Las vacas de vientres cargados, los bueyes con la lentitud de su condición, se desplazaban dejando en el barro chicloso la huella de su pezuña hendida. Y el fuego venía detrás, borrando aquella huella.
Los otros, los que podían escapar con su ligereza, se despeñaron en los barrancos y allí se quedaron, con los huesos rotos, gimiendo, hasta que el fuego también bajó a la hondura y se posesionó de ella.
Los que pudieron llegar a los aguajes se lanzaron al río y nadaron corriente abajo. Muchas reses se salvaron. Otras, cogidas en los remolinos, golpeadas contra las piedras, vencidas por la fatiga, fueron vistas pasar, por otros hombres, en otras playas, hinchadas de agua, rígidas, picoteadas al vuelo por los zopilotes.
En la montaña resonaron aullidos. El batz balanceándose de una rama a otra. El tigre que hizo temblar a la oveja en su aprisco. Los pájaros que enloquecen de terror. Y las hormigas que se desparramaron sobre la tierra, con una fiebre inútil, con una diligencia sin concierto, con una desesperada agitación.”
― Balún Canán
“Es mediodía. El viento duerme, cargado de su propia fragancia, en el jardín.”
― Balún-Canán
― Balún-Canán
“Alrededor del árbol y después de concluir las faenas, nombrábamos a nuestros dioses pacíficos. Ay, nos regocijaba creer que nuestra existencia era agradable a sus ojos. Pero ellos, en su deliberación, nos tenían reservado el espanto. Hubo presagios. Sequía y mortandad y otros infortunios (...). Pero ¿quién conjura a la nube en cuyo vientre se retuerce el relámpago? Los que tenían que venir, vinieron.”
― Balún Canán
― Balún Canán
“Her voice is like the little machines for sharpening pencils: troublesome, but useful.”
― Balún Canán
― Balún Canán
“What he can't bear is when he has to act as nursemaid, for Ernesto mistrusts children instinctively. He thinks they're cunning, clever, wiser in many things than their scrubbed little faces reveal. Those eyes, so penetrating and so new, have an unerring way of exposing the more shameful secrets and stupid weaknesses of the grown-ups. Ernesto feels a strange uneasiness at being thus observed and subjected to scrutiny.”
― Balún Canán
― Balún Canán
“No one knew the way to placate the enemy's power. In times of tribulation they used to visit the dark caves, laden with gifts. They used to chew bitter leaves before saying their prayers; and once when they had grown desperate they chose the best among them and crucified him. Because the white men keep their God thus, nailed hand and foot to stop his anger from being unleashed. But the Indians had watched it rot, that martyred body they had tried to set up as a safeguard against misfortune.”
― Balún Canán
― Balún Canán
“All enemies are big ones, César thought.”
― Balún Canán
― Balún Canán
“Your teacher's no good. He doesn't know how to teach."
César bit his lower lip to hide a smile. He mustn't provoke them. But they looked pretty silly taking seriously their role of savages wanting to be civilized.”
― Balún Canán
César bit his lower lip to hide a smile. He mustn't provoke them. But they looked pretty silly taking seriously their role of savages wanting to be civilized.”
― Balún Canán
“But the sorcerers can't do any harm, isn't that so?"
"They are men. All men can do harm.”
― Balún Canán
"They are men. All men can do harm.”
― Balún Canán
“Mirando pasar el agua se limpia la memoria. Oyendo pasar el agua se limpia la pena”
― Balún Canán
― Balún Canán