-Pues ¿qué piensas hacer con el imposible que se te ofrece en la conquista desta Porcia, desta Minerva y desta nueva Penélope, que en figura de doncella y de fregona te
enamora, te acobarda y te desvanece?
Miguel de Cervantes Saavedra
Siempre amé, y amo aún y desde ahora amar espero más de día en día, aquel dulce lugar donde me guía el triste amor que mi ánima atesora: y en amor estoy siempre el tiempo y hora en que olvidé cuanto cuidado había terrenal, y amaré más todavía aquella cuya imagen me enamora.
Reina de las blandas flores, sus enojos no temas, ni los ardores de sus ojos, porque ese puro arrebol que
enamora, si es luciente como el sol, es tierno como la aurora.
Ramón de Campoamor
Pero fueron en vano sus desvelos; que amor no cumple lo que juran celos, y tanto puede una mujer que llora, que vienen a reñirla, y
enamora, creyendo el que ama, en sus celosas iras, por una lagrimilla mil mentiras.
Lope de Vega
Pues yo creo, Padre, replicó ella, que si me dura la vida, pasarán las veces de dos mil, porque el recuerdo de mi pecado me
enamora y el referirle me encanta, y este enamoramiento y este encanto constituyen, sin duda, un pecado nuevo.
Juan Valera
–Pues sí, yo creí que sería todo lo contrario; que cuando uno se enamora de veras es que concentra su amor, antes desparramado entre todas, en una sola, y que todas las demás han de parecerle como si nada fuesen ni valiesen...
Por el mate de absorben casi todas las medicinas silvestres. Mediante el mate se enamora, se mata y se embruja. Un signo, un polvo, un pelo bastan para lo irremediable.
-Ni a las tabas ni a la brisca, excelentísimo señor: -¿Bebe? -Agua pura, excelentísimo señor. -¿
Enamora? -Es marido ejemplar, excelentísimo señor.
Ricardo Palma
Dios me hizo feo (y no lo digo por alabarme), y fué el caso que zumbando yo más que un tábano al oído de una joven, á la que cantaba el credo cimarrón que cantan los enamora- dos, encontró la mamá, que nunca me tuvo por ángel de su coro, la manera de ahuyentarme, y fué ella pedirme que le obsequiase mi tarjeta fotográfica.
Pero también recordó algo parecido en Balzac; recordó a la Princesa que se enamora de un pobre republicano que la contempla estático desde una butaca del teatro...
Considérala padeciendo los meses y te dará asco; y cuando está sin ellos acuérdate que los ha tenido y que los ha de padecer, y te dará horror lo que te
enamora.
Francisco de Quevedo
se conoce en que hace y dice muchas tonterías. Cuando un hombre se enamora de veras, se chala, vamos al decir, por una mujer, ya no es un hombre...