Voltió a ver San Pedro, estiró bien la gaita y se puso la manito sobre las cejas, como pa vigiar mejor; y apenas entendió el
enredo, pegó patas; abrió la puerta, la golvió a cerrar a la carrera y la trancó por dentro.
Tomás Carrasquilla
-¿Eso es para no darle la beca! -exclama doña Pacha sulfurada-. ¡Quién sabe en qué
enredo habrán metido a ese pobre angelito!... -¡Sí, -Pacha!
Tomás Carrasquilla
Durante este tiempo, Filesiétero, que se enteró del enredo, ha vestido rápidameote su túnica y sale de la habitación, olvidando los zapatos en su precipitada huida.
Pero aquí donde el vaudeville empieza por perder la mitad de su ser, es decir, la parte música, aquí donde no es la expresión de las costumbres, aquí donde el público ha menester de composiciones más llenas, de más ingenio y
enredo, su introducción debía de ser muy arriesgada, y sólo se le podía admitir en cuanto a comedia y a cuenta de comedias.
Mariano José de Larra
8 Ciudad, maraña de cables y azoteas, de postes y de pestes, de anuncios y de gentes, recinto de mis vidas y mis muertes... Ciudad,
enredo de tristezas y alegrías, de cantos y de cuentos, de gritos y silencios, mortaja de mi esencia y de mi cuerpo.
Antonio Domínguez Hidalgo
XIV Anhélito solar, ansia de vuelo, me
enredo en tu estratósfera tejida entre fugaces perlas –estrellas volanderas– viajeras desahogadas de su jaula y me asfixio en tu universo de vitales alas para matar mi muerte y revivir la vida en el placer de la volanza unida, triángulo dialéctico de cielos, espiral de fogatas convencidas, que se propone conquistar esferas apenas si soñadas por espigas.
Antonio Domínguez Hidalgo
Escuchaba inmóvil, con rara ansiedad. Yo mismo me maravillaba al ver cómo Iluía de mis labios aquel enredo de comedia antigua. Estuve tan inspirado, que de pronto la Niña Chole sepultó el rostro entre las manos sollozando con amargo duelo.
Quevedo: Eso dígamelo usted, que me lleva el diablo de ver tanta mentira, enredo y simpleza como se cometen en esos días, sin qué ni para qué.
III Preludio que, tal vez, me salga largo, y como largo, fatigoso
enredo; pues, al coger la pluma me hago cargo de que me impongo más de lo que puedo, y de mi propia fama sin embargo.
Pedro Bonifacio Palacios
El estilo de este libro patriarcal le formó cierto gusto para el diálogo; y amando, como joven, la intriga, el enredo y los desenlaces sorprendentes, diose a Bertoldo con todas las potencias de su alma.
Un sentimiento análogo, bien que inconsciente, animaba a toda la turbamulta escolar con respecto a Carmen; pues todos, ya de un modo, ya de otro, tenían algo que agradecerle; esto sin contar las roscas de pandequeso que le hurtaba a Encarnación y luego repartía en la escuela en menudos pedazos. De aquí el que hasta los más grandulazos y puestos en orden se prestasen a todo
enredo, a todo desorden iniciado por ella.
Tomás Carrasquilla
“Había que cargar el agua, hacer la comida, cargar los hijos y cargar las penas”, - recuerda doña Julia, ama de casa, una de las fundadoras.- Vea amigo, la vida es un enredo.