Algunos autores describen en el siglo XVII su preparación en forma de hatillos de seis " paxarillos " lardeados con tocino y asados todos ellos juntos a la sartén con unos dientes de ajo y algo de pan rallado y perejil finamente picado.
Hay amantes lacayuelos, que arden llenos de cintas; otros crinitos como cometas, llenos de cabellos; y otros que en los billetes solos que llevan de sus damas ahorran veinte años de leña a la fábrica de la casa, abrasándose
lardeados en ellos.
Francisco de Quevedo