El saliente monstruoso de la nariz, la falta de mentón, los ojos montaraces, daban al herido el aspecto de un gran pájaro rapaz con el cuello y el pecho enrojecidos por la sangre de su presa.
En cuanto a las razones que tiene para quejarse de las tijeras de su madre y de la aguja de su hermana, no dejan de parecer fundadas, si se mira su vestido con alguna atención; pero también es cierto que las pobres mujeres nunca las vieron más gordas, y que el intolerante rapaz se mete por primera vez bajo aquellos faldones que le estorban.
Salía yo una noche del teatro; y, como rapaz que a la sazón era, caminaba más que de prisa, casi asustado de verme fuera de mi casa a horas tan avanzadas; como que quizás era aquella la vez primera que yo las oía sonar hallándome al raso.
Mujeres, leyes, traje, instituciones, ciencia, arte, religión y hasta agua sana y pan, todo, soberbia y holgazana, fué rapaz a robarlo a otras regiones.
Abierto tiene delante Aquel cajon singular Habilmente preparado, Que mitad cuna, y mitad Barco, condujo en su centro Al desdichado rapaz.
¡A la empresa! Bate el ala, y apercibe también las corvas uñas, y guárdate de mí si refunfuñas, lobo rapaz, injerto de avestruz. CÓNDOR ¿volando?
Despejado era el rapaz, y cobrándole afición uno de los religiosos de Ocopa, llevóle al convento hízole vestir la jerga de novicio, y cuando lo vio espedito en el latín de Nebrija y en la filosofía de Heinecio, enviólo á Lima muy recomendado al guardián de San Francisco.
A los amaneceres, cuando iba la pareja en busca de arroyos mitigadores de su sed o, al caer el sol, cuando revoloteaba por el lejano peñascal para despedirse del astro, ascendía el rapaz a las ramas y, separando el cortinón de hojas, clavaba sus ojos ladrones en los pollos.
Y la censurada costurera, que es una mocetona como un castaño, arroja al suelo la camisa que estaba cosiendo, y vuelve las espaldas con resuelto ademán al escrupuloso elegante, rapaz de trece años, listo como una ardilla y tan flaco como el mango de una paleta.
No era verdad; el vecindario de aquel pobre barrio extramuros sabía que la bruja de la voz carrascuda, aun cuando tuviese el cuerpo muy lastrado de líquido, no se metía en realidad con nadie; pero andaba siempre alabándose de abofetear al uno y de destripar al otro. Y la tuerta, con expresión de malicia, guiñó su ojo viudo, sonriendo al escuchimizado
rapaz.
Emilia Pardo Bazán
25 Sodomita de Talo, más suave que de un conejillo el cabello o de un ánsar la medulilla, o lo más bajito de la orejilla, o el pene lánguido de un viejo y el moho arañoso, y tú mismo, Talo, más rapaz que un turbio vendaval cuando una rica caja sus rajas muestra abriéndose, devuélveme el palio a mí mío, que me levantaste, y el sudario játivo y los tapices tinos, inepto, que abiertamente sueles tener como ancestrales.
Hizo invitar á los nobles, Y mandó en la parroquial Un espléndido bautizo Al momento preparar; Repartiendo entre los pobres Grandemente liberal Cuanto oro vino en la caja Para asistir al rapaz.