Desde entonces fue estribillo entre las limeñas (estribillo que muchos de mis lectores habrán oído en boca de las viejas) el decir, para calificar de necia o de tonta a una mujer: «¿Quién lo dice? ¿
Fulana?
Ricardo Palma
Si llegare á mandar que por falta de dientes la llene la boca de chitas forasteras, dirá: fulana, empiédrame la habla, que tengo la voz sin huesos .
Come más que el río. Más torpe que una mano sin dedos. Fulana, sabe a su casa, y no sabe de juntos. Dime de lo que blasonas, te diré de lo que careces.
Por mucha que hubiera sido la cautela empleada, la vecindad había sentido algún ruido; y al ver los escombros, el nadie quedaba ápice de duda de que un tapado, y gordo, había salido a luz. -¡Qué dice usted de la dicha de doña
Fulana!
Ricardo Palma
Decid que estáis arrepentida de haber ido a mi casa, y no lo neguéis, porque no lo podrá negar el vestido que traéis puesto, pues fue el mismo que llevasteis, ni lo negará fulana, vecina de enfrente de vuestra casa, que fue con vos.
La amaste, cuando no era tan diafana su fraude; y ahora odiarla debes fuerte, pues ven tus ojos cuán puta fulana es esta a la que amaste y de qué suerte.
«Fíjate bien, hijo ––le decía––, y no te precipites, que una vez que hayas comprometido a una no debes dejarla...» ––Pero, mamá, si no se trata de compromisos... Primero hay que probar... ––No, nada de pruebas; nada de esos noviazgos; nada de eso de «hablo con Fulana». Todo seriamente...
Llegué anoche de regreso de la comisión a la que se me había enviado. ¡Conseguido todo! (Menos a la
fulAna esa.) Se firmaron los contratos. Aquí los tiene.
Antonio Domínguez Hidalgo
Madre, dijo don Xpo, yo saberlo querría: Que negoçio vos trae con esta compannia? Fijo, disso la madre, a rogarvos venia Por alma de un monge de
fulana mongia.
Gonzalo de Berceo
Este viaje ha sido un acontecimiento notable en la familia; ha fijado una época de eterna recordación; la constituido una era, con la cristiana, como la de la Hégira, como la de la fundación de Roma, como el Diluvio Universal, como la era de Nabonasar. Se pregunta en la tertulia: - ¿Cuánto tiempo lleva Fulana de casada?
No quiero perder la oportunidad para hablar de un refrán numismático que usaban las abuelitas cuando querían ponderar el número de navidades que una persona carga a cuestas. Decir de una mujer, por ejemplo:
Fulana no tiene ya cara ni sello, era declararla moneda antigua, fea y gastada.
Ricardo Palma
Juro que la autoengrupida no pronunció media docena de palabras durante todo el viaje, y no era yo sólo el que la venía carpeteando, sino que también otros pasajeros se fijaron en el silencio de la
fulana, y hasta sentíamos bronca y vergüenza, porque el mal trago lo pasaba un hombre, y ¡qué diablos!
Roberto Arlt