morder


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  • verbo

Sinónimos para morder

corroer

Sinónimos

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Ejemplos ?
Miremé, china, en el alma, con sus ojos de azabache; miremé con su cariño, que no hay miedo que me empache. Y digamé con los ojos que lo quiere a su moreno, y enfrenemé con confianza, que he de morder en su freno.
Es el mismo procedimiento para infundir silencio que se emplea en la nana más popular de Alemania, en la cual es una oveja la que viene a morder al niño.
Nada menos: aprendan los malditos De las chochaperdices o chorlitos, Que, sin hacer a los jumentos guerra, Envainan sus picotes en la tierra; Y viva todo el mundo santamente, Sin picar ni morder en lo viviente.» «Necedad, disparate, impertinencia», Gritaba aquí y allí la concurrencia.
Cuando las manos están amputadas, hay que servirse de los hombros. Cuando los hombros están cortados, hay que morder el cuello de diez o hasta de quince enemigo.
Se asustó mucho con este cambio tan repentino, pero comprendió que estaba disminuyendo rápidamente de tamaño, que no había por tanto tiempo que perder y que debía apresurarse a morder el otro pedazo.
El día en que no platico con ella, en que no me miro en las niñas de sus ojos, en aquellos dos charranes que Dios le ha puesto en la cara; en que no güelo el olor a nardos y a claveles que le nace en aquella boca suya, que es un cintillo de rubíes; en que no siento el metal de su voz, que es el repiquetear de una campanillita de plata; el día, en fin, que no la veo, ese día me parece a mí que la vía me está poniendo el desahucio y me dan la mar de ganitas de morder y de pelear y de subir a la catedral y desde allí pegar un brinco, u dos brincos, y de meterme en la luna.
Díaz y sus hermanos de crímenes, aunque sientan cóleras de infierno, serán siempre charcas y sólo producirán burbujas. Las víboras, aunque escalen las montañas, siempre se arrastran para llegar a quienes piensan morder.
Esta debe de ser sin dubda de ellas; mas yo te prometo, acabado el mes, no quede en ella aunque me la den por mía.” Sentéme al cabo del poyo y, porque no me tuviese por glotón, calle la merienda; y comienzo a cenar y morder en mis tripas y pan, y disimuladamente miraba al desventurado señor mío, que no partía sus ojos de mis faldas, que aquella sazón servían de plato.
Quien venció, pudo dar muerte; pero quien mató, no es cierto que pudo vencer; que es suerte que le sucede al más fuerte, sin ser vencido, ser muerto. Y así, no os puede negar quien más pretenda morder, que más honra os vino a dar el vencer y no matar, que el matar y no vencer.
CIPIÓN.—Tal es ese remedio, que si usas dél espero que te has de morder tantas veces que has de quedar sin lengua, y así, quedarás imposibilitado de murmurar.
BERGANZA.—Eso es lo que yo digo, y quisiera que a estos tales los pusieran en una prensa, y a fuerza de vueltas les sacaran el jugo de lo que saben, porque no anduviesen engañando el mundo con el oropel de sus gregüescos rotos y sus latines falsos, como hacen los portugueses con los negros de Guinea. CIPIÓN.—Ahora sí, Berganza, que te puedes morder la lengua, y tarazármela yo, porque todo cuanto decimos es murmurar.
Tampoco era dinero lo que echaba de menos Federico. Apenas sí empezaba a morder en su saneada hacienda. Para decirlo pronto: faltábale un criado a la moderna, un ayuda de cámara «según su ideal».