No había qué hacer con la indómita: ni por las buenas, ni por las malas, ni haciéndose el desentendido, sacaba de ella el pobre Maestro cosa de provecho. Y era lo peor que ni siquiera
inquina le podía cobrar.
Tomás Carrasquilla
La madre en inquina cae: a ella entonces también se dice que una persona le lloró, Pélope, y en su hombro, después que las ropas se quitó del pecho, el marfil mostró, en el siniestro.
Lleno de la esperanza de la gloria, y arrostrando la
inquina, y en la escoria, fuelvo al éter la faz, miro esplender la eternidad del cielo, y reporto a mis lágrimas consuelo ¡y a mis enconos paz!
Salvador Díaz Mirón
Sus entrañas también enfermas las señas de la verdad y las advertencias de los dioses 600 habían perdido: tristes penetran hasta las vísceras las enfermedades. Delante de los sagrados postes vi arrojados cadáveres, delante de las mismas –para que la muerte trajera más inquina– aras.
Tampoco nos ha dejado satisfechos la inquina con la que se han pronunciado ciertos comisionados en sus interrogatorios, dejando caer y crecer la duda sobre las responsabilidades directas del atentado.
Si don Pascual Guerrero me hubiera dicho entonces lo que después he sabido sobre Chavarría, habrían tenido las Pantojas (que de eterna gloria gocen) sarna que rascar con el por aquellos días futuro ciudadano. ¡Qué
inquina, tirria o mala voluntad la que les habría tomado a las pobrecitas!
Ricardo Palma
Entonces sí que Anás y Caifás se tirarán de los pelos al ver la sutileza con que les he birlado sus monedas en castigo de su
inquina y mala voluntad para con el Salvador.
Ricardo Palma
Reconociendo en la conciencia de tus crímenes la justa inquina de todos, que desde largo tiempo has merecido, ¿vacilas en huir de la presencia de ésos a quienes hieres en lo profundo de su ser?
Por supuesto que las comunidades, sin exceptuar la agustina, asistieron a la fúnebre ceremonia, y el virrey no quiso desperdiciar la oportunidad para poner término a la escandalosa
inquina.
Ricardo Palma
También sus amigos los ex ministros iban a visitarlo en ratos perdidos, maravilla de que no podrá alabarse ningún poderoso caído: «En tiempo de higos, abundan los amigos; pero en tiempo agreste, nos huyen como de la peste». Sólo el padre Virrueta le guardó al loco, que casi lo descalabra, perpetra
inquina.
Ricardo Palma
Al oír al hombre que volvía se asustaron los dos, y ella pidió al sacristán que se ocultase en un gran arcón vacío, pues sabía muy bien la
inquina de su esposo por los sacristanes.
Hans Christian Andersen
No era todo esto porque los Aliagas se odiasen, sino por complacer a sus respectivas consortes, que no sabemos por qué femenil quisquilla se profesaban mutua
inquina.
Ricardo Palma