El murmullo que producían las diversas conversaciones se agrandaban en estruendoso impulso, como si hubiera deseado desgarrar los techos y
escapar hasta los cielos en súplica dolorida, en sollozante desconsuelo, en lastimero ruego...
Antonio Domínguez Hidalgo
Arrepentido por haber entrado, me volví hacia la puerta, pero noté que se estaba cerrando. Corrí apresuradamente para escapar; cuando llegué a ella, era demasiado tarde, se había obstruido.
Ramón y yo nos salíamos al campo, y pasábamos horas y horas con cierto músico que diariamente venía de un lugar próximo a darme lección. _¡
Escapar!_...
Pedro Antonio de Alarcón
-Pos señó -dijo Pepa, no sin dejar escapar previamente un suspiro-, cuento y cuento que era un padre que se había dio a las Américas, dejando aquí a su mujer, que tenía una hija y un hijo, que se parecían como dos gotas de agua a otras dos, a mí y a mi hermano Juan Antonio.
Y cuando ya nuestros dos amigos hubieron dado fin a las dos citadas traicioneras, con más de una propina que hubo de agregarles el mozo, dejó Paco escapar un suspiro y exclamó con expresión melancólica: -Por esto no me gusta a mí beber, señor Cristóbal; porque a mí el vino to se me vuelve tristeza y puñalás que me peguen.
Entonces el cachorro inició una serie de ataques relámpago contra el palo, corriendo cada vez un poquito hacia adelante y un mucho hacia atrás, y ladrando roncamente todo el rato, hasta que por fin se sentó a cierta distancia, jadeante, la lengua colgándole fuera de la boca y los grandes ojos medio cerrados. Esto le pareció a Alicia una buena oportunidad para escapar.
Estos, que son Pi Coronel, España y Cortes Campanones, volverán en Venezuela a intentar otra revolución, lo que indica que su prisión era muy relativa ya que podían hacer propaganda; reunieron adeptos entre el mestizaje y en el año 1797 trataron de hacer un motín que fracasó; los criollos blancos se manifestaron en contra del movimiento y los que no pudieron escapar a la prisión fueron ejecutados.
Por callejero se lo habían querido llevar a la perrera de la ciudad y él había tenido que
escapar de aquella monstruosa pena., .patas para cuando son!...
Antonio Domínguez Hidalgo
Y el hombre más que calvo, más que gordo y más que feo, puso la mejor de sus caras y, contemplando al animalito, lo dejo
escapar.
Antonio Domínguez Hidalgo
Después del esfuerzo y de los sacrificios, la muerte llega, llegará y todo... absolutamente todo ha de
escapar de nuestro lado. Como vinimos, nos iremos.
Antonio Domínguez Hidalgo
Ciertamente, para escapar de las obsesiones de la insoportable conciencia, la mayoría de los que ocupaban la sala hacía tiempo que habían asesinado sus «almas», esperando así un poco más de bienestar.
Para alejarme de él tengo que taparme los oídos como para escapar de las sirenas, porque si no estaría constantemente a su lado hasta el fin de mis días.