grama


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Sinónimos para grama

hierba

Sinónimos

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

Sinónimos para grama

césped

Sinónimos

Ejemplos ?
Haría cosa de unas horas que don Dionís se encontraba en aquel delicioso lugar, recostado sobre la menuda grama a la sombra de una chopera, departiendo amigablemente con sus monteros sobre las peripecias del día, y refiriéndose unos a otros las aventuras más o menos curiosas que en su vida de cazadores les habían acontecido, cuando por lo alto de la empinada ladera y a través de los alternados murmullos del viento que agitaba las hojas de los árboles, comenzó a percibirse, cada vez más cerca.
Despiertan la cabaña y la alquería; del humo del hogar al cielo sube la doméstica nube, y la vista recrea el afanar del laborioso día: ya el labrador empuña el curvo arado, y alegre con la idea de la futura henchida troje, rompe el seno inculto del fecundo suelo, poniendo la esperanza y el cuidado en el labrado surco y en el cielo; se abre el redil y saltan las ovejas y vanse por el campo derramadas la tierna grama que mojó el rocío paciendo regaladas.
De entre las bellas cosas que cultivo, a una, la más preciosa di de tu dulce nombre el atractivo, y es rosa de Jesús aquella rosa. Ya con botones de fragante grama, soberbia de ser tuya, se engalana, ¡malogrado primor!
allí los hallaré. El aura leda duerme en las flores y la blanda grama el son apaga de mis pasos lentos. Como las sombras cunden de la umbría noche en el cielo, así en el alma mía cunden ya dolorosos pensamientos; y una hoja que desciende, algún eco fugaz, una avecilla que errante y solitaria el aire hiende, la leve nubecilla que viaja a reclinarse allá en el monte, o a perderse lejana en el vago horizonte; todo me causa una emoción profunda, me aprieta el alma una indecible pena y de improviso mi pupila inunda de inesperado llanto amarga vena.
En el horizonte se veía la cadena de altos y azulosos cerros, y más cerca colinas cubiertas de verde grama sobre las que pacían las vacas y retozaban los potros y caballos; los bosquecillos de arbustos y los árboles frente de la casa se balanceaban a impulso de las auras y entre sus ramas ya empezaban a cantar los pajarillos.
Rindo a tus sabios decretos la rebeldía de mi alma, campo que ya igual recibe, así el rocío del alba que en múltiple centelleo el verde prado aljofara, como el caluroso rayo que, calcinando la grama, deja la sedienta tierra en hondas grietas surcada.
Y yo les vía en las latientes plumas Sostenerse, y picar la espesa grama, Y turbar del remanso las espumas, Y en el árbol saltar de rama en rama.
Ya por el blando césped silenciosa se arrastra, robando sus perfumes al tomillo y la grama; Ya en torno de los troncos, de las encinas altas, columpia en sus cortezas las ramitas enanas.
En esto, el Prado adelante, por dos yeguas voladoras que le pacieron la grama al Guadalquivir en Córdoba, arrebatada venía sin camino una carroza, pues torpe mano, a las yeguas acosando, desbocólas.
III Y ahora que su planta no quiebra la grama de nuestros senderos, y en el caminar notamos que falta, tremolante llama, su forma, pintando de luz el solar, cuantos la quisimos abajo, apeguemos la boca a la tierra, y a su corazón, vaso de cenizas dulces, musitemos esta formidable interrogación: ¿Hay arriba tanta leche azul de lunas, tanta luz gloriosa de blondos estíos, tanta insigne y honda virtud de ablución que limpien, que laven, que albeen las brunas manos que sangraron con garfios y en ríos ¡oh, Muerta!
Doma los toros, oblígalos a doblar el cuello bajo la carga del arado, y con la aguda reja hiende el suelo endurecido; deposita en los abiertos surcos las semillas de Ceres, que el campo te pagará un día con usura; observa las ramas encorvadas con el peso de los frutos, tanto que apenas el árbol resiste las copiosas riquezas que ha producido; mira los arroyos cuál se deslizan con suave murmullo, y el rebaño de las ovejas que pace la fértil grama.
Entre las rotas cúpulas que oyeron sacros ritos ayer, torpes reptiles anidan, y en la sala que gozosos banquetes vio y amores, hoy sacude la grama del erial su infausta espiga.