morder

(redireccionado de mordidas)
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  • verbo

Sinónimos para morder

corroer

Sinónimos

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Ejemplos ?
Pero al igual que muchos animales, aunque parezcan inofensivas si son molestadas estas pueden morder, y transmitir enfermedades zoonóticas, como la fiebre por garrapatas de Colorado, una enfermedad causada por un virus de la familia Coltivirus. El único cuidado recomendado es cuidarse de las mordidas y evitar oler excrementos secos.
El mismo Roca reconoció en el juicio que recibió los pagos de los empresarios y que repartió una parte de esas mordidas entre los ediles para “mantener la cohesión” del gobierno tripartito del Grupo Independiente Liberal (GIL), el PSOE y el Partido Andalucista que derrocó en agosto de 2003 al exalcalde Julián Muñoz, en una moción de censura.
Eran pirañas y si no salía del río, ahora sí sería devorado. Así que aguantando pequeñas mordidas llegué a la orilla y salí. ¡Fuerte soy!
—Se los dije... Aunque nos costó muchas mordidas la licencia. No hay otro negocio mejor, ni habrá mientras existan aquellos que les conviene que haya esto.
Caían, como las plumas y las hojas. Morían de pena, de furia, de fatiga, de hambre, de mordidas de perros. ¡Lo mejor era irse al monte, con el valiente Guaroa, y con el niño Guarocuya, a defenderse con las piedras, a defenderse con el agua, a salvar al reyecito bravo, a Guairocuya!
Eran aquellos conquistadores soldados bárbaros, que no sabían los mandamientos de la ley, ¡y tomaban a los indios de esclavos, para enseñarles la doctrina cristiana, a latigazos y a mordidas!
Los perros ladraron y comenzaron a lamerlo primero, a mordisquearlo después con cierta tímida fuerza que al ir tomando confianza se convirtió en feroces mordidas.
Felicidades amorosas enlucían sus ojos y plegaban sus labios, las coplas eran mordidas suavemente por sus, dientecillos; el pelo se descolgaba en rizos por sus sienes y por su nuca; temblamientos gozadores agitaban su pecho; sus caderas oscilaban en poderío bravucón y sus pies iban escribiendo sobre el suelo un poema de sensualidad.
Porque un muchacho, temblando y sin color, entró súbito en la sala donde cenaban, según que los otros servidores y familiares entre sí hablaban; el cual dijo a su señor cómo de una calleja de allí cerca había entrado un poco antes por el postigo de casa un perro rabioso con gran ímpetu y ardiente furor y había embrujado todos los perros de casa; y después había entrado en el establo y mordió con aquella rabia a muchos caballos de los que allí estaban, y aun que tampoco dejó a los hombres, porque él mordió a Mitilo, acemilero, y a Epestión, cocinero, y también aquel Hipatalio, camarero, y a Apolonio, físico, y a otros muchos de casa que lo querían echar fuera; en manera que muchas de las bestias de casa estaban mordidas de aquellos rabiosos bocados...
¿Cómo lo hubiera explicado entonces? Los cintarazos, los moreto-nes, las mordidas, las pinchadas. Mi ocurrencia fue genial y creo que hasta comienzo a disfrutarla al recordar cómo mientras me venía en ella, la estrangulaba con el cinturón.
Que en la tierra de Sodoma se crían ciertas manzanas que llegan al parecer a madurar, pero, mordidas o apretadas con la mano, rompiéndose el hollejo, se deshacen y resuelven en humo y pavesas.
La segunda parte se ilumina con la Electric Light Orchestra, en su apogeo comercial, escapando de este cuento de hadas bastante agobiante con tres mordidas de éxito: "I'm Alive", "All Over the World" y "Xanadu".