penco


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penco

1. s. m. Jamelgo, caballo flaco. rocín
2. Persona tosca y bruta. animal
3. Persona inútil. hábil
4. Amér. Tallo de ciertas plantas.
5. Cuba Persona despreciable.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

penco

 
m. fam.Jamelgo.
fig.Persona despreciable.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Sinónimos

penco

nombre masculino
(col.) jamelgo
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

penco

A. ADJ (CAm) (= trabajador) → hard-working
B. SM
1. (= persona) → dimwit, nitwit
2. (= caballo) → nag
3. (Andes) un penco de hombrea fine-looking man
4. (Caribe) (= homosexual) → poof, queer, fag (EEUU)
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
Me refiero a él, al que ustedes han conocido en Zapallar, Papudo, Los Vilos y Pichidangui, en Quintero, Concón, Viña del Mar, San Antonio, Cartagena, PichiIemu, Constitución, Penco y San Vicente, en Peñaflor, San Bernardo, Linderos, Limache, Salto, Calera y San Felipe, en Panimávida, Cauquenes, Jahuel, Catillo, Apoquindo y Chillán, en fin, en todas partes donde hubo una colonia veraniega, donde se bailó, representó, amó, encendieron fuegos artificiales, enviáronse listas a los diarios y abriéronse bazares de caridad.
El fundador de la familia del Rio, en Chile, fué don Manuel del Rio y Bigurí, natural del Bilbao, que vino de España en 1590 y se radicó en Penco.
-¡Riá, riaaá, Poderosa; riaá, riaá, niña de mis ojos; riaá, riaaá, prenda mía! -grita el Bellotero, sin que su voz logre prestar al pobre penco los vigores que necesita.
-Pos verá osté, pairino: este puri, al que ya no le quea más que un raigón y dos dientes delanteros, tiée una gachí... -¡Un penco!
-Güeno, lo que osté quiera..., un penco..., la Taponera..., una jembra que entoavía trota y galopa y se canta unas siguirillas que quitan toas las tapaeras der sentío..., porque eso no me lo negará osté, ¿verdá?
«¿Cuándo lograremos deshacernos de este mal penco, que apenas se aguanta en sus roídos cascos, de pelo descolorido, que sólo sale de su inconmensurable pereza y de su letargo para hacer locuras y cuyo pellejo apenas es bueno para una criba?
Guarde usté esos ochavos, que se los regalo yo para er primer jatillo a mi nuera, y dentro de un rato les traerán a ustés er mantón y las arracás y jasta er penco, que to eso he sio yo quien lo he mercao; que to eso no ha sío más que una probaúra que he jecho yo con ustés y que me ha salío que ni bordá, pero que ni bordá, caballero.
Allí, casi en el arroyo, estaba lo más selecto de la Cruz Verde: el tío Campanita, el más ilustre y famoso de los decanos de la gitanería del siglo que tan mal empieza; Pepe el Charavasca, Currito el Cantinero, Perico el No me olvies, y veinte más, todos hombres a los que por envidia que les tienen -según ellos afirman- no dejan nunca reposar tranquilos en sus humildes lares los de la Benemérita ni los de la Secreta, en cuanto en la capital o sus alrededores por arte de encantamiento se «volatiza» un penco o desaparece un pollino.
De éstos debe componerse la principal fuerza de Osorio que al instante se nos reunirá; mientras él, llamado por la insurrección del fuerte Penco, vea desmembrarse sus tropas y quede imposibilitado de atender al Sur, al Norte y al Centro, donde ha realizado sus mayores crueldades y donde ya experimentó una conjuración frustrada por la demasiada confianza.
Seguiremos priorizando la construcción de by-pass para sacar el tránsito de camiones de las ciudades. Lo haremos en San Pedro de la Paz, en Penco, entre otros lugares.
Contestó Talavera exponiendo que el soldado no era de Penco; que era de los reclutas de aquí; que en si no llevaba señal aguna de ser contrario a la Patria, y que cuanto se había practicado con él, era todo obra de una hospitalidad dictada por la razón y la humanidad y encargada por la religión; que tampoco de ello había dado aviso, porque no encontró en si principio alguno para comprenderle esta obligación, principalmente habiendo sido espectador del hecho don Pedro Quiroga, Capitán del Regimiento del Rey, a quién parece correspondía la diligencia.
Para hacer respetar el Congreso pusieron en la plazuela del Consulado (lugar señalado para aquel fin) 70 soldados de Penco con las centinelas necesarias, todos ellos al mando de los jefes u oficiales Don Miguel Benavente, Don Juan de Dios Vial y del Teniente Don Bernardo Vélez.