oír

(redireccionado de oyeran)
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Sinónimos para oír

atender

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Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

Sinónimos para oír

advertir

Sinónimos

Ejemplos ?
Todos los oyentes cuando escuchan un fonema como la /a/ de pan, lo identifican inmediatamente como /a/ y nada más, puesto que si lo oyeran como /o/, la palabra cambiaría su sentido y sería, /PON/ en lugar de /PAN/.
Los que más lo respetaban, por bravo, por justo, por astuto, por elocuente, no lo querían decir, o lo decían donde no los oyeran: porque los hombres suelen admirar al virtuoso mientras no los avergüenza con su virtud o les estorba las ganancias; pero en cuanto se les pone en su camino, bajan los ojos al verlo pasar, o dicen maldades de él, o dejan que otros las digan, o lo saludan a medio sombrero, y le van clavando la puñalada en la sombra.
Y les contó toda su infancia; y los ratoncillos, que jamás oyeran semejantes maravillas, lo escucharon y luego exclamaron: - ¡Cuántas cosas has visto!
Al mismo tiempo oyeron encima de sus cabezas un canto prodigioso, y al mirar a las alturas descubrieron flotando en el espacio un cisne blanco que cantaba como jamás oyeran hacer a otra ave.
Y a la señora generala parecía que se le oyeran rechinar los huesos cuando se dirigía en su carroza al baile de la Corte, toda tiesa y envarada.
Después los dos hicieron una profunda reverencia, y los empolvados rizos entrechocaron y se enredaron. A Alicia le dio tal ataque de risa que tuvo que correr a esconderse en el bosque por miedo a que la oyeran.
Porque si malos y silbados fueron de provisionales, de ejecutivos, no hubo en el diccionario constituyente y periódico perrada que no oyeran ni maldición que no llevaran.
Oyeron esto Leocadia y Teodosia con aquel sentimiento que si oyeran la sentencia de su muerte; mas, por no dar muestras de su dolor, le reprimieron y callaron, y Leocadia determinó de hacer lo que le pareció convenir para satisfación de su honra.
Fuese el Atrida hacia las tiendas y las naves aqueas con el grande purpúreo manto en el robusto brazo, y subió a la ingente nave negra de Odiseo, que estaba en el centro, para que le oyeran por ambos lados hasta las tiendas de Ayante Telamonio y de Aquileo, los cuales habían puesto sus bajeles en los extremos porque confiaban en su valor y en la fuerza de sus brazos.
Nada había mejor que la vida de los animales y por ello, los hombres debían vivir así, ajustados a sus sentidos; a lo que vieran, como un águila; a lo que sintieran, como una serpiente; a lo que oyeran, como un venado; a lo que olfatearan, como un conejo; a su voracidad, como un jaguar.
Le Pape!...—decían los muchachos y las mujeres, levantando las manos al cielo, en tanto que todos los balcones se abrían y llenaban de gente, y los mozos del café y algunos gabachos que jugaban al billar se lanzaban a la calle con un palmo de boca abierta, como si oyeran decir que el sol se había parado.
¡Y juntos nuestros restos guardaría un sólo monumento que, cual ara de amistad y de gloria, visitara religiosa la fiel posteridad! Y oyeran nuestras sombras consoladas decir con pío reverente labio: «¡Héroes amigos!