Kellerman Jonathan - Delaware 04 - Compa Era Silenciosa
Kellerman Jonathan - Delaware 04 - Compa Era Silenciosa
Kellerman Jonathan - Delaware 04 - Compa Era Silenciosa
SILENCIOSA
Jonathan Kellerman
Ttulo original: SILENT PARTNER Traduccin cedida por Ultramar Editores, S. A., Barcelona Cubierta: SDD, Serveis de Disseny, S. A. 1989, JONATHAN KELLERMAN 1996 de la presente edicin para Espaa y Amrica: GRIJALBO MONDADORI, S. A. Primera edicin ISBN: 84-253-2660-5 Depsito legal: B. 30.578-1996
Compaera
Argumento
Un da en una fiesta, el psiclogo infantil Alex Delaware se reencuentra con un viejo amor, Sharon Ransom. Ella solicita su ayuda, pero Alex, demasiado embebido en sus propios asuntos sentimentales, no le hace caso. Dos das ms tarde, Sharon se suicida. Alex no puede dejar de sentirse responsable de la desesperada decisin de Sharon. Y en parte por ello, en parte por resolver los enigmas de aquella relacin la mayora creados por la oscura personalidad de Sharon el psiclogo se embarca en una investigacin en la que el dinero, el azar de los genes y un pasado trgico configuran el escenario de una prolongada orga de sexo, dominio y manipulacin psicolgica al servicio de los menos nobles impulsos del ser humano.
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Si los ricos pudiesen contratar a un pobre para que muriese por ellos, los pobres podran vivir muy bien. Dicho Yiddish.
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Gracias especiales a Steve Rubin, Beverly Lewis, Stuart Vener, David Aftergood y Al Katz.
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Siempre he odiado las fiestas y, en circunstancias normales, jams hubiera asistido a una en sbado. Pero mi vida era un desastre. Haba relajado mis pautas de conducta. Y me haba metido de lleno en una pesadilla. El jueves por la maana yo era el buen doctor, slo preocupado por mis pacientes, decidido a no dejar que mi propia basura se interpusiese en el camino de mi trabajo. No le quitaba ojo al chico. No haba llegado an a la parte en que les arrancaba las cabezas a los muecos. Contempl cmo tomaba de nuevo los coches de juguete y los lanzaba el uno contra el otro, en inevitable colisin. Uto! La reverberante concusin de metal contra metal bloque el gemido de la cmara de vdeo, antes de morir. El nio lanz los coches a un lado, como si le quemasen los dedos. Uno de ellos dio una voltereta y qued balancendose sobre el techo, como si fuera una tortuga atrapada. Lo empuj con un dedo, luego me mir, como pidindome permiso. Le hice un gesto de asentimiento con la cabeza y l agarr los coches de un tirn. Dndoles la vuelta entre sus dedos, examin los brillantes bajos, gir las ruedas, simul el sonido de los motores revolucionndose. Bruum, bruum. Uto! De un poco ms de dos aos, grandote y robusto para su edad, con ese tipo de coordinacin fluida que predeca un hroe atltico. Cabellos rubios, facciones regordetas, ojos color uva pasa, que me hacan pensar en los muecos de nieve, un puado de pecas mbar sobre la nariz y unos gruesos carrillos. Un nio a lo Norman Rockwell: la clase de hijo del que estara orgulloso cualquier padre con sangre estadounidense en las venas. Claro que la sangre de su padre slo era ya una mancha color xido, en la raya de separacin central, en algn punto a lo largo de la autopista de Ventura. Bruum, Uto!
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En seis sesiones, esto era lo ms cerca a hablar a lo que haba llegado... Me interrogu al respecto, me interrogu acerca de una cierta vidriosidad que haba en sus ojos. La segunda colisin fue sbita y ms estrepitosa. concentracin era intensa. Pronto pasara a coger los muecos. Su
Desde su silla en el rincn, la madre alz la vista. Durante los ltimos diez minutos haba estado leyendo la misma pgina de un libro de bolsillo titulado: Al xito por la fuerza de voluntad! Cualquier pretensin de despreocupacin era totalmente desmentida por su lenguaje corporal: estaba sentada muy tiesa al borde de la silla; se rascaba la cabeza, tiraba de su largo cabello oscuro como si fuese lana que se carda, o bien lo iba enroscando y desenroscando con sus dedos. Uno de sus pies marcaba un ininterrumpido ritmo de cuatro por cuatro, mandando oleadas de tensin que suban hacia arriba, por una pierna plida, sin media, hasta desaparecer bajo el borde de su vestido estival. La tercera colisin la sobresalt. Baj el libro y me mir, parpadeando con fuerza. Era casi hermosa, de ese tipo de mujeres que florece justo al final del bachillerato, y luego se marchita con rapidez. Le sonre. Ella baj la vista con gesto brusco, y la hundi en el libro. Uto! gru el nio, tomando un auto en cada mano y golpendolos uno con otro como si fueran unos platillos, y soltndolos al impacto. Se deslizaron sobre la moqueta, en direcciones distintas. Respirando trabajosamente, el cro los sigui con andar tambaleante. Uto! los cogi y los tir de nuevo con fuerza. Bruum! Uto! Repiti esta rutina varias veces, luego, bruscamente, lanz los coches a un lado y empez a inspeccionar la habitacin con miradas hambrientas y furtivas. Buscando los muecos, a pesar de que yo siempre los dejaba en el mismo lugar. Un problema de memoria, o un simple rechazo a recordar? Con estas edades, lo nico que uno poda hacer era suponer. Que era justamente lo que yo le haba dicho a Mal Worthy, cuando ste me haba descrito el caso y pedido que lo atendiese. No vas a conseguir pruebas concluyentes. Ni siquiera lo voy a intentar, Alex. Slo te pido que me des algo con lo que pueda trabajar. Y qu hay de la madre? Como cabra esperar, un desastre. Quin est trabajando con ella? Nadie por el momento, Alex. Trat de conseguir que fuera a ver a alguien, pero se neg. De modo que, si mientras haces tu trabajo
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con Darren se te escapa algo de terapia hacia Mam, no ser yo quien presente objeciones. Dios sabe que la necesita... Mira que pasarle algo as a una persona de su edad! Pero dime, para empezar, cmo te viste metido en un caso de lesiones? Es un caso tpico de segundo matrimonio. El padre trabajaba para m, como hombre para todo. Yo me ocup de su divorcio como un favor. Ella era la otra mujer, y me recordaba con cario. En realidad, me ocupaba de muchos casos como stos cuando empec. Me siento bien al volver a ello. Pero dime, cmo te sientes al trabajar con un nio tan pequeo? Los he tenido ms pequeos. Cmo se expresa? Si habla, yo no lo he odo. Ella afirma que, antes del accidente, estaba empezando a juntar algunas palabras, pero no me da la impresin de que sus padres ya hubiesen empezado a ahorrar para pagarle los estudios en la Cal Tech. Si pudieses probar que ha sufrido una prdida en el Cociente de Inteligencia, yo podra convertir eso en dlares, Alex. Mal... Ri, al otro lado de la lnea telefnica. Lo s, lo s. Mi querido Seor... no, perdname, querido Doctor Puro: Dios me libre de atreverme a...! Me alegra tener noticias tuyas, Mal. Haz que me llame la madre, para concertar una cita. ... intentar influenciar indebidamente a un testigo experto! Sin embargo, mientras ests analizando la situacin, puedes tratar de imaginar lo que va a ser el futuro para esa mujer: criando un beb ella sola, sin contar con estudios ni profesin, sin tener dinero. Viviendo con esos recuerdos. Tengo fotos del accidente..., casi me hicieron vomitar la comida. En este caso hay algunos bolsillos muy hondos, Alex. Y vale la pena meter la mano en ellos. eco! Haba encontrado los muecos. Tres hombres, una mujer, un nio. Pequeos, de plstico blando y sonrosados, de rostros comunes y facciones inexpresivas, con los cuerpos con todos sus detalles anatmicos y miembros de quita y pon. Junto a ellos otro par de autos, mayores que los dos de antes, uno rojo, otro azul. En el asiento trasero del azul haba sido colocada una sillita de beb en miniatura. Me levant y ajust la cmara de vdeo para que estuviera enfocada hacia la mesa, y luego me sent en el suelo, a su lado. Tom los coches y coloc los muecos, siguiendo una secuencia habitual: un hombre conduciendo, otro junto a l, la mujer tras el
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conductor, el beb en su sillita. El coche rojo estaba vaco. Sobre la mesa quedaba un mueco. Alete con los brazos y se tir de la nariz. Alejando el coche azul tanto cuanto le daba el brazo, apart la vista de l. Yo le di una palmadita en el hombro. Sin problemas, Darren. Inspir, espir sonoramente, tom el coche rojo y coloc ambos vehculos en el suelo, a medio metro de distancia el uno del otro, frente por frente. Volviendo a inspirar profundamente, hinch las mejillas y lanz un alarido, luego los hizo chocar con todas sus fuerzas. El pasajero masculino y la mujer salieron volando y cayeron en la moqueta. El nio mueco se qued agarrado por el arns, cabeza abajo. Quien tena prendada su atencin era el mueco conductor... que estaba tendido en el asiento delantero, no habiendo saltado por haberse quedado prendido de un pie al volante. Resoplando, el nio forceje para soltarlo. Tir de l y lo retorci, comenz a gruir por la frustracin, pero finalmente logr liberarlo. Lo mantuvo en alto, apartado de su cuerpo, examin su rostro de plstico, y le arranc la cabeza de un tirn. Luego, la coloc junto al beb. O un jadeo sobresaltado al otro lado de la habitacin y me volv. Denise Burkhalter volvi a esconderse tras de su libro. Sin darse cuenta de la reaccin de su madre, el chico dej caer el cuerpo descabezado, tom la mueca, la abraz y la volvi a dejar. Luego volvi a los muecos: el conductor decapitado y el pasajero del asiento delantero. Alzndolos por encima de su cabeza, los lanz contra la pared, los vio golpearse contra ella y luego caer. Mir al nio, boca abajo en su sillita, y tom la cabeza que haba colocado a su lado. Tras hacerla rodar por su palma, la tir a un lado. Dio un paso hacia el mueco que no haba tocado, el conductor del otro coche, dio otro paso, se qued quieto, y luego se ech atrs. La habitacin estaba en silencio, si exceptuamos el zumbido de la cmara. Gir una pgina. l se qued quieto unos momentos, luego se sumergi en un estallido de hiperactividad tan brutal, que electrific la habitacin. Lanzando risitas, se acun de atrs hacia adelante, se retorci las manos y las hizo ondear en el aire, mientras escupa y balbuceaba. Corri de un lado a otro de la habitacin, dando patadas a las estanteras de libros, las sillas, la mesa, arrastrando los pies por los zcalos, araando las paredes y dejando pequeas manchas grasientas en el yeso. Su risa fue creciendo de tono, hasta dejar paso a una tos como un ladrido, para acabar en un estallido de llantos.
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Tirndose al suelo, tuvo un rato de rabieta, luego se encogi en la posicin fetal y se qued as, chupndose el pulgar. Su madre sigui tras el libro. Fui hasta l y lo alc entre mis brazos. Su cuerpo estaba en tensin y se morda con fuerza el pulgar. Lo mantuve en mi regazo, le dije que todo iba bien, que era un buen chico. Sus ojos se abrieron por un instante luego se cerraron. Un aliento dulce de leche, mezclado con el olor, no desagradable, de sudor de beb. Quieres ir con Mami? Un somnoliento gesto, asintiendo. Ella an no se haba movido. Le dije: Denise. Nada. Repet su nombre. Meti el libro en su bolso, se colg ste del hombro, se alz y cogi al nio. Salimos de la biblioteca y caminamos hacia la parte delantera de la casa. Para cuando llegamos a la entrada, el beb estaba durmiendo. Abr la puerta y la mantuve abierta. Entr un soplo de aire fro. Era un suave esto que amenazaba con calentarse. De la distancia nos lleg el sonido de un cortacspedes motorizado. Hay alguna pregunta que quiera hacerme, Denise? No. Cmo ha dormido el nio esta semana? Igual. Seis o siete pesadillas? Ms o menos. No las he contado... tengo que seguir contndolas? Me ayudara el saber lo que est pasando. No hubo respuesta. La parte legal de la evaluacin ya acab, Denise. Tengo suficiente informacin para el seor Worthy. Pero Darren sigue luchando con lo sucedido..., lo que es absolutamente normal, despus de lo que le ha pasado. No hubo respuesta. Ya ha recorrido un largo camino le dije, pero todava no ha sido capaz de interpretar el papel del... otro conductor. Todava quedan en l mucho miedo y mucha rabia..., lo que tambin es muy normal. Le ayudara el poder expresarlos. Me gustara seguir vindolo un poco ms. Ella mir al techo.
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Pero a Darren le es de mucha ayuda, Denise. La prxima vez podemos intentarlo, quedndose usted esperando fuera. l ya est preparado para eso. El venir aqu... est tan lejos... dijo ella. Mucho trfico? Infernal. Cunto tiempo le ha llevado? Hora y tres cuartos. Desde Tujunga a Beverly Glen. Un viaje de cuarenta y cinco minutos por autopista..., si uno se atreva a ir por la autopista. Las calles laterales estaban embotelladas? Aj. Y para subir aqu el camino hace muchas curvas. Lo s. A veces, cuando tengo que... De repente, ella empez a retroceder: Por qu se asla de este modo, viviendo aqu? Si quiere ayudar a la gente... por qu se lo pone tan difcil a los dems? Aguard un momento, antes de contestarle: S que ha sido duro, Denise. Si prefiere que lo visite donde el seor Worthy... Oh, olvdelo! y ya estaba en la puerta. La mir llevar a su hijo a lo ancho de la terraza y escaleras abajo. El peso del nio la haca tambalearse. Su aire de desamparo me haca sentir ganas de correr a ayudarla. Pero, en lugar de hacerlo, me qued all de pie y la contempl luchar con el peso. Finalmente lleg al coche de alquiler, y se esforz en abrir la puerta trasera con una mano. Inclinndose mucho consigui meter el inerte cuerpo de Darren en el asiento del auto. Cerr la puerta de golpe, dio la vuelta para ir al sitio del conductor y abri la puerta delantera. Meti la llave en el encendido, baj la cabeza hasta el volante y la dej descansar all. Y se qued as sentada durante un rato, antes de conectar el motor. De regreso a la biblioteca apagu la cmara de vdeo, saqu la casete, la etiquet, y comenc mi informe, trabajando con lentitud, con mayor precisin de la ya habitual en m. Tratando de retrasar lo inevitable.
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Varias horas ms tarde la maldita tarea estaba terminada: acabado ya mi papel de auxiliador, de nuevo era alguien que, a su vez, necesitaba auxilio. Y me fui sumergiendo en una estupefaccin, imparable como la marea que sube. Sopes la idea de llamar a Robin, y me decid en contra. A nuestra ltima conversacin se le poda llamar cualquier cosa menos triunfal... palabras educadas, mientras te mordas la lengua, que finalmente eran saboteadas por las cargas de profundidad del dolor y la ira. ... libertad, espacio... pens que eso ya lo habamos dejado atrs. Bueno, yo nunca he dejado atrs la libertad, Alex. Ya sabes lo que quiero decir... No, realmente no lo s. Simplemente, estoy tratando de descubrir qu es lo que quieres, Robin. Te lo he explicado una y otra vez. Qu ms te puedo decir? Si lo que deseas es espacio, ahora has puesto ms de trescientos kilmetros entre ambos. Te sientes ms realizada? No se trata de realizarme. Entonces de qu se trata? Vale ya, Alex. Para, por favor. Parar? De qu..., de tratar de solucionar esto? Para de tratar de comerme el coco. Suenas demasiado hostil. Y cmo se supone que debo sonar, cuando una semana se ha alargado a un mes? Dnde est el punto final? Me... me gustara poderte contestar a eso, Alex. Maravilloso..., un cuelgue eterno. Y cul fue mi gran pecado? El profundizar demasiado en nuestra relacin? De acuerdo, puedo cambiar eso. Creme..., puedo ser tan fro como el hielo. Mientras estudiaba mi carrera aprend a distanciarme de los sujetos. Pero, si me echo atrs, diez a uno que me acusas de indiferencia masculina. Basta ya, Alex! Me he pasado toda la noche despierta con Aaron. Justo en este momento no puedo copar con esto. Copar con qu? Con todas tus palabras. Vienen contra m como si fueran balas. Y cmo se supone que vamos a poder arreglar algo sin usar palabras?
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No vamos a arreglar nada justo ahora, as que dejmoslo por el momento. Adis. Robin... Dime adis, Alex. Por favor, no quiero tener que colgarte el telfono. Entonces, no lo hagas. Silencio. Adis, Robin. Adis, Alex. An te amo. Los hijos del zapatero van descalzos. El comecocos se ahoga con sus propias palabras. El desnimo se fue acumulando y me dio en la cara con toda su fuerza. Me hubiera ayudado el tener alguien con quien hablar. Mi lista de confidentes era jodidamente corta. Robin ocupaba el primer lugar. Luego estaba Milo. Milo se encontraba de vacaciones con Rick, de pesca por las Sierras. Pero, aunque su hombro hubiera estado disponible, no hubiera llorado en l. A lo largo de los aos, nuestra amistad haba tomado un cierto ritmo: hablbamos de asesinatos y otras locuras, mientras nos tombamos unas cervezas con algo para picar, y discutamos sobre la condicin humana, con el aplomo de un par de antroplogos observando una colonia de babuinos en libertad. Cuando el montn de los horrores se haca ya demasiado alto, Milo se cagaba en todo, y yo le escuchaba. Cuando estaba a punto de salirse de sus casillas, yo le ayudaba a volverle a ellas. El polizonte tristn y el comecocos que le secaba las lgrimas. No estaba preparado para invertir los papeles. Toda una semana de correo se haba amontonado en la mesa del comedor. Yo haba evitado abrirlo, temiendo las caricias superficiales de los mensajes publicitarios, los cupones de pedido de artculos intiles y los planes ofreciendo supuestos modos para ser feliz con facilidad. Pero, justo en este momento, lo que necesitaba era el tener mi mente ocupada con menudencias, libre de los peligros de la introspeccin. Llev todo el montn a mi dormitorio, coloqu una papelera al lado de la cama, me sent, y comenc la seleccin. Debajo de todo el montn haba un sobre color ante. En papel grueso de lino, con un
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remite de Holmby Hills, en letras plateadas en relieve, en la parte de atrs del sobre. Mucho lujo. Alguna promocin de ventas de las caras. Di la vuelta al sobre, esperando ver la habitual etiqueta de destinatario hecha por ordenador, y vi mi nombre y direccin, impreso con una extravagante caligrafa plateada. Alguien se haba tomado el trabajo de hacer las cosas bien. Comprob el matasellos... de haca diez das. Abr el sobre y saqu una tarjeta de invitacin, tambin de color ante, bordeada en plata, con ms caligrafa en ella: QUERIDO DOCTOR DELAWARE, QUEDA USTED CORDIALMENTE INVITADO A REUNIRSE CON DISTINGUIDOS ALUMNOS Y MIEMBROS DE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA, EN UN COCTEL AL AIRE LIBRE Y RECEPCIN. EN HONOR DEL DOCTOR PAUL PETER KRUSE, CATEDRTICO DE PSICOLOGA Y DESARROLLO HUMANO, DONACIN BLALOCK CON MOTIVO DE SU NOMBRAMIENTO COMO PRESIDENTE DEL DEPARTAMENTO DE PSICOLOGA EL SBADO, 13 DE JUNIO DE 1987, A LAS CUATRO DE LA TARDE SKYLARK LA MAR ROAD LOS NGELES, CALIFORNIA 90077 S.R.C., EL DEPARTAMENTO DE PSICOLOGA Kruse Presidente. Un cargo con donacin, la ms alta recompensa para una profesionalidad intelectual excepcional. No tena el menor sentido; aquel hombre era cualquier cosa menos un intelectual. Y, aunque haban pasado ya muchos aos
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desde la ltima vez que yo haba tenido algo que ver con l, no haba razn alguna para creer que hubiera cambiado, para convertirse en un ser humano decente. En aquellos tiempos, l haba sido uno de esos tipos que dan consejos en las pginas de la prensa, y el nio mimado del circuito de las conferencias, armado como estaba con el exigido consultorio en Beverly Hills y un repertorio de lugares comunes, revestidos de jerga pseudocientfica. Su columna haba aparecido mensualmente en una de esas revistas para mujeres que se venden en los supermercados..., el tipo de basura impresa que publica artculos acerca de la ltima dieta milagrosa fulminante, seguida, en la pgina posterior, por recetas de tarta de chocolate con licor, y combina exhortaciones a sea usted mismo con tests de capacidad sexual pensados para que todo el mundo que los rellene acabe sintindose impotente. Catedrtico con donacin. Slo haba llevado a cabo una especie de intentona de investigacin..., algo que tena que ver con la sexualidad humana, y que jams haba producido el ms mnimo dato. Pero no se haba esperado de l que fuese acadmicamente productivo, porque no haba sido un miembro, propiamente dicho, de la Facultad, sino un simple asociado clnico. Uno ms de las docenas de profesionales que ejercan la Psicologa, y que buscaban tener un tufillo acadmico a travs de una asociacin con la Universidad. Los asociados daban, ocasionalmente, clases como invitados sobre sus especialidades (en el caso de Kruse, se haba tratado de la hipnosis y de una forma manipuladora de la psicoterapia que l denominaba Dinmica de la Comunicacin), y servan como terapeutas y supervisores de los estudiantes graduados de Psicologa Clnica. Una formidable simbiosis, que liberaba a los catedrticos de verdad para llevar a cabo sus peticiones de donaciones y sus reuniones de comit, al tiempo que serva para facilitar a esos asociados permisos de aparcamiento en la zona de profesores, billetes preferentes para los partidos de ftbol americano del equipo universitario, y entrada en el Club de la Facultad. De eso a Catedrtico con una donacin de Blalock. Increble! Pens en la ltima vez que haba visto a Kruse... haca unos dos aos. Nos habamos cruzado casualmente en el campus, y los dos habamos fingido no ver al otro. l andaba camino del edificio de Psicologa, ataviado con un traje a medida, de pao ingls, con parches de cuero en los codos, pipa humeante, una estudiante a cada brazo. Soltndoles algo muy profundo a las chicas, mientras les meta mano como el que no quiere la cosa. Volv a mirar esa caligrafa en plata. Cctel a las cuatro. Ahora, demos todos un viva al jefe!
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Probablemente tendra algo que ver con un enchufe conseguido en Holmby Hills, pero aun as el nombramiento desafiaba toda comprensin. Comprob la fecha de la fiesta... era dentro de dos das... y luego volv a leer la direccin al pie de la invitacin. Skylark. Alondra... Los muy ricos bautizaban a sus casas, como si fueran hijos. La Mar Road, sin nmero. Traduccin: toda la calle es nuestra, so pobretones. Me imagin la escena: cochazos, tragos aguados y un exhibicionismo anonadante, pavonendose por sobre el csped color verde dlar. No era la idea que yo tena sobre cmo pasar un rato divertido. Lanc la invitacin a la papelera y me olvid de Kruse. Y tambin de mi etapa acadmica. Pero no iba a ser por mucho tiempo.
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Dorm mal y me despert, el viernes, con el sol. Sin ningn paciente en agenda, me hund en trabajos rutinarios: mandar por mensajero el vdeo de Darren a Mal, acabar otros informes, hacer cheques para pagar facturas y mandarlos por correo, alimentar a los koi y retirar con la redecilla las porqueras que haba en su estanque, limpiar la casa hasta que reluciera. Todo eso me llev hasta el medioda y me dej el resto del da libre para chapotear en mi desgracia. No tena hambre, as que prob a correr, pero no poda quitarme la constriccin que senta en el pecho, as que lo dej antes de hacer un par de kilmetros. De vuelta en casa, me tragu una cerveza con tanta rapidez, que me provoc dolor en el diafragma, continu con otra y luego me llev un paquete de seis a la alcoba. Me sent, en ropa interior, y contempl pasar las imgenes por el televisor. Seriales: gente de aspecto perfecto sufriendo. Concursos: gente con aspecto perfecto, portndose como subnormales. Mi mente comenz a vagar. Contempl el telfono, tend la mano hacia el receptor. La retir. Los hijos del zapatero... Al principio pens que el problema tena algo que ver con los negocios..., con el abandonar la dura y mal compensada vida del artesano por el mundo de la alta tecnologa. Una multinacional musical de Tokio le haba propuesto a Robin el adaptar varios de sus diseos de guitarra como prototipos para la produccin en masa. Ella tena que establecer las especificaciones y un ejrcito de robots cibernticos hara el resto. La llevaron en la primera clase de un vuelo a Tokio, le dieron una suite en el Hotel Okura, la atiborraron de sushi y de sake, la mandaron de vuelta a casa cargada de exquisitos regalos, resmas de contratos impresos en papel de arroz, y promesas de un lucrativo trabajo como consultora. A pesar de esta maravillosa forma de tratar de convencerla, ella les dio calabazas, sin explicar nunca el porqu, aunque yo sospechaba que tena algo que ver con sus races. Ella haba sido criada como la hija nica de un ebanista implacablemente perfeccionista, que adoraba el trabajo manual bien hecho, y de una ex cabaretera, que se haba amargado la vida al tener que ganrsela
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imitando a Betty Crocker, y que no adoraba nada. La hijita de su pap, haba empleado las manos para hallarle un sentido al mundo. Haba soportado los estudios hasta que su padre hubo muerto, y luego le haba dado el mejor epitafio abandonndolos y dedicndose a crear muebles de artesana. Finalmente, haba hallado su rinconcito ideal en el mundo, como fabricante de guitarras: tallando, diseando y realizando guitarras y mandolinas hechas por encargo. Fuimos amantes durante dos aos, antes de que ella aceptase venirse a vivir conmigo. E incluso entonces mantuvo su estudio en Venice. Tras regresar del Japn comenz a escaparse all, ms y ms. Cuando le pregunt el motivo, me contest que tena trabajo atrasado que recuperar. Acept su explicacin: nunca habamos pasado tanto tiempo juntos. Los dos ramos muy cabezotas, y habamos luchado muy duro por conseguir nuestra independencia, movindonos en distintos mundos, entrando ocasionalmente en el del otro..., a veces pareca que al azar..., en apasionada colisin. Pero las colisiones se fueron haciendo menos y menos frecuentes. Ella empez a pasar noches en su estudio, justificndolo por la fatiga, rechazando mis ofertas de ir a recogerla para llevarla en coche a casa. Y yo estaba entonces lo suficientemente ocupado como para poder evitar pensar en ello. Me haba retirado de la prctica de la Psicologa Infantil a la edad de treinta y tres aos, despus de recibir una sobredosis de miserias humanas, y haba vivido confortablemente de las inversiones que haba hecho en propiedades en el Sur de California. Al cabo, comenc a notar en falta mi trabajo clnico, pero continu negndome a aceptar el enredo de la psicoterapia a largo plazo. Me enfrent al dilema a base de limitarme a las consultas forenses que me remitan abogados y jueces: evaluaciones para propuestas de libertad provisional, casos de trauma en los que intervenan nios, un caso criminal reciente que me haba enseado mucho acerca de la gnesis de la locura... Trabajo a corto plazo, con ninguna o muy poca continuidad. El lado quirrgico de la psico. Pero ya era suficiente como para hacerme sentir de vuelta en la profesin. Un bajn de trabajo, tras la Pascua, me dej con mucho tiempo libre... tiempo que pasar solo. Y comenc a darme cuenta de lo muy lejos que habamos derivado el uno del otro Robin y yo; y me pregunt si habra pasado algo por alto. Esperando que la cura fuese espontnea, aguard a que ella regresase. Y, cuando no lo hizo, decid acorralarla. A ella le resbalaron mis preocupaciones, record sbitamente algo que se haba olvidado en el estudio y, antes de que pudiera darme cuenta, haba desaparecido. Tras esto, an la vi menos. Las llamadas a Venice slo servan para poner en marcha su contestador. Las visitas sin previo aviso eran enloquecedoramente insatisfactorias:
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habitualmente estaba rodeada por msicos de ojos tristones, abrazados a maltrechos instrumentos y cantando un tipo de blues u otro. Cuando la atrapaba a solas, usaba el rugido de las sierras elctricas y los tornos, o el siseo de su pistola de pintar, para ahogar toda discusin. Yo rechinaba de dientes, me echaba atrs, me deca a m mismo que fuese paciente. Y me adapt crendome yo mismo una pesada carga de trabajo. Durante toda la primavera me dediqu a las evaluaciones, a escribir informes y a testificar, como un poseso. Coma con abogados, me quedaba atrapado en embotellamientos del trfico. Ganaba montones de dinero y no tena a nadie en quien gastarlo. A medida que se fue acercando el verano, Robin y yo nos habamos convertido en educados desconocidos. Aquello tena que estallar por alguna parte. Y, a principios de mayo, sucedi. Fue en una maana de domingo, rica en esperanzas. Ella haba venido a casa, a ltima hora de la tarde del sbado, para recoger algunos bocetos, y haba acabado pasando la noche conmigo, hacindome el amor con una determinacin de llevar a cabo un trabajo bien hecho que me aterraba, pero que me pareca mejor que nada. Cuando me despert, tend el brazo al otro lado de la cama, para tocarla, y palp nicamente el percal. Se filtraban sonidos desde la sala de estar. Salt de la cama y la encontr vestida, con el bolso colgando del hombro, dirigindose a la puerta de la calle. Buenos das, nena. Buenos das, Alex. Te marchas? Asinti con la cabeza. Qu prisa tienes? Muchas cosas que hacer. En domingo? Domingo, lunes, poco importa. Coloc la mano en el tirador de la puerta. He hecho zumo... hay una jarra en la nevera. Fui hasta ella, puse mi mano en su mueca. Qudate un poco ms. Ella se solt. De veras que tengo que irme. Vamos, date un respiro. No necesito un respiro, Alex. Al menos qudate un rato y hablemos.
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Su apata era forzada, pero de todos modos aquello colm el vaso. Y muchos meses de frustracin fueron comprimidos en unos pocos momentos de incendiario soliloquio: Ella era una egosta. Estaba obsesionada en s misma. Cmo se crea que se senta uno, al tener que vivir como un ermitao? Qu haba hecho yo para merecer un tal trato? Luego sigui una lista muy completa de todas mis virtudes, de cada servicio que, desprendidamente, yo haba llevado a cabo por ella, desde el da en que nos habamos conocido. Cuando hube terminado, ella dej el bolso y se sent en el sof. Tienes razn. Necesitamos hablar. Se puso a mirar por la ventana. Le dije: Te estoy escuchando. Estoy tratando de ordenar mis pensamientos. Tu trabajo son las palabras, Alex. No puedo competir contigo en ese campo. Nadie necesita competir con nadie. Simplemente, hblame: dime lo que tienes en mente. Ella agit la cabeza. No s cmo decir esto sin resultar daina. No te preocupes por eso. Limtate a soltar lo que llevas dentro. Lo que usted diga, Seor Doctor. Y luego: Lo siento, es que me resulta muy difcil. Esper. Apret los puos, los abri y extendi los dedos. Dale una ojeada a esta habitacin... al mobiliario, a las obras de arte... Todo est exactamente del mismo modo en que estaba el primer da que la vi. Perfecta, como para una foto de revista de decoracin... tu gusto perfecto. Durante cinco aos, yo slo he sido una invitada. Cmo puedes decir eso? sta es tu casa. Ella iba a replicarme, pero agit la cabeza y apart la mirada. Me coloqu en su lnea visual, seal hacia la mesa de caballetes en madera de fresno, que haba en el comedor. El nico mueble que me importa es se. Y es porque t lo construiste.
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Slo tienes que decirlo, y coger un hacha y lo har todo astillas, Robin. Empezaremos a partir de cero. Juntos. Ella ocult su cara en las manos, la mantuvo as un tiempo y luego la alz, con los ojos llorosos. No es un problema de decoracin de interiores, Alex. Cul es el problema? T eres el problema. El tipo de persona que eres. Avasallador. Agobiante. El problema es que nunca me has preguntado si quera algo diferente... si tena ideas propias. Nunca pens que este tipo de cosas te importara. Nunca te hice saber que me importasen..., tambin yo soy el problema, Alex. Aceptando, siguindote, adaptndome a tus nociones preconcebidas. Y, entre tanto, he estado viviendo una mentira..., vindome a m misma como fuerte y autosuficiente. Eres fuerte. sa era la argumentacin habitual de Papi: eres una chica fuerte, una hermosa chica fuerte. Acostumbraba a enfadarse mucho conmigo cuando me fallaba la confianza en m misma, me gritaba y me deca, una y otra vez, que yo era diferente de las otras chicas. Ms fuerte que ellas. Para l, el ser fuerte equivala a usar tus manos, a crear. Cuando las otras chicas estaban jugando con sus muecas Barbie, yo estaba aprendiendo a cmo cambiarle la hoja a una sierra de tira y rascndome los dedos hasta los huesos con el cepillo. Construyendo perfectas uniones de madera. Siendo fuerte. Durante aos me tragu ese cuento. Y aqu estoy ahora, dndome por fin una buena mirada en el espejo, y lo nico que veo en l es a otra dbil mujer, viviendo de un hombre. Lo de Tokio ha tenido algo que ver con todo esto? La oferta de Tokio me hizo ponerme a pensar acerca de lo que yo quera de la vida, y me hizo darme cuenta de lo muy lejos que estaba de ello... de lo dependiente que siempre he sido de alguien. Nena, yo nunca quise meterte bajo mi ala... se es el problema! Soy una nena... un maldito beb! Inerme y preparada para ser ajustada por el buen doctor Alex! Nunca te he visto como a una paciente le dije. Por Dios, te amo! Amor dijo ella. Sea lo que sea lo que eso signifique. Yo s lo que significa para m. Entonces, eres mejor persona que yo, vale? Lo cual es la parte central del problema, no?! El doctor Perfecto, Comecocos,
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Desfacedor de Entuertos. Bien parecido, inteligente, encantador, con dinero... y con todos esos pacientes que piensan que eres Dios. Se alz, camin arriba y abajo. Maldita sea, Alex, cuando te conoc, tenas problemas..., estabas quemado, tenas todas aquellas dudas sobre ti mismo. Eras un ser humano, y yo poda ocuparme de ti. Yo te ayud a superar aquello, Alex. Yo fui una de las principales razones para que lograses salir de aquel pozo. Alex. Lo s. Lo fuiste. Y an te necesito. Ella sonri. No. Ahora ests reparado, cario. Perfectamente sintonizado. Y ya no me queda nada que hacer a m. Eso es una tontera. Me he sentido absolutamente hundido este tiempo que he estado sin verte. Es una reaccin pasajera afirm ella. Ya pasar. Debes de creer que soy absolutamente superficial. Pase un poco ms, agit la cabeza: Dios, me escucho a m misma y me doy cuenta de que, finalmente, todo son celos; no? Estpidos celos infantiles. Es lo mismo que senta por las chicas que estaban muy solicitadas por los chicos. Pero no puedo evitarlo... Y es que t lo tienes todo organizado: corres tus cinco kilmetros, te das una ducha, trabajas un poco, ingresas tus cheques, tocas tu guitarra, lees tus revistas profesionales. Me jodes hasta que los dos nos corremos, luego te quedas dormido sonriendo. Compras pasajes para Hawai, y tenemos unas vacaciones. Apareces con una cesta de picnic, y comemos. Es una cadena de montaje, Alex, en la que t eres el que aprieta los botones... y si algo me ense el viaje a Tokio, es que no quiero una cadena de montaje. Y lo ms jodido del asunto es que, realmente, es una vida de coa. Si te dejase, te cuidaras por siempre de m, haras de mi vida un perfecto sueo, cubierto de azcar. S de montones de mujeres que mataran por tener algo as, pero no es lo que yo necesito. Nuestras miradas se cruzaron. Yo me sent aguijoneado, y apart la vista. Oh, Dios! exclam. Te estoy haciendo dao. No puedo soportarlo! Estoy bien. Contina. Eso es todo, Alex. Eres un hombre maravilloso, pero el vivir contigo ha empezado a darme miedo. Corro el peligro de desaparecer. Y ya has empezado a hablar de matrimonio. Si nos cassemos, an perdera ms de mi propia personalidad. Nuestros hijos acabaran
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vindome como alguien aburrido, nada estimulante y muy amargado. Y, entre tanto, Papi estara marchando por el ancho mundo, realizando sus actos heroicos. Necesito tiempo, Alex... y espacio para respirar. Para poder aclararme. Se fue hacia la puerta. Ahora tengo que irme. Por favor. Tmate todo el tiempo que quieras le dije. Y todo el espacio. Slo te pido que no cortes conmigo. Se qued, temblando, en el hueco de la puerta. Vino corriendo hacia m, me bes en la frente, y se march. Dos das ms tarde volv a casa y encontr una nota en la mesa de fresno: Querido Alex, Me voy a San Luis. La prima Terry ha tenido un hijo. Voy a ayudarla, regresar aproximadamente dentro de una semana. No me odies. Con amor, R
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En uno de los casos en que acababa de estar trabajando estaba involucrada una nia de cinco aos como rehn de una malvola batalla por su custodia entre un productor de Hollywood y su cuarta mujer. Durante dos aos los padres, animados a seguir con la guerra por unos abogados que cobraban en tanto que sta continuase, haban sido incapaces de llegar a un acuerdo. Finalmente, el juez se haba hartado y me haba pedido que le hiciese alguna recomendacin. Yo haba evaluado a la chica, y pedido que asignasen a otro psiclogo, para examinar a los padres. El consultor que yo haba recomendado era un antiguo compaero de estudios llamado Larry Daschoff, un agudo diagnosticador, cuya tica yo respetaba. Larry y yo habamos seguido siendo amigos a lo largo de los aos, recomendndonos a posibles clientes de nuestras respectivas especialidades, reunindonos de vez en cuando para comer o para una partida de frontn. Pero, como amigo, caa en la categora de los no ntimos, por lo que me sorprendi que me llamase a las diez de la noche del viernes: Doctor D? Habla el Doctor D me grit, tan jovial como siempre. Un huracn de sonidos ruga al fondo: neumticos chirriantes y tiros de una tele puesta a todo volumen, compitiendo con lo que pareca ser el patio de una escuela en el descanso entre clases. Hola, Larry. Qu pasa? Lo que pasa es que Brenda est en la Biblioteca de la Facultad de Derecho, empollando para su curso de postgraduada y dejndome a los cinco monstruos pequeos para mi solito. Las alegras de ser padre. Ya, claro el nivel del ruido creci. Una vocecilla gimi: Papi! Papi! Papiii! Un segundo, Alex. Coloc la mano sobre el micrfono, pero le escuch decir: Espera hasta que haya acabado de hablar por telfono. No, ahora no. Espera. Y si te molesta, mantente alejado de l. Ahora no, Jeremy, no quiero escucharlo. Estoy hablando por telfono, Jeremy. Si no te tranquilizas, no habr galletitas de cacao y te mandar veinte minutos antes a la cama. Volvi al aparato:
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Me he convertido en un fan instantneo de la terapia aversiva, de la Jodida Doctora Anna Freud y Bruno Bettelheim. Probablemente, ambos se debieron de encerrar en sus cuartos para escribir sus libros, mientras otra persona cuidaba de sus hijos. Aunque, lleg a tener hijos la vieja Anna? Me parece que se pas toda la vida sindole fiel a Papato. En cualquier caso, lo primero que voy a hacer el lunes es encargar media docena de porras elctricas de esas para el ganado. Una para cada uno de ellos y otra para metrmela yo por el culo, por haber animado a Brenda a volver a la Facultad. Si a Robin se le ocurre alguna vez una idea creativa como sa, cambia inmediatamente de tema de conversacin. Seguro que lo har, Larry. Te encuentras bien, D? Slo estoy algo cansado. Era demasiado bueno como terapeuta, como para no saber que no se lo estaba contando todo. Y tambin era demasiado bueno como para proseguir con aquello. Hablando de otra cosa, D, he ledo tu informe sobre el lo de los Featherbaugh, y estoy de acuerdo en todo. Con unos padres como sos, lo que realmente seria mejor para el cro es quedarse hurfano. Quitando eso, estoy tambin de acuerdo en que algn tipo de estpido arreglo de custodia conjunta ser lo menos malo para el cro. Quieres apostar sobre las posibilidades que hay de que lleguen a ponerse de acuerdo? Slo si me dejas apostar a que no se pondrn. De eso nada. Se volvi a excusar, le dio un alarido a alguien para que bajase el volumen de la tele. No le hicieron caso, pero no volvi a insistir. La gente est bien jodida, no es as, D? Y qu te parece esto como resumen de todo lo aprendido por uno, tras trece aos de husmear en el interior de las mentes? Ya nadie quiere trabajar en hacer que algo funcione... Dios sabe que yo no soy ningn regalo, ni tampoco lo es Brenda, y si nosotros hemos podido seguir juntos todos estos aos, cualquiera debera ser capaz de lograrlo. Siempre he pensado que vosotros dos sois la pareja perfecta. S, claro, una de tantas... se ech a rer. Estamos hablando de un matrimonio a la italiana: mucha pasin, muchos gritos. Lo cierto es que, bsicamente, ella slo me aguanta por mis proezas sexuales. Es eso cierto? Es eso cierto? me imit, en tono de burla. D, has sonado como uno de esos malos comecocos de la tele, y no con tu habitual tono chisporroteante de persona culta y educada. Seguro que te encuentras bien? Estoy muy bien. De veras.
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Si t lo dices... De todos modos, volviendo a la razn por la que te he llamado: te ha llegado la invitacin para la gran fiesta de Kruse? Est decorando, con gran elegancia, el fondo de mi papelera. Te parece esto lo bastante chisporroteante? No, ni por asomo. Es que planeas no ir? Debes de estar bromeando, Larry. No s. Podra ser divertido, al estilo del mondo bizarro... ver cmo vive la otra mitad del mundo, quedarnos al margen haciendo malintencionados comentarios analticos, mientras reprimimos nuestra envidia burguesa. Record algo: Larry, no fuiste por un tiempo ayudante de investigacin de Kruse? No por un tiempo, simplemente por un semestre... y, s, me estoy mostrando resentido. El tipo se era srdido. Mi excusa es que yo estaba en la ruina... recin casado, trabajando como un esclavo en la tesina, y con el dinero de mi beca agotado a mitad del semestre. No lloriquees tanto, Larry, que era un chollete: os pasabais todo el da sentados, viendo pelculas guarras. No eres justo, Delaware. Estbamos explorando las fronteras de la sexualidad humana. Se ech a rer. En realidad nos pasbamos todo el da sentados viendo a los alumnos de primero viendo pelculas guarras. Oh aquellos buenos y lujuriosos aos sesenta...! Te imaginas tratando de hacer algo as, hoy en da? Todo eso que se ha perdido la ciencia. S, una autntica catstrofe. A decir verdad, D, aquello era pura mierda. Y Kruse logr colocarlo en la Facultad, porque se trajo su propia financiacin... una donacin privada, para estudiar los efectos de la pornografa en la excitacin sexual. Y logr descubrir algo? Su mayor descubrimiento fue que las pelculas porno ponen cachondos a los alumnos de primero. Eso ya lo saba yo, cuando estaba en primero... T siempre fuiste un adelantado, D. Y lo public? Dnde? En Penthouse? No, us los resultados para sus conferencias de pago y se dedic a hacer propaganda de la porno como un saludable modo de lograr una satisfaccin sexual, etctera, etctera. Luego, en la nueva moralidad de los ochenta, dio un giro total... Supuestamente, volvi a analizar sus datos. Y comenz a
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dar conferencias acerca de cmo la pornografa contribua a provocar la violencia contra las mujeres. Es todo un prodigio de integridad, nuestro nuevo Jefe de Departamento... Oh, s! Cmo ha logrado llegar tan alto, Larry? Si slo era un ayudante a tiempo parcial! Ayudante a tiempo parcial, con enchufes a tiempo completo. Tienen algo que ver con el nombre que hay en la invitacin..., el tipo se de la donacin, Blalock? Has dado en el clavo. Es una familia de mucha pasta... acero, ferrocarriles... una de esas familias que se ganan un centavo cada vez que respira alguien al oeste del Mississippi. Qu clase de enchufe tiene Kruse con l? Por lo que he odo decir la seora Blalock tuvo un cro con problemas, y Kruse era l terapeuta del nio. Debi de haber hecho algo bueno por l, porque Mami lleva aos soltando dinero para el Departamento... bajo la condicin de que lo administre Kruse. As que lo han ido promocionando, le han dado todo lo que ha deseado. Y su ltima voluntad ha sido la de ser el Jefe del Departamento, as que, voil, ah tienes al ayudante a tiempo parcial. Cargos en venta coment. No saba que las cosas hubieran cado tan bajas. Tanto y an ms, Alex. Yo sigo dando esas charlas sobre terapia familiar, de modo que estoy lo bastante relacionado con el Departamento, como para saber que la situacin financiera es desastrosa. Recuerdas cmo acostumbraban a pasarnos por las narices la bondad de la investigacin pura, cmo miraban por encima del hombro a cualquier cosa que les sonase a investigacin aplicada? Cmo Ratonero Frazier no paraba de decirnos que til era una palabra obscena? Pues finalmente se les ha cado el pelo... ya nadie quiere dar dinero en donaciones para que se estudie el reflejo del parpadeo en las langostas decorticadas. Y, para acabarlo de arreglar, la matriculacin de nuevos alumnos va a la baja... la Psicologa ya no es una carrera universitaria de moda. Hoy en da todo el mundo, incluido mi primognito, quiere hacer Empresariales, para tomar un atajo que lo lleve rpidamente a la felicidad y la buena vida. Lo que equivale a recortes en el presupuesto, despido de profesores, clases vacas. Han tenido congelada la contratacin de personal durante los ltimos diecinueve meses... y en esto se incluye a los mismsimos catedrticos. Kruse trae con l el dinero de los Blalock, as que puede comprarse el cargo. Segn dice mi hijo mayor: el dinero canta, Pa. Y la mierda reina. Joder! si incluso Frazier se ha subido al carro de los triunfadores..., lo ltimo que he sabido de l es que estaba en el
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negocio de la venta por correspondencia, comercializando cintas educativas sobre cmo dejar de fumar! Bromeas. En estas cosas no bromeo. Qu sabe Frazier de cmo dejar de fumar? Lo que es ms, qu sabe l de nada humano? Y desde cundo ha sido eso importante? De todos modos, as estn las cosas. Hablemos ahora del sbado: he logrado colocar a la totalidad de mis cinco encantos, por un perodo de tres horas del da de maana. Podra emplear ese tiempo en hacer algo de msculo, ver un partido, o hacer alguna otra cosa comparablemente emocionante, pero la idea de ponerme guapetn y atiborrarme de tragos gratis y de canaps y tapas de haute-cuisine en algn palacete de Holmby Hills me apetece bastante. Seguro que los tragos son malos, Larry. Mejores que lo que estoy bebiendo ahora: zumo de manzana de se que se hace con polvos. Tiene aspecto de orines. Pero es todo lo que me queda en la casa... me olvid de ir de compras. Y he estado cebando a los cros con cereales azucarados durante los ltimos dos das. Suspir. Soy un hombre atrapado, D. Estamos hablando de fiebres caseras, en su estadio terminal. Ven a esa maldita fiesta e intercambia maledicencia cnica conmigo durante un par de horas, por favor. Yo responder aceptando por los dos. Trete a Robin, pavonate con ella por toda la fiesta y demustrales a esos viejos ricos pedorreros que el dinero no lo puede comprar todo. Robin no podr ir. Est fuera de la ciudad. Negocios? Justo. Pausa. Escucha, D, si tienes algn compromiso, no pasa nada... Pens en ello por un momento, consider la perspectiva de otro da de soledad, y le dije: No, Larry. Estoy libre. Y eso puso las ruedas en movimiento.
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Holmby Hills es la zona de viviendas ms cara de Los ngeles, una pequea bolsa de megarriqueza rodeada por Beverly Hills y Bel Air. Financieramente, se hallaba a aos luz de mi vecindario, pero geogrficamente slo se encontraba a un kilmetro y medio, ms o menos, hacia el sur. Mi mapa situaba a La Mar Road justo en el corazn del distrito, un filamento serpenteante y sin salida, que acababa en las redondeadas colinas que dominan el Club de Campo de Los ngeles. No estaba muy lejos de la Mansin Playboy, pero no me imaginaba que hubieran invitado a Hefner a la fiesta. A las cuatro y cuarto me vest con un traje de verano y me puse en camino, a pie. Haba mucho trfico en Sunset... Practicantes del surf y adoradores del sol que volvan de la playa, mirones en direccin este, agarrados a mapas de las mansiones de las estrellas de cine. Pero, nada ms haberme adentrado unos cincuenta metros en Holmby Hills, todo se torn silencioso y buclico. Las propiedades eran de una tremenda extensin, las casas estaban ocultas tras altos muros y puertas de seguridad y rodeadas por pequeos bosques. Slo la entrevista silueta de un tejado de pizarra o de rojas tejas de estilo espaol flotando sobre el verde sugera que all hubiese lugares habitados. Esto y el gruido profundo de invisibles perros de defensa. La Mar apareci tras una curva: una tira de asfalto de un solo carril, cuesta arriba, que henda una pared de eucaliptos de quince metros de altura. En lugar de una placa municipal con el nombre de la calle, haban clavado en uno de los pinos una plancha barnizada, en madera, en la que, con letra rstica quemada en la madera, se indicaba: LA MAR. CALLE PRIVADA. SIN SALIDA. Debajo se vean las placas de tres compaas privadas de seguridad y la blanquirroja de la Bel Air Patrol. Era fcil saltarse la entrada yendo a setenta por hora, pero a pesar de eso, un Rolls Royce pas a mi lado a toda velocidad, y la tom sin dudarlo un instante. Segu el rastro que dejaba el tubo de escape del Rolls. A unos seis metros hacia dentro, unos dobles postes en piedra, marcados de nuevo con un signo de CALLE PRIVADA, se incrustaban en muros de piedra de dos metros y medio de alto, que culminaban en una verja de un metro ms, de hierro forjado pintada de dorado. El hierro estaba decorado con enredaderas, en secciones de siete metros: hiedra, fruto de la pasin, madreselva y glicina. Una profusin controlada, tratando de aparentar como si fuese algo natural. Ms all
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de los muros haba un teln grisverdoso: ms eucaliptus del tamao de un edificio de cinco pisos. Medio kilmetro ms all, el follaje an se haca ms espeso, la ruta ms oscura y fresca. Masas de musgo y lquenes recubran las piedras de los muros, que seguan limitando la ruta. El aire ola hmedo y limpio, como con mentol. Un pjaro pi tmidamente, luego abandon su cancin. El camino se curvaba, se enderezaba, y mostraba su punto final: una gigantesca arcada de piedra, cerrada por portones de hierro forjado. Docenas de coches estaban alineados en una doble hilera de cromados y pintura lacada. A medida que me iba acercando pude ver que la divisin era deliberada: los relucientes coches de lujo en una cola, los utilitarios, todo terrenos y similares medios de transporte plebeyos en la otra. Encabezando los coches de ensueo se hallaba un impoluto cup Mercedes blanco, uno de esos hechos por encargo, con un motor amaado, parachoques y embellecedores dorados... y una matrcula de las que le dan a uno pagando, y que proclamaba: PPK PHD. El coche de Kruse. Unos guardacoches de chaquetas rojas mariposeaban en derredor de los vehculos recin llegados, como pulgas en el pelo de un perro en verano, abriendo puertas de coches y metindose en el bolsillo llaves de contacto. Hice el camino hasta los portalones y los hall cerrados. A uno de los lados haba un interfono, colocado en un poste. Junto al altavoz haba un teclado, orificio de llave y telefonito. Uno de los chaquetas rojas me vio, tendi la mano con la palma arriba y me dijo: Llaves. No hay llaves. He venido andando. Sus ojos se entrecerraron. En su mano sostena una llave de hierro de tamao monumental, encadenada a un rectngulo de madera barnizada. En la madera estaba escrito al fuego: PUERTA DRA. Nosotros se lo aparcamos insisti. Era moreno, robusto, de cara redonda, con una barbita de pelusilla y hablaba con acento mediterrneo. Su palma tembl. No traigo coche le repet. He venido andando. Cuando su rostro sigui sin mostrar comprensin, hice la pantomima de caminar con mis dedos. Se volvi hacia otro aparcador, un chico negro bajo y delgado, y le susurr algo. Ambos me miraron fijamente. Mir a la parte superior de la verja, y vi unas letras doradas: SKYLARK. sta es la casa de la seora Blalock, no? No hubo respuesta.
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El barbudo se alz de hombros y trot hacia un Cadillac gris perla. El chico negro se adelant. Tiene una invitacin, caballero? No. Es necesaria? Bueeeno sonri, y pareci estar esforzndose en pensar. No tiene usted coche, no tiene invitacin... No saba que fuese necesario traer ninguna de ambas cosas. Chasque la lengua. Acaso el coche sirve como garanta? le pregunt. La sonrisa desapareci. As que ha venido caminando? Eso es. Y dnde vive usted? No muy lejos de aqu. Vecino? Invitado. Me llamo Alex Delaware. Doctor Delaware. Un minuto camin hasta la caja, tom el telefonito y habl. Colgndolo, me dijo de nuevo: Un minuto. Y corri a abrirle las puertas a un Lincoln blanco alargado. Esper, mirando en derredor. Algo marrn y conocido me llam la atencin: un vehculo realmente pattico, echado a un lado del camino, dejado aparte de los otros. En cuarentena. Era fcil comprender el motivo: se trataba de un trasteado Chevrolet familiar, una ranchera de edad casi senil, comida por la herrumbre y manchada por pegotes de pintura mal aplicada. Le faltaba aire en los neumticos, su parte de atrs estaba repleta de ropa arrugada, zapatos, cajas de cartn, contenedores vacos de comida rpida y vasos de papel aplastados. En la ventana de atrs estaba pegada una pegatina amarilla, de forma romboide, que indicaba: MUTANTES A BORDO. Sonre, y me fij en que el trasto haba sido colocado de modo en que quedaba impedida su salida. Habra que mover a un montn de coches para que pudiese quedar libre. Una pareja delgada, a la moda, baj del Lincoln blanco y fue escoltada hasta el portaln por el aparcacoches barbudo. ste coloc la gran llave en la cerradura, y marc un cdigo en el tablero, tras lo que se abri una de las hojas de la puerta de hierro. Deslizndome hacia el interior, segu a la pareja por un sendero inclinado, pavimentado con ladrillos negros con forma de escamas de pescado.
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Cuando pas a su lado, el aparcador dijo: Hey!, pero sin entusiasmo, y no hizo esfuerzo alguno por detenerme. Cuando la puerta se hubo cerrado tras l, seal al Chevy y le dije: Ese coche de color marrn... quiere que le diga algo respecto al mismo? Se acerc a m, al otro lado de la verja forjada. S? Qu? Ese coche es propiedad del tipo ms rico que hay en esta fiesta. Trtelo bien... es muy conocido por las grandes propinas que da. Gir la cabeza de golpe y mir al viejo coche. Comenc a caminar. Cuando volv la vista, estaba jugando a hacer sonar los parachoques, creando un claro en derredor del Chevy. A un centenar de metros ms all de la puerta, los eucaliptos dejaban paso a cielos libres, por encima de un csped que podra haber sido el de un campo de golf por su calidad, y que estaba perfectamente cortado. El csped estaba flanqueado por impecables columnas de cipreses italianos y plantas perennes, todo ello cuidadosamente podado. Las zonas ms lejanas de la propiedad haban sido remodeladas con terraplenadoras, para formar colinas y valles. Los ms altos de esos promontorios estaban en los lmites de la propiedad, coronados por solitarios pinos negros y enebros californianos, podados para parecer que haban sido moldeados por el viento. El sendero de escamas de pescado ascenda hacia un otero. Desde la cima del mismo llegaba un sonido de msica: una seccin de cuerda interpretando algo barroco. Mientras alcanzaba la parte alta, vi a un hombre de edad y de estatura elevada, vestido como un mayordomo tradicional, que caminaba hacia m. Es usted el seor Delaware? Su acento se situaba en algn punto entre Londres y Boston; sus facciones eran suaves, generosas y regordetas. Su piel, colgante, era del color del salmn enlatado. Mechones de pelo color maz rodeaban un crneo pelado y bronceado por el sol. Un clavel blanco decoraba su solapa. El prototipo del mayordomo de una obra de teatro. S? Doctor Delaware, soy Ramey, y he venido a buscarle para acompaarle a la fiesta. Le ruego disculpe los inconvenientes, seor. No hay de qu. Supongo que los aparcacoches no estn preparados para enfrentarse con peatones. Coronamos la cima. Mi ojo fue atrado por el horizonte: hacia una docena de crestas de tejado de tejas color verde cobre, tres pisos de pared estucada en blanco y persianas verdes, prticos con columnatas, balcones con balaustradas y galeras, puertas en arco y
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ventanas con montantes de abanico. Era como un monumental pastel de bodas, rodeado por hectreas de natillas de color verde. Unos jardines, de diseo formal, limitaban por delante la mansin: caminos de grava, ms cipreses, un laberinto de setos podados, fuentes en piedra, estanques como espejos, cientos de parterres de rosas tan deslumbrantes, que parecan fluorescentes. Los invitados, agarrando copas de alto tallo, paseaban por los senderos, y admiraban las flores. Y tambin se admiraban a s mismos en los estanques. El mayordomo y yo caminamos en silencio, pateando la grava. El sol nos golpeaba desde arriba, espeso y clido como mantequilla fundida. A la sombra de la ms alta de las fuentes se encontraba un grupo, del tamao de una filarmnica, de hoscos msicos, vestidos de etiqueta. Su director, un asitico joven de cabellos largos, alz su batuta, y los msicos iniciaron un voluntarioso Bach. Las cuerdas eran complementadas por el tintineo de las copas y el sonido apagado de las conversaciones. A la izquierda de los jardines, un enorme patio de losas de piedra estaba repleto de mesas blancas redondas, sombreadas por sombrillas de lona amarilla. En cada mesa haba un centro de lilas, lirios prpura y claveles blancos. Una carpa a rayas blancas y amarillas, lo bastante grande como para contener un circo, cobijaba a una barra de bar lacada en blanco y atendida por una docena de diligentes barmans. Unas trescientas personas estaban sentadas en las mesas, tomando copas. La mitad de esa cantidad estaba a la barra. Por entre todos ellos circulaban camareros con bandejas de bebidas y canaps. Ya estamos, seor. Puedo servirle algo de beber, seor? Me ira bien una soda. Perdneme, seor. Ramey alarg su paso, adelantndose a m, desapareciendo entre la multitud que rodeaba la barra, y emergiendo momentos despus con un vaso helado y una servilleta de lino amarillo. Me entreg ambas cosas, justo en el momento en que yo llegaba al patio. Aqu tiene, seor. Le vuelvo a pedir excusas por las molestias. Ya le he dicho que no hay de qu. Gracias. Desea usted algo que comer, seor? No, gracias. Ahora no. Me hizo una pequea reverencia y se march. Me qued solo, dando sorbitos a mi soda, atisbando la multitud, en busca de un rostro amigo. Pronto me result obvio que la multitud estaba dividida en dos grupos diferenciados, con un abismo sociolgico entre ellos, que ya haba quedado reflejado en la doble hilera de coches.
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El centro de la escena estaba dominado por los muy ricos, cual si fueran una bandada de cisnes. Muy bronceados y totalmente desinhibidos en sus conservadores atavos de haute couture, se saludaban unos a otros con besitos en las mejillas, rean suavemente, beban sin parar y sin excesiva discrecin, y no prestaban la menor atencin al otro grupo, tnicamente diverso, que se hallaba sentado al lado. La gente de la Universidad eran las urracas, vigilantes, sin perder detalle, repletas de charla nerviosa. En un movimiento reflejo, se haban congregado en pequeos grupitos apretados, y hablaban tras las manos, sin dejar de mover los ojos de aqu para all. Algunos de ellos estaban conspicuamente atildados con sus trajes de grandes almacenes y vestidos largos, recin comprados para ese da tan especial; otros, deliberadamente, se haban vestido de un modo muy informal. Unos pocos seguan contemplando boquiabiertos lo que les rodeaba, pero la mayor parte se contentaba con observar los rituales de los cisnes, con una mezcla de pura envidia y analtico desprecio. Haba terminado la mitad de mi soda, cuando se produjo en la gente como una oleada que recorri el patio, atravesando ambos campos. Paul Kruse apareci en el origen de la misma abrindose diestramente camino por entre la multitud de ricos y sabios. De su brazo colgaba una pequea mujer, rubia platino, de aspecto encantador, y que llevaba un vestido negro sin hombros y zapatos con tacones de ocho centmetros de alto. Estara al inicio de la treintena, pero llevaba el cabello como una colegiala a punto de graduarse: largo y lacio hasta su cintura, con las puntas rizadas y en extravagantes ondulaciones. El vestido se le pegaba a la piel, como una capa de asfalto. Alrededor del cuello llevaba una gargantilla de diamantes. Mantena los ojos clavados en Kruse, mientras ste sonrea y se trabajaba a su pblico. Le di una buena mirada al nuevo Presidente del Departamento. Ya deba estar cercano a los sesenta aos, y luchaba contra la entropa con la qumica y la buena compostura. Su cabello an era largo, de un dudoso tono amarillo maz, y lo llevaba cortado al estilo de moda, a lo surfista, con una onda que le caa sobre un ojo. Hubo un tiempo en que pareca un modelo masculino, con ese tipo de ruda guapura que es muy fotognica, pero que de algn modo pierde bastante al ser traducida a la realidad. An resultaba evidente su apostura, pero ya tena los rasgos cados: su mandbula pareca ms dbil, y su burda apostura se haba descompuesto en algo que era fungoso y vagamente disoluto. El bronceado de su piel era tan profundo, que pareca algo que hubiesen dejado demasiado tiempo al horno. Esto lo colocaba en sincrona con la banda de los muy ricos, tal como lo hacia su traje hecho a medida. Pero el traje, que pareca ser muy ligero, tena un conspicuo aspecto de pao ingls y llevaba refuerzos de cuero en los codos... en una concesin casi insultante a lo acadmico. Lo contempl mostrar sus hileras de dientes, embellecidos con
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fundas, estrechar la mano de los hombres, besar a las seoras, y pasar al siguiente grupo de los que deseaban felicitarle. A que lo hace bien? dijo una voz a mis espaldas. Me volv y contempl ochenta kilos de carne picada, con nariz rota y bigote poblado, envasada en una lata redonda de uno sesenta y tres metros de altura, envuelta en un traje marrn a cuadros, camisa rosa, corbata negra de punto, y unos mocasines marrones muy deformados por el uso. Hola, Larry comenc a tender mi mano, entonces vi que las dos suyas estaban ocupadas: un vaso de cerveza en la izquierda, un plato con alas de pollo, empanadillas de huevo y costillas parcialmente devoradas en la derecha. He estado all donde las rosas me dijo Daschoff, tratando de imaginar cmo consiguen hacerlas florecer as... Probablemente las abonan con billetes de dlar viejos. Alz las cejas e inclin la cabeza hacia la mansin. No est mal la choza dijo. Cmoda. Mir al director de la orquesta. se es Narahara, el nio prodigio. Dios sabe lo que cobrar. Alz el vaso hasta sus labios y bebi. La espuma dej un reborde en la parte inferior de su bigote. Budweiser dijo. Esperaba algo ms extico. Pero, al menos, no est aguada. Nos sentamos a una mesa vaca. Larry cruz sus piernas con un esfuerzo y dio otro trago, ms largo, a la cerveza. El movimiento hinch su pecho y puso en tensin los botones de su chaqueta. Se la desabroch y se repantig en la silla. Llevaba un avisador cogido al cinturn. Larry es casi tan ancho como alto, y anda como un pato, as que lo razonable es suponerle obeso. Pero en traje de bao se le ve tan firme como una pieza de carne de vaca congelada..., una curiosa mezcla de msculo hipertrofiado, apenas si recubierto de grasilla, el nico tipo de menos de metro ochenta que jams haya jugado de defensa para la universidad de Arizona. En otro tiempo, all en la universidad, lo haba visto levantar el doble de su peso en el gimnasio, sin jadear... y luego acabar con una serie de flexiones desde el suelo, con una sola mano. Se pas unos gordos dedos por su cabello, que pareca un estropajo de aluminio, se limpi el bigote, y contempl cmo Kruse hacia su numerito del anfitrin encantador, mientras atravesaba la muchedumbre. La ruta del nuevo Jefe del Departamento le llevaba a acercarse a nuestra mesa... lo bastante como para que pudiramos observar la mecnica de su charla insulsa, pero no lo suficiente como
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para poder or lo que deca. Era como ver un espectculo de mimo, algo con un ttulo como La Fiesta. Tu jefe est en una forma excelente coment. Larry trag ms cerveza y alz las manos. Ya te he dicho que estaba absolutamente pelado, D. Habra trabajado para el mismo diablo... me habra convertido en un Fausto de baratillo. No tienes que darme explicaciones, doctor. Por qu no? An sigue molestndome eso de haber participado en aquella cagada! Ms cerveza. Todo un semestre echado a perder. Prcticamente, Kruse y yo no tenamos nada que ver el uno con el otro... Dudo que hablsemos ms de diez frases en todo ese tiempo. A m l no me gustaba, porque no tena profundidad alguna y era un autntico fantasma. Y yo no le caa bien a l porque era un hombre... y todos sus otros ayudantes eran mujeres. Entonces, cmo fue que te contrat a ti? Porque los sujetos de su investigacin eran hombres y no era muy probable que se relajasen mientras vean pelculas porno, si tenan delante chicas tomando notas. Ni tampoco era demasiado probable que les contestasen a las chicas las preguntas que l estaba haciendo: Cun a menudo se la meneaban? Cules eran sus fantasas masturbatorias ms habituales? Lo hacan en los retretes pblicos? Cun a menudo jodan y con quin? Cunto tiempo tardaban en correrse? Cul era su actitud ms primaria, ms profunda, hacia el sexo en general? Las fronteras de la sexualidad humana dije. Agit la cabeza. Lo ms triste de todo es que podra haber sido algo de valor. Mira la cantidad de datos clnicos que obtuvieron Masters y Johnson. Pero Kruse no era serio en lo de recolectar datos. Era como si solamente hiciese ver que los estaba recogiendo. Y no se preocupaban los de la fundacin que dieron el dinero para la investigacin? No eran de ninguna fundacin. La pasta era de mamones particulares..., ricachones locos por la porno. l les prometi hacerlos personas respetables, darles el sello de aprobacin acadmico a su aficin. Se volvi y mir a Kruse. La rubia del vestido negro se tambaleaba en sus zapatos de tacn alto. Quin es la mujer que va con l? La Seora K. No la recuerdas? Es Suzanne! Agit la cabeza.
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No te acuerdas de Suzy Espatarrada? Si era la comidilla del Departamento! Deb pasarme todo ese tiempo durmiendo. Debiste de estar muerto, D. Era famosa en todo el campus, una antigua actriz de porno, que adquiri su seudnimo por ser... muy flexible. Kruse se la encontr en alguna de esas fiestas de Hollywood, mientras estaba llevando a cabo sus investigaciones. Entonces no deba de tener ms de dieciocho o diecinueve aos. l abandon a su segunda mujer por ella... o fue a la tercera? Quin se acuerda de estas cosas? El caso es que la matricul en la universidad como estudiante de Literatura Inglesa. Creo que dur tres semanas... an no te suena? Negu con la cabeza. Cundo fue eso? En el setenta y cuatro. En el setenta y cuatro yo estaba al norte, en San Francisco..., en el Langley Porter. Oh, s! Fue cuando hacas dos cosas a la vez: trabajabas como interno y dabas clases al mismo tiempo. Bueno, D: quizs el ser tan precoz te puso en el mercado del trabajo un ao antes que a los dems, pero en cambio te perdiste el conocer a Suzy. Se supona que ella tena algo que ver en la investigacin, y yo incluso trabaj con ella... toda una semana. Kruse la meti en el programa de estudio, para que trabajase como secretaria. No saba escribir a mquina y liaba los archivos. Pero la verdad es que era una chica muy dulce, aunque bastante primaria. El homenajeado y su esposa se haban ido acercando. Suzanne Kruse correteaba tras su marido como si la hubiesen atornillado a sus talones. Tena un aspecto frgil, con hombros prominentes, un cuello muy lleno de nervios, partido en dos por la gargantilla de diamantes, un pecho casi plano, mejillas hundidas y una barbilla muy aguzada. Sus brazos estaban bien torneados pero eran nervudos y tena las manos huesudas, acabadas en largos dedos delgados. Sus uas eran largas y las llevaba lacadas de rojo. Se agarraban de la manga de su esposo, clavndose en el pao. Debe de ser autntico amor dije. Ha seguido con l durante todos estos aos. No apuestes ni un cntimo a que lo suyo sea una monogamia a la antigua. Kruse tiene reputacin de ser un cazacoos de primera y se sabe que Suzy es muy tolerante con l. Se aclar la garganta. Mejor dicho, es sumisa. Literalmente hablando? Asinti con la cabeza.
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Te acuerdas de aquellas fiestas que Kruse acostumbraba a dar en su casa de Mandeville Canyon, el ao en que entr en la Facultad? Oh, claro... t estabas en Frisco! Se interrumpi, comi una empanadilla y rumi. Espera, creo que an seguan en el 75. T volviste en el 75, no es cierto? Me gradu le dije. Trabajaba en el hospital. Me top con l en una ocasin, no nos gustamos el uno al otro. No me hubiera invitado a sus fiestas. No se invitaba a nadie, D: era la poltica de las casas abiertas... en todos los sentidos del trmino. Me dio un golpecito con el puo, bajo la barbilla. De todos modos t seguramente no hubieras ido, porque siempre fuiste un buen chico, tan serio. Lo cierto es que yo tampoco pas de la puerta: Brenda los vio untando el suelo con aceite Wesson, y me sac a rastras antes de que ni pudiera saludar. Pero la gente que iba all deca que aquello eran orgas de cinco estrellas... si es que a uno le gustaba joder con otros comecocos. Por as decirlo era una mezcla de Oh Calcuta! y de B.F. Skinner, lo que resulta un tanto aterrador, no crees? Y Suzy Espatarrada era una de las principales atracciones: atada, sujeta con un arns, amordazada y azotada. Y cmo sabes t todo eso? Los chismes del campus. Todo el mundo lo saba..., no era ningn secreto. En aquel entonces, nadie consideraba que estas cosas fuesen pervertidas. Eran los tiempos anteriores al microbio: tiempos de libertad sexual, de liberarse el id, de ampliar los limites de la consciencia, etctera. Incluso las ms radicales de la liberacin femenina de nuestra clase crean que Kruse estaba en la punta de lanza de algo que tena un significado. O quiz fuese que se la pona tiesa el ser dominador. En cualquier caso, era filosficamente aceptable el fustigar a Suzy, porque con eso ella estaba satisfaciendo alguna necesidad suya propia. Kruse era el que le daba los latigazos? Todo el mundo lo haca. Era una verdadera actuacin de grupo... Ella aceptaba la fustigacin de cualquiera, sin distincin de credo, raza o sexo. Mira, fjate en ella, observa cmo se agarra a l, como si en eso le fuera la vida. No te parece una autntica sumisa? Probablemente tenga una personalidad pasiva-dependiente, la pareja simbitica perfecta para un adicto del poder como es Kruse. A mi me pareca asustada. Pegada a su esposo, pero quedndose en un segundo plano. La contempl adelantarse y sonrer cuando le hablaban, luego retirarse. Echndose hacia atrs su largo cabello, comprobando el esmalte de sus uas. Su sonrisa era tan plana como una pegatina, sus oscuros ojos brillaban de un modo poco natural.
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Se movi de un modo que hizo que el sol diese en su gargantilla de diamantes y lanzase chispas. Me hizo pensar en el collar de un perro. Kruse se gir bruscamente para darle la mano a alguien, y cogi por sorpresa a su esposa. Estirando el brazo en busca de equilibrio, ella se agarr de la manga de l y, aferrndole con ms fuerza casi se le peg. l continu acariciando el hombro desnudo de ella, pero, por la atencin que le prestaba, era como si acariciase una estatua. Amor. Signifique lo que signifique eso. Poca autoestimacin dijo Larry. Tienes que considerarte bien poco a ti mismo, para joder en la pantalla. Supongo que s. Acab su cerveza. Voy a repostar, quieres que te traiga algo? Alc mi vaso, medio lleno de soda. An estoy con esto. Se encogi de hombros, y fue hacia el bar. Los Kruse haban trazado un crculo en derredor a nuestra mesa, yndose hacia una, repleta de urracas. Un siseo de charla sobre naderas; luego l se haba echado a rer, con un sonido profundo y autosatisfecho. Le dijo algo a un estudiante graduado y le dio la mano al joven mientras repasaba con la vista a la hermosa esposa del estudiante. Suzanne Kruse no dejaba de sonrer. Larry regres. Pero dime coment, qu tal te van las cosas? De coa. Vale, a m tambin. Y es por eso por lo que estamos aqu sin nuestras mujeres, no? Di un sorbito a la soda y lo mir. Mantuvo contacto ocular, pero se atare con un ala de pollo. La mirada del terapeuta. Preada de preocupacin. Amistosa preocupacin, pero yo no la quera. De repente, me entraron ganas de salir corriendo. Una rpida carrera de vuelta al arco de piedra, y adis para siempre a la tierra del Gran Gatsby. Pero, en lugar de hacerlo, emple uno de mis propios trucos de comecocos. Le bloque la pregunta con otra pregunta: Cmo le va a Brenda en la Facultad de Leyes? Saba perfectamente lo que yo estaba haciendo, pero de todos modos me contest: Est entre el diez por ciento de alumnos con mejores notas, por segundo ao consecutivo.
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Seguro. Si no fuera porque an le queda otro ao entero. Vulveme a preguntar cmo me siento, dentro de un ao, y ya veremos, si an sigo funcionando. Asent con la cabeza. He odo decir que es un proceso realmente podrido. Su sonrisa perdi calidez. Cualquier cosa que d como resultado la produccin de abogados debe de serlo, no? Es como convertir solomillo en mierda. Mi parte preferida es cuando regresa al hogar y me hace el tercer grado con preguntas sobre la casa y los nios. Se limpi la boca y se me acerc. Una parte de m mismo lo entiende perfectamente: al fin y al cabo, ella es inteligente, ms inteligente que yo, as que siempre supuse que acabara dedicndose a otra cosa que no a las labores propias del hogar. Pero fue ella la que dijo que no, que su madre trabajaba todo el da y la haba dejado siempre en manos de guarderas, canguros... y que siempre lo haba resentido. Se qued preada en nuestra luna de miel, y nueve meses despus tuvimos a Steven, y ms tarde a los otros, como si fueran los terremotos secundarios que hay tras uno grande. Y, ahora, de repente, necesita hallarse a s misma. Realizarse. Agit la cabeza. El problema es el momento que ha elegido. Aqu estoy yo, llegando, finalmente, a un punto en que no tengo que ir a la caza del cliente que me enva alguien. Mis socios son fiables, nuestro consultorio prcticamente marcha por s solo. El chico pequeo empieza a ir a la escuela el ao que viene, as que ahora podramos habernos tomado algn tiempo para nosotros, viajar. Y, en lugar de esto, se larga a estudiar veinte horas al da, mientras yo hago del Seor Mam. Hizo una mueca. Ten cuidado, amigo mo. Aunque con Robin posiblemente sea distinto: ella ya ha tenido su carrera, puede que ya est a punto para tener una vida tranquila. Robin y yo nos hemos separado le dije. Me mir, y volvi a agitar la cabeza. Mierda, lo siento. Cunto tiempo hace? Cinco semanas. Una vacacin temporal que, de algn modo, se fue alargando. Se acab su cerveza.
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De veras que lo siento. Siempre pens que vosotros dos erais la pareja perfecta. Yo tambin lo pensaba. Mi garganta estaba seca y me arda el pecho. Estaba seguro de que todo el mundo me estaba mirando, aunque, cuando gir los ojos en derredor, nadie lo estaba haciendo. Slo Larry, con unos ojos tan amistosos como los de un perro. Espero que lo resolvis me dijo. Mir a mi vaso. El hielo se haba derretido en un agilla. Creo que me voy a tomar algo ms fuerte. Me abr paso a codazos entre la multitud que atestaba el bar y ped un gin tonic doble de ginebra que apenas si result tener el alcohol de uno normal. De regreso a nuestra mesa me top de cara con Kruse. Me mir. Sus ojos eran de un color marrn claro con chispitas verdes, con unos iris inusualmente grandes. stos se agrandaron, al reconocerme... estoy seguro, y luego se apartaron y apuntaron a algn lugar por encima de mi hombro. Simultneamente, adelant su mano, que agarr firmemente a la ma, la cubri con la otra y movi nuestros brazos arriba y abajo, mientras deca: Qu alegra que haya podido venir! Antes de que tuviera posibilidad de contestarle, haba usado el apretn de manos como punto de apoyo para propulsarse ms all de m, medio hacindome girar sobre m mismo, antes de soltarme y seguir. Tcticas de poltico en perodo manipulado con gran experiencia. Otra vez. Me gir, vi retirarse a su trasero embutido en el traje a medida, seguido por la centelleante cortina de los cabellos de su esposa, que se movan de un lado a otro, en contrapunto a los movimientos de su estrecho y apretado culo. Ambos caminaron unos pasos, antes de ser atrapados por una alta y hermosa mujer de edad mediana. Delgada e impecablemente ataviada con un vestido de cctel en seda amarilla dorada, un prendido de rosas blancas y diamantes estratgicamente colocados, podra haber sido la Primera Dama de cualquier Presidente. Su cabello era de color castao acentuado con bronce, y lo llevaba peinado hacia atrs, y recogido en un moo que coronaba un rostro largo, de fuerte mandbula. Sus labios eran delgados y estaban moldeados en una media sonrisa. Sonrisa de escuela privada para seoritas. Un saber estar, heredado en los genes. O a Kruse decir: Hola, Hope! Todo es realmente hermoso! de elecciones. Me haba
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Gracias, Paul. Si tienes un momento, hay alguna gente que me gustara presentarte. Naturalmente, querida. El intercambio de palabras sonaba a ensayado, le faltaba calor, y haba excluido a Suzanne Kruse. Los tres abandonaron el patio, Kruse y la Primera Dama lado a lado, la antes llamada Suzy Espatarrada siguindoles, como una sirvienta. Se dirigieron a un grupo de cisnes iluminados por la luz reflejada de uno de los estanques. Su llegada fue precedida por el cese de las conversaciones y la bajada de vasos. Se apret mucha carne contra otra y, al cabo de un instante, los cisnes estuvieron escuchando arrobados a Kruse. Pero la dama de amarillo pareca aburrida. Incluso casi resentida. Regres a la mesa, di un largo trago al gin tonic. Larry alz su vaso y lo choc con el mo. Brindo por las chicas a la antigua, D. Por que las muy jodidas vivan muchos aos! Yo me tragu lo que me quedaba de mi bebida y sorb el hielo. No haba comido en todo el da, y not un zumbido que me suba por dentro, por lo que agit la cabeza para aclarrmela. El movimiento hizo entrar algo amarillo dorado en mi campo de visin. La Primera Dama haba abandonado a Kruse. Escrut el lugar, dio unos pasos, se detuvo e hizo un gesto con la cabeza hacia un punto amarillo en el csped: una servilleta tirada al suelo. Un camarero corri a recogerla. Como un capitn en la proa de una fragata, la mujer de amarillo se hizo sombra sobre los ojos con una mano y sigui observando los alrededores. Se acerc a uno de los parterres de rosas alz una flor y la estudi. Otro camarero apareci al instante a su lado con tijeras de jardinera. Un momento ms tarde la flor estaba en su cabello y ella se apartaba de all. La mujer del vestido amarillo pregunt, es nuestra anfitriona? Ni idea, D. ste no es exactamente mi crculo social. Kruse la llam Hope. Entonces es ella: Hope Blalock. Descendiente de la nobleza. Y, un momento ms tarde, aadi: Vaya anfitriona! Te has fijado cmo nos tienen a todos fuera, que nadie entra en la casa? Como perros que an no han aprendido a aguantarse el pis. Ri. Levanto una pierna de la silla e hizo un sonido grosero con los labios. Luego, apunt con su cabeza a una mesa cercana. Hablando de animales entrenados, observa a la gente de los laberintos y los electrodos.
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Ocho o nueve estudiantes graduados estaban sentados, rodeando a un hombre que estara a finales de los cincuenta. Los estudiantes se mostraban partidarios de la pana, los tejanos y las camisas de algodn puro, el cabello lacio y las gafas de aro metlico. Su mentor era un hombre cargado de espaldas, calvo y con una barbita blanca recortada. Su traje era de color barro, mala tela y un par de tallas demasiado grande. Lo cubra como el hbito de un monje. Hablaba sin parar y gesticulaba mucho con un dedo. Los estudiantes tenan los ojos vidriosos. El mismsimo Ratonero dijo Larry, y su alegre banda de Ratonosos. Probablemente estn hablando de algo muy ertico, como la correlacin entre la defecacin inducida por electroshock y el voltaje de estimulacin, tras la frustracin, experimentalmente inducida, de una respuesta de escape parcialmente reforzada, adquirida bajo pruebas ampliamente espaciadas. Eso en las jodidas ardillas. Me ech a rer. Parece que ha perdido peso. Quizs est usando sus propias cintas. De eso nada. Tuvo un ataque al corazn el ao pasado..., es por eso por lo que abandon el puesto de Jefe del Departamento y se lo pas a Kruse. Lo de las cintas lo empez justo despus. Jodido hipcrita! Te acuerdas cmo acostumbraba a humillar a los estudiantes clnicos, cmo deca que no debamos considerar nuestros doctorados como una tarjeta sindical que nos autorizase a dedicarnos a la consulta privada? Vaya un mamn! Deberas ver los anuncios que usa para promocionar su timo sobre cmo dejar de fumar. Dnde pone esos anuncios? En las revistas de tetas y culos. Un cuadradito en blanco y negro, en las pginas de atrs, entre los otros anuncios sobre escuelas militares, planes acerca de cmo hacerse rico y contactos con chicas orientales que quieren casarse. La verdad es que yo me enter de eso porque uno de mis pacientes escribi pidiendo el mtodo, y luego me trajo a m la casete, para que la viera. Use el sistema comportamentista para dejar de fumar, dice, y pone el nombre del Ratonero all en el plstico, junto con su porquera de folleto multicopiado con una lista de sus acreditaciones acadmicas. Incluso es l quien narra toda esa maldita cosa, con su pomposo tono montono, D. Tratando de parecer interesado en la gente, como si durante todos estos aos hubiera estado trabajando con personas, en lugar de con roedores. Le lanz una mirada de asco: Tarjeta sindical! Est ganando dinero con eso?
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Si lo est ganando, no se lo est gastando en ropa. El buscapersonas de Larry son. Lo tom de su cinturn y se lo llev al odo por un instante. El servicio de mensajes. Perdname, D. Detuvo a un camarero, le pregunt dnde estaba el telfono ms cercano, y fue mandado a la gran casa blanca. Lo contempl caminar como un pato a travs de los jardines, luego me levant, ped otro gin tonic y me qued all en la barra bebindomelo, disfrutando de mi anonimato. Estaba empezando a sentirme confortablemente atontado, cuando escuch algo que hizo sonar una alarma interior. Tonos familiares, inflexiones. Una voz del pasado. Me dije a m mismo que era mi imaginacin. Luego escuch de nuevo la voz, y busqu entre la multitud. La vi, por encima de varias espaldas. Un estremecimiento, como de mquina del tiempo. Trat de mirar a otra parte, no pude. Era Sharon, tan exquisita como siempre. Supe su edad, sin calcularla. Treinta y cuatro. Su cumpleaos era en mayo, el quince de mayo... Qu raro que an me acordase...! Me acerqu ms y le di una buena ojeada: madurez, pero sin prdida de belleza. Un rostro que pareca surgido de un camafeo. Ovalado, de huesos finos, mandbula limpia. El cabello espeso, ondulado, negro y brillante como el caviar, peinado hacia atrs desde una frente alta y sin mcula, desparramndose sobre unos hombros cuadrados. Una piel blanca como la leche de persona que, en contra de la moda, rehua al sol. Unas mejillas altas, claramente definidas, naturalmente enrojecidas con puntos rosa del tamao de monedas. Orejas pequeas y muy pegadas a la cabeza, con una nica perla en cada una de ellas. Cejas negras, trazando un arco sobre ojos azul profundo muy separados. Una nariz fina y recta, con ventanas suavemente acampanadas. Record el tacto de su piel... plida como la porcelana, pero clida, siempre clida. Estir el cuello para verla mejor. Llevaba puesto un vestido de lino de color azul marino, que le llegaba hasta la rodilla, de manga corta y amplio. Era un camuflaje que no lograba su objetivo: los contornos de su cuerpo se enfrentaban al confinamiento de la ropa, y vencan. Pechos grandes y suaves, cintura de avispa, un amplio contorno de caderas que continuaban en largas piernas y tobillos esculturales. Sus brazos eran suaves tallos blancos. No usaba ni anillos ni brazaletes, slo los pendientes de perlas y un collar a juego, cuyas perlas bailaban sobre
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su pecho. Zapatos azules con tacn de mediana altura aadan un par de centmetros a su metro sesenta y cinco. En una mano llevaba un monedero azul a juego. La otra mano lo estaba acariciando. No llevaba anillo de casada. Y qu? Con Robin a mi lado, apenas si me hubiera fijado en ella. O, al menos, de eso trat de convencerme a m mismo. Ella tena puesta su mirada en un hombre. Uno de los cisnes, lo bastante viejo como para ser su padre. Con un rostro grande y cuadrado, bronceado y marcado por profundas arrugas. Ojos estrechos, azules, cabello cortado a cepillo del color del acero. Con buen tipo, a pesar de su edad, y perfectamente ataviado con un blazer azul cruzado y pantalones de franela gris. Extraamente infantil. Uno de esos viejos juveniles que pueblan los mejores clubs y casinos, y son capaces de llevarse a la cama a mujeres ms jvenes, sin que se ran de ellos. El amante de Sharon? Y todo eso, qu me importaba a m? Segu mirndola. Lo que estaba provocando la atencin de ella no pareca ser nada amoroso. Ambos se encontraban en un rincn, y ella estaba discutindole algo, tratando de convencerle de algo. Sin apenas mover los labios, y tratando de parecer despreocupada. l se limitaba a estar all, escuchndola. Sharon en una fiesta. No me cuadraba. Las odiaba tanto como yo. Pero eso haba sido haca mucho, y la gente cambia. Y estaba claro que el dicho era aplicable a ella. Alc el vaso a mis labios y la contempl tirarse del lbulo de una oreja. Algunas cosas seguan igual. Me fui aproximando, choqu contra la bien acolchada anca de una matrona y recib una mirada asesina. Murmurando excusas, segu adelante. La masa de bebedores no ceda el paso. Me abr camino con todo mi peso, buscando el punto de vista ideal del mirn: deliciosamente cercano, pero a salvo, sin ser visto. Y dicindome a m mismo que todo era pura curiosidad. De repente, ella se dio la vuelta y me vio. Se le ti el rostro de rosa al reconocerme y sus labios se entreabrieron. Clavamos la vista el uno en el otro. Como si estuviramos bailando. Bailando en una terraza. Un mosaico de luces en la distancia. Sin peso, sin forma... Me sent mareado, choqu con alguien. Ms excusas. Sharon segua mirndome fijamente. El hombre del cabello a cepillo estaba de cara al otro lado, como pensativo.
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Me retir ms lejos, fui tragado por la multitud y regres a la mesa sin aliento, aferrando el vaso con tanta fuerza que me dolan los dedos. Cont hojas de la hierba hasta que regres Larry. La llamada era a causa de la beb dijo. Ella y su amiguita se enzarzaron en una pelea. As que ahora tiene una rabieta y pide que la lleven a casa. La madre de la otra nia dice que las dos estn histricas..., demasiado cansadas. Lo siento, D, pero tengo que ir a recogerla. No te preocupes, yo tambin tengo ganas de marcharme. Aj. Ha resultado ser todo un bodrio, no? Pero, al menos, yo he podido echarle una ojeada al vestbulo de la Gran Mansin: es lo bastante grande como para patinar all dentro. Nos hemos equivocado de negocio, D. Y cul es el negocio justo? Casarte cuando joven con alguien de dinero, y pasarte el resto de tu vida gastndolo por un tubo. Mir de nuevo hacia la mansin, luego pase la vista por la propiedad. Escucha, Alex, ha sido bueno el volver a verte. Un poco de cotilleo entre machos, liberando nuestra hostilidad. Qu te parece si nos vemos dentro de un par de semanas, jugamos un poco al billar en la universidad, e ingerimos algo de colesterol? Suena bien. De coa. Yo te llamo. Espero que lo hagas, Larry. Tranquilizados por nuestras mentiras mutuas, dejamos la fiesta. l tena prisa por irse, pero se ofreci a dejarme en casa. Yo le dije que prefera caminar, pero aguard con l mientras el aparcacoches barbudo iba a por sus llaves. El maltrecho Chevy haba sido recolocado, para permitirle una salida rpida. Y lavado. El aparcador tena la puerta abierta y murmur entre dientes un montn de Seor, mientras esperaba que Larry se pusiera cmodo. Cuando Larry meti la llave en el encendido, el aparcador cerr la puerta suavemente y tendi la palma de la mano, sonriente. Larry me mir, yo le gui un ojo. Larry hizo una mueca burlona, subi el cristal de la ventanilla y puso el motor en marcha. Camin a lo largo de los coches y escuch el gemido del Chevrolet, seguido por una retahla de maldiciones en algn idioma extranjero. Luego, un sonido de latas y un chirrido mientras el coche aceleraba. Larry pas a toda velocidad, sacando la mano izquierda y saludndome. Yo camin algunos metros ms, y o a alguien llamarme. No estando interesado en quienquiera que fuese, no perd el paso. Entonces, la llamada se hizo ms fuerte y clara:
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Mir por encima de mi hombro. Un vestido azul marino. Un cabello negro al viento. Largas piernas blancas corriendo. Me alcanz, con sus pechos sobresaltados, el labio superior perlado por el sudor. Alex! No me lo puedo creer: realmente eres t! Hola, Sharon. Qu sorpresa! Qu tal te va? El doctor Ocurrente, se era yo. Muy bien. Se toc un labio, agit la cabeza: No, t eres la nica persona del mundo con la que no he de fingir lo que no es... No, las cosas no me han ido bien. Nada bien. La facilidad con la que haba pasado, de nuevo, a tener una familiaridad conmigo, ese borrar, sin esfuerzo alguno, todo lo que haba pasado entre nosotros, me hizo levantar las defensas. Se me acerc y ol su perfume: jabn y agua, con un toque de hierba fresca y flores de primavera. Siento or eso le dije. Oh, Alex! Coloc dos dedos en mi mueca. Que se quedasen all. Not su calor, me estremeci una sacudida de energa que surga bajo mi cintura. De repente se me puso dura como una piedra. Y me sent furioso por ello. Pero, por primera vez en mucho tiempo, estaba vivo. Me alegra tanto verte, Alex! Su voz, dulce y cremosa. Sus ojos color medianoche chisporroteaban. A m tambin me alegra aquello surgi espeso e intenso, en nada parecido al tono indiferente que yo haba querido emplear. Sus dedos estaban quemando un agujero en mi mueca. Me solt y met mis manos en los bolsillos. Si not rechazo en m, no lo mostr: simplemente dej caer el brazo a su costado y sigui sonriendo. Es tan curioso que nos hayamos topado as, Alex! Es pura telepata! Tena muchas ganas de llamarte. Por qu? Un tringulo de lengua se movi entre sus labios y sorbi el sudor que yo haba estado ansiando beber. Quera hablarte de... algunas cosas que han surgido. Ahora no es el mejor momento, pero si pudieses encontrar un rato para que charlsemos, te lo agradecera. Y de qu cosas vamos a poder hablar despus de todos estos aos?
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Su sonrisa era un cuarto de luna de luz blanca. Demasiado cercana. Demasiado blanca. Confiaba en que, despus de tantos aos, ya no estuvieras enfadado. No estoy enfadado, Sharon. Simplemente, desconcertado. Ella se maltrat el lbulo de la oreja. Sus dedos volaron hacia delante y rozaron mi mejilla, antes de apartarlos. Eres un buen tipo, Delaware. Siempre lo sers. Que todo te vaya muy bien. Se volvi para irse. Le tom la mano y se detuvo. Sharon, lamento que las cosas no te vayan bien. Ella ri, luego se mordi el labio. No, realmente no me van bien. Pero no es cosa tuya. Y, mientras estaba diciendo esto, se me acercaba, segua acercndoseme. Me di cuenta de que estaba tirando de ella hacia m, pero slo con una infinitesimal presin: ella estaba dejando que la llevase. Supe, en ese momento, que ella hara cualquier cosa que yo desease, y su pasividad provoc dentro de m una extraa mezcla de sentimientos: piedad, gratitud... la alegra de ser, por fin, necesitado. El peso entre mis piernas se hizo insoportable. Solt su mano. Nuestros rostros estaban a unos centmetros el uno del otro. Mi lengua se esforzaba por pasar entre mis dientes, como una serpiente que quisiese salir de su vasija. Un desconocido que usaba mi voz dijo: Si representa tanto para ti, podemos vernos y charlar. Representa mucho para m me contest ella. Quedamos para comer el lunes.
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En el mismo momento en que ella desapareci tras las puertas de la mansin, supe que aquello haba sido un error. Pero no estaba seguro de lamentarlo. De vuelta a casa, comprob si haba algo en el servicio de contestadores, esperando tener alguna llamada de Robin, algo que me hiciera lamentarlo. No hay nada para usted, doctor Delaware me dijo la telefonista. Cre detectar piedad en su voz, y me dije que me estaba dando la paranoia. Esa noche me fui a dormir con la cabeza llena de imgenes erticas. En algn momento, durante las horas de la madrugada, tuve un sueo hmedo. Me despert pegajoso y agarrotado, y supe, sin tener que razonarlo, que iba a romper la cita con Sharon. No teniendo ganas de que llegase el momento de hacerlo, hice todo lo propio de una maana normal: ducharme, afeitarme, beber caf, dictar informes, matar otro par de horas archivando y hojeando revistas profesionales. A medioda Mal Worthy me llam y me dijo que anotase que el mircoles tendra que hacer una declaracin, en el caso de Darren Burkhalter. Trabajas en domingo, Mal? Voy a comer un brunch me dijo, y estoy esperando que me den mesa. El diablo no descansa nunca, y tampoco pueden hacerlo los chicos buenos. Vamos a tener siete abogados enfrente, Alex. As que ya puedes tener bien sintonizado tu detector de estupideces. Y por qu mandan a todo un ejrcito contra nosotros? Mltiples bolsillos. La compaa de seguros del otro tipo ha asignado a dos de sus mejores picapleitos de la ciudad, los albaceas del muerto mandan otro. El borracho que choc con ellos era un constructor bastante importante, as que hay pasta por en medio. Y ya te dije lo de los frenos, lo que nos coloca delante a un representante de la fbrica de automviles y otro del distribuidor que se ocupaba del mantenimiento del coche. El restaurante que le sirvi las copas hace el nmero seis. Y adele un abogado del condado, porque afirmamos que la luz era inadecuada y haba pocos conos en la divisin, y ya tienes un total de siete. Te sientes intimidado? Debera estarlo? Ni hablar. Lo que cuenta es la calidad, y no la cantidad, de acuerdo? Lo haremos en mi oficina, lo que nos dar algo de ventaja,
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por lo del campo propio. Empezar leyendo la lista de tus cualificaciones y, como siempre, alguno de ellos me cortar, antes de que parezca que eres la hostia, y pondr en duda tu experiencia. Ya has hecho esto antes; sabes que se supone que lo que se busca con esto es lograr datos de un modo educado y correcto, pero yo estar all para cubrirte las espaldas si las cosas empiezan a ponerse feas. Los tipos del seguro sern los que probablemente ataquen con las flechas ms envenenadas. Su responsabilidad es la ms clara y son los que tienen ms que perder. Me imagino que, ms que atacar tu informacin por s misma, lo que pondrn en duda ser el propio concepto de trauma en su infancia; cuestionarn si se trata de un hecho cientfico o bien pura mierda de comecocos. Y, aunque existiese tal cosa, cun duraderos resultarn los daos? Puedes probar que una experiencia traumtica, a los dieciocho meses, va a deformar al pobre pequeo Darren de por vida? Nunca dije que pudiese hacerlo. Yo s eso, y t tambin lo sabes, pero por favor, Alex, mustrate ms sutil el mircoles. Lo importante es que ellos no pueden probar que no le pasar nada. Y si el asunto va a juicio, no te preocupes, que ya me cuidar yo de que les toque a ellos el buscar pruebas para apoyar su postura. Un jurado va a sentir muchsima pena por un pobre beb que se despierta de una siestecita en el coche, para encontrarse con la cabeza cortada de su pap volando por encima del respaldo del asiento de delante, para ir a caer a su lado. El grabar en vdeo tus sesiones ha sido un toque genial, Alex: al chico se le ve maravillosamente vulnerable. En caso de juicio, voy a mostrar cada segundo de grabacin todos esos momentos de hiperactividad, junto con las Polaroid del accidente. No hay nada como una cabeza ensangrentada para poner en marcha los jugos de la simpata, no? Desde luego. Joder, un jurado va a aceptar ese concepto, Alex! No van a ver cmo un cro va a poder volver a ser normal... y, reconozcmoslo, cmo va a poder garantizar ninguno de nosotros que algo como eso pueda llegar jams a curarse? El otro bando lo sabe. Ya han dejado caer insinuaciones de un posible acuerdo... Por ahora hablan de cantidades ridculas. As que todo se reduce a una cuestin de cunto y cundo. Tu trabajo ser de decirnos cmo son las cosas, pero sin caer demasiado en los tecnicismos. T te ajustas a aquella vieja frmula de por lo que yo como psiclogo, s, y todo ir bien. Tengo a mi actuario trabajando horas extra, pues quiero tener a esos tipos tan atrapados, que incluso tengan que pagarle la residencia de ancianos cuando le toque. Hizo una pausa y aadi: Es lo justo, Alex. La vida de Denise ha quedado destruida. Y ste es el nico modo en que alguien como ella puede ganarle al sistema. Eres todo un caballero andante de blanca armadura, Mal.
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Qu bicho te ha picado, Alex? sonaba realmente herido. Nada, perdona. Es que estoy algo cansado. Seguro que no te pasa algo raro? Seguro. No dijo nada por un momento. De acuerdo, siempre que sigamos entendindonos... Nos entendemos perfectamente, Mal. Calidad, no cantidad. Estuvo un momento en silencio, y luego dijo: Descansa y cudate, Doc. Te quiero en tu mejor forma, para cuando te enfrentes con los siete enanitos. Llam a Sharon justo pasado el medioda. Me contest una mquina: ltimamente, siempre me contestaban mquinas: Habla la doctora Ransom. No estoy en casa en este momento, pero me interesa mucho recibir su mensaje... Incluso el sonido de su voz en la cinta me traa recuerdos..., el tacto de sus dedos en mi mejilla. Y, de repente, tuve que librarme de ella, y decid hacerlo ya mismo. Esper al nmero de emergencia del servicio de contestadores que los terapeutas acostumbran a incluir al final de las grabaciones de sus contestadores automticos. Pero no lo hubo. Biip. Sharon dije, soy Alex. No podr verte el lunes. Buena suerte. Corto y dulce. Doctor Rompecorazones. Una hora ms tarde su rostro an segua en mi mente, una plida y hermosa mscara, que entraba y sala de mi consciencia. Trat de apartar la imagen de mi mente, pero slo consegu hacerla ms viva. Me rend a los recuerdos, me dije a m mismo que slo era un gilipollas salido, dejando que la cabeza de mi pene pensase por mi otra cabeza. Y, a pesar de todo, me fui hundiendo ms y ms en los recuerdos, dulcificados por el paso del tiempo, y me pregunt si habra hecho bien al romper la cita. A la una, esperando cambiar una hermosa mscara por otra, telefone a San Luis Obispo. Me contest la madre de Robin. S? Hola, Rosalie. Soy Alex. Oh! Hola. Est Robin ah?
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Bueno, de acuerdo. Por favor, dile que la he llamado. Vale. Adis. Clic. El privilegio de tener una suegra, sin haber pasado por el papeleo. El lunes me pele con el diario de la maana, esperando que la venalidad y estupidez de la poltica internacional daran un aire trivial a mis propios problemas. Result efectivo, hasta que acab con el diario. Luego, ese viejo sentimiento de vaco regres. Aliment a los peces, lav algo de ropa, baj al aparcamiento, puse en marcha el Seville y fui en l hasta South Westwood, para comprar algunos alimentos. En algn lugar, entre los congelados y las conservas, me di cuenta de que mi carrito estaba vaco. Sal del supermercado sin comprar nada. Haba un multicine en la misma manzana del supermercado. Eleg una pelcula al azar, pagu el precio reducido de un horario tan temprano, y me hund en mi asiento, junto con parejas de quinceaeros que lanzaban risitas y otros hombres solitarios como yo. La pelcula era una policiaca de clase B, que no contaba con las cualidades redentoras ni de un dilogo coherente ni de un guin comprensible. Me march en mitad de una sudorosa escena de amor entre la herona y el apuesto psicpata que iba luego a tratar de abrirla en canal, a modo de postre postcoital. Fuera, ya estaba oscuro. Otro da vencido. Obligu a mi estmago a aceptar una hamburguesa de un restaurante de comida rpida, y me dirig a casa. Entonces, record que el diario me haba resultado temporalmente teraputico. Era ya el atardecer. Haba una nueva edicin. Un vendedor ciego lo estaba voceando en una esquina de Wilshire. Par, compr un peridico y le pagu con un billete de dlar; no esper el cambio. De vuelta en casa llam al servicio... el viejo Alex no quera saber nada de una mquina impersonal. Tampoco haba mensajes.
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Me desnud y me qued en calzoncillos, me llev a la cama el Times y una taza de caf instantneo. Un da de pocas noticias: la mayor parte del especial de la noche era un refrito de la edicin matutina. Pero, de todos modos, me atiborr de subterfugios y chalaneos. Descubr que mis ojos estaban viendo borroso. Perfecto. Pero fueron repentinamente devueltos a foco por una historia que haba en la pgina veinte. Ni siquiera era un artculo, sino un simple relleno de pgina: unos cinco centmetros de columna, junto a un artculo sindicado sobre la estructura sociolgica de las hormigas rojas de Amrica del Sur. Pero el titular llam mi atencin: POSIBLE SUICIDIO DE UNA PSICLOGA por Maura Bannon Periodista de redaccin (Los ngeles) Fuentes de la polica informan de que el fallecimiento de una psicloga local, hallada muerta esta maana en su casa de Beverly Hills, probablemente fue el resultado de una herida de arma de fuego, autoinfligida. El cuerpo de Sharon Ransom, de 34 aos de edad, fue descubierto esta maana en la alcoba de su casa, en Nichols Canyon. Aparentemente, haba fallecido en algn momento de la noche del domingo. Ransom viva sola en la casa de Jalmia Drive, que tambin usaba como consultorio. Natural de Nueva York, estudi e hizo sus prcticas en Los ngeles, donde se doctor en 1981. No se le conocen parientes prximos. El domingo por la noche. Unas pocas horas despus de que yo la llamase. Algo fro y apestoso como el gas de las alcantarillas se alz de mis tripas y burbuje en mi garganta. Me obligu a volver a leer el artculo. Una y otra vez. Un relleno de unos cinco centmetros... Pens en su cabello oscuro, ojos azules, vestido azul, perlas. Ese rostro tan singular, tan vivo, tan clido. No, t eres la nica persona del mundo con la que no he de simular lo que no es... No, las cosas no me han ido bien. Nada bien. Una peticin de ayuda? La intimidad implicada en aquello me haba irritado. Me habra impedido ver lo que realmente era?
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Y por qu yo? Qu habra visto, en aquella ojeada apresurada por encima de los hombros de desconocidos, que la haba llevado a pensar que yo era la persona adecuada a la que acudir? Grave error..., el viejo Alex estaba obsesionado por sus propias necesidades: blancas y suaves caderas y grandes pechos. No, las cosas no me han ido bien. Nada bien. Siento or eso. Le haba dado la comprensin de una mquina tragaperras. Le haba acercado a m, no importndome una mierda. Haba disfrutado con la sensacin de poder, mientras ella flotaba hacia m, pasiva. Si representa tanto para ti, podemos vernos y charlar... y te joder hasta que me quede a gusto. Representa mucho para m. Con una mano que era una garra arranqu la pgina del diario, la arrugu y la lanc al otro lado de la habitacin. Cerrando los ojos, trat de permitirme llorar. Por ella, por m, por Robin. Por las familias que se deshacan, por un mundo que se haca pedazos. Nios pequeos que vean morir a sus padres. Por cualquiera en el mundo que se lo mereciese. Pero las lgrimas no acudieron. Espera el pitido del contestador. Aprieta el gatillo.
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Luego, cuando hubo pasado algo del shock, me di cuenta de que ya en otra ocasin la haba salvado. Quizs ella lo hubiese recordado, y hubiese construido su propia fantasa de mquina del tiempo. Otoo de 1974. Yo tena veinticuatro aos, acababa de doctorarme, y aunque todava no me acostumbraba a la novedad de que me llamasen doctor, segua siendo tan pobre como un estudiante. Haca poco que haba regresado a Los ngeles del Langley Porter Institute de San Francisco, para comenzar mi trabajo en el Western Pediatric Hospital. El cargo iba acompaado de un ttulo de los que hacen caer de espaldas: Becario Postdoctoral en Psicologa Clnica y Desarrollo Humano por el Instituto Nacional de Salud Mental, conjuntamente concedido por el Hospital y su adjunta Facultad de Medicina. Mi trabajo consista en tratar a los nios, ensear a los internos, llevar a cabo investigaciones, y preparar uno o dos estudios que publicara conjuntamente con el Psiclogo Jefe. Mi paga era de quinientos dlares al mes, una cantidad que Hacienda acababa de declarar sujeta a impuestos. Apenas si me quedaba lo bastante como para pagar el alquiler y los gastos de un destartalado piso de soltero en la Overland Avenue, comida de la ms barata, ropas de rebajas, libros de segunda mano, y los cuidados terminales para un Nash Rambler agonizante. No quedaba cubierta una acumulacin de ocho aos de prstamos del crdito estudiantil y otras deudas que ya llevaban demasiado tiempo archivadas bajo la categora Otras. Y un cierto nmero de cobradores de banco disfrutaban llamndome de todo a principios de cada mes. Con el fin de ganar un dinero extra, me dediqu a tocar la guitarra por las noches con algunas orquestas de baile, que era el modo como haba araado algn extra en San Francisco. Trabajo irregular con paga desigual y toda la comida de bar que pudiera tragar entre actuaciones. Tambin dej saber al Departamento de Psicologa que su ilustre graduado estaba dispuesto a aceptar encargos de enseanza, a tiempo libre. El Departamento me ignor, hasta una tarde de noviembre cuando una de las secretarias hizo que me llamasen por el buscapersonas, en el Hospital. El doctor Delaware, por favor. Soy el doctor Delaware.
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Oh! Aqu pone Alice, pens que era usted una mujer. No lo era la ltima vez que lo comprob. S, supongo que no lo es. De todos modos, ya s que tiene poco preaviso, pero si est libre a las ocho de esta noche, podramos utilizarlo. Utilceme. No le interesa saber de qu se trata? Por qu no? De acuerdo, necesitamos a alguien que supervise el Curso 305A, las prcticas clnicas para los estudiantes graduados de primer y segundo ao. El catedrtico que se ocupa de ella ha tenido que salir de la ciudad y no est disponible ninguno de los sustitutos habituales. Haba llegado el momento de rascar el fondo del barril. A m me suena bien. De acuerdo. Est usted licenciado? No, hasta el ao que viene no lo estar. Oh! Entonces no estoy segura... Aguarde un momento. Y, un instante despus: De acuerdo, como no est usted licenciado la paga sern ocho dlares a la hora, en lugar de quince, y nos reservamos el derecho de anular el acuerdo en cualquier momento. Y antes de que lo aceptemos, tendr que llenar unos papeles. Vaya retorcida de brazo que me ha hecho! Cmo dice? Que ahora voy. En teora, la prctica clnica es el nexo de unin entre el aprender en los libros y el trabajo en serio, un modo de introducir a los futuros comecocos a la prctica de la psicoterapia, en un ambiente educativo. En mi alma mater, el proceso se iniciaba pronto: durante su primer semestre, los alumnos graduados en Psicologa Clnica tendran pacientes a su cargo: estudiantes no graduados enviados por el Servicio de Consejera del campus, y gente pobre que buscaba tratamiento gratuito en la Clnica de la Universidad. Los diagnosticaran y llevaran a cabo el tratamiento, bajo la supervisin de un miembro de la Facultad. Y, una vez a la semana, mostraran sus avances, o la falta de los mismos, a sus pares e instructores. A veces las cosas se mantenan en un nivel intelectual. A veces, se tornaban personales.
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Psico 305A se desarrollaba en una especie de calabozo sin ventanas en el tercer piso de la mansin estilo Tudor que acoga el programa clnico. La habitacin estaba desprovista de mobiliario, pintada de un color gris azulado y enmoquetada con una sucia alfombra dorada. En un rincn se hallaban un par de bates de gomaespuma, del tipo que recomiendan los consejero? matrimoniales para las buenas peleas incruentas entre esposos. En otro estaban amontonados los restos desmontados de un polgrafo. Llegu cinco minutos tarde, pues unos papeles haba resultado ser un montn de impresos. Siete u ocho estudiantes ya se encontraban all. Se haban quitado los zapatos y recostado contra las paredes, estaban leyendo, charlando, fumando, haciendo una siesta. Ignorndome. La habitacin ola a calcetines sucios, tabaco y humedad. En su mayor parte era un grupo de gente de aspecto algo anticuado, como muy baqueteados..., refugiados de los sesenta con sus sarapes, tejanos descoloridos, camisetas de manga larga y joyas indias. Unos pocos vestan trajes. Y cada uno de ellos pareca serio y agobiado... estudiantes de nota alta, preguntndose si vala la pena soportar tanto. Hola, soy el doctor Delaware dej que el ttulo resonase en mi garganta con alegra y una cierta sensacin de culpa, notndome como un impostor. Los estudiantes me miraron de arriba abajo, nada impresionados. Alex. El doctor Kruse no ha podido venir, as que yo voy a hacerme cargo de la clase esta noche. Dnde est Paul? pregunt una mujer a finales de los veinte. Era bajita y tena un cabello prematuramente canoso, gafas de abuelita y una boca apretada, desaprobadora. Fuera de la ciudad. Hollywood no est fuera de la ciudad dijo un hombretn barbudo, con camisa a cuadros y un mono de trabajo, que fumaba una pipa danesa de caprichosa forma. Es usted uno de sus ayudantes? me pregunt la mujer canosa. Era atractiva, pero tena aspecto de ser gruona, con nerviosos ojos de irritacin: una puritana en tejanos, que me valor cuidadosamente, aparentemente ansiosa por condenarme. No, ni lo conozco. Soy... Un nuevo miembro de la Facultad! proclam el barbudo, como si estuviese descubriendo una conspiracin. Agit la cabeza. Recin graduado. Me doctor el pasado junio. Felicidades el barbudo aplaudi sin hacer sonido alguno. Unos pocos ms lo imitaron. Sonre, me sent en el suelo y adopt la posicin del loto cerca de la puerta.
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Presentacin de los casos dijo una negra. A menos que alguien tenga una crisis que quiera someter a discusin. Tenemos alguna? Silencio. Bostezos. De acuerdo. A quin le toca presentar caso? A m dijo la negra. Era cuadrada, y llevaba un peinado afro coloreado con jenna que formaba un halo en derredor de una cara redonda, color chocolate. Vesta un poncho negro, tejanos y botas de vinilo rojas. Una carpeta de tamao gigante yaca sobre su regazo. Soy Aurora Bogardus, de segundo ao. La semana pasada present un caso de un nio de nueve aos con tics mltiples. Paul me hizo sugerencias. Tengo algunos datos adicionales. Adelante. Para empezar, dir que no funcion nada El chico est empeorando. Sac un grfico de su carpeta, lo fue recorriendo y dio un breve historial del caso para que me enterase de lo que pasaba, luego describi su plan inicial de tratamiento, que me pareci bien pensado, a pesar de que no hubiese dado resultado. Y esto nos pone ya al da. Alguna pregunta? Siguieron veinte minutos de discusin. Las sugerencias de los estudiantes enfatizaban los factores sociales: la pobreza de la familia y sus frecuentes traslados, la ansiedad que probablemente estaba experimentando el nio, debido a la falta de amigos. Alguien coment que el hecho de que el nio fuese negro era un factor creador de estrs de primera magnitud en una sociedad racista. Aurora Bogardus pareca disgustada. Me parece que sa es una cosa de la que yo me doy perfecta cuenta. En cualquier caso, tenemos que enfrentarnos con esos malditos tics en un nivel comportamientarista. Cuanto ms se agita, ms se irrita todo el mundo con l. Entonces, todo el mundo ha de aprender a enfrentarse con esa irritacin dijo el barbudo. De coa, Julian le contest Aurora. Mientras tanto, a ese chico lo tienen aislado como a un leproso. Necesito accin... El sistema condicionante operativo... Si me hubieses estado prestando atencin, Julian, habras odo que tu sistema condicionante operativo no funcion. Ni tampoco la manipulacin de rol que Paul sugiri la pasada semana. Qu tipo de manipulacin de rol? pregunt. Cambiar la programacin. Forma parte de su aproximacin hacia la terapia: la Dinmica de la Comunicacin. Agitar la estructura
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familiar, hacerles cambiar sus posiciones de poder de modo que estn abiertos a nuevos comportamientos. Hacerlos cambiar en qu modo? Me lanz una mirada cansina. Paul me hizo explicarles a sus padres y hermanos que tambin ellos deban de empezar a estremecerse y agitarse. De un modo exagerado. Dijo que, una vez que el sntoma se convirtiese en la norma familiar, dejara de tener valor como rebelin para el muchacho y desaparecera de su repertorio de comportamiento. Y eso por qu? Ella agit la cabeza: La teora es de l, no ma. No dije nada, pero mantuve una expresin de curiosidad. Vale, vale acept. Segn Paul, los sntomas son comunicaciones. Y dado que la comunicacin por tics ya no iba a ser nica, el chico tendra que buscarse alguna otra manera de llevar a cabo su rebelin. Aquello pareca mal concebido, potencialmente cruel, y me haca sentir dudas acerca del doctor Paul Kruse. Ya veo dije. Hey, que yo tambin pens que era una estupidez! exclam Aurora. La semana que viene pienso decrselo a Paul. Seguro que lo hars le dijo alguien. Espera y vers. Cerr la grfica y la volvi a meter en su carpeta. Pero mientras, ese pobre chico no para de agitarse y moverse, y su autoestima se est yendo a la basura. Has pensado en el Sndrome de Tourette? le pregunt. Descart la pregunta con un fruncimiento de cejas. Naturalmente. Pero no maldice. No todos los pacientes con Tourette lo hacen. Paul dijo que los sntomas no se conformaban con la trama general de Tourette. En qu modo? Otra mirada cansina. Su respuesta le llev cinco minutos y tena graves fallos. Mis dudas acerca de Kruse crecieron. Sigo creyendo que deberas considerar que sea un Tourette le dije. No sabemos an lo bastante acerca del Sndrome como para excluir casos atpicos. Mi consejo es que enves el nio a un neurlogo peditrico. Haldol podra ser el indicado.
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El buen modelo mdico tradicional dijo Julian. Apret el tabaco de su pipa, la volvi a encender. Aurora movi las mandbulas como si masticase. Cmo te sientes ahora? le pregunt uno de los otros hombres. Era estrecho de espaldas y delgado, con un cabello herrumbroso atado en una cola de caballo, y un bigote cado y desigual. Vesta un arrugado traje de pana marrn, una camisa con botones en las aletas del cuello, una corbata extra-ancha, y zapatillas deportivas sucias. Y hablaba en una voz suave, musical, saturada de empata, pero untuosa, como la de un confesor, o el presentador de un programa infantil. Comparte tus sensaciones con nosotros, Aurora. Oh, Cristo! Se volvi hacia m De acuerdo, har lo que me dice. Si lo que se necesita es el modelo mdico, pues sea. Suenas frustrada dijo la mujer canosa. Aurora se volvi hacia ella: Vale ya de mierda, y sigamos adelante, de acuerdo? Antes de que Cabellos Canosos pudiera contestarle se abri la puerta. Todos los ojos se alzaron. Todos los ojos se endurecieron. Una hermosa chica de cabello negro estaba en el hueco de la puerta, llevando los brazos llenos de libros. Chica, no mujer..., tena un aspecto juvenil, podra haber sido una estudiante an no graduada, y, por un momento, pens que deba de haberse equivocado de lugar. Pero entr en la habitacin. Mi primer pensamiento fue: hay un agujero en el tiempo, y ella se ha cado por l. Tena una belleza oscura, dolorida, como la de una actriz de una de esas pelculas en blanco y negro que pasan a ltima hora en el cine-club de la tele, esas pelculas en las que el bien y el mal se desdibujan, las imgenes se pelean por la atencin con una sinuosa msica de fondo de jazz, y todo termina en un modo ambiguo. Vesta un traje de punto muy ceido de color rosa, veteado de blanco y dividido por un cinturn blanco de cuero, y zapatos rosa con tacones medianos. Su cabello haba sido peinado y lacado, cada rizo puesto en su lugar, cada mechn en su sitio, reluciente. Su rostro estaba empolvado, maquillado, sus labios brillantes con un rosa de aspecto hmedo. El vestido le llegaba hasta las rodillas. La pierna que se vea era hermosa, y estaba envuelta en nailon transparente. Sus joyas eran de autntico oro, sus uas largas y pintadas... con un colorido de pintura idntico al de su vestido, pero de precisamente un tono ms oscuro.
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Y su perfume... La fragancia del mismo se abri paso a travs del rancio hedor de la habitacin: ola a jabn y agua, a hierba fresca, y a flores de primavera. Toda ella curvas y prominencias, blancura de porcelana y rosa polvoreada, montada sin fallo alguno. Casi dolorosamente fuera de lugar en aquel mar de ropa tejana y descuido deliberado. Suzy Requesn murmur alguien. Ella lo oy y parpade, tras lo que mir en derredor, por un sitio en el que sentarse. No haba lugares vacos, y nadie se movi. Me hice a un lado y dije: Aqu. Me mir interrogativamente. l es el doctor Delaware le explic Julian. Alex. Ha soportado los ritos y rituales de este Departamento y, aparentemente, ha logrado salir indemne. Ella me dedic una fugaz sonrisa, se sent junto a m, doblando las piernas debajo de su cuerpo. Se vio una buena cantidad de muslo blanco. Tir del vestido para bajarlo hasta sus rodillas, lo que hizo que la tela se tensase sobre sus pechos y acentuase su rotundidad. Sus ojos eran grandes y brillantes, color azul medianoche, tan oscuros que las pupilas se confundan con los iris. Lamento llegar tarde dijo. Con una voz dulce y cremosa. Eso es nuevo? comento la canosa. Algn seguimiento ms que presentar? pregunt. Nadie me contest. Entonces, supongo que podemos pasar a ver material nuevo. Y qu hay de Sharon? dijo Cola de Caballo, haciendo una mueca burlona hacia la recin llegada. No has compartido nada en absoluto con nosotros en todo el semestre, Sharon. La chica de cabello negro agit la cabeza. Realmente no tengo nada preparado, Walter. Y qu es lo que hay que preparar? Slo tienes que elegir un caso y ofrecernos los beneficios de tu sabidura. O, al menos de la sabidura de Paul aadi Julian. Risitas, gestos de asentimiento con la cabeza. Ella se tir del lbulo de la oreja, y me mir buscando ayuda. La pulla acerca de Kruse ayudaba a explicar la tensin que haba acompaado la entrada de la chica. Fueran cuales fuesen sus habilidades teraputicas en manipular roles, este supervisor haba dejado que su grupo fuera envenenado por el favoritismo. Pero yo era
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un ayudante contratado temporalmente, o sea que no era cosa ma el arreglar la situacin. Le pregunt: Has hecho alguna presentacin durante el semestre? No alarmada. Tienes algn caso del que pudiramos hablar? Yo... supongo que s. Me lanz una mirada que era ms de autocompasin que de resentimiento: Me ests haciendo dao, pero no es culpa tuya. Algo preocupado, le dije: Entonces, adelante. El caso del que podra hablar es el de una mujer a la que llevo viendo hace dos meses. Es una estudiante de diecinueve aos. Los tests iniciales demuestran que cae dentro de los lmites normales en todas las mediciones, pero con un ndice en la Escala MMPI de Depresin un poco demasiado elevado. Su amigo es un estudiante de un curso superior. Se conocieron la primera semana del semestre y han estado saliendo desde entonces. Ella se autopresent en el Centro de Consejera, a causa de los problemas en la relacin entre ambos... Qu tipo de problemas? pregunto Canosa. Una ruptura en la comunicacin. Al principio podan hablar el uno con el otro. Luego, las cosas empezaron a cambiar. Ahora estn bastante mal. S ms especfica dijo Canosa. Sharon pens. No estoy segura de lo que... Esos dos, joden? pregunt Walter Cola de Caballo. Sharon se puso colorada y mir a la moqueta. Se ruborizaba a la antigua... y eso que yo crea que ya no se haca. Algunos de los estudiantes parecieron estar molestos, por lo mal que ella lo estaba pasando. El resto pareca estar disfrutando. Dilo claro inquiri Walter, acorralndola. Joden? Ella se mordi el labio. S, tienen relaciones. Cun a menudo? La verdad es que no he llevado un control... Por qu no? Podra ser un parmetro importante... Vale ya intervine, dale una oportunidad de que acabe.
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Nunca terminar dijo Canosa. Ya hemos pasado antes por esto: el suyo es un comportamiento defensivo terminal. Si no nos enfrentamos al mismo, si no lo cortamos por lo sano, estaremos dando vueltas en vano durante toda la sesin. No hay nada a lo que enfrentarse afirm. Dejad que exponga los hechos. Luego los discutiremos. Justo dijo Canosa. Acabamos de or a otro macho protector... Haces que esa caracterstica surja en ellos, Princesa Sharon. Tranquila, Maddy dijo Aurora Bogardus. Djala hablar. Claro, claro. Canosa cruz los brazos sobre su pecho, se recost contra la pared, lanz una mirada asesina y esper. Adelante le dije a Sharon. Ella haba permanecido en silencio, alejada del enfrentamiento, del mismo modo como un padre dejara que se las apaasen solos sus hijos, en una pelea privada entre ellos. Al fin, prosigui donde lo haba dejado. Era aquello calma, o es que estaba al borde del abismo? Ha habido una ruptura en su comunicacin. La paciente dice que ama a su novio, pero que nota que se estn separando el uno del otro. Ya no pueden hablar de las cosas sobre las que antes acostumbraban a conversar. Qu tipo de cosas? inquiri Julian, entre una nube de humo. Todo tipo de cosas. Todo? Incluso lo que van a tomar para desayunar? Si prefieren las patatas o el relleno del pavo? En el punto actual, s. Se ha producido una ruptura total... Ruptura intervino Maddy. Has usado esa palabra varias veces sin explicar qu es lo que quieres decir con ella. Trata de clarificar en lugar de reafirmar. Operacionaliza la palabra ruptura. Las cosas se han deteriorado dijo Sharon, hacindolo sonar como una pregunta. Maddy se ech a rer. De coa. Eso lo aclara todo, perfectamente. Sharon baj la voz: La verdad es que no s a dnde quieres llegar Maddy. Maddy agit la cabeza, disgustada, y dijo, no dirigindose a nadie en especial: Por qu perder el tiempo en esta mierda? Apoyo la mocin dijo alguien. Sigamos con el caso dije. Por qu cree esa chica que se ha producido esa ruptura, Sharon?
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Lo hemos estado discutiendo durante varias sesiones. Ella afirma que no lo sabe. Al principio, pensaba que l haba perdido inters por ella y que estaba teniendo relaciones con otra. l lo niega... y se pasa todo su tiempo libre con ella, as que, ahora, ella cree que le dice la verdad. Pero, cuando estn juntos, l no habla y parece irritado con ella... o, al menos, eso es lo que ella siente. Todo surgi de repente, y ha ido a peor. Y pas algo ms en ese momento? pregunt. Algn acontecimiento que les provocase estrs? De nuevo se ruboriz. Fue cuando empezaron a hacer el amor, Sharon? Asentimiento con la cabeza. Ms o menos. Tuvieron problemas sexuales? Es difcil saberlo. Una mierda dijo Maddy. Debera de ser fcil saber si uno ha hecho adecuadamente su trabajo. Me volv hacia ella y le pregunt: Y cmo haras t para obtener ese tipo de informacin, Maddy? Hay que ser real, establecer una relacin. Subrayaba cada frase con un dedo. Conocer las defensas especficas del cliente..., estar preparada para la mierda de su defensa, y pasar por encima de la misma. Y, en el caso de que esto no funcione, hay que afrontar el problema, y no dejarlo de lado; hasta que el cliente sepa que vas en serio. Entonces, simplemente hay que ir a por ello... sacar a colacin el tema, por Dios! Ella ya ha estado viendo a esta mujer durante dos meses. Ya debera de haber hecho todo esto. Mir a Sharon. Lo he hecho contest ella, an ruborizada. Hemos hablado de sus defensas. Pero todo eso lleva tiempo. Hay problemas. Seguro que los hay acept Julian. Problemas se-xua-les afirm Maddy. Di esa palabra fea que empieza con S, cario... La prxima vez te resultar ms fcil. Risas dispersas. Sharon pareca estar soportndolo con calma, pero yo no la perda de vista. Comparte los problemas con nosotros estaba urgindola Walter, mientras jugueteaba con su cola de caballo. Ellos... ella no est satisfecha dijo Sharon. Se corre? pregunt Julian. No creo. No lo crees?
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Entonces, qu ests haciendo t para ayudarla a correrse? Se volvi a morder el labio. Habla la pinch Maddy. Las manos de Sharon empezaron a temblar. Entrelaz los dedos para ocultarlo. Hemos... hemos hablado acerca... de reducir su ansiedad, de relajarla. Oh, Cristo, echndole la culpa a la mujer! exclam Maddy. Quin dice que sea ella quien tiene un problema? No lo tendr l? No ser que es un incompetente? No ser que era la primera vez para l? Ella dice que l... lo hace bien. Que es ella la que est nerviosa. Has llevado a cabo algo de relajacin muscular profunda? pregunt Aurora. Desensibilizacin sistemtica? No, nada tan estructurado. An le resulta difcil hablar del tema. Me pregunto por qu dijo Julian. Estamos an trabajando en tratar de permanecer en calma dijo Sharon. Sonaba a autodescriptivo. Resulta difcil mantenerse en calma respecto a las cuestiones primarias la soseg Walter. Han practicado el sexo oral? Esto..., s. Esto, en qu modo? Volvi a mirar hacia abajo, a la moqueta. En el habitual. No s qu es lo que eso significa, Sharon. Mir a los otros. Lo sabe alguno de vosotros? Sonrisas orquestadas y negativas con la cabeza. Un grupo de depredadores. Me los imagin dentro de unos aos, como terapeutas hechos y derechos. Aterrador. Sharon miraba al suelo, luchando con sus manos en una batalla perdida. Pens en intervenir, me pregunt si esto vulnerara las normas del grupo. Y decid que no me importaba si lo haca. Pero el mostrarme demasiado protector podra hacerla an ms dao, a la larga. Mientras yo estaba deliberando, Walter le dijo: Qu tipo de sexo oral? Creo que todos sabemos lo que es el sexo oral dije. Las cejas de l se arquearon:
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Lo sabemos? Me pregunto yo... alguien ms se lo pregunta? Todo esto es una estupidez dijo Aurora. Y tengo demasiadas cosas que hacer. Se puso en pie, se meti la carpeta bajo el brazo y sali de estampida de la habitacin. Dos o tres ms la siguieron de inmediato. La puerta fue cerrada de golpe. Un tenso silencio sigui. Los ojos de Sharon estaban hmedos y el lbulo de su oreja estaba escarlata de tantos tirones. Pasemos a otra cosa dije. De eso nada! grit Maddy. Paul dice que no hay que andarse con contemplaciones... Por qu habra de ser ella la excepcin? Su ira pareca alzarla del suelo. Por qu infiernos ha de salvarla alguien a ella, cada vez que se encierra en su comportamiento defensivo, y nos deja fuera? y, a Sharon: Esto es la realidad, mueca, no una jodienda de juego en una asociacin estudiantil femenina! Una jodienda. En una asociacin estudiantil femenina no estara tan mal dijo Julian. Y sorbi su pipa ostentosamente. Con calma dije. Sonri, como si no me hubiera odo, y estir y volvi a cruzar sus piernas. Lo siento, Alex, nada de calmarse me inform Walter. Son las normas de Paul. Una lgrima cay por la mejilla de Sharon. Se la limpi. Hacen lo habitual dijo. Y eso significa...? Que se chupan. Ah! exclam Walter. Ahora ya vamos a algn sitio. Alz las manos, con las palmas arriba, los dedos engarfiados. nimo, adelante. El gesto pareca obsceno. Sharon tambin lo not. Apart la vista de l y dijo: Eso es todo, Walter. Vaya, vaya dijo Julian, alzando la pipa con aspecto de maestro . Operacionalicemos. Se la mama ella a l? O es l quien se lo come a ella? O han avanzado hasta llegar a un chuprsela en comn, el viejo truco del sesenta y nueve? Las manos de Sharon volaron a su rostro. Tosi para evitar llorar. La Princesa est triste? dijo Maddy. Vaya mierda!
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Tranquilos dijo alguien. Que todo el mundo mantenga la calma. Sharon se puso en pie, recogiendo de un tirn sus libros, luchando con ellos para mantenerlos en equilibrio, toda ella blancas piernas y crujiente nailon. Lo siento, por favor perdonadme. Agarr con fuerza la manija de la puerta, la gir y sali corriendo. Catarsis dijo Walter. Podra ser una apertura. Lo mir, los mir a todos: vi sonrisas de buitres, satisfaccin complacida en s mismos. Y otra cosa..., un destello de miedo. Se acab la clase dije. La atrap justo cuando llegaba a la calle. Sharon? Sigui corriendo. Espera un momento. Por favor. Se detuvo, sin dejar de darme la espalda. Me puse frente a ella. Sharon mir hacia abajo, al pavimento, luego arriba al cielo. La noche no tena estrellas. Su cabello se funda en ella de modo que slo era visible su rostro. Una plida mscara flotando en el aire. Lo siento dije. Ella neg con la cabeza. No, ha sido culpa ma. He actuado como un beb, de un modo totalmente inapropiado. No hay nada inapropiado en que no quieras que te pisoteen. Vaya un grupo...! Debera haberlos tenido con riendas ms corta, tendra que haberme dado cuenta de lo que iba a pasar. Finalmente me mir a los ojos. Y sonri. No hay problema. Nadie podra haberse dado cuenta. Siempre es as esta clase? A veces. Y lo aprueba el doctor Kruse? El doctor Kruse dice que tenemos que enfrentarnos a nuestros propios sistemas defensivos, antes de poder llegar a ayudar a otros. Una risita. Supongo que a m an me queda mucho camino por hacer.
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Lo hars muy bien le dije. A la larga, todas estas cosas resultan irrelevantes. Es muy amable por su parte el decir eso, doctor Delaware. Alex. Y tutame. Su sonrisa se hizo ms amplia. Gracias por venir a ver cmo estaba, Alex. Creo que ser mejor que vuelvas a clase. La clase ha terminado. Ests segura de que ya ests bien? Estoy muy bien. Cambi su peso de una pierna a otra, tratando de equilibrar el movimiento de los libros. Trae, deja que te ayude con eso. Algo en ella haca surgir el sir Lancelot que haba en m. Ella me dijo: No, no es problema... pero no me impidi que se los cogiese. Dnde est tu coche? Voy caminando. Vivo en la Escuela Mayor: Curtis Hall. Puedo llevarte en mi coche a Curtis. Realmente no es necesario. Sera un placer para m. Bueno, en tal caso, me gustara que lo hicieses. La dej en los dormitorios de chicas, y quedamos citados para el siguiente sbado. Me esperaba en la esquina cuando llegu a recogerla, vistiendo un suter amarillo de cachemira, una falda escocesa negra y amarilla, calcetines altos negros y mocasines. Me dej abrirle la puerta. Y, en el mismo momento en que mi mano toc el volante, la de ella estuvo encima, clida y firme. Comimos en una de esas pizzeras-cerveceras, ruidosas y llenas de humo, que se encuentran junto a todo campus universitario. Colocados en una mesa de un rincn, vimos en la tele dibujos del Correcaminos, comimos y bebimos, y nos sonremos el uno a otro. Yo no poda apartar la vista de ella, quera saber ms acerca de ella, deseaba forjar una intimidad instantnea, imposible. Me fue dando bocaditos de informacin sobre s misma: que tena veintin aos, que haba crecido en la Costa Este, que se haba graduado en una pequea escuela superior femenina, que se haba venido al Oeste para graduarse. Luego desvi la conversacin hacia asuntos acadmicos. Recordando las insinuaciones de los otros alumnos, le pregunt acerca de su relacin con Kruse. Me dijo que l era su asesor de
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Facultad, e hizo que eso sonase a poco importante. Cuando le pregunt cmo era l, me contest que dinmico y creativo, y luego cambi de tema, otra vez. Lo dej correr, pero sin dejar de sentir curiosidad. Tras aquella clase tan desagradable, haba hecho mis averiguaciones acerca de Kruse, me haba enterado que era uno de los asociados clnicos, un recin llegado, que ya se haba ganado una cierta reputacin por ir siempre detrs de las faldas y buscando ser el centro de la atencin. No era el tipo de mentor que yo hubiera considerado adecuado para alguien como Sharon. Aunque la verdad era, qu saba yo acerca de Sharon? Y qu era lo adecuado para ella? Trat de enterarme de ms cosas acerca de ella. Se escap gilmente a mis preguntas, desviando continuamente el tema de la conversacin hacia m. Experiment una cierta frustracin, y por un instante comprend la ira de los otros estudiantes. Luego record que acabbamos de conocernos: yo estaba siendo demasiado impulsivo, esperando mucho, demasiado pronto. Su comportamiento sugera una procedencia de una familia de viejos ricos, y un ambiente protegido, conservador. Precisamente el tipo de crianza que habra hecho hincapi en los peligros de una intimidad inmediata. Y, sin embargo, estaba la cuestin de que su mano acariciase la ma, del claro afecto que haba en su sonrisa. No estaba hacindose la estrecha. Hablamos de psicologa. Ella se saba muy bien lo que le haban enseado, pero no dejaba de aceptar la superioridad de mis conocimientos. Yo notaba en Sharon una autentica profundidad, bajo aquel exterior de Suzy Requesn. Y algo ms: un talante placentero. Una amabilidad de gran dama, que me caz por agradable sorpresa, en aquella poca de habitual e insultante ira femenina, disfrazada de liberacin. Mi diploma deca que yo era un mdico de la mente, un sabio a la edad de veinticuatro aos, gran rbitro de las relaciones humanas. Pero las relaciones humanas an me asustaban. Las mujeres an me asustaban. Desde la adolescencia me haba sumergido en un rgimen de estudio, trabajo, ms estudio..., tratando de sacarme a m mismo del purgatorio proletario, y esperando que el factor humano se solucionase para m, al mismo tiempo que mis objetivos de carrera. Pero nuevos objetivos estaban apareciendo continuamente y, a los veinticuatro, an segua en ello, con una vida social limitada a encuentros casuales y a un obligado sexo calistnico. Mi ltima cita haba sido haca ms de dos meses... Una breve y mala aventura con una hermosa rubia de Kansas, interna en neonatologa, que me haba pedido una cita, mientras nos encontrbamos en la cola de la cafetera del Hospital. Tambin haba sido ella quien haba sugerido el restaurante, luego pagado su parte
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de la comida, invitado a s misma a mi apartamento, espatarrada de inmediato en el sof, tomando una pastilla de tranquilizante, y puesto de mal humor cuando yo me haba negado a tomarme otra. Un momento despus, el enfado ya estaba olvidado, y ella estaba en pelota picada, sonriendo y sealndome a su entrepierna. Esto es Los ngeles, amigo. Come coo. Dos meses. Y ahora, aqu estaba yo, sentado frente a una recatada belleza que me haca sentirme un Einstein y se limpiaba la boca, aun a pesar de tenerla limpia. Yo beba sus vientos. A la luz de las velas colocadas sobre botellas de Chianti de aquella pizzera, todo lo que ella haca me pareca especial: rechazar la cerveza prefiriendo una Seven Up; rerse como una cra de las desventuras del Coyote en los dibujos animados; enrollar hilos de queso fundido en su dedo, antes de metrselos entre sus perfectos dientes blancos. Un centelleo de lengua rosada. Constru un pasado para ella, uno que ola a las sensibilidades propias de una rica familia de blancos protestantes y anglosajones: mansiones de verano, cotillones, bailes de puesta de largo, caceras de zorros. Docenas de pretendientes... El cientfico que haba en m cort las fantasas en su raz: eran absolutas conjeturas, memeces. Ella te ha dejado espacios vacos, y t los ests llenando con fantasas desquiciadas. Hice otra intentona por averiguar quin era. Me contest sin decirme nada, y me puso de nuevo a hablar de m. Me rend a las fciles sensaciones de autocomplacencia de la propia biografa. Ella lo haca fcil: era una oyente de primera, con su barbilla apoyada en sus nudillos, mirndome con esos enormes ojos azules, dejando bien claro que cada palabra que yo pronunciaba era monumentalmente importante. Jugueteando con mis dedos, riendo mis chistes, moviendo su cabello con golpes de la cabeza, de modo que le diera la luz a sus pendientes. En ese momento en el tiempo, yo era un don que Dios le haba hecho a Sharon Ransom. Y eso me haca sentir mejor que cualquier otra cosa de la que tuviese recuerdo. Sin necesidad de todo eso, su sola belleza ya me hubiera hecho picar. Aun en aquel vocinglero local, atestado de lujuriosos cuerpos jvenes y rostros que le habran partido el corazn a ms de uno, la belleza de ella era como un imn. Me pareca obvio que cada hombre que pasaba se inclinaba y la acariciaba visualmente, mientras que las mujeres la valoraban con feroz agudeza. Ella permaneca ajena a todo ello, centrada en m. Me o abrirme, hablarle de cosas en las que no haba pensado desde haca aos.
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se
hallase,
los
Desde el principio la dese fsicamente, con una intensidad que me estremeca. Pero algo en ella, una fragilidad que yo apreciaba o imaginaba, me haca contenerme. Durante media docena de citas todo sigui casto y puro: manitas y besitos de despedida, un inspirar profundamente aquel ligero y fresco perfume. Y yo volva a casa empalmado, pero extraamente contento, subsistiendo de recuerdos. Mientras nos dirigamos haca su dormitorio, tras la sptima velada juntos, ella me dijo: No me dejes an, Alex. Gira esa esquina. Me dirigi a una oscura calle lateral, llena de sombras, adyacente a uno de los campos de deportes. Se inclin, apag el motor, se quit los zapatos, y pas, por encima el respaldo del asiento, a la parte trasera del Rambler. Ven me dijo. La segu atrs, alegrndome de haber limpiado el coche. Me sent junto a ella, la tom en mis brazos, la bes en los labios, los ojos, el dulce punto bajo su cuello. Ella se estremeci, tuvo un respingo. Toqu su pecho y not tamborilear a su corazn. Nos besamos ms veces, con mayor profundidad, ms largamente. Le puse la mano en la rodilla. Ella se estremeci y me lanz una mirada que me pareci de temor. Alc la mano y ella la volvi a colocar, entre sus rodillas, apretndola en un suave y clido cepo. Luego abri las piernas y yo me lanc a explorar, recorriendo las columnas de blanco mrmol. Ella estaba abierta de piernas, haba echado la cabeza hacia atrs tena los ojos cerrados, estaba respirando por la boca. No llevaba ropa interior. Le sub las faldas y vi un generoso tringulo, tan suave y negro como la piel de la marta cibelina. Oh, Dios! dije, y comenc a darle placer. Ella me mantuvo alejado con una mano y asi la cremallera de mi bragueta con la otra. En un segundo estuve libre y apuntando a lo alto. Ven a m dijo. La obedec.
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Con Milo fuera de la ciudad, mi nico otro contacto policial era con Delano Hardy, un atildado detective negro, que a veces trabajaba con Milo. Haca algunos aos, Delano me haba salvado la vida. Yo le haba comprado una guitarra: una Fender Stratocaster clsica, que Robin haba restaurado. Estaba claro quin estaba en deuda con quin, pero de todos modos le llam. El recepcionista de la Comisara del Oeste de L.A. me dijo que el detective Hardy no volvera hasta la maana siguiente. Me pregunt si llamarlo a casa, pero saba que era un hombre muy de familia, siempre tratando de araar un poco de tiempo que dedicar a sus hijos, as que le dej un mensaje para que me llamase. Entonces pens en alguien al que no le molestara que lo llamase a casa. Ned Biondi era uno de esos periodistas que viva para las historias que publicaba. Cuando yo lo haba conocido, era un reportero de local, pero haba ido progresando hasta llegar al cargo ejecutivo de subdirector, aunque an consegua meter un artculo en el peridico, de vez en cuando. Ned estaba en deuda conmigo. Yo haba ayudado a revertir el descenso de su hija hasta casi la muerte por anorexia. Le haba costado un ao y medio el pagarme, luego haba aadido a su deuda personal el haberse aprovechado de un par de noticiones que yo haba dejado caer en su regazo. Justo despus de las nueve de la noche lo encontr en su casa de Woodland Hills. Iba a llamarte, Doc. S? S, acabo de regresar de Boston. Anne-Marie te enva su cario. Qu tal le va? An sigue ms delgada de lo que nos gustara, pero por lo dems est de maravilla. Este otoo ha empezado sus estudios de asistenta social, tiene un trabajo a tiempo parcial, y se ha encontrado un nuevo noviete para sustituir al bastardo que la dej tirada. Dale recuerdos mos. Lo har. Qu pasa? Quera preguntarte algo sobre un artculo que hay en la ltima edicin de hoy. El suicidio de una psicloga, en la pgina...
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No hay razn para que lo haya. No era exactamente lo que se dice un noticin. De hecho, creo que nos lleg por telfono, de Relaciones Pblicas de la polica; nadie fue al lugar de los hechos. Hay algo que t sepas y yo debiese saber? Nada en absoluto. Quin es Maura Bannon? Es una cra..., una estudiante en prcticas. De hecho, es amiga de Anne-Marie. Est haciendo un semestre de trabajo de prcticas de sus estudios: un poco aqu, un poco all. Ella fue la que se empe en que se publicase esa nota. Es an una nena inocente, y pens que eso de que una comeco... psicloga se suicidase era una noticia interesante. Aquellos de nosotros que estamos ms familiarizados con el mundo real nos sentimos menos emocionados, pero le dejamos meterlo en el ordenador, para que se callase... y al final resulta que lo usan en la Seccin Primera como relleno. La chavala est que no cabe en sus zapatos. Quieres que te llame? Si tiene algo que contarme... Dudo que lo tenga. Una pausa. Doc, la dama en cuestin... la conocas bien? Mi mentira fue un puro reflejo: Realmente no. Pero fue un shock, eso de ver el nombre de alguien que conoca. Debe de haberlo sido dijo Ned, pero su tono se haba tornado cauteloso. Supongo que primero llamaste a Sturgis. Est fuera de la ciudad. Aj. Escucha, Doc, no quiero parecer insensible, pero si hay algo acerca de esa dama que pudiera darle garra a esa historia, no me molestara escucharlo. No hay nada, Ned. Vale. Perdona que fisgonee... es la fuerza de la costumbre. Tranquilo, lo entiendo. A ver si nos vemos pronto, Ned. A las once treinta di un paseo por la oscuridad, en direccin a Mulholland, escuchando a las cigarras y los pjaros nocturnos. Cuando regres a casa una hora ms tarde, el telfono estaba sonando. Dgame.
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Doctor Delaware, soy Yvette, a su servicio. Me alegra haber podido ponerme en contacto con usted. Hace veinte minutos lleg una llamada para usted de su esposa, desde el norte, en San Luis Obispo. Me dej un mensaje, y deseaba asegurarse de que usted lo reciba. Su esposa. Era como si te abofeteasen en una quemadura del sol. Llevaban aos cometiendo el mismo error. Slo que en otro tiempo haba resultado divertido. Cul es el mensaje? Que est de viaje y va a ser difcil ponerse en contacto con ella. Que se pondr en contacto con usted cuando le sea posible. Ha dejado algn nmero? No, no lo ha hecho. Doctor Delaware, suena usted cansado. Ha estado trabajando demasiado? Algo as. Cudese, doctor Delaware. Lo mismo le digo. De viaje. Difcil ponerse en contacto. Debera haberme sentido dolido, pero no lo estaba: me senta descansado, liberado de un peso. Desde el sbado, apenas si haba pensado en Robin. Haba llenado mi mente con Sharon. Me senta como un adltero, avergonzado pero encantado. Me arrastr a la cama y me qued dormido, abrazado a m mismo. A las dos cuarenta y cinco de la madrugada me despert, nervioso y picajoso. Tras ponerme algo de ropa baj al aparcamiento y puse en marcha el Seville. Conduje hacia el sur, en direccin a Sunset, luego al este por Beverly Hills y Boystown, hacia el extremo oeste de Hollywood y Nichols Canyon. En esta hora, incluso el Strip estaba muerto. Tena las ventanillas abiertas, dejando que el hiriente fresco me mordisquease el rostro. En Fairfax gir hacia la izquierda y viaj hacia el norte, doblando en direccin a Hollywood Boulevard. Si mencionas el Boulevard, a la mayora de gente le viene, inevitablemente, una de dos imgenes: o los buenos viejos tiempos del Teatro Chino de Grauman y el Paseo de las Estrellas, con sus estrenos mundiales de etiqueta, las noches iluminadas por los neones. O la calle tal cual es ahora: sucia y violenta, prometiendo violencia sin motivo. Pero al oeste de este escenario, justo despus de pasar La Brea, Hollywood Boulevard muestra otra cara: un par de kilmetros de barrio residencial, en una calle arbolada, con edificios de pisos decentemente conservados, viejas y seoriales iglesias, y casas de dos plantas apenas si maltratadas por el tiempo, que se alzan sobre
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bien cuidados cspedes. Mirando desde lo alto esta mancha de barrio de clase media se halla una seccin de la Cordillera de Santa Mnica que atraviesa ondulante Los ngeles, como si fuese una espina dorsal deforme. En esta parte de Hollywood las montaas parecen adelantarse amenazadoras, presionando contra la frgil dermis de la civilizacin. Nichols Canyon empieza a un par de manzanas al este de Fairfax, un carril y medio de serpenteante asfalto, que surge del lado norte del Boulevard y corre paralelo a un torrente, seco en verano. Pequeas casas rsticas se alzan detrs del torrente, ocultas por masas de matorrales, accesibles nicamente gracias a pequeos puentes artesanos. Pas junto a una estacin terminal del Departamento de Agua y Energa, iluminada por altas lmparas de arco que lanzaban una cegadora luz brillante. Justo detrs de esa central se hallaba un terreno baldo de control de inundaciones, limitado por una cadena, y luego casas ms grandes, distribuidas separadamente en un terreno ms llano. Algo salvaje y rpido cruz corriendo el camino y se zambull en los matorrales. Un coyote? En los viejos tiempos, Sharon me haba dicho que los haba visto, aunque yo nunca me haba encontrado con ninguno. Los viejos tiempos. Qu infiernos esperaba yo ganar al inhumarlos? Al pasar en coche frente a su casa, como un quinceaero enamorado, que confa en poder divisar a su amada? Estpido. Neurtico. Pero yo ansiaba hallar algo tangible, algo que me confirmase el que alguna vez ella haba sido real. Que yo era real. Segu adelante. Nichols giraba hacia la derecha. La ruta se converta en Jalmia Drive y era comprimida a un solo carril, an ms oscura bajo la bveda de rboles. El camino se inclinaba, luego se hunda y, finalmente, acababa sin previo aviso en una pared sin salida, tapizada de bamb y en la que se abran varios senderos para coche muy inclinados. El que yo andaba buscando estaba sealado por un buzn blanco sobre una estaca y una puerta de tela metlica, tambin blanca, que colgaba un poco de sus postes. Me puse a un lado, aparqu, par el motor y sal. Aire fro. Sonidos nocturnos. La puerta era poco resistente y estaba abierta, segua siendo tan poca cosa como barrera como lo haba sido hacia unos aos. Alzndola, para evitar que rozase contra el cemento, mir en derredor y no vi a nadie. Abr la puerta y pas dentro. Cerrndola tras de m, empec a subir. A ambos lados del sendero haba plantadas palmeras, yucas, aves del Paraso, y un platanero gigante. Las clsicas plantas de jardinera decorativa de los aos cincuenta en California. Nada haba cambiado.
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Sub, sin que nadie me molestase, sorprendido por la ausencia de toda presencia policial. Oficialmente, el Departamento de Polica de Los ngeles trataba los suicidios como si fuesen homicidios, y la burocracia departamental se mova a paso de tortuga. Tan pronto despus de la muerte, el dossier deba de seguir abierto, y el papeleo apenas si comenzado. Debera de haber carteles de advertencia, una cuerda limitando la escena del crimen, algn tipo de seal. Nada. Entonces escuch un sonido de encendido y el rugido de un motor de coche de gran potencia. Que se haca ms fuerte. Me col por debajo de una de las palmeras y me ocult entre la vegetacin. Un Porsche Carrera blanco apareci dando la vuelta a la parte superior del sendero y rod silenciosamente, bajando en punto muerto, con los faros apagados. El coche pas a pocos centmetros de m y pude ver la cara del conductor: cincelada a golpes de hacha, cuarentona, con ojos que eran rendijas y una piel extraamente moteada. Un ancho bigote negro extendindose por sobre labios delgados, formando un fuerte contraste con un cabello blanco como la nieve y espesas cejas igualmente blancas. Un rostro que no era fcil de olvidar. Cyril Trapp. El Capitn Cyril Trapp. De Homicidios, Comisara del Oeste de Los ngeles. El jefe de Milo, en otro tiempo un vividor y borrachn, con una tica muy flexible; pero ahora uno de esos cristianos renacidos, todo l santurronera religiosa y odio feroz a lo que le pareciese irregular. Durante el pasado ao, Trapp haba hecho todo lo posible para quemar a Milo..., porque un polizonte gay era de lo ms irregular que pudiera hallarse. De mente cerril, pero no estpido, Trapp haba llevado a cabo su persecucin de manera sutil evitando algo que pudiera ser tomado como un claro hostigamiento al homosexual. As, haba decidido nombrar a Milo especialista en crmenes sexuales y asignarle todo asesinato de homosexuales que se daba en la jurisdiccin Oeste de Los ngeles. Y eso era todo lo que le encomendaba, exclusivamente. Aquello haba aislado a mi amigo, le haba estrechado los confines de su vida, y lo haba hundido en un bao de sangre y entraas: nios prostituidos, destruidos y destructores. Cadveres que se descomponan porque los conductores de la funeraria no aparecan a recogerlos, por miedo a coger el sida. Cuando Milo se haba quejado, Trapp haba insistido en que, simplemente, estaba utilizando el conocimiento especializado de Milo en la cultura de los desviados. La segunda queja origin una mala notacin, por insubordinacin, en su expediente.
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El seguir con la queja hubiera representado presentarse ante consejos de revisin y contratar a un abogado... y la Asociacin Benfica de la Polica no era muy probable que le ayudase en un caso como el suyo. Y tambin hubiese causado una incesante atencin de la prensa, que habra convertido a Milo en el Polica Paladn de los Gays. Y eso era algo para lo que l no estaba preparado... probablemente nunca lo estara. As que segua remando en la mierda, trabajando de modo compulsivo y volviendo a caer en la bebida. El Porsche desapareci sendero abajo, pero an poda escuchar su motor pulsando en punto muerto. Luego el chirrido de una puerta de coche, pisadas de suela blanda, el chirrido de la puerta de la propiedad. Finalmente, Trapp se march... tan silenciosamente que supe que segua conduciendo en punto muerto. Esper unos, minutos y sal de entre el follaje, pensando en lo que haba visto. Un capitn comprobando un suicidio rutinario? Un capitn del Oeste de Los ngeles metindose en un suicidio de la Divisin de Hollywood? Aquello no tena ningn sentido. O era la visita algo personal? El uso del Porsche en lugar de un coche de la Polica sin distintivos pareca indicarlo. Trapp y Sharon relacionados? Era demasiado ridculo, si quiera para pensarlo. Demasiado lgico para descartarlo. Reanud mi caminata, sub hasta la casa, y trat de no pensar en ello. Nada haba cambiado: las mismas altas extensiones de hiedra. Tan altas que englobaban el edificio. La misma superficie circular de cemento, en lugar de csped. En el centro de la superficie, un parterre circular alzado, limitado por rocas de lava y albergando un par de enormes palmeras cocoteras. Ms all de las palmeras una casa baja, de una sola planta: estucada en gris, la parte delantera sin ventanas y plana, escudada por una fachada de tiras verticales de madera, y marcada con el nmero de la calle, de gran tamao. El techo casi era plano y estaba cubierto de piedrecitas blancas. A un lado haba un garaje, separado. No haba coche ni signos de que hubiera nadie en la casa. A primera vista, era una casa fea. Una de esas edificaciones modernas, que se haban extendido por Los ngeles de postguerra, y que han soportado mal el paso del tiempo. Pero yo saba que, dentro, haba belleza. Una piscina de formas irregulares, acabada en un abismo, que se pegaba al lado norte de la casa y daba la ilusin de fundirse con el espacio. Paredes de cristal que permitan una ininterrumpida visin del can que quitaba el aliento.
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La casa me haba causado una gran impresin, aunque no me haba dado cuenta de ello hasta aos ms tarde, cuando lleg el momento de comprarme una casa propia y me encontr decantndome por una ecologa similar: remota en lo alto de una colina, cristal y madera, la fusin de lo interior y lo exterior y la impermanencia geolgica que caracterizan el vivir en los caones de Los ngeles. La puerta delantera no era muy visible: simplemente otra seccin en la fachada de tiras. Prob de abrirla. Estaba cerrada. Mir de nuevo en derredor y me fij en algo que era diferente: un cartel atado al tronco de una de las palmeras. Me acerqu a contemplarlo mejor y forc la vista: haba justo la suficiente luz de las estrellas como para poder diferenciar las letras: EN VENTA Lo haba puesto una compaa inmobiliaria con una oficina en North Vermont, en el distrito de Los Feliz. Debajo haba otro cartel, ms pequeo. El nombre y el nmero de telfono de la persona encargada de la venta: Mickey Mehrabian. La haban sacado al mercado sin esperar ni a que se enfriase el cadver. Aunque se tratase de una investigacin rutinaria de caso de suicidio, aquello tena que ser la legalizacin de un testamento ms rpida de toda la historia de California. A menos que la casa no le hubiese pertenecido. Pero ella me haba dicho que s era suya. Me haba dicho muchas cosas. Memoric el nmero de Mickey Mehrabian. Y, cuando estuve de vuelta en el Seville, lo anot.
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A la maana siguiente, llam a la oficina inmobiliaria. Mickey Mehrabian result ser una mujer con una voz a lo Lauren Bacall, con algo de acento extranjero. Concert con ella una cita, para ver la casa a las once, y pas la siguiente hora pensando en la primera vez que la haba visto. Tengo algo que ensearte, Alex. Sorpresa, sorpresa. Ella estaba llena de sorpresas. Yo esperaba que estuviera rodeada de pretendientes; pero siempre estaba disponible cuando la llamaba para salir, incluso casi sin previo aviso. Y jams se quejaba cuando la crisis de un paciente me obligaba a romper una cita. Nunca me empuj ni me presion para lograr de mi un compromiso de ningn tipo..., era el ser humano menos exigente que jams hubiera conocido. Hacamos el amor en casi cada ocasin en que nos veamos, a pesar de que nunca pasbamos la noche juntos. Al principio me rog que no fusemos a mi casa, deseaba hacerlo en el asiento de atrs del coche. Cuando llevbamos ya varios meses saliendo, moder su intransigencia, pero incluso cuando comparta mi cama, la trataba como si fuera el asiento trasero del coche... no acabando nunca de desnudarse del todo, jams quedndose dormida. En una ocasin, tras despertarme varias veces de mi propia somnolencia postcoital y hallarla sentada al borde de la cama, totalmente vestida y tirndose de la oreja, le pregunt qu era lo que la preocupaba. Nada. Simplemente, es que soy muy inquieta..., siempre lo he sido. Tengo problemas para dormir en otro sitio que no sea mi propia cama. Te molesta? No, naturalmente que no. Hay algo que yo pueda hacer? Llvame a casa. Cuando te venga bien. Me adapt a sus necesidades: follar y escapar. Eso le quit algunos flecos a mi placer, pero quedaba an el suficiente como para que siguiese volviendo a por ms. Su placer... La falta del mismo, era algo que no cesaba de roerme la mente. Llevaba a cabo todos los gestos propios del apasionamiento, movindose con energa... una energa que yo estaba seguro que no era ertica; pero nunca se corra.
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No era que no respondiese a los estmulos: se mojaba con facilidad, siempre estaba dispuesta. Pareca disfrutar con el acto; pero el clmax no formaba parte de su repertorio. Cuando yo haba acabado, ella tambin... habindome dado algo de ella misma, pero no la totalidad. Yo saba perfectamente bien que esto no era lo correcto, pero su dulzura y belleza..., la emocin de poseer a la hermosa que, de eso estaba seguro, todo el mundo deseaba..., eso me mantena. Seguro, era una fantasa de adolescente, pero una parte de m no estaba tan lejos de la adolescencia. Su brazo rodeando mi cintura ya era suficiente para ponrmela dura. El pensar en ella daba paso a ensoaciones diurnas que llenaban mis sentidos. Dej de lado mis dudas. Pero, al cabo, la situacin empez a carcomerme demasiado: yo deseaba dar tanto como estaba recibiendo, porque realmente senta algo por ella. Y, naturalmente, por encima de todo eso mi ego masculino estaba pidiendo a gritos ser reconfirmado. Acaso iba demasiado rpido? Trabaj en aumentar mi resistencia. Ella me cabalgaba, incansable, como si estuvisemos llevando a cabo algn tipo de competicin atltica. Trat de ser dulce, pero eso no me condujo a parte alguna; as que cambi e hice el papel de caverncola. Experiment con las posiciones, la toqu como si fuese una guitarra, la trabaj arriba y abajo hasta que estuve empapado en sudor y me doli todo el cuerpo, la cubr con ciega devocin. Nada de ello tuvo efecto. Record las inhibiciones sexuales que haba mostrado en la clase prctica. El caso que la haba tenido desconcertada: la ruptura de comunicaciones. El doctor Kruse dice que tenemos que enfrentarnos a nuestros propios sistemas defensivos antes de que podamos ayudar a otros. El ataque contra sus defensas la haba llevado hasta las lgrimas. Luch por hallar un modo en que comunicarme sin hacerla pedazos. Compuse y descart mentalmente diversas peroratas antes de lograr, finalmente, un monlogo que me pareca mnimamente daino. Eleg soltrselo mientras yacamos derrengados en la parte trasera del Rambler, an conectados, con mi cabeza en su pecho cubierto por el suter, sus manos acaricindome el cabello. Ella no dej de acariciarme mientras me escuchaba, luego me bes y me dijo: No te preocupes por m, Alex. Estoy bien. Quiero que t tambin lo disfrutes. Oh, lo hago, Alex. Me encanta!
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Comenz a mover sus caderas, hacindomela poner tiesa, luego enlazndome con sus brazos, mientras yo segua creciendo dentro de ella. Forz mi cabeza hacia abajo, tap mi boca con la suya, apretando la presin de su pelvis y sus brazos, hacindose cargo de la situacin, aprisionndome. Arquendose y tragando, girando y soltando, aumentando el ritmo, hasta que me exprimi el placer en largas y convulsas oleadas. Grit, gloriosamente inerme, notando cmo mi espina dorsal se haca pedazos, cmo se me descoyuntaban las articulaciones. Cuando me qued quieto, de nuevo empez a acariciarme el cabello. An segua erecto y empec a moverme de nuevo. Ella se escap de debajo, se alis la falda, sac un estuche de maquillaje y empez a arreglarse la cara. Sharon... Coloc un dedo sobre mis labios. Eres tan bueno conmigo me dijo. Maravilloso! Cerr los ojos, me dej flotar por unos instantes. Cuando los volv a abrir, ella estaba mirando a la lejana, como si yo no estuviese all. Desde esa noche, yo abandon la idea de un amor perfecto y me dediqu, avaramente, a recibir sin dar. Ella recompens mi aceptacin con devocin y sometimiento, a pesar de que era yo el que estaba siendo moldeado. El terapeuta que haba en m saba que yo estaba equivocado. Pero emple la racionalizacin de ese terapeuta para acallar mis dudas. No serva de nada empujarla, ella cambiara cuando estuviese preparada para el cambio. Lleg el verano y se acab mi empleo. Sharon haba completado su primer ao con las mejores notas en todos los exmenes. Yo haba pasado mi examen de licenciatura y tena una oferta de trabajo en la Western Pediatric, para cuando llegase el otoo. Era hora de celebraciones, pero no iba a tener sueldo alguno hasta el otoo. El tono empleado en las cartas de mis acreedores se haba tornado amenazador. De modo que, cuando me lleg la oportunidad de ganar algo de dinero, me agarr a ella como a un clavo ardiendo: una actuacin de ocho semanas en una banda de baile, all en San Francisco, tocando en tres actuaciones por noche, seis noches por semana en el Mark Hopkins. Cuatro de los grandes, ms comida y alojamiento en un Motel de la Lombard Street. Le ped que se viniera al norte conmigo, le describ visiones de desayunos en Sausalito, buenas funciones de teatro, el Palacio de las Bellas Artes, una excursin a pie al Monte Tamalpais. Me encantara me contest ella, pero tengo cosas de las que ocuparme.
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Eso no me explica nada le dije. No s lo que es lo habitual, porque nunca me hablas de tu familia. Un suave beso, un encogerse de hombros. Es una familia como cualquier otra. Djame imaginarlo: quieren devolverte a la civilizacin, para poder arreglar tu boda con uno de los buenos partidos locales. Ella se ech a rer, me volvi a besar. Con un buen partido? Lo dudo. Le puse el brazo alrededor de la cintura, le di un beso. Oh, s... ya puedo verlo: dentro de unas semanas coger el peridico y ver tu foto en las pginas de sociedad, y dir que te has comprometido con uno de esos tipos que tienen apellidos compuestos y hacen carrera como banqueros inversionistas. Eso la hizo lanzar una risita. No creo que pase eso, cario. Y por qu no? Porque mi corazn te pertenece. Tom su rostro en mis manos, la mir a los ojos. De veras, Sharon? Naturalmente, Alex. Qu crees? Creo que, despus de todo este tiempo, no te conozco muy bien. Me conoces mejor que nadie. Y eso sigue siendo poco. Ella se tirone la oreja. Realmente, eres lo que ms me interesa, Alex. Entonces, vente a vivir conmigo cuando regresemos le dije. Me har con un sitio mejor, mayor. Ella me bes, tan intensamente, que me cre que aceptaba. Luego se apart y me dijo: No es tan simple. Por qu no?
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Porque las cosas son... ms complicadas. Por favor, no hablemos de esto ahora. De acuerdo le dije. Pero considralo. Ella me lami la parte de debajo de la barbilla, y aadi: am. Considera t esto. Empezamos a morrearnos. La apret contra m, me hund en su cabello, en su carne. Era como bucear en una tina de nata dulce. Le desabroch la blusa, y le dije: De veras que voy a echarte en falta. Ya te echo ahora mismo. Qu bonito es lo que dices! afirm. Nos lo pasaremos bien en septiembre. Entonces, comenz a bajarme la cremallera de la bragueta. A las diez cuarenta, fui en busca de la vendedora de fincas. El suave verano haba empezado, finalmente, a marchitarse, dejando paso a temperaturas ms altas y a un aire que ola como salido de un horno. Pero Nichols Canyon an tena un aspecto fresco: baado por el sol, lleno de sonidos campestres. Era difcil pensar que Hollywood, con los sempiternos buscadores de dinero y los cazadores de famosos, se hallase a pocos metros de distancia. Cuando llegu a la casa, la puerta de malla metlica estaba abierta. Subiendo con el Seville hasta la casa, lo aparqu junto a un gran Fleetwood Brougham, color borgoa, con tapacubos de alambres, una antena de telfono en la parte de atrs y una matrcula que indicaba SELHOUS, una contraccin de vendo casas. Una morena alta sali del coche. A mediados de los cuarenta, con el cuerpo firme por la prctica del aerbic, y de buen tipo en sus tejanos descoloridos con cido, botas de tacn alto, y una especie de blusa de escote cuadrado, en ante negro, decorada con lentejuelas. Llevaba un bolso de piel de serpiente y se adornaba con bisutera de diseo: piezas grandes de cristal y nice y unas gafas de sol hexagonales, de cristales teidos en azul. Doctor? Soy Mickey una amplia automticamente bajo las gafas de sol. Alex Delaware. Doctor Delaware? S. Se subi las gafas hasta la frente, estudi la capa de suciedad que cubra mi Seville, luego mis ropas..., pana vieja, camisa de trabajo desteida, sandalias. Estaba hacindome mentalmente un informe a lo Dun and Bradstreet: Dice que es un doctor, pero esta ciudad est llena de sonrisa se extendi
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artistas del timo. Conduce un Caddy, pero de hace ocho aos. Otro que quiere vivir mejor de lo que puede? O alguien que tuvo y no retuvo? Hermoso da dijo, con una mano en la manija de la puerta, an escrutndome, an desconfiada. El encontrarse con desconocidos en lo alto de las colinas deba ser algo intranquilizante para una mujer. Sonre, trat de parecer inofensivo y le contest: Hermoso. Y mir a la casa. A la luz del da, la sensacin de familiaridad se haca ms fuerte. Mi pedacito personal de ciudad fantasma. Estremecedor. Ella confundi mi silenciosa contemplacin con una sensacin de disgusto, y se apresur a decir: Desde dentro hay una vista fabulosa. Realmente es excepcional, una maravilla... creo que fue diseada por uno de los estudiantes de Neutra. Interesante. Acaba de ser puesta a la venta, doctor. Ni siquiera hemos publicado an anuncios... de hecho, cmo lo supo usted? Siempre me ha gustado el Nichols Canyon le contest. Y un amigo que vive aqu cerca me dijo que esta casa quedaba libre. Oh! Perdone, pero... en qu es usted doctor? Psicologa. Y se ha tomado el da libre? Medio da. No es muy frecuente que pueda hacerlo. Mir el reloj y trat de parecer preocupado por la hora. Eso pareci tranquilizarla. Reapareci su sonrisa. Mi sobrina quiere ser psicloga. Es una chica muy lista. Maravilloso. Que tenga suerte. Oh!, yo creo que la suerte nos la hacemos nosotros, no le parece, doctor? Sac llaves de su bolso y fuimos hacia la puerta delantera. Daba a un pequeo patio: unas pocas plantas en macetas, campanillas de cristal que el viento haca tintinear y cuyo sonido yo recordaba, que colgaban sobre el dintel, silentes en aquel aire caliente y quieto. Entramos y ella inici su charla de ventas, una perorata muy bien ensayada. Yo hice ver que la escuchaba, asent y dije ya o claro en los momentos adecuados, y me obligu a seguirla en lugar de ir yo por delante, pues conoca la casa mejor que ella.
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El interior heda a lquido limpiamoquetas y ambientador de pino. Todo deslumbrantemente limpio, expurgado de muerte y desorden. Pero a m me pareca tristn y sobrecogedor, como un museo del terror. La parte delantera de la casa era una nica zona abierta, que reuna sala de estar, comedor, estudio y cocina. La cocina era un autntico crimen decorativo: armarios color verde aguacate, sobre de las mesas en formica color coral, de bordes redondeados, y una repisa mesa de desayuno metida en un rincn. El mobiliario era de madera rubia, telas sintticas en colores pastel y patas delgadas de hierro negro..., el tipo de cosas puestas de moda por la jet-set de postguerra que siempre parecen estar preparndose para despegar y salir volando. Las paredes, en yeso de superficie irregular y color marrn claro estaban decoradas con retratos de arlequines y serenos paisajes. Unas estanteras de libros seguan repletas de volmenes de psicologa. Los mismos. Una habitacin indiferente y aptica, pero cuya falta de atractivos proyectaba el ojo hacia el este, hacia una pared de cristal tan transparente que pareca invisible. Paneles de cristalera, segmentados por una puerta corredera, tambin de cristal. Al otro lado haba una estrecha terraza, de suelo de terrazo, bordeada por una barandilla de hierro blanco; ms all de la barandilla algo que llenaba la vista... y la mente, un paisaje de caones, picos, cielos azules, follaje estival. No es una maravilla? me dijo Mickey Mehrabian, extendiendo un brazo, como si el panorama fuese un cuadro que ella hubiera pintado. Realmente lo es. Salimos a la terraza. Me sent mareado, record una velada de baile, de guitarras brasileas. Tengo algo que ensearte, Alex. A finales de septiembre regres a L.A., antes que ella volviese, con cuatro mil dlares ms en mi haber, e infernalmente solitario. Se haba marchado sin dejarme direccin ni telfono, ni nos habamos cruzado una simple postal. Debera haber estado irritado, pero ella era en lo nico que poda pensar mientras conduca costa abajo. Fui directamente a Curtis Hall. La encargada de su piso me dijo que se haba dado de baja en el dormitorio, y no iba a regresar all aquel semestre. No haba dejado direccin alguna ni nmero de telfono. Me march, irritado y msero, seguro de haber tenido razn: su familia la haba seducido para que volviese a la Buena Vida, rodeada por chicos ricos, nuevos juguetes. Nunca regresara. Mi apartamento me pareca ms srdido que nunca. Lo evit, pasando tanto tiempo como me era posible en el Hospital, en donde
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los retos de mi nuevo trabajo servan para distraerme. Tom todo un grupo de casos de la lista de espera, y me present voluntario para el turno nocturno en la Sala de Emergencias. Al tercer da, ella apareci en mi oficina, con aspecto muy feliz, casi enfebrecida por la dicha. Cerr la puerta, besos profundos y abrazos. Dijo alguna cosa acerca de haberme echado en falta, dej que mis manos recorriesen sus curvas. Luego se apart, ruborizada y riendo. Est libre para la comida, doctor? Me llev al aparcamiento del Hospital, hasta un brillante descapotable: un Alfa Romeo Spider nuevo de trinca. Te gusta? Claro, es estupendo. Me tir las llaves. T conduces. Comimos en un restaurante italiano en Los Feliz escuchando peras y tomando canolli de postre. De regreso al coche, me dijo: Tengo algo que ensearte, Alex y me dirigi hacia el oeste, hacia Nichols Canyon. Mientras suba por el sendero hacia la casa gris de techo de piedrecitas, me dijo: Qu le parece, doctor? Quin vive aqu? Su segura servidora. La has alquilado? No! Es ma! Sali del coche y se fue a la puerta delantera. Me sorprendi hallar la casa amueblada, y an ms con la anticuada decoracin, estilo aos cincuenta, del lugar. Vivamos en unos tiempos en que lo orgnico era rey: tonos terrosos, velas de iluminacin hechas a mano, y batiks. As que todo ese aluminio y plstico, los colores planos y fros, parecan superados, casi como de chiste. Pero ella fue flotando por el interior, envuelta en su orgullo de propietaria, tocando y poniendo bien cosas, abriendo unas cortinas para dejar al descubierto una pared de cristal. La vista me hizo olvidar el aluminio. Desde luego, aquello no era, ni por asomos, el chamizo de un estudiante. Pens: es una mantenida..., alguien le ha puesto la casa. Alguien lo bastante mayor como para haber comprado muebles de los cincuenta. Kruse? Ella nunca me haba confirmado esa supuesta relacin... Entonces... qu piensa usted, doctor?
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Realmente impresionante. Cmo te lo has montado? Ella estaba en la cocina, sirviendo 7-Up en dos vasos. Hizo un mohn. La verdad es que no te gusta. No, no. Es fantstica! Tu tono de voz me dice otra cosa, Alex. Slo me estaba preguntando cmo te las apaas para tener todo esto. Financieramente hablando. Hizo un gesto teatral y me contest con una voz a lo Mata Hari: Tengo una doble vida. Aja! Oh, Alex, no seas aguafiestas! No me he acostado con nadie para conseguir esto. Eso me estremeci, y le dije: No estaba implicando que lo hubieses hecho. Su sonrisa era malvola. Pero si cruz por tu mente, mi dulce Prncipe. Jams! Mir a las montaas. El cielo era color agua de mar clara, sobre un horizonte de marrn rosado. Segua la coordinacin de colores de los cincuenta. Nada ha cruzado por mi mente. Simplemente, es que no estaba preparado para esto. No te veo, ni s nada de ti durante todo el verano y, ahora... esto. Me dio el refresco, puso su cabeza en mi hombro. Es hermoso le dije. No tanto como t, pero hermoso. Disfrtalo. Gracias, Alex. Eres tan maravilloso... Nos quedamos all un rato, dando sorbitos. Luego abri la puerta corrediza y salimos a la terraza. Un espacio estrecho y blanco, que colgaba sobre una cada en vertical. Era como subirse a una nube. El olor yesoso de los matorrales secos suba de los caones. A la distancia se vea el letrero de HOLLYWOOD, medio cado, astillado, el cartel de unos sueos hechos aicos. Tambin hay una piscina me dijo. Al otro lado. Quieres que nos baemos en pelotas? Sonri y se reclin en la barandilla. Le toqu el cabello, met la mano bajo su suter y le hice un masaje en la espina dorsal. Ella lanz un sonido de satisfaccin, se recost contra m tendi el brazo hacia atrs y me acarici la barbilla. Creo que debera explicrtelo dijo. Lo que pasa es que es un tanto liado.
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Lo tienes? me dijo, repentinamente excitada. Se volvi hacia m, tomndome el rostro con sus manos. No tienes que regresar de inmediato al hospital? No hay nada ms que reuniones hasta las seis. Debo estar en la Sala de Emergencias a las ocho. Maravilloso! Podemos quedarnos sentados un rato aqu, y contemplar el atardecer. Luego te llevar de regreso. Me ibas a explicar... le record. Pero ya haba entrado en la casa y conectado el estreo. Me lleg una lenta msica brasilea: de suaves guitarras y una discreta percusin. Llvame t dijo, de vuelta en la terraza. Serpenteando sus brazos en derredor de m. En el baile, se supone que es el hombre el que tiene que llevar. Nos acunamos juntos, vientre contra vientre, lengua contra lengua. Cuando la msica termin, me tom de la mano y me llev, por un corto pasillo hasta su alcoba. Ms muebles teidos, con sobres de cristal, una lmpara de pie, una cama baja y ancha con una cabecera cuadrada y teida. Por encima, dos estrechas y altas ventanas. Se quit los zapatos. Mientras yo me quitaba los mos, me fij en algo que haba en las paredes: burdos dibujos infantiles de manzanas. Lpices de colores sobre papel basto, color amarillento. Pero enmarcados con marcos caros y cristal. Extrao, pero no pas mucho tiempo preocupado por aquello: ella haba corrido cortinas opacas sobre las ventanas y hundido la habitacin en las tinieblas. Ol su perfume y not su mano agarrndome el paquete. Ven me dijo... una voz sin cuerpo, y sus manos se apoyaron en mis hombros con sorprendente fuerza. Me empuj hacia abajo y me hizo descender hacia la cama, se coloc encima mo y me bes con fiereza. Nos abrazamos y rodamos, hicimos el amor totalmente vestidos. Ella sentada, con la espalda contra el cabezal de la cama, las piernas abiertas y forzadas hacia arriba, que mantena agarradas por detrs de las rodillas. Yo, arrodillado frente a ella, como si estuviera rezando, empalndola mientras me agarraba a la parte superior de la cabecera. Una posicin muy incmoda, de asiento trasero de coche. Cuando se hubo acabado, se desliz de debajo mo, y me dijo: Ahora te lo explicar: soy hurfana. Mi padre y mi madre murieron el ao pasado. Mi corazn an lata con fuerza. Le dije:
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Eran personas maravillosas, Alex. Muy apuestos, muy educados, y muy al da. Una forma nada apasionada de hablar de los padres fallecidos de uno, pero lo cierto era que la pena poda adoptar muchas formas. Lo importante era que ella estaba hablando, abrindose. Papi era el director de arte de una de las grandes editoriales de Nueva York me explic. Mami era diseadora de interiores. Vivamos en Manhattan, en la Park Avenue, y tenamos una casa en Palm Beach y otra en Long Island... en Southampton. Yo era su nica hijita. Esta ltima frase fue pronunciada con especial solemnidad, como si el no tener hermanos fuera un honor realmente notable. Eran gente muy activa, viajaban mucho sin m. Pero eso no me molestaba, porque saba que me amaban muchsimo. El ao pasado estuvieron de vacaciones en Espaa, en un pueblecito de Mallorca. Y estaban volviendo a casa despus de una fiesta, cuando su coche se despe por un precipicio. La tom entre mis brazos. La not suelta y relajada, como si hubiese estado hablando del tiempo. Incapacitado para leer su rostro en la oscuridad, escuch, tratando de hallar una tonalidad en su voz, una respiracin agitada, alguna prueba de pena. Nada. Lo lamento por ti, Sharon. Gracias. Ha sido muy duro. Es por esto por lo que no quera hablarte de ellos... no poda soportarlo. Intelectualmente, s que no es el mejor modo de enfrentarse a la situacin, que el mantener una cosa as embotellada slo lleva a una pena patolgica y aumenta el riesgo de todo tipo de sntomas. Pero afectivamente, no poda hablar de ello. Lo intent muchas veces, pero no poda. No te presiones a ti misma. Cada uno vamos a nuestro propio ritmo. S. S, eso es cierto. Slo te estoy explicando el porqu no te poda hablar de ellos. El porqu, en realidad, an no puedo. Lo comprendo. S que lo comprendes. Un beso profundo. Eres justo lo que yo necesito, Alex. Pens en el modo constreido en el que habamos hecho el amor. Lo soy? Oh, Dios, s! Paul... se detuvo. Paul qu...? Nada. Me aprueba Paul?
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No es eso, Alex. Pero, s... S, te aprueba. Siempre le hablo de lo maravilloso que eres y l me dice que le alegra que haya encontrado alguien que es tan bueno para m. Le caes bien. No nos conocemos. Pausa. Le cae bien lo que yo le he contado de ti. Ya veo. Qu te pasa, Alex? Parece que t y Paul hablis mucho... Not como su mano tanteaba y me agarraba el miembro, lo apret suavemente, lo masaje. Esta vez no respond y baj los dedos dejndolos descansar sobre mi escroto. Es mi Consejero de Facultad, Alex. Supervisa mis casos. Eso significa que hemos de conversar suave toqueteo. Pero no hablemos de l ni de nadie ms, vale? Vale. Pero an siento curiosidad para saber de dnde ha salido la casa. La casa? dijo ella, sorprendida. Oh, la casa! De mi herencia, naturalmente. Era de ellos, de mis padres. Los dos haban nacido en California, y vivieron aqu antes de mudarse al Este..., antes de que yo naciese. Yo era su nica hijita, as que ahora es ma. El ejecutar el testamento llev un tiempo, haba un montn de papeleo. se fue el motivo por el que no pude ir contigo a San Francisco: tena que solucionar todo eso. El caso es que ahora tengo una casa y algo de dinero... hay un fondo en fideicomiso, que administran all. De ah es de donde he sacado para el Alfa. Ya s que es un poco escandaloso, pero me gusta... no te parece? Es muy guapo. Sigui un rato hablando del coche, de los sitios a los que podramos ir con l. Pero lo nico en que yo pensaba era en la casa... Podramos vivir en ella, juntos. Ahora yo estaba ganando mi buen dinerito, as que podra pagar los recibos, pagar todos los gastos... Ahora tienes ms sitio le dije, mordisquendole la oreja. Sitio bastante para dos. Oh, s... despus de ese cuarto en el dormitorio universitario, ya tena yo ganas de estar ms ancha. Y puedes venir a visitarme siempre que quieras, Alex. Nos lo pasaremos muy bien, ya vers. ...de buen tamao, estndares actuales. especialmente si se consideran los
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Mickey Mehrabian segua insistiendo con su chchara de las ventas. Tiene un tremendo potencial para una nueva decoracin, unas posibilidades inacabables, y en el precio est incluido todo lo que hay dentro. Algunos de estos muebles son autnticos clsicos deco, doctor... se los puede quedar o puede venderlos. Y todo est como nuevo. Este lugar es una autntica joya, doctor. Dimos una vuelta por la cocina y caminamos por el corto pasillo que llevaba a las alcobas. La primera puerta estaba cerrada. La pas de largo. Yo la abr y entr. Oh, s! dijo. ste es el dormitorio principal. El olor a detergente/desinfectante era ms fuerte aqu, mezclado con otros olores industriales: el amonaco de un limpiador de cristales, el picor de los componentes de un insecticida, el inconfundible olor de la leja. Un cctel txico. Haban quitado las cortinas: slo quedaba una maraa de cuerdas y poleas. Y todo el mobiliario haba desaparecido. Haban arrancado la moqueta, dejando al descubierto un suelo de maderos afeados por los clavos de la moqueta. Las dos altas ventanas revelaban un paisaje de copas de rboles y tendido elctrico. Pero ni haba brisa, ni disolucin del bao qumico. Ni dibujos de manzanas. O un zumbido. Ella tambin lo oy. Ambos buscamos la fuente del mismo, y la hallamos de inmediato. Una masa de tbanos, volando en crculos en el centro de la habitacin, una nube animada, con sus bordes movindose ambicamente. Sealando el punto exacto. A pesar de los esfuerzos por limpiar el aura de la muerte, los insectos saban... haban detectado, con sus primitivos pequeos cerebros de tbano, lo que haba pasado exactamente en aquella habitacin. En aquel punto. Record algo que Milo me haba dicho: Las mujeres matan en la cocina y mueren en la alcoba. Mickey Mehrabian vio la expresin de mi rostro y la confundi con remilgos. Es lo que pasa por tener las ventanas abiertas en este tiempo del ao dijo. No es un problema del que haya que preocuparse. Sabe?, quien vende es muy abierto a los tratos, tremendamente flexible. Estoy segura de que no tendr problema alguno para incluir cualquier reparacin o ajuste que haya que hacer como contingencias en el contrato de compra, doctor. Y por qu vende ese buen seor? Volvi a aparecer la amplia sonrisa.
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No es un seor... en realidad es una empresa. Una gran empresa. Tiene montaas de propiedades, y las va renovando regularmente. Especulacin? La sonrisa se congel. sa es una fea palabra, doctor. Inversin. Quin vive aqu ahora? Nadie. El inquilino se traslad recientemente. Y se llev la cama. S. Slo le perteneca el mobiliario de la alcoba... creo que era una mujer baj la voz a un susurro conspirativo. Ya sabe cmo es la gente de L.A., siempre yendo y viniendo. Vamos a ver los otros dormitorios. Salimos de la habitacin de la muerte. Vive usted solo, doctor Delaware? Tuve que pensar antes de contestarle: S. Entonces, puede usar una de las alcobas como estudio. O incluso para visitar a sus pacientes. Pacientes. Segn el diario, Sharon haba visitado aqu a sus pacientes. Me pregunt qu estara pasando con los pacientes que ella trataba. El impacto que su muerte estara teniendo en ellos. Luego me di cuenta de que haba alguien ms en su vida. Alguien en quien el impacto sera tremendo. Mi mente aceler. Quise salir de all. Pero dej que Mickey me diera una vuelta por todo aquello, dej que su charla continuase un tiempo, antes de consultar mi reloj y decir: Uff! Voy a tener que irme. Cree usted que nos va a hacer una oferta de compra, doctor? Necesito tiempo para pensrmelo. Gracias por habrmela enseado. Si lo que busca es un lugar con vistas, tengo otras propiedades que podra visitar. Di unos golpecitos en mi reloj. Me encantara, pero ahora no puedo. Por qu no concertamos una cita para otro da?
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No tengo tiempo ni para eso le cort. La llamar cuando est libre. Estupendo me contest framente. Salimos de la casa y ella cerr con llave. Caminamos en silencio hacia nuestros respectivos Cadillac. Antes de que ella pudiera abrir la puerta de su Fleetwood, una sospecha de movimiento llam nuestra atencin. El crujido del follaje... animales que tenan all su madriguera? Un hombre sali a la carrera de entre el verde y comenz a escapar tan deprisa como poda. Oiga usted! grit Mickey, luchando por mantenerse en calma, con todas sus fantasas acerca de locos criminales adquiriendo de repente vida. El que corra mir hacia atrs, nos divis, tropez, cay y se volvi a poner en pie. Joven. Con el cabello alborotado. Los ojos desorbitados. La boca abierta como en un alarido silencioso. Aterrado o loco, o ambas cosas. Pacientes... Esa puerta! exclam Mickey. Habr que arreglarla. Mejor seguridad..., no hay problema. Yo estaba mirando al que corra, y le grit: Espere! Qu sucede? Lo conoce? El fugitivo volvi a acelerar y desapareci por la curva del sendero. Escuch ponerse en marcha un motor, y a mi vez ech a correr, hacia la parte baja del sendero. Llegu all justo cuando una vieja camioneta se pona en marcha. Rascando el embrague, haciendo eses, yendo demasiado deprisa, sin demasiado control. Tena algunas letras pintadas en blanco en la puerta, pero no poda leerlas. Corr de vuelta a mi coche, me met en l. Quin es? insisti Mickey. Lo conoce? An no.
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Consegu alcanzarle, le hice seales con las luces largas y le toqu la bocina. Me ignor, y ocup toda la ruta, serpenteando y acelerando. Luego hubo ms rascadas de embrague, cuando trat de cambiar de marcha. La camioneta qued en punto muerto, se fue frenando mientras el motor se aceleraba al darle gas sin desembragar. De repente, pis el freno y se detuvo del todo. Yo me qued atrs y lo pude ver a travs del cristal trasero de la cabina, luchando, trasteando, frentico. La camioneta se cal. La puso en marcha y se cal de nuevo. Comenz a caminar en punto muerto, adquiriendo algo de velocidad al ir cuesta abajo, luego frenando, patinando, reduciendo la marcha al mnimo. En el terreno baldo cerrado por una cadena solt el volante y alz las manos. La camioneta patin, gir sobre s misma, se dirigi directamente hacia la cadena que haca de verja. La golpe, pero sin fuerza..., ni siquiera se aboll el parachoques. Me coloqu detrs suyo. Los neumticos giraron locos por un momento, luego el motor muri. Antes de que yo tuviera oportunidad de salir del coche, l ya estaba fuera de su camioneta, tambalendose, con los brazos colgando como los de un gorila, una botella en una mano. Cerr el coche. l estaba justo a mi lado, dando patadas a los neumticos del Seville, apretando la puerta con ambas manos. La botella estaba vaca. Vinacho. La alz, como para estrellarla contra mi ventana, se le escap de las manos y le cay al suelo; intent seguirla en su descenso, lo dej correr y me mir. Sus ojos estaban hinchados, acuosos, circundados de escarlata. Voy... a matarte... jodo to hablar pastoso. Gestos teatrales ... coo... me sigues...? Cerr los ojos, se tambale, cay hacia adelante y se golpe la frente con el techo del coche. El comportamiento de quien tiene el cerebro daado por ser un borrachn de toda la vida. Pero su vida no haba sido tan larga... qu deba de tener, veintids o veintitrs? Le dio una patada al coche, agarr la manija de la puerta, se le escap y trastabill. Era poco ms que un cro. Con una cara de beb bulldog. Bajo: metro sesenta, metro sesenta y cinco, pero de aspecto fortachn, con hombros cados y brazos robustos, bronceados por el
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sol. Cabello rojo, hasta los hombros, descuidado, sin peinar. Un bigotillo fino y una barba del color de la pelusa. Pecas en la frente y mejillas. Vesta una camiseta de manga corta manchada de sudor y pantalones con las perneras acortadas, calzaba zapatillas de tenis sin calcetines. Joder, to dijo, y se rasc un sobaco. Sus manos eran regordetas, llenas de callos y costras, cubiertas de suciedad. Sigui tambalendose, finalmente perdi todo equilibrio y cay sobre su trasero. Se qued as un buen rato. Yo me deslic por los asientos y sal por el lado del pasajero del Seville. Me mir, sin moverse, y dej que sus ojos se le cerrasen, como si no tuviese fuerzas para mantenerlos abiertos. Camin hacia su camioneta. Una Ford de treinta aos de edad, mal conservada. Unas letras blancas desalineadas proclamaban en la puerta del vehculo: D. J. RASMUSSEN, CARPINTERA Y ANDAMIAJES. Bajo esto, un apartado de correos en Newhall. En la plataforma de la camioneta haba dos escaleras, una caja de herramientas y un par de mantas pisadas por unas piezas de metal para que no se las llevase el aire. El interior estaba lleno de botellas vacas..., ms vinacho, licor Southern Confort, varias marcas de refresco con vino. Me met la llave de encendido en el bolsillo, le quit la tapa del distribuidor y regres a donde estaba sentado. Es usted D. J.? Mirada vidriosa. De cerca heda a fermento y vmito. Qu estaba haciendo all arriba? No hubo respuesta. Fue a presentar sus ltimos respetos? A la doctora Ransom? El vidriado se disipaba rpidamente. Estaba en el buen camino. Yo tambin le dije. Te jooodan seguido de un eructo ptrido, que me hizo echarme atrs. Murmur, trat de mover una mano pero no pudo. Cerr los ojos, y pareci dolerle algo. Yo era amigo de ella le dije. Eructo y gorgoteo. Pareca a punto de vomitar. Di otro par de pasos atrs, y aguard. Una arcada en seco, que no dio paso a nada. Se abrieron sus ojos, que no miraron a nada. Yo era amigo de ella repet. Y usted? Gimi. Otra arcada en seco.
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No quiero hacer eso le dije. Slo pretendo comprender por qu ha muerto ella. Ms gemidos. Se pas la lengua por los labios, trat de escupir y acab babeando. Si ella era para usted algo ms que una amiga, puede resultarle duro le dije. El perder una terapeuta puede ser como perder a una madre. Te jodan. Era ella su doctora, D. J.? Te jodan! Tras varios esfuerzos consigui ponerse en pie, venir hacia m, caer sobre m... Tan desmadejado como un montn de harapos, sus brazos fuertes pero pesados por el alcohol, sin poder hacer nada con ellos. Lo detuve con facilidad, con una sola mano en su pecho. Luego lo tom de un brazo y lo volv a sentar. Le mostr la tapa y las llaves. Hey, to...! Qu...? No est en condiciones de conducir. Voy a quedarme con esto, hasta que me demuestre que ya puede volver a hacerlo. Te jodan con menos conviccin. Hable conmigo, D. J. Luego lo dejar en paz. De... qu? De si era paciente de la doctora Ransom. Una exagerada negativa con la cabeza: No, no... no estoy... loco. Y cul era su relacin con ella? Puta espalda. Tiene dolores de espalda? Me hice dao... en el jodido trabajo. Recordndolo, se mordi el labio. Y la doctora Ransom le estaba ayudando a superar el dolor? Asentimiento con la cabeza.
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Y... despus... hizo un dbil intento por quitarme las llaves. Dame esa mierda! Despus, qu...? Dame mi mierda, to! Despus que ella le ayud con lo de su dolor, qu pas? Te jodan! aull. Los nervios de su cuello se hincharon; lanz puetazos alocadamente, fall, trat de levantarse, pero no pudo alzar el culo del suelo. Tras el tratamiento... Yo haba pulsado un botn. Y eso me hizo ponerme a pensar. Joder, despus nada! Joder, nada! Alete con los brazos, maldijo, trat de levantarse y no pudo. Quin le mand a ver a la doctora Ransom, D. J.? Silencio. Repet la pregunta. Te-jo-dan. Puede haber otros pacientes que se sientan tan mal como usted, D.J. Mostr una sonrisa enfermiza, luego un dbil negar con la cabeza. No... no. Si podemos saber quin se los mandaba a ella, podemos tratar de encontrarlos. Ayudarlos. No hay... jodida manera. Alguien debera ponerse en contacto con ellos, D. J. Yo... Eres un... jodido Robin Hood? Soy un amigo. Quin le mand a verla, D. J.? Doctora. Qu doctora? Carmen. La doctora Carmen? Lanz una risita. Carmen... Doctora. Carmen Doctora? Asentimiento de cabeza. Quin es Carmen? Te jodan. Cul es el apellido de esa Carmen Doctora? Unos pocos rodeos ms, antes de que me dijese: Juda de Bev... Hills... Wein...
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No saba si me estaba dando un apellido o pidindome vino en alemn. Vino? Doctora Wein-joder. Wein-algo? Weinstein? Weinberg? Garden... un jardn, crece, crece, crece... Weingarden? La doctora Weingarden? Juda... bocazas... Se derrumb y desplom sobre un costado, quedndose echado. Le di unos golpecitos. Estaba fuera de este mundo. Tras copiar el nmero del apartado de correos de la puerta de la camioneta, rebusqu entre las botellas de la cabina, hall una que estaba medio llena y la vaci. Luego vaci el aire de dos neumticos, tom una de las mantas de la plataforma de la camioneta, ocult las llaves bajo las otras dos, guard la tapa del distribuidor en el compartimento inferior de su caja de herramientas y me dije que, si poda superar todo aquello, es que ya estara lo bastante sobrio como para poder conducir. Luego, lo tap con la otra manta y lo dej dormir la mona. Me march en mi coche, dicindome que usara el apartado de correos para ponerme en contacto con l, dentro de unos das. Le animara a que se buscase un nuevo terapeuta. Dios saba que necesitaba de esa ayuda. A travs de la neblina del alcohol se adivinaba un potencial para la violencia... uno de esos toritos jvenes, muy liados, metidos en una olla a presin, que dejaban que las cosas se fueran poniendo ms y ms difciles, hasta que resultaban insoportables; luego, un da, sin previo aviso, estallaban con puos, nudilleras, navajas, cadenas y armas de fuego. No era, exactamente, lo que se dice un cliente habitual de una consulta particular. De dnde lo habra sacado Sharon? Cuntos ms como l habra tratado? Y cuntas personalidades frgiles ms estaran a punto de saltar en pedazos, porque ya no haba nadie para mantenerlas de una sola pieza? Record la repentina ira de Rasmussen, cuando le pregunt qu haba pasado cuando se haba terminado el tratamiento para el dolor. Una fea suposicin todos modos no quera haba ido ms all del bastante fuerte, como algo? Qu? que no me era posible justificar, pero que de abandonarme, era que su relacin con Sharon tratamiento. Y se haba convertido en algo lo para hacerlo volver a la casa. En busca de
Pisndole los pasos a Trapp... Acaso Sharon habra estado acostndose con ambos? Me di cuenta de que me haba preguntado lo mismo del vejete rico de la fiesta. Y sobre Kruse, haca aos.
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Tal vez me estaba dejando llevar..., proyectando. Suponiendo relaciones sexuales, que quiz no existiesen, porque mi propia unin con ella haba sido carnal. Tal cual hubiera dicho Milo: Estrechez de miras, amigo. Pero, estrechas o no, no poda quitarme esas ideas de la cabeza. Llegu a casa a la una treinta, y hall mensajes de Maura Bannon, la estudiante de periodismo, y del detective Delano Hardy. Cuando le llam a mi vez, Del estaba hablando por otra lnea, as que tom el listn y busqu a una doctora Weingarden en Beverly Hills. Haba dos doctores con ese apellido, un tal Isaac en Bedford Drive y una tal Leslie en Roxbury. Isaac Weingarden contest l mismo al telfono. Sonaba a viejo, con una suave y amable voz y acento de Viena. Cuando me enter de que era psiquiatra, estuve seguro de que l era el Carmen de la liada palabrera de D. J.; pero neg saber nada de Sharon o de Rasmussen. Suena usted agitado, joven. Hay algo que pueda hacer por usted? No, gracias. Telefone al consultorio de Leslie Weingarden. Su recepcionista me dijo: Ahora est con un paciente. Le podra decir que es un asunto relacionado con Sharon Ransom? Un momento. Escuch unos minutos de msica de Mantovani. Luego: La doctora no puede ser molestada. Me ha dicho que me d su nmero y que ella le llamar. Podra decirme usted si la doctora Weingarden le mandaba pacientes a la doctora Ransom? Duda. No tengo ni idea, seor. Slo le repito lo que la doctora me ha dicho que le contestase. A las dos y cuarto me llam Del Hardy. Hola, Del. Qu tal te va? Ocupado. Pero con este calor que viene, aun vamos a tener ms trabajo. Qu puedo hacer por ti? Le cont lo de Sharon, que haba visto a Cyril Trapp, y la apresurada venta de la casa. Trapp, eh? Interesante. Pero no sonaba interesado. A pesar de ser uno de los pocos detectives que se mostraba cordial con Milo,
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esa cordialidad no llegaba a amistad. Trapp era una carga que no deseaba compartir. Nichols Canyon pertenece a la Divisin de Hollywood me dijo . As que ni siquiera s quin lleva el caso. Con la sobrecarga de trabajo que tenemos, todas las comisaras estn tratando de sacarse de encima, a toda prisa, lo rutinario; y muchas cosas se resuelven por telfono. As de deprisa? No es usual me contest, pero nunca se sabe. No le dije nada. Y dices que era amiga tuya? me pregunt. S. Supongo que podra hacer algunas preguntas. Realmente te lo agradecera, Del. El diario deca que no haban sido hallados familiares; pero yo s que tena una hermana... gemela. La conoc hace seis aos. Yo era su nica hijita. Otra sorpresa. Nombre? Shirlee, con dos es. Estaba impedida y viva en una casa de tratamiento en Glendale, South Brand, un par de kilmetros despus de la Galleria. El nombre de ese sitio? Slo estuve una vez all, y no me fij. Lo comprobar. Baj la voz. Escucha, acerca de lo de Trapp. El Capitn no estara trabajando en un suicidio, que no puede darle ninguna gloria. As que el que estuviese all se debera probablemente a algo personal..., quiz un negocio de la propiedad. Algunos tipos buscan las propiedades de los recin fallecidos, tratan de conseguirlas baratas. No es de muy buen gusto, pero ya sabes cmo son las cosas... Los buitres en la escena del crimen dije. l se ech a rer. Lo has captado. Hay otra posibilidad... era rica la vctima? Provena de una familia de pasta. Entonces, eso podra ser dijo, sonando ms descansado. Alguien apret unos botones y de lo alto lleg la orden de mantenerlo todo en silencio, archivarlo rpidamente. Trapp estaba antes en la Divisin de Hollywood..., quizs alguien se acord de esto, y le pidi la devolucin de un favor. Un servicio personal?
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Es algo que est pasando continuamente. Lo importante de ser rico es poder tener cosas que nadie ms puede tener no? Hoy en da, cualquiera se puede comprar un Mercedes a plazos. La droga, las ropas, tres cuartos de lo mismo. Pero la intimidad... se es el lujo ms caro de esta ciudad. De acuerdo le dije. Pero me estaba preguntando quin apretara los botones. De inmediato pens en el viejo ricacho de la fiesta. No haba modo de seguir aquello con Del, as que le volv a dar las gracias. No tienes que drmelas me dijo. Has sabido algo de Milo? No. Y t? Creo que vuelve el lunes. Ni palabra. La lista de servicios dice que ha de estar de vuelta en la oficina el lunes. Conociendo a Milo, eso significa que estar en la ciudad el sbado o el domingo, paseando arriba y abajo y maldiciendo. Y, por lo que a m respecta bienvenido sea de vuelta: las alimaas andan por ah a manadas. Cuando hubo colgado, busqu en las pginas amarillas por si vea una casa de reposo en South Brand, y no hall nada. Unos minutos ms tarde me llam Mal Worthy para recordarme la declaracin del da siguiente. Pareca preocupado acerca de mi estado mental, y no dejaba de preguntarme si me encontraba bien. Estoy bien le dije. Ni Perry Mason podra ganarme en esto. Mason era un gatito inofensivo. Vete con cuidado con esos tipos de los seguros. Por cierto, Denise dice que se acabaron las sesiones para Darren. Quiere hacer las cosas ella, a su manera. Pero eso es privado: en lo que se refiere al otro bando el cro seguir en tratamiento el resto de su vida. Y aun despus. Qu tal le va a Darren ? Por el estilo. Convncela para que siga con el tratamiento, Mal. Si quiere a otro, ya le recomendar alguien. Est muy decidida, Alex, pero yo sigo intentndolo. Mientras tanto, me preocupa ms el ponerle comida en la mesa. Ciao. Pas el par de horas siguientes preparndome declaracin, hasta que fui interrumpido por el telfono. Doctor Delaware? Soy Maura Bannon, del L. A. Times. Sonaba como si tuviera trece aos, tena una voz aguda con un poco de ceceo y un acento de Nueva Inglaterra y la costumbre de convertir sus afirmaciones en preguntas. Hola, seorita Bannon. Ned Biondi me dio su nmero? Me alegra haberle encontrado... me pregunto si nos podramos ver? para la
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Usted conoca a la doctora Ransom? Creo que me podra dar algunos datos acerca de ella? No creo que pueda ayudarla en eso. Oh? sonaba desencantada. Hace aos que no vea a la doctora Ransom. Oh! Pensaba... bueno, ya sabe, estoy tratando de dar una imagen equilibrada, de establecer algn contexto? Para el perfil? Es una cosa tan rara, una psicloga matndose ella misma de ese modo... lo de hombre muerde perro, ya sabe? Y a la gente le gustara saber el porqu. Ha logrado enterarse de algo ms de lo que puso en el artculo? No, no lo he logrado, doctor Delaware. Hay algo ms de qu enterarse? Porque, si lo hay, desde luego me gustara averiguarlo. Creo que la polica me ha estado ocultando cosas: les he dejado varios avisos de llamadas, pero nadie me ha vuelto a llamar. Una pausa. No creo que me estn tomando en serio. La intimidad, el lujo ms caro. Me gustara ayudarla le dije, pero en realidad no tengo nada que aadir. El seor Biondi me dijo... Si he llevado al seor Biondi a pensar otra cosa, lo siento, seorita Bannon. De acuerdo acept ella. Pero si descubre algo hgamelo saber, por favor? Har lo que pueda. Gracias, doctor Delaware. Me repantigu en la silla, mir afuera por la ventana, y not cmo me llegaba la soledad. La desgracia ama la compaa... Cuanto mayor es la del otro, mejor resulta la compaa. Llam a informacin de Newhall y ped el telfono de D. J. Rasmussen. No estaba en el listn. Pensando en mi otra conexin con el joven borracho, llam a la consulta de la doctora Leslie Weingarden. Estaba a punto de llamarle a usted me dijo la recepcionista. La doctora podr verle tras visitar a su ltimo paciente, sobre las seis. Realmente no necesito una cita. Slo quera hablar con ella por telfono. Le digo lo que ella me ha dicho, seor Delaware. Las seis est bien.
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El edificio donde estaba Leslie Weingarden era una construccin de tres pisos en ladrillo rojo, con una cornisa de piedra caliza y marquesinas verde bosque, sito en el corazn del distrito mdico de Beverly Hills. El interior estaba forrado con paneles de roble color madera y moquetas verde y rosa. La lista de ocupantes daba los nombres de varias docenas: doctores en medicina general, dentistas, un puado de psiquiatras. Uno de stos me llam la atencin: KRUSE, P. P., NUM. 300. Tena sentido: sta era la zona de los divanes. Pero, unos aos antes, haba tenido otra direccin. La oficina de Leslie Weingarden estaba en la planta baja, hacia la parte posterior del edificio. La placa de su nombre daba como especialidades suyas la Medicina Interna y la Salud de la Mujer. Su sala de espera era pequea y decorada con alegra, pero poco gasto: papel de pared impreso en blanco y negro, sillones demasiado mullidos, con tapicera de algodn y mesita estilo dans moderno, unas cuantas obras de arte en reproducciones impresas, una planta en una maceta, metida dentro de un cesto grande de paja. No haba pacientes, pero quedaban claros restos del paso del trfico cotidiano: envoltorios de chicle, un tubo de aspirinas vaco y una lima de uas usada en la mesita, revistas abiertas en los sillones. Di un golpecito en la separacin de cristal, y esper algunos segundos antes de que se descorriera, abrindose. Una mujer hispana, en la cincuentena, me mir desde dentro. Puedo ayudarle? Soy el doctor Delaware, tengo una cita con la doctora Weingarden. Avisar que est usted aqu. Esper media hora, hojeando las revistas, preguntndome si alguna de ellas haba publicado la columna de Paul Kruse. A las seis treinta, se abri la puerta de la habitacin interior y apareci una mujer de buen tipo, alrededor de la treintena. Era pequeita, muy delgada, con cabello corto y muy fijado, y un rostro alerta. Llevaba unos pendientes de plata, grandes y aparatosos, una blusa de seda blanca, unos pantalones de gabardina con pinzas, color gris claro y zapatos de ante gris. De su cuello colgaba un estetoscopio. Debajo se vea una gruesa cadena de oro. Sus facciones eran delicadas y regulares, sus ojos casi almendrados y
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de color marrn oscuro. Como Robin. Usaba poco maquillaje. No lo necesitaba. Me puse en pie. Seor Delaware? Soy la doctora Weingarden. Tendi la mano y se la estrech. Sus huesos eran delgados; su presin, firme y seca. Coloc sus manos en jarras. Qu puedo hacer por usted? Usted le mandaba pacientes a una psicloga llamada Sharon Ransom. No s si se habr enterado, pero est muerta, se suicid el domingo. Quera hablarle de ella. Sobre cmo ponerme en contacto con esos pacientes. No vi seales de asombro: S, lo le en el diario. Qu relacin tiene usted con ella y con sus pacientes? Principalmente personal, en parte profesional. Le entregu mi tarjeta. La examin. Tambin es usted psiclogo. Entonces es doctor Delaware, Bea me dijo Seor. Se meti la tarjeta en el bolsillo. Era usted su terapeuta? La pregunta me sorprendi: No. Lo digo porque, desde luego, le haca falta uno. Frunci el ceo. Por qu esa preocupacin por sus pacientes? Me he topado con uno de ellos hoy: D. J. Rasmussen. l me dio su nombre. Eso la hizo tener un sobresalto, pero no dijo nada. Estaba borracho le dije. Borracho como una cuba, realmente hecho una esponja. Supongo que ya estaba desequilibrado para empezar, y que ahora corre el riesgo de que sufra algn tipo de desfondamiento. Quiz caiga en la violencia. El perder un terapeuta puede ser como perder un padre. Me he estado preguntando cuntos otros de sus... S, naturalmente, entiendo todo eso. Pero lo que todava no comprendo es lo que le preocupa a usted. Cul es su implicacin en esto? Pens en la mejor manera de responder. Probablemente, en parte, sea pura sensacin de culpa. Sharon y yo nos conocamos bien, en tiempos de la universidad. Llevaba aos sin verla y, el sbado pasado, nos encontramos por azar en una fiesta. Pareca preocupada por algo, y me pidi hablar conmigo. Concertamos una cita. Pero me lo pens mejor y la anul al da siguiente. Esa noche, ella se suicid. Supongo que an me estoy
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preguntando si yo podra haberlo impedido. Y, si me es posible, me gustara evitar ms dolor. Juguete con su estetoscopio, y me mir. Lo dice en serio, o no? No trabajar usted para ningn abogado marrullero, verdad? Y por qu iba a hacerlo? Ella sonri: As que quiere entrar en contacto con los pacientes que le haya mandado a ella, no? Y que me diga de otros doctores que le puedan haber mandado pacientes. La sonrisa se enfri. Eso resultara difcil, doctor Delaware. No es una buena idea, ni mucho menos..., aunque, en cualquier caso, no es que tuviera muchos pacientes. Y no tengo ni idea de quien ms poda mandarle pacientes. Si bien, desde luego, lo lamento por ellos. Se detuvo, pareci estar buscando palabras: Sharon Ransom era una... ella y yo... Bueno, contsteme antes: por qu anul la cita con ella? No quera verme envuelto con ella. Es... era una mujer muy complicada. Desde luego que lo era! Consult su reloj y se quit el estetoscopio. De acuerdo, voy a hacer una llamada y comprobar los datos de usted. Si es quien dice ser, hablaremos. Pero primero iremos a comer. Me dej en la sala de espera. Regres un rato despus, y me dijo: De acuerdo sin mirarme. Caminamos una manzana, hasta una cafetera en Brighton. Ella pidi un bocadillo de atn con pan moreno y t de hierbas. Yo juguete con unos huevos revueltos de la consistencia de la goma. Comi rpidamente, sin ceremonias. Pidi un pijama para postre y se acab la mitad antes de apartar el plato. Tras limpiarse la boca, dijo: Cuando me dijeron que alguien quera hablarme de Sharon, francamente, me puse nerviosa. Me caus problemas y haca ya tiempo que no trabajbamos juntas. Qu clase de problemas? Un momento. Llam a la camarera y le pidi otro t. Yo ped caf. Con las bebidas nos trajeron la nota. La tom.
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Me estaba hablando de los problemas que le causaba Sharon. Ella agit la cabeza: Amigo, no s si quiero meterme en esto. Ser confidencial le promet. Legalmente? Como si fuera usted mi terapeuta? Si eso la hace sentirse cmoda... Una respuesta muy de comecocos... S, me hace sentirme cmoda. Lo que tenemos aqu es un tema muy delicado: estamos hablando de problemas ticos se le endurecieron los ojos. No haba modo de que yo pudiera evitarlo, pero trate de explicarle esto a un tribunal de honor. Y cuando un abogado marrullero se encuentra con algo como esto, se dedica a repasar el historial del paciente y atacar a todos los mdicos que aparecen en el mismo, incluso a los que slo se cruzaron con l en los pasillos de un hospital. Lo ltimo que pasara por mi mente sera meterme en un juicio por esto. En eso coincidimos. Palme la mesa con una mano con la suficiente fuerza como para que saltase el salero. Maldita sea! Ella me utiliz: slo pensar en ello me pone furiosa. Lamento que est muerta, pero no logro apenarme por ello. Abus de m. Sorbi su t. No la conoc hasta el ao pasado. Entr, se present, y me invit a comer. Yo saba lo que estaba haciendo: buscando que le mandasen pacientes. Bueno, no hay nada malo en eso. Yo slo llevo trabajando desde hace un ao, y tambin he tenido que pedir muchos favores. Y la primera impresin que me dio fue realmente buena: era brillante, hablaba bien, pareca saber muy bien lo que quera hacer. Y su currculum era realmente magnfico: montones de variada experiencia clnica. Adems, estaba aqu mismo, en este edificio. Y siempre es bueno eso de yo te mando un cliente mo, t me mandas uno tuyo. Casi toda mi clientela son mujeres, y la mayor parte de ellas se iban a sentir ms cmodas con una terapeuta que con un hombre; as que me dije, por qu no?, hagamos una prueba. Lo nico que me preocupaba era que fuese tan guapa, pues me dije que quizs eso resultase amenazador para el ego de algunas mujeres. Pero me dije a m misma que se era un modo de pensar sexista, as que empec a mandarle pacientes... no demasiados, gracias a Dios. El mo es un consultorio pequeo. Tena su oficina en el tercer piso? Con el doctor Kruse?
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Justo con se. Slo que l jams estaba all: siempre estaba ella sola. Una vez me hizo subir; es un lugar pequeo, con una sala de espera del tamao de un sello de correos y una habitacin de consultas. Ella era la ayudante psicolgica de Kruse, o algo as. Y tena su licencia. Un certificado de ayudanta. Lo que sea. Todo en orden. Ayudante psicolgica. Un cargo temporal, destinado a darle experiencia a un nuevo doctorado, bajo la supervisin de un psiclogo licenciado. Sharon se haba doctorado haca seis aos, as que haca ya tiempo que poda haber solicitado su licencia normal. Me pregunt por qu no la tendra. Qu habra hecho durante estos seis aos? Kruse le escribi una sensacional carta de recomendacin continu. l era catedrtico de la Facultad, as que supuse que su opinin era digna de crdito. Realmente esperaba que todo ira bien, as que fue un buen palo el ver que no era as. An tiene ese currculum? No. Recuerda algo de lo que deca? Slo lo que le he dicho. Por qu? Voy a tratar de investigar hacia atrs. Y cmo fue que abus de usted? Me lanz una aguda mirada. Quiere decir que no se lo imagina? Supongo que ser algo que tendr que ver con un mal comportamiento sexual... con el irse a la cama con sus pacientes. Pero la mayora de la clientela de usted son mujeres. Es que ella era lesbiana? Se ech a rer. Ella lesbiana? S, veo por qu puede haber pensado eso. Francamente, no s qu es lo que era. Yo me cri en Chicago y nada de esta ciudad me sorprende ya. Pero no, no se acostaba con mujeres... que yo sepa. Estamos hablando de hombres. Los maridos de las pacientes. Los novios. Los hombres no van a terapia sin que los empujen. Las mujeres tienen que hacerlo todo: conseguir que les den un terapeuta, concertar la cita. Mis pacientes me pedan que les recomendase alguien, y yo mand media docena de ellos a Sharon. Y ella me dio las gracias llevndoselos a la cama. Cmo lo descubri usted? Pareci molesta. Estaba repasando la contabilidad, comprobando los impagados y la gente que no haba seguido acudiendo a consulta, y me di cuenta
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de que la mayor parte de las mujeres cuyos maridos le haba enviado, no haban pagado o seguido con las visitas. Era algo que se notaba a la legua, porque con el resto de mi clientela no haba problemas, la fidelidad de mis pacientes era casi perfecta. Empec a hacer unas llamadas, para averiguar qu haba pasado. La mayor parte de las mujeres no queran ni hablar conmigo... algunas incluso me colgaron; pero dos s que hablaron. La primera de ellas me dio en todo el morro: al parecer su marido haba visitado a Sharon para algunas sesiones... algo que tena que ver con estrs en el trabajo. Ella le ense a relajarse; eso fue todo. Pero, unas semanas ms tarde, ella le llam y le ofreci una sesin de seguimiento. Gratuita. Cuando l se present, ella trat de seducirlo; al parecer la cosa fue muy fuerte: se quit la ropa. Cristo, aqu mismo, en la oficina! l la dej plantada, se fue a casa y se lo cont a su mujer. sta estaba como loca, gritndome que debera estar avergonzada de asociarme con una mala puta, liante y amoral como aqulla. La segunda que me contest fue peor: lloraba y lloraba y no paraba. Se frot las sienes, sac una aspirina de su bolso y se la trag con t. Increble, no? Visitas de seguimiento gratuitas! An estoy esperando que caiga el otro zapato... como, por ejemplo, una cita a juicio. He perdido mucho sueo por culpa de esto. Lo siento le dije. No tanto como yo. Y ahora me dice usted que Rasmussen est a punto de estallar. Maravilloso. Era uno de ellos? Oh, s, un autntico prncipe. Su novia fue la que no paraba de llorar. Ella era una de mis pacientes, no demasiado sofisticada, con vagas quejas psicosomticas: necesitaba atencin. Llegu a conocerla un poco y comenz a abrrseme acerca de l... de cmo beba demasiado, se drogaba, la maltrataba. Pas mucho tiempo aconsejndola, tratando de mostrarle que l era un perdedor, que tena que dejarlo. Naturalmente, no lo hizo: era una de esas mujeres pasivas que tuvieron un padre dominante y que siempre estn ligando con sustitutos de pap. Luego me dijo que el desgraciado se haba hecho dao en el trabajo, que le dola la espalda, y que estaba pensando en poner una querella por daos y perjuicios. Fue su abogado el que le sugiri que fuera a visitarse a un comecocos... conoca yo a alguno? Pens que esto era una oportunidad ni que pintada para conseguir algo de ayuda para su cabezn, y lo mand con Sharon, hablndole a ella de los otros problemas de l. Y vaya si lo ayud! Cmo se lo ha encontrado? Estaba esta maana en casa de Sharon. En su casa? Le dio a ese gilipollas su direccin privada? Vaya idiota! Tena una consulta all.
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Oh, s... el peridico mencion eso. De hecho, tiene sentido, porque se fue de este edificio despus de que la afease su conducta con los pacientes. Tiene un diagnstico para Rasmussen? Algn tipo de problema con la personalidad. Posibles tendencias violentas. En otras palabras, un buscaproblemas. Maravilloso. l es el eslabn ms dbil, alguien que odia a las mujeres y tiene escaso control de sus impulsos. Y ya tiene a un abogado picapleitos. Excelente. No pondr un pleito por hostigamiento sexual le dije. Pocos hombres lo haran. Les avergonzara. Por ser un ataque frontal contra el viejo machismo? Ojal tenga usted razn! Hasta el momento, nadie ha hecho nada, pero eso no quiere decir que no vayan a hacerlo. Y, aunque me libre de complicaciones legales, ya me ha costado mucho en lo que se refiere a mi reputacin... cada paciente habla mal de m a otros diez. Y ninguno de los que me dejaron por culpa de Sharon me pag los trabajos que ya les haba hecho... y estamos hablando de una cantidad de cuatro cifras, slo de gastos de laboratorio. No estoy an lo bastante establecida como para poder permitirme perder una cantidad as sin resentirme..., hay una saturacin excesiva de doctores, aqu en el Lado Oeste. Dnde tiene usted su consulta? Aqu en el West Side, pero yo trabajo con nios. Oh. Tamborile con sus uas en el borde de la taza de t. Posiblemente le debo de sonar muy mercenaria, no? Ah est usted, todo altruismo, hablando de ayudar a los pacientes, y todo eso del Juramento Hipocrtico... y a m lo nico que me preocupa es cubrirme las espaldas. Pero no voy a excusarme por ello, porque si yo no me cubro las espaldas, nadie lo va a hacer por m. Cuando sal de la Northwestern para ir de interna al Harbor General, conoc al mejor tipo del mundo, y me cas con l tres semanas ms tarde. Un guionista de la tele, que estaba buscando material en los hospitales para una miniserie. Zas, el flechazo! Y, de repente, tuve una casa en Playa del Rey, y la iba a tener hasta que la muerte nos separase. l me dijo que le enloqueca que yo fuese una doctora, y que jams me abandonara. Dos aos ms tarde me abandon. Limpi nuestra cuenta conjunta en el banco y se larg a Santa Fe con una chavalina. Me ha costado dos aos salir de ese agujero. Mir dentro de la taza, como para leer el futuro en las hojas, como hacen las gitanas. He trabajado demasiado duro para llegar hasta aqu y ver cmo una ninfmana lo echa todo a perder. As que no, no voy a llamar a ninguno de los hombres que se tir, para ver cmo les ha afectado su muerte. Son todos grandecitos..., pueden soportarlo. Probablemente ya lo hayan convertido mentalmente en una conquista, y se crean
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unos machos irresistibles. Djelo dormir usted tambin, doctor Delaware. Djelo enterrado. Haba ido alzando la voz. La gente la estaba mirando. Se dio cuenta y la baj. De todos modos, cmo puede llegar a convertirse en terapeuta una persona as? Es que nadie hace comprobaciones? No las suficientes le contest. Y cmo reaccion ella cuando usted la enfrent a los hechos? De un modo muy extrao. Se me qued mirando con esos grandes ojazos azules, toda ella inocencia, como si no supiese de qu estaba hablando; luego emple conmigo todos los trucos profesionales, como si estuviese tratando de hacerme la terapia a m. Cuando yo hube terminado, se limit a decirme: Lo siento, y se march. Sin explicaciones, sin nada de nada. Al da siguiente la vi llevndose cajas de la oficina. Como su supervisor, Kruse era responsable de ella. Habl usted con l? Lo intent. Debo de haberle llamado unas veinte veces. Incluso le ech mensajes por debajo de la puerta. Nunca me contest. Me cabre mucho, pens en ponerle un pleito. Pero al final me dije al diablo con todo, y lo dej correr. El nombre de l sigue an en la lista de los inquilinos. Acaso trabaja aqu? Como ya le he dicho, jams lo he visto. Y, cuando lo andaba buscando, habl con el conserje, y me dijo que l tampoco lo haba visto nunca. Apostara diez contra uno a que Kruse mont este despacho para ella. Probablemente tambin se acostaba con l. Por qu dice eso? Porque ella consegua lo que quera de los hombres jodiendo, no? se era su sistema. Probablemente tambin consigui su ttulo en la cama. Pens en ello, y me perd en mis pensamientos. Ella me pregunt: No va a seguir con eso de buscar a sus pacientes para hablar con ellos, verdad? No le contest, tomando en ese momento la decisin. Lo que me ha dicho da otra luz a las cosas. Pero deberamos hacer algo acerca de Rasmussen. Es una bomba de tiempo. Que estalle por s mismo... y que se vaya al infierno! Y si le hace dao a alguien? Y qu es lo que puede hacer usted para impedirlo? No tena respuesta a eso.
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Escuche me dijo. Quiero que una cosa quede muy clara: yo me quedo fuera... fuera de toda la mierda, fuera de las preocupaciones. Lo entiende? Lo entiendo. Desde luego, espero que realmente lo entienda. Si usa algo de lo que le he dicho para relacionarme con ella, negar haberlo dicho. Los historiales de los pacientes que Sharon visit ya han sido destruidos. Si menciona mi nombre, le pondr un juicio por vulnerar un tema confidencial. Tmeselo con calma le dije. Ya ha dejado muy claro su punto de vista. Desde luego, eso espero. Me arranc la nota de la mano y se puso en pie. Yo pagar mi parte, gracias.
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Sesiones de seguimiento gratuitas. Aquello me devolva a la memoria algo que me haba esforzado mucho en olvidar. Conduciendo hacia casa, me pregunt cuntos hombres habran sido vctimas de Sharon, cunto tiempo llevaba sucediendo aquello. Ahora, me resultaba imposible imaginar a un hombre en su vida sin suponerle una relacin carnal. Trapp. El ricachn. D. J. Rasmussen. Todos ellos vctimas? Me intrigaba, especialmente, Rasmussen. Segua relacionado con ella en el momento de su muerte? Eso podra explicar por qu le haba causado tanto impacto su prdida. Por qu se haba emborrachado hasta quedar estupefacto, y peregrinado hasta la casa. Encontrndose all con otro peregrino: conmigo. De todos modos, cmo puede llegar a convertirse en terapeuta una persona as? Es que nadie hace comprobaciones? Yo no haba efectuado ninguna comprobacin cuando ella haba formado parte de mi vida, pero ya haca tiempo que haba racionalizado esto dicindome a m mismo que yo haba sido joven e inocente, demasiado inmaduro para hacer otra cosa mejor que lo hecho. Y, sin embargo, haca tan slo tres das, me haba sentido muy excitado por ella y dispuesto a volverla a ver. Dispuesto a empezar... qu? El que hubiese anulado mi cita con ella me era de poco consuelo. Qu hubiera pasado si me hubiera llamado, con emocin en la voz, para decirme lo maravilloso que yo era? Hubiera resistido al notarme necesitado? Me hubiese negado a tener la oportunidad de saber cul era su problema, y quizs a solucionarlo? No tena una respuesta honesta. Lo que ya indicaba mucho sobre mi buen juicio. Y mi salud mental. Ca de nuevo en las dudas sobre m mismo, dudas que socavaban mi propia estima y que yo haba credo resueltas durante mi terapia de entrenamiento: qu derecho tena yo a moldear otras vidas, cuando no poda ni enderezar la ma propia? Qu era lo que haca de m un experto en los hijos de los dems, cuando nunca haba criado a uno propio? El doctor Experto. A quin demonios estaba engaando? Record la sonrisa de madrina de mi terapeuta: Ada Small, voz suave, acento de Brooklyn, ojos dulces. Aceptacin incondicional:
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incluso los mensajes duros estaban en ella endulzados por la amabilidad... ... Alex, tu fuerte necesidad de estar siempre controlando, no es una cosa tan mala, pero, en un cierto momento la tendremos que examinar... Ada me haba llevado por un largo camino; haba tenido suerte de ser asignado a ella. Ahora ramos colegas, que nos recomendbamos mutuamente, que discutamos pacientes; haca tiempo que no me haba relacionado con ella como paciente. Podra volver alguna vez a ensearle mis cicatrices? Sharon no haba tenido tanta suerte con quien le haba sido asignado: Paul Peter Kruse. Un adicto del poder. Porngrafo. Fustigador de sumisas. Apenas si poda imaginarme lo que deba de haber sido la terapia con l. Y, sin embargo, ella haba seguido mucho tiempo con l, tras graduarse, siempre como su ayudante, en lugar de sacarse su propia licencia. Haciendo sus cochinadas en el lugar que l haba alquilado. Esto deca casi tanto de ella como lo deca de l, y me pregunt quin sera el que llevara la voz cantante en su relacin. Explotadores. Vctimas. Pero su ltima vctima haba sido ella misma. Por qu? Me obligu a m mismo a dejar de pensar en aquello y trat de llenar mi mente con el rostro de Robin. Sin importar como fueran a acabar las cosas, lo que una vez tuvimos fue real. En el mismo momento en que llegu a casa, llam a San Luis Obispo. Hola. Hola, Robin. Alex? Ma me dijo que habas llamado. Trat de ponerme en contacto contigo muchas veces. Acabo de volver. Tu Ma y yo tuvimos una encantadora conversacin. Oh. Te dio un mal trago? Nada fuera de lo normal. Pero lo importante es, cmo te est tratando a ti? Se ri. Puedo soportarlo. Ests segura? Suenas como agotada. Estoy agotada, pero eso no tiene nada que ver con ella. Ha resultado que Aaron es un chilln... y Terry se pasa la noche en pie, as que he estado sustituyndola... En toda mi vida nunca haba estado tan exhausta.
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Bien. Quizs as aores los viejos tiempos y regreses. Silencio. De cualquier modo le dije, cre que deba llamarte y preguntarte cmo te iban las cosas. Soportables. Y cmo te van a ti, Alex? De coa. De veras? Bueno, creeras de semi-coa? Qu es lo que pasa, Alex? Nada. Suenas como si llevases un peso encima. No es nada le dije. Es que, hasta el momento, sta no ha sido una gran semana. Lo siento, Alex. S que has sido muy paciente... No le interrump, no tiene nada que ver contigo. Oh? exclam, pareciendo ms vejada que tranquilizada. Alguien que conoc en los tiempos de la universidad se ha suicidado. Qu espanto! S que lo es. Conocas bien a esa persona? Eso me hizo pensar. No le dije, realmente no. Y sin embargo aadi ella, el or esas cosas siempre le deja a uno desazonado. Qu te parece si cambiamos de tema? Seguro... acaso he dicho algo malo? No, nada. Es que no tengo ganas de seguir hablando de ello. De acuerdo acept ella. De todos modos, si tienes algo que hacer... No tengo prisa por ir a ningn sitio. Vale. Pero ya encontramos poco ms de lo que hablar, y cuando colgu me sent vaco. Y llen el vaco con recuerdos de Sharon. El segundo otoo seguimos como amantes, por llamarlo de algn modo. Cuando lograba ponerme en contacto con ella, siempre me
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deca que s, siempre tena cosas dulces que decirme, estimulantes bocados de conocimiento acadmico que compartir. Me susurraba al odo, me frotaba la espalda, abra sus piernas para m con la facilidad con que se pona rojo en los labios, insistiendo en que yo era su hombre, el nico hombre de su vida. Pero el problema estaba en ponerse en contacto con ella: nunca estaba en casa, nunca dejaba una pista acerca de dnde pudiera estar. No es que me matase tratando de hallar dnde se encontraba. El hospital era mi amo durante cincuenta horas a la semana, y haba aceptado pacientes particulares por la noche, con el fin de ahorrar para el pago inicial de una casa de mi propiedad. Me mantena ocupado resolviendo los problemas de los dems e ignorando los mos propios. En un par de ocasiones me dej caer por su domicilio sin previo aviso, llegando hasta su sendero, slo para hallarme con la casa gris cerrada, el aparcamiento vaco. Dej de intentarlo y pas un par de semanas sin verla. Pero, a ltima hora de un sbado por la noche, atrapado en el enloquecedor trfico de parar y ponerse en marcha de Sunset, tras una desgarradora velada con los padres de un inmisericordemente deformado nio recin nacido, me encontr ansiando un hombro sobre el que poder llorar. Y, como una paloma mensajera que vuelve al nido, tom la direccin norte, hacia Hollywood Boulevard, y gir en Nichols Canyon. Cuando sub por el sendero, el Alfa Romeo estaba aparcado all. La puerta delantera estaba abierta, as que entr. La sala de estar se hallaba brillantemente iluminada, pero vaca. La llam. No hubo respuesta. Repet la llamada. Nada. Busqu en su alcoba, medio esperando hallarla con otro hombre. Medio desendolo. Pero all estaba ella, sola, sentada con las piernas cruzadas sobre la cama, con los ojos cerrados, como meditando. Haba entrado en su cuerpo muchas veces, pero sta era la primera vez que la vea desnuda. No tena defecto alguno, era increblemente perfecta. Evit el tocarla y le susurr: Sharon. No se movi. Me pregunt si estara dedicada a algn tipo de autohipnosis. Haba odo que Kruse era un experto hipnotizador. Le habra dado lecciones particulares? Pero pareca ms anonadada que en trance... con el ceo fruncido, jadeando con rapidez y poco profundamente. Sus manos comenzaron a temblar. Me fij en que tena algo en la derecha. Una pequea foto en blanco y negro, en papel, del tipo antiguo con los bordes ondulados.
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Me acerqu ms y la mir. Dos pequeas nias de cabello negro, de dos o tres aos de edad. Gemelas idnticas, con rizos a lo Shirley Temple, sentadas lado por lado en un banco de jardn en madera, con claros cielos y oscuras montaas de granito, que se cernan al fondo. Montaas perfectas, de postal, lo bastante perfectas como para que pareciesen un decorado de fotgrafo. Las gemelas tenan un aspecto solemne, de pose. Demasiado solemne para su edad. Las haban disfrazado con vestidos idnticos de vaquera: zahones, chalecos con flecos de cuero, camisas con lentejuelas... y sostenan unos cucuruchos de helado igualitos. Copias en papel carbn la una de la otra, exceptuando un pequeo detalle: una nia agarraba el helado con la mano derecha, la otra con la izquierda. Gemelas de espejo. Sus facciones eran serias, supermaduras. Las facciones de Sharon, al cuadrado. Yo era su nica hijita. Sorpresa, sorpresa. La mir, le toqu el hombro desnudo, esperando el habitual calor. Pero su tacto era fro y seco, extraamente inorgnico. Me inclin hacia ella y la bes en la nuca. Dio un salto, gritando como si la hubiesen golpeado. Lanzando puetazos cay hacia atrs en la cama, con las piernas muy abiertas, en una inerme caricatura de la bienvenida sexual, jadeando, mirndome. Sharon... Me miraba como si yo fuera un monstruo. Su boca se abri en un alarido silencioso. La foto cay al suelo. Al recogerla, vi algo escrito atrs. Una sola frase, con letra segura. S y S. Compaeras silenciosas. Di la vuelta a la foto y volv a mirar a las gemelas. No! aull, mientras daba un salto y cargaba contra m. No, no, no! Dame, dame! Ma, ma, ma! Lanz zarpazos para hacerse con la foto. Su furia era absoluta, la transformacin infernal. Estremecido, tir la foto sobre la cama. La agarr de un tirn, la apret contra su pecho, se puso a cuatro patas y gate hacia atrs, hasta que estuvo tocando el cabezal. Su mano libre daba manotazos al aire entre nosotros, creando una tierra de nadie. Su cabello estaba enmaraado, enloquecido como el de una Medusa. Se puso de rodillas, se estremeci y tambale, con sus grandes senos yendo de un lado a otro.
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El sudor le caa a chorros, corrindole por el cuerpo. En la nieve que era su piel surgieron calientes parches sonrosados, como si estuviese ardiendo por dentro. Sharon... Me sise como una serpiente, luego gimi y se enrosc en posicin fetal, apretando la foto contra su pecho. Vi cmo este suba y bajaba con cada trabajosa respiracin. Di un paso adelante. No! Lrgate! Lrgate! La mirada en sus ojos era asesina. Retroced, saliendo de la habitacin, corr fuera de la casa, sintindome mareado, con ganas de vomitar, como si me hubiesen atizado en la tripa. Seguro de que, fuera lo que fuese lo que habamos tenido entre nosotros, aquello se haba acabado. Y no saba si eso era bueno o malo.
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El mircoles por la maana estaba de regreso en Beverly Hills, en el tico en el que estaban las oficinas de Trenton, Worthy y La Rosa. Esperando para hacer mi declaracin en una sala de conferencias forrada de madera de palisandro, decorada con arte abstracto y amueblada con sillones de cuero color mantequilla y una mesa de cristal ahumado del tamao de un campo de ftbol. Mal estaba sentado junto a m, desmaadamente a la moda con un traje de seda natural color plateado, barba de cinco das y cabello por la espalda. Detrs nuestro haba una pizarra sobre un atril de palisandro, y un colgador de ropa del que colgaba una maleta de piel de becerro..., la pasada de Mal para superar a los portadores crnicos de maletn. Al otro lado de la mesa haba una informadora legal, con su estengrafo. Y, rodendola, estaban ocho... no siete, abogados. La compaa de seguros ha mandado a tres me susurr Mal. Esos tres primeros. Mir al tro: jvenes, con trajes de rayitas, fnebres. Su portavoz era un tipo alto, prematuramente calvo, llamado Moretti, que deba andar a principios de la treintena. Tena una mandbula carnosa y hendida, hombros anchos y todo el encanto de un sargento instructor. Una de las secretarias de Mal sirvi caf y pastas y, mientras comamos, Moretti se preocup mucho de hacerme saber que haba obtenido un Master de Psiquiatra en Stanford. Mencion los nombres de catedrticos famosos, trat, sin lograrlo, de hacerme hablar de temas profesionales, y me contempl sobre el borde de su taza de caf, con agudos ojos marrones. Cuando present mi informe se coloc en el borde del silln. Cuando acab, l fue el primero en hablar. Los otros abogados le cedieron la palabra. Como cualquier manada de lobos, haban elegido a su asesino de cabeza, y estaban muy satisfechos de quedarse sentados, viendo como l abra las primeras heridas. Me record que la ley me obligaba a decir la verdad, tal como si estuviera ante el tribunal, y que cometera perjurio si testificaba en falso. Luego extrajo de su maletn un montn de artculos fotocopiados, del grosor de un listn telefnico, e hizo todo un espectculo de apilarlos encima de la mesa, rebuscando entre ellos, ordenndolos e igualando los bordes. Alzando el artculo de arriba, dijo: Me gustara leerle algo, doctor.
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En realidad no le estaba pidiendo permiso, doctor. En realidad no se lo estaba dando. La sonrisa desapareci. Mal me dio un codazo por debajo de la mesa. Alguien tosi. Moretti trat de ganarme a mirarnos a los ojos, finalmente se puso un par de gafas octogonales, sin aro, se aclar la garganta y comenz a leer. Finaliz un prrafo, antes de volverse hacia m. Le resulta conocido, doctor? S. Recuerda la fuente? Es la introduccin de un artculo que publiqu en La Revista de Pediatra en 1981. En el verano de 1981, creo. Agosto. Examin la fecha del artculo, pero no coment nada. Recuerda lo que deca en el artculo, doctor? S. Podra resumrnoslo? El artculo describe un estudio que hice de 1977 a 1980, cuando estaba en el Hospital Peditrico del Oeste. La investigacin se hizo con fondos del Instituto Nacional de la Salud Mental, y trataba de descubrir los efectos de las enfermedades crnicas en el ajuste psicolgico de los nios. Era un estudio bien planeado, doctor? Creo que s. Eso cree. Dganos lo que hizo usted en ese estudio bien planeado... y sea especfico respecto a la metodologa. Administr varios tests de ajuste psicolgico a una muestra de nios enfermos, y a un grupo de control de nios saludables. Los grupos eran parejos en lo que se refiere a clase social, estatus marital de los padres, y tamao familiar. No haba diferencia significativa entre los grupos. No haba diferencia significativa en ninguna medicin de ajuste psicolgico? Exacto. Moretti mir a la informadora legal. Habla muy deprisa, lo ha cogido? Ella asinti con la cabeza. Y luego, de nuevo a m:
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En favor de aquellos de nosotros que no estn familiarizados con los trminos psicolgicos, especifique qu es lo que quiere decir diferencia significativa. Que los grupos eran estadsticamente indiferenciables. Los tanteos medios de esas mediciones eran similares. Medios? Del medio... el listn del cincuenta por Matemticamente, sa es la mejor medida de la tipicidad. S, claro, pero... qu significa todo esto? Que los nios enfermos crnicos pueden desarrollar algunos problemas, pero que el estar enfermos no los convierte inevitablemente en neurticos o psicticos. Espere un momento dijo Moretti, dando palmadas sobre el montn. Yo aqu no veo mencionados problemas, doctor. Su descubrimiento bsico fue que los nios enfermos eran normales. Eso es cierto. De todos modos... As lo dice usted aqu, doctor. Alz el artculo, lo abri por una pgina y clav un dedo en ella. Justo aqu, en la Tabla Tres: Los resultados del Estado de Ansiedad de Spielberger, los resultados de la Autoestima de Rosenberg, los resultados de Ajuste de Achenbach se hallaban todos..., y estoy citndole literalmente: dentro de los lmites normales. Puesto en un idioma coloquial, eso significa que esos chicos no eran ms nerviosos o inseguros o desajustados o neurticos que sus pares sanos, no es as, doctor? Esto est empezando a sonar argumentativo dijo Mal. Estamos aqu para hallar datos. Cuasi-datos, en el mejor de los casos afirm Moretti. Esto es psicologa, no ciencia. Ha sido usted quien ha citado el artculo, abogado le dijo Mal. La informacin que nos da su testigo contradiciendo su propia obra publicada, abogado. parece estar ciento.
Le gustara que contestase a su pregunta? le dije a Moretti. Se quit las gafas, se recost y me dio un cuarto de sonrisa. Si puede hacerlo... Lea la seccin de discusiones le dije. Especficamente los tres ltimos prrafos. Listo varias reas de problemas con los que tienen que enfrentarse los nios crnicamente enfermos, durante toda su vida: dolor y molestias, interrupcin de la escolaridad debido a los tratamientos y hospitalizacin, cambios en el cuerpo causados tanto por la enfermedad como por el tratamiento, rechazo social, sobreproteccin por los padres. En general, los nios logran superar esos problemas, pero los problemas siguen existiendo.
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La seccin de discusiones intervino Moretti. Aj... el lugar en el que los investigadores dejan caer sus conjeturas. Pero sus propios datos... sus estadsticas, dicen otra cosa. Realmente, doctor... En otras palabras interrumpi Mal, volvindose hacia m, lo que est usted diciendo, doctor Delaware, es que los nios enfermos y los nios traumatizados se enfrentan a una constante avalancha de retos..., que la vida es para ellos agnica..., pero que algunos de ellos pueden llegar a sobreponerse a su problemtica. S. Mal pas la vista arriba y abajo por la mesa, evitando a Moretti, estableciendo momentneo contacto ocular con cada uno de los otros abogados. No hay razn para penalizar a un sobreponerse a los retos, verdad, caballeros? nio porque sepa
Pero, quin es aqu el testigo? espet Moretti, blandiendo la fotocopia. No hay razn por la que penalizar a un nio por enfrentarse a su trauma afirm Mal. Trauma? exclam Moretti, en este artculo no hay nada sobre nios traumatizados. Estos son nios enfermos crnicos... Crnicos, o sea a largo plazo. Darren Burkhalter es un caso nico. No tiene un dolor continuado ni cambios fsicos a los que enfrentarse. Incluso ser menos vulnerable a los problemas que alguien disminuido crnicamente. Se permiti una amplia sonrisa. Para l, todo aquello era un juego. Pens en nios pequeos jugando en un callejn a ver quin meaba ms lejos, y le dije: se es un buen punto, seor Moretti: los nios traumatizados y los crnicamente enfermos son dos cosas totalmente distintas. Es por eso por lo que me preguntaba el porqu siquiera habra citado usted ese artculo. Un par de los otros abogados sonrieron. Tocado me susurr Mal al odo. Uno de los otros abogados del seguro estaba susurrndole algo a la oreja de Moretti. El lder no estaba contento con lo que le estaba diciendo, pero escuch impasiblemente, luego dej la fotocopia de lado. De acuerdo, doctor, hablemos de la misma nocin del trauma de la primera niez. Su conclusin, tal cual yo la entiendo, es que Darren Burkhalter quedar con una cicatriz emocional de por vida, a causa de estar presente durante el accidente de automvil. Pues lo ha entendido mal le dije. Moretti se puso rojo. Mal alz las cejas y lanz un silbidito.
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Lo que yo he dicho, seor Moretti, es que durante mi examen del mismo, Darren Burkhalter exhibi los clsicos sntomas de trauma para un nio de su edad. Problemas para dormir, pesadillas, fobias, agresividad, hiperactividad, pataletas, perodos de incremento del deseo de permanecer agarrado a alguien. Segn tanto su madre como la profesora de su jardn de infancia, no mostraba ninguno de esos comportamientos antes del accidente. Resulta razonable suponer que estn relacionados con ste..., aunque no pueda probarlo con datos irrefutables. Y no est claro si esos problemas se transformarn o no en desarreglos crnicos, aunque el riesgo de ello es alto si no prosigue la psicoterapia. Adicionalmente, Darren Burkhalter est retrasndose en el habla y el desarrollo del lenguaje... en la actualidad ya est varios meses por detrs de la media. Resulta imposible juzgar cunto de esto es debido al trauma, pero vale la pena pensar en ello cuando se considera el futuro de este nio. Desde luego, resulta imposible juzgarlo afirm Moretti. Por lo que he ledo en la literatura de su campo, resulta que la inteligencia es determinada primariamente por lo gentico. Y lo que mejor puede predecir el CI de un nio es el Cociente de Inteligencia de su padre... lo dijeron Katz, Dash y Ellenberg en 1981. El CI de este padre jams volver a ser comprobado con un test dijo Mal. A cambio, yo solicit que la seora Burkhalter se hiciera un test del CI, pero usted se opuso, seor Moretti. Ya ha pasado por bastantes tensiones, abogado. No importa dijo Moretti, podemos hacer suposiciones a partir de lo que sabemos de esa gente. Ni el seor ni la seora Burkhalter acabaron los estudios medios. Ambos colgaron los estudios y trabajaban en empleos serviles. Eso indica un caudal gentico inferior a la media para esa familia. Yo no esperara que Darren llegase a la media, y usted, doctor Delaware? Desde luego no es as de simple le dije. El CI paterno predice el CI de un nio mejor que la mayora de los otros factores, pero aun as no es un factor de prediccin muy bueno, pues slo se le puede suponer exactitud para un veinte por ciento de la variacin. Katz, Dash y Ellenberg enfatizan eso en la continuacin de su estudio, realizado en 1983. Uno de cada cinco, seor Moretti..., no es una probabilidad sobre la que apostar. Le gusta a usted confiar en el azar, doctor? No. Por eso acept este caso. La informadora sonri. Moretti se volvi hacia Mal. Abogado, yo le rogara que le advierta usted a su testigo que mantenga un comportamiento adecuado.
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Considrese advertido, doctor Delaware me dijo Mal, luchando por suprimir una sonrisa. Se tir de los puos de la camisa y consult su Rolex. Podemos proseguir? Moretti se volvi a colocar las gafas y estudi algunos papeles. Doctor Delaware me dijo, y luego hizo una pausa, como anticipando que iba a darme un buen golpe. Vamos ya, doctor Delaware... no me ir a decir que, si no fuese por el accidente, se habra podido esperar que Darren Burkhalter fuese a llegar a ser un fsico nuclear, verdad? Nadie sabe lo que podra haber sido Darren, o lo que podr ser le dije. Ahora mismo los hechos son que, tras un severo trauma psicolgico, su lenguaje se halla por debajo de la media, y est sufriendo un severo estrs. Cmo era su lenguaje antes del accidente? Su madre nos informa de que estaba empezando a hablar. Sin embargo, despus del trauma... Su madre me cort Moretti. Y usted basa sus conclusiones en lo que ella le dice... Junto con otros datos. Tales como la entrevista que le hizo a la maestra de su jardn de infancia. Tales como eso. Es esa profesora uno de sus testigos expertos? Me pareci muy creble, y que entenda muy bien a Darren. Me inform que sus padres estaban muy metidos en la educacin del nio, que lo queran mucho. Su padre, en especial, haba puesto mucho inters en... S, hablemos de su padre. Gregory Joe Burkhalter tena antecedentes criminales. Saba esto, doctor? S, lo s. Una condena por robo sin agravantes, hace varios aos. Robo, doctor. Y cumpli condena por ello. Y a qu viene esto? inquiri Mal. A lo que viene, seor Worthty, es a que su experto, basando su opinin en una persona que no sera reconocida como experta ante un tribunal, desea montar un caso en base a que ese padre habra sido una fuente principal de estmulo intelectual para ese nio, de lo que se deducira una importante prdida material y emocional, debida la muerte del dicho padre. Y ese padre era un criminal, mnimamente educado... Seor Moretti le dije, es usted de la opinin que slo merece dolerse de la prdida de padres educados?
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... y, lo que es ms, los datos referentes a este caso, indican que se trataba de una persona social y emocionalmente empobrecida... Sigui as un rato, aumentando el volumen y la velocidad de su voz, casi brillando por la emocin del combate. Mal tambin estaba atrapado por la justa, tenso, esperando a responder. Ms meadas en el callejn. Y que la verdad se fuese al carajo. Empez a atacarme a los nervios, y le interrump, alzando la voz para hacerme or por encima de la marea de palabrera legal: Seor Moretti, es usted el tpico caso de escaso conocimiento, que acaba convirtindose en peligroso. Moretti se semialz en su silln, se contuvo y se volvi a sentar. Mostr los dientes. Se est sintiendo acorralado, doctor? Se supona que sta era una reunin para hallar datos. Si usted quiere or lo que yo tengo que decir, estupendo. Si lo que desea es seguir jugando a satisfacer su ego, entonces no seguir perdiendo mi tiempo. Moretti chasque la lengua. Seor Worthy, si esto es una muestra de cmo se comportara su experto ante un tribunal, va a tener usted muchos problemas, abogado. Mal no dijo nada. Pero garabate en su bloc de notas: He creado un monstruo?, y lo tap con la mano. No se le escap a Moretti: Es algo que deberamos tener registrado, abogado? Slo jugueteaba le dijo Mal, y comenz a dibujar una mujer desnuda. Estbamos hablando de los traumas de la infancia le dije a Moretti. Quiere usted que hable de eso o ya he terminado? Moretti trat de parecer divertido. Puede hablar, si tiene algo que aadir a su informe. Dado que usted ha extrado conclusiones falsas de mi informe, tengo mucho que aadir. Darren Burkhalter est sufriendo una reaccin de estrs postraumtico que puede llegar a transformarse en problemas psicolgicos a largo plazo. Una breve terapia de juego y consejera para la madre han conseguido una cierta reduccin de los sntomas, pero est indicado mucho ms tratamiento. Me dirig a los otros abogados. No estoy diciendo que los problemas psicolgicos a largo plazo sean inevitables, pero tampoco puedo decir que no vayan a surgir. Ningn experto razonable lo hara.
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Oh, por todos los cielos! exclam Moretti. Ese nio tiene dos aos de edad! Veintisis meses. Eso no importa. Tena dieciocho meses en el momento del accidente. Est usted dicindome que est dispuesto a presentarse ante un tribunal, y a testificar bajo juramento que, cuando tenga veintisis aos de edad, podra estar afectado psicolgicamente por un accidente que tuvo lugar cuando era un beb? Eso es, exactamente, lo que le estoy diciendo. Una escena traumtica, tan impresionante y sangrienta, enterrada en su subconsciente... Moretti resopl. Qu aspecto tiene un subconsciente, doctor? Jams he visto ninguno. Y, no obstante, usted lo tiene, seor Moretti. Como yo y cualquiera de los que hay en esta habitacin. En trminos simples, un subconsciente es un cajn de almacenamiento psquico. La parte de nuestra mente en la que metemos las experiencias y sentimientos con los que no queremos enfrentarnos. Cuando nuestras defensas estn bajas, el cajn se inclina y parte del material acumulado se desparrama: sueos, fantasas, comportamientos aparentemente irracionales o incluso autodestructivos, que llamamos sntomas. El subconsciente es real, seor Moretti. Es lo que a usted le hace soar con vencer. Y tambin es buena parte de lo que le motiv a usted para llegar a convertirse en un abogado. Eso le afect. Se esforz en parecer fro, pero los ojos le parpadearon, se le abrieron las ventanas de la nariz, y su boca se apret tanto que pareci hacer un mohn. Gracias por esta dosis de sabidura, doctor. Mndeme su cuenta... aunque, a juzgar por lo que le est cobrando al seor Worthy, no s si podr permitirme pagarle. Entre tanto, concretmonos al accidente. La palabra accidente no describe, ni con mucho lo que experiment Darren Burkhalter. Sera ms correcto llamarlo desastre. El nio estaba durmiendo en el coche y sigui durmiendo hasta el momento del impacto. La primera cosa que vio al despertarse fue la cabeza decapitada de su padre, volando por encima del asiento delantero y cayendo junto a l, con las facciones an en convulsiones. Algunos de los abogados se estremecieron. No le cay en el regazo por unos pocos centmetros continu . Darren debi pensar que se trataba de algn juguete porque trat de cogerla. Cuando apart la mano y la vio cubierta de sangre, se dio cuenta de lo que era en realidad... se puso histrico. Y sigui histrico durante cinco das completos, seor Moretti, aullando: Pa!, totalmente fuera de control.
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Hice una pausa para dejar que esa imagen calase. Seor Moretti, l saba lo que estaba sucediendo: lo ha representado en mi consulta, cada vez que ha venido a ella. Claramente, es lo bastante mayor como para formar un recuerdo duradero. Si lo desea, le citar estadsticas respecto a eso. Y ese recuerdo no desaparecer simplemente porque usted lo desee. Un recuerdo que usted mantiene vivo, a base de hacerle repetir la escena, una y otra vez dijo Moretti. As que lo que est usted aseverando dije, es que la psicoterapia lo est haciendo ponerse peor. Y que deberamos limitarnos a olvidarlo todo, o a hacer ver que no sucedi. Tocado por partida doble susurr Mal. Moretti tena los ojos desorbitados. Es su postura la que est bajo escrutinio, doctor. Quiero ver cmo apoya todo esto de los traumas de la temprana edad con datos. Me encantar hacerlo. Tena mi propio montn de artculos, que saqu, y comenc a citar referencias, a largarle nmeros, y a darle una conferencia, un tanto manaca, sobre el desarrollo de la memoria en los nios y sus reacciones al desastre y el trauma. Us la pizarra para resumir mis hallazgos. Generalizaciones exclam Moretti. Impresiones clnicas. Preferira usted algo ms objetivo? Sonri. Eso estara bien. Perfecto. Una secretaria entr un carrito con el monitor de vdeo, coloc una casete en el magnetoscopio, baj la intensidad de las luces y apret el botn PLAY. Cuando hubo terminado, se produjo un Finalmente Moretti hizo una mueca y coment: silencio mortal.
Planea una segunda carrera en el negocio del cine, doctor? Ya he visto y odo bastante dijo otro de los abogados. Cerr su maletn y apart su silln de la mesa. Varios otros hicieron lo mismo. Alguna pregunta ms? inquiri Mal. No le contest Moretti. Pero pareca muy satisfecho y sent el mordisco de la duda. Me hizo un guio y me salud. Nos veremos ante el tribunal, doctor. Cuando todos se hubieron marchado Mal se dio una palmada en la rodilla e hizo unos pasos de baile.
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Les has dado justo en los cojones! Vaya maravilla! Esta misma tarde empezarn a hacerme sus ofertas. He defendido el caso con ms fuerza de lo que pretenda expliqu. Ese bastardo me puso frentico. Lo s, lo hiciste de maravilla. Comenz a recoger sus papeles. Y qu me dices de la andanada de Moretti cuando se retiraba? le pregunt. Pareca con muchas ganas de ir a los tribunales. Pura bravuconera. Para no quedar en ridculo ante sus compadres. Puede que sea el ltimo en llegar a un acuerdo, pero, creme, lo har. Vaya hijo de puta, eh? Tiene reputacin de ser un litigador con un corazn de piedra, pero t le diste su merecido..., tu puyazo acerca del subconsciente le dio en todo el morro Alex. Agit la cabeza muy contento. Dios sabe lo muy apretado que ha debido de tener su esfnter para no cagarse en ese mismo momento en los pantalones. Y tambin es buena parte de lo que le motiv a usted para llegar a convertirse en un abogado. No te lo dije, Alex, pero el papito de Moretti fue un psiquiatra famoso de Milwaukee, que hizo mucho trabajo forense. Moretti debi de odiarlo, porque realmente tiene mana persecutoria para los comecocos.,., por eso lo destinaron a este caso. Un Master de Stanford en Psico dije. Bla bla bla bla bla. Mal alz el brazo en fingido terror. Chico, te has convertido en un malvado bastardo, no?! Simplemente, estoy harto de tantas memeces. Camin hasta la puerta. No me llames por un tiempo, vale? Hey, no te equivoques conmigo, Alex! No te estoy dando la bronca. Si te digo que me gusta, es porque realmente me gusta. Me siento halagado le dije. Y lo dej entregado a sus triunfos y sus clculos. Cuando regres a casa, el telfono estaba sonando. Lo tom, al mismo tiempo que la operadora del servicio de avisos lo haca, escuch la voz de Del Hardy pidiendo por el doctor Delaware, y le dije a la telefonista que ya contestara yo. He descubierto unas pocas cosas me dijo. No pude lograr que me fuesen de mucha ayuda en Hollywood, pero habl con uno de los forenses. Ests de humor para escuchar este tipo de cosas? Adelante. Vale, en primer lugar est la hora de la muerte..., entre las ocho de la tarde y las tres de la madrugada del sbado. La segunda cosa es la causa de la muerte: una bala de calibre veintids en el cerebro.
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Atraves limpiamente la corteza cerebral y rebot, por dentro, como es normal que ocurra con una bala de pequeo calibre, causando cantidad de daos. La tercera, que haba cantidad de alcohol y barbitricos en la sangre..., estaba al borde de la dosis letal. El forense tambin hall algunas viejas cicatrices entre sus dedos de los pies, que parecan picos... supiste si esta dama estuvo alguna vez colgada de las drogas duras? No le dije, pero hace mucho que no saba de ella. Aj, la gente cambia. Eso es lo que nos mantiene ocupados a nosotros. Drogas y una bala dije. Estaba decidida asever Del, lo que no es muy corriente, especialmente en una mujer. Claro que, si realmente deseaba asegurarse, lo que debera haber hecho era meterse el arma en la boca, as da directamente en la mdula, lo que acaba con el sistema autnomo y corta la respiracin. Pero la mayor parte de la gente no sabe esto y, como lo ven en la tele, se creen que el tiro en la sien... Se cort. Lo siento me dijo. No pasa nada le asegur. Con tanta droga en su sangre, no debera de haber estado demasiado adormilada para poder dispararse? No de inmediato dijo Del. Y, mira, ahora viene la parte interesante: el forense me dijo que su oficina manej el caso con celeridad, por orden del jefe; su plazo habitual es de seis a ocho semanas, en esta poca del ao. Tambin les dieron rdenes de no hablar de ello con nadie. Y por qu tanto secreto? El patlogo tuvo la clara impresin de que se trataba del habitual caso de gente rica, en el que se engrasan las ruedas al mximo, y se mantiene todo en silencio. El Departamento facilit informacin a la prensa. Informacin controlada subray Del. Eso es estrategia: si uno no dice nada respecto a algo, y alguien descubre que te lo ests reservando, en seguida empiezan a hablar de una conspiracin. Es ms seguro decir lo que t quieres que se sepa; eso te hace parecer abierto y sincero. No es que haya demasiado que decir en este caso: un suicidio puro y simple, sin pruebas de que haya nada raro detrs. En cuanto a lo de la combinacin de drogas y pistola, el patlogo tena dos suposiciones: A, que ella se prepar un cctel de drogas y alcohol, esperando as acabar con todo, y luego cambi de idea y decidi terminar an ms rpido, o quiz de un modo ms dramtico, y tom la pistola. Para m, eso tiene sentido: el suicidio es un mensaje, no? Vosotros los comecocos me enseasteis eso... es la
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declaracin final que uno le hace al mundo. Y la gente puede llegar a ser muy cuidadosa acerca del modo en que la redacta, no? Justo. Cul es la B? La droga y el alcohol la hicieron superar sus inhibiciones, armarse del valor suficiente como para pegarse un tiro. Cuando se not lo bastante ida, apret el gatillo. Claro que, lo mires del modo que lo mires, el resultado es el mismo. Dej alguna nota? No. Mucha gente no la deja, no es as? As es. Como dice ese tipo, el canadiense Mac-como-se-llame, el medio puede ser el mensaje por s mismo. Quin es el detective al cargo del caso? Un tipo llamado Pinckley. Precisamente ayer se fue de vacaciones, a Hawai. Muy conveniente. Yo no armara mucho jaleo por eso me dijo Del. Las vacaciones son programadas con mucha anticipacin. Y Pinckley es un surfista de cuidado..., antes competa a nivel nacional. Se va all cada ao, por esta poca, con el fin de cazar las olas ms grandes, en Wiamea. Llam a Hollywood y lo confirm; la lista de tareas haba sido establecida haca meses. Y quin se ha hecho cargo, al irse Pinckley? No haba nada de lo que hacerse cargo, doctor. El caso est cerrado. Y qu hay de eso de que Trapp estuviera en casa de ella? El polica bajo la voz: Oye, te he dicho que haba averiguado unas pocas cosas, recuerdas? Eso no inclua el entrar en la oficina de mi capitn y someterlo a tercer grado. De acuerdo, perdona. No es necesario que te excuses. Pero debo de ser cuidadoso. Algo ms, Del? Pausa. Dices que la conocas mucho? Como cunto? Han pasado seis aos desde la ltima vez que la vi. Lo bastante como para saber que no era una Hermanita de la Caridad? Lo bastante para eso.
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Vale. Si fueras un pariente cercano, o su marido, no te dira esto. Es estrictamente off the record. Mi contacto en Hollywood me dice que por la Comisara corre un rumor de que, cuando entraron en su casa, uno de los tcnicos hall una pelcula porno oculta debajo de su colchn... Nada sofisticado, slo un rollo pequeo de ocho milmetros en blanco y negro. Pero un rollo en el que sala ella. Puede que fuera una doctora, pero tena otros talentos... Jade tratando de respirar. Doc? Sigue esa pelcula en el almacn de pruebas, Del? No todo llega al almacn de pruebas. Ya veo. En un caso como ste, eso es lo mejor para esa dama. Qu te parece mejor: que esa jodida cosa est en el cajn de la ropa interior de algn poli, del que slo lo saque alguna vez, de trancas a barrancas, para un pase privado, o que la prensa se haga con ella... La Doctora tena una Vida Secreta? Ya sabes lo que haran con eso. Lo que te quiero decir es que esa pelcula no es una de las que hace Disney. Qu haba en ella? Lo que te puedes imaginar. No podras ser ms especfico, Del? Realmente quieres escuchar esto? Adelante. Suspir. De acuerdo. Lo que me escenitas de doctor y paciente. un chequeo y acaban en sexo. mdico. Pausa. Esto es todo No lo pregunt. Y qu hay de esa venta tan rpida de la casa? Con el caso cerrado, no haba ya ninguna razn por la que no vendiesen. Era ella la propietaria de la casa? No comprob eso. Y qu hay de la hermana gemela? La ha localizado alguien? No hay Shirlee Ransom alguna en nuestros archivos, lo que no quiere decir nada..., no era ninguna criminal. Pero en Trfico tampoco la tenan. han dicho es que era una de esas Ya sabes... de esas que empieza con Ella era la paciente, y un tipo era el lo que s. Yo no la he visto.
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No es muy probable... ella no podra conducir un coche. Lo que digas. En cualquier caso, el buscar herederos no es asunto nuestro, Doc. El abogado que est ocupndose de que se cumpla su testamento tendr que contratar a un detective privado. Y, para contestar a tu prxima pregunta, te dir que no, que no s quin es ese abogado. Vale dije, gracias por tu tiempo. No hay problema, encantado de dedicrtelo. Cuando lo tengo. Lo que era una forma educada de decirme: Ya no me molestes ms.
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Una pelcula porno. La investigacin de Kruse. Explorando los lmites de la sexualidad humana. Larry se haba redo de ello, pero con una cierta vergenza. El trabajar para Kruse era una fase de su carrera que, claramente, deseaba olvidar. Ahora iba a serle recordada de nuevo. Llam a su oficina en Brentwood, utilizando la lnea privada, que no estaba controlada por el servicio de mensajes. Estoy con un paciente me dijo, en voz baja. Puedo llamarte a menos cuarto? Lo hizo, exactamente hablndome entre bocados. De Sharon Ransom. Oh, s... le lo que pas. Oh, Dios... lo haba olvidado! Vosotros dos estabais liados entonces, no es cierto? Ella estaba en la fiesta, Larry. Me la tropec cuando t fuiste a hacer tu llamada. Habl con ella el da antes de que muriese. Jess! Tena mal aspecto? Estaba un poco hundida. Me dijo que las cosas no le iban bien. Pero no me dijo nada tremendo, nada que pusiese en marcha ninguna alarma. No obstante, t y yo sabemos el valor que tiene eso. Aj, la vieja intuicin profesional. Dara lo mismo que ussemos un tablero ouija de adivinacin... Silencio. Sharon Ransom dijo. Irreal. Antes era muy guapa. Segua sindolo. Irreal repiti. No la vi desde la universidad, jams me la encontr en reuniones o convenciones. Viva en L.A. Una dama misteriosa. Siempre lo pareci. Trabaj en el proyecto de la porno, Larry? No mientras yo estuve en l. Por qu? a las 2,45, mordisqueando algo y
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Le dije lo de que era la ayudante de Kruse. Y lo de la pelcula. Bienvenido a Hollywood, el pas de las cosas raras me dijo, pero no pareca asombrado, y yo lo coment. Eso es porque no estoy asombrado, D. Quiz me hubiera sorprendido en cualquier otro, pero no en ella. Y por qu eso? A decir verdad, siempre pens que era rara. En qu sentido? Nada muy visible, pero haba algo en ella que no ligaba..., como un cuadro hermoso que est colgado torcido. Nunca me dijiste nada de esto. Si te hubiera dicho que tu amiguita era un poco rara en lo que se refera a su personalidad, me hubieras escuchado con calma, para decirme luego: Ostras, Larry, gracias! No. Exacto, no. Por el contrario, muy posiblemente te hubieras cabreado de mala manera, y posiblemente no me hubieras vuelto a hablar. No, no, amiguito, el to Larry mantiene la boca cerrada. La primera norma de la terapia es: cuando no ests seguro, no digas nada. Y yo no estaba seguro. No es como si la estuviera diagnosticando de un modo formal... esto slo era una impresin. Adems, t parecas estar disfrutando, y no me pareca que fueras a casarte con ella. Por qu no? Ella no pareca de esas que se casan. Qu ms pareca? Una de esas personas que siempre estn por ah, y por las que uno acaba destruyendo su vida, D. Pero imagin que t eras demasiado listo para caer en eso... y lo fuiste, no? Pausa. Djame hacerte una pregunta y no te ofendas me dijo: Era buena en la cama? En realidad no. Haca todo lo que hay que hacer, pero la verdad es que no le iba la cosa? Me asombr. Qu es lo que te hace decir eso? Al hablarme de la pelcula, me he dado cuenta de qu era lo que ella me recordaba: una de esas actrices porno que Kruse acostumbraba a tener en sus pelculas. Conoc a algunas cuando trabajaba para l. Esas chicas rezumaban sex-appeal, y pareca que le
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pudieran chupar la sangre a las rocas, pero a uno le daba la impresin de que todo era una capa superficial, algo que se quitaban con el maquillaje. La sensualidad no estaba integrada en sus personalidades..., saban cmo separar sus sentimientos de su comportamiento. Separar dije, como en los casos lmite? Exacto. Pero no me tomes equivocadamente: no estoy diciendo que Sharon fuese un caso lmite, ni siquiera que lo fuesen esas actrices. Pero todas tenan en ellas algo de esa cualidad de caso lmite. Me he acercado al blanco? Has dado de lleno en el centro le dije. Tena las tpicas cualidades del caso lmite. Y, durante todo este tiempo, jams lo consider as. No te culpes por eso, D. T estabas yndote a la cama con ella..., tenas un caso grave de ceguera de coo. De quien menos hubiera esperado un diagnstico sobre ella es de ti. Pero lo que no me sorprende es que ella hiciese una pelcula guarra. Un caso lmite de desorden de la personalidad. Si Sharon se haba merecido esa diagnosis, yo haba estado flirteando con el desastre. El paciente caso lmite es la pesadilla de los terapeutas. Durante mis aos de entrenamiento, antes de que decidiese especializarme en nios, trat ms casos de sos de los que hubiese sido normal, y comprob lo anterior, a las bravas. O, mejor dicho, intent tratarlos. Porque los casos lmite nunca mejoran. Lo mejor que puedes lograr es ayudarlos a ir tirando, sin que te arrastren al interior de su patologa. A primera vista parecen normales, a veces incluso supernormales, llevando a cabo trabajos de alta presin y siendo excelentes en ellos. Pero caminan de continuo por una cuerda floja que va de la cordura a la locura, son incapaces de cimentar relaciones, incapaces de conseguir penetrar en las cosas, nunca estn libres de una profunda y corrosiva sensacin de inutilidad y de ira, que, inevitablemente, les lleva hacia la autodestruccin. Son los crnicamente deprimidos, los determinadamente adictivos, los compulsivamente divorciados, los que viven yendo de un desastre emocional al siguiente. Saltarines de cama en cama, gente a la que hay que hacerles lavados de estmago para sacarles el veneno, tipos que se tiran a la autopista, y esos otros a los que vemos sentados en los bancos, con los ojos tristes, los brazos llenos de pinchazos y con unas heridas psquicas que jams pueden ser suturadas. Sus egos son tan frgiles como el azcar hilado, sus psiques estn irreversiblemente fragmentadas, como un rompecabezas al que le faltan algunas piezas cruciales. Interpretan papeles a la maravilla, son excelsos en ser cualquiera menos ellos mismos, ansan la intimidad, pero la rechazan cuando la hallan.
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Algunos de ellos gravitan hacia las tablas o la pantalla; otros llevan a cabo sus actuaciones de maneras ms sutiles. Nadie sabe cmo o por qu un caso lmite se convierte en un caso lmite. Los freudianos dicen que es debido a una privacin sentimental durante los primeros dos aos de la vida; los ingenieros bioqumicos echan las culpas a un cableado defectuoso. Ninguna de las dos escuelas afirma ser capaz de ayudarlos demasiado. Los casos lmite van de terapeuta en terapeuta, esperando hallar la frmula mgica que los libere de su sensacin de vaco. Y se vuelven hacia las frmulas qumicas, devorando tranquilizantes y antidepresivos, alcohol y cocana. Se ponen en manos de gurus y vendedores de parasos, de cualquier timador carismtico que les prometa solucionarles de inmediato su dolor. Y acaban tomando unas vacaciones temporales en los hospitales psiquitricos o los presidios, saliendo de ellos con buen aspecto y llenando de esperanzas a todo el mundo. Hasta la siguiente recada, real o imaginada, hasta la siguiente excursin al dao autoinfligido. Lo que no hacen es cambiar. Ada Small me haba hablado en una ocasin de ello... y haba sido la nica vez que recuerdo haber notado ira en su voz: Mantente apartado de ellos, Alex, si quieres parecer competente. O cada vez te harn quedar como un estpido. Trabajars en lograr una relacin con ellos durante meses, incluso aos, finalmente creers que ya lo has logrado, y que ya ests preparado para hacer algn trabajo significativo, quizs incluso lograr poner en marcha algn cambio, y te dejarn en la estacada al siguiente momento. Te quedars preguntndote qu ser lo que has hecho mal, incluso si habrs elegido la profesin adecuada. Y no sers t..., son ellos. Pueden parecer estar maravillosamente bien en un momento dado, para estar al borde del abismo en el siguiente. Al borde del abismo. Ms que con cualquier otro paciente psiquitrico, cabe esperar que los casos lmite intenten suicidarse. Y que lo logren. Yo acostumbraba a estar perdiendo el tiempo por ah con actrices me estaba diciendo Larry. Llegu a conocer bastante bien a algunas de ellas y empec a comprenderlas..., a comprender su promiscuidad, el cmo era que hacan lo que hacan. Desde el punto de vista de un caso lmite, la promiscuidad puede ser una adaptacin medio decente, la particin perfecta: un hombre para la amistad, otro para la estimulacin intelectual, otro para el sexo. Partir, partir, partir, limpia y claramente. Si no se puede lograr la intimidad, desde luego esto es mejor que la soledad. El dividir tambin es un modo excelente para autodistanciarse del hecho de que la jodan en la pantalla, y de que los tipos se la meneen en su cara. Esto tambin vale para el trabajo de la que hace strip-tease. Al fin y al cabo, es un trabajo como otro cualquiera. Quiero decir, cmo, si no, podras hacerlo y luego
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irte a casa y prepararte macarrones con queso rayado y hacer el crucigrama? Las chicas me admitieron que tena razn, que cuando estaban ante la cmara era como el mirar a otra persona haciendo todo aquello. Disociacin dije. Al mximo grado. Pens en toda la fragmentacin de la vida de Sharon. El modo rutinario, finalmente desapasionado, en que haca el amor. La negativa a vivir conmigo, a vivir con nadie. La frialdad con la que haba hablado de sus padres muertos. El dedicarse a una profesin consistente en ayudar a la gente, y seducir a sus pacientes. El graduarse, pero jams obtener su licencia para ejercer. La horrible noche en que la haba hallado con la foto de su gemela. Soy su nica hijita. Las mentiras. El crculo vicioso. El asociarse con un tipo como Kruse. Film Kruse alguna vez a sus estudiantes, Larry? Crees que l le hizo hacer la pelcula? Es lgico. Era su supervisor. Y estaba metido en la porno. Supongo que s. Excepto que lo suyo no eran las peliculitas mudas, en blanco y negro. Lo suyo eran producciones de media hora de duracin, en color y sonorizadas. Se supona que eran ayudas maritales para las parejas con disfunciones sexuales, pseudodocumentales con una advertencia al principio, y un tipo con una voz que se parece a la de Orson Welles haciendo una narracin en off, mientras la cmara rueda. Adems, Kruse empleaba actores y actrices. Profesionales. Nunca vi a un estudiante en ninguna de sus pelculas. Pudo haber pelculas que t no vieses. Estoy seguro de que las haba. Pero, tienes alguna prueba de que l la filmase a ella? No, slo es una corazonada. Y qu es lo que sabes de esa pelcula, adems de que ella actuaba? Se supone que era una de esas historias de seduccin del doctor por la paciente. La persona que me la ha descrito tampoco la ha visto, y ahora la pelcula ha desaparecido. As que, bsicamente, de lo que me ests hablando es de una informacin de tercera mano..., de la vieja radio macuto. Y ya sabes cmo va mejorando la versin, cada vez que se cuenta. Quiz ni siquiera era ella.
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Puede que yo consiga hacerme con una copia. Mis viejos contactos del proyecto de investigacin. No s dud. Claro dijo. Sera un tanto mrbido... Olvida que lo mencion. Ostras, se me acaba de encender la lucecita! Tengo a un paciente esperndome en la salita. Tienes algo ms en mente? Luch con mis sentimientos. Curiosidad... no, Delaware dilo tal cual es: voyeurismo... esto, enzarzado en mortal combate con el miedo de enterarme de verdades an ms repugnantes. Pero le dije: Mira a ver si te puedes hacer con la pelcula. Ests seguro? No lo estaba, pero me escuch a m mismo diciendo que s. De acuerdo me contest. Me pondr en contacto contigo tan pronto como sepa algo. La conversacin del da anterior con Robin..., mi irritabilidad, el modo en que las cosas haban resultado, an segua carcomindome la mente. A las cuatro la llam. Me contest la ltima persona con la que deseaba hablar. S? Soy yo, Rosalie. No est aqu. A qu hora esperas que regrese? No lo ha dicho. De acuerdo. Me haras el favor de decirle...? No voy a decirle nada. Por qu no lo dejas correr? Ella no quiere estar contigo. Es que no resulta claro de ver? Lo ser cuando me lo diga ella, Rosalie. Escucha. S que se supone que eres muy listo y todo eso, pero no lo eres tanto como te imaginas. T y ella os creis que ya sois creciditos, os pensis que lo sabis todo, que no necesitis consejos de nadie. Pero ella sigue siendo mi nia, y no me gusta que la gente la presione. Te crees que yo la presiono?
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Cuando a uno le molesta que le digan algo... Ayer, despus de que habl contigo, estuvo mohna todo el resto del da, del mismo modo en que se pona cuando era una nia y no lograba hacer lo que le vena en gana. Gracias a Dios la llamaron unos amigos, as que quiz finalmente pueda pasrselo bien. Es una buena chica, y no tiene por qu pasar esos malos tragos. As que... por qu no la olvidas? No voy a olvidar nada: la amo. Mamarrachadas. Palabrera. Rechin los dientes. T dale mi recado, Rosalie. Haz t mismo tu trabajo sucio. Blam, telfono colgado. Me qued quieto, tieso de rabia, sintindome aislado e inerme. Y me fui enfadando con Robin, por dejarse proteger como una nia. Luego me calm y me di cuenta de que Robin no tena ni idea de que la estaban protegiendo, no tena motivo alguno de esperar que su madre la fuera a proteger. Ellas dos nunca haban tenido una relacin muy estrecha. Papi se haba ocupado de ello. Ahora, Rosalie estaba tratando de reafirmar sus derechos maternos. Sent pena por Rosalie, pero eso slo calm en parte mi ira. Y an segua queriendo hablar con Robin, para ver de solucionar la situacin. Por qu demonios estaba resultando ser tan difcil? El telfono no era el medio adecuado para hacer aquello. Necesitbamos estar un tiempo a solas, el ambiente adecuado. Llam a dos compaas areas para informarme sobre los horarios de vuelo a San Luis. En ambas, unos mensajes grabados me pidieron que esperara. Cuando son el timbre de la puerta, colgu. Son de nuevo. Fui a la puerta y observ por la mirilla: vi un rostro conocido, ancho, grande y como nudoso, de un aspecto casi juvenil, a excepcin de los orificios del acn, que cubran las mejillas. Un spero cabello negro, ya algo canoso, muy cortado, en un estilo pasado de moda, junto a las orejas y dejado largo en la parte alta, con una onda a lo Kennedy que le caa sobre una baja y cuadrada frente y unas patillas que llegaban a la parte baja de los carnosos lbulos de las orejas. Una gran nariz, de puente muy alto, un par de ojos asombrosamente verdes bajo peludas cejas negras. Una piel plida, ahora lacada por el brillante rosa de la quemadura del sol, con la nariz roja y empezando a pelarse. Y la totalidad de ese feo rostro, haciendo una mueca de disgusto. Abr la puerta. Cuatro das antes, Milo? Sentas nostalgia de la civilizacin?
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Pescado me dijo, ignorando la pregunta y alzando una nevera metlica porttil. Me mir. Tienes un aspecto espantoso. Oye, gracias. Pues t, pareces un yogur de fresa. Y batido de abajo arriba. Hizo una mueca. Me pica por todas partes. Toma, cgelo. Tengo que rascarme. Me pas la nevera. El peso me hizo dar un paso hacia atrs. La llev al interior de la casa, y la coloqu en un mostrador de la cocina. l me sigui y se desplom en una silla, estirando sus largas piernas y pasndose las manos por la cara, como si se la lavase sin agua. Bueno dijo abriendo los brazos. Qu te parece? Igualito que el modelo de una de esas revistas de caza y pesca, no? Llevaba puesta una camisa a cuadros rojos y negros, pantalones color caqui, abombados en los tobillos, unas botas altas de lazos y suela de goma, y un chaleco caqui de pescador con una docena de compartimentos cerrados por cremalleras. De uno de los bolsillos colgaban cebos para trucha. Del cinto le penda un cuchillo de pesca metido en una funda. Haba ganado peso: deba andar cerca de los noventa y cinco kilos... y la camisa le vena estrecha, con los botones tirantes. Asombroso coment. Gru y se afloj los cordones de las botas. Rick me dijo. Me oblig a ir de compras, insisti en que tenamos que ir ms machos que nadie. Y lo lograsteis? Oh, s. bamos vestidos tan a lo duro, que les dimos un susto de muerte a los peces. Los muy mamoncillos saltaban del ro directos a nuestra sartn, llevando ya una rodaja de limn en la boca. Re. Hey! exclam. El tipo an se acuerda de cmo se re uno! Qu pasa, amigo, quin se ha muerto? Antes de que le pudiera contestar, ya estaba de pie, abriendo la nevera porttil y sacando de ella dos grandes truchas envueltas en plstico. Dame una sartn, mantequilla, ajo, y cebollas... no, perdname, sta es una casa de clase alta... chalotas. Dame chalotas. Tienes algo de cerveza? Saqu una Grolsch de la nevera, la abr y se la di. No me acompaas? me pregunt, echando la cabeza atrs y bebiendo de la botella.
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Ahora mismo no. Le di la sartn y un cuchillo y volv a rebuscar en la nevera, que estaba casi vaca. Aqu est la mantequilla. No hay chalotas. Ni tampoco ajo, slo esto. Mir a la agostada media cebolla de Bermudas que sostena en mi mano. La tom y dijo: Vaya, vaya... me est usted fallando, doctor Suave. Voy a tener que denunciarle a la Patrulla Alimentaria. Tom la cebolla, la cort por la mitad y, de inmediato, sus ojos empezaron a lagrimear. Apartndose y frotndoselos, me dijo: An mejor, vamos a jugar a cazadores y recolectores. Mi cazar, t cocinar. Se sent, a beberse la cerveza. Yo alc la trucha y la inspeccion. Haba sido abierta y limpiada como por un experto. Bonito, eh? me dijo. Es lo bueno de llevarte un cirujano contigo. Dnde est Rick? Durmiendo un poco, ahora que puede. Tiene una guardia de veinticuatro horas en la Sala de Emergencias, luego veinticuatro horas libres y ha de volver de nuevo para el turno del sbado por la noche... heridas de arma de fuego y todo tipo de estupideces malvadas. Despus de eso tendr que empezar a ir a la Clnica Gratuita, a aconsejar a pacientes de sida. Vaya tipo, eh? De repente, resulta que estoy viviendo con Schweitzer. Estaba sonriendo, pero su voz mostraba irritacin, y me pregunt si Rick y l estaran por pasar otro perodo malo. Esperaba que no: yo no tena ni la energa ni la voluntad de enfrentarme a ello. Qu tal son las grandes extensiones salvajes? Y qu te puedo decir? Hicimos todo eso de la acampada de los boy scouts..., mi papato hubiese estado muy orgulloso de m. Hallamos un sitio maravilloso, cerca del ro, corriente abajo de las aguas turbulentas. El ltimo da que estuvimos all se acerc a nosotros una canoa llena de gente del tipo ejecutivo, que iban costeando: banqueros, tcnicos en ordenadores... ya conoces el tipo de persona. Se portan de un modo tan modoso todo el ao, que en el momento en que se alejan de casa les da el muermo y se convierten en idiotas balbucientes. Bueno, el caso es que esos cretinos nos llegan ro abajo, borrachos como una cuba y ms ruidosos que el estampido supersnico de un avin, nos ven, se bajan los pantalones y nos ensean el culo... Lanz una sonrisa malvola. Si hubieran sabido a quin les estaban enseando sus culos... eh? Pnico en la Convencin Republicana! Re y comenc a frer la cebolla. Milo fue a la nevera, tom otra cerveza y regres, con aspecto serio.
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No hay nada ah dentro me dijo. Qu pasa? Tengo que ir a comprar. Ah, ya. Meti la mano bajo la camisa y se rasc el pecho. Pase arriba y abajo por la cocina y me dijo: Y cmo est la encantadora seora Castagna? Trabajando duro. Ah, ya. Sigui paseando. La cebolla se torn traslcida. Aad ms mantequilla a la sartn y puse las truchas en ella. Sisearon y chispearon, y el olor a pescado fresco llen la cocina. Ah! dijo. No hay nada como un amigo en casa, que se ponga a la cocina. Tambin sabes limpiar los cristales? Por qu has regresado tan pronto? le pregunt. Demasiada belleza prstina y virgen..., ya no podamos soportarlo. Es asombroso las cosas que uno descubre acerca de su penoso yo, all en la naturaleza salvaje. Parece que los dos somos un par de adictos de la porquera urbana. Todo ese aire limpio y aquella calma nos daba repeluznos. Bebi ms cerveza, agit la cabeza. Ya sabes cmo somos... un matrimonio ideal, hasta que pasamos demasiado tiempo juntos. Pero ya basta de la dulce agona de las relaciones. Cmo estn esas truchas? Ya casi estn. Vete con cuidado de no hacerlas demasiado. Quieres acabarlas t? Uy, qu sensible! Le serv una trucha y media y puse la otra media en mi plato. Luego llen dos vasos de agua helada y los llev a la mesa. Tena una botella de vino blanco por alguna parte, pero no estaba fra. Adems, yo no tena ganas de beber, y lo que menos necesitaba Milo en este momento era ms alcohol. Mir el agua como si estuviese polucionada, pero de todos modos la bebi. Tras acabar su trucha en escasos momentos, contempl mi comida sin tocar. Qu pasa? le pregunt. No tienes apetito? Negu con la cabeza. Acababa de comer justo cuando apareciste. Me lanz una larga mirada. Muy bien, psamela. Cuando la media trucha hubo desaparecido, me dijo:
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De acuerdo dime qu infiernos te est carcomiendo. Pens en hablarle de Robin. En lugar de esto, le habl de Sharon, cumpliendo mi promesa a Leslie Weingarden, y dejando fuera lo de las seducciones a sus pacientes. Me escuch sin hacer comentario alguno. Se levant y rebusc en la nevera algo de postre y se encontr con una manzana, que devor en cuatro bocados. Limpindose la cara, dijo: Trapp, eh? Ests seguro de que era l? Es difcil confundirlo, con ese cabello blanco y esa piel. S, la piel acept. Es algn tipo de enfermedad rara. Se la describ a Rick y me dio un nombre para ella, pero lo he olvidado. Una condicin de autoinmunidad... el cuerpo se ataca a s mismo, parasitando el propio pigmento. Nadie sabe qu es lo que lo causa, pero en el caso de Trapp, yo tengo una teora: ese hijo de perra est tan lleno de veneno, que su propio sistema no puede soportarlo. Quiz tengamos suerte, y se vaya borrando hasta desaparecer. Qu es lo que piensas de eso de que estuviera en la casa? Quin sabe? Nada me gustara ms que tener algo contra ese hijoputa, pero no est muy claro que eso sea un delito. Quizs l y tu fallecida amiga estuviesen liados, y volvi all a asegurarse de que no haban quedado pruebas de eso. Sucio, pero no ilegal. Agit la cabeza. Claro que si ella estaba liada con l, entonces es que estaba loca. Y qu me dices de la venta apresurada de la casa? le pregunt. Y de la hermana gemela? Yo s que existe... que existi, porque yo la conoc, hace seis aos. Si est viva, ella es la heredera de Sharon. Seis aos es mucho tiempo, Alex. Y quin te dice que no la hayan encontrado? Del tena razn... eso es cosa de los abogados. Seguro, seguro, huele a gato encerrado, pero eso no quiere decir que ese gato sea ilegal, o que el asunto que se quiere encubrir sea escabroso. Amigo, esto es normal cuando se trata con los muy ricos. El ao pasado tuvimos un robo de artculos de arte en Bel Air: trece millones de dlares de obras impresionistas francesas, volados. As chasque los dedos. El chef de la mansin era quien lo haba hecho y luego se haba largado a Mnaco. Nosotros hicimos todo el papeleo, y la familia contrat detectives privados. Recuperaron las obras y, unos meses ms tarde, el cocinero tuvo un accidente con agua hirviendo. Y, hablando de accidentes, el pasado abril la hija quinceaera de un "importante fabricante", all en los Palisades, se cabre con la mujer de la limpieza de la familia por tirarle una de sus revistas, as que le meti la mano en el triturador de basuras. Adis dedos, pero la criada cambi de idea respecto al presentar una denuncia. Se jubil
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anticipadamente, a dos mil por dedo, y se volvi a Guatemala. Y tambin est el presentador de ese programa de entrevistas de la tele... todo el mundo lo conoce, en la pantalla es un tipo increblemente encantador e ingenioso. Su hobby es emborracharse y mandar mujeres al hospital. La cadena de televisin ha aadido dos millones anuales a su salario, para control de daos. Alguna vez has ledo algo al respecto? Lo has visto en el noticiario de la tele? Son gente rica que se ven en situaciones incmodas, Alex. Barren lo que sea bajo la alfombra y se mantienen lejos de los tribunales. Pasa continuamente. As que lo que me dices, es que lo olvide todo. No tan deprisa, Llanero Solitario. No he dicho que yo lo fuera a olvidar. Seguir investigndolo, pero por razones puramente egostas... por la posibilidad de conseguir algo contra Trapp. Y hay algo en esa historia de la pelcula que me interesa: Harvey Pinckley, el tipo que cogi la llamada. Era uno de los chicos de Trapp, cuando ste estaba en Hollywood. Un lameculos de primera. Del habl de l como si no fuese un mal tipo. Del no lo conoce, yo s. Adems, Del es un buen tipo, pero nuestra relacin ha sido un tanto glida desde hace un tiempo. Por la poltica del Departamento? Por problemas maritales... su mujer le est causando muchos problemas. Est seguro de que ella le pone cuernos. Eso lo ha convertido en todo un antisocial. Lamento or eso. Yo tambin. Era el nico en toda la Divisin que alguna vez me trat como a un ser humano. Y no te equivoques... no nos estamos cortando el cuello los unos a los otros; pero no va a esforzarse por ayudar a alguien... a nadie. En cualquier caso, el momento es adecuado para una pequea recogida de informacin extracurricular. No tengo que presentarme hasta el lunes, y Rick o estar durmiendo o trabajando todo el fin de semana. Se alz, camin arriba y abajo. La holgazanera es la madre de todos los vicios, amigo. Y ya sabes que yo no soy vicioso. Slo que no esperes nada dramtico, eh? Asent con la cabeza, llev los platos al fregadero y empec a lavarlos. Vino, y me coloc una gran y carnosa mano en el hombro. Pareces muy hundido. Enfrntate a ello, doctor, esa amiga era algo ms que una amiga. Hace ya mucho tiempo, Milo.
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Pero por la cara que pones cuando hablas de ella, la historia no es tan antigua... O es que hay algo ms en esa cosa aterradora que t tienes por mente? Nada ms, Milo. Apart su mano. Considera una cosa, Alex. Ests preparado para escuchar ms basura acerca de ella? Porque, por lo que ya sabemos, una vez comencemos a escarbar, lo que vamos a encontrar no va a ser un tesoro. No hay problema dije, tratando de parecer despreocupado. Ya veo dijo l. Y fue a buscarse otra cerveza.
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Cuando se hubo marchado, mi despreocupacin se derrumb. Cunta ms mierda deseaba hallar, visto que ni lograba encontrarle sentido a la que ya haba hallado hasta el momento? Sesiones de seguimiento gratuitas. Yo tambin haba tenido mi seguimiento. La escena con la foto de su gemela me haba dejado anonadado, dolorido, incapacitado para concentrarme en el trabajo. Tres das ms tarde empec a llamarla, sin lograr respuesta. Cuatro das despus reun todo mi valor y regres a la casa de Jalmia. No haba nadie en ella. Inquir en el Departamento de Psico y me dijeron que estaba de baja temporal. Ninguno de sus profesores pareca preocupado por ello, no era la primera vez que tena una de estas ausencias... por asuntos familiares..., y luego siempre recuperaba las clases perdidas, era una estudiante realmente excepcional. Me sugirieron que hablase con su consejero, el doctor Kruse. Cuando Kruse no me contest, tras toda una semana de llamadas telefnicas, busqu la direccin de su oficina y me llegu hasta all. El edificio eran cinco plantas de acero anodizado y cristal color bronce en Sunset, cerca de Doheny, con un vestbulo en granito y moqueta marrn, y un ruidoso restaurante francs que se abra a la calle como caf con terraza, en la planta baja. El directorio listaba una extraa mezcla de inquilinos: cerca de un tercio de psiclogos y psiquiatras, el resto empresas relacionadas con el cine..., compaas productoras, agencias, publicistas y agentes de actores. La oficina de Kruse se hallaba en el piso alto. Su puerta estaba cerrada. Me arrodill, abr la tapa del buzn para la correspondencia y atisb al interior. Oscuridad. Me alc y mir en derredor. En el piso slo haba otra oficina, que acababa de llenarlo... Era de una empresa llamada Creative Image Associates. Sus puertas dobles tambin estaban cerradas. Coloqu una nota bajo la placa del nombre de Kruse, dejndole mi nombre y nmero de telfono, y pidindole que se pusiera en contacto conmigo, tan pronto le fuera posible, para un asunto relacionado con S. R. Luego, volv a ir a la casa de Jalmia. La mancha de aceite del aparcamiento estaba seca, las hojas empezaban a marchitarse. El buzn estaba atestado con al menos una semana de correspondencia. Repas las direcciones de las
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cartas, todo era propaganda, no haba nada que me diera una pista de a dnde podra haberse ido. La maana siguiente, antes de dirigirme al Hospital, regres al Departamento de Psico y consegu la direccin privada de Kruse, mirando en los archivos de la Facultad. En las Pacific Palisades. Fui all aquella tarde, y me puse a esperar que llegara. Era a finales de noviembre, el mejor tiempo del ao para L. A. El cielo justo se haba oscurecido, pasando de un azul estilo El Greco a ser estao brillante, y estaba hinchado con nubes de lluvia y tenso con la carga elctrica. La casa de Kruse era grande, rosada y de estilo espaol, en una calle privada que sala de Mandeville Canyon, justo un breve paseo desde la autopista de la costa y las altas y golpeantes mareas del otoo. La calle era estrecha y tranquila, las propiedades cercanas de gran tamao, pero la de Kruse estaba abierta, sin altos muros o verjas. La Psicologa haba sido buena con l. La casa era grcil, con ms de cincuenta metros de jardn planificado a cada lado, adornada con terrazas, tejados estilo Monterrey, ventanas en madera trabajada a mano, vidrios emplomados. Dando sombra al lado sur del csped haba un pino negro hermosamente retorcido..., un bonsai gigante. Y un par de plantas brasileas de orqudeas haban salpicado el csped, recin cortado, con flores violetas. Un sendero semicircular, hecho de baldosas morunas, trazaba una U invertida a travs del csped. Al anochecer se prendieron unas luces coloreadas del exterior, y subrayaron los puntos ms destacados de la decoracin externa. Ni haba coches ni sonido alguno. Ms aislamiento al buen estilo can. Sentado aqu, record la casa de Jalmia... sera la influencia del amo? Pens en la historia de la herencia de Sharon, y me pregunt de nuevo si no le habra puesto Kruse la casa. Tambin me pregunt qu le habra pasado a la otra cra de la foto. Apareci poco despus de las ocho, conduciendo un Mercedes negro descapotable, de dos plazas, adornado en dorado y con la capota bajada. Forz el motor para subir el sendero sin parar. Y, en lugar de abrir la puerta, pas las piernas por encima de ella. Su largo cabello * amarillo era revoloteado de un modo perfecto por el viento; de su cuello colgaba de una cadena de oro unas gafas de sol de esas de espejo. No llevaba maletn, slo una pequea bolsa colgada al hombro, en piel de becerro, que haca juego con sus botas. Vesta una chaqueta gris deportiva, en cachemira, jersey de cuello de cisne, en seda blanca, y tejanos negros. Un pauelo negro de seda, con un reborde escarlata, se desparramaba desde el bolsillo del pecho de la chaqueta.
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Mientras se diriga a la puerta delantera, yo sal del Rambler. El ruido de la puerta al cerrarse le hizo darse la vuelta. Me mir. Corr hacia l y me puse a la luz. Doctor Kruse, soy Alex Delaware. A pesar de todos mis mensajes, mi nombre no provoc seal alguna de reconocimiento. Soy amigo de Sharon Ransom. Hola, Alex, soy Paul. Una media sonrisa. Su voz era baja, surgida del pecho, modulada como la de un locutor de radio. Estoy tratando de localizarla le dije. Asinti con la cabeza, pero no me contest. El silencio se alarg. Me sent obligado a hablar. Desde hace ms de dos semanas no est en su casa. Me preguntaba si usted sabra dnde est, doctor Kruse. A usted le preocupa ella me dijo, como respondindome a una pregunta que yo no le haba hecho. S, me preocupa. Alex Delaware dijo. Le he llamado a usted varias veces, le he dejado mensajes en su oficina... Gran sonrisa. Dio un cabezazo para colocarse el cabello. La masa amarilla salt hacia atrs, luego repos sobre su frente. Me encantara poder ayudarle, Alex, pero no puedo. Comenz a caminar hacia su puerta. Por favor, doctor Kruse... Se detuvo, se gir, mir por encima de su hombro, volvi sus ojos hacia m y sonri de nuevo. Pero la sonrisa tena un giro agrio en las comisuras, como si el verme le pusiera enfermo. A Paul le caes bien. Le cae bien lo que le he contado de ti. Dnde est, doctor Kruse? El hecho de que ella no se lo dijese implica algo, no? Slo dgame si est bien. Si va a volver a L. A. o se ha ido para siempre. Lo lamento me dijo. No puedo hablar con usted de nada de esto. La confidencialidad del terapeuta... Es usted su terapeuta? Soy su supervisor. E inherente a la relacin de la supervisin hay bastante psicoterapia. El decirme si ella est bien no va a violar la confidencialidad.
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l neg con la cabeza, y entonces algo raro pas con su cara. La parte superior sigui siendo, toda ella, puro escrutinio: anchas ondas rubias y ojos marrn plido con pintitas verdes que se clavaban en los mos con la intensidad de un Svengali. Pero de la nariz abajo, sus facciones se le haban soltado, con su boca retorcindose en una mueca estpida, casi de payaso. Dos personalidades compartiendo un rostro. Tan extrao como uno de esos monstruos de circo, y el doble de desazonante, porque tras aquella cara haba una hostilidad, un deseo de ridiculizar. De dominar. Dgale que me preocupo por ella le ped. Dgale que, haga lo que haga, an me preocupa. Que tenga usted una buena noche dijo l. Y se meti en su casa. Una hora ms tarde, de vuelta en mi apartamento, yo estaba furioso, decidido a tirar de la cadena, para que ella y toda aquella mierda desapareciera de mi vida. Un mes despus ya me haba acostumbrado a la soledad y a una carga de trabajo aplastante, consiguiendo fingirme contento con todo aquello, de un modo lo bastante convincente como para hasta crermelo yo, cuando llam ella. Eran las once de la noche, acababa de llegar a casa, tan cansado que pareca que me hubiesen apaleado, y estaba muerto de hambre. Cuando o su voz, mi resolucin se derriti como la nieve vieja bajo el nuevo sol. He vuelto. Lo siento..., puedo explicrtelo todo me dijo. Ven a mi casa dentro de una hora. Te compensar por todo, lo prometo. Me duch, me puse ropa limpia, y conduje hasta Nichols Canyon, preparado para hacer preguntas comprometidas, sin compasin. Ella me estaba esperando a la puerta, con un vestido de punto, color rojo llama y con mucho escote, que apenas si poda contenerla dentro. En su mano haba una copa con algo rosa y que ola fuertemente a fresas. Tanto, que ocultaba su perfume..., nada de flores de primavera. La casa estaba brillantemente iluminada. Antes de que yo pudiera hablar, tir de m hacia dentro y apret su boca contra la ma, serpenteando con su lengua para meterla entre mis dientes, y mantenindonos unidos a base de presionar con fuerza mi nuca, con una de sus manos. Su aliento estaba cargado de alcohol. Era la primera vez que la vea beber otra cosa que no fuera 7-Up. Cuando se lo coment, se ech a rer, y lanz la copa contra la chimenea. Se destroz y dej lneas de color rosa manchando la pared. Daiquiri de fresas, cario. Supongo que estoy de un talante tropical. Su voz era ronca, ebria. Me bes de nuevo, con ms fuerza, y comenz a ondular contra m. Cerr los ojos y me hund en la dulzura alcohlica del beso. Se apart de m. Abr los ojos y la vi despojndose del vestido rojo, tambalendose y lamindose los
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labios. La tela se le agarr a las caderas, cedi tras un tirn y cay al suelo, convertida en un vulgar trapo rojo. Dio un paso, alejndose de m, para que pudiera mirarla bien: sin sujetador, con un liguero de puntilla negra, medias de rejilla y zapatos de tacn de aguja. Se pas las manos por el cuerpo. En lo abstracto, aquello no era ms que una comedieta clasificada X, una burla de las imgenes de los catlogos de ropa interior ertica, una payasada. Pero ella era cualquier cosa menos abstracta, as que me qued all pasmado, alelado. La dej desnudarme con una prctica que al tiempo me excitaba y me asustaba. Demasiado gil en aquello. Demasiado profesional. Cuntas otras veces lo habra hecho? A cuntos otros hombres? Quin la habra enseado? Al infierno con todo aquello. No me importaba, la deseaba. Y ella me la tena ya entre sus manos, masajendola, mordisquendola. Nos abrazamos de nuevo, desnudos. Sus dedos viajaron sobre mi cuerpo, araando, hacindome heriditas. Puso mi mano entre sus piernas, cabalg mis dedos, los envolvi. am dijo, volviendo a echarse atrs, haciendo piruetas y exhibindose. Tend la mano hacia el interruptor de la luz. No me dijo. Djala brillar. Quiero verlo, verlo todo. Me di cuenta de que las cortinas estaban abiertas. Nos hallbamos ante la pared de cristal, totalmente iluminados, dndole un espectculo gratuito a Hollywood. Apagu la luz. Aguafiestas dijo ella y se arrodill ante m, sonriendo. Coloqu mis dedos sobre su cabello, sent cmo me la envolva con sus labios y ca hacia atrs, perdido en un vrtice de placer. Ella retrocedi un instante para recuperar el aliento, y me dijo: Vamos, las luces! Quiero verla. En la alcoba jade. Alzndola en brazos, la llev pasillo abajo mientras segua besndome y acaricindomela. Las luces del dormitorio estaban encendidas, pero las altas ventanas nos daban intimidad. La coloqu encima del cubrecamas. Se abri como lo hace un libro por la pgina favorita. Me puse encima. Ella arque la espalda y alz sus piernas en el aire. Me meti en ella y movi rtmicamente sus caderas, mantenindome a la distancia
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de sus brazos, para as poder contemplar el pistoneo que funda nuestras carnes. En otro tiempo ella haba estado casada con la modestia, pero ya se haba divorciado... Ests dentro de m, oh Dios! Se dio pellizcos en los pezones, se toc ella misma, se asegur de que yo la estuviera mirando. Me cabalg, me la retir, me la tom en su mano, se la frot por la cara, me la coloc entre sus pechos, me la acarici con la suave maraa de sus cabellos. Luego se meti debajo mo, tir de ella con fuerza y me lami el ano. Un momento ms tarde estbamos unidos, de pie, con la espalda de ella contra la pared. Luego, me coloc cerca del pie de la cama y se sent encima mo, mirando por encima de mi hombro al espejo que haba en su tocador. No satisfecha con esto, me apart de un empujn y me llev a tirones al bao. De inmediato me di cuenta del motivo: los altos armarios con espejos en dos costados, espejos que podan ser movidos y colocados en posicin, para disfrutar de vistas laterales, de vistas traseras. Despus de preparar su escenario, se sent en la fra repisa de mosaico, temblorosa y con la piel de gallina, me volvi a meter dentro suyo, y comenz a correr la vista de un lado a otro. Acabamos en el suelo del bao, ella acurrucada encima mo, tocndose, trazando un sendero vaginal arriba y abajo de mi pecho, luego volvindose a empalar. Cuando yo cerr mis ojos, ella grit: No! y los abri con sus dedos. Finalmente se perdi en el placer, abri la boca mucho, y gimi y gru. Solloz y se tap el rostro. Y se corri. Yo estall un momento ms tarde. Ella se liber, me lami con fuerza y sigui movindose, golpendose con fuerza contra las baldosas, usndome egostamente, llegando por segunda vez al clmax. Volvimos tambaleantes a la alcoba y nos quedamos dormidos uno en los brazos del otro, con las luces an encendidas. Dorm y me despert sintindome como drogado. Ella no estaba en la cama. La encontr en la sala de estar con el cabello recogido con pinzas, vestida con unos apretados tejanos y una camiseta de tirantes... otro nuevo aspecto. Sentada en una tumbona, bebiendo otro daiquiri de fresas y leyendo una revista tcnica, sin darse cuenta de mi presencia. La contempl meter un dedo en la bebida, sacarlo cubierto de espuma rosa y lamrselo. Hola dije, sonriendo y estirndome.
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Ella me mir. Su expresin era extraa: plana, aburrida. Luego se calent y se torn fea. Despectiva. Sharon? Dej la copa sobre la moqueta y se levant. De acuerdo me dijo. Ya has conseguido lo que deseabas, so canallesco cipote. Ahora, date el piro de aqu, coo. Lrgate de una jodida vez de mi vida... lrgate! Me vest apresurado, descuidadamente, sintindome tan poco valioso como una roa. Pas corriendo junto a ella, sal de la casa y me met en el Rambler. Con manos temblorosas puse en marcha el coche y me abalanc Jalmia abajo. Slo cuando estuve en Hollywood Boulevard me tom algo de tiempo para respirar. Pero el respirar me haca dao, como si me hubieran envenenado. De repente dese destruirla. Chupar su toxina y escupirla fuera de mi cuerpo. Aull. Con la cabeza llena de pensamientos asesinos, pas a toda velocidad por calles oscuras, tan peligroso como un conductor borracho. Entr en Sunset, pas clubs nocturnos y discotecas, rostros sonrientes que parecan burlarse de mi desgracia. Para cuando llegu a Doheny, mi rabia haba pasado a ser una tristeza que me mordisqueaba. Y asco. Ya se haba acabado..., no ms jodiendas mentales. Ya se haba acabado. El recordarlo me haba baado en un sudor fro. Sesiones de seguimiento. Ella tambin haba tenido su seguimiento. Con pastillas y una pistola.
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El jueves por la maana llam a la oficina de Paul Kruse en la universidad, sin realmente saber muy bien lo que le iba a decir. Estaba fuera, y la secretaria del departamento no tena ni idea de cundo iba a regresar. Busqu el nmero de su consultorio en el listn. Tena dos lugares de trabajo: el de Sunset, y el que haba alquilado para Sharon. No hubo respuesta en ninguno de los dos. La misma vieja cancin... y yo me haba hecho un virtuoso de tanto ejecutarla. Pens en volver a llamar a las compaas areas, pero no me haca ninguna gracia seguir sufriendo al telfono. Al fin mis pensamientos fueron interrumpidos por un golpe a la puerta: un mensajero que llegaba con un taln de Trenton, Worthy y La Rosa y dos grandes paquetes, envueltos como para regalo, tambin de la firma de abogados. Le di una propina y, cuando se hubo marchado, abr los paquetes: uno contena una caja de Chivas Regal, el otro una caja de Mot y Chandon. Una propina para m. Y, mientras me preguntaba por qu sera, son el telfono. Lleg ya? me pregunt Mal. Hace un minuto. O-yee... No es eso calcular bien? No te lo bebas todo de golpe. Y a qu viene ese regalo, Mal? El motivo es que hemos logrado un acuerdo con una cantidad que alcanza las siete cifras. Todo ese talento legal se ha reunido y han decidido dividirse la cantidad a pagar entre ellos. Moretti tambin? Especialmente Moretti. La compaa de seguros est poniendo la parte ms grande. Llam un par de horas despus de tu intervencin, Alex, ni siquiera jug a hacerse el difcil. Y cuando l se derrumb, los dems fueron cayendo como fichas de domin. A Denise y al pequeo Darren les acaba de tocar la lotera, doctor. Me alegro por ellos. Trata de conseguir que los dos se busquen algo de ayuda mdica. El ser ricos les va a ayudar; pero seguro, la presionar. Por cierto, despus de que llegamos a una cifra, Moretti me pidi tu nmero de telfono. Estaba muy impresionado. Me siento halagado.
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Eso es lo que yo pens, pero no era a m a quien le tocaba decirle que se fuese a tomar por el culo. Hazlo t mismo. Me imagino que lo disfrutars. A la una en punto fui a hacer otro intento de comprar vituallas. En la seccin de verduras, mi carrito colision con el empujado por una mujer alta, de cabello castao. Uf, lo siento desenganch, me puse a un lado y fui hasta donde los tomates. No, la culpa es ma me dijo, animosamente. Esto se pone a veces como la autopista, no? El supermercado estaba casi vaco, pero le dije: Ya lo creo. Me sonri con unos dientes muy blancos y muy regulares y la mir mejor. A finales de los treinta o en el bien conservado principio de los cuarenta, con una espesa mata de cabello que rodeaba un rostro redondo, hermoso. Nariz respingona y pecas, ojos del color del mar encrespado. Llevaba unos pantalones muy cortos, de tela tejana, que promocionaban unas largas y morenas piernas de corredora, y una camiseta de manga corta color lavanda que haca lo mismo por unos altos y agudos pechos. Alrededor de un tobillo se vea una cadenita de oro. Sus uas eran largas y plateadas, las de los dedos ndices llevaban incrustadas unas esquirlas de diamante. Qu es lo que opina de esto? me dijo, pasndome un meln cantalupo. Demasiado duro para estar maduro? No, no lo creo. Justo en su punto, no es as? Una amplia sonrisa, una pierna inclinada y descansando sobre la otra. Se estir y la camiseta subi, mostrando un estmago plano y bronceado. Gir el meln en mis palmas y le di un par de golpecitos con los nudillos. Justo en su punto. Cuando se lo devolv, nuestros dedos se tocaron. Soy Julie. Alex. Te he visto antes por aqu, Alex. Compras montones de verduras chinas, no? Un palo de ciego y un fallo... pero, por qu hacerla sentirse mal? Ya lo creo.
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Me encanta el bok choy me dijo, mientras alzaba en una mano el cantalupo. Colocndolo en su carrito, pas su atencin a una pia envuelta en plstico. Humm, todo parece tan bueno y maduro hoy. amam. Yo met en mi carrito unos tomates, seleccion una lechuga y un manojo de chalotas y comenc a alejarme rodando. Abogado, verdad? Le sonre y negu con la cabeza. Hum, veamos... arquitecto. No, soy psiclogo. De verdad lo eres? Me encantan los psiclogos! El mo me ayud mucho. Eso es estupendo, Julie. Comenc a empujar mi carrito, alejndome. Me alegra haberte conocido. Escucha me dijo. Estoy en esa dieta limpiadora de unacomida-por-da, slo al medioda... montones de carbohidratos complejos, y an no la he comido hoy. Estoy hambrienta, y hay un bar en la parte de atrs, en el que dan pasta, te gustara comer conmigo? Me encantara, Julie, pero no puedo. Gracias de todos modos. Esper a que yo intentara algn seguimiento. Cuando no lo hice, se le mud la faz. No es nada personal le expliqu, slo es un mal momento. Seguro dijo ella y apart la cara con gesto despectivo. Mientras me alejaba, la o murmurar: Joder, es que todos los que son guapos, son maricas! A las seis vino a verme Milo. A pesar de que no tena que regresar a la Comisara hasta el lunes, estaba vestido como para trabajar: un ajado traje de tejido barato, una camisa de lavar-y-usar, una corbata atroz y botas del desierto. Me he pasado todo el da haciendo de detective me dijo, tras cogerse una cerveza y comentarme que era un buen chico, por haber vuelto a llenar mi despensa. La Divisin de Hollywood, el forense, el Archivo Municipal, el Catastro y Seguridad. Tu doctora es un maldito fantasma. Desde luego, dara algo por saber lo que est pasando. Se sent a la mesa de la cocina. Yo me coloqu frente a l, y esper a que acabase la cerveza. Es como si nunca la hubieran procesado a travs de ningn sistema me explic. Tuve que hacerme el despistado en Hollywood haciendo ver que buscaba otra cosa, mientras miraba si hallaba algn informe acerca de ella. Nada. Ni en papel, ni en el ordenador central. No pude hallar ni quin llam la noche en que ella muri, ni quin le cogi la llamada. Nada tampoco en el forense..., ni
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informe de la autopsia, ni ficha de almacenamiento en el depsito, certificado de defuncin, entrega a familiares. Quiero decir que hay asuntos con ms o menos tapadera, pero esto parece cosa de la Dimensin Desconocida. Se frot la cara con la mano. Uno de los patlogos es un tipo al que Rick conoci en la Facultad de Medicina. Normalmente logro que me hable off the record, que me d los resultados antes de que escriba el informe final, que me haga especulaciones acerca de cosas que no puede poner en el informe. Pens que, por lo menos, me podra conseguir una copia del informe. No ha habido manera. Hizo todo un teatro para mostrarme que no haba informe, y me dej claro que no deba pedirle favores referentes a este caso. El mismo patlogo con el que habl Del? No. se era Itatani. Habl primero con l, y lo mismo... El teln ha cado con fuerza sobre esto. Confieso que estoy intrigado. Quiz no fue suicidio. Alguna razn para pensar eso? Tena a mucha gente enfadada con ella. Qu gente? Le cont lo de las seducciones de los pacientes, sin mencionar el nombre de Leslie Weingarden. Muy bonito, Alex. Y por qu no me lo contaste al principio? Es de una fuente confidencial. No puedo darte ms detalles. Jess. Se levant, camin arriba y abajo. Me pides que te cave un agujero, y no me das la pala. Jess, Alex. Se fue a por otra cerveza. Ya es bastante malo el volver a estar en el mundo real me dijo , sin encima tener que estar todo el da con las ruedas patinando. No fue mi intencin el mandarte a dar palos de ciego... Zas, zas. Luego agit la mano. Pero, a quin quiero engaar...? No lo he hecho por ti, lo he hecho por m: por Trapp. Y aun as, no creo que en esto haya un gran gato encerrado. Ransom se mat ella misma. Era una mal ajustada... y lo que me has dicho lo corrobora. Al borde del abismo. Asent con la cabeza. Has encontrado algo acerca de la hermana gemela? Nada. Otro fantasma. No hay ninguna Shirlee Ransom en nuestros archivos, ni en los de nadie. Si te acordases del nombre de ese hospital en el que la viste, podramos buscar en los archivos de
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transferencia de negocios o en los de bancarrotas. Pero, incluso encontrndolo, el seguir la pista de los pacientes individuales sera un trabajo casi imposible. No puedo acordarme porque nunca lo supe, Milo. Y si mirsemos en los archivos de la Medi-Cal? Me dijiste que la Ransom era rica. Por qu iba a estar su hermana acogida a la asistencia mdica del Estado? Sus padres eran ricos, pero eso fue hace aos. El dinero se acaba. Adems... Adems aadi l, con todas las mentiras que contaba, ya no sabes qu creer. Asent. Desde luego menta. Como en eso de ser duea de la casa de Jalmia. El lugar es propiedad de una gran empresa, tal cual te dijo esa agente inmobiliaria. Una empresa de gestin llamada Western Properties, que es propiedad de un holding, que es propiedad de una empresa de ahorros y prstamos, que es propiedad de la Magna Corporation. Creo que ah se acaba el organigrama, pero no lo jurara. La Magna dije. No es sa la empresa de Leland Belding? Lo fue hasta que muri. Ni idea de quin es ahora el propietario. Bebi cerveza. El viejo multimillonario ermitao. se era un tipo al que uno se poda imaginar dando el telonazo que han dado a este caso, pero lleva enterrado... cunto? Cinco aos? Algo as. No hubo quien dijo que no haba muerto? Quin? El tipo que escribi ese libro lleno de mentiras? Se mat despus de que descubriesen su engao, lo que es una buena indicacin de que tena algo de lo que avergonzarse. Incluso esos chalados que ven conspiraciones por todas partes no se creen sta. De todos modos, sea quien sea su propietario, la empresa sigue viva... El funcionario me dijo que es una de las principales propietarias de terrenos al oeste del Mississippi..., millares de parcelas. La casa de la Ransom resulta ser una de ellas. Con este tipo de propietario, ya puedes entender lo de la venta rpida. Se acab la cerveza y se levant a por una tercera. Cmo est tu hgado? le pregunt. Como una rosa. Mam. Deliberadamente, trag como un gorrino. De acuerdo, dnde nos encontramos? Magna, los archivos de la Medi-Cal para la hermana. Muy bien, creo que puede valer la pena intentarlo, por si as la encontramos, aunque no s qu demonios sacaremos de encontrarla. Estaba muy impedida? Muchsimo. Poda hablar? No.
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Maravilloso. Se limpi la espuma de los labios. Si deseo entrevistar vegetales, siempre puedo ir a un restaurante vegetariano. Lo que voy a hacer es ir a Jalmia y hablar con los vecinos, quiz fue alguno de ellos el que hizo la llamada, y sepa algo acerca de ella. Acerca de ella y Trapp? Eso estara muy bien. Se fue a la sala de estar, conect la televisin, puso los pies en alto y vio las noticias de la tarde. Al cabo de unos momentos ya estaba dormido. Y yo estaba recordando una instantnea en blanco y negro y pensando, a pesar de todo lo que l haba dicho, en Shirlee Ransom. Me fui a la biblioteca y llam a Olivia Brickerman. Hola cario me dijo. Ahora mismo acabo de llegar y he empezado a atender al Prncipe Alberto. Si te he interrumpido a mitad de algo... Cmo? Ahora a las ciruelas y los cereales hinchados con leche se les llama algo? Espera un segundo y estar contigo. Cuando volvi a ponerse al aparato dijo: Ya est, ya le he preparado su comida. Cmo est Al? Sigue siendo el alma de la fiesta. Su esposo, un gran maestro y antiguo columnista especializado en ajedrez del Times, era un hombre de cabello y barba canos, que tena el aspecto de un profeta del Antiguo Testamento y del que se saba que poda pasarse das enteros sin hablar. Lo sigo teniendo en casa por el ardiente sexo que me da aadi. Y, dime, cmo ests t, hermoso? Muy bien, Olivia. Y qu me dices de ti? An sigues disfrutando de un trabajo en el sector privado? En realidad, en este momento me siento bastante abandonada por el sector privado. Te acuerdas cmo me met en este grupo de privilegiados? Que el chico de mi hermana Steve, el psiquiatra, queriendo rescatarme del infierno del funcionariado me mont este trabajo como coordinadora de subsidios? Bueno, durante un tiempo estuvo bien, nada demasiado estimulante, pero la paga era buena, no haba borrachines vomitando sobre mi escritorio, y a la hora de la comida poda bajar caminando a la playa. Entonces, de repente, Stevie acepta un empleo en no s qu hospital en donde curan a los drogadictos, all en Utah. Y es que resulta que se aficion al esqu, ahora es como una religin para l. Me va la nieve cantid, ta, as de mal habla el seor mdico. Educado en Yale... El caso es que el tipo que lo ha sustituido es un autntico cabrn, muy fro, que piensa que las asistentas sociales estn a un peldao por debajo de las secretaras. Ya estamos teniendo fricciones. As que, si te enteras de
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que me he retirado definitivamente, no te sorprendas. Y basta ya de hablar de m. Qu tal te van a ti las cosas? Bien. Qu tal est Robin? Muy bien le dije. Muy ocupada. An espero una invitacin, Alex. Un da de stos. Conque un da de stos, eh? T asegrate de echar el nudo, mientras yo an est funcionando y pueda disfrutarlo. Quieres or un chiste cruel? Qu es lo que tiene de bueno la enfermedad de Alzheimer? Qu es? Que cada da tienes que conocer gente nueva. No es cruel? El cabrn me lo ha contado. Crees que lo habr hecho con doble intencin? Probablemente. Eso era lo que me imaginaba. El muy hijo de puta...! Olivia, necesito que me hagas un favor. Y yo que pensaba que ibas tras de mi cuerpo... Pens en el cuerpo de Olivia, que se pareca al de Hitchcock, y no pude evitar el sonrer. Eso tambin le dije. Pura boquilla! Qu es lo que necesitas, guapetn? An tienes acceso al archivo de Medi-Cal? Bromeas? Tenemos Medi-Cal, Medicare, Short-Doyle, Workman's Comp, CCS, AFDC, FDI, ATD... todos los archivos que puedas imaginarte, esto es una sopa de letras. Esta gente no se andan con chiquitas a la hora de hacer facturas: saben cmo sacarle hasta el ltimo dlar a una peticin legal. El cabrn volvi a la Universidad tras su perodo como mdico residente, y sac un Master en leyes. Estoy tratando de localizar a una antigua paciente: estaba impedida, necesitaba ayuda crnica, y estaba hospitalizada en una pequea clnica de rehabilitacin, en Glendale..., en el South Brand. El lugar ya no existe, y no puedo recordar su nombre. Te suena alguna campanilla? En Brand Boulevard? No. Hay montones de sitios que ya no existen. Las grandes empresas se lo estn comiendo todo... Estos mismos chicos listos se han vendido a uno de los gigantes, de Minneapolis. Bueno, si ella est totalmente impedida, debera estar en la ATD, si slo era parcial y trabajaba, podra ser en el FDI.
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La ATD dije. Podra estar tambin en la Medi-Cal? Seguro. Cul es el nombre de esa persona? Shirlee Ransom, con dos es. Treinta y cuatro aos de edad, nacida en mayo, el quince de mayo de 1953. Diagnosis? Tena mltiples problemas. Los principales probablemente fuesen neurolgicos. Probablemente? Pensaba que era paciente tuya! Dud. Es un asunto complicado, Olivia. Ya veo. No estars metindote otra vez en problemas, verdad? Nada de eso, Olivia. Slo sucede que en este tema hay compromisos de mantener la confidencialidad. Lamento no poder explicarte ms. As que si te es mucha molestia... Deja de ser tan buen chico. Al fin y al cabo, no me ests pidiendo que haga nada ilegal... no? No. De acuerdo, en lo que se refiere a hacerme con los datos, nuestro acceso directo se limita a los pacientes tratados en California. Si tu seorita Ransom sigue siendo tratada en algn lugar de este estado, yo podr obtenerte los datos de inmediato. Si sali del estado, tendr que contactar al archivo central, en Minnesota, y esto llevar tiempo, quizs incluso una semana. En cualquier caso, si est recibiendo dinero del Gobierno, te conseguir una direccin. As de fcil? Seguro, todo est en los ordenadores. Todos estamos en la lista de alguien. Incluso algn cabrn con un ordenador gigante tiene archivado lo que t y yo hemos tomado para desayunar, cario. La intimidad, el ms caro de los lujos. Ya lo puedes decir asinti ella. Si supieras cmo empaquetarla y la pusieras en el mercado, te ibas a ganar un billn de dlares.
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El viernes por la maana reserv una plaza en un vuelo del sbado para San Luis, en la Sky West. A las nueve de la maana me llam Larry Daschoff, para decirme que haba localizado una copia de la pelcula porno. Me equivocaba. La hizo el mismo Kruse; debi de ser por algn tipo de compulsin privada. Si an quieres verla, tengo una hora y media entre pacientes me dijo. Del medioda a la una treinta. Renete conmigo en este lugar, y tendremos una sesin de cine matinal. Me recit una direccin de Beverly Hills. Era la hora de desenterrar a los antiguos cadveres. Me senta inquieto, sucio. D? Nos veremos all. La direccin era en North Crescent Drive, en los Beverly Hills Flats..., la pradera de lujo que se extenda desde el Santa Mnica Boulevard hasta Sunset, y desde el oeste de Doheny al Beverly Hilton Hotel. Las casas que hay en los Flats van desde casitas de dos dormitorios, que no destacaran en un barrio de viviendas para obreros, hasta mansiones lo bastante grandes como para dar cabida al ego de un poltico. Y las casitas las venden a milln y medio. Lo que en otro tiempo fue un tranquilo barrio acomodado para doctores, dentistas y gentes del mundo del espectculo, se ha convertido ahora en un almacn de los nuevos, muy nuevos ricos; de un dinero ostentoso, llegado del extranjero y de cuestionable origen. Y todo ese dinero ha trado consigo una mana por construir monumentos, que no es moderada ni por la tradicin ni por el buen gusto, de modo que, cuando entr en coche por Crescent, me pareci que la mitad de los edificios estaban en diversos estadios de construccin. Y los productos finales hubieran enorgullecido a una Disneylandia: un castillo almenado de piedras grises, sin foso, pero con pista de tenis; una mini-mezquita de estilo pseudorabe; un pastel de trufa, mezcla de estilo italiano y holands; una casa encantada surgida de un comic de terror; una fantasa postmoderna de forma libre... La ranchera de Larry estaba aparcada frente a una pseudocasa de pueblo pseudofrancs, estilo pseudorregencia, color verde guisante, con detalles de hotel de la cadena Ramada Inn: paredes estucadas con pintas fluorescentes, mltiples buhardillas, marquesinas a rayas blancas y verdes, ventanas con persianas, adornos color oliva. El
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csped estaba formado por dos cuadrados de hiedra, partidos por un sendero de cemento. De la hiedra surgan estatuas de yeso blanco: querubines desnudos, la ciega Justicia en agona, una copia de la Piet, una carpa saltando. En el aparcamiento haba una flotilla de coches: un Thunderbird rosa vivo del 57, dos Rolls-Royce Silver Shadow, uno en plata otro en oro, y un Lincoln Town Car marrn con un techo en vinilo rojo y el logotipo de un famoso diseador en uno de sus cristales ahumados. Aparqu. Larry me hizo un gesto y sali del Chevy. Me vio mirando a la casa y dijo: Bastante rebuscado, no? Quin es esa gente? Son los Fontaine, Gordon y Chantal. Hicieron su dinero con los muebles para jardn all en el Medio Oeste..., esas cosas de tubo de aluminio y tela plstica. Vendieron su negocio por una fortuna, hace varios aos, se vinieron a Beverly Hills, y se jubilaron. Dan mucha pasta a la caridad, distribuyen pavos gratis entre los pobres del Skid Row para la fiesta de Accin de Gracias; son el prototipo de los abuelos bondadosos..., que es lo que son. Pero les encanta la porno. Los muy jodidos casi la veneran. Ellos son los donantes particulares de los que te habl, los que dieron los fondos para la investigacin de Kruse. Una buena gente, sencillita, no? Realmente lo son, D. No estn metidos en el sadomasoquismo o en cosas con nios. Slo en el buen sexo tradicional, en celuloide... Ellos afirman que eso ha rejuvenecido su matrimonio, y pueden llegar a ponerse autnticamente evanglicos cuando hablan del tema. Cuando Kruse estaba montando su investigacin, oy hablar de ellos y les dio un sablazo para obtener fondos. Y ellos se sintieron tan felices de que, por fin, alguien fuese a educar al mundo acerca de los beneficios teraputicos del erotismo, que soltaron la pasta sin poner ningn problema; le debieron de llegar a dar un par de cientos de los grandes. As que ya puedes imaginarte cmo se sintieron cuando l cambi de acera y se pas al grupo de los pro-censura. Y an siguen quemados con l. Cuando les llam, Gordon me recordaba como el asistente de investigacin de Kruse, y me hizo saber que, en lo que a ellos respecta, Kruse no es ms que la mierda ms grande de este mundo. Quiero decir que fue algo catrtico para l. Cuando se detuvo para respirar, le dej bien claro que yo tampoco soy un gran fan de Kruse, y le expliqu lo que buscbamos. Se calm y me dijo que desde luego, que vinisemos. Creo que la idea de ayudarnos le emocion mucho. Como ocurre con todos los fanticos, le encanta practicar el exhibicionismo. Y qu razn le diste para querer ver la pelcula? Que la estrella haba muerto, que ramos viejos amigos de ella y que desebamos recordarla por todo lo que haba hecho. Haban
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ledo lo del suicidio en el peridico, y pensaron que iba a ser un velatorio muy adecuado. Me volvi la sucia sensacin de ser un mirn. Larry me ley el rostro y me dijo: Escalofros? Me parece como si fuera... un ladrn de cadveres. Desde luego que s, es pura necrofilia..., como lo son los entierros. Si quieres que lo dejemos, slo tengo que entrar ah y decrselo. No dije. Hagmoslo. Trata de no poner cara de sentirte tan torturado me dijo. Uno de los motivos por el que nos reciben, es porque les dije que t sentas simpatas por su hobby. Cruc los ojos, puse cara de lujuria, y jade sonoramente. Qu tal esto? Te mereces un Oscar. Llegamos a la puerta delantera, una hoja slida de madera, pintada verde oliva brillante. Tras la puerta verde dijo Larry. Muy sutil. Ests seguro de que tienen la pelcula? Gordon me lo asegur. Y tambin me dijo que tena otra cosa que posiblemente nos interesase. Llam al timbre, que son con los primeros compases del Bolero y se abri la puerta. Una criada filipina, de blanco uniforme, se hallaba en el hueco: era pequea, de unos treinta aos, con gafas y el cabello recogido en un moo. S? El doctor Daschoff y el doctor Delaware vienen a ver a los seores Fontaine. S acept la criada. Pasen. Entramos en un vestbulo de dos pisos de alto, con un mural pastoral: cielos azules, verde hierba, corderos peludos, balas de pienso, un pastor tocando la flauta de Pan a la sombra de un ancho sicomoro. Frente a ese paraso pastoral, una mujer estaba sentada desnuda en una silla de lona: gorda, de mediana edad, canosa, de piernas muy gruesas. Tena un lpiz en una mano y un cuaderno de crucigramas en la otra, y no dio muestras de habernos visto entrar. La criada nos vio mirndola y golpe con los nudillos en la canosa cabeza.
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Un Lombardo original nos dijo. Muy caro. Como eso. Indic hacia arriba con el ndice. Del techo colgaba lo que pareca ser un mvil de Calder. En su derredor haban colgado luces de rbol de Navidad... un candelabro a lo hgaselo-usted-mismo. Montones de dinero dijo la criada. Directamente frente a nosotros haba una escalera con una alfombra color esmeralda, que haca espiral hacia la izquierda. El espacio que haba bajo las escaleras terminaba en un alto biombo chino. Las otras habitaciones tambin estaban cerradas por biombos. Vengan nos dijo la criada. Se volvi. Su uniforme no tena espalda y s un corte de escote muy bajo por detrs tanto, que le llegaba ms all del inicio de la divisin de los glteos. Se vean montones de piel morena desnuda. Larry y yo nos miramos el uno al otro. l se encogi de hombros. La criada corri una parte del biombo chino, y nos llev unos metros ms all, hasta otro biombo. Su caminar se hizo cimbreante y la seguimos hasta mitad del pasillo, a una puerta de metal verde. En la misma haba una cerradura normal y otra electrnica. Se tap una mano con la otra y marc un cdigo de cinco cifras en la electrnica, insert una llave en la normal, la gir, y la puerta se desliz, abrindose. Entramos en un pequeo ascensor, con paredes acolchadas y tapizadas con brocado dorado en el que estaban incrustadas miniaturas en marfil: escenas del Kama Sutra. Apret un botn, y descendimos. Los tres estbamos hombro contra hombro. La criada ola a talco de beb. Y pareca aburrida. Salimos a una pequea y oscura antecmara y la seguimos a travs de unas puertas dobles, correderas, a la japonesa. Al otro lado haba una enorme habitacin de altas paredes y sin ventanas... al menos de trescientos metros cuadrados, y tapizada en madera lacada en negro; silenciosa, fresca y apenas iluminada. A medida que mis ojos se acostumbraban a la penumbra pude distinguir detalles: libreras cerradas con rejillas de latn, mesas de lectura, ficheros, vitrinas, y escaleras de biblioteca para alcanzar los estantes altos, todo ello con el mismo acabado en bano. Por encima de nosotros, un techo plano de corcho negro. Abajo, suelos enmoquetados en negro. La nica luz provena de unas lmparas de lectura, con pantallas de color verde, que haba sobre las mesas. O el zumbido del aire acondicionado. Vi rociadores contra incendios en el techo, alarmas de humos. Un gran barmetro en una pared. Sin lugar a dudas, una habitacin destinada a albergar tesoros.
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Gracias, Rosa dijo una nasal voz masculina desde el otro lado de la habitacin. Forc la vista y vi unas siluetas humanas: un hombre y una mujer, sentados lado a lado, en una de las mesas ms lejanas. La criada hizo una reverencia, se dio la vuelta, y se march contonendose. La pequea Rosita Ramos... all en los sesenta era todo un talento... Las Mamas del Supermercado, Chicas del Ginza, Elija una de la seccin X. El buen servicio es tan difcil de encontrar susurr Larry. Y, en voz alta: Hola, gente! La pareja se levant y vino hacia nosotros. A tres metros de distancia, sus rostros adquirieron claridad, como los de unos actores de pelcula, tras un fundido. El hombre era ms viejo de lo que me haba esperado... los setenta, o muy cerca de ellos; bajo y robusto, con un espeso y lacio cabello blanco, que llevaba peinado hacia atrs, y un rostro relleno, a lo Xavier Cugat. Llevaba gafas de montura negra, una camisa blanca tipo guayabera sobre pantalones marrones, y unas zapatillas de piel color caf. Incluso sin zapatos, la mujer era quince centmetros ms alta. A finales de la cincuentena, delgada y de facciones finas, con una elegancia natural, cabello rojo cortado a lo caniche y con un rizado que pareca propio, y ese tipo de piel blanca, pecosa, en la que en seguida se notan las marcas. Su vestido era de seda tailandesa, color lima, con un dragn impreso y cuello mandarn. Llevaba joyas de jade color manzana, medias negras de encaje y zapatillas de ballet negras. Gracias por recibirnos dijo Larry. El placer es nuestro, Larry dijo el hombre. Ha pasado mucho tiempo. Pero perdneme, ahora es doctor Daschoff, no? Doctor en Psico... dijo Larry, con tono algo despectivo. No, no dijo el hombre, regaando con un dedo. Se gan usted ese ttulo..., mustrese orgulloso del mismo. Estrech la mano de Larry. Rondan muchos terapeutas por L. A. aadi. A usted le van bien las cosas? Oh, Gordie, no seas tan entrometido! dijo la mujer. Me va muy bien, Gordon le contest Larry. Y, volvindose hacia ella. Hola, Chantal. Haca mucho tiempo... Ella hizo una inclinacin y tendi su mano: Lawrence. ste es el doctor Alex Delaware, un viejo amigo y colega. Alex: Chantal y Gordon Fontaine.
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Alex dijo Chantal, volviendo a saludar con su inclinacin. Estoy encantada. Tom mi mano entre las suyas. Su piel era clida, suave y hmeda. Tena unos grandes ojos castaos y una lnea de mandbula que pareca como cincelada. Su maquillaje era una gruesa capa, casi una mascarilla, pero no poda ocultar las arrugas. Y haba dolor en sus ojos: en otro tiempo haba sido una seora fenomenal, y an estaba tratando de acostumbrarse a pensar en s misma en el tiempo pasado del verbo. Encantado de conocerla, Chantal. Apret mi mano y la solt. Su marido me mir de arriba abajo y me dijo: Doctor, tiene usted una cara fotognica... no ha actuado nunca? No. Slo se lo pregunto porque parece que, en L. A., todo el mundo ha hecho de actor, en un momento u otro. Y luego, hablando con su esposa: Dira que es de tu tipo, no te parece? Chantal le dedic una fra sonrisa. Y Gordon me explic: Tiene debilidad por los hombres de cabello rizado. Pasndose una mano por sobre su propia cabellera lacia, la alz y mostr un crneo pelado. Tal como era el mo, no, cario? Se volvi a colocar la peluca y la ajust con unas palmaditas. As que Larry le habl de nuestra pequea coleccin, no? Slo de un modo genrico. Asinti con la cabeza. Sabe usted eso que dicen acerca de que la adquisicin del arte ya es un arte en s misma? Pues eso es una pura memez; aunque se necesita una cierta determinacin y... presencia de nimo para adquirir obras de un modo significativo, nosotros hemos trabajado como esclavos para tratar de lograr eso. Abri los brazos, como bendiciendo la habitacin. Lo que ve aqu ha costado de reunir dos dcadas y no-le-dir-cuntos-dlares. Me saba mi papel: Me encantara que me lo mostraran. La siguiente media hora fue empleada en dar una vuelta comentada a la habitacin negra. All estaban representados todos y cada uno de los gneros de la pornografa, en asombrosa cantidad y variedad, y estaban catalogados y etiquetados con una precisin digna del Instituto Smithsoniano. Gordon Fontaine correteaba de un lado a otro,
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guindome con fervor, usando un mdulo porttil de control remoto para encender y apagar las luces, para abrir y cerrar los armarios. Su mujer permaneca en segundo plano, insinundose entre Larry y yo, sonriendo muchsimo. Observen. Gordon descorri un cajn para grabados y desat los nudos de varios portafolios de litografas erticas, reconocibles sin necesidad de leer las firmas de las mismas: Dal, Beardsley, Grosz, Picasso. Pasamos a una vitrina cerrada con cristales y protegida por una alarma que albergaba un viejo manuscrito en ingls, escrito en pergamino e iluminado con dibujitos de campesinos copulando y animales de granja en celo. Pre-Guttenberg nos inform Gordon. Apcrifos chaucerianos. Chaucer fue un escritor muy preocupado por el sexo. Claro que esto nunca te lo cuentan en la clase de Literatura en la escuela. Otros cajones estaban llenos con dibujos erticos, que iban desde la Italia renacentista hasta el Japn: acuarelas de cortesanas ataviadas con kimonos y entrelazadas con estoicos hombres muy acrobticos y dotados de un tremendo equipo sexual. Sobrecompensacin dijo Chantal. Me toc el brazo. Nos mostraron armarios expositores llenos de talismanes de la fertilidad, estatuillas erticas, parafernalia, ropa interior antigua. Al cabo de un rato comenz a nublrseme la vista. Esto lo usaban las chicas de Brenda Allen me dijo Gordon, sealando a un conjunto de ropa interior de seda amarilleante. Y eso rojo viene de un burdel de Nueva Orleans, en donde tocaba el piano Scott Joplin. Acarici el cristal. Si pudiesen hablar... eh? Tambin tenemos otra ropa interior que es comestible nos dijo Chantal. Est ah, en esa vitrina refrigerada. Pasamos junto a ms artilugios sexuales, colecciones de bromas de sociedad obscenas y artculos de regalo porno, discos de canciones soeces y lo que Gordon proclam que era la mejor coleccin del mundo de consoladores. Seiscientas cincuenta y tres piezas, caballeros, procedentes de todo el mundo. En todos los materiales imaginables, desde la madera de sndalo hasta el diente de morsa. Una mano acarici mi trasero. Me gir un cuarto y vi a Chantal sonrer. Nuestra bibliothque dijo Gordon, sealando una pared de estantes atiborrados de libros.
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Tratados de tamao gigante, encuadernados en piel y con el borde de las pginas dorado; libros actuales, tanto de bolsillo como en edicin de lujo, miles de revistas, muchas de ellas an envueltas en plstico y cerradas, con portadas que no dejaban nada a la imaginacin: hombres con erecciones inmensas, mujeres de ojos desorbitados, baadas en semen. Ttulos como Azafatas doblemente jodidas, o Artes y Orificios. Los Fontaine parecan conocer personalmente a muchos de los modelos y hablaban de ellos con una preocupacin casi de padres. (se es Johnny Strong... se retir hace un par de aos y ahora est vendiendo seguros all en Tiburn. Mira, Gordie, sta es Laurie Ruth Sloan, la mismsima Reina de la Leche. Y, a m: Se cas con un tipo de mucha pasta, pero que es un autntico fascista y ya no la deja expresarse a travs de su arte.) Trat de parecer interesado. Adelante orden Gordon. A por lo ms importante! El clic del mdulo de control remoto hizo que uno de los estantes de libros se apartase. Detrs haba una puerta, color negro mate, que se abri al empujn de Larry. Dentro haba una gran sala de proyecciones y almacn de filmoteca. Dos de las paredes estaban cubiertas por pelculas en latas de metal o videocasetes. Tres filas de sillones de cuero negro, de tres sillones por fila. Montada en la pared de atrs estaba una reluciente instalacin de equipo de proyeccin. stas son las copias ms claras que jams haya podido ver dijo Gordon. Aqu est toda pelcula explcitamente sexual importante que jams se haya hecho. Y estn todas pasadas a cintas de vdeo. Tambin estamos esforzndonos en conservar los originales. Nuestro restaurador es uno de los mejores: veinte aos en los archivos de uno de los grandes estudios, otros diez en el American Film Institute. Y el director de nuestra filmoteca es un bien conocido crtico de cine, cuyo nombre debe de permanecer en secreto... Se aclar la garganta: ... debido a su total acojonamiento. Impresionante dije. Esperamos donrselo a alguna de las universidades importantes dijo Chantal ...Algn da. Lo que ella quiere decir con ese algn da es cuando yo me haya muerto aclar Gordon. Oh, calla, Gordie... yo me ir primero! Ni hablar de eso, cario. No vas a dejarme solo con mis memorias y mi manita agit en el aire una palma carnosa. Oh, vamos, Gordie! Te las apaaras muy bien t solo! Gordon le dio unas palmaditas en la mano. Ambos intercambiaron miradas afectuosas.
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Naturalmente reconoci Gordon. Yo ya estoy jubilado y me he olvidado de las presiones del tiempo. Ustedes lo que queran era ver la pelcula de Shawna. Quin es Shawna? pregunt. Shawna Blue es el nombre que la Hermosa Sharon usaba en esta cinta. Nosotros siempre la llamamos la Hermosa Sharon explic Chantal. Porque era una chica tan bella, prcticamente sin mcula. Shawna Blue fue su seudnimo. Agit la cabeza. Qu pena que se haya ido... y suicidndose! Les parece sorprendente? le pregunt. Naturalmente me contest ella. Destruirse a s misma... qu horror! La conoca bien? Nada bien. Creo que le vi una sola vez... tengo razn, Gordie? Slo una. Cuntas pelculas hizo? Idntica respuesta me contest Gordon: Slo una y no fue una realizacin comercial. Se supona que era con propsitos educativos. La forma en que l dijo se supona me hizo preguntarle: Tiene sus dudas sobre ello? Frunci el ceo. Nosotros pusimos el dinero para hacerla, en el buen entendido de que sera educativa. Las tareas propias de la produccin fueron llevadas a cabo por ese bicho repugnante llamado P. P. Kruse. Pip Kruse exclam Chantal. Qu apropiado! l asegur que formaba parte de su investigacin dijo Gordon . Nos dijo que una de sus estudiantes haba aceptado actuar en una pelcula ertica, como parte de su trabajo del curso. Cundo fue eso? En el setenta y cuatro me contest. Hacia octubre o noviembre. No mucho despus de que Sharon empezase sus estudios. El muy bastardo era rpido... Se supona que todo era parte de las investigaciones que ella estaba llevando a cabo me explic Gordon. Veamos: no nacimos ayer, y nos pareci que todo estaba como cogido con pinzas, pero
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Kruse nos asegur que todo era claro y legal, nos ense papeles aprobados por la universidad. Incluso trajo a Sharon a vernos a casa... sa fue la nica vez que la vimos. Pareca muy vivaracha, muy a lo Marilyn... hasta en el cabello. Y ella nos confirm que todo formaba parte de su trabajo. Marilyn dije, como la Monroe. S. Ella proyectaba la misma personalidad, inocente pero ertica. Era rubia? Platino intervino Chantal. Como la luz del sol brillando sobre el agua clara. La Sharon que nosotros conocimos tena el cabello negro coment Larry. Bueno, de eso no s nada acept Gordon. Quiz Kruse nos mintiese acerca de quin era ella. Minti acerca de todo lo dems. Le abrimos nuestra casa, le dimos libre acceso a nuestra coleccin, y l cambi de bando y lo us todo para hacerles la rosca a los partidarios de la censura. Dio una conferencia para varios grupos religiosos dijo Chantal, golpeando el suelo con el pie. Y con toda su sangre fra dijo cosas terribles acerca de nosotros... nos llam pervertidos, sexistas. Y si hay algn hombre que no sea sexista, se es Gordie. Se calm un poco y aadi: No us nuestros nombres, pero sabamos que se estaba refiriendo a nosotros. Su propia esposa era una estrella del porno dije. Cmo explic esto a los grupos religiosos? Suzy? inquiri Gordon. Yo no la llamara una estrella... Tena un estilo adecuado, pero era estrictamente de segunda fila. Supongo que pudo decirles que la haba salvado de una vida de pecado. Pero lo ms probable es que nunca tuviese que dar explicaciones: la gente tiene poca memoria. Despus de casarse con l, Suzy dej de trabajar, desapareci del mundo. Probablemente la convirti en una dcil mujercita de su casa; es de ese tipo de personas, saben? Est obsesionado por el poder. Esto concordaba con algo que me haba dicho Larry en la fiesta. Un adicto del poder. Adelante dijo Gordon. Fue a la parte de atrs de la sala y comenz a trastear con el equipo de proyeccin. Kruse acaba de ser nombrado Jefe del Departamento de Psicologa dije. Escandaloso exclam Chantal. Es que nadie sabe lo que se hace?
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Todo a punto dijo Gordon desde atrs. Que todo el mundo se ponga cmodo. Larry y yo nos sentamos en los sillones de los extremos de la primera fila. Chantal se coloc entre nosotros. La habitacin se torn negra, la pantalla de un blanco fantasmal. Examen mdico anunci. Interpretada por la seorita Shawna Blue y el difunto seor Michael Starbuck. difunta
La pantalla se llen de pelos danzantes, seguidos por parpadeantes nmeros de cuenta atrs. Yo estaba sentado rgido, conteniendo la respiracin, y dicindome a m mismo que haba sido un idiota por venir. Luego flotaron ante m unas imgenes en blanco y negro y me perd en ellas. No haba banda sonora, slo el zumbido de la proyeccin rompiendo el silencio. Unas letras, que parecan de mquina de escribir, en blanco sobre un granuloso fondo blanco proclamaban: EXAMEN MDICO INTRPRETES: SHAWNA BLUE MICKEY STARBUCK UNA PRODUCCIN DE CREATIVE IMAGE ASSOC. Creative Image. Un nombre en una puerta... los vecinos de Kruse en la oficina de Sunset Boulevard. O sea que, despus de todo, no eran vecinos, sino otra de las dos caras del doctor K... DIRIGIDA POR PIERRE LE VOYEUR Una panormica, temblorosa y saltarina, en blanco y negro, de la sala de consultas de un doctor..., de las de antes, con aparatos esmaltados, camilla de exmenes en madera, cartel de graduacin de la vista, visillos en las ventanas, un cuadrado de seis diplomas enmarcados, clavados en la pared.
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La cmara la persigui, pasando largo tiempo clavada en el ondular de sus nalgas. Joven, hermosa y bien dotada, con largo cabello ondeante rubio platino. Llevaba puesto un vestido de punto, ceido y de mucho escote, que apenas la poda contener. La pelcula era en blanco y negro, pero yo saba que el vestido era de color rojo llama. Un parpadeante primer plano agrand un bello rostro, que haca un mohn. El rostro de Sharon, no caba duda..., a pesar de la peluca. Me sent enfermo y lleno de dolor. Mir a la pantalla como un nio mira a un bicho aplastado. La cmara se retir hacia atrs. Sharon hizo un contoneo, se mir en el espejo, se ahuec el cabello. Luego un rpido zoom: ms mohn de los morritos, unos grandes ojos mirando al espectador. Clavndose en los mos. Un plano de cuerpo entero, paso a las caderas, una serie de rpidos saltos de la boca a las manos y a los pechos. Vulgar, lo ms barato de lo barato. Pero perversamente mgico: ella haba vuelto a la vida, estaba all arriba, sonriente y llamndome hacia ella..., inmortalmente congelada en luces y sombras. Tuve que reprimir mis deseos de tender las manos para tocarla. De pronto, sent deseos de arrancarla de la pantalla, de llevarla hacia atrs en el tiempo. De rescatarla. Me agarr a los brazos del silln. El corazn me bata en el pecho, llenndome los odos como el oleaje del invierno. Se estir lnguidamente y se lami los labios. La cmara se acerc tanto, que su lengua pareci alguna especie de gigantesco gusano de mar. Ms primersimos planos: hmedos dientes blancos. Una inclinacin hacia delante, a propsito, para mostrar escote. Un paisaje de pezones, parecido a los crteres de la Luna. Manos acaricindose los pechos, pellizcndolos. Estaba retorcindose, exhibindose, claramente disfrutando de ser el centro de la atencin. Djala brillar. Quiero verlo. Verlo todo. Pens en los espejos en ngulo, comenc a sudar. Finalmente, concentrndome en los temblores y el incesante zoom pude devolverla a un mundo bidimensional. Exhal, cerr los ojos, decidido a mantener un cierto distanciamiento. Pero, antes de que hubiera exhalado totalmente el aliento, algo cay sobre mi rodilla y se qued all: la mano de Chantal.
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La observ por el rabillo del ojo. Miraba directamente al frente, con la boca ligeramente entreabierta. No hice nada, esperando que ella no explorase. Dej que mis ojos volvieran a clavarse en la pantalla. Sharon estaba llevando a cabo un lento, sinuoso strip-tease, desnudndose hasta quedar con liguero negro, medias de rejilla y zapatos de tacn alto: una parodia de los catlogos de ropa interior sexy; tocndose, inclinndose, masajendose, actuando para la cmara. Contempl moverse sus manos. Las not. Pero algo estaba mal. Haba algo en las manos... que no estaba bien. Cuanto ms trataba de imaginar qu era, ms se me escapaba. Era como un rompecabezas de los difciles. Dej de intentarlo, y me dije que ya me vendra. La cmara se torn centmetro a centmetro. ginecolgica, se movi hacia arriba,
Sharon, ahora en la camilla de exmenes, se acariciaba y miraba la vagina. La cmara se volvi al pomo de la puerta, mientras ste giraba. Se abri la misma. Entr un hombre, alto, moreno y de anchas espaldas, llevando una carpeta de clip. Cerca de los cuarenta, con larga bata blanca, lamparilla de frente y estetoscopio. Tena un rostro estrecho, como hambriento... ojos oblicuos inclinados hacia abajo, nariz rota, labios largos pero estrechos, sombra de barba mal afeitada. Sus ojos eran saltones, como los de una puta que est liando a un cliente por la calle. Se haba puesto brillantina en el cabello hasta que tuvieron el brillo de zapatos recin cepillados, y se haba hecho la raya en el centro. Un bigotito delgado recorra todo el largo de su labio superior. El Clsico Gigol se topa con la Rubia Estpida. Mir a Sharon, enarc las cejas e hizo carotas para la cmara. Ella se seal al bajo vientre y puso expresin de dolor. Rascndose la cabeza l consult su carpeta, luego la dej y se quit el estetoscopio. Se inclin sobre la paciente, dobl las rodillas, y meti su cabeza entre las piernas de ella, hurgando, toqueteando, husmeando. Alz la vista y se encogi de hombros. Ella le hizo un guio a la cmara, empuj la cabeza de l hacia abajo y comenz a estremecerse, todo al mismo tiempo. l se alz, simulando que trataba de respirar. Ella le volvi a empujar hacia abajo. El resto era predecible: la ereccin de l bajo los pantalones, ella forzndole a colocarse encima suyo, chupndole los dedos de una mano.
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Luego lo apart, y se atare con la cremallera de la bragueta del hombre. Los pantalones le cayeron a los tobillos. Ella le quit la bata: no llevaba camisa, tan slo una corbata. Ella tir de la corbata hasta que lo tuvo donde quera. Lo tom oralmente, l desencajado y atragantndose. Mientras l se suba a la mesa y la montaba, los dedos de Chantal comenzaron a caminar, como una araa, por encima de mi pierna. Coloqu mi mano sobre ellos, impidiendo que siguiesen avanzando, le di un apretn amistoso, y le deposit suavemente la mano en su regazo. Ella no pronunci sonido, no movi ni un msculo. Cambios de posturas cmicamente rpidos. Primeros planos de sus rostros, contorsionados. l dicindole algo, explicndole lo siguiente que tena que hacer... una serie de rpidos empujones, un retirarse, y la lechosa prueba de un clmax, saltando por los aires. Ella recogi algo de semen de su vientre con la yema de sus dedos Y lo lami. Volvi a guiarle el ojo a la cmara. Pantalla oscura. Un examen mdico convertido en un encuentro carnal. Sesiones de seguimiento gratuitas... Me sent sofocado, irritado. Triste. Bueno dijo al fin Gordon. Esto es todo. Chantal se puso en pie con rapidez, se alis el vestido. Excsenme, tengo que ocuparme de algo... Todo va bien, cario? Todo muy bien, querido. Le bes en la mejilla, nos hizo una pequea reverencia y nos dijo: Me ha encantado volverle a ver, Lawrence. Encantada de conocerle, doctor Delaware. Sali de la sala. El fallecido Mickey Starbuck dije. Cmo muri? Gordon an segua mirando por donde se haba marchado su esposa. Tuve que repetir la pregunta. Sobredosis de cocana, hace varios aos. El pobre Mickey quiso pasarse al cine corriente, pero no pudo. Existe una terrible discriminacin contra los actores del cine explcitamente sexual. Acab conduciendo un taxi. Tena un alma sensible, realmente era un buen chico. Dos actores, dos suicidios por sobredosis dijo Larry. Suena a maldicin. Tonteras dijo Gordon secamente. Los actores de las pelculas explcitas son como los de cualquier otro sector de la industria del espectculo. Con egos frgiles, inestables, con grandes subidas y tremendas cadas. Alguna gente no puede soportarlo.
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Para su proteccin. Qu estpido fui al no oler algo podrido cuando la mont! Si realmente haba logrado la aprobacin de la universidad, para qu ese montaje de una empresa fantasma? Cuando vi el producto acabado, supe qu era lo que, exactamente, haba hecho; pero no descubr su jugada... l era el doctor, el experto. En ese tiempo pensbamos que era brillante, un visionario. Me imagin que alguna razn tendra. Y qu era lo que haba hecho? Vuelva a sentarse y se lo ensear. Regres a la parte trasera de la sala, la habitacin torn a estar en oscuridad, y en la pantalla apareci otra pelcula. sta no tena ni ttulo, ni nombres de actores..., slo la saltarina accin en imgenes granuladas, con un trabajo de cmara an ms de aficionado que el anterior, pero claramente inspiradora de la otra. El escenario: la consulta de un doctor, con el mismo tipo de mobiliario, el mismo cuadrado de diplomas. Las estrellas: una muy hermosa mujer de cabellos rubios en ondas, de largas piernas, muy bien provista, pero varios centmetros ms baja que Sharon, con los huesos ms pequeos, las facciones algo ms llenas. Lo bastante parecida como para ser la gemela de Sharon. La gemela. Shirlee. No, esto era imposible. La Shirlee que yo haba conocido estaba impedida desde la infancia... Si Sharon me haba contado la verdad. Lo que era mucho si. El filme nmero dos estaba corriendo a la velocidad con la que se movan los policas de la Keystone en las antiguas pelculas cmicas: strip-tease, ahuecado del cabello, un hombre alto entrando por la puerta. Primer plano de l: cuarentn, de cabello brillante, con bigotito como pintado a lpiz. Bata blanca, estetoscopio, carpeta de clip. Un vago parecido al fallecido Mickey Starbuck, pero nada que llamase la atencin. Y nada de expresin lujuriosa. Este doctor pareca estar mostrando autntica sorpresa ante la vista de la rubia desnuda que yaca abierta de piernas en la camilla. Tampoco nada de planos cambiantes. Una cmara estacionaria, planos largos de todo el campo y ocasionales primeros planos, que estaban menos interesados por lo ertico que por la identificacin de los actores.
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La rubia se levant y se frot contra el doctor. Se mostr ante l, se pellizc los pezones, se alz de puntillas y le lami el cuello. l neg con la cabeza, seal a su reloj. Ella lo apret contra su cuerpo y le clav las caderas. l comenz a apartarse de nuevo, luego se dej ir... como alguien que se derrite. Permitiendo que lo acariciase. Ella atac. Luego, la misma progresin que en la pelcula de Sharon. Pero diferente. Porque esto no era teatro. El doctor no estaba actuando. No le haca carotas a la cmara, porque no saba que hubiese una cmara. Ella se arrodill ante l. La cmara estaba concentrada en el rostro de l. Autntica pasin. Estaban sobre la mesa. La cmara estaba concentrada en el rostro de l. l estaba perdido en ella. Ella estaba al control. La cmara estaba concentrada en el rostro de l. Una cmara oculta. Un documental... esto era un autntico espiar a travs del agujero de una cerradura. Cerr los ojos, pens en otra cosa. La belleza rubia trabajando como una profesional. Una gemela de Sharon... pero de otro tiempo. El peinado de l y su bigotito de lpiz eran autnticos. Contemporneos... Cundo hicieron esto? le pregunt a Gordon, mirando hacia atrs. En mil novecientos cincuenta y dos me dijo con voz ahogada, como resintiendo la intromisin. El doctor estaba encabritndose y rechinando los dientes. La rubia lo ondeaba sobre su cuerpo como si fuera una bandera. Le hizo un guio a la cmara. Pantalla en blanco. La madre de Sharon dije. No puedo probarlo dijo Gordon, regresando a la parte delantera de la habitacin. Pero con ese parecido tendra que serlo,
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no? Cuando vi a la Hermosa Sharon, me record a alguien. No poda acordarme de quin, porque no haba visto esta pelcula en mucho tiempo..., en aos. Es bastante poco comn, un autntico artculo de coleccionista. Tratamos de no exponerlo a desgastes innecesarios y posibles roturas. Se detuvo, expectante. Le agradecemos que nos lo haya enseado, seor Fontaine. Es muy interesante. Es un placer. Cuando vi el producto de Kruse acabado, me di cuenta de a quin me recordaba ella. Supongo que fue intencional: le dimos total acceso a nuestra coleccin, y pas un montn de tiempo en la filmoteca. Debi descubrir la pelcula de Linda y decidi copiarla Madre e hija..., un tema interesante; pero debera de haber sido sincero en su actitud. Conoca Sharon esta primera pelcula? No se lo puedo decir. Como ya le he explicado, slo la vimos una vez. De qu Linda habla? le pregunt Larry. Linda Lanier. Era una actriz... o, al menos, lo deseaba ser. Una de esas muecas hermosas que inundaron Hollywood tras la guerra..., bueno, supongo que an siguen hacindolo. Creo que consigui un contrato en uno de los estudios, pero nunca lleg a trabajar. Tena el tipo de talento equivocado? le pregunt Larry. Quin sabe? Nunca se qued el tiempo suficiente para que nadie lo comprobase. Ese estudio, en especial, era propiedad de Leland Belding. Acab siendo una de las chicas de sus fiestas. El multimillonario ermitao dije. La Magna Corporation. Ustedes dos son demasiado jvenes para recordarlo dijo Gordon, pero en su tiempo fue un tipo realmente importante, un hombre del Renacimiento: industria aeronutica, armamentos, navegacin, minera. Y las pelculas. Se invent una cmara que an usan hoy en da. Y una faja para mujer que no se mueve, basada en el diseo aeronutico. Cuando dice una chica de sus fiestas, quiere decir una puta? le pregunt. No, no. Eran ms como azafatas. Acostumbraba a dar montones de fiestas. El ser dueo de un estudio le daba acceso a un montn de chicas, y las contrataba como azafatas. Los bienpensantes trataron de sacarle punta a esto, pero jams pudieron probar nada. Y qu hay del doctor? Era un verdadero doctor. La pelcula tambin era real... la vrit que hay en ella casi es abrumadora, no? sta es la copia original, y la nica que queda.
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Secreto profesional, doctor. Bstele saber que hace mucho que la tengo, y que me cost un montn. Podra hacer copias y recuperar mi inversin original, con beneficios, pero eso abrira las puertas a las reproducciones mltiples y diluira el valor histrico del original, y me niego a renunciar a mis principios. Cmo se llamaba el hombre que haca de doctor? Ya sabe que era un doctor de verdad... Se interrumpi. Pero no s su nombre. Una mentira. Con lo fantico del tema y voyeur que era, no habra descansado hasta descubrir cada detallito referente a su tesoro. Cre comprender su reticencia. Y le dije: Esta pelcula era parte de una conspiracin para efectuar un chantaje, no es cierto? Y el doctor era la vctima. Ridculo. Entonces, qu otra cosa puede ser? l no saba que lo estaban filmando. Una de esas bromas pesadas de Hollywood dijo. Errol Flynn haca agujeros en las paredes de sus retretes, y usaba una cmara oculta para filmar a sus amigas sentadas a la taza. Vulgar murmur Larry. El rostro de Gordon se oscureci. Lamento que piense usted de ese modo, doctor Daschoff. Todo era hecho con la mejor intencin, jocosamente, como una autntica broma. Larry no dijo nada. Da lo mismo coment Gordon, caminando hacia la puerta de la sala y abrindola. Estoy seguro de que ustedes, caballeros, tendrn que regresar con sus pacientes. Nos gui a travs de la sala negra hasta el ascensor. Qu le pas a Linda Lanier? pregunt. Quin sabe? dijo. Luego comenz a aleccionarnos sobre la relacin entre las normas culturales y el erotismo, y continu su disertacin, hasta que salimos de su casa.
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Nunca lo haba visto as me dijo Larry, cuando estuvimos de nuevo en la acera. Sus creencias estn siendo atacadas le dije. Le gusta pensar en su aficin como algo inofensivo, como el coleccionismo de sellos. Pero uno no usa los sellos de correos para hacer chantajes. Agit la cabeza. Ya fue bastante estremecedor el contemplar a Sharon pero esa segunda pelcula era muy distinta... era algo realmente malvado. Ese pobre tipo metindola y sacndola, sin saber que estaba haciendo su debut cinematogrfico. Volvi a agitar la cabeza. Chantaje. Mierda, esto se est volviendo ms y ms raro, D. Para poner peor las cosas, esta maana he recibido una llamada de un viejo compaero de asociacin estudiantil, y que me cuenta lo de un tipo al que conocimos Brenda y yo en la universidad, y que tambin acab de comecocos; terapeuta del comportamiento, con un consultorio con muchos clientes all en Phoenix. Resulta que se tiraba a su secretaria, y sta va y le pasa las purgaciones, l se las pasa a su esposa y sta le echa de casa, y empieza a hablar mal de l por toda la ciudad, cargndosele la clientela. Hace un par de das l entra en la antigua casa de ambos, le abre la tapa de los sesos de un tiro a la mujer, y luego se vuela la suya. Esto no dice nada demasiado bueno de nuestra profesin, no crees? Aprendes cmo hacer tests, escribes una conferencia y te gradas. Envas un taln y renuevas tu licencia. Nadie te revisa a ti tu psicopatologa. Quiz los psicoanalistas estn en lo correcto dije, al hacer que los candidatos a serlo pasen por un anlisis a largo plazo, antes de permitirles cualificarse. Vamos, D. Piensa en todos los analistas con los que te has topado que son autnticos tipos raros. Y todos nosotros tuvimos nuestras terapias de entrenamiento. Uno puede ser terapeutizado hasta el mismsimo ying-yang y seguir siendo un ser humano podrido. Quin sabe?, quiz ya seamos sospechosos desde el principio. Acabo de leer un artculo que era un estudio de los historiales familiares de psiclogos y psiquiatras. Un montn de nosotros tena madres gravemente deprimidas. Yo tambin lo he ledo.
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Lo ves? Eso es: de nios tuvimos que cuidarnos de nuestras mamis, y as aprendimos a ser hiperadultos. Luego, cuando crecimos, buscamos a otros depresivos de los que cuidarnos; eso, en s mismo, no es malo, si antes hemos podido abrirnos camino por entre nuestra mierda personal. Pero, si no lo logramos... No, no hay una respuesta sencilla, D. Que el que compre se ande con muchsimo cuidado. Lo acompa hasta la ranchera. Larry, podra la cinta de Sharon tener algo que ver con las investigaciones de Kruse? De ningn modo. Y qu hay de los papeles de la universidad que vio Gordon? Falsos me contest. E ilgicos: aun en esos tiempos, ninguna universidad se hubiese metido en camisas de once varas como sas. Kruse le debi ensear algunos papeles fulleros; y Gordon se lo crey, porque quera crerselo. Adems, Kruse nunca us papeleo para nada... l y el Departamento se mostraban entre s un sentimiento de mutua apata. Ellos tomaron la pasta que l les proporcion, le dieron un laboratorio en el stano que nadie usaba, y no quisieron nunca saber lo que estaba haciendo. Comparado con todos los otros experimentos fraudulentos que estaban haciendo los psiclogos sociales, su trabajo pareca benigno. Se detuvo, pareci preocupado: Qu infierno era lo que buscaba al filmarla as? Quin sabe? Lo nico en que puedo pensar es en algn tipo de terapia radical. Trabajando con los pecados de la madre... Pens en ello. Aj. Quizs. Ese tipo de locura sera muy propia de su estilo: control total de la vida del paciente, sesiones maratonianas, hipnosis de regresin... derribar las defensas. Si en este proceso ella descubri que su mamita era una putilla, eso la hara totalmente vulnerable. Y si lo descubri porque Kruse se lo dijo? pregunt. l tena acceso a la filmoteca de Fontaine, podra haber estado curioseando en ella y hallado la cinta de Linda Lanier. Su parecido con Sharon era asombroso..., as que sum una y otra cosas. Luego investig a la Lanier, se enter de algunos detalles feos..., quizs incluso del chantaje. Sharon me cont una historia inventada acerca de unos padres ricos, sofisticados. Parece como si se hubiese estado ocultando de la realidad. Kruse pudo haberle enseado la pelcula cuando estaba bajo hipnosis, usndola para derrumbarla del todo, para tenerla absolutamente bajo su control. Luego sugiri un modo en
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el que ella podra enfrentarse al trauma y superarlo, a base de hacer una pelcula propia..., una especie de teatro catrtico. Jodido bastardo dijo. Y luego: Ella era una chica lista, D. Cmo podra caer en eso? Lista pero confundida: piensa en todas esas caractersticas lmites de las que hablamos. Y t mismo me dijiste lo persuasivo que puede llegar a ser Kruse: consigui que radicales partidarias de la liberacin femenina pensasen que el azotar a su esposa era algo noble. Y eso con mujeres a las que slo conoca de un modo casual. En cambio, de Sharon era el supervisor, su terapeuta de entrenamiento, y adems ella se qued con l despus de lograr el doctorado, como su asistente. Jams logr comprender realmente la relacin que haba entre ellos, pero saba que era intensa. La pelcula fue hecha poco despus de que ella regresase a L. A., lo que significa que estaba lavndole el cerebro ya desde el principio. O quiz dijo l, ya la conociese de antes. Quiz. Terapia ms cine porno. Pareca hosco. Nuestro estimado Jefe de Departamento es todo un prncipe azul. Crees que deberamos poner a la universidad al corriente de sus mtodos? Dedicarnos a gritar al lobo!? Se tirone el bigote. Brenda me dice que las leyes que protegen el buen nombre son muy liadas. Kruse tiene dinero..., nos podra tener aos en los tribunales; y, acabase como acabase la cuestin, nos iban a vapulear de lo lindo a lo largo del proceso. Ests preparado para algo as? No lo s. Bueno, pues yo no. Deja que la universidad haga su propio jodido trabajo detectivesco. Que se ande con cuidado el comprador? Coloc su mano sobre la manija de la puerta, pareci algo molesto. Escucha, D: t ests medio retirado, no dependes de nadie ni nadie depende de ti, y tienes todo el tiempo del mundo para ir por ah mirando pelculas guarras. Yo tengo cinco hijos, una mujer en la Facultad de Leyes, la presin de la sangre alta, y una hipoteca no ms baja. Perdname que no quiera hacer de caballero de la blanca armadura, vale? De acuerdo acept. Tmatelo con calma. Creme que lo intento, pero la realidad no deja de agarrarme por los huevos. Se meti en el coche. Si hago algo le dije, no te implicar en ello.
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Buena idea. Consult su reloj. Tengo que ponerme a rodar. No puedo decir que lo haya pasado bomba, pero desde luego ha sido algo distinto. Dos pelculas. Otro nexo con un multimillonario muerto. Y un productor de pelculas de aficionado, hacindose pasar por su sanador. Conduje hacia casa decidido a ponerme en contacto con Kruse antes de salir para San Luis al da siguiente. Decidido a lograr que, de una manera u otra, el muy bastardo hablase conmigo. Volv a probar en su oficina; segua sin haber respuesta. Iba a marcar su nmero de la universidad, cuando son el telfono. Diga. El doctor Delaware, por favor. Al habla. Doctor Delaware, soy la doctora Leslie Weingarden. Tengo entre mis manos una crisis, en la que creo que me podra ayudar. Pareca muy nerviosa, casi sin aliento. Qu clase de crisis, doctora Weingarden? Algo relacionado con la conversacin que tuvimos me dijo. Preferira no hablar de ello por telfono. Podra arreglar las cosas para venir a mi oficina en algn momento de esta tarde? Deme veinte minutos. Me cambi de camisa, me puse una corbata, llam a mi servicio de contestador, y me dijeron que haba llamado Olivia Brickerman. Me pidi que le dijese que el sistema est fuera de servicio, sea lo que sea eso, doctor. Que tratar de conseguirle lo que desea, en cuanto funcione de nuevo. Le di las gracias y colgu. De vuelta a Beverly Hills. Dos mujeres estaban sentadas, leyendo, en la sala de espera. Ninguna de ellas pareca estar de buen humor. Di unos golpecitos en la particin de cristal. La recepcionista sali y me dej entrar. Pasamos varias salas de examen y nos detuvimos ante una puerta marcada PRIVADO, a la que llam. Un segundo ms tarde se abri parcialmente y sali Leslie. Estaba perfectamente maquillada, con cada cabello en su sitio, pero se la vea desencajada y asustada. Cuntos pacientes hay ah afuera, Bea? le pregunt a la enfermera. Slo un par. Pero una de ellas es una pesada.
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Diles que ha surgido una emergencia..., que estar con ellas tan pronto como me sea posible. Bea sali. Leslie me dijo: Apartmonos de la puerta. Fuimos pasillo abajo. Se apoy contra la pared, exhal el aire y se retorci las manos. Ojal an fumase! Suspir. Gracias por haber venido. Qu sucede? D. J. Rasmussen: est muerto. Y su novia est ah dentro, desmoronndose por completo. Lleg hace media hora, justo cuando yo estaba volviendo de comer, y se derrumb en la sala de espera. La met aqu dentro a toda prisa, antes de que llegasen los otros pacientes, y desde entonces no la he podido dejar. Le he inyectado una dosis de Valium..., diez miligramos. Eso pareci calmarla durante un rato, pero al cabo empez a deshacerse otra vez. An quiere ayudar? Cree que puede conseguir algo hablando con ella? Cmo muri l? Carmen..., la novia, dice que, en los ltimos das, l haba estado bebiendo muchsimo. Ms de lo habitual. Tena miedo de que se fuera a poner violento con ella, porque esto era lo que habitualmente haca; pero en lugar de tal cosa, se ech a lloriquear, se deprimi profundamente, comenz a hablar de lo mala persona que era, de todas las cosas terribles que haba hecho. Ella trat de hablarle, pero l slo sigui deprimindose, continu bebiendo. A primera hora de esta maana, ella se despert y encontr mil dlares en efectivo sobre su almohada, junto con algunas fotos privadas de ambos y una nota que deca: Adis. Salt de la cama, vio que haba sacado sus armas de fuego del armero, pero no lo pudo hallar. Entonces oy ponerse en marcha su camin y corri tras de l. Llevaba el camin lleno de armas y ya haba empezado a beber otra vez: poda olerlo en el aire. Trat de detenerlo, pero l la apart de un empujn y se march en el camin. Ella se meti en su coche y lo sigui. Viven en Newhall... aparentemente all est lleno de caminos serpenteantes y de caones. l iba acelerando y sin poder aguantar el rumbo fijo, a ms de cien. Ella no poda mantenerse detrs y se equivoc en un cruce. Pero volvi atrs, se puso junto a l... y vio cmo se caa por un precipicio: el camin dio varias vueltas de campana, se estrell en el fondo, y estall. Justo como en la tele, lo describi ella. Leslie se mordi una ua. Sabe esto la polica? S. Ella los llam. Le hicieron algunas preguntas, le tomaron declaracin, y le dijeron que se fuese a casa. Segn ella, no pareca preocuparles demasiado. A D. J. lo tenan en su vecindario por un pendenciero, con todo un historial de conducir borracho. Dice que oy
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a uno de los policas murmurar: Las jodidas calles sern ahora ms securas. Esto es todo lo que s y, Jess, lo siento... Puede usted ayudarla? Lo intentar. Entramos en su oficina privada: pequea, tapizada de libros, amueblada con un escritorio de pino y dos sillones, decorada con carteles monos, plantas, jarras de cerveza de recuerdo, cubos-marco de fotografas. En uno de los sillones estaba sentada una joven regordeta con mala piel. Vesta una blusa blanca, pantalones de tejido elstico de color marrn, y sandalias planas. Su cabello era negro y largo, con mechas blancas y despeinado; sus ojos estaban orlados de rojo e hinchados. Cuando me vio, gir la cara y la hundi en sus manos. ste es el doctor Delaware, Carmen dijo Leslie. Doctor Delaware, Carmen Seeber. Me sent en el otro silln. Hola, Carmen. Carmen, el doctor Delaware es un psiclogo. Puedes hablar con l. Y, tras decir esto, se fue de la habitacin. La joven mantuvo su rostro cubierto, y ni se movi ni habl. Al cabo de un rato, dije: La doctora Weingarden me ha contado lo de D. J. Lo siento mucho. Ella empez a sollozar, con sus hombros cados y sacudidos por los estremecimientos. Hay algo que pueda hacer por ti, Carmen? Necesitas algo? Ms sollozos. En una ocasin habl con D. J. le dije. Pareca una persona con muchos problemas. Un borbotn de lgrimas. Debe de haber sido muy duro para ti el haber estado viviendo con l, visto lo que beba. Pero, aun as, lo notas muchsimo en falta; y te resulta imposible de creer el que se haya ido. Comenz a balancearse, agarrndose la cara. Oh Dios! gimi. Oh Dios! Oh Dios, aydame! Oh Dios! Le di palmaditas en el hombro. Se estremeci, pero no se apart. Nos quedamos as sentados un rato, ella implorando la ayuda divina, yo absorbiendo su pena, alimentndola con pequeos bocaditos de empata. Dndole pauelos de papel y un vaso de agua, dicindole que nada de aquello era culpa de ella, que lo haba hecho
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lo mejor que saba, que nadie podra haberlo hecho mejor. Que estaba bien el tener aquel sentimiento, el estar dolida. Finalmente ella alz la vista, se son la nariz, y me dijo: Es usted un hombre bueno. Gracias. Mi pap era un hombre bueno. Sabe?, muri. Lo siento. Se fue hace mucho, cuando yo estaba, sabe?, en el jardn de infancia. Volva a casa con las cosas que habamos hecho para el Da de Accin de Gracias, sabe?, pavos de papel y sombreros de los Peregrinos... y vi cmo se lo llevaban en la ambulancia. Silencio. Qu edad tienes, Carmen? Veinte. Has pasado por muchas cosas en veinte aos. Sonri. Supongo que s. Y ahora Danny. l tambin era bueno, sabe? Aunque tena mala baba cuando beba. Pero, en el fondo era bueno. No me causaba muchos problemas, sabe? Y me llevaba a sitios, me traa cosas, de todo. Cunto tiempo haca que os conocais? Pens. Unos dos aos. Yo conduca ese camin-cantina, sabe?, uno de esos que llaman carros de cucarachas. Lo llevaba a todas las obras, y Danny estaba trabajando en una de las construcciones, haciendo el andamiaje. Asent, para animarla. Le gustaban los burritos, sabe? sigui. Quiero decir carne y patatas, pero no frijoles... los frijoles le hacan peerse, sabe? Yo crea que era un chico guapo, as que le daba platos gratis... el jefe no se enteraba, sabe? Luego empezamos a vivir juntos, sabe? Me mir, con cara de nia. Le sonre. Nunca, jams, pens que lo fuera a hacer, sabe? El matarse? Balance la cabeza. Por sus mejillas pecosas corrieron lgrimas. Cuando beba y se pona muy cabreado, sabe?, hablaba sobre cmo la vida era una mierda, sabe?, que era mejor estar muerto, que un da lo iba a hacer, sabe?, y que les dieran por all a todos. Luego, cuando se hizo dao en la espalda... sabe?, el dolor, el no
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poder trabajar... estuvo muy deprimido. Pero nunca pens... Se derrumb de nuevo. No haba modo de saberlo, Carmen. Cuando una persona toma la decisin de matarse, no hay modo de pararla. Aj acept, entre sollozos. Una no poda parar a Danny cuando tomaba una decisin, eso seguro. Era muy testarudo, sabe?, un verdadero cabezota. Trat de pararlo esta maana, pero l sigui adelante, sabe?, como si no me estuviera oyendo, lleno de alcohol y tirando adelante... sabe?, como si lo persiguieran todos los demonios. La doctora Weingarden dice que habl de algunas cosas malas que haba hecho. Ella asinti con la cabeza. Estaba muy hundido. Dijo que era, sabe?, un gran pecador. Y sabes por qu estaba tan hundido? Se encogi de hombros. Acostumbraba a meterse, sabe?, en peleas, pegaba a la gente en los bares... nada realmente fuerte, pero le haba hecho dao a alguna gente. Sonri. Era pequeo pero, sabe?, muy duro. Pelen. Y le gustaba fumar yerba y beber, lo que le haca ponerse muy pelen... pero era un buen tipo, sabe? No hizo nada realmente malo. Queriendo saber cul era el apoyo con el que poda contar, le pregunt acerca de su familia y amigos. No tengo familia dijo. Ni tampoco la tena Danny. Y no tengo amigos, sabe? Quiero decir que a m no me importaba, pero a Danny no le gustaba la gente... quiz fuese porque su pap le pegaba siempre y eso le hizo, sabe?, odiar a todo el mundo. Por eso l... l qu? Lo liquid. Mat a su padre? Cuando era un nio... en autodefensa! Pero los polis le hicieron una putada, sabe?, lo mandaron a un reformatorio hasta que tuvo los dieciocho. Sali y se hizo su vida, pero no le gustaba tener amigos. Lo nico que le gustbamos ramos yo y los perros: sabe?, tenemos dos mezclados de Rottweiler, Dandy y Paco. Lo queran mucho. Han estado llorando todo el da, y lo van a echar a faltar de mala manera. Llor un largo rato. Carmen le dije, ests pasando por malos momentos. Te ayudara tener a alguien con quien hablar. Me gustara conectarte con una doctora, una psicloga como yo.
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Yo... yo no acostumbro a hacer este tipo de trabajo. Hizo un gesto de irritacin con los labios. Es la pasta, claro. Usted no acepta a los de Medi-Cal, verdad? No, Carmen. Es que soy un psiclogo de nios. Yo trabajo con nios. Claro, lo entiendo dijo, con ms tristeza que ira. Como si sta fuera la ltima injusticia en una vida llena de ellas. La persona con la que quiero mandarte es muy buena, y tiene mucha experiencia. Hizo un mohn, se frot los ojos. Carmen, si hablo con ella y te doy su nmero, la llamars? Ni hablar. Agit la cabeza violentamente. No quiero a una doctora! Y por qu no? Danny tena una doctora. Y lo li. Lo li? Escupi al suelo. Se lo tir! Sabe? Siempre me deca: Una mierda, Carmen, nunca hemos hecho nada, pero vena de verla, sabe?, y tena esa mirada en los ojos y ola a haber hecho el amor... era repugnante. No quiero hablar de ello. Y no quiero una doctora, ni hablar. Leslie Weingarden es una doctora. Es diferente. La doctora Small, la persona que quiero que veas, tambin es diferente. Tiene unos cincuenta aos, es muy amable nunca hara nada deshonesto. No pareca convencida. Carmen, me ha visitado a m... No comprendi. Ha sido mi doctora. De usted? Por qu? A veces yo tambin necesito hablar. Todo el mundo lo necesita. Ahora, promteme que la irs a ver en seguida. Si no te gusta, te buscar a otra persona. Saqu una tarjeta con el nmero de mi contestador, y se la di. Cerr una mano encima de la cartulina.
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El que ella se lo tirase. Una doctora debera, sabe?, saber lo que se hace. Tienes toda la razn. Eso la sorprendi, como si fuera la primera vez que alguien estuviera de acuerdo con ella. Algunos doctores no deberan de ser doctores le dije. Quiero decir aadi agresiva, que podra ponerla un pleito o algo as. No hay nadie a quien poner un pleito, Carmen. Si ests hablando de la doctora Ransom, est muerta. Ella tambin se mat. La mano le vol a la boca. Oh, Dios mo, no lo saba...! Quiero decir que, sabe?, dese que pasase... pero yo no... Ahora es... Oh, Dios mo! Se santigu, se apret las sienes, mir al techo. Carmen, nada de todo esto es culpa tuya. T eres una vctima. Neg con la cabeza. Una vctima. Quiero que entiendas esto. No... no entiendo nada. Lgrimas. Todo esto es demasiado, sabe?... demasiado... No entiendo nada. Me inclin hacia delante, ol su angustia. Carmen, me quedar aqu contigo tanto tiempo como me necesites. De acuerdo? De acuerdo, Carmen? Asentimiento. Pas media hora antes de que se hubiera compuesto, y cuando se sec los ojos, pareci haber recobrado tambin algo de su dignidad. Es usted muy bueno me dijo. Estoy bien. Ya puede irse. Qu me dices de la doctora Small, la terapeuta que quiero que veas? No s. Por lo menos una vez. Una sonrisa macilenta. De acuerdo. Prometido? Prometido. Le tom la mano, se la apret por un instante y luego fui a recepcin y le dije a Bea que la vigilase. Us el telfono de una de las
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salas de examen vacas para llamar a Ada. La telefonista de su servicio me dijo que estaba a punto de entrar en una sesin. Es una emergencia dije, y me conectaron. Alex dijo Ada. Qu pasa? Tengo a una joven en crisis que me gustara que vieses tan pronto como te sea posible. No es una clienta de las buenas, Ada... tendras que aceptarla por la Medi-Cal y no es un caso nada brillante. Pero cuando te cuente los detalles creo que estars de acuerdo en que es importante que la visiten. Cuntame. Cuando hube terminado, ella dijo: Qu terrible! Has hecho bien en llamarme, Alex. Puedo quedarme y verla a las siete. Puede estar aqu a esa hora? Me ocupar de que est. Muchas gracias, Ada. Es un placer, Alex. Pero ahora tengo una visita y no puedo entretenerme ms. Lo entiendo. Gracias de nuevo. No hay problema. Te llamar despus de que la haya visto. Regres a la oficina privada y le di a Carmen el nmero. Todo est arreglado le dije. La doctora Small te ver hoy mismo, a las siete de la tarde. De acuerdo. Le apret la mano y sal, me encontr a Leslie entre salas de examen y le dije lo que haba organizado. Qu tal le parece? me pregunt. Muy frgil, y an est acolchada por el shock; los das inmediatos siguientes pueden ser realmente malos. No tiene ningn sistema de apoyo. Es verdaderamente importante para ella que vea a alguien. Tiene sentido. Dnde est la consulta de esa terapeuta? En Brentwood. En San Vicente, cerca de Barrington. Le di la direccin y la hora de la cita. Perfecto. Yo vivo en Santa Mnica. Saldr de la oficina sobre las seis treinta. La llevar all yo misma. Hasta entonces, le haremos de nieras. Un momento de duda. Es buena esa persona a la que la manda? La mejor. Yo mismo me he visitado con ella. Este fragmento de autoconfesin haba tranquilizado a Carmen, pero irrit a su doctora.
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Honestidad californiana dijo. Y luego: Jess, lo siento! Ha sido usted realmente amable al venir aqu en cuanto lo llam... lo que pasa es que me he convertido en una cnica total. S que esto no es bueno: he de llegar a una situacin en la que pueda volver a confiar en la gente. Es duro dije, pensando en mi propio sentido de la confianza, que estaba justamente desmoronndose. Juguete con un pendiente. Escuche, realmente quiero darle las gracias por venir aqu. Dgame cul es su tarifa, y le har un taln ahora mismo. Olvdelo le contest. No, insisto. Me gusta pagar lo que debo. Ni hablar, Leslie. Jams esper cobrar por esto. Est seguro? Slo quiero que se convenza de que no trato de explotarle. Jams sospech tal cosa. Pareca incmoda. Se quit el estetoscopio y se lo fue pasando de mano en mano. S que, la primera vez que estuvo usted aqu, yo le parec absolutamente mercenaria, pensando nicamente en m misma. Lo nico que puedo decirle es que yo no soy as. Quera llamar a esos pacientes, no dejaba de darle vueltas a eso en la cabeza. No me culpo por la muerte de Rasmussen..., era una autntica bomba de tiempo. Todo era cuestin de cundo. Pero esto me ha hecho darme cuenta de que tengo una responsabilidad, de que tengo que empezar a actuar como una mdica. Cuando le dej con Carmen, fui al telfono y empec a llamar. Logr ponerme en contacto con un par de las mujeres. Sonaban normales, me dijeron que sus maridos estaban tambin normales, cosa que espero sea cierta. De hecho, todo fue mejor de lo que me esperaba: se mostraron menos hostiles que la primera vez. Quiz pas la barrera, no s. Pero el caso es que establec contacto. Lo seguir intentando hasta que lo haya hecho con todas, y que las jodidas fichas de domin caigan donde caigan. Por si le sirve de algo, le dir que est haciendo lo que debe. Me sirve de mucho dijo, con repentina intensidad. Luego pareci azarada y mir a la puerta de una de las salas de examen. Bueno, tengo que irme, debo tratar de aferrarme a los pacientes que me quedan. Gracias otra vez. Duda. Se puso de puntillas, me bes en una mejilla. Atrapado por sorpresa, yo mov la cabeza y nuestros labios se rozaron. Eso ha sido una estupidez dijo ella.
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Antes de que pudiera decirle que no lo haba sido, se march a ver a su siguiente paciente.
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Ya casi eran las cinco para cuando llegu a la universidad. El departamento de Psico se estaba vaciando y slo quedaba una secretaria en la oficina del mismo. Fui derecho al directorio de profesorado de la Facultad y lo oje sin que ella hiciera comentario alguno. Quiz fuese la chaqueta de pana. Kruse ya estaba listado como Presidente y el nmero de su oficina era el 4302. Tom nota de su direccin privada...: segua siendo el mismo sitio, en los Pacific Palisades. Sub corriendo los cuatro pisos, dndome cuenta de que, repentinamente, me haba vuelto la energa; por primera vez en mucho tiempo me senta imbuido de un propsito, justiciero en mi ira. Nada como un enemigo para limpiar el alma de uno. Su oficina estaba al extremo de un largo pasillo blanco. Unas puertas dobles de caoba tallada haban reemplazado el habitual contrachapado departamental. El suelo que estaba frente a la puerta haba sido cubierto con una lona sobre la que haba una capa de serrn. Del interior llegaba el sonido de sierras y martillos. Las puertas no estaban cerradas. Pas a una anteoficina y hall a unos operarios colocando unas placas de parquet y martilleando molduras de caoba, a otros subidos en escaleras pintando las paredes de un rico y brillante color borgoa. Candelabros de latn en las paredes en lugar de fluorescentes en el techo, un silln de cuero an envuelto en plstico. El aire ola a madera quemada, cola y pintura. Una radio de transistores en el suelo aullaba msica country. Uno de los trabajadores me vio, apag su sierra de marquetera y se baj de su taburete. Estara cerca de los treinta, de tamao mediano pero robusto, con enormes hombros. Una gamuza ondeaba del bolsillo trasero de sus sucios tejanos, y sobre su cabello rizado llevaba una gorra de bisbol, con la visera doblada. Su negra barba estaba blanqueada por el polvillo, al igual que lo estaban sus peludos brazos de Popeye. Su cinturn de herramientas estaba repleto con los tiles de su oficio y colgaba bajo sobre sus caderas, tintineando mientras vena hacia m. Profesor Kruse? me dijo con una aguda voz infantil. No, tambin yo lo ando buscando. Maldita sea, como todo el mundo. Si sabe dnde se le puede encontrar, dgale que se venga aqu, en seguida. Algunas de las cosas que nos han llegado no coinciden con los planos. No s si es que han
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vuelto a cambiar de idea o qu, pero no podemos seguir mucho ms hasta que alguien lo aclare, y el jefe est de viaje, estudiando otro trabajo. Cundo fue la ltima vez que vio a Kruse? le pregunt. Sac la gamuza y se sec el rostro. La semana pasada, cuando estbamos preparndolo todo segn los planos, haciendo el trabajo ms duro de acondicionamiento y el cuarto de bao. No volvimos hasta ayer, porque los materiales no haban llegado. Y todo iba acelerado, porque se supone que ste es un trabajo urgente. Y, ahora, tenemos problemas: no paran de cambiar de idea acerca de lo que desean. Quin? Kruse y su esposa. Se supona que ella tena que haber venido aqu hace una hora, para repasarlo todo con nosotros, pero no se ha presentado. Y tampoco contestan al telfono. Cuando el jefe vuelva de Palm Springs se va a poner como una fiera, pero no s cmo infiernos se supone que podemos aparnoslas si no aparece el cliente. Trabajan ustedes para la universidad? Nosotros? Infiernos, no. Somos de la Chalmers Interiors, de Pasadena. ste es un trabajo de encargo: cambiar las baldosas del bao, colocar un techo encofrado en la oficina grande, mucha madera, muebles antiguos, alfombras persas, un hogar falso de mrmol. Se frot el ndice con el pulgar. Mucha pasta. Y quin paga? Ellos... los Kruse. A horas y tarifa extra. A uno le parece que lo menos que podan hacer es aparecer. Parece. Se volvi a meter la gamuza en el bolsillo. Se gana fcil, se gasta fcil, eh? No saba que los profesores ganasen tanto. Tambin lo es usted? S, pero no de aqu... de Crosstown. En Crosstown tienen un mejor equipo de ftbol americano dijo. Se quit la gorra y se rasc la cabeza, luego me dedic una amplia sonrisa. Est usted aqu espiando para el otro bando? Le devolv la sonrisa. No, slo busco al doctor Kruse. Bueno, pues si lo ve, dgale que se ponga en contacto con nosotros, o maana nos iremos a otro lugar. Slo tengo medio da de trabajo para un equipo de dos hombres. El jefe no querr decidir por l. Lo har, seor...
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Rodrguez, Gil Rodrguez. Tom un trozo de madera del suelo y us un lpiz de carpintero para marcarme su nombre y nmero de telfono. Yo tambin trabajo por mi cuenta... pintura, yeso. Y puedo arreglar cualquier cosa que no lleve dentro un ordenador. Y si tiene usted algunas entradas de ftbol que quiera vender, estar contento de sacrselas de las manos. El trfico en Sunset estaba imposible. La entrada a Bel Air por Stone Canyon estaba cortada por una barricada de obras pblicas, lo cual empeoraba an ms las cosas, y el sol se estaba hundiendo en los Palisades cuando llegu a la casa de Kruse. Era la misma hora del da que la primera vez que haba estado all, pero no haba un cielo borrascoso como en la otra ocasin, ahora era todo l inocencia azul, fundindose con las nubes de la mar. Despus de lo que me haba dicho Rodrguez, yo haba esperado hallar el aparcamiento vaco; pero haba coches aparcados frente a la casa: el Mercedes blanco arreglado con la matrcula PPK PHD que haba visto en la fiesta, y un viejo Toyota de un color crema de guisantes. Pas junto a ellos, llam a la puerta con los nudillos, esper, llam ms fuerte, y luego us el timbre. Poda or el campanilleo interno, y cualquiera que hubiese dentro tambin podra orlo. Pero nadie contest. Entonces mir abajo y vi un montn de correo en los escalones delanteros, mojado y estropeado. Y vi el orificio del buzn repleto de revistas y ms correspondencia. Llam de nuevo, mir en derredor. Hacia un lado haba un patio semicerrado, plantado con perennes y bugambilias trepadoras. Acababa en una puerta en arco, hecha con maderas envejecidas. Fui a la puerta y la empuj. Se abri. Pas por ella y camin hacia la parte trasera de la propiedad, a lo largo del lado sur de la casa. Cruc bajo un emparrado de madera y me encontr en un gran patio trasero: una suave extensin de csped, con los lmites marcados por altos rboles, parterres de flores de formas naturales, una piscina de rocas con fuente de burbujas y una cascada en la parte trasera que caa sobre una placa de cristal. O un clic. El patio fue baado por una suave y colorinesca luz y la piscina centelle color zafiro. Temporizadores. No brillaba ninguna luz desde dentro de la casa, pero una bombilla color rosa, colocada sobre un abedul iluminaba lo ms destacado de un patio interior que tena un toldo de tela y un suelo de baldosas mexicanas. Y varios grupos de lujoso mobiliario de t. Locin para el sol sobre una mesa, toallas de bao arrugadas sobre algunas de las sillas, con aspecto de llevar all ya algn tiempo. Ol moho y luego algo ms fuerte. Un bao interrumpido... Una de las puertas francesas estaba abierta. Lo bastante como para que el hedor saliese fuera. Lo bastante como para poder entrar.
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Me coloqu el pauelo sobre la nariz y la boca, e introduje la cabeza lo bastante como para ver una pesadilla coloreada de rosa. Usando el pauelo tante buscando el interruptor de la luz, y lo hall al fin. Dos cadveres, desparramados por sobre un desierto de alfombra berebere, apenas si reconocibles como humanos, de no ser por la ropa que cubra lo que quedaba de sus torsos. Me dio una arcada, mir a otra parte y vi altos techos con vigas vistas, muebles de hinchada tapicera. De gusto. Un buen decorador. Luego abajo de nuevo, al horror... Mir a la alfombra. Trat de perderme en la maldita alfombra: bien tejida. Inmaculada. Exceptuando las manchas que estaban ennegrecindose. Uno de los cadveres llevaba un traje de bao de mujer, de dos piezas, con un dibujo de flores color rosa. El otro unos pantalones cortos Speedo, en otro momento blancos, y una camisa hawaiana azul pavo real con un estampado de orqudeas rojas. La brillante tela destacaba sobre la glutinosa carne, color marrn verdoso. Rostros reemplazados por una masa de carne oleosa, agujereada. Carne cubierta por cabello... cabello rubio en los dos. El cabello del cuerpo del biquini ms claro y mucho ms largo. Coronado por una corteza marrn. Tuve otra arcada, me apret el pauelo contra la boca y nariz, aguant la respiracin, me sent ahogar, y me apart de los cadveres, retrocediendo. Sal de nuevo, de vuelta al patio trasero. Pero justo mientras estaba retrocediendo, mis ojos se sintieron atrados, a travs de las puertas francesas, hacia la parte posterior de la casa, arriba de una escalera de peldaos de baldosas. La escalera de atrs. Barandilla de hierro curvada. En el escaln superior otro montn en putrefaccin. Un vestido rosa. Lo que pareca ser cabello oscuro. Ms podredumbre, ms manchas oscuras, goteando escaleras abajo, como uno de esos repugnantes juguetes que son una masa viscosa. Me di la vuelta y corr, ms all de la piscina, a travs del csped hasta un parterre de flores iluminadas por el alumbrado nocturno, todas ellas de tonalidades malvas y azules que no eran de este mundo. Me inclin hacia ellas y aspir su perfume. Dulce. Demasiado dulce. Mis tripas se revolvieron. Trat de vomitar, pero no pude. Corr a lo largo del lateral de la casa, de vuelta al patio delantero, a travs del csped de la parte frontal.
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Camino vaco, silencioso. Todo este horror, y nadie con quien compartirlo! Volv al Seville, me sent dentro del coche oliendo a muerte. Saborendola. Al fin, a pesar de que el hedor segua conmigo, me cre ya capaz de conducir, y me dirig hacia el sur, Mandeville abajo, luego al este por Sunset. Deseando tener una mquina del tiempo, algo que pudiese girar hacia atrs las agujas del reloj. Girarlas del todo... Pero estaba dispuesto a conformarme con un cigarro fuerte, un telfono y una voz amistosa.
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Encontr una farmacia y una cabina de telfono en Brentwood. Milo lo cogi a la primera llamada, escuch lo que tena que decir, y me dijo a su vez: Saba que haba una razn para volver a casa pronto. Veinte minutos ms tarde lleg, por Mandeville y Sunset, y me sigui de vuelta a la casa del crimen. T qudate aqu me dijo, y le esper en el Seville, chupando una panatela barata, mientras l daba la vuelta por detrs. Un poco ms tarde reapareci, secndose la frente. Se meti en el asiento del pasajero, me tom un cigarro del bolsillo de la camisa y lo encendi. Lanz algunos anillos de humo, y luego comenz a tomarme declaracin, de un modo framente profesional. Tras llevarme hasta mi descubrimiento de los cadveres, baj su bloc de notas y me pregunt: Para qu viniste aqu, Alex? Le habl de las pelculas porno, del accidente fatal de D. J. Rasmussen, de cmo haba vuelto a surgir de nuevo el nombre de Leland Belding. La mano de Kruse estaba detrs de la mayor parte de estas cosas. Ya no queda mucho de esa mano coment. Los cuerpos llevaban ah un tiempo. Dej a un lado su bloc. Tienes alguna suposicin acerca de quin pudo ser? Rasmussen era un tipo explosivo dije. Mat a su padre. Durante los ltimos das haba estado hablando acerca de ser un pecador, de haber hecho algo terrible. Podra ser esto. Y por qu iba a matar a Kruse? No lo s. Quiz culpase a Kruse por la muerte de Sharon... Estaba patolgicamente unido a ella, sexualmente unido. Milo pens un rato. Qu es lo que has tocado ah dentro? El interruptor de la luz... pero con un pauelo. Qu ms?
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Los chicos de investigacin en el lugar del crimen llegarn aqu de un momento a otro. Vete. Desaparece antes de que empiece la fiesta. Milo... Vete, Alex. Djame hacer mi maldito trabajo. Me march, an saboreando la podredumbre a travs del amargor del tabaco. Todo lo que Sharon haba tocado se estaba convirtiendo en muerte. No pudiendo dejar de estar siempre hurgando en las mentes, me pregunt qu sera lo que la habra hecho ser de aquel modo. Qu clase de trauma infantil. Entonces, algo me impact: el modo en que haba actuado aquella terrible noche en que me la haba encontrado con la foto de su gemela. Dando patadas y puetazos, aullando, derrumbndose y acabando en posicin fetal. Tan parecido al comportamiento de Darren Burkhalter en mi consulta! Las reacciones al horror en su vida, que yo haba capturado en cinta de vdeo y luego revivido para un auditorio de abogados, sin caer en la conexin. Un trauma de la primera niez. Haca mucho me lo haba explicado. Continuando luego con una muestra de cario, tierno y amoroso. Mirando hacia atrs, lo vea como una manifestacin bien ensayada. Ms teatro? Era en el verano de 1981, en un hotel de Newport Beach, repleto de psiclogos en una convencin. Dentro de un bar de ccteles, que dominaba el puerto: grandes ventanales teidos, paredes tapizadas con papel aterciopelado color rojo, sillones con ruedecitas. Oscuro y vaco y oliendo a la fiesta de la noche anterior. Yo haba estado sentado a la barra, mirando al agua, contemplando a unos yates, de proas afiladas como dagas, cortar la superficie, que pareca de cristal soplado, del puerto deportivo. Dando sorbitos a una cerveza y comiendo un bocadillo reseco, mientras le prestaba media atencin a las quejas del barman.
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ste era un hispano bajo y con un gran tripn, de manos rpidas y un cobrizo rostro de indio. Lo contempl secar vasos como si fuera una mquina. Lo peor que he visto, sin duda alguna, s seor. En cambio, ah estn los vendedores: de seguros, de ordenadores, de lo que sea... los vendedores s que son unos buenos bebedores. Y los pilotos tambin. Eso me anima mucho le dije. Se lo digo yo, los vendedores y los pilotos. Pero, ustedes los psicos... nada de nada. Incluso los maestros que tuvimos el ao pasado eran mejores, y eso que no valan gran cosa. Mire cmo est este sitio... muerto. Girando la tapa de una botella de cebollitas de cctel, verti el jugo en la pica y puso las perlitas en una bandeja. De todos modos, cuntos de ustedes han venido a esta cosa? Unos pocos miles. Unos pocos miles. Agit la cabeza. Mire este lugar. Qu es lo que pasa, estn ustedes demasiado ocupados analizando a otra gente? O es que no les dejan pasrselo bien? Quiz le dije, reflexionando acerca de lo aburrida que haba sido la convencin. Pero las convenciones siempre lo eran. La nica razn por la que yo haba asistido a sta era porque me haban pedido que preparase un informe acerca del estrs en la niez. Habiendo ya ledo mi informe, contestado a las inevitables preguntas malintencionadas, estaba disfrutando de un poco de soledad antes de volverme a L. A., a realizar mi guardia nocturna en el pabelln de adolescentes. Quiz ustedes deberan de estudiarse a s mismos, amigo. Analizar el motivo por el que no les gusta divertirse. Buena idea. Puse algo de dinero sobre la barra y le dije. Tmese un trago a mi salud. Mir a los billetes. Seguro, gracias. Encendiendo un cigarrillo, se sirvi una cerveza y se inclin hacia delante. De todos modos, yo soy de los del vive y deja vivir. Si alguien no quiere divertirse, est bien; pero al menos que entre aqu y pida algo, entiende lo que le digo? Infiernos, que no se lo beba... lo puede analizar. Pero que pida algo y deje una propina. Que deje algo para un hombre que trabaja. Para un hombre que trabaja brind, alzando mi copa. La dej sobre la barra, vaca. Otra copa, Doc? Invita la casa. Me tomar una Coke.
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Era de imaginar. Un ron con Coca en marcha, sin ron y sin alegra. Puso la bebida sobre la barra y estaba a punto de decir algo ms, cuando se abri la puerta del bar y dej entrar el ruido del vestbulo. Sus ojos saltaron al fondo de la sala y exclam: Vaya, vaya! Mir por sobre mi hombro y vi a una mujer de blanco. De largas piernas, bien formada, con una nube de cabellos oscuros. En pie junto a la mquina de cigarrillos, la cabeza movindose de un lado al otro, como quien explora un territorio desconocido. Me era familiar. Me volv para mirarla mejor. Sharon. Definitivamente Sharon. En un vestido de lino hecho por una modista, con zapatos y bolso a juego. Me vio y me hizo un gesto con la mano, como si estuvisemos ciados. Alex! Y de inmediato estuvo a mi lado. Agua y jabn, hierba fresca... Se sent en el taburete que haba junto al mo, cruz las piernas y se baj la falda hasta encima de sus rodillas. El barman me hizo un guio. Algo de beber, seora? Seven-Up, por favor. S, seora. Despus de que le sirvi la bebida y se hubo apartado, ella me dijo: Tienes un excelente aspecto, Alex. Me gusta esa barba. Me ahorra tiempo por las maanas. Bueno, me parece que te queda bien. Dio un sorbito, juguete con la paletita de agitar. No dejo de or cosas buenas de ti, Alex. xitos acadmicos, todas esas publicaciones. He ledo muchos de tus artculos. He aprendido mucho de ellos. Me alegra or eso. Silencio. Finalmente me gradu dijo. El mes pasado. Felicidades, doctora. Gracias. Me cost ms tiempo del que pens que necesitara. Pero me vi metida en trabajo clnico y no me dediqu a escribir mi tesis con la diligencia que debera haberle dedicado.
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Seguimos sentados en silencio. A algunos pasos de distancia, el barman estaba silbando La Bamba y atarendose con el picador de hielo. Es bueno verte otra vez me dijo. No contest. Me toc el brazo. Mir a sus dedos hasta que finalmente los retir. Quera verte dijo al fin. Para qu? Quiero explicarte... No hay necesidad de explicar nada, Sharon. Es historia antigua. No para m. En esto tenemos diferencia de opiniones. Se me acerc ms, y me dijo: S que lo ech todo a perder con un susurro ahogado. Creme, lo s. Pero eso no cambia el hecho de que, despus de todos esos aos, an sigues conmigo. Buenos recuerdos, recuerdos muy especiales. Energa positiva. Percepcin selectiva afirm. No. Se acerc unos centmetros, volvi a tocarme el brazo. Pasamos algunos momentos maravillosos, Alex. Eso no lo olvidar nunca. No dije nada. Alex la forma en que... acabamos, fue horrible. Debiste de pensar que era una psictica... lo que sucedi fue psictico. Si supieras cuntas veces he querido llamarte, para explicarte...! Entonces, por qu no lo hiciste? Porque soy una cobarde. Me escapo de las cosas. Es mi estilo..., t lo comprobaste la primera vez que nos vimos, en la clase prctica. Sus hombros cayeron. Algunas cosas nunca cambian... Olvdalo. Como ya te he dicho, es historia antigua. Lo que tenamos era algo especial, Alex. Y yo permit que fuese destruido. Su voz sigui suave, pero con mayor tensin. El barman nos mir. Mi expresin hizo que sus ojos volviesen a su trabajo. Lo permitiste? Eso suena a bastante pasivo. Ella se ech atrs, como si la hubiese escupido en la cara. De acuerdo acept. Yo lo destru. Yo estaba loca. Fue un tiempo de locura en mi vida... no creas que no me ha sabido mal, un millar de veces, todo aquello.
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Se tirone del lbulo de la oreja. Sus manos eran suaves y blancas. Alex, el encontrarte aqu hoy no ha sido ningn accidente. Yo nunca asisto a convenciones, ni tena intencin de venir a sta. Pero cuando recib el folleto por correo dio la casualidad de que vi tu nombre en el programa y, de repente, dese verte de nuevo. Estuve en tu conferencia, me qued en la parte de atrs de la sala. El modo en que hablaste..., tu humanidad. Pens que podra tener una oportunidad. Una oportunidad de qu? De ser amigos. De olvidar los malos sentimientos. Considralos olvidados. Misin cumplida. Ella se inclin hacia delante, de modo que nuestros labios casi se tocaban, agarr mi hombro y susurr: Por favor, Alex, no seas vengativo. Djame que te lo muestre. Haba lgrimas en sus ojos. Que me muestres qu? Un lado diferente de m. Algo que nunca le he mostrado a nadie. Caminamos a la parte delantera del hotel, y esperamos a los aparcacoches. Coches separados dijo ella, sonriente. As podrs escaparte cuando lo desees. La direccin que me dio estaba en la parte sur de Glendale, la parte baja de la poblacin, llena de aparcamientos de los negocios de venta de coches usados, casas en ruinas, pensiones para transentes, tiendas de empeos y restaurantes de baratillo. A casi un kilmetro al norte del Brand, la Glendale Galleria estaba en construccin: un tributo en ladrillo a la nueva riqueza. Pero, aqu abajo, boutique an era una palabra en francs. Ella lleg antes que yo, y estaba sentada en su pequeo Alfa rojo, frente a un edificio de un solo piso, estucado en marrn. El lugar tena un aspecto que recordaba a una crcel: ventanas estrechas, con barrotes, la puerta delantera una plancha de acero pulimentado, nada de decoracin externa, excepto un sediento rbol liquidmbar que lanzaba sus escasas sombras sobre el tejado de papel asfltico. Se reuni conmigo en la puerta, me dio las gracias por venir, y luego apret el timbre que haba en medio de la puerta de acero. Unos momentos ms tarde sta fue abierta por un hombre robusto, negro como el carbn, con el cabello corto y una barbita de chivo. Llevaba un pendiente de diamantes en una oreja, y una chaqueta de uniforme color azul sobre una camiseta de manga corta y tejanos. Cuando vio a Sharon le dedic una sonrisa llena de fundas de oro.
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Buenas tardes, doctora Ransom. Su voz era aguda y amable. Buenas tardes, Elmo. ste es el doctor Delaware, un amigo mo. Me alegra conocerle, seor. A Sharon: Est arreglada y peripuesta y preparada para usted. Eso es estupendo, Elmo. Se ech a un lado y entramos en una sala de espera con un suelo en linleo color sangre de buey y amueblada con sillas de plstico naranja y mesas verdes. A un lado haba una oficina marcada RECEPCIN, con una ventana que era un cuadrado de metacrilato amarillento. Pasamos al lado y llegamos a otra puerta de acero en la que se indicaba: PROHIBIDA LA ENTRADA. Elmo seleccion una llave de una gruesa anilla y abri la cerradura. Entramos a la luz y a un jaleo tremendo: una larga y alta sala, con ventanas cerradas por contraventanas de acero y un techo fluorescente que irradiaba una fra y plana imitacin de la luz del sol. Las paredes estaban cubiertas por hojas de plstico verde esmeralda, el aire era clido y rancio. Y, por todas partes, movimiento. Como un ballet dejado al azar. Docenas de cuerpos, agitndose, balancendose, tropezando, brutalizados por la Naturaleza y el dedo del sino. Miembros congelados o atrapados en un inacabable espasmo ateoide. Bocas cadas, babeantes. Espaldas encorvadas, espinas dorsales rotas, miembros que faltaban o estaban atrofiados. Contorsiones y muecas nacidas de cromosomas echados a perder y caminos neurales descarrilados, todo ello convertido en ms cruel por el hecho de que todos aquellos pacientes eran jvenes... quinceaeros o adultos de poca ms edad, que nunca conoceran los placeres que da la falsa inmortalidad de la juventud. Algunos de ellos se agarraban a andadores y medan su avance en milmetros. Otros, contrados y rgidos como estatuas de yeso, se encabritaban y luchaban contra los confines de sillas de ruedas. Los que ms tristeza causaban de entre ellos estaban derrumbados, flcidos como invertebrados, en carritos de lados altos y cochecitos metlicos que se parecan, en un tamao desmesurado, a los de los bebs. Nos abrimos paso entre un mar de ojos vidriados, tan inertes como botones de plstico. Ms all de caras sin cordura que nos contemplaban desde el santuario de cuero de unos protectores de cabeza, una audiencia de rostros inertes, no perturbados por el menor destello de consciencia. Una galera de deformidades..., una cruel muestra de todo lo que poda echarse a perder en la caja en la que llegan los humanos. En un rincn de la sala una televisin grande, con antena interior, atronaba a todo volumen con un programa de concurso, con los chillidos de los participantes compitiendo con la chchara sin palabras
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y los alaridos inconexos de los pacientes. Los nicos que miraban el programa eran la media docena de enfermeros de chaquetas azules. Nos ignoraron mientras pasbamos. Pero los pacientes s que se dieron cuenta. Como imantados, se agolparon hacia Sharon, comenzaron a acumularse en su derredor rodando en sus sillas o trastabillando. Pronto estuvimos totalmente rodeados. Los enfermeros ni se movieron. Ella meti la mano en su bolso, sac una caja de pastillas de goma y comenz a distribuirlas. Cuando vaci una caja apareci otra. Y otra. Tambin reparta otra clase de dulzura, besando cabezas deformes, abrazando cuerpos contrahechos. Llamando a los pacientes por su nombre, dicindoles el buen aspecto que tenan. Ellos competan por sus favores, suplicaban les diese las pastillas de goma, lloraban presa del xtasis, la tocaban como si fuese milagrosa. Pareca ms feliz de lo que jams la hubiese visto: completa. Una princesa de cuento de hadas, reinando sobre el pas de los deformes. Finalmente, acabadas las pastillas de goma, dijo: Eso fue todo, gente. Tengo que irme. Gruidos, gemidos, unos minutos ms de caricias y apretones. Un par de enfermeros se acercaron y comenzaron a separar a los pacientes. Finalmente pudimos apartarnos. Se reanud el caos. Elmo dijo: Desde luego, la quieren mucho. Sharon no pareci orlo. Los tres caminamos hasta el extremo de la gran sala, hacia una puerta sealada UNIDAD DE PACIENTES INTERNOS, que estaba protegida por una verja de hierro de acorden, que Elmo corri. Otro giro de una llave y la puerta se abri a su vez y luego se cerr tras de nosotros, y todo qued en silencio. Caminamos por un pasillo cubierto por el mismo plstico chilln, y pasamos un par de galeras vacas, que hedan a enfermedad y desesperacin, una puerta con una ventana de cristal y rejilla metlica que nos permiti ver a varias chaparras mujeres mexicanas trabajando en una humeante cocina industrial, otro pasillo verde y, finalmente, una puerta que era otra hoja de acero, marcada PRIVADO. Al otro lado un nuevo ambiente: mullidas alfombras, suave iluminacin, paredes empapeladas, aire perfumado y msica... los Beatles, tal como los interpretaba una somnolienta orquesta de cuerda. Cuatro puertas marcadas PRIVADO. Cuatro puertas de roble, provistas de mirillas de latn. Elmo abri una de las puertas y dijo: Ya est.
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La habitacin era color marrn claro y decorada con litografas de los impresionistas franceses. Ms alfombras gruesas y luz suave. Molduras y decoraciones en roble en el techo. Buenos muebles: un chiffonier antiguo, un par de fuertes sillas de roble. Dos generosas ventanas en arco, con barrotes y cerradas por un cristal opaco, pero cubiertas con cortinas de puntillas. Floreros estratgicamente colocados. El lugar ola como un prado, pero yo no estaba prestando atencin a los toques del decorador. En el centro de la habitacin haba una cama de hospital, cubierta por un edredn rosa perla, que cubra hasta el cuello a una mujer morena. Su piel era blanco-griscea, sus ojos grandes y de un profundo azul..., el mismo color que los de Sharon, pero peliculados e inmviles, apuntados directamente hacia el techo. Su cabello era negro y espeso, desparramado por sobre la mullida almohada, decorada con una orla de puntillas. El rostro que enmarcaba estaba demacrado, reseco, inmvil como una mascarilla en yeso. Su boca estaba entreabierta: un agujero negro tachonado con dientes raquticos. Un dbil movimiento agitaba el edredn. Una respiracin dbil, luego nada, despus reignicin, anunciada por un gemido, como de mueco de juguete cuando lo aprietas. Estudi su cara. Era menos un rostro que el apunte de un rostro... un andamiaje anatmico, despojado del adorno de la carne. Y, en algn lugar entre las ruinas, un parecido. Un recuerdo de Sharon. sta la estaba agarrando, acunndola, besndole el rostro. Gemido de mueco. Una silla giratoria, junto al lecho, contena una jarra y vasos, un peine y cepillo para el cabello en carey, y unos tiles de manicura a juego. Lpiz de labios, pauelos de papel, cosmticos, esmalte de uas. Sharon seal a la jarra. Elmo llen un vaso con agua y se lo entreg, luego se fue. Sharon inclin el borde del vaso hacia los labios de la mujer. Parte del agua se le verti barbilla abajo. Sharon sec la plida piel y la bes. Me gusta tanto verte, encanto le habl. Elmo dice que te portas muy bien. La mujer sigui tan en blanco como la cscara de un huevo. Sharon la arrull como una paloma, y la fue acunando. El edredn fue cayndose, mostrando un inerte espectro que era un cuerpo envuelto en una bata rosa de franela, contrado, pattico... demasiado frgil para ser viable. Pero la respiracin continuaba.
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Shirlee, tenemos visita. Es el doctor Alex Delaware. Es un buen hombre. Alex, te presento a la seorita Shirlee Ransom, mi hermana. Mi gemela. Mi compaera silenciosa. Yo, simplemente, me qued all. Ella acarici el cabello de la mujer. Clnicamente es ciega y sorda..., funcionamiento cortical mnimo. Pero yo s que nota a la gente, que tiene alguna conciencia de lo que la rodea. Puedo notarlo..., ella emite pequeas vibraciones. Una tiene que estar sintonizada a ellas, tiene que estar en contacto fsico con ella para notarlas. Tom mi mano, la puso sobre una frente fra y seca. Y, volvindose hacia Shirlee: No es cierto, cario? Sabes lo que est pasando, no? Hoy ests casi zumbando. Y, con una breve mirada, me invit: Dile algo, Alex. Hola, Shirlee. Nada. Eso es dijo Sharon. Est zumbando. No haba dejado de sonrer, pero haba lgrimas en sus ojos. Solt mi mano, habl con su hermana: Es Alex Delaware, cario. Ya te he hablado de l. Es guapo, verdad? Guapo y bueno. Aguard, mientras ella hablaba con una mujer que no poda orla. Le cant, le cotille cosas de la moda, la msica, recetas de cocina, los acontecimientos de actualidad. Luego dobl hacia abajo el edredn, hacia arriba la bata y dej al descubierto unas costillas de despojo de pollo, patitas de palito, rodillas puntiagudas, piel suelta color gris cieno..., como los restos de una forma femenina tan patticamente marchita, que tuve que mirar hacia otro lugar. Sharon dio la vuelta a su hermana, suavemente, buscndole ulceraciones de la cama. Frotando, acariciando y masajeando, flexionando y estirando piernas y brazos, haciendo girar la mandbula, examinndola tras de las orejas, antes de taparla de nuevo. Despus de volver a arroparla con el edredn y ahuecarle la almohada, le dio un centenar de pases al cabello con el cepillo, le sec el rostro con un trapo hmedo y maquill las secas mejillas con base y colorete. Quiero que se parezca lo ms posible a una dama. Para mantener su moral. Por su propia imagen femenina.
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Qu bonitas las tienes, Shirl! Volvindose hacia m: Las tiene tan sanas..., crecen ms rpidas que las mas! No es curioso, Alex? Luego, nos sentamos en el Alfa y Sharon llor un poco. Despus, empez a hablar en aquellas tonalidades tonas que haba usado para contarme la muerte de sus padres: Ambas nacimos siendo absolutamente iguales. Copias de papel carbn una de la otra... quiero decir que nadie nos distingua la una de la otra. Lanz una carcajada. A veces, ni nosotras mismas nos podamos diferenciar. Recordando la fotografa de las dos nias pequeas, dije: Haba una diferencia: erais gemelas idnticas de espejo. Eso pareci estremecerla. S. Eso..., ella es zurda, yo soy diestra. Y los rizos de nuestro cabello van en direcciones opuestas. Apart la vista de m, dio unos golpecitos al aro de madera del Volante. Es un extrao fenmeno, eso de los monozigotos de imagen de espejo, hablando desde un punto de vista cientfico. Bioqumicamente, no tiene ningn sentido. Dada una estructura gentica idntica en dos individuos, no debera haber ninguna diferencia entre ellos, cierto? Y an menos una inversin de los hemisferios cerebrales. Sus ojos adquirieron una expresin soadora, y los cerr. Te agradezco mucho que hayas venido. Realmente significa mucho para m. Yo tambin estoy contento de haber venido. Me tom la mano, la suya temblaba. Adelante le dije. Me estabas hablando de lo muy similares que sois las dos. Copias de papel carbn prosigui. E inseparables. Nos queramos la una a la otra con una intensidad que nos sala de lo ms profundo de nuestras entraas. Vivamos la una para la otra, lo hacamos todo juntas, llorbamos histricamente cuando nos separaban, hasta que ya nadie lo volvi a intentar. ramos ms que hermanas, ms que gemelas... compaeras. Compaeras psquicas, compartiendo una consciencia. Como si cada una de nosotras slo pudiese estar completa en presencia de la otra. Tenamos nuestros propios idiomas, dos de ellos, uno hablado y el otro de gestos y miradas secretas. Nunca dejbamos de comunicarnos... incluso en
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nuestro sueo tendamos las manos y nos tocbamos. compartamos las mismas intuiciones, las mismas percepciones. Se detuvo.
Probablemente esto te suene extrao. Es difcil explicrselo a alguien que nunca ha tenido un gemelo, Alex; pero creme: todas esas historias que se cuentan acerca de sincrona de sensaciones son ciertas. Desde luego lo fueron para nosotras. Aun ahora, a veces me despierto en medio de la noche con un dolor en mi tripa o un calambre en un brazo. Y llamo a Elmo y ste me dice que Shirlee ha pasado una mala noche. No me parece extrao. Ya he odo eso antes. Gracias por decir eso. Me bes en la mejilla, se tirone el lbulo de la oreja. Cuando ramos pequeas tuvimos una maravillosa vida juntas: Mami y Papi, el gran piso de Park Avenue..., todas aquellas habitaciones, con cmodas y armarios en los que nos podamos meter dentro. Nos encantaba ocultarnos..., nos encantaba ocultarnos al mundo. Pero nuestro lugar favorito era la casa de verano en Southampton. La propiedad llevaba generaciones en la familia. Hectreas de hierba y arena. Una vieja y enorme monstruosidad de casa blanca, con suelos crujientes, mobiliario de enea que se estaba haciendo pedazos de viejo, antiguas y polvorientas alfombras, un hogar en piedra. Se alzaba en lo alto de un faralln que dominaba el ocano y que descenda hasta el agua en un par de lugares. Nada muy elegante: slo un par de torturados pinos viejos y dunas perezosas. La playa se extenda en forma de creciente, muy ancha y hmeda, y llena de hoyitos de almejas. Haba un atracadero, con barcas de remos aseguradas al mismo..., danzaban a las olas, golpeaban contra la madera deformada. Eso nos asustaba, pero de un modo amable... y nos gustaba asustarnos a Shirl y a m. En otoo, el cielo siempre tena esa maravillosa tonalidad gris, con puntitos amarilloplateados all donde el sol se abra camino. Y la playa estaba llena de cangrejos herradura y ermitaos, y medusas e hilos de algas que acababan en la orilla, en grandes enredos. Nos tirbamos sobre esos los, nos envolvamos con ellos, totalmente pringosas, y fingamos ser dos princesitas sirenas con nuestros vestidos de seda y collares de perlas. Se detuvo, se mordi el labio, y sigui: En el lado sur de la propiedad haba una piscina. Grande, rectangular, de baldosas azules, con caballitos de mar pintados en el fondo. Mami y Papi nunca acabaron de decidirse por si queran una piscina abierta o cubierta, as que llegaron a un compromiso y construyeron sobre ella una casita, de enrejado blanco a los lados y con un techo encima, y el enrejado cubierto por hiedra salvaje. La usbamos mucho en verano, llenndonos de sal en el ocano y luego quitndonosla con el agua dulce. Papi nos ense a nadar cuando tenamos dos aos, y aprendimos con rapidez... nos acostumbramos al agua como dos pequeos renacuajos, sola decir l.
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Otra pausa para recobrar el aliento. Un largo perodo de silencio que me hizo preguntarme si no habra acabado. Cuando habl de nuevo, su voz era ms dbil. Cuando acababa el verano, nadie le prestaba demasiada atencin a la piscina. Los cuidadores no siempre limpiaban a fondo y el agua se pona verde por las algas, ola mal. Shirl y yo tenamos prohibido ir all, pero eso slo lo haca ms atractivo. En el momento en que nos quedbamos solas, corramos all, atisbbamos a travs del enrejado, veamos aquel agua apestosa y nos imaginbamos que era una laguna llena de monstruos. Monstruos repugnantes que surgiran de entre aquella podredumbre y nos atacaran. Y decidimos que el mal olor era porque los monstruos estaban llenando el agua con sus excrementos..., caca de monstruo. Sonri, agit la cabeza . Bastante repulsivo, no? Pero exactamente el tipo de fantasas que se imaginan los nios para dominar sus miedos. Asent con la cabeza. El nico problema, Alex, fue que nuestros monstruos se materializaron. Se sec los ojos, sac la cabeza por la ventanilla e inspir profundamente. Perdona dijo. No pasa nada. S, s lo pasa. Me dije a m misma que mantendra la compostura. Ms inspiraciones profundas. Era un da fro, un sbado gris. A finales de otoo. Tenamos tres aos de edad, llevbamos puestos vestidos iguales de lana, con leotardos gruesos de lana y zapatos de charol, recin estrenados, que le habamos suplicado a Mami nos dejase usar, a cambio de prometerle que no los rayaramos en la arena. Era nuestro ltimo fin de semana en la playa, hasta la siguiente primavera. Nos habamos quedado ms de lo que hubisemos debido, pues la casa tena una mala calefaccin, y el fro estaba colndose desde el ocano, era ese estilo de helor agudo, de la Costa Este, que se te mete en los huesos y se queda all. El cielo estaba tan lleno de nubes de lluvia que casi era negro... y daba ese extrao olor como de moneda vieja que desprende el cielo de la costa antes de una tormenta. Nuestro chfer se haba ido al pueblo a llenar el depsito y hacer que revisasen el coche antes de hacer el viaje de vuelta a Manhattan. El resto de la servidumbre estaba atareado, limpiando la casa. Mami y Papi estaban sentados en el solrium envueltos con mantas, tomndose un ltimo martini. Shirl y yo corretebamos de una habitacin a otra, desempaquetando lo que haba sido empaquetado, abriendo lo que haba sido cerrado, riendo y bromeando y, en general, metindonos en el camino de todo el mundo. Nuestro nivel de travesura era alto, porque sabamos que no bamos a volver all por un tiempo, y estbamos decididas a sacarle todo el jugo posible al
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da, en lo que a diversin se refera. Finalmente, Mami y la servidumbre tuvieron ya bastante. Nos colocaron unos abrigos gruesos, nos pusieron chanclas de goma sobre nuestros zapatos nuevos, y nos mandaron con el aya a recoger conchas. Corrimos a la playa, pero la marea estaba subiendo y se haba llevado todas las conchas, y las algas estaban demasiado fras para poder jugar con ellas. El aya empez a flirtear con uno de los jardineros. Nos escapamos, y nos dirigimos directamente a la piscina. La puerta estaba cerrada, pero no con llave; el candado estaba en el suelo. Uno de los cuidadores haba empezado a vaciar y limpiar la piscina; haba cepillos y redes, y productos qumicos y montones de algas por todas partes alrededor de la piscina..., pero el hombre no estaba all. Y se haba olvidado de cerrar. Nos colamos dentro. Dentro estaba oscuro; a travs del enrejado slo se vean cuadrados de cielo negro. El agua sucia estaba siendo succionada por medio de una manguera del jardn que iba hasta un sumidero de grava. Quedaban an unas tres cuartas partes del agua, que ahora era verde cido y burbujeante, y ola peor que nunca, con el gas sulfhdrico mezclado con todos los productos qumicos que haba vertido el trabajador. Nuestros ojos empezaron a escocernos. Comenzamos a toser, luego nos echamos a rer. Aquello era realmente monstruoso..., nos encantaba! Empezamos a fingir que los monstruos se estaban alzando de la masa ptrida, y comenzamos a perseguirnos la una a la otra por la piscina, aullando y rindonos, poniendo caras de monstruo, yendo ms y ms deprisa y ponindonos frenticas... en un estado hipntico. Todo se desdibuj: slo nos veamos la una a la otra. El cemento estaba resbaladizo con todas aquellas algas y la espuma de los productos qumicos. Nuestras chanclas eran de suela pulida y empezamos a patinar por all. Eso tambin nos gust: nos imaginamos que estbamos en una pista de hielo, tratamos deliberadamente de patinar. Nos lo estbamos pasando muy bien, perdidas en el momento, enfocadas en nuestros propios interiores... como si furamos un solo ser. Y dimos vueltas y vueltas, aullando y resbalando y patinando. Entonces, de repente, vi a Shirl lanzarse en una gran patinada y seguir patinando; y vi una expresin terrible aparecer en su rostro mientras extenda los brazos para equilibrarse. Pidi auxilio. Supe que aquello ya no era juego, y corr a agarrarla, pero ca de culo y justo en ese momento ella lanz un horrible alarido y se hundi, pies por delante, en la piscina. Me puse en pie, vi sobresalir su mano, con sus dedos cerrndose y abrindose, me lanc hacia ella, pero no la poda alcanzar, as que me ech a berrear y gritar pidiendo ayuda. Resbal de nuevo y corr a caerme de culo, finalmente pude ponerme en pie y corr al borde de la piscina. La mano de ella haba desaparecido. Aull su nombre, y eso hizo acudir al aya. La cara que haba puesto mi hermana, la sorpresa, el terror mientras se hunda, seguan conmigo, y no dej de
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berrear, mientras el aya me preguntaba dnde estaba. No poda contestarle. La haba absorbido, me haba convertido en ella. Yo saba que ella se estaba ahogando, yo misma poda sentir que no me era posible respirar y me ahogaba, saboreaba el agua ptrida llenando mi nariz, mi boca y mis pulmones! El aya me estaba zarandeando, abofetendome. Yo estaba hiperventilando, pero de algn modo consegu sealar a la piscina. Entonces llegaron Mami, y Papi y parte de la servidumbre. El aya se tir al agua. Mami estaba gimiendo a gritos: Mi nenita, ay mi nenita!, mordindose los dedos... manchndose la ropa de rojo. El aya estaba buceando, saliendo a la superficie y jadeando, cubierta de porquera. Papi se quit los zapatos a patadas, se arranc la chaqueta y se zambull. Una zambullida perfecta. Un momento ms tarde sali a la superficie con Shirlee en brazos. Estaba inerte, totalmente cubierta de porquera, plida y con cara de muerta. Papi trat de hacerle la respiracin artificial. Mami an jadeaba... sus dedos chorreaban sangre! El aya estaba desplomada en el suelo, tambin ella aparentemente muerta. Las criadas estaban sollozando. Los cuidadores miraban..., pens que a m. Me estaban culpando a m! Empec a aullar y araarles, alguien dijo: Llevosla de aqu, y todo se puso oscuro. El contarme la historia la haba hecho quedar baada en sudor. Le di mi pauelo. Lo tom sin comentario alguno, se sec el rostro, y continu: Me despert de vuelta ya en Park Avenue. Era el da siguiente, alguien deba de haberme dado un sedante. Me dijeron que Shirlee haba muerto, y la haban enterrado. Ya no se volvi a hablar de ella. Mi vida haba cambiado, estaba vaca..., pero no quera hablar de aquello. Ni siquiera ahora puedo hablar de aquello. Baste con decir que tuve que reconstruirme, que aprender a ser una nueva persona. Una compaera sin compaera. Lo llegu a aceptar, a vivir en mi cabeza, apartada del mundo. Y, al cabo, dej de pensar en Shirlee..., dej de hacerlo de un modo consciente. Hice todo lo que se esperaba de m: siendo una buena chica, sacando buenas notas, no alzando jams la voz. Pero estaba vaca... me faltaba algo. As que decid hacerme psicloga, para descubrir qu era ese algo. Me traslad aqu, te conoc, comenc realmente a vivir. Pero entonces todo volvi a cambiar, al morir Mami y Papi. Tuve que regresar al Este para hablar con su abogado. Era un hombre agradable: un hombre apuesto, de aspecto paternal; lo recordaba vagamente de algunas fiestas en casa. Me llev a la Russian Tea Room y me habl del fondo en fideicomiso, de la casa; me habl un montn de mis nuevas responsabilidades, pero no acababa de ser claro y de decirme cules eran. Cuando al fin le pregunt de qu me estaba hablando, se puso claramente nervioso y pidi la cuenta. Salimos del restaurante, caminamos por la Quinta Avenida, pasando frente a todas aquellas bonitas tiendas que tanto le haban
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gustado a Mami. Caminamos en silencio durante varias manzanas y, al fin, me habl de Shirlee. De que no haba muerto, que estaba comatosa cuando Papi la haba sacado de la piscina, y se haba quedado as: daada, con funcionamiento cerebral mnimo. Y durante todo el tiempo en que yo la haba credo muerta, haba estado viviendo en una institucin mdica, en Connecticut. Mami era toda una dama, muy seora ella pero no era fuerte, no saba cmo enfrentarse a la adversidad. El abogado me dijo que se daba cuenta de que aquello me llegaba como un autntico shock, que lamentaba que yo me sintiese mal, por creer que todos me haban estado mintiendo; pero que aquello era lo que Papi y Mami haban credo mejor. Sin embargo, ahora mis padres haban desaparecido y, dado que yo era su pariente ms prximo, Shirlee era responsabilidad ma. Pero aquello no tena que convertirse en una carga para m. l..., su firma legal, asumiran la tutora de mi hermana, se ocuparan de todas las cuestiones financieras, administraran su fondo en fideicomiso, para asegurarse de que siguiesen siendo pagados sus gastos mdicos. No haba ninguna necesidad por mi parte de alterar mi forma de vida. Tena unos papeles que yo deba firmar, y ellos se ocuparan del resto. Me desbord una ira de la que no me crea capaz, comenc a gritarle all mismo, en la Quinta Avenida, exigiendo verla. Trat de convencerme para que no lo hiciera, me dijo que deba al menos esperar hasta que se me pasara el shock. Pero yo insist, tena que verla de inmediato. Pidi una limusina. Viajamos a Connecticut. El sitio era grande y de aspecto agradable: una vieja mansin de piedra, prados bien cuidados, un gran porche-solario, enfermeras con uniformes almidonados, doctores con acento alemn. Pero ella necesitaba algo ms que esto: necesitaba ver a su compaera. Le dije al abogado que ella se iba a venir conmigo a mi regreso a California, as que la tuviesen preparada para viajar en una semana. De nuevo trat de hacerme cambiar de idea. Me dijo que ya antes haba visto este tipo de cosa: el sentido de culpabilidad del superviviente. Y, cuanto ms hablaba, ms me enfadaba yo... pobre hombre! Pero, como yo ya era mayor de edad, no tena eleccin. Regres a L. A. llena de buenos propsitos, orgullosa con el deber cumplido..., ya no era una estudiante ms en la maquinaria universitaria, era una mujer con una misin en la vida. Pero en el mismo momento en que entr en mi habitacin del Colegio Mayor, cay sobre m lo tremendo que era todo aquello. Me di cuenta de que mi vida ya no volvera a ser la misma, que ya nunca sera normal. Me enfrent a ello no parando ni un instante, dndole rdenes al abogado, trasladndome a la casa, firmando papeles. Convencindome a m misma, Alex, de que estaba al cargo de todo. Le encontr este hospital..., no tiene un aspecto demasiado agradable por fuera, pero la tratan de un modo muy especial. Elmo es fantstico, est totalmente dedicado a los cuidados personalizados.
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Alz mi mano hasta su mejilla, luego la coloc sobre su regazo y la apret all, firmemente. Y ahora te toca el turno, Alex. Tu entrada en este folln. La noche en que me hallaste con la foto era poco despus de que hubieran trado a Shirlee en avin... vaya trabajo slo el sacarla de un avin y meterla en una ambulancia! Llevaba das sin dormir y estaba en tensin y fatigada. La foto haba llegado en una caja con otros papeles de la familia: estaba en el bolso de Mami el da en que muri. Comenc a mirarla, y me ca dentro de ella, como Alicia se cay agujero abajo. Estaba tratando de integrarlo todo, de recordar los buenos viejos tiempos. Pero al mismo tiempo me senta muy irritada por haber sido engaada, por el hecho de que mi vida entera haba sido un engao..., cada momento teido de mentiras. Me senta mala, Alex, llena de nuseas. Tena arcadas que me surgan de lo ms profundo del estmago. Era como si la foto me hubiese atrapado... me estuviese devorando del mismo modo que la piscina se haba tragado a Shirlee. Me qued como atontada, lo estuve durante das..., estaba colgando de mi cordura por un hilo cuando llegaste t. No te o llegar, Alex. Ni te vi hasta que estuviste encima de m. Y parecas irritado, como juzgndome. Regandome. Cuando tomaste la foto del suelo y la examinaste, fue como si me hubieses invadido, o te hubieras abierto paso con violencia al interior de mi dolor privado. Y yo quera ese dolor para m sola..., quera algo para m sola. As que estall. Lo siento mucho. Devolv la presin de su mano. No pasa nada. El siguiente par de semanas fue horrible, una pura pesadilla. Me preocupaba lo que haba hecho contigo y conmigo; pero, francamente, no tena fuerzas para poder hacer algo al respecto, me culpaba porque no poda obligarme a sentir algo ms de emocin. Tena tanto de lo que preocuparme: mi rabia contra mis padres por haberme mentido, mi dolor por haberlos perdido, mi ira contra Shirlee por regresar tan estropeada, por ser incapaz de responder a mi amor. En ese tiempo no me di cuenta de que estaba vibrando, tratando de comunicarse conmigo. Eran demasiados cambios a la vez. Como una maraa de cables cargados que se entrecruzaban y me abrasaban el cerebro. Me busqu ayuda. Kruse. A pesar de lo que t opines de l, me ayud, Alex. Me ayud a recomponerme. Y me dijo que t vendras a buscarme, lo que me hara saber que te preocupabas por m. Y yo me preocupaba por ti..., por esto finalmente me obligu a verme contigo, a pesar de que Paul me dijo que an no estaba preparada. Y tena razn: me port como una ninfomanaca porque me senta que no vala nada, que haba perdido el control, y pensaba que te deba algo. El actuar como una
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bomba ertica me haca sentir que controlaba la situacin, como si estuviera despojndome de mi vieja personalidad y adoptando una nueva; pero slo por poco tiempo. Luego, mientras t dormas, sent desprecio por lo que yo haba hecho, y sent desprecio por ti. Y lo ech todo encima tuyo, porque t estabas all. Apart la mirada. Y, porque t eras bueno, yo ech a perder lo que tenamos, pues era incapaz de tolerar la bondad. Alex: no crea merecerme la bondad. Y, despus de tantos aos, an lamento aquello. Me qued sentado, tratando de asimilarlo todo. Se inclin hacia m y me bes. Gradualmente, el beso fue calentndose y hacindose ms profundo y nos encontramos apretados el uno contra el otro, tocndonos, con nuestras lenguas bailando. Despus, ambos nos apartamos. Sharon... S, lo s dijo ella. Otra vez no. Cmo sabras si ests a salvo? Yo... Coloc un dedo sobre mis labios. No hay razn para dar explicaciones, Alex. Es historia antigua. Slo quera demostrarte que no soy totalmente mala. Me qued en silencio, no le dije lo que me pasaba por la cabeza. Que quiz podramos volver a empezar... lenta, cuidadosamente. Ahora que los dos habamos crecido. Ahora te dejar ir cort ella el silencio. Volvimos, cada uno en su coche. De vuelta de la casa de Kruse, me qued sentado en mi sala de estar, con las luces apagadas y le di vueltas a todo, una y otra vez, dentro de mi cabeza: Park Avenue, veraneos en Southampton. Mami y Papi. Martinis en el solrium. Estereotipos de la alta sociedad. Mi vida entera haba sido un engao... cada momento teido de mentiras. Pens en Shirlee Ransom. Vegetativa. Chillando como un mueco. Me pregunt si algn retazo de la historia habra sido cierto. Si amaba a su gemela, cmo poda haberse matado, abandonando a una impedida sin esperanza alguna de curacin? A menos que Shirlee tambin estuviera muerta. S y S, compaeras silenciosas. Un par de niitas, hermosas, de cabello oscuro. Montaas al fondo. Cornetes de helado en manos opuestas.
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De repente me di cuenta de lo que me haba estado preocupando de la pelcula porno..., aquello que todo el rato haba estado en la punta de mi lengua y no haba podido expresar. Sharon era diestra, pero para acariciar, para dar masajes en la pelcula, haba preferido la mano izquierda. El actuar como una bomba ertica me haca sentir que controlaba la situacin, como si me estuviera despojando de mi vieja personalidad y adoptado una nueva. Cambiando? Probando una nueva identidad? La mano izquierda. La siniestra... Siniestra: algunas culturas primitivas consideraban aquello como malvado. Colocndose una peluca rubia y convirtindose en una chica mala... una zurda chica siniestra. De repente, algo de la historia del accidente en la piscina me empez a preocupar..., algo que no me haba preocupado seis aos antes, cuando quera creerla. Los detalles, las imgenes tan coloristas. Demasiado complejo para una nia de tres aos. Demasiado para ser recordado por alguien que casi era un beb. Detalles practicados. O una mentira bien aprendida? Se la haban enseado? Le haban amplificado la memoria? Como se hace mediante la hipnosis. Como hacia Paul Kruse, experto hipnotizador. Cineasta amateur. Profesional de lo srdido. Ahora estaba seguro de que l haba sabido lo suficiente como para llenar todos los espacios en blanco. Y haba muerto con ese conocimiento. De un modo horrible, sangriento, llevndose a dos personas ms con l. Y yo, ms que nunca, quera saber el porqu.
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Sintindome infectado, portador de alguna espantosa enfermedad, anul mi vuelo a San Luis, encend la tele, y me busqu algo de compaa electrnica. El asesinato de los Kruse era la noticia que abra el telediario de las once, completa con barridos de las cmaras porttiles de la casa del crimen y fotos de archivo de Paul y Suzanne en sus mejores tiempos. La tercera vctima era identificada como Lourdes Escobar, de veintids aos, nativa de El Salvador, que trabajaba como criada de los Kruse. Su foto mostraba a una mujer joven, de rostro abierto, con cabello negro muy liso y ojos oscuros. Vctima inocente, pronunci el comentarista, bajando su voz y rezumando irona. Haba huido de la guerra civil y pobreza de su tierra natal, empujada por el sueo de una vida mejor, slo para hallar una muerte violenta, entre el lujo seductor de la ciudad de Los ngeles... Ese tipo de filosofa barata significaba que no saba mucho de lo que hablaba. Fui pasando de uno a otro canal, ansioso de informacin. Los tres informativos eran similares en estilo y falta de datos, con los periodistas de calle hablando con los comentaristas del estudio, en lugar de con la audiencia, preguntndose en voz alta si alguno de los pacientes de Kruse se habra vuelto homicida, o si simplemente era uno ms de los hechos sangrientos que ocurran al azar en L. A. Absorb predicciones acerca de las previsibles buenas ventas que iban a hacer las armeras y las tiendas de animales que ofrecan perros guardianes feroces. Un periodista se llev una mano a una oreja, y dijo: Un momento, vamos a escuchar una declaracin de la polica. La cmara pas a Cyril Trapp, aclarndose la boca. Su camisa era de perfecto azul televisivo. Su cabello blanco brillaba como un casco de acero. Bajo los focos, su piel moteada era del color de las sbanas sucias. Su bigote se agitaba mientras se mordisqueaba la mejilla. Estableciendo contacto ocular con la cmara, ley una declaracin escrita en la que se prometa que la totalidad de los medios investigadores del Departamento de Polica de Los ngeles seran empleados en la resolucin de aquellos horribles asesinatos. Una sonrisa apretada y un agitar de la cabeza.
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Esto es todo lo que puedo revelar por el momento y se march. El periodista aadi: Pues ya est, Keith y Kelly. Esto fue una informacin en directo desde la escena del... Apagu el televisor, preguntndome cmo sera que estuviera Trapp en la escena del crimen, y esper que me llamase Milo, para informarme al respecto. Como a la una no me haba llamado an, me desnud y me met entre las sbanas, con la boca seca y tan tenso, que me dola el paladar. Intent probar con la respiracin profunda, pero en lugar de relajarme, acab ponindome en un estado de hipersensibilidad, con los ojos muy abiertos. Abrazndome a la almohada como a una amante, trat de llenar mi mente con imgenes placenteras. No se me ocurri ninguna. Finalmente, algo antes de la madrugada, logr hundirme en el sueo. A la maana siguiente, llam a Milo a la comisara, y me dijeron que an estaba de vacaciones. No me contest nadie en su casa. Me dediqu al peridico de la maana. A diferencia de lo ocurrido con la muerte de Sharon, los asesinatos de los Kruse estaban siendo tratados como noticias importantes: un gran titular, proclamando DOCTOR Y ESPOSA ASESINADOS haca de bandera sobre la mitad superior de la pgina 3. Firmaba el artculo un periodista de redaccin llamado Dale Conrad, un nombre que reconoc, porque en el pasado haba cubierto temas sobre la ciencia del comportamiento..., generalmente haciendo trabajos ms bien malos. El artculo sobre los Kruse no era una excepcin. A pesar de todo ese espacio de pgina, Conrad no haba logrado saber nada sobre los asesinatos que no hubiese sido cubierto ya en las retransmisiones de la noche anterior. La parte principal del artculo era informacin biogrfica sobre Kruse. Tena sesenta aos a la hora de su muerte, el doble de la edad de su esposa, a la cual el artculo describa nicamente como una ex-actriz. El lugar de nacimiento de Kruse haba sido la ciudad de Nueva York, su familia era gente de dinero. Haba sido nombrado oficial de complemento en Corea y destinado a una unidad de Guerra Psicolgica, recibido su doctorado de una universidad en el sur de Florida, luego, ayudado por sus conexiones sociales y su columna en la prensa, se haba montado una lucrativa consulta en Palm Beach, antes de trasladarse a California. Se destacaba su reciente nombramiento como Jefe del Departamento de Psicologa, y se informaba que su predecesor, el Profesor Milton Frazier, haba declarado que estaba anonadado por la muerte sin sentido de su estimado colega. El asesinato de Lourdes Escobar slo era reseado en un ltimo prrafo, aadido como para remediar un olvido: Tambin fue hallado el cadver de la empleada de hogar.
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Dej el peridico. Nueva York, familia de dinero, conexiones con la buena sociedad... Todo me recordaba el falso pasado que se haba creado Sharon. Haba sido una invencin total? Con una madre estrella fracasada de Hollywood o no, ella haba vivido como una chica rica: las ropas, el coche, la casa. Quiz Linda Lanier hubiese hecho dinero... El sueo de toda prostituta, realizado. O quiz lo hubiera logrado de otro modo. Pasndole a su hija el usufructo de un pedazo selecto de ladera de colina, que en otro tiempo debi de ser de algn multimillonario muerto que la haba empleado. Pero que an segua siendo propiedad de la multinacional de ese multimillonario, que lo haba puesto a la venta al da siguiente mismo de la muerte de Sharon. Demasiadas preguntas. Me estaba empezando a doler la cabeza. Me vest, cog un bloc y un par de rotuladores, y sal de casa. Caminando caada abajo, cruc Sunset y entr por el extremo norte del campus de la universidad. Eran las once y veinte cuando pas por las puertas de la biblioteca de investigacin. Me dirig directamente hasta la seccin de referencias, juguete con el ndice informatizado MELVYL, y hall dos libros acerca de Leland Belding en los fondos de la universidad. El primero era un volumen de 1949 titulado Diez Magnates. El segundo era El Multillonario Ermitao de Seaman Cross. Sorprendido, porque pensaba que la editorial haba recogido todos los ejemplares, anot el nmero de peticin, y comenc a buscar algo acerca de Lanier, Linda, pero no hall nada. Dej el ordenador e hice un poco de investigacin de baja tecnologa: dos horas pasadas volviendo las pginas del ndice de publicaciones peridicas. Tampoco haba all nada sobre Linda Lanier, pero si ms de un centenar de artculos sobre Leland Belding, que se extendan desde mediados de los treinta a mediados de los setenta. Seleccion lo que esperaba fuese media docena de referencias representativas, y luego tom el ascensor hasta las estanteras de libros y comenc a buscar sus fuentes. Hacia las dos treinta estaba encastillado en un cubculo de lectura en el cuarto piso, rodeado por montones de revistas encuadernadas. Los artculos ms antiguos acerca de Belding se encontraban en revistas de la industria aeronutica, escritos mientras el magnate an tena poco ms de la veintena. En ellos, se alababa a Leland Belding como un prodigio tcnico y financiero, un genio del diseo de aeroplanos y equipo auxiliar, con tres patentes a su nombre por cada ao de su vida. En cada uno de ellos era empleada la misma fotografa, una imagen publicitaria, acreditada a la L. Belding Industries: el joven inventor sentado en la carlinga de uno de sus aviones, con casco y anteojos, y su atencin fija en el panel de instrumentos. Un hombre apuesto, pero de aspecto fro.
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La enorme fortuna de Belding, su precocidad, su apuesto pero infantil aspecto y su timidez lo convertan en un hroe apetecible para los medios de comunicacin, y el tono de los artculos ms antiguos de la prensa popular era casi reverencial. Un artculo lo nombraba el Soltero Ms Apetecible de los EE.UU. de 1937. Otro lo designaba como lo ms parecido a un prncipe heredero que hubiese producido Amrica. Un perfil de anteguerra en el Collier's resuma su ascenso a la fama: haba nacido en una familia de mucho dinero, en 1910, siendo hijo nico de una rica heredera de Newport, Rhode Island, y un vaquero de Texas convertido en gentilhombre ranchero. Otra foto oficial de empresa: Belding pareca asustado de la cmara, y estaba de pie, en mangas de camisa enrolladas hasta los codos, con una gran llave inglesa en una mano, junto a una gigantesca pieza de maquinaria en acero. A la edad de treinta aos haba adquirido un aspecto monacal: frente alta, boca sensible, gafas de cristales gruesos que no podan ocultar la intensidad de sus ojos redondos y oscuros. Un Midas de los tiempos modernos, segn el artculo, representando lo mejor del ingenio estadounidense combinado con la buena vieja virtud del trabajo duro. Aunque haba nacido con una cucharilla de plata sobre la lengua, Belding jams haba dejado que el metal perdiese su brillo: haba practicado un horario laboral de veinte horas diarias y no le daba miedo ensuciarse las manos. Tena una memoria fotogrfica, conoca por su nombre a todos y cada uno de sus cientos de empleados, pero no soportaba a los tontos, ni tena paciencia para las frivolidades de la buena sociedad y sus fiestas. Su vida idlica de hijo nico haba sido cruelmente cercenada cuando sus padres haban perecido, en un accidente, mientras regresaban en coche, de una fiesta, a la casa que tenan alquilada en la isla espaola de Ibiza, justo al sur de Mallorca. Otra capa de sedimento. Dej de leer, trat de darle algn sentido a esto. Cuando vi que no poda, volv a la lectura. En el momento del accidente, Belding tena diecinueve aos, estaba terminando sus estudios, en Stanford, de Fsica e Ingeniera. Los haba abandonado, regresado a Houston para dirigir el negocio petrolero de la familia, y lo haba expandido de inmediato para entrar en la fabricacin de equipos de perforaciones petrolferas, usando diseos que haba desarrollado como proyectos de sus estudios. Un ao ms tarde haba diversificado a la maquinaria pesada, haba tomado lecciones de vuelo, demostrado tener un talento natural para el tema y aprobado fcilmente el examen para piloto. Y haba empezado a dedicarse a la construccin de aviones. En cinco aos haba dominado la industria aeronutica, inundando el campo con innovaciones tcnicas. En 1939 haba consolidado sus propiedades en la Magna Corporation (nota de prensa de la empresa: ... si el seor Belding se
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hubiera graduado en Stanford, hubiera recibido un magna cum laude), y trasladado de Texas a Los ngeles, en donde haba edificado las oficinas centrales del complejo de empresas, as como una fbrica de montaje de aviones, y un aeropuerto privado, en una enorme propiedad en las afueras, en El Segundo. Los rumores acerca de una oferta pblica de acciones haba atrado la atencin de los inversores en Bolsa, pero tal oferta jams se haba materializado, y Wall Street lo haba lamentado sin tapujos, llamando a Lee Belding un simple vaquero que acabara por abarcar ms de lo que poda agarrar. Belding no ofreci comentario alguno a esta opinin, y sigui ramificndose a las navieras, los ferrocarriles, las propiedades inmobiliarias y la construccin. Obtuvo un contrato para una ampliacin del Ministerio del Trabajo en Washington, luego construido casas econmicas en Kentucky, y una base militar en Nevada; despus, se haba enfrentado a la Mafia y a los Sindicatos, con el fin de crear La Casbah, el mayor y ms ostentoso casino que jams se haba visto bajo el sol de Las Vegas. Al llegar su treinta cumpleaos ya haba incrementado treinta veces la fortuna heredada, era uno de los cinco hombres ms ricos del pas, y, desde luego, el ms amante de permanecer oculto, rehusando conceder entrevistas y no asistiendo a acontecimientos pblicos. La prensa se lo perdonaba: al hacerse el huidizo se converta en un personaje ms apetecible y les daba ms libertad en sus especulaciones. La intimidad, el ms caro lujo... No fue hasta despus de la Segunda Guerra Mundial cuando comenz a agriarse la luna de miel que los Estados Unidos haban tenido con Leland Belding. Mientras la nacin enterraba a sus muertos, y los trabajadores se enfrentaban a un incierto futuro, algunos periodistas de tendencias izquierdistas comenzaron a sealar que Belding haba usado la guerra para convertirse en multimillonario, mientras segua encerrado en su tico de las oficinas principales de la Magna Corporation. Subsiguientes husmeos revelaron que, entre 1942 y 1945, el capital de la Magna Corporation se haba cuadruplicado, debido a haber conseguido del gobierno millares de contratos militares. Magna haba sido el principal suministrador de las Fuerzas Armadas en bombarderos, sistemas de navegacin para aviones, armas antiareas, tanques y vehculos blindados, e incluso en raciones de rancho enlatadas y uniformes de los soldados. En los editoriales haban empezado a aparecer calificativos tales como bandolero, explotador y sanguijuela de la clase obrera mientras que los comentaristas aseguraban que el lema de Leland Belding era siempre recibir, recibir, y nunca dar; un egosta obsesionado por la acumulacin de riqueza sin la menor traza de espritu patritico. Uno de los articulistas haba sealado que jams haba hecho una
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donacin a la caridad, que no haba dado ni un centavo a los emprstitos de Guerra. Pronto siguieron los rumores de corrupcin..., pudindose leer entre lneas que todos aquellos contratos no haban sido conseguidos a base de presentar el pliego de oferta ms bajo. Hacia 1947, los rumores se haban convertido en acusaciones y adquirido la suficiente credibilidad como para que el Senado de los EE.UU. les prestase odo. Haba sido creado un Subcomit, al que se le haba encargado la investigacin de la gnesis de los beneficios blicos de Leland Belding y de hurgar en las interioridades de la Magna Corporation. Belding ignor el furor y dedic su talento al cine, se compr un estudio e invent una cmara porttil que prometa revolucionar la industria. En noviembre de 1947, el Subcomit del Senado realiz sus audiencias pblicas. Hall un resumen de su actuacin en una revista de negocios: un punto de vista conservador, sin fotos, todo l letra pequea y rida prosa. Pero no lo bastante rida como para ocultar la naturaleza escandalosa de la principal acusacin contra Belding: Que era menos un magnate de la industria que un chulo de lujo. Los investigadores del Subcomit afirmaron que Belding haba conseguido inclinar hacia su empresa la decisin de los contratos a base de preparar fiestas locas para los funcionarios de la Oficina de la Guerra, agentes de compras del Gobierno, legisladores. Esas orgas haban tenido lugar en aisladas casas de las colinas de Hollywood compradas por la Magna Corporation expresamente como locales para fiestas, y en ellas haba pelculas porno, ros de alcohol, petardos de marihuana, as como espectculos de danza y ballet acutico ejecutados por legiones de muchachas desnudas, de moral dudosa. Esas mujeres, que eran descritas como profesionales de las fiestas, eran aspirantes a actrices, elegidas por el hombre que regia el estudio de Belding, un antiguo consultor de negocios llamado William Houck (alias Billy) Vidal. Las audiencias haban durado ms de seis meses; luego, de modo gradual, lo que haba prometido ser una historia jugosa haba empezado a marchitarse. Al comit le result imposible presentar testigos de las famosas fiestas, como no fueran los competidores comerciales de Belding, que testificaban de odas y se derrumbaban al ser interrogados por los representantes de la otra parte. Y el multimillonario en persona se neg a testificar, a pesar de las citaciones al respecto, alegando la posibilidad de poner en peligro la seguridad nacional. Y en esto le haba apoyado el Departamento de Defensa. Billy Vidal s que se present..., en compaa de la flor y nata del talento legal. Neg que su funcin principal fuera el buscarle mujeres
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a Leland Belding, se describi a s mismo como un consultor de negocios para la industria cinematogrfica, un hombre de xito, con oficinas en Beverly Hills antes de conocer a Leland Belding, y haba aportado documentos demostrndolo. Su amistad con el joven magnate se haba iniciado cuando ambos eran estudiantes en Stanford, y l era un gran admirador de Belding. Neg toda implicacin en nada ilegal o inmoral. Y una legin de testigos le apoyaron. Se prescindi de Vidal. Cuando las citaciones para presentar los libros de contabilidad de la empresa fueron rechazadas por la Magna, de nuevo amparndose en la seguridad nacional, y esta vez con el apoyo tanto del Departamento de Defensa como del de Estado, el Subcomit lleg a una va muerta, y a su vez muri. Los senadores intentaron evitar el ridculo a base de hacerle una suave reprimenda a Leland Belding, tomando nota de sus valiosas aportaciones a la defensa nacional, pero sugirindole que, en el futuro, fuese ms cuidadoso con su contabilidad. Luego, asignaron a unos funcionarios, para que recopilasen un informe en base a lo tratado en las audiencias, y votaron su autodisolucin. Los cnicos hicieron notar que, en vista de que una de las acusaciones era que ciertos miembros del Congreso haban estado en las listas de invitados a las fiestas de Belding, todo aquello no haba sido otra cosa que el tpico ejemplo de que no se puede poner a los lobos de centinelas en el gallinero. Pero, llegados a este punto, el tema ya no le interesaba realmente a nadie; ahora el pas estaba henchido de optimismo, dedicado a la reconstruccin, y decidido a pasar una dcada jodidamente buena. Y si algunos divertidos vividores haban disfrutado de una cierta vida alegre, pues mejor para ellos. Locales para fiestas. Una conexin con la industria del cine. Pelculas porno. Quera saber algo ms sobre cmo haba llegado el ruboroso Belding a esta vida tan disipada. Pero antes de que pudiera regresar a la seccin de ndices para buscar si haba algo acerca de William Houck Vidal, los altavoces del techo dieron el aviso de que la biblioteca iba a cerrar en quince minutos. Recog mis dos libros y tantos peridicos sin leer como poda llevar y fui en lnea recta hacia las fotocopiadoras, donde pas los diez minutos siguientes echando monedas en una de las mquinas. Luego baj y us mi tarjeta de identidad de la Facultad para tomar prestados los libros. Armado con mis tesoros, me dirig a casa.
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Un Volkswagen Rabbit blanco estaba situado frente a mi aparcamiento, bloqueando al Seville. Una joven se hallaba recostada en l, leyendo un libro. Cuando me vio, se irgui de un salto. Hey! Doctor Delaware? S. Doctor Delaware? Soy Maura Bannon. Del Times? El articulo sobre la doctora Ransom? Me preguntaba si podra hablar con usted..., aunque slo fuera un momento? Era alta y delgada como un palo, de unos veinte aos de edad, con una larga cara pecosa que necesitaba ser acabada. Vesta un chndal amarillo y zapatillas deportivas blancas. Su cabello, cortado a lo paje, estaba teido de naranja, con tonalidades rosadas, del mismo color que las cejas que coronaban sus ojos marrn claro. Tena unos dientes superiores claramente salidos, con demasiado espacio entre los incisivos superiores. Cmo ha averiguado dnde vivo, seorita Bannon? El libro que llevaba entre las manos era Ecos en la oscuridad de Wambaugh, que haba marcado en varios puntos con papeles amarillos. Nosotros los periodistas tenemos nuestros mtodos me sonri. Esto le daba el aspecto de tener unos doce aos. Cuando vio que yo no le devolva la sonrisa, me dijo: Hay un dossier sobre usted en el peridico. De hace unos aos. Cuando estuvo implicado en la captura de aquellos tipos que abusaban de nios. La intimidad, el lujo ms caro. Leyendo los recortes acerca de usted he visto que es una persona dedicada me dijo. Alguien a quien no le gustan las idioteces. E idioteces es lo que me estn dando. Quines? Mis jefes. Todo el mundo. Primero me dicen que me olvide del tema de la Ransom. Luego, cuando les pido cubrir el asesinato de los Kruse, se lo dan a ese memo de Dale Conrad... quiero decir que ese tipo jams se levanta de su mesa. Tiene tanto empuje como un caracol alimentado con sedantes? Cuando trat de entrar en contacto
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con el seor Biondi, su secretaria me dijo que haba salido... que se haba ido a la Argentina, a hacer un cursillo de espaol. Y, luego, me pas un encargo de l: que fuese a cubrir una historia sobre un caballo de circo... en Anaheim? Una suave y clida brisa soplaba de algn lugar del otro lado de la caada. Agit los puntos de su libro. Una lectura interesante? le pregunt, aguantando mis propios libros de modo que no pudiera ver los ttulos. Fascinante. Yo quiero llegar a escribir sobre crmenes... llegar hasta el corazn del bien y el mal? As que necesito sumergirme en cuestiones de vida o muerte. Y cre que haba de hacerlo con el mejor: este hombre fue polica, tiene una slida base experimental. Y la gente de esta historia era tan extraa... exteriormente respetable pero totalmente enloquecida. Como la gente en este caso? Qu caso? En realidad, casos. La doctora Ransom? El doctor Kruse? Dos psiclogos muriendo la misma semana..., dos psiclogos que estaban relacionados el uno con el otro. Si estaban relacionados en vida, quiz tambin lo estn en la muerte? Lo que puede querer decir que a la Ransom tambin la mataron, no cree usted? Cmo estaban relacionados? Hizo un gesto como regaando a un nio pequeo, dando cachetitos en el aire. Venga ya, doctor Delaware, usted ya sabe de lo que le estoy hablando. Ransom fue una de las alumnas de Kruse. Ms an: una alumna aventajada. Y l fue el Presidente del Tribunal para su doctorado. Cmo sabe eso? Tengo mis fuentes. Venga, doctor Delaware, deje de ser tan huidizo. Usted es un graduado del mismo programa. Y usted la conoci a ella, as que hay muchas posibilidades de que tambin lo conociese a l, no? Muy eficiente. Slo hago mi trabajo. Ahora me har el favor de hablar conmigo? No voy a abandonar esta historia. Me pregunt cunto sabra en realidad, y qu hacer con ella. Quiere un caf? le pregunt. Tiene t? Una vez dentro de la casa dijo: Manzanilla, si tiene. Inmediatamente empez a examinar el decorado. Bonito. Muy de L. A. Gracias.
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Su mirada pas sobre el montn de papeles y el correo sin abrir sobre la mesa y olisque. Me di cuenta de que el lugar haba adquirido un olor agrio, de no vivir nadie all. Vive solo? me pregunt. Por el momento. Fui a la cocina, guard mis materiales de investigacin en un armario, le prepar una taza de t y para m otra de caf instantneo, lo coloqu todo en una bandeja con crema de leche y azcar, y lo llev a la sala de estar. Ella estaba medio sentada medio echada en el sof. Me sent frente a ella. En realidad le dije. Yo ya haba salido del campus para cuando el doctor Kruse lleg a la Universidad. Me gradu el ao antes. Dos meses antes dijo ella. En junio del 74. Tambin encontr la tesina de usted. Enrojeci, al darse cuenta de que haba revelado sus fuentes, y trat de recuperarse poniendo aspecto hosco: An apostara a que usted lo conoci. Ha ledo la tesina de la Ransom? La he hojeado. De qu hablaba? Ella subi y baj la bolsita de t en el agua y mir sta oscurecerse. Por qu no contesta a algunas de mis preguntas antes de que yo responda a las suyas? Pens en el aspecto que haban tenido los Kruse muertos. Y Lourdes Escobar, D. J. Rasmussen. Cadveres amontonndose. Conexiones con las altas finanzas. Dinero con el que engrasar las ruedas. Seorita Bannon, no creo que sea bueno para usted el proseguir con este caso. Dej la taza sobre el plato. Qu se supone que significa eso? Que el hacer ciertas preguntas puede resultar peligroso. Anda que no! dijo, alzando la vista al cielo. No puedo crermelo. Proteccionismo sexista? El sexismo no tiene nada que ver con ello. Qu edad tiene usted? Eso no importa! Pues si que importa, en lo que se refiere a la experiencia. Doctor Delaware dijo, ponindose en pie. Si todo lo que va a hacer es ponerse paternalista, me largo de aqu.
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Para su informacin, le dir que he trabajado cuatro aos como periodista. En el peridico de la escuela? Se ruboriz, esta vez ms intensamente. Adis, pecas. Tiene usted que saber que el trabajo en el colegio me llev a una serie de historias srdidas. Debido a una de mis investigaciones, dos empleados de la librera fueron despedidos por estafa. Felicidades. Pero ahora estamos hablando de un nivel totalmente distinto. No me gustara que la enviasen de vuelta a Boston en una caja. Venga ya! exclam, pero haba miedo en sus ojos. Lo enmascar con la indignacin. Creo que me equivoqu respecto a usted. Supongo que s. Camin hasta la puerta. Se detuvo y dijo: Esto est podrido, pero no importa. Dispuesta para la accin. Lo nico que yo haba hecho era abrirle el apetito. Puede que tenga usted razn... respecto a eso de que puede haber una conexin entre ambas muertes le dije. Pero, en este punto, lo nico que tengo son suposiciones, nada que merezca la pena discutir. Suposiciones? Tambin usted ha estado husmeando! Por qu? Eso es personal. Estaba usted enamorado de ella? Beb caf. No. Entonces por qu es tan personal? Es usted una jovencita enormemente entrometida. Eso es algo que lo provoca el ambiente, doctor Delaware. Y, si es tan peligroso, cmo es que est bien que usted husmee? Yo tengo conexiones con la polica. Conexiones con la polica? No me haga rer! La polica es la que est encubrindolo todo. Descubr... gracias a m conexin, que han hecho todo un Watergate en el caso de la Ransom. Todos los informes legales han desaparecido... como si nunca hubiera existido. Mi conexin es diferente. Fuera de la masa general. Honesto.
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Pareci complacida consigo misma. Un pececillo dorado nadando contento por entre las barracudas. Quiz podamos cooperar le dije. Me ofreci lo que quera ser una sonrisa dura, de mujer entendida. Ah! Lleg la hora de cepillar la espalda? Pero, por qu iba yo a querer cooperar? Porque sin hacer tratos no va a ir usted a parte alguna... esto se lo aseguro. He descubierto alguna informacin con la que usted jams se podr hacer, material que no le servira de nada en su estado actual. Yo voy a seguirle la pista. Le dar los derechos exclusivos de publicacin, si el publicarlo no va a resultar perjudicial para su salud. Pareci ultrajada. Oh, esto es maravilloso! Es correcto que el fuerte y grandote bravo vaya de caza, pero la squaw se quede a salvo dentro del tipi? Lo toma o lo deja, Maura. Comenc a recoger las tazas. Esto hiere. La desped con un gesto. Entonces, hgalo a su manera. A ver qu saca en claro. Me est acorralando, y pasndoselo bien demostrando lo poderoso que es. Quiere escribir usted sobre crmenes? Yo le ofrezco una posibilidad... no una garanta, de poder hacerse con una historia de crmenes. Y vivir lo bastante para verla impresa. Su alternativa es tirar hacia adelante como un bfalo que carga a ciegas; en cuyo caso o bien la despedirn de inmediato y la mandarn a casa en un vuelo econmico, o facturarn en la bodega de carga, en el mismo estado fsico en que quedaron los Kruse y su criada. La criada dijo. Nadie habla de ella. Eso es poique ella era de usar y tirar, Maura. Ni dinero, ni conexiones: basura humana, enviada directamente al montn del abono. Eso es muy crudo. sta no es una fantasa de quinceaera que quiere ser una detective como las de la tele. Tamborile con el pie, se mordi una ua. Lo hacemos por escrito? pregunt. Hacer qu por escrito?
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Que tenemos un acuerdo? Un contrato? Que tengo prioridad con su informacin? Pens que era usted una periodista, no una abogada. Regla nmero uno: cbrete las espaldas. Se equivoca, Maura. La regla nmero uno es nunca dejar pistas. Llev la bandeja a la cocina. Son el telfono. Antes de que pudiera llegar a l, ella haba tomado la extensin de la sala de estar. Cuando regres sostena el telfono y sonrea. Colg. Quin? Una mujer. Le dije que esperase, pero me contest que lo olvidase, pareca irritada. Sonrisita inocente. Celosa. Se encogi de hombros: Lo siento. Vaya educacin, Maura! Esa total falta de modales, forma parte de lo que les ensean en su Facultad? Lo siento repiti, pareca como si esta vez lo dijese en serio. Una mujer. Seal a la puerta. Adis, seorita Bannon. Escuche, lo que he hecho ha sido una grosera. Lo siento. Fui a la puerta y la abr. Le he dicho que lo siento. Pausa. De acuerdo, olvide lo del contrato. Quiero decir que, si no me puedo fiar de usted, un trozo de papel me iba a servir de poco, no? As que me fiar de usted. Me siento conmovido. Gir la manija. Le estoy diciendo que le seguir la corriente. Hora de cepillar la espalda? dije. Vale, vale... Qu quiere a cambio? Tres cosas: primero una promesa de que se quedar quietecita. Durante cunto tiempo? Hasta que yo le diga que ya no hay peligro. Inaceptable. Que usted lo pase bien, seorita Bannon. Mierda. Qu ms quiere? Antes de seguir adelante, aclaremos esto le dije. Nada de visitas casuales, nada de escuchas, nada de cosas raras. Ya le haba entendido.
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Quin es su contacto en el juzgado de instruccin? La persona que le habl del dossier que falta. Se qued asombrada. Qu es lo que le hace creer que l... o ella, trabaja en el juzgado de instruccin? Ha mencionado usted datos del forense. No suponga demasiado a partir de eso dijo, tratando de parecer enigmtica. De todos modos, en ningn modo revelar mis fuentes. Usted limtese a asegurarse de que l... o ella, se quede calladito. Por su propia seguridad personal. Vale. Prometido? S! Eso era la dos? La uno be. La dos es decirme todo lo que haya averiguado acerca de la conexin entre Ransom y Kruse. Slo lo que ya le he dicho: la tesina. l fue su supervisor. Tenan una oficina juntos en Beverly Hills. Eso es todo? Eso es todo. La estudi el tiempo suficiente como para decidir que me la crea. Y la tres? me pregunt. De qu iba la tesina? Ya le he dicho que slo le he dado una mirada. Dgame lo que ha mirado. Era algo acerca de los gemelos... de los gemelos y las personalidades mltiples y, creo, la integridad del ego. Usaba mucha jerga. El tres es hacerme una fotocopia. Ni hablar, yo no soy su secretaria. Correcto. Devulvala a donde la ha hallado, probablemente ser en la biblioteca de publicaciones de psico en la universidad, y yo mismo me har una copia. Alz una mano. Oh, qu infiernos! Maana le traer una fotocopia. Nada de visitas le record. Envela por correo... urgente.
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Le escrib mi nmero de apartado postal y se lo di. Lo coloc entre las pginas del libro de Wambaugh. Mierda dijo. Es usted as de autoritario con sus pacientes? As son las cosas le dije. Hemos hecho un trato. Vaya trato! Al menos usted ha sacado algo. Yo no he conseguido una jodida cosa que no sean promesas. Puso cara seria. Ser mejor que cumpla con su parte, doctor Delaware. Porque, de un modo u otro, voy a conseguir mi historia. Cuando tenga algo publicable, usted ser la primera persona a la que llame. Y una cosa ms aadi, ya medio fuera. No soy una maldita quinceaera. Tengo veintiuno. Cumplidos ayer. Feliz cumpleaos! le dije. Y que cumpla muchos ms. Despus de que se hubo ido, llam a San Luis Obispo. Me contest Robin. Hey, soy yo le dije. Eras t, hace unos minutos? Cmo lo has adivinado? La persona que cogi el telfono me dijo que haba llamado una mujer irritada. La persona? Una cra periodista, que me est dando la lata para que le conceda una entrevista. Cra como cuando se tienen doce aos? Cra como cuando se tienen veintiuno. Dientes de conejo, pecas, latiguillos al hablar. Por qu ser que te creo? Porque soy un santo varn. Me encanta orte. Quera llamarte..., cada vez que cuelgo lamento la forma en que se ha desarrollado la conversacin. Se me ocurren todas las cosas correctas que decirte, pero ya es demasiado tarde. Eso mismo me sucede a m, Alex. El hablar contigo ha sido como caminar por un campo de minas. Como si furamos ingredientes letales, que no pudieran ser mezclados sin estallar. Lo s dije. Pero quiero creer que no tiene por qu ser as. No siempre fue as. No dijo nada. Venga ya, Robin. Antes fue bueno.
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Claro que s... y buena parte de ello fue maravilloso. Pero siempre haba problemas. Quiz toda la culpa fuera ma..., siempre me quedaba las cosas dentro. Lo siento. No sirve de nada echarse las culpas. Lo que yo quiero es hacerlo mejor, Robin. Y estoy dispuesto a trabajar en ello. Silencio. Y luego dijo: Ayer fui a la tienda de pap. Ma la ha conservado tal cual estaba cuando l muri. No falta ni una herramienta de su sitio, tal como si fuera un museo. El Museo Joseph Castagna. Ella es as: nunca suelta nada, nunca comercia con nada. Me encerr dentro, me qued all, simplemente sentada, durante horas, oliendo el barniz y el serrn, pensando en l. Y luego en ti. Lo parecidos que sois los dos: bienintencionados clidos pero dominantes..., tan fuertes, que os hacis cargo de las situaciones. Le hubieras cado bien, Alex. Hubierais entrado en conflicto: como dos toros resoplando y rascando el suelo con la pezua... pero, al cabo, los dos habrais sido capaces de reros juntos. Ella misma se ech a rer, luego a llorar. Sentada all, me di cuenta de que parte de lo que me haba atrado a ti era la similitud... lo muy parecido que eras a pap. Incluso fsicamente: el cabello rizado, los ojos azules. De joven era guapo, con el mismo tipo de apostura que t tienes. Vaya examen de mi interior, eh? A veces resulta difcil ver este tipo de cosas. Dios sabe que se me han escapado un montn de cosas evidentes. Supongo que s. Pero no puedo evitar sentirme estpida. Quiero decir que yo venga ir hablando de independizarme y de establecer mi identidad, venga estar resentida contigo por ser fuerte y dominante, y durante todo ese tiempo he deseado que se ocupasen de m, tener de nuevo un papato... Dios, cmo lo echo de menos, Alex, y tambin te echo de menos a ti, y ambas cosas se estn mezclando en un nico dolor. Vuelve a casa le dije. Podremos enfrentarnos a ello. Quiero hacerlo, pero no. Me temo que todo vuelva a ser igual a como era antes. Haremos que sea diferente. No me contest. Una semana antes la hubiera presionado. Ahora, con los fantasmas pisndome los talones, le dije: Te quiero aqu y ahora mismo, pero t tienes que hacer lo que creas que es mejor para ti. Tmate el tiempo que necesites. De veras que te agradezco que me digas eso, Alex. Te amo.
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O un crujido, me volv y vi a Milo. Me salud y se retir apresuradamente de la cocina. Alex? pregunt Robin. Sigues ah? Es que acaba de entrar alguien. La pequea joven de dientes de conejo? El grandote del seor Sturgis. Dale todo mi cario. Y pdele que te mantenga alejado de cualquier problema. Lo har. Cudate. T tambin, Alex. En serio. Te llamar pronto. Adis. Adis. l estaba en la biblioteca, hojeando mis libros de psico, simulando que le interesaban. Hola sargento. Ha sido una metedura de pata de primera divisin me dijo. Pero la jodida puerta de la calle estaba abierta. Cuntas-veces-no-tehabr-regaado-por-eso? Se pareca a un perro pastor viejo que hubiese ensuciado la alfombra. Y, de repente, lo nico que dese fue poder aliviar su azaramiento. No es ningn secreto le dije. Separacin temporal. Ella est en San Luis Obispo. Lo superaremos. De todos modos, t ya debas de imaginarlo, no? Tena mis sospechas. Se te vea como si te hubiese pasado un camin por encima. Y no has estado hablando de ella, del modo en que siempre acostumbrabas a hacerlo. Muy bien deducido, seor detective. Fui hasta mi escritorio, comenc a ordenar papeles, sin ton ni son. Espero que lo arreglis me dijo. Los dos juntos erais una cosa buena. Trata de evitar usar el pasado le dije secamente. Otra metedura de pata! Mea culpa. Ma Farrow se golpe en el pecho, pero pareci realmente dolido. Fui hasta l y le di unas palmaditas en la espalda. Olvdalo, to grandote. Hablemos de algo ms placentero, como es el asesinato. Hoy fui a escarbar y he desenterrado cosas realmente interesantes. Haciendo de Doctor Entrometido? me dijo, adoptando el mismo tono protector que yo haba usado con Maura.
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En la biblioteca, Milo. Que no es exactamente una zona de combate. Contigo todo es posible. De todos modos, si t me cuentas lo tuyo, yo te cuento lo mo. Pero no con la boca seca. Regresamos a la cocina, abrimos un par de cervezas y un paquete de palitos de pan con ssamo. Le habl de la fantasa infantil de Sharon: el ambiente de la alta sociedad de la Costa Este que se pareca al de Kruse, la orfandad que era un eco de la de Leland Belding. Es como si hubiera estado recogiendo retazos de las historias de otra gente para hacerse una propia, Milo. Y? inquiri. Aparte de ser una mentirosa de tomo y lomo, qu es lo que significa eso? Probablemente un grave problema de identidad. Deseo de que se realicen los sueos... quiz su propia infancia estuvo repleta de malos tratos o de abandono. Y tambin tuvo una parte el ser una gemela. Y la conexin con Belding es algo ms que una simple coincidencia. Le cont lo de las fiestas para los funcionarios del Departamento de Guerra: Casas aisladas en las colinas de Hollywood, Milo. La de Jalmia va como anillo al dedo a esa descripcin. La madre de Sharon trabajaba en las casas donde se daban las fiestas y treinta y cinco aos ms tarde, Sharon viva en una de esas casas. Y qu quieres sugerir con eso? Que el viejo ermitao era su papato? Desde luego, eso explicara esta cobertura a alto nivel, pero... quin sabe? La forma en que alteraba la verdad me hace dudar de todo. Eso es pensar como un polica dijo. He cogido un par de libros sobre Belding... incluyendo El Multimillonario Ermitao. Quizs encuentre algo til en ellos. Ese libro es basura, Alex. A veces, entre la basura se hallan jirones de verdad. Mastic un palito de pan, y dijo: Quiz. De todos modos, cmo lo encontraste? Pensaba que esa jodida cosa haba sido retirada por el editor. Se lo consult a la bibliotecaria. Parece ser que las bibliotecas grandes reciben ejemplares de preedicin; y que la orden de retirada de la edicin slo se aplic a las libreras y distribuidoras. En cualquier caso, ha estado ah enterrado desde el 73, y lo ha pedido muy poca gente.
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Es una rara demostracin de buen gusto por parte del pblico lector afirm. Algo ms? Le cont mi charla con Maura Bannon. Creo que la convenc para que se echase a un lado, pero lo cierto es que tiene una fuente en el juzgado de instruccin. S quin es. Bromeas. No. Eso que me dices me ha iluminado una lamparita. Hace unos das haba un estudiante de tercero de Medicina de la universidad de California del Sur, en rotacin de prcticas en la Oficina del Forense. Haca demasiadas preguntas acerca de los suicidios recientes y pareci estar husmeando por los archivos. Mi fuente me habl de l; tena miedo de que fuera alguien de la alcalda, que estuviera espiando. An sigue metiendo las narices? No, se le acab el perodo de rotacin, y el chico ya no est all. Probablemente slo se tratara de un amiguito, intentando ganarse algo de sexo a base de hacerle de caballero de la blanca armadura a tu amiga la pequea Luisa Lane. De todos modos, hiciste bien al calmarle los nimos a la chica: todo este asunto se est poniendo ms y ms raro, y el montaje de acallar lo que sea va en serio. Ayer, en casa de los Kruse, se present Trapp antes de que llegase el equipo de investigacin en la escena del crimen, todo l malignas sonrisas, deseando saber cmo haba acudido a aquella llamada cuando, oficialmente, an estaba de vacaciones. Le dije que ya me haba pasado por la comisara, y estaba en mi mesa, arreglando algo de papeleo, cuando lleg una llamada annima, para denunciar que pasaban cosas raras en casa de los Kruse. Una mentira demasiado gorda, que no habra engaado ni a un polizonte novato, pero Trapp no la puso en cuestin, se limit a darme las gracias por mi iniciativa, y decirme que l se haca cargo. Milo gru, e hizo sonar sus nudillos. El muy cabrn me larg de all! Lo vi en las noticias. Qu te pareci el numerito que se mont? Una mierda pinchada en un palo. Y seguir en el prximo nmero: corre la voz de que Trapp considera que se trata de un crimen sexual. Pero esas mujeres no tenan las posiciones que habitualmente se encuentran en los asesinatos sexuales: nada de piernas abiertas ni poses sexis, nada de arreglos de la ropa. Y, por lo poco que pudo ver mi fuente en el forense dado el estado de los cadveres, no haba habido ni estrangulacin ni mutilacin. Cmo murieron?
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Apaleados y de un tiro..., no hay modo de saber qu es lo que fue primero. Con las manos atadas a la espalda y con una nica bala en la nuca. Ejecucin. Eso sera lo que yo considerara. Descarg su ira en un palito, masticndolo con fuerza y llenndose de migas la pechera de su camisa. Luego acab su cerveza y se fue a buscar otra a la nevera. Qu ms? le pregunt. Se sent, ech la cabeza hacia atrs y verti lquido de su botella garganta abajo. La hora de la muerte. La putrefaccin no es una ciencia exacta, pero, para que haya tal descomposicin en una habitacin con aire acondicionado, incluso con la puerta abierta, esos cadveres ya deban de llevar tiempo tirados por all. Haba hinchazn de gas, pelado de la piel y prdida de fluidos, lo cual indica das, no horas. El abanico terico de mi fuente en el forense es de cuatro a diez das; pero sabemos que los Kruse estaban vivos durante la fiesta que dieron en su honor, el sbado, lo cual reduce el abanico entre cuatro y seis das. Lo que significa que podran haber sido asesinados o bien antes o despus de que muriera Sharon. As es. Y, si fue antes, una cierta posibilidad asoma su fea cabeza, confirmando tu teora acerca de Rasmussen. Llam a la oficina del sheriff de Newhall para preguntar sobre l. Lo conocan bien: un borracho de los que causan problemas, liante crnico, con muy poca paciencia, varias detenciones por agresin; y mat a su padre..., lo golpe hasta matarlo, y luego le dispar. Y ahora sabemos que se estaba acostando con la Ransom, pero no en plan de igualdad... verdad? l era un desajustado de gran calibre, con posiblemente la mitad del Cociente de Inteligencia que tendra ella. Sharon deba de estarlo manipulando, jugando con su cabeza. Y supongamos que ella tena algo importante en contra de Kruse y se lo dijese a Rasmussen. Ni siquiera tendra que habrselo planteado crudamente..., al estilo de ve all y mata a ese bastardo. Slo tendra que haber ido dejando caer insinuaciones, quejarse de cmo le haba hecho dao Kruse... tal vez emplear la hipnosis. Dijiste que saba de hipnosis, no? Asent con la cabeza. As que pudo haberla usado para ablandar a Rasmussen. Y l, tambin buscando el coo de la Princesa, habra hecho de caballero de la blanca armadura, en el papel del Gran Verdugo. Matando a su padre una vez ms aad.
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Ah, estos comecocos! Su sonrisa se borr. Y la criada y la esposa murieron, simplemente, porque estaban en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Dej de hablar. Su silencio me encontr muy lejos. En qu piensas? Me la estaba imaginando como planificadora de muerte. Slo es una suposicin record. Pero, si era tan fra, por qu se mat? Milo se encogi de hombros. Pens que t podras resolver eso. No puedo. Ella tena problemas, pero nunca fue cruel. El joder a todos esos pacientes no fue ningn acto de caridad. Nunca fue descaradamente cruel. La gente cambia. Lo s, pero no puedo imaginrmela como una asesina, Milo. No le pega. Entonces, olvdalo me dijo. De todos modos, todo son mamonadas tericas. Puedo inventarme diez suposiciones ms, todas diferentes, en otros tantos minutos. Y eso es prcticamente lo nico que podemos hacer, vistas las nulas pruebas que tenemos..., hay demasiadas preguntas sin respuesta. Como, por ejemplo: hay control de llamadas telefnicas que liguen a Rasmussen con la Ransom entre el momento en que murieron los Kruse y el momento en que muri ella? De Newhall a Hollywood es una llamada interurbana, as que normalmente eso debera ser fcil de averiguar, si no fuera porque, cuando yo lo intent, los controles haban sido retirados y sellados, por cortesa de los que me dan trabajo. Y, para empezar, quin fue el que inform de la muerte de la Ransom? Normalmente, si quisiera saber esto, le echara una ojeadita a su ficha, pero resulta que no hay una jodida ficha de ella, de nuevo por cortesa de mis jefes. Se puso en pie, se frot la cara con la mano y pase arriba y abajo por la cocina. Fui esta maana hasta su casa, quera hablar con sus vecinos, ver si alguno de ellos haba hecho la llamada. Incluso calcul quin viva al otro lado del can y los visit, para ver si haban odo algo, visto algo, quiz para encontrarme a un mirn con un catalejo. Nada de nada. Dos de las cuatro casas en su camino sin salida no estn ocupadas. La tercera lo est por una vieja artista que hace libros para nios, que est siempre encerrada en casa con un grave problema de artritis. Quera ayudar, pero el problema es que desde su casa no se puede ver lo que pasa en la de la Ransom..., slo se divisa el sendero de acceso. De hecho, no hay una vista desde ninguna de ellas.
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Una arquitectura muy adecuada para unas casas dedicadas a orgas. Hummm acept. De todos modos, desde su jardn la artista poda ver algunas idas y venidas. Visitantes ocasionales..., hombres y mujeres, Rasmussen incluido... llegaban y se marchaban al cabo de una hora, ms o menos. Pacientes. Eso es lo que ella haba supuesto. Pero todas esas visitas se acabaron har medio ao. El momento en que la cazaron durmiendo con sus pacientes. Quiz decidiese retirarse y dejarlos. Exceptuando a Rasmussen... se segua yendo por all; no muy a menudo, pero hasta hace un mes la artista recuerda haber visto su camioneta verde. Tambin describi a un tipo que me sonaba a Kruse..., ste se quedaba ms tiempo, a veces varias horas seguidas; pero slo lo vio una o dos veces. Lo cual no significa mucho: no puede andar por ah demasiado bien... as que es posible que l hiciera ms visitas y ella no lo viese. Otra cosa interesante es que no le llam la atencin una foto de Trapp. Lo que probablemente signifique que no era uno de los amantes de la Ransom. Y tambin que, si ese bastardo estaba investigando el caso, no se preocup ni en hablar con los vecinos..., o sea que ni cumpli con lo ms bsico del deber de un polizonte. Lo que se resume, para m, en opinar que esa babosa viscosa est involucrada en todo este tapujo. Y yo estoy fuera del caso. Maldita sea, Alex, esto hace que se me revuelvan las tripas! Estn los otros interrogantes intervine. Tu suposicin est basada en la existencia de algn tipo de hostilidad entre Sharon y Kruse. Ella tena problemas, me lo dijo en la fiesta. Pero nada indica que fueran con Kruse. En el momento de su muerte ella an segua registrada como su ayudante. Y apareci en la fiesta en honor de l, Milo. La vi discutir con ese tipo mayor del que te he hablado, pero no tengo ni idea de quin pueda ser. Qu ms? pregunt. Hay montones de otros factores a considerar: Belding, Linda Lanier, el doctor chantajeado, sea quien sea. Y Shirlee, la gemela desaparecida. Llam a Olivia Brickerman, trat de conseguir que consultase en los archivos de la Medi-Cal. El ordenador estaba estropeado, pero espero obtener algo pronto. Por qu sigues con eso? Aunque pudieras hallarla, no podras hablar con ella. Quiz pueda hallar a alguien que la conozca..., que las conociese a las dos. No creo que logremos conocer a Sharon, sin saber ms acerca de Shirlee, ms de la relacin entre ambas. Sharon tena a Shirlee por algo ms que una hermana..., eran compaeras psicolgicas, mitades de un ser total. Los gemelos pueden desarrollar
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problemas de identidad. Sharon escogi ese tema, o algo parecido, para su tesina doctoral. Apostara diez contra uno a que escribi sobre s misma. Esto le sobresalt: Airear tus trapos sucios y que te den el doctorado? Se considera a eso correcto? En absoluto, pero ella lograba pasar por encima de muchas prohibiciones. Bueno acept, t sigue adelante, busca a la gemela. Pero no te hagas demasiadas ilusiones. Y qu vas a hacer t? Tengo otro da y medio antes de que Trapp me encierre en alguna otra misin especialmente pensada para m. Viendo que estamos tratando con cosas de hace treinta y cinco aos, hay alguien que quiz pueda informarnos. Alguien que estaba por aqu en aquellos tiempos. El problema es que es una persona impredecible, y que no estamos precisamente en las mejores relaciones. Se alz, se dio una palmada en la nalga. Qu infiernos! Lo intentar, te llamar maana por la maana. Mientras, sigue leyendo esas revistas y libros. El to Milo vendr a hacerte unas cuantas preguntas sobre tus lecturas, cuando menos te lo esperes.
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Pas el resto del da entrenndome para ser un experto en Leland Belding, empezando por donde lo haba dejado: el fallecimiento de las audiencias del Senado. Inmediatamente despus de recibir la reprimenda oficial el multimillonario se haba zambullido en el negocio del cine, cambiando el nombre de su estudio a Magnafilm, y escribiendo el guin, dirigiendo y produciendo una serie de sagas de lucha, protagonizadas por rudos hroes que hacan tambalear al orden establecido y finalmente emergan victoriosos de su combate con el mismo. Todas estas pelculas haban sido calificadas por los crticos como mecnicas y sin relieve. El pblico no haba acudido a verlas. En 1949, haba comprado un peridico profesional de Hollywood, haba despedido al crtico cinematogrfico e instalado en su puesto a su propio hombre de paja. Haba comprado una cadena de salas de cine y programado en ellas sus propios productos. Ms prdidas. En 1950, se recluy an ms, por lo que slo hall una referencia cubriendo los dos siguientes aos: la peticin, a nombre de la Magna de una patente para una faja, reforzada con aluminio, que suprima las prominencias no deseadas y aumentaba el rebotar de las carnes. El artculo originalmente desarrollado para una actriz con tendencia hacia la voluminosidad, fue puesto en el mercado con el nombre de Magna-Corsair. Las mujeres estadounidenses no se sintieron atradas por el mismo. A finales de 1952 reapareci, convertido de la noche al da en un nuevo hombre: un Leland Belding pblico, que acuda a estrenos y fiestas, que era visto acompaando a jvenes estrellas a Ciro's, Trocadero o Mogambo. Y que produjo una serie de nuevas pelculas: comedietas insustanciales, repletas de dobles sentidos. Se traslad desde su monacal apartamento en las oficinas de la Magna a una mansin en Bel Air. Se construy, l mismo, el reactor privado ms potente del mundo, tapizado con piel de leopardo y recubierto interiormente con vieja madera de caoba, arrancada de un chteau francs, de muchos siglos de antigedad, que dej reducido a escombros. Compr cuadros de los viejos maestros clsicos a camionadas, gan al Vaticano en las pujas por tesoros religiosos saqueados en Palestina. Se qued con caballos de carreras, jockeys, preparadores, todo un hipdromo. Y un equipo de bisbol. Compr todo un tren de pasajeros, que convirti en un local mvil para fiestas. Adquiri una flota de coches de artesana: Dusies, Cords, Packards y Rolls-Royces.
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Los tres diamantes ms grandes del mundo, locales de subastas llenos de muebles antiguos, ms casinos en Las Vegas y Reno, un surtido de domicilios que se extendan desde California a Nueva York. Por primera vez en su vida comenz a contribuir a la caridad: de un modo exagerado, ostentoso. Dando donaciones para hospitales e instituciones de investigacin cientfica, con la condicin de que se les pusiese su nombre y tuviesen los equipos directivos que l designase. Y organiz suntuosos bailes de gala para apoyar a la pera, al ballet, a las orquestas sinfnicas. Entre tanto, estaba reuniendo todo un harn: actrices, herederas, bailarinas, reinas de belleza. El heredero ms apetecible del mundo haba eclosionado al fin. Superficialmente, era un cambio radical de personalidad. Pero un periodista del Vogue, hablando de una fiesta que haba montado Belding para el Metropolitan Museum of Art, describa al multimillonario como quedndose a un lado, sin sonrer y nervioso, ms bien observando los festejos que participando de los mismos. A estos ojos, reconocidamente cnicos, le pareci como un niito perdido, encerrado en una habitacin llena de dulces... tantos dulces, que l haba perdido el apetito. Con tantas fiestas, esper encontrar algo acerca de William Houck Vidal. Pero no haba nada, ni siquiera una foto de grupo, que sugiriese que el antiguo consultor de negocios hubiera participado en la metamorfosis de su jefe. La nica mencin de Vidal a principio de los cincuenta haba sido una cita en una revista de negocios, hablando del inicio del desarrollo de un nuevo cazabombardero. Era una cita que se atribua a W. Houck Vidal, Vice-Presidente Primero y Jefe de Operaciones de Magna. Un hombre haba pasado de empresario a playboy. El otro haba invertido el proceso. Era como si Belding y Vidal estuvieran equilibrados en un columpio psquico. Intercambiando personalidades. Luego, a principios de 1955, todo acab. Belding cancel una gala de la Asociacin contra el Cncer, se perdi totalmente de vista. Y empez lo que una revista llam la mayor liquidacin de la historia. Las mansiones, coches, joyas y otros artculos de consumo principescos fueron vendidos..., con un gran beneficio. Incluso la venta del estudio cinematogrfico, ahora apodado Magnatortazo, represent millones de ganancias por la enorme plusvala en la valoracin del terreno. La prensa se pregunt cul sera la nueva fase de Belding. Y cuando qued claro que la desaparicin del magnate era permanente, la cobertura de su vida se fue haciendo ms y ms limitada, hasta que, a mediados de los sesenta, ni Belding ni la Magna eran mencionados en otra cosa que no fueran las publicaciones financieras y tcnicas.
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Los sesenta: Oswald. Ruby. Hoffman y Rubin. Stokely y Rap. No faltaban los famosos dispuestos a desnudarse ante la cmara. A nadie le importaba ya un rico anacoreta, que en otro tiempo haba hecho malas pelculas. En 1969, se inform de la muerte de Leland Belding en algn lugar de California, subsiguientemente a una larga enfermedad. De acuerdo con los deseos del testamento del soltero multimillonario, un grupo de antiguos ejecutivos de la Magna asumi el liderazgo de la empresa, recayendo el puesto de Presidente del Consejo sobre William Houck Vidal. Y esto era todo. Hasta 1972, cuando un ex-periodista y escritor especializado en hacer de negro por encargo, llamado Seaman Cross, produjo un libro que l afirmaba ser la biografa, no autorizada, de Leland Belding. Segn Cross, el multimillonario haba falseado su muerte para lograr hallar la verdadera paz. Despus, tras haber meditado durante diecisiete aos en soledad, haba decidido que tena algo que decirle al mundo, y elegido a Cross como su profeta, concedindole centenares de entrevistas para un proyectado volumen de autobiografa, antes de cambiar de idea y anular el proyecto. De todos modos, Cross haba seguido adelante y completado el libro, titulndolo El Multimillonario Ermitao, y obteniendo por l un adelanto del orden de las seis cifras, casi siete. Durante su muy breve vida, el libro haba causado furor. No era el tipo de cosas que a m me iban, as que en su momento, no le haba prestado demasiada atencin. Pero ahora me lo tragu de un tirn, sin dejar el tomo hasta haberlo terminado. La tesis de Cross era que una tragedia personal, a principios de los cincuenta, una tragedia de la que Belding se haba negado a hablarle, pero que Cross supona romntica, haba hundido al joven multimillonario en una fase manaca de playboy, seguida por un grave colapso psquico y varios aos de convalecencia en un hospital mental privado. El hombre que haba emergido de all era alguien lleno de fobias, paranoide, obseso seguidor de una extraa filosofa personal que combinaba las religiones orientales con un vegetarianismo militante y un individualismo a lo Ayn Rand, llevado a su mxima expresin. Cross afirmaba haber hecho numerosas visitas a la casa de Belding, un domo geodsico hermticamente sellado, sito en algn lugar del desierto, del que el multimillonario jams sala. El sistema de transporte era espectacular: a Cross lo llevaban en coche, siempre con los ojos vendados, siempre en plena noche, hasta un helipuerto que se hallaba a menos de una hora de Los ngeles... la implicacin era que se trataba de El Segundo, y luego era trasladado en vuelo hasta el domo, en donde permaneca un par de horas, para ser devuelto a casa por el mismo sistema, antes de que rompiese el alba.
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El domo era descrito como equipado con una consola de mandos, controlada por ordenadores, mediante la cual Belding poda seguirle el pulso a sus mltiples intereses econmicos internacionales, regular los sistemas de purificacin del aire y del agua (desarrollados por la Magna Corporation para la NASA), efectuar la aspiracin automtica del polvo y desinfeccin qumica ambiental, y manejar un complicado sistema de caeras, vlvulas, tubos y conductos neumticos por los que entraban al domo el correo, los mensajes, la comida y bebida estriles, y salan del mismo los desechos. Nadie ms que Belding poda entrar en el domo, ni estaba permitido hacerle fotos o dibujos. A Cross le haban obligado a realizar sus entrevistas dentro de una cabina con ruedas, que era colocada junto al domo, de modo que estuviese en contacto con un panel de comunicaciones del mismo. As describa las entrevistas: Nos comunicbamos mediante un sistema de micrfonos y altavoces que Belding controlaba. Cuando deseaba que yo lo viese, me lo permita a travs de una ventana de plstico transparente, una superficie que l poda oscurecer, tocando un botn. Y utilizaba esta ventana, que poda cerrar a voluntad, y no pocas veces, para castigarme por haberle hecho alguna pregunta indebida. Y no volva a prestarme su atencin hasta que yo me excusaba y le prometa ser bueno. Por extrao que esto pudiera parecer, an lo era ms la descripcin que Cross daba de Belding: Demacrado hasta casi parecer un rescatado de Auschwitz, con una gran barba, con sus largos y enmaraados cabellos canos llegndole hasta media espalda, con collares de cristales colgando de su cuello delgado, como de pjaro, y con grandes anillos, tambin de cristal, en cada dedo. Las uas de esos dedos estaban pulimentadas y lacadas de un negro brillante, aguzadas en punta, y parecan tener unos cinco centmetros de largo. El color de su piel era de un extrao blanco verdoso. Sus ojos, tras gruesos cristales teidos de rosa, estaban desorbitados y nunca paraban de moverse, saltando de un lado a otro y parpadeando, como los de un sapo mientras caza moscas. Pero era su voz lo que me resultaba ms escalofriante: plana, mecnica, completamente desprovista de emocin. Una voz carente de humanidad. An ahora me estremezco cuando la recuerdo.
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La postura de Cross a lo largo de todo el libro era de morbosa fascinacin. No poda ocultar su antipata hacia el multimillonario, pero tampoco poda dejarlo en paz. A intervalos regulares escriba Belding interrumpa nuestras sesiones para mordisquear verduras crudas, beber grandes cantidades de agua esterilizada, y luego ponerse en cuclillas para orinar y defecar, a plena vista del que esto escribe, en un orinal de estao que siempre tena encima de una plataforma parecida a un altarcillo. Una vez que el orinal haba permanecido colocado sobre el altarcillo durante exactamente quince minutos, lo tomaba y lo lanzaba por una de las salidas de evacuacin. Durante este proceso de excrecin, sus chupadas y ultraterrenas facciones adquiran una expresin autosatisfecha, casi religiosa, y aunque se neg a hablar de este ritual, mi impresin, luego reflexionada, es que se trataba de autoadoracin, la culminacin lgica de una vida de narcisismo y poder sin lmites. La segunda mitad del libro era bastante aburrida: Cross pontificando acerca de la debilidad de una sociedad que poda crear un monstruo como Belding, transcripciones de los desvaros de Belding acerca del significado de la vida..., una amalgama, apenas si inteligible, de hinduismo, nihilismo, fsica cuntica y darwinismo social, incluyendo condenas a los enanos mentales y morales que deifican la debilidad. La biografa terminaba con una salva final de moralina: Leland Belding representa todo lo que est mal en el sistema capitalista. l es el resultado grotesco de la concentracin de demasiada riqueza y demasiado poder en las manos de un hombre retorcido y claramente falible. l es el emperador de la autoindulgencia, un misntropo fantico que contempla a las otras formas de vida nada ms que como fuentes potenciales de infeccin viral y bacterial. Est preocupado por su cuerpo a un nivel corpuscular, y nada le gustara ms que vivir lo que le quede de existencia en un planeta desnudo de toda vida animal o vegetal, exceptuando los organismos requeridos para mantener lo que resta de la triste vida de un tal Leland Belding. El Multimillonario Ermitao haba sido uno de los secretos mejor guardados de la industria editorial, y haba logrado atrapar por sorpresa incluso a la Magna Corporation, consiguiendo inmediatamente una tremenda atencin pblica tras su publicacin, y saltando de inmediato al nmero uno de las listas de bestsellers, en el apartado de no ficcin. Y se consigui una cifra rcord en la venta de
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los derechos para la edicin de bolsillo. Claro que la Magna no perdi el tiempo en llevar a autor y editores a los tribunales, afirmando que el libro era pura invencin, atentatorio contra el honor de un fallecido, y presentando documentos mdicos y legales que demostraban que Leland Belding estaba muerto, que indudablemente haba fallecido aos antes del momento en que Cross afirmaba haber hablado con l. Algunos periodistas fueron llevados ante una tumba, en los terrenos de las oficinas principales de la compaa, y all haba sido inhumado un cadver, que result ser segn verificaron las autoridades competentes, el de Belding. El editor de Cross se puso nervioso, y le pidi al escritor que mostrase sus pruebas. Cross lo haba tranquilizado, y haba convocado una desafiante rueda de prensa, presentndose, con su editor al lado, frente a una bveda acorazada de uso pblico, en Long Beach California. Era all en donde deca haber guardado treinta cajas de cartn llenas de notas tomadas para la realizacin del libro, muchas de ellas supuestamente fechadas y firmadas por Leland Belding. Pero, al abrir las cajas... nada. Slo papeles propios del escritor, sin importancia alguna. Frenticamente, haba seguido buscando en las cajas, y slo haba hallado viejos ensayos de sus tiempos estudiantiles, declaraciones de impuestos, montones de peridicos atados, listas de compra... los detritus de una vida que estaba a punto de quedar arruinada. Ni una palabra acerca de Belding. El horror de Cross haba sido captado en primer plano por las cmaras, mientras aullaba que se trataba de una conspiracin. Pero, cuando una investigacin policial lleg a la conclusin de que nadie ms que el escritor haba entrado en la bveda, e incluso su editor haba reconocido no haber visto nunca las supuestas notas, la credibilidad de Cross se desvaneci. Sus editores, enfrentados a la humillacin pblica y enfrentados legalmente a un adversario lo bastante rico y lo suficientemente duro como para llevarlos a la bancarrota, haban llegado de inmediato a un acuerdo. Haban publicado anuncios de pgina en los principales diarios, ofreciendo sus excusas a la Magna Corporation y a la memoria de Leland Belding. Haban cesado de inmediato cualquier reedicin, y retirado todos los ejemplares que se hallaban en manos de los distribuidores y los vendedores. Y devuelto el adelanto rcord que ya les haba pagado la editorial de libros de bolsillo. Despus, los editores haban puesto un pleito contra Cross, exigindole la devolucin de su adelanto, ms intereses, ms compensacin por daos y perjuicios. Cross, negndose a ello, haba contratado abogados y puesto pleitos a su vez. La editora haba presentado una querella criminal por fraude y engaos en un tribunal de Nueva York. Cross haba sido detenido, combatido legalmente contra la extradicin, y perdido, siendo mandado de vuelta al Este y metido en prisin, en Riker's Island. Luego afirmara que, durante ese perodo result golpeado y violado homosexualmente. Trat de
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venderle la narracin de sus penalidades a varias revistas, pero ninguna de ellas se interes. Liberado bajo fianza, fue hallado, una semana ms tarde, en una habitacin alquilada en Ludlow Street, en la peor parte del lado este de Nueva York, con la cabeza dentro de un horno, una nota en el suelo admitiendo que el libro haba sido pura ficcin, una farsa audaz. Haba corrido el riesgo, creyendo que la Magna iba a tener demasiado miedo a la publicidad adversa como para combatirle, que no haba querido causarle dao a nadie y que lamentaba cualquier perjuicio que hubiese originado. Ms muerte. Me volv a las revistas, buscando cobertura de la farsa, y encontr un largo artculo en el Time, que inclua una foto de Cross, esposado, bajo custodia policial. Junto a l se hallaba una foto de William Houck Vidal. El Presidente del Consejo de la Magna haba sido fotografiado bajando las escalinatas del Palacio de Justicia, con una amplia sonrisa en el rostro y los dedos de una mano alzados en una V de victoria. Yo conoca aquel rostro: grande y cuadrado y muy moreno del sol. Estrechos y plidos ojos, los pocos cabellos rubios que le quedaban cortados a cepillo. Un rostro de club de campo. El rostro, quince aos ms joven, del hombre al que haba visto con Sharon en la fiesta. El viejo ricacho al que ella haba estado tratando de convencer de algo.
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Logr ponerme en contacto con Milo al da siguiente y contarle lo que haba averiguado. No me dijo nada por un instante, y luego: Tengo concertada una leccin de historia para las once. Quizs entonces podamos atar ms cabos. Lleg a las diez y diez. Entramos en el Seville y me dirigi hacia el este, por Sunset. El paseo estaba vaco aquel domingo, incluso en el Strip. Slo se vea algn pequeo nmero de brunchers, tratando de comer su copioso desayuno, y roqueros madrugadores, todos reunidos en los cafs con terraza, mezclados con putas cocainmanas, mujeres de la vida de ms alto precio, y prostitutos, todos tratando de sacudirse la resaca de la noche anterior. Vaya pblico! exclam Milo. Sac un cigarro y afirm: Me has vuelto a aficionar a esto. Lo encendi y lanz una humareda de aspecto jabonoso hacia fuera, por la ventanilla abierta. De dnde es eso? Panameo? Transilvano. Chupete con entusiasmo y, en pocos segundos, el coche estuvo lleno de humo. Fuimos por La Brea, pasando Western. Se acab el ambiente de caf, aqu slo haba restaurantes de comida rpida, tiendas de empeos, locales de artculos de saldo y tonos ms oscuros de piel. A travs de la ventanilla me llegaban risas y msica de transistor, mezcladas con frases en espaol. Por el paseo andaban familias enteras: padres lo bastante jvenes como para ser llamados chavales, acarreando manadas de querubines de pelo negro. ste si que es un buen pblico coment. Asinti con la cabeza. La crema de la crema... y lo digo en serio: estos pobres diablos les entregan todo lo que tienen a los malditos coyotes, que los violan, los roban y les despojan de todo mientras, tericamente, les ayudan a cruzar ilegalmente la frontera. Y, luego, si los cazamos, nosotros los tratamos como a alimaas y los devolvemos all al sur, como si este jodido pas no hubiera sido edificado por la inmigracin... Joder!, si mis antepasados no se hubieran colado de polizones en un vapor y pasado ilegalmente desde el Canad, yo estara escarbando patatas
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en algn lugar del condado de Cork. Pens en ello. He visto postales del condado de Cork... Crees que estara mejor all? Pasamos por la zona de hospitales que se extiende entre Edgemont y Vermont, y cruzamos frente al Peditrico del Oeste, en donde yo haba pasado una parte tan importante de mi vida. A dnde vamos? pregunt. T conduce. Apag el cigarro en el cenicero. Escucha, hay algo ms que debo decirte. Despus de que te dej anoche, fui hasta Newhall y habl con la chica de Rasmussen... Seeber. Cmo la encontraste? No te di ni su nombre. No te preocupes, tu virtud sigue inclume. En la oficina del sheriff de Newhall le tomaron declaracin respecto al accidente. All obtuve su nombre y direccin. Qu tal le va? Parece haberse recuperado bien; ya tiene a otro tipo viviendo con ella. Un casanova chupado, con ojos de drogata y brazos llenos de puntadas, que se crey que yo estaba haciendo una redada de droga y ya estaba medio fuera de la ventana antes de que pudiese calmarlo. Se estir y bostez. De todos modos, le pregunt a la chica si Rasmussen haba estado trabajando mucho en los ltimos tiempos. Me dijo que no, que su mal carcter lo haba metido en demasiadas peleas y que nadie lo quera en su equipo. Ella haba estado ganando dinero por los dos en los ltimos seis meses, con ese trabajo del camin de las cucarachas. Cuando le solt lo de los mil pavos que l la haba dejado en la almohada, casi se mea en las bragas. Aunque el sheriff le haba devuelto el dinero, estaba aterrada de que yo lo fuese a confiscar... lo que an le quede; seguro que el drogata ya se ha pinchado en el brazo la mayor parte de la pasta. El caso es que la calm, le dije que si cooperaba se lo poda quedar, que incluso se poda quedar el resto de la pasta. Ella me lanz una mirada que quera decir: Y t cmo sabes lo del resto? Bingo!, as que le digo: Cunto ms era, Carmen? Escupe ya. Ella tartamude y se puso muy nerviosa, tratando de hacerse la dura y de demostrarme que no la iba a lograr hacer hablar, pero lo cierto es que no tiene demasiada fuerza de voluntad y acab por soltarlo todo: que D. J. haba conseguido ltimamente montones de pasta, y que lo estaba malgastando por todas partes, incluso comprndose piezas caras para su camin. No estaba segura de la cantidad exacta... sabe? Pero haba hallado cuatro mil cuatrocientos ms en, sabe?, uno de su calcetines. Cunto tiempo era eso de ltimamente?
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Hace un par de semanas. Al menos una semana antes de que todo el mundo empezara a morir. Segu conduciendo, ms all del distrito de Silverlake y Echo Park, hacia el extremo oeste del centro de la ciudad, en donde se alzan los rascacielos, entre una maraa de pasos elevados de las autopistas y callejuelas traseras, centelleando en plata y bronce contra un cielo con fondo de barro. Si eso fue pasta contante y sonante por un asesinato dijo, ya sabes lo que eso significa: premeditacin... que alguien haba estado planeando ese contrato. Arreglndolo. Me dijo que girase hacia la izquierda en un callejn sin nombre que iba hacia el norte de Sunset y se abra paso entre dos almacenamientos al aire libre de suministros para la construccin. Pasamos junto a contenedores de desechos llenos hasta casi derramarse, paredes traseras de edificios cubiertas de graffittis, montones de pedazos de contrachapado, ventanas rotas y cajas de embalaje destrozadas. Otro medio kilmetro y estbamos ondulando sobre asfalto cuarteado a travs de terrenos desocupados, llenos de malas hierbas. En la parte ms lejana de esos terrenos se vean chabolas que parecan a punto de derrumbarse. El callejn trazaba un ngulo y se converta en un camino de tierra. Cincuenta metros ms all terminaba en una pared de ladrillos. A la izquierda ms hierbajos, a la derecha una vista lejana de la autopista, all abajo. Aparca me dijo Milo. Bajamos. A pesar de lo alto que estbamos se oa rugir el trfico en la interseccin de autopistas. La pared de ladrillos estaba coronada por alambre de espinos. Cortando la pared haba una puerta de madera, de parte superior redondeada, que haba sido pulimentada por el tiempo y los elementos. Ni cerradura, ni manija. Slo un herrumbroso clavo, hundido en la madera. A su alrededor, una tira de cuero anudada. Y, colgando de la tira, una oxidada campana de vaca. Un cartel sobre la puerta indicaba RUE DE OSCAR WILDE. Alc la vista hacia el alambre de pas y pregunt: Dnde estn los nidos de ametralladoras? Milo frunci el ceo, tom un pedrusco y golpe con l la campana. Emiti un taido apagado. De inmediato, del otro lado del muro nos lleg una creciente algaraba de sonidos de animales: perros, gatos... montones de ellos. Y sonidos de granja: cloqueos de gallinas. Balidos de cabra. Los animales se acercaron y se fueron haciendo ms y ms sonoros... tanto, que casi no dejaban or los ruidos de la autopista. Las cabras eran las ms escandalosas. Me hicieron pensar en ritos del vud, y se me pusieron de punta los pelillos de la nuca.
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No me dirs que no te llevo a sitios interesantes coment Milo. Los animales estaban rascando al otro lado del muro. Poda olerlos. Milo grit: Hola! Nada. Repiti el saludo, golpe varias veces ms la campana. Finalmente se oy una gimoteante y cascada voz, de gnero indefinido, que deca: Quietos ya, jodidos...! Quin hay ah? Milo. Y? Qu coo quieres que haga..., que abra el jodido Mouton Rothschild? Abrir la puerta seria un buen inicio. T crees? Pero la puerta fue abierta desde dentro. Un viejo apareci en el hueco de la misma, vistiendo nicamente un par de enormes pantalones blancos de boxeador, un pauelo rojo anudado al cuello y un largo collar de conchas puka, que descansaba sobre su pecho desnudo y sin vello. Tras l saltaban y gritaban un ejrcito de cuadrpedos, removiendo el polvo: docenas de perros de incierto pedigr, un par de gatazos con recuerdos de mil batallas, y, al fondo, pollos, gallinas, patos, gansos, corderos y un par de cabras negras de Nubia, que lamieron el polvo de nuestras manos y trataron de comerse los puos de nuestras camisas. Tranquilos dijo Milo, dndoles manotazos. El viejo les dijo: Basta ya, quietos sin entusiasmo. Cruz la puerta y la cerr tras de l. Era de tamao medio y muy delgado, pero flcido, con brazos como palillos y piernas varicosas y nudosas, pecho estrecho, colgante, de abuelita, y una tripa protuberante. Su piel haba sido quemada por el sol hasta adquirir el color del burbon, y tena una tonalidad oleosa. El cabello en su cabeza era una pelusa blanca, como si le hubiesen untado el crneo con cola y luego lo hubieran pasado por copos de algodn. Tena un mentn dbil, gran nariz picuda y unos ojos colocados muy juntos, que entrecerraba de tal manera, que parecan estar sellados. Un descuidado bigote blanco, a lo Fu Manch, le colgaba a ambos lados de la boca, continuando ms all del borde inferior de su mandbula, un par de centmetros en el aire. Nos mir concienzudamente, frunci el ceo y escupi al suelo. Gandhi con gastritis.
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Buenas tardes, Ellston dijo Milo. Es bueno verte con tu habitual buen humor. El sonido de su voz puso a ladrar a los perros. En voz baja. Los ests poniendo nerviosos..., siempre lo haces. El viejo se acerc a m y me mir, pasndose la lengua por la cara interna de una mejilla, rascndose la cabeza. Emita una extraa mezcla de olores: zoo infantil, colonia francesa, ungento mentolado. No est mal dijo finalmente, pero Rick era ms mono. Me toc el hombro. Me envar involuntariamente. Su mirada se endureci y escupi de nuevo. Milo se acerc a m. ste es el doctor Alex Delaware. Es un amigo mo. Otro doctor? El viejo agit la cabeza y se volvi hacia m. Dime una cosa, Ricitos: qu infiernos es lo que veis los tiarrones de pasta de la profesin mdica en un bestia como Pelma? Cuando digo amigo prosigui Milo, quiero decir amigo. l es htero, Ellston. El viejo alz una mueca cada, adopt una postura de maricona. Pues claro que lo es, cariito. El viejo engarz su brazo en el mo. Qu clase de doctor eres, doctor Alex? Psiclogo. Oooh. Se apart rpidamente, me sac la lengua y me hizo una pedorreta. No me gusta la gente como t..., siempre analizando, siempre juzgando. Ellston dijo Milo, ya me hiciste tragar bastante mierda por telfono, de modo que ya no me queda apetito para ms. Si quieres ayudarme, de coa. Si no, de coa tambin; te dejaremos para que sigas jugando al granjero. Es un tipo tan rudo dijo el viejo, y luego dirigindose a m: es un jodido rudo, este Pelma. Est lleno de ira. Y como an no ha aceptado lo que es, cree que puede enfrentarse a todo haciendo el po-li-c-a. Los ojos de Milo lanzaron chispas. Los del viejo se abrieron mucho, en respuesta. El iris izquierdo era azul, el derecho gris lechoso, por una catarata. Vaya, vaya, nuestro pobre gendarme est cabreado. Te he dado en un nervio, Pelma? Bien. Las nicas veces en que pareces medio humano es cuando ests cabreado como una mona. Cuando te vuelves jodidamente real. No me gusta la gente como t le imit Milo... siempre analizando, siempre juzgando.
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Lo que t quieras dijo el viejo, pero haba preocupacin en su voz... como el chico que ha ido demasiado lejos con sus padres. Nos dirigimos hacia el coche. Cada paso que dbamos haca ladrar ms fuerte a los perros. El viejo grit: Estpido... no tienes aguante, Pelma, jams lo tuviste! Milo lo ignor. Y sucede, Pelma, que el tema de tu investigacin es uno en el que estoy bien versado. Incluso conoc a esa rata, el muy bastardo. Claro dijo Milo por encima de su hombro. Y tambin te tiraste a la Jean Harlow. Bueno, quiz tambin hice eso. Y, un instante despus. De todos modos, qu saco yo de todo esto? El viejo estaba alzando la voz para hacerse or, a pesar de los animales. Milo se detuvo, se encogi de hombros, se dio la vuelta. Buena voluntad por mi parte? Ja! Ms uno de cien por tu tiempo. Pero, olvdalo. Joder, lo menos que podas civilizadamente! le grit el viejo. haber hecho era portarte
Lo intent, Ellston. Siempre lo intento. El viejo estaba con las manos en jarras. Sus pantalones cortos de boxeador ondeaban al viento y su cabello volaba como hilachas de algodn de azcar. Bueno, pues no lo intentaste lo suficiente! Por qu no has hecho las presentaciones? Quera una presentacin formal, de seres civilizados! Milo gru y se volvi. Una presentacin te har feliz? No seas asno, Sturgis. No he intentado ser feliz en un largo, muy largo tiempo. Pero, quiz, toda esa jodienda lograse aplacarme. Milo maldijo entre dientes. Vamos me dijo. Un intento ms. Regresamos sobre nuestros pasos. Ellston apart la vista de nosotros, alz la mandbula y trat de mantener una cierta dignidad.
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Lo intent con todas sus fuerzas, pero los pantalones de boxeador se interferan. Ellston dijo Milo, te presento al doctor Alex Delaware. Alex, te presento al seor Ellston Crotty. No es correcto resopl el viejo. Al detective Ellston Crotty. El viejo me tendi la mano. Detective de Primera Clase, retirado, Ellston J. Crotty Junior, Departamento de Polica de la ciudad de Los ngeles, Divisin Central. Nos estrechamos las manos. Se golpe el pecho con la palma. Est usted viendo al As del Vicio de la Central, doctor Ricitos. Es un jodido placer el haberle conocido. Los animales nos siguieron, como si nos dirigiramos al Arca de No. Un sendero, hecho artesanalmente con traviesas de ferrocarril y cuadrados de cemento, bordeado por setos descuidados y limoneros enanos de aspecto enfermizo, nos llev hasta una pequea casa de techo asfltico, con un ancho porche delantero, repleto de cajas y viejas piezas de maquinaria. Cerca de la casa, un antiguo cup Dodge estaba colocado sobre bloques de ladrillos. La estructura dominaba con su altura un patio polvoriento, llano, de un cuarto de hectrea, rodeado de una verja de alambre de gallinero. En el patio se vean ms cabras y gallinas. Hacia la parte de atrs de la propiedad haba un gallinero destartalado. El olor a granja se haba hecho intenso. Mir en derredor. No haba vecinos, slo cielo y rboles. Estbamos en lo alto de una colina. Hacia el norte se adivinaban los picos de montaas, rodeados de neblina. An poda or la autopista, que suministraba el bajo para acompaar a los trmulos cloqueos de las gallinas. Apoyado contra uno de los postes de la verja haba un saco de maz para los animales. Crotty meti la mano dentro, ech un puado de grano al patio y mir a los pjaros correr a por el mismo. Jodidos bastardos ansiosos dijo, y luego les ech un poco ms. Una granja de pelcula barata, el borde de la jungla urbana. Subimos al porche. Todo esto es jodidamente ilegal dijo Crotty con orgullo. Va en contra de todas las normas de urbanizacin que hay en los libros. Pero mis compadres, colina abajo, son inmigrantes ilegales que viven en chabolas que tampoco cumplen con ninguna norma de edificacin. Les encantan mis huevos frescos y odian a las autoridades..., as que un infierno van a andarse ellos con el soplo. Yo les pago a sus chicos pequeos para que limpien el gallinero, dos pavos la hora; ms verdes de los que van a ver de cualquier otro modo. Creen que soy alguna especie de jodido gran padrecito blanco.
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Bueno, no s qu decirte. Pero el caso es que saben cmo trabajar duro, as que yo les pago. Todos ellos creen que soy la cosa mejor que han encontrado, desde que descubrieron el pan cortado en rebanadas. Y sus mamacitas me estn tan agradecidas, que me traen comida envuelta en papel de aluminio..., les encanta el papel de aluminio. Y adems son cosas buenas, nada de basura de sa de hamburguesera: menudillos y tamales dulces, como los que uno lograba encontrar en Alvarado, antes de que los hijos de puta de las multinacionales se lo quedaran. Empuj una puerta mosquitera y entr en la casa, dejando que se cerrase de golpe. Milo la atrap antes. Entramos. La casa era pequea y mal iluminada, tan repleta de basura que apenas si quedaba sitio para caminar. Nos fuimos abriendo paso por entre montones de peridicos viejos, torres de embalajes de cartn y cajas de madera para fruta, montones de ropa, un piano pintado con pintura gris de base, tres mesas de planchas que sostenan una coleccin de radios-reloj en diversos estadios de desmontaje. El mobiliario que lograba coexistir con todo aquel amontonamiento era de madera oscura, barata, y sillones demasiado mullidos, con mantelitos en los brazos y el respaldo. Cosas de las que se compran en las tiendas de segunda mano. El suelo era de pino, gris de tanto ser pisado, astillado en algunos lugares. Un manto sobre un hogar, tapiado con ladrillos, contena figuritas de porcelana, la mayor parte de ellas desconchadas o faltndoles miembros. El reloj sobre el manto deca Coca-Cola. Estaba congelado en las siete y cuarto. Sentaos dijo Crotty. Apart de un manotazo unos diarios de una mecedora y se sent. Una nube de polvo se alz y luego cay como el roco. Milo y yo limpiamos un sof con los muelles rotos, y creamos nuestra propia tormenta de polvo. Crotty se aclar la garganta. Milo sac su cartera y le entreg varios billetes. El viejo los cont, los abri en abanico, cerr los dedos sobre ellos. De acuerdo, vayamos a por ello rpido: Belding, Leland. Un cerdo capitalista, con demasiado dinero y ninguna moral. Un marica latente. Por qu dices eso? le pregunt, y escuch a Milo gemir. Crotty se volvi hacia m.
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Porque soy un jodido experto en latentes. Por eso, doctor Psicologa. T puede que tengas el diploma, pero yo tengo la experiencia. Hizo una mueca y dijo: Puados de experiencia. Sigamos con Belding le dijo Milo. Crotty lo ignor. Djame que te diga una cosa, Ricitos. Si hay algo sobre lo que s, es sobre los latentes. Durante treinta jodidos aos estuve viviendo en esa jodida situacin. Milo bostez y cerr los ojos. l est jodidamente aburrido dijo Crotty. Y si alguien debiera estar escuchndome atentamente, es l. Infiernos, uno supone que alguien en su posicin debera estar viniendo a verme, arrodillndose a mis pies, y suplicndome que le facilitase el tesoro de mi experiencia! Pero no; para empezar, cmo conoc a Pelma? Pues un da en que estoy medio muerto en la Sala de Emergencias, con el dulce Rick dndole masajes a mi corazn, devolvindome a la vida. Y entonces aparece este Pelma, todo l maricn duro, mirando su reloj y deseando saber cundo acaba el turno de Rick. Los muy jodidos son el bello y la bestia. Se volvi a Milo y agit un dedo. Siempre has sido un insensible. All estaba yo, apagndome por momentos, y en lo nico en que t podas pensar era en tu polla. No hagas que suene como si tu vida estuviera amenazada, Ellston. Todo lo que tenas era el estmago revuelto. Gases, era lo nico que tenas. Demasiados menudos, poca fibra. Eso es lo que t dices. Y, a m: Ah tienes todo el trabajo que desees, comecocos..., te llevar aos slo el abrirte paso a travs de la capa superior de autonegacin. Belding le amenaz Milo, o devulveme la pasta. Belding repiti Crotty. Un capitalista. Malvado. Porque l era un latente. S lo que eso le hace a una persona. Se alz, mir por encima un grupo de cajas que haba en el suelo, se puso de rodillas frente a una de ellas y rebusc por dentro con las dos manos. Ya estamos susurr Milo. Crotty sac un libro de recortes, forrado en tela marrn, pas hojas, se sec la frente, se sent a mi lado y seal. Aqu. La punta de su dedo descansaba sobre una instantnea de un joven con uniforme de polica. Una foto en blanco y negro, con bordes irregulares, justo igual que la de Sharon y Shirlee.
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El joven estaba en pie junto a un coche de la Polica, en una calle con palmeras en las aceras. Sus facciones eran delicadas, casi femeninas, sus ojos redondos y grandes. Inocentes. Cabello espeso, ondulado, con la raya en el centro, un hoyuelo en la mejilla derecha. Un chico guapo... del tipo, tan vulnerable, de un Monty Clift. Mira esto dijo Crotty y seal a otra foto en la pgina. El mismo hombre, vestido de civil, de pie junto al Dodge que haba visto afuera. Llevaba ropa deportiva y tena el brazo en derredor de una chica. Ella vesta sujetador y pantaloncito corto, tena buen tipo. Su rostro haba sido rascado con un bolgrafo. Entonces yo era un tiarrn dijo Crotty. Me arranc el libro de un tirn, lo cerr con un chasquido Y lo tir al suelo. Estas fotos me las hicieron en 1945. Yo acababa de salir de la marina de guerra del To Sam, me haba ganado los galones en el Pacfico, y pensaba que era el regalo que Dios haba puesto en la Tierra para las mujeres, y no dejaba de repetirme que aquellos episodios en el barco con el cocinero, una albndiga sueca sudorosa, slo haban sido un mal sueo. No importaba que, al hacerlo con l, me haba parecido sentir justo lo que uno debe de sentir cuando est enamorado, y que todas las nenas con las que me haba acostado parecan habrselo pasado mejor que yo... Se golpe el pecho. Yo era tan dulce como Mary Pickford, pero estaba tratando de convencerme a m mismo de que era un jodido Gary Cooper. As que, qu mejor trabajo para un macho sobrecompensante que el vestir de azul y llevar un largo palo? Se ech a rer. El da que me dieron la licencia definitiva, solicit mi ingreso en el cuerpo. El da que termin en la academia, pens que era el Semental Rey de los Machos. El ser un Hombretn de Azul iba a solucionar todos mis problemas. Los jefazos me dieron una buena mirada y supieron, exactamente, dnde enviarme. De cebo a los lavabos de Mac Arthur Park, hasta que todos los maricas locales me hubieron descubierto, luego, a la patrulla que cubra los bares gays en Hollywood. Yo era maravilloso en mi trabajo: detuve ms maricas que cualquier otro cebo usado en esas trampas. Me promocionaron y me destinaron a antivicio, y pas los siguientes diez aos de mi vida deteniendo maricas y ms maricas... y jodindome a m mismo, pues tena que pasarlo luego con alcohol, cada noche. Llegu a detective en un tiempo rcord, pero segua no siendo otra cosa que un jodido cebo: bes a tantos desgraciados mamones que me empezaron a salir callos en los labios. En antivicio estaban encantados conmigo. Era su jodida arma secreta, mova las pestaas, me colaba en las fiestas privadas que daban en lo alto de las colinas, y descubra putos de color en los barrios negros..., lo que daba a los otros cerdos una oportunidad de abrir unas cuantas cabezas de negro...
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Se inclin hacia m, me cogi por las solapas, abri mucho su ojo bueno. Estaba sudando y pareca haberse puesto plido, aunque a la escasa luz era difcil de ver. Y sabes la razn por la que era tan jodidamente bueno, Ricitos? Porque en lo ms dentro de m no estaba actuando. Blam, blam, soba un culete all en un callejn, y luego llegan los otros cerdos de antivicio con sus matracas y sus porras. Y otro camin celular lleno de maricones enviado a toda leche a la crcel del condado, con todos los de dentro amoratados y escupiendo sangre. De vez en cuando alguno de ellos se colgaba en su celda. Los chicos de antivicio decan que con un maricn menos, no habra que hacer tanto papeleo. Y yo rea ms fuerte que nadie y me beba mi trago antes que nadie. Le tembl el bigote. Durante diez aos colabor en la agresin y asesinato de hombres gays, sin pararme a preguntarme por qu cada noche al volver a casa, me lo pasaba echando todo lo que llevaba en las tripas y bebiendo ginebra hasta que poda or suplicar a mi hgado. Me solt las solapas. Milo estaba mirando en otra direccin, la vista perdida en el infinito. Me estaba carcomiendo por dentro, sa era la verdad dijo Crotty. Hasta que me fui de vacaciones al sur..., a Tijuana. Cruc la frontera en busca de diversin, me emborrach como una cuba en una cantina, viendo cmo un burro se montaba a una mujer, sal tambalendome fuera y le ped a un taxista que me llevase a una casa de putas. Pero al taxista aquel no era fcil engaarle. Me llev a una mierda de sitio pequeo, en las afueras de la ciudad. Paredes de cartn pintadas de color turquesa, pollos fuera y dentro de la casa. Venticuatro horas ms tarde yo saba lo que era, y saba que estaba atrapado. Lo que no saba era cmo salir de aquello. Abri y cerr el abanico del dinero y, finalmente, lo arrug dentro de su puo. No tena cojones para acabar con todo mediante un suicidio rpido, as que segu revolendome en la mierda. Y no fue sino hasta un ao ms tarde, en febrero, cuando la oportunidad llam a mi puerta. Alguien le dio a antivicio el soplo de una gran fiesta que haba en Cahuenga: bebedores de absenta y chicos bailarines, una banda de jazz toda ella melosidad, muchas travestidas fumando petardos. Yo me present vistiendo una camisa de marinero con mucho escote, un pauelo rojo... este jodido pauelo. En menos de treinta segundos ya haba picado un pez: un chico rubio de buen aspecto, con ropa de universitario, las mejillas sonrosadas. Me lo llev fuera, asegurndome de dejar la puerta abierta, le dej besarme, y luego me qued all, luchando por no echarme a llorar, mientras le daban una paliza. Destrozaron todo aquel lugar, lo hicieron pedazos, pero yo me qued aparte, as que slo me acreditaron la detencin del chico rubio.
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A primera hora de la maana siguiente me present para tramitar todo el papeleo sobre el chico, pero los papeles ya no estaban, ni tampoco l. Me cabre mucho, hice comprobaciones y descubr que era el hijo de uno de los concejales del Ayuntamiento, campen en atletismo, las mejores notas en su curso, admitido en Harvard, miembro de los ms selectos clubs de estudiantes. Con todos los enchufes del mundo. As que us eso para hacer un arreglo y salir del cuerpo con mencin de honor, con toda la pensin, ms otro montn de pasta por invalidez. El chico rubio se march a Boston, se cas con una rica heredera, tuvo cuatro hijos y se puso a dirigir un banco. Yo me compr este Rancho Ilegal en el que estamos, lo aprend todo acerca de m mismo y trat de compensar esos diez aos de hacer el cerdo, ayudando a los dems..., compartiendo mi sabidura con aquellos que la quieren aceptar. Lanz una mala mirada a Milo, quien lo ignor, luego se volvi otra vez hacia m. Un final feliz, no es as, doctor Psicologa? Supongo que s. Entonces supones mal, porque, en este mismo momento, ese chico rubio que yo detuve est tendido en la cama de un sanatorio de Altadena, murindose de sida, convertido en un jodido esqueleto viviente. Murindose solo, porque su querida esposa y sus cuatro hijitos han cortado con l, como quien corta una llamada obscena. Lo descubr gracias a la radio macuto de nuestra red de ayuda, y he estado vindole. De hecho, lo vi ayer y le cambi sus jodidos paales. Milo se aclar la garganta. Crotty se volvi hacia l. Naturalmente, t eres demasiado excelso para verte liado con la red, Pelma. O para intentar ayudar a alguien. Ni se te ocurrira admitir que tu hgado puede empezar a pedir auxilio, de un momento a otro, porque no sabes quin eres! Belding dijo Milo, sacando su bloc de notas. De eso es de lo que hemos venido a hablar. Ah! exclam disgustado Crotty. Nadie habl durante un rato. Crotty... dije al fin. Por qu crees que Belding era un homosexual latente? El viejo tosi y onde la mano. Aaah! Quin sabe? Quiz no lo fuera. Quiz yo est lleno de mierda. Lo que si puedo decirte es que no era ningn macho semental, a pesar de lo que hablasen los papeles de sus citas con todas esas actrices. Me lo presentaron. En una fiesta. Acostumbraba a contratar polis, para que le hicieran servicios de seguridad en sus horas libres. Y, a veces, en horas que no eran tan libres; el Departamento le daba toda la coba que era posible, lamindole su rico culo hasta que casi brillaba.
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S, est bien. Vale, en una ocasin, eso debi ser en el 1949 o en 1950, me sacaron de un caso de agresin sexual a menores y me asignaron a una de sus fiestas en Bel Air... lo primero es lo primero, no? Una de esas cosas sonadas, de caridad, con toda una orquesta, la gente ms famosa bebiendo y moviendo el esqueleto, montones de carne femenina, cantidad de cosas raras en los rincones oscuros. Pero todo lo que Semental Belding hizo fue mirar lo que hacan los dems. Eso es lo que l era..., un mirn. Como si fuese una jodida cmara sobre piernas. Recuerdo haber pensado lo muy glido bastardo que era... reprimindose. Latente. A eso era a lo que te referas cuando decas que lo habas conocido? Aj. Nos dimos las jodidas manos, no? Por qu lo has llamado malvado? le pregunt. Yo dira que los asesinos son malvados... Y a quin mat? inquiri Milo. Crotty se sec la frente y tosi. A miles de personas, Pelma..., a todos los que bombardearon sus jodidos aviones. Milo pareci disgustado. Gracias por el comentario poltico. Hay algo ms que quieras decirnos acerca de Belding? Ya os he dicho cantidad. Qu hay de su compadre, Vidal? Billy el Celestina? Tambin estaba en esa fiesta. Muy suave. Buenos dientes. Unos dientes de un aspecto excelente. Algo ms, aparte de su salud dental? Se supona que era l quien facilitaba las chicas a Belding. Qu hay de las fiestas para la Oficina de la Guerra? pregunt Milo. sas por las que investigaron a Belding. Tambin para sas suministraba una guardia el Departamento? No me sorprendera. Como ya te he dicho, el Departamento se desviva por hacerle la pelota. Dame nombres dijo Milo, lpiz en alto. Fue hace un jodido mucho tiempo, Pelma. Mira, Ellston, no te he pagado cien para que me digas cosas de las que puedo enterarme en los vestuarios de la Comisara. Crotty sonri.
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Un tipo en tu situacin, Pelma, no consigue nada en el vestuario. Milo se pas una mano por la cara. Se le hinch un punto en la mandbula. Vale, vale exclam Crotty. Los dos de los que estoy seguro que estaban al servicio de Belding son un par de mierdas llamados Hummel y DeGranzfeld. Trabajaban en administracin de antivicio cuando yo entr all... como abrecabezas. Poco despus a Hummel lo trasladaron y destinaron de conductor del Jefe. Un ao ms tarde era teniente en la divisin de Newton, lo que era un destino muy puta, pues l era un cerdo racista, y acostumbraba a salir a Main Street y dar palizas a las putas negras, hasta dejarlas hechas papilla. Usaba guantes de piel de cerdo para ello... deca que era para evitar las infecciones. Cmo sabes que l y el otro tipo eran chicos de Belding? Era obvio, por el modo en que ascendieron tan rpidamente, sin merecrselo... tenan un buen enchufe. Y los dos siempre vestan bien, coman bien. DeGranzfeld tena una gran casa, all por Alhambra, caballos y campos de frutales. No tiene uno que ser un Sherlock para darse cuenta de que deba estar en la nmina de alguien. Hay un montn de nminas, adems de la de Belding. Djame acabar de una jodida vez, Pelma. Luego, ambos dejaron el cuerpo y se fueron a trabajar para Belding, cobrando al menos seis veces ms que su salario oficial, ms todo lo que pudieran sacar extra por su cuenta. Sus nombres de pila pidi Milo, escribiendo. Royal Hummel. Victor DeGranzfeld... Vicky el Pegajoso le acostumbrbamos a llamar. Era un imbcil y un traicionero, demasiado cagn para ser un matn, pero tan sdico como Hummel. Cuando trabajaba en antivicio era el jefe de los recaderos, coordinaba las recolectas entre todos los corredores de apuestas y chuloputas del centro. Cuando trasladaron a Hummel a Newton, ste hizo que tambin trasladasen a DeGranzfeld all, y lo nombrasen jefe de la guardia diurna. Eran amigos del alma, probablemente latentes ambos. Luego, les escogieron a los dos para dirigir Narcticos Metropolitanos; eso era a principio de los cincuenta, cuando estall el gran pnico por las drogas, y el Departamento saba que poda lograr aumentos en los fondos presupuestarios a base de hacer unas buenas aprehensiones. De acuerdo dijo Milo. Hablemos de las casas que tena Belding..., las casas de fiestas. Sabes dnde estaban localizadas? Crotty se ech a rer. Casas de fiestas? No es bonito? De dnde has sacado eso, Pelma? Casas de fiestas... eran casas de joder, y todo el mundo las
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llamaba as, porque eso era para lo que las usaba el seor Leland Belding. All llevaba a la gente importante, y tena a un establo de nenas monas, dispuestas a limpiarles las caeras, hasta que estuviesen dispuestos a firmar en cualquier jodida lnea de puntos. Y no, no conozco las localizaciones. Nunca me invitaron a esas veladas. Se alz, fint una pared de cajas y pas por una puerta a lo que yo supuse que sera una cocina. Siento que tuvieses que escuchar la historia de su vida me dijo Milo. No te preocupes. Ha sido interesante. No despus de la milsima vez. Hablando mal de m? Crotty haba salido de la cocina y nos estaba mirando con mala cara, con un vaso de agua en una mano, la otra cerrada en un puo. No le contest Milo, slo admirbamos la decoracin. Ja! El viejo abri la mano y nos mostr un puado de pastillas. Vitaminas dijo, y se trag algunas. Ayud a pasarlas con agua, hizo una mueca, tom unas cuantas ms, y se frot el abdomen. Me estoy cansando. Largaos de aqu de una jodida vez y dejadme descansar. An no he acabado con mi lista de compra le hizo saber Milo. Pues date prisa. Tengo un par de nombres ms para ti. Una actriz llamada Linda Lanier, de la que se rumorea que era una de las nenas monas de Belding. Y un doctor al que se tiraba en una de esas pelculas guarras. Dale la descripcin fsica del mdico, Alex. Mientras lo hacia, Crotty perdi el color del rostro y dej el vaso sobre una caja. Se sec la frente, pareci perder el equilibrio y se apoy con las manos en el respaldo de un sof comido por las polillas. Hinch las mejillas. Milo le dijo: Sultalo ya, Ellston. Por qu ests rebuscando en el montn de las cartas olvidadas, Pelma? Milo neg con la cabeza. Conoces las reglas. Seguro, seguro. Vienes aqu y me exprimes, luego me tiras unas migajas. Uno de a cien da para exprimir mucho dijo Milo, pero abri su cartera y le dio algo ms de dinero al anciano.
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Linda Lanier le dijo Milo. Y el doctor de la pelcula. Con referencia a Belding? pregunt Crotty. Con referencia a lo que sea. Escpelo, Ellston. Luego nos iremos para dejarte soar con tu sueco. T tambin debes de tener sueos de sos exclam Crotty. Mir al suelo, se mes el bigote, cruz las piernas. Linda Lanier. Bien, bien, bien. Todo acaba mordindose la cola, no? Como mi pequeo banquero rubio y todo lo dems de este jodido mundo. Se irgui, se levant, fue hasta el piano gris, se sent ante el mismo y toc un par de notas. El instrumento estaba muy desafinado. Comenz a extraerle un disonante bugui-bugui con su mano izquierda, y notas al azar con la derecha. Luego, tan bruscamente como haba empezado, se detuvo y dijo: Esto es terriblemente extrao, Pelma. Si no fuera porque no creo en esas cosas, empezara a emplear palabras como destino... y no es que desee tenerte en mi destino. Toc varios compases de un blues lento, dej que las manos le cayesen a los costados. Lanier y el doctor... Y dices que lo hicieron en una pelcula? Milo asinti con la cabeza y me seal: l la ha visto. Era hermosa, no? Si lo era acept. Vamos le urgi Milo. Escpelo ya. Crotty nos dedic una dbil sonrisa. Hurt el bulto, Pelma. Cuando me preguntaste acerca del motivo por el que llamaba asesino a Belding, te solt esa mierda politiquera, porque no saba detrs de qu gato callejero andabas. En realidad, tambin pienso que lo es por lo que te dije, pero lo cierto era que no quera meterme en honduras..., no puedo probar nada de lo que creo saber. No tienes que probar ni una maldita cosa le dijo Milo. Limtate a decirme lo que sepas. Sac ms billetes y Crotty los agarr de un tirn. Tu doctor suena exactamente igual a un tipo llamado Neurath. Donald Neurath, doctor en Medicina General. Lo has descrito al dedillo, Ricitos... y s que entre l y Linda Lanier haba algo. Cmo sabes eso? le pregunt Milo. Crotty pareca encontrarse a disgusto. Vamos, Ellston.
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Vale, vale. Una de mis misiones, cuando no estaba pescando maricas, era trabajar con la patrulla del Club del Raspado..., los que vigilaban a los abortistas ilegales. En aquellos tiempos haba tres modos en los que una chica poda solucionar un problema de ese tipo: con un alambre en un callejn, con algn carnicero de bata blanca, o con algn mdico de verdad, que hiciese horas extras para ganarse una buena pasta. Neurath era uno de los mdicos de verdad..., muchos doctores hacan esos trabajitos. Pero an segua siendo un crimen, segn las leyes del momento, y por consiguiente resultaba una excelente fuente de extorsin para el departamento. Haba un grupo de abortistas conocidos..., acostumbrbamos a llamarlos el Club del Raspado, que seran unos veinte doctores, ms o menos, distribuidos por toda la ciudad, tipos respetables, con consultorios establecidos. Nos pasaban un porcentaje de sus beneficios, a cambio de la proteccin de antivicio, y la garanta de que nadie del Club seria detenido. Funcionaba. Hubo un tipo, un ostepata del Valle, que trat de quitarle la clientela a uno de los miembros del Club, a base de cobrar la mitad que ellos por raspada. Una semana despus de que empezase, lo cazaron... empleando a una mujer polica que, casualmente, estaba en cinta. Le fue negada la libertad condicional, y lo metieron en una celda de la crcel del condado, con unos cuantos de los peores presos. Mientras l estaba en chirona, alguien prendi fuego a su consultorio, y otro alguien le dio un susto a su hija, mientras caminaba de vuelta a casa, desde la escuela. Muy bonito coment Milo. As es como eran las cosas entonces, Pelma. Ests seguro de que son mucho mejores ahora? Ests seguro t de que este Neurath era miembro del Club? Lo s con seguridad, porque fui a recoger pasta a su oficina, una suite muy lujosa y grande, en Wilshire, cerca de Western. Se detuvo, mir a Milo. S, cierto, yo tambin hice de recadero. No es que fuese mi jodido trabajo favorito, pero ya tena bastantes cosas propias con las que comerme el coco, sin necesidad de preocuparme porque alguien le sacase un soborno a otro alguien por permitir algo que, de todos modos, iba a suceder. Infiernos, ahora una cra puede entrar en una clnica y salir raspada media hora despus. As que, por qu demonios era un delito entonces? Milo le dijo: Sigue hablando. Crotty le lanz una mirada agria. Llevbamos a cabo esos negocios fuera de su horario de visitas, cuando no haba nadie. Yo suba en ascensor a su consultorio, me aseguraba de que estaba solo, y haca una llamada convenida a su puerta. Una vez dentro, ninguno de los dos hablaba... fingamos que
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aquello no estaba sucediendo. l me entregaba una bolsa marrn, yo lo contaba por encima y me largaba. Qu clase de doctor era? Toclogo. Resulta irnico, no? Lo que Neurath traa al mundo, Neurath poda llevrselo al otro. Y qu hay de l y la Lanier? Una tarde, despus de haber recogido el botn, fui a un sitio chino que haba en la misma manzana, para tomarme un poco de moogoo y vino de arroz, antes de regresar a la comisara. Estaba sentado en una de las mesas de atrs, cuando va y entra en el local Neurath, con una ta imponente, rubia platino. El restaurante estaba muy oscuro, as que no me vieron. Ella lo llevaba cogido del brazo y parecan muy acaramelados. Se pusieron en una mesa al otro lado de la sala, sentaditos muy juntos, hablando con mucha intensidad. La vieja historia de la paciente que se liga a su doctor, slo que esta nena tena un aspecto realmente elegante, no era ninguna furcia. Unos minutos ms tarde ella se levant para ir al lavabo de seoras y pude darle una buena mirada a la cara. Fue entonces cuando la reconoc..., de la fiesta de Belding. Aquel da de la fiesta, ella llevaba un vestido de noche negro: sin espalda, con poco por delante, y con muchos adornos en visn. Por lo del visn, yo haba supuesto que deba ser una nena de casa bien. Se me haba quedado clavada en el coco porque era una seora impresionante, realmente sensacional. Una cara perfecta, un cuerpo delicioso. Pero elegante, con clase. Cambi la mirada hacia m. Tambin tengo sentimientos hacia las hembras, doctor Psicologa. Probablemente, aprecio esa especie mucho ms que la mayora de sementales htero. Y qu ms? le interrumpi Milo. Nada ms. Se tomaron un par de tragos, se arrullaron, luego se marcharon... sin duda camino de algn motel. Nada de sensacionales revelaciones. Luego, ms o menos un ao despus, la cara de la ta buena aparece en todos los papeles. Y, cuanto ms averiguo del asunto, ms me pica la curiosidad. Tosi de nuevo, se rasc la tripa. Fue cuando aquella aprehensin de droga, con el tiroteo. A ella la mataron, junto a un tipo que result ser su hermano. Los peridicos los describieron a ambos como camellos de los importantes. Ella estaba contratada como actriz por el estudio de Belding..., jams hizo ni una sola pelcula, y haba serias sospechas de que el contrato no fuese otra cosa que una tapadera. Y eso que hay que tener en cuenta que la mayora de los actores casi nunca trabajaban. Adems, ella haba sido una de las chicas de las fiestas. De todo eso, ni palabra en los diarios. El hermano tambin trabajaba en el estudio, como maquinista. Los dos eran pececillos pequeos. Y, sin embargo, tenan
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para pagar el alquiler de un apartamento de lujo en Fountain, de diez habitaciones nada menos; tenan un coche de lujo, y se estaban pegando una jodida vida padre. Los peridicos si que le sacaron mucha punta a esto, describiendo detalladamente las pieles y joyas de ella, y cmo los dos haban llegado muy lejos, para ser una pareja de pelagatos llegados de un pueblecito de Texas. El verdadero nombre de ella era Eulalee Johnson. Y el hermano era un matoncillo con muy mala leche, de nombre Cable, que acostumbraba a extorsionar corredores de apuestas de tres al cuarto, y sacarles las perras a las putas de la calle, pero que nunca haba llegado muy lejos. Pececillos pequeos en todo. O sea que de camellos importantes poco podan tener, eh, Pelma? Pero el departamento se lo dijo a los peridicos, y los peridicos se tragaron la bola sin pestaear. En su casa hallaron trescientos de los grandes en herona... lo que era una cantidad increble en aquellos das. Total, que el ciudadano medio trag tambin. T no. Infiernos, no. Nadie que estuviera colocando tanta nieve al sur de Fresno lo haca sin estar contactado con la Mafia... con Cohen o con Dragna. Y, desde luego, no lo haca un par de pelagatos texanos surgidos de la nada. Comprob la ficha del hermano: borracheras, escndalo pblico, conducta deshonesta, robos... de sos con intimidacin. Tonteras. Nada de relaciones con alguien..., nadie en la calle le haba visto con un petardo en el bolsillo. Todo aquello ola mal. Y el que hubiesen sido Hummel y DeGranzfeld los autores del tiroteo, an haca que el hedor fuese ms fuerte. Y por qu estabas husmeando eso, Ellston? Crotty sonri. Siempre estaba buscando cosas con las que poder presionar, Pelma. Pero aquello me daba miedo, no quera tocarlo. Y sin embargo, lo tena cruzado en la garganta, no me lo poda tragar. Y, ahora, t ests removiendo esa mierda otra vez. No es maravilloso? Cmo empez la operacin? pregunt Milo. Supuestamente, alguien dio a Narcticos Metropolitanos un chivatazo telefnico acerca de que haba un buen mogolln en el apartamento de Fountain, y fueron Hummel y DeGranzfeld los que cogieron el telfono. Se llevaron a un par de coches patrulla de apoyo, pero dejaron a los uniformados esperando fuera, mientras ellos entraban a comprobar. Todo est tranquilo en el frente, hasta que bang, bang, bang. Los uniformados entran a la carrera: encuentran a los dos Johnson en el suelo de la sala de estar, cosidos a balazos, y a Hummel y DeGranzfeld contabilizando todo ese montn de droga. La versin del Departamento es que llamaron a la puerta, fueron recibidos con disparos de armas de fuego, derribaron la puerta y entraron al asalto, con las pistolas escupiendo plomo. Bonito, no? Una chica que hace de puta para fiestas y un delincuentillo de nada enfrentndose a tiros a los superhombres de Narco.
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No hubo investigacin interna respecto al tiroteo? pregunt Milo. Qu chistoso eres Milo. Ni siquiera habiendo muerto una mujer? La opinin pblica acostumbra a ser muy remilgada acerca de eso. Esto era en el 1953, con todo lo de McCarthy y sus actividades antiamericanas, en pleno pnico por la invasin de las drogas. El ciudadano medio estaba histrico, viendo camellos en el patio de cada escuela. Y el Departamento hizo pasar a la Lanier por una chica mala de las de armas tomar. La jodida esposa de Satans. No slo no se investig a Hummel y a Vicky el Pegajoso, sino que se convirtieron en hroes instantneos: el alcalde les impuso medallas. Aquello era en 1953. Justo antes de que Leland Belding se hubiera convertido en un playboy. El ao del nacimiento de Sharon y Shirlee. Dej algn hijo Linda Lanier? pregunt. No afirm Crotty. De eso me acordara. Ese tipo de cosa hubiera aparecido en los peridicos: inters humano y todo eso. Por qu? Es que hay familiares que buscan vengarse? Vengarse de quin? pregunt Milo. De Belding. Esa aprehensin falsa de droga llevaba escrito su nombre. Por qu dices eso? Hummel y DeGranzfeld eran sus chicos en la polica; Lanier era una de las nenas de sus fiestas... y el pagar el alquiler de un sitio como se de Fountain hubiera representado para l algo as como lo que nos gastamos t y yo en tomarnos un caf. Y la Lanier puede que hubiese sido algo ms que una simple chica para las fiestas..., se la haba visto entrar en las oficinas privadas de Belding en los estudios, quedarse un par de horas, y salir radiante. Esto es algo que saban hasta los botones de las oficinas... pero eso tampoco sali en los peridicos. Supongo que deba de haber algo entre ellos, que ella debi de ofender a Belding gravemente, y que l decidi sacrsela de en medio. Ofenderle? Cmo? quiso saber Milo. Quin sabe? Quiz le presion respecto a algo. Quizs el estpido de su hermano intent extorsionar a alguien que no deba. El doctor... Neurath... pudo haber sido el protector de la Lanier supuso Milo. Crotty neg con la cabeza. Neurath tena problemas de dinero. Su esposa era una jugadora empedernida; estaba siempre entrampado con los prestamistas. Por eso empez a trabajar horas extras en lo de los abortos. Y una cosa
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ms: el edificio de Fountain en el que viva la Lanier era propiedad de Belding. Milo y yo nos miramos. Hubo un tiempo en que el muy bastardo era dueo de medio L. A. dijo Crotty. Neurath era toclogo dije, quiz Linda Lanier hubiera ido a visitarse. Preada? dijo Crotty. Poniendo a Belding en la trampa de la paternidad? Seguro, por qu no? Cunto tiempo despus del tiroteo abandonaron el cuerpo Hummel y Decomosellame? pregunt Milo. No mucho despus, quiz un par de meses. Y eso a pesar de que ambos haban sido promocionados y condecorados. Ahora, decidme ms cosas de esa pelcula en la que trabajaban Neurath y Lanier. Era una de esas historias de doctores y pacientes le expliqu . El doctor no saba que lo estaban filmando. Ms extorsiones dijo Milo. El hermano? Podra ser acept Crotty. Para qu querran chantajear a Neurath? Quin sabe? Tal vez por lo del Club del Raspado, quiz por el problema de juego de la esposa. Cualquiera de las dos cosas podra haber dado al traste con su reputacin, tena una clientela de la buena sociedad, remilgadas matronas obesas de Hancock Park, esperando abrirse de patas en su silln de examen. Sigue an por ah? Quin sabe? Y qu hay de Hummel y DeGranzfeld? DeGranzfeld muri hace un par de aos tras irse a vivir a Nevada. Tuvo que largarse: tena un asuntillo con una casada, y el marido tena muy malas pulgas. Por lo que s, Hummel sigue en Las Vegas. Y de una cosa estoy seguro: an tiene mucha mano en el Departamento, o al menos la tena hace un par de aos. Y cmo es eso? inquiri Milo. Ah est lo de su sobrino, un verdadero hijo de puta fascista, borracho, que casi no pas los exmenes de la Academia, el muy desgraciado matn..., una jodida astilla del viejo palo. Y que luego se vio mezclado en ese escndalo de robos de la Divisin de Hollywood, hace unos aos, un asunto que, desde luego, se mereca un Tribunal de Honor o algo peor... Pero nada, slo se lleva un traslado a Ramparts. Y, de repente, el to se convierte en uno de esos Cristianos Renacidos, lo ascienden a Capitn, y lo mandan al Oeste de L. A. Se
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detuvo, mir a Milo, y sonri como un chaval en la maana de Navidad. As que por eso... Qu? pregunt Milo, con aire de inocencia. Pelma, astuto tramposo... Vas a cazar a esa chusma, no? Al fin vas a hacer una buena obra...!
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Despus de eso, Crotty se torn solicito, ofrecindonos caf y pastel, pero le dimos las gracias y declinamos su oferta, y lo dejamos a la puerta de su casa, bajo la campana de vaca, rodeado por sus animales. Un viejo con muchos redaos dije, cuando estuvimos de vuelta en el coche. Bravatas me contest Milo. Est as desde que le sali positivo en la prueba del sida. Oh! Aj. Esas pldoras no son vitaminas..., son algn tipo de rgimen de reforzamiento de la inmunidad, que ha logrado a travs de su red de ayuda. Hace unos aos logr curarse de una hepatitis, y cree que, si es lo bastante cabezota, tambin lograr curarse de esto. Una pausa. Por eso le segu tanto la corriente. Me llev un tiempo el girar el Seville en el callejn. Cuando haba recorrido un par de kilmetros por Sunset, Milo me dijo: Trapp. Pagndole viejas deudas a su to. Y un momento despus: Tengo que averiguar qu es lo que est amaando. Quiz un asesinato arreglado para que parezca un suicidio? Sigues dndole vueltas a eso, y desde luego sera muy bonito. Pero, dnde estn las pruebas? Belding y la Magna tienen mucha experiencia en disimular los asesinatos. Belding est muerto. Pero la Magna sigue viva. Y? Crees en una especie de conspiracin de esa gran empresa? El viejo malvado hombre del saco, disfrazado de cristal y cromados. No le interrump. Siempre es alguien el culpable. Al final, la culpa la tiene alguna persona en concreto. Varias manzanas despus, me dijo: En el asesinato de los Kruse no intentaron que pareciese otra cosa que no fuese un crimen. Es difcil intentarlo con tres cadveres. As que en eso Trapp est usando, en cambio, la teora del asesinato sexual. Y quizs el
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matar a Kruse no formase parte del plan... si fue Rasmussen el que lo hizo, tal como teorizamos. El rostro de Milo se endureci. Cruzamos Vine. Finalmente Hollywood estaba levantndose de la cama. En el Cinerama Dome estaban pasando una de Spielberg, y las colas daban la vuelta a la manzana. Unas cuantas calles ms all, todo eran moteles de a tanto la hora y putas callejeras, de aspecto nervioso, que se aprovechaban de la soledad de la gente y esperaban hallar sangre limpia. Milo las mir, apart la vista, se recost en el asiento y dijo: Me ira bien un trago. Demasiado pronto para m. No he dicho que quisiese un trago. He dicho que me ira bien un trago. Ha sido una frase descriptiva. Oh. Cuando nos detuvimos en un semforo en rojo en La Cinaga, me dijo: Qu es lo que crees de la teora de Crotty? De eso de Lanier y su hermano apretndole las tuercas a Belding y Neurath? Desde luego, la pelcula tena todo el aspecto de ser una trampa que le hubiesen tendido al doctor. La pelcula rumi. De dnde dijeron esos locos de la porno que la haban sacado? No lo dijeron. Se limitaron a comentarme que les haba costado muy cara. Seguro acept. Y luego: Vamos a dar un pequeo rodeo, para ver si podemos lograr que se muestren un poco ms cooperativos. Fui hasta Beverly Hills y gir a la izquierda, en Crescent. Las calles estaban vacas: la gente que derriba casas de dos millones de dlares para poder construirse casas de cinco millones acostumbra a quedarse dentro de ellas, para jugar con sus juguetitos. Paramos frente a la monstruosidad verde de los Fontaine, y bajamos del coche. Las ventanas estaban cerradas con las persianas. El aparcamiento estaba vaco. No hubo respuesta a la llamada de Milo. Lo intent de nuevo, y esper algunos minutos antes de dirigirse de nuevo hacia el coche. La ltima vez haba cuatro coches ah le dije. No se han ido simplemente a tomar un brunch. Antes de que me pudiera contestar, un sonido traqueteante que llegaba de la casa vecina llam nuestra atencin. Un macizo chico de cabello oscuro, que tendra unos once aos, estaba corriendo en su
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plancha de ruedas, arriba y abajo por el camino de coches, maniobrando por entre un tro de Mercedes. Milo le hizo una sea con la mano, para que se acercase. El chico se detuvo, apag su Walkman, y se qued mirndonos. Milo le mostr su placa dorada y el chico le peg un empujn a su plancha y patin hacia nosotros. Gir la manija de la puerta delantera, la atraves y aceler. Hola le salud Milo. El chico estudi la placa. Un poli de Beverly Hills? dijo, con acento. Hola, macho! Llevaba el cabello negro en un corte de esos de puntas tiesas y su rostro era mantecoso y redondo. Sus dientes estaban sujetos con una ortodoncia de plstico. Algo de pelusilla negra oscureca sus mejillas. Vesta una camiseta roja de tirantes con la leyenda SURFEAR O MORIR y unos bermudas floreados, que le llegaban por debajo de las rodillas. Su plancha era negra grafito y estaba repleta de pegatinas. Gir las ruedas y se qued quieto, sonrindonos. Milo se guard la placa y le dijo: Cul es tu nombre, hijo? Parvizkhad, Bijan. De sexto curso. Encantado de conocerte, Bijan. Estbamos tratando de encontrar a la gente de la puerta de al lado. Los has visto ltimamente? Al seor Gordon. Claro. Eso es. Y a su esposa. Idos. Se han ido? A dnde? Viaje. Un viaje... a dnde? El chico se encogi de hombros. Cogieron maleta... Vuitton. Y cundo fue eso? Sbado. Ayer...? Seguro. Se largan y se hacen llevar los coches. En gran camin. Dos Rolls-Royce, coche de gngster: Lincoln, y radical Bird. Metieron todos los coches en un camin grande? Afirmacin con la cabeza. Haba algn nombre en el camin? Mirada de incomprensin.
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Letras explic Milo. En el lado del camin. Con el nombre de una compaa. Ah, claro! Letras rojas. Recuerdas lo que decan las letras? Negativa con la cabeza. Cul es su caso? Cocana? Pistolero a sueldo? Milo contuvo una sonrisa, se inclin y acerc su cara a la del chico. Lo siento, hijo. No puedo decrtelo. Es confidencial. Ms asombro. Informacin confidencial, Bijan. Secreto. Los ojos del chico se iluminaron. Ah, Servicio Secreto! Walther PPK. Bond. Chames Bond. Milo lo contempl seriamente. El chico me mir ms detenidamente. Yo me mord el labio para mantener la cara seria. Dime, Bijan le interrog Milo. A qu hora del sbado se llevaron los coches? El chico gesticul con las manos, pareci estar haciendo esfuerzos por hallar las palabras: Cero siete cero cero horas. A las siete de la maana? Por la maana, claro. Padre se iba a la oficina. Yo traje su Mark Cross. Mark Cross? Su maletn suger yo. Claro dijo el chico. Piel de napa. Estilo ejecutivo. Le trajiste a tu padre su maletn a las siete de la maana y viste como se llevaban los coches del seor Gordon en un camin. As que tu padre tambin lo vio. Claro. Est ahora tu padre en casa? No. Oficina. Dnde est su oficina? Century City. Cul es el nombre de su negocio? Par-Cal Developers dijo el chico, ofreciendo un nmero de telfono que Milo anot. Y qu hay de tu madre?
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Bijan, cuando se llevaron los coches, estaban aqu el seor Gordon y su seora? Slo seor Gordon. Muy irritado por coches. Irritado? Siempre por coches. Una vez yo tiro Spalding, doy al Rolls. l irritado, me grita. Siempre irritado, por coches. Da alguien sus coches mientras se los estaban llevando? No, claro que no. Seor Gordon saltando aqu y all, gritando a hombres rojos: Cuidado idiotas, cuidado! No rasquis!. Siempre irritado, por coches. Hombres rojos medit Milo. Los hombres que se llevaron los coches, vestan de rojo? Seguro, como equipo boxes. Las Quinientas de Indy. Monos murmur Milo mientras garabateaba. Dos hombres. Camin grande. Vale, muy bien. Lo ests haciendo muy bien, Bijan. Ahora dime, despus de que los hombres se llevaron los coches en el camin, qu sucedi? Seor Gordon entr en casa. Sali con seora y Rosie. Quin es Rosie? La criada dije yo. Claro dijo el chico. Rosie lleva Vuittons. Las vui... las maletas. Claro. Y una bolsa larga para avin. No Vuitton, quiz Gucci. Vale. Y entonces qu pas? Llega taxi. Recuerdas el color del taxi? Claro. Azul. Compaa de Taxis de Beverly Hills coment Milo, mientras escriba. Todos suben taxi dijo el chico. Los tres? Claro, y las Vuitton y la quiz Gucci las meten en maletero. Yo voy y despido con mano, pero no me contestan.
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Milo autografi una de las Nikes del chico, le dio una de sus tarjetas de visita y una hoja en blanco del bloc de la Polica de Los ngeles. Le devolvimos su despedida con la mano y lo dejamos patinando con la plancha manzana arriba y abajo. Volv a meterme en el trfico por el lado este de Sunset Park. El parque estaba lleno de turistas, que hormigueaban en derredor de las fuentes, ponindose a la sombra, bajo los rboles. Sbado dije. Se largaron el da despus de que fuera descubierto el asesinato de los Kruse. Saban lo bastante como para tener miedo, Milo. Asinti con la cabeza. Voy a llamar a la compaa de taxis, tratar de descubrir quin les traslad los coches..., para ver si as puedo seguirles la pista. Ir a la oficina de Correos, por si diera la poco probable casualidad de que hubieran dejado una direccin para que les remitiesen el correo..., aunque uno nunca sabe. Tambin llamar al padre del cro, aunque dudo que se fijase en tantas cosas como el bueno de Bijan. El chico es espabilado, no te parece? Podras apostar tus Ralph Lauren a que sle dije. Y, por primera vez en mucho tiempo, nos echamos a rer. Pero la risa pas pronto y, para cuando llegamos a casa, ambos estbamos hoscos. Putada de caso dijo Milo. Demasiada gente muerta, hace demasiado tiempo. Vidal an sigue vivo coment. De hecho, tiene un aspecto jodidamente sano. Vidal mascull Milo, con un gruido. Cmo lo llam Crotty... Billy el Celestino? De eso a Presidente del Consejo... Una subida muy empinada. Unos buenos clavos en los zapatos le debieron de dar la suficiente traccin coment. As como el encontrar unas cuantas cabezas que pisar.
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Mi plan, el lunes por la maana, era regresar a la biblioteca y buscar ms cosas acerca de Billy Vidal y el asunto de las drogas de Linda Lanier. Pero, a las ocho veinte de la maana lleg un mensajero a mi puerta con un paquete. Dentro haba un libro, tamao diccionario, encuadernado en piel color verde oscuro. Una nota sujeta al mismo con una goma elstica deca: Aqu est. He cumplido con mi parte del acuerdo. Espero que usted haga lo mismo. M. B.. Me llev el libro a la biblioteca y le la pgina del ttulo: EL COMPAERO SILENCIOSO: CRISIS DE IDENTIDAD Y DISFUNCIN DEL EGO EN UN CASO DE PERSONALIDAD MLTIPLE, ENMASCARADO COMO UNA PSEUDO HERMANDAD DE GEMELOS. RAMIFICACIONES CLNICAS Y DE INVESTIGACIN. Por Sharon Jean Ransom Una disertacin presentada a la FACULTAD DE LA ESCUELA DE GRADUADOS En cumplimiento parcial de los Requisitos para la obtencin del grado de DOCTOR EN FILOSOFA (Psicologa) Junio de 1981
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A Shirlee y Jasper, que han significado para m ms de lo que imaginan, y a Paul, que me ha guiado, con maestra, desde la oscuridad a la luz. Jasper? Amigo? Amante? Otra vctima? En la seccin de reconocimientos, Sharon reiteraba su agradecimiento a Kruse, siguiendo esto con una mencin, de pasada, de los dems miembros del Comit: profesores Sandra J. Romansky y Milton F. Frazier. Jams haba odo el nombre de Romansky, as que supuse que habra entrado en el Departamento cuando yo ya me haba ido. Tom mi Directorio de la Asociacin Psicolgica Americana y la hall listada como consultora de Salud Pblica en un hospital en la Samoa Estadounidense. Su biografa citaba un ao de enseanza en la Universidad, durante el curso 1981-1982. Su especialidad haban sido los estudios sobre la mujer, en el Departamento de Antropologa. En 1981 haba sido una doctora recin salida de la fbrica: con veintisis aos de edad... dos aos ms joven que Sharon. Era el miembro exterior permitido en cada Comit, que normalmente era elegido por el candidato, por ser una buena persona y no tener demasiados conocimientos en el tema en cuestin. Podra tratar de seguirle la pista, pero el Directorio tena tres aos de antigedad y no haba seguridad alguna de que no se hubiera trasladado. Adems, haba otra fuente de informacin ms prxima. Resultaba difcil creer que el Ratonero hubiera aceptado pertenecer a un Comit. Experimentalista hasta la mdula, Frazier siempre haba despreciado cualquier cosa que oliese vagamente a dedicacin al paciente, y considerado la psicologa clnica como el bajo vientre de la ciencia comportamientarista. Haba sido presidente del Departamento en mis das estudiantiles, y yo recordaba muy bien cmo haba estado tratando con todas sus fuerzas de imponer la regla de prorrateo, segn la cual se les hubiera exigido a todos los estudiantes graduados el llevar a cabo un ao completo de investigacin con animales, antes de que pudieran presentar su candidatura para el doctorado. La Facultad haba votado en contra de aquello, pero haba dejado pasar un requerimiento de que toda investigacin doctoral comportase algo de experimentacin: grupos de control, manipulacin de variables... Y los estudios de casos haban quedado absolutamente prohibidos. Y, sin embargo, esto era exactamente a lo que sonaba aquello. Mi vista se pos en la ltima lnea de la pgina:
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Y mis ms sentidas gracias a Alex quien, aun en su ausencia, contina inspirndome. Gir la pgina con tanta violencia, que casi la arranco. Y comenc a leer el documento que le haba ganado a Sharon el derecho a llamarse doctora. El primer captulo era de lectura muy lenta: una revisin, penosamente minuciosa, de la literatura sobre el desarrollo de la identidad y la psicologa de los gemelos, inundada de pies de pgina, referencias y escrita en la jerga que Maura Bannon haba mencionado. Supuse que la aprendiz de periodista no habra pasado de aqu. El captulo segundo describa la psicoterapia de una paciente a la que Sharon denominaba J, una joven a la que haba tratado durante siete aos y cuya patologa especial y procesos ideativos poseen caractersticas estructurales y funcionales, as como interactivas, que atraviesan numerosos confines de diagnsticos que hasta ahora haban sido tenidos por ortogonales, y manifiestan un significativo valor heurstico y pedaggico para el estudio del desarrollo de la identidad, el desdibujamiento de las fronteras del ego, y el uso de tcnicas regresivas, hipnticas e hipnaggicas, en el tratamiento de los desrdenes idiopticos de la personalidad. En otras palabras, los problemas de J eran tan infrecuentes, que podan ensearles a los terapeutas cosas acerca del modo en que funcionaba la mente. J era descrita como una joven de unos veinticinco aos, de familia de clase alta. Educada e inteligente, haba llegado a California a hacer carrera en una profesin no especificada, y se haba presentado a Sharon para tratamiento, debido a problemas de baja autoestima, depresin, insomnio y sensacin de vacuidad. Lo ms preocupante de todo era lo que ella llamaba sus horas perdidas. Desde haca un tiempo vena despertndose, como cuando uno ha tenido un largo sueo, para hallarse sola y en extraos lugares: caminando por la calle, dentro de su coche aparcado junto a la acera, echada en la cama en un hotel barato o sentada a la barra de algn cafetucho. Billetes usados y recibos de alquiler de coches, encontrados en su bolso, le sugeran que haba volado o conducido hasta aquellos lugares, pero no tena recuerdo alguno de haberlo hecho. No tena ni idea de lo que haba hecho por perodos que el calendario le deca que haban durado de tres a cuatro das. Era como si le hubiesen arrebatado pedazos enteros de su vida.
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Sharon haba diagnosticado, correctamente, esos saltos en el tiempo como estados de fuga. Como la amnesia y la histeria, la fuga es una reaccin disociativa, un literal largarse de la mente, ante la ansiedad y el conflicto. Un paciente disociativo al verse enfrentado a un mundo estresante, se autoeyecta de ese mundo y vuela a una diversidad de escapatorias. En la histeria, el conflicto es transferido a los sntomas fsicos: pseudoparlisis, ceguera... y el paciente acostumbra a presentar una belle indifference: o sea una apata acerca de sus incapacidades, como si todo aquello le estuviese pasando a otro. En la amnesia y la fuga, lo que se da es una autntica huida y prdida de la memoria. Pero, en la fuga, ese borrado es por poco tiempo: el paciente recuerda quin era antes de la escapada, y est totalmente en contacto con la realidad, cuando sale de la fuga. Lo que sigue envuelto en el misterio es lo que sucede en medio. Los nios maltratados o abandonados aprenden bien pronto a desvincularse del horror y, al crecer, son susceptibles a mostrar sntomas disociativos. Lo mismo es cierto de pacientes con identidades fragmentadas o confusas. Narcisistas. Casos limites. Para cuando J apareci en la consulta de Sharon, sus fugas se estaban haciendo tan frecuentes, prcticamente una por mes, que estaba empezando a sentir miedo de salir de casa, y usaba barbitricos para calmar sus nervios. Sharon haba preparado un historial muy completo, buscando traumas en la primera infancia. Pero J haba insistido en que haba tenido una infancia de cuento de hadas: todas las comodidades materiales, unos padres atractivos y sofisticados, que la haban adorado, mimado y tratado como a una princesa, hasta que haban muerto en un accidente de automvil. Todo haba sido maravilloso, insista ella; no haba razn racional alguna para que tuviese estos problemas. La terapia sera corta... una simple puesta a punto, y pronto estara en perfecto estado de marcha. Sharon anotaba que este tipo de negativa, llevada al extremo, era consistente con un modo de actuacin disociativa. No crey muy apropiado enfrentarse a J y le sugiri un perodo de seis meses de psicoterapia a modo de prueba, y cuando J se neg a comprometerse por tanto tiempo, se pusieron de acuerdo en un perodo de tres meses. J no acudi a la primera cita, ni a la segunda. Sharon trat de llamarla, pero se encontr con que haban desconectado el telfono que ella le haba dado. Durante los siguientes tres meses no haba sabido nada de J y haba supuesto que la joven habra cambiado de idea respecto al tratamiento. Luego, una tarde, despus de que Sharon despidiera a su ltimo paciente, J haba irrumpido en su consulta, llorando y atontada por los tranquilizantes, suplicando que la visitase.
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Le llev un tiempo a Sharon el calmarla y escuchar su historia: convencida de que lo nico que realmente necesitaba era un cambio de ambiente (una huida voluntaria, comentaba Sharon), haba tomado un avin a Roma, ido de compras por la Va Veneto, comido en buenos restaurantes, y se lo haba pasado de maravilla, hasta que se haba despertado, varios das despus, en una sucia callejuela de Venecia, con la ropa hecha jirones, medio desnuda, amoratada y dolorida, con el cuerpo y cara manchados por semen seco. Supuso que haba sido violada, pero no tena ningn recuerdo de la agresin. Tras ducharse y vestirse, reserv una plaza en el primer vuelo de regreso a los Estados Unidos, y fue directamente desde el aeropuerto al consultorio de Sharon. Ahora se daba cuenta de que haba estado equivocada, de que necesitaba ayuda, muy en serio. Y estaba dispuesta a llegar hasta donde fuera preciso. A pesar de este destello de autoiluminacin, el tratamiento no haba procedido de un modo fcil. J se mostraba ambivalente respecto a la psicoterapia, y alternaba entre perodos de adoracin a Sharon y otros en que la insultaba. Durante los dos siguientes aos, aclar que la ambivalencia de J representaba un elemento central de su personalidad, algo fundamental en ella. Presentaba dos caras: la necesitada y vulnerable hurfana, que suplicaba la apoyasen, que dotaba a Sharon con cualidades de diosa, y la llenaba de halagos y regalos; y la cra maleducada, maledicente, que siempre estaba exclamando: Yo no te importo una puetera mierda! Slo ests en esto para poder conseguir un jodido dominio sobre m!. Buena paciente, mala paciente. A J le fue siendo cada vez ms fcil el pasar de una a otra y, hacia finales del segundo ao de terapia, los saltos se producan en diversas ocasiones durante una nica sesin. Sharon puso en cuestin su diagnstico inicial y consider otro. Sndrome de personalidad mltiple, el ms raro de los males, la peor de las disociaciones. Pues, aunque J no haba exhibido dos personalidades distintas, sus saltos tenan el aspecto de un sndrome mltiple latente, y las quejas que la haban llevado a la terapia eran claramente similares a las exhibidas por los mltiples desconocedores de su condicin. Sharon haba consultado a su supervisor, el estimado profesor Kruse, y ste le haba recomendado la hipnosis como herramienta de diagnstico. Pero J se haba negado a ser hipnotizada, no deseaba perder el control. Adems, insista, se encontraba maravillosamente, estaba segura de hallarse casi completamente curada ya. Y pareca estar mucho mejor: las fugas haban decrecido, la ltima huida se haba producido tres meses antes. Ya se haba liberado de los barbitricos y tena una mayor autoestima. Sharon la haba felicitado, pero haba confiado sus dudas a Kruse. ste la recomend aguardar y ver qu pasaba.
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Dos semanas ms tarde, J termin la terapia. Cinco semanas ms tarde regres a la consulta de Sharon, con cuatro kilos menos, enganchada de nuevo en las drogas, habiendo experimentado una fuga de siete das, que la haba dejado perdida en medio del desierto de Mojave, desnuda, con su coche sin gasolina, con el bolso desaparecido, y una botella de pastillas, vaca, en la mano. Todo el progreso que haba logrado hasta el momento pareca haberse esfumado. Sharon haba demostrado tener razn, pero expres una profunda tristeza ante la regresin de J. De nuevo fue sugerida la hipnosis. J reaccion con ira, acusando a Sharon de ansiar lujuriosamente el control mental sobre ella... Lo que t ests es celosa, porque yo soy tan sexy y hermosa, y t no eres ms que una mala zorra marchita y solterona. No me has hecho ni un jodido pice de bien... as que, cmo te atreves a pedirme que te entregue mi mente?. J haba salido del consultorio, llena de ira, proclamando que todo haba acabado definitivamente, que ya estaba harta de toda esta mierda... me voy a buscar otro comecocos. Tres das ms tarde estaba de regreso, colgada de barbitricos, llena de costras y quemaduras del sol, arrancndose la piel a tiras y sollozando que esta vez si que la he hecho buena, y deseando hacer cualquier cosa para acabar con aquel dolor interno. Sharon haba iniciado un tratamiento hipntico. Y, cosa nada sorprendente, J era un sujeto excelente para el mismo: la hipnosis es en s misma una disociacin. Los resultados fueron espectaculares y casi inmediatos. Desde luego, J estaba sufriendo de un sndrome de personalidad mltiple; bajo trance haban emergido dos identidades: J y Jana... gemelas idnticas, precisas rplicas fsicas la una de la otra, pero opuestas, de lado a lado, en lo psicolgico. La persona J tena buenos modales, buen carcter, era una triunfadora, aunque tenda hacia la pasividad. Le preocupaba la otra gente y, a pesar de sus ausencias inexplicadas, debidas a las fugas, lograba desarrollar una excelente actividad en una profesin orientada hacia la gente. Tena unas ideas anticuadas respecto al sexo y el amor... crea en el autntico amor, en el matrimonio, en la familia, en la fidelidad absoluta... pero admita ser sexualmente activa con un hombre por el que senta un profundo afecto. No obstante, esta relacin se haba acabado, a causa de una intrusin de su otro yo. Jana era tan descarada como recatada lo era J. Le encantaba usar pelucas de colorines, ropa muy descocada y mucho maquillaje. No vea nada malo en ponerse ciega de droga, tomndose algn que otro tranquilizante, y le gustaba beber... daiquiris de fresa. Alardeaba de ser una mala mujer que vive al da, reina del mariposeo de cama en cama, una calentorra total metida en un cuerpo de seora buensima, lo que le haca ponerse an ms
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caliente por dentro. Le encantaba el sexo promiscuo; contaba el caso de una fiesta en la que haba tomado tranquilizantes y tenido relaciones sexuales, consecutivamente, con diez hombres, en una sola noche. Los hombres, deca riendo, eran dbiles monos primitivos, gobernados por sus deseos lujuriosos. Un coo mojadito lo es todo para ellos. Con uno de stos puedes conseguir tantos de sos como quieras. Ninguna de las gemelas reconoca la existencia de la otra. Sharon consideraba su existencia como una batalla campal por la posesin del ego de la paciente. Y, a pesar del olfato de Jana por el drama, pareca ser la ordenada J la que estaba ganando la batalla. J ocupaba aproximadamente el noventa y cinco por ciento de la consciencia de la paciente, serva como su identidad pblica, era la que llevaba su nombre. Pero el cinco por ciento sobre el que tena control Jana era la raz de todos los problemas de la paciente. Jana tomaba el control, teoriz Sharon, durante los perodos de mucho estrs, cuando el sistema de defensa de la paciente era ms dbil. Las fugas eran breves perodos de ser Jana. Haciendo cosas que J no poda reconciliar con su imagen de ser una perfecta dama. Gradualmente, bajo hipnosis, Jana reapareca ms y ms; y, al cabo, comenz a describir lo que haba sucedido durante las horas perdidas. Las fugas eran precedidas por una necesidad acuciante de llevar a cabo una huida fsica, un placer casi sensual de salir huyendo. Pronto segua un viajar compulsivo: la paciente se colocaba una peluca, se vesta con sus ropas de fiesta, saltaba a su coche, entraba a la autopista ms cercana y conduca sin objetivo fijo, a menudo durante cientos de kilmetros, sin itinerario marcado, sin siquiera escuchar la msica, slo oyendo el ruido de mi propia sangre latindome en las sienes. A veces, el coche la llevaba al aeropuerto, donde usaba su tarjeta de crdito para comprar un billete, al azar. Otras veces segua en la carretera. En cualquier caso, las escapadas acostumbraban a terminar en excesos sexuales: una excursin a San Francisco que tena su clmax en una orga de tres das con unos hombres esnifando droga, y buen sexo en cadena con un grupo de ngeles del Infierno en el Golden Gate Park. O llenndose de pastillas en una discoteca de Manhattan, a lo que segua un pincharse herona en una de las galeras de tiro del Sur del Bronx. Orgas en varias ciudades europeas, asuntos con desechos humanos y contactos callejeros con gente que estaba mal de la cabeza. Y una buena demostracin de lo que valgo, rodando una pelcula porno en algn lugar de Florida. Jodiendo y chupndola como una superestrella de la pantalla.
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Las fiestas siempre acababan en una prdida del sentido ocasionada por la droga, durante la cual Jana se retiraba y J se despertaba, sin saber nada de lo que haba hecho su gemela. Esta habilidad para partirse en dos era el intrngulis del problema de la paciente, decidi Sharon, y se fue el objetivo de su asalto teraputico. El ego de J haba de ser integrado, las gemelas acercadas ms y ms, hasta conseguir, al cabo, enfrentarlas la una con la otra, logrando algn tipo de contacto y acabando por fundirlas en una nica identidad, totalmente funcional. Un proceso potencialmente traumtico, lo reconoca, que no vena apoyado por muchos datos clnicos. Muy pocos terapeutas afirmaban haber podido integrar personalidades mltiples, as que la prognosis para el cambio era pobre. Pero Kruse la animaba, apoyando su teora de que, dado que esas mltiples eran gemelas idnticas, compartan un ncleo psquico que seria apto para la fusin. Durante la hipnosis, Sharon comenz a alimentarle a J pequeos bocados de Jana, a darle pequeas visiones de las carreras a lo largo de la autopista, de una seal de ruta o el cartel de un motel que Jana le hubiera mencionado. Instantneas, de cmara fotogrfica, de un material neutral que poda ser retirado con facilidad si la ansiedad de la paciente suba demasiado. J toler bien esto: no haba signos externos de ansiedad, a pesar de que no responda a nada del material de Jana, y desobedeca la sugerencia posthipntica de Sharon para que recordase esos detalles. La sesin siguiente era idntica: ni recuerdo, ni respuesta en absoluto. Sharon lo intent de nuevo. Nada. Sesin tras sesin. Una pared lisa, impenetrable. A pesar de la sugestibilidad previa de la paciente, no haba modo de que respondiese. Aparentemente, estaba decidida a que las dos gemelas jams se encontrasen. Sorprendida por la fuerza de la resistencia de la paciente, Sharon se pregunt si no habra estado equivocada en el hecho de que el ser gemelas hiciera ms fcil la integracin. Quiz lo cierto fuera justamente lo opuesto: que el hecho de que J y Jana fuesen fsicamente idnticas, pero opuestas de espejo en lo psicolgico, hubiera intensificado su rivalidad. Comenz a investigar la psicologa de los gemelos, especialmente los idnticos; haba consultado a Kruse, y luego probado con otro mtodo de ataque: continuar hipnotizando a la paciente, pero sin insistir en los intentos de integracin. En lugar de aquello, haba adoptado un rol ms activo, simplemente charlando con la paciente acerca de temas aparentemente inocuos: las hermanas, las gemelas, las gemelas idnticas. Llevando a J a travs de discusiones no apasionadas... acaso exista un nexo especial entre los gemelos y, si era as, cul era su naturaleza? Cul era el mejor modo de criar a los gemelos cuando eran pequeos? Cunta de la semejanza de comportamiento de los gemelos era debida a la herencia, y cunta a la gentica?
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Yendo a favor, y no en contra, de la resistencia, era como lo haba descrito ella. Tomando buena nota del lenguaje corporal de la paciente y de sus tonalidades en el habla, sincronizando a ello sus actuaciones. Explotando el mensaje oculto, de acuerdo con la teora del doctor P.P. Kruse, sobre la dinmica de las comunicaciones. Esto sigui durante varios meses ms; a primera vista, no eran ms que un par de amigas charlando, pero la paciente haba respondido al cambio de la estrategia hundindose ms y ms profundamente en la hipnosis. Mostrando una sugestibilidad tan profunda, que haba llegado a desarrollar total anestesia de la piel al fuego, y empezado a ajustar la cadencia de su respiracin al habla de Sharon. Pareciendo preparada a la sugestin directa. Pero Sharon nunca se la ofreca, simplemente segua charlando. Luego, durante la sesin cincuenta y cuatro, la paciente pas espontneamente a ser Jana y comenz a describir una loca noche que haba tenido lugar en Italia... una fiesta en una villa en Venecia, poblada por raros personajes siempre sonrientes y alimentada por alcohol a chorros y abundante droga. Al principio, slo era otra narracin de una de las orgas de Jana, con cada uno de los detalles escabrosos contado con evidente delectacin, pero al cabo, a mitad del relato, haba sido otra cosa... Mi hermana est aqu dijo Jana, asombrada. Est jodidamente sola, ah en ese rincn, sentada en esa fea silla sin barnizar. Qu es lo que ella siente? le pregunt Sharon. Est aterrada. Se caga de miedo. Unos hombres le estn chupando los pezones... unos tipos desnudos, muy peludos. Como babuinos... y estn tirados por encima de ella, cubrindola, clavndole cosas. Cosas? Sus cosas. Sus repugnantes cosas. Le estn haciendo dao y se ren, y ah est la cmara. Dnde est la cmara? All, al otro lado de la habitacin. Yo estoy... oh, no, yo estoy aguantndola! Quiero verlo todo y todas las luces estn encendidas. Pero a ella no le gusta, y sin embargo yo sigo filmndola. No puedo detenerme. Mientras continuaba describiendo la escena, la voz de Jana fue debilitndose, quebrndose. Describi a J como exactamente como... parece exactamente como yo, pero, ya sabes, ms inocente. Ella siempre ha sido ms inocente. Y realmente estn abusando de ella. Me siento.... Cmo? le pregunt Sharon.
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Cmo te sentas, Jana? Cmo te sentas cuando viste lo que le estaba pasando a tu hermana? No sent nada. Una pausa. Mal. Muy mal? Un... poco mal. Expresin de ira. Pero fue por su propia jodida culpa! No cometas el crimen si no puedes cometer el crimen! De acuerdo? Si no quera hacer eso no tendra que haber ido all, no? Acaso tuvo eleccin, Jana? Pausa. Qu quieres decir? Tuvo J eleccin en eso de ir a la fiesta? Largo silencio. Jana? inquiri Sharon. Vale. La he odo. Primero pens que, claro, seguro que la haba tenido... todo el mundo puede elegir. Pero, luego... Qu, Jana? No s... quiero decir que realmente no la conozco. Quiero decir que somos exactamente la misma, pero hay algo en ella que... no s. Es como si furamos... no s... ms que hermanas. No s cul debe de ser la palabra adecuada, quiz compa... Olvdelo. Pausa. Compaeras? ofrece Sharon. Jana, sobresaltada: He dicho que lo olvide, ya basta de toda esta mierda! Hablemos de cosas divertidas, de lo que yo estaba haciendo en la jodida fiesta. De acuerdo acept Sharon. Qu es lo que t estabas haciendo? Jana, desconcertada, al cabo de un largo silencio: No... lo recuerdo. Buf, probablemente era algo aburrido! Cualquier fiesta a la que vaya ella seguro que es aburrida. Una puerta haba sido abierta; Sharon se abstuvo de seguir empujndola. Dej que Jana siguiera hablando de naderas, esper a que toda su ira se hubiera disipado, y luego termin la sesin, segura de que se haba producido una ruptura. Por primera vez, en ms de tres aos, J haba permitido coexistir a las gemelas. Y haba ofrecido una nueva clave: la palabra compaera pareca tener una tremenda carga emocional. Sharon decidi seguir con aquello, sacndolo a colacin la siguiente vez que hipnotiz a J.
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Cmo dice, doctora? Qu es lo que acaba de decir? Compaeras insisti Sharon. Te acabo de sugerir que t y Jana sois algo ms que hermanas. O incluso que gemelas. Quiz sois compaeras. Compaeras psicolgicas. J se qued pensativa, silenciosa, luego empez a sonrer. Qu es lo que te parece divertido, J? Nada. Supongo que tiene usted razn..., normalmente la tiene. Pero, tiene esto sentido para ti? Supongo que s, aunque si ella es mi compaera, desde luego es una compaera silenciosa. Nunca hablamos. Ella se niega a hablarme. Pausa, su sonrisa se hizo ms grande. Compaeras silenciosas. Compaeras en qu cosa? En esa cosa que se llama la vida le contest Sharon. J, divertida: S, supongo que s. Te gustara hablar ms de eso? pregunt Sharon. Hablar ms acerca de tener una compaera silenciosa? No s. Supongo que s... Quiz no. No. Ella es tan burda y poco placentera, que realmente no soporto el tenerla cerca. Cambiemos de tema, si no le importa. J no apareci para la siguiente sesin, ni para la otra. Cuando finalmente volvi a acudir, dos meses ms tarde, pareca compuesta, afirm que su vida iba de maravilla, y que lo nico que necesitaba era una puesta a punto. Sharon reinici la hipnoterapia, continu con sus intentos de hacer que las gemelas se reuniesen. Cinco meses ms de frustracin, durante los cuales Sharon empez a pensar de s misma que era una fracasada, preguntndose si las necesidades de J no podran ser cubiertas mejor por otro terapeuta, con ms experiencia, y quizs un hombre. Pero Kruse la anim a continuar, aconsejndola que se fiase an ms de la manipulacin no verbal. Otro mes de statu quo, y J volvi a desaparecer. Cinco semanas ms tarde se materializ de nuevo, irrumpiendo violentamente en la consulta, mientras Sharon estaba atendiendo a otra paciente, llamando a aquella mujer una jodida desgraciada, dicindole que tus problemas no le importan una mierda a nadie, y ordenndole que saliese inmediatamente de la habitacin. A pesar de los intentos infructuosos de Sharon por hacerse con el control de la situacin, la otra paciente haba escapado llorando. Sharon le haba dicho a J que jams volviera a hacer aquello. J se haba convertido en Jana y acusado a Sharon de ser una puta
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malvada y egosta. Eres una jodida puta manipuladora, que lo nico que quieres es quedarte con todo lo que yo tengo, con todo lo que soy! Lo nico que quieres de mi es sangrarme hasta la ltima jodida gota!. Tras amenazar con ponerle un pleito a Sharon y arruinarla, haba salido de la consulta, hecha una furia. Y jams haba regresado. Fin del tratamiento. Hora pues de que la terapeuta fracasada rumiase sobre su fracaso. Una seccin de cien pginas de discusin: un centenar de pginas de charlas de caf acerca de lo que pudo ser el partido del domingo, cuando ste ya ha sido jugado y perdido. El resultado final: un darse cuenta, por parte de Sharon, de que su intento por reconciliar a J y Jana haba estado condenado al fracaso desde el principio, porque las gemelas eran enemigas psquicas irreconciliables; el triunfo de una necesitaba de la muerte de la otra... una muerte psicolgica, pero una muerte que tena que ser tan real, tan decisiva, que podra haber sido una muerte autntica. Ahora se daba cuenta de que, en lugar de buscar una integracin, tendra que haber luchado por reforzar la identidad de J, la buena, y haber formado equipo con esta gemela sana para aniquilar a la destructiva y claramente perturbada Jana. No hay lugar en la psique de esta joven conclua, para cualquier tipo de compaera, y sobre todo no lo hay para las conflictivas compaeras silenciosas representadas por las particiones de su personalidad. La naturaleza de la identidad humana es tal que el asunto de vivir es, debe de ser, un proceso solitario. De soledad en ocasiones, pero enriquecido por la fuerza y la satisfaccin que surge de la autodeterminacin y de un ego totalmente integrado. Nacemos solos, solos morimos. Un caso infernal, si es que haba existido tal caso. Yo conoca a J. Haba hecho el amor con ella, bailado con ella en una terraza. Tambin conoca a Jana, la haba visto lanzar daiquiris de fresa contra una chimenea, ondular para salir de un vestido de color llama y hacer conmigo lo que le haba venido en gana. Un captulo en la psicologa de las gemelas, y, sin embargo, ni una sola vez haba reconocido Sharon en su escrito el haber tenido una hermana gemela. Su propia compaera silenciosa. Negativa? Engao? Autobiografa. Haba husmeado en su propia psique atormentada, creado un falso historial del caso y lo haba hecho pasar como su investigacin doctoral. Trabajndolo. Era aquello algn tipo de terapia vanguardista?
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Pero, qu pasaba con Shirlee, la verdadera compaera silenciosa? La haba abandonado Sharon a un mundo silencioso y oscuro? Y quin demonios era Jasper? Y mis ms sentidas gracias a Alex quien, aun en su ausencia, contina inspirndome. La recatada, pasiva, encopetada J. Con ideas anticuadas respecto al sexo y el amor... aunque haba sido sexualmente activa con un hombre por el que senta un profundo afecto... una relacin que se haba acabado a causa de una intrusin de Jana. Sopes en una mano su disertacin. Ms de cuatrocientas pginas de escarbado en el alma, de pseudoinvestigacin. Mentiras. Cmo infiernos haba podido colar aquello? Cre saber un modo de averiguarlo.
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Antes de salir, llam a la oficina de Olivia. Lo siento, cariito, el sistema sigue inoperante. Quizs al final del da... De acuerdo, gracias. Te llamar luego. Otra cosa: ese hospital que estabas buscando en Glendale... Bueno, habl con una amiga ma que antes trabajaba en el Adventista de Glendale. Me dijo que haba un lugar en Brand llamado Resthaven Terrace, que cerr hace poco. Ella trabajaba all por horas, llevndoles la administracin de sus Medi-Cal. Han cerrado del todo? Eso es lo que me ha dicho Arlene. Y dnde puedo encontrar a Arlene? En el St. John, en Santa Mnica. Es la Directora Auxiliar de Servicios Sociales. Arlene Melamed. Me dio un nmero de telfono y aadi: Realmente tienes muchas ganas de hallar a esta chica, Shirlee... no? Es un asunto muy complicado, Olivia. Contigo siempre lo son. Llam a la oficina de Arlene Melamed, y us el nombre de Olivia para que su secretaria me la pasase. Segundos ms tarde, una mujer de fuerte voz y un pronunciado acento eslavo, se puso al aparato: Seora Melamed, dgame. Me present y le dije que estaba tratando de hallar la pista de una antigua paciente de Resthaven Terrace. Cundo estuvo en tratamiento, doctor? Hace seis aos. Eso fue antes de que yo empezase a trabajar all. Slo he estado en ese sitio un ao. La paciente tena problemas mltiples, necesitaba cuidados crnicos. Muy probablemente an siguiera all hace un ao. Nombre? Shirlee Ransom, con dos es en Shirlee.
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Lo siento, pero no suena la campanita, aunque eso no significa nada. Yo no haca trabajos con los casos, slo papeleo. En qu pabelln estaba? En una de las habitaciones privadas..., en la parte de atrs del edificio. Entonces me temo que no puedo serle de ayuda, doctor. Yo slo trabajaba con los casos de Med-Cal, tratando de organizarles su sistema de facturas. Pens por un instante. La atenda un enfermero, un hombre llamado Elmo. Negro y musculoso. Elmo Castelmaine. Lo conoce? Despus de que Resthaven cerr, se vino a trabajar para m en el Adventista. Desgraciadamente, tenamos problemas presupuestarios y tuvimos que despedirlo..., no tena la suficiente educacin formal como para tener contentos a los de personal. Tiene usted alguna idea de dnde trabaja ahora? Despus de que lo despidiramos logr un empleo en un asilo de ancianos en la zona de Fairfax. No tengo ni idea de si an sigue all. Se acuerda usted del nombre de ese lugar? No, pero espere un momento, que lo tengo en mi archivo. Era un hombre tan bueno, que pens mantener el contacto con l por si me sala algo para l. Ah, aqu est: Elmo Castelmaine, King Salomon Manor, Edinburgh Street. Copi la direccin y el nmero de telfono y le pregunt: Cundo cerr Resthaven, seora Melamed? Hace seis meses. Qu clase de sitio era Resthaven? No estoy segura de saber lo que me pregunta... De quin era? De una gran empresa. Una entidad de tipo nacional llamada ChroniCare... posean toda una cadena de establecimientos similares a lo largo de toda la Costa Oeste. Una empresa con muchas nfulas, pero que nunca lograron poner a Resthaven a funcionar de un modo correcto. Clnicamente? Administrativamente. Clnicamente eran adecuados. No eran de lo mejor, pero ni con mucho de lo peor. Pero, en lo que a llevar un negocio se refiere, aquel lugar era un puro desastre. Su sistema de
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facturacin era una maraa indescifrable. Contrataron a oficinistas incompetentes, y jams lograron ni empezar a cobrar todo el dinero que les deba el estado. A m me contactaron para que les ayudase en eso, pero era una misin imposible. No haba nadie con quien hablar: su oficina central estaba en El Segundo, y nadie contestaba jams a las llamadas que se les hacan. Era como si realmente no les importase el ganar dinero o no. A dnde fueron los pacientes cuando cerr? Supongo que a otros hospitales. Yo me haba ido antes de eso. El Segundo musit. Sabe usted si eran propiedad de una empresa ms grande? No me sorprendera. Hoy en da todo lo es. Le di las gracias y llam a mi agente de bolsa, Lou Cesare, a Oregn, quien me confirm que ChroniCare era una subsidiaria de la Magna Corporation. Pero ni suees en comprar algo de esa empresa: jams puso acciones a la venta. La Magna jams vende. Charlamos un ratito, luego me desped de l y llam al King Solomon Manor. All, la recepcionista me confirm que Elmo Castelmaine an trabajaba para ellos. Pero estaba atareado con un paciente, as que en este momento no se poda poner al telfono. Dej un mensaje para l, pidindole que me llamase, para un asunto que tena que ver con Sharon Ransom, y luego me fui hacia el campus. Llegu en seguida al despacho de Milton Frazier. La tarjeta que deba indicar el horario de oficina estaba vaca. Una llamada con los nudillos no obtuvo respuesta, pero la puerta no estaba cerrada con llave. La abr y descubr al Ratonero, vistiendo un rgido traje de pao ingls y usando medias gafas sin aros, inclinado sobre su escritorio, empleando un rotulador amarillo para subrayar secciones de un manuscrito. Las persianas de las ventanas estaban parcialmente cerradas, dando a la habitacin un ambiente de penumbras. La barba de Frazier se vea desarreglada, como si se la hubiese estado mesando. Mi Hola, profesor! provoc un gruido y un gesto de la mano que podra haber significado cualquier cosa desde Entre hasta Vyase al Infierno!. Una silla de respaldo recto estaba colocada frente al escritorio. Me sent y esper, mientras Frazier continuaba subrayando con nada grciles movimientos, parecidos a estocadas. En el escritorio haba un enorme montn de hojas del manuscrito. Me inclin hacia delante y le el ttulo de la pgina de encima del montn. Era un captulo de libro de texto. Sigui trabajando, y yo aguard pacientemente. La oficina tena paredes color marrn claro, una docena o as de diplomas y
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certificados enmarcados, estanteras metlicas repletas de libros y suelo de vinilo rajado. Nada de decoracin de interiores de lujo para este Jefe de Departamento. Alineada en una de las estanteras haba una coleccin de frascos de cristal, con cerebros de animales flotando en formaldehdo. El lugar ola a papeles viejos y orines de roedor. Esper durante largo tiempo. Frazier acab con una parte del manuscrito, alz otra del montn, y comenz a trabajar en ella. Hizo ms seales amarillas, agit la cabeza, se retorci los cabellos de la barba, y no mostr intencin alguna de parar. Soy Alex Delaware le dije. De la promocin de 1974. Se irgui de un salto, me mir, se tir de las solapas. Su camisa le haca bolsa: su corbata era un horror pintado a mano, lo bastante vieja como para volver ya a estar de moda. Me estudi. Humm. Delaware. No puedo decir que me acuerde. Una mentira, pero la dej pasar. Pens que era usted un estudiante dijo. Como si eso explicase el que hubiera estado ignorndome. Con los ojos puestos de nuevo en el manuscrito, aadi: Si lo que desea es algn tipo de asociacin, tendr que esperar. No recibo a nadie sin cita previa. Tengo que cumplir con la fecha de entrega al editor. Un libro nuevo? Negativa con la cabeza. Una edicin revisada de Paradigmas. Raya del rotulador. Paradigmas del Aprendizaje de los Vertebrados. Durante treinta aos, su nica reivindicacin de una posible gloria. La dcima edicin aadi. Felicidades. S. Bien, supongo que las felicitaciones no estn de ms. No obstante, uno casi lamenta el obligarse a s mismo a realizar una nueva edicin cuando resulta aparente el costo de tal operacin: las estridentes exigencias efectuadas por los editores movidos por sus motivaciones comerciales, para que sean incluidos nuevos captulos; sin importarles el rigor con el que son obtenidos, o la coherencia con la que son presentados. Dio una palmada sobre el montn de hojas manuscritas. El soportar toda esta basura me ha demostrado lo muy bajos que han cado los estndares. El psiclogo estadounidense que ha estudiado la carrera despus de 1960 no tiene ni idea de lo que es un diseo de investigacin adecuado, por no decir que siquiera carece de la habilidad de construir una frase gramaticalmente correcta. Es una vergenza!
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S que es una maldita vergenza, pues cuando se hunden los estndares empiezan a suceder todo tipo de cosas extraas confirm. Alz la vista, molesto pero atento. Cosas extraas prosegu, como que un tipo sin las cualificaciones adecuadas y slo preocupado por ser siempre el centro de la atraccin, llegue a Jefe del Departamento. El rotulador se qued congelado en el aire. Trat de ganarme a mirarnos fijamente, pero su fijacin ocular era irregular. Dadas las circunstancias, se es un comentario muy poco afortunado. Lo que no cambia los hechos. Qu es lo que tiene exactamente en mente, doctor? Quiero saber cmo logr Kruse saltarse todas las normas. Eso es dar muestras de una falta total de modales. Cul es el inters que tiene usted por todo esto? Digamos que acontecimientos. soy un estudioso, preocupado por los
Se sorbi los dientes. Cualquier queja que pudiera haber tenido usted contra el profesor Kruse ya ha dejado de tener importancia, tras su desgraciado bito. Y s, tal como parece usted afirmar, realmente est preocupado por lo que afecta a este Departamento, no malgastar mi tiempo, ni el de nadie ms, con triviales asuntos personales. Estamos todos abrumadoramente ocupados..., todo este asunto, tan horrible, ha alterado grandemente el esquema de las cosas. Seguro que s. Especialmente para aquellos miembros de la Facultad que contaban con el dinero de Blalock. La muerte de Kruse les ha dejado a ustedes en una mala situacin. Dej el rotulador y luch por mantener quieta su mano. Ahora que le han cerrado la bolsa prosegu, comprendo que tenga que correr para entregar la dcima edicin. Movindose rgidamente, como un robot, se recost en su silla, tratando de dar aspecto de tranquilidad, pero vindosele desinflado, preocupado. Cree ser un chico muy listo, no? Siempre lo crey. Siempre abrindose paso a travs de todo y todos... siempre a por lo suyo. Y yo que crea que no se acordaba de m. Su rudeza me ha hecho recordar, jovencito. Ahora lo recuerdo con bastante claridad... el chico precoz, que hizo la carrera en tres aos. Por si le interesa saberlo, yo me opuse a que le dejasen acabar anticipadamente, a pesar de que haba cumplido usted con todos los
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requisitos. Me pareca que le haca falta ms experiencia. Madurez. Pero es obvio que el simple paso del tiempo no ha resuelto el problema. Me coloqu en el borde de la silla, tom el rotulador amarillo y lo cerr con el tapn, dejndolo de nuevo sobre la mesa. El problema, profesor, no es mi madurez, sino el desgraciado estado de su tica. El cmo ha vendido el Departamento al mejor postor. Cunto le pag Kruse por apearse y dejarle el sitio a l? Fue en un solo pago, o a plazos mensuales? Con un cheque o con la tarjeta de crdito? O se lo trajo en efectivo dentro de una bolsa de papel marrn, sin marca externa alguna? Se puso plido y empez a levantarse de la silla, se hundi de nuevo en ella y me amenaz con un dedo tembloroso. Cuidado con su lengua! No sea tan desvergonzado! Lo que es desvergonzado le dije, es llevar a cabo un timo por correspondencia, basado en el deseo de dejar de fumar de la gente, y destinado a sacarles, con facilidad, unos dlares a unos pobres crdulos. En qu clase de rigor cientfico se bas usted para montar todo ese engaabobos? Abri la boca y la cerr, agit la cabeza y hombros de un modo en que pareci que su ropa se lo tragaba. No comprende usted nada de la situacin, Delaware. Nada en absoluto. Entonces, edqueme. nombramiento de Kruse? Qu es lo que sac usted del
Gir con su silla, mir al millar de libros, y simul estudiar el lomo de uno de los volmenes. Si est usted atascado le dije, djeme que le d un empujoncito: Kruse le dio los fondos para poner en marcha su pequea incursin al mundo de la libre empresa..., todo el dinero para los anuncios, para la impresin de los folletos, para la fabricacin de las cintas. O bien era de su propio dinero, o se lo sac a la seora Blalock. A cunto ascenda..., diez mil dlares? Quince mil? l se gastaba ms en su vestuario de verano. Pero para usted debi de ser un gran capital inicial para su negocio. No me contest nada. Seguro que fue Kruse quien le sugiri el hacer una cosa as le dije. Empezando por poner los anuncios en la revista que le publicaba a l su columna. Ms silencio, pero haba perdido todo color. Adase a esto la promesa de un flujo ininterrumpido de dinero de los Blalock para sus investigaciones acadmicas, un trato maravilloso para ambas partes. Para usted, representaba ya no ms ir por ah suplicando donaciones o pretendiendo ser pertinente. Y Kruse
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lograba prestigio, respetabilidad instantnea. Con el fin de evitar las maledicencias y los celos en el Departamento, probablemente dispuso que se le diesen tambin fondos a otros miembros de la Facultad. Y todos ustedes, los investigadores serios estaran de acuerdo; al fin y al cabo estaran haciendo lo suyo. Aunque supongo que los restantes catedrticos se habran quedado sorprendidos de haberse enterado de la mucha pasta extra que le pasaba a usted Kruse... no le parece que sera un tema precioso para una reunin de la Facultad, profesor? No dijo dbilmente. No hay nada de lo que avergonzarse. Mi programa para los fumadores est basado en serios principios de conducta. Y el obtener fondos privados para la investigacin es una tradicin consagrada por el paso del tiempo. Y, desde luego, dado el estado de nuestra economa nacional, en el futuro habr que ir recurriendo ms y ms a ello. Usted nunca pens en el futuro, profesor. Kruse le mand a l de una patada. Por qu est haciendo esto, Delaware? Por qu est atacando al Departamento? Nosotros le hicimos a usted! Yo no estoy hablando del Departamento. Slo hablo de usted y de Kruse. Hizo movimientos parecidos a los masticatorios con los labios, como si estuviese tratando de sacar la palabra adecuada. Cuando finalmente habl, su voz era dbil: Aqu no hallar escndalo alguno. Todo ha sido hecho a travs de los canales adecuados. Estoy dispuesto a poner a prueba eso. Delaware... He pasado la maana leyendo un documento fascinante Frazier: El Compaero Silencioso. Crisis de Identidad y Disfuncin del Ego en un Caso de Personalidad Mltiple.... Etctera, etctera... Le suena a algo? Puso cara de no entender de lo que le estaba hablando. Era la disertacin doctoral de Sharon Ransom, presentada al Departamento para lograr su doctorado, y aprobada... por usted. Un simple estudio de un nico caso, sin una brizna de investigacin emprica... en clara violacin de todas las reglas que usted, impuso. Y usted firm, con su nombre y rbrica, la maldita cosa. Cmo hizo ella para conseguirlo? Cunto le pag Kruse, para que usted se rebajase hasta ese extremo? A veces musit, se permiten desviaciones a las normas... Esto iba ms all de una simple desviacin. Esto era un fraude. No logro comprender qu es lo que...
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Ella escribi acerca de s misma! Acerca de su propia psicopatologa. Camuflndola como un historial de caso y pasndola como investigacin. Qu cree usted que pensara de ello el Consejo de Regentes? Por no mencionar al Comit de tica de la Asociacin Americana de Psicologa... o las revistas Time y Newsweek! Lo que quedaba de su compostura se derrumb de golpe, y su color se torn feo. Record lo que me haba dicho Larry acerca de un ataque al corazn, y me pregunt si no lo habra presionado demasiado. Buen Dios! exclam. No siga con esto. Yo no saba..., fue una aberracin. Le aseguro que ya no volver a suceder. Cierto. Kruse est muerto. Deje que los muertos descansen, Delaware! Por favor! Lo nico que quiero es informacin le dije con voz suave. Deme la verdad, y dejar correr el asunto. Cmo? Qu es lo que quiere saber? casi suplicndome. La conexin entre Ransom y Kruse. No s mucho acerca de eso. Se lo juro por Dios. Slo s que ella era su protegida. Record que poco despus que Sharon llegara Kruse la haba filmado. La trajo con l, no? l fue quien recomend su solicitud de ingreso. S, pero... De dnde la trajo? Supongo que de donde fuera l. Y de dnde era? De Florida. De Palm Beach? Asinti con la cabeza. Era ella tambin de Palm Beach? No tengo ni idea... Podramos saberlo mirndolo en su solicitud de ingreso. Cundo se gradu? En el ochenta y uno... Tom el telfono, llam al Departamento y dio algunas rdenes. Un momento despus estaba frunciendo el ceo y preguntando: Est usted segura? Vulvalo a comprobar! Silencio. De acuerdo, de acuerdo...
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Llame a la Secretara General de la Universidad. Lo nico que tendrn all es los impresos que ella llen. En esos impresos se indican los centros de enseanza a los que se ha asistido previamente. Asinti con la cabeza, marc un nmero, hizo valer su cargo con algn oficinista, y esper. Luego us el rotulador amarillo para escribir algo en una de las hojas del manuscrito y colg. No vena de Florida. De Long Island, Nueva York. Un lugar llamado Forsythe Teachers College. Us su papel y rotulador para copiar aquello. Por cierto aadi. Sus notas eran excelentes... tanto antes de graduarse como despus. Sobresalientes todas ellas. No haba indicacin de otra cosa que no fuese una escolaridad excepcional. Podra, perfectamente, haber entrado sin la ayuda de l. Qu ms sabe de ella? Para qu necesita saber todo esto? Le mir y no le dije nada. Yo no tuve nada que ver con ella afirm. Kruse era el que tena un inters personal en la chica. Cun personal? Si est usted suponiendo que haba algo... corrupto, yo no s nada al respecto. Y por qu debera suponerlo? Dud, pareci inquieto. No es ningn secreto el que a l se le conocan ciertas... tendencias. Impulsos. Le empujaban esos impulsos hacia Sharon Ransom? No, yo... Yo no le presto demasiada atencin a ese tipo de cosas. Le cre. Cree que esos impulsos de l le ayudaron a ella a lograr esos sobresalientes? Rotundamente no. Eso es simplemente una... Cmo consigui meterla en la Facultad?
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l no la meti, simplemente la recomend. Las notas de ella eran perfectas. Su recomendacin era, nicamente, un dato ms a su favor..., nada fuera de lo comn. Siempre se ha permitido a los miembros de la Facultad apadrinar estudiantes. A los miembros de la Facultad con ctedra dije yo. Desde cundo se han concedido estos privilegios a los asociados clnicos? Un largo silencio. Estoy seguro que usted mismo sabe la respuesta a eso. De todas maneras, dgamelo usted. Se aclar la garganta, como si estuviese a punto de escupir. Exhal una sola palabra: Dinero. El dinero de los Blalock? As como el suyo propio. Kruse descenda de una familia adinerada, se mova en el mismo crculo social que la seora Blalock y los de su clase. Ya sabe lo poco comunes que son este tipo de relaciones entre los acadmicos, especialmente en una Universidad pblica. Se le consideraba como algo ms que un simple asociado clnico. Un asociado clnico con experiencia en guerra psicolgica. Cmo dice? No importa repuse. As que l haca de puente entre la clase alta y la clase acadmica. As es. No hay nada vergonzoso en ello, verdad? Record lo que me haba dicho Larry acerca de que Kruse haba tratado a uno de los hijos de los Blalock. Su conexin con la seora Blalock, era puramente social? Por lo que yo s, s. Por favor, Delaware, no trate de buscar algo siniestro en todo esto, ni trate de involucrarla a ella. El Departamento estaba en graves problemas econmicos; Kruse trajo consigo fondos sustanciales, y prometi usar sus conexiones para obtener una jugosa dotacin de fondos de los Blalock. Y cumpli con su promesa. A cambio, le ofrecimos un cargo no retribuido. No retribuido en trminos monetarios. Pero se le dieron instalaciones de laboratorio. Para su investigacin pornogrfica. Eso s que es verdadero rigor acadmico. Tuvo un escalofro. No era tan simple. El Departamento no se limit a venderse como una ramera. Se tardaron meses en confirmar su nombramiento. Los miembros ms veteranos de la Facultad tuvimos muchas discusiones al respecto..., haba una oposicin significativa a nombrarlo, y uno de los que ms se opona era yo. Al hombre le
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faltaban credenciales acadmicas. Su columna en una revista vulgar era autnticamente ofensiva. Y, sin embargo... Sin embargo, al final se impuso el punto de vista prctico. Se retorci los pelos de la barba, casi los hizo resonar. Cuando me enter de lo de su... investigacin, me di cuenta de que el haberlo dejado entrar haba sido un error de juicio... pero un error que ya no era posible corregir sin crear una publicidad adversa. As que, en lugar de echarlo, lo hicieron Jefe del Departamento. Continu jugando con su barba. Algunos pelillos blancos cayeron en lluvia sobre el escritorio. Volvamos a la disertacin de la Ransom dije. Cmo logr pasar el escrutinio departamental? Kruse vino a pedirme que la norma de la experimentacin fuera obviada para una de sus estudiantes. Cuando me explic que ella pretenda presentar el estudio de un caso, rehus de inmediato aceptarlo. l se mostr persistente, sealando el perfecto historial acadmico de la chica. Dijo que era una psicloga clnica inusitadamente hbil... Para lo que sirve eso! Que el caso que deseaba presentar era nico y que tena importantes ramificaciones de investigacin. Cmo de importantes? Publicables en una de las revistas especializadas. A pesar de todo no logr convencerme, pero sigui presionndome, acosndome da tras da, viniendo a verme a mi oficina, interrumpiendo mi trabajo con el fin de argumentar en su favor. Al fin, ced. Al fin. Seguramente tras haberle llenado la cartera. No dije esto, sino: Y, cuando ley la disertacin, no lament usted su decisin? Pens que era basura, pero no muy diferente a cualquier otro estudio clnico. La psicologa debera haberse quedado en el laboratorio, fiel a sus races cientficas, y jams se le debera de haber permitido aventurarse a meterse en toda esa porquera, tan mal definida, del tratamiento. Que sean los psiquiatras los que se hundan en ese tipo de estupideces. Tena usted idea de que era autobiogrfica? Naturalmente que no! Cmo podra haberlo sabido? Nunca haba visto a esa chica, excepto en una ocasin, para su examen oral. Debi de ser un examen muy duro. Con Kruse, usted hacindole de papel carbn, y una componente exterior: Sandra Romansky. La recuerda? En lo ms mnimo. Sabe usted en cuntos comits estoy presente? Si hubiera tenido la ms mnima sospecha de que haba algo impropio, hubiera aplicado el freno..., de eso puede estar seguro.
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Yo slo estuve envuelto tangencialmente en aquello aadi. Cun a fondo la ley? le pregunt. Nada a fondo me dijo, como si aquello fuera una prueba exculpatoria. Crame, Delaware, apenas si hoje aquella maldita cosa! Baj a la oficina del Departamento, le dije a la secretaria que estaba trabajando con el profesor Frazier, verifiqu que realmente no estaba la ficha, y llam a informacin de Long Island para averiguar el nmero del Forsythe College. La administracin del mismo me confirm que Sharon Jean Ransom haba sido alumna de la escuela desde 1972 hasta 1975. Jams haban odo hablar de Paul Peter Kruse. Llam a mi servicio de mensajes. No haba nada de Olivia o de Elmo Castelmaine. Pero me haban telefoneado la doctora Small y el detective Sturgis. El detective dijo que no le llamase, que l se pondra en contacto con usted me dijo la operadora. Lanz una risita: Detective. Est usted metido en algo emocionante, doctor Delaware? Nada de eso le contest. Lo de siempre. Lo de siempre de usted posiblemente sea un terremoto comparado con lo mo, doctor Delaware. Que tenga un buen da. La una cuarenta y tres. Esper siete minutos, y llam a Ada Small, imaginando que la encontrara entre dos visitas a pacientes. Ella misma respondi al telfono y me dijo: Gracias por llamarme tan pronto, Alex. Te acuerdas de esa joven que me mandaste, Carmen Seeber? Vino para dos sesiones, luego ya no apareci para la tercera. La llam varias veces y, cuando al fin pude ponerme en contacto con ella en su casa y trat de que me hablara de lo que estaba pasando, se mostr tremendamente defensiva, insisti en que estaba bien, que no necesitaba ms terapia. Desde luego, est bien... viviendo con un drogadicto y probablemente dndole hasta el ltimo centavo que posee. Y cmo sabes eso? Por la polica. Ya veo. Una pausa. Bueno, gracias de todos modos por habrmela enviado. Siento que no funcionase. Yo soy el que debera de estarse excusando. T fuiste quien me hizo el favor.
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Deseaba preguntarle si Carmen haba echado alguna luz sobre la muerte de D. J. Rasmussen, pero saba perfectamente que no poda pedirle que rompiese el secreto de las confidencias de una paciente. Tratar de llamarla la semana que viene me dijo, pero no soy optimista. Tanto t como yo conocemos el poder de la resistencia. Pens en Denise Burkhalter. Lo nico que podemos hacer es intentarlo. Cierto. Dime, Alex, qu tal te van las cosas a ti? Le contest con demasiada rapidez: De coa. S me meto donde no me llaman, te ruego que me perdones. Pero las dos veces que hemos hablado recientemente, parecas... tirante. Tenso. A todo gas. La frase que yo haba usado, en mi terapia, para describir el estado mental, de aceleracin, que me ocurra durante los perodos de estrs. Lo que Robin haba llamado siempre hiperespacio de lo que siempre haba logrado sacarme, con su cario... Slo estoy un poco cansado, Ada. Estoy bien. Gracias por preocuparte. Me alegra or eso. Otra pausa. Si alguna vez necesitas soltar algunas cosas, ya sabes que aqu estoy yo para escucharlas. Lo s, Ada. Gracias y cudate. T tambin, Alex. Cudate mucho. Camin hacia la parte norte del campus, detenindome para tomar una taza de caf de una mquina expendedora, antes de entrar en la biblioteca de investigacin. De vuelta al ndice de Peridicos. No hall nada sobre William Houck Vidal, como no fuesen citas empresariales, antes del juicio por El Multimillonario Ermitao. Fui retrocediendo y hall un artculo en el Time referente a las investigaciones del Comit del Senado respecto a los contratos del Departamento de Guerra, titulado Hollywood se relaciona con la capital entre rumores de escndalo, una referencia que se me haba pasado por alto mientras buscaba el material sobre Belding. Vidal acababa de realizar su primera aparicin ante el Comit, y la revista estaba tratando de dar referencias respecto a su persona y ambiente. Una foto de primer plano lo mostraba con menos arrugas y espeso cabello rubio. Una deslumbrante sonrisa..., los dientes de oro que Crotty haba recordado. Y ojos de tipo listo. Vidal era descrito
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como un miembro de la alta sociedad, que haba combinado su astucia, conexiones y una buena dosis de encanto para hacerse con una lucrativa posicin como asesor de la industria cinematogrfica. Y fuentes de Hollywood sugeran que era l quien haba convencido a Leland Belding para que entrase en el negocio de las pelculas. Los dos haban estudiado en Stanford. Y Vidal haba sido el presidente de un Club de Alumnos, al que tambin haba pertenecido Belding. Pero se crea que esta asociacin no haba sido profunda: al futuro multimillonario no le caan bien las organizaciones, y nunca haba asistido a un solo acto del club. Su relacin de trabajo se haba consolidado en 1941: Vidal haba servido como intermediario en un trato entre Belding y la Blalock Industries, que en tiempos de guerra le suministr acero a la Magna Corporation a precios de descuento. Vidal le present Leland Belding a Henry Abbot Blalock; estaba en una posicin perfecta para efectuar esta conexin, puesto que Blalock era su cuado, al estar casado con la hermana de Vidal, Hope Estes Vidal. Los Vidal eran descritos como los ltimos descendientes de una vieja, venerable familia, de un linaje que se remontaba a los emigrantes del Mayflower, pero con una fortuna muy disminuida. Henry Blalock, nacido en Londres, hijo de un deshollinador de chimeneas, haba "sido admitido en los crculos de la buena sociedad tras su casamiento, en 1943, con Hope, pues el apellido de los Vidal an rezumaba prestigio social. Claro que Time se preguntaba si los actuales problemas con el Senado del hermano Billy no iran a cambiar todo aquello. Billy y Hope, hermanos. Esto explicaba la presencia de Vidal en la fiesta, pero no su relacin con Sharon. Ni tampoco me deca de qu habran estado hablando... Segu buscando ms menciones sobre los Blalock, no hall nada acerca de Hope y slo algunas referencias a Henry, relacionadas con negocios. Haba hecho su fortuna con los ferrocarriles, el acero y los terrenos. Al igual que Leland, era dueo absoluto de sus empresas: jams haba puesto acciones a la venta. A diferencia de Leland, se haba mantenido alejado de los titulares de la prensa. En 1953 haba muerto, a la edad de cincuenta y un aos, de un ataque al corazn, mientras estaba de safari en Kenya, dejando a una doliente viuda, Hope Estes Vidal. En lugar de flores se rogaban contribuciones a la Asociacin del Corazn... Ninguna mencin de descendencia. Y qu haba del hijo que haba tratado Kruse? Se haba vuelto a casar la viuda? Segu pelendome con el ndice y hall una nica entrada, fechada seis meses despus de la muerte de Henry Blalock: la venta de las Industrias Blalock a la Magna Corporation por una suma no especificada que se rumoreaba haber sido una ganga. Se haca notar el declive de las propiedades de Blalock, que era atribuido a la incapacidad a adaptarse a las realidades cambiantes, especialmente
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La implicacin era clara: los aviones de Belding haban ayudado a dejar antiguos los trenes de Blalock. Y luego la Magna haba cado del cielo, y se haba apoderado de los restos. Aunque, por el aspecto que tena el alojamiento de Hope Blalock, la parte de restos que le haba quedado a ella era sustanciosa. Me pregunt si su hermanito Billy no habra vuelto a hacer de intermediario, ocupndose de que los intereses de ella quedasen protegidos. Otra hora de ir pasando fichas no me trajo nada nuevo. Pens en dnde ms poda buscar, baj a la planta baja y le pregunt a la bibliotecaria de referencias si entre los volmenes almacenados se incluan los registros de la buena sociedad. Alz la vista, me dijo que en Colecciones Especiales tena el Libro Azul de Los ngeles, pero que esa seccin ya haba cerrado por hoy. Mis pensamientos descendieron por los peldaos de la escala social hasta otra historia de hermano y hermana. Permanec en la seccin de referencias y trat de hallar las informaciones de la prensa acerca de la incursin contra la droga en la que haba muerto Linda Lanier. Fui al almacn de diarios del segundo piso... Hileras de cajones y filas de mquinas de microfichas. Mostr mi tarjeta de la Facultad, llen unos impresos y recog carretes de microfichas. Ellston Crotty haba fechado la accin policial en 1953. Suponiendo que Linda Lanier hubiera sido la madre de Sharon habra tenido que estar viva en el momento del nacimiento de sta, el 15 de mayo, lo cual an localizaba ms la cosa. As que me abr camino a partir de la primavera de 1953, empezando con el Times y manteniendo en reserva el Herald, Mirror y Daily News. Me llev ms de una hora el hallar la historia. El 9 de agosto. El Times, que nunca haba destacado por su amor hacia las historias de crmenes, la relegaba a la mitad de la seccin primera del peridico, pero los otros diarios le haban dado tratamiento de primera plana, completo con prosa sanguinaria, fotografas de los camellos muertos en el tiroteo y de los polis que los haban matado. Los artculos estaban de acuerdo con la narracin de Crotty, slo faltndoles su cinismo. Linda Lanier/Eulalee Johnson y su hermano, Cable Johnson, importantes traficantes en herona haban disparado contra los agentes de Narcticos Metropolitanos que intentaban hacer una redada en su casa, y haban resultado muertos al devolver stos el fuego. En una nica operacin relmpago, los detectives Royal Hummel y Victor DeGranzfeld haban puesto fin a una de las bandas de narcotraficantes ms depredadoras de la historia de L. A. Las fotos de los detectives los mostraban sonrientes, arrodillados tras bolsones de polvo blanco. Hummel era ancho y carnoso, vesta
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un traje claro y un sombrero de paja de ala ancha. Cre detectar un asomo de Cyril Trapp en su cuadrada barbilla aguzada y estrechos labios. DeGranzfeld tena forma de pera, con bigote y ojos como rendijas y vesta un traje cruzado de rayitas y un sombrero Stetson negro. Pareca estar a disgusto, como si el sonrer fuera algo que le hubiesen impuesto. No tuve que estudiar la foto de Linda Lanier/Eulalee Johnson para reconocer a la bomba rubia que haba visto seducir al doctor Donald Neurath. La foto era de estudio profesional, de gran calidad: el tipo de pose de tres cuartos, medio lado, cabello agitado por el viento, papel brillante, que preferan las aspirantes a actrices para sus poses publicitarias. El rostro de Sharon, con una peluca platino. Cable Johnson era inmortalizado con una foto de archivo de la crcel del condado, que lo mostraba como un perdedor, con cara de malo, mal afeitado, con ojos cados y un grasiento corte de pelo a lo Elvis. Los ojos eran de vago, pero lograban proyectar esa cierta capacidad, de afilados bordes, de quien lucha por sobrevivir. Astucia ms que inteligencia abstracta. Era del tipo de persona que logra aparselas a corto plazo, pero a la que le pone la zancadilla, una y otra vez, su hinchado ego y su incapacidad para retrasar la autosatisfaccin. Su historial delictivo era calificado como extenso, e inclua detenciones por extorsin, cuando haba tratado de arrancarles pasta a algunos corredores de apuestas de tres al cuarto del este de L. A., por embriaguez pblica, por conducta escandalosa, por robo y robo con intimidacin. Una letana triste pero vulgar, nada que apoyase el etiquetado que les haban hecho a su hermana y a l los diarios como: importantes traficantes de narcticos, despiadados, sofisticados y que, de no haber muerto en la accin policial, hubieran llegado a inundar la ciudad de drogas. Una fuente annima del Departamento era citada afirmando que los Johnson estaban asociados a elementos de la Mafia mexicana. Haban crecido en la ciudad fronteriza de Port Wallace, al sur de Texas, un poblado sin ley que, entre los agentes de la justicia, es bien conocido como punto de entrada en el pas de herona marrn; y luego se haban trasladado a L. A. con la clara intencin de enganchar con esta sustancia a los escolares de Brentwood Pasadena y Beverly Hills. Como parte de su plan, haban logrado puestos de trabajo en un estudio no especificado; Cable Johnson como operario de equipo de rodaje, Linda como actriz contratada, a la que se le encargaran pequeos papeles de figuracin. Esto les suministraba una tapadera para traficar con narcticos dentro de la comunidad cinematogrfica, un segmento de la poblacin del que es bien sabido que est viciado por el consumo de las drogas ilegales y que presenta hbitos personales no conformistas.
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La droga y los bolcheviques, los dos cocos de los Estados Unidos de los aos cincuenta. Cocos lo bastante temidos como para hacer que la muerte a tiros de una mujer joven y hermosa pareciese aceptable..., incluso deseable. Pas unos cuantos carretes ms por la mquina. No haba nada que estableciese un nexo entre Linda Lanier y Leland, ni una palabra acerca de las orgas en los apartamentos especiales. Y nada tampoco acerca de una descendencia de Linda. Ni en solitario ni por parejas.
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Viejas historias, viejas conexiones, pero aunque iba atando cabos, todava quedaban muchos sueltos, y no estaba ms cerca de comprender a Sharon: ni de cmo haba vivido ella, ni de por qu ella, y tantos otros, haban muerto. A las diez treinta Milo me llam y aadi algo ms a la confusin. El bastardo de Trapp no ha perdido tiempo en pasarme por la piedra me dijo. Me ha puesto a reorganizar el archivo de casos no resueltos..., puro trabajo intil. El caso es que, al menos, he podido gastarme el odo de tanto tenerlo pegado al telfono. Y te dir que tu chica Ransom tena una grave alergia a la verdad. No hay ningn certificado de nacimiento a su nombre en Nueva York, ni existen unos Ransom en Manhattan... ni en Park Avenue, ni tampoco en cualquiera de los otros barrios caros. Y eso que he retrocedido en el tiempo, hasta llegar a los aos cuarenta. Lo mismo digo para Long Island. Southampton es una pequea comunidad muy unida, y los gendarmes locales dicen que no hay Ransom alguno en el listn telefnico, y que ningn Ransom ha vivido jams en ninguna de las mansiones grandes. Ella estudi all. En Forsythe... que no es all, sino cerca. Cmo lo averiguaste? Por sus impresos de solicitud de entrada en la Universidad. Y t? Por la Seguridad Social. La solicit en 1971, y dio esa academia como su direccin. Pero sa es la primera vez en que su nombre aparece en alguna parte. Es como si antes no hubiera existido. Si tienes algn contacto en Palm Beach, Florida, prueba all. Kruse trabaj all hasta 1975, Milo. Y cuando se vino a L.A. la trajo con l. Ya, ya... Voy por delante de ti: sobre l encontr cantidad de papeles. Nacido en Nueva York... de hecho, en Park Avenue. Tena all un gran apartamento, que vendi en 1968. El contrato de compraventa de la propiedad da una direccin en Palm Beach, as que llam all. No es fcil tratar con los Departamentos de las ciudades ricas: tienden a mostrarse protectores con los nativos. Les dije que la Ransom haba sido vctima de un robo, que habamos recuperado sus cosas y desebamos devolvrselas. Miraron a ver si la encontraban. Nada. Ni sombra Alex. As que Kruse la debi de encontrar en algn otro sitio. Y, hablando de Kruse, no era el
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psicoterapeuta de gran xito del que me hablaste. Conect con mi fuente de Hacienda, y me dio acceso a las declaraciones de impuestos del tipo. Su consulta slo le produca unos ingresos de unos treinta mil al ao... y a un centenar de pavos la hora, eso representa slo cinco o seis horas de trabajo a la semana. Por lo que no se puede decir que fuera un comecocos atareado. El resto, otro medio millar de pavos, eran ingresos por inversiones: acciones y bonos del estado, propiedades y un pequeo negocio denominado Creative Image Associates. Pelculas porno. l la describa como una productora y realizadora de materiales de educacin en temas de salud. l y su esposa eran los nicos accionistas, declararon prdidas durante cinco aos, y luego cerraron la empresa. Qu aos? A ver, djame mirar. Lo tengo aqu: de 1974 a 1979. El ltimo ao de Sharon en la Academia, los primeros cuatro en la Universidad. Lo que resulta de todo esto, Alex, es que era un tipo rico que viva de una herencia. Sin matarse a trabajar. Trasteando. Trasteando con las vidas de la gente dije yo. El Ejrcito le ense Guerra Psicolgica. Para lo que sirve eso...! Cuando yo era enfermero en Vietnam pude ver lo que era la Guerra Psicolgica de nuestro Ejrcito: en su mayor parte, pura estupidez. Los Viet Cong se rean de ellos... las agencias de publicidad lo hacen mucho mejor. En cualquier caso, el resumen es que la Ransom surge de todo esto como la tpica dama misteriosa con un protector rico. Y, por lo que sabemos, podra haber cado del cielo en 1971. Martinis en el solrium. Cmo dices? No te preocupes le contest. Hay otra posibilidad: encontr los informes de la prensa que hablaban del asunto de drogas de la Lanier y su hermano. Linda y Cable eran del sur de Texas... de un lugar llamado Port Wallace. Quiz haya informacin all. Quiz acept l. Haba algo en los peridicos que no nos hubiese contado Crotty? Slo que, adems del tema de las drogas, tambin agitaron el coco rojo... aparentemente, los Johnson asistan a fiestas de subversivos. Y, dado el estado de nimo de la nacin, eso debi de garantizar el apoyo pblico al tiroteo. Hummel y De Granzfeld fueron tratados como si fuesen hroes del deporte. To Hummel dijo l. Llam a Las Vegas. Sigue vivo, contina trabajando para la Magna: Jefe de Seguridad en la Casbah y otros dos
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casinos que la empresa posee all. Vive en una gran mansin, en la mejor parte de la ciudad. Y luego dicen eso de que el crimen no paga. Una cosa ms que rumiar dije: Billy Vidal y Hope Blalock son hermanos. Vidal prepar tratos entre Henry Blalock y Leland Belding. Despus de que Henry muriese, Magna compr sus negocios a buen precio, y cuando le lleg la hora a Leland, Vidal acab de presidente del Consejo de la Magna. La seora Blalock estaba financiando a Kruse..., supuestamente porque habra curado a uno de sus hijos. Pero resulta que no parece tener ningn hijo. Jess! exclam Milo. Nunca has tenido la sensacin de que estamos jugando a un juego que no es el nuestro, con las reglas de otro? Y en el campo del jodido contrario? Milo acept tratar de averiguar algo en Texas y, antes de colgar, me dijo que me cuidase las espaldas. Deseaba volver a llamar a Olivia, pero ya eran cerca de las once, lo cual era mucho ms tarde de la hora en que, habitualmente, Albert y ella se iban a la cama, as que aguard hasta las nueve de la maana siguiente, llam a su oficina y me dijeron que la seora Brickerman estaba en Sacramento por asuntos de trabajo, pero que esperaban que regresara pronto. Trat de entrar en contacto con Elmo Castelmaine, en el King Solomon Gardens. De nuevo estaba de guardia, atareado con un paciente. Sub al Seville y conduje hasta el distrito de Fairfax, a la Edinburgh Street. El asilo de ancianos era uno ms de las docenas de edificios de dos pisos que se alineaban a ambos lados de la estrecha calle sin rboles. Los jardines del Rey Salomn no tenan jardines, sino simplemente una palmera datilera, de grueso tronco y altura hasta el techo de la casa, a la izquierda de las puertas dobles de cristal. El edificio era de color blanco, con adornos en azul elctrico. Una rampa tapizada con csped artificial, de color azul, cumpla las funciones de escalera delantera. En donde debera de haber estado el autntico csped, haban puesto cemento, que haban pintado color verde hospital y amueblado con sillas plegables. En ellas se sentaban personas mayores, con viseras para el sol, paoletas para el fro y refajos para los dolores musculares, abanicndose, jugando a las cartas o, simplemente, mirando al infinito. Encontr un lugar en el que aparcar, a media manzana, y me diriga de vuelta al asilo, cuando divis a un hombretn negro al otro lado de la calle, empujando una silla de ruedas. Apret el paso y pude mirarlo mejor. Una blusa blanca de uniforme sobre unos tejanos. Nada de barba a lo sacacorchos, ni pendiente. La coronilla aclarndose hasta casi la calvicie, el cuerpo robusto ahora ms fofo. El rostro ms suelto, con doble papada, pero indudablemente el hombre al que yo recordaba de Resthaven.
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Se detuvo y mir hacia atrs. En la silla de ruedas transportaba a una anciana, que no me prest atencin alguna. A pesar del calor, ella llevaba puesto un jersey abotonado hasta el cuello y una manta india sobre las rodillas. Su cabello era escaso y quebradizo, teido de negro. La brisa soplaba a travs del mismo, mostrando pedazos claros de crneo. Pareca estar durmiendo con los ojos abiertos. se soy la misma voz de tono agudo. Y, quin es usted? Alex Delaware. Ayer le dej un recado. Eso no me es de mucha ayuda. An sigo sin conocerle..., igual que no le conoca hace diez segundos. Nos conocimos hace aos. Seis aos, exactamente. En Resthaven Terrace. Fui all con Sharon Ransom, a visitar a su hermana Shirlee... La mujer de la silla comenz a sorberse la nariz y gimi. Castelmaine se inclin, le dio unas palmadas cariosas en la cabeza, sac un pauelo de papel de sus tejanos y le son la nariz. Vamos, vamos, seora Lipschitz, todo va bien. Vendr a buscarla. Ella hizo un mohn. Vamos, seora Lipschitz insisti Castelmaine. Ella se llev el borde de la manta a la boca y comenz a morder la burda tela. Castelmaine se volvi hacia m y me dijo, en voz baja: Cuando llegan a una cierta edad, nunca pueden estar lo bastante calientes, por muy caluroso que sea el tiempo. Nunca pueden tener una satisfaccin total, sea de la clase que sea. La seora Lipschitz se ech a llorar. Sus labios trabajaron un rato con una palabra, hasta que al fin la pronunci: Fiesta! Castelmaine se arrodill ante ella, le quit la manta de la boca y la volvi a arrebujar con ella. Cario, va a ir a la fiesta, pero tiene que andarse con cuidado para no echarse a perder el maquillaje con esas lgrimas. Vale? Coloc dos dedos bajo la barbilla de la anciana y le sonri: Vale? Ella alz la vista hacia l y asinti con la cabeza. Bieeeen. Y la verdad es que hoy se la ve muy guapa, cario. Muy arreglada y a punto para lo que sea.
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La anciana alz una mano arrugada. Una gruesa mano negra la rode. Fiesta dijo ella. Claro que va a haber una fiesta! Y usted est tan guapa, Clara Celia Lipschitz, que va a ser la atraccin de la fiesta. Todos los chicos guapos van a hacer cola para bailar con usted. Un torrente de lgrimas. Vamos ya, C. C., basta ya de eso. l va a venir para llevarla a esa fiesta... tiene que tener el mejor aspecto posible. Ms lucha por pronunciar: Tarde. Slo un poco, Clara Celia. Probablemente se habr encontrado con mucho trfico... ya sabe, con todos esos coches de los que le he estado hablando. O quiz se haya parado en la floristera para comprarle un hermoso prendedor. Un hermoso prendedor con una orqudea rosa, como l sabe que le gustan. Tarde. Slo un poco repiti, y volvi a empujar la silla. Yo me coloqu a su lado. Comenz a cantar. En voz baja, con una dulce voz de tenor tan agudo que bordeaba el falsete: Vaya con C. C. Vaya con la guapa C. C. La que ha montado la guapa C. C. El canturreo y el ruido del roce de las ruedas de goma contra la acera creaban un ritmo de nana. La anciana empez a dar cabezadas. ...La que ha montado... C. C. Lipschitz. Nos detuvimos justo frente a King Solomon, al otro lado de la calle. Castelmaine mir a ambos lados y empuj la silla a la calzada. ...Ha hecho que todos los chicos guapos se enamoren de ella... y, ahora, su hombre ha llegado. La seora Lipschitz dorma. La empuj a travs del cemento verde, intercambiando saludos con algunas de las otras personas ancianas, lleg hasta la parte baja de la rampa y me dijo: Espere aqu. Le atender en cuanto haya terminado. Me qued en pie, pase, me vi envuelto en una conversacin con un viejo, con slo un ojo bueno y un gorrito de veterano, que me dijo haber combatido con Teddy Roosevelt en lomas de San Juan, y luego aguard, beligerantemente, como esperando que dudase de l. Cuando no lo hice, se lanz a una disertacin acerca de la poltica de los EE.UU. en Latinoamrica, y an segua animadamente en ello, diez minutos ms tarde, cuando reapareci Castelmaine.
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Estrech la mano del anciano, le dije que nuestra charla haba sido muy educativa. Un chico inteligente le dijo a Castelmaine. El enfermero sonri. Eso probablemente significa, seor Cantor, que no ha estado en desacuerdo con usted. Y cmo se puede estar en desacuerdo? Es claro como el agua: hay que tener a raya a esos malditos rojos, o se nos comern el hgado. Lo que s es claro es que nos tenemos que ir, seor Cantor. Y quin se lo impide? Vyanse con Dios... Volvimos a cruzar el cemento verde. Qu tal una taza de caf? le pregunt. No tomo caf. Caminemos. Giramos en Edinburgh y pasamos junto algunas personas ancianas ms. Junto a ventanas enteladas y olores de cocina, cspedes secos y puertas mohosas. Al fin, l dijo: No le recuerdo, no como a una persona especfica. Recuerdo que, una vez, la doctora Ransom vino de visita con un hombre, y lo recuerdo porque slo sucedi esa vez. Me mir detenidamente. No, no puedo decir que recuerde que fuese usted. Yo tena un aspecto distinto le dije. Llevaba barba y el cabello ms largo. Se alz de hombros. Puede ser. De todos modos, qu es lo que puedo hacer por usted? Despreocupadamente. Me di cuenta de que no deba de haberse enterado de lo de Sharon, as que rechin los dientes y le dije: La doctora Ransom ha muerto. Se detuvo y se puso una mano a cada lado de la cara. Muerto? Cundo? Hace una semana. Cmo? Suicidio, seor Castelmaine. Sali en los diarios. Nunca leo la prensa... la vida misma ya me da bastantes malas noticias. Oh, no... una chica tan buena, tan maravillosa! No puedo crermelo! No dije nada. l sigui agitando la cabeza.
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Qu es lo que la hundi tanto, como para llegar a hacer una cosa as? Eso es lo que estoy tratando de averiguar. Sus ojos estaban hmedos y enrojecidos. Es usted su hombre? Lo fui, hace aos. No nos veamos desde hace mucho y nos encontramos en una fiesta. Me dijo que algo la preocupaba. Nunca descubr qu era... dos das ms tarde se haba ido. Oh, Dios, es terrible! S que lo es. Y cmo lo hizo? Con pastillas. Y un tiro en la cabeza. Oh, Dios! No tiene sentido que alguien tan guapa y rica haga una cosa as. Yo me paso todo el da llevando en sus sillas a los viejos... estos viejos que se van apagando, que van perdiendo la capacidad de hacer nada por s mismos; pero, aun as, ves que se aferran a la vida, y eso que slo les quedan los recuerdos para seguir adelante. Y, entonces, te enteras de que alguien como la doctora Ransom lo manda todo a la mierda. Volvimos a ponernos a caminar. Simplemente, no tiene sentido repiti. Lo s acept, y pens que quiz usted pudiera ayudarme a encontrarle sentido. Yo? Cmo? Dicindome lo que sepa de ella. Lo que yo s no es mucho me respondi. Era una excelente mujer, que siempre me pareca alegre, que siempre me trat bien. Estaba dedicada a esa hermana suya..., y eso es algo no muy corriente. Algunos de los familiares empiezan en plan muy noble, sintindose culpables de haberse sacado de encima al pobre querido familiar, jurando ante el cielo que irn a visitarlo muy a menudo, que se cuidarn de todo. Pero, despus de un tiempo de no recibir nada a cambio, se cansan y van viniendo menos y menos. Pero no la doctora Ransom, ella siempre estaba all para la pobre Shirlee. Cada semana, como un clavo, el mircoles por la tarde, de dos a cinco. A veces incluso dos y tres veces por semana. Y no vena, como otros, slo a estar sentada, sino que la alimentaba, la cuidaba y la amaba, sin obtener nada a cambio. Haba alguien ms que visitase alguna vez a Shirlee? Nadie, exceptuando la vez que usted fue con ella. Slo la doctora Ransom, puntual como un reloj. Era la mejor familiar de una de esas personas que yo jams haya visto, siempre dando, nunca
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recibiendo. Y la vi hacer eso, continuamente, hasta el da en que me march de all. Y cundo fue eso? Hace ocho meses. Y por qu se fue usted? Porque me iban a echar. La doctora Ransom me advirti de que aquel lugar iba a cerrar. Dijo que apreciaba mucho todo lo que yo haba hecho por Shirlee, y que lamentaba no poder llevarme con ella, pero que Shirlee iba a seguir recibiendo buenos cuidados. Me dijo que yo haba sido importante en el cuidado de su hermana. Y entonces, me dio mil quinientos dlares en efectivo, para demostrarme que hablaba en serio. Lo que s demuestra eso es cmo era ella. De modo que no tiene sentido el que cayese tan bajo. As que ella saba que Resthaven iba a cerrar. Y no se equivocaba. Un par de semanas ms tarde todos los dems recibieron las notitas de siempre: Querido empleado... Una amiga ma trabajaba en los pabellones; se lo advert, pero no me quiso hacer caso. Y cuando pas, ni le dieron aviso previo, ni paga de compensacin: simplemente, adis y ya est. Hemos quebrado, amigo, nos quedamos sin negocio y t sin trabajo. Tiene alguna idea de a dnde se llev a Shirlee la doctora Ransom? No, pero crame, debi de ser algn sitio bueno; amaba a esa chica, y la trataba como a una reina. Se detuvo, puso cara de consternacin. Con ella muerta, quin se va a ocupar de la pobrecilla? No s. No tengo ni idea de dnde est. Nadie lo sabe. Oh, Dios! Esto empieza a sonar horrible. Estoy seguro de que est bien le dije. La familia tiene dinero... Hablaba mucho de ellos? No, conmigo no hablaba. Pero usted saba que ella era rica. Pagaba las cuentas en Resthaven, as que tena que serlo. Adems, cualquiera poda saber que tena dinero slo con mirarla... el modo en que se vesta, como se comportaba. Y era una doctora. La doctora Ransom pagaba las cuentas? Eso es lo que deca en la parte de arriba de la ficha de ella: Toda la correspondencia de asuntos financieros debe de ser dirigida a la doctora Ransom. Qu ms haba en la ficha? Todos sus historiales de terapia, psiquitrica y fsica. Durante un tiempo la doctora Ransom incluso la hizo visitar por un terapeuta del
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habla, pero era una prdida de tiempo... Shirlee no iba a hablar, ni con mucho. Lo mismo sucedi con un maestro de Braille. La doctora Ransom lo intent todo. Amaba a esa chica... Es que no puedo imaginrmela destruyndose a s misma y abandonando a la pobrecilla! Haba algn historial mdico en la ficha? Slo algunas cosas muy antiguas y un sumario de todos los problemas, escrito por la doctora Ransom. Y certificado de nacimiento? Neg con la cabeza. Haba algn otro doctor relacionado con el cuidado de Shirlee? Slo la doctora Ransom. No haba ninguno de medicina general? Y qu se cree que era ella? Ella era una psicloga. Le dijo a usted que era doctora en medicina general? Pens un instante. Ahora que lo pienso, no... no lo hizo. Pero por el modo en que se hizo cargo del caso de Shirlee, escribiendo rdenes para los terapeutas, lo di por supuesto. Shirlee debi tener problemas fsicos... quin se ocupaba de ellos? S, uno piensa que debera haberlos tenido, pero lo curioso es que, exceptuando sus otros problemas, ella era muy saludable: tena un corazn muy fuerte, presin sangunea correcta, los pulmones bien. Lo nico que haba que hacer era cambiarla de posicin, alimentarla, limpiarla, hacerle su vaciado de vientre... y podra haber seguido as siempre. Alz la vista al cielo y agit la cabeza. Me pregunto dnde estar, la pobrecilla. Le habl alguna vez la doctora Ransom del accidente? Sus cejas se arquearon. Qu accidente es se? Del ahogarse en la piscina que origin los problemas de Shirlee. Ahora s que me he perdido. Se ahog cuando era una nia pequea. La doctora Ransom me habl de ello, me dijo que era eso lo que haba causado la lesin cerebral a Shirlee. Bueno, pues yo de eso no s nada, porque lo que me dijo a m fue algo totalmente distinto: que la pobre chica haba nacido as. Nacido ciega, sorda y deforme?
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Eso es, con todo. Deformidades congnitas mltiples. Dios sabe que le esa frase cantidad de veces, cuando mi vista caa sobre el resumen de la doctora Ransom. Agit la cabeza: Deformidades congnitas mltiples. La pobrecilla empez as, y jams tuvo oportunidad alguna. Era ya casi el medioda. Conduje hasta una gasolinera cercana y us su cabina telefnica para llamar a la oficina de Olivia. Me informaron que la seora Brickerman haba regresado de Sacramento, pero que hoy no se la esperaba ya en la oficina. Llam a su casa, dej que el timbre sonase diez veces y me dispona ya a colgar cuando ella lo cogi, sin aliento. Alex! Justo acabo de llegar. Literalmente: del aeropuerto. Me ha pasado la maana movindome entre el poder: he comido con funcionarios del Senado, para tratar de conseguir que nos den ms dinero. Vaya una gente. Si alguno de ellos tuvo alguna vez una idea, la vendi ya hace mucho. Y barata! Lamento molestarte le dije, pero me preguntaba... Si el sistema vuelve a funcionar ya... Pues s, funciona desde esta maana. Y, justo para demostrarte lo mucho que te quiero, emple el ordenador grande de la Divisin de Sacramento, para investigar a tu Shirlee Ransom. Lo siento, nada de nada. Encontr a una persona de ese mismo nombre, idntica forma de escribirlo. Pero en los archivos de Med-Cal daban su fecha de nacimiento como 1922, no 1953. Tienes su direccin? No. T me hablaste de 1953, as que no cre que te interesase una anciana. Tiene lgica. Te interesa? Podra ser... si no es demasiado... Vale, vale. Djame quitarme este traje de mujer de negocios y llamar a la oficina, para tratar que mi ayudante supere su fobia a los ordenadores. Me llevar un tiempo. Dnde puedo encontrarte? Te estoy llamando desde un telfono pblico. Ahora haces todas esas tonteras de los agentes secretos? En qu ests metido, Alex? Desenterrando esqueletos. Uff! Cul es ese nmero? Se lo le.
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Desde una gasolinera en Melrose, cerca de Fairfax. Oh, por Dios, si ests a un par de minutos de distancia! Ven aqu y me vers hacer de detective de alta tecnologa. La casa de los Brickerman era pequea, estaba recin pintada de blanco y tena un techo de tejas espaolas. A lo largo del camino para coches, que ya quedaba lleno con el descomunal Chrysler New Yorker de Olivia, haba plantados estrechos parterres de petunias. Haba dejado la puerta sin cerrar. Albert Brickerman estaba en la sala de estar, en bata y zapatillas, mirando a su tablero de ajedrez. Lanz un gruido en respuesta a mi saludo. Olivia estaba en la cocina, batiendo huevos, vistiendo una blusa con muchas blondas y una falda color azul marino del tamao ms grande; su cabello era una masa de ricitos pequeos, teidos con henna, sus mejillas eran regordetas y sonrosadas. Estaba a principios de los sesenta, pero su piel era tan tersa como la de una nia. Me dio un abrazo, aplastndome contra su repleto pecho. Qu te parece? Se pas las manos por la falda, para alisrsela. Muy de sala de juntas. Se ech a rer, baj el fuego bajo los huevos. Si mi papi, el socialista, me viese ahora! Te hubieras credo que, a mi edad, iban a arrastrarme... eso s, gritando y pataleando, al mundo de los yupies? T reptete a ti misma que ests trabajando dentro del sistema para cambiarlo. Oh s, seguro! Me hizo un gesto para que me sentase a la mesa de la cocina. Puso los huevos revueltos en platos, coloc bandejas con pan de centeno y tomates cortados a rodajas, llen tazones con caf. Me imagino que me queda un ao, quiz dos. Y, luego, adis a toda esta tontera y me dedicar a viajar en serio... y no es que vaya a poder mover a Prncipe Alberto, pero tengo una amiga que el ao pasado perdi a su esposo. Hemos planeado ir a Hawai, a Europa, a Israel. Todo. Suena maravilloso. Suena maravilloso, pero t tienes mariposas en la tripa de ganas de contactar con el ordenador. Cuando te vaya bien. Llamar ahora. A Mnica le costar un tiempo meterse en el sistema. Llam a su asistente, le dio instrucciones, las repiti y colg: Mantn los dedos cruzados. Y, mientras esperamos, comamos.
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Ambos tenamos hambre, as que devoramos en silencio. Justo cuando haba empezado con mi segundo plato de huevos, son el telfono. Vale Mnica, no pasa nada. S. Teclea SRCH, todo en maysculas. Bien. Ahora teclea M mayscula, guin, C mayscula, R mayscula, luego dale a la tecla RETURN dos veces. CAL. Teclea C-AL, tambin todo con maysculas, cuatro, tres, cinco, seis, guin, cero, cero, nueve. Bien. Ahora maysculas LA, guin, mayscula W, guin, uno, guin, dos, tres, seis. Vale? Prubalo de nuevo, esperar... Bien. Ahora, aprieta el RETURN una vez ms, luego el botn... ORIGEN. Est debajo del 7... No, mantn apretado el botn Control mientras lo haces... est ah, al lado izquierdo del tablero, control. Eso es, bien. Y ahora, qu sale en la pantalla? Bien. Ahora teclea el siguiente apellido: Ransom. S, te lo deletreo: R-A-N-S-O-M. Coma. Shirlee. Acabado con dos es. S-H-I-R-L-E-E... Vale, muy bien. Qu aparece? Vale, mantenlo ah, Mnica. Voy a por un lpiz y me repites la fecha de nacimiento y la direccin. Comenz a escribir, y yo le, por encima de su hombro: Ransom, Shirlee. FDN: 1/1/1922 Rural Route 4, Willow Glen, Ca. 92399 Vale, Gracias, Mnica. Pregntale por un tal Jasper Ransom le dije. Me mir con cara de incomprensin, y dijo por telfono: Mnica, no limpies an la pantalla. Teclea ADD SRCH. Espera que salga de nuevo el cursor parpadeante... Ya lo tienes? Vale, ahora teclea Ransom, el mismo apellido que antes, coma, Jasper... No, con J... S. J-A-S-P-E-R. Vale... S? Dame su fecha de nacimiento. Escribi: FDN: 25/12/1920 Misma direccin. Muchas gracias, Mnica. Te queda mucho que hacer? Vale, entonces acaba ms pronto. Nos vemos maana. Colg. Bueno, cario, ahora tienes a dos ancianos Ransom por el precio de uno. Mir el papel otra vez y seal las fechas de nacimiento: Ao Nuevo y Navidad. Qu mono. Cules deben de ser las posibilidades de que pase esto? Quines son esas personas?
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No lo s le contest. Willow Glen. Tienes un mapa del estado? No hay necesidad me dijo ella. He estado all. Est en pleno campo, en el condado de San Bernardino, cerca de Yucaipa. Cuando los nios eran pequeos, acostumbraba a llevarlos all, para que cogiesen manzanas. Manzanas? Manzanas, cario. Sabes esas cosas redondas, coloradas? Eso que se come? A qu viene la sorpresa? No saba que se cultivasen manzanas all. Antes las haba. Pero un ao fuimos all y ya no quedaba nada. Todos los campos de frutales, en los que una coga lo que quera por s misma y luego le pagaba al dueo, estaban cerrados; y los rboles cortados o secndose. Estamos hablando de una zona yerma, Alex. All no hay nada. Excepto la seora Ao Nuevo y el seor Navidad.
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La autopista de San Bernardino me impuls, como un garbanzo disparado con un tubo por un chico, ms all de una mancha borrosa formada por zonas industriales, urbanizaciones de tres al cuarto y zonas de almacenamiento de coches ms extensas que algunos pueblos grandes. Justo ms all de Pomona y los Terrenos Feriales del Condado, el paisaje pas a ser de ranchos, granjas avcolas, almacenes y playas de vas del ferrocarril. Corriendo paralelamente al borde sur de la autopista haba vas de tren. En los rales se hallaba detenido un tren de carga formado por vagones de mercancas cerrados, de las compaas Cotton Bowl y Southern Pacific. La tercera parte del tren era de vagones portacoches, repletos de relucientes utilitarios japoneses. Hubo un breve estallido de fervor arquitectnico despus de Claremont, y ms tarde todo se vea tranquilo. Conduje a travs de vacas colinas, abrasadas por el sol, ms all de granjas y ranchos ms pequeos que los de antes, inclinados campos de alfalfa, caballos que pastaban cansinamente al calor. La salida de Yucaipa se estrechaba hasta un solo carril y corra a lo largo de un cementerio de tractores. Disminu la velocidad y pas al lado de una hilera de remolques de costados de aluminio, marcados con el logotipo The Big Mall, un barracn de venta de tacos sin nadie dentro, y una tienda, cerrada con tablones claveteados, que anunciaba Antigedades poco comunes. Willow Glen comparta un letrero de carretera con una Escuela Superior Bblica, situada a unos treinta kilmetros al sur, y con unos silos agrcolas estatales. La flecha direccional me apunt hacia un puente cubierto y una carretera, recta como trazada con regla, que cortaba a travs de ms terrenos agrcolas, con plantaciones de limones y aguacates, establos maltrechos y campos no cultivados. Grandes porciones de terrenos vacos, color marrn, estaban ocupados por aparcamientos para remolques, baruchos con techo de uralita e iglesias de ladrillo visto, y rodeadas por el teln de fondo, en granito, de las montaas de San Bernardino. Las montaas se decoloraban desde un tono rosa carne cruda hasta otro gris lavanda en la distancia, con los picos ms altos fundindose con el gris perlado del cielo. El calor iba subiendo desde las tierras bajas, suavizando los contornos de los pinos, que se agarraban a los costados de las montaas, creando siluetas con flecos, que recordaban a la tinta que se corra en el papel secante. El camino a Willow Glen se materializ como la rama izquierda de un alto que haba en un paseo, en medio de la nada y un giro agudo
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ms all de un cartel astillado que anunciaba productos del campo frescos y un Rancho de los Pavos Gigantes, abandonado haca mucho. La ruta asfaltada serpenteaba y suba en direccin a las montaas, luego por ellas. El aire se haca ms fresco, ms limpio. Quince kilmetros ms all, empezaron a aparecer algunas plantaciones de manzanos: pequeos terrenos, recin arados, en cuyas partes traseras haba casas de color negro y que estaban rodeados por verjas de alambre y sauces cortavientos, con los manzanos podados bajos y con ramas en amplias horquillas, para facilitar la recogida a mano del fruto. Bolitas del tamao de cerezas apuntaban ya bajo las espesas techumbres de hojas. La recoleccin pareca estar, an, a un par de buenos meses en el futuro. Carteles hechos a mano, clavados en estacas hincadas en el suelo, daban la bienvenida a los que preferan coger ellos mismos la fruta en el rbol. Pero slo pareca haber fruta suficiente como para poco ms de un da de recogida, y por no mucha gente. A medida que la ruta segua subiendo, el paisaje empez a quedar dominado por campos frutales abandonados: terrenos ms grandes, polvorientos, llenos de rboles muertos, algunos de ellos cortados, otros agostados hasta quedar convertidos en palos grisceos sin ramas. El asfalto acababa en un par de postes, de tamao de los telefnicos, repletos de placas de la Cmara de Comercio y clubs de servicios. Una cadena que colgaba entre los postes sostena un cartel que indicaba: WILLOW GLEN, POBLACIN 432. Me detuve y mir ms all del signo. El poblado pareca no ser nada ms que un pequeo y rstico centro comercial, sombreado por sauces y pinos y con un aparcamiento en la parte delantera. Los rboles dejaban un hueco en la parte de atrs, y la ruta continuaba por all, pero ya slo era de tierra. Entr en el aparcamiento, me detuve y baj al limpio y seco calor. La primera cosa que me llam la atencin fue una gran llama blanquinegra, que estaba rumiando en un pequeo corral. Tras el corral haba una pequea casa de madera, pintada de color rojo almacn y con adornos en blanco. El cartel sobre la puerta deca CENTRO DE DIVERSIN DE WILLOW GLEN Y ZOO DE ANIMALES. Mir si haba alguien dentro, pero no vi a nadie. Le hice un gesto amistoso a la llama y la nica respuesta que tuve fue una mirada de rumiante. Un puado de otros edificios, todos pequeos, todos en madera, con techos de tablillas, todos sin pintar y unidos unos a otros por caminos de tablones. EL PARASO DE HUGH PARA EL TALLADOR EN MADERA. LA VIEJA TIENDA DEL BOSQUE ENCANTADO. LA CUEVA DEL TESORO DE LA ABUELITA, REGALOS Y SOUVENIRS. Y todo cerrado a cal y canto. El suelo estaba tapizado de pinaza y hojas de sauce. Camin a travs del aparcamiento, buscando compaa humana, y divis un destello blanco y una humareda alzndose por detrs de la tienda del tallador. Unas ramas bajas me impedan ver qu era. Fui hacia all y
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vi una serie de cubculos en madera muy maltratada por los elementos, situados bajo un techo nuevo de madera pintada de rojo. A medida que me iba acercando, el aire fue adquiriendo un olor dulce..., el pesado dulzor de la miel mezclado con el frescor de las manzanas. Los rboles quedaron atrs y me encontr en medio de un luminoso claro. Uno de los cubculos estaba identificado como PRENSA DE MANZANAS Y SIDRERA, y en otro se lea MIEL DE FLORES, pero el dulce humo surga de la puerta de al lado, una seccin con puerta verde denominada DELICIOSO CAF DORADO. PASTELES CASEROS. ZAPATERO. La fachada del caf era de planchas de madera encaladas y ventanas de cristal manchadas; unas ventanas decoradas con ramas negras, capullos blancos, rosados y manzanas verdes, rojas y amarillas. La puerta estaba abierta. Entr. Dentro, todo estaba encalado e impoluto: mesas de picnic y bancos corridos, un ventilador blanco de techo removiendo el aire caliente y meloso, un mostrador con sobremesa de frmica y tres taburetes altos, plantas colgando del techo, una vieja registradora de metal dorado y un cartel multicopiado, que anunciaba a un astrlogo de Yucaipa. Una joven estaba sentada tras el mostrador bebiendo caf y leyendo un libro de texto de biologa. Tras ella, una ventanamostrador abierta permita ver una cocina de acero inoxidable. Me sent. Ella alz la vista. Diecinueve o veinte, con una nariz muy respingona, cabello rubio rizado, cortado cortito y grandes ojos oscuros. Vesta una camisa blanca y tejanos negros, era delgadita pero culona. Una chapa verde manzana en su camisa deca WENDY. Sonri. Tena la edad de Maura Bannon. Sin duda era menos sofisticada, pero de algn modo ms madura que la periodista. Hola. Qu puedo servirle? Seal hacia su taza de caf. Qu tal un poco de eso, para empezar? Seguro. Crema y azcar? Solo. Quiere el men? S, gracias. Me entreg un rectngulo plastificado. La seleccin me sorprendi. Haba esperado las habituales hamburguesas y patatas fritas, pero estaban listados una docena de platos, algunos de ellos realmente complejos, con una tendencia hacia la nouvelle cuisine cada uno acompaado con un cdigo de letras indicando el vino adecuado: C para Chardonnay, JR para Johannisberg Riesling. En la parte de atrs del men haba una lista de vinos muy completa: aadas de calidad, tanto de California como de Francia, as como un
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vino de manzanas de produccin local, que era descrito como ligero y afrutado, similar en aroma y sabor al Sauvignon blanco. Me trajo el caf. Algo que comer? Qu tal un almuerzo de recolector de manzanas? Seguro. Me dio la espalda y abri una nevera y varios cajones y cajas, traste un rato, coloc un mantelito de lino en el mostrador y cubiertos, y luego me sirvi una bandejita de manzanas perfectamente cortadas en trozos en forma de cua y gruesos pedazos de queso, todo decorado con menta fresca. Aqu tiene me dijo, aadiendo un panecillo de pan integral y mantequilla en pedazos moldeados como flores. El queso de cabra es realmente bueno, lo hace una familia de vascos que viven cerca de Loma Linda. Los animales no comen pienso artificial, sino productos naturales. Esper. Los huevos de Olivia an me pesaban en el estmago. Prob un pedacito. Excelente. Gracias. Estoy estudiando Elaboracin de Alimentos en la Escuela Superior. Algn da quiero tener mi propio negocio. Trabajo aqu como parte de mis ejercicios prcticos. Seal al texto. Escuela de verano? Repito examen en septiembre. Los exmenes no son lo mo. Ms caf? Claro. Di un sorbo. No hay mucha gente hoy. Como cada da. Durante la estacin de la cosecha, desde septiembre hasta enero, recibimos un puado de turistas los fines de semana. Pero ya no es como era. La gente sabe lo de ir a coger cerezas a Beaumont, pero nosotros no tenemos esa clase de publicidad. Antes no era as: el pueblo fue construido en 1867, y la gente se volva a sus casas con cestas enormes de manzanas Spartan y Jonathan. Pero vino la gente de la ciudad y compr parte de las tierras. Y no se ocupan de ellas. He visto frutales muertos mientras suba. No es triste? Las manzanas necesitan cuidados, igualito que los nios. Todos esos doctores y abogados de Los ngeles compraron los frutales, slo por lo de los impuestos. Y luego los dejaron morir. Hemos estado intentando, mi familia y yo, el poner otra vez en pie este lugar. Quiz el Register del condado de Orange publique un
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artculo sobre nosotros. Eso, desde luego, nos ayudara. Mientras, estamos poniendo en marcha lo de la mermelada y la miel; est empezando a irnos muy bien la venta por correo. Adems, cocino para los guardas forestales y los empleados de Agricultura que van de paso, y as voy cumpliendo con mi trabajo prctico. Trabaja usted para el estado? No le contest. Y qu es eso de tener una llama? Cedric? Es nuestra..., de la familia. Lo que hay tras de su corral es nuestra casa..., nuestra casa del pueblo. Ma y mis hermanos estn ahora precisamente en ella, planificando el zoo. Para el prximo verano vamos a tener un zoo infantil completo. As tendremos a los cros ocupados y dejarn a sus padres libres para comprar. Cedric es un encanto. A Pa se lo dieron en un cambio; l es doctor y tiene un gabinete de quiropracticante en Yucaipa. All es donde vivimos la mayor parte del tiempo. Y haba ese circo que estaba de paso, gitanos o algo parecido, con todas esas caravanas pintarrajeadas, con acordeones y magnetfonos. Se instalaron en uno de los campos y pasaron el sombrero. Uno de los hombres se hizo dao en la espalda mientras haca acrobacias. Pa lo cur, pero el tipo no tena con qu pagar, as que Pa se qued a Cedric a cambio. Le encantan los animales. Fue entonces cuando se nos ocurri lo del zoo infantil. Mi hermana est estudiando cra de animales en la Politcnica de California. Ella ser la que lo dirigir. Suena muy bien. Es que su familia es la propietaria de todo el pueblo? Ella se ech a rer. Ya me gustara! No, slo la casa y el corral de Cedric y estas tiendecitas de la parte de atrs. Las tiendas de delante son propiedad de otra gente, pero no estn casi nunca en ellas. La abuelita..., la de la tienda de regalos, muri el verano pasado y su familia an no ha decidido lo que quiere hacer con la tienda. Nadie se cree que los Terry vayamos a darle la vuelta a la suerte de Willow Glen, pero nosotros desde luego que lo vamos a intentar. El cartel de poblacin deca que aqu hay cuatrocientas treinta y dos personas. Dnde estn todos los dems? Creo que ese nmero es algo alto. Pero estn las otras familias..., unos pocos son agricultores, los dems trabajan en Yucaipa. Todo el mundo est al otro lado del poblado. Tiene que pasar a travs si quiere verlos. Ms all de los rboles? Otra risa. Aj. Resulta difcil de ver, no? Est esto montado de un modo, como para atrapar a la gente. Mir a mi bandeja y yo tragu, en respuesta, y luego la apart, a medio terminar. Ella no se dej
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amedrentar por eso. Qu tal un poco de pastel casero? Lo he sacado del horno hace veinte minutos. Pareca tan ansiosa, que le dije: Claro. Coloc un gran cuadrado de pastel delante de m, junto con una cuchara y me dijo: Es tan espeso, que es mejor comerlo con cuchara que con tenedor. Luego volvi a llenar con caf mi tazn, y esper. Me coloqu una cucharada de pastel en la boca. Si hubiera tenido hambre, hubiera resultado sensacional: una corteza delgada y azucarada, tersos trozos de manzana en un jarabe ligero, sazonado con canela y jerez, an caliente. Es increble, Wendy! Tiene un gran futuro como cocinera... Sonri de oreja a oreja. Bueno, pues muchas gracias, seor. Si desea otro pedazo, ser invitacin de la casa. Tengo mucho, y los muy cerdos de mis hermanos van a devorarlo, sin siquiera darme las gracias. Me palme el estmago. Veamos antes si puedo con ste. Cuando hube luchado con unos cuantos bocados ms, me pregunt: Si no trabaja para el estado, qu es lo que ha venido a hacer por aqu? Estoy buscando a alguien. A quin? A Shirlee y Jasper Ransom. Y qu es lo que quiere de ellos? Estn relacionados con una amiga ma. Cmo de relacionados? No estoy seguro. Quiz sean sus padres. No puede ser muy amiga... Dej la cuchara. Es complicado, Wendy. Sabe dnde puedo hallarlos? Dud. Cuando sus ojos se encontraron con los mos, estaban cargados de dudas. Qu es lo que pasa? le pregunt. Nada. Slo que me gusta que la gente diga la verdad.
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Y qu es lo que le hace pensar que yo no la he dicho? Venir aqu hablando de que Shirlee y Jasper quiz sean los padres de alguien, y querer hacerme creer que ha viajado en coche todo el camino hasta aqu slo para saludarlos... Es cierto. Si tuviera usted idea de cmo son... Se contuvo y luego dijo: No voy a mostrarme poco caritativa; digamos que nunca supe que tuvieran ninguna familia..., no en los cinco aos que he vivido aqu. Ni tampoco han tenido nunca un solo visitante. Consult su reloj y tamborile con los dedos en la barra. Ha terminado, estudiando. Apart el plato. Dnde est la Ruta Rural Cuatro? Se encogi de hombros, fue hacia el otro extremo del mostrador y tom su libro. Me puse en pie. La nota, por favor. Cinco dlares justos. Le di un billete de cinco. Lo cogi por un ngulo, evitando tocarme. Qu es lo que pasa? Por qu est tan molesta? S lo que es usted. Y qu es lo que soy? Un empleado de un banco. Tratando de ejecutar las hipotecas del resto del pueblo, tal como ya hicieron con Hugh y la Abuelita. Tratando de comerles el coco a los otros propietarios, para poder comprar barato y poder convertir esto en una urbanizacin o algo as. Es usted una cocinera increble, Wendy, pero como detective no vale mucho. No tengo nada que ver con ningn banco. Soy un psiclogo de L. A. Me llamo Alex Delaware. Saqu mi identificacin del billetero: el carnet de conducir, la licencia de ejercicio de la psicologa, la tarjeta de la Facultad de Medicina. Aqu tiene, valo por usted misma. Hizo ver que aquello la aburra, pero estudi los papeles. De acuerdo, y qu? Aunque sea usted quien dice ser, qu es lo que busca por aqu? Una vieja amiga ma, otra psicloga llamada Sharon Ransom, muri recientemente. No dej parientes prximos conocidos. Hay algunas posibilidades de que est emparentada con Shirlee y Jasper seor? Tengo que cerrar, para seguir
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Ransom. Hall su direccin, y pens que podran querer hablar conmigo. Cmo muri Sharon? Suicidio. Eso le quit el color de la cara. Qu edad tena? Treinta y cuatro. Apart la vista, se ocup con la cubertera. Haba odo hablar de Sharon Ransom? le pregunt. Nunca. Jams o decir que Jasper y Shirlee hubieran tenido hijos. Punto final. Se equivoca usted, seor. Quiz le dije. Gracias por el almuerzo. Me grit mientras me iba: Todo Willow Glen est en la Ruta Rural Cuatro. Pase la escuela y siga como kilmetro y medio. Hay una prensa abandonada. Gire a la derecha y siga adelante. Pero est perdiendo el tiempo. Sal del poblado, soport cincuenta metros de socavones, antes de que la tierra volviera a alisarse y apareciese el cartel RUTA RURAL CUATRO. Pas junto a ms campos de frutales y varias granjas, embellecidas con amplias casas en madera y rodeadas de verjas de rales, luego al lado de una bandera ondeando en un asta, que marcaba una escuela de dos pisos, en piedra y con la forma de un envase lcteo de cartn, situada en medio de un campo de juegos sombreado por arces y tapizado de hojas cadas. El campo de juego acababa en un bosque, el bosque en una montaa. Buzones para la correspondencia, marcados con el nombre del propietario, se hallaban a lo largo del camino: CJALO USTED MISMO Y CALABAZAS DE RILEY (CERRADO). LEIDECKER. BROWARD. SUTCLIFFE... Pas por al lado de la prensa de manzanas abandonada, antes de darme cuenta de lo que era, luego retroced y aparqu al costado de la ruta. Desde aquella distancia, pareca un montn de chatarra: paredes de metal ondulado ulceradas por el xido y hundindose hacia dentro, y slo le quedaban ya jirones del techo de tela asfltica, lo que dejaba al descubierto vigas de madera ennegrecida por el paso del tiempo, y malas hierbas, casi ya de la altura de un hombre, que suban en busca de la luz. Rodeando el edificio haba un terreno hundido, por todo el cual se vean tiradas piezas de la maquinaria, maderos y ms malas hierbas que, habiendo estado al sol, haban sido quemadas a paja estival. Gire a la derecha y siga adelante. Record la desconfianza de Wendy y me pregunt si no me habra dado instrucciones equivocadas.
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Dej el motor en marcha y sal del coche. Eran las cuatro de la tarde, pero el sol segua apretando y, a los pocos minutos, estaba empapado en sudor. La carretera se hallaba en silencio. Mi nariz capt un olor a mofeta. Me hice sombra con la mano sobre los ojos, mir en derredor y, finalmente, divis un punto ms pelado entre las hierbas... apenas si era la sugerencia de un camino, que corra al lado de la prensa: una depresin ms brillante en la paja, all donde los neumticos haban vencido, finalmente, a la espesura. Pens en caminar, pero no saba cunto camino habra que hacer, as que volviendo al coche, lo hice retroceder hasta que hall una bajada en la cuneta y descend al terreno hundido. El Seville no es un coche muy apropiado para los paseos rurales, as que resbal y patin en la paja. Al fin, consegu algo de traccin y pude entrar en el sendero. Lanc el coche hacia delante, ms all de la prensa, hacia un mar de hierbas. La depresin se convirti en un sendero de tierra y adquir velocidad, cruzando un ancho campo. En el extremo ms alejado haba un bosquecillo de sauces llorones. Por entre las hojas de los rboles, se divisaban destellos de metal..., ms edificios de metal ondulado. Shirlee y Jasper Ransom no parecan ser gente muy hospitalaria. Wendy haba credo poco probable que fueran los padres de Sharon, pero se haba callado cuando iba a explicarme el motivo. No queriendo mostrarse poco caritativa. O sera que tena miedo? Quiz Sharon se hubiese escapado de ellos..., escapado de este lugar, por alguna buena razn, crendose la fantasa de una pura y perfecta niez, con el fin de bloquear una realidad que era demasiado terrible como para enfrentarse a ella. Me pregunt en qu me estara metiendo. Dej que surgiese una fantasa, ma propia, acerca de Jasper y Shirlee: monstruosos mutantes rurales, sin dientes y envueltos en sucios monos de trabajo, rodeados por una manada de perros babeantes y enseando los dientes, recibiendo mi llegada con disparos de postas. Me detuve, escuch por si oa ladridos de perros. Silencio. Dicindome a m mismo que ms vala contener la imaginacin, aceler el Seville. Cuando llegu a los sauces, no haba lugar para que entrase el coche. Apagu el motor, sal, camin por debajo de las cadas ramas y por entre el bosquecillo. O el gorgoteo de agua. Y una voz canturreando tonamente. Luego llegu a la vivienda de Jasper y Shirlee Ransom. Dos chabolas en un pequeo terreno de tierra. Un par de pequeas y primitivas edificaciones, con los costados hechos con madera cortada irregularmente, y con techo de lata. En lugar de ventanas, hojas de papel encerado. Entre las chabolas haba un
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retrete exterior, con su caseta completa, incluso con la tradicional media luna perforada en la puerta. Una cuerda de tender estaba colgada entre la comuna y una de las chabolas. En la cuerda estaban tendidas prendas descoloridas. Ms all del retrete haba un depsito de agua sobre soportes metlicos y a su lado un pequeo generador elctrico. La mitad de la propiedad, ms o menos, estaba plantada con manzanos: una docena de pequeos brotes, atados a estacas y con tarjetas informativas. Una mujer estaba en pie, regndolos con una manguera que sala del depsito de agua. El agua goteaba por entre sus dedos, creando el efecto de que fuese ella la que manaba, alimentando a los rboles con su propio fluido vital. El agua chapoteaba en el suelo, era tragada en barrosos remolinos, se converta en pur de lodo. No me haba odo llegar. Tendra unos sesenta y tantos, era gorda y muy bajita: un metro cuarenta y cinco, ms o menos, su cabello cano estaba cortado al estilo paje, y tena facciones planas y pastosas. Estaba con los ojos entrecerrados y la boca abierta, lo que acentuaba su mandbula casi sin barbilla. Un manojo de pelillos surga de la misma. Vesta un guardapolvo de tela azul estampada que pareca una sbana. El borde inferior del mismo era irregular. Sus piernas eran plidas y gruesas, blandas como el pudn, y sin depilar. Agarraba la manguera con ambas manos como si fuera una serpiente viva y se concentraba en el goteo del agua. Holadije. Ella se gir y parpade varias veces, alzando un tanto la manguera. El agua chorre contra el tronco de uno de los brotes. Una sonrisa. Sin doblez alguna. Me salud con una mano, incierta, como un nio que se encuentra con un desconocido. Hola repet. Hola su pronunciacin era mala. Me acerqu. Seora Ransom? Eso la dej perpleja. Shirlee? Varios rpidos movimientos con la cabeza, asintiendo. S soy yo, Shirlee. En su excitacin, dej caer la manguera, que empez a serpentear y escupir agua. Trat de recogerla, pero no pudo y le dio un chorro de agua en la cara, grit y alz las manos. Recog el embarrado tubo, lo dobl para lavarlo, y se lo entregu. Gracias.
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Se frot la cara con la manga de su guardapolvo, tratando de secrsela. Yo saqu un pauelo limpio del bolsillo y lo hice por ella. Gracias, seor. Shirlee, me llamo Alex. Soy amigo de Sharon. Me prepar para una explosin de dolor, obtuve otra sonrisa. Ms amplia: Hermosa Sharon. Mi corazn estaba dolorido. Forc a salir las palabras, casi me atragant al decir el tiempo presente. S, es muy hermosa. Mi Sharon. Carta. Quiere ver? S, quiero. Mir a la manguera, pareci perderse en el pensamiento. Espere. Lenta, deliberadamente, se fue apartando de los brotes de rbol y regresando al depsito de agua. Le cost bastante tiempo el cerrar el grifo, an ms el enrollar la manguera, limpiamente, en el suelo. Cuando hubo terminado, me mir con orgullo. Muy bien le dije. Bonitos rboles. Bonitos. Manzanas. Seita Leiderk los dio a m y Jasper. rbol nio. Los plantaron ustedes? Risitas. No. Gabiel. Gabriel? Afirmacin con la cabeza. Los cuidamos muy mucho. Seguro que s, Shirlee. S. Segu su caminar de pies arrastrados hasta una de las chabolas. Las paredes estaban sin pintar y manchadas, el suelo era de contrachapado y el techo de vigas vistas. Haban usado una plancha de conglomerado para dividir el espacio en dos. La mitad era una zona de servicios: una pequea nevera, una cocinita elctrica, una antigua lavadora con rodillos de secado. Junto a la nevera se hallaban cajas de jabn en polvo e insecticidas. Al otro lado haba una habitacin de techo bajo, alfombrada con un trozo de moqueta naranja. Una cama de hierro colado, pintada de blanco y cubierta por una manta de las sobrantes del Ejrcito casi llenaba todo el espacio. La manta estaba muy tensa, con ngulos
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militares. Contra una pared haba una estufa elctrica. El sol entraba, dorado y suave, a travs del papel encerado. Una escoba se apoyaba en un rincn. Estaba ms que usada. El lugar se vea impoluto. El otro nico mueble era una pequea cmoda de pino. Encima de la misma haba una caja de lpices de colores, junto con otros lpices, de mina negra y gastados hasta slo quedar pequeos trozos, as como unos blocs de papel barato, amarillento, cuidadosamente amontonados y pisados por una piedra. En la pgina de encima haba un dibujo. De manzanas. Primitivo. Infantil. Ha dibujado usted esto, Shirlee? Jasp. Dibuja bien. S que es verdad. Dnde est ahora? Sali de la chabola y seal hacia la comuna. Haciendo. Ya veo. Dibuja muy mucho bien. Asent mi acuerdo. La carta, Shirlee? Oh. Sonri ms ampliamente, se golpe un costado de la cabeza con un puo. Lo olvid. Regresamos al dormitorio y abri uno de los cajones de la cmoda. Dentro haba montones de prendas, exactamente ordenadas..., ms de esa ropa descolorida que haba visto tendida fuera. Meti una mano bajo la ropa, tom un sobre y me lo entreg. Sucio de marcas de dedos, desgastado por el mucho manos. El matasellos era de Long Island, Nueva York, en 1971. La direccin estaba escrita con grandes letras de imprenta: SR. Y SRA. JASPER RANSOM RUTA RURAL CUATRO WILLOW GLEN, CALIFORNIA Dentro haba una nica hoja de papel en blanco, con una cabecera que deca: ACADEMIA FEMENINA DE PEDAGOGA FORSYTHE WOODBURN MANOR LONG ISLAND, N.Y. 11946
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El mismo tipo de letras maysculas haba sido empleado para el texto: QUERIDOS PAP Y MAM: AQU ESTOY EN LA ESCUELA. EL VIAJE EN AVIN FUE BUENO. TODO EL MUNDO SE PORTA BIEN CONMIGO. ME GUSTA, PERO OS NOTO MUCHO A FALTAR. POR FAVOR, RECORDAD ARREGLAR LAS VENTANAS, ANTES DE QUE LLEGUEN LAS LLUVIAS. PUEDEN LLEGAR PRONTO AS QUE TENED CUIDADO. ACORDAOS DE LA MUCHA AGUA QUE ENTR EL AO PASADO. SI NECESITIS AYUDA, LA SRA. LEIDECKER OS AYUDAR. ME DIJO QUE OS VIGILARA, PARA VER SI ESTABAIS BIEN. PAP, GRACIAS POR LOS BELLOS DIBUJOS. LOS MIR CUANDO ESTABA EN EL AVIN, Y OTRA GENTE QUE LOS VIO DIJO QUE ERAN MUY BUENOS, QUE LES DABAN GANAS DE COMERSE LAS MANZANAS. SIGUE DIBUJANDO Y MNDAME MS. LA SRA. LEIDECKER ME LOS ENVIAR POR CORREO. OS NOTO A FALTAR, ME COST IRME, PERO QUIERO SER MAESTRA Y S QUE VOSOTROS TAMBIN LO QUERIS. STA ES UNA BUENA ESCUELA. CUANDO SEA MAESTRA VOLVER Y ENSEAR EN WILLOW GLEN. PROMETO ESCRIBIROS. CUIDAOS. AMOR, SHARON (VUESTRA NICA HIJITA) Volv a meter la carta en su sobre. Shirlee Ransom me estaba mirando, sonriente. Pasaron varios segundos antes de que pudiera hablar: Es una hermosa carta, Shirlee. Una carta muy bonita. S. Se la devolv. Tiene ms? Neg con la cabeza. Tenamos. Muchas. Vinieron lluvias fuertes, y chafff gesticul con las manos. Llevarlo todo. Muecas. Juguetes. Papeles. Seal a las ventanas tapadas con papel de cera. La lluvia entra. Por qu no ponen cristales?
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Seorita Leidecker dice: cristal, Shirlee. Cristal es fuerte, bueno, prueba. Pero Jasp dice no, no. A Jasp le gusta el aire. La seorita Leidecker parece una buena amiga. S. Tambin lo era de Sharon? Maestra. Se dio unos golpes en la frente. Muy lista. Sharon tambin quera ser maestra le dije. Se fue a una escuela de Nueva York a estudiar para maestra. Gesto de asentimiento con la cabeza. Dagoga Forsaid... Academia Forsythe? Otro gesto de asentimiento. Muy lejos. Volvi a Willow Glen cuando fue maestra? No. Demasiado lista. A Calforna. California? S. Muy lejos. Les escribi desde California? Mirada de preocupacin. Me supo mal haberle hecho la pregunta. S. Cundo fue la ltima vez que supieron de ella? Se mordisque un dedo, torci la boca. Navidad. Las pasadas navidades? S no muy convencida. Haba hablado de una carta de haca diecisis aos, como si hubiese llegado hoy mismo. Pensaba que California era algn lejano lugar. Me pregunt si sabra leer. Le pregunt: Navidad fue hace mucho? S. Algo ms que haba sobre la cmoda me llam la atencin: un ngulo de piel artificial, de color azul, que estaba bajo los dibujos de manzanas. Lo saqu. Era una libreta de ahorros de un banco en Yucaipa. No pareca molestarle mi curiosidad. Sintindome de todos modos como un ladrn, la abr. All haban varios aos de transacciones, siguiendo una repetitiva tendencia: el primero de cada mes un ingreso de quinientos dlares.
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Ocasionales retiradas de fondos. Un saldo acumulado de setenta y ocho mil dlares y algo suelto. La cuenta estaba en forma de fideicomiso, en favor de Jasper Ransom y Shirlee Ransom, conjuntamente. La encargada de administrarla: Helen A. Leidecker. Dinero dijo Shirlee. Una sonrisa de orgullo. Dej la libreta all donde la haba encontrado. Shirlee, dnde naci Sharon? Mirada de asombro. La diste vida t? Sali de tu tripa? Risita. O pasos y me di la vuelta. Un hombre entr, me vio y se subi los pantalones, enarc las cejas y camin sin levantar los pies del suelo hasta su esposa. No era mucho ms alto que ella, apenas llegaba al metro y medio, y tendra la misma edad. Casi calvo, prcticamente sin barbilla, y con unos ojos azules muy grandes, muy suaves. Una nariz carnosa se abra paso entre sus ojos, haciendo sombra a un labio superior protuberante. Su boca colgaba, ligeramente abierta, y slo tena algunos dientes, amarillentos. Una cara de historieta, recubierta de un fino vello blanco que pareca una pelcula de jabn. Sus hombros eran tan estrechos, que sus cortos brazos parecan salir directamente de su cuello. Los brazos le colgaban a los costados y acababan en manos regordetas, con dedos unidos por membranas. Usaba una camiseta de manga corta demasiado grande para l, unos pantalones grises de trabajo, atados con un cordel, y botas de baloncesto. Sus pantalones estaban bien planchados. Llevaba la bragueta abierta. Oooh, Jasp! dijo Shirlee, tapndose la boca con la mano y sealando. l pareci asombrado. Ella lanz una risita y tir de la cremallera arriba, palmendolo luego jocosamente en la mejilla. l enrojeci y mir hacia abajo. Hola dije, tendiendo mi mano. Me llamo Alex. Me ignor. Pareca preocupado por sus botas. Seor Ransom... Jasper... Shirlee intervino: No oye. Nada. No hable. Logr captar su mirada y gesticul la palabra: Hola. Mirada perdida. Le ofrec la mano de nuevo. Lanz miradas huidizas por la habitacin. Me volv hacia Shirlee.
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Se rasc la mandbula, se lo pens, y luego le chill: Conoce a Sharon! Sha-ron! Sha-ron! Los ojos del hombrecillo se desorbitaron y se apartaron de los mos. Por favor, Shirlee, dgale que me gustan mucho sus dibujos. Dibujos! grit Shirlee. Hizo una burda pantomima de dibujar con un lpiz. Le gustan dibujos! Tus dibujos! Jasper puso cara de incomprensin. Dibujos! Tonto Jasp! Ms movimientos de lpiz. Lo tom de la mano y seal hacia el montn de blocs de la cmoda, luego lo gir a l y lo encar conmigo: Dibujos! Son guapos dije sonriendo. Uhh. El sonido era de tono bajo, gutural, forzado. Record dnde lo haba odo antes: en Resthaven. Dibujos! segua gritando Shirlee. Est bien intervine. Gracias, Shirlee. Pero en ese momento ella segua su propio guin: Dibujos! Ve! Ve! Le dio un empujn a su liso trasero. l sali de la chabola. Jasp ahora dibuja me dijo Shirlee. Estupendo. Shirlee, estbamos hablando de dnde naci Sharon. Le pregunt si haba salido de su barriga. Tonto! Mir hacia abajo y tens la tela de su guardapolvo sobre su estmago. No beb. Entonces, cmo lleg a ser su hijita? La cara pastosa se ilumin, con los ojos brillando maliciosos. Un regalo. Le regalaron a Sharon? S. Y de quin fue el regalo? Neg con la cabeza. Quin le regal a Sharon? La negativa se hizo ms violenta. Por qu no me lo puede decir? No puedo! Por qu no, Shirlee?
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De acuerdo le dije. Es bueno que mantenga el secreto, si lo prometi. Secreto. Lo entiendo, Shirlee. Se sorbi la nariz, sonri y dijo: Uh, hora del agua y sali. Yo la segu afuera. Jasper tambin acababa de salir de la otra chabola y estaba caminando hacia nosotros, aferrando varias hojas de papel. Me vio y las agit en el aire. Fui hasta l y me las mostr: ms manzanas. Muy bien, Jasper. Muy hermosas. Shirlee dijo: Hora del agua y mir a la manguera. Jasper haba dejado abierta la puerta de la otra chabola, as que entr en ella. Un nico espacio, sin particiones, con moqueta roja. Una cama se encontraba en el centro, con baldaquino, y tapada por un cobertor con bordes de puntilla. La tela estaba picada por un moho negroverdoso y podrida en algunos puntos. Toqu un trozo de puntilla, que se hizo polvo entre mis dedos. La cabecera y el marco del baldaquino estaban polvorientos por la oxidacin, y desprendan un olor amargo. Sobre la cama, colgado de un clavo arqueado en la pared, haba un cartel enmarcado de los Beatles, una ampliacin de la portada del lbum Rubber Soul. El cristal del marco estaba rayado, lleno de manchas de cagadas de mosca y partido en un punto. Contra la pared opuesta haba una cmoda, cubierta con ms puntillas envejecidas, botellas de perfumes y figuritas en cristal. Trat de tomar una de las botellas, pero estaba pegada a las puntillas. Un sendero de hormigas corra por encima de la cmoda. Varios pececillos de plata yacan muertos por entre las botellas. Los cajones estaban hinchados y costaba abrirlos. El de arriba estaba vaco, a excepcin de algunos bichos muertos ms. Lo mismo pasaba con los otros. Me lleg un sonido de la puerta: Shirlee y Jasper estaban all, abrazados el uno al otro, como nios asustados que esperan que pase una tormenta. Su habitacin les dije, tal cual ella la dej. Shirlee asinti con la cabeza. Jasper la mir y la imit.
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Trat de imaginarme a Sharon viviendo con ellos. Criada por ellos. Martinis en el solrium. Sonre para ocultar mi tristeza. Ellos me devolvieron la sonrisa, tambin ocultando... una ansiedad servil. Esperando mi siguiente orden. Haba tanto que deseaba preguntarles..., pero saba que haba obtenido ya todas las respuestas que ellos me iban a dar. Vi el miedo en sus ojos, y busqu las palabras ms adecuadas. Pero antes de hallarlas, el hueco de la puerta se llen de carne. No era mucho ms que un cro... de diecisiete o dieciocho, an con vello de beb en las mejillas de su rostro infantil. Pero enorme: de uno noventa o uno noventa y cinco; ms de cien kilos, una parte importante de ellos an de gordura infantil; con la piel sonrosada y un cuello corto y ms ancho que su rostro de luna. Su cabello rubio estaba cortado a cepillo e intentaba, sin demasiado xito, que le creciera bigote. Su boca era pequea y petulante, sus ojos estaban medio oscurecidos por unas mejillas rosadas, tan grandes y redondas como pelotas. Vesta unos tejanos descoloridos y una camisa de vaquero negra extra-extra-grande, con dibujitos en hilo blanco y botones nacarados. Las mangas estaban tan arrolladas como le era posible: hasta la mitad de unos sonrosados antebrazos, tan gruesos como mis antepiernas. Se alzaba tras los Ransom, sudando, emitiendo calor y olor a vestuario masculino. Quin es usted? Su voz era nasal, an no haba pasado del todo la frontera de la masculinidad. Me llamo Alex Delaware. Soy amigo de Sharon Ransom. Ella ya no vive aqu. Lo s. Vine desde... Os est molestando? le pregunt a Shirlee. Ella parpade. Hola, Ga-biel. El chico endulz su tono y repiti la pregunta, como si estuviese acostumbrado a hacerlo. Le gustan los dibujos de Jasper le dijo ella. Gabriel intervine. No he venido a causar ningn... No me importa lo que haya venido a hacer. Esta gente es... especial. Hay que tratarlos de un modo especial. Baj una manaza enorme sobre los hombros de ambos Ransom. Le pregunt: Es usted hijo de la seora Leidecker? Y qu si lo soy? Me gustara hablar con ella.
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Ech los hombros hacia delante y sus ojos se entrecerraron. De no ser por su tamao, hubiera resultado cmico..., un niito jugando a ser todo un macho. Y qu tiene que ver mi Ma en todo esto? Ella fue la maestra de Sharon. Yo fui amigo de Sharon. Hay cosas de las que me gustara hablar con ella. Cosas de las que no habra que hablar delante de ciertas personas. Y estoy seguro de que entiende de lo que hablo. La expresin de su rostro deca que entenda exactamente de lo que yo estaba hablando. Se ech un poco atrs del hueco de la puerta y dijo: Tampoco Ma necesita que anden molestndola. No tengo la menor intencin de molestarla. Slo quiero hablar con ella. Pens por un momento, y luego dijo: De acuerdo, seor. Lo llevar con ella; pero estar presente todo el tiempo, as que no se haga ideas raras. Se apart del todo de la puerta. Volvi a entrar la luz del sol. Vamos, chicos les dijo a Jasper y Shirlee. Deberais volver a esos rboles, y aseguraos de que cada uno de ellos recibe una buena remojada. Alzaron la vista hacia l. Jasper le entreg un dibujo. l le dijo: Estupendo, Jasper. Lo aadir a mi coleccin pronunciando de modo exagerado. Luego el hombre-nio se inclin y palme afectuosamente la cabeza del infantilizado hombre. Shirlee lo agarr de la mano y l le dio un beso ligero en la frente. Cuidaos mucho, vale? Seguid echando agua a esos rboles y pronto tendremos fruta que recoger juntos, me os? Y no hablis con desconocidos! Shirlee asinti con la cabeza, con aire grave, luego palme con las manos y lanz una risita. Jasper sonri y le dio otro dibujo. Gracias otra vez. Sigue con el buen trabajo, Rembrandt. Comenzamos a irnos. Jasper corri tras de nosotros, gruendo sonidos incoherentes. Nos detuvimos. Me entreg un dibujo y se volvi de espaldas, azarado. Yo alc su dbil barbilla con mi mano y gesticul: Gracias exagerando, tal cual lo haba hecho el chico. La sonrisa de Jasper me dijo que me haba entendido. Le tend la mano. Esta vez la cogi, y le dio un dbil apretn. Vamos, seor me dijo Gabriel. Djelos ya en paz.
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Di unas palmadas a la mano del hombrecillo y me solt, segu a Gabriel hacia los sauces, correteando para mantener su paso. Antes de meterme entre las cadas ramas, mir hacia atrs, y los vi a los dos, mano con mano, de pie en medio de su extensin de tierra. Estaban vindonos partir como si furamos exploradores..., conquistadores yendo hacia algn extrao nuevo mundo, que ellos jams podran esperar ver.
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Gabriel haba aparcado una enorme moto Triumph restaurada, justo detrs del Seville. Dos cascos, uno rojo manzana escarchada, el otro con las barras y estrellas, colgaban de las barras del manillar. Se coloc el rojo, se mont y puso en marcha la moto, de una patada. Le pregunt: Quin le dijo que yo estaba aqu? Wendy? Se pas la mano por los pelillos de su bigote y trat de ganarme a mirarnos a los ojos. Aqu nos cuidamos los unos de los otros, seor. Dio gas al motor, organiz toda una tormenta de polvo en las secas hierbas; luego encabrit la moto, alzando la rueda delantera, y sali disparado. Yo salt al interior del Seville, lo segu tan rpido como me fue posible, lo perd de vista al pasar por la prensa abandonada, pero lo volv a hallar un momento ms tarde, camino de regreso al pueblo. Aceler, lo alcanc. Pasamos junto al buzn de correo que llevaba el apellido de su familia, seguimos rodando hasta la escuela, donde l fue frenando y me seal hacia la derecha. Se abalanz hacia el sendero de entrada, dio una vuelta al campo de juego, y se detuvo en seco frente a los escalones de entrada a la escuela. Subi esos escalones de tres en tres. Yo le segu, fijndome en el letrero en madera que haba junto a la entrada: WILLOW GLEN SCHOOL FUNDADA EN 1938 EN OTRO TIEMPO FORM PARTE DEL RANCHO BLALOCK Las letras eran rsticas, y estaban grabadas al fuego en la madera: del mismo estilo que el cartel sealando la calle privada La Mar Road, en Holmby Hills. Mientras me entretena un momento, para acabar de captar aquella coincidencia, Gabriel subi hasta lo alto de las escaleras, abri la puerta de un empelln y dej que se cerrase a su espalda. Corr hacia arriba y la volv a abrir, entrando en una gran y aireada aula, que ola a pintura de la que se aplica con los dedos y
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madera de lpiz. De las paredes, pintadas con colores brillantes, colgaban carteles con consejos de salud y seguridad, y dibujos infantiles, hechos con lpices de colores. Nada de manzanas. De tres de las paredes colgaban pizarrones, bajo unos psters que eran guas de caligrafa. Una gran bandera de los Estados Unidos colgaba sobre un gran reloj redondo, que daba como hora las cuatro cuarenta. Colocados frente a cada pizarrn haba unos diez pupitres escolares... de los de tipo antiguo, con tableros estrechos y tinteros de loza. Un escritorio de maestro se enfrentaba a los tres grupos de asientos. Tras el mismo se hallaba una mujer rubia, con un lpiz en la mano. Gabriel estaba a su lado, inclinado hacia ella y susurrndole algo al odo. Cuando me vio, se irgui y se aclar la garganta. La mujer dej el lpiz y me mir. Pareca estar a principios de los cuarenta, tena el cabello corto y ondulado y anchos hombros cuadrados. Vesta una blusa blanca de manga corta. Sus brazos eran morenos, carnosos, acabando en atrevidas uas largas. Gabriel le musit algo. Yo dije: Hola y me acerqu. Se puso en pie; medira un metro ochenta o algo as, y era mayor de lo que sugera una primera impresin: a finales de los cuarenta o principios de los cincuenta. La blusa blanca estaba embutida dentro de la cintura de una falda de lino marrn que le llegaba hasta las rodillas. Tena pechos grandes, una cintura delgada, casi de avispa, que acentuaba el ancho de sus espaldas. Bajo el moreno de su piel haba una capa de color rojo..., una sugerencia del mismo tono coral que cubra a su hijo con lo que pareca ser una perpetua quemadura del sol. Tena una cara larga y placentera, mejorada por una cuidada aplicacin de maquillaje, labios llenos y unos grandes y luminosos ojos mbar. Su nariz era prominente, su mandbula firme y hendida. Un rostro abierto, fuerte y curtido por el tiempo. Hola dijo, sin calor. Qu puedo hacer por usted, caballero? Querra hablar de Sharon Ransom. Soy Alex Delaware. El or mi nombre la cambi. Oh! dijo, en una voz ms dbil. Ma dijo Gabriel cogindola del brazo. No pasa nada, cario. Vuelve a casa, y djame hablar con este hombre. Ni hablar de eso, Ma. No lo conocemos. No pasa nada, Gabe. Maaa.
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Gabriel, si yo te digo que no pasa nada, es que no pasa nada. Ahora, hazme el favor de regresar a casa y atender a tus tareas. Los viejos Spartans de la parte de atrs del campo de calabazas necesitan ser podados. An hay mucho maz que descascarillar, y hay que atar los sarmientos de las calabazas. Gru y me lanz una mirada asesina. Anda ya, Gabe le urgi ella. l quit la mano del brazo de su madre, me lanz otra mirada torcida, y luego sac el llavero y se march, pisando muy fuerte. Gracias, cario le grit ella, justo antes de que la puerta se cerrara tras de l. Cuando se hubo ido, me dijo: La primavera pasada perdimos al seor Leidecker. Desde entonces, Gabe ha estado tratando de reemplazar a su Pa, y me temo que se ha vuelto sobreprotector. Es un buen hijo dije. Maravilloso, pero sigue siendo un cro. Cuando la gente lo conoce, se sienten intimidados por su tamao. No se dan cuenta de que slo tiene diecisis aos. No he odo que su moto se pusiese en marcha. La ha odo usted? No. Camin hasta una ventana y grit hacia abajo: Te he dicho que te vuelvas a casa Gabriel Leidecker! Ms te vale haber acabado con esos sarmientos para cuando yo llegue, o te acordars, nio! Llegaron sonidos de protesta desde abajo. Sigui en la ventana, con los brazos en jarras. Es tan cro! dijo con afecto. Probablemente es culpa ma..., fui mucho ms dura con sus hermanos. Cuntos hijos tiene? Cinco. Cinco chicos. Todos casados e idos ya de casa, excepto Gabe. Probablemente deseo, de un modo subconsciente, mantenerlo inmaduro. De repente, grit por la ventana: Largo ya! e hizo un gesto como de alejar algo. El rugido de la Triumph se filtr hasta nosotros. Cuando volvi el silencio, estrech mi mano y me dijo: Soy Helen Leidecker. Perdneme por no haberle saludado antes tal como se debe. Gabe no me dijo quin era usted, ni lo que buscaba. Slo que haba un entrometido de la ciudad, fisgando por casa de los Ransom y pidiendo hablar conmigo. Seal hacia los
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pupitres escolares. Si no le importa usar uno de sos, por favor tome asiento. Esto me trae recuerdos dije, mientras me apretujaba en uno de los lugares de la primera fila. Oh, s? Es que asisti a una escuela como sta? Tenamos ms de un aula, pero las instalaciones eran similares. Y dnde fue eso, doctor Delaware? Doctor Delaware. Yo no le haba dicho que lo fuera. En Missouri. Del Medio Oeste coment. Yo soy originaria de Nueva York. Si alguien me hubiera dicho que iba a acabar en un adormilado pueblecito como Willow Glen, me hubiera echado a rer. De dnde de Nueva York? De Long Island. En los Hamptons; naturalmente, no en la parte cara. Mi gente estaba al servicio de los ricos vagos. Volvi tras su escritorio y se sent. Si tiene sed me dijo, en la parte de atrs hay un refrigerador lleno de bebidas, pero me temo que lo nico que tenemos es leche, leche con cacao, o naranjada. Sonri, y de nuevo pareci joven. Lo he repetido tantas veces, que ya lo tengo grabado en la cabeza. No, gracias. He comido muy bien. Wendy es una cocinera maravillosa, no le parece? Y tambin un sistema de alerta perfecto. Como ya le he dicho, doctor Delaware, ste es un pueblecito muy tranquilo. Y todo el mundo lo sabe todo acerca de los dems. Eso incluye el conocerlo todo sobre Shirlee y Jasper Ransom? Especialmente eso. Ellos necesitan de un cario especial. Sobre todo ahora. Su rostro se derrumb, como si de repente hubiesen pinchado un globo. Oh, vaya! exclam y abri un cajn de su escritorio. Tomando un pauelo bordado, se sec los ojos. Cuando de nuevo los volvi hacia m, la pena los haba hecho an ms grandes. Luego dijo : Ellos no leen la prensa. Apenas si pueden con un cuaderno de lectura elemental. Y cmo voy a decrselo yo? No tena respuesta para eso. Estaba ya harto de buscar respuestas.
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Ella era todo lo que tenan. Y yo. Me he convertido en su madre. Y s que soy yo quien va a tener que enfrentarse a este problema. Se apret el pauelo contra una mejilla. Le ruego que me perdone me pidi. Estoy tan estremecida como el da en que le lo que haba pasado..., aquello fue un horror. No poda crermelo. Ella era tan hermosa, estaba tan viva! S que es cierto. En realidad, yo fui quien la cri. Y ahora ella ha desaparecido, se ha apagado. Como si jams hubiera existido. Una prdida tan intil, tan estpida! El pensar en su muerte me hace enfadarme con ella... lo cual no es justo, porque era su vida. Ella jams me pidi lo que yo le daba, jams... Oh, no s! Apart la cara. Haba empezado a corrrsele el maquillaje de las pestaas. Me recordaba una de las carrozas de un desfile, al da siguiente del mismo... Era su vida acept. Pero dej a un montn de gente llorndola. Esto es ms que dolor me dijo. Yo ya he pasado por el llorar a alguien. Esto es peor: crea conocerla como a una hija, pero durante todos estos aos debi de llevar dentro mucha tristeza. No tena ni idea de ello: jams lo expres. De hecho, nadie lo saba le dije. Realmente, jams mostr cmo era. Alz las manos y luego las dej caer como pesos muertos. Qu pudo ser tan terrible como para que perdiese toda esperanza? No lo s. Y por eso es por lo que estoy aqu, seora Leidecker. Llmame Helen. Y t a mi Alex. Alex pronunci. Alex Delaware. Qu extrao es conocerte despus de tantos aos! De algn modo, me parece como si ya te conociese. Ella me habl de ti..., de lo mucho que te amaba. Te consideraba como el nico y verdadero amor de su vida, a pesar de que saba que nunca podra funcionar, a causa de tu hermana. Y, a pesar de ello, te admiraba profundamente por el modo en que te dedicabas a Joan. Debi haber ledo el asombro de mi rostro como si fuera dolor y me lanz una mirada cargada de simpata. Joan dije.
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Sharon saba que su condicin nunca iba a mejorar. Pero, aunque tu dedicacin a Joan implicaba el que nunca ibas a poder dedicarte totalmente a otra persona, te admiraba por ser tan buen hermano. Lo que es ms: yo dira que eso intensificaba el amor que senta por ti. Hablaba de ti como si fueras un santo. Pensaba que, hoy en da, es raro hallar ese tipo de fidelidad familiar. No soy lo que se dice un santo... Pero eres un buen hombre. Y sigue siendo verdad aquel viejo dicho acerca de lo difcil que es encontrar a uno. En su rostro apareci una expresin de estar perdida en recuerdos. El seor Leidecker era otro. Taciturno, un holands tozudo... pero con un corazn de oro. Tambin Gabe tiene algo de esa bondad; es un chico amable, y espero que el haber perdido a su padre no vaya a endurecerlo. Se puso en pie, fue hasta uno de los pizarrones y lo limpi desganadamente, con un cepillo para el yeso. El esfuerzo pareci dejarla exhausta. Regres a su silla, arregl unos papeles, y dijo: ste ha sido un ao de prdidas. Pobres Shirlee y Jasper. Me da tanto pnico el decrselo. Todo es culpa ma: yo cambi sus vidas, y ahora el cambio les ha trado una tragedia. sa no es razn para culparse... Por favor me dijo con voz suave. S que no es nada racional, pero no puedo evitar sentirme del modo en que me siento. Si no me hubiera entrometido en sus vidas, las cosas hubieran sido muy distintas. Pero no necesariamente mejores. Quin sabe? dijo ella. Sus ojos se le haban llenado de lgrimas. Quin sabe? Mir al reloj de la pared. He estado aqu encerrada toda la tarde, poniendo notas a estos ejercicios. Desde luego, me ira bien estirarme un poco. A m tambin. Mientras descendamos por los escalones de la escuela, seal al cartel de madera. El Rancho Blalock. No estaban en negocios de barcos, o algo as? Acero y ferrocarriles. En realidad nunca fue un rancho. All en los aos veinte, ellos se enfrentaban con el Southern Pacific, por las lneas de ferrocarril que iban a unir California con el resto del pas.
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Hicieron estudios topogrficos por San Bernardino y Riverside, buscando una ruta interior, y se compraron un buen pedazo de tierras en ambos condados..., incluso con pueblos enteros. Pagaron los precios mximos para sacarles la tierra de Willow Glen a los granjeros que haban estado cultivando manzanas en ella desde tiempos de la Guerra Civil. El resultado fue una gran extensin, que ellos denominaron rancho. Pero nunca plantaron o criaron nada en l, slo se limitaron a alambrarlo y colocar guardianes. Y el ferrocarril jams fue construido debido a la Depresin. Tras la Segunda Guerra Mundial, empezaron a vender algunas de las parcelas ms pequeas a particulares. Pero otras de las porciones, las mayores, fueron tragadas por otra gran empresa. Qu empresa? Ella se alis el cabello. Una empresa de aviacin, sa que era propiedad del multimillonario loco, Belding. Sonri. Y con esto, seor Delaware, acaba su leccin de historia para hoy. Entramos en el terreno de juego, pasamos por entre columpios y toboganes, y nos dirigimos hacia el bosque que cubra el pie de las montaas. An tiene tierras por aqu la Magna? Muchas. Pero ellos no venden. Y no ser que la gente no haya intentado comprarles. Y es precisamente esto lo que mantiene a Willow Glen convertido en un pueblucho sin futuro. La mayor parte de las viejas familias lo han dejado correr, vendiendo sus tierras a doctores y abogados ricachones, que usan los campos frutales para deducir impuestos, y dejan que se pierdan: las lneas de riego estn obturadas, ni abonan ni podan. La mayor parte de ellos ni se molesta en hacer que recolecten la fruta. En algunos lugares, la tierra se ha vuelto tan dura como el cemento. Los pocos agricultores que siguen aqu se han vuelto desconfiados y suspicaces..., estn convencidos de que todo forma parte de una conspiracin para echarlo todo a perder, y que as la gente de la ciudad pueda comprar lo que queda a un precio regalado y edificar urbanizaciones o algo as. Eso es lo que me dijo Wendy. Su gente son de los ltimos que llegaron, gente muy inocente. Pero no se puede dejar de admirarlos por lo duro que lo intentan. Quin es el propietario de la tierra en la que viven Jasper y Shirlee? sa es tierra de la Magna. Es cosa sabida? A m me lo dijo el seor Leidecker, y l no era ningn chismoso. Cmo es que se establecieron all?
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Nadie lo sabe. Segn el seor Leidecker, yo entonces an no viva aqu, un da aparecieron en la tienda del pueblo para comprar vveres, all por 1956..., cuando an haba en el pueblo una tienda que venda de todo un poco. Cuando la gente trat de hablarles, Jasper agit las manos y gru, y ella lanz risitas. Era obvio que eran retrasados mentales, nios que nunca iban a crecer. La teora ms aceptada es que se escaparon de alguna institucin, que quiz se bajaron de un autobs, en alguna parte, luego no supieron volver a l, y acabaron aqu por accidente. La gente les ayuda cuando resulta necesario, pero en general nadie les presta demasiada atencin. Y ellos no le hacen dao a nadie. Pues s que hay alguien que les presta atencin dije. Y les manda quinientos dlares al mes. Ella me lanz una mirada, como la del nio atrapado con la mano en la lata de las galletas. Decas...? Vi su libreta de ahorros. Estaba encima de la cmoda. Encima de la cmoda? Qu es lo que voy a hacer con esos dos? Pues no les he dicho veces que guarden oculta esa libreta, o que me dejen guardrsela a m! Pero supongo que, para ellos, es una especie de smbolo de seguridad, y no quieren separarse de ella. Y pueden ponerse muy tozudos cuando lo desean, especialmente Jasper. No reparaste en las ventanas de sus chabolas, tapadas con papel encerado? Despus de tantos aos, l se niega a dejar que le instalen cristales en las ventanas. La pobre Shirlee se congela en invierno. Gabe y yo tenemos que llevarles montones de mantas y, a finales de la estacin, estn enmohecidas sin remedio. Pero el fro no parece afectarle a Jasper. Al pobrecillo hay que decirle que se resguarde cuando llueve, a l no se le ocurre. Agit la cabeza. Encima de la cmoda. No es que nadie de por aqu les vaya a hacer dao, pero se es mucho dinero para irlo mostrando. Especialmente siendo dos pobrecillos indefensos. Quin se lo manda? pregunt. Nunca he podido descubrirlo. Llega, con la precisin de un cronmetro, el primero de cada mes. Mandado por correo desde la Central de Los ngeles. Un sobre en blanco, con la direccin del destinatario escrita a mquina y sin remitente. Shirlee no tiene una nocin clara del tiempo, as que no puede decirme desde cunto hace que lo recibe, slo que es desde hace mucho. Haba un hombre, Ernest Halverson, que acostumbraba a repartir el correo hasta que se retir en 1964. Y crea recordar que esos sobres ya llegaban desde 1956 o 1957, pero para cuando habl con l ya haba tenido un par de ataques al corazn, y su memoria no era perfecta. Y todos los otros viejos murieron ya hace tiempo.
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No. Al principio eran trescientos, luego cuatrocientos. Subieron a quinientos despus de que Sharon se fuera a estudiar. Un benefactor concienzudo dije. Pero, cmo pudo esperar alguien que ellos manejasen esa clase de dinero? No podan hacerlo: estaban viviendo como animales, hasta que empezamos a cuidarnos de ellos. Llegaban al pueblo cada par de semanas, con dos o tres billetes de a veinte, tratando de comprar vveres, sin ni idea de cmo cambiar los billetes, ni de lo que valan las cosas. Pero aqu la gente es honesta: jams se aprovech nadie de ellos. Y nadie tuvo curiosidad por saber de dnde sala el dinero? Seguro que s, Alex. Pero la gente de Willow Glen no fisgonea. Y nadie se dio cuenta de la cantidad de dinero que tenan guardado. No hasta que lo descubri Sharon..., miles de dlares amontonados bajo el colchn, o simplemente metidos en un cajn. Jasper haba usado algunos de los billetes para sus proyectos de arte: dibujando bigotes en las caras, haciendo aviones de papel con ellos. Qu edad tena Sharon cuando hizo ese descubrimiento? Casi siete aos. Era en 1960. Recuerdo el ao, porque tuvimos unas lluvias de invierno desacostumbradamente fuertes. Esas chabolas fueron construidas originariamente como almacenes, con slo una pequea base de cemento por debajo, y yo saba que les deba de haber afectado de mala manera, as que all fuimos... el seor Leidecker y yo. Desde luego, era terrible. Su parcela estaba medio inundada, convertida en un barrizal, con la tierra escurrindose como si fuera chocolate deshecho. El agua haba perforado el papel encerado, y estaba entrando a trombas. Shirlee y Jasper se hallaban dentro, metidos en el barro hasta las rodillas, aterrados y absolutamente inermes. No vi a Sharon, as que me puse a buscarla, y la hall en su chabola, de pie sobre su cama y envuelta en una manta, temblando y gritando algo acerca de una sopa verde. Yo no tena ni idea de lo que estaba hablando. La tom en brazos para calentarla, pero ella sigui gritando acerca de la sopa. Cuando salimos fuera, el seor Leidecker estaba sealando, con los ojos desorbitados, a unos pedazos de papel verde que estaban pegados en el barro o flotando con el agua que corra. Dinero, montones de dinero. Al principio yo crea que era de ese falso, de alguno de los juegos que le haba regalado a Sharon; pero no, era real. Entre el seor Leidecker y yo logramos salvar la mayor parte de los billetes: luego los colgamos sobre nuestra chimenea para secarlos, y los metimos en una caja de cigarros, para tenerlos guardados. Lo primero que hice, cuando hubieron acabado las lluvias, fue llevarme a Shirlee y Jasper en el coche a Yucaipa, y abrirles una cuenta en el banco. Yo lo firmo todo, saco un poco para los gastos, y me aseguro de que ahorren el resto. He conseguido ensearles un
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poco de matemticas elementales, para que sepan cmo pagar, cmo contar el cambio. Cuando logras ensearles algo, normalmente ya no lo olvidan. Pero jams lograrn entender lo que realmente tienen... que es una suma bastante apaadita. Y eso, junto con Medi-Cal y la Seguridad Social, debera permitirles a ambos vivir confortablemente durante el resto de sus existencias. Qu edad tienen? No tengo ni idea, porque ellos tampoco lo saben. No tienen papeles, ni siquiera saban cundo eran sus cumpleaos. Tampoco el gobierno haba odo jams hablar de ellos. Cuando solicitamos para ellos la Seguridad Social y el Medi-Cal, estimamos su edad y les dimos unas fechas de nacimiento inventadas. La Seora Navidad y el Seor Ao Nuevo. Les pediste esa cobertura cuando Sharon se march a la Academia, no? S, quera tenerlo todo cubierto. Y cmo decidiste la fecha del cumpleaos de Sharon? Ella y yo la decidimos, cuando tena diez aos. Sonri. El 4 de julio, da de la Independencia..., y tambin de la de Sharon. Yo le puse el ao: 1953. Ya tena una buena aproximacin a su edad, gracias al doctor al que la llev: por la formacin de los huesos, de los dientes, por el peso y la altura. Tena entre cuatro y cinco aos cuando la llev al mdico. Ella y yo habamos celebrado un cumpleaos diferente: el 15 de mayo. El 15 de mayo de 1975. Una mentira ms, para una noche con cena, baile y sexo. Una ficcin ms. Me pregunt qu simbolizara aquella fecha. Alguna posibilidad de que fuese su hija biolgica? pregunt. Es muy poco probable. El doctor los examin a todos y dijo que, casi con toda seguridad, Shirlee era estril. As que eso deja abierto el misterio de dnde sali ella, no? Bueno, durante un tiempo viv con la pesadilla de pensar que era el beb secuestrado de alguien. As que fui a San Bernardino y comprob seis aos de papeleo de todo el pas, y hall un par de casos que podran coincidir, pero cuando los segu, me enter que en ambos casos el beb haba sido asesinado. De modo que sus orgenes permanecen entre tinieblas. Y cuando uno se lo pregunta a Shirlee, se limita a rer y decir que Sharon se la regalaron. A m me dijo que era un secreto. se es un juego de los que le gustan a ella..., los secretos. Realmente, son como nios. Y cul es la teora ms aceptada acerca de cmo se hicieron con ella?
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Realmente no hay ninguna. Ten en cuenta de que el doctor no estaba absolutamente seguro de que Shirlee no pudiese concebir... muy poco probable es frase de l. As que supongo que todo es posible. Aunque la nocin de que dos pobrecillos como ellos produjesen algo tan exquisito es... se le cort la voz. No, Alex, no tengo ni idea. Sharon debe de haber sentido curiosidad acerca de sus races. Es algo comprensible, no? Pero, realmente, nunca pas por una etapa de bsqueda de su identidad. Ni siquiera durante su adolescencia. Ella saba que era diferente de Shirlee y Jasper, pero los amaba, y aceptaba las cosas tal como eran. El nico conflicto que vi fue el verano antes de que se fuese a la Academia. Fue algo realmente duro para ella: estaba excitada y asustada, y se senta tremendamente culpable por abandonarlos. Saba que estaba dando un paso tremendo, y que las cosas ya nunca volveran a ser iguales. Se detuvo, se inclin, tom del suelo una hoja de arce y la hizo girar entre sus dedos. El cielo que se vea entre los rboles estaba oscurecindose. No intimidadas por las luces de la ciudad, las estrellas estaban quemando agujeros brillantes en la negrura. Cundo es la ltima vez que vino Sharon de visita por aqu? le pregunt. Hace mucho tiempo me contest, hacindolo sonar como una confesin. Una vez que rompi con esto, le result muy doloroso regresar. Puede que eso suene a egosta, pero su situacin era nica. Seguimos caminando. Las ventanas del aula brillaban a travs de la oscuridad: rectngulos de color mantequilla. No habamos ido lejos: habamos andado en crculos. Su ltima visita dijo, fue en 1974. Acababa justamente de graduarse en la Academia, y se iba a trasladar a L. A. Di una pequea fiesta en su honor, en mi casa. El seor Leidecker y los chicos llevaban camisas blancas almidonadas y corbatas a juego, y les compr a Shirlee y Jasper ropas nuevas. Sharon lleg, y tena un aspecto encantador; estaba guapsima. Nos trajo regalos a todos, incluido un juego de damas, hecho a mano en madera, para Shirlee y una lata metlica llena de lpices de colores, fabricados en Inglaterra, para Jasper. Tambin les dio una foto de su graduacin: con birrete y manto, y diploma de honor. No vi eso en la chabola. No, de algn modo lograron perderla, como el dinero. Nunca supieron lo que tenan, y siguen sin saberlo. Uno puede entender el motivo por el que Sharon no tena un lugar aqu..., es todo un milagro que sobreviviese, hasta que yo la hall. Shirlee me ense una carta. Escriba muy a menudo?
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No de un modo regular, para qu iba a hacerlo? Ellos apenas si saben leer. Pero los llamaba por telfono habitualmente, para ver qu tal les iba. Realmente se preocupaba por ellos. Lanz la hoja al aire. Fue tan duro para ella...! Eso tienes que entenderlo. Realmente le doli el tener que dejarlos: su sensacin de culpa era casi insoportable. Pero yo le dije que estaba haciendo lo que deba hacer. Cul era la alternativa? El verse obligada a ser su cuidadora, de por vida? Se interrumpi. Oh, lo siento! No me he fijado en lo que deca. Por un momento me desconcert su azaramiento. Ests pensando en Joan? se me ocurri de repente. Creo que tu devocin por ella es maravillosa. Me encog de hombros. El doctor Noble. Estoy contento con mi eleccin. S. Sharon me dijo que lo estabas. Y se es precisamente el punto que yo quiero dejar claro: ella tena que tomar sus propias decisiones. No poda dejarse atrapar por alguna extraa treta del destino. Cundo te habl de Joan? Unos seis meses despus de la fiesta de su graduacin en la Academia, en su primer ao de estudios de graduada. Me llam para preguntarme por Shirlee y Jasper, pero pareca perturbada. Poda darme cuenta de que tena otra cosa en su mente. Le pregunt si quera que nos visemos y, para mi sorpresa, me dijo que s. Quedamos para comer en Redlands. Pareca toda una profesional, perfectamente en su sitio, madura. Pero triste. Le pregunt el motivo y me dijo que haba conocido al hombre de sus sueos, y pas largo rato describiendo tus virtudes. Yo le dije que sonaba como si hubiese hallado al hombre perfecto, as que... a qu vena aquella cara tan larga? Y entonces me habl de Joan, de cmo nunca podra funcionar, a causa de ella. Te cont el origen de los problemas de Joan? Lo de que se ahog? Oh, s... qu terrible! Y t, slo un nio, vindolo! Toc mi brazo en un gesto de aliento. Ella lo entendi, Alex. No estaba ni amargada ni irritada. Eso era todo lo que la preocupaba? Eso es de lo nico que me habl. Y cundo la volviste a ver? Se mordi el labio:
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Nunca. sa fue la ltima vez. Sigui llamando por telfono, pero cada vez con menos frecuencia. Medio ao ms tarde, cesaron las llamadas. Pero recibamos postales para Navidad, y paquetes de La fruta del mes. Logr una dbil sonrisa. De todas clases, excepto manzanas. Varios metros ms tarde aadi: Lo entend. Aunque yo la haba ayudado a abandonar su vieja vida, an formaba parte de ella. Necesitaba romper por completo con el pasado. Aos ms tarde, cuando consigui doctorarse, me mand una invitacin para la ceremonia de entrega del diploma. Ya haba llegado a la cspide, y se senta lo bastante segura como para poder volver a conectar con el ayer. Fuiste? No, me lleg tarde..., el da despus de la ceremonia. Un despiste de Correos. Pasa muchas veces en las rutas de reparto rurales. Ningn error de reparto haba impedido los pagos mensuales en efectivo a los Ransom. No dije nada. Durante todos estos aos prosigui, cre haberla entendido. Ahora me doy cuenta de que me engaaba a m misma. Apenas si la conoca. Caminamos hacia las ventanas color amarillo. Cmo y cundo conociste a Sharon? pregunt. Fue por mi habitual carcter entrometido, de persona que siempre trata de hacer el bien. Ocurri poco despus de mi matrimonio, al poco tiempo de que el seor Leidecker me trajera aqu, en 1957. Agit la cabeza, y suspir: Treinta aos ya. Luego no dijo ms. Trasladarte de la gran ciudad a Willow Glen debi de ser un golpe bastante fuerte para ti coment. Oh, lo fue! Despus de acabar en la Academia logr un puesto de maestra en una escuela privada en el Upper East Side de Manhattan..., con los hijos de los ricos. Por las noches trabajaba voluntariamente en los programas de enseanza de los militares. Ah es donde conoc al seor Leidecker. l estaba en el ejrcito, cursando estudios en el City College, por cortesa del To Sam. Me lo encontr una noche en el vestbulo, pareca absolutamente fuera de lugar. Nos pusimos a conversar. l era muy guapo, muy dulce... tan diferente a esos tipos que se crean listos y no tenan carcter alguno, con que me haba estado encontrando en la ciudad! Cuando me habl de Willow Glen, hizo que pareciera un autntico paraso. Amaba esta tierra..., sus races eran aqu muy profundas. Su familia lleg de Pennsylvania durante la Fiebre del Oro... pero slo llegaron hasta
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Willow Glen y se quedaron con las doradas manzanas, en lugar de con las doradas pepitas, eso es lo que l acostumbraba a decir. Dos meses despus estaba casada y era maestra en una escuela de una sola aula. Llegamos al edificio de piedra. Ella mir al cielo. Mi marido era un hombre taciturno, pero saba cmo contar una historia. Tocaba la guitarra maravillosamente y cantaba como los ngeles. Tuvimos una buena vida juntos. Parece maravilloso dije. Oh, lo era... aprend a amar este lugar! La gente de aqu es slida y decente; los nios son tan inocentes que casi te entran ganas de llorar. Y lo eran mucho ms, antes de que nos llegase la televisin por cable. Pero una siempre cambia unas cosas por otras... Hubo un tiempo en que me cre una intelectual; no es que lo fuera, pero me gustaba ir a recitales de poesa en Greenwich Village, visitar galeras de arte, escuchar los conciertos que daban las bandas en Central Park. Me encantaba todo el mundillo cultural de la ciudad. Entonces, Nueva York era un lugar encantador. Ms limpio, ms seguro. Y pareca que las ideas brotaban de las aceras. Estbamos al pie de las escaleras de la escuela. La luz de arriba se derramaba por sobre su rostro, encenda llamas en sus ojos. Su cadera roz con la ma. Se apart con rapidez y se ahuec el cabello. Willow Glen es un desierto cultural me dijo, subiendo por las escaleras. Pertenezco a cuatro Clubs del Libro, estoy suscrita a veinte revistas mensuales, pero creme, esto no es suficiente para substituir aquello. Al principio, haca que el seor Leidecker me llevase en coche a L. A. para or a la Filarmnica, y a San Diego para el Festival de Shakespeare en el Old Globe. Y lo haca sin quejarse, siendo un alma bendita como era, pero yo saba que era algo que l detestaba..., jams lograba mantenerse despierto durante todo el rato. Y, al cabo, dej de obligarle a soportarlo. La nica obra de teatro que he visto en los ltimos aos es la que yo escribo, la funcin que hacen los nios para Navidad: Paz en la Tierra a los Hombres de buena voluntad, acompaada por mi desafinado piano. Se ech a rer. Al menos, los nios disfrutan con eso... por aqu, no son demasiado sofisticados. En sus casas les ponen el nfasis en que hay que ganarse la vida. Sharon era diferente: ella tena una mente muy voraz, le encantaba aprender. Asombroso dije, considerando su vida familiar. S, realmente asombroso. Sobre todo cuando uno considera el estado en que se hallaba, cuando la vi por primera vez. La forma en que floreci fue como un milagro. Me siento privilegiada, al haber podido contribuir a ello. A pesar de cmo acab todo...
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Se trag unas lgrimas, empuj la puerta y camin rpidamente hacia su escritorio. Me qued mirndola, mientras recoga la mesa. Cmo la conociste? volv a preguntarle. Justo poco despus de llegar aqu, empec a or a mis alumnos hablar de una familia de tontos, as es como les llamaban ellos, que vivan detrs de la vieja prensa de manzanas abandonada. Dos mayores y una niita que correteaba desnuda y charloteaba como un chimpanc. Al principio pens que slo era uno de esos cuentos de patio de escuela, el tipo de historia que les encanta inventarse a los nios. Pero, cuando se lo mencion al seor Leidecker, me dijo: Seguro. Se trata de Shirlee y Jasper Ransom. Son dbiles mentales, pero inofensivos. Y se encogi de hombros, era la vieja historia del tonto del pueblo. Y qu hay de la nia? pregunt. Tambin es dbil mental? Por qu no la han matriculado en la escuela? La han vacunado? Se ha molestado alguien en realizarle un examen mdico adecuado y en asegurarse de que recibe la nutricin apropiada? Esto le hizo pararse a pensar, y poner cara de preocupacin. "Sabes, Helen? Jams pens en eso", me contest, y lo deca avergonzado, sa es la clase de hombre que era. A la tarde siguiente, despus de la escuela, segu la carretera, hall la prensa, y me puse a buscarlos. Era justo como lo haban descrito los nios, como una chabola de los esclavos en una plantacin de las de antes de la Guerra Civil. Esas patticas edificaciones... y ahora estn mucho mejor de lo que estaban antes de que las arreglsemos: no haba ni agua, ni luz, ni gas... slo una bomba en el exterior, que daba un agua con quin sabe cuntos microorganismos. Y, antes de que les regalramos esos rboles, slo tenan un terreno seco y polvoriento. Y Shirlee y Jasper estaban all de pie, sonriendo, siguindome por todas partes, pero sin protestar en lo ms mnimo cuando entr en sus chabolas. Dentro, tuve mi primera sorpresa: haba esperado un caos, pero me encontr con que todo estaba muy limpio, bien conservado... las ropas perfectamente dobladas, la cama hecha a la perfeccin. Y ambos era muy concienzudos respecto a su higiene, a pesar de que tenan un poco descuidados sus dientes. Estaban bien entrenados dije. S. Como si alguien les hubiera inculcado lo ms bsico..., lo que apoya la teora de que se escapasen de una institucin. Desafortunadamente su entrenamiento no abarcaba el cuidado de nios. Sharon estaba sucia, con ese precioso cabello negro suyo tan sucio, que pareca marrn; todo l enmaraado, y con semillas de esas que se agarran. La primera vez que la vi estaba en lo alto de uno de los sauces, a horcajadas en una rama, desnuda como un recin nacido; y con algo brillante en una mano. Mirando hacia abajo con esos grandes ojos azules suyos. Desde luego, con aspecto de chimpanc. Le ped a Shirlee que la hiciese bajar. La llam...
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S: Sharon. Eso no tuvimos que improvisarlo. Shirlee sigui llamndola, suplicndole que bajase, pero Sharon la ignor. Estaba claro que all no haba autoridad paterna alguna, que no podan controlarla. Finalmente, hice ver que no me importaba y ella baj, manteniendo las distancias y mirndome. Pero no estaba asustada. Por el contrario, pareca feliz de ver una cara nueva. Y entonces, hizo algo que me cogi realmente por sorpresa: la cosa brillante que haba estado sosteniendo en la mano era un bote abierto de mayonesa. Meti la mano dentro, agarr un pegote de salsa y comenz a comrsela. Las moscas la olieron y comenzaron a pasearse por encima de ella. Le quit el bote. Ella chill, pero no demasiado fuerte; ansiaba que alguien la hiciera ser disciplinada. Coloqu el brazo en derredor de ella. Eso pareci gustarle. Pero heda de mala manera, pareca una de esas nias salvajes que salen en los cuentos, de las que ha criado un animal. Y, sin embargo, tambin era una nia preciosa... esa cara, esos ojos! La sent en un tocn, alc el bote de mayonesa y dije: "Esto se come con jamn cocido o atn. No sola". Shirlee me estaba escuchando. Comenz a lanzar una de sus risitas. Sharon le sigui la corriente y tambin se ri, mientras se pasaba las manos por su grasiento cabello. Luego me dijo: "A m me gusta sola". Tan claro como el taido de una campana. Esto me sobresalt, pues haba supuesto que ella tambin era una retrasada, y que no hablaba o apenas. La mir atentamente y vi algo en ella..., una rapidez en sus ojos, el modo en que responda a mis movimientos..., que me indicaba que tena algo bajo la azotea. Tambin coordinaba muy bien. Cuando le coment lo buena escaladora que era, me hizo toda una demostracin: se subi al rbol como un mono, hizo volteretas y se puso cabeza abajo. Shirlee y Jasper la miraron hacerlo y aplaudieron. Para ellos era un juguete. Les pregunt si me la poda llevar unas horas. Aceptaron sin dudarlo, a pesar de que no me conocan de nada. No haba entre ellos el nexo entre padres e hija, a pesar de que estaban claramente encantados con ella, y de que la besaron y abrazaron muchas veces, antes de que nos marchsemos. Cmo reaccion Sharon al que se la llevasen? No estaba contenta, pero no se pele para impedirlo. Especialmente, no le gust cuando trat de cubrirla con una manta. Y lo curioso es que, cuando se acostumbr a la ropa, ya nunca le gust quitrsela..., como si el estar desnuda le recordase el modo en que haba vivido antes. Seguro que s dije, y pens en cuando hacamos el amor en el asiento trasero de mi coche. En realidad lleg a convertirse en un autntico figurn de alta costura... acostumbraba a empaparse con las revistas de moda y
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recortar los modelos que le gustaban. Y nunca le gustaron los pantalones, slo los vestidos. Vestidos de los aos cincuenta. Cmo te fue la primera vez que la llevaste a tu casa? Me permiti tomarla de la mano, y subi al coche como si ya lo hubiera hecho antes. Durante el viaje trat de hablar con ella, pero se limit a mirar por la ventanilla, sin abrir boca. Cuando llegamos a mi casa, baj, se puso en cuclillas, y defec en el mismo camino para coches. Cuando lanc un grito de sorpresa, ella pareci realmente desconcertada, como si el hacer ese tipo de cosas fuese absolutamente normal. Resultaba obvio que nadie le deca lo que se puede y lo que no se puede hacer. La met dentro de casa, le sent en el lavabo y la lav bien, y le cepill el cabello, para quitarle todo aquel enmaraamiento; en ese punto, s que empez a lanzar autnticos alaridos. Luego, la vest con una de las viejas camisas del seor Leidecker, la sent a la mesa, y le di una cena como Dios manda. Comi como un leador. Al acabar, se levant de la silla y ya iba a ponerse en cuclillas otra vez. La llev en volandas al bao, y le ense cmo se haca. Eso fue el principio. S que le importaba hacerlo bien. Pero, hablaba con fluidez? Era una cosa extraa, desigual. A veces, le salan frases enteras, y luego se encontraba con problemas hasta para describir algo de lo ms simple. Tena tremendos agujeros en su conocimiento del mundo. Y cuando se senta frustrada, comenzaba a gruir y sealar con el dedo, como Jasper. Y no eran seales de ningn idioma de gestos: yo conozco el idioma de los sordomudos, y ni ella ni Jasper lo conocan, a pesar que luego logr ensearle a l un poquito. Jasper tiene su propio lenguaje primitivo... cuando se molesta en comunicarse de algn modo. se es el medio ambiente en el que ella viva, cuando la hall. Desde eso a un doctorado musit. Ya te he dicho que fue todo un milagro. Aprendi de un modo asombrosamente rpido: cuatro meses de trabajo intenso para lograr que se pusiera a hablar de un modo adecuado, otros tres para ensearla a leer. Estaba preparada para aprender, era como un vaso que aguarda ser llenado. Cuanto ms tiempo pasaba con ella, ms claro tena que no slo no era retardada, sino que era brillante. Muy brillante. Y que ya haba sido educada. Por alguien que le haba enseado a subir en los coches, que le haba enseado frases enteras... y luego hecho agujeros en su conocimiento del mundo. Helen haba dejado de hablar, tena la mano ante la boca y estaba respirando trabajosamente. Todo para nada dijo.
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Lo siento, pero ya tengo que irme. Al venir me trajo Gabe. Me compr un casco con su propio dinero... cmo podra negarme a que me lleve en su moto? Y el pobrecillo debe de estar nerviossimo, creyndose yo qu s. Me encantar acompaarte a casa en mi coche. Dud, y luego dijo: De acuerdo. Dame un par de minutos para cerrar.
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Su casa era grande, con el techo en punta y muy iluminada, adornada generosamente con detalles en blanco, y separada de la carretera por un cuarto de hectrea de manzanos en perfectas condiciones de crecimiento. La moto de Gabe estaba aparcada cerca del porche delantero, junto a un viejo camin Chevy y un Honda Accord. Me llev alrededor de la casa, hasta una puerta lateral, y entramos por la cocina. Gabe estaba sentado ante la mesa, dndonos la espalda, desgranando maz y escuchando estrepitosa msica rap en un porttil que no era mucho ms pequeo que su Honda. Haba mazorcas de maz apiladas hasta su barbilla. Trabajaba lentamente, pero sin parar, agitando la cabeza al comps de la msica. Ella le bes en la coronilla. l le lanz una mirada de desdicha, como suplicando compasin. Pero, cuando me vio, la desdicha se convirti en ira. Su madre baj el volumen del porttil. Qu demonios hace se aqu? No seas maleducado, Gabriel! No es eso lo que te ense pap. La sola mencin de su padre le hizo tomar el aspecto de un nio pequeo, perdido. Hizo un mohn, tom una mazorca ya desgranada y la hizo pedazos entre sus dedos. El doctor Delaware es nuestro invitado le dijo su madre. Te quedars a cenar, Alex? No tena necesidad de comida, pero estaba hambriento de datos. Me encantara le contest. Y muchas gracias. Gabe murmur algo hostil. La msica an estaba lo bastante fuerte como para bloquear sus palabras, pero no su significado. Limpia la mesa y pona, Gabriel. Quiz comiendo mejoren tus modales. Ya he comido, Ma. Y qu has comido? Pastel de pollo, las patatas que quedaban, los guisantes y el pan de calabaza. Todo el pan de calabaza? Sonrisa de nio travieso. Aj. Y de postre?
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Has dejado un poco para tu pobre mam, a la que ya sabes que le chifla el dulce? La sonrisa se borr. Lo siento. No te preocupes, cariito le dijo, despeinndole el cabello. Necesito rebajar las caloras..., me has hecho un favor. l abri los brazos sobre el montn de maz y volvi a lanzarle la mirada implorante. Mira todo lo que he hecho, Ma. Puedo dejarlo ya? Ella cruz los brazos, trat de aparentar severidad. De acuerdo, pero maana acabas con el resto. Qu hay de los deberes? Hechos. Todos? S seora. Muy bien. Quedas en libertad condicional. Se puso en pie. Me lanz una mirada asesina que deca: que no te coja yo a solas, e hizo todo un espectculo de hacer sonar sus nudillos. Gabriel, te he dicho que no hagas eso. Te estropears las manos. Lo siento. Ella volvi a besarlo. Ahora, lrgate. Se fue hasta la puerta, se detuvo y dijo: Esto, Ma... Qu pasa? Puedo ir al pueblo? Depende de lo que vayas a hacer all. Russell y Brad me han llamado. Hay una pelcula en el Sixplex, en Redlands. Qu pelcula? Top Gun. Quin conduce? Brad.
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De acuerdo. No hay nada que objetar, siempre que no sea Russell el que os lleve con ese jeep suyo arreglado..., ya basta con haber estado a punto de estrellaros una vez. Est esto claro, joven? S, Ma. De acuerdo. Confo en ti, Gabe, no me defraudes. Y te quiero en casa a las once. Gracias. Sali, tan contento de verse en libertad, que se olvid de mirarme mal. El comedor era grande y oscuro, y el olor a lavanda impregnaba las paredes empapeladas. El mobiliario era antiguo, de madera de nogal negra y tallada. Gruesas cortinas ocultaban las ventanas, y despintados retratos familiares, en viejos marcos, colgaban en los espacios libres...: una historia pictrica del clan Leidecker en diversos estadios de desarrollo. En otro tiempo, Helen haba sido hermosa, con sus facciones mejoradas por una generosa sonrisa que quiz nunca fuese resucitada. Sus hijos mayores eran palos con cabello desordenado, que se parecan a ella. El padre, con su rubia barba y un barril por pecho era una previsin de lo que sera Gabe... quien, sin embargo, haba empezado la vida como una calva, rosada y bizqueante bola de grasa. Sharon no estaba en ninguna de las fotos. La ayud a poner en la mesa los platos, cubiertos y servilletas de lino y me fij en una funda de guitarra que haba en el suelo, junto al armario de la vajilla. Era del seor Leidecker me dijo. Por muchas veces que le dijese que la guardase, siempre acababa ah. Pero tocaba tan bien, que realmente no me importaba. Ahora, la dejo ah como recuerdo. De algn modo, me parece que lo que ms echo a faltar de l es su msica. Pareca tan abatida, que le dije: Yo tambin toco un poco. De veras? Entonces tcala, por favor. Abr la funda. Dentro haba una vieja Gibson L-5, de all por los aos treinta, anidada en terciopelo azul. Estaba como nueva, con el damasquinado impecable y la madera limpiada no haca mucho. Soltaba ese olor a gato mojado que adquieren los instrumentos viejos. La alc, rasqu las cuerdas, la afin. Ella haba vuelto a la cocina y me llam: Ven aqu para que te pueda or. Fui con la guitarra, me sent ante la mesa y toqu unos cuantos acordes de jazz, mientras ella preparaba pollo, pur de patatas, maz, guisantes y limonada. La guitarra tena un tono rico y clido y toqu La Mer, usando los lquidos arreglos, a lo zngaro, de Django.
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Muy bonito me dijo ella, pero poda darme cuenta de que el jazz, incluso el jazz clido, no era lo suyo. Pas a juguetear con los dedos y toqu algo meldico y estilo country, en C mayor, y el rostro de ella se rejuveneci. Trajo la comida a la mesa..., enormes cantidades de comida. Dej la guitarra a un lado. Me sent a la cabecera de la mesa, se coloc a la derecha y sonri nerviosa. Yo estaba tomando el lugar de un muerto, y not que se esperaba algo de m, seguir algn tipo de protocolo que jams poda ni soar en llegar a dominar. Eso y el ceremonioso modo en que me llen el plato me puso melanclico. Ella juguete con la comida y me mir mientras yo me obligaba a comer. Me met dentro tanto como pude, la felicit como cocinera entre bocados, y esper a que hubiera retirado los platos y trado pastel de manzana, antes de decir: La foto de la graduacin de Sharon que perdieron los Ransom, tambin te dio una a ti? Oh, eso dijo. Se le hundieron los hombros y se le humedecieron los ojos. Not como si hubiera vuelto a tirar a las glidas aguas a un superviviente de un naufragio. Pero, antes de que pudiera decir nada ms, salt en pie y desapareci pasillo abajo. Regres con una foto en un marco de terciopelo marrn de sobremesa, me la entreg como si me estuviese entregando los sacramentos, y se qued mirando por encima de mi hombro, mientras yo la estudiaba. Sharon, con una sonrisa de oreja a oreja, con birrete y toga, con una borla y hombreras doradas, su cabello negro ms largo y cayendo sobre sus hombros, el rostro radiante y perfecto. El eptome de las estudiantes estadounidenses, mirando hacia el futuro con optimismo juvenil. Imaginndose un rosado futuro? O sera, simplemente, lo que el fotgrafo del campus crea que deseaban tener, sobre el manto de su chimenea, unos padres orgullosos? En el rincn izquierdo inferior de la foto deca, en letras aplicadas en pan de oro: PROMOCIN DEL 74 ACADEMIA FEMENINA DE PEDAGOGA FORSYTHE LONG ISLAND, N.Y. Tu alma mter? le pregunt. S. Se sent, apret la foto contra su pecho. Ella siempre quiso ser maestra. Y yo saba que Forsythe era el lugar ms adecuado
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para ella. Lo bastante riguroso y protector como para servirla de parachoques contra el shock de salir al mundo...; los setenta eran una poca dura y ella haba tenido una vida muy protegida. Le encant aquello y siempre sac sobresalientes. Se gradu Summa cum Laude. Mejor que Leland Belding... Era muy brillante coment. Era realmente brillante, Alex. Y no dir que algunas cosas, al principio, no le resultasen difciles; por ejemplo, el acostumbrarse a hacer sus necesidades de un modo civilizado, y tambin todas las reglas sociales. Pero yo le clav el cuerno y no la solt... fue un buen entrenamiento, para cuando tuve que educar a mis hijos. Pero, en cambio, todo lo que era intelectual lo absorba como una esponja. Qu tal se llevaban tus hijos con ella? No haba entre ellos la rivalidad que hay entre hermanos, si es a eso a lo que te refieres. Ella se mostraba tierna con ellos, amorosa, como una estupenda hermana mayor. Y no amenazaba a la posicin familiar de ellos, porque cada noche se iba a su casa... Al principio, eso me resultaba duro a m. Deseaba tanto adoptarla, hacerla slo ma y guiar sus pasos hacia una vida normal! Pero, a su manera, Shirlee y Jasper la queran, y ella los quera a ellos. Hubiera sido una equivocacin destruir esto, un error el robar a ese pobre par la nica cosa valiosa que tenan. De algn modo, les haban dado una joya. Mi trabajo era pulimentarla, mantenerla a salvo. Le ense cmo ser una damisela, le compr muchas cosas... una hermosa cama con baldaquino... pero la dej all, con ellos. Nunca pas la noche contigo? Neg con la cabeza. La mandaba a su casa. Era lo mejor. Aos ms tarde, ya conmigo, se haba mandado a ella misma a su casa. Primeros padres... primeros traumas... Estaba contenta con las cosas tal como eran, Alex. Ella floreca. Por eso nunca llam a las autoridades: hubiera venido algn asistente social de la ciudad, hubiese echado una mirada a Shirlee y Jasper y los hubiera metido en un asilo para el resto de sus vidas, y a Sharon la hubiese mandado a un hogar en que la adoptasen. Papeleo y burocracia..., se hubiera perdido por entre las grietas. Mi manera de hacer las cosas era mejor. Summa cum Laude dije, dando unos golpecitos en la foto. Desde luego, s que parece que lo era. Era un placer ensearle. Le di clases privadas intensivas, hasta que tuvo once aos; entonces la met en mi escuela. Lo haba hecho tan bien, que en realidad iba por delante de sus compaeros de clase, estaba preparada para asistir a un curso o dos ms adelante. Pero sus habilidades sociales an eran flojas: cuando estaba con chicos de su
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edad se mostraba muy tmida, pues estaba acostumbrada a jugar con Shirlee y Jasper, que eran como bebs. Cmo se relacionaban con ella los otros chicos? Al principio la vean como a un bicho raro. Hubo un montn de comentarios crueles, pero yo los cort por lo sano. Nunca lleg a mostrarse realmente sociable, pero aprendi a estar con los otros cuando resultaba necesario. Y, a medida que se fue haciendo mayor, los chicos empezaron a fijarse en su tipo. Pero ella no estaba por esas cosas, lo que ms le preocupaba era sacar buenas notas. Quera ser una buena maestra, hacer algo en la vida. Y siempre era la primera de la clase... y no era porque fuese mi protegida, pues cuando se fue a Yucaipa, a la enseanza media, sigui sacando sobresalientes, siempre estaba en el cuadro de honor, y sus notas eran las ms altas de toda la escuela. Podra haberse ido a la universidad que hubiera querido, y no necesitaba de mi recomendacin para entrar en Forsythe. Tal como estaban las cosas, le dieron una beca que cubra todos los gastos escolares, ms estipendio. Cundo cambi de idea respecto a lo de hacerse maestra? A principios del ltimo curso. Haba realizado un cursillo de Psicologa. Dado su medio ambiente, se poda comprender el motivo por el que ella se senta interesada por la naturaleza humana... y no hay ofensa en ello. Pero no dijo nada de hacerse psicloga hasta que fue a una de esas sesiones de asesoramiento para la eleccin de carrera, que hacan en la universidad de Long Island..., esas jornadas en que montan unas mesas en las que hay representantes de diversas profesiones, que estn entregando folletos explicativos y respondiendo a las preguntas de los estudiantes. All conoci a un psiclogo, a un profesor que realmente la impresion. Y, aparentemente, tambin ella lo impresion a l. Le dijo que sera una excelente psicloga, e insisti en ello hasta el punto de ofrecerse para recomendarla. l se trasladaba a Los ngeles, y le asegur que, si se decida, en California la aceptaran en la escuela para graduados. Fue todo un empujn para ella..., el imaginarse como doctora. Cul era el nombre de ese profesor? Nunca me lo dijo. Y nunca se lo preguntaste? Sharon siempre fue una persona muy reservada, me deca lo que quera que yo supiese. Y descubr que el peor modo para sonsacarle algo era preguntndoselo. Quieres un poco de pastel? Me encantara, pero estoy realmente lleno. Bueno, pues yo voy a tomarme un poco. Tengo ganas de algo dulce. En este momento, tengo verdaderas ganas de algo dulce.
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No me enter de nada ms durante media hora de lbumes de fotos y ancdotas familiares. Algunas de las fotos incluan a Sharon: bien puesta, sonriente, hermosa de nia, encantadora como quinceaera, cuidando a los nios. Cuando las coment, Helen Leidecker no dijo nada. Hacia las nueve de la noche una cierta incomodidad se haba instalado entre nosotros. ramos como dos chavales que en su primera cita hubiesen ido ms lejos de lo que deberan y ahora estbamos alejndonos. Cuando le agradec el tiempo que me haba dedicado, ella ya estaba ansiosa por verme partir. Cinco minutos ms tarde haba dejado Willow Glen, y cuarenta y cinco minutos despus estaba en la Route 10. Mis compaeros de la carretera eran semirremolques cargados de productos agrcolas, o camiones-plataforma transportando rboles de vivero y balas de paja. Comenc a sentirme amodorrado, y prob a escuchar msica. Eso me adormil an ms, por lo que par cerca de Fontana, en una combinacin de gasolinera de autoservicio de la Shell y bar de camioneros abierto las veinticuatro horas. Dentro haba maltrechos mostradores grises, reservados de vinilo rojo reparados con cinta aislante, estantes rotatorios de juguetes de carretera, y un duro, pesado silencio. Una pareja de camioneros de anchas espaldas y un vagabundo de ojos hundidos estaban sentados a la barra. Ignorando las miradas por sobre el hombro, tom sitio en uno de los cubculos, en un rincn, que me facilitaba una ilusin de aislamiento. Una camarera delgada, con una mancha color vino oporto en su mejilla izquierda me llen la taza con una cafena lquida de intensidad industrial, y yo llen mi mente con una tempestad de preguntas. Sharon, la Reina del Engao. Haba surgido, literalmente, del fango, haba logrado triunfar en la vida, cumpliendo con el sueo de Pigmalin de Helen Leidecker. Ese sueo haba estado teido de egosmo: del deseo de Helen de volver a vivir sus fantasas intelectuales urbanas a travs de Sharon. Pero no por ello haban sido menos sinceras. Y haba logrado efectuar una notable transformacin: domar a una nia salvaje. La haba moldeado y convertido en un ejemplo de escolaridad y buena educacin. La primera de la clase. Summa cum Laude. Pero a Helen nunca le haban dado todas las piezas del rompecabezas, no tena ni idea de lo que haba pasado durante los cuatro primeros aos de la vida de Sharon. Los aos de formacin, cuando se fragua el mortero de la identidad, cuando se excavan y fundamentan los cimientos del carcter. Pens de nuevo en aquella noche en que la haba hallado con la foto de su compaera silenciosa. Desnuda. Regresionada a los tiempos anteriores a su descubrimiento por Helen.
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Y me volva a la mente la rabieta de un nio de dos aos. Un trauma de la primera infancia. Bloqueando el horror. Qu horror? Quin la haba criado durante los primeros tres aos de su vida, cubriendo el vaco entre Linda Lanier y Helen Leidecker? No haban sido los Ransom... era imposible que ellos le hubiesen enseado algo acerca de los automviles. Acerca del idioma. Los record a ambos, mirndonos a Gabe y a m mientras abandonbamos su pedacito de tierra. Y record su nica prueba de haber sido padres: una carta. Vuestra nica hijita. Haba usado la misma frase para referirse a otros padres. Unos padres de la buena sociedad, a lo Hollywood, que jams haban existido... ni en Manhattan, ni en Palm Beach, ni en Long Island, ni en Los ngeles. Martinis en el solrium. Ventanas con papel encerado. Separando a ambos, un abismo galctico..., un salto imposible entre los deseos irrealizables y la insoportable realidad. Haba tratado de tender un puente sobre ese abismo, con mentiras y verdades a medias. Fabricndose una identidad con fragmentos de las vidas de otras gentes. Perdindose a s misma en el proceso? Su dolor y vergenza debieron de haber sido terribles. Por primera vez desde su muerte me sent realmente apenado por ella. Fragmentos. Un retazo de Park Avenue de Kruse, el de buena familia. Una historia de orfandad por un accidente de automvil tomada de la biografa de Leland Belding. Un comportamiento de damisela y un amor por la erudicin cortesa de Helen Leidecker. Sin duda, haba pasado horas sentada a los pies de Helen absorbiendo historias de cmo se comportaban los ricachones en los Hamptons. Y luego, como estudiante en Forsythe, haba aumentado sus conocimientos, paseando frente a las verjas de entrada a las grandes mansiones de la playa. Coleccionando imgenes mentales como si fueran pedazos de conchas rotas... imgenes que le haban permitido pintarme un cuadro de colores demasiado chillones, de chferes y hoyitos de almejas, y dos nias pequeas en una piscina cubierta. Shirlee. Joan.
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Haba tejido la historia de la gemela ahogada en un sentido para Helen, en otro para m, mintiendo... a aquellos a quienes ostensiblemente amaba, hacindolo con la misma facilidad con que se cepillaba el cabello. Pseudogemelas. Problemas de identidad. Dos niitas comiendo helado. Gemelas de imagen de espejo. Pseudomltiple personalidad. Elmo Castelmaine estaba seguro de que Shirlee haba nacido ya deficiente, lo cual significaba que no poda ser una de las nias que haba visto en la foto de bordes irregulares. Pero l me haba pasado la informacin que le haba suministrado Sharon. O mentido por su cuenta. No es que hubiera razn alguna para desconfiar de l, pero lo cierto es que yo me haba vuelto ya muy desconfiado. Y quin poda asegurar que la mujer subnormal fuese gemela de Sharon? O incluso pariente de ella? Ella y Sharon haban compartido caractersticas fsicas generales: color del cabello, de los ojos..., que yo haba aceptado como prueba de hermandad. Haba credo lo que Sharon me haba dicho acerca de Shirlee, porque en aquel momento yo no haba tenido motivo alguno para desconfiar de ella. Shirlee, si es que aqul era su nombre. Shirlee, con dos es. Sharon haba recalcado lo de las dos es. Le haba dado el nombre de su madre adoptiva. Ms simbolismo. Joan. Otro juego mental. Durante todos estos aos, me haba dicho Helen, cre que la comprenda. Ahora me doy cuenta de que me estaba engaando a m misma. Apenas si la conoca. Bienvenida al club, maestra. Saba que el modo en que Sharon haba vivido y muerto haba sido programado por algo que haba pasado antes de que Helen la hubiera encontrado llenndose de mayonesa. Los primeros aos... Beb caf, explor callejones sin salida. Mis pensamientos vagaron hasta Darren Burkhalter, con la cabeza de su padre cayendo en el asiento de atrs, como si fuera una sanguinolenta pelota. Los primeros aos. Trabajo inacabado.
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Mal se haba apuntado una nueva victoria: se comprara un Mercedes nuevo, y Darren crecera como nio rico. Pero todo el dinero del mundo no poda borrar aquella imagen de la mente de un nio de dos aos. Pens en todos los nios mal nacidos, enfermos, que haba tratado. Cuerpecillos lanzados a la tormenta de la vida con tanta posibilidad de autodeterminacin como la que pudiera tener una semilla voladora. Me vino a la mente algo que me haba dicho un paciente, el amargo comentario de despedida de un hombre, en otro tiempo confiado en s mismo, y que acababa de enterrar a su hijo nico: Si Dios existe, doctor, desde luego el muy jodido tiene un raro sentido del humor. Los aos formativos de Sharon, habran estado dominados por alguna broma pesada? Si as era, quin era el jodido con raro sentido del humor en este caso? Una chica de pueblo llamada Linda Lanier era la mitad de la ecuacin biolgica; quin haba suministrado los otros veintitrs cromosomas? Algn amante de una noche o un jefazo de algn estudio de Hollywood? Un toclogo con un negocio a horas extra de raspados a embarazadas sin ganas de parir? Un multimillonario? Segu sentado en aquel caf, pensando durante largo rato. Y volva, una y otra vez, a Leland Belding. Sharon haba crecido en tierras de la Magna, vivido en una casa de la Magna. Su madre haba hecho el amor con Belding..., hasta los botones de las oficinas lo saban. Martinis en su solrium? Pero, si Belding haba sido quien la haba dado vida, por qu la haba abandonado? Se la haba pasado a los Ransom, a cambio del derecho a malvivir en sus tierras y dinero en efectivo en un sobre sin remitente? Y veinte aos ms tarde la casa, el coche. Reunin? La habra reconocido al fin? La habra nombrado heredera? Pero se supona que l haba muerto seis aos antes. Y qu haba de su otra heredera, la otra pequea comedora de helados? Un doble abandono? Dos chabolas en dos trozos de tierra rida? Consider lo poco que saba acerca de Belding: obsesionado con las mquinas, con la precisin. Un ermitao. Fro. Lo bastante fro como para prepararle una trampa mortal a la madre de sus hijas?
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Una hiptesis. Una fea hiptesis. Se me cay la cucharilla. El estrpito parti el silencio del bar de camioneros. Est bien? me pregunt la camarera, en pie ante m, con la cafetera en la mano. Alc la vista. Aj, claro. Estoy muy bien. Su expresin me deca que esto era algo que ya haba odo muchas veces. Ms? alz la cafetera. No, gracias. Le di dinero, y sal del bar. No tuve problemas para mantenerme despierto el resto del camino hasta L. A.
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Llegu a casa justo despus de la medianoche, con una sobrecarga de adrenalina y borracho de preguntas. Era raro el que Milo se fuera a la cama antes de la una. Lo llam a su casa. Rick tom el telfono, hacindome llegar esa extraa, como embotada, sensacin de vigilancia que los doctores de las salas de urgencias adquieren, tras muchos aos en primera lnea. Doctor Silverman. Soy Alex, Rick. Alex? Oh! Qu hora es? Las doce y diez. Siento haberte despertado. Est bien. No hay problema bostez. De todos modos, qu hora es? Las doce y diez. Lamento haberte despertado. Suspir. Oh, s. Ya lo veo. Me lo ha confirmado la esfera luminosa otro bostezo. Llegu a casa justo hace una hora, Alex. Tengo turno doble. Y me quedan un par de horas de tiempo antes de que me empiece el segundo. Debo de haberme quedado dormido. Parece una respuesta razonable a la fatiga, Rick. Vuelve a dormirte. No. Tengo que ducharme, y tragar algo de comida. Milo no est aqu. Le ha tocado guardia nocturna. Guardia nocturna? No las ha hecho durante bastante tiempo. Durante una temporada no tuvo que hacerlas. Por veterana. Pero ayer, Trapp cambi las reglas. El muy cerdo. Le est haciendo la vida un infierno. No te preocupes, Alex, el hombretn se vengar. No para de pasear arriba y abajo, con esa mirada... medio de len enjaulado, medio de toro a punto de embestir. Conozco esa mirada. De acuerdo, intentar hallarlo en la comisara. Pero, por si acaso, djale una nota para que me llame. Lo har. Buenas noches, Rick. Buenos das Alex.
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Llam a la Oficina de Detectives de West L.A. El poli que me contest sonaba an ms dormido que Rick. Me dijo que el detective Sturgis estaba fuera y no tena ni idea de cundo regresara. Me met en la cama y, finalmente, me qued dormido. Me despert pasadas las siete, preguntndome qu habra hecho Trapp con su teora del asesinato sexual de los Kruse. Cuando sal a la terraza a por la prensa, all estaba Milo, tirado en una tumbona, leyendo la seccin deportiva. Qu tal van los Dodgers, grandote? le pregunt. La voz que me sali era de otro, ronca y espesa. Baj el peridico, me mir y luego mir al paisaje. Te has tragado un camin? me pregunt. Me encog de hombros. Inhal profundamente, an absorto en la vista. Ah, la buena vida! He dado de comer a tus peces... y jurara que al grande negro y dorado le estn saliendo dientes. Lo he estado entrenando para que se convierta en un tiburn. Qu tal es la vida en la ronda nocturna? Jodida. Se puso en pie y estir. Quin te lo ha dicho? Rick. Te llam anoche, lo despert a l. Parece que Trapp ha vuelto al sendero de la guerra, no? Gru. Entramos en la casa. Se prepar un bol de cereales con leche, se qued en pie en el mostrador de la cocina y se comi el cereal a cucharadas ininterrumpidas, sin detenerse a respirar. Dame una servilleta. S, es toda una fiesta esto de trabajar en la Dimensin Desconocida. Hacer el papeleo de los casos que los chicos del turno de da creen conveniente olvidar realizar. Montones de atracos a mano armada y muertes por sobredosis. Hacia el final de la ronda la mayor parte de las llamadas son pura mierda, con todo el mundo movindose con verdadera lentitud... tanto los malos como los buenos. Como si toda la maldita ciudad estuviese colgada de tranquilizantes. Tuve dos avisos de muertos hallados en la calle, y los dos resultaron ser accidentes. Pero, al menos, ahora puedo ocuparme de algunos cadveres que son heterosexuales. Sonri. Aunque la verdad es que todos nos pudrimos igual. Fue a la nevera, tom un recipiente de cartn de zumo de naranja, me sirvi un vaso, y se qued el recipiente para l. Le dije: Y a qu debo el placer de la visita? Es la hora de las preguntas y las respuestas. Estaba conduciendo de vuelta a casa, escuchando la emisora de la polica, cuando algo interesante surgi en la frecuencia de Beverly Hills: un robo en North Crescent Drive.
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La mismsima Mansin Verde. Di un rodeo para echar una ojeada a lo que pasaba. Sabes quin result ser el detective al cargo? Nuestro viejo amigo Dickie Cash..., me imagino que an no ha logrado vender su guin de cine. Le cont un cuento acerca de que quiz estuviese relacionado con un homicidio ocurrido en Brentwood, y logr los detalles bsicos. El robo ocurri en algn momento de la madrugada. Un trabajo sofisticado: haba un sistema de seguridad de alta tecnologa, pero cortaron los cables que haba que cortar, y la empresa de seguridad ni recibi un silbidito. La nica razn por la que se supo lo que estaba pasando es porque un vecino se fij en que haba una puerta trasera abierta, la que da al pasaje de atrs... Sin duda fue nuestro amiguito, jugando a Sherlock Holmes. Cash me dej entrar en la casa. Vaya gusto el de esos dos: en el dormitorio principal tienen un mural de enormes labios rojos, muy hmedos! El inventario de artculos desaparecidos es bastante tpico de ese barrio: algo de porcelana y plata, un par de televisores de pantalla supergrande, estreos. Pero dejaron atrs montones de cosas realmente caras: otros tres televisores, joyas, pieles, plata mucho mejor, todo cosas fciles de colocar a un perista. No fue un botn demasiado bueno, despus de todo ese preocuparse en cortar los cables adecuados. Dickie estaba intrigado, pero no se senta muy predispuesto a hacer demasiado, en vista de la ausencia de los dueos, y del hecho de que no fueron lo bastante corteses como para dejarle a su Departamento una direccin en la que pudieran contactarlos. Y qu hay del museo en el stano? Se pas la mano sobre la cara. Dickie no sabe nada de un museo y, a pesar de lo muy culpable que yo me sent por ello, no le inform de nada. Me mostr el ascensor, pero no haba ni llave ni cdigo de acceso para operarlo; ni la Empresa de Seguridad saba nada al respecto. Pero, si alguna vez logran bajar ah abajo, apuesto diez contra uno a que parecer Pompeya tras la gran fiesta de la lava. Estn anudando cabos sueltos dije. Asinti con la cabeza. La cuestin es... quin? Sabes dnde se encuentran los Fontaine? En las Bahamas. El padre de Bijan no me ayud en nada. Los taxis de Beverly Hills slo tenan anotado el haberlos llevado al aeropuerto. Pero consegu seguir la pista de la empresa de almacenamiento de automviles, y, gracias a ellos, llegu a la agencia de viajes. Billetes de primera clase de L.A. a Miami, y luego a Nassau. Despus seguan viaje, pero en la agencia no supieron, o no
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quisieron, decirme a dnde. Me imagino que a una de las islas ms pequeas y remotas..., con malas conexiones telefnicas, ccteles a base de ron con nombre de pjaros o monos exticos, y unos bancos con tan poco inters en saber de dnde ha salido el dinero del cuentacorrentista, que haran parecer a los suizos, por comparacin, unos entrometidos. El tipo de medio ambiente en que alguien con buena pasta puede pasar, de maravilla, una larga temporada. Se acab el zumo, luego el cereal, y se llev el bol a los labios para beberse la leche. Y, hablando de otra cosa, dnde demonios has estado? Y para qu me llamaste anoche? Le cont lo que haba averiguado en Willow Glen. Extrao dijo. Muy extrao. Pero no veo delito en ello... a menos que la secuestrasen de pequea. O es que me he perdido algo? Negu con la cabeza. Quiero contarte unas ideas que se me han ocurrido, para que me digas lo que te parecen. Se llen de nuevo el bol. Cuenta. Supongamos que Sharon y su gemela fueron el resultado de una relacin entre Linda Lanier y Leland Belding..., un asuntillo con una de las chicas de sus fiestas, que fue ms all de lo que debera haber ido. Segn Crotty, l tena con ella algunas distinciones: poda entrar al despacho del jefe. Y Linda debi de mantener en secreto su preez, porque estaba preocupada de que Leland la obligase a abortar. Y cmo lleg a imaginar tal cosa? Quiz supiera que a l no le gustaban los nios o tal vez estuviera suponindolo, en base a lo que saba de l: Belding era un hombre fro, que no gustaba de las relaciones afectivas. Lo ltimo que hubiese deseado era un heredero que no hubiera sido planificado por l. Tiene sentido lo que digo? Sigue. Crotty vio juntos a la Lanier y Donald Neurath... arrullndose como tortolitos. Y si l era su amante, adems de su doctor? Digamos que se conocieron a un nivel profesional, y que la cosa fue a ms. Lo que contaba la pelcula porno... La pelcula era una caricatura de su relacin, resumida para la posteridad. Milo se sent y dej la cuchara.
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Empieza como chica de fiestas con Belding, y las cosas van a ms. Empieza como paciente con Neurath, y las cosas van a ms. Era hermosa. Y era ms que eso: era una experta en seduccin. Debi de tener algo especial para que Belding la eligiera entre las dems chicas. Y, como su gineclogo, Neurath debi de ser de los primeros, o el primero, en enterarse de que se hallaba en estado. Si haba llegado a ligarse muy emocionalmente con ella, el descubrir que llevaba en su vientre al hijo de otro hombre debi de haberle irritado mucho, de haberle puesto muy celoso. Y si le ofreci hacerle un aborto y ella se neg? Lo siguiente que l debi de hacer es amenazarla con decrselo a Belding. Linda estaba entre la espada y la pared. Se lo debi de contar a su hermano, y en la mente de extorsionista de ste surgi el plan: filmar la seduccin de Neurath. Conseguir algo con que poder controlarlo. Cable trabajaba en el estudio: tena acceso al equipo. No debi resultarle difcil montarlo todo. Milo estuvo rumiando esto durante largo tiempo, y luego dijo: Y el hermano, siendo un autntico chorizo, se imagin un modo de ganar algo de pasta extra: venderle una copia de la pelcula a algn coleccionista. Asent con la cabeza. A Gordon Fontaine o a alguien quien, al cabo, se la vendi a l. Aos ms tarde, Paul Kruse dio con ella, vio el parecido con Sharon y le pic la curiosidad. Pero nos estamos adelantando a la historia. Sigamos, de momento, con Linda: cuando su estado comenz a hacerse evidente, debi de salir de la ciudad, y dar a luz a un par de gemelas, en algn momento entre la primavera y el verano del 53. Y debi de creer que ya no haba peligro en contrselo a Belding: una cosa es abortar y otra rechazar a dos bebs adorables. Quiz el hermanito, Cable, ayud a darle confianza, mientras ante los ojos de l flotaban visiones de signos de dlar danzando. As que Linda debi de hacerle una visita a Belding, le mostr las nias y le plante su demanda: haz de m una mujer honesta, o psame la pasta suficiente como para que las nias, su to Cable y yo podamos vivir felices por siempre jams. Milo puso cara agria: Suena justo igual al tipo de trato que siempre intentan hacer los perdedores natos. La estpida historia que logras reconstruir a pedacitos, despus de que ellos han acabado en una camilla de la Morgue. Fue una historia estpida. Los Johnson eran timadores de poca monta y subestimaron gravemente la amenaza que representaban para Belding... y la falta de compasin de ste. Las gemelas hubieran sido sus nicas herederas. Toda su fortuna estaba en juego... era una monstruosa prdida de control, para un hombre acostumbrado a ser el dueo de su propio destino. Estamos hablando de un hombre que
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jams crey que debiera compartir su fortuna, que jams puso a la venta acciones de sus empresas. Que no poda tolerar que una noche de descuido se volviese contra l. Y, justo mientras Linda le deba de estar an hablando, las ruedecillas le debieron comenzar a girar. Pero seguro que no lo mostrara: pondra cara de alegra, hara de pap orgulloso. Expresara su buena disposicin, montndoles aquel tico en Fountain. Comprndoles un coche, joyas, pieles, una entrada de admisin instantnea en la Buena Vida. Y lo nico que debi de pedirles a cambio fue que mantuviesen a las nias en secreto, hasta que fuese el momento adecuado para mostrrselas al pblico... ganando as algo de tiempo. Y los Johnson seguro que aceptaron el trato, sintindose como un par de gorrinos en el cielo de los marranos. Y siguieron as hasta el da en que los mataron. Y las gemelas nunca dejaron de ser un secreto. Todo muy fro coment Milo. Pero tiene sentido, no? Hummel y DeGranzfeld eran hombres de Belding. Como detectives de Narcticos estaban en el lugar perfecto para montar un falso hallazgo de drogas. Con la pasta de Belding, podan echar mano de un montn de herona. Dejaron fuera a los uniformados, y entraron en ese piso solos, para montar el tiroteo y preparar la escena del crimen. Pero el deshacerse de Linda y Cable slo solucionaba parte de los problemas de Belding: le haban cado encima dos bebs que no deseaba. Bajo las mejores circunstancias, el criar a unas gemelas es todo un reto. Para alguien como Belding, deba de resultar aterrador, mucho ms que disear fajas o comprar empresas. As que recurri a lo que era habitual en l: pag para que le sacaran de aquel lo. Y su arreglo con los Ransom era mucho ms barato que cualquiera al que hubiese podido llegar con Linda y Cable. Y, posiblemente, lleg a algo similar con la otra gemela y alguna otra pareja. Algn otro campo de tierra. Sin una Helen Leidecker y con la otra chica acabando impedida o... Prepar una trampa para que se cargasen a la madre de sus hijas, y luego las coloc por ah. Superfro. Era un hombre fro, Milo, y un misntropo que prefera las mquinas a la gente. Jams se cas, jams desarroll unos lazos afectivos normales, acab convertido en un ermitao. Segn ese libro inventado. Segn todo el mundo. Seaman Cross slo se limit a embellecer la realidad. Y t sabes, mejor que nadie, que constantemente estn abandonando nios. Con muchos menos motivos. La Casa de los Nios est llena de ellos. Y por qu los Ransom? dijo. Qu clase de conexin poda tener un multimillonario con gente como sa? Quiz ninguna. Cuando digo que Belding hizo todo esto, no quiero decir que lo hiciese personalmente. Probablemente jams se
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ensuci las manos, debi de hacer que se ocupase de todo un intermediario, como Billy Vidal..., sa era la especialidad del Celestino: conseguir la gente que necesitaba Belding. En cuanto a dnde los hall el intermediario... quin sabe? Pero, para esta tarea, el que fuesen retrasados mentales era un punto positivo, no negativo: seran pasivos, obedientes, no era probable que se tornasen ambiciosos ni que hiciesen preguntas. Ese tipo de personas piensan de un modo muy concreto, son muy testarudos... buenos en mantener secretos. O en olvidar. Tuve una exhibicin de ello ayer. Y, miel sobre hojuelas, eran annimos: ninguno de ellos saba la fecha de su nacimiento, ninguna oficina gubernamental tena ni la menor informacin acerca de ellos. Ni la tuvo hasta 1971, cuando Sharon se march a la Academia y Helen Leidecker decidi que necesitaba una proteccin extra, y se tom la molestia de meterlos en la Medi-Cal y la Seguridad Social. Si no lo hubiera hecho, yo jams los hubiese hallado. Ni tampoco si la Ransom no le hubiera dado a la mujer impedida el nombre de Shirlee aadi Milo. S. Y no voy a decir que comprenda el porqu de esto..., ella estaba llena de simbolismos raros. Pero, fuera por lo que fuese, el caso es que darles una nia a Shirlee y Jasper era como borrar la identidad de esa nia. Quiz Belding ni siquiera esperase que sobreviviese. Pero Helen Leidecker la descubri, la educ y la mand al ancho mundo. A Kruse. Kruse fue a esa jornada de informacin sobre las carreras en la universidad de Long Island aparentando altruismo. Pero era un animal de presa: un tipo lujurioso y ambicioso de poder, siempre al acecho de nuevos discpulos. Quiz se sinti atrado por el aspecto de Sharon, o tal vez ya hubiese visto la pelcula de Linda Lanier y le causase un fuerte impacto el parecido. En cualquier caso, lo que debi hacer fue emplear con ella todo su carisma, ponerla a hablar de s misma, y, al ver lo evasiva que era acerca de su pasado, esto debi de intrigarle an ms. Los dos eran la combinacin perfecta para un control mental: ella moldeada por Helen, sin unas autnticas races. l, ansioso por hacer de Svengali. Menudo hijo de puta, disfrazado con bata de mdico... el ancho rostro de Milo se haba ensombrecido por la ira. Siempre hay alguno que da mal nombre a la profesin acept. Se levant y se fue a buscar una cerveza. Mientras se la beba, aad: La puso bajo su ala, Milo. La convenci de que llegara a ser una gran psicloga..., las notas de ella hacan que esto no resultase descabellado... Se la llev a California con l, la meti en la Escuela de Graduados, se coloc l mismo como su consejero. Supervis sus casos, lo que normalmente incluye alguna terapia. l lo transform en
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terapia intensiva. Para Kruse, esto significaba extraas comunicaciones, manipulacin hipntica. Como mucha gente que tiene identidades confusas, ella era un excelente sujeto de hipnosis. El rol de poder que l tena en su relacin incrementaba la susceptibilidad de ella. La hizo regresar al pasado, puso al descubierto recuerdos de su temprana infancia que an lo intrigaron ms. Algn tipo de trauma de primera edad del que ella no tena conocimiento a nivel consciente..., quizs incluso algo acerca de Belding. Y Kruse empez a husmear. Y a hacer pelculas. Una nueva versin de la pelcula de su madre..., parte de la terapia. Probablemente Kruse se lo present como un modo en que volverla a conectar con sus races... al amor materno. Y, a lo que l jugaba era a controlarla: a edificar una parte de ella, a derribar otra. Usando la hipnosis, poda sugerirle amnesia, mantenerla conscientemente en la ignorancia. Acabar sabiendo de ella ms que ella misma. La alimentaba con bocaditos de su propio subconsciente en calculadas porciones, para mantenerla dependiente, insegura. Guerra psicolgica. Vieras lo que vieses en Vietnam, l era un experto en eso. Luego, cuando el momento fue adecuado, la solt sobre Belding. Pasta larga, control de grandes cosas. Y creo saber exactamente cundo sucedi eso, Milo: en el verano de 1975. Ella desapareci sin explicacin alguna, durante dos meses. La siguiente vez que la vi, tena un coche deportivo, una casa, una vida realmente confortable para ser una estudiante graduada sin trabajo alguno. Mi primera idea fue que Kruse deba de estar mantenindola. Ella lo saba, incluso hizo un chiste al respecto, y me cont la historia de la herencia... que ahora sabemos que era una mentira. Aunque quiz, en cierto sentido, haba algo de verdad en ello: haba hecho una reclamacin de lo que era suyo por derecho de nacimiento. Aunque aquello provoc el caos en su mente, acentu sus problemas de identidad. La vez que la encontr mirando a la foto de su gemela, estaba en alguna especie de trance, casi catatnico. Y cuando se dio cuenta de que yo estaba all y la haba visto, se puso como loca. Estuve seguro de que todo haba acabado entre nosotros. Pero despus, ella fue quien me llam, quien me pidi que fuese a verla y, cuando lo hice, cay sobre m como una autntica ninfmana. Aos ms tarde, ella estaba haciendo lo mismo con sus pacientes..., pacientes que le buscaba Kruse. Nunca se sac la licencia para ejercer, sigui siendo la ayudante de l, trabajando en oficinas cuyo alquiler pagaba l. Not cmo creca mi propia rabia. Kruse estaba en posicin de ayudarla, pero lo nico que hizo el muy bastardo fue jugar con su cabeza. En lugar de tratarla, le mand que escribiera su propia historia, como un falso historial de caso, y la
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usase como tesis. Probablemente era la idea que l tena de una broma, su manera de burlarse de todas las normas. Hay un problema dijo Milo. En 1975, Belding ya llevaba mucho tiempo muerto. Quiz no. Cross admiti haber mentido. No s lo que es verdad y lo que es mentira, Milo. Pero incluso si Belding estaba muerto, la Magna segua viva. Y all haba montones de dinero y poder para que los chupase una sanguijuela. Digamos que Kruse presion a la gran empresa, a Billy Vidal. Y por qu le dejaron salirse con la suya durante doce aos? Por qu le dejaron con vida? He estado dndole vueltas a eso en la cabeza, y an no le he encontrado respuesta. La nica cosa que se me ocurre es que Kruse tambin tuviera algo que le diese poder sobre la hermana de Vidal, algo que no pudiesen arriesgarse a que saliese a la luz. Ella le dio los fondos para su ctedra, le ayud en todo, para que lo hiciesen Jefe del Departamento. Se me ha dicho que esto fue por gratitud..., porque l trat a un hijo de ella. Pero en el obituario de su marido no haba nada acerca de hijos. Quiz se volviese a casar y tuviera alguno... Estaba a punto de comprobar eso, justo cuando descubr lo de Willow Glen. Quiz dijo Milo todo esto de los Blalock slo sea una tapadera, Vidal est empleando a su hermana como pantalla, y el dinero del pago del chantaje est saliendo realmente de la Magna. Tal vez, pero eso sigue sin explicar el porqu le han dejado salirse con la suya durante tanto tiempo. Milo se levant impaciente, pase arriba y abajo, se bebi la cerveza, cogi otra. Bueno le pregunt: Qu piensas? Lo que pienso es que llevas razn. Y tambin pienso que quiz nunca lleguemos al fondo del asunto. Hay gente que lleva treinta aos en la tumba. Y todo depende de que Belding sea el papato., Cmo infiernos vamos a verificar eso? No lo s. Pase un poco ms, nerviosamente, y dijo: Volvamos, por un segundo, al aqu y ahora: por qu se mat la Ransom? Quiz fuera por pena, a causa de la muerte de Kruse. O quiz no fuese un suicidio. S que no tengo pruebas..., es slo una hiptesis. Y qu me dices de los asesinatos de los Kruse? Como ya hemos comentado, no se puede decir que Rasmussen sea el tpico asesino a sueldo que contrata una gran empresa.
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La nica razn por la que le hemos colgado esas muertes a Rasmussen es porque ms o menos para cuando asesinaron a los Kruse l habl de haber hecho cosas terribles. No slo por eso me record. Ese jodido tena un historial de violencia, mat a su propio padre. Adems, me gust toda esa chchara de psico que me largaste, aquello de volver a matar a su propio padre y blablabl. Parafraseando a un experto, eso no son pruebas, amigo. Dado el historial de Rasmussen, cosas terribles podra significar cualquier cosa. Es una jodida pescadilla mordindose la cola coment. Un crculo vicioso que da vueltas y vueltas. Hay alguien que podra aclarrnoslo. Vidal? Que est vivito y coleando en El Segundo. Cierto dijo Milo. Slo tenemos que presentarnos en su oficina y decirle al ayudante de la asistente de la subsecretaria de su secretaria que queremos ver al Gran Jefe... para tener con l una charla amistosa acerca de nias abandonadas, chantajes, reclamaciones de herencias y asesinatos mltiples. Alc las manos al cielo y fui a buscar una cerveza para m. No te cabrees me grit a la espalda. No estoy tratando de patearte tu castillo de naipes, slo intento mantener las cosas en el terreno de la lgica. Lo s, lo s. Es que resulta jodidamente frustrante. El qu? Como muri ella, o las cosas que haca mientras estaba viva? Ambas cosas, sargento Freud. Us un dedo para dibujar una cara sonriente en el vaho de su vaso. Hay algo ms: la foto de la gemela. Qu edad tendran las nias en ella? Sobre los tres aos. As que no fueron separadas a su nacimiento, Alex. Lo que significa que, o bien alguien cuid de ambas, o bien las dos les fueron dadas a los Ransom. As que, qu infiernos le pas a la hermana? Helen Leidecker no mencion a una segunda nia que hubiera vivido en Willow Glen. Se lo preguntaste? No. Mencionaste la foto?
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Vale coment. Suspndeme en Primero de Interrogatorios. Tranquilo dijo. Slo estoy tratando de hacerme una imagen clara. Si la logras, comprtela conmigo. Maldita sea, Milo, quiz la jodida foto ni siquiera era de Sharon y su hermana! Ya no s qu infiernos es real y qu no lo es! Me dej echar humo un poco, y luego me dijo: El sugerirte que lo dejes correr todo sera una estupidez, supongo. Ni le contest. Antes de que caigas en el autodesprecio, Alex, por qu no te limitas a hacerle una llamada a esa mujer, la Leidecker? Pregntale acerca de la foto, y si tiene alguna reaccin rara, sa ser la prueba de que no es la Honesta Maestra Rural. Lo que podra significar ms labor de enmascaramiento..., como pudiera ser muy bien, en el caso de que la gemela hubiera sufrido esos daos bajo circunstancias sospechosas y ella estuviera tratando de encubrir a alguien. A quin, a los Ransom? No los veo abusando de una nia... No abusando de ella, sino descuidndola. T mismo has dicho que no estaban hechos para ser padres, que apenas si podan ocuparse de una nia. Les hubiera resultado imposible enfrentarse con dos. Y si hubieran vuelto la espalda justo en el mal momento, y la gemela hubiera sufrido un accidente? Como, por ejemplo, ahogarse? Por ejemplo. La cabeza me giraba sin parar. Me haba pasado la noche dando vueltas en la cama, y segua sin salir del remolino... Milo se inclin hacia m y me dio unas palmadas en el hombro. No te preocupes. Aunque no podamos llevarlo a los tribunales, siempre podemos vendrselo a los estudios. Mostrarle a Dickie Cash cmo se coloca un guin. Llama a mi agente le dije. Que tus abogados llamen a los mos y prepararemos un contrato. Me obligu a sonrer. Has comprobado ya el registro de nacimientos de Port Wallace?
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An no. Si tienes razn en lo de que la Lanier se debi de ir a algn lugar tranquilo a dar a luz, su pueblo era el sitio perfecto..., eso suponiendo que jams hubiera ledo a Thomas Wolfe. Qu te parece si haces una llamada all y ves lo que puedes conseguir? Empieza con la Cmara de Comercio y averigua los nombres de los hospitales que estuviesen ya funcionando en 1953. Si tienes suerte y an conservan los archivos, alguna mentirijilla te permitir fisgonear en los mismos... diles que eres algn tipo de burcrata. Harn lo que sea para librarse de ti. Y si no sacas nada, prueba suerte con el Registro Civil del Condado. Llama a Helen, llama a Port Wallace. Alguna misin ms, seor? Oye... si quieres jugar al investigador privado, tienes que acostumbrarte al trabajo tedioso. El trabajo no peligroso? Solt un bufido. Maldita sea, eso es, Alex! Recuerda el aspecto que tenan los Kruse y esa chica, la Escobar. Y lo deprisa que se largaron los Fontaine hacia las paradisacas Islas de los Cocoteros. Si tienes razn slo en la dcima parte de lo que has pensado, nos estamos enfrentando a una gente que tiene unos brazos muy largos. Hizo un crculo con el ndice y el pulgar, y solt el primer dedo como si estuviera echando una mota de polvo. Puf! La vida es frgil... eso es algo que me ensearon en Filosofa, en el Bachillerato. Qudate en casa, no dejes las puertas abiertas. No aceptes caramelos de un desconocido. Aclar su bol, lo puso en la escurridora. Me salud y se dispuso a marcharse. Y a dnde vas t? Hay algo de lo que debo ocuparme. El algo que te ha impedido llamar a Port Wallace? Acaso es andar al acoso del Trapp silvestre? Me puso mala cara. Rick me asegur que lo vas a cazar. Rick debera ocuparse solamente de lo suyo: abrir en canal a la gente, por diversin y por dinero. Aj, se la tengo jurada a ese cabrn, y le he encontrado un punto dbil: adems de sus otras virtudes, tiene una cierta aficin por las hembras que todava no han llegado a la mayora de edad! Como cunto antes de llegar a la mayora? Quinceaeras, justo lo bastante cras como para que sea ilegal. Cuando estaba all en la Divisin de Hollywood se haba metido, hasta las cejas, en la organizacin de los Scouts de la Polica... se
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gan una felicitacin del Departamento por servicios ms all de lo que manda el deber y blablabl. Parte de estos servicios consistan en facilitarles enseanza privada a algunas de las scouts ms desarrolladitas fsicamente. Y cmo has averiguado eso? La fuente clsica: un antiguo empleado, con quejas hacia su exjefe. Una agente hispana, que se gradu en la Academia un par de cursos despus que yo. Acostumbraba a trabajar en la Sala de Pruebas de la Divisin de Hollywood, se tom el permiso reglamentario para tener un hijo y, cuando regres, Trapp le hizo tan perra la existencia, que opt por acogerse al retiro anticipado, alegando estrs. Hace unos aos me la encontr en el centro, en el da en que tena su ltima entrevista para lo del retiro. Y ahora, mientras me devanaba los sesos para tratar de hallar algo con que agarrar a Trapp, la record. Realmente lo odiaba. Busqu su direccin, y le hice una visita: est casada con un contable, tiene un cro gordito, y un piso muy majo, de dos niveles, en Simi Valley. Pero, aun as, tras todos estos aos al hablar de Trapp se le salan los ojos de las rbitas. l sola meterle mano, hacer comentarios racistas... de cmo las chicas mexicanas acostumbraban a perder la virginidad antes que los dientes de leche, de lo que realmente significa ser un espalda mojada... todo ello dicho con un acento de mexicano de pelcula cmica. Y por qu no inform de lo que le estaba pasando? Y por qu los chicos de la Casa de los Nios no le dijeron a nadie lo que les estaba pasando a ellos? Por miedo. Por estar intimidados. En aquel entonces, en el Ayuntamiento no crean en el hostigamiento sexual. Y el presentar una queja oficial hubiera representado tener que exponer todo su historial sexual ante Asuntos Internos y la Prensa. Y era bien sabido que era una chica muy juerguista, que siempre estaba de fiestas. Hoy en da tiene las ideas ms claras. Se da cuenta de que la jodieron de mala manera, y est llena de rabia. Pero nunca haba hablado de esto con nadie... y menos an con su marido. Despus de que hubo soltado todo lo que llevaba dentro, me hizo jurarle que no la metera en ningn lo; as que tengo una informacin que no puedo usar. Pero si obtengo corroboracin de lo que me ha dicho, a ese bastardo se le ha cado el pelo. Camin hasta la puerta. Y a esto, mi querido amigo, es a lo que voy a dedicar mis actividades no estrictamente laborales. Buena suerte. Aj. Yo trabajar en lo mo, y quizs al final lograremos ligarlo todo y encontrarnos a medio camino. Mientras, cudate las espaldas. Lo mismo digo, Sturgis. Las tuyas tampoco son a prueba de bala.
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Logr el nmero de Helen Leidecker de Informacin de San Bernardino. No hubo respuesta. Frustrado, pero ms tranquilo, pues no me apeteca nada la idea de poner a prueba su integridad, busqu un Atlas de los Estados Unidos y hall Port Wallace en Texas, en la parte ms al sur del estado, justo al oeste de Laredo. Un casi invisible puntito en el lado tejano de Ro Grande. Le ped a la telefonista el cdigo de zona del sur de Texas, marqu luego Informacin, y ped por la Cmara de Comercio de Port Wallace. Un momento, seor me lleg la respuesta con el acento arrastrado del Sur, seguida de varios clics y sonidos de ordenador. No tenemos ese nombre en el listn, seor. Hay en el listn de Port Wallace alguna oficina del Gobierno? Lo comprobar, seor. Clic. Una Oficina de Correos de los Estados Unidos, seor. Vale, dmela. Anote el nmero, seor. Llam a la Oficina de Correos. Tampoco all haba respuesta. Mir mi reloj: las ocho de la maana aqu, dos horas ms tarde all. Aunque tal vez practicasen la vida tranquila. Volv a llamar. Nada. Al diablo mi misin. Pero an haba muchas cosas que hacer. La Biblioteca de Investigacin slo tena una entrada en el archivo para Neurath, Donald: un libro de 1951 sobre la fertilidad publicado por la universidad y que se encontraba, al otro lado del campus, en la Biblioteca Biomdica. La fecha y el tema concordaban, pero resultaba difcil reconciliar la idea de que un abortista fuese al mismo tiempo el autor de una obra tan de estudioso. En cualquier caso, aquello me hizo andar hasta Biomdica, consultar el Index Medicus, y hallar otros dos artculos sobre la fertilidad, escritos en 1951 y 1952 por un Donald Neurath con una direccin de Los ngeles. El Directorio de la Asociacin Mdica del Condado de L.A. incorpora fotos de sus miembros. Hall el correspondiente a 1950 y hoje sus pginas. Su rostro me salt a la vista, con su cabello lleno de gomina, bigote fino como trazado a lpiz, y expresin de estar chupando un limn, como si la vida no le hubiese tratado demasiado bien. O quiz fuese que estuviese viviendo demasiado cerca del borde del abismo. Su oficina estaba en Wilshire, justo donde lo haba situado Crotty. Miembro de la Asociacin Mdica Americana, educado en una Facultad de Medicina de primera categora, con excelente historial de interno y residente, con un empleo acadmico en la Escuela que a m me daba una vaga ocupacin. Las dos caras del Doctor N. Otra identidad dividida.
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Corr a la estantera de textos de Biomdica, hall su libro y los dos artculos. El primero era una antologa-compendio del estado de la investigacin del momento sobre la fertilidad: ocho artculos de otros doctores, y uno ltimo de Neurath. Su investigacin estaba relacionada con el tratamiento de la infertilidad con inyecciones de hormonas, para estimular la ovulacin... lo que era un material revolucionario en un perodo en el que la fertilidad humana segua siendo un misterio para la Medicina. Neurath enfatizaba esto, mencionaba tratamientos previos: las biopsias endometriales, el agrandamiento quirrgico de las venas plvicas, la implantacin de metal radiactivo en el tero, e incluso el psicoanlisis a largo trmino combinado con la administracin de tranquilizantes para superar la ansiedad que bloquea la ovulacin y que surge de la identificacin hostil madre-hija, calificndolos de poco serios y generalmente intiles. A pesar de que los investigadores haban empezado a establecer una conexin entre las hormonas sexuales y la ovulacin, ya en los aos treinta, la experimentacin haba estado limitada slo a los animales. Neurath haba dado un paso adelante, inyectando a media docena de mujeres estriles con hormonas obtenidas de los ovarios y pituitarias de cadveres femeninos. Combinando las inyecciones con un programa de toma de temperaturas y anlisis de sangre para conseguir la corroboracin exacta del momento de la ovulacin. Tras varios meses de repetidos tratamientos, tres de las mujeres haban quedado en estado. Dos haban sufrido abortos, pero una haba logrado dar a luz a un nio sano. Al tiempo que subrayaba el que sus hallazgos eran preliminares, y necesitaban ser duplicados mediante estudios controlados, Neurath sugera que la manipulacin hormonal ofreca una esperanza para las parejas sin hijos y deba ser intentada en gran escala. Haba ido por delante de su tiempo. El artculo de 1951 era una versin ms corta de su captulo del libro. El de 1952 era una carta al director, respondiendo al artculo de 1951, escrita por un grupo de doctores que se quejaban de que el tratamiento a humanos de Neurath era prematuro, estaba basado en datos poco consistentes, y que sus hallazgos estaban contaminados por un pobre planteamiento de su investigacin. La carta enfatizaba que la ciencia mdica saba bien poco de los efectos de las hormonas gonadotrpicas sobre la salud en general. Adems de no ayudar en nada a sus pacientes, sugeran que muy bien pudiera darse que Neurath las estuviese poniendo en peligro. l contraatacaba con una respuesta de cuatro prrafos que, en resumen, venia a decir que el fin bien justifica los medios. Pero el caso es que ya no haba vuelto a publicar nada. Fertilidad y aborto.
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Poder, a un nivel intoxicante. El ansia de poder se alzaba como la fuerza motivante tras muchas de las vidas que haban tenido contacto con la de Sharon. Senta muchos deseos de hablar con el doctor Donald Neurath. Lo busqu en el ltimo Directorio del Condado y no hall nada. Fui retrocediendo en el tiempo. Su ltima aparicin era en 1953. Un ao muy ajetreado. Busqu los obituarios en el Diario de la Asociacin Mdica Americana. El de Neurath se encontraba en el nmero del 1 de junio de 1954. Haba fallecido en agosto del ao anterior, a la edad de cuarenta y cinco aos, de causas no especificadas, mientras se hallaba de vacaciones en Mxico. El mismo mes, el mismo ao que Linda Lanier y su hermano Cable Johnson. Los efectos de las hormonas gonadotrpicas... Por delante de su tiempo. Comenzaron a ajustar las piezas. Era una nueva versin de un viejo problema..., improbable, pero que explicaba muchas otras cosas. Pens en otra cosa, en otra pieza del rompecabezas que estaba clamando ser solucionada. Dej Biomdica y me dirig al lado norte del campus. Corriendo. Sintindome gil por primera vez en largo tiempo. La Sala de Colecciones Especiales estaba en el stano de la Biblioteca de Investigaciones, al fondo de un largo y silencioso pasillo, que desanimaba a los que slo sintiesen una curiosidad pasajera. Pequea, fra, con la humedad controlada, amueblada con pequeas mesas de lectura en roble oscuro que hacan juego con los plafones de las paredes. Le mostr al bibliotecario mi tarjeta de la Facultad y mi impreso de peticin. Se puso a buscar y regres al poco con todo lo que deseaba, me facilit dos lpices y un bloc de papel rayado, y luego regres al estudio de su texto de qumica. Haba otras dos personas con el espinazo doblado en serio estudio: una mujer con un vestido de batik, que estaba examinando un viejo mapa con una lupa, y un hombre gordo con un blasier azul, pantalones grises y pauelo al cuello, que alternaba su atencin trifocal entre un folio de grabados de Audubon y un ordenador porttil. En comparacin, mi propio material de lectura no resultaba nada impresionante: un montoncito de pequeos libros encuadernados en tela azul. Selecciones del Registro Social de L.A. Papel biblia y letra diminuta. Listados, limpiamente ordenados, de clubs de campo, galas de caridad, sociedades genealgicas, pero, sobre todo, un ndice de la
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Gente que Cuenta: direccin, nmero de telfono, minucias ancestrales. Autocongratulacin para aquellos cuya fascinacin con el juego de yo soy ms que t no haba terminado al acabar la escuela. Encontr lo que buscaba con bastante rapidez, copi nombres, y fui uniendo los puntos hasta que comenz a emerger la verdad, o algo jodidamente cercano a ella. Cada vez ms y ms cerca. Pero an era todo pura teora. Sal de la sala y busqu un telfono. Segua sin tener respuesta de Helen Leidecker. Pero una somnolienta voz masculina me contest en Port Wallace, Texas. Tienda de Brotherton, dgame. No es la Oficina de Correos? Oficina de Correos, venta de cebos y anzuelos, huevos frescos y cerveza helada. Diga lo que quiere, y nosotros se lo conseguiremos. Le habla Baxter, de la Oficina de Estadstica del Estado de California, Central de Los ngeles. L.A.? Cmo est la cuestin de los terremotos? Un tanto agitada. Una risa repleta de flemas. Qu puedo hacer por usted, California? Hemos recibido una solicitud de una cierta persona, para un cierto trabajo estatal... un cargo que requiere una comprobacin total de su historial, incluyendo pruebas de ciudadana y certificado de nacimiento. La persona en cuestin ha perdido su partida de nacimiento, pero afirma que naci en Port Wallace. Una comprobacin de historial? Suena a algo... secreto. Lo siento, seor Brotherton... Deeb. Lyle Deeb. Brotherton ha muerto. Carcajada. Me pag una deuda de juego con esta ratonera, tres meses antes de morirse. Fue el ltimo en rerse. No estoy autorizado a revelar nada ms acerca del cargo, seor Deeb. Sin problemas, California, siempre me encanta poder ayudar a un hermano funcionario... slo que esta vez no puedo, porque en Port Wallace no tenemos Registro de Nacimientos, aqu hay poco ms que botes de pescar gambas, moscardones y espaldas mojadas, y los de Inmigracin jugando a atrapar mejicanos ro arriba, ro abajo. Los archivos estn en San Antonio; ser mejor que busque all. Y qu me dice de los hospitales?
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Slo hay uno, California. Esto no es Houston. Un sitio pequeito que lo llevan unos neurpatas baptistas... ni siquiera estoy seguro si son del todo legales. Se ocupan sobre todo de los mexicanos. Ya lo hacan en 1953? Aj. Entonces, primero probar ah. Tiene el nmero? Seguro me lo dio, y me dijo: La cierta persona naci aqu, eh? ste es un club realmente pequeo. Cul es el nombre de la cierta persona? El apellido de la persona es Johnson; el nombre de la madre Eulalee. Tambin podra haberse llamado a s misma Linda Lanier. Se ech a rer. Eula Johnson? Un nacimiento en 1953? Es broma eso de que ustedes se anden con tantos secretos? Hoy todo eso ya es de conocimiento pblico. Infiernos, California, para esto no necesitan de archivos oficiales... esto ya es famoso! Y por qu? Se volvi a rer y me lo cont, y luego me dijo: La nica pregunta es: De qu persona est usted hablando? No lo s le contest, y colgu. Pero saba dnde averiguarlo.
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Las mismas paredes de piedra incrustadas de trepadoras y aire mentolado, el mismo largo y sombreado camino, ms all del cartel en la tabla de madera. Esta vez iba en coche, tal cual se requiere que uno se traslade en L.A.; pero el silencio, la soledad y el conocimiento de lo que iba a hacer me hacan sentir como alguien que est donde no debe. Me detuve ante el portaln, y us el telfono en el poste para llamar a la casa. No hubo respuesta. Lo prob de nuevo. Una voz masculina, con un acento situable a mitad del Atlntico, me respondi: Residencia Blalock. La seora Blalock, por favor. Quin debo decir que la solicita, seor? El doctor Alex Delaware. Pausa. Lo esperaba a usted, doctor Delaware? No, pero seguro que quiere verme, Ramey. Lo lamento, seor, pero no... Dgale que es algo referente a las hazaas de la Marchesa di Orano. Silencio. Quiere que se lo deletree, Ramey? No hubo respuesta. Sigue usted ah, Ramey? S; seor. Naturalmente, tambin podra hablar con la prensa. Siempre les encantan las historias con inters humano. Especialmente las que estn cargadas de irona. Eso no ser necesario, seor. Un momento, seor. Segundos ms tarde las puertas se abrieron. Volv a subirme al coche y conduje por el sendero de escamas de pescado. Los techos verdigris de la mansin eran dorados en los vrtices, all donde la luz del sol estableca contacto. Vaco de tiendas de lona, el terreno que la rodeaba an pareca mayor. Las fuentes lanzaban
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una fina neblina opalescente de gotitas, que se iba disipando y desapareciendo, mientras trazaba su arco. Las fuentes de abajo eran destellantes elipses de mercurio lquido. Aparqu frente a los escalones de piedra caliza y sub hasta un enorme descansillo, guardado por leones estatuarios, reclinados pero rugientes. Una de las puertas dobles estaba abierta. Ramey se hallaba en ella, sujetando la hoja, todo l rostro rosado, sarga negra y lino blanco. Por aqu, seor. Ni emocin, ni seales de reconocimiento. Camin junto a l, hasta el interior. Larry me haba dicho que el vestbulo de entrada era lo bastante grande como para haber acomodado un campo de hockey: tres pisos de alto de mrmol blanco, enriquecidos con molduras, florituras y emblemas, que terminaban, por la parte de atrs, en una doble escalinata de mrmol labrado que hubiera hecho avergonzar a la mansin Tara de la pelcula. Un candelabro de los de teatro de pera colgaba de un techo cubierto de pan de oro. Los suelos tambin eran de mrmol blanco, incrustado con rombos de granito negro y pulimentados hasta adquirir la lisura del cristal. Unos leos de tipos disppticos con vestimentas de los antiguos colonos colgaban entre columnas de cortinajes de terciopelo rub, de precisos pliegues, recogidos con nudos de grueso cordn dorado. Ramey dobl hacia la derecha, con la suavidad de una limusina con piernas, y me condujo a una larga y poco iluminada galera de retratos, luego abri otra puerta doble y me introdujo en un luminoso y clido solrium: una claraboya Tiffany haciendo de techo, una pared de espejos biselados, otras tres de cristales que miraban hacia cspedes infinitos y rboles imposiblemente retorcidos. El suelo era de malaquita y granito, en un dibujo que hubiera dejado meditabundo a Escher. Bromeliceas y palmeras de aspecto muy saludable se hallaban colocadas en tiestos de porcelana china. El mobiliario era de mimbre color salvia y marrn, con cojines verde oscuro, y mesas con sobre de cristal. Hope Blalock estaba sentada en un divn de mimbre. A su alcance se hallaba un bar con ruedas que contena un surtido de botellas de cristal tallado y un mezclador de cristal biselado opaco. Ella no pareca tan robusta como sus plantas, y vesta un traje de seda negra y zapatos del mismo color, y no usaba maquillaje ni joyas. Se haba recogido el cabello hacia atrs en un moo castao que reluca como madera pulimentada; que se retocaba de un modo inconsciente, mientras permaneca sentada al borde mismo del divn, apenas si descansando su posterior en la tela, como si estuviera desafiando a la fuerza de la gravedad. Ignor mi llegada y continu mirando al exterior, a travs de una de las paredes de cristal. Con los tobillos cruzados, una mano sobre el regazo, la otra aferrando una copa de cctel, medio llena con algo claro en lo que flotaba una oliva.
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Su voz era gutural, teida de bronce. Hizo un gesto para despedir al mayordomo, otro para ordenarme a m que me sentase en una silla. Me sent frente a ella. Mantuvo mi mirada. El color de su piel era el de los espaguetis demasiado cocidos, y por encima de la misma era posible ver una redecilla de finas arrugas. Sus ojos aguamarina podran haber sido hermosos, si no fuera por las escasas pestaas y las profundas ojeras grises que los hacan sobresalir como gemas montadas en plata sucia. Unas lneas de preocupacin tiraban de las comisuras de sus labios. Un halo de vello postmenopusico rodeaba su rostro no empolvado. Mir su copa. Martini? Quiere un poco, doctor? Gracias. Respuesta equivocada. Ella frunci el ceo, puso un dedo sobre el mezclador e hizo una marca en el vaho. Son martinis de vodka me advirti. Me vale, gracias. La bebida era fuerte y muy seca, e hizo que me doliese la parte de arriba del paladar. Esper a que yo hubiese tragado, antes de dar ella un sorbo, pero el que dio fue realmente largo. Bonito solrium le dije. Los tiene en todas sus casas? Qu clase de doctor es usted? Psiclogo. Fue como si hubiese dicho brujo hechicero. Naturalmente. Y qu puedo hacer por usted? Quiero que me confirme algunas teoras que tengo acerca de la historia de su familia. La piel en torno a sus labios se torn blanca. La historia de mi familia? Y qu le importa eso a usted? Acabo de volver de Willow Glen. Dej la copa. La inseguridad de su mano la hizo tintinear contra el cristal de la mesa. Willow Glen dijo. Creo que antes tenamos tierras por all, pero ya no las tenemos. No logro ver... Mientras estaba por all me top con Shirlee y Jasper Ransom.
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Sus ojos se agrandaron, se cerraron muy apretados y luego se volvieron a abrir. Parpade con fuerza, exageradamente, como si con eso esperase hacerme desaparecer. Estoy segura de no saber de qu me est hablando. Entonces, por qu ha aceptado verme? Es el menor de los males. Menciona usted a mi hija, pronuncia vagas amenazas de irse a la prensa. La gente de nuestra alcurnia siempre est sujeta al hostigamiento del populacho. Es bueno, por consiguiente, el conocer qu tipo de rumores sin fundamento se hacen circular. Sin fundamento? inquir. Y vulgares. Me recost hacia atrs, cruc las piernas y di un sorbo. Debe de haber sido duro para usted le dije. Cubrindola todos estos aos. En Palm Beach. En Roma. Aqu. Sus labios formaron una O. Comenz a decir algo, agit la cabeza, me favoreci con otro gesto de la mano, y me lanz una mirada que indicaba que yo era algo que la criada se haba olvidado de barrer. Psiclogos. Los conservadores de secretos. Una risa teida de bronce. Cunto quiere usted, doctor? No estoy interesado en su dinero. Una risa an ms fuerte. Oh, todos estn interesados en mi dinero! Soy como una bolsa de sangre incrustada de sanguijuelas. Lo nico que est en cuestin es cunta sangre se lleva cada una de ellas. Resulta difcil pensar en Shirlee y Jasper como sanguijuelas dije. Aunque supongo que, con el paso del tiempo, ha conseguido usted darle la vuelta a las cosas y verse a s misma como la vctima. Me puse en pie, e inspeccion una de las bromeliceas. Hojas a rayas grises y verdes. Flores rosas. Toqu un ptalo. Seda. Me di cuenta de que todas las plantas eran artificiales. En realidad dije, a los dos les ha ido suficientemente bien. Mucho mejor de lo que usted jams esper. Cunto se crey que iban a durar, viviendo all en ese descampado? No me contest. Dinero contante y sonante en un sobre para gente que no sabe el valor del dinero. Un terreno baldo, dos chabolas... y esperemos que todo vaya bien? Muy generosa. Tambin demostr serlo con el otro regalo que les hizo. Aunque, me imagino que en aquel momento, no pensaba en ello como en un regalo. Sino ms bien como algo de lo que hay que deshacerse..., como la ropa vieja que le entrega a su obra de caridad favorita.
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Salt en pie, me amenaz con un puo que temblaba tan violentamente que tuvo que aguantrselo con la otra mano. Quin infiernos es usted? Y qu es lo que quiere? Soy un viejo amigo de Sharon Ransom. Tambin conocida como Jewel Rae Johnson, o Sharon Jean Blalock. Elija el nombre que desee. Se volvi a sentar. Oh, Dios! Un amigo ntimo prosegu. Lo bastante como para sentir inters, para querer saber el cmo y el porqu. Ella dej colgar la cabeza. Esto no puede estar sucediendo. No otra vez. No lo est. Yo no soy Kruse. No estoy interesado en aprovecharme de sus problemas, seora Blalock. Lo nico que quiero es la verdad... desde el principio. Una sacudida de la brillante cabeza. No. Yo... es imposible. No tiene derecho a hacer esto. Me levant, tom el mezclador y serv su vaso. Yo empezar dije. Y usted me llena los vacos. Por favor me dijo, convertida de repente en nada ms que una plida anciana. Se acab. Est terminado. Es obvio que sabe lo bastante como para comprender lo que he sufrido. No tiene usted la exclusiva del sufrimiento. Incluso Kruse sufri. No me venga con sas! Alguna gente cosecha lo que siembra! Un espasmo de odio pas por su cara, luego se qued fijado en la misma, cambindola, deformndola, como si fuera una parlisis del espritu. Y qu hay de Lourdes Escobar, seora Blalock? Qu fue lo que ella cosech? No conozco a nadie de ese nombre. No esperaba que la conociese. Era la criada de los Kruse. De veintids aos de edad. Lo nico que ella hizo fue estar en el lugar equivocado en el momento equivocado..., y acab con aspecto de carne para perro. Eso es repugnante! Yo no tengo nada que ver con la muerte de nadie! Usted ech a rodar la bola, tratando de solucionar su pequeo problema. Ahora, ya est definitivamente solucionado. Treinta aos demasiado tarde. Basta! Jadeaba, apretndose el pecho con las manos.
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Mir en otra direccin, palpando una hoja de palmera en seda. Ella respir teatralmente un rato, vio que no le serva de nada, y pas a una silenciosa hostilidad. No tiene usted derecho me dijo. No soy fuerte. La verdad le repliqu. La verdad! La verdad... y luego, qu? Y luego nada. Me habr ido. Oh, s ironiz. Oh, s. Naturalmente, igual que el otro, el que lo... amaestr. Se ir con los bolsillos vacos. Ahora cunteme otro cuento de hadas. Me acerqu ms, la mir hasta que apart la vista. Nadie me amaestr. Ni Kruse ni ningn otro. Y, ya que me lo pide, le voy a contar un cuento de hadas: rase una vez una joven, hermosa y rica..., una autntica princesa. Y, como las princesas de los cuentos de hadas, lo tena todo excepto aquello que ella ms deseaba. Otro parpadeo forzado, nervioso. Cuando sus ojos se volvieron a abrir, algo haba muerto tras ellos. Necesit de ambas manos para llevarse el vaso a la boca, y cuando lo dej estaba vaco. Volv a llenrselo. Se lo trag de golpe. La princesa rezaba y rezaba, pero nada suceda dije. Finalmente, un da, sus plegarias fueron atendidas. Justo como por obra de magia. Pero las cosas no fueron del modo en que la princesa supuso que iran. No poda controlar su buena fortuna. Y tuvo que hacer arreglos. Se lo dijo todo, el muy monstruo...! exclam ella. Y eso que me prometi...! As arda en el infierno, el muy...! Negu con la cabeza. Nadie me ha dicho nada. La informacin estaba a disposicin de quien la buscase. El obituario de su esposo, en 1953, no da cuenta de la existencia de ningn nio. Ni lo hace tampoco ninguna de las citas que hay de usted en el Libro Azul... hasta el ao siguiente. Entonces, aparecen dos nuevas personas: Sharon Jean y Sherry Marie. Las manos volvieron al pecho: Oh, Dios mo! Para un hombre como l debi resultar frustrante no tener herederos. l? Sera todo un hombre, pero su simiente era pura agua! Tom un largo trago de su martini. Naturalmente, me echaba las culpas a m. Y por qu no adoptaron un nio?
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Henry ni quera or hablar de eso: Ha de ser un Blalock con la sangre de los Blalock, mueca! Otra cosa no me sirve!. Su muerte cre una oportunidad dije. Su hermano, Billy, lo vio, y no dej que se le escapara la ocasin. Cuando apareci, unos pocos meses despus del funeral, y le explic lo que tena para usted, pens que al fin haban sido atendidas sus splicas. El momento era perfecto: que todo el mundo pensase que el viejo Henry lo haba logrado al fin... y por partida doble! Que le haba dejado, a ttulo pstumo no una, sino dos hermosas niitas. Eran hermosas! dijo ella. Tan pequeitas, pero ya muy hermosas! Mis propias niitas. Usted les dio un nuevo nombre. Hermosos nombres nuevos acept, para una nueva vida. De dnde le dijo su hermano que las haba sacado? No me lo dijo. Slo que a su madre le iban mal las cosas y ya no poda seguir ocupndose de ellas. Le iban mal, tan mal que no le podan ir peor. Y no sinti curiosidad? En lo ms mnimo. Billy me dijo que, cuanto menos supiera yo... cuanto menos supisemos todos, mejor sera. De ese modo, cuando se hicieran mayores y empezasen a hacer preguntas, yo podra contestar, honestamente, que no saba nada. Estoy segura de que usted lo desaprueba, doctor. Ustedes los psiclogos predican el evangelio de la comunicacin abierta..., el que todo el mundo deje caer su sangre a borbotones sobre los dems. Pero yo no veo que su vil entrometimiento haya hecho que la sociedad sea mejor. Volvi a vaciar su vaso. Yo estaba dispuesto con el mezclador. Cuando se hubo terminado casi toda la nueva copa, dije: Cundo empezaron a ir mal las cosas? Mal? Entre las nias. Cerr los ojos, volvi a colocar la cabeza sobre el cojn. Al principio, todo era encantador... exactamente como un sueo hecho realidad. Ellas eran cual figuritas de las que sostienen los libros: perfectas. Perfectos ojos azules, cabello negro, mejillas sonrosadas: una pareja de muequitas de porcelana. Hice que mi modista les preparase docenas de piezas de ropita a conjunto: batitas pequeas y gorritos, camisones y botitas... sus piececitos eran tan pequeos, que sus botas no eran mayores que un vasito. Hice una excursin a Europa, para ir de compras, y me traje de vuelta las cosas ms bonitas que encontr para su habitacin: una coleccin completa de verdaderas muequitas de porcelana, papel de pared impreso artesanalmente, un par de exquisitas cunas estilo Luis XIV. Y su
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habitacin siempre ola dulce, por las flores que yo misma cortaba y los saquitos de hierbas que les haba preparado con mis propias manos. Baj los brazos, dejando que se inclinase su vaso. Un riachuelo de lquido cay por sobre el borde y salpic en el suelo de piedra. Ella no se movi. Interrump su ensoacin. Cundo empezaron los problemas, seora Blalock? No se meta conmigo, joven. Qu edad tenan las nias cuando result aparente el conflicto? Pronto... no lo recuerdo exactamente. La mir, esper... Oh! me amenaz con un puo. Fue hace tanto! Cmo espera que me acuerde? Tenan siete u ocho meses de edad... no lo s! Apenas acababan de empezar a gatear y a entrometerse en todo... qu edad tienen los bebs cuando hacen esto? Siete u ocho meses parece correcto. Cunteme... Y qu quiere que le cuente? Eran idnticas, pero tan distintas, que el conflicto resultaba inevitable. En qu modo eran distintas? Sherry era activa, dominante, fuerte... de cuerpo y de espritu. Saba lo que quera, e iba directa a por ello, no aceptaba un no por respuesta. Mostr una sonrisa: satisfecha, extraa. Y cmo era Sharon? Una florecilla marchita: efmera, distante. Se sentaba y jugaba con alguna cosa, rato y rato. Nunca peda nada. Una nunca saba en qu pensaba. Las dos establecieron sus roles, y los interpretaban hasta el fondo: lder y seguidora, como si estuvieran interpretando una obra de teatro para nios. Si haba un caramelo, o un juguete que ambas queran, Sherry se limitaba a adelantarse, apartar a Sharon de un empujn, y tomarlo. Al principio de todo, Sharon opuso algo de resistencia, pero nunca ganaba, y pronto aprendi que, de un modo u otro, Sherry iba a ganar. sa extraa sonrisa de nuevo. Aplaudiendo su triunfo. La sonrisa que haba visto tantas veces en los rostros de padres ineficaces, que soportaban la carga de unos hijos muy perturbados y agresivos. Es tan agresivo, un verdadero tigre! Sonrisa. Le dio una paliza a la niita de la casa de al lado, realmente la dej hecha una pena a la pobrecilla. Sonrisa.
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Mi chico es todo un rompepelotas! Un da de stos se va a meter en autnticos problemas. Sonrisa. La sonrisa hipcrita del no-digo-lo-que-realmente-pienso. La legitimacin del matn. El dar permiso al hijo para que derribe, arae, golpee, patee pero, sobre todo, gane. El tipo de respuesta, en una entrevista con los padres, que garantiza que el terapeuta comenzar a carraspear y anotar en su ficha afecto inapropiado. Y que le har saber que el tratamiento no va a ser cosa fcil. A la pobre Sharon la llevaba por el camino de la amargura coment la seora Blalock. Y qu es lo que hizo usted al respecto? Qu poda hacer yo? Trat de razonar con ellas: le dije a Sharon que era preciso que se enfrentase a Sherry, que se mostrase ms confiada en s misma. Y le inform a Sherry, en trminos nada equvocos, que se no era modo de comportarse para una damisela. Pero, en cuanto yo me marchaba, volvan a su comportamiento habitual. Creo que, entre ellas, era como un juego. Que colaboraban a ello. En eso tena razn, pero se equivocaba respecto a las jugadoras. Ya hace mucho que dej de culparme por ello. Sus naturalezas estaban predeterminadas, programadas desde los mismos inicios. Al final, la Naturaleza siempre triunfa. Es por eso por lo que nunca se va a obtener gran cosa en el campo de usted. Haba algo positivo en su relacin? Oh, supongo que se amaban la una a la otra. Cuando no se estaban peleando, se daban los normales besos y abrazos Y tenan su propio idioma de tonteras infantiles, que nadie ms que ellas entenda. Y, a pesar de su rivalidad, eran inseparables: Sherry abriendo camino, Sharon siguindola detrs, recibiendo los palos. Pero siempre estaban pelendose. Haba competencia para todo. Un extrao fenmeno, los monozigotos de imagen de espejo... dada una estructura gentica idntica no debera haber diferencia alguna... Sherry siempre ganaba me deca. Sonrisa. A la edad de dos aos se haba convertido en una autntica pequea mandona, una diminuta directora de escena que le deca a Sharon dnde deba ponerse, qu tena que decir, cundo tena que decirlo. Si Sharon se atreva a no escucharla, Sherry la atacaba, golpendola, dndole patadas y mordindola. Trat de separarlas, les prohib jugar una con la otra, incluso les puse ayas diferentes. Cmo reaccionaron al estar separadas? Sherry estall en rabietas, rompa cosas. Sharon se limitaba a quedarse quieta en un rincn, como si estuviera en trance. Y, al cabo,
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siempre lograban escaparse, reunirse y volver a conectar. Porque se necesitaban la una a la otra, no estaban completas la una sin la otra. Compaeras silenciosas dije. No hubo reaccin. Yo siempre fui la intrusa coment. No era una buena situacin, no lo era para ninguna de nosotras. A m siempre me tenan muy preocupada. Y el salirse con la suya en lo de hacerle dao a su hermana tampoco era bueno para Sherry..., a ella tambin le haca dao, y quiz ms dao del que ella le causaba a Sharon. Los huesos pueden volverse a soldar; pero una vez ha sido daada, la mente no parece volver nunca a soldarse correctamente. Lleg realmente a romperle algn hueso a Sharon? Naturalmente que no! me contest, con un tono como si se encontrase ante un idiota. Estaba hablando de un modo figurado. Hasta qu punto eran graves sus heridas? No llegaba a nada grave, si eso es lo que intenta sugerir. Nada que obligase a llamar a un doctor... Mechones de pelo arrancados, mordiscos, araazos. Para cuando tena un par de aos, Sherry saba cmo hacerle un buen morado a su hermana, pero nada ms grave. Hasta que quiso ahogarla. El vaso que tena en su mano comenz a temblar. Lo llen, esper hasta que lo hubo vaciado y mantuve el mezclador al alcance de mi mano. Qu edad tenan cuando sucedi eso? Algo ms de tres aos. Fue nuestro primer veraneo juntas fuera de casa. Dnde fueron? A mi casa de Southampton. S, The Shoals. Eso estaba en una lista que haba ledo en el Registro Social: Skylark en Holmby Hills, Le Dauphin en Palm Beach, un piso en Roma. sos eran sus verdaderos hijos. El que conociese los nombres an la estremeci ms. Otro solrium dije. Y una piscina cubierta por un emparrado. Trag con fuerza. Usted parece saberlo todo. No veo la necesidad... Estoy muy lejos de saberlo todo. Rellenado del vaso. Sonre. Me mir con gratitud. Era la versin, en borrachn, del Sndrome de Estocolmo. Hasta el fondo! Bebi, se estremeci. Bebi un poco ms. Brindo por la gloriosa, la gloriosa verdad.
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Lo del tratar de ahogarla insist. Cundo sucedi? Fue el ltimo da de las vacaciones. A principios del otoo. Yo estaba arriba, en mi solrium..., me encantan los solriums. Estaba comulgando con la Naturaleza. Tengo solriums en todas mis casas. El de Shoals era el mejor: en realidad es ms bien un pabelln, con aspecto de construccin inglesa antigua confortable y clido. Yo estaba all sentada, contemplando el Atlntico... creo que el Atlntico es un ocano ms ntimo, no le parece? Desde luego. Comparado con el Pacfico, claro, que es tan poco... exigente. Alz su vaso, bizque, trag vodka. Dnde estaban las nias? pregunt. Apret la mano sobre el vaso, alz la voz. Ah, s! Dnde estaban las nias? Jugando... no es eso lo que siempre hacen las nias? Jugando en la playa! Con una aya... un boniato de aya inglesa, con cara de ladrillo. Yo le haba pagado el pasaje desde Liverpool, le haba dado mi mejor ropa vieja, unas habitaciones encantadoras! Y la muy furcia vena con buenas recomendaciones. Pero se pasaba el da flirteando con Ramey, con los criados..., con cualquier cosa que llevara pantalones. Ese da estaba ponindole la mirada de vaca en celo al jardinero, as que no se ocup de las nias. stas se metieron en la piscina..., la piscina del emparrado, que se supona que debera de haber estado cerrada, pero que no lo estaba. Ese da rodaron cabezas... vaya si rodaron! Vaci su vaso, eruct suavemente, y pareci molesta consigo misma. Fing no darme cuenta y le pregunt: Y qu sucedi entonces? Entonces... al fin, el boniato repar en que haban desaparecido. Se puso a buscarlas y escuch risas en la piscina. Cuando lleg all, Sherry estaba junto a la misma, dndose palmadas en las rodillas. Riendo. La muy idiota le pregunt a la nia dnde estaba Sharon, y Sherry apunt con el dedo al interior de la piscina. La estpida boniato mir all y vio un brazo sobresaliendo del agua. Salt dentro, y consigui sacar a Sharon. La piscina estaba sucia, dispuesta para ser vaciada y quedarse as hasta la primavera. Las dos salieron pringosas de porquera... le estuvo bien empleado a la muy furcia. Y Sherry no paraba de rer coment yo. Solt el vaso. Rod por su regazo abajo, golpe el suelo de piedra y se hizo pedazos. Las esquirlas formaron un hmedo mosaico, como una joya, del que se qued prendada. S, rea acept. Pareca tan divertida! Y durante todo el tiempo que dur aquello...
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Nada grave. Slo le afect a su orgullo. Haba tragado algo de agua, pero la tonta del aya le hizo algo, y la vomit casi toda. Yo llegu justo a tiempo de ver eso: toda esa agua marrn brotando de dentro de la nia. Repugnante. Cundo se dio cuenta de que no haba sido un accidente? Sherry vino hacia nosotros, golpendose su pequeo pecho y diciendo: Yo empujado, como si estuviese orgullosa de ello. Pens que estara bromeando para quitarse el miedo de encima, y le dije a Ramey que se la llevase de all, que le diese un poco de leche caliente y galletas; pero ella se debati, comenz a aullar: Yo empujado! Yo empujado!... Reclamaba que se lo reconocisemos! Entonces se escap de entre las manos de Ramey, corri hasta donde Sharon estaba tendida, y trat de darle patadas..., de echarla otra vez al interior de la piscina. Movimiento de la cabeza. Sonrisa. Luego, cuando Sharon se encontr mejor, pudo confirmarlo: Sherry me ha empujado. Y estaba la seal en su espalda: pequeas marcas de nudillos. Mir al lquido del suelo con ansiedad. Yo vert algo de martini en otro vaso y se lo entregu. Mirando la msera porcin frunci el ceo, pero bebi, luego lami el borde del vaso con la expresin de un nio que se est saltando las normas de educacin en la mesa. Quera volverlo a hacer, esta vez delante mo. Quera que yo lo viera. Entonces fue cuando supe que aquello era... grave. No podan... tenan que ser... separadas. No podan volver a estar juntas, nunca ms. Y entra en escena el hermano Billy. Billy siempre se ha cuidado de m. Y por qu los Ransom? Trabajaban para nosotros... para Billy. Dnde? En Palm Beach. Haciendo camas. Lavando. De dnde haban salido? De un lugar, cerca de los Everglades. Un amigo nuestro, un doctor muy bueno, tomaba a los dbiles mentales, les enseaba a realizar un trabajo honesto, a ser unos buenos ciudadanos. Sabe?, entrenados de un modo adecuado, se convierten en los mejores trabajadores que se pueda encontrar.
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Todo lavado y fregado... las ropas perfectamente plegadas, las camas hechas a la perfeccin... Como si alguien les hubiera entrenado, haca tiempo, en lo ms bsico. Viviendo cerca de los pantanos. Todo ese barro. Debieron de encontrarse bien en su terreno. Sopa verde. El doctor y Henry eran compaeros de partidas de golf continu ella. Henry siempre tena cuidado de contratar a los imbciles de Freddy, del doctor, para que hicieran los trabajos en la propiedad, para recoger frutas y cosas as. Crea que tenamos la responsabilidad cvica de ayudar. Y usted les ayud an ms, cuando les dio a Sharon. No capt el sarcasmo y se qued con la racionalizacin. S! Yo saba que ellos no podan tener hijos. A Shirlee la haban... ajustado. Freddy haca que los ajustasen a todos, por su propio bien. Billy me dijo que bamos a darles el mayor de los regalos que nadie pudiera hacerles, al tiempo que tambin nosotros resolvamos nuestro problema. Todo el mundo sala ganando. S. Exactamente. Pero, por qu haba que hacer aquello? Por qu no mantener a Sharon en casa, y mandar a Sherry a algn lugar, a que la sometiesen a un tratamiento? Su respuesta sonaba a ensayada. Sherry me necesitaba ms. Ella era la realmente necesitada..., y el tiempo me dio la razn en esto. Dos descendientes en el Libro Azul, de 1954 a 1957. Despus, slo una. Mis suposiciones se convertan en realidad, por fin, las piezas iban acoplndose. Pero esto lo que haca era ponerme malo, como cuando le dan a uno la confirmacin de un diagnstico grave. Me afloj la corbata, apret la mandbula. Qu fue lo que les dijo a sus amistades? No hubo respuesta. Que haba muerto? Neumona. Hubo un funeral? Neg con la cabeza. Hicimos saber que desebamos que las cosas quedasen en familia. Nuestros deseos fueron respetados: en lugar de flores, pedimos donativos a la Planificacin Familiar..., recogieron miles de dlares.
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Ms vencedores coment. Not ganas de meterle algo de entendimiento en la cabeza, aunque fuese a la fuerza. Pero, en lugar de hacerlo, me coloqu la careta de terapeuta, haciendo como si ella fuese una paciente ma. Me dije que deba de ser comprensivo, que no tena que juzgarla. Pero, aun cuando sonrea, el horror permaneca conmigo. En su mnima expresin, aquello era otro srdido caso ms de abusos a un nio, de la psicopatologa alimentando la crueldad: una mujer dbil y dependiente, que odiaba su debilidad y proyectaba ese odio sobre la nia a la que tambin vea como dbil. Y que consideraba la brutalidad de la otra nia como fuerza. Que envidiaba esa fuerza, y la alimentaba. De un modo u otro, Sherry iba a triunfar. Ech la cabeza hacia atrs, tratando de sorber nutricin de un vaso vaco. Yo estaba congelado por la rabia, y notaba un helor en mis huesos. Aun a travs de la neblina de la intoxicacin etlica, fue capaz de captar mi estado de nimo. Alc el mezclador y ella levant un brazo, como dispuesta a parar un golpe. Negu con la cabeza, le serv ms martini. Qu es lo que esperaba usted conseguir? La paz me dijo, apenas si audible. La estabilidad, la tranquilidad. Para todos. La consigui? No hubo respuesta. No me sorprende le dije. Las chicas se amaban la una a la otra, se necesitaban la una a la otra. Compartan un mundo propio que ellas mismas haban creado. Al separarlas, usted destruy ese mundo. Sherry debi de ponerse peor. Mucho peor. Mir hacia abajo, y dijo: Se la quit de la cabeza. Y usted, cmo arregl aquello? Qu quiere decir? Le hablo del modo en que usted realiz la transferencia de Sharon. En qu modo la hizo? Sharon conoca a Shirlee y a Jasper... haban jugado con ella, haban sido buenos con ella. Le gustaban. La alegr irse con ellos. Irse a dnde? De compras. En un viaje que nunca acab. El brazo volvi a alzarse en defensa.
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Ella era feliz! Mejor estaba lejos, donde no la estuvieran pegando constantemente! Y qu hay de Sherry? Qu explicacin le dio a ella? Yo... le dije que Sharon haba... sumergi el resto de la frase en vodka. Yo la acab: Le dijo que Sharon haba muerto? Que haba sufrido un accidente y ya no iba a volver. Qu clase de accidente? Simplemente, un accidente. A la edad de Sherry, debi de suponer que haba sido a causa del accidente en la piscina... que ella haba asesinado a su hermana. No... es imposible. Ridculo! Haba visto a Sharon sobrevivir al incidente, esto fue das despus! A esa edad, nada de eso hubiera supuesto una diferencia para la pequea. Oh, no... usted no puede acusarme de...! No! No le hice..., punca le hubiera hecho nada tan cruel a Sherry! Pero ella segua preguntando por Sharon, no es as? Durante un tiempo. Luego dej de hacerlo: se la quit de la cabeza. Y tambin dej de tener pesadillas? Su expresin me dijo que todos esos aos que yo haba pasado estudiando no haban sido en vano. No, esas... Si lo sabe usted todo, por qu me est haciendo pasar por esto? Le dir otra cosa que tambin s: despus de que Sharon se hubo ido, Sherry se qued aterrada... a los tres aos, el miedo primario es la ansiedad de la separacin. Y su miedo fue en aumento. Comenz a echarlo hacia fuera, a mostrarse ms violenta. Empez a atacarla a usted. Otra suposicin correcta: S! exclam, ansiosa de ser la vctima. Tena las rabietas ms terribles que yo jams haya visto. Eran ms que rabietas... eran ataques de nervios... como de un animal salvaje. No me dejaba que la tuviese en brazos, me daba patadas, me morda, me escupa, rompa cosas... Un da entr en mi dormitorio y, deliberadamente, destruy mi vasija favorita de la dinasta Tang. Justo ante mis narices. Y cuando la rega, tom unas tijeras de manicura y me las clav en un brazo... Tuvieron de darme varios puntos! Y qu es lo que hizo usted respecto a este problema?
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Comenc a pensar ms seriamente acerca de sus orgenes, de su... biologa. Le pregunt a Billy, y me dijo que su linaje no era... selecto. Pero me negu a dejarme descorazonar por esto, e hice del mejorarla mi principal proyecto. Pens que un cambio de ambiente podra ayudar. As que cerr esta casa y me la llev conmigo de vuelta a Palm Beach. La casa que tengo all es... tranquila. Palmeras raras, unos encantadores y grandes ventanales... es uno de los mejores edificios que hizo Addison Mizner. Pens que el ambiente... el ritmo de las olas del mar... la calmaran. Y habra unos tres millares de kilmetros entre ella y Willow Glen coment. No! Eso no tuvo nada que ver con mi decisin. Sharon ya haba salido de su vida. Lo haba hecho? Me mir. Empez a llorar, pero sin lgrimas, como si ella fuese un pozo seco del que ya nada se pudiera sacar. Hice lo mejor que supe dijo finalmente, con voz estrangulada . La mand a la mejor escuela primaria... a la mejor. Yo misma haba ido a ella. Le daban lecciones de baile, de equitacin, clases de comportamiento social, tenan excursiones en barca, hacan bailes para los nios. Pero no sirvi de nada. No se portaba bien cuando estaba con otros nios, y la gente empez a hablar. Decid que necesitaba ms de mi atencin personal, y me dediqu por completo a ella. Nos fuimos a Europa. Unos pocos miles de kilmetros ms. A su casa de Roma. A mi taller me corrigi. Henry me lo regal cuando yo estaba estudiando arte. Antes de llegar all hicimos un gran viaje turstico: Londres, Pars, Montecarlo, Gstaad, Viena. Le compr un precioso juego de maletas en miniatura, que combinaban con las mas, hice que le preparasen todo un vestuario nuevo..., incluso tena un abriguito de pieles, con su gorro apropiado. Le encantaba vestirse elegantemente. Cuando lo deseaba, poda ser tan dulce y encantadora! Hermosa y con estilo, tal como si fuera de familia noble. Y yo quera que conociese las cosas mejores de la vida. Para compensar sus orgenes. S! Me negaba a aceptar que fuese incorregible. Yo la amaba! Qu tal fue el viaje? No me contest. Y, durante todo esto, nunca consider reunira con Sharon? Me... me vino a la mente. Pero no saba cmo hacerlo. No cre que fuera una buena solucin... No me mire de ese modo! Estaba haciendo lo que crea que era mejor!
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Alguna vez pens en Sharon..., en cmo le estaran yendo las cosas? Billy me daba informes: estaba bien y las cosas le iban bien. Ellos eran una gente muy dulce. Lo son. E hicieron un trabajo infernalmente bueno al criarla, considerando de lo que disponan. Pero, realmente esperaba usted que lo consiguiesen? S, claro que lo esperaba! Por quin me toma usted? Estaba muy bien! Era lo mejor para ella! Mayonesa comida del bote. Ventanas de papel encerado. Hasta la semana pasada dije. Yo... no s nada de eso. No, seguro que no lo sabe. Volvamos a Sherry. Dados sus problemas sociales, qu tal le fue en la escuela? Pas por diez escuelas en tres aos. Despus de eso, usamos tutores privados. Cundo la llev por primera vez a Kruse? Baj la mirada a su vaso vaco. Le racion otro par de dedos. Se los liquid. Cuntos aos tena cuando comenz a tratarla? insist. Diez. Y por qu no le busc ayuda antes? Pens que yo sola podra resolver las cosas. Y qu es lo que la hizo cambiar de idea? Le... le hizo dao a un nio, en una fiesta de cumpleaos. Cmo le hizo dao? Y por qu tiene que averiguar usted todo esto? Oh, est bien! Y qu ms da? Ya me ha despellejado viva! Estaban jugando a eso de clavarle la cola al asno en el sitio correcto. Le tocaba jugar a ella, no le acert al asno y se puso furiosa... odiaba perder. Se arranc le venda de los ojos de un tirn y clav la aguja con la cola en el trasero de un chico... del chico cuyo cumpleaos se estaba celebrando. El cro era un mocoso insoportable, los padres eran unos trepas sociales, nouveaux riches, sin el menor sentido de lo que es adecuado. Hicieron una montaa de un grano de arena y me amenazaron con llamar a la polica, a menos que la llevase a que la viese alguien. Y por qu eligi a Kruse? Lo conoca socialmente. Mi gente vena relacionndose con su gente desde haca generaciones. Tena una casa encantadora, no muy lejos de la ma, con una maravillosa consulta independiente, en
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la planta baja. Con su propia entrada privada. Pens que sera discreto. Se ech a rer. Una risa de beoda, estridente. No parezco ser muy buena en eso de las predicciones, no? Hbleme del tratamiento. Cuatro sesiones por semana. Ciento veinticinco dlares por sesin. Diez sesiones pagadas por adelantado. Qu diagnstico le dio? Jams me dio ninguno. Y los objetivos del tratamiento? Los mtodos? No, nada de todo eso. Lo nico que me dijo fue que ella tena problemas graves, problemas de carcter, y que necesitaba una terapia intensiva. Y cuando trat de hacerle preguntas me dej bien claro que todo lo que haba entre ellos era confidencial. A m me prohibi que me inmiscuyese en lo ms mnimo. Eso no me gust, pero l era el doctor. Supuse que sabra lo que se estaba haciendo, y me qued totalmente fuera de todo. Incluso hice que fuese Ramey quien la llevase en coche a las visitas. Y Kruse la ayud? Al principio. Volva a casa despus de verle y estaba tranquila... casi demasiado tranquila. Qu quiere decir? Adormilada. Como dormida despierta. Ahora s que la estaba hipnotizando. Pero el caso es que, fueran cuales fuesen los beneficios que estaba obteniendo de aquello, no duraban: al cabo de una hora o dos volva a ser la misma Sherry de siempre. Lo que significa...? Que se mostraba desafiante, de lenguaje vulgar y obsceno. Ese carcter tan terrible... An segua rompiendo cosas. Excepto cuando quera algo; entonces, poda ser la muequita ms encantadora del mundo entero. Dulce como el azcar, estaba hecha toda una actriz. Saba cmo manejar a la gente, para lograr sus deseos. Y l le ense cmo hacerlo an mejor. Durante todo ese tiempo en que yo pensaba que la estaba ayudando, lo que realmente estaba haciendo era dndole clases sobre cmo manipular. Le habl alguna vez de Sharon? l no me dejaba hablarle de nada. Si le hubiera dejado, le hubiese hablado de ella? No. Eso perteneca... al pasado. Pero, finalmente, se lo cont. No hasta ms tarde.
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Aos. Ella tendra entonces catorce o quince aos. Kruse me llam tarde una noche, y me caz totalmente por sorpresa. Le gustaba hacer estas cosas. De repente haba cambiado por completo su cantinela. De repente era imperativo que yo estuviera implicada. Que fuera, a verle, para que me evaluase. Cinco aos de no llegar a ningn sitio, y ahora me quera en su sof! Yo no quera tomar parte en una cosa as..., por ese entonces ya me haba dado cuenta de que todo era intil, de que la personalidad de Sherry no iba a cambiar. Era una prisionera de... sus genes. Pero l no quera aceptar un no por respuesta, no cesaba de llamarme, de molestarme. Vena a casa para largarme una de sus charlas, cuando yo estaba atendiendo a unos invitados. Me acorralaba en un rincn en las fiestas y me deca que ella y yo ramos una... cul era la palabra que usaba? Ah, s...! Una diada. Una diada destructora. Dos personas colocadas sobre un columpio psicolgico, cada una tratando de derribar a quien estaba al otro extremo. El comportamiento de ella afectaba al mo, el mo al de ella. Con el fin de que ella dejase de hacer todas aquellas cosas terribles, tenamos que ecualizar nuestras comunicaciones, encontrar la homeostasis emocional o algn otro tipo de estupidez parecida. Cre que, simplemente, lo que l quera era controlarme, y no estaba dispuesta a ceder. Pero l era como... una taladradora. Segua intentndolo, la verdad es que no saba cmo dejar las cosas de lado. Y, sin embargo, yo fui capaz de resistirle. Sonrisa de orgullo. Luego, la situacin se puso mucho peor, y al final me desmoron. En qu modo se puso peor? Ella empez a hacer las cosas... propias de una quinceaera. A escaparse? A desaparecer. A veces, durante das... absolutamente sin previo aviso. Yo mandaba a Ramey a buscarla, pero raras veces la encontraba. Luego, como surgida de la nada, volva arrastrndose, habitualmente en plena noche, toda ella despeinada, sucia, llorando, prometiendo no volver a hacerlo nunca. Pero siempre lo volva a hacer. Hablaba acerca de dnde haba estado? Oh! A la maana siguiente estara pavonendose, contndome cosas terribles, con el fin de hacerme sufrir... de cmo haba cruzado el puente e ido a la parte negra de la ciudad, cosas as. Nunca supe cunto de todo ello era creble... porque no quera creerme nada. Luego, cuando ya fue lo bastante mayor como para conducir, coga uno de mis coches y se esfumaba. Semanas ms tarde comenzaban a llegar los recibos de las tarjetas de crdito y las multas de trfico, y as descubra por dnde haba estado de correra: por Georgia, por Louisiana, por ciudades pequeas de las que jams haba odo hablar. Y slo Dios sabe lo que haca por all. En una ocasin fue a los carnavales, al Mardi Gras, y volvi a casa pintada de verde. Finalmente, le prohib que cogiese los coches cuando arruin mi
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coche favorito: un encantador Bentley antiguo, pintado de lila, con cristales grabados. Henry me lo regal para nuestro dcimo aniversario. Lo condujo hasta el ocano, lo meti dentro, y sali a pie, dejndolo all. Claro que siempre consegua hacerse con un juego de llaves de algn coche, y volva a empezar. De un modo u otro, Sherry iba a triunfar. Ahora no haba sonrisa. Record lo que l me haba dicho acerca de las marcas de agujas, y le pregunt: Y cundo empez con las drogas? Cuando tena trece aos, Paul le recet tranquilizantes. l no era doctor en medicina general. No poda recetar. Se encogi de hombros. En efecto, pero el caso es que le consigui esas drogas: tranquilizantes con receta. Y qu me dice de las drogas ilegales? No s. Supongo que tambin las tomaba, por qu no? Nada poda impedirle hacer lo que se le antojaba! Y durante este perodo, cun a menudo la vea Kruse? Cuando ella decida acudir a su consulta. Claro que l me cobraba la visita, fuese o no. Y cul era el programa oficial? Sin cambios: cuatro sesiones por semana. Alguna vez le pregunt usted cmo iban las cosas? Por qu tras aos de tratamiento no haba mejorado? Era... l era un hombre difcil. Y, cuando finalmente le plante esa cuestin, se irrit muchsimo, me dijo que ella estaba permanentemente daada, que jams sera normal, que necesitara tratamientos toda la vida slo para mantenerse. Y que todo era culpa ma... que haba esperado demasiado a llevarla a su consulta, que no poda esperar el meter un viejo trasto con ruedas en un taller y que lo que saliese de l fuera un Rolls-Royce. Y luego empezaba de nuevo, presionndome para que fuese a hacerme evaluar. Como Sherry iba de mal en peor, al final pudo hacerme vacilar... y acept visitarme con l. Y de qu la hizo hablar? De las habituales estupideces. Quera saber cosas acerca de mi niez, lo que soaba por las noches, por qu me haba casado con Henry. Cmo me hacan sentir las cosas. Siempre hablaba con una voz montona y baja, y en su despacho tena cosas brillantes: juguetitos que se movan de aqu para all. Yo saba lo que estaba intentando hacer: quera hipnotizarme. Todo el mundo, en Palm
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Beach, saba que l haca este tipo de cosas. Lo haca en fiestas, lo haca en el baile de la Planificacin Familiar... haca que la gente graznase como patos, para diversin de los dems. Yo decid no ceder. Era difcil: su voz era como leche caliente. Pero luch: le dije que no vea cmo nada de aquello tena algo que ver con Sherry. l sigui presionndome. Finalmente logr farfullar que estaba perdiendo el tiempo, que ella ni siquiera era hija ma, que era el producto de los malos genes de alguna ramera. Eso hizo que dejase de musitar y me mirase de un modo raro. Suspir y cerr los ojos. Quise que la tierra se me tragase: tratando de resistirle le haba dicho demasiado, le haba dado justo lo que necesitaba para sangrarme hasta la ltima gota. Nunca le haba dicho que ella era adoptada? Nunca se lo haba dicho a nadie. Nunca, desde el da en que... la consegu. Y cmo reaccion l a ese descubrimiento? Parti la pipa en dos. Dio un puetazo contra la mesa. Me agarr por los hombros y me agit violentamente. Me dijo que le haba hecho perder todos esos aos y que haba causado graves daos a Sherry. Me dijo que ella no me importaba, que era una madre terrible, una persona muy egosta... que mis comunicaciones eran perversas. Que mis secreteos la haban hecho a ella lo que era! Y sigui as, atacndome! Yo estaba inundada en lgrimas, trat de irme de su consulta, pero l se coloc en la puerta, impidindome salir, sin dejar de lanzarme insultos. Le amenac con gritar. Sonri y me dijo que adelante que lo hiciese, y que al da siguiente todo Palm Beach lo sabra. Y lo sabra Sherry. En el mismo momento en que yo saliese por la puerta, l la llamara y le dira cmo la haba engaado yo. Esto me hundi, por completo. Supe que sera la gota que colmara el vaso entre nosotras. Le supliqu que no se lo contase, le supliqu que tuviera piedad. l sonri, regres tras de su escritorio, encendi otra pipa. Se qued all, chupndola y mirndome como si yo fuera una basura. Yo gema como un beb. Finalmente, me dijo que reconsiderara lo que haca, con la condicin de que desde entonces, fuese honesta con l... completamente abierta. Y yo... yo se lo cont todo. Qu fue, exactamente, lo que le cont? Que el padre era alguien desconocido, que la madre era una furcia que se haba credo ser una actriz. Que haba muerto poco despus de que naciese la pequea. Sigui sin hablarle de Sharon? No. No. No le preocupaba que Sherry le hablase de ella?
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Y cmo iba a hablarle de algo que no saba? Ya no la tena en mente... de eso es algo de lo que estoy segura, porque jams la mencion, y cuando estaba enfadada bien que se ocupaba de echarme en cara todo lo dems. Y si hubiese hojeado un viejo Libro Azul? Neg con la cabeza. A Sherry no le gustaban los libros, no lea... nunca aprendi a leer correctamente. Fue algn tipo de bloqueo, que los tutores no pudieron superar. Pero, de todos modos, Kruse lo descubri. Cmo? No tengo ni idea. Pero yo s la tena: encontrndose a su antigua paciente en una Jornada de Carreras de una universidad. Y averiguando que no era su antigua paciente, sino una copia de papel carbn, una copia de espejo. Me sangr durante aos prosigui ella. Espero que est abrasndose en el fuego eterno. Y por qu no le arregl ese asunto su hermano Billy? No... no lo s. Se lo cont a Billy, y siempre me dijo que tuviera paciencia. Me dio la espalda. Le serv ms martini, pero no se lo bebi, se limit a aferrar con ms fuerza el vaso y enderezar su postura. Sus ojos se cerraron y su respiracin se hizo ms profunda. Tena la tolerancia del alcohlico habitual, pero no pasara mucho antes de que se quedase traspuesta. Estaba pensando mi siguiente pregunta para que causase el mximo impacto, cuando se abri la puerta. Dos hombres entraron en el solrium. El primero era Cyril Trapp con camisa de polo blanca, bien planchados tejanos de marca, zapatos de piel cara y una chaqueta negra Members'Only. El estilo casual de California, que era estropeado por la tensin en su rostro manchado de blanco y por el revlver de acero azulado que llevaba en su mano derecha. El segundo hombre mantena sus manos en los bolsillos mientras examinaba la habitacin con el ojo experto de un detective profesional. Mayor que el otro, a mediados de los sesenta, alto y ancho, con grandes huesos almohadillados por prieta grasa. Vesta un traje tipo Oeste, color gamuza, camisa de seda marrn, corbata de tiras sujeta por un prendedor que era un gran topacio ahumado, botas de piel de lagarto color mantequilla de cacahuete y un sombrero de vaquero de paja. El tono de su piel haca juego con el de las botas. Unos quince kilos ms pesado que Trapp, pero con la misma mandbula de hacha y delgados labios. Sus ojos se clavaron en m. Su mirada era la de un naturalista estudiando algn espcimen raro, pero repugnante.
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Seor Hummel dije. Qu tal van las cosas por Las Vegas? No me contest, simplemente movi los labios en el modo en que lo hacen los que usan dentadura postiza. Cllate! me dijo Trapp, apuntndome a la cara con la pistola . Pon las manos en la nuca y no te muevas. Amigos suyos? le pregunt a Hope Blalock, quien neg con la cabeza. Sus ojos echaban chispas por el miedo. Estamos aqu para ayudarla, seora dijo Hummel. Su voz era el bajo profundo de los malos de pelcula, estropeada por el tabaco y la bebida, y por el aire del desierto. Ramey entr, todo l impoluto sarga negra y blanco almidonado. Todo est bien, seora dijo. Todo est en orden. Me mir con airada furia y no tuve duda de quin haba llamado a los matones. Trapp se adelant y onde el revlver. Pon esas manos en la nuca. No me mov lo bastante deprisa como para complacerle y me apret con violencia el arma contra la nariz. Hope Blalock jade. Ramey fue a su lado. Trapp puso algo ms de peso tras el arma. Mirar al duro metal me hizo bizquear los ojos. En movimiento reflejo, apret los msculos. Trapp empuj ms fuerte. Royal Hummel le dijo: Tranquilo. Se situ a mi espalda. O rascar metal y not algo fro rodendome las muecas. No estn demasiado apretadas, hijo? Perfectas, to Roy. Cierra tu jodida boca me advirti Trapp. Hope Blalock parpade. Tranquilo C.T. dijo Hummel y me dio unas palmadas en la parte de atrs de la cabeza. Su toque me molest ms que el de la pistola. Cierra los ojos, hijo. Le obedec. La presin del revlver fue reemplazada por algo apretado y elstico que me rodeaba la cabeza. Y que me vendaba los ojos con tanta fuerza, que no poda abrirlos. Unos fuertes brazos me agarraron por los sobacos. Fui alzado, de modo que slo las puntas de mis zapatos tocaban el suelo, e impulsado hacia adelante como una cometa por un fuerte viento.
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Era una casa muy grande. Me arrastraron durante largo tiempo, antes de que oyera abrirse una puerta y notase aire caliente en la cara. Trapp se ech a rer. Qu? le pregunt su to, convirtiendo la slaba en dos. Estaba pensando en cmo hemos cazado a este payaso. Es como en las novelas de crmenes..., ha sido el mayordomo.
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Me registraron, confiscaron mi reloj, llaves y cartera, y me metieron en un coche que ola a nuevo. Acomdate, hijo me dijo Hummel, colocndome en el asiento trasero y quitndome las esposas. Cerr la puerta de golpe. Le o dar la vuelta para ir al frente; luego se puso en marcha el motor... con sordina, como si yo tuviera algodn en los odos. Levant un poco el vendaje de un ojo, e inspeccion el interior del coche: tena ventanillas oscurecidas, que slo dejaban entrar atisbos de luz. Una particin de cristal negro sellaba la parte de atrs del coche. Era una celda tapizada de vinilo gris: un asiento duro como una piedra, alfombrado de nailon, techo de tela. No haba luz en el techo, ninguna ornamentacin, y tampoco clave alguna de qu clase de coche se trataba. Por el estilo pareca un coche econmico, de tamao medio, hecho en los Estados Unidos: uno de los modelos ms baratos de la Ford, Dodge u Oldsmovile, pero con una peculiaridad... no haba manijas en las puertas. Ni ceniceros o cinturones de seguridad. Y nada de metal. Pas las manos por las puertas, tratando de hallar algn cierre oculto. Nada. Un golpe seco en la particin no obtuvo respuesta. La prisin de San Quintn sobre ruedas. Comenzamos a movernos. Me quit del todo el vendaje. Era un elstico negro, grueso, sin marcas de ninguna clase. Ya heda del miedo que haba en mi sudor. O el golpear de la grava, pero ahogado, como el encendido. El coche estaba aislado de ruidos. Apret la cara contra el espejo, pero slo vi mi reflejo contra el oscurecido cristal. Y no me gust el aspecto que tena. Fuimos tomando velocidad. Lo not del mismo modo en que uno nota la aceleracin en un ascensor: por un tirn de las tripas. Aislado del mundo, slo poda escuchar a mi propio miedo..., era como si me hallase en una cripta. Un sbito giro hizo que me deslizara por el asiento. Cuando el coche se estabiliz, le di una patada a la puerta. Luego, le di otra patada, de karate, con mucha fuerza. Nada. Di puetazos a la ventanilla hasta que me hicieron dao los puos, ataqu a la particin. Ni siquiera not una vibracin. Supe entonces que estara all tanto tiempo como ellos deseasen que estuviese. Not una constriccin en el pecho. Cualquier sonido de la carretera que dejase pasar el aislamiento era tapado por el latir de mi corazn.
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Me haban privado sensorialmente; la clave era, pues, recuperar mi orientacin. Busqu signos de direccin mentales; la nica cosa que me quedaba era el tiempo. Pero no tena reloj. Comenc a contar: Mil uno. Mil dos. Me acomod para la duracin del viaje. Tras unos cuarenta y cinco minutos, el coche se detuvo. Se abri la puerta trasera izquierda. Hummel se inclin y atisbo dentro. Usaba gafas de sol de espejo y mantena un Colt 45 niquelado de can largo, paralelo a su pierna. Tras l haba un suelo de cemento. Y una oscuridad teida de sepia. Ol humos de escape de coches. Alz su otra mano hasta la bragueta y se coloc bien el paquete. Es hora de cambiar de vehculo, hijo. Te voy a tener que esposar de nuevo. Inclnate hacia delante. Ninguna mencin de que me haba quitado el vendaje de los ojos. Lo met tras el asiento e hice lo que me deca, portndome como un buen prisionero. Esperaba que el mostrarme obediente me comportara el seguir manteniendo el privilegio de la visin. Pero en el mismo momento en que mis manos estuvieron esposadas, me coloc de nuevo el elstico. A dnde vamos? pregunt. Estpida pregunta. El estar indefenso te hace decir cosas como sa. De paseo. Vamos, C.T., dmonos prisa. Una puerta se cerr de golpe. La voz de Trapp dijo: Movamos a este pavo lo deca divertido. Un instante despus ol a Aramis, y escuch el zumbido de su susurro a mi odo. El jodido mayordomo es el culpable. No te parece divertido, marica? Vaya, vaya coment. Qu lenguaje es se para un cristiano renacido? Un repentino dolor tras una oreja: un golpe con un dedo. Cierra tu jodi... C.T. le dijo Hummel. Vale. Doble agarrada por los sobacos. Sonido de pasos. Los humos de coche se notaban ms fuertes. Un aparcamiento subterrneo. Veintids pasos. Alto. Espera. Zumbido mecnico. Engranajes chirriando, algo que se deslizaba, para acabar con un sonido metlico.
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Un empujn hacia adelante. La puerta que se desliza para cerrarse. Clic. Subida rpida. Otro empujn. Y un olor a gasolina tan intenso, que casi la poda saborear. Ms cemento. Un sonoro soplido, que se haca ms fuerte. Muy fuerte. La gasolina... No, era algo ms intenso. Un olor a aeropuerto. Combustible de reactor. Zuuum zuuuumm. Oleadas de aire fro abrindose camino por entre el calor. Hlices. Un lento latir, que iba tomando velocidad. El rotor de un helicptero. Me arrastraron hacia delante. Pens en Seaman Cross, llevado con los ojos tapados a un campo de aterrizaje a menos de una hora de coche de L.A. Y luego trasladado por el aire al domo de Leland Belding. En algn lugar del desierto. El ruido del rotor se hizo ensordecedor, interrumpiendo mis pensamientos. Soplos de turbulencia me abofeteaban la cara, me pegaban la ropa al cuerpo. Ahora hay un escaln grit Hummel, aplicando presin bajo mi codo, empujndome, alzndome. Levanta el pie, hijo. Ah ests... bien. Subiendo. Un escaln, dos escalones. Madre, puedo...? Media docena, an ms. Sigue andando me dijo Hummel. Ahora detente. Un pie hacia adelante. All vamos. Buen chico. La mano en mi cabeza, apretndomela hacia abajo. Baja la cabeza, hijo. Me coloc en un asiento anamrfico y me at con un cinturn. Una puerta fue cerrada de golpe. Se me taponaron los odos. El nivel de ruido descendi un punto, pero sigui siendo alto. O chchara de radio, una nueva voz que vena de delante: de hombre, plana como la de los militares, dicindole algo a Hummel. ste le respondi. Estaban planificando algo, con las palabras ahogadas por el rotor. Un momento ms tarde nos alzamos con un tirn que me hizo botar y saltar como si fuera una bola de pachinko. El helicptero se tambale, subi nuevamente, gan estabilidad. Suspendido en medio del aire. Pens de nuevo en la zambullida dada por Seaman Cross desde la notoriedad hasta la muerte. Perdiendo las notas en una bveda pblica. Los libros retirados. Encerrado, violado. Y luego la cabeza en el horno. Si tienes razn en la dcima parte de todo esto, estamos enfrentndonos a gente con los brazos muy largos.
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El helicptero segua subiendo. Me enfrent con los temblores que queran apoderarse de m, trabaj duro en hacerme a la idea que esto era como un viaje en una de las atracciones de Disneylandia. Y suba, suba, suba. Llevbamos ms de dos horas viajando, segn mi lenta cuenta de nmeros, cuando en la parte delantera de la carlinga sonaron ms palabreos de radio y not que el helicptero sufra un descenso en altura. Ms charloteo radial. Una palabra que se entenda: Vale. Picamos para aterrizar. Record haber ledo en algn sitio que los helicpteros tenan una velocidad de crucero de entre los 90 y los 125 nudos. Si mis cuentas eran correctas, eso significaba un viaje de unos trescientos o cuatrocientos kilmetros. Mentalmente trac un crculo con L.A. en el centro. Longitudinalmente iba de Fresno a Mxico. En su eje este-oeste iba desde el desierto del Colorado a algn lugar en el Pacfico. No faltaba el desierto en tres de las direcciones. Otra fuerte cada. Momentos ms tarde golpeamos tierra firme. Suave dijo Hummel. A los pocos segundos ol su aliento, clido y con sabor a menta, dndome en el rostro; y lo o gruir mientras me aflojaba el cinturn. Has disfrutado del viaje, hijo? No ha estado mal dije, tomando prestada la voz de algn otro... algn tenor cmico de tono tembloroso. Pero la pelcula que nos han puesto era psima. Se ech a rer, me tom del brazo, me gui fuera del helicptero y hacia abajo. Tropec un par de veces. Hummel me mantuvo en pie y en movimiento, sin perder el paso. El viejo mtodo para llevar a la fuerza a la gente que, sin duda, haba usado con un millar de borrachos en Las Vegas. Caminamos hasta la lenta cuenta de cuatrocientos. El aire era caliente, muy seco. Y silencioso. Qudate aqu me dijo y o el sonido, como de cascos de caballo, de las pisadas de sus botas que se alejaban. Luego nada. Me qued all, sin vigilancia, durante una cuenta de trescientos. Trescientos ms. Diez minutos. Dejado solo. Otros cinco minutos y empec a preguntarme si iba a regresar. Tres ms y dese que s lo hiciera.
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Su irse significaba que el intentar una escapatoria sera una estupidez. Trat de imaginarme en dnde estara. Al borde de un precipicio? Haciendo de blanco en un campo de tiro? O simplemente dejado en medio de la nada..., como plato sorpresa para el desayuno de escorpiones y buitres? Me vino a la mente el obituario de Donald Neurath..., por causas no especificadas, mientras estaba de vacaciones en Mxico. Quiz Hummel estuviera marcndose un farol. Pens en si moverme. La incertidumbre soldaba mis junturas. Yo era un hombre con un pie sobre una mina explosiva y la inmovilidad era mi condena de por vida. Segu all, contando, sudando, tratando de mantenerme. Soportando el gotear lento y espeso del tiempo, an ms frenado por el miedo. Finalmente, me obligu a m mismo a dar un paso hacia delante; un paso de beb. Puedo, Mami? Por favor! Terreno slido. Y nada de fuegos artificiales. Otro paso. Gir un pie en un lento arco, probando..., no haba cables con los que tropezar, y estaba avanzando centmetro a centmetro, cuando son un gemido elctrico en alguna parte tras de m. Se paraba y se callaba. Gemido, alto, gemido. Un carrito de golf o algo as. Se acercaba ms. Sonido de pasos. Bonita danza, hijo dijo Hummel. Si es para provocar la lluvia, no nos vendra mal. Me meti en el carrito. Tena pequeos asientos y careca de techo. Rodamos bajo un sol de justicia, durante unos quince minutos, antes de que detuviera el carrito, me bajase y me llevase a travs de una puerta giratoria al interior de un edificio en el que el aire acondicionado era glido. Pasamos a travs de otras tres puertas, cada una de las cuales se abra tras una serie de clics, luego hizo un giro hacia la derecha, dio treinta pasos ms y entr en una habitacin que ola a desinfectante. Estate tranquilo, y nadie te har dao me dijo. Se oyeron muchas pisadas. Me sacaron las esposas. Varios grupos de manos me agarraron de brazos y piernas, me sujetaron la cabeza, la echaron hacia atrs. Unos dedos llenaron mi boca, buscaron debajo de mi lengua. Sent arcadas. Me quitaron la ropa. Las manos recorrieron todo mi cuerpo, rebuscaron entre mi cabello, hurgaron en mis sobacos, investigaron mis orificios... diestra, rpidamente, sin la menor muestra de un inters lujurioso. Luego, me vistieron de nuevo, me abrocharon y cerraron las cremalleras, todo hubo terminado en un par de minutos.
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Me pasaron por otras dos puertas cliqueteantes y me depositaron en un enorme y mullido silln... de cuero, fragante de taninos. Se cerr la puerta. Para cuando me arranqu la venda de los ojos, ya haban desaparecido. La habitacin era grande, oscura, decorada en un estilo de rancho moderno: paredes de madera, alfombras de los indios navajos sobre suelos de pino, un candelabro hecho con una rueda de carro, colgado con una cadena de las vigas de un techo que pareca el de una catedral, un tresillo tapizado con cuero, una cabeza de ciervo, pinturas en las paredes de vaqueros con aspecto cansado, y estatuillas en bronce de caballos encabritados. En el centro de la habitacin haba un gran escritorio, con patas de garras y sobre en cuero. Tras el mismo una pared entera, del techo al suelo, estaba dedicada a mostrar una coleccin de pistolas de pedernal y fusiles antiguos. Tras el escritorio estaba sentado Billy Vidal, con los ojos brillantes y el cabello cortado al cepillo, la mandbula cuadrada y todo l meticulosamente atildado. Su color moreno, como de t fuerte, quedaba perfectamente contrastado por un jersey de cuello de cisne, color marfil, bajo otro de cachemira, con escote en uve y de color blanco. Nada de disfraces de vaquero para el presidente del Consejo de Magna; l iba de elegante de Palm Beach, como para presentarse en el club de golf. Sus manos estaban planas sobre la mesa, con la manicura hecha, suaves como las de un nio. Muchas gracias por haber venido, doctor Delaware. Su voz no concordaba con el resto de l: era un croar ronco y dbil, que se cuarteaba entre palabras. No dije nada. Me mir fijamente con ojos plidos, mantuvo la mirada un rato y luego dijo: Eso era una forma de romper el hielo, que me ha salido mal. Sus ltimas palabras se fueron debilitando hasta casi slo ser un mover de los labios. Se aclar la garganta y produjo ms susurros de laringe: Lamento cualquier inconveniencia que le hayamos causado. Pero no me pareci que hubiera otro modo de hacer esto. Otro modo para hacer el qu? Para disponer que tuvisemos una charla. Lo nico que tena que haber hecho usted era habrmelo pedido. Agit la cabeza. El problema fue el cundo. Hasta hace bien poco no estaba seguro de que fuese conveniente el que nos visemos. He estado
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dndole vueltas a esta cuestin desde que usted empez a hacer preguntas. Tosi, se dio unas palmaditas en la nuez de la garganta. Pero hoy, cuando visit a mi hermana, usted decidi por m. Haba que hacer las cosas rpida y cuidadosamente. As que, una vez ms, le presento mis excusas por el modo en que ha sido trado aqu, y espero que podamos dejar eso a un lado y seguir adelante. An poda notar el escozor de las esposas en derredor de mis muecas, y luego pens en el viaje en helicptero, en el miedo que haba pasado mientras esperaba a Hummel y su carrito de golf, en cmo me haban metido dedos por el ano... Bonita danza, hijo. Supe que mi ira me debilitara, si la dejaba apoderarse de m. Seguir adelante... a dnde? pregunt, sonriendo. A nuestra charla. Sobre qu tema? Por favor, doctor rasp, no pierda un tiempo precioso hacindose el tonto. Anda usted corto de tiempo? Mucho. Otra competicin de miradas. Sus ojos no se apartaron, pero perdieron el foco, y me di cuenta de que estaba en algn otro lugar. Hace treinta aos me dijo, tuve la oportunidad de ser testigo de una prueba atmica realizada conjuntamente por la Magna Corporation y el Ejrcito de los EE.UU. Un acontecimiento festivo, con rigurosa invitacin, all en el desierto de Nevada. Pasamos la noche en Las Vegas, tuvimos una fiesta maravillosa, y nos plantamos en el lugar antes de que los cielos se iluminasen. La bomba estall justo cuando despuntaba el alba..., un amanecer supercargado. Pero algo funcion mal: un repentino cambio en la direccin del viento, y todos nosotros fuimos expuestos al polvo radioactivo. El Ejrcito dijo que haba poco riesgo de contaminacin... y nadie se preocup mucho de aquello, hasta hace unos quince aos, cuando empezaron a aparecer los casos de cncer. Las tres cuartas partes de los presentes en aquella maana estn muertos. Varios ms estn terminalmente enfermos. Para m, es slo cuestin de tiempo. Mir su rostro bien alimentado, toda esa dermis como de bronce bruido y le dije: Tiene usted un aspecto ms saludable que yo. Sueno a saludable? No le contest.
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En realidad dijo, estoy sano... por el momento. Bajo en colesterol, excelente en lpidos, un corazn tan potente como un alto horno. Unos pequeos ndulos de mi esfago extrados quirrgicamente el ao pasado, y no hay muestras de que se est extendiendo. Se baj el tejido del jersey de cuello de cisne y me mostr una herida color rosa fuerte con ampollas. Tengo la piel delicada, me salen heridas queloides... cree usted que debera molestarme en hacerme la ciruga esttica? Eso depende de usted. Lo he pensado, pero me parece algo as como pretencioso por mi parte. El cncer volver. Irnicamente, el tratamiento incluye radiacin. Y no es que el tratamiento haya influido demasiado. Se volvi a poner bien el cuello de la prenda. Se palme la nuez. Y qu hay de Belding? pregunt. Tambin l result expuesto? Sonri, y neg con la cabeza. Leland estaba protegido. Como siempre. An sonriendo, abri un cajn del escritorio, sac una pequea botella rociadora de plstico, y se ech al interior de la garganta algn tipo de nebulizacin. Trag profundamente un par de veces, volvi a guardar la botella, se recost en su silln, y sonri ms abiertamente. De qu quiere usted charlar? le pregunt. De cosas que parecen interesarle a usted. Estoy dispuesto a satisfacer su curiosidad, con la condicin de que deje usted de levantar piedras para ver qu hay debajo. S que sus intenciones son honorables, pero no se da usted cuenta de lo destructivo que puede llegar a ser. No veo cmo puedo aadir nada a la destruccin que ya ha tenido lugar. Doctor Delaware, deseo abandonar este mundo sabiendo que se ha hecho todo lo posible para proteger a ciertas personas. Tales como su hermana? Y no es esa proteccin, precisamente, lo que ha causado todos los problemas, seor Vidal? No, eso es incorrecto... pero, claro, usted slo ha visto una parte del todo. Y me va a mostrar usted ese todo? S. Tos. Pero tiene que darme su palabra de que dejar de husmear, que permitir que, por fin, las cosas descansen. Y por qu fingimos que tengo eleccin? le repliqu. Si no le doy lo que usted quiere, siempre puede aplastarme como a un bicho.
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Del mismo modo en que aplast a Seaman Cross, Eulalee y Cable Johnson, Donald Neurath, los Kruse. Estaba divertido. Cree usted que yo he destruido a toda esa gente? Usted, la Magna... qu diferencia hay? Ah... la gran empresa estadounidense, vista como la nueva reencarnacin de Satans! Slo esta empresa en particular. Su risa era dbil y siseante. Doctor, aunque tuviera algn inters en... aplastarle a usted, no lo hara. Ha adquirido usted una cierta... aura de gracia. Cmo? Oh, s. Hubo alguien que lo quera a usted mucho. Una persona encantadora y amable... por quien ambos sentamos afecto. No el bastante afecto como para impedirle borrar su identidad. Vi a ese alguien hablndole en aquella fiesta le dije. Deseaba algo de usted. Qu era? Los plidos ojos se cerraron. Se apret las sienes con los dedos. De Holmby Hills a Willow Glen dije. Quinientos dlares al mes, en un sobre sin marca alguna. No suena como si usted le tuviera mucho afecto. Abri los ojos. Quinientos? Eso es lo que le dijo Helen? Lanz otra risa silbante, rod su silla hacia atrs, puso los pies sobre su escritorio. Vesta pantalones negros de pana, zapatos castaos de piel de cordero, con calcetines de cuadros escoceses. Las suelas de sus zapatos estaban pulimentadas, sin marcas, como si jams hubieran tocado el suelo. De acuerdo dijo. Basta ya de rodeos. Dgame lo que usted cree que sabe... y yo corregir sus errores. Lo que quiere decir que as averiguar hasta qu punto puedo causarles problemas y luego actuar en consecuencia. Comprendo el motivo por el cual usted puede verlo as, doctor. Pero lo que realmente deseo es ofrecerle algo de educacin preventiva... dndole a usted una visin completa, para que as no tenga ya ninguna necesidad de causar problemas. Silencio. Si mi oferta no le atrae, har que lo lleven inmediatamente de vuelta a casa. Qu posibilidades tengo de llegar all con vida?
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Un ciento por ciento. A menos que Dios decida otra cosa. O Dios hacindose pasar por la Magna Corporation. Se ech a rer. De eso me he de acordar. Entonces, doctor, qu hacemos? Usted elige. Estaba a su merced. El seguirle la corriente significaba enterarse de ms cosas. Y ganar tiempo. As que le dije: Adelante. Edqueme seor Vidal. Excelente. Hagmoslo como caballeros, mientras cenamos. Apret algo en la parte delantera de su escritorio. La pared con la coleccin de armas hizo una media rotacin, revelando un estrecho pasadizo con una puerta mosquitera que se abra al exterior. Salimos a un largo patio cubierto, sostenido por columnas de madera de color gris marrn y pavimentado con baldosas mexicanas color xido. Unas buganvilias arreladas en macetas de barro reptaban en derredor de las columnas y llegaban hasta el techo, en donde se desparramaban. Cestas de mimbre con colas de burro y plantas jade colgaban de las vigas. Una gran mesa redonda estaba cubierta con tela de damasco azul cielo y preparada para dos: platos de arcilla, cubertera de plata labrada, copas de cristal tallado y un centro de hierbas secas y flores. Haba estado seguro de lo que yo iba a elegir. Un camarero mexicano apareci de la nada y me sostuvo la silla. Pas junto a l, segu ms all, cruzando el patio, y sal al aire libre. La posicin del sol me deca que se aproximaba el crepsculo, pero el calor era ms propio del medioda. Camin hasta estar lo bastante lejos del edificio como para poderlo ver por entero: largo, bajo, de una sola planta, con paredes imitando el adobe, ventanas acabadas con el mismo color gris marrn de las columnas. Senderos de losas de piedra que cortaban su camino a travs de la media hectrea, ms o menos, de csped, bordeado por gazanias amarillas. Ms all de la hierba haba polvo seco y un corral vaco. Ms all del corral, ms polvo, kilmetros de polvo, con la monotona de color bizcocho rota nicamente por matas de loe y rboles de Joshua, y manchas de sombras cenicientas, que parecan las de uno de esos cuadros de pntelo siguiendo los nmeros. Mis ojos bajaron hasta fijarse en un punto en especial del csped, buscando all un banco de jardn, en madera. Nada. Pero, de todos modos, mi memoria colocaba uno all. Un lugar donde posar para una foto. Dos niitas vestidas de vaqueras, comiendo helado. Mir hacia atrs, a Vidal. Se haba sentado y estaba abriendo su servilleta, dicindole algo al camarero, mientras ste le llenaba el vaso de vino. El camarero lanz una carcajada, llen mi vaso y se march.
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El antes llamado Billy el Celestino me mostr mi silla con la mano. Le ech otra mirada a las montaas, y ahora slo vi piedra y arena. El juego de las luces y las sombras sobre una superficie inanimada. Todos los recuerdos borrados. Vidal me llam con un gesto. Camin de regreso al patio.
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Vidal coma con ferocidad, de un modo obsesivo, cual si fuera una cobra de impecables modales. Atacando a su comida, cortndola en pedacitos y triturndola, machacndola, hasta convertirla en una masa blanda, antes de ingerirla. Nos sirvieron, guacamole, ostentosamente mezclado junto a la mesa por el camarero, usando un burdo almirez y su maja, ambos de piedra. Una ensalada de plantas silvestres y cebollas escabechadas. Tortillas de maz caseras, mantequilla recin hecha, filetes de pez espada a la barbacoa, con seis clases de salsa, lomo de cerdo rustido con algn tipo de salsa dulce y picante a la vez. Un Chardonnay y un Pinot Noir, que l se preocup de informarme que estaban criados en una bodega de Sonoma propiedad de la Magna y que se trataba de una reserva especial, exclusivamente dedicada a su propio consumo. Un par de veces le vi hacer una mueca tras tragar, y me pregunt cunto de su placer era gustatorio y cunto agradecimiento de que su boca an siguiese funcionando. Haba aceptado una segunda porcin de cerdo, antes de darse cuenta de que mi comida permaneca sin tocar. No es de su gusto, doctor? Preferira ser informado en vez de comer. Sonrisa. Corta. Machaca. Una picadora humana. Dnde estamos? pregunt. En Mxico? Mxico es slo un estado de la mente me dijo. Alguien ingenioso se invent esa frase; aunque que me ahorquen si recuerdo quin fue..., probablemente sera Dorothy Parker. Era ella quien deca todas las cosas ingeniosas, no? Corta, mastica. Traga. Por qu se mat Sharon? le pregunt. Baj su tenedor. Eso es un punto final, doctor. Procedamos cronolgicamente. Proceda. Bebi vino, hizo una mueca, tosi, sigui comiendo, bebi un poquito ms. Yo mir hacia fuera, al desierto, mientras ste se iba oscureciendo hasta un fango marrn. No se oa un solo sonido, ni siquiera se vea un pjaro en el cielo. Quiz los animales supiesen algo.
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Finalmente, apart el plato y golpe la mesa con el tenedor. Apareci el camarero mexicano, junto con dos obesas mujeres de cabello negro recogido en gruesas trenzas. Vidal les dijo algo en rpido espaol. La mesa fue limpiada y a cada uno de nosotros se nos sirvi un bol de estao con un helado verde. Lo prob. Era empalagosamente dulce. De cactus me inform Vidal. Es muy tranquilizante. Se tom largo rato con el postre. El camarero nos trajo un carajillo de ans. Vidal le dio las gracias, lo despidi, y se limpi los labios con la servilleta. Por orden cronolgico le record. Por qu no empezamos con Eulalee y Cable Johnson? Asinti con la cabeza. Qu es lo que sabe de ellos? Ella era una de las chicas de las fiestas de Belding; el hermano era un criminal de los del montn. Un par de listillos de pueblo que trataban de dar el gran golpe en Hollywood. Desde luego lo que no eran es unos grandes traficantes de droga. Linda... yo siempre la conoc por Linda me dijo, era una criatura exquisita. Un diamante en bruto, pero fsicamente magntica..., con ese algo intangible que no se puede comprar a ningn precio. En aquellos tiempos, estbamos rodeados por bellezas, pero ella se destacaba entre todas, porque era diferente a las dems..., menos cnica, con una cierta ductilidad. Y pasividad? Supongo que eso es algo que puede ser contemplado como una tara, por alguien en la lnea de trabajo de usted. Yo lo tomaba como prueba de su naturaleza tranquila, y cre que era la mujer adecuada para ayudar a Leland. Para ayudarlo a qu? A convertirse en un hombre. Leland no comprenda a las mujeres. Cuando estaba entre ellas se quedaba helado, y no poda... hacer lo que hay que hacer. Y era demasiado inteligente como para no darse cuenta de lo irnico que era aquello: tanto dinero y poder, el soltero ms apetecible del pas, y an segua siendo virgen a los cuarenta. No era una persona muy preocupada por lo fsico, pero toda olla tiene su punto de ebullicin, y la frustracin estaba interponindose en su trabajo. Yo saba que l nunca iba a resolver aquello por s solo. As que cay sobre mis hombros el hallarle... una instructora. Le expliqu la situacin a Linda. Ella estaba dispuesta a interpretar aquel papel, as que arregl las cosas para que ambos estuvieran juntos. Doctor Delaware, ella era algo ms que una chica de fiestas.
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Favores sexuales a cambio de una remuneracin coment. Desde luego, suena a otra cosa. Se neg a sentirse ofendido. Todo el mundo tiene su precio, doctor. Simplemente, estaba haciendo, con treinta aos de adelanto, lo que ahora haran algunas consultoras sexuales. Pero usted no la eligi por su personalidad insist. Era hermosa dijo. Haba ms posibilidades de que le estimulase. No me refera a eso. Oh, no? Dio un sorbo a su caf y dijo: Est tibio. Y golpe la mesa tres veces con la cucharilla. El camarero apareci, saliendo de la oscuridad, con una cafetera recin hecha. Me pregunt qu ms habra oculto all. Bebi el humeante lquido y puso una cara como si alguien le hubiera vertido cido garganta abajo. Pasaron varios segundos antes de que pudiera hablar, y cuando lo hizo tuve que inclinarme hacia l para poderlo escuchar. Por qu no me dice a dnde quiere llegar? A su esterilidad le contest. Usted la eligi porque crey que era incapaz de tener hijos. Es usted un joven muy brillante me dijo, y luego alz de nuevo su taza a los labios, y qued oculto tras una nube de humo. Leland era un hombre muy remilgado..., eso formaba parte del problema. El que no tuviera que preocuparse acerca de tomar precauciones era un punto a favor de ella. Pero slo un factor menor, un poco ms de lo, algo de lo que nos podramos haber ocupado de no haber sido as. Yo estaba pensando en algo mucho ms liado le dije. En un heredero nacido sin que existiese una relacin legalizada con la madre. Bebi ms caf. Por qu pens usted que ella no poda quedar en cinta? le pregunt. Hicimos comprobaciones de los historiales de todas las chicas, y las hicimos someterse a unos exmenes fsicos muy completos. Nuestra investigacin revel que Linda se haba quedado embarazada varias veces durante su juventud, pero que siempre haba tenido un aborto, poco despus de la concepcin. Nuestros doctores dijeron que era algn tipo de desequilibrio hormonal. Y decidieron que era incapaz de tener hijos. Cra de animales al revs. Y qu tal lo hizo con el viejo Leland? pregunt.
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Fue maravillosa. Tras unas pocas sesiones, l era un hombre nuevo. Y cules eran los sentimientos que l tena hacia ella? Dej la taza. Leland Belding no senta, doctor. Era lo ms parecido a algo mecnico que pueda llegar a ser un humano. Me volvieron a la mente las palabras de Eilston Crotty: Como una jodida cmara con patas. Recuerdo haber pensado que era un jodido bastardo helado. Aun as le dije. Los pacientes y los consejeros sexuales acostumbran a desarrollar algn tipo de nexo emocional. Me est diciendo que entre ellos no se desarroll ninguno? Eso es exactamente lo que le estoy diciendo. Era como acudir a una clase, como si aprendiese francs. Leland la reciba en su oficina, cuando haban acabado; se duchaba, se vesta y reanudaba su trabajo, mientras que ella volva a sus cosas. Yo lo conoca mejor que nadie, lo cual no era mucho... jams sent tener acceso a sus pensamientos. Pero yo supongo que l la vea como una ms de sus mquinas... una de las ms eficientes de todas. Lo cual no quiere decir que tuviese un mal concepto de ella: las mquinas eran lo que l ms admiraba. Y cules eran los sentimientos de ella hacia l? Un momento de pausa. Una huidiza expresin de dolor. No hay duda de que estaba impresionada por su dinero y podero. A las mujeres les atrae el poder..., pueden perdonarle cualquier cosa a un hombre, menos el que sea impotente. Y tambin vea su lado impotente. As que me imagino que lo contemplaba con una mezcla de deslumbramiento y piedad, en el modo en que podra contemplar un mdico a un paciente con una enfermedad extraa. Haba construido con sus palabras una frase terica. Pero la expresin de dolor no dejaba de abrirse camino a travs de la fachada de encanto. Y entonces supe que Linda Lanier se haba convertido para l en algo ms que una chica de harn a la que se le haba asignado una misin. Y supe que aquello no poda ni tocarlo. El suyo era, puramente, un acuerdo de negocios afirm. Lo cual estuvo muy bien, hasta que Cable entr en escena. La fachada se desmoron un poco ms. Cable Johnson era despreciable. Cuando Linda y l eran unos adolescentes, se la venda a los chicos de su pueblo, para sacarse un dinero... ella tena por ese entonces catorce o quince aos. As es como se qued preada en esas ocasiones de las que le he hablado. l era pura basura.
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Y cmo es que no lo consider a l como un factor de riesgo cuando pens en Linda como instructora? Oh, lo hice! Pero pens que ya no haba que preocuparse de ese riesgo: para cuando contrat a Linda, Johnson estaba encerrado en la prisin del condado, por robo... y se enfrentaba con una estancia en la penitenciara, como reincidente. Estaba en la pura ruina, no era capaz ni de llegar a diez dlares en una fianza de cien. Yo obtuve su libertad, le di trabajo en la Magnafilm con un salario hinchado. El muy idiota ni siquiera tena que aparecer en el trabajo: le mandaban el cheque a su pensin. Lo nico que se le peda a l era que permaneciese apartado de ella. No le parece que era un acuerdo muy generoso por nuestra parte? No, si se compara a un pedazo de la fortuna de Belding. El muy estpido dijo. No haba la ms mnima posibilidad de que obtuviesen ni una moneda de la misma, pero l era un criminal compulsivo, no poda dejar de planear rateras. Y entra en escena el doctor Donald Neurath, experto en fertilidad y amigo del alma. Vaya, vaya... exclam Vidal. Es usted un investigador muy concienzudo. Estaba Neurath en el plan de extorsin? l deca que no, asegur que se le presentaron como una pareja casada, pobres y sin hijos: el seor y la seora Johnson. Insisti en que no lo haban engaado, que haba notado que haba algo raro en ellos, y que por tanto se haba negado a tomarla como paciente. Pero, de algn modo, lograron convencerle. Ya sabe usted cmo le dije. Fue un trueque: la pelcula porno a cambio de un tratamiento hormonal para Linda. Ms suciedad dijo. Y, no obstante, Neurath saba demasiado. Usted tuvo que acabar con l en algn punto de Mxico. Apuesto que no muy lejos de aqu. Doctor, doctor... me concede usted demasiado protagonismo. Yo nunca he acabado con nadie. Donald Neurath vino aqu voluntariamente, a ofrecernos informacin. Deba dinero a uno de esos prestamistas ilegales y esperaba que yo lo pagase. Me negu. Camino de regreso, su coche se averi... o, al menos, eso es lo que me han dicho. Muri por la exposicin a los elementos: el desierto no perdona, y causa su dao rpidamente. Como mdico, debera haber estado ms preparado para esto. Es as como lo conect usted al esquema de Cable? le pregunt.
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No. Linda vino a verme dicindome que ya no poda trabajar con Leland. Y llevando una nota, con papel de Neurath, en la que se deca que haba contrado algn tipo de infeccin vaginal. Al principio, no sospech nada. Todo pareca correcto. Le di una paga de diez mil dlares como finiquito, y le dese buena suerte. Naturalmente, luego un todas las piezas del rompecabezas. Cmo reaccion Belding a la partida de ella? No reaccion. En ese momento estaba experimentando, probando su recin hallada confianza con otras mujeres. Tantas como le era posible. Incluso comenz a pavonearse de ello. La transformacin de Belding de ermitao a playboy. Las fechas concordaban. Y qu pas luego? Casi un ao despus, Cable Johnson me llam y me inform de que, si realmente me preocupaba el bienestar de Leland sera mejor que tuviese una charla con l. Nos citamos en un repugnante hotelucho de la parte baja de la ciudad; Johnson estaba borracho y contento como un chucho con un gran hueso: pasendose arriba y abajo como un pavo real, muy orgulloso de s mismo. Me explic que Linda haba dado a luz unas hijas de Leland. Que se la haba llevado a Texas para que lo hiciese... pero que ahora ya haban regresado y que nos iban a atornillar. Vidal alz su taza de caf, lo pens mejor y la volvi a dejar. Oh, se crea muy listo! Lo tena todo pensado: ponindome el brazo sobre los hombros, como si furamos viejos amigos, ofrecindome ginebra barata de una botella sucia. Cantando canciones obscenas y dicindome que ahora, los Johnson y los Belding iban a ser parientes. Luego me dijo que esperase, sali de la habitacin y regres al cabo de unos minutos con Linda y sus pequeos obsequios. Tres obsequios intervine. Asinti con la cabeza. Trillizas. Todo aquel trastear con hormonas hacindoles cosas extraas a los vulos, incrementando las posibilidades de un nacimiento mltiple. Hoy esto es de conocimiento mdico general, pero Neurath se haba adelantado a su tiempo. Lo nico importante que haya pasado en Port Wallace coment: Jewel Rae, Jana Sue. Y la pobre Joan Dixie, nacida ciega, sorda y paraltica. La pobre cosita, tan pattica afirm l. Fue algn tipo de dao al cerebro... El lugar al que se llev a Linda era primitivo. Casi se muere en el parto. Cerr los ojos y agit la cabeza.
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Era tan pequea... no mayor que un puo! Fue un milagro el que sobreviviese. Linda la llevaba en un cesto a todas partes, y no dejaba de hacerle mimos y darle masajes en los miembros. Quera creer que sus espasmos eran movimientos voluntarios. Finga que todo era normal. Algo as debi de ser difcil de aceptar para un hombre remilgado. Las tres le disgustaban. Siempre le haban molestado los nios, y el que fuesen trillizas lo pona malo. l era el ingeniero puro, acostumbrado a las especificaciones de las mquinas, a la precisin. No tena la menor tolerancia para nada que se apartase de lo que l esperaba. Naturalmente, las deformidades de Joan eran un insulto aadido... la implicacin de que l haba tenido participacin en la creacin de algo defectuoso. Yo lo conoca, y saba cmo iba a reaccionar. Deseaba mantenerlo apartado de todo aquello, solucionar las cosas a mi manera. Pero Cable lo quera todo, y de inmediato. Eran parientes. Linda tena una llave del despacho de Leland, que no haba devuelto. Y se fue a verle una noche que l se haba quedado hasta tarde trabajando, llevndole las nias. Agit la cabeza. La pobre chica estpida, crea que, al verlas, a l se le encendera el amor paterno. l la escuch, y le dijo lo que ella quera escuchar. En el mismo momento en que ella se hubo ido, Belding me llam y me orden ir a verle para una sesin de resolucin de problemas. Y no es que quisiera conocer mi opinin... ya haba llegado a una decisin: todos ellos tenan que ser eliminados. Definitivamente. Y yo iba a ser el ngel de la muerte. Tambin haba que matar a las nias? Asinti con la cabeza. Toda la maldad es siempre cargada a las espaldas del muerto coment. Pero algn buen SS cumpli la orden. Bebi, tosi, sac del bolsillo la botella nebulizadora y se lanz una rociada garganta abajo. Yo salv a esas nias dijo. Slo yo poda haberlo logrado; slo yo tena la bastante confianza de Leland como para mostrarme en desacuerdo con l sin que pasase nada. Le dije que el infanticidio estaba absolutamente fuera de cuestin. Que si alguna vez llegaba a saberse, sera su ruina... y la ruina de la Magna. Un modo pragmtico de presentrselo. El nico modo que l comprenda. Le expliqu que las nias seran dadas a adopcin, de un modo que quedara permanentemente oscurecida cualquier conexin con l. Que poda redactar un nuevo testamento en el que quedasen especficamente excluidos todos los parientes de sangre, conocidos o desconocidos, para que as no pudiesen heredar ni un centavo. Al principio no quera
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ni or hablar de eso, segua insistiendo en que la nica solucin estaba en la opcin sin ambigedades. Yo le contest que siempre haba llevado a cabo todo lo que me haba ordenado, sin rechistar, pero que antes que hacer esto, dimitira. Y si las nias moran, no poda garantizarle el guardar silencio. As que, estaba tambin dispuesto a eliminarme a m? Eso le irrit... y le dej muy preocupado. Desde la infancia, nadie le haba dicho jams que no. Pero me respet por no doblegarme ante l, y al cabo estuvo de acuerdo con mi plan. Un plan muy hbil acept. Que inclua un premio de consolacin para su hermana... Fue justo despus de la muerte de Henry. Ella se haba hundido en una profunda depresin: viuda y sin hijos. Haba estado recluida en casa desde el funeral. Pens que el tener a las nias le iba a ir de maravilla. Y no es una mujer imaginativa: jams me pregunt de dnde haban salido, y nunca lo quiso saber. Estaba Joan incluida en el trato? No. Eso era algo que Hope no hubiera podido manejar. La empresa compr un sanatorio en Connecticut, y Joan fue ingresada all. Se le dio un cuidado excelente. En el proceso, aprendimos lo necesario acerca de la gerencia de establecimientos de salud, y acabamos por comprar varios hospitales. Nuevos nombres, nuevas vidas dije. Excepto para los Johnson. Fue a usted o a Belding a quien se le ocurri lo de las drogas? Eso... no se supona que pasase del modo en que pas. Estoy seguro de que a Linda y Cable les reconfortara el or eso. Trat de hablar. No sali nada de su boca. Se roci la garganta, aguard y produjo un sonido dbil, tan seco como un alarido agnico. No estaba previsto el que Linda... participase en aquello. Se supona que ella no estara all, que habra salido de compras. Ella no era ninguna amenaza. Una vez hubisemos sacado de en medio a su hermano, nos hubiramos podido ocupar de ella... Yo me hubiese ocupado de ella. Pero su coche no funcionaba, y estaba llamando a un taxi cuando empezaron a pasar las cosas. Cable la agarr, el muy mierda, y la us como escudo. El que la matasen fue un accidente. De eso nada le contradije. Ella no hubiera dejado que le quitasen a sus nias sin rechistar. Tena que morir. Y usted, o saba esto desde el principio, o bien decidi no verlo cuando mont lo de la redada. Ese apartamento de lujo en el Fountain, todas las joyas, las pieles, los coches... todo eso era para hacerles creer, a ella y a Cable, que Belding estaba cediendo a sus condiciones. Pero ambos estaban muertos, desde el mismo momento en que ella entr en aquella oficina con las nias.
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Se equivoca usted, doctor Delaware. Yo lo tena todo arreglado. Bueno, concedmosle a usted el beneficio de la duda, y digamos que alguien rearregl el arreglo de usted. Se aferr al borde de la mesa. La expresin que haba en sus ojos fue ms fuerte que el bronceado, las ropas, todo aquel encanto tan cuidado. No grazn, fue un error. Ese idiota de sucio hermano suyo la mat... utilizndola, del mismo modo en que siempre la haba utilizado. Quiz lo hiciese. Pero, de todos modos, Hummel y DeGranzfeld la hubieran matado, siguiendo las rdenes de Belding. l estuvo complacido con el trabajo que haban hecho, y los recompens con empleos en Las Vegas. No dijo nada durante largo rato. Algo... podra ser real?, pareca estar comindoselo por dentro, devorndolo desde su interior. Miraba a travs de m, hacia otro tiempo. Tonteras dijo al fin. Es usted el padre de las nias? le pregunt. Otro largo silencio. No lo s. Y luego: Leland y yo tenamos el mismo tipo de sangre: O positivo. Lo mismo que el cuarenta y tres por ciento de la poblacin. Hoy en da hay unos tests de una gran precisin. Y de qu iba a servir eso? su voz se alz, se hizo pedazos y muri. Yo las salv. Y las coloqu en una buena casa. Ya era suficiente. No para Sharon: acab desnuda, comiendo directamente del bote. Otro plan que sali mal? Fue por el bien de ambas. Eso es lo que me han dicho. Sherry era una nia que daba miedo. Vi signos de violencia en ella, desde el momento en que aprendi a caminar. Me preocupaba. Me pregunt si no sera culpa de la mala simiente... los Johnson venan de una larga tradicin de malhechores. Al final, qued claro que Hope no poda ocuparse de ambas. Sharon estaba sufriendo una autntica persecucin... y paliza tras paliza. Las cosas iban subiendo de tono de un modo imparable. Haba que hacer algo. Cuando Sherry trat de ahogarla supe que haba llegado el momento. Pero Leland no tena qu enterarse. Se haba olvidado totalmente de ellas, no haba vuelto a mencionarlas ni una sola vez, desde que se las haba transferido a mi hermana. Pero saba que considerara cualquier cambio de planes como una prueba de que mi modo de enfrentarme mayonesa
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con la situacin no estaba funcionando. E insistira en hacerlo a su modo. Y qu es lo que le dijo? Que Sharon se haba ahogado por accidente. Eso s que lo acept sin cuestionarlo. Sus labios empezaron a temblar. Se coloc una mano, de cuidada manicura, sobre la boca, para ocultar esta prdida de control. Y por qu desterrar a Sharon? pregunt. Por qu no a Sherry? Porque Sherry era la que necesitaba que la vigilasen... era inestable, un arma cargada. El dejarla por algn lugar sin supervisin era demasiado peligroso... para ambas. sa no es la nica razn le dije. No. Hope lo quera as. Se senta ms cercana a Sherry, crea que Sherry la necesitaba ms. Castigar a la vctima dije. De una mansin a una chabola en un terreno rido. Y dos personas, retrasados mentales, como cuidadores. Eran buena gente afirm. Comenz a toser e, incapaz de acabar de hacerlo, agit la cabeza de un lado a otro, jadeando por aire. Sus ojos se llenaron de agua y tuvo que agarrarse a la mesa como apoyo. Al fin, fue capaz de hablar, pero tan dbilmente, que deb inclinarme hacia l para poder orle. Eran buena gente. Trabajaban para m. Saba que se poda confiar en ellos. Se supona que esa situacin slo iba a ser temporal..., era un modo de ganar tiempo para Sharon, hasta que se me ocurriese otra cosa mejor. Un modo de borrar su identidad suger. Por su bien! su susurro era rasposo, insistente. Nunca hubiera hecho nada que le pudiese hacer dao. La mano a la boca, de nuevo. Una tos incontrolable. Se llev un pauelo de seda hasta los labios y escupi algo en l. Excseme dijo. Y luego: Tena el rostro de su madre. Tambin lo tena Sherry. No, no. Sherry tena las facciones, pero no el rostro. No dijimos nada durante largo rato. Luego, repentinamente, como si se obligase a salir de un estupor sentimental, se irgui en su asiento y chasque los dedos. El camarero le trajo un vaso de agua helada y, al instante, volvi a desaparecer. Bebi, se aclar la garganta y se toc la nuez, tragando con fuerza. Obligndose a
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sonrer, pero pareciendo exprimido, derrotado. Un hombre que haba viajado toda su vida en un camarote de primera clase, slo para descubrir que el barco no haba ido a parte alguna. Yo haba llegado a este lugar odindole, preparado para avivar el fuego de mi odio. Pero ahora senta deseos de echarle un brazo por los hombros. Luego pens en los cadveres, en el montn de ellos, y le dije: El plan permanente. temporal se fue alargando hasta llegar a ser
Asinti con la cabeza. Yo no dejaba de buscar otro modo de resolverlo, alguna otra forma de disponer las cosas. Mientras, Shirlee y Jasper estaban haciendo su trabajo... increblemente. Luego, Helen descubri a Sharon, la hizo su protegida, y comenz a moldearla de un modo excelente. Decid que nada poda ser mejor que eso. Entr en contacto con Helen, y llegamos a un acuerdo. Se le pag a Helen? No con dinero. Su esposo y ella eran demasiado orgullosos para haberlo aceptado. Pero haba otras cosas que yo poda hacer por ellos: becas para sus hijos, abortar un plan que pretenda vender las tierras de la empresa en Willow Glen para hacer urbanizaciones. Y la Magna garantiz, durante treinta aos, comprarles cualquier excedente agrcola y compensarles por cualquier prdida que se produjese, por debajo de un nivel especificado. Y no slo a Helen, sino a todo el pueblo. Pagarles para que no produjesen manzanas dije. Una tradicin americana afirm. Debera usted de probar la miel y la sidra de Wendy. A nuestros empleados les encantan. Me acord de la queja de Helen: Pero ellos no venden... Y es precisamente esto lo que mantiene a Willow Glen convertido en un pueblucho sin futuro. Y tambin mantena a Shirlee y Jasper, y a la nia a su cuidado, alejados de las miradas curiosas. Qu es lo que sabe Helen? pregunt. Su conocimiento es muy limitado. Por su propio bien. Qu es lo que suceder con los Ransom? No cambiar nada me dijo. Seguirn viviendo unas vidas maravillosamente simples. Vio en sus rostros algn signo de sufrimiento, doctor? No necesitan nada que no tengan, y comparndolos con el modo en que vive mucha gente, se les podra considerar como bien situados. Helen se cuida de ellos. Y, antes de que apareciese ella, lo haca yo.
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Muy bien le dije, usted es la Madre Teresa. Cmo es que la gente sigue muriendo? Alguna gente merece morir. Eso suena a una cita del libro rojo del presidente Belding. No hubo respuesta. Y qu hay de Sharon? inquir. Tambin ella mereca morir, por tratar de averiguar quin era? Se puso en pie, me mir desde lo alto. Todas las dudas haban desaparecido en l, de nuevo era el Hombre al Mando. Las palabras slo pueden comunicar hasta un punto, no ms me dijo. Venga conmigo. Nos dirigimos hacia fuera, hacia el desierto. Apunt una linterna de bolsillo al suelo, iluminando un terreno agujereado, matas de hierbas, y cactus saguaro, que se alzaban hacia el cielo. Aproximadamente unos ochocientos metros ms all, la luz se pos en un pequeo vehculo carenado, construido en fibra de vidrio, el cochecito de golf que yo haba visualizado durante mi viaje con Hummel. Pintura oscura. Una barra protectora para caso de vuelco, ruedas con protuberancias, de todo terreno. En la puerta, una M inclinada hacia delante. Se coloc tras el volante y me hizo un gesto de que subiese. Para este viaje no haba venda en los ojos. O bien se confiaba en m, o estaba condenado. Movi varios conmutadores. Los faros. El zumbido de un motor elctrico. Nos movimos hacia adelante con sorprendente velocidad, el doble de la velocidad de auto-choque que haba llevado Hummel... el muy sdico. Ms deprisa de lo que yo crea posible para una mquina elctrica. Pero, al fin y al cabo, esto era territorio de la alta tecnologa. El Rancho Patente. Rodamos durante ms de una hora sin cambiar palabra, recorriendo extensiones de yeso yermo. El aire aunque estaba caliente, se fue haciendo fragante, con un dbil aroma a hierbas. Vidal tosi mucho, mientras el vehculo levantaba nubes de fino polvillo de yeso, pero continu maniobrando sin problemas. Las montaas de granito eran dbiles marcas de lpiz en papel negro de constructor. Le dio a otro interruptor e hizo que apareciese la luna gigantesca, blanca como la leche, y pegada a la Tierra. No era la luna, claro, sino una gigantesca bola de golf, iluminada desde dentro. Un domo geodsico, de quiz unos diez metros de dimetro. Vidal se acerc y aparc al lado. La superficie del domo era de paneles hexagonales en plstico blanco enmarcados en tubos de
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metal blanco. Busqu el cubculo del que hablaba Seaman Cross, la cabina en que haba permanecido mientras se comunicaba con Belding. Pero el nico acceso al edificio era una puerta blanca. El Multimillonario Ermitao dije. Un librillo estpido afirm Vidal. A Leland se le meti en la cabeza que deba ser inmortalizado en una crnica. Y por qu eligi a Cross? Bajamos del cochecito. No tengo la menor idea... ya le he dicho que nunca me dejaba saber lo que tena en mente. Yo estaba fuera del pas cuando l lleg a ese trato. Luego cambi de idea y le exigi a Cross que lo olvidase todo, a cambio de una cantidad de dinero. Cross tom el dinero, pero sigui adelante con el libro. Eso molest mucho a Leland. Otra misin de bsqueda y destruccin. Todo fue llevado a cabo de un modo absolutamente legal..., en los tribunales. El saquear su archivo en aquella bveda blindada no fue exactamente trabajar segn las normas. Us para ello a la misma gente que para el asalto a la casa de los Fontaine? Su expresin deca que aquello era algo a lo que no vala la pena responder. Comenzamos a caminar. Qu hay del suicidio de Cross? le pregunt. Cross era un hombre con poca fuerza de voluntad, y no pudo enfrentarse a aquella situacin. Me est diciendo que fue un autntico suicidio? Ciertamente. Y, si no se hubiera eliminado l mismo, le hubiera dejado usted vivir? Sonri y agit la cabeza. Como ya le he dicho antes, doctor, yo no aplasto a la gente. Adems, Cross no era ninguna amenaza. Nadie le crea. La puerta era blanca y de una sola pieza. Coloc la mano en el tirador, me mir, y dej que me empapase del mensaje. En lo que se refera a las historias sobre Belding, Cross haba envenenado la fuente. Este da no haba sucedido nunca. Mir hacia arriba del domo. La luz de las estrellas le haca centellar, como si fuera una medusa gigante. Los paneles de plstico emitan un olor de coche nuevo. Vidal gir el tirador. Entr. Una puerta se cerr tras de m. Un momento ms tarde, o partir al cochecito.
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Mir en derredor, esperando pantallas, consolas, tableros de mando, una maraa, a lo Flash Gordon, de ensalada electrnica. Pero tan slo era una gran sala, con sus paredes interiores tapizadas de plstico blanco. El resto podra haber salido de cualquier mansin de un barrio de clase media-alta. Alfombra azul hielo. Mobiliario en roble. Un televisor de pantalla supergrande. Una columna de componentes de estreo. Una biblioteca prefabricada y cesta de revistas a juego. Un mueble-cocina de esos de apartamento pequeo a un lado. Plantas en macetas. Carteles enmarcados. Dibujos de manzanas. Y tres camas dispuestas en paralelo unas con otras, como en un cuartel. O un hospital: las dos primeras eran conjuntos hospitalarios, con controles electrnicos de posicin y mesas cromadas giratorias. La ms cercana estaba vaca, a excepcin de algo en la almohada. Le ech una mirada ms de cerca. Era un aeroplano de juguete... un bombardero, pintado de oscuro, con una M inclinada hacia delante en la puerta. En la segunda yaca una joven impedida, bajo un cobertor muy alegre. Inmvil, boquiabierta, con algo de gris haciendo mechas en su cabello negro, pero por lo dems sin cambios en los seis aos transcurridos desde que la haba conocido. Como si su paraplejia dominase de tal modo su cuerpo, que la hubiera dejado fuera del tiempo, sin edad. Inspir profundamente, con respiracin sorbente y el aire sali de ella con un gemido. Una bocanada de perfume se filtr por entre el ambiente de coche nuevo: jabn y agua, hierba fresca.
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Sharon estaba sentada al borde de la tercera cama, con las manos cruzadas sobre su regazo. Una sonrisa, tan fina como un papel de fumar, adornaba sus labios. Vesta un largo vestido blanco que se abotonaba por delante. Su cabello estaba peinado hacia los lados, con raya en el centro. Sin maquillaje, ni joyas. Con sus ojos con tintes prpura a la luz del domo. Se agit nerviosa, bajo mi mirada. Dedos largos. Brazos tan suaves como la mantequilla. Los pechos empujando el tejido de su vestido. Era seda. Caro, pero aun as pareca el uniforme de una enfermera. Hola, Alex. La mesa giratoria de Shirlee Ransom contena pauelos de papel, una bolsa de agua caliente, un aspirador de mucosidades, una jarra de agua y un vaso vaco. Tom el vaso, lo hice rodar entre mis palmas y lo volv a dejar. Ven me dijo. Me sent junto a ella y dije: Alzada de entre los muertos, como Lzaro. Nunca descend entre ellos me corrigi. Pues alguien s que lo ha hecho. Asinti con la cabeza. La del traje rojo? pregunt. De los daiquiris de fresa? Ella. Era ella la que dorma con tus pacientes? Se movi, de modo que nuestros costados se tocaron. Ella. Quera hacerme dao, y no le importaba si para ello tena que hacer dao a otros. No supe nada de todo esto, hasta que comenzaron a lloverme las cancelaciones de las consultas. Todo haba ido tan bien... la mayor parte de mis casos eran de perodo corto de tratamiento, pero todo el mundo me apreciaba. Les llam. La mayora de ellos se negaron a hablarme. Un par de esposas s lo hicieron, llenas de ira, amenazadoras. Era como un mal sueo. Luego, Sherry me cont lo que haba hecho. Entre carcajadas. Haba pasado unos das conmigo y me haba cogido la llave de la oficina y se haba hecho una copia. La haba usado para husmear en mis archivos,
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escoger a los que le haban parecido ms monos, ofrecerles visitas de seguimiento gratuitas... y tirrselos, para luego largarlos. As es como me lo explic ella. Cuando estuve lo bastante calmada, le pregunt el porqu. Y me contest que una mierda me iba a dejar jugar a la doctora y comerle el coco a ella. Coloc su mano sobre mi pierna. Tena la palma hmeda. Saba que me tena mana, Alex, pero jams me imagin que llegase tan lejos. Cuando nos reunimos por primera vez, actu como si me amase. Cundo fue eso? En mi segundo ao en la escuela para graduados. En otoo. Sorprendido, le pregunt: No fue en verano? No, en otoo. En octubre. Y cul fue el asunto familiar que te impidi venirte conmigo a San Francisco? Terapia. Darla o recibirla? Mi propia terapia. Que te daba Kruse. Asentimiento con la cabeza. Era un momento crucial. No poda dejarlo. Estbamos tratando asuntos... Realmente era un asunto familiar. Y dnde estabas viviendo? En su casa. Yo haba ido all, buscndola, contemplando la cara de Kruse dividirse en dos... Que tenga un buen da... Fue realmente intenso me asegur ella. l quera controlar todas las variables. Y no tuviste problemas para dormir all? Yo... No, l me ayud. Me relaj. Hipnosis. S. Me estaba preparando... para que me viese con ella. Pensaba que sera un proceso curativo. Para ambas. Pero haba infravalorado el mucho odio que an quedaba. Sigui en calma, pero la presin de su mano aument. Ella estaba actuando, Alex. Para ella era fcil... haba estudiado teatro.
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Una interesante eleccin de carrera coment. No era una carrera, slo un antojo. Como todo lo dems en ella. Primero lo us para acercarse a m, luego para fijar sus miras en lo que yo ms quera, t; luego, aos ms tarde, en mi trabajo. Saba lo mucho que mi trabajo representaba para m. Y por qu no te sacaste la licencia? Se tirone el lbulo de la oreja. Demasiadas... distracciones. No estaba preparada. Eso fue una opinin de Paul? Y ma. Se apret contra m. Su tacto me pareca opresivo. Eres el nico hombre al que he amado, Alex. Y qu hay de Jasper? Y Paul? La mencin del nombre de Kruse la hizo estremecerse. Hablo de un amor romntico. De un amor fsico. T eres el nico que ha penetrado en m. No dije nada. Es cierto, Alex. S que tenas tus sospechas, pero Paul y yo nunca hicimos nada as. Yo era su paciente... y el dormir con un paciente es algo as como un incesto. Incluso despus de que la terapia ha acabado. Algo en su voz me hizo echarme atrs. Vale. Pero no olvidemos a Mickey Starbuck. A quin? A tu coprotagonista. En Examen Mdico. Era se su nombre, Mickey? Lo nico que s es que era un profesional al que Paul haba tratado para quitarle la adiccin a la cocana. All en Florida. Y yo no he estado nunca en Florida. Ella? Asinti la cabeza. Y quin le propuso el papel? S que todo eso no tiene muy buen aspecto, pero lo cierto es que Paul pens que podra ser curativo. Terapia radical. El trabajar el problema. Tendras que haberlo visto en su contexto, Alex. Haba trabajado con ella durante aos sin tener demasiado xito. Tena que intentar algo.
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Mir a otra parte, contempl lo que me rodeaba. El punto grueso de la alfombra azul. Los mensajes familiares de los carteles. No haba un jodido lugar como el hogar. Un hogar en forma de nave espacial. Era como si unos extraterrestres hubiesen bajado a la Tierra a la caza de especmenes para un zoo interplanetario, y hubiesen preparado un hbitat medio americano, con todos sus lugares comunes. Cuando volv a mirarla, estaba sonriendo. Con una sonrisa luminosa. Demasiado luminosa. Como el hielo antes de cuartearse. Comprendo lo extrao que todo esto debe de sonarte, Alex. Es difcil resumir tantos aos en slo unos pocos minutos. Le devolv la sonrisa, dej que se viese mi confusin. Es arrollador... la dinmica que tiene... como todo se ensambla entre s. Har todo lo que pueda para aclarrtelo. Te lo agradecer. Por dnde querras que empezase? Por el principio; me parece que es un lugar tan bueno como cualquier otro. Puso su cabeza en mi hombro. se es el problema: realmente, no hay un principio me dijo, con la misma voz desencarnada que haba usado, aos antes, para hablarme de la muerte de sus padres. Mis primeros aos son como una mancha desdibujada. Me han hablado de ellos, pero es como or una historia acerca de otra persona. De eso es de lo que iba la terapia, aquel verano. Paul estaba tratando de desbloquearme. Regresin de edad? Regresin de edad, libre asociacin, ejercicios de Gestalt... todas las tcnicas estndar. Cosas que yo misma he usado con mis pacientes. Pero ninguna funcion. No poda recordar nada. Quiero decir que, intelectualmente, yo comprenda el proceso defensivo, saba que estaba reprimindome, pero eso no me ayudaba aqu dentro y coloc mi mano sobre su vientre. Hasta cunto atrs puedes recordar? le pregunt. Tiempos felices. Shirlee y Jasper. Y Helen. To Billy me ha dicho que la conociste ayer. No es una persona realmente excepcional? S, lo es. Ayer. Pareca haber sido hacia siglos. Sabe ella que t ests viva? Hizo una mueca, como si le hubiesen dado un bofetn. Se dio un fuerte tirn del lbulo. To Billy me dijo que se haba ocupado de eso.
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Estoy seguro de que lo har. De qu estabais hablando los dos en la fiesta? De ella. Estaba volviendo a meterse de nuevo en mi vida, por la fuerza, dejndose caer por mi casa a cualquier hora del da, despertndome, aullando y maldiciendo, o metindose en la cama conmigo y manosendome, tratando de beber de mis pechos. En una ocasin la encontr con unas tijeras, intentando cortarme el cabello. En otras ocasiones llegaba drogada o borracha de sus daiquiris, vomitaba por todas partes, perda el control de su vejiga en mi alfombra. Yo no dejaba de cambiar las cerraduras, pero ella siempre encontraba un modo para meterse dentro. Y tomaba pastillas como si fuesen caramelos. Pinchazos ya antiguos entre los dedos de los pies. Se pinchaba droga? Lo hizo un tiempo, hace unos diez aos. No s, quiz hubiera empezado de nuevo... cocana, anfetaminas. A lo largo de los aos, seguramente se tom una sobredosis de algo, al menos una docena de veces. Yo tena el telfono de uno de los doctores de to Billy, al que poda llamar las veinticuatro horas del da, slo para vaciarle el estmago. Para cuando lo de la fiesta, se haba deteriorado de verdad y estaba tratando de hundirme con ella. No paraba de decir que bamos a ser compaeras de cuarto eternas. Yo estaba aterrada, ya no poda seguir soportando aquello. As que le ped a to Billy que se ocupase l de todo. A pesar de todo por lo que ella me haba hecho pasar, resultaba duro, pues yo saba que eso representaba que la iban a tener que internar. As que el verte all, en la fiesta, realmente me levant los nimos. Una semana antes, yo haba estado en casa de Paul, y Suzanne estaba haciendo la caligrafa para las invitaciones. Vi tu nombre en la lista, y not cmo brotaba en m un torrente de sentimientos hacia ti. Tom mi mano y la desliz hacia abajo, hasta su monte de Venus. Not calor, pesadez, la suave maraa del vello pbico a travs de la seda. Confiaba en que asistieses me dijo. Pero comprob los datos en un par de ocasiones, para ver si habas respondido para confirmar tu asistencia, y no lo habas hecho. As que, cuando se cruzaron nuestras miradas, no me lo poda creer. Era el Destino. Y supe que tena que intentar entrar en contacto contigo. Me bes en la mejilla. Y ahora, aqu ests. Hola, desconocido. Hola. Me qued all sentado y la dej besarme un poco ms, pasar sus dedos por mi cabello, tocarme. Lo soport todo y le devolv los besos, y supe cmo se sentan las prostitutas. Brot sudor de mi frente. Me lo sequ con la manga.
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Quieres un poco de agua? Y se levant y me sirvi un poco de la jarra de Shirlee. Us ese tiempo para aclararme la cabeza. Cuando regres, le dije: Te trataba Paul para alguna otra cosa, adems de para desbloquear el pasado? En realidad, aquello no empez como una autntica terapia... slo era una supervisin clnica, lo habitual acerca de cmo afectaban a mi trabajo mis sentimientos y mi estilo de comunicacin. Pero, a medida que nos adentrbamos en ello, pudo ver que yo tena... problemas de identidad, un pobre sentido del yo, una baja autoestima. Me senta incompleta. Y culpable. Culpable de qu? De todo. De haber abandonado a Shirlee y Jasper... son un encanto. Realmente senta cario por ellos, pero nunca cr e pertenecerles. Y a Helen. A pesar de que, prcticamente, fue ella quien me cri, no ora mi madre... Siempre hubo un muro entre nosotras. Era todo muy confuso. Asent con la cabeza. Ese primer ao de la escuela de graduados prosigui, hubo un montn de presiones, con eso de que se esperase que, realmente, ayudsemos a otra gente. Me aterrorizaba... es por eso por lo que me derrumb en aquella clase prctica. Creo que, en lo ms hondo, estaba de acuerdo con lo que decan los otros, sin embargo, me notaba como una impostora. Al principio, todo el mundo siente eso. Sonri. Nunca dejas de ser el terapeuta. Eso es lo que fuiste aquella noche. Mi roca. Cuando vi tu nombre en la lista de la fiesta, supongo que pens que quiz la historia se repitiese. Antes de que vieses a Sherry por primera vez... antes de que supieras de ella... le pregunt. Tenas fantasas acerca de tener una hermana gemela? Si, continuamente, desde que era una nia. Pero nunca le di demasiada importancia a aquello. Yo era del tipo de nia que dejaba volar la fantasa con cualquier cosa. Y haba una imagen de la gemela que se te fuese apareciendo una y otra vez? Asentimiento con la cabeza. Una nia de mi edad exactamente igual a m, pero que tena confianza en s misma, que era popular, que saba imponerse. Yo la llamaba la Gran Sharon, a pesar de que tena exactamente mi tamao, porque su personalidad se agigantaba. Paul deca que yo me
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vea a m misma como pequeita. Insignificante. Gran Sharon se quedaba siempre tras los bastidores, pero se poda confiar en que ella intervendra, cuando las cosas se pusiesen duras. Aos ms tarde, cuando tom mi primer cursillo de Psico, me enter de que aquello era normal, de que los cros lo hacen habitualmente. Pero yo lo estaba haciendo en mi adolescencia, incluso en la Universidad. Estaba azarada por aquello, tema hablar de ella en sueos y que mis compaeras de cuarto pensasen de m que era una chica rara. As que hice un esfuerzo consciente de liberarme de Gran Sharon y por fin crecer. Y, al cabo, consegu suprimirla, hacer que dejase de existir. Pero, cuando estuve bajo hipnosis, ella apareci otra vez, cuando Paul estaba husmeando. Comenc hablando de ella. Luego con ella. Paul dijo que era mi compaera. Mi compaera silenciosa, siempre en un segundo plano. Dijo que todo el mundo tiene una... que eso es a lo que Freud quera realmente llegar con su ego, y superego. Que no haba nada malo en que la tuviera... que ella no era sino otra parte de m. se fue un mensaje muy afirmativo. Y en otoo decidi presentarte a tus verdaderas compaeras silenciosas. Se envar. La sonrisa congelada volvi a apoderarse de su rostro. Si. Por ese entonces el momento era el correcto. Cmo lo mont? Me llam a su consulta, me dijo que haba algo que tena que contarme. Y que sera mejor que me sentase... que poda ser traumtico. Pero que definitivamente sera significativo, una experiencia de crecimiento. Luego me hipnotiz, me dio sugerencias para que tuviese una relajacin profunda de los msculos, serenidad trascendental. Cuando estuve realmente tranquila, me dijo que yo era una de las personas ms afortunadas del mundo, pues tena una verdadera compaera silenciosa... dos compaeras, en realidad. Que yo era una de tres gemelas. Trillizas. Se volvi, me mir a la cara, tom mis dos manos entre las de ella. Alex, todo ese sentimiento de no estar completa... el intento de llenar el agujero con Gran Sharon... haba sido mi mente subconsciente que no me permita olvidar, a pesar de la represin. Para l, el hecho de que hubiera podido hablar con Gran Sharon en la terapia era un signo de que yo haba llegado a un nivel ms alto, de que estaba preparada para ponerme en contacto con mi identidad como un tercio de un total. Cmo te hizo sentir el descubrir eso? Al principio fue maravilloso. Una oleada de felicidad me sumergi... estaba borracha de alegra. Luego, de repente, todo se torn oscuro y fro, y las paredes comenzaron a cerrarse sobre m. Me ech los brazos alrededor, y me abraz muy fuerte.
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Era irreal, Alex... increblemente horrible. Era como si alguien estuviera pisndome el pecho, aplastndome. Estaba segura de que estaba a punto de morir, trat de gritar, pero no lograba producir sonido alguno. Trat de ponerme en pie y me ca al suelo, y empec a reptar hacia la puerta. Paul me recogi, me abraz, empez a hablarme al odo, dicindome que todo estaba bien, que respirase lenta y profundamente, que hiciese que mi respiracin se volviese rtmica, que todo no era ms que un ataque de ansiedad. Finalmente lo logr, pero no me senta normal. Todos mis sentidos estaban como acartonados. Estaba a punto de estallar. Entonces, algo sali de mi interior: un terrible alarido, ms fuerte que ningn otro que jams hubiese lanzado. Era el grito de alguna otra persona, no sonaba a m. Trat de apartarme de aquello, de sentarme en la silla del terapeuta y contemplar cmo la otra persona gritaba. Pero era yo, y no poda parar. Paul apret su mano sobre mi boca. Cuando esto no funcion, me abofete la cara. Con fuerza. Doli, pero me hizo sentir bien, si es que puedes entenderlo. Me hizo sentir bien el que se cuidasen de m. Lo entiendo. Gracias me dijo, y volvi a besarme. Y luego qu? Luego me sigui abrazando hasta que me calm. Me tendi en el suelo, me dej yacer all y me puso en una hipnosis ms profunda. Despus me dijo que abriese los ojos y meti la mano en el bolsillo de su camisa... an puedo verlo: vesta una camisa roja de seda, y me dio una foto instantnea. De dos niitas: yo y otra yo. Me dijo que mirase detrs, que haba escrito algo all. Lo hice: S. y S., Compaeras Silenciosas. Me dijo que se era mi catecismo, mi manta sanadora. Y la foto era mi icono, la haba conseguido para m, para que me la quedase. Cuando sintiese dudas, o estuviese perturbada tena que zambullirme en ella. Luego me dijo que me zambullese all mismo, y entonces comenz a hablarme de la otra chica. Me dijo que se llamaba Sherry. Desde hacia aos era su paciente, desde mucho antes de que me conociese a m. La primera vez que me vio, crey que yo era ella. El habernos conocido a las dos era un milagro... un karma milagroso... y desde ese momento, el objetivo de su vida haba sido reunirnos a ambas en una unidad funcional. En una familia. Cunto tiempo te haba tenido oculta la existencia de ella? Slo un corto tiempo. No poda hablarme de Sherry hasta que ella estuviera de acuerdo. Ella era su paciente... todo era confidencial. Pero, para lograr que ella diera su aprobacin, debi tener que hablarle a ella de ti. Frunci el ceo, como si estuviese tratando de resolver un difcil acertijo.
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Eso era diferente. La nuestra era una terapia de supervisin... l me vea a m como a una colega profesional, pensaba que yo podra soportarlo. Tena que empezar en alguna parte, Alex. A romper el crculo vicioso. Naturalmente acept. Y cmo reaccion ella al saber de ti? Al principio se neg a creerle, incluso despus de que le mostrase una copia de la foto. Afirm que se trataba de un truco fotogrfico, le cost mucho tiempo el aceptar que yo exista. Paul me dijo que ella haba sido criada sin amor, y que tena problemas para establecer relaciones. Mirando hacia atrs, ahora me doy cuenta de que me estaba advirtiendo, justo desde el principio. Pero yo no estaba en condiciones de considerar una informacin negativa. Lo nico que saba era que mi vida haba cambiado, de un modo mgico. Trillizas, el vaso vaco estaba lleno. Dos de tres le indiqu. Si, un instante despus ca en eso y le pregunt por mi otra compaera. Me dijo que ya habamos ido lo bastante lejos, y termin la sesin, aunque se tom mucho tiempo para hacerlo. Entonces me sirvi un t de hierbas y una cena ligera, hizo que Suzanne me diera un masaje, me llev en coche a casa y me dijo que probase mi nueva identidad. Tu casa la interrump. Quin te dio la casa? Fue Paul. Me dijo que era una propiedad suya, por alquilar, que nadie la estaba usando de momento, y que quera que yo viviese all... Que necesitaba un sitio nuevo para mi nueva vida. Que aquel lugar era perfecto para m, armonioso, en sincrona con mis vibraciones. Lo mismo que el coche? Mi pequeo Alfa... no era un coche monsimo? Al fin dej de funcionar el ao pasado. Paul me dijo que lo haba comprado para Suzanne, pero que ella no consegua aprender a conducir con palanca de cambio. Me dijo que, despus de todo por lo que haba pasado, me mereca algo de diversin en mi vida, as que me lo regalaba. Naturalmente, no fue sino hasta despus cuando me enter de que l slo haba sido el transmisor... pero Paul lo puso todo en la misma cesta, as que, de un cierto modo, todo me venia de l. Puedo comprender eso dije. Y qu te pas cuando llegaste a casa? Estaba exhausta. Las sesiones haban exigido mucho de m. Me met en la cama y dorm como un beb. Pero, por la noche, me despert baada en un sudor fro, presa del pnico, teniendo otro ataque de ansiedad. Deseaba llamar a Paul, pero estaba demasiado temblorosa, tanto que ni poda marcar su nmero en el disco del telfono. Finalmente, logr volver a la calma controlando mi respiracin, pero por ese entonces mi estado de nimo haba
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cambiado: estaba realmente deprimida, no quera hablar con nadie. Era como caer de cabeza a un pozo sin fondo... caer y caer sin fin. Me met bajo las sbanas, tratando de escapar. Durante tres das ni me vest, ni com, no me levant de la cama. Me limit a estar all sentada, mirando a esa foto. Al tercer da fue cuando me encontraste t. Y cuando te vi, enloquec. Lo siento, Alex, pero perd el control. No te preocupes la tranquilic. Est olvidado, ya hace mucho. Qu pas despus de que yo me marchase? Me qued tal cual durante un tiempo. Algo ms tarde, no estoy segura de cunto tiempo habra pasado, lleg Paul para ver qu tal me estaba yendo. Me lav, me visti y me llev de vuelta a su casa. Durante una semana no hice otra cosa que relajarme, quedarme en m..., en una habitacin de su casa. Luego tuvimos otra sesin, con hipnosis an ms profunda, y l me cont lo de la separacin. Qu es lo que te dijo? Que a nuestro nacimiento habamos sido ofrecidas para ser adoptadas y separadas a los tres aos, porque Sherry no cesaba de intentar hacerme dao. Me dijo que no haba sido el modo adecuado de enfrentarse a ello, pero que nuestra madre adoptiva tena problemas propios y no poda ocuparse de las dos a la vez. Y le gustaba ms Sherry, as que yo fui dada a otros. Se haba esforzado mucho en hablar con una voz despreocupada, pero algo crudo y glido haba aparecido en sus ojos. Qu es lo que te pasa? le pregunt. Nada. Es slo la irona. Ella vivi como una princesa toda su vida, pero su alma estaba empobrecida. Al final, yo result ser la afortunada. Has llegado a conocer a la seora Blalock? No, ni siquiera la vi en la fiesta. Para qu iba a preocuparme en conocerla? Para m, ella slo es un nombre, ni siquiera una cara. La madre de otra. Cundo te habl Paul de la compaera nmero dos? En la tercera sesin, pero no haba mucho que decirme: lo nico que l saba era que haba nacido deforme, y la haban metido en algn centro sanitario. Alguien te cont dnde. To Billy? S. El guapo abogado de tus padres? An te acuerdas, despus de todos esos aos? Asombroso! tratando de parecer complacida, pero muy nerviosa. De hecho, to Billy siempre quiso ser abogado. Incluso se matricul en la Facultad de Leyes, pero se encontr metido en otras cosas, y nunca asisti a ella.
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La segunda vez que Paul me mand a casa. Quizs una semana despus de que nosotros... nos separsemos. Yo estaba mucho mejor, viendo las cosas en su perspectiva. Son el timbre. Un hombre mayor con una hermosa sonrisa estaba frente a mi puerta. Con dulces y flores y una botella de vino. Me dijo que era el hermano de la mujer que me haba regalado... Se excus por aquello, dijo que no deba odiarla, aunque comprendera que lo hiciese. Que ella era una persona con muchos problemas, pero que l siempre se haba cuidado de m. Tanto como to, como en el papel de emisario de mi padre. Mir a la cama vaca. Y entonces me dijo quin era mi padre. Cmo te sentiste al saber que quiz fueses la heredera de Leland Belding? No me pareci tan extrao como pudieras creer. Naturalmente, yo saba quin era l, y saba que era un genio y un hombre muy rico, y me resultaba extrao el saber que ramos familia. Pero l estaba muerto, se haba ido, no haba oportunidad de tener ninguna relacin. Y yo estaba ms preocupada por los nexos vivos. No me haba contestado a la pregunta. Lo dej pasar. Cmo fue el que te encontrase to Billy? Paul haba buscado mis races y le haba encontrado a l. Y to Billy me dijo que durante aos haba deseado conocerme, pero que estaba inseguro acerca de lo que hacer o decir, as que se haba mantenido alejado, por miedo a hacer algo incorrecto. Pero ahora que yo ya estaba enterada, quera que lo supiese todo de la misma fuente de la informacin. Yo le dije que conoca la existencia de Sherry, y hablamos un poco de ella... pude ver que ella no le caa muy bien, pero no prosigui con el tema, y yo no quise forzarlo. Y seguimos all sentados, bebiendo vino, y l me lo cont todo: cmo nosotras tres ramos las hijas del amor del seor Belding y una actriz a la que mi padre haba amado mucho y con la que no poda casarse por impedimentos sociales. Su nombre era Linda. Ella haba muerto de complicaciones en el parto. Me mostr una foto. Era muy hermosa. Una actriz dije; cuando no reaccion, prosegu: Te pareces a ella. Eso es todo un cumplido me contest. Tambin me dijo que ramos unas nias-milagro: prematuras, diminutas en el nacimiento, y que no se esperaba que vivisemos. Linda enferm, con septicemia, pero nunca dej de pensar en nosotras, de rezar por nosotras. Nos dio nombres, unos minutos antes de morir: Jana, Joan y Jewel Rae... sa soy yo. Y, aunque las tres logramos sobrevivir, Joan tena deformidades mltiples. Pero, a pesar de ser rico y famoso, el seor
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Belding no estaba en posicin de criarla... de hacerlo con ninguna de las tres. Era exageradamente tmido, de hecho llegaba a tener una fobia hacia la gente, especialmente hacia los nios. Y, por lo que me describi de l to Billy, tambin debi de ser algo agorafbico. As que to Billy hizo que nos adoptara su hermana. Pens que sera una mejor madre de lo que result ser. Y durante todos esos aos, el seor Holding y l se haban sentido tremendamente culpables por haber tenido que alejarnos as. Le dije que Paul iba a tratar de preparar un encuentro entre Sherry y yo, y me dijo que ya lo saba. Entonces le pregunt si me podra organizar otro con Joan. As que Paul y l estaban trabajando juntos... Cooperaban. Se mostr evasivo acerca de Joan, pero yo segu acosndole y, finalmente, me dijo que estaba en alguna parte de Connecticut. Le dije que quera verla. Me dijo que no tena ningn sentido: que ella estaba gravemente afectada, tanto, que prcticamente se poda decir que no tena mente consciente. Entonces le dije que no slo quera verla, sino que quera estar con ella, cuidarme de ella. Me contest que eso era imposible, que Joan necesitaba cuidados a tiempo completo y que yo debera concentrarme en mis estudios. Yo le argument que ella era parte de m, que nunca ms podra concentrarme en otra cosa, a menos que pudiera tenerla conmigo. Pens en ello, me pregunt si poda tomarme algo de tiempo libre en la Facultad, y le contest que seguro. Fuimos en coche directamente a un aeropuerto particular, y nos subimos a un reactor privado de la empresa, que nos llev a Nueva York, y luego cogimos una limusina para ir a Connecticut. S que l pensaba que, al ver el aspecto que ella tena, yo cambiara de opinin, pero eso slo me hizo estar ms decidida. Me ech en la cama al lado de Joan, la abrac, la bes. Not sus vibraciones. Cuando l vio esto, acept trasladarla aqu. La corporacin compr Resthaven y dispuso una zona privada para ella. Yo entrevist a los enfermeros y eleg a Elmo. Joan se convirti en parte de mi vida. Y llegu a quererla de veras. Tambin quera a los otros pacientes... Siempre me he sentido como en casa entre los que tienen algn defecto. Si tuviera que volver a empezar de nuevo, pasara mi vida trabajando con ellos. Como en casa. La nica casa de verdad que ella haba conocido la haba compartido con dos retrasados mentales. Era una situacin de libro de texto, pero ella no la estaba captando. Y le cambiaste el nombre coment. Si. Un nuevo nombre simboliza una nueva vida. Tanto a Jana como a m nos haban dado nuevos nombres comenzados por S; pens que Joan tambin debera de tener uno distinto, para acoplarse a nosotras. Se levant, se sent junto a su hermana, y le toc las hundidas mejillas.
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Siempre est aqu me dijo. Ella ha sido una constante en mi vida. Un verdadero alivio. No como tu otra compaera. Esa fra mirada, de nuevo. Si, no como ella. Luego, una sonrisa. Bueno, Alex, estoy derrengada; hemos cubierto mucho terreno. Hay unas otras pocas cosas. No te importa...? Pausa. Por primera vez desde que la conoca tena aspecto cansado. No, naturalmente que no. Qu otra cosa quieres saber? Haba muchas cosas, pero yo estaba contemplando su sonrisa: la tena como pegada, como si no formase parte de ella..., como en el maquillaje de un payaso. Era demasiado amplia, demasiado luminosa. Era un prdromo, un aviso anticipado de que algo iba mal. Orden mis pensamientos, y dije: La historia que me contaste acerca de cmo te habas quedado hurfana... el accidente en Mallorca. De dnde sali eso? Era una fantasa afirm. Sueos no realizados, supongo. Y qu era lo que soabas? Con algo romntico. Pero, por lo que me cuentas, la verdadera historia de tus padres ya es bastante romntica. Por qu inventarte otra? Perdi el color. No... no s qu decirte, Alex. Cuando me preguntaste por la casa, me sali esa historia... brot de m, espontneamente. Pero, acaso importa, despus de tantos aos? Realmente no tienes ni idea de dnde sali esa historia? Qu quieres decir? Que es idntica al modo en que murieron los padres de Leland Belding. Su aspecto se torn fantasmal. No, eso no puede ser... Luego, de nuevo, la sonrisa congelada . Qu extrao! S, comprendo que te haya intrigado. Pens, dndose tirones al lbulo de la oreja. Quiz Jung tena razn. El inconsciente colectivo..., material gentico, transmitiendo imgenes, al tiempo que caractersticas fsicas. Memorias. Quiz, cuando me lo preguntaste, se puso en marcha mi inconsciente. Y lo estaba recordando a l. Hacindole un panegrico.
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Quiz le dije, pero a mi tambin se me ocurre otra posibilidad. Cul? Que fuera algo que Paul te dijese durante la hipnosis, y luego te sugiriese olvidar. Algo que, de todos modos, hubiera salido al fin a la superficie. No, yo... no hubo sugerencias de amnesia. Acaso las recordaras si las hubiese habido? Se puso en pie, apret los puos, y los mantuvo en tensin a sus costados. No, Alex. l no me hubiera hecho una cosa as. Pausa. Y qu, si la hubiera hecho? Slo lo habra hecho para protegerme! Estoy seguro de que tienes razn la aplaqu. Perdona el anlisis de sof. Son los gajes del oficio. Me mir desde lo alto. Tom su mano, y se relaj. Despus de todo prosegu, l te habl del intento de ahogarte... que es un tema tremendamente emocional. Del intento de ahogarme musit. Si, l me habl de eso. Lo recuerdo claramente. Y t me lo contaste a m. Y a Helen. Moldeando y transformando la verdad, como quien juega con plastilina. Si, claro que lo hice. Vosotros dos erais personas a las que me senta cercana. Quera que ambos lo supieseis. Se solt, fue a sentarse al extremo opuesto de la cama. Asombrada. Debi de ser una terrible experiencia, que te fuercen a hundirte bajo el agua, que alguien quiera matarte. Especialmente a esa edad. A esa edad tan temprana, formativa. Me dio la espalda. Escuch el silencio, al arrtmico siseo y gemido del respirar de Shirlee. Alex? Si? Crees que las mentiras son... una combinacin de elementos? Su voz era vaca, muerta, como la de una vctima de la tortura. Ficcin combinada con verdades reprimidas? Que, cuando mentimos, lo que en realidad estamos haciendo es tomando la verdad y cambiando su contexto temporal... trayndola desde el pasado hacia el presente? Le dije: Es una teora interesante. Y luego: Si te sientes con nimos, me gustara or cmo os conocisteis, al fin, Sherry y t.
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Un par de das despus de que to Billy me visitase, vino Paul y me dijo que ella estaba dispuesta. De vuelta a su casa... S. Me llev a mi habitacin y me dijo que meditase, y que me asegurase de dormir bien esa noche. A la maana siguiente me acompa abajo, a la sala de estar. Todo estaba preparado, con cojines suaves y la luz tenue. Me dijo que esperase y se march. Un momento ms tarde volvi a aparecer. Con ella. Cuando la vi, una descarga elctrica me recorri la espina dorsal. A ella le deba de estar sucediendo lo mismo, porque ambas nos quedamos quietas largo rato, slo mirndonos. Ella era exactamente igual a m, a excepcin de su cabello, que llevaba teido rubio platino, y de que vesta ropas sexy. Comenzamos a sonrer... exactamente al mismo instante. Luego empezamos a rer, primero risitas, luego carcajadas, abrimos los brazos de par en par y echamos a correr la una hacia la otra... era como correr hacia un espejo. Unos minutos ms tarde ya estbamos hablando como si furamos grandes amigas de toda la vida. Ella era divertida y dulce..., en nada parecida a lo que me haba descrito Paul. Nada de egosta y malcriada como haba implicado to Billy. Era obvio que no tena demasiados estudios, lo que me sorprendi, porque saba que la haban criado en un ambiente de dinero. Pero era brillante. Y era educada en su forma de comportarse: se vea en su postura erguida, en el modo en que cruzaba las piernas. Me dijo que estaba estudiando para ser actriz, que ya haba sido la estrella en una pelcula. Le pregunt el ttulo de la misma, pero ella se limit a echarse a rer y a cambiar de tema. Lo quera saber todo acerca de la escuela de postgraduados, todo acerca de la psico, y me dijo que se senta orgullosa de que yo fuese a lograr mi doctorado. Realmente nos compenetramos muy bien, descubriendo que nos gustaba el mismo tipo de comidas, que usbamos la misma pasta de dientes, de lquido para enjuagarnos la boca y de desodorante. Fijndonos en pequeos amaneramientos que tenamos en comn. Como ste? me tir del lbulo. No se ech a rer. Me temo que eso es slo mo. Te habl de su vida en casa? No mucho esa primera vez... realmente, no queramos hablar de otra cosa ms que de nosotras. Y a ella an no se le haba hablado de Joan... Paul haba dicho que no estaba preparada para ello. As que nos concentramos en nosotras dos. Nos quedamos todo el da en aquella habitacin. En la primera ocasin en que tuve la impresin de que hubiese en ella algo negativo fue cuando nos adentramos en el tpico de los hombres. Sherry me dijo que se haba tirado a montones de hombres, tantos que haba perdido la cuenta. Ella me estaba sondeando... deseaba saber si yo lo aprobaba o lo desaprobaba.
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Yo no quera hacer juicios de valor, pero le dije que era una mujer de un solo hombre. Al principio, se neg a crerselo, pero luego me dijo que esperaba que, al menos, fuese un hombre infernalmente bueno. Fue entonces cuando le habl de ti. Y, por un momento, apareci en sus ojos una mirada que daba miedo: de depredador. Hambrienta. Como si me odiase a m por amar. Pero luego desapareci, tan rpidamente, que pens que me la haba imaginado. Creme, Alex, si la hubiera conocido mejor, te hubiese protegido. Protegido a ambos. Cundo empez a ir mal? Sus ojos se humedecieron. Poco despus, aunque en aquel tiempo no me di cuenta. Se supona que debamos ir juntas de compras, pero ella no apareci. Cuando regres a la casa de Paul, ste me dijo que ella haba hecho las maletas y se haba marchado de la ciudad sin decirle palabra a nadie. Eso era normal en Sherry: no tena control de sus impulsos. Tambin me dijo que no me preocupase, que yo no tena la culpa. Finalmente, ella volvi, dos semanas ms tarde, en un terrible estado: amoratada, embotada, incapaz de acordarse de nada de lo que le haba sucedido, como no fuese que haba aparecido en un bar de Reno. Y desde ese momento, eso es lo que sigui sucediendo: entraba y sala. Estados de fuga, abuso de drogas. Jana. Tu disertacin. Eso la sobresalt. La le le expliqu. Estaba interesado... en ti. De quin fue la idea? Todo empez casi como una broma. Yo haba estado pasando por un mes muy duro con ella... un par de sobredosis, montones de broncas verbales. Y estaba bajo la presin de mis estudios, pues tena que presentar un tema de discusin, o lograr que el Departamento me concediese un aplazamiento... y ya sera el segundo. Estaba descargndome en Paul, hablndole acerca de lo mucho que ella me frustraba, de lo difcil que me lo estaba poniendo. Y dicindole que habra sido ms fcil para m el ser su terapeuta que su hermana. Nos remos de esto, y l me dijo que el ser su terapeuta tampoco era una fiesta. Hablamos acerca de la prdida de control que surge del tratar con gente como sta. Y entonces l me dijo que por qu no me colocaba en el rol del terapeuta, como un medio para establecer algn sentido de control en nuestra relacin, y que luego lo escribiese todo. Trabajar el problema. Paul me dijo que era algo que ella me deba. Parece como si Paul tambin hubiese estado irritado por ella.
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Estaba frustrado... Llevaba todos aquellos aos trabajando con Sherry, y ella no hacia sino empeorar. Deteriorarse. Hacia el final estaba ya claramente paranoide, cerca ya de convertirse en psictica. Paranoide, acerca de qu? De todo. La ltima vez que regres... la vez que me destruy la consulta... estaba convencida de que yo iba a por ella; de que estaba revelando sus secretos personales a mis pacientes, para humillarla. Todo surga de su propio dolor, pero lo estaba proyectando hacia m..., culpndome a m, del mismo modo en que ya lo haba hecho aos antes. Hblame de eso. Fue hace mucho tiempo, Alex. Aun as, me gustara orlo. Pens un rato, se encogi de hombros y sonri. Si es importante para ti. Le devolv la sonrisa. Sucedi despus de que ella se casase... con un noble italiano, un marqus de nombre Benito di Orano, al que le present su madre. Era diez aos ms joven que ella, suave, guapo, heredero de algn tipo de empresa zapatera... Fue otra de sus acciones impulsivas: slo se conocan desde haca una semana, y se fueron en avin a Lichtenstein y se casaron por lo civil. l le compr un Lamborghini y la instal en su villa, que daba a las escalinatas de la Plaza de Espaa de Roma. Paul y yo confibamos en que, finalmente, sentase la cabeza; pero Benito result ser un sdico y un drogadicto. Le daba palizas, la drogaba, la llev al palazzo de la familia en Venecia, la atiborr de drogas y se la entreg a sus amigos... como un favor, en una fiesta. Cuando ella se despert, l le dijo que iba a hacer anular su matrimonio porque ella era una basura, y luego la sac de la casa a patadas. Literalmente hablando. Volvi a los Estados Unidos arrastrndose como si fuera un gusano; entr violentamente en mi consulta, en medio de una sesin, aullando y llorando y suplicndome que la ayudase. Llam a Paul. Entre ambos tratamos de calmarla, de persuadirla que se admitiese a s misma tal cual era. Pero ella no quera cooperar y, como no era un peligro inmediato... no hubo nada que pudisemos hacer, legalmente hablando. As que se march muy enfadada, maldicindonos a ambos. Unos pocos das ms tarde era de nuevo la vieja Sherry: insultante, tragando pastillas continuamente, otra vez en la carretera movindose sin parar. De vez en cuando tenamos noticias de ella... llamadas telefnicas a mitad de la noche, postales que trataban de ser amistosas. Una o dos veces incluso fui hasta el aeropuerto para verla entre dos vuelos. Charlbamos, tombamos algn refresco. Fingamos que todo andaba bien entre nosotras. Pero la ira no se haba disipado. La siguiente vez que regres a L.A., para quedarse,
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volvi a aproximarse a m y fue entonces cuando se invent lo de las visitas de seguimiento gratuitas. Dios, me gustaba mi trabajo, Alex! Y an lo echo a faltar... La abrac. Qu es lo que llev las cosas al punto final? La fiesta. A ella le gustaban las fiestas tanto como yo las odiaba. Pero Paul quera que yo fuese a sta... y a ella le orden que ni se acercase. Discuti con l y tuvo una de sus rabietas. l le dijo que las dos no podamos ir, y que yo iba a ser la que fuese. Que aquel acto era para psiclogos. nicamente para profesionales. Que era una ocasin muy especial para l, que no quera verla echada a perder por uno de sus numeritos. Esto la hizo estallar... lo atac, tratando de clavarle unas tijeras. Era la primera vez que intentaba una agresin fsica contra l. Paul la domin, le dio una gran dosis de barbitricos, y la encerr en su habitacin. El sbado por la noche, justo despus de la fiesta, la solt. Me dijo que estaba calmada, que incluso pareca agradable... y como sintiendo remordimientos. Olvidar y perdonar. Y cmo te fue a ti la fiesta? le pregunt... El conocer a los amigos de la seora Blalock? Para ellos yo era Sherry..., sonriente y con aspecto sexy. No era tan difcil imitarla: no era una persona demasiado sustancial. Y para toda la gente del Departamento de Psico yo era yo. Los dos grupos no se mezclaron en absoluto, y de todos modos la mayor parte del tiempo me qued con to Billy. Urracas y cisnes... Perdonar y olvidar le dije. Pero ella no hizo ni una ni otra cosa. Se me qued mirando. Debemos proseguir, Alex? Es tan espantoso! Y ella se ha ido, ha desaparecido ya de mi vida, desaparecido de nuestras vidas. Ahora tengo la oportunidad de un nuevo principio. Es difcil empezar de nuevo sin haber terminado lo de antes le record. Borrn y cuenta nueva. Para nosotros dos. Lo har por ti, y por lo mucho que representas para m. Gracias. Ya s que te resulta muy duro, pero realmente creo que esto es lo mejor que podemos hacer. Me apret la mano. El domingo recib tu mensaje. Naturalmente me qued muy cortada, pero por el tono de tu voz poda ver que no era un adis definitivo. Estabas nervioso, pero habas dejado los canales de comunicacin abiertos. No se lo discut.
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As que me qued pensando en si llamarte yo, o esperar a que me llamases t para concertar otra cita. Decid esperar, dejarte mover a tu propio ritmo. Pero habas estado en mi mente todo el da, por lo que, cuando son la llamada en mi puerta, pens que serias t. Pero era Sherry... toda ella cubierta de sangre. Y rindose a carcajadas. Le pregunt qu le haba pasado... Haba sufrido un accidente? Estaba bien? Y entonces me lo cont, sin dejar de rerse. Todo aquel horror y ella rindose a carcajada limpia! Sharon estall en llanto, comenz a estremecerse violentamente, se dobl en dos y se agarr la cabeza. Pero no lo hizo ella sola coment. Quin la ayud? Se limit a seguir estremecindose. Fue D. J. Rasmussen? Alz la cara, baada por las lgrimas, con la boca muy abierta. Conocas a D. J.? Me lo encontr. Lo encontraste? Dnde? En tu casa. Ambos creamos que estabas muerta. Fuimos all, a presentarte nuestros ltimos respetos. Se llev las manos a la cara. Oh, Dios! Pobre, pobre D.J.! Hasta que me dijo lo que haba... lo que haban hecho, ni saba que l haba sido una de sus... conquistas. l fue el nico con el que se qued le dije. El ms vulnerable. El ms violento. Gru y se irgui, se puso en pie y comenz a dar vueltas por la habitacin; lentamente, como una sonmbula, luego ms y ms deprisa, tironendose tan violentamente del lbulo, que pens que se lo iba a arrancar. S, fue D. J. Se rea mientras me contaba esto, se rea mientras me explicaba cmo haba logrado que l lo hiciese: usando drogas, alcohol. Y su cuerpo. Sobre todo con su cuerpo Nunca olvidar la forma en que me explic: Me lo tir, para que l se los cargase. Y rindose, siempre rindose, hablando de toda la sangre, de cmo Paul y Suzanne le haban suplicado. Y la pobre Lourdes, tan dulce, que iba a salir, que se marchaba de paseo, cuando la haban atrapado en las escaleras. El domingo era su da libre... y se haba quedado hasta ms tarde, para ayudar a arreglar la casa. Y segua riendo mientras me contaba cmo ella los haba atado, y luego haba mirado mientras D. J. se los cargaba... con un bate de bisbol y una pistola. Y l pensando todo el tiempo que era por m por quien lo estaba haciendo... que era yo quien lo utilizaba. Corri hacia m y cay de rodillas.
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Eso era lo que ms la diverta, Alex! El que l jams sabra la verdad... que durante todo el tiempo pens que lo estaba haciendo por m! Me agarr por la camisa con fuerza y tir de m acercndome a ella, a sus pechos. Me dijo que eso tambin me converta a m en una asesina! Que si se miraban bien las cosas, ramos una sola y la misma! La ayud a ponerse en pie, y luego la dej de nuevo en la cama. Se tumb, se acurruc en posicin fetal, con los ojos muy abiertos, con los brazos aferrando su tronco, como si fuesen las mangas de una camisa de fuerza. Le di palmaditas, la acarici, y le dije: Ella no eras t. T no eras ella. Desenrosc sus brazos y me los ech alrededor. Me atrajo hacia abajo, ba mi cara con besos. Gracias, Alex. Gracias por decir eso. Lenta, suavemente, me fui soltando, an dndole palmaditas. Y dicindole: Sigue. Scatelo de dentro... el viejo mtodo del terapeuta: el dar nimos. Entonces su risa se hizo demente... extraa, histrica prosigui. Y, de repente, dej de rer en seco, me mir, se mir a s misma con toda aquella sangre, y empez a arrancarse la ropa a tirones. Estaba aterrizando violentamente. Dndose cuenta de lo que haba hecho: al destruir a Paul, se haba destruido a s misma. El lo era todo para ella, lo ms cercano a un padre que jams haba tenido. Lo necesitaba, dependa de l, y ahora haba desaparecido y con l su fortaleza, y la culpa la tena ella. Se desmoron, justo ante mi vista. Se hizo pedazos. Sollozando... y ahora no era teatro, sino verdaderas lgrimas... Estaba berreando como un beb indefenso. Suplicndome que lo volviese a traer, diciendo que yo era lista, que yo era una doctora, que yo lo poda hacer. Yo podra haberla calmado; del modo en que lo haba hecho tantas otras veces. Pero, en lugar de hacerlo, le dije que Paul nunca iba a volver, y que era por culpa de ella. Que iba a tener que pagarlo, que nadie iba a poder protegerla esta vez, ni siquiera el to Billy. Me mir con una expresin que nunca antes haba visto en ella: estaba muerta de miedo. Como una condenada a muerte. Y empez de nuevo, suplicndome que volviese a traer a Paul. Yo le repet que estaba muerto. Le dije esa palabra una y otra vez: muerto, muerto, muerto. Trat de aproximarse a m buscando consuelo, y yo la apart de un empujn y la abofete con fuerza: una vez, dos veces. Se apart de m, tropez, se cay, rebusc en su bolso y sac su petaca de los daiquiris. Bebi, tragando y llorando, dejando que el contenido gotease por su barbilla. Entonces sac sus pastillas. Las tom a
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puados, tragndoselas a montones. Detenindose cada pocos segundos para mirarme... como esperando que se lo impidiese, del modo en que lo haba hecho tantas veces antes. Pero no lo hice. Se tambale camino de mi dormitorio, an llevando su bolso... totalmente desnuda, pero sin soltar el bolso. Se la vea tan... pattica. La segu hacia dentro. Sac algo ms de su bolso. Una pistola. Una pequea pistola dorada que nunca antes le haba visto. Mi nuevo juguetito, me dijo. Te gusta? Lo he comprado en la jodida Rodeo Drive. Hoy mismo lo he estrenado. Luego me apunt y curv el dedo sobre el gatillo. Yo estaba segura de que iba a morir, pero no le supliqu, y me mantuve en calma. La mir directamente a los ojos y le dije: "Adelante, derrama algo ms de sangre inocente. Ensciate ms, montn de basura". Y entonces su rostro tom la ms rara de las expresiones. Me dijo: "Lo siento, compaera", se puso la pistola en la sien y apret el gatillo. Silencio. Me qued all sentada, mirndola, un buen rato. Mirndola sangrar, viendo cmo se le escapaba el alma. Preguntndome a dnde se dirigira. Luego llam a to Billy, y l se ocup de todo. Me dola el pecho. Me di cuenta de que haba estado aguantando la respiracin y exhal. Ella sigui all echada, tranquilizndose gradualmente, poniendo expresin soadora. Y eso es todo lo que hay, cario. Es un final. Y un principio. Para nosotros. Se sent, se arregl el cabello, se solt el botn de arriba de su vestido y se inclin hacia delante. Ahora estoy limpia. Libre. Dispuesta para ti, Alex. Dispuesta a drtelo todo, a entregarme en un modo en que nunca me he entregado a nadie. He esperado tanto a que llegase este momento, Alex! Nunca pens que realmente fuera a llegar por fin. Tendi los brazos hacia m. Ahora era mi turno de levantarme y pasear. Uff dije. Es mucho sobre lo que reflexionar. S cmo es eso, cario, pero tenemos tiempo. Todo el tiempo del mundo. Finalmente estoy libre. Libre le dije. Y rica. Nunca pens en m como en un hombre mantenido. Oh, pero no lo seras. En realidad, no soy ninguna heredera: el testamento del seor Belding dice que la totalidad del dinero se queda en la empresa.
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A pesar de todo le dije, con el to Billy administrndolo todo... y sintiendo lo que siente por ti, seguro que tu vida ser bastante lujosa. No tiene que serlo. No necesito eso. El dinero nunca fue importante para m... no por s mismo, ni por las cosas que pueden comprarse con l. A ella s que le importaba. Cuando averigu quin era, le dio un ataque, empez a gritarle a to Billy, le acus de haberle robado y le amenaz con llevarlo a los tribunales. Tanta avaricia... si ya tena mucho ms de lo que necesitaba! Incluso trat de convencerme a m para que me uniese a ella, pero me negu. Eso la enfad no sabes cmo. Y cumpli con su amenaza? No, to Billy logr calmarla. Cmo? No tengo ni idea. Pero no hablemos ms de ella. Ni del dinero. De nada negativo. Estoy aqu, contigo. En este lugar maravilloso en el que nadie puede hallarnos, o ensuciarnos. T, yo y Shirlee. Seremos una familia, estaremos siempre juntos. Vino hacia m, con los labios abiertos para un beso. La retuve con los brazos extendidos. No es tan simple, Sharon. Sus ojos se agrandaron. No... no lo entiendo. Hay problemas. Cosas que no tienen sentido. Alex lgrimas. Por favor, no juegues conmigo, no despus de lo que he tenido que soportar. Trat de apretarse contra m. La retuve. Oh, Alex, por favor no me hagas esto! Quiero tocarte, quiero que me estreches entre tus brazos! El que Sherry matase a Kruse... le dije. No debi ser por la fiesta, aunque sta pudo ser la gota que colma el vaso; pero deba de haberlo estado planeando, pagndole a D. J. Rasmussen desde al menos dos semanas antes del asesinato. Miles de dlares. Ponindolo a punto para el gran trabajo. Jade, hizo marcha atrs en sus movimientos, tratando de liberarse de mis manos. Segu aferrndola. No! dijo. No, no lo creo! Por muy mala que ella fuese, eso no es cierto! Es cierto ya lo creo. Y t lo sabes mejor que nadie. Qu es lo que quieres decir? Y, de repente su rostro, aquel rostro perfecto, fue realmente feo.
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Lo que quiero decir es que t lo montaste todo. Plantaste las semillas. Le mandaste a ella una disertacin que habas hecho haca seis aos, y le confirmaste sus peores ansiedades. Sus ojos se desorbitaron. Vete al infierno! Se debati, tratando de liberarse. Sabes que es cierto, Sharon. Claro que no es cierto! Ella no lea nada. Era estpida... a la muy estpida no le gustaban los libros! Y t tambin eres un estpido, slo por decir una cosa as! se es un libro con el que hubiera peleado, hasta leerlo entero. Porque t la habas estado preparando para esa lectura..., usando las mismas tcnicas que Kruse empleaba contigo. Manipulaciones verbales, sugestiones hipnticas. Cosas que le sugeras mientras estaba hipnotizada y que luego le ordenabas olvidar... cosas acerca de Kruse y de ti, y de cmo l te quera ms que a ella. Sherry era un caso lmite desde el principio, pero t la empujaste ms all del lmite. Y lo triste es que t ya lo habas pasado, antes que ella. Dio un resoplido, convirti sus manos en garras y trat de clavarme las uas en las manos. Luchamos, jadeando. Logr atraparle ambas manos con una de las mas y us la otra para aferrara. Sultame, bastardo! Uy, me ests haciendo dao! Joder, sultame! Cunto tiempo tardaste, Sharon? Cunto te cost derrumbar sus defensas, ponerla en contra de Paul? No lo hice! Ests loco! Para qu iba a hacerlo? Para solucionar la situacin. Para liberarte. Para librarte de alguien de quien, finalmente, te diste cuenta de que te haba estado manipulando, en lugar de ayudarte. Qu fue lo que te derrumb a ti? El hallarlos a los dos juntos? All arriba en la habitacin de ella, haciendo lo que probablemente llevaban aos haciendo? O te lo dijo l cuando te tena hipnotizada? Incesto. De la peor especie. Su papato jodindola a ella. Y tambin era tu papato. Y, al hacerlo, tambin te estaba jodiendo a ti. No! No, no, no, no! Bastardo repugnante, jodido bastardo mentiroso! No! Cllate de una vez! Lrgate, jodido, no eres ms que una mierda! La suciedad brotaba de ella, del modo en que la haba odo brotar de su hermana. La expresin de su rostro era la de la chica del vestido llameante; odindome. Asesina. y Dos pjaros de un tiro, Sharon le dije. Lanzndola contra l, luego esperando que ella acudiese a ti. Llevabas meses
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planendolo... al menos medio ao. Fue entonces cuando le dijiste a Elmo que se buscase otro trabajo. Sabas que Resthaven iba a cerrarse, porque Resthaven era algo que to Billy haba montado para Shirlee y t te ibas a llevar a Shirlee de all. A tu nueva casa. T, yo y Shirlee somos tres. Un nuevo grupo de compaeros. No! No! Eso es una jodida locura..., ests loco! Ella tena a D. J., que era un tipo peligroso y violento, t mismo lo has dicho...! Dos contra una! Hubiera sido estpida, si me hubiera expuesto a ese tipo de peligro! Logr soltarse una mano, finalmente consigui clavarme una ua y rasgar hacia arriba. Not dolor y humedad, y la empuj con fuerza, para apartarla de m. Vol hacia atrs, golpeando la cama con el envs de sus piernas, y cayndose de espaldas sobre la misma. Jadeando. Sollozando. Moviendo los labios en silenciosas obscenidades. D. J. no era ninguna amenaza para ti le dije, porque durante todo el tiempo, l crey que haba estado liado contigo, que eras t la que le habas estado pagando para matar a Kruse. Y Sherry no poda desengaarlo, dicindole que le haba mentido y haciendo as que se pusiese en contra de ella. Tena que ocuparse de ti ella sola. Eso os igualaba en nmero. Y t tenas ventaja... t sabas que ella iba a venir. Ella pensaba que iba a poder cogerte por sorpresa. Se meti de cabeza en tu trampa, y t la estabas esperando. Con tu pistola calibre veintids dorada. Agit las piernas en el aire, movi los brazos. En una rabieta. Un trauma de primera infancia. Malos genes... Jodido... bastardo... jodidodemierda bastardocagarro! Primero le disparaste le dije. Luego le echaste drogas y alcohol por la boca. Un buen anlisis forense sera capaz de demostrar que lo haba tragado todo despus de morir, pero nunca habr un tal anlisis, porque el to Billy se ocup de que no lo hubiese. Como se ocup de todo lo dems. Mentiras todo mentiras, so jodido! No lo creo, Sharon. Y ahora lo tienes todo... que lo disfrutes. Me alej de ella, sin darle la espalda. No puedes probar ni una jodida cosa me grit. Lo s acept. Y llegu a la puerta. Un sonido gorgoteante, rugiente... la nica cosa que se me ocurra con que compararlo era con un retrete salindose... surgi de lo ms profundo de ella. Tom el vaso de agua que me haba servido, ech el brazo atrs, y me lo lanz. De atinarme, me hubiese hecho dao. Fint. Golpe contra la pared de plstico y cay sobre la moqueta con un sonido hueco, de impotencia.
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Has usado tu mano derecha dije. Al menos, al fin estoy seguro de a qu lado del espejo he estado mirando. Baj la vista hacia su mano y se la qued mirando, como si la hubiese traicionado. Sal. Tuve que caminar largo rato en la oscuridad, antes de dejar de or sus alaridos.
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O el cochecito, un zumbido como de moscardn nocturno antes de verlo. Llegaba desde algn lugar a mi izquierda. Luego sus faros barrieron el desierto como el reflector de una prisin, pasando por encima de m, detenindose en su arco, envolvindome como a algn espcimen encerrado en mbar. Cambio de direccin. Una trayectoria saltarina. En un momento estuvo a mi lado. Suba, doctor el hablar rasposo de Vidal. Iba l solo, en el asiento del conductor. Mientras yo me sentaba, l pas la luz de una linterna de bolsillo por sobre la sangre de mi mano. El aire del desierto la haba secado a una masa marrn pastosa. Es superficial le dije. Nos ocuparemos de ella cuando regresemos. Sin mostrar curiosidad ni preocupacin. Lo ha odo todo afirm. Es preciso un control constante me dijo. Ella necesita cuidados, que la vigilen. Usted mismo lo ha podido comprobar. Es usted un gran aficionado a las demostraciones prcticas le dije: Llevar a Sharon a ver a Joan, esperando que eso la disuada. Poniendo a Sharon en exhibicin, esperando que eso me cierre la boca. Comenz a conducir. Qu es lo que le hace creer que tendr ms xito esta vez? le pregunt. Uno lo ha de intentar, no? Cruzamos el desierto. Haban salido ms estrellas, inundando el terreno con su glida luz. Congelndolo. Cundo muri Belding? le pregunt. Hace aos. Cuntos aos hace? Antes de que se reuniesen las chicas. Es importante la fecha exacta? Lo era para Seaman Cross.
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No estamos hablando ahora de Cross, verdad? Cul fue el diagnstico? La enfermedad de Alzheimer. Antes de que los mdicos le diesen ese nombre, se acostumbraba a llamar senilidad. Una forma gradual y fea de apagarse. Debi de ser mala cosa para la empresa. S acept, pero, por otro lado, tuvimos tiempo para prepararnos. Hubo sntomas premonitorios: olvidos, prdida de la atencin... Claro que siempre haba sido un excntrico. Su comportamiento, raro de por s, ocult los sntomas durante un tiempo. El que entrase en contacto con Cross fue la primera cosa que me hizo darme cuenta de que algo raro pasaba..., era algo que estaba totalmente fuera de su modo de ser. Leland siempre haba estado obsesionado con proteger su intimidad, detestaba a los periodistas, fuesen del tipo que fuesen. Y un tal cambio de sus costumbres indicaba que algo estaba mal, gravemente mal. Como la fase de playboy que precedi a su hundimiento. Ms grave. Esto era permanente. Orgnico. Ahora comprendo que l debi de darse cuenta de que se le estaba escapando la mente y quiso que lo inmortalizasen. La cosas que describa Cross... el cabello y las uas largos, el altar, el defecar en pblico dije. Entonces, todo era verdad. Y eran sntomas. Ese libro era un fraude afirm. Basura inventada. Sigui conduciendo. Qu conveniente fue que Belding muriese cuando lo hizo! coment. Le evit, y tambin se lo evit a usted, el tener que enfrentarse a Sharon y a Sherry. No es muy comn el que la naturaleza acte en forma benevolente. Si la naturaleza no lo hubiese hecho, estoy seguro de que a usted se le hubiera ocurrido algo. Ahora, l puede seguir siendo para Sharon una figura bondadosa, y nunca sabr que quiso matarla. Cree usted que el saber eso sera bueno para ella, que sera teraputico? No le contest. Mi papel en la vida afirm, es resolver problemas, no crearlos. En este sentido, soy un sanador. Justo como usted. La analoga me ofendi menos de lo que pudiera haberme imaginado. Y le dije: Lo que usted ha hecho siempre es cuidarse de los otros, no es as? De Belding... cuidarse de todo, desde su vida sexual hasta su
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imagen pblica; y, cuando se torn difcil de manejar, cuando comenz a decantarse por la vida nocturna, all estaba usted para asumir la responsabilidad ejecutiva. De su hermana, de Sherry, de Sharon, de Willow Glen, de la empresa... No lo nota, de vez en cuando, como una carga demasiado pesada? Pens verle sonrer en la oscuridad, y de lo que si estuve seguro es de que se toc la garganta e hizo una mueca, como si le fuera demasiado difcil el hablar. Y, varios kilmetros despus: Ha llegado usted a una decisin, doctor? Acerca de qu? Acerca de seguir hurgando. Todas mis preguntas han sido contestadas, si es eso lo que quiere saber. Lo que quiero saber es si continuar usted removiendo las cosas y arruinando lo que queda de la vida de una joven que est muy enferma. No es que sea tampoco una gran vida le record. Mejor que cualquier alternativa. Se ocupan bien de ella me dijo. Est protegida. Y el mundo ser protegido de ella. Y qu pasar cuando usted ya no est? Hay personas afirm. Personas competentes. Una lnea de mando. Todo est bien planeado. Una lnea de mando coment. Belding era un vaquero, jams tuvo nada como eso. Pero, una vez hubo muerto, la historia fue muy distinta. Sin nadie que fuera produciendo patentes, usted tuvo que contratar creatividad, reorganizar la estructura empresarial. Eso convirti a la Magna en ms vulnerable a los ataques desde el exterior... y usted tuvo que consolidar su base de poder. El poner a las tres hijas de Belding bajo su ala fue dar un gran paso en esa direccin. Cmo logr que Sherry se echase atrs en sus amenazas de llevarle a los tribunales? Muy simple me explic: la llev a dar una vuelta por las oficinas centrales de la corporacin... nuestro centro de investigacin y desarrollo, las principales de nuestras empresas de alta tecnologa. Le dije que me encantara poder bajarme del tren y dejarle a ella la responsabilidad de dirigirlo todo... que ella poda ser la nueva presidenta del Consejo de la Magna, cargar con la responsabilidad de cincuenta y dos mil empleados, de millares de proyectos. La sola idea la aterr; no era lo que se dice ninguna intelectual, ni siquiera saba hacer cuadrar las cuentas de su talonario de cheques. Sali corriendo del edificio, pero la atrap fuera y le suger una alternativa... Dinero.
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Ms del que sera capaz de gastar en varias vidas. Y ahora ha desaparecido dije, as que ya no hay necesidad de hacerle ms pagos. Doctor, tiene usted una visin demasiado inocente de la vida. El dinero es el medio, no el fin. Y la empresa hubiera sobrevivido... sobrevivir. Conmigo o sin m, con cualquier otro. Cuando las cosas alcanzan un determinado tamao, se convierten en permanentes. Uno puede secar un lago, pero no un ocano. Y cul es el fin? El ritmo, el equilibrio. El mantenerlo todo en marcha... si lo prefiere, una cierta ecologa. Y, unos minutos ms tarde: An no ha contestado usted a mi pregunta, doctor. No voy a remover nada. De qu iba a servir? Bien. Y qu me dice de su amigo el detective? Es un realista. Mejor para l. No me va a matar, de todos modos? No va a dejar que Royal Hummel haga lo que sabe hacer? Se ech a rer. Naturalmente que no. Qu divertido me resulta el que an siga vindome como a Atila el Huno! No, doctor, no est usted en peligro. De qu iba a servir? Para empezar, conozco sus secretos familiares. Y har lo que hizo Seaman Cross? Otro libro? Ms risas. Que se convirtieron en toses. Varios kilmetros despus, el rancho apareci a la vista, perfecto e irreal, como un decorado de cine. Y, hablando de Royal Hummel me dijo, hay algo que quiero que usted sepa. Ya no va a seguir trabajando en ningn empleo de seguridad. Sus comentarios acerca de la muerte de Linda me han hecho reflexionar mucho... es asombroso lo que puede lograr una perspectiva diferente. Royal y Victor eran profesionales. Y, con profesionales, no han de ocurrir accidentes. Como mnimo, fueron incompetentes, como mximo... Usted me ha dado una nueva perspectiva en estos ltimos tiempos de mi vida, doctor. Por eso, tengo una gran deuda con usted. Yo slo estaba teorizando, Vidal. No quiero la sangre de nadie sobre mi conciencia, ni siquiera la de Hummel. Oh, por amor de Dios! Quiere dejar de ser tan melodramtico, joven? No est en juego la sangre de nadie! Simplemente, Royal
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tiene un nuevo trabajo: limpiar nuestros gallineros. Cada da hay que sacar de ellos, a paladas, varias toneladas de guano. Est ya un tanto viejo, y su presin sangunea es demasiado alta, pero se las apaar. Y si se niega? Oh, no lo har! Dirigi el vehculo hacia el vaco corral. Usted le dio la foto de la compaera silenciosa a Kruse le dije . Las chicas fueron fotografiadas aqu. Resultan fascinantes las cosas que uno se encuentra en los viejos ticos. Y por qu? le pregunt. Por qu dej que Kruse siguiera adelante durante tanto tiempo? Porque hasta hace bien poco, cre que estaba ayudando a Sharon... ayudndolas a ambas. Era un hombre muy carismtico, muy convincente. Pero ya estaba sangrando a la hermana de usted antes de conocer a Sharon. Veinte aos de chantajes, de trastear con las mentes... Coloc el cochecito en punto muerto y me mir. Todo el encanto se haba desvanecido y vi en sus ojos la misma fra crudeza que acababa de ver en los de Sharon. Genes... El inconsciente colectivo... Lo que ha sido ha sido, doctor. Lo que ha sido ha sido. Aceler, luego detuvo el vehculo y lo aparc. Bajamos y caminamos hacia el patio. Dos hombres en traje oscuro y pasamontaas estaban esperando all. Uno de ellos tena en la mano una goma elstica oscura. Por favor, no se asuste me dijo Vidal. Le quitaremos eso tan pronto como sea seguro para ambos. Ser usted dejado sano y salvo. Trate de disfrutar del viaje. Y por qu ser que no me siento tranquilo? Ms risas, secas y forzadas. Doctor, ha sido estimulante. Quin sabe?; podemos volver a encontrarnos algn da, en otra fiesta. No lo creo. Odio las fiestas. Para decirle la verdad me dijo, tambin yo me he hartado ya de fiestas. Se puso serio. Pero, como existe aunque sea una remota posibilidad de que volvamos a encontrarnos cara a cara, le agradecera que no demostrase conocerme. Digamos que apelo a su secreto profesional, y finja que jams nos hemos conocido.
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Gracias, doctor, se ha comportado usted como un perfecto caballero. Hay algo ms? Lourdes Escobar, la criada. Una autntica vctima inocente. Para ese caso se ha efectuado una adecuada compensacin. Maldita sea, Vidal, el dinero no puede arreglarlo todo! Yo no puedo arreglarlo todo! afirm. Si eso le hace sentirse mejor, le dir que, mientras ella estaba viviendo en los Estados Unidos, la mitad de su familia fue aniquilada por la guerrilla. Muertos tambin, pero sin compensacin. Los que sobrevivieron fueron torturados, y sus casas quemadas hasta los cimientos. Se les han arreglado los papeles de la inmigracin, han sido trados aqu y se les han dado tierras. Desde luego, es bien poca cosa comparado con la vida, pero es lo mejor que puedo ofrecerles. Alguna sugerencia adicional? Sera bonito que se hiciese justicia. Alguna sugerencia para mejorar la justicia que ya se ha hecho en este caso? No tuve nada que decir. Bueno insisti, entonces, hay algo que pueda hacer por usted? De hecho, podra hacerme un pequeo favor. Un arreglillo. Cuando le dije lo que era y cmo quera exactamente que lo hiciese, se ech a rer tan fuerte, que cay en un ataque de tos que lo dobl en dos. Sac el pauelo y se sec la boca, escupi, y se ri un poco ms. Cuando apart el pauelo, el lino estaba sucio con algo oscuro. Trat de hablar. No surgi nada. Los hombres de oscuro se miraron el uno al otro. Finalmente hall de nuevo su voz. Excelente, doctor! me dijo. Somos grandes mentes, movindose en la misma direccin! Y, ahora, juguemos esa mano!
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Me dejaron en el borde del campus. Tras quitarme el vendaje de los ojos, fui hasta mi casa a pie. Una vez dentro, descubr que no soportaba estar all, as que ech algunas cosas dentro de una bolsa, y llam al servicio del contestador telefnico, para decirles que iba a estar ausente un par de das, que tomasen nota de las llamadas. Algn nmero al que llamarle, doctor? No teniendo pacientes en activo, ni emergencias pendientes, contest: No, ya llamar yo. Unas autnticas vacaciones, eh? Algo as. Buenas noches. No quiere que le d los mensajes que ya tiene en su casillero? Realmente no. Va-le... pero hay ese tipo que me est volviendo loca. Ya ha llamado tres veces y se puso bastante grosero cuando no le quise dar su nmero privado. Cmo se llama? Sanford Moretti. Parece ser un abogado... dice que quiere que trabaje usted en un caso para l, o algo as. Insisti en convencerme, una y otra vez, de que seguro que usted tena mucho inters en or lo que le tiene que decir. Mi respuesta la hizo rer. Doctor Delaware! No saba que emplease usted ese tipo de lenguaje! Me met en el coche y me march, encontrndome en direccin al oeste y acabando en la Ocean Avenue, pasado Pico. No muy lejos del Muelle de Santa Mnica, que estaba cerrado por la noche y oscurecido hasta no ser ms que una amontonada masa de techos, sobre un tejadillo de pilares arqueados. No muy lejos del (poco exigente) Pacfico. La brisa del mar haba desaparecido y el ocano ola a basurero. La calle albergaba bares de los que sirven cerveza y un trago de alcohol, con nombres polinesios y moteles de los de por das-semanas-meses, que, naturalmente, no estaban recomendados por el Club del Automvil. Me registr en un lugar llamado Blue Dreams (Sueos azules): doce puertas marrones, manchadas por la sal, dispuestas en derredor
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de un aparcamiento que necesitaba urgentemente que le arreglasen la superficie, con los tubos de nen del signo luminoso que indicaba HAY HABITACIONES rotos o agotados de gas. Un tipo de cara pastosa, que se tena por un ngel del infierno y llevaba un pendiente que era un crucifijo, se hallaba en el mostrador de la entrada, y me hizo el favor de tomar mi dinero, mientras demostraba su enamoramiento por un filete de pescado rebozado y miraba, todo al mismo tiempo, un anuncio de la California Raisins en la tele. En el pequeo vestbulo, cuyas paredes casi poda tocar uno con los hombros, haba una mquina expendedora de dulces y otra de condones, lado por lado; as como otro aparato suministrador de peines de bolsillo, y un pster con las reflexiones contenidas en el Cdigo Penal de California respecto a los robos y los fraudes al propietario de un hotel. Tom una habitacin en el lado sur, pagando una semana por adelantado. Tres por tres metros, olor a insecticida (all no habra tbanos), una nica y estrecha ventana de cristales cubiertos por una pelcula de suciedad, que mostraba un trozo de pared de ladrillos que tenan un color malva por la luz reflejada de la calle, mobiliario desparejo de madera barata, una estrecha cama bajo un cobertor que ya estaba totalmente descolorido por tantas lavadas, y una televisin de monedas atornillada al suelo. Un cuarto de dlar metido en la ranura de pago me ofreci una hora de sonido siseante y colores de piel amarillentos. Haba tres monedas de cuarto en mi bolsillo, de modo que tir dos por la ventana. Yac en la cama, dej que la tele se apagase por s sola y escuch los sonidos: resonancias de los bajos que salan del tocadiscos del bar del edificio vecino, tan fuertes que pareca como si estuvieran tirando algo contra la pared al ritmo de dos por cuatro, irritadas risas y truncadas charlas callejeras en ingls, espaol y una docena de idiomas no identificables, risas enlatadas de la televisin de la habitacin de al lado, vaciados de la cisterna del retrete, siseos de grifos de lavabo, crujidos de movimientos del edificio, portazos de puertas, bocinas de coches, un grupo de secos estallidos que podan haber sido disparos de arma de fuego o petardeo de un tubo de escape o incluso un par de manos aplaudiendo. Y, como fondo de todo, el zumbido Doppler de la autopista. Una sinfona ciudadana. Al cabo de unos momentos de orla era como si me hubiesen quitado doce aos. La habitacin era una sauna. Me qued dentro de ella durante tres das, subsistiendo a base de pizzas y colas de un lugar que prometa servirlas respectivamente calientes y fras, y que menta en ambos casos. Y, sobre todo, estuve haciendo lo que haba evitado hacer desde haca tanto tiempo. Lo que haba dejado de lado, a base de buscar las inadecuaciones de los dems, lanzando abrigos sobre las manchas de barro. Introspeccin. Una palabra tan prstina para el rebuscar con una cuchara en las profundidades de la fuente del alma. Con una cuchara de bordes muy afilados y mellados.
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Durante tres das pas por todo ello: ira, lgrimas, una tensin tan visceral que me castaeteaban los dientes y mis msculos amenazaban con entrar en tetania. Una soledad que, de muy buena gana, hubiera anestesiado con dolor. Al cuarto da me not desfondado y plcido, y estuve orgulloso de no confundir eso con una curacin. Aquella tarde abandon el motel para acudir a mi cita: una carrera, calle abajo hasta la mquina vendedora de peridicos situada en la acera. El cuarto de dlar que me quedaba cay por la ranura y la edicin vespertina fue ma; me la llev agarrada muy fuerte bajo el brazo, como si fuera pornografa. Estaba en la parte de abajo de la pgina uno, fotografa incluida. DIMITE CAPITN DE LA POLICA, ACUSADO DE ABUSOS SEXUALES por Maura Bannon, Periodista de redaccin Un Capitn del Departamento de Polica de Los ngeles, acusado de tener relaciones sexuales con varias Scouts de la Polica, menores de edad, dimiti hoy, despus de que un Tribunal Disciplinario de la Polica recomendase su expulsin del Cuerpo. Los tres miembros del Tribunal. Disciplinario tomaron la decisin de que Cyril Leon Trapp, de cuarenta y cinco aos de edad, fuera apartado de inmediato del servicio y recomendaron la prdida automtica de todos los privilegios, prebendas y pensiones otorgadas al citado Capitn por el D.P.L.A. Amparndose en lo que, tanto el abogado de Trapp como un portavoz del Departamento, calificaron como un acuerdo negociado, Trapp acept ser fichado como agresor sexual, declinar cualquier apelacin a la decisin del Tribunal, firmar un documento comprometindose a nunca ms trabajar en el mantenimiento de la Ley, y pagar una compensacin financiera considerable, incluyendo las minutas totales de tratamiento mdico y psiquitrico a sus vctimas, que se sospecha rondan por la docena. A cambio de esto, no se presentarn cargos criminales contra l, una alternativa que, tericamente, podra haber incluido acusaciones por violacin, uso de narcticos, abusos sexuales de menores y mltiples cargos de menor cuanta. Los crmenes habran tenido lugar durante un perodo de cinco aos, durante los cuales el acusado sirvi como sargento en la Divisin de Hollywood del Departamento, y pudieron haber
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continuado mientras era teniente de la Divisin de Ramparts y la Divisin del Oeste de Los ngeles; lugar ste en donde fue ascendido a capitn, el ao pasado, tras un repentino ataque al corazn del anterior capitn, Robert L. Rogers. Mientras estaba en Hollywood, el nombre de Trapp tambin fue mencionado, en el ao 1984, en conexin con el escndalo de los robos cometidos por agentes que, durante sus patrullas, rompan los cristales de las ventanas de la parte trasera de tiendas, poniendo as en funcionamiento las alarmas de robo, para luego informar a la emisora de la polica que ellos se estaban haciendo cargo de la emergencia. A continuacin, estos agentes se dedicaban a desvalijar el local, utilizando sus propios coches de patrulla para llevarse el botn, tras lo que archivaban falsos informes de robo. Aunque media docena de agentes fueron considerados sospechosos en este caso, slo dos de ellos fueron acusados, juzgados y condenados a cumplir penas en la Prisin de Chino. No se presentaron cargos contra Trapp, que en aquel momento fue calificado por la Fiscala como un testigo cooperador. En lo que respecta al actual caso, se acus a Trapp de atraer a scouts del sexo femenino a su despacho, bajo el engao de ofrecerles consejos de carrera, y luego doblegarlas con vino, cerveza, ccteles preparados en lata y marihuana, antes de hacerles propuestas sexuales. Acusaciones de haber sido manoseadas haban sido hechas en trece casos; habiendo llegado al coito en s, supuestamente, al menos, con siete de las muchachas, de edades que iban de los quince a los diecisiete aos. Y, aunque el Tribunal Disciplinario se neg a especificar qu le haba llevado a investigar a Trapp, una fuente de la Polica informa de que una de las vctimas, que haba sufrido problemas emocionales debidos al hecho de haber sido molestada sexualmente por el Capitn, haba sido llevada a consejera, y, durante la misma, le habra revelado a su terapeuta lo sucedido. Este terapeuta, por su parte, habra informado a Servicios Sociales, quien a su vez dio parte al D.P.L.A. Luego, otras varias de las vctimas corroboraron las acusaciones contra el polica. Sin embargo, ninguna de las muchachas se mostr dispuesta a testificar ante un tribunal, llevando al fiscal del Distrito a concluir que era poco probable, que pudiera lograrse la condena de Trapp, caso de ser llevado ante los tribunales. Cuando se le sugiri que el arreglo equivala a una simple palmadita en la cara de una persona que podra haber sido condenada a una considerable pena, el presidente del Tribunal, comandante Walter D. Smith, afirm que: El Departamento desea dejar bien claro que no tolerar una conducta sexual reprobable por parte de ningn polica, sin importar lo alto que sea su rango. No obstante, podemos comprender las
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necesidades emocionales de las vctimas, y no podemos forzar a esas chicas a pasar por el trauma psicolgico de tener que testificar. La accin de hoy del Tribunal garantiza que este hombre no volver a trabajar en el mantenimiento de la Ley, y que perder cada centavo que se gan como miembro de la Polica. A m, me parece que eso ya es un buen castigo. El abogado de Trapp, Thatcher Friston, rehus revelar los planes futuros de su cliente, y se limit a decir que se cree que el capitn cado en desgracia abandonar el estado, quiz incluso el pas, para ponerse a trabajar en la agricultura. El seor Trapp siempre ha estado interesado en la cra de gallinas; quizs ahora tenga la posibilidad de intentar llevar a cabo esa experiencia. Lo le una vez ms, arranqu la pgina del diario, y la dobl para hacer un aeroplano de papel. Cuando finalmente logr meter el avin en el retrete, me largu del motel. Me fui a casa, y me sent como un nuevo inquilino, y casi como un hombre nuevo. Y estaba sentado en mi escritorio, preparado para abrirme camino por entre los papeles acumulados, cuando son una llamada en la puerta delantera. Abr. Era Milo, que llevaba colocada su galleta de identificacin de la polica colgando de la solapa de un traje marrn que heda a nube de humo de tabaco de interior de comisara, y estaba mirndome con mala cara. Dnde infiernos has estado? Fuera. Dnde fuera? No quiero hablar de eso, en este momento. De todos modos, hblame de ello. No dije nada. Jess! exclam. Se supona que tenas que hacer unas llamadas por telfono; hacer el trabajo sin peligros, recuerdas? Y, en cambio, desapareces. Es que no has aprendido ni una maldita cosa? Lo siento, Mam. Y luego, cuando vi la expresin de su rostro, aad: Hice las cosas sin peligro, Milo. Luego desaparec. Dej un mensaje en mi servicio de contestador telefnico. Cierto, muy tranquilizador. Se tap la nariz con dos dedos: El doctor Delaware estar ausente un par de das. Se la destap. Y a dnde ha ido, encanto? Se la volvi a tapar. No lo dijo. Necesitaba irme de aqu le expliqu. Estoy bien. Jams estuve en peligro.
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Maldijo, se dio un puetazo en una palma, trat de usar su altura en su ventaja, alzndose por encima de m. Regres a la biblioteca y l me sigui all, rebuscando profundamente en el bolsillo de su americana y sacando un arrugado trozo de peridico. Mientras comenzaba a desarrugarlo, le dije: Ya lo he visto. Seguro que s. Se apoy en mi escritorio. Cmo, Alex? Cmo joder...? Vamos, vamos. Cmo, de repente es hora de jugar al escondite? No deseo hablar de eso en este momento. Adiosito, Cyril dijo, al techo. Por primera vez en mi vida, los deseos se hacen realidad... es como si tuviera al jodido genio de la lmpara. El problema es que no s qu aspecto tiene, ni lo que he de frotar para que aparezca. Es que no puedes aceptar la buena fortuna? Recostarte en el silln y disfrutar? Me gusta buscarme yo mismo mi buena fortuna. Haz una excepcin. Podras hacerlo t? Espero que s. Vamos, Alex, qu est pasando? En un momento estamos hablando de un modo puramente terico, al siguiente Trapp est hundido hasta el cuello en mierda, y nadie le echa una mano. Trapp es slo una pequea parte del asunto le dije, pero en este momento no deseo pintarte todo el cuadro. Me mir, se levant y se fue a la cocina, volviendo con un cartn de leche y un pastelillo ya rancio. Arrancando un pedazo del pastelillo y pasndoselo con leche, me dijo al fin: Slo es una suspensin temporal de la condena, amigo. Pero un da, y pronto, vamos a tener una pequea charla amistosa. No hay nada de lo que charlar, Milo. Es tal cual me dijo en una ocasin un experto: no hay pruebas, nada real. Me sigui mirando un rato ms, antes de que su rostro perdiese la dureza. Vale me dijo. Ya lo capto. No hay un modo simple de empaquetarlo todo y ponerle una cintita. Es el tpico caso de la pillada de cojones con la Justicia: t queras tener un romance con la seora de los ojos vendados, y descubriste que no podas llegar hasta el final. Pero infiernos, ya te encontraste con este tipo de cosas en tus estudios, as que deberas ser capaz de enfrentarte ahora a ellas.
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Te lo har saber cuando me convierta en un adulto. Que te den por el culo, so Peter Pan! Y luego: Cmo te va, Alex? En serio. Bien. Dentro de lo que cabe. Asent con la cabeza. Parece como si hubieras estado recapacitando sobre muchas cosas me dijo. Simplemente, afinando el piano... Milo, aprecio el que te preocupes por m, aprecio todas las cosas que has hecho por m. Pero en este momento me ira muy bien el estar a solas. Aj, claro dijo l. Nos vemos. Se fue sin ms palabras. Robin vino a casa al da siguiente, llevando un vestido que no haba visto antes. No ests contento de verme me dijo. Lo estoy, pero es que me has cogido por sorpresa. Llev su maleta a la sala de estar. De todos modos pensaba volver por aqu. Pas su brazo por dentro del mo. Te he echado a faltar y la noche pasada senta verdaderas ganas de hablar contigo, as que te llam. La operadora del servicio me dijo que te habas marchado sin decirle a nadie a dnde ibas o por cunto tiempo. Me dijo que sonabas diferente, cansado e irritado... soltando tacos como un camionero. As que me sent preocupada. Es tu obra de caridad le dije, dando un paso atrs. Me mir como si fuera la primera vez. Lo siento le dije, pero justo en este momento no voy a ser el hombre que t deseas. Lo he llevado demasiado lejos dijo ella. No. Es simplemente que he tenido que pensar mucho. Eso era algo que hace tiempo que debera haber hecho. Parpade con fuerza, sus ojos se humedecieron, y se apart de m. Mierda! Parte de ello tiene que ver contigo; mucho de ello no. S que quieres ocuparte de m..., s que eso es importante para ti. Pero en
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este momento no estoy dispuesto para esto, no lo puedo aceptar en un modo en que vaya a darte lo que t deseas. Se derrumb, quedndose sentada en el sof. Me sent frente a ella y le dije: No te est hablando la ira; bueno, puede que una parte s lo sea, pero las cosas no son as de simples. Hay algunas cosas que debo resolver yo solo. Tiempo que debo tomarme. Parpade un poco ms, esboz una sonrisa que se vea tan dolorida, que podra haberle sido cortada en su piel. Y quin soy yo para poder quejarme de esto? No le dije, esto no va de venganzas. No hay nada de que vengarse: en definitiva, me hiciste un favor. Me alegra serte de servicio dijo. Las lgrimas comenzaron a correr, pero las reprimi. No, no voy a hacer esto... t te mereces algo mejor. No cometas el crimen si no puedes aceptar el castigo, correcto? Extend mi mano. Ella agit la cabeza y se mordi el labio. Hubo otro hombre me dijo. Nada serio... era un viejo ligue de cuando estudibamos juntos. Cort con l en seco, pero estuvo tan a punto... Aun as, sent que te haba traicionado. Tambin yo te he traicionado a ti. Lanz un dbil gemido y cerr los ojos. Quin? Un viejo ligue de la Universidad. Ella... Estis an... No, no es nada as. Nunca fue nada as. Ella captur mi cabeza, no mi polla. Ahora, ha desaparecido para siempre. Pero me cambi. Camin hasta el extremo de la habitacin, cruz los brazos sobre sus pechos y permaneci callada un rato. Y, luego: Qu es lo que va a pasar con nosotros, Alex? No lo s. Sera bonito un final feliz, pero tengo mucho camino que recorrer antes de que vaya a poder serte de mucha utilidad... o serlo para nadie. Me gusta del modo en que eres. Tambin me gustas t lo dije de un modo tan automtico, que nos hizo rer a los dos. Me mir a la cara. Yo extend la mano. Volvi hacia m, me mir hacia arriba. Nos tocamos, nos unimos, comenzamos a desnudarnos el uno al otro sin decir palabra, caamos hacia atrs, al sof, e hicimos all mismo el amor. Sexo. Hecho competentemente: una unin sin
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costuras, nacida de la prctica y el ritual, tan sin costuras que bordeaba lo incestuoso. Cuando hubo acabado, ella se sent y me dijo: No va a ser tan sencillo, verdad? Negu con la cabeza. Nada que valga la pena es sencillo. Se despeg de m, se alz, se qued en pie ante el gran ventanal. Iluminada por detrs, desnuda, con sus rizos cayndole por la espalda como un racimo de uvas. La tienda debe estar hecha todo un lo me dijo. Mensajes pasados por debajo de la puerta, todos esos pedidos retrasados. Adelante le dije. Haz lo que debas hacer. Se volvi, corri de vuelta hacia el sof, se tendi encima de m, me llor en el pecho. Nos quedamos juntos, mejilla contra mejilla, antes de que la inquietud se apoderase de nosotros, antes de que siguisemos nuestros caminos separados. Sharon, Kruse, el Ratonero, incluso Larry. Bastantes problemas entre ambos como para llenar un libro. Solo de nuevo, pens en los mos, en todo el trabajo inacabado. Me enfrent a ello tomando el camino ms fcil: hall un nmero en mi archivo y lo marqu. Al cuarto timbrazo: Al? La seora Burkhalter? Denise? Soy el doctor Delaware. Oh! Hola. Si es un mal momento... No, no, es... estoy... es curioso, justamente estaba pensando en usted. Darren an est, esto... llorando mucho. Caba esperarlo. En realidad prosigui, est llorando ms. Muchsimo. Desde aquella ltima vez que usted lo visit. Y ni duerme ni come como debiera. Ha cambiado algo desde la ltima vez que le vi? Slo el dinero... Aunque an no puedo apreciarlo. Quiero decir que el seor Worthy dice que puede tardar meses en llegar. Mientras, an seguimos recibiendo cartas del banco, y la compaa de seguros de mi marido todava sigue sin mover su maldito... Pero, por qu le cuento esto? No es esto lo que usted quiere or. Quiero or cualquier cosa que usted quiera contarme. Pausa.
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Lo siento mucho. La manera en que le habl la ltima vez. No se preocupe, haba pasado usted por demasiadas cosas... Y que lo diga! Desde el primer da... su voz se quebr. Hablo y no paro de otras cosas y por lo que realmente estoy rota es por mi nio... que llora y grita y me pega, y no quiere conocerme como antes. Y, mientras, toda esta espera. Nunca hay nadie. No s qu hacer, no comprendo el porqu est sucediendo todo esto. Otra pausa, sta ma. Teraputica. Se sorbi las narices durante toda ella. Lo siento, Denise le dije. Me gustara poder quitarle todo ese dolor. Cjalo, mtalo en una bolsa de la basura y trelo por una cloaca me pidi. Coja el dolor de todo el mundo. No sera una gran cosa? Eso. Una risita. Qu debo de hacer, doctor? Con Darren. Ha estado jugando... del modo en que jugaba en mi oficina? Eso es lo que deseo decirle me contest, que no quiere. Le doy los coches y le digo lo que tiene que hacer, pero se limita a mirarlos y se echa a aullar. Si quisiera trarmelo, me encantara visitarlo le dije. O, si es demasiado conducir, podra darle la direccin de alguien ms cercano. No, no, todo eso era... No es tan lejos. Adems, qu otra cosa tengo que hacer durante todo el da? Puedo conducir. Entonces, no dude en venir le dije. Podra verla maana, a primera hora. Aj, eso sera maravilloso. Concertamos una cita. Es usted un buen hombre me dijo. Realmente sabe cmo ayudar a una persona. Esto me dio los bastantes nimos como para hacer la segunda llamada. Las doce menos cinco, la pausa para comer. Doctora Small. Hola, Ada, soy Alex. Comiendo en la oficina? Queso fresco y frutas me dijo, hay que combatir a la tripita. Escucha, me alegra que me hayas llamado. Trat de hablar con Carmen Seeber, pero su nmero ha sido desconectado y no hay informacin de otro nuevo.
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No te llamo por ella le dije. Te llamo por m. Su pausa teraputica. La maldita cosa funcionaba. Le dije: Muchas cosas se han estado amontonando. Me preguntaba si consideraras apropiado que fuera a verte para... Siempre me alegra verte, Alex me inform. Tienes t alguna duda acerca de si es apropiado? En absoluto. No, eso no es cierto. Supongo que s lo dudo. Las cosas han cambiado entre nosotros. Resulta difcil salirse del rol del colega, el admitir que uno est inerme. T no eres, ni con mucho, inerme, Alex. Slo lo bastante introspectivo como para darte cuenta de que no eres invulnerable. Introspectivo? me re. Ni mucho menos. Me has llamado, no? Alex, entiendo lo que me ests diciendo... el alterar los roles puede parecer como dar un paso atrs. Pero, desde luego, yo no lo veo as. Te agradezco que me digas eso. Lo digo porque es cierto. No obstante, si tienes dudas, te puedo recomendar a otra persona. Empezar de cero? No, no deseara eso. Quieres tomarte algn tiempo para pensrtelo? No, no. Lo mejor que puedo hacer es tirarme de cabeza, antes de que se me ocurra algn otro modo de volver a reconstruir mis defensas. De acuerdo, entonces todo est claro. Djame mirar mi agenda. Sonido de pginas pasando. Qu tal maana a las seis? La oficina estar tranquila y no te encontrars con nadie que t me hayas mandado. Las seis me va de maravillas, Ada. Te veo entonces. Estoy desendolo, Alex. Tambin yo. Adis. Alex? S? Lo que ests haciendo est muy bien.
V.1 Noviembre-2011
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