«Que no sabe elegir aquel recurso que a la necesidad actual conviene, careciendo de todo buen discurso? «Nada ignoro; ya sé de dónde viene esa
mordacidad; todo es resabio del humano comercio que mantiene.
Rafael García Goyena
Perdonándole su estilo, que descubre el oropel é hinchazón de su tiempo en los hipérboles y metáforas, y las alabanzas que no se descuidó de darse á sí propio, á que alguna vez le obligarían la sinrazón y mordacidad de sus contrarios; se debe contar á D.
La mordacidad nunca perdona tiro contra los que mandan, y la comunidad pereceria envuelta en mil desgracias, si los particulares pudiesen por sí mismos vengar sus resentimientos.
Por el contrario, The New York Times opinaba que la voz de Arrowby no era lo suficientemente genuina, y que su mordacidad era poco convincente.
Sus grabados destacan por la mordacidad descarnada y por la cantidad de matices exquisitos y líneas nada exentas de sutileza, al trabajar sarcásticamente los rostros, las expresiones, los gestos, con precisas exageraciones mediante las que logra dar noción de la personalidad de los sujetos representados.
A finales de ese año se lanzó el Comic Relief Special, con la colaboración de la estrella invitada Elton John El formato del programa consiste en una serie de pequeños sketches protagonizados por una serie de personajes fijos, enlazados por la narración de Tom Baker (famoso por ser el Cuarto Doctor en Doctor Who) que presentan aspectos de la vida en Gran Bretaña con ironía y mordacidad haciendo referencias absurdas al carácter nacional, como por ejemplo "Gran Bretaña, Gran Bretaña, Gran Bretaña...
Dicen que en este tiempo, debido a los problemas de salud que padecía, se le agrió el humor, y que su mordacidad anterior dio paso a la misantropía: el Diario de viajes por Francia e Italia que publicó muestran su amargura, quejándose de todo cuanto ve (y desaprueba), hasta el punto de que el Smellfungus misántropo y amargado del que se ríe Laurence Sterne en su Viaje Sentimental son una parodia del propio Smollett.
Éste fue aquel insigne en riquezas de que puede causar admiración al mundo, que tuvo rimeros de oro y grandes montones de plata, pues como cuentan los cronistas Garcilaso de la Vega y el padre maestro fray Antonio de la Calancha con otros autores, tenía en su palacio en estatuas de oro a los reyes sus predecesores, y todas cuantas alhajas sirven en una casa de madera, piedra o barro, las tenía este rey en su palacio de finísimo oro; aun las piedras de moler el ají (que es aquella especería de tanta mordacidad a la lengua y labios) y los batanes donde molían el maíz, todo era de este rubio y precioso metal.
El también poeta y crítico literario Roque Vallejos escribe en la nota introductoria del libro “José-Luis Apppleyard - Antología poética”, publicada en 1996: “...Tiene poemas de notable mordacidad social que habría querido Rafael Barrett incluirlos en sus “Moralidades actuales”.
Con igual entusiasmo y curiosidad permanente cultivó diversos registros, aportando una voz muy original, surrealista en ocasiones, al relato y al ensayo, a la poesía y al teatro, al artículo de prensa y hasta a la diatriba satírica y polemizadora, en la que refulgía su espíritu irónico y su displicente y temible mordacidad.
Este crítico destacaba en conjunto por su erudición y la amplitud de perspectivas. En su lenguaje crítico se combinaba la riqueza de matices con la precisión y un ejercicio brillante de la mordacidad.
Mientras tanto, es al inicio más distante, reservado y dado a la mordacidad; lo que junto con el carácter un poco infantil de Usagi provoca numerosas discusiones cómicas.