Hermana
Marica, mañana, que es fiesta, no irás tú a la amiga ni yo iré a la escuela. Pondráste el corpiño, y la saya buena, cabezón labrado, toca y albanega; y a mí me pondrán mi camisa nueva, sayo de palmilla, calza de estameña.
Luis de Góngora
Y en la tardecica en nuestra plazuela, jugaré yo al toro y tú a las muñecas, con las dos hermanas Juana y Madalena, y las dos primillas
Marica y la Tuerta.
Luis de Góngora
Bermúdez retrucó que él no era domador de gatos y no podía embozarle las uñas al suyo, como se hace con el hocico de un perro: pero si el gato se le saltó encima a Gancedo fue porque se había pegado un susto sin que nadie se metiese con él; que Gancedo no tenía por qué ni para qué andar a aquella hora ni a ninguna otra, por su barrio, si no era por puras ganas de armar camorra, como la armó; que el mismo Gancedo era un mal hombre, aprovechador y flojo, que se había valido de que él estaba solo y desarmado, únicamente en compañía de una débil mujer -¡óiganle al duro!- para madrugarlo y vengarse porque era público y notorio que se la tenía jurada... -¡Yo no me he metido con usted, so marica!
voy...! ¡Mírenlo... mírenlo! 'ora nos sale el muy puro... ¡Puro
marica! Qué se me hace que tú... —¿Bueno... qué se traen conmigo?
Antonio Domínguez Hidalgo
La mercera de al lado,
Marica del Peine, llamada así tal vez porque no se peinaba nunca, ardió en este fuego y se prometió extinguirlo.
Emilia Pardo Bazán
El especiero compró la casa, y a renglón seguido otras dos más, contiguas -entre ellas la de
Marica la del Peine-, y se metió en el fregado de hacer de las tres una, por el estilo de las que empezaban a hermosear el Ensanche.
Emilia Pardo Bazán
Paso por alto el que los minturnenses, excitados de Ia compasión, encomendaron los sucesos de Mario a la diosa Marica, a, quien rendían adoración en un bosque contiguo al lugar y consagrado a su hombre, para que le favoreciese y diese prósperos sucesos en todas sus empresas; y sólo advierto que, vuelto a su primera prosperidad desde la suma desesperación, caminó fiero y cruel contra Roma, llevando consigo un poderoso y formidable ejército, adonde cuán sangrienta fue su victoria, cuán cruel y cuánto más fiera que la de cualquier enemigo, léanlo los que quisieren en los autores que la escribieron.
XVII A ELIO LAMIA Elio, cuya nobleza procede del antiguo Lamo (pues éste dio su nombre a los primeros Lamias y a todos sus descendientes, según lo certifican los fastos, digno heredero de aquel caudillo que reinó sobre las murallas de Formia y extendió su señorío sobre el Liris, que baña las tierras de Marica), mañana una violenta tempestad, desencadenada por el Euro, cubrirá el bosque de hojas y la playa de algas inútiles, si no engaña el canto de la corneja que predice la lluvia.
LATAGO, guerrero troyano. LATINO, rey del Lacio, hijo de Fauno y de la ninfa Marica. LAUSO, hijo del soberbio Mecencio, pero enteramente distinto de éste por sus hermosas prendas.
¡Seráfico! ¡Cumplimentero! ¡
Marica! ¡Tertuliano de monjas! ¡No me moriré yo sin que me pague esta mala partida que me ha jugado hoy, al dejarme en poder de mis enemigos!
Pedro Antonio de Alarcón
A una joven que iba muy emperejilada y despidiendo tufaradas de almizcle, la detuvo en la calle el juandediano, diciéndola : —¿De cuándo acá
Marica con guantes?
Ricardo Palma
16 Os encularé y me la mamaréis bardaje de Aurelio y marica de Furio, que a mí por los versículos míos me creísteis, porque son blanditos, poco púdico, pues casto ser honra al piadoso poeta mismo: sus versículos nada necesario es, que entonces al fin tienen sal y encanto si son blanditos y poco púdicos, y que lo que escueza incitar puedan no digo a los chicos, sino a estos vellosos que sus duros lomos no pueden mover.