Situada al norte de Saint-Gatien, encuéntrase continuamente esta casa en las sombras proyectadas por la gran catedral, sobre la cual ha tendido el tiempo su negro manto, ha impreso sus arrugas y ha sembrado su frío húmedo, sus musgos y sus altas hierbas.
Plantas de la variedad de las euforbiáceas, malváceas, ciruelos y jobos que se emplea paira cercas vivas. Bosques recamados de musgos y tejidos de bejucos y lianas.
Creía que en el fondo de las ondas del río, entre los
musgos de la fuente y sobre los vapores del lago vivían unas mujeres misteriosas, hadas, sílfides u ondinas, que exhalaban lamentos y suspiros o cantaban y se reían en el monótono rumor del agua, rumor que oía en silencio, intentando traducirlo.
Gustavo Adolfo Bécquer
Sobre ella construiré para ti un palacio que revista por fuera el aspecto de renegrido castillo feudal, con sus fosos, sus puentes levadizos y sus elevados torreones envueltos en verdeoscura yedra y grisosos musgos y que en el interior guarde los tesoros de arte que poseo y que animarás tú con tu presencia.
Pocos momentos después llegamos a un sitio más abierto: un riachuelo cristalino bajaba saltando por escalones de piedras y reposaba en aquel lugar entre un bello lecho de musgos y de temblantes y variados helechos.
como se reconocen, en las lápidas borrosas por el tiempo e invadidas por
musgos y líquenes, letras un tiempo clara y profundamente incisas por el cincel!
Emilia Pardo Bazán
Buscó trozos de peñasco, y cuidando de no despojarlos de sus líquenes y
musgos viejos, los colocó en estudiado desorden alrededor de la boca.
Emilia Pardo Bazán
Los fuertes pinos del bosque, con sus copas gigantescas y sus desnudas raíces amarradas a las piedras; los de troncos plateados cuyas frondas azulean, pinos jóvenes; los viejos cubiertos de blanca lepra,
musgos y líquenes canos que el grueso tronco rodean, colman el valle y se pierden rebasando ambas laderas.
Antonio Machado
Y para refrescar en
musgos con rocío la boca, requemada en las llamas dantescas, busqué las Florecillas de Asís, las siempre frescas.
Gabriela Mistral
Pero se sentía, al mismo tiempo, el silencioso formarse de las orquídeas en lo profundo de los despeñaderos y la inaudible ascensión de los musgos y líquenes por los resbaladizos muros de los terraplenes.
Una legión de musgos y líquenes se aferraba a las rocas, otorgándoles una venerable apariencia de ancianos de luengas barbas y ademán sereno.
Con las alfombras de hojarascas, están los troncos deshechos en confusiones de ramas entrelazadas, de enredaderas que suben aprisionando los cilindros felpudos de musgos y líquines.