De hecho, Stolypin admitía el parlamentarismo en muy pequeña escala, insistiendo en preservar la autoridad del zar por encima de la Duma; en paralelo, Stolypin no ocultaba su desprecio hacia aristócratas ineptos (como su propio antecesor Iván Goremykin) o cortesanos intrigantes (como Rasputín).x Después que la Revolución rusa de 1905 forzó a Nicolás II a establecer una Duma o parlamento, Stolypin intentó gobernar con la Duma, pero cuando ésta rechazó sus reformas la disolvió y gobernó con ucases (decretos del zar).