Suchodolski. 4-11-13
Suchodolski. 4-11-13
Suchodolski. 4-11-13
Suchodolski (nacido en 1907) nos presenta, y en las que vamos a centrarnos a continuacin, se encuadran dentro de unas perspectivas ms amplias, que son las de la construccin del socialismo. Como quiera que esa construccin apunta al futuro, la caracterizacin de la pedagoga de Suchodolski estriba en la elaboracin de una moderna pedagoga socialista adecuada a la construccin del socialismo. Si hubiere que destacar an otro rasgo diferencial de la orientacin de Suchodolski, ste debera ser el de la superacin que intenta realizar de viejas contradicciones ancladas en la historia de la pedagoga; superacin que, corno verernos, da una personalidad propia a las reflexiones de Suchodolski. Si stas son, a nuestro juicio, las caractersticas ms acusadas de la obra de Suchodolski, sern tambin los ejes en torno a los cuales gire nuestra exposicin, aunque a lo largo de ella vayan apareciendo muchos otros problemas a los cuales daremos una importancia mayor o menor en funcin de su inters para el asunto que nos ocupa. 1. La sociedad socialista: sus exigencias Una de las ms preocupantes tareas de nuestra poca es la de decidir cul ha de ser el carcter de nuestro futuro. La alternativa que enfrentamos es sta: o nos decidimos por un tipo de existencia dominada por una organizacin omnipotente y annima que reducir a la nada al individuo, o bien nos decidimos por un tipo de vida que, merced a la accin colectiva organizada, conquiste la libertad a todos los niveles y para todos los individuos; u optamos por una vida en la que el hombre sea manejado a capricho, o elegimos un tipo de existencia en la que la vida humana pueda ser plena, intensa y autntica. La primera perspectiva debe relacionarse con el desarrollo del capitalismo y sus consecuencias; la segunda, con el socialismo y sus posibilidades. El socialismo, segn Suchodolski, acepta la moderna civilizacin cientfica, tcnica e industrial, pero rechaza las sombras y pesimistas visiones del futuro y formula un programa que permita y haga posible que esa civilizacin sea cada vez ms provechosa para ms individuos. Lejos de los oscuros presagios sobre el futuro, la perspectiva socialista es, ante todo, una perspectiva esperanzadora, optimista, pues la esperanza y el optimismo estn en la esencia de los principios del socialismo y en la esencia de la actividad de los hombres, la cual es la edificadora del nuevo sistema social. La perspectiva socialista se opone a la pasiva aceptacin de la realidad; es una perspectiva de lucha y trabajo, como Suchodolski la califica; una perspectiva que tiende a la edificacin de un mundo cada vez ms acorde con las necesidades y aspiraciones del individuo y que se orienta hacia la construccin de un mundo nuevo para unos hombres nuevos. No se trata de un optimismo irracional, sino de una esperanza que se justifica en la posibilidad del aprovechamiento social de la tcnica de cara a solucionar los problemas de liquidacin de la miseria y la ignorancia; una esperanza que se basa en la conviccin de que los procesos humanos y sociales, si son dirigidos y organizados bajo la direccin de los principios socialistas, pueden orientarse hacia la emancipacin del hombre y la sociedad respecto a la opresin y la desigualdad. As es como Suchodolski enfoca esta posibilidad: Estamos edificando el sistema socialista en el que se incrementa el poder humano sobre las condiciones naturales y sociales de su existencia, un sistema en el que aumentan el papel y la significacin del hombre en la sociedad y en el que son cada vez mayores sus posibilidades de desarrollo multifactico. Dicho ms sencillamente, estamos construyendo un sistema con el hombre y para el hombre. 1 Este sistema en construccin, este nuevo orden social, debe reconciliar al hombre con su trabajo a travs de la transformacin del carcter de ste, que dejar de ser un medio de obtencin de beneficios para convertirse en una actividad creadora; debe reconciliar al hombre con su mundo a travs del progresivo dominio humano sobre los medios naturales y sociales de existencia. Si ese nuevo mundo del que hablamos tiene que ser una realidad, es necesario que los procesos sociales sean dirigidos y planificados, para evitar el caos y los conflictos sin solucin. La realizacin de los ideales socialistas requiere una incesante revisin y comprobacin crtica de las distintas fases de esa realizacin; requiere, como decimos, una planificacin de ob jetivos y medios que impida el desarrollo incontrolado de los procesos sociales. Indudablemente, el conocimiento de las leyes objetivas de la historia es una de las bases en las que se apoya esta necesidad de planificacin y su misma posibilidad. Ahora bien, la planificacin socialista carecera de futuro si no contase con los hombres capaces de ejecutarla y llevarla a trmino: El sistema socialista es un sistema social edificado por los hombres y para los hombres. As pues, la construccin de este sistema se ve frenada tan pronto como faltan los individuos capaces de sostenerlo y hacerlo progresar, cuando faltan los hombres capaces de aprovechar lo que dicho sistema ofrece. 2 Para desarrollarse, la sociedad socialista necesita de hombres de un nuevo tipo, pues la tendencia fundamental del sistema socialista es la de contar cada vez ms con el hombre en todos los campos y la de ampliar constantemente la participacin de los individuos en todas las esferas. En estas condiciones, el desarrollo multifactico de la persona es imprescindible para el ulterior desarrollo de la civilizacin socialista. Puesto que, como vemos, el progreso del socialismo depende estrechamente de la calidad de los individuos que realicen ese progreso y como quiera que, al mismo tiempo, el desarrollo de los individuos depende de los nuevos progresos de la civilizacin socialista, en tal caso ha de ser cada vez mayor el papel de la educacin y de la autoeducacin en el proceso dialctico de la interdependencia del desarrollo social y del desarrollo individual, con miras a la formacin de hombres nuevos. 3 La pedagoga, efectivamente, debe dejar de esforzarse en adaptar al nio y al joven a las circunstancias del momento y debe enfrentar el problema de la formacin de los hombres exigidos por el progreso de la civilizacin socialista, de la formacin de los hombres nuevos; la educacin debe convertirse en una de las principales
fuerzas modeladoras de estos hombres. A su lado, y en interaccin dialctica con ella, las nuevas condiciones de la realidad social, las nuevas condiciones objetivas de vida creadas por el socialismo, crean las bases y el entorno en el que encuadrar esa educacin, condiciones objetivas que se constituyen en la otra gran fuerza modeladora del hombre nuevo. El programa socialista requiere, por lo tanto, un doble tipo de acciones: la accin poltica y econmica -social, y la accin educacional. Nos ocuparemos a lo largo de nuestro anlisis de sta ltima, no sin antes insistir en la importancia de su significado y funcin: En la civilizacin socialista la educacin tiene unas tareas muy trascendentales y responsables que cumplir ( ... ). La educacin ha de acometer los esfuerzos tendentes a la formacin de los hombres para que sean capaces de asumir la labor que les espera y aprovechar las mltiples oportunidades que se les ofrecen, y muy especialmente la de preparar y adiestrar a la joven generacin. 4 Como el socialismo mismo, la educacin no es slo la realidad presente, sino la esperanza de su transformacin, no es slo la preocupacin por preparar a los hombres para su vida y su trabajo, sino tambin la confianza en el perfeccionamiento de las condiciones sociales y en la aceleracin de sus cambios, la confianza en la creacin constante de unas posibilidades cada vez mayores para el desarrollo multifactico de las personas. El optimisrno de Suchodolski sobre las posibilidades del hombre que tras estas proposiciones se esconde, est basado en la seguridad de que la naturaleza humana no es, ni mucho menos, inmutable, sino que es el producto de su desarrollo histrico. Si la existencia social del hombre es la fuente de este desarrollo, eso significa que la naturaleza humana es histricamente mutable y que esta naturaleza es una funcin de la existencia social a que nos hemos referido. Factores sociales y factores educacionales, de este modo, se interpenetran e interaccionan, no siendo lcito considerar a los unos en ausencia de los otros. Si bien aqu vamos a ocuparnos exclusivamente de los segundos, es necesario subrayar que slo a nivel ideal puede realizarse esta escisin, ya que lo que en la realidad se da es esa interpenetracin y esa interrelacin a las que acabamos de aludir. El papel primordial que la educacin debe cumplir se hace comprensible a la luz de estas observaciones y ser remarcado a lo largo de este apartado: La civilizacin moderna se encuentra en una verdadera encrucijada; puede desembocar en la guerra y en el exterminio total, como puede llevar a la paz y el bienestar de la humanidad; puede ir hacia la dictadura y el fascismo, como progresar por la va del desarrollo democrtico. Por eso mismo, la organizacin de la vida universal depende cada vez ms de la calidad de los individuos que han de asumir unas decisiones concretas y ejecutar las tareas. li. La educacin para el futuro. sus implicaciones 1. La pedagoga del pasado No nos detendremos aqu en la crtica que Suchodolski hace de la educacin tradicional. Nos limitaremos a sealar cules son sus rasgos negativos ms caractersticos, pues nos interesa indicar, aunque sea de pasada, estos rasgos que encontrarn su contrapartida en la educacin para el futuro que Suchodolski propone. La escuela naci en unas condiciones sociales y culturales totalmente distintas de las actuales y en muchos sentidos ya no responde a las necesidades actuales. La escuela -escribe Suchodolski- es el elemento ms conservador de nuestra vida social. Sus programas y sus mtodos siguen adaptndose a las pocas pasadas en las que se trataba de preparar a los individuos con miras a unas condiciones de existencia ya establecidas. En cambio, en nuestra poca hemos de educar a unos individuos completamente valiosos, con inteligencia despierta, hemos de formar a unos hombres desarrollados en todos los aspectos y con una plasticidad intelectual que les permita buscar nuevas soluciones y seguir adelante al ritmo de los progresos cientficos y tecnolgicos. La pedagoga tradicional, que se esfuerza en la defensa de los modelos del pasado y los valores absolutos, ha do perdiendo paulatinamente el contacto con las necesidades y los valores actuales; Ligada a aquellos valores y modelos, la educacin tradicional no prepara a las nuevas generaciones para la vida futura que deben afrontar, lo que le da un carcter marcadamente conservador y, en cualquier caso, inadaptado 9 las necesidades y exigencias del futuro. Muchas de las dificultades que el sistema de enseanza enfrenta en la actualidad provienen precisamente del hecho de que sus funciones estn adaptadas a la estructura y necesidades del pasado y no sirven, por lo mismo, para acomodar a los individuos a las nuevas formas de la vida social. En segundo lugar, la educacin tradicional no ayuda ni mucho menos a la participacin creadora en la vida social y cultural, no contribuye a comprender su carcter y las tendenci1s evolutivas, no soluciona los complejos que se derivan de la falta de entendimiento entre los individuos y el ambiente que los rodea, no ofrece los cuidados gracias a los cuales podra realizarse la integracin interior del individuo desorientado por la novedad y las mutaciones de la vida contempornea, de tal manera que en l se formara el sentido de la cooperacin as como los sentidos de la responsabilidad y de su propia existencia, de cuya experiencia nace la felicidad del hombreY La educacin tradicional no resulta, por tanto, adecuada a las necesidades de la personalidad del que se educa, entendiendo el trmino personalidad en todas sus vertientes individuales y sociales, de enriquecimiento personal y participacin social, de maduracin personal y evolucin psicosocial. Por ltimo, y para no detenernos ms en este punto, la educacin tradicional tiene un carcter clasista, manifiesto en el hecho de que no conduce al cambio del sistema social vigente, sino a la adaptacin del individuo a ese sistema social de cara
a su perpetuacin. Fiel depositaria de los intereses de las clases que dirigen el statu quo, la educacin tradicional tiende a la perpetuacin de las situaciones de privilegio y lejos de buscar una buena educacin para todos, se ocupa de la mejor educacin posible para un nmero reducido. La educacin para el futuro propuesta por Suchodolski toma la contrapartida de estas deficiencias de la escuela tradicional. Es educacin para el futuro precisamente porque debe perder su carcter conservador y de corte tradicionalista; porque debe preparar a los individuos para que se adapten a las cambiantes situaciones de la sociedad actual, porque debe enfocarse ms hacia el futuro que construimos que hacia el pasado del que venimos. La escuela debe ensear a los hombres a vivir en las nuevas condiciones histricas y de un modo totalmente nuevo. La educacin para el futuro debe orientarse de tal modo que la igualdad deje de ser un piadoso deseo para convertirse en una autntica realidad. En funcin de estas premisas, los conceptos y mtodos de la educacin ti-adicional deben ser revisados en profundidad, de tal manera que se produzca una verdadera reorientacin de la actividad educacional. Reorientacin que debe implicar importantes cambios, como por ejemplo, por citar uno, la conviccin de que en el momento presente los caminos de la educacin son mucho ms numerosos que en el pasado y que las necesidades sociales' de esa educacin no pueden ser satisfechas de manera exclusiva en el medio escolar. De cara a la profunda transformacin del sistema escolar, desde el punto de vista de Suchodolski, quiz no haya hoy en da en el campo de la instruccin una tarea ms urgente que la de buscar las formas de actividad pedaggica que, ms tarde o ms temprano, habrn de transformar totalmente la escuela tradicional. Los cambios que se imponen necesariamente y que hasta cierto punto ya estn en marcha deben consistir -generalmente concebidos- en que la escuela contempornea se convierta en un centro de formacin multifactica de la joven generacin, en un autntico terreno de vida y de formacin, en un verdadero centro de irradiacin social.' 2. La perspectiva del futuro Para la civilizacin actual, el futuro es un punto de referencia de acontecimientos y actividades, es una realidad humana no menos concreta que la contemporaneidad . Si bien, como es obvio, no es posible prever con todos sus detalles ese futuro, no es menos cierto que est en las posibilidades actuales el definir las lneas principales de su desarrollo. La planificacin social permite proyectar el desarrollo y la generalizacin de determinados modos de existencia, de determinadas formas de convivencia y cooperacin, de determinadas formas de participacin cultural; no cabe la menor duda de que el futuro habr de conformarse bajo el signo de los nuevos progresos de la democracia socialista, bajo el signo del creciente papel de la ciencia y la tcnica en la vida humana, de la mayor responsabilidad de todos en relacin con los problemas sociales comunes, bajo el signo del ulterior desarrollo, de la instruccin y la cultura de las masas y de las nuevas victorias en la lucha por la liberacin nacional y social de los pueblos oprimidos.' Como ya hemos visto, Suchodolski rechaza las perspectivas catastrofistas en la visin del futuro; lejos del punto de vista comn a esas perspectivas, segn las cuales la civilizacin futura estara en manos de un grupo de especialistas que dirigira a las masas ignorantes, l cree firmemente que la ciencia se convertir en una facultad universal de unos hombres que contribuirn a su desarrollo a travs del continuo anlisis y perfeccionamiento de su trabajo. No se trata, naturalmente, de una fe ciega e irreflexiva, sino de una confianza nacida de la seguridad en que el desarrollo de la civilizacin socialista, unido a los progresos en la educacin, orientar la vida futura en una direccin positiva y preada de posibilidades; se trata, por as decirlo, de una esperanza condicionada a ese desarrollo y esos progresos, de una esperanza racional, como l mismo la califica. Como ya qued indicado ms arriba, si no se quiere que esa esperanza desaparezca o se remita a un futuro cada vez ms lejano, es imprescindible ligar los avances de la civilizacin a los de la educacin; slo a travs de esta ligazn ser posible superar las posturas utopistas y recalcitrantes, y dar un carcter verdaderamente racional a las esperanzas del futuro: Cabe afirmar en general que tendemos hacia un futuro en el que ha de incrementarse el papel de la ciencia y de la tcnica, en el que se desarrollarn las instituciones democrticas de la vida, se registrarn nuevos progresos en la industrializacin y en la urbanizacin al igual que en los medios masivos de acceso a la cultura. La educacin tiene como funcin la preparacin de las jvenes generaciones para vivir en esas nuevas condiciones, asumir las tareas que han de plantearles y participar activamente en la vida social y cultural. Pues en conjunto la sociedad depender del grado en que sus miembros sepan realizar su actividad profesional y social al nivel que de ellos exigirn los progresos de la ciencia, la tcnica, la economa y la organizacin social. 11 Nos encontramos as con el problema de los fines de la educacin. Debe, no obstante, tenerse en cuenta un ltimo aspecto sobre las perspectivas educacionales del futuro; nos referimos al hecho, sealado por Suchodolski, de que los problemas de la educacin para el futuro no pueden concebirse como si en la actividad educativa slo existieran como protagonistas el educador y el educando; existe, de hecho, un tercer protagonista, que resulta ser el desarrollo objetivo de la civilizacin que es el que crea las condiciones de vida y el que plantea, segn sus caractersticas, unos problemas u otros. Por otro lado, y en lo que se refiere a su planificacin, debe observarse que el futuro no puede ser concebido exclusivamente como el producto de la interaccin entre la actividad de los hombres y los modelos objetivos de desarrollo, pues es necesario tener en cuenta la ingerencia complementaria de los elementos creacionales e imaginativos, que han de hacer surgir tanto nuevas condiciones en el campo de la ciencia, la tcnica y el arte como en el terreno de las necesidades y el comportamiento de los hombres. Cabe por ltimo, pensar que a medida que la civilizacin socialista se desarrolle y progrese, la importancia de la creatividad y la imaginacin ser cada vez mayor.
La educacin para el futuro propugnada por Suchodolski es una concepcin pedaggica que se deriva del hecho de que estamos en condiciones de prever las lneas generales de la tendencia evolutiva de la civilizacin y de la conviccin de que es un deber y una posibilidad el preparar a nios y jvenes para su participacin en las transformaciones de esa tendencia evolutiva. Adems, y especialmente en las naciones socialistas, el presente de la civilizacin moderna est mucho ms unido al futuro que en las pocas pretritas. Cualquier decisin relativa a las estructuras sociales actuales debe contar con el ritmo de sus mutaciones, puesto que de lo contrario sera una rmora para el proceso de desarrollo que dificultara la adaptacin de los individuos a las exigencias de la vida del futuro. Esta necesidad destaca con mayor agudeza an en las naciones socialistas, cuya economa y desarrollo social estn sujetos a la planificacin. El futuro deja de ser una realidad que se espera para convertirse en una realidad que se fragua.11 El ritmo de los cambios en nuestra sociedad es tan rpido, que las condiciones objetivas varan no ya de una generacin a otra, sino a lo largo de la vida de un mismo individuo, de manera que el oficio que se aprendi en la juventud resulta ya inadecuado para la madurez, que los conocimientos asimilados se quedan rpidamente cortos y que las actitudes y posturas se trasnochan enseguida. La vieja educacin burguesa, cuyo esfuerzo principal se centraba en adaptar a la generacin joven en el espritu, los conocimientos y valores de la vieja, pierde su vala y debe ser sustituida por una educacin que haga del futuro el punto central de referencia de las actividades pedaggicas; slo una tal educacin har posible la realizacin del modelo de hombre futuro que nuestra civilizacin necesita y a la que luego nos referiremos; un hombre capaz de asumir las nuevas tareas que el desarrollo de la civilizacin har surgir. Por paradjico que parezca, como lo indica Suchodolski, la educacin actual tiene que preparar a nios y jvenes para unas tareas que todava no existen: Puesto que nuestros alumnos han de vivir y actuar en los prximos decenios y hasta comienzos del siglo xxi, los resultados de la educacin que reciban habrn de ponderarse en aquellas condiciones futuras y en relacin con las tareas de aquella poca. Los hombres se imaginan demasiado a menudo que los resultados de la educacin han de ponderarse segn los criterios actuales, y esto es falso. 3. Fines de la educacin para el futuro Como la planificacin del futuro muestra cules han de ser sus lneas generales y cmo ha de ser la generacin que en la actualidad se forma en las escuelas, es posible, en este momento, determinar cules deben ser las tareas de la educacin. Esas tareas deben ser nuevas, como nueva es la realidad social en que se enmarcan y enmarcarn: si la economa socialista es diferente de la economa capitalista, la educacin en el socialismo tiene que diferenciarse de la educacin en el capitalismo. Si todo el socialismo, por otra parte, es un gran camino abierto hacia el futuro, la educacin socialista debe serlo tambin, alentando y desarrollando todas las posibilidades, definindose no slo por sus realizaciones sino tambin por sus aspiraciones y pretensiones. Como quiera que una de las ms preciadas aspiraciones del socialismo es superar el antagonismo que enfrenta a la sociedad con el individuo, la problemtica de los fines educacionales debe ser solucionada tanto desde el punto de vista social como del individual, ya que lo social y lo individual estn dialcticamente ligados y son, a la vez, contrarios y convergentes. Teniendo en cuenta estas consideraciones, las tareas esenciales de la educacin socialista para el futuro pueden, segn Suchodolski, concebirse como tres grandes grupos definidos por los trminos siguientes: sociedad, trabajo, cultura. LA preparacin con miras a la participacin activa en la sociedad, para la realizacin creadora del trabajo profesional y para la participacin activa en la vida cultural: he ah los tres objetivos fundamentales de la educacin socialista, en los cuales, como hemos visto, se refleja la tendencia fundamental de la sociedad socialista a realizar la convergencia bsica de los intereses sociales y la satisfaccin de las necesidades, siempre crecientes, de tipo individual.13 Veamos con un poco ms de detenimiento estos objetivos. En primer lugar, la educacin debe tener como tarea la de preparar a la generacin joven para su participacin social, la de inculcar a los alumnos -y fomentar en ellos- la capacidad de cooperacin social. Si la sociedad capitalista necesita fomentar el individualismo, la competitividad y las divergencias entre los intereses individuales, el modelo socialista exige, por el contrario, que los individuos sean educados para la participacin, la cooperacin y la unin de los esfuerzos individuales de cara al logro de las aspiraciones sociales. La educacin, dentro de esta misma perspectiva, debe preparar a las generaciones en formacin para la activa participacin, al lado de los dems, en los diversos mbitos de la sociedad, debe capacitar para participar activa y cooperativamente en las actividades sociales, dando un importante margen a los factores creativos y a las opciones personales: La educacin tiene que ensear a los hombres a contemplar los mltiples valores de la existencia y del mundo, tiene que ensearles a participar activamente en los asuntos esenciales, impartirles la capacidad de optar por s mismos y de establecer los nexos comunitarios con los dems individuos; finalmente, la educacin debe respetar en ellos las facultades creativas ms diversas. Ello significa, pues, que la directriz fundamental de la educacin es la de integrar a la joven generacin en la civilizacin actual y en constante desarrollo mediante la ms diversificada actividad de los jvenes. La segunda finalidad de la pedagoga socialista hace referencia al trabajo profesional del hombre. En una sociedad en la que la importancia de la ciencia crece constantemente, se necesitan, si se quiere alcanzar un nivel de vida acorde con el progresode la civilizacin, unos individuos tanto ms preparados cuanto ms elevado sea el nivel de dicha sociedad. Los individuos no pueden estar atrasados respecto al desarrollo objetivo de las condiciones de vida; cada vez ms, el conjunto social depende de que sus miembros sean lo ms cultos posible, de que eleven su nivel de trabajo profesional, de actividad social, de existencia. Si se quiere alejar el temor de que los progresos futuros queden frenados por una preparacin profesional insuficiente de los hombres, si se quieren eliminar las preocupaciones en cuanto a las posibilidades de preparar
para la industria moderna el nmero suficiente de individuos convenientemente cualificados, es necesario que la educacin coloque como uno de sus fines ms importantes el de la formacin profesional generalizada y adecuada a las crecientes exigencias de la sociedad. Se establecer as, adems, el nexo necesario entre las actividades y los intereses de tipo social con los de tipo individual: En nuestros das, en los que son cada vez ms numerosos los individuos que han de asumir un trabajo cualificado basado en los adelantos de la ciencia y de la tcnica, el trabajo profesional requiere una formacin y en muchos casos las correspondientes aptitudes y facultades, con lo que el papel de la educacin es enorme. As, una educacin organizada adecuadamente contribuye sumamente a la realizacin de esa nueva posibilidad de conciliar en el terreno del trabajo profesional los intereses individuales y los intereses sociales, que hasta la fecha solan ser muy conflictivos. A un tercer nivel, las tareas de la educacin se determinan por el desarrollo de la vida cultural contempornea. La educacin deber despertar y desarrollar en los sujetos en formacin la necesidad de una participacin cultural activa, deber formar a esos sujetos de tal manera que estn capacitados para aprovechar consciente y sistemticamente las posibilidades que estn a su alcance. La educacin debe elevar el nivel de comprensin del mundo, de la vida, del hombre, de la sociedad y del trabajo. Deber formar a un individuo multifactico que aproveche todos los estmulos y posibilidades y que sepa satisfacer sus necesidades y aspiraciones personales, a nivel cultural, artstico, etc. Nuestra sociedad posee cada da ms abundancia de posibilidades y logros a nivel de lo cultural y la escuela debe preparar para asimilar y ayudar a fraguar esos valores culturales que han dejado de ser patrimonio de personas y lugares selectos para, por as decirlo, saltar a la calle, estar al alcance de todos. Si se quiere que esos valores sean captados y asimilados, si se quiere que no se desperdicien y diluyan sin lograr efecto alguno, los hombres deben ser preparados para su captacin y asimilacin, pues slo as el hombre y su mundo objetivo estarn en armona y ser posible superar la contradiccin individuo-sociedad. Estos son los tres grupos de tareas que Suchodolski asigna a la educacin socialista, tareas que abarcan lo social, lo profesional y lo cultural. Como hemos visto, dentro de cada uno de estos grupos se busca la convergencia de los intereses individuales y sociales, contrapuestos tantas veces. La educacin para el futuro niega la prioridad ya sea al individuo o a la sociedad y cree que slo una interaccin dialctica positiva entre ambos trminos podr superar ese paralizante antagonismo al que ya nos hemos referido. Este antagonismo, por otro lado, se supera an a otro nivel: el de las relaciones entre lo presente y lo futuro; en palabras de Suchodolski: De acuerdo con la orientacin fundamental del desarrollo histrico, la educacin socialista debe tender a que los problemas "inmediatos" se eleven hasta el nivel de los problemas lejanos, es decir, de un valor universal, y a que la problemtica y las tareas "lejanas" se manifiesten en la realidad concreta, en la vida cotidiana de los hombres, en su actuacin aqu y ahora" (...). Esta ligazn de los problemas lejanos" y "cercanos" en la labor pedaggica debe ser el factor esencial para la conjugacin de los intereses sociales e individuales. La labor educacional no slo tiene que preocuparse de la ligazn entre el presente y el futuro, sino que debe contar con el pasado. Efectivamente, el nexo con el pasado -tanto nacional como universal- es un factor fundamental para la elaboracin de una comunidad cultural por parte de la educacin; si sta intentase olvidar o menospreciar el patrimonio heredado del pasado, dificultara el avance de la civilizacin y conducira a la prdida del perspectivismo histrico tan necesario desde numerosos puntos de vista. Como seala Suchodolski, la educacin para el futuro no puede omitir la problemtica de los valores perennes y universales, ni puede prescindir del legado cultural del pasado, pero ninguna de estas dos entidades puede ser asumida como nica base de la actividad educacional, puesto que las dos deben subordinarse a un objetivo pedaggico ms urgente y concreto y del que dependen adems el destino de las nuevas generaciones: el objetivo de preparar a la juventud que sea capaz de vivir en el nuevo futuro. Por ltimo, antes de acabar esta rpida reflexin sobre los fines de la educacin, hay que sealar las relaciones, ya apuntadas, existentes entre los problemas sociales y los problemas educacionales. Como ya hemos visto, la problemtica educacional no puede ser desligada de la problemtica social del progreso y transformacin de la sociedad. Cuando subrayaba el indisoluble nexo que exista entre los preparativos de la revolucin social y la educacin del hombre nuevo, Lenin adverta que haba que guardarse tanto de la poltica desligada de la pedagoga como de la pedagoga desligada de la poltica. La accin educacional es el principal aliado de la revolucin social, y el xito de esa accin educacional condiciona la integracin de una masa cada vez mayor de ciudadanos conscientes en la cooperacin tendente a edificar el nuevo sistema. Tal como lo expresaba Lenin, la accin poltica del partido socialdemcrata implica siempre, y seguir implicando, un cierto elemento de pedagoga: es preciso educar al conjunto de la clase obrera para que est en condiciones de asumir su papel de combatiente por la emancipacin de la humanidad de toda opresin; es preciso educar constantemente a nuevas capas de la clase obrera." 4. Hacia un nuevo modelo humano Detrs de la determinacin de las finalidades de la educacin a que acabamos de referirnos se esconde una opcin concreta relativa a un determinado modelo humano. Tal y como lo defiende Suchodolski, incluso una respuesta sencilla y tericamente pura desde el punto de vista tcnico, depende de las soluciones que se den con respecto a la clase de individuos que se quieren formar y del tipo de sociedad para la que se quiere formarlos. Desde la perspectiva de la pedagoga socialista del futuro, el problema fundamental no estriba tanto en cmo es el hombre cuanto en cmo debe ser. Adems, como quiera
que la prctica revolucionaria como tal no implica ninguna fuerza mgica generadora de hombres nuevos y multifacticamente desarrollados, estos hombres deben ser creados, para lo cual es preciso elaborar un modelo humano adaptado a las exigencias de los valores objetivos, modelo en el que deben integrarse los componentes que siendo producto del pasado, conservan an su significacin y los que deben surgir en las nuevas situaciones, en el futuro. Mientras que para la pedagoga burguesa el problema de la educacin del futuro se limitaba a la preocupacin por preparar al individuo de manera que quedase garantizada su adaptacin a las condiciones sociales por venir, el problema se presenta de manera distinta para la pedagoga socialista, ya que esas condiciones se encuentran planificadas; para esta pedagoga, la educacin debe, sobre todo, tender a que las generaciones jvenes sean capaces de contribuir a la creacin de esas condiciones sociales: En estas condiciones, la tarea de los educadores debe descifrarse con arreglo a los procesos evolutivos de la civilizacin moderna y en base a las tareas objetivas que se plantean los hombres. Los rasgos de los individuos, sus realizaciones cientficas, artsticas y tecnolgicas, sus formas de vida social y sus costumbres y por ende sus conceptos, inclinaciones, necesidades y valoraciones, se desarrollarn y modificarn a travs de la realizacin de aquellas tareas objetivas. Por esa misma razn, la educacin no puede basarse en cmo son los hombres, sino que tiene que crear a unos hombres tal y como deben ser conforme a sus tareas futuras. Educar para el futuro es no slo preparar al individuo para su adaptacin a unas condiciones de existencia futura desconocidas an, no slo preparar con vistas a la participacin en las actividades creadoras de esas condiciones, sino que es tambin formar a un nuevo tipo de hombres que sean capaces de asumir las nuevas tareas que el futuro ha de exigir. Hasta el presente, la educacin deba encarnar en la vida unos modelos conocidos y establecidos; la educacin socialista debe formar unos hombres diferentes de los de pocas pasadas. Como se ha sealado ya, la formacin de tales individuos est fuertemente condicionada por la nueva estructura de la vida social, al tiempo que el desarrollo y la pervivencia de esta nueva estructura depende de la existencia de tales individuos. Estamos convencidos -escribe Suchodolski- de que formar a los hombres a la medida de la civilizacin moderna significa prepararlos para vivir y actuar de tal modo que el ulterior desarrollo de la civilizacin tenga repercusiones benficas sobre el mayor nmero posible de personas y que el mayor nmero posible de personas contribuya al desarrollo de la civilizacin. Asumir como patrn de la educacin la civilizacin moderna no significa por tanto adaptar a los hombres a las formas actuales de la civilizacin considerados como unos modelos inmutables, sino que significa prepararlos para la tarea del desarrollo y la transformacin de la civilizacin contempornea. 19 Desarrollo y transformacin que no sern posibles si no se educa a los hombres para que sean capaces de actuar de manera cooperativa y responsable, de participar en la organizacin y administracin de los procesos sociales, de la economa, etc. La pedagoga socialista debe ser capaz de formar a unos hombres desarrollados multifacticamente (es decir, de manera polivalente) y plenamente conscientes de sus problemas y obligaciones; a unos hombres capaces de integrarse en los de cambio, de participar en ellos, de impulsarlos; a unos hombres que se hagan en la interaccin con las condiciones objetivas y en la lucha por su mejora y constante modificacin; a unos hombres capaces de optar, de decidir, de elegir el camino ms adecuado a sus necesidades y a las necesidades sociales; la pedagoga socialista debe formar, por tanto, un nuevo modelo humano en el que se concilien el pasado social con su futuro, los problemas e intereses individuales con los sociales, las tareas aisladas con las cooperativas; un modelo de hombre que se site por encima del conformismo y del posibilismo sin futuro, por encima del pragmatismo vaco y del idealismo desencarnado. En funcin de estos objetivos, y desde el punto de vista de Suchodolski, la tarea fundamental de la educacin debe consistir en preparar a los individuos para que sepan escoger racionalmente el camino de la vida que les permita salvar tanto lo6 escollos del oportunismo como los del conformismo, que contemplan los estados de hecho transitorios como la ltima y justa sentencia de la historia, as como el quijotismo que lleva a luchar estrilmente contra determinados aspectos del desarrollo histrico. Slo de esta manera el camino del hombre lo conducir hacia la comunidad con lo que es valioso y nuevo, con lo que ha de determinar el futuro; con lo que el hombre ser conducido asimismo al desarrollo y crecimiento de su personalidad gracias a su coincidencia con la tendencia histrica. III. Una perspectiva integradora Si pasamos ahora del campo de los fines de la educacin al terreno concreto de la organizacin de las actividades educativas, nos encontraremos inmediatamente con un problema importante: el de la integracin de esas actividades. Efectivamente, la problemtica de la divisin del trabajo educacional en sectores aislados, en compartimentos separados, debe ser contemplada desde una nueva perspectiva por la pedagoga socialista. La civilizacin moderna, y de manera especial la socialista, ofrece unas condiciones de vida y trabajo distintas a las de pocas pasadas, condiciones a las que es difcil aplicar las antiguas disciplinas pedaggicas paralelas a los diversos aspectos de la personalidad. Tanto la ciencia como la realidad social estn proporcionando elementos de juicio suficientes como para superar y rechazar el esquema tradicional del hombre como ser dual -carne y espritu- y el esquema tradicional de las tres facultades a las que haba que tratar de manera especfica, las facetas intelectual, moral y esttica. En la civilizacin actual, y especialmente, insistimos, en la socialista, lo intelectual, lo moral y lo esttico se encuentran interpenetrados, con lo cual ya no hay lugar a la antigua contradiccin entre los trabajos educacionales respectivos. Por otro lado, cada vez son ms imperceptibles las fronteras que separan a la ciencia de la tcnica, a la tcnica del arte, a la ciencia del arte. Lejos, por tanto, de aceptar estas diferenciaciones, estas compartimentaciones, la pedagoga socialista defiende e intenta implantar la integracin de todas las facetas tradicionalmente separadas: La educacin intelectual slo puede prosperar si sabe despertar toda la personalidad del educando y hacer que su pensamiento sea activo y vivo. La educacin moral fracasar siempre si se limita a ser moralizadora, y triunfar siempre que abarque toda
la personalidad del hombre, formando su intelecto, sus sentidos, su imaginacin, su voluntad de vida y de accin. La educacin esttica conduce al esteticismo superficial, siempre que no se aproveche el contacto con el mundo del arte para el desarrollo multifactico de todo el individuo. 11 Como seala Suchodolski, la integracin de la educacin no significa que haya que borrar las diferencias que hay y habr entre los diversos tipos u orientaciones de la actividad pedaggica. La integracin significa que cada uno de esos tipos u orientaciones tiene que englobar toda la personalidad del que se educa y no slo alguna de sus partes o facultades: las distintas prcticas concretas tienen que dirigirse a la integracin, no al aislamiento. Para finalizar no es necesario sealar cmo en nuestra poca las interdependencias recprocas entre las diferentes actividades cientficas son cada vez mayores y cmo, con mucha frecuencia, los problemas ms interesantes desde el punto de vista cientfico se sitan en los puntos de contacto de las diversas disciplinas. La prctica educacional integradora se dirige a toda la personalidad del sujeto, como hemos indicado, y le permite formarse de manera tambin integradora, o, para utilizar una expresin clasica en la * pedagoga socialista, polivalente, multifactica: El eje de integracin debe ser en todos los casos el desarrollo multifactico de la personalidad. Todas las nociones que inculcamos en nuestros alumnos -fuera de las habilidades puramente mecnicas- deben impartirse pensando en que gracias a ellas el individuo alcanza su pleno desarrollo, se vuelve ms racional, sensible y activo. No hemos de ampliar la esfera de la enseanza para formar a unos eruditos, sino para educar a unos individuos capaces de vivir y actuar segn las exigencias de la cultura cientfica y de pensar segn los mtodos cientficos; no hemos de inculcar las nociones artsticas para formar a unos especialistas, sino para educar a unos individuos realmente sensibles, con una rica imaginacin y una gran sensibilidad hacib el mundo y la mayor solicitud hacia los dems hombres; no enseamos la economa y la sociologa para formar a unos expertos, sino para educar a unos hombres capaces de comprender racionalmente el mundo en que viven y en cuya direccin deben participar con toda rcsponsabilidad. A un segundo nivel, la pedagoga socialis ' ta tiene que ser capaz de integrar el estudio y el trabajo, tradicionalmente separados. Vimos ya cmo para Marx y Engels el trabajo perteneca a la esencia de la naturaleza humana. La tarea de integrar educacin y trabajo est facilitada en la sociedad socialista por el hecho de que en ella el trabajo pierde su carcter alienante y se convierte en el reflejo de la necesidad fundamental de la naturaleza humana: la necesidad de la accin creadora; gracias al socialismo se puede superar el dvorcio entre el hombre y el trabajador, se puede devolver al trabajo su carcter humano. En el sistema socialista se dan, por tanto, las condiciones necesarias para la integracin del trabajo y la educacin.' Segn lo entiende Suchodolski, el trabajo no debe ser el principal motivo de la actividad de los jvenes ni un mtodo de preparacin profesional, sino un medio ideal para conseguir la madurez intelectual y social a travs de la observacin, la investigacin y la realizacin prctica; el joven, dice Suchodolski, debe trabajar no tanto para producir cuanto para formarse y desarrollarse. En el bien entendido de que se trata de un trabajo autntico, no de una observacin del trabajo de los dems o de una participacin superficial en el trabajo: el joven debe ser colocado en un puesto de trabajo para que pruebe y experimente lo que es el trabajo profesional, para que se embeba de lo que son las relaciones de trabajo, para que aprenda y se desarrolle. No se trata, por tanto, de un trabajo utilizado como artilugio didctico, sino de un trabajo real, vivo, autntico. El trabajo, adems, responde a los deseos de los jvenes y les proporciona importantes experiencias de la vida social. Suchodolski concede una gran importancia a la integracin trabajo-educacin a que nos estamos refiriendo, ya que est convencido de que esa integracin es uno de los ms importants fundamentos de la educacin de la poca moderna. En el marco an de este mismo problemaohay que hacer referencia a la necesidad de integracin entre las enseanzas de tipo general y las enseanzas de tipo profesional. La necesidad de esta integracin responde a un planteamiento doble, a nivel terico y a nivel prctico. La formacin profesional tiene que abandonar su carcter de asimilacin mecnica de los conocimientos necesarios para la ejecucin de un tipo determinado de trabajo; segn lo defiende Suchodolski, la formacin profesional debe tener un carcter de preparacin general terica con miras a la ejecucin de toda una gama de tareas profesionales y adems debe preocuparse de la educacin humana del hombre, de educar segn los objetivos a que nos referimos ms arriba; dicho en breve, la educacin debe tender a la formacin del hombre que trabaja y no slo del obrero cualificado. Slo as puede superarse la divergencia entre la formacin general y la formacin profesional: Al superar las injusticias de clase, enfocaremos la enseanza general y la enseanza profesional como dos instituciones complementaras entre s en base a sus valores especficos, accesbles y obligatorios para todos sin discriminacin alguna. Desde el punto de vista prctico, y como ya lo sealaran Marx y Engels, ya no basta con la estrecha especializacin concreta; siempre que sea necesario, el trabajador tiene que estar preparado para abandonar su especialidad y enfrentarse a otro tipo de trabajo. Como indica Suchodolski, en las actuales condiciones tecnolgicas el obrero mejor preparado no es el que entra a trabajar sabiendo realizar unas operaciones estrechamente especializadas, sino el que entra con unos conocimientos cientficos generales sobre las bases y principios de su profesin tales que le permiten dominar, de forma rpida e inteligente, la tcnica que el trabajo le exige en un momento determinado: Dado que el trabajo profesional se halla determinado cada vez ms por el progreso cientfico, uno de los elementos imprescindibles de la formacin profesional debe ser, por consiguiente, la capacidad de seguir el ritmo del progreso y de asimilar sus realizaciones. No pueden bastar, por lo tanto, las aptitudes operativas, sino que es necesario comprender cada vez mejor las bases tericas de cualquier profesin.
Un tercer tipo de integracin que debe ser realizado por la pedagoga socialista se refiere a la superacin del divorcio entre la educacin escolarizada y la vida, divorcio sobre el que tanto nfasis puso el movimiento de la Escuela Nueva. La educacin que al ir en contra o al margen de la vida alentaba la rebelin y la protesta o la evasin y el utopismo, debe aliarse con la vida y asumir su misin a travs de su cooperacin en la obra tendente a la edificacin de la nueva realidad. Esto resulta tanto ms posible cuando, por un lado, la vida en la sociedad socialista se convierte, ella misma, en un mportante factor educativo y cundo, por otro, en el socialismo se logra la convergencia entre la educacin del ciudadano y del hombre, del hombre y el trabajador: Cuando la vida deja de ser el terreno de explotacin y opresin, un terreno de luchas e injusticias, cuando empieza a convertirse en una realidad creada por el hombre y para el bien del hombre, desde ese momento se puede y se debe lograr una estrecha vinculacin de la educacin con la vida, y por consiguiente, es posible que la educacin se realice a travs de la participacin activa de los hombres en las tareas sociales. Nos referiremos por ltimo aqu -puesto que volveremos sobre estos problemas en el punto siguiente- a la necesidad de integrar la educacin de los nios y jvenes por un lado, y de los adultos por otro. Tal como Suchodolski lo ve, todo el complejo educativo cambia de aspecto desde el momento en que se rechaza el esquema clsico de la divisin de la existencia humana en dos perodos distintos en cuanto a sus caractersticas; ese esquema debe ser superado y dejar paso a la necesidad de coordinar el trabajo y la instruccin a lo largo de toda la existencia del individuo. La actividad pedaggica no puede limitarse a educar inultifacticamente a los nios, dejando abandonados a los jvenes y los adultos. Suchodolski se define a favor de la prolongacin de la actividad educativa en el perodo de la vida adulta, y ello por dos motivos: primero, porque es en la adultez cuando existen ma. yores posibilidades para asimilar los nuevos preceptos educativos y formativos capaces de enriquecer la accin pedaggica; segundo, porque en la edad adulta el hombre tiene que afrontar unos problemas muy especficos y superar sus inquietudes y conflictos personales. IV. Dialctica individuo-sociedad Por su importancia, realizamos en punto aparte el anlisis de la integracin entre dos de los elementos clsicamente ms contrapuestos: el individuo y la sociedad. La polmica en la que lo individual y lo social aparecen como trminos antagnicos, de los que hay que optar por uno u otro, tiene una larga historia. Si nos cireunscribimos al campo de lo pedaggico, podemos ver cmo este antagonismo ha dado lugar a dos puntos de vista totalmente diferentes: mientras que la teora subjetivista se basa exclusivamente en la libertad y los derechos individuales y propugna una educacin cuya misin dehera ser la de despertar y cuidar las fuerzas individuales, ayudando al hombre a desarrollarse a s mismo, la teora objetivista exalta exclusivamente los valores sociales y las exigencias objetivas a las que nada puede oponerse, propugnando una pedagoga cuyo objetivo deba ser el de hacer que el individuo se sujetase a esas exigencias precisamente determinadas. La perspectiva socialista permite la superacin de este viejo antagonismo basndose en la tesis de Marx segn la cual es inaceptable concebir al hombre y a la naturaleza y la civilizacin como opuestos entre s como entes independientes. Se trata de una oposicin idealista cuya superacin puede realizarse slo desde una perspectiva dialctica. Como lo defiende la teora marxista de la personalidad, el mundo subjetivo del hombre est condicionado en gran parte por fenmenos aparentemente externos y materiales: modos de produccin, formas laborales, estructura econmica, organizacin social, etc. Ahora bien, esta misma teora defiende tambin que el mundo objetivo est muy condicionado por el trabajo humano, las aspiraciones sociales, la conciencia y la voluntad de accin del hombre y su actividad revolucionaria. El socialismo es, precisamente, el incremento de la dominacin del hombre sobre los elementos naturales y sobre la ciega casualidad de los acontecimientos; si bien el socialismo contempla al hombre como un ser histricamente condicionado, eso no significa que lo considere como un producto pasivo de los procesos histricos incapaz de llegar a ser su sujeto; condicionado por la naturaleza y la historia, el hombre logra modificar la realidad mediante su actividad y su esfuerzo social. Las determ naciones naturales e histricas no deben hacer olvidar que si el hombre est mediatizado por los procesos objetivos, esos procesos son fruto de la actividad del hombre. Desde esta perspectiva, el desarrollo del hombre y el de su mundo se hallan estrecha e ntimamente relacionados, siendo el desarrollo de ese mundo un producto de las actividades humanas y siendo las actividades humanas un producto del desarrollo de ese mundo. Las posturas objetivistas y subjetivistas antes contrapuestas, aparecen de esta forma como complementarias: El marxismo es una teora objetivista de la sociedad en el sentido de que reconoce la existencia de unas reglas objetivas del desarrollo, pero no es una teora que diga que dicho desarrollo es independiente de la actividad de los individuos. El marxismo es una teora subjetivista del desarrollo social, siempre y cuando esto signifique que la actividad de los individuos se reconoce como el factor de los cambios histrico-sociales, pero no es ni por asomo una teora subjetivista s esto debiera significar que el estado psquico subjetivo de los individuos es el que determina la realidad social. Suchodolski repite con frecuencia, a lo largo de sus obras, el espritu de esta integracin y lo hace con formulaciones distintas: El elemento "subjetivo" es realmente lo que es porque asimila el elemento objetivo creado por l, y ese elemento objetivo es realmente lo que es porque cre el elemento subjetivo que dentro de l se form; 21 Los hombres se desarrollan gracias a la civilizacin y la civilizacin gracias a los hombres; 28 La esencia subjetiva del hombre se refleja en el mundo objetivo humano y, a su vez, el mundo objetivo se convierte en la conciencia subjetiva de los individuos ;21 Los hombres crean la tcnica pero la tcnica crea a los hombres; 10 Cuando el "sujeto" transforma el "objeto", siempre tambin el objeto transforma al sujeto. 11
Al dirimirse el problema del antagonismo sociedad-individuo, puede resolverse uno de los crculos viciosos con los que han topado con mucha frecuencia las reformas pedaggicas: qu hay que cambiar antes, el hombre o las condiciones sociales objetivas en las que ese hombre vive? De acuerdo con el postulado segn el cual las circunstancias crean a los individuos en la misma medida en que los individuos crean las circunstancias, el conflicto entre los individuos y las circunstancias debe resolverse a travs de las actividades directas de los hombres encaminadas al restablecimiento de una civilizacin a medida del hombre y, al tiempo, de un hombre integrado en su civilizacin; slo a travs de estas actividades, a travs de la prctica revolucionaria, es posible lograr la conv-jcgcncia del cambio de las condiciones y de la accin de los individuos. Es el mismo planteamiento que respecto a la relacin presente-futuro; se olvida a veces que el futuro no es lo que los hombres esperan sino lo que se est forjando gracias a sus actividades presentes, sus logros y sus errores: La contemporaneidad y el futuro estn ligados dialcticamente: no slo el futuro ser el propio reflejo del presente, sino que el presente se conforma de acuerdo con las necesidades del futuro, con lo cual la realidad existente debe ser aceptada y superada a un tiempo. 11 Si se comprende que el individuo y la sociedad -como el presente y el futuro- estn en la constante relacin dialctica a que nos hemos referido, la pregunta sobre las prioridades carece de lugar: la lucha, el esfuerzo, la actividad, deben dirigirse tanto a un nivel como al otro, olvidando los espejismos objetivistas y subjetivistas y convencindose del doble frente en el que, inevitablemente, tiene que situarse la prctica revolucionaria. As entendida, la idea de la prctica revolucionaria es, segn Suchodolski, la orientaci6n fundamental de la pedagoga socialista. La pedagoga socialista, que parte de la unidad dialctica entre lo subjetivo y lo objetivo, entre el hombre y su mundo, debe proceder de forma distinta a -como lo haca la educacin tradicional. Liquidando las contradicciones que sta tena a estos niveles, se crean las condiciones para una educacin que no se decante hacia uno u otro elemento de la cuestin sino que los integre: El punto de vista que supera el culto idlico de la individualidad omitiendo que sta vive en grupo, y que al mismo tiempo combate el rigorismo colectivista que subestima a la persona humana, permite crear una teora pedaggica en igual grado individualista y colectivista, por cuanto concibe la educacin como un proceso real y concreto del desarrollo del hombre como elemento que participa activamente en la edificacin de la vida colectiva justamente estructurada. 11 Tal como Suchodolski lo ve, educacin social y educacin individual vienen a ser los dos componentes de un mismo proceso. Por otro lado, la educacin tiene que convencer a las generaciones jvenes de que la vida personal slo adquiere valor en la medida en que el hombre participe, de manera activa, en la edificacin de una vida social autntica. Teniendo en cuenta todas las consideraciones anteriores, es posible determinar el papel de la educacin como el de una actividad que tiene entre sus funciones la de conciliar e integrar los dos mundos, el individual y el social. As expresa este papel Suchodolski: S bajo el punto de vista de las necesidades del mundo objetivo de la civilizacin en desarrollo debernos definir la educacin como la preparacin de los individuos con miras a asumir unas tareas cada vez ms difciles ligadas con el progreso de ese mundo y la necesidad creciente de dominarlo en inters de todos, bajo el punto de vista de la personalidad es menester definir la educacin como una ayuda imprescindible para el desarrollo individual, gracias a la cual los hombres estarn en condiciones de elegir adecuadamente su modo de vida, lo cual significa ponerse a la altura de las tareas que la historia les plantea y aprovechar las oportunidades que sta les depara, consiguiendo con ello una sensacin de felicidad y una existencia plenamente valiosa. -" Naturalmente, la funcin de integracin de estos dos mundos, de estas dos esferas, ser tanto ms posible para la educacin cuanto ms armoniosamente unidos estn lo individual y lo comunitario en el seno de un sistema econmico y poltico en el que la realidad social sea el campo de la vida del individuo y no un obstculo para su desarrollo. V. Tareas y mtodos Para finalizar la exposicin del planteamiento que Suchodolski hace de los problemas pedaggicos, vamos a centrarnos en el examen de las tareas concretas que le son asignadas a la educacin, en, por as decirlo, los deberes que se espera cumpla la escuela. Acabaremos con una referencia rpida sobre la cuestin de los mtodos. A tenor de los anlisis que acabamos de realizar sobre la funcin integradora que la educacin debe realizar a todos los niveles, y en especial a nivel de las relaciones entre lo individual y lo social, se ha hecho evidente que la e_scuela no puede cerrarse sobre s misma, sino que, por el contrario tiene que promover y facilitar los contactos de sus alumnos con el medio social, ligando las actividades de los jvenes con las necesidades objetivas de la sociedad; se hace, por ello, necesario preparar para la participacin, ms profunda cada vez, en la edificacin y el mejoramiento de la civilizacin, as como para la participacin, cada vez ms responsable y consciente, en la vida social y cultural; a travs de esta participacin, el desarrollo de la personalidad adquirir una nueva dimensin y se ver facilitado. En palabras de Suchodolski, la tarea fundamental de la educacin es la de preparar a los hombres para que sean capaces de asumir una actividad social valiosa y fecunda a travs del desarrollo multifactico de su personalidad .35 Para que esto sea posible, es necesario que tanto la conciencia poltica de los hombres como su capacidad de accin adquieran un nivel de desarrollo del que la pedagoga tiene que ocuparse. Por lo que se refiere al primer aspecto, es necesario elevar el nivel poltico de las masas y promover su evolucin, al objeto de que sean capaces de asumir un papel cada vez ms decisivo en el desarrollo de la civilizacin y al objeto de evitar que esta civilizacin desaparezca a causa de lo que
Suchodolski califica como la irreflexin y la rapacidad de ciertos medios dirigentes de la vida poltica mundial; segn l lo ve, si la educacin no facilita una rpida maduracn poltica de las masas, ser imposible garantizar el ulterior progreso de la civilizacin. Por lo que hace referencia al segundo aspecto, debe tenerse en cuenta el hecho de que un gran nmero de fracasos pedaggicos se deben a que la juventud no ha sido preparada para la accin, para la actividad social -que como hemos visto, es inseparable de la individual-; no es suficiente con limitarse a formar el pensamiento, las facultades fsicas, las sensaciones estticas, sino que es necesario formar la capacidad de accin que se opone a la pasividad que la educacin burguesa fomenta; esa pasividad no cabe en el socialismo: Si edificamos una sociedad en la cual los hombres han de dominar las condiciones de su existencia, ello quiere decir que edificamos un sistema en el que los hombres sern capaces y querrn asumir sus responsabilidades por las consecuencias sociales de sus actos. Esto significa la liquidacin de esa creacin histrica que fue el hombre burgus, que se guiaba por unos motivos de inters egosta; significa el surgimiento de un hombre de nuevo tipo para el cual los vnculos de la sociedad en su conjunto, la comunidad nacional y los valores generales del humanismo sern los componentes reales de su existencia, haciendo que su vida asuma un aspecto totalmente social. De todas formas, al hacer estas consideraciones seguimos movindonos en el terreno de los fines de la educacin. Tenemos tambin que ocuparnos de las tareas educativas concretas gracias a las cuales estos fines deben hacerse asequibles. Y por ellos vamos a referirnos a los problemas concretos que los diferentes aspectos de la educacin presentan en la pedagoga socialista. Nos referiremos especialmente a los aspectos intelectuales y morales de los que la educacin debe ocuparse; en el bien entendido de que estos aspectos slo a nivel metodolgico pueden ser separados, pues, como se ha intentado demostrar antes, en la realidad se nos presentan como integrados, interpenetrados, dialcticamente entrelazados. La educacin intelectual A nivel de lo que en la pedagoga tradicional se entenda por educacin formal o mental, es necesario realizar una serie de cambios profundos si nos situamos en la perspectiva de la pedagoga socialista. Los nuevos programas de instruccin no pueden ser programas clsicos modificados, sino profundamente transformados. La creciente proliferacin de conocimientos cientficos hace que el hombre deba absorber una cantidad cada vez mayor de informaciones; pero si esas informaciones tuvieran que ser asimiladas todas en la escuela, se ocasionara una verdadera y autntica indigestin mental para nios y jvenes, segn la expresin de Suchodolski: 0 bien la enseanza se sume cada vez ms en el pantano de la informacin incoherente relativa a los hechos cientficos, suministrando unos conocimientos cada vez ms mnemotcnicos y superados en relacin con los programas de la ciencia, o bien se convierte en una enseanza plenamente armonizada con la dinmica de la nueva poca de la ciencia, penetrando audazmente en las aguas profundas donde slo cuenta la capacidad de navegar hacia unos objetivos lejanos y difciles, cada vez ms nuevos pero accesibles. Para liberar a la escuela del futuro de todo lastre de instruccin excesivo, es necesario prever una seleccin del material pedaggico; por mucho que se reestructuren los programas y se aumenten los aos de estudio, nunca se podr garantizar una instruccin total y suficiente para toda la vida: los conocimientos adquiridos en la escuela deberan siempre ser complementados y profundizados. Hay que hacerse a la idea de que la escuela slo puede dar a sus alumnos unos conocimientos esenciales y elementales en el dominio de la cultura general y de la enseanza profesional, unos conocimientos elementales relativos a las materias bsicas, conocimientos que se profundizarn a lo largo de los niveles superiores de la escolarizacin y en la vida profesional posterior. Cules son estas materias bsicas? Las ciencias matemticas y fsicas, que estn en la base de muchas profesiones relacionadas con la produccin y con la tcnica; la qumica y la biologa, relacionadas con todas las profesiones que cuidan de la conservacin de la vida, del hombre en cuanto ser biolgico, de la produccin agrcola; las ciencias sociales (sociologa, economa, derecho, demografa), en la base de numerosas profesiones en los sectores de la administracin, la organizacin, la economa; las ciencias humansticas, relacionadas con los sectores de la cultura y la educacin. Pero la escuela no puede limitarse a ensear matemticas, qumica, fsica, etc.; la escuela debe tambin -y sobre todo, segn Suchodolski- ocuparse de la ciencia en su conjunto, de la ciencia como forma especfica de la actividad humana: No habra que limitarse en la educacin a, impartir los conocimientos obtenidos por las diferentes disciplinas cientficas, sino que habra que convertir en objeto de enseanza esas disciplinas en s, es decir, la estructura de las investigaciones llevadas a cabo por las mismas. 11 El conocimiento de la estructura cientfica de las diferentes disciplinas permite limitar el material didctico enormemente, de manera que se hacen posibles el conocimiento y la comprensin de la estructura de la ciencia de que se trate sin tener que cargar con el pesado fardo de los detalles y las informaciones por ella acumulados. El conocimiento de la estructura de la ciencia es, por as decirlo, ms profundo e integral que el de las disciplinas aisladas. Por este motivo, Suchodolski habla ms de educacin cientfica que de educacin intelectual: La educacin cientfica significa que la ciencia se convierte en un factor para la formacin de toda la personalidad del individuo y no slo de sus facultades mentales para asimilar y aplicar conocimientos. La educacin cientfica es una educacin que requiere abarcar todos los aspectos de la vida humana; debe despertar la curiosidad y la sorpresa, estimular el inters y las aspiraciones que requieren una realizacin sistemtica y racional, debe orientar el comportamiento conforme a las previsiones cientficas y basar los principios de eleccin y de decisin en una argumentacin eficiente. 11 La educacin cientfica podra, de esta forma, dar respuesta a una de las necesidades de la educacin para el futuro: la necesidad de que el hombre se valga de sus propias facultades mentales; no se trata, en efecto, de la capacidad de pensar, sino de saber pensar, de tal manera que sea posible sacar provecho de las facultades intelectuales en la vida profesional y social y en las mltiples situaciones de la vida. Se trata, segn Suchodolski,
de una tarea especfica y trascendental de la educacin que requiere crear las condiciones para que el raciocinio y la necesidad de pensar sean un hbito en la vida.40 El pensamiento operativo exigido por la pedagoga del futuro est en las antpodas del verbalismo fomentado por la pedagoga del pasado; all donde impera el verbalismo debe ensearse a los alumnos a referirse a lo concreto. Oponindose constantemente a ese verbalismo, el desarrollo de la capacidad de pensamiento operativo debe convertirse en una de las principales tareas didcticas. Estamos refirindonos al pensamiento y la instruccin cientfica como si se tratase de fenmenos individuales y de procesos de adquisicin individuales. No debemos, sin embargo, perder de vista que el pensamiento es un fenmeno ligado a la convivencia y la actividad social de los individuos. Desde este punto de vista, es indispensable que la instruccin asuma el carcter de una experiencia social de los jvenes y que el estudio se integre y desarrolle por efecto de la actividad comn de los alumnos en un intercambio mutuo constante. Es, adems, una exigencia del futuro: Si la vida moderna est destinada a asumir una fisonoma especficamente democrtica y social, acorde con un programa de accin mancomunado, el rasgo esencial de los hombres habr de ser la capacidad de pensar en contacto con los dems individuos y de intercambiar sus experiencias de tipo social y cultural. La enseanza deber basarse por consiguiente no slo en las leyes cientficas y psicolgicas, sino tambin en las exigencias de la actividad comn de los hombres y en la experiencia de la prctica social. 41 Vista desde esta perspectiva, la educacin cientfica se nos aparece como la educacin del hombre ntegro, es decir, tanto de sus facultades y tendencias ntimas y personales, como de su vida social; la educacin cientfica se coloca as muy por encima de la educacin intelectual tradicional, que se esforzaba slo en la formacin de un sector separado de la vida personal considerado de forma aislada y desgajada de la vida y la realidad social. No podemos acabar este punto sin hacer una referencia, por rpida que sea, a la importancia que en el momento actual tiene la generalizacin de la ciencia. Se trata de una ineludible exigencia del futuro. La realidad social exige cada vez ms de los hombres unos conocimientos, unas aptitudes, una inteligencia y una participacin mayores que las exigidas en el pasado. Tal y como lo ve Suchodolski, la preparacin terica y cientfica para el trabajo tiene que asumir una importancia cada vez mayor. De acuerdo con las perspectivas de la automacin, no hay lugar para el trabajo no cualificado y son cada vez ms importantes las cualificaciones medias y superiores. La automacin facilita el trabajo humano, pero al mismo tiempo lo vuelve cada vez ms complicado, ms responsable y ms difcil de realizar. A este respecto, Suchodolski escribe: No podemos imaginarnos el futuro del trabajo humano como el trabajo de unas masas ignorantes dirigidas por especialistas, sino que, al revs, hemos de contemplar las perspectivas de una "generalizacin" de ese tipo de especialistas, as como la generalizacin de los trabajos cualificados que necesitan de una preparacin cientfica. 12 Es sta una tarea que la educacin para el futuro no puede soslayar si no se quiere dificultar el desarrollo de ese futuro. 2. La educacin moral Una comprensin de la educacin intelectual como la que acabamos de exponer est estrechamente ligada con la educacin moral, si se entiende, como Marx lo haca, que la educacin moral no es una accin destinada a modelar la vida ntima del individuo, sino a integrarlo en una accin concreta, a despertar y desarrollar las facultades de los jvenes y ensearles a actuar adecuadamente y a participar en la vida social. As es como entiende Suchodolski el objetivo de la educacin moral: Para que el hombre sea moral es necesario que su vida entera tenga una determinada calidad y que su "modo de ser" sea tal, que su comportamiento moral sea el reflejo directo de su propia existencia. En estas condiciones, el esfuerzo pedaggico no tiene como finalidad la formacin de unos conocimientos morales y el promover la obediencia de las normas obligatorias, sino la formacin de los educandos con miras a que la solicitud hacia los hombres, la predisposicin a las acciones socialmente valiosas y la dignidad personal sean el natural y necesario reflejo de su "modo de ser".13 Desde esta perspectiva, la educacin moral se ve favorecida y potenciada por todo lo que desarrolla el inters y las aficiones, por todo lo que despierta la curiosidad por el mundo y los hombres, por todo lo que fomenta la participacin social e incita al hombre a preocuparse por los dems, por todo lo que refuerza la intensidad en la experimentacin de las situaciones y las tareas que de ellas dimanan y las responsabilidades que entrafian. Es desde el punto de vista de la accin social y de las consecuencias de esa accin desde el que hay que valorar la educacin moral. En efecto, tal como lo ve Suchodolski, la educacin moral debe basarse principalmente en la comprensin de las consecuencias sociales de la actividad personal del individuo, en la comprensin de la significacin objetiva de las posturas individuales dentro de la realidad social; la educacin moral consiste, para l, en despertar en el hombre el afn de actuar y luchar por un futuro mejor, y en relacin a ese fin deben revisarse los principios clsicos conservadores de la educacin moral tradicional. Para la pedagoga socialista, la principal tarea de la educacin moral consiste actualmente en acostumbrar al hombre a cumplir con las obligaciones relacionadas con su pertenencia a una sociedad determinada y a participar en la gran lucha histrica por el progreso social y por unas formas mejores de vida en su propio pas y en el mundo entero." Evidentemente, el hombre no est solo en esta lucha y forma parte de las tareas de la educacin moral el desarrollar en las generaciones en formacin las capacidades de cooperacin y participacin, que se desarrollan, como cualquier otra facultad, con la prctica; la educacin moral debe luchar contra el individualismo asocial o antisocial y debe propiciar el desarrollo de
una postura madura respecto a la cooperacin entre los hombres. Si en el pasado la gran mayora de las acciones sociales se realizaban de un modo individual, en la civilizacin moderna, y muy especialmente en la socialista, los actos sociales asumen cada vez ms un carcter de actividad colectiva organizada. La educacin moral de la pedagoga socialista, debe situarse justamente en el extremo opuesto del individualismo y la filosofa que tras l se esconda en la pedagoga burguesa: La preparacin de los hombres para la vida en una sociedad moderna significa a la vez educarlos para que sean capaces de convivir y cooperar en las labores de otros muchos. La civilizacin moderna se asienta, hoy ms que nunca, en las formas colectivas de trabajo y de actividad humana. La participacin en tales formas no siempre resulta fcil para una humanidad que durante largos siglos de historia se acostumbr a un estilo de vida francamente individualista. 3. La educacin del hombre Hemos distinguido entre la educacin intelectual y la educacin moral, pero hemos partido del principio de que no se trata sino de aspectos, momentos o facetas de la educacin total, integral y multifactica del hombre. Hemos insistido en la dimensin social de todas las actividades pedaggicas dirigidas a la educacin del individuo. Queremos ahora, para acabar, destacar el hecho de que la educacin del hombre tal y como se la plantea la pedagoga socialista abarca tambin el amplo campo de los problemas individuales, de los modos particulares de vida, de los aspectos de la satisfaccin interna, de la felicidad personal, de la confianza en la vida. Deseamos con ello poner de manifiesto la importancia para esta pedagoga de este tipo de problemas y queremos destacar el hecho de que stos son inseparables del marco general de la formacin total del hombre y de la dimensin social de esta formacin. Una de las importantes tareas que se presentan en la labor educacional socialista y su contenido estriba en ayudar al hombre a encontrar el sentido de su vida dentro del mundo socialista en constitucin. La accin educativa no es vlida si no abarca la esfera personal y privada del hombre, de tal manera que a la tarea a la que se le llama sea considerada por l como una cuestin de vida personal, de su dignidad, de su felicidad. Como lo destaca Suchodolski, ante la educacin se plantea la tarea de conseguir el renacimiento de la vida personal en el mbito de una educacin social que la preserve del peligro del egosmo, el aislamiento y la inercia, a travs del restablecimiento de la unidad armoniosa entre el hombre y la realidad en que vive, mediante la creacin de las condiciones de participacin del hombre en el progreso de la sociedad. Vemos as de nuevo cmo se entrelazan lo individual y lo social, lo subjetivo y lo objetivo. Por eso, y segn lo indica Suchodolski, hay que dar a la funcin pedaggica un carcter tal que la personalidad humana pueda volverse siempre ms sensible a la realidad y ms consciente de sus posibilidades, ms viva y rica, y que disponga de una mayor dinmica de desarrollo y una mayor intensidad de sensaciones, de actividades. Dicho llanamente, la misin fundamental de la educacin -contrariamente a lo que se opina generalmente- no consiste en guiar ni formar, incitar y prohibir, sino en enriquecer la vida de los alumnos. Este enriquecimiento no se reduce a la gran abundancia de informaciones impartidas sino que consiste en promover unas condiciones capaces de intensificar las experiencias y despertar una actitud mucho ms activa hacia los acontecimientos internos y externos.16 A nivel de lo que podramos llamar la educacin personal en la pedagoga socialista, es necesario destacar an otro aspecto al cual slo haremos una rpida referencia. Nos referimos al amplio campo de la creatividad, la imaginacin y la expresividad. Los progresos tecnolgicos y el desarrollo de la automacin ligado a ellos van liberando progresivamente al hombre de la realizacin de trabajos penosos y que no requieren ninguna cualificacin; paralelamente se van abriendo ante los hombres las posibilidades de un trabajo realmente humano, inteligente y creador. Al mismo tiempo, los hombres no slo disfrutan de un dominio cada vez mayor sobre las condiciones de vida materiales y sociales, sino que sus facultades creativas, imaginativas y expresivas se extienden a esferas de actividad cada vez ms amplias. Teniendo en cuenta estas consideraciones, la educacin socialista del futuro no puede inhibirse de intervenir en el campo de las facetas a las que nos referimos, tanto ms cuanto que toda la esencia de las esperanzas humansticas del socialismo se encierra en una visin del mundo en el que la creatividad ser un fenmeno cada vez ms generalizado entre los individuos como expresin de su libertad y de su integracin, como autntico estilo de vida humana en el que la actividad del hombre crea cosas nuevas fuera de l, y tambin en s mismo, gracias sobre todo a que experimentar en forma autntica y nueva el mundo y la cultura. 4. Los mtodos Nos centraremos, para finalizar y de forma muy sumaria, en el problema de los mtodos, para poner en claro cmo a una concepcin pedaggica como la que acabamos de exponer le corresponden unos mtodos especficos. Como ya hemos tenido ocasin de sealar, la tarea de la educacin no debe ser determinada en funcin del psiquismo individual, sino mediante la referencia constante a los aspectos ms diversos del mundo social y cultural; el problema central, como hemos visto, no es la personalidad del individuo ni sus facultades psquicas, sino la civilizacin creada por los hombres y los diferentes aspectos de la vida en los que, corno dice Suchodolski, destaca la actividad multifactica del hombre. En base a este criterio, Suchodolski no habla de la educacin de la ciencia, el arte o la tcnica, sino de educacin a travs de la
ciencia, a travs del arte, a traves del medio social y las instituciones sociales, a travs de las empresas de trabajo (sin olvidar la educacin a travs de la creatividad, el juego, cte.). Se trata de utilizar la ciencia, el arte, la sociedad, el trabajo, cte., como instrumentos educativos a los que es preciso sacar todo el provecho. La educacin a travs del arte puede servirnos como ejemplo: en el campo de la educacin esttica no puede tratarse, como la pedagoga tradicional lo pretenda, de proporcionar una educacin especializada en el campo de la historia del arte, sino de estimular el deseo de un contacto permanente con el arte, de educar las facultades tendentes a gozar de l y de elevar el nivel de las sensaciones estticas; se trata, por fin, de utilizar el arte -que est ya en todos los sitios, que llega a todos (el cine, por ejemplo), que es ya inseparable de la tcnica- para la educacin*, sirvindose de todas sus modalidades, de su contenido, de su forma; la educacin esttica se organiza, as, como un proceso de contactos vivos con las obras de arte sentidas como obras vivas. De esta forma, y al igual que la educacin a travs del arte rebasa las fronteras de la educacin esttica, la educacin a travs de la ciencia rebasa los lmites de la tradicional educacin intelectual y lo mismo puede decirse de la educacin a travs de la sociedad. Hay que tener adems en cuenta que, como Suchodolski lo seala, la educacin a travs del arte, la educacin a travs de la empresa de trabajo y a travs de la tcnica, la educacin a travs de la sociedad, no son unas esferas en s y que se excluyan recprocamente; no son unas finalidades pedaggicas referidas exclusivamente al estrecho y aislado terreno de la psique y que slo miran a lo especfico de una esfera determinada. Muy al contrario, cada una de estas finalidades pedaggicas tiende en su accin educativa a integrar toda la personalidad del alumno. A travs de la ciencia no slo se forma el intelecto, con la tcnica no slo se forma la destreza manual, con el arte no slo se forma el gusto esttico, con la sociedad no slo se imparten las normas de obediencia ciudadana. Cada una de estas ramas rebasa los antiguos lmites, cada una de ellas se refiere a los ms diversos factores de la vida personal.11 De esta forma, y a nivel del problema de los mtodos, nos encontramos de nuevo con la caracterstica ms acusada del planteamiento de Suchodolski: su afn de integracin, de superacin dialctica de los antagonismos y oposiciones en los que se empantanaba la singladura idealista de la pedagoga tradicional y la pedagoga burguesa.