Las que hubieren de ser regadas en adelante con agua proveniente de obras hidráulicas, costeadas en todo o en parte por el Estado, acreditándose este extremo por dictamen técnico reglamentario, salvo aquellas que, cultivadas directamente por sus propietarios, no excedan de la extensión superficial que para las tierras de regadío se fija en el apartado 13 de esta Base.
Tanto, sin embargo, la mareó el sobrino, alborotado por el olor de juerga que exhalaba el barrio entero, las calles
regadas de confeti, los chiquillos vestidos de demonios verdes, azotando a los transeúntes con el rabo, que acabó por decirle: -¡Ay, hijo!
Emilia Pardo Bazán
La verdad es que la dichosa quinta no tenía mayor atractivo: eran unas cien cuadras, en parte, de bañado inservible, regadas, inundadas más bien dicho, a cada rato por el arroyo Maldonado; tierra malsana, incultivable ¡un clavo!
Todo hasta ahora va saliendo bien y se verificará, espero en Dios, lo que oí leer el otro día en una gaceta o carta escrita por los bostoneses a los de Caracas, en que les decían: “Y vosotros, que por las dichosas circunstancias en que os habéis hallado recogéis palmas que no están regadas con sangre...
Al cumplirse, dejará disponibles cerca de las tres cuartas partes de las tierras regadas, que se destinarán a llenar necesidades ejidales.
Sus tierras están regadas por el sistema fluvial del río Zarumilla, formado por las quebradas Pálmales y Lajas del lado ecuatoriano, y Faical del peruano.
Las que debiendo haber sido regadas por existir un embalse y establecer la Ley la obligación del riego, no lo hayan sido aún, cuando todas estas circunstancias se acrediten previo informe técnico.
Hacía regularmente tres comidas al día, tan copiosas como largas, regadas con diez botellas de vino de Borgoña; había llegado a beberse treinta y estaba dispuesto a apostar contra cualquiera que llegaría hasta cincuenta, pero su embriaguez cobraba el cariz de sus pasiones, cuando los licores o los vinos le subían a la cabeza, se ponía tan furioso que era preciso amarrarlo.
Pues vea lo que, ad pedem Uleree copiamos de la página 208:— «La «semilla sembrada en la juventud por el impío padre Cisncros; •por el blasfemo canónigo Arce; por los sacerdotes liberales »(quc, para los jesuítas, ser liberal es más que ser excomulgado » vitando) Rodríguez y Luna Pizarro; por los libérrimos Ma- »r¡átegui y Sánchez Carrión; y regadas, en fin, por Sati Mar- tín, Bolívar y Monteagudo, debían producir opimos frutos.» IX Hasta la gloria de los laureles que en Ayacucho alcanza- ron los americanos, es vulnerada por la pluma del sai disant historiador jesuíta.
"Las Rosas", de 760 has., de las cuales 710 eran regadas, perteneciente a D. Enrique Fabry. "Los Guiones", "Florencia", "Trapiche" y "San Luis", de 475 has.
b) En las calles se deja la vegetación natural, segada 3 veces al año. Debe tenerse en cuenta que por falta de lluvias, la hierba no crece en verano en las zonas no regadas.
En el primer tercio del siglo XX, las mayores propiedades agrícolas de la Comuna eran: "San José de Cunaco", con 1200 has. de superficie, de las cuales 400 eran regadas, perteneciente a los hermanos Arancibia Basterrica.