Este Castañeda tenía un sobrino, muchacho templado, como que allá en sus mocedades proyectaba dedicarse a la carrera militar, y luego, por no separarse de su madre, que iba vieja, y de una hermana jovencita, prefirió quedarse en el país y vivir cuidando de unos bienecillos que le correspondían por su hijuela, y de los de la hermana y la madre.
¿Acaso no piensas que el sentimiento de un poder enemigo que se agita de manera funesta sobre nuestro ser, no puede penetrar en las almas sonrientes y serenas? Perdóname, si yo, una simple jovencita, intento expresar lo que siento ante la idea de una lucha semejante.
Desde pequeña, he dicho, había mostrado dotes para el arte, por lo cual, ya en la ciudad de México, ingresa en el Conservatorio Nacional de Música con la finalidad de convertirse en pianista. Quienes conocen a la jovencita quedan maravillados de su precocidad y su fama va alejándose del simple medio familiar.
Poseída por un temperamento como el suyo, la jovencita no pudo resistirse, aunque tampoco lo intentó, a su apuesto galán, y por ende no sólo fue en sus habitaciones, sino en su propia cama y en sus brazos donde satisfizo sus fervientes instintos y los del ardiente amante.
El diálogo a que asistí al llegar a la puerta, que acababan de abrir al lechero, no hizo más que avivar mis recuerdos. -Veamos -decía el lechero a una criada muy jovencita-, ¿han pensado ya en mi cuenta?
Un benemérito coronel salió de su casa con ese único fin antes que de costumbre y a duras penas logró abrirse paso entre el gentío; pero, cuál no sería su indignación al ver en el escaparate de la tienda, en lugar de la nariz, una simple camiseta de lana y una litografía representando a una jovencita que se subía una media mientras un petimetre con chaleco de solapas y barbita la espiaba desde detrás de un árbol.
Parece que somos bien vistas de diputadas, senadoras, ministras de educación, o sea de samaritanas, enfermeras o maestras; ahora cuando queremos disputar el poder arriba ya ahí nos encuentran que el rulo tal, qué habrá hecho cuando era jovencita, qué si le gusta cuál o quién, ya estamos acostumbradas.
Abandonó a su esposa y cinco hijos para vivir en concubinato con otra mujer de la que tenía tres hijos, pero hacía dos noches, quizá harto de la barragana, se presentó en un hotel de la calle Talcahuano en compañía de una
jovencita de diecisiete años, su nueva amante.
Roberto Arlt
--Esta jovencita te ama con H --dijo el Rey presentándole a Alicia, con la esperanza de distraer hacia ella la atención tan alarmante del mensajero..., pero en vano..., las actitudes anglosajonas se hacían más extraordinarias por momentos, mientras que sus grandes ojazos giraban violentamente en sus órbitas.
En consecuencia, Iván no rechazó el puñado de billetes de veinte rublos que la bella jovencita puso en la palma de su mano musculosa, y aceptó la invitación a beber de su propia petaca de plata llena de coñac.
Encontré los ojos de Dora al saludarla, y me pareció que me miraban suplicantes; pero aquella mirada me llegaba por encima de la cabeza de Patillas rojas, y fui inflexible. La jovencita de rosa tenía una madre de verde que nos separó; yo creo que con una mira política.
Tengo 56 años y me incorporé a la política muy jovencita, cuando no había posibilidades de votar, cuando no había democracia, pero créanme que la democracia aún todavía está incompleta en la medida en que no podamos garantizarle a todos y cada uno de los argentinos el acceso a bienes fundamentales.