Decirte que te amo me tomaría solo un segundo, quizás más tiempo, porque tengo mucho aún por decir.
Pero tu reacción duraría una eternidad.
Ya sea porque me digas que tú también me amas o ya sea porque me choque con tu indiferencia y me fulmines nuevamente.
Aún así, tengo una ganas inconcebibles de gritarte que te amo.