moralidad


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Sinónimos para moralidad

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

Sinónimos para moralidad

moraleja

Sinónimos

Ejemplos ?
Se puso de moda en la década de 1960, como individuos y grupos cada vez afirmaron la apretada a tomar la ley en sus propias manos, insistiendo en que sus efectos representan una moralidad superior.
Congreso de la Unión Presente: La libertad individual para pensar y hacer es cuestión de cada quién. No corresponde al Estado tutelar la moralidad personal que la inspira.
Por lo tanto, no es sorprendente, a pesar de que es deplorable, que algunas personas en 1972 adoptaron la moralidad que ellos mismos habían condenado con fuerza y cometido actos que no tienen cabida en nuestro sistema político.
La juventud, simiente sana, ha de empeñarse en destruir al hombre bestia y nutrirse ella misma con las detonantes ideas del hombre pleno; el nuevo hombre, hombre eterno y para ello, debe iniciar una lid que transforme la falsa moralidad, porque una juventud que se cimienta en la verdadera potencia moral, tiene en su haber la potencia misma.
La sanción de estas faltas está encaminada a preservar la probidad, competencia, lealtad, honestidad y moralidad de los actos realizados por las servidoras y servidores públicos y se encuentran previstas en el artículo 48 de esta ley.
En breve Bruno Terreros, en cuya moralidad no hubo pero que poner, y cuya aplicación era ejemplar, se aprendió de coro un tratado de teología dogmática, y en 1810 recibió la or- den del subdiaconado.
Y en discurso pronunciado el 16 de junio de 1947, Nuestro Santo Padre Pío XII afirmó: «La Historia es testigo de la gran solicitud con que la Iglesia ha tratado siempre esta cuestión, no porque ella tenga el cargo de regular directamente la vida económica, sino porque el orden económico social no puede ser desligado de la moral, y afirmar y proclamar los principios inmutables de la moralidad es precisamente privilegio y deber de la Iglesia».
Hablo de la moralidad que da eficacia y vigor a la función del estado y sin la cual ésta se perturba y se anula hasta el punto de engendrar el despotismo y la anarquía y como consecuencia ineludible, la opresión y el despotismo, todo en daño del bienestar común, del orden público y del adelanto nacional.
Porque la idea de la moralidad forma parte de la cultura; pero el uso de esta idea que se reduce a las costumbres en cuestiones matrimoniales y de decencia exterior, es lo que se llama civilización.
Quería decir también que la moralidad pública de que hablo no es esa moralidad que se realiza con no apropiarse indebidamente los dineros nacionales, con no robar al Fisco, con no cometer raterías, perdóneseme la palabra.
Tal moralidad, que llamaré subalterna, depende de otra más lata moralidad, y sus quebrantos los sancionan los jueces ordinarios y no la decadencia nacional y la historia.
De la moralidad irreprochable de Lavalleja, dice claramente su actitud en Bagé cuando los soldados de Alvear entraron a saco en las casas del villorio abandonado, seguidos de algún jefe porteño de alta graduación, como Mansilla, Rodríguez no tenía en haber ninguna victoria y Lavalleja tenía la muy reciente y resonante de Sarandí; “ combate de caballería ” a juicio de los historiadores porteños que hacen pedestal para la gloria indiscutible de Belgrano, con Salta y Tucumán, “ combates de caballería ” también que no tuvieron más trascendencia… ¡y no contemos a Rondeau, estratega de Sipe-Sipe, ni al propio Alvear, vencedor auténtico de Otorgués en Marmarajá y dudosamente conciente de Barbacena en Ituzaingó!