cotorra

A diferencia del resto de Psittaciformes que anidan en cavidades, cinco de las especies del género (además de la cotorra monje) se caracterizan por construir su nido en las ramas de los árboles.

La fauna es abundante, se cuenta con ardillas, anteburro o tapir, comadreja, musaraña, nutria o perro de agua (en extinción), marta, onza, oso hormiguero, murciélago, mapache, puerco espín, águila, búho, codorniz, cotorra, perico tucán, loro, guacamaya, zanate, zopilote, escorpión, tortuga, lagartija, cocodrilo, lagarto, víbora de cascabel, víbora sorda, iguana, camaleón, tacotal o tilcuate, e infinidad de anfibios.

En los bosques se pueden ver el fringilo patagónico, el rayadito, la cotorra austral o cachaña, el pájaros carpinteros patagónicos con su cuerpo negro y cabeza roja, zorzales, y al picaflor más austral del mundo: el colibrí rubí de plumaje brillante.

Las principales aves que podemos encontrar en el parque son: paloma (zurita y torcaz), gorrión, urraca, pico carpintero, pito real, picapinos, estornino negro, cotorra argentina, carbonero, herrerillo, chochín, ruiseñor, oropéndola, verderón, verdecillo, jilguero, pardillo, curruca, mirlo...

Aquello ya no es hablar, es una algarabía incomprensible e insoportable. La mujer de Perales, sobre todo, desafina como una cotorra; cuenta lo suyo, lo de los vecinos y hasta lo que no sabe.

Todos aquellos hombres infelices están esperando a que el rey los llame para hacerle reír, con sus vestidos de picos y de campanillas, de color de mono o de cotorra.

Aquel árbol no da fruto: renuévase de continuo: gallardéase al suave empuje de las brisas, dominando el contorno; en sus ramas se mece la paloma, y la cotorra indiferente, precursora de la lluvia, despliega al sol sus pintadas alas.

-Sí, dijo el viejo; perdonada estás, si es que te alegra mi llegada. La cotorra, que aquello estaba oyendo, dijo entonces, sus alas sacudiendo: -Lorito, contentita está la Mariquita.

He aquí los nombres de los animales que trajeron el alimento: Zorro. Coyote, Cotorra. Cuervo, los cuatro animales anunciadores de la noticia de las mazorcas amarillas, de las mazorcas blancas nacidas en Casas sobre Pirámides, y del camino de Casas sobre Pirámides.

Conocí a un muchachote de dieciséis años de edad, que nunca había abierto la boca para pronunciar una palabra; los médicos opinaban que no era mudo, sino tartamudo, y que en el día menos pensado, rompería a hablar como una cotorra; por supuesto que recomendaron a la madre lo tratase con mucho mimo y que en nada se le contrariase.

Se sentía muy contento, pero no podía menear su lengua. Cristina, por el contrario, hablaba como una cotorra, contándolo todo, y abrazó a Ib sin la menor cortedad.

-Ya os he narrado todo lo que sé, chilló la gaviota. -Pues yo os contaré lo que falta, añadió una cotorra que se había escapado de la jaula donde la tenían sus dueños.