Lolita contra el lobo

Contents

LOLITA CONTRA EL LOBO

El verdadero valor de la expresión

Mirar de frente a quien te abusa

Introducción

Cuando me separaron de Kurt Cobain

El grooming de las cosas

¡Eres adolescente de verdad!

Gritar cuando se cae un vaso

Esto es un orgasmo Y NO ES SUFICIENTE

Cómo te conviertes en una estrella porno

Apartarse y ser la víctima de diez

Los alivios

Manual de la víctima perfecta

Epílogo

LOLITA CONTRA EL LOBO

Laura Strego y Nuria Coronado

© 2022 Serendipia Editorial

© 2022de lostextos:sus autoras

Edita:Serendipia Editorial

www.serendipiaeditorial.comcontacto@serendipiaeditorial.com

Laura Strego Nuria Coronado

Prólogo: Patricia Sornosa Epílogo: Laura Redondo

Diseñoymaquetación:Sobrino,comunicacióngráfica

Producción: Las Ideas del Ático

ISBN:978-84-125070-1-0

Depósito legal: CR 183-2022

Primeraedición:marzo2022

Impreso en España (UE) - Printed in Spain (UE)

Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier forma, medio o procedimiento, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual.

Cubierta. Ilustración de Laura Strego para esta edición

Prologado por Patricia Sornosa,

introducido por Nuria Coronado

y con epílogo de LauraRedondo

El verdadero valor de la expresión

PatriciaSornosa

Humorista,actrizydirectoradeteatro

Comunicar es una tarea compleja que cuando se realiza bien da como fruto el milagro. Hablo de milagro como un suceso extraordinario que provoca admiración. A mí al menos me parece admirable facilitar la comprensión de un tema tan complejo, universal y silenciado como el abuso sexual en la infancia y la adolescencia. Y de eso va este libro.

Hay situaciones muy difíciles de entender incluso para quien ha sido atravesada por la vivencia. Sobre todo, si no tienes palabras para nombrar lo que te están haciendo, o si tu abusador tiene algún vínculo contigo (casi siempre es así), y más aún si los adultos que te rodean y deberían protegerte hacen la vista gorda convirtiéndose así en cómplices. Esos y otros factores hacen que este tipo de agresiones se conviertan en algo de lo más confuso para quien las sufre. Laura Strego se ha propuesto poner fin a esa confusión hablando del asunto de forma directa y clara, contando lo que le hicieron, las circunstancias que lo propiciaron y las consecuencias. A todo le pone nombre. Y no lo hace a solas, sino acompañada por quien la escucha y recoge su testimonio: Nuria Coronado.

Es de agradecer, porque el abuso sexual a menores está rodeado siempre de una niebla de silencio eincomodidad que en realidad sirve como capa protectora para los abusadores.

Con este libro Laura enciende una luz en un lugar que permanece a oscuras desde hace siglos ¿Y qué ocurre cuando la luminosidad ocupa un espacio de oscuridad? Que el miedo, la vergüenza y la culpa que se alojaban allí, protegiendo a los culpables con sus sombras, se sienten molestos con la claridad y salen pitando, dejando al agresor expuesto y desprotegido. ¡Y ese es otro milagro!

Este libro alivia a las víctimas, ya que define diferentes situaciones de violencia y señala culpablesy causas. También sirve para que quienes creemos estar al margen de esta realidad tomemos responsabilidad y estemos atentas.

Ese es el milagro que consigue la comunicación feminista cuando es efectiva: Ayuda a muchos seres humanos a entender, acortando así los tiempos de sanación de una herida profunda de la sociedad.

Imagino las dosis de miedo que habrá atravesado la autora para atreverse a escribir este libro pese al sentimiento de culpa, la rabia y la vergüenza. Imagino también cómo de grande sería su deseo de comunicar las verdades que impregnan estas páginas.

El anhelo de iluminar venció al miedo. Y solo puedo admirarla y darle las gracias porque la valentía de compartir su experiencia es lo que hace posible el milagro.

¡Gracias!

Mirar de frente a quien te abusa

Nuria Coronado

Coautora y periodista

Hay alfombras como las del abuso sexual que se pisan todos y cada uno de los días sin que importe el dolor y el horror que hay debajo. Y no es que necesiten airearse o levantarse, es que hay que arrancarlas de cuajo para que salga toda la inmundicia, el dolor y la violencia que tapan.

Con la excusa de ser un tabú o un tema doloroso, o bien se mira a otro lado o, como mucho, cuando –gracias al periodismo– aparecen noticias sobre las redes de pedofilia que abusan de menores y graban las imágenes para el beneplácito de otros pedófilos y puteros que las disfrutan en webs pornográficas, nos echamos las manos a la cabeza, decimos aquello de ¡esto es un horror inadmisible!, y de nuevo cada cual a lo suyo.

Según escribo me asaltan titulares como los de la red de 400 pedófilos detenida en Alemania que abusaban hasta de bebés, los de las niñas tuteladas y prostituidas en Baleares, la Comunidad de Valencia o Madrid y que cual patata caliente se lanzan las administraciones que no las defendieron, el caso de Jeffrey Epstein y su cohorte de famosos abusadores o los miles de curas que engarzados en los rosarios y con la impunidad de la santa madre iglesia han arruinado la vida de miles de víctimas invocando a su dios misógino.

Me perturba que lejos de que se ponga freno a todo este horror el abuso sexual infantil y juvenil crezca hasta límites inimaginables. Basta ver el último informe de la Fundación ANAR y la evolución en España de 2008 a 2019 para comprobar la gravedad del tema.

Según dicha ONG nos enfrentamos a una pro- blemática muy extendida en diferentes capas y estratos sociales que se da más de lo se podía estimar y que en dicho periodo ha crecido de forma extraordinaria: la tasa anual acumulativa ha aumentado en un 14,3%. Una cifra en la que, como siempre, nosotras tenemos las de perder. El 76,2% de las víctimas somos mujeres frente al 23,8% de hombres. La punta del iceberg, lo que se ve, oculta la vomitiva realidad. El terror y la indefensión de las agredidas, que en la mayoría de los casos cargan en soledad con todo, son las herramientas que el agresor, que casi siempre pertenece a su entorno social (familiares, amigos, conocidos, vecinos, etc.), usa para seguirabusandoydesgarrandovidas.

Afortunadamente hay veces en las que el final del cuento cambia. Y es cuando el miedo también cambia de bando. La víctima, a pesar de tener las alas rotas, decide cosérselas para volar a lo más alto y reclamar a los cuatro vientos las palabras que no se atrevió a decir porque le fueron robadas.

Eso es lo que ha hecho Laura Strego en este libro. Hablar, contar, romper el silencio para señalar a su agresor. Ha hecho justicia. Y lo ha hecho por ella, pero también por las que no pueden hacerlo y probablemente nunca lo harán. Estoy segura que su ejemplo servirá también para que muchas otras se reconozcan y en algún momento se decidan a dar el mismo paso.

Ella ha sido capaz de bajar más allá del infierno, recoger sus pedazos, pegarlos y tras un esfuerzo titánico que aún no ha acabado se ha dado una segunda oportunidad. Se ha propuesto vivir sin miedos, culpas o pesadillas y reciclar su alma para que cada vez tenga menos basura y más calma.

Su historia muestra que a los abusos no se llega por casualidad. Sino por la causalidad ejercida por el culpable. Un verdugo capaz de cometer atrocidades y romper la vida de las abusadas porque la sociedad traga con total naturalidad con las lolitas de toda la vida, –ahora rebautizadas como sugar babies– y aquí paz y después gloria. Una sociedad en la que en muchos casos las familias consienten, niegan o callan.

La consecuencia de este triángulo de las Bermudas en el que desaparecen los sueños y la inocencia, es una tortura indescriptible que te hace surcar mares que son tsunamis emocionales y te marcan para siempre.

Yo también lo sé. Por eso