sidra


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Sinónimos para sidra

chicha de manzana

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Ejemplos ?
Números 6 1 Y HABLO Jehová á Moisés, diciendo: 2 Habla á los hijos de Israel, y diles: El hombre, ó la mujer, cuando se apartare haciendo voto de Nazareo, para dedicarse á Jehová, 3 Se abstendrá de vino y de sidra; vinagre de vino, ni vinagre de sidra no beberá, ni beberá algún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas.
3 A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y díjole: He aquí que tú eres estéril, y no has parido: mas concebirás y parirás un hijo. 4 Ahora, pues, mira que ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda.
7 Y díjome: He aquí que tú concebirás, y parirás un hijo: por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda; porque este niño desde el vientre será Nazareo á Dios hasta el día de su muerte.
Pero, como entendía de agricultura tanto como de fabricante de telas de algodón, montaba sus caballos en lugar de enviarlos a labrar, bebía la sidra de su cosecha en botellas en vez de venderla por barricas, se comía las más hermosas aves de su corral y engrasaba sus botas de caza con tocino de sus cerdos, no tardó nada en darse cuenta de que era mejor abandonar toda especulación.
Entró en Maromme llamando desde lejos a la gente de la posada, derribó la puerta de un empujón, dio un salto sobre el saco de avena, echó en el pesebre una botella de sidra dulce, volvió a montar en su caballo que sacaba chispas con sus cuatro herraduras.
Sobre la pared de yeso atravesada en diagonal por travesaños de madera negros, se apoya a veces algún flaco peral, y las plantas bajas y las puertas tienen una barrera giratoria para protegerlas de los pollitos, que vienen a picotear en el umbral, migajas de pan moreno mojado en sidra.
15. Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el seno de su madre.
Y aunque milenios bailotean sus años sobre los minutos que sienten tus pasos y aunque las princesas danzan sus semánticas y aunque los pastores retañen sus flautas mis estatuas de marfil no se doblegan –inmóviles aladas– y persisten encantadas y hechiceras alargándome a destiempo el duro goce de sentir el cesto fiel de tu venida que me ofrece su manzana y blanca sidra para hacer en plenitud de hogaza insomne el cálido pan nuestro, de cada noche.
Él se nombraba de los primeros entre los miembros del jurado, a incluso recordaba en una nota que el señor Homais, farmacéutico, había enviado una memoria sobre la sidra a la Sociedad de Agricultores.
24 Y si el camino fuere tan largo que tú no puedas llevarlo por él, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere, 25 Entonces venderlo has, y atarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; 26 Y darás el dinero por todo lo que deseare tu alma, por vacas, ó por ovejas, ó por vino, ó por sidra, ó por cualquier cosa que tu alma te demandare: y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia.
La innata distinción aristocrática de aquella admirable figurita plebeya, contrastaba grandemente con el acre olor a vino, tabaco, borrachera y pereza que de la taberna emanaba. -¿Quier un vasín de sidra, preciosa?
¡Llama a Hipólito para que lo coloque en su sitio!... Pensar que, desde esta mañana, señor Homais, puede que hayan jugado quince partidas y bebido ocho jarras de sidra...