MARIOLOGIA
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MARIOLOGIA
Constituyen una sntesis magnfica de Juan Pablo II, Benedicto XVI, San Francisco de Ass y otros telogos actuales de la Iglesia. Son un excelente material para charlas, meditaciones, foros... Con cario mariano, Felipe Santos, SDB Pamplona- Septiembre-2008 Salve, Seora, santa Reina, santa Madre de Dios, Mara, que eres Virgen hecha Iglesia y elegida por el santsimo Padre del cielo, a la cual consagr l con su santsimo amado Hijo y el Espritu Santo Parclito, en la cual estuvo y est toda la plenitud de la gracia y todo bien (San Francisco, Saludo a la
B.V. Mara).
Santa Virgen Mara, no ha nacido en el mundo ninguna semejante a ti entre las mujeres, hija y esclava del altsimo y sumo Rey, el Padre celestial, Madre de nuestro santsimo Seor Jesucristo, esposa del Espritu Santo: ruega por nosotros... ante
tu santsimo amado Hijo, Seor y maestro (San Francisco, Antfona del Oficio de la Pasin). Francisco rodeaba de amor indecible a la Madre de Jess, por haber hecho hermano nuestro al Seor de la majestad. Le tributaba peculiares alabanzas, le multiplicaba oraciones, le ofreca afectos, tantos y tales como no puede expresar lengua humana (2 Cel 198). Francisco amaba con indecible afecto a la Madre del Seor Jess, por ser ella la que ha convertido en hermano nuestro al Seor de la majestad y por haber nosotros alcanzado misericordia mediante ella. Despus de Cristo, depositaba principalmente en la misma su confianza; por eso la constituy abogada suya y de todos sus hermanos (LM 9,3). El misterio de la maternidad divina eleva a Mara sobre todas las dems criaturas y la coloca en una relacin vital nica con la santsima Trinidad. Mara lo recibi todo de Dios. Francisco lo comprende muy claramente. Jams brota de sus labios una alabanza de Mara que no sea al mismo tiempo alabanza de
Dios, uno y trino, que la escogi con preferencia a toda otra criatura y la colm de gracia. Puesto que la encarnacin del Hijo de Dios constitua el fundamento de toda la vida espiritual de Francisco, y a lo largo de su vida se esforz con toda diligencia en seguir en todo las huellas del Verbo encarnado, deba mostrar un amor agradecido a la mujer que no slo nos trajo a Dios en forma humana, sino que hizo "hermano nuestro al Seor de la majestad" (K. Esser). El intenso amor a Cristo-Hombre, tal como lo practic San Francisco y como lo dej en herencia a su Orden, no poda dejar de alcanzar a Mara Santsima. Las razones del corazn catlico y de la caballerosidad de San Francisco lo llevaban al amor encendido de la Madre de Dios... San Francisco cultiv con esmero y con toda su intensidad el servicio a la Virgen Santsima dentro de los moldes caballerescos y condicionado a su concepto y a su prctica de la pobreza. Nada ms conmovedor y delicado en la vida de este santo que la fuerte y al
La Orden Franciscana es, en los planes de Dios, una pieza excepcional importancia en la contextura de la historia de Iglesia. Los hechos as lo han demostrado y siguen
demostrndolo. Forzoso era, que, siguiendo la ley natural, tam proceso y actividad de esta grande obra.
divina interior, y porque era el fundador de una grande obra mariana del Santo Padre que han llegado a nosotros no son orden a esta espiritualidad.
San Francisco, el Santo Doctor no solamente ley su vida, s Padre, cuyas fuentes de informacin fueron los propios interioridades del espritu del Pobrecillo, para descubrir all
que fue escritor de sus gestas. Como bigrafo, pues, del Ser
principio fontal de donde dimanan todos los dones divinos, qu o menos consciente en el sujeto que la recibe y,
El rasgo divino que San Francisco reproduce de la fisonoma Jess y de su Madre, es la virtud de la pobreza evanglica,
lleva en s contenidas, como las premisas contienen las espiritual, el desapego a todo lo terreno.
en ellos, aseguraba ser la pobreza la reina de todas las virtu Rey de los reyes y por su Madre la Reina de los Cielos (LM
que pasar a su obra. As que la Orden por l fundada haba su cuna al calor de la Santsima Virgen.
Quiso la divina Providencia que fuera esta pobrsima cuna iglesita dedicada a Santa Mara de los Angeles.
Que el Serfico Padre tuviera perfecto conocimiento de la ac poderosa y decisiva de la Santsima Virgen en los principios
de la bendita Madre de Dios, sus primeros progresos y aume 1 Cel 21-23 y 106; 2 Cel 18-19; EP 83. Profundamente radicadas ya en la devocin dulcsima de Santsima Virgen la vida sobrenatural de Francisco y la de
despus de Cristo, tena Francisco puesta toda su confianza suyo ayunaba devotamente desde la fiesta de los Apstoles
Iglesia, por el cual queda convertida esta bendita capilla e celestiales que, dimanando de Jess y pasando todos ellos
Suele decirse de San Buenaventura que es el segundo fund fue quien dio cuerpo y figura a la herencia que recibiera de
llama Len XIII, haba de actuar dando nuevo impulso y ener Fundador.
vivificadora en los escritos espirituales de San Buenaventura nutrir la vida divina de nuestros Santos.
despus a la bienaventurada Virgen, por cuya razn es llam algn bien (2).
raz de este pasaje es cuando advierte San Buenaventura qu santo alguno que no haya profesado especial devocin a
en las almas. Precisa, pues, caminar hacia Jess. La Virge decirse: Ad Jesum per Mariam, a Jess por Mara.
no escapa a San Buenaventura: ... incurriendo en la hipocr estrella, cuyo oficio es conducir a Cristo (4).
San Buenaventura, maestro indiscutible en los caminos de la espiritual, describe admirablemente la naturaleza y modos
el mismo punto: Porque eres estrella del mar, ruega por nos
que ella se dirige a iluminar nuestro entendimiento, a purific conseguir esto sin la intervencin de la Virgen (6).
redentor, Jess y Mara. Pero cada Sacramento lleva consig raz de toda vida cristiana.
Es lgico que el Santo Doctor lleve las premisas, en lo que va diciendo, hasta las ltimas consecuencias al fijar su atencin
actuacin en la gracia sacramental o virtud del sacramento d este Sacramento. Y por eso, as como por medio de Ella se
religioso, los tres votos, tiene su consistencia gracias a la ay la Religin, como por un camino de tres das, a saber: de
manifiesta perfectamente ayudando a los Santos para que en en la gloria (9). La vida espiritual mariana en nuestros santos
espritu no est orientado a la Santsima Virgen, en una Ord debe manifestar siempre estos caracteres inconfundibles de
la Santsima Virgen. Como reflejo de la intensidad de la vid admirable trato con la Virgen Santsima.
definir como fruto legtimo de una profunda y consciente acc manifestaciones de vida mariana forman la contextura sobrenatural de esta dichosa alma.
en la Orden Franciscana!; porque, si bien antes de este tiemp esclavista de espiritualidad mariana, tanto en la vida de la evolucin de todos los procesos de su espritu, como en Buenaventura, de cuyos escritos extrae el P. Cetina todas
ideas fundamentales de su teologa esclavista mariana. La espiritualidad mariana en la direccin de las almas
Cindonos ahora a este segundo momento de la obra de D que es la vestidura de la gracia, con el precio y mritos de
Maternidad y a la Redencin, sino tambin de una maner que, juntamente con los de su Hijo, pesaban real y de justicia, se ofreca a Dios por nuestro rescate.
se persigue, esta segunda se llama subjetiva en consideraci los sujetos o individuos a quienes se aplican los frutos de provecho.
gracias a cada una de las almas en todas las fases del proc
es ms que el fruto de la operacin de las gracias por Jes tambin por la misma gracia divina. Limitndonos ahora a lo que venimos tratando en orden a Santsima Virgen, sta es por voluntad del Seor un factor
centremos nuestra atencin en esta actuacin santificadora d sentida y vivida, ms y mejor dispondremos nuestro espritu que esta presencia misteriosa de la Virgen en nuestra alma ms eficaz y rpida en sus efectos de santificacin.
no estar explorada esta parte de la teologa mariana con e hagiografa cristiana relaciones de la presencia mariana en
almas que seran capaces de desconcertar a ms de un te los Angeles Sorazu, o bien de Mara Antonieta Geuser
profundidad de accin de Jess y Mara en lo ms hondo de de ambos en nosotros, es cosa que va necesariamente
despertar en ellas un estado de consciencia habitual de es proceso sobrenatural. Tratar de formar en el alma un convencimiento tal de esta transfusin de vida mariana a
docilidad a las mociones de la gracia, que se manifestar pro hasta las etapas ms subidas de la perfeccin.
Por su parte, debe el alma corresponder con un acendrado a tan buena Madre le dispensa; una devocin suavsima, vicisitudes de su existencia cobijarse siempre al amparo
Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1947, Tomo IV, p. 6 2) De Assumptione B. M. Virginis, BAC, IV, 881. 3) De Purificatione B. M. Virginis, BAC, IV, 663.
4) Obras de San Buenaventura, In Epiphania Domini, Mad BAC, 1946, Tomo II, p. 405. 5) De Purificatione B. M. Virginis, BAC, IV, 639. 6) De Purificatione B. M. Virginis, BAC, IV, 657-659. 7) De Sanctissimo Corpore Christi, BAC, II, 517. 8) De Nativitate B. M. V., BAC, IV, 947. 9) De Nativitate B. M. V., BAC, IV, 927. S. S. Benedicto XVI ENSEANZAS SOBRE LA VIRGEN MARA (I)
Queridos amigos, habis subido hasta la Gruta de Lourde Virgen a elevar el corazn al cielo. La Virgen nos acompaa da en nuestra oracin. En el Ao especial de la Eucarista,
present como mujer eucarstica en toda su vida (cf. n. 5 desde la Anunciacin, cuando se ofreci a s misma para
porque Dios est con ella, dentro de ella. En cierto modo, pod
deber anunciar a Israel. Exultan los hijos, exultan las madr su expresin en el cntico del Magnficat.
misterio del trnsito de Mara de este mundo al Paraso: podr decir que celebramos su pascua. Como Cristo resucit de Virgen santsima, a l asociada plenamente, fue elevada a la
La hizo madre nuestra cuando dijo al discpulo y a todos noso est abierto; el cielo tiene un corazn.
poesa que brot de los labios, o mejor, del corazn de Mar toda el alma, toda la personalidad de Mara. Podemos decir este canto es un retrato, un verdadero icono de Mara, en el podemos verla tal cual es.
decir, proclama que el Seor es grande. Mara desea que Dio en todos nosotros. No tiene miedo de que Dios sea un quitarnos algo de nuestra libertad, de nuestro espacio vital.
todos sus mandamientos. Por tanto, Dios debe desaparece seremos dioses, y haremos lo que nos plazca.
esclavo, precisamente por haberse alejado de su padre; libre de verdad, con toda la belleza de la vida.
de nuestra poca.
Dios, sino hacer que Dios est presente, hacer que Dios s tendremos todo el esplendor de la dignidad divina.
de Dios, estaba penetrada de la palabra de Dios. En efect pensamientos eran los pensamientos de Dios; sus palabras las palabras de Dios. Estaba penetrada de la luz divina; por
era tan esplndida, tan buena; por eso irradiaba amor y bond
con Dios, habla bien, tiene criterios de juicio vlidos para toda
cosas del mundo, se hace sabio, prudente y, al mismo tiem que resiste al mal y promueve el bien en el mundo.
As, Mara habla con nosotros, nos habla a nosotros, nos inv
sobre todo participando en la liturgia, en la que a lo largo del a a nuestra vida y lo hace presente en nuestra vida.
a aprender a amarla y a impregnarnos, como Mara, de es juzgar, recibimos bondad y fuerza al mismo tiempo.
en Dios y con Dios, Mara est cerca de cada uno de nosotr puede ayudarnos con su bondad materna. Nos ha sido dada
nosotros; y, siendo Madre del Hijo, participa del poder del Hij
En este da de fiesta demos gracias al Seor por el don de e camino cada da. Amn.
19-V
Hace cuarenta aos, el 8 de diciembre de 1965, en la plaza de Pedro, junto a esta baslica, el Papa Pablo VI concluy
de la Maternidad de Mara, y concluy el da de la Inmaculada un marco: es una orientacin de todo su camino. Nos remite,
Madre que, cuando la misin del Hijo lo exige, se aparta; y, huyen, est al pie de la cruz.
una alusin inconfundible al relato de Pentecosts, transmitid reunido en la sala del Concilio con Mara, Madre de Jess, tambin en su nombre saldran ahora.
san Lucas (cf. Hch 1,12-14), haba dicho que los padres se ha
nosotros. S, podemos decir que Mara est cerca de nosot hombres y todo su ser es un ser para nosotros. Cristo, dicen los Padres, como Cabeza es inseparable de
toda la Iglesia; ella est, por decirlo as, por completo despoja
s misma; se entreg totalmente a Cristo, y con l se nos da c humana, tanto ms se encuentra a s misma.
El Papa Pablo VI, en el contexto de la promulgacin de la nuevo ttulo profundamente arraigado en la Tradicin,
enseanza sobre la Iglesia desarrollada en el Concilio. El Vat Iglesia: sobre los obispos y sobre el Pontfice, sobre los
palabra de san Pablo, inmaculados delante del Seor, tal c l nos quiso desde el principio (cf. Col 1,21; Ef 1,4).
hoy nos aclara el contenido de esta palabra con dos grand Virgen de Nazaret, de la venida del Mesas.
proviene de una estirpe sacerdotal y lleva en s el gran patrim referencia los profetas en todos los perodos turbulentos
tomada del libro del Gnesis, nos habla de una gran distan
de la historia ha sido posible desarrollar una comprensin m historia, continuar la lucha entre el hombre y la serpiente,
vida, que Dios es un competidor que limita nuestra libertad, y lado; es decir, que slo de este modo podemos realizar plenamente nuestra libertad.
voluntad de Dios no es para el hombre una ley impuesta de una medida que est inscrita en l y lo hace imagen de Dios, criatura libre.
muerte. Todo esto est relatado, con imgenes inmortales, e Paraso terrestre.
Queridos hermanos y hermanas, si reflexionamos sincerame que con este relato no slo se describe la historia del inicio,
tambin la historia de todos los tiempos, y que todos llevam reflejado en las imgenes del libro del Gnesis. Esta gota veneno la llamamos pecado original.
en el fondo es aburrida; que le falta algo en su vida: la dimen las tinieblas del pecado y querer actuar por s mismos forma
Wolfgang von Goethe, Fausto I, 3). Pensamos que pactar un est bien, e incluso que es necesario.
Pero al mirar el mundo que nos rodea, podemos ver que no e es decir, que el mal envenena siempre, no eleva al hombre,
los hombres. Lo vemos en Mara. El hecho de que est totalm hombres. Por eso puede ser la Madre de todo consuelo y de osar dirigirse en su debilidad y en su pecado, porque ella creativa. En ella Dios graba su propia imagen, la imagen de Aquel que
es la figura anticipada y el retrato permanente del Hijo. Y a comparte el sufrimiento y el amor, es una verdadera imagen
bondad. Ten la valenta de arriesgar con el corazn puro Compromtete con Dios; y entonces vers que precisamente
En este da de fiesta queremos dar gracias al Seor por el g signo de su bondad que nos dio en Mara, su Madre y Madre
16-X
Recordando los numerosos acontecimientos que han marcad momentos que han caracterizado el camino de la Iglesia en
T, que en Pentecosts, junto con los Apstoles en oraci aydanos a perseverar en el fiel seguimiento de Cristo. A
dirigimos nuestra mirada con confianza, como seal de Seor (Lumen gentium, 68).
A ti, Mara, te invocan con insistente oracin los fieles de toda y los santos, intercedas por nosotros ante tu Hijo, hasta momento en que todas las familias de los pueblos, los que conocen a su Salvador, puedan verse felizmente reunidos en indivisible Trinidad (ib., 69). Amn.
16-X
40. Contemplemos, por ltimo, a los santos, a quienes han eje de modo ejemplar la caridad. (...)
41. Entre los santos, sobresale Mara, Madre del Seor y espe
unos tres meses (Lc 1,56) para atenderla durante la fase alma la grandeza del Seor (Lc 1,46)-, dice con ocasin de
visita, y con ello expresa todo el programa de su vida: no pon encuentra tanto en la oracin como en el servicio al prjimo;
entonces el mundo se hace bueno. Mara es grande precisam no quiere ser sino la sierva del Seor (cf. Lc 1,38.48). Sabe contribuye a la salvacin del mundo, no con una obra suya, slo ponindose plenamente a disposicin de la iniciativa de
Cmo podra ser de otro modo? Como creyente, que en la Dios, no puede ser ms que una mujer que ama.
Jess, sabiendo que el Hijo tiene que fundar ahora una nue
de la cruz, que ser la verdadera hora de Jess (cf. Jn 2,4; 1 pie de la cruz (cf. Jn 19,25-27); ms tarde, en el momento espera del Espritu Santo (cf. Hch 1,14).
tienes a tu madre (Jn 19,27)- se hace de nuevo verdadera de todos los creyentes. A su bondad materna, as como a
Los testimonios de gratitud, que le manifiestan en todos lo continentes y en todas las culturas, son el reconocimiento de
Mara, la Virgen, la Madre, nos ensea qu es el amor, dnde confiamos la Iglesia, su misin al servicio del amor: Santa Mara, Madre de Dios, t has dado al mundo la verdadera luz, Jess, tu Hijo, el Hijo de Dios. Te has entregado por completo a la llamada de Dios y te has convertido as en fuente de la bondad que mana de l. Mustranos a Jess. Guanos hacia l. Ensanos a conocerlo y amarlo, para que tambin nosotros seamos capaces de un verdadero amor y ser fuentes de agua viva en medio de un mundo sediento.
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LA ANUNCIACIN DEL SEOR (Homila del 25-III-06) Seores cardenales y patriarcas; venerados hermanos en
los nuevos cardenales, despus del consistorio de ayer, y la Anunciacin del Seor y bajo el sol que el Seor nos da.
a Cristo, Verbo de Dios encarnado. Es l a quien siempre cual se ha cumplido la voluntad salvfica de Dios Padre. Y,
misterio inefable. San Agustn, imaginando que se diriga al sucedido esto en Mara?. La respuesta, dice el mensajero,
Escritura (cf. In Lucam 6,7). Es un ttulo expresado en voz pa siempre es la amada por el Seor, implica su libre
en ella. Tambin en esto ella es discpula perfecta de su Hijo precisamente obedeciendo ejercita su libertad.
de la Iglesia! En particular vosotros, queridos nuevos carden Senado del Sucesor de Pedro!
que es an ms originario y fundamental. La importancia d particular, despus del Concilio, por mi amado predecesor el
la trama ordinaria de su largo pontificado, que hace precisam triunfal, verdaderamente pascual.
misterio de acogida del Verbo divino, donde, por obra del Esp
Virgen, en el espacio lleno de gracia de su s a la voluntad naturalmente una fuerte resonancia afectiva, pero que tiene,
podemos encontrarlo tambin en el smbolo del anillo, que de de poco os entregar. El anillo es siempre un signo nupcial.
compromiso partiendo, una vez ms, de un don nupcial, que cumplir la misin de esposos de la Iglesia.
Por tanto, que recibir el anillo sea para vosotros como reno
que constituye la plenitud de ambas, es decir, en el valor sup como escribe el apstol san Pablo (1 Co 12,31; 13,13).
que estamos insertados, estn impulsadas por la caridad y tie celebramos. En efecto, lo primero que hizo Mara despus
movida por la fe en la palabra de Dios y por el impulso interio servicio del prjimo.
He aqu la imagen y el modelo de la Iglesia. Toda comunid eclesial, como la Madre de Cristo, est llamada a acoger con
Santo, a fin de que la caridad pastoral del Colegio de carden en el mundo el amor de Cristo, para alabanza y gloria de santsima Trinidad. Amn.
EN EL SANTUARIO ROMANO DEL AMOR DIVINO (1-V-0 Queridos hermanos y hermanas: (...)
Hemos rezado el santo rosario, recorriendo los cinco mister inicios de nuestra salvacin, desde la concepcin de Jess
misterio del Nio Jess, a los doce aos, perdido y encontrad doctores.
Hemos contemplado la fe dcil de Mara, que se fa sin reserv acercado, como los pastores, al Nio Jess recostado en
espada que, bajo la cruz del Hijo, traspasara el alma de la Ma nuestra madre comn.
Queridos hermanos y hermanas, en este santuario veneram plenamente de manifiesto el vnculo que une a Mara con
ella su morada y la preserv de toda sombra de pecado; lue Dios; despus, tambin a lo largo de toda su vida, durante la
la fuerza del Espritu Santo, Mara fue llevada a los cielos con Dios Padre.
necesidades y esperanzas, en las vicisitudes alegres y dolor participacin, a la familia de la isla de Ischia, afectada por desgracia que aconteci ayer.
serenidad de estos lugares, que ayuda a descansar. As pu fuerte ayuda y un apoyo espiritual para la dicesis de Roma, los sacerdotes, para las familias, para las vocaciones, para ancianos, para toda la nacin italiana.
pobres, para los que sufren y los enfermos, para los nios y
preservada de los horrores de la guerra, y fueron escuchado hacerla ms conforme a la del Seor Jess.
que el mundo se vea libre de las guerras y del terrorismo. No murieron el jueves pasado en Nassiriya, Irak, a los que paz.
la Virgen del Amor Divino renuevo la invitacin que hice en entrar la luz de Dios en el mundo. Amn.
5***
EN LA ESCUELA DE MARA A los religiosos, seminaristas y movimientos eclesiales (Czestochowa, 26 de mayo de 2006)
Como los Apstoles con Mara subieron a la estancia superi 1,12.14), as tambin hoy nos hemos reunido aqu, en Jasna Mara, la Madre del Seor, est en medio de nosotros. Hoy
el bautismo, que hace posible nuestro encuentro con Dios. Di circunscribirlo en nuestros conceptos y en nuestro saber, y
su capacidad de entablar una relacin directa con el Dios vi penetre realmente todas nuestras actitudes, nuestros
En el Cenculo los Apstoles no saban lo que les esperab experimentado an el asombro provocado por la muerte quedado solos despus de su ascensin al cielo. Mara, la
los estaba conduciendo y que, por tanto, podan poner su tambin sus talentos, sus lmites y su futuro. RELIGIOSOS Y CONSAGRADOS
bautismo habis renunciado a Satans y a sus obras, y hab Desde ese momento brot en vosotros la gracia de la fe, que permitido uniros a Dios.
Queridos religiosos, queridas religiosas, queridas persona encomendado, cualquiera que sea el servicio conventual apostlico que estis prestando, conservad en el corazn La vida consagrada, vivida en la fe, une ntimamente a Dios, servicio. CANDIDATOS AL SACERDOCIO
caracteriz la fe de Mara. Del mismo modo que ella en su a asombro, as tambin vosotros, al arrodillaros litrgicamente
muestre entre los fieles. No temis por los deberes y las incg
El mundo y la Iglesia necesitan sacerdotes, santos sacerdo MIEMBROS DE LOS NUEVOS MOVIMIENTOS ECLESIALES
Dios en el mundo de hoy. Creed en la gracia de Dios que o particular, a donde no puede llegar el sacerdote, el religioso
de los conventos. La sabidura evanglica, leda en las obra modo maduro, no infantil ni agresivo, al mundo de la cultura
todo el mundo para anunciar el Evangelio, uno de ellos, Jua (cf. Jn 19,27). Precisamente gracias a su profunda relacin
vosotros mismos que Dios es amor y transmitiris su mensa sabr suscitar. Alabado sea Jesucristo!
2-V
LA VISITACIN. GRATITUD A MARA (En los jardines vaticanos, 31-V-06) Queridos hermanos y hermanas:
Tambin quiero expresar a Mara mi gratitud porque me sost en mi servicio diario a la Iglesia. S que puedo contar con
intuicin materna todas las necesidades de sus hijos e interv cristiano desde sus primeros pasos en Jerusaln.
pone en camino, como dice el evangelista (cf. Lc 1,39), para l en un momento de particular necesidad.
seno (Lc 1,44). Donde llega Mara, est presente Jess. Qu su alegra. La verdadera devocin mariana nunca ofusca
mediador entre Dios y los hombres. Al contrario, consagrarse santos, para seguir ms fielmente al Seor. As pues, consagrmonos a ella con filial abandono.
Venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio queridos hermanos y hermanas: En el Magnficat, el gran canto de la Virgen que acabamos escuchar en el evangelio, encontramos unas palabras
vez arbitrarias. Como dice san Lucas, Isabel haba exclama tambin llena de Espritu Santo, contina y completa lo que
de Mara podemos ver mejor que de otras maneras la bellez realmente la luz divina.
Me felicitarn todas las generaciones. Nosotros podemos a este es el contenido de esta fiesta. Feliz porque est unida a porque vive con Dios y en Dios. El Seor, en la vspera de Pasin, al despedirse de los suyos, dijo: Voy a prepararos
morada en la gran casa del Padre. Porque en la casa de mi P esclava del Seor; hgase en m segn tu palabra, prepar
Arca de la alianza, que el misterio del templo -la morada de D realmente, est presente aqu en la tierra. Mara se convierte
tienda. Lo que desean todas las culturas, es decir, que Dios h concebir al Seor en su cuerpo, ya lo haba concebido en
alma. Haba dado al Seor el espacio de su alma y as s encarn, donde Dios se hizo presente en esta tierra.
felicidad.
completan en el Magnficat de Mara: Dichosa la que ha cre Dios y encontrar as la felicidad definitiva es creer, es la fe en palabra divina de la sagrada Escritura.
futuro es vaco. En cambio, si Dios existe, todo cambia, la vid cmo vivir.
Por eso, creer constituye la orientacin fundamental de nue vida. Creer, decir: S, creo que t eres Dios, creo que en el encarnado ests presente entre nosotros, orienta mi vida,
accin, una forma de vivir. Creer quiere decir seguir la sen sealada por la palabra de Dios. Mara, adems de este acto fundamental de la fe, que es un
responsabilidad de administrar bien esta parte del mundo y d edificacin del mundo, a la victoria del bien y de la paz.
Me felicitarn todas las generaciones: esto quiere decir qu decir, que Dios vence. Y no vence el dragn, tan fuerte, del
pero Mara nos dice que no son invencibles. La Mujer, como Dios es ms fuerte.
Mara en cuerpo y alma a la gloria del cielo. Damos gracias nos compromete a estar del lado del bien, de la paz.
Seor por este consuelo, pero tambin vemos que este cons
CATEQUESIS SOBRE LA ASUNCIN DE MARA (Mircoles, 16 de agosto de 2006) Queridos hermanos y hermanas:
celebra la glorificacin, tambin corporal, de la criatura que Di toda la humanidad. La Asuncin evoca un misterio que nos afecta a cada uno
nosotros, porque, como afirma el concilio Vaticano II, Mara y de consuelo (Lumen gentium, 68). Ahora bien, estamos
inmersos en las vicisitudes de cada da, que a veces olvidam verdad de fe.
fuera el nico artfice de su propio destino, como si Dios n para l en nuestro mundo.
perspectiva de la eternidad puede dar valor autntico a lo humana, del sufrimiento y de la muerte.
su misma gloria y as se hace ms hermosa tambin la tierra perder la serenidad y la paz. La seal luminosa de la Virgen Mara elevada al cielo brilla
tranquiliza en los momentos de oscuridad y tempestad, nos se confiados nuestro camino de compromiso cristiano adonde
lleva la Providencia. Sigamos adelante en nuestra vida guiado Mara. Gracias! *** SANTA MADRE DE DIOS, GUANOS SIEMPRE HACIA JESS (Homila en el santuario mariano de Alttting, 11-IX-06)
de la tierra.
permitirle entrar en nuestro tiempo y en nuestro obrar: esta e la grandeza de Dios, el hombre no queda empequeecido: luminoso.
que supera la habilidad y la capacidad humanas. En este dilogo con Jess la vemos realmente como Madre
No le pide nada en particular, y mucho menos, que Jess utili informa a Jess y le deja decidir lo que conviene hacer.
de los dems. Vemos su cordial bondad y su disponibilidad muchas generaciones, han venido aqu a Alttting en
que a todos nos resulta muy familiar, hay otro, que podra
pasarnos fcilmente desapercibido: Mara lo deja todo al juic Dios: He aqu la esclava del Seor; hgase en m segn
ayudar, pero tambin la humildad y la generosidad para acep respuesta, sea cual sea, ser lo mejor para nosotros.
Mujer. Por qu no le dice Madre? En realidad, este tt Remite al futuro, a la hora de la crucifixin, cuando Jess le
discpulos. Por otra parte, ese ttulo evoca el relato de la crea como ser humano se siente solo. Entonces Dios crea a Eva,
la mujer nueva, la mujer definitiva, la compaera del Reden realmente la grandeza de su misin perenne.
con su s, que pronunci desde lo ms hondo de su coraz introdujo en la comunidad del pueblo de Israel.
entender su respuesta. Porque todo esto debe hacernos reco que van juntos y se funden, se hacen uno. Est ante todo
dice al Padre: Sacrificio y oblacin no quisiste; pero me h Dios, tu voluntad (Hb 10,5-7; cf. Sal 40,6-8).
voluntad del Padre, se encuentra la solucin. Tambin noso encontraremos la respuesta a nuestras preguntas.
de la respuesta de Jess: Todava no ha llegado mi hora. J los otros. Acta siempre partiendo del Padre, y esto es
Por eso, despus de la respuesta de Jess, que parece rech con sencillez: Haced lo que l os diga (Jn 2,5).
amor hasta el extremo, permite que le desgarren el cuerpo, y bodas entre Dios y el hombre.
As, de un modo verdaderamente divino, se resuelve la neces del momento y se rebasa ampliamente la peticin inicial. La
Su hora es la cruz; su hora definitiva ser su vuelta al final d tiempos. l anticipa continuamente esta hora definitiva
precisamente en la Eucarista, en la cual ya ahora viene siemp intercesin de la Iglesia, que lo invoca en las plegarias
eucarsticas: Ven, Seor Jess!. En el canon, la Iglesia im venga ya ahora y se entregue a nosotros.
Seor en la Eucarista ha encontrado un lugar nuevo en la an queremos permanecer en dilogo con el Seor, aprendiendo recibirlo mejor.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros, como rogaste en C por los esposos! Guanos siempre hacia Jess. Amn.
que desde siempre y para siempre es la amada, la elegida, encarnado de Dios (Deus caritas est, 12).
As lleg a ser la Madre de Dios, imagen y modelo de la Igle difundirla a toda la familia humana.
tambin nuestra vocacin y nuestra misin, la vocacin y la m para que el mundo se salve por l (Jn 3,17).
esperanza segura y de consuelo para el pueblo de Dios e a m cuando, por la tarde, renueve en la plaza de Espaa
anteriores, en el da solemne en el que la liturgia celebra t esperanza para todos los redimidos.
Te saludamos y te invocamos con las palabras del ngel: L te llam desde la eternidad.
primer instante de tu existencia, providencialmente predestina misterio de la salvacin. En tu Inmaculada Concepcin resplandece la vocacin de inmaculados en el amor (cf. Ef 1,4).
En ti brilla la dignidad de todo ser humano, que siempre e precioso a los ojos del Creador.
serenidad, por ms duras que sean las pruebas de la vida Aunque es triste la experiencia del pecado, que desfigura
dignidad de los hijos de Dios, quien recurre a ti redescubre que lleva a la casa del Padre. Llena de gracia eres t, Mara, que al acoger con tu s
Ensanos a pronunciar tambin nosotros, siguiendo tu ejem nuestro s a la voluntad del Seor.
Un s que se une a tu s sin reservas y sin sombras, qu nico Salvador del mundo y de la historia. Danos la valenta para decir no a los engaos del poder, hipocresa, al egosmo y a la violencia. No al Maligno, prncipe engaador de este mundo.
del amor.
Sabemos que slo los corazones convertidos al Amor, que Dios, pueden construir un futuro mejor para todos. Llena de gracia eres t, Mara. Tu nombre es para todas generaciones prenda de esperanza segura.
Como peregrinos confiados, acudimos una vez ms a esta fu consuelo, alegra y amor, seguridad y paz.
Virgen llena de gracia, mustrate Madre tierna y solcita co evanglico anime y oriente su comportamiento.
Mustrate Madre y guardiana vigilante de Italia y Europa, para linfa para construir su presente y su futuro.
Mustrate Madre providente y misericordiosa con el mundo en para que, respetando la dignidad humana y rechazando toda
indefensos, de los marginados y los excluidos, de las vctima por otros fines e intereses.
15-X *** LA MATERNIDAD Y VIRGINIDAD DE MARA Jornada mundial de la paz (Homila del 1-I-07) Queridos hermanos y hermanas:
Madre del Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de
siglos (Antfona de entrada; cf. Sedulio). La liturgia medita ho sobre la circuncisin de Jess como rito de agregacin a
cabeza del pueblo nuevo por medio de Mara. Recuerda dulzura por su Madre. Invoca para el mundo la paz, la paz Cristo (cf. Lumen gentium, 60-61).
Jesucristo, persona divina, naci de Mara Virgen, la cual es, sentido ms pleno, su madre.
que hemos de hacer fructificar, como una ocasin providen y de gratitud al Seor por el don de un nuevo ao, me alegra
naciones, as como a todos los hombres y mujeres de bue persona humana, corazn de la paz.
paz es al mismo tiempo un don y una tarea (n. 3): un don q con valenta, sin cansarse jams.
preciso invocar con la oracin, y una tarea que hay que real
caracteriza precisamente esa Tierra donde naci Jess? C cuanto antes el da de la paz, el da en que se resuelva
vista el fundamento natural de los derechos del hombre. Eso cayendo hacia una interpretacin meramente positivista de mismos (ib.). El Seor te bendiga y te proteja, (...). El Seor se fije en ti
Cristo, el Mesas anunciado por los profetas. Por eso los crist
voluntad, a los que lo acogen con fe y amor. As, la paz e que es preciso acoger con humilde docilidad e invocar convierte a toda persona de buena voluntad en un canal de
Hijo y, en l, la verdadera paz. Pidmosle que ilumine nuest de toda persona humana, corazn de la paz.
LA MATERNIDAD DIVINA DE MARA Y EL DON DE LA PAZ (ngelus del 1-I-07) Queridos hermanos y hermanas:
las resonancias interiores del Verbo encarnado, conservand bendicin de Dios. La Iglesia, como la Virgen, no hace ms luz de su Rostro, esplendor de bondad y de verdad.
Hoy contemplamos a Jess, nacido de Mara Virgen, en s prerrogativa de verdadero Prncipe de la paz (Is 9,5). l
tiene por tema: La persona humana, corazn de la paz. E la columna que sostiene todo el gran edificio de la paz.
olvida que necesitan un fundamento estable, no relativo, n persona. El respeto a esta dignidad comienza con el libremente su religin.
A la santa Madre de Dios dirigimos con confianza nuestra ora toda persona humana y el firme rechazo de la guerra y de violencia.
5 *** ORACIN A LA VIRGEN DE LORETO (Audiencia general del 14-II-07) Mara, Madre del s, t escuchaste a Jess y conoces el timbre de su voz y el latido de su corazn. Estrella de la maana, hblanos de l y descrbenos tu camino para seguirlo por la senda de la fe. Mara, que en Nazaret habitaste con Jess, imprime en nuestra vida tus sentimientos, tu docilidad, tu silencio que escucha y hace florecer la Palabra en opciones de autntica libertad. Mara, hblanos de Jess,
para que el frescor de nuestra fe brille en nuestros ojos y caliente el corazn de aquellos con quienes nos encontremos, como t hiciste al visitar a Isabel, que en su vejez se alegr contigo por el don de la vida. Mara, Virgen del Magnficat, aydanos a llevar la alegra al mundo y, como en Can, impulsa a todos los jvenes comprometidos en el servicio a los hermanos a hacer slo lo que Jess les diga. Mara, dirige tu mirada al gora de los jvenes, para que sea el terreno fecundo de la Iglesia italiana. Ora para que Jess, muerto y resucitado, renazca en nosotros y nos transforme en una noche llena de luz, llena de l. Mara, Virgen de Loreto, puerta del cielo, aydanos a elevar nuestra mirada a las alturas.
16
En realidad, el s de Mara es el reflejo perfecto del de Cr mismo cuando entr en el mundo, como escribe la carta a
respuesta de Mara al ngel se prolonga en la Iglesia, llamad que Dios pueda seguir visitando a la humanidad con su
Cristo es ms fuerte que la violencia y el odio. No buscaron fieles al Evangelio. El martirio cristiano solamente se justifica acto supremo de amor a Dios y a los hermanos.
En este tiempo cuaresmal contemplamos con mayor frecuen Unida a Jess, el Testigo del amor del Padre, Mara vivi
martirio del alma. Invoquemos con confianza su intercesin, valiente del amor de Dios.
30*** VISITACIN DE MARA A SU PRIMA ISABEL (En los jardines vaticanos, 31-V-07) Queridos hermanos y hermanas:
Con alegra me uno a vosotros al trmino de esta vigilia mari siempre sugestiva, con la que se concluye en el Vaticano el Mara. (...)
a esta colina donde habis revivido espiritualmente, en el rela de Galilea se puso en camino hacia la montaa (Lc 1,39) Zacaras.
La Visitacin de Mara se comprende a la luz del acontecimi que, en el relato del evangelio de san Lucas, precede
Virgen, el poder del Altsimo la cubri con su sombra (cf. Lc 1 (cf. Lc 1,39), para ayudar a su anciana pariente.
corazn humano perfectamente insertado en el dinamismo d perfecta y se convierte en modelo de la caridad de la Iglesia,
romana y las instituciones vinculadas a ella, para que el Espr ampliamos la mirada a Roma y al mundo entero, y oramos todos los cristianos, para que puedan decir con san Pablo: sepan difundir en el mundo el dinamismo de la caridad. Os agradezco nuevamente vuestra devota y fervorosa y a cada uno de vuestros seres queridos. A todos imparto corazn mi bendicin.
15-V
LA ASUNCIN DE MARA (Homila del 15-VIII-07) Queridos hermanos y hermanas: En su gran obra La ciudad de Dios, san Agustn dice una
que toda la historia humana, la historia del mundo, es una lu hasta la entrega de s mismo, y el amor a s mismo hasta
poder sin gracia, sin amor, del egosmo absoluto, del terror, d
capaz de hacer todo? Y, sin embargo, sabemos que al final v Dios, y el Imperio romano se abri a la fe cristiana. Las palabras de la sagrada Escritura trascienden siempre
tiempos. Vemos de nuevo que este poder, esta fuerza del dra
dictadura del nazismo y la dictadura de Stalin tenan todo el p Pareca imposible que, a largo plazo, la fe pudiera sobrevivir ese dragn tan fuerte, que quera devorar al Dios hecho nio el amor fue ms fuerte que el odio.
Esta es la vida. As debemos vivir. Y, de nuevo, parece absu su fuerza meditica, propagandstica. Parece imposible an y que sera el verdadero dominador del mundo.
Tambin ahora este dragn parece invencible, pero tambin a sigue siendo verdad que Dios es ms fuerte que el dragn, triunfa el amor y no el egosmo.
con la luna bajo sus pies, coronada por doce estrellas. Tamb
de Dios, por toda la comunin de los santos, y tiene bajo sus muerte; est totalmente vestida de vida, elevada en cuerpo y
Y esta vida de servicio llega ahora a la vida verdadera. Ten todas las amenazas del dragn.
consolacin. Pero esta mujer que sufre, que debe huir, que d
Ciertamente, vemos cmo tambin hoy el dragn quiere devo dbil. La lucha es algo ya superado. Tambin hoy este Dios Mara es una invitacin a tener confianza en Dios y tambin esclava del Seor!, me pongo a disposicin del Seor. Esta
Contemplemos a Mara elevada al cielo. Renovemos nuestra celebremos la fiesta de la alegra: Dios vence. La fe,
entre todas las mujeres. Te invocamos con toda la Iglesia: S nuestra muerte. Amn.
24-V *** LA ASUNCIN DE MARA (ngelus del 15-VIII-07) Queridos hermanos y hermanas:
divino y siempre solidaria con l. Madre e Hijo aparecen hasta la plena victoria sobre l. Esta victoria se manifiesta,
victoria, as la glorificacin de Mara, tambin en su cuerpo vir tanto en la lucha como en la victoria.
noviembre de 1950, la solemne definicin dogmtica de es misteriosamente unida a Jesucristo desde toda la eternidad,
concepcin, virgen integrrima en su divina maternidad, triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, consigui, al
paz que vive en plenitud quien llega a la meta inmortal del par
17-V
Juan Pablo II se encontr con muchos de vosotros, ya se h barreras, donde convergen y de donde parten mil caminos.
dudas y vuestras certezas, con vuestras alegras y vuestra vosotros, abrir el corazn y ofrecer todo a Jess.
ella, como la pequea Mara, cada uno de vosotros, querid segn tu palabra.
se ha convertido en la capital espiritual de los jvenes, en el c pueblan los cinco continentes. (...)
inconcebible: participar del modo ms comprometedor posibl humanidad. Como hemos escuchado en el evangelio, ante
opcin del matrimonio y en la formacin de una familia, dond fiel, como entrega definitiva, sellada por el s pronunciado Dios el da del matrimonio, un s para toda la vida.
ayuda de la gracia divina, se mantengan fieles al solemne la comunidad cristiana el da solemne del matrimonio.
Frente a tantos fracasos con frecuencia se formula esta preg Soy yo mejor que mis amigos y que mis parientes, que lo
Espritu Santo est con vosotros y no os abandona jams. N es imposible para quien confa en Dios.
cules peligros implica. Pienso en los sacerdotes, en las relig al servicio del Evangelio.
su servicio, responded con generosidad. Tened la certeza de jvenes, antes de concluir estas palabras, quiero abrazaros corazn de padre. Os abrazo a cada uno, y os saludo
cordialmente. (...)
7-I *** A LOS JVENES: TENED LA VALENTA DE LA HUMILDAD (Homila del 2-IX-07 en Loreto)
torno al altar con la solemne celebra cordialmente a todos. (...) Este es realmente un da de gracia.
jubiloso de oracin y de fiesta. Con nuestro encuentro en santuario de la Virgen se hacen realidad, en cierto sentido, Sin, a la ciudad de Dios vivo (Hb 12,22).
de los primognitos inscritos en los cielos (Hb 12,23). As universal, y los espritus de los justos llegados ya a su
consumacin (Hb 12,23). Con Mara, Madre del Redentor la nueva Alianza (Hb 12,24).
quiso establecer con los hombres un pacto nuevo, definitivo resucitado para la salvacin de la humanidad entera.
historia. Para realizar su alianza, Dios busc un corazn jove encontr en Mara, una joven.
Tambin hoy Dios busca corazones jvenes, busca jvenes corazn grande, capaces de hacerle espacio a l en su vida
manifiesto el dilogo con el joven rico (cf. Mt 19,16-22; Mc 10 metas ms altas para su vida: la novedad del Evangelio y
de alegra y de fiesta, al igual que en los de prueba y desvar en el discernimiento de vuestra vocacin.
encuentro con Cristo y podris ser apstoles de su paz e comunidades eclesiales y en los diversos ambientes en los vivs y actuis.
ella se hizo posible lo imposible? Nos lo revela ella misma e su esclava (Lc 1,48).
de la parbola de los invitados a las bodas, concluye: Todo ensalzado (Lc 14,11).
mismo. Es el camino que eligi Cristo, el mediador de la nue hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz 2,8).
Queridos jvenes, me parece que en estas palabras de Dios s la humildad se encierra un mensaje importante y muy actual
amor verdadero: un estilo de vida sobrio y solidario; relacion el trabajo; un inters profundo por el bien comn.
parecen ms alejados de la mentalidad y de los valores d atreva a vivir de acuerdo con la plenitud de humanidad manifestada por Jesucristo.
derrota, sino de una victoria del amor sobre el egosmo y de debemos tener la valenta de la humildad; debemos
encomendarnos humildemente al Seor, porque slo as permitiremos hacer en nosotros grandes cosas.
cerca de aqu, y los beatos Piergiorgio Frassati y Alberto Mar pertenecen a la legin de santos annimos, pero que no
annimos para Dios. Para l cada persona es nica, con s ser santos.
vivir abandonista. Contemplemos sobre todo a Mara: en s s de Dios a la humanidad del que brotan todos los s nuestra vida.
fondo, sin reservas ni componendas. Y seguir a Cristo signi llamarnos discpulos de Jess si no amamos y no seguimos
ltimos.
hombres, una ciudad que crece desde la tierra y a la vez colaboracin entre los hombres y Dios (cf. Ap 21,2-3).
constante por contribuir a la edificacin de una sociedad ms S que muchos de vosotros os dedicis con generosidad el voluntariado, trabajando por la promocin del bien comn,
A las nuevas generaciones est encomendado el futuro d planeta, en el que son evidentes los signos de un desarrollo
Queridos jvenes amigos, despus de escuchar vuestras reflexiones de ayer por la tarde y de esta noche, dejndome
Santo, para vivir juntos una nueva primavera del Espritu. O vuestro segundo ao del gora.
Por ltimo, volvamos una vez ms nuestra mirada a Mara, m de humildad y de valenta. Aydanos, Virgen de Nazaret, a
ser cada vez ms santos, discpulos enamorados de tu Hijo J alegres e incansables del Evangelio entre sus coetneos, en los lugares de Italia. Amn.
[El Papa pronunci las siguientes palabras antes de imparti bendicin apostlica:]
Jess, id con determinacin y libertad de espritu: comunica Cristo. Anunciad que el reino de Dios est cerca.
7-I *** ENCUENTRO DE ORACIN ANTE LA COLUMNA DE MARA (Plaza Am Hof, Viena, 7-IX-07)
Venerado y querido seor cardenal; ilustre seor alcalde; que hermanos y hermanas:
elegido la Mariensule (Columna de Mara) para reflexiona para la Austria del pasado y del presente, as como sobre significado para cada uno de nosotros. (...)
Ya desde los primeros tiempos, a la fe en Jesucristo, el Hijo la Mujer en cuyo seno asumi la naturaleza humana,
acompa con delicadeza y respeto durante su vida, hasta discpulo predilecto y con l a toda la humanidad.
recurrir en nuestras preocupaciones y necesidades. Pero tam amor con que ella nos acoge a todos: a cada uno en su universal de Dios, en la que cada persona tiene reservado puesto, cada uno debe desarrollar sus dones para el bien todos.
de nuestros deseos pequeos y grandes. Nosotros elevamos llamados (cf. Ef 1,18), pues ella personifica lo que el hombre verdad. Como hemos escuchado en la lectura bblica, ya antes de
ha concedido, en Cristo, su realizacin. Hemos sido redimido bendecido con toda clase de bendiciones espirituales.
los ojos hacia la Inmaculada, para encomendarle a ella la para este pas y para sus habitantes: Santa Mara, Madre inmaculada de nuestro Seor Jesucristo, en ti Dios nos ha dado el prototipo de la Iglesia y el modo mejor de realizar nuestra humanidad. A ti te encomiendo a Austria y a sus habitantes: aydanos a todos a seguir tu ejemplo y a orientar totalmente nuestra vida hacia Dios. Haz que, contemplando a Cristo, lleguemos a ser cada vez ms semejantes a l, verdaderos hijos de Dios. Entonces tambin nosotros,
llenos de toda clase de bendiciones espirituales, podremos corresponder cada vez mejor a su voluntad y ser as instrumentos de paz para Austria, para Europa y para el mundo. Amn.
14-I
En la homila he tratado de decir algo sobre el sentido del dom llevado a descubrir que el amor de Dios, que se perdi a
para la realizacin de su proyecto de salvacin espera la y, con vistas a ese proyecto grande e inaudito, se puso
colmarla con su Amor, con el Espritu Santo. As Mara, la m Salvador que se haba donado a ella. Tambin a nosotros, en la celebracin eucarstica, se nos
Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas qu es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre
Ella, que con su s abri la puerta de nuestro mundo a D la que Dios se hizo carne, se hizo uno de nosotros, plant tienda entre nosotros (cf. Jn 1,14).
mundo. Por ti, por tu s, la esperanza de milenios deba hac ante la grandeza de esta misin y pronunciaste tu s: He
Judea para visitar a tu pariente Isabel, te convertiste en la im por los montes de la historia.
a un lado para que pudiera crecer la nueva familia que l ha que escucharan y cumpliran su palabra (cf. Lc 11,27-28). obstante toda la grandeza y la alegra de los primeros pasos
hasta la hora de la cruz, en la que viste morir como un fracas mundo, el heredero de David, el Hijo de Dios.
Acogiste entonces las palabras: Mujer, ah tienes a tu hijo cruz te convertiste en madre de una manera nueva: madre del dolor traspas tu corazn. Haba muerto la esperanza? Probablemente en aquella hora habrs escuchado de nuevo
interior las palabras del ngel, con las que respondi a tu tem
No temis! En la noche del Glgota, oste una vez ms es traicin, l les dijo: Tened valor: Yo he vencido al mundo No temas, Mara.
En la hora de Nazaret el ngel tambin te dijo: Su reino no te fin (Lc 1,33). Acaso haba terminado antes de empezar?
maana de Pascua. La alegra de la resurreccin conmovi convertirse en familia de Jess mediante la fe. As, estuviste
nuestra, ensanos a creer, esperar y amar contigo. Indcan guanos en nuestro camino.
7-X *** LA INMACULADA CONCEPCIN (ngelus del 8-XII-07) Queridos hermanos y hermanas:
(cf. Spe salvi, 49), puede ser para nosotros estrella de espera
fiesta solemne de la Inmaculada Concepcin de Mara: el mis existencia a la criatura destinada a convertirse en la Madre Redentor, preservndola del contagio del pecado original.
contemplarla, reconocemos la altura y la belleza del proyecto Ef 1,4), a imagen de nuestro Creador.
muchachos y muchachas corren el peligro de perder la esper colma de significado y alegra la vida.
muchachos pierden el asombro, el encanto de los sentimien persona y de su misterio insondable! A todo esto nos exhorta Mara, la Inmaculada, a la que
ocasin del 150 aniversario de sus apariciones en la gruta nosotros y guanos en nuestro camino (Spe salvi, 50).
14-X
medio de la diversidad de las culturas, una nica familia que toda mujer y madre de familia.
Pero se trata de una madre del todo singular, elegida por D para una misin nica y misteriosa, la de engendrar para la
al alba del tercer da, del nuevo da, cuando el Crucificado de pecado y de la muerte.
celestial a evitar el mal y a hacer el bien, siguiendo dcilmen Ella, que conserv la esperanza aun en la prueba extrema,
Virgen Inmaculada a ser hermanos unos de otros, todos uni solidario y pacfico?
don de las manos de Mara, Madre de toda la humanidad. S fatigoso, qu estrella podr iluminarlo? En mi encclica Spe y la invoca como Estrella de esperanza (n. 49).
milenios se hiciera realidad, que entrara en este mundo y en de nosotros, puso su tienda en medio de nosotros.
luz sin ocaso de la patria eterna, brilla sobre nosotros y guan muerte. Amn.
nuestras ciudades y para el mundo entero. Con este deseo saludo a todos. (...)
Por tanto, esta solemnidad, adems de ser una fiesta mariana porque, podramos decir, antes que a la Madre, atae hombre.
Queridos hermanos y hermanas, contemplemos hoy a Mar de ella a acoger al Nio que por nosotros naci en Beln. Si Nio nacido de ella reconocemos al Hijo eterno de Dios y
escribe: Envi Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo l recibiramos la filiacin adoptiva (Ga 4,4-5).
corazn (Lc 2,19). El verbo griego usado, sumbllousa, en gran misterio que es preciso descubrir poco a poco.
semejante a todos los nios del mundo, al mismo tiempo e verdadero hombre. Este misterio -la encarnacin del Verbo comprender con la sola inteligencia humana. Sin embargo, en la escuela de Mara podemos captar con
pueden contener. En efecto, se trata de un don tan grande q precisamente en este camino de fe donde Mara nos sale
Queridos hermanos y hermanas, slo conservando en el cora es decir, poniendo juntamente y encontrando una unidad de
de un Dios que por amor se hizo hombre y nos llama a segu en un servicio generoso a los hermanos.
corazn, que es la sabidura de los santos. Oremos para qu su rostro sobre nosotros y nos sea propicio (cf. Nm 6,25) bendiga.
muestra hoy al mundo nos haga agentes de paz, testigos de Prncipe de la paz. Amn.
LA MATERNIDAD DIVINA DE MARA (Catequesis del mircoles 2 de enero de 2008) Queridos hermanos y hermanas:
expreso mis mejores deseos a vosotros, aqu presentes, y a t afectuosa cercana espiritual.
Madre de Dios, Theotokos, es el ttulo que se atribuy feso, del ao 431, pero que ya se haba consolidado en
la persona del Hijo de Dios (cf. DS 250) y, por otra, la legitim (cf. ib., 251).
Mara, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesi El ttulo de Madre de Dios, tan profundamente vinculado a
vocacin de Madre del Redentor, la criatura humana elegida misterio de la encarnacin del Verbo divino.
beln la representacin del Nacimiento. En el centro de es la contemplacin de quienes acuden a adorar al Salvador:
Ms tarde, en la fiesta de la Presentacin del Seor, qu profetisa Ana quienes recibirn de las manos de la Madre
mismo vale con respecto a la Asuncin: no poda estar suj engendrado al Salvador.
Precisamente en cuanto tal, Mara es tambin la Madre del Cu el concilio Vaticano II, el 21 de noviembre de 1964, Pablo
cada uno de sus discpulos y, al mismo tiempo, encomend a Juan concluye el breve y sugestivo relato con las palabras:
As es la traduccin espaola del texto griego: eis ta dia; la a y las dos vidas se compenetran. Este aceptarla en la propia
supremo del cumplimiento de la misin mesinica, Jess de Madre, la Virgen Mara. Queridos hermanos y hermanas, en estos primeros das del
proteccin de la Virgen, podamos contemplar con ojos renov del bien. Una vez ms: Feliz ao a todos!
4 *** MENSAJE PARA LA XVI JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO que se celebrar el 11 de febrero de 2008 (11-I-08) Queridos hermanos y hermanas:
de la Inmaculada en Lourdes y la celebracin del Congres brinda una ocasin singular para considerar la ntima unin
mujer, para que pudiera adherirse plenamente a los design sufrimientos que deba afrontar. Por eso, Mara es modelo de abandono total a la voluntad de
virginal; se fi de Dios y, con el alma traspasada por la espad renovando en el Calvario, al pie de la cruz, el s de la
Anunciacin. Meditar en la Inmaculada Concepcin de Mara es, por consiguiente, dejarse atraer por el s que la uni
de Mara. Existe un nexo inseparable entre la Madre y el H lo percibimos, de manera misteriosa, en el sacramento de Padres de la Iglesia y los telogos.
La carne nacida de Mara, procediendo del Espritu Santo, e pan bajado del cielo, afirma san Hilario de Poitiers; y en
sagrado altar y bebemos la sangre como sacramento de nue ensea fielmente la santa Iglesia.
que quita el pecado del mundo, se extiende a la Iglesia, Cue Mara es mujer eucarstica con toda su vida, por lo cual
Eucharistia, 53).
diarias, con la adoracin del santsimo Sacramento y la bend de la visita de los peregrinos a la gruta de Massabielle.
La presencia en Lourdes de muchos peregrinos enfermos y voluntarios que los acompaan ayuda a reflexionar sobre
siente que Mara, Mater dolorosa, asociada al sacrificio de C cerca de ella cuando se congrega en torno a sus miembros sufren, llevando los signos de la pasin del Seor.
Mara sufre con quienes pasan por la prueba, con ellos espe
doloris, 26).
Virgen Inmaculada por sus hijos enfermos y que sufren, el pr Jesucristo presente en el Sacramento del altar, para recibirlo como medicina de inmortalidad que cura el cuerpo
alma. (...)
religiosas y en los religiosos, en los voluntarios y en todos los los enfermos y a los necesitados.
Con estos sentimientos, imparto de corazn a todos una bend apostlica especial. Vaticano, 11 de enero de 2008
25
. Las ms de las veces los que han tratado el tema se han limit reunir con ms o menos sentido crtico lo que las diversa
Bernardo de Claraval (3). Por todo ello, puede parecer conven Ass (4).
de su tiempo, fuertemente condicionado por la vida espiritua absoluta va l asimilando las verdades acerca de la Madre Dios; sobre ellas va creciendo su piedad mariana.
la ciencia de los libros, sino de la oracin y la meditacin cada ella ocupa en la obra de la salvacin (5).
Rodeaba de amor indecible a la madre de Jess, por haber h habernos alcanzado misericordia (LM 9,3). 1.-- Mara y Cristo Estas sencillas palabras de sus bigrafos expresan el motivo ms profundo de la devocin de san Francisco a la Virgen. Puesto que la
forma humana, sino que hizo hermano nuestro al Seor de la obra de nuestra redencin; y le agradecemos el que por medio hayamos conseguido la misericordia de Dios.
proclamar las obras de salvacin, dice: Omnipotente, sants la tierra, te damos gracias por ti mismo... Por el santo amor
altsimo y sumo Dios, Padre santo y justo, Seor rey del cielo
que nos amaste, quisiste que l, verdadero Dios y verdade Mara (1 R 23,1-3).
lo ms profundo de su ser, caracterstica de la antigua ed del hombre atrado a la intimidad de Dios. Otro tanto sucede salmo navideo que Francisco, a tono con la piedad slmica
con qu celo tan grande defiende ortodoxamente Francisco amenazada por la hereja.
y cantos espirituales. A su aire, sigue con sencillez y simplicid venced el mal con el bien (Rom 12,21). Tal vez esto explique su exquisita predileccin por la fiesta
nacimiento del nio Jess; la llamaba fiesta de las fiestas, e humana (10). Esta preferencia parece advertirse tambin en su ya mencionado salmo de navidad: En aquel da, el Seor Dios
su misericordia, y en la noche su canto. Este es el da que hi un nio santsimo amado y naci por nosotros fuera de casa
corazones, resucit por su gracia, por medio de su siervo enamorados (12). Mediante el amor que l tena al Hijo de
precisamente ese da, encendi en muchos corazones el amo manifest en muchos detalles de su pensamiento y comportamiento (cf. 2 Cel 199-200), no era ms que la el amor del que nos ha amado mucho (2 Cel 196).
significacin de este primer rasgo fundamental de la devoc mariana de Francisco, tendremos primero que subrayar que
este misterio, que se ha hecho nuestro hermano el Seor d con vigor la maternidad fsica de Mara respecto de Dios, se la Escritura ser disociado del Jess resucitado y glorificado, presente y acta operante en la vida cristiana, en la oracin,
de toda abstraccin y era todo menos conocimiento concept concreto e histrico, y, por consiguiente, de la revelacin de la salvacin. Ser esto precisamente lo que posibilitar a devocin mariana de Francisco su influencia viva en el futuro Iglesia.
gracia y todo bien! (13). Tambin esto nos deja ver que cua
Esta fecundidad es mantenida por la accin de Dios-Trinidad: tuvo y tiene toda la plenitud de la gracia y todo bien.
usaron con frecuencia en la tradicin anterior de la Iglesia Espritu Santo, tan comn hoy da. Lampen, despus de
(14), hace constar que no aparece entre ellos este ttulo. Est
este caso pudo Francisco haber penetrado con profundidad e su oracin lo que veladamente se contena en el anuncio del segn san Lucas (Lc 1,35). Mara se convierte en madre de por obra del Espritu Santo. Ya que ella, la Virgen, se abri
lleg a ser madre del Hijo de Dios. Esta manera de ver est contemplativa. Segn Toms de Celano, tena tan presente
sumergirse en este misterio por medio de la oracin. Poda p Virgen, su madre (1 Cel 24).
un corazn tan creyente, la elevaba, segn Francisco, sobre t Francisco ensalzaba tanto a la Seora, santa Reina, proclamndola Seora del mundo (LM 2,8). 3.-- Mara y el plan de la salvacin
especialmente como m
establecerse junto a la e
de la Madre de Dios en
de su bondad. Despu
Francisco por asimilar en todo la actitud de Mara ante el Verb Mara, el hombre debe acoger al Verbo de Dios, aceptarlo
momentos a Mara y Francisco. No poda l expresar y expl que exista en la vida evanglica de san Francisco.
mundo, en la que desarroll abundantemente los pensamient describe el nacimiento del Verbo divino de las entraas de la
alumbramos por las obras santas, que deben ser luz para eje
Jesucristo. El misterio de la maternidad espiritual se funda mediante el Espritu Santo (17) y que no se desarrolla por Dios en el Espritu Santo.
Si Francisco canta a la Madre de Dios como esposa del Esp Santo, tambin coloca junto a la maternidad del alma fiel
cristiana (19), hasta que, como dice la misma carta en su v. 6 pues el Hijo es la sabidura del Padre.
Ese parir muchos en el da del juicio, porque a cuantos conv gloria de l (21).
tarea en la Iglesia. Mara es para l, ante todo y sobre todo, M tambin para l los fieles que escuchan la palabra de Dios misin de la Madre Iglesia.
As vista la devocin mariana de Francisco, la podemos cond en esta frmula: vivir en la Iglesia como vivi Mara.
invisible. Pero Francisco conoce otra forma de hacerse visib eucarista. Tal como dice en su primera Admonicin, donde
Padre al altar en manos del sacerdote. Pero tambin aqu in sus fieles, el poder participar de ese misterio, el poder creer secundum spiritum, segn el espritu. Esta advertencia
muestra que no ha sido por casualidad que Francisco haya h reservas a la accin del Espritu Santo -podemos recordar
nuevo a la esposa del Espritu Santo-, pudo mediante Ma ella, se abre con fe al Espritu del Seor, contemplar con espirituales al mismo Seor en el misterio de la eucarista,
la salvacin, pues de esta manera est siempre el Seor co consumacin del siglo (Adm 1,22).
fieles, como l mismo dice: Ved que estoy con vosotros has
concreto que ella ocupa en los planes salvficos de Dios. 1.-- Mara, la Seora pobre
ttulo de gloria de Mara: es para l la Seora pobre (23 Tampoco este ttulo tiene para l un valor independiente;
texto revela en Francisco una plena conciencia de la funci Pablo que cita tan a menudo: Conocis la obra de gracia para enriqueceros con su pobreza (26).
Mara y los discpulos participan de esta pobreza redentora compartir todos los que quieran seguirle. Cuando, en
fin; y las hermanas deben atenerse a ella a pesar de todas virtudes, pues con tal prestancia haba resplandecido en el de los reyes y en la Reina, su madre (27).
Hijo. Se levanta al momento de la mesa, no cesan los solloz la desnuda tierra (2 Cel 200).
La pobreza de Cristo y de su madre no eran para l slo hec Iglesia. En una interaccin mutua, la realidad presente sirve
evocar la pobreza de Cristo y de su madre, y sta a su vez e vista de los pobres; y a los que no poda echar una mano,
mostraba el afecto. Toda indigencia, toda penuria que vea los pobres vea al Hijo de la Seora pobre llevando desnudo
descorts con algn pobre, le castigaba severamente y despu Seor y de su madre pobre (29). As, pues, cuando la
Se ha de reconocer tambin que la piedad mariana de sa Francisco no era un elemento extrao y aislado en su vida.
estaba fundida en una slida unidad con el ideal de imitaci amor a la altsima pobreza. 2.-- Mara, protectora de la Orden
Las reflexiones precedentes han demostrado que en toda su interior y exterior Francisco se senta particularmente ligado propia del tiempo y segn le naca de su personalidad. San Buenaventura cuenta que en los primeros aos despus
Poniendo en ella toda su confianza, la constituy abogada s mismo al hablar de los ltimos aos del santo: Pero lo que
alegra es que la constituy abogada de la orden y puso bajo estaba a punto de abandonar (2 Cel 198).
alas, para que los nutriese y protegiese hasta el fin, los hijos
monasterio a l confiado. Deba protegerlo y, en caso de Sin embargo, con el tiempo hubo abusos e inconvenientes.
antfona. San Francisco la conoca y la tena en alta estima, c referirnos (3 Cel 106).
Dios, trino y nico Seor, y antes que a todos los santos con
l a la bienaventurada Mara, perpetua virgen todos su el evangelio tal como lo exige la regla, y en lo referente a
oficio, no busca l sino la imitacin de Cristo, cuya fiel realiza entre Mara y Cristo era para Francisco la meta ltima de su evanglica.
Estos pensamientos tomados de los escritos del santo coinc en cuanto al contenido con lo que en rimas artsticas cant el
sea Cristo el mediador ante el Padre (35). Sin duda ha qued rudo que era con frecuencia el suyo.
nico en todas las cosas ante el Padre. Puede haber una fr mediator ad Patrem? 3.-- Vivencia de la piedad mariana
llev a sus doce primeros hermanos a esta iglesita, con el fi su origen la orden de los menores, recibiera tambin -con
(38). Y cuando se sinti morir, se hizo conducir all, para m el espritu de perfeccin y de gracia (Lm 7,3).
edad media, cuando rezaban el Pater noster. Deban medi concediese un da las alegras eternas (39).
Parece que entre todas las fiestas de la Virgen, Francisco te predileccin por la de la Asuncin. Acostumbraba prepararse
ms grandes, si coincida con alguno de los das que segn alegra por el honor concedido a Mara.
dificilsimo, y le dijo que rezara la Salve, Regina misericordi Aunque estos relatos pudieran ser dejados de lado por
legendarios, demuestran cuando menos hasta qu punto l con qu delicadeza la han asociado a su imagen.
la historia es la actualizacin de una corta y admirable orac cumple en nosotros tu misin de tutora hasta el da sealado Padre (2 Cel 198).
Maria und Franziskus in Kunst und Geschichte, Dsseldorf 19 Francisco de Ass, Buenos Aires 1948, p. 409s.
estudioso de la tradicin franciscana encontrar numerosa basaremos sobre todo en los Escritos de san Francisco,
3. Pueden servir de ejemplo las indicaciones ofrecidas por Fe o.c., pp. 409-413.
4. M. Brlek, Legislatio ordinis fratrum minorum de Immacula ser necesario tal estudio porque considera resueltas todas cuestiones relativas al tema.
demostrar que el arte cristiano ha concedido a san Francisco venerado con sencillez de corazn.
8. 2CtaF 4.-- Tambin aqu marchan unidos los dos aspectos Seor de la majestad, hecho en todo semejante a nosotros. de Cristo como Seor glorificado, contemplado solamente
jug un papel relevante incluso dentro del arte cristiano. Per los lmites de nuestro propsito.
10. 2 Cel 199.-- Vase tambin en este texto el realismo de espiritualizante y toda interpretacin docetista.
la alabanza de la encarnacin; muy lejos estn de la posici del mal y estaba en s condenado.
13. SalVM 1-3.-- Tal vez no sea intil advertir una vez por to
sobria que penetra siempre hasta lo ms hondo de los miste 14. Tomo I, Npoles 1855. 15. W. Lampen, o.c., p. 15.
17. Parece que estos pensamientos no se encuentran entre distinta. Cf. Hugo Rahner.
18. Tambin la Forma de vida para santa Clara, demuestra q haba comprendido muy vivamente esta idea.
20. Hugo Rahner aporta un solo testimonio de la literatura patrstica y de la primera edad media: de Gregorio Magno: generatur. Pero este texto se refiere slo a la proclamacin
palabra de Dios, mientras que Francisco se refiere a toda la cristiana como tal.
21. 2 Cel 164.-- Expresiones anlogas en 2 Cel 174; LM 8,1; 22. Cf. 1 Cel 84: la humildad de la encarnacin. 23. 2 Cel 83; cf. 2 Cel 85, 200, etc.
25. 2CtaF 5.-- Ntese que en sta y en las citas siguiente de la de Mara.
26. 2 Cor 8,9.-- Cf. 2 Cel 73,74, etc. Respecto al sentido rede
28. 2 Cel 83.-- Pocas veces se ha visto tan claramente como de la Iglesia.
29. 2 Cel 85.-- Para Celano, speculum significa siempre lo q hace visible y permite ver en s otra cosa.
Fr. Heer, o.c., p. 113s. Para el hombre del siglo XII la abog
nuestra era una poderosa protectora. Con ella se estable y gracia a cambio de que el hombre se empeara en servirla
amor y de confianza. Por otra parte Celano nota expresament Cel 40).
32. As comienza la antfona en la edad media. La palabra m fue aadida ms tarde. 33. Francisco nunca llama a Mara patrona de la orden.
34. CtaO 38-39.-- Felder (o.c., p. 413) reduce esta confesin derecho a atenuar tan honrada declaracin del santo?
35. Analecta Franciscana X, p. 418: Immo mediatrix Virgo b ad Christum, Christus ad Patrem sit mediator.
37. LM 4,5.-- No se ve por qu Felder (o.c., p. 411) tenga q de los doce primeros. 38. 1 Cel 21; cf. tambin LM 2,8.
Francisco y Clara de Ass contemplan el misterio de Mara por Michel Hubaut, o.f.m.
En los escritos de Francisco y de Clara aparece una contemplacin equilibrada, profunda, teolgicamente
.
certera y en ocasiones original del misterio de Mara. Ella la vida cristiana de Clara y de Francisco.
En los escritos de Francisco y de Clara no hay indicio alguno de mariolatra o de devocin sensiblera. En ellos aparece una contemplacin equilibrada y profunda de Mara, esa mujer que ocupa un lugar nico en la historia de la salvacin. Francisco expresa lo esencial de su piedad mariana en dos textos admirables por su concisin y densidad espiritual. El primero es una antfona que l recitaba al principio y al final de cada una de las Horas de su
de la Pasin:
arcngel san Miguel y todas las virtudes del cielo y con todos
la esclava del plan de amor del Padre. Es, ttulo bastante rar
separamos de su madre, Jess corre peligro de perder su consistencia ni races histricas, o en la mera ideologa de reformador genial sin ascendencia divina. Sin Mara, dejan unirse en Cristo Dios y la humanidad. En Mara, todo est la misin de la Madre sin contemplar la del Hijo.
la majestad. Le tributaba peculiares alabanzas, le multiplica expresar lengua humana (2 Cel 198).
El segundo texto, el Saludo a la bienaventurada Virgen Mara Mara y una expresin de su veneracin filial. Utiliza en l
intimidad con Dios: Salve, Seora, santa Reina, santa Madre de Dios, Mara, que eres virgen hecha Iglesia, y elegida por el santsimo Padre del cielo, consagrada por l con su santsimo Hijo amado y el Espritu Santo Parclito; bien! Salve, palacio de Dios! Salve, tabernculo de Dios! Salve, casa de Dios! Salve, vestidura de Dios! Salve, esclava de Dios! Salve, Madre de Dios! Salve tambin todas vosotras, santas virtudes, que, por la gracia e iluminacin del Espritu Santo, sois infundidas en los corazones de los fieles, para hacerlos, de infieles, fieles a Dios!
Salve, reina sabidura, el Seor te salve con tu herman la santa sencillez! la santa humildad! la santa obediencia! vens y procedis!
Para Francisco, hombre concreto y visual, las virtudes evang no son simples conceptos o ejercicios morales, sino dones
en la eleccin del vocabulario. Mara es Seora, como la pob sabidura y su hermana la pura sencillez. Mara es la ms, Francisco se aproxima a la gran tradicin ortodoxa, que
quien los cielos no pueden contener. A los ojos asombrado buscaron y anhelaron durante toda su vida: ser ese corazn
intimidad, nica, con Dios, la convierte en mediadora privileg de la gracia, escribe Francisco (SalVM 3). Fue una casualidad que l y Clara vivieran el principio de
reparacin... (LM 2, 8a). Mientras moraba en la iglesia de gemidos ante aquella que engendr al Verbo lleno de gracia
este modo -comenta su bigrafo- quedaba bien de manifiesto ambas rdenes (LCl 8b). Esta iglesia de Santa Mara de
jams dudarn en recurrir a la intercesin de esta madre d Seor y maestro, repitieron varias veces al da (3). 3. La permanente fecundidad de Mara constantemente la vida evanglica y la oracin de Francisco
Clara. Mara es la inspiradora de su vida. No fue ella la prim Dios en su vida? No fue acaso ella la primera en conocer
varn? (Lc 1,13); Hijo, por qu nos has hecho esto? Mira
Seora, santa Reina, santa Madre de Dios, Mara, que eres v desarrollada en el concilio Vaticano II (LG VIII). primera criatura humana que acoge con fe y con amor
(SalVM 6), Mara sea para Francisco y para Clara el faro lumi Evangelio de Cristo, nos arrastra a seguir sus huellas. Ella ilumina los dos grandes polos de la misin de la Iglesia
de la humildad y la pobreza, puedes llevarlo espiritualmen III, 4b; cf. Carta I, 2b y 3b). cuando lo llevamos en el corazn y en nuestro cuerpo por el
mismo san Pablo emple este lenguaje refirindose a su Jess (1 Cor 4,15).
ms an de lo que puedo, con todas las bendiciones... con la e hijas espirituales (BendCl).
grey atrada en pos de l... Le pareca desmerecer la gloria pa a quienes su espritu engendraba ms trabajosamente que
la Iglesia, esclava y pobre, que da a Jess al mundo y, luego vida misionera y contemplativa: el amor, la fe, la adoracin
pobreza (cf. 2 Cel 164). Como la Virgen madre, vivir para da de Clara!
4. Por los caminos del mundo en compaa de Mara eso, su contemplacin no disocia nunca el rostro de Mara
el Pobre (el Poverello). Ella es la Poverella. l es el Seo eruditas como corredentora, pero sabe que, sin Mara,
Hijo todos los misterios de la salvacin. Incluso se la imagi compartiendo la precariedad de su situacin.
l sobremanera rico, quiso, junto con la bienaventurada Virge Francisco (2CtaF 5).
Clara tiene idntica visin. Asocia con frecuencia la pobreza las Damas Pobres que ella y sus hermanas quieren ser.
vida y pobreza. Y estad muy alerta para que de ninguna mane (RCl 6,18a).
hermanas observen siempre la pobreza y humildad de nue como Francisco, tampoco puede disociar a la Madre del Hijo
pide conservar parte de los bienes de los novicios para aten santuario, Francisco le responde: Si no puedes atender de modo a los que vienen, quita los atavos y las variadas galas
Evangelio de su Hijo y despojado su altar, que adornado su a que ella nos ha prestado (2 Cel 67).
la contemplacin del despojamiento y de la simplicidad de la Dios! Ah radica su alegra! Puede, pues, afirmarse sin
exageracin que la pobreza de Cristo y de su madre ocupa pobreza asombra y fascina al Pobre de Ass. Relata uno de
con inefable alegra la del nacimiento del nio Jess; la llam a los pechos de madre humana... Quera que en ese da los bueyes y los asnos tengan ms pienso y hierba de lo
acostumbrado... No recordaba sin lgrimas la penuria que ro sentarse para comer, un hermano recuerda la pobreza de
que afirmase que esta virtud es virtud regia, pues ha brillado Su predileccin por los pobres brota tambin de esta
paales y reclinado en el pesebre, y de su santsima Madr de vestiduras viles (RCl 2,6b; cf. TestCl 7).
escribi a ella y sus hermanas un ltimo mensaje que empez hecho hijas y siervas del altsimo sumo Rey Padre celestial
habis desposado con el Espritu Santo, eligiendo vivir seg Padre, esposas del Espritu Santo, son, como vimos antes,
ttulos que Francisco daba a la Virgen Mara en su oraci Mara y la de Clara y sus hermanas. ***
franciscana pongan su talento al servicio de la madre de Cri cuatro siglos antes de la proclamacin oficial por parte de
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, haciendo las huellas de su Hijo, hasta el umbral del Reino.
MARA, LA VIRGEN HECHA IGLESIA[1] En la poca de Francisco de Ass el culto y la devocin a la Madre de Dios haba alcanzado una grande expansin y haba hallado una noble manifestacin en la poesa religiosa de los trovadores, de la cual har suyas el santo algunas expresiones de loor a santa Mara.[2] Efectivamente, despus de su conversin entonaba loores al Seor y a la gloriosa
en la iglesia de la Virgen Madre de Dios -observa san Buenaventura- donde l suplicaba insistentemente, con gemidos continuados, a aquella que concibi al Verbo lleno de gracia y de verdad, que se dignara ser su abogada. Y la Madre de la misericordia obtuvo con sus mritos que l mismo concibiera y diera a luz el espritu de la verdad evanglica.[3] All, ante el altar de la misma iglesita, bajo la mirada de la imagen de Mara, la joven Clara, aquella noche de la fuga de la casa paterna, prometi obediencia a Francisco y se comprometi en el seguimiento del Seor crucificado. Trataremos de trazar, a base de los escritos personales de Francisco y de Clara y de otros datos histricos, las lneas fundamentales de la que podemos llamar la espiritualidad mariana franciscana.
ELEGIDA Y CONSAGRADA POR LA TRINIDAD Francisco considera a la Virgen como el instrumento privilegiado del don central de la Encarnacin. La contempla formando parte del designio salvfico de la Trinidad: Te damos gracias porque, as como nos creaste por medio de tu Hijo, as tambin, por el santo amor tuyo con que nos amaste, hiciste nacer a ese mismo verdadero Dios y verdadero hombre de la gloriosa siempre
Virgen la beatsima santa Mara y, mediante la cruz, la sangre y la muerte de l, quisiste rescatarnos de nuestra cautividad (1 R 23,3). De la meditacin del evangelio de la Anunciacin toma Francisco los conceptos que despus l asimila y expresa en formas diversas. As cuando habla a los cristianos de ese mismo gran don del Padre, su Palabra, Jesucristo: Esta Palabra del Padre, tan digna, tan santa y gloriosa, la anunci el altsimo Padre desde el cielo por medio de su arcngel san Gabriel a la santa y gloriosa Virgen Mara, de cuyo seno recibi la verdadera carne de nuestra humanidad y fragilidad. Siendo rico, quiso por encima de todo elegir la pobreza en este mundo, juntamente con la beatsima Virgen Mara, su Madre (2CtaF 4-5).
En los salmos natalicios del Oficio de la Pasin canta a este don del Hijo que el Padre nos ha mandado, hacindolo nacer de la bienaventurada Virgen Mara (OfP 15,3). Y es precisamente esta excelsa maternidad el ttulo por el cual Mara debe ser honrada: Escuchad, hermanos mos: si la bienaventurada Virgen es tan honrada, y muy justamente, porque le llev en su santsimo seno... (CtaO 21). En cierto sentido Francisco halla el origen de la hermandad de la familia de Dios en la misma maternidad de Mara: Rodeaba de amor indecible a la Madre de Jess, por haber hecho hermano nuestro al Seor de la majestad. Le tributaba peculiares alabanzas (cf. SalVM y OfP ant), le multiplicaba oraciones, le ofreca afectos, tantos y tales como no puede expresar lengua humana. Pero lo que ms alegra es que la constituy abogada de la Orden y puso bajo sus alas, para que los nutriese y
protegiese hasta el fin, a los hijos que estaba a punto de abandonar. Ea, Abogada de los pobres!, cumple con nosotros tu misin de tutora hasta el da sealado por el Padre (Gal 4,2).[4] De esas alabanzas o loores -laudas trovadorescashan sido conservadas dos de profundo contenido teolgico: el Saludo a la Virgen Mara y la Antfona que Francisco recitaba al final de cada hora del Oficio de la Pasin. En ambas cabe destacar la relacin singular de Mara con las tres personas de la santsima Trinidad, tipo y modelo de la relacin que Dios quiere establecer con cada uno de los creyentes: Salve, Seora, Reina santa, Madre santa de Dios, Mara! Eres Virgen hecha Iglesia, elegida por el santsimo Padre del cielo, consagrada por l con su santsimo amado Hijo y con el Espritu Santo Parclito. En ti existi y existe la plenitud de toda gracia y todo el bien. Salve, palacio de Dios! Salve,
tabernculo suyo! Salve, casa suya! Salve, vestidura suya! Salve, esclava suya! Salve, madre suya! Salve, tambin vosotras, santas virtudes todas, que, por gracia e iluminacin del Espritu Santo, sois infundidas en los corazones de los fieles, para hacerlos, de infieles, fieles a Dios! (SalVM). Santa Virgen Mara, no ha nacido en el mundo ninguna semejante a ti entre las mujeres, hija y esclava del altsimo y sumo Rey, el Padre celestial, Madre de nuestro santsimo Seor Jesucristo, esposa del Espritu Santo: ruega por nosotros con san Miguel arcngel y con todas las virtudes de los cielos y con todos los santos ante tu santsimo amado Hijo, Seor y Maestro (OfP Ant). La santa Virgen, en efecto, es proclamada: elegida
por el santsimo Padre del cielo y por l, con su santsimo amado Hijo y con el Espritu Santo,
Hija y esclava del altsimo y sumo Rey, el Padre celestial; Madre de nuestro santsimo Seor Jesucristo; Esposa del Espritu Santo.
Parece que Francisco haya sido el primero, entre los escritores, en dar a la Virgen Mara el ttulo de
y esclavas del altsimo sumo Rey el Padre celestial y os habis desposado con el Espritu Santo (FVCl
1). La eleccin divina de una mujer consagrada es
vista por Francisco segn el tipo ideal de la Virgen Mara. Ms an, parece directamente inspirada en la misma Forma de vida la hermosa carta de Gregorio IX de 1228, ya citada, a Clara y a las hermanas, que comienza: Dios Padre, al cual os habis ofrecido como esclavas, os ha adoptado en su misericordia como hijas, y os ha desposado, por obra y gracia del
ASOCIADA AL MISTERIO DE LA POBREZA DEL HIJO Son muy numerosos los textos en que presenta Francisco a la Virgen pobrecita compartiendo con Jess la condicin de los pobres, en conformidad
con la opcin hecha por el Hijo de Dios desde la Encarnacin: Siendo rico (2Cor 8, 9), quiso l por encima de todo elegir la pobreza en este mundo, juntamente con la beatsima Virgen
Como hemos visto, era sobre todo el misterio del Nacimiento el que ms le hablaba de la situacin en que se hall la Virgen por falta de lo necesario: No recordaba sin lgrimas la penuria en que se vio aquel da [el de Navidad] la Virgen pobrecita. Sucedi que una vez, al sentarse para comer, un hermano hizo mencin de la pobreza de la bienaventurada Virgen y de Cristo su hijo. Se levant al momento de la mesa, estall en sollozos y, baado en lgrimas, termin de comer el pan sobre la desnuda tierra. De ah que llamase a la pobreza virtud regia,
corazn a aquel que ella haba llevado desnudo en sus brazos (2 Cel 83). Hermano, cuando ves a un pobre -deca-, se te pone delante el espejo del Seor y de su Madre pobre (2 Cel 85). De modo especial menciona la pobreza de Mara al proponer el compromiso de la pobreza evanglica a Clara y las hermanas, y as escribe en el testamento dictado para ellas: Yo, el hermano Francisco, el pequeuelo, quiero seguir la vida y pobreza del altsimo Seor nuestro Jesucristo y de su santsima
aprobacin de la Regla: Siguiendo las huellas de Cristo y de su santsima Madre, habis elegido vivir... en pobreza suma. En el texto de la Regla se hace mencin expresa cuatro veces de la pobreza de Cristo y de su santsima Madre, aun en aquellos lugares en que san Francisco, en su Regla, habla slo de la de Cristo: Y, por amor del santsimo y amadsimo Nio, envuelto en pobrsimos paales y reclinado en un pesebre (cf. Lc 2,7.12) y de su santsima Madre, amonesto, ruego y exhorto que se vistan siempre de vestidos viles (RCl 2,25). Y, a fin de que jams nos separsemos de la santsima pobreza que habamos abrazado, ni tampoco las que haban de venir despus de nosotras, poco antes de su muerte el bienaventurado Francisco nos escribi de nuevo su ltima voluntad, con estas palabras: "Yo, el hermano Francisco, el pequeuelo, quiero seguir la vida y
pobreza del altsimo Seor Jesucristo y de su santsima Madre, y perseverar en ella hasta el fin" (RCl 6,6-7). sta es la celsitud de la altsima pobreza... Sea sta vuestra porcin... Adheros a ella totalmente, amadsimas hermanas, y, por el nombre de nuestro Seor Jesucristo y de su
santa Ins de Praga, contempla la misin maternal de Mara marcada con la pobreza en el punto mismo de la Encarnacin: Si, pues, tal y tan gran seor, descendiendo al seno de la Virgen, quiso aparecer en el mundo hecho despreciable, indigente y pobre, a fin de que los hombres... llegaran a ser ricos..., regocijaos y alegraos grandemente... una vez que habis preferido el desprecio del mundo a los honores, la pobreza a las riquezas..., y os habis hecho merecedora de ser llamada hermana, esposa y madre del Hijo del Padre altsimo y de la gloriosa Virgen (1CtaCl 19-24). As escribe en la primera carta a Ins de Praga; y en la tercera, siempre en el contexto del anonadamiento de la Encarnacin, le dice: Llgate a esta dulcsima Madre, que engendr un Hijo que los cielos no podan
contener, pero ella lo acogi en el estrecho claustro de su vientre sagrado y lo llev en su seno virginal (3CtaCl 18-19). El bigrafo de la santa recuerda las fervorosas exhortaciones que haca ella a las hermanas, presentando como ejemplo Beln: Mediante plticas frecuentes inculca a las hermanas que su comunidad sera agradable a Dios cuando viviera rebosante de pobreza, y que perdurara firme a perpetuidad si estuviera defendida con la torre de la altsima pobreza. Anmalas a conformarse, en el pequeo nido de la pobreza, con Cristo pobre, a quien su
TIPO Y MODELO DE RESPUESTA A DIOS En el Saludo a la Virgen aparece una invocacin poco comn, que debi de antojrseles inverosmil a los copistas de los antiguos manuscritos, y se tomaron la libertad de modificarla. Pero la crtica textual la ha restablecido en su forma original: Ave
Domina..., quae es virgo Ecclesia facta, esto es: Virgen hecha Iglesia.[7]
Semejante concepto teolgico no era extrao a la tradicin patrstica, tradicin que ha recogido el concilio Vaticano II para afirmar: La Madre de Dios, como ya enseaba san Ambrosio, es tipo de la
alcanzado ya en la beatsima Virgen la perfeccin, con la cual ella es sin mancha, los fieles se esfuerzan todava por crecer en la santidad luchando contra el pecado; por esto elevan sus ojos a Mara, que refulge como modelo de virtud ante toda la comunidad de los elegidos... (LG 63 y 65). As se comprende por qu Francisco asocia al Saludo a la Virgen el de todas las santas virtudes que, por gracia e iluminacin del Espritu Santo, son infundidas en los corazones de los fieles; Mara, en efecto, es cifra y modelo de toda virtud. Santa Clara escribe a santa Ins de Praga, en un contexto muy semejante al de la carta de san Francisco a los fieles sobre la morada de la Trinidad en nosotros: A la manera que la gloriosa Virgen de las vrgenes llev a Cristo materialmente en su seno, as tambin t, siguiendo sus huellas, especialmente las de su humildad y pobreza, puedes llevarlo siempre espiritualmente en tu cuerpo casto y virginal... (3CtaCl 24-25).
Clara propona a la Virgen Mara como modelo de entrega a Dios y de fidelidad a Cristo, pero las hermanas y los dems vieron en ella una perfecta imitadora de la misma santa Virgen. Dei Matris
altera Maria.[8]
ABOGADA Y PROTECTORA
Francisco y Clara invocan frecuentemente la intercesin y los mritos de la Virgen Mara.[9] Escribe Toms de Celano: Pero lo que ms alegra es que la constituy abogada de la Orden y puso bajo sus alas, para que los nutriese y protegiese hasta el fin, a los hijos que estaba a punto de abandonar. Ea, Abogada de los pobres!, cumple con nosotros tu misin de tutora hasta el da sealado por el Padre (Gal 4,2) (2 Cel 198). Santa Clara, que haba invocado sobre sus hermanas pobres, en el Testamento y en la Bendicin ltima, la proteccin de Mara, tuvo el consuelo de ser visitada por la Virgen de las vrgenes, acompaada de un coro de santas vrgenes: la envolvi con un velo blanco finsimo y la bes dulcemente, tres das antes de su muerte, segn la visin tenida por sor Benvenuta:
Mientras la testigo se entretena pensando e imaginando esto, vio de pronto con los ojos de su cuerpo una gran multitud de vrgenes, vestidas de blanco, con coronas sobre sus cabezas, que se acercaban y entraban por la puerta de la habitacin en que yaca la dicha madre santa Clara. Y en medio de estas vrgenes haba una ms alta, y, por encima de lo que se puede decir, bellsima entre todas las otras, la cual tena en la cabeza una corona mayor que las dems. Y sobre la corona tena una bola de oro, a modo de un incensario, del que sala tal resplandor, que pareca iluminar toda la casa. Y las vrgenes se acercaron al lecho de la dicha madonna santa Clara. Y la que pareca ms alta la cubri primero en el lecho con una tela finsima, tan fina que, por su sutileza, se vea a madonna Clara, aun estando cubierta con ella. Luego, la Virgen de las vrgenes, la ms alta, inclin su rostro sobre
el rostro de la virgen santa Clara, o quiz sobre su pecho, pues la testigo no pudo distinguir bien si sobre el uno o sobre el otro. Hecho esto, desaparecieron todas. Preguntada sobre si la testigo entonces velaba o dorma, contest que estaba despierta, y bien despierta, y que eso fue entrando la noche, como se ha dicho.[10]
NOTAS:
La Virgen Mara, Madre de Dios.- R. Brown, Notre Dame et St. Franois, Montreal 1960; Feliciano de
Ventosa, La devocin a Mara en la espiritualidad de
Mara santissima e lo Spirito Santo in san Francesco d'Assisi, en Laurentianum 16 (1975) 446-474; O. Van
Asseldonk, Mara, sposa dello Spirito Santo,
san Francisco de Ass, en Selecciones de Franciscanismo, vol. XVI, nm. 47 (1987) 187-216,
que puede verse tambin en versin informtica; F. Uricchio, S. Francesco e il vangelo dell'Infanzia di
que luego siguen -tabernculo suyo, casa suya-, pero precisamente porque no forma parte de esa enumeracin, sino de los conceptos teolgicos iniciales, es ms seguro el sentido de Iglesia universal. Cf. H. Pyfferoen, Ave... Dei Genitrix, quae
vrgenes vestidas de blanco, llevando todas en sus cabezas coronas de oro. Marcha entre ellas una que deslumbra ms que las otras, de cuya corona, que en su remate presenta una especie de incensario con orificios, irradia tanto esplendor que convierte la noche en da luminoso dentro de la casa. Se adelanta hasta el lecho donde yace la esposa de su Hijo e, inclinndose amorossimamente sobre ella, le da un dulcsimo abrazo. Las vrgenes llevan un palio de maravillosa belleza y, extendindolo entre todas a porfa, dejan el cuerpo de Clara cubierto y el tlamo adornado (LCl 46).
Al sexto mes fue enviado por Dios el ngel Gabriel a una ciud
era Mara. Y entrando, le dijo: Algrate, llena de gracia, el Se significara aquel saludo. El ngel le dijo: No temas, Mara, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en
dar el trono de David, su padre; reinar sobre la casa de Jac Cmo ser esto, puesto que no conozco varn? El ngel respondi: El Espritu Santo vendr sobre ti y el poder del santo y ser llamado Hijo de Dios. Mira, tambin Isabel, tu
refiere el evangelio de san Lucas, presenta a Mara como la m las bienaventuranzas. El elogio que Isabel hace de la fe de Mara se refuerza
pregunta de Mara. A diferencia del esposo de Isabel, Mara consentimiento a la concesin de un signo visible.
cumplimiento del anuncio, interpela al mensajero divino slo s voluntad de Dios, a la que quiere adherirse y entregarse con Dios, comenta san Agustn (Sermo 291).
durante una visin. Estas circunstancias particulares favorece un motivo de aliento para aceptarlo prontamente.
con insistencia, tanto ayer como hoy, signos sensibles para c Virgen est motivada slo por su amor a Dios.
Raquel (Gn 30,22), la madre de Sansn (Jc 13,1-7) y Ana, sobre todo, la gratuidad del don de Dios.
Antiguo Testamento no recuerda ningn precedente. En real encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondr por nombre
Emmanuel (Is 7,14), aunque no excluye esta perspectiva, ha venida de Cristo, y a la luz de la revelacin evanglica.
A Mara se le pide que acepte una verdad jams enunciada a ser esto?, expresa su fe en el poder divino de conciliar virginidad con su maternidad nica y excepcional.
el evangelio de la Anunciacin, afirma: El ngel anuncia, la V Cree la Virgen en el Cristo que se le anuncia, y la fe le trae entraas la fecundidad maternal (Sermo 293).
5-V
del Seor; hgase en m segn tu palabra (Lc 1,38), ponen Moiss, al comienzo de la antigua alianza, como respuesta
llamada del Seor, se haba declarado su siervo (cf. Ex 4,1 14,31). Al llegar la nueva alianza, tambin Mara responde a con un acto de libre sumisin y de consciente abandono a Seor.
La expresin siervo de Dios se aplica en el Antiguo Testam a todos los que son llamados a ejercer una misin en favor
encomienda la misin de formar al pueblo para el servicio fie sufriente un modelo de fidelidad a Dios con la esperanza
rescate por los pecados del pueblo (cf, Is 42-53). Tambin alg
dar su vida como rescate por muchos (Mc 10,45; cf. Mt 20,
En la vida de Jess, la voluntad de servir es constante y sorprendente. En efecto, como Hijo de Dios, hubiera podido
que se le haba concedido, ante el anuncio del ngel se decla servicio ella incluye tambin su propsito de servir al prjimo,
lo demuestra la relacin que guardan el episodio de la Anunci espera el nacimiento de un hijo, Mara se pone en camino y prisa (Lc 1,39) acude a Galilea para ayudar a su prima en
(gnoito), que usa san Lucas, no slo expresa aceptacin, s el compromiso de todos sus recursos personales.
dir: Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviad llevar a cabo su obra (Jn 4,34). En esta misma lnea, Mara
Aunque en el momento de la Anunciacin Mara no conoce a sacrificio que caracterizar la misin de Cristo, la profeca Simen le har vislumbrar el trgico destino de su Hijo (cf. Lc obediencia plena a la voluntad de Dios, Mara est dispuesta espada que atravesar su alma.
6-I
Mara, nueva Eva Catequesis de Juan Pablo II (18-IX-96) 1. El concilio Vaticano II, comentando el episodio de la de Mara a las palabras del mensajero divino. A diferencia
el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Ma contribuy a la muerte, as tambin otra mujer contribuyera vida (Lumen gentium, 56).
2. Al pronunciar su s total al proyecto divino, Mara es plenamente libre ante Dios. Al mismo tiempo, se siente personalmente responsable ante la humanidad, cuyo futuro vinculado a su respuesta.
Dios pone el destino de todos en las manos de una joven. El su amor, traz para la salvacin del mundo.
hombres. Ella pronunci su "fiat" "ocupando el lugar de toda nueva Eva, madre de los vivientes (n. 511).
En la encclica Redemptoris Mater puse de relieve que la nu maternidad espiritual, de la que habla Jess, se refiere ante
persona y a la obra de Cristo: Se entreg totalmente a s mi y en dependencia de l, se puso, por la gracia de Dios
gentium, 56).
salvacin de los hombres. Ella, en efecto, como dice san Ire el gnero humano" (Adv. Haer., 3, 22, 4) (ib.)
primeros padres, aparece como la verdadera madre de lo obediencia al designio divino, se convierte en fuente de vida la humanidad entera.
la Iglesia y se interpretan a la luz de la plena revelacin ulte del Redentor (Lumen gentium, 55).
En efecto, el Espritu Santo, al inspirar a los diversos autor que se encarnara en el seno de la Virgen Mara.
Redentor, el Concilio cita, ante todo, aquellas con las que D El Seor dice a la serpiente, figura del espritu del mal:
siglo XVI, Protoevangelio, es decir, primera buena nueva, de humanidad. En efecto, frente al pecado, segn la narracin
Las palabras del Protoevangelio revelan, adems, el singu ceder ante la tentacin de la serpiente, luego se convierte,
3. Los exegetas concuerdan en reconocer que el texto de Gnesis, segn el original hebreo, no atribuye directamente
Quin es esta mujer? El texto bblico no refiere su nombr personal, pero deja vislumbrar una mujer nueva, querida por para reparar la cada de Eva: ella est llamada a restaurar el y la dignidad de la mujer, y a contribuir al cambio del destino divina sobre Satans.
Satans, por la solidaridad con Mara reciben una fuerza sup de Dios en el camino de la salvacin. Esta alianza misteriosa de Dios con la mujer se manifiesta
universal de la palabra mujer, dentro y ms all de los confi inseparable de la vocacin de la humanidad y, en particular, primera aliada de Dios contra Satans y el mal.
26
El ngel Gabriel, dirigindose a la Virgen de Nazaret, despu texto griego: algrate y llena de gracia, tienen entre s
plan salvfico de Dios con relacin a Mara. Como escrib en ddiva sobrenatural, de la que se beneficia Mara porque ha elegida y destinada a ser Madre de Cristo (n. 9).
En efecto, el ngel, segn la narracin del evangelista san Lu as de relieve el aspecto principal que el Seor ve en la personalidad de la Virgen de Nazaret.
La expresin llena de gracia traduce la palabra griega expresar con ms exactitud el matiz del trmino griego, no
y que no deba gozar de buena fama, como lo dan a entende Nazaret puede salir algo bueno? (Jn 1,46).
El carcter extraordinario y gratuito de la intervencin de D de san Lucas que refiere el episodio de Zacaras. Ese pasaje
Dios, quien tom de tal manera posesin de ella, que la hiz de gracia funda la riqueza espiritual oculta en Mara.
En el Antiguo Testamento, Yahveh manifiesta la sobreabunda En Mara, en los albores del Nuevo Testamento, la gratuidad
misericordia divina alcanza su grado supremo. En ella la a los humildes y a los pobres, llega a su culmen.
ejemplo y gracias a su intercesin, puedan perseverar en la g divina que santifica y transforma los corazones.
10-
santa, libre de toda mancha de pecado, (...) enriquecida desd santidad del todo singular (Lumen gentium, 56).
indica ms directamente el efecto de la gracia divina en Ma por tanto, santificada. El calificativo llena de gracia tiene a la Iglesia a profundizar.
2. En la catequesis anterior puse de relieve que en el saludo nombre: es el nombre de Mara a los ojos de Dios. Segn
objeto del favor divino, que poda ser definida por esta predile
Iglesia cuando llamaban a Mara la toda santa, afirmando al m Espritu Santo (Lumen gentium, 56). La gracia, entendida en su sentido de gracia santificante que hacindola plenamente conforme al proyecto de Dios.
3. As, la reflexin doctrinal ha podido atribuir a Mara una necesariamente el origen de su vida.
A esta pureza original parece que se refera un obispo de Palestina, que vivi entre los aos 550 y 650, Theoteknos
como los querubines la que est formada por una arcilla pur
La afirmacin de Theoteknos marca una etapa significativa d reflexin teolgica sobre el misterio de la Madre del Seor.
mujer que estaba destinada a convertirse en Madre del Salv mancha alguna.
nacimiento de Mara).
Mara).
inicio de la nueva creacin. Se trata de un privilegio person inaugura el tiempo de la gracia abundante, querido por Dios la humanidad entera.
Constantinopla y por san Juan Damasceno, ilumina el valor d redencin del mundo.
1. En la reflexin doctrinal de la Iglesia de Oriente, la expresin llena de gracia, como hemos visto en las anteriores catequesis, fue interpretada, ya desde el siglo VI, en el sentido de una santidad singular que reina en Mara durante toda su existencia. Ella inaugura as la nueva creacin. Adems del relato lucano de la Anunciacin, la Tradicin y el Magisterio han considerado el as llamado Protoevangelio (Gn 3,15) como una fuente escriturstica de la verdad de la Inmaculada Concepcin de Mara.
Ese texto, a partir de la antigua versin latina: Ella te aplasta que aplasta a la serpiente bajo sus pies. Ya hemos recordado con anterioridad que esta traduccin
descendencia, es coherente con el sentido original del pasa virtud propia sino de la gracia del Hijo.
entre la mujer y su linaje, por una parte, y la serpiente y s establecida por Dios, que cobra un relieve singular si
Para ser la enemiga irreconciliable de la serpiente y de su lin desde el primer momento de su existencia.
eterna de la que se habla desde la tradicin primitiva hasta solemne definicin de la Inmaculada Concepcin, sino ms cierta servidumbre (AAS 45 [1953], 579).
consecuencia, el Hijo le concedi el poder de resistir al demo notable efecto de su obra redentora.
atencin hacia la santidad especial de Mara y hacia el hech intuir en el privilegio nico concedido a Mara por el Seor el
de un nuevo orden, que es fruto de la amistad con Dios y q serpiente y los hombres.
la mujer vestida de sol con Mara, la mujer que dio a luz al Me Madre de Jess.
con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz (Ap 1
4. A esas afirmaciones escritursticas, en las que se basan Tradicin y el Magisterio para fundamentar la doctrina de que afirman la universalidad del pecado.
esa ley universal: Cristo, que no conoci pecado (2 Cor 5,2 pecado (Rm 5,20).
Estas afirmaciones no llevan necesariamente a concluir que M forma parte de la humanidad pecadora. El paralelismo que
de pecado. Era conveniente que, al igual que Cristo, nuevo A apta para cooperar en la redencin.
31*****
Mara Inmaculada, redimida por preservacin del pecado Catequesis de Juan Pablo II (5-VI-96)
constituye un don excepcional de gracia, y afirmaba a est cual, por el honor debido a nuestro Seor, cuando se trata
poda conciliarse con la doctrina de la universalidad del pec descendientes de Adn. A esa consecuencia lleg, luego, aclarando cmo se benefici Mara de la gracia redentora Cristo ya desde su concepcin.
la relativa celebracin litrgica, grata sobre todo a aquellos e a Dios (Tract. de conc. B.M.V., 1-2), haba sido olvidada
suprimida. Deseando promover la restauracin de la fiesta, piadoso monje rechaza la objecin de san Agustn contra
A pesar de Eadmero, los grandes telogos del siglo XIII hicie suyas las dificultades de san Agustn, argumentando as:
hubiera contrado la culpa original, no hubiera podido ser encuentra en estado de pecado.
Inmaculada Concepcin de Mara. Sostuvo que Cristo, el med excelso, preservndola del pecado original.
sta tuvo lugar slo despus de muchos siglos, bajo el impuls perfectamente santa desde el origen de su vida. 4. La afirmacin del excepcional privilegio concedido a Mara
libera, sino tambin preserva del pecado. Esa dimensin d preservacin, que es total en Mara, se halla presente en intervencin redentora a travs de la cual Cristo, liberando influjo en su existencia.
A Mara, primera redimida por Cristo, que tuvo el privilegio d quedar sometida ni siquiera por un instante al poder del mal pecado, miran los cristianos como al modelo perfecto y a
[L'Osservatore Romano, edicin semanal en lengua espaol La Virginidad de Mara, Madre de Dios Catequesis de Juan Pablo II .
7-V
de partenognesis natural y rechaza los intentos de explica derivacin de una leyenda mitolgica pagana.
sostener vlidamente mutilaciones de los trminos o de la Espritu Santo. 2. El evangelista san Mateo, narrando el anuncio del ngel a
Adems, a Jos se le comunica la generacin virginal de Jes su consentimiento previo a la concepcin del Hijo de Mara,
San Mateo presenta el origen virginal de Jess como cumplim de la profeca de Isaas: Ved que la virgen concebir y dar
(Mc 3,11; 5,7; cf. 1,1.11; 9,7; 14,61-62; 15,39). Estos datos e
de Jess, insertada en el contexto del misterio de la Encarna La afirmacin paradjica de Pablo: Al llegar la plenitud de
fundamento algunas interpretaciones recientes, que no consid la concepcin virginal en sentido fsico o biolgico, sino
catlica, n. 496).
Mara, por su fe y su obediencia, engendr en la tierra al H sombra del Espritu Santo (Lumen gentium, 63).
pontificio, relativas a la Inmaculada Concepcin de la sants Madre de Dios, siempre Virgen Mara (DS 3.903).
5. Aunque las definiciones del Magisterio, con excepcin d precisan el sentido del apelativo virgen, se ve claramente
Inmaculada, suscita la atencin sobre el vnculo entre santid por el deseo de entregar todo su corazn a Dios.
12-V ***** El propsito de virginidad de Mara Catequesis de Juan Pablo II (24-VII-96) 1. Al ngel, que le anuncia la concepcin y el nacimiento de Jess, Mara le dirige una pregunta: Cmo ser esto, puesto que no conozco varn? (Lc 1,34). Esa pregunta resulta, por lo menos, sorprendente si recordamos los relatos bblicos que refieren el anuncio de un nacimiento extraordinario a una mujer estril. En esos casos se trata de mujeres casadas, naturalmente estriles, a las que
Dios ofrece el don del hijo a travs de la vida conyugal norma 15,2; 30,22-23; 1 S 1,10; Lc 1,13).
eleccin voluntaria quiere permanecer virgen. Por consiguien parecer, un obstculo a la maternidad anunciada.
en el que plantea la pregunta cmo ser eso? y la afirma actual de Mara como su propsito de permanecer virgen. la permanencia y la continuidad de su estado.
y una disponibilidad perfecta a la accin del Espritu Santo (Redemptoris Mater, 13).
A algunos, las palabras e intenciones de Mara les parece inverosmiles, teniendo presente que en el ambiente judo
escritos del Antiguo Testamento lo confirman en varios episod que la hija de Jeft, teniendo que afrontar la muerte siendo
divino: Sed fecundos y multiplicaos (Gn 1,28), el matrimon alegras y los sufrimientos propios de la maternidad.
numerosos e importantes testimonios histricos en Qumrn, v comn y para buscar una mayor intimidad con Dios.
mujeres, las Terapeutas, pertenecientes a una secta descrita dedicaban a la contemplacin y buscaban la sabidura.
tantas mujeres a seguir el camino de la consagracin virgin La presencia singular de la gracia en la vida de Mara lleva
Colmada de dones excepcionales del Seor desde el inicio d Dios con el ofrecimiento de su virginidad.
aquella pobreza ante Dios, a la que el Antiguo Testamen camino, renuncia tambin a la maternidad, riqueza personal
sobresale entre los humildes y los pobres del Seor, que esp
[L'Osservatore Romano, ed
se refieren tanto a la persona y a la misin redentora de Cri hombres (Catecismo de la Iglesia catlica, n. 502).
generacin temporal del Hijo se refleja la generacin eterna tambin en el tiempo como hombre.
Espritu Santo vendr sobre ti y el poder del Altsimo te cubrir Hijo de Dios (Lc 1,35).
invisible, por obra del Hijo nico, que est en el seno del Pa
(Jn 1,18), con su venida en la carne: Y la Palabra se hizo ca gloria que recibe del Padre como Hijo nico, lleno de gracia verdad (Jn 1,14).
por medio del Espritu, acta en el mundo y engendra al Verb al Espritu poder del Altsimo (Lc 1,35), en sintona con
Dios.
grandeza de la maternidad virginal de Mara: la concepcin Espritu de amor, fuente de toda fecundidad. En el plan divino de la salvacin, la concepcin virginal es,
4. La comunicacin de la vida nueva es transmisin de la filia divina. Podemos recordar aqu la perspectiva abierta por san en el Prlogo de su evangelio: aquel a quien Dios engendr,
generacin virginal permite la extensin de la paternidad divin Hijo de la Virgen y del Padre.
nos permite intuir que Dios ha elegido para su Hijo una Mad Padre.
1. El propsito de virginidad, qu
en el momento de la Anunciaci
revela libremente su propsito de virginidad. En este compro totalmente al Seor mediante una vida virginal.
Al subrayar la espontaneidad de la decisin de Mara, no deb olvidar que en el origen de toda vocacin est la iniciativa de
La doncella de Nazaret, al orientarse hacia la vida virgina Espritu Santo que la iluminaba sobre el significado y el valor entrega virginal de s misma. Nadie puede acoger este don necesarias.
vida, el Evangelio no testimonia que Mara haya formulad de la propia vida a Dios, en uso ya desde los primeros siglos
Sin. Sin embargo, con su decisin se convierte en el arque corazn indiviso en la virginidad.
primeros aos, el deseo de la unin ms completa con Dio 3. Las maravillas que Dios hace, tambin hoy, en el corazn el alma de Mara. Tambin en nuestro mundo, aunque est
En definitiva, la eleccin del estado virginal est motivada po plena adhesin a Cristo. Esto es particularmente evidente
la encclica Redemptoris Mater-, siguiendo el ejemplo de la V fuente de la maternidad en el Espritu Santo (n. 43).
en la Iglesia como signo del primado de Dios sobre toda realid al Seor por quienes an hoy consagran generosamente su mediante la virginidad, al servicio del reino de Dios.
de Cristo, reflejado en muchas vrgenes que se esfuerzan p signo de la misericordia y de la ternura divinas.
9-V ***** La unin virginal de Mara y Jos Catequesis de Juan Pablo II (21-VIII-96)
1. El evangelio de Lucas, al presentar a Mara como virgen, a que estaba desposada con un hombre llamado Jos, de la de David (Lc 1,27). Estas informaciones parecen, a primera contradictorias.
Hay que notar que el trmino griego utilizado en este pasaje por tanto vive en el estado matrimonial, sino la del noviazgo.
En el momento de la Anunciacin, Mara se halla, pues, en situacin de esposa prometida. Nos podemos preguntar por
Encarnacin y quera que sta acaeciese en un contexto fam tambin en Jos el ideal de la virginidad.
y a Jos es comprensible slo en el contexto del plan salvfico del misterio de la Encarnacin exiga un nacimiento virginal
especialsimo, vinculado a la realizacin concreta del misterio Exhortacin apostlica, Redemptoris custos, 7).
fuese entonces un hombre anciano, sino que su perfecci relacin esponsal con Mara.
3. La cooperacin de Jos en el misterio de la Encarnaci comprende tambin el ejercicio del papel paterno respecto Jess. Dicha funcin le es reconocida por el ngel que,
Dar a luz un hijo y t le pondrs por nombre Jess, porqu salvar a su pueblo de sus pecados (Mt 1,21).
progenitor, una antigua monografa sobre la virginidad de Mar por la Virgen y Jos como esposos hicieron que l pudiese
funcin de padre, gozando de una autoridad a la que el Rede transmitindole el oficio de carpintero.
en la muerte goz de su presencia consoladora y afectuosa. lugares una especial devocin a la santa Familia y en ella a le encomend el patrocinio de toda la Iglesia.
refieren a la concepcin de Jess, llaman a Mara sencillame como un hecho permanente, referido a toda su vida.
definicin del dogma de la Asuncin, ao 1950 (DS 3.903), e de su elevacin en cuerpo y alma a la gloria celeste.
2. Usando una frmula sinttica, la tradicin de la Iglesia h presentado a Mara como virgen antes del parto, durante el tres momentos, que no dej nunca de ser virgen.
De las tres, la afirmacin de la virginidad antes del parto es, duda, la ms importante, ya que se refiere a la concepcin
La virginidad durante el parto y despus del parto, aunque se en los orgenes de la Iglesia, se convierte en objeto de
27), que Jess dirige desde la cruz a Mara y al discpulo de otros hijos nacidos de Mara.
despus de Jess. Pero la palabra primognito signific la existencia de otros hijos. Adems, el evangelista subraya
estaban vinculadas algunas prescripciones de la ley judaic otros hijos. A cada hijo nico se aplicaban, por consiguiente, prescripciones por ser el primognito (cf. Lc 2,23).
estaran aquellos textos evanglicos que recuerdan la existe (cf. Mt 13,55-56; Mc 6,3), y de varias hermanas.
As pues, Mara santsima es la siempre Virgen. Esta prerrog totalmente a la misin redentora de Cristo.
[L'Osservatore Romano, edicin semanal en lengua espaol La Visitacin de la Virgen a Santa Isabel Catequesis de Juan Pablo II
30-V
La Visitacin y el Magnficat Evangelio segn San Lucas (Lc 1,39-56) En aquellos das, se levant Mara y se fue con prontitud a la regin montaosa, a una ciudad de Jud; entr en casa de .
Feliz la que ha credo que se cumpliran las cosas que le fue dichas de parte del Seor! Y dijo Mara:
Proclama mi alma la grandeza del Seor, se alegra mi espr en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillacin de su esclava.
su misericordia llega a sus fieles de generacin en generacin l hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazn, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los despide vacos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordndose de la misericordia -co lo haba prometido a nuestros padres- en favor de Abrahn y descendencia por siempre.
hermosos son sobre los montes los pies del mensajero qu que dice a Sin: "Ya reina tu Dios"! (Is 52,7).
As como manifiesta san Pablo, que reconoce el cumplimient 10,15), as tambin san Lucas parece invitar a ver en Mara viajes misioneros del Hijo divino.
maternidad en la obra redentora del Hijo, se transforma en luz y la alegra de Cristo a los hombres de todos los lugares todos los tiempos.
parece reflejarse en el mutismo de Zacaras, Mara irrumpe c salud a Isabel (Lc 1,40).
Mara que, ms que Yael y Judit, quienes la prefiguraron en su seno, Jess, el Mesas.
cntico de alabanza de la Iglesia por las maravillas que hizo Poderoso en la Madre de su Hijo.
que se cumpliran las cosas que le fueron dichas de parte d en el hecho de que ella es la que cree.
Ante la excelencia de Mara, Isabel comprende tambin qu h constituye para ella su visita: De dnde a m que la madre
usaba para dirigirse al rey (cf. 1 R 1, 13, 20, 21, etc.) y habla
apreciar todo lo que la presencia de la Virgen trae como don vida de cada creyente.
4-
En el Magnficat Mara celebra la obra admirable de Dios Catequesis de Juan Pablo II (6-XI-96)
realiz en ella. Ese cntico es la respuesta de la Virgen al mis Mara expresa el jubilo de su espritu en Dios, su salvador. benvola que Dios le dirigi a ella, criatura pobre y sin influjo historia.
que con el anuncio del ngel revela su omnipotencia, supera incluso los ms nobles deseos del alma humana.
de Nazaret, llamndola a convertirse en la madre del Mesa 2. Las palabras desde ahora me felicitarn todas las
generaciones (Lc 1,48), toman como punto de partida la dichosa (Lc 1,45). El cntico, con cierta audacia, predice
especial que la comunidad cristiana ha sentido hacia la Madr diversas expresiones de culto, transmitidas de generacin de Nazaret.
3. El Poderoso ha hecho obras grandes por m; su nombre generacin (Lc 1,49-50). Qu son esas obras grandes realizadas en Mara por Poderoso? La expresin aparece en el Antiguo Testamento
la experiencia del rostro de Dios hecha por Mara, Dios no s Gabriel (cf. Lc 1,37), sino tambin el Misericordioso, capaz ternura y fidelidad para con todo ser humano.
corazn; derriba del trono a los poderosos y enaltece a lo despide vacos (Lc 1,51-53).
los juicios del mundo, viene en auxilio de los pobres y los sorprendente, colma de bienes a los humildes, que le
corazn.
El Magnficat, inspirado en el Antiguo Testamento y en la espiritualidad de la hija de Sin, supera los textos profticos
8-X
Presentacin de Jess en el templo Relato del Evangelio segn San Lucas (Lc 2,22-40) Cuando se cumplieron los das de la purificacin de ellos, segn la Ley de Moiss, llevaron a Jess a Jerusaln para presentarle al Seor, como est escrito en la Ley del Seor: Todo varn primognito ser consagrado al Seor y para . a lo que se dice en la Ley del Seor. Y he aqu que haba en Jerusaln un hombre llamado Simen: este hombre era justo
piadoso, y esperaba la consolacin de Israel; y estaba en l e no vera la muerte antes de haber visto al Cristo del Seor. Movido por el Espritu vino al Templo; y cuando los padres
introdujeron al nio Jess, para cumplir lo que la Ley prescrib Seor, puedes, segn tu palabra, dejar que tu siervo se vaya paz, porque han visto mis ojos tu salvacin, la que has
los gentiles y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre y dijo a Mara, su madre: ste est puesto para cada y elevacin de muchos en Israel, y para ser seal de
a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos de la tribu de Aser, de edad avanzada; despus de casarse haba vivido siete aos con su marido, y permaneci viuda hasta los ochenta y cuatro aos; no se apartaba del Templo,
presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba As que cumplieron todas las cosas segn la Ley del Seor,
ser consagrado al Seor", y para ofrecer en sacrificio un par Seor (Lc 2,22-24). Con este gesto, Mara y Jos manifiestan su propsito de
obedecer fielmente a la voluntad de Dios, rechazando toda asume el significado de una consagracin a Dios, en el lugar su presencia.
Mara, obligada por su pobreza a ofrecer trtolas o pichones la humanidad, anticipando con su gesto lo que haba sido prefigurado en las ofrendas rituales de la antigua Ley.
del parto, Lucas habla de los das de la purificacin de ellos (Lc 2,22), tal vez con la intencin de indicar a la vez las
La expresin purificacin puede resultarnos sorprendente obtenido ser inmaculada desde el primer instante de su existencia, y a un Nio totalmente santo. Sin embargo, es de alguna mancha de pecado, sino solamente de recuperar quedaba afectada por el simple hecho del parto, sin que existiera ninguna clase de culpa.
especial que existe entre Jess, en cuanto primognito (L de humilde ofrecimiento que impulsaba a Mara y a Jos (cf. ofrenda de los pobres (cf. Lv 12,8). 3. En el templo, Jos y Mara se encuentran con Simen, hombre justo y piadoso, que esperaba la consolacin de
La narracin lucana no dice nada de su pasado y del servici que desempea en el templo; habla de un hombre
haber visto al Mesas del Seor (Lc 2,26). Simen nos invita
Simen, modelo del hombre que se abre a la accin de Dios movido por el Espritu (Lc 2,27), se dirige al templo, donde brazos, bendice a Dios: Ahora, Seor, puedes, segn tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz (Lc 2,29).
Simen, expresin del Antiguo Testamento, experimenta la alegra del encuentro con el Mesas y siente que ha logrado dejar irse a la paz del ms all.
En el episodio de la Presentacin se puede ver el encuentro la esperanza de Israel con el Mesas. Tambin se puede Cristo. El Espritu Santo lo hace posible, suscitando en el corazn humano el deseo de ese encuentro salvfico y favoreciendo su realizacin.
Y no podemos olvidar el papel de Mara, que entrega el Nio da a Jess a los hombres.
4. Al revelar el futuro del Salvador, Simen hace referencia a profeca del Siervo, enviado al pueblo elegido y a las
Jacob, y hacer volver los preservados de Israel. Te voy a pon confines de la tierra (Is 49,6). En su cntico, Simen cambia totalmente la perspectiva,
Pero Jos y Mara, con esta experiencia, comprenden ms templo de Jerusaln presentan a Aquel que, siendo la gloria su pueblo, es tambin la salvacin de toda la humanidad.
del 13-XII***** La profeca de Simen asocia a Mara al destino doloroso de Hijo Catequesis de Juan Pablo II (18-XII-96)
1. Despus de haber reconocido en Jess la luz para alumb prueba a la que est llamado el Mesas y le revela su participacin en ese destino doloroso.
ha impulsado a ver en el orculo de Simen casi un segund entendimiento ms profundo del misterio de su Hijo.
predice slo a la Virgen que participar en el destino de su Hi para cada y elevacin de muchos en Israel, y para ser seal
Simen une al sufrimiento de Cristo la visin del alma de Mar destino doloroso de su Hijo.
As, el santo anciano, a la vez que pone de relieve la crecien hostilidad que va a encontrar el Mesas, subraya las
Madre. Ese sufrimiento materno llegar al culmen en la pasi cuando se unir a su Hijo en el sacrificio redentor.
a los primeros cantos del Siervo del Seor (cf. Is 42,6; 49,6)
pecados (Is 53,5), se ofrece a s mismo en expiacin (Is con mucho los antiguos sacrificios rituales. Podemos advertir aqu que la profeca de Simen permite notable con el futuro doloroso del Siervo.
3. Mara y Jos manifiestan su admiracin cuando Simen proclama a Jess luz para alumbrar a las naciones y gloria de la espada que le atravesar el alma, no dice nada. Acoge
silencio, al igual que Jos, esas palabras misteriosas que hac ms autntico de la presentacin de Jess en el templo.
en la Ley (Lc 2,24), era un preludio del sacrificio de Jess verdadera presentacin (cf. Lc 2,22), que asociara a la Madre a su Hijo en la obra de la redencin.
4. Despus de la profeca de Simen se produce el encuentr con la profetisa Ana, que tambin alababa a Dios y hablaba
a Dios noche y da (Lc 2,37), mantiene viva con ayunos y nuevo impulso a poner su esperanza en el Dios de Israel. En el comportamiento de Ana como un signo del Seor, un mensaje de fe iluminada y de servicio perseverante.
del 20-XII-
1. Las palabras del anciano Simen, anunciando a Mara su participacin en la misin salvfica del Mesas, ponen de
manifiesto el papel de la mujer en el misterio de la redencin En efecto, Mara no es slo una persona individual; tambin
representacin pone de relieve el profundo vnculo que exist Iglesia, y el destino de dolor del Verbo encarnado. Al entregar a su Hijo, recibido poco antes de Dios, para
interior, que no es slo fruto del natural afecto materno, sino q obra redentora de Cristo.
(Lc 2,35).
con respecto a l, invitndolos a una decisin fundamental. E Israel (Lc 2,34). As pues, Mara est unida a su Hijo divino en la contradiccin, con vistas a la obra de la salvacin. Ciertamente, existe el peligro de cada para quien no acoge Cristo, pero un efecto maravilloso de la redencin es la elevacin de muchos. Este mero anuncio enciende gran sacrificio.
Al poner bajo la mirada de la Virgen estas perspectivas de l salvacin antes de la ofrenda ritual, Simen parece sugerir humanidad. De hecho, no habla con Jos ni de Jos: sus
entreg totalmente a s misma (...) a la persona y a la obra de misterio de la redencin (Lumen gentium, 56).
En la presentacin de Jess en el templo, Mara se pone a servicio del misterio de la Redencin con Cristo y en dependencia de l: en efecto, Jess, el protagonista de la
El primado de Cristo no anula, sino que sostiene y exige el en su sacrificio, Cristo quiere revelar las profundas races sacerdotal de la cruz. La intencin divina de solicitar la cooperacin especfica de mujer en la obra redentora se manifiesta en el hecho de que profeca de Simen se dirige slo a Mara, a pesar de que tambin Jos participa en el rito de la ofrenda.
templo parece confirmar el significado y el valor de la presenc mujer, Ana, concluye esos momentos singulares, en los que Antiguo Testamento casi se entrega al Nuevo.
probablemente porque era consultada por muchos a causa d inspiracin del Espritu del Seor.
los que, habiendo vivido intensamente la espera del Mesas, s jbilo. El evangelista refiere que, como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios (Lc 2,38). Viviendo de forma habitual en el templo, pudo, tal vez con
una existencia dedicada al Seor y enriquecida por la escuch de la Palabra y por la oracin.
De forma especial, Ana demuestra un celo magnfico al habl que prepara a otros a acoger al Mesas en su vida. La expresin de Lucas: Hablaba del nio a todos los que esperaban la redencin de Jerusaln (Lc 2,38), parece
del 10-I-
Jess entre los doctores Relato del Evangelio segn San Lucas (Lc 2,41-52) Sus padres iban todos los aos a Jerusaln a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce aos, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los das, el nio Jess se qued en Jerusaln, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estara en la caravana, hicieron un da de no encontrarle, se volvieron a Jerusaln en su busca. Y sucedi que, al cabo de tres das, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchndoles y su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andbamos que yo deba estar en la casa de mi Padre? Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazn. Jess progresaba en sabidura, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres. Jess, perdido y hallado en el templo Catequesis de Juan Pablo II (15-I-97)
1. Como ltima pgina de los relatos de la infancia, antes de Lucas pone el episodio de la peregrinacin de Jess adolescente al templo de Jerusaln. Se trata de una vida oculta de Nazaret.
Mara y Jos. Afirma que asume como norma de su familiares terrenos. 2. A travs de este episodio, Jess prepara a su madre para
tres dramticos das, en que su Hijo se separa de ellos para muerte y resurreccin.
su intencin de permanecer en Jerusaln, Jess los introduc lo que realizara ms tarde con los discpulos mediante el anuncio de su Pascua.
Mara y Jos, despus de una jornada de viaje, preocupados parientes y conocidos. Vuelven a Jerusaln y, al encontrarlo
el templo, quedan asombrados porque lo ven sentado en 2,46). Su conducta es muy diversa de la acostumbrada. Y
seguramente el hecho de encontrarlo al tercer da revela a su padres otro aspecto relativo a su persona y a su misin. Jess asume el papel de maestro, como har ms tarde en
y sus respuestas (Lc 2,47). Manifestando una sabidura qu que ser una caracterstica de su misin salvfica.
tantas madres ante los sufrimientos que les causan sus hijos hombre en los momentos de prueba.
3. La respuesta de Jess, en forma de pregunta, es densa d deba ocuparme de las cosas de mi Padre? (Lc 2,49).
sobre su futuro.
voluntad del Padre es para l norma que vincula su obedienc El texto evanglico subraya esa referencia a la entrega total
As pues, a sus padres se les pide que le permitan cumplir s misin donde lo lleve la voluntad del Padre celestial.
4. El evangelista comenta: Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio (Lc 2,50).
Mara y Jos no entienden el contenido de su respuesta, ni e modo, que parece un rechazo, como reacciona a su
Conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazn misterio de su Hijo, tal como se le revel en la Anunciacin, su colaboracin con el espritu de un renovado fiat. As comienza el primer eslabn de una cadena de
acontecimientos que llevar a Mara a superar progresivamen ponerse al servicio de la misin de su Hijo divino. En el templo de Jerusaln, en este preludio de su misin
del 17-I-
dos veces de la vuelta de la Sagrada Familia a Nazaret (cf. L de Jess, antes y despus del episodio de la peregrinacin Jerusaln: El nio creca y se fortaleca, llenndose de
sabidura; y la gracia de Dios estaba sobre l (Lc 2,40), y Dios y ante los hombres (Lc 2,52).
Lucas refiere probablemente los recuerdos de Mara acerca d Jess y la llena de gracia supera con mucho la que arraigada en una particular condicin sobrenatural y est divina.
2. En Mara la conciencia de que cumpla una misin que Dio diaria. Los sencillos y humildes quehaceres de cada da servicio a la misin de Cristo.
de salvacin. En efecto, la sencillez de la vida de tantas ama encierra un valor extraordinario a los ojos del Seor.
estaba dominada por la monotona. En el contacto con Jes Hijo, contemplando y adorando. Dice san Lucas: Mara, por parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazn (Lc 2,19; cf. 2,51).
prodigiosos. Ante las primeras manifestaciones extraordinaria sus familiares (llamados en el evangelio hermanos) se asumen -segn una interpretacin- la responsabilidad de no es normal (cf. Mc 3,21).
En el clima de Nazaret, digno y marcado por el trabajo, Mara esforzaba por comprender la trama providencial de la misin
las cosas de mi Padre? (Lc 2,49). Meditando en esas palabr Jess y el de su maternidad, esforzndose por descubrir en comportamiento de su Hijo los rasgos que revelaban su semejanza con Aquel que l llamaba mi Padre.
las palabras de Simen, abraza toda su existencia terrena, pe ocultamiento que pas en Nazaret.
forma excelsa; sabe que no puede quedar defraudada, aunqu promesa. En la oscuridad de la fe, y a falta de signos
extraordinarios que anuncien el inicio de la misin mesinica su Hijo, ella espera, ms all de toda evidencia, aguardando Dios el cumplimiento de la promesa.
esperanza, se convierte en lugar de un alto testimonio de la enciende y arde ante todo en el corazn de la Madre; es evangelio de la caridad divina.
recuerda san Pablo, est oculta con Cristo en Dios (Col 3,3
A menudo se trata de una vida humilde y oscura a los ojos d mundo, pero que, en la escuela de Mara, puede revelar la paz de Cristo.
del 31-I-
Las bodas de Can Relato del Evangelio segn San Juan (Jn 2,1-12)
Jess con sus discpulos. Y, como faltara vino, porque se hab vino. Jess le responde: Qu tengo yo contigo, mujer?
Haba all seis tinajas de piedra, puestas para las purificacion Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala. Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala prob el agua convertida en como ignoraba de dnde era (los sirvientes, los que haban
de los judos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jess
bebidos, el inferior. Pero t has guardado el vino bueno hasta ahora. As, en Can de Galilea, dio Jess comienzo a sus
seales. Y manifest su gloria, y creyeron en l sus discpulos discpulos, pero no se quedaron all muchos das.
1. En el episodio de las bodas de Can, san Juan presenta de relieve su cooperacin en la misin de su Hijo.
21), aade: Fue invitado a la boda tambin Jess con su que en Can, como en el acontecimiento fundamental de Encarnacin, Mara es quien introduce al Salvador.
discpulos (Jn 2,2). Con esas palabras, san Juan parece ind
solcita ama de casa, inmediatamente se da cuenta e intervi ayudar a los esposos en su dificultad. Dirigindose a Jess con las palabras: No tienen vino (Jn
una intervencin que la resuelva. Ms precisamente, seg que Jess no dispona de vino.
En Can, la Virgen muestra una vez ms su total disponibilid verlo, haba contribuido al prodigio de la concepcin virginal,
Segn una interpretacin, Jess, desde el inicio de su misi intervencin de su madre. En efecto, en la lengua hablada
4. Mucho ms fuerte es la motivacin formulada por Jess Todava no ha llegado mi hora (Jn. 2,4).
por ltimo, que consideran que la frase es interrogativa y prol mi hora? (Jn 2,4). Jess da a entender a Mara que l ya
dice: "Llenad las tinajas de agua". Y las llenaron hasta el bor proporcionar vino en abundancia.
La exhortacin de Mara: Haced lo que l os diga, conserv est destinada a renovar su efecto maravilloso en la vida de
26) el rechazo aparente de Jess exalta la fe de la mujer, tam realizacin del primer milagro, manifiestan la grandeza de la la Madre y la fuerza de su oracin.
El episodio de las bodas de Can nos estimula a ser valiente del Evangelio: Pedid y se os dar (Mt 7,7; Lc 11,9).
28-
En Can, Mara induce a Jess a realizar el primer milagr Catequesis de Juan Pablo II (5-III-97)
palabra consigue de su Hijo el primero de los milagros. Ella ltimo trmino, determinante.
refirindose a su madre, al pie de la cruz (cf. Jn 19,26). Seg nueva Eva, madre en la fe de todos los creyentes.
corazn misericordioso. Al prever el posible apuro de los esp a Jess que intervenga con su poder mesinico.
(Jn 1,1). Esta significativa coincidencia nos lleva a establece eternidad y la primera manifestacin de la misma gloria en misin terrena.
(cf. Os 2,21; Jr 2,1-8; Sal 44; etc.) y en el Nuevo Testamento 32; Ap 21,1-2; etc.).
menudo sobre la unin conyugal. Mara pide a Jess que fundado en Dios puede librar de los peligros de la infidelidad,
(cf. Jn 6,4), la intencin de preparar el verdadero banquet Can, queda subrayado an ms por la presencia del vino, alude a la sangre de la nueva alianza, y por el contexto de banquete.
presencia de Jess en la fiesta, consigue el milagro del vin de su Hijo resucitado entre los discpulos.
de los sirvientes.
encontrarse a veces ante la experiencia del silencio de Dio siempre en la bondad del Seor.
7-
1. El concilio Vaticano II, despus de recordar la intervencin Mara en las bodas de Can, subraya su participacin en la
proclamaba felices (cf. Mc 3,35 par.; Lc 11,27-28) a los qu fielmente (cf. Lc 2,19.51) (Lumen gentium, 58). El inicio de la misin de Jess marc tambin su separacin
Madre, la cual no siempre sigui al Hijo durante su peregrina separacin de su Madre y de los afectos familiares, como seguirlo y para dedicarse al anuncio del reino de Dios.
sus conciudadanos, que arrojaron a Jess de la sinagoga ponen de manifiesto el dramatismo de ese momento: altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada march (Lc 4,29-30).
del Padre, ofrecindole su sufrimiento de madre y su soled 2. De acuerdo con lo que refieren los evangelios, es posible
Mara escuchara a su Hijo tambin en otras circunstancias. A de Can, con su madre y sus hermanos y sus discpulos
Con esas palabras, Cristo, aun relativizando los vnculos mucho ms elevado con ella. En efecto, Mara, ponindose fielmente.
Hijo, conservando y meditando su enseanza, como ya hab captar el significado de las palabras de Jess antes y mejor
sus discpulos, los cuales a menudo no comprendan sus Mt 16,21-23; Mc 9,32; Lc 9,45).
Ese rechazo, que se manifest ya desde su visita a Nazaret los jefes del pueblo.
Nazaret se habr sentido herida muchas veces por la incredu (cf. Jn 7,2-5) o interrumpir su misin (cf. Mc 3,21).
forma oculta, Mara comparte el itinerario de su Hijo haci esperanza y en el amor, coopera en la salvacin.
4. La Virgen se convierte as en modelo para quienes acoge mensaje divino y acogiendo plenamente a la Persona de su
[L'Osservatore Romano, edicin semanal en lengua espaol Mara en el Calvario Catequesis de Juan Pablo II
14-
Junto a la cruz de Jess estaban su madre y la hermana de s madre, Mara, mujer de Cleofs, y Mara Magdalena. Jess, viendo a su madre y junto a ella al discpulo a quien amaba, . dice a su madre: Mujer, ah tienes a tu hijo. Luego dice al discpulo: Ah tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discpulo la acogi en su casa.
Mara, al pie de la cruz, partcipe del drama de la Redencin Catequesis de Juan Pablo II (2-IV-97) 1. Regina caeli laetare, alleluia! Reina del cielo, algrate,
aleluya!
As canta la Iglesia durante este tiempo de Pascua, invitando los fieles a unirse al gozo espiritual de Mara, madre del
Mara, al aceptar con plena disponibilidad las palabras del n Gabriel, que le anunciaba que sera la madre del Mesas, comenz a tomar parte en el drama de la Redencin. Su
durante la presentacin en el templo, prosigue no slo en e sino tambin durante toda su vida pblica.
Redentor. Como testimonia el cuarto evangelio, en aquellos d celebracin de la Pascua juda. 2. El Concilio subraya la dimensin profunda de la presencia
redentora del Hijo, que se realiza mediante la participacin e Resurreccin, al pie de la cruz, donde Mara sufri
intensamente con su Hijo y se uni a su sacrificio con coraz inmolacin de su Hijo como vctima (ib., 58). Con estas palabras, el Concilio nos recuerda la compasin
cruz recuerda su inquebrantable firmeza y su extraordinaria valenta para afrontar los padecimientos. En el drama del Calvario, a Mara la sostiene la fe, que se robusteci durante
pblica de Jess. El Concilio recuerda que la bienaventurad la unin con su Hijo hasta la cruz (Lumen gentium, 58).
A los crueles insultos lanzados contra el Mesas crucificado, e que comparta sus ntimas disposiciones, responde con la Perdnalos, porque no saben lo que hacen (Lc 23,34).
tus manos encomiendo mi espritu (Lc 23,46), ella da as, co de su Hijo como vctima (Lumen gentium, 58).
del hombre deba sufrir mucho y ser reprobado por los ancian
del 4-IV-
La Virgen Mara, cooperadora en la obra de la Redencin Catequesis de Juan Pablo II (9-IV-97) 1. A lo largo de los siglos la Iglesia ha reflexionado en la
cooperacin de Mara en la obra de la salvacin, profundizan san Agustn atribuye a la Virgen la calificacin de colaboradora en la Redencin (cf. De Sancta Virginitate, 6; 40, 399), ttulo que subraya la accin conjunta y subordinada Mara a Cristo redentor.
Iglesia destaca con claridad la diferencia entre la Madre y el H Virgen, en cuanto cooperadora, al nico Redentor. Por lo dems, el apstol Pablo, cuando afirma: Somos colaboradores de Dios (1 Co 3,9), sostiene la efectiva posibilidad que tiene el hombre de colaborar con Dios. La igualdad con l, se expresa en el anuncio del Evangelio y en
aportacin personal para que se arraigue en el corazn de lo seres humanos. 2. El trmino cooperadora aplicado a Mara cobra, sin embargo, un significado especfico. La cooperacin de los
la oracin y el sacrificio. Por el contrario, la participacin de de madre; por tanto, se extiende a la totalidad de la obra sacrificio redentor, que mereci la salvacin de todos los obtener la gracia de la salvacin a toda la humanidad.
El particular papel de cooperadora que desempe la Virge tiene como fundamento su maternidad divina. Engendrando
singular en la obra del Salvador (Lumen gentium, 61). Aunq dirige a todo ser humano, la participacin de la Madre del
A pesar de la singularidad de esa condicin, Mara es tambi por Cristo del modo ms sublime en su concepcin llena de la gracia del Espritu Santo. 3. Esta afirmacin nos lleva ahora a preguntamos: cul es
con el ttulo de mujer en dos ocasiones solemnes, a saber, a la obra salvfica en cuanto mujer. El Seor, que cre al
hombre varn y mujer (cf. Gn 1,27), tambin en la Redenci los primeros padres emprendi el camino del pecado; una devolvera al gnero humano su dignidad originaria.
Iglesia. En el designio divino, representa al pie de la cruz a l una contribucin al desarrollo de la obra salvfica.
nacimiento del Redentor, sino tambin a la vida de su Cuerp Mara colabor y colabora (cf. Lumen gentium, 53 y 63)
el Concilio declara que la Virgen de Nazaret, abrazando la misma, como esclava del Seor, a la persona y a la obra de
Hijo. Con l y en dependencia de l, se puso, por la gracia d (ib., 56). Adems, el Vaticano II no slo presenta a Mara como la madre del Redentor, sino tambin como compaera
colabora de manera totalmente singular a la obra del Salvad asimismo, que el fruto sublime de esa colaboracin es la
maternidad universal: Por esta razn es nuestra madre en orden de la gracia (Lumen gentium, 61). Por tanto, podemos dirigirnos con confianza a la Virgen santsima, implorando su ayuda, conscientes de la misin
viendo a su madre y junto a ella al discpulo a quien amaba, d "He ah a tu madre" (Jn 19,26-27).
crucificado, al final de su vida terrena, dirigindose a su madr amor entre Mara y los cristianos. Esas palabras, interpretadas a veces nicamente como manifestacin de la piedad filial de Jess hacia su madre,
familiar. En efecto, la consideracin atenta del texto, confirma eclesial, con esa doble entrega de Jess, nos sita ante uno Virgen en la economa de la salvacin.
2. La muerte de Jess, a pesar de causar el mximo sufrimien vida. En efecto, al salir de Nazaret para comenzar su vida
presencia al pie de la cruz de su pariente Mara de Cleofs su familia y sus parientes, entre los cuales poda haber encontrado acogida despus de la muerte de su Hijo.
en el momento del sacrificio redentor, esa circunstancia les las expresiones de Jess a su madre, aade un inciso significativo: Sabiendo Jess que ya todo estaba cumplido 19,28), como si quisiera subrayar que haba culminado su
sacrificio al encomendar su madre a Juan y, en l, a todos lo salvacin. 3. La realidad que producen las palabras de Jess, es decir,
nuevo signo del gran amor que impuls a Jess a dar su vid
por todos los hombres. En el Calvario ese amor se manifiesta madre nuestra.
Es preciso recordar que, segn la tradicin, de hecho, la Virg reconoci a Juan como hijo suyo; pero ese privilegio fue
La maternidad universal de Mara, la Mujer de las bodas d Can y del Calvario, recuerda a Eva, madre de todos los vivientes (Gn 3,20). Sin embargo, mientras sta haba
palabras de Jess: Mujer, he ah a tu hijo, permiten a Mar intuir la nueva relacin materna que prolongara y ampliara
del sacrificio de Cristo, se manifiesta en su dimensin univers Las palabras de Jess: He ah a tu hijo, realizan lo que discpulos destinados a recibir el don de la gracia divina.
personal relacin de Mara con cada uno de los cristianos. Ojal que cada uno de nosotros, precisamente por esta
materno.
del 25-IV-
con las palabras: Mujer, he ah a tu hijo, desde lo alto de l cruz se dirige al discpulo amado, dicindole: He ah a tu cumbre de su maternidad: en cuanto madre del Salvador, del Cuerpo mstico de su Hijo.
Jess no slo recomienda a Juan que cuide con particular am de Mara; tambin se la confa, para que la reconozca como propia madre.
escuch el mandamiento del Maestro: Que os amis los un cabeza en el pecho del Seor, recibi de l un signo singular amor. Esas experiencias lo prepararon para percibir mejor en dada como madre y a amarla como l con afecto filial.
tu madre, la invitacin a aceptar a Mara como madre, respondiendo como verdaderos hijos a su amor materno. 2. A la luz de esta consigna al discpulo amado, se puede comprender el sentido autntico del culto mariano en la
comunidad eclesial, pues ese culto sita a los cristianos en l intimidad con ambos.
iniciativa espontnea de los creyentes ante el valor excepcion salvacin; se funda en la voluntad de Cristo.
Las palabras: He ah a tu madre expresan la intencin de Jess de suscitar en sus discpulos una actitud de amor y madre, la madre de todo creyente.
En la escuela de la Virgen, los discpulos aprenden, como Jua perseverante relacin de amor con l. Descubren, adems, hijos afectuosos y dciles.
que lleva a Cristo y que la devocin filial dirigida a ella no qui lleva a altsimos niveles de perfeccin.
Los innumerables santuarios marianos esparcidos por el mun de Mara, Madre del Seor y Madre nuestra.
Al recurrir a ella, atrados por su ternura, tambin los hombres Seor de su vida. Sobre todo los pobres, probados en lo ms ntimo, en los
La hora de la acogida es la del cumplimiento de la obra de salvacin. Precisamente en ese contexto, comienza la nuevo vnculo entre ella y los discpulos del Seor.
bien genrica, pone de manifiesto su iniciativa, llena de respe de vivir la vida espiritual en comunin con ella.
Juan -como observa san Agustn (In Ioan. Evang. tract., 119,3
Ojal que todo cristiano, a ejemplo del discpulo amado, aco a Mara en su casa y le deje espacio en su vida diaria,
[L'Osservatore Romano, edicin semanal en lengua espao Mara, miembro eminente y modelo de la Iglesia Catequesis de Juan Pablo II
del 9-V-
concepcin, la maternidad divina y la singular cooperacin e con respecto a la comunidad de los creyentes.
Sin embargo, el concilio Vaticano II no duda en presentar a M como miembro de la Iglesia, aunque precisa que ella lo es
diversa de todos los dems fieles, por los dones excepciona miembro suyo con pleno ttulo.
1,14), mientras comparte con los discpulos y algunas muje sobre ellos.
Ella, que vivi en estrecha unin con Jess en la casa de Naz en la Eucarista.
utiliza los dones que Dios le concedi para realizar una solida tambin ellos en sus hijos.
cristianos un fuerte apoyo en la lucha contra el pecado y u por el Espritu e hijos del Padre.
que da al bien de la Iglesia quien, renunciando a la fecundid servicio del reino de Dios.
en Pentecosts para el ejercicio de esa misin, la impulsa camino hacia el pleno cumplimiento del reino de Dios.
Madre del Hijo de Dios y, por tanto, (...) hija predilecta del P
El Concilio usa la expresin templo (sacrarium) del Espr Santo. As quiere subrayar el vnculo de presencia, de amor colaboracin que existe entre la Virgen y el Espritu Santo.
Virgen, a la que ya san Francisco de Ass invocaba como es con su ejemplo a los dems miembros de la Iglesia a y a vivir en perenne comunin de amor con l.
1-V
1. La constitucin dogmtica Lumen gentium a Mara como miembro muy eminente y del singular de la Iglesia, la declara prototipo y modelo destacadsimo en la fe y en el amor (n. 53).
sin dolor (In Ev. sec. Luc., II, 7: CCL 14, 33, 102-106). Por ta virginidad, su esponsalidad y su maternidad.
El Concilio, al referirse a Mara como tipo de la Iglesia, nos in Iglesia y, en su maternidad incontaminada, el anuncio de maternidad virginal de la Iglesia.
El paso a travs del mar Rojo, que refiere el libro del xodo, e
sucesivamente en la Iglesia. Por tanto, la perfeccin que Dios confiri a Mara adquiere vida divina en la Iglesia.
de perfeccin que hay que seguir e imitar. Mara es, en efect todos los dems miembros de la Iglesia.
el lugar peculiar que ocupa en la obra de la salvacin. Est estructura fundamental del ser de Mara se refleja en la maternidad y en la virginidad de la Iglesia.
8-V ***** La Virgen Mara, modelo de la maternidad de la Iglesia Catequesis de Juan Pablo II (13-VIII-97)
Dios, por la que est unida al Hijo Redentor, y por sus singul
la Iglesia es madre en cuanto engendra espiritualmente a Cris los miembros del Cuerpo mstico.
As, la Virgen constituye para la Iglesia un modelo superio precisamente por su prerrogativa de Madre de Dios.
cubierta con la sombra del Espritu Santo, como nueva Ev y no a la antigua serpiente (n. 63).
Estas palabras ponen claramente de relieve que la fe y la virtudes que se han de imitar y, en cierto sentido, dan inicio
mayor de muchos hermanos (cf. Rm 8,29), es decir, de lo madre (Lumen gentium, 63).
3. La Iglesia se convierte en madre, tomando como modelo Mara. A este respecto, el Concilio afirma: Contemplando
podemos observar que el nacimiento del cristiano queda un mismo: los cristianos son concebidos por el Espritu Santo
a la del Salvador.
cristianos, contribuye a dar a la Iglesia un rostro materno. A l parecer algo general, est llamada a manifestarse de modo
Por ser Madre de todos los creyentes, Mara suscita en ell incesante.
5. Las dos madres, la Iglesia y Mara, son esenciales para la objetiva, y la otra ms interior.
[L'Osservatore Romano, ed
V ***** La Virgen Mara, modelo de virginidad de la Iglesia Catequesis de Juan Pablo II (20-VIII-97)
1. La Iglesia es madre y virgen. El Concilio, despus de afirm de virgen, y explica su significado: Tambin ella es virgen
a la Madre de su Seor, con la fuerza del Espritu Santo, cons (Lumen gentium, 64).
2. La constitucin Lumen gentium recuerda, a continuacin, q dimensin fsica, por la que concibi virginalmente a Jess obra del Espritu Santo, sin intervencin del hombre.
exclusivo al Seor en las diversas formas de vida consagra As, despus de desempear un papel importante en la obra en la vida de la Iglesia.
toda vida casta es ciertamente Cristo. Sin embargo, Mar Jess Seor.
excelencia santuario del Espritu Santo, ayuda a los creyente y a respetar su nobleza y santidad.
A la Virgen dirigen su mirada los jvenes que buscan un am autntico e invocan su ayuda materna para perseverar en pureza.
Mara recuerda a los esposos los valores fundamentales d dominar las pasiones que pretenden subyugar su corazn.
entrega total a Dios constituye para ellos un fuerte estmulo a que ponen en peligro la comunin conyugal.
Conservar la integridad de la fe representa una tarea ardua pa Iglesia, llamada a una vigilancia constante, incluso a costa amenazada por los que rechazan el mensaje del Evangelio,
sobre todo por los que, acogiendo slo una parte de la verd fe de la Esposa de Cristo.
aceptar slo en parte la Revelacin o a dar a la palabra de D una interpretacin restringida y personal, de acuerdo con
constante intercesin, obtiene a la Iglesia la luz de la esperan fue para todos ejemplo inigualable.
22-V ***** La Virgen Mara, modelo de la santidad de la Iglesia Catequesis de Juan Pablo II (3-IX-97)
Cristo am a la Iglesia y se entreg a s mismo por ella, pa la palabra, y presentrsela resplandeciente a s mismo; sin
El concilio Vaticano II recoge las afirmaciones del Apstol recuerda que la Iglesia en la santsima Virgen lleg ya a
1.573). Con todo, la Virgen inmaculada, por privilegio divino, c (cf. ib.).
2. A pesar de los pecados de sus miembros, la Iglesia es, a todo, la comunidad de los que estn llamados a la santidad esfuerzan cada da por alcanzarla.
En este arduo camino hacia la perfeccin, se sienten estimul afirma que la Iglesia, meditando sobre ella con amor y
gentium, 65).
As pues, la Iglesia contempla a Mara. No slo se fija en el
vuestro Padre celestial (Mt 5,48). Mara es la toda santa santidad autntica, que se realiza en la unin con Cristo. La
terrena de la Madre de Dios se caracteriza por una perfec redentora que l realiz.
sacrificio, se esfuerza por imitarla en su camino diario. De e Mara, a la cruz del Redentor, la Iglesia, a travs de las en su vida el misterio de la pasin de su Seor, busca constantemente la plena configuracin con l.
1,45), la expresin primera y perfecta de su fe. En este itiner discpulos, aceptando la Palabra divina en un continuo extiende tambin a la misin de la Iglesia.
Su ejemplo anima al pueblo de Dios a practicar su fe, y a en su corazn los acontecimientos de la salvacin.
primeramente su esperanza hacia el Reino sin fin, que Jess enviado a establecer.
Madre de la esperanza, que estimula y gua a sus hijos a la e vicisitudes, algunas trgicas, de la historia.
creyentes. La Virgen fue en su vida ejemplo de aquel amor apostlica de la Iglesia para engendrar a los hombres a una nueva (Lumen gentium, 65). Despus de cooperar en la obra de la salvacin con su maternidad, con su asociacin al sacrificio de Cristo y con
ayuda materna a la Iglesia que naca, Mara sigue sosteniend compromiso de anunciar el Evangelio.
5-I ***** La Virgen Mara, modelo de la Iglesia en el culto divino Catequesis de Juan Pablo II (10-IX-97)
1. En la exhortacin apostlica Ma
aquella disposicin interior con que la Iglesia, Esposa amads rinde culto al Padre eterno (n. 16).
sublime de escucha y de docilidad a la palabra de Dios. Respondiendo al ngel: Hgase en m segn tu palabra
proclamada por Jess: Dichosos (...) los que escuchan la pa de Dios y la cumplen (Lc 11,28).
los pensamientos y los sentimientos del hombre, sino en pon hacerla operativa en la vida diaria.
Mara fue testigo de los acontecimientos de la salvacin en desarrollo histrico, culminado en la muerte y resurreccin Redentor, y guard todas estas cosas, y las meditaba en corazn (Lc 2,19). Ella no se limitaba a estar presente en cada uno de los
adhirindose con toda su alma a cuanto se cumpla misteriosamente en ellos. Por tanto, Mara se presenta como modelo supremo de
acontecimiento de salvacin, promoviendo en los fieles el de entrega de la propia vida a la salvacin universal.
beato Anglico. De aqu proviene, para la Iglesia y para tod celebracin del culto.
invocar su ayuda y su apoyo en las varias situaciones de la v Su intercesin materna en las bodas de Can y su presencia
mundo. Siguiendo su modelo, la Iglesia aprende a ser auda don del Espritu Santo (cf. Lc 11,13).
como en la celebracin eucarstica, la Virgen oferente (Ma aceptos a Dios por mediacin de Jesucristo (1 P 2,5).
12-I
1. Despus de haberme dedicado en las anteriores cateques necesidad de dirigir la mirada hacia la santsima Virgen, que perfectamente la santidad y constituye su modelo. Es lo mismo que hicieron los padres del concilio Vaticano .
ellos perseveraban en la oracin, con un mismo espritu e sus hermanos (Hch 1,14).
recuerda con su propio nombre, adems de los Apstoles. E respecto al ministerial o jerrquico.
primeros tiempos. Esta presencia se pone en relacin directa Estos rasgos expresan perfectamente dos aspectos fundamentales de la contribucin especfica de las mujeres
eminente esta misin femenina. Quin, mejor que Mara, im promueve, mejor que ella, la concordia y el amor?
efusin del Espritu (cf. Hch 1,14), evoca el papel que desem
en la encarnacin del Hijo de Dios por obra del Espritu Santo desempea ahora, en la manifestacin de la Iglesia en Pentecosts, estn ntimamente vinculados.
notable importancia. Despus de la ascensin, y en espera los primeros pasos de la obra comenzada por el Hijo.
pas a formar parte de la familia espiritual de Cristo: Quie hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3,34).
En esa misma circunstancia, Lucas define explcitamente a M de la presencia de su Hijo elevado al cielo permanece en
Jess y es, con su presencia en medio de la comunidad, el s de la fidelidad de la Iglesia a Cristo Seor.
cercana con la que la Virgen seguir la vida de la Iglesia. Ma omnipotente y misericordioso obr en ella.
los dones del Espritu Santo, necesarios para su formacin y comunin constante con Dios.
Theotkos.
8-I
como a madre amantsima con sentimientos de piedad filia (Lumen gentium, 53). A decir verdad, el texto conciliar no atribuye explcitamente
Virgen el ttulo de Madre de la Iglesia, pero enuncia de m hace ms de dos siglos, en el ao 1748, el Papa Benedicto (Bullarium romanum, serie 2, t. 2, n. 61, p. 428).
En dicho documento, mi venerado predecesor, describiendo sentimientos filiales de la Iglesia, que reconoce en Mara a Iglesia.
fieles han invocado a Mara ante todo con los ttulos de Mad relacin personal con cada uno de sus hijos.
Iglesia.
con toda verdad madre de la Iglesia (Acta Leonis XIII, 15, 3 enseanzas de Juan XXIII y de Pablo VI.
como la ilustran ya algunos textos del Nuevo Testamento Mara, ya desde la Anunciacin, est llamada a dar su con la formacin de la Iglesia.
la primera comunidad de los discpulos y coopera a la instaur (cf. Lumen gentium, 5).
Al dirigirse a Mara con las palabras Mujer, ah tienes a tu h apstol Juan, sino tambin con respecto a todo discpulo.
en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos (Jn 11,5 al que Mara est maternalmente asociada.
El evangelista san Lucas habla de la presencia de la Madre Jess en el seno de la primera comunidad de Jerusaln (cf.
4. Siguiendo la sagrada Escritura, la doctrina patrstica recono la Iglesia, si bien en trminos no siempre explcitos.
madre de la persona de Cristo, sino tambin de los fieles. Aq gracia, madre de los salvados y madre de los vivientes, con derecho es proclamada Madre de la Iglesia.
19-I ***** La intercesin celestial de la Madre de la divina gracia Catequesis de Juan Pablo II (24-IX-97)
poner de relieve, como se merece, el hecho de que la Virg hacindose la compaera del Salvador ms generosa todas.
Al afirmar que Mara es nuestra madre en el orden de la gra (ib.), el Concilio pone de relieve que su maternidad espiritual
intimidad entre Mara y el discpulo predilecto, figura tipolgic todos los hombres.
Por otra parte, la eficacia universal del sacrificio redentor y Cristo, no tolera una limitacin de su amor materno.
Esta misin materna universal de Mara se ejerce en el cont de su singular relacin con la Iglesia. Con su solicitud hacia
est destinada a prolongarse en los siglos hasta el fin del mu perdura sin cesar en la economa de la gracia, desde el
de su divino Hijo y, por tanto, de todos nosotros, puede ejerce que le ha confiado la divina Providencia.
invocada en la Iglesia con los ttulos de Abogada, Auxiliado Socorro, Mediadora (Lumen gentium, 62).
Seor en la vida de la Iglesia y de cada uno de los fieles 5. El ttulo de Abogada se remonta a san Ireneo. Tratando
Efectivamente, con su s defendi y liber a la progenitora de salvacin para ella y para todo el gnero humano.
Mara ejerce su papel de Abogada, cooperando tanto con Espritu Parclito como con Aquel que en la cruz interceda
abogado ante el Padre (cf. 1 Jn 2,1). Como madre, ella def culpas.
a sus hijos y los protege de los daos causados por sus mis
dispuesto a intervenir en su ayuda, sobre todo cuando est juego la salvacin eterna.
invocarla como Socorro. La misma confiada certeza se exp amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches
Como mediadora maternal, Mara presenta a Cristo nuestr intercediendo continuamente en nuestro favor.
26-I
captulo VIII de la Lumen gentium recuerda el de Mediador eleccin (cf. Acta Synodalia III, 8, 163-164), este apelativo
incluido en la constitucin dogmtica sobre la Iglesia, confirm no vincularlo a ninguna teologa de la mediacin, sino slo
Mediadora cuando afirma que Mara contina procurndo (Lumen gentium, 62).
Como recuerdo en la encclica Redemptoris Mater, la media de Mara est ntimamente unida a su maternidad y posee dems criaturas (n. 38).
Desde este punto de vista, es nica en su gnero y singularm eficaz. 2. El mismo Concilio quiso responder a las dificultades
est implcito en la expresin Madre nuestra, que propon doctrina de la mediacin mariana, poniendo el nfasis en
Lo cual, sin embargo, se entiende de tal manera que no qui Mediador (ib., 62). Y cita, a este respecto, el conocido texto
solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jess, hom Tm 2,5-6).
con los hombres de ninguna manera disminuye o hace somb (Lumen gentium, 60).
eficacia. En efecto, todo el influjo de la santsima Virgen en objetiva, sino en que Dios lo quiso as. Brota de la mediacin, depende totalmente de ella y de ella saca toda eficacia (ib.).
consiguiente, el influjo saludable de la santsima Virgen favo con Cristo (ib.). La intrnseca orientacin hacia Cristo de la accin de la
orden con el Verbo encarnado y Redentor, explica que la dependencia de Cristo. En efecto, asegura: As como en
as tambin la nica mediacin del Redentor no excluye sino la nica fuente (n. 62).
Mara realiza su accin materna en continua dependencia d dar a los hombres. La Iglesia, en su peregrinacin terrena, experimenta de la gracia.
3-
EL TEMA MARIANO EN LOS ESCRITOS DE FRANCISCO DE por Sebastin Lpez, o.f.m. Cuando Francisco quiere expresar su opcin fundamental
su santsima Madre y perseverar en ella hasta el fin (UltVol 1 de Jesucristo en su experiencia cristiana, referida adems y
que dedicamos este artculo, haremos el inventario de lo que l contexto mariolgico del siglo XII y tambin algunas de las
instancias mariolgicas de hoy. En la segunda, que ser objet Francisco dentro de su confesin y experiencia cristiana, a la de estas palabras de la Exhortacin Apostlica de Pablo VI
-- Salve, Mara, llena de gracia, el Seor est contigo (Lc 1,2 (ExhAD 4).
-- ... y naci de la bienaventurada Virgen santa Mara (OfP 1 -- Este Verbo del Padre, tan digno, tan santo y glorioso,
altsimo Padre desde el cielo al seno de la santa y gloriosa Vir fragilidad. Y, siendo l sobremanera rico, quiso, junto con la bienaventurada Virgen, su Madre, escoger en el mundo la pobreza (2CtaF 4-5).
-- Adems, yo confieso todos los pecados al Seor Dios..., a bienaventurada Mara, perpetua virgen... (CtaO 38).
-- Y (nuestro Seor Jesucristo) fue pobre y husped y vivi d (1 R 9,5). -- Y los ministros... vendrn al captulo de Pentecosts junto iglesia de Santa Mara de la Porcincula (1 R 18,2).
-- Y te damos gracias porque... quisiste que l, verdadero Di santa Mara (1 R 23,3). -- Y a la gloriosa madre y beatsima siempre Virgen Mara, a
bienaventurados..., les suplicamos humildemente, por tu amor Dios... (1 R 23,6). -- ... porque cada una ser reina en el cielo coronada con la
que, como te agrada, por estas cosas te den gracias a ti, sum
-- Y tampoco estamos obligadas a ayunar en las Pascuas, co Santa Mara y de los santos apstoles... (3CtaCl 36).
-- Yo, el hermano Francisco, pequeuelo, quiero seguir la vid Madre... (UltVol 1). La lectura de las oraciones y de los textos que acabamos de
1. Mara desde la fe y en lo esencial de su misterio En contraste con el siglo XII, tan abundante y fervoroso en su
contemplacin mariana, la referencia a la Virgen en los escrito transcribir y exceptuadas las oraciones, es rpida, de pasada
esencial de la misma. Atenindonos por tanto a lo que dicen lo ms principales que caracterizan su contemplacin mariana:
comunicacin, por nosotros y por nuestra salvacin, en Jesuc en el seno de Mara (2CtaF 4). Las dems posibles mujer o como ideal de perfeccin, etc.), aun afirmndolas y proclamndolas como veremos, estn vistas y contempladas
desde el santo amor del Padre, que quiso que su Hijo naciera
Mara (1 R 23,3), resumen de toda la fe y de todo el Credo cristiano. Lo mismo hay que decir de la relacin de Francisco
de su confesin cristiana remite indefectiblemente a la fe, es el espacio en el que la Virgen tiene inters y sentido, est presente e interviene a nuestro favor.
Francisco ha acertado a contemplar a la Virgen en su relacin Padre que recibi en su seno la verdadera carne de nuestra humanidad y fragilidad; y, desde ella, en su relacin con la Trinidad, y en su relacin con los hombres. Y aunque no se
confesin cristiana que contienen sus escritos y como adems expresar, junto con sus hermanos, la fe que vivan y que
respaldaba su vida de seguimiento de Jess, la verdad es que y fundamentales de su vida al estilo y forma de Jess: el pobres, Dios Padre, Hijo y Espritu Santo en su accin y
total de veintisis veces en slo seis de los escritos de Francis Reina, Virgen hecha Iglesia, Palacio de Dios, Tabernculo de
confiesa tantas veces en sus escritos. En ellos, como es sabid los leprosos, el que da la fe, o el que hace y dice todo bien.
o ms adjetivos que los califican. Los siguientes: Santa, Glorio Santsima, santsimo seno.
Francisco proclama con ellos, como hace la Iglesia en su liturg gloria, la bienaventuranza y la santidad de la Virgen por su
l y por l, a Dios Padre, Hijo y Espritu Santo que sin principi Hijo de Mara, se llega a descubrir la grandeza y dignidad de Mara, su Madre, viene a decir Francisco.
4. Privilegios y misterios marianos Las oraciones y los textos de los escritos a que nos venimos
refiriendo recogen los siguientes privilegios y misterios marian mediacin. Pero los recogen sin entretenerse en precisar su
que san Bernardo, por ejemplo, se detiene en explicar el senti su plenitud de gracia y su mediacin. No se recogen, sin embargo, otros privilegios marianos como su maternidad espiritual.
En cuanto a los distintos misterios de la vida de la Virgen o de liturgia de la Iglesia celebraba ya algunos en aquel tiempo, Francisco en sus escritos slo se refiere a la Anunciacin y al
Nacimiento de Jess. Poco o muy poco en comparacin con l rico y generoso en obras mariolgicas, ofrece.
5. La dimensin humana e histrica de Mara Los escritos subrayan la dimensin humana e histrica de la Virgen con la alusin a su nacimiento, al colocarla entre las
tero; y al contemplarla ligada al destino de pobreza de su H la contemplacin de Francisco era de carne y hueso, vivi en
del Padre recibi en su seno (2CtaF 4). Aspecto de su confesi clara postura antictara adems.
Dios al seno de la Virgen o de su nacimiento del seno de Mar dos la cercana de la Virgen a su Hijo est suponiendo, nos
segn los comentaristas, constituye la cumbre de todo el escr confiesa con ello, y de una forma adems sencilla y concreta, que la teologa no ha dejado de proclamar, ms o menos claramente, desde el principio: la maternidad divina de Mara,
persona de Jess. Mara tiene toda su razn de ser en Jess. Mara manifiesta a Jess. Mara es la gloria de Jess.
hemos referido, lo proclama con claridad y con la intencin ad humanidad del Hijo de Dios, frente a los ctaros, nica forma
8. El ttulo de Virgen Es uno de los ttulos que los escritos dan con ms frecuencia influjo en Francisco de la liturgia, uno de los caminos ms
La fe y la teologa saben gozosamente que tambin la Virgen, persona, vida y destino, es para la salvacin, como lo es
seno de la Virgen. Mara es, aunque no se diga expresamente naciera del seno de la Virgen. Con ello afirma Francisco la
se centra fundamentalmente en la relacin del Padre, del Hijo amado y el Espritu Santo Parclito consagra (SalVM 2); y en
relacin de la Virgen con el Padre, de quien es esclava e Hija; Esposa (OfP Ant 2). Dicha contemplacin es frecuente en los autores del Siglo XII. En Francisco tiene adems un contexto
la Trinidad en su vida cristiana y evanglica, s es cierto que, t proclama la fe de la Iglesia en lo que es lo especficamente
cristiano, la Trinidad. Sus escritos permiten adems afirmar q sobre todo, le ha servido para ahondar y profundizar su fe en
Padre y del Hijo que dicho Evangelio tanto destaca y que son,
la confesin del Padre, del Hijo y del Espritu Santo como orig
el Padre; del Espritu Santo como Espritu del Seor y como q con el Hijo como hermanos, madres y esposos. De ah que la
todos en todo. Desde aqu, entre otras causas, hemos descub fe; a la Virgen de quien el Seor mir su humillacin. En cuanto a Francisco, ya lo hemos indicado, hay en l una decidida contemplacin de Mara desde el quehacer salvador eligindola y consagrndola como habitacin y morada suya,
Mara, aunque por supuesto la coronen de gloria y de bienaventuranza, son tambin, aunque en otro orden, gloria y Espritu del Seor en ellos, son hijos del Padre, y esposos,
Teniendo en cuenta, adems, que Francisco contempla a la V decir que los ttulos de Seora, Reina, y los dems que se
con nosotros por su vinculacin con el que, siendo sobreman en el mundo la pobreza (2CtaF 5).
slo una vez recibe Mara en los escritos dichos nombres. Por teniendo en cuenta la imagen de la Virgen que intercede por nosotros, imagen dos veces presente en sus escritos, el
paralelismo entre la Antfona del Oficio de la Pasin y 2CtaF 4 participar en sus virtudes (SalVM 6), nos inclinamos a pensar escritos de Francisco.
13. La enteramente fiel El Padre santo y justo..., que quiso que su Hijo naciera de la gloriosa siempre Virgen beatsima santa Mara (1 R 23,3), no fines salvadores. El santsimo Padre del cielo la eligi y la consagr con su santsimo Hijo amado y el Espritu Santo
Parclito (SalVM 2), pero tambin habl con ella: Esta Pala
seno de la santa y gloriosa Virgen Mara, de cuyo seno recibi Mara respondi, nos dice la revelacin en palabras de Lucas
Hubo por tanto un dilogo entre el Padre y la Virgen, revelado consciente y responsable de ella a Dios. As lo ha destacado Virgen, nueva Eva, subraya precisamente, desde san Justino Eva. Y el tema de la Virgen que concibe la carne de Cristo en
que encontramos tambin, ampliamente desarrollados, en los II recoge ambos temas, consagrndolos con su autoridad y
autores del siglo XII, entre ellos san Bernardo. El Concilio Vati
acoge y consiente, libre y conscientemente, a la Palabra de D que precediera a la encarnacin la aceptacin de la Madre divino, se convirti en Madre de Jess, y al abrazar de todo corazn y sin entorpecimiento de pecado alguno la voluntad a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo con diligencia al
Mara no fue un instrumento puramente pasivo en las manos d obediencia libres (LG 56). Los escritos de Francisco no son
demasiado explcitos en sealar el asentimiento y consentimie esclava e hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espritu Santo (OfP Ant), teniendo en cuenta, sobre todo, los lugares paralelos de 2CtaF 48-53 y FVCl, en los que la respuesta del
de pobreza de su Hijo, con lo que extiende y alarga expresam la vida de Mara es comunin con la persona y la vida de la
Palabra del Padre que recibi en su seno la verdadera carne d acentuado Francisco tanto en la vida del Evangelio de sus hermanos como la respuesta en adoracin, alabanza, fe-
esperanza-caridad y en operacin, a la comunicacin salvado la vida del Evangelio su expresin mayor: el seguimiento, la observancia del Evangelio y el deseo del Espritu del Seor y
como, por ejemplo, la segunda Carta a los fieles, vv. 14-62, y captulo 23 de la primera Regla.
la Trinidad y con los hombres, dentro del designio de salvaci unas pocas frases que lo subrayan con una fuerza especial y Madre (2CtaF 5); Ruega por nosotros junto con el arcngel santsimo Hijo amado, Seor y maestro (OfP Ant 2); Y a la santos... les suplicamos humildemente que... por estas cosas
Miguel y todas las virtudes del cielo y con todos los santos, an
den gracias a ti, sumo Dios verdadero... con tu queridsimo Hi Frases en las que la preposicin con seala claramente la con el Espritu Santo y con todos los santos: lo que llamamos
comunin de los santos, que tiene una esplndida expresin e ltimo texto citado.
Texto en el que Mara aparece, junto con todos los santos que fueron, y sern, y son, arrastrada en la accin de gracias del
As ve Francisco a la Virgen y tambin todas las cosas: envue accin de gracias con que el Hijo, junto con el Espritu Santo,
Jess, con el Espritu Santo, con los santos y con los hombres
por eso precisamente, la Virgen Iglesia, la Virgen acogedora d Jess, que la convierte en templo suyo.
para expresar su devocin a Mara, y medio tambin para profundizar en su piedad hacia ella. De lo primero dan fe sus
bigrafos, y de lo segundo tenemos como testimonio comprob Seora de los ngeles, la de la ermita de la Porcincula.
Sntesis conclusiva Nos habamos propuesto ofrecer en esta primera parte un que se refieren a la Virgen, ttulos que se le dan, misterios se subrayan. Recoger, al fin, todo lo que en los escritos hace referencia a la Seora. Resumiendo nuestro camino por las ideas principales:
a) La imagen de la Virgen que en ellos se perfila: La Virgen co Madre en la doble dimensin de su maternidad, la biolgica y seguimiento de lo que resume y define la vida de su Hijo, la
pobreza; la Virgen en su relacin con la Trinidad y en su relac con nosotros, desde la comunin de los santos.
b) El desde dnde de su contemplacin mariana: Desde la fe, como salvador y, desde l y por l, con el Padre, el Hijo y el descubrir tambin su comunin con nosotros que, como ella,
aunque despus de ella y gracias a su maternidad, hemos sid hermanos y madres de Jess. Y desde la gratuidad del santo como la que tampoco puede gloriarse sino en su Seor.
c) La conexin del tema mariano con los temas mayores de su hombre; Jesucristo, en su realidad humana e histrica, en su camino de pobreza y humillacin; Jesucristo, en la dimensin
que recorremos todos los creyentes, desde el momento en qu como su firma, el ansia de regresar a su seno para verle cara . cara: Nos has hecho para ti y nuestro corazn est inquieto mientras no descansa en ti (San Agustn, Confesiones, 1,1).
Ese camino, revelado en plenitud por Cristo, ha sido recorrido nos muestra la posibilidad del seguimiento desde la debilidad condicin humana.
desvelado tambin en su misterio cotidiano un lado indito y c Antiguo Testamento con las imgenes de una mujer que se su criatura. Mara nos muestra permanentemente el rostro
maternal del Padre amoroso y compasivo, cuya misericordia ll le ha concedido ser testigo e icono de su paternidad.
De ah que los cristianos, al recorrer ese itinerario, largo y a ve incomprensible, de nuestra fe personal y tambin de la fe de Mara, testigo de la misericordia de Aquel que est al final del hijos y testigos. 2. Lanza gritos de gozo, hija de Sin (Sof 3,14; Lc 1,46-55)
Mara nace en el seno de una comunidad creyente, es hija de la esclavitud, la tribulacin por el desierto, su infidelidad, el
de Dios, su promesa de salvacin universal y su fidelidad misericordiosa de generacin en generacin. Desde pequea
aprendido a conocer y esperar en Yahv como su salvador. E de Dios se revelaba en sus mujeres, Sara, Rebeca, Raquel, Miriam, Dbora, Ana, Judit, Esther como anuncio del cumplimiento de la promesa hecha a Eva.
en el nombre de Yahv se cobijar el resto de Israel. Lanza gr todo corazn, hija de Jerusaln (Sof 3,12-14). Mara representa el ansia de plenitud del cumplimiento de la en Yahv. Ella ha experimentado el amor de Dios, ese amor joven virgen con quien el mismo Dios quiere desposarse. Por en Mara se va a suprimir el pasado adltero de Israel y va a
comenzar una historia nueva, virgen; un pueblo nuevo, la Igles Dice una profeca de Oseas: Yo te desposar conmigo para
en compasin, te desposar conmigo en fidelidad, y t conoce proclama con gozo en el Magnficat (cf. Lc 1,46-55).
Mara nos hace ver que nosotros, como creyentes, somos tam ese pueblo: del amor de Dios credo y experimentado, de la confianza en l a travs de todas las dificultades. Una larga
Pablo: Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho comp como sucedi en Mara, se espera de nosotros que seamos
Dios espera de nosotros que seamos capaces de hacer una Ig responda con amor. 3. Hgase en m segn tu palabra (Lc 1,26-38)
En el momento histrico de la Anunciacin, la promesa se hac historia; la Palabra se hace carne. Ese momento histrico y concreto, que acontece en el corazn y en la carne de Mara,
comienzo en el tiempo de la misin del Hijo y del Espritu San Yahv como misterio trinitario; y, durante un tiempo, slo ella
abre al conocimiento de la intimidad de Dios: la comunin trini Y este conocimiento tan profundo de Dios implica el se realiza en las relaciones intradivinas, sino que desea encontrarse tambin con cada ser humano. El encuentro con
revela el misterio del amor de Dios: Porque tanto am Dios a perezca, sino que tenga vida eterna (Jn 3,16).
mundo que dio a su Hijo nico para que todo el que crea en
Ante la revelacin suprema del amor, Mara responde tambin voluntad, como una aceptacin de lo desconocido, como un
mucho. Su respuesta es posible porque, ante la llamada del P en este dilogo amoroso se va gestando una armona de
se encarne en lo cotidiano. Es la aceptacin de un itinerario no se entremezcla con un discernimiento no exento de dudas y dificultades.
marcar ni el modo ni el ritmo: hemos de aceptar ser llevados que el amor siempre exige morir a m mismo.
cubrindose de huesos, nervios, carne, piel. Pero la maternida constante, una continua donacin, no slo de vida fsica, sino
hablar, a responder, a rezar le ensea la intimidad, la ternur deja ser humano por y en un ser humano. Esta historia rutinaria propia de cualquier madre, en Mara va
del ngel recorre toda esta historia desde Nazaret hasta la cru
Porque a Mara le alcanzar tambin la espada de la prueba y atravesar el alma (Lc 2,35). En efecto, la experiencia de su maternidad es una experiencia ambivalente en el tiempo. Por vida oculta de Jess, Mara descubre muchas veces cmo se
me buscabais? No sabais que yo debo estar en la casa de m pblico de Jess: Llegan su madre y sus hermanos, y
tus hermanos estn fuera y te buscan". l les responde: "Qui sentados a su alrededor, dice: "Estos son mi madre y mis
los lazos de la carne por las exigencias de la voluntad del Pad avanza de modo progresivo hasta alcanzar su culmen en el
Toda la obra de la redencin tiene como finalidad el hacernos verdaderos hijos. Mara es la hija perfecta del Padre, que nos
ensea a ser hijos por su identificacin total de su Hijo en la c la voluntad de Dios son la madre y los hermanos de Jess, y donde la madre de Jess es la madre de los que la cumplen. ensendonos as que slo la cruz hace verdaderos hijos.
Y tambin en esto, por saber ser hija, se convertir en madre: hija dolorosa se convertir en madre de todos los que sufren. 5. Haced lo que l os diga (Jn 2,1-12)
misin: la restauracin de la amistad entre Dios y los hombres de amor es preciso convertirse en ofrenda de amor. El proceso que vemos en Mara, su paso de hija a madre, de cumple tambin en cada uno de los creyentes. Todos somos
exige darlo todo, hasta el extremo; nadie puede dar vida sin sufrir, no ames, pero, si no amas para qu quieres vivir? 6. Reunidos con Mara (Hch 1,12-14)
compaa de algunas mujeres, de Mara, la madre de Jess, y los discpulos esperan en oracin la llegada del Espritu. Y no perfecta de Jess. En Can, en el Calvario, en Pentecosts, Mara aparece
el Calvario, al identificarse con la suprema entrega de Jess, s En Pentecosts, cuando el Espritu que ella posea desde el principio se difunde sobre los apstoles, se transforma en
Toda esta trayectoria personal de Mara nos descubre la funci madre de creyentes, transmisora de la vida del Espritu. Pero
canal por el que llega el amor del Padre. Y, para ello, necesita
tambin testigo y ejemplo de amor. Mara, la excelsa hija de Sin, ayuda a todos los hijos, donde como quiera que vivan, a encontrar en Cristo el camino hacia
casa del Padre; ella es Hodoghitria, indicadora del camino Pero es tambin algo ms: icono de la meta, signo y representacin viva del amor del Padre que nos espera.
Oracin (Juan Pablo II) Oh Virgen santsima, madre de Cristo y madre de la Iglesia, con alegra y admiracin nos unimos a tu Magnficat,
a tu canto de amor agradecido. T que has sido, con humildad y magnanimidad, la esclava del Seor, danos tu misma disponibilidad para el servicio de Dios y para la salvacin del mundo. En tu corazn de madre estn siempre presentes los muchos peligros y los muchos males que aplastan a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Pero tambin estn presentes tantas iniciativas de bien, las grandes aspiraciones a los valores, los progresos realizados en el producir frutos abundantes de salvacin. Virgen valiente, inspira en nosotros fortaleza de nimo y confianza en Dios,
para que sepamos superar todos los obstculos que encontremos en el cumplimiento de nuestra misin. Virgen madre, guanos y sostnnos para que vivamos siempre como autnticos hijos e hijas de la Iglesia de tu Hijo y podamos contribuir a establecer sobre la tierra la civilizacin de la verdad y del amor, segn el deseo de Dios y para su gloria. Amn. ***** Sugerencias para la oracin personal Orar a la Virgen? Por qu no? Los cristianos del siglo II ya conocemos: Bajo tu proteccin nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las splicas
que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, lbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Mara, es nuestra madre; Mara est junto a su Hijo y junto al Padre; cmo no les va a pedir por nosotros? Y cuando las mujeres se empean Ya lo vimos en las Bodas de Can.
Y a los santos? En una de las visiones del cielo que aparece el libro del Apocalipsis se dice: Los veinticuatro ancianos se
postraron delante del Cordero. Tena cada uno una ctara y co (Ap 5,8). Los que ya disfrutan de la gloria de Dios participan plenamente de su amor hacia todos los hombres y, por ello, interceden constantemente por ellos. A nosotros nos es dado invocarles para que suplan la pobreza de nuestra oracin. De la Iglesia llama comunin de los santos LA MADRE DE JESS
Mara no es una especie de aadidura piadosa y sentimental al evangelio. Su persona forma parte esencial de la vida de Jess y de su misin. En ella Dios ha realizado cosas que nos afectan a todos. Y, adems, a travs de ella Dios nos quiere decir cosas que importan mucho a nuestra vida. En una palabra, Mara es tambin, junto a Jess, evangelio de Dios para nuestra salvacin, Buena Noticia para la humanidad. Ante todo, porque es la madre de Jess y, como tal, el lugar donde se realiz el misterio de la encarnacin. Su funcin maternal nos permite
descubrir la verdad del Verbo de Dios que asume la naturaleza humana, sin destruirla, en la unidad de la persona divina. Y por esta relacin tan ntima con el misterio de Cristo, Mara ocupa tambin un lugar privilegiado y nico en la vida de la Iglesia y de cada uno de los creyentes. Ella es la primera y la ms perfecta discpula de Cristo, modelo de fe y espejo en que se mira todo el pueblo de Dios. Ella, por voluntad expresa de Cristo, es tambin la madre de todos los discpulos, a los que acompaa en su peregrinacin por este mundo hasta la identificacin plena con Cristo. 1. Elegida desde toda la eternidad Al llegar la plenitud de los tiempos, envi Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, para que recibieran la filiacin adoptiva (Gl 4,4-5). Con estas palabras, que constituyen el texto mariano ms antiguo del Nuevo Testamento, San Pablo explica el cumplimiento del plan divino de salvacin; un plan concebido desde toda la eternidad, que abarca a
todos los hombres y en el que Mara ocupa un lugar privilegiado. En efecto, si es verdad que Dios nos eligi en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fusemos santos e irreprochables ante l por el amor (Ef 1,4), estas palabras se aplican de manera especial a la mujer destinada a ser madre del Autor de la salvacin. Desde toda la eternidad Dios escogi a una hija de Israel para ser la madre de su Hijo. 2. Hija de Sin Al sexto mes, envi Dios al ngel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven prometida a un hombre llamado Jos, de la estirpe de David; el nombre de la joven era Mara (Lc 1,2627). En esta joven juda de Nazaret se cumplen todas las promesas de esa etapa preparatoria, prevista en el plan divino de salvacin, que es el Antiguo Testamento. As lo reconoce la propia Virgen cuando, al dar gracias a Dios por las maravillas que ha obrado en ella, afirma que, de este modo, Dios auxilia a Israel, su siervo, acordndose
de su misericordia, como lo haba prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre (Lc 1,54-55). No es extrao, pues, que la misin de Mara la veamos anunciada y preparada a lo largo de toda la Antigua Alianza. Ya en los albores de la humanidad es insinuada profticamente en la promesa dada a nuestros primeros padres cados en el pecado (cf. Gn 3,15). Ser tambin prefigurada en todas aquellas historias de mujeres en las que Dios muestra la fidelidad a su promesa escogiendo lo que se consideraba impotente y dbil: Sara, Ana, Dbora, Rut, Judit, Ester En ella se reflejar la fe contra toda esperanza de Abraham y la fidelidad de David, sus antepasados. Ella ser la verdadera virgen que concebir y dar a luz un hijo, cuyo nombre ser Emmanuel (Is 7,14). Y ella encarnar la humildad y la confianza de los pobres de Yahv, que todo lo esperaban de Dios. Por todo ello, Mara es la excelsa hija de Sin en la que, despus de la larga espera de la promesa, se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan de
salvacin. En Mara culmina el Antiguo Testamento y comienza el Nuevo. 3. Llena de gracia Y entrando el ngel a donde ella estaba, le dijo: Algrate, llena de gracia, el Seor est contigo (Lc 1,28). Para ser la Madre del Salvador, Mara fue dotada por Dios con dones a la medida de una misin tan importante. El Padre la ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo (Ef 1,3), ms que a ninguna persona creada. Cuando el ngel Gabriel la llama llena de gracia, como si este fuera su verdadero nombre, est manifestndole una predileccin especial de Dios, que ha elevado su ser por la participacin plena en la vida divina, convirtindola en mujer nueva. Y como esta plenitud de vida divina es incompatible con el pecado, Mara fue preservada de la herencia del pecado original en el primer instante de su concepcin, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente.
Esta santidad singular que recibi desde el principio de su ser, le vino toda ella de Cristo. Ella fue redimida de la manera ms sublime en atencin a los mritos futuros de su Hijo. De modo que Mara recibi la vida sobrenatural de Aquel al que ella misma iba a dar la vida natural. 4. Madre de Dios El ngel le dijo: No temas, Mara, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirs y dars a luz un hijo, al que pondrs por nombre Jess. l ser grande, ser llamado Hijo del Altsimo (Lc 1,30-32). El que Mara concibe como hombre y se hace verdaderamente su hijo segn la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda Persona de la Santsima Trinidad. Con ello Dios realiza la plenitud de su donacin, ya que se da a s mismo hacindose uno de nosotros. El Verbo, que desde siempre estaba en Dios y era Dios, se hizo carne y habit entre nosotros (cf. Jn 1,1-14). Y esto sucedi en las entraas de Mara, que vivi el privilegio misterioso y tremendo de engendrar a quien la
cre, como canta la Iglesia. Por eso, ya Isabel la salud como la Madre de mi Seor (Lc 1,43), y la Iglesia confiesa que es verdaderamente Madre de Dios. La maternidad divina de Mara es el origen y la explicacin de todos sus privilegios, y el fundamento de su misin nica en la historia de la salvacin. Para ser Madre de Dios, el Eterno la predestin, la eligi y le concedi la plenitud de gracia. Por ser Madre de Dios, Mara es instrumento y cauce de la entrega de Dios a la humanidad, portadora de la salvacin, Madre de los hombres, y especialmente de los creyentes. 5. Siempre Virgen Mara dijo al ngel: Cmo ser esto, si yo no conozco varn? El ngel le contest: El Espritu Santo vendr sobre ti y el poder del Altsimo te cubrir con su sombra; por eso el que va a nacer ser santo y se llamar Hijo de Dios (Lc 1,34-35). Jess fue concebido sin intervencin de varn, por
obra del Espritu Santo, como explic tambin un ngel a Jos, con quien Mara estaba prometida: Lo concebido en ella viene del Espritu Santo (Mt 1,20). Las palabras del ngel sugieren la explicacin de esta obra divina que sobrepasa toda comprensin y toda posibilidad humana: la concepcin virginal de Jess es el signo de que es verdaderamente el Hijo de Dios el que ha venido en una humanidad como la nuestra, y, adems, por iniciativa absoluta de Dios. Por eso Jess no tiene ms Padre que a Dios: es Hijo de Dios en sus dos naturalezas, la divina y la humana. Con ello se anuncia tambin el nuevo nacimiento de los hijos de Dios por adopcin, que somos nosotros. Nuestra participacin en la vida divina tampoco nace de la sangre, ni de deseo carnal, ni de deseo de hombre, sino de Dios (Jn 1,13). La profundizacin de la fe en la maternidad virginal ha llevado tambin a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de Mara: Virgen antes del parto, en el parto y despus del parto. Esta
virginidad perpetua es un signo de la fe de Mara, es decir, de su entrega total y exclusiva a Dios. 6. Modelo de fe Dichosa la que ha credo que se cumpliran las cosas que le fueron dichas de parte del Seor (Lc 1,45). La plenitud de gracia, anunciada por el ngel, significa el don de Dios; la fe de Mara, proclamada en estas palabras de Isabel en la visitacin, indica cmo ha respondido a este don la Virgen de Nazaret. Ya en el momento de la anunciacin Mara responde a la palabra divina proclamada por el ngel con la entrega de todo su ser: Aqu est la esclava del Seor, hgase en m segn tu palabra (Lc 1,38). Por medio de la fe, Mara se confi a Dios sin reservas y se consagr totalmente a s misma, como esclava del Seor, a la persona y a la obra de su Hijo. Esto fue como su bautismo. Pero ese momento culminante de la anunciacin no fue ms que el inicio de todo un camino de fe, en el que Mara tuvo que ir reconociendo progresivamente
con humildad cun insondables son los designios de Dios e inescrutables sus caminos (Rom 11,13). As, en el anuncio de Simen (cf. Lc 2,34-35), en la persecucin de Herodes (cf. Mt 2,13), en el exilio (cf. Mt 2,15) y en la prdida del nio (cf. Lc 2,41-52), Mara aprende, meditando los acontecimientos en lo hondo de su corazn, que tendr que vivir su obediencia de fe en el sufrimiento, al lado del Salvador que sufre, y que su misin ser oscura y dolorosa. Y este abandono total en el Dios imprevisible culminar para ella al pie de la cruz, cuando tenga que acoger con fe el desconcertante misterio del total rebajamiento de Dios en la muerte de su Hijo. Aqu vivi de forma plena la verdad de su bautismo: la participacin en la muerte de Cristo. Esta fe de Mara, que la convirti en Madre del Hijo, hizo tambin de ella la primera discpula de Jess y el modelo viviente para la Iglesia y para todo cristiano. Como ella y con ella, todos los dems discpulos, incorporados por el bautismo al destino de Cristo, escuchamos con fe la palabra de Dios, la
acogemos, la proclamamos y la testimoniamos, e interpretamos a su luz los acontecimientos de la vida, entregndonos con total confianza en manos de Aquel que, por caminos oscuros y muchas veces dolorosos, nos construye y conduce. 7. Madre de todos los hombres Jess, al ver a su madre y junto a ella al discpulo a quien tanto quera, dijo a la madre: Mujer, ah tienes a tu hijo. Despus dijo al discpulo: Ah tienes a tu madre. Y desde aquel momento, el discpulo la recibi como suya (Jn 19,26-27). Esta escena emocionante nos descubre otra gran verdad sobre Mara: de su maternidad divina ha surgido su maternidad respecto a todos los hombres en el orden de la gracia. Ella, en efecto, colabor de manera totalmente singular en la obra del Salvador por su fe, esperanza y ardiente amor, para restablecer la vida sobrenatural de los hombres; y esta maternidad perdura hasta la plena realizacin de todos los escogidos, como nos ensea la misma palabra de Dios.
Ya en el primer episodio de la actividad pblica de Jess, las bodas de Can, la vemos incorporada a la misin salvfica de Jess abogando en favor de las necesidades y privaciones de los hombres, No tienen vino (Jn 2,3), e indicando las exigencias que deben cumplirse para que pueda manifestarse el poder de Jess, Haced lo que l os diga (Jn 2,5). Pero es al pie de la cruz, en el momento culminante de la salvacin, donde Mara es entregada por Jess como madre a todos y a cada uno de sus discpulos, y, en ellos, a todos los hombres, destinatarios de la entrega sacrificial de Jess. Esta nueva maternidad de Mara es fruto del nuevo amor que madur en ella junto a la cruz por medio de su participacin en el amor redentor de su Hijo. Porque la misin maternal de Mara hacia los hombres no oscurece ni disminuye la nica mediacin de Cristo, sino que muestra su eficacia, como proclam el Concilio Vaticano II: Todo el influjo de la Santsima Virgen en la salvacin de los hombres brota de la sobreabundancia de los mritos de Cristo, se apoya en su mediacin, depende totalmente de ella y de
ella saca toda su eficacia (Lumen gentium, 60). En otras palabras, es Cristo quien nos ama y nos salva a travs de la solicitud maternal de Mara. 8. Aclamada por todas las generaciones Todas las generaciones me llamarn bienaventurada (Lc 1,48). Esta prediccin de la misma Virgen en el Magnficat se cumple efectivamente en el amor y la veneracin con que el pueblo cristiano de todos los tiempos y latitudes ha honrado a Mara. La piedad de la Iglesia hacia la Santsima Virgen es un elemento intrnseco del culto cristiano. Ciertamente, este culto se dirige fundamentalmente al Padre por el Hijo en el Espritu Santo, reflejando as el mismo plan salvador de Dios. Pero, como Mara ocupa un puesto singular dentro de este plan salvador, el culto cristiano dedica tambin una atencin singular a la Virgen Mara. Manifestacin de este culto mariano son las numerosas fiestas litrgicas dedicadas a la Madre de Dios, las
bellsimas oraciones con que la tradicin se ha dirigido constantemente a ella, y las mltiples devociones con que el pueblo cristiano honra la presencia y proteccin de la que considera su Abogada. La devocin a Mara es, ante todo, derivacin del culto al nico Mediador, Cristo, y, a su vez, es instrumento eficaz para incrementarlo. Este es el sentido de esa doble frmula acuada por una espiritualidad ya secular: A Jess por Mara y a Mara por Jess; expresin sencilla y admirable de la unidad inseparable de Madre e Hijo. Slo desde Mara entendemos el misterio de Jess, y slo desde Jess entendemos la importancia de Mara. Por otra parte, el culto y devocin a Mara nos hace recordar constantemente la misin del Espritu Santo, autor de la encarnacin, de su santificacin y de la nuestra. Francisco de Ass tuvo el atrevimiento sublime de llamar a Mara Esposa del Espritu Santo.
Y, por ltimo, el amor a Mara contribuye a fortalecer en nosotros el amor a la Iglesia, ya que nos hace sentir ms profundamente los lazos que nos unen a todos los creyentes y percibir la misin de la Iglesia en el mundo como continuacin de la solicitud maternal de Mara. El Concilio Vaticano II la proclam como miembro muy eminente y del todo singular de la Iglesia, como prototipo y modelo de la Iglesia y como Madre de la Iglesia. Es decir, lo que fue Mara en el hogar de Nazaret, lo sigue siendo en esta nueva familia universal que rene a todos los hermanos de Jess.
1.- Evolucionan los dogmas de la Iglesia? Tal podra ser la pregunta que se formulase el lector. S y no. No evolucionan dentro de un siglo no vendr a ser falso; pero sin evolucionar
como en el caso de nuestro dogma. 2.- Porque el dogma de la Inmaculada Concepcin de Mara
toda doctrina divina depositada en la parcela de Dios, que es romano, que los preside.
absoluta, fue necesario, para llegar a la definicin del mismo la Iglesia. I.- La Inmaculada Concepcin en los primeros siglos En los primeros siglos del cristianismo, los Santos Padres no Recurdese lo que hemos dicho en el captulo primero de
enseanzas de los mismos Padres al contraponer la figura d gnero humano; al exaltar, con palabras sumamente
la realidad de su maternidad divina. Tres principios de la cien Doctores de la Iglesia. 1. El principio de recapitulacin
1.- Con estas palabras: principio de recapitulacin, recirculaci de la salvacin del gnero humano.
Pablo que Cristo es el nuevo Adn, completaron sin esfuerzo un Santo Padre que no eche mano de este recurso al hablar
decir, que como un nudo no se desata sino pasando los cabo modo idntico, pero a la inversa de la cada.
4.- Este paralelismo, que contiene dos aspectos, semejanza un principio bsico al tratar de Mara. Y como es fcil comprender, no alcanza toda su fuerza sino poniendo los
antigedad no estaban mucho ms informados que nosotro tanto nfasis, con tanta seguridad, que Mara no admite
imaginar mayor fuera de la de Dios. Ahora bien, para admitir necesitaban cambiar de rumbo. Bastaba sacar las consecuencias del principio sentado y admitido. 2.- Leamos algo de estas loas dedicadas a la Virgen.
San Hiplito, mrtir, dice: Ciertamente que el arca de mader incorruptibles era el mismo Salvador. Y por esta arca, exenta
dentro y por fuera, como de oro pursimo del Verbo de Dios. inmaculada Virgen.
genuinas, es decir, contemporneas de San Andrs, tienen u pensaba de la Santsima Virgen. San Efrn de Siria, apellidado Arpa del Espritu Santo, canta
los nicos que habis sido completamente hermosos; pues en otras partes llama a Mara, Inmaculada, incorrupta, santa,
por los mercenarios, sino por ti mismo. Recbeme, no en aque incorrupta, ntegra y limpia de toda mancha de pecado.
Y San Jernimo: Proponte por modelo a la gloriosa Virgen cuya pureza fue tal, que mereci ser Madre del Seor.
siguiente: los Santos Padres no se proponen la pregunta sob dirigen a la pureza de Mara, que, caso de plantearse la
unnime y fervorosa de la pureza de Mara es la existencia d enseanzas de los Apstoles. II.- La Inmaculada Concepcin hasta la Edad Media
prerrogativa mxima de la Virgen, su divina maternidad, y qu aun necesidad de exaltar la soberana figura de la esta misma poca, el hereje Pelagio desfiguraba el concepto
por lo que los Padres se ven constreidos a tratar antes de l representa la Virgen. Leamos algunos testimonios de una y otra Iglesia. 1. La Iglesia oriental
se ha odo jams que un arquitecto se edifique una casa y l claramente la idea de la Concepcin Inmaculada.
alma y cuerpo, nacida como lirio entre espinas. Y en otra pa Mara aventaja en pureza a los serafines y querubines.
Proclo, secretario de San Juan Crisstomo, en el mismo siglo naturaleza humana, pero incontaminada.
Nisibeno: Si el Hijo de Dios hubiera encontrado en Mara un madre exenta de toda inmundicia. Y a la santidad de Mara califica de Justicia jams rota.
mancha. Y en otra parte: El pursimo Hijo de Dios, como t de pecado, engendrado de tus entraas, limpia de pecados a creyentes.
San Andrs de Creta: No temas, encontraste gracia ante Dio encontr como T jams.
Sofronio dice de Mara: Santa, inmaculada de alma y cuerp libre totalmente de todo contagio.
En adelante, la palabra Inmaculada, Pursima, ya no se refie adelantando los siglos se va perfilando con mayor precisin idea de la Concepcin Inmaculada. Y as en el siglo VIII podemos leer estas palabras tan claras
San Juan Damasceno: En este paraso (Mara) no tuvo entra asemejados a las bestias.
Concepcin sin mancha de Mara. San Jos el Himngrafo mancha, sola sin mancha, dice de la Virgen.
Y San Juan el Gemetra en un hermoso verso: Algrate, T de la cada del primer hombre. No es necesario proseguir porque en adelante la palabra
desde el siglo VII la Iglesia oriental celebraba la fiesta de la el significado de la fiesta oigamos a San Juan de Eubea: Si celebra la dedicacin de un nuevo templo, cmo no se celebrar con mayor razn esta fiesta tratndose de la
edificacin del templo de Dios, no con fundamentos de piedra Ana, pero el mismo Hijo de Dios la edific con el beneplcito
Espritu. Como se observar, en estas palabras se menciona alusin al Espritu Santo a quien se apropia. 2. En la Iglesia occidental
1.- En la Iglesia occidental, el proceso hasta llegar a la confes ms lento debido a circunstancias especiales que lo entorpecieron. Pero el concepto que los Santos Padres Madre de Dios no desmerece ni cede en nada al de los orientales. La admisin de una mancha en Mara hubiera
dirigindose al Obispo de Hipona: T entregas a Mara al dia original se trasmite por generacin natural, Mara fue sbdita concebida por sus padres.
est sin pecado actual, porque nadie fue libre del original.
cuando aqu vivan, no es verdad que unnimemente hubier exclamado: Si dijsemos que no tenemos pecado, nos engaamos y no hay verdad en nosotros?. As, segn el que Mara careci del pecado original.
mujer. Por aquella virgen, que fue digna de engendrar a Dios, impotente su txico sobre la verde yerba.
2.- En el siglo V, San Mximo escribe estas palabras: Mara gracia original.
este asunto. No que se nuble por completo la creencia en la comenz a celebrarse su fiesta, sino que los autores
consecuencias, se ven constreidos antes a tratar de este pu ley universal del pecado.
Buena prueba de que la fe en este glorioso privilegio de Mara qued ofuscada nos la suministra la Liturgia. Dcese que en
se celebraba la fiesta de la Concepcin Inmaculada en Espa que se apoyan los que lo defienden.
aparece por el calendario de mrmol de Npoles, que reza: D fecha de la celebracin (la misma en que la celebran los
frenase los impulsos del pueblo cristiano, suscitando la discus a San Bernardo.
Habiendo llegado a sus odos que los monjes de Lyn, en 114 introdujeron la fiesta, el Santo Abad les escribi una carta
vehementsima, reprobando lo que l llama una innovacin de la tradicin antigua. La carta es uno de los mejores
inimitable galanura de estilo que le caracteriza, convence a Impugna el privilegio porque as cree deber hacerlo.
distingue entre la concepcin del que concibe, es decir, el ac de los padres, y la concepcin del ser concebido, vale decir,
parte del contradictor: Dos veces -escribi Nicols, monje d Hijo y en la contradiccin de su Concepcin.
Aunque la carta del Doctor Melifluo no pudo impedir la extens de la fiesta, que cada da cobr ms auge, proyect una siglos posteriores.
1.- Los siglos XIII y XIV son los del mximo esplendor de la
ciencia divina llamada Teologa. Los que la cultivaron se llam ms ilustres, la Sorbona de Pars y la Universidad de Oxford, Inglaterra. Al comentar los Escolsticos el Libro de las Sentencias de Pedro Lombardo, que les serva como de
decir, excluyeron a Mara de la comn cada del pecado de el Beato Escoto, su ms alto exponente y representante.
a purificada. Por lo que en el mismo planteamiento del proble algo que necesitaba purificacin. Causa de proponerse el problema en esos trminos es el error contenido en el Libro
generacin natural, inficiona a su vez el alma, los Doctores d Mara de esta infeccin inherente a la carne?
3.- El primero en plantearse la cuestin en estos trminos e Fray Alejandro de Hals. Sienta el principio de que a Mara le otorg cuando poda drsele, pero no saca todas las acabamos de exponer sobre el pecado original, se pregunta
pues aunque ellos fueran santsimos, su santidad no pudo la carne de Mara fue purificada antes que su alma entrase
momento de infundirse el alma en el cuerpo, y se inclina tamb la concepcin, aunque antes de nacer, porque si esto se excelsa Virgen lo que a otros se concedi. 4.- Sigue por el mismo camino, y con una conclusin ms
enrgica, el Doctor San Alberto Magno. Este cree ser de fe q Mara fue concebida en pecado original, pues las Escrituras, pecaron, y si todos, tambin Ella. 5.- Los dos colosos de la ciencia teolgica, que continuaron
en varias partes de sus obras, escritas en diversas pocas, q en su obra mxima, La Suma. A la primera pregunta de Mara fue santificada antes de recibir el alma, responde que
en ser el Salvador universal de todos. Y as, bajo la dependen pureza de la Virgen. Porque Cristo de ningn modo contrajo
ser llamado Hijo de Dios". Pero la Santsima Virgen contraj del nacimiento. Y en otra parte se pregunta cundo fue
San Buenaventura insina tmidamente la solucin verdadera opinin maculista. Despus de exponer la opinin comn,
la Santsima Virgen: que Mara fue pura, con pureza tan alta, q repugna a la fe cristiana, porque la misma Virgen fue liberada
tanta precisin, los argumentos a favor de la Inmaculada. Pe que se impuso sobre los anhelos del amor. 4.- No estaba reservada a los Doctores de Pars la empresa Inmaculada Concepcin era corriente entre los telogos,
palestra el Doctor providencial que Dios mand a la Iglesia pa Juan Duns Escoto.
1.- El Beato Juan Duns Escoto naci en Maxton (Escocia), de noble familia Duns. Se form en la Universidad de Oxford, y la misma y en Pars ense teologa. Al llegar a Pars, la
cuestin sobre la Concepcin de Mara estaba definitivamen exencin de Mara de todo pecado choc con el ambiente
de la misma. El rotundo triunfo que alcanz, midiendo su inge y saber con los Maestros ms renombrados, hizo aquella
con los hechos trascendentales, la han adornado con mil deta Doctor por los claustros de la Universidad para la discusin,
Universidad, aguardaban al Doctor todos los Maestros. Presid Pars para negociar ciertos asuntos con el Rey. Sea de ello Mariano doscientos argumentos, que l refut y pulveriz
se pueden recoger cincuenta. La nobilsima Asamblea se leva privilegio mariano tuvo lugar en Colonia, donde el triunfo
Todos estos detalles de la leyenda demuestran la impresin q caus la defensa escotista en la imaginacin de los
en pie la historicidad del hecho conocido con el nombre de marilogo P. Carlos Balic, conocido en todos los centros teolgicos.
pecado original no consiste ms que en la negacin de la gra sobre la carne, como hacan los anteriores.
responde: No. Motivos? La perfectsima Redencin de su Hi contrarios la esgrime l como argumento casi nico. Resummoslo: Se afirma que en Adn todos pecaron y que Cristo y por Cristo todos fueron redimidos. Y que si todos,
contraer el pecado de origen, pero redimida perfectsimamen mdico que cura la herida del hijo que ha cado, o el que,
sabiendo que su hijo ha de pasar por determinado lugar, se que el segundo. Cristo no fuera perfectsimo redentor, si por
El Beato Escoto va aplicando el argumento ora desde el pun de vista de Cristo Redentor perfectsimo, ora desde el punto
decuit, ergo fecit, pudo, convino, luego lo hizo. Poda hacer a luego lo hizo.
1. Que el Doctor Mariano distingue perfectsimamente entre ley universal del pecado de origen, en la que entra Mara, y cada real. Es decir, entre el dbito, como dicen los telogos, contraccin del pecado. Mara deba contraerlo por ser descendiente de Adn, pero no lo contrajo porque fue preservada. Por eso, su preservacin se llama privilegio.
2. Que el Doctor Mariano concilia a perfeccin la preservaci de Mara y su dependencia de la Redencin de Cristo. Esto consigue distinguiendo entre la Redencin curativa y la
ms brillante y ms efectiva.
argumentos de la opinin contraria y poner en claro que nad Concepcin Inmaculada de Mara.
testimonio de la opinin contraria, se lo propin el Padre Gera de la historia del Dogma, a adversario personal del Beato Escoto, escribiendo a propsito de sus enseanzas en Pars: primer sembrador de esta hertica maldad (la Inmaculada
1.- Siguieron al Beato Escoto, como es fcil suponer, todos lo franciscanos, que le adoptaron por Maestro, y entre sus
discpulos se pueden citar nombres tan ilustres como Francis Franciscana en general, escribe Campana en Mara en el
2.- Perdido ya el prestigio en la Universidad de Pars, la opini contraria apel al Papa Juan XXII en su corte de Avin. Y Orden Franciscana a causa de las controversias sobre la
Papa se inclin por la opinin inmaculista, y como conclusi Juan XXII signific un paso decisivo para el triunfo de la
Universidad las reprob y confi al franciscano Juan Vital que Confirmada la sentencia o calificacin de la Universidad por nuevamente la opinin inmaculista. Pero la lucha, escribe el
maculistas e inmaculistas con el triunfo de stos, pero la decis del Concilio qued sin valor porque, al tomarla, el Concilio ya era cannico.
Ante Sixto IV, y nos hallamos en el siglo XV, se sostuvo otra disputa entre el dominico Bandelli y el franciscano Francisco Brescia; la victoria de ste fue tan rotunda, que la Asamblea Historia.
el dogma de la excepcin de Mara, signific su opinin con al hablar del pecado original, no intenta comprender a la observar sobre esto lo establecido por Sixto IV.
4.- Las palabras del Concilio fueron decisivas para la extensi universal.
Apenas se hallar una Orden religiosa que no pueda present nombres ilustres de grandes telogos que favorecieron la
Salmern, Toledo, Surez, San Pedro Canisio, San Roberto el celebrrimo Ambrosio Catarino, Toms Campanella, Juan
Santo Toms, San Vicente Ferrer, San Luis Beltrn y San Po la fiesta en el Captulo General reunido en Francia, y los 1350.
legaciones de nuestros reyes a los Sumos Pontfices pidiendo la Inmaculada, despus de su definitivo orculo, se levantara la romana Plaza de Espaa. VI.- La definicin dogmtica de la Inmaculada
1.- El Papa Po IX, de feliz memoria, se decidi a dar el ltim dogma de su Concepcin Inmaculada. Dcese que en las da de gran abatimiento, el Pontfice deca al Cardenal Lambruschini: No le encuentro solucin humana a esta solucin divina. Defina S. S. el dogma de la Inmaculada Concepcin.
fue, como el huevo de Coln, perdnese la frase, que hizo parecer de toda la jerarqua. Por cierto que un obispo de
Hispanoamrica pudo responderle: Los americanos, con la catlica, hemos recibido la creencia en la preservacin de
corona de 92 Obispos, 54 Arzobispos, 43 Cardenales y de un gran privilegio de la Virgen: La doctrina que ensea que la bienaventurada Virgen Mara
Salvador del gnero humano, es revelada por Dios, y por lo fieles. Estas palabras, al parecer tan sencillas y simples, estn
eco, autorizado y definitivo, de la voz solista que cantaba e telogos de la Edad Media.
Concepc