¡Tenía usted mucha razón cuando me escatimaba esos títulos! -¡Mejor! ¡Yo no soy tampoco
General ni Marqués, y mi abuelo era lo uno y lo otro! Estamos iguales.
Pedro Antonio de Alarcón
Yo soy doña Teresa Carrillo de Albornoz y Azpeitia, viuda del
General carlista don Luis Gonzaga de Barbastro, convenido en Vergara...
Pedro Antonio de Alarcón
¡A mí me llaman en todo Madrid el Capitán Veneno! Conque pueden ustedes acostarse y disponer, en cuanto sea de día, que me conduzcan en una camilla al Hospital
general.
Pedro Antonio de Alarcón
Dictó el gitano la filiación del bandido; cobró desde luego la suma ofrecida, y salió de la Capitanía
General, dejando asombrados al Conde del Montijo y al sujeto, allí presente, que nos ha contado todos estos pormenores.
Pedro Antonio de Alarcón
Mirando y admirando estaba precisamente la madrileña a tan singular personaje, cuando los republicanos hicieron una descarga sobre él, por considerarlo sin duda más terrible que todos los otros, o suponerlo
General, Ministro, o cosa así, y el pobre capitán, o lo que fuera, cayó al suelo, como herido de un rayo y con la faz bañada en sangre; en tanto que los revoltosos huían alegremente, muy satisfechos de su hazaña, y que los soldados echaban a correr detrás de ellos, anhelando vengar al infortunado caudillo.
Pedro Antonio de Alarcón
Ya sería
General, si no hubiese reñido con todos sus superiores desde que le pusieron los cordones de cadete, y los pocos grados y empleos que ha obtenido hasta ahora le han costado prodigios de valor y no sé cuántas heridas; sin lo cual no habría sido propuesto para la recompensa por sus jefes, siempre enemistados con él a causa de las amargas verdades que acostumbraba a decirles.
Pedro Antonio de Alarcón
Tengo la seguridad de que, a los tres meses, o es Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Guerra, o lo ha pasado por las armas al
General Narvaez!
Pedro Antonio de Alarcón
Todos creían que yo había perecido la tarde antes. Así fué que, al verme, me abrazaron, y el
General me colmó de distinciones. En seguida supe que iban a ser fusilados veintiún prisioneros.
Pedro Antonio de Alarcón
Me volví loco; dí un grito; te cogí entre mis brazos, y, con una voz ronca, desgarradora, tremebunda, exclamé: --¡Éste no! ¡Éste no, mi
General!
Pedro Antonio de Alarcón
Los hombres que fueron expatriados en tiempos del Gobierno del General Ibañez y desde el extranjero lo combatieron con la palabra y la acción y que fueron denigrados como traidores, fueron después dirigentes estimados en su tierra.
-Me sé de memoria -profirió con lentitud el Capitán, sin abrir los ojos-, el Escalafón del Estado Mayor
General del Ejército Español, inserto en la Guía de Forasteros y en él no figura, ni ha figurado en este siglo, ningun
General Barbastro.
Pedro Antonio de Alarcón
La luz de la esperanza brilló a mis ojos tan súbitamente, que los cegó. --¡Músico (exclamé); sí..., sí..., mi
General! ¡Es músico!
Pedro Antonio de Alarcón